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Atlas territorial y urbano de las misiones jesuíticas de guaraníes. Argentina, Paraguay y Brasil / Atlas territorial e urbano das missões jesuíticas dos guaranis. Argentina, Paraguay e Brasil 13 EL ATLAS TERRITORIAL O ATLAS TERRITORIAL

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Atlas territorial y urbano de las misiones jesuíticas de guaraníes. Argentina, Paraguay y Brasil / Atlas territorial e urbano das missões jesuíticas dos guaranis. Argentina, Paraguay e Brasil 13

EL ATLAS TERRITORIALO ATLAS TERRITORIAL

14 Atlas territorial y urbano de las misiones jesuíticas de guaraníes. Argentina, Paraguay y Brasil / Atlas territorial e urbano das missões jesuíticas dos guaranis. Argentina, Paraguay e Brasil

01 Poblaciones indígenas hasta mediados del siglo XVIII en la región / Populações indígenas até meados do século XVIII na região

Atlas territorial y urbano de las misiones jesuíticas de guaraníes. Argentina, Paraguay y Brasil / Atlas territorial e urbano das missões jesuíticas dos guaranis. Argentina, Paraguay e Brasil 15

Poblaciones indígenas hasta mediados del siglo XVIII en la región

En la historia cultural de las poblaciones indígenas del nordeste, se puede trazar como

primer momento de nuestro conocimiento, el período que abarca desde el siglo XVI

hasta mediados del siglo XVIII.

Esta periodización se basa en las fuentes documentales y bibliográficas y en la evolución

de los hechos de aquellos pueblos. A su vez, constituye el enlace entre la Prehistoria y

los tiempos etnohistóricos.

En este mapa se representa el período comprendido entre la conquista y la culminación

de la época colonial y coincide con el conocimiento de estas poblaciones a través del

contacto con los relatos de los conquistadores, cronistas y viajeros, para finalizar con el

rico acervo documental dejado por los misioneros que actuaran entre los indígenas.

Algunos hechos significativos han permitido condensar dos siglos y medio en esta

cartografía que reproduce, de manera aproximada, la localización de las poblaciones y

señala el hábitat preferencial donde se adaptaron las bandas cazadoras-recolectoras y

los horticultores de la floresta tropical. A partir de la ubicación en el hábitat originario,

se suceden los grandes desplazamientos antropodinámicos como consecuencia de

enfrentamientos armados entre los mismos indígenas y búsqueda de nuevos territorios; la

colonización y el poblamiento del hombre europeo; la creación de las misiones jesuíticas

y el proceso de sedentarización de los indios y la conformación de las fronteras interiores.

Estos hechos señalan las intensas transformaciones que se producirán a partir de 1750.

En esta época aparecen tanto en las fuentes documentales como cartográficas

una cantidad de nombres de grupos indígenas. Estas denominaciones han creado

apreciaciones muy confusas para su identificación, porque pueden corresponder a

su propia autodenominación; a nombres de caciques, bandas o tribus (concepto muy

impreciso); lenguas y dialectos; los que recibieron de otros grupos indígenas como por

ejemplo, la costumbre que tuvieron los Guaraní de llamar “enemigos” a sus vecinos:

Payaguá, Tapuya, Mashco; o bien, denominaciones que les dieron los europeos,

generalmente descriptivas como: Frentones, Barbados, Coroados; o la referencia con

términos geográficos.

Esta diversidad de nombres, muchos actualmente fuera de uso, también ha llevado a falsas

creencias sobre la cantidad de habitantes nativos en los primeros siglos de la conquista,

debido a la duplicación o triplicación de un nombre. Ej.: Enimagá, Macá, Guaná.

Desde el punto de vista demográfico, probablemente alcanzaron su culminación en el

siglo XVI y, paulatinamente comenzaron a declinar ya sea por extinción, disminución

o mestizaje. Por otra parte, la densidad de población en la región del nordeste

probablemente fue muy baja, si se tiene en cuenta que el número de integrantes de una

banda se estima entre 40 y 100 personas y los grupos de familias emparentadas de los

horticultores de la selva, no superaban los 100 individuos.

Hasta bien avanzado el siglo XVIII, muchas regiones aún permanecían sin explorar, por

eso se advierten grandes espacios en blanco, particularmente en la zona tropical. Sin

embargo, esto no indica que estuvieran deshabitadas.

Para la identificación de los pueblos como así también para su localización y distribución

en esta cartografía, se ha seguido el criterio lingüístico.

Los nombres aparecen en el mapa dispuestos de modo que indique aproximadamente, el

territorio que abarcaban en sus desplazamientos. En consecuencia, no se ha considerado

adecuado trazar áreas y fronteras que los encierren.

Populações indígenas até meados do século XVIII na região

Na história cultural das populações indígenas do nordeste, pode-se traçar como

primeiro momento conhecido, o período que abarca desde o século XVI até meados do

século XVIII.

Esta periodização se baseia nas fontes documentais e bibliográficas e na evolução dos

acontecimentos daqueles povoados. Por sua vez, constitui o enlace entre a pré-história e

os tempos etno-históricos.

Neste mapa encontra-se representado o período compreendido entre a conquista e o

apogeu da época colonial e coincide com o conhecimento dessas populações por meio

dos relatos dos conquistadores, cronistas e viajantes, finalizando com o rico acervo

documental deixado pelos missionários que atuaram entre os indígenas.

Alguns fatos significativos permitiram condensar dois séculos e meio nessa cartografia

que reproduz, de maneira aproximada, a localização das populações e assinala o habitat

preferencial onde se adaptaram os grupos caçadores-coletores e os horticultores da

floresta tropical. A partir da localização no habitat original, sucedem-se os grandes

deslocamentos antropodinâmicos como conseqüência de enfrentamentos armados

entre os mesmos indígenas e busca de novos territórios; a colonização e o povoamento

do homem europeu; a criação das missões jesuíticas e o processo de sedentarização dos

índios e a formação das fronteiras internas.

