díaz de gamarra y dávalos, juan benito- elementos de filosofía moderna, t. ii

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Page 1: Díaz de Gamarra y Dávalos, Juan Benito- Elementos de filosofía moderna, t. II
Page 2: Díaz de Gamarra y Dávalos, Juan Benito- Elementos de filosofía moderna, t. II

FRAY JUAN BENITO DIAZ DE GAMARRA. Elementos de la filosofía Moderna. Vol. II Antología. De Carmen Rovira

Gaspar y Carolina Ponce. Se terminó de Imprimir en el mes de Agosto de 1998.

en los Talleres de Chimal Editores. S.A. de C.V., ubicados en Lago de Texcoco No. 105 Col. Vicente Guerrero, Toluca,

Méx. Tel. 19-45-60 Su tiraje consta de 500 ejemplares

Cuidado de la edición a cargo del Departamento Editorial de la UAEM. Tipografía y formateo: Luz María Flores Góngora,

Producción. Difusión y Extensión del CICSyH-UAEM.

Page 3: Díaz de Gamarra y Dávalos, Juan Benito- Elementos de filosofía moderna, t. II

FRAY JUAN BENITO DÍAZ DE GAMARRA Y DAVALOS

ELEMENTOS DE LA

FILOSOFÍA MODERNA

VOLUMEN SEGUNDO (Antología)

Carmen Rovira Gaspar Carolina Ponce (Compiladoras)

Dirección General de Asuntos del Personal Académico

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE

MÉXICO 1998

Page 4: Díaz de Gamarra y Dávalos, Juan Benito- Elementos de filosofía moderna, t. II

FRAY JUAN BENITO DIAZ DE GAMARRA Y DAVALOS

ELEMENTOS DE LA

FILOSOFIA MODERNA que incluye conjuntamente la física

tanto general como particular.

Seleccionado, enriquecido y preparado de los más recientes filósofos

de más reconocimiento.

Carmen Rovira Gaspar Carolina Ponce (Compiladoras)

Tania Alarcón Juan Gualberto López

(Traductores)

DGAPA CICSyH

UNAM UAEM

Page 5: Díaz de Gamarra y Dávalos, Juan Benito- Elementos de filosofía moderna, t. II

DIRECTORIO UAEM

M. en A. Uriel Galicia Hernández Rector

M. en S.P. Ezequiel Jaimes Figueroa Secretario Académico

M. en Pl. Gustavo Segura Lazcano Coordinador General de Difusión Cultural

Dr. Rafael López Castañares

Coordinador General de Investigación y Posgrado

Profr. Dr. Manuel Velázquez Mejía

Coordinador del CICSyH

Lic. Ma. del Carmen Maldonado de Marco

Responsable del Programa Editorial

la. Edición 1998 © Derechos Reservados Universidad Autónoma del Estado de México Av. Instituto Literario No. 100 Ote. 50000, MEXICO.

Impreso y hecho en México Printed and made in Mexico

ISBN 968 835 409-0

Page 6: Díaz de Gamarra y Dávalos, Juan Benito- Elementos de filosofía moderna, t. II

INDICE

Pág. PREFACIO V INTRODUCCION IX AGRADECIMIENTO XLV

TEXTO LATINO-CASTELLANO

ELEMENTORUM RECENTIORIS PHILOSOPHAE PARS IV ELEMENTA PHYSICES. PROLEGOMENA

§. I De Physica ejusque scopo 6 §. II Utilitas Physicae 12 §. III De Peripateticorum Physica 16 §. IV De Studio Geometriae 22 §. V Auctores quos sequemur 24 §. VI De Regulis philosophandi 26 §. VII Physices divisio 32

PARTE IV DE LOS ELEMENTOS DE LA FILOSOFIA MAS RECIENTE

ELEMENTOS DE LA FISICA. PROLEGOMENOS I. Acerca de la Física y su finalidad 7 II. La utilidad de la Física 13 III. Acerca de la Física de los Peripatéticos 1 7 IV. Acerca del estudio de la Geometría 23 V. Autores que seguimos 25 VI. Acerca de las reglas del filosofar 27 VII. La división de la Física 33

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Pág. PHYSICES PARS I

DE NATURA, ATQUE PRINCIPIIS CORPORUM DISSERTATIO I De Corpore physico generatim sumpto

CAPUT. I De Natura Corporis. Philosophorum opiniones exponuntur, & refutantur 34 Satis sit Objectionibus 42 CAPUT. II Sententia nostra exponitur, & probatur 50 Satis sit Objectionibus 52

DISSERTATIO II De Principiis corporis naturalis

CAPUT. I Notiones generales principiorum 60 CAPUT. II Exponitur systema Metaphysicum Peripateticorum 66 CAPUT. III Quambrevissime exponitur & refutatur Systema Leibnitzii 72 CAPUT. IV

Praemittuntur axiomata ad consutanda, vel stabilienda systemata prorsus necessaria 74

CAPUT. V Refutatur Systema metaphysicum Peripateticorum 80 CAPUT. VI Systemata Artificiosa. Exponitur, & refutatur atomistarum systema 88 CAPT. VII Exponitur Cartesii Systema, & refutatur 90

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PágADPENDICULUS Systema Newtonianum leviter adtingitur 96 CAPUT. VIII Systemata Physica elementaria, seu sensibilia, & Chymicum systema 102 CAPUT. IX Exponitur nostra de principiis corporum internis Doctrina 108 CAPUT. X Ineluctabilibus argumentis ex Tosca x desumptis excluduntur e Philosophiae albo formae substantiales, quae sint entitates absolutae, prout a Peripateticis communiter propugnantur 124 Peripateticorum argumenta solvuntur 132 Argumenta contra secundum Conclusionem 138

CIENCIAS FISICAS. PARTE 1 ACERCA DE LA NATURALEZA Y ACERCA DE LOS PRINCIPIOS DE LOS CUERPOS DISERTACION PRIMERA Acerca del cuerpo físico tomado en general

CAPITULO I Acerca de la naturaleza del cuerpo. Se exponen opiniones de filósofos y se refutan 35 Sea suficiente con estas objeciones 43 CAPITULO II Se expone nuestra sentencia y se demuestra 51 Sea suficiente con estas objeciones 53 DISERTACION SEGUNDA Acerca de los principios del cuerpo natural CAPITULO I Nociones generales de los principios 61 CAPITULO II Se expone el sistema metafisico de los peripatéticos 63

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Pág. CAPITULO III Muy brevemente se expone y se refuta el sistema de Leibnitz 73 CAPITULO IV Se presentan axiomas para refutar, o para consolidar enteramente los sistemas necesarios 75 CAPITULO V Se refuta el sistema metafisico de los peripatéticos 81 CAPITULO VI Sistemas artificiosos. Se expone y se refuta el sistema de los atomistas 89 CAPITULO VII Se expone el sistema de Descartes, y se refuta 91 APENDICULO El sistema newtoniano se toca levemente 97 CAPITULO VIII Sistemas físicos elementarios o sensibles y sistema químico 103 CAPITULO IX Se expone nuestra doctrina acerca de los principios internos de los cuerpos 109 CAPITULO X Son excluidos de la transparencia de la filosofía, con irrebatibles argumentos tomados de Tosca46, las formas sustanciales que son entidades absolutas, según son defendidas comúnmente por los Peripatéticos 125 Los argumentos de los peripatéticos se resuelven 133 Argumentos contra la segunda conclusión 139

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PágPHYSICES PARS ALTERA DE MOTU

DISSERTATIO I Agitur de Motu locali corporum CAPUT. I

De Motus natura, & obiter de Quiete 174 CAPUT. II

De proprietatibus motus, deque illius divisionibus 180 Regulae velocitatum 200 Regulae pro quantitate motuum 202

SEGUNDA PARTE DE LA FÍSICA ACERCA DEL MOVIMIENTO

DISERTACION I Se trata acerca del movimiento local de los

cuerpos CAPITULO I Acerca de la naturaleza del movimiento y, al mismo tiempo, acerca del reposo 175 CAPITULO II Acerca de las propiedades del movimiento y acerca de las divisiones 181 Reglas de las velocidades 201 Reglas en cuanto a la cantidad de los movimientos 203

PHYSICES. PARS IV DE QUALITATIBUS

CORPORUM DISSERTATIO I De Physica natura qualitatis sensibilis

CAPUT. I Notiones necessariae praemittuntur 206 CAPUT II Stabilitur physica natura qualitatis sensibilis 212

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Pág. PARTE IV DE LA FISICA ACERCA DE LAS CUALIDADES DE LOS CUERPOS DISERTACION I Acerca de la física natural de cualidad sensible

CAPITULO I Se presentan las nociones necesarias 207

CAPITULO II Se establece la naturaleza física de la cualidad sensible 213

PHYSICES. PARS V, ET POSTREMA DE MUNDI COMPOSITIONE, DE MUNDI ELEMENTARI, ET CORPORIBUS TERRESTRIBUS, DE METEORIS,

ET PLANTIS DISSERTATIO I De Mundi compositione CAPUT III

Mundi systemata strictim exponuntur 216 CAPUT IV Censura, systematum mundi 222 ADPENDIX Quid de Astrorum influxu sentiendum sit? 236 COROLLARIUM I 242 COROLARIUM II 244 COROLLARIUM III 248

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Pág. .PARTE V Y ULTIMA DE LA FISICA

DE LA COMPOSICION DEL MUNDO ELEMENTARIO Y LOS CUERPOS TERRESTRES, DE LOS METEOROS

Y DE LAS PLANTAS DISERTACION I Sobre la composición del mundo

CAPITULO III Se exponen concisamente los sistemas del mundo 217 CAPITULO IV Examen de los sistemas del mundo 223 APENDICE

¿Qué debe entenderse acerca de la influencia de los astros? 237

COROLARIO I 243 COROLARIO II 245 COROLARIO III 249

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PREFACIO

a antología que presentamos reúne páginas significativas de la obra Elementorum Recentioris Philosophiae. Pars IV. Elementa Physices del mexicano Juan Benito Díaz de Gamarra y Dávalos,

quien fue, en su momento, el principal introductor de la filosofía moderna en México.

LEn nuestro autor, quien vive en la segunda mitad del siglo

XVIII, encontramos un deseo sincero por dar a conocer a los jóvenes mexicanos el discurso filosófico de la modernidad europea; recordemos sus palabras introductorias en el volumen primero de los Elementorum Recentioris Philosophae, "A vosotros, grande esperanza de la patria, ofrezco estas Instituciones de filosofía moderna, recogidas ciertamente de aquí y de ahí, con gran brevedad, aunque desearía daros muy diferentes cosas, bien amplias si no fuera tan breve el curso escolar que según costumbre debéis recorrer", y en este volumen segundo en el que trata la física, advierte, como puede leerse, ya desde el título: "Seleccionado, enriquecido y preparado de los más recientes filósofos de más reconocimiento. Para el uso de la juventud escolar..."

Pues bien, nuestra tarea ha consistido, precisamente, en escoger, entre lo seleccionado por Gamarra, aquello que puede, en

V

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forma significativa, darnos a conocer su postura ante la filosofía moderna.

Es necesaria la reflexión sobre la "selección" realizada por Gamarra y esto es, precisamente, lo que ha guiado nuestro criterio selectivo. Como puede advertirse se presentan dos instancias: una la "selección" realizada por Gamarra entre los temas y autores filósofos de la modernidad; otra nuestra "selección" orientada a elegir, entre las páginas del texto de Gamarra, aquellas en donde más precisa y claramente puede advertirse su posición ante la modernidad y su interés por dar a conocer a sus alumnos el pensamiento de algunos de los filósofos modernos frente a un peripatetismo decadente, aún dominante en su época.

Realizada la traducción por Tania Alarcón y Juan Gualberto López bajo la dirección y cuidadosa supervisión de la Mtra. Carolina Ponce, viene a conformar un trabajo que se realizó al interior del Proyecto IN 402294, DGAPA, FFyL, UNAM, del cual soy responsable.

Convencidos de la importancia que tiene en la investigación la tarea interdisciplinaria comenzamos esta nueva experiencia de traducción, análisis y critica del texto de un filósofo al que bien pudiera clasificarse como un clásico mexicano del siglo XVIII. Dicha experiencia ha sido por demás satisfactoria, podría calificarse como esencial e inolvidable.

Gracias a dicha traducción se da a conocer al público de habla hispana un texto, hasta ahora no traducido al español, de uno de los filósofos más controvertidos del México dieciochesco.

Entre los fines del proyecto aparece, como primordial, publicar otra antología similar a esta que presentará textos

VI

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filosófico-políticos, no vertidos al español, de los jesuitas mexicanos del siglo XVIII. Con estos dos volúmenes el proyecto cumple con una prioridad: poner en circulación algunos textos de la época mencionada para que el alumno y los interesados en el tema de la cultura y de la filosofía mexicana puedan consultarlos con toda facilidad.

Agradecemos a DGAPA su ayuda, gracias a la cual ha podido realizarse este estudio y su publicación.

Mtra. Ma. del Carmen Rovira.

VII

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INTRODUCCION

I

orría el año de 1774 cuando de la imprenta de Don José de Jáuregui en la ciudad de México, salía a la luz una obra que habría de marcar un hito en el camino de la

fil exicana; su autor tenía alrededor de treinta años y se osofía m

Cllamaba Juan Benito Díaz de Gamarra y Dávalos.

Gamarra fue hijo de Don Diego Díaz de Gamarra y de Ana Dávalos; nació en Zamora, Michoacán, el 5 de agosto de 1745. Realizó sus primeros estudios en la ciudad de México, en San Ildefonso; posteriormente fue a San Miguel el Grande e ingresó en el Oratorio.

En 1767 fue a Europa para obtener el doctorado en Cánones, en la Universidad de Pisa. Con seguridad, en ese momento tuvo contacto con los filósofos modernos, sobre todo los eclécticos destacados, quienes influyeron en su pensamiento. Debió conocer a unos personalmente y a otros por medio de sus obras.

Cuando regresa a México, es nombrado profesor de filosofía, Rector del Colegio de San Francisco en San Miguel y Comisario del Santo Oficio. Sin embargo, es sintomático que en 1774, cuando publica su obra más importante, Los Elementos de la Filosofía Moderna, tuvo que renunciar a sus cargos; habría que

IX

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investigar hasta qué punto influyó la actitud opositora de los escolásticos conservadores. En 1777 vuelve a sus cargos.

Según los datos del Dr. José Gaos1, la actitud de Gamarra le creó problemas que pudieron llegar a la excomunión de la Congregación del Oratorio en un enfrentamiento con el Obispo de Michoacán, el Sr. De la Rocha, aunque el asunto terminó con una absolución.

Nuestro autor nos legó, además de la obra que nos ocupa, otros opúsculos, sermones y oraciones fúnebres. Su vida fue corta, pues falleció el 1o de noviembre de 1783, a los treinta y ocho años de edad.

Este joven, profesor de filosofía y Rector del Colegio de San Francisco de Sales en San Miguel el Grande, será el encargado de introducir ampliamente y difundir las ideas y los conceptos de filosofía moderna -la "más reciente" como él la llama- en México.

Si consideramos el momento histórico y recordamos la inconformidad que vive toda la Colonia, puede apreciarse en su justo valor, como una muestra de esa inconformidad en el ámbito educativo e intelectual, la propagación de las nuevas ideas -las "más recientes"- que esgrimen como uno de sus fines al oponerse a las posturas caducas y anquilosadas de la enseñanza escolástica, y, por ello, postulan la razón, la búsqueda de la verdad, la ciencia experimental y la vinculación con la realidad como instrumentos y metas, tanto del individuo como de la sociedad.

Esa inconformidad razonada conlleva a los espíritus más incisivos de la segunda mitad del siglo XVIII a tomar actitudes de

1 Díaz de Gamarra y Dávalos, Juan Benito, Tratados, ed. UNAM, México, 1947. ed. y pról. José Gaos, pp. XXXII-XL.

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crítica y de impugnación, pero también de tolerancia y reconocimiento.

¿Por qué tolerancia y reconocimiento? Porque muchos de ellos, si no es que todos, aceptaban los fundamentos de la religión católica, en consecuencia no podían adherirse plenamente a las ideas de un Galileo, de un Descartes, de un Espinoza o de un Rousseau, pero encontraban en los filósofos modernos -los "más recientes"- conceptos y líneas de pensamiento vitales para el ejercicio filosófico. Reconocían como verdades sus dogmas religiosos y los valores inherentes a determinadas materias de su tradición escolástica; pero, al mismo tiempo, reconocían que los métodos y la ciencia -la "física"- tenían que romper la camisa de fuerza que la misma escolástica les imponía.

Es por lo anterior que, en la segunda mitad del siglo XVIII en México, no hubo una ruptura franca como la que se presentó en algunas regiones de Europa, sino que más bien se propició un eclecticismo2. Tal vez no sea este el momento oportuno, pero no puedo dejar de preguntarme si no ha sido ése un fenómeno histórico y cultural repetitivo en el transcurrir de nuestro país.

Como acertadamente dice Carmen Rovira: "El siglo XVIII tuvo características propias en nuestros países. Atrasados, asimilando lentamente la ciencia experimental moderna, los países ibéricos permanecían alejados del centro de cultura europeo. Los eclécticos, en su afán por abrirse a la cultura,

2 Sobre el eclecticismo, cfr. la presentación del Dr. Bernabé Navarro en Díaz de Gamarra, Benito, Elementos de Filosofía moderna, ed. UNAM, México, 1963, pp. V-55. Quiróz-Martínez, Olga V., La introducción de la Filosofía Moderna en España, ed. El Colegio de México, México, 1949. Rovira, María del Carmen, Eclécticos portugueses del siglo XVIII y algunas de sus influencias en América, ed. UNAM, México 1979.

XI

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dominados por su propia situación y guiados muchas veces por un sentido de equilibrio, realizaron un minucioso escareceo en las teorías. Dibujaron y trazaron, junto con la escolástica, nuestro siglo XVIII, de matices tan peculiares"3.

Apegarse y copiar a los pensadores eclécticos es, por una parte, resultado de su conformación intelectual, puesto que está de acuerdo con ellos, le convencen; y, por otra parte, es una forma de la cultura, de la elaboración del discurso que se usaba mucho en el siglo XVIII4. Para ellos, transcribir textualmente párrafos completos de otro autor, al que sólo se citaba en el principio, no era un plagio intelectual como podemos pensar ahora. Daban por supuesto que leer y conocer las obras de otros llevaba como consecuencia copiar partes de ellas. En el caso de Gamarra, por ejemplo en la Lógica, la copia de la obra de Luis Antonio Verney, el Barbadiño, es casi completa. Por lo demás, al repetir textualmente, son "leales" al autor, no lo interpretan, era la forma más honesta de difundir su pensamiento, exactamente con sus mismas palabras. Lo único que reclamaríamos, sería una forma de citación aclaratoria.

Benito Díaz de Gamarra y Dávalos se presenta ante nosotros con esa postura ecléctica, buscando el equilibrio que él trata de alcanzar volviendo los ojos a sus autores preferidos, por ejemplo, cuando cita a Verney en relación a la posible herejía de los investigadores de la verdad, se apoya en las palabras del portugués, quien dice: "...alaba la investigación filosófica de los heréticos: luego es herético, es falso... Pues no todas las cosas que

3 Rovira, op. cit., p. 23. 4 Este fenómeno literario no es exclusivo del siglo XVIII, desde la antigüedad clásica se puede rastrear. La aceptación mayor o menor de ello, es lo que varía con las épocas.

XII

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dijeron los heréticos son falsas; ni todas las que escribieron los católicos son verdaderas"5.

La figura y el pensamiento de Gamarra tienen un peso específico y real en la cultura mexicana. Es un hombre que construye una filosofía enfrentando, rechazando, asimilando y confrontando las concepciones de los filósofos "más recientes", con lo que le había transmitido la escolástica, y que sigue los caminos señalados por Verney, Tosca, Sarry o Jacquier, entre otros.

El mismo Gamarra dice a sus alumnos que ha "recogido de los mejores filósofos de la época moderna casi todas sus doctrinas, con gran trabajo y además lealtad suma...Recorrí más de cien volúmenes, y no con negligencia, antes de poner mano a escribir estos Elementos. Examiné todo con mis ojos, me propuse en mi ánimo palidecer día y noche sobre los papeles, con el fin de servir a nuestra juventud. ¿Qué más? Mi ocio... el dulce domicilio de la patria; el dinero, bastante considerable, que fue gastado por mí; y, lo que los mortales suelen tener en mucho, la fama y estima del nombre (puesto que entre el vulgo ignorante soy tratado como reo de destruir la filosofía y la antigua religión de nuestros mayores...”6, todo eso hizo para dar a los jóvenes del "dulce domicilio de su patria" una formación mejor; todo pudo enfrentarlo porque lo más valioso era difundir las ideas modernas para utilidad de la juventud "grande esperanza de la patria"7.

En cuanto a su postura critica, Gamarra se eleva, impugna y lucha para desterrar siempre que puede aquellas "cuestiones

5 Díaz de Gamarra, op. cit., p. 87. 6 Díaz de Gamarra, op. cit., p. 19 (el subrayado es mío). 7ibid.,p. 15.

XIII

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inútiles con que se atormentaba el ingenio de los jóvenes"8 . Para él no es educación lo que "se anda vendiendo vulgarmente, en las escuelas... aquellos sempiternos ejercicios, disputas, logomaquias... con las que los ingenios son ciertamente atormentados y abrumados"9. A cambio de esa educación, promueve la de la filosofía moderna sin atentar contra la religión ni Santo Tomás: "Siguiendo pues la mejor práctica de los Colegios de Europa, y lo que han escrito los más célebres autores, que tratan de método de estudios, sin apartarnos del Sol de las escuelas, el Angélico Doctor Santo Tomás, se ha procurado reformar en mucha parte la filosofía, haciendo su estudio agradable a la juventud y útil a la religión y al Estado, desterrando de nuestras aulas la mayor parte de tantas cuestiones inútiles, con que se atormentaba el ingenio de los jóvenes, haciéndoles cobrar horror a las letras"10

Los ataques al método y las ideas escolásticas podemos verlos, por ejemplo, cuando, citando a Tomás Vicente Tosca, afirma: "Ciertamente ha de lamentarse mucho, que con estos rodeos de toda filosofía, hayan hecho un laberinto aquellos que tocan las cosas físicas... con precisiones metafísicas... y apartadas del experimento"11. O, cuando rechaza la postura científica de los peripatéticos: "Los peripatéticos nada han aportado acerca de este asunto, y se contentan con haber considerado la materia y la forma metafísicamente. Los más recientes (los modernos), por

8Díaz de Gamarra, Juan Benito, Máximas de Educación, Academias de Filosofía, Academias de Geometría, ed. El Colegio de Michoacán, Zamora, 1983, p. 97 9 Díaz de Gamarra, Elementos, p. 16. 10 Díaz de Gamarra, Máximas de educación, pp. 96-97. 11 cfr. la presente edición, Prolegómenos, & 12.

XIV

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otra parte, están todos de acuerdo en rechazar las sutilezas escolásticas en esto,... resulta evidente que los peripatéticos vulgares hablan sin razón"12. Sin embargo, establece una distribución muy importante al precisar que el filósofo griego no es responsable de lo que los peripatéticos posteriores han hecho de su sistema. "De ningún modo consideramos que este sistema haya sido inventado así por Aristóteles, sino afirmamos que es un sistema peripatético vulgar, el cual, probablemente de manera más adecuada podría ser llamado arábigo a causa de los intérpretes árabes del Estagirita"13. Creo que es evidente que el michoacano hace oír su voz firme y contundentemente con la finalidad de conducir la educación -los jóvenes- hacia derroteros más útiles y necesarios para el México de ese momento.

Su labor como maestro y difusor de una nueva cultura debe ser revalorada porque, si bien es cierto que la política del Borbón, Carlos III, pretendía propiciar el avance científico y tecnológico a fin de favorecer un mejoramiento económico de las colonias que necesitaba España con verdadera urgencia; por otro lado, también es cierto que esa misma política tenía fuertes opositores aquí, entre nosotros. Bástenos traer a la memoria que el visitador Don José de Gálvez, quien llegó en 1766 con varias consignas, como la de la expulsión de los jesuitas y la instauración del régimen de intendencias, logró, por ejemplo, la primera, pero tuvo como resultado la animadversión casi general de la población que se proyectó en algunos levantamientos y en la aparición de una

12 ibid. la. Parte & 25. Sobre los mismo, cfr. & 35 y ss. 13 ibid. & 39.

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literatura subversiva de libelos14; mas no logró hasta 1786 instaurar algunas intendencias, dado que con ese régimen se afectaban los intereses de un grupo oligárquico de peninsulares y criollos15.

Sin embargo, en el aspecto cultural, el déspota ilustrado que era Carlos III auspiciaba la creación de academias y sociedades y el envío de libros de ciencias, pero no de filosofía política que eran censurados y controlados. En consecuencia, en el espacio representado por las academias y sociedades científicas tenían que moverse quienes quisieran ver con nuevos ojos la realidad mexicana. En ese espacio se mueve Gamarra, y de allí la importancia de su Física, en donde ofrece las ideas más avanzadas de la cultura científica, defendiendo las corrientes de la modernidad.

Si los jesuitas, Alegre y Clavijero, no habían aceptado el sistema de Galileo y de Copérnico sobre cosmografía y astronomía, y el segundo planteó a sus alumnos que "no puede ser defendido como tesis, lo. Porque la opinión acerca de la quietud del Sol y del movimiento de la tierra parece oponerse a las Sagradas Letras... 3o. Porque esa opinión fue consignada en la lista de doctrinas proscritas por la Santísima Compañía de Jesús y prohibida a sus profesores de filosofía..."16.

14 Castro Gutiérrez, Fernando, Profesías y libelos contra el reinado de Carlos III, ed. UNAM, México, 1991, en Estudios de Historia Novohispana (vol. II), pp. 85-96. 15 Rees Jones, Ricardo, El despotismo ilustrado y ¡os intendentes de la Nueva España, ed. UNAM, México, 1983. 16 Clavijero, Francisco Xavier, Introducción de la Filosofía moderna en Valladolid de Michoacán hoy Morelia, ed. Univesidad Michoacana de San

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Si Clavijero, al hablar de la fuerza de atracción, menciona a Newton y a Kepler, diciendo que es una opinión que "no sólo se inventa con alguna libertad esta fuerza magnética, sino que tampoco puede ser adecuada para explicar los movimientos del Océano..."17.

Gamarra, por el contrario, defiende y enseña a sus alumnos tanto el sistema de Galileo y Copérnico, como los principios, las leyes y las ideas de Newton, exponiendo los fundamentos mismos de la filosofía científica y citando a Newton casi al pie de la letra (cfr. esquema).

No sabría qué es más importante, si la defensa o la enseñanza y difusión. Sin duda ambas actitudes emprende Gamarra y de ellas tendrá frutos casi inmediatos, rapidez que nos habla de la intensa actividad de Gamarra, y tan es así que en el mismo año en que publica su obra, 1774, su joven alumno, José Ignacio Fernández del Rincón, publica su tesis Lecciones de Filosofía18 , en donde encontramos vertido en un resumen fiel el curso de Física que el maestro Gamarra le había impartido.

Presentamos el siguiente esquema que contiene los principios de Newton, la forma expuesta por Gamarra y la de Fernández del Rincón como un ejemplo de tipo comparativo que además nos evidencia palpablemente la importancia que el maestro oratoriano tuvo como introductor (casi ad pedem litterae) de los filósofos modernos y como difusor de las ideas científicas entre la juventud. Nicolás de Hidalgo, Morelia, Mich., 1995, pp. 71-72 (tr. Bernabé Navarro). 17 ibid. P. 140. 18 Fernández del Rincón, José Ignacio, Lecciones de Filosofía, ed. UNAM, México, 1994 (edición y tr. de Bulmaro Reyes Coria, intr. Mauricio Beuchot).

XVII

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NEWTON (SU POSTURA PERSONAL)

REGLAS PARA FILOSOFAR

REGLA PRIMERA No debemos para las cosas naturales admitir más causas que las verdaderas y suficientes para explicar sus fenómenos.

Dicen sobre ello los filósofos: la Naturaleza no hace nada en vano, y es vano mucho cuando basta poco. Pues la Naturaleza es simple, y no se complace en causas superfluas para las cosas.

REGLA II Por consiguiente, debemos asignar tanto como sea posible a los mismos efectos las mismas causas.

Como acontece con la respiración en un hombre y un animal; la caída de piedras en Europa y en América; la luz del fuego de la cocina y la del Sol; la reflexión de luz en la Tierra y en los planetas.

REGLA III Las cualidades de tos cuerpos que no admiten intensificación ni reducción, y que resultan pertenecer a todos los cuerpos dentro del campo de nuestros experi-mentos, deben considerarse cualidades universales de cualesquiera tipos de cuerpos.

GAMARRA (PRESENTA A NEWTON Y OTROS

AUTORES Y EJEMPLOS) ACERCA DE LAS REGLAS DEL

FILOSOFAR 19 Mientras intentamos explicar los fenómenos e investigar las leyes de la naturaleza, será conveniente atender religiosamente a las siguientes reglas del filosofar, prescritas por el clarísimo Newton. La primera es de este modo: [Pág.7G] 20 No deben ser admitidas más causas de las cosas naturales que las que sean verdaderas y las que sean suficientes para explicar los fenó menos. Pues si la causa es sólo posible, nunca podrá ser considerada verdadera, aunque fuera apta y acomodada de otra manera para producir un efecto. El poder originar un mismo efecto a partir de una gran cantidad de causas es asunto indudable, sin duda de tantas causas no existe más que una y es la verdadera y ésta solamente ha de ser investigada por los físicos, porque es la única causa verdadera de aquel efecto. En todo caso, los filó sofos que han de alejarse, son aquellos que a partir de sus hipótesis y de cau sas formadas por capricho pretenden derivar los efectos naturales, poco preocupados con la existencia de aquellas

FERNÁNDEZ DEL RINCÓN (RESUMEN)

Isaac Newton propuso llanamente.

La primera es de este modo: no deben admitirse más causas de las cosas naturales, que las que sean verdaderas y sean suficientes para explicar los fenómenos. Pues si la causa fuera solamente posible, nunca podrá tenerse como verdadera, por más que de otro modo hubiera sido apta y apropiada para producir un efecto.

La segunda regla de filosofar es ésta: las causas de los efectos naturales de un mismo género son las mismas. En efecto, cuando una naturaleza sea fijada

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Pues como las cuali dades de los cuerpos sólo nos son conocidas por experimentos, debemos considerar universal todo cuanto concuerda universal -mente con ellos, y aquellas que no son susceptibles de disminución no pueden ser suprimidas. Ciertamente, no debemos abandonar la evidencia de los experimentos por sueños y ficciones vanas, ni tampoco alejarnos de la analogía de la naturaleza, que es acostumbradamente simple y siempre consonante consigo misma. Sólo conocemos la extensión de los cuerpos por nuestros sentidos, y no en todos ellos. Pero como percibimos extensión en todos los captados por los sentidos atribuimos esa cualidad universalmente a todos los otros también. Por experiencia sabemos que muchos cuerpos son duros; y como la dureza del todo surge de la dureza de las partes, con justicia inferimos la dureza de las partículas indivisas no sólo de los cuerpos que palpamos, sino de todos los otros. No de la razón sino de la sensación colegimos la impenetrabilidad de todos los cuerpos. Los cuerpos con los que tratamos resultan ser impenetrables, y de ello deducimos que la impenetrabilidad es una propiedad universal de todo tipo de cuerpos. Sólo por propiedades semejantes observadas en los cuerpos inferimos que todos los cuerpos son

causas. Pues como dijo muy bien Mussthembrock: cualquier cosa que se infiere a partir de este tipo de (hipótesis) es inconstante, a partir de ellas se suscitan controversias inútiles, los fenómenos se fingen para que las hipótesis se fortifiquen y se defiendan. Por lo tanto estas Hipótesis deben proscribirse de la Física. 21 Excepto quizá se deba estar de acuerdo con el ilustrísimo varón Perrault, quien no de manera por completo disonante discierne principalmente acerca de las hipótesis en esta forma. Conducido por la razón, pretende, para la investigación de la verdad, que sean acomodadas las hipótesis sometidas a ciertas leyes, porque a partir de preestablecidas hipótesis ponemos todo nuestro esfuerzo para la tesis en el orden más apto posible, y sucede abiertamente que muchas cosas que en lo presente tenemos como ciertas, antiguamente estuvieron en el número de las hipótesis. Más adelante estas leyes a las que la razón de las hipótesis deba ser reducida, serían principales, sin duda: "que de las cosas naturales fluya la hipótesis y nazca una y otra vez de los fenómenos observados, pero que de ninguna manera alguna posición se configure a partir del deseo, hacia la que yo no sé por cuáles engaños es arrastrada

por causas inútiles, obviamente es necesario que los efectos de la misma naturaleza refieran su origen a unas mismas causas.

La tercera se considera así: aquellas cualidades de los cuerpos que no pueden extenderse ni disminuirse y que se encuentran en todos los cuerpos en que es posible emprender experimentos, han de ser tenidas como las cualidades de todos los cuerpos. Porque la naturaleza es simple, y siempre armoniosa consigo misma, así hay que creer que todo lo que ella ha mostrado en muchos cuerpos, los mismo ostentará en los demás, si pudiera hacerse un ensayo de ellos.

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móviles y dotados de ciertas fuerzas (que llamamos de inercia) para preservar en su movimiento o en su reposo. La extensión, dureza, impe-netrabilidad, movilidad e inercia del todo resultan de la extensión, dureza, impe netrabilidad, movilidad e inercia de las partes; y de ello deducimos que las partículas mínimas de los cuerpos son también extensas, duras, impenetrables, móviles y dotadas de inercia. Y éste es el fundamento de toda filosofía. Por otra parte, que las partículas divididas pero contiguas de los cuerpos puedan separarse unas de otras es asunto de observación, y en las partículas que permanecen indivisas nuestras mentes son capaces de distinguir partes aún menores, como se demuestra matemáticamente. Pero no podemos determinar con certeza si las partes así distinguidas y no divididas aún pueden ser efectivamente divididas y separadas unas de otras por las fuerzas naturales. Con todo, si tuviésemos la prueba de un solo experimento siquiera en el sentido de que cualquier partícula indivisa sufría una división al romper un cuerpo duro y sólido, podríamos en virtud de esa regla concluir que tanto las partículas indivisas como las divididas pueden dividirse y separarse efectivamente hasta lo infinito.

la misma naturaleza; que la proposición no asumida sin un fundamento responda regularmente no sólo a uno y otro fenómeno, sino a to- dos en este género. En cuanto a esto que haya sido experimentado con certeza, y el fenómeno de certi- dumbre explorada no disienta en nada de algún principio evidente; por último, sólo de esta manera, genere conclusiones que se consideren sobrias y confor mes con los deseos de los filósofos más sanos, que avancen con certera con secuencia desde el fundamento asumido de la doctrina. Esta es la segunda regla del filosofar. 22 Las causas de los efectos naturales del mismo género son las mismas. Esta regla se deriva fácilmente de la primera, ya que (por la primera regla) la naturaleza es simple y no redunda en causas superfluas, por lo tanto, repugna de! todo a la simplicidad de la naturaleza que se atribuyan efectos del mismo género o bien, efectos del todo semejantes, a diversas causas. Así el descenso de las cosas pesadas en Europa y en América ha de atribuirse a la misma causa. Por igual razón, como las observa ciones anatómicas demues tran que en todos los hombres los instrumentos de la respiración son los mismos, merecidamente concluimos que una misma

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Por último, si consta universalmente por experimentos y observaciones astronómicas que todos los cuerpos situados en tomo a la Tiara gravitan hacia ella, y esto en proporción a la cantidad de materia por ellos contenida; que del mismo modo la Luna, con arreglo a su cantidad de materia, gravita hacia la Tierra y que, por otra parte, nuestro mar gravita hacia la Luna, como todos los planetas los unos respecto de los otros, y que los cometas gravitan hacia el Sol, debemos como consecuencia de esta regla admitir universalmente que todos los cuerpos sin excepción están dotados de un principio de gravitación mutua. Pues el argumento a partir de los fenómenos demuestra con mucha mayor fuerza la gravitación universal que la impenetrabilidad de los cuerpos, sobre la cual care-cemos de experimentos y medios de observación para tos cuerpos situados en las regiones celestes. Para nada afirmo que la gravedad sea esencial a los cuerpos. Por la fuerza ínsita sólo entiendo su fuerza inercial, que es inmutable. Su gravedad disminuye a medida que se alejan de la Tierra.

REGLA IV En filosofía experimental debemos recoger proposiciones verdaderas o muy aproximadas inferidas por inducción general a partir de fenómenos, prescindiendo

es la causa del respirar en cada uno. Pero se ha de cuidar diligentemente de que no, a partir de las características puramente externas, hablemos con atrevimiento acerca de la perfecta similitud de los efectos. Así, ciertas plantas letales imitan el aspecto externo de las plantas saludables, pero [Pág. 8 G] se diferencian entre sí sobre todo por cierto principio interno y no fácilmente manifiesto; lo cual, para omitir otra cosa, es muy verdadero en la cicuta acuática y en el perejil. Y así con el mayor cuidado se ha de procurar que sin duda tengamos ciertamente anali-zadas todas las partes de los efectos y cada una de las condiciones; pues, entonces, esta regla de la analogía es colocada fuera de toda duda. Así se tiene la tercera regla. 23 Las cualidades de los cuerpos que no pueden ser extendidas ni redu-cidas (esto es, ni ser aumentadas ni ser dismi-nuidas) y que competen a todos los cuerpos, en los que es lícito establecer los experimentos, pueden ser consideradas como las cualidades de todos los cuerpos. Esto es, las mismas cosas que siempre e invariablemente perseveran en los cuerpos de cualquier modo, que sea la condición variada de tiempo y de lugar, también cualquier

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de cualesquiera hipótesis de cualesquiera hipótesis contrarias, hasta que se produzcan otros fenómenos capaces de hacer más precisas esas proposiciones o sujetas a excepciones. Hemos de seguir esta regla para que el argumento por inducción no pueda ser eludido por hipótesis.

cuerpos sufran, de este modo son las cualidades de la solidez y de la figurabilidad; pues otras son las cualidades que pueden ser expendidas y reducidas: de este género son la gravedad y la fuerza de la atracción. En efecto, disminuida la distancia del cuerpo por el centro al cual tiende por gravedad o por atracción, se aumentan las fuerzas de la gravedad y la atracción, y ellas mismas disminuyen a causa de que la distancia aumente; como es licito experimentar en el hierro atraído hacia el imán. Estas son las reglas del filosofar, de las cuales luego haremos uso.

El presidente del examen del joven Fernández del Rincón fue José Ignacio Bartolache19, otro representante del nuevo espíritu científico que había defendido la "buena" física de Newton en su periódico Mercurio volante y había también criticado la educación escolástica de súmulas y metafísica, viéndola como una pérdida de tiempo en un mundo cuya realidad exigía pasar a la modernidad, incluso en filosofía cristiana.

Aunque defendían las mismas ideas en el campo de la ciencia e igualmente atacaban la educación escolástica, parece que

19 Beuchot, Mauricio, Filosofía y Ciencia en el México Dieciochesco, ed. UNAM, México, 1996, pp. 51-53 y 91-96.

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Gamarra y Bartolache no llegaron a conocerse personalmente20 . Sin embargo, este último admiraba el hecho de que Gamarra estuviera enseñando en el Colegio de San Francisco de San Miguel el Grande "la física experimental con desprecio de la antigua física aristotélica". A pesar de que los discípulos que Gamarra tenía en aquella ciudad del interior fueron reprobados en la sustentación de su examen de artes en la Universidad, Bartolache indignado logró mediante una serie de diligencias que las autoridades universitarias reconocieran que no era obligatorio seguir al pie de la letra a Aristóteles21.

Como podemos ver, la lucha de estos dos hombres, entre otros de la época, era conjunta y los apoyos que ambos se prestaban para variar el rumbo intelectual de la Nueva España eran reales y concretos. El mismo Bartolache dará su aprobación para que se publique la obra de Gamarra, argumentando que será útil para la juventud americana22.

Por su parte, el profesor de Teología, José Henríquez de Rivera, se encarga de salvar los escollos que pudiera ofrecer el aspecto dogmático y da su elogiosa aprobación con estas palabras: "...dio con la flecha en el blanco, al ofrecer bajo el nombre de filosofía, no una vana falacia, engañando, sino una doctrina ante todo útil, educando, para bien de la juventud... Y si alguien compara aquellas cuestioncillas, acostumbradas a discutirse tantas veces... que el autor sabiamente omitió, con las disputaciones,

20 Rionda Arreglito, Luis, Bartolache en el espíritu de la ilustración novohispana, en Saber Novohispano, ed. Universidad de Zacatecas, Zacatecas, México, 1994, pp. 49-62. 21 ibid., p. 57. 22Gamarra, Elementos, pp. 7-8.

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brevemente trazadas por él... ése advertirá, ¡por Hércules!, cuáles sirven más para la recta formación de los jóvenes..."23.

El maestro Gamarra dedica su obra a los jóvenes: "Pues yo no quise escribir ni dedicar estos volúmenes a los doctos varones que creen haber alcanzado la filosofía, cualquiera que ella sea, con el trabajo de un bienio... mas tampoco a aquellos que todos los días sentencian desde el escaño escolar, como desde un trípode, sobre temas mucho muy difíciles, no igualmente mucho muy conocidos para ellos"24. Incluso les ofrece el camino para aprender: leer, repasar, meditar, reflexionar25.

En su afán por la verdad él mismo siguió esos caminos al repensar, comprender y reflexionar las doctrinas y teorías de los modernos para poder llegar a una posición personal y difundirla, enfrentando obstáculos no poco difíciles.

