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Diseño portada: Juan Alberto Díaz PestanaMaquetación: www.rosiris.comRegistro Territorial de la Propiedad Intelectual de AndalucíaNº Expediente: CA-131-09© Juan Alberto Díaz Pestana, 2009http://www.abriendoelcuartitodelfondo.comDepósito Legal:ISBN 978-84-613-5863-2Editado por: Salud Holística, S.C. Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados.

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ABRIENDO

EL CUARTITO DEL FONDO

Para comprender desde lo más profundo de nosotros.

Juan Alberto Díaz Pestana

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Índice

El Ser que no sabía (cuento) ……….. pág. 9

Introducción ………..………............ pág. 15

Capítulo 1 - La Evolución …............. pág. 21

Capítulo 2 - La Salud ….................... pág. 55

Capítulo 3 - La Forma …................... pág. 89

Capítulo 4 - La Escucha …................ pág. 113

Capítulo 5 - La Vida …...................... pág. 139

Capítulo 6 - El Crecimiento ….......... pág. 161

Capítulo 7 - La Relación …............... pág. 179

Capítulo 8 - La Conciencia …........... pág. 201

Capítulo 9 - El Ser (que sí sabía) ....... pág. 213

Epílogo ….......................................... pág. 233

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Índice

El Ser que no sabía (cuento)………….. 3

Introducción

Capítulo 1 - La Evolución

Capítulo 2 - La Salud

Capítulo 3 - La Forma

Capítulo 4 - La Escucha

Capítulo 5 - La Vida

Capítulo 6 - El Crecimiento

Capítulo 7 - La Relación

Capítulo 8 - La Conciencia

Capítulo 9 - El Ser (que sí sabía)Epílogo

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Cuento de Juan Francisco Ballesteros.

EL SER QUE NO SABÍA

Como todas las historias, esta también comienza con:

Érase una vez... un huevo, blanco, inocente, simple, encerrando en su interior un universo de vida. Si me paro y lo miro comprendo que ya es un todo por sí mismo.

En su cáscara blanca descubro la sabiduría de la evolución. Sólo ella puede proteger y al mismo tiempo dejar pasar la luz, pero solamente los rayos necesarios para provocar la vida. Dentro va latiendo un corazón, frágil y pequeño en su tamaño, pero grande en su fuego. Impacientes, sus rápidos y tenues latidos empiezan a marcar el ritmo de esta historia.

Puedo sentir cómo cada tejido, cada líquido, va buscando su camino friccionándose con su vecino, siguiendo el plan eterno de vida. Su cuidada estrategia para crecer y darse sentido a sí misma. Casi me puedo ver dentro del huevo, ocupándolo, llenando cada pequeño hueco que él me ofrece, completando todo ese infinito espacio, mi mundo, mi universo. Poco a poco “ya casi soy yo”.

Siento cómo voy creciendo. Con mis ojos puedo ver la blanca luz de mi cielo, mis brazos fibrosos juegan en el mar que me rodea y alimenta, puedo escuchar el sinfín de sonidos que vienen del cielo blanco que me envuelve, que me protege, que inspira mis creencias, el hogar de Dios. He ido creciendo, viviendo y llenando mi maravilloso mundo. ¡Qué hermoso es vivir toda una vida en la que cada día que pasa

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me acerco a mi cielo, rodeándome y cubriéndome con él! Él ha guiado mi crecimiento, mi espíritu me lleva hacia él dando paz a mi corazón; incluso, si me estiro… ¡ya toco el cielo!

Ya ha pasado mucho tiempo, toda una vida creciendo, noto cómo los últimos esfuerzos ya son algo penosos; además creo que me estoy enfermando o... también puede ser cosa de la edad. La verdad es que ya me siento viejo, mi piel antes era muy fina y tersa, y ahora se está llenando de pequeños bultitos; e incluso en algunos de ellos me está saliendo una especie de pelusilla... ¿me estaré descomponiendo?

Últimamente siento presión y dolor en mi cuerpo, no quepo en este espacio que comprende mi cielo, esta presión ya no me deja ni moverme. La verdad es que creo “que me pesa mi mundo”, que este precioso universo que viví se termina. ¡¿Iré a morir?! Ahora recuerdo con nostalgia cuando sólo era un bebé y podía mover mis bracitos y mi cabeza, cuando era libre y me quedaba mucho mundo por ver y llenar, cuando llegar a mi cielo era mi sueño.

¡¡KKKRRRRAAAAKKK!!

¡Dios mío!... ¿Qué es ese ruido? ¡Qué susto! Ha crujido el cielo, ¿o ha sido mi cuerpo? Con tanta presión siento que se me romperán mis huesos. Seguro que éste es ya mi fin; mi cielo, mi mundo y yo terminamos aquí.

Siento cómo un impulso de desesperación nacido de los latidos de mi corazón, de mis deseos de vivir, me empuja a rebelarme, a golpear el cielo blanco que me oprime. Es que ya casi no puedo moverme... Quizás sea lo último que haga, pero ¡¡quiero vivir!! Me quedo quieto un momento para tomar fuerzas, y en ese instante me asalta un pensamiento que me asusta, tomo conciencia de que me voy a rebelar contra mi cielo, contra mi maestro de toda la vida,

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contra lo que guió mi crecimiento y mi evolución, contra el hogar de Dios.

Ya es imposible cualquier movimiento, la presión es muy grande, siento miedo y comienzo a golpear y empujar contra mi cielo una y otra vez, lo oigo crujir, y sigo golpeando, lo siento ceder. Un sentimiento profundo me invade y me hace llorar al ver abrirse y romperse al que me protegió toda mi vida... De repente veo algo que me produce escalofríos. En mis movimientos he podido observar que ya son muchos los bultitos de mi piel que han echado pelusas; incluso están por mis brazos, estoy totalmente lleno de ellas. Realmente creo que... ¡esto es el fin!

En un último instante de verdadera desesperación y coraje golpeo mi cielo con el resto de las fuerzas que me quedan. Al hacerlo siento que todo él se estremece y veo salir de él una inmensa luz que me ciega y me envuelve en un intenso calor... pero es... ¡¿un calor refrescante?! Seguro que es el comienzo de mi aniquilación. Me quedo inmóvil, pues siento el miedo a su poder. Pero algo me sorprende, cada vez el calor es más agradable, me calma... Hay una sensación muy nueva... algo que nunca he sentido, algo que me acaricia, algo que no puedo ver cuando entreabro los ojos, pero que mueve suavemente las pequeñas pelusas que ya envuelven totalmente mi cuerpo. Pero ¿qué es lo que me acaricia ¿Será la mano de Dios? A lo mejor su mano no es visible. Lo que sí noto es que ya no siento la presión del cielo sobre mi cuerpo, nada me impide moverme y moverme es toda una nueva experiencia. A ver... ¿puedo mover la cabeza?... Creo que sí.

Voy a juntar todo mi valor y abriré los ojos para enfrentarme al destino por mi pecado de rebelión... ¡¡Qué frágil me siento ante el Todopoderoso!!Muy despacio estoy abriendo los ojos, estoy muy asustado, pero la curiosidad es mayor que el miedo. Entreveo algo muy nuevo, el

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color blanco de la luz se descompone en manchas turbias, quiero enfocarlas y... ¡uufff!... cómo me pesa la cabeza; es como si todo el mundo estuviera dentro de ella, pero esta curiosidad me impide dejar de mirar. Al intentar mover la cabeza siento que una fuerza extraña me tira hacia abajo, hacia el suelo, en él se apoyan mis patitas, para no caerme empiezo a dar pasos y, al hacerlo, ¡noto crujir el suelo! Pero si es que estoy pisando los trozos de mi blanco cielo. Están esparcidos bajo mis patas, sobre el suelo, estoy por encima de mi anterior mundo, pero... algo me llama la atención…Oigo claramente sonidos que vienen desde las formas turbias... Y ahora que me fijo, no son tan turbias, parece que mis ojos se están adaptando a este nuevo y sorprendente mundo, me encanta la sensación de adaptarme. Es que la curiosidad obra milagros. Antes sólo conocía un blanco, el de mi cielo, pero al adaptarse mis ojos veo otros blancos distintos, son muchos y muy diferentes, los llamaré “colores”, y parece que la misma mano de Dios que me acaricia y mueve mi pelusa, también acaricia y mueve las formas y las hace hablar... ¡Son todas tan diferentes!

Cada instante me parece más grande este nuevo universo, o... ¿será un nuevo huevo? Todo me hace sentir de nuevo como un bebé.

Creo que su cielo -¿o será su cáscara?- es diferente y está mucho más lejos. Pero ahora ya tengo la experiencia de crecer. Sé que llenaré este mundo; además, cada latido de mi corazón me empuja a hacerlo... Al levantar la cabeza mirando la cáscara celeste de este nuevo huevo, algo me llama la atención, algo que pasa por encima de mí. Es una figura muy grande, algo en mí no me deja apartar la mirada de ella, al verla me recorre un escalofrío de felicidad, no me asusta… me es tan familiar. Pasa lentamente muy cerca de mí, me mira y me siento emocionado; no sé por qué, pero mi corazón salta ante su presencia. ¿Será mi alma? Tiene dos grandes y poderosos brazos llenos de fuertes y enormes pelusas sobre los que se desliza bajo la cáscara azul. Su forma me es muy conocida, tiene dos ojos

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en los que, al mirarme, me puedo ver. ¿Seré yo?

En el bosque, un aliento en el aire susurra: «Ha nacido un águila».

Si liberamos nuestro corazón de la cáscara que lo cubre, irremediablemente la Vida hará el resto.

Este relato es un ejercicio de Juan Francisco Ballesteros para el curso de “Kinesiología aplicada a la emoción” del año 1998, de la Asociación de Kinesiología Holística de Viena.

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Introducción.

Conocí a Juan Francisco Ballesteros en el año 95, en su consulta de Kinesiología Holística y Naturopatía Manual. Era una persona entusiasta, físicamente incansable y con una actitud inquebrantable en su vocación de servicio.

Yo, por mi parte, arrastraba muchos problemas en mi vida. Si aparentemente todo parecía ser normal, había algo que no funcionaba bien. Algo por dentro boicoteaba todo lo que conseguía construir. Así sucedía siempre, constantemente, durante años y años, y esto me llevaba al agotamiento físico y emocional.

Primero fuí su paciente y después su alumno. Siempre tuve un gran respeto por él. Pero llegué a ser lo más importante: su amigo. De lo que me siento enormemente orgulloso.

En una ocasión le preguntaba cómo él conseguía mantener su ánimo, y me respondió:

—Somos dos conejos, pero tú aún estás asustado en la madriguera porque fuera existe la posibilidad de que haya un águila que te devore, y esperas a que se vaya para salir. Pero al no tener la certeza de si hay un águila o no, nunca saldrás, pues la certeza la tendrás sólo cuando salgas.

»Esta vida nos hace ver dolores, personas que envejecen, que enferman, niños que se mueren, desengaños… ¡Sí, afrontar todo eso también es ser conejo! No un conejo encerrado en una madriguera, sino uno con todas sus capacidades de conejo, hasta la de saber morir como un conejo.

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Y mi desarrollo personal tomaba una nueva senda. Asistí a los cursos que daba en diferentes partes de España, donde siempre su enseñanza era mucho más profunda de la que se describía en los programas. Durante dos años le acompañé a Cuba donde también impartía clases, y más tarde nos encontramos en distintas ocasiones en México.

En cada momento, en cada viaje o reunión, aprendía e iba encontrando salidas a mis encrucijadas. Sin saber exactamente de qué forma, mi vida cambiaba irremediablemente y poco a poco se iba produciendo una profunda transformación.

Durante mucho tiempo había visitado médicos y psicólogos. En principio, no me cuestionaba ese camino oficial adonde conducían todas las opiniones de la gente que conocía. Me recetaron pastillas y calmantes, pero en realidad iba empeorando. El problema se dormía con el calmante y cuando se despertaba iba produciendo en mí reacciones nuevas, más complejas.

Hasta que comprendí que la medicina alópata era una medicina de guerra, que afrontaba los problemas según iban apareciendo los síntomas y que estaba hecha para traumatismos y problemas agudos, pero que nunca iba a comprender mi situación endógena.

Sí, mi corazón vivía asustado. Aunque llevara una vida sana, no bebiera alcohol, fuera una temporada vegetariano, ayunara y siguiera no sé cuantas técnicas alternativas, me sentía dañado y agotado al no saber cómo y cuándo se me iba a reproducir aquel destructivo ciclo.

Estaba perdido. Mi ánimo no encontraba a mi ánima. Cada vez pisaba con menos fuerza y cada vez era más dependiente de los demás, más crítico con la vida y supongo que hubiera muerto sin que nadie entendiera qué sucedía.

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Juan Francisco, en una época de mi vida, tuvo la capacidad de entender y guiarme en el proceso. Movilizó mis recursos como persona. Mejoró mi equilibrio psicosomático y las funciones químicas de mis órganos. Pero llegó más allá, ya que yo requería una información más -se puede llamar la parte espiritual- para que de esta forma saliera el verdadero conocimiento de mi cuerpo.

Juan Francisco es un profundo conocedor de la anatomía, fisiología, embriología, biomecánica, bioenergética, neurología, antropología y genética. Ello hace que este libro sea algo más que un conjunto de ideas entendibles. Habla desde una realidad científica comprobable y es por esto que le da una base muy importante para llegar a tocar una parte más sutil, y no por ello menos real.

En los primeros capítulos, por medio de asteriscos, he aclarado algunos imprescindibles conceptos técnicos, pero no te detengas si no quieres. Lo importante es que no pierdas el hilo, más adelante se irá encajando todo y podrás profundizar en las partes.

La información sobre la salud que recibí de él durante años es amplia, precias y muy valiosa, pero no es el objeto de esta obra; queda para posteriores ocasiones y, si lo deseas, estoy seguro de que estaremos en contacto.

Desde siempre tuve la inquietud de escribir la información que iba recibiendo en tantas situaciones vividas, hacerla visible para los demás, compartirla. Cuando le comenté la intención de hacer este libro, le pedí permiso alegándole que con ello podría ayudar a mucha gente, me dijo:

—Ésa no es mi información. Es la Información. Creo que ahora sí estás preparado para hacerlo.

»No escribas en él algo porque creas que es lógico que esté escrito

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ahí o para que el lector entienda esa idea que tú le quieres proyectar; comparte lo que realmente tú puedes vivir y toca la realidad de tu interior, porque tú eres parte del mundo. Si escribes la frase que te permite sentirlo en tu interior, la siguiente persona que lo lea lo captará. Tocarás en él algo muy profundo y realmente le ayudarás a despertar su vida interior.

Acepté el compromiso y el reto con la ilusión de acercarte a esta apasionante aventura. Mi labor ha sido compilar, aderezar y cocinar levemente una materia prima de primera calidad, para que llegue a ti con su sabor original y disfrutes degustándola.

Así que te senté a mi lado y escribí como si, mientras lo hacía, pudieras ver y sentir cada mínima emoción que me invadía. Me entregué a ello con el alma, y ese ha sido mi regalo.

Te aseguro que la lectura no te va a dejar indiferente, ya seas científico, filósofo, médico, terapeuta, psicólogo, ama de casa, estudiante, ateo, agnóstico, escéptico, astrónomo, astrólogo, sociólogo o físico. Lee y asómbrate. Asómbrate de la dinámica de las cosas, asómbrate de lo que eres. Cuando acabes nunca verás la vida ni a otro ser humano de la misma forma.

Y te confieso que he llorado de emoción muchas tardes sentado delante del ordenador por la maravilla que estaba escribiendo, el sentimiento de responsabilidad, la felicidad de estar haciendo lo que tenía que hacer y el sentir cómo me estaba componiendo a la vez que lo componía.

Tiene un principio y un final, pero no esperes que la información sea lineal. Cada cosa escrita en un momento determinado tiene que ver con lo anterior y lo posterior, lo de arriba y lo de abajo. Cada concepto, aparentemente coloquial, verás como siempre conecta con diferentes planos: el pasado y el futuro, lo espiritual y lo terrenal,

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definiendo un “presente holístico”.

Como un bálsamo, va a tocar tu sentimiento dejando muchas puertas abiertas. Y quizás, sin querer, encuentres una solución intuitiva a cosas que pasan o han pasado en tu vida. Y con ello, la capacidad de ir desde el cerebro al corazón y a tus entrañas.

Ahora estás “Abriendo el Cuartito del Fondo”. En lo personal no puedo pedir más. Está fuera, nacido para ti, en tu mano, y lo que suceda ahora dependerá de lo que crees en ti con él. Deseo de corazón que sientas profundamente toda la inmensidad que lleva dentro.

Y mi sincero agradecimiento para Juan Francisco, por permitir realizarme a través de su conocimiento y su propia persona.

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1. LA EVOLUCIÓN

—¿Sabes? Una vez fuimos una gota de material orgánico sobreviviendo en los primitivos mares de la joven Tierra. Desde ahí hasta el actual ser humano hemos hecho un largo viaje cargado de vivencias.

»En realidad somos los supervivientes de una maravillosa historia y nuestro cuerpo, en su material genético y en la forma en que éste se activa construyéndonos, lleva la información de toda esta historia al mínimo detalle.

—¿Y cómo puedo ver en mí esa historia tan lejana?

—Siéntela, es toda esta biología dinámica. Siente su constante ebullición en constante evolución. Esta actividad nunca estática y, por consiguiente, imposible de comprimir en un porta de laboratorio, en un tubo de ensayo, en una foto o en una grabación. Toda esta historia pasada está viva en cada célula, en cada sistema y en cada ser vivo, en cada gesto, cada pensamiento, en cada uno de nuestros sentidos.

—Nuestra evolución es apasionante pero ¿cómo entender tanta complejidad?

—Observa y llega a comprender el simple y maravilloso hecho de formar parte de la Vida, toda esta nueva (y nunca más antigua) dinámica entre orden y caos, equilibrio y desequilibrio, salud y enfermedad. Estas dos poderosas piernas sobre las que se apoya nuestra vida para caminar desde la Materia hasta la Consciencia.

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El viaje de avión era de doce horas, la visión del mar azul se hacía extensa y lejana. Y, aparte de películas y comer, teníamos un tiempo que me parecía un lujo para poder conversar.

Y sus palabras llegaban con tanta sencillez y claridad, como ese sol sin nubes que veía resplandeciente a través de la ventanilla.

—Quisiera que me explicaras cómo es que todo lo sucedido desde el principio llega a estar aquí, en el presente.

—Las actitudes que tomaron las especies que poblaron la Tierra nacen de la relación entre la Tierra y el medio: Dentro-Fuera, Tierra-Cielo, Micro-Macro. La presencia de una partícula en un medio y el hecho de recibir estímulos de éste da lugar a una cierta actitud de la partícula. Estas actitudes dieron lugar a adaptaciones y éstas a la evolución.

»En esta evolución las especies van desarrollando de forma paralela e intrínseca un sistema orgánico, que va acumulando en su memoria, en el tejido y en su función, todas las experiencias y actitudes que llevaron a aquellas especies a la adaptación y a la supervivencia.

»Esta memoria pasa al caudal genético, a la vida de sus órganos, de forma que sus descendientes llevan en su interior toda esa experiencia, toda esa información; así, generación tras generación, van desarrollando estrategias cada vez más sofisticadas que les permiten evolucionar en sus funciones y por lo tanto en su forma física y dinámica.

»Estos órganos no son testigos mudos de toda esta historia. Esta experiencia intrínseca se manifiesta en forma de motilidad orgánica, que es el movimiento físico que nace desde el interior del órgano y

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se manifiesta en las diferentes funciones fisiológicas. Así podemos entender que cada órgano lleva en su interior millones de años de experiencia, el tiempo vibra en su interior en forma de motilidad y función. Nos cuentan en forma de pasiones y emociones la historia de su aparición y su evolución como adaptación a la Vida.

—Los órganos nos transmiten pasiones y emociones. ¿Y qué diferencia hay entre la pasión y la emoción?

—La pasión es un impulso que nace del interior de los órganos, es el latido de su supervivencia. La emoción es la expresión de ese impulso, la dinámica de esa supervivencia. Podemos sentir y reaccionar como aquel ser vivo que fue incorporando en su interior toda esa memoria, todas las adaptaciones. Emociones que hemos ido viviendo y superando en nuestra evolución. Incluso podemos decir que toda esta información define nuestra forma de pensar.

—¿Esto sucede con todos los órganos? ¿Puedes ponerme un ejemplo?

—Por ejemplo, nuestros riñones. Aparecen cuando las especies van saliendo del agua y adaptándose a la vida en la tierra, al aire. Este es un tiempo en el que la depredación es muy intensa y la inseguridad en el medio está muy marcada. Corro ante el depredador o ataco a mi presa. Todos hemos escuchado en más de una ocasión de la relación de los riñones con la inseguridad, con el miedo. Cuando alguien padece de riñones sus rodillas se sienten pesadas, no puede caminar bien, no se hace el drenaje adecuado de las piernas y los residuos metabólicos no son eliminados correctamente. Eso hace que nuestro desplazamiento sea más penoso.

»Así, cada órgano, cada sistema, va incorporando en nuestra memoria orgánica toda la historia de nuestra evolución de una forma ordenada.

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»El hombre llegó a comprender en su interior toda la creatividad de ese proceso de evolución y supervivencia, todo ese impulso que especie tras especie nos trajo a este tiempo y nos dio esta forma; evolución como ser individual y social. Comprender lo comprendemos, porque ya lo hemos integrado en nuestro cuerpo; ahora estamos en la fase de entenderlo con la mente.

—Creo que necesito ubicarme en todo este proceso evolutivo.

—Tenemos dos puntos de contacto con la evolución, uno es lo que se llama Filogénesis y otro es lo que se llama Ontogénesis, y no creo que haya nadie que pueda definir la frontera entre las dos.

»La Filogénesis sería todo el saber que hemos recibido, toda esa base de datos con que nacemos; pero, también, todo aquel aprendizaje que vamos adquiriendo a través de nuestras vivencias. Constantemente estamos motivados por ella. Es una memoria de nuestro cuerpo por su propia forma y función.

»La Ontogénesis sería todo aquello con lo que nosotros podemos aprender, nuestros sistemas de aprendizaje, nuestra capacidad de asimilar nuevas experiencias y hacer que vayan pasando del caudal de la Ontogénesis al caudal de la Filogénesis, es decir, pasar a nivel subcortical todo lo que hemos aprendido, y así a nuestro ADN, al ARN*, etc.

»Es una conexión que nuestro interior, desde lo más profundo, desde nuestros estados más primitivos, el mineral, el vegetal y el animal, hace con el exterior. Y desde nuestro exterior, desde nuestra conciencia más fina hasta nuestra materia.

—¿Desde cuándo empezamos a tener esa capacidad?

——————* El ácido ribonucleico o RNA, es un ácido nucleico formado por una cadena de ribonu-cleótidos.

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—Los sistemas de aprendizaje están en los seres vivos desde el principio. Una bacteria tiene la capacidad de recordar; no durante mucho tiempo, pero recuerda. Si agredes a la bacteria -a su membrana- con un estímulo dañino, la bacteria huye del ataque. Si esperamos cinco o diez minutos y la volvemos a atacar reacciona del mismo modo: huyendo. Pero si en vez de esperar ese tiempo sólo dejamos transcurrir unos segundos antes de atacarla por segunda vez, reacciona huyendo antes de recibir el estímulo. Se acuerda de la primera agresión. Eso es la memoria que está en la membrana. La membrana es nuestra piel, y nuestra piel y el sistema nervioso vienen del mismo tejido embrionario; el ectodermo. Nuestra piel se puede decir que es la primera memoria.

» Esto es importante ya que todos los seres seguimos manteniendo información de la vida dentro, o sea, tenemos dentro todas las especies de seres vivos que han dado origen a nuestra especie humana. Todas esas especies siempre están activas; somos el resultado de una gran actividad en evolución.

—Eso tiene lógica. —Pero no solamente es eso, sino que tenemos también la

información de la frustración de las especies que murieron en el proceso de evolución. Cuando un ser vivo no puede continuar, cuando una especie no puede adaptarse, desaparece. Para conseguir el estado actual de evolución muchas especies han desaparecido. Tenemos en nuestro interior esta información. No solamente las especies que han ido dando lugar al ser humano, sino la información de los caminos, las causas y las consecuencias que dieron lugar a la desaparición de especies. Esto también es importante, porque si alguien se interna en alguno de estos caminos enfermará y no podrá comprender qué está ocurriendo pero su cuerpo no puede vivir. Está ocurriendo algo que no es fisiológico, es filogenético. Mi propia naturaleza enfermará y se destruirá por información filogenética.

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Si no puedo seguir mi camino, si no puedo atravesar un miedo o una emoción profunda en cierta zona, puedo tomar el camino equivocado que me lleva a la destrucción.

»Es muy importante que nosotros, que estamos aquí hoy con nuestro cerebro, hagamos un viaje de inmersión en él, para que podamos encontrar todas esas informaciones que no nos están dejando seguir nuestro camino original, buscar nuestra integridad, nuestra realidad.

»Para eso estamos diseñados, muy bien diseñados. Tenemos toda la información, tenemos unos cuatro mil millones de años de evolución, de experiencia orgánica. Una información enorme cargada de éxtasis vital, pero también de sufrimiento. Por eso no queremos acceder, porque ahí también están las experiencias dolorosas, ahí está la muerte, la tristeza.

»Por eso al ser humano le cuesta tanto acceder a su integridad. No dejamos de pensar porque no queremos morir. No dejamos de pensar en cómo vivir mejor, pero huyendo de una realidad que mostramos, que es nuestra naturaleza, nuestro cuerpo. Queremos huir del cuerpo porque en él está la muerte; y, así, huimos de nosotros mismos.

»Hemos buscado muchas formas de hacer esta conexión, hemos desarrollado multitud de técnicas, todas válidas, pero siempre seguimos buscando algo mucho más profundo, mucho más directo.

—Me parece que todo esto va a ser muy interesante y quisiera entenderlo para entenderme bien. ¿Podríamos ver de dónde viene la vida desde el principio?

—Te voy a contar los ciclos o pasos importantes; son los hechos que hacen que la vida surja en la tierra y evolucione.

»En el principio de los tiempos la tierra era una masa semigaseosa

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y semilíquida, con una temperatura elevadísima. Todo el calor interior producía vapor, que se separaba de la tierra, pasaba a capas más altas y allí se enfriaba y volvía a caer sobre la tierra. Esa agua, que estaba más fría, disminuía un poquito más la temperatura de la superficie; y así, en este ciclo, la tierra se fue enfriando.

»Por otro lado, la tierra tiene dos movimientos, uno de rotación sobre sí misma y otro de traslación alrededor del sol, aparte de otros movimientos de camino hacia otras constelaciones. Todas las partículas de la tierra están bajo el efecto de la inercia de esos movimientos. Cuando las partículas primitivas que forman la Tierra sienten esa inercia, empiezan a poseer una forma básica de conciencia, es decir, ven que si se separan de la tierra continúan con los movimientos que ella les ha inyectado. Esas partículas pueden empezar a ser independientes, a tener una vida independiente. Comienza el camino, el nacer de la conciencia.

»A su vez, por la forma particular en que el agua se mueve en el cauce de los ríos y por las fricciones que se forman en ella, se empiezan a distribuir y separar diferentes densidades y en esa separación se van formando las primeras membranas. Es la primera vez que se va aislando diferente material dentro del agua. Y las membranas actúan como sistemas de intercambio (alimento y excreción), de separación, de información.

»Estas partículas que se empiezan a formar dentro del agua arcaica dan lugar a la vida primitiva. En sus primeros intentos se destruyen porque no pueden adaptarse; están aprendiendo a hacerlo pero en su sacrificio van dejando la información, la memoria de su existir, permitiendo que los siguientes intentos puedan aumentar sus posibilidades. Otra vez una membrana rodea una sustancia un poquito más densa que el exterior, vuelve a romperse y así hasta que poco a poco, por mutación, la vida puede permanecer y adaptarse en la tierra.

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»Posteriormente, lenta pero imparablemente, va apareciendo la primera vida vegetal. Y poco a poco va teniendo más capacidad de recibir y transmutar estímulos de más altas vibraciones, de colores verdes y azules. El caudal informativo para poder mutar ya es muy grande y desarrolla un sistema de intercambio a gran escala. Aparece el sexo, comienzan a existir las primeras relaciones sexuales. Se usa el sexo para la expresión y progresión de la vida.

»Así en la era secundaria, la vida sale del mar a la tierra y se van desarrollando los reptiles. Y de los reptiles aparecen luego los dinosaurios. En esta época no hay flores, por lo que no hay colores de alta vibración, como violetas, índigos o azules. Tampoco están los olores, por lo que no hay estímulos para el rinencéfalo*, el cual da lugar al sistema límbico**, la parte emocional del sistema nervioso. Básicamente, el sistema límbico, que une los dos hemisferios, lo único que activa en estos animales es la parte motora; la capacidad de caminar.

»Entonces, los dinosaurios se mueven en medio de tonos verdes y de baja vibración: amarillos, naranjas y rojos. Y su capacidad se centra en cazar y comer, pero no pueden ver un amanecer ni un atardecer y no conocen los cambios rítmicos del tiempo, por lo que su sistema límbico no puede ser estimulado en su hipófisis***, ni en su epífisis****. Podían percibir el olor de la carne de las presas que comen, pero no de las flores porque no es básico para la supervivencia.——————* Parte del cerebro que interviene en la función olfatoria y en todas aquellas funciones con integración emotiva.** Es un sistema formado por varias estructuras cerebrales que gestiona respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales. Está relacionado con la memoria, atención, instintos sexuales, emociones (placer, miedo, agresión), personalidad y conducta.*** O glándula pituitaria, es la glándula que controla el resto de glándulas, entre ellas el tiroides. Se aloja en un espacio óseo llamado silla turca del hueso esfenoides, situada en la base del cráneo.**** O glándula pineal, glándula endocrina situada bajo el cuerpo calloso del cerebro, productora de la hormona melatonina.

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»Cuando aparecen las flores los animales empiezan a ver los colores. Todos los animales que podían integrar los colores en sus sistemas, ver que existía un amanecer o un atardecer, comprender los cambios de ritmo exterior e integrar esos ritmos en sus sistemas filogenéticos, en su ADN, pudieron adaptarse. Y éstos fueron los mamíferos.

»El córtex* se estimula por el olor y por el color. Cuando vemos el color surge una especie de alegría en el cerebro, como un calambrazo que te despierta. En cambio, el olor se siente dentro de ti, toca el sistema límbico y hace un trabajo de introspección. La unión de los dos hace que haya un estímulo cerebral y un estímulo interior: el ojo al córtex y el olor al subcórtex. Esos estímulos al mismo tiempo van asentando una comprensión diferente al mamífero. Van naciendo nuevas emociones, emociones que unen a los individuos.

»Aparecen los mamíferos, y con ellos las sociedades, los grupos, el diseño de estrategias comunes para adaptarse al medio, cazar juntos, etc., estableciendo una estructura interna en la manada.

»Un dinosaurio puede llevar a cabo una estrategia de caza individual. Él solo puede echar a correr y darse cuenta de lo que tiene que hacer, por ejemplo, para asustar a otro animal y hacerlo caer por un terraplén y cazarlo. Pero los mamíferos que aparecen en esta época pueden hacer estrategias de comunidad, actuando el grupo como un solo individuo. A partir de aquí ya se da el alimento con amor, y el sistema neurovegetativo**, el sistema nervioso, y el sistema hormonal*** también se desarrollarán bajo estos estímulos.

——————* Es el manto de tejido nervioso que cubre la superficie de los hemisferios cerebrales, alcanzando su máximo desarrollo en los primates. Filogenéticamente el córtex es de aparición relativamente reciente si se compara con las otras áreas del sistema nervioso central.** Recibe la información de las vísceras y del medio interno, para actuar sobre sus músculos, glándulas y vasos sanguíneos. *** Actúa como una red de comunicación celular que responde a los estímulos liberando hormonas y es el encargado de diversas funciones metabólicas del organismo.

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»Y por último, en la época cuaternaria aparece el hombre, que es el único ser, el único animal, que se ha desarrollado de tal manera que puede realizar estrategias tanto individuales como colectivas de supervivencia.

»Aparece la cualidad de inventar como fruto de necesidades más específicas. Debido a que siente el frío puede utilizar el fuego; debido a la capacidad craneal y a sus necesidades de alimentación, se da cuenta de que puede utilizar herramientas para cazar, construir, etc.

»Llega un momento en que siente una necesidad de comunicarse con su interior y con el de sus semejantes, por una hermosa inquietud. Y aparece el arte, alimento para el alma.

»Llega también un momento en que el cerebro tiene que transmitir una gran cantidad de datos con poco gasto de energía y aparece “la palabra”, y con ella todo un mundo de comunicación.

»Un dato muy importante a tener en cuenta es que el ser humano no se pone de pie por el hecho de desarrollar su cerebro. Primero aparece la capacidad funcional. O sea, que fue el hecho de ponerse de pie el que posibilitó que desarrolláramos nuestro cerebro y con él el cráneo.

»Lo que sí desarrolló el cerebro fue la capacidad de usar las manos, coger objetos, diseñar, comer, etc. Si yo no lo hago, enfermo, vuelvo a ser primitivo. Cuando no nos utilizamos a nosotros mismos como somos en nuestra integridad, dejamos muchas habilidades y herramientas anquilosadas. Recuperar esa información filogenética es vital para nosotros, porque esa información nos trajo hasta aquí; estamos vivos porque la tenemos dentro. Es nuestra realidad. Si no vivimos nuestra realidad, entonces vivimos un sueño y un día, al

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despertar, nos habremos perdido.

—Es apasionante, pero ¿cómo asimilamos una información tan grande, si vivimos en esta esquinita del tiempo?

—Estas vivencias las repetimos en el pequeño y al mismo tiempo inmenso universo que es el útero materno.

—Eso es algo que nunca había escuchado: el útero, un universo. Continúa por favor.

—Al producirse la fecundación, el ser humano es como aquella primera partícula viva que existió en la Tierra; su relación con el entorno es exactamente la misma. Me reconozco porque hay algo fuera, el líquido; a través de él me llegan estímulos que me tocan; las secreciones de la mucosa me van alimentando y un bombeo que se produce en el cuerpo amarillo, en el ovario donde nació el óvulo, me va empujando por toda la Trompa de Falopio. No tengo nada dentro que me haga sentir yo, solamente hay algo fuera que me está llevando.

»En este punto tenemos la misma percepción del gusano, pues es lo que somos filogenéticamente; solamente escuchamos el latir del corazón de la madre, su respiración y los ruidos del vientre. Son los estímulos que recibimos, todo lo que tenemos es contacto por presión. Nuestra atención está en el exterior, nuestro crecimiento en el interior. Los sonidos rítmicos, las melodías de frecuencias muy bajas (el ruido de los intestinos), son básicos para nuestro desarrollo.

»Según crecemos vamos aumentando nuestra gama de percepciones. El corazón tiene dos aurículas y dos ventrículos, pero dentro de cada uno de ellos tenemos cuatro movimientos

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diferentes, en total dieciséis movimientos. Son muy importante para la formación de la mórula*; el sentir esos dieciséis impulsos cada vez que el corazón late nos da la primera comprensión de la totalidad. Cuando la mórula percibe los dieciséis tonos a nivel celular, tenemos información suficiente y nos convertimos en blastocito**. Cogemos líquido del interior de la mamá y saltamos a ese océano que es el útero.

»En estos momentos somos como una medusa, nos podemos mover en las tres dimensiones. Entonces ocurre algo muy importante: al coger el líquido del útero de la madre, cuando ella habla escucho la vibración del líquido dentro de mí porque el líquido de fuera y el de dentro es el mismo. Y su voz va deshilando los 3.000 millones de años de filogénesis que llevo en mi ADN y siento mi crecimiento y aprendo de él. La voz de la madre es el alma de toda esta magia. Por primera vez siento mis individualidades desde mi interior. Esa relación que hago con el agua, comprender ese agua, comprender cómo vibra, me hace entender y saber exactamente dónde tengo que implantarme para sobrevivir.

—¿Y si algo no fuera bien en esta etapa, qué sucede?

—Si no hay una buena relación con el líquido materno, si la madre no “nos” habla, si por ejemplo tiene grasa en su periostio*** o si siente miedo, todo eso va a hacer que la implantación se dé en un

——————* Es el cuarto estado presente en la embriogénesis, etapa que consiste en una serie de mitosis del cigoto, que lo convierten en una sólida bola de 8, 16, 32 hasta 64 células, llamadas blastómeros; tras la fase de 64, empieza a evolucionar hacia un balón hueco, la blástula. En el caso de los humanos, este proceso de desarrollo del embrión se produce a las 70 horas después de la fecundación del óvulo.** (blástula) Es una estructura embrionaria que consta de una sola capa de células rodeando una cavidad repleta de líquido. Ocurre unos 4 o 5 días después de la fecundación y antes de la implantación al endometrio.*** (peri = alrededor, y osteo = hueso) Membrana de tejido conectivo que cubre al hueso por su superficie externa excepto en lugares de inserción de ligamentos, tendones, y superficies articulares.

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lugar no ideal y este hecho puede llevar a malformaciones o incluso la muerte. En estas situaciones, mi comprensión desde mi interior no es correcta. Esas personas te dirán que tienen algo muy grande dentro pero que no lo pueden vivir; son personas que tienen en su interior una información muy fuerte, pero no tienen el estímulo para vivir y siempre buscan estímulos fuera, como una pareja que los estimule, un maestro o algo que les haga vivir.

»Es muy importante que los estímulos que recibimos de la madre sean correctos. Si la madre no tiene una buena calidad cardiaca, una buena calidad respiratoria, demasiados ruidos en sus tripas, si la voz de la madre no puede viajar por los líquidos de una forma adecuada para estimular el blastocito, empezamos a tener un problema de relación con nosotros, a sufrir molestias emocionales o incluso ahí puede empezar una parte de nuestra enfermedad.

—¿Y con el tiempo puedes llegar a entender qué pasó en el útero?

—No puedo entender jamás qué pasa. Puedo ir a un psicólogo, puedo hacer trabajos de regresiones, puedo hacer mil cosas, pero cuando estoy en la vida intrauterina aún no ha nacido la mente tal como la conocemos. No puedo ir con la mente a resolver un problema que no es mental.

»La única manera de poder trabajar sobre esto es llevar el cuerpo al estado en que se encontraba entonces y envolverlo en la información que entonces lo rodeaba y ayudarle a reconocer la que le faltó.

Obviamente él tenía idea de cómo hacerlo, pero quería que continuase la apasionante historia.

»En estos momentos nos vamos convirtiendo en planta. Todo ha salido correctamente y me he implantado. Por primera vez empiezo a desarrollarme también por autoinformación. La información

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filogenética se expande con la formación de las tres capas embrionarias, ectodermo, endodermo* y mesodermo**.

»Ahora llega algo que es muy importante: ya tengo mi propia materia, mamá sigue hablando, mamá me permite conocerla a través de sus huesos y líquidos y conocerla me hace crecer, vivir, conocerme a través de ella. Los huesos me dan acceso a la información de alta frecuencia y a los armónicos***, y sus líquidos información de baja frecuencia y resonancias que estimulan mi ADN y mi genética.

»En el séptimo día el embrión se tapa con un anillo de fibrina**** y nos quedamos ahí dentro a esperar.

»Y el séptimo día descansó.

Me dio un vuelco el corazón. “Y el séptimo día descansó”. Cuántas veces había oído esta frase sin verle un sentido tan cercano.

—¡La creación del mundo la vivimos nosotros en siete días! No salgo de mi asombro.

—Todo el Génesis está implícito en esos seis días. A partir de ahí ya no hay que hacer nada más, ya todo lo va a hacer la propia Naturaleza. Una vez implantado el blastocito y sellado con la tapa

——————* Es la más interna de las tres capas germinativas primarias del embrión.De ella derivan los órganos internos (aparato digestivo, respiratorio y urinario). ** Es la capa media de las tres capas germinativa primarias del embrión. De ella derivan tejido conjuntivo, hueso, cartílago y músculo fundamentalmente.*** Sonido agudo, que se produce naturalmente por la resonancia de otro fundamental, como en los instrumentos de cuerda cuando se apoya con mucha suavidad el dedo sobre los nodos de la cuerda.**** Proteína fundamental en el proceso de coagulación de la sangre; forma agregados con otras moléculas de fibrina y produce coágulos blandos.

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de fibrina es como el arca de Noé. Dentro de ese embrión está toda la vida, toda la filogénesis, todos los animales que dieron lugar al ser humano. Todas esas especies elegidas para formar al hombre.

—¿Qué más hay? Continúa, por favor.

—De ese acto aparecen los tres hijos de Noé que son los tres tejidos, el ectodermo, el endodermo y el mesodermo. A partir de ahí los tres tejidos tiran cada uno para un lado diferente. Al igual que los tres hijos de Noé se multiplicaron y poblaron la tierra, estos tres tejidos se expanden y proliferan creando un nuevo mundo, un nuevo ser. Del mayor, que es el ectodermo, surge el endodermo y cuando está maduro se hace independiente. Después aparece el mesodermo.

Estaba impresionado. Estaba trayendo cosas de las Antiguas Escrituras, al presente y a nuestro interior.

—Me has dejado impactado con esa similitud entre nosotros y lo que dice en La Biblia sobre la creación ¿Me puedes detallar más nuestro proceso en esos siete días?

—El primer día creó los Cielos y la Tierra como una sola cosa. Se hizo la luz.

»El segundo día separó el firmamento de las aguas y le llamó Cielo. Captamos las resonancias del agua y los armónicos del cielo por separado, por los cuerpos polares y llegamos a la fase bicelular. Ya somos Yin-Yang.

»El tercer día Dios separa el agua de la tierra seca y crea las plantas. En el tercero y cuarto se va dividiendo en cuatro células

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(4 armónicos), captamos frecuencias de baja intensidad (plantas), igual que en la Tierra se fueron formando las plantas según fue captando las diferentes frecuencias.

»El cuarto día Dios crea las estrellas, el Sol y la Luna (luz y tinieblas). En este punto, o eres consciente de tu humanidad (luz), o no lo eres (tinieblas). El cuarto día tenemos dieciséis células que son dieciséis armónicos (4+12), que es el número de armónicos de la vida espiritualmente consciente (el hombre); se perciben todas las frecuencias de nuestro sistema solar.

»El quinto día Dios crea los animales marinos. El quinto día empieza a entrar agua en la mórula, a través del agua conoce directamente la información; la Vida cósmica puede formar parte del agua.

»El sexto día Dios creó los animales terrestres y al hombre. Ya somos algo por nosotros mismos y por lo que hay fuera. Ahora todo depende del Embrión-Cielo-Tierra. La labor de Dios está completa. Él puede descansar.

—¡Increíble! ¿Y los siguientes días de gestación cómo se representan en La Biblia?