Estes fatos assinalam as intensas transformações que se produzirão a partir de 1750.

Nesta época aparecem tanto nas fontes documentais como cartográficas uma

quantidade de nomes de grupos indígenas. Estas denominações criaram apreciações

muito confusas para sua identificação, porque podem corresponder a sua própria

autodenominação; a nomes de caciques, grupos ou tribos (conceito muito impreciso);

línguas e dialetos; as que receberam de outros grupos indígenas como, por exemplo,

o costume que tiveram os Guarani de chamar “inimigos” a seus vizinhos: Payaguá,

Tapuya, Mashco; ou denominações que lhes deram os europeus, geralmente

descritivas como: Frentones (testudos), Barbados, Coroados; ou a referência a termos

geográficos.

Esta diversidade de nomes, muitos atualmente fora de uso , também levou a falsas

crenças sobre a quantidade de habitantes nativos nos primeiros séculos da conquista,

devido à duplicação ou triplicação de um nome. Ex.: Enimagá, Macá, Guaná.

Do ponto de vista demográfico, provavelmente alcançaram sua culminância no

século XVI e, paulatinamente, começaram a declinar, seja por extinção, diminuição

ou miscigenação. Por outra parte, a densidade de população na região do nordeste

provavelmente foi muito baixa, caso se leve em conta que o número de integrantes de

um grupo se estima entre 40 e 100 pessoas, e os grupos de famílias aparentadas dos

horticultores da selva não superavam os 100 indivíduos.

Até bem avançado o século XVIII, muitas regiões ainda permaneciam inexploradas, por

isso se notam grandes espaços livres, particularmente na zona tropical. Contudo, isto

não indica que estivessem desabitadas.

Para a identificação dos povoados, bem como para sua localização e distribuição nesta

cartografia, foi seguido o critério lingüístico.

Os nomes aparecem no mapa dispostos de modo a indicar, aproximadamente, o

território que abarcavam em seus deslocamentos. Em conseqüência, não se considerou

adequado traçar áreas e fronteiras que os limitassem.

16 Atlas territorial y urbano de las misiones jesuíticas de guaraníes. Argentina, Paraguay y Brasil / Atlas territorial e urbano das missões jesuíticas dos guaranis. Argentina, Paraguay e Brasil

02 Virreinato e intendencias rioplatenses / Vice-reinado e intendências rio-platenses

Atlas territorial y urbano de las misiones jesuíticas de guaraníes. Argentina, Paraguay y Brasil / Atlas territorial e urbano das missões jesuíticas dos guaranis. Argentina, Paraguay e Brasil 17

Virreinato e intendencias rioplatenses

El virreinato del Río de la Plata fue creado el 1 de agosto de 1776, agrupando una serie

de distritos que se hallaban en el virreinato del Perú y jurisdicción de la Audiencia de

Charcas, y otros en la gobernación de Chile. De los primeros eran las gobernaciones

de Buenos Aires, Paraguay, Tucumán, Santa Cruz de la Sierra, Charcas y Potosí, y de la

segunda, el corregimiento de Cuyo.

La capital del virreinato se situó en Buenos Aires. El propósito que llevó a crear esta

gran unidad político administrativa fue principalmente de orden estratégico. Según

Zorraquín Becú “se hacía necesario oponer un fuerte conglomerado político a las

desmedidas ambiciones lusitanas y al latente peligro británico. Las razones inmediatas

de su establecimiento fueron el conflicto con Portugal, la importancia militar y política

de la expedición que se enviaba a la Plata al mando de Cevallos, y la conveniencia de

que un jefe de igual jerarquía enfrentara al virrey del Brasil. Pero, sin duda se tuvieron

en cuenta, al mismo tiempo, otras razones que aconsejaban modernizar la organización

indiana adecuándola a la realidad y a las necesidades de la época”.

El nuevo virreinato limitaba al oeste con la capitanía general de Chile, y al noroeste con

el virreinato del Perú. Al este se hallaba el virreinato del Brasil, con capital en Río de

Janeiro desde 1763. Dentro de esa jurisdicción portuguesa, limitaban con el virreinato

rioplatense las capitanías de San Pablo (1720), Mato Grosso (1748) y Río Grande de San

Pedro (1807).

Poco después el vasto virreinato fue dividido en varias jurisdicciones político

administrativas que recibieron el nombre de intendencias. Algunas de ellas, como

Buenos Aires, Paraguay y Cochabamba, mantuvieron en su dependencia gobernaciones

militares de menor rango. Dichas intendencias creadas en 1782 e implantadas a partir

de 1784 fueron ocho:

1. La superintendencia general de Buenos Aires, con jurisdicción sobre el territorio del

obispado homónimo, comprendía los distritos de las ciudades de Buenos Aires, Santa Fe

y Corrientes, y las gobernaciones militares de Montevideo, Malvinas y Misiones (en este

último caso, sólo los departamentos de Yapeyú, Concepción y San Miguel).

2. La intendencia del Paraguay, con jurisdicción sobre el territorio del obispado de Asunción

y los distritos correspondientes a las villas de Curuguaty, Villa Rica y Concepción, y parte

de la gobernación militar de Misiones (los departamentos de Santiago y Candelaria).

Fuera del ámbito que interesa especialmente al Atlas Histórico, se hallaban las otras

intendencias:

3. Córdoba del Tucumán, con los distritos de las ciudades de Córdoba, La Rioja, Mendoza,

San Juan y San Luis.

4. Salta del Tucumán, con los distritos de las ciudades de Santiago del Estero, San Miguel

de Tucumán, Salta, Jujuy y Catamarca.

5. Charcas o Chuquisaca.

6. Potosí.

7. Cochabamba, con inclusión del territorio correspondiente al obispado de Santa Cruz

de la Sierra y las gobernaciones militares de Chiquitos y Moxos.