Era necesario evitar cualquier mácula de herejía, por eso muchas veces se difunde con las palabras de otros filósofos reconocidos. Afirma que la filosofía moderna no es "toda herética", como pretenden sus detractores; que no toda corrompe la fe ortodoxa ni la religión cristiana, porque ¿acaso Aristóteles era ortodoxo? Y en seguida exhorta a los jóvenes para que no abandonen el estudio de su obra ni sean engañados por ignorantes que no se apartan "de la rancia costumbre de la escuela: como si tuvieran por cosa sagrada preferir errar prejuiciosamente con los antiguos, que pensar cosas verdaderas con otros o, en fin, acogerse a lo verosímil, donde no está a la mano lo más verdadero"26.

23 ibid.,p. 9. 24 ibid.,p.15 25 ibid. 26 ibid.,p.20

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Las contradicciones se hacen presentes y él sutilmente las esquiva, tal vez no nos convenzan ahora sus argumentos, pero las comprendemos como nacidas del momento histórico y del enclave intelectual en que se encontraba. Los mismos detractores afirman que no era necesaria la publicación de su obra, dado que ya estaban impresas otras que contenían lo mismo que la suya; él, de manera perspicaz, les responde "que muestren ellos, les ruego, dónde es posible encontrar al fin (lo cual hemos buscado mucho y por mucho tiempo) una doctrina moderna, en una disposición no del todo inconciliable con las escuelas.." 27. Nosotros preguntamos ¿en qué sentido no inconciliable? Las respuestas nos llevarán a: no inconciliables con el método de enseñanza; no inconciliables con la escolástica (las escuelas); no inconciliable con la doctrina, etcétera. Pero llegaríamos finalmente a un punto: él no encontró una obra que en México ofreciera a los jóvenes escolares las ideas de los filósofos modernos -los "más recientes "- tratando de conciliarlos con la tradición escolástica y capaz de sortear las censuras del Tribunal del Santo Oficio.

Bajo la influencia de los eclécticos españoles y portugueses, Gamarra buscaba la conciliación cada vez que enfrentaba el muro dogmático, como católico inteligente podía llegar a la aceptación del milagro en casos extremos como el de la transubstanciación28; pero reconocemos que en el caso de la ciencia, en el segundo volumen de su obra, la Física, eso sólo sucede en el caso citado arriba, en los demás, su camino es claramente científico, empirista a veces, racionalista otras.

27 ibid. (el subrayado es mío). 28 cfr. la presente edición, & 81 y ss.

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Visto desde cualquier ángulo, nuestro oratoriano acepta su responsabilidad, no acata pasivamente la tradición para evitar problemas personales, sino que entra de lleno a la actividad intelectual con todo lo que esto presupone, y al tomar de tantos filósofos la parte que de cada uno le convence y organizar el material para limpiarlo de contrasentidos e incoherencias, se reconoce ecléctico y, manejando su libertad, afronta el desafío.

Podemos añadir en este punto que refuerza la tarea de los eclécticos anteriores a él y que más ayudaron a conformar su pensamiento, Verney, Tosca o Sarry, en el hecho de continuar armonizando su postura religiosa con la filosofía moderna, a pesar de que "...resultaba en general tarea difícil hacer comprender al escolástico del siglo XVIII que la filosofía moderna era también propia de hombres religiosos y píos"29.

Por todo lo anterior, consideramos que el acercamiento a la obra de Gamarra nos introduce a una basta porción del quehacer intelectual del siglo XVIII y que se abre ante nosotros un campo de investigación, en general muy abandonado tanto por lo que se refiere a los textos escritos en español como, y en mucho mayor medida, a los textos escritos en latín. Contamos con algunos trabajos de valía realizados por especialistas de la cultura novohispana y por latinistas, pero es indiscutible que existe ahí un filón inmenso en espera de ser estudiado y analizado con profundidad, no sólo con el objetivo de reconstruir una etapa de nuestra historia, sino también con el objetivo mayor de saber cómo nos hemos formado y cómo somos.

29 Rovira, op. cit., p. 29.

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II

La presente antología contiene algunas partes de la obra Elementorum recentioris philosophiae volumen alterum physicem cum generalem, tum particularem una complectens (Segundo volumen de los Elementos de Filosofía Moderna que reúne en un conjunto la Física tanto general como particular), de Juan Benito Díaz de Gamarra y Dávalos.

El segundo volumen de los elementos de filosofía moderna -"más reciente"- está dedicado a la ciencia en general, denominada entonces con el nombre de Física (por (φνσις: naturaleza), y comprende conocimientos que corresponden tanto a lo que ahora pertenece a la física propiamente dicha, como a otras disciplinas: la química, la cosmografía y astronomía, y la botánica. El volumen forma un conjunto con el primero que abarca la historia de la filosofía, la lógica, la metafísica y la ética. De éste, contamos con la traducción que realizó el Dr. Bernabé Navarro, editada por la UNAM en l963.

De la Física, sin embargo, no teníamos una traducción editada, con lo cual existía un vacío para los estudiosos de la cultura mexicana de la segunda mitad del siglo XVIII, en especial para quienes no manejan el latín.

Aunque no presentamos la traducción del volumen completo, creemos que esta selección de capítulos y párrafos son un material valioso que nos permite conocer la posición de Gamarra en cuanto a la ciencia. La maestra María del Carmen Rovira, revisando y siguiendo la lectura del original latino con mi rudimentaria ayuda, escogió las partes más significativas relacionadas con la historia de las ideas filosóficas.

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Como se ha dicho, la edición de la obra de Gamarra se realizó en la imprenta de Don José de Jáuregui, a partir de un manuscrito casi seguramente realizado por nuestro autor y que tenia un fin didáctico, pues, en la portada nos dice que es para uso de los escolares del Colegio de San Francisco de Sales de San Miguel el Grande.

Este tipo de obras didácticas son muy numerosas en la época colonial. En las distintas bibliotecas de nuestro país las encontramos tanto manuscritas como impresas, dado que era obligatorio para los profesores la presentación redactada de sus cursos. Muchas no fueron editadas y podemos pensar que ésta alcanzó la impresión, entre otras cosas, por el contenido que ofrece las posturas filosóficas y científicas tradicionales con una visión crítica, y sobre todo las posturas modernas más controvertidas de su tiempo, es decir, en su momento, fue un libro que llamaríamos actualizado.

Ahora bien, no está de más recordar que todavía en el siglo XVIII eran los filósofos quienes trataban las cuestiones científicas, o, dicho de otra manera, los científicos eran filósofos, de lo cual resulta que antes de entrar en materia de ciencia, era necesario manifestar una postulación de principios filosóficos a fin de reconocer a qué doctrina o escuela pertenecía el autor.

El michoacano Gamarra, en esta primera parte, lleva a cabo una revisión bastante amplia y crítica de las diversas corrientes filosóficas y su acercamiento a la ciencia, exponiendo y refutando los sistemas de los peripatéticos, de los atomistas, de Leibniz, de Descartes, etcétera, tocando en un apéndice especial el sistema de Newton, para llegar a la formulación de su postura ecléctica30.

30 cfr. la presente edición, & 47-51.

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De lo anterior resulta que estudiar una física como ésta es encontrarnos con la visión integral que el maestro Gamarra tiene de su época y del desarrollo del pensamiento a lo largo de la historia.

Para un científico moderno la obra puede parecer ingenua en cuanto que deja de lado los experimentos probatorios, incluso, por ejemplo, cuando explica el sistema de Galileo y de Copérnico donde no refiere las demostraciones de ellos. Sin embargo, el discurso filosófico-científico del siglo XVIII no debe ser visto con ojos tan simples; el científico moderno debe más bien analizar en Gamarra los procesos de razonamiento y la apreciación de las teorías, las argumentaciones y objeciones y, en fin, la recopilación y resumen de las ideas sobre ciencia a lo largo del tiempo, y la clasificación en grupos de pensadores.

Una lectura amplia y analítica de esta antología puede considerar, entre otros, los siguientes puntos:

1. La obra como parte de la historia de las ideas científicas de México.

2. La obra como parte de la historia de las ideas filosóficas en México.

3. La obra como una forma del discurso del siglo XVIII en México.

4. La obra como material didáctico.

El texto latino de Gamarra nos ofrece la oportunidad de conocer una variante del discurso teológico, filosófico y científico del siglo XVIII en México. Lo primero que notamos es la organización del material: en los Prolegómenos se encuentra la

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presentación de la materia con su definición, utilidad y finalidad, su correlación con la geometría y las matemáticas, las revisiones de las diversas teorías, el método del autor y la división de la materia.

En las cuatro partes siguientes están: el estudio de los cuerpos físicos, del movimiento, de la electricidad, de las cualidades de los cuerpos. En la quinta parte se tratan las diversas teorías sobre la composición del mundo, donde se exponen los sistemas de Ptolomeo, Ticón y Copérnico.

La organización anterior da una visión del mundo científico del siglo XVIII muy completa a pesar de que faltan cuestiones médicas y biológicas.

¿Cómo dispone su material? A partir de los postulados filosóficos, divide en disertaciones que delimitan conjuntos de la física. En las disertaciones presenta el estado de la cuestión entre los filósofos, entra en la discusión de las teorías y pasa al núcleo temático siguiendo la posición que adapta como suya. Finalmente, llega a la exposición de conclusiones. En el caso del conjunto total de la obra usa ese mismo orden: de la definición de cuerpo llega a los sistemas del mundo en una especie de comprehensión total de lo existente.

Como maestros, no podemos dejar de imaginar a Gamarra frente a sus alumnos, rebatiendo las tradiciones escolásticas en torno a la ciencia y defendiendo una ciencia nueva. Comprendemos la importancia que tuvo la difusión de las ideas que eran punto medular de la polémica de los modernos y los ilustrados.

La estructura general de los Elementos de Gamarra es única; el Dr. Bernabé Navarro que tanto sabía sobre estos textos afirma:

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"Después de haber manejado todas las obras filosóficas mexicanas del siglo XVIII -y aún algunas españolas- en ninguna de ellas hemos encontrado la forma y la disposición de las partes de la filosofía como en los Elementa"31 Esta originalidad de contenido y organización, hemos podido apreciarla en el segundo volumen de los Elementos, la Física, cuya estructura se presenta en el siguiente cuadro.

FÍSICA (parte IV de la obra Elementos de Filosofia) 32

I. Sobre la física y su finalidad

II. Utilidad de la física III. La física de los peripatéticos

PROLEGÓMENOS IV. Sobre el estudio de la geometría V. Los autores que seguimos

VI. Sobre las reglas del filosofar VII. División de la física

I parte de la Física. Sobre la naturaleza y principios de los cuerpos

I Sobre el cuerpo físico asumido de manera general

DISERTACIONES I Sobre los principios del cuerpo natural I Sobre las propiedades de los cuerpos I Otras propiedades de los cuerpos

31 ibid.., Gamarra, Elementos, p. XV. 32 Hemos marcado en negritas las partes que contiene esta antología.

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II parte de la Física. Sobre el movimiento

Se trata acerca del movimiento local de los cuerpos

DISERTACIONES Estática Mecánica

Hidrostática

III parte de la Física. Sobre la Electricidad

I. Sobre las nociones preliminares en torno a la cuestión de la virtud eléctrica

II. Sobre experimentos eléctricos III. Sobre las causas de la virtud eléctrica (opiniones de diversos

autores)

Caps. IV. Se explican brevemente algunas dudas acerca de la electricidad

V. Sobre el trueno en relación a la electricidad VI. Sobre los terremotos en relación a la electricidad VII. Sobre la fluidez de los cuerpos en relación a la electricidad

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IV parte de la Física. Sobre las cualidades de los cuerpos

I. Sobre la naturaleza física de la cualidad sensible II. Sobre las cualidades tangibles

DISERTACIONES III. Sobre las cualidades olfativas, gustativas y auditivas

IV. Sobre las cualidades visibles, o de la luz y sus propiedades

V. De las cualidades sensibles

IV parte de la Física. Sobre la composición del mundo

I. Sobre la composición del mundo DISERTACIONES II. Sobre la tierra elemental

III. Sobre el elemento del agua IV. Sobre los elementos del aire, el fuego y los

cuerpos aéreos o meteoros y sobre las plantas

El plan general está dividido en disertaciones, subdivididos en capítulos y éstos en párrafos. Sólo dos secciones no presentan disertaciones, los prolegómenos y la parte tercera sobre la electricidad, las cuales se disponen en capítulos.

Si comparamos este plan con otras obras de física, por ejemplo la Física Particular de Clavijero33, que desde el principio divide la física en general y particular, realizando estudios separados de acuerdo con la concepción tradicional, en cambio en

33 Clavijero, op. cit., p. 1-2 y 43.

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abarca en un conjunto toda la física, como lo declara desde el título. La física general de Clavijero debió tener: Principios del cuerpo en general, movimiento, cantidad y cualidad; y la particular: Sobre el nombre, origen y edad del mundo (cap. I); sobre la unidad, magnitud y figura del mundo (cap. II); sobre los principios de cosmografía (cap. III); sobre los astros (cap. IV); sobre el sistema del mundo (cap. V). Si comparamos con la concepción de Gamarra, es evidente que éste presenta una visión moderna de la ciencia.

Podemos añadir que aparecen cono características fundamentales de esta física moderna las que Carmen Rovira presenta como propias de las obras sobre física de los eclécticos:

" 1. Reacción contra la física escolástica. 2. Método de investigación. 3. Aceptan abiertamente las teorías de Newton, llevando a

cabo en relación con ello una crítica a la física cartesiana en general y a su teoría sobre el movimiento de los cuerpos celestes.

4. Sustancia y accidente. La doctrina de los accidentes eucarísticos en la filosofía moderna"34.

Igualmente es válido lo que la misma autora expone: "... ante ellos se presentaban dos caminos a seguir: la física de Descartes... o bien las teorías de Newton que mostraban a los estudiosos una nueva dirección en la investigación y estudio de la naturaleza,

34 Rovira, op. cit., p. 132 (el subrayado es mío).

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mostrando que muchas de las hipótesis cartesianas no tenían un fundamento sólido"35.

Los más críticos, como nuestro autor, siguieron el segundo camino, lo que indicaba un claro avance hacia el empirismo inglés. Nosotros podemos comprobarlo con los textos que ofrecemos en la antología, quizá eso ayude a revalorar el pensamiento de Gamarra presentado en algunos estudios como cartesiano, opinión que debe refutarse al menos en lo referente a su Física.

El discurso, sin embargo, conserva en parte aspectos heredados de la escolástica, sólo que manejados de manera diferente; por ejemplo, la presentación de las cuestiones, seguida de las opiniones principales de los autores que afirman una u otra cosa sobre el tema, incluso brevemente puede estar incluida la discusión a la que da lugar; después las objeciones u oposiciones a cada autor, y, para terminar, presenta en un apartado su postura36. Esa forma de enfrentar un tema es claramente de herencia escolástica, aunque mucho menos estricta, más libre, inclusive, podría agregarse que la organización dentro de cada cuestión no es tan sistemática y rigurosa como lo sería en un escolástico puro, y que está muy lejos de la estructura de un santo Tomás.

35 ibid..,p-142. 36 Podemos observar ese método en la disertación II, caps. I-VII, & 22-46. Cap. I -nociones generales. Cap. II -opinión de los peripatéticos. Cap. III -opinión de Leibniz. Cap. IV -axiomas generales para enfrentar la cuestión. Cap. V -refuta ción a los peripatéticos. Cap. VI -refutación a los atomistas. Cap. VII -la opinión de Descartes. Caps. VIII y IX -la opinión de Gamarra.

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El orden de la presentación de los puntos puede variar y en ocasiones intercala un asunto diferente cuyos elementos necesita para continuar la explicación del tema.

Semejantes infracciones del discurso aunadas a un estilo en general poco claro pueden deberse a varias causas. Una de ellas es que la obra nace de un fin didáctico y los manuscritos de ese tipo de discursos son hechos por el maestro pensando en un diálogo con sus alumnos; otros son hechos por los mismos alumnos y vierten el diálogo que tiene lugar en el aula. Es decir, es un discurso pensado para la presentación oral, las digresiones propias del maestro al explicar un punto se reflejan en la obra editada, e, incluso, aparecen esporádicamente algunas formas dialogadas, como podemos ver al inicio del parágrafo veinte.

Otra causa es la influencia de la literatura cercana de los otros tipos de discurso: el narrativo, el poético, el religioso, etcétera, que en ese momento tienen todavía una carga muy fuerte del barroco, aunque ya se perfilan los elementos neoclásicos. Sin lugar a dudas, el barroco está presente en Gamarra, no en sus formas de metáforas y alegorías, sino en el complicado encadenamiento de ideas, lo rebuscado del estilo y las repeticiones innecesarias.

Una tercera causa es la influencia del movimiento de los modernos y de los ilustrados en la literatura en general que proponen discursos nuevos tendientes a romper las reglas rígidas del discurso tradicional escolástico.

La cuarta causa muestra la cara del Tribunal de Santo Oficio en búsqueda continua de herejías. El escritor tiene que esconder las ideas "más recientes" o, en todo caso, vestirlas con lenguaje complicado, ambiguo y confuso, a fin de que el mensaje sea

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difícil de desentrañar, o bien de doble significado. Generalmente al tratar ciertos temas el autor, antes que suceda otra cosa, deja asentado con la mayor claridad que "los muy sagrados dogmas de nuestra religión son conservados en buen estado por nosotros"37. Es un hecho sabido la presión que el Tribunal ejercía sobre los intelectuales.

No quiero dejar de lado una quinta y última causa que nos conduce directamente a lo que es el estilo de Gamarra, esta causa es la personalidad de nuestro escritor. Si es cierto que "el estilo es el hombre", el discurso de nuestro filósofo nos retrata: un crítico que ataca con argumentos fuertes, de manera sagaz y usando la ironía; una inteligencia penetrante y aguda, pero también compleja y a veces confusa; una mente analítica que suma ideas y resta las más débiles o poco argumentadas cuidando de no caer en contradicciones para obtener un todo coherente.

Con su juego de argumentaciones y refutaciones podrá convencer a unos, a otros no; pero es evidente que su manejo de los elementos retóricos y críticos tiene gran fuerza cuando la necesita. Un ejemplo de ello está en la discusión que abarca los parágrafos del dos al trece de la primera parte, en donde nos es difícil seguir todo el proceso; es necesario un análisis detenido para precisar cómo encadena las premisas, conclusiones, antecedentes, consecuentes; a través de subdistinciones de las partes argumentativas, acepta una o niega otra y demuestra, finalmente, lo verdadero.

Característica propia de estos textos, y que es además el punto de partida para ejercer esta retórica de argumentos, oposiciones y confirmaciones, es la introducción de citas de otros

37 Gamarra, Física, & 84.

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autores, es decir, discursos ajenos dentro del discurso de Gamarra que rompen su ritmo y estilo propios.

No obstante, estas citas brindan la oportunidad de ver la cantidad de escritores que él conoce. Desde los clásicos antiguos, como los filósofos griegos o los romanos Cicerón, Séneca, Horacio y Persio, hasta los más destacados de los siglos XVI y XVII e incluso del XVIII, como Descartes, Gassendi, Perrault, Newton, Tosca, Verney, Sarry, Jacquier, entre otros. No podemos saber cuánto había estudiado y profundizado en sus obras, es ese un trabajo de investigación que deberá realizarse. En todo caso, en su Física, la presencia de Newton es directriz, la de Descartes es rebatida, la de Gassendi es una línea de razonamiento que sólo se acepta de manera parcial, la de Sarry le ayuda para defender a Galileo y a Copérnico, y la de Tosca es fundamental en los Prolegómenos como ecléctico que sigue el empirismo inglés en cuestiones de ciencias naturales, esto es, la física; y en el capítulo X de la primera parte al rebatir las formas sustanciales38.

Por otra parte, observemos cómo construía sus textos en latín. Vemos dos tipos de periodos: un primer tipo presenta párrafos fluidos en donde el latín corre con facilidad, las ideas se exponen claras y precisas; por ejemplo, cuando define o presenta una información concreta; en ellos hay una o dos oraciones principales con alguna subordinada, casi siempre de relativo y diversos complementos. Sin embargo, son los menos numerosos y podemos ejemplificarlos con los & 2, 3 y 4 de los Prolegómenos,

El segundo tipo que es el usado en la mayoría de los párrafos presentan periodos bastante más amplios, algunos llegan a tener

38 cfr. & 10 al 15 de los Prolegómenos; y & 68 y ss., de la presente edición.

XXXVIII

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diez o más oraciones acomodadas en tomo de una o dos principales, alrededor de las cuales se mezclan de manera abigarrada y revuelta las completivas y las circunstanciales, en ocasiones difíciles de distinguir y en diversos niveles de subordinación. Hay muchos ejemplos de esto, uno es el parágrafo doscientos sesenta y uno.

Gamarra demuestra que sabe el latín de su tiempo en forma amplia. £1 vocabulario es el característico de este tipo de textos, muy repetitivo, a veces lo enriquece para explicar o precisar semánticamente un término. Recordemos que en obras de esta clase, los autores no pueden darse el lujo de las polisemias o de las sinonimias, puesto que ello conlleva a una revaloración diferente de los conceptos.

La sintaxis es rica y utiliza casi toda la gama de subordinación en el estilo directo. Utiliza el estilo indirecto, aunque prefiere la cita textual o la copia.

Abusa de ciertas conjunciones como cum, y sobre todo de quod, que en el contexto pueden interpretarse de formas diversas. Asimismo, el uso y abuso de otras partículas conjuntivas, adverbiales, incluso prepositivas, presentan problemas de comprensión.

A pesar de lo anterior, no podemos dejar de reconocer que el ingenio y el humor están presentes cuando "deplora y llora" por aquellos teólogos que buscan "en último término, no la sagrada teología que es una ciencia enteramente divina, sino el humo y sombra de la teología, abrazando una nube en lugar de Juno, como se dice en el proverbio"39 ; o cuando, acerca de los ignorantes que rehuyen el método correcto de enseñanza, dice:

39 Gamarra, op. cit., p. 17.

XXXIX

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"no atreviéndose a separarse ni lo ancho de una uña de la rancia costumbre de la escuela"40. Idea que se repite a lo largo de la obra. También cuando llama filosofastros a los peripatéticos y escolásticos; o cuando dice que la escolástica es una filosofía disputadora y contenciosa; o cuando dice que el movimiento no se puede negar porque para hacerlo tenemos que mover la lengua y entonces demostramos lo contrario41.

Como amablemente me hizo ver el Dr. Mauricio Beuchot, lo más probable es que este curso de Gamarra debió ser elaborado con rapidez por la necesidad que el Colegio de San Francisco tenía de un curso impreso para uso de sus alumnos. Así que entonces como ahora la realidad imponía sus condiciones.

III

Debemos ofrecer algunas informaciones importantes sobre el texto y la traducción para que el lector comprenda absolutamente la edición que tiene en sus manos.

En cuanto al texto, usamos la única edición que hay de esta obra, es decir, la de la imprenta mexicana de don José de Jáuregui, de 1774; sin embargo, nos fue imposible manejar un ejemplar original, por lo cual nos vimos precisados a obtener fotocopias de dos originales, una de ellas facilitada por el Dr. Bernabé Navarro, q.e.p.d., y el otro por el Dr. Carlos Sesati, para conparar y aclarar las partes dudosas que no eran pocas si consideramos por un lado que los originales del siglo XVIII presentan las desgracias del tiempo y, por otro, que las fotocopias, 40 ibid., p. 20. 41 cfr. & 261 de la presente edición.

XL

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aunque se hagan con la mejor calidad, desmerecen la letra impresa.

Ademas, la misma edición de 1774 no carece de algunos errores de impresión, ciertamente pocos, tal vez por aquella premura que tenían de sacar a la luz rápidamente los libros para los escolares, y a ello añadamos las características del trabajo de Gamarra que nos presenta una clara y valiosa muestra de lo acostumbrado entre los profesores de la época, esto es, una forma de citar obras y autores tanto dentro de texto, como a pie de página, todo lo cual conserva la presente edición por dos razones: la primera, ofrecer un ejemplo de ese tipo de trabajo para que se conozca y estudie con sus pros y sus contras; la segunda, porque modernizar el texto no hubiera enriquecido la obra en si y, en cambio, hubiese requerido de más tiempo del disponible.

Las citas de la edición original están con letras minúsculas y así se han respetado; sin embargo, en el texto en español las hemos numerado siguiendo nuestra costumbre, y aquí sería conveniente aclarar que se han traducido al español las que ofrecen una indicación explicativa del texto y, en cuanto a las citas de carácter bibliográfico, dado que fue imposible localizar algunas obras, en general se han dejado respetando la información de Gamarra.

Por lo demás, como es lógico al no ser una edición facsimilar, si se han modernizado los tipos de algunas letras como la s caudata, y se han eliminado los acentos del texto latino que aparecían sobre todo en adverbios y algunos verbos.

También se han conservado los números de los parágrafos de la edición original porque hemos comprobado que permiten un manejo más fácil de la obra, tan es así que Gamarra a lo largo de

XLI

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ella los usa poniéndolos entre corchetes a fin de que los alumnos y lectores los confronten.

En cuanto a la traducción, los licenciados Tania Alarcón y Juan Gualberto López tuvieron la tarea de enfrentar el texto, y yo me ocupé de revisar sus traducciones, corregirlas y comentar con ellos los puntos de difícil interpretación o que ofrecían algún problema en especial.

En general tuvimos un criterio que consideró dos aspectos: por una parte, el respeto al texto latino, y, por la otra, ofrecer en español un texto que sea comprensible y, hasta donde lo permiten las sutilezas filosóficas y científicas y el estilo mismo del autor, accesible al lector universitario.

Ambos traductores concuerdan en que el latín de Gamarra, en ocasiones, es poco claro, las ideas están densamente unidas y hay que buscar la punta de la madeja para entenderlo. Concuerdan, además, en que no es el mejor ejemplo de un latín estético y depurado.

La traducción de Tania Alarcón es mucho más literal y apegada al texto; en un principio fue tan apegada al latín que era difícil entender el español. Fue necesario que limara buscando términos, redondeando expresiones y acomodando oraciones, a fin de hacer comprensible su lectura.

La traducción de Juan Gualberto López, por el contrario, buscó desde el principio hacer comprensible la lectura, pero ello lo condujo a cambiar el estilo de Gamarra y, a veces, a interpretar el texto latino; tuvo entonces que regresar al original, valorar los términos que no debían cambiar por ser vocabulario establecido en filosofía, y no alejarse tanto del latín para conservar cuanto pudiera conservarse.

XLII

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En el texto en español se han colocado entre corchetes algunas palabras que los traductores consideran necesarias para una mejor comprensión del texto, pero que no están ahí en el original latino, sino que estaban antes y se sobreentienden.

Tomar una decisión cuando se es responsable de una traducción al español, es difícil. Podría haber homologado las dos vertientes con mi propio criterio; haber cambiado cuanto de una y otra parte tenía enfrente. Sin embargo, creo que, dada la problemática actual de los traductores, lo mejor es respetar esas dos formas diferentes de ver un texto y traducirlo, de manera que sea un grano de arena en defensa del papel del traductor en nuestra cultura, sobre todo de traductores de una lengua como el latín.

Tania Alarcón tradujo las siguientes partes: Prolegómenos. la. Parte, parágrafos 47 al 55, 74 al 109. 2a. 2aParte, parágrafos 260 al 288. 4a. Parte, parágrafos 549 al 553, 567 al 568.

Juan Gualberto López tradujo las siguientes partes: la. Parte, parágrafos 1 al 46, 56 al 73.

5a. Parte, parágrafos 732 al 759.

Agradezco a la Lic. Lourdes Santiago la ayuda que nos prestó en la revisión de alguna parte de la traducción, y al Dr. Mauricio Beuchot sus aclaraciones en torno al método escolástico de argumentación y el valor de algunos términos filosóficos.

Carolina Ponce Hernández.

XLIII

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AGRADECIMIENTO

Agradecemos sinceramente al Profr. Dr. Manuel Velázquez Mejía, Coordinador del Centro de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México, el apoyo prestado para que esta obra sea publicada.

Además, queremos extender este agradecimiento al Mtro. Miguel Ángel Sobrino Ordóñez, quien con su valiosa amistad y ayuda nos orientó para la presentación final del texto.

Mtra. Ma. del Carmen Rovira. Lic. Carolina Ponce.

XLV

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TEXTO

LATINO-CASTELLANO

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ELEMENTORUM RECENTIORIS

PHILOSOPHIAE

VOLUMEN ALTERUM

PHYSICEN cum GENERALEM, tum PARTICULAREM una complectens.

Ex melioris notae Recentioribus excerptum, congestum,

adornatum.

AD USUM SCHOLARIS JUVENTUTIS in Perillustr. Colleg. SALESIANO apud PP. Presbyt. Secul. Congreg. Orat. Philipp.

Michaelopolitan. in Nov. Hisp.

OPERA, ET STUDIO

JOHANN. BENEDICT. DIAZ DE GAMARRA & Davalos ejusd. Congreg. Presb. SS. Canon. Doct. Sacrosanct. Fidei Tribunal. Commissar. ad S. Francisci Salesii Moderat. & Philosoph.

Publ. Prof.

MEXICI: APUD LIC. D. JOSEPH. DE Jauregui. Ann. Dñi MDCCLXXIV.

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VOLUMEN SEGUNDO

DE LOS ELEMENTOS DE LA FILOSOFIA MODERNA

que incluye conjuntamente la física tanto general como particular.

Seleccionado, enriquecido y preparado de los más recientes filósofos

de más reconocimiento.

Para el uso de la juventud escolar, en el ilustrísimo Colegio Salesíano,

en casa de los padres presbíteros seculares de la Congregación del Oratorio de Felipe Neri.

San Miguel el Grande, en Nueva España. POR OBRA Y ESTUDIO

JUAN BENITO DIAZ DE GAMARRA Y DAVALOS,

presbítero de la misma congregación, doctor en los cánones sagrados, comisario del Tribunal

de la Sacrosanta Fe, Doctor de San Francisco de Sales y Profesor

Público de filosofía.

EN MEXICO: en casa del licenciado Don José de Jáuregui. En el año del Señor 1774.

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Sunt autem nonnulli qui per eas persuasiones, quibus a principio sunt imbuti, de rebus gravissimis sententiam ferunt temeritate quadam sine judicio, repentino quasi vento incitati, quae longe alia esset si judicio considerate constanterque lata fuisset.

MELCH. CAN. LIB. VIII. DE LOC. CAP. V.

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ELEMENTORUM

RECENTIORIS PHILOSOPHIAE PARS IV

ELEMENTA PHYSICES PROLEGOMENA

§ . I

De Physica ejusque scopo

1

ISCIPLINAE ILLIUS tractationem ordimur, cujus munus est naturam ejusque ordinem, ac leges, vires item, atque effectus naturales inquirire,

singulorum originem, causas investigare, quae proinde Physica nuncupatur, eaque definiri potest: Facultas, quae circa corpus naturale, quatenus naturale est, versatur. Dicitur etiam Scientia naturae, cognitio scilicet rerum earum quae sensibibilem mundi machinam constituunt. Physicus namque totus in eo est, inquit Clariss. Gassendus,a ut exploret tum ipsum, rerum omnium complexum, tum quamlibet speciatim rem, disquirendo quantum fas est; an, & ex quibus principiis constet, an, & a quibus producía causis, & ob quem finem effecta, an, & quibus viribus, proprietatibusque donata,

D

ª In Proem. Physices.

6

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Ahora bien, hay algunos que por estas persuasiones, con las que desde un principio fueron instruidos, exponen la sentencia acerca de asuntos muy importantes con una temeridad sin juicio, como si fuesen incitados repentinamente por el viento, la cual sería diferente si con juicio fuese expuesta de manera considerada y constante.

MELCHOR CANO, LIBRO VIII DE LOC. CAP.V.

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PARTE IV DE LOS ELEMENTOS

DE LA FILOSOFIA MAS RECIENTE

ELEMENTOS DE LA FISICA

PROLEGOMENOS

I

Acerca de la Física y su finalidad

1 omencemos el manejo de esta disciplina, cuyo oficio es analizar la naturaleza y el orden de ésta y sus leyes, así como las fuerzas y efectos naturales,

investigar el origen y causas de cada una de las cosas. De ahí que esta (disciplina) se llama física y puede ser definida como la facultad que versa acerca del cuerpo natural, en cuanto es natural. También se llama ciencia de la naturaleza sin duda el conocimiento de las cosas que constituyen la maquinaria sensible del mundo. Todo físico, pues, está en él, dijo el clarísimo Gassendi1, para que explore tanto el mismo encadenamiento de todas las cosas, como cualquier cosa en especial, buscando cuanto sea posible, o bien por qué principios subsiste, o bien por qué causas ha sido producida y por qué fin ha sido afectada, o bien de qué fuerzas y propiedades ha sido dotada;

1 ln Proem. Physices.

7

C

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ceteraque hujusmodi, quae si perspecta fuerint, tum res, rerumque natura perspectae, censentur.

2 Diximus in definitione, Physicam versari circa corpus naturale prout naturale est, nimirum prout sensibilium adfectionum subjectum est, earumque omnium mutationum capax, quas in mundo fieri conspicimus: & per hoc distinguitur corpus naturale ai Mathematico, ipsaque Physica a Geometría, quae itidem circa corpus versatur. 3Objecta Physicae sunt Corpus, Spatium, & Motus, quid vero per haec intelligitur paucis indicabo. Quamcumque rem oculis intueri, vel manu comprehendere, & palpare possumus, quaeque pressioni resistit, Corpus adpelamus. Extensionem universi, in quo corpora ponuntur, & libere moventur, Spatium. Translationem corporis ex una in aliam spatii partem, vocamus Motum.

4Omnes situs, motus, mutationes, & actiones corporum, quae sensibus observantur, sive uno, sive pluribus, adpelantur Phaenomena. Omnia corpora secundum certas leges, vel regulas moveri constat. Lex autem naturae, est norma illa secundum quam Deus voluit certos motus semper, id est in omnibus occasionibus peragi, hinc ex. gr. quaelibet planta suum producit semen, unde iterum similis, non diversa, renascitur planta; hinc unumquodque animal ex sese sui simile gignit. Corpus grave sibi libere commissum sponte cadit deorsum. Ope harum legum

8

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y de esta manera las restantes cosas las cuales si se examinaron, entonces se evalúan las cosas examinadas y la naturaleza.

2Dijimos en la definición que la física versa sobre el cuerpo natural en tanto es natural, sin duda en tanto es sujeto de los afectos sensibles y es capaz de todas las mutaciones que percibimos que suceden en el mundo, y por esto se distingue el cuerpo natural del cuerpo matemático, y la misma física de la geometría, la cual igualmente versa sobre el cuerpo.

3Los objetos de la física son el cuerpo, el espacio y el movimiento, ahora bien indicaré en pocas palabras qué se entiende por estas cosas. Podemos observar cualquier cosa con los ojos o aprehender y palpar con la mano y a esto llamamos cuerpo, a cualquier cosa que resiste la presión; espacio, a la extensión del universo en el cual se colocan los cuerpos y se mueven libremente. Llamamos movimiento a la translación del cuerpo de una a otra parte del espacio.

4Todos los estados, movimientos, cambios y acciones de los cuerpos que son observados por los sentidos, o por uno o por muchos, son llamados fenómenos. Consta que todos los cuerpos se mueven conforme ciertas leyes o reglas. Ahora bien, la ley natural es aquella norma según la cual Dios quiso siempre movimientos seguros, esto es que se cumplieran en todas las ocasiones; de aquí, por ejemplo, cualquier planta produce su semilla de donde nuevamente retoña una planta semejante, no una diferente; de aquí, cualquier animal engendra a partir de sí a uno semejante a él. El cuerpo pesado cae hacia abajo entregado libremente a su propio impulso. Con ayuda de estas leyes,

9

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intelligimus quid naturaliter, quid miraculose contingit. Nam naturalia sunt phaenomena, quae constanter eodem modo observantur, positis corporibus in similibus occasionibus; miracula autem sunt, cum phaenomena legibus istis contraria eveniunt.

5 Si vero aliquid evenit secundum naturae leges, sed praeter solitum, seu contra id quod tali naturae debetur, vocatur nonnaturale. Ut febris, quae quidem ita palpitationem & cordis & arteriarum agitat, ut dicantur esse in statu nonnaturali. Quod superat naturae vires ac leges supernaturale vocatur. Ita quod Sol ex, gr, dum est in meridie ad orientem retro volvatur. est supernaturale, quia nullis naturae viribus id effici potest. ut evidens est. Quaedam vero res sunt, quae etiamsi supra naturam sint. tamen nonnisi ab homine bona Philosophia exculto, beneque exercitato judicari potest, an naturalia sint, an praeter naturam. Hinc de rebus imolentibus cause judicare debemus, ne ea pro miraculis habeamus, quae taha non sunt. Utilissimum est hoc monitum ut occurramus ineptae multitudini indoctorum, & vero etiam eorum. qui cetera docti, tamen, quod bonae Philosophiae expertes sint. proni sunt, qui garrulae cuivis mulierculae miraculum aliquod narranti fidem habeant.

10

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entendemos qué sucede por naturaleza, qué por milagro. Pues las cosas naturales son los fenómenos que se observaron constantemente del mismo modo en los cuerpos colocados en semejantes circunstancias; pero son milagros, cuando resultan fenómenos contrarios a estas leyes.

5 Ciertamente, si algo resulta según las leyes naturales, pero contra lo acostumbrado o contra aquello que se debe a tal naturaleza, se llama no natural como la fiebre, que ciertamente agita la palpitación tanto del corazón como de las arterias, de tal forma que se dice que están en estado no natural Lo que excede a las fuerzas y leyes naturales se llama sobrenatural Así, el hecho de que el sol, por ejemplo, mientras está en el mediodía, regrese hacia el oriente, es sobrenatural, porque esto por ninguna fuerza de la naturaleza puede ser efectuado, como es evidente. Ciertamente hay algunas cosas que, aunque estén sobre la naturaleza, sin embargo, con frecuencia sólo el hombre cultivado y bien ejercitado en la buena filosofía puede juzgar si son cosas naturales o fuera de la naturaleza. De aquí debemos juzgar con precaución acerca de las cosas insólitas, para que no tengamos por milagros aquellas cosas, que no son tales. Esta advertencia es muy útil para que no concurramos a una multitud inepta de ignorantes, y también de esos que, doctos en las demás cosas, sin embargo, por el hecho de que están desprovistos de la buena filosofía, son propensos a dar crédito a cualquier mujercilla charlatana que narra un milagro.

11

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§ . I I Utilitas Physicae

6 ignitas certe ac praestantia Physicae vel ex eo intelligi satis superque potest, quod disciplinae hujus studium tantumdem pateat, quantum ipsa

natura. Et sane ¿quis neget longe dignissimum esse contemplari modo caelorum amplitudinem, corporum certa in iis lege decurrentium molem, jam in telluris abdita se penetrare, metallorum, lapidum originem, plantarum, animalium varietatem pene infinitam scrutari, ipsam denique in hac rerum universitate relucentem Dei majestatem considerare? Unde Senecab hanc tanti fecit contemplationem, ut dicere non dubitaverit: nisi ad haec (naturae secretiora) admitieren non juerat opere pretium nasci.

7 Jocunditas deinde & suavissima voluptas hoc e naturae studio enascitur. ¿Quem enim non delectet scientia, in qua nunquam deest occasio, novos, eosque mirabiles effectus, velut totidem summi rerum. Conditoris testimonia suculenta & inveniendi & contemplandi? ¿Quis animalium innumerorum, terrestrium, aquatilium, volatilium, insectorum genera quam diversissima, rerum ceterarum miram varietatem, pulchritudinem, ad certos usus habílitatem sine ingenua animi voluptate contueri possit?

b Quaest. Nat. Lib. I. Praefat.

12

D

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II

La utilidad de la Física

6 n verdad la dignidad y la superioridad de la física pueden también entenderse mucho y muy ampliamente a partir de aquello, por el hecho de que

el estudio de esta disciplina se extiende a tanto cuanto la misma naturaleza. Y razonablemente ¿quién niega que es lo más digno con mucho contemplar sólo la amplitud de los cielos, la masa de los cuerpos que recorren con ley segura en ellos; luego, introducirse a las cosas profundas de la tierra, indagar el origen de los metales, de las piedras, la variedad casi infinita de los animales, de las plantas y finalmente considerar la propia majestad resplandeciente de Dios en esta totalidad de las cosas? De donde Séneca2 hizo esta contemplación tan grande que no dudó en decir: si yo no fuera admitido entre estas cosas (las cosas más secretas de la naturaleza), no habría sido obra digna el nacer.

7 Entonces el gozo y el placer más suaves nacen de este estudio de la naturaleza. ¿A quién, pues, no deleita la ciencia, en la que nunca falta ocasión tanto de encontrar como de contemplar estos efectos nuevos y admirables, así como suculentos testimonios del Creador más grande de las cosas? ¿Quién puede observar sin el ingenuo placer del ánimo tantas diversísimas especies de innumerables animales terrestres, acuáticos, voladores, de insectos; la maravillosa variedad de las demás cosas; la belleza, la habilidad

2 Quaest. Nat Lib. I Praesat

13

E

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¿Quid quod Physico jocundissimum praebeant spectaculum ea quoque, quae imperitos formidine complere solent? Ita dum vulgus rude inani metu eclípseos concutitur, Philosophi.

Hunc solem & stellas; & decedentia certis Tempora momentis, sunt qui formidine nulla Imbuti spectent.c

8 Quin gaudent amoenam tam sibi scenam aperiri, & occasionem parari, qua naturam caelestium corporum expendant. Physicus Cometarum facies aliis horrificas, tranquillo animo intuetur. Omnium rerum, (inquit Tuliusd natura cognita, levamur superstitione, liberamur mortis metu, non conturbamur ignoratione rerum, e qua ipsa horribiles existunt saepe formidines.

