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    EL AHORCADO

    Finalizaba el mes de septiembre. Aquel jueves, a las cinco de la tarde,haba cado un ligero chaparrn que dej las aceras marcadas por grandesgoterones.

    -Vaya, se nos fue el verano -dijo el comisario Romn, y el subordinadole contest con un gruido.

    -S, eso parece.El jefe estaba en pie, junto a la ventana de su despacho, y miraba a

    la calle.-Ha sido un mes tranquilo, cosa rara -indic con un gesto. El otroasinti:

    -Es cierto, pero todava no ha terminado. Nos faltan varios das, yaveremos.

    Aquella noche no llovi. Por la maana, el jefe dej el automvil a lapuerta de la comisara. Eran las ocho y media segn su reloj de pulsera.Denuevo brillaba el sol y el firmamento azul apareca aqu y all entre lasnubes blancas que surcaban el espacio.

    Cuando entr, dos subordinados se pusieron en pie. Un tercero estabaconsultando un fichero, y se volvi.-Acaban de llamar por telfono.-De qu se trata? -dijo l.-Un hombre ha aparecido ahorcado. Lo ha encontrado la limpiadora,

    hoy viernes, a primera hora de la maana. -Su compaero asinti:-Al parecer, son dos los cadveres. Un hombre ahorcado de una viga

    en el saln, y una mujer arriba, en la cama del dormitorio, al parecermuerta. -l tosi.

    -Vaya, nuestra suerte ha cambiado -El otro asinti tristemente.-As es. La asistenta no ha tocado nada, ni siquiera ha fregado los

    baos. Enseguida ha llamado a la polica, segn dice, y nos ha rogadollorando que acudamos cuanto antes a la casa.

    -Buena chica -resopl el comisario.Romn tena una calva brillante y oscura, y sus pocos cabellos eran

    agrisados hacia las patillas. Luca barba de un par de das y vesta ropasde paisano. Se volvi hacia los suyos.

    -Vamos -mascull. -Y que nos sigan tres o cuatro hombres con suequipo -indic, saliendo.

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    No haban pasado tres minutos cuando ya ocupaban los dosvehculos. Un polica joven se sent ante el volante del primer automvil,y condujo hacia las afueras. El comisario ocupaba el asiento de al lado.Dejaron atrs una multitud de chalets y edificios de varias plantas

    rodeados de jardines, hasta tomar una desviacin.-Es all enfrente -indic el conductor. -Es esa casa grande.Se encontraban ante una edificacin slida y extensa, con muros de

    piedra que alternaban con otros encalados. Las ventanas tenan rejas dehierro negro con volutas. En el piso superior haba una larga balconadacon baranda de hierro forjado.

    Los dos hombres recorrieron el sendero de gravilla, seguidos de suscompaeros, uno de los cuales llevaba en la mano un maletn. Llamarona la puerta, y abri una muchacha menuda, con el cabello castao atado

    sencillamente atrs. Tena la piel muy morena por el sol, y llevaba un trajede algodn color de rosa, perfectamente planchado.-Polica -dijo el comisario, mostrando su placa. Ella se apart a un

    lado.-Pasen, por favor.Su rostro estaba hmedo de lgrimas.Suavemente, pero sin vacilar,

    le cont todo lo ocurrido.-Como todos los das, he llegado aqu a las ocho de la maana, y he

    encontrado los cadveres. Sin tocar nada, he llamado a la polica. -Elhombre la mir por encima de los lentes, cados sobre su gruesa nariz.

    -Eso est muy bien.Se encontraban ante un saln elegantemente amueblado. En el techo

    haba gruesas vigas oscuras, y de una de ellas penda el cuerpo de unhombre, con el torso desnudo. La boca del muerto estaba abierta y por ellale asomaba la lengua. El hombre tena un brillante cabello negro,abundante y largo, y unas patillas que llegaban hasta los ngulos de unaestrecha mandbula. Su pecho apareca desprovisto de vello, y sus brazoseran largos y poderosos.Su cara se haba puesto del color del yeso.

