edición fogaril 35

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Colaboran: DEPÓSITO LEGAL: HU.278/1.996 REEDICIÓN: MUSEO DE HISTORIA Y TRADICIONES DE LA RIBAGORZA Nº 35 ENERO-FEBRERO-MARZO 2013

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- Textos en grausino: Consideración, de Dámaso Carrera- Contán cuentos: Mosqueta y la última zagala, por Santiago Plana- Contán cuentos: La llebre i la tortuga, por José Antonio Betato- Historias de cosas nuestras: Al gran Costa, de Vicente Barrós- Músicas: En los bautizos y canción que se cantaba en la escuela - Personajes ribagorzanos: Rodrigo de Mur y Marca- Cosas nuestras: Carnaval- Cosas nuestras: El románico en nuestro municipio: Ermita de la Virgen de Casihuertos en El Soler, por José Manuel Betato- Enchugaldriús: Chuego de al palmo

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  • Colaboran:

    DEPSITO LEGAL: HU.278/1.996 REEDICIN: MUSEO DE HISTORIA

    Y TRADICIONES DE LA RIBAGORZA

    N 35

    ENERO-FEBRERO-MARZO 2013

  • Enchugaldris

    Chuego de al palmo Este chuego de carcter muy material, ya que se chuega mercanca infantil, i en varios casos, hasta perretas. Se colocan en un punto determinau dos chugads. El primero llanza un ojeto, sea una pilota, pllumetas, cromos u perras negras. A continuacin, tira el segundo. Si existe menos distancia dun palmo entre los dos ojetos, saduea de los mismos el que ha tirau procurn acercase a la medida dun palmo. La medida dun palmo est fecha con un tocho a la medida del palmo duno de los chugads, por ixe motivo se llama chuego de al palmo.

    NDICE

    - Textos en grausino: Consideracin, de Dmaso Carrera

    - Contn cuentos: Mosqueta y la ltima zagala, por Santiago Plana

    - Contn cuentos: La llebre i la tortuga, por Jos Antonio Betato

    - Historias de cosas nuestras: Al gran Costa, de Vicente Barrs

    - Msicas: En los bautizos y cancin que se cantaba en la escuela

    - Personajes ribagorzanos: Rodrigo de Mur y Marca

    - Cosas nuestras: Carnaval

    - Cosas nuestras: El romnico en nuestro municipio: Ermita de la Virgen de Casihuertos en El Soler, por Jos Manuel Betato - Enchugaldris: Chuego de al palmo

  • Textos en grausino

    Consideracin Me'n he subiu al Tibidabo, u a mir el puerto, como dice el amigo Castn; he disfrutau un rato con la vista tan maja que se vei desde all y veyn tamb los traballos que fan pa tir la Pea del Morral, que a entend mio van mui ben y sixan la pea con mucha idea ateserada y si, como dicen, s'acaban los dins antes de tirala, quedn como queda, no habr miaja peligro en un montn d'aos.

    El capataz qu'est al frente d'ixas obras se conoce que mui entendiu pa carg los barrenos y pa to, pus qu'estn las casas tan cerca de la pea que no ha fei mal en nenguna. Me'n he baixau chino-chano entra la Virgen de la Pea y dende all enta el Barrichs, y en la pllaceta de Fantn n'habeba un baile de los qu'a yo me fan gozo. Tocaban la jota con mandurria, guitarro, guitarra y requinto, ixa jota baturra que tan ben tocan los mozos y que l'aprenden sin solfa. Una docena de parejas movn los peus y to'l cuerpo y fn pitos con los dedos daban vueltas com'un remolino, y si a aquellos mocez y mocetas les hesen dicho qu eba el cielo, hesen respondiu qu'el cielo eba bail la jota en la pllaceta Fantn, y hasta yo tam l'hese dicho. Pus el vey aquellas mocetas bail con tanto salero y tanta allegra m'he quedau encantu y hasta ellos lo van repar, porque una de las ms guapas se m'ha arrimau y m'ha dicho: Quiere bail con yo?

