domingo cultural 20151018

16
18 de octubre de 2015 Cultural ® El acuerdo entre el gobierno de Colombia y las FARC abre una puerta al fin del conflicto, pero ¿a qué costo?. PÁGINA 6 A 9 ¿PAZ SIN JUSTICIA?

Upload: el-manana-reynosa

Post on 23-Jul-2016

231 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

 

TRANSCRIPT

Page 1: Domingo Cultural 20151018

18 de octubre de 2015

Cultural ®

el acuerdo entre el gobierno de Colombia y las FaRC abre una puerta al fin del conflicto, pero ¿a qué costo?. PÁGIna 6 a 9

¿PAZ SIN JUSTICIA?

Page 2: Domingo Cultural 20151018

Domingo es un magazine semanal. Impreso en los talleres de Editora DEMAR, S.A. de C.V., ubicados en la calle Matías Canales No. 504, Código Postal No. 88620, Col. Ribereña, Apartado Postal No. 14, Cd. Reynosa, Tam. [email protected]

DIRECTOR GENERAL oRLAnDo TomÁS DEÁnDAR mARTÍnEZ

[email protected] Adrián Altamirano Jaime

[email protected]

DISEÑO Mariela Olvera Cultural

®

2Domingo \ el mañana \ 18 de octubre de 2015 PsiCoLogía

Por Patricia ramírezeL País

A las personas nos saca de quicio esperar. Solemos ser poco benévo-los con los impuntuales. Más por la sensación de pérdida de tiempo que porque el otro llegue tarde. También existen quienes siempre llegan en punto, a veces en exceso. La puntua-lidad no es un rasgo de la personali-dad, sino un buen hábito que forma parte del orden. Es una filosofía de vida. La idea de que “por más que me organizo, no consigo ser puntual” es falsa. Todos los que deseen llegar a su hora pueden conseguirlo.Las personas impuntuales achacan su tardanza a excusas como un exceso de compromisos, una agenda caótica, no saber organizarse… Todo esto es cierto, pero también puede influir la falta de motivación, tener la autoes-tima baja (para qué llegar en punto si consideran su aportación poco inte-

resante) o incluso desaprobación y provocación hacia quien convoca.La mayoría de las personas impun-tuales suelen apuntillar que por más que lo intentan, no consiguen llegar a tiempo. Pero suelen referirse a los pasos que dan cuando cierran la puer-ta de casa o de la oficina. Entonces es cuando les entra la prisa, caminan corriendo, se estresan…, y piensan que eso es hacer todo lo posible. Incluso buscan reafirmarse en otras personas preguntando: “¿A que sí hemos corri-do?”. Sí, han corrido, pero cuando ya no tenía solución. La puntualidad se inicia con la planificación, no con los metros finales antes de la cita.

Las personas que llegan tarde sufren consecuencias negativas. Una de ellas es la pérdida de credibilidad. Cuando alguien se retrasa una vez, todos solemos ser empáticos con el tropiezo, pero cuando se retrasa de forma reiterada, la consecuencia es

Consejos paraSiempre tienen una excusa, pero desesperan a quienes los sufren.

Organizarse es la primera regla para respetar el tiempo de los demás

impuntuales

Page 3: Domingo Cultural 20151018

318 de octubre de 2015 / el mañana / DomingoPsiCoLogía

Para saber másLibros Productividad personal José Miguel Bolívar (Conecta)Momo Michael Ende (Alfaguara)

Frases “El que espera desespera”, Refranero“Nunca hubiese podido hacer todo lo que he hecho sin los hábitos de puntualidad, orden y diligencia, sin la determinación de concentrar-me en una tarea al mismo tiempo”, Charles Dickens

que sus excusas no son creíbles, y sus promesas de cambio para la siguiente ocasión, tampoco.

Llegar tarde proyecta una imagen negativa del impuntual. La impun-tualidad es sinónimo de desorgani-zación, de no tener palabra, de ser poco profesional. Nadie quiere hacer tratos con una persona irresponsable que llega tarde a sus compromisos.

La impuntualidad es un motivo de estrés para quien llega tarde y para quien espera. Retrasarse en una cita condiciona el encuentro, porque el enfado que genera en el que espera no desaparece en el instante en el que llega la persona, sino que suele perdurar, y lo que debería ser un encuentro efectivo o divertido se convierte en otra cosa.

Llegar tarde es el inicio de la espiral. Los impuntuales terminan por des-organizar su agenda, su tiempo y el de sus acompañantes. Esa es una de sus peores consecuencias: el efecto arrastre. Dado que todos cuentan con que alguien llegará tarde, termina-rán por hacer lo mismo. Empezarán a retrasar su incorporación al trabajo, a la reunión o a la cena. La impuntua-lidad es contagiosa.

¿Cómo actuar con las personas que tienen este defecto? Dependerá de cada uno. Lo primero es decirles que le molesta esperar y pedirles que, por favor, avisen si van a retrasarse. Con el teléfono celular, todo el mundo puede hacer una llamada o mandar un mensaje y ser considerado con quien espera.Si se trata de un impuntual redoma-do, no refuerce su comportamiento esperándole. No retrase la reunión, ni la clase, ni siquiera la cena. Si lo hace, solo conseguirá que el impuntual siga siéndolo y que los que sí han sido edu-cados y han llegado a su hora sientan que se les falta al respeto.

estos son 10 consejos para trabajar su impuntualidad.

1. Detecte en qué pierde tiempo y limítelo. Escriba en su agenda cuán-to tarda en realizar cada actividad y cuadre lo que tiene planeado para que

pueda llegar a todo. Tener una hora de inicio y otra de finalización tam-bién agilizará su mente. Saber a qué hora acaba permitirá divagar menos y centrarse en el tema. No se vuelva a liar, cumpla con los horarios.

2. organice sus cosas. Muchas per-sonas impuntuales llegan tarde por falta de organización. Al salir de casa

les falta el celular, no encuentran las llaves, no saben dónde dejaron la agenda y un largo etcétera. Tenga un lugar claro en el que colocar lo que necesita a la hora de salir o calcule previamente cinco minutos más para la puesta a punto antes de la salida.

3. Cuente con un margen de error. No establezca los tiempos como si no existiera el tráfico o pensando en una reunión perfecta. Deje siem-pre un margen de 15 minutos. Si al final no hay ningún imprevisto y llega antes, aproveche para revisar la agenda, poner ideas en orden, o lleve un libro y lea. Es preferible aparecer 10 minutos antes que 10

minutos retrasado.

4. no postergue el momento de levantarse cuando suene la alar-ma. Uno de los mayores placeres para muchas personas es apagar el despertador y seguir durmiendo cinco minutos más. Si a usted le gusta demorarse, déjelo para el fin de sema-na, pero no para los días en los que otras personas dependen de su pre-sencia. Ponga el despertador lejos de la cama, de tal forma que manejarlo le obligue a salir de su sitio cómodo. Y no vuelva atrás. Inicie su rutina. Pase directo al baño, sírvase el café y póngase las pilas.

5. Calcule el tiempo que le lleva cada tarea de forma objetiva. No valore lo que le gustaría tardar, sino lo que realmente invierte. ¿Cuánto tiempo emplea en elegir la ropa, en desayu-nar, en maquillarse? ¿Cuánto tarda el trayecto de su transporte, su trayecto hasta la estación o la parada de auto-bús, hacer cola, sacar el boleto, bajar la escalera que le lleva al andén? Son muchas las personas que dicen que su tren o autobús tarda 10 minutos y salen de casa con los segundos jus-tos pensando que se teletranspor-tan hasta allí y que, por supuesto, su medio de viaje les estará esperando a su llegada. Ni siquiera cuentan con los dos o tres minutos entre un tren y el siguiente. Si a ese cálculo irracional le añadimos el de comer, desayunar, las llamadas, reuniones, contestar correos…, resulta que al final del día hemos dejado de contar por lo menos con un margen de dos horas.