—Dios habla a todos los descendientes de Adán y Eva directamente hasta Noé. No habla con ninguno de los descendientes de Noé hasta Abraham, novena generación desde Noé. El sistema nervioso aparece nueve días después de la implantación, día dieciocho de la ovulación.

Él era consciente de mi sorpresa y expectación, y siguió su impresionante historia con naturalidad sabiendo que había mucho más.

»La segunda fase intrauterina tiene mucho que ver con la

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formación de los sentidos. Primero se forma el ectodermo que nos trae información del exterior a través de la piel y el sistema nervioso. El mundo exterior empieza a tomar sentido.

»Seguidamente se forma el endodermo, es la información del interior, que son las mucosas, el sistema orgánico y sistema neurovegetativo; todo el mundo interior. El exterior toma sentido en nosotros, en nuestro interior. Las emociones surgen y no hay fuerza en nuestro organismo capaz de pararlas, a no ser que se produzca una ruptura con el yo.

»Y en tercer lugar se forma el mesodermo; la propiocepción, la información propia, el conocerse a uno mismo, nuestros huesos, músculos, nuestro sistema corporal. Sin la propiocepción seríamos incapaces de movernos en la oscuridad o de percibir la posición de nuestras extremidades.

»En la primera fase ya tenemos ectodermo, sentimos la presión, aparece el tacto como primer sentido, como primera expresión sensorial. El tacto es baja frecuencia, podemos recibir hasta dieciséis hertzios (16 estímulos/seg.) aproximadamente. Tenemos receptores de la piel que perciben la presión y mandan mensajes al cerebro. A partir de los dieciséis hertzios se convierte en un estímulo acústico (sonido).

—¿Y ya tenemos cerebro en esa fase?

—La piel, en realidad, es un cerebro; forma parte del ectodermo. La piel, la membrana, tiene su memoria ¿recuerdas?

—¡Ah sí, claro!

—Seguidamente, al cabo de los dieciocho días aproximadamente, aparece la primera célula que tiene que ver con nuestro oído: la vacuola auditiva. Cuando aparece este primer estímulo todo nuestro

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cuerpo va a cambiar. Empieza a haber una gran migración celular y masiva muerte celular (apoptosis). Las células se mueren y empiezan a dejar espacios vacíos, para dejar paso a células nuevas, más evolucionadas, que van a generar diferentes formas.

»Con la formación del oído el tejido empieza a entender el volumen. Si nosotros no tuviésemos vista, solamente tuviésemos oído, al escuchar una voz sólo sentiríamos el espacio hueco, la sensación de que hay un espacio vacío. Cuando aparece el oído se forman huecos en nuestro interior, se cierra el canal neural, se va formando el tubo digestivo, se van cerrando los tubos, se va conformando el volumen. Todo gracias a que somos capaces de percibir sonidos.

»A los veintiún días aproximadamente empieza a aparecer el ojo y, de nuevo, hay un cambio inmediato en todo el embrión: la formación de masa. Empieza a formarse y a llenarse los espacios que quedaron vacíos, empieza a tener lugar la formación de los órganos densos, no de las vísceras.

»Cuando aparece la vista, todos los huecos que se habían hecho comienzan a llenarse de sustancia y materia para ir conformando el lugar de cada órgano.

»A los veintiocho días aproximadamente aparece el olfato. Hasta ahora somos animales muy, muy primitivos; tenemos tres vesículas en nuestro cerebro, como los anfibios. Todavía no tenemos cerebro de mamífero, pero justamente en ese momento aparecen dos vesículas más. Somos ya un proyecto de ser humano.

»El olfato nos va a dar el primer alimento directo para el cerebro. El primer alimento para generar endorfinas, para empezar a sentir las emociones y la felicidad por ser humano, por sentir cosas que no podemos ver ni oír. El cerebro empieza a desarrollar su propio

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sistema de conocimiento.

»En esta época se forman todos los órganos interiores, pero seguimos teniendo membranas interdigitales, estamos todavía como un semibatracio*.

»El olfato tiene una relación directa con el sistema límbico y el rinencéfalo, que en el ser humano se convierten en los lóbulos frontales, que son los lóbulos de la relación, del altruismo, de la compasión, de la piedad.

»En este tiempo empezamos a generar una relación muy importante entre el cerebro y los órganos. No hay una formación total, pero se implanta el sistema neurovegetativo con una entidad propia.

»Como te decía antes, es la etapa más difícil. Es cuando los animales salen del agua, se vuelven anfibios y tienen que adaptarse a la tierra; aparecen los reptiles y hay una gran lucha en la adaptación de las especies al nuevo mundo.

»Y por último, aparece el gusto. Este es un estímulo mucho más importante para la construcción de nuestro cerebro. Ya tenemos cierta cantidad del sistema óseo formado y con él comenzamos a tomar una forma humana. En esta época perdemos las membranas interdigitales, separamos la cabeza del tronco, el rabito de renacuajo ya se recoge, se separan los dedos de los pies y nos convertimos en un ser humano. El gusto para nosotros es algo especial, es como sacarle el alma a la sustancia.

—Y de este desarrollo vamos saliendo como somos ¿no?

——————* Batracio: vertebrados que son acuáticos y respiran por branquias durante su primera edad, se hacen aéreos y respiran por pulmones en su estado adulto.

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—De cómo nos formamos en el vientre de la mamá depende mi comportamiento en el mundo aéreo, una vez ya he nacido. Voy a generar una forma de pensar, una conducta, tanto mecánica como postural, alimenticia, emocional, etc. De mi dinámica intrauterina llena de sensaciones genero mi conducta futura (el sesenta por ciento de mis gestos de adulto vienen de esa época).

»Todos los estímulos que tienen que llegar al oído, que tienen que llegar a la vista, que tienen que llegar al olfato y al gusto, estando en el vientre de la madre, son vitales para nuestra formación y nuestra experiencia interior. Cada sentido que va apareciendo nos va estimulando para formarnos, despierta toda nuestra información filogenética, hasta darnos forma. Yo nazco, soy hombre.

—Se me hace impresionante la cantidad y la velocidad de información que traemos dentro. Vivimos la creación del mundo, cuatro mil millones de años en nueve meses.

—Sí, es algo realmente magnífico.

—¿Y a partir de ahí qué sucede?

—Nacemos y se produce otro cambio. Al salir del agua volvemos a tomar un tipo de independencia diferente. Y a ello nos va a ayudar el sentir la gravedad, nuestro peso, y esto nos hace sentir nuestra individualidad; el poder respirar nos hace independientes en el aire; comemos por nuestra boca, aunque de la teta de la madre; a nivel energético se bipolarizan todos los meridianos (vamos a tener polo norte y polo sur) y así completamos el circuito eléctrico de nuestro cuerpo.

»Los movimientos que hacíamos dentro del vientre de nuestra mamá, que habíamos desarrollado de forma heterolateral, o sea, utilizando los dos hemisferios al mismo tiempo, vuelven a su forma

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homolateral, es decir, utilizan un hemisferio primero y luego el otro. El enfrentarnos a esa autonomía que nos da nuestro peso, nuestra bioenergía, nuestra alimentación, etc. el cerebro tiene que encontrar otra vez una relación heterolateral.

»Empezamos a repetir el mismo proceso, pero ya no para encontrar la forma, sino para desarrollar el comportamiento, la conducta motora, la conducta emocional y psicológica.

»Pasamos por una etapa de gusano. El gusano para nosotros es el tubo digestivo; no hay ningún tipo de control neural. Un gusano tiene una célula receptora, una célula nerviosa central y una célula emisora. Eso es pura mecánica. Cuando el niño es un gusano quiere comer, pero también quiere sentir su tranquilidad. Encontramos la motilidad de la columna vertebral, que se mueve como el gusano, dando tono a los músculos intervertebrales que luego tendrán que dar forma, sujetar y movilizar la columna en vertical.

»A la semana, pasa al estado de pez; ya tiene cierto control neural. Cuando el niño es un pez, “es miedo” fundamentalmente. Tiene el miedo original, siente su fragilidad, su soledad, miedo de separarse de la madre. Cuando es un recién nacido no lo tiene claro todavía, están emergiendo nuevas emociones, pero cuando ya es un pez sabe cuándo está su madre y cuándo no; nota su presencia fuera de él, y la siente. Por eso en los brazos de la mamá se siente en la gloria, porque se relaja su sistema nervioso, que está demasiado excitado después de nueve meses dentro de un líquido tibio.

»Recién nacido, el bebé no oye frecuencias bajas porque el líquido amniótico aún está dentro de su oído medio; entonces lo que oye son solamente altas frecuencias, como las eses (“sssss…”). Tardará entre una y tres semanas en vaciarse ese líquido por la Trompa de Eustaquio; y, mientras tanto, si está llorando y le mandas callar no va a reaccionar porque no oye. Sólo atiende al contacto más

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primitivo, que es el de la piel. Todo lo que sea contacto cutáneo es informar al bebé de un mundo exterior pacífico donde están mamá y papá, y eso va organizando el sistema neurovegetativo; la parte simpática y la parte parasimpática. Si el niño está solo, si no tiene contacto, siente un profundo miedo primitivo.

—¿Cómo es el miedo primitivo?

—Un pez recibe presión en su piel y, como reacción ante un posible peligro, se va; su cerebro es la piel; un pez no se va porque él ha pensado que hay un depredador, se va porque su propia seguridad va en esa presión, o sea, el miedo es él. El pez no siente miedo, lo único que quiere es no morir, es lo único.

—Una vez que el niño ha hecho un reconocimiento del espacio exterior a través de su piel, aparece la rana, que es el pez que ha podido salir del agua. En esta fase empieza a sacudir las piernas bilateralmente, ambas a la vez, y es algo nuevo que le encanta. Empieza a descubrir lo que es abajo y lo que es arriba. Es importante porque empieza a establecer una relación entre las partes anteriores y posteriores del cerebro; vamos a recordar cosas de ayer.

»Cuando el niño está muy asustado vuelve a ser pez, “se mete en el agua” como haría una rana, porque en su hábitat anterior se siente seguro. Cuando está despierto empieza a coger cosas del aire, como una rana caza moscas, y empieza a usar los ojos a un lado y al otro de forma homolateral y va construyendo un mundo externo tridimensional con la relación entre el ojo y la mano. Las distancias se van formando y se empieza a dar cuenta neurológicamente, sensorialmente, de que existe un volumen en el exterior. A través del ectodermo se empieza a dar cuenta del espacio, de las tres dimensiones.

»Ahora ocurre algo sumamente importante: el niño ha puesto toda su atención en ese objeto que ha movido en el aire, ha visto

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la forma y volumen que tiene, lo ha entendido con el ectodermo; y he aquí lo importante: se lo lleva a la boca y con ello comienza la comprensión del nuevo mundo a través del mesodermo. Porque, en la boca, el menisco de la cápsula articular, de la ATM (articulación témporomandibular) y sus ligamentos son sumamente delicados y la información que nos dan es de alta precisión, en micras. Así cuando el niño mueve la pieza en la boca, el menisco se mueve, actúa como un escáner y “ve” a través del quinto par de los nervios craneales, que es el trigémino. La parte sensitiva que enerva la cápsula empieza a construir ese mismo objeto que ha visto y empieza a entender, a través del mesodermo, el volumen. Esa comprensión va a organizar gran parte de la información que se moverá en nuestra propiocepción, responsable de nuestra ortoestática* y nuestra dinámica.

»Aquí se pueden estar formando gran parte de las lesiones estructurales, visuales, de equilibrio, incluso emocionales y psicológicas del futuro.

»La parte sensitiva del núcleo del par cinco es tres veces más grande que la parte motora; sin embargo, nunca se le ha dado la debida importancia. En todos los libros que encuentres dirá: “No es importante, no es importante”. Pero si no fuera importante no sería tres veces mayor que la parte motora.

—¿Y cuál es su función?

»La parte sensitiva del quinto par da una información vital al cerebro y proporciona tono a la parte motora, a la musculatura de la boca, que es propioceptiva, y esto influye directamente en la forma, en la estática o en la dinámica, en nuestra forma de caminar,

——————* Mantenimiento del cuerpo sobre el eje vertical con base reducida al polígono de sustentación que marcan los dos pies.

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de estar parado o sentado, agachado, incluso en la forma de pensar, sentir, etc.

—Entiendo. Continúa por favor.

—Luego el niño se hace reptil, y puede diferenciar izquierda de derecha. Antes la reacción era medular, no controlada. Ahora siente una gran emoción de superación, supera el miedo gracias a que se despierta en él la agresividad. Y es muy importante que la viva. Empieza a llorar y le gusta; se pone “hecho un reptil”. Le encanta usar su agresividad, sentirla, la tiene que usar. Es bueno que los niños lloren porque tienen que escucharse, y relacionar el sonido que emiten con la fuerza que hacen con el diafragma. Es el primer gran ejercicio.

»Los niños hacen fuerza con los músculos suboccipitales en la nuca y establecen una relación entre el tono del diafragma, los músculos suboccipitales y el periné. Empiezan a componer una relación entre el movimiento de la “tienda del cerebelo”, que es un diafragma dentro del cráneo, y el llanto. Todo esto estimula a los líquidos a moverse; despierta movimientos más complejos. Es el primer despertar de los sistemas que nos pondrán de pie.

»En esta época el cerebro del niño está trabajando más a nivel motor mientras que la emoción se queda en los tejidos y sistemas; y se somatiza.

—Qué interesante.

—También en esta época el niño se puede poner boca abajo pero cuando intenta coordinar el gateo, no lo consigue. Puede echar las manos solas o las piernas solas. Si tú lo colocas en posición de gateo, sacude las piernas otra vez y vuelve a la rana, porque el reptil en nosotros no es viable para desplazarnos; no es mecánico,

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no puede gatear. No podemos ser homolaterales en el gateo.

»Una vez que ha cumplido su mundo reptiliano, la información pasa del mesencéfalo* al sistema límbico y el niño empieza a desarrollar más todos sus enlaces, todas sus sinapsis**; puede coordinar heterolateralmente y empieza a gatear.

»A partir de aquí el niño se comporta como una vaca, necesita comprenderse dentro de la manada, esto es, la relación con la familia: saber quién es el jefe, que es el papá, el toro. Saber quién es la teta, que es mamá, la vaca. Y se mueve entre los hermanitos, si los hay, y establece una relación de manada a partir de ese momento. Su cabeza no se levanta cuando gatea. Él se rige con una especie de instinto corporal.

»Después pasa a otro nivel de manada, que es el gato. Echa la garra del pie, extiende el cuello, levanta la cabeza, aprieta la mandíbula, enfoca su visión, y va desarrollando al mismo tiempo la cintura. Se prepara para competir y va desarrollando el carácter.

—¿Cuáles son las diferencias entre la vaca y el gato?

—Una vaca se siente en manada; un gato, aunque esté en manada, es individual. Sabe cazar por su cuenta, sabe hacer cosas por su cuenta, le gusta la individualidad. Un gato puede enfocar la mirada, una vaca no. La vaca mira hacia todo el espacio por la situación más lateral de sus ojos; no enfoca, porque es un animal depredado y es su forma de sobrevivir.

»El gato es un depredador, tiene que enfocar; la posición de los ojos es más frontal. El cambio de la visión del depredado a ——————* Es el segmento más alto del tronco del encéfalo, conecta el puente troncoencefálico y el cerebelo con el diencéfalo.** Es el proceso de comunicación entre neuronas.

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depredador es muy importante en nosotros, tenemos que saber ser depredadores porque forma parte de nuestra naturaleza: saber competir. Si consigo ser un buen gato habré comprendido mi individualidad estratégica.

Me quedé un momento pensando en situaciones de mi vida y aquello tenía sentido.

—¿Y después del gato?

—Después de gato evoluciona al oso. Con el oso el niño encuentra su individualidad en un aspecto más amplio.

»Cuando está solo se apoya en la silla y se levanta y, aunque se cae, ya sabe que existe otro estado, que es el de estar de pie. Lo intenta una y otra vez. Agarra todas las cosas y las tira; las lleva de la tercera dimensión (en lo alto) recién descubierta a la segunda (al suelo). Busca momentos de observación, de soledad (como el oso). El oso busca su estado de verticalidad, de cazar y defenderse, se pone de pie, que significa la individualidad de conseguir algo por ti mismo.

—Los padres a veces no quieren correr el riesgo de que el niño se levante solo.

—Si los papás intentan ser complacientes y ponen en las manos del niño aquello que él quiere conseguir: “¿Quieres esto? Ten, toma”, entonces el niño no desarrolla su esfuerzo. No logra relacionar su posición de verticalidad con el hecho de conseguir cosas, de obtener resultados, con el triunfo personal. Es muy posible que el resto de su vida se la pase pidiendo a la vida que le dé, y eso le llevará a numerosas frustraciones.

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También me quedé pensando cómo yo habría pasado esa etapa, y de qué forma afrontaba situaciones en mi vida. Pero ahora quería seguir.

»De oso pasa a mono, que es cuando el niño ha comprendido su individualidad y ahora la comparte con papá y mamá. Con el mono encuentra la necesidad de apoyo de los demás.

»Y de mono a hombre.

—Y no me lo digas; repetimos la historia.

—Sí, ahora de nuevo es un pez en el mundo de la creatividad y en su comportamiento social. Tras nacer era un pez en su comportamiento individual, ahora es un pez social. Con un año sale a la calle con suficiente capacidad de observación desde su individualidad y, ¡uf!, el mundo es diferente; se vuelve a encontrar en un océano de información y siempre pasamos por lo mismo, siempre es la misma historia a diferente nivel.

—¿Entonces, también se pueden ver estas etapas socialmente?

—Claro, no tienes más que leer los periódicos y ver que nuestra sociedad a nivel internacional es reptiliana. Y los reptiles son seres homolaterales en su entendimiento y en su comportamiento; para ellos las cosas son de una forma y, si les llevan la contraria, se defenderán como si la vida les fuera en ello. No admiten la contraria, no pueden integrar ni compartir.

»La vaca es un animal de manada, son todos iguales, comen en manada, se mueven y huyen en manada, corren en estampida, todos van como un solo ser. La manada es una entidad y no puede vivir solo un individuo porque si lo hace está muerto. Cuánta gente

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de cuarenta años vive con sus padres ancianos y no son capaces de dejarlos; dependen físicamente de la madre y del padre. Necesitan de la familia o de un grupo de amigos, no pueden alcanzar su individualidad.

»El gato vive en manada pero es independiente. Es el mamífero más evolucionado dentro de los que usan cuatro patas y viven en manada. Él puede nutrirse por sí mismo, no le hace falta su padre ni su madre. Aunque le gusta estar cerca de ellos, sabe que en equipo funciona mejor. Así también nosotros tenemos planteada la familia a nivel social: yo puedo salir por las noches y volver a casa sin problemas, puedo irme de viaje un año y volver a casa otra vez; así es la sociedad, existe una independencia.

»El oso te da la oportunidad de ejercer tu independencia, de ser tú. Te casas y creas tu propia familia, o vives solo o te separas. Te acuerdas de tu padre y de tu madre pero puedes ya dejarlos, forman parte de tu independencia; incluso pueden morir y tú no volver verlos.

»El mono es la capacidad de entregar amor a cambio de nada. Ellos se espulgan, se quieren, se acarician, se pegan, pero no te piden nada a cambio. Es la capacidad de amar la independencia del otro e integrarla.

Se quedó en silencio, como si el salto fuera muy grande, pero le seguí preguntando.

—¿Y el hombre?

—El ser humano es potencialmente creativo. Ya hemos vivido todo eso antes. Cada animal nos da algo diferente en nuestro

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desarrollo neuronal, psicológico y somático.

—Quizás muchas personas nos hayamos perdido parte de este camino y no estemos preparadas para desarrollar todo nuestro potencial ¿no?

—Hay personas que nacen con la información filogenética a medio integrar, por lo que les es muy complicado vivir en este mundo. Es demasiada información exterior para poca información interior. Entonces tienen que acudir a pequeños mundos, a un grupo de personas que conforman un pequeño mundo completo donde integrarse con todas sus tipologías, y con un sol, que es el gurú. Eso les permite comprender el mundo.

—Pero hay que tener cuidado con depender de alguien ¿no?

—Es muy importante el trabajo que realice el gurú, porque tiene que hacer lo que hace un sol, salir y ponerse, nada más. Él no conforma nada, no dirige nada, no hace nada, solamente sale y se pone. Son las personas que aprenden a vivir con ese ritmo vital. Si yo, como gurú, dirijo a mis seguidores utilizando el poder y no el conocimiento, entonces empiezo a manipularlos y les provoco problemas.

»El individuo integrado en ese micromundo con el gurú-guía sigue con sus problemas, nadie le va a quitar sus problemas, pero los va a poder vivir a pequeña escala para que, después de integrarlos, pueda salir al mundo y vivirlos a gran escala; pero ahora ya ha aprendido a sobrellevarlos.

—Comentaste antes algo sobre la agresividad que no entendí bien.

—Ser agresivo no es golpear ni chillar. Se puede decir que es la reacción más natural de vivir y superar el miedo. Hay que hacer algo para vivirlo. Ese paso de hacer algo para vivirlo es la agresividad.

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—Entiendo entonces que la agresividad es un paso en nuestra evolución.

—La agresividad del mamífero es el estímulo interno que hizo que se reuniesen los animales depredados para defenderse y vivir de una forma más segura. Eso es ser agresivo, es hacer un movimiento. Porque no ser agresivo sería estar paralizado por el miedo. Si yo me trago mi agresividad, cuando pase un año, lo que tendré será violencia. Aparte de tener la vesícula biliar hecha polvo.

—¿Pasa Igual por lo tanto en nuestro desarrollo?

—Sí, igualmente, si no pude vivir mis emociones cuando era pequeño, porque no me lo permitieron.

—Ponme un ejemplo.

—Siendo un niño de dos o tres años nace mi hermano, mi madre piensa que voy a tener celos y voy a sufrir y ella me quiere evitar el sufrimiento. Entonces me coge constantemente, me abraza y me dedica más atenciones de las habituales. Como me resulta muy agradable, lo acepto y bloqueo mis celos.

»Sin embargo, algo no me está sonando bien a nivel emocional. Porque mis vísceras deben moverse. Los celos son algo que está ahí y por ellos los animales nos hemos comido uno a otros; a causa de esa emoción hemos orinado en las esquinas y hemos planeado mil estrategias. Una emoción que tenemos a nivel visceral, y que es muy nuestra, y ha ayudado a seleccionarnos de especie en especie, a sobrevivir.

»Como ser humano la debo comprender. Debo poder vivir las emociones que me habitan para poderlas sobrellevar. Pero si yo no la he podido vivir porque mis padres no me dejaron, cuando

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tengo treinta años ya no puedo vivirla. Al llegar ese momento de vivir los celos intentaré controlarlos con mi pensamiento, eso me mantendrá en tensión y me ocasionará problemas orgánicos, sentimentales, estructurales. Los celos son parte de nosotros y por eso hay que vivirlos. Si no los vivo en el momento en que aparecen en mi vida, cuando se desprenden desde mis vísceras, después me provocarán problemas internos. O los sacaré fuera de mí haciendo infeliz a alguien.

—¿Cómo evoluciona una emoción en nosotros?

—Es muy simple: mis reacciones viscerales, mis reacciones motoras básicas llegan hasta el mesencéfalo, que es mi cerebro de reptil. Cuando llegamos a la etapa de mamífero pasamos al sistema límbico, que es la parte emocional.

—No lo entiendo.

—Cuando yo pego, lo hago con un puño, soy homolateral. Cuando abrazo utilizo los dos brazos a la vez; soy heterolateral. El mamífero es el que puede abrazar, porque tiene el sistema límbico diferente. El sistema límbico del mamífero no es solamente motor, puede usar los dos hemisférios a nivel emocional.

»Puede ocurrir que mi sistema límbico esté bien; pero si en mi niñez hubo emociones básicas que no pude vivir, ya porque mis padres me protegieron de ellas o ya porque algunas toxinas lo debilitaron al bloquear determinadas sinapsis, el caso es que los estímulos no llegaron correctamente a la parte frontal (que es donde nosotros tenemos las respuestas altruistas). Entonces, cuando en estado de adulto me encuentre frente a frente con los celos, no tendré las herramientas emocionales ni las experiencias para superar ese momento y esa emoción nos hará volver a respuestas primitivas del mesencéfalo (zona reptiliana), que me lleva a la violencia.

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—¿Y así se dan las diferentes distorsiones psiquiátricas?

—Si alguien pone los hemisferios frontales y la zona límbica al servicio de las emociones primitivas reptilianas, tenemos posiblemente un futuro psicópata. Usa la lógica para poner el orden que cree “justo”. Siente profundamente que salva su vida y a su dios.

—Entonces un esquizofrénico pierde el control por problemas en su parte reptiliana, y un psicópata no lo pierde pero tiene la desviación del mamífero ¡Qué interesante!

»Antes me hablaste de la relación entre el riñón y la inseguridad, ¿cuál es el órgano del mamífero?

—Nuestro hígado es de mamífero. Los hígados de los mamíferos son estrategas, comprenden la vida, ven el color de la vida; la alegría. Les gusta la manada, la sobremesa. Quizás una forma de explicarlo sea: es el placer del café, copa y puro, aunque paradójicamente todo eso le haga daño.

»Si él no puede darte su alegría aparecerá con una tristeza interior muy profunda. No es vivencial, no es de la vida, es una falta profunda de tu interior, es una soledad hasta de ti mismo. Aunque todo a tu alrededor te acoja, la familia te muestre amor, tú no quieres nada. Es la depresión.

—¿La alegría de vivir no la da el corazón?

—El hígado es la alegría de vivir orgánicamente, y el corazón es la alegría de vivir emocionalmente.

»Mira, tenemos dos tipos de inteligencia, una inteligencia corporal y una inteligencia mental, y es muy importante que te centres en la

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inteligencia corporal.

—¿Cómo puedo comprender la vida de esa forma?

—En la evolución venimos de la tierra. De la tierra multiplica aparece la vida elemental, que son las bacterias, los gusanos; los gusanos evolucionan y de ellos surge el hombre. Con la muerte del hombre aparecen otra vez los gusanos y lo que queda es la tierra, que es el hueso. Tenemos un ciclo, todo se repite constantemente. Llegar a entender eso, llegar a entender o manejar esa relación no es privilegio del cerebro sino un privilegio del cuerpo. El cuerpo lo ha vivido miles de veces y eso le da una experiencia, una inteligencia que lo adapta a todo tipo de medios, si es que dejamos que lo haga.

»Hay algo muy importante que nosotros tenemos que entender, y es que no existe nada; el equilibrio estático no existe, pues el equilibrio es algo dinámico. Cómo te vas a mover tú en tu vida es lo que realmente interesa. Tienes que encontrar tus caminos dentro de ti. Si llegas a una situación y en esa situación te comportas como un reptil, con miedo y ansiedad, tienes que encontrar la salida para pasar a ser un mamífero de manada y luego ser un oso, etc.; tienes que saber evolucionar en cada momento, pero de una forma orgánica, emocional, sentimental y mental. La mente te ayuda si sabe observar sin interrumpir la información del cuerpo. Si sucede así, la mente amplifica, multiplica por mucho la capacidad creativa del cuerpo.

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2. LA SALUD

Le pregunté por qué había escogido el camino de la salud. De hecho había sido profesor de kárate durante muchos años y después de unos procesos personales cambió su vida. Me comentaba que existen tres vocaciones profundas en nosotros que vienen del desarrollo de los tres tejidos embrionarios.

Quien se identifica con el ectodermo se orienta al exterior, a la comunicación a cualquier nivel; periodismo, enseñanza, etc. Quien se identifica con el endodermo, se orienta a la salud, la parte más interna. Y quien lo hace con el mesodermo su tendencia es hacia la familia y a los hijos. Los tres tienen que ver con la conservación de la especie.

Cuanto más aprendía de su forma de ver nuestra forma de vida y de salud, menos entendía el funcionamiento de la medicina oficial. Me quejé de ello y su respuesta fue muy sencilla: “A cada uno le cuesta enfrentarse a sus miedos”.

—Para nuestra vida, un momento crucial es el parto ¿no?

—Claro. Entramos en contacto de forma activa con el abrazo con el que la Madre Tierra mantiene cerca de ella a sus hijos: la fuerza de la gravedad. Ella dirige el nacimiento del niño y es el estímulo y una de las causas de que nos mantengamos verticales el resto de nuestra vida, y con ella nos vamos a enfrentar inmediatamente. Ella es el principal estímulo, junto con la respiración y el movimiento del líquido cefalorraquídeo, para la motilidad orgánica y todo lo

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que ella conlleva a todos los niveles.

—Me lo tienes que explicar un poco más.

—Si tengo verticalidad es porque tengo dos fuerzas. Primero la de la gravedad, ella nos hace sentir nuestro peso y eso hace que pueda sentirme. En segundo lugar, compensándola, naciendo del sentimiento del peso y la toma de conciencia básica que eso conlleva, aparece una reacción en la misma dirección y en sentido opuesto, diametralmente opuesto. Es una reacción antigravitatoria que nos llevará a nuestra postura vertical y según la alcanzamos nos va llevando también a diferentes niveles de conciencia. Ambas le dan sentido a la conciencia.

»Cuando el cuerpo siente el peso por primera vez, y hacemos la primera respiración pulmonar, la postura que teníamos en ese instante es una clave postural para el resto de nuestra vida. El concepto de peso vivido sobre el cuerpo determina una relación con nuestro cerebro, en postura, en actividad del diafragma, en nuestro desarrollo, y por supuesto en la psique y la emoción. Todas nuestras cadenas miofasciales* están programadas para desplegarse contra la gravedad, dirigidas por el peso del cuerpo y su dinámica; integrar estas dos fuerzas es vital para mi buen desarrollo.

»Por ello es tan importante que sea esta fuerza la que lo dirija en el parto. La mujer debería estar vertical, en una posición en la que el niño pueda encontrar el canal del parto con su cabeza, que es lo que más le pesa en ese momento. El bebé tiene en ese momento un punto palanca que es la primera cervical. Es una vértebra que se ha densificado para que el bebé pueda apoyarse en ella, hacer fuerza al atravesar el canal del parto.

——————* Conjunto de músculos con sus fascias.

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»Si el niño no tiene esas condiciones, si está tumbado porque la madre lo esté, él no puede encontrar con su peso el canal del parto, lo que va a hacer que se asuste. Empujará con los pies, buscará otra forma, y provocará una reacción en contra de la gravedad. No nacerá porque haya fuerza de la gravedad sino porque lo sacan o porque le empujan, y entonces no encontrará una relación óptima en su estructura, en el crecimiento, y psico-emocionalmente sentirá una gran frustración.

—Veo entonces que es importante que el parto sea natural.

—Sí. Así es. Cuando el niño mete su cráneo en el canal del parto sufre una sobrepresión que desaparece de forma súbita cuando sale de él. Esto provoca una descompresión que despierta la memoria de los movimientos del líquido cefalorraquídeo. Este potente estímulo en la respiración líquida se une a su primera respiración pulmonar, aérea. Esa relación en ritmos es básica para la actitud de nuestro mundo interior (líquido) y exterior (aéreo), y la relación que vivamos entre ambos en nuestra vida. Todo esto se verá muy comprometido en el caso de que el parto fuera por cesárea.

—¿Y qué sucede cuando no existe la sincronía entre las respiraciones?

—Cuando se produce una pero no otra, se queda con un espasmo en la respiración. El niño necesitará mucha relación con la madre para hacer cualquier cosa ya sea de tipo físico como emocional; habrá una dependencia muy interna o un rechazo, pues no siente su individualidad. Su madre murió en su interior y hay alguien fuera que le trae un recuerdo.

—¡Uf ! Sí veo que es un paso muy importante. ¿Qué más factores intervienen?

—El estímulo externo para que nazca un niño es la voz del padre,

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la presencia del padre.

—El padre está fuera, y parece que no puede hacer nada.

—Cuando la madre tiene una contracción, el niño aumenta sus pulsaciones a ciento sesenta, ciento setenta, ciento ochenta, y no baja. El susto que se lleva es enorme y tiene que tener la sangre muy activa. Si la madre pone las manos en su vientre, el niño sigue con las mismas pulsaciones, pero si las pone el padre y el bebé siente su presencia y su voz, se relajará y disminuirá el número de pulsaciones.

—¿Como es la relación de un hijo y un padre antes de nacer?

—Hay una relación del niño con el padre como la hay del ser humano con Dios; es como una esperanza, él garantiza nuestra salvación, siempre va a estar ahí. Es una sensación parecida.

»Sabemos que hay alguien, sentimos su presencia, no podemos explicarlo pero tenemos la certeza.

—¿Cómo puede el niño sentir al padre?

—Porque el niño ha escuchado su voz dentro de la madre. La resonancia de la voz paterna la escucha con claridad a partir del octavo mes porque la madre le ha permitido resonar a través de sus huesos. La membrana interna de la cóclea tiene el mismo origen embrionario que el periostio, que es una membrana que cubre el hueso. Al llegar la voz del padre al oído interno, su membrana entra en resonancia. El bebé siente algo que viene de fuera pero lo siente dentro al mismo tiempo, algo maravilloso. Siente al Padre en su exterior y en su interior. Eso le estimula.

—¡Me dejas perplejo! Son realmente importantes el padre y la madre.

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—Más de lo que suponemos.

—Dime una cosa: ¿el parto en el agua es más avanzado?

—El parto en el agua será más cómodo pero nosotros somos seres terrestres. Un niño necesita pasar del agua a la tierra pasando por la pelvis de la madre. Es un sufrimiento, el dolor de la superación. Dolor para la madre, dolor para el niño, pero es que el dolor va a estar con nosotros toda nuestra vida y no podemos decirle que no desde ahí, debemos hacer las paces con él.

—Entiendo, ¿y qué sucede más adelante, en la época en que se alimenta de la madre?

—Si el niño está relajado, si se siente a gusto, protegido, en contacto con la madre, se relaja el sistema simpático y se activa el parasimpático, del que depende la digestión, y el niño digiere correctamente. Pero si la mamá no se quita la ropa para entrar en contacto piel con piel con el niño, y la única relación que este tiene con la madre es una pequeña abertura por donde sale el pezón, el niño no puede relajar su sistema simpático porque su piel, que es el principal contacto con el nuevo mundo, no le transmite la confianza de la presencia materna.

»No olvides que piel y sistema nervioso nacen del mismo tejido embrionario; el ectodermo. Si en esta fase no se le permite reconocer plenamente a la que le da de mamar, se activa el sistema simpático de defensa, de alerta, y el parasimpático se hipotoniza. No llegará a digerir bien.

»Estos niños van a hacer reflujo porque no digieren la comida, porque no está activo el sistema parasimpático. Es decir: si yo tomo leche, me hace falta ácido clorhídrico, las enzimas y jugos para digerir las proteínas, las grasas, etc. de la leche de la madre. Sin la

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actividad plena del parasimpático no se producen adecuadamente, y luego vomitaré para eliminar lo que no digiero.

—¿Y qué más puede suceder?

—A nivel psicológico, estos niños quieren comer cada vez que se irritan. O sea, quien te provoca hambre es el sistema simpático, no el parasimpático. Comen por la vista, por estímulos externos, nunca por estímulos internos. Con el tiempo, cada uno lo irá adaptando de diferentes formas. Unos harán dietas. Y hay una lógica en ellos: como no me sienta bien la comida, diseño a nivel mental lo que creo que es la salud; entonces haré una dieta. En cambio, otros enfermarán.

»Aquí tienen su origen muchas bulimias y anorexias. Si los niños mantienen una mala relación con el alimento, un día, cuando empiecen los cambios hormonales, cuando el sistema nervioso y el sistema orgánico vayan definiendo su relación junto con el sistema endocrino, en ese momento saltarán estas informaciones y el niño o la niña puede sufrir una anorexia o una bulimia.

La claridad y seguridad que tenía en lo que decía, hacían de sus cursos y su forma de enseñar algo muy especial; hablaba de cosas importantes que yo podía entender. Me impresionaba su visión global y las conexiones que había entre todas las cosas.

Era interesantísimo entender cómo un esguince en un pie puede producir una lesión en los ovarios, o vértigos, o problemas visuales. Ver cómo una emoción primitiva bloqueada, tan simple como el miedo, puede llegar a producir dolores de cabeza, problemas digestivos o dolencias en general. Cómo con nuestros procesos químicos nos vamos compensando constantemente. Cómo desde el mundo de la emoción podemos influir en el mundo de la química,

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o el de la estructura; y viceversa. Su esfuerzo siempre iba dirigido en una dirección: entender ese movimiento.

—Se trata de un trabajo tridimensional. El cerebro quiere intentar entender, con la misma estructura con la que aprendimos a estudiar en el colegio, que es de una forma bidimensional, plana, lineal. Quiere poder escribir para luego volver a releer. Pero el ser humano es tridimensional. No sólo es tridimensional en su estructura y en sus emociones, sino que usa la cuarta dimensión. Cuando nos movemos utilizamos tiempo, tenemos sistemas para profundizar y medir ese tiempo, y esos sistemas dependen de nuestro reconocimiento y relación con el mundo emocional, estructural, químico y energético. Entender eso no está dentro de la mecánica de estudio habitual.

Explicaba un caso en que la emoción tenía una repercusión en nuestra química.

—Un riñón, para nosotros, a nivel emocional representa la inseguridad. El miedo pertenece más a la vejiga, nos orinamos de miedo. La inseguridad puede tener a una persona con una preinspiración constante, con el diafragma en tensión. Si hay una preinspiración, el diafragma no está haciendo sus movimientos en toda su amplitud, con lo que los riñones no se mueven correctamente.

»Cuando inspiramos, el riñón desciende y se desliza por el psoas*, su forma se achata y se abre, cuando espiramos asciende y se alarga. Le estamos dando un masaje al riñón y eso lo estimula para que ——————* Músculo que se encuentra en la cavidad abdominal, y se extiende entre las vértebras dorsal 12, lumbar 1 y el íleon en la pelvis.

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funcione correctamente. Significa que la emoción es anterior al problema químico, causado por la mala motilidad de los riñones.

O bien, el mismo caso referido a la estructura.

—Si alguien tiene una preinspiración, los pilares del diafragma se insertan en la parte anterior de las vértebras lumbares y llegan hasta la tercera y cuarta vértebras lumbares, provocando rotaciones que nos pueden llevar a la lesión. Las personas que tienen una preinspiración, una tensión en el diafragma, cuando realizan una flexión anterior con el tronco, presentan la L1 y L2 deprimidas y no pueden flexionarse correctamente; se quedan en extensión. Ahí tenemos una lesión estructural provocada por una emoción.

»El miedo al exterior estimula la visión periférica y llegaremos a padecer de hipermetropía y vista cansada. La inseguridad interna provoca la miopía.

»Cada persona será diferente. Si alguien tiene una infección, una de las primeras reacciones es la mayor actividad suprarrenal*. Si es una infección que no provoque síntomas, algo frecuente en riñones o pulmones, tendremos un desgaste suprarrenal; va a experimentar una especie de sobreexcitación, se sentirá nervioso. Él no sabe qué es, pero por costumbre, por nuestra naturaleza, lo traducimos en inseguridad. Aunque no podamos definir nuestra inseguridad interior, sentimos un estado de ansiedad hacia o desde el exterior que nos hace sentir esa inseguridad, pero culparemos al mundo exterior. Todo está relacionado.

——————* Glándulas endocrinas situadas encima de los riñones, cuya función es la de regular las respuestas al estrés, a través de la síntesis de corticosteroides (principalmente cortisol) y catecolaminas (adrenalina sobre todo).

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Durante dos años un grupo de personas tuvimos la oportunidad de aprender Kinesiología con él.La Kinesiología holística está basaba en un leguaje con el cuerpo, utilizando un reflejo muscular llamado AR (del inglés: Arm Reflex) nos habla de las pautas a seguir y nos lleva a una localización de sus problemas muy precisa.

—El AR es un reflejo neuro-muscular por el cual observaremos un cambio en la longitud de los brazos. Si sabes preguntarle al cuerpo, él te contestará.

»Cualquier clase de estrés al que sometamos al cuerpo, desde tocar una zona de dolor, provocar una emoción mal llevada, poner al cuerpo en contacto con alguna sustancia tóxica o que no toleramos, provoca una reacción de adaptación y en esta reacción se produce un reflejo muscular: se debilitan las cadenas del lado dominante. En el momento en que estiramos los dos brazos observaremos este reflejo. Cuando liberamos al cuerpo de ese estrés el AR desaparece. He aquí un reflejo con el que nos podemos comunicar a través del cuerpo. Él nos puede dar información de lo que le ocurre, de sus procesos de enfermedad, de sus adaptaciones, compensaciones, etc.

Teníamos una caja de testajes con gran cantidad de ampollitas de cristal, con muestras de todo tipo de sustancias que el cuerpo reconocía y a las que daba su respuesta: sí o no.

A través de esta técnica, y con un protocolo muy elaborado, el propio organismo puede dar información de sus desequilibrios, qué los causa, en qué niveles se encuentran sus causas y qué necesitará para reequilibrarse.En uno de los viajes en los que le acompañé a La Habana, me tocó

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vivir una situación muy interesante y singular.

Francisco impartía una clase en la Universidad Calixto García y el hecho fascinante de que el cuerpo puede responder a nuestras preguntas a través de un lenguaje simple, físico y sin complicaciones sorprendió a todos en general.

A un paciente con alergia le puso en contacto con su piel una ampolla de cristal conteniendo Histamina 30 DH*. El cuerpo, al absorber iones de histamina estimula el arranque de la adaptación que conlleva el reflejo AR en los brazos.

El vicedecano de investigación y catedrático de física de la Universidad de Girón, frunció el ceño y comentó: “Explícame todo el protocolo de base con detalle, quisiera comprobarlo en mi laboratorio”.

A la mañana siguiente se acercó sonriente, le echó su brazo por encima del hombro y le dijo: “Has puesto en mis manos la llave del mejor y más maravilloso laboratorio del mundo: el cuerpo humano.

Animados por todos estos hechos, los doctores, el vicedecano de investigación, el neurofisiólogo y anatomista, el vicedecano y profesor en fisiología, el propio Juan Francisco y yo, que hacía las veces de paciente, procedimos a realizar una investigación para el estudio del AR y su porqué.

La investigación se llevó a cabo en el Instituto de Neurología de la Habana con electromiografía.En la normalidad, el tiempo que tarda el estímulo, desde que es

——————* Amina fundamental en los procesos inflamatorios y alérgicos. (30 DH = dilución homeopática).

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producido por el electromiógrafo hasta que se obtiene la respuesta muscular, establece una velocidad de transmisión entre 100 y 500 m/seg. Cuando el paciente está bajo el efecto del reflejo AR esa velocidad se ve aumentada hasta 1.500 m/seg.

Este resultado extrañó y entusiasmó al equipo, pues no hay estímulo en el sistema nervioso que pueda viajar a dicha velocidad, por lo que pensaron que habría otro sistema involucrado en este reflejo que cumpliera tal requisito.

