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REVISTA FACULTAD DE MEDICINA, 2015, VOL. 15, Nº 1 ISSN online 1669-8606 EN TORNO AL CONCEPTO DE EXTENSIÓN UNIVERSITARIA No es sencillo otorgar debida respuesta a la petición de la Sra. Secretaria de Ciencia y Técnica respecto de escribir sobre Extensión Universitaria, dada la inminente celebración en Tucumán, del IV Congreso del Foro Argentino de Facultades y Escuelas Públicas de Medicina; ello, en razón que en la vida universitaria existen pocos conceptos tan polisémicos como el de extensión. Se procurará entonces, no dar una definición, sino esbozar una aproximación al concepto, desde Tucumán, en el contexto actual y para esta Unidad Académica. Para algunos universitarios la extensión es un pilar conceptual e ideológico de la Universidad Reformista que, junto a la enseñanza y la investigación, desarrolla y multiplica la actividad y alcance universitarios. Desde otras miradas constituye una función más a la cual la tradición académica ha resignado en el rol de cenicienta del sistema, valoración que sustentan en el prestigio social y la inversión de recursos que se suele asignar a las otras funciones de la Universidad pública: docencia e investigación. Quien escribe estas líneas percibe la necesidad de interpretar a la Extensión en un sentido amplio, ligándola a los más diversos aspectos de la sociedad a la cual no sólo transfiere sino escucha; con la cual no sólo reflexiona, sino aprende. La extensión así concebida y pensada como parte de una universidad autónoma y crítica, parte de la obligación de democratizar el saber, asumiendo la función social de contribuir a una mejor calidad de vida en la sociedad. Se podría conceptualizar entonces a la EDITORIAL

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En torno al concepto de Extensión Universitaria

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Page 1: Editorial - Prof. Dr. Mateo Martínez

rEVISTA facultad de medicina, 2015, vOL. 15, nº 1 ISSN online 1669-8606

EN TORNO AL CONCEPTO DE EXTENSIÓN UNIVERSITARIA

No es sencillo otorgar debida respuesta a la petición de la Sra. Secretaria de Ciencia y

Técnica respecto de escribir sobre Extensión Universitaria, dada la inminente celebración

en Tucumán, del IV Congreso del Foro Argentino de Facultades y Escuelas Públicas de Medicina; ello, en razón que en la vida universitaria existen pocos conceptos tan

polisémicos como el de extensión. Se procurará entonces, no dar una definición, sino

esbozar una aproximación al concepto, desde Tucumán, en el contexto actual y para esta

Unidad Académica.

Para algunos universitarios la extensión es un pilar conceptual e ideológico de la

Universidad Reformista que, junto a la enseñanza y la investigación, desarrolla y

multiplica la actividad y alcance universitarios. Desde otras miradas constituye una función

más a la cual la tradición académica ha resignado en el rol de cenicienta del sistema,

valoración que sustentan en el prestigio social y la inversión de recursos que se suele

asignar a las otras funciones de la Universidad pública: docencia e investigación.

Quien escribe estas líneas percibe la necesidad de interpretar a la Extensión en un

sentido amplio, ligándola a los más diversos aspectos de la sociedad a la cual no sólo

transfiere sino escucha; con la cual no sólo reflexiona, sino aprende. La extensión así

concebida y pensada como parte de una universidad autónoma y crítica, parte de la

obligación de democratizar el saber, asumiendo la función social de contribuir a una mejor

calidad de vida en la sociedad. Se podría conceptualizar entonces a la extensión

universitaria como un conjunto de actividades que identifica problemas y demandas

sociales, difunde el conocimiento científico y la diversidad cultural, apuesta a la

transformación social y al desarrollo de las comunidades y, desde una visión estratégica

de ese desarrollo, coordina acciones de transferencia reorientando y recreando la

docencia y la investigación a partir de la interacción con ese contexto; en un proceso que

forma y transforma de manera continua, a la propia comunidad académica.

Desde esta última perspectiva la universidad pública es una institución productora de

servicios a la sociedad, con la cual -en este nuevo milenio donde lo social desplaza

suavemente y en todo el mundo a lo excluyentemente económico- debiera profundizar

fuertemente su vínculo. Una Universidad estatal no debe confiar sólo en la iniciativa

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privada o la voluntad de ONGs el desarrollo de la región y de su gente; menos aún

cuando observa a gobiernos jurisdiccionales tomar decisiones que dejan de lado toda

razón científica. He aquí un ejemplo: las inundaciones que agobian en este momento a los

tucumanos, podrían haber sido evitadas si la obra pública hubiere sido hecha en

concordancia con recomendaciones que diferentes académicos hicieran oportunamente.