6. Lleve reloj y consúltelo. El celu-lar ha sustituido al reloj de muñeca, pero es más fácil mirar la hora en éste que sacar el teléfono del bolsillo o del bolso.

7. oblíguese a llegar 10 minutos antes a cualquier cita. Por lo menos hasta que aprenda a gestionar su tiempo. Cuando haya conseguido este logro, se puede proponer lle-gar cinco minutos antes, y poste-riormente, dos minutos antes. Así no fallará nunca. Es preferible que espere usted a que tengan que espe-rarle los demás.

8. Planifique la agenda con raciona-lidad. Si satura su agenda con muchas actividades y tiempos imposibles de cumplir, es normal que siempre lle-gue pasada la hora. Escriba en ella lo que es viable, con los horarios que empleará para conseguirlo. Y al margen, en el mismo día, anote otros temas pendientes que no sean ni urgentes ni importantes y que, de sobrarle tiempo, pueda atender.

9. si es olvidadizo, póngase alarmas o anótese las cosas en su agenda. La memoria de trabajo, también conocida como memoria a corto plazo, da para lo que da. Si abusa de su capacidad de recuerdo, olvidará temas que tendrá que atender fuera de horario y le desorganizarán lo que tenía en ese momento.

10. aprenda a decir no. Las perso-nas muy solícitas y serviciales suelen tener problemas para decir que no a las peticiones y favores de otros. Rehúyen el conflicto y valoran tanto su colaboración y ayuda que termi-nan por sobrecargarse. Tener com-promisos de más enlentece y retrasa su agenda. La persona que le pide un favor cuenta con que no se lo pueda hacer. Cumpla primero con sus compromisos, salvo excepciones, y luego, si usted lo decide, dedique el tiempo que le sobre a atender a los demás o a atenderse a usted mismo. Tiene derecho a gestionar su tiempo libre como le plazca.La impuntualidad habla mal de usted. No es buena compañera ni en su profesión ni en su vida personal. Tome nota.

Page 4: Domingo Cultural 20151018

4Domingo \ el mañana \ 18 de octubre de 2015 CULtUra

Por andrés rodríguezeL País

El escritor y premio Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez afirmaba en un artículo de opinión publicado hace 33 años que el trabajo de traducción era una tarea “difícil, la más ingra-

Gabo y Vargas Llosa, al rescate del quechua

cinco obras de autores Latinoamericanos son traducidas a La Lengua indígena andina Para imPuLsar su uso y Luchar contra su discriminación

Niños estudiaNdo quechua en Callatiac, en el departamento de Cuzco.

ta y la peor pagada”. Decía que era una profesión de la cual se magnifi-ca sus defectos, cuando en realidad había que considerarlos como un “cómplice genial”. En ese entonces el autor de Cien años de soledad no hubiera sospechado que él, junto al Nobel peruano Mario Vargas Llosa, el autor uruguayo Juan Carlos Onetti,

el argentino Adolfo Bioy Casares y la brasileña Clarice Lispector iban a formar parte de una colección de clásicos latinoamericanos tradu-cidos al quechua. Una traslación pionera con el objetivo de rescatar a este idioma de su situación preca-ria, afirma el asesor de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cuzco

(DDCC), Luis Nieto Degregori, orga-nismo perteneciente al Ministerio de Cultura de Perú, que ha impulsado esta iniciativa.El proyecto se gestó a inicios de 2014 en alianza del Gobierno con la editorial peruana independiente Estruendomudo. Esta segunda hizo el contacto con la agencia literaria

Page 5: Domingo Cultural 20151018

518 de octubre de 2015 / el mañana / DomingoCULtUra

Carmen Balcells para la cesión de los derechos, cuenta Nieto Degregori. La negociación para la publicación de las obras de los cinco autores lati-noamericanos se extendió un año. El asesor de la DDCC argumenta que la cesión de los derechos les fue con-cedida porque se trata de la primera traducción a un idioma originario de América Latina, que tiene millones de hablantes repartidos mayoritaria-mente en Perú, Ecuador, un poco en Argentina y también en Bolivia. Una vez finalizada la negociación, la DDCC consiguió hacerse con los derechos de las siguientes obras: Un señor muy viejo con alas enormes (García Márquez); El desafío (Vargas Llosa); Bienvenido Bob (Onetti); En memoria de Paulina (Bioy Casares) y Mejor que arder (Lispector).“El quechua se encuentra en una situación de extrema subordinación. Las personas que hablan esta lengua sufren una discriminación muy gran-de en Perú y ellos tienen vergüenza de utilizar su lenguaje en espacios públicos”, explica Nieto Degregori, que también es escritor. Afirma que los países quechuahablantes de la región andina de Latinoamérica care-cen de políticas lingüísticas vigorosas para impulsar el uso de este idioma y las demás lenguas originarias. “La traducción al quechua de clásicos latinoamericanos le da un valor sim-bólico a estas lenguas ante sus pro-pios hablantes, para que empiecen a usar su lengua en espacios públicos”, agrega.Las traducciones ya están terminadas y se estima, según Nieto Degregori, que se distribuyan en noviembre próximo. El trabajo de llevar los clá-sicos de la literatura latinoamericana al quechua estuvo a cargo de los lin-güistas peruanos Sócrates Zuzunaga y Georgina Maldonado. Gracias al trabajo de ambos los cuentos fueron rebautizados así: Machu wiraqucha-taq raprasapataq (Un señor muy viejo con alas enormes); Qanchu ñuqachu wañusunchis (El desafío); Qhalilla sumaqlla Bob (Bienvenido Bob); Paulinapa yuyayninpi (En memoria de Paulina) y Kañakuymantaqa chayqa allichkanmi (Mejor que arder).El asesor de la DDCC cuenta que el proceso de traducción requirió de mucha creatividad, además de sensi-

bilidad, y que se intentó no traicionar el espíritu de las obras de los autores, esto debido a que la traducción del quechua se remonta al de la época colonial y no existe una traducción literaria de este idioma que esté actualizada a los tiempos actuales. Los cuentos que requirieron de mayor esfuerzo para su traducción fue el de Onetti, “cargado de atmósfera”, y el de Bioy Casares “por su propia naturaleza fantástica”, precisa Nieto Degregori.“El quechua se encuentra en una situación de extrema subordinación. Las personas que hablan esta lengua sufren una discriminación muy gran-de en Perú y ellos tienen vergüenza de utilizar su lenguaje en espacios públi-cos”, explica Nieto Degregori, que también es escritor. Afirma que los países quechuahablantes de la región andina de Latinoamérica carecen de políticas lingüísticas vigorosas para impulsar el uso de este idioma y las demás lenguas originarias. “La traduc-ción al quechua de clásicos latinoame-ricanos le da un valor simbólico a estas lenguas ante sus propios hablantes, para que empiecen a usar su lengua en espacios públicos”, agrega.Las traducciones ya están terminadas y se estima, según Nieto Degregori, que se distribuyan en noviembre próximo. El trabajo de llevar los clá-sicos de la literatura latinoamericana al quechua estuvo a cargo de los lin-güistas peruanos Sócrates Zuzunaga

y Georgina Maldonado. Gracias al trabajo de ambos los cuentos fueron rebautizados así: Machu wiraqucha-taq raprasapataq (Un señor muy viejo con alas enormes); Qanchu ñuqachu wañusunchis (El desafío); Qhalilla sumaqlla Bob (Bienvenido Bob); Paulinapa yuyayninpi (En memoria de Paulina) y Kañakuymantaqa chayqa allichkanmi (Mejor que arder).El asesor de la DDCC cuenta que el proceso de traducción requirió de mucha creatividad, además de sensi-bilidad, y que se intentó no traicionar el espíritu de las obras de los autores, esto debido a que la traducción del quechua se remonta al de la época colonial y no existe una traducción literaria de este idioma que esté actualizada a los tiempos actuales. Los cuentos que requirieron de mayor esfuerzo para su traducción fue el de Onetti, “cargado de atmósfera”, y el de Bioy Casares “por su propia naturaleza fantástica”, precisa Nieto Degregori.