    Cosas nuestras

    El romnico en nuestro municipio: Ermita de la Virgen de Casihuertos en El Soler En el pueblo de El Soler, una pista de tierra que lleva hacia la sierra pasa junto a los restos de la ermita. Hasta no hace mucho era una de las ermitas romnicas que no apareca registrada. Se localiza en pleno monte de la zona del Isbena, situada en un lugar con buena visin, tal y como demuestran unas piedras que posiblemente formaran parte de una torre de vigilancia. Esta ermita podra ser el edificio religioso de dicho asentamiento defensivo. Semiderruida, se conservan de manera ntegra los muros perimetrales as como la espadaa y parte de la cubierta del bside. Era de planta rectangular con cabecera semicircular, de la que mantienen los inicios de las bvedas que cubran el templo. Ms tarde se aadiran las dovelas de la portada y unos contrafuertes situados en los laterales.

  • Cosas nuestras

    Carnaval

    La fiesta de las fiestas se cellebra en Graus en fecha variablle, generalmente una semana dimpus del Carnaval cannico. Las actividades tienen llug durante varios das, i zagalns i mays desfrutan dun complleto programa, muy participativo, nel quel elemento ms tradicional lentierro de la sardina.

    Nel Carnaval se cellebra el final de linvierno: el triunfo de la vida sobre la muerte, i por unos das, antes de entr la cuaresma, vivm el mundo al revs: los hombres se disfrazan de mulls, se fan bromas aporvechn que no mos conocen i, all en tiempos, ya podebas par cuenta no te mascarasen con cenizas, folln o lo que trobasen! En Graus hay carnaval al colegio, talleres panmascarase i espectculos pa los ninons, lentierro la sardina, i concurso i fiesta de disfraces pa los ms mays. Hace unos aos, habeba otra activid, sal una noche disfrazus de fantasmas, eba la fantasmada.

    No s cmo hese saliu d'aquel apuro tan gran si el cantad en aquel istante no s'hese posau a cant la despedida. Entre toz los bailes que 'hai, anque digan lo que quieran, no 'hai nenguno como la jota; la mull que la baila ben garbosa, porque pa bail-la ben es menest garbo, y ixa ha de s una de las cosas principals de la mull. Si yo mandase, as como pa casase se tienen que isamin de doctrina, yo ams los fara isamin de bail la jota, y el que no lo sabese bail no se casara. Cuan s'ha acabau el baile m'en he iu a d la vuelta po'l puente y en casa de Morens he sentiu que habllaban unos cuantos qu'all habeba merendn de poltica; m'han convidau a beb, les he dau las gracias y m'en he iu pol cecllal. Dende all he visto a un montn de mocez qu'estaban chugn en las Forcas y en la Pea del Morral, dnme mucha envidia por no pod corr como ellos por ixos cerros.

    Dmaso Carrera 1.906

  • Contn cuentos Mosqueta y la ltima zagala Sucedi en una noche de invierno, sin luz ni estrellas; una noche de lluvia, ventisca y fro que caan incansables sobre su cuerpo. Mosqueta vagaba solitario y ms borracho que nunca. Tropezando y levantndose cada vez con ms dificultad, haca lo imposible por mantenerse en pie. Con el corazn lnguido y dbil; lleno de barro, mojado y tiritando, en medio de la ms completa oscuridad y arrastrndose, a duras penas consegua avanzar. En las afueras del pueblo los caminos eran mares y la tierra se ahogaba de tragar tanta agua. Por fin en los ojos ciegos de aquella noche tropez con un cajn; abri la tapa, se dej caer en el fondo como un trapo y all se acurruc. Arrastrando como pudo hacia s la bota que protega entre el pecho y sus dedos ateridos, entrecerr la tapa del improvisado lecho y se durmi. Tal vez su sueo fuera hermoso; quiz en su delirio tratara de buscar el dulce y clido contacto de aquella... la ltima zagala, o tal vez sintiera las largas y afiladas patas de una araa gigante arrastrndose por su piel. En Graus amaneca. Los tendederos de las eras flameaban al aire y al tibio sol. A lo lejos se oa la Dispierta del Rosario con su canto...

