doctrina de la iglesia

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Principios de la Doctrina Social de la Iglesia Dignidad de la persona humana La persona humana, por estar hecha a imagen y semejanza de Dios, posee una dignidad que la hace superior a los demás seres creados Los cimientos del pensamiento social católico son el adecuado entendimiento y valor de la persona humana. En palabras del Papa Juan Pablo II, los cimientos de la enseñanza social católica son "la correcta concepción de la persona humana y de su valor único, porque «el hombre... en la tierra es la sola criatura que Dios ha querido por sí misma». En él ha impreso su imagen y semejanza (cf. Gn 1, 26), confiriéndole una dignidad incomparable" (Centesimus Annus 11). En un sentido, las enseñanzas sociales de la Iglesia articulan las implicaciones éticas de un adecuado entendimiento de la dignidad de la persona. Los papas adoptaron el concepto de "derechos humanos" para comunicar que todos y cada uno de los seres humanos, como hijos de Dios, tienen ciertas inmunidades contra el daño que puedan infligirnos otras personas y merecen ciertos tipos de tratamiento. En particular, la Iglesia ha sido contundente en la defensa del derecho a la vida de todos los seres humanos inocentes desde su concepción hasta la muerte natural. La oposición al aborto y a la eutanasia forman los cimientos necesarios para respetar la dignidad humana en otras áreas tales como la educación, la pobreza y la inmigración. En base a este derecho fundamental a la vida, los seres humanos también gozan de otros derechos. En este sentido, la Iglesia se une al coro de otras voces que proclaman la dignidad de la persona y los derechos fundamentales del hombre. Sin embargo, este consenso aparente oculta desacuerdos muy graves acerca de la naturaleza y el alcance de estos derechos. Una de las áreas más controvertidas en la cultura de nuestros días es el entendimiento de la familia Primacía del bien común Un sentido de pensar en el bien de todos los individuos, sin quitar ni el sentido de sociedad, ni de unicidad. El Bien Común está siempre orientado hacia el progreso de las personas: ‘el orden social y su progreso deben subordinarse al bien de las personas y no al contrario’ [...]. Este orden tiene

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Principios de la Doctrina Social de la IglesiaDignidad de la persona humanaLa persona humana, por estar hecha a imagen y semejanza de Dios, posee una dignidad que la hace superior a los dems seres creadosLos cimientos del pensamiento social catlico son el adecuado entendimiento y valor de la persona humana.En palabras del Papa Juan Pablo II, los cimientos de la enseanza social catlica son "la correcta concepcin de la persona humana y de su valor nico, porque el hombre... en la tierra es la sola criatura que Dios ha querido por s misma. En l ha impreso su imagen y semejanza (cf. Gn 1, 26), confirindole una dignidad incomparable" (Centesimus Annus 11). En un sentido, las enseanzas sociales de la Iglesia articulan las implicaciones ticas de un adecuado entendimiento de la dignidad de la persona.Los papas adoptaron el concepto de "derechos humanos" para comunicar que todos y cada uno de los seres humanos, como hijos de Dios, tienen ciertas inmunidades contra el dao que puedan infligirnos otras personas y merecen ciertos tipos de tratamiento. En particular, la Iglesia ha sido contundente en la defensa del derecho a la vida de todos los seres humanos inocentes desde su concepcin hasta la muerte natural. La oposicin al aborto y a la eutanasia forman los cimientos necesarios para respetar la dignidad humana en otras reas tales como la educacin, la pobreza y la inmigracin.

En base a este derecho fundamental a la vida, los seres humanos tambin gozan de otros derechos.En este sentido, la Iglesia se une al coro de otras voces que proclaman la dignidad de la persona y los derechos fundamentales del hombre.Sin embargo, este consenso aparente oculta desacuerdos muy graves acerca de la naturaleza y el alcance de estos derechos. Una de las reas ms controvertidas en la cultura de nuestros das es el entendimiento de la familia

Primaca del bien comnUn sentido de pensar en el bien de todos los individuos, sin quitar ni el sentido de sociedad, ni de unicidad.

El Bien Comn est siempre orientado hacia el progreso de las personas: el orden social y su progreso deben subordinarse al bien de las personas y no al contrario [...]. Este orden tiene por base la verdad, se edifica en la justicia, es vivificado por el amor.

