el análisis de las elites políticas en las democracias

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Edurne Uriarte escribe su texto El análisis de las elites políticas en las democracias con una propuesta metodológica para entender las elites.

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  • 5/26/2018 El anlisis de las elites polticas en las democracias.

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    EL ANLISIS DE LAS LITES POLTICASEN LAS DEMOCRACIASPor EDURNE URIARTE

    SUMARIOE L D I F C I L C A M I N O D E L CONCEPTO DE L I T E P O L T I C A . L A S L I T E S E S T R A T G I C A S . L AD E F I N I C I N E IDE N T I F I CA CI ND E L A L IT E P O L T I C A . C M OSON LOSM I E M B R O SD E L A S L I T E SP O L T I C A S ? P R O F E S I O N E S D E L O S POL T ICOS Y P R O F E SI O N A L I Z A CI N D E L A P O L T I C A . R ECL UTAMI ENTO Y CIRCUL ACIN DE LAS LITES POL TICASNUE VAS TENDENCIAS Y NUE VOS

    CAMPOS EN LA INVE STIGACIN DE LAS LITES POLTICAS.

    EL DIFCIL CAM INO DEL CON CEPTO DE LITE POLTICALas dos grandes respuestas que ha elaborado el anlisis de la poltica pararesponder a las cuestiones bsicas en torno al poder, es decir, quin posee el podery cules son los elementos que permiten poseerlo, han tenido distinta suerte a lolargo de este siglo. Mientras las respuestas de Karl Marx en torno a la nocin declase social han recibido una gran aceptacin en el mundo acadmico e intelectual,

    las reflexiones de los tericos clsicos de las lites, y, muy especial, de su principalrepresentante, Vilfredo Pareto, sobre la separacin de la sociedad en lites y masas,se han enfrentado a muchas ms dificultades para extender su influencia.Cules son las razones de este diferente xito de ambas respuestas? Habra quebuscar una primera explicacin en el pesimismo de los tericos de las lites. Pareto,Michels y M osca eran pesimistas respecto a la posibilidad de realizacin de la utopasocialista. Pero, adems, extendan este pesimismo a las utopas liberal y democr-tica, y, con ello, estos autores pasaban a engrosar probablemente el grupo de lospensadores ingratos, de los pensadores difciles de asimilar por su ruptura con lasesperanzas de sociedades futuras ms justas e igualitarias. Esta contradiccin querepresentaban los elitistas clsicos sobre todo, y tambin Weber en cierta medida,respecto a las utopas dominantes de finales del siglo xix y primera mitad del xx

    249Revista de Estudios Polticos (Nueva poca)Nm. 97. Juliu Scpticmbrc 1997

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    EDURNEURIARTEexplica en buena medida los problemas de penetracin de las teoras de estos autoresrespecto a otros ms optimistas (1).Marx tena algunas cosas en comn con la ilustracin y el liberalismo. No slose trataba de la creencia en la necesidad de desarrollar una ciencia real y positiva,sino sobre todo de la confianza en el futuro y en el progreso . La ilustracin crea enel progreso del conocimiento y el avance infinito hacia la mejora social y moral yel liberalismo crea en una sociedad civil formada por ciudadanos libres y pensantesque decidan y controlaban el poder poltico. La interpretacin de Marx sobre lasociedad era sustancialmente diferente a la del liberalismo, pero tena un puntoimportante en comn: la confianza enorme en un futuro transformado y mejor (2).Eso s, sobre bases muy diferentes. Porque Marx crea en la revolucin del proleta-riado y en el fin del capitalismo. Pensaba que llega un momento en que las fuerzasproductivas se convierten en fuerzas destructivas, un momento en que surge unaclase que desarrolla la conciencia de que es necesaria una revolucin radical quedebe dirigirse contra la clase dominante. La revolucin comunista elimina la activi-dad anterior, suprime el Estado y suprime la dominacin de todas las clases, al acabarcon las clases mismas. De todo este proceso nace la utopa de la sociedad comunista,esa sociedad donde se logra la igualdad absoluta y donde desaparecen la opresin yla injusticia.

    Frente a esta visin del futuro, las teoras sobre la inevitabilidad de las lites, enlos partidos, en la poltica o en la sociedad, eran mucho ms impopulares que laspromesas de igualdad de la teora marxista, pero aumentaron su correlato empricoa medida que avanzaba el siglo xx (3). Es imposible terminar con la separacin delites y masas, decan; en todas las organizaciones se forman oligarquas. Paretopensaba que la revolucin comunista era un espejismo decepcionante que nunca setornara en realidad:se parece a la edad de oro de los milenaristas. siempre espe-rada, siempre perdida entre las brumas del porvenir, q ue siempre escapa a sus fielesen el mismo momento en que la creen poseer (4). Crea que en el socialismo y enbuena parte de sus teoras haba fe, una concepcin religiosa de la sociedad y de sufuturo, y no un intento fro y objetivo de conocer la realidad social. Por eso pensaba

    (1) Sealaba ETTORE ALBERTONI que en el plano ideolgico hablar de elitismo implica desencadenarmuchas reacciones emotivas y apuntaba que afrontar el tema del elitismo quiere decir, sobre todo,salirde la palarizante y mistificada visin que quisiera hacer de esta corriente de pensamiento una modernateora, puesta al dia, de predom inio a ristocrtico y jerrquico sobre las masas populares, en E. A.ALBERTONI: Teora de las lites y elitismo, Sistema, nm. 83, marzo, 1988.(2) RAFAEL DEL G UILA deca, refirindose al sueo utpico de la razn en Marx que hay aquindudablemente un espacio de confianza en la historia como potencia liberadora de la razn a travs dela evolucin y el progreso (...) Lo que en su intento persigue es dar una base material a los sueosracionales de libeacin del hombre, en R. DEL GUILA: Critica y reivindicacin de la utopa: la racio-nalidad del pensamiento utpico,Res. 1984.(3) Como sealaba SUZANNE KELLER: Perhaps their chief contribution is the insistence that a rulingclass or lite is an inevitable feature of complex societies and not, as Marx argued, a passing phasc inhuman history, en S. KELLER:Beyond the Ruling Class, Random House, New York, 1963, pg. 13.(4) V. PARETO: Escritos sociolgicos. Alianza, Madrid, 1987, pg. 106.

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    EL ANL ISIS DE L AS LITES POLTICAS EN L AS DEMOCRACIASque teoras como la de la revolucin comunista entraban en el mbito de las creen-cias, pero no en el del anlisis de los hechos. Michels apuntaba que las tendenciashacia la formacin de oligarquas eran iguales o mayores en los partidos socialistasy de ello deduca que las utopas socialistas quedaban negadas por la propa d inmicade las organizaciones de partido (5).El escepticismo de los elitistas clsicos no se diriga solamente hacia el socialis-mo. Tambin apuntaba a la dem ocracia. Si hay lites y masas, no hay ciudad anosiguales, no hay opinin pblica que controle al Estado o a las lites polticas, no haysociedad civil formada por ciudadanos iguales y raciocinantes. Segn Michels, lademocracia estaba en decadencia desde el momento en que se desarrollaba el lide-razgo poltico profesional. En una poca en la que todava se discuta sobre lasposibilidades de la democracia directa, negar la utopa de la igualdad democrticatotal de los ciudadanos era complicado y arriesgado.El pesimismo de los elitistas clsicos les pas su factura a lo largo de todo elsiglo. Pero haba otras razones que dieron lugar a la impopularidad de estos pensa-dores en muchos crculos acadmicos. Eva Etzioni-Halevy ha realizado un anlisismuy sugerente de esas razones y ha llegado a la conclusin de que lo que se haproducido es un efecto eclipsador por parte de la teora de la clase social sobre lateora de las lites. Etzioni-Halevy ha explicado brillantemente las causas de unefecto que ella aprecia en todas las ciencias sociales. Apunta esta autora cuatromotivos principales: 1) el efecto de los padres fundadores: cada teora es afectadapor elstatus del padre fundador y es claro que Marx tiene mucho mejor imagenquePareto; 2) el efecto de la ideologa: Marx desarroll su teora en conexin con laideologa socialista, pero Pareto estuvo en algunos momentos cercano al fascismo,y, aunque luego se separ, el dao fue irreparable, y, adems, parece que algunosrepresentantes del fascismo europeo vieron con simpata sus teoras. Como sealaagudamente Etzioni-Halevy, el marxismo tambin se relacion con regmenes dic-tatoriales, pero muchos pen sadores se aprestaron a sealar que eso no tena nada quever con la teora original de Marx. En cambio, muy pocos osaron argumentar quelos fascismos tenan poco que ver con las teoras de los elitistas clsicos; 3) losproblemas de la terminologa: Pareto otorga connotaciones positivas al trmino delite y, adems, este concepto tiene menos capacidad que el de clase para abarcar atodas las categoras sociales y, sobre todo, para analizar a todos los que estn en lasposiciones ms bajas; 4) el descuido delpblico: en el marxismo la clase trabajadorase dibuja como activa y capaz de luchar para cam biar su destino, es decir, el conceptoaparece como igualitario y democrtico. En cambio, en la teora de las lites lano-lite es dibujada como pasiva y aptica y, adems, como esta teora no haconceptual izado el conflicto entre lites y no-lites, nunca ha alimen tado la esperanzade terminar con las lites (6).

    (5) R. MICHELS LO Spartidos polticos, Amorrortu, Buenos Aires, 1979, 2 tomos.(6) E. ETZIONI-HALEVY: The lite Connection, Polity Press, Cambridge, 1993. En un sugerentearticulo, Joseph Fcmia se pregunta por las razones de la escasa atencin acadmica que ha recibido Pareto251

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    EDURNEURIARTEMerecelapena extenderse sobre algunos de losmotivos apuntadosporEtzioni-Halevy,ycabe aadir, ad ems, dosfactores ms. Enprimer lugar,uno de lostemasclaveque apunta esta autora es el de las ideologade los elitistas clsicos.Yesto

