educación médica - iliana romero

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EDUCACIÓN MÉDICA: NO PERMITAMOS EL OCASO DE LA MEDICINA PERUANA Iliana Romero Giraldo La queja permanente que los médicos residentes, internos y estudiantes de Medicina leen cada vez menos, que no saben lo básico, que poco participan, aportan o asisten a las actividades académicas, que no tienen espíritu de análisis ni de síntesis, no respetan a sus colegas mayores, que no saben comportarse éticamente como médicos y el rosario de lamentos de colegas asistentes de los diferentes espacios donde estos días camino me llevan a esta nota. La situación social y económica de nuestro país ha cambiado sustancialmente, la imagen del médico ante la sociedad peruana ha sido pauperizada- casi pulverizada - y puesta a nivel de vendedor de servicio al menudeo y destajo, que damos pésimo servicio pero lo más preocupante ha sido cambiada dentro de nuestro propio sistema mental. Hemos pasado del médico que ejerce su profesión y/o hace docencia e investigación y dedica tiempo a su preparación y desarrollo personal al médico que trabaja para sobrevivir en una sociedad consumista, de libre mercado que incluye al sistema de salud y de educación universitaria, donde te pagan tan poco o muy tarde por tu labor que debes casi clonarte hasta en dos a tres trabajos durante todo el día, lejos de tu familia, de tus hijos y lo más grave, sin tiempo ni dinero para actualizar lo que aprendiste ni aprender lo nuevo que pueda servirte, excepto vendas tu alma a un laboratorio X para conseguir una beca y poder al menos lograr el cartón para la recertificación. O ganar dinero pronto a como de lugar para pagarte el nuevo depa, el nuevo auto, el colegio o universidad de los hijos, mantener buen status, etc. que no es nada malo, al contrario es el anhelo natural, pero sin darnos cuenta caemos en el sistema y el consumismo sin entender que es nuestro derecho exigir un justo sueldo por un solo trabajo bien hecho, sin necesidad de estar de un lado al otro, gastando un tiempo que no volverá, solo veamos los ejemplos de otros lados donde el médico se dedica a una sola actividad y vive tranquilo en buenas condiciones para él y su familia. Del otro lado se encuentran los médicos jóvenes quienes usan el modelo que sus colegas mayores les damos. Hasta el cansancio he escuchado a alumnos dar también sus propia quejas acerca de tutores que no cumplen el rol por el que la universidad les paga, que es formar y preocuparse porque se cumplan los requisitos mínimos que garanticen el logro de las competencias . ¿Quién está velando porque los alumnos de pregrado y postgrado estén recibiendo lo que necesitan? ¿Quiénes están evaluando y bajo que parámetros que las facultades de Medicina estén pasando de año al mejor recurso humano y que haya cumplido con sus competencias? ¿Cuántos de nosotros sabemos que los alumnos de pregrado y sobre todo los de postgrado- residentes y pasantes- están a la deriva sin conocer el plan de estudios, competencias a lograr, y peor sin el apoyo real del colega designado a cargo de su aprendizaje?. Es cierto que existen esfuerzos loables de docentes y servicios – sin ninguna paga- donde se realizan actividades académicas en forma continua, donde se discuten los casos clínicos, se revisan desde la confección de la historia clínica hasta los resultados del tratamiento, aplican ABP (Aprendizaje basado en problemas), etc. donde participan desde el jefe hasta los alumnos; lamentablemente lo que esperaríamos sea

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EDUCACIÓN MÉDICA: NO PERMITAMOS EL OCASO DE LA MEDICINA PERUANA

Iliana Romero Giraldo

La queja permanente que los médicos residentes, internos y estudiantes de Medicina leen cada vez menos, que no saben lo básico, que poco participan, aportan o asisten a las actividades académicas, que no tienen espíritu de análisis ni de síntesis, no respetan a sus colegas mayores, que no saben comportarse éticamente como médicos y el rosario de lamentos de colegas asistentes de los diferentes espacios donde estos días camino me llevan a esta nota.