    Una escalera con pasamanos de nogal comunicaba con el piso alto,

    y se prolongaba en una barandilla alrededor de la habitacin. Tanto en laplanta baja como en la alta haba macetas de cermica con plantas deinterior. Los muebles eran antiguos y de hermosa lnea, contrastando conlos suelos de cermica brillante.

    -Dnde est la mujer? -La chica comenz a temblar violentamente.-Arriba, en el dormitorio principal -susurr.Era una habitacin grande y alegre, con techos muy altos pintados de

    blanco. Los sillones y el sof eran de caoba, torneados, y estabantapizados en terciopelo gris. En la ventana que daba al jardn haba

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    cortinas lisas y amarillas. Fuera, a travs de los cristales cuadrados, sedivisaban las copas de los rboles.

    -Est ah -dijo ella, sealando.La iluminacin era indirecta y, por consiguiente, muy matizada. La

    mujer que estaba en la cama tena el busto menudo, y largas y torneadaspiernas. Pareca dormida, si no hubiera sido por la mueca que marcaba surostro. Sobre la mesa de noche haba un vaso con un poco de lquidoblancuzco.

    -Tiene restos de espuma seca en la cara -indic el polica.-Procedana sacar muestras y a estudiarlo todo, sin perder un detalle. -Por cierto,quin es el dueo de la casa? -La muchacha parpade.

    -Es un arquitecto conocido, y se encuentra en el extranjero porasuntos de negocios. A primeros de este mes, el dos de septiembre, envi

    a la pennsula a su socio y a la secretaria. Los dos se alojaban aqu... yahora estn muertos -dijo, estremecindose. -Romn habl sin alzar lacabeza.

    -Qu clase de persona es? -Ella continu:-Est casado, y tiene hijos mayores, pero no los conozco. Parece ser

    que actualmente trabaja en Marruecos, para los altos cargos y para elgobierno. Segn he odo tiene all un importante estudio, desde el queconstruye una gran torre. Actualmente, su esposa est con l.

    -Conoce a su esposa?-S, es una seora muy rica y elegante. Fue ella la que me contrat,

    y me paga un buen sueldo, aunque pasan fuera la mayora del tiempo.Antes de llegar los... difuntos, me dio orden de que viniera a diario a limpiarla casa, y todo lo dems -suspir.

    El comisario Romn dio un vistazo a la habitacin que haba ocupadola muerta. Se volvi hacia sus hombres y carraspe secamente:

    -Sigan con su tarea. Estoy abajo, si me necesitan para algo -indic, ysali del dormitorio, con la chica pegada a los talones.

    Una vez en el saln principal dio un vistazo a la grande y maciza mesade billar con sus cortas y gruesas patas torneadas, y el tablero cubierto de

    fieltro verde, donde destacaban tres lustrosas bolas, dos blancas y unaroja. El cuerpo segua colgado de la viga, en espera de la visita del juez.

    -Bien, ahora puede irse -le dijo a la muchacha -Pero no se vaya muylejos, podemos necesitarla. -Ella movi la cabeza, aliviada.

    -Descuide, as lo har.Se volvi en redondo, dndole la espalda, y sali. Encima de los

    bonitos muebles se podan admirar cermicas floreadas, y en una vitrinaacristalada, adosada a la pared, haba juegos de porcelana china.

    ***

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    El comisario subi de nuevo, fue hacia la puerta del cuarto de bao yla abri En el lavabo de la muerta, adems de sus huellas, losespecialistas haban hallado una nica huella, ms grande, de hombre.

    -Al principio, hemos sospechado que fuera del ahorcado, pero no es

    as. De todas formas, habr que comprobarlo con ms seguridad en ellaboratorio -dijo el subordinado. Romn mir el reloj-Est bien. Alguna cosa ms? -El otro sacudi la cabeza.-S, claro. Hemos comprobado que la secretaria se haba acostado

    con un hombre, poco antes de morir. Sin duda, se trataba del ayudante...-Posiblemente. Eso ya lo veremos.-Se acostaron, y dejaron claras muestras de ello. Haban bebido

    mucho... -El comisario arque las cejas.-No est mal. -El otro aventur:

    -Parece que haya sido un doble suicidio. No cree?-Tambin lo veremos -dijo l. -No hay que precipitarse, aguardaremosal juez y al forense.

