doctoradocienciasambientales.files.wordpress.com€¦  · web viewla relación naturaleza y...

78
DOS PERSPECTIVAS CLAVES DE LA RELACIÓN NATURALEZA Y CULTURA Por: Uriel Bustamante Lozano. Los análisis e interpretaciones que sustentan la relación naturaleza cultura, justifican a su vez múltiples enfoques tanto epistemológicos como metodológicos los cuales incorporan categorías de pensamiento que enfrentan el desafío que le imponen los problemas actuales y complejos, y para los cuales se necesitan formas de actuación global, reflexiva, crítica y creativa; pensar la relación naturaleza cultura, implica la construcción de conocimiento, no es simplemente en su arquitectura teórica, es determinar la fuerza y el poder de cambio que genera este conocimiento, desde parámetros y criterios que al establecerse filosóficamente forjan significados que narran la naturaleza de la realidad, la naturaleza del conocimiento, es decir, la relación entre el pensamiento y lo real desde conceptos y teorías que se instituyen y legitiman a partir de discursos y prácticas discursivas. (Sugiero eliminar el concepto de naturaleza para evitar confusiones con la relación que desea cotejar este capítulo y para no caer en esencialismos) Un importante enfoque en Colombia y América Latina de la relación naturaleza cultura, lo encontramos en el trabajo del profesor Augusto Ángel Maya, el cual se fundamenta en un proceso de producción y reproducción cultural, desde la articulación entre las necesidades fundamentales de los grupos humanos y la consolidación de sus valores culturales con sus condiciones de existencia: (recalcar la herencia que 1

Upload: others

Post on 08-Feb-2020

1 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

DOS PERSPECTIVAS CLAVES DE LA RELACIÓN NATURALEZA Y CULTURA

Por: Uriel Bustamante Lozano.

Los análisis e interpretaciones que sustentan la relación naturaleza cultura, justifican a su vez múltiples enfoques tanto epistemológicos como metodológicos los cuales incorporan categorías de pensamiento que enfrentan el desafío que le imponen los problemas actuales y complejos, y para los cuales se necesitan formas de actuación global, reflexiva, crítica y creativa; pensar la relación naturaleza cultura, implica la construcción de conocimiento, no es simplemente en su arquitectura teórica, es determinar la fuerza y el poder de cambio que genera este conocimiento, desde parámetros y criterios que al establecerse filosóficamente forjan significados que narran la naturaleza de la realidad, la naturaleza del conocimiento, es decir, la relación entre el pensamiento y lo real desde conceptos y teorías que se instituyen y legitiman a partir de discursos y prácticas discursivas. (Sugiero eliminar el concepto de naturaleza para evitar confusiones con la relación que desea cotejar este capítulo y para no caer en esencialismos)

Un importante enfoque en Colombia y América Latina de la relación naturaleza cultura, lo encontramos en el trabajo del profesor Augusto Ángel Maya, el cual se fundamenta en un proceso de producción y reproducción cultural, desde la articulación entre las necesidades fundamentales de los grupos humanos y la consolidación de sus valores culturales con sus condiciones de existencia: (recalcar la herencia que recibió Ángel Maya para el modelo Ecosistema y Cultura de la Ecología Cultural y en particular de Julian Steward)

“Ante todo, se reconocen los dos órdenes como independientes: tanto el ecosistema como el orden cultural tienen sus propias leyes de funcionamiento. En ello consiste el problema ambiental. Si el hombre se tuviese que adaptar cumpliendo una función dentro del ecosistema, no habría problemas ambientales. El ecosistema no tiene problemas ambientales en el sentido moderno del término. Lo ambiental como problema surge del hecho de que la especie humana no ocupa ningún nicho específico dentro del ecosistema”. 1

1Ángel Maya Augusto. El reto de la vida. Ecosistema y cultura. Una introducción al estudio del medio ambiente. Ecofondo. IDEA. Serie construyendo futuro. #4. 1996. P,94

1

Los problemas ambientales se constituyen a partir de las formas de valoración, apropiación y aprovechamiento que los grupos humanos le dan a los recursos naturales, desde los modos de comprensión, simbolización y significación, desde la condición en que este hombre se piensa y piensa la naturaleza; en esta dirección se infiere que el ambiente es “el espacio de interacción entre el mundo natural y el mundo cultural, es decir como el espacio de relación sociedad-naturaleza”.2

La relación naturaleza y cultura se encuentra determinada según Ángel Maya por la actividad humana que introduce cambios y modificaciones en el ecosistema, dicha actividad involucra propiedades simbólicas que se constituyen como el conjunto de valores, tradiciones y creencias que dan significado a los modos de vida de los grupos humanos, y dan sentido a sus acciones tanto materiales como espirituales; determinando funciones económicas, políticas, tecnológicas y sociales, direccionadas por patrones productivos y articuladas desde una autonomía relativa justifican una plataforma epistemológica que permite entender tanto el origen, como los efectos de la problemática ambiental, representada desde un proceso determinado por las formas históricas y culturales de aprovechamiento de los recursos, sujetos a las limitaciones y restricciones de su demanda; la problemática ambiental adquiere ascendencia, linaje e importancia al incorporar la dimensión ambiental a los métodos históricos. (Esta primera definición de Problemática Ambiental puede interpretarse desde un sesgo económico)

“La perspectiva ambiental plantea una nueva manera de interpretar el pasado. Una modalidad que todavía no ha llegado sino en forma muy restringida a las escuelas de historiadores. El hecho de que la perspectiva ambiental reclame su propia manera de percibir el proceso histórico, no se debe al influjo de una moda cultural pasajera, sino a la convicción de que las formas de organización social están íntimamente vinculadas a la transformación tecnológica de los ecosistemas. También a la comprensión de que las racionalidades sociales, económicas o políticas, influyen en el mejoramiento o deterioro de los llamados «sistemas naturales«.”3 (una sola comilla)

2 Pérez M.A, Hacia el desarrollo sostenible en Colombia. documentos de política pública. Piensa Colombia. Tomo I. Vol. 3. Senado de la Republica y Universidad Nacional de Colombia. 2008. P, 22.

3 Maya Augusto Ángel. La fragilidad ambiental de la cultura. Editorial universidad nacional. Instituto de estudios ambientales IDEA. 1995. P, 2. Ver También Maya Augusto Ángel. La diosa Némesis. Desarrollo sostenible o cultura de cambio. Universidad Autónoma de Occidente. Vicerectoría de investigaciones y desarrollo tecnológico. 2003. P, 206.

2

Para entender la problemática ambiental desde la óptica de Ángel Maya “hay que comprender, tanto el ecosistema como los modelos culturales construidos sobre la transformación de la naturaleza”4. Lo ambiental es descrito desde un análisis histórico que refiere esencialmente el modo y la capacidad de adaptación de una estructura social al medio ecosistémico, la manera como el hombre transforma los ecosistemas, desde mecanismos culturales, sociales o tecnológicos. La problemática ambiental surge como el resultado de la aceptación o no de nuevas formas de adaptación, las cuales, refieren a su vez, periodos históricos:

“Ello significa que el determinismo geográfico tiene parcialmente razón y sólo es falso porque es incompleto y reduce la complejidad de las causalidades históricas”.5

“El influjo del medio se puede ver con más facilidad en culturas relativamente simples. Construir un Neolítico con maíz, perros y gansos no es lo mismo que organizarlo sobre trigo, cebada y ganado vacuno. Las pautas culturales toman caminos diferentes, no sólo en las tecnologías desarrolladas, sino también en el avance científico. Sin la comprensión de estos orígenes remotos de la cultura es muy difícil entender lo que sucedió hace 500 años en la sumisión del continente americano a las pautas del desarrollo europeo”6.

¿Pero cómo los sistemas culturales transforman la naturaleza? Responder esta pregunta refiere necesariamente la manera como la cultura se constituye en plataforma adaptativa o como la denomina Ángel Maya plataforma instrumental, “es comprender lo humano dentro del sistema de la naturaleza”7; de igual manera, la pregunta debe realizarse de manera inversa, es decir, ¿cómo los impactos ambientales determinan la transformación de los sistemas culturales?, “El hombre, sin embargo no puede entenderse como átomo aislado. Es el resultado de la cultura” los individuos forman parte del orden cultural,

“La creatividad artística de los pueblos primitivos estaba arraigada en el esfuerzo transformador del medio. La tecnología partía del conocimiento de los ecosistemas y se coronaba en el mundo fantástico de los símbolos. El

4 Ángel Maya Augusto. El reto de la vida. Ecosistema y cultura. Una introducción al estudio del medio ambiente. Ecofondo. IDEA. Serie construyendo futuro. #4. 1996. P,95

5 Maya Augusto Ángel. La fragilidad ambiental de la cultura. Editorial Universidad Nacional. Instituto de estudios ambientales IDEA. 1995. P, 75.

6 Maya Augusto Ángel. La fragilidad ambiental de la cultura. Editorial Universidad Nacional. Instituto de estudios ambientales IDEA. 1995. P, 75.

7 Maya Augusto Ángel. El sistema cultural. Introducción al método de interpretación ambiental, p,1

3

culto religioso, la filosofía de la vida, la expresión poética estaban ligados a las exigencias de la vida cotidiana. Eran igualmente frutos de la tierra. La cultura era una forma adaptativa” 8.

“¿Cómo medir la némesis de la naturaleza, la venganza muchas veces sutil pero con frecuencia violenta que derriba las culturas no adaptativas?” es una pregunta que para Augusto Ángel Maya poca atención se le presta, sin embargo, “no se quiere o se teme reconocer que la crisis ambiental está desafiando la estabilidad del sistema cultural en su conjunto”9. Las organizaciones sociales y las formaciones simbólicas son estrategias adaptativas o desadaptativas, puesto que se constituyen como una realidad histórico-concreta, a partir de ella, se pueden entender las tendencias sociales, políticas, económicas y culturales; las formaciones simbólicas y sociales, consideradas como categorías teóricas contribuyen al estudio de problemas cuyo origen surge de la desarticulación entre naturaleza y cultura, posibilita estudiar una formación social en un periodo histórico determinado;

“una nueva manera de comprender y de construir los sistemas culturales del hombre… Es necesario repensar la totalidad de las formas adaptativas de la cultura, desde la tecnología hasta el mito… La crisis ambiental no está llamando simplemente a un acto de arrepentimiento, acompañado de un propósito de buena conducta. Es necesario repensar la totalidad de las formas adaptativas de la cultura, desde la tecnología hasta el mito” 10

Un referente esencial de este enfoque de pensamiento es la categoría de problemática ambiental, la cual no hace referencia a la crisis ambiental manifiesta en el agotamiento de los recursos naturales y sus consecuencias, pues el aspecto más importante que manifiesta la crisis ambiental es la perdida de la cultura adaptativa (En Angel Maya, las diferentes civilizaciones desde las más antiguas hasta las más modernas han presentado ese problema de desadaptación incluso los sistemas político económicos llámense capitalismo o socialismo, creo que lo que se podría hacer es dar un énfasis my fuerte a la globalización contemporánea por tener un radio de acción superior), impulsada por la globalización bajo el paradigma de la homogenización de la cultura, lo que exige de un esfuerzo investigativo sobre las potencialidades de los ecosistemas para la consolidación

8 Maya Augusto Ángel. El sistema cultural. Introducción al método de interpretación ambiental, p,1

9 Maya Augusto Ángel. La fragilidad ambiental de la cultura. Editorial universidad nacional. Instituto de estudios ambientales IDEA. 1995. P, 78.

10 Maya Augusto Ángel. La fragilidad ambiental de la cultura. Editorial universidad nacional. Instituto de estudios ambientales IDEA. 1995. P, 75.

4

de un modelo adaptativo, articulado con las formaciones sociales culturales que incluye formas de organización social, manifestaciones simbólicas y herramientas físicas. Lo que implica una profunda revisión de esquemas epistemológicos y metodológicos, leídos desde “La domesticación de las formas de pensar, inducidas por la homogenización de las cultura (que trae la globalización y sus medios), dificultan enormemente la formulación de nuevos modelos de pensamiento, que simplemente sean comprendidos como académicos, también deben servir para generar alternativas de solución a la problemática ambiental, más allá de una imitación del pensamiento occidental”11. La homogenización de la cultura permite que los símbolos pierdan progresivamente su capacidad de adaptación, de respuesta frente a la crisis ambiental:

“Considerada la crisis ambiental desde otra perspectiva, quizá se puede percibir que la cultura ha empezado a traspasar, sin darse plena cuenta de ello, el frágil margen de resiliencia y para superar la crisis tal vez sea indispensable una creatividad cultural más aguzada que la que manifiesta por lo común la diplomacia mundial, comprometida en los pequeños juegos del realismo político”.12

Realizar un esfuerzo de investigación y de conceptualización de la problemática ambiental, como una consecuencia directa del modo adaptativo de la cultura, es uno de los aportes a la historia ambiental más importantes, posibilita ofrecer una historia de los modos y procedimientos de apropiación de la naturaleza, constituyendo un saber a partir de la acción productora y modificadora del hombre, ello implica, una relación naturaleza y cultura la cual es naturalmente evolutiva, creando y recreando lo simbólico quien otorga significaciones instrumentales y productivas a la naturaleza. En esa misma línea el cambio cultural contemporáneo generado por la innovación y la tecnociencia contemporánea describe un proceso de adaptación y de transformación racional de los componentes que condicionan el ambiente para satisfacer necesidades.

“Pero el hombre no es, sin riesgo, un animal tecnológico y ese riesgo es lo que llamamos problema ambiental. Toda tecnología trae consigo algún tipo de impacto y se puede decir quizás que el camino tecnológico va en contravía del camino evolutivo”.13

11 Tréllez Solís Eloísa. De Estocolmo a Rio de Janeiro: un balance de los ambientalistas. Editorial SECAB. Bogotá 1993. p, 21.

12 Tréllez Solís Eloísa. De Estocolmo a Rio de Janeiro: un balance de los ambientalistas. Editorial SECAB. Bogotá 1993. p, 21.

13 Maya Augusto Ángel. La diosa Némesis. Desarrollo Sostenible o Cambio Cultural. Universidad Autónoma de occidente. 2003. P, 15.

5

Pero “Querámoslo o no, la totalidad de la naturaleza y, por lo tanto, el proceso evolutivo depende cada vez más del insumo tecnológico”14, sometido al mercado; influyendo de manera directa en la reconstrucción de las identidades, resignificando y revalorizando prácticas tradicionales, desde una mezcla de saberes propios de los grupos humanos con los conocimientos y saberes científicos, lo que abre nuevas estrategias para una cultura orientada y articulada cada vez más al concepto de desarrollo material que se juegan las naciones y el cual se caracterizan por la diferencia desde su propia identidad en relación con las demás; por ello los abordajes de la problemática ambiental, sus análisis y comprensiones no ignoran las circunstancias culturales en su estructuración.

Pero aunque lo tecnológico sea una característica esencial de lo humano, no toda tecnología “puede considerarse como ambientalmente adecuada o socialmente justa”; ello permitió generar preguntas interesantes en el marco mundial que presenta nuestro futuro común y que expresa Eloísa Tréllez:

“¿Cómo podemos replantear, desde el punto de vista ambiental, una forma de desarrollo, que tenga en cuenta los valores de la ciencia y la tecnología, y que no solo incluya a la gente, sino que se elabore desde la gente, es decir, desde su cultura, desde nuestra cultura y desde nuestros recursos?”15

Las pregunta desde la perspectiva epistemológica refiere una resignificación de cómo las ciencias asumen lo ambiental y en algunos casos reformular los paradigmas de cada una de ellas a la luz de las interpretaciones históricas de la relación naturaleza cultura; generando nuevos problemas, nuevas reflexiones, conocimientos y campos de formación, preservando su legado teórico y conceptual, pero dinamizado gracias al compás que imponen los nuevos problemas y los nuevos contextos, en los cuales se manifiesta la emergencia de soluciones a la problemática ambiental.

“Cuando se busca entender cómo funcionan las interrelaciones entre sociedad y naturaleza, necesariamente hay que asumir un punto de vista holístico e integrador en el examen de los factores que determinan una particular situación-problema. En otras palabras considerar aisladamente cada uno de sus componentes como conjuntos o entes estáticos, generalmente conduce a apreciaciones distorsionadas e incompletas de la realidad. El enfoque holístico presupone la idea de sistema, que a su vez tiene una connotación dinámica, presupone que el conjunto es mayor que sus partes, conocer la estructura de

14 Maya Augusto Ángel. La diosa Némesis. Desarrollo sostenible o cultura de cambio. Universidad Autónoma de Occidente. Vicerectoría de investigaciones y desarrollo tecnológico. 2003. P, 13.