CIC, n. 1906-9 y 1912

Destino universal de los bienes, solidaridad, y respeto a la propiedad privadaDios ha destinado la tierra y sus bienes en beneficio de todos. Esto significa que cada persona debera tener acceso al nivel de bienestar necesario para su pleno desarrollo. Este principio tiene que ser puesto en prctica segn los diferentes contextos sociales y culturales y no significa que todo est a disposicin de todos. El derecho de uso de los bienes de la tierra es necesario que se ejercite de una forma equitativa y ordenada, segn un especfico orden jurdico. Este principio tampoco excluye el derecho a la propiedad privada. No obstante, es importante no perder de vista el hecho de que la propiedad slo es un medio, no un fin en s misma.

Compendio de DSI, 171-84

El principio del destino universal de los bienes es una invitacin a desarrollar una visin econmica inspirada por valores morales que permitan a las personas no perder de vista el origen o propsito de estos bienes, de manera que se logre un mundo de justicia y solidaridad, en el que la creacin de riqueza pueda tener una funcin positiva.

Compendio de DSI, 174

El respeto a la propiedad privada nace principalmente de dos Mandamientos del Declogo: "No robar" y "No codiciar los bienes ajenos". Condena las formas de: comunismo, socialismo, socialismo democrtico, y libre mercado en forma desmedida.

Principio de subsidiariedadSe refiere a la proteccin a las sociedades intermedias, especialmente a la familia. Con este criterio se pretende reducir la accin del Estado a lo que la sociedad civil no puede alcanzar por s misma.

Cun grande sea la dignidad del casto matrimonio, principalmente puede colegirse, Venerables Hermanos, de que habiendo Cristo, Seor nuestro e Hijo del Eterno Padre, tomado la carne del hombre cado, no solamente quiso incluir de un modo peculiar este principio y fundamento de la sociedad domstica y hasta del humano consorcio en aquel su amantsimo designio de redimir, como lo hizo, a nuestro linaje, sino que tambin lo elev a verdadero y gran [1] sacramento de la Nueva Ley, restituyndolo antes a la primitiva pureza de la divina institucin y encomendando toda su disciplina y cuidado a su Esposa la Iglesia...

Casti Connubii, n. 1

La Iglesia, iluminada por la fe, que le da a conocer toda la verdad acerca del bien precioso del matrimonio y de la familia y acerca de sus significados ms profundos, siente una vez ms el deber de anunciar el Evangelio, esto es, la buena nueva, a todos indistintamente, en particular a aquellos que son llamados al matrimonio y se preparan para l, a todos los esposos y padres del mundo...

Familiaris Consortio, n. 3

Participacin socialConsiste principalmente en un compromiso del cristiano, en promover una sociedad ms conforme con los designios de Cristo.

Habr que proclamar con ms firmeza las verdades transmitidas por la Iglesia, toda su doctrina sobre la santidad del matrimonio. la educacin doctrinal de los nios, la propiedad de bienes y su uso, los deberes para y con quienes administran el Estado; en fin, deber restablecerse el equilibrio entre los distintos rdenes de la sociedad, la ley y las costumbres cristianas.

San Po XII.

Cultura de la vida y de la calidad de vidaCondena a toda forma de atentado contra la vida humana: aborto -incluso en caso teraputico-, eutanasia, genocidio, homicidio, suicidio, etc. Y promueve que la persona tenga todas las condiciones necesarias para vivir: educacin, trabajo, alimentacin, salud, etc.

El hombre est llamado a una plenitud de vida que va ms all de las dimensiones de su existencia terrena, ya que consiste en la participacin de la vida misma de Dios. Lo sublime de esta vocacin sobrenatural manifiesta la grandeza y el valor de la vida humana incluso en su fase temporal. En efecto, la vida en el tiempo es condicin bsica, momento inicial y parte integrante de todo el proceso unitario de la vida humana. Un proceso que, inesperada e inmerecidamente, es iluminado por la promesa y renovado por el don de la vida divina, que alcanzar su plena realizacin en la eternidad (cf. 1 Jn 3, 1-2). Al mismo tiempo, esta llamada sobrenatural subraya precisamente el carcter relativo de la vida terrena del hombre y de la mujer. En verdad, esa no es realidad ltima, sino penltima; es realidad sagrada, que se nos confa para que la custodiemos con sentido de responsabilidad y la llevemos a perfeccin en el amor y en el don de nosotros mismos a Dios y a los hermanos...