    El comisario estuvo revisando el armario ropero; fue hacia la puerta yse volvi.

    -Lo primero, tenemos que saber lo que contena el vaso que estencima de la mesilla. Luego, podremos sacar conclusiones.

    ***A partir de entonces, los sucesos se precipitaron. En el laboratorio

    forense, se comprob que en el vaso haba restos de fsforo blanco. Lavoz del especialista son alterada a travs del telfono:

    -El fsforo, en su variedad blanca, es un veneno muy violento -afirm.-Algunos centigramos bastan para causar la muerte. Este es el motivo deque se utilice en ciertas pastas para matar ratones. -El comisario frunciel ceo.

    -Entonces, no ser difcil de conseguir. -El otro no tard en contestar:-La facilidad de procurarse estos preparados fosforados, hacen que

    esta sustancia haya sido con frecuencia el instrumento deenvenenamientos criminales. -Se detuvo un momento. -Ocasiona una

    fuerte inflamacin y hasta la ulceracin del estmago. La intoxicacin porfsforo produce vmitos, seguidos de la muerte...

    El polica estuvo rumiando todo aquello. Segn declararon algunostestigos el socio era argentino, lo que se deduca por su acento.

    -En cuanto a la chica, todos coinciden en que pareca bastante ligerade cascos...

    El sbado, por orden del juez, se haban retirado los cadveres. Nohaban podido localizar al dueo de la casa, pero s se present una mujerque dijo ser su secretaria. Ante la sorpresa de todos, aseguraba ser la

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    verdadera secretaria del arquitecto. Cuando supo lo ocurrido, pareciderrumbarse. Sus ojos se llenaron de lgrimas.

    -Cmo iba yo a pensarlo? -solloz.Por la tarde, volvi la polica. Cuando Romn acudi, se llev una de

    las mayores sorpresas de su vida: la muchacha que tena delante parecauna copia de la que encontrara la vspera, muerta sobre la cama. Era unachica de aspecto sereno y ojos verdosos. Su cabello era bonito, noenteramente rojo, pero tampoco dorado, y lo llevaba peinado con ungracioso desorden. Como el de la otra mujer, su rostro estaba cubierto depecas.

    Ella le tendi la mano.-La muerta era mi hermana gemela -gimi. -l la observ de nuevo y

    asinti, despacio:

    -No tiene que jurarlo. Qu ha ocurrido aqu? -Ella sonri tristemente.-En realidad, me siento culpable...La voz del polica son grave y autoritaria.-Puede explicarse, seorita? -Ella se sonroj.-Har lo que pueda -dijo, mirando hacia otro lado.El polica no dijo nada; estaba muy serio, y, a travs del ventanal

    abierto, sigui con la vista el vuelo de unos pjaros. Ella tom asiento ycomenz a hablar despacio, con la cara ligeramente encendida.

    -Se lo contar todo, al menos lo que s -pronunci en voz baja. -Elcomisario estaba impaciente.

    -Vamos, empiece ya. -Ella apart la vista de nuevo.-Hace ms de un ao que me contrataron como secretaria en un

    estudio de arquitectura. Ofrecan un buen sueldo, y las condiciones eranbuenas, siempre que se accediera a vivir en Marruecos...

    -Siga.-Pronto supe que mi jefe era un estafador. Lo haba sido ya en otros

    pases, vendiendo viviendas inexistentes. -Se detuvo un momento, yprosigui, en tono seco: -Cuando otros estn en crisis, l parece ir vientoen popa. Su estudio es un modelo de lujo y tecnologa. -l la mir con ojos

    investigadores.-Acta solo? -La chica pareci dudar.-A veces acta solo, y luego huye. No obstante, ahora estaba a punto

    de desatarse un escndalo, y el arquitecto nos mand aqu a la pennsula,al socio y a m, para tener libre el camino...

    Se interrumpi, mirndolo fijamente:-Envi aqu a su socio con la excusa de que se ocupara de unos

    asuntos pendientes, y a m para ayudarlo, con la intencin de librarse deambos...