9 His accedunt emolumenta plurima, quae e Physica per disciplinas reliquas omnemque vitae usum sese diffundunt. ¿Quae enim emolumenta in saluberrimam medendi artem e Physica profluunt? ¿quantas accessiones scientia nautica accepit usu acus magneticae, astrorum observatis motibus, rosae nauticae inventione? Praetere o utilitates, quas diversi generis horologias tubi optici, microscopía perspicilla, aliaque innumera, quae Physicae in acceptis referenda sunt in vitam humanam praebent.

c Horat. Lib. I. Ep. 6. d Lib. I. de Finib. cap. 19.

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para ciertos usos? ¿Qué diremos de las cosas que presentan al físico el espectáculo más agradable, tas cuales suelen con temor contemplar los inexpertos? Así, mientras el vulgo rudamente se conmueve con el sutil miedo del eclipse, los filósofos [dicen]:

Hay quienes no penetrados por ningún temor, miran este sol y las estrellas, y los tiempos que se alejan en momentos precisos3.

8 En verdad, se regocijan de que se muestre una escena tan agradable para ellos y que se prepare la ocasión en que examinen la naturaleza de los cuerpos celestes. El físico mira con ánimo tranquilo los aspectos de los cometas, horribles para otros, dijo Tulio4: conocida la naturaleza de todas las cosas, quitamos la superstición, somos liberados del miedo de la muerte, no somos perturbados por la ignorancia de las cosas, a partir de la cual existen frecuentemente horribles temores.

9 Añádanse a estas cosas muchas ventajas que a partir de la física se difunden a través de las restantes disciplinas y de todo uso para la vida. ¿Qué ventajas, pues, fluyen de la física hacia el arte más saludable de curar? ¿Cuántos complementos recibe la ciencia náutica con el uso de la aguja magnética, con los movimientos observados de los astros, con la invención de la rosa náutica? Omito las utilidades que los relojes de género diverso, los tubos ópticos, los espejillos microscópicos proporcionan a la vida

3 Horacio, Lib. I Ep. 6. 4 Lib. I. de Finib. cap. 19.

15

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§. III

De Peripateticorum Physica

10 ujusmodi vero & innumerae aliae utilitates, quae tacitus praetereo frustra in Peripateticorum Schola requiras, si

adpelare possumus Physicam disciplinam illam in qua pleraque passim adversus naturae observationem, adversus perspicua experimenta tradi consueverunt Sed audire juvat Mathematicum Physicumque egregium Thomam Vincentium Tosca, Hispaniae nostrae decus, ac Valentini Congregationis Oratorii ornamentum praeclarissimum. Hispanum hominem audiant ii, qui sputatilicis praejudiciis imbuti falso putant Recentiorum Physicam ab haereticis tantum excoli, nefasque judicant studiosae juventuti proponi & commendari: genus hominum natum ad perniciem, interitumque bonarum artium,

11 "Nescio corte (loquitur Clariss. Tosca e) Nescio certe, quo fato, eoque satis infelici jam ab aliquibus retro seculis, Peripateticorum Schola metaphysicis commentationibus ita est addicta, ut physicas res omnino negligere videatur: ad nauseam usque prodeunt in dies libri, qui entis rationis ultimos apices prolequuntur; mirabilium vero naturae effectuum, quotidie in oculos occurrentium naturam, & causas omnino praetereunt.

e In Phys. Praefat.

16

H

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humana; y otros innumerables inventos que deben enumerarse entre las cosas recibidas de la física.

III

Acerca de la Física de los Peripatéticos

10 e este modo también otras innumerables utilidades, que callado omito; aunque preguntarás en vano en relación a la escuela de los peripatéticos, si

podemos llamar física a aquella disciplina en la cual la mayoría de las cosas acostumbraron a ser transmitidas por todas partes contra la observación de la naturaleza, contra los experimentos evidentes.

D Pero ayuda oír al matemático y físico egregio Thomas Vincencio Tosca5, decoro de nuestra España y preclarísimo adorno de la Congregación del Oratorio de san Valentín; oigan al hombre español aquellos que, empapados por prejuicios despreciables, falsamente piensan que la física de los más recientes sólo es cultivada por los heréticos y juzgan impío que sea propuesta y entregada a la juventud estudiosa: género de hombres nacido para la perdición y la destrucción de las buenas artes.

11 "No sé ciertamente (dice el clarísimo Tosca), no sé ciertamente por qué sino tan infeliz, ya desde algunos siglos atrás la Escuela de los Peripatéticos de tal manera ha sido adicta a los comentarios metafísicos, que parece descuidar las cosas físicas; hasta la náusea, siempre aparecen, a lo largo del tiempo, libros que siguen las últimas cimas de la razón del ser, pero omiten del todo la naturaleza y las causas de los maravillosos efectos naturales que

5 In Phys. Praesat.

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Nihil olim amoenius habebatur (ait Ludovicus Vivesf contemplatione horti hujus naturae: nunc vero naturalium rerum inquisitio, ita metaphysicis abstractionibus implicatur, ut super eisdem, ceu debili fundamento, non nisi vastum aedificium assertionum, ac dissidentium sententiarum consurgat, seu potius crux erigatur, qua potius ingenia torqueantur, quam tanta rerum naturalium amoenitate delectentur.

12 Dolendum certe maxime est, quibus ambagibus de tota philosophia labyrinthum fecerint ii, qui physicas res, non physice ut par est, sed metaphysicis praecissionibus ab omni sensu, & experimento remotis, pertractant; dolendum iterum altas alioquin mentes, dum sciendi famem satiare cupiunt, toto saltim trienio;

inani tantum entium rationis esca cibari, non sine maximo juventutis dispendio, detentis nimirum eorumdem ingeniis ad meliora ne pergant.

13 Ad meliora dixi. Quis enim dubitet, rerum naturalium speculationem multo praestantiorem esse metaphysicis illis quaestionibus, ne dicam tricis, quibus perpetua lite, & plerumque de vocibus solet in Scholis acriter decertari. Certe, cum Deus Jobo incomparabilem suae sapientiae eminentiam patefacere vellet,

f Lib. 5, de Caus. corrupt. art.

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ocurren cotidianamente ante sus ojos. Antiguamente nada se tenía como más agradable (dice Luis Vives)6 que la contemplación de este huerto de la naturaleza; ahora, en cambio, la investigación de las cosas naturales está de tal manera envuelta por las abstracciones metafísicas que sobre ellas mismas, como débil fundamento, no se levanta sino un vasto edificio de libertades y de sentencias disidentes, o más bien se erige un suplicio en el que más bien se torturan los ingenios que se deleitan con la amenidad tan grande de las cosas naturales.

12 Ciertamente ha de lamentarse mucho que, con estos rodeos de toda filosofía, hayan hecho un laberinto aquellos que tocan las cosas físicas no físicamente como es adecuado, sino con precisiones metafísicas de todo sentido y apartadas del ex perimento. Por eso, de nuevo ha de lamentarse que, por lo menos, las altas mentes, mientras desean saciar el hambre de saber, se alimenten, al menos un trienio completo, sólo con el inane alimento de la razón de los seres; no sin máximo dispendio de la juventud, para no continuar en efecto con los ingenios de ellos mismos impedidos hacia mejores cosas.

13 Dije hacia mejores cosas, pues, quién duda que la especulación de las cosas naturales es mucho más sobresaliente que aquellas cuestiones metafísicas, para no decir bagatelas, con las que en perpetua lucha también la mayoría de las veces a partir de las fórmulas suele ser combatida acremente en las escuelas. Ciertamente, queriendo Dios descubrir a Job la incomparable eminencia de su sabiduría, le propuso muchísimas y admirables

6 Lib. 5. de Caus. corrupt. art.

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eidem quam plurima, eaque mirabilia quaesita proposuit ex naturalis philosophiae promptuariis desumpta, ut toto capite 38 & 39 est manifestum, sed de iis, quae in Scholis tanti fiunt, nec verbum.

14 Poterat autem eidem quamplurima de ente rationis interrogare, an nempe, & quomodo existat, qualis sit ejusdem fabrica, quae potentiae, quive actus ad ejusdem structuram concurrant: an insuper a Deo, an ab Angelis, an a sensibus corporeis effici possit? De praecissionibus autem inquirere poterat, an tantum formales sint, an etiam objetivae? De carentiis praeterea, an dentur? imo, an etiam carentiarum carentiae? an item rerum essentiae ab earumdem existentia realiter distinguantur? Verum de his, aliisque similibus, altum silentium.

15 Praeterea Sapientiae cap. 7. Salomon scientiam sibi divinitus collatam non inde commendat, quod ingentem illam formalitatum, distinctionum, ac reflexionum turbam, illum Deus docuent, sed potius inde, quod eidem patefecerit dispositionem orbis terrarum, & virtutes elementorum, initium, & consummationem, & medietatem temporum, vicissitudinum permutationes, & commutationes temporum, anni cursus, & stellarum dispositiones, naturas animalium, & iras bestiarum, vim ventorum &c. Hactenus Tosca. ¿Quid ad haec homines illi rerum physicarum parum aut nihil studiosi? ¿Annon reprehensionem Isaiaeg merentur: Opus Domini non respicitis, nec opera manuum ejus consideratis?

g Cap. 5, 7; 12.

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interrogantes, tomadas de los prontuarios de la filosofía natural, como en todo el capítulo 38 y en el 39 es manifiesto, pero acerca de esas cosas, que son tan estimadas en las escuelas ni una palabra.

14 Ahora bien, le podía preguntar muchísimas cosas acerca del ente de razón, ¿acaso, también, cómo existe, cuál es su fábrica, cuáles poderes o qué actos concurren hacia la estructura del mismo; acaso desde arriba puede ser determinado por Dios, acaso por los Ángeles, acaso por los sentidos corpóreos? Pero también podía investigar acerca de precisiones ¿acaso son sólo formales, acaso también objetivas? Además, acerca de las carencias, ¿acaso se dan? Y, ¿acaso también las carencias de las carencias?, ¿acaso igualmente las esencias de las cosas se distinguen en realidad de la existencia de las mismas? Pero acerca de estas cuestiones y de otras semejantes, gran silencio.

15 Además, en el libro de la Sabiduría, capítulo 7, Salomón se entrega no de aquí a la ciencia reunida por inspiración divina, porque Dios le enseñó aquello como una ingente turba de formalidades, de distinciones y de reflexiones, sino más bien de ahí, porque le descubrió la disposición del orbe de las tierras, y las virtudes de los elementos, el inicio y la consumación y el medio de los tiempos, las permutaciones de las vicisitudes y los cambios de los tiempos, los cursos del año y las disposiciones de las estrellas, las naturalezas de los animales y las iras de las bestias, la fuerza de los vientos, etc.". Hasta aquí Tosca. ¿Qué cosa en relación a esto, aquellos hombres poco o nada estudian de las cuestiones físicas? ¿Acaso no merecen la crítica de Isaías7: ¿No tomáis en cuenta la obra del Señor, ni consideráis las obras de sus manos?

7 Cap. 5. v. 12.

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16 Non deerunt ergo homines qui vos ipso in aditu dejicere, & ab institutis cogitationibus avocare sint conaturi, illud identidem auribus, animisque vestris inculcando, genus hoc Physicae novum, obscurum, involucris mathematicis undique obseptum esse, sed contempta obtrectantium dicacitate in pulcherrimum naturae studium sedulo incumbite, & nolite abduci sermonibus imperitorum. Verum quidem est sine Geomethae praesidio dignos in Physica progressus effici non posse, sed hoc vos praesidium satis in anteactis estis experti, cum Geometricas Institutiones, quales oportebat evolvistis. Sufficiunt enim ad pleniorem Physicae nostrae intelligentiam Elementa illa Geometriae superius quam brevissime exposita.

§ I V

De Studio Geometriae

17 erte Geometría necessaria est Physico, ut enim ait Illustriss. Caramuel: Eminent inter ceteros in philosophicis Scholis, qui Geometriam callent;

serpunt, qui ignorant: loquor expertus: neque enim frustra foribus Academiae auream inscriptionem posuit Plato, qua ab illius ingressu arcebat eos, qui Geometriae essent prorsus ignari. NULLUS GEOMETRIAE EXPERS INTRATO. Et recte quidem.

22

C

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16 No faltarán, pues, hombres que hayan de intentar abatiros en la misma entrada y desviaros de los pensamientos establecidos, repitiendo una y otra vez aquello en vuestros oídos y ánimos: que este nuevo género de la física, obscuro, ha sido obstruido por todas partes con los velos matemáticos; pero, despreciada la mordacidad de los denigrantes, inclinaos sinceramente hacia el bellísimo estudio de la naturaleza y no seáis arrastrados por los sermones de los indoctos. Lo cierto es que sin el apoyo de la Geometría no pueden ser ejecutados dignos progresos en física; pero vosotros sois bastante expertos en cuanto a este apoyo en las cosas tratadas antes, cuando desarrollasteis las Instituciones Geométricas que convenía. Son suficientes para más plena comprensión de nuestra física aquellos Elementos de Geometría que fueron expuestos brevísimamente con anterioridad.

IV

Acerca del estudio de la Geometría

17 iertamente la Geometría es necesaria para el físico, pues, como afirma el ilustrísimo Caramuel: sobresalen entre los demás, en las escuelas

filosóficas, quienes entienden la Geometría; se arrastran quienes la ignoran. Hablo con experiencia: pues, no en vano, Platón puso la inscripción áurea en las puertas de la Academia, con la cual apartaba de aquella entrada a quienes fueran por completo ignorantes de la Geometría: NADIE ENTRARA DESPROVISTO DE LA GEOMETRIA. Y ciertamente bien, puesto que, como la

23

C

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Quandoquidem, cum Natura, (inquit clariss. Gulielminus,h ubique mathematica sit, ídem est naturam absque mathesi expiscari velle, ac sine cruribus ambulare, aul artificem instrumenta omnia ad artefactum necessaria abjicere, & nihilominus suum opus promittere.

§.V

Auctores quos sequemur

18 ed quod in principio fieri ab omnibus Physicis consuevit, ut sectam, in quam jurassent, indicaren erunt fortasse, qui & a nobis id fieri poscant,

inquirentes ¿Num cartesium, an Leibnitzium, num Newtonum, an alium sequamur? Quibus his paucis respondebimus. Profítemur judicium nostrum fore liberum, sic ut in nullius Philosophi sectam simus juraturi, nullam enim putamus firisse sectam, quae omne verum vidisset, nullam, quae non aliquid ex vero. Itaque veritatem sparsam per singulos, perque sectas diffusam in corpus colligere, id vero arbitramur proprie ad nostrum institutum pertinere. Sed juvat ipso in limine regulas philosophandi constituere.

S

Dissert. de Salibus, Praefat.

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naturaleza (dijo el clarísimo Gulielminus8) es matemática por todas partes, lo mismo es querer pescar la naturaleza sin conocimiento matemático que caminar sin piernas, o que el artífice deseche todos los instrumentos necesarios para el artefacto y, no obstante, prometer su obra.

V

Autores que seguimos

18 ero lo que en principio acostumbraron hacer todos los

físicos era indicar la escuela a la que habían jurado; serán quizá, los que también buscando exigen que

esto sea hecho por nosotros. ¿Acaso seguimos a Descartes, acaso a Leibniz o acaso a Newton, acaso a otro? A quienes responderemos con estas pocas palabras. Declaramos que nuestro juicio será libre, así que no hemos de jurar en la secta de ningún filósofo, pues pensamos que no hubo alguna secta que hubiese visto todo lo verdadero, ninguna que no (hubiese visto) algo de lo verdadero. Así, consideramos que pertenece propiamente a nuestro instituto, en verdad, reunir en un cuerpo la verdad esparcida por cada uno y difundida por las sectas. Pero en el umbral mismo ayuda el establecer las reglas del filosofar.

8 Dissert. de Salibus. Praefat.

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§.VI De Regulis philosophandi

19 um phaenomena explicare, dumque naturae leges investigare conamur, oportebit ad sequentes regulas philosophandi a Clariss. Newtonoi

praescriptas religiose adtendere. Prima est hujusmodi. 20 Causae retían naturalium, non plures admitti debent, quam quae

& verae sint, & phaenomenis explicandis sufficiunt. Si enim causa possibilis tantum sit, nunquam vera haberi poterit; quamvis alioqui producendo effectui apta fuerit, atque adcommodata. Eundem effectum ex pluribus causis oriri posse indubia res est, ex tot vero causis, non plus quam una revera existit, & operatur, eaque sola a Physicis, investiganda, quod sola sit vera illius effectus causa. Spernendi utique sunt Philosophi illi, qui ex suis hypothesibus, & prolibitu fíctis causis, naturales effectus derivare contendunt, parum de causarum illarum existentia soliciti. Hypotheses ergo ex Physica sunt proscribendae, nam ut optime ait Mussthenibroek,jquidquid ex iis colligitur est inconstans, ex illis suscitantur controversiae inutiles, finguntur, phaenomena,

i Lib. 3. Princip. Math. Philos. j Elem. Physic. tom. I.cap. I.

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VI Acerca de las reglas del filosofar

19 ientras intentamos explicar los fenómenos e investigar las leyes naturales, será conveniente atender religiosamente a las

siguientes reglas del filosofar, prescritas por el clarísimo Newton9. La primera es de este modo:

M 20 No deben ser admitidas más causas de las cosas naturales

que las que sean verdaderas y las que sean suficientes para explicar los fenómenos. Pues si la causa es sólo posible, nunca podrá ser considerada verdadera, aunque fuera apta y acomodada de otra manera para producir un efecto. El poder originar un mismo efecto a partir de una gran cantidad de causas es asunto indudable, sin duda de tantas causas realmente no existe más que una y es la verdadera y ésta solamente ha de ser investigada por los físicos, porque es la única causa verdadera de aquel efecto. En todo caso, los filósofos que han de alejarse, son aquellos que a partir de sus hipótesis y de causas formadas por capricho pretenden derivar los efectos naturales, poco preocupados por la existencia de aquellas causas. Pues como dijo muy bien Mussthembrock10: cualquier cosa que se infiere a partir de este tipo de [hipótesis] es inconstante, a partir de ellas se suscitan controversias inútiles, los fenómenos se

9 Lib. 3 Princip. Math. Philos. 10 Elem. Physic. tom. I cap. I

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ut hyphotheses roborentur, & defendantur. 21 Nisi forte Clariss. Viro Perraultio,k adsentiendum sit, qui non

omnino absone de hypothesibus in hunc maxime modum decemit. Ad veritatis inquisitionem hypotheses certis adstrictas legibus adcommodatas esse contendit, ea ratione ductus, quod e praestitutis hypothesibus ordine quam aptissimo ad thesim connitamur, palamque sit, complura, quae in praesens certa tenemus, olim hypothesium e numero fuisse. Leges porro, quibus arctari hypothesium ratio debeat heae fuerint praecipuae, scilicet: E rebus naturalibus fluat hypothesis, atque e phaenomenis identidem observatis enascatur, minime vero ex libídine confignatur positio quaedam, ad quam, nescio, quibus offuciis natura ipsa pertrahatur; adsumpta non citra fundamentum propositio non uni duntaxat alterique phenomeno, sed omnibus eo in genere examussim respondeat; adhaec a nullo alterius generis, quod compertum quidem sit, & exploratae certitudinis phaenomenon, a nullo item evidente principio dissentiamus demum consectaria ejuscemodi generet, quae sobria, consentanea saniorum Philosophorum placitis habeantur, certa consecutione ex adsumpto doctrinae Jundamento proficiscantur, Altera philosophandi regula haec est.

22 Effectuum naturalium ejusdem generis eaedem sunt causae. Haec regula ex prima facile deribatur. Etenim (per primam regulam) natura simplex est, neque superfluis causis redundat,

k Perrault. Essais de Physique.

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fingen para que las hipótesis se fortifiquen y se defiendan. Por lo tanto estas Hipótesis deben proscribirse de la Física.

21 Excepto quizá se deba estar de acuerdo con el ilustrísimo varón Perrault11, quien no de manera por completo disonante discierne principalmente acerca de las hipótesis en esta forma. Conducido por la razón, pretende, para la investigación de la verdad, que sean acomodadas las hipótesis sometidas a ciertas leyes, porque a partir de hipótesis preestablecidas ponemos todo nuestro esfuerzo para la tesis en el orden más apto posible, y sucede abiertamente que muchas cosas que en el presente tenemos como ciertas, antiguamente estuvieron en el número de las hipótesis. Más adelante estas leyes a las que la razón de las hipótesis deba ser reducida, serían principales, sin duda: "que de las cosas naturales fluya la hipótesis y nazca una y otra vez de los fenómenos observados, pero que de ninguna manera alguna posición se configure a partir del deseo, hacia la que yo no sé por cuáles engaños es arrastrada ¡a misma naturaleza; que la proposición no asumida sin un fundamento responda regularmente no sólo a uno y otro fenómeno, sino a todos en ese género. En cuanto a esto que haya sido experimentado con certeza, y el fenómeno de certidumbre explorada no disienta en nada de algún principio evidente; por último, sólo de esta manera, genere conclusiones que se consideren sobrias y conformes con los deseos de los filósofos más sanos, que avancen con certera consecuencia desde el fundamento asumido de la doctrina. Esta es la segunda regla del filosofar.

22 Las causas de los efectos naturales del mismo género son las mismas. Esta regla se deriva fácilmente de la primera, ya que (por la primera regla) la naturaleza es simple y no redunda en

11 Perrault. Essais de Physique.

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effectus ergo ejusdem generis, sive omnino símiles; diversis causis tribuí, naturae simplicitati omnino repugnat. Ita gravium descensus in Europa, & America eidem causae tribuendus est. Parí ratione cum in omnibus hominibus eadem respirationis instrumenta demonstrent observationes anatomicae, eamdem esse in singulis respirandi causam, merito concludimus. Sed cavendum est diligenter, ne ex charactenbus mere externis de perfecta effectuum similitudine audacter pronunciemus. Ita plantae quaedam lethales, externam plantarum salubrium speciem imitantur, sed principio quodam interno & non facile perspicuo inter se maxime differunt. Quod ut alia praeteream in cicuta aquatica & petroselino verissimum est. Summopere itaque curandum est, ut nempe certo compertas habeamus omnes effectuum partes, conditionesque singulas, tunc enim haec analogiae regula extra omnem dubitationem posita est Tertia ita se habet.

23 Qualitates corporum, quae intendi, & remitti nequeunt, (hoc est, neque augeri, neque minui) & quae omnibus in quibus experimenta instituere licet, corporibus competunt, pro corporum universorum qualitatibus haberi possunt. Hoc est, quae eaedem semper & invariate in corporibus perseverant, utcumque sit temporis & loci variata conditio, quamcumque etiam mutationem, alterationemve corpora patiantur, cujus modi sunt soliditas, figurabilitas:

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causas superfluas, por lo tanto, repugna del todo a la simplicidad de la naturaleza que se atribuyan efectos del mismo género, o bien efectos del todo semejantes, a diversas causas. Así el descenso de las cosas pesadas en Europa y en América ha de atribuirse a la misma causa. Por igual razón, como las observaciones anatómicas demuestran que en todos los hombres los instrumentos de la respiración son los mismos, merecidamente concluimos que una misma es la causa del respirar en cada uno. Pero se ha de cuidar diligentemente que no, a partir de las características puramente externas, hablemos con atrevimiento acerca de la perfecta similitud de los efectos. Así, ciertas plantas letales imitan el aspecto externo de las plantas saludables, pero se diferencian entre sí sobre todo por cierto principio interno y no fácilmente manifiesto; lo cual, para omitir otra cosa, es muy verdadero en la cicuta acuática y en el perejil. Y así con el mayor cuidado se ha de procurar que sin duda tengamos ciertamente analizadas todas las partes de los efectos y cada una de las condiciones; pues, entonces, esta regla de la analogía es colocada fuera de toda duda. Así se tiene la tercera regla.

23 Las cualidades de los cuerpos que no pueden ser extendidas ni reducidas (esto es, ni ser aumentadas ni ser disminuidas) y que competen a todos los cuerpos, en los que es lícito establecer los experimentos, pueden ser consideradas como las cualidades de todos los cuerpos. Esto es, las mismas cosas que siempre e invariablemente perseveran en los cuerpos de cualquier modo que sea la condición variada de tiempo y de lugar, también cualquier mutación o alteración que los cuerpos sufran, de este modo son las cualidades de la solidez y de la figurabilidad;

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nam aliae sunt qualitares quae intendi, & remitti possunt: hujus generis sunt gravitas, & vis adtractionis. Diminuta enim corporis distantia a centro, ad quod vel gravitate, vel adtractione tendit, gravitatis, & adtractionis vires augentur, eaedemque minuuntur ex aucta distantia, ut in ferro ad magnetem adtracto experiri licet. Haec sunt phitosophandi regulae, quibus usuri deiceps sumus.

§.VII

Physices divisio

24

ecepta in praesens apud Viros hac in tradenda disciplina exercitatissimos methodo, consuevit duplici tractatione definiri: Physica, Generalis

scilicet nomine, & Particularis. Generalis corpus generatim sumptum, compositorum naturalium principia considerat, & phaenomena pariter istuc pertinentia, uti & causas eorumdem comprehendit. Particularis fingula corporum genera expendit, eorumque vires, propnetates, & operationes demonstrat. Nos utrumque sirnul praestabimus, quoniam multi esse nec debemus, nec vero possumus.

R

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pues otras son las cualidades que pueden ser extendidas y reducidas: de este género son la gravedad y la fuerza de atracción. En efecto, disminuida la distancia del cuerpo del centro al cual tiende por gravedad o por atracción, se aumentan las fuerzas de la gravedad y la atracción, y ellas mismas disminuyen a causa de que la distancia aumente; como es lícito experimentar en el hierro atraído hacia el imán. Estas son las reglas del filosofar, de las cuales luego haremos uso.

VII

La división de la Física

24 n el presente, entre los varones mas ejercitados en el método para transmitir esta disciplina, la física admitida suele dividirse en dos acepciones: la Física General, ya

se comprende en el nombre, y la Particular. La General considera el cuerpo tomado en general, los principios de los compuestos naturales e igualmente comprehende los fenómenos pertenecientes a éste, así como las causas de los mismos. La Particular examina cada género de los cuerpos, y demuestra las fuerzas y propiedades de ellos y las operaciones. Nosotros ofreceremos conjuntamente ambas, ya que ni debemos extendernos mucho ni, en verdad, podemos.

33

E

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PHYSICES PARS I

DE NATURA, ATQUE PRINCIPIIS CORPORUM

DISSERTATIO I

De Corpore physico generatim sumpto

CAPUT I

De Natura Corporis. Philosophorum opiniones exponuntur, & refutantur

1 d primum in hac dissertatione quaerendum occurreret, ¿utrum corpora existant? ut constaret prius existere id, cujus naturam inquirendam

suscipimus. Verum cum conscientia nostra illorum existentiam nobis suadeat, hoc veluti postulatum ab adversariis concedendum proponimus, pro certo habentes. supervacanea inquisitionc rem certissimam obscuriorem effici. Corpora igitur existunt. Verum circa eorum essentiam, non una. eademque est Philosophorum opinio.

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J

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PHYSICES PARS I

DE NATURA, ATQUE PRINCIPIIS CORPORUM

DISSERTATIO I

De Corpore physico generatim sumpto

CAPUTI De Natura Corporis. Philosophorum opiniones

exponuntur, & refutantur

1 d primum in hac dissertatione quaerendum occurreret, ¿utrum corpora existant? ut constaret prius existere id, cujus naturam inquirendam

suscipimus. Verum cum conscientia nostra illorum existentiam nobis suadeat, hoc veluti postulatum ab adversariis concedendum proponimus, pro certo habentes, supervacanea inquisitione rem certissimam obscuriorem effici. Corpora igitur existunt. Verum circa eorum essentiam, non una, eademque est Philosophorum opinio.

J

34

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CIENCIAS FISICAS PARTE 1

ACERCA DE LA NATURALEZA Y

ACERCA DE LOS PRINCIPIOS DE

LOS CUERPOS

DISERTACION PRIMERA

Acerca del cuerpo físico tomado en general

CAPITULO I

Acerca de la naturaleza del cuerpo. Se exponen opiniones de filósofos y se refutan

1 o primero que debe uno cuestionarse en esta disertación sería: ¿acaso existen los cuerpos?, a fin de que fuera evidente que existe antes aquello

cuya e debe examinar. Sin embargo, dado que nuestra naturaleza sL

consciencia nos convence de su existencia, del mismo modo proponemos que este postulado debe ser concedido por los adversarios, estando seguros de que el asunto se volvería realmente muy obscuro con un cuestionamiento que está de más. Por consiguiente, los cuerpos existen. Sin embargo, acerca de la esencia de éstos, no todos los filósofos tienen la misma opinión.

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2 Egregius Philosophus, atque in Mathematicis disciplinis mirifíce versatus Renatus Des-Cartes corporeae substantiae naturam in extensione collocavit: ait enim:1 percipiemus naturam materiae sive corporis in universum spectati non consistere in eo, quod sit res dura, vel ponderosa, vel colorala, vel alio aliquo modo sensus afficiens, sed tantum in eo quod sit res extensa in longum, latum, & profundum: quod etiam adfirmavit Aristoteles, nam Lib. 3. Phys. text. 43: corpus est, inquit, quod omniquaque habet dimensionem. Sed statum quaestionis proponamus. Quaestio ergo inquirit, ¿quaenam sit ratio formalis corporis physici? hoc est: ¿quodnam ex iis omnibus adtributis, quae corpori insunt, (ut impenetrabilitas, extensio, divisibilitas, &c.) sit ita primum in ipso corpore, ut ex illo veluti ex radice, cetera omnia proveniant? Illud enim adtributum est ratio formalis rei, per quod res ipsa est id quod est, atque a ceteris omnibus primo distinguitur. His positis.

3 Dico primo contra Cartesium, & Aristotelem: essentia corporis in actuali extensione, vel triplici dimensione nequaquam posita est. Probatur, ¿Quis negabit Deum Opt. Max. destruere posse totam aeris molem, quae a terris ad Lunam usque intercipitur;? sed tunc eadem prorsus extensio remaneret, neque tamen substantia ulla corporea relinqueretur:: ergo. Sed negat id fieri posse Cartesius: existimat enim, quod

1 Part. 12, Princip. n. 4.

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2 El distinguido filósofo, y magníficamente versado en las disciplinas matemáticas, René Descartes, definió la naturaleza de la sustancia corpórea por la extensión, pues afirma12 "percibimos que la naturaleza de la materia o del cuerpo, considerado en general, no descansa en esto: que sea algo duro o de mucho peso o que tenga color, o si de algún otro modo afecta a los sentidos; sino solamente en que es algo extendido en longitud, latitud y profundidad". Lo cual también señaló Aristóteles, pues en el Libro 3 de la Física, dice: "cuerpo es lo que tiene dimensión en toda dirección". Pero expongamos el estado de la cuestión: así pues, la pregunta que se hace es: ¿cuál es la razón formal del cuerpo físico?, esto es, ¿cuál de todos estos atributos que son del cuerpo (como la impenetrabilidad, la extensión, la divisibilidad, y otras cosas) es el que de tal manera se da primero en el cuerpo mismo, que a partir de él como de una raíz, provienen las demás cosas? Sin duda ese atributo es la razón formal de la cuestión, por lo que la cosa es lo que es, y se distingue en primer lugar de todas las otras cosas. Expuesto está.

3 Primeramente digo en contra de Descartes y de Aristóteles: la esencia del cuerpo de ningún modo está puesta en la extensión activa o en una dimensión triple. Se demuestra: ¿quién negará que el óptimo y máximo Dios podría destruir toda la masa del aire, que se encuentra continuadamente desde la Tierra hasta la Luna? Pero entonces la misma extensión permanecería por completo, y, sin embargo, ninguna sustancia corpórea quedaría; por tanto... Pero Descartes niega que esto pueda ocurrir, pues considera que

12 Part. 2, Princip. n. 4.

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si ex. gr. aer nujus cubiculi destruatur, parietes ipsi sese mutuo contingent, cum illa se conjungere dicantur, quae nullo interjecto corpore disjunguntur, aut in hac hypothesi manifestissimam repugnantiam contineri putat, cum spatium illud vacuum quidem foret, ut supponitur, & simul non vacuum, quia semper haberetur in illo trina dimensio, adeoque corpus ipsum:

4 Verum ¿quis non videat Cartesium hac in parte nobis imponere, cum probat idem per idem, atque principil loco id adsumit, quod in controversia positum fuerat? Non alia siquidem ratione vacuum a Deo fieri non posse contendit, quam quia semper in illo spatio corpus remaneret, remanente nimirum extensione, quae juxta ipsum est essentia corporis, quod idem illud est, de quo disseritur. Deinde: licet sit certum quod duo corpora se tangunt, cum nullum alium corpus interjacet, sed non est necesse ea se contingere, quae nullo corpore disjunguntur. Carleslus igitur corpus physicum cum mathematico confundit. Verum ¿quis non videat aliud esse oportere corporis physici, aliud corporis mathematici constitutivum, sive aliam esse naturam corporis, quod in sola imaginatione nostra continetur, aliam illius, quod in ipsa quoque rerum natura reperitur? Sic lineae Geometricae constitutivum est, ut longitudinem habeat sine latitudine, neque tamen essentia lineae, quae realiter, & physice in rerum natura reperitur in sola longitudine sine latitudine consistere debet.

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si, por ejemplo, el aire de este cuarto fuera eliminado, los muros mismos se tocarían mutuamente; puesto que se dice que esas cosas se juntarían, éstas no estarían separadas por un cuerpo interpuesto; o piensa que en esta suposición se encuentra una evidentísima discordancia, porque aquel espacio en verdad estaría vacío, como se supone, y al mismo tiempo no vacío porque siempre se tendría en él una triple dimensión, y por lo tanto, el cuerpo mismo.

4 Sin embargo, ¿quién no ve que Descartes nos impone en esta parte, al demostrar lo mismo por lo mismo, y asume en el lugar del principio aquello que se había puesto en controversia? y con ninguna otra razón sostiene que el vacío no puede ser hecho por Dios; porque ciertamente el cuerpo siempre permanecería en ese espacio, sin duda en la subsistente extensión, la cual es, junto con el mismo, la esencia del cuerpo, que es aquello acerca de lo cual se diserta. Luego, aunque sea cierto que dos cuerpos se tocan cuando no se interpone algún otro cuerpo; sin embargo, no es necesario que ellos se toquen cuando no están separados por ningún otro cuerpo. Por consiguiente, Descartes confunde el cuerpo físico con el matemático. En verdad, ¿quién no ve que conviene que una cosa sea lo constitutivo del cuerpo físico, que otra sea la constitutiva del cuerpo matemático, o que una sea la naturaleza del cuerpo que se encuentra en nuestra sola imaginación, y otra sea la naturaleza de aquel cuerpo que se encuentra también en la naturaleza misma de las cosas? La condición de la línea geométrica es que tiene longitud sin latitud, y sin embargo la esencia de la línea, que real y físicamente se encuentra en la naturaleza de las cosas, no debe consistir en la sola longitud sin latitud.

39

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5 Reponere quidem possent Cartesiani, corpus mathematicum plurimum a corpore physico differri, sed non ratione extensionis, quae utrique essentialiter communis est. Sed illud etiam animadvertere debent, quod tunc non poterit extensio amplius haberi tamquam essentia perfecta corporis physici, ut ipsi contendunt: quemadmodum quia figura circulo & triangulo communis est, non potest haec sola alterutrius essentia haberi; essentialiter igitur corpus physicum aliquid aliud habere debet, per quod a simplici extentione, & a corpore mathematico distinguatur.

6 Petrus Gassendus vultm corporis essentiam positam esse in actuali impenetrabilitate contra quem Dico secundo: impenetrabilitas actualis non est formalis ratio corporis physici. Prob. in eo posita non est formalis ratio corporis, quo corpus ipsum privan potest, quin desinat esse corpus; sed potest corpus actuali impenetrabilitate destituí, quin desinat esse corpus: ergo. Prob. min. Certum est duo corpora compenetrari divinitus posse, quin illorum essentia mutetur: ergo &c.

m Sect. I. Phys. Lib. 3. c. 6.

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5 Es cierto que los cartesianos podrían refutar que el cuerpo matemático se diferencia muchísimo del cuerpo físico, pero no por razón de la extensión, la cual es fundamentalmente común a cada uno de ellos. Pero también deben considerar esto: que entonces la extensión no podrá ser tenida por más tiempo como la esencia perfecta del cuerpo físico, como ellos sostienen, porque así como la figura de algún modo es común al círculo y al triángulo, no puede ella sola ser considerada la esencia para ambos; por lo tanto, el cuerpo físico esencialmente debe tener alguna otra cosa por la que se distinga de la simple extensión y del cuerpo matemático.

6 Pedro Gasendi pretende13 que la esencia del cuerpo está puesta en la impenetrabilidad activa; contra él digo en segundo lugar: la impenetrabilidad activa no es la razón formal del cuerpo físico. Se prueba: no está puesta la razón formal del cuerpo en aquello de lo pero el cuerpo, puede ser privado de la impenetrabilidad real, sin que deje de ser cuerpo, por tanto... Se prueba brevemente: es cierto que dos cuerpos pueden compenetrarse por voluntad divina, sin que su esencia sea modificada, luego, etc.

I3 Sect. I. Phys.Lib. 3. c. 6.

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Satis sit Objectionibus

7 PP. I. pro opinione Cartesii: intellecta trina dimensione ceteris omnibus praecissis, quae corpori insunt, intelligitur corpus, non enim

intelligitur Spiritus, ut est perspicuum; at inter corpus & spiritum non datur medium: ergo formalis ratio corporis est trina dimensio. Argumentum in adversarios retorqueri optime posset, & contra ipsos probare formalem corporis rationem in impenetrabilitate consistere. Resp. dist. antec. Intelligitur corpus secundum magis obviam illius proprietatem, conc. secundum illius essentiam nego, & conseq. Sane intelligitur corpus hoc ipso quod concipiatur substantia in partes integrales divisibilis, neque tamen dicent Cartesiani, divisibilitatem in partes ita pertinere ad corpus, ut a formali illius ratione minime discernatur.

O

8 Opp. 2. quicumque ad ideam corporis adtendere volunt, fateri coguntur, non aliter se concipere corpus, quam ut substantiam quoquoversus extensam: ergo formalis corporis ratio a trina dimensione diversa non est. Argumentum nimis probat: etenim in idea corporis non trina tantum extensio, sed etiam actualis impenetrabilitas sese offert. Resp. neg. conseq. etenim cum major idearum pars sensu adquiratur [§. 14. Log.] certoque constet ministerio sensuum intima rerum adtributa immediate nobis minime

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Sea suficiente con estas objeciones

7 posición 1. Según la opinión de Descartes: la triple dimensión que se concibe para todas las demás cosas individuales, que están en el cuerpo,

se entiende como cuerpo, y no como espíritu, lo cual es evidente; por el contrario, entre el cuerpo y el espíritu, no se da algo intermedio: por lo tanto, la razón formal del cuerpo es la triple dimensión. El argumento puede ser revertido perfectamente contra los adversarios y se puede demostrar a éstos que la razón formal del cuerpo consiste en la impenetrabilidad. Se responde distinguiendo el antecedente: el cuerpo es entendido según su más obvia propiedad, lo concedo, según su esencia, lo niego, y también la consecuencia. Se entiende razonablemente el cuerpo por esto mismo, por ser concebido como una sustancia divisible en partes integrales, y sin embargo los cartesianos no dicen que la divisibilidad en partes pertenece al cuerpo de tal manera que casi no se diferencia de la razón formal de él.

O

8 Oposición 2. Todo el que quiere acercarse a la idea de cuerpo, se inclina a reconocer que el cuerpo no se concibe de otra forma que como sustancia extendida en todas direcciones; por lo tanto, la razón formal del cuerpo no es distinta de la triple dimensión. El argumento demuestra mucho: porque en la idea de cuerpo no tan sólo está la triple extensión, sino también se representa la impenetrabilidad actual. Respondo negando la consecuencia: puesto que la mayor parte de las formas se adquiere por los sentidos (Log., 14), y por la segura función de los sentidos se sabe a ciencia cierta que los íntimos atributos de las cosas muy poco

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innotescere [§. 29. Log.], relinquitur, rationem formalem corporis non esse illud ejusdem adtributum, quod in idea ipsius corporis, quam infantiae tempore hausimus, nobis occurrit, sed tantum magis obviam corporis proprietatem dici adtributum illud rectissüne posse.

9 Opp. 3. S. Augustinus Evodium adloquens inquit n: Abs te quaero: utrum corpus ullum esse putes, quod non pro modo suo habeat longitudinem, latitudinem, & profunditatem? ........ si hoc demas corporibus quantum mea opinio est, neque sentiri possunt, neque corpora recte existiman: ergo. Resp. haec verba intelligi debere de corporibus quoad existentiam, cum certe sine extensione aliqua nullum corpus possit esse sensibile, non vero quoad essentiam, sicuti existere quidem non potest corpus sine figura, & tamen illius essentia in figura positam esse nemo dixerit. Non inficiamur autem, extensionem esse ex proprietatibus corporis unam, sed contendimus tantum, non esse adtributum primum in corpore.

10 Opp. 4. nullum corpus sine triplici dimensione existere, videri, vel concipi potest: ergo extensio est ratio formalis corporis. Conseq. non infertur, quia nec etiam corpus aliquod finitum sine figura, nec homo sine capacitate scientiae concipi potest, & tamen haec ad illorum essentiam pertinere minime debent. Dices: si essentia corporis in trina dimensione constituitur, clarissime probatur spiritualitas animae rationalis, ut ostensum est in

n Lib. de quant. animae. n. 6.