    El rosario de po la maana para los pobres que no tienen pan

    y los ricos s'estn en la cama tocanse la tripa de fartos qu'estn.

    Carlns, carpintero del pueblo, se fue despus del rosario al almacn donde amontonaba la madera, algunos trabajos y trastos viejos. Les extra ver que una de las cajas de muerto que all guardaba no estaba bien cerrada y se acerc. Desnudo y acurrucado yaca en el interior Mosqueta, con los ojos abiertos al infinito y abrazado a su bota. Temblando cerr los ojos del muerto, retir la bota de vino y, como pudo, lo envolvi en una vieja manta de soldado. En el depsito los ngeles del Silencio velaron el cadver toda la noche.

    Al entierro no fue casi nadie; tal vez no pasaran de cuatro o cinco, incluidos el cura y el monaguillo. Quizs alguno de ellos escuchara el imperceptible sonido de lejansimos clarines. Aunque deteriorado por el paso del tiempo an podemos contemplar en Graus el antiguo palacio de su linaje. La Mansin de los Mur se encuentra en la Plaza de Coreche y es un edificio del siglo XVI realizado en buena piedra sillar. Destacan los ventanales de la planta noble, con decoracin en el alfiz, as como otros relieves en ventanas y puertas.

    Los elementos ms destacados del palacio son los dinteles con inscripciones sobre las puertas. En dichas inscripciones puede leerse con letras entrelazadas Rodrigo ama a Marica: Para otros, estas inscripciones tan solo reflejan el nombre del noble, Roderico de Mur y Marca. Es la leyenda de los amantes de Graus. De entre todas las versiones de esta historia-leyenda destaca sobremanera entre los grausinos una que cuenta que Rodrigo padre obligaba casar a su hijo, tambin llamado Rodrigo, con Margarita Solano, ya que esta otra familia era importante en la villa y as ampliar su fortuna. Pero Rodrigo hijo, a quien verdaderamente quera era a Mara (Marica en diminutivo en grausino) una de sus sirvientas por eso el da que deba celebrarse el compromiso y con toda la gente reunida en el palacio, Rodrigo hizo descubrir la inscripcin en los dinteles, donde dejaba claro su amor por Mara. Rodrigo ama a Marica. Margarita al leerla sali avergonzada y Rodrigo a pesar de la desaprobacin de su familia se cas finalmente con su amada. Dos sepulcros realizados en piedra arenisca en la subida hacia el Santuario de la Virgen de la Pea -anteriormente en el antiguo cementerio de Graus sito junto a la iglesia de San Miguel- son testigos de la posibilidad de que esta leyenda fuese verdad ya que poseen grabados los escudos de la familia Mur.

  • Personajes ribagorzanos

    Rodrigo de Mur y Marca Mur es un apellido muy antiguo aragons extendido por otras comunidades como Catalua y Valencia, principalmente. Las armas de este apellido son, en campo de gules, un muro de oro con cinco almenas. Este presonaje habit en Graus en la segunda mitad del siglo XVI. Era el Barn de Lapenilla, una localidad situada en el valle del Cinca, cercano a Pano y Puy de Cinca, donde todava se conserva la casona medieval junto a la iglesia. Es un enigmtico personaje que en las guerras civiles ribagorzanas entre los partidarios del rey y los del conde de Ribagorza, tom partido por este ltimo, como lo hizo la poblacin grausina. Detenido por la Inquisicin por dedicarse al contrabando de caballos, fue liberado, al parecer a cambio de que evitase la huida a Francia de Antonio Prez, cosa que no consigui. En 1.595, march al pas vecino con nimo de entrevistarse con el prfugo secretario de Felipe II. Denunciado por ste, fue detenido y ms tarde sometido a tortura hasta la muerte en la Plaza de la Greve de la capital francesa.