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    Pareci haber perdido momentneamente el aplomo, pero serecuper enseguida. Con aire resuelto mir de nuevo al polica que estabasentado, con el cigarrillo colgado del labio, soltando nubes de humo.

    -Tiene una trama ilegal en Marruecos, con negocios sucios como

    armas, petrleo e incluso drogas -afirm ella con seguridad.-Y tiene esta gran casa en la costa sur de la pennsula, en una lujosaurbanizacin... no se lo monta mal. Y ustedes saben demasiado de l.

    Adems, posiblemente, el socio le estaba haciendo chantaje, apretndoledemasiado las clavijas, por lo que se haba convertido en un serioinconveniente...

    -Eso lo ignoro. Slo s que, como arquitecto, el fallecido tena unabuena reputacin, y estaba muy preparado.

    -Tambin usted lo est, no es as? -Ella lo observ, con la cabeza un

    poco inclinada hacia un lado.-Usted qu cree?El comisario Romn dej apagar un fsforo y encendi otro. Su

    sonrisa haba desaparecido cuando la mir.-No lo he dudado ni un momento. Por si fuera poco, parece usted una

    muchacha equilibrada, y es simptica, y amable... Con todo eso, es orilladapor su jefe, enviada a la pennsula acompaando al socio, que sospechauna trampa... Lo he entendido muy bien, no me extraa que est muyenfadada.

    Ella haba contenido la respiracin. Luego aspir hondo.-No vaya a equivocarse conmigo...Se qued callada unos instantes. Cuando habl, lo hizo en voz tan

    baja que ms pareca un susurro.-Decid volver de incgnito a Marruecos, estaba en mi derecho. -El

    hombre asinti:-Dejando que su hermana gemela la sustituyera junto al socio,

    suplantando su personalidad... -Ella pareci sobresaltarse.-Yo no saba que... -l la interrumpi:-Que ella aprovechara la ausencia de usted para ligarcon el socio,

    no es as?La muchacha guard silencio, y el comisario prosigui:-El compaero del arquitecto apenas la conoca a usted; no slo no

    not la sustitucin, sino que aprovech las circunstancias.Ella trat de contestar, pero slo consigui emitir un sollozo.Cerr los

    ojos un momento.-No poda pensar que mi hermana iba a terminar de esta manera... En

    realidad, el compaero de mi jefe no era mala persona. Pero estaba hartode sus abusos y chanchullos, y hasta haba pensado en denunciarlo. -El

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    polica asinti:-S, pero no slo eso. Antes de nada lo presiona, e incluso le hace

    chantaje. -La chica dud:-Algunas personas pueden aguantar muchas cosas, pero no que se

    burlen de ellos.Romn golpe distradamente con los dedos sobre la superficie de lamesa. Procuraba centrar sus pensamientos, y repasar con orden losucedido.

    -Por cierto, ha conseguido algo en Marruecos? -Ella esboz unadbil sonrisa.

    -Lo suficiente, no ha sido muy difcil. Como comprender, all conozcogente, y he utilizado mis contactos. Muchos all conocen demasiado losnegocios sucios de mi jefe. Lo que no poda imaginarme es que mi

    hermana estuviera en peligro...El comisario se qued pensativo. Carraspe de nuevo, y habl comopara s:

    -En fin, digamos que usted decide iniciar la investigacin por sucuenta. Y cuando vuelve con las pruebas se encuentra con que el socio haaparecido ahorcado, y su hermana est muerta... -Ella habl en tonoinexpresivo.

    -Ha sido mi jefe, no me cabe duda. No imagin que estuvieradispuesto a asesinarnos...

    ***Ya en la comisara, Romn sinti pasos junto a su puerta. Llamaron

    con los nudillos.-Adelante -dijo con voz ronca.La puerta se abri y entraron dos hombres en la habitacin. El ms

    alto le alarg el dossier que llevaba en la mano. El polica jefe lo tom,mientras el otro le explicaba:

    -Es el informe del forense. Dictamina muerte por ahogamiento en elhombre y, en el caso de la mujer, corrobora el envenenamiento por fsforoblanco. -l habl sin alzar la mirada.

    -Est bien -resopl. -Espero que lleguemos a buen fin.Empez a hojear el dossier. Cuando lleg a un punto, tena los ojos

    dilatados de excitacin.-Jo... joder -mascull.