en librerías

Los cinco títulos tendrán una exten-sión entre 50 a 110 páginas cada uno y para cada obra se prevé un tiraje de 5.000 ejemplares. El escritor y perio-dista peruano Santiago Roncagliolo aplaude esta iniciativa, a la cual califica de “admirable” y la ve como “un paso más hacia la valoración de una lengua, un espacio más que el quechua con-

Cada libro tendrá una tirada de 5,000 ejemplares y entre 50 y 100 páginas

quista”. El novelista, autor de Abril rojo —Premio Alfaguara 2006—, considera que las traducciones de estos clásicos a un idioma nativo del continente son “una forma de hacer dialogar a dos culturas. Y el diálogo implica respeto mutuo. La traducción siempre es un hecho creativo, porque implica interpretación y reescritura. Toda traducción es una propuesta individual y única”.Para Rodrigo Hasbún, escritor boli-viano, la iniciativa de la DDCC se trata de un “hecho feliz”. Dice que en Cochabamba, la ciudad donde nació, el quechua es un idioma que está muy vivo y que se lo habla cotidianamente. Sin embargo, si se entra a cualquier librería no se encuentra un solo libro en esa lengua. “Hay ahí un desajuste demasiado grande que es necesario subvertir, no solo por medio de tra-ducciones sino también de emprendi-mientos en las esferas institucionales y estatales”, añade.Hasbún espera que sean cada vez más las obras que den el salto a uno de los idiomas nativos de la región andina, pero que además ese proceso sea acompañado por el fortalecimiento de algunas dinámicas editoriales, el fomento del uso del idioma en cole-gios y universidades. “Solo así, con un emprendimiento coordinado y a gran escala, se destrozarán algunos prejuicios y se consolidará el uso del quechua a todo nivel”, finaliza.

Page 6: Domingo Cultural 20151018

6Domingo \ el mañana \ 18 de octubre de 2015 aCtUaLiDaD

Por joaquín VillaloboseL País

Al final de un conflicto o de una dictadura hay una relación directa entre la correlación de fuerzas y las posibilidades de la justicia. Esto incluye lo militar, la opinión pública, factores externos y el momento polí-tico que vive un país. Cada proceso es diferente, pero lo común a todos es que nunca es posible ni conocer toda la verdad, ni conseguir justicia plena, ni lograr que todos perdonen. La incertidumbre es un sentimien-to normal en una transición. Las polaridades entre duda y esperanza, pasado y futuro, castigo y perdón y olvido y verdad dominan todas las transiciones. Luego del acuerdo sobre justicia transicional entre el Gobierno y las FARC, los colom-bianos están comenzando a vivir este sentimiento de incertidumbre

El dilema entre paz y justiciaes imPosibLe aLcanzar La justicia PLena ni Lograr que todos Perdonen. una refLexión sobre Los equiLibrios

que imPLica La Paz tras Los avances entre eL gobierno coLombiano y Las farc

que es propio del final de un conflicto.La mejor manera de entender es mirar desde el presente las experien-cias pasadas. Todas tuvieron como propósito acabar con la violencia y la intolerancia para establecer la paz. En el caso de Sudáfrica la verdad fue el componente central de la justicia, se perdonaba lo que se confesaba. En el caso de Ruanda también hubo muchos juicios y castigos, pero al final el per-dón y las formas de reparación moral fueron lo central. En estos dos casos hay una relación desproporcionada entre la justicia aplicada y la dimen-sión de la atrocidad que representaron 42 años de segregación y un genoci-dio de casi un millón de personas. Se trató de una catarsis con tanta justicia

como lo requería la reconciliación.En el caso de El Salvador existió una comisión de la verdad que investi-gó casos relevantes pero sin conse-cuencias judiciales y se decretó una amnistía general. El énfasis se puso en las transformaciones. El 85% de los coroneles, incluido todo el alto mando, fue expulsado del Ejército; todos los batallones de élite y los cuerpos de seguridad fueron disueltos y se fundó una nueva policía con participación paritaria de guerrilleros y militares. En este caso, no se juzgó y condenó a individuos, sino al régimen político.En España se suele decir que hubo amnesia con relación a los crímenes del franquismo y hasta la fecha este tema sigue siendo muy complejo. En

Chile, si bien hubo una comisión de la verdad, esta no tuvo consecuencias judiciales y en general la justicia no fue un componente fundamental de la transición. Lo particular en estos dos casos es que, a pesar de la relativamen-te poca justicia, las transiciones hacia una convivencia pacífica fueron muy exitosas, tanto que han dejado logros extraordinarios.En Argentina los generales hicieron desaparecer a miles de personas y derrotaron a las guerrillas, pero per-dieron la guerra de las Malvinas con-tra reino Unido. Este factor externo cambió la correlación política interna en el país y los militares terminaron juzgados y condenados, perdiendo el poder político que tenían. Los milita-res igualmente vencieron a las gue-rrillas en Guatemala, pero un ajuste económico ejecutado por un gobierno de los grandes empresarios, redujo las fuerzas militares de forma dramática

No es posible una amnistía en Colombia y por ello el acuerdo requiere combinar verdad, justicia y atención a las víctimas.

Los presideNtes de Colombia y Cuba, Juan Manuel Santos y Raúl Castro, y el líder de las FARC Rodrigo Londoño, en La Habana.

Page 7: Domingo Cultural 20151018

7aCtUaLiDaD 18 de octubre de 2015 / el mañana / Domingo

Hay en el caso colombiano tres factores que pueden reactivar la violencia: la

propiedad de la tierra, las drogas y las víctimas.

Por javier LafuenteeL País

José Miguel Vivanco se ha vuel-to omnipresente en Colombia. Desde que el presidente, Juan Manuel Santos, y el líder de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, firmasen el acuerdo de justicia, un punto de inflexión en las negociaciones que se desarrollan en La Habana desde hace casi tres años, el director para América de Human Rights Watch se ha conver-tido en uno de los mayores críticos con este pacto. Su oposición le ha colocado en un camino paralelo al del expresidente colombiano Álvaro Uribe, uno de sus mayores

“Este acuerdo perpetúa la impunidad”eL director Para américa de human rights Watch se erige en uno de Los mayores críticos

deL Pacto entre eL Presidente coLombiano juan manueL santos y Las farc

josé miguel Vivanco, Director para América de Human Rights Watch.

“Sabemos que se tienen que hacer concesiones, pero esas pueden ser

la reducción de penas”.

y esto tuvo consecuencias políticas. Ante la debilidad de las institucio-nes, el país fue intervenido a través de una comisión internacional contra la impunidad. Ahora, entre otros, el general Ríos Montt y el expresidente Otto Pérez están sometidos a procesos judiciales. El primero por genocidio y el segundo por corrupción.En Nicaragua hubo una década de guerra contrarrevolucionaria en la que se dieron muchos hechos que hubiese sido necesario juzgar. La jus-ticia y la verdad sobre violaciones a los derechos humanos no fueron, con todo, relevantes en el posconflicto. La Contra perdió la guerra y el régimen sandinista las elecciones. El sistema judicial dio prioridad a resolver el tema de las propiedades confiscadas por la revolución. Los últimos litigios concluyeron este año.Todas estas experiencias dejan claro que no hay camino único. En cada una de ellas los protagonistas se dirigie-

ron de forma instintiva o planificada a los vectores que podían reactivar la violencia e impedir la pacificación. El resultado fue que en algunos la verdad y la justicia tuvo más preponderancia que en otros.El acuerdo sobre justicia transicional en Colombia, pese a estar basado en la victoria estratégica del Estado sobre la insurgencia, tiene el propósito de lograr al menor costo posible la paci-ficación de las zonas rurales. Hace cincuenta años, cuando las FARC y el ELN se alzaron, Colombia era un país esencialmente rural con 18 millo-nes de habitantes. Ahora es un país sobre todo urbano, con 48 millones de habitantes. Estos datos bastan para visualizar la dimensión de los cam-bios políticos, sociales, económicos y demográficos que separaron a los insurgentes de la sociedad. En todo conflicto interno hay una violencia causal que normalmente es estatal y una violencia consecuencia que es