15 Tréllez Solís Eloísa. De Estocolmo a Rio de Janeiro: un balance de los ambientalistas. Editorial SECAB. Bogotá 1993. p, 49.

6

sus componentes, como se organizan y la forma como interrelacionan entre sí en todo el sistema.” 16

La problemática ambiental, pone de manifiesto el hecho de que en las producciones teóricas y conceptuales, científicas y tecnológicas, se juegan estrategias epistemológicas, pues el abordaje de lo ambiental como objeto de estudio histórico señala las interacciones entre las sociedades humanas y el mundo natural y las consecuencias de esas interacciones para ambas partes a lo largo del tiempo o lapsos de tiempo. La dinámica fundamental de estas interacciones, puede ser expresada idealmente a través de las transformaciones sucesivas que van experimentando los paisajes debido a la intervención de los humanos en sus ecosistemas y las sociedades responsables de esas transformaciones (Es importante aludir a los exámenes que desde la ecología Histórica y la Historia Ambiental se realizan en esta dirección). Esta visión de síntesis de las relaciones que los humanos establecen entre sí y con su entorno, a su vez, permiten establecer una periodización de los procesos de reorganización del mundo natural y de la organización social, correspondiente a los medios técnicos empleados y los propósitos políticos con que esa transformación del mundo natural ha sido llevada a cabo, determinando el marco de complejos procesos de movilización social y política, de transformaciones económicas y de cambio cultural, aspectos que integran un sistema conceptual organizado.

En este sentido, el ambiente “emerge en el discurso político y científico de nuestro tiempo como un concepto que resignifica nuestra concepción del mundo, del desarrollo, de la relación de la sociedad con la naturaleza 17 de modo que lo ambiental se considera desde “una visión holística que busca reintegrar las partes de una realidad compleja”,18 refiriendo “el campo del saber que vendría a completar las formaciones centradas de los paradigmas científicos de la modernidad. Así, una serie de disciplinas científicas, de prácticas profesionales y de acciones sociales se han ido “ambientalizando”; de entre ellas, la más rezagada dentro de las ciencias sociales es la historia…”

Es en ese marco, que Enrique Leff se pregunta si la historia ambiental es la historia del ambiente o es una nueva manera de mirar la historia, es necesario

16 Tréllez Solís Eloísa. De Estocolmo a Rio de Janeiro: un balance de los ambientalistas. Editorial SECAB. Bogotá 1993. p, 110.

17 Leff Enrique. Saber ambiental. Sustentabilidad, racionalidad, complejidad, poder. Siglo Veintiuno editores s.a. de c.v. 4 a edición. México. 2004. P, 327.

18 Leff Enrique. Saber ambiental. Sustentabilidad, racionalidad, complejidad, poder. Siglo Veintiuno editores s.a. de c.v. 4 a edición. México. 2004. P, 327.

7

entender que “el término que habría que definir para seguir una indagatoria fructífera no es la historia, tan elusiva a toda aprehensión entre el devenir de las estructuras ontológicas de lo real y el acontecer de sucesos generados por acciones humanas –por deseos e interese; por estrategias de poder o lucha de clases- por todos esos móviles y motores de la historia.”19, sino que lo ambiental redefine a la historia; es la redefinición sustantiva que habrá de delimitar el campo de la historia ambiental. Es pues la historia del concepto de ambiente –una historia epistemológica– la que habrá de responder a la pregunta sobre la historia ambiental.

Pensar la problematización del conocimiento desde el campo de la historia ambiental significa pensar el ambiente no sólo como los impactos generados por la acción humana, el espacio de la externalidad del conocimiento científico o el representante de saberes subyugados, sino, como un concepto que moviliza la búsqueda de métodos reintegradores del conocimiento fraccionado y disperso, que posibilita una lectura de la degradación ambiental como un efecto de las formas como comprendemos y transformamos el mundo. Resignificación de la conceptualización del ambiente como una dimensión abstracta o como un conjunto de problemas empíricos, hacia la categoría epistemológica de saber ambiental.

“Deseamos insistir en la necesidad de intensificar los esfuerzos para la formación y consolidación de un pensamiento ambiental latinoamericano. Este pensamiento debería fortalecer la conciencia del desarrollo como cultura adaptativa; la cultura considerada en esta dimensión incluye la adaptabilidad de los paradigmas tecnológicos, de las formaciones sociales y políticas y de las articulaciones simbólicas.

“…La construcción de un pensamiento ambiental requiere repensar la totalidad de los sistemas educativos” desde allí se reproduce como una “manera de construir y de transmitir una cultura adaptativa…implica igualmente…la incorporación de la dimensión ambiental en las diferentes disciplinas como la economía, la historia” 20

El ambiente no es simplemente un referente empírico, es el punto de confluencia de disciplinas diversas que producen un saber, que problematiza al conocimiento generando condiciones críticas para superarlas. Es tomar distancia, “de la relación establecida por el logocentrismo occidental entre naturaleza y cultura, o entre naturaleza y sociedad”21, relación que le otorga a la naturaleza un valor eminentemente instrumental en la medida en que satisface las necesidades del

19 Leff Enrique. Saber ambiental. Sustentabilidad, racionalidad, complejidad, poder. Siglo Veintiuno editores s.a. de c.v. 4 a edición. México. 2004. P, 327.

20 Tréllez Solís Eloísa. De Estocolmo a Rio de Janeiro: un balance de los ambientalistas. Editorial SECAB. Bogotá 1993. p, 199.

8

hombre, desde esta relación surgen los problemas ambientales como la manifestación de la crisis del paradigma del conocimiento científico-tecnológico y su manera de aprehender el mundo monodisciplinarmente.

“Es una crisis del pensamiento y, más concretamente, del pensamiento occidental logocéntrico que ha creado un mundo cada vez más economizado, tecnificado y destructivo del ambiente. Ese mismo conocimiento es incapaz de dar solución a los problemas que ha creado. Desde esta perspectiva, la crisis ambiental es una crisis de conocimiento. La pregunta que surge entonces es ¿qué otras formas de conocimiento o que otras epistemologías podrían ayudar a pensar la naturaleza de una forma distinta? De donde se desprenden los siguientes interrogantes:

- ¿Cómo se conoce la naturaleza? (pregunta más epistemológica que política)- ¿Cuáles son las consecuencias de conocer la naturaleza de esta forma? (pregunta

más política que epistemológica)

- ¿Cómo se transforman los hábitos epistemológicos y culturales para propender por la construcción de un mundo sobre otras bases?”22

La problemática ambiental emerge como una crisis de civilización, es eminentemente social, generada por un conjunto de procesos económicos, políticos, jurídicos, sociales y culturales…”23. Este es el enfoque constituido por Enrique Leff refuerza la idea de instaurar una categoría epistemológica: problemática ambiental, su comprensión y análisis refiere causas estructurales y estructurantes: económicas, políticas, tecnológicas y sociales, direccionadas por paradigmas productivos, las cuales articuladas desde una autonomía relativa evidencian el carácter interdisciplinario de la problemática ambiental, la cual, debe ser interpretada desde un conocimiento complejo, que impulse nuevos saberes. "La problemática ambiental, más que una crisis ecológica, es un cuestionamiento del pensamiento y del entendimiento, de la ontología y de la epistemología con las que la civilización occidental ha comprendido el ser, los entes y las cosas; de la ciencia y la razón tecnológica con las que ha sido dominada la naturaleza y economizado el mundo moderno." 24

21 Escobar Arturo. Más Allá del Tercer Mundo. Instituto Colombiano de Antropología e Historia. Universidad del Cauca. 2005. P, 146.

22 Escobar Arturo. Más Allá del Tercer Mundo. Instituto Colombiano de Antropología e Historia. Universidad del Cauca. 2005. P, 146-147.

23 Leff Enrique. (Coord). Racionalidad ambiental: reapropiación social de la naturaleza. Edit. siglo XXI s.a de v.c. México. 2004. P, 200.

24 Leff Enrique. (Coord.) La complejidad ambiental. Edit. siglo XXI s.a de v.c. 2ª edición. 2003. México. P, 13

9

“De esta manera el saber emergente cuestiona y reorienta el desarrollo del conocimiento en tres niveles:

1. La orientación de la investigación y la aplicación de saberes científicos y técnicos a través de una demanda social de conocimientos y de políticas científico-tecnológicas.

2. La integración de procesos diversos y de un conjunto de saberes existentes en torno a un objeto de estudio y a una problemática común, y la elaboración de un conocimiento integrado a través de métodos interdisciplinarios y de sistemas complejos.

3. La problematización de los paradigmas teóricos de diferentes ciencias, planteando la reelaboración de conceptos, la emergencia de nuevas temáticas, la construcción de objetos interdisciplinarios de conocimiento y la constitución de nuevas disciplinas ambientales que desbordan los objetos de conocimiento, los campos de experimentación y los esquemas de aplicación de los actuales paradigmas teóricos”25

"La complejidad ambiental abre una nueva reflexión sobre la naturaleza del ser, del saber y del conocer: sobre la hibridación de conocimientos en la interdisciplinariedad y la transdisciplanariedad; sobre el diálogo de saberes y la inserción de la subjetividad, los valores y los intereses en la toma de decisiones y en las estrategias de apropiación de la naturaleza. Pero también cuestiona las formas en que los valores permean el conocimiento del mundo, abriendo un espacio para el encuentro entre lo racional y lo moral, entre la racionalidad formal y la racionalidad sustantiva" 26

(Ojo!!! Son tres citas seguidas)

Esta categoría genera la emergencia de un nuevo ámbito de la relación cultura-naturaleza, provocando a su vez nuevos encargos investigativos, que surgen del contexto interdisciplinario al problematizar el campo de las ciencias, en la medida en que cuestionan su solipsismo y su límite como espacio cerrado del conocimiento, enriqueciendo a su vez nuevas reflexiones desde una ambientalización de los paradigmas teóricos que las constituyen.

25 Leff Enrique. (Coord). Racionalidad ambiental: reapropiación social de la naturaleza. Edit. siglo XXI s.a de v.c. México. 2004. P, 236.

26 Leff Enrique. La complejidad ambiental. . Edit. siglo XXI s.a de v.c. 2ª edición. 2003. México. P, 13

10

Desde las márgenes del logocentrismo, emerge un nuevo saber, marcado por la diferencia histórica y epistémica. Éste no es la retotalización del conocimiento a partir de la conjunción interdisciplinaria de los paradigmas actuales. Por el contrario, es un saber que, desde la falta de conocimiento de las ciencias problematiza a sus paradigmas científicos para “ambientalizar27 el conocimiento. Un saber que problematiza el conocimiento fraccionado en disciplinas y la administración sectorial del desarrollo; por ello se extiende más allá del campo de la articulación de las ciencias, para abrirse al terreno de los valores éticos, los conocimientos, las técnicas y las prácticas propias de las comunidades, de su cultura; un saber ambiental que se constituye desde una posición crítica a la razón instrumental y la lógica del mercado, referido a un “objeto” complejo, que no solo está estructurado por la confluencia de disciplinas científicas establecidas, sino por la emergencia de un conjunto de saberes teóricos, técnicos y estratégicos excluidos de la traza epistémica como válidos o verdaderos, negando con ello su sentido teórico, su potencial, y sus aplicaciones prácticas. Cada proposición que fundamenta el saber ambiental informa una multiplicidad de experiencias y prácticas que adquieren su concreción en lo singular de cada cultura, configurando en la especificad de lo local, la búsqueda de sus condiciones de legitimación, de acervo teórico y de objetivación práctica; es a la vez, una emergencia epistemológica y metodológica, una emancipación de lo simbólico-cultural fuera del orden socio-histórico construido. “No se trata tan sólo de repensar el principio de la identidad formal –que afirma la mismidad del ser- frente a diversidad que anuncia la diversidad y la pluralidad. La identidad en la perspectiva de la complejidad ambiental implica dar un salto fuera de la lógica formal, para pensar un mundo conformado por una diversidad de identidades, que constituyen formas diferenciadas del ser y entrañan los sentidos colectivos de los pueblos. En ese sentido, el saber y pensar desde la identidad resiste y enfrenta la imposición de un pensar interno sobre su propio ser –desde las etnociencias, el conocimiento científico y los procesos de etnobioprospección como apropiación del ser de los pueblos (de sus saberes) desde la lógica de la globalización ecológico-económica”28

Es en el saber ambiental donde se deben gestar nuevos principios, valores y conceptos para la constitución de una racionalidad sustantiva (Seria pertinente citar el libro Racionalidad Ambiental) y social, que genere proyectos alternativos

27 Ver: Leff Enrique. Saber ambiental. Aventuras de la epistemología ambiental. De la articulación de ciencias al dialogo de saberes. Siglo Veintiuno editores. s.a. de c.v. 2ª edición. México. 2007. P, 61.

28 Leff Enrique. Saber ambiental. Sustentabilidad, racionalidad, complejidad, poder. Siglo Veintiuno editores s.a. de c.v. 4ª edición. México. 2004. P, 367.

11

de vida y desarrollo desde la perspectiva de la articulación de conocimientos, saberes y técnicas que generen un diálogo desde los niveles más altos de abstracción conceptual, hasta los niveles del saber práctico y cotidiano donde se expresan sus estrategias y prácticas.

El abordaje de la problemática ambiental, desde el saber ambiental incide de manera directa en la reconstrucción de las identidades, resignificando y revalorizando prácticas tradicionales desde una mezcla de saberes propios de los grupos humanos con los conocimientos y saberes científicos, lo que abre nuevos campos de investigación y actuación interdisciplinarios, rebasando el límite fijado por el conocimiento científico, un saber que adquiere cada vez más importancia en la medida en que los actuales problemas ambientales constituyen un carácter complejo y global.

La globalización económica trae consigo un nuevo tipo de cultura frente a lo ambiental, induciendo políticas que plantean la erradicación de costumbres milenarias arraigadas en la cultura de los pueblos,… ejemplo de ello son las estrategias de conocimiento para el aprovechamiento de la biodiversidad en el marco de la economía global, y las cosmovisiones, prácticas y saberes de las comunidades para su desarrollo endógeno.29

Es el paradigma económico (¿Por qué Leff opone la Ecologia Económica a la ecología Ambiental?) el que se encarga de extinguir el potencial cultural que permite a través de la diversidad de estilos étnicos, sostener nuevas alternativas de desarrollo, lo que implica la comprensión de las formas de significación, evaluación y apropiación de lo ambiental, sin estas, no existe comportamiento y conductas con sentido, comprender es acceder a las reglas que direccionan las prácticas sociales, las formaciones sociales se definen por reglas, los límites de la comprensión son los límites de la cultura. “Es más los hechos institucionales existen siempre dentro de un sistemas de reglas”30, constituyen el marco convencionalizado que posibilita entender algo en el contexto de una sociedad determinada.

Analizar el condicionamiento cultural en la producción de conocimientos teóricos e instrumentales a partir de las demandas generadas por la problemática ambiental, parece un aspecto poco considerado, pero que incluye la reivindicación de los principios de autonomía y autogestión de los recursos naturales reconocidos como

29 Leff, Enrique. Los problemas del conocimiento y la perspectiva ambiental del desarrollo. Siglo Veintiuno editores s.a. de c.v. 2ª edición revisada. México. 2000. P, XLVI.

30 Searle J. Actos de habla. Cátedra. Madrid, 1980.

12

patrimonio cultural de los pueblos, si bien los procesos culturales continúan construyendo y manifestando un modo de concebir el ambiente que es internalizado a su vez por diversas teorías y disciplinas. “La reconfiguración de las identidades en la complejidad ambiental lleva a interrogar los puntos de asentamiento del ser colectivo en un territorio y de anclaje en la cultura; a mirar su resistencia y permanencia en el tiempo; a preguntarnos sobre esas formas de identidad, que sin dejar de ser y llamarse desde su origen constitutivo (étnico nacional, religioso) – ser judío, tzeltal o kosovar- se complejiza en un proceso de mestizajes étnicos y de mutaciones culturales, para constituir identidades inéditas, que se van conformando a través de estrategias de poder para arraigar en un territorio y para apropiarse un mundo”31

Los referentes fundamentales de este enfoque tienen que ver con el tipo de saber que la relación cultura-naturaleza despliega, y cómo adquiere categoría frente a los demás saberes; posicionándose como una respuesta a la problemática ambiental que ha generado cambios globales, problematizado conceptos y métodos de las ciencias, como también los paradigmas establecidos, demandando nuevas metodologías capaces de orientar la construcción de un saber que permita realizar un análisis integrado de la realidad y en particular de la relación cultura-naturaleza. De manera explícita se plantea como una alternativa de pensamiento que requiere concretamente de los múltiples conocimientos para instaurarse como campo del saber, mediante condiciones teóricas y métodos que orientan las prácticas en torno a lo ambiental, ello se traducen en estrategias conceptuales que a su vez generan instrumentos teórico-prácticos.

