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  • EL MODERNISMO DESPUES DE LA "PASCENDI" . POR

    EUGENIO VEGAS LATAPIE.

    INTRODUCCION

    Ensea el cardenal Billot que el Modernismo es propiamente el error, o mejor, ese conjunto de errores que va del agnosticismo, por el inmanentismo, el pragmatismo y el dogmatismo moral a la minoracin y a la ruina de la fe. El tipo completo ha dado nacimiento a variedades y tendencias ; semi-modernismo, moder-nizantes, espritu modernista, caracterizados por el desprecio de la tradicin y el prejuicio de disminuir la influencia del demerito sobrenatural. El principio de esta desviacin universal, segn Billot, es el subjetivismo de Kant. El filsofo de Knigsberg, despus de haber planteado artificialmente el problema del cono-cimiento y buscado en vano cmo el pensamiento va de la subje-tividad de su accin al ser, al objetivo distinto a ella, admite que el ser es el pensamiento. D la razn sale, pues, a imitacin frau-dulenta de la creacin divina, el orden de las cosas y de las ideas. Para Aristteles, "la ciencia" significa el conocimiento de las cosas por los primeros principios y las primeras causas; y, en la filosofa aristotlica, el conocimiento cientfico es el que alcanza la razn del ser, la esencia: de ah que la metafsica es la ciencia por excelencia, puesto que penetra hasta el fondo ntimo de los seres.

    Pero la ciencia moderna ha renunciado a conocer las esencias, las razones del ser. Desde ese momento la palabra "ciencia" designa nicamente los conocimientos que son obtenidos por la observacin y la experiencia y que son susceptibles de recibir una definicin experimental.

  • EUGENIO VEGAS LATAPIH

    El modernismo, sigue diciendo el mismo autor, ha querido hacer de la teologa una ciencia experimental como cualquier otra ciencia; desde ese momento, al no existir la religin sino en cuanto es objeto de experiencia y al caer bajo la mirada de la conciencia, lo que constituye la religin, es un sentimiento misterioso surgido bajo el impulso de una aspiracin inconsciente, de una necesidad.

    La inteligencia, analizando ese sentimiento, lo expresa en frmulas que constituyen el dogma. La Revelacin es la expe-riencia de lo divino deviniendo consciente. La actividad interna o la vida es la nica realidad de ios inmanentistas. Este postu-lado bsico tiene por consecuencia que no puede haber en el hombre nada que no sea del hombre. Por lo tanto, no hay Reve-lacin. La razn humana es la medida de todo. Todo es reducible a nuestro pensamiento. Todo es inteligente. Por lo tanto, ya no cabe hablar de misterios, ya no cabe hablar de sobrenatural. No existe verdad absoluta, inmutable, definitiva. El pensamiento est sin cesar en movimiento de progreso.

    Precedentes del modernismo.

    El conjunto de errores que constituyen el modernismo tiene precedentes muy remotos, pero fue en las postrimeras del si-glo x i x cuando esos errores comenzaron a propagarse de un modo pblico y orgnico.

    El 7 de febrero de 1887, el obispo de Mantua, Mons. Jos Sarto, hoy venerado con el nombre de San Po X, enseaba en una Pastoral:

    "No pocos que apenas si conocen superficialmente la "ciencia de la religin y la practican todava menos, pre-tenden erigirse en maestros y van declarando que la "Iglesia debe adaptarse ahora a las exigencias de los "tiempos; que es totalmente imposible mantener la pri-"mitiva integridad de sus leyes; que los hombres ms "avisados sern de ahora en adelante los ms condes-cendientes, s decir, los que sepan sacrificar algo de

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  • EL MODERNISMO DESPUES DE LA PASCENDI*

    "lo antiguo a fin de salvar lo dems. En este moderno "cristianismo, olvidando la antigua locura de la Cruz, ' los dogmas de a fe deben adaptarse a las exigencias "de la nueva filosofa; el derecho pblico de las edades "cristianas debe presentarse temeroso ante los grandes "principios de la edad moderna y confesar al menos la "legitimidad de su derrota. La moral evanglica, dema-s i ado severa, debe prestarse

  • EUGENIO VEGAS LATAPIE

    La realizacin norteamericana suscit en varios sacerdotes y seglares franceses el proposito de organizar con. tiempo un Congreso d religiones que se celebrara en Pars con motivo-d la Exposicin Universal de 1900; El manifiesto para la preparacin fue escrito por el abate Vctor Charbonnel, que poco despus apostatara de la Iglesia. En dicho manifiesto se postulaba " un pacto de silencio sobre todas las particularidades "dogmticas que dividen los espritus y un pacto de accin co-"mn para lo que une los corazones, para la virtud moraliza-"dora y consoldora que es toda una fe"; "... la aproximacin "de las religiones debe servir para reconocer su valor relativo "o subjetivo por la apropiacin que se hacen las almas, as como "los derechos iguales de todas las conciencias que las prpfe-"san en espritu y en verdad". Mons. Ireland felicit al abate Charbonnel en trminos grandemente elogiosos, y fueron varias las revistas que aplaudieron clidamente ese proyecto de con-greso interconfesional de religiones. Alarmado el cardenal Ri-chard, arzobispo de Pars, solicit la intervencin del Papa para cortar la novedosa iniciativa, la que tuvo lugar por una carta de Len XIII del 15 de septiembre de 1895 al cardenal SatolH, delegado apostlico en los Estados Unidos. En dicha carta deca el Pontfice haberla escrito "para cumplir un deber de nuestro cargo apostlico".

    El "americanismo" fue la versin norteamericana del catoli-cismo liberal. Con su genial perspicacia, Tocqueville haba ob-servado que: "Los predicadores americanos vuelven sin cesar "a la tierra y sol con gran esfuerzo logran apartar de ella sus "miradas. Para llegar mejor a sus oyentes, cada da les hacen "ver cmo las creencias religiosas favorecen la libertad v ef "orden pblico, y a menudo es difcil saber, al orlos, si el ob-j e t o de la religin es el procurar la eterna felicidad en el "otro mundo o el bienestar en ste" (1). El cardenal Billot ha escrito que el "americanismo" "est ligado al liberalismo y fue "como el precursor, en Francia, del modernismo y del sillonis-

    (1) Tocqueville, La Dmocratie en Amriquc (Ga.]hma.rd, Pars, 1961), t. 2.*, pg. 1 3 !

  • EL MODERNISMO DESPUES DE LA TRASCENDI'

    "nio; doctrina de liberalismo, de libertad individual, tiende a "ser una religin de accin democrtica social y de indiferencia "dogmtica; una religin de felicidad terrestre".

    La figura ms relevante del "americanismo" fue el P. Isaac Hecker, fundador de los Paulistas, que formul la divisin de las virtudes en activas y pasivas, combatiendo a estas ltimas en beneficio de las primeras. Rasgo destacado de la espirituali-dad del P. Hecker era su creencia en que la accin inmediata y directa del Espritu Santo en el alma hace superflua y ms bien perjudicial toda direccin exterior. Muerto el P. Hecker, public una biografa suya el P. Elliot, prologada por Mns. Ire-land. La edicin francesa iba acompaada de un estudio en que el abate Klein haca una sntesis de las ideas del P. Hecker. Esta traduccin precipit la crisis latente, dando lugar a la carta de Len XIII al cardenal Gibbons, Testern benevolentiae, de 22 de enero de 1899, reprobando las tesis fundamentales de los americanistas. .

    En su carta no menciona Len XIII a ninguno de los pro-pugnadores de los errores que expone y condena, salvo al P. Hecker. cuya biografa traducida al francs fue la causa expresa de la intervencin pontificia. Con rara unanimidad todos los propugnadores del americanismo se apresuraron a proclamar su identificacin con el pensamiento de Len XIII, pero al mismo tiempo hacan constar que en momento alguno haban propugnado los errores proscritos. Como ocurrira ms tade con el modernismo, es Tugar comn en los historiadores eclesisticos que el americanismo no tubo importancia ni con-sistencia, considerando la intervencin de Len XIII como com-bate mantenido con un ente imaginario. Sin embargo, testigos autorizados de aquel entonces no participan de tal opinin. As Mns. Katzter. arzobispo de Mihvaukee, en carta que sus-criban tambin cuatro prelados se expresaba en los siguientes : trminos;

    "Agradeciendo a Vuestra Santidad, desde el fondo de . "nuestros corazones, la paternal indulgencia con la cual;

  • EUGENIO VEGAS LATAPIE

    "al condenar los errores, recuerda la verdadera doctrina, "no podemos dejar de expresar nuestro dolor y nuestra "justa indignacin, viendo a un gran nmero de nues-t r o s conciudadanos, y sobre todo a la mayora de los "periodistas catlicos, afirmar que reprueban y rechazan los "susodichos errores, y proclamar, sin embargo, en toda "ocasin, a la manera de los jansenistas, que casi nadie, "entre los americanos, ha sostenido esas falsas opiniones "y que la Santa Sede, engaada por informes falsos, ha "golpeado en el vaco y perseguido, en cierto modo, un "fantasma..."