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nos son conocidos de manera inmediata (Log., 29), se permite que la razón formal del cuerpo no sea aquel atributo suyo que nos llega en la idea del cuerpo mismo, lo cual comprendimos en la infancia, sino que justísimamente ese atributo pueda llamarse la más obvia propiedad del cuerpo.

9 Oposición 3. S. Agustín, dirigiéndose a Evodio, dice14: "Te pregunto: ¿acaso piensas que existe algún cuerpo que, como límites suyos, no tenga longitud, anchura y profundidad?... Si quitas esto a los cuerpos, cuanto es mi opinión, ni pueden sentirse los cuerpos ni pueden ser examinados rectamente", por tanto. Respondo que estas palabras acerca de los cuerpos, y en cuanto a su existencia, deben ser comprendidas, puesto que, sin extensión alguna, ningún cuerpo puede ser sensible, pero no se comprende en cuanto a la esencia; así como sin duda, el cuerpo no puede existir sin figura, y, sin embargo, nadie ha dicho que su esencia esté puesta en la figura. No negamos, sin embargo, que la extensión es una de las propiedades del cuerpo, sino tan sólo afirmamos que no es la principal característica de un cuerpo.

10 Oposición 4. Ningún cuerpo puede existir, ser visto o ser concebido sin sus tres dimensiones, por lo tanto, la extensión es la razón formal del cuerpo. La consecuencia no se infiere, pues ningún cuerpo finito puede ser concebido sin una figura, ni el hombre puede [ser concebido] sin la capacidad de saber, y sin embargo, estas cosas deben concernir muy poco a la esencia de ellos. Dices: "Si la esencia del cuerpo se coloca en la triple dimensión, se prueba muy claramentela espiritualidad del alma racional, como está expuesto en la Psicología; por lo tanto. Respondo que, en nuestro juicio acerca de

14 Lib. de quant. animae. n. 6.

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Psychologia: ergo. Resp. in nostra de essentia corporis sententia eamdem habere vim argumentum pro animi spiritualitate; quemadmodum enim ex eo quod anima rationalis extensionem actualem habere non possit, recte infert Cartesius esse incorpoream, ita nos ex eo quod anima rationalis extensionem habere non exigat, optime inferimus, quod illa sit diversae naturae ac corpus.

11 Opp. 5 cum ipsum nihil, quod ante mundi creationem fuit, mente concipere volumus, extensionem quamdam fingimus: ergo extensio ipsa non ut proprietas, sed ut ratio formalis corporis a nobis concipitur. Disting. antec. & ex imaginationis nostrae phantasmate bene colligitur essentia, sive ratio formalis corporis, nego, & perperam colligitur, conc. & nego conseq. Argumentum probat ante mundi creationem dari jam materiam existentem: nam concipimus extensionem: ergo juxta Cartesianos concipimus corpus: ergo corpus illud erat existens ab aeterno, quod absurdum est.

12 Sed instant Cartesiani: nihili milla est extensio, nulla proprietas, nulla qualitas, sed quando concipimus ipsum nihil quod ante mundi creationem fuit, illud concipimus, ut extensum: ergo concipimus aliquid, non vero ipsum nihil, ac proinde aliquod corpus concipimus. Sed in hoc argumento, (ut optime notat Illustriss. Petrus Daniel Huef0 hallucinatur Cartesius: animadvertere enimdebebat, proprietates, sive qualitates duplicis esse generis,

° Censura Philosoph. Caries, cap. 5. n. 3.

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la esencia del cuerpo, tiene la misma fuerza el argumento en favor de la espiritualidad del alma, que el alma racional no pueda tener una extensión real. A partir de esto Descartes correctamente deduce que es incorpórea; de la misma forma nosotros muy bien deducimos a partir de esto que el alma racional no necesita poseer una extensión, que aquélla es de distinta naturaleza al cuerpo.

11 Oposición 5. Cuando la nada misma, que había antes de la creación del mundo, queremos comprenderla con la mente, suponemos una cierta extensión: por lo tanto, la extensión misma es concebida por nosotros, no como una propiedad, sino como la razón formal del cuerpo. Distingo el antecedente, bien se deduce, a partir del fantasma de nuestra imaginación, la esencia, o por mejor decir, la razón formal del cuerpo, lo niego, y erróneamente se deduce la conclusión, y niego el consecuente. El argumento demuestra que, antes de la creación del mundo, la materia ya se daba como existente, puesto que concebimos la extensión, por lo tanto concebimos, según los Cartesianos, el cuerpo; por lo tanto, el cuerpo aquél era ya existente desde siempre, lo cual es absurdo.

12 Pero insisten los Cartesianos: ninguna extensión hay en la nada, ninguna propiedad, ninguna cualidad; pero cuando concebimos la nada misma, que había antes de la creación del mundo, la concebimos como algo sin extensión; por lo tanto, concebimos algo, en definitiva no la nada misma, y, por consiguiente, concebimos a un cierto tipo de cuerpo. Pero en este argumento (como muy bien hace notar el ilustrísimo Pedro Daniel Huet15), Descartes alucina; pues debió considerar que las propiedades o las cualidades son de una naturaleza doble: algunas

15 Censura Philosoph. Cartes. cap. 5. n.3.

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positivas alias, alias negativas, nihili proprietates positivas millas esse, negativas multas. Dicimus enim, nihilum esse incorruptum, nihilum nihilo simile esse, nihilum esse contrarium enti, ex nihilo mundum a Deo esse creatum, &c. Sed hae proprietates sunt merae negationes, corruptionis nempe, discrepantiae a nihilo, &c. Similiter, cum fíngimus in nihilum a Deo redigi vinum, quod vase aliquo continetur, nullo alio admisso corpore in vini locum, dicendum est, vacuum manere spatium, quod a vino occupabatur, ejusdemque id fore amplitudinis, & extensionis, ac prius erat vinum, meritoque vacuo huic spatio extensionem tribuemus, at negativam; nam cum dicam spatium illud inane, quod intra vas est, esse pedis unius quadrati, perinde erit ac si dicerem, in spatio illo pedali nullum esse corpus; & pedalis haec extensio vacui, sive nihili, erit negatio corporis in spatio pedali.

13 Opp. 6. modus non potest concipi sine re, cujus est modus, sed extensio optime percipi potest sine lapide ex. gr. ergo extensio non est proprietas, aut modus corporis, sed ipsius essentia. Dist. min. extensio lapidis potest concipi sine illa, nego, extensio generatim sumpta subdist: potest concipi praecise sine lapide, conc. sine ullo corpore cujus sit extensio, nego, & conseq. Dices pro opinione Gassendi: statim ac concipitur substantia aliqua actu impenetrabilis, concipitur

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son positivas, otras negativas; que no hay ninguna propiedad positiva en la nada y sí muchas negativas. En efecto afirmamos que la nada es incorrupta, que la nada es igual a la nada, que la nada es contraria al ente, que el mundo fue creado por Dios a partir de la nada, etcétera. Pero estas propiedades son meras negaciones, es decir, [negaciones] de la corrupción, discrepancias a partir de la nada, etcétera. Del mismo modo, cuando suponemos que Dios reduce el vino, que se encuentra en algún vaso, a la nada, no admitiéndose ningún otro cuerpo en el lugar del vino, debe decirse que permanece vacío el espacio que era ocupado por el vino, y eso deberá ser lo propio de la misma amplitud y extensión; pero antes era vino, y con razón atribuimos a este espacio vacío una extensión, pero negativa, pues cuando digo que aquel espacio vacío, que está en el vaso, es de un pie cuadrado, será como si dijera, que en aquel espacio de un pie no hay ningún cuerpo; y esta extensión de "un pie cuadrado de vacío o de nada", será la negación del cuerpo en el espacio de un pie cuadrado.

13 Oposición 6. La dimensión no puede ser concebida sin algo material de lo cual es dimensión; pero la extensión, por ejemplo, puede muy bien ser percibida sin una piedra; por lo tanto, la extensión no es una propiedad o un modo del cuerpo, sino la esencia del mismo. Distingo la menor: la extensión de una piedra puede ser concebida sin ella, lo niego; pero, separo la extensión tomada en general, subdistingo: concebida sin una piedra, lo concedo, sin cuerpo alguno cuya extensión exista, lo niego y también el consecuente. Dices según la opinión de Gasendo: al momento de concebirse una sustancia impenetrable en acto, se concibe entonces un

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corpus: ergo. Conseq. non infertur; etenim statim ac concipitur ignis, concipitur substantia aliqua, quae calorem actualem habeat, & tamen nemo dixerit essentiam ignis in actuali calore positam esse, nam ignis Babilonicus adplicatus extitit sine combustione.

CAPUT II

Sententia nostra exponitur, & probatur

14 ico cum plurimis Recentioribus: ratio formalis corporis physici optime constituitur in naturali impenetrabilitate, sive (quod idem est) in

exigentia naturali occupandi locum impenetrabiliter. Prob. concl: in eo ratio formalis corporis physici recte constituitur, ex quo adtributa cetera tamquam ex radice ducuntur, ut omnes consentiunt; sed adtributum ejuscemodi est naturalis impenetrabilitas, sive quod idem est, impenetrabilitas radicalis: ergo. Prob. min: ex ea profluit extensio corporis entitativa, illud namque dicitur entitative extensum, quod complectitur plures partes interse unitas, ita ut, unius entitas extra entitatem alterius tota existat; sed hac ratione conjungi interse plura non possunt, nisi sint naturaliter impenetrabilia: ergo.

D

15 Sequitur soliditas, vi cujus, aut comprimi non possunt corpora, aut ad certum duntaxat gradum viribus nostris coarctari. Mobilitas deinde; quia si corpora non

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cuerpo, luego... El consecuente no se infiere; pues al momento de concebirse el fuego, se concibe una sustancia que tiene calor actual, y sin embargo nadie diría que la esencia del fuego está puesta en el calor actual, pues el fuego Babilónico consagrado existe sin combustión.

CAPITULO II Se expone nuestra sentencia y se demuestra

14 o digo con muchos de los más recientes hechos: la razón formal del cuerpo físico se sitúa muy bien en la natural impenetrabilidad, o (lo que es lo mismo)

en la natural exigencia de ocupar un lugar de manera impenetrable. Demuestro la conclusión: correctamente se establece la razón formal del cuerpo físico en aquello a partir de lo cual los demás atributos se deducen como de una raíz, como todos concuerdan; pero el atributo de este tipo es la natural impenetrabilidad, o lo que es lo mismo, la impenetrabilidad fundamental, por lo tanto... Demuestro la menor: gracias a ella brota la extensión entitativa del cuerpo, ya que a él se le llama lo extenso entitativo, lo cual comprende muchas partes unidas entre sí; de manera que toda la existencia de uno, sólo existe fuera de la existencia del otro; pero, por esta razón muchísimas cosas no pueden ser unidas entre sí, a no ser que sean impenetrables por naturaleza, por lo tanto...

L

15 Sigue la solidez, por cuya fuerza, los cuerpos no pueden ser comprimidos, o solamente son reducidos hasta cierto grado por nuestras fuerzas. Después, la movilidad: porque si los cuerpos no

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resisterent corporibus, motum vix cogitare possemus, quem in rebus experimur. Deinde divisibilitas, mensurabilitas, & capacitas recipiendi quamvis flguram ex naturali impenetrabilitate consequuntur. Secundo: videtur perspicuum, istiusmodi exigentiam non posse a priori de corpore demonstrari: nihil est enim in corpore, ex quo tamquam ex principio, sive radice, naturalis illius impenetrabilitas, queat deduci, nam non ideo corpus est impenetrabile, quia extensum, sed e contrario, ideo est entitative extensum, quia impenetrabile.

Satis sit Objectionibus

16 pp. I. Impenetrabilitas convenit etiam Angelis. Potest enim Angelus ita esse in loco, ut corpus quodcumque ab illo excludat: ergo impenetrabilitas

nequit esse formalis ratio corporis. Dist. antec. Si impenetrabilitas sumatur pro naturali exigentia oceupandi locum cum exclusione

O

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resistieran a los cuerpos, difícilmente podríamos entender el movimiento, el cual experimentamos en las cosas materiales. Después la divisibilidad, la mensurabilidad y la capacidad de adoptar cualquier figura, que son consecuencia de la natural impenetrabilidad. En segundo lugar, parece muy claro que de este modo la exigencia [de impenetrabilidad] en cuanto al cuerpo no puede ser demostrada de antemano. Pues nada hay en el cuerpo por lo cual, como de un principio, o de raíz, la natural impenetrabilidad de aquél, pueda deducirse; ya que no por eso el cuerpo es impenetrable, porque esté extendido, sino por lo contrario, es una extensión existente, porque es impenetrable.

Sea suficiente con estas objeciones

16 posición 1. La impenetrabilidad se ajusta también a los ángeles. En efecto, un ángel puede estar de tal suerte en un lugar, que excluya a cualquier

cuerpo de él. Por lo tanto, la impenetrabilidad no puede ser la razón formal del cuerpo. Distingo el antecedente: si la impenetrabilidad se toma según la natural exigencia de ocupar un lugar con la exclusión de otro, según se toma en la cuestión, lo niego. Si se toma en razón de la potencia libre de la no penetración, lo concedo. La impenetrabilidad del cuerpo es tal, que por su causa el cuerpo está impedido por las fuerzas de la naturaleza para existir al mismo tiempo con otro en el mismo lugar; desde siempre su misma esencia busca ocupar un lugar, en donde exista con la exclusión

O

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alterius, prout sumitur in quaestione, nego; si sumatur pro potentia libera non penetrationis, conc. Corporis impenetrabilitas istiusmodi est, ut illius causa, nequeat corpus naturae viribus, simul cum alio in eodem loco consistere, utque semper suapte essentia requirat locum, in quo existit, cum exclusione alterius cujusque corporis occupare. At vero Angelus ejus est naturae; ut locum non repleat, tametsi corpus quodcumque a loco, in quo est, vi sua repeliere libere possit.

17 Opp. 2. corpus non est impenetrabile ab Angelo: ergo per impenetrabilitatem non distinguitur corpus ab spiritu, ac proptera non bene collocatur ratio formalis corporis in impenetrabilitate naturali. Dist. antec, corpus non est impenetrabile ab Angelo defectu sui, nego; ratione Angeli, conc. & nego conseq. Corpus petit natura sua id omne a suo loco excludere, quod locum replet. Hinc, cum substantia spiritualis non sit loci repletiva, hujusmodi quoque ipsa non est, ut eam a suo loco expeliere corpus possit. Ceterum cum perspicuum sit ex traditis superiori loco, impenetrabilitatem, quae inest corpori non competere Angelis, dubium esse nequit, quin corpus a spiritu per impenetrabilitatem radicalem satis discernatur.

18 Opp. 3. Unum corpus potest divina virtute esse simul cum alio in eodem loco: ergo potest corpus impenetrabilitate privan, adeoque &c. Nego conseq. nam etsi corpus aliquod per miraculum impenetrabilitate actuali spolietur, semper tamen illam exigit habere, nec hujusmodi exigentia auferri ab illo unquam potest: eo prorsus modo, quo etsi calor actualis ab igne, motus deorsum a lapide auferri, vel impedid possit a Deo, potentia tamen,

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de cualquier cuerpo. Pero un ángel es de tal naturaleza, que no llena un lugar, aunque pueda arrojar libremente, por su fuerza, a todo cuerpo del lugar en donde esté.

17 Oposición 2. Un cuerpo no es impenetrable por un ángel; por lo tanto, un cuerpo no se distingue del espíritu por la impenetrabilidad, y por ello, la razón formal del cuerpo no está bien colocada en la impenetrabilidad natural. Distingo el antecedente: el cuerpo no es impenetrable por un ángel a causa de un defecto suyo, lo niego; por la razón del ángel, lo concedo, y niego el consecuente. El cuerpo, por su naturaleza misma, busca excluir de su lugar todo aquello que llena ese lugar. De aquí que, como la sustancia inmaterial no llena un lugar, tampoco existe de tal modo ella, que el cuerpo puede sacarla de su lugar. Por otra parte, como es claro que, por lo dicho antes, la impenetrabilidad no compete a los ángeles, no debe haber duda, de que el cuerpo está bien diferenciado del espíritu por la impenetrabilidad fundamental.

18 Oposición 3. Un cuerpo puede, por virtud divina, estar al mismo tiempo con otro cuerpo en el mismo lugar; por lo tanto, el cuerpo puede ser privado de impenetrabilidad, y además, también las otras cosas. Niego el consecuente: pues aunque un cuerpo puede ser despojado de su impenetrabilidad real por un milagro, siempre, sin embargo, exige el tenerla, y de esta forma la exigencia no puede nunca quitársele. Es sencillamente por esta razón, por la que, aunque el calor actual del fuego, o el movimiento hacia abajo de una piedra, puedan ser impedidos por Dios; sin embargo, la potencia (o, por mejor decirlo, la exigencia) permanecen, debido a ésta, aquellos cuerpos producen

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imo & exigentia relinquitur, qua remoto obice proprium effectum actualiter illa corpora producant.

19 Opp. 4. extensum non nisi ex extensis potest consurgere: ergo extensio est adtributum corporis prius impenetrabilitate. Dist. antec. & haec extensa sunt apta ad componendum corpus ratione impenetrabilitatis ipsarum, conc. & non ita sunt, nego. Enim vero sicut hoc non tollit quominus extensum ex suo genere sit aliquid compositum, ita non impedit quominus aptitudo partium ad illud componendum, nempe naturalis earum impenetrabilitas sit adtributum ipsius compositi prius quam entitativa ejusdem extensio: impenetrabilitas enim naturalis nihil est aiiud, quam naturalis exigentia oceupandi locum cum exclusione alterius, partes vero corporis per hanc ipsarum impenetrabilitatem aptae redduntur ad extensum constituendum.

20 Dices: principia, ex quorum unione consurgit totum entitative extensum, non sunt corpus si divisim sumantur, sed principia corporis: ergo formalis ratio substantiae corporeae non est diversa ab extensione, sed est ipsamet extensio. Nego ant. quia partes constituentes extensum divisim sumptae, sunt substantia materialis, si ve corporea; (non enim sunt spiritus): ergo formalis ratio substantiae corporeae ab entitativa extensione diversa est: ergo si ratio substantiae materialis, diversa est ab extensione, ratio quoque corporis ab eadem erit plane diversa.

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efectivamente un efecto propio, una vez que ha sido removido el obstáculo.

19 Oposición 4. Lo extenso no puede establecerse a no ser a partir de cosas extendidas; por lo tanto, la extensión es un atributo del cuerpo antes que la impenetrabilidad. Distingo el antecedente: también estas cosas extendidas son adecuadas para confeccionar un cuerpo debido a la impenetrabilidad de las mismas, lo concedo, y no siendo así, lo niego. Efectivamente, así como esto no quita que lo extenso sea, por su género, algo compuesto, de la misma forma no impide la unión de las partes para confeccionar a aquél; es decir, la natural impenetrabilidad de ellas [las partes] es un atributo del mismo compuesto, más que la extensión existente de éste; la impenetrabilidad natural, por lo tanto, no es ninguna otra cosa, más que la natural exigencia de ocupar un lugar con la exclusión de otro. En verdad las partes del cuerpo por medio de esta impenetrabilidad de ellas mismas se vuelven aptas para constituir lo extendido.

20 Dirás: los principios, a partir de cuya unión se erige todo lo extenso existente, no son el cuerpo si son tomados en forma separada, sino que son los principios del cuerpo; por lo tanto, la razón formal de la sustancia corpórea no es distinta de la extensión, sino es la extensión misma. Niego el antecedente: porque las partes constituyentes de lo extenso tomadas por separado, son la sustancia material o corpórea (pues no son espíritus); por lo tanto, la razón formal de la sustancia corpórea es distinta de la extensión existente; si la razón de la sustancia material es distinta de la extensión, también la razón del cuerpo será claramente distinta de la misma.

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21 Opp. 5. melius, quam per naturalem impenetrabilitatem explicatur essentia corporis per collectionem omnium adtributorum, ita ut corpus dicatur substantia natura sua impenetrabilis, extensa, divisibilis, mobilis, atque apta ad figuram quamvis recipiendam: ergo. Dist. ant.; & hic est status quaestionis, nego, & non est, conc. Explico solutionem: quantumvis memoratae proprietates sint adfectiones propriae corporum, atque ita collectae corpori duntaxat conveniant, hoc non impedit, quominus adferatur: ex ipsis iis relatis unum aliquod esse adtributum, quod principe loco in corporibus occurit, & ex quo rchquae proprietates in ipsis repertae fluunt. Certe in controversiam venire nequit, proprietates generales corpori ita inesse, ut rei ab eo distinctae haudquaquam competant, cum id, ne in dubium quidem vocari queat, haecque notio, uti obvia cuivis, ita pluribus a Philosopho non est discutienda.

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21 Oposición 5. Mejor que por la natural impenetrabilidad, la esencia del cuerpo se explica por la agrupación de todos sus atributos; de manera que se llame cuerpo a la sustancia, por su naturaleza, impenetrable, extensa, divisible, movible y apropiada para adoptar cualquier figura, por lo tanto... Distingo el antecedente: y aquí está el estado de la cuestión, lo niego, y no está, lo concedo. Explico la solución: aunque las propiedades recordadas son afecciones propias de los cuerpos, y así reunidas conforman exactamente al cuerpo; esto no impide que se diga que, a partir de estas mismas cosas referidas, una sola cosa es el atributo que se presenta en primer lugar en los cuerpos, y del cual las propiedades restantes en ellos mismos descubiertas fluyen. Ciertamente no puede venir a la controversia, el que las propiedades generales de tal manera estén en el cuerpo, que correspondieran por completo a una cosa distinta de él, ya que ciertamente esto no puede ser puesto en duda, y esta noción, que es obvia para cualquiera, no se debe poner a discusión por el filósofo por muchas razones.

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De Principiis corporis naturalis

CAPUT I

Notiones generales principiorum

22 rincipia intrinseca compositi naturalis ea omnia dicuntur, ex quibus compositum ipsum essentialiter constituitur. Sic anima rationalis, &

corpus sunt principia hominis intrinseca. Haec, vel primaria sunt, vel secundaria. Primaria sunt illa ex quibus ipsum compositum ita constituitur, ut ea simul ex aliis, in quae resolvi possint; minime componantur, seu ut loquuntur Scholastici: quae neque ex se invicem, neque ex aliis, sed omnia ex ipsis flunt. Principia secundaria ea vocantur, quae constituunt quidem compositum naturale, verum & ipsa ex aliis essentialiter cualescunt. Sic corpus organicum est principium hominis secundarium, cum ita hominem constituat, ut ipsum quoque, simul ex aliis essentialiter componatur. Insuper principia rerum intrinseca, vel metaphysica sunt, vel artificiosa, vel sensibilia.

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DISERTACION SEGUNDA

Acerca de los principios del cuerpo natural

CAPITULO I

Nociones generales de los principios

22 e les llama principios intrínsecos del compuesto natural a todas esas cosas, con las que está constituido esencialmente el compuesto mismo.

Así, el espíritu racional y el cuerpo son los principios intrínsecos del hombre. Estos o son primarios o secundarios. Los primarios son aquéllos con los cuales se compone de tal forma el compuesto mismo, que al mismo tiempo, pueden provenir de otros hacia éstos; de ningún modo son formados, o, como los escolásticos dicen: los que ni alternadamente a partir de sí, ni a partir de otros, sino todos a partir de si mismos se originan. Se llama principios secundarios a los que constituyen realmente al compuesto natural, pero que también se forman esencialmente a partir de otros. Así, el cuerpo orgánico es el principio secundario del hombre, puesto que de tal modo constituye al hombre, que este mismo cuerpo también, a su vez, está compuesto esencialmente de otros elementos. Por todo ello, los principios intrínsecos de las cosas o son metafisicos, o artificiosos, o sensibles.

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23 Metaphysica sunt ea, quae metaphysicarum rerum instar, sensu non adtingi possunt, sed tantum intellectu comprehendi. Artificiosa sunt, quae miro quodam naturae artificio disposita, & conjuncta, corpus naturale componunt ea ratione, ut omnes illius sensibiles adfectiones, operationesque, ex partium magnitudine, figura, motu, &c. proveniant, atque ex bis adcommodate explican queant. Sensibilia demum, seu Physica vocantur ea quae a se mutuo reapse per veram corporum resolutionem, possunt separan, sensuumque adminiculo discerní. Incomperto est apud omnes Philosophos tam Veteres, quam Recentiores, quodvis compositum naturale, quod viribus naturae produci, ac destruí potest, duplici constare principio essentiali; quorum alterum determinabile est, & materia dicitur, alterum determinans, & forma compellatur. Certum quippe est fieri mutationes naturales compositi unius in aliud quoad substantiam; ¿quis enim neget cibum ex. gr. mutari in chilum, hunc in sanguinem, sanguinem in alias corporis organici partes, quorum profecto unum in aliud ea lege convertitur, ut nihil sensibile remaneat, ex quo utrumque essentialiter coalescit.

24 Jam vero certum est, compositum, quod naturae viribus mutatur, neque creatione fieri, neque in nihilum redigi. Certum igitur est dari quidpiam ex quo existente fíunt omnia, adeoque cunctis commune,

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23 Los metafísicos son aquéllos que, a semejanza de las cosas metafísicas, no pueden ser percibidos por el sentido, sino tan sólo ser comprendidos por el intelecto. Los artificiosos son los que, dispuestos y unidos en cierta manera por un maravilloso artilugio de la naturaleza, conforman al cuerpo natural por la razón de que todos las afecciones sensibles de éste, así como sus operaciones, se dan por el tamaño de las partes, así como su forma, su movimiento, etcétera: y pueden ser explicados [los artificiosos] convenientemente por ambos. Por último, los sensibles, o los llamados físicos, son aquellos que, en reciprocidad, efectivamente gracias a la real libertad de los cuerpos, pueden ser separados de si mismos y distinguidos con la ayuda de los sentidos. Es obscuro, entre todos los filósofos, tanto los antiguos, como los más recientes, cómo todo compuesto natural que puede ser producido y destruido por las fuerzas de la naturaleza, consta de un doble principio esencial; de los cuales, uno es determinable y se le llama materia, otro determinante y se le denomina forma. Pues es cierto que los cambios naturales se hacen de un compuesto a otro en cuanto a la substancia. ¿Quién puede negar, en efecto, que, por ejemplo, la comida puede cambiarse a zumo, éste en sangre, la sangre en otras partes del cuerpo orgánico, de los cuales uno ciertamente se convierte en otro por esa ley, a fin de que nada sensible permanezca, y por lo cual ambos se mezclan esencialmente?

24 Luego, es muy cierto que un compuesto, que es transformado por las fuerzas de la naturaleza, ni se hace por creación ni se reduce a la nada. Por lo tanto, es cierto que si al darse algo existente, a partir de lo cual todas las cosas se originan a partir de lo existente, y de tal suerte es común a todas las cosas, con justeza

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quod principium determinabile, seu materia recte indigitatur. Haud absimili ratione, quoniam, ut liquet composita naturalia ínter se differunt quoad substantiam; per eam vero partem, quae omnibus ex aequo communis est, haudquaquam discriminentur; manifestum redditur, aliud quiddam esse in corporibus, quod principium determinans, id est forma vocatur. Quare si materia sumatur pro subjecto, ex quo praevie existente naturalia composita producuntur: forma vero praecise pro eo, quo unumquodque compositum, est id ipsum, quod est, atque a ceteris quoad essentiam distinguitur, patet sane de existentia horum principiorum. Peripateticos inter, & Recentiores quaestionem moveri haud posse. Verum ficut eadem illa sic accepta notionibus abstractis continentur, & Physicae considerationis neutiquam sunt; ita ad rerum physicarum naturam, adfectiones, operationesque explicandas minime faciunt.

25 Totum igitur quod hac in re negotium facessit, positum in eo est, ut palam, fíat, quae sit horum principiorum physica natura, nimirum ¿quid physice sit illud, ex quo praeexistente tamquam ex subjecto determinabiii composita naturalia a causis creatis producuntur, quidque illud, per quod unumquodque compositum est id quod est, & a quovis alio essentialiter distinguitur? Peripatetici nihil dedere hac super re, materiam, atque formam metaphysice considerasse contenti. Recentiores vero scholasticis subtilitatibus rejectis in eo sunt toti, ut physicam horum principiorum naturam in aperto ponant, unde adparet, quam falso dicant vulgares Peripatetici, ñeque materiam, neque formam a Recentioribus admitti.

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se le debería llamar principio determinable, o materia. De ninguna manera, por razón de la diferencia, puesto que, como es evidente, los compuestos naturales difieren entre sí, incluso en sustancia; sin embargo, debido a esa parte, que es común a todas las cosas por igual, de ningún modo se distinguen; se traduce que lo manifiesto es alguna otra cosa que está en los cuerpos, lo cual es el principio determinante al que se la llama forma. Por lo que, si la materia se toma en virtud de la entidad existente previamente, los compuestos naturales se producen a partir de ella, en pocas palabras, la forma en virtud de ello, por lo que cada compuesto, es lo mismo que es, y se distingue de los demás en cuanto a la esencia, con justa razón hace evidente la existencia de estos principios. Entre los peripatéticos y entre los más recientes la cuestión de ninguna manera puede ser cambiada. Sin embargo, como en ésta, aquellos principios así aceptados, están comprendidos en nociones abstractas y ninguna de ellas de ningún modo es propia de consideración física; así pues, de ningún modo se pueden explicar las afecciones, las otras operaciones y la naturaleza de las cosas físicas.

25 Por lo tanto, todo lo que produce dificultad en este asunto, está puesto en esto, que se aclare cuál es la naturaleza física de estos principios, sin duda, ¿qué es físicamente aquello, a partir de lo cual los compuestos naturales son producidos por causas ya creadas, a partir de lo ya existente, como a partir de un sujeto determinable; aquello por lo que todo compuesto es lo que es, y que se distingue esencialmente de cualquier otro? Los Peripatéticos nada han aportado acerca de este asunto, y se contentan con haber considerado la materia y la forma metafisicamente. Los más recientes, por otra parte, están todos

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Hitaque constitutis sistema metaphysicum Peripateticorum videamus.

CAPUT II

Exponitur sistema Metaphysicum Peripateticorum

26 upponendum est, corpus quodlibet naturale dupliciter consideran posse, & quatenus generatur, sive ut Peripatetici loquuntur in fieri.

& quatenus jam genitum est, sive, ut ipsi dicunt in facto esse. Principia corporis naturalis, quatenus generatur, sunt tria juxta Aristotelemp materia forma, & privatio: generatio enim est. transitus quidam a non esse substantiali ad illud esse suhstantiale, in quo transitu tria necessario concurrunt. nempe terminas a quo, seu privatio illius esse. illud esse quod adquiritur. quod est forma, & illud ex quo res constituía per illud esse sit. quod est materia. Principia corporis naturalis jam facti. seu in facto esse, tantum sunt duo, nempe materia, & forma. ut supra dictum est. Adhaec, ajunt unionem esse formam quandam, seu

p Lib. I. Phys. cap. 6. & 7.

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de acuerdo en rechazar las sutilezas escolásticas en esto, a fin de poner en claro la naturaleza física de estos principios, de donde resulta evidente que los peripatéticos vulgares hablan sin razón, y que ni la materia, ni la forma son admitidas por los más recientes. Así pues, con estos fundamentos veamos el sistema metafísico de los Peripatéticos.

CAPITULO II

Se expone el sistema metafísico de los peripatéticos

26 debe suponer que cualquier cuerpo natural puede ser considerado de dos maneras, hasta qué punto se produce, o como los peripatéticos dicen,

en el ser hecho, y hasta qué punto ya está engendrado, o como dicen ellos, en el hecho de ser. Los principios del cuerpo natural, hasta qué punto se genera éste son tres, según Aristóteles16: la materia, la forma y la privación; la generación, en efecto, es el tránsito precisamente del no ser sustancial al ser sustancial: en dicho tránsito necesario concurren tres aspectos, esto es, el término por el cual se produce la privación de ese ser; aquel ser que se adquiere, que es la forma, y aquél a partir del cual una cosa constituida es hecha por ese ser, que es la materia. Los principios del cuerpo natural ya hecho, o en el hecho de ser, tan sólo son dos, esto es, la materia y la forma, como ya se dijo antes. En relación con esto, afirman que la unión es una cierta forma, o

S

16 L. I, Física, c. 6 y 7.

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modum substantialem, partem ut quo, cujus est facere, ut ex materia, & forma totum quoddam completum substantiale constituatur. Thomistae fere negant, hanc unionem esse a materia, & forma distinctam, ceteri contra statuunt, & pro vera entitate modali ipsam agnoscunt. Imo vero sunt quibus unio alia ejus ipsius unionis, quam unitionem vocant, adferenda videatur. Haec autem sicuti alia pleraque, tanti non sunt, ut fusius a me exponi debeant.

27 Docent praeterea Peripatetici materiam primam esse substantiam simplicem, incompletam, primum rerum corporearum fiíndamentum, primumque subjectum naturalium transmutationum. Eam ita definit Aristotelesq materia secundum se neque est quid, nec quantum, nec quale, nec aliquid eorum quibus ens determinatur, neque utique negationes. Ipsum nihil meliori definitione explicare non posset Aristoteles, lepide inquit Hispanus noster D. Martinus Martínez r. Non est quid, id est, secundum se non est homo nec lapis, nec lignum, &c. Non est quantum, id est nullam habet determinatam magnitudinem, nec quale, quia nec calida est, nec frigida, neque aliquid eorum, &c. quia non est ulla forma, cujus est ens determinare ad hanc, aut illam speciem physicam. Denique non est negationes, sive entium carentiae, quia est entilas positiva.

q Haec est celebris materiae definitio ab Aristotele tradita lib. r. Metaphys. cap. 3. qua in re Aristotelem derisit S. Justinus Martyr, & S. Basilius. r Filosofia Sceptica en Dialogos.

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bien un modo sustancial, la parte por la que [la unión], de la cual es propio el hacer, a fin de que todo el complejo sustancial esté constituido de materia y de forma. Los Tomistas, por lo general niegan que esta unión se dé gracias a la materia, y que sea una forma distinta; los demás piensan lo contrario, y reconocen que esta unión existe en virtud de una real entidad modal. Efectivamente, éstos creen que es una unión distinta de la misma unión, a lo que llaman unidad, la que debe producirse. Empero, así como éstas y muchas otras cosas, no son de tan gran valor que deban ser expuestas más ampliamente por mí.

27 Además, los peripatéticos creen que la primera materia es la sustancia sencilla, incompleta, el primer fundamento de las cosas corpóreas, y el primer sujeto de los cambios naturales. Aristóteles la define así17: la materia, según él, ni es el qué, ni el cuánto, ni el cómo; ni ninguna de estas cosas por las que el ente es determinado, ni siquiera las negaciones. Aristóteles no podía haber dado una mejor definición de la nada misma. Ingeniosamente dice nuestro hispano Don Martín Martínez 18: no es el qué, esto es, según él, no es el hombre, ni la piedra, ni la madera, etc.; no es el cuánto, esto es, "no tiene una magnitud determinada"; ni es el cómo, porque ni es calurosa, ni fría, ni ninguna otra cosa de éstas, porque no es forma alguna de la cual el ente pueda determinar a ésta o aquella especie física. Finalmente, no es las negaciones, o la carencia de entes, porque es una entidad positiva.

17 Esta es la célebre definición de materia transmitida por Aristóteles, L. I Metafísica c. 3, del cual se burlaron S. Justino Mártir y S. Basilio. 18 Filosofía Escéptica en Diálogos.

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28 Ex dictis inferunt: materiam primam esse subjectum ad multiplices formas indifferentem, & quidem non modalem, sed absolutam, nam si accidens, esset, in alio subjecto reciperetur, ac proinde non esset primum subjectum: esse simplicem, id est, non compositam ex subjecto & forma: nam tunc non esset primum principium, hoc tamen non impedit, esse compositam integraliter ex partibus extensis. Inferunt etiam esse incompletam, hoc est, esse ordinatam ad constituendum totum cum alia parte substantiali: esse ingenerabilem & incorruptibilem, nam cum generatio sit productio reí ex praesupposito subjecto, corruptio vero desitio rei permanente subjecto, materiaque, quae est primum subjectum, nec praesupponi a se possit, nec possit destructa manere, inde nec generari, nec corrumpi potest. Esse naturaliter indestructibilem, quia Deus nullam destruit substantiam nisi ad inimici fortioris exigentiam, & nihil est in rebus inimicum materiae.

29 Quod ad formam spectat eam esse dicunt substantiam incompletam, quae tanquam actus primus materiam complet, informat, ut corpus naturale in determinata specie constituat. Dicitur incompleta, quia cum materia determinatur ad constituendum compositum, actus dicitur, quia determinat potentiam materiae ad certum coplementum, & certam compositi speciem: vocatur autem primus actus, ut ab accidentibus discernatur, qui actus sunt materiae, sed secundarii. Ex materia & forma ita explicatis omnia composita constare adfirmant Peripatetici.

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28 De lo dicho se infiere que la materia principal es un sujeto indiferente para muchísimas formas, y ciertamente no modal, sino absoluta, pues si fuera accidente, se acogería en otro sujeto, y por consiguiente no sería el primer sujeto; [se infiere] que es sencilla, esto es, que no está compuesta por ningún sujeto ni forma alguna, pues entonces no sería el principal principio; sin embargo, esto no impide que esté compuesta integralmente por partes extensas. Se infiere también que es incompleta, esto es, que está ordenada a fin de constituir un todo con otra parte sustancial, que es ingenerable e incorruptible, pues, como es generación, es la prolongación de una cosa a partir de un sujeto presupuesto. Por otra parte, la corrupción es la conclusión de una cosa permaneciendo el sujeto, y la materia, que es sujeto principal, y no podría presuponerse por sí misma, ni podría permanecer destruida, de allí que ni puede ser generada ni ser corrompida. [Se infiere] que naturalmente es indestructible, porque Dios no destruye sustancia alguna a menos que lo haga por una exigencia de un enemigo más fuerte, y nada hay en las cosas contrario a la materia.

29 Por lo que se refiere a la forma, dicen que ella es una sustancia incompleta, que así como el acto principal determina a la materia y le da forma, del mismo modo el cuerpo natural la determina en una especie determinada. Se le dice incompleta porque está determinada con la materia a fin de constituir un compuesto; se le dice acto porque determina la potencia de la materia hacia cierto complemento, y hacia cierta especie de un compuesto. Por otra parte, se le llama acto principal a fin de que se le distinga de los accidentes que son los actos de la materia, pero secundarios. Los peripatéticos afirman

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Ex dictis inferunt I. quod differentia specifica corporum non a materia, ut quae in omnibus eadem est specie, sed a forma desumatur. 2. quod forma substantialis in omni generatione, de novo producatur, & in corruptione (excepta anima rationali) destruatur, remanente materia prima, quae est incorruptibilis. 3. quod omnes formae (anima rationali excepta) educantur ex potentia materiae, vel a causa creata, si adsit proportionata, vel a solo Deo, ut auctore naturae. Hactenus Peripateticorum systema.

CAPUT III

Quambrevissime exponitur & refuta tur Systema Leibnitzii

30 eibnitzius admittit in natura vim aliquam insensibilem, & entia abstracta: atque hac de causa in classe eorum est, qui metaphysica,

sive in corporum principia statuerunt. Elementa omnium sensibilia

L rerum juxta ipsum sunt monades, sive substantiae simplices, ingenerabiles, & incorruptibiles a Deo creatae. Quaevis monas repraesentat totum universum, adeoque est quodammodo omnia, sed sicut remota non satis oculis discernimus, ita

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que todos los compuestos están hechos de materia y de forma tal como hemos explicado. De lo dicho se infiere: 1. Que la diferencia específica de los cuerpos no se toma por la materia, como la que está en todas las cosas por su misma especie, sino por la forma. 2. Que la forma sustancial, en toda generación, se produce a partir de algo distinto y que se destruye en la corrupción (excepto el espíritu racional), quedando la materia principal que es incorruptible. 3. Que todas las formas (excepto el espíritu racional) se sacan de la potencia de la materia, bien por una causa creada, si se presenta proporcionada, o bien por Dios únicamente, como el autor de la naturaleza. Hasta aquí el sistema de los peripatéticos.

CAPITULO III

Muy brevemente se expone y se refuta el sistema de Leibnitz

30 eibnitz admite que hay una cierta fuerza imperceptible en la naturaleza, así como entes abstractos; y por esta causa está en la

categoría de aquéllos que establecieron los principios metafisicos o imperceptibles de los cuerpos. Los elementos de todas las cosas, según él, son las mónadas o sustancias simples, ingenerables e incorruptibles, creadas por Dios. Cualquier mónada representa a todo el universo, así están en cierta manera todas las cosas; pero, por lo mismo que no distinguimos bien las cosas lejanas con la vista, del mismo modo

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sit, ut non omnia, quae quavis in monade insunt, distincte repraesententur. Ejus integrum systema in Actis Eruditerum LipsiensibusS publicatum fuit. Sed ¿quis mente adsequatur, quod monas quaevis, ens videlicet partium expers rerum universitatem repraesentet? Nec animus est Leibnitzio objecture usum in explicanda sua opinione vocabulorum, quibus nulla subsit idea distincta, quod Hartsoeker explevit1 :neque monadologiam ab idealismi errore haud alienam commonstrare, quod ex institituto factum a Jac. Frider. Mullero. Haec pauca delibasse satis fuerit.