La velocidad del estímulo informativo en el líquido es de 1.500 m/seg., lo que nos lleva al sistema nervioso líquido, es decir, el sistema endocrino. Esta prueba fue realizada una y otra vez, siempre con los mismos resultados.

Se pensó que el comodín de toda esta reacción se encontraría en un sistema de información rápido, más veloz que el sistema nervioso, que precisamente estuviera defendiendo a un sistema noble y vital de lo que el organismo pensaba que era una agresión tóxica.

Esto les llevó a pensar que ese sistema que debía ser defendido sería el sistema nervioso central. La barrera hematoencefálica realiza la función de defensa y filtro del encéfalo, y uno de los neurotransmisores que se activa es la “sustancia P”, el encargado de la adaptación ante el estrés recibido. La actividad de ese neurotransmisor provocaría la hipotonía de las cadenas dominantes, con diferentes fines adaptativos. De ahí el reflejo neuro-muscular AR.

Mientras ellos hacían las comprobaciones y dilucidaban sus conclusiones, yo estaba tumbado en la camilla con unos electrodos colocados en la piel y cada vez que se hacía una prueba recibía una descarga eléctrica suave, pero que a mi me ponía de los nervios. Alguna vez oía: “No ha salido bien, dale otra vez”. Y cada vez me iba costando más soportar con resignación mi modesta aportación a la ciencia.

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Yo llevaba una camiseta muy original, con el dibujo de un niño de pañales con los pelos de punta gritando por un micrófono. Cuando me levanté de la sesión, alguien dijo: “¡Mira cómo se le han puesto los pelos al niño!”… Ja, ja, ja, todos nos caíamos de la risa.

*******

Además de las ampollitas que se colocaban sobre el paciente para interrelacionar con el cuerpo, había algo, utilizado por una gran parte del mundo, e igualmente definitivo: los mudras.

Los mudras son posiciones particulares de la mano que producen un cambio en la frecuencia de la misma y del cuerpo en general a modo de microcircuito. Al poner en contacto unos dedos con diferentes zonas de los otros, conseguimos frecuencias que corresponden a diferentes informaciones. Y esto va a estimular respuestas del mundo Estructural, Químico, Emocional o Energético, según queramos.

El diálogo con el cuerpo era infalible y certero, y la mente sólo observaba lo que el cuerpo decía. Los testajes se hacían en ocasiones complejos a medida que se entraba en niveles más profundos; y a su vez, las informaciones eran más exactas, dejando atrás cualquier otra forma de terapia que yo conociera.

Estudiamos la interocepción* y la exterocepción*. Y algo que nunca había visto reparar en ningún profesional: la propiocepción, que es la capacidad que tiene nuestro cuerpo de autoreconocerse a través

——————* Sentido que a través de receptores sensoriales que se encuentran dentro del propio cuerpo nos informa de los estados de nuestras vísceras (ej: sensación de hambre, sensación de sed, apetito sexual.** Información que proporcionan los sentidos: oído, vista, gusto, olfato y tacto.

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de sí mismo, a través del sistema vestibular*, el ojo, la A.T.M. (Articulación Témporo-Mandibular), el hioides**, la relación cráneo-sacro y los pies.

Seguíamos un protocolo conforme el orden de adaptaciones en nuestra filogénesis.

La Propiocepción era lo primero a observar, porque si el reflejo muscular es un efecto propioceptivo, y si la propiocepción está mal, entonces mi herramienta que es el AR está mal, y la respuesta ya no será correcta.

Segundo, el Virus Informativo. Con esto vemos si la relación simpático-parasimpático es correcta, si el sistema neurovegetativo está bien.

Tercero, la Super TL. La actividad simpática orgánica.

Cuarto, el Autosabotaje. Es cuando alguien por convicción propia no se quiere curar. Son personas que usan la enfermedad para encontrarse bien; les conviene estar enfermos, y se hacen un autosabotaje. Si uno no se quiere curar, neurológicamente va a provocar un bloqueo.

Quinto, Switching. Es cuando el cuerpo no reconoce dónde está cada órgano, ni la polaridad de cada parte del cuerpo. Esto ocurre cuando hay confusión bioenergética. Las causas suelen ser alergias, candidiasis, una intoxicación, una infección importante, o también lesiones estructurales o cuando hay un problema de iones.Sexto, Aislamiento. Es una tendencia a la intoxicación de un órgano o un sistema, en la que el organismo decide aislar la información.

——————* Formado por dos ensanchamientos: El utrículo y el sáculo, que informan de la posición de la cabeza en relación con el suelo. Está relacionado con el equilibrio y control espacial.** Hueso situado en la base de la lengua y encima de la laringe.

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Explicaba así el Aislamiento:

—Por ejemplo, si tenemos una carga tóxica en el hígado llega un momento en el que el nivel de toxicidad, al tomar alcohol, grasas, tabaco, etc., sobrepasa la capacidad de respuesta inmunitaria.

»Hasta ese momento la actividad del hígado era centrífuga, y a partir de ahí se volvió centrípeta, introduce la toxina dentro. Hay un cambio en el estado general del paciente, se encuentra muy bien, ya no hay toxinas circulando por ahí, pero al cabo de un tiempo, cinco o seis años, produce una fuerte lesión hepática.

Séptimo, la Segmentación. En el Aislamiento, la inmunidad es correcta y el cuerpo actúa para evitar una autoagresión. La Segmentación es el caso contrario. La inmunidad es muy baja o le falta información. Y como no tiene capacidad para rechazar todo ese choque de toxinas que le viene, lo que hace el organismo es dividir esa lesión para poder trabajar con su pequeña inmunidad en diferentes campos.

Ponía ejemplos fácilmente entendibles:

—El hígado de la persona no funciona muy bien, además de arrastrar una gripe que le debilita las defensas. Un día va a una boda, toma grasas, fuma, bebe alcohol, etc., y a partir de ahí empieza a sentir dolor de cabeza, le sale un eczema, tiene la orina cargada. Aparecerán siete u ocho síntomas después de esa sobrecarga. El paciente lo relacionará con ese día de la boda, creerá que comió algo en mal estado; pero la realidad es que había algo que ya estaba bastante mal.

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»Esto suele ocurrir en personas que tienen una deficiente inmunidad y cogen una infección, pero luego siguen con su ritmo de vida. Ya hay un agotamiento inmunitario, y en ese momento ante el próximo choque nocivo, todo su sistema provoca una segmentación.

»La gran defensa, que en este caso es débil, está dividida, intentando controlar toda la situación. No hay capacidad para eliminar ninguna de las lesiones. Pueden mantenerse así pero no cura ninguna lesión. Son personas que siempre padecen algún síntoma. Unas veces mejor otras peor, cosas diferentes, erráticas, que vienen y van. Es una adaptación complementaria al Aislamiento.

Octavo, el Foco. Lesiones originadas a distancia, lesiones que pueden ser endógenas o exógenas al paciente y que le causan síntomas crónicos o temporales. Un foco podría ser una infección, una geopatología, un transistor en la cabecera de la cama, un empaste, una amigdalitis mal curada, una cicatriz de una amígdala, o de una herida, etc.

Seguir este protocolo era la forma de ordenar la información.

Las preguntas seguían sucediéndose:

—¿Puede ocurrir que alguien con un aislamiento segmente o que alguien con una segmentación aísle?

—Hoy en día se ven pacientes que experimentan ambas situaciones; eso es porque la inmunidad está baja y no se entera de nada. En la actualidad se da por el problema de alimentación en los niños. No hay minerales; las proteínas vienen cargadas de química

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(carnes, soja transgénica, etc.). Nuestros sistemas de síntesis de vitaminas no funcionan a perfecto rendimiento. Tenemos un intestino que suele sufrir problemas de absorción.

»Los niños de hoy crecen mucho, pero su sangre es débil, el músculo no tiene fuerza para sujetar el hueso. El hueso crece y crece, pero si lo analizamos, es menos denso y de menor calidad ósea.

»En los huesos tenemos gran cantidad de reserva de energía, aparte de que es una vía acústica importante. Por los huesos se mueve la información a una velocidad de tres mil metros por segundo aproximadamente, con lo que es fundamental que nuestros huesos estén bien, incluso para nuestra calidad emocional.

En mi afán por aprender le pedí estar en su consulta. Aceptó encantado, “siempre con el permiso del paciente”. Me puse una bata y me coloqué en una esquina de la mesa, tomando notas en un cuaderno.

Con el testaje, su diálogo con el cuerpo se adentraba en niveles profundos de la persona, incluidas las etapas evolutivas que pudieran estar bloqueadas. Cosas del pasado, no sólo recordables sino también a nivel filogenético en su evolución. Además el cuerpo del paciente indicaba, a través de los tests, los remedios que debía tomar, su cantidad y el tiempo que debía tomarlos.

En lo que se refería a la alergia, una vez me hizo un comentario para que la entendiese, que me pareció genial:

—La alergia es un proceso de inmunidad descontrolado, es un intento de defensa masiva. Cuando se introduce o se produce un tóxico que el cuerpo no puede reconocer ni manejar, el organismo

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hace un intento de eliminación brusca.

»Si se anuncia que cuatro terroristas han entrado en el país con bombas, todo el mundo está alerta porque no los conoce. O sea, el estado reforzará las defensas, tomará medidas y trabajará masivamente controlando a todo el mundo. El mismo pueblo va a sufrir la reacción del gobierno, del sistema inmunitario, del sistema de defensa. Me defiendo a costa de un sufrimiento de mis sistemas. La reacción será muy diferente si se reparten fotos de los terroristas; entonces incluso los propios ciudadanos ayudarán a su eliminación.

Eran muy frecuentes los parásitos en los niños.

—El gusano es el primer ser vivo que tiene sistema nervioso central, y esa es una de las causas por las que tener parásitos da tanto problema de inquietud a los niños. Viven en su vientre y como su sistema nervioso central genera un campo electromagnético a su alrededor es como si el niño tuviera un montón de imanes dentro del intestino produciendo una carga energética muy grande. Eso le mantiene inestable toda su mucosa intestinal. Por resonancia, todo lo que es endodermo se activará. El niño, lo que intenta con su hiperactividad es equilibrar lo que él siente en su interior activando el exterior (ectodermo).

Había casos distintos que tenían un denominador común.

—La lesión en el cuerpo tiene dos fases. La fase humoral, que son los líquidos extracelulares, los humores. Y otra, la fase celular, que es cuando el tóxico se introduce en la célula.

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»Cuando estamos en fase humoral tenemos fiebre, moco, sudor, diarrea. Estamos realizando una eliminación por medio de los humores, de los líquidos.

»Cuando esto le ocurre al niño, el médico intenta buscar qué es lo que tiene. Si ve una bacteria le da antibióticos. ¿Con los antibióticos qué hacemos? Bajamos la inmunidad del niño y matamos la bacteria. Pero como la inmunidad ha bajado, esa u otra infección volverá a afectar al niño y volverá a enfermar. Y el médico volverá a recetar antibióticos para atajar su infección. Esta vuelve a remitir, pero su inmunidad vuelve a estar más baja. La inmunidad va perdiendo su memoria ancestral. Y esto ocurre hasta que el organismo hace el “corte biológico”, lo que significa que la inmunidad no puede volver a reaccionar.

»Como le hemos puesto antibióticos y antihistamínicos, y como siempre “anti” significa bajar las reacciones del cuerpo, la gran inmunidad, el sistema inmune se desprograma. Y ahora las toxinas que se han estado intentando eliminar de forma centrífuga a través de los líquidos, se eliminan de forma centrípeta hacia la célula, y entramos en fase celular. Ya no eliminamos por la orina, por la mucosidad, por el sudor o por las heces, sino que ahora guardamos las toxinas en la célula.

»La persona ya no va a padecer una reacción cutánea, va a padecer un asma, una fiebre reumática, un colon irritable, etc. Reacciones que son celulares; es decir, problemas cada vez más fuertes.

»De una fase a otra pueden pasar dos, tres, o cinco años. Durante este tiempo la persona piensa: “Ya estoy curado; desde que me puse antibióticos nunca he tenido más la garganta mala”. Pero pasa el tiempo y aparece una enfermedad importante, difícil de recuperar. Esta puede darse en diferentes planos: ectodermo, mesodermo o endodermo, y a todos los niveles: estructural, químico, emocional, energético.

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En una ocasión le ví corregir un esguince a una chica que venía con depresión, y por supuesto le pedí que me explicara el proceso.

—Es muy simple: Tenemos un esquema corporal en el cerebelo, y ese esquema mantiene una íntima relación con todos nuestros sistemas y niveles; y si esto no es así estoy en estrés. Si tengo un esguince en el pie que cambia la actividad de los receptores de presión del pie, y además llevo un zapato no apropiado (por ejemplo un zapato de tacón) mi cerebelo pensará que tengo medio cuerpo torcido, que el mundo que piso con el pie derecho es diferente al que piso con el pie izquierdo. La propiocepción debe realizar todo un trabajo neurológico, y también uno estructural. O sea, que si no se me produce una lesión de cadera, generaré un estrés neurológico enorme para mantener integrado mi sistema corporal.

»Viviendo con este estrés neurológico llegaré a tener un agotamiento neurológico y, por tanto, una depresión.

—¿De qué forma puede afectar un simple zapato de tacón?

—Muchas mujeres padecen de quistes de ovarios, problemas menstruales, premens-truales, posmenstruales, de vejiga, debido a que no deberían usar tacones en sus zapatos.

»En nuestra etapa de bebé gateamos como lo hace un gato, utilizamos el pie con un movimiento que nos obliga a diferenciar cada una de sus partes y organizarlo con la pierna, cadera, cráneo, ojos y brazos. El quinto metatarsiano es un estímulo directo al ovario. Notará que uno de los dos le duele mucho (suele ser el del lado del ovario que se lesiona). Y así cuando una mujer no puede apoyarse en el quinto metatarsiano al andar, el movimiento que no hace el pie lo compensa con la cadera y el ligamento que va del ovario a la cazoleta ilíaca se contrae y pondrá el ovario en tensión. Esto es puramente mecánico.

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—Creo que nunca voy a llegar a entender bien nuestro funcionamiento.

—No te preocupes. Para llegar a entender lo que es holístico tenemos que entrar antes en un estado de confusión.

—No entiendo.

—Es el estado de confusión de un kinesiólogo, y es loable y necesario porque pasar del mundo lineal al mundo global lo requiere. Aunque nuestros mundos químico, estructural, psicoemocional y bioenergético, están totalmente integrados, nos los enseñan y los entendemos por separado. Al juntarlos aparece la confusión. Es como volver a aprender a caminar de nuevo en un mundo diferente que integra el mundo que conocíamos. Pero una vez que aprendes a caminar puedes dedicarte a cada nivel sin dejar las conexiones con los otros niveles. Eso te hace holístico.

»Tengo que introducirme en el tiempo de una forma sana. Para enseñarte kinesiología debo respetar tu forma de ver y tengo que darte una información abierta. Eso para mí es complicado porque no debo cambiar tu forma de pensar y al mismo tiempo tú tienes que ver el mundo diferente. No es fácil. La única forma sería quitar las paredes y decir: esta es la habitación, pero sin paredes. Es difícil para un ser humano, pero tienes que ser capaz de hacerlo. Es confiar en la Vida. Aprender de algo externo a ti y que al mismo tiempo te habita, y dejar que ambas partes resuenen.

Reconozco que el aprendizaje se me hacía a veces cuesta arriba pero sus palabras, llenas de ánimo, me permitían avanzar con mayor facilidad, observando y aprendiendo de casos cada vez más complejos.

Hacía un trabajo muy especial con las personas que venían

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intoxicadas por metales pesados.

—La mayor parte de los pacientes que vienen con esta intoxicación suele ser por causa del mercurio de las amalgamas de sus dientes empastados. Es un metal pesado que tiene la capacidad de atraer otros metales y, allí donde se encuentre, acumular metales tóxicos.

»A la temperatura de veinte grados centígrados comienza a evaporarse el mercurio, y ese vapor es sumamente tóxico. Tiene una atracción especial por la glándula tiroides, ganglios del sistema parasimpático en el cerebro y la mielina. En investigaciones realizadas en Suecia se descubrió que la intoxicación por metales pesados está relacionada con la esclerosis múltiple. Su eliminación es importante pero delicada.

»Otro metal pesado frecuente es el aluminio, utilizado en muchos medicamentos, latas de refresco, utensilios de cocina, productos textiles. Incluso se absorbe a través de la ropa y puede resultar muy peligroso si pasa a nivel sanguíneo. Es frecuente que el metal pueda acceder al cerebro y hoy la ciencia está empezando a considerar una posible relación con el Alzheimer.

—No sabía que en la ropa podía haber aluminio.

—La ropa suele tener aluminio y otros metales para que no se arrugue y para que sea resistente.

»El propósito no es aislarse de todo eso, sino enseñar al cuerpo a eliminarlo o a adaptarse.

»Los metales tienen gran tendencia a afectar al ADN del núcleo celular, con lo que afecta también a la actividad celular. Pueden llegar a generar costumbres, hábitos, tanto bioquímicos como

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estructurales; creencias, pensamientos, etc. y esto se traduce en problemas.

»El miedo y otras emociones pueden causar bloqueos de la actividad neurológica y activar la humoral, de forma que parezca que esas emociones hayan desaparecido de nuestra vida o las hayamos superado. Los metales tóxicos pueden adherirse a las sinapsis o a las neuronas implicadas en esos bloqueos emocionales, por lo que es muy posible que al eliminar esos metales vuelvan a aparecer emociones que ya creíamos superadas.

»Una vez que empezamos a quitar los metales tóxicos la persona empieza a sentir ese miedo o esa emoción que sentía al principio, antes de ser bloqueado. Su sistema nervioso vuelve a estar limpio como cuando era un bebé, y le proporciona la evolución neurológica, motora y psicoemocional que necesita. O sea, cuando se trabaja con metales pesados, hay que llevar siempre unos controles paralelos de dominancia de ojo, de equilibrio, un testaje emocional, sueños, etc. porque son factores que pueden ir cambiando.

—¿De dónde puede venir ese miedo que provocó el bloqueo?

—Un niño nace feliz, siente a su madre y a su padre en su interior. Los siente con la fuerza y el amor que la vida conlleva. Si la madre y el padre físicos, esas dos personas que ahora puede ver y sentir fuera de él, se llevan mal, gritan o se maltratan, eso no encaja en el mundo que el niño vive en su interior.

»Él no puede cambiar el mundo exterior porque es un bebé de meses, por lo que intoxica su espacio interior para que el mundo que él siente y el mundo que él ve se sincronicen. Es su forma de adaptarse al mundo exterior. Tiene que ser que lo que siente dentro de él y lo que ve fuera, tengan una relación. Esto suele ir acompañado de un sentimiento de culpa muy profundo.

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»Es muy importante tener todo esto en cuenta cuando eliminamos metales pesados, ya que se pueden despertar todas estas emociones, y ello puede provocar un cambio en la estructura física, familiar y social, en el trabajo y en muchas otras cosas.

»El simple hecho de que al ponernos un empaste podamos cambiar nuestra forma de morder, puede crear zonas de tensión en cuello, zona lumbar, ciáticas, estrés, irritabilidad, mal humor, etc.

»Un ejemplo, que hoy no es tan frecuente pero sí lo era hace unos años, es que cuando el dentista empastaba un diente, sentíamos que al cerrar la boca ese empaste recién puesto tocaba con la pieza opuesta antes que el resto. Algo tan simple como esto puede causar esos cambios que te comento.

»Todo esto es demasiado importante para nuestra salud como para no tenerlo en cuenta.

»Cada cosa que ocurre en el cuerpo está integrada con todo el resto del organismo y con lo que ocurre en ese momento en torno a ese ser humano.

—Es asombroso ver hasta qué punto está relacionado todo.

—Sí. Por ejemplo, si un adolescente no hace un buen contacto anterior con sus dientes, empieza a construir parte de su mundo y de su vida fuera de la realidad. Porque esos contactos estimulan la actividad del sistema nervioso y, si faltan, el adolescente puede empezar a tener creencias y pensamientos no reales. En clase se distrae pensando en sus cosas, construyendo su mundo, por lo tanto ni entiende lo que se dice en clase ni le interesa. Se está construyendo un mundo porque él no tiene su mundo real consistente. Sus relaciones neurológicas están basadas en superar el estrés originado por la falta de contactos en su oclusión. Es algo

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muy serio y hay que ayudarle con buenos profesionales para hacer esos contactos. Así irán cambiando sus planos de visión y sus planos sensoriales que volverán a estar como cuando era bebé y su proceso empezará a recuperarse.

»Un bebé se lleva todo a la boca porque es una forma de aprender y comprender neurológicamente las tres dimensiones.

»Hay veces en que para salvar la boca (que es un sistema muy importante) lo que hace el niño es trasladar la tensión al ojo, y provoca una miopía o una hipermetropía. Compensa el problema con el ojo y, en parte, con el sistema vestibular.

»Cuando es un problema del tercer arco vestibular lo que provoca es una convergencia o divergencia ocular; un estrabismo. Cuando es un problema de lateralidad o dominancia*, empezamos a tener problemas de astigmatismo.

Desde mi esquinita en aquella consulta, además de tomar buena nota de todo lo que sucedía, era muy interesante observar el cambio en el aspecto físico de las personas. Aunque muchos no fueran conscientes de ello su belleza, según avanzaba el tratamiento, iba en aumento. Algo que en principio pertenecía al mundo exterior, no lo era tanto.A medida que mejoraba su hígado, perdían su color amarillento. Al mejorar la alergia, desaparecía el doble pliegue en las ojeras. Con el riñón, se aclaraban estas ojeras. El iris recobraba la uniformidad en su color y transmitía una sensación de serenidad, de confianza y toda la vida que los ojos transmiten.

Con el interior equilibrado y la mejoría en las emociones también ——————* La preferencia que muestran la mayoría de los seres humanos por un lado de su propio cuerpo.

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mejoraba la piel, el brillo y la fortaleza del pelo y de las uñas, la sudoración, el aliento, su expresión, su sonrisa, su tono al hablar. etc. Incluso recobraban la forma natural de caminar y moverse, que era más fluida y más libre, ganando indudablemente en atractivo.

Lo que mostramos es una representación perfecta de lo que sucede en nuestro interior.

******

Había una cuestión que para mí tenía un especial interés, y eran Los Cuerpos Sutiles.

Desde siempre era el tema que más me cautivaba. Había estado en México casi dos años buscando esa parte energética que el mundo occidental desechaba. Aquí estaba la polémica de si existían, si tenían colores, si servían para algo, si realmente equilibrar esa energía ayudaba a curar a las personas.

Juan Francisco me explicó que la palabra conciencia significa “estar con la ciencia”, sólo que la ciencia es mucho más amplia de lo que creemos. Podríamos decir que la verdadera ciencia es la naturaleza y sus leyes, no ese mundo científico que sólo se dedica a estudiarlas.

—Nosotros estamos formados por muchas clases de tejidos, capas, membranas y tenemos una frecuencia eléctrica de base. Estos tejidos que se friccionan entre sí, que cambian potenciales, etc. generan un cuerpo electromagnético formado por otros muchos campos electromagnéticos.

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»Por ejemplo: Entre mi hueso y mi periostio se producen unos campos magnéticos propios por su función. Pero además, juntos producen otro campo magnético debido a su contacto, más los músculos, más las fascias*, etc. de forma que se genera un campo electromagnético cada vez más grande y complejo.

»Si una persona tiene una bombilla en una mano y está unida a su vez a un grupo de personas, todas cogidas de las manos, la bombilla se enciende. Eso significa que nosotros tenemos un campo de energía, un campo eléctrico. Y ese campo electromagnético compuesto de electrones y otras partículas que desprenden éstos en su actividad, crean un campo sutil. Cuanto más activa y pequeña es la partícula, más lejano y sutil es el campo.

»Los cuerpos sutiles los podemos sentir, testar, y van a guardar gran parte de la información que tenemos, especialmente cuando es una información impactante, por ejemplo, de sucesos que se repiten y no queremos asimilar. Se puede despertar y utilizar una relación entre el cuerpo sutil y el cuerpo orgánico a través de nuestras fascias, fundamentalmente entre el cráneo y el sacro.

—¿Cómo pueden afectar esas informaciones impactantes a los cuerpos sutiles?

—Si vivimos una experiencia con una emoción traumática, las fascias pueden guardar esa emoción y adaptarse a ella; aunque la situación de mi vida cambie, esa adaptación puede continuar ahí. La fascia es mucho más emocional que el músculo. Se puede acortar reduciendo la cavidad donde se aloja el músculo. Y cuando esto sucede, el músculo ya no se puede mover con libertad y se hipertrofia. Esta memoria emocional puede verse reflejada en los campos sutiles, dependiendo del tipo de tensión que guardemos.

——————* Capa de tejido conectivo que cubre músculos y diversos órganos del cuerpo.

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»Los cuerpos sutiles no son el alma, pero son como un cordón umbilical que nos pone en contacto con nuestra parte esencial. Se ensuciarán o limpiarán dependiendo de como esté nuestra vida.

—¿Cómo se da esto en caso de enfermedad?

—Por ejemplo: Hay tres clases de cáncer: cáncer mineral, cáncer vegetal y cáncer animal. El cáncer mineral es más fácil de tratar, el vegetal es más complicado, y el animal es fulminante.

»En un cáncer mineral no hay ninguna implicación de un cuerpo sutil, es puramente químico, orgánico, o sea, de la materia. En un cáncer vegetal hay una implicación de los tres primeros cuerpos sutiles, hasta el cuerpo astral, que es el cuarto. Un cáncer animal tiene implicación de los demás cuerpos sutiles, hasta el noveno. La persona necesitará una reconversión de toda su vida.

»Nosotros tenemos un mundo interior y un mundo exterior. El mundo interior es el mundo físico, de nuestra naturaleza, nacido de lo vivido, y el mundo exterior es el mundo sutil, de nuestra creación, el mundo de la divinidad. Y nosotros tenemos una relación entre esos dos mundos.

»Hay siete fuerzas en la Naturaleza que ponen en relación nuestro mundo interior con el mundo exterior. Cada religión les llama de una forma. En la religión católica las llamaron arcángeles; cada arcángel tiene una función en tu cuerpo. Unos mantienen tu paraíso interior lejos del “pecado”, otros te permiten la comunicación, otros la conexión con tu parte espiritual. Cada arcángel tiene una relación con cada chakra. También se contemplan los arcángeles en la religión musulmana*.

——————* Jibra´il, Mika´il, Azrael, Israfel.

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»Es una forma de poner nuestro interior, nuestra virginidad, en comunicación con nuestro exterior, que es nuestro Dios, el camino por el que avanzamos.

»Desde siempre, el mundo científico se ha basado en datos obtenidos bajo comprobación técnica, o mejor dicho, tecnológica (“lógica dentro de la técnica”), para que hechos que interesan sean aprobados por los departamentos oficiales. Estos son métodos analíticos cuyo principal bisturí para diseccionar la experiencia es la técnica y, por supuesto, podemos diseñar una técnica para demostrar cosas porque queremos que algo sea de una forma determinada.

»Hay métodos que, siendo igualmente científicos, son diametralmente opuestos al anterior. Son métodos basados en la observación holística, global, de la experiencia, del hecho.

»Newton, al observar la caída de una manzana, tuvo la experiencia de la gravedad, y de una forma intuitiva entró en el análisis de su experiencia. Einstein, por medio de la observación, accedió a la sensación de lo relativo y llegó a postular su teoría de la relatividad.

»Siempre es la experiencia vivida de forma holística la que nos lleva a la comprensión más profunda de una realidad interdependiente.

—¿Cómo es vivir una experiencia de forma holística?

—Cada vez que nuestro cuerpo siente, nos transforma y nos da un pensamiento, porque ese sentir realiza en nuestro interior el viaje de nuestra propia evolución y nos hace mirar el mundo con los ojos llenos de toda esa experiencia.

—¿Por qué alguien se estanca, por ejemplo, en la teoría de Newton y no

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quiere ver más allá y desestima a todo el que no está de acuerdo?

—Por miedo. Si alguien cree en Newton, y es ahí donde se siente seguro, el miedo no le permitirá cambiar, porque eso da sentido a su mundo y cree que fuera de ahí él desaparecería. Es primitivo, ¿no? Pero somos, “o” Alá, “o” Cristo, “o” Buda. Y no debería ser “o”. Ese “o” nace de un pensamiento reptiliano. Pero bueno, existe y así estamos. Es sabio aceptarlo para continuar nuestro camino.

*******

Contrariamente, había una parte de las terapias que, en principio, no me llamaban mucho la atención. Era el estudio de la estructura. Le hice ver en una ocasión que me parecía poco interesante y que me gustaban más las partes emocionales y ese mundo profundo que relacionaba todo a nivel sutil y que suponía el origen de las lesiones.

Enseguida me puso en mi sitio. Sereno y contundente me dijo: “El cuerpo es emoción solidificada en movimiento”. No supe más qué decir.

—Nuestras manos, a través de su infinidad de receptores, son una herramienta muy valiosa para buscar la comprensión interna de algo, simplemente “tocando”, y ser capaz de escuchar lo más profundo del cuerpo, que es nuestro patrimonio común. Nos permiten reconocer las lesiones, abrir sus vías y liberarlas en el presente.

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Me enseñó y me apasioné al ver el cuerpo de otra forma: en su movimiento, en su funcionalidad. Desde la ortoestática, la propiocepción del pie, pasando por la rodilla, la cadera, la columna vertebral, el diafragma, el hioides, las vértebras cervicales, etc. Mucho más allá de simples datos anatómicos, e imposible de exponer aquí de una forma resumida y entendible.

Las manipulaciones, en sus manos, se convertían en un arte: del mundo fetal al mundo aéreo, del mundo de las emociones al mundo del movimiento, del mundo del silencio al mundo de la comunicación. Hacer nacer lo olvidado, lo no vivido. Ese camino llamado “curación”.

Esta es una parte de su explicación del cráneo, que me dejó perplejo:

—Hemos construido una columna vertebral diferente. El cráneo hay que comprenderlo como parte de la columna vertebral, al servicio de la comunicación. Son las tres primeras vértebras deformadas. El conjunto occipital más los temporales son una vértebra adaptada. Parietales, frontal y esfenoides son otra vértebra adaptada. Y todos los huesos de la cara son otra vértebra adaptada. Se ha perdido fibra cartilaginosa y ha aumentado la fibra ósea para darle sonoridad al hueso.

»Lo primero que tenemos que hacer para poder trabajar el cráneo de una persona, es liberar la sincronicidad de la columna vertebral con el cráneo, porque si no dejaremos informaciones parasitarias que generarán bloqueos en la movilidad craneal del paciente.

—¿Por qué hacerlo de esa forma?

—Porque el cuerpo expulsa las lesiones del cráneo a la parte más

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antigua que es la espalda porque el cráneo es una identificación con uno mismo, nuestras creencias, nuestra conducta. Tenemos que llevarlas a los lugares donde tenemos partes menos vitales: mi parte mineral, que es muscular, o mi parte vegetativa, que es visceral. Por eso es importante un tratamiento holístico que busque el origen, la fuente del problema.

»Dice Theodor Schwenk en su libro “El caos sensible” que todo está basado en el movimiento. La forma del hueso viene del movimiento intrínseco dentro del hueso, corresponde a materia fluídica, al movimiento del líquido cefalorraquídeo.

»Este líquido se mueve con el mismo impulso que el mar. El mar tiene un impulso de ida y otro de vuelta, cada ola es como una respiración. Hay una relación muy profunda entre el líquido cefalorraquídeo y nuestra respiración pulmonar, entre el agua y el aire.

»Tiras una pelota a un kilómetro de la costa, y la ola que le pasa por debajo llega a la orilla, pero la pelota sigue allí. Significa que el agua que está donde la pelota no es la que llega a la orilla. Hay un impulso dentro del agua que la va acercando lentamente. Ese impulso lo llevamos dentro, intrínseco al líquido cefalorraquídeo.

»Es muy diferente al movimiento del agua de los ríos, que se mueve al mismo tiempo que un objeto que es arrastrado por ella. Éste es similar al movimiento sanguíneo.

»Lo que moviliza los huesos del cráneo es el movimiento del líquido cefalorraquídeo, que está unido a nuestra respiración y al movimiento de las aguas del mar, de los planetas, del sistema solar, de todas las constelaciones que nos rodean. Las mismas fuerzas que han dado el movimiento a las aguas de nuestra tierra, han dado el movimiento a nuestras aguas internas.

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»Nosotros hemos acelerado los ritmos porque somos seres más dinámicos, pero mantenemos dentro esos biorritmos.

—¿Entonces dependemos de la vibración externa?

—Esa vibración externa ya estaba en el pasado y el pasado lo tenemos dentro.

»La máxima expresión de la comunicación es la palabra. Esa facultad de modular sonidos depende de la forma de nuestro cráneo, de su dinámica fluídica. Nuestras resonancias y armónicos hacen vibrar los líquidos, dan vida a esa fuerza latente, a ese impulso ancestral.

»Por tanto, hablar correctamente es muy importante para el movimiento del líquido. Si hablamos nasalmente el líquido no se mueve igual, porque estoy hablando con mi sinus, no hablo con el cuerpo. Si hablamos susurrando, tampoco: las vibraciones no llegan a la cabeza. Tenemos que hablar con el cuerpo.

»Si tocamos la cabeza de un orador que habla con su cuerpo, vamos a sentir que la cabeza tiene un movimiento increíble. Si tocamos la cabeza de un sordomudo, es mucho más densa.

»De poco nos va a servir tratar las vértebras cervicales de alguien que tiene la voz apagada. Se van a seguir lesionando porque no las hace resonar cuando está hablando. Tú le puedes tratar sus cervicales, pero él no establece una relación con su hueso. El hueso está dormido y para él es muy importante la vibración.

»El sonido mueve los sólidos de fuera hacia dentro, y mueve los líquidos de dentro hacia fuera. Estimula la información del ADN de millones y millones de años. Es uno de los motivos por los que la palabra del ser humano es tan potente.

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»Tratando el cráneo se cambia de forma sutil e inmediata la calidad del habla. Fortalecemos nuestra identidad, hay un reconocimiento de nosotros mismos al hablar. Cuando alguien no se reconoce provoca una lesión craneal. Tratar el cráneo ayuda a relacionar la parte espiritual con la parte terrenal. Es hacerle sentir que la espiritualidad está aquí.

»Pensamos que cuando movilizamos un hueso en el cráneo ya hemos solucionado un problema; no es así. Sólo hemos provocado una movilidad que va a durar un poco de tiempo. Lo normal es que el cuerpo vuelva a bloquear el hueso tratado, o haga otra lesión distal, en otro lugar.

»La sinergia a todos los niveles es la que tenemos que tratar. ¿Quién perdió la relación? ¿El hueso temporal? ¿El líquido? ¿Fue un riñón que no supo movilizar el líquido? ¿Fue el bazo? ¿Una emoción bloqueó el diafragma? Cada uno será diferente. Significa que todo va a empezar a tomar un sentido holístico. Dejemos que, delante de nosotros, lo que sea que está ocurriendo tome un orden siguiendo sus propias leyes naturales.

»No intentemos imponer el orden que creemos que debe tener, sólo porque lo estudiamos en los libros de alguien que demostró con sus “técnicas” que su orden es el mejor. Podemos estudiar miles de años y nuestros actos médicos impuestos no se aproximarán lo más mínimo a la sabiduría de una de nuestras células, que llevan consiguiendo sobrevivir casi cuatro mil millones de años.

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3. LA FORMA

Comíamos en un restaurante. Era un sitio agradable y la comida estaba exquisita. Aquellos eran buenos momentos para charlar distendidamente.

Me hablaba del futuro, de su visión de cómo iban a ir evolucionando las cosas, y a dónde se dirigía el mundo; de cómo con Internet se estaba creando un “cortex virtual” de información ultra rápida.

Me estaba entusiasmando con lo que me contaba y en un momento dado le pregunté: “¿Y eso cuándo, cuándo va a ser?” Sin inmutarse ni dejar de comer me contestó: “Dentro de unos doscientos o trescientos años”.

¡Qué decepción! Estuve varios días con la muesca de sonrisa cada vez que lo recordaba. ¡Ay, la dichosa mente y sus expectativas!

*******

—Tenemos un cuerpo orgánico con información de cuatro mil seiscientos millones de años de evolución. Y tenemos un cuerpo mental con cien mil años, como las cien mil millones de neuronas que habitan en nuestro cerebro.

»La relación entre ambos es nuestro conflicto personal: ¿cómo el cuerpo mental puede conectar con el cuerpo orgánico? Se ha

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intentado hacer con meditación, oración, observación, etc. pero, en definitiva, cada uno lo va a encontrar en sí mismo y por sí mismo, y a su forma.

»La relación que podamos despertar con nuestro interior, y cómo ese cuerpo orgánico sea capaz de informar al cuerpo mental, es lo que llamamos salud personal. Cuando se ha establecido esa relación, los canales de información están abiertos.

—A veces he intentado sentarme a meditar pero me cuesta mucho.

—Porque el hecho de que un europeo se siente en postura de loto no es muy anatómico. Nuestra estructura coxofemoral* y su relación con los isquios** y con el coxis*** no está preparada para la postura del loto. Nosotros tenemos tendencia de acercar el coxis al suelo cuando nos sentamos así y eso no nos permitirá relajarnos. Entonces, para no perder esa tensión tenemos que forzar una hiperlordosis****. Un japonés, con los isquios en el suelo y con su columna vertebral relajada, no tiene tendencia a acercar el coxis al suelo, su estructura es muy diferente a la europea, por eso la postura del loto viene de oriente.

»Para nosotros es mejor sentarnos sobre los talones o en una silla. Aparte de que nuestra meditación es más dinámica, no estática.

—¿Meditación dinámica? ¿Debo integrar el cuerpo y la mente en el

movimiento? ¿Cómo es?

——————* Articulación de la cadera: entre el hueso coxal y el fémur.** Promontorio palpable en la región glútea media. Cuando un individuo se sienta, el peso corporal recae con frecuencia sobre la tuberosidad isquial.[ ][]*** Hueso propio de los vertebrados que carecen de cola, formado por la unión de las últimas vértebras y articulado por su base con el hueso sacro.**** Aumento o incremento en la curvatura de la columna vertebral, según sea la zona puede ser cervical, dorsal o lumbar.

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—Sí. Por ejemplo: yo no puedo coger un taxi en Marbella para ir a Las Islas Baleares. Tengo que ser inteligente y coger un taxi para ir a Málaga y allí coger un barco o un avión para ir a Mallorca. Es decir, ser inteligente es saber mi propia limitación, y utilizarla para avanzar sabiendo esperar el momento, el horario del barco o del avión, etc.

»Ser inteligente no es decir: “Voy a ir a Mallorca y monto un negocio porque allí va a ir todo muy bien…” Eso es ser soñador. Eso no es usar la cabeza con el cuerpo. El cuerpo tiene límites que el cerebro ha de comprender para poder llevar al cuerpo al lugar donde queremos ir, donde el cuerpo se va a alimentar y te va a dar felicidad, etc.

»Ser inteligente es ser capaz de juntar.

—A veces la vida no es así de fácil ¿cómo podemos hacer eso con las enormes trabas que nos pone?

—Imagínate que un padre tiene el hábito de pegar a sus hijos. Pueden ser cuatro hermanos y a los cuatro les pega; uno se adapta de una forma ante la agresión, los otros de forma diferente, y alguno puede que se vaya de casa. Lo importante es cómo cada uno vive a su padre. Puede que el quedarse le cause una lesión emocional u otras consecuencias, o no. Quizás si se escapa llegue a ser muy exitoso en su vida, o no. En uno u otro caso puede llegar a ser feliz o hundirse en la infelicidad. No sé, cada uno hará algo en su vida con un estímulo externo, por muy agresivo que sea ese estímulo. Lo que hagamos, cómo y por qué lo hagamos es lo que nos va a lesionar o no. El estímulo es el estímulo, la vida sigue.

—Para reaccionar tendríamos el córtex, que sería la mente, y el subcórtex, que correspondería al cuerpo. ¿Puedes ponerme un ejemplo para entenderlos mejor?

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—Claro. Cuando estamos aprendiendo a montar en bicicleta tenemos que ir organizando la pedalada, el equilibrio, la visión al frente, etc. Todo ese trabajo es cortical, el córtex aprende. Una vez que lo hemos aprendido e integrado, nos es fácil; podemos ir montados en la bicicleta mientras hablamos con un amigo acompañante y no pensamos ni en las pedaladas ni en la vista ni en el equilibrio. Esto ya es subcortical, el subcórtex ejecuta.

»Toda la información pasó del córtex al subcórtex y todos los estímulos, menos los visuales, son subcorticales.

—Mente-cuerpo, cortical-subcortical, ¿cuál es el conflicto?

—El conflicto aparece con el juicio. El córtex es la parte que aprende, pero en el adulto deja de aprender porque empieza a juzgar. Crees que ya sabes; por eso juzgas; porque eres un “rey”, un “juez”. Tenemos nuestras opiniones, que están bien fundamentadas y creemos que esas opiniones hablan de la verdad; por eso no damos lugar a otras opiniones, a otras visiones. Eso nos quita parte de la vida. Podemos plantear la vida, pero no la podemos vivir.

—¿Pero cómo aprendo?

—Aprendo cuando me equivoco, cuando no huyo de la equivocación. La equivocación es un acierto, en ese sentido. Así es como realmente lo aprendido se hace subcortical: jugando a aprender y perdiendo el miedo a la equivocación. Eso hacen los niños, porque es la única manera. No hay otra: el cerebro se hizo para aprender a jugar y jugar a aprender al mismo tiempo. Eso nos hace valientes, desprendidos, libres.

»Nuestra relación con Dios es nuestra relación con su Creación, aunque nuestro cerebro lo ve de forma limitada. Esta visión ha ido definiéndose y creciendo en cada especie que nos ha

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originado. Según evolucionemos esta visión actual irá creciendo y evolucionando de forma holística.

»El cuerpo está aquí porque la vida y la evolución de las especies han hecho que sea así. El cerebro humano nace de ese proceso, pero no fue él quien creó esto. Quizás esta intención pueda ser el Pecado Original del hombre. Ese sentimiento íntimo en el que creemos que podemos crear -¡crearme a mí mismo!-. Queremos ocupar el lugar del Creador. Esa actitud nos puede hacer perder un millón de hermosas posibilidades; un millón no, incalculables hermosas posibilidades.

—A ver, me he perdido ¿Cómo es eso?

—El cuerpo, de cintura para abajo, maneja el plano bidimensional, me muevo en un plano. Puedo subir escaleras pero siempre me moveré sobre un plano. Es tridimensional de cintura para arriba, el espacio lo manejo con los brazos, las manos. El paso de la tridimensión a la tetradimensión me lo proporciona la capacidad de comprender el espacio neurológicamente. Esto me lo da la ATM y el ritmo. Este último me lo permite reconocer la cóclea (el oído interno) que es capaz de medir el tiempo y este, como sabes, se mide en frecuencia, en hertzios*.