    Los obispos de la provincia de Oregn-City, en carta co-lectiva, expresaban al Santo Padre:

    "Vos apercibs, Vos descubrs y Vos indicis el co-"mienzo de un error naciente que la mayora de las gen-t e s no han descubierto completamente."

    Es falsa la tendenciosa afirmacin de que a comienzos del siglo xx los modernistas eran tan slo un reducido grupo de personas,

    "Los fabricadores de errores, dijo Po X, se ocultan "en el seno y gremio mismo de la Iglesia... Hablamos de "un gran nmero de catlicos seglares y, lo que es an "ms deplorable, hasta de sacerdotes, los cuales so pretexto "de amar a la Iglesia... se presentan ... como restaurado^ "res de la Iglesia y en apretada falange asaltan con auda-c ia todo cuanto hay de ms sagrado en la-obra de Je-sucristo. . ."

    Entre los ms destacados modernistas merecen citarse el ex-jesuita P. Tyrrel y el barn von Hugel, en Inglaterra; los aba-tes Murri y Minocchi, el P. Semeria y Fogazzaro, en Italia; Schell, Ehrard y Schnitzer, en Alemania, y Le Roy, Blondel, Fonsegrive, los abates Loisy, Lemire, Turmel, Naudet, los

  • EL MODERNISMO DESPUES DE LA "PASCENDI"

    P. Laberthonnire y Ermoni, el rector del Instituto catlico de Toulouse, Mns. Batiffol, y el ex-profesor del Instituto catli-co de Pars, Mns. Duchesne, en Francia,

    Las criticas de los modernistas socavaban los dogmas, ls Sagradas Escrituras y las devociones ms venerables. Unos u . otros discutan o negaban la existencia del pecado original, del infierno, de los ngeles, de los milagros, la Transubstanciacin eucaristica, la virginidad de Mara. Tambin atacaban los de-cretos del Concilio de Trento, las devociones al escapulario de la Virgen del Carmen, de los nueve primeros viernes.

    Defendan la abolicin del celibato eclesistico; la supre-sin de los estudios de licenciatura en los Institutos Catlicos, para que sus alumnos fueran a las Facultades del Estado; el cierre de todas las escuelas catlicas, etc.

    Condenacin del modernismo.

    En 1907 Po X conden el modernismo en el Decreto La-mentabili sane exitu y en la encclica Pascendi dominici gregis, cuyo texto ntegro se reproduce con este trabajo. EUo nos re-leva de hacer una exposicin doctrinal, por breve que sea, del modernismo, que Pio X calific de "conjunto de todas las here-jas" y a los modernistas de "los peores enemigos de la Igle-sia". Por otra parte, en este mismo nmero de VERBO se pu-blica un profundo estudio del eminente telogo P. Juan Roig GironeUa, S. J., con el ttulo "Influjo de la Filosofa de nuestro siglo sobre la Teologa ante el ao de la Fe", cuya lectura recomiendo encarecidamente a cuantos deseen tener ideas cla-ras para pertrecharse intelectualmente contra los errores que tantos estragos estn causando en nuestros das. Tambin acon-sejo la lectura del pequeo libro del P. Henri Le Floch, "Le cardinal Billot. Lumire de la Theologie" (Beauchesne, Pars, 1947), del que he tomado los pasajes doctrinales que preceden.

    La encclica Pascendi dmini gregis est fechada el 8 de septiembre de 1907. Meses ms tarde, el historiador protes-tante Karl Holl escribi :

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  • EUGENIO VEGAS LATAPIH

    "En la Iglesia catlica ha surgido un conflicto nter-"no que aventaja a todas las crisis de siglos anteriores, "exceptuando la reforma, en importancia fundamental. Esta "vez la lucha no se debate en torno a un solo dogma ni a "una parte de la constitucin eclesial, sino que abarca "TODA LA FAZ CRISTIANA, segn la ha comprendido y afir-"mado la Iglesia catlica hasta nuestros das. Un sector "respetable, aunque slo sea por los nombres que la enca-bezan, ha pretendido una conciliacin entre la te catlica "y la mentalidad moderna, que llega, de hecho, a una "transmutacin de todo el sistema teolgico conjunto y "tambin del concepto jerrquico, El Papa ha estigma-tizado solemnemente tal tentativa como ilegitima. Pero 'los ms significados entre los innovadores se sienten tan "seguros de la razn que es asiste y de a necesidad de "su empresa, que se atreven a mantenerse fielmente afe-"r ra dos a ella. La tensin ha alcanzado, pues, el grado "mximo imaginable, y tan esforzada pugna contina an "sin decidirse.

    Sin embargo, es opinin casi umversalmente admitida en los ambientes y autores catlicos que la hereja modernista se ex-tingui o reabsorbi en virtud de la -publicacin de la Pascend. Casi todos los historiadores contemporneos o silencian la im-portancia del modernismo o lo dan por muerto simultneamente a7 s condenacin. Incluso el gran cardenal Mercier, arzobispo de Malinas, crey en aquel entonces que la enrgica actitud del Papa haba logrado extirpar de raz los errores del modernis-mo. En carta pastoral para la Cuaresma de 1915, el purpurado belga se expresaba en los trminos siguientes:

    "El pblico asombrado, ansioso tal vez, ha admirado "esta augusta figura del Pontfice en su lucha cuerpo a "cuerpo contra el modernismo. Si en los tiempos de Lu-"tero y Cal vino la Iglesia hubiera tenido un Pontfice de "la categora de un Po X, hubiera logrado el protestan-t ismo separar de la Iglesia una tercera parte de la Euro-

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  • . EL MODERNISMO DESPUES DE LA "PASCENDI"

    "pa cristiana? (.. .) . As, cuando se mire con la perspec-t i v a del tiempo la. accin, tan compleja en su unidad y "tan amplia y penetrante, se admirar unnimemente la "fuerza de este gran Papa y se bendecir a la Providen-c i a por haber salvado a la Cristiandad del peligro inmen-"so, no ya de una sola hereja, sino de una prfida mez-colanza de todas las herejas." _

    El artculo sobre el "modernismo" inserto en la segunda par t del volumen X del Dictionnaire de Thologie Catholique, publicado en 1929, est firmado por J. Rivire, profesor de la Facultad de Teologa Catlica de la Universidad de Estrasbur-go. En su conclusin afirma:

    "Del modernismo apenas subsiste en este momento sino "el recuerdo ms o menos obscurecido de una crisis doc-t r ina l desde hace tiempos conjurada. Slo los documen-t o s eclesisticos a los cuales dio nacimiento, at asegu-"rarla un lugar en tos cuadros de la enseanza teolgica, "la recuerdan a la atencin distrada de las nuevas gene-"raciones." .

    En junio de 1956, y desde las pginas de Les Etudes, el jesuita P. Rouquette comparte la opinin de Rivire.

    "Es verdaderamente sobre una tumba, que el histo-"riador tiene la impresin de inclinarse cuando evoca esta "crisis... Se puede decir que el Modernismo es un fe-nmeno completamente pasado (depass), de tal modo "que resulta difcil hacer comprender lo que ha sido."

    La opinin del P. Rouquette est totalmente en contra de lo que afirmaba el autor del oficioso artculo del Osservatore Romano, publicado el 24 de junio de 1958, en que comentando la puesta en el Indice de' cuatro libros de Henry Dumery por decreto del 4 del mismo mes, escriba:

    "El autor es integralmente modernista en el sentido en "que la encclica Pascendi entiende este trmino,"

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  • EUGENIO VEGAS LATAPIH

    En 1968, en Carta Pastoral, el Obispo de Bilbao, Monse-or Pablo Gurpide, tambin reconoce la actualidad del moder-nismo, al escribir: "Atiborrados de conocimientos filosficos, teolgicos, sociolgicos, etc., muchos jvenes sacerdotes... no han llegada.^ tener en s mismos esa verdad que debern ensear ni a estar posedos de ella. Atiborrados de conocimientos sociolgi-cos, desconocen, casi del todo, las doctrinas de la Iglesia; porque en Salamanca, por ejemplo, no existe hoy una Ctedra sobre la Pascedi y una ctedra de la Dkrini Redem p toris y una C-tedra sobre el Syllabus, como existan antiguamente en las Uni-versidades de la Iglesia una Ctedra de Durando, una Ctedra del Maestro de las Sentencias, etc.".