CAPUT IV

Praemittuntur axiomata ad confutanda, vel stabilienda systemata prorsus necessaría

31 ntequam refutationem systematis Peripateticorum adgrediamur, axiomata quaedam universalia Physicae propria, atque ex generalibus

requisitis ad cujusvis Scientiae systema stabilicndum necessariis deducta, premittenda putamus, quae cum in dijudicandis aliorum systematibus, tum in nostro constituendo, facem veluti praeferant,

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s Supplem. tom. 7. Sed II. ann. 1721. t Cours de Physique Lib. I. cap. I. art. 3.

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sucede que todas las cosas, que están (indistintamente) en cualquier mónada, son representadas distintamente. El sistema íntegro de él fue publicado en Actas Lipsiae de Eruditos19. Pero, ¿quién comprende con la mente, que cualquier mónada, un ente ciertamente desprovisto de las partes, representa la totalidad de las cosas? No es la intención de Leibnitz exponer, con una explicación obligada de su opinión, el uso de las palabras que no tengan ninguna idea diferente lo cual completó Hartsoeker20: que la monadología no demuestra de ninguna manera una idea diferente de un error idealista, lo cual fue expuesto a partir de un principio por Frider Müller. Que sean suficientes estas pocas cosas como prueba.

CAPITULO IV

Se presentan axiomas para refutar, o para consolidar enteramente los sistemas necesarios

31 ntes de que abordemos la refutación del sistema de los peripatéticos con otros sistemas, por decirlo así, pensamos que

deben presentarse algunos axiomas universales propios de la física y deducidos de requisitos generales, los necesarios para establecer un sistema de cualquier ciencia, los que, de una parte están en otros sistemas que deben enjuiciarse, de la otra, están en el nuestro que se debe construir, así como se lleva una antorcha en

19 Suplemento, t. 7, sec. 11, año 1725. 20 Curso de Física, L. I, c. 1. a. 3.

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& quibus tanquam fundamentis tota Physica deinceps nitatur. Ea autem sunt hujusmodi.

32 Axioma I. In Physicis illud systema, aut opinio, ceufsalsa rejici debet, quae contra Theologiam Sacram, vel sanam metaphysicam, aut certam experientiam quidpiam docet vel adsumit. Axioma II. lllud systema praeferendum est aliis, quod simplicius est; & ex paucioribus principas corporis naturalis prophetates, ejfectus & phaenomena explicat. Entia prefecto non sunt multiplicanda citra necessitatem, non debet item per plura fieri, quod fieri potest per pauciora, ut omnes Philosophi consentiunt. Qua propter nec principia rerum, nec effectuum causae multiplicandae sunt, nisi ratio haud dubia id poscat, ut supra dictum est [§. 20] Axioma III. Illud systema melius censendum est, quod plura, quae apud Physicos in considerationem duci debent, evolvit. Physica enim tota in eo versatur, ut rerum naturalium adfectiones, effectus &c. quam plurimi, & quam optime explicentur.

33 In adlata hujus axiomatis ratione fundatur Axioma IV. Systema illud praeferendum est ceteris, quod non modo generalibus notionibus utitur ad explicanda rerum phaenomena, sed speciatim etiam naturam corporum, adfectiones, & causas effectuum quoad ejus fieri potest

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las procesiones, así también en tales fundamentos se apoya toda la Física. De esta manera son, pues, estas cosas.

32 Axioma I: En las cuestiones físicas, debe ser rechazado ese sistema u opinión, lo mismo que la falsa, que está en contra de la Sacra Teología o de la sana metafísica, o bien que muestra o asume algo contrario a la experiencia cierta. Axioma II: Se debe preferir, por sobre los demás, aquel sistema que sea más sencillo, y que explique, a partir de los menos principios posibles, las propiedades del cuerpo natural, sus efectos y fenómenos. Los entes en verdad no deben multiplicarse más de lo necesario; no debe, igualmente, ser hecho por un gran número de cosas, lo que puede ser hecho por muy pocas, como todos los filósofos concuerdan. Por lo que, ni los principios de las cosas, ni las causas de los efectos deben ser multiplicados, a no ser que la razón ninguna duda tenga sobre esto, como ya se dijo antes [§ 20]. Axioma III: Aquel sistema que sea mejor debe ser tomado en cuenta, porque explica la mayor parte de las cosas que deben ser puestas a consideración de los físicos. En efecto, toda la Física consiste en esto: que las afecciones, los efectos y muchísimas otras cosas de las cosas naturales, se expliquen lo mejor posible.

33 En el razonamiento expuesto de este axioma, se basa el Axioma IV: Por sobre los demás, se debe preferir aquel sistema que no sólo utilice nociones generales para explicar los fenómenos de las cosas, sino especialmente que también exponga con claridad la naturaleza de los cuerpos, las afecciones, y las causas de los efectos en la medida que pueda hacerlo

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perspicue, ac dilucide proponit. Ideae enim generales pariunt duntaxat notitiam obscuram rerum particularium, resque naturales optime non explicant, quod munus est Physicae. Hinc, si quaerenti ex. gr. ¿cur calor rarefaciat corpora, frigus adstringat? respondeatur: hanc esse caloris, hanc frigoris naturam, haud dignum Philosopho responsum datur. Similiter, interrogantem de variis naturae effectibus, generali qualitatis termino expedire, parvi est, atque humilis ingenii, ut Clariss. Rohault u loquitur. Hinc consequitur Axioma V. Illa doctrina reliquis praestat, quae nihil adferit, vel ponit, quod cogitatione comprehendi, aut explican satis nequeat. Physica enim quantum fieri potest exhibere nobis debet naturam ad vires intelligentiae nostrae adcommodatam, & sublatis involucris naturam rerum explicare.

34 Axioma VI. Systema illud in Physica obtineat necesse est, quod rerum naturalium doctrinam adcommodate ad naturam ac rationem disciplinae hujus persequitur. Huc quoque ceu regulae quaedam aliae perquam utiles revocan possunt sequentes. I. Non est recurrendum ad causam primam seu Deum, quando haberi potest causa secunda. II. Dum nobis ignotae sunt causae sensibiles effectuum, insensibilis quaedam et perinde ignota haud quaquam adstruatur. III. In his quaestionibus, aut immorandum non est, aut ab iis tractandis omnino abstinendum.

u In Phys. Praesat.

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brillantemente. Así pues, las ideas generales producen únicamente una obscura noción acerca de las cosas particulares, y no explican muy bien las cosas naturales, lo cual es labor de la Física. De aquí, si al que preguntara, por ejemplo, "¿por qué el calor dilata los cuerpos, y el frío los contrae?" se le respondiera: que ésta es la naturaleza del calor y del frío, de ninguna manera se da una respuesta digna de un filósofo. Igualmente, al que preguntara acerca de los diferentes efectos de la naturaleza si se le respondiera que éstos se explican con términos muy generales de la cualidad de las cosas, sería de poco valor, y pobre de ingenio, como dice el ilustrísimo Rohault21. De aquí se desprende el Axioma V: Aventaja a las demás aquella doctrina, que nada presenta o expone, que no pueda ser comprendido con la reflexión, o no pueda ser explicado satisfactoriamente. En efecto, la Física, en tanto pueda hacerlo, debe mostrarnos la naturaleza acomodada a la fuerza de nuestra inteligencia y explicar la naturaleza de las cosas, suprimiendo los conceptos.

34 Axioma VI: Aquel sistema que se apoya en la Física, es necesario, porque persigue una doctrina de las cosas naturales acomodada a la naturaleza y a los principios de esta disciplina. Aquí también, lo mismo que ciertas leyes, otras, completamente útiles, que pueden ser retomadas, son las siguientes: I. No se debe recurrir a la causa primera o a Dios, cuando se puede obtener una segunda causa. II. Mientras las causas sensibles de los efectos sean ignoradas por nosotros, alguna no sensible, y por lo mismo, enteramente ignorada, de ninguna manera es formulada. III. En ambas cuestiones, o no debe uno detenerse, o debe uno abstenerse totalmente de las

21 En el prefacio de su Física.

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quorum solutio vel nunquam reperietur, vel si forte reperiatur nihilo nos doctiores reddit. IV. Idem dicendum de iis controversiis, quae ab imperscrutabili Dei consilio pendent, & illi solí cognitae sunt, qui fecit omnia, quae proinde recte ait Tertullianus, aut a Deo discenda esse, aut a nullo. His constitutis.

CAPUT V

Refutatur Systema metaphysicum Peripateticorum

35 ico primo: principia corporis naturalis, prout ab Aristotele exponuntur, nihil fere ad Phijosophiam naturalem adipiscendam deserviunt. Veritas hujus

adsertionis satis patebit, si consideremus corporis naturalis principia, materiam scilicet, & formam nonnisi metaphysice & in abstracto füisse ab Aristotele adsignata, & cuncta, quae de eisdem adferit, & determinat, solummodo esse metaphisicas quasdam praecissiones, quíbus physicae res nunquam satis exponuntur, itaque ad cognitionem particularium corporum, diversorumque phaenomenorum explicationem nihil conferunt, proindeque nihil fere ad Physicam adipiscendam deserviunt, nec in Physicae systemate locum habere possunt ex Axiom. VI.

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cosas que se están tratando, cuya solución, o nunca se encontrará, o, si por ventura se encontrara, en nada nos reportará ser más sabios. IV. Lo mismo debe decirse acerca de aquellas controversias, que dependen del inescudriñable juicio de Dios, y sólo son conocidas por quien hizo todas las cosas, acerca de las cuales, muy bien dice Tertuliano: o deben ser dichas por Dios, o por nadie. Establecidas estas cosas, termino.

CAPITULO V

Se refuta el sistema meta físico de los peripatéticos

35 igo en primer lugar: los principios del cuerpo natural, según son expuestos por Aristóteles, de casi nada sirven para aproximarse a una filosofía

natural. La verdad de esta afirmación será suficientemente clara, si consideramos que los principios del cuerpo natural, entiéndase la materia y la forma, solamente fueron asignados y unidos por Aristóteles metafísicamente y en abstracto. Éste afirma y determina acerca de ellos cosas que únicamente son algunas precisiones metafísicas, con las cuales los asuntos físicos nunca son expuestos satisfactoriamente, y de tal suerte nada aportan para la comprensión de los cuerpos particulares y para la explicación de los diversos fenómenos y, por consiguiente, de casi nada sirven para comprender la Física, ni pueden tener lugar en un sistema de la Física por el Axioma VI.

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36 Quod ut clarius fíat hunc casum supponite. Quaerat aliquis ex. gr. ¿ex quibus, ceu intrinsecis principiis domus coalescat? Respondeam autem ego coalescere ex materia & forma domus: materiam autem esse id ex quo domus sit, formam vero esse actum, quo materia determinata est, ut domum componat. Hac certe responsione verum dixi, sed interrogantem doctiorem non feci, ideoque merito rursum inquiret ¿quid nempe sit materia illa ex qua facta sit domus, quidve similiter sit actus ille, qui forma domus adpelatur. Non ergo ex Aristotelis Schola doctiores evadimus in iis, quae ad rerum naturalium primordia spectant, proindeque metaphysicum Peripateticorum systema nihil fere ad Philosophiam naturalem adipiscendam deservit, non ex eo quod falsum sit, sed e contrario quod nimis verum, nihilque doceat praeter ea quae ignorari non possunt. ¿Quis enim unquam dubitare potest ex materia, & forma omnia composita esse?: at postquam haec didicimus nullius phaenomeni causam reddere possumus: nihil ergo deservit ad Physicam perdiscendam.

37 Dico secundo: Systema Peripateticum de principiis corporis naturalis negligendum omnino est in Physica. Prob: nam sí in Philosophia naturali systema illud recte negligitur, in quo res naturales, aut non explicantur, vel ignotum per aeque ignotum proponitur, Peripateticum certe systema locum in Physica habere non potest ex Axiom. III. & IV. Ac proinde negligendum omnino est. Prima hujus propositionis pars,

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36 En cuanto a esto, para que sea más claro, suponed este caso: Alguien pregunta, por ejemplo, ¿a partir de cuáles principios intrínsecos se forma una casa? Yo respondería que la casa se forma a partir de la materia y la forma; que la materia es aquello de lo cual la casa es, que la forma ciertamente es el acto, hecho por el cual la materia está determinada, a fin de confeccionar una casa. Con esta respuesta ciertamente dije la verdad, pero no hice más sabio al que preguntó, y por esa razón con justeza, de nuevo éste inquiriría: "¿qué es, entonces, esa materia con la cual una casa se hace, o, asimismo, qué es ese acto que se llama "forma de la casa"?" Por lo tanto, no por la escuela de Aristóteles nos volvemos más sabios en estas cuestiones que atañen a los principios de las cosas naturales y, por consiguiente, el sistema metafísico de los peripatéticos de casi nada sirve para explicar la filosofía natural, no por eso es falso, sino que, por el contrario, es muy cierto y que nada enseña, excepto esas cosas que no pueden ser ignoradas. ¿Quién entonces podría dudar que todas las cosas están compuestas por la materia y por la forma? Empero, después de haber conocido estas nociones, no podemos dar la causa de fenómeno alguno; por lo tanto, de nada sirve para comprender perfectamente la Física.

37 Digo en segundo lugar: el sistema peripatético acerca de los principios del cuerpo natural enteramente debe ser hecho a un lado en la Física. Se prueba: ya que si en la Filosofía natural, ciertamente se descuida ese sistema, en el que las cosas naturales o no se explican, o se expone lo desconocido por medio de lo igualmente desconocido, en verdad el sistema peripatético no puede tener cabida en la Física por los Axiomas III y IV, y, por consiguiente, debe desdeñarse por completo. La primera parte de

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licet a nobis probata jam superius fit, plenius & ad evidentiam usque probatur. Pone etenim in quaestionem venire ¿cur ignis ex. gr. certis, quas experimur qualitatibus donetur, aqua ex adverso alias adfectiones sortiatur? Non alium responsum a Peripatetico excipies, quam hoc: videlicet eo ex capite, ista consequi, quod ignis aliam formam substantiaiem habeat, aqua aliam; quod si quis instet quaerendo ¿quid formae illae sint, qua lege diversos effectus producant, diversa exposcant accidentia? Reponunt hi philosophi continuo: naturam hanc esse formae ignis, ut tales exigat adfectiones, aliam contra esse naturam formae ipsius aquae, quod quidem est contra Axiom. IV.

38 Secunda pars propositionis constat, nam dum a Peripatetico quaeritur ¿cur calor & frigus ex. gr. diversam sensationem producant? non aliam indigitant causam, quam qualitates has diversas, omnino esse diversae naturae. ¿Quis vero negabit his loquendi modulis rerum phaenomena neutiquam explican, & ignonotam controversiae materiam responso perinde ignoto expediri? ergo in Peripatetico systemate ignotum per aeque ignotum proponitur, generalibusque utitur notionibus ad explicanda rerum phaenomena contra Axiom. IV. ac proinde in Physica negligendum omnino est.

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esta proposición, aunque ya esté enteramente examinada por nosotros, se examinará más ampliamente hasta que se haga evidente. Supón también que se recurra a esta pregunta: ¿Por qué, por ejemplo, el fuego se da en ciertas cualidades que experimentamos, y el agua, a partir de lo contrario, ofrece efectos distintos? Ninguna otra respuesta obtienes del sistema peripatético, más que ésta: es evidente a partir de este párrafo que estas cosas se derivan: que el fuego tiene una forma sustancial, y el agua otra; a lo que si alguien insiste preguntando "¿qué son esas formas, que por ley producen diversos efectos, que exigen diversos sucesos fortuitos?" Estos filósofos responden de inmediato: que esta naturaleza es propia de la forma del fuego, de tal forma que exige tales afecciones, que, por el contrario, otra es la naturaleza propia de la forma del agua misma; lo cual sin duda está en contra del Axioma IV.

38 La segunda parte de la exposición es evidente, pues mientras pregunta un peripatético ¿por qué el calor y el frío, por ejemplo, producen sensaciones distintas? No invocan otra causa más que estas cualidades son totalmente distintas por ser de una naturaleza distinta. ¿Quién, entonces, negará con estas formas de hablar que los fenómenos de las cosas de ningún modo se explican, y que la materia desconocida de la controversia de ningún modo se explica con una respuesta desconocida? Por lo tanto, en el sistema peripatético se expone lo desconocido a través de lo igualmente desconocido, y se utilizan nociones generales para explicar los fenómenos de las cosas contrariamente al Axioma IV, y, por consiguiente, en Física tal sistema debe ser totalmente desdeñado.

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39 Adhaec dum Peripatetici in eo sunt unice ut formas substantiales interire, atque generari propugnent ¿qua ratione novam formam substantialem ignis ex. gr. exoriri commonstrabunt, iisdem omnibus manentibus, quibus constitutis eadem forma destruí solet. Eadem est candela, (verbis utor Calriss. Casatix cum eodem ardente ellychnio flammam edens: insufflas, flamma perit: iterum insufflas, flamma reviviscit: ortus & interitus eadem est causa, scilicet idem flatus, eaedem dispositiones, idem subjectum, quod flamma privatur, & flammam recipit. Praetereo quam plurima argumenta adversus systema Peripateticum, speciatim, ea, quibus Henricus Wiber materiam, & formam valide exagitat.y Systema hoc haudquaquam veluti ab Aristotele excogitatum spectamus, sed Peripateticum vulgare dicimus quod fortasse aptius Arabicum ab Arabibus Stagyritae interpretibus nuncupari posset. Aristotelis quippe mentem longe aliam fuisse multis ostendunt Gassendus,z

Sturmius,a Stephanus Pace,b alliique.

x De igne Dissert 9. y Princip. Philos. AntiPeripat. Z Phys. Lib. 7. Sect. I. cap. 3. a Phys. Elect. tom. I. lib. I. b La Fisica de Peripatetici al paragone della vera Física d'Aristot.

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39 En relación con esto, mientras los peripatéticos coinciden en ello de tal modo que propugnan que las formas sustanciales desaparecen y que son generadas ¿con qué razonamiento demostrarán que la nueva forma sustancial del fuego, por ejemplo, nace: si permanecen todas las mismas cosas constituyentes con las que la forma misma suele ser destruida? La antorcha misma (utilizo las palabras del ilustrísimo Casati22) consume la flama con la misma mecha ardiente. Soplas, la flama se apaga; de nuevo soplas, la flama se reaviva; nacimiento y muerte son la misma cosa, en este caso el soplo mismo. Son las mismas disposiciones, es el mismo sujeto que es librado de la flama y repone la flama. Omito muchísimos argumentos contrarios al sistema peripatético, especialmente aquéllos con los que Enrique Wiber examina en detalle la materia y la forma23. De ningún modo consideramos que este sistema haya sido inventado así por Aristóteles, sino afirmamos que es un sistema peripatético vulgar, el cual, probablemente de manera más adecuada podría ser llamado arábigo a causa de los intérpretes árabes del Estagirita. Sin duda, Gassendi24, Sturmio25, Esteban Paz26 y otros, muestran con amplitud que otra muy diferente es la idea de Aristóteles.

22 Disertación acerca del fuego, 9. 23 Principios filosóficos antiperipatéticos 24 Física, Libro 7, sec. I, cap 3. 25 Selecciones físicas, tomo 1, libro 1. 26 La física de los peripatéticos en comparación de la verdadera física de Aristóteles.

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CAPUT VI

System ata Artificiosa. Exponitur, & refutatur Atomistarum systema

40 etrus Gassendus Vir celebris, & Philosophiae studiis mirifice commendatus, & cum eo tota Atomistarum Schola, censet unicum rerum

principiu esse atomos. Atomus autem juxta hos Philosophos est mcorpusculum infectile, sive indivisibiie, figuratum tamen, trineque mensurabile, extensum, solidum, & impenetrabile. Hae atomi sunt materia prima juxta ipsos. Figura in his, eaque, diversissima est, ut aliquae habeant figuram cubi, sphaerae, cylindri, piramidis, phsmatis, &c. Phaenomena, & mutationes corporum naturalium per explicatas atomos exponunt. Hoc est antiquissimum Epicitri systema a Clariss. Gassendo renovatum. Sed plurima quae in Deum, Providentiam, Religionemque Epicurus impie congesserat expunxit, ceteraque uberrime exornavit. Etenim Epicurus posuit atomos aeternas, increatas, infinitas.

L

41 Verum Gassendus, & cum eo Atomistae Recentiores, Epicurum errasse fatentur, dum atomos ipsas increatas, per se mobiles, admisit, atque illud etiam perditae insaniae in Epicuro fuisse demonstrat, quod mundum ex fortuito atomorum concursu genitum fore, nulloque Divinae mentís consilio, vel Providentia regi crediderit;

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CAPITULO VI

Sistemas artificiosos. Se expone y se refuta el sistema de los atomistas

40 edro Gassendi, hombre célebre y magníficamente recomendado por sus estudios de Filosofía, y junto con él toda la escuela de

atomis a que el único principio de las cosas son los tas, estim

P átomos. Pero el átomo, según estos filósofos, es un corpúsculo no dividido o indivisible; aunque, con forma y tres aspectos mensurables: extensión, solidez e impenetrabilidad. Según ellos, estos átomos son la materia primera. Su forma es tan variadísima que algunos tienen figura de cubo, esfera, cilindro, pirámide, prisma, etc. Exponen los fenómenos y cambios de los cuerpos naturales a través de los átomos descritos. Este es el antiquísimo sistema de Epicuro renovado por el ilustrísimo Gassendi. Pero desaprobó la mayor parte de las cosas que Epicuro había imputado impíamente a Dios, a la Providencia y a la Religión, y el resto las honró grandemente. Y en efecto, Epicuro propuso que los átomos eran eternos, increados, infinitos.

41 Gassendi, y junto con él atomistas más recientes, manifestaron que Epicuro se había equivocado cuando admitió que los átomos mismos eran increados, movibles por sí mismos; y además demuestra que aquello era propio de una insania irremediable en Epicuro aquello de que el mundo habría de producirse por el encuentro fortuito de los átomos creados; creyó que el mundo no está regido por ningún designio de la mente

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nam ut est a Cicerone observatum: nihil tam arcanum, admirabile, divinumque est, quod non apud istos atomorum turba conficiat.c

Etsi itaque negari non possit plurima in Atomistarum sententia feliciter, atque utiliter esse excogitata, Atomistarum sententia feliciter, atque utiliter esse excogitata, Atomistarum tamen systema, sive hypothesis universe recipienda non videtur, cum incertum prorsus sit, an ejusmodi corpuscula dari possint, quae extensa sint, simulque indivisibilia, proindeque est contra Axiom. V.

CAPUT VII

Exponitur Cartesii Systema, & refutatur

42 rimo ponit Cartesiusd creatam a Deo materiam simplicem, homogeneam, trine mensurabilem, & undique extensam. Hanc materiam divisit

Deus in particulas inter se quamproxime aequales, cubicas, ita ut contactu immediato, ac omnem vacuum excludente se omni ex parte contingerent. Partibus sic divisis Conditor Deus impressit vehementissimum motum duplicem, unum quo singuiae portiones circa proprium centrum, alterum quo plures simul circa commune centrum moverentur. Portionibus materiae ita in girum actis, Cartesius a vertendo nomen vorticum adtribuit, atque hinc, secundo docet ex agitatione illa, motuque duplici

c Tusc. I. c. 2. d Princip. pait. 3. n. 45.

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divina o por la Providencia; pues, como ha sido señalado por Cicerón: nada es tan misterioso, admirable y divino, que no realice una acumulación de átomos con éstos27. Aunque, de la misma manera, no puede negarse que la mayor parte de esto, en el parecer de los atomistas, es feliz y provechosamente imaginado. Sin embargo, el sistema o hipótesis de los atomistas no parece que deba admitirse en general. Aún porque por completo es incierto si los corpúsculos pueden darse de esta manera, los cuales son extendidos y a la vez indivisibles y, por consiguiente, este sistema está en contra del Axioma V.

CAPITULO VII

Se expone el sistema de Descartes, y se refuta

42 n primer lugar, expone Descartes 28 que la materia fue creada por Dios simple, homogénea, mensurable en tres aspectos y por doquier extensa.

Dios dividió esta materia en partículas lo más iguales entre sí, cúbicas de tal forma que por contacto inmediato, y excluyendo todo vacío, se tocaran por todas partes. Habiendo dividido estas partes así, Dios Creador marcó fortisimamente un doble movimiento: uno, en el cual cada una de las partes se moviera en tomo al centro propio; el otro, en el que la mayor parte se moviera en torno a un centro común. A las partes de la materia actuando de tal forma en giro, Descartes da el nombre de vórtices, y de aquí, muestra en segundo lugar con aquella agitación, y con el doble movimiento

27 Disputas tusculanas, I, c. 2. 28 Principios particulares, 3, no. 450.

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materiae adtritis particularum angulis, tria diversi generis provenisse elementa, quorum primum minutissimas continet partes, secundum globulos, in quos quadratae particulae ablatis angulis sunt conformatae: tertium sunt partes crassiores, & variis angulis irregulares.

43 Quod ut ad vivum exhibeant Cartesii Interpretes in Tornatoris Officinam annimum advertunt, ubi ex cubo rapidissime circumacto globus effingitur: ut enim ex ligni cubici adtntu trium specierum partes adparent, aliae nimirum minutissimae, rursus quaedam majores, sed irregulares, nec figura, nec mole similes, ac tandem ipse globus efformatur; ita primum elementum minimis illis partibus, tertium majoribus, secundum globo ipsi comparant.

44 Tertio statuit tria haec elementa materiam esse, ex qua corpora omnia reliqua componuntur, ex primo quidem Sol, & Stellae fixae: ex secundo corpora diaphana, fluidaque omnia, ex tertio corpora opaca, ut sunt terra, aer, reliquaque corpora mixta. Tertium elementum vocant etiam materiam striatam, id est, crassiorem. Sed jam Cartesianos vortices, utpote ad phaenomenorum explicationem impares, ineptosque paucis rejiciamus.

45 Dico igitur: Cosmogonia Cartesii (hoc est mundi efformatio a Cartesio excogitata) sive

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de la materia en los ángulos desgastados de las partículas, que brotan tres elementos de diverso género, de los cuales, el primero contiene partes diminutísimas, el segundo, glóbulos, en los cuales las partículas cuadradas están conformadas con ángulos desgastados; el tercero son las partes más anchas e irregulares por sus diversos ángulos.

43 Lo que muestran vividamente los intérpretes de Descartes es que dirigen la atención al taller del tornero, donde a partir de un cubo con un molde que da vueltas, en un acto rapidísimo, se produce un "globo": a fin de que, sin duda, por el desgaste de la madera cúbica, aparezcan partes de tres especies, unas en extremo diminutísimas, otras, por el contrario, mayores, pero irregulares, no similares por la figura, ni por la masa, y, por último, el globo mismo es formado. Así, comparan el primer elemento a aquellas partes pequeñísimas, el tercero a las mayores, el segundo al globo mismo.

44 En tercer lugar, establece que estos tres elementos son la materia, de la cual todos los cuerpos restantes se componen; a partir del primero [se forma] sin duda el sol y las estrellas fijas; a partir del segundo, los cuerpos diáfanos y todos los fluidos; a partir del tercero los cuerpos opacos, como son la tierra, el aire y los restantes cuerpos mixtos. Al tercer elemento lo llaman también materia estriada, es decir, más gruesa. Pero ahora rechazamos los vórtices cartesianos, con pocos argumentos porque son impertinentes y desproporcionados para explicar los fenómenos.

45 Por tanto, digo: La cosmogonía de Descartes (esto es, la formación del mundo discurrida por Descartes), o por mejor decir,

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systema vorticum locum in Physica habere nequit. Prob. etenim in hac hypothesi multa inter se parum cohaerent, atque adeo naturae phaenomena connexo ordine explicari in eo non possunt: ergo. Antec. constat. In Primis namque systema hoc in primo illo elementorum trium exortu deficit. Si enim vacuum nullum, ut vult Cartesius vel Divinitus est possibile, cum materia in partes cubicas divisa fuit, earumque partium singulae, circa proprium axem, & universi centrum movebantur, concipi certe non potest, quomodo spatium aliquod vacuum inter eiusmodi partes, tunc non interciperetur, quod nulla scilicet subtili materia tunc repleretur, cum non dum haec ex angulorum adtritione prodiisset.

46 Praeterea vero: omnino necessarium videtur, ut rapidissimo, jugique motu, & adtritu elementa haec a Cartesio excogitata suam naturam amitterent saltim post aliquot secula: ex. gr. globuli in materiam subtilem, & partes ramosae heterogenae tertii etementi in globulos tandem abirent. Ergo vel compensationem quandam fieri oportebat explicatu difficillimam, & nusquam (quod viderim) a Cartesio aptis naturae legibus explicatam; vel mundi machina corruisse post annos plus jam sex mille debuit. ¿Quid ad haec Cartesiani?

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el sistema de los vórtices, no puede tener lugar en la Física. Lo demuestro: verdaderamente en esta hipótesis muchas cosas son poco coherentes entre sí, y por ello los fenómenos de la naturaleza no pueden ser explicados en él [sistema] por un orden conexo. Por lo tanto, consta el antecedente. En efecto, para empezar, este sistema decae en ese primer surgimiento de tres elementos. Pues si ningún vacío existe, como desea Descartes, o sólo es posible otro divino, aún cuando la materia estuviese dividida en partes cúbicas, y cada una de estas partes, se moviera en torno a un eje propio, y al centro del universo, no puede ser concebido, ciertamente, de qué modo un cierto espacio vacío entre las partes o no fuera interceptado o no fuera, sin duda, rellenado con alguna materia sutil, aún cuando todavía se hubiese presentado ésta por el desgaste de los ángulos.

46 Además de esto, parece que es totalmente necesario, que en un movimiento y desgaste rapidísimo y perenne, estos elementos, discurridos por Descartes, perdieran su naturaleza, por lo menos después de algunos siglos; por ejemplo, los glóbulos cambian a materia sutil y las partes heterogéneas derivadas del tercer elemento, finalmente, cambian a glóbulos. Por lo tanto, o era preciso que se hiciera una compensación dificilísima de ser explicada y que en ninguna parte (de lo que he visto) ha sido explicada por Descartes con las normas propias de la naturaleza; o bien, después de ya más de 6000 años, la máquina del mundo debió haberse arruinado ¿qué cosa dirán al respecto los cartesianos?

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ADPENDICULUS

Systema Newtonianum leviter adtingitur

47 e Clariss. Newtoni systemate aliqua licet brevissime exponere necessum est. A Cartesii elementis praeter alia in primigeniis corporum

particulis differt, utpote quas Cartesius sciabiles, Newtonus; duras ac solidas, ita ut nullis naturae viribus frangi possint adstruit.e

Systematis Newtoniani praecipuum caput est vis adtractix: per hanc intelligunt virtutem, seu principium actionis illius, quae per vires corporum ordinarias, pressionem nempe, & percussionem explicad nequeat; actio autem illa propterquam corpora accedunt, adtractio iis dicitur. Hanc universalem esse, mutuamque tum magnorum corporum, tum minimarum materiae particularum volunt.

48 Nonnulli Philosophi, Galli praesertim dicunt, quod quamvis Newtoni systema vagas, incertasque hypotheses ex Philosophia exturbatas velit [§. 20]: Newtonianorum tamen aliqui nihil minus praestant, vim adtractricem recipiendo. Neque enim sciunt vim hujusmodi esse causam effectum, nec ope illius phaenomenorum rationem reddere possunt. Et ad primum quod adtinet Clariss. ipse Newtonu f: quam ego, inquit,

eOptic. q. 31. fOptic. p. 322.

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APENDICULO

El sistema newtoniano se toca levemente

47 s necesario exponer algunas cosas aunque de manera muy breve acerca del sistema del clarísimo Newton. [Este sistema] se diferencia de los elementos de

Descartes, además de otras cosas, en las partículas primigenias de los cuerpos a las que Descartes considera como desmenuzables, Newton, duras y sólidos, tanto que no pueden ser trituradas por ninguna fuerza de la naturaleza29. La idea principal del sistema newtoniano es la fuerza de atracción. Por esta virtud o por el principio de aquella acción que no puede ser explicada por las fuerzas ordinarias de los cuerpos, seguramente entienden presión y percusión. Ahora bien, aquella acción, a causa de la cual se aproximan los cuerpos, es llamada, por ellos, atracción. Quieren que ésta sea universal y mutua, tanto de los cuerpos grandes como de las partículas más pequeñas de materia.

48 Algunos filósofos, principalmente franceses, dicen que, aunque el sistema de Newton sostenga vagas e inciertas hipótesis extraídas de la filosofía, sin embargo, algunos de los newtonianos se mantienen firmes, aceptando la fuerza de atracción. Pues no conocen la fuerza que de este modo es la causa de los efectos, ni pueden explicar la razón de los fenómenos con su poder. Y, en cuanto a lo primero, el mismo clarísimo Newton dice30: yo llamo

29 Optic. q. 31. 30 Optic. p. 322.

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attractionem appello, fieri sane potest ut ea efficiatur impulsu, vel alio aliquo modo nobis ignoto. Hanc vocem attractionis ita hic accipi velim, ut in universum solummodo vim aliquam significare intelligatur, qua corpora ad se mutuo tendant, cuicunque demum causae attribuenda sit illa vis.

49 Et alibig ita loquitur: voces autem attractionis, impulsus. vel propensionis cujuscunque in centrum indifferenter, & pro se mutuo promiscue usurpo: has vires non physice, sed mathematice tantum considerando. Unde caveat Lector, ne per hujusmodi vires cogitet, me speciem, vel modum actionis, causamve, aut rationem physicam alicubi definire, vel centris quae sunt puncta mathematica, vires vere, & physice tribuere, si forte aut centra trahere, aut vires centrorum esse dixero. Ut ea propter dixerit Nolletus h : adtractionem, ubi e Newtoni manibus ad Sectatores transmissa est, simplicitate sua magnopere fuisse expoliatam.

50 Et ad secundum quod spectat, videlicet adtractionis ope phaenomenorum rationem reddi haud posse plurimis nititur ostendere D. Plucbe i. Explicent, inquit; adtractionis ope; ¿eccur ingens moles aedificcii cujusdam, quae comparate ad plumam vi adtractrice pene infinita pollet,

g Princip. Phil. Nat. Mathem. Def 8. h Lecons de Physique. Tom. 2. Append. art. 2. i Histoire du Ciel. Tom. 2. Cosmogon. §. 9.

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atracción a la fuerza que puede verdaderamente ser producida para que ésta se realice por impulso o por alguna otra forma desconocida para nosotros. Quisiera entonces, que esta palabra de atracción sea recibida de tal modo que se entienda que solamente significa una cierta fuerza en general, en el universo por la cual los cuerpos tienden reciprocamente hacia sí mismos. Finalmente esa fuerza ha de atribuirse a cualquier causa.

49 En otra parte habla así31: Pero utilizo indiferentemente intercambiables, las palabras de atracción, impulso o propensión de cualquier tipo hacia un centro, considerando estas fuerzas no física, sino sólo matemáticamente. De donde el lector se cuide de no pensar que, a través de fuerzas de ese tipo, yo defino la especie o el modo de acción o la causa o la razón física en algún sitio; o bien que atribuyo fuerzas verdadera y físicamente a los centros que son puntos matemáticos, si por casualidad hubiera dicho que los centros atraen o que son las fuerzas de los centros. Como dijera Nolletus32 por estas cosas que la palabra atracción, cuando fue transmitida de las manos de Newton a los sectarios, había sido despojada en gran medida de su simplicidad.

50 Y, para lo segundo que se observa, ciertamente, D. Plouke33

se esfuerza en demostrar con muchísimos argumentos que la razón de los fenómenos de ninguna manera puede ser explicada por el po der de la atracción. Dijo: expliquen por el poder de la atracción ¿por qué la enorme masa de cualquier edificio que, en comparación con una pluma, tiene poder por la fuerza de atracción casi infinita,

31 Principios metemáticos de la filosofía natural y su sistema del mundo. Def. 8. 32Lecciones de física. Tom. 2. Apéndice. Artículo 2. Historia del (cielo). 33Tomo 2. Cosmogonía No. 9.

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volitantem in aere plumulam ad sese non adducit? aut ¿cur lapis pone turrim decidens potius a tellure adtrahatur, quam a turri, quae vicinior est? Licet enim, (ut inquiunt Newtoniani) adtractionem quamvis aliam immensum quantum excedat vis adtractrix telluris, ¿quis tamen abnuat, si virtuti hujus argumentum adjiciatur, ipsam majori nisu acturam? Addatur ergo viribus adtrahentibus telluris vis adtractrix montis praerupti tanquam partis globo terraqueo adnexae. ¿Ecquid causae fuerit, quod summa haec virium adtrahentium non acceleret motum lapidis juxta montem decidui, eumque non promoveat velocius, quam si eadem ex altitudine in plano aliquo nullis montibus aspero delabatur?

51 Nec refert vim adtractricem montis, comparate ad alteram telluris haud esse sensibüem, ut enim demus insensibilem illam haberi, si cum hac conferatur, ¿an tamen talis censenda, si relate ad corpus in aere pendulum, a cacumine, atque adeo a parte globi terraquei haud remotum, si junctim cum tellure in eumdem motum deorsum conspirans spectetur? Deinde: si tellus impedit adtractionem aliam omnem, ¿qui fieri potest ut in harum virium praesentia aestuans mare a Luna adtrahatur? quum tamen, & aquae telluri sint viciniores, quam etiam ceu pars terraquei componunt, & moles globi hujus, lunarem exsuperet? Sed dicta sufficiant, ut systema adtractionis Newtonianum summis, ut ajunt, labris degusteris. Neque enim mens fuit, (quod impossibile esset)

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no lleva hacia ella misma la plumita que vuela en el aire?; o ¿por qué la piedra que cae detrás de la torre es atraída antes por la tierra que por la torre que está más cercana? Pues, aunque, como dicen los newtonianos, la fuerza de atracción de la tierra supera prodigiosamente, cuanto se quiera, otra atracción; ¿quién, sin embargo, niega que esta misma actuará con mayor esfuerzo, si un aumento se añade a su virtud? Por lo tanto, la fuerza de atracción de un monte escarpado, como la de una parte apegada al globo terráqueo se suma a las fuerzas de atracción de la tierra. ¿cuál será la causa de que esta suma de las fuerzas de atracción no acelere el movimiento de la piedra caída junto al monte y no lo empuje más velozmente que si la misma cayera desde la altura en algún plano áspero, sin montes algunos?

51 Y no se dice que la fuerza de atracción del monte, en comparación con la otra de la tierra, no es perceptible, ya que, en efecto, finalmente se considera imperceptible aquella, si se compara con ésta. ¿Acaso, sin embargo, tal ha de ser estimada aún, en relación a un cuerpo suspendido en el aire desde la cima y no alejado de la parte del globo terráqueo, si se observa conspirando juntamente con la tierra en un mismo movimiento hacia abajo? De ahí, si la tierra impide cualquier otra atracción, ¿cómo puede suceder que el mar, agitándose en presencia de estas fuerzas, sea atraído por la luna? Sin embargo, ¿sobrepasa la lunar estando las aguas más cercanas a la tierra, y la masa de este globo y también la parte terráquea que la componen? Pero las cosas dichas bastan, para que degustes el sistema newtoniano de atracción, como dicen, con sumos labios. Pues la intención no fue, porque sería

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paucis pagellis illud in universum expendere: mysterium nempe est impervium iis, qui sublimiori mathesi initiati haud sunt. Newtonii systema jure, meritoque defendunt plurimi Clariss. gravissimique Philosophi, quos consulere debetis, si bonae Philosophiae amatores estis.

CAPUT VIII

Systemata Physica elementaria, seu sensibilia, & Chymicum systema

52 lementarii, Veteres quidam fuere, qui unum duntaxat elementum, dixerunt esse primum rerum naturalium principium. Ex his Thales Milesius

aquam, sive humidum rerum principium esse censuitj. Xenophanes terramk. Anaximenes, aérem1, Heraclitus, ignemm. Alii duo statuerunt elementa. Inter Recentiores Ellerus Academiae Berolinensis Sodalis, aquam pro principio passivo ex quo aer, & terra fiant, ignem pro activo habetn. Praecipuum systema Elementariorum condidit Empedocles. Is pro materia prima quatuor elementa vulgaria adsumpsit. terram, nimirum, aquam

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j Apud, Plutarch. de placit. Philosophor. Lib. I. c. 3. k Sext. Empyr. advers Phys. Lib. I, Sect. 360. 1 Plutarch. Lib.c.3. m Plutarch. loc. cit. n Disert. de Elem.

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imposible, el considerar aquello en todo su conjunto en pocas paginitas, de modo que el misterio es inaccesible para quienes no están iniciados en el conocimiento más elevado. Muchos clarísimos e importantes filósofos defienden justa y merecidamente el sistema de Newton, a quienes debéis consultar, si sois amantes de la buena filosofía.

CAPITULO VIII

Sistemas físicos elementarlos o sensibles y sistema químico

52 e lo elementarlo. Ciertamente los antiguos fueron quienes dijeron que sólo un elemento era el primer principio de las cosas naturales. De éstos, Tales

de Mileto pensó que el agua o lo húmedo fue el principio de las cosas34; Jenófanes que la tierra35. Anaxímenes 36 que el aire; Heráclito37 que el fuego. Otros determinaron dos elementos: entre los más recientes Ellerus, miembro de la Academia Berolinense, tiene al agua por principio pasivo, del cual el aire y la tierra se producen, al juego por activo38. Empédocles fundó el principal sistema de los principios fundamentales. Este sin duda adoptó por primera materia cuatro elementos comunes: la tierra, el agua,

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34 En Plutarco. De Placit De los Filósofos. Lib. I. c. 3. 35 Sext. Empyr. advers. Phys. Lib. I. Sect. 360. 36 Plutarco Lib. loc. cit. 3. 37 Plutarco loc. cit. 38 Disert. de Elem.