De allí se desprende la necesidad de establecer principios epistemológicos y metodológicos para articular los conocimientos que tienen su origen a la relación cultura-naturaleza; esta relación se niega a constituirse como el resultado de la ciencia moderna y la feudalización del conocimiento, la división de la realidad en campos disciplinarios confinados con el propósito de lograr la eficacia del saber científico en pro de un modo en especial de productividad; la relación cultura-naturaleza cruza las fronteras del conocimiento gobernado desde el imperio científico, el cual establece una relación ambiente-productividad, desde donde se orientan las políticas y estrategias conceptuales que determinan acciones en pro de una nueva racionalidad instrumental: “La mentalidad de estos procesos está definida por la especificidad de lo real, de lo que dan cuenta los conceptos teóricos de las diferentes ciencias; de un real presente y actuante, aunque no visible en la realidad”32. En este sentido, la conciencia de la problemática ambiental se hace

31 Leff, Enrique. (Coord). La complejidad ambiental. Siglo Veintiuno editores s.a. de c.v. 2ª edición 2003. P, 39.

13

manifiesta en la crisis ambiental, la cual es sentida por algunos sectores y grupos sociales como una crisis del paradigma económico.

En algunas ocasiones son las organizaciones socioculturales las que pretenden dinamizar y construir orientaciones que despiertan la exigencia de un nuevo enfoque de la relación cultura-naturaleza: desde lo político, conciben formas de acceder a los paradigmas ideológicos que se presentan penetrando en el debate político y en la contienda democrática, en los esquemas políticos de control social e inclusive de poder. Algunas organizaciones ambientales consideran estas ideas como sus finalidades desde un populismo, mientras que otros que nacen de la misma matriz buscan no sólo la participación, sino el estatus, el respeto a su voto y pensamiento. Los logros políticos de lo ambiental se miden desde una representación particularizada y ello se evidencia en los niveles de desarrollo, equidad social, distribución equitativa; su lucha es un referente que termina sectorizado. Si bien el movimiento ambiental llega a fragmentarse por la diversidad de sus demandas, formas de organización y estrategias de lucha, también puede generar una fuerza social capaz de incorporar las reivindicaciones ambientalistas en los programas del Estado y de los partidos políticos tradicionales, abriendo nuevos espacios de participación para la sociedad civil en la gestión ambiental, así como para la gestación de nuevos derechos ambientales, legitimando nuevas vías para la apropiación social de la naturaleza.*33 Desde otro punto de vista, la relación cultura-naturaleza al igual que su problemática, se identifica con la degradación del medio y se manifiesta en la crisis de los recursos naturales, al igual que en una baja producción de alimentos; sus preguntas fundamentales giran en torno al nivel de vida con su multiplicidad de referentes; sus respuestas se centran en el conocimiento de las poblaciones en comparación con los recursos y en su desequilibrio manifiesto; no desde principios epistemológicos ni mucho menos metodológicos, puesto que proponen una intervención práctica desde las interacciones de saberes empíricos que como retazos de realidad constituyen lo ambiental; su interés no radica en interrogar los diferentes órdenes de lo real y los diferentes sistemas construidos, ni mucho menos el universo preestablecido de conceptos y métodos; estableciendo una normatividad y un isomorfismo en el análisis de los procesos ambientales que obvian la relación naturaleza cultura.

32 Leff, Enrique. Saber Ambiental. Siglo Veintiuno, eds. PNUMA, 4ª edición. México, 2004. p 47.

33 VER. Leff Enrique. Ecología y Capital. Universidad Autónoma de México. Siglo Veintiuno editores s.a. de c.v. México. 6ª edición. 2005. P, 67.

14

Desde este enfoque, el colapso ecológico, la inequidad social, la pobreza son problemas que manifiestan una crisis globalizada y que tienen como causas la tecnologización de la vida y la economización de la naturaleza; a partir de esta realidad se genera un saber que se vierte del conocimiento científico y la eficacia tecnológica; pero que a su vez lleva el germen que pretende la reconstrucción de lo degradado mediante la elaboración de estrategias que postulan la necesidad de fundar nuevos modos de producción y condiciones de vida a partir del potencial de la naturaleza; sin embargo, estas estrategias no logran vencer los radicales cambios en la identidad y diversidad de los grupos humanos ni mucho menos revertir los procesos que impactan negativamente la cultura y sus modos de significación. “Las estrategias de apropiación de los recursos en el proceso de globalización económica, han transferido sus efectos al campo teórico e ideológico”34, adquiriendo el ambiente un sentido estratégico en el proceso político: la necesidad de fortalecer las bases ecológicas de los procesos productivos, de innovar tecnologías para favorecer los procesos de reciclaje de materiales y energía, disminuir la contaminación, e incorporar principios y normas ambientales a los agentes económicos, para valorizar el patrimonio de los bienes y servicios ambientales y culturales, tienen como finalidad preservar la diversidad biológica, mantener el equilibrio del planeta, sin embargo, la relación naturaleza cultura y crecimiento económico ha despertado muchas críticas: hay quienes piensan que el desarrollo científico y tecnológico es suficiente por sí mismo para proporcionar crecimiento económico, pero:

“Los científicos y tecnólogos están cada vez más vinculados a los mecanismos de poder. El conocimiento, y en consecuencia la capacidad de asesoramiento, de los problemas científicos y tecnológicos se han convertido en una parte esencial del proceso político… Sin duda alguna, muchos de ellos están en situación de aconsejar sobre decisiones con amplias implicaciones políticas y sociales. Al mismo tiempo, sin embargo, sólo se les concede la libertad de tomar aquellas decisiones que han sido aprobadas políticamente o que pueden llegar a serlo” 35.

La presentación de las cuestiones políticas como si fuesen técnicas tiende a reforzar y acentuar la división entre naturaleza y cultura, “Lejos de ser la gran democratizadora que aportaría igualdad para todos, la tecnología se ha convertido en un medio más, mediante el cual una clase social mantiene su supremacía sobre otra”36, y la cual moldea desde la internalización de estos principios y 34 Leff Enrique. Saber ambiental. Sustentabilidad, racionalidad, complejidad, poder. Siglo Veintiuno editores s.a. de c.v. 4ª edición. México. 2004. P, 20

35 Dickson David. Tecnología alternativa. Ediciones Orbis S.A. Barcelona. 1985. p, 15.

36 Dickson David. Tecnología alternativa. Ediciones Orbis S.A. Barcelona. 1985. p, 15.

15

normas ambientales en la organización cultural y social, ordenamientos jurídicos, instrumentos administrativos y técnicos, arreglos institucionales y procesos de legitimación que traduzcan el propósito en acciones, programas y mecanismos que den eficacia a los objetivos, además, comprende estrategias de eficacia del poder que movilizan a los actores sociales para promover cambios políticos y sociales.

El saber ambiental surge como una necesidad de agrupar una serie de saberes que aunque parecían no tener ninguna incidencia directa en los procesos de transformación, generaron nuevos problemas, nuevas reflexiones, conocimientos y campos de formación, desde lo más importante el valor de la diversidad étnica y cultural; el saber ambiental encuentra explicación asumiendo un compromiso bajo el desafío de mostrar un nuevo paradigma que evite el aislamiento de las disciplinas, con el ánimo de abrir una perspectiva de integración que supere los obstáculos presentados por el conocimiento tradicional de corte monodisciplinar; generando una alternativa consecuente a los intentos de ligar y complementar los esfuerzos en pro de la construcción de alternativas de solución, determinadas por la relación cultura-naturaleza.

Asumir este enfoque es comprometerse a dar respuestas a problemas ambientales concretos, respuestas que requiere una lectura de la problemática creando criterios epistemológicos y estrategias metodológicas que permitan sustentar una racionalidad mediante la articulación de cuatro aspectos:

1. Un sistema axiológico de valores y objetivos que orienten las acciones sociales frente a lo ambiental.

2. Una visión teórica que sistematiza dichos valores y objetivos y los articula a procesos ecológicos, culturales, tecnológicos, políticos y económicos que constituyen las condiciones materiales, las potencialidades, las motivaciones que sustentan la construcción de una racionalidad social productiva.

3. Producir vínculos técnicos, funcionales y operacionales entre los objetivos sociales y las bases materiales del desarrollo a través de un sistema de medios eficaces.

4. Construir un sistema diverso de significaciones que no se somete a valores homogéneos, ni a una lógica ambiental general, que produce identidad e integralidad de cada cultura, dando coherencia a sus

16

prácticas sociales y productivas en relación con las potencialidades de su entorno geográfico y de los recursos naturales*37.

La pregunta que surge es: ¿Cómo propiciar esta transformación desde el análisis de la relación cultura-naturaleza?

“De esta forma se ha abierto un proceso que cuestiona las formas de institucionalización y legitimación de un saber fraccionado producido en los departamentos especializados de los centros de investigación, arraigado y difundido en diversas instancias de los aparatos ideológicos del Estado, reproducido en los currícula disciplinarios dentro de las instituciones de educación y aplicado en las funciones sectorizadas de la planificación y de la administración pública”38

Realizar un reconocimiento general de lo que se ha pensado respecto a la relación cultura-ambiente, desde Ángel Maya y Enrique Leff, permite establecer algunos criterios y estrategias desde los cuales se asume la problemática ambiental, pues cuando los problemas persisten en el tiempo las soluciones se hacen igualmente cada vez más difíciles. Por ello es importante la descripción de los dos enfoques con el ánimo que posibiliten la construcción de un pensamiento ambiental.

Lo que ha fallado es que lo ambiental no deja de estar en abstracto: “Para que funcione la relación teoría-practica se requiere de una multiplicidad de elementos, entre los que pueden contarse: el fortalecimiento de un pensamiento ambientalista latinoamericano, en su visión hacia la práctica... el avance de la investigación específica sobre nuestros recursos naturales y culturales… la consolidación de una conciencia positiva sobre nuestros valores naturales y culturales”39.

Desde el campo epistemológico, el pensamiento ambientalista enlaza saberes que no solo dan cuenta de la complejidad de lo real, sino que abren vías para la construcción social de una racionalidad ambiental (Citar libro con el msmo titulo de

37* Ver: Leff Enrique. Saber ambiental. Sustentabilidad, racionalidad, complejidad, poder. Siglo Veintiuno editores s.a. de c.v. 4ª edición. México. 2004. P, 170 ss. Ecología y Capital. Universidad Autónoma de México. Siglo Veintiuno editores s.a. de c.v. 6ª edición. 2005. P, 22-86.

38 Leff, Enrique. Los problemas del conocimiento y la perspectiva ambiental del desarrollo. Siglo Veintiuno editores s.a. de c.v. 2ª edición revisada. México. 2000. P, XII.

39 Tréllez Solís Eloísa. De Estocolmo a Rio de Janeiro: un balance de los ambientalistas. Editorial SECAB. Bogotá 1993. p, 139-140.

17

Leff) que incluye lo inédito, lo posible, lo que aun no es. El pensamiento ambientalista se traduce en el encuentro entre el saber, los valores y el deseo marcado por la diversidad de sentidos existenciales y las diferencias de intereses económicos, políticos y culturales, como fuerzas productoras de la heterogénesis del mundo; abarca la complejización de identidades, que representan la desmultiplicación de formas de ser dentro de una política de la diferencia que se da en el encuentro del pensamiento, el ser y el saber; se trata de un pensamiento que transciende al paradigma de la unidad del conocimiento, la universalidad del ser, de la ecología generalizada y los enfoques sistémicos. Esta son las vías que han abierto la perspectiva ambiental en el campo del conocimiento; los cauces de la ciencia han desembocado en un torrente de saberes que se enlazan en la construcción de nuevos saberes, surcando los océanos del pensamiento y anidando nuevas formas de ser, hacia esos horizontes avanzan los problemas del conocimiento y la perspectiva ambiental desde la relación naturaleza cultura (¿Es una cita trasliteral de Leff?).

Esta conceptualización del ambiente constituye un enfoque prospectivo y estratégico para la construcción de una teoría y de un estilo alternativo de desarrollo orientado hacia otros fines y metas, fundado en nuevas categorías conceptuales y nuevos criterios de evaluación. Parte de un cuestionamiento sobre el saber fundado e implementado en una racionalidad productiva prevaleciente, planteando la centralidad de la producción en las relaciones sociedad-naturaleza, una nueva concepción de la producción, entendida como un proceso donde se articulan diversos procesos interactuantes pero irreductibles: la productividad ecológica, la eficiencia tecnológica, la organización cultural.

Hasta ahora las implicaciones interdisciplinarias del saber ambiental han planteado un proyecto de conocimiento que contempla conjuntos disciplinares epistemológicamente homogéneos, científicos, pero, sólo en la medida en que se admitan saberes epistemológicamente heterogéneos, aparecerá una nueva problemática.

¿Desde que otros enfoques no mono-disciplinares ha sido leída e interpretada la problemática ambiental? ¿Los nuevos problemas teóricos y metodológicos interdisciplinarios, incluyen la revalorización de prácticas tradicionales, así como la hibridación de saberes autóctonos y conocimientos científicos modernos para el manejo, uso y aprovechamiento de los recursos naturales? ¿Cómo se resignifica la cultura desde el carácter complejo de lo ambiental? ¿Es posible una resignificación de la categoría cultura desde una fundamentación epistemológica y metodológica de carácter interdisciplinario?

18

Pero realmente ¿cómo la cultura ha superado los ejercicios monodisciplinares de investigación en la construcción de conocimiento sistémico y complejo? ¿Cuáles son las nuevas relaciones conceptuales y las prácticas emergentes consecuencia de procesos que integran principios epistemológicos, que cuestionan el saber tradicional, que se alejan del monismo metodológico y que generan nuevos saberes y relaciones?

¿Cuáles son los nuevos criterios epistemológicos que especifican nuevas formas de proyectar, organizar y exponer el saber ambiental y por ende el papel que juega la cultura? ¿Cuáles son las condiciones epistemológicas y metodológicas que hacen posible los procesos interdisciplinarios en donde la cultura este presente? Estos interrogantes refieren que no es posible afrontar la problemática ambiental sin una profunda reflexión sobre las bases epistemológicas y metodológicas que integran la cultura, y que involucran no solamente la plataforma tecnológica o la formación social, sino igualmente ese extraño tejido simbólico que permite la reproducción cultural: los discursos y las formaciones discursivas.

“Es posible ver aparecer las formaciones discursivas del saber ambiental y del desarrollo sostenible como estrategias conceptuales y como efectos del poder en el campo de la ecología política, donde se expresa el conflicto social del cambio global en sus relaciones con el conocimiento, donde circulan y transforman sus conceptos, se legitiman y manipulan sus significados a través del juego de intereses opuestos de países, instituciones y grupos sociales. El saber ambiental no conforma una doctrina homogénea, cerrada y acabada; emerge y se despliega en un campo de formaciones ideológicas heterogéneas y dispersas, constituidas por una multiplicidad de intereses y prácticas sociales: las estrategias de poder inscritas en el discurso teórico de las ciencias (economía, ecología, antropología, derecho); el saber campesino y de las comunidades indígenas integrado a sus sistemas gnoseológicos, sus valores culturales y sus prácticas tradicionales del uso de la naturaleza; el saber ambiental inscrito en las políticas de desarrollo sustentable, en sus estrategias y en sus prácticas discursivas, y sus instrumentos normativos y jurídicos.