Es por eso que se debe profundizar el vínculo de la Universidad con la sociedad; más aún

cuando hoy, una atenta mirada al entorno, permite observar: políticas públicas dispersas,

programas de gobierno fragmentarios, infraestructura pública insuficiente, cierta anomia

social, con gente e instituciones sin modelos de reflexión-acción en un contexto de crisis

recurrentes. El Estado impresiona a veces ausente y el tejido social disgregado, parece

haberse perdido la idea del bien común, Tucumán parece fragmentado con instituciones

en crisis y una Universidad enclaustrada responsable tanto de sus acciones como de sus

omisiones.

Ante ello la Facultad de Medicina, dueña de una larga tradición extensionista cuya

génesis excede mi memoria, puede mostrar que la transferencia, la investigación

aplicada, la formación práctica, la prestación de los servicios-cátedra, las rotaciones y

pasantías en servicios y empresas, entre otras actividades, son acciones formativas que

llevan a cabo los estudiantes de grado y posgrado para formarse, no sólo desde lo

científico-técnico, sino también como actores sociales comprometidos. Un juicio de valor

que puede parecer un tanto arriesgado, es afirmar que esta Unidad Académica no es un

claustro cerrado a los problemas del medio, sino un “laboratorio de lo social”.

El autor de estas líneas recuerda que, en ocasión de desempeñarse como Secretario de

Extensión de esta Facultad, hace ya varios años y durante un período de fuerte trabajo

mientras se formulaban y ejecutaban proyectos de voluntariado universitario, entre varios

docentes se quería proponer a la comunidad educativa, la adopción de Principios Extensionistas para la Facultad de Medicina, cuyo borrador discretamente aggiornado

se transcribe y cuyo valor, seguramente Ud. sabrá juzgar:

I. La función extensión tiene un carácter retributivo para con la sociedad, en

razón que la Facultad es sostenida moral y materialmente por el conjunto de la

ciudadanía, por lo cual desarrollar acciones de promoción y prevención en las

comunidades, es retribuir sólo parcialmente lo que recibe de ella.

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II. Las acciones que se ejecuten deben tener la más alta calidad científico-técnica ya que la Facultad está moralmente obligada a poner al servicio de la gente su

potencial científico y de desarrollo con el máximo rigor académico, ello puede sintetizarse

en la vocación universitaria de “servir con excelencia”.

III. Las acciones se planifican, organizan y ejecutan con la gente, ya que una

institución democrática no puede, ni debe, avasallar la voluntad del pueblo ni los saberes

populares, sino trabajar con la sociedad y no sólo para ella.

IV. La extensión debe respetar principios básicos de bioética universalmente

consagrados, ya que las prácticas socio-sanitarias que desarrolla son “más

intervencionistas” y por lo tanto más “invasivas” que las actividades, proyectos y

programas de investigación que sí respetan esos principios.

V. Los proyectos y programas deben tener alguna inserción curricular, dado que

la Facultad debe asumir su responsabilidad social y, al insertar esa función en planes de

estudio y Cátedras, contribuirá más y mejor con la formación de ciudadanos y no sólo de

profesionales y técnicos.

VI. Las actividades conjugarán la promoción de salud y la prevención de enfermedad en todos sus niveles, dado que una concepción integral del proceso salud-

enfermedad exige integrar las prácticas de extensión para que el proceso formativo no

atomice el aprendizaje en medicina general.

VII. La extensión como estrategia debiera comprometer a la totalidad de la comunidad educativa y no sólo constituir una vocación de algunos de sus miembros,

esto exige compromiso de la autoridad institucional y la adopción de políticas

institucionales explícitas.

VIII. Las acciones debieran instituirse por medio de proyectos y programas sustentables y financiados, modo racional de abordar cuestiones socio-sanitarias,

mediante propuestas que definan con claridad para qué se ejecutarán; con qué, cómo y

cuándo se harán; cómo se evaluarán sus resultados; etc.

IX. La extensión se orientará también hacia el medio interno de las Facultades,

interpretada como acción de bienestar universitario, lo cual generará un enorme ámbito de

posibilidades para la interdisciplina.

X. La extensión universitaria tiene como socios privilegiados a gobiernos, empresas y organizaciones de la sociedad civil, los cuales configuran la matriz

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estructural de la sociedad actual.

Quizás, si se concluye en que la Universidad es un edificio de conocimientos que contiene

una masa crítica, un caudal estratégico de saberes, se pueda afirmar que la extensión

procura la socialización de este saber en condiciones de alta calidad y óptima adecuación

a las necesidades presentes y futuras del escenario económico y social; así, la excelencia

se convertirá, algún día, en el mejor instrumento al servicio del desarrollo humano.

Prof. Dr. Mateo Martínez

Tucumán, Marzo de 2015