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aerem, & ignem, pro forma vero eorum combinationem0. Alii aliter opinabantur: nihil enim, (ut ait Cicero) tam absurdwn excogitan potest, quod non sit dictum ab aliquo Philosophorum.

53 Chymia, quae a Recentioribus etiam Chemia vocatur, id est ars resolvendi corpora, ab Hermete dicitur inventa, ac propterea Hermética quoque dicitur. Eam non solum in ordine ad parandas medicinas, sed etiam ad explicanda rerum naturalium principia Theophrastus Paracelsus Pater Chymicorum dictus plurimum inlustravit, Chymici itaque Spargyhci, aut Empirici sunt, qui in corporum analysi occupantur, nec aliud arte sua, & operationibus inquirunt, nisi ut conjuncta, & colligata in corporibus mixtis principia evolvant, evoluta sensibus ipsis subjiciant. Objectum artis hujus est corpus omne sensibile, dividiturque in tres classes, seu regna, vel familias, ut ipsi loquuntur, nempe anímale, vegetabile, & minerale. Quae autem ex his ope potissimum ignis, & per menstrua, seu dissolventia eliciunt, ea illis corporum principia sunt juxta axioma ipsorum: quod ex iis partibus quodlibet constituatur, in quas resolvitur. Principia eorum quinqué numerantur videlicet, Mercurius, Sulphur, Sal, Aqua, & Terra. Priora tria, activa dicuntur, dúo postrema, passiva.

54 Mercurius, sive spiritus est liquor subtilis, penetrans, & volatilis, qui primus e corporibus adplicato igne exire solet, a quo etiam pro majore, vel minore dosi incrementum corporum, & corruptio pendet; & a quo mixtorum omnium motus immediate proveniunt.

° Laert. Lib. 8, Sect. 76.

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el aire y el juego; pero por forma, la combinación de éstos39. Otros opinaban de otro modo: pues, nada, como dice Cicerón, puede ser pensado tan absurdo que no haya sido dicho por alguno de los filósofos.

53 La química, que también se llama Chemia por los más recientes,esto es, el arte de disolver los cuerpos, se dice que fue inventada por Hermes, y por lo tanto también se llama Hermética. Teofrasto Paracelso, llamado padre de los químicos, la explicó mucho no sólo en cuanto a preparar medicinas, sino también para explicar los principios de las cosas naturales. También hay químicos spargyricios o empíricos quienes se ocupan del análisis de los cuerpos y no investigan otra cosa en su arte y operaciones, salvo cómo extraer los principios unidos y coligados en los cuerpos mixtos; presentan los precipitados por las propias sensaciones. El objeto de este arte es todo cuerpo sensible y se divide en tres clases o reinos o familias, como ellos mismos dicen, es decir, en animal, vegetal y mineral. Los cuales, no obstante, se extraen a partir de éstos, principalmente por la fuerza del fuego y por flujos o disolventes; para ellos, estas cosas son los principios de los cuerpos, según su propio axioma: que cualquier cosa se constituye a partir de las partes, en las cuales se resuelve. Los principios de éstos se enumeran en cinco, sin duda el mercurio, el sulfuro, la sal el agua y la tierra. Los tres primeros se llaman activos, los dos últimos pasivos.

54 Mercurio o espíritu es un líquido sutil, penetrante y volátil, que es el primero que suele salir de los cuerpos, aplicado el fuego, del cual penden el incremento de los cuerpos y la corrupción en mayor o menor dosis, y del cual provienen inmediatamente los

39Laert. Lib. 8. Sect 76.

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Unde patet, mercurium Chymicorum longe aliam esse substantiam; quam sit argentum vivum, quod alias etiam mercurius, dicitur. Sulphur vocant substantiam quamdam pinguem, oleaginosam, per quam habent mixta, quae ea abundant, ut flammam concipiant. Sal est substantia sápida, [quia est saporum origo], quae per aquam dilui, & igne liquefieri potest. Dividitur mfixum, & volatilem, acidum, & alkali; prior igne non avolat, licet dissoivatur, & fundatur, alter calore avolat, & dissipatur. Dicitur acidum, quod linguae impositum eam certo quodam acrimoniae sensu ómnibus noto adficit, ac vellicat. Alkali, quod rarioris texturae est, saporisque veluti urentis, multisque meatibus interruptum, unde si cum acido misceatur magnam ebullitionem efficit. Alkalicum idcirco vocatur illud omne corpus, quod misceri cum acido haud potest, quin magnam effervescentiam excitet.

55 Aqua, quae etiam phlegma a Chymicis vocatur, est substantia fluida, máxime húmida, inodora insípida. Terra demum damnata, quae, & caput mortuum dicitur, non admodum curae est Chymicis, qui eam fere negligunt, estque substantia árida, fixa, insípida, solida, ac pulverea, quae post extractos liquores dictos, & falsa fixa remanet. Haec sunt quinqué Chymicorum elementa, quae ab ipsis tanquam principia corporum admittuntur. Hic obiter animadverto, negligendas

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movimientos de todas las cosas mezcladas. De ahí, es evidente que el mercurio de los químicos es, en mucho, una sustancia diferente a la que se encuentra como plata viva, que también en otras partes se llama mercurio. Llaman sulfuro a cierta sustancia grasosa, oleaginosa por la que tienen cosas mezcladas que abundan en ella, de tal modo que se inflaman. La sal es una sustancia sápida (porque es el origen del sabor) que puede ser diluida por el agua y ser fundida por el fuego. Se divide en fija y volátil, acida y alcalina. La primera no se desvanece con el fuego, aunque se disuelve y se funde; la segunda se desvanece con el calor y se disipa. Se dice acida a la que puesta en la lengua la afecta y zahiere en cierto sentido, por todos conocidos, de la acidez. Alcalina, la que es de textura más rara y, del mismo modo, de sabor más quemante e interrumpido por muchos movimientos, de ahí, que si se mezcla con ácido, produce una gran ebullición. Por eso, se llama alcalino a todo aquel cuerpo que no puede ser mezclado con ácido, de manera tal que no provoque una gran efervescencia.

55 El agua que también es llamada flema por los químicos, es una sustancia fluida, muy húmeda, inodora, insípida. La tierra, finalmente, condenada que también se dice cabeza de los muertos, no es de mucho cuidado para los químicos, quienes casi la omiten, y es sustancia árida, fija, insípida, sólida y polvosa, que también permanece salada, fija, después de extraídos los mencionados líquidos. Estos son los cinco elementos de los químicos que, son admitidos por ellos mismos como los principios de los cuerpos. Aquí de paso, advertiré las que de ningún modo han de ser

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minime esse, ñeque vero floccifaciendas Chymicorum operationes. Fatendum namque est, ut ait Hameliusp Physicam ex Chymicorum laboribus, & experimentis magna incrementa cepisse. Hinc multae artes ad usum vitae perutiles manarunt. Quid vero de Elementariorum, & Chymicorum systemate statuendum sit, postea videbimus.

CAPUT IX

Exponitur nostra de principiis corporum internis doctrina

56 ico primo Physica materiae natura in eo sita videtur, quod sit substantia impenetrabiliter extensa, constans partibus primigeniis exilissimis,

iisdemque quoad substantiam homogeneis, quoad molem, fíguram, motum, similesque adfectiones ínaequalíbus, ac diversis. Prob. per partes. In eo posita est physica natura materiae corporum naturalium, per quod habet, ut possit tanquam primum subjectum accedente forma compositum naturale constituere, & quod cognoscitur habere, tum ratione, tum quod liceat sensuum experientia; sed hoc ipso quod materia sit substantia impenetrabiliter extensa habet, habere intelligitur, quidquid requiritur, ut possit tanquam primum subjectum accedente forma

p Tract. i. Phys. Gen. Diss. 3. c. 5.

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descuidadas, ni en verdad han de ser estimadas en poco las operaciones de los químicos. Pues se ha de declarar, como dice Hamelio40, que la física adquirió grandes incrementos de los trabajos y experimentos de los químicos. De aquí, muchas artes muy útiles fluyeron para el servicio de la vida. Pero lo que ha de establecerse acerca del sistema de los elementales y químicos, después veremos.

CAPITULO IX

Se expone nuestra doctrina acerca de los principios internos de los cuerpos

56 igo en primer lugar: la naturaleza física de la I materia parece que está colocada en aquello que es S la sustancia impenetrablemente extensa, que

consta de partes primigenias finísimas y, en tanto sustancia, estas mismas son homogéneas; en tanto masa, figura, movimiento, y afectaciones similares; estas partes son desiguales y diversas. Lo demuestro por partes: La naturaleza física de la materia de los cuerpos naturales está puesta en aquello por lo cual se sostiene, para que, como el primer sujeto, pueda construir de forma semejante al compuesto natural, y pueda sostener lo que es reconocido, ya por la razón, ya, hasta donde se permita, por la experiencia de los sentidos; pero por esto mismo porque la materia es sustancia impenetrablemente extensa, tiene, y se reconoce que tiene, cualquier cosa que se requiera, para que como primer sujeto pueda construir, de forma semejante, un

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40 Tratado I. Física General, disertación 3. cap. 5.

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compositum naturale constitueret ergo. Minor patet: hoc etenim constituto capax est motus, & quietis, variae dispositionis, compositionis, texturae & aliarum ejusmodi adfectionum, ex quo resultat, ut deinceps patebit, forma substantialis cum qua compositum naturale constituit.

57 Secunda pars propositionis constat: nam quoniam materia in compositione corporum esse intelligitur quiddam primum, uti est de ratione principü primi, idcirco primigeniis constare particulis recte adfirmatur. Has partículas exilissimas esse stupenda corporum divisibilitas posthac perpendenda ad evidentiam commostrat: nunc vero in hujus rei confirmationem dúo tantummodo experimenta adhibeamus.

58 Observat Clariss, Boyleq, unum granum* cupri in spiritu satis ammoniaci dissolutum, tantam aquae copiam caeruleo colore, & quidem conspicuo saturoque imbuisse, ut partes 256806 illi granulo aequales comprehenderet. Doctiss. P. Franciscus de Janis testaturr gumma lacea quae juglandis cortici implendo sufficiat, eam aquae copiam intenso colore tingi, quae satis est ad mille folia papyracea ex utraque parte eodem colore imbuenda. Cum ergo in quolibet folio mille milliones punctorum coloratorum commode designan possint, erunt in illis ómnibus foliis

q De mira subíilitat. efíluvior. cap. 3. * Uncia continet. 480 grana. r Magist. Nat. & Art. Tom. tract. I. cap. i. Obs. 3.

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compuesto natural; por consiguiente... La menor es patente: en efecto, por esta conformación es capaz de movimiento y de reposo y de una disposición, composición y textura variadas, y, de tal suerte, de otras afecciones, de lo cual resulta, como en seguida se expondrá, la forma sustancial con la cual se construye un compuesto natural.

57 La segunda parte de la proposición consiste en: puesto que, efectivamente, se comprende que la materia está de manera primordial en la composición de los cuerpos, tal como es en cuanto a la razón del principio primero, por tal motivo se afirma justamente que consta de partículas primigenias. La sorprendente divisibilidad de los cuerpos muestra que estas partículas son pequeñísimas y que en adelante debe examinarse la evidencia. En relación con esto, para la consolidación de este hecho, ofrecemos tan sólo dos experimentos.

58 El ilustrísimo Boyle41 observa que un grano* de cobre bien disuelto en vapor de sal de amoniaco, tiñe tanta cantidad de agua con un color azulado, ciertamente visible y saturado que incluye 256806 partes iguales a ese granulo. El sapientísimo P. Francisco de Janis42 atestigua con la "goma laca" que basta para la saturación de una envoltura de nuez, que esa cantidad de agua es impregnada con un color intenso, la cual es suficiente para teñir mil hojas de papiro por ambas partes con el mismo color. Puesto que en cualquier hoja pueden ser indicados cabalmente mil millones de puntos colorados, habrá en todas aquellas hojas

41 Acerca de la maravillosa sutilidad de los efluvios, cap. 3.

* Una onza contiene 480 granos. 42 Magist. Nat. & Art., tomo 1, tratado l,cap. I, obs. 3.

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1,000,000,000,000 puncta visibilia colorata, ac ínter se distincta. Haec certe probant exlissimas esse partes materiae. Deinde partes has minimas magnitudine sua inaequales, figura, motu, diversas esse ex eo manifestum sit, quod inaequalitas haec ac diversitas exilissimarum partium adstrui debeat, ut sensibiles cujusvis naturalis corporis qualitates, & operationes recte, & commode explicentur.

59 Hae demum exilissimae corporum partes homogeneae utique esse possunt, nec quoad substantiam diversae, quum minime requiratur, quod sint substantialiter diversae, ut ex illarum unione emergant corpora, quorum sensibiles qualitates diversae sint inter se, & operationes plañe dissimiles. Possunt autem ex primigeniis illis partibus materiae fieri composita, quorum sensibiles qualitates, atque operationes plañe diversae sint inter se, quamvis ipsae partes quod substantiam minime inter se differant: nam cum sint inaequalis magnitudinis, & diversae figurae, possunt diversa ratione artificióse disponi inter se, possunt denique earum aliquae secundum diversas directiones moved in toto, quod constituunt, & aliae in illo quiescere, quod plañe sufficit, ut ex illis componi queant corpora, quae dissimilibus qualitatibus praedita sint: ergo partes illae, homogeneae esse utique possunt.

60 Dico secundo: Forma essentialis, seu substantialis corporum naturalium vitae expertium, si physice spectetur nihil diversum est a dispositione illa, convenientia &

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1,000,000,000,000 de puntos colorados visibles, y distintos entre sí. Esto prueba ciertamente que las partes de la materia son diminutísimas. Luego entonces, es evidente que estas partes diminutas son desiguales por su tamaño, distintas en su figura y movimiento por aquello, por lo que esta desigualdad y esta diversidad de las partes diminutísimas deben ser aglomeradas a fin de que las cualidades sensibles de todo cuerpo natural y sus operaciones sean explicadas recta y cabalmente.

59 Finalmente, en verdad, estas partes diminutísimas de los cuerpos pueden ser enteramente homogéneas y no son distintas en tanto sustancia, cuando de ningún modo se requiera que sean substancialmente diversas, a fin de que los cuerpos surjan a partir de la unión de aquéllas, cuyas cualidades sensibles son diversas entre sí y sus operaciones claramente disímiles. Sin embargo, los compuestos pueden estar hechos por aquellas partes primigenias de la materia, cuyas cualidades sensibles y operaciones son claramente diversas entre sí, y sus operaciones claramente disímiles, aunque las mismas partes, en relación a la sustancia, no difieran entre sí; pues, aunque sean de desigual magnitud y de figura distinta, pueden ser dispuestas, por distinta razón, artificiosamente entre sí y entonces algunas de ellas pueden ser movidas según diversas direcciones en el todo que constituyen, y otras permanecen quietas en él, porque claramente basta eso para que a partir de ellas puedan componerse los cuerpos que están provistos de cualidades disímiles; por lo tanto, esas partes pueden ser enteramente homogéneas.

60 Digo en segundo lugar: la forma esencial o sustancial de los cuerpos naturales, si se observa físicamente, en nada es distinta de aquella disposición, de aquella conformidad y

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proportione illarum particularum ex quibus ipsa corpora intrinsecus, & quoad essentiam componuntur. Prob: posita certa dispositione, proportione, &c. partium materiae, & omni alio sublato, quamoptime intelligitur ens corporeum, seu compositum substantiale ab alus specifice distinctum; sed per formam substantialem nihil aliud: intelligitur, quam ratio illa, qua hoc compositum est actu tale ab alus specifice diversum, & ratione cujus hos habet speciales effectus, & proprietates: ergo. Prob. maj exemplo planicie: praecisse posita in materiae particulis certa dispositione, organisatione, &c. optime habetur ratio; qua succus aiimentitius exugatur, distribuatur, &c. & cur tale corpus vegetans sit planta, non vero lapis &c. quin opus unquam sit ad aliquid aliud recurrere, ut explicentur haec phaenomena; haec adtributa plantae: ergo.

6i Eadem ratio obtinet in reliquis corporibus. Si enim, (ut recte ait Hameliuss formam & speciem auri designare velimus, proprietates ejus adferemus, quod sit omnium máxime ductile, quod in aqua forti non dissolvatur, ut argentum, &c. Ac peritus faber aurarius cum eas qualitates in corpus aliquod convenire viderit, non dubitabit quin verum sit aurum, nec soílicitus erit, an sit in eo forma quaedam auri absoluta. Nam ea forma detracta dum eae dotes permaneant, aurum purum futurum est: eademque est ratio omnium corporum: ergo forma essentialis, seu substantialis

s Phys. Gen. tract. I. Diss. I. c.2. Concl. 2.

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proporción de las partículas, por las cuales los cuerpos mismos son compuestos interiormente en tanto esencia. Lo pruebo: habiéndose puesto una cierta disposición y proporción y otras cosas de las partes de la materia, y quitando todo hecho distinto, más que óptimamente se comprende el ente corpóreo o compuesto sustancial específicamente distinto de los demás; pero ninguna otra cosa se comprende por forma sustancial, más que aquella razón por la cual este compuesto es, por tal acto, específicamente distinto de los demás, y, por lo tanto, por tal razón tiene estos resultados y propiedades especiales. Pruebo la mayor con el ejemplo de la planta: en pocas palabras, colocada en las partículas de la materia una cierta disposición, organización, etc., se tiene óptimamente la razón de cómo se absorbe el jugo alimenticio y se distribuye, etc., y de por qué tal cuerpo vegetativo es una planta y no una piedra y nunca es necesario recurrir a alguna otra cosa para que estos fenómenos y estos atributos de la planta sean explicados; por lo tanto...

61 La misma razón se obtiene en los cuerpos restantes. Si, en efecto, (como bien dice Hamelio43), queremos designar la forma y especie del oro, producimos las propiedades de él, como el ser más dúctil de todos, que no se disuelve en agua regia del mismo modo que la plata, etc. Y un experto fabricante de oro, cuando vea que esas cualidades confluyen en algún cuerpo, no dudará que realmente es oro, ni estará preocupado de si en él está una cierta forma absoluta del oro. Pues esta forma obtenida, mientras esas cualidades permanezcan, será oro puro, y la misma razón es para todos los cuerpos; por lo tanto la forma esencial o sustancial de

43 Tratado de física general, I, Diss. 1, c. 2, concl. 2.

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corporum vitae expertium nihil diversum est a certa congerie qualitatum sensibilium, quae ex certa partium materiae dispositione, motu, atque alus adfectionibus consurgit. His accedit, posse ex substantia extensa, impenetrabili, mobili, divisibili, sibi tamen ubique si milis. & uniformi, si varié configuretur, determinetur, modificetur res longe dissimilimas enasci.

62 Prout enim ex vario ductu lineolarum nonnisi situ, positura, figura dissimilium omnes literae alphabeti, prodeunt, quae varié collocatae innumerabilia verba conficiunt, atque ita semper permutari possunt, ut calculo facto adfirmare non dubitet excellens Geómetra Tacquett mille milliones Scriptorum mille annorum millionibus non posse scribere omnes 24 Hterarum alphabeti permutationes, licet singuli quotidie absolverent 40. paginas: ita etiam partes materiae homogeneae, diverso modo, figura, situ dispositae, atque diverso ordine connexae, ac combinatae incomprehensibilem rerum varietatem, quam Y nfinitus Creator re ipsa exhibuit, & quam tot homines acutissimi, qui ab orbe condito vixerunt; nec cogitando adsequi potuerunt, producunt.

63 His argumentis majus robur accedit ex analogía, quae inter modum operandi naturae, & artis intercedit; opera enim utriusque quantumvis magno discrimine sejungantur, in eo tamen mire consentiunt, quod utrinque ratio vi

t Apud. Verdries. Phys. Gen. Tract. I. §. 3.

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los cuerpos desprovistos de vida, en nada es distinta de cierto cúmulo de cualidades sensibles, el cual se rige por cierta disposición de las partes de la materia, por el movimiento y otras afectaciones. Por estas razones [la forma esencial] permite que cosas tan disímiles puedan nacer a partir de la sustancia extensa, impenetrable, móvil, divisible, y no obstante similar en todo lugar a sí misma y uniforme, si es conformada, determinada o modificada distintamente.

62 En efecto, según el distinto trazo de las líneas disímiles, solamente por la disposición, colocación y figura todas las letras del alfabeto se presentan, las cuales, distintamente colocadas, construyen innumerables vocablos y de tal forma siempre pueden ser cambiadas, de tal forma que el excelente geómetra Tacquet44, haciendo un cálculo, no duda en afirmar que mil millones de escritores en mil millones de años no podrían escribir todas las 24 combinaciones de las letras del alfabeto, aunque cada uno de ellos acabara 40 páginas diariamente. Además, de esta forma las partes homogéneas de la materia, dispuestas en distinto modo, figura y lugar, unidas y combinadas en distinto orden, producen una incomprensible variedad de cosas, más que las que el Infinito Creador muestra en el hecho mismo, y más que las que tantos hombres ingeniosísimos, que han vivido desde la creación del mundo, ni meditando han podido conseguir.

63 Con estos argumentos, una mayor robustez se adquiere por analogía, la cual distingue entre el modo de obrar de la naturaleza y del arte también; y en verdad, aunque las obras de ambas se distinguen por una gran diferencia, sin embargo concuerdan sorprendentemente en esto: que, para ambas, la razón de su fuerza

44 En Verdies, Física General, tratado I, 83.

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cujus in certa rerum corporearum classe composita, & sint, & fiant, ad certas partium materiae modificationes, coordinationes, motus, texturas recidat, & in complexu ejusmodi qualitatum, adfectionumque consistat. Jam vero ex axiomatibus supra constitutis systema nostrum de physica materiae, & formae natura confirmari oportet.

64 Systema illud praeferendum est, quod simplicius est, & ex paucioribus principiis proprietates corporis naturalis explicat (Axiom. II.) ítem quod plura, quae ad Physicam pertinent, evolvit; phaenomenorumque rationes, non generalibus duntaxat notionibus exprimit, verum speciatim naturam corporum, adfectionesque ad captum proponit (Axiom. III. & IV.). In quo demum, nihil adferitur, vel adsumitur, quod cogitatione comprehendi, vel explicari nunquam satis possit (Axiom. V.). Hujusmodi autem est systema nostrum, utpote quod multiplicitatem tot (semisubstantiamm excludit, & homogeneam, spectata natura, materiam statuit: in quo (ut in decursu Physices patebit) natura, & adfectiones corporum, causae effectuum, adcommodare ad intelligentiam nostram, distinctisque notionibus redduntur, quod ad extremum abstrusa, & nunquam explicanda mysteria repudiat, uti ex discussione systematum, quisque intelliget: ergo systema nostrum in Physica obtineat necesse .

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está situada en cierta clase de cosas corpóreas, que son y que son producidas, recae en ciertas modificaciones, coordinaciones, movimientos y texturas de las partes de la materia, y consiste de este modo en un complejo de cualidades y de afecciones. Por otra parte, ahora conviene que, a partir de los axiomas antes mencionados, sea considerado nuestro sistema acerca de la física de la materia y de la naturaleza de la forma.

64 Se debe preferir aquel sistema que sea más sencillo y más simple, y que, a partir de los menos principios posibles, explique las propiedades del cuerpo natural (Axioma II). Asimismo, [se debe] preferir el que exponga la mayor cantidad de cosas que atañen a la Física; y que saque a la luz las razones de los fenómenos, y no sólo con nociones generales, sino que especialmente presente la naturaleza de los cuerpos, y las afectaciones a la capacidad del intelecto (Axioma II y IV). En el cual ciertamente no se afirma ni asume nada que nunca pueda ser comprendido o ser explicado satisfactoriamente por la reflexión. (Axioma V). De esta forma, pues, es nuestro sistema, visto que éste excluye tanta multiplicidad de semi sustancias y erige, con la observación natural, la materia homogénea: en éste (como en el decurso de las cosas físicas es patente) la naturaleza y las afecciones de los cuerpos, las causas de los efectos, son dadas convenientemente a nuestra inteligencia con nociones distintas, porque nunca rehusa los misterios ocultos en extremo deban explicarse, para que cada quien entienda el sistema a partir de la discusión: por lo tanto, nuestro sistema es menester que se ocupe de la Física.

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65 Ex dictis: Inferes I. In sententia nostra formam non esse entitatem absolutam, sed quid modale, & respectivum: etenim illa partium materiae textura, proportio, combinatio, &c. in qua consistit forma, sunt meri modi. Inferes II; quod si hoc nomen substantia sumatur pro ente per se existente, forma essentialis compositorum naturalium vitae expertium (de his enim tantum loquimur) non est entitative substantia, ut per se patet. Inferes III, quod praedicta forma proprie loquendo nec producitur, nec fit, nec generatur ut optime ait Angelicus Doctor pluribus in locis, nam omne quod sit ait S. Thomasu semper compositum est, forma autem non est compositum. Nutlatenus loquimur de anima rationali, quae veré & proprie est forma hominis, & a solo Deo creatur.

66 Forma itaque materiaüs, sive essentialis non producitur, nec fit, nec generatur, sed compositum: cum enim praedicta forma nihil aliud sit, quam dispositio illa, proportio, textura, &c, & hae nihil aliud sint, quam quid modale, forma fieri non potest, nisi improprie, quatenus nempe sic denominatur a productione compositi, cum enim partes materiae junguntur, varié disponuntur, &c, quod est componi seu generari compositum necessario eis insunt, praesentiae illae, dispositiones, &c, quas adpelamus formam, non ergo aliter forma fit, nisi quatenus fit, aut generatur compositum, quod

u Lib. 7. Metaph. Lect. 7. & 8. r.p.q. 65. artic. 4. in corp. & alus in locis.

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65 Por lo dicho infieres en primer lugar que, a nuestro juicio, la forma no es una entidad absoluta, sino algo modal y examinable. En efecto, ese encadenamiento, proporción, combinación, etc., de las partes de la materia, en la cual descansa la forma, son propias de la mera dimensión. Infieres en segundo lugar que si este nombre de sustancia se toma en razón del ente que por sí mismo existe, la forma esencial de los compuestos naturales desprovistos de vida (acerca de estos únicamente hablamos) no es la sustancia entitativamente, como es patente por sí mismo. Infieres en tercer lugar que la forma antes dicha, hablando propiamente, ni es producida, ni es hecha, ni generada como muy bien dice el Doctor Angélico en muchísimos lugares, pues todo lo que se hace, dice S. Tomás45, siempre es un compuesto; la forma, empero, no es un compuesto. De ninguna manera hablamos acerca del alma racional, la cual es cierta y propiamente la forma de un ser humano, y que es creada por Dios únicamente.

66 Así pues, la forma material o esencial, no es producida, ni hecha ni generada, sino el compuesto; en efecto, porque la forma antes dicha no es ninguna otra cosa, más que aquella disposición, proporción, concatenación, etc., y éstas no son ninguna otra cosa, más que algo modal; la forma no puede ser hecha, a no ser que sea impropiamente, es decir, puesto que de esta manera es designada por la producción de un compuesto, cuando tas partes de la materia se unen y se disponen de manera distinta, lo que es necesario para que un compuesto se produzca o genere está en ellas [en las partes], aquellas presencias, disposiciones, etc., a las que llamamos "forma"; por lo tanto la forma no se hace de otra manera, salvo hasta que se hace o se genera un compuesto que

45 Metafísica, lect 7 y 8.1, p. 65, artic. 4, en corp. y en otros pasajes.

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optime exponi potest in artefacto. Inferes IV. formam confinen in potentia materiae nihil aliud esse, quam partes materiae varié disponi, conformarique posse. Analogiam habes in statuta quae antequam ex ligno fíat, in illo ligno potentia contínetur, quatenus nempe lignum in statuam forman potest.

67 Inferes V. Materiam & formam realiter distinguí, non quidem entitative, cum forma non sit entitas, sed quid modale, ut diximus, nec distinctione reali majori, sed dictione reali minori, seu moda/i. Cum idea unius rei positive. & complete ideam alterius rei excludit, tune dicimus eas distinguí distinctione reali majori, ita distinguuntur corpus, & anima. Distinctio realis minor, sive modalis est illa quae datur ínter rem, & modum ipsius rei, ut distinctio corporis a figura, quod & in Ontologia dictum est jam. Omne autem quod per se non subsistit, id proprie non est ens, sed entis modus, nam per se subsistere, nonminus substantiae, aut rei, sive enti competit, quam inhaerere accidenti, aut entis modo.

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puede muy bien ser expuesto en artefacto. Infieres en cuarto lugar que la forma que está contenida en la potencia de la materia no es ninguna otra cosa, más que las partes de la materia que pueden estar dispuestas y conformadas variadamente. Tienes una analogía en la estatua construida que, antes de ser hecha a partir de un leño, está contenida en potencia en aquel leño, es decir, en tanto leño puede ser transfigurado en estatua.

67 Infieres en quinto lugar que la materia y la forma realmente se distinguen, no en verdad entitativamente, ya que la forma no es una entidad, sino algo modal, como dijimos, no por una mayor distinción real, sino por una menor distinción real o modal. Cuando el concepto de una cosa excluye al concepto de otra cosa positiva y completamente, entonces decimos que éstas [cosas] son diferenciadas por una mayor distinción real, así es como el cuerpo y el espíritu son distinguidos. La distinción real menor o modal, es aquella que se da entre la cosa y la configuración de la cosa misma, como es la distinción entre un cuerpo y una figura, lo cual ha sido dicho también en la Ontología. Por otra parte, todo lo que por sí mismo no subsiste, propiamente no es un ente, sino el modo del ente, pues compete el subsistir por sí mismo, no en menor grado a la sustancia o cosa o al ente más que al accidente de ser inherente, o al modo del ente.

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CAPUT X

Ineluctabilibus argumentís ex Toscax desumptis

excluduntur e Philosophiae albo formae

substantiales, quae sint entitates absolutae, prout a Peripatetícis communiter propugnantur

68 ico primo: formae substantiales corporum vitae expertium, quae sint entitates absolutae, entitative a materia distinctae, substantiaeque incompletae in

sensu Peripatético nullius usus in Physica sunt, nihilque prodesse possunt ad rerum naturalium causas explicandas, proindeque a Philosophia longe exulare debent. Prob. ¿Quodnam enim adsignabitur experimentum, quod ope illarum unquam explanatum sit? ¿Quid illae ad aeris impressiones, quid ad terrae, maris, aut ignis actiones agnoscendas contulere? ¿Quod naturae phaenomenon, ope earumdem formarum fuit unquam expositum? Evolve, per me licet, Auctores, qui in abditis naturae arcanis detegendis insudarunt, nullumque reperies, qui ad id exequendum praedictarum formarum auxilium advocaverit: ergo.

D

69 Dico secundo: praedictae formae substantialescum Philosophiae naturalis principiis praecipue Aristotelicis, minime congruunt. Prob. I.

x Philos. t. 3. Lib. i. Tract. 3. Prop. 35.

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CAPITULO X Son excluidos de la transparencia de la filosofía, con irrebatibles argumentos tomados de Tosca46,

las formas sustanciales que son entidades absolutas, según son defendidas comúnmente por

los Peripatéticos

68 igo en primer lugar: las formas sustanciales de los cuerpos desprovistos de vida, las cuales son entidades absolutas entitativamente

distintas de la materia, según el sentido peripatético, son sustancias incompletas de ningún uso en la física, y en nada pueden ser favorables para explicar las causas de las cosas naturales, y por ello deben ser eliminadas ciertamente de la filosofía. Lo pruebo: pues, ¿qué experimento será asignado, para que se aclare en algún momento el poder de ellas? ¿Qué han aportado ellas para conocer las impresiones del aire, qué para entender las acciones de la tierra, del mar o del fuego? ¿Qué fenómeno de la naturaleza, por el poder de estas mismas formas, fue alguna vez expuesto? Explica tú (te lo permito) a los autores, que se han esforzado en poner al descubierto los ocultos secretos de la naturaleza, y no encontrarás a ninguno que haya recurrido al auxilio de las formas antes mencionadas para exponerlo; por lo tanto...

69 Digo en segundo lugar: las formas sustanciales antes dichas con los principios de la filosofía natural, principalmente los aristotélicos, de ningún modo son congruentes. Prueba I: Toda

46 Filosofía, 3, Lib. 1, tratado 7, prop. 35.

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Omnis entitas in rerum natura existens, & quae extra Deum est, producía est, sed tales formae substantiales si darentur, extra Deum in rerum natura existerent: ergo essent productae; sed non sunt productae: ergo non existunt. Min. subsumpta prob. I. quia haec est expressa Aristotelis, & Angelici Praeceptoris doctrina. Primus enim 7. Metaph. cap. 8. text. 26. & 27. satis extense probat formam nullomodo fieri, sed tantum compositum, cujus rei probationem ita concludit: manifestum igitur est, quod nec species sit, aut quodcumque nominare oportet formam, quod postea cap. 12. ejusdem libri text. 32. ad formas etiam accidentales extendit. Praeterea lib. I. Phys. text. 64. ait: Manifestum est ex dictis, quod omne quod sit, semper compositum est. Id ipsum tuetur Angelicus locis citatis [§. 65] Quidquod id ipsum loculentissime ostenditur testimonio etiam Ciceronis, qui cum Graecae ad miraculum sciret, Aristotelemque Platonem, ceterosque quos adtente legerat, multo melius quam vel omnes vulgares Peripatetici in unum coacti intelligeret, non uno tantum loco ait, Peripatéticos & Académicos nominibus differentes esse, re congruentes; cumque luce clarius sit Académicos nullomodo tales formas substantiales admisisse, dicere debemus, Aristotelem in exponendis rebus physicis nunquam ad tales formas confugere.

70 Prob. 2. quidquid extra Deum productum est, aut est productum per creationem, aut per generationem, sed formae

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entidad existente en la naturaleza de las cosas que está fuera de Dios, ha sido producida, pero tales formas sustanciales, si se dieran, existirían fuera de Dios, en la naturaleza de las cosas; por lo tanto, serían producidas, pero no están producidas; por lo tanto, no existen. Asumida la menor, pruebo I, porque ésta es la doctrina expresada por Aristóteles y por el maestro Angélico. En efecto, el primero (en el libro de a Metafísica, cap. 8, text. 26 y 27) demuestra suficientemente bien que de ninguna manera la forma es hecha, sino tan sólo el compuesto, cuyo asunto concluye con esta prueba; por tanto, es evidente que ni la especie es hecha, ni conviene que se llame forma a cualquier cosa; lo cual después (cap. 12 del mismo libro, text. 32) extiende también a las formas accidentales. Además, en el Libro I, Física, text. 64 dice: "Es evidente, por lo expresado, que todo lo que es hecho, siempre es un compuesto". Esto mismo sostiene Angélico en los lugares citados [§ 65]. Todo esto mismo es presentado excelentemente también por el testimonio de Cicerón, quien, conociendo de Grecia maravillosamente a Platón y a Aristóteles, y a otros que leyera atentamente, comprende el asunto mucho mejor que todos los peripatéticos vulgares reunidos en uno solo. No dice sólo en un lugar que los peripatéticos y los académicos son diferentes en nombre, pero concuerdan en el asunto; y puesto que es más claro que la luz que los académicos de ningún modo admitieron tales formas sustanciales, debemos decir que Aristóteles nunca recurre a tales formas para explicar las cosas físicas.

70 Prueba 2: Todo lo que es producido fuera de Dios, o es producido por creación o por generación; pero las formas

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substantiales, neque productae sunt per creationem, ñeque per generationem: ergo. Prob. min quoad secundam partem: si formae generarentur, fierent ex aliquo ipsis inexistente, hoc autem nihil aliud esse potest quam materia: ergo fierent ex materia inexistente ipsis formis; ergo formae ipsae ex materia & forma coalescerent. ídem argumentum eñormabo de forma formae, & sic in infinitum: ergo ut hujusmodi inconveniens vitetur, dicendum necessario est, formam non generari; nec fieri, & consequenter non esse entitatem absolutam, ut contendunt Peripatetici.

71 Respondent: formam veré non fieri, cum compositum, cujus est forma generatur, sed educi ex potentia materiae, ac propterea non crean. Sed contra: etenim educi ex potentia materiae non convenit formae quae sit entitative substantia: ergo vel illa forma non est entitative substantia, vel creatur cum compositum producitur. Prob. ant. quod forma educatur de potentia materiae nihil est aliud, quam eam ita fieri, ut necessarium saltem ordine naturali sit, subjectum existere in quo illa producatur, & conservetur: ergo forma quae de potentia subjecti educitur, necessario ab illo dependet in fieri, esse, & conservari, quod perinde est ac dicere formam inhaerere subjecto, sed inhaerere subjecto tantummodo convenit accidenti physico, quia accidens physicum inhaeret subjecto, ab eoque saltem naturae viribus dependet in fieri, esse, & conservari: ergo sumpta substantia prout

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sustanciales, ni son producidas por creación, ni por generación; por lo tanto... Pruebo la menor en relación a la segunda parte: si las formas fueran generadas, se harían a partir de algo inexistente en ellas, esto no puede ser ninguna otra cosa más que la materia; por lo tanto, se harían a partir de materia inexistente en las formas mismas; luego, las formas mismas se desarrollarían a partir de la materia y la forma. El mismo argumento constituiré acerca de la forma de la forma, y así, hasta el infinito. Así pues, para que lo inconveniente se evite de este modo, es necesario que se diga que la forma no es generada ni hecha, y consecuentemente, no es una entidad absoluta, como sostienen los peripatéticos.

71 Respondo: la forma verdaderamente no es hecha cuando se genera el compuesto del cual es forma, sino que surge de la potencia de la materia y por tal razón no es creada. Por el contrario: porque el ser obtenida de la potencia de la materia no conviene a la forma, que es entitativamente sustancia; por lo tanto, o esa forma no es entitativamente sustancia, o es creada cuando un compuesto es producido. Pruebo el antecedente: puesto que la forma es obtenida de la potencia de la materia no hay ninguna otra cosa, más que ésta es hecha así, de tal manera que es necesario, por lo menos en el orden natural, que exista el sujeto en el cual ella se produce y se conserva; por tanto, la forma que es obtenida de la potencia del sujeto, necesariamente depende de éste, en el ser hecha, en el ser, en el ser conservada, lo cual es lo mismo que decir que la forma es inherente al sujeto; pero ser inherente al sujeto tan sólo conviene a un accidente físico, porque un accidente físico es inherente al sujeto, y, depende de él al menos en las fuerzas de la naturaleza para ser hecho, para ser, y para ser conservado; por tanto, la sustancia admitida, según es

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sumitur a Peripateticis, nempe pro ente per se existente, forma quae hoc sensu sit substantia educi nequit de potentia materiae. Etenim existere per se, & inhaerere subjecto sunt modi existendi penitus oppositi, ut perspicuum cst.

72 Prob. 3. omnis entitas substantialis realiter ab alus distincta potest proprie fieri, & generari, sed forma ex Aristotele & S. Thoma non potest proprie fieri & generari, [§§. 65, & 69] ergo non est entitas substantialis, sed tantum modus modaliter a materia distinctus. Prob. 4. si darentur praedictae formae entitativae, anihilarentur in destructione compositi, sed non anihilantur: ergo. Prob. maj. entitas, quae definit esse secundum totum suum esse, anihilatur, sed formae praedictae in destructione compositi definunt esse secundum totum suum esse: ergo.

73 Respondent: formas pracdictas non anihilari licet destruatur compositum, quia remanet earum subjectum. Anihilatio enim est desitio rei nullo subjecto remanente; contra vero destructio, in qua semper subjectum remanet, ut ex definitionibus consta! Sed contra: nam hae ipsae definitiones arbitrariae sunt, & notionibus communibus minime consentaneae. ¿Quis enim nisi Peripateticis praejudiciis mordicus adhaerens, non capiat rem in nihilum abire, quando non amplius existit in rerum natura? ¿Quid vero adtinet, subjectum (nempe rem prorsus aliam) remanere, ut non anihilationis quidem,

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asumida por los peripatéticos, es decir, la que existe como ente que por sí mismo existe, la forma, que es sustancia en este sentido, no puede ser obtenida de la potencia de la materia. En efecto, el existir por sí mismo y ser inherente al sujeto son modos de existir profundamente opuestos, como es evidente.

72 Prueba 3: Toda entidad sustancial realmente puede propiamente ser hecha y generada distinta de las demás, pero la forma no puede propiamente ser hecha y ser generada, según Aristóteles y S. Tomás, [§ 65 y § 69]. Por lo tanto, no es una entidad sustancial, sino tan sólo un modo modalmente distinto de la materia. Prueba 4: Si se dieran las susodichas formas entitativas, serían aniquiladas en la destrucción del compuesto, pero no se aniquilan; por lo tanto... Pruebo la mayor: la entidad, que deja de existir, según todo su ser, es aniquilada; pero las formas antes dichas, en la destrucción de un compuesto, dejan de ser según todo su ser; por lo tanto...

73 Respondo: las susodichas formas no son aniquiladas, aunque el compuesto sea destruido, porque permanece el sujeto de ellas. La aniquilación, entonces, es el término de una cosa no quedando ningún sujeto. Muy contraria es la destrucción, en la cual siempre permanece un sujeto, como consta en las definiciones; pero por el contrario ya que estas mismas definiciones son arbitrarias, y muy poco congruentes con las nociones comunes, ¿quién, entonces, excepto el que está adherido tercamente a los prejuicios peripatéticos, no comprende que el asunto no conduce a nada, porque no existe más ampliamente en la naturaleza de las cosas? ¿Qué cosa hace que el sujeto (es decir, propiamente otra cosa) permanezca, para que no utilicemos el vocablo "aniquilación"

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sed destructionis vocabulo utamur? quasi vero re ipsa discrimen aliquod interesset, sive sic, seu aliter loquamur. Itaque mera verba dabimus, ñeque latum unguem per has ambages, & logomachias Philosophia promovebit.