insurgente. En Colombia, la prolonga-ción indefinida del conflicto alejó a la insurgencia de sus causas originales, obligó a la transformación del Estado y multiplicó exponencialmente el número de víctimas. Las guerrillas perdieron legitimidad y, debilitadas, cometieron atrocidades.Las fuerzas del Estado se transforma-ron, legitimaron y fortalecieron y son ahora juzgadas normalmente por la justicia. Esas atrocidades quedaron en el pasado, pero las de las insurgencias están en el presente. Esto explica el rechazo hacia las FARC y el ELN. Al mismo tiempo, existe una gran deman-

da de paz. Por ello no es posible una amnistía en Colombia y por ello el acuerdo requiere combinar verdad, justicia y atención a las víctimas.Hay en el caso colombiano tres facto-res que pueden reactivar la violencia: la propiedad de la tierra, las drogas y las víctimas. La reconciliación y la paz pasan por tener en cuenta los tres temas. En ese sentido, la aplicación del acuerdo de paz será un complejo proceso de pacificación territorial, que enfrentará la cultura de la viveza a la honestidad de decir la verdad; el deseo de venganza contra la nobleza del perdón; la tentación del narcotrá-fico frente a la reinserción productiva y el olvido elitista del campo contra la necesidad de llevar el desarrollo y resolver los litigios por la tierra, pre-cisamente la raíz del conflicto. Sobre esto último bien decía Maquiavelo: “Los hombres olvidan con mayor rapidez la muerte de su padre que la pérdida de su patrimonio”.

Page 8: Domingo Cultural 20151018

8Domingo \ el mañana \ 18 de octubre de 2015 aCtUaLiDaD

Por rubén amóneL País

“No sabía que Manuel tuviera un hermano”, respondió Jorge Luis Borges al preguntársele por Antonio Machado. Era una reivindicación de Manuel Machado frente a la noto-riedad del hermanísimo, aunque la anécdota, con sus distancias y sus matices, puede extrapolarse al fenómeno pujante de Raúl Castro. Que tiene, por lo visto, un hermano llamado Fidel y que acaudilla una insólita campaña de reputación pla-netaria, extasiada con los abrazos de

“La historia está plagada de ejemplos de impunidad frente a crímenes de guerra”.

¿Pero Raúl Castro tiene un hermano?eL Líder cubano deja atrás La sombra de fideL y exPerimenta un Proceso de canonización

gracias a francisco, eL acuerdo de Las farc y su Paseo en La onu

Lidera la modulación de la tiranía hacia el

capitalcomunismo, un híbrido de patente china.

Francisco, jalonada con la mediación entre el Gobierno colombiano y las FARC, reflejada en el trato de iguales con Obama, incluso coronada tam-bién en la Asamblea de las Naciones Unidas.Fue allí donde pronunció su primer discurso en cuanto líder supremo contingente y donde reclamó a EE UU una suerte de indemnización retroactiva a cuenta del embargo, exagerando el victimismo como si estuviera leyendo un editorial de Juventud rebelde: “56 años ha resis-tido heroica y abnegadamente el pueblo cubano”.

Podría decirse que el heroísmo con-cierne a la resistencia de sus compa-triotas a la dictadura, pero las lágri-mas de Raúl brotaron en el contexto del libertador represaliado. Un dis-curso de 18 minutos que evocaron la primera vez que su hermano Fidel compareció ante la misma “cáma-

ra”. Lo hizo en 1960 y se eternizó la arenga delante de los embajadores en un hito de cuatro horas y media.Reloj en la muñeca, parecía impo-sible sospechar entonces que la dictadura castrista estaría viva 55 años después, contrariando las razones geopolíticas y las razones biológicas, pero ocurre que el rele-vo fraternal ha concedido holgu-ra al apellido. Y ha inoculado un impresionante estado de amnesia, como si la Historia hubiera absuelto a los Castro y como si la apertura diplomática sobrentendiera una conversión a la democracia.

azotes durante años, que le llegó a tachar de “cómplice” de la guerrilla. Pese a que la conversación pretende ir más allá del proceso colombiano, lo pactado en La Habana está pre-sente en todo momento.Pregunta. ¿Qué le parece la posición del Gobierno frente al acuerdo de justicia?respuesta. Somos partidarios de la negociación para lograr el fin del conflicto armado colombiano, pero creo que es importante enten-der que no se trata simplemente de ponerse de acuerdo en unos térmi-nos. Lo importante es examinar cuál será el grado de impacto real que un acuerdo de esta naturaleza pueda tener en el campo colombiano, en aquellas regiones donde los campe-sinos o personas en una posición de vulnerabilidad han estado expues-tas a miles de atrocidades y abusos, no solo de las FARC, también de agentes del Estado y paramilitares. Cuando uno examina este acuerdo y descubre que los responsables, a cambio de confesar sus crímenes, no irán a prisión inmediatamente la principal preocupación es hasta qué punto este acuerdo perpetua la impunidad, que ha sido la regla en Colombia durante tantos años. Obviamente, dado que se está nego-ciando un acuerdo de paz es preci-

so ser conscientes de la necesidad de hacer concesiones muy fuertes, como por ejemplo la reducción de penas. La historia está cargada de ejemplos de que, frente a este tipo de atrocidades, hay impunidad. Esa ha sido la norma. La excepción ha sido la justicia. Esto nos retrotrae a Sudáfrica, hace 20 años. El servicio a la comunidad como sanción para crímenes de lesa humanidad resulta grotesco.P. La Corte Penal Internacional (CPI) ha dicho que se trata de un “paso sig-nificativo” para el fin del conflicto. ¿Qué le parece esa reacción?r. No tengo comentarios al respec-to. Me parece una declaración que podríamos compartir todos. No está diciendo que esté bien o está mal. Me parece casi protocolario, que es lo que correspondía hacer.P. ¿Puede haber un equilibrio entre paz y justicia?r. Creo que esa dicotomía existe pero no se puede plantear en tér-minos simplistas, como usualmente se hace. Para que un acuerdo tenga peso e impacto, sea creíble y sea ava-lado por el pueblo, tiene que tener

el componente de justicia. Sabemos que se tienen que hacer concesiones, pero esas pueden ser la reducción de penas, no una propuesta tan extrema como esta, que exime de prisión a criminales de guerra.P. ¿Es inevitable exigir a las víctimas una mayor dosis de sacrificio en aras de lograr la paz?r. Yo creo que las víctimas lo han sacrificado todo. Las del Estado, las del paramilitarismo y las de la guerri-lla. El sacrificio ha sido sublime. Me cuesta creer que alguien pueda plan-tear que no han sufrido lo suficiente. Lo mínimo que se les puede demos-trar es que el Estado está con ellas. La historia está plagada de ejemplos de impunidad frente a crímenes de guerra. En el nombre de la paz, del derecho a la autodeterminación, de la transición de un régimen dictato-rial a una democracia siempre hay valores superiores que se han invo-cado para justificar que los que han cometido hechos atroces no paguen por sus crímenes.P. Más allá del caso colombiano, ¿qué proceso destacaría como el más equilibrado y el que menos?

r. Hay muy pocos ejemplos, y por ello la importancia del proceso colombiano. Sería el primero sig-nificativo que se da con el Tratado de Roma, que crea la CPI, en vigor. Es un test muy importante, que sirve para examinar en qué estamos. Representa un desafío existencial para la CPI. La razón de ser de la Corte es garantizar que frente a crí-menes de guerra y lesa humanidad exista justicia. Si este acuerdo supe-ra el test de la Corte Constitucional colombiana y la CPI termina tácita-mente o explícitamente avalándolo estamos ante un nuevo modelo, que no es muy distinto al que se exis-tía. En la práctica es un retroceso y pone en entredicho la razón de ser de la CPI.P. ¿Qué espera de la Corte Penal Internacional?r. Yo espero primero que esto se siga debatiendo en Colombia. El pueblo colombiano tiene derecho a partici-par activamente. Tengo gran fe en la Corte Constitucional, que siempre ha servido para dirimir este tipo de contiendas. Sus decisiones siempre han estado del lado de las víctimas.P. ¿La llamada justicia transicional equivale a impunidad?r. Se puede transformar en un eufemismo que ayuda a esconder la impunidad.