La situación social y económica de nuestro país ha cambiado sustancialmente, la imagen del médico ante la sociedad peruana ha sido pauperizada- casi pulverizada - y puesta a nivel de vendedor de servicio al menudeo y destajo, que damos pésimo servicio pero lo más preocupante ha sido cambiada dentro de nuestro propio sistema mental.

Hemos pasado del médico que ejerce su profesión y/o hace docencia e investigación y dedica tiempo a su preparación y desarrollo personal al médico que trabaja para sobrevivir en una sociedad consumista, de libre mercado que incluye al sistema de salud y de educación universitaria, donde te pagan tan poco o muy tarde por tu labor que debes casi clonarte hasta en dos a tres trabajos durante todo el día, lejos de tu familia, de tus hijos y lo más grave, sin tiempo ni dinero para actualizar lo que aprendiste ni aprender lo nuevo que pueda servirte, excepto vendas tu alma a un laboratorio X para conseguir una beca y poder al menos lograr el cartón para la recertificación. O ganar dinero pronto a como de lugar para pagarte el nuevo depa, el nuevo auto, el colegio o universidad de los hijos, mantener buen status, etc. que no es nada malo, al contrario es el anhelo natural, pero sin darnos cuenta caemos en el sistema y el consumismo sin entender que es nuestro derecho exigir un justo sueldo por un solo trabajo bien hecho, sin necesidad de estar de un lado al otro, gastando un tiempo que no volverá, solo veamos los ejemplos de otros lados donde el médico se dedica a una sola actividad y vive tranquilo en buenas condiciones para él y su familia.

Del otro lado se encuentran los médicos jóvenes quienes usan el modelo que sus colegas mayores les damos. Hasta el cansancio he escuchado a alumnos dar también sus propia quejas acerca de tutores que no cumplen el rol por el que la universidad les paga, que es formar y preocuparse porque se cumplan los requisitos mínimos que garanticen el logro de las competencias . ¿Quién está velando porque los alumnos de pregrado y postgrado estén recibiendo lo que necesitan? ¿Quiénes están evaluando y bajo que parámetros que las facultades de Medicina estén pasando de año al mejor recurso humano y que haya cumplido con sus competencias?

¿Cuántos de nosotros sabemos que los alumnos de pregrado y sobre todo los de postgrado- residentes y pasantes- están a la deriva sin conocer el plan de estudios, competencias a lograr, y peor sin el apoyo real del colega designado a cargo de su aprendizaje?. Es cierto que existen esfuerzos loables de docentes y servicios – sin ninguna paga- donde se realizan actividades académicas en forma continua, donde se discuten los casos clínicos, se revisan desde la confección de la historia clínica hasta los resultados del tratamiento, aplican ABP (Aprendizaje basado en problemas), etc. donde participan desde el jefe hasta los alumnos; lamentablemente lo que esperaríamos sea

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generalizado resultan siendo esfuerzos aislados. Por ejemplo, existen servicios donde el médico residente es el que cubre los espacios que el médico asistente deja, sin tutor ni guía que monitorice que lo que está haciendo sea correcto o no, no es de extrañar por tanto que uno reciba recetas de atención de Emergencia o de consulta con firma solamente del médico residente con dosis incorrectas, tratamientos no racionales, casos que ameritan manejo inmediato esperando la consulta normal por horas porque el diagnóstico no fue debidamente realizado; el médico residente está EN FORMACIÓN, por tanto requiere SÍ poner en práctica lo que aprende pero también que un médico más entrenado, lo acompañe y oriente. Es como aprender a caminar, nuestros mayores nos acompañaron, nos apoyaron a levantarnos cuando errábamos, nos alentaron a seguir mejorando hasta lograrlo, ni más ni menos igual pues el aprender es un proceso dinámico que se enriquece con la experiencia de pares.