Desde allí es posible aprehender el saber ambiental que se va configurando en el tejido discursivo del cambio global, en la disputa de sentidos y los intereses en conflicto que atraviesan el campo ambiental y las políticas de desarrollo sostenible; captar su inserción en diferentes espacios institucionales y su incorporación en diferentes dominios del

19

conocimiento, induciendo transformaciones diferenciadas en los objetos científicos, sus campos temáticos y sus prácticas disciplinarias".40

Para Leff, el saber ambiental va más allá, ya que no conforma una doctrina homogénea, cerrada y acabada, sino que emerge y se despliega en un campo de formaciones ideológicas heterogéneas, constituidas por una multiplicidad de intereses y prácticas sociales:

a) “Las estrategias de poder inscritas en el discurso teórico de las ciencias (economía, ecología, antropología, derecho)

b) El saber campesino y de las comunidades indígenas integrado a sus sistemas gnoseológicos, sus valores culturales y prácticas tradicionales de uso de la naturaleza

c) El saber ambiental inscrito en las políticas del desarrollo sustentable, en sus prácticas y estrategias discursivas, y sus instrumentos normativos y jurídicos.”41

Las condiciones epistemológicas y metodológicas que contribuyen la articulación naturaleza-cultura determinan la aparición del saber ambiental como discurso el cual se encuentra definido por sus prácticas y funciones, él se despliega en el contexto interdisciplinario. Pero, ¿cómo se constituye el saber ambiental como práctica discursiva que permita establecer la conexión de sus ejes epistemológicos, para proyectar un nuevo saber-discurso?

IMPLICACIONES ENTRE CULTURA-NATURALEZA DESDE LAS PRÁCTICAS DE PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO: EL SABER AMBIENTAL.

1. Condiciones de posibilidad del saber ambiental desde la articulación naturaleza-cultura: Objetos, tipos de formulación, conceptos y elecciones teóricas.

40 Leff Enrique Racionalidad Ambiental: la reapropiación social de la naturaleza. Edit. Siglo XXI. 1ª edición México. 2004. P, 233-234.

41 Leff Enrique. Racionalidad Ambiental: Reapropiación social de la naturaleza. Siglo XXI editores S.A. de C.V. 1ª edición. México. 2004. p, 233-234.

20

El análisis constitutivo del saber ambiental, exige un estudio que convoca esencialmente los aportes de las diversas ciencias para su comprensión, es decir, todo un conjunto de conceptos, teorías y métodos que transcriben su estructura, su consistencia epistemológica, su cohesión metodológica y su demostratividad empírica de las ciencias de donde provienen y, los cuales son admitidos institucionalmente, insertados en la formación y enseñados como ciencias. Esta articulación es aprendida desde ópticas específicas, es decir, las ciencias lo abordan desde sus temas o problemas disciplinarios propios de su estructura de análisis, centrando su interés y sus órdenes de análisis en la manera como las sociedades y los grupos humanos se apropian de la naturaleza, para la solución de sus necesidades y la producción de riqueza; estos abordajes del saber ambiental se caracterizan por ser eminentemente disciplinario: “empresas racionales en evolución con una serie de ítems, de indicadores.

- Un ámbito de aplicación y con problemas auténticos en que trabaja una comunidad.

- La existencia de un cuerpo conceptual propio sujetos a cambios en el lenguaje, las formas de representación, y su ámbito de aplicación.

- Unos objetivos propios y relativamente estables.- Un conjunto de métodos e ideales explicativos reconocidos.- Una comunidad diferenciada y un estilo de investigación propios.- La existencia de foros de discusión (congresos, revistas propias y

especializadas).- Grupos de referencia con autoridad intelectual y profesional suficientemente

reconocidos para ejercer con el reconocimiento de sus colegas.- Una institución educativa y un marco profesional articulado a facultades

propias, institutos de investigación, departamentos, con carreras y postgrados hasta el nivel doctoral.”42 (¿ se refiere al saber ambiental o a la institucionalización de las ciencias ambientales?)

Estos indicadores representan la situación epistemológica del saber ambiental como campo del conocimiento, articulados con las instituciones formativas promueven la producción de saberes; pero es necesario que el saber ambiental sea concebido más allá de la multiplicidad de sus referentes disciplinares (pluridisciplinas) pues epistemológicamente su comprensión refiere la “consolidación” de un conjunto coherente de conocimientos referidos categorialmente a ciertos hechos, objetos y fenómenos los cuales refieren de manera esencial la relación naturaleza y cultura “tanto a nivel de las características y propiedades de los ecosistemas como de las distintas formas y expresiones culturales que ejercen las sociedades en su

42 Sáenz Orlando. (compilador) RCFA: Las Ciencias Ambientales: una nueva área del conocimiento. 1ª edición. Bogotá, D.C. Diciembre de 2007. P, 78.P, 42.

21

continuo interactuar con la naturaleza”43; articulación que define la interacción de “objetos” tanto teóricos como factuales, la expansión de conceptos, la consolidación de teorías, y las estrategias disciplinarias; un saber cuyas fronteras disciplinarias se desdibujan, y donde se funden conceptos, teorías, métodos y problemas que “emigran” del campo del conocimiento donde fueron formulados hacia la constitución de un nuevo campo del saber, “trata de revivir las formas más elaboradas de discurso en el paisaje concreto, en medio del crecimiento y de desarrollo que las ha visto nacer”44.

La constitución del saber ambiental desde los feudalismos disciplinarios exige necesariamente restablecer las solidaridades disciplinarias.

“…un saber emergente en todo un conjunto de disciplinas, tanto de las ciencias naturales como sociales, para construir un conocimiento capaz de captar la multicausalidad y las relaciones de interdependencia de los procesos de orden natural y social… De allí ha venido surgiendo un pensamiento de la complejidad y una metodología de investigación interdisciplinaria, así como una epistemología capaz de fundamentar las transformaciones del conocimiento que induce la cuestión ambiental”.45

Pero, ¿cómo y cuáles son las condiciones epistemológicas y metodológicas que posibilitan el saber ambiental?, ¿cómo el saber ambiental se constituye en práctica discursiva?, ¿es un saber que han podido formarse a partir (o a pesar) de las disciplinas existentes?

El contexto epistemológico que plantea el saber ambiental es referido por la comprensión y perspectiva que plantea la problemática ambiental, la cual es la resultante de la desarticulación entre las necesidades fundamentales de los grupos humanos y el contexto ecosistémico, lo cual trae como consecuencia la pérdida de sus valores culturales y las condiciones de existencia; el saber ambiental es “el espacio de interacción entre el mundo natural y el mundo cultural,

43 Sáenz Orlando. (compilador) RCFA: Las Ciencias Ambientales: una nueva área del conocimiento. 1ª edición. Bogotá, D.C. Diciembre de 2007. P, 78.P, 41.

44 Foucault, Michel: La arqueología del saber. Siglo XXI editores. 17ª edición. México D.F. Madrid. 1996. P, 231-232.

45 Leff, Enrique. (Comp.). Las ciencias sociales y la formación ambiental. Gedisa editorial. 1ª edición. Barcelona.1994. p,17

22

es decir como el espacio de relación sociedad-naturaleza”46. (Esta cita ya fue referenciada ver página 2)

El saber ambiental en su conjunto permite profundizar tres procesos fundamentales que remiten directamente a sus origen: un proceso de crecimiento económico basado en el aprovechamiento del recurso natural como materia prima transformable en mercancías que dinamizan el proceso de comercialización y de ganancia, obteniendo como resultado la acumulación del capital; el desarrollo tecnológico el cual permite los procesos de transformación, en nuestro contexto la tecnología moderna aparece como el resultado de un proceso exógeno, es decir, que no se origina o nace al interior de nuestros países, pero se encuentra ligada a formas de productividad económica, se materializa en los inventos extranjeros que paulatinamente se incorporaban a la vida de nuestros país en su difícil y lento desarrollo, con el objetivo de integrarse a la economía mundial y ampliar su actividad económica, lo que nos permite evidenciar que el desarrollo tecnológico de nuestro país depende casi exclusivamente de la importación de tecnología extranjera, que se fabrica en el exterior, es decir, adaptadores eficientes de máquinas, materiales y procedimientos técnicos a nuestros problemas y necesidades especificas y para lo cual la tecnología extranjera en ocasiones no ofrece soluciones satisfactorias*47; los procesos económicos se han expandido al ritmo en que hemos absorbido la tecnología que viene de los grandes centros productores del resto del mundo; la vida política, social y por supuesto cultural interactúan de manera reciproca con la tecnología, afectando los factores de producción y reproducción cultural locales, regionales y actualmente globales; por último el modelo de consumo, “que ha sostenido y orientado el desarrollo de las fuerzas sociales de producción sobre la base de una apropiación desigual y destructiva de la naturaleza”48, pues el “desarrollo tecnológico es entre muchos otros aspectos, un proceso social y cultural.”49

Si pensamos estos problemas extendidos a nivel mundial, la categoría lingüística que refiere su significado es la palabra crisis, ésta define la función instrumental

46 Pérez M.A, Hacia el desarrollo sostenible en Colombia. documentos de política pública. Piensa Colombia. Tomo I. Vol. 3. Senado de la Republica y Universidad Nacional de Colombia. 2008. p, 22

47*? VER: Poveda R, Gabriel. Historia social de la ciencia en Colombia. Tomo IV. Ingeniería e historia de las técnicas. Colciencias. 1993, p18-34

48 Leff, Enrique (coord.). Los problemas ambientales del conocimiento y la perspectiva ambiental del desarrollo. Siglo XXI, 2ª edición. México. 2000. P, 1.

49 Poveda R, Gabriel. Historia social de la ciencia en Colombia. Tomo IV. Ingeniería e historia de las técnicas. Colciencias. 1993, p, 20.

23

de entorno biofísico, bajo la finalidad de producción de destrezas y conocimientos con resultados económicos calculables satisfacer las “necesidades humanas que de hecho son culturales e históricas”. El modelo de crecimiento económico, la incorporación de tecnología y los acelerados procesos de producción y consumo a nivel global, ocasionan numerosos problemas a la dimensión ecosistémica: “la creciente dependencia técnica y tecnológica en la que se encuentran los países subdesarrollados, con importantes implicaciones económicas y políticas”50, la rápida industrialización genera desempleo y excluye la preservación y el recate de técnicas tradicionales basada en formas de producción a pequeña escala, las cuales están condenadas a extinguirse; indudablemente ha contribuido a generar grandes diferencias productivas entre naciones ricas y pobres; pero lo más importante: que el individuo está excluido de las muchas orientaciones que sobre el desarrollo tecnológico se plantean los expertos, las cuales no son tomadas desde un discusión pública, se decide en función de su viabilidad comercial y de sus perspectivas financieras en el mercado mundial, el argumento que se esgrime: “solo los expertos conocen realmente el tema del que se está hablando”. El hecho es que los científicos y tecnólogos son utilizados solamente para producir instrumentos de acción política, sino para añadir una fachada de objetividad a las decisiones; la presentación de las cuestiones políticas como si fuesen técnicas, tiende a reforzar y acentuar las diferencias tanto a nivel global como local, pues aquellos que no posen suficientes recursos para adquirir tecnología se encuentran en una situación desventajosa. “Lejos de ser la gran democratizadora que aportaría igualdad para todos, la tecnología se ha convertido en un medio más, mediante el cual una clase social mantiene su supremacía sobre otra”51. (Esta cita también ya fue referenciada)

Todo proceso económico que se fundamente en la transformación y la producción de mercancías, incorpora su utilidad a partir de mecanismos culturales satisfactores de necesidades, generando la pérdida de identidad, al confundir lo que se es con lo que posee, el consumo determina igualmente estado y niveles de felicidad, aumenta cada vez más su deterioro y agota la capacidad de carga de los ecosistemas.

Es necesario que ese conjunto de sentidos respecto a lo ambiental sean dilucidados más allá de la fundamentación que ofrecen los hechos, los cuales articulados desde una autonomía relativa disciplinar evidencian una plataforma epistemológica y metodológica de carácter complejo. Esa materialización tangible, sus condiciones de existencia, su comprensión y análisis constituyen un carácter

50 Dickson, David. Tecnología alternativa. Ediciones Orbis S.A. Barcelona. 1985. p, 9.

51 Dickson, David. Tecnología alternativa. Ediciones Orbis S.A. Barcelona. 1985. p, 15.

24

complejo, pero además, le otorga el soporte para constituirse como categoría epistemológica y metodológica: saber ambiental:

“…determinada en una demanda concreta de investigaciones científicas y tecnológicas, que sean capaces de generar los conocimientos necesarios para diagnosticar las causas naturales y sociales que condicionan las formas de aprovechamiento de los recursos de una región o de una comunidad, así como para promover una estrategia de desarrollo basada en el manejo integrado de sus recursos a partir de su potencial ecológico, cultura y tecnológico”52

El saber ambiental representa un alto grado de generalización, globalidad y complejidad, produce grandes impactos debido a las limitaciones de la naturaleza frente a la creciente precisión productiva de mercancías para el consumo mundial, agravando el constante desequilibrio entre los mecanismos de regeneración de la naturaleza, lentos, frente a la demanda que se hace de los mismos, a ello se le suma la inadecuada explotación de los mismos. Por lo tanto se hace necesario un sistema complejo de relaciones causales para diagnosticar y comprender la problemática ambiental, generado por un modelo unidimensional de crecimiento económico. “La aprehensión de lo real desde el conocimiento se abre hacia una indagatoria de las estrategias de poder en el saber que orientan la apropiación subjetiva, social y cultural de la naturaleza”53. (Va a ser necesario citar a los autores de los artículos que hacen parte del libro que prologa Saenz)

Esta categoría epistemológica del saber ambiental debe ser pensada desde una articulación de hechos históricos y ambientales, la cual se revela como un proceso determinado por las formas históricas y culturales del aprovechamiento de los recursos, sujetos a las limitaciones y restricciones de su solicitud, sometidas al mercado internacional y al desarrollo tecnológico; pese a todo los abordajes del saber ambiental, sus análisis y comprensiones no ignoran las circunstancias que determinan su estructuración, pero estas no se profundizan, dejando con ello un camino expedito a explorar, y sin embargo, influyen de manera directa en la reconstrucción de las identidades, resignificando y revalorizando prácticas tradicionales, desde una mezcla de saberes propios de los grupos humanos con los conocimientos y saberes científicos, lo que abre nuevos campos en las estrategias orientadas y articuladas cada vez más al concepto de desarrollo que se proponen las naciones, y caracterizan por la diferencia desde su propia identidad en relación con las demás.

52 Leff. Enrique. (coord.) Los problemas del conocimiento y la perspectiva ambiental del desarrollo. Edit. Siglo XXI. 2ª edición. México, 2000. Págs., 4-5

53 Sáenz Orlando. (compilador) RCFA: Las Ciencias Ambientales: una nueva área del conocimiento. 1ª edición. Bogotá, D.C. Diciembre de 2007. P, 67.

25

Pero además esta categoría epistemológica y metodológica, genera una la emergencia de un nuevo ámbito desde las diversas dinámicas que intervienen y determinan la relación cultura-naturaleza. En este caso, la articulación ha llegado a ser un sector de gran crecimiento e importancia en las dinámicas Estatales y claves del desarrollo socio-económico; ante estos nuevos escenarios, se requieren investigaciones que den respuesta con nuevas estrategias simbólicas a las problemáticas ambientales, y, que han de responder a las necesidades que existen en los grupos humanos, las cuales han de motivar, necesariamente, espacios de participación, colaboración y convivencia.

Pero precisemos un poco los aspectos estructurales y estructurartes de la problemática ambiental como categoría epistemológica y metodológica: al ser analizada desde la perspectiva de la articulación de diversas ciencias, saberes y técnicas permite definirla como una representación compleja, puesto que es “imposible” comprender la problemática ambiental desde paradigmas científicos y disciplinares atomizados y fragmentados, de allí, un fundamento de su nueva categoría: saber ambiental; el cual se queda corto si solo refiere hechos objetivados, manifestados en problemas del orden técnico o instrumental; esta categoría surge al problematizar el campo de las ciencias, al igual, que el ideal de sociedad de acuerdo a los niveles paradigmáticos que imponen patrones foráneos, los cuales excluyen aspectos históricos, sociales y culturales propios; es esta fragmentación del conocimiento la que se constituye como la causa de la crisis ambiental articulada a la lógica del mercado, producto de una racionalidad económica que desestabiliza su propia sustentabilidad.

Es el Renacimiento y posteriormente en la Modernidad donde brota y fortalece el sujeto de la objetividad, donde se privilegia lo experimental, pues, la validación del conocimiento está garantizada por las observaciones y experiencias que posibilitan establecer principios generales en ellas implícitos, éstas a su vez le conceden el carácter científico de precisión y objetividad; así la cosmovisión unificante y convergente se fragmentan, se fractura el conocimiento y el saber desde el método inductivo, experimental y analítico, al dividirse el objeto de estudio en especializaciones, pues la atomización del conocimiento, la segregación de los especialistas, disminuye el grado de cohesión entre el saber y los expertos; la aparición de las nuevas disciplinas está caracterizada por la fragmentación del “todo” del conocimiento la nueva configuración de las disciplinas queda conformada por compartimentos estancos, de igual manera la articulación entre saberes pertenecientes a diferentes disciplinas se detiene.