    Al parecer, la huella del lavabo perteneca al arquitecto jefe, y tenarestos de fsforo. Pens que la maana del jueves, la limpiadora lo habafregado cuidadosamente, lo que demostraba la presencia del hombre apartir de ese momento. Las otras huellas eran de la muerta, y no de laverdadera secretaria. El comisario mir a su ayudante y emiti un silbido.

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    -Vaya, qu le parece? -gru. -El asesino se lav las manos en ellavabo.

    Se detuvo un momento; despus sigui leyendo. En realidad, todohaba empezado entre las diez y media y las once y cuarto de la noche del

    jueves, cuando el arquitecto haba viajado a la pennsula en un vuelonocturno.-Todos pensaban que estaba ausente del pas. Lleg a la finca y

    cumpli su propsito: encontr al socio bebido, lo estrangul, y simul unsuicidio por ahorcadura -le dijo el ayudante, y l asinti.

    -Ms tarde, envenen a la que crea su secretaria, que tambin hababebido mucho. La vio de noche, y no not la diferencia... Cuando se fue,haba dejado atrs dos cadveres.

    Hubo un corto silencio, y el ayudante habl de nuevo:

    -Hemos trado aqu a la secretaria, como usted mand. Est fuera,aguardando. Le digo que pase?-Claro, por supuesto -indic Romn.La chica entr y l le mostr una silla, frente a su mesa. Le estuvo

    exponiendo los ltimos progresos de la investigacin, mientras ellaescuchaba en silencio. Estaba a punto de echarse a llorar.

    -Yo he tenido la culpa de todo, no puedo perdonrmelo. -El hombredeneg.

    -Usted no tiene la culpa de nada. En realidad, con su declaracin haaclarado mucho los hechos. Slo nos falta comprobar algunos datos, y atartodos los cabos.

    -As lo espero -suspir la mujer.-Haremos todo lo posible, se lo aseguro.-Gracias por todo, seor comisario.Ella se puso en pie y vacil un momento. Luego, le dirigi una triste

    sonrisa y sali de la habitacin.Romn sigui enfrascado en el dossier. En efecto, el arquitecto haba

    tomado un vuelo nocturno el jueves, a ltima hora. Al llegar al aeropuerto,debi comprobar que su coche estaba averiado en el aparcamiento, por lo

    que se vio obligado a coger un taxi.Haban localizado al taxista que lo llev esa noche al estudio. Segn

    todos los indicios, el recin llegado entr en la casa y estrangul a susocio, que estaba borracho, simulando despus un suicidio. Se acerc aldormitorio de ella, creyendo que era su verdadera secretaria, y le pusoveneno en la bebida que tena junto a la cabecera. Utiliz fsforo blanco,sopa de cerillas, que tena para combatir a los ratones. Para ella, eltiempo en este mundo haba dejado de existir.

    Ahora, en la frente curtida de Romn apareci un hondo pliegue.

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    -Parece que no es tan listo como cree -gru, y sigui leyendo.Ms tarde, a fin de volver al aeropuerto donde cogi un vuelo para

    Marruecos, haba hecho auto-stop en la carretera: haba un testigo de queun hombre lo hizo, pero no saba quin, e ignoraba la matrcula del coche.

    Estaban buscando a la persona que lo transport.-Estamos en el buen camino -mascull el comisario, dirigindose alsubordinado, que no hizo ningn comentario. El jefe prosigui:

    -Pero nada se hubiera resuelto si no aparece la verdadera secretaria-tuvo que reconocer a su pesar. -El otro se encogi de hombros.

    -Usted cree?-Por supuesto. Ella, cuando volvi, aparte de darnos la sorpresa a

    todos, fue quien desenmascar al asesino.Se estaba haciendo tarde y, como todos los sbados, Romn haba

    quedado con su hija a cenar. Se estuvo aseando un poco. Luego baj laescalera, decorada con tiestos con palmeras, hasta la puerta de lacomisara.

    Por fortuna, se haba aclarado todo. Ahora, por mediacin de laInterpol, conseguiran detener al culpable...