Peripateticorum argumenta solvuntur

74 pp. I. cont. I. implicat partes materiae homogéneas esse sive ejusdem naturae, & quoad figuram, molem &c. inter se differre: ergo vel non differunt

inter se, vel non sunt ejusdem naturae. N. ant. etenim iicet partes materiae non differant quoad substantiam cum omnes sint homogeneae, differunt tamen penes artificiosas dispositiones, ñeque in hoc ulla repugnantia reperitur: omnes enim fatentur, posse per artem moléculas, seu partes auri quam plurimas ejusdem utique naturae differre in adfectionibus ejuscemodi, dum alie ponuntur cubicae, aliae sphericae &c.

O

75 Opp. 2. Si partes materiae quoad molem, figuram, &c. inter se difFerunt: ergo materia non est indifferens ad recipiendum omnes formas: ergo non erit principium determinabile. Ant. constat: corpus quippe unum, aer ex. gr. eo ipso quod dissimiles proprietates habeat, diversas quoque quibus

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precisamente, sino "destrucción"?, como si en el asunto mismo existiese alguna diferencia, ya sea que hablemos así o de otra forma. Por lo tanto, quedarán sólo palabras y, la filosofía por medio de estas ambigüedades y tortuosidades, no avanzará ni siquiera el espacio de una uña.

Los argumentos de los peripatéticos se resuelven

74 posición 1. Contra 1. Implica que las partes de la materia son homogéneas o de la misma naturaleza y difieren entre sí en cuanto a figura, masa etc.; por

tanto o no difieren entre sí o no son de la misma naturaleza. Niego el antecedente. Pues aunque esté permitido que las partes de la materia no difieran en cuanto a sustancia, siendo todas homogéneas, sin embargo difieren en disposiciones artificiosas, y no se encuentra ninguna cosa contradictoria en esto; pues todos declaran que las moléculas o una gran cantidad de partes de oro, generalmente de la misma naturaleza, por arte pueden diferir en afecciones de este modo: mientras unas se proponen cúbicas, otras esféricas, etc.

O

75 Oposición 2. Si las partes de la materia, en cuanto a masa, figura, etc. difieren entre sí; por tanto la materia no es indiferente para recibir todas las formas; por tanto no será un principio determinable. El antecedente consta: un solo cuerpo, el aire por ejemplo, por lo mismo que tiene propiedades disímiles, también como el fuego, debe encerrar diversas partículas por las cuales es

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constituatur partículas complecti debet, quam ignis. Resp. quod eo ipso quod exilissimae partes ad diversissimam combinationem inter se aptae sint nullamque prae altera exposcant, satis intelligitur materiam esse indifferentem. Quautor & viginti, quibus utimur literae, figura, & magnitudine differunt, ¿quis tamen neget has ex se indifferentes esse, ut in definita cogantur vocabula, vel nullis illigentur, in voces ad metri leges stnngantur, vel fluentem liberius orationem componant? Nullatenus contendimus esse de ratione materiae, ut quae in uno inest composito, eadem ipsa praecisse mutatione nulla accedente quodvis aliud constituat.

76 Opp. 3. materiae competit, ut sit subjectum primum omnium mutationum naturalium, & corporum incredibili varietate discrepantium; sed hoc non potest praestare materia, quae ejusdem ubique est generis, non diversae naturae: ergo. N. min. Varietas namque omnis a varia materiae dispositione, combinatione, &c. hoc est a forma duci debet. Sic e terrae succis sola partium per arbotis fibrillas transmissarum percolatione, cortex, flores, fructus nascuntur. Ex alimentis similiter chylus, sanguis, ossa, & caro, quae inter se magnopere discrepant per solam partium transpositionem, novum ordinem &c. conformantur. Itaque varietas corporum quamaptissime cohaeret cum materia quoad substantiam homogenea.

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constituido. Respondo: porque por lo mismo que las partes más pequeñas son aptas entre sí para una combinación muy diversa y no piden ninguna antes que otra, se piensa suficientemente que la materia es indiferente. Y las veinticuatro letras que usamos, difieren en figura y magnitud. ¿Quién, sin embargo, niega que éstas sean indiferentes por sí para que se reúnan en palabras definidas o no se unan en ninguna, se compriman en las voces de acuerdo a las leyes del metro o compongan la oración que fluye más libremente? De ningún modo afirmamos que las mismas cosas sean acerca de la razón de la materia, porque la que se encuentra en un solo compuesto, establece a cualquier otro sin condición, no sucediéndose alguna mutación.

76 Oposición 3. Compete a la materia que sea el primer sujeto de todos los cambios naturales y de los cuerpos discordantes en variedad increíble, pero no puede superar esto la materia que es en todo lugar del mismo género, no de diversa naturaleza; por tanto. Niego la menor. Pues toda variedad debe ser conducida por diferente disposición de la materia, combinación, etc., esto es, por la forma. Así la corteza, las flores, los frutos nacen de los jugos de la tierra por las fibrillas de los árboles con la sola filtración de las partes transmitidas. De los alimentos se forman semejantemente el jugo de vegetales, la sangre, los huesos y la carne que discrepan con gran trabajo entre sí por la sola transposición de las partes, por un nuevo orden, etc. De tal manera, la variedad de los cuerpos se adhiere lo más adecuadamente con la materia homogénea en cuanto a sustancia.

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77 Inst. si partes materiae ponuntur homogeneae ex earum additione, & conjuctione non resultaret nova aliqua essentia, sed totum quoddam intégrale homogoneum, quod non esset diversae rationis ab una ejusdem parte, quemadmodum cum addimus aquam aquae non aliam essentiam efficimus, sed eamdem essentiam aquae, quae in qualibet gutta reperitur, extensive augemus; sed hoc est contra experientiam: ergo. Confirmatur, si musicus duas voces inter se per omnia símiles conjungeret, nullatenus faceret diapasón, ad hoc enim opus est, ut diversae rationis sint, inferior scilicet, superioris dupla: ergo idem dicendum est in nostro casu.

7g Ad. I. neg. conseq. ad hoc enim ut producatur compositum specifíce ab alus diversum, sufficit partes materiae esse diversae rationis, non quidem substantialis, sed tantummodo modalis, hoc est, sufficit eas esse diversimode figuratas, diversimode extensas &c. quod longe diversum est in additione aquae ad aquam, quae enim additur, ejusdem omnino rationis est cum alia, ejusdem nempe fígurae, ejusdem status, nempe fluiditatis: nullaque ex additione sit nova combinatio, nova textura, & consequenter nova aliqua forma, & essentia, sed tantum eadem aqua sit extensior.

79 Confírmatio autem argumenti nostram sententiam potius confirmat, nam voces, quae diapasón componunt, non differunt essentialiter, sed tantum accidentaliter, penes scilicet quantitatem, & motum, inferior enim major est, & tardius movetur, superior vero brevior, & concitatior, in hoc enim tantum stat diapasón, seu octava, quod nempe vox inferior

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77 Se instituye. Si se ponen las partes homogéneas de la materia a partir de la adición de éstas y alguna nueva esencia no resultase de la conjunción, sino un cierto todo integral homogéneo, que no fuera de diversa razón de una sola parte del mismo, de modo que, cuando agregamos agua al agua, no hacemos otra esencia del agua, sino la esencia misma del agua que se encuentra en cualquier gota, la aumentamos en extensión; pero esto es contra la experiencia por lo tanto... Se confirma: si un músico conjugara dos voces semejantes entre sí en todo, de ningún modo haría un diapasón, pues para esto es necesario que sean de diversa razón, sin duda la inferior doble de la superior, por tanto lo mismo ha de ser dicho en nuestro caso.

78 En cuanto al I, se niega el consecuente. Pues en relación con esto, para que se produzca específicamente un compuesto diverso a partir de otros, basta que las partes de la materia sean de diversa razón, no ciertamente sustancial, sino solamente modal, esto es, basta que éstas sean configuradas de diverso modo, de diverso modo extensas, etc. Lo que es muy diferente en la adición del agua al agua, que, en efecto, si se añade, es totalmente de la misma razón que la otra, es decir, de la misma figura, del mismo estado, de la misma fluidez; y de ninguna adición se hace una nueva combinación, una nueva textura y, en consecuencia, alguna nueva forma y esencia, sino tan sólo la misma agua se hace más extensa.

79 Pero la confirmación del argumento confirma más nuestra opinión, pues las voces que componen el diapasón no difieren de manera esencial, sino sólo de manera accidental, sin duda, en cantidad y movimiento, pues es mayor la inferior y se mueve más lentamente, pero la superior es más breve y rápida, pues sólo en esto está el diapasón o la octava, porque seguramente la voz inferior

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duplo segnius moveatur, quam superior, ita ut haec duas perficiat vibrationes, interim dum inferior unam duntaxat conficit. Quemadmodum itaque species hujus consonantiae diapasón ex vocum combinatione coalescit, solo motu, & magnitudine diversis, ita ex materiae particulis magnitudine, figura, &c. diversis cunctae rerum species exurgere possunt.

80 Opp. 4. Si dicamus materiam esse substantiam, quae partibus mole, figura, &c. diversis constat, non explicatur a nobis cssentia materiae, sed corpus ipsum: ergo. Prob. ant, natura materiae est, ut non sit completa, sed particulae ex quibus materia constat sunt completae: ergo. Dist. min: sunt completae in ratione materiae, conc. in ratione compositi naturalis, seu corporis sensibilis, negó. A nobis duntaxat exponitur essentia materiae physice considerata: in ratione materiae est aliquid completum: in ratione vero corporis sensibilis non completur nisi per formam, quae ex certo complexu, ordine, proportione partium consurgit.

Argumenta contra secundam Conclusionem

81 pp. I. praecipuum Peripateticorum argumentum. In Sacramento Altaris remanent accidentia pañis, & vini, sed non manet forma substantialis pañis, & vini: ergo

forma substantialis est quiddam praeter certam accidentium congeriem. Dist.

O

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se mueve el doble más lentamente que la superior. De tal modo que ésta realice dos vibraciones, entre tanto la inferior solamente termina una. Y así como la especie de esta consonancia crece como un diapasón por la combinación de las voces, siendo diversas por un sólo movimiento y magnitud, así a partir de partículas de materia, diversas en magnitud, en figura, etc., todas las especies de las cosas pueden surgir.

80 Oposición 4. Si decimos que la materia es sustancia que consta de diversas partes: masa, figura, etc., la esencia de la materia no es explicada por nosotros, sino el cuerpo mismo; por lo tanto... Se Prueba el antecedente: la naturaleza de la materia es que no sea completa, sino que son completas las partículas de las que consta la materia, por lo tanto... Se distingue la menor: Son completas en razón de materia, lo conceda. Niego que en razón del compuesto natural o del cuerpo sensible (sean completas). La esencia de la materia sólo considerada físicamente es expuesta por nosotros: en razón de la materia, algo está completo; pero en razón del cuerpo sensible no se completa, excepto por la forma que surge de cierto conjunto, orden, proporción de las partes.

Argumentos contra la segunda conclusión

81 posición 1. Argumento principal de los peripatéticos. Los accidentes del pan y del vino permanecen en el Sacramento del Altar, pero la forma sustancial del

pan y del vino no queda, por tanto, la forma sustancial es algo fuera de la certera acumulación de accidentes. Se distinguela

O

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maj. remanent accidentia, sensu Peripatético sumpta, pro formis accidentalibus, seu qualitatibus absolutis, & inhaerentibus subjecto, negó maj.; sensu Theologico, & Dogmático, sumpta pro speciebus, quae modo ineffabili, & plañe miraculoso nos fallunt, conc. maj. Et rotunde concess. min. dist. conseq. forma substantialis est quiddam praeter certam accidentium Peripateticorum congeriem, permitió conseq.; praeter congeriem accidentium, quae talia Notericis dicuntur, hoc est, praeter texturam, & combinationem molecularum materiae corporeae: subdist.: ubi revera datur talis textura, & combinatio, negó; ubi non datur revera, sensibus tamen ita adparet quasi veré daretur, conc.

82 Res eo redit, ut intelligamus, accidentia pañis & vini in Sacrosancto Altaris Sacramento non veras qualitates corpóreas esse, a corpore pañis & vini abstractas & relictas sine subjecto sibi connaturaliter proprio; sed meras apparientias (ut ita loquar), seu species pañis & vini, sub quibus verissimum Corpus, & verissimus Sanguis Christi Domini latent. Nos itaque per fidem Ortodoxam docti, negamus ibi substantiam pañis & vini subesse post consecrationem, docti autem per Philosophiam negabimus vera accidentia esse illa quae adparent.

83 Est ergo Dogma Catholicae fidei, quod in Venerabili Eucharistiae Sacramento existunt veré, realiter & substantictliter corpus, & sanguis Christi Domini. Ita

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mayor: los accidentes permanecen tomados en sentido peripatético como de formas accidentales o cualidades absolutas e inherentes al sujeto. Niego la mayor: en el sentido teológico y dogmático, tomados como especies que nos engañan de manera inefable y abiertamente milagrosa. Concedo la mayor. Y rotundamente, concediendo la menor, distingo la consecuencia: la forma sustancial es algo fuera de la certera acumulación de accidentes de los peripatéticos. Permito el consecuente: fuera de la acumulación de accidentes que son llamados tales por los neotéricos, esto es, fuera de la textura y combinación de moléculas de materia corpórea. Subdistingo: donde realmente tal textura y combinación se da. Niego: donde no se da verdaderamente, sin embargo, así se muestra a los sentidos, como si se diera verdaderamente, lo concedo.

82 El asunto vuelve por esto, para que pensemos que los accidentes del pan y del vino en el Sacrosanto Sacramento del Altar no son verdaderas cualidades corpóreas, abstraídas del cuerpo de pan y de vino y despojadas del propio sujeto connatural a ellas; sino meras apariencias (por así decirlo) o especies de pan y vino, bajo las que se ocultan el verdaderísimo cuerpo y la verdaderisima sangre de Cristo Señor. Y así nosotros, instruidos por la fe ortodoxa, negamos que allí la sustancia del pan y vino esté debajo después de la consagración; empero, instruidos por la filosofía, negaremos que los verdaderos accidentes sean aquellos que aparecen.

Luego, es Dogma de la Fe Católica, que en el venerable Sacramento de Eucaristía existen verdadera, real y sustancialmente el cuerpo y la sangre de Cristo Señor. Así

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expresse definitum est in Concilio Lateranensiy in Constantiensiz in Florentinoa & in Tridentinob contra Berengarium, Calvinum, aliosque impíos Novatores, non minus falso, quam inique dogmatizantes, tantum aut in signo, vel figura, aut virtute Christum Dominum in Eucharistia contineri. Est etiam Dogma Catholicum, quod vi Consecrationis sit realis conversio totius substantiae pañis in corpus, & totius substantiae vini in sanguinem Christi Domini, quam conversionem mirabilem prorsus ae singularem, Ecclesia Catholica transubstcmtiationem aptissime adpelat. Haec autem transubstantiatio, ut optime ait celeb. Theolog. Honoratus Tournellyc nullum habet in natura exemplum, quia singularis, nec ab humana ratione conpraehendi potest, quia mirabilis, hoc est tota in mysteriis recóndita.

84 Certissimum etiam omnino est Sacratissimum Christi Domini corpus, (quod etiam de ejusdem sanguine dicendum est) esse in Eucharistia Sacramentaliter, nempe tali ratione, quam etsi verbis, (ut sapienter monet Concil. Trident.) exprimere vix possimus, possibilem tamen esse Deo constantissime credere debemusd lile quidem existendi modus nullum in rebus creatis exemplum habet, & miraculis plenus est, ac proinde

y Sub. Innoc. III. cap. i. z Sess. 8. a In Decreto unionis. bSess. 13. cap. i. & Can. i. c Praelect. Theolog. de S. Eucharist. q. 3. art. 2. d Sess. 13. cap. I.

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claramente se definió en el Concilio de Letrán47, en el de Constanza48, en el de Florencia49 y en el Tridentino50, contra Berengario, Calvino y otros impíos innovadores, que no menos falsa que inicuamente dogmatizantes, decían que Cristo Señor sólo está contenido en la Eucaristía o en signo o en figura o en virtud. Es también Dogma Católico, el que por la fuerza de la consagración se hace una conversión real de toda sustancia del pan en el cuerpo y de toda sustancia de vino en la sangre de Cristo Señor, a esta conversión, por completo maravillosa y única, la Iglesia Católica la llamó adecuadamente transubstanciación. En efecto. esta transubstanciación, como óptimamente dijo el célebre teólogo Honorato Toumelly51, no tiene ningún ejemplo en la naturaleza, porque es única y no puede ser comprendida por la razón humana, porque es maravillosa, esto es. está totalmente escondida en Ios-misterios.

84 También es del todo cierto que el muy sagrado cuerpo de Cnsto Señor (lo que también ha de decirse de la sangre del mismo) está de manera sacramental en la Eucaristía, es decir, por tal razón, que (como sabiamente advierte el Concilio Tridentino) aunque apenas podemos expresar con palabras, sin embargo debemos creer de manera muy constante que es posible para Dios52. Ciertamente aquel modo de existir no tiene ningún ejemplo en las cosas creadas y está lleno de milagros y, por consiguiente, se

47 Bajo Inocencio III. c. I. 48 Sess. 8. 49 En el decreto de la unidad. 50 Sess 13. cap. I et Can. I. 51 Prelecciones de teología sobre la Santa Eucaristía q. 3. art. 2. 52 Scss. 13. Cap. I.

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mérito vocatur Sacramentalis, seu modus qui soli Sacramento conveniat. Haec dicta sufficiant, ut videant Peripatetici sancta rectaque a nobis servari Sacratissima nostrae Religionis Dogmata.

g5 Verum quia ipsi nullum non movent lapidem ut Recentiorum Philosophorum de non substantialibus formis opinionem tanquam haereticam traducant, imperitisque persuadeant, Dogma Catholicum Transubstantiationis everti, posita opinione Recentiorum, opere pretium est, aliqua subjungere, ut videant millo jure posse ipsos existimare, nos esse reos violatae fidei. In primis enim plurimi a me essent numerandi Philosophi Catholici, qui opinionem de formis, ipsis verbis, quibus a nobis expósita, & probata est, constantissime tuentur, quin eorumdem Opera ab Ecclesia unquam proscripta, sint, imo summa cum laude a magnis Theologis adprobata. Sufficiat aliquos nominare. Klaus, Macko, Regnault, Paidian, Schersser, Lanis, Corsini, Hamel, Purchot formas substantiales Peripatéticas explodunt omnino. Ex Minimorum familia Maignan, Saguens & Jacquier, ex inclyta Minorum familia Cl. Fortunatos a Brixia, qui pro mille sufficit, ex Congreg. Oratorii S. Philippi Nerii Vir Cl. Thomas Vincentius Tosca, aliique plurimi ex Oratorio Gallicano.

86 ¿Quidquod haec doctrina per totam Europam, & Romae praecipue in Universitatibus, Collegiisque, publice coram ipso Rom. Pontífice propugnatur? Audiamus nunc III. Melch. Canum. Puto, (ait Vir Cl.) Theologorum Scholasticorum etiam multorum testimonium, si alii contra pugnant Viri docti

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llama con razón Sacramental o el modo que convenga al solo Sacramento. Estas cosas dichas basten para que los peripatéticos vean que los muy sagrados dogmas de nuestra religión son conservados en buen estado por nosotros.

85 Pero, porque ellos mismos no mueven ninguna piedra, para mostrar como herética la opinión de los más recientes filósofos sobre las formas no sustanciales y para persuadir a los inexpertos de que el dogma católico de la transubstanciación está abolido, habiendo sido expuesta la opinión de los más recientes, es trabajo útil agregar algunas cosas para que vean que ellos mismos, por ningún derecho, pueden creer que nosotros somos acusados de fe corrupta. Pues, entre los primeros, muchos filósofos católicos deberían de ser enumerados por mí, quienes contemplan de manera muy constante la opinión sobre las formas, con las mismas palabras con las que fue expuesta y aprobada por nosotros, cuyas obras, alguna vez proscritas por la Iglesia, han sido sin duda aprobadas por los grandes teólogos con suma alabanza. Baste nombrar a algunos: Klaus, Makro, Regnault, Paulian, Schersser. Lanis, Corsini Hamel, Purchot, desaprueban totalmente las formas sustanciales peripatéticas. De la familia de los Menores Maignan, Saguens y Jacquier, de la familia ilustre de los Menores, el claro Fortunato de Brixia; quien basta ante mil, de la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri, el claro varón Tomás Vicente Tosca y otros muchos del Oratorio Galicano.

86 ¿Por qué esta doctrina es combatida por toda Europa y, sobre todo, en las universidades y colegios de Roma públicamente ante el mismo Pontífice de Roma? Escuchemos ahora al ilustre Melchor Cano: Pienso (dijo el claro varón) que también el testimonio de muchos teólogos escolásticos, si otros varones doctos luchan en

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non plus valere ad faciendam fidem, quam ratio ipsoram, videlicet: in Scholasüca disputatione pluriitm auctoritatem obruere Theologum non deberé; sed si paíteos Viros, modo graves secum habeat, posse sane adversas plurimos storee. Ex Theoiogis vero sunt non pauci, qui expresse docent Recentiorum opinionem de forma non substantiali optime componi cum iis quae Ecclesia tenet de Venerab. Euchar. Sacram. ac proinde posse salva Religione, tutaque Fide a Viro Catholico propugnan. Ita Cl. Robertus Holchotf ex inchta PP. Praedicatorum familia. Ita Eminentiss. S. R. E. Card. Petras de Alliaco.g Ita Doctiss. Praesul. Jac. Benign. Bossueth Ita Cl. Ludovicus Antón. Muratori.i Ita P. Vanrro.j Ita lumen clariss. Augustinianae Relig. Laarenüas Bertik Ita Cl. Natalis ab Alexandrol.

87 Sed praestat audire Theologum Doctiss. ex Inchta Praedicatorum familia Hiacyntham Serrym "¿Alia quid referam, (ait vir Cl.) Reccntis Scholae systemata inconsideratis quorundam Theologorum censuris impeti sólita? Essentiam corporis physici in extensione quantitatis

e De Loe. Lib. 8. cap. 4. f Sup. IV. Sent. q. 3. §.4. g Sup. IV. Sent. q. 6. art. 3. h Exposit. de la Doct. Cath. c. 13. i De Moder. Ingen. cap. 24. j Theolog. Moral. P. 4. cap. 5. q.r. k Tom. VI. de Theolog. Discip. Hb. 33. 1 Tom. VI. Hist. Eccles. Diss. 7. in híst. Sccul. X. & XU. art. 6. in Schol. m Tom. I. Praelect. Thelogic. Disp. de Opisic. mund. Praclect. I.

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contra, no sirve para convencer más que la razón de los mismos, es claro que en la disputa escolástica de muchos, el teólogo no debe esgrimir la autoridad, pero si tiene consigo pocos varones, al menos a los graves, pueden estar razonablemente contra muchos53. En verdad, de los teólogos hay no pocos que expresamente enseñan que la opinión de los mas recientes acerca de la forma no sustancial coincide con aquello que la Iglesia afirma acerca del venerable Sacramento de la Eucaristía y, por consiguiente, puede ser defendida por el varón católico con la pura religión y con segura fe. Así el claro Roberto Holchol54 de la ilustre familia de los PP. Predicadores. Así, el eminentísimo S.R.E. Cardenal Pedro de Alliaco55. Así, el muy docto Prelado Jacobo Benigno Bossuet56. Así, el claro Luis Antonio Muratori57. Así, P. Vanrroy58. Así, la luz del clarísimo agustino religioso Lorenzo Berti59. Así, el claro Natal de Alejandro60.

87 Pero es mejor escuchar al muy docto teólogo de la ilustre familia de los predicadores Jacinto Serry61: "¿Por qué referiré (dice el claro varón) que otros sistemas de la escuela reciente acostumbraron ser atacados por las censuras desconsideradas de ciertos teólogos? Los físicos en extensión de cantidad y ahora una

53 De loe. L. 8, c. 4. 54Sup.IV sent.q.3.No.4. 55 Sup. IV sent q. 6, a. 3. 56 Exposit. de la doctrina católica, c. 13. 57 De Moder Ingen, c. 24. 58 Teología moral, p. 4, c. 5, q. 1. 59 Tom. VI Sobre la disciplina teológica, L. 33. 60 Historia Eclesiástica, t VI, disertación 7, en la historia de los siglos X y XII, a. 6, in Schol. 61 Prelecciones teológicas, t.I, Disp. de apificio mundi, Prelección 1.

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plerique nunc philosophi ponunt Cartesium secuti, ipsamque substantiam a quantitate minime distingui, & quod certo novi ita illos philosophari permittit Ecclesia. ¿Quid tu ergo censuris illos inuris? Et quos communis Mater fovet, ut filios, tanquam ethnicos, & publícanos exsecraris, quod tibi forte Sacrosanctae Eucharistiae fidem labefactare videantur? Studium, Zelumque pro Domo Dei laudo máxime, atque commendo; at secundum scientiam velim esse. Melior longe Theologus eris, si permissum ab Ecclesia systema cum Eucharistiae fidem conciliaveris.

88 Quod forte non incommode fiet, si dixeris, substantiae quidem pañis conversionem in Eucharistiae Sacramento fieri solitam, ab Ecclesia ruisse definitam, non ita tamen defmitum esse mutationis modum; perindeque stare Mysterium, si mutata simul cum quantitate substantia, solae maneant sensationes externae nostris in sensibus factae, (quod Cartesius existimat) ac si sola mutata substantia, vera cum ceteris accidentibus quantitas maneat, quod Peripatetici arbitrantur. Eaque de causa Tridentinos Patres, specierum, sublata substantia remanentium vocabulo fuisse usos, cum accidentia nominare potuissent: videlicet, ut ea voce specierum, sensationes illas simpliciter significarent, quas in sensibus nostris perinde fieri, & Cartesiani, & Peripatetici profitentur, seu cum substantia indistincta quantitas pereat, seu distincta non pereat. Id ni dicas, sed Cartesianos, doñee in eos sententiam Ecclesia tulerit, violatae fidei postules,

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gran parte de los filósofos, siguiendo a Descartes, ponen la esencia del cuerpo físico en la extensión de la cantidad, y de ningún modo se distingue la sustancia misma de la cantidad, Y con certeza sé que la Iglesia les permite filosofar así. ¿Por qué tú, por lo tanto, los señalas con censuras y execras como étnicos y publícanos a quienes la madre común favorece como hijos?, ¿por qué te parecen que quizá quebrantan la fe de la Sacrosanta Eucaristía? Alabo y recomiendo sobre todo el estudio y el celo por la casa de Dios, pero quisiera que fueran según la ciencia. Serás mucho mejor teólogo si concilias el sistema permitido por la Iglesia con la fe de la Eucaristía.

88 Lo que quizá no sé hará de modo incómodo, si dijeras que la conversión de la sustancia del pan ciertamente suele producirse en el Sacramento de la Eucaristía, que fue definida por la Iglesia, no así, sin embargo fue definido el modo de la mutación; y de la misma manera está el misterio: ya sea como dice Descartes, si al mismo tiempo se muda la sustancia y la cantidad, sólo las sensaciones externas permanecen en nuestros sentidos; ya sean como dicen los Peripatéticos, habiéndose mudado sólo la sustancia, permanece como cantidad verdadera con los demás accidentes. Y por esta causa, los padres tridentinos usaron el vocablo de especies remanentes, quitada la sustancia, aún cuando hubiesen podido nombrar los accidentes. Es claro que con esta palabra de especies simplemente significaban aquellas sensaciones que tanto los cartesianos como los peripatéticos declaran que suceden igual-mente en nuestros sentidos, ya sea que la cantidad no mezclada con la sustancia desaparezca, o que mezclada no desaparezca. Y no digas esto, sino que acusarás a los cartesianos de fe corrupta mientras la Iglesia haya llevado contra ellos su sentencia:

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non Theologus es, sed audacissimus censor, non pro fide; sed pro anteceptis opinionibus pugnas, non pro Ecclesia, sed pro Aristotélica Schola decertas". Hactenus Eloquentissimus Theologus. ¿Quid ad haec Peripatetici. Ipsi viderint.

89 "Neque enim, (inquit Cl. Cano) satis est ad sententiam de haeresi ferendam, haeresim ipsam suspicione attigisse, sed comprehensione quadam opus est, ut sine errore de erroribus judicemus"n. "Definant ergo Peripatetici [verbis utor Cl. Muratori] nullum non moveré lapidem quo Recentiores Auctores novarum opinionum, licet nihi! cum Sancta Religione habentium infament, eorumque libros dilacerent, proscribant, & Supremis Ecclesiae Tribunalibus configendos exhibeant"o.

90 Praeterundum porro non est silentio, eam quoque opinionem a Peripateticis pluribus censeri haereticam, quae negat quantitatem a corpórea substantia realiter distinguí. Haec igitur censura, ¿aut vera est, aut falsa? Si vera: ergo Em. S. R. E. Card. Petrus de alliaco, Aureolus, Okamus. Bielus. Melchior Canus, qui reaiem illam quantitatis distinctionem inficianturp haeretici sunt, quod profecto de tantis Viris nemo cordatus dicet: ergo haeretici pariter sunt ii omnes Scholastici. praecipue ex Scotistarum Schola, qui corporum quantitatem non in entitativa illorum extensione, sed in ipsorum impenetrabilitate statuendam censent, ob id potissimum, quod extensio non sit

n Lib. 12. de Locis Theolog. cap. 8. ° De Moderamine ingen. Lib. i. cap. 21. p Apud. Cl. a Brix. In Dissert. de qualit. corp. sensibilib.

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no eres teólogo, sino un censor muy audaz, no luchas por la fe sino por las opiniones anticipadas, no combates por la Iglesia sino por la escuela aristotélica". Hasta aquí el muy elocuente teólogo. ¿Qué dicen los peripatéticos a estas cosas? Ellos mismos habrán visto.

89 "Pues no es suficiente (dijo el claro Cano) para sostener la sentencia sobre herejía que se haya tocado con la sospecha, sino que se necesita de cierta comprensión para juzgar sin error sobre los errores"62. "Por lo tanto, los peripatéticos terminan por no mover piedra alguna (utilizo las palabras del claro Muratoi) con la que los autores más recientes de las nuevas opiniones, aunque no difamen nada de las cosas que tienen en común con la Santa Religión, despedacen, proscriban y presenten horadados los libros de éstos ante ios Supremos Tribunales de la Iglesia"63.

90 Pues no se ha de pasar en silencio que también sea considerada como herética por muchos peripatéticos la opinión que niega que la cantidad se distingue realmente de la sustancia corpórea. Esta censura, por consiguiente, ¿o es verdadera o es falsa? Si es verdadera, entonces el eminentísimo S.R.E. Cardenal Pedro de Alliaco, Aureolo, Okam, Bielo, Melchor Cano64, quienes envenenan esta distinción real de la cantidad, son herejes, porque cómo de entre tan grandes varones ninguno sensato hablará razonablemente; por lo tanto, igualmente son herejes todos estos escolásticos, sobre todo los de la escuela de los escotistas, quienes consideran que la cantidad de los cuerpos no debe colocarse en la extensión entitativa de ellos, sino en la impenetrabilidad de los mismos; por esto es muy posible que la extensión no sea un

62 DeLocis Theolog., L. XH, c. 8. 63 DeModemmine ingen., L. I. c. 21.

64 En la obra de Brixia, en la disertación sobre la cualidad de los cuerpos sensibles.

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accidens absolutum a corpórea substantia realiter distinctum, sed substantia ipsa sit ex se, omni scilicet accidente secluso entitative extensa.

91 Ergo haereticus est Doctor ipse subtilis, quiq constanter tuetur (ut ait Cl. Fortunat. a Brixia)r quantitatem continuam permanentem in extensione consistere, hoc est in ordine partium in toto, ut ait P. Hiquaens Scoti Commentator. Si autem illa censura sit falsa, (ut tevera est): ergo ea quoque eodem jure penitus falsa censenda est, quam de sententia negante accidentia absoluta iidem ipsi pronunciant. Nam quid specierum nomine intellexerit Ecclesia, vel quae demum sit physica illarum natura, nullibi ab ea traditum est, quemadmodum nullibi quoque ab ea est definitum sub specierum nomine etiam quantitatem comprehendi.

92 Ñeque dicant Peripatetici Concilium Constantienses contra Wiclessum, & Johannem Mus finivisse formas accidentales esse in Eucharistia. Id namque falsum est: nam, ut ait Cl. Verneyt ex Historiéis constat, Wiclessum nunquam dixisse, non esse accidentia in Eucharistia: sed sub accidentibus esse substantiam pañis, non vero Christum. Hunc ergo errorem damnavit Concilium, non accidentium in sensu Peripatético existentiam Dogma esse dixit.

q Dist. X. q. I. num XIV. r In citat. Dissertat. s Celebrat ann. Christ. MCCCCXIV. Sess. VIII. & XV. t Synops. primi tentam. pro Literat. & Scient. instaur.

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accidente absoluto, realmente distinto de la sustancia corpórea, sino que la misma sustancia sea a partir de sí, sin duda extendida entitativamente, alejado todo accidente.

91 Por lo tanto, hereje es el mismo doctor sutif65, quien constantemente observa (como dice el claro Fortunato de Brixia66) que la cantidad continua subsiste permanentemente en la extensión, esto es, en orden de las partes al todo, como dice el comentador de Scoto, P. Hiquaens. Si en verdad aquella censura se considera (como es en realidad); luego, por el mismo derecho, también ha de ser evaluada totalmente falsa aquélla que ellos mismos pronuncian sobre la sentencia que niega los accidentes absolutos. Pues, qué entendió la Iglesia con el nombre de las especies o cuál es finalmente la naturaleza física de ellas, en ninguna parte fue referido por ella, así como tampoco en ninguna parte fue definido por ella que bajo el nombre de especies también sea comprendida la cantidad.

92 Y los peripatéticos no digan que el Concilio de Constanza67

determinó contra Wicleff y Juan Hus que las formas accidentales están en la Eucaristía. Y esto, pues, es falso, ya que, como dijo el claro Verney68, consta en los historiadores que Wicleff nunca dijo que los accidentes no están en la Eucaristía, sino que la sustancia del pan está bajo los accidentes, pero no Cristo. Por lo tanto, el Concilio condenó este error; no dijo que la existencia de los accidentes en el sentido peripatético era dogma.

65 Dist.X.q. l.num.XIV. 66 En la Disertación citada. 67 Celebrado en el año de Cristo MCCCCXIV. Sess. VIH y XV. 68 Sinopsis primi tentam. pro Literal, et Scient instaur.

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93 Fide ergo sanctum est, sub especibus pañis, & vini, quae in Eucharistia se offerunt, non pañis, & vini naturam, & substantiam, sed verum Christi D. Corpus contineri. Sed quod praedictae species, accidentia absoluta sint, ut contendunt Peripatetici, nusquam definivit Ecclesia: nec unquam istiusmodi quaestio in Ecclesia mota est, imo verou nusquam lego, de existentia specierum in Eucharistia dubitatum fuisse, quam nemo nisi caecus, aut demens negare potuisset. Atque hactenus de Ven. Eucharistiae Sacramento. Alia Peripateticorum momenta diluamus.

94 Opp. 2. si compositum naturale vita expers componeretur essentialiter ex particulis materiae penes mechanicas tantummodo adfectiones Ínter se diversis, non esset unum per se, sed unum per accidens, utpote minime constans ex per se actu, & ex per se potentia; sed hoc est falsum, quemadmodum manifesté etiam falsum est, ínter naturalia, & artiflcialia composita nullum penitus discrimen haberi: ergo. Dist. maj. non esset unum per se, si hoc nomine intelligatur totum, quod fíat ex duplici semisubstantia, conc, si intelligatur totum quod primo & per se sit ab operante natura intentum, negó maj, & eod. modo dist. min. negó conseq. In Recentiorum sententia, quae etiam nostra est, compositum naturale est unum per se, & ab artificial! satis superque distinguitur.

u Ita supra laúd Verney. De Re Metaphysica. Romae Typis Generosi Salomoni.

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93 Por lo tanto, se santificó con fe que bajo las especies del pan y del vino, que se ofrecen en la Eucaristía, no están contenidas la naturaleza y la sustancia del pan y del vino, sino el verdadero cuerpo de Cristo Señor. Pero el que las especies antes dichas sean accidentes absolutos, como los peripatéticos sostienen, en ninguna parte lo definió la Iglesia, ni alguna vez de esta manera la cuestión fue promovida en la Iglesia, más aún nunca he leído que hubiese duda69 sobre la existencia de las especies en la Eucaristía a la cual nadie, a no ser un ciego o un demente, hubiese podido negar. Y hasta aquí, acerca del venerable Sacramento de Eucaristía. Refutaremos otros aspectos de los peripatéticos.

94 Oposición 2. Si un compuesto natural libre de vida se compusiera esencialmente de partículas de materia, diversas entre sí, en afecciones solamente mecánicas, no sería único por sí mismo, sino único por accidente, porque mínimamente consta de acto por sí y de potencia por sí; pero esto es falso, así como manifiestamente también es miso que no hay en lo absoluto ninguna diferencia entre los compuestos naturales y artificiales; por lo tanto... Distingo la mayor: no sería algo único por sí mismo, si por este nombre se entiende todo lo que es hecho por una semisubstancia doble, lo concedo; si se entiende todo lo que en primer lugar y por sí sea proyectado por la naturaleza operante. Niego la mayor, y del mismo modo distingo la menor, niego la consecuencia. En la sentencia de los más recientes, que también es la nuestra, el compuesto natural es único por sí, y se distingue de manera más que suficiente del artificial.

69 Ita supra laúd. Veniey. De Re Metaphysica: En Roma. Tipo de Jerónimo Salomón.

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95 Est enim unum, quia indivisum in se, & divisum a quolibet alio. Est unum per se; quia particulae, quae illud constituunt simul uniuntur ex diversa intentione operantis naturae; at in composito artifíciali ex directa intentione artificis simul copulantur partes, quae artificíale totum constituunt. Constat quoque ex per se octu, á ex per se potentia. Etenim mechanicae adfectiones sunt in materia ex directa intentione naturae, & ex eadem intentione materiam ipsam ad unum in specie compositum constituendum determinan! Nec enim aliud nomine potentiae & actus per se, sine manifesta petiíione principa, ut dicam infra, intelligi posse puto.

96 Inst: naturale quodcumque compositum est unum totum substantiale: ergo essentialis illius forma debet esse entitative substantia, nam secus a composito accidentali haud quaquam distingueretur. Dist. antee, est unum totum substantiale, hoc est per se intentum a natura, conc. alio sensu gratis a Peripateticis conficto, transeat, & negó conseq. Voco itaque totum substantiale, quod ab operante natura, qualiscumque demum sit componentium partium essentia, primo & per se, cum agit respicitur; totum vero accidéntale, quod vel non respicitur a natura, tanquam effectus a sua causa, sed tantum ab arte; vel ab illa respicitur, non primo, sed secundario duntaxat, ac veluti in gratiam alterius ab ipsa directe voliti. Sic domus ex. gr. cum non nisi per artem fiat,

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95 Pues es único, porque es indiviso en sí y está dividido de cualquier otro. Es único por sí, porque las partículas que lo constituyen, al mismo tiempo se unen a partir de la diversa intención de la naturaleza operante; pero en el compuesto artificial, las partes que constituyen un todo artificial, al mismo tiempo se unen a partir de la directa intención del artífice. Consta también del acto por sí y de la potencia por sí. En efecto, las afecciones mecánicas están en la materia a partir de la directa intención de la naturaleza, y a partir de la misma intención determinan la materia misma para establecer un solo compuesto en especie. Y no pienso, pues, que pueda entenderse otra cosa con el nombre de potencia y de acto por sí, sin la manifiesta petición del principio, como diré abajo.

96 Se instituye. Cualquier compuesto natural es un solo todo sustancial, por lo tanto, su forma esencial debe ser enutativamente sustancia, pues no de otra manera se distingue de algún compuesto accidental. Distingo el antecedente: es un todo sustancial, esto es, por sí mismo proyectado por la naturaleza, la concedo; configurado en valde otro sentido por los peripatéticos, pase, y niego la conse-cuencia. Asimismo, llamo todo sustancial al que, a partir de la naturaleza operante, se mira, cualquiera que sea finalmente la esencia de las partes componentes, primero y por sí, cuando actúa. Pero llamo todo accidental al que no se mira a partir de la natura-leza, como efecto a partir de su causa, sino sólo a partir del arte; o se mira a partir de aquélla, no primero sino solamente secundario y, como gracias a otra cosa no permitida directamente por ella misma. Así una casa, por ejemplo, ya que no es hecha excepto por

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est totum accidéntale. Ceterum hae, aliaeque id genus instantiae quae Scholasticorum scripta implent, principiis innituntur, quae ñeque ex ipsis terminis, nota sunt, ñeque ex alus demonstrantur, sed quae secundum voluntarias hypotheses, primo excogitata fuere, mox potius credita quam scita; tum ab aliorum auctoritate in axiomatum album relata.

97 Quaeso enim quid sibi velint illa verba: Unum per se, totum per se, totum substantiale? quid illa: actus per se & potentia per se, sive totum aliquod componi ex per se actu, & ex per se potentia? Si namque nomine unius per se &c. compositum intelligatur quod ex duplici semisubstantia consurgit, id veluti certum adsumitur, quod in quaestione est, sive idem per idem, ut ajunt, ostenditur. Dicere enim: compositum naturale est unum per se, perinde est ac dicere, compositum naturale ex duplici substantia intrinsecus oritur, sive naturalis cujusvis compositi forma est entitaüve substantia: Si autem nomine unius per se id veniat, quod primo & per se a natura operante respicitur, patet, nihil hinc inferri legitime posse, quod Scholasticorum formarum existentiae stabiliendae vel mínimum faveat.