Page 9: Domingo Cultural 20151018

918 de octubre de 2015 / el mañana / DomingoaCtUaLiDaD

Es mentira. Raúl Castro lidera la modulación de la tiranía hacia el capitalcomunismo, un híbrido de patente china que reconcilia la sen-sibilidad al mercado con las res-tricciones de las libertades y de los derechos. Quedaron expuestas, las restricciones, con ocasión de la visi-ta del papa Francisco. Proliferaron las detenciones mientras oficiaba la misa multitudinaria en La Habana. Y se le impidió al Pontífice entrevis-tarse con cualquier expresión de la oposición, aunque el verbo impedir no termina de retratar la aquiescen-cia de la diplomacia vaticana en su naturaleza especulativa y bizantina.Francisco se ha prestado al juego de la tiranía castrista a cambio de garantizarse la protección de la grey católica. Ha accedido, incluso, a visi-tar a Fidel Castro, amortajado en su pants de Adidas pero consciente de que la imagen en el regazo del infali-ble Bergoglio recreaba un poderoso símbolo propagandístico. Una legi-timación atmosférica, un ejercicio de cordialidad que amalgamaba a brochazos la ideología y la idolatría.Con más razón cuando el Papa com-parte otras afinidades. La racial en un país que discrimina institucional-mente a los negros, la continental, la anticapitalista y la geopolítica. No se explica la caída del muro acuático sin la obstinación de la diplomacia vaticana. No sólo ahora, sino desde que Juan Pablo II pro-nunció en 1998 uno de los aforismos más celebrados de su pontificado: que Cuba se abra al mundo, que el mundo se abra a Cuba.Raúl Castro era entonces un lugar-teniente abrumado por el carisma y el narcisismo del comandante, pero el deterioro de la salud del hermano lo convirtió en timonel de la repú-blica hereditaria y en artífice de un aperturismo escenificado ¿por azar? en los funerales de Mandela.Fue allí —diciembre de 2013— donde se produjo el síntoma premonitorio o propiciatorio del deshielo, un apre-tón de manos entre Castro y Obama que resolvía el último —y anacró-nico— episodio de la Guerra Fría y que revestía a Raúl de galones de estadista facultándose como relevo de Fidel. Los mismos galones que ha presumido con el acuerdo entre

el presidente Santos y la guerrilla de las FARC. Decidió Castro capi-talizar la proeza. Y bendijo con sus manos, literalmente, las promesas que intercambiaron el presiden-te de Colombia y el comandante Timochenko.Vestido de blanco iba Raúl, blanco pontificio e inmaculado, mensajero de la paz, filántropo indigerible y hasta obsceno desde la perspectiva que proporciona su protagonismo implícito y explícito en la dictadura más longeva de América Latina. Y también feroz, aunque el castrismo ha tenido a su favor la indulgencia de una cierta progresía occidental y la devoción de la corriente boli-variana. De otro modo, Raúl Castro no se habría acordado de Correa, de Morales y de Maduro en su homilía neoyorquina. Ni hubiera persevera-

do en la resistencia común al águila estadounidense.Las reclamaciones de Castro con-ciernen al fin real del embargo y a la devolución de Guantánamo, pero no comprometen el menor avance democrático ni invitan tam-poco a la libertad de prensa o a la inscripción de partidos políticos diferentes al único partido único.Más claro no podía explicárnoslo el embajador en España hace unos días en el programa Más de uno. Sostenía Eugenio Martínez que no procede introducir modificaciones porque “el sistema cubano es el que ha demostrado históricamente que ha garantizado el desarrollo social de Cuba, es el sistema que ha hecho al pueblo libre e independiente”.No estarían hacinadas en tal caso las cárceles de presos políticos. Ni

permanecería vigente la pena de muerte —Francisco la criticó… en EE UU—, ni vagarían como pros-critas las Damas de Blanco —espo-sas y familiares de represaliados—, ni habría sido conducido a prisión en diciembre un grafitero llamado El Sexto —está en huelga de ham-bre— que se disponía a organizar una performance callejera en cuya “dramaturgia” aparecía un cerdo con el nombre de Fidel y otro cer-dito identificado como Raúl.Truncó el espectáculo la unidad del precrimen, a medida de la distopía de Philip Dick. Y fue neutralizada la alegoría de Rebelión en la gran-ja, novela orwelliana de asombrosa vigencia en una dictadura que se venga de su propio pueblo para escenificar el desplante al coloso americano.

Page 10: Domingo Cultural 20151018

10Domingo \ el mañana \ 18 de octubre de 2015 rePortaje

Por Diego a. manriqueeL País

¿Recuerdan el arranque de Historia de dos ciudades? Parece pensado para describir la coyuntura actual de la música: “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiem-pos”. No citamos gratuitamente a Charles Dickens: melómano insa-ciable, usó su fortuna para viajar por toda Europa en busca de ópe-ras y obras sinfónicas. Intenten imaginar su pasmo si viviera hoy: la música está disponible en todos los rincones, en cantidades indus-triales, por un costo ínfimo. Todas

El desafío de la industria musicalmientras caen Los grandes estudios, Las PrinciPaLes beneficiarias son Las comPañías de internet.

¿hacia dónde se dirige este negocio?

las músicas: en una semana, cual-quier criatura del Siglo XXI con conexión a Internet puede consu-mir más música renacentista que la disfrutada por Lorenzo de Médici a lo largo de toda su vida.Aún así, mejor desconfiar de los que proclaman que hemos alcanzado el paraíso en la tierra. En general, la música se escucha hoy con peor calidad sonora que hace 30 años. Los oyentes de pop somos víctimas de la tendencia a saturar cualquier grabación, para que sobresalga entre la cacofonía ambiental, un vicio de los productores que resulta dañino con esos auriculares que se

introducen como proyectiles en los oídos, creando futuras generacio-nes de sordos.Sí, se hace más música que nunca, pero es muy probable que su calidad media haya descendido. Más allá de los ilusionismo de la nostalgia, hay razones objetivas: van cayendo los grandes estudios, con su equipo humano altamente especializado; sobre todo, han desaparecido los A&R (directores artísticos), los productores y demás sistemas de filtros que nos libraban de mucha basura.Pero de eso se habla poco. En rea-lidad, más que de la música en sí,

ahora hablamos de sus modos de consumo y de las plataformas de distribución. Tiene su lógica. Cada avance técnico ha repercutido en la creación: la capacidad de una pizarra de 78 rpm, un LP o un CD ha determinado la duración de las canciones y el margen de expe-rimentación. La grabación, cual-quiera que sea su soporte, nece-sita fuertes inversiones, no tanto para su elaboración como para el marketing. No es, como se suele creer, una foto fija del directo de un artista: se trata de un producto autónomo.Entre esos trepidantes cambios

allan Pineda Lindo, miembro del grupo The Black Eyed Peas.

Page 11: Domingo Cultural 20151018

1118 de octubre de 2015 / el mañana / DomingorePortaje

el rapero jay-Z, marido de Beyoncé, durante el rodaje de uno de sus vídeos.