    nos remite,a suvez,aotras doscuestiones:1) en qumedida estuvieronloselitistasclsicos vinculadosalfascismo?,y 2)invalidala ideologa poltica de unpensadorla validezde sus teoras? Muchos hansido loscom entariosy lasrespuestasque sehan lanzado sobrelaprimera p regunta.Laimpresin que sederiva detodos ellosesqu e no est ni mucho menos clara la vinculacin de los elitistas clsicos con elfascismo. MaraLuzMoran,unabuena conocedorade loselitistas clsicos, sealaquesuactitud conrelacin al rgimen fascistano fuenunca declara adhe sin, s alvoquizen elcaso deMichels. Segn Moran, Pareto novivi lo suficiente para asistiral desarrollodelfascismo por lo queslo q uedan de lalgunas declaraciones aisladasde complacencia, peronohechos concretos;yMosca adopt posturas cada vez mscrticas respectoal fascismo y seconv irti en uno de losmayores adversariosdelrgimendeM ussolini 7).Porlotanto,notodosloselitistas clsicos estuvieron vinculados ideolgicame nteal fascismo, peros uno deellos. Otro, adem s, coquete enalgn mom ento.Ysegnalgunas v ersiones, algunos fascistas acogieronconagrado lasteorasde laslites 8).Es decir, s hubo algn tipo de relacin ideolgica entre loselitistas clsicos y elfascismo. Ahora bien, anula esta relacinlacalidad de susteoras?Y conello nossituamosde lleno en undebate quesurge una yotravez en elmundo intelectual:deja unautorde servlido si ha tenido alguna conexin conideologasymovi-mientos antidemocrticos? Muchas personas piensan que s 9). Son aquellas paralasque no esposible separarel anlisis cientfico de losvalores ya queconsideranque estos valores influyen irremediablementeen elcontenido yorientacionesde suobray esotiene unainfluencia, perniciosa, claro est,en la sociedad.La ideologade loselitistas clsicosno es, sinembargo,el nico problema alquese hanenfrentado susteorasen suproceso depenetracin en elmundo acad-a pesarde ser uno de losfundadores de lamoderna ciencia social. Femia pone elejemplo deDavid Held,un tericodegran reputacin,del queseala:en unlibro de 321pginas titulado Models ofDemocracyno hay unasola mencin aPareto.Apartirdeeste y otros muchos ejemplos, Fcmia sepregunta: W hyhasPareto been pulinquarantine?;en J.FEMIA: P areto s ConceptofDemagogic Plutocracy, Governmentand O pposition,vol. 30, nm. 3,Summer,1995.(7) M. L.MORAN:7origen histricoygnosealgicode lateorade laslites. Universidad Com-plutense, Madrid, 1983. Esta simpatadelfascismo respectoa lasteoras elitistas no hasido,entodo caso,suficientemente documentada. As, GIOVANNI SARTORI y NORBERTO BOBBIO la niegan a partir de unaamplia evidenciaque ladesmiente,en G. SARTORI: Teorade lademocracia, tomo I, Alianza, Madrid,1988,pg. 203.(8) CARLOS MOYA sealaba enunas pginas crticas respecto a lasteoras elitistas queliteyelitismoson trminos cuyo xito retricosealcanzaen el contexto histricodelfascismo europeo, brincandosobrelosltimos restosdelpensamiento liberal conservador,en C. MOYA: Seasdeleviatn. Alianza,Madrid, 1984,pg. 83.(9) Como seala JOSEPH FEMIA, aplican elprincipio debadman,badtheory.en J. FEMIA:op. cit..pg.371.

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    EL ANL ISIS DE L AS LITES POLTICAS EN L AS DEMOCRACIASmico. Al margen de los otros factores ya apuntados por Etzioni-Halevy, se podransugerir dos ms: 1) la ideologa de los miembros del mundo acadmico e intelectual,y, 2) el problem a de las teoras de las cualidades innatas. El primer factor es esbozadopor Etzioni-Halevy, pero no est suficientemente desarrollado si tenemos en cuentasu importancia. Es conocido el izquierdismo predominante en el mundo acadmicoen la segunda mitad de este siglo (10). Esto explica en parte la enorme penetracinde Marx en el mundo acadmico e intelectual y tambin explica las paralelas com-plicaciones para la acogida de las teoras sobre las lites. Se lee, se explica y sedifunde no siempre lo que parece ms relevante intelectual y cientficamente, sinolo ms cercano a nuestros valores. La objetividad total en la ciencia, tambin en lascienciasduras, es probablemente una utopa ya que los valores influyen inevitable-mente, si no en todo el proc eso, s en el inicio de ese proceso, es decir, en la seleccindel tema a estudiar e investigar. Y durante mucho tiempo a m uchos acadm icos lespareci muy difcil asumir las posibilidades del concepto de lite, junto a, o antesque, el concepto de clase.El problema de la teora de las cualidades innatas ha tenido tam bin su influencia.Afirmaciones como la queGuste o no guste a ciertos tericos, es un hecho que lasociedad hum ana no es homognea, que los hombes son distintos fsica, moral eintelectualmente; pretendemos estudiarlosfenmenos reales y, por lo tanto, tenemosque tener en cuenta este hecho(11) han tenido una com plicada acogida. Las cienciassociales de este siglo han rechazado virulentamente todas las teoras que hablarande cualidades innatas, o de diferencias de capacidades entre los individuos, productode la naturaleza, y no de la sociedad. Por dos motivos: a)algunas de esas teoras hanservido para justificar el racismo y han alimentado ideologas de extrema derecha,y b) son explicaciones que cuestionan las pretensiones totalizadoras de la teora deque es la sociedad la que moldea a los individuos, tan apreciada por las cienciassociales, entre otras cosas porque en esa teora se sustenta su propia razn de ser.Ambas razones han sido muy queridas para cientficos sociales e intelectualesen general. No les han faltado motivos importantes para creer en la primera, ya quetodos ellos son hijos de un tiempo en el que algunas ideologas han utilizado lacoartada de las diferencias fsicas entre los individuos como bases de justificacinpara la discriminacin y la violencia. Las creencias en las teoras de la superioridadde la raza blanca o de la aria sobre las dems han justificado algunos de los msatroces crmenes de la humanidad, y la prevencin frente a la alusin a los rasgosbiolgicos ha sido la comp rensible consecuencia de este proceso.Por otra parte, los escasos avances en el conoc imiento de la gentica hasta finalesdel siglo han posibilitado el desprecio de la posible importancia de los rasgospuram ente ind ividuales frente a los sociales. Hay interesescorporativosque explican

    (10) Me refiero al izquierdismo de los intelectuales en E. URIARTE, LOS intelectuales y la polticaen la Espaa actual.Sistema,nm. 117, noviem bre, 1993 y en E. URIARTE, Intelectuales vasco s, polticay nacionalismo, Revista de Estudios Polticos, nm. 88, abril-junio, 1995.(11) V. PARETO: Form a y equilibrio sociales. Alianza, Madrid, 1980, pg. 63.253

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    EDURNE URIARTEeste desprecio: las ciencias sociales tienen su razn de ser en el estudio del procesode moldeamiento de los individuos por parte de la sociedad. Los avances de lagentica son, por lo tanto, potencialmente peligrosos. Pero, adems, la teora delindividuo como tabla rasa sobre la que dibuja la sociedad ofrece muchos menosproblemas para las posibilidades de realizacin de las utopas, tanto democrticacomo comunista. Si los individuos son iguales, la igualdad es posible siempre quese resuelvan los constreimientos impuestos por la estructura social. Pero si losindividuos no son iguales, la igualdad total deja de ser posible por mucho que secambie la estructura de la sociedad, de la poltica o de la economa.Todos estos factores explican que los caminos recorridos por el trmino de litehayan sido mucho ms com plicados que los andados por el de la clase social. Comoha sealado Eva Etzioni-Haley For all these reasons, class theory carne to beregarded as progressive, egalitarian and democratic, while lite theory has come tobe regarded as conservative, elitist, inegalitarian and undemocratic. For manyintellectuals lite theory, no less than elitism, has come to be a pejorative term.Through all this, the less than brilliant careers ofthe term lite and of lite theoryhave been perpetuated into the present, and both have been partly delegitimized andmarginalized in the social sciences today (12).

    LAS LITES ESTRATGICAS

    Por lo tanto, el anlisis de las lites se ha abierto camino con dificultades. Peroa medida que transcurra el siglo, algunos con ms entusiasmo y otros con resigna-cin, han terminado por aceptar la necesidad del concepto de lite. Hay una percep-cin de inevitabilidad de las lites y hay una aceptacin de ese proceso histrico lomismo que la ha habido de la inevitabilidad de la burocracia que hace tanto tiempohaba anunciado Weber. Incluso muchos de los que acogieron con frialdad o rechazolas teoras de los llamados elitistas clsicos han claudicado ante la utilidad de lanocin de lite. Y no slo desde las filas de los seguidores de la democracia elitistapluralista, sino tambin entre autores influidos por el marxismo.En este contexto, se han realizado numerosas investigaciones, tanto de las litespolticas como de las econmicas o las culturales. En todos ellos se puede apreciarun consenso generalizado sobre algunas ideas bsicas, sobre todo alrededor de lanocin de que las sociedades estn divididas entre minoras poderosas y grandesmasas influidas por esas minoras. Las perspectivas varan a la hora de analizar lasbases de la formacin y mantenimiento de esas minoras, el papel de esas minoraso las consecuencias de su existencia o de sus actos para la democracia. Y, claro est,hay diferencias importantes en la identificacin de las lites esenciales o estratgi-cas (13) y en los enfoques de la investigacin. Comencemos por analizar los proble-(12) E. ETZIONI-HALEVY: op. cit.. pg. 28.(13) En la literatura sobre las lites hay una aceptacin generalizada del afortunado con cepto delites estratgicas que a principios de los sesenta defini SUZANNE KELLER como aquellas lites que

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    EL ANL ISIS DE L AS LITES POL TICAS HN LAS DE.MOCRACIASmas bsicos planteados, es decir, la definicin del concepto de lite y la identifica-cin de las lites.Entre las numerosas propuestas de definicin de las lites no hay discrepanciasde fondo respecto a aquella definicin de Pareto segn la cual hay dos estratos depoblacin, el estrato inferior o la clase no selecta y el estrato superior, la clase selectao lite que se divide, a su vez, en dos, la clase selecta de gobierno y la clase selectano de gobierno (14). Desde entonces, los analistas de las lites, a partir de la ideadel papel esencial de las lites en la sociedad (15), han ofrecido variaciones sobreesa misma nocin bsica. Tom Bottomore se qued con una definicin escueta ysimple. Seal que la palabra lite designa los grupos funcionales que, por la raznque sea, ocupan en la sociedad un rango social elevado (16). Thom as D ye identifica los miembros de las lites como aquellos que poseen theformal authority to direct,manage, and guide programs, policies, and activities of the major corporate, go-vernmental, legal, educational, civic and cultural institutions in the nation (17).Si en la definicin de la nocin de lite o lites no hay diferencias importantes,stas surgen, sin embargo, no slo a la hora de valorar el papel de esas minoras,sino tambin a la hora de caracterizar su composicin y estructura. Las diferenciasno slo radican entre los que piensan que hay una lite del poder, poderosa ycohesionada, como Wright Mills, y aquellos otros, como los tericos de la democra-cia competitiva, para quienes hay varias lites que compiten entre s y, adems, enesa competencia se sustenta, entre otros factores, la democracia. Las diferenciassurgen tambin cuando se definen los grupos esenciales que componen la lite o laslites del poder. Wright Mills incluye dentro de las posiciones ms elevadas de lalite del poder a la lite poltica, econmica y militar (18). Otras lites como lasintelectuales estaran, para este autor, en posiciones subordinadas a ese ncleoesencial de la lite del poder (19). La posicin ms aceptada, sin embargo, es la queincluye entre las lites esenciales a las lites polticas, las econmicas y las intelec-tuales o culturales. La clasificacin que realiz Thomas Dye sobre la estructura dela lite norteamericana se aproxima mucho ms al modelo utilizado por la mayorareclaman o tienen asignadas funciones e influencia sobre el conjunto de la sociedad en contraste con laslites ragm entarias, que tienen su principal funcin en subsectores de la sociedad, en S. KELLF.R: lites,dentro de laEnciclopedia Internacional de Ciencias Sociales, tomo 5, Aguilar, Bilbao, 1977.(14) V. PARETO:Forma y equilibrio sociales. Alianza, Madrid, 1980, pg. 66.(15) Un papel que incluso puede ser ms importante a medida que las sociedades devienen econm icay ocupacionalmente ms diferenciadas. Como seala SUZANNE KELLER, las lites son cada vez msimportantes como guardianes y creadores de valores colectivos y como managers de los objetivos yambiciones colectivas, en S. KELLER:op. cit.(16) T. BOTTOMORE:lites et Societ. Stock, Pars, 1967, pg. 16.(17) T. R. DYE: Who's running America?. Prenticc Hall, New Jersey, 1976, pg. 12.(18) C. WRIGHT MILLS:La lite del poder, FCE, Mxico, 1978.