»Cada estímulo que tenga en piernas y pies, plano bidimensional, se potencia por dieciséis en mis manos, plano tridimensional. Y todo lo que tenga en mis manos se potencia por dieciséis en mi boca, que es la comprensión del plano tetradimensional. Y todo esto se potencia por dieciséis en mi cerebro, mi conciencia.

»Si toda la mecánica informativa de mis piernas es correcta, y

——————* Unidad de frecuencia del Sistema Internacional, que equivale a la frecuencia de un fenómeno cuyo período es un segundo.

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también lo es la de mis manos, lo mismo que la de mi boca y la de mi cerebro, entonces también lo será la de mi evolución. Pero si la de mis manos o la de mis pies no es correcta, entonces toda la información sobre la que apoyo mi cerebro es falsa y lo que genero es una imagen falsa. Porque, al final, que mi cerebro llegue a acertar la realidad, es imposible: sólo sería una entre dieciséis, elevado a dieciséis, elevado a dieciséis, elevado a dieciséis ¿Entiendes?

»El cerebro no puede hacerlo sin el patrón del cuerpo. El cuerpo trae un patrón desarrollado por su evolución de cuatro mil seiscientos millones de años, y el cerebro nace y crece de ahí, y de ahí aprende. El cerebro puede construir muchas más cosas con ese patrón. Pero sin ese patrón filogenético del cuerpo, el patrón ontogenético con sede en el cerebro, con su capacidad de aprender y construir, estará perdido, no podrá hacer nada real.

»Carlos Castaneda lo define así en términos chamánicos: el ”Tonal”, el patrón, la matriz; y el “Nagual”, lo abierto, lo inconmensurable.

»Entraríamos en un estado de confusión donde construiríamos constantemente imágenes. Esto es muy peligroso y muy difícil para las personas que lo sufren, porque sus imágenes son su vida. No tienen otra forma de vivir. Esas imágenes se convierten en su mundo, no pueden salir de él porque, se muevan por donde se muevan, sus imágenes les acompañan. No pueden ver nada nuevo si no lo imaginan. Se pierden el mundo real.

—Explícame eso por favor.

—Hay un dato en el que nos tenemos que apoyar: la persona se mueve por estímulos que llegan a nuestros sistemas perceptivos. Los sistemas usan mecanismos neurológicos motores de reacción, como cuando te quemas y quitas la mano. Este es un ejemplo

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de reacción medular (médula espinal) que corresponde al pez. Según se desarrolla nuestro cerebro (tronco cerebral, mesencéfalo, diencéfalo, etc.) nos encontramos con reacciones más complejas. De estos patrones motores se forman conductas y esas conductas van creando patrones de pensamiento.

—De acuerdo. Esa es la forma natural de la evolución.

—Sí, pero ahora imagina que es al revés, porque no nos dejaron o no nos atrevimos a reaccionar a los impulsos que provocan los estímulos y nuestros sistemas están controlados. Entonces generamos conductas nacidas del control al que nos sometemos. Nuestras emociones, nuestras pasiones, pueden llegar a colapsarnos interiormente y nos pueden llegar a producir desde ansiedad hasta enfermedades, degeneraciones, etc. En estos casos queremos información visual, no queremos información interna.

»Nos encontraremos personas para las que el mundo interior no existe, las emociones primitivas ni las tocan: las temen. Son personas hiperinteligentes y habrán creado patrones para cualquier cosa en esta vida. Su cerebro es impresionantemente rápido pero tienen que generar imágenes porque no hay una imagen propia, real.

»Esto es difícil de cambiar. Reconocerlo es reconocer que el mundo en el que viven no es el único mundo y que además está lejos de la realidad. Esto les lleva a una profunda inseguridad.

—¿Por qué es difícil de cambiar?

Si yo tengo una imagen de mí mismo, pero no la integro en el cuerpo, no la podré comprender, ni la podré cambiar, moldear o evolucionar. ESTO ES IMPORTANTE.

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—Por favor, explícame cómo es el proceso natural de la vida.

—Tengo mi organismo. De ese organismo, en la evolución genero mi sistema nervioso. Con las cosas que hago con las manos aprendo; mis sentidos me inundan de estímulos. Voy haciendo conexiones neurológicas y mi cerebro se va nutriendo, construyendo con la vida que voy viviendo, pero basado en mi cuerpo. La relación que yo mantengo con las cosas es corporal, sensorial.

»Si me formo con las sensaciones del cuerpo, cuando llega el momento de hacer un cambio tengo el tiempo y el espacio donde el cuerpo vive. Él habita ahí y conoce perfectamente esas dimensiones. En ellas puedo usar el tiempo y el espacio para moverme porque el cuerpo me sirve para eso. Lo hago porque vivo, no lo hago por no vivir, que es lo que ocurre cuando vivo una vida imaginada y no La Vida, cuando bloqueo las sensaciones.

»Ahora, si yo no puedo generar este crecimiento desde mi interior, mi cerebro, a falta de la matriz, creará imágenes.

—¿Donde están las imágenes?

—En un mundo que está ahí fuera, del que no me puedo escapar. Puedo crear imágenes nuevas pero todo seguirá igual. Donde yo vaya, el mundo que yo he creado estará porque es mi imagen; no es mi cuerpo ni la realidad del mundo que me rodea, con el que me conecta. Soy presa de ese mundo imaginado ¿Cómo le dices a alguien que lleva viviendo treinta o cuarenta años así? ¿Que su mundo es una imagen donde la realidad de su cuerpo no está habitándolo?

—¿No se puede hacer un trabajo psicológico para que comprenda?

—La psicología va cambiando, está en pañales, y eso es bueno

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porque tiene la posibilidad de crecer. Hay que cambiar los pañales de vez en cuando para tirar las heces y aceptar nuevas cosas para ir creciendo. Si tú trabajas psicológicamente y haces lógica una conducta, lo que haces es dar más fuerza a ese mundo imaginario, con lo que tú estás cada vez más lejos de ti.

»El trabajo debe ser somático, que es lo que nunca han tocado los psicólogos ni los psiquiatras. La información original está en el cuerpo porque fuimos una bacteria, fuimos un gusano, etc. Y todo eso habría que tocarlo para encontrar los estímulos que nos faltaron o no supimos adaptar, para que los sistemas se despierten, las reacciones motoras salgan, y las conductas tengan un sentido.

—Entonces, las personas que viven en la fantasía y las ilusiones están en un camino sin salida ¿no?

—Cuando un sentimiento es imaginado y no escuchamos el sentimiento sentido, tendremos, por ejemplo, personas que piensan que están enamoradas porque quieren estar enamoradas, y lloran porque quieren estar enamoradas, y se enamoran de aquí y se enamoran de allá, y están perdidos en su mente, en su vida.

»Están llenos de intentos en la vida; quieren olvidar, quieren conseguir y no pueden. Querer y no poder. Siempre están esperando; todo son problemas y viven el perder y no perder. Nunca viven lo que han hecho, no pueden hacerlo presente. Lo abandonan incluso antes de acabarlo.

»Si vivo algo lo puedo sentir. Y entonces me es más fácil meterlo en mi vida, porque ya tengo la información. Yo no puedo hablar de algo que no siento, que no tengo incorporado. Cuando lo incorpore me será fácil vivirlo y hablarlo.

—¿Por qué esta distancia entre el cerebro y el cuerpo?

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—Porque el cuerpo es muy lento evolucionando, pero es muy rápido dando información. Y el cerebro es muy rápido evolucionando, pero es muy lento aceptando información.

»El gran problema es nuestro control con el sistema nervioso. Pero que en realidad no existe porque nuestro sistema endocrino, sistema nervioso orgánico, es tres veces más rápido. Es cuestión de tiempo, cuestión de velocidad, eso es lo que en realidad nos lesiona.

»Hay una relación íntima entre sistema inmunitario, endocrino, y órganos. Es la evolución de la vida. Pero el hombre quiso controlar su propia naturaleza -“¡Fuera de ese paraíso!”-. Y nos llevó a sufrir dolores, a padecer enfermedades, a trabajar. Es imposible que el córtex pueda controlar esto. Una vez que el córtex aprenda, comprenda y se una a la vida, podrá unir nuestro microuniverso con el exterior.

—Siempre se ha pensado que la mente es lo más avanzado.

—En la edad media y en el siglo XVII y en el XVIII, se pensaba que el sistema nervioso era lo máximo, era Dios. Pero después se descubre que está el sistema hormonal, que es mucho más potente que el sistema nervioso. Y se piensa que Dios también está en el cuerpo.

—¿Y cómo adapta el cuerpo nuestra falta de sincronía?

—Hay veces que, por intoxicación química, estructural, o por tensión psicosomática, esos caminos están cerrados y las informaciones que tenían que pasar al córtex, o volver de él, son devueltas. Si son devueltas a través de la propia estructura tendremos somatizaciones sanas; tengo dolor, tensión del estrés y todo eso. Cuando el cuerpo no puede somatizar de esa manera,

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que es una forma limpia de somatizar, lo hará por el sistema endocrino; entonces tengo problemas de suprarrenales, hipófisis, tiroides, páncreas; son problemas más importantes. Y si somatizo a través del sistema inmune, puedo provocar infecciones, etc. El sistema inmune puede llegar a atacar al sistema orgánico, y es muy posible que si tenemos una reacción del sistema inmune, y también del sistema endocrino, puedan desarrollarse enfermedades degenerativas a nivel orgánico.

—¿Y cómo es que nos ataca nuestra propia inmunidad?

—La inmunidad es nuestra, pero no es nuestra. Tiene una memoria muy primitiva. Nos defiende pero también nos puede matar. Por ejemplo, enfermedades autoinmunes como la artritis, lupus, etc.

—Dicho de esta manera parece que el sistema inmune es un ejecutor ¿no?

—Pero no es así porque eso no existe en la naturaleza. Todo es un proceso de supervivencia. Lo que tenemos que entender es que la naturaleza lo hace de una forma sana y el ser humano lo hace de una forma enfermiza.

—¿Cómo es la forma sana?

—Es así: los lobos matan a los caribúes que son débiles y se los comen. Los fuertes se seleccionan. Los lobos generan anticuerpos contra enfermedades y defecan en la tierra ayudando a generar plantas que luego se comen los caribúes. El ciclo está hecho tras millones de años y de él venimos nosotros. Nosotros no hemos hecho el ciclo, hemos nacido del ciclo.

»Y el ser humano genera un ciclo en el que, como en la

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naturaleza, se da menos al que menos necesita y se le da más al que más necesita.

»¿Pero quién necesita más? El que más consume. ¿Quién necesita menos? El que menos consume. Muere el débil porque se le da menos. Este ciclo es un acto del cerebro. A la gente pobre se le paga mucho menos que a la gente rica, ¿por qué? Porque la gente rica gasta mucho dinero. La gente pobre no gasta dinero, por lo que tiene que tener menos dinero. Pero así el rico tiene más posibilidades de curarse que los pobres. Es una selección que nosotros hemos implantado.

—Entonces lo hacemos mal ¿no?

—Ese ciclo lo hemos hecho nosotros con nuestro cerebro. No es natural pero está basado en las leyes naturales… Y eso nos lleva a otro plano diferente. Lo importante es que veas más allá de lo que veías hasta ahora. Es importante porque eso evita que nosotros tengamos una idea fija sobre lo que estemos tratando. Hasta ahora estamos siguiendo un protocolo, una regla y una meta. Pero la meta no existe, la meta está al final de… donde se llegue.

—Ahora sí que me he perdido.

—El Sistema inmune no nos pertenece a ninguno de nosotros. Es un factor común de todos los seres vivos y de toda la vida que ha habido en la tierra hasta hoy. Es un eje para la vida, que es su mayor prioridad, y no piensa ni en el nacimiento ni en la muerte, solamente en que la vida vaya para adelante y se consolide.

—Dime algo concreto para que pueda verlo con claridad.

—Un ejemplo: en la artritis la inmunidad ataca al cartílago, lo deshace y lo destruye, y produce inflamaciones con el ataque. La

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causa original puede ser infecciones, antígenos*, bacterias, enzimas ¿Te acuerdas de todo eso?

»Pero ahora se descubre que al descomponer el cartílago, se forman sustancias necesarias para la vida. ¿Es posible que la inmunidad recurra a los tejidos menos vitales para nutrir otros más vitales? Quizás.

»El sistema inmune no va a salvar tu vida, va a salvar la Vida. Va a hacer que tu ADN aprenda a manejarse de forma que tus hijos superen un problema que pudiera causarles la muerte. Tu muerte no es importante, es más importante la muerte de tus hijos, es más importante la información que tú vas asimilando y que vas a pasar a tus descendientes. Eso es la Vida. El sistema inmune es el encargado de que la especie continúe.

—Entonces ¿cuál es la causa de la artritis?

—Puede ser que a las personas que tienen artritis, además, les falten enzimas de alguna clase o que no puedan hacer una digestión correcta o les falten proteínas y aminoácidos vitales, sin los cuales morirían.

—Creo que lo capto.

—Es un regalo para que entiendas que la vida está por encima de todo lo que nosotros podamos pensar. Es imparable, impecable, implacable.

—Veo que la vida se porta de una forma admirable con nosotros, pero nosotros no con ella.

——————* Sustancia que desencadena la formación de anticuerpos y puede causar una respuesta inmune.

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—El ser humano es el sistema inmune de la tierra. La está deshaciendo para comer, según él piensa que debe de ser. Como un pollo, al nacer, se come todo lo que hay dentro del huevo y luego rompe el cascarón y también se lo come. Es la actitud. Es la vida.

»Para nosotros la muerte se ha convertido en una frontera demasiado grande. El hombre no quiere morir y forzamos la inmunidad. El cerebro, por no morir, genera tensiones en el cuerpo. Podemos incluso afectar el ciclo vital del nacimiento y la muerte celular.

»Vivir así es horroroso, es huir de algo que tenemos dentro, pero es imposible porque va a suceder. Eso lleva al ser humano a un estado de desesperación y a un gran desequilibrio.

—Mi prioridad en la vida siempre ha sido estar sano y ser feliz.

—Hay un equilibrio que se llama salud, y que está entre la enfermedad y la no enfermedad. Eso es la felicidad, eso es la salud extra. No puedes perseguir “la salud” en términos absolutos, con obsesión, porque la machacas. Tienes que intentar buscar la salud porque eres feliz, no intentar ser feliz porque estás sano. No se puede ser obsesivo con nada.

—Eso también es distinto a lo que he aprendido hasta ahora.

—Nosotros tenemos siempre la mentalidad de estudiar osteopatía, kinesiología o lo que sea, para imponer la salud. Y no. Lo importante no es estudiar sin conocer. Si estudiamos sin conocer, sólo entendemos. Pero si estudiamos conociendo, entonces comprendemos, es decir, integramos. Es importante saber cómo estamos hechos. Somos la matriz del conocimiento, hechos a imagen y semejanza de lo que queremos conocer.

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—Quisiera comprender mejor el patrón que sigue la vida para construirnos.

—Lo primero que siente el niño es su ritmo que toca su sistema nervioso y va construyendo su esquema corporal. Con ese ritmo crea una melodía que parte del hemisferio derecho, pasa al hemisferio izquierdo y desde ahí puede decir mamá. Y ya sabe lo que está diciendo. Esta información se mueve incluso más rápidamente que la visual porque tiene un soporte genético; hemisferio derecho, hemisferio izquierdo, sistema límbico.

—¿Y qué función tienen esas tres estructuras?

—El hemisferio derecho es nuestra capacidad holística, global, la capacidad de percibir las partes como una sola cosa, como algo único. El hemisferio izquierdo es la capacidad de analizar, seccionar partes de lo global. En medio de los dos está el sistema límbico. Es la emoción, la emoción orgánica, la memoria de todas las emociones pasadas y la posibilidad de todas las emociones futuras; pero no es el mundo de los sentimientos.

»Los hemisferios son complementarios; el uno sin el otro no puede hacer nada. En un diestro, el hemisferio derecho es la filogénesis, es una plantilla que dice cómo tiene que analizar el hemisferio izquierdo. El hemisferio derecho le dice al niño que tenemos que caminar de pie, y el hemisferio izquierdo cómo tenemos que caminar.

»El sistema límbico une el qué y el cómo. Es el lugar donde tenemos la capacidad de estar dentro de nosotros o fuera de nosotros, o de entrar y salir. Es el mundo emocional, el mundo simbólico, el mundo musical.

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—¿Y cómo es que estamos construidos de esta forma?

»Es por la relación que hay entre los campos magnéticos de la tierra y los vientos solares. La frecuencia de los vientos que el sol origina en el cosmos, es de 7,8 herzios*. Es la misma que la del sistema límbico, que es la unión del hemisferio derecho y el hemisferio izquierdo, como ya hemos visto.

»El hemisferio derecho de la mujer viene del cosmos y el hemisferio izquierdo viene de la tierra; por eso la mujer es la intuitiva. En el hombre es al revés. En el hombre el hemisferio izquierdo viene del cosmos y el hemisferio derecho de la tierra. Estas dos informaciones determinan cada una de las fibrillas de nuestro ADN, que es la información que traemos al mundo. Una es descendente y otra ascendente. Una es pineal y otra es pituitaria. Son las dos fuerzas siempre, ¿recuerdas? Dentro-Fuera, Tierra-Cielo, Micro-Macro, la gravedad y la conciencia.

—¿Esto nos forma a todos los niveles?

—Sí. A nivel estructural, yo estoy de pie porque tengo un peso y en dirección contraria al peso he desarrollado mis cadenas musculares y me he puesto en posición vertical.

»A otro nivel tenemos un mundo emocional y un mundo psicológico. El primero estimula el desarrollo del segundo y los dos se juntan. Del conocimiento interior, la emoción, puedo extraer el conocimiento social, mi desarrollo exterior, y así me mantienen en un crecimiento espiritual. Viajamos por lo conocido y hacia lo desconocido.

»Todo esto que te cuento va componiendo la idea del mundo holístico. Los líquidos son el origen. De ellos venimos y aún siguen siendo nuestro principal sistema de unión, de integración. El sistema líquido hormonal es el más activo, pone en conexión

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nuestras percepciones estructurales y químicas, con nuestro sistema nervioso. La salud de nuestros líquidos es vital para nuestro mundo holístico.

—Se me hace complicado. Ahora quiero comprender el origen de nuestra percepción.

»Por un lado el hígado es la fuente de la propiocepción química. No es que el hígado sea propioceptivo, no. Es la fuente de donde se nutre la información química.

»Y por otro lado el sistema cráneo sacro es la fuente para la propiocepción estructural. Son los dos extremos de la información del líquido que nos va a ir configurando y desarrollando el funcionamiento del cuerpo. Como sabes, nosotros somos un 75% líquido.

»Y ahora dime: el líquido, ¿de dónde obtiene su información propioceptiva?

—Uhmm…, no sé.

—De las inercias. Todas las inercias van dando forma ¿recuerdas?

»El líquido está en la tierra, la tierra da vueltas sobre su eje y alrededor del sol. Tiene dos inercias, una de rotación y otra de traslación. Si pudiéramos parar la tierra de golpe saldríamos disparados. Pero como en nuestro cuerpo tenemos órganos y sistemas con diferentes densidades la propia inercia nos decompondría en el aire. Nosotros llevamos dentro esa inercia, unida a nuestra dinámica, al peso y a la actividad antigravitatorio. Y toda esa información activa da lugar a nuestra forma y a nuestra conciencia.

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»El sistema orgánico ha ido acumulando y reconociendo esa inercia que nos anima a viajar con la tierra y con respecto a las constelaciones, según hemos ido tomando nuestra forma por la evolución de la vida.

»Nuestro sistema orgánico se formó de la tierra y la reconoce, y nuestro sistema estructural, sobre todo la parte craneal, ha ido reconociendo nuestro propio sistema solar. La integración de los dos es nuestra “forma”. La integración de los dos es lo que nos hace entender el universo. Toda esa información ya está integrada en nuestros sistemas, especialmente en los líquidos.

—¿Esta información está en todas las cosas?

—Sí. Por ejemplo, si tenso una lámina de plástico sobre un cuenco de vidrio y lo pongo totalmente horizontal, de forma que quede como un tambor, y sobre el plástico pongo una gota de diferentes líquidos, como por ejemplo líquido cefalorraquídeo, agua de mar, etc. y luego aplico un sonido sobre el plástico, veremos que cada líquido reacciona de una forma diferente. Sorprendentemente el líquido cefalorraquídeo va tomando forma de cerebro, y el agua de mar toma forma de gusano o estrella de mar. Al estimular el líquido se activa la información que lleva en su interior y se desarrolla la forma.

»Ese sonido y esa forma es lo que el cuerpo reconoce desde los ancestros, desde su nacimiento y desde su evolución.

—Sabemos que en la Vía Láctea hay sistemas que se van acercando al centro y otros que se van separando. ¿Esa dinámica centrífuga y centrípeta también nos afecta?

—Sí; sería igual que en el ADN. Tenemos dos cadenas helicoidales, una que es centrífuga y otra que es centrípeta, una es

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yin y otra es yang, con la dominancia de una de las dos. Sería como una concentración de información del estado del universo. Su equilibrio permite la vida porque mantiene las dos informaciones; el estado yin y el estado yang. La Vía Láctea en su dinámica interior es la que puede hacer que nosotros tengamos en nuestro ADN ese estado de comprensión.

—¡Entonces la Vía Láctea puede ser el ADN de algo mayor! Qué difícil se nos hace entender la palabra infinito. El exterior tiene la misma forma que el interior. Dime entonces, ¿qué es la vida?

—La vida es una expresión holística. La palabra holística significa que se expresa en todas las direcciones, pero en un solo sentido. La vida es una expansión, vamos a decirlo así. Al decir eso, al expresarlo con palabras, ya le estoy quitando datos; le resto potencial a su significado, porque la vida tiene todos los sentidos. Si es una expansión ya no sería una contracción, pero también la vida es una expansión interna. En definitiva, no se puede expresar con palabras.

—¿Y la conciencia, cómo nos llega?

—Hay un momento en que la cantidad de frecuencias que integramos y la cantidad de frecuencias que emitimos son iguales, y es entonces cuando aparece una conciencia básica.

»¿Cómo se podría explicar? La conciencia aparece cuando el cerebro alcanza tal inercia que se equipara a diferentes niveles del cosmos. Percibimos la luz, con la inercia de sus 300.000 km/seg.; con los colores de baja y alta frecuencia que lleva en su interior. Del mismo modo emitimos esas frecuencias transformadas en pensamientos, actos que inundan el Planeta, actuamos como transformadores.

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»Si somos capaces de integrarlo, podemos emitir partículas (quizás no medibles hoy en día) con esa inercia. Cuando la velocidad del cerebro supera los trescientos mil kilómetros por segundo en emisión entramos en el tiempo. Significa que estamos en el tiempo porque nosotros somos tiempo. Quizás sea difícil de entender para un cerebro, pero es fácil de vivir.

—Veo que la Evolución está perfectamente encauzada por encima de lo que podamos saber de ella, y no hay quien la pueda parar.

—Hay un aprendizaje a través de nuestra memoria genética; campos mórficos y campos genomórficos. Los campos mórficos son la memoria de la forma y los genomórficos son la historia de la familia, del génesis.

»Los campos mórficos permiten que cada experiencia que yo vivo la reciban mis hijos, aunque ya hayan nacido y estén lejos de mí. Y esa misma experiencia la comparto con todos mis semejantes y de alguna forma con toda la vida del Planeta. Y quién sabe si aún más allá.

»Es conocido lo que ha sucedido a los delfines del mar Caribe, que pueden saltar las redes de los pescadores cuando quedan atrapados sin nadie haberles enseñado, cuando sí se les enseñó a hacerlo a delfines en Australia. Esto nos lleva a pensar que si enseñamos a alguna especie una actividad, otros individuos de la misma especie aprenden simultáneamente, aunque estén en otras partes del mundo. Los campos mórficos están activos y estamos aprendiendo a través de ellos. Su aprendizaje es silencioso.

»Los campos genomórficos son más rápidos que la luz; significa que son atemporales, no están sometidos al tiempo. En este instante somos tres mil millones de años representados en la forma y su dinámica (la función determina la forma). Es una manera en

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que manejamos la cuarta dimensión. Es donde el tiempo pasa a ser forma en el espacio, y para cada uno de nosotros en estado individual. Es la conciencia de la evolución. Y la emoción que nos integra a todos y nos mueve en esa conciencia es el amor.

—Me lo tendrías que explicar un poco mejor.

—Existe una conciencia natural, global, que viene de La Evolución en sí misma, habita en la forma y la dinámica de la forma. Una conciencia que va formando e “in-formando” al individuo.

»Una vez que el humano comienza a asimilar todo lo que la forma le proporciona, lo que la conciencia le da, aparece La Autoconciencia; conciencia de lo individual a semejanza de la Conciencia Madre, conciencia original, conciencia virgen.

»Cuanto más se integra la conciencia en la materia, más abre sus secretos la materia a la conciencia, que la observa a través de su ojo, la mente. La materia, a través del sufrimiento intrínseco que hay en ella, concentra y templa el alma.

»El cerebro es el punto de unión, donde algo espiritual puede hacer cambiar algo material y viceversa, donde algo orgánico puede dar la visión y enriquecimiento espiritual.

—¿Entonces la conciencia es algo que podemos entender?

—La conciencia no es un acto cerebral. Cuando nuestra mente es capaz de hacer un acto de humildad y puede reconocer al cuerpo, reconoce toda la información que el cuerpo puede dar y ya empieza a tener conciencia.

»Mi cuerpo y tu cuerpo, nuestros cuerpos tienen algo en común,

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son muchos millones de años de evolución, sentimos igual ante montones de cosas. Al expresarlo damos una opinión según nos han educado etc., pero la sensación interior es la misma, a eso le podemos llamar sentido común; es común lo que sentimos. Cuando la mente puede dar la vuelta y mirar hacia tu interior, aceptar todo lo que hay dentro, estamos aceptando a todo el mundo; lo que aceptamos es el sentido común. Entonces aparece la conciencia.

»No le pertenece al cerebro, la conciencia es un estado resonante en tu ser y entonces entras en resonancia con el resto de las personas y demás seres.

—¿De qué manera podemos ver reflejada la conciencia en nosotros?

—Ahí tienes la Cruz.

»Con la parte superior, vertical, accedemos a una información muy cósmica a través de nuestra cabeza, la cual es redonda como el universo, como los planetas, como todo lo que es único e íntegro. Su posición, totalmente equilibrada, la convierte en una especie de antena.

»La parte inferior sería como la parte de nuestra estructura que nos proporciona un buen asentamiento: son nuestros pies y su capacidad energética.

»El lado izquierdo es nuestro hemisferio derecho y representa la salud que es un acto intuitivo. Ahí está alojado nuestro ritmo, nuestro sentir; y se corresponde con la parte izquierda del cuerpo, la mano izquierda de la persona.

»En el lado derecho está la capacidad de comunicación de la persona, el lenguaje, es el hemisferio izquierdo del cerebro que es más pensante. Correspondería con nuestra mano derecha. Nuestra

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capacidad de intercambio, de individualizarnos de los demás y unirnos a los demás de una forma social.

»Aceptar en cruz a alguien es abrazarlo. Nuestra cabezas se entrecruzan, nuestros brazos forman un lemnisccatte* en torno al cuerpo del abrazado. Nuestro cuerpo se apoya sobre el otro, corazón junto a corazón, cediendo a este apoyo la seguridad que nos ofrecen nuestros pies.

—Comprendido.

——————* Tipo de curva con forma de ocho tumbado . La curva se ha convertido en el símbolo del infinito y es ampliamente utilizada en matemática.

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4. LA ESCUCHA

Pasó algún tiempo hasta que nos volvimos a ver. Me alegró mucho el nuevo encuentro y hablamos de todo.

Obviamente, él no había estado quieto. Vibraba de una forma muy especial. Me comentó que había tenido experiencias personales muy fuertes.

Había practicado una terapia totalmente nueva basada en la acústica a través del cuerpo: la Osteofonía. Me decía que con su práctica redescubríamos sonidos que no solíamos percibir en el habla, abriéndonos a nuevos estados de comunicación y despertando sensaciones olvidadas. Una parte de esta terapia se desarrollaba en el agua.

Había integrado y desarrollado esta técnica al unirla a sus conocimientos.

En una piscina con sonidos subacuáticos muy específicos y a una temperatura adecuada, la persona volvía a experimentar un sentimiento semejante al que tuvo en el medio intrauterino, en el que el sonido de la voz materna estimulaba el desarrollo del niño. De esta forma conseguía superar bloqueos emocionales profundos así como recuperación de lesiones.

Realmente aquello podía ser importante para mi salud y mi desarrollo personal. Le dije que me apetecía muchísimo empezar y le pedí que me explicara todos los detalles.

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—El cuerpo es un sistema acústico básico, tanto en recepción como en emisión.

»La capacidad de oír es algo puramente mecánico del cerebro, recibe una señal y la analiza, eso es el entender. La capacidad de escuchar no es privilegio del cerebro sino algo que el cerebro aprende en unión con el cuerpo. Es la capacidad de comprender: es un acto holístico.

»La acústica, la escucha, toca todo nuestro cuerpo, nuestra vida, nuestro sistema orgánico. Tiene que ver con nuestra conducta, con nuestro neurodesarrollo, psicodesarrollo y somatodesarrollo. Podría decirse que es donde se apoya el desarrollo global.

»Está en tu cuerpo y está en tu cerebro porque escuchas por tu hueso y escuchas por tus oídos. Si las dos escuchas coinciden; bendito sea Dios. Pero casi nunca coinciden. También bendito sea Dios… porque así tienes la posibilidad de evolucionar.

—¿Qué sucede cuando escuchamos más por uno que por el otro?

—Si puedes escuchar más por el hueso que por el oído sientes una vida que no puedes oír. Es más, sentirás cosas que no puedes pensar, con lo que la vida será un tormento, llena de información maravillosa que no puedes canalizar porque el cerebro no la recibe.

»Pero si tú escuchas más por el oído que por tus huesos la vida se convierte en un vacío, hay un montón de cosas que no puedes vivir porque tu cuerpo no canaliza los estímulos.

—Hasta ahora no sabía nada de escuchar con el cuerpo.

—Nuestro esqueleto es un sistema acústico muy sofisticado

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que pone a nuestro cuerpo en contacto con estímulos muy sutiles. De ahí que en las pinturas medievales y renacentistas pintasen a los santos pisando huesos humanos y con cráneos en las manos. Cuando un santo sostenía un cráneo indicaba que su escucha transcendía al espíritu. El hecho de que el cráneo tenga forma redonda así como la calidad del propio hueso craneal permiten que la percepción que tenemos a través de él sea muy sutil. Cuando alguien puede escuchar su propio esqueleto entra en contacto con el mundo místico, con su parte mística.

—¿Y por qué en el agua?

—La escucha acuática es la matriz para la escucha aérea; la escucha aérea es más cerebral e imaginativa, la escucha acuática es embrionaria, sensitiva, es el cuerpo el que escucha.

»Hay algo muy importante: en el oído medio sabes que tenemos un hueso que se llama martillo, otro hueso que se llama estribo, y otro yunque. Son tres huesecitos que nos permiten escuchar, pasan la información del tímpano a la cóclea. El tendón del martillo y el músculo estapedio se contraen o se relajan cambiando la tensión del tímpano con la ventana oval del caracol.

—¿Y eso qué significa?

—Que si pongo más tensión, escucho más los agudos y menos los graves. Si quito tensión, escucho más los graves y menos los agudos.

»Cuando recibo un estímulo acústico en el cuerpo, huesos, líquidos, etc. la velocidad con que se mueve es de cuatro mil metros por segundo. En el sistema nervioso es tan solo de cien a quinientos metros por segundo, dependiendo de nuestro nivel de intoxicación neurológica. Así que el cuerpo es mucho más rápido

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escuchando que el cerebro. Y como te digo, en el aire nosotros podemos controlar lo que escuchamos variando la tensión de los músculos del oído medio, pero en el agua no.

—¿Puedo controlar lo que escucho?

—Cuando el cuerpo recibe un estímulo acústico, una información, un sonido, una palabra que nos mueve las pasiones, las emociones y toca nuestra historia, pone en guardia al cerebro, por lo que tenso el estapedio y el tensor del martillo y así no recibiré los sonidos que me causan el conflicto emocional. Sí, puedo filtrar el sonido.

—¿Y cuándo hacemos eso?

—Constantemente. Nuestro cerebro va a seleccionar lo que quiere escuchar; por ejemplo, la gente que vive cerca de una estación de tren, llega un momento en que no es consciente del sonido del tren al pasar, habituado a escucharlo pasar a su hora. Pero si no pasa el tren se hacen conscientes de su falta, se les hace raro. Es porque el oído, junto con el cerebro, ya hace su propio reglaje.

»Igual pasa con la voz y las palabras. Por eso en ocasiones decimos algo a alguien y nos contestan algo que no tiene nada que ver con mis palabras. No han comprendido. Pueden analizar las palabras, pero no captan su contenido porque filtramos la información; no queremos integrar algo que nos puede conmover y comprometer nuestro mundo.

»Cuando entremos en el agua, al escuchar el sonido en tu interior, si te tapas los oídos y te los destapas notarás que escuchas exactamente igual.

—¿Sí? ¿Qué quiere decir eso?

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—Que en el agua no escuchamos por el oído, lo hacemos con el cuerpo. Significa que el filtro que habíamos diseñado no funciona, y empezamos a despertar información que habíamos bloqueado cuando estábamos fuera del agua.

—¿Realmente puede ser tan profundo?

—Se han realizado numerosos estudios buscando una relación entre la forma de escuchar y el mundo orgánico, o sea, una relación de la audiometría con la función orgánica. Y hemos comprobado que a través de la audiometría se puede hacer un diagnóstico muy exacto de nuestro funcionamiento orgánico, e incluso de la relación que hemos mantenido con nuestra madre, con nuestro padre y con nuestro interior.

—¿Y desde cuándo podemos ejercer un control o un bloqueo?

—Cuando nacemos tenemos el oído medio lleno de líquido amniótico. Esto hace que el bebé perciba sólo sonidos de alta frecuencia. Algo como “ssss”, “chhh”. Si en esa fase de su vida el niño es infeliz, por la relación que él tenga con sus padres o la que tengan ellos entre sí, irá filtrando sonidos, por lo que puede desarrollar problemas craneales por falta de estímulos acústicos.

»Según se va drenando el oído medio, y eso tarda unas tres semanas, podemos ir escuchando más tonos e iremos especializando nuestros filtros. Si la relación es muy agradable, permito que todos mis sonidos entren en mi cuerpo. Si la relación no es agradable, mi cerebro y mi oído, de forma mecánica rechazarán diferentes sonidos. Por eso, cuando realizamos una audiometría, hay personas que escuchan muy bien una banda acústica pero no escuchan otra.

—¿Nuestros bloqueos pueden venir incluso de más antiguo?

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—Cuando estamos en el vientre materno el cuerpo se forma con los estímulos que la madre nos da: el ritmo de su corazón, el movimiento de su vientre, su respiración, la musicalidad cuando habla, la melodía. Luego, cuando tenemos un sistema óseo ya conformado, empezamos a escuchar sus vocales y buscamos sus huesos, su columna, su cadera, para que nuestros huesos y los suyos resuenen al mismo tiempo y poder así escucharla mejor. Eso eleva el nivel de frecuencia y nuestras neuronas, muy estimuladas, empiezan a buscar nuevas conexiones desarrollando la relación con la vida, con el estímulo.

—Entonces, es importante tener los canales abiertos para percibir todos los sonidos ¿no?

—Exacto. El cuerpo vive porque come; el cerebro vive porque tiene estímulos. Sin estímulos moriríamos. El ser humano recibe unos cuatro millones de estímulos por segundo; si bajáramos a la mitad enfermaríamos gravemente o moriríamos por falta de estímulos.

»La relación que mantenemos con nosotros mismos se rompe porque generalmente nadie quiere sufrir, el cerebro no quiere sufrir; pero el cuerpo sabe que el sufrimiento es parte de la vida. Debemos integrarlo, no rechazarlo, porque entonces rechazaríamos nuestro cuerpo. El primer paso para integrarlo es aprender a no juzgarlo como bueno o malo.

—¿El dolor no es bueno ni malo?

—Un niño jugando se cae, se raspa la rodilla y le duele, pero el juego hace que no juzgue el dolor de su rodilla como bueno o malo. Esa caída forma parte de la experiencia.

»Sufrimientos hay muchos en la vida y además estamos expuestos

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a ellos constantemente. Luchar contra eso es luchar contra nosotros mismos porque el cuerpo es el que conlleva el sufrimiento en su naturaleza. No podemos evitarlo, no podemos quitarlo; lo único que podemos hacer es aprender a vivirlo. Pero el cerebro se niega y para eso vamos a crear técnicas de “no sufrimiento”, vamos a inventar medicamentos, a hacer lo que sea para no sufrir. Lo correcto es integrar la vida en su estado holístico, no juzgarla. Hemos condenado una gran parte de lo que ella nos entrega. Es un juicio que nunca podemos ganar.

—¿En el agua podemos hacer un contacto profundo con nosotros mismos?

—El agua toca nuestro cuerpo con un sonido. Date cuenta de que tu cuerpo es líquido prácticamente y en la piscina el líquido también está afuera. La vibración se mete en el cuerpo inmediatamente, inunda todos los rincones, todos los sistemas, despertando vivencias olvidadas, vida escondida.

—¿Y cómo nos traspasa el sonido?

—El pelo, el vello, es algo muy importante. El ser humano es uno de los animales que más pelo tiene. Es un vello muy fino el que tenemos, que no vemos, pero esa cantidad de pelo tiene mucho que ver con nuestra capacidad de percepción junto con los receptores de presión que tenemos en la piel.

»Como el vello entra en la piel, la vibración que se produce activa el ectodermo, activa la percepción original en el vientre de la madre. El sonido nos llega a la piel, no al sistema nervioso. Por eso en el agua nosotros somos peces otra vez, nuestra piel se pone hiperactiva, se activa muchísimo.

»Las emociones circulan mucho más rápido dentro del agua. Lo

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que sucede es mucho más rápido y mucho más profundo que fuera. En el agua podemos hacer una relación original con nosotros mismos.

—¿Y podemos llegar a nuestro mundo uterino y desde ahí equilibrarnos?

—Ya en el vientre de la madre establecemos una importante relación entre la actividad corporal y el cerebro. Empezamos a hacer conexiones heterolaterales, de un hemisferio a otro, comprendiéndonos en ese espacio donde la gravedad no existe; sólo existe mi cuerpo. Luego nacemos y esa memoria se queda dentro, en nuestro tejido, y sobre ella se va construyendo nuestro neurodesarrollo. Gateo, me pongo de pie, camino y construyo mi esquema corporal.

»De mi sentimiento y desarrollo en el útero, formaré las bases para este mundo aéreo, donde existe la fuerza de la gravedad, donde me debo poner de pie manejando el espacio y mi cabeza y la información que me aportan mis sentidos. De mis ojos, de mis oídos con mi sistema vestibular del equilibrio, de mi ATM, de mi boca, de la postura de mi cabeza, dependerá que vea el mundo de una forma u otra.

»La comodidad de mi estado vertical es muy importante para mis creencias, para un manejo social cómodo y feliz, para mi bienestar general.

—Pero si ese desarrollo no ha sido correcto…

—Si yo no tengo una buena relación con el exterior en mi estado vertical, entonces puedo adaptarme a él: por ejemplo, haciendo una escoliosis. Me sentaré mal, caminaré mal pero es como siento que está el mundo exterior. Lo veo desde mi escoliosis, y así estoy

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cómodo. Si cambia el entorno puedo intentar enderezarme. Si mi papá y mi mamá se llevan mejor puedo hacer algo diferente en mi cuerpo, o sea, voy haciendo cosas, adaptaciones, dependiendo de cómo me siento en el mundo.

»Como te digo, todo eso está basado en mi desarrollo dentro del útero materno, donde ya comprendo mi cuerpo. Y fuera del útero es donde comprendo mi cuerpo bajo el efecto de las fuerzas que aquí actúan, ya sean fuerzas sociales, fuerzas físicas como la gravedad, etc., que son básicas para el movimiento de las emociones.

—¿Qué emociones te puede despertar la gravedad?

—El peso despierta básicamente nuestro miedo, y nuestra actividad antigravitatoria es la muestra de nuestra agresividad que es una forma de superar el miedo.

—Ahora entiendo por qué si una persona está temerosa o abatida por los problemas, siente la tendencia a acostarse; y sólo cuando encuentra la fuerza para enfrentarse a sus miedos consigue ponerse de pie.

—La fuerza de la gravedad es una actividad física descendente sobre la masa de mi cuerpo, y la fuerza de la conciencia es una actividad sutil, vertical, ascendente, sobre la que se han desarrollado las cadenas musculares y determinan mi postura.

—Siempre las dos fuerzas.

—Cada uno de nosotros es un conjunto de todo eso; mis creencias, mis ideas, mi carácter, todo lo que yo he construido está basado en cómo me haya relacionado con esas fuerzas, cómo las he concebido y adaptado en mi estructura, en mi química y en mi psicosomática.

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»Si no respondo biológicamente a esas actitudes aparecerán lesiones que no nos dejarán entrar en nosotros. Siempre vamos a ir encontrando barreras que no nos permitirán ser quien realmente somos, y estaremos buscándonos durante toda la vida. Pero siempre las podemos ir superando si cogemos el hábito, como un hábito vital de nosotros, como el de comer, respirar, caminar, descubrir nuevas capacidades que permanecían latentes en nosotros, bloqueadas por el miedo y por las falsas creencias de “no poder”.

—Es cierto. Pero dime: ¿qué es exactamente lo que tendría que sentir en el agua?

—El problema de querer sentir algo es que jamás vas a sentir lo que buscas y lo que sientes no lo “escuchas” porque estás buscando otra cosa. Nada hay más maravilloso que lo que la vida tiene para ti ahora. Nos lo perdemos cuando buscamos lo que imaginamos; una imagen.

»Nuestra intención es que desde el interior haya un cambio en la percepción. No es algo consciente. Eso hace que a los dos o tres días del baño notes cómo algo va cambiando de forma natural en tu comportamiento. Es como si hubieras tenido un brazo amarrado toda tu vida y de pronto lo sueltan pero no eres consciente inmediatamente de que puedes usarlo. No te das cuenta de que lo puedes usar hasta que poco a poco lo vas integrando.

»En el agua es muy rápido hacer la conexión cuando alguien tiene un problema, pero tenemos que confiar en la vida, atrevernos a vivir esa frustración retenida.

»No podemos responder dónde, cómo, cuándo. Por ejemplo, no puedo encontrar dónde me faltó mi padre. Puedo analizar muchas cosas en mi cabeza sobre mi padre y mi vida con él; lo importante es qué hizo mi biología con esa vivencia, qué adaptación buscó y qué

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consecuencias han tenido en mi vida, en mi salud, en mis relaciones, en mi conducta, etc.