8. La Paz.

Vice-reinado e intendências rio-platenses

O vice-reinado do Rio de La Plata foi criado em 1° de agosto de 1776, agrupando uma

série de distritos que achavam-se no vice-reinado do Peru e na jurisdição da Audiência

de Charcas, e outros na governança do Chile. Dos primeiros eram governanças de

Buenos Aires, Paraguay, Tucumán, Santa Cruz de la Serra, Charcas e Potosí, e da segunda,

o corregimento de Cujo.

A capital do vice-reinado se situou em Buenos Aires. O propósito que levou a criar

esta grande unidade político-administrativa foi principalmente de ordem estratégica.

Segundo Zorraquín Becú “fazia-se necessário opor um forte conglomerado político às

desmedidas ambições lusitanas e ao latente perigo britânico. As razões imediatas de

seu estabelecimento foram o conflito com Portugal, a importância militar e política da

expedição que se enviava ao Prata a mando de Cevallos, e a conveniência de que um

chefe de igual hierarquia enfrentasse o vice-rei do Brasil. Mas, sem dúvida, levaram-se

em conta, ao mesmo tempo, outras razões que aconselhavam modernizar a organização

indiana adequando-a à realidade e às necessidades da época”.

O novo vice-reinado limitava a oeste com a capitania geral do Chile, e a noroeste com

o vice-reinado do Peru. A leste se encontrava o vice-reinado do Brasil, com capital no

Rio de Janeiro desde 1763. Dentro dessa jurisdição portuguesa, limitavam com o vice-

reinado rio-platense as capitanias de São Paulo (1720), Mato Grosso (1748) e Rio Grande

de São Pedro (1807).

Pouco depois, o vasto vice-reinado foi dividido em várias jurisdições político-

administrativas que receberam o nome de intendências. Algumas delas, como Buenos

Aires, Paraguay e Cochabamba, mantiveram em sua dependência governanças militares

de menor porte. As referidas intendências criadas em 1782 e implantadas a partir de

1784 foram oito:

1. A superintendência geral de Buenos Aires, com jurisdição sobre o território do bispado

homônimo, compreendia os distritos das cidades de Buenos Aires, Santa Fé e Corrientes,

e as governanças militares de Montevidéu, Malvinas e Misiones (neste último caso, só os

departamentos de Yapeyú, Concepción e San Miguel).

2. A intendência do Paraguay, com jurisdição sobre o território do bispado de Assunção

e os distritos correspondentes às vilas de Curuguaty, Villa Rica e Concepción, e parte da

governança militar de Misiones (os departamentos de Santiago e Candelária).

Fora do âmbito que interessa especialmente ao Atlas Histórico, (se) achavam-se as

outras intendências:

3. Córdoba de Tucumán, com os distritos das cidades de Córdoba, La Rioja, Mendoza, San

Juan e San Luis.

4. Salta de Tucumán, com os distritos das cidades de Santiago del Estero, San Miguel de

Tucumán, Salta, Jujuy e Catamarca.

5. Charcas ou Chuquisaca.

6. Potosí.

7. Cochabamba, com inclusão do territorio correspondente ao bispado de Santa Cruz de

la Sierra e as governanças militares de Chiquitos e Moxos.

8. La Paz.

18 Atlas territorial y urbano de las misiones jesuíticas de guaraníes. Argentina, Paraguay y Brasil / Atlas territorial e urbano das missões jesuíticas dos guaranis. Argentina, Paraguay e Brasil

03 Fronteras del poblamiento / Fronteiras de povoamento

Atlas territorial y urbano de las misiones jesuíticas de guaraníes. Argentina, Paraguay y Brasil / Atlas territorial e urbano das missões jesuíticas dos guaranis. Argentina, Paraguay e Brasil 19

Fronteras del poblamiento

La exploración y conquista española fue seguida por la fundación de ciudades, que

facilitaron el asentamiento en el lugar ocupado, el establecimiento de un gobierno

comunal a través de sus cabildos y la consiguiente organización del territorio bajo su

jurisdicción.

En el área del Río de la Plata y en las regiones del nordeste argentino, ese proceso tuvo

lugar en el siglo XVI, aunque en algunos casos se prolongó hasta principios del XVII.

Varias de esas ciudades tuvieron asentamiento definitivo en el lugar que hoy ocupan;

algunas sufrieron traslados, mientras que otras no superaron una vida efímera y fueron

abandonadas.

Desde el Río de la Plata y luego de la fundación de la primera Buenos Aires por don

Pedro de Mendoza en 1536 y su posterior despoblamiento por Domingo Martínez

de Irala en 1541, el núcleo poblador se trasladó a Asunción. Esta ciudad, erigida

inicialmente como un fuerte en 1537, se consolidó como ciudad en 1541. Desde allí

se extendió el impulso poblador hacia el Guayrá, donde se fundó la efímera Ontiveros

(1554), Ciudad Real (1556) y luego, Villa Rica del Espíritu Santo (1570). Esta última

sufrió varios traslados, y entre los principales, cuando desde el Guayrá fue a la región de

Curuguatí, ante la embestida de la maloca paulista de 1628-1632; tiempo después, en

1676 y por motivos semejantes, debió abandonar ese lugar para trasladarse más al sur, al

lugar que hoy ocupa. Ciudad Real no subsistió después de 1632.

Otra zona poblada desde Asunción fue la del alto Paraguay, donde se fundó en 1593

Santiago de Jerez. Esta ciudad fue abandonada en 1632, cuando se produjo el desbande

de las misiones jesuíticas del Itatín.

En el oriente boliviano se fundó, con pobladores de Asunción, la ciudad de Santa Cruz

de la Sierra en 1561, en proximidad a la vertiente del Suchoz. Trasladada hacia el oeste

en 1605, al sitio que hoy ocupa, fue unida a la ciudad de San Lorenzo de la Barranca,

aunque con el correr del tiempo el nombre que prevaleció fue el de Santa Cruz.