    (19) MICHAEL G . BURTON y JOHN HIOLEY ofrecen una interesante revisin de los distintos conceptosde lite utilizados, en M. G. BURTON; J. HIGLEY: Invitation to lite Theory, dentro de G . DOMHOFF; T.R. DYE (cds.):Pow er lites and O rganizations, Sagc, B everly Hills, 1987.255

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    E D U R N URIARTRdelosinvestigadores. Segn este autor,las lites norteamericanas estn constituidaspor tres grupos esenciales:el sector empresarial las grandes empresas),el sectorgubernamental elgobierno,laburocracia civilym ilitar,el legislativo y eljudicial)y lo que llam el public interest sector (medios de comunicacin, fundacionesfilantrpicas, firmas legales prestigiosas, universidadesmsimportantesy las msimportantes organizaciones cvicasyculturales) 20).Son pocos losestudiososde laslitesque hanincluido al sector militar comounade laslites.En el contextode las investigaciones sobre lites en sociedadesdemocrticas,separtede laconsideracin de que el poder militar est sometido alpoder poltico,y, a losumo, algunosde susmiembrosse consideran como compo-nentesde la lite polticao de la burocrtica, perono seidentifica unalite militarcomotal. Encuanto a lalite burocrtica, m ientrasenalgunos estudios seconsideray se estudia como parte de la lite poltica, en otros se estudia como una litediferenciada (21).Lasrazonesdeeste diferente tratamiento y quiz tambin confu-sin estn probablemente basadasen lo que Joel Aberbach, Robert Putnam y BertRockman consideran creciente mezclade lossignificadosdeambos conceptos. Estostres autores realizanun interesante repasode lasimgenesque hanpresidido a lolargode este siglo la relacin entre lospolticosy los burcratas. Estas imgenesiran desdelasurgidaen lasegunda mitaddel xix de separacin entre unos polticosque deciden laspolticas yunos burcratasque slo administran, pasando por la dela primera mitaddel xx en la que se admite cierta influencia de losburcratasen eldiseode laspolticas, hasta la imagen de lasltimas dcadas queconcede a losburcratasun importane papel poltico.De estas tres imgenes habramos convergi-do, segn estos tres autores, en unacuarta imagen segnlacual: in behaviora l termsthe two roles have been converging-perhaps reflecting, as some have argued,a"politicization ofthe bureaucracyand a "bureaucratization ofpolitics. Carryingthis notionlo its logical conclusin, ImageIV suggests speculatively thatthelastquarter of this century is witnessing the virtual disappearance of theWeberiandistinction betweentheroles ofpolitician andbureaucrat, producing whatwemightlabela "pur hybrid" 22).

    Hay pocas dudas respectoa la inclusin de laslites culturaleso intelectualesentre las lites estratgicas. A pesarde que los numerosos estudios que se hanrealizado sobrelosintelectualeshanmostrado importantes diferencias sobreelgradoy la importancia atribuida a la influencia de los intelectuales, la mayora de losestudiosos de las lites incluyen a las lites culturales como parte de las litesesencialesde la sociedad. Hay una razn principal queexplica su inclusin.Los(20) T. R.DYE:op. cit.,pgs. 12-14.(21) Untrabajode gran importancia sobrelalite burocrtica es el querealiz EZRA SULEIMAN sobre

    Francia:E.SULEIMAN:Politics, PowerandB ureaucracyinFrance. Princenton Univcrsity Press, Princen-ton,1974.22) J. D. ABERBACH; R. D. PUTNAM; B. A. ROCKMAN: Bureaucrats and Polilicians in WeslernDemocracies. Harvard University Press, Cambridge, 1981, pgs.4-16.

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    EL ANL ISIS DE L AS LITES POLTICAS RN LAS DEM OCRACIASanalistas de las lites trabajan con un concepto amplio de lite cultural que incluyeno slo a los intelectuales en s mismos, sino tambin a las universidades y organis-mos culturales ms importantes y, sobre todo, a los medios de comunicacin. Y siquedan d udas sobre la influencia del colectivo intelectual, no queda ya ninguna sobrela trascendencia de los medios de comunicacin.La poltica, la economa y la cultura, por lo tanto, estn representadas de una ode otra forma en los estudios sobre las lites. As, en el anlisis dirigido por SidneyVerba sobre las lites en Estados Unidos, Japn y Suecia se tienen en cuenta trestipos de lderes, los correspondientes al sector establecido, es decir, el mundo de losnegocios y las organizaciones empresariales, los sindicatos y las organizacionesagrarias, el sector mediador, donde estaran los intelectuales y los medios de comu-nicacin, y el sector contendiente, donde estaran los movimientos sociales (23).James Fleming, en otro trabajo sobre las lites en Canad, no slo analiza a la liteeconmica y a la lite poltica, sino que tambin estudia la lite burocrtica, la litereligiosa y la lite de los medios de comunicacin (24). Higley, Deacon y Sm art, queanalizan las lites en Australia, seleccionan un universo de 502 individuos conside-rados como miembros de la lite australiana y que proceden del mundo de losnegocios, de la poltica, del Estado, de los sindicatos, de los medios de com unicac in,del mundo acadmico y de las asociaciones voluntarias (25).Algunos estudios sobre las lites prestan poca atencin a las importantes dife-rencias de poder entre las distintas lites. Esto tiene como consecuencia no slo uncuadro deficiente de la estructura del poder sino tambin , com o acertadamente sealaEtzioni-Halevy, (...) un unrealistically optimistic conception of the dispersin ofpow er in Western dem ocracies (26). La mayora de los autores, sin em bargo,distinguen tres tipos de lites bsica s, la cultural, la econm ica y la poltica, y, dentrode esas tres lites bsicas, los estudiosos de las lites han concedido un mayor pesoal anlisis de las lites polticas y econmicas. Desde las ciencias sociales y, sobretodo, desde la ciencia poltica, se ha prestado una especial atencin a las litespolticas. Hay una razn corporativa que lo explica: a los politlogos les interesan,por supuesto, las lites polticas. Pero, adems, muchos de ellos parten de unadeterminada nocin de poder segn la cual el poder poltico es un poder esencial queincluso puede considerarse crecientemente importante respecto a los dems poderesy, en este contex to, se piensa que estud iar las lites polticas es de notable importan-cia (27). Esta concepcin, esencial en la mayora de los estudiosos de las lites

    (23) S. VERBA (cd.): lites and the Idea of Eauality. Harvard University Press, Cambridge, 1987.(24) J. FLEMING:, Circles ofPower. Doubleday, Toronto, 1991.(25) J. HIGLEY; D. DEACON; D. SMART: lites in Australia, Routledgc and Kegan Paul, London,1979.(26) E. ETZIONI- HALEVY: lite Power, manipulation, and Corruption: a Dcmo-Elitc Perspcctive,Government and opposition, vol. 24, nm. 2, Spring, 1989, op. cit., 224 y 225.(27) As, para ETZIONI-HALF.VY, son las lites que controlan el estado las que mayores recursos depoder acum ulan, dado que el Estado es, segn esta autora, la organizacin ms impo rtante y la que acumulay controla ms recursos en las sociedades contemporneas; en ETZIONI-HALEVY: op. cit., pg. 222.

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    EDURNE URIARTEpolticas, contrasta, sin embargo, con los presupuestos tericos de los estudiososmarxistas o de influencia marxista entre los cuales el anlisis de las lites polticasno pierde nunca de vista un referente que se considera esencial para su comprensin,el del papel de la clase capitalista o de la lite econmica. Un buen ejemplo de estaperspectiva es la de John Scott quien en su interesante y extensa recopilacin de losanlisis sobre las lites, no slo dedica ms de dos volmenes (son tres en total) alos escritos sobre las lites del mundo econmico (28), sino que en su trabajo sobreel poder en G ran B retaa intenta fundamentar el papel esencial de la clase capitalistaen la sociedad britnica. Su anlisis le lleva a afirmar que: Britain is ruled by acapitalist class whose economic dominance is sustained by the operations ofthe stateand whose members are disproportionately represented in the power lite whichrules the state aparatus (29).

    LA DEFINICIN E IDENTIFICACIN DE LA LITE POLTICAEl anlisis de las lites polticas ha interesado ampliamente a los politlogos, ydesde mediados de este siglo han sido numerosos los estudios, bien sobre litesnacionales o bien en contextos com parados. Cm o han definido e identificado a laslites polticas esos estudios? La definicin no ha planteado excesivos problemas yaque se ha partido de la nocin general de lite ya expuesta ms arriba y de la nocinconcreta de la existencia de una lite poltica de gran importancia en la sociedad.Esta lite seria, utilizando las palabras de G aetano M osca,esa minora de personasinfluyentes en la direccin de la cosa pblica, a la que la mayora le entrega, debuen o mal grado, la direccin (30). Ahora bien, de qu personas o posicionesconcretas se compone esa minora? La respuesta a esta cuestin no es tan sencillacomo a primera vista pudiera parecer.La complicacin del proceso de identificacin de los componentes de las litespolticas queda bastante patente en el anlisis que haca Robert Putnam sobre las tresdiferentes estrategias para identificarlas. Sealaba Putnam que hay tres estrategiaspara identificar a la lite poltica: 1) el anlisis posiciona l, el ms utilizado, parte delsupuesto de que las instituciones formales y de gobierno ofrecen un mapa til de lasrelaciones de poder y, por lo tanto, considera que los que estn en las posiciones m saltas de estas instituciones son los polticamente poderosos; 2) el anlisis reputacio-nal da importancia a las relaciones informales de poder y su mtodo se fundamentaen preguntar a informantes sobre quin tiene el poder real en cada organizac in; 3) elanlisisdecisional est basado en la asuncin de que el poder poltico se define entrminos de influencia sobre las actividades de gobierno y, por lo tanto, analiza

    (28) J. SCOTT: The Sociology of lites, Edward Elgar, Aldershot, 1990, 3 vols.(29) J. SCOTT: Who Rules Britain?. Polity Press, London, 1992, pg. 151.(30) G. MOSCA:La clase poltica. FCE, Mxico, 1984, pgs. 106 y 107.258