El mundo entero considera a las discográficas como los

“malos de la película”.

quizá esté pasando desapercibida la creciente irrelevancia social de la música. Tras décadas en que el pop funcionaba como rompehie-los para nuevas actitudes, ahora tiende a ser un objeto de consu-mo más, que no lleva mensajes de contrabando. En la esfera pública ha quedado reducido a un indica-dor de estilo de vida: todo político con ambiciones –Barack Obama es el maestro– aspira a apuntarse el toque cool con sus playlists, sus invitados, la concesión de honores.El pop ya no provoca movimientos sísmicos. A la vez que ha crecido, se ha fragmentado en mil tenden-cias: se produce y se consume en nichos más o menos grandes. A los que repiten el lamento de “ya no se hace música como la de antes”, urge avisar que desde luego que sí, que quizá el problema resida en que se hace demasiada música sobre patrones añejos. Pero hay que esforzarse en buscar estas camadas recientes: nunca llegan al prime time televisivo.La pista central del circo está ocu-pada por boy bands, agrupaciones de adolescentes aparentemen-te seleccionados en los mejores bancos genéticos, o las llamadas divas, actualización de las lasci-vas vedettes de nuestros abuelos; ambas especies protagonizan vis-tosos espectáculos de baile, luces y sonido (pregrabado). Y podía ser peor: si quieren paladear los ver-daderos horrores del pop prefabri-cado, investiguen en el estilo idol, vistosos subproductos industria-lizados por Corea del Sur y Japón.Siempre nos quedarán… Bob Dylan, los Rolling Stones, Leonard Cohen, Paul McCartney. Los héroes de los sesenta viven, en términos econó-micos, sus mejores años, gracias al directo y a las ventas de su catálogo. Cada equis tiempo se especula con los centenares de millones que se embolsarían los supervivientes de Led Zeppelin si aceptaran una gira internacional. Dejando aparte a U2 o Madonna, nadie tiene lo que estos ilustres ancianos: cancionero pro-fundo, gancho intergeneracional, dimensiones míticas.Se quejaba Gloria Swanson en El cre púscu lo de los dioses, aquella

amarga película de Billy Wilder: “Yo soy grande, son las películas las que se han hecho pequeñas”. El mismo proceso afecta al pop actual. Los soportes musicales han empequeñecido hasta convertirse en invisibles: un mp3 carece de materialidad, no transporta infor-mación complementaria y –es una sospecha– banaliza la experiencia estética.Cuando irrumpió Internet en nues-tras vidas, su oferta de barra libre musical resultó irresistible. Te topabas con amigos no especial-mente musiqueros que presumían de llenar sus discos duros con discografías completas, incluso de grupos que les resultaban des-conocidos. Y normalmente, allí se quedaban: almacenadas, sin escu-char, arte muerto.

El paradigma, ya saben, ha cam-biado. Acumular miles de horas de música perdió su encanto. Ahora se aspira a disponer de toda la músi-ca del mundo en cualquier lugar, a través de ordenador o teléfono. Servicios de streaming, como Spotify, Deezer o Apple Music, nos prometen la Fonoteca Universal. Conviene saber que hay mucho de espejismo: basta con buscar algo que se escape del mainstream o de los catálogos de las grandes compañías para descubrir enor-mes vacíos. Finalmente, además, estamos a merced de máquinas torpes: no distinguen entre artis-tas homónimos y se atragantan con los grupos o solistas que cambian de denominación.Las zonas de sombra de Spotify y similares están mejor iluminadas en YouTube. Aquí el problema es la abundancia. La búsqueda de determinada canción genera infi-nidad de resultados. Esa catarata carece de jerarquías: se mezclan las versiones de directo con las de estudio, los vídeos con movi-

miento y los realizados a partir de fotos, los audios cuidados y los desastrosos, los originales y las versiones de aficionados. Aparte, la mayoría han sido subidas ile-galmente, por alguien que no es su propietario. Cierto que eso no preocupa al común de los artistas: lo consideran una forma de pro-moción. Incluso alguien tan puri-tano respecto a la pulcritud sonora como Neil Young tolera todo tipo de vídeos: para él, me aseguró, YouTube es el equivalente actual de la freeform radio, las emisoras contraculturales que funcionaban sin limitaciones comerciales.No todas las superestrellas son igual de generosas. Al igual que algunas multinacionales, cuentan con equipos de sabuesos que avi-san a los abogados, que obligan a suprimir determinado material. Los vigilantes de Bob Dylan per-miten sus vídeos en directo, pero arremeten contra los que parten de sus grabaciones. Prince está literalmente obsesionado por eli-minar toda imagen suya que no

Page 12: Domingo Cultural 20151018

12Domingo \ el mañana \ 18 de octubre de 2015 rePortaje

Pharrell Williams, autor de Happy, uno de los grandes hits musicales de 2014.

La piratería prosperó bajo la coartada de que la industria se merecía lo peor.

controle. Prohíbe que se graben sus conciertos y toma medidas antipáticas: sus gorilas confiscan móviles y expulsan a los infracto-res. El pasado año denunció a 22 fans que compartían filmaciones de sus directos, exigiendo a cada uno un millón de dólares en daños y perjuicios. Dos semanas des-pués, tras haber metido el miedo en el cuerpo a su comunidad de seguidores, retiró las demandas.El concepto clave es control. Tal vez leyeron aquella noticia de 2012: Bruce Willis pretendía lle-var a juicio a Apple al descubrir que no podía legar a sus hijas las abundantes canciones que había comprado a través de iTunes. Era una invención periodística, pero se descubrió que, en sentido estricto, iTunes no vende canciones: vende el derecho a disfrutar de esas can-ciones en dispositivos de Apple; igual ocurre con la música y los libros que comercializa Amazon.Desde 1889, cuando Thomas Edison comenzó a vender cilin-dros pregrabados, no ha cesado la pelea por el reparto de la tarta.

Los principales contrincantes han sido los artistas y las compañías fonográficas. Pero no los únicos: las editoriales de música, que veían declinar su negocio principal (la venta de partituras), intentaron mantener sus prerrogativas. Los instrumentistas exigieron sus derechos; en Estados Unidos, el sindicato de músicos mantuvo una exitosa huelga entre 1942 y 1944: solo se grabaron discos vocales y los llamados V-discs, que no salían a la venta y eran enviados a los sol-dados en guerra.Y todas estas partes –artistas, dis-cográficas, editoriales, músicos– han combatido en algún momento contra la radio. Se temía que su oferta de música gratuita acabaría con las actuaciones en directo y con el incipiente mercado de grabacio-nes. Desde luego, la radio impactó en las ventas de partituras, con el declive del hábito de hacer música

en casa, alrededor del piano, pero discos y directos sobrevivieron.En realidad, esos 125 años de música grabada se podrían retratar como una guerra constante contra los avances tecnológicos, desde la pianola hasta el streaming. No lo interpreten como una oposi-ción frontal al progreso: estamos hablando de sectores con intere-ses ambiguos, lastrados por la des-confianza. Dentro de cada bloque puede haber posturas contrapues-tas. Allá por el año 2000, durante la primera gran batalla del Internet musical, la que enfrentó a las dis-cográficas con Napster, el popu-lar servicio de intercambio P2P de archivos, la compañía alemana Bertelsmann se ofreció a invertir en la nueva empresa; la hostilidad del resto de la industria acabó con la inteligente idea de legalizar algo que funcionaba perfectamente. Un patinazo.

El hueco de Napster fue ocupado por una multiplicidad de iniciati-vas –Gnutella, Kazaa, LimeWire, Grokster– que terminaron cho-cando con el precedente legal establecido por el tribunal federal que aceptó los argumentos de las disqueras. Estas intentaron mon-tar sus propias tiendas en Internet, con resultados desastrosos: ahora mismo, pocos podrían decir qué multinacionales estaban detrás de Pressplay o de Zune.En contra de lo comúnmente asu-mido, los emporios de la música grabada no se pusieron necesaria-mente “en contra de Internet”. En el fondo, sabían que las vacas gor-das del CD no iban a ser eternas y estaban dispuestos a abrazar lo nuevo. A principios de siglo, José María Cámara, el más carismático de los disqueros, celebraba la des-materialización de la música: “No lo puedo decir en público, pero sé que nuestra vida resultará infini-tamente más cómoda cuando no tengamos que lidiar con fábricas, almacenes, viajantes, transportis-tas, El Corte Inglés…”.Cámara aseguraba que el enfrenta-miento entre discos físicos y archi-vos de Internet iba a ser ganado por los segundos. En contra de lo que nos enseña la historia, tanto los periodistas como los disqueros tendemos al pensamiento binario: o esto, o lo otro, con triunfo final del invento más avanzado. Pero la radio no arruinó los locales de directo, la televisión no acabó con el cine, el CD no enterró al vinilo. En la práctica conviven medios y soportes en feliz confusión, igno-rando las profecías apocalípticas.Por ejemplo, llevamos años con la cantinela de que el CD está en las últimas: sus detractores aseguran que su destino final será servir de “espantapalomas”. El CD, además, carece de la aureola romántica del vinilo. Sin embargo, los discos pla-teados dominan el mercado musi-cal de países en la vanguardia tec-nológica, como Alemania o Japón. En la tierra del sol naciente, donde no se ha instalado Spotify, el CD representaba en 2013 el 85% de las ventas de música; en Alemania se acercaba al 70%.