Sí, es cierto que los médicos en formación de pregrado y postgrado han cambiado el libro por los instrumentos de última tecnología digital que les traen tanta y variada información valiosa pero no les enseñamos a ser críticos, no aplicamos el método socrático, los robotizamos o automatizamos en leer mucho para logros de notas pero no en razonar, por lo tanto se autolimitan a repetir lo que leen sin analizar o criticar y en algunos casos ni siquiera los estimulamos a revisar sobre el caso que tienen a su cargo (lo mínimo), con que llenen la evolución, los papeles del SIS, que tengan todo listo para que la visita se acabe rápido, etc. suficiente. Y el remate es al final se le otorgan notas que no reflejan la realidad y no corresponden a su aprendizaje; he sabido – con mucha preocupación- de facultades que despiden de su cátedra a profesores que osen jalarse a sus alumnos pues aunque no sepan ni pío deben pasar y encima con notas altas para que no arruinen el ponderado de su promoción y desprestigien a su facultad. Solo se concibe esto en la cabeza de alguien ignorante o inconsciente de la magnitud del terrible daño que puede originar no solo al colega joven - por los problemas éticos y legales a los que se expondría - y a toda la sociedad por la clase de atención de salud que se brindaría, y que al final recae en que la imagen del médico formada por la gente sea de vendedor de un mal servicio.

Creo que ambos lados deben contribuir en construir un cambio histórico y radical, que los responsables de formar las nuevas generaciones de médicos cumplan con su trabajo, que se elaboren listados en cada servicio docente de competencias mínimas a adquirir y si no se logran que se les ponga a los alumnos la calificación que ameriten sin ninguna concesión ni resquemor, si un alumno debe repetir la rotación o curso, pues en buena hora para salvaguardar su futuro profesional y el de sus semejantes – que podemos incluso ser nosotros mismos y nuestras familias. Cumplir con las tutorías o actividad docente, es labor de cada coordinador de sede vigilar que esto sea efectivo y es su trabajo por el que reciben pago. Compórtense de tal modo que sean ejemplo de profesionalismo y de vida como fueron los ilustres Maestros que la Medicina peruana ha tenido. Creen en cada servicio una escuela de la especialidad que los haga crecer no solo en la parte académica sino que repercuta en la atención del paciente que tanto nos necesita lúcidos y actualizados.

Del lado de los alumnos: LEAN pero en forma crítica, lean para discutir en forma técnica y con sustento lo que consideren sus mayores no sabemos o erramos, no reciban como dogma todo, que los dogmas cambian en el tiempo más en lo que se relaciona a salud; quéjense si sus tutores y coordinadores no cumplen con su papel de guiarlos o acompañarlos, no se dejen avasallar por el miedo a perder simpatías o que se les baje

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puntos en su nota final que Uds. Están para sacar el mayor provecho de su costosa educación y su irrecuperable tiempo, pero sobre todo para sacar el máximo beneficio de la experiencia y conocimiento de sus mayores. Es su derecho no es una dádiva ni un favor.

Los residentes: no dejen de enseñar a sus internos, externos, no abusen de ellos, compartan con ellos lo que saben, en este camino somos hermanos todos; de los malos ejemplos que vean aprendan que NO deben hacer Uds. Participen y fomenten actividades académicas en donde estén, no dediquen este valioso tiempo para aprender en trabajar para ganar dinero solamente, crezcan académicamente antes, inviertan en su propio desarrollo.

El esfuerzo que todas las partes involucradas: instituciones (CONAREME, etc.), facultades de las universidades, docentes y alumnos pongan en mejorar el nivel de la educación médica en nuestro país significará el resurgir de la profesión en su parte académica y reposicionar la imagen del médico como quien es confiable, resuelve con certeza problemas y muestra capacidad en lo que hace, por tanto merece respeto y reconocimiento social. Persistir en las deficiencias de hoy podría significar el ocaso de nuestra profesión- que muchos quisieran para abusar más- , noble profesión a la que debemos el mismo amor, respeto y cuidado como si de nuestra propia vida o la de un ser amado se tratará.