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    El. ANL ISIS DE LAS LITES POLTICAS EN LAS DEMOCRACIASminuciosamente el proceso de la toma de cada una de las decisiones para saberquines son las personas ms influyentes (31).Las enormes complicaciones planteadas por la tercera estrategia, los peligros dela segunda y la relativa sencillez de la primera explican que sea esta ltima la msampliamen te utilizada en la identificacin de las lites polticas. En efecto, diseccio-nar y perseguir el proceso de la toma de una decisin concreta puede ser enorme-mente complicado, sobre todo si lo intentamos aplicar a los procesos de la polticaestatal; eso explica que el trabajo ms famoso basado en esta estrategia, el estudiode Robert Dahl, analizara la toma de decisiones en el contexto de un municipioconcreto, el de New Haven (32). El anlisis reputacional tambin ofrece muchosproblemas ya que, quin o qu criterios se utilizan para elegir a los informantes?Pero incluso si los gobernantes estn bien seleccionados, se le aade el agravante deque el proceso de identificacin de complica enormemente. Y no parece que estacomplicacin sea necesaria teniendo como tenemos a nuestro alcance el anlisisposicional.El estudio de las lites polticas ofrece en relacin al anlisis de otras lites laenorme ventaja de que las lites polticas ocupan posiciones en determinadas insti-tuciones (33). Las lites polticas, as como las econmicas, las burocrticas o lasmilitares son fcilmente identificables. Y lo son porque estn altamente organizadasy ocupan posiciones de poder visible en las distintas instituciones sociales. Y si bienes cierto que en algunos casos las personas que ocupan esas posiciones no tienenpoder real ya que ese poder real lo ostentan personas en la sombra, la observacindel sistema poltico parece indicar sin lugar a dudas que determinadas posicionespolticas son en la inmensa mayora de los casos posiciones de poder real. Es as enel caso de los miembros del poder ejecutivo, de los miem bros de los parlamentos yde los miembros de las ejecutivas de los principales partidos polticos. Es ms, cadauna de estas posiciones se intercambia, es decir, los individuos pasan de ocupar unasa ocupar otras, y mucha veces la ocupacin de diferentes posiciones se simultanea;y, lo que es ms importante, es muy raro, por no decir inexistente, el caso delpersonaje con poder poltico que no est situado en alguno de los tres mbitossealados. Esta razn bsica unida a la sencillez del mtodo posicional recomiendasu utilizacin y explica, a su vez, que casi todos los estudios lo hayan adoptado. Elanlisis reputacional podra considerarse como m uy recomendab le y com plementarioal posicional siempre que sea posible llevarlo a cabo. Y el anlisis decisional deb iera

    (31) R. E. PUTNAM: The Comparalive Study of Polilical lites. Prcnticc-Hall, New Jersey, 1976.(32) R. DAHL: Who Coverm?, Yale Univcrsity Press, New Havcn, 1961.(33) Hay otras lites como las intelectuales o las artsticas que estn escasamente organizadas yvagamente d elimitadas y cuya identificacin es muy comp licada. Esa es con toda probabilidad una de lasrazones que explica la debilidad de los estudios empricos sobre intelectuales. Me refiero m s am pliamentea esas razones en E. URIARTE: O intelectuales vascos. Universidad del Pas Vasco, Lejona, 1995, ytambin en E. URIARTE: A lgunos problem as del anlisis de las lites polticas e intelectuales, lnguruak,nm. 12, julio , 1995.259

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    EDURNE URIARTEdejarse para investigaciones muy especficas en mbitos concretos y limitados deejercicio del poder poltico.Por lo tanto, quin es la lite poltica y cmo se busca? A partir de la conside-racin de que el poder debe entenderse como la probabilidad de influir en laspolticas y actividades del Estado, Robert Putnam seala que algunas personas tienenms poder poltico que otras, es decir, tienen ms capacidad de influir en lasdecisiones p olticas y esas personas constituyen la lite poltica. La lite poltica estformada, segn este autor, por los polticos profesionales, es decir, los legisladores,los miembros del ejecutivo, los lderes de los partidos polticos y sus consejerosdirectos (34). En la prctica, y entre las posiciones de poder sealadas, una buenaparte de los investigadores extrae su muestra de la lite poltica de los parlamentos.Son muchos menos los que incluyen tambin al poder ejecutivo o a las ejecutivasde los partidos polticos. As, en su trabajo sobre las lites polticas y burocrticasen siete pases occidentales (USA, Reino Unido, Francia, Alemania, Suecia, Italia yHolanda), Robert Putnam, Joel Aberbach y Bert Rockman seleccionan a la litepoltica de los parlamentos nacionales. Estos autores dan tres razones muy consis-tentes para justificar esta eleccin: National parliamentary bodies are the arenasfrom which we choose our politicians samples, then, because they house partypoliticians, because they almost invariably breed cabinet ministers, and becau se theycontinu to influence policy, ifvariably, in their respective countries. It is a relativestraightforward matter to define and then select representative samples of parlia-mentary politicians. whatever differences may exist in parliamentary powers acrossthe nations (35).En los relativamente numerosos trabajos empricos que se han realizado en losltimos veinte aos sobre las lites polticas, el poder legislativo ha sido am pliamenteutilizado como lugar de bsqueda de la lite poltica. En su anlisis sobre las basesdel reclutamiento poltico de las lites polticas alemanas a lo largo del ltimo siglo,John N agle utiliza com o definicin operativa de lite poltica la de los miemb ros delparlamento nacional, lo que, entre otras ventajas, permite afrontar la complicacindel anlisis de la evolucin de las lites a lo largo de un perodo tan largo detiempo (36). Adems de todo lo sealado, el anlisis de las lites parlamentariasofrece menos complicaciones que el referido a los miembros de los ejecutivos en sufase de trabajo de camp o. Consegu ir entrevistas de los parlam entarios es m s sencilloque conseguirlos de los ministros, y realizar esas entrevistas tambin, debido a lasmayores presiones que sufren estos ltimos y que pueden hacer menos fructfera labsqueda del entrevistador(37).

    (34) R. E. PUTNAM: op cit.(35) J. D. ABERBACH; R. D. PUTNAM; B . A. ROCKMAN: op. cit.. pg. 26.(36) J. D. NAGLE:System and Succesion. University of Texas Press, Austin, 1977(37) DNALO K. EMMERSON apunta esta razn para explicar la seleccin de los miembros dellegislativo en su anlisis de la lite poltica indonesia, en D. K. EMMERSON: Indonesia 's lite. ComellUniversity Press, Ithaca, 1976.

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    EL ANLISISDEL AS LITES POLTICASENL AS DEMOCRACIASLos escasos estudios espaoles dedicadosalanlisisde laslites p olticastam-binhan hecho especial hincapien las lites parlamentarias. Habra quedestacaren este sentido lostrabajos de Juan Linz yJessde Miguel sobre las Cortes fran-

    quistas (38),eltrabajo deMariano B aenadelAlczaryJos Mara G arca Madariasobrelapresenciade lalite franquista en lassegundas C ortes demo crticas (39), yel anlisisde Salustianodel Campo, Jos Flix Tezanosy Walter Santn sobre laevolucinde laslites polticas desde laRestauracin hastalaslitesde latransicinalademocracia 40).Enlamayora de lostrabajoshay unautilizacin preferenteelconcepto delitepoltica que se entiende normalmente como sinnimo de lite gobernante o clasegobernante,oclase poltica.Sinemb argo, K lausvonB eyme recalcalasdiferenciasentrelosconceptosdeclase polticay lite poltica ysugierelaconvenienciade lautilizacindelconceptodeclase po lticaenlugardelconcepto delite poltica 41).Von B eyme proponeunadiferenciacin deambos conceptos basada en lapercepcindeque elconceptodelite poltica es msrestringido que el declase polticaya queen esta ltimase incluyen todoslospolticosen lamedidaen queparticipan de laestructuradeprivilegiosy noslo los queestn en lasposiciones jerrquica smsaltas.Adems, seala VonB eyme,en laclase polticase incluyen otros actoresqueinfluyenen lasdecisiones p olticas co mo lalite administrativa, laslites econ mi-cas, etc. Porotra parte, lalite poltica coo peraracon laslitesdeotros sectores enlosque lapoltica quiere regular unproblema, mientrasque la clase poltica apenascooperara y tendra una orientacin autorreferencial. Adems, la clase polticaincluiraapolticosdesegunda fila y elconcepto delite tienequebuscarelcentrodel poder cuya localizacin, segn VonB eyme,no est clara ni para lospropiospolticos (42).Lassugerenciasde VonB eyme ofrecen inters perosondiscutiblesen muchos puntos,enprimer lugar en lamism a d iferenciacinde dosconceptosquepara muchos autores significan lo mismo. Pero,en segundo lugar,siaceptamosladiferenciacinde VonB eyme,y siqueremo s estudiaralsector poltico de laslites,tendremosqueseguir utilizando elconcepto delite poltica, dejando elconceptodeclase poltica para estudios centradosen elanlisisde lospolticosengeneral.Si elobjetivo es estudiar a aquellosqueocupan las posiciones cimeras,el concepto declase poltica, comoelmismo Von Beyme seala, ser excesivamente amplio.

    (38) J.DE MIG UFX;J.LINZ : Las Cortes Espaolas 1943-1970:lascohortes,Sistema,nm. 8, 1975,yA.DE MIGUEL;J. LINZ: Las Cortes Espaolas 1943-1975: laslites,Sistema,nm. 9, 1975.39) M. BAENA DEL ALCZAR;J. M. GARCA MADARIA:lite franquista y burocracia en las Cortesactuales,Sistema,nm. 28, 1979.(40) S. DEL CAMPO; J. F. TEZANOS; W. SANTN: La lite poltica espaola y la transicin a lademocracia,Sistema.48, 1982.(41) K.VON B EYME:Laclase poltica en elestado departidos. Alianza, Madrid,1995.(42) K.VON B EYME:op. cit..pgs. 30-35.

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    COMO SON LOS MIEMBROS DE LAS LITES POLTICAS?Todas las investigaciones llevadas a cabo sobre lites polticas han tratado de

    determinar en primer lugar el perfil bsico de los miembros de esta lite. Y lasprimeras preguntas que se han planteado en esa bsqueda se han dirigido a conocercules son los orgenes sociales y cmo es el proceso de socializacin del que surgela lite poltica. La primera y clara respuesta a estas cuestiones es que la lite polticaprocede mayoritariamente de las clases medias y altas y que a finales de siglo sepuede seguir diciendo lo que seal Suzanne Keller hace bastantes aos en torno atodas las lites y tambin la poltica, y es que the social class factors continu loplay a significant role in the recruitment of the political, business, military, andhigher civil service lites as w ell as the judicial, scientific, religious, opinin , andentertainment lites(43).A principios de los setenta Robert Putnam recopilaba datos de varios estudiossobre los orgenes de clase de la lite poltica alemana, francesa e inglesa desde elsiglo pasado hasta principios de los setenta que mostraban que si bien la represen-tacin de la aristocracia haba descend ido no tablem ente, la representacin de la clasetrabajadora se haba mantenido en la misma escasa proporcin o haba descendidomientras que la representacin de las clases medias haba aumentado notablemen-te (44). El mismo Putnam, Aberbach y Rockman con datos algo posteriores sobrelos seis pases en los que se centr su estudio, Estados U nidos, G ran B retaa, Francia,Alemania, Italia, Holanda y Suecia, muestran que mientras slo el 12 por 100 de lamuestra de la poblacin general tiene padres en ocupaciones gerenciales y profesio-nales (las dos posiciones ms elevadas de su clasificacin de status), nada ms ynada m enos que el 66 por 100 de la lite burocrtica y poltica tiene padres con esasprofesiones. Los autores destacan que este dato es tanto ms sorprendente cuandose tiene en cuenta que de la muestra de hombres entre 35 y 70 aos en profesionesgerenciales o profesionales, slo el 41 por 100 proceden de padres con esas mismasprofesiones, lo que lleva a estos autores a afirmar que in term oftheir social origins,our bureaucrats and politicians are the "crme de la crme " oftheir societies (45).