    No obstante cuanto precede, no deja de resultar extrao que el Padre Jernimo Dal-Gal, en su magnfica biografa de San Po X, editada en 1954, haya podido escribir que la pu-blicacin de la Pascedi "deba sealar la derrota de la hereja "y renovar el triunfo de la memorable jornada del 3 de junio "del ao 325, cuando el arnanismo desapareci de la faz de "la tierra, perseguido y aniquilado por el tremendo anatema de "los trescientos de Nicea". Y ms adelante, el mismo autor despus de referir las protestas eontra Ta Encclica de los maes-tros de la berjia, comenta: "Era el ltimo estertor de una "hereja que no se resignaba a morir: la ltima resistencia de "los conatos extremistas del ms inicuo frente anticatlico y "antirromano que se precipitaba en la ms absoluta derrota, cuan-d o an se crea invulnerable."

    i Ultimo estertor! Ultima resistencia! La conviccin de Po X era exactamente la contraria. En

    efecto, el 1 de septiembre de 1910 o sea tres aos despus de publicada laPascedi Po X promulg un extens Motu proprio, inserto en la Acta Apostolicae Sedis del 9 del mismo mes, del que son los siguientes prrafos:

    "Ningn obispo ignora, as lo creemos, que una raza "muy perniciosa de hombres, los modernistas, incluso des-"pus que la encclica Pascedi domimci gregis levant la

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  • . EL MODERNISMO DESPUES DE LA "PASCENDI"

    "mscara con que se cubran, no han abandonado'sus de-s ign ios de perturbar la paz de la Iglesia. No han cesado, "en efecto, de buscar y de agrupar en una asociacin se-

    . "cx*eta nuevos adep tos (Haud enim intermiserunt novos "aucupari et in clandestinmn foedus ascire socios)- (2) y "por medio de ellos inocular en las venas de la sociedad "cristiana el veneno de sus opiniones, dando a luz libros "y publicaciones peridicas," suprimiendo o cambiando el "nombre de los autores. Si esta audacia tan pertinaz, que "es para Nosotros razn de tanto dolor, se considera ms "atentamente despus de leer de huevo nuestra carta an-t e s mencionada, fcilmente aparecer cmo tales hom-"bres no son diversos de los que quedaron descritos en "ella ; esto es, adversarios tanto ms temibles cuanto ms "prximos, que, abusando de Su ministerio, presentan en "anzuelos alimento envenenado para coger a los incautos, "proclamando un gnero de doctrina en que se halla reuni-"da la suma de todos los errores."

    . "Extendindose esta peste en aquella parte de la via "del Seor donde deban esperarse ms alegres frutos, de-"ber es de todos los pastores trabajar en la defensa de la "fe catlica y velar con la mayor diligencia posible para "que la integridad del depsito divino no venga a sufrir

    ' "menoscabo. A Nos mayormente pertenece obedecer los "preceptos de nuestro Salvador Jesucristo, que dijo a San "Pedro, de cuyo principado, aunque indignos, estamos re-"vest idos: Confirma

  • EUGENIO VEGAS L AT AP IE

    "Por esto, pues, para que al afrontar la presente lucha "los nimos de los buenos sean fortalecidos, creemos opor-t uno recordar los pensamientos y prescripciones conteni-"das en aquel referido documento nuestro."

    "Para que se aleje siempre toda sospecha de recibir "ocultamente cualquier tendencia del modernismo, no slo "queremos que se observe plenamente cuanto en el segun-d o nmero se ha mandado, mas ordenamos tambin que "cada uno de los profesores, antes de empezar el curso de "sus lecciones, presente a su Obispo el texto que cada "uno se propone seguir en su enseanza, las cuestiones "o tesis que ha de tratar, y que durante el curso mismo ''del ao se inspeccione el mtodo de enseanza de cada "uno, y si se les viere separarse de la sana doctrina, ser "sta causa suficiente para que el profesor sea retirado "inmediatamente. Finalmente, que adems de la profesin "de fe se preste ante el propio Prelado un juramento, se-"gn la frmula que abajo se copia, llevando la firma de "quien lo pronunci."

    "Este juramento, antepuesta la profesin de fe. segn "la frmula prescrita por nuestro predecesor Po IV, de "santa memoria, con las definiciones aadidas por el Con-"cilio Vaticano, han de prestar al propio Obispo:

    "1. Los clrigos que han de ser promovidos a las "rdenes mayores, a los cuales deber mostrarse antes un "ejemplar, ya sea de la profesin de fe, ya sea de la fr-"mul del juramento que ha de pronunciar, para que de-bidamente lo conozca, aadiendo la sancin, como abajo "se dice, en caso de que se violara el juramento."

    "2? Los sacerdotes destinados a or confesiones y "los oradores sagrados, antes de que se les da facultad de "ejercer estos cargos."

    "5. Los prrocos, los cannigos y beneficiados, antes "de tomar posesin de su beneficio."

    "4. Los oficiales de las curias episcopales y de los

  • r EL MODERNISMO DESPUES DE LA ^P ASCENDI"

    "Tribunales eclesisticos, sin exceptuar al Vicario gene-t a l y a los Jueces."

    "5. Los designados para la predicacin en la "Cuaresma."

    "6. Todos los oficiales de las Congregaciones roma-"nas o de los Tribunales, en presencia del Cardenal Pre-"fecto o del Secretario de la misma Congregacin o Tri-bunal ." r;;

    "7. Los Superiores de las familias y congregaciones "religiosas y los profesores antes de empezar a desempe-rnar su cargo."

    "Los documentos que comprueben la indicada profesin "de fe y el juramento prestado se han de conservar en las "Curias episcopales, como en las Congregaciones romanas "todos sus oficios. Si alguno, lo que Dios no permita, osa-t e violar el juramento, denuncese inmediatamente al "Tribunal del Santo Oficio."

    A continuacin inserta el Moft profiri la frmula del j u -ramento antimodernista, juramento que han venido prestando sin excepcin los clrigos antes expresados hasta el ao 1967, en que dicha frmula ha sido modificada, Al texto de este jura-mento pertenece el siguiente prrafo:

    "Me someto igualmente, con toda la reverencia debida, "v me adhiero con toda mi alma a todas las condenas, "declaraciones y prescripciones contenidas en la encclica "Pascendi v en el decreto Lamen tahili, part icularmente en "lo que concierne a la llamada historia de los dogmas."

    Xo obstante el solemne juramento de adherirse con toda su alma -toioque animo adhaereoa la s condenas, declaraciones y prescripciones contenidas en la Pascend, es doloroso reco-nocer que son muchos los que han faltado al mismo. Mons. Rudolf Gruber. obispo de Ratisbona (Baviera), en conferencia pronun-ciada el pasado ao 1967, no ha temido afirmar que:

    m

  • EUGENIO VEGAS LATAP IE

    realidad del perjurio se da objetivamente en mu-"chas exposiciones teolgicas al compararlas con el ju-ramento antimodernista."

    Poco tiempo antes de su muerte, el 27 de mayo de 1914, en alocucin dirigida a los nuevos cardenales, Po X expuso:

    "Estamos, ay ! , en unos tiempos en que se acogen y "adoptan con gran facilidad ciertas ideas de concil iacin "de la fe con el espritu moderno, ideas que conducen nu-"cho ms lejos de te que se piensa, no slo a la debili-"tacin, sino a la total prdida de la Fe. Ya no causa asom-"bro or a personas que se deleitan con palabras de as-piraciones modernas, de la fuerza del progreso y de la "civilizacin, afirmar la existencia de una conciencia laica "de una conciencia poltica, opuesta a la conciencia de la "Iglesia, contra la cual pretenden tener el derecho y el "deber de reaccionar para corregirla y enderezarla. No "es raro encontrar personas que expresan dudas v per-plejidades sobre las verdades, e incluso afirman. obsti-"nadamente errores manifiestos, cien veces condenados y

    ' "que no obstante ello se persuaden no haberse alejado ja-' "ms de la Iglesia porque algunas veces han seguido las ''prcticas cristianas. ; Oh!, cuntos navegantes, cuntos "pilotos y cuntos capitanes, por poner su confianza en "las novedades profanas y en la ciencia embustera del "momento/en lugar de llegar a puerto han naufragado."

    "Entre tantos peligros, en toda ocasin, no he dejado "de hacer or mi voz para llamar a los extraviados, para "sealar los males y trazar a los catlicos la ruta a seguir. "Pero mi palabra no ha sido siempre ni por todos debi-damente oda ni debidamente interpretada, por clara v "precisa que haya sido..."