Evangelium vitae, n 2

La existencia de la ley moralPara la Iglesia, la ley moral se deriva de tres fuentes: la revelacin, el magisterio social, y la conciencia. Las personas, por su misma dignidad, deben conservarla, cumpliendo con sus deberes, amando a Dios sobre todas las cosas, y al prjimo como a s mismo.

Si no existe una verdad ltima, la cual gua y orienta la accin poltica, entonces las ideas y las convicciones humanas pueden ser instrumentalizadas fcilmente para fines de poder. Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia.

Juan Pablo II, carta encclica Centesimus Annus, n. 46.

I. Respetar la persona humana

II. Promover la familia

La persona humana no es simplemente un individuo, sino que tambin es miembro de una comunidad.Si no reconocemos el aspecto comunitario caemos en un individualismo radical.Un entendimiento ntegro de la persona considera los aspectos sociales del individuo.La primera consideracin social, en orden e importancia, es la familia, la cual es la unidad bsica de la sociedad y es anterior y en cierto sentido supera a las dems sociedades en una comunidad.La doctrina social de la Iglesia pone acento en la importancia de la familia, en particular en la importancia de promover matrimonios estables que acojan y eduquen a los nios.

La red social ms amplia juega un rol importante en la promocin de la familia.En especial, la Iglesia habl de un "salario familiar" en virtud del cual un nico sostn de la familia pueda mantener a su esposa y a sus hijos.Las condiciones sociales contribuyen ya sea a la estabilizacin o a la desestabilizacin de las estructuras familiares. Entre las condiciones sociales que las desestabilizan, podemos encontrar las jornadas de trabajo obligatorias e irracionalmente extensas, una "cultura social" txica que denigra la fidelidad, la disolucin legal de la definicin del matrimonio entre un hombre y una mujer y el cobro excesivo de impuestos.

III. Proteger los derechos patrimoniales

La doctrina social de la Iglesia desde la Rerum Novarum (1891) del Papa Len XIII hasta la encclica Centesimus Annus (1991) del Papa Juan Pablo II ha defendido el derecho a la propiedad privada contra la afirmacin de que el estado debera ser el dueo de todas las cosas. An mucho antes, Santo Toms de Aquino, cuyos escritos son de central importancia para comprender los cimientos de la doctrina social de la Iglesia, dio tres motivos por los que la propiedad privada es esencial para la prosperidad humana:

Primero, porque cada uno es ms solcito en gestionar aquello que con exclusividad le pertenece que lo que es comn a todos o a muchos, puesto que cada cual, huyendo del trabajo, deja a otros el cuidado de lo que conviene al bien comn, como sucede cuando hay multitud de servidores; segundo, porque se administran ms ordenadamente las cosas humanas si a cada uno le incumbe el cuidado de sus propios intereses; sin embargo, reinara confusin si cada cual se cuidara de todo indistintamente;tercero, porque as el estado de paz entre los hombres se mantiene si cada uno est contento con lo suyo.De ah que veamos que entre aquellos que en comn y pro indiviso poseen alguna cosa se suscitan ms frecuentemente contiendas (Summa TheologiaeII.II.66.2)

Adems de estos motivos, la propiedad privada tambin ayuda a garantizar la libertad humana.La capacidad de una persona de actuar libremente se ve sumamente obstaculizada si no se le permite ser dueo de algo. En efecto, sin posesiones de ningn tipo, una persona puede quedar reducida a un tipo de esclavitud en la que la mano de obra no se retribuye y en la que si hablara en contra del ejercicio del poder del estado quera expuesta a una enorme situacin de riesgo.

El derecho a la propiedad privada, sin embargo, no es incondicional.Puede una persona tomar lo que es legtimamente de otro para asegurarse la supervivencia?Este interrogante se formula de un modo artstico enLos Miserables.Cuando Jean Valjean roba pan para alimentar a su familia hambrienta, merece un castigo?La respuesta de Santo Toms es no.En aquellos casos en que no existe otra forma de asegurarse las necesidades bsicas para sobrevivir, tomar algo de otras personas que lo tienen en abundancia no est mal porque estas necesidades bsicas le corresponden como seres humanos.

Por cierto, Santo Toms habla de cosas que "necesitamos" y no de cosas que "quisiramos tener".En este caso se trata de situaciones de hambruna o desastre, en las que las vidas de las personas estn en riesgo por no contar con sus necesidades bsicas, tales como comida, refugio o vestimenta.Estas necesidades no incluyen DVD, CD o televisores, no importa cuan grande sea nuestro deseo de tenerlos. Adems, esa reasignacin debera ser un ltimo recurso.Uno no puede tomar algo para suplir sus necesidades bsicas si lo puede obtener a travs de su trabajo o de la ayuda voluntaria de otros, ya sean autoridades gubernamentales o instituciones de caridad.