Como consecuencia de la empresa pobladora de Juan de Garay, encomendada por

el adelantado Juan Ortiz de Zárate, se fundaron las ciudades de Santa Fe en 1573, y

luego Buenos Aires en 1580, con gente venida desde Asunción. Santa Fe, establecida

originalmente en el sitio de Cayastá, fue mudada de allí entre 1652 y 1662 al sitio que

hoy ocupa.

Dentro de la misma corriente pobladora, impulsada luego por Juan Torres de Vera y

Aragón, sucesor en el adelantazgo de su suegro Ortiz de Zárate, se fundaron las ciudades

de Nuestra Señora de la Concepción, en el Bermejo (1585) y San Juan de Vera de las

Siete Corrientes (1588). La primera, erigida en el interior del Chaco, subsistió hasta su

despoblamiento en 1632.

A su vez, y desde el Alto Perú, se fundó otra serie de ciudades que marcan la frontera de

la región chaqueña. Entre ellas, Santiago del Estero en 1554; San Miguel de Tucumán

en 1565, trasladada desde Ibatín en 1685 a su sitio actual; Cáceres (1566) o Nuestra

Señora de Talavera en 1567; Córdoba de la Nueva Andalucía en 1573, Salta en el valle

de Lerma en 1582; Nueva Madrid en 1592. En 1609, Talavera y Nueva Madrid fueron

refundidas en una sola ciudad llamada Talavera de Madrid, más conocida por Esteco,

el topónimo del lugar. Esta ciudad permaneció en la frontera del Chaco hasta 1692,

cuando un terremoto acabó con lo que quedaba de ella y precipitó su abandono. En la

misma frontera chaqueña se fundó Santiago de Guadalcázar en 1626, aunque tampoco

ésta alcanzó a perdurar más allá de 1632.

El mapa adjunto recoje la ubicación probable de algunas de ellas, los traslados a nuevos

sitios y la localización actual de aquellas que han perdurado. No se consignan otros

sitios que tuvieron carácter temporario o provisional y que nunca adquirieron el rango

de pueblo, villa o ciudad, tales como Sancti Spíritus (1527) de la expedición de Gaboto;

Corpus Cristi (1536) y Buena Esperanza (1536) de la expedición de Mendoza y de

Ayolas; San Salvador (1574) de la de Ortiz de Zárate o San Francisco de la de Mencia de

Calderón, en el adelantazgo de los Sanabria (1552).

Fronteiras de povoamento

A exploração e conquista espanhola foi seguida pela fundação de cidades, que

facilitaram o assentamento no local ocupado, o estabelecimento de um governo

comunal por meio de seus cabildos e a consequente organização do território sob sua

jurisdição.

Na área do Rio de La Plata e nas regiões do nordeste argentino, esse processo teve lugar

no século XVI, apesar de que em alguns casos se prolongou até inícios do XVII. Várias

dessas cidades tiveram assentamento definitivo no lugar que hoje ocupam; algumas

sofreram traslados, enquanto que outras não superaram uma vida efêmera e foram

abandonadas.

Desde o Rio de La Plata e logo após a fundação da primeira Buenos Aires por Don Pedro

de Mendoza, em 1536, e sua posterior desocupação por Domingo Martínez de Irala, em

1541, o núcleo povoador se trasladou a Assunção. Esta cidade, erigida inicialmente como

um forte, em 1537, consolidou-se como cidade em 1541. Dali se estendeu o impulso

povoador para o Guayrá, onde se fundou a efêmera Ontiveros (1554), Cidade Real (1556)

e logo, Villa Rica del Espírito Santo (1570). Esta última sofreu vários traslados e, entre os

principais, quando desde o Guayrá foi à região de Curuguatí, ante o assalto da maloca

paulista de 1628-1632; tempos depois, em 1676, e por motivos semelhantes, abandonou

esse lugar para trasladar-se mais ao sul, no local que hoje ocupa. Cidade Real não

subsistiu após 1632.

Outra zona povoada desde Assunção foi a do alto Paraguay, onde se fundou, em 1593,

Santiago de Jerez. Esta cidade foi abandonada em 1632, quando se produziu a dispersão

das missões jesuíticas do Itatín.

No oriente boliviano se fundou, com povoadores de Assunção, a cidade de Santa Cruz de

la Sierra, em 1561, próximo à vertente do Suchoz. Trasladada para o oeste em 1605, no

local que hoje ocupa, foi unida à cidade de San Lorenzo de la Barranca, sendo que com

o transcurso do tempo o nome que prevaleceu foi o de Santa Cruz.

Como conseqüência da empresa povoadora de Juan de Garay, encomendada pelo

adelantado Juan Ortiz de Zárate, fundaram-se as cidades de Santa Fé, em 1573, e

logo Buenos Aires, em 1580, com gente vinda desde Assunção. Santa Fé, estabelecida

originalmente no local de Cayastá, mudou-se dali entre 1652 e 1662 para o local que

hoje ocupa.

Na mesma corrente povoadora, logo impulsionada por Juan Torres de Vera y

Aragón, sucessor de seu sogro Ortiz de Zárate, fundaram-se as cidades de Nuestra

Señora de la Concepción, em Bermejo (1585) e San Juan de Vera de las Siete

Corrientes (1588). A primeira, erigida no interior do Chaco, subsistiu até seu

despovoamento em 1632.

Por sua vez, e desde o Alto Peru, fundou-se outra série de cidades que marcam a

fronteira da região chaquenha. Entre elas, Santiago del Estero em 1554; San Miguel de

Tucumán, em 1565, trasladada desde Ibatín em 1685 a seu local atual; Cáceres (1566)

ou Nuestra Señora de Talavera em 1567; Córdoba de la Nueva Andalucía em 1573, Salta

no vale de Lerma em 1582; Nueva Madrid em 1592. Em 1609, Talavera e Nueva Madrid

foram refundidas em uma só cidade chamada Talavera de Madrid, mais conhecida por

Esteco, o topônimo do lugar. Esta cidade permaneceu na fronteira de Chaco até 1692,

quando um terremoto acabou com o que restava dela e precipitou seu abandono. Na

mesma fronteira chaquenha Santiago de Guadalcázar foi fundada em 1626, e tampouco

esta perdurou além de 1632.