    * * - *

    "Mi palabra no ha sido siempre ni por todos debida-"menr oda y debidamente interpretada", manifestaba Po X

    364

  • EL MODERNISMO DESPUES DE LA "PASCNDI"

    el 27 de mayo de 1914. Los modernistas no tan slo haban desobedecido los mandatos del Papa, sino que haban conti-nuado propagando sus herticas doctrinas", agrupando a sus secuaces en una asociacin secreta. Para continuar su perverso trabajo en el seno mismo de la Iglesia contaron con la tole-rancia o colaboracin de otros catlicos, seglares y eclesisticos, entre los que no faltaban hombres de grandes virtudes que, por desgracia, no haban advertido el veneno que escondan las doc-trinas del modernismo, revestidas exteriormente de ciencia y de cultura. Sin ser ellos mismos modernistas, estimaban inexisten-tes o exagerados los peligros y males denunciados por Po X o infundadas las condenas dictadas. Un don especial permiti al Santo Pontfice descubrir el error donde otros no vean ms que inofensivas teoras compatibles con la fe. En carta de 1907 al cardenal Capecelatro, arzobispo de Capua, deca el Papa:

    "Agradezco el consejo de no dejarme sorprender tan "fcilmente por la costumbre demasiado difundida de "aplicar a no pocos el injurioso ttulo de modernista. "Pero... el mal, sin embargo, existe, y, en ciertas regiones, "da verdaderamente mucho que pensar a quien tiene el "deber de custodiar intacto el depsito de la fe".

    Y, en 1909, al obispo de Brgamo:

    "Se me acusa de ser pesimista y de ver el mal por "todas partes. Pero el mal latente es ms grave y est "ms difundido de lo que se puede imaginar."

    Y, en 1911, al obispo de Cremotia:

    "Gomo asustado me recomendis moderacin en las "disposiciones contra el modernismo" ( . . . ) "Me maravillo "de que encontris excesivas las medidas tomadas para "contener la riada que amenaza sumergirnos, cuando el nerror que se quiere difundir en nuestros das es mucho "ms mortfero que el de Lutero, porque tiende directa-"mente a la destruccin, no slo de la -Iglesia, sino del

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  • EUGENIO VEGAS LA TAPIE

    "Crist ianismo. ( . . . ) Comparto con vos la opinin de pro-t u r a r la mayor benignidad e indulgencia en la aplicacin "de las penas ; pero frente a un mal tan grave, nunca son "demasiadas las precauciones ni severas las l e ye s . . . " "As "no tendremos maestros del error que conduzcan en bre-"ve el mundo a la here j a . "

    En l a noche del 19 al 20 de agosto de 1914 muri Po X .

    Despus de l a muerte de P o X.

    Entre los discrepantes de l a actuacin del fallecido Pontfice figuraba un importante numero de personalidades eclesisticas, de las qu merecen destacarse el francs Mons. Mignot, arzobispo d Albi, y el cardenal Pietro Gasparri. Este ltimo, en el proceso de Beatificacin de Po X, depuso en contra alegando que haba faltado a la virtud de l a prudencia en el modo con que haba lu-chado contra el modernismo y en general en el modo de conducir los asuntos religiosos de Francia . (3)

    (3) Aunque la declaracin del cardenal Gasparri caus gran efec-to, Po XI estim que no era bastante para retrasar el proceso de beati-ficacin. Sin embargo, Po XII consider oportuno que se estudiasen dete-nidamente los extremos denunciados y, al efecto, dispuso se abriera una informacin especial, designando al franciscano P. Antonelli para reali-zarla, poniendo a su disposicin todos los documentos secretos de los ar-chivos pontificios. En 1950 se public, por la Imprenta Vaticana, el in-forme del P. Antonelli con el ttulo Disquisitio circa quasdam objeciones modum agendi servi Dei respicientes in modernismo ebellatione..., etc. El 2 de junio de 1951 tuvo tugar a beatificacin de Po X. En el dis curso que en tal ceremonia pronunci Po XII declar que Po X "tuvo la ciencia y la sabidura de un profeta inspirado". Hizo referencia a la opinin segn la cul en l "la fuerza prevaleci a menudo sobre la pru-dencia". Pero es "la opinin de los adversarios, que eran en su mayor parte enemigos de la Iglesia", opinin que tambin compartieron catli-cos: pero "ahora que el examen ms minucioso ha estudiado a fondo todos los actos y vicisitudes de su Pontificado, ahora que se conocen las consecuencias de estos acontecimientos, ninguna duda, ninguna reserva es posible".

    El 29 de mayo de 1954 se celebr la canonizacin de San Po X.

    3

  • EL MODERNISMO DESPUES DE LA VPASCEKD1"

    Los partidarios de rectificar la actuacin magisterial y pasto ral de Po X, polarizaron sus esfuerzos para lograr que el nuevo Papa tuviera una significacin contraria a la de su predecesor. Gran inters encierran a este respecto las notas escritas por el cardenal Friedrich Piffl, arzobispo de Viena, que no obstante de llevar la indicacin "Secretos del Conclave para quemar despus de mi muerte", fueron publicados por el Dr. Max Liebmann despus riel fallecimiento del cardenal, sobrevenido en 1932.

    El cardenal de Vierta se revela en sus notas muy interesado en combatir las "tendencias integrstas". Se concierta con otros cardenales alemanes y austracos para orientar sus votos hacia Gasparri, Pompili o della Chiesa. Cuenta que el cardenal Hart-mann estimaba que 110 llegara a elegirse a della Chiesa porque "su eleccin sera interpretada como una afronta hacia Po X" . Pese a este vaticinio, en la dcima votacin result elegido el cardenal della Chiesa por treinta y ocho votos, tomando el nombre de Benedicto XV. En los tres primeros escrutinios, el cardenal Merry del Val, secretario de Estado de Po X, obtuvo siete votos.

    No obstante lo cjue algunos esperaban. Benedicto XV, en su primera encclica d Bcatissimi, de 1 de noviembre de 1914, reitera inequvocamente la condena del modernismo con estas palabras:

    "... Asi se engendraron los monstruosos errores del "modernismo, que nuestro Predecesor llam justamente "sntesis de todas las herejas y conden solemnemente. "Nos. venerables hermanos, renovamos aqu esta condena-cin en toda su extensin. Y dado que tan pestfero conta-g i o no ha sido an enteramente atajado, sino que todava se "manifiesta ac y all, aunque solapadamente, Nos exhorta-d o s a que con sumo cuidado se guarde cada uno del.peligro "de contraerlo, pues de esta peste bien puede afirmarse lo "qu Job haba dicho de otra cosa: s fuego qu devora "hasta la destruccin y consume toda la hacienda. Y no "solamente deseamos que los catlicos se guarden de los "errores de los modernistas, sino tambin de sus tendencias "o de! espritu modernista, como suele decirse; el que que-

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  • EUGENIO VEGAS LATAP IE

    "da inficionado de este espritu rechaza con desdn todo "lo que sabe a antigedad y busca con avidez la novedad "en todas las cosas: en el modo de hablar de las cosas "divinas, en la celebracin del culto sagrado, en las insti-"tuciones catlicas y hasta en el ejercicio privado de la "piedad. Queremos, por tanto, que sea respetada aquella "ley de nuestros mayores: "Que nada sea innovado, si no "es en el sentido de la tradicin" (Nihil innovetur, nisi "quod traditum est) ; la cual si por una parte ha de ser "observada inviolablemente en las cosas de fe, por otra, "sin embargo, debe servir de norma para todo aquello que "pueda sufrir mutacin, si bien aun en esto vale general-mente la regla "Non nova, sed noviter (no novedades, "sino de un modo nuevo)."

    Benedicto XV muere el 22 de enero de 1922. Los detalles que recogemos del Conclave en que se eligi al nuevo Papa estn tomados del diario del ya citado cardenal Piffl y de las notas autgrafas del cardenal patriarca de Venecia, Pietro La Fontaine. En el cuarto escrutinio los votos obtenidos son los siguientes: Merrv del Val, 17; Maffi, 9; Gasparri. 15; La Fontaine, 1, y Ratti, 5. Sacando las enseanzas de estos pri-meros escrutinios el cardenal Piffl escribe:

    "Dos tendencias: 1.La reaparicin de los antiguos "integristas y a su cabeza Merry del Val ; 2.La con-tinuacin de la poltica de Benedicto XV, tendencia para ' la cual el candidato es Gasparri (...). Merry del Val est "sostenido principalmente por Van Rassum, pues ste de-"sea la eleccin de un no-italiano y espera de la energa "y perseverancia en sus ideas de Merry del Val un for-"talecimiento de la disciplina eclesistica. A Gasparri se "le reprocha sobre todo su nepotismo..."

