educacion desde el principio pablo t

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Hacer Educación…desde el principio Por Pablo Torres Sánchez Quiero partir desde el principio y para mí el principio es lo humano, la humanidad, el hombre en su sentido genérico, o el hombre y la mujer desde lo natural, humanizado. ¿Cómo transformo la educación si primero no me transformo yo?... Creo que esta pregunta es la base respecto de lo que deseo plantear en este artículo. Según Pablo Freire, el Educador no existe o no se define desde su rol, independiente del Educando. El Educador necesita del Educando así como el Educando necesita del Educador. Es un juego de palabras que implica una dialéctica movilizadora. Por lo tanto, lo que me define como Educador es esencial y está por sobre lo que necesito para ser Educador. El educador asume su realidad de educador como un artista asume su realidad en su naturaleza de ser artista, en su talento de ser y construir el mundo y construirse a sí mismo como artista. Lo mismo el educador, llamado a rehacer el mundo, llamado a redibujar, repintar y re encantar el mundo. Esto es el principio y la esencia o el núcleo del problema. Si no me veo desde ahí, si no me convenzo y no creo y afirmo fehacientemente el sentido y la naturaleza en el “ser educador”, se seguirá siendo profesor o instructor o repetidor de saberes y conocimientos. Evidentemente esta realidad difícil de asumir nos golpea el corazón cada cierto tiempo. No se puede desconocer que la educación y el rol del educador se ha venido construyendo desde una forma de “ser sociedad” y desde una forma de “construir cultura” por lo que el desarraigo de conceptos y preconceptos al respecto se hace mucho más complejo que el sólo hecho de reconocerlo, darse cuenta o descubrirlo. Lo que sin duda es un gran paso, pero insuficiente. ¿Cómo es esa construcción inmersa en nuestro inconsciente o consciente colectivo? Construcción que se ha vuelto un paradigma y que ha ido impregnando nuestra manera de ver la realidad, nuestra forma de

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una mirada desde el curriculum sociocrítico

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Hacer Educacindesde el principioPor Pablo Torres Snchez