    Los ngeles lo envolvieron en sus blancas alas y lo llevaron al Cielo. Jess Jimnez despert de las tinieblas. Dnde estaba? Qu era aquello? Una nueva vida, o slo un espacio entre sueos? Al abrir sus ojos se sinti -como en un renacimiento- inmerso de un esplendor, como jams lo viera. Se incorpor lentamente y mir a su alrededor. El suelo era como algo etreo a sus pies; al fondo y abrindose, una corriente de colores estremecidos se destrenzaban lentamente como sealando el camino; all en lo alto apareci una figuracin clica que iba aproximndose; al llegar junto a l, oy su voz paternal. -Bienvenido al Cielo, Jess Jimnez. Soy Pedro. -Cul Pedro? -Quin va a ser?; el que guarda -como decs en la tierra- las puertas del Cielo, y t, Jess, vas a entrar por la puerta grande. A ti que fuiste rechazado por una sociedad que no supo vendimiar tu intimidad y tuviste que araar da a da en tu miseria, llorando tu espanto por esquinas, caminos y pajares, Dios ha querido hacerte una concesin extraordinaria: antes de entrar en el Cielo puedes pedir lo que desees y te ser concedido. Con la mirada vergonzosa y baja, Jess Jimnez, entre aturdido y confuso, no se decida a pedir nada. -Vamos, muchacho, pide. -No m'atrivo. Lo que a y me gustara... una cosa que no pu s. -Porque puede ser te ser concedido. Palabra de quien todo lo puede. Pens Jess y repens unos instantes. Por fin, apretados los puos y contenido el aliento dijo: -Quiero baj a las Fiestas de Graus, un da: el 13 de septiembre. Quiero s Repatn de los Dances y, ams, quiero enamor a una zagala. -Pero Jess, muchacho; t puedes escoger algo de ndole superior. Puedes ser ngel, arcngel, volar hasta el infinito, donde todas las formas y deseos son posibles, gozar plenamente de la compaa de Dios y... Jess interrumpi al Guardin del Cielo para decirle: -T ixo muy majo, pero yo na ms quiero una cosa: baj a las Fiestas de Graus un da, na ms un da. -Est bien, Jess; ve a la Tierra, a Graus por un da. Y que se cumpla tu deseo. Se dio cuenta Jess en aquel momento de que se le abran los tupidos senderos de la palabra..., la inteligencia..., la memoria. Vea ms all de lo infinito y poda adems volar, sentir, saber, pisar lo imaginario. Su cuerpo y cara estaban limpios y se senta, adems, alto, joven y hermoso, como en la Tierra le hubiera gustado ser.

  • Quiso ver Graus e instantneamente apareci ante l y con los detalles ms minsculos: Eran las Fiestas; el da 13. All estaba... ella..., la ltima zagala; y saba su nombre: Marieta. Graus herva en Fiestas. A las doce del medioda el chupinazo de un cohete seal su comienzo oficial. Un alegre pasacalles se diriga a la Plaza Mayor. Las terrazas repletas de los bares, cortaban las aceras. El aire llevaba el sonido festivo del gento que desborda las calles, del repique de campanas, del disparo de trabucazos y cohetes, amn de los gritos y trompetera de los zagales. Al son de la gaita y con sus trajes multicolores, desfilaban los danzantes con los repatanes al frente. Pero algo tuvo que turbar las largas y apretadas filas de curiosos. Primero fue un murmullo entre las mujeres; despus, y como un reguero de plvora, la noticia fue saltando entre los corros. Haba llegado un Repatn nuevo que nadie conoca; tampoco haban visto nunca Repatn ms diestro y mejor "plantau". La curiosidad cobr su gran momento, cuando la doble fila de danzantes, al son de los gaiteros y del sonido peculiar del baile de las Espadas con el Repatn al frente, haca su entrada en la Plaza Mayor. Terminada la actuacin con el baile de las Cintas, el gento de la Plaza, en riada concntrica, se volc y se fundi con los danzantes. El nuevo Repatn cuando pudo escabullirse de las mozas y curiosos que hormigonaban a su alrededor, se acerc a una hermosa danzante y le dijo: -Marieta..., me llamo Jess; t'he visto bail y ninguna zagala teniba tanta gracia como t, mientras se feba el trenzau del baile de las Cintas. -Cmo has sabiu que me llamo Marieta? -Me lo vas d cuan bailaba con t en los carnavales de f tres aos. -T ebas aquel? Por qu t'en vas , sin d nada y sin sacate la careta? -Teniba miedo de que yo no te gustase, por ixo des d'aquel da he estau triste y solo pensn en t. -Y cuan estabas triste, por on estabas t? -Por ast; solo. Escapanme de la chen; ams, en algunos pueblos no me dejaban ni entr. Hasta los cochos m'enrestiban y los zagales tam. Yo eba como ixas floretas que e'hay por los caminos y que ninguno s'en acorda, sin pa pisotealas. Por ixo solo teniba ganas de emborrachame y so con t. -Que majo to lo que me dices. Verd que ya no t'en irs ms? -He veniu Marieta, solo para est con t.