    En el sptimo escrutinio los votos a favor de Merry del Val se desplazan al cardenal La Fontaine con el siguiente re-sultado: Gasparri 24 votos, La Fontaine 22 y Ratti 4. Tras

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  • EL MODERNISMO DESPUES BELA "PASCENDl"

    varios nuevos escrutinios, en el once los votos de Gasparri pa-san a favor de Katti, que obtiene 24 votos por 23 La Fon-taine. Por fin, en el catorce, queda elegido el cardenal Katti por 42 votos, obteniendo La Fontaine tan slo 9.

    El nuevo Paja, toma el nombre de Pi XI y nombra Secreta-rio de Estado al cardenal Gasparri, que ya lo haba sido de Benedicto XV desde octubre de 1914, cargo que desempe has-ta 1931.

    De la primera encclica de Po XI, Ubi arcano L>ei, son los siguientes pasajes:

    "Numerosos son, en verdad, los que admiten la doc-t r i n a catlica sobre la autoridad civil y el deber de obede-cer la , sobre el derecho de propiedad, los derechos y de-be r e s de los obreros agrcolas e industriales (. . .) . Pero "esos mismos luego hablan, escriben y, lo que es peor, "obran como si ya no hubieran de seguirse, o como si "ya estuviesen anticuadas, las enseanzas y prescripcio-"nes tantas veces inculcadas por los Sumos Pontfices, "especialmente por Len XIII, Po X y Benedicto XV. "Todo ello constituye una especie de modernismo moral, "jurdico y social, que reprobamos enrgicamente lo mismo "que el modernismo dogmtico."

    "Por lo tanto, hay que devolver su vigor a las ense-"anzas y prescripciones referidas; preciso es despertar "en todas las almas la Dama de la fe y de la caridad di-v ina , indispensable para la plena inteligencia de tales doc-t r ina s y para su fiel cumplimiento. Y ello se ha de reali-" zar principalmente en todo cuanto toca a la educacin de "la juventud, sobre todo de aquella que tiene la dicha de "formarse para el sacerdocio, no sea que, en este cataclis-"mo social y en tal perturbacin de ideas, ande fluctuando, "como dice el Apstol, y se dejen llevar de todo viento de "doctrina por el engao de los hombres, que para enga-"ar emplean astutamente los artificios del error (Eph. 4 -"14)." :

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  • EUGENIO VEGAS LATAPIH

    Durante el pontificado de Po XI los modernistas continan, artera y solapadamente, la propaganda de sus errores dogmti-cos, pero sus principales esfuerzos los dirigen a propagar el modernismo poltico y social que Fo XI denuncia y condena en sus encclicas Quas Primas y Divini Redempioris. A f ines de 1926, comentando las consecuencias polticas y sociales que pre-vea haban de seguirse del triste conflicto religioso entre la Accin Francesa y el Vaticano que acababa de iniciarse, y que fue resuelto en julio de 1939, Georges Bernnos vaticin ante Henri Massis :

    "Comienza una nueva invasin modernista y ya se ven "sus avanzadas. Cien aos de concesiones y de equvocos "han permitido que la anarqua penetre profundamente en "el clero. La causa del orden ya no puede contar con un "gran nmero de esos primaires dclasss. Creo que nues-t ro s hijos vern el grueso de las tropas de la Iglesia del "lado de las fuerzas de la muerte. Yo ser fusilado por "sacerdotes bolcheviques que llevarn el Contrato social "en el bolsillo y la cruz sobre el pecho..." (4).

    * # * '

    Po XII, en su discurso a los cardenales, el 2 de junio de 1948, expuso parejas inquietudes a las de sus inmediatos prede-cesores :

    " . . . Esta accin salvadora debe extenderse tambin a "aquellos, no pocos, desviados que aun estando as, al "menos, piensan ellos unidos a Nuestros devotos hijos "en el terreno de la fe, se separan de ellos para seguir "movimientos que tienden, efectivamente, a secularizar y "descristianizar toda la vida, privada y pblica. Aun cuan-

    (4) Henri Massis, Maurros et notre temps, t. 1., pg. 174 (La Pa-Istine, Paris-Geneve, 1951). Existe traduccin espaola, coa el ttulo La vida intelectual de Francia en tiempos de Mourras (Ediciones Rialp, Madrid).

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  • . EL MODERNISMO DESPUES DE LA "PASCENDI"

    ''do les sirviesen las divinas palabras; "Padre, perdnalos, "porque no saben lo que hacen" (Luc. 23, 34), eso no "cambiara para nada el dao objetivo de su conducta. "Ellos se id . : . ;ii una doble conciencia en cuanto que, "mientras pretenden seguir siendo miembros de la comu-"nidad cristiana, militan al mismo tiempo, como tropas "auxiliares, en las filas de los que niegan a Dios. Pero "precisamente esa duplicidad o ese desdoblamiento amena-z a con hacer de ellos, pronto o tarde, un tumor daino "en el seno mismo de la Crstiandad."

    En el seno mismo de la cristiandad, dijo Po XII en 1948. In siim gremioqw Ecclesia, deca S a n P o X en la Pos-

    cendi. Para intentar impedir la propagacin de los errores del mo-

    modernism y sus derivaciones, Po XII se vio obligado a adop-tar numerosas y graves medidas disciplinarias. Por Decreto del Santo Oficio de 4 de febrero de 1942 se inclua en el Index librorwm prohibitorum la obra del dominico francs P. Domi-nique Chenu, titulada "Une cole de thologie : Le Saulchoir" Aos ms tarde, el general de los jesutas aparta de la ense-anza a los PP. de Lubac y Bouillard. En 12 de agosto de 1950 fecha Po XII su encclica Himumi generis, en la que denuncia y reprueba los errores de la llamada Nueva Teologa, y entre ellos el evolucionismo, el existencialismo, el relativismo, el his-toricismo y el irenismo.

    Detrs del impersonalismo de las denuncias y condenas con-tenidas en la Humuni generis existen nombres reales de autores y de obras que Po XII deliberadamente no quiso mencionar. De esos autores, los comentaristas de ese tiempo sealaron como los ms destacados a los PP. de Lubac, Danielou, Bouillard, Balthasar, Fessard, Chenu, Congar, Dubarle, Adam y Teilhard de Chardin (5). Respecto a este ltimo, en 1950, "La Civilt

    (5) Transcribimos estos nombres del concienzudo estudio de Andrs Avelino Esteban Romero, titulado "Repercusin que ha tenido la enc-clica Huma ni generis y comentarios que ha suscitado" inserto en las p-

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  • EUGENIO VEGAS LATAP IE

    Cattolica" afirm que el juicio que merece su opsculo L'ave-nire delfowno "no puede ser ms que negativo", y Prente, en Euntes Docete, escribi que en Teilhard domina la teora del evolucionismo universal, con extraas aplicaciones en el terre-no teolgico. Sin embargo, conviene tener presente lo que a este respecto escribi Colombo en 1951 " . . . no debemos ser "injustamente severos hacia unos hombres que han trabajado por "el bien de la Iglesia y que se han propuesto problemas reales "para el apostolado cristiano en el mundo actual; pero los peligros "que indica la encclica existan verdaderamente". -

    Casi todos los telogos propugnadores de las doctrinas re-probadas en la Hurnam generis se apresuraron a manifestar su adhesin a las enseanzas de la encclica y muy sealadamente los dominicos de "Le Sauchoir" y los jesutas de "Fourviere". No obstante los actos externos del acatamiento, fueron muchos los que secretamente continuaron resistiendo y propagando los principios condenados. Entre stos merece destacarse la acti-tud del jesuita P. Pierre Teilhard de Chardin, por la nombra-da universal que posteriormente ha alcanzado. Semanas des-pus de publicarse la encclica Htimani generis recibi una car-ta de un dominico apstata que, "sospechando sus dificultades", le invitaba a abandonar la Iglesia Catlica y a seguir su ejem-plo, adhirindose a la secta de los "Viejos Catlicos" que niega el dogma de la infalibilidad pontificia. Tan pronto ley la car-ta, Teilhard fue a dar cuenta a su superior, el P. d'Ouince, quien refiere que jams le haba visto en semejante estado, "fuera de si, positivamente escandalizado". Teilhard, contina escribien-do el P. d'Ouince, respondi al dominico renegado "una larga carta, visiblemente indignado, en la cual le explicaba "que el phylttm romano es el nico que llevaba a sus ojos el porvenir del Mundo". El P. d'Ouince no reproduce ningn prrafo de esa "larga carta" que Teilhard "visiblemente indignado" res-

    ; ; m r ginas 3 a 160 del volumen "XI Semana Espaola de Teologa. La en-cclica Humatii generis" (Edit. Consejo Superior de Investigaciones Cien-tficas, Madrid, 1952).