Page 13: Domingo Cultural 20151018

1318 de octubre de 2015 / el mañana / Domingo rePortaje

David byrne ha publicado un artículo en The New York Times bajo el título ‘Hay que abrir la caja negra de la industria de la música’.

Los emporios de la música grabada no se pusieron

necesariamente “en contra de Internet”.

Suena a herejía, pero hay que decirlo: excepto en su dimensión gráfica, el CD representa un avan-ce respecto al LP. Más capacidad, mayor frecuencia sonora, menor peso, superior manejabilidad y, con los precios actuales, mejor rela-ción costo/contenido. Se podría decir incluso que es un producto de “comercio justo”: sus creadores saben cuánto ganan por ejemplar vendido.No ocurre así en el Territorio Digital. El pasado julio, David Byrne publicaba un artículo de opinión en The New York Times titulado “Hay que abrir la caja negra de la industria de la música”. Explicaba los motivos de que un bombazo como Happy hubiera recaudado para su autor, Pharrell Williams, cantidades risibles en concepto de explotación digital: los dados están trucados en contra del artista.YouTube comparte un 50% de sus ingresos publicitarios con dis-cográficas y editoriales; Spotify paga el 70% de las suscripciones al propietario de la grabación. El proceso se opaca cuando intentaba determinar qué porcentaje le toca a él, David Byrne, como artista y como propietario de un pequeño sello especializado (Luaka Bop). No lo pudo saber: “Es un cálculo demasiado complejo”.En la práctica, el panorama se parece a un cártel. Las tres gran-des multinacionales (Universal, Sony, Warner) han firmado con las empresas de Internet contra-tos secretos –nondisclosure agree-ments, en la jerga legal– que, esen-cialmente, les permiten repartir lo recaudado de forma arbitraria. Ese ocultismo explica que muchos artistas, encabezados por Jay-Z, hayan montado su propia versión de Spotify bajo el nombre de Tidal. Alguien se está enriqueciendo con el streaming, pero no son ellos.La clave puede estar en las canti-dades multimillonarias que Spotify paga por el derecho de acceso a los catálogos de las multis, dinero que no repercute en los artistas. Dado que algunas grandes compa-ñías son accionistas de Spotify, las sospechas son inevitables. Durante una conversación con Joseba Elola,

Juanma Latorre, guitarrista de Vetusta Morla, lo expresaba con gracia en este periódico: “El artista siempre se ha llevado las migajas, que antes eran de un pan de hogaza y ahora son de un pan de molde”.El mundo entero considera a las discográficas como los “malos de la película”. Es un prejuicio extra-ño: muchas editoriales de libros o productoras de cine siguen pare-cidas prácticas de “contabilidad creativa”, pero no acumulan, ni de lejos, el oprobio reservado para las disqueras. Las descargas ilegales y otras formas de piratería musical prosperaron bajo la coartada moral de que la industria se merecía lo peor.No obstante, esta industria lleva un siglo largo cumpliendo con su función social: presentar la músi-ca del presente y recuperar la del

pasado. Hoy cuesta creerlo, pero Las cuatro estaciones, de Vivaldi, era una pieza oscura del barroco, conocida únicamente por especia-listas, hasta que fue grabada, pri-mero en Roma (1942) por Bernardo Molinari y luego en Nueva York (1947) por Louis Kaufman.En el imaginario de los consumi-dores se implantó otro modelo de discográfica. Un modelo más detestable, donde la música banal eclipsa a la creativa, donde los derechos de los artistas son cada vez menores, donde se exprime tanto al consumidor como a los que desarrollan la materia prima del bisnes.Ese es el tópico, y parece que la industria nacional se siente cul-pable o resignada con semejante retrato. Durante los años calientes, cuando se intentaba minimizar la sangría de Internet, las discográ-ficas esencialmente dejaron que la SGAE llevara el peso de la (impo-pular) batalla. Visto el resultado, la espectacular defenestración de Teddy Bautista, uno puede com-prender la reticencia de las dis-queras, aunque no disculpar su

incapacidad para reivindicarse como agentes culturales.Por lo que se intuye, las discográfi-cas parecen esperar la irrupción del Séptimo de Caballería. Se acogen a la vigorosa defensa del derecho de propiedad intelectual que rea-liza Estados Unidos. Una actitud relativamente reciente: durante la mayor parte del Siglo XX, jueces y legisladores estadounidenses hacían interpretaciones generosas del copyright, inicialmente limita-do a los 28 años que seguían a la publicación de una obra.Todo cambió en los setenta. Estados Unidos, que estaba per-diendo su base industrial, decidió definirse como una information society. La fuerza del país esta-ba en sus patentes, generadas por una dinámica combinación de universidades, empresas y Gobierno federal. Lo audiovisual –discos, películas, programas tele-visivos– pasaba a ser contenido (otra palabra mágica) digno de protección. La Copy right Act de 1976 lo garantizaba durante la vida de su autor más 50 años. En 1998, Sonny Bono, cantante reciclado en

Page 14: Domingo Cultural 20151018

14Domingo \ el mañana \ 18 de octubre de 2015 rePortaje

Una tienda de discos en Nueva York.

El retrato de 125 años de música grabada es el de una guerra constante contra los avances tecnológicos.

congresista republicano, añadió otros 20 años. Fue rebautizada como la ley Disney: estaba calcu-lada para evitar que los primeros dibujos animados del ratón Mickey entraran en el dominio público.Con semejantes guardaespal-das, uno creería que los grandes emporios del entretenimiento no pueden naufragar. Vivir para ver: hace tres años se hundió un cente-nario buque insignia de la música grabada, EMI. Había caído en las garras de Terra Firma, un fondo buitre que carecía de sentimen-talismo: en 2010 pretendía derri-bar los estudios de Abbey Road y construir encima pisos de lujo; la indignación resultó tan apabu-llante que el Gobierno británico se apresuró a declararlo edificio histórico, intocable por tanto.Con todo, la pregunta es inevita-ble: ¿tienen sentido las grandes discográficas en la segunda déca-da del Siglo XXI? Industrialmente, sí: funcionan, generan beneficios en los años buenos y poseen un know how único. Resulta sig-

nificativo que, a pesar de que su valoración esté por los suelos, los gigantes tipo Apple o Microsoft no se hayan planteado adquirirlas: prefieren que sigan, con sus tor-tuosos métodos, para luego poder vampirizarlas desde una posición de fuerza.Culturalmente, su importancia se ha achicado. En el pasado, la rique-za del ecosistema discográfico per-mitía apostar por talento atípico e incluso respaldar propuestas minoritarias. Con las estrecheces del momento, ya no hay tolerancia para audacias. Ni siquiera sirven las viejas reglas: antes se suponía que 9 de cada 10 discos perdían dinero; el décimo permitía que las calderas siguieran a pleno funcio-namiento. Hoy no hay paciencia: si no despegan en dos o tres lan-zamientos, los nuevos fichajes son despedidos. Como siempre, los

