don quixote de la mancha: ilustraciones v

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EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIXOTE DE LA MANCHA [1] IMÁGENES V El librillo anterior nos mostró varios de los grabados editados en Alemania en el siglo XVII, hoy nos pasearemos por París, Londres y Madrid para comprobar cómo los grabados mantienen el mismo tono que los anteriores y que gracias a esa profusa difusión del Quijote, los grabados que adornaban las numerosas ediciones eran igualmente universales en cuanto a su tipo y forma, sin importar ni la geografía ni la época ni el autor de los mismos. El embajador de Francia, en el 1615, elogia tanto a la obra como al autor en la edición de la segunda parte del Quijote, de ese año, firmada por el licenciado Márquez Torres. Unos años después, en 1620, la estampa del frontispicio que ya fue utilizada en ediciones anteriores, será copiada por Renold Elstrack, mejorando su estilo y el trazo del dibujo, para adornar el frontispicio de la edición inglesa de la segunda parte, impresa en el taller londinense de Edward Blount.

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Aprendiendo a interpretar el Quijote a traves de sus grabados

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Page 1: Don Quixote de la Mancha: Ilustraciones V

EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIXOTE

DE LA MANCHA

[1]

IMÁGENES V

El librillo anterior nos mostró varios de los grabados editados en

Alemania en el siglo XVII, hoy nos pasearemos por París, Londres y Madrid

para comprobar cómo los grabados mantienen el mismo tono que los

anteriores y que gracias a esa profusa difusión del Quijote, los grabados que

adornaban las numerosas ediciones eran igualmente universales en cuanto a

su tipo y forma, sin importar ni la geografía ni la época ni el autor de los

mismos.

El embajador de Francia, en el 1615, elogia tanto a la obra como al autor en la edición de la segunda parte del Quijote, de ese año, firmada por el licenciado Márquez Torres.

Unos años después, en 1620, la estampa del frontispicio que ya fue utilizada en ediciones anteriores, será copiada por Renold Elstrack, mejorando su estilo y el trazo del dibujo, para adornar el frontispicio de la edición inglesa de la segunda parte, impresa en el taller londinense de Edward Blount.

Page 2: Don Quixote de la Mancha: Ilustraciones V

EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIXOTE

DE LA MANCHA

[2]

Las imágenes sueltas de Don Quijote y de Sancho, y de algunas de sus

aventuras se sucederán en los próximos decenios, entresacadas del conjunto del libro, ya sea en álbumes de grabados, ya sea en traducciones parciales de la obra, o en las primeras representaciones en cuadros y en tapices.

Pero, en todos ellos, encontramos siempre repetidas las mismas

aventuras, los mismos episodios, esos que nos indican cómo el Quijote se lee y se difunde como un libro de entretenimiento.

Una prueba de lo anterior la tenemos en la siguiente frase, al parecer

pronunciada por el rey Felipe III, con ocasión de observar a un estudiante reír

con estruendo «Aquel estudiante, o está fuera de sí, o lee el Quijote».

Hacia mediados del siglos XVII, entre 1650 y 1652, se sitúa el álbum francés “Adventures du fameus Chevalier Dom Quixot de la Mancha et de Sancho Panza, son escuyer” del que se conocen cuatro ejemplares, con un número desigual de láminas conservadas, además de veintitrés dibujos preparatorios debidos a Jérome David, a continuación vemos uno de ellos.

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EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIXOTE

DE LA MANCHA

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A pesar de la variedad de estilos de los grabados, en todos ellos destaca el humor y la caricatura, siendo los episodios más escatológicos los preferidos para su ilustración. La imagen que sobresale de las aventuras del caballero español es la paródica y humorística, la lectura del libro de caballerías de entretenimiento, que es la que triunfará en Europa en los primeros decenios de su publicación, y que se aprecia en la elección de algunos motivos y su desarrollo posterior.

Detengámonos en un ejemplo: en uno de los capítulos de la primera parte, Don Quijote ha quedado malherido después de haber sido atacado por los pastores, que defendían sus ovejas y carneros de la embestida de ese caballero extraño.