»Con la Osteofonía y con mi trabajo personal he aprendido que, en muchas ocasiones, lo que creíamos real no era real, sino la sombra de la realidad.

Por supuesto no me quería perder la experiencia y quedamos un día para empezar.

*******

La importancia de la interacción entre las personas le llevaba a hacer las sesiones en un grupo, donde distintas situaciones podían fluir de muchas maneras, tanto en el aire como en el agua.

La sala donde nos reunimos primero era amplia y con mucha luz. Y en otra sala había una piscina grande con varios controles de temperatura, de sonido, etc., unos altavoces especiales dentro y fuera del agua, y una zona despejada.

Me presenté a las personas que allí se encontraban y nos sentamos para escuchar lo que íbamos a hacer.

—La acústica tiene dos fases, una es receptiva y otra es emisiva. Si no podemos o no sabemos recibir, no podemos emitir; si no hay estímulo no hay reacción.

»Es tan importante el que habla como el que escucha. Cuando

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escuchamos podemos sentir la vida de otra persona. La voz de una persona es casi un scanner en el que el emisor nos cuenta exactamente cómo está su vida, cómo ha sido su vida intrauterina, su vida en el mundo aéreo, cómo se desarrolló, cómo pudo encajar y adaptarse a las diferentes etapas por las que pasó, las etapas de su desarrollo.

»También es importante que sepáis que lo que yo siento con la voz de otro, es mi propio mundo. La única forma de llegar a la realidad, a nuestra propia realidad, es darnos cuenta de este hecho, de que lo que yo siento es mío. Si yo proyecto mi simbolismo sobre el otro, no me dejará vivir la realidad. La integridad de lo que siento determina la integridad de lo que emito. A partir de ahí puedo comprender el mundo de forma real. La realidad es la relación; es ese nuevo mundo que nace de la integridad del que habla y del que escucha.

»Cuando alguien me habla me está dando la oportunidad de ser real y de comprenderlo, sentirlo, vivirlo. En el momento que paso al simbolismo directamente sin haber sido real, rompo la relación con la realidad y con el que me habla.

»Lo que vamos a escuchar de cada persona son tres mil millones de años de historia expresándose de una cierta manera. Si mi crítica no me permite escucharlo con integridad, entonces me estoy perdiendo tres mil millones de años de historia. Eso es lo importante. Es como escuchar con tus tres mil millones de años de historia a otros tres mil millones de años de historia que te están hablando. Compartimos su historia, su vida; te hacen el regalo de tocarte por dentro.

»Y algo muy importante: la puerta para entrar en la realidad es el ahora, es el presente (“pre-ser”). Estar aquí, habitar donde vivimos eternamente, donde vivimos siempre, habitar el ahora. Para escuchar hay que estar presentes en el ahora donde tiene lugar la comunicación.

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El primer ejercicio consistía en leer un texto acentuando lo más posible la letra “S”. Una chica comenzó a hacerlo mientras los demás escuchábamos atentamente.

Al terminar, hicimos algunos comentarios sobre lo que habíamos sentido, y Juan Francisco dijo:

—Bien. Pero va muchísimo más allá; fijaos cómo pongo la lengua cuando hago la “S”, este punto es un punto reflejo de la glándula pituitaria, esencial para el funcionamiento hormonal. Constantemente, con la forma de hablar estamos estimulando nuestra hipófisis cuando hacemos la “S”. Es una vibración muy alta.

»Nuestros incisivos son piezas que tienen muy alta frecuencia. Tienen una relación muy profunda con papá y mamá, de alguna forma son parte del reconocimiento de ellos. Un niño echa los dientes cuando siente a papá y a mamá. Si no están o se trata de un reconocimiento violento, el niño los echará, pero en posición incorrecta y eso cambiará su forma de hablar para no recordar la falta o el trauma de su padre y de su madre. Luego llevará ortodoncia en los dientes para corregir ese defecto pero toda su estructura ósea recordará esa falta y se adaptará con una escoliosis, etc.

»Puede construir filtros en la estructura para evitar el trauma. Por ejemplo: si el niño no quiere escuchar a papá, cada vez que hable intentará echar la lengua a la derecha para amortizar la resonancia del lado derecho, y así tiene la resonancia por el lado izquierdo, porque su lado derecho es papá. Esto podemos comprobarlo con una audiometría ósea y veremos que en estos casos hay sonidos en los que aparece una inversión vibracional. O sea, vibra el hueso craneal contrario a donde está colocado el emisor acústico.

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»Otra posibilidad del niño es cambiar la voz cuando habla. Nuestra expresión verbal nos muestra cómo somos. No puede engañar, pues no sólo es lo que digo, que es patrimonio del cerebro, sino cómo lo digo, que es patrimonio del cuerpo, del sistema neurovegetativo, del compromiso corporal, musical y rítmico de mi lenguaje.

Llegó mi turno y me sentí muy poco relajado al estar pendiente de sentirme observado y no saber exactamente qué iba a mostrar de mí. Era algo importante pero no sabía nada más. Al finalizar le pregunté inmediatamente: “¿Cómo lo he hecho?”

—La curiosidad es una facultad ontogénica muy importante. El problema es que el cerebro necesita un juicio para sentirse con su estatus. Necesita saber si está “bien o mal”. Necesita saber que ha hecho algo y cómo lo ha hecho, enjuiciar y compararse es su forma de aprender. Eso nos ha traído muchos problemas porque nos hemos perdido en los juicios del bien y del mal.

»El gran problema para mí siempre es cómo llevar a las personas a su cuerpo. Siempre piden una opinión, un juicio, una receta; esto debe ser así o de qué forma. Es un intento del cerebro de dominar lo que estamos haciendo aquí.

»”¿Cómo lo he hecho?” es el dato directo para el cerebro; y ahora te pregunto ¿cómo te has sentido? Es más importante, pero es como si el cuerpo siempre estuviera en un plano mucho más bajo. En cambio, sin el cuerpo tú no puedes hacer nada, no puedes.

Me pidió que volviera a repetir la lectura. Lo hice intentando “hacerlo mejor”, no pensando, estando en el presente.

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—Hay algo muy interesante, tu cuerpo ha hecho una representación perfecta de un estado orgánico. Estabas echado hacia delante, sentado, pero casi en posición fetal. Lo que estabas diciendo con tu postura era mucho más comunicativo y profundo que lo que tu ritmo y tu voz podían decir. Y el ritmo de tu voz, y tu voz misma, dicen algo mucho más profundo que lo que tu palabra pueda decir. Siempre es así, pues primero tiene lugar la formación del cuerpo.

»No es importante que cuando hablemos digamos la “S” constantemente. Es importante que aceptemos cómo somos, porque si no es imposible evolucionar. Y escuchar a los demás para intentar percibir cómo soy yo y cómo son ellos es saber estar conmigo; es lo único que me hace falta.

Durante varias sesiones fuimos profundizando en otras consonantes. En cómo el sonido “CH” es cuando el niño siente perfectamente a la madre por el olfato. La “Ñ”, la “L”, la “LL”, el sonido rosa (susurro), etc., descubriendo un mundo de “cosquilleos” y sentimientos a los que nos movía cada sonido en particular.

Explicaba cómo nuestro sonido tiene dos partes. Uno es la resonancia, que es interior. Toca la formación y la forma de los órganos y la fisiología extracelular. Son los sonidos resonantes de las galaxias.

Y la otra parte es el armónico, que toca la estructura exterior, la parte celular y ósea, toda la memoria que tenemos. Viene de los astros de nuestro sistema solar y nos ha dado la capacidad de pensar.

La capacidad cerebral procede de la integración de los dos.

—Una resonancia está compuesta de una estructura armónica

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nacida de mi esquema celular. Es un sonido interior que hace vibrar mi cuerpo. Es como si yo golpeo la caja de un contrabajo.

»Armónico es el sonido del cráneo en resonancia. Es la cuerda del contrabajo, necesaria para producir armónicos. Si no hay resonancia, no hay armónicos. Las resonancias acunan el nacimiento de armónicos. Sin la armonía original no hay sistema orgánico, y si no hay sistema orgánico no hay sistema analítico.

»El armónico surge porque la lengua pasa por el paladar y lo va haciendo vibrar. Esta vibración se transmite por resonancia a los huesos de la cabeza y se desprenden los armónicos.

»En el medioevo nace un tipo de canto religioso llamado salmodia. La salmodia es un monotono al que se incorpora una melodía. Si yo leo lentamente en salmodia, las vocales hacen nacer los armónicos, despiertan la conciencia, el cerebro ensancha la integridad. La melodía y el verbo nos transportan a unos niveles altos de comprensión pero apoyándose sobre el cuerpo, sobre el sistema óseo. Es una gran terapia. La salmodia es un canto que ayuda a despertar la conciencia del ser humano.

»En el cuerpo, la percepción de la presión llega hasta dieciséis hercios. Los armónicos se escuchan fuera del cráneo y llegan hasta veinte mil hercios. Y a partir de los armónicos empezamos a desarrollar los otros sentidos y el pensamiento, que llega hasta setenta mil hertzios. Es lo que mi cerebro emite o capta para generar una imagen.

»Hay una relación muy importante entre todas las resonancias del cuerpo interior con los huesos del cráneo. Cada hueso del cráneo estimula un sonido diferente; eso depende de cada uno de los órganos que tenemos dentro. La resonancia la produce el órgano, y el armónico lo produce el cráneo.

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»Es mucho mejor que los escuchéis…

»Es tan fuerte el armónico como la resonancia; eso te sincroniza, hace que dos energías muy potentes se unan. Para que eso tenga lugar, la lengua tiene que moverse en la boca. Los armónicos los producen las vocales, diciendo AEIOU lentamente salen los armónicos correspondientes.

Llegó mi turno para hacer salir el armónico y después de varios intentos (bastantes) me salió.

—Esa capacidad, la emisión de armónicos eleva muchísimo la intuición, te permite entrar en una escucha real. Te ayuda a integrar el pensamiento real de la persona que te habla y no errar en lo que sientes y en lo que dices.

»Los armónicos son diferentes para cada persona, son como una huella digital holística. Cada ser humano que haya pisado el mundo, cada uno, ha tenido su estructura armónica. Si hablamos con armónicos, nuestra célula se activa, estará más sana. Si no tenemos armónicos nuestra célula se debilitará, enfermará, porque no recibe suficientes estímulos y eso debilita la estructura celular, se pierde su fisiología.

Sin pensarlo mucho le pregunté:

—¿Los animales tienen armónicos?

—Los animales tienen vocales libres pero no pueden hacer una modulación vocal. Solamente los seres humanos tenemos

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armónicos, tenemos la palabra. Tenemos dieciséis tonalidades diferentes, llamadas “las voces de los Angeles”. Tenemos una capacidad armónica impresionante.

»¿Conocéis la historia de la Torre de Babel?

»Debajo del diafragma tenemos las pasiones más comunes de nuestra vida: el miedo, el sexo, la procreación, los celos, la rivalidad, y ahí habitan las resonancias. Cuentan que Dios envió el Diluvio para limpiar las pasiones mal vividas.

»El hombre, ante el miedo de otro nuevo diluvio, que le hizo sufrir enormemente y donde encontró la muerte, decide construir la Torre de Babel. Va abandonando el mundo de las resonancias, va abandonando los sentidos que estimulan las pasiones y las emociones, y su voz va ascendiendo por la columna vertebral.

»Fue elevando sus resonancias hasta el cráneo, donde aparecen los armónicos en su intento de llegar al Cielo, donde habita Dios y poder ser como Él, en nuestra conciencia, en el cerebro. Pero allí descubrió que los armónicos determinan las vocales y aparece la confusión al añadirlas al lenguaje. Las vocales determinan las mayores diferencias entre las diferentes lenguas.

»Aparecen los idiomas, se dividió la comprensión, aparecen las opiniones, los juicios, etc. y los hombres se dividen; el hombre no puede “hablar con Dios”.

»Si el hombre quiere “hablar con Dios” no puede dejar de ser hombre, no puede olvidar sus pasiones y sus emociones, nacidas de la creación de Dios.

»El hombre, al construir la torre para alejarse de la tierra y del agua, de las emociones, se quiso esconder de su propia naturaleza,

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con la que fue creado. Al refugiarse en la torre, o sea, en la columna y el cráneo (en el cerebro) aparece la visión bidimensional de Dios, que se decía habitaba en el cielo, no ya aquí en la tierra y en el agua, donde existe el sufrimiento. Quizás por eso envió a su hijo a retomar “la pasión”.

Volvió a dejarme con la boca abierta.

—La única forma de sobrevivir a la naturaleza es viviéndola. Si no la vives no la puedes sobrevivir. Entonces se puede comprender la presencia de Dios en la Naturaleza, en las emociones y la podemos ver en las pasiones; la pasión del Hijo de Dios hecho Hombre.

»Cuando no queremos hablar con nuestras emociones, no queremos vivir nuestras pasiones, entonces hablamos con nuestros sinus, con nuestra cabeza. Allí habitamos pero no podemos llevar a nuestra voz toda la información, del hombre en su evolución, puesto que huimos de ella. Al hablar con la cabeza perdemos la información de la naturaleza que llevamos en el agua y no podemos hablar con emociones ni sentimientos. Lo haremos con lógica, con juicios y opiniones y esto nos llevará a otras opiniones contrarias, discusiones, y a falta de entendimiento. La confusión, como en la Torre de Babel, volverá a reinar en nosotros y las pasiones, emociones y sentimientos no vividos provocarán conflictos internos, enfermedades, etc.

»En el aire, nosotros trabajamos con nuestro cerebro y es muy importante que lo hagamos. Tenemos que permitir al cerebro, sin forzarle, viajar con nosotros al mundo de la vida intrauterina y ahí permitirle que acceda, se abra, a la información filogenética que llevo en mi interior, a toda la historia que llevamos dentro.

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»Se ha descubierto que el lenguaje ya está en nuestros genes, que el lenguaje vive dentro de nuestro ADN. Si yo no puedo emitir un sonido, significa que no tengo una parte de mi actividad genética, significa que hay algo que no estoy viviendo dentro de mí, y ésa es la búsqueda que vamos a realizar.

»Con lo que hemos escuchado, según una persona me habla puedo llegar a percibir qué emociones faltan en su voz, porque a través de su resonancia en mi interior puedo conocer su interior. Su resonancia es como un camino y puedo sentir su trauma, su felicidad. Puedo percibir qué órgano no está funcionando correctamente en resonancia con su cuerpo, qué emociones guarda que bloquean ese órgano en el que está la lesión.

Creo que todos pensamos lo mismo: estábamos en el principio de un camino largo pero con una compensación mayor de lo que hubiéramos imaginado.

Seguimos haciendo ejercicios…

*******

Llegó el día del primer baño. Era el primer contacto con el agua a ese nivel. Llevaba mi bañador, mi toalla y mi “cosita” en el estómago. No sabía qué iba a pasar. Esos días había tenido sueños muy vivos y buenas sensaciones, pero también sentía claramente mi resistencia.

—Tenemos tres mundos y nosotros hemos separado estos tres

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mundos, literalmente. Por ejemplo, cuando cumplimos unos tres años empezamos a analizar que “mi dibujo es bonito y real porque a mi papá le gustó”, o “no es real y es feo porque a mi papá no le gustó”. Con la educación empiezan a decirme “esto no se hace así, se hace así” y un sinfín de cosas que, aunque naturales en mí, tengo que abandonar. A partir de todo eso, tengo que empezar a dividir, a diseccionar mi mundo y tengo que construir el mundo real, el mundo simbólico y el mundo imaginario.

»Un bebé mira a papá cómo camina, observa ese símbolo para empezar a caminar igual pero partiendo de la realidad neurológica del gateo y la vida emocional que conlleva. Él tiene que observar, empieza a vivir su mundo. Pero un niño tiene que partir de su realidad, que es su cuerpo, para poder caminar. Si el niño se cae y para evitarle sufrimientos y esfuerzos le ponemos un tacataca, el niño no puede construir su símbolo viviendo su realidad; pasa al símbolo imaginario nacido de la imagen de sus padres. Al caminar no puede vivir la realidad de su desarrollo neurológico y se olvida de su cuerpo.

»A partir de entonces viajamos de un mundo a otro de esos tres mundos diseccionados, buscando nuestra integridad. Pero hay un problema con todo esto y es que vivimos en un entorno al que tenemos que dar respuesta desde nuestra integridad; entonces ¿cómo podemos conformar una relación con el exterior si nuestro mundo está dividido? Si esos tres mundos no están integrados o incluso no están en comunicación, no puedo pasar de uno a otro ¿cómo puedo dar una respuesta?

»No puedes tener una respuesta verdadera de emoción y de sentimiento, si no tiene su origen en el mundo de tu realidad, de tu integración.

»Voy a dirigir vuestra atención hacia el mundo real. El mundo real

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es aceptar, no puedes juzgar, solamente aceptar cómo es. Si puedo aceptar cómo estoy, puedo llegar a saber por qué estoy así, qué ha hecho la vida conmigo, cómo estoy yo con la vida. Si lo rechazo, me rechazo a mí mismo. Es importante aceptar.

»El cerebro es el que se fija en todos estos aspectos con una visión amplia y polifacética que solemos llamar la mente. El cerebro tiene un potencial neurológico impresionante que no conocemos y la mente se cree que ella es el cerebro, y no es así. He aquí el gran problema.

»Hay una visión sobre la tierra que me parece muy interesante. Y es porque hay dos cadenas de ADN diferentes en los seres humanos. A uno le llamamos caucasiano y al otro africano.

»El africano es el que pasa a Europa. Y el caucasiano aparece entre el Tigris y el Eúfrates, inunda Asia, y tras una glaciación, cuando los mares se congelan y las tierras emergen, puede pasar por el estrecho de Bering a América, y en unos diez mil años aproximadamente llega hasta Tierra del Fuego, en Sudamérica. Estos dos ADNs marcan unas diferencias muy grandes.

»El ADN caucasiano es centrípeto y tiene tendencia a la meditación, a religiones cerradas, son mucho más interiores. Tiende más a la filogénesis, a la tradición y a la familia.

»El ADN africano es centrífugo, tiene tendencia a invadir países, a crecer, bailar y moverse de forma diferente. Nuestros santos, nuestros místicos son personas que han caminado, se han movido; una actitud dinámica. Mientras que al Buda se le representa estático, su dinámica es interior.

»El ADN de los orientales tiende al equilibrio por la naturaleza, a la observación, a la meditación (hemisferio derecho); viven el

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tiempo según los acontecimientos, no temen a la muerte, pueden llegar a realizarse un haraquiri. Los occidentales tienden a dominar el entorno, sienten miedo a la muerte, viven el tiempo lineal, etc. Son dos necesidades, dos hemisferios. El oriental crea una cultura y el occidental una religión.

»Luego, cuando Cristóbal Colón descubre Latinoamérica, se vuelven a mezclar el ADN africano y el caucasiano.

»Ahora mirad la Tierra: Asia representa el hemisferio derecho, que sería la visión global. Estados Unidos, es el hemisferio izquierdo, lo analítico. África el cerebelo, el ritmo está en su interior. Europa es el sistema límbico, la música, el arte, otra forma de vivir. Y Sudamérica es el cortex. Pueden sentir y pensar al mismo tiempo. De ellos sale la mayor parte de las ciencias emergentes.

»Si este curso lo hiciese en Japón sería diferente porque empezaría por la parte de sensaciones; trabajaría con frecuencias bajas primero y después con frecuencias altas. Pero como estamos en Europa, vamos a trabajar con frecuencias altas y luego con frecuencias bajas. O sea, vamos a trabajar del cerebro al cuerpo.

»Hoy vamos a trabajar la comunicación del sentimiento; no hay palabras. Un sentimiento no nace de las palabras, las palabras las pone el cerebro. Por eso es tan importante que el cerebro conozca perfectamente qué sentimiento tenemos.

»El lenguaje aparece a partir del ritmo y la melodía, ellos conforman la musicalidad; y luego se le añade el verbo. El ritmo y la melodía van con el hemisferio derecho, que es la comprensión global de cualquier cosa; en él no existe el análisis. A continuación va del hemisferio derecho al izquierdo y hablamos; aparece el lenguaje. Si no hay una buena musicalidad no puede haber una buena comunicación del sentimiento.

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»Si nuestro cerebro no puede abrirse al sentimiento, a su musicalidad, lo que vamos a decir jamás será una realidad, una integridad. Siempre será el análisis de una visión, de una idea. Es muy importante reconocer la musicalidad para pasar al ritmo, conocer nuestro sentimiento para pasar a la emoción, porque el cerebro tiene que ser capaz de hacer ese viaje.

»Ahora, en el agua, haremos el viaje del cerebro a nuestro mundo interno. Intentad estar solos en el agua. Si conocemos el sentimiento, esa soledad en soledad, podemos pasar por la puerta del sentimiento a la emoción que lo produce. Ahora puedo darle al otro mi sentimiento. Pero no puedo hablárselo porque no tengo palabras, no tengo verbo. Sí tengo la resonancia y la música.

»Como estamos a nivel simbólico, tenderemos a juzgarnos y a juzgar al otro, porque el cerebro tiende a juzgar los símbolos: “ser mejor que”, “sentir más que”, etc. Es un símbolo. Para acudir al mundo real tengo que amar lo que siento.

»Cuando no podemos vivir esa relación de amor a sí mismo porque no queremos mostrarnos, entonces viajaremos al mundo imaginario. Surgirá una imagen, un color, una forma, un movimiento y desde ahí pasaremos a crear símbolos basados en imágenes. Quizás ese símbolo sea más adecuado, más cómodo, más bonito para nosotros, más melancólico o más romántico, pero no deja de ser un símbolo, no deja de ser una “no realidad”.

»Es muy importante no dejar escapar lo que el cuerpo nos va a contar. Es la forma de empezar a escuchar. Pero enseguida vamos a querer hablar. Es como una forma de salir del apuro. Lo hacemos tan inconscientemente que ya se ha vuelto lo más habitual en nuestra vida. En ese momento es mejor intentar no perder el contacto con nosotros y volver a escuchar. Tenemos que dejar que las fuerzas de nuestra naturaleza barran todo eso.

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»Tenemos que permitir que el cuerpo se exprese en el agua. Y no habla. El cuerpo siente, siente felicidad, siente dolor, movimientos, presiones, sensaciones, un fino universo de estímulos, y empezará a abrirte sus emociones y sentimientos. Puedes vivir todo eso. Es tu maravilloso privilegio. Es vivir toda la historia de este planeta que te ama y del que naciste.

»¿Vamos al agua?

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5. LA VIDA

Al día siguiente salimos por carretera hacia Francia. Volvía a tener una ocasión de aprender y tenía un montón de preguntas sobre la nueva experiencia del día anterior y esa conexión que había comenzado a establecer conmigo mismo. Estaba realmente impactado e interesado en aquella técnica tan increíble; incluso le comentaba sobre la posibilidad de ayudarle y colaborar en su trabajo. Presentía un viaje intenso.

Después de ir conversando amenamente de varias cosas, le dije:

—Ayer me sentí a gusto escuchando la música, cuando sumergía la cabeza dentro del agua me parecía que el sonido era más fuerte.

—Son los huesos del cráneo y el líquido cefalorraquídeo los que hacen que el sonido se haga mucho más presente; nos inunda. No es escucharlo más fuerte sino escucharlo más definido.

»Ayer lo que hicimos fue enfocar la escucha hacia nuestro interior y aprendimos a “escucharnos” un poquito más. Eso significa que en un futuro el cerebro, con menos esfuerzo, va a tener más datos. Y según pase el tiempo desarrollaremos una atención hacia nuestro interior y nos daremos cuenta de que cuanta más atención vamos prestando hacia nuestro interior, más información tenemos en el exterior, y eso relaja al cerebro. Eso lo pone como en un estado de alimentación constante y desaparecen nuestras ansiedades.

—¿Iré aprendiendo más con cada baño?

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—Cada baño será como si fuera el primero, porque el cuerpo no conoce la repetición, el cerebro sí.

—Explícame eso.

—Por ejemplo, si repito quince veces un movimiento con el brazo y mi esquema corporal lo integra, ya lo podré hacer mecánicamente y mi esquema corporal en el cerebelo se encargará de que sea así. Pero el cuerpo no; cada vez que yo lo repita, aunque sean diez mil veces, será como si lo hiciera por primera vez. Cada vez que recibo un estímulo, una sensación, ésta será nueva. El vacío, la soledad que siento siempre es nuevo.

—¿Entonces el cuerpo no recuerda tampoco los daños?

—El daño neurológico, a través del sistema nervioso, es mucho mayor que el daño corporal. El cuerpo tiene muchos millones de años y está adaptado. Cuenta con muchos mecanismos de adaptación a cualquier cosa. Si en el cuerpo te hacen una herida, ésta se puede recuperar y generar células nuevas: produce una cicatriz y punto.

»El daño del cerebro, en cambio, es para siempre. Se nace y se muere con cien mil millones de neuronas, a menos que las hayas lastimado en vida.

»Esa forma de vivir hace que el cerebro le tenga mucho miedo a la muerte, pues se cree inmortal. Puesto que no muere ninguna neurona durante la vida, no está hecho para desaparecer. Y la memoria de lo que le ocurre es para toda la vida.

—¿Las afirmaciones positivas que encontramos en los libros de autoayuda son buenas para el cerebro?

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—Son una herramienta mental para la propia mente. Lo único que puede cambiar a la mente es la vida que vives a través de tu cuerpo.

—A veces te hacen sentir bien.

—Sí, pero haces un trabajo de cerebro a cuerpo y no es así.

»Mira, si a alguien que está deprimido porque le ha abandonado su pareja le sueltan un toro, se le acabó la depresión, por lo menos hasta que pueda resguardarse. Y cuando haya escapado del peligro se sentirá muy bien, estimulado. El cuerpo sabe que ha sobrevivido y eso le hace sentirse muy bien, si el cerebro lo acepta. La depresión no tiene mucho lugar para implantarse.

—Ja, ja ¡Qué bueno lo del toro!

—El que prima en ese momento es el cuerpo, él coge los estímulos que la vida nos da.

»Podemos comprender algo porque lo vivimos; sólo así el cerebro puede entender. Si alguien me trata de explicar algo que yo no he vivido, la comprensión será muy complicada.

»Tienes que diseñar un sistema en el que sea el cuerpo de la persona el que haga el trabajo. El cuerpo vive algo y eso te da una experiencia que tú puedes canalizar. Y harás las cosas, no de la forma en que yo las haría, sino a tu manera. Lo que tengo que procurar es que tú vivas la experiencia.

—Adentrarse a vivir algo sin saber qué, puede resultar un poco inquietante.

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—Es difícil encontrar las pautas y las conductas que hemos diseñado como defensa y que nos limitan, y quitarlas; pero quitarlas nos incomoda. Buscamos pautas cómodas para seguir un camino sin complicaciones, sin cambiar. Pautas que son cómodas pero que nos filtran la vida, nos permiten vivir sólo una pequeña parte de nuestra realidad.

—¿Cómo funciona entonces esta terapia?

—Trabajando en el agua con una información específica sobre el cuerpo a la temperatura de treinta y siete grados, el sistema neurovegetativo se mantiene abierto y en una especie de alerta, en estado prefebril. Hay técnicas para estimular el tejido embrionario desde el ombligo. Esa liberación nos dispone para que el tejido sane, ayudar a equilibrar problemas del metabolismo, eliminar traumas emocionales, conductas aprendidas desde nuestra etapa en el vientre de la madre, eliminar toxinas, degeneraciones etc.

—Eso me parece definitivo. ¿Puedes especificarme cómo llegan a nosotros las diferentes formas de sonido?

—El ritmo corresponde a la realidad, la melodía se corresponde con el simbolismo, con el sentimiento, y la armonía se corresponde con la voz, la imaginación y el pensamiento.

—Ritmo-realidad, melodía-simbolismo y armonía-imaginación. ¡Qué interesante! ¿Pero como actúan en nosotros?

—Por ejemplo, si tú pones una música que es rítmica el cuerpo se mueve de forma automática, significa que toca el cuerpo; el ritmo es el cuerpo. Todos hemos podido sentir cómo se nos mueven los pies, la cadera, al entrar en la discoteca. Es porque los ritmos tocan nuestro cuerpo.

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»Si pones una música melodiosa tocará el sistema límbico, el mundo emocional. Se movilizarán los símbolos de tu vida, solo quieres sentir. Y te pueden llegar emociones como tristeza, melancolía, alegría, dependiendo del tipo de melodía que sea. Ante la melodía aparece la tendencia de bailar en pareja.

»Y si hay una música con armónicos, cantada con vocales o violines muy agudos, se producirán directamente imágenes en el cerebro. Y las imágenes estimularán el cuerpo provocando sentimientos; pero lo primero que se va a producir son las imágenes, porque tocan el cerebro.

—Es cierto que tenemos la capacidad de captar todo eso, aunque no sé de qué forma se da. Me gustaría aprender más sobre ello.

—Nosotros tenemos nueve esquemas corporales diferentes y complementarios, que se han ido formando durante nuestro desarrollo. Me tengo a mí mismo en tres dimensiones dentro de mi cerebro, como una foto tridimensional y dinámica. Y al moverse interviene el tiempo y ya es tetradimensional.

»Constantemente, cuando hago cualquier movimiento con el cuerpo, por ejemplo muevo un brazo, mi cuerpo se compara con los nueve esquemas corporales y en esa comparación sé cómo estoy en el espacio y posiblemente en el tiempo. Tenemos nueve y son bastante dinámicos entre ellos.

—¿Y cómo funcionan?

—Dentro del ritmo tenemos tonos bajos, medios y altos. Los bajos tocan la realidad de mis pasiones. Los medios, la realidad corporal de mis sentimientos, y los altos la realidad corporal de mis pensamientos.

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»Igual ocurre en la melodía en tono bajo, medio y alto; el sentimiento de tu pasión, el sentimiento de sentir y el sentimiento de pensar.

»Y la armonía igual. Las vocales graves representan la capacidad que tengo realmente de hablar de mis pasiones; si no, lo que mis palabras digan no es real. El tono medio representa la capacidad de hablar de mis sentimientos Y si el tono es alto, la capacidad de hablar de mis pensamientos.

»Nueve esquemas corporales. Y todos ellos conforman un solo esquema corporal, que es la capacidad de nacer del cuerpo: salir y volver a él. Para el cuerpo todo es siempre nuevo ¿recuerdas? Siempre es revivir, volver a vivir, volver a vivir, volver a vivir.

»Vamos a comprender cómo de vez en cuando toma la batuta el sistema corporal de las vísceras, o el sistema corporal de la emoción, o el de la estructura. Son nueve bailarines que tienen que interpretar un baile juntos. Cada vez habrá uno que tenga más protagonismo, que sea solista, pero los demás funcionan como un coro.

—Es apasionante, pero es un poquito complicado de entender.

»Porque el cuerpo es holográfico y el cerebro también y para nuestro nivel de percepción es muy difícil integrar un holograma en el tiempo. Si pudiésemos trabajar con un sistema holográfico, con diferentes informaciones en diferentes momentos, todo al mismo tiempo, sería muy fácil. Pero a nuestro cerebro hay que darle la información en forma lineal para que él construya un holograma y eso le cuesta trabajo.

—Creo que poco a poco, si me vas explicando, iré entendiendo cómo funcionamos en la vida.

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—El bebé pequeño, en un principio ejecuta actos y emite sonidos rítmicos; dos por dos. No puede hacer una melodía pero con el ritmo él puede escuchar su cuerpo. Cuando empieza a gatear se hace más complejo el ritmo y le induce a la melodía en función de su propia dinámica, y empiezan las emociones. Cuando el niño ya supera todo esto, ejecuta movimientos y emite sonidos complejos. Empieza a dominar los armónicos, las vocales, y empieza a crear imágenes que estimulan su mundo exterior.

»Cuando cumplimos este ciclo correctamente, o sea, cuando el ritmo se basa en sentir el cuerpo, y la melodía se desarrolla basada en el movimiento del cuerpo y la palabra se desarrolla basada en la relación que hacemos neurológicamente con el cuerpo, entonces todo toma sentido. Toma sentido y realidad en cada palabra. Cada vez que hablamos el cuerpo lo vive. Es el nacimiento de una persona íntegra. Toda la vida de tres mil millones de años toma sentido.

—Dime una cosa, ¿hasta qué nivel de profundidad se puede llegar con el sonido?

—Si metemos en el agua un tipo de música que sea capaz de disolver los esquemas de ritmo y melódicos que hemos conformado durante el desarrollo, conseguimos que el cerebro, que es el que se desarrolló con la melodía y con el ritmo, deje libre al cuerpo.

»Eso puede producir reacciones muy fuertes. Por eso no lo trabajamos ahora, pero nos permitiría despertar la conciencia a la relación que hay entre la forma del embrión y el ADN.

—¿Sabes quién es el verdadero maestro acústico? El delfín.

—¿El delfín?

—El delfín tiene una capacidad acústica impresionante, puede

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emitir y percibir unos doscientos mil hertzios. El cerebro humano puede percibir hasta setenta mil en forma de pensamiento. Lo que para nosotros es pensar, para un delfín es comunicarse. Para el delfín es muy fácil mover frecuencias altas y sutiles. Para ello utiliza su estructura. En cambio, en nosotros ese nivel de frecuencia afecta a la estructura celular. Un delfín puede hacer un scanner celular de una persona con su sonido, como un sónar. Él puede saber cómo está tu estructura celular porque está dentro de lo que para él son frecuencias usuales; es como para nosotros mirar y ver a otra persona, ver una pared o ver un coche.

Me quedé en silencio pensando en el milagro de la vida que vivimos y que tantas veces malvivimos. Veía lo importante que era todo aquello que decía y si habría otras personas como yo que pudieran encontrar en esa información un camino para “cambiar” su mundo, hacer ese cambio interior que todos deseamos y que nadie sabe exactamente cómo.

Volvimos a hablar un rato alegremente. Juan Francisco tenía siempre respuestas para mis preguntas, las aceptaba con naturalidad y le complacía corresponder a mi interés. Eso me permitía sentirme en la confianza de exponerle mis cuestiones por complicadas e insistentes que fueran. Así que pensaba seguir haciéndolo hasta que “me echara a patadas del coche”.

—Nuestro cuerpo, en su estructura, es sensible y está preparado para tener acceso a más informaciones de las que pensamos ¿no?

—Sí. En el momento del nacimiento la primera vértebra cervical junto con el hioides son los huesos más formados y densos y tienen mucho que ver con la escucha. La forma del hioides es como un diapasón y hace que, según el niño llora, la vibración que produce

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fortalezca la mandíbula y ayude a que los dientes salgan y se pongan fuertes, se osifiquen y cierren las fontanelas*, etc.

»El hioides, visceralmente, tiene mucho que ver con la primera vértebra cervical. El hioides sería pues el hueso que regula mi estructura, y la primera cervical sería la que guarda las tensiones de mi sensorialidad. Si yo escucho mal, tenso el cuello echando la cabeza hacia delante. Seguro que reconoces el gesto. Si no veo correctamente también tenso. Si esta tensión se mantiene y se cronifica hace que cambie mi esquema corporal y me coloque de forma diferente en mi espacio e incluso que camine de manera diferente. Por ejemplo, si tengo miedo o si estoy agresivo también me tenso y cambiaría mi esquema.

—¿Todo esto se puede equilibrar en el agua?

—Cuando me meto en el agua pierdo el control que he construido y mantenido sobre el cuerpo, pierdo el control del esquema corporal. Toda la tensión guardada en mi estructura y custodiada por mi esquema corporal es liberada, desomatizada.

»Lo primero es hablar con el embrión. Cuando pierdes el camino tienes que volver al punto donde lo perdiste.

»Algo muy importante es ver cómo asimilamos esos estímulos. Cuando suben, lo primero que tocan es tu esquema corporal original. Te dicen cómo estás tú con respecto a ese estímulo; los nueve bailarines bailando dentro de tu espacio-tiempo. Dependiendo de la actitud que tengan esos bailarines, de su fluidez y capacidad de improvisación, podremos asimilar esa información y trasmutarla en evolución.

——————* Separaciones entre los huesos del cráneo de un bebé de hasta 12 a 18 meses de edad. Sitio donde, en la edad adulta, se formarán las suturas.

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—¿Me lo podrías explicar de forma más cotidiana?

—Claro. Cuando entro en un local donde hay mucha gente, no me fijo en cada una de las personas, no. Lo primero que percibo es una visión global del grupo y del espacio. Después puedo empezar a analizar a las personas por separado. Podemos fijarnos en algo que previamente hemos captado globalmente.

»La parte global vamos a llamarla Eva. Sería, en lo diestros, nuestro hemisferio derecho. El análisis lo haré con el hemisferio izquierdo; de eso se encarga Adán. El problema es que Adán no suele escuchar a Eva y se obsesiona en analizar olvidándose de la globalidad. Sólo atiende a sus opiniones.

»Por ejemplo, algo que solemos hacer es lo siguiente: cualquier acontecimiento se desarrolla en una secuencia de sucesos, pero el que yo comprendo es uno; y entonces lo saco de la secuencia y empiezo a analizarlo. Pero ese suceso, sin la globalidad, no tiene sentido. Nos olvidamos de observar ¿Cuántas veces nos puede suceder esto? Nuestra capacidad de unión con las cosas es lo importante.

»Un día el ego disfrazado de autoconocimiento le dijo a Eva: “¿Ves todo eso?, tú puedes poseerlo todo, tienes el poder para hacerlo.”

“¿Y qué tengo que hacer?”, preguntó Eva. “Contrólate y lo controlarás.”

»Dios dijo a Eva y a Adán: “No comáis del árbol de la vida* que está en el centro del paraíso, el árbol de la ciencia del bien y del mal.”

——————* Al cerebro y su médula espinal se le denomina árbol de la vida.

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»Y entonces, ¿qué tenemos que hacer para controlarnos?: Saber qué está bien y qué está mal ¿Qué tenemos que hacer cuando no queremos hacer algo que creemos que está mal y hacer algo que creemos que está bien?: Tragarnos lo que está en el centro del paraíso y que se encuentra en el sistema límbico; las emociones. Y a partir de ese momento todo lo que sale por el hemisferio izquierdo es o bueno o malo, pero ya nunca somos nosotros mismos; y volver a serlo es lo que más nos cuesta. Desde entonces andamos buscando cómo volver a vivir en el paraíso.

—¿Y dónde está ese paraíso?

—Donde están todos los animales viviendo juntos: en nuestro cuerpo. Donde no existe bien ni mal, donde vivir el alma y estar presente en el ahora es el paraíso. Tres mil millones de años de animales viviendo juntos, totalmente organizados, apoyándose unos a otros, totalmente vivos, sobreviviendo y haciéndote vivir y sobrevivir, dándote estímulos constantemente, dándote vida plena. Desde el gusano al mono y hasta el ser humano, un cerebro capaz de multiplicar por diez millones cada estímulo. Tenemos un patrimonio enorme, siempre que recuperemos nuestra filogénesis. Es la mejor inversión por vivir.

»Dentro de nosotros está la creación. Si haces un trabajo de integración profundo y te “religas” contigo mismo, conoces la Creación y ella es el camino de encuentro con el Autor de todo esto, con el Creador. Esto es la religión; el acto en sí. Se llama oración, meditación, o como queramos; y es muy potente. Es un acto individual, sin reglas, espontáneo, pues está dentro de nuestra naturaleza.

—Me parece maravilloso, pero díme: ¿qué es lo que lo dificulta?

—Aparece nuestro juez interior, le llaman el anticristo. Un juez

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que te dice cosas como: bien y mal, vida y muerte. Todo toma un cariz bipolar, de separación; pero bueno, es correcto.

—¿Cómo que es correcto?

—Sí, porque de ahí aparece el estado de una individualidad necesaria. No es estar solo, es un tipo de soledad que es necesario vivir. Soledad significa la edad del sol. Es el tiempo en que tú eres el eje sobre el que giras. Y es importante pasar por ahí porque ahí encuentras una luz. La mente no se suele centrar en el presente. El ego la perturba pues huye de esa soledad, incapaz de estar aquí en el Presente, en el Ahora, donde está tu Sol-Edad.

—No entiendo muy bien esa individualidad.

—Si tú tienes un plato de comida y todos los días se lo das a los demás, un día morirás de hambre. Al día siguiente de estar muerto ellos se pelearán por tu plato de comida de ese día y se matarán entre ellos porque tú no les has enseñado a conseguir su propia comida.

—¿Cómo es entonces?

—Tú puedes comer un poco de tu comida y repartir el resto, porque te cuidas para ellos. Es muy importante manejar la soledad y sentirla.

»El pecado original no es querer crear cosas... los seres humanos no paramos de crear y construir emulando al que nos creó. Es el acto de juzgar. Hemos creado la ley del hombre y la ley de Dios. Ese es nuestro gran problema, ese es nuestro pecado, crear la ley de Dios.

»El árbol del bien y del mal es la ley. Cuando le damos carácter de bien y de mal, ya lo hemos dividido. Y salimos del paraíso, un

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lugar donde todo Es. No es ni bien ni mal, sólo Es.

—Siempre he intentado hacer bien las cosas.

—No es mal ni bien, lo importante es cómo doy el primer paso para aprender. Perder este control que “el juez” me ha impuesto. Quitar el control que me tiene derecho pero rígido.

—A veces hay situaciones que te desbordan y llegas a agotarte y también a revelarte.

—Tienes razón. A lo mejor demasiadas veces en tu vida diaria vas acumulando el ser juzgado hasta que ya no puedes más y el niño rebelde sale. Porque el padre y el niño que llevamos dentro no pueden quererse. No han aprendido por el control que nos imponemos y pasamos de ser un padre autoritario a un niño frustrado. Pero bueno, un péndulo pasa de un lado a otro hasta que comprende su centro; y podremos ser adultos cuando el padre deje crecer al niño de la mano del amor.

—Pero no sé cómo encontrar el equilibrio. ¿Puedo empezar por no hacer daño a nadie?

—¿Qué es hacer daño a alguien?

—Cuando me meto en su vida, en su territorio.

—¿Cuál es mi territorio y cuál es el tuyo? Puedes entrar en mi territorio aunque creas que no lo has hecho y me haces daño. ¿Qué juez tiene que venir a delimitarlo? Y cuál de mis territorios: ¿el sentimental? ¿mi territorio pasional? ¿o el visual?

—Me parece que así nos va, perdidos en una continua lógica imposible de unir.

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—¡Claro! Una buena solución es buscar la respuesta a esta pregunta: ¿Qué conoce el mundo interior, cuál es el mensaje de nuestro mundo interior para la realidad?