O mapa anexo recolhe a localização provável de algumas delas, os traslados a novos

locais e a localização atual daquelas que perduraram. Não se consignam outros locais

que tiveram caráter temporário ou provisório e que nunca adquiriram a categoria de

povo, vila ou cidade, tais como Sancti Spíritus (1527) da expedição de Gaboto; Corpus

Cristi (1536) e Buena Esperanza (1536) da expedição de Mendoza e de Ayolas; San

Salvador (1574) da de Ortiz de Zárate ou San Francisco da de Mencia de Calderón, no

“adelantazgo” dos Sanabria (1552).

20 Atlas territorial y urbano de las misiones jesuíticas de guaraníes. Argentina, Paraguay y Brasil / Atlas territorial e urbano das missões jesuíticas dos guaranis. Argentina, Paraguay e Brasil

04 Fundación de las misiones jesuíticas / Fundação das missões jesuíticas

Atlas territorial y urbano de las misiones jesuíticas de guaraníes. Argentina, Paraguay y Brasil / Atlas territorial e urbano das missões jesuíticas dos guaranis. Argentina, Paraguay e Brasil 21

Fundación de las misiones jesuíticas

Las misiones fundadas por los jesuitas entre los guaraníes entre 1610 y 1640 se

localizaron en diferentes regiones, muy distantes entre sí. La representación cartográfica

de dichas misiones, o reducciones o doctrinas, como también se llamaron, ofrece

algunas dificultades para su ubicación en un mapa moderno, al igual que su variable

nomenclatura.

En razón de ello, esta hoja del atlas se propone por una parte, mostrar el máximo

despliegue alcanzado por los misioneros en áreas como el Paraná, Uruguay oriental y

occidental, Tape; Iguazú y Acaray; Guayrá e Itatín, según la toponimia que prevalecía

a principios del siglo XVII. En cuanto a la nomenclatura de las misiones (nombre del

patrono o advocación religiosa, y también del gentilicio o del topónimo guaraní que

la acompañaba), ésta se ha establecido conforme a los nombres que comúnmente

se usaron en la documentación. Finalmente, como entre 1628 y 1640 se produjeron

repliegues en algunas áreas, con la consecuencia de la destrucción, abandono o traslado

de pueblos, al mismo tiempo que en otras regiones las fundaciones seguían en aumento,

es difícil dar un cuadro coetáneo de la situación en todas las áreas. Por ello se ha optado

por los siguientes panoramas regionales: para el Paraná y el Uruguay occidental, la

situación existente en 1631; para el Iguazú, Acaray y el Guayrá, la que correspondía a

1628; para el Uruguay oriental y el Tape, el estado de cosas en 1635, y para el Itatín, lo

fundado entre 1632 y 1649.

Ello evitará en la década de 1631 a 1640 la reiteración que se ha hecho habitual en la

cartografía que tiende a mostrar un cuadro confuso de pueblos originarios, pueblos

trasladados y pueblos abandonados para un mismo momento histórico. A continuación

se detalla la nómina de las misiones insertas en el mapa, con sus topónimos y fechas de

fundación, agrupadas por regiones.

En el Paraná y Uruguay occidental se fundaron los siguientes pueblos: San Ignacio del

Paraná o Guazú (1610), Encarnación de Itapúa (1615), Concepción de Nuestra Señora

(1620), Corpus Cristi (1622), Nuestra Señora de los Reyes de Yapeyú (1626) y San

Francisco Javier (1629).

En los afluentes del alto Paraná se ubicaron Nuestra Señora de la Natividad del Acaray

(1624) y Santa María la Mayor del Iguazú (1626).

En el Guayrá hubo otro núcleo importante, formado en distintas etapas y distritos.

Inicialmente se fundaron Nuestra Señora de Loreto del Pirapó y San Ignacio de

Ipaumbuzú, ambas en 1610. Más tarde, en la cuenca del Tibají, se agregaron San Javier

(1622), San José (1625), Encarnación (1625) y San Miguel (1626). Una tercera etapa,

en la cuenca del Ivahí y tierras del Tayaoba, permitió fundar San Pablo (1627), San

Antonio (1627), Santos Angeles de Tayaoba (1627), y algo después, Santo Tomé (1628)

y Jesús María (1628). De ubicación y existencia incierta fueron las de San Pedro y de

Concepción de Gualachos. También corresponden a esa área la ermita de Nuestra Señora

de Copacabana y el Tambo de las minas de hierro.

Las reducciones formadas al este del río Uruguay, fueron San Nicolás del Piratiní (1626),

Nuestra Señora de la Candelaria de Caazapaminí (1627), Mártires del Caaró (1628),

San Carlos del Caapí (1631), Apóstoles Pedro y Pablo, en Aricá (ex Natividad) (1632),

Santo Tomé de Ibití (1632) y Nuestra Señora del Acaraguá o del Mbororé. De ubicación

incierta resulta San Francisco Javier del Tabitiú, un sitio anterior del San Javier de 1629,

ya citado. Poco después, en camino a las serranías del Tape, se agregaron San Miguel

(1632), San José (1633), Santa Ana del Igaí (1633), Jesús María del Ibiticaray (1633), San

Joaquín (1633) y Santa Teresa del Curití (1633). Las últimas fundaciones fueron San

Cristóbal (1634) y Santos Cosme y Damián de Ibitimirí (1634). Incierta es la ubicación de

la misión de Nuestra Señora de la Visitación.

En la región del Itatín, las misiones sufrieron traslados, concentraciones y divisiones

sucesivas. De los cuatro poblados iniciales, Ángeles de Tacuaty, San José de Yacaray,

San Benito de Yaray y Natividad de Nuestra Señora de Taragüí (1fá32), se formó uno en

Yatebó (1634), para después, entre 1635 y 1647 dividirse en dos: Nuestra Señora de Fe

y San Ignacio de Caaguazú. En 1649 ambos pueblos volvieron a juntarse y en 1650 se

trasladaron en forma separada, conservando sus nombres.