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  • EL MODERNISMO DESPUES DE LA "PASCEND I"

    ponde el 4 de octubre de 1950 a su tentador. Veamos ios prin-cipales pasajes de esta contestacin (6):

    "Ayer le he enviado tres pequeos ensayos para ex-plicarle mi posicin presente. (Le Coeur du Problme es "una memoria efectivamente enviada a Roma sin resul-"tado, naturalmente; por tanto, no caben ilusiones ( . . . done "pas d'illusions.) Esencialmente considero con Vd. que "la Iglesia (como toda realidad viviente al cabo de cierto "tiempo) llega a un perodo de "muda" o "reforma ne-cesar ia" . Al cabo de dos mil aos esto es inevitable, la "humanidad est de "muda" (. . . est en train de muer), "Cmo el cristianismo no haba de hacerlo? Con ms pre-cisin, considero que la Reforma en cuestin (mucho ms "profunda que a del siglo xvi) no es un simple asunto de "instituciones y de costumbres, sino de Fe" ( . . .) . "Ahora "bien, este gesto fundamental del alumbramiento de una "nueva Fe para la Tierra (Fe en lo de Arriba (En-Haut) "combinada con la Fe en lo de "Adelante" (En-Avant)

    "slo yo creo (y me imagino que sois de mi opinin), slo "el cristianismo puede hacerlo a partir de la asombrosa rea-l idad de un "Cristo-Resucitado"Estoy convencido: "es de una Cristologa nueva extendida a las dimensiones "orgnicas de nuestro nuevo Universo de donde se dis-"pone a salir la Religin de maana. Sentado esto (y es en "ello en lo que diferimos: pero la Vida no procede por "buenas voluntades que tantean?), sentado esto, sigo sin "ver ningn medio mejor para m de promover lo que "anticipo que el trabajar para la reforma (como queda de-f in ida antes) desde dentro: es decir, con adhesin sin-"cera al phylum del que espero el desarrollo. Muy since-"ramente (y sin querer criticar su gesto) no veo nas que

    (6) La carta ntegra, en francs y en espaol, puede verse en el nm. 49 de VERBO, pgs. 574 a 576. Tambin en Itinraires, nm. 91-marzo 1965, pgs. 114 y sigs., m un interesante artculo de Henri Ram-baud, titulado L'trange fot de Teilhard de Chardin.

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  • EUGENIO VEGAS L A T A P I H

    "en el tronco romano, tomado en su integridad, el sopor- . "te biolgico bastante vasto y bastante diferenciado para "operar y soportar la esperada transformacin. Y esto no "es pura especulacin. Desde hace cincuenta aos be visto "de muv cerca en torno mo re vital izarse el pensamiento "y la vida cristiana a pesar de toda encclica fmalgr "toutc Ency etique) para no tener una inmensa confian-z a en las potencias de reanimacin del viejo tronco ro-"niano. Trabajemos cada uno por nuestro lado. Todo lo "que sube converge. Muy cordialmente suyo. Teilhard de "Chardin."

    Confesamos nuestra torpeza para descubrir en esta carta el tono "visiblemente indignado" de que habla el P. d'Ouince. Ve-mos en ella a Teilhard despreciar a Roma y a toda encclica y estar de acuerdo con el dominico apstata en que hay que ir a una reforma de la Fe niucho ms profunda que la del siglo xvi. El jesuta coincide con el ex-domirtico en los objetivos a al-canzar. pero difiere en el procedimiento. Sin criticar el gesto de quien reneg de la Iglesia Catlica, estima Teilhard que el mejor medio para l de trabajar en la reforma es et de hacerlo desde dentro de la Iglesia, "Trabajemos cada uno por nuestro lado. Todo lo que sube converge", esto es. los trabajos separa-dos llegarn al mismo fin.

    Tal fue la reaccin privada de Teilhard, en octubre de 1950. frente a la encclica Himiani gemris (7).

    (7) El P. Teilhard muri el ao 1955. El 30 de junio de 1962 el Santo Oficio promulg el siguiente Monitum:

    "Se divulgan algunas obras, aun despus de la muerte de su "autor, el padre Pedro Teilhard d Chardin, que estn consi-"guiendo una gran aceptacin.

    "Dejando a un lado lo que pertenece a las ciencias positivas, "es evidente que dichas obras, en materia de filosofa y teologa, "contienen tales ambigedades, ms an, graves errores, de modo "que ofenden la doctrina catlica. Por lo cual los eminentsimos "y reverendsimos padres de la Sagrada Congregacin del Santo "Oficio exhortan a todos los Ordinarios, a los superiores de los

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  • . EL MODERNISMO DESPUES DE LA "PASCENDI"

    Pero hasta el ao 1963 no trascendi al gran pblico la re-sistencia mantenida en Francia por amplios sectores eclesis-ticos contra el magisterio de Po XII. En junio de ese ao, Georges Suffert, que haba sido durante largo tiempo redactor jefe de Tnwignage chrtien, public en VExpress un artculo con el ttulo: "Cuando la Iglesia tiene miedo" (Quand l'Eglise a peur), del que son los siguientes prrafos:

    "Cada uno en privado (bajo el pontificado de Po XII) "se pronuncia en contra y todo el mundo pblicamente es "cmplice. Se revelan intilmente o se someten cobarde-

    "semnarios y universidades que de una manera especial guarden "a los jvenes de las obras del padre Teilhard de Chardin y de los "peligros de sus seguidores.

    "Dado en Roma, en los palacios del Santo Oficio, el da 30 de "junio de 1962. Sebastin Masala. Notario (Reproducido de Eccle-"sia (Madrid), nm. 1.098, 28 julio 1962, pg. 14).

    El 3 de mayo de 1968, preguntado por un periodista el director de la Sala de Prensa del Vaticano, Mons. Valame, sobre si "la familiari-dad admirativa con el pensamiento de Teilhard de Chardin puede con-solidar o debilitar la fidelidad de un seminarista a su vocacin", declar lo siguiente:

    "La ' !esia dice claramente a los seminaristas hacia quines "deben singar admiracin y familiaridad si quieren estar en armo-"na con el pensamento y la doctrina de la Iglesia. Por eso: si los "hombres que la Iglesia reconoce y recomienda como maestros "comenzando por Santo Toms no son objeto de estudio pro-fundo, cualquier otro maestro puede resultar peligroso. En una "palabra, se requieren bases slidas."

    Despus de haber recordado al respecto dos textos conciliares, mon-seor Valame agreg:

    "Quien estudia los maestros indicados por la Iglesia puede acer-"carse tambin a los otros, recordando siempre lo que la Iglesia "dice sobre ellos. En Teilhard de Chardin existen algunas cosas "que no -on conciliables con las afirmaciones rigurosas de la fe : "sus miar, . - ;nejores crticos estn de acuerdo en este punto. Esto "explica las reservas hechas oficialmente algunos aos atrs y "no modificadas con respecto a este autor, en lo que tiene que "ver con los seminarios." (Telegrama de la Agencia Efe, publicado en el ABC de Madrid del da 4 de mayo de 1968.)

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  • EUGENIO VEGAS LATAPIR

    "mente" ... "Un grupo de telogoslos ms clebres "son llamados al orden vigorosamente. Cada uno se hace "desconfiado. El sacerdote o el laico que tiene una idea "titubea de ir a someterla a su superior. El superior propo-n e se espere. El obispo aconseja reserva. Est colocado "mejor que nadie para conocer el fenmeno romano" .. . "A partir de esta fecha, todos los artculos aparecidos en "Francia se leen en una perspectiva de resistencia a Roma. "La verdad ya no tiene mucho que ver con lo que es-"cribe."

    El abate Laurentin escriba en Le Fgaro del 8 de noviem-bre del mismo ao:

    "La Iglesia que dasde Po IX se haba replegado sobre "s misma, concentrada sobre la contemplacin de los ele-"mentos ms estrictos y ms autoritarios de su estruc-

    . "tura, sale de su crislida para convertirse en la Iglesia "viva que Cristo quiere suscitar."

    Haciendo el elogio del P, Congar un prelado, citado por La Croix, deca:

    "Exista, por debajo de un estado esttico de la Igle-"sia, como una corriente desconocida e insospechada, lo "mismo que bajo una capa de hielo que l fro produce en "la superficie de nuestros ros circula una agua viva."