98 Opp. 3: unum compositum naturale distinguitur substantialiter ab alio; sed distinguí substantialiter, idem est, ac distinguí per entitatem quae sit substantia: ergo essentialis illius forma est entitative substantia. Dist. maj. distinguitur substantialiter, hoc est, essentialiter, sive penes aliquod ad eorum essentiam intrinsecus spectans, conc. hoc est per entitatem, quae

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medio del arte, es un todo accidental. Por lo demás éstas y otras instancias de este género, que llenan los escritos de los escolásticos, se apoyan en principios que ni fueron conocidos a partir de Jos mismos términos ni se demuestran a partir de otros, sino que, según las hipótesis voluntarias, primero fueron pensados, luego fueron más creídos que sabidos, después llevados hacia el registro de los axiomas por la autoridad de otros.

97 Pues pregunto ¿qué quieren decir con aquellas palabras: único por sí, todo por si, todo sustancial! ¿qué aquéllas otras: acto por sí y potencia por sí o algún todo que es compuesto a partir de un acto por sí y de una potencia por sí? Pues, si con el nombre de único por sí, etc.se entiende el compuesto que se origina a partir de la semisustancia doble, se asume como cierto eso que está en la cuestión, o lo mismo se demuestra por lo mismo, como dicen. Pues decir: un compuesto natural es único por sí, es lo mismo que decir: un compuesto natural se origina intrínsecamente de la sustancia doble, o, la forma natural de cualquier compuesto es entitivamente la sustancia. Pero si con el nombre de único por sí llega eso que primero y por sí se mira a partir de la naturaleza operante, es evidente que de aquí no puede inferirse legítimamente nada que favorezca ni en lo más mínimo la existencia de las formas de los escolásticos que debe consolidarse.

98 Oposición 3. Un solo compuesto natural se distingue sustancialmente de otro, pero ser distinguido sustancialmente es lo mismo que ser distinguido por medio de la entidad que es sustancia; por lo tanto, su forma esencial es entitativamente la sustancia. Distingo la mayor: se distingue sustancialmente, esto es, esencialmente o en algo que mira intrínsecamente hacia la esencia de éstos, lo concedo; esto es por medio de la entidad que es la

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substantia, neg. & conseq. Dupliciter enim potest sumi substantia: primo pro rei essentia, secundo pro entitate, quae subjecto non indiget, ut exista! Sumpta primo modo, ea substantialiter distinguuntur, quae per aliquod ad illorum essentiam intrinsecus pertinens, inter se differunt Sumpta secundo modo, ea difíerunt substantialiter, quae per entitatem, quae sit substantia inter se discriminantur. Composita naturalia essentialiter difTerre, utique verum est; illorum discrimen a forma oriri, fatentur omnes, ea autem distingui substantialiter, scilicet per formam, quae sit entitative substantia, hoc probandum est a Peripateticis, non vero perinde atque certissimum, sine haesitatione adsumendum. In hoc enim sita quaestio est, ut est perspicuum.

99 Inst.: quae differunt per formam, quae entitative sit accidens, difíerunt accidentaliter. ergo ut composita naturalia differant substantialiter, differre debent per formam quae sit entitative substantia. Dist. antee, quae difíerunt per formam, &c. differunt accidentaliter, si illa non pertineat ad essentiam eorum, quae inter se comparantur, conc, si pertineat ad eorum essentiam negó, & conseq. Nemo enim nescit album, ex. gr. non minus essentialiter differre per albedinem ab omni eo, quod non est álbum, quam homo per rationalitatem ab eo, quod non est homo essentialiter distinguatur. Et ratio est, quia non minus albedo

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sustancia, lo niego y continúo: pues la semisustancia puede ser tomada de dos maneras: primero, por esencia del objeto; segundo, por entidad que no carece de sujeto, puesto que se manifiesta. Asumida del primer modo, se distinguen sustancialmente las cosas que, por algo que pertenece intrínsecamente a la esencia de ellas, se diferencian entre sí. Tomada del segundo modo, se diferencian sustancialmente las cosas, que se disciernen entre sí por medio de la entidad que es sustancia. Todos declaran que los compuestos naturales difieren esencialmente; siempre es verdadero que la diferencia de ellos se origina a partir de la forma, que, en efecto, ellos se distinguen sustancialmente, sin duda por la forma que es entitativamente sustancia. Esto ha de ser probado por los peripatéticos, pero no ha de ser admitido de manera igual y muy certera sin la duda. Pues en esto está colocada la cuestión, como es claro.

99 Instituyo. Las cosas que se diferencian por la forma que entitativamente es accidente, se diferencian accidentalmente; por lo tanto, para que los compuestos naturales se diferencien sustancialmente, deben diferenciarse por la forma que es entitativamente sustancia. Distingo el antecedente: las cosas que se diferencian por forma, etc., se diferencian accidentalmente, si ella no pertenece a la esencia de éstos, que se comparan entre sí, lo concedo; si pertenece a la esencia de éstos, lo niego y continúo. Como todos saben, por ejemplo, que el blanco se diferencia por la blancura de todo lo que no es blanco de manera no menos esencial que el hombre se distingue por la racionalidad de todo lo que no es hombre esencialmente. Y hay razón, porque la blancura

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ad essentiam albi, quam rationalitas ad hominis essentiam intrinsecus spectat. Dispositiones itaque artificiosae licet si in se spectentur, sint accidens; attamen quia naturale compositum essentialiter constituunt, efficiunt, ut compositum ipsum a quocumque alio essentialiter sive substantialiter, distinguatur.

100 Urgent compositum naturale est essentialiter substantia: ergo essentialis illius forma, nequit esse accidens fieri quippe haud potest, ut substantia ex accidente componatur. Dist. antee: est essentialiter substantia ratione materiae, conc. rationae formae, si vita careat, negó, & conseq. Compositum itaque naturale expers vita, non est substantia, nisi eo modo, quo homo substantia corpórea nuncupatur, nimirum, sicuti homo non est substantia corpórea, nisi ratione materiae, minime vero ratione formae, ita compositum naturale, quod vita caret, non ratione formae, sed tantum ratione materiae substantia est, & sicuti non repugnat, ut homo ex corpore, & spiritu intrinsecus constet, ita contradictionem non implicat, ut naturale compositum ex substantia, & accidente tanquam ex partibus, essentialiter componatur.

101 Opp. 4. Sublata forma, quae sit entitative substantia, nuíla amplius datur generatio substantialis: materia enim non geratur: ergo necessario admittenda est forma, quae sit entitative substantia Dist. antee: milla amplius datur generatio substantialis, si hoc nomine intelligatur productio compositi, cujus forma sit substantia, conc. si hoc nomine veniat compositum, quod operante natura,

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corresponde intrínsecamente a la esencia de lo blanco, no menos que la racionalidad a la esencia del hombre. Igualmente las disposiciones artificiosas, aunque si se observan en sí, son accidente; sin embargo, puesto que constituyen esencialmente un compuesto natural, hacen que el mismo compuesto se distinga de cualquier otro, esencial o sustancialmente.

loo Enfatizan. Un compuesto natural es esencialmente sustancia; por lo tanto, su forma esencial no puede ser accidente, ya que no puede suceder que la sustancia se componga a partir del accidente. Distingo el antecedente: es sustancia esencialmente en razón de la materia, lo concedo; en razón de la forma, si carece de vida, lo niego y continúo. Igualmente el compuesto natural libre de vida no es sustancia, al menos de aquel modo por el que el hombre es nombrado sustancia corpórea, sin duda, así como el hombre no es sustancia corpórea, a no ser en razón de la materia, pero de ningún modo en razón de la forma, así el compuesto natural que carece de vida sólo es sustancia en razón de la materia, y no en razón de la forma; y como no se opone que el hombre conste intrínsecamente de cuerpo y espíritu, así no implica contradicción que el compuesto natural esencialmente se componga de sustancia y de accidente, como sus partes.

10i Oposición 4. Presentada la forma que es entitativamente sustancia, ninguna generación sustancial se da más ampliamente, pues la materia no es generada. Por lo tanto, ha de ser admitida necesariamente la forma que es entitativamente sustancia. Distingo el antecedente: ninguna generación sustancial se da más ampliamente, si con este nombre se entiende producción del compuesto cuya forma sea sustancia, lo concedo; si con este nombre viene el compuesto que a partir de la naturaleza operante se

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primo, & per se respicitur, nego antec. & conseq. Sicuti namque compositum naturale potest, primo, & per se respici a natura operante, adeoque esse unum per se, & totum substantiale, licet essentialis illius forma non sit entitative substantia: ita hoc ipsum non impedit, quominus illius productio, generatio substantialis recte dicatur. Quod si id Scholasticis non placeat, probent generationem substantialem eo sensu in natura contingere, quo ipsi eam accipiunt: secus enim, id pro certo habent, quod est in quaestione.

102 "Ut ostendamus, inquit Vir Clariss.x hac de re differens, hoc argumentum esse meram principii petitionem denudanda tantum est, quae in generationis vocabulo latet aequivocatio. Si enim per generationem intelligamus, naturalem novi totius in natura productionem, qualis est pulli ex ovo productio, jure mérito, hoc sensu dicendum est, dari generationem sed índe inferri non posset, formas etiam substantiales dari, quia partium a natura profecta dispositio, potis est, haec nova tota, & haec nova entia naturalia producere, sed si per generationis vocabulum, ut passim solet, novae substantiae, quae nusquam alias fiíerat formae scilicet substantialis productio intelligatur, ipsissimum supponetur de quo quaestio est, cum luce clarius sit, negantem formas substantiales, non posse concederé naturam tales producere. Imo tantum abest, ut

x Auct. Artis P. 3. cap. 19.

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observa primero y por sí, niego el antecedente y el consecuente: pues así como un compuesto natural puede primero y por sí ser observado por la naturaleza operante y de tal modo ser único por sí y un todo sustancial, aunque su forma sustancial no sea entitativamente sustancia; así también, esto mismo no impide que la producción de aquél se llame correctamente generación sustancial. Y si esto no les gusta a los escolásticos, prueben contener la generación sustancial en la naturaleza con el mismo sentido con el que ellos mismos la acepten; pues de otra manera tienen por cierto eso que está en cuestión.

102 "Para que demostremos", dijo el clarísimo varón,70 difiriendo acerca de este asunto, "que este argumento es una mera petición del principio, sólo ha de ser descubierta la equivocación que se esconde en el vocablo de generación. Pues si entendemos por generación la producción natural de un todo nuevo en la naturaleza, cual es la producción del pollo a partir del huevo, con merecido derecho se ha de decir en este sentido que la generación se da; pero de allí no puede inferirse que también las formas sustanciales se dan, porque la disposición de las partes, obtenida a partir de la naturaleza, hace posible que produzcan todas estas cosas nuevas y estos nuevos entes naturales; pero si por el vocablo de generación, como indistintamente se acostumbra, se entiende la producción de una nueva sustancia que nunca, en otra parte, había sido sin duda de forma sustancial; se supondrá lo mismísimo acerca de lo cual es la cuestión, siendo más claro que la luz, que quien niega las formas sustanciales no puede conceder que la naturaleza produzca tales. Por el contrario, sólo se aleja, para que

70 Auct. Artis cogitandi, p. 3, c. 19.

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quis hoc argumento adigatur ad formas substantiales admittendas, ut etiam ab eodem, conclusionem debeat elicere omnino oppositam, hoc modo: si darentur formae substantiales, poterit natura de novo substantias producere, quae antea non erant; sed natura tales de novo non producit; talis enim productio, creationis quaedam species esset: ergo non dantur formae substantiales" Hactenus laudat. Auct.

103 Opp. 5. datur in quolibet composito naturali, ne iis quidem exceptis, quae vita carent, principium activum diversarum operationum, sed hoc principium non potest esse, nisi forma substantialis, prout a Scholasticis ipsa sumitur: ergo in quolibet composito formam hujuscemodi admittamus oportet. Resp. negando min., principium enim activum, si quod in compositis naturalibus, quae carent vita, existit, non cst nisi subtilior portio illorum corpusculorum, ex quibus ipsum compositum essentialiter coalescit: etenim nulla est operatio puré corpórea in natura, quae per motum subtilissimorum corpusculorum tota non perficiatur.

104 Dicunt: constare ad evidentiam, singulis compositis naturalibus inesse vim, qua congenitas qualitates recuperant. Patet enim, aquam calefactam, pristinum frigus, veluti sponte, acquirere: ergo aliquod substantiale principium in illis admittendum est ab artificiosis dispositionibus materiae plañe diversum. Resp. negando antee, manifestum quippe est, partes arboreae corticis, si admota face aliquantulum exustae fuerint, vim adtractricem humoris,

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alguien se precipite con este argumento a admitir formas sustanciales, para que por lo mismo también deba sacar totalmente la conclusión opuesta, de este modo: si las formas sustanciales se dieran, la naturaleza podría, de lo nuevo, producir sustancias, las cuales antes no estaban; pero la naturaleza no produce tales de lo nuevo, pues tal producción sería cierta especie de creación. Por lo tanto, las formas sustanciales no se dan". Hasta aquí es alabado el autor.

¡03 Oposición 5. Se da en cualquier compuesto natural, ciertamente no habiendo sido exceptuados esos que carecen de vida, el principio activo de diversas operaciones, pero este principio no puede ser salvo la forma sustancial, según la misma es aceptada por los escolásticos. Por lo tanto, en cualquier compuesto es conveniente que admitamos de este modo la forma. Respondo negando la menor. Pues el principio activo, si existe algo en los compuestos naturales que carecen de vida, no es más que la porción más sutil de aquellos corpúsculos a partir de los cuales el mismo compuesto se une esencialmente; en efecto, ninguna operación es puramente corpórea en la naturaleza que no se realice toda a través del movimiento de los corpúsculos más sutiles.

104 Dicen que consta para la evidencia que en cada uno de los compuestos naturales existe una fuerza por la cual se recuperan las cualidades congénitas. Es evidente, pues, que el agua calentada adquiere como espontáneamente, su antigua frialdad. Por lo tanto, algún principio sustancial debe admitirse en ellos, completamente diverso de las disposiciones artificiosas de la materia. Respondo negando el antecedente: sin duda es manifiesto que las partes de la corteza arbórea, si fueran quemadas un poco con una tea movida, recuperan no más ampliamente la fuerza de atracción de la

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non amplius recuperare, ovum vehementer agitatum, fieri incubationi omnino ineptum: pomum aliqua ex parte contusum sensim putrescere. Ñeque exemplum aquae calefactae quidquam evincit. Ut enim suo loco dicemus, recuperatio frigoris ab extrínseco oritur. Quod si interdum contingat, ut aliquod compositum amissas qualitates recuperet, ex vivida substantia, quae in illo habetur id unice derivandum esse arbitramur.

105 Opp. 6. materia prima non est actus physicus, & substantialis, quia est pura potentia, sed hic actus est forma: ergo materia prima entitative non est forma: ergo forma substantialis entitative distinguitur a materia. Concesso toto argumento; negó ultimam conseq; licet enim materia prima secundum se entitative non sit forma, hinc tamen minime infertur, formam entitative distinguí a materia, cum enim forma non sit entitas, sed modus, solum modaliter distinguitur a materia.

106 Opp- 7. Si forma nihil sit entitativum, sed tantum modale, creaturae nihil producerent de novo, nullumque esset agens creatum, sed hoc non est dicendum: ergo. Conseq. prob.: nam agens creatum, non producit de novo materiam, cum illam praesupponat, nec formam quae non generatur, nec producitur: ergo nihil producit. Respondeo agentia creata, nec materiam, nec formam producere, sed tantum compositum: creaturae enim, ut optime ait S. Bonaventuraz solum faciunt, ut quod erat uno modo, sit alio modo.

z In. Dist. 18. art. 4. q. I.

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humedad que un huevo agitado con vehemencia se hace totalmente inepto para la incubación, como la manzana golpeada en alguna parte se pudre lentamente. Ni siquiera el ejemplo del agua caliente demuestra algo. Pues, como diremos en su lugar, la recuperación del frío se origina a partir de lo extrínseco. Pero si a veces resulta que algún compuesto recupere las cualidades perdidas a partir de la sustancia viva que es tenida en él, consideramos que únicamente esto ha de ser derivado.

105 Oposición 6. La materia prima no es un acto físico y sustancial, porque es pura potencia, pero este acto es forma. Por lo tanto, la materia prima no es entitativamente forma; por lo tanto, la forma sustancial se distingue entitativamente de la materia. Concediéndose todo el argumento, niego la última consecuencia: pues, aunque la materia prima, según ella misma, no sea forma, de aquí, no obstante, se concluye mínimamente que la forma se distingue entitativamente de la materia, pues como la forma no es entidad, sino modo, sólo se distingue modalmente de la materia.

106 Oposición 7. Si la forma no es nada entitativo, sino solo algo modal, las criaturas no producirían nada a partir de lo nuevo y ningún agente sería creado, pero esto no debe decirse, por lo tanto... Pruebo el consecuente: Pues el agente creado no produce materia a partir de lo nuevo, aunque la presuponga, ni forma, la cual no se crea ni se produce. Por lo tanto no produce nada. Respondo que los agentes creados no producen ni la materia ni la forma, sino sólo el compuesto. Pues las criaturas, como óptimamente dijo San Buenaventura71, sólo hacen que lo que era de un modo sea de otro modo.

71 En la distinción 18, a. 4, q. 1.

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107 Opp. 8. Singula entia naturalia vitae expertia habent suas peculiares operationes ex. gr. in igne reperitur particularis operatio calefaciendi, & sic de alus; sed hujusmodi operationes nequeunt oriri a materia, quae ex se iners est, nullamque habet vim operatricem, eademque est specie in ómnibus compositis naturaiibus: ergo proveniunt ab uniuscujusque speciali forma: ergo haec est aliquid entitative a materia distinctum. Dist. min. praedictae operationes nequeunt oriri a materia secundum se spectata, conc. a materia, ut modificata, negó, & conseq.

108 Opp. tándem: nostra opinione posita, nullum datur discrimen ínter alterationem, & generationem; sed datur, nam in alteratione, qualitates tantum producuntur, in generatione forma substantialis debet produci: ergo forma substantialis est semisubstantia a materia distincta, ut ex Arabum sententia contra doctrinam Aristotelis propugnan! Peripatetici. Resp. neg. maj.: in alteratione enim, idem manet Corpus sensibile, quod antea fuít, cum pauca tantum ex eo pereant accidentia, pauca recens adveniant, ut cum aqua ex calida sit frígida, vel cum cera ex flava, sit candida, aut ex moli dura. At vero in generatione, aut omnia pereunt accidentia, aut si nonnulla supersint. ea non sufficiunt, ut corpus sensibile, dici possit idem: ex. gr. cum cera in sumum soluta est, corpus idem adpelari nequit, tametsi quaedam fortasse accidentia, quae prius erant in cera, ex. gr. odor in fumo remaneat, quia pauca haec accidentia ad ceram constituendam non .

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107 Oposición 8. Cada uno de los entes naturales libres de vida tienen sus peculiares operaciones, por ejemplo, en el fuego se encuentra la operación particular de calentar; y así sobre los otros; pero de este modo las operaciones no pueden originarse de la materia que es inerte de por sí y no tiene ninguna fuerza operadora y es de la misma especie en todos los compuestos naturales. Por lo tanto, provienen de la forma especial de cada uno. Por lo tanto, ésta es entitativamente algo distinto de la materia. Distingo la menor: las operaciones antes dichas no pueden ser originadas de la materia observada después de sí, lo concedo: de la materia, como modificada, lo niego y continúo.

108 Oposición final. Expuesta nuestra opinión, ninguna separación se da entre la alteración y la generación; pero se da, pues en la alteración sólo son producidas las cualidades, en la generación debe ser producida la forma sustancial. Por lo tanto, la forma sustancial es semisustancia distinta de la materia, como defienden los peripatéticos a partir de la sentencia de los árabes contra la doctrina de Aristóteles. Respondo negando la mayor: pues en la alteración permanece el mismo cuerpo sensible que antes estuvo; ya que pocos accidentes sólo desaparecen por ello, pocos llegan de manera reciente; como cuando el agua de caliente se hace fría o cuando la cera a partir de amarilla se hace blanca o a partir de blanda, dura. Pero, verdaderamente, en la generación o desaparecen todos los accidentes o. si sobreviven algunos, no bastan para que el cuerpo sensible pueda ser llamado el mismo; por ejemplo, cuando la cera se disolvió en humo, el cuerpo no puede ser llamado el mismo, aunque ciertos accidentes quizá que antes estaban en la cera, por ejemplo, el olor, permanecen en el humo, porque estos pocos accidentes no bastan para constituir la cera.

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109 Inst. Si res ita se habet, generatio, & alteratio non distinguuntur nisi secundun magis, & minus; sed magis & minus non mutant speciem, ut vulgari Scholarum fertur axiomate: diversae autem formae, diversas species constituunt: ergo forma substantialis corporis vitae expertis non est artificiosa partium dispositio. Dist. min: magis, & minus non mutant speciem, ubi pauca duntaxat pereunt accidentia, conc, ubi omnia, aut fere omnia intereunt, negó. Cum autem nova datur forma, omnia fere quae priori subjecto inerant accidentia destruuntur, & nova succedunt, ut cum ex ligno sit ignis, ex cera, sumus, &c. Unde nova tune species resultat, nam sumus diversae speciei est a cera, & ignis a ligno, ea enim inter se specie censentur difFerre, in quibus adparet tanta diversitas, ut quod de uno essentialiter probatum est, id alteri convenire non debeat. Haec dicta sufficiant.

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109 Instituyo. Si la cosa es así, la generación y la alteración no se distinguen, excepto según lo más y lo menos; pero lo más y lo menos no cambian la especie, como es referido en un axioma común de las escuelas; pero diversas formas constituyen diversas especies. Por lo tanto, la forma sustancial del cuerpo libre de vida no es la disposición artificiosa de las partes. Distingo la menor: lo más y lo menos no cambian la especie cuando solamente pocos accidentes desaparecen, lo concedo; cuando todos los accidentes o casi todos se pierden, lo niego. Pero, cuando una nueva forma se da, casi todos los accidentes que antes estaban en un sujeto, son destruidos y nuevos los sustituyen, como cuando se hace fuego a partir del leño, a partir de la cera, del humo, etc. De ahí una nueva especie resulta, pues el humo es de diversa especie que la cera, y el fuego de diversa especie que el leño, dado que se piensa que difieren entre sí por especie aquéllos en los que aparece tan gran diversidad de tal modo que lo que fiíe probado esencialmente acerca de uno, esto no debe ser conveniente para el otro. Basten estas cosas dichas.

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PHYSICES

PARS ALTERA

DE MOTU

DISSERTATIO I

Agitur de Motu locali corporum

CAPUTI

De Motus natura, & obiter de Quiete

260 e Tempore, Loco, & Vacuo jam satis: nunc motum localem adgredimur, de quo parum sollicita Scholastica Philosophia, ipsum vel cursim

duntaxat spectavit, vel penitus etiam omisit, ut proinde nemini mirandum sit, si neglecta per toto aetates motus scientia, nullos pene Physica progressus fecerit. Certe si quid est in rerum natura, quod a Philosophis ómnibus máxime inquirí, & adcuratissime pertractari debuerit, id certe sapientum omnium judicio est motus, cum necessarium sit, ut Aristotelesr fatetur; ignórate motu, naturam ignoran. Qua propter mirandum omnino est, cum praedictus Philosophus tanti fecisset motus notitiam,

r3.Phys. text. I.

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D

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PHYSICES

PARS ALTERA

DE MOTU

DISSERTATIO I Agitur de Motu locali corporum

CAPUT I

De Motus natura, & obiter de Quiete

260 e Tempore, Loco, & Vacuo jam satis: nunc motum localem adgredimur, de quo parum sollicita Scholastica Philosophia, ipsum vel cursim

duntaxat spectavit, vel penitus etiam omisit, ut proinde nemini mirandum sit, si neglecta per toto aetates motus scientia, nullos pene Physica progressus fecerit. Certe si quid est in rerum natura, quod a Philosophis omnibus maxime inquiri, & adcuratissime pertractari debuerit, id certe sapientum omnium judicio est motus, cum necessarium sit, ut Aristoteles fatetur: ignorato motu, naturam ignorari. Qua propter mirandum omnino est, cum praedictus Philosophus tanti fecisset motus notitiam,

r 3.Phys. text. I.

D

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SEGUNDA PARTE DE LA FISICA ACERCA DEL MOVIMIENTO

DISERTACION I

Se trata acerca del movimiento local de los cuerpos

CAPITULO I Acerca de la naturaleza del movimiento y, al

mismo tiempo, acerca del reposo

260 a se ha expuesto bastante acerca del tiempo, del lugar y del vacío, ahora tratamos el movimiento local, del cual la filosofía escolástica poco se ha preocupado, o sólo lo

observó rápidamente o incluso lo omitió totalmente, por lo que nadie debe admirarse si la ciencia, que descuidó los movimiento durante tanto tiempo, casi no obtuvo ningún progreso en la física. Ciertamente, si existe algo en la naturaleza de las cosas que debería ser sobre todo estudiado y cuidadosamente examinado por los filósofos, esto, ciertamente, en la opinión de todos los sabios es el movimiento, puesto que necesariamente, -como Aristóteles declara: ignorado el movimiento se ignora la naturaleza. Por esta razón, debe admirarse completamente que, como el filósofo ya mencionado diera tanta importancia al movimiento, haya sido

Y

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tam negligenter ab his, qui Aristoteli nomen dedere investigari; quaedam enim in Scholis praevaluit consuetudo, ut non nisi sub aliquibus praecissionibus metaphysicis de motus constitutione, & natura pertractetur, admirandis ejus phaenomenis oblitis, quibus ignoratis omnem fere Physicam in obscuro versari necesse est. Nos ergo in hac Physices Parte fusius cum Recentioribus Philosophis de motu agemus.

261 Non defuisse olim, qui motus localis existentiam, non solum in dubium verterent, verum etiam inficiarentur aperte, quales fuere Parmenides, & Melissus, Sextus Empiricus testis est. At vero, motum re ipsa in natura contingere, cum certum adeo sit, tamque evidens, ut ab eo tantum verti queat in dubium, qui loqui potest, quin linguam moveat, piaculum duco in demonstranda motus existentia aliquid vel minimum temporis insumere, operamque vel levissimam collocare, illum imitatus; qui cum de motu interrogaretur, nihil quidem respondit, sed surgens ambulavit, per ipsam evidentiam sophistae fallaciam irridens. Existentia, itaque motus localis citra omnem dubitationis aleam posita, illius naturam breviter inquiremus.

262 Motus ab Aristotele definitur: actus entis in potentia ad novum locum, pro ut in potentia ad illum. Clarior vero describí potest: transitus corporis de loco in locum, sive: Status corporis quod actufertur de loco in locum, aut continua loci adquisitio.

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investigado tan negligentemente por éstos, quienes dieron renombre a Aristóteles; pues cierta costumbre prevaleció en las escuelas para que no se estudiara acerca de la constitución y de la naturaleza del movimiento, a no ser bajo algunas precisiones metafísicas; admirando, pero dejando de lado los fenómenos que el movimiento presenta, los cuales, si son ignorados provocan que casi toda la física quede en la obscuridad. Por lo tanto, en esta parte de la física, nosotros trataremos más ampliamente acerca del movimiento junto con los filósofos más recientes.

261 Desde tiempo atrás no faltaron quienes no sólo tuvieron duda sobre la existencia del movimiento local, sino también abiertamente lo negaron, tales fueron Parménides y Meliso; Sexto Empírico es testigo. No obstante, como sea tan cierto y tan evidente que el movimiento suceda en la misma naturaleza que sólo por esto pueda volverse a la duda quien pueda hablar que no mueva la lengua, considero un sacrilegio consumir algo o un mínimo de tiempo y emplear poco esfuerzo en demostrar la existencia del movimiento. Imito a aquel que, como fuera interrogado acerca del movimiento, ciertamente nada respondió, sino levantándose caminó, riéndose del engaño del sofista por medio de la misma evidencia. Así, considerada la existencia del movimiento local fuera de todo azar de la duda, de modo breve investigaremos su naturaleza.

262 Aristóteles define el movimiento como el acto del ente en potencia hacia un nuevo lugar como en potencia hacia aquél. Aun todavía se puede describir con más claridad: el paso del cuerpo de un lugar a otro o el estado del cuerpo que es llevado de un lugar a otro por el acto o la adquisición continua de

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Corpus enim dicitur locatiter moveri, cum ita ab uno loco in alium transit, ut ideo in uno esse desinat, quia alteri praesens efficitur. Necesse est igitur ad motum localem, ut mobile ex eo desinat esse praesens uní loco, quia praesens alteri efficitur. Dividitur motus localis in absolutum, & relativum. Absolutus est, migratio corporis ab uno in alium locum absolutum, sive ab una spatii parte in aliam: relativus est migratio corporis ex vicinia eorum, quae circa ipsum sunt, ac veluti immobilia spectantur, in viciniam aliorum quae itidem considerantur ut penitus quiescentia.

263 Sic homo sedens in navi, movetur motu absoluto, dum navis a ventis defertur, minime vero motu relativo, si ad partes navis referatur. Movetur motu absoluto, cum aliam atque aliam spatii partem successive occupet, at non movetur motu relativo, cum a partibus navis eandem distantiam servet. Cartesius sicuti non alium admittit locum, nisi relativum, ita non nisi relativum motum agnoscit. At vero praeter relativum, absolutum quoque motum esse admittendum iisdem evincitur rationibus, quibus ostensum est absolutum locum, nempe spatium, praeter relativum admitti oportere.

264 Qutes est permanentia corporis in eodem loco & quidem si corpus permaneat semper in eodem loco relativo, corpus quiescit relative; sin vero permaneat semper in eodem loco absoluto, corpus quiescit absolute. Quapropter poterit corpus relative quiescere,

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lugar. Sin duda, se dice que el cuerpo se mueve localmente cuando pasa de un lugar a otro, de tal modo que deja de estar en uno, porque se hace presente en otro. Por lo tanto, para el movimiento local es necesario que el móvil deje de estar presente en un lugar porque se hace presente en otro. El movimiento local se divide en absoluto y relativo. Es absoluto, la migración del cuerpo de uno lugar absoluto a otro o de una parte del espacio a otra. Es relativo, la migración del cuerpo a partir de las proximidades, que están alrededor de él mismo, y que aparecen así como inmóviles, hacia la proximidad de otros que asimismo son considerados totalmente como en estado tranquilo.

263 Así, el hombre que está sentado en la nave es movido por el movimiento absoluto, mientras la nave es llevada por los vientos, pero, de ningún modo, por el movimiento relativo, si se refiere a las partes de la nave. Es movido por el movimiento absoluto, cuando ocupa sucesivamente una y otra parte del espacio, pero no se mueve por el movimiento relativo, cuando conserva la misma distancia de las partes de la nave. Así como Descartes no admite otro lugar excepto el relativo, de la misma manera no conoce sino el movimiento relativo. No obstante, con estas mismas razones, con las que se ha demostrado que es conveniente que el lugar absoluto, es decir, el espacio, sea admitido además del relativo, se propugna que, además del movimiento relativo, el movimiento absoluto también sea admitido.

264 El reposo es la permanencia del cuerpo en el mismo lugar y, ciertamente, si el cuerpo permanece siempre en el mismo lugar relativo, el cuerpo reposa relativamente, pero si permanece siempre en el mismo lugar absoluto, el cuerpo reposa absolutamente. Por esta causa, el cuerpo podrá reposar

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& moveri absolute, ut accidit homini, qui sedet in navi dum ipsa velis impellitur. Vicissim poterit corpus moveri relative, quamvis quiescat absolute; veluti si quis ambulet in navi versus partem unam, eadem prorsus velocitate, qua navis fertur in oppositam: nam ob duplicem hominis motum aequalem, alterum contrarium proprium, alterum communem, nempe alterum quo homo ambulat, qui est proprius, alterum quo transfertur, qui est communis, fiet ut is in eodem loco absoluto semper cosistat.

CAPUT II

De proprietatibus motus, de que illius divisionibus

265 res in motu omni proprietates, e quibus complures ejusdem differentiae derivantur discriminare possumus, scilicet, determi-

nationem, celeritatem, & quantitatem: Determinatio est, directio corporis quod movetur in unam potius, quam aliam partem sive ad certum terminum. Etenim quoniam quaquaversus moveri potest corpus, ut moveatur necesse est dirigatur ad certam plagam. Directionem suam dum persequitur corpus, spatium confícit, quod spactari duplici modo potest: physice, videlicet, ac mathematice. Priori acceptione consideratum est totus locus, quem secundum omnem dimensioncm suam, res mobilis

J

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relativamente y moverse absolutamente, como le sucede al hombre que está sentado en la nave, mientras esta misma se impulsa con las velas. Alternativamente, el cuerpo podrá ser movido relativamente, aunque repose absolutamente; de tai modo que si alguien camina en la nave hacia una parte, con la misma velocidad adelante, con que la nave es llevada hacia la parte opuesta, puesto que por el doble movimiento igual del hombre, uno contrario propio, otro común, sin duda aquel con el que el hombre camina, que es más propio, otro por el que se traslada, que es el común, hace que éste siempre se mantenga en el mismo lugar absoluto.

CAPITULO II

Acerca de las propiedades del movimiento y acerca de sus divisiones

265 duda, en todo movimiento podemos distinguir tres propiedades a partir de las cuales muchas de sus diferencias se derivan: la determinación, la

celeridad y la cantidad. La determinación es la dirección del cuerpo que se mueve más hacia una que hacia otra parte o hacia cierto término. Puesto que el cuerpo se puede mover a todos lados, para que se mueva es necesario que se dirija hacia cierto espacio, mientras el cuerpo siga su dirección, confecciona el espacio; por lo que puede extenderse de dos modos: físico, sin duda, y matemático. Con la primera acepción se considera todo el lugar que el estado móvil según toda su dimensión

S

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successive occupat. Sic (Fig. XVIII.) sphaera A perpendiculariter ad lineam B C mota, spatium physice conficit, quod concipitur instar corporis cylindrici recti D E. Posteriori sensu acceptum illud spatium, est linea directionis m n, qua si habeatur ratio longitudinis, adeoque temporis, quo motus peragitur, per ipsam repraesentabitur spatium percursum,

266 Quemadmodum corpus dicitur moveri motu simplici, quando una tantummodo est potentia quae illum ad motum determinat; moveri vero motu composito cum a pluribus simul potentiis & quidem secundum diversas directiones ad motum determinatur: ita directio duplex est; alia simplex, alia composito. Simplex ab una tantum impressione pendet, ut descensus globi A (Fig. citat) composita proficiscitur a pluribus impressionibus. Ita si globus E (Fig. XIX) simul a globo A directione A F. & a globo B directione B D impellatur, neutram ex his globus E sequetur, sed lineam E G diagonalem insistet.

267 Celeritas, sive velocitas est illa mobilis adfectio qua dato tempore, datum spatium decurrit, unde & spatii, & temporis dimensioni ipsa respondet, adeoque est relatio, quam habet spatium ad tempus. S i enim duo corpora pertranseant idem spatium temporibus diversis, illud majori celeritate procedit, quod minori tempore metam adsequitur; illud vero quod tempore diuturniori ad eandem metam pervenit minori celeritate incedit. Contra si duo corpora eodem prorsus

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ocupa sucesivamente. Así, (Fig. XVIII) la esfera A movida perpendicularmente hacia la línea BC, confecciona físicamente su espacio, por lo que es pensado conforme a un cuerpo cilíndrico de la línea recta DE. Con el segundo sentido, este espacio aceptado es la línea de dirección hacia m n, en la que si se considera la razón de longitud y, por lo tanto, de tiempo, en que el movimiento se realiza, se representará el espacio recorrido por medio de la misma línea.

266 Se dice de qué modo el cuerpo se mueve con un movimiento simple, cuándo es solamente una potencia que lo determina hacía el movimiento, pero que se mueve con un movimiento compuesto, cuando al mismo tiempo es determinado a partir de muchas potencias y, ciertamente, según las diversas direcciones hacia el movimiento. Así la dirección es doble, una simple, otra compuesta. La simple únicamente depende de una sola impresión, como la compuesta del descenso del globo A (figura XVIII) procede de muchas impresiones. Así, sí el globo E (figura XIX) al mismo tiempo es impulsado por el globo A con dirección AF y por el globo B con dirección BD, el globo E no sigue ninguna dirección de éstas, sino sigue la línea diagonal EG.

267 La celeridad o velocidad es aquella afección móvil en la que en un tiempo dado recorre un espacio dado, de donde la misma responde a la dimensión tanto del espacio como del tiempo y, por lo mismo, es la relación que hay entre espacio y tiempo. Si, pues, dos cuerpos atraviesan el mismo espacio en diversos tiempos, uno avanza con mayor celeridad porque alcanza la meta en menor tiempo, pero otro que llega a la misma meta en un tiempo más prolongado, llega con menor celeridad; sí contrariamente los dos cuerpos midieran por completo los

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tempore emctiantur spatia inaequalia, illud quod majus spatium descripsit, velocius; quod vero minus spatium peragravit, minus velociter incessisse pronunciamus.

268 Ex quo facile intelligitur in conceptu velocitatis, duplicem alium conceptum contineri; alterum quidem spatii, alterum vero temporis, in tantum, ut eodem manente tempore, si spatium descriptum augeatur, vel minuatur, etiam velocitas motus proporcionaliter augeatur, vel minuatur, eodem vero manente spatio percurso, si tempus augeatur vel minuatur, vicissim velocitas augeatur vel minuatur in eadem ratione, Quapropter quaerentibus, ¿quid sit velocitas? Respondendum est, esse relationem quam habet spatium descriptum ad tempus interea elapsum, adeoque ejus mensuram haberi si spatium descriptum dividatur per tempus in descriptione spatii consumptum, sive quod idem est. Quotus spatii quod certo tempore corpus aequabili motu percurrit, per ipsum tempus divisi, valorem celeritatis, qua corpus ipsum eo tempore movetur, optime designat.

269 Itaque si mobile A descripsit pedes 20 in tempore 4 minutorum, & mobile B descripsit pedes 40 in tempore 5 minutorum, velocitas mobilis A erit graduum 5, velocitas mobilis B erit gradum 8. Hoc est: spatium descriptim a mobili A in quavis temporis parte, est ad spatium descriptum a mobili B in eadem parte temporis, ut 5, ad 8. Suponamus etiam corpus A percurrisse 20 leucas, 2 horarum spatio, & corpus B 100, 4 horarum spatio: Dico: celeritatem corporis A esse ad celeritatem

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espacios desiguales en el mismo tiempo, aquel que describió un espacio mayor es más veloz; pero el que recorrió un espacio menor, decimos que avanza menos rápido.

268 A partir de lo cual fácilmente se piensa que en el concepto de velocidad se consideran dos conceptos: uno ciertamente de espacio, otro, sin duda, de tiempo; en tanto que, permaneciendo el mismo tiempo, si el espacio descrito aumenta o disminuye, la velocidad del movimiento también proporcionalmente aumenta o disminuye; sin duda permaneciendo el mismo espacio recorrido, si el tiempo aumenta o disminuye, la velocidad alternativamente aumenta o disminuye en la misma razón. Por esto, a quienes buscaban qué es la velocidad, se ha respondido: es la relación que hay entre el espacio recorrido con el tiempo transcurrido; por lo mismo, se considera su medida, si el espacio descrito se divide por el tiempo consumido en la descripción del espacio o, lo que es lo mismo: el espacio que un cuerpo con igual movimiento recorre en cierto tiempo, dividido por el mismo tiempo, designa mejor el valor de la celeridad con la que el cuerpo mismo se mueve en este tiempo.

269 Por consecuencia, si el móvil A describió 20 pies en un tiempo de 4 minutos, y el móvil B describió 40 pies en un tiempo de 5 minutos, la velocidad del móvil A será de 5 grados, la velocidad del móvil B será de 8 grados; esto es, el espacio descrito por el móvil A en cualquier parte de tiempo es para el espacio descrito por el móvil B en la misma parte de tiempo, de 5 a 8. Pues bien, supongamos que el cuerpo A recorrió 20 leguas en un espacio de dos horas, y el cuerpo B 100, en un espacio de 4 horas. Digo que la celeridad del cuerpo A es a la celeridad del

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corporis B, ut est 10, (qui quotus est 20 divisi per 2.) ad 25 (qui quotus est 100 divisi per 4) hoc est: quantum 10 inferior est 25, tantum celeritas corporis A inferior est celeritate corporis B.

270 Quod tantum intelligendum est cum corpora moventur aequabiliter, nam si motus sit inaequabilis, cum corpus non moveatur eadem celeritate toto illo tempore, nequit variabilis illa celeritas, per constcmtem quantitatem designan. Corpus autem oequabiliter moveri dicitur; fl eadem celeritate continuo moveatur, nempe, si aequalibus temporibus, aequales spatii partes percurrat. Dicitur vero moveri inaequabiliter, si non eadem semper sit sui motis celeritas, videlicet si temporibus aequalibus, per inaequalia spatia abripiatur. Sic aequabilis erit motus corporis A si dum Io. minuto pedes 5, deinde 2o. pedes 10, tum 3o, pedes 15. atque ita deinceps percurrat. Contra vero inaequabilis erit illius motus si Io minuto per spatium pedaie, reliquis vero per spatium non pedale, neque constanti semper Iege, sed variata semper inaequabiliter spatii magnitudine abripiatur.