“El desdoblamiento de los objetos formales del saber ha conducido a progresiva división o especialización de las ciencias, con el peligro consiguiente –posible al menos- de restringir la visión al reducido dominio

26

técnico y que desaparezcan de la ciencia las grandes conexiones de la totalidad del ser”.54

En la modernidad se articula a las formas de producción de conocimiento un modo de productividad económica, articulación que se nace gracias al conocimiento autónomo (monodisciplinar) de la experiencia producida por la ciencia experimental, que si bien promueve la producción de un saber sobre un objeto de estudio, éste debe tener una finalidad práctica y productiva, aunque aparezca a la vez más recortado y atomizado, permite un margen de conocimiento que provee el desarrollo de conceptos para la elaboración de teorías, reflejando altos niveles de profundidad informativa para el desarrollo de las ciencias mono-disciplinares, alimentando la expansión y profundización del saber disciplinario y del poder disciplinario de la ciencia. Sin embargo el despliegue desaforado del saber en estancos presenta la incapacidad de abordar la complejidad de la problemática ambiental, la cual no puede ser abordada desde un pensamiento analítico y reduccionista

Las estrategias cognitivas de la modernidad moldearon la producción y organización del conocimiento científico en torno a un conjunto de valores epistémicos centrales. Estos valores epistémicos encarnan ciertos supuestos fundamentales en relación a la naturaleza de la realidad (ontología), la naturaleza del conocimiento científico (epistemología), los procedimientos para alcanzar un conocimiento pertinente (metodología), las operaciones cognitivas rectoras del proceso de pensamiento (lógica)”.55

Esta fragmentación del conocimiento impacta dearticulando la relación naturaleza cultura y se constituye como una causa de las interpretaciones monodisciplinares e instrumentales articuladas con la lógica del mercado de la problemática ambiental; una racionalidad económica que concibe el ambiente como un externalidad económica, como un ente que se regula y recupera constantemente.

“Esta visión corresponde a una escisión entre naturaleza y sociedad propia de la cosmovisión de la modernidad, que divide analíticamente los elementos constitutivos del mundo y sirve de base al modelo de desarrollo actual, sustentado en la visión mecanicista de la naturaleza, que pasa a ser un stock

54 Borrero Alfonso C., S.J. “La Interdisciplinariedad”. En “Política y Gestión Universitaria”. Página 16.

55 Complejidad e interdisciplina: desafíos metodológicos y educativos para las ciencias sociales. Por Leonardo G. Rodríguez Zoya1 UBA / CONICET / IIGG / CPC [email protected] Encuentro PRE-ALAS 2008 – Corrientes, Argentina – Foro temático Nº 1: “Las Ciencias Sociales desde Latinoamérica: Nuevos Paradigmas y Metodologías de Investigación”. P, 2

27

de mercancías, que dependiendo de su escasez son susceptibles o no de ser valorizadas en términos de precio”.56

Una lógica productiva que se encuentra escindida de la naturaleza, pues ella existe como condición que funda una racionalidad económica socavando, y dejando en falso el contexto natural, pero desbordando a su vez sus propias fronteras, ganando terreno global en la medida en que los problemas ambientales se globalizan cada vez más.

Una racionalidad económica que no es capaz de valorizar, contabilizar de manera racional y cuantitativa los costos ambientales que ella misma ocasiona, puesto que su lógica productiva, aunque se encuentre ganando terreno a nivel global, es ambientalmente cada vez más problemática.

“La globalización económica trae consigo un nuevo tipo de cultura frente a lo ambiental, induciendo políticas que plantean la erradicación de costumbres milenarias arraigadas en la cultura de los pueblos, estos impactos externos sobre la vida de las comunidades, asociados a la reconstrucción de las identidades; ejemplo de ello son las estrategias de conocimiento para el aprovechamiento de la biodiversidad en el marco de la economía global, y las cosmovisiones, prácticas y saberes de las comunidades para su desarrollo endógeno”57.

El saber ambiental lo constituye el desarrollo tecnológico global, si examinamos con detenimiento los tipos de problemas asociados con la tecnología, se infiere en primer orden los problemas ambientales y de manera concreta, fáctica los que se refieren a la contaminación (polución) y el agotamiento de recursos naturales no renovables; pues el éxito tecnológico se debe agotamiento de los recursos. “La nueva tecnología es un éxito económico pero sólo a causa de que es un fracaso ecológico,”58 en la tecnología se conjugan un conjunto de conocimientos teóricos, empíricos y de prácticas que se aplican para disponer de las fuerzas y de los recursos naturales, con fines económicos dentro de un contexto social dado; en segunda instancia, pero no menos importante en gravedad es implementación de tecnologías de punta en países en vía de desarrollo, generando además de problemas ambientales grandes problemáticas sociales y culturales, el primero de ellos la disminución de la inversión externa a causa del agotamiento de las reservas ambientales, la dependencia técnica con sus consecuencias económicas

56 Sáenz Orlando. (compilador) RCFA: Las Ciencias Ambientales: una nueva área del conocimiento. 1ª edición. Bogotá, D.C. Diciembre de 2007. P, 48.

57 Leff Enrique. (Coord.) Los problemas del conocimiento y la perspectiva ambiental del desarrollo. Siglo XXI editores. México. 2000. P, XV.

58Dickson, David. Tecnología alternativa. Ediciones Orbis S.A. Barcelona. 1985. P.5

28

y políticas, con una rápida industrialización el nivel de desempleo es cada vez mayor.

“En consecuencia con esta conceptualización, las acciones dirigidas a la solución de los problemas ambientales, se mueven en el ámbito de lo tecnológico o de la generación de normas para evitar la destrucción de los recursos, o de incentivos para promover conductas deseables, reduciéndose a enfoques normativos o remédiales .Como el Ambiente se reduce al entorno biofísico que sirve de soporte a la actividad humana, los Problemas Ambientales se entienden como todo efecto que se manifieste en este entorno como agotamiento de un recurso o daño o contaminación”59

Es la interpretación que se encuentra sesgada y cegada donde prevalecen las consideraciones económicas y técnicas frente a los aspectos complejos que constituyen los problemas ambientales, en el ámbito político y en particular en las sociedades modernas controlan y ejercen el poder desde los grandes centros administrativos: la tecnocracia; su pretensión consiste en suplantar el poder político, asumiendo para sí el papel de quien toma decisiones más que de asesor de las mismas.

La fragmentación del conocimiento, la racionalidad económica, el paradigma tecnológico, el consumo desaforado y la tecnocracia, se constituyen como los ejes que estructuran epistemológicamente la problemática ambiental en un contexto eminentemente complejo, es desde su compendio que podremos concebir la categoría del conocimiento: saber ambiental

“Hoy pensar la problematización del conocimiento desde el campo de lo ambiental significa pensar el ambiente nos sólo como el espacio de la externalidad del conocimiento científico y el representante de saberes subyugados, sino como un concepto positivo que moviliza la reconstrucción de conocimiento”(…) Lo anterior nos ha llevado a desplazar la cuestión del conocimiento planteado desde la emergencia de problemáticas ambientales –que demandan nuevos enfoques interdisciplinarios y la búsqueda de métodos reintegradores del conocimiento fraccionado y disperso-, para pensar la crisis ambiental como un problema del conocimiento, para ver la degradación ambiental como un efecto de las formas en que conocemos las cosas y desde esa comprensión transformamos el mundo. Esto ha llevado a pasar de la conceptualización del ambiente como una dimensión abstracta o como un conjunto de problemas empíricos, para caracterizarlo como un saber ambiental.”60

59 Sáenz Orlando. (compilador) RCFA: Las Ciencias Ambientales: una nueva área del conocimiento. 1ª edición. Bogotá, D.C. Diciembre de 2007. P, 48

60 Leff Enrique. (Coord.) Los problemas del conocimiento y la perspectiva ambiental del desarrollo. Siglo XXI editores. México. 2000. P, XLI.

29

“En relación con la producción de conocimiento y el origen de la escisión sociedad –naturaleza, la conceptualización de la problemática ambiental está inmersa dentro de esta dicotomía”.61.

Es en el saber ambiental que se gestan nuevos principios, valores y conceptos que generan proyectos alternativos de vida y desarrollo desde la perspectiva de la acentuación ética y cultural del conocimiento, desde una amplitud de temas, cuestiones y prácticas que amplían a su vez su responsabilidad social y política, cuestionando los dogmas y problematizando los paradigmas científicos y tecnológicos. Un saber ambiental que se construye a través de procesos históricos, políticos, culturales y sociales, que pueden obstaculizar o promover la realización de sus potencialidades para transformar la cultura y sus relaciones, no sólo adquiere un sentido crítico, sino también prospectivo, puesto que plantea procesos serios de planeación éticamente responsables para con la identidad y diversidad de las comunidades; conduce a un diálogo y articulación de saberes, desde los niveles más altos de abstracción conceptual, hasta los niveles del saber práctico y cotidiano donde se expresan sus estrategias y prácticas.

La construcción del saber ambiental surge de la incorporación de los enfoques ecológicos en a las disciplinas tradicionales: antropología ecológica, ecología urbana, salud, sicología, ingeniería ambiental; el saber ambiental emerge como un espacio de exclusión generado por el desarrollo de las disciplinas, que tienen su nicho epistemológico en las ciencias.

Pero desde todo este proceso el saber ambiental requiere de condiciones de legitimación ideológica, de concreción teórica y de objetivación práctica, integrando fenómenos naturales y culturales que le ofrecen su especificidad epistemológica y metodológica, el resultado, nuevas comprensiones teóricas y nuevas prácticas de apropiación de la naturaleza, cada ciencia aporta las condiciones epistemológicas y los intereses disciplinarios a la reconstrucción de sus paradigmas, en un proceso heterogéneo y desigual del que emergen las disciplinas ambientales.

“La emergencia del saber ambiental ha generado nuevos causes para el desarrollo de las disciplinas sociales: la relación cultura-naturaleza, la complementariedad entre geografía y ecología, la influencia del medio en la conciencia y el comportamiento social, las bases ecológicas de una economía sustentable y el análisis de la dinámica de sistemas socioambientales complejos” 62

61 Sáenz Orlando. (compilador) RCFA: Las Ciencias Ambientales: una nueva área del conocimiento. 1ª edición. Bogotá, D.C. Diciembre de 2007. P, 51.

62 Leff, Enrique: El saber ambiental. Edit. Siglo XXI. 1ª edición México 1998. p, 129.

30

Las demandas generadas por la problemática ambiental se consideran como los condicionamientos del saber ambiental, la producción de conocimientos teóricos e instrumentales a partir de hasta la reivindicación de los principios de autonomía y autogestión de los recursos naturales reconocidos como patrimonio cultural de los pueblos, si bien los procesos culturales continúan construyendo y manifestando un modo de concebir el ambiente que es internalizado a su vez por diversas teorías y disciplinas.

Pero, ¿cómo reconstituir la relación cultura-naturaleza desde el saber ambiental? La respuesta debe surgir desde el contexto epistemológico desde el sistema que configura y estructura, resultado de las interacciones entre la población humana organizada en sociedad y los procesos ecosistémicos:

“sistema a partir de sus componentes simbólicos, cognoscitivos, organizacionales, tecnológicos y biofísicos, construye un ambiente y, por ende, una determinada problemática ambiental. Por este motivo su lectura y su solución requieren una visión integral que valore los componentes y sus relaciones y sus sinergias, sin aislarlas de su contexto”63.

El saber ambiental implica una construcción social e histórica, articulando el desarrollo tecnológico y los procesos sociales a la apropiación de los ecosistemas, funciona como totalidad compleja, lo que implica la comprensión de las formas propias de simbolización, significación, evaluación y apropiación de la problemática ambiental. Desde esta perspectiva se han generado modelos de articulación como alternativas de solución a la problemática ambiental y que intentan poner en escena el saber ambiental: ecodesarrollo el cual apuntar como alternativa de solución a la problemática ambiental, “las conciencias de esta nueva problemática de desarrollo no tardó en difundirse en los círculos gubernamentales y académicos latinoamericanos. De ahí surgió una respuesta a los planteamientos y principios de una perspectiva ambiental generada en los países centrales, apareciendo los primeros esbozos sobre la especificación ideológica, política y conceptual que presentaba la problemática ambiental en nuestros países”64;

“Sin embargo, antes de que las estrategias del ecodesarrollo lograran vencer las barreras de la gestión sectorizada del desarrollo, revertir los procesos de planificación centralizada y penetrar en los dominios del conocimiento establecido, las propias estrategias de resistencia al cambio del orden económico fueron disolviendo el potencial crítico y transformador de las prácticas del ecodesarrollo. De allí surge la búsqueda de un concepto capaz

63 Sáenz Orlando. (compilador) RCFA: Las Ciencias Ambientales: una nueva área del conocimiento. 1ª edición. Bogotá, D.C. Diciembre de 2007. P, 55.

64 Herrera C A. O. ¿Catástrofe o nueva sociedad? 1976 ¿Catastrophe or new society? Latin American model. Otawa, Canada, IDRC, 1976). P, XIII.

31

de ecologizar la economía, eliminando la contradicción entre el crecimiento económico y conservación de la naturaleza”65.

Al igual, el desarrollo sostenible surge como alternativa de solución a la problemática ambiental en América Latina, “El desarrollo sostenible puede ser entendido de manera global como el mantenimiento o el mejoramiento de las condiciones de calidad del sistema de interacciones sociedad-naturaleza”66; diversas en su relación pero con una identidad definida en su interior.

El saber ambiental involucra no solamente la plataforma tecnológica o la formación social, sino igualmente la reproducción cultural, que es quizás nuestra principal herencia pues las transformaciones en las visiones del mundo y de la cultura, propuestas por los saberes tecnológicos, científicos, políticos y sociales, han conducido a la construcción de una forma de pensar diferente. La epistemología y la metodología tienen que plantearse algunos interrogantes y repensar ante todo la situación misma del hombre en el conjunto de la naturaleza; ayudando a construir un escenario cultural en donde sea posible la tolerancia y el diálogo de saberes para construir un conjunto de circunstancias comunes de reflexión y de convivencia a partir de la identidad y la diferencia. Para ello debemos afianzar el convencimiento de que ese tejido cultural es nuestro y solamente nuestro y que sólo lo podemos construir en el diálogo.

“Esto significa construir un proyecto cultura integral donde transformemos a diferente escala los distintos elementos constitutivos de la cultura, es decir: la dimensión jurídico-política, la dimensión organizacional y económica, la dimensión cognoscitiva (ciencia), la dimensión tecnológica y evidentemente la dimensión biofísica y las formas de interacción sociedad – naturaleza”.67

2. Sistema de positividad del saber ambiental: su discurso y su práctica discursiva.

La problemática ambiental ha generado un amplio proceso de consolidación del saber ambiental, abriendo un nuevo campo del conocimiento, éste se presenta como un cuestionamiento a la racionalidad económica y como una crítica a la

65 Leff, Enrique: El saber ambiental. Edit. Siglo XXI. México 1998. p, 17.

66 Pérez M.A, Hacia el desarrollo sostenible en Colombia. documentos de política pública. Piensa Colombia. Tomo I. Vol. 3. Senado de la Republica y Universidad Nacional de Colombia. 2008. P, 25.

67 Sáenz Orlando. (compilador) RCFA: Las Ciencias Ambientales: una nueva área del conocimiento. 1ª edición. Bogotá, D.C. Diciembre de 2007. P, 56.