    Esta agua viva, esa corriente exista, nos dice el mismo pre-lado, en el P. Congar y Men el espritu de muchos obispos" y "en una lite de cristianos", pero al parecer no en la ctedra de San Pedro, ni en los Papas modernos. El Papado en general y Po XII en particular no estn nombrados en el captulo del agua viva. '

    Igualmente, en ese ao 1963, el dominico P. Congar exhum la lista de sus agravios y persecuciones desde las columnas de Injormations Catholiques internationales.

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  • EL MODERNISMO DESPUES DE LA "FASCENDI"

    "En la primavera de 1942 escribe el P. Congar "Le Saulchoir fue herido (jrapp) en la persona de su "animador el Padre Chenu... No puedo' ver en este asunto "ms que un error o una mala accin injustificada. Pero "los resultados estaban a la vista: un hombre inicuamente "sealado como sospechoso, quebrantadas las instituciones "con ms vida de una provincia, desequilibradas por veinte "aos, el impulso y la confianza medio destrozados..." "Yo era sospechoso, irremediablemente sospechoso, vigi-l a d o ; mis actos, verdaderos o supuestos, eran interpre-t ados por anticipado en un sentido reprensible..." "Deba

    . "someter todos mis escritos a Roma, lo que hice a partir "de 1952, hasta la ms pequea resea. Conservo el re-acuerdo muy preciso, a menudo confirmado po los textos "que se conservan, de increbles mezquindades de la cen-

    sura...

    Y el P. Congar contina relatando la lista de agravios por l soportados durante el pontificado de Po XII.

    No conocemos si el jesuta P. de Lubac se sinti agraviado por la actuacin de Su Santidad, Sin embargo, en La Croix, de Pars, correspondiente al 22 de marzo de 1968, puede leerse al pie de una fotografa del P. de Lubac:

    " . . . cuando se sabe todo lo que este hombre, por entero "al servicio de la Iglesia, ha sufrido durante los aos 50, "cuando se sospecha de modernismo todo pensamiento ori-g ina l y profundo, no se puede por menos de admirarle "ms, etc." (8).

    t * *

    Pablo VI, en su primera encclica, Ecclesiam sua, ensea:

    " . . . Todos saben por igual que la humanidad en este "tiempo est en va de grandes transformaciones, altera-

    (8) V- el comentario que consagra a estas lneas de La Croix, /ean Madiran, en las pgs. 198 y sigs. de Itinraires, nm. 123 de mayo de 1968.

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  • EUGENIO VEGAS LATAPIH

    "clones y progresos, que cambian profundamente no slo "sus formas exteriores de vida, sino tambin sus modos "de pensar... Todo ello, como las olas del mar, envuelve "y sacude a la Iglesia misma: los espritus de los hombres "que a ella se confan estn fuertemente influidos por el "clima del mundo temporal; de tal manera que un peli-"gro de vrtigo, de aturdimiento, de aberracin, puede "sacudir su misma solidez e inducir a muchos a ir tras los "ms extraos pensamientos, imaginando como si la Igle-"sia debiera renegar de s misma y abrazar novsimas e "impensadas formas de vida. As, por ejemplo, EL FEN-M E N O MODERNISTA QUE TODAVA AFLORA EN DIVERSAS

    "TENTATIVAS DE EXPRESIONES HETEROGNEAS EXTRAAS A

    " L A AUTNTICA REALIDAD DE LA RELIGIN CATLICA ( 9 ) ,

    "no fue precisamente un episodio semejante de predomi-n i o de las tendencias psicolgicas culturales propias del "mundo profano sobre la fiel y genuina expresin de la "doctrina y de la norma de la Iglesia de Cristo?"

    En alocucin del 5 de julio de 1967, Pablo VI vuelve a sealar la supervivencia del modernismo:

    " . . . el apstol es Maestro; no es simplemente el eco de "la conciencia religiosa de la comunidad; no es la ex-pres in de las opiniones de los fieles, como la voz que la "precisa y acredita, COMO DECAN LOS MODERNISTAS Y COMO "TODAVA HOY OSAN AFIRMAR ALGUNOS TELOGOS ( 9 ) . L a

    "palabra del apstol es generadora de la fe . . ." * * *

    El llamado neo-modernismo. No haba transcurrido un ao desde la solemne clausura del

    Concilio Vaticano II cuando el famoso filsofo catlico francs Jacques Maritan, tan abiertamente vinculado al grupo progre-

    (9) El subrayado es nuestro (N. del A.).

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  • EL MODERNISMO DESPUES DE LA "PASCENDI"

    sista, escribi se ha dicho que obedeciendo a indicaciones del Papa el libro "Le Paysan de la Garonne", en el que afirma que "el modernismo del tiempo de Po X no fue ms que una modesta fiebre de heno" si se le compara con el neo-modernismo actual. El cuadro que pinta Maritain del neo-modernismo es extremadamente angustioso:

    "ya no se cree en el diablo, ni en los ngeles malos, ni "en los buenos". "El contenido objetivo a que se apegaba "la fe de nuestros mayores es un mito, como tambin son "mitos el pecado original.... el Evangelio de la Infancia, ' l a resurreccin de los cuerpos y la creacin. Y como el "Cristo de la Historia". "La distincin entre naturaleza "y gracia es una invencin escolstica como la transubstan-"ciacin". "No hay que tomarse la pena de negar el infier-"no, pues es ms sencillo olvidarlo, y eso es probablemente "lo mejor que podemos hacer con la Encarnacin y con ' la Trinidad". "El modernismo desenfrenado de hov en "da... tiende de s a arruinar la fe cristiana... se esfuerza "lo mejor que puede en vaciarla de su contenido."

    Pero, en lugar de seguir espigando en la obra de Maritain, es ms eficaz recomendar al lector que "lea meditadamente sus pginas, verdadero testimonio de fe ejemplar lanzado frente a tantos que se decan sus discpulos y que se revuelven hoy irritados y sarcstocos contra su anciano maestro. Maritain ha conservado inclume la admirable fe teologal con que Dios le agraci al tiempo d su conversin. Por dio es ant-modernsta en materia dogmtica, no obstante sus peligrosos y falsos principios respecto al orden poltico y a la filosofa de la historia, errores que reafirma por desgracia en algunos breves pasajes de su Paysan de Ja Garonne.

    Tendrn razn los impugnadores de este libro en considerar irreales y ficticios los males denunciados por su autor, que tan slo seran fantasas de un cerebro anquilosado por los aos e ignorante de la realidad por su reclusin voluntaria en una ermita de los discpulos del P. Charles de Foucauld? Ser tan slo

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  • EUGENIO VEGAS LATAPIH

    que Maritain, a sus ochenta y cuatro aos, se ha visto atacado del defecto de inmovilismo que le lleva a considerar que "cualquier tiempo pasado fue mejor?"

    No daremos respuesta a las precedentes interrogaciones. Todos somos testigos de los hechos que estamos contemplando y de lo que se est enseando por religiosos y eclesisticos en libros y revistas e incluso desde los altares de nuestras iglesias. Sin embargo, para orientar al lector a resolver la angustiosa interro-gante, vamos a reproducir tan slo algunos pasajes de tres re-cientes alocuciones del Papa Pablo VI, Maestro infalible en materias de fe y costumbre, que revelan las gravsimas preocupa-ciones que le agobian.

    "Pero en unestro tiempo la fe es blanco de muchas "negaciones (La fe no es de todos, dice San Pablo, 2 Tesa, "3,2), y es campo de muchas controversias incluso entre "los creyentes. Quiz tambin hayan llegado hasta vuestros "odos los ecos de opiniones errneas, que pretenden man-tener interpretaciones arbitrarias y ofensivas de verdades "sacrosantas de la fe catlica ; por ejemplo, hemos escuchado "voces, pocas en verdad, pero esparcidas por el mundo, "'que intentan deformar doctrinas fundamentales, claramente "profesadas por la Iglesia de Dios, por ejemplo, sobre "la resurreccin de Jesucristo, sobre la realidad de su ver-dadera presencia en la Eucarista, y tambin sobre la "virginidad de Mara y, consiguientemente, sobre el mis-' "tero augusto de la Encarnacin, etc. Lo que espanta no "es solamente la gravedad de estas falsas afirmaciones, "sino tambin la audacia irreverente y temeraria con que "son pronunciadas, permitiendo entrever que se insina "ac y all el criterio de juzgar las verdades de la fe a "voluntad, segn la capacidad propia de entendimiento y "el gusto propio de dilogo en el campo teolgico y reli-"gioso." (Alocucin en la audiencia general, 30 de noviem-bre de 1966.)