Fundação das missões jesuíticas

As missões fundadas pelos jesuítas entre os guaranis entre 1610 e 1640 se localizaram

em diferentes regiões, muito distantes entre si. A representação cartográfica das

referidas missões, ou reduções, ou doutrinas, como também se chamaram, oferece

algumas dificuldades para sua localização em um mapa moderno, igual que sua variável

nomenclatura.

Em razão disso, esta página do atlas se propõe, por uma parte, mostrar a máxima

distribuição alcançada pelos missionários em áreas como o Paraná, Uruguai oriental

e ocidental, Tape; Iguazú e Acaray; Guayrá e Itatín, segundo a toponímia que

prevalecia no início do século XVII. Quanto à nomenclatura das missões (nome do

patrono ou invocação religiosa, e também do gentílico ou do topônimo guarani que a

acompanhava), este foi estabelecido conforme os nomes que comumente se usaram

na documentação. Finalmente, como entre 1628 e 1640 se produziram retrações em

algumas áreas, como conseqüência da destruição, abandono ou traslado de povoados,

ao mesmo tempo em que em outras regiões as fundações seguiam em crescimento, é

difícil dar um quadro contemporâneo da situação em todas as áreas. Por isso optou-se

pelos seguintes panoramas regionais: para o Paraná e o Uruguai ocidental, a situação

existente em1631; para o Iguazú, Acaray e o Guayrá, a que correspondia a 1628; para

o Uruguai oriental e o Tape, o estado de coisas em 1635, e para o Itatín, o fundado

entre 1632 e 1649.

Isso evitará na década de 1631 a 1640 a reiteração, que foi fato habitual na cartografia,

que tende a mostrar um quadro confuso de povoados originários, povoados trasladados

e povoados abandonados para um mesmo momento histórico. A seguir se detalha

a lista das missões inseridas no mapa, com seus topônimos e datas de fundação,

agrupadas por regiões.

No Paraná e Uruguai ocidental se fundaram os seguintes povoados: San Ignacio del

Paraná ou Guazú (1610), Encarnación de Itapúa (1615), Concepción de Nuestra Señora

(1620), Corpus Cristi (1622), Nuestra Señora de los Reyes de Yapeyú (1626) e San

Francisco Javier (1629).

Nos afluentes do alto Paraná se localizaram Nuestra Señora de la Natividade del Acaray

(1624) e Santa María la Maior del Iguazú (1626).

No Guayrá houve outro núcleo importante, formado em distintas etapas e distritos.

Inicialmente se fundaram Nuestra Señora de Loreto del Pirapó e San Ignacio de

Ipaumbuzú, ambas em 1610. Mais tarde, na bacia do Tibají, se agregaram San Javier

(1622), San José (1625), Encarnación (1625) e San Miguel (1626). Uma terceira etapa,

na bacia do Ivahí e terras do Tayaoba, permitiu fundar San Pablo (1627), San Antonio

(1627), Santos Angeles de Tayaoba (1627), e algo depois, Santo Tomé (1628) e Jesus

María (1628). De localização e existência incerta foram as de San Pedro e de Concepción

de Gualachos. Também correspondem a essa área a capela de Nuestra Señora de

Copacabana e o Tambo das minas de ferro.

As reduções formadas ao leste do rio Uruguai, foram San Nicolás del Piratiní (1626),

Nuestra Señora de la Candelária de Caazapaminí (1627), Mártires do Caaró (1628), San

Carlos do Caapí (1631), Apóstolos Pedro e Pablo, em Aricá (ex Natividade) (1632), Santo

Tomé de Ibití (1632) e Nuestra Señora del Acaraguá ou do Mbororé. De localização

incerta resulta San Francisco Javier del Tabitiú, um local anterior de San Javier de 1629,

já citado. Pouco depois, no caminho às serranias do Tape, se agregaram San Miguel

(1632), San José (1633), Santa Ana del Igaí (1633), Jesus María del Ibiticaray (1633),

San Joaquín (1633) e Santa Teresa del Curití (1633). As últimas fundações foram San

Cristóbal (1634) e Santos Cosme e Damião de Ibitimirí (1634). Incerta é a localização da

missão de Nuestra Señora de la Visitación.

Na região do Itatín, as missões sofreram traslados, concentrações e divisões sucessivas.

Dos quatro povoados iniciais, Ángeles de Tacuaty, San José de Yacaray, San Benito

de Yaray e Natividad de Nuestra Señora de Taragüí (1fá32), se formou um em Yatebó

(1634), para depois, entre 1635 e 1647 dividir-se em dois: Nuestra Señora de Fé e San

Ignacio de Caaguazú. Em 1649 ambos povoados voltaram a juntar-se e em 1650 se

trasladaram em forma separada, conservando seus nomes.

22 Atlas territorial y urbano de las misiones jesuíticas de guaraníes. Argentina, Paraguay y Brasil / Atlas territorial e urbano das missões jesuíticas dos guaranis. Argentina, Paraguay e Brasil

05 Bandeiras paulistas y reubicación de misiones / Bandeiras paulistas e relocalização das missões

Atlas territorial y urbano de las misiones jesuíticas de guaraníes. Argentina, Paraguay y Brasil / Atlas territorial e urbano das missões jesuíticas dos guaranis. Argentina, Paraguay e Brasil 23

Bandeiras paulistas y reubicación de misiones

Las misiones jesuíticas de guaraníes se vieron amenazadas desde fecha temprana por

expediciones salidas desde San Pablo y orientadas al apresamiento de indios para

su venta como mano de obra esclava en Brasil. Estas expediciones, conocidas como

“bandeiras” o “malocas” llegaron al Guayrá desde 1611. Las de mayor envergadura

fueron las comandadas por Antonio Raposo Tavares y Manuel Preto (1628-1629) y del

mismo Raposo Tavares y Antonio Pires (1630-1631).