La doctrina social de la Iglesia tambin destaca que la propiedad privada puede convertirse en dolo, que lleva a las personas a evaluar el objetivo y el significado de la vida humana simplemente en funcin de los dlares. El derecho a la propiedad privada tambin conlleva responsabilidades, en particular la responsabilidad de cuidar y promover el bien comn.

IV. Trabajar para el bien comn.

El Papa Juan XXIII defini el bien comn como "el conjunto de aquellas condiciones de la vida social que permiten a los grupos y a cada uno de sus miembros conseguir ms plena y fcilmente su propia perfeccin" (Pacem in Terri 55). Este bien es comnporque slo juntos como comunidad, y no simplemente como individuos aislados, es posible que disfrutemos, alcancemos y propaguemos este bien.Todas las personas estn obligadas a trabajar en pos de hacer que el bien comn sea una realidad cada vez ms importante.

Algunas veces se malinterpreta que el bien comn implica tan slo los deseos o intereses comunes de la multitud. Sin embargo, el bien comn, tal como lo observa el Papa Juan Pablo II, "no es la simple suma de los intereses particulares, sino que implica su valoracin y armonizacin, hecha segn una equilibrada jerarqua de valores y, en ltima instancia, segn una exacta comprensin de la dignidad y de los derechos de la persona" (Centesimus Annus47). El bien comn, en otras palabras, no es simplemente lo que las personas querran, sino lo que sera autnticamente bueno para las personas, las condiciones sociales que permitan la prosperidad del hombre.

Los cimientos del pensamiento social catlico son el adecuado entendimiento y valor de la persona humana.

La prosperidad humana es multifactica porque el ser humano como tal tiene muchas dimensiones.La perfeccin humana incluye una dimensin fsica de la salud y el bienestar psicolgico.Si un pas no tiene suficiente agua potable para tomar, alimentos nutritivos y un entorno relativamente libre de toxinas, los seres humanos no podrn alcanzar la plenitud de su potencial. Adems, la prosperidad humana tiene una dimensin intelectual con la que pueden colaborar o bien que puede verse dificultada por las oportunidades educativas o la ausencia de ellas. Finalmente, cada uno de nosotros carga con una dimensin tica o moral que se ver frustrada si no evitamos los vicios y si no cultivamos la virtud.El bien comn incluye todos estos elementos. La prdida de cualquiera de ellos puede obstaculizar nuestra bsqueda de la perfeccin. Sin embargo, el bien comn, con la importancia que tiene, no es el bien mayor. La realizacin ltima de cada ser humano slo puede encontrarse en Dios, pero el bien comn ayuda a que los grupos y personas alcancen este bien ltimo. As, si las condiciones sociales son tales que dificultan o cohben la capacidad de las personas de amar a Dios y al prjimo, entonces el bien comn no alcanzar su realizacin.

La participacin y la solidaridad son otros dos principios fundamentales del pensamiento social de la Iglesia.

La participacin se define en el reciente Compendio de la doctrina social de la Iglesia como cuando cada "ciudadano, como individuo o asociado a otros, directamente o por medio de los propios representantes, contribuye a la vida cultural, econmica, poltica y social de la comunidad civil a la que pertenece. La participacin es un deber que todos han de cumplir conscientemente, en modo responsable y con vistas al bien comn." (189)

La solidaridad, un tema frecuente abordado especialmente en los escritos del Papa Juan Pablo II, es ms que un

sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinacin firme y perseverante de empearse por el bien comn; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos. (Sollicitudo Rei Socialis38)

V. Observar el principio de subsidiariedad

Algunos pensadores cristianos conciben que el estado o gobierno fue establecido simplemente para reprimir tanto a los deseos malos como a las personas malas. En el pensamiento catlico, el gobierno tambin tiene un rol ms positivo que consiste en ayudar a garantizar el bien comn.El Papa Juan Pablo II lo dijo del siguiente modo:

Es deber del Estado proveer a la defensa y tutela de los bienes colectivos, como son el ambiente natural y el ambiente humano, cuya salvaguardia no puede estar asegurada por los simples mecanismos de mercado. As como en tiempos del viejo capitalismo el Estado tena el deber de defender los derechos fundamentales del trabajo, as ahora con el nuevo capitalismo el Estado y la sociedad tienen el deber de defender los bienes colectivos que, entre otras cosas, constituyen el nico marco dentro del cual es posible para cada uno conseguir legtimamente sus fines individuales. (Centesimus Annus40)

El gobierno tiene que hacerse cargo de muchas funciones necesarias e indispensables, de roles que no pueden cumplir las personas por s solas ni an a travs de grupos ms pequeos en la sociedad.Sin embargo, los estados y los gobiernos muchas veces superan su rol legtimo y violan los derechos de los individuos y grupos de la sociedad para dominarlos ms que servirlos.Para combatir esta tendencia, el pensamiento social catlico pone nfasis en el principio de subsidiariedad.Los no catlicos tambin han descubierto este principio. Abraham Lincoln escribi:"El objeto legtimo del Estado es hacer para el pueblo lo que ste precisa que se haga, pero que no puede hacer por s mismo o bien que no puede hacerlo tan bien como lo hara el Estado, en sus capacidades separadas e individuales".

El Estado debera ser lo ms pequeo posible, pero tan grande como sea necesario para cumplir con lo que deba cumplirse que no pueda cumplirse de otro modo.La defensa nacional, la cooperacin interestatal y los tratados con otras naciones son ejemplos evidentes de asuntos abordados adecuadamente por un gobierno federal. La administracin del sistema de justicia penal es otro ejemplo de un tema que correctamente corresponde al Estado.Por otro lado, el Estado no debera intervenir para intentar aliviar todos los problemas. Un Estado de bienestar o Estado "niera" ("nanny state"), que ofrezca seguridad "desde la cuna hasta la sepultura" o que intente satisfacer todas las necesidades humanas, hace que ste exceda su propio alcance y viola el principio de subsidiariedad. El Papa Juan Pablo II explic lo siguiente: Deficiencias y abusos del Estado de asistencia social [o el Estado del bienestar] derivan de una inadecuada comprensin de los deberes propios del Estado.En este mbito tambin debe ser respetado el principio de subsidiariedad.Una estructura social de orden superior no debe interferir en la vida interna de un grupo social de orden inferior, privndola de sus competencias, sino que ms bien debe sostenerla en caso de necesidad y ayudarla a coordinar su accin con la de los dems componentes sociales, con miras al bien comn. (Centesimus Annus48)

Este exceso en el alcance del Estado lleva a situaciones que no slo son ineficientes sino tambin perjudiciales para el bienestar humano:

Al intervenir directamente y quitar responsabilidad a la sociedad, el Estado asistencial provoca la prdida de energas humanas y el aumento exagerado de los aparatos pblicos, dominados por lgicas burocrticas ms que por la preocupacin de servir a los usuarios, con enorme crecimiento de los gastos.Efectivamente, parece que conoce mejor las necesidades y logra satisfacerlas de modo ms adecuado quien est prximo a ellas o quien est cerca del necesitado. (Centesimus Annus48)

Cundo debe intervenir el Estado y cundo la autoridad gubernamental debe abstenerse de intervenir? Es difcil encontrar una respuesta a estas preguntas sin estar inmersos en una situacin concreta, dado que depende de los criterios prudentes que emanen de situaciones particulares.Las personas de buena voluntad, inclusive los catlicos que intentan poner en prctica la doctrina social de la Iglesia, pueden estar legtimamente en desacuerdo respecto de si se justifica una determinada ley o intervencin gubernamental para aliviar un problema social.Muchos interrogantes sociales, tales como "Debera ofrecerse un beneficio de bienestar social a las personas en esta situacin particular?", no admiten una respuesta que pudiera ser vinculante para todos los catlicos.Sin embargo, todos los catlicos estn obligados a trabajar para encontrar una solucin a los problemas sociales contemporneos a la luz del Evangelio y su mejor sabidura prctica.

VI. Respetar el trabajo y al trabajador

Segn el Gnesis, Dios no slo crea al hombre, sino que tambin lo hace trabajar para que les ponga nombre a los animales y cuide el jardn.Es evidente que Dios no le dio a Adn esta tarea porque estaba muy cansado como para terminar el trabajo.Por el contrario, el trabajo humano no slo participa en el cuidado creativo y providencial de Dios del universo sino que tambin lo refleja.Incluso antes de la cada, el hombre fue creado para cultivar y mantener el Jardn del Edn, para imitar el trabajo de Dios en la creacin a travs del trabajo humano.Luego de la cada, el trabajo algunas veces se convierte en una tarea ardua, pero contina siendo parte de la vocacin del hombre que viene de Dios.Un trabajo honesto puede santificarse, ofrecerse a Dios y volverse sagrado a travs de las intenciones del trabajador y la excelencia del trabajo realizado.