    Los anlisis sobre los orgenes sociales de las lites polticas muestran tambinque existen significativas diferencias en los orgenes de esas lites segn partidospolticos. Como caba esperar, el porcentaje de origen de clase baja o media baja esnotablem ente superior en los polticos de los partidos de izquierdas. G uttsmanmostraba hace bastante tiempo que en el perodo 1955-70 la estructura de clase delos gabinetes conservadores contaba con un 21 por 100 de orgenes aristocrticos yun 79 por 100 de orgenes de clase media, mientras que en los gabinetes laboristasel origen aristocrtico se reduca al 3 por 100, el origen de clase media al 62 por100, y el origen de clase trabajadora se elevaba al 35 por 100. A pesar de que la(43) S. KELLER:Beyond the Ruling C lass, Random House, New York, 1963, op. cit..pg. 205.(44) R. E. PUTNAM : op. cit., pg. 177.(45) J. D. AB ERB ACH; R. D. PUTNAM; B . A. ROCKMA N: op. cit.. pg. 56.

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    EL ANL ISIS DE L AS LITES POLTICAS EN L AS DEM OCRACIASrelacin entre ambos partidos se haba asemejado un tanto a lo largo del siglo entrminos de composicin de clase, en el ltimo perodo estudiado por G uttsman lasdiferencias seguan siendo muy importantes (46). Si medimos el origen social aten-diendo a los estudios del padre, y ya en los aos ochenta (47), podemos observar enel trabajo de Sidney Verba en Japn, Suecia y Estados Unidos, que, por ejemplo, enSuecia, la proporcin de educacin universitaria en el padre es significativamentesuperior entre los padres de las lites sobre todo conservadoras y en grado algo m enorliberales que entre los padres de la lite socialdemcrata (48).Otro rasgo de inters que se puede observar en los anlisis realizados sobre laslites es que, adems de las diferencias de origen entre lites polticas de izquierdasy de derechas, hay diferencias significativas entre los orgenes sociales de las distin-tas lites. Los orgenes de clase de las lites polticas son comparativamente msmodestos que, no slo las lites econmicas, sino tambin las lites intelectuales ylas militares, y las burocrticas (49). Aunque la explicacin a esta cuestin es com-pleja, es indudable que el peso de las caractersticas de la lite poltica de izquierdashan dado lugar a esta peculiaridad. Tambin habra que apuntar algunos rasgosrelativos al reclutamiento, como el hecho de que la formacin universitaria no seaimprescindible o casi imprescindible en las lites polticas como s lo es en lasintelectuales y las burocrticas, o que los orgenes familiares no sean tan determi-nantes en la poltica como en las jerarquas militares para ascender a la lite.Los rasgos del proceso educativo de las lites polticas muestran no slo elcreciente peso de la educacin universitaria, sino tambin el papel de determinadoscentros educativos en la formacin de la lite poltica. Este factor corrobora lainfluencia del origen de clase en la formacin de la lite poltica ya que, aunque escierto que el sistema de becas se ha extendido y perfeccionado a lo largo del sigloy que el porcentaje de centros educativos privados en la formacin de los polticosha descendido en este perodo, ese porcentaje sigue siendo an muy importante.Norris y Lovenduski sealan que el porcentaje de parlamentarios conservadoresbritnicos elegidos en 1992 que se haban educado en colegios privados era del 62por 100, frente a un 14 por 100 de los parlamentarios laboristas y solamente un 5

    (46) W. L.GUTTSMAN: T he B ritish political lite and the class strucrure, dentro de P. STANWORTH;A.GIDDENS (eds.):lites and Power in Brillish Society. Cambridge University Press, 1974, pg. 36.(47) No contamos con datos ms recientes de inters sobre el origen de clase de la lite poltica yaque en el ltimo trabajo emprico publicado sobre las lites polticas, el de PIPPA NORRIS y JONI LOVEN-DUSKI,no hay datos sobre orgenes de clase ya que, sorprendemente, en el cuestionario utilizado por estasautoras no se inclua ninguna pregunta relacionada con esa cuestin; en P. NORRIS; J. LOVENDUSKI:Political Recruitment, Cambridge University Press, Cambridge, 1995.(48) S. VERBA ed.): op. cit.. pg. 290.(49) RSULA HOFFMAN-L ANGE seala en un estudio de principios de los ochenta sobre la lite polticade Alem ania Occidental que el origen de clase m edia alta o alta entre la lite poltica es del 24,7 por 100mientras que en la lite de los negocios es del 43,8 por 100, en la lite militar es del 53,7 por 100 y en

    la lite cultural del 48,4 por 100; en U. HOFFMAN-LANGE: Survcying National lites in the FederalRepublic of G ermany, dentro de G . MOYSER; M. WAGSTAFFE: Research Methodsfor lite Studies.Alienand Unwin, London, 1987, pgs. 44 y 45.263

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    EDURNEURIARTEpor 100 del conjunto de la poblacin britnica. El contraste se mantiene respecto alos estudios universitarios ya que frente a un 7,1 por 100 de graduados entre losbritnicos en 1992, el porcentaje de los parlamentarios conservad ores ascenda al 73por 100 y entre los laboristas al 61 por 100(50). El aparente acercamiento entreconservadores y laboristas en este ltimo dato se vuelve a romper si tenemos encuenta que la presencia de Oxford y Cambridge es mucho mayor entre los conser-vadores.Todos estos rasgos hacen pensar en la importancia del factor de la clase socialen el anlisis del origen y surgimiento de las lites polticas. La clase social noexplica casi todo como pretenda Marx, pero es indudable que explica bastantescosas, tambin cuando intentamos comprender la formacin de la lite poltica.Ahora bien, tambin es muy importante tener en cuenta las grandes diferencias enesta cuestin no slo desde el punto de vista temporal, sino tambin entre los partidosconservadores y los partidos de izquierdas. Y por eso, aunque es interesante reco rdar,como lo hace Jhon Scott, que del gabinete presidido por Margaret Thatcher en 1990,slo ella y otro miembro haban ido a una escuela gratuita, 19 haban ido a launiversidad y de ellos 16 a Oxford o a Cambridge (51), hay que tener en cuenta queel anlisis de los gobiernos socialdemcratas dara resultados bastante diferentes,como se desprende de los rasgos diferenciados de los parlamentarios laboristasbritnicos.Si los diferentes analistas de las lites polticas han prestado bastante atencin alos orgenes sociales y a la importancia de la clase social, no han dedicado muchaslneas a la escasa representacin de la mujer en la lite poltica. Ello se explicaesencialmente por la falta generalizada de atencin de la ciencia poltica a estacuestin hasta la entrada en el mundo acadmico y de investigacin de las propiasmujeres. Ahora bien, en los ltimos diez aos numerosos trabajos han puesto derelieve este dato, si bien es importante d estacar que todos estos trabajos correspondensobre todo a anlisis de las relaciones de las mujeres con la poltica y no tanto aestudios sobre las lites (52). En todos estos trabajos se muestra que la incorporacinde las mujeres a las lites polticas todava es escasa en la mayora de los pases, queesa incorporacin es significativamente menor entre los miembros de los gobiernosque entre los parlamentarios, y que es mayor entre los partidos de izquierda que entrelos partidos de derecha. Es ampliamente conocido que la presencia de las mujeresentre las lites polticas tan slo se acerca al 50 por 100 en los pases escandinavos,i

    (50) P. NOR RIS; J. LOVENUUSKI: op. cit.. pgs. 100 y 101.(51) J. SCOTT: op. cit.. pgs. 133 y 134.(52) Cabe citar, entre otros, V. RANDALL, Women and Poliiics, MacMillan, Hong-Kong, 1993, J.LOVENDUSKI; P. NORRIS (eds):Genderan dParty Politics.Sage, London, 1993, y E. URIARTE; A . ELIZONDO(Coord):Mujeres en poltica,Ariel, B arcelona, 1997. Este ltimo trabajo incluye dos captulos sobre lasmujeres en las lites polticas, E. URIARTE:Las mujeres en las lites polticas y P. NORRIS:Las mujerespolticas: un nuevo estilo de liderazgo? Por otra parte, en los ltimos aos los estudios sobre liderazgotambin han comenzado a interesarse por el papel de las mujeres entre las lderes polticas; muestra deello es la obra editada por M. GENOVESE (cd.): Women as National Leaders, Sage, Newbury Park, 1993.

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    EL ANLISIS DE LAS LITES POLTICAS EN LAS DEMOCRACIASsi bien, curiosamente,enestos mismos paseslapresenc ia de las mujeresenotraslites se mantiene en porcentajes similarmente bajosalos de otros p ases desarrolla-dos. Por otra parte, slo muy recientemen tesehan abordado anlisisde laslitespolticasen lasque seest teniendoencuentaelfactorde ladiferenciadesexoscomouno de loselemen tos significativos deestudio,y el trabajo deNorrisyLovenduski citado ms arribaes lamuestra ms importantedeesta nueva lneadeinvestigacin (53).Por ltimo,atodos los rasgos sealados tend ramos que aadir an dos m s paracompletarelperfilde laslites polticas.Enprimer lugar, nos en contramo sconorgenes vinculadosalas ciudade senmucha mayor proporcin queelconjuntodelos ciudadanos. Aberbach, PutnamyRockman mostrabanen suestudio sobre seispases que sobre todo entrelalite burocrticaelpocentaje de personas proceden tesde ciudadesdems de100.000 habitanteseramuy superioral de lapoblacinengeneral, pero tambinerasuperioren laslites polticas, con excepcin delcasoholands, aunqueengenerallasdiferencias eran menores (54 ).Ensegundo lugar,las lites polticassesitan bsicamente enedades intermediasysobre todoen lacuarentenaycincuentena.Siatendemosa los datos ofrecidos por NorrisyLoven-duski sobrelaedad de los parlame ntarios en catorce pases d emo crticos desarrolla-dos, observam os que en prcticamen te todos los paseselporcentaje ms e levado deparlamentarios sesitaen el intervalo 40-50, seguidodelintervalo 50-60.Losporcentajes correspondientesa los parlamentarios de ms de sesenta aos son nota-blemente inferioresa los dos intervalos anterioresentodos los pases excepto enEstados Unidos, donde ladiferencia espequea,enLuxemburgo donde inclusoaumentael porcentaje respectoalintervalo anterior y, sobre todo ,en Japn, pas enel queelporcentaje ms im portante de parlam entarios tiene m s de 60 aos (55).Elcaso japons muestra quesibien las tendencias de desarrollo de los pases industria-lizadosymo dernizados han dado lugaraun proceso de igualacin enlamayoradeinstitucionesy valores, todavasemantienen diferencias culturales significativas,como el respetoa los ms ancianos en Japn, que tienen consecuencias msomenosimportantes sobreladinmica poltica.

    (53) P. NORRIS;J.LOVENDUSKI:Political... op. cit.(54) J. D. ABERBACH; R. D. PUTNAM; B. A. ROCKMAN: op. cit. pg. 66. E estudio de SAMUELELDERSVELD, JAN KOOMANyTHEO VAN DER TAK sobrelalite poltica holandesa confirma esta peculia-ridad holandesa aunque tambin aportaeldatode que losparlamen tarios nacidosen zonas ruralesconstituyenel 29 por100 frenteal 42 por 100 del conjuntode lapoblacin;en S. J. ELDERSVELD;J.KOOIMAN;T . VAN DER TAK: lite Images ofDutch Politics.The University of Michigan Press, Ann Arbor,1981, pg. 43.(55) P.NORRIS;J. LOVENDUSKI:op. cit. pg. 188. R. K.CARTY, PETER JAMESyCAMPBELL SHARMANensuestudio com parado sobre CanadyAustralia nos danlaedad med ia de accesoalcargo de primerministro queesaproximadamente de 50 aos en am bos pases;enR. K. CARTY; P. JAMES; C. SHARMAN:Lcadership Selection ProcessesandCareers:ACom parisonofA ustralianandCanadian Premicrs,Political Studies. vol. X X X VIII, 1990, pg. 274.