»Hay un sentimiento “holístico” interior que se llama certeza. Es patrimonio de nuestro organismo, de la sabiduría de cuatro mil seiscientos millones de años de experiencia. Todo tu ser, tu cuerpo, tu cerebro, todas tus células dicen sí, “Eso es así”. No es que tu cerebro convenza a tu cuerpo; todo tu ser dice “Sí”. Si sentimos la certeza es porque “es”. Pero si dejamos que tus miedos, tus historias, se apoderen del instante, se acabó; has dejado ir la vida. Has cogido la verdad que tenías capturada y la has envuelto en las imágenes que sueles ver buscando la comodidad.

—Me parece muy difícil romper esa inercia. Como si fuéramos muy débiles para superar nuestras limitaciones ni saber de dónde coger fuerzas.

—La fuerza del cuerpo es la filogénesis, tres mil millones de años de historia. Quizás viene de mucho antes de lo que los físicos llaman el Big Bang, ya que ahora se ha descubierto que incluso antes había algo.

—¿El infinito?

—Correcto. Nuestra filogénesis viene de ese infinito. Pero hay algo realmente impresionante, el cerebro tiene un alcance infinito en su ontogénesis ¿sabes las conexiones que tiene?

—Ni idea.

—¿Sabes lo que es un protón y un neutrón? Son las cargas que hay dentro del núcleo del átomo. ¿Cuántas cargas nucleares, protones y neutrones calculas que habrá en todo el universo? ¿Puedes imaginarlo?

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—Es absolutamente inimaginable.

—Pues escucha bien: una sinapsis es una conexión entre dos neuronas, cada sinapsis tiene dos posibilidades, sí-no, como el sistema binario en el ordenador. Si tenemos dos posibilidades por conexión y tenemos cien mil millones de neuronas, el número de combinaciones que nos brindan es mayor que las cargas nucleares que hay en todo el universo. Más posibilidades en nuestro cerebro que cargas nucleares en el universo. Fíjate lo que tenemos aquí dentro. ¡A dónde nos puede llevar nuestra ontogénesis si va de la mano de la filogénesis!

»Nosotros tenemos un potencial interior, que es nuestra historia desconocida. Y andamos buscando restos de huesos, historias fuera de nosotros; pero la historia está dentro. Es cierto que tenemos un mundo de posibilidades fuera, que es el que más vemos porque nuestros sentidos atienden el exterior, pero no vale de mucho si no se apoya en nuestra historia interior, ya que viene de ella.

»El niño viene del interior, el padre viene del exterior. ¿El niño qué es? Es la pasión de la vida, la emoción desatada. ¿Y el padre? Es el control; no es sujetar, es modular; construir con las manos, no con los puños. Y de ahí nace el adulto, en la luz, con un gran espíritu.

»Tenemos que encontrar el “no conflicto”. Y si hay un conflicto, no importa, porque en todas las familias se discute. Lo importante es no llegar a la ruptura. El cerebro dice una cosa, el cuerpo dice otra, primero manda uno después manda otro y cuando se encuentran puedes ir comprendiendo, vas creciendo, siendo adulto, un verdadero Hijo del Padre.

Encajar todo aquello era suficiente para mí por el momento. Así

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que continuamos disfrutando del paisaje en silencio, y al mismo tiempo revoloteando todo aquello en mi pensamiento.

Al rato le dije:

—Pensaba en mi familia y en la gente que quiero, a quienes no consigo convencer de que hay otra forma de ver las cosas.

—Querer “convencer”, para lo único que te vale es para tener disgustos con ellos.

—¿Pero cómo puedo quedarme quieto? Creo que saber cosas con conciencia les puede ayudar.

—Pero tú lo haces porque tu parte de Eva siempre va a querer que los demás muerdan de tu misma manzana. Eso olvídalo. Lo único que puedes hacer es ser tú mismo, y la gente te va a querer tanto que te va a decir: oye, ¿te puedo acompañar? o ¿me puedes hablar?, ¿me puedes contar?

*******

Llegamos a un pueblecito de Francia y allí conocí a François Louche, que era el creador de la Osteofonía, además de su profesor. François desarrollaba la Osteofonía en el campo de la música pero también había muchas otras personas que la estaban aplicando en multitud de campos: el lenguaje, el estudio, otros idiomas, bailarines, cantantes… así como Juan Francisco lo desarrollaba en el campo de la salud. Fueron días muy plenos.

Durante el viaje de vuelta le pregunté:

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—Te oí hablar sobre la pasión, la emoción y el sentimiento. Necesito comprender mejor cómo son.

—La pasión te la da la madre porque te pare con ella y con ella te cuida. El padre te da el estímulo y salen las emociones. Se mezclan, vives entre ellas y nacen los sentimientos. Esos sentimientos son tú. Tienes la relación entre papá y mamá dentro de ti. La relación entre la pasión y la emoción te hace tener un buen sentimiento. La amorosa relación de los padres, vivida en tu interior, pone en movimiento un motor que llevará a unirse materia y consciencia.

»El problema aparece cuando tu madre y tu padre están delante de ti pero no tienes información sobre ellos. Sientes el amor que une tu pasión y tu emoción, nacidos de la misma vida, pero no puedes ver esa luz en tu exterior; la relación de tus padres no resuena con tu mundo interior. Ese es el gran problema, porque tu psicología te dice: “Sí, están ahí, puedo verlos, mis sentimientos me hablan de ellos”. Pero la emoción, la somática, te dice: “No, no siento a mi madre ni a mi padre por ningún lado”. Entonces se separa la psicología y la somática, se separan tus mundos y quedas dividido y sobre eso construyes tu dinámica, tu forma de vivir.

»Lo más importante es encontrar los ejes donde apoyarnos, actitudes primitivas sobre las que se han apoyado antiguas especies para sobrevivir, actitudes que nos dan vida. Los traumas pueden ser intrauterinos y de un dolor muy profundo. Si la madre muere al dar a luz, el sufrimiento del bebé es tan inmenso que puede producir un corte en la vida. El bebé no sabe si la mamá muere o no, sólo siente un profundo abandono y es tanto sufrimiento que su cerebro empieza a crear imágenes porque no puede vivir la realidad. Y de alguna forma esto también se da en el caso de una madre sometida a anestesia epidural: el bebé no siente a su madre.

»Este niño crece, pero el bebé sigue ahí, asustado. Podemos despertar a ese bebé y la persona sentirá la soledad y, en su abandono

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en su soledad, puede encontrar sus ejes, puede encontrar actitudes que nutran su vida. Hay que permitir que ese bebé interior crezca hasta la edad de adulto y que ese crecimiento se haga con comprensión.

—Creo que en mi caso sería necesario hacerlo.

—Todos nosotros, de alguna manera u otra, vivimos este hecho en mayor o menor grado. Si me cierro a mi sensibilidad, si la bloqueo en mi interior, generaré problemas orgánicos. Si uso mi sensibilidad para comprender mi interior es muy posible que sufra depresiones y ansiedades, pero todo será un camino de crecimiento y autoconocimiento. Pero si huyo de mi sensibilidad, si no quiero sentir, puedo generar una enfermedad profunda. Esto es algo que no se puede evitar, es un hecho en la vida. La única forma de volver a vivirlo es entrar en el embrión, encontrar el centro y sobre él construir de nuevo nuestro mundo dejándome llevar por la vida. Que mi barco sea el presente y mi vigía sea mi mente. Hacer el viaje de Ulises de vuelta al hogar, a nosotros.

—Sí, pero de cualquier manera conlleva una forma de sufrimiento.

—La comprensión del sufrimiento interior es la comprensión del esfuerzo de toda la vida durante cuatro mil seiscientos millones de años, sufrimiento inmerso en la filogénesis. Pero en todo ese camino hemos sido acompañados por la compasión de nuestra Madre Tierra, su amor y complacencia profundos. Junto a ese sufrimiento encontraré la compasión amorosa. Esa compasión me ayudará a la aceptación, la superación y el crecimiento ante los problemas de esta vida. Incluso me ayudará a la recuperación de mi biología, superando enfermedades de diferente índole. Pero si huyo del sufrimiento nunca encontraré la compasión y quedaré en un estado de confusión interior.

—Creo que he vivido de una forma muy diferente a la que me dices.

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—Es muy importante que comprendas la relación tan íntima que hay entre el cuerpo y lo vivido, y entre el cuerpo y lo que se va a vivir. Porque la elección que haces de lo que vas a vivir y cómo lo vas a vivir, depende de lo vivido. Está tan integrado, tan bien encajado, que no se puede cambiar, no lo puedes obviar, no se puede mentir. Integrar lo vivido es la forma de ampliar lo que voy a vivir.

—Manejar esas fases se me hace tan difícil…

—El cuerpo viene del tiempo y lo sabe usar. Si no integro el cuerpo y su sabiduría, entonces el tiempo usará al cerebro, y mi cerebro envejecerá. Aquí, en el cuerpo, no hay tiempo, porque el tiempo ya se vivió. Si integro mi patrimonio corporal, mi cerebro llevará el manejo del tiempo a planos muy elevados.

—No dudo de que es así, pero hemos vivido y tenemos marcas que nos frenan.

—Podemos tener una vivencia que quede sin digerirse en el tiempo. Ese problema será como un foco, algo que va a perturbar mi vida en diferentes sentidos, aunque sea adulto y esté algo olvidado. El tiempo pasa por el cuerpo segundo a segundo, en cambio el cerebro lo quiere empujar debido a la aceleración vivida en su desarrollo en el útero, donde vivió tres mil millones de años en nueve meses. Son dos formas distintas de vivir el tiempo.

»No se puede usar el tiempo para volver adentro. Se tiene que sacar, se tiene que vivir, se tiene que aceptar, escuchar. Se usa el ahora, el presente, lo eterno de este instante. Luego, el tiempo se usa para digerir el problema.

—¿Y esta recuperación se puede conseguir en el agua?

—En el agua el trabajo es mucho más rápido y mucho menos

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doloroso, porque la persona lo único que empieza a sentir es confusión, dolor interior, tristeza, pero no luchamos contra todas sus creencias, sus ideas, su educación. Contra su padre y su madre, que están ahí, no hay posibilidad de lucha. Puedes sentir desesperación, la desesperación vivida por tu cuerpo en la frustración por no poder vivir.

»Es impresionante, pero las personas que han trabajado así la relación con su vida recuperan al padre y a la madre y los meten en su mundo tal y como “son”. Y gracias a eso desbloquean su educación y pueden cambiar sus actitudes, cambian las creencias, y con ellas los límites.

»El gran paso es la realidad y el guía para ello es el cuerpo, jamás la mente. La mente sin la información del cuerpo va a inventar un mundo futuro basado en el pasado para no entrar en el presente, ya que ahí se encuentra el sufrimiento, pero también la compasión, la realidad, la Vida.

—Entiendo que estamos vivos, pero no sabemos estar en la vida.

—En efecto. Cuando vamos a ser testigos de un accidente giramos la cabeza para no verlo. Si miro sufro, si no miro me imagino el dolor. Eso es una realidad. Siempre solemos rechazar la realidad que nos duele. Es el dolor lo que no queremos, no queremos sufrir. Quien tiene dolor es el cuerpo y buscamos medicamentos, drogas que acallen los mensajes de mi biología (“lógica de la vida”).

»Es una manera de huir del dolor real. Lo importante es darnos cuenta de que no queremos sufrir y cuando sufrimos bloqueamos nuestra realidad, queremos huir del dolor y de la realidad. Lo que debemos saber es que el ser humano sufre por naturaleza, no lo podemos evitar. Nuestro sufrimiento es leve en comparación con la angustia que se puede crear por huir de él. La angustia te quita la

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vida. El sufrimiento te la da, porque te trae algo de tu propia vida para ti. La angustia se lleva muchas cosas de ti.

»Como ya te he comentado otras veces, si tú te caes al suelo cuando eres pequeño y aprendes que caerse es parte de llegar a correr, llegarás a tus diez años, tendrás cicatrices de tus caídas pero ya no te caerás, incluso harás piruetas con el patín. Si no te caes, porque te ponen “el tacataca”, sufres al subirte al patín, sufres con la bicicleta, etc., por miedo corporal. Se anticipa la sensación de que te puedes caer; y eso, al ser desconocido en su momento vital oportuno, toca tus miedos ancestrales. Es simple y todo es igual: es no querer sufrir, no queremos la tristeza, no queremos dolor y nos perdemos los grandes regalos que la vida nos tiene reservados tras la superación de esas emociones.

—De hecho el parto supone un gran dolor pero sin embargo nos abre la puerta de la vida. Deja entonces que te pregunte… ¿Cuál es entonces la verdad?

—La verdad es la nuestra; tú puedes morir por un susto provocado por algo que ni existe y es tu símbolo lo que te mata. Esa es tu verdad.

»Entonces, lo que sí podemos aprender es a hacer el camino de vuelta al origen, al interior, que me enseña qué hacer, porque en mi encuentro con mi soledad, con mi miedo, con mi compasión, con mi vibración de vivir, descubriré la pasión de la vida, su origen, y eso nos lleva al conocimiento del ser humano.

La vida es una de dos: vives o piensas.

La frase “Pienso, luego existo” pasó a la historia. La de ahora sería: “Siento, luego existo”.

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6. EL CRECIMIENTO

Teníamos día concertado para el siguiente baño, pero seguía dándole vueltas a lo que habíamos hablado. Necesitaba ubicarme personalmente en toda aquella catarata de información que estaba recibiendo.

Le llamé y le pedí por favor si podíamos vernos. Quería saber acerca de eso a lo que podíamos acercarnos y que pertenecía a lo más profundo de nosotros. Lo que él llamaba: la pasión.

—Hay tres pasiones básicas: una es miedo, otra es agresividad, y otra es amor. Una engendra a la otra.

—Tenemos miedo, agresividad, amor… No veo la relación entre una y otra.

—Porque tú no ves amor en el miedo.

—Es cierto, los separo.

—El miedo es el padre de las emociones, la agresividad es la hija, y el amor las une a todas.

—El miedo es algo que tenemos que superar ¿no?

—El miedo es algo de la propia tierra. Nosotros nunca nos vamos a liberar de él porque nos habita y estimula. Es más, ha hecho que estemos vivos y aquí, que estemos de pie, que tengamos futuro. El

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miedo ha hecho todo eso.

»Ante el miedo, los animales corrían porque los perseguía un depredador que se los quería comer. Cuando se vieron diez animales corriendo, huyendo, uno al lado del otro porque les seguían, se dijeron: “Bueno, ¿y si nos unimos para defendernos?”. Eso es un acto de agresividad, es una reacción contra el miedo. La agresividad no es violencia, ni rabia, estas son hijas de la agresividad retenida.

»Y se unieron, se defendieron, atacaron y planearon estrategias. Y entre todo eso que hicieron por esa cualidad de juntarse, de convivir, apareció el amor.

—¿Y mientras tenga cuerpo voy a tener miedo?

—Sí. Y eso es sano; el día que no tengas miedo, preocúpate. Todos tenemos miedo, pero vivir el miedo es sano. Cuando no queremos vivir el miedo entonces el miedo nos vive a nosotros.

—¿Cómo nos vive el miedo?

—Es muy simple; tú vas por la calle y ves una chica a la que te gustaría conocer. ¡Uf! qué agradable, me atrae. Quisiera conocer sus proyectos, sus planes y al ir a acercarte de pronto dices: “No, no, no me atrevo”. Y no lo vives, no usas tu agresividad para acercarte a ella. Y te vas pero con esa falta de vivencia; y esa situación empieza a vivirte a ti. Tú no la has vivido pero ella no va a dejar de vivirte.

»Si tú la vives, la conoces, vivirás la experiencia; es una información. Información significa formar el interior. Eso te hace conocerte más. Se unen tu filogénesis y tu ontogénesis, tus pasiones, tus emociones y tu pensamiento que te dan conciencia de ti mismo. Te sentirás más relajado, más confiado, tener una nueva

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“forma”. Vas evolucionando, creciendo, has sufrido o quizás no, la experiencia te ha desengañado, te ha activado todas tus dudas, pero la has vivido. Te has conocido, es tu información.

»No querer pasar por ahí significa que un montón de partes de nuestra vida empiezan a vivirnos a nosotros y nosotros cada vez las vivimos menos, vivimos menos… hasta que llega un momento en que todo nos vive pero yo no lo vivo, estoy huyendo de la realidad, apartado de ella.

—Pero puedo ir observando las situaciones preparándome para que, en su momento, pueda afrontarlas mejor y actuar de modo distinto en la próxima oportunidad que se presente…

—Nosotros podemos crear una estrategia cortical, pensante, para vivir algo sin que participe el cuerpo, pero no vivo la realidad ni el presente. No deja de ser una imagen. Viviré ideas futuras basadas en las experiencias vividas en el pasado, experiencias obtenidas al huir del sufrimiento.

—Hacer cosas sin esperar sentirte cada vez mejor, no tiene mucho sentido.

—Tiene todo el sentido del mundo. Aunque de muchos cursos y conferencias, aquí o allí, a tres personas o a doscientas, estoy igual siempre, ese soy yo. Lo importante es que yo esté siempre conmigo, aceptándome en mi más profunda realidad.

—¿Y cuál es el aprendizaje? Si tú te enfrentas a una situación que te da miedo, lo haces para que la segunda vez te cueste menos y la siguiente menos. Si no ¿para qué me voy a chocar treinta veces?

—Eso es homolateral, es vivir en sentido contrario, porque tú lo que quieres es superarte sin aceptarte.

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—¿Qué significa eso?

—Si yo me acerco a la chica como estrategia para superar mi problema de timidez nunca lo superaré. Si la uso a ella para quitarme el miedo ¡jamás en la vida! Pero si me acerco a la chica porque me atrae, llevando mi miedo conmigo, siendo la vida la que me mueve, esa experiencia me forma, me hace crecer.

—¿Y qué puede pasar si me quedo en el miedo y no me atrevo a acercarme a hablar con la chica?

—Me da miedo mi propia agresividad, ese acto tan simple como

comunicarme, me doy miedo de mí mismo; y ya doy un corte.

»Lo peor en la vida es tener miedo de uno mismo. Si ya me da miedo hablar, figúrate pensar que tengo una relación en la que, encima, tengo que hablar. ¡El amor! ¡Uf! No lo puedo vivir. Y si no lo puedo vivir ¿qué hago? Lo imagino. Es muy simple.

»Y además: si tú tienes miedo y no te comunicas y el amor te lo imaginas, la imagen de amor que has construido, por no haber dado el paso filogenético natural de la agresividad, es de un amor con miedo. La base de ese amor es el miedo, con lo que acabas siendo un enfermo emocional. Pasivo pero enfermo.

—Sí, pero no entiendo. ¿Cómo avanzas llevando siempre el miedo contigo?

—Te voy a contar algo. Desde mi niñez y hasta mis dieciséis años fui totalmente tartamudo. Hoy no tartamudeo al hablar pero mi niñez vive dentro de mí. Y ahora, cuando doy una conferencia, vivo mi capacidad de hablar mi palabra desde mi interior. Disfruto muchísimo, cada vez más.

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—Perdona que insista, pero el miedo del principio debe estar más superado ¿no?

—Tú figúrate que caminas por la cuerda floja. Has ido practicando y ahora está a cincuenta metros de altura por primera vez en tu vida y piensas: si me caigo me hago puré, y caminas con miedo. Cuando pasa un año y lo has hecho todos los días, sigues pensando: si me caigo me hago puré. El miedo es el mismo, pero tienes algo que has conseguido por hacerlo todos los días.

—Hay diferencia ¿no?

—A eso me refiero. Tú haces algo porque te gusta. Si haces algo por superar ese miedo, o acabas cayéndote, o has vivido con miedo toda tu vida. Pero si lo haces por estímulo vital, porque te gusta, quieres pasar sobre la cuerda porque es tu ilusión; y esa ilusión es la que te lleva a cruzar por la cuerda durante un año. La pasión, la emoción y el sentimiento guían tus pensamientos y acabas obteniendo una actitud profunda y pacífica de superación. Si pasas la cuerda por superar el miedo a caerte, acabas crispando y frustrando tu cuerpo.

—Todavía me cuesta verlo.

—Cuando el niño empieza a correr y se cae golpeándose en la rodilla, puede tomar tres decisiones. Una: “Duele; no me levanto más del suelo porque si me levanto me voy a volver a caer”. Segunda: la duda. “¿Corro? ¿no corro?, si corro me voy a volver a caer…” Sus sentidos, su psique, su emoción, no se definen; está confuso. Y la tercera, simplemente decir: “Caerse forma parte de correr; esta es la vida, y la acepto”.

— Ser agresivo y aceptar me parecen ser dos polos opuestos. No encuentro el equilibrio.

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—Si consigues dejarte llevar por tu agresividad, aceptarla, es muy cómodo vivir. En cambio si la combates se convierte en violencia y acabas haciendo daño, primero a ti y luego a los demás, o viceversa.

—Esa forma de manejar la agresividad no es la que normalmente nos enseñan.

—No es lo común, porque tenemos demasiado control sobre el miedo. Mira nuestra forma de enfocar la salud: se basa en intentar que la gente no se muera, y si se muere es una frustración, algo horroroso. A la gente le hacen sentir que no se debe morir. Es más, no se le ayuda a morir con cuidados diferentes, darles un ambiente diferente, dejar que la familia esté con ellos, etc. Porque nuestra sociedad es una criatura que aún está en pañales y lo primero que tiene es miedo, como todo ser vivo. Cuando miramos a la humanidad como un solo ser podemos ver cómo evolucionan sus emociones. Y la primera es miedo; luego, tendrá agresividad, que ya la hay, y luego tendrá amor.

—El miedo y el amor siempre me habían parecido cosas opuestas.

—Sí, si te refieres al miedo en el cerebro humano, pero no el miedo en el tejido. El miedo en el tejido es quitar la mano porque te quemas. Es un acto reflejo medular y el tejido lo hace porque lo ha hecho siempre. Esa memoria de huir es el miedo.

—¿Y esa memoria no es sabiduría?

—El miedo es sabiduría para el que sobrevive. El miedo sobrevivido es sabiduría, el miedo no sobrevivido es selección. Esa tensión en la membrana de la primera partícula viva en el agua, esa tensión por mantenerse, por permanecer, por no deshacerse de nuevo en el agua, eso es el miedo. Aquella bacteria que se acuerda

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de una agresión en su membrana, va marcando el sentido del miedo y queda en la memoria aunque sólo sea durante un minuto.

»Cuando ese animal se complica más y se hace pluricelular aumenta su capacidad de memoria. Y al llegar a ser los datos muy numerosos desarrolla un tipo de células que se llaman neuronas que sirven para tener acceso, como el cabezal de un cassette, a tu cuerpo para aflorar la información. Cuanto más sofisticados somos más connotaciones le damos al miedo.

»Y si no, a ver, defíneme el miedo puro y seco.

—…Uhmm. La oscuridad.

—Eso es una cosa que te produce miedo pero defíneme el miedo en su sentido más limpio, más puro.

—Eh… No sé.

—Ja, ja, ja. Es que no hay palabras. Puedes intentar definir cosas o situaciones que hacen sentir miedo, pero definir el miedo, no.

—Me cuesta pensar que siempre tendré que tener miedo.

—El miedo viene por falta de información. Imagina a un gusano viviendo en su mundo bidimensional, desplazándose lentamente; y de repente llega un pájaro, en su mundo tridimensional, y se lo lleva a su nido y se lo come. Entonces todos los gusanos se reúnen y se dicen: “Hay algo, en otro mundo, que no podemos ver, pero que de pronto nos lleva y desaparecemos”. ¿Es un miedo a qué? A la falta de conocimiento, igual que nosotros.

»El gusano es un ser bidimensional que se mueve en el ancho por largo, no conoce el alto. Pero del espacio llega el pájaro, y entonces la tercera dimensión se come a la segunda. ¿Cuál es la cuarta

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dimensión? El tiempo. ¿Qué nos come a nosotros? El tiempo. ¿A qué tenemos miedo? A la vejez, a morir, porque el tiempo se nos lleva, nos desgasta. Tenemos miedo porque nos falta conocimiento. Cuando tengamos conocimiento de lo que es la cuarta dimensión y la usemos como hoy usamos la tercera, ese miedo se transformará en curiosidad y la agresividad nos adentrará en un nuevo mundo.

»Nosotros podemos movernos por la tercera dimensión sin gasto de espacio, ya la conocemos. Tenemos gasto de tiempo, eso es inevitable. Cuando aprendamos a manejar el tiempo lo usaremos como usamos hoy el espacio y no tendremos miedo al tiempo. Entonces, tendremos miedo de la quinta dimensión.

—¿Cuál es la quinta dimensión?

—Posiblemente la conciencia.

Por un lado comprendía las cosas que me estaba diciendo, pero me sentía torpe y estaba frustrado y confuso. Quería seguir y preguntarle hasta saber de una vez cómo encajar todo aquello en mi vida.

—Entonces, ¿cómo puedo integrar una emoción que ni siquiera se puede

definir?

—No es definible, es mostrable. La Tierra, desde que empieza a poseer vida lo muestra porque es la reacción viva de la materia. Esa primera reacción es el miedo. Como ya la tenemos y como ya la sufrimos nos preguntamos: ¿Y por qué ha tenido que ser el miedo y no ha podido ser otra reacción diferente?

—¡Eso! ¿Por qué no pudo ser simplemente amor?

—Porque el amor vino después y es así en la tierra. Ahora, si

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quiero quitar los pies de la tierra y viajar con mi mente al cosmos y decir: “El amor es todo y fue lo que inundó la tierra y puso vida a la tierra…”, sí. Pero es que yo vivo en la tierra. Es más, mi carne viene de la tierra. Es más, tengo miedo y sentí miedo antes que amor, incluso el amor me hizo sentir miedo.

»Y si no, es muy simple: si viene un delincuente peligroso con una pistola y te apunta en la cabeza, lo más seguro es que lo primero que sientas es miedo. Primero miedo. Luego aparecerá una reacción de la agresividad y dirás: “¿Qué hago para quitarle la pistola?”. Y por último, si mi muerte es inevitable y me mueven creencias elevadas, pensaré: “Me voy a reconciliar de corazón con la vida y con mi ejecutor antes de que me mate”. Cuestión de evolución.

»Lo importante es cómo reaccionamos en la realidad; no huir de ella construyéndonos un mundo irreal. ¿Qué ocurre?: hay personas que sufren mucho a la hora de morir porque se dan cuenta de que todo lo que han construido no era verdad, no era real. La muerte los ponen cara a cara con la realidad, pero su vida no lo ha sido. Sólo imagínate ese instante.

—Tienes razón. Pero el ser humano va entrando en un proceso global más evolucionado. La vibración en la tierra es más alta y las cosas están cambiando muy rápidamente.

—Pero todo eso de que me hablas se va cuando aparece un tipo con una pistola, o te ves en un accidente de coche, o te das cuenta de que se escapó el toro y lo tienes delante. O sea, en ese momento en que tú te encuentras con tu niñez, tu estado adulto, tu vejez y tu muerte juntos, en ese momento aparece tu realidad. Si has transcendido, quizás puedas parar el toro o al hombre con la pistola con sólo mirarlos.

—Me sigue costando entender ese miedo que siempre llevamos dentro.

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—Mira este ejemplo: Estás en un barco, echas el ancla, te tiras en alta mar a dos mil metros de la orilla, estás nadando, y de pronto una bolsa de plástico que no habías visto te roza… Chillas, te mueves, se te ponen todos los pelos de punta, y no te has dado ni cuenta de qué pasó. Eso significa que es un miedo ancestral que está con nosotros, en nuestra carne. Es el miedo de cuando éramos peces. Y vive dentro de nosotros; solamente ponle el medio adecuado y sucede.

»Pero no tenemos que sentir ese miedo si vamos a comprar naranjas al mercado, o si salimos a la calle. Si tenemos un miedo en un momento y un medio no adecuados y no somos conscientes de ello, nos llevará a la angustia, a la fobia. Hay reflejos medulares cuando no tenía que haberlos.

—¿Y por qué tanto sufrir, por qué todo tan complicado?

—Lo hacemos complicado porque queremos entender sin comprender, sin vivir.

—¿Pero por qué no “encender la luz” y entenderlo todo y ser felices…?

—Ya, pero lo mismo pensó el gusano. ¿No se podía haber escondido detrás de una piedra para huir del pájaro? Se metió en el suelo y entonces vino el topo y se lo comió. ¡Ja, ja, ja! Es que siempre es igual. Queremos huir de nuestra propia naturaleza y no podemos huir. Es así. Y vivir es aceptar, evolucionar… aunque el cerebro diga: “¡Es que no me merezco este sufrimiento!

—Pero yo no quiero huir, estoy aquí intentando mejorar.—No es real, Alberto, no es real. Tú estás aquí porque quieres

huir. Estás buscando la forma de huir porque no quieres morir, no quieres sentir miedo, no quieres sentir agresividad, no quieres sentirte.

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—Quiero aprender, quiero tener información para sufrir menos; eso es así ¿no?

—¡Eso es huir!; sufrir menos. Huyes de caerte al jugar y te olvidas de jugar. Pero no lo ves porque tu cerebro sólo busca algo para salir de donde está. Para estar a gusto aquí tienes que querer estar aquí. Para estar a gusto contigo tienes que querer ser el que eres.

—¿Cómo es eso?

—Aceptar que estás aquí y que tú eres como me estás definiendo que eres. Tendrás que quererte muchísimo así, como eres. Quererte es simplemente calmarte; así soy, aquí en el presente.

»Si te haces preguntas como: ¿Por qué no puedo correr a ciento veinte kilómetros por hora? ¿Por qué? La respuesta es: porque no está en tu naturaleza (por ahora). Perder la vida intentando encontrar respuestas de lo que no somos nos lleva a la frustración, ya que perdemos la posibilidad de comprender lo que somos.

»Es como si fueras manco y simplemente te limitas a llorar y a preguntarte: “¿Por qué soy manco? ¡Yo no quiero ser manco!” Y no coges un ladrillo ni construyes nada porque sólo te lamentas de ser manco mientras los demás tienen dos brazos. El día que dices: “¡Vale, soy manco! Voy a coger un ladrillo con una mano y lo pongo ahí, cojo el palustre, echo cemento, dejo el palustre y pongo otro ladrillo…” Es tu ritmo y a tu ritmo puedes construir tu casa.

»Cuando has construido un edificio, llegan los de la televisión y exclaman: “¡Un hombre manco ha construido un edificio!” Y apareces en el Libro Guinness de Los Récords y te sientes orgulloso de que, aún siendo manco, has podido construir algo importante. Incluso te sientes orgulloso de ser manco.

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Touché. Me tumbó. Nunca me sentí tan apaleado y tan cuidado a la vez.

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Siempre me había comentado que la voz de nuestra madre era un tesoro para nosotros; y si ya no está, al menos tener una grabación de ella. Mi madre había muerto pero saqué la voz de una grabación en vídeo que tenía de unas reuniones familiares y se la llevé. La trató con filtros de sonido para llenar los huecos de percepción que había detectado en mi audiometría y la preparó para el siguiente baño.

En esta ocasión fue una terapia personal. Fue una experiencia personal que no sabría cómo explicar. Me conecté de una forma sutil a una parte de mí que llevaría abierta en mi vida posterior.

Después siguieron más baños colectivos. Uno tras otro nos iban llevando en un proceso de crecimiento: partiendo de uno mismo, desde el cordón umbilical, al contacto con el exterior, cómo te integras en el mundo que se va construyendo…

Cada música, cada sonido, era distinto en cada baño y poco a poco notábamos una progresión importante.

*******

—En el último baño el intento era establecer un contacto con la

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escucha interior. Es como entrar a escuchar a alguien, cada uno a sí mismo, en aspectos de nuestra vida que no solemos escuchar. El propósito de este baño es saber cómo lo interpretamos.

»Nosotros tenemos una interpretación construida y conveniente a nuestras ideas y todo lo que escuchemos nos va a confirmar lo que ya creemos que sabemos. Recuerda que podemos filtrar los sonidos que queremos escuchar. Y siempre va a ser así. Veremos que Dios se nos aparece para confirmarnos que la visión que tenemos es la correcta.

»Si yo fuera ateo y Dios se me apareciese, lo vería según mi creencia y diría a todos: “¿Veis? Es un tío normal y corriente”. Siempre vamos a actuar en base a lo que ya hemos construido. Eso será nuestro cordón umbilical con el mundo. Sobre ese eje giramos, bajo esa forma vamos a entender el mundo, de esa única manera y siempre vamos a “comer” de esa información. Es la que nos hace falta para seguir creyendo que todo es como creemos que es.

»Y siempre va a ser igual. Vamos a buscar parejas que demuestren que las mujeres son como creemos que son y vamos a hacer siempre cosas para seguir avanzando en nuestros procesos y morir.

»Nosotros tenemos algo de nuestro ser que se llama mente. La mente es la herramienta mágica para la observación. Esos datos observados, integrados con la sabiduría filogenética nos llevan a la interpretación. Pero la mente puede construir imágenes no reales, puede mentir.

»Ahora, en el baño, da igual que hagas bien si crees que está bien lo que haces, y da igual que hagas mal si crees que está mal lo que haces. Da igual porque tú tienes que observar cómo te mueves, pues en realidad estás aprendiendo, estamos aprendiendo.

»Muchas veces hemos hecho algo que creemos bien y al cabo del

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tiempo ha llevado a alguna desgracia. En cambio, es muy común que después de algo que te hizo sufrir en la vida encuentras que te hizo mucho bien, que te obligó a cambiar y a evolucionar.

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—El trabajo de hoy es la delicadeza. Con el mismo cuidado con el que coges un bebé recién nacido, así debes tratarte hoy a tí mismo.

»Hay libros sagrados que te dicen que el alma, el espíritu, viene al cuerpo para templarse, domarse, porque el espíritu no conoce límites. Saber estar en un cuerpo y vivir “el lugar”, eso es algo a lo que el espíritu no está acostumbrado. Es doloroso estar en el cuerpo, es sufrido lo que hay en la carne. El cuerpo lo único que le puede dar es un montón de información, placeres y dolor. Va en el paquete completo. El placer y el dolor van unidos, son diferentes caras de una forma de vida.

»El espíritu viene del infinito, de una expansión, y la carne viene de la tierra, de una contracción infinitamente presente. Son dos fuerzas que se enlazan formando el ADN, una fibrilla ascendente y otra descendente. Pongamos la delicadeza del alma hacia el cuerpo y la del cuerpo hacia el alma.

»Entonces se produce una sinergia entre la parte espiritual y la parte corporal. Un espíritu sin el cuerpo está perdido y un cuerpo sin espíritu está muerto. Tratemos esta relación con la delicadeza que requiere algo que está despertando.

»Lo que cuentan los libros sagrados es que Dios dio vida al barro,

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soplando le infundió el alma. Sin ese aliento el cuerpo sería barro, nada más; estaría muerto.

»El espíritu, sin un cuerpo donde habitar, está perdido por su cualidad de ser infinito. Ese infinito es una cárcel para él; igual que el cuerpo sin lo que le da el espíritu, es una cárcel sin luz. Esa sinergia es muy importante, esencial. Pensamos que el espíritu es maravilloso; y tenemos esa certeza porque también sentimos la carne, por eso queremos lo que él nos da, queremos expandirnos, ser el universo.

»Pero el espíritu lo que quiere es la carne; quiere estar aquí, quiere estar con nosotros, ama nuestro origen, toda la potencia vital del embrión y a él se une. Es lo más profundo que puede tener, lo más original. Tomar ese embrión origen de la carne y origen del espíritu. De alguna forma es frágil pero tiene toda la vida, toda la historia del alma y del cuerpo. En él existen todas las posibilidades. Cogedlo sin intención.

»Cuando tienes un pollito en la mano, en lo que menos piensas (a menos que te lo vayas a comer), es qué puedes hacer con él. Lo primero que piensas es en que esté vivo, que esté seguro, que sobreviva. Estos sentimientos nos los transmite su fragilidad. Tratémonos a nosotros de la misma forma.

»La fragilidad es la posibilidad de vida mayor que se conoce. En la fragilidad está la vida latente, porque en la dureza y la fortaleza está el declive. Los países, los imperios, los seres humanos, todo, cuando han llegado a su cénit, lo que le sigue es el declive. La fragilidad implica la capacidad de crecer.

»La fragilidad nos hace ser honestos, sinceros, humildes, verdaderos, ser nosotros mismos. Porque lo más miserable de nosotros es la fragilidad y también lo más maravilloso.

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»Si mostramos nuestra fragilidad ella nos hará crecer, nos hará íntegros, fuertes. Una semillita sembrada en el campo se expone, su interior crece; una semilla guardada nunca crece. La semilla es frágil. Es mucho mejor mostrar lo que tenemos. Eso es dejar el corazón abierto.

*******

—Al principio del ejercicio en pareja dimos paso a la respiración, una respiración abriga la del otro y luego se acompasan los corazones. Tras un tiempo en silencio, la comunicación se establece únicamente a través de sonidos, una persona le transmite a la otra sus sentimientos mediante musicalidad, exclusivamente.

»No estamos acostumbrados a expresarnos de este modo. Lo normal es que primero lo haga el cerebro y luego él nos diga qué parte de nosotros continúa. En cambio, aquí el cerebro no tiene mucho que hacer, solamente dice: “¡Esto es ridículo! ¡No tiene sentido!” Es su forma de intentar apartar al corazón de la comunicación. En verdad, el cerebro intenta sacarte de la realidad. Poco a poco te das cuenta de que cuando piensas vas perdiendo la realidad corporal.

»Es posible que un estímulo toque una información que quedó apresada en tu cuerpo cuando tenías cinco años. Cuando esa emoción se active, te inunde y te haga sentir como a tus cinco años, el cerebro te dirá que él no puede pararse a sentir eso, que ya eres un adulto. Pero por dentro sigues sintiendo como un niño de cinco años, aunque el cerebro obligue a tu cuerpo a decir que tendría que comportarse como un adulto de cuarenta y cinco años. Lo sabio es aceptar que en ese momento tienes cinco años para poder crecer y

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llegar a los cuarenta y cinco años. En realidad es la única forma de tener los cuarenta y cinco años íntegros.

»De pronto llega otro estímulo y toca los dieciocho años. Eres un adolescente, sientes algo intenso en tu interior, pero existe una parte de ti que te dice que no debes sentir eso. Si lo estás sintiendo ¿cómo no lo vas a sentir? ¡Siéntelo, aprende a sentirlo y vuelve a crecer, hasta tener cuarenta y cinco años! Llegar a aprender, a crecer, traer lo que somos al presente, al ahora.

»Así llegará el día en que todo tú tienes tu edad completa. Ese eres tú. Es muy importante que en el presente seamos desde embrión hasta adultos, que todo nos habite. Tenemos que aceptar que tenemos cada una de las etapas y cada uno de los años vividos: uno, dos, tres… Que también somos niños, adolescentes, que con cuarenta y cinco años te puedes sentir enamorado como a los catorce años. Y esto no es inmadurez.

Era emotivo ver las situaciones… la relación entre nosotros curso a curso… la unión que se respiraba… y cómo cada uno iba tomando una información… su “forma interior”.

En el último baño los sonidos contenían armónicos, tocaban nuestra parte más espiritual, y fue el preludio de una comunión muy especial entre nosotros.

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7. LA RELACIÓN

En esos años había estudiado y aprendido mucho junto a Juan Francisco. Y ya tenía un montón de información valiosa sobre la dinámica del cuerpo y de la vida.

Me sentía bastante capacitado e iba a empezar a ver en consulta a algunos pacientes. Tenía mucho entusiasmo por hacer un buen trabajo conforme a lo que había aprendido. Pero dentro de mí sentía la sana incertidumbre de saber si sabría lo suficiente. Si estaría preparado.

Le comenté mi inquietud y, como siempre, sus palabras no tuvieron desperdicio. Sus consejos y su visión de la vida eran mucho más de lo que esperaba.

—La kinesiología te permitirá hacer un viaje de la mano del paciente por su propia biología. Confía en ella; es fiel, es un lenguaje con ciencia y con conciencia. Ella te ofrece un montón de herramientas a todos los niveles, incluso en el campo de la investigación. Aunque, de todos modos, siempre va a tener un fondo de investigación porque lo que el organismo de un paciente tiene que decirte cuando lo testes será diferente a lo que te pueda decir cualquier otro ser humano de este mundo y eso lo hace ser una técnica unipersonal.

»Si se lo permito, ese organismo vivo me va a dar una información única. Si antepongo mis juicios, lo encasillaré en un grupo de personas y perderemos la principal virtud que la kinesiología nos ofrece.

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—Pero si ya sé qué puede tener una persona ¿para qué investigar? No entiendo bien.

—Lo entiendes cuando sabes, cuando no juzgas qué es una enfermedad, o qué es un dolor. La idea que pretendo hacerte entender es que si enjuicias la enfermedad del paciente, entonces te alejas de la realidad. Debes afrontarlo con la mente limpia, abierta, sin juicios ni prejuicios, esperando lo nuevo, lo desconocido.

»Por ejemplo, observa este mismo instante: estamos hablando y te muestras como eres, igual que yo me muestro como soy. Pero si empiezo a hacer juicios de lo que veo, empiezo a eliminar informaciones y eso me impedirá comprender, entender, me aparta de la realidad holística.

»Quizás esto es algo complicado para el cerebro pero si no, desaparece la palabra holística en kinesiología. Si podemos permitir “el todo”, las palabras que pronunciemos después serán mucho más valiosas, más profundas para la persona que escucha, que si hablamos con nuestros análisis y comparaciones.

»Como ya sabes, un problema nunca es solo químico, estructural o emocional. El cuerpo no es química, estructura o emoción. Mi emoción cambia mi química, mi estructura cambia mi química, mi postura o mis emociones pueden cambiar mis procesos químicos, etc.

»Cuando tocamos y desbloqueamos un riñón estamos permitiendo que su motilidad tenga lugar, con lo que la pasión, su historia de supervivencia, de inseguridad, van a salir a la luz. Tenemos que saber que cuando trabajamos un hígado no sólo estamos mejorando su funcionamiento fisiológico, sino que además estamos moviendo todo lo que implica ese órgano, su emoción, alegría con la vida, etc.

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»Tenemos que entender que mucha gente enfermará porque no quiere sentir esa emoción, esa vida en su interior que le aporta el órgano.

—Me gustaría corresponder a las expectativas de los demás y a las mías propias.

—Quizás nosotros, desde nuestra condición de profesionales de la salud y con la experiencia en la mayoría de los casos de haber estado enfermos y haber luchado por estar sanos, de tener un dolor y querer que nos lo quiten, deseamos ayudar a quitar dolores y síntomas de los que los pacientes se quejan. Desearemos quitar un acné de forma sintomática. Pero no es esa nuestra pelea.

»Tenemos que hacer un trabajo muy global y lo que sí tenemos que buscar es la plena percepción interna. Si todo funciona correctamente la persona se sentirá libre, tenga acné o no. Los granos desaparecerán con el tiempo. Si su estado interior tiene una actividad equilibrada hará que sus funciones bioquímicas actúen correctamente y darán a la persona la propiocepción exacta. Su estado interior será de paz. Eso le permite abrir los ojos y ver el mundo exterior con un corazón tranquilo.