Estas “malocas” dieron como resultado la destrucción de las reducciones del Guayrá y

el apresamiento de multitud de indios. Sólo se salvaron las reducciones de San Ignacio

y Loreto, que emprendieron el éxodo hasta un nuevo emplazamiento en el Yabebiry,

conducidos por el animoso padre Antonio Ruiz de Montoya. También se vieron obligadas

a abandonar la región las ciudades de Villa Rica y Ciudad Real en 1632.

Las reducciones del Itatín también fueron saqueadas en 1632 por la “bandeira” de

Ascencio Quadros, lo que obligó a evacuar a los guaraníes dispersos más al sur, y

abandonar la ciudad de Santiago de Jerez.

A su vez, las reducciones del Tape y del Uruguay oriental también sufrieron la irrupción de

los bandeirantes paulistas en 1636, conducidos por Raposo Tavares; en 1637 por André

Fernández; en 1638 por Fernando Dias Pais y en 1641 por Manuel Pires. Ello ocasionó

la destrucción de las reducciones más alejadas, como Jesús María, San Cristóbal, Santa

Teresa y San Carlos, así como la pérdida de muchos indios apresados, heridos o dispersos.

La reacción de los jesuitas no se hizo esperar, y autorizados por la corona, armaron

con mosquetes a los indios y lograron rechazar a los bandeirantes de Dias Pais en

Caazapaminí (1639), y más tarde desbarataron a los de Manuel Pires en Mbororé (1641).

Las “bandeiras” no desaparecieron del todo, pues se reiteraron en 1647, 1651 y 1656,

aunque con menos vigor y relativa eficacia. La última “bandeira” importante ocurrió en

1676, y ocasionó pérdidas de bienes e indios en los poblados circundantes a Villa Rica

(Terecañy, Ybirapariyará, Candelaria y Mbaracayú).

Pero después de 1641 ya no afectaron a las misiones de guaraníes, en razón de que los

jesuitas dispusieron el repliegue de los indios y la reubicación de los pueblos orientales

al oeste del río Uruguay. Una vasta zona despoblada de guaraníes quedó así entre la

frontera portuguesa y las misiones.

Este proceso, que costó muchas vidas humanas y sacrificios redujo casi a la mitad

a las reducciones. Regiones como el Guayrá, el Iguazú y el Itatín se abandonaron

definitivamente; otras, como el Uruguay oriental y el Tape, lo fueron sólo

temporariamente, aunque habría de pasar mucho tiempo antes que las misiones

retornaran a ellas.

Bandeiras paulistas e relocalização das missões

As missões jesuíticas dos guaranis se viram ameaçadas desde muito cedo por

expedições saídas de São Paulo e orientadas à captura dos indígenas para sua venda

como mão de obra escrava no Brasil. Estas expedições, conhecidas como “bandeiras”

ou “malocas” chegaram ao Guayrá desde 1611. As de maior envergadura foram

comandadas por Antonio Raposo Tavares e Manuel Preto (1628-1629) e pelo mesmo

Raposo Tavares e Antonio Pires (1630-1631).

Estas “malocas” tiveram como resultado a destruição das reduções do Guayrá e

a captura de uma multidão de índios. Só se salvaram as reduções de San Ignacio

e Loreto, que empreenderam o êxodo até um novo estabelecimento no Yabebiry,

conduzidos pelo animoso padre Antonio Ruiz de Montoya. Também se viram obrigadas

a abandonar a região as cidades de Villa Rica e Cidade Real em 1632.

As reduções do Itatín também foram saqueadas em 1632 pela “bandeira” de Ascencio

Quadros, o que obrigou a evacuar os guaranis dispersos mais ao sul, e abandonar a

cidade de Santiago de Jerez.

Por sua vez, as reduções do Tape e do Uruguai oriental também sofreram a irrupção dos

bandeirantes paulistas em 1636, conduzidos por Raposo Tavares; em 1637 por André

Fernández; em 1638 por Fernando Dias Pais e em 1641 por Manuel Pires. Isso ocasionou

a destruição das reduções mais afastadas, como Jesus María, San Cristóbal, Santa Teresa

e San Carlos, bem como a perda de muitos índios capturados, feridos ou dispersos.

A reação dos jesuítas não se fez esperar, e autorizados pela coroa, armaram com

mosquetes os índios e lograram repelir os bandeirantes de Dias Pais em Caazapaminí

(1639), e mais tarde desbarataram os de Manuel Pires em Mbororé (1641).

As “bandeiras” não desapareceram totalmente, pois se repetiram em 1647, 1651 e

1656, mesmo que com menos vigor e relativa eficácia. A última “bandeira” importante

aconteceu em 1676, e ocasionou perdas de bens e índios nos povoados circundantes a

Villa Rica (Terecañy, Ybirapariyará, Candelária e Mbaracayú).

Mas, após 1641, já não afetaram as missões dos guaranis, em razão do que os jesuítas

prepararam a retirada dos índios e a relocalização dos povoados orientais no oeste

do rio Uruguai. Uma vasta zona despovoada de guaranis ficou assim entre a fronteira

portuguesa e as missões.

Este processo, que custou muitas vidas humanas e sacrificios, reduziu quase

pela metade as reduções. Regiões como o Guayrá, o Iguazú e o Itatín se

abandonaram definitivamente; outras, como o Uruguai oriental e o Tape, o foram

só temporariamente, e haveria de se passar muito tempo antes que as missões

retornassem a elas.