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    EDURNbUR1ARTEEl perfil dibujado corresponde a la lite poltica tal como la entendemos en estaspginas, es decir, el conjunto de personas que ocupan las posiciones donde se tomanlas decisiones polticas esenciales para la vida de un pas. Ahora b ien, en los ltimosaos han surgido bastantes estudios en los que se tambin habla de una lite polticaque no corresponde a las caractersticas que se acaban de sealar. Me refiero a lalite poltica local que, en su conjunto, presenta un perfil muy diferenciado de lalite gubernamen tal o parlamentaria. Entre la lite poltica local espaola de 1987 laprofesin ms abundante era la de agricultor (33,7 por 100), seguida de la detrabajador industrial (18,1 por 100) (56), el porcentaje de estudios superiores tan sloera del 7,3 por 100 (en 1983, si bien en Catalua en 1987 es del 13,1) (57), y lapresencia de m ujeres es an m enor que en el poder legislativo (58). El anlisis de lalite poltica local es imprescindible para conocer las caractersticas de la clase

    poltica, pero tendremos que tener en cuenta las diferencias en tre el concepto de litepoltica y lite poltica local. La lite poltica local es una parte de la clase poltica,pero slo una pequea parte de esa lite local, la correspondiente a los alcaldes delas grandes ciudades, podr ser incluida en la lite poltica de mbito nacional oestatal. Y si bien desconocemos las caractersticas diferenciadas de esa parte de lalite poltica local, cabe suponer que su perfil ser muy semejante al dibujado msarriba para la lite poltica.

    PROFESIONES DE LOS POLTICOS Y PROFESIONALIZACION DE LA POLTICAHay una aceptacin generalizada en tre los politlogos en torno al reconocim ien-to de que se ha producido una profesionalizacin de la poltica que ha tom ado cuerpode forma paralela a la burocratizacin (59). No slo se han racionalizado los mtodosde trabajo y organizacin de los partidos, o son necesarios los conocimientos espe-cializados en todos los mb itos de la poltica, sino que al mismo tiempo , y de formainevitable, la poltica ha pasado a considerarse crecientemente como una profesin.Eso significa que aumenta el nmero de personas que realizan desde el inicio una

    carrera exclusivamente poltica y que aumenta el nmero de aos en la poltica del(56) J. BOTELLA: La galaxia local en el sistema poltico espaol, Revista de Estudios Polticos,nm. 76, abril-junio 1992, pg. 155.(57) J. CAPO: La lite poltica local, Revista de Estudios Polticos, nm. 76, abril-junio, 1992,pg. 140.(58) El porcentaje de alcaldesas en Espaa despus de las eleccio nes de 1991 era del 4,2 por 100;en INSTITUTO DE LA MUJER: La mujer en cifras, Ministerio de Asuntos Sociales, Madrid, 1992, pg. 63.(59) Ahora bien, como seala ANGELO PANEBIANCO, el mismo concepto de profesionalizacin hagenerado confusiones y no siempre se ha utilizado de la misma forma. PANKBIANCO piensa que al hablar

    de esta cuestin hay que tener en cuenta dos procesos diferentes: la profesionalizacin poltica, por unlado,es decir, la transformacin en parlamentarios de los funcionarios de partido, y la profesionalizacinintelectual, es decir, el acceso de los expertos a la condicin de miembros del parlamento. En A.PANEBIANCO:Modelos de partido, A lianza Universidad, Madrid, 1990, 42 1.266

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    EL ANLISISDE L SKI.ITES POL TICASEN L S DEMOCRACIASconjuntodepolticos,y queaumenta tambinelnmero depersonasqueviven dela poltica.Larealidad de este proceso parece indudable siobservamo slaevolucindelapo ltica a lo largo de este siglo,noslo sitenemosencuenta lacantidad deocupaciones creadas alrededorde lapoltica, sino tambin ladinmica internade lospartidos polticoso lacom posicin de laclase poltica.Sinemb argo, cuando obser-vamoslosdatos relacionados con esacuestin esarealidad aparece algo msconfusa,y, sobre todo, menos fundamentada. La mera observacin parece indicarsinlugaradudasque laprofesionalizacin se haproducido, pero la evidencia emprica que laapoyaesescasa.KlausvonB eyme piensaque laprofesionalizacin de lapolticaes unarealidady sugiere tres indicadores para medirla:elnmero deaosenejercicio desde que sealcanzelprimer cargo p oltico importante,laactividad profesional adicional alladodeloscargos polticos y ladisposicin aregresara laprofesin departida.Elmismonos ofrece eldato de que en Alemania Occidental entre 1969 y 1983, lospolticosprofesionales con actividades profesionales relacionadas con el partido constituanel25 por 100. VonB eyme sumaastosun 12 por 100 defuncionariosdeorganiza-cionesy sindicatos,de tal forma que,seala,un tercio debe con siderarse dedicadoala poltica profesional noslo duranteeltiempo deejercicio de sum andato 60).Los datos ofrecidos por VonB eyme son sugerentes, pero se echa de menosunamayor clarificacindeculesson esas actividades profesionales relacionadas con elpartidoyculhasido la evolucin temporaldeestos d atosen lasltimas dcadas.

    El repasode lostrabajos dedicad os a laslites polticas sugiereque lacuestindelaprofesionalizacin de la polticano ha recibido an la atencin necesaria,almenos desdeelpunto de vista emprico.Elnico dato decierto intersen relacina esta cuestinque suelen ofrecer los estudios sobre lasliteses el delnmero deaosen elparlamento de lospolticoso el de la profesin anterioral ingreso en elparlamento.As,Norrisy Lovenduski ofrecen una tabla comparativade lasprofe-sionesde losparlamen tarios de doce pases, correspondiente alperodo 1990-1992,enla quepodemos observarque el porcentaje de los quedeclaran que su profesinesla depoltico o la defuncionario departido esbastante reducido en lamayoradelos casoscon la excepcin de Japn 33 por 100) y Suiza 30 por 100)(61).Encualquier caso, este datoes orientativo pero noconcluyemeya que nosabemoselporcentaje deparlamen tarios que, sin serpolticos profesionales ofuncionariosdepartido,hanejercido enactividades vinculadasa lospartidos polticos.Pero sobre todo desconocemos laevolucin en eltiempo de lascarrerasde losparlamentarios, y el conocimiento de esta evolucin requerira saber, no slo elnmerodeaosdepermanenciaen elparlamento 62) o en otros cargos polticos,

    (60) K.VON B EYME:op. cit.,pgs. 122-126.61) P. NORRIS;J. LOVENDUSKI:op. cit., pgs. 185-186.(62) En relacin al nmerodeaosde permanencia en el parlamento, ETIENNE CRIQUInos ofreceinteresantes datos sobrelosdiputados francesesqueapoyanconclaridadlatesisde laprofesionalizacin.Muestra CRIQUIque el porcentaje dediputadosqueacumulandos o msmandatoshasubidode forma

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    EDURNEURIARTEsino la actividad ejercida despus de dejar el parlamento o esos cargos polticos. Eldato de la inequvoca profesonalizacin saldr con toda seguridad a la luz de esabsqueda, pero tambin el freno que la democracia competitiva ejerce en esa profe-sionalizacin. A pesar del pesimismo weberiano sobre los efectos de la burocratiza-cin, el eje central de la democracia, es decir, la celebracin de elecciones libres yperidicas, tiene de vez en cuando efectos demoledores sobre esa burocratizacin.Es capaz incluso de acabar con los mismos todopoderosos partidos polticos y, porlo tanto, de mandar a un complicado proceso de recolocacin a una buena parte dela clase poltica. Dado que los partidos polticos constituyen no slo las organiza-ciones esenciales de las democracia, sino tambin la base de reclutamiento y controlde los polticos, cualquier problema de inestabilidad en esos partidos polticos tieneefectos fundamentales sobre la lite poltica.

    Pero si todava es necesario conocer ms datos en torno a la profesionalizacinde la poltica, lo que s se conocen bastante b ien son las profesiones de los polticos.Hay abundantes datos sobre la cuestin que confirman, en primer lugar, el rasgo queya destac hace tanto tiempo Weber, el de la importancia de los abogados en lapoltica (63). La abogaca sigue constituyendo la profesin ms abundante entre lalite poltica, tanto la abogaca medida como ejercicio de la profesin bien en elmb ito privado o en el pblico, o bien m edido com o formacin acadmica y ejerciciode trabajos ms o menos relacionados con esa formacin (64). Ahora bien, tambines cierto que el peso de los abogados en la poltica ha descendido en esta segundamitad del siglo. En su estudio sobre la evolucin de las profesiones de los parlamen-tarios britnicos desde 1945 hasta nuestros das, Norris y Lovenduski muestran quela abogaca como profesin ha descendido entre los parlamentarios. Las mismaautoras muestran tambin que la representacin de los profesores e investigadoresha ascendido de forma muy notable (65).Hace m ucho tiempo analizaba M ax W eber las causas del importante peso de losabogados en la poltica occidental desde que se constituyeron los partidos. SealabaWeber que la poltica es una empresa de interesados y que la funcin del abogadoes precisamente la de dirigir con eficacia un asunto que los interesados le confan.Deca Weber que el abogadopuede hacer triunfar un asunto apoyado en argum en-tos lgicos dbiles y en ese sentido "ma lo ", convirtindo lo asi en asun to tcnica-muy importante entre 1978 y 1993 ya que si en 1978 era del 36 por 100, en 1993 este porcentaje ascendaya al 64,5 por 100; en E.CRIQUI: Q ui sont les nouvcaux dputs?, R evue Polilique el Parlamentaire.nm. 974, Novembre-Dcembre, 1994, pg. 30.(63) Japn, con slo un 5 por 100 de abogados entre los parlamentarios, constituye una de las escasasexcepciones a esta regla. Este rasgo corresponde, segn SHIGEKO FUKAI y HARUIIIRO FUKUI, al bajoporcentaje de abogados entre la poblacin japonesa. En S. N. FUKAI; H. FUKUI: lite Recruitment andPolitical Leadcrship,Poltica Science and Politics. vol. X X V, March, 1992, pg. 29.

    (64) En los datos ofrecidos por NORRIS y LOVENDUSKI sobre las profesiones de los parlamentariosde doce pases se observa que la de abogado era en el periodo 1990-92 la profesin ms abundante entrela lite poltica; en P. NORRIS; J. LOVENDUSKI:op. cil., pgs. 185-186.(65) P. NORR IS; J. LOVENDUSKI: op. cil.. pg. 99.