»Nosotros trabajamos desde la fragilidad que da la ignorancia y el paciente es la puerta que nos permite entrar en el gran misterio de la Vida. Por eso es de agradecer que nos permitan tratarlos, acompañarlos y que a través de ellos podamos entrar, en su compañía, en la gran maravilla de la vida.

»Considera el desequilibrio que trae el paciente como una puerta de entrada al equilibrio. Nos permite acompañar a un ser vivo, equilibrado en otros niveles, a sitios que serían inalcanzables a través sólo de nosotros mismos. Creo que es un regalo de Dios poder sentir esa capacidad gracias a nuestra vocación.

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—Lo entiendo, pero yo todavía no tengo esa capacidad.

—Eso se despierta si usas el misterio.

—¿Y qué es el misterio?

—El misterio está aquí y ahora, no tienes que ir a ningún lado. Es la experiencia de vivir el ahora en toda su magnitud.

»Castaneda lo explica bastante bien: Si quieres ver algo tangible que sea misterioso, vete una noche sin luna al bosque. Vas a ver la cantidad de explicaciones que tiene que dar tu cerebro a todo lo que está a tu lado, porque lo que no ve es misterioso. Como tenemos miedo necesitamos explicar todo lo que no se ve. Ése es el camino de la Ciencia, tiene que explicar lo que no ve.

»La medicina se ha metido tan profundamente en el cuerpo humano que al no estudiarlo bajo una visión tridimensional, ha tenido que desintegrarlo. No puede verlo en su conjunto. Su visión es bidimensional, muy analítica y estudiar el cuerpo humano de forma holística bajo ese prisma es imposible.

»Para un estudio holístico debemos ver al ser humano en tres dimensiones, nuestro cerebro tiene las conexiones para comprender incluso en cuatro dimensiones. No es el análisis, es observar y comprender.

—Explícame cómo debería observar y comprender a un paciente.

—Tenemos que comprenderlo para después analizarlo, no analizarlo para comprenderlo.

»Un niño emocionalmente deprimido o asustado, no va a gatear correctamente porque no se quiere alejar de su madre y esto va

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a hacer que tenga una mala posición de la rodilla respecto a la cadera y columna, no va a comprender bien el peso de su cadera y cuando se ponga derecho va a adaptarse a su mal neurodesarrollo provocando lesiones.

»Saber lo que hizo el cuerpo, saber cómo colocó su rodilla, su cadera, su columna, no es realmente importante. Encontrar la relación con su madre, su necesidad, su depresión, es lo que importa. Es la puerta a la globalidad del individuo. Que el paciente encuentre él mismo su relación, se sorprenda con ese encuentro, se reconozca y establezca una relación con él mismo y encuentre todas las llaves para su salud. Luego, la recuperación de sus lesiones será mucho más simple, pues toda su biología, su psicología, su filogénesis le llevará a la salud.

»Estableceremos las conexiones que le den al cuerpo el entendimiento que necesita para poder vivir con eso y en cuanto aprenda se irán eliminando las adaptaciones, pues ya no serán necesarias.

»No es correcto imponerle al paciente nuestra visión de su vida. Decirle: “Tu problema fue específicamente este…” Esto hará que él crea de forma cortical lo que le hemos contado. Hace una relación de su córtex con nuestra historia y eso corta su relación con él mismo, con su propia salud. Él nos considerará su salvador y esto le quita su propia libertad.

—¿Me podrías poner un ejemplo?

—Imagina que tenemos un paciente con un problema craneal por mala relación visual con los padres, problemas de su estructura y esto le lleva a tener problemas orgánicos. Él nos comenta que tiene problemas de digestión.

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»Si le trato su estómago seguro que estará muy contento conmigo, pero lo que he hecho es permitir todavía que empeore su forma porque las causas de sus problemas siguen en su interior. Debemos llevarle a su comprensión, comprensión de su cuerpo, de la estructura y lo que lleva guardada.

»Para comenzar a introducirle en este mundo debemos hacer que sea él quien se “dé cuenta”. Utilizaremos técnicas para que el paciente siempre se dé cuenta de que él es el que tiene la respuesta, que él tiene la llave, que él tiene su responsabilidad.

»Y es importante que él genere la relación con la certeza, con la sorpresa de decir: “¡Ah! Fíjate que me he dado cuenta de…”, que realice el autodescubrimiento. Y es él quien lo descubre; tú le has puesto una guía pero quien lo ha descubierto es él. Y esa sorpresa es muy importante, porque va creando como un sello en su intuición, en la relación córtex-subcórtex y se establece una conexión que siempre podrá usar.

»Si eres tú el que da soluciones, entonces la relación cortical-subcortical eres tú y siempre que quiera algo tiene que hablar contigo. Será dependiente de ti o de otro terapeuta y estará bloqueado. Tiene que ir descubriendo el contacto con él mismo.

»El terapeuta tiene que pasar por la vida de un paciente totalmente desapercibido, no tiene ni que acordarse de ti. Eso es lo mejor para su mundo, porque el paciente sentirá que él mismo ha realizado su recuperación y cuenta con sus propios pilares. Eso es lo que le va a dar fuerza para el futuro.

—Que él realice su conexión me parece perfecto ¿Pero por qué habríamos de pasar desapercibidos?

—No hay base ni fuerza moral ni psicológica para aguantar el peso de la responsabilidad ajena, de que los pacientes crean que tú los curas.

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»En los apuntes que te di hay unos dibujos de unos homúnculos ¿recuerdas? Dos figuras humanas deformadas, de lengua grande, de manos grandes, mandíbula, ojos, etc. El homúnculo es la forma en que el cerebro percibe nuestro cuerpo: el tanto por ciento de él mismo que utiliza el cerebro para discernir, para comprender cada parte del cuerpo.Tenemos un homúnculo sensorial y un homúnculo motor. Uno para sentirnos y otro para movernos. Su relación es todo un mundo. Esa relación es el mundo del paciente.

»El paciente se mueve en ese mundo que yo desconozco, pues sólo se parece al mío, y que tengo que investigar con él para poder entender. Entendiéndolo, comprendiéndolo, viviéndolo con él un poquito, puedo participar con él de su dolor, de su lesión, de su deformación.

»No puedo pensar que el mundo que yo vivo es el correcto, tengo que aceptar que el mundo en el que vivo sigue siendo mi propia deformación. Lo que te va a dar la capacidad de ayudar a esa persona es la relación con él, nada más. No es tu mundo ni el de él, es la relación con él.

»Eso te va a relajar, te va a situar en un estado de paz. No tienes ninguna obligación porque tu mundo es imperfecto. Él viene a pedir ayuda a través de la propia relación. Quizás lo que tú tienes es mayor capacidad de relación, nada más.

»Tú puedes creer que tu mundo es perfecto, que es el mundo técnico que has estudiado, te crees poseedor del saber; tienes todo el poder. Pero imagínate que el problema que trae el paciente se sale de lo que has estudiado, que todos tus análisis, pruebas, etc. te indican que está totalmente sano. Entonces buscarás una respuesta dentro de lo que tu técnica te permite. Si le duele la cabeza, si tiene síntomas de infección… pero mis pruebas me dicen que no; lo que tiene es psicológico (un cajón de sastre). Así no puede funcionar jamás.

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»Si viene una persona a pedirme ayuda profesional, de entrada no sé cómo está mi mundo de deformado, solamente sé que lo vivo. Mi vida habla de él. Lo que puedo hacer es relacionar mi mundo con el suyo. Eso es sano. Es lo más sano que tenemos, lo único correcto. Cuanto más fina sea tu relación, más profesional y más observadora, mejor podrás ayudarle. De verdad, es lo único. La humildad, la sinceridad, el estudio y sobre todo el respeto, son las mejores herramientas. Las usaremos en el misterio.

—Siendo así, cuanto más sepa de mí mismo más puedo ayudar ¿no?

—Claro, por ejemplo: Puede que mi estado de ánimo dependa del alcohol. Conozco todo el placer y sufrimiento que eso conlleva y desde mi mundo y mi conciencia puedo ayudar a pacientes que tienen problemas con el alcohol. Pero si no soy consciente de mi dependencia, si la niego, entonces nunca podré ayudar a nadie en su dependencia con el alcohol. Cuanto más conscientes seamos de nosotros mismos, mejor podremos tratar a los demás.

—Ser consciente de nosotros mismos…

—Por ejemplo: tú tienes un padre que ha trabajado mucho. Una forma de amarlo inconscientemente es trabajar más que él. Si no puedes percibir cuánta energía empleas y de qué forma para mostrar el amor a tu padre, vas a seguir siendo preso de esa conducta. Reconocerlo e integrarlo es liberarte. Es posible que después de esta comprensión seas incluso más trabajador que antes pero ya eres libre de esa decisión. Simplemente te liberas cuando reconoces algo. Te he dado el dato, colócalo en tus carnes, no en tu cabeza.

»Los que nos dedicamos a la salud holística tenemos un gran problema. Tenemos que entender a qué nivel queremos ser terapeutas: Veo a una paciente que es muy bella y femenina y ella puede tocar en mí mi parte masculina. Siento mi parte masculina

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moverse y dejo que esa energía se transforme en estímulo a mi actuación hacia la salud.

»Los hombres tocan mi parte femenina y eso es natural. Esto me permite vivir la biología y la psicología. Pero no es sólo eso lo que tengo que vivir, tengo que vivir una fusión con el paciente. Una resonancia con él que me lleve a tener amor. Un amor de corazón, fraternal, que me permita sentir al paciente y tener una unión con él.

»El ser humano es humano por su capacidad de relación; nuestra vida es la relación. Si quiero hacer de mi profesión una relación sin alma; lo que aprendí en los libros y en clase, está bien. Pero, ¿y tu vida?, ¿y tu interior?, ¿y lo que tú tienes dentro que es un millón de veces más grande que lo que yo te puedo enseñar?, ¿eso no lo vas a usar?

—Claro, pero quisiera saber cómo se hace.

—Nada más que hay un camino: entrar en resonancia con los millones de personas que habitamos en nuestra madre Tierra. La resonancia es el primer paso para la unión, para reencontrar esa unión. El cordón umbilical con el que nuestra madre nos alimenta; alimenta a todos sus hijos con la virginidad de la vida que ella genera.

»La unión se llama filogénesis. Que es lo que todos compartimos de igual forma por ser seres humanos. No hay que estar pendiente de nada. Es un lenguaje, una atención natural y entramos en resonancia. Todo lo demás lo puedes estudiar.

—¿Entrar en esa resonancia no da la posibilidad de contagiarte o enfermar?

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—Si hemos sobrevivido a toda la filogénesis, a tres mil millones de años, no hay nada en ella que me pueda matar. Mi inmunidad me trajo hasta aquí. Si mi filogénesis no estuviese bien yo estaría muerto, no habría nacido. Pero mi filogénesis está bien y además tengo mi ontogénesis, que me ayudará a evolucionar, o sea, a estar mejor. Son dos amantes, son mi madre y mi padre. Mis nuevos padres.

»Nosotros, en el tercer y quinto mes de embarazo hacemos pactos. Pactos significa que nuestro cuerpo crece; y crece porque acepta la vida; y está vivo porque se nutre. Se nutre tanto de información como de comida y, según va creciendo, se va adaptando. Son improntas que quedan ya prefijadas en nosotros, pactos que quedan vivos en mis tejidos y que forman mi sentido y mi carácter en esta vida.

»Depende de cómo crezca ese tejido va absorbiendo la información y eso va creando una forma de sentir, una forma de ver, una forma de escuchar, una forma que define tu intención de vivir. El cerebro pertenece a esta forma de vivir, nació de ella.

»El tejido crece, pero no crece porque sí y no toma una forma porque sí. El crecer va a ocupar un espacio y un tiempo. Cada persona trae una intención en la vida; esa intención es su pacto.

»Yo, como comentamos un día, no me dedico a la salud porque sí, sino que me viene de dentro. Cuando llevo a cabo mi terapia, algo dentro de mí dice “¡Sí!”. Cuando sé que he hecho algo bien, algo dentro me dice “¡Sí!”. Cuando incumplo mi pacto, algo me dice: “Has metido la pata”.

»Es el pacto. Está hecho. El cerebro debe sincronizarse con él para hacerlo crecer, introducir más datos, y retroalimentar ese pacto, que soy yo. Se trata de sincronizar mi pacto con mi vida.

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»Si no lo cumplo y corto esas relaciones, ocurrirá lo que nosotros llamamos intoxicación del alma: intoxico la vida que me habita. Mi sistema endocrino reaccionará y aparecerán lesiones causadas por estas reacciones. Mi sistema hormonal se descompensará debido a la infelicidad.

—Creo que he sufrido mucho por esa causa. Desearía encontrar ese equilibrio dentro de mí y a la vez ayudar a otros.

—Siempre tenemos que pensar que la naturaleza que vive en la persona sabe hacer algo más de lo que nosotros hemos estudiado del cuerpo humano, su naturaleza es mucho más sabia que nosotros. Si podemos vivir tranquilos sintiendo que la vida tiene sus leyes, dejándola hacer, entonces podemos comprender mucho mejor a los pacientes.

»Pero si creemos que tenemos que controlar la vida, seremos

terapeutas férreos, endurecidos. Terapeutas de mesa y libro.

»Es importante permitir que lo que el paciente diga exista en nuestra vida. Por ejemplo: ¿Qué te parece la palabra “apariencia”?… ¿Nada? Si alguien te dice la palabra “apariencia” escúchalo. Dale un valor a lo que ha dicho, dale el lugar, dale el sitio. Como terapeuta, dale la opción de que te quiera decir algo; no le cierres la escucha, deja que el mensaje te llegue entero.

»Es muy importante: permite que cualquier cosa que suceda dentro de ti nazca, evolucione y se vaya. Encuentra qué ha movido dentro de ti, qué inercia te dejó. Como esa preciosa mujer que entra en la consulta: deja que entre, que tu ser la reconozca y que se vaya, porque si no la dejas entrar, nunca jamás pasará por tu vida, se quedará fuera de ti. Y lo que es peor, puede que se quede para siempre en tu cabeza. Y eso sucede con todas las cosas. Un terapeuta tiene que dejar que eso ocurra, que cada vivencia le

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atraviese, que le vacíe, que le mueva por dentro.

—Sí ¿pero eso no podría ser peligroso?

—¡No, qué va a ser peligroso! Si no lo permites, siempre vivirás la frustración. Tienes que permitir que la vida te habite. No hay peligro, simplemente pasa por ti como una carga eléctrica. Deja que las cosas sucedan de esa manera. El cuerpo está preparado para ello, el cerebro está preparado también, nuestra vida se ha hecho para eso. Tú comes y defecas, no puedes dejarte la comida aquí dentro, necesitas que todo te entre, te alimente, y salga de ti.

—Ojalá pueda aplicar esto que me estás diciendo.

—Ya tienes un montón de información propioceptiva, conoces bastante bien el sistema inmunitario, el sistema energético. Las tres patas de la mesa del ser humano sobre las que está estable y cómo se puede compensar una pata con otra.

»Pero ahora vamos más allá: la virtud más profunda de la naturaleza es su virginidad. Siempre se regenera a sí misma. La vida tiene un potencial intrínseco muy fuerte. Surgen especies que no pueden adaptarse al mundo y desaparecen, pero han ayudado a otras a adaptarse. De alguna forma se han perpetuado. La vida continúa; es la capacidad de virginidad.

»Ese enorme trabajo evolutivo que tenemos dentro es la filogénesis. Esta filogénesis ha llegado hasta hoy dándonos unas capacidades que nos permiten actuar hacia el futuro y nos permiten comprender el pasado. Y eso nos hace estar en el presente.

»Si nosotros estudiamos la filogénesis de las personas comprenderemos que en todas es la misma, todos somos exactamente iguales. Nuestra filogénesis es común, una sola cosa.

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Y lo podemos comprender: tenemos dos piernas, dos brazos y venimos de la misma evolución. Esta filogénesis compartida nos lleva a tener unas emociones, unas percepciones, una forma de sentir, que es semejante en todos los humanos. A ese sentimiento compartido lo llamamos sentido común; nuestra forma es común y también el sentimiento. Ahí nacen las grandes emociones y las grandes pasiones: miedo, agresividad, etc.

»Y también hemos hablado sobre qué es la ontogénesis. Es todo lo que yo puedo crecer a partir de mi filogénesis. Mi filogénesis me ha dado unas herramientas que, aplicadas al exterior, se transforman en herramientas diferenciadas: la vista, el oído, el gusto, el tacto, el olfato. Y eso me permite tener información para generar mis pensamientos, mis opiniones, mi comportamiento, mi aprendizaje y con ellos mi evolución.

»Pero en la ontogénesis cada cual opina algo diferente y esto es lo que nos hace que cada uno tomemos por un camino diferente. Igual que en la filogénesis somos sólo uno, todos iguales, en la ontogénesis todos somos diferentes. Como en una torre de Babel, opinamos diferente, hablamos diferente.

»Hay pueblos que permiten a un hombre tener un harén y matar a otro hombre por mirar de reojo a su mujer, mientras que en otra cultura te regalan a su mujer si eres un invitado de la casa. Todo es diferente, hasta las cosas tan ancestrales y tan primitivas de nuestro sentir se vuelve ontogenético.

—Estamos muy lejos de donde empezamos ¿Dónde quieres llegar?

»Quien haya creado al ser humano, a un ser con una filogénesis y una capacidad ontogenética de evolución, es que conoce su ontogénesis. Yo puedo crear algo que conozco, pero no puedo crear algo que no conozco. El universo, todo el cosmos, todo lo que

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puedo aprender, hacer, construir, todo ese infinito de ahí afuera, es mi ontogénesis. Pero esa maravilla pertenece a la filogénesis de mi creador.

»Hay alguien que nos ha creado a todos y que se llama Dios Padre. Que puede crear algo que él conoce pero que nosotros no conocemos, que es la ontogénesis.

»Entonces sucede algo parecido a cuando estás en el vientre de la madre y tienes que nacer, pero no sabes qué va a suceder porque no sabes qué es nacer. Sabes que estás en un mundo acuático y sabes lo que te rodea: el agua. No sabes quién es personalmente tu madre, no la puedes diferenciar. Tu madre es el mundo que te rodea.

»Aquí en el mundo aéreo no puedes diferenciar lo que tienes del barro o de la tierra que estás pisando. No puedes diferenciar lo que construye a una persona y lo que te construye a ti. Las carnes son diferentes pero son las mismas, el corazón de cada raza es el mismo. Se diferencian en algo de su tejido pero lo que constituye ese tejido es lo mismo. Todo es lo mismo.

»Tú puedes investigar sobre todo ello porque lo tienes en ti. Somos solamente una cosa, somos ese barro pero no lo podemos diferenciar. Solamente Alguien que conoce perfectamente toda la materia a este nivel y su evolución hasta la más amplia consciencia, puede dar lugar a su existencia.

»Nosotros, los humanos, desde siempre hemos querido dar una explicación. Los primitivos decían: “¡Dios es el Sol!”, o la Luna, o el fuego… Luego llegaron los griegos, y para ellos era Zeus. Le dieron forma humana, ¿por qué? Porque habían evolucionado. Debieron pensar que tenía que ser un hombre muy poderoso el que había “construido” todo esto. Después los católicos dijeron: “¡Es Dios!” aún con forma de hombre. Luego llegará otro y dirá otra cosa y siempre habrá una imagen, un símbolo para identificarlo.

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»En el vientre materno aparecen las contracciones para el parto. Tenemos miedo, nuestro mundo se comprime, pero ahora estamos preparados para la siguiente emoción.

»Lo que nos ha traído hasta aquí y nos hace superar el miedo es la agresividad. Lo que nos ha salvado a las especies es el poder ser agresivos. Si me vienen a atacar hecho a correr, es mi actitud de agresividad. Para nacer uso mi agresividad. No sé adónde voy. Dentro de mi estado de bebé, a mi manera, puedo imaginar el mundo que me espera. Mi futuro es un mundo imaginario, pero la vida real, con sus emociones reales, me empuja hacia un mundo real, a descubrirlo; y nazco. La fragilidad y la inocencia se expresan en mí.

»En los brazos de la madre, acogido por el padre, alimentado por la esencia de mi madre, ahora puedo vivir la siguiente emoción, la más poderosa, que se llama amor. El amor, en su esencia, lo que hace es convertir toda la ontogénesis en una sola cosa, una sola vida, nos une a los seres individuales dándonos una sola entidad.

—Me gustaría llegar a entender eso.

—Es muy simple, ¿cómo llegan los pacientes a la consulta?

—Diría que… ¿faltos de amor? —¿Y por qué enferman? Yo creo que todos estamos faltos de

amor, ¿Y por qué unos enferman y otros no?

—…No lo sé.

—Yo enfermo si me hace falta amor y lo que hago es decir: ¡Uf, cómo sufro! ¡Dame, dame amor!

»Si yo pido el amor que me hace falta ¿qué estoy haciendo?, me

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estoy diferenciando de ti, me haces falta tú para que me des amor. Estás tú, y yo; hacen falta dos. Si yo quiero amor tengo que poner fuera de mi mundo al otro para que me lo dé.

»Pero, si me hace falta amor y lo doy, lo que hago es unirme al otro. Algo hermoso: si te lo doy a ti y estamos unidos, me lo estoy dando a mí. Eso es unir. El amor es lo que cose las ontogénesis, a todos nos hace iguales. Nos acerca al Creador.

»Es una sensación. Somos como bebés en esa nueva sensación. No la conocíamos, vino un Señor y nos dijo: “Me van a dar latigazos, me van a crucificar, y aún así, yo tengo que decir que todos somos iguales y que somos el mismo y que os amo. Somos El Hijo, y para que se cumpla debéis amaros los unos a los otros.”

»Para ser Uno tienes que dar aquello que tú necesitas. Esa es la puntada que cose un ser humano a otro y a todos entre sí.

—Es difícil aplicarlo.

—Sí, pero si no lo haces, no puedes ser un terapeuta. Puedes ser un técnico de la salud, que es diferente.

»Lo que te he contado está escrito en teología, está escrito en filosofía, está escrito en física, te lo pueden mostrar con una película, te lo pueden escribir de cincuenta mil formas diferentes, pero si no lo puedes captar en tu interior, no lo puedes vivir ni dar.

—¿Se puede vivir el amor de una forma diferente?

—Puedes vivirlo al revés, intentando ser el centro del amor, atraer el amor del otro sin darlo tú. El primer imperio del mundo fue Roma; si lo lees, es “amo” al revés. El amor es expansión, se da, pero si lo vives en sentido inverso te vuelves destructivo porque

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engullirás el amor que te den. Querrás poseer a la gente, tenerla como si fuera ganado y que te den amor en forma material.

—Desearía entender e integrar en mi vida esa nueva forma da amar.

—Es una historia que se repite siempre: de mi naturaleza parten mis emociones y me dan mis herramientas y están de piel para adentro y de piel para afuera. Si mis herramientas son capaces de darte a ti lo que quiero para mí mismo, mis herramientas me sirven para unirme a ti.

»Si a mi paciente le puedo dar lo que yo me daría si me sintiese mal, acabo de unirlo a mí. Cuando le ponga mi mano en su cabeza él va a sentirlo así. Cuando le hable, él va a sentirlo así. Todo mi trabajo para su salud será fluido pues formará parte de nuestra naturaleza. Unidos.

»Ahora, si yo lo que hago es un juicio nacido de análisis y estudios, sin considerar el ser humano en su total integridad y le trato de forma que demuestre que el mundo es lo que yo creo, le impongo mis creencias, mis estudios, mis diagnósticos… entonces estoy separando el mundo de mí.

—Creo que lo entiendo.

—¿Tú lo haces?

—No lo sé, creo que a veces sí y a veces no.

—Si lo haces, lo sabes. Tienes la certeza.

—Vale, realmente no lo hago. Pero creo en lo que me dices y me gustaría andar en ese camino.

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—Si este camino es cierto para ti, si piensas que dando lo que tú necesitas se construye este paraíso, si amas a alguien porque tú necesitas que se te ame a ti, no para que te amen después sino porque al hacerlo ya te estás amando a ti mismo y así te identificas con él, si actúas así, nacerá una paz profunda en tu corazón. Mantén esa paz en tu vida porque te abre el camino a otro mundo diferente, donde la relación es muy fácil, donde todo es mucho más sencillo, donde tus manos son diferentes. De verdad que es así. Serás un maravilloso mecánico de la salud.

—Me pones delante una visión tan atractiva, pero a la vez tan desconocida. Se necesita mucha entrega personal, no sé si tendría la capacidad…

—La solución no es que tu herramienta cerebral se ponga a analizar qué está ocurriendo. Lo importante es ¡que lo vivas! Un niño no se plantea si va a caminar o no, un niño se pone a gatear directamente porque sí. Un niño no sabe que gateando caminará pero lo hace porque le sale de dentro.

»Lo que te viene en la vida no lo conoces. Es como gatear. No sabemos qué es lo que va a venir después, pero si no lo haces nunca lo sabrás. Podemos imaginarlo pero lo que el cerebro construya con imágenes nos alejará de lo que la vida tiene de maravilloso para nosotros.

—Creo que es algo que merece la pena, y que tengo que trabajar y superar mis inseguridades para poder hacerlo bien…

—Es un buen pensamiento, un buen análisis, pero el actuar lo supera. El niño no puede pensar: “Yo no sé por qué llevo gateando todo este tiempo, igual tengo miedo a caminar como caminan ellos, pero ¿y si luego me caigo? ¿Y si al caer me tropiezo con alguien y lo tiro y lo descalabro…?” Estás haciendo un trabajo con el cerebro que no le corresponde a él; le corresponde a tu cuerpo

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vivirlo. Cuanto más lo pienses más facultades le quitas a tu cuerpo de vivir la experiencia, más miedos provocas con las imágenes que construyes y con ese miedo bloqueas tu posibilidad de caminar.

—Quizás la palabra sea compromiso.

—Lo puedes llamar como tú quieras, pero es igual. El bebé no se para a pensar qué es el equilibrio, la coordinación o el valor. Él se levanta y camina.

—Pero es que nosotros somos más complejos, tenemos un montón más de información mental. Para “levantarnos y caminar” necesitamos otras cosas…

—Hasta que te sueltan un toro de quinientos kilos. Pero no tienes por qué necesitar una motivación tan primitiva.

»Hay algo que tú puedes ver en las iglesias y es que la gente reza

desesperada mirando hacia atrás. Por no volver allí, por no caer en el horror, por no caer en el pecado, por no caer en el miedo. Rezan por no caer en la miseria, por no caer en la guerra. “¡Sálvanos Señor, que no caigamos!”… rezan para no caer.

—¿Qué se hace entonces? ¿Cómo podemos hacer ese camino?

—Uniéndonos. Si estamos haciendo un factor común de algo, tenemos que unir ese algo. Para esto tienes un millón de posibilidades, depende de lo valiente que seas. Lo que vino a decir Jesús es que hay que tener el valor y la certeza para el tránsito de la pasión.

»Hay millones de personas que ya pasan por ese calvario. Sólo les tocó vivirlo. No tienes más que ver un telediario, leer un periódico, informarte en las ONG. Niños que nacen y que se

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mueren de sufrimiento por las guerras, porque les destroza una bomba, porque ven matar a su familia, que luego son torturados y todas esas historias que hoy nos rodean. Ellos son millones de Jesús-Cristo que entregan su vida desde su inocencia.

»También verás miles de personas que consagran su vida a ellos, no se lo plantean, les sale del interior. Tienen el valor y la certeza, saben que eso es así, lo demás no importa. Como el niño que no piensa en el equilibrio, lo hacen porque les sale, y son capaces de hacerlo.

»Si tú tienes ese sentimiento, no quiere decir que te vayas a África Central a ejercer tu labor. Si tienes ese sentimiento, ya sólo tu relación con el paciente será totalmente diferente. Eso es lo importante. Porque tienes un valor diferente, un atrevimiento diferente, tienes una certeza diferente, el ojo que te guía es diferente.

—Me emociono y algo dentro de mí me está diciendo que sí, aunque sea difícil.

—Bueno, ya está andado, solo hace falta seguirlo. El cuerpo lo sabe y quiere seguir hacia adelante. Eso se llama Evolución.

»Somos seres que estamos en la cresta de la evolución y tenemos que seguir evolucionando, no podemos pararnos a explicarlo. El cuerpo conoce toda la filogénesis pero el cerebro es la luz para los caminos de la ontogénesis, y la unión de ambos es necesaria para la continuidad.

—De verdad, me gustaría adentrarme y comprender mejor esos dos mundos, la filogénesis y la ontogénesis, para poder integrarlos mejor.

—Si alguien te dice: “Estoy triste”, tú sabes lo que significa. Le preguntas: “¿Por qué estás triste? ¿Tienes un motivo para estar

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triste?” No le preguntas: “¿Qué clase de tristeza tienes?” Si alguien te dice: “Tengo miedo”, tú sabes qué significa, sólo le preguntas “¿De qué?” Dentro sólo hay un sentimiento filogenético. Tú me preguntas sobre la filogénesis y la filogénesis es un factor común para todos los hombres.

»Pero si alguien te dice: “Yo tengo amor”. Le preguntarás: “¿Cómo amas?” o “¿Qué clase de amor sientes?” Porque hay muchas clases de amor. Porque hay muchos cerebros. Porque es la emoción de la ontogénesis.

—Todo esto es una gran verdad. Necesitaría que me dieras alguna clave que me encaminara.

—En la filogénesis estamos unidos y ni lo pensamos, simplemente lo vivimos. En la ontogénesis, en el pensamiento, en la vida externa, vivimos una separación ¿Cuál es la cualidad que necesitamos para que la separación se vaya? ¿Qué necesito para poder construir este mundo? Eso es lo más simple y lo más hermoso. No existe el yo-vosotros, existe nosotros, y eso es inseparable si vivimos de esa forma. ¿Qué cualidad necesitamos? ¿Qué es?

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8. LA CONCIENCIA

Juan Francisco impartía una conferencia y estuve observándole: lo que transmitía con sus palabras y con su forma de hablar.

Hice una recapitulación de lo que había supuesto para mí y todos los cambios que me había suscitado. Podría decir que me sentía más dueño de mí. No más perfecto, pero si más dueño de mi voluntad y también de mis inseguridades. Notaba que me era más fácil no mentirme. Mi cuerpo me hacía reconocer mis antiguos auto-engaños buscando la comodidad. Mi ser no lo toleraba y me mandaba una señal cada vez más clara.

Un cambio sutil pero ¡tan importante! Lo podría describir como ser consciente de mis emociones. Antes eran una maraña imposible de desmenuzar. Ahora podía percibir cuándo y cómo surgían. Podía observarlas y actuar guiado por ellas. Era un fino impulso interior que me hablaba y que me guiaba por encima de expectativas banales tanto en lo social como en lo económico, etc.

Ese interior no era algo oscuro y solitario, era ya cada vez más luminoso y sereno. Ahí estaba siempre esa voz, esa intuición fiel, algunas veces menos visible pero siempre esperando que confiara en ella.

También era consciente de que sólo estaba empezando en ese camino. Juan Francisco me estimulaba para seguir conectado y ampliar mi percepción y mi crecimiento.

Mientras le escuchaba pensaba: ¿Cómo podría yo percibir mis

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sentimientos, aumentar mi sensibilidad ante la naturaleza, sentir ese Dios tan presente en el aquí y ahora? Todo lo que me había explicado resonaba en mí, aunque no llegara a captarlo en toda su amplitud en el mismo momento.

La conferencia era muy interesante y estaba dando mucha información; cosas que a mucha gente le interesaría estudiar y a tanta gente podría beneficiar.

Pensaba que este libro era un paso importante, pero me parecía complicado exponer en él muchas de sus explicaciones y proyectaba futuras publicaciones con formatos visuales o a través de internet, pero esa nueva voz interior me devolvió a la realidad, donde el futuro es una frágil semilla sembrada en la maceta del presente.

En ese momento habló de algo que me sobresaltó sobremanera:

—“Cuando vivimos en el útero decidimos cómo experimentaremos las emociones el resto de nuestra vida. Estas respuestas se van componiendo de forma instintiva dependiendo de la etapa evolutiva que estemos viviendo en ese momento en el vientre de la madre. Esta dinámica de metabolizar emociones es la que de forma aprendida queda fijada en el eje: hipotálamo - tálamo - amígdala y la actividad de la región supraóptica.

En la región supraóptica está la capacidad de unir pasado y futuro; o sea: es el presente.

»Se fragua una relación con esa intimidad “exterior” que sentimos en el útero. Esta relación con ese exterior, marcará de forma automática la relación que en el resto de nuestra vida tendremos con nuestro interior.

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»O sea, pasamos de un “cuartito del fondo”, un cuartito externo -el útero-, a un “cuartito del fondo” interno -hipotálamo-, donde íntimamente resolvemos de forma aprendida nuestros conflictos emocionales y sensitivos, experimentados en el vientre de nuestra madre”.

¡Me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo! Me di cuenta de lo que había estado engendrando todos estos meses con este libro: “Abriendo el Cuartito del Fondo” se convierte también para él en otro “cuartito del fondo” donde se alberga el compendio de su experiencia y saber para proyectarlo a un exterior desconocido.

No os puedo explicar lo que sentí. Mi admiración hacia él, la emoción inmensa por ser una pieza del misterio de la Vida y el asombro por ver cómo encajaba todo, era inexpresable.

*******

Regresando en el coche le hablé del libro. Él todavía no había leído nada, había confiado en mí todo el tiempo. Le hablé de las partes de que constaba el libro y de cómo la misma información me había ido llevando a su estructura.

Le comenté mi ilusión por la proyección que podía tener y, también, acerca de un futuro proyecto que me rondaba relacionado con una página Web.

Pensó un momento y después me habló de un antiguo miedo. De cómo tiempo atrás tuvo problemas por causa de sus conferencias en

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Cuba, adonde viajó en cuarenta y ocho ocasiones en seis años; y en México, por defender la importancia de los pueblos indígenas en la salud, la educación y la convivencia, y que relegarlos implicaba una pérdida para todos los que habitan en esa tierra. Un pueblo que pierde sus raíces pierde su filogénesis y pierde su proyección.

Vi su temor y su fuerza. Tenía presente, delante de mí, todo lo que me había enseñado. Todo estaba bien.

Le comenté que sería difícil encontrar un final para el libro, un final para una historia que no tenía fin, y también lo que me había impactado en la conferencia sobre “el cuartito del fondo”. Y contestó:

—Te quiero hablar de “ese lugar” y para ello debo terminar de contarte la historia.

»La Filogénesis, de la que tanto hemos hablado no es un concepto, o algo que ya realizó su labor para formarnos y traernos vivos hasta aquí. Ella sigue dentro y entre nosotros, viva, como el primer día, nutriéndonos desde nuestras raíces más antiguas, mimándonos con cariño de madre en nuestra evolución. Mires por donde mires, la puedes ver y sentir.

»Aún sigue dando forma a la vida como lo hizo desde el principio de los tiempos. Aún se sigue formando vida en las aguas por la exposición a la luz; aún en nuestra biología evolucionamos por mutación; la Tierra sigue generando vida en todas sus formas, tal y como lo hizo en sus principios. Si ves un cocodrilo o un mono, estás viendo parte de tu propia filogénesis viva y en evolución. Parte de la vida que hace millones de años pisó la Tierra para que hoy estemos aquí, hoy la podemos observar. Convivimos juntos. Nos podemos reconocer en ellos, sus emociones nos pertenecen,

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las compartimos.

—Y esta realidad que podemos observar es la base para entrar en la desconocida ontogénesis…

—¿Sabes? Hay un sacramento que une simbólicamente estos mundos… Es el Bautismo. El símbolo de la vuelta al agua, donde comenzó la vida, al origen, a la filogénesis. El Creador nos hizo inocentes y por consiguiente sin la necesidad de lavar ningún pecado.

»Juan el Bautista representa la conciencia pura de la filogénesis, llena de pasiones y emociones que superan a la conciencia. Y él habla de los pecados que cometemos por nuestra falta de conciencia propagando que hay que lavar el cuerpo de las pasiones que nuestra cabeza no puede digerir. Su mensaje y su remedio es el Bautismo: la vuelta a la pureza del origen, al agua. Por eso en su muerte simbólicamente pierde la cabeza, para separarla del origen del pecado.

»En cambio, Jesús de Nazaret nos trae la esencia de la ontogénesis: el Amor. Una conciencia nueva, revitalizada, capaz de vivir de forma pura la pasión y la emoción. La pureza de la filogénesis, obtenida a través del tránsito de la pasión, llena su corazón, abraza el amor que habita en la ontogénesis que viene de su conciencia, de la Conciencia. Por eso, en su muerte es todo su Ser lo que se entrega, en una total unión, que es la única forma de continuar nuestro camino.

—Entiendo que la vida en definitiva es la unión o la separación. Y que de una forma u otra todos pasamos el tránsito de esa pasión. Pero ¿cómo podemos realmente hacer este camino con conciencia, como lo hizo Jesús?

Habló pausado para que captara con detalle lo que decía.

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—A través del amor y la verdad, el alma puede identificarse con nuestra carne y así llegar a tocar las emociones y vivir la “pasión” que nos lega la filogénesis a través de nuestra vida orgánica.

»El Hijo de Dios llega a la pasión y muerte para que el alma toque en lo más profundo el cuerpo del hombre. Entregará todo su Ser, su carne y su conciencia para la evolución.

»El Cristo unió su corazón, sede de la filogénesis, de la virginidad; con su cabeza, sede de la ontogénesis, del Creador, uniendo así esos dos universos y dando a luz una nueva Conciencia Universal, un nuevo Espíritu; la autoconciencia. Y Él entregó su autoconciencia a la conciencia de la Humanidad, para nuestra Evolución. No puede ser de otra manera, pues la otra sería tomar el poder de la Autoconciencia, no el conocimiento y esto lo separaría de la Conciencia del Padre.

—Esto da un sentido muy especial para estar en la tierra.

—¿Sabes algo más? Si, como hablábamos antes, gran parte de lo que vemos pertenece a nuestra filogénesis, entonces nosotros somos la ontogénesis de toda esa filogénesis que nos rodea.

—¡Qué verdad! ¡Nosotros somos todas sus posibilidades! Tenemos esa capacidad. Venimos de ella y tenemos las herramientas y capacidades para dirigirla.

—Mejor observarla y comprendernos en ella.

»El tiempo es una herramienta para la evolución, como lo es el espacio para que la materia se desarrolle en su forma. Si te paras a pensar en lo que acabamos de hablar y viajas tiempo atrás, puedes comprender que toda esa filogénesis que podemos ver a nuestro alrededor y que llevamos en nuestro interior, toda ella, es

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la ontogénesis de la “Tierra original”, de su origen.

»El tiempo es la dimensión donde convivimos todas las formas de vida y es en el presente, en el ahora, donde se unen la filogénesis y la ontogénesis, es donde el tiempo toma su total dimensión, pues el presente es eterno; siempre es presente, todo acaba y comienza en él. Desde él puedes observar toda la filogénesis en su estado de evolución y en él tienes la puerta al futuro, donde vive toda tu ontogénesis.

»El presente es el útero del tiempo, ese pequeño y eterno espacio donde se unen todas las demás dimensiones.

»La historia se repite en cada instante. Cada pensamiento que tenemos nace de los millones de estímulos que recibimos constantemente desde nuestro mundo, de nuestra ontogénesis. Esos estímulos tocan y estimulan nuestra filogénesis, nuestro mundo interior, la fecundan y viajan por sus pasiones, emociones, sentimientos y damos a luz un pensamiento.

»Si he liberado toda esa virginidad, si soy real, si soy verdadero, daré a luz pensamientos reales, puros, inocentes y tendré una vida real. Si he reprimido con “mentiras” mi realidad interior, mi filogénesis, entonces mis pensamientos serán deformados, abortos y tendré una vida falsa y dolorosa.

—Recuerdo cuando me decías:”Alcanzar el corazón del sentimiento y llevarlo a la cabeza y la voz”.

—Es eso. Pero hay algo más, algo en lo que pensar. Si, como vimos antes, el amor en su estado puro es la emoción que nos guía en los caminos de la ontogénesis hacia la evolución y si todo lo que vemos es la ontogénesis de la Tierra original, entonces, todo lo que vemos es producto del amor de la Tierra, es el fruto del amor que

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la ontogénesis tiene hacia la Tierra, entonces todo nuestro interior, toda nuestra filogénesis es amor materializado en el presente. El amor es la emoción que se mueve en todas las dimensiones, es la emoción que “trae al presente nuestro futuro”.

—Un día dijiste algo que no entendí muy bien: El cuerpo es una cárcel para el espíritu, pero el espíritu quiere estar en el cuerpo.

»Ahora entiendo que el espíritu es algo expansivo, es el ánima que todo lo inunda. La capacidad del alma para permanecer en un macrocosmos y en un estado de expansión desde el Big Ban, para acceder al mismo tiempo a un microcosmos que es el cuerpo, tan grande en su profundidad como grande en su exterior puede ser el macrocosmos, le da su autoconocimiento. Es capaz de autoreconocerse. ¿Es así?

—Es el camino del cristo: al final el cuerpo cede ante la comprensión del alma. Pero el alma tiene que saber entregarse al exterior a través del propio cuerpo.

»Ser un santo anónimo en una montaña, un ermitaño, puede estar bien pero no es el fin del alma. El alma debe de encontrar un cuerpo con el que entregarse totalmente a esa expansión de la que nace, pero de una forma unitaria, única.

»Esa es la muerte del Cristo en la que el alma se entrega y se pierde entre el mundo.

—Realmente me llega lo que me dices. Te confieso que no encontré respuesta a tu pregunta sobre qué cualidad necesitamos para unirnos en la ontogénesis. Quizás puedas decirme algo ahora para comprender.

—Algo muy importante, no perder de vista al Creador. ¿Recuerdas que hablamos de que quien puede crear todo lo que existe, toda nuestra filogénesis y toda la ontogénesis, que incluye

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todo el Universo, el cosmos, el infinito, es porque lo conoce, le pertenece y eso es porque toda la Creación es su filogénesis?

»Date cuenta de una cosa, nosotros sólo podemos construir, “crear” cosas que ya conocemos o que hagan una función que ya conocemos, intrínseca en nuestra evolución (filogénesis); por ejemplo, una grúa hace la función de un brazo, un ordenador la del cerebro…; de la misma manera el Creador crea un Mundo, un Universo o una Vida que ya conoce porque pertenece a su filogénesis.

—Sí, entiendo ahora. Para crear un futuro, evolucionar como personas y unirnos en la ontogénesis definitivamente es necesario comprender y vivir nuestra filogénesis.

—Ahora te voy a hablar de un lugar maravilloso, te voy a mostrar un lugar donde el Creador toca directamente al ser humano, un lugar de encuentro de la filogénesis con la ontogénesis, de lo creado con el Creador, donde todo el Génesis tiene lugar en nueve meses. Sí, ya sabes, te hablo del útero de la mujer transformada en madre.