    Cancin que se cantaba en la escuela

    Esta cancin i lletra ha siu recogida por Vicente Barrs. Verm aqu la lletra i msica de la oracin que a la salida de lascuela elemental de zagals entonaban los alumnos de la seccin 8, dec, los ms aventajus. El saln de lascuela se trobaba nel edificio del colegio de la Compaa de Jess, en la pllanta baixa hacia leste. Los maestos eban D. Julin Daz i D. Felix Belsa, i lao que hablln 1.894, cuan Vicente teniba 12 aos ded.

    Bendita sea tu pureza eternamente lo sea

    pues todo con Dios se recrea en tan graciosa belleza.

    A ti celestial princesa Virgen sagrada Mara

    te ofrezco desde este da alma, vida y corazn.

    Mrame con compasin no me dejes madre ma Mrame con compasin no me dejes madre ma.

  • Msicas

    En los bautizos Estas canciones las entonaban los zagals dambos sexos. Eba costumbre que los zagals, tanto en las bodas como en los bautizos, se posaban en bandada debn de los concurrentes a dichos actos, principalmente de familias algo pudientes, en los que los nios podeban conceb que les dieran peladillas u otras chucheras. As pues, en bodas u bautizos, tam se posaban debn de las casas en las que se iba a cellebr el festn i cantaban a coro espern a que desde el ballcn u ventana arrojaran abundantes golosinas. Si no les tiraban nada, se les deciban cosas como: -Padrina cagosa que no mos das cosa. -Otras ms fuertes como, Echar, echar o la nia se morir. -U tam una muy utilizada como es Bautizo cagau que no men han dau.

    Con las cabezas unidas y abrazados, fueron vagando juntos por veredas solitarias. El aire era tibio y la tarde an clara. Los rayos plidos y alargados del sol, acentuaban los bordes del camino. Los pjaros callaron. Era la hora del crepsculo; un crepsculo de graves, profundos e inauditos colores que moran dulcemente. Slo se oa la msica de la brisa que haca ondularsuavemente la hierba. Los encinares y robledales dorman su sueo. A lo lejos los montes extendan sus curvas sobre el paisaje. Arriba, en lo alto, despertaban las estrellas. La noche les dio alas para quelos dos enamorados se colmaran. Llenos de felicidad, iniciaron su regreso. -Jess. Vendrs a buscarme maana? A qu hora? -Cuan el sol le pegue a la ventana tuya de la Placeta Fantn; pero antes de mene, te quiero d esta cinteta que llevaba arriba el mio tocho de Repatn. -Gracias, Jess; qu feliz me fs y qu llarga se me far la noche. Sus manos entrelazadas se fueron soltando. Era la hora del adis. La silueta de Marieta al alejarse, iba desdibujndose entre las sombras de aquella hermosa noche, hasta perderse por el portal. Jess qued solo, completamente solo; desolado, porque saba que al da siguiente las nubes no dejaran asomarse al sol. El plazo haba vencido; Jess Jimnez se encontraba otra vez a las puertas del Cielo. Todo estaba all preparado para la gran fiesta. La gran puerta se fue abriendo lentamente. En la claridad se recortaba la figura de San Pedro; tra l, a una distancia y altura imprecisas, una multiforme sucesin de imgenes ocupaba una gran avenida sin horizonte ni suelo. La corte celestial se mostraba alborozada, llenando el aire con msica y cantos. San Pedro se acerc a Mosqueta y con voz paternal le dijo: -Jess, ahora los coros del cielo van a cantarte una Albada. Tras unos instantes de silencio, la Albada de Graus comenz a orse.