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    EL ANL ISIS DE LAS L ITES POLTICAS EN L AS DEM OCRACIASmente "bueno " (66). Weber destacaba el instrumento esencial para conseguir esaconversin, el dominio de la palabra hablada y escrita. Y esta razn era sin duda ycontina siendo una de las razones que explican la abundancia de los abogados enla poltica pero tambin de otras profesiones como las de profesores o periodistas.El hecho de que los abogados hayan descendido y que estas ltimas profesioneshayan aumentado se corresponde con la creciente importancia de estudios y profe-siones relacionadas con estudios como la ciencia poltica, la sociologa, la comuni-cacin, etc., donde tambin es esencial el dominio de la palabra hablada y escrita.Norris y Lovenduski llaman precisamente a todo este conjunto de profesiones,incluida la abogaca, talking professions, pero a pesar de su afortunada expresin,curiosamente no tienen en cuenta la razn sugerida por su concepto, la importanciadel dominio de la palabra, como una de las explicaciones de la importancia del pesode estas profesiones entre la lite poltica. Estas autoras se inclinan ms bien porbuscar la explicacin en un conjunto de rasgos asociados a estas profesiones comoson la flexibilidad horaria, las generosas vacaciones, la seguridad econmica, elstatus social, las redes de relaciones y ciertas capacidades tcnicas tiles en lapoltica (67).

    Putnam haca hincapi tambin en las mayores facilidades para combinar estasprofesiones con la poltica y en la posibilidad de vuelta despu s de terminar la carrerapoltica. Putnam, adems, no olvidaba la importancia del dominio de la expresin entodas estas profesiones (68). Ahora bien , tanto este autor en su clsico trabajo, comoNorris y Lovenduski, no mencionaban el factor del inters o de la vocacin. Y meatrevera a asegurar que es ste el factor que, junto al del dominio de la palabra,explica la abundancia de estas profesiones entre la lite poltica. Si atendiramos alas razones de adecuacin de los horarios y flexibilidad de esas profesiones para lapoltica, no se explica por qu otras profesiones como la medicina no estn tanabundantemente representadas. Pero, adems, y si tenemos en cuenta el sector de laenseanza, tampoco se entiende, siguiendo el razonamiento de Norris y Lovenduskiy en parte el de Putnam, por qu los representantes del sector de la enseanza queencontramos en la poltica provienen por abrumadora mayora de las ciencias socia-les y humanas. El factor que explica esta peculiaridad es precisamente el del interso el de la vocacin. De la misma forma que en las lites intelectuales apenasencontramos representantes de las llamadas ciencias duras, lo mismo ocurre en laslites polticas. Y es que el inters por la poltica de los que han escog ido las ciencias

    (66) M. WEBER:El poltico y el cientfico. Alianza, Madrid, 1981, pg. 114.(67) P. NOR RIS; J. LOVENDUSKI: op. cit.. pg. 110.(68) R. PUTNAM: The Comparative..., op. cit., pg. 59. Adems de las facilidades de vuelta a laprofesin originaria, habra que aadir otro factor significativo que apuntaba JUAN LINZ, y es el hecho deque algunos ejercicios profesionales se benefician de la actividad politica, por ejemplo, los bufetes deabogados, el periodismo poltico o la actividad sindical; en J. LINZ: Continuidad y discontinuidad en lalite poltica espaola: de la Restauracin al rgimen actual, dentro de AA.VV.: Estudios de CienciaPolitica y Sociologa (Hom enaje al profesor Carlos O llero), Madrid, 1972, pg. 400.

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    EDURNE URIARTEsociales y humanas como estudio y como profesin es muchsimo ms alto que losque han escog ido las matem ticas o la fisica. De la mism a forma que los intelectualesson personas que intentan influir en la poltica a travs de la opinin y del anlisisescrito, los enseantes son personas que explican la poltica a las nuevas generacio-nes. Por eso no es extrao que unos y otros deseen m uchas veces pasar y, a veces,pasen, a ejercer la poltica directamente, en el parlamento, en el gobierno, en lasinstituciones locales o en las autonmicas.

    RECLUTAMIENTO Y CIRCULACIN DE LAS LITES POLTICASRobert Putnam defini el reclutamiento poltico como el proceso a travs delcual se selecciona entre los varios millones de ciudadanos socialmente favorecidosy polticamente motivados, incluido el estrato poltico, a aquellos que alcanzanposiciones de influencia significativa (69). Parte de este proceso ha quedado clarifi-cado cuando ms arriba he dibujado el perfil caracterstico de las lites polticas. Enesc perfil han aparecido algunos de los factores que favorecen notablemente lallegada a las lites polticas. Parece claro que haber nacido en ciudades, pertenecera la clase media o media alta, haber cursado estudios universitarios, preferentementeen instituciones de lite, y ser hombre, son todos ellos rasgos que aumentan lasposibilidades de poder alcanzar posiciones de lite poltica. Ahora bien, tambin es

    cierto que los rasgos sealados favorecen el ascenso no slo a la lite poltica, sinoal conjunto de todas las lites, y que no todos los que poseen esas caractersticasllegan a posiciones de lite.La cuestin importante, por lo tanto, es conocer cul es la va o vas a travs delas que se llega a la cumbre poltica. Pero para responder a este problema nosenfrentamos a los mismos deficiencias que observbamos a la hora de analizar elgrado de profesionalizacin de la poltica. Son escasos los datos sobre los procesosde reclutamiento y las caractersticas de los itinerarios profesionales recorridos porlos polticos en su camino hacia la lite. Existe, eso s, un factor muy claro: laimportancia central del partido poltico como canal de reclutamiento de las litespolticas. Para llegar a la lite poltica es necesario hacerlo de la mano de un partidopoltico (70). Eso significa, en el caso de relacin ms estrecha, que se hace carrerapoltica en el partido desde los inicios, es decir, comenzando como militante de basey ejerciendo cargos internos hasta alcanzar posiciones polticas elevadas, o significa,en el caso de relacin menos estrecha, que se hace carrera profesional en cualquierprofesin de prestigio y en un momento dado se es cooptado para el cargo poltico

    (69) R. PUTNAM: op. cit., pg. 46.(70) En su interesante estudio sobre el reclutamiento de los diputados socialistas franceses en 1981,ANNIE COLLOVALDmostraba la importancia de las posiciones mantenidas dentro de los partidos politicoscomo canal para llegar a los puestos de la lite poltica; en A. COLLOVALD: La Rpublique du militant,dentro de P. BIRNBAUM (ed.): Les lites socialistes au pouvoir, 1981-1985. Puf, Pars, 1985, pgs. 11-52.

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    EL ANLISISDEL AS L ITES POLTICASEN L S DEMOCRACIASdesdeunpartido poltico. Dado quesepuede decirquelapoltica,lademocracia,oel Estado,son unapoltica,unademocraciaounestadodepartidos, tam binlaslitespolticas constituyenunacuestindepartidos.Esbien conocido quelaimportanciadel partido com ova deaccesoa lalite poltica hasido anmuchomsimp ortanteen lossistemas comunistas delestedeEuropa. Enestos sistemas comu nistaselpartidohasidola vaprcticamente exclusiva para accedera lalite poltica.Ladiferencia entrelossistemas dem ocrticosy comunistas quedaba bien ilustrada porBrzezinskiyHuntington cuando sealabanquemientras casi todos losaltos lderesnorteamericanos tenan unacarrera profesional aparte de lapoltica, loslderessoviticos hacan desde elprincipio su carrera exclusivamente en elpartidoqueabsorba totalmentesudedicacin 71).En lospases dem ocrticos, sinembargo,apesardelcontrol central que lospartidos ejercen en laseleccinde lalite poltica,escierto,quela vadirectaatravsdelpartido com o m odo deaccesoa laliteesslo una de lasexistentes. Otrode loscanalesde gran importancia es el de laburocracia. Una proporcinmuyimportantedelalite poltica procede delaparato burocrtico delestado . S alustianodel Campo, Jos Flix Tezanosy Walter Santn mostraban hace tiempo unaintere-sante tabla comparativa de lasocupaciones de losparlamentarios espaolesdes-de 1879hasta 1979en la quemuestran el crecimiento histricodelpesode losfuncionarios pblicosy elmantenimiento deunos porcentajes altosen losaossetenta (72). Mariano BaenadelAlczaryJos M ara Madaria m ostraban tambinla importanciadeloscuerpos burocrticosdelestadoenlasCortesde1979dondehaba83parlamentariosqueprocedandeestos cuerpos 73).Adems, existen otras instituciones socialesquepueden tener importancia comocanalesdereclutamientode lalite poltica.EnEspaase hadestacado desde hacetiempoelpapeldelOpusDeicomo canaldeaccesoalconjuntode laslitesytambinalalite poltica (74). LaIglesiaengeneralhatenido tradicionalem ente influenciacomo canaldereclutam ientode lalite poltica, sobre todoencontextos polticosconcretos como ladictadura franquista. M iguel Jerez hizoun interesante estudio

    71) Z B ICNIEW B RZEZINSKI y SAMUEL HUNTINGTON decan queelpoltico sovitico ingresaen lapoltica igualque elnorteamericano ingresaen lacarrera sacerdo taloen elejrcito.Elaparato polticoselotraga materialm ente,vcomo carecedecarrera privada enlaquerefugiarse,leesdifcil esca pardel,si esqueello fuera concebible,en Z.BRZEZINSKI; S.HUNTINOTON: Poder poltico VSA-URSS,G uadarrama, Madrid, 1970, tomoI,pg. 196.72) S.DELCAMPO; J. F. TEZANOS; W. SANTN:op. cit..pg. 27.73) M.BAENADELALCZAR;J. M.GARCA MADARIA:op. cit.,pg. 9. Hay que tener en cuenta quedelosburcratas sealadosms delamitad corresponden alcuerpodecatedrticosdeuniversidad,ycabepreguntarsesihabraque diferenciar este cuerpo burocrticodelosotros dadas lascaractersticas espe -cialesdelaenseanza respectoaotros trabajosde laburocracia.(74) Unarevistahapublicadounarelacinde laspersonas vinculadasalOpusDeien Espaaenlaslitesde lapoltica,de laeconomay delosmediosdecom unicacin. Esta revista seala queentrela

    lite polticasepueden contabilizar 30personas vinculadasalOpus Dei, todas ellas pertenecientesalPartido Popular, exceptounapersona pertenecienteaUPN,yotraaEusko Alkartasuna;enTemas parael Debate,nm.3,febrero, 1995, pg. 37.271

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    EOURNEURIARTEsobre los centros de extraccin p oltica entre 1938 y 1957 en Espaa en el que m ostrque los tres canales esenc iales de acceso a la lite estatal en la Espaa de ese perodofueron el ejrcito, la Falange y la Iglesia. En concreto, Jerez seal que el canal deacceso a los altos cargos del aparato del Estado fue la Falange en un 34,9 por 100de los casos, el ejrcito en un 40,4 por 100 y la Iglesia en un 24,7 por 100 (75).Adems de las organizaciones religiosas hay que mencionar tambin entre los par-tidos de izquierda la importancia de los sindicatos como canales de llegada a la litepoltica. Norris y Lovenduski sealan no slo que la mayora de los candidatoslaboristas entrevistados en su estudio pensaban que el apoyo sindical poda ser unfactor muy importante, a veces decisivo, para llegar a Westminster, sino que mues-tran tambin que los candidatos con apoyo sindical tienen ms xito en cualquierade las etapas del proceso de reclutamiento del partido laborista (76).