Sancho lo ha visto todo desde una cuesta sin dejar de maldecir y de

lamentarse. Al llegar a su amo, le encuentra «de muy mal arte, aunque no había perdido el juicio». Después de intentar, una vez más, convencer a su escudero que el hecho de que ahora los ejércitos parezcan ovejas y carneros se debe más a su mala fortuna y al arte de los malos y envidiosos encantadores, don Quijote le ruega un último favor:

- Pero no vayas ahora, que he menester tu favor y ayuda; lIégate a mí y mira cuántas muelas y dientes me faltan, que me parece que no me ha quedado ninguno en la boca.

Conozcamos como los ilustradores del siglo XVIII toman ese momento,

ese fragmento del Quijote, para acercarse a este episodio: así lo hará John Vanderbank en 1738 (izquierda), Francis Hayman en 1755 (derecha) o Agustín Navarro en 1797-1798 (siguiente página).

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[4]

Pero no será est el momento elegido en la estampa francesa de Lagniet a la hora de representar la aventura, sino justo su consecuencia, en la que, como sucediera a la hora de ilustrar los batanes, se explicita en todo su esplendor las consecuencias del Bálsamo de Fierabrás:

Llegase Sancho tan cerca, que casi le metía los ojos en la boca, y fue a tiempo que ya había obrado el bálsamo en el estómago de don Quijote; y al tiempo que Sancho llegó a mirarle lo boca, arrojó de sí, más recio que una escopeta, cuanto dentro tenía y dio con todo ello en los barbas del compasivo escudero.

-¡Santa María! -dijo Sancho-, ¿y qué es esto que me ha sucedido? Sin duda este pecador está herido de muerte, pues vomito sangre por lo boca.

Pero, reparando un poco más en ello, echó de ver en la color, sabor y olor que no era sangre, sino el bálsamo de la alcuza que él le había visto beber; y fue tanto el asco que tomó, que, revolviéndosele el estómago, vomitó las tripas sobre su mismo señor, y quedaron entrambos como de perlas. (siguiente página).

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[5]

Desconsuelo, tristeza y asco en las mismas proporciones. Sólo en la

visión del Quijote, que se imprime en la Imprenta Real entre 1797 y 1798 en Madrid, a propuesta de la Real Academia Española, encontramos una estampa que haya elegido igual momento para la ilustración anterior.

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[6]

La carcajada, la risa, el entretenimiento partiendo de las aventuras

menos caballerescas, en las que don Quijote -o Sancho Panza- quedan malparados, serán la base sobre la que se construye la lectura coetánea del Quijote en París, a mediados del siglo XVII. Y así, junto al rucio de Sancho que parecía relinchar como riéndose en el episodio anteriormente comentado, también aparecerán otros personajes que se mueren -casi literalmente de risa- dentro de las estampas, fiel traducción de lo escrito por Cervantes:

Veamos algunos ejemplos de lo dicho: Las rameras a la puerta de la venta, cuando se oyen hablar de doncellas

en un lenguaje extraño y arcaico

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[7]

Doña Tolosa y Doña Molinera cuando dan de comer a don Quijote en la

puerta de la venta (Paris 1650 – 1652)

Cuando ven cómo vela las armas desde una ventana de la venta (Paris 1650 – 1652)

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[8]

Cuando le arman caballero, con esa Doña Molinera que mira directamente al espectador (Paris 1650 – 1652)

Maritornes y los demás huéspedes de la venta durante el manteamiento de Sancho (Paris 1650 – 1652)

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EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIXOTE

DE LA MANCHA

[9]

Para terminar, que hoy la historia ha sido algo más larga que de

costumbre, os dejo con un grabado del año de 1724, publicado igualmente en Paris, en donde de la misma forma que en los grabados anteriores se observa como la risa y las carcajadas están presentes en los protagonistas de las estampas, verdaderos narratarios que esconden la clave -como un espejo- de las sonrisas y carcajadas de los lectores y espectadores coetáneos a estas imágenes.