»La mujer embarazada es una mujer virgen: No ha perdido su virginidad, como nos cuentan; el acto en su divinidad la purifica. La Virgen nace de la pureza de ese contacto, de esa transformación. La virginidad nace en la mujer al ser tocada en su vientre por el Creador y gestar así un Hijo de Dios.

»Jesús de Nazaret vino a contárnoslo con su vida y sus palabras: “Todos somos Hijos de Dios”, a cada uno nos corresponde hacernos hombres como Él nos mostró. Todos nacemos de un acto virgen, todos somos tocados por el Creador. Quizás no nos atrevamos a ser quienes somos, “Hijos de Dios hechos hombres”, pero eso no quita que lo seamos. No nacemos de un pecado ni con

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un pecado. Por eso el sentido del Bautismo no es limpiarnos del pecado, sino simplemente recordarnos de dónde venimos, de la pureza de nuestro origen, unir esa alma al cuerpo en su origen.

»Antes te hablé de que el amor es la emoción en la ontogénesis y es él el que guía al hombre hacia la mujer, hacia la virtud más profunda y original de la filogénesis que habita en ella, su fecunda virginidad. Ese amor de la ontogénesis en su atracción hacia la fecundidad de la filogénesis, hacia la Tierra amorosa y virgen, atrapa al hombre en su corazón y lo lleva hacia el corazón de la mujer y allí, en el útero, en “ese cuartito del fondo” tendrá lugar la creación del mundo, millones de años en nueve meses, algo realmente magnífico. Imagínate: la esencia de la vida.

—Entonces, de igual manera la Virgen estaría en nosotros, en cada órgano, en cada pasión, viva en su propia y limpia naturaleza…

—Es muy importante no evadirnos del presente, es en él y sólo en él donde podemos fecundar la realidad, si no, nuestra vida será una ilusión irreal, llena de desengaños y mentiras. La pasaremos intentando encontrarnos, de terapia en terapia, creando nuevas imágenes, convencidos de que encontraremos la realidad, la verdad, pero todos esos fantasmas que hemos creado nos llenarán de frustraciones y nos alejarán más de vivir la realidad de ser nosotros mismos.

—El presente a su vez es “un cuartito del fondo”.

»Vivir el presente nos hace seres eternos, vivir la verdad nos hace Hijos de Dios, ser verdaderos nos hace hombres. Crear pensamientos verdaderos, reales, nacidos de nuestra virginidad y fecundados por el amor, pondrá en nuestra voz palabras que darán sentido a la Creación. Esas palabras resonarán en tu cuerpo, en mi cuerpo, en nuestros cuerpos. Recuerda la frase “Y el Verbo se hizo

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carne”; habrá Luz en nuestras vidas.

Sus profundas palabras dieron un sentido más real a la frase.

—Vivir la verdad te llevará a la pasión. Ya que este mundo en el que convivimos con la desigualdad, la mentira, con ideales nacidos de vanidades, te pondrá a prueba en cada momento y al superarlas te fortalecerás. Vivir todo ello desde la verdad te hará confirmarte en tí mismo, templará tu voluntad de hombre.

»Sé que encontrarás muchos y muy penosos momentos que pasar, pero te diré algo: la plenitud de ser hombre no es comparable con ninguna otra realidad que no nazca de la verdad.

Todas sus enseñanzas llevaban a una sensación: ese amor que daba la fuerza, la seguridad, la alegría de sentirse unido a todo. Ese sentimiento era tan verdad como todo lo que “ahora” me rodeaba.

Una vez me lo dijo y ahora lo sentía; era parte de mí, tenía la respuesta: no hay sitios adonde llegar, ni cosas que esperar de fuera. La cualidad que necesitamos para unirnos es: amar nuestra ontogénesis, amar nuestra filogénesis, amar lo que soy y para lo que fui creado.

No esperaba contestación, sabía que era cierto. Estaba en el camino.

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9. EL SER (que sí sabía)

Mi vida tomaba forma y mi estado había mejorado a muchos niveles; la sensibilidad, el estado amoroso, la capacidad, el orden interno.

Pero, de nuevo, volvía a vivir situaciones que se me hacían injustas y que me desbordaban. Mi vida se volvía una vez más densa y confusa. Sentí que el libro, en el que había puesto tanta energía y su contenido en el que antes creía, perdía su sentido; no me daba soluciones para toda la complejidad que era mi vida. Realmente estaba abatido.

Quedé con Juan Francisco, quería comentarle mis sentimientos. Era un día soleado de invierno del que recuerdo todavía la sensación de la brisa fría y a la vez el calor del sol según íbamos paseando.

—Me siento triste, me he quedado en un vacío. Tengo el libro muy avanzado y me parece maravilloso, pero prometí que iba a ser honesto con lo que contara en él. Ahora me siento infeliz, con problemas y situaciones dolorosas y no es ese el resultado que esperaba para el proceso de crecimiento que relato en libro.

»Si yo, que he aprendido directamente de ti me siento así, cómo le va a servir a la gente que lo lea. No puedo transmitirles que éste es un camino de felicidad si no funciona para mí.

—No hay felicidad, Alberto. Lo que hay es ser honesto. No creo que Cristo, ni Buda, ni Gandhi buscaran esa felicidad antes que la integridad.

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—Pero con este libro yo quería mostrar una dirección.

—Empezaste el libro con la ilusión y ahora tienes la realidad. No pretendas vender una nube a la gente. Nuestra misión es hacer que la gente ponga los pies en la tierra y decirles que esto es así y que hay muchas cosas para hacer.

»No podemos aspirar a la felicidad, solo a ser honestos e íntegros. Y tú lo eres. Luego descubrirás que siempre fuiste feliz.

—Pero, ¿cómo puedo pretender estar satisfecho de lo que quiero realizar si estoy pasándolo muy mal?

—A eso me refiero. La puerta para la realidad de la vida, para nosotros, es dolorosa.

»Si tú te vas a la selva ves dolor, porque los animales se comen unos a otros. El dolor es algo que nosotros tenemos prohibido, es un tabú; pero el dolor no es infelicidad. Yo lo veo así; para mí el dolor es como el inicio de una vida.

»Podías llamar al libro: “El Arte de Transmutar el Dolor”, porque en realidad es lo que estamos haciendo. El concepto de dolor es el que entendemos mal.

»Nosotros somos terapeutas porque partimos del dolor ajeno y del nuestro. Y es que partimos de ahí, es la realidad. Si no existiera el dolor no seríamos terapeutas, seríamos músicos, pintores, otra cosa diferente.

»Nosotros evitamos el dolor como algo malo, pero tenemos que ver que cada persona lo va a vivir de una forma diferente. Unos te van a decir: “Una inyección ¡Pónmela! prefiero una inyección mil veces a tomar una pastilla.” Otro te dirá que prefiere las lavativas y

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los hay que prefieren vivir anestesiados. Verás que cada uno vive el dolor de una forma diferente.

—¿Cuál es entonces una actitud correcta ante el dolor?

—Si veo a alguien que se cae en la calle me acerco a él para ayudarle, es algo que no puedo evitar. Me ocurre igual con una persona u otro ser vivo. A mí el dolor evidentemente me atrae, por eso soy terapeuta. Yo no voy por pena. Creo que la gente que siente pena por el dolor es quien tiene que cambiar su concepto. Porque el dolor existe y no puedes sentir pena por él, tienes que sentir atracción sólo así puedes ayudar a la gente.

—Necesito que me lo expliques mejor ¿eso sería sentir compasión?

—Como te dije un día si yo soy alcohólico y lo reconozco, no tengo por qué dejar de ser alcohólico para tratar a un alcohólico. Está en que yo lo reconozca y, sin dejar de serlo, ayudar a otro que lo sea. Puedo ser un paralítico y tratar a alguien de sus lesiones de las piernas, si yo acepto que soy paralítico.

»La aceptación está antes que la compasión. Si no aceptamos, aparece la pena y si aparece la pena es imposible hacer nada, no puedes tratar nada, te quedas inmóvil.

—¿Por qué?

—Porque “compasión” es “pasar algo con alguien” y pasar algo con alguien es pasar un dolor. Cuando no queremos tener ese dolor nos vamos hacia atrás, juzgamos el dolor y tenemos pena de esa persona: “Lo tiene él y qué pena me da”.

»Compasión es coger eso para ti, haces tu camino pero tienes que pasarlo.

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—Entonces ¿cual sería la clave del proceso?

—Creo que la clave está en que lo que sentimos es siempre nuestro. La pasión de Cristo no significa que haya muerto en la cruz ni nada de eso. La pasión de Cristo es que se hizo cargo de todo lo que sentía dentro. Es algo importante: sentir lo que tenemos dentro.

»Y también llegar a entender que todo lo que estamos sintiendo es dinámico.

»No es cuestión de exhalar constantemente amor, el amor es una emoción más de las muchas que hay. Es que nuestra capacidad de aceptación de lo que sentimos esté asimilada: aceptando, aceptando, aceptando.

—Muchas veces me faltan fuerzas para soportar la vida.

—Pero esto es así, la vida está hecha de una forma en que las cosas duelen, las cosas te pesan, tiran de ti, te mueven, etc. Solamente hay que tener la energía vital para poder afrontar todo eso.

»Cuando tenemos miedo, el cerebro se pone a criticar, nos quedamos quietos y eso quita mucha energía.

—Es cierto, y a veces se hace muy pesado.

—Sí pero, si eres libre todo está bien, si eres libre no importa nada. Libre porque tú eres dueño de tu corazón, y entonces la vida no pesa, pase lo que pase: te pueden cortar un brazo, se puede morir un hijo, etc. Sufres, pero no pesa.

—Ahora capto mejor lo que me has venido diciendo.

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—Mi intención es cambiar el sentido del dolor, que la palabra dolor no sea tan horrorosa. Llegas de bailar o del gimnasio y dices: me duelen las piernas. Pero vienes feliz, aunque vienes dolorido. Ese dolor es el dolor de vivir.

»Hablo de una realidad. Es que la veo todos los días. Cuando la gente lea tu libro, creo que la mayoría se va a decir: “¡Es verdad, yo voy dolorido por mi camino!”.

—La palabra dolor me sigue pareciendo un poco dura. ¿No le podíamos llamar “cansado”?

—Para mí estar “cansado” es horroroso. Si alguien se cansa de su camino es que va muy mal. Prefiero tener dolor y seguir jugando “mi gran partido en esta vida”, a estar cansado de jugar.

—Creo que las personas que llevan mal el dolor o el cansancio, pueden llegar a deprimirse.

—La persona tiene depresión porque vive en la segunda dimensión y lo que ve son imágenes planas y aburridas; la vida se le hace plana como una película. Cuando la persona tiene estrés, cuando está buscando algo, se suele empecinar en moverse en el tiempo, no sabe estar en el presente, se dispara y el mundo se convierte en una película imaginada, se convierte en bidimensional. Entonces lo primero que empieza a buscar es espacio porque siente que se ahoga, ya que en un mundo plano no podemos respirar.

—El espacio, es decir, el volumen, el alto sobre el largo y el ancho es la tercera dimensión ¿Cómo se vive ahí?

—Vivir en la tercera dimensión es como quedar en alerta para que el futuro pase a tu mundo, a tí.

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»No pasamos al futuro. El presente no va al futuro, el futuro entra en el presente. Por eso podemos relajarnos. El presente siempre es eterno.

—Recuerdo que ya me has hablado de ello pero ¿qué diferencia hay entre pasar al futuro y que el futuro venga al presente?

—Mucha. Si tú tienes que ir a por el futuro te tienes que empezar a mover y eso te rompe todos los esquemas porque el presente no se mueve; es el futuro el que viene.

»Si tú intentas ir a por el futuro te haces viejo, porque gastas tiempo y, además, no lo puedes alcanzar. Tú tienes que estar en tu tercera dimensión, mantenerte en el presente sensorialmente y eso hace que el tiempo entre en tí, que el futuro entre en tí.

—Llegar a alcanzar esa percepción sería impresionante.

—Es que es impresionante. Eso te lo da el estado tridimensional; cambia la vista, la forma de pensar, produce una especie de vértigo muy placentero en el estómago, una paz, una relajación y empiezas a sentirte diferente.

»Tu cerebro se ha desarrollado para que permanezcas en la tercera dimensión. Para eso utilizas los brazos y todo el volumen que conoces. Pero nuestra visión de la tercera dimensión no solamente es visual. Tienes un montón de conceptos que has olvidado. Vas caminando, pasas por debajo de un puente, ves a otra persona caminando, ves un árbol, pero has perdido el concepto “perceptivo” de cada cosa por la que estás pasando. Y no es necesario que te pares a pensarlo.

»¿Qué sentirías si te pararas y tocaras el árbol, y lo abrazaras? Sentirías lo denso que es, lo vivo que está. O si ves una montaña,

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¿cuánto pesa esa montaña, cómo es de consistente, cuál es su densidad? El problema es que perdemos la sensación del árbol, de la montaña, etc., porque estamos pensando en algo que no está en el presente.

»Todo eso se pierde porque vas andando a una velocidad que no es la propia del ser humano en ese momento. El cerebro va a una velocidad a la que tu percepción no puede ir. Entonces, cuando pierdes la atención del mundo que te abre la percepción, no tienes más remedio que atender a las imágenes que te ofrece tu cerebro, que ya te apartan del presente. Entonces pierdes el espacio, piensas en bidimensional, o en lineal, dependiendo de si piensas con los dos hemisferios o con uno. Pero no podrás vivir la tercera dimensión.

—¿Cómo se hace entonces?

—Ejercitándote. Vas andando y tienes mucho memorizado en tu cuerpo, sabes cómo es una piedra, el color, la textura y sabes más o menos cómo es todo lo que te rodea. Si tu percepción no lo reconoce se despertará en ti una profunda curiosidad, la curiosidad de la que nace la vida. Y si tu percepción sí lo reconoce la visión te recordará toda la información que ya llevas dentro; incluso puedes sentir dolores.

—Cuando toque una piedra voy a sentir su dureza…

—Tú no sabes lo dura que es la piedra hasta que no te das contra ella. ¿Pero porqué es necesario si ya has tocado muchas piedras? Llega un momento en que tus sentidos te están dando mucha información, si somos capaces de percibirla, si no dejamos que nuestros ojos solamente vean la “foto” de una montaña. ¿Tú sabes lo que pesa una piedra grande? Es increíblemente pesada. Imagínate lo que pesa una montaña, siéntelo.

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»No sé si me entiendes: es tomar la realidad en todos los sentidos; y de todo lo que existe. Si meditas sobre eso entras en este mundo. Así es como creo que puede aparecer ese diálogo mucho más fluido. No te lo puedo enseñar, no te puedo llevar ahí. Puedes practicar y hacerlo.

—Mi intención desde este momento es no dejar que se me vaya el presente sin ver la realidad…

—Y la realidad que estás viendo, si no la percibes, si no te das cuenta de ella, se te está escapando. Si yo dejo que ese mundo que estoy viendo pasar se me escape, realmente cuando vea a una persona se me escapó lo que es.

—Y al conectar con una persona de una forma real ¿qué sucede?

—Aparece una sensación. No la puedo definir pero es real: la percepción de la realidad cambia. Veo a una persona y no la voy a analizar, pero esa persona es un ser vivo con una historia. No analizo su historia porque no la conozco, pero siento su historia, su vida. No analices nada, pero da lugar a que su mundo de sensaciones exista en ti. Ese eres tú, toda tu memoria activa.

»Hemos perdido el contacto con la calidad de nuestros sentidos. Ese maravilloso cordón umbilical que son nuestros sentidos y que nos tiene en profunda comunicación con el mundo, está cortado. Si lo abres entras en un estado diferente. Ése es nuestro estado original.

—Lo que hacen algunos meditadores es aislarse del mundo.

—Y es justo lo contrario ¡Métete en el mundo! »Se trata de observar, pero con la base de datos abierta. Es

importante que siempre esté abierta. Y que cuando mires algo “todo tú” te enseñe qué es.

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»Eso te introduce en la tercera dimensión. Así consigues tu espacio. El espacio es el sitio que ocupas, el espacio es tu vida, todo el espacio que abarquen tus sentidos. Haz del Universo tu presente. Entonces permites que el tiempo pase a tu mundo, y entras en la cuarta dimensión.

— Esto que me dices me recuerda a aquel cuento cuando el águila nace del huevo y que también es parecido a lo que vivimos en el útero al nacer, y que cuando llenas tu espacio pasas a otro mundo.

—Sí, estando en el útero sentimos a la madre con nosotros, pero llega un momento en que empezamos a llenar el espacio y a escuchar la voz del padre, diferente de la de la madre, y empezamos a preguntarnos dónde vamos y a plantearnos si hay un mundo fuera ¿Y quién está fuera? ¿Veremos al padre?

»Es como cuando ahora, al llenar nuestro espacio sensitivamente en el presente, pensamos en dónde está Dios y que habrá que “morir” para ver al padre. Creo que nosotros pasaremos a otro plano diferente donde no nos podemos ni imaginar. Igual que un bebé antes de nacer no se imagina lo que se va a encontrar fuera, porque toda su percepción está en un mundo que sólo es una millonésima parte de un Universo nuevo.

—Y de la misma manera que le sucedió al águila al nacer, en el cuento; tantos “cuartitos del fondo”…

»El patrón se repite, siempre es el mismo. En vez de sentir presión de espacio, es presión sobre la conciencia. Cuando la conciencia ya no cabe en ti, hay una explosión y entras en un estado de conciencia mucho más amplio. Y tu cuerpo empieza a vivir una experiencia muy emocionante, que no se puede describir, un “algo” que sientes dentro de tu estómago.

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—Y dime, ¿cómo es?

—Es como una sensación de vértigo, como si cayeras por un vacío. Caes o viajas o te mueves. Y es el tiempo lo que produce ese vértigo. Sentir el tiempo produce vértigo.

—¿Es como si te caes?

—No. Yo me caigo y eso no es muy agradable. No es que caigas a ningún sitio, sólo sientes que caes. Y eso sí es muy agradable. Al principio te ejercitas como un niño. El niño, cuando empieza a descubrir la tercera dimensión gatea y se cae y le duelen las rodillas; pero se divierte. Igual que eso, entrar a la cuarta dimensión es muy divertido. Y poder entender cómo la propia estructura del ser humano me ha llevado a tener esa sensación, es comprender lo maravilloso de la Creación.

»Tú ya tienes mucha memoria ancestral y también memoria de ese estado de conciencia. Basta con que toques dos veces un plástico y se te queda grabado en tu archivo. Luego, cuando ves el plástico ya lo reconoces. Pero no registres solamente el recuerdo de la definición de lo que es un plástico, la información o el dato analítico del plástico. Integra a través de tus sentidos cómo se mueve cuando lo tocas, el sonido que produce, la textura… sin que te pares a pensarlo; todo eso está en ti, lo puedes vivir.

»Y lo que no conoces quieres tocarlo, es decir, el cuerpo se despierta y aparece otra vez la curiosidad del niño. Nuestra curiosidad es el alimento que sacia el hambre que es vivir en este mundo.

—Puedo entender la importancia de aumentar la atención a nuestro mundo pero no entiendo todavía ese concepto de tiempo.

—Cuando somos una célula vivimos en un punto, no sabemos

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ni dónde estamos. Cuando somos un gusano ya podemos vivir en la línea. Cuando echamos las patitas nos levantamos del suelo y ya podemos vivir en un plano, vamos a derecha y a izquierda. El día que levantamos la cabeza y nos pusimos a dos patas apareció el espacio. Hemos ido pasando de dimensión a dimensión. Estamos pasando al plano temporal y para eso tenemos que utilizar lo que nos comunica con él.

»Evidentemente lo que me comunica con el tiempo es vivir el espacio, ya que el moverme en el espacio hace nacer el tiempo. Es importante que pienses en esta idea y que la integres.

»Ejercitarlo te lleva a un estado de comunicación diferente. Cuando hablas con alguien, si estás en tu mundo tridimensional, estás en tu mundo y todo lo que vives es tu mundo y las personas son tu mundo y te puedes mover con mucha comodidad.

— En cambio, puedo entender que si la percepción es plana (segunda dimensión) dos personas se ven cada una como una “foto” frente a la otra y la comunicación queda limitada por la propia “separación”, ¿no?

»Y ¿cómo se entra a la cuarta dimensión?

—Si no estás en la tercera, no puedes entrar en la cuarta. El simple hecho de estar en la tercera dimensión con el cerebro que tenemos, hace que entremos en la cuarta; simplemente ocurre así. Sientes que empiezas a vivirla, permites que entre, sientes su presencia.

—No sé en qué parte nos perdimos los humanos.

—Nosotros nos hemos perdido porque queremos vivir el tiempo sin querer vivir el espacio. Y así se pierde el tiempo. No lo puedes captar. Y eso hace que el cerebro entre en un estado de estrés y no

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tiene más remedio que imaginarlo, crearlo con relojes y maquinarias de medición. Entramos en un tiempo imaginario que nos envejece y del que no podemos salir.

»Para vivir el tiempo tienes que estar en tu espacio. No me refiero al espacio físico, sino a toda la memoria que tienes de todos los espacios, y te repito la palabra “tienes”. Dejar que se abra tu espacio te permite entrar en el tiempo.

»Y si sobrepasas al tiempo, puedes comprender un poquito más el universo, porque el tiempo es lo que te separa del sol, de otras constelaciones. No podemos llegar porque no tenemos tiempo, pero sí tenemos el espacio. Vivir el tiempo nos integra en todo el Universo.

—¿Esos “años luz” de distancia que nos separan se podrían reducir si manejas el tiempo?

—Si vives el tiempo. Si lo integras en tu mundo posiblemente te hagas atemporal. Te morirás de viejo pero el concepto, el aprendizaje, es atemporal, está fuera del tiempo ya. Pasas a un estado de conciencia diferente. Es la evolución del ser humano.

—Pero también puedes llevar un tipo de vida en que no te plantees estas cosas y ser feliz.

—Si aceptas tu mundo bidimensional eres feliz. Pero un “gusano” feliz.

»Para poder vivir tu mundo tienes que estar conectado con todo él y darte cuenta de ello. Tienes que obtener la certeza de que todo esto eres tú, que todo pertenece a tu mundo. Lo único que me une a alguien es el tiempo que tardo en llegar a él, por eso el tiempo es algo que me conecta.

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—A ver, otra vez: nuestro problema es…

—Es que hemos ido para atrás. Nuestro gran reto es que estamos viviendo una dimensión atrasada; el poder nos llevó a ella y nos confunde para no dejarnos salir.

—¿Y qué es el poder para nosotros?

—El poder es la primera dimensión. Eso es el pecado original: el tenerlo todo y salir a buscar el poder, el control.

—Tener una parcelita de poder es algo que creemos necesario para sobrevivir en esta sociedad y a su vez no nos da felicidad. No sé exactamente por qué.

—Porque cuando tú quieres poder te impones una meta en el futuro. Eso hace que todo tú y tu mundo se enfoquen a ese “futuro” sacándote del “presente” y de tu mundo real, de tu mundo de percepciones. Desde ese instante, ya no puedes vivir porque te has impuesto una meta. Y esa meta no está ni en el espacio, ni en el tiempo; está en una imagen en tu futuro.

—Pero una persona puede tener una meta de poder limitado ¿no?

—El poder no tiene límites, como el conocimiento. Eso es real.

»El poder es control. Si quieres poder tienes que hacer un control sobre ti porque hay un montón de actitudes naturales que tienes que reprimir por no perder el poder. Tienes que controlar emociones y sentimientos; te pierdes totalmente. Tu mundo puede ser unidimensional o lineal.

»Y cuando abandonas el control pierdes el poder, pero te acoges al conocimiento y empiezas a aprender. No piensas ni pones metas

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de lo que tienes que aprender, simplemente vas aprendiendo. Es como estar tranquilo de que lo que tiene que ser ya está hecho y que ese mundo es mi mundo.

—Necesito un ejemplo.

»Ves algo y lo deseas. Si lo deseas para ti, para poseerlo, entonces es que realmente vives bidimensionalmente. Recuerda: tú realmente nutres a tu mundo cuando das lo que tú quieres. Entonces estás haciendo tu mundo tuyo.

»Yo deseo algo con todo mi corazón, algo que me hace mucha ilusión poseer; entonces si se lo doy a mi prójimo lo que acabo de hacer es integrar a mi prójimo en mi mundo. Ahora, si eso que deseo se lo arrebato a mi prójimo, lo que consigo es separarlo, expulsarlo de mi mundo, pues mi mundo se limita a mí y mis pertenencias. Así, si le doy algo a alguien que está muy lejos, mi mundo lo hago muy grande; estoy viajando bien lejos.

—De acuerdo, pero si eliminas el deseo…

—Aparece la curiosidad.

»El deseo es la curiosidad del estático; ¡quiero, quiero, quiero…! La curiosidad es la energía del dinámico; ¡voy, voy, voy a ver! Y no voy a ver para robar sino sólo porque quiero ver; y después me voy a otra cosa, como un niño, que coge una cosa, luego la deja y así su mundo va creciendo.

»Si te lees lo que los antiguos nos dijeron que teníamos que hacer, no es más que eso. Nos están dando unas normas muy sencillas y muy básicas para que tu mundo no te ahogue, para que realmente te encuentres.

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»Nuestro pecado original nace cuando teníamos todo el mundo a nuestra disposición y un día dijimos: “Lo quiero todo para mí”; y ese día se acabó. Lo mismo nos pasa a nosotros: en ese instante es cuando lo perdemos y ya no lo podemos tener. Y en nuestro empeño por poseerlo tenemos que vencer a los demás para apoderarnos de partes del mundo, incluso nos vemos obligados a matar para ganar… Estamos intentando apoderarnos del mundo, pero esa no es la forma.

»Si lees la verdadera evolución de las especies, todas las especies que se adaptaron al medio buscando la paz, evolucionaron. Ninguna de las que se adaptó arrollando a otras especies para ganar territorio lo hizo. La hecatombe se las cargó, todas desaparecieron.

»La ley de vida, la ley de la supervivencia por la adaptación, está en la paz. No hay ni una sola especie que haya sobrevivido ganando terrenos o destruyendo a otras especies. Ninguna.

—¿Como les pasó a los dinosaurios?

—Los dinosaurios venían de un tipo de reptiles. Evolucionaron destruyendo a los demás, ganando territorio, etc.; desarrollaron armas tremendas, bocas con dientes increíbles, pero no tenían capacidad de adaptación.

»En cambio los mamíferos eran reptiles-mamíferos. Empezaron a adaptarse al mundo buscando entornos donde poder camuflarse y protegerse. Formas y variaciones morfológicas para adaptarse a los cambios de esos entornos. Se metieron en los junquitos, en las orillas, escondiéndose de los depredadores. Desarrollaron unas palmitas para quitar las ramas y esas palmitas les sirvieron un día para salir del agua, etc.

»De la fragilidad nace la fuerza, de esa fragilidad puedes volver

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a nacer. A partir de la fuerza, de la rigidez, lo único que te queda ya es morir.

»Hablamos de cuatro mil millones de años de evolución. El que desarrolló armas, sucumbió. El que desarrolló herramientas, ese sobrevivió.

—Esto también sería aplicable en nuestra corta vida ¿no?

—Si compites buscando alternativas, adaptándote a medios y situaciones que otros desechan, vas a aprender técnicas que te van a permitir sobrevivir.

»Aquél que desarrolla sistemas de destrucción, de conquista, acaba siendo víctima de sus propios mecanismos de poder, incapaz de adaptarse, pues nunca aprendió cómo.

—Pero la vida que vivimos hoy en día está hecha para que sobrevivan los que están “arriba”, aunque sea a costa de consentir que se reduzca a otros con un fusil para mantenerlos ahí. Si no consientes y eligieras estar “abajo” te expones a ser maltratado o eliminado; y no es agradable estar en esa situación.

— Si estás arriba, siendo el poderoso, te encontrarás con un sinfín de rivales deseosos de tener tu poder, y antes o después lo perderás. En cambio si vives tu tercera dimensión correctamente, si te apoderas de toda la información tridimensional y el conocimiento que tienes dentro de esta dimensión que estás viviendo, eso ya no puedes perderlo. ¿Quién puede quitarte el conocimiento?

»Yo pienso en lo que le pasó a Jesús, a Luther King, a Buda, a Gandhi, etc. Si vives tu dimensión, tu mundo, tu universo, buscando el conocimiento, abierto a la percepción y la información de tí mismo y de lo que te rodea, es tan intenso lo que vives, es tan

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grande la realización personal, que no tiene sentido tener el fusil. No tiene sentido, lo perderías todo. Entonces es cuando realmente lo perderías.

—Defender ese mundo ¿aunque te cueste la vida…?

—El horror que sentimos a la muerte es porque no queremos morir. Y no queremos morir porque no queremos desaparecer. Si a tí te asegurasen de verdad que después de la muerte está el cielo, o lo que tú consideres que es el cielo, un paraíso, y que el tránsito va a ser tranquilo, no te importaría tanto.

»Pero algo en tu interior te hace sentir que vas para atrás, que vas a desaparecer, que es malo morirse y que no quieres sufrirlo. Ese sufrimiento, nosotros lo relacionamos con nuestra desaparición.

—Entonces, si llevas una vida lineal o incluso en la segunda dimensión ¿la muerte te empuja hacia atrás?

—Sí, sientes que la muerte te está llevando a un lugar al que no quieres ir. Tu inercia, tu vida, tal y como la estás viviendo, no te lleva a un lugar que te sea agradable. Así lo sientes.

—¿Lo que habrá después de mi muerte será la continuación de mi vida? O sea que ¿depende de lo que llene ahora mi vida?

—La muerte es la continuación… Es… debe ser la entrada al tiempo-conciencia.

»Lo que hay detrás de la muerte es como cuando tú naces desde el vientre materno y llegas hasta aquí, cuando transformas esa cantidad de millones de años de todas tus filogénesis en un ser, en tí mismo. El hecho de nacer o el hecho de morir es dar “realidad y presencia” a esa transformación.

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»Toma este sentimiento, no lo encasilles. Permite que evolucione por los caminos de ese Universo que se abre ante ti. Deja que “el misterio” te dé luz y podrás dilucidar la puerta que guarda la muerte, y de la que ella no es más que el conserje.

»Ahora tú llena con tu mundo todo el espacio que te está dando este universo. Para eso tienes que tener toda la percepción abierta y llenarte de toda esa cantidad de información que te está llegando.

—Gracias Juan Francisco por este extraordinario regalo. Acepto que todo en nuestro maravilloso mundo es un misterio pero que gracias a eso crecemos. Aunque la confianza que ahora siento en ocasiones se haga fina y frágil como un hilo, voy a cuidarla y seguirla hasta ver adónde me lleva.

—Nuestra historia es una historia llena de ternura, de dolor, coraje y supervivencia.

»Venimos de una tierra que nos ama, nos ha protegido y apoyado en todo nuestro camino. Se entrega a nuestras necesidades y caprichos. Nos educa con mano firme, pero siempre nos acoge en su regazo cuando volvemos a ella, a casa, doloridos, plenos de vivir. Con toda confianza podemos viajar a nuestro interior para vivir nuestra historia.

»Allí encontramos ese amor ancestral y virgen de la creación que nos dio lugar, que nos condujo hasta aquí. Con fe en esa relación podemos continuar nuestro caminar hacia la conciencia universal, hacia el conocimiento del creador. Hacia nosotros mismos.

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10. EPÍLOGO

Llegó el momento de la despedida. Ese momento que nunca esperas que vaya a llegar.

Pero sin embargo estaba alegre, todo lo sucedido había sido importante y había merecido mucho la pena. Estaba contento con mi equipaje y quería decírselo.

—Me siento fuerte. Últimamente he perdido la sensación de estar desbordado y abrumado.

—Qué bueno si estás perdiendo esa sensación.

—Sí, tengo la sensación de que se han ido haciendo las cosas más simples a medida que he ido creciendo; el mundo es más accesible, menos embarullado, más ligero.

»Quisiera decirte que en todo este tiempo he aprendido de ti cosas esenciales.

»A nivel personal me has ayudado a comprender la salud, desde nuestros patrones emocionales y químicos más biológicos, hasta nuestra estructura, nuestra verticalidad, con todo lo que ello conlleva.

»A nivel profesional me has enseñado que no tengo que aferrarme a nada, ni a la vida; y a darme cuenta de que si cada día busco que los pacientes se recuperen y espero la palmadita en la espalda diciendo: ¡Qué buen terapeuta eres!, en realidad lo único que haría sería engreírme y aferrarme más a una técnica.

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—Realmente todos los días tenemos que ir soltando todo lo que estamos aprendiendo. Eso no se va, no se va a ningún sitio pero te hace libre si lo sueltas. No dejes de vivir la libertad que tenemos por ser humanos. Si eres un genial terapeuta eso no es importante, eso sólo vale para que puedas divertirte más en el camino, en el trabajo.

—Y muy dentro de mí he aprendido algo muy importante: estoy más conectado con todo lo que me rodea. Veo las cosas y puedo comprender su aspecto, su rugosidad y, sin cogerlas, noto el peso; tengo la información táctil, puedo sentir diferente.

—Eso significa que la conexión con tu plantilla, con tu base de datos de todo, está aumentando. Tu vista te da algo más ahora. Te da la información interior para poder sentir qué ocurre a la hora de mirar.

—Sí, ahora comprendo que si atiendo más a la información que recibo a través de mis sentidos no me sentiré deprimido, con ansiedad, marginado, frustrado o mal emocionalmente.

»Antes, sin entenderlo, no tenía capacidad de respuesta ante determinados estímulos, estaba mal en mi casa porque me sentía mal conmigo mismo, me llevaba mal con bastantes personas y mi vida era todo un tinglado porque mis sistemas de orientación no estaban correctos y me sentía como…

—¿Desorientado?

—Sí, eso es. Si estoy orientado, aunque la vida me duela porque ocurren cincuenta mil cosas que son dolorosas, las puedo sobrevivir.

»Estando orientado sé que voy por mi camino. Me podrá llover, me caerán cosas encima, podrá hacerse de noche, etc. pero voy por ahí.

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»Estando desorientado, al menor estímulo, siento: “¿Ahora qué hago, dónde voy?” Si ya estaba perdido antes, ¡imagínate entonces!

—Esa es la visión.

»En nosotros, con el cerebro que tenemos, un estado de falta de orientación tanto en la estabilidad psíquica como en la estabilidad física nos llevan a grandes desequilibrios psicológicos, estructurales y por supuesto emocionales.

»Una buena orientación nos abre un mundo a todos los niveles.

»Una cosa que noto es que realmente has hecho un cambio en la verbalización. Eres capaz de decir muchas más cosas que antes y no es por confianza, es por dónde sacas la información. Eso me hace sentir muy bien porque de alguna forma me dice que estás consiguiendo una relación diferente contigo mismo y por lo tanto con tus pacientes.

»Esa capacidad de sentir lo que uno tiene dentro permite sentir y escuchar a otra persona y, por supuesto, ayudarla. Y así con cada cosa que hagamos. Es como una especie de flexibilidad.

—Ese cambio indudablemente ha tenido mucho que ver contigo.

—Me da mucha satisfacción cuando considero que en una pequeña parte he contribuido a tu camino. Para mí es un orgullo enorme y mi ego se pone a “hacer pesas” cuando lo veo, cuando mis sentidos me hablan de ello.

—Me gustaría ahora que me comentaras sobre el momento que está pasando este mundo en que vivimos, porque hay inquietud en muchas personas por esta situación. Quisiera saber tu opinión sobre qué actividad, qué tarea podríamos desempeñar para sintonizarnos con el momento actual

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y apoyar un cambio real.

—Estamos en una época en que vemos cambiar el mundo con una velocidad y una aceleración progresivas.

»Vivimos en un matriarcado oculto, envuelto en toda una costra de patriarcado y de función de hombre; pero, en el fondo, no puede dejar de ser un matriarcado.

»Normalmente los trabajos en los que socialmente se involucra la gente son trabajos desarrollados por un tipo de sociedad depredadora, un tipo de sociedad que tiene miedo, con una energía machista, de agresión, de “mear en las esquinas” para que nadie pase, de puertas cerradas. Es decir, nunca ha sido una sociedad abierta. Pero la sociedad está cambiando.

—Es difícil creer en alguna forma de gobierno de los que hoy en día tenemos.

—Creer en una democracia estancada, como vemos hoy en día, es creer en algo que no tiene un sentido propio, no tiene una raíz. Las directrices nacidas de una forma congruente, creativa, son creencias evolutivas, no son estancas.

—¿Y alguien lo hizo bien?

—Gandhi sí generó un tipo de gobierno que nació de una creencia totalmente sana, totalmente viva, una creencia que no puede morir. No era un libro, no había un libro en su vida, lo que había era una creencia compartida que nació de la filogénesis de todos los seres. Así sí puede ser un gobierno.

»Evidentemente un gobierno en el que se hace una constitución, unas leyes, etc., es un gobierno muerto, una mentira, porque no

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nace del ritmo de un pueblo, del sentimiento de un pueblo, sino que nace de las creencias no creadas, de cómo nosotros pensamos que tienen que ser las cosas. Cuando alguien crea algo nunca se pierde, siempre se queda ahí.

—¿Cómo podemos, aceptando lo que existe, hacer algo enfocado a “lo nuevo”?

—Pueden hacerlo las personas que cambien su trabajo a una forma más innovadora y femenina.

—¿Cómo es un trabajo femenino?

—Femenino significa que puedes hacer algo con lo que vas a ayudar a mucha gente y además, puede ser muy rentable.

»La mayoría de las empresas actuales son empresas depredadoras,

que quieren quitarnos cosas; en cambio las empresas que quieren darnos cosas son las empresas que van a empezar a funcionar.

»Los bancos se están hundiendo. ¿Qué banco está funcionando? El banco de Muhammad Yunus. Y encima cuanto más dinero gana, más dinero gana la gente también. Realmente ha cambiado el giro social, ha cambiado el giro del pensamiento. Toda la gente que se involucre todavía más en el giro antiguo va a perecer.

»La sociedad ha cambiado, pero ha cambiado tan rápido que nosotros tenemos que abrir “el frasco”. No cerrarnos a algo por miedo, por miedo de decir: “Es que si pierdo el trabajo…”, “Es que si no hago…”, etc. Sólo el cerebro de alguien que está abierto puede hacer un cambio de esquemas y enfocar la vida de un modo diferente y encima, dentro de seis meses ser millonario. Es la valentía de hacer el cambio.

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—¿Cuál sería la clave?

—La mujer. La mujer nunca hubiera hecho una sociedad así. ¿Qué trabajos hubiera hecho una mujer? ¿Que empresa hubiese creado, como hubiese construido?

—No sé muy bien cómo pensaría una mujer.

—Una mujer tiene hijos, pero a los hijos los quiere de forma diferente a como los quiere el padre. Un padre puede mandar a un hijo a la guerra, una madre no; a una madre se los quitan y los envían a la guerra. ¿Que haría una madre, una mujer, laboralmente en una sociedad? ¿Cómo construiría esto? Nunca crearía bancos como los que hay, no crearía empresas constructoras como las que hay; sería diferente.

»Genera ese pensamiento. Piensa un poco más en horizontal.

—No sé qué hacer y además sí que me da miedo sucumbir al hacer cambios muy grandes.

—No estamos preparados para morir y tenemos que aprender a “morir” en esta vida. Una “muerte” puede ser un paso hacia el siguiente nivel en que tengamos que vivir.

»Eva posiblemente pudo ser muy valiente. Por eso es impresionante para mí la maternidad. La maternidad es algo que han defendido todos los que hemos llamado santos. Lo que ocurre es que solamente con la visión del “XY”, la visión masculina y guerrera, es muy difícil darle el sentido real a la vida porque ¿quién puede parir en esta tierra?, ¿quién ha nacido aquí que puede parir?, ¿quién puede poblarla y seguir nutriendo a este planeta, al lugar donde vivimos?

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—La mujer.

—La mujer tomó un camino que el hombre está siguiendo. Pero el hombre todavía está tragándose el bocado.

—¿Nos cuesta seguir el camino que tomó Eva?

—No queremos tragarnos ese bocado, el bocado de Adán no quiere pasar de ahí, de la garganta. La mujer no tiene “nuez” casi.

—¿Por qué?

—Porque sería aceptar que el camino tomado es morir… y no queremos morir. Es sufrir… y no queremos sufrir. Y en cambio estamos haciendo sufrir a “Eva” que es la tierra, es el planeta, es la maternidad.

—Bueno, puedo plantearme hacer algo que esté bien hecho para los demás y que la decisión sea acertada…

—Tú puedes pensar que esto está bien, que esto está mal, que no se qué, que no se cuánto, que no quieres, que sí quieres, etc. En definitiva, cuando llega el momento lo importante es que lo que sale, es lo que Es.

»La lucha interior cada uno la tendrá y creo que son los dos bastiones de nuestra vida. Vamos moviéndonos con ellos pero a la hora de la verdad lo que tú vas a dar, eso no lo sabes hasta que lo das.

»La pasión nuestra es que nosotros tenemos el concepto del bien y el mal, la sensación del bien y del mal, que existe una cosa que se tiene que hacer y otra que no. Y que siento dentro que quiero hacer

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cosas que no se deben de hacer, y por otro lado no quiero hacer cosas que siento que debo hacer. Es esa lucha que mantenemos. Pero a la hora de hacerlo hay algo en nosotros que lo sabe. Deja a ese alguien libre para que realmente lo haga…, sin sujetarlo.

—Son palabras mayores. ¿Cómo hacer algo de esa forma?

—Yo tengo tres personajes que me gustan mucho: Cristo, Francisco de Asís y Teresa de Calcuta. Mi cristo no está crucificado, está activo. Hará muchas cosas o hará pocas. ¿Y el tuyo, lo tienes crucificado? Porque, en definitiva, es el que tiene que hacer.

»Mucha gente va a misa con mucha devoción pero su cristo está clavado en la pared. ¿Realmente es ese el lugar donde pensamos que tiene que estar? O no; lo desclavamos y que funcione. Es realmente donde tenemos que trabajar: quién es el que va a actuar.

»Siempre nos va a costar trabajo porque pasaremos nuestras pasiones. Igual que hay personas que llegan a tu consulta o a tu vida y se te vuelve el estómago del revés y hay otras que no quieres que se vayan y se tienen que ir. Son todas esas emociones del ser humano que viajan con nosotros en nuestra vida.

»Haces cosas, te mueves, dices una palabra, dices otra, etc. Todo lo que haces tiene una fuente.

—Quisiera vivir, crecer y un día llegar a conocerla…

—Plantéate la idea de que crecer no es dejar de tener miedo sino poder vivir con él. Y que somos niños y que seguiremos siendo niños. Y de verdad que merece la pena. Despertar al bebé o al niño que está curioso, asustado pero ávido de vivir... ¡es genial!

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Ha llegado el final, pero sólo es el principio… Soy un conejo saliendo de la madriguera.

FIN

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