    Ya s que ests t muy triste,

    ya s que no duermes, no; porque no acud a tu cita ni tampoco lo hizo el sol. Adis, Marieta del alma! que me voy a mi destino;

    dara el cielo por ti, slo por estar contigo.

  • Jess qued de una pieza, asustado. Aquellas voces las infunda su aliento, eran su propio pensamiento. Sin atreverse an a levantar sus ojos, sintio que estaba su presencia. -Seor. Tos pido Seor, que me perdonez por lo que voy a d. A yo me paece, que no he fecho nada pa que me faigan esta fiesta que e'nay una cosa que no me puedo sac de la cabeza. Una zagala de Graus -Marieta- me va ped que me trobase con ella al otro da por la maana, en la Placeta Fantn: Ixo, no m'habeba pasau nunca: Pos ben; yo no va pod acud, porque teniba que est aqu en el cielo a ixa hora. Anque ella me l'haiga perdonau; yo nunca me lo podr perdon. Tras unos instantes de silencio, Jess fue levantando poco a poco sus ojos. All, indefinible, estaba Dios, que tendindole la mano, amorosamente le dijo: -Ven, Jess: no temas ni dudes; tus ms ntimos pensamientos han de realizarse aqu. Jess comenz a andar; un no s qu le haca retrasar el paso, temeroso de traspasar el umbral. Iba a abarcar un mundo nuevo: el Cielo con el goce que encierra. Dios. Mientras todo l era un gozoso palpitar, por sus mejillas resbalaban las ltimas lgrimas por la ausencia de aquella mujer de imborrable recuerdo: Marieta, su grande y nico amor en la tierra.

    La tierra con todos sus defectos, pero tambin con el fascinante hechizo de lo incierto. Su pensamiento, en aquel momento, dibujaba un luminoso arco iris de contrastes. La tierra del dolor, pero tambin del placer. La tierra de la incertidumbre y la miseria, pero tambin de la esperanza y la ilusin. La tierra del odio, pero tambin del amor. An guardaba memoria de sus ltimos pasos en la tierra: los pasos del pequeo y msero ser humano, Mosqueta, pero tambin de Jess Jimnez, El Hombre, que iba a la gloria y la sublimacin de su nico amor: Marieta; porque una vez

    traspasada la puerta de la gran promesa, slo le llenara, y para toda la eternidad, la gran aventura misteriosa e insondable del Cielo.

    Santiago Plana Aparecido en la revista ZIMBEL editada en Barbastro

    Hoy cobran mil pesetas todos los diputados; no son los servidores que t habas soado; carrozas imperiales se lucen en pleno da,

    parece, s, que estamos en plena monarqua

    As la Espaa toda alegre y bonachona, eunuco sigue siendo como entonces, ahora,

    y su fatal desenlace se augura de esta Espaa si no asoman tutores que se den mejor maa.

    As vive tu patria, tu patria tan querida.

    conflictos permanentes la hlice perdida.

    Sigue... . Sigue durmiendo en tu sepulcro frio. No suees con tu Espaa!

    Otra es la que vivimos.

    Vicente Barrs Graus. 1.936

  • Historias de cosas nuestras Al gran Costa en en XXI Aniversario de su muerte el 8-02-1.911

    Sobre la II Repblica

    Tu patria est de fiesta luciendo bien sus galas,

    festeja as a la nia aquella que t amabas que vino sin dolores ni sangre derramando

    y fue tal la alegra que el pueblo ri llorando.

    Al cabo de diez meces sus mltiples tutores dejaron a la nia exhausta y sin pudores;

    y el pueblo defraudado, no pudiendo hacer cruces, culmina apostrofando a los de los enchufes.