El Estado debera ser lo ms pequeo posible, pero tan grande como sea necesario para cumplir con lo que deba cumplirse que no pueda cumplirse de otro modo.

Adems, los trabajadores no son meros obreros o simples medios para la produccin de capital en favor de sus dueos, sino que deben ser respetados y se les debe dar la oportunidad de crear sindicatos para asegurarse colectivamente el pago de un salario justo.En el pensamiento catlico, el derecho de asociacin es un derecho natural del ser humano que en consecuencia antecede a su incorporacin en la sociedad poltica. De hecho, "el Estado no puede prohibir" la formacin de sindicatos, porque tal como lo indica el Papa Juan Pablo II, "el Estado debe tutelar los derechos naturales, no destruirlos. Prohibiendo tales asociaciones, se contradira a s mismo" (Centesimus Annus 7).La Iglesia jug un papel decisivo en ayudar a los trabajadores para que formaran sindicatos con el fin de combatir los excesos de la industrializacin.

VII. Buscar paz y ocuparse de los pobres.

Paz significa mucho ms que la ausencia de un conflicto violento.Paz es "tranquilidad del orden".La Iglesia Catlica, desde al menos los tiempos de San Agustn, aval la "teora de la guerra justa". El pacifismo rechaza rotundamente la declaracin de guerra por ser moralmente mala por diversos motivos, algunos de ellos seculares (la violencia engendra violencia) y algunos otros religiosos (Jess actu sin violencia).El realismo, en el contexto de la tica de guerra, sostiene que la guerra no tiene ningn tipo de regla aparte de, tal vez, la ley del ms fuerte. La teora de la guerra justa es una media entre el pacifismo y el realismo, una media que la mayora de los estados contemporneos han adoptado explcitamente y a la que han recurrido.Segn elCatecismo de la Iglesia Catlica, los criterios para la guerra justa incluyen los siguientes:

que el dao causado por el agresor a la nacin o a la comunidad de las naciones sea duradero, grave y cierto; que todos los dems medios para poner fin a la agresin hayan resultado impracticables o ineficaces; que se renan las condiciones serias de xito; que el empleo de las armas no entrae males y desrdenes ms graves que el mal que se pretende eliminar. El poder de los medios modernos de destruccin obliga a una prudencia extrema en la apreciacin de esta condicin.Estos son los elementos tradicionales enumerados en la doctrina llamada de la "guerra justa".La apreciacin de estas condiciones de legitimidad moral pertenece al juicio prudente de quienes estn a cargo del bien comn. (CIC 2309)

Para alcanzar el orden justo de la sociedad no slo se requieren los efectos directos o indirectos de las acciones individuales, sino tambin polticas sociales prudentes, es decir, polticas sociales que deben tener en cuenta el efecto probable en los pobres.

Sin embargo, en el corazn de la doctrina social de la Iglesia hay algo simple y noble: un esfuerzo por hacer que las acciones y palabras de Jess sean reales tambin en nuestros das con el objeto de transformar y elevar la vida social en todas las personas a luz del Evangelio.

Tal como se indica, la doctrina social de la Iglesia no versa exactamente sobre cmo debera hacerse esto en cada sociedad.Podra ser que se necesita accin social agresiva a travs de la intervencin de la poltica gubernamental.Podra ser que deberan existir iniciativas privadas y voluntarias de grupos religiosos (tales como San Vicente de Paul) y grupos seculares (tales como United Way).Podra ser que las empresas deberan estar obligadas por ley o que deberan adoptar voluntariamente polticas que asistan a los pobres.Podra ser que las familias y particulares deberan asumir la responsabilidad.Lo ms probable es que se necesite una combinacin de iniciativas gubernamentales, sociales, religiosas e individuales.No siempre veremos con claridad en cada situacin aquello que precisamente ayudar a los pobres (y a la sociedad en general), pero todos los catlicos tenemos la obligacin de pensar seriamente y de actuar deliberadamente para ayudar a los que sufren a nuestro alrededor y en todo el mundo.