    Si es interesante conocer cmo llegan los polticos a la posiciones de lite, comoseal Putnam, tambin es importante saber cmo dejan esas posiciones y cundo.Este autor sealaba que la renovacin alta de lites se asocia a perodos de crisis yla baja renovacin est asociada a la estabilidad institucional. Adem s, la renovacinde una lite dentro de una institucin tiende a declinar a medida que la institucinenvejece (77). Existen, sin embargo, pocos datos para apoyar esta u otras generali-zaciones. En Espaa contamos con el trabajo de Juan Linz y Amando de Miguelsobre la lite de las Cortes entre 1943 y 1970 en el que ambos autores muestran quehay una continuidad bsica de la lite a pesar de la aparente renovacin de laCmara (78). Un contexto interesante para analizar la continuidad y cambio de laslites es el de las transiciones d emo crticas. B aena del Alczar y G arca Madariaanalizaron en este sentido el grado de continuidad de la lite franquista despus dela transicin a la democracia y constataron la importancia de la presencia de la litepoltica franquista en las Cortes de 1979, un 20 por 100 de los componentes de estalegislatura. La renovacin de la lite poltica fue evidentemente alta en este perodopero, dadas las caractersticas pacficas y pactadas de la transicin, el grado decontinuidad de la lite franquista fue importante.

    Al margen de los datos sealados, no existen investigaciones sobre las transfor-maciones en la composicin de la lite espaola en la transicin democrtica. Se hanemprendido algunas investigaciones para conocer las transformaciones de las litesen los pases del este de Europa. El Centro Ruso para la Investigacin de la OpininPblica realiz una investigacin en 1992 en la que entrevist a 1.812 pertenecientesa la vieja y a la nueva lite. En los primeros anlisis surgidos de esa investigacinse afirma que hay una importante continuidad de la vieja lite en la Rusia actual; untercio de lanomenklaturadel Partido est en la actual lite estatal mientras que otrotercio ocupa posiciones en la lite econmica, es decir, el grado de reproduccin de

    (75) M. JEREZ: lites polticas y centros de extraccin en Espaa, 1938-1957, CIS, Madrid, 1982.(76) P. NOR RIS; J. LOVENDUSKI: op. cit., pg. 149.(77) R. PUTNAM: op. cit.. pg. 66.(78) A. DE MIGUEL; J. LINZ: Las Cortes Espaolas 1943-1975: las lites, op. cit., pg. 118.

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    EL ANL ISIS DE L AS LITES POLTICAS EN LAS DEMOCRACIASla lite rusa es muy elevado, ms elevado que en Hungra y Polonia, seala NataliaErshova (79).Ahora bien , qu efectos tiene la alta o baja circulacin de la lite poltica? C abesuponer, en primer lugar, que la alta circulacin es signo de buen funcionamientodel sistema democrtico que impedira la perpetuacin de los lderes en el poder.Pero lo cierto es que en los sistemas democrticos estabilizados hay una tendenciaal aumento del tiempo de permanencia de las lites polticas en el poder (80). Laprofesionalizacin de la democracia es la directa responsable de esta tendencia.Parece demostrado que la renovacin de las lites facilitar actitudes favorables acam bios en las polticas lo cual, claro est, puede ser positivo o negativo, dependien -do del punto de vista ideolgico . Ahora bien, el alto grado de cam bio origina tam binun problema, el de la inexperiencia de la lite, lo que, dada la creciente complejidaddel sistema poltico, puede tambin tener algunos efectos negativos (81).

    NUEVAS TENDENCIAS Y NUEVOS CAMPOS EN LA INVESTIGACINDE LAS LITES POLTICAS

    No se conocen bien los procesos de circulacin de las lites, ni tampoco su papelen las transiciones. Ahora bien, en el contexto del enorme inters suscitado por losprocesos de transicin democrtica en los ltimos aos, se han abordado algunosanlisis del papel de las lites polticas en las transiciones a la democracia como elinteresante trabajo ed itado por John H igley y Richard G unther que contiene unartculo de Richard G unther sobre el papel de las lites polticas en la transicinespaola (82). Sin embargo, en la mayora de estos trabajos hay pocas investigacio-nes basadas en entrevistas a las lites. Se analiza a las lites a travs de sus decisionesy declaraciones pblicas, pero no a travs de una profundizacin de sus actitudes

    (79) N. ERSHOVA: The Transformation of Russia s Ruling lite Under Conditions of Social Crisis,Sociological Research, vol. 34, may-june 1995, pg. 47.(80) KLAUS VON BEYME seala que el tiempo medio de permanencia en el poder de los miembrosdel B undestag sobrepasa en algo los nueve aos y tiene tendencia a prolongarse; en K. VON BEYME: op .cit. Naturalmente, el dato apuntado por este autor es slo uno de los que tenemos que conocer paraanalizar las caractersticas de la circulacin de la lite poltica; habra que aadir todos los cargos polticosocupados anteriorm ente y posteriormente a la perman encia en el B undestag.(81) JUAN CARLOS AG ULLA destaca como un rasgo negativo del sistema poltico argentino lo quellama, en trminos de su surgimiento y formacin, la improvisacin d e la clase poltica; en J. C. AGULLA:La clase poltica argentina: reclutamiento y formacin, Revista de Estudios Polticos, nm. 74, octu-bre-diciembre, 1991.(82) R. GUNTHER: Spain: the very model of the modem lite scttlement, dentro de J. HIGLEY; R.GUNTHER: lites and Democratic Consolidation in Latin America and Southern Europe, Cambridge

    University Press, Cambridge, 1992. Tambin encontramos un anlisis del papel de la clase polticaespaola en los mesogobiemos regionales y econmicos en V. PREZ DAZ: La primada de la sociedadcivil. Alianza, Madrid, 1993.273

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    EDURNEURJARTEpersonales (83). Es posible que esta perspectiva est basada en el hecho de quealgunos de los trabajos en este terreno estn realizados por especialistas en transi-ciones democrticas y no tanto por especilistas en las lites. De ello se deriva que,al mismo tiempo que se ha abierto una nueva lnea de anlisis en el campo de laslites polticas, tambin surge la necesidad de aadir otros enfoques a estas investi-gaciones.Otro apartado en el que los datos son escasos es el correspondiente a las rela-ciones entre las diferentes lites. Conocemos cada una de las lites, hay muchashiptesis sobre las interrelaciones entre ellas pero pocas investigaciones sobre lacuestin. Un apartado de especial inters en este terreno es quiz el anlisis de lasrelaciones entre las lites polticas y las intelectuales, y muy especialmente dentrode ellas, las lites de los medios de comunicacin de masas. Cuando hay unaevidencia cada vez mayor del papel esencial de los medios de comunicacin en lapoltica, el conocimien to ms profundo de las vinculacion es de los miem bros de unasy otras lites resulta ms interesante que nunca (84). Para la investigacin de estasrelaciones las preguntas directas a las lites sobre el grado de conocimiento quetienen de otras lites se han revelado eficaces (85). Tambin son interesantes y quizno muy utilizados, probablemente por su enorme dificultad, los anlisis de lasinterrelaciones familiares, de amistad, de intereses comunes, costumbres y hbitosde ocio, etc., entre las diversas familias influyentes de un pas (86).Tambin habra que apuntar la necesidad de profundizar en el conocimiento delas relaciones entre los ciudadanos y las lites, lo que significa en este caso conoce r

    (83) Sealaba JUAN LINZ que contamos con muchos anlisis basados en los datos biogrficos de laslites polticas, pero que necesitamos conocer mejor otros aspectos como son sus motivaciones y su papelen sistemas polticos democrticos. Linz ofrece algunas sugerencias para realizar este anlisis: Necesita-mos estudios mucho ms cuidadosos de sus valores y actitudes, incentivos y dudas para dedicarse a lapoltica, recompensas y costes de la actividad poltica, vnculos entre polticos y la sociedad, la formaen que los partidos eligen y rech azan a las personas con voca cin poltica, la secuencia vertical de pu estosmediante la cual los polticos suben dentro del partido y los caminos horizontales a travs de los cualesentraron en el gobierno. Necesitamos com parar las democracias en todas estas dimensiones m ucho mssistemticamente, ms bien que centrarnos en unos cuantos partidos, en J. J. LlNZ:Los problemas de lasdemocracias y la diversidad de democracias. Discurso de investidura Doctor Honoris Causa por laUniversidad Autnoma de Madrid, Ediciones de la Universidad Autnoma de Madrid, Madrid, 1992,pgs.44 y 45.(84) KLAUS VON BEYME ofrece el dato de un estudio publicado en 1989 segn el cual los diputadosalemanes respondieron en una encuesta que los periodistas (79 por 100) eran sus principales consejeros,por detrs de los compaeros de partido. D e este modo, los periodistas se situaban a la cabeza de las litesextemas a la clase poltica; en K. VON BEYME:op. cit., pg. 84.(85) SIDNEY VERBA muestra interesantes resultados obtenidos a partir de una pregunta sobre el gradode conocimiento de otras lites en su investigacin de las lites japonesas, norteamericanas y suecas; enS. VERBA (ed.): op cit..pgs. 64 y 65.(86) Vase, por ejemplo, D. BALMORI; S. F. VOSS; M. WORTMAN: Notable Family Nerworks n LatnAmerica, The University of Chicago Press, Chicago, 1984. Dentro de este enfoque existe un trabajobrillante sobre la lite intelectual parisina, H. HAMON; P. ROTMAN:Les intellocrates.Ramsay, Pars, 1981.

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    EL ANL ISIS DE LAS L ITES POLTICAS EN L AS DEMOCRACIASlas percepciones que los ciudadanos tienen de las lites (87). Hay investigacionessobre las lites que han estudiado el grado de influencia de las diferentes lites quese percibe desde la sociedad (88). Pero, adems, distintos trabajos han intentadoconocer la forma en que los ciudadanos perciben a las lites (89). En el contexto delo que parece una imagen crecientemente negativa de las lites polticas entre losciudadanos, podra ser de inters profundizar en esa lnea de reflexin. Cabe apuntartambin como posible campo de inters en la investigacin de las lites polticas elanlisis de las lites de los nuevos partidos surgidos en Europa, bsicamente lospartidos surgidos de los mo vimien tos sociales. Seala Von B eyme que el perfil socialde las lites de los Verdes alemanes es prcticamente igual al de las lites tradicio-nales (90), pero, cabe generalizar esta apreciacin a otras nuevas lites polticaseuropeas? y se mantienen tambin actitudes hacia el sistema poltico semejantes alas lites tradicionales? Por ltimo, podra tener un enorme inters un aspecto suge-rido por Juan Linz y tradicionalmente olvidado en los anlisis de lites polticas apesar de su aparenteobviedad (91). Se trata de la vocacin poltica: de dnde surgeesa vocacin?, qu componentes tiene?, qu nos sugiere sobre la actividad polticay sus principales protagonistas?

    (87) No hay que descartar tampoco el inters de trabajos en tomo a los conocimientos que las litestienen sobre las percepciones de los ciudadanos que no siempre son atinadas como cabria esperar de suposicin; asi lo muestran, por ejemplo, P. DEKKER; P. ESTER: lite perceptions of mass preferences inThe Ncthcrlands; biases in cognitive responsiveness, Europea n Journal ofPolitical Research, vol. 17,nm. 5, Scptember, 1989.(88) Vase N. NEVITTE; R. GIBBINS: New lites in O d States, Oxford University Press, Toronto,1990.(89) THOMAS DYE muestra que la confianza de los ciudadanos norteamericanos en la lite polticaha descendido de forma notable en los ltimos veinte aos, en T. DYE: lite Autonomy and MassDisaffection: Can lite Competition Underminc Regime legitimacy?, ponencia presentada en el XVICongreso Mundial de Ciencia Poltica, celebrado en B erln, 21-25, agosto, 1994.(90) K. VON B