32

racionalidad científica, por ello, el saber ambiental se inscribe en una nueva traza del conocimiento:

“Las perspectivas Foucaultianas sobre el saber y el conocimiento nos permite ver la irrupción del saber ambiental como efectos de estos procesos de cambio social, de la emergencia de una nueva consciencia y de nuevos valores. Este saber se inscribe en las formaciones ideológicas del ambientalismo y en las prácticas discursivas del desarrollo sostenible, incorporando los principios de diversidad cultural, sustentabilidad ecológica, equidad social y solidaridad transgeneracional. Este saber ambiental, crítico y propositivo, entretejido de un conjunto de prácticas discursivas, moviliza una serie de cambios institucionales en el orden económico mundial, comportamientos de agentes económicos y actores sociales, y transformaciones del conocimiento teórico y práctico. ”.68

Desde esta perspectiva del saber ambiental no extrae a partir de determinadas observaciones o experiencias particulares, un principio general que en ellas está expreso, igualmente, no procede lógicamente de lo universal a lo particular, él se configura desde una práctica discursiva que se despliega en otras prácticas y se articula sobre ellas, por ello no manifiesta un determinado número de “datos objetivos” o prácticas reales, es decir, no se forma a partir de la teorización como resultado de la práctica, ni tampoco de la aplicación de una teoría. En las prácticas discursivas encuentra, su especificación, sus funciones y la red de sus dependencias que lo constituyen; un saber que tiene una historicidad propia como conjunto de transformaciones dentro de una determinada práctica discursiva.

“En fin lo que llamaría práctica discursiva …es un conjunto de reglas anónimas, históricas siempre determinadas en el tiempo y el espacio que han definido en una época dada, y para un área social, económica, geográfica o lingüística dada, las condiciones de ejercicio de la función enunciativa”69

El saber ambiental es aquel pensamiento implícito que se configura a partir de reglas de formación y transformación del discurso, es experiencia social, conjunto discursivo constituido a partir de reglas sociales y eso le da su materialidad, la materialidad de las relaciones sociales; de esta manera la práctica discursiva admite unas actuaciones sociales de donde se desgaja su sentido, su valor mismo, conformado por reglas que rigen el funcionamiento, allí se articulan y regulan múltiples modos de ser de la institución, determinando comportamientos fijados de acuerdo a ciertos contextos y situaciones; en consecuencia la práctica discursiva denotan un complejo de reglas históricas, señaladas en el tiempo y en

68 Leff Enrique (Comp.). Ciencias sociales y formación ambiental. Editorial Gedisa. Barcelona.1994. p, 49

69 Foucault, Michel: La arqueología del saber. Siglo XXI editores. 17ª edición. México D.F. Madrid. 1996. p, 198

33

el espacio, y las cuales reflejan el modo y las dinámicas políticas, sociales, económicas, y culturales que controlan, seleccionan y distribuyen saberes, ideas u objetos, elementos a partir de los cuales:

“…se constituyen proporciones coherentes (o no), se desarrollan descripciones más o menos exactas, se efectúan verificaciones, se despliegan teorías. Forma lo previo de lo que se revelará y funcionará como un conocimiento o una ilusión, una verdad admitida o un error denunciado, un saber definitivo o un obstáculo superado… A este conjunto elementos formados de manera regular por una práctica discursiva y que son indispensables a la constitución de una ciencia, aunque no estén necesariamente destinadas a darle lugar, se le puede llamar saber. Un saber es aquello de lo que se puede hablar en una práctica discursiva que así se encuentra especificada: el dominio constituido por los diferentes objetos que adquirirán o no un estatuto científico…; un saber es también el espacio en el que el sujeto puede tomar posición para hablar de los objetos de que trata en su discurso…, un saber es también el campo de coordinación y de subordinación de los enunciados en que los conceptos aparecen, se definen, se aplican y se transforman…; en fin, un saber se define por las posibilidades de utilización y de apropiación ofrecidas por el discurso… existen saberes que son independientes de las ciencias..., pero no existe saber sin una práctica discursiva definida; y toda práctica discursiva puede definirse por el saber qué forma.” 70

La legitimación del saber ambiental se realiza a través del juego de intereses en ocasiones opuestos desde el contexto institucional (encargada de promover la generación de estos saberes o la acción en estos temas) y grupos sociales, constituyéndolo todo un campo en construcción de formaciones ideológicas y teóricas, constituidas por una multiplicidad de prácticas sociales, e inscrito en el discurso general del ecodesarrollo, del desarrollo sostenible, por el discurso de los movimientos ambientalistas, por el discurso oficial del Estado y por el ordenamiento jurídico ceñido en la legislación ambiental; captar su inserción en los diferentes dominio institucionales y campos de aplicación, “induce transformaciones diferenciadas en los objetos científicos, campos temáticos y prácticas disciplinarias del conocimiento (Foucault 1969)”71

De allí que el saber ambiental exija replantear el procedimiento desde el cual ha sido abordado y estudiado por las diferentes disciplinas y áreas de conocimiento o ambiental y su problemática; en el saber ambiental se articulan y complementan de una parte la construcción de una institucionalidad, y de otra, la constitución de un conocimiento nuevo; articulación manifiesta en los programas de formación y 70Foucault, Michel: La arqueología del saber. Siglo XXI editores. 17ª edición. México D.F. Madrid. 1996. P, 305.

71 Leff Enrique (Comp.). Ciencias Sociales y Formación Ambiental. Editorial Gedisa. Barcelona.1994. p, 50

34

por la extendida y múltiple producción académica, pero “este patrimonio se invisibilíza reduciéndose al mínimo su capacidad de uso social en cuanto que no es reconocido por la institucionalidad tradicional (Ministerio de Educación, Colciencias, entre otras entidades) como un nuevo campo de acción y conocimiento”72, esto se debe a la sectorización que realiza el paradigma tradicional respecto a los objetos de trabajo y a los campos o áreas de conocimiento.

“Lo anterior, conduce a reflexionar acerca de la forma en que se han entendido los objetos de conocimiento puestos en evidencia por los problemas ambientales. La forma en que estos han sido abordados por las diferentes disciplinas y áreas del saber y como en la medida en que hemos avanzado en su conocimiento han dado lugar a un nuevo campo o área del conocimiento denominada como Ambiental y a un conjunto de saberes ubicados en las llamadas ciencias ambientales, que si bien están fundadas en las disciplinas tradicionales las potencian y desarrollan frente a estos nuevos objetos de conocimiento”73.

Es por ello que el saber ambiental debe caracterizarse desde las formaciones discursivas y los sistemas de positividad que implican, pues ellos posibilitan su inscripción y descripción, es decir, su epistemología, en tanto describe “¿unas ciencias que han podido formarse a partir (o a pesar) de las disciplinas existentes?”74, pero que es una disciplina: “se llama disciplina a unos conjuntos de enunciados que copian su organización de unos modelos científicos que tienden a la coherencia y a la demostratividad, que son admitidos, institucionalizados, transmitidos y a veces enseñados como unas ciencias”;75 el papel fundamental de la disciplina en la constitución epistemológica del saber ambiental a partir de la relación naturaleza-cultura fija límites, de allí, la diversidad de los modos de relación que establecen las distintas culturas con la naturaleza y por ende de acercarse y comprender dicha relación; asimismo refiere la diversidad de saberes, expresados de distintas maneras. De lo que se trata entonces es de tender los puentes del dialogo, como una vía para la construcción de un “saber ambiental, lo que permite trazar caminos de comprensión que dejan abiertos los caminos de discusión, supone una serie de hitos homogéneos articulados, “la cuestión no 72 Sáenz Orlando. (compilador) RCFA: Las Ciencias Ambientales: una nueva área del conocimiento. 1ª edición. Bogotá, D.C. Diciembre de 2007. P, 47.

73 Sáenz Orlando. (compilador) RCFA: Las Ciencias Ambientales: una nueva área del conocimiento. 1ª edición. Bogotá, D.C. Diciembre de 2007. P, 47-48

74 Foucault, Michel: La arqueología del saber. Siglo XXI editores. 17ª edición. México D.F. Madrid. 1996. P, 299.

75 Foucault, Michel: La arqueología del saber. Siglo XXI editores. 17ª edición. México D.F. Madrid. 1996. P, 299.

35

puede tener sentido sino en series muy extensamente definidas, en conjuntos cuyos límites y dominio se han establecido entre hitos que limitan campos discursivos suficientemente homogéneos”76. La descripción se dirige hacia las prácticas discursivas a las que deben referirse los hechos en sucesión evolutiva adaptiva o no, la regularidad de los enunciados, el conjunto de condiciones en que se ejerce la función enunciativa, pues todo enunciado es portador de cierta regularidad, es poner al día la regularidad de la práctica discursiva del saber ambiental. Cuando sobre una formación discursiva se opera un recorte de enunciados que intentan hacer valer ciertas reglas de verificación y de coherencia, se dirá que aquella atraviesa el umbral de epistemologización. Antes de la formalización no hay ciencia pero todas las ciencias tienen sustrato de saber.

La práctica discursiva implica de hecho una práctica social definida desde una normatividad cimentada en referentes jurídicos y políticos que establecen un conjunto de prácticas calculadas y meditadas, desde las cuales se constituye toda la dinámica y el devenir del saber ambiental, configurando así la dimensión simbólica en donde se inscriben las relaciones implícitas del saber, y, las cuales encuentran su contexto natural en la institución; los mecanismos y dispositivos que le permiten al discurso y a su práctica producir una acción prevista son el saber, el poder y la institución, justificando toda una nueva plataforma epistemológica que implica un original procedimiento que articula saber-discurso, discurso-institución. La práctica discursiva surge desde esta base epistemológica.

¿Cómo la práctica discursiva constituye el saber ambiental? exige en primera instancia una aclaración de los conceptos de enunciado, discurso, función discursiva, práctica discursiva, veamos:

Generalmente entendemos por discurso, todo proceso enunciativo que posee una base lingüística*77 la cual se ocupa de las relaciones entre el individuo y la sociedad a través del lenguaje, pero el discurso no transmite solamente informaciones, sino también sistemas estructurados de signos a partir de sus diferencias, oposiciones y contrastes; es el ejercicio, la capacidad cognitiva para inferir, deducir, manifestar nuestro razonamiento y nuestro sentir; este proceso se inscribe en el sistema del lenguaje, entendido como un conjunto de signos y reglas de articulación de los mismos, gracias a los cuales se permea una comprensión de

76 Foucault, Michel: La arqueología del saber. Siglo XXI editores. 17ª edición. México D.F. Madrid. 1996. P, 240-241.

77 (*) Esencialmente desde el desarrollo de la pragmática y el análisis del discurso, las cuales ofrecen explicaciones del uso del lenguaje, en particular la

teoría de los actos de habla desarrollada por Austin y Searle. La teoría de la relevancia desarrollada por Speber y Wilson respecto a los análisis de la

interacción lingüística. La teoría de los juegos desde donde se explicitan ciertos principios que facilitan la inferencia y la interpretación. La teoría de la

argumentación donde se analizan los elementos lingüísticos asociados al razonamiento.

36

lo ambiental, puesto que el discurso vehicula valores sociales, históricos, económicos, morales y éticos incorporados a una estructura simbólica y significativa; es así como el discurso se define dentro de un contexto determinado agregándole conceptos para hacerlo accesible al conocimiento y la percepción, de esta manera, el mundo es objeto interpretación desde un sistema que muestra gran riqueza en sus posibilidades de variación, pues partiendo de un conjunto pequeño y claramente limitado de elementos básicos, se pueden construir constantemente nuevos signos y combinaciones de signos, estableciendo una relación convencional que le otorga al concepto su grado de universalidad, el cual se aplica a las particularidades e individualidades, ligado a una expresión del orden enunciativo, estableciendo una relación entre el contenido del discurso y su referente, esta adecuación posibilita entrever la interacción entre un sistema compuesto de reglas, códigos y mecanismos comunicativos con el sistema de la lenguaje, describiendo la manera como lo ambiental utiliza el lenguaje para comunicar, los mecanismos y reglas que el lenguaje posee para decir y hacer cosas; es la capacidad intelectiva que se refleja en elegir dentro sistema del lenguaje los elementos necesarios y bien articulados para la producción de enunciados manifiestos en las diversas formas de uso del hablante, es decir, el uso de la lengua con el fin de comunicar lo que desea expresar en cada situación social, entre lo que se dice y lo que se significa, este es el resultado de la articulación entre el sistema del lenguaje, el significado social y la acción.

Desde este contexto la tarea fundamental del discurso ambiental consiste en la construcción y expresión de mensajes con el objetivo de persuadir en la interacción, lo que supone todo un proceso comunicativo y muy en particular la relación entre un emisor y un receptor mediante un canal a través de un código, es decir, la transmisión de mensajes, es entender el discurso ambiental (es del discurso en general o del discurso ambiental, porque en particular del discurso ambiental, ver Escobar tomando el tercer tomo de la Historia de la Sexualidad), como una forma de comunicación social que conlleva un significado y un valor social en cada situación, y cuyas expresiones manifiestan lo hace cuando se comunica.

El discurso no refiere simplemente una estructura gramatical correctamente articulada, con significado y un uso que garantiza la comunicación, implica además, reconocer qué lo condiciona, es decir, qué disposiciones fuera de lo gramatical, semántico y pragmático le permiten por así decirlo su existencia, su realización como discurso desde las prácticas sociales que refiere, las cuales vehiculan el propósito de producir algo en la sociedad; el discurso permite tejer la trama social desde la constelación de diferencias y significaciones compartidas que organizan y permiten toda interacción social, desde allí, es posible iniciar la

37

búsqueda de evidencias y argumentos que permitan explicar cuáles son las condiciones que lo caracterizan, determinan y regulan, y a su vez, cómo determinan toda producción de conocimiento; el discurso y sus enunciados tienen un anclaje extralingüístico sin el cual no pueden ser ni construidos ni comprendidos, el discurso activa su funcionamiento cognitivo con la percepción de la situación comunicativa, con los planes y objetivos respecto de los cuales la relación cultura-naturaleza traza sus acciones, los cuales tiene una complementariedad y un condicionamiento reciproco, ello pone de manifiesto que el sentido del enunciado no puede determinarse sin reconstruir el proceso de enunciación, de tal manera las acciones externas al lenguaje mismo.

Cuando nos referimos al discurso ambiental no queremos anclarnos en la manera como éste se moldea, desde los elementos lingüísticos o pragmáticos, la preocupación fundamental radica en cómo el discurso desde la acción y la representación de lo ambiental se encuentra condicionado por circunstancias históricas, políticas, culturales; ámbito donde se proponen modelos de comprensión de lo ambiental, pero aferradas por estrategias de carácter institucional, las cuales ponen en evidencia un conjunto de ideas y conceptos sobre la relación naturaleza-cultura, constituyendo así un campo de conocimiento: el saber ambiental.

El discurso ambiental refiere condiciones sociales e institucionales que le garantizan su legitimidad, ya que estas le procuran preceptos admitidos socialmente, los cuales a su vez, determinan el saber desde ciertas reglas y normas de de interacción entre el hombre y la naturaleza, reproducidas por la instrucción y la formación, ofreciendo además, formas de diseño, transmisión y prácticas que conforma su dimensión simbólica, cultural, desde la articulación de dos órdenes: el normativo y el institucional, veamos un ejemplo: lo ambiental produce una objetividad unificada y materializada en la figura de los problemas ambientales, las instituciones generan dispositivos que obligaban a ejecutar operaciones y acciones que les permitían permanecer en desde los discursos que producen y reproducen; por ello lo ambiental se instituye, deja marca, se moldea, se reproduce, configurando desde el discurso ambiental una dimensión que combina lo cognoscitivo y lo social, estableciendo que toda producción discursiva se encuentra dentro de los límites de un discurso mayor, más allá de la capacidad lingüística, el cual se constituye como referente simbólico que posibilita reconocer categorías que determinan el sistema de pensamiento y comportamiento, sustentando tanto la construcción como la justificación de los contenidos del pensar, del saber y del hacer fundando así un discurso ambiental que se caracteriza por ser eminentemente instrumental, y cuya función se centra en la transmisión de la norma para el fortalecimiento de la institución, la cual a su vez,

38

determina y expresa conocimientos desde su carácter de autoridad y autenticidad, pues posibilita la comprensión, la construcción y la legitimación de una verdad filtrada por el entendimiento que produce pensamiento y reflexión, signados por una norma institucionalmente verdadera y valida a partir de preceptos socialmente admitidos que subordinan el saber a ciertas reglas de relación entre la naturaleza y la cultura; es este referente del discurso ambiental el que nos brinda un horizonte abierto respecto a su significado y a su relación con formas de diseño, transmisión y prácticas que conforman la dimensión física y simbólica de lo ambiental; discursos que produce poder y mecanismos de control, los cuales toman la forma en sociedades desde los paradigmas de desarrollo que se imponen, desde la normalización, desde la prevención y el encauzamiento del conocimiento que los vehicula, adquiriendo formas sutiles e internalizadas, pues se vale de las aspiraciones, los deseos y las identificaciones que buscan su autorrealización, es decir, promueve en el saber ambiental inquietudes, motivaciones y estilos de vida acordes con los de la sociedad (entre los que podemos encontrar el consumo, la rentabilidad, el individualismo, la eficiencia, el orden social), la construcción del saber ambiental conseguirá que su discurso se autogobiernen con base a los intereses, conocimientos y comportamientos emanados por la norma de lo que se constituye como verdadero. (relacionar con el poscolonialismo y Escobar y Sachs)

Por ello lo ambiental no se limita a descubrir y describir la realidad, sino que contribuye activamente a producir verdad, al enfocarse en unas temáticas y no en otras, al hacer una serie de afirmaciones y negaciones, al intervenir de múltiples maneras en sus formas de institucionalización, imprime unos modos de proceder que responden a y respaldan unas formas determinadas de poder, instauradas y vehiculizadas por el discurso. El discurso ambiental pone en evidencia los juegos de las comparaciones y las correlaciones funcionales del saber ambiental, permite describir las transformaciones del discurso no sólo desde su perspectiva gramatical (economía interna del discurso), así como sus concretas relaciones con cada institución que los incorpora en particular para generar procesos de producción y reproducción.