    La nia no luce el traje aquel que t queras

    que viste a gusto de estos tutores con levitas; y se apellida en vano que es de trabajadores,

    trabajando si mucho .... los asalteadores.

    Venturosa vida corre el obrero en Espaa; holgando el paso cobra: si no, recurre al arma; y aquel templo sagrado de confeccin de leyes lo vemos desventrado por hombres y mujeres.

    Contn cuentos La llebre i la tortuga

    Un da, una veloz lliebre se top con una llenta tortuga. -Debes horriblle se tan llenta- va d la llebre. La tortuga agito llentamente su cabeza. -Tu estilo se veloz, pero llenta i costante llego aon quiero - repllic la tortuga. -Siempre i cuan no tengas prisa- dijo la llebre. Si estases en una carrera seguramente perderas. La tortuga agit nuevamente la cabeza. -No ests tan segura. Ya he ganau allgunas carreras. Tal vez hoy podra ganane otra. -Ests dn que quies f una carrera contra yo?- pregunt la llebre. La tortuga asinti con la cabeza con gran rapidez, pa ella. -Dacuerdo, antonces faign la carrera.- dijo la llebre. La noticia de la carrera va corr rpidamente por tol bosque. Los amigos de la llebre i la tortuga se van reun pa presenciala. Nadie entendeba por qu la llenta tortuga queriba f una carrera contra la veloz llebre. La llebre el animal ms rpido que hay por aqu.- dijo el esquirol. La tortuga no escuchaba lo que los dems animals diban, ella estaba muy segura de lo que feba. -Correrez a lo llargo del camino de tierra de Fabardo.- dijo la rabosa.

  • Dimpus, el esquirol onde un trapo royo a modo de bandera pa inici la carrera. La llebre va f un arranque rapidsimo i llevant una polvera que le cay el los ojos a la tortuga. -Mos ven lluego!- dijo la llebre rensene. A la tortuga no le va import que la llebre se burllase della. -Yo men reir al final!- contest. -La llebre est en gena forma.- dijo la rabosa. Miraz como corre! -I miraz a la tortuga!- dijo el esquirol. Cuasi no se mueve. La tortuga no escuchaba lo que los dems diban. Estaba concentrada nel camino que teniba debn, i seguiba movense de manera llenta pero costante. La tortuga no se parara ni un istante. -Llento i costante se gana la carrera.- se repetiba una i otra vez a si misma. Rpidamente, la llebre lleg muy llejos. Sadelant tanto que, cuan mir patrs, ya ni se allcanzaba a vey a la tortuga. La llebre dix de corr pa f un descanso. Estaba demasiau agitada, entonces empez a bostez. La fatigada llebre se pregunt por qu teniba tanta prisa en lleg a la meta i decidi chitase a f una siesta a la orilla del camino. -Podra dorm horas e ixa llenta no malcanzara.- dijo ella. I anque lo fese, me despertara cuan pasase. Denseguida la llebre se va qued dormida. Horas dimpus la tortuga lalcanz! Mientras sacercaba a la llebre podeba escuch sus ronquius.

    Paeceba est profundamente dormida, pero la tortuga no se va quer arriesg. Con cudiau pas de puntillas chunto a la llebre, llenta i silenciosa, pa no despertala al pas. La tortuga sen va re orgullosa cuan rebas a la llebre. -Llento i costante se gana la carrera. susurr mientras se dirigiba a la llnia de meta. La tortuga pudo v como toz se reuniban en la meta, queriba ve las caras cuan finallmente ella cruzase primera. Cuan la llebre por fin despert, vi las gellas quheba dixau la tortuga a su paso y se va pos a corr. Eba tarde, la llenta i costante tortuga ya heba ganau. La tortuga estaba pllena de fellicid. No toz los das se gana a una veloz llebre. La llebre se v sent muy tonta por hab perdiu contra la llenta tortuga. La rabosa dio un gran chuflliu pa llam a la tortuga.- Cmo has consegui derrot a la llebre? -Como siempre he dicho, llento i costante se gana la carrera. respondi.

    Jos Antonio Betato Espua