artistas están en desventaja.Disponen, eso sí, de otras posibi-lidades: la autoedición, el subcon-tratar los servicios de fabricación y distribución. Desdichadamente, esas opciones solo resultan efec-tivas si se disfruta de una reputa-ción ya establecida. Lo lucrativo de la autoedición esconde caren-cias dolorosas a largo plazo. Trent Reznor, cabecilla de Nine Inch Nails, rompió con las multinacio-nales en 2007 y regresó al redil cinco años después: de gira por Europa, comprobó que sus discos independientes no estaban en las tiendas ni tampoco había nadie conectando sus directos con su nueva música.Reznor fue una figura rompedora en sus inicios, pero, con el tiem-po, se ha ido amansando; incluso desempeña “funciones creativas” en Apple Music. Son escasos los

artistas que se han rebelado contra el imperio de los monstruos de la informática. Más allá del berrinche de Taylor Swift, cuantificable en dólares, la única propuesta deta-llada vino de Pete Townshend, fino observador de la evolución de la música popular. En 2011, aprove-chando el púlpito de la John Peel Lecture, conferencia anual patroci-nada por la BBC, la cabeza pensante de The Who sugería a Apple un programa minucioso de ayuda a los nuevos creadores: contratar a 20 cazatalentos que tutelaran anual-mente a unos 500 artistas frescos, a los que se proveería de ordena-dores y software.No se trataba de mecenazgo: Apple difundiría los resultados, primero gratuitamente y luego poniendo a la venta los que tuvieran posi-bilidades masivas. En realidad, Townshend ofrecía a Apple un pro-totipo de discográfica del Tercer Milenio. El pasado año, cuando presentaba su autobiografía, le pre-gunté por la respuesta de Apple. “Nunca hubo respuesta”, contestó.

Page 15: Domingo Cultural 20151018

1518 de octubre de 2015 / el mañana / Domingogastronomía

Por David marcial PérezeL País

Perú mantiene un año más el cetro de la cocina latinoamericana de élite. El restaurante limeño Central, pilo-tado por la pareja de chefs Virgilio Martínez y María Pía León, volvió a ser coronado por segundo año con-secutivo como el primero de la lista de los 50 mejores de la región.“Somos el resultado de un país con una tierra maravillosa”, dijo Martínez, el chef y dueño del restau-rante durante la entrega del galardón. Los 252 miembros de la autoprocla-mada Academia de los 50 Mejores Restaurantes de América Latina, auspiciada por la prestigiosa revista británica Restaurant y un puñado de marcas de lujo, refrendaron de nuevo la apuesta cruzada entre tradición y vanguardia de la nueva cocina perua-na, que coloca a tres de sus exponen-tes entre los 10 primeros puestos.“Central está mirando al mar, pero también mira de reojo a la Amazonía y a los Andes de manera muy seria. Mantenemos grupos de trabajo y luchamos por no banalizar la gastro-nomía”, añadió Martínez, tratando de sintetizar su discurso gastronómico compuesto por pequeños platos con la identidad de las diferentes zonas geográficas de Perú. Una propuesta que bebe a su vez de otra pareja de chefs peruanos, Astrid Gutsche y Gastón Acurio, de Astrid & Gastón –en el puesto tres de la lista de este año-, responsables en gran medida del boom de la cocina de su país.Como prueba del brillo peruano, las dos primeras ediciones de esta ver-sión latinoamericana de los 50 Best se celebraron precisamente en Lima. Para la tercera fue México la sede ele-gida por esta lista de nuevo cuño que aspira a competir con la centenaria Michelin en el firmamento prescrip-

El peruano Central repite como mejor restaurante de Latinoamérica

La Lista san PeLLegrino vueLve a coLocar a La Pareja de chefs Limeños en eL Podio de La cocina de éLite Por segundo año consecutivo

Virgilio Martínez y María Pía León, chefs de ‘Central’.

México y Argentina, con 10 cada uno, son los que más restaurantes colocan este

año en la tabla.

tor a alta cocina.En el patio de un antiguo colegio jesuita del Siglo XVII, entre murales de Orozco, Siqueiros y Rivera con las estampas alegóricas de la revolución mexicana, una audiencia compues-ta por críticos culinarios, cocineros invitados, empresarios de las marcas patrocinadoras del evento y caras conocidas de beutiful people mexi-cana disfrutaba del coctel mientras iban goteando los nombres de la lista de listas.México y Argentina son los países que mayor número de locales han coloca-do este año en la tabla, cada uno con 10. Les sigue Perú con nueve y Brasil con ocho. También integran el ranking

restaurantes de Colombia, Venezuela, Uruguay, Bolivia y Chile.La lista de este año cuenta con siete nuevas entradas. Los restaurantes argentinos Restó y Don Julio hacen su debut en la lista junto a los mexicanos Nicos, Máximo Bistrot y Dulce Patria, así como el chileno 99 y el especialista peruano en carnes Osso Carnicería y Salumería.En la categoría de premios individua-les, Enrique Olvera fue homenajeado por el recorrido de toda su carrera. Su restaurante, Pujol, cayó sin embargo en la lista del puesto seis al nueve, sien-do superado por Quintonil, que se alza como el mexicano mejor situado.La brasileña Ruba Sudbrack recibió

el galardón a la mejor chef latinoa-mericana. Esta cocinera autodidac-ta y artesanal –se jacta de no utilizar nunca la tecnología aplicada que ha revolucionado la reciente cocina de vanguardia– dedicó su trofeo a todos los compañeros que nunca pisarán un evento de gala. “Quiero compartir el premio con los cocineros brasileños que no conocemos y que hacen una cocina buenísima”.

Page 16: Domingo Cultural 20151018

16Domingo \ el mañana \ 18 de octubre de 2015 arte

Cd. Victoria, tam. Tras concluir la décima séptima edición del Festival Internacional Tamaulipas (FIT), en exclusiva para EL MAÑANA de Reynosa hace una evaluación Libertad García Cabriales, Directora General del Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes (ITCA).“Estamos muy contentos de los resul-tados de este FIT y creo que sobre todo refleja una política cultural instrumentada por el Gobernador de Tamaulipas, Egidio Torre Cantú en su administración y que cinco años después tiene resultados evidentes. Resultados que se notan en muchos procesos culturales y que en este caso el Festival Internacional Tamaulipas es uno de los más emblemáticos”.El FIT se llevó a cabo de manera simultánea en todo el Estado y debe-mos señalar que todos los eventos fueron gratuitos, ¿Por qué el cambio de formato en esta administración?“Esto nos habla de la posibilidad del encuentro humano a través del arte en estos festivales y sobre todo la inclusión que también se ha visto en estos festivales, puesto que cubre los 43 municipios de Tamaulipas, y eso hay que presumir, que es de los únicos festivales en México que cubre todos los municipios, que es totalmente gratuito y creo que esa es una de las cosas que lo distinguen ahora en el concierto de festivales nacionales y por supuesto también por este incremento notable de la participación de los artistas tamau-lipecos que nos habla también de la voluntad de un gobierno que quiere ir siempre reconociendo lo nuestro, el valor del talento local que se refle-ja en los mil 80 artistas que partici-paron y que en estos últimos cinco años han tenido un incremento de participación del ciento cuarenta por ciento y que sobre todo nos habla que nuestro talento tamau-lipeco está a la altura del talento internacional que se presenta en este Festival”.“Entonces son muchos logros, y

no son solamente las instituciones, ni del Gobierno, es de todos los tamaulipecos y quiero agradecer especialmente que la gente vino al festival, que llenó los teatros, que visitó las exposiciones plásticas, las conferencias literarias, que la gente estuvo presente y se apropió del festival, porque el festival está

diseñado para ustedes, es para los tamaulipecos”.“Además, el gozo de saber que tuvimos visita de gente del sur de Estados Unidos, también de los Estados hermanos de Nuevo León, Coahuila y San Luis Potosí que estu-vieron presentes en el festival y que también habla de estos diecisiete

años de trabajo ininterrumpido que también está reflejándose en los resultados de nuestro querido Festival Tamaulipas”.De esta forma es como se cierra el telón de la décima séptima edi-ción del Festival Internacional Tamaulipas, esperando su nuevo llamado para 2016.

FIT: encuentro humano a través del arte