El discurso ambiental debe comprenderse desde un orden que refiere normas esenciales las cuales prescriben y regulan su realización, pues se encuentran incrustadas institucionalmente; un sistema de discursos, un sistema social de pensamiento o ideas, adherido a la función que cumple la institución, decisiva en su diseño, realización y práctica, pues al imprimirle una normatividad se hace visible implantar modelos de desarrollo; proceso que es inexplicable si se apela al discurso por sí mismo y a su visón cientificista; de este modo, se proponen criterios diferentes de formación, transformación y correlación del discurso

39

ambiental emanado de toda una normativa social, de reglas de formación, las cuales, se constituyen y articulan bajo una serie de condiciones históricas, sociales, políticas, económicas y culturales, es decir, bajo un orden que sitúa la formación discursiva en un contexto no discursivo en el que funciona.

El discurso ambiental es así un prisma de múltiples oposiciones y acuerdos, reunidos no por su gramática, sino por la norma social que dinamiza su aparición y transformación en un espacio de incidencia y de práctica, ya que, en definitiva, lo que determina al discurso son las formas de aparición, de transformación y repartición de los objetos de conocimiento (ideas, conceptos), generando modalidades enunciativas y estrategias discursivas, las cuales garantizan su escenario de existencia, desde su práctica; allí se repiensa con amplitud el discurso como alternativa que permita explicar y analizar lo que “significa” decir lo que decimos, más allá de un conjunto de secuencias de signos, en tanto que son enunciados; por ello, su práctica es un conjunto de reglas que deben ser conocidas y determinadas en el tiempo y en el espacio, las cuales definen una época y un contexto enunciativo y comunicativo, escenario en donde la práctica discursiva refleja las prácticas sociales en cuanto tal.

El discurso ambiental es así un compuesto de enunciados definidos por un conjunto de condiciones que le brindan unidad y discontinuidad desde el instante y devenir mismo, y las cuales le plantea sus propios límites, sus cortes, sus transformaciones, es decir, los modos específicos que asume en su temporalidad; en la noción de práctica discursiva se encuentra fundidas las actuaciones sociales y las instituciones; correlación que determina el espacio teórico-práctico en el cual se desenvuelve y realiza su intencionalidad, a su vez, en la relación naturaleza-cultura se ejerce toda su acción y efecto; la práctica discursiva implica un espacio-tiempo, lo ambiental se instituye desde una posición o condición, puesto que es un espacio-tiempo de gobierno, dirección, custodia y cuidado, dimensiones que reconstituyen y reconstruyen el saber ambiental.

Pero, ¿cuál es la estrategia que nos permite abordar la práctica discursiva ambiental? El análisis del discurso, éste explica la articulación de formas lingüísticas, el significado social y la acción, el cual refiere esencialmente dos escenarios: el primero, cómo se institucionaliza y el segundo, establece reglas del conocimiento; espacios donde se expresan y producen los actos sociales, manifiestos en una forma comunicativa con un significado y un valor social en cada situación histórica, en el contexto social es donde se pone en escena el sistema de signos. En el análisis del discurso le plantea a la práctica discursiva la cuestión de por qué, en un momento dado, entre todas las cosas que podrían decirse, sólo se dicen algunas: “por qué aparece un enunciado determinado y no

40

otro. Los discursos se refieren a lo que puede ser dicho y pensado, pero también a quién puede hablar, cuándo y con qué autoridad”78. Los discursos llevan consigo un significado y ciertas relaciones sociales, por tanto las posibilidades de significado y de definición están cubiertas de antemano por la posición social e institucional de quienes hacen uso de ellos. Así, “los significados no surgen del idioma, sino de las prácticas institucionales”79.

2.1.1. La formación discursiva y el saber ambiental: Práctica discursiva.

Si la práctica discursiva de lo ambiental lleva consigo relaciones sociales históricamente determinadas, dichas relaciones producen un conocimiento, éste adquiere forma como discurso, funciona desde un determinado régimen de verdad y produce efectos concretos en lo social, hace que aparezcan nuevos objetos, conceptos y técnicas, es en la sociedad donde se definen las reglas a partir de las cuales nacen ciertos tipos de saber, nuevas formas de conocimiento, por ello, es a través de las condiciones políticas y económicas que se forma el conocimiento y las relaciones de verdad. “Ello habría de conducir la reflexión más allá del campo de argumentación epistemológica para analizar las formaciones teóricas y discursivas que atraviesan el campo ambiental, para evaluar sus estrategias conceptuales e inscribirlas en el orden de las estrategias de poder en el saber”80

La realización del discurso ambiental, su desplegarse, su mostrarse, su práctica, posibilita establecer los elementos que lo determinan y los factores que lo modifican, permite entrever otros sistemas, esto es, contenidos y representaciones que se articulan a una estructura funcional y útil determinada en una epistemología explícita en sistema normas que determinan su producción y circulación desde el contexto de las prácticas sociales, por lo tanto, todos los condicionantes del entorno remiten a, y, se articulan en una estructura normativa que a su vez es discursiva; las relaciones del saber generan hegemonías, es decir, saberes dominantes, que son decibles y valorizados en ciertos ámbitos de interacción social.

La posibilidad de cambio de saberes de una época a otra, se hace evidente si se revisan y comparan saberes en un largo lapso histórico, cambiando el pensamiento y la acción, el cambio es particularmente conflictivo pues lo que se encuentra en juego es la vigencia de ciertas relaciones de orden, de régimen de 78 Ball Stephen J. Foucault y la educación. Ediciones Morata S. L. P, 6

79 Ball Stephen J. Foucault y la educación. Ediciones Morata S. L. P, 6.

80 Sáenz Orlando. (compilador) RCFA: Las Ciencias Ambientales: una nueva área del conocimiento. 1ª edición. Bogotá, D.C. Diciembre de 2007. P, 66.

41

verdad, de lo decible y lo visible, las cuales legitiman prácticas que se despliegan en el discurso; esta legitimación se orienta por una estrategia que descansa en un sesgo social pues desde allí se le atribuyen rasgos y motivaciones. En todo caso, las condiciones del discurso ambiental evidencia un sistema de saber en la práctica discursiva, su fuerza reside en el hecho de que se lo ve como una ciencia, un conocimiento, un saber. El saber ambiental como discurso se encuentra inscrito en el espacio-tiempo del cual obtiene su identidad, al cambiar este soporte material puede conservarse o borrase; como objeto, es singular y susceptible de batallas políticas por su apropiación y reapropiación, susceptible de operaciones y estrategias de circulaciones pacíficas o conflictivas.

3. El saber ambiental y la formación interdisciplinaria.

La incorporación de la dimensión ambiental en la historia y la naturaleza (cuál es la naturaleza de la Interdisciplina)de la interdisiciplina organiza, divide, distribuye, ordena, reparte en niveles, establece series, distingue lo que es pertinente y lo que no lo es, señala elementos, define unidades, describe relaciones y nos ilustran las condiciones históricas de posibilidad del saber ambiental, desde dos grandes discontinuidades: la que separa el renacimiento de la época clásica y la que distancia a ésta de la modernidad; de allí la importancia de los elementos estructurales sincrónicos y diacrónicos que constituyen la interdisiciplina. (cita)

Establecer las implicaciones entre el saber ambiental y la formación interdisicplinaria es situarse en un plano de construcción de un nuevo conocimiento; no es simplemente desde la teoría, es a partir de la capacidad de resignificación de la problemática ambiental integrada con sus responsabilidades ante la sociedad que la define, exponiendo, con ello, su legitimidad y su existencia; abordar las implicaciones entre saber ambiental y formación interdisciplinaria exige replantear y reinterpretar la manera como se han representado, explicado, concebido y aplicado, en el contexto formativo, y su incidencia directa e indirecta en el desarrollo de capacidades que se ajusten a los vertiginosos cambios que traen los problemas complejos actuales, de allí, la importancia de formar y fortalecer la capacidad crítica, la visión global de los problemas, la formación permanente e ininterrumpida. La formación interdisciplinaria se asume como forjadora de conocimientos y formadora de pensamiento, las cuales a su vez direccionan la formación profesional, obligando a repensar el modo como se ha venido enseñando en los claustros académicos, y a la vez, en la formación profesional.

42

La propuesta interdisciplinar perfila una perspectiva que pone en cuestión el modo en que se crean y distribuyen conocimientos; desde este referente se perfilan dos perspectivas que se le exigen a la relación saber ambiental y formación interdisciplinaria: de un lado, la reformulación epistemológica que permitan la construcción de un pensamiento integrado, abierto a la diversidad y a la incertidumbre, manifiesto en los desarrollos teóricos, conceptuales y metodológicos, lo que conduce necesariamente a la aparición de disciplinas nuevas; por otro lado, su progresiva transformación institucional y administrativa, que afecta tanto al tipo de conocimiento que genera, como a las formas en que se “reproduce” en los esquemas institucionales de formación, el estilo organizativo que adquiere, las recompensas que se otorgan y los dispositivos de control que se aplican; denotando un proceso que evidencia la relación teoría-práctica que subyace en los conceptos, métodos y corrientes de pensamiento que circulan en la construcción de lo ambiental convertidas en acciones, en las relaciones entre saberes y en las formas organizativas de carácter institucional que adquiere, las cuales se presentan como el esfuerzo hacia una nueva síntesis, sin prescindir del conocimiento especializado, al contrario, contando con su propio desarrollo (cita); la implicaciones entre el saber ambiental y la formación interdisciplinaria exigen unos nuevos niveles de interdependencia en la producción, construcción, articulación y transmisión del saber, pone en juego la necesidad de un concierto comunicativo y mancomunado entre las especializaciones, desde una metodología apropiada hacia los objetivos teóricos-prácticos que en la actualidad le demanda la problemática ambiental.(cita)

Tal abordaje requiere de un marco epistemológico común que permita conceptualizar la multidimensionalidad de las nuevas formas de articulación entre campos de conocimiento que en ocasiones se consideran antagónicos. La gran pregunta-desafío es ¿cómo conformar equipos de investigación interdisciplinarios con profesionales formados bajo la lógica del discurso disciplinar? ¿No hay acaso una ratificación entre los desafíos epistemológicos y metodológicos que plantea el saber ambiental?, resolver las preguntas exige una articulación entre saberes y profesionales desde una postura crítica, autocritica y de apertura, pues cada una pone a disposición sus esquemas conceptuales, teóricos y metodológicos, generando una interacción que no solo posibilita la formación y las reformulaciones de los mismos, sino además, la constitución y consolidación de equipos de trabajo, que necesariamente deben administrar las implicaciones que subyacen de dicha interacción. (enfocar hacia la relación cultura naturaleza)

La interdisciplina desde su definición y desde su práctica se comprende como una metodología que debe genera interacciones, lo que trae como efecto nuevos campos de conocimiento, esta característica basada en la articulación de

43

disciplinas colindantes desde un objeto de conocimiento común requiere de una revisión cuidadosa al momento de establecerse, puesto que se debe analizar la existencia de un margen distanciado entre los procesos de cooperación, mismos que obedecen al límite establecido por la epistemología y por la división de las ciencias, instaurando relaciones que constituyen y determinan nuevos conceptos, teorías, e instituyendo discursos y prácticas discursivas.

“Se entiende por interdisciplina, no solo el acople mecánico de profesionales de distintas áreas del saber, sino, la articulación de los distintos métodos y perspectivas científicas en la búsqueda de procesos autóctonos de desarrollo. Comprendida en esta forma la interdisciplina no riñe con la exigencia de la especialización científica, pero si exige la apertura de los métodos científicos de cada una de las ciencias a la comprensión de su complementariedad gnoseológica con los demás campos del saber”81.

Desde este enfoque se determina la articulación de ciencias, disciplinas y comunidades académicas con el fin de dar solución a la problemática ambiental establecida en un contexto espacio-temporal determinado, en otras palabras, es la interrelación conocimiento-mundo; no es un conocimiento purista alejado de la realidad, teorético y erudito; es el conocimiento comprometido con los problemas reales, lo que posibilita explicar la verdadera finalidad de dicha relación, además, de hacer referencia a la articulación de profesiones y de profesionales que busquen y ofrezcan mejores soluciones y respuestas a problemas técnicos y sociales.

El saber ambiental en su articulación necesaria con la interdisciplinajustifica esencialmente nuevas áreas del conocimiento desde dos aspectos: lo epistemológico y lo institucional; lo epistemológico refiere en primera instancia el conjunto de problemas ambientales manifiestos en hechos empíricos como la degradación ambiental, el agotamiento de los recursos naturales, los cuales deben ser comprendidos e interpretados más allá del referente fáctico, para la formulación e implementación de respuestas alternativas que propendan por su solución, y, ello exige en segunda instancia, replantear el procedimiento desde el cual han sido abordados y estudiados por las diferentes disciplinas y áreas de conocimiento, reinterpretando la manera como los han explicado, concebido y representado (relación institución gestión).

El saber ambiental, de acuerdo con lo anterior, se entiende como el sistema o estructura resultante de las interacciones entre una población humana organizada en sociedad y los procesos ecosistémicos; por ello, la lectura que debe realizarse sobre lo ambiental requiere de una visión integral e interdisciplinaria, en donde se

81 Memorias del I Seminario Nacional sobre Universidad y Medio Ambiente. Icfes- Universidad Nacional de Colombia. Memorias. Bogotá. 1988 p, 30 y p, 57

44

reconozcan todos sus componentes en una acción reciproca, conjunta y articulada con el contexto, lo cual refiere un conjunto de problemáticas y conocimientos pertenecientes a un tipo de fenómenos o de temática en particular, desde allí se potencializa y fortalece la investigación, impulsando nuevos saberes, áreas y campos del conocimiento.

Este nuevo campo de conocimiento, dada su naturaleza, establece un puente entre ciencias naturales y sociales, y es en esencia transdisciplinario y holístico. En este sentido, las ciencias ambientales, son nuevos campos o áreas de conocimiento que, surgiendo de las ciencias naturales y sociales, se aplican al estudio de este objeto y así adquieren el carácter de ambientales, al igual que las disciplinas o quehaceres tecnológicos o instrumentales. Potencialmente, todos los campos del saber y el actuar, en cuanto se ocupen de este objeto y desarrollen: teorías, metodologías, técnicas o instrumentos se hacen ambientales”. (Sáenz, 2007)

El objeto de estudio de las denominadas ciencias ambientales es el ambiente, objeto complejo que refiere y define las relaciones entre naturaleza y cultura; en él se congregan diferentes disciplinas, tanto las sociales como las naturales, determinando nuevos campos y áreas de conocimiento. La dificultad para su reconocimiento, parte del desconocimiento de la relación naturaleza-cultura.