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  • . EL MODERNISMO DESPUES DE LA "PASCENDI"

    "Las grandes, las nuevas, las insuperables, humana-"mente hablando dificultades en que hoy se encuentra la "religin, especialmente la catlica...

    "Dificultades enormes que tienen repercusin en el "interior de la Iglesia, con el estallido de problemas a veces "tan radicales que, si no encuentran pronta y firme res-puesta, pueden arrasar todo el edificio doctrinal, moral "e incluso eclesial del cristianismo. Dificultades enormes "que hacen, en no pocos pases, muy penosa y perseguida "la vida de la Iglesia. Si miris bien el rostro de la Iglesia "de hoy, lo veris surcado por el sufrimiento, la ansiedad "y las lgrimas, que no pueden dejar insensible a quien "se tiene por hijo y apstol de la Iglesia." (Discurso al Patriciado y Nobleza romana del 14 de enero de 1967.)

    "Algo extrao y doloroso est sucediendo, no slo en "la mentalidad profana, arreligiosa y antirreligiosa, sino "tambin en el campo cristiano, sin excluir el catlico, y "a menudo, casi por inexcrutable "espritu de vorgine" "(Is. 19, 14), incluso entre aquellos que conocen y estudian "la palabra de Dios; viene a menos la certeza en la verdad "objetiva y en la capacidad del pensamiento humano de "alcanzarla ; se altera el sentido de la fe nica y genuina; "se admiten las agresiones ms radicales a verdades sacro-"santas de nuestra doctrina, siempre credas y profesadas "por el pueblo cristiano; se pone en tela de juicio todo "dogma que no agrade y que exija el humilde obsequio de "la mente para ser aceptado; se prescinde de la autoridad "insustituible y providencial del Magisterio y se pretende "conservar el nombre cristiano llegando a las negaciones "extremas de todo contenido religioso." (Discurso del 7 de abril de 1967 a la Conferencia episcopal italiana.)

    CONCLUSION Cuanto precede demuestra que el modernismo no fue un

    fantasma surgido en la mente ingenua y piadosa de Po X, y que el llamado neo-modernismo tampoco es un incendio espon-

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  • EUGENIO VEGAS LATAPIH

    tneo coincidente con la celebracin del Concilio Vaticano II. En uno y otro caso el mal vena gestndose con mucha antelacin. En la crisis de 1907, Po X, al ver fracasar sus paternales es-fuerzos y sus caritativas gestiones para devolver al recto camino a los extraviados, se vio obligado a condenar al modernismo y a dictar una serie de severas medidas para combatir el mal e im-pedir su propagacin. En la crisis actual, hecha pblica a partir de 1963, se ha estimado ms pastoral y ms prctico seguir otros procedimientos distintos a los empleados por San Po X. Ea condena de los errores ha sido sustituida por la comprensin, y en lugar de dictar severas medidas contra sus propugnadores se ha estimado ms oportuno entablar dilogo, dejando sin efecto ciertas medidas disciplinares adoptadas por Po XII, y dndoles en muchos casos la categora de expertos en teologa. Como es lgico, los resultados han sido totalmente distintos en ambos casos. Ea enrgica actitud de San Po X no consigui extirpar de raz la causa del mal, pero s la asest dursimos golpes que obligaron a los modernistas y a sus secuaces a ocultarse en la sombra de una

  • EL MODERNISMO DESPUES DE LA "PASCENDI"

    lencio, engendrador de olvido, con que . hasta ellos se haba be-neficiado. Esto quiz explique la insistente campaa de calumnias que se han desencadenado en la prensa y ambientes progresistas del mundo entero contra la antigua Ciudad Catlica de Ousset y contra la revista Itinraires de Madiran. Para distraer la atencin sobre la esencia y sobre la supervivencia del modernismo se ha creado la diversin anti-integrista que Madiran ha pulveri-zado en el terreno de los principios en dos profundos y docu-mentados trabajos (10).

    ': * * *

    Los principios fundamentales del modernismo religioso, al influir en las esferas poltica y social, dieron lugar en stas a muy graves desviaciones. San Po X, en cumplimiento de su cargo apostlico, se vio obligado a condenar, por su carta "Notre charge apostoliqnedel 25 de agosto de 1910, las doctrinas err-neas de Le Silln y del fundador de este movimiento, Marc Sangnier. El solemne documento pontificio expone y refuta los errores de Le Silln sobre la autoridad y la obediencia, la jus-ticia y la igualdad, la fraternidad y la tolerancia, el enfeuda-miento del catolicismo con la democracia y, por ltimo, el con-cepto falso de la dignidad humana que tenan los sillonistas.

    En la imposibilidad de exponer y glosar aqu las enseanzas contenidas en este luminoso documento, me limito a recomendar su estudio atento y reflexivo (11).

    Los errores sociales y polticos de Le Silln continuaron pro-pagndose no obstante su condena. El democratismo social por

    (10) "La cit catholique aujourd'hui" (Itinraires, Pars, 1962). Existe traduccin espaola titulada "Crticas a la Ciudad catlica" (Speiro, S. A., Madrid, 1963). ;

    "L'Integrisme, Histoire d'une histoire" (Nouvelles Editions Latines, Paris, 1964).

    (11) Ver el texto ntegro en VERBO, nms. 34-35, pg. 271 y sigs. Tambin en "Doctrina Pontificia. IX Documentos polticos" (B. A. C , Madrid, 1958), pg. 404 y sigs.

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    ellos postulado y que fue expresamente anatematizado por Len XIII, en la encclica Graves de communi, y por San Po X, en la carta Notre charge apostolique, ha seguido desanclndose hasta desembocar en un filomarxismo que, con el nombr de progresismo, postula la quimera de la desaparicin de las clases sociales y la revolucin social a ultranza (12).

    * * *

    Escribo estas ltimas lneas el da en que finaliza el Ao de la Fe decretado por Pablo VI. Con filial agradecimiento y ren-dida voluntad contemplo los esfuerzos incesantes que viene rea-lizando nuestro Santo Padre para preservar intangible el sa-grado depsito de las Verdades de la Fe de los incesantes y violentos ataques de que est siendo objeto en estos tiempos, que hacen recordar las palabras de San Pablo a Timoteo: ".. . pues, vendr un tiempo en que no sufrirn la sana doctrina; antes, deseosos de novedades, se amontonarn maestros confor-me a sus pasiones y apartarn los odos de la verdad para vol-verlos a las fbulas" (13).

    Para vernos indemnes de este pestilente mal del modernismo abracmonos a las inmutables enseanzas de la Iglesia, teniendo muy grabado en el corazn lo que ense San Pablo: "aunque nosotros o un ngel del cielo os anunciase otro evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema" (14).

    (12) Quien desee profundizar sobre estas materias puede leer las si-guientes obras:

    Histoire du catholicisme liberal et du catholicisme social en France. (Desde 1870 a 1914), por Emmanuel Barbier, 5 tomos (Imprimerie Y. O -doret, Bordeaux, 1924.)

    L'Eglise de Fronce devant la Rvolution marxiste, 2 tomos, por Jacques Marteaux ("La Table Ronde", Paris, 1958 y 1959).

    Histoire de la dmocratie chrtienne, por R. Havard de la Montagne. ("Le livre contemporain", Paris, 1948). Existe traduccin espaola de este libro publicado por la "Editorial Catlica Espaola", Sevilla, 1953).

    (13) II Timoteo, 4, 3 y 4. (14) Glatas, 1, 8.

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  • EL MODERNISMO DESPUES DE LA"PASCENDI"

    Cunfiesu que ciertos pasajes de autores modernistas que me he visto obligado a leer para la preparacin de este trabajo, han servido al diablo, en cuya existencia creo, para tratar de insi-nuarme dudas contra la fe, tentacin que he vencido y espero vencer en lo sucesivo, elevando mi corazn a Dios y pidiendo la intercesin de la Santsima Virgen, Maier boni consilii y Sedes sapientiae, dedicando algn tiempo a la lectura de las vidas de algunos santos cunto han fortalecido mi fe las vidas del Cura de Ars, Santa Juana de Chantal, Santa Teresa de Jess y tantos otros! y sobre todo reiterando la inque-brantable resolucin de someter ciegamente mi inteligencia a cuanto ensee el Papa, infalible maestro en materias de fe y costumbres, pues al Papa, como legtimo sucesor de San Pedro, y a nadie ms que al Papa, son aplicables las palabras del Seor: "T eres Pedro y sobre esta piedra edificar yo mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecern contra ellas" (15).

    (I?) San Mateo, 16, 18.

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