24 Atlas territorial y urbano de las misiones jesuíticas de guaraníes. Argentina, Paraguay y Brasil / Atlas territorial e urbano das missões jesuíticas dos guaranis. Argentina, Paraguay e Brasil

06 Consolidación y expansión de misiones / Consolidação e expansão das missões

Atlas territorial y urbano de las misiones jesuíticas de guaraníes. Argentina, Paraguay y Brasil / Atlas territorial e urbano das missões jesuíticas dos guaranis. Argentina, Paraguay e Brasil 25

Consolidación y expansión de misiones

Después de la crisis sufrida por las misiones ante el ataque de las “bandeiras”

paulistas sobrevino una etapa de consolidación de los pueblos, y luego de expansión y

recuperación de parte del territorio perdido.

El primer mapa refleja ese primer momento (1641-1685), en el cual todos los pueblos

quedaron reagrupados entre el Tebicuary y el Paraná, y entre este río y el Uruguay.

Las reducciones se limitaron a veintidós pueblos. De ellos, seis eran originarios de la

región; los restantes habían emigrado del Guayrá (Loreto y San Ignacio Miní); del

Iguazú (Santa María la Mayor); del Itatín (Nuestra Señora de Fe y Santiago), y del Tape

y Uruguay oriental (San Nicolás, San Miguel, Candelaria, Santa Ana, San Carlos, San

José, Santos Cosme y Damián, Apóstoles, Mártires, Santo Tomé y Asunción del Mbororé

o La Cruz). Algunos quedaron tan disminuidos en su población, que durante un tiempo

permanecieron reunidos en un mismo lugar, aunque en barrios o cuarteles separados.

El segundo mapa ubica las vaquerías y las estancias que se formaron en la segunda

mitad del siglo XVII para abastecer de ganado a las misiones. La vaquería del Mar

comenzó a ser explotada desde 1673; la vaquería de los Pinares se formó en 1705.

Al mismo tiempo, algunos pueblos como San Javier en 1657 y Yapeyú desde 1690,

comenzaron a formar sus estancias al este del río Uruguay.

El tercer mapa muestra las áreas y los pueblos que se fundaron a partir de 1685, tanto

en la zona ubicada entre el Tebicuary y el Paraná como en la cuenca del río Ijuí y el

Uruguay. Tres de ellos, como San Miguel (1687), San Nicolás (1687) y Santos Cosme

y Damián (1718) fueron trasladados a estas nuevas regiones. Los ocho restantes son

nuevos y se formaron con la población excedente de los pueblos antiguos, como San

Luis Gonzaga (1687), San Francisco de Borja (1690), San Lorenzo (1690), San Juan

Bautista (1697), Santa Rosa de Lima (1698), Trinidad (1706) y Santo Angel (1707),

mientras que Jesús (1685) tuvo su origen en guaraníes del río Monday, mezclados con

guaraníes misioneros. Cerca de la reducción de San Borja subsistió entre 1690 y 1708 un

pueblo de indios guenoas, que finalmente fue disuelto.

Algo más tarde, en la región del Taruma, y luego de varios intentos fallidos, los jesuitas

lograron fundar otras dos nuevas reducciones de guaraníes monteses: San Joaquín

(1746) y San Estanislao de Kostka (1750).

El gráfico que acompaña a este último mapa muestra la evolución que experimentó la

población guaraní en la época jesuítica, hecho que dio lugar al exitoso repoblamiento

ocurrido después de 1685.

Consolidação e expansão das missões

Depois da crise sofrida pelas missões perante o ataque das “bandeiras” paulistas

sobreveio uma etapa de consolidação dos povoados, e logo de expansão e recuperação

de parte do território perdido.

O primeiro mapa reflete esse primeiro momento (1641-1685), no qual todos os

povoados ficaram reagrupados entre o Tebicuary e o Paraná, e entre este rio e o Uruguai.

As reduções se limitaram a vinte e dois povoados. Destes, seis eram originários da

região; os restantes haviam emigrado do Guayrá (Loreto e San Ignacio Miní); do Iguazú

(Santa María la Mayor); do Itatín (Nuestra Señora de Fé e Santiago), e do Tape e Uruguai

oriental (San Nicolás, San Miguel, Candelária, Santa Ana, San Carlos, San José, Santos

Cosme y Damián, Apóstoles, Mártires, Santo Tomé e Asunción del Mbororé ou La Cruz).

Alguns ficaram tão reduzidos em sua população, que durante um tempo permaneceram

reunidos em um mesmo lugar, mesmo que em bairros ou locais separados.

O segundo mapa localiza as vacarias e as estâncias que se formaram na segunda metade

do século XVII para abastecer de gado as missões. A fazenda de gado do Mar começou a

ser explorada desde 1673; a fazenda de gado de Pinares se formou em 1705. Ao mesmo

tempo, alguns povoados como San Javier em 1657 e Yapeyú desde 1690, começaram a

formar suas estâncias ao leste do rio Uruguai.

O terceiro mapa mostra as áreas e os povoados que se fundaram a partir de 1685, tanto

na zona localizada entre o Tebicuary e o Paraná como na bacia do rio Ijuí e o Uruguai.

Três deles, como San Miguel (1687), San Nicolás (1687) e Santos Cosme e Damião (1718)

foram trasladados a estas novas regiões. Os oito restantes são novos e se formaram

com a população excedente dos povoados antigos, como San Luis Gonzaga (1687), San

Francisco de Borja (1690), San Lorenzo (1690), San Juan Bautista (1697), Santa Rosa

de Lima (1698), Trinidad (1706) e Santo Angel (1707), enquanto Jesus (1685) teve sua

origem em guaranis do rio Monday, misturados com guaranis missionários. Próximo

da redução de San Borja subsistiu entre 1690 e 1708 um povo de índios guenoas, que

finalmente foi dissolvido.

Pouco mais tarde, na região do Taruma, e depois de vários intentos falidos, os jesuítas

lograram fundar duas novas reduções de guaranis monteses: San Joaquín (1746) e San

Estanislao de Kostka (1750).

O gráfico que acompanha este último mapa mostra a evolução que experimentou

a população guarani na época jesuítica, fato que deu lugar ao bem sucedido

repovoamento ocorrido após 1685.