La forma en que estos han sido abordados por las diferentes disciplinas y áreas de conocimiento y como, en la medida en que hemos avanzado en su conocimiento, han dado lugar a un nuevo campo o área del saber ambiental, así como a un conjunto de saberes ubicados en las ahora llamadas ciencias ambientales. 82

Si lo ambiental se constituye a partir de la relación naturaleza-cultura y en ésta relación intervienen condiciones estructurales y estructurantes, el propósito desde lo institucional es otorgarle una legitimidad epistemológica referida desde un conjunto de relaciones que vinculan diferentes tipos de ciencias o discursos científicos que superan la sobredeterminación histórica, pues el discurso de lo ambiental no se comprende como una coacción histórica, no es la suma de conocimientos, no es la franja común a todas las ciencias; el discurso ambiental es el resultado de un espacio abierto, de dispersión, de la articulación de múltiples sistemas que se remiten unos a otros desde categorías temáticas integradoras como lo es: la problemática ambiental y el saber ambiental a través de un dispositivo discursivo: la episteme, en ella se evidencian prácticas especificas, 82Sáenz Orlando. (compilador) RCFA: Las Ciencias Ambientales: una nueva área del conocimiento. 1ª edición. Bogotá, D.C. Diciembre de 2007. P, 17

45

reglas discursivas y regímenes de objetos, con arreglo a ciertos tipos de conocimientos y de prácticas que constituyen saberes posibles que tienen lugar en su interior. “La epistemología ambiental busca así trascender al pensamiento complejo que se reduce a una visión sobre las relaciones de procesos, cosas, hechos, datos, variables, vectores y factores, superando al racionalismo y al relacionismo que pretende fundar el conocimiento como el vínculo de verdad entre el concepto y lo real, a la que se accede por la separación entre sujeto y objeto de conocimiento”83

En síntesis, el objeto de estudio de las ciencias ambientales es un objeto complejo que se denomina ambiente, el que, como se ha dicho, define las relaciones entre ecosistema y cultura o entre sociedad y naturaleza. Las diferentes disciplinas, tanto las sociales como las exactas, en la medida en la que se ocupen de tales relaciones, se convierten en ciencias ambientales84

Lo ambiental tiene su realización como discurso desde las prácticas sociales que refiere, las cuales vehiculan el propósito de producir algo en la sociedad; el discurso permite tejer la trama social desde la constelación de diferencias y significaciones compartidas que organizan y permiten toda interacción social, desde allí, es posible iniciar la búsqueda de evidencias y argumentos que permitan explicar las condiciones que caracterizan, determinan, y regulan toda producción de conocimiento; la preocupación fundamental radica en cómo el discurso ambiental ponen en evidencia un conjunto de ideas y conceptos que constituyen así un nuevo campo de conocimiento, para ello es de vital importancia las estrategias de carácter institucional.

Es el discurso ambiental el que refiere condiciones epistemológicas e institucionales que le garantizan su legitimidad, fundando así un discurso que se centra en la transmisión de reglas que se deben seguir o que se deben ajustar a conductas, tareas o actividades para el fortalecimiento de la institución, la cual a su vez, determina y expresa conocimientos desde su carácter de autoridad y autenticidad, pues posibilita la comprensión, la construcción y la legitimación de una verdad filtrada por el entendimiento que produce pensamiento y reflexión a partir de preceptos socialmente admitidos que subordinan a los sujetos a ciertas reglas de comportamiento propias de un grupo, las cuales instruyen y disciplinan; es este referente del discurso ambiental el que nos brinda un horizonte abierto

83 Sáenz Orlando. (compilador) RCFA: Las Ciencias Ambientales: una nueva área del conocimiento. 1ª edición. Bogotá, D.C. Diciembre de 2007. P, 64.

84Sáenz Orlando. (compilador) RCFA: Las Ciencias Ambientales: una nueva área del conocimiento. 1ª edición. Bogotá, D.C. Diciembre de 2007. P, 56-60.

46

respecto a su significado y a su relación con formas de diseño, transmisión y prácticas de conocimiento. “No es posible disminuir la contaminación causada por una fábrica sin conocer su estructura y su funcionamiento y esas características n pueden explicarse con el detalle necesario si no se estudian los modelos mentales y la situación social de sus propietarios, administradores y trabajadores, todo lo cual está situado realmente dentro de una totalidad, concepto que, para algunos, representa mejor el campo de estudio de las ciencias ambientales”85.

“El discurso pone en evidencia los juegos de las comparaciones y las correlaciones funcionales del sistema discursivo, permite describir las transformaciones del discurso no sólo desde su perspectiva gramatical (economía interna del discurso), así como sus concretas relaciones con cada institución” 86

Desde esta traza, se generan nuevas condiciones que son del orden epistémico y del orden institucional, pues implica conocer y explicar concepciones teóricas, metodologías adoptadas, visiones de mundo, técnicas priorizantes, además, movilizan políticas materiales y simbólicas; por ello el saber ambiental no se limita a descubrir y describir la realidad, sino que contribuye activamente a producir verdad, al enfocarse en unas temáticas y no en otras, al hacer una serie de afirmaciones y negaciones, imprimiendo unos modos de proceder instaurados y vehiculizados por el discurso. “Por ello, la complejidad ambiental remite a un saber sobre las formas de apropiación del mundo y de la naturaleza a través de las relaciones de poder que se han inscrito en las formas dominantes de conocimiento. Desde allí se abre el camino que hemos seguido por los senderos de este territorio desterrado de las ciencias, para delinear, comprender y dar su lugar – su nombre propio – a la complejidad ambiental”87.

De tal forma, la práctica discursiva acoge unas actuaciones sociales de donde se desprende su sentido, su valor mismo, conformado por reglas que rigen el funcionamiento del saber, allí se articulan y regulan múltiples modos de ser de la institución, reglas que controlan, seleccionan y distribuyen saberes, ideas u objetos; es allí donde se evidencian procedimientos de exclusión de lo prohibido, 85 Sáenz Orlando. (compilador) RCFA: Las Ciencias Ambientales: una nueva área del conocimiento. 1ª edición. Bogotá, D.C. Diciembre de 2007. P, 17

86 Jalón, Mauricio. El Laboratorio de Foucault. Descifrar y Ordenar. Barcelona: Anthropos, 1994. p.21.

87 Sáenz Orlando. (compilador) RCFA: Las Ciencias Ambientales: una nueva área del conocimiento. 1ª edición. Bogotá, D.C. Diciembre de 2007. P, 62.

47

de separación y de rechazo desde la oposición (lo verdadero y lo falso), por ello se hace necesario comprobar cuál es su régimen, es decir, qué criterios gobiernan su funcionamiento; de allí que el saber ambiental se comprende como el conjunto de lo “decible” y “visible”, desde los regímenes de verdad y desde las formas posibles de organizar la percepción, el saber ambiental así considerado alude al interjuego de reglas que hacen que ciertos saberes sean para nosotros evidencias naturales e incuestionables, haciendo que aparezcan nuevos objetos, conceptos y técnicas, los cuales encuentran su contexto natural en la institución.

Los mecanismos y dispositivos que le permiten al discurso ambiental y a su práctica producir una acción son el saber y la institución, justificando toda una nueva plataforma epistemológica que implica un original procedimiento que articula discurso-institución, discurso-saber. La práctica discursiva surge desde estas articulaciones, generando hegemonías, es decir, saberes dominantes, que son decibles y valorizados en el ámbito epistemológico pero que se quedan cortos en ocasiones en el contexto de la interacción social, pues lo que se encuentra en juego es la vigencia de cierto orden, de un régimen de verdad que rige el funcionamiento del saber, en dónde se articulan y regulan múltiples enunciados y modos de representar lo ambiental, pero, ¿Cómo el saber ambiental construye las proposiciones aceptadas como verdaderas?, ¿Qué reglas pone en marcha el saber ambiental para producir discursos de verdad?.

La verdad del discurso ambiental refiere relaciones desde una red organizada y jerarquizada; también el conocimiento es producto social el cual se encuentra condicionado por la posición e intereses de los sujetos que lo producen, regulan, distribuyen y circulan en todo un sistema simbólico que permite su operacionalización (práctica discursiva); la producción de saber y de verdad, por la organización de los discursos, produce cosas, genera saber, produce discursos, que atraviesan el cuerpo social.

En suma, el discurso del saber ambiental encuentra su legitimación como verdadero desde las diversas formas de implementación, de difusión y de consumo, es producido y transmitido bajo un control que domina, de este modo se constituye como la esencia de todo debate político y enfrentamiento social, el cual es traducido en esquemas de comportamiento, en procedimientos de aprehensión y difusión de conductas; la verdad se concentra y despliega en el discurso en forma de dominación y sujeción, no cesa de preguntarnos, de indagar, de registrar, de institucionalizar y por ende profesionaliza. El saber ambiental se articula a las condiciones institucionales, puesto que es allí donde se legitima y desde allí se vislumbra su utilidad; surge de representaciones que orientan las acciones y las prácticas intelectuales las cuales se encuentran vinculadas a múltiples intereses, por ello quienes institucionalmente estudian lo ambiental (el

48

intelectual y el científico) son formados no sólo para producir conocimientos e instrumentos de acción política, además, agregan un disfraz de objetividad a las decisiones, pues, la presentación de las cuestiones políticas como si fuesen de un saber en particular, tiene notables consecuencias solo por medio de un debate entre expertos: el individuo común puede pensar cada vez menos sobre decisiones importantes que probablemente tendrán una incidencia considerable sobre su vida.

La legitimidad epistemológica e institucional del saber ambiental supone activar, incluso transformar la manera de concebir la problemática ambiental, para percibir la precariedad de los sistemas de pensamiento desde los cuales tradicionalmente se estudia: desde la “soledad del hombre dedicado a la verdad”, de la soledad del mundo de la ciencia, del sujeto encerrado en un frío laboratorio; por el contrario, se deben plantear las condiciones en que se ha formado y modificado el saber ambiental, las cuales posibilitan determinar en qué medida es un saber posible; pero ¿cuáles son las condiciones que lo determinan, qué reglas le ofrecen legitimidad en el espectro del conocimiento?, es decir, precisar desde que condiciones algo puede llegar a ser objeto de conocimiento: su modo de “objetivación”.

Desde esta perspectiva se intuyen dos funciones del saber ambiental: de una parte, jerarquizar, clasificar, y por otra, es un saber destinado a la gestión global de la vida, a partir de la resignificación de la relación naturaleza-cultura en pro de la construcción de nuevos enfoques y áreas de conocimiento generados por un dispositivo que dinamiza y recontextualiza su que-hacer y su modo de proceder; es constituir un sintagma nuevo a partir del conocimiento de los paradigmas, ello permitirá la reconfiguración de la relación naturaleza-cultura como referente que explicar las nuevas áreas de conocimiento; esto quiere decir que es posible estudiar la complejidad de esas interrelaciones, a condición de hacerlo bajo una perspectiva holística, dinámica, sistémica e interdisciplinaria.

Es el desarrollo de esta relación en áreas o campos de conocimiento, lo que ha posibilitado implementar “programas académicos que responden a la necesidad de preparar personas con capacidad de actuar, desde diferentes dimensiones, en la comprensión y solución de los problemas ambientales; en diferentes niveles de formación: tecnológica, universitaria a nivel de pregrado, especialización, maestría y doctorado. Es pues indispensable reconocer formalmente estos hechos y potenciar el uso de este patrimonio cognoscitivo”88.

88 Sáenz Orlando. (compilador) RCFA: Las Ciencias Ambientales: una nueva área del conocimiento. 1ª edición. Bogotá, D.C. Diciembre de 2007. P, 17

49

No obstante se presenta una paradoja, de una parte se ha construido una institucionalidad y una serie de nuevos conocimientos que son utilizados para enfrentar la problemática ambiental, tanto a nivel nacional como internacional, lo cual, en sí mismo, constituye ya un patrimonio conceptual y tecnológico, pero de otra parte, este patrimonio se hace invisible desde la formalidad institucional, aminora y reduce en términos prácticos, su capacidad de uso social; tal situación ocurre cuando la nueva dimensión del conocimiento no es reconocida por la institucionalidad tradicional como acción; esto sucede entre otros aspectos, por la predominancia en algunos sectores de la sociedad del paradigma tradicional de la primera modernidad, (citar a Beck) de una modernidad extractiva que busca dominar a toda costa la naturaleza, al no permitir una ubicación con identidad propia a los nuevos procesos de conocimiento o acción; una especie de desadaptación epistemológica en armonía con las instituciones tradicionales que operan, sectorizan sus objetos de trabajo y los campos o áreas de conocimiento.

En consecuencia con lo anterior, es necesario reconocer formalmente la existencia de un nuevo campo o área de conocimiento, las Ciencias Ambientales, cuyo objeto es en síntesis el estudio de los procesos de interacción entre ecosistema y cultura, o sociedad y naturaleza en diferentes ámbitos y escalas. Este nuevo campo de conocimiento, dada su naturaleza, establece un puente entre ciencias naturales y sociales, es en esencia transdisciplinario y holístico, establece nuevas relaciones con el discurso venido de la norma institucional, el cual lo legitima.

Pero ¿cuáles son las implicaciones entre saber ambiental y formación interdisciplinaria?, es decir, ¿cómo se institucionaliza (legitima) el saber ambiental? La preguntas van dirigida a cuestionar la escisión de la relación naturaleza y cultura, pues dicha relación no solo transmite conocimientos o información sino que propicia la construcción, asimilación y aceptación de formas de pensar y esquemas de razonamiento, que destacan determinados valores, le dan un lugar al saber ambiental en el concierto de los saberes, desde los paradigmas y las teorías, estableciendo principios conceptuales y estrategias metodológicas que direccionen su construcción, al igual que permitan una concepción sobre dicha relación desde un esquema de valores que responda a los imperativos que desde la interdisiciplina y su complejidad exigen.

Desde esta posición, las implicaciones entre el saber ambiental y la formación interisciplinaria encuentra su explicación asumiendo compromisos en su doble naturaleza, en particular la formación la cual se debe constituir bajo el desafío de mostrar un nuevo paradigma que evite el aislamiento de las disciplinas, con el ánimo de abrir una perspectiva de integración para superar los obstáculos presentados por el conocimiento tradicional; buscando construir una articulación

50

como una alternativa consecuente a los intentos de ligar y complementar los esfuerzos en pro de la construcción de alternativas de desarrollo y calidad de vida.

La relación saber ambiental y formación interdisciplinaria, no puede ser diseñada a través de una teoría, a no ser que, con un abusivo idealismo sólo se le considere como filosofía pura, (Cita) pues dicha relación se niega a construirse como el resultado de la feudalización del conocimiento, de la división de la realidad en campos disciplinarios confinados con el propósito de lograr la eficacia del saber en pro de un modo en especial de productividad; dicha relación se desprende de las condiciones que resignifican el conocimiento, de la formación profesional, de las estrategias que comienzan a concebirse como determinaciones ideológicas-teóricas que a su vez fortalecen prácticas productivas. El campo epistemológico es el campo de lucha contra las ideologías generadas desde un pragmatismo funcionalista. “La mentalidad de estos procesos está definida por la especificidad de lo real, de lo que dan cuenta los conceptos teóricos de las diferentes ciencias; de un real presente y actuante, aunque no visible en la realidad”89.

Consideramos la imposibilidad de reducir la relación saber ambiental y formación interdisciplinaria a parámetros del mercado basados en valores conmensurables y reductibles al campo económico y la eficacia tecnológica, el logro de los propósitos no escapa a la necesidad de generar medios adecuados a sus fines, requiere instrumentos técnicos, ordenamientos jurídicos, arreglos institucionales y procesos de legitimación que traduzcan el propósito en acciones, programas y mecanismos que den eficacia a los objetivos planteados.

“La producción del saber ambiental, así como la incorporación en los programas universitarios de investigación y de docencia, son procesos atravesados por relaciones de poder” 90

Desde la articulación saber ambiental-discurso ambiental, se permite vislumbrar los dispositivos epistemológicos y metodológicos que hacen de lo ambiental una disciplina, de allí su legitimación y su institucionalización, es decir, desde una red organizada y jerarquizada que posibilita la circulación, utilización, operacionalización de los discursos: la práctica discursiva es atravesada por la perspectiva epistémica y política, pues, el saber como una extensión más amplia y abierta de un conocimiento se localiza en el discurso.

“La ciencia como institución y como práctica, deberá colaborar en la construcción de un pensar-pensamiento-repensar que permita la disolución de las relaciones de poder es decir, la disolución de todo tipo de sujeto y todo tipo

89 Leff, Enrique. Saber Ambiental. Siglo XXI, eds. PNUMA, México, 1998. Pág. 47.

90 Leff, Enrique. Saber Ambiental. Siglo XXI, eds. PNUMA, México, 1998. Pág. 177

51

de objeto, y la construcción de una ecología del pensar, donde y a partir de una Filosofía Ambiental Compleja … 91 (revisar con cuidadado la cita)

91 Sáenz Orlando. (compilador) RCFA: Las Ciencias Ambientales: una nueva área del conocimiento. 1ª edición. Bogotá, D.C. Diciembre de 2007. P, 78.

52