Quiero partir desde el principio y para m el principio es lo humano, la humanidad, el hombre en su sentido genrico, o el hombre y la mujer desde lo natural, humanizado. Cmo transformo la educacin si primero no me transformo yo?... Creo que esta pregunta es la base respecto de lo que deseo plantear en este artculo.Segn Pablo Freire, el Educador no existe o no se define desde su rol, independiente del Educando. El Educador necesita del Educando as como el Educando necesita del Educador. Es un juego de palabras que implica una dialctica movilizadora. Por lo tanto, lo que me define como Educador es esencial y est por sobre lo que necesito para ser Educador. El educador asume su realidad de educador como un artista asume su realidad en su naturaleza de ser artista, en su talento de ser y construir el mundo y construirse a s mismo como artista. Lo mismo el educador, llamado a rehacer el mundo, llamado a redibujar, repintar y re encantar el mundo. Esto es el principio y la esencia o el ncleo del problema. Si no me veo desde ah, si no me convenzo y no creo y afirmo fehacientemente el sentido y la naturaleza en el ser educador, se seguir siendo profesor o instructor o repetidor de saberes y conocimientos.Evidentemente esta realidad difcil de asumir nos golpea el corazn cada cierto tiempo. No se puede desconocer que la educacin y el rol del educador se ha venido construyendo desde una forma de ser sociedad y desde una forma de construir cultura por lo que el desarraigo de conceptos y preconceptos al respecto se hace mucho ms complejo que el slo hecho de reconocerlo, darse cuenta o descubrirlo. Lo que sin duda es un gran paso, pero insuficiente. Cmo es esa construccin inmersa en nuestro inconsciente o consciente colectivo? Construccin que se ha vuelto un paradigma y que ha ido impregnando nuestra manera de ver la realidad, nuestra forma de relacionarnos y nuestra forma de saber hacer educacin y de saber ser educadorConcebimos un conjunto de materias que debemos ensear, concebimos un conjunto de formas ms o menos claras que nos ayudan a entregar esos saberes necesarios para la vida de muchos nios y nias que creemos estn vacos y que nuestra labor de docentes es llenarlos de conocimientos. Concebimos una realidad lineal, de causas y efectos donde existen polaridades y no matices, blancos y negros, ricos y pobres, buenos y malos, profesores y alumnos, inteligentes y tontos, dotados y no dotados, competentes y no competentes. Por lo que nuestra cultura va desarrollando valores que nos pertenecen y son valorados y quines no son parte de nuestra cultura va desarrollando otros valores que no nos pertenecen, por lo que tambin linealizamos en extremos o polarizamos convenientemente los valores: esto vale ms y esto vale menos.En esta realidad se educa o ensea, bajo este paragua se hace educacin, y se construye saberes. Por lo que el cambio de paradigma desde un modelo tcnico profesionalizado desde la enseanza hacia un modelo socio crtico desde los aprendizajes como nos propone Paulo Freire, se hace difcil y complejo.Entonces la pregunta que surge al ir creyendo, confiando y despus asumiendo la mirada sociocrtica como marco curricular es: por dnde empezamos? La respuesta que propongo no es socio educativa, sino psico educativa: empezamos por nosotros.Se requiere avanzar desde la vivencia, ya que desde ah toma sentido lo aprendido y se valida la intervencin educativa, socio educativa y psico educativa. Si esto no ocurre, entonces es mero conocimiento o aprendizaje de lo que se nos ha instruido. An ms, se me exige ser instruido. Tratamos de dialogar en la instruccin del modelo a asumir, tratamos de comprender el modelo y que impregne nuestro quehacer al interior de la escuela, en los procesos de aprendizaje y enseanza, en nuestras relaciones, sin embargo, lo construimos bajo el paragua del paradigma antiguo, inserto y arraigado en el colectivo, en la manera de ensear, de disciplinar, de calificar, de compartir interacciones y educacin. Por lo tanto, percibimos como normal, poner notas, castigar, sentar a los alumnos en sillas frente a un pizarrn, etc.La forma de hacer educacin en la escuela pasa tambin por un deseo de cmo nos gustara que fuera y por la seguridad que tenemos de que como lo estamos haciendo, no est tan mal. La mayora de las veces lo que explica las dificultades o lo mal que lo hacemos viene de lo externo, las que denominamos tensiones, que son muy vlidas pero frente a las cuales no tenemos control: La familia en riesgo, la sociedad, el nmero de horas, el nmero de alumnos, la falta de recursos, etc.Por lo anterior, seguimos en la accin, haciendo lo mismo, juzgando de la misma forma y reaccionando de igual manera frente a nuestros sujetos de estudio: el estudiante (y su familia).Nuestra forma de ser en educacin, al hacer un anlisis profundo en el dilogo compartido, pasa generalmente por la sensacin de desesperanza y abandono en el ser persona. Esto evidentemente por situaciones de frustracin y el estar sometido a un contexto que tensionan la vida de educador: una larga jornada de trabajo que no da respiro y en la que se deben cumplir objetivos como parte de una planificacin, exigido por desde la escuela y por el sistema externo.Por lo anterior, el ser en educacin es el principio. Si no se transversaliza el corazn del educador, los contenidos, los saberes no llegarn a ser nada ms que eso contenidos.Cuando hablamos de transformar, necesariamente presupone un diagnstico de una realidad a la que hay que intervenir, ya que observamos, juzgamos que esa realidad presenta problemas sociales o educativos y que esos problemas producen malestar, tensiones o nudos.Por dnde empezamos entonces? Por la persona del educador. Humanizado, trasformado. No puedo transformar si antes no me he transformado yo. Entonces cmo me transformo?Bajo un paraguas de un sistema lineal, neoliberal, de resultados y productos el educador transforma la sociedad transformando su ser educador, asumiendo su naturaleza educativa como un artista asume su naturaleza de artista, su talento y lo pone al servicio de la cultura. He ah el ncleo del asunto, asumindome como educador y con la capacidad de transformarme a m mismo, educndome en la construccin de esta transformacin puedo transformar la sociedad en la esperanza como pedagoga, en la creencia de que es posible.Mi propuesta es que me transformo desde los ojos es decir, desde la mirada, en la postura, en la forma de ver los procesos educativos e interactivos, en el ir interactuando con ellos y cambindolos al servicio del paradigma que se enfoca en m ser educador. Por lo que el principio es siempre psico educativo para luego llegar a lo socio educativo y terminar en lo socio crtico, aunque es posible que estos tres elementos en el paradigma estn interactuando como una triada sistmica.La verdad es que al mirar diferente es posible comenzar a educar y ser educado en el contexto formal y porqu no informal. Para lograr esto debo interactuar, relacionarme con otros, confiar y dejarme influenciar por el otro como legtimo en la convivencia, en ser comunidad o en el trabajo en equipo. Por lo que los espacios son fundamentales y todos los espacios en educacin son espacios educativos. Es cuando existe la comunidad, existe la reflexin personal y colectiva, la discusin y el dilogo como modo. Si esto ocurre desde el ser educador se inicia el proceso para el saber hacer educacin con el otro: educadores, estudiantes, familias, co educadores. Y tanto en el aula como en lo cotidiano.La educacin entonces impregna todo el quehacer en el contexto educativo, en la infraestructura, en los papeles, en las letras, en las emociones, en lo cotidiano, etc.Desde lo psicoeducativo el foco se pone tambin en el aprovechamiento del espacio y el tiempo de lo cotidiano. Lo cotidiano y lo significativo deben ser una sola cosa desde la perspectiva de este nuevo paradigma. Todo cobra un sentido de aprendizaje y desarrollo humano. Finalmente, slo me queda preguntarse estamos preparados, llamados a intervenir en un contexto de vivencia compartida en la cotidianidad con nuestros estudiantes. Como educadores no neutros podemos aprovechar la pedagoga de lo cotidiano para educar y educarnos desde ah. La relevancia de este postulado pone tambin el foco en educadores no docentes, en otros educandos, en las familias y en otros profesionales que van construyendo desde nuevos espacios y desde la cotidianidad la educacin que queremos.

Bibliografa:Freire, P. (1975) Pedagoga del Oprimido, Siglo XXIFreire, P. (2005) Pedagoga de la Esperanza, Mxico, Siglo XXIMaturana, H. (2005) Emociones y Lenguaje en Educacin y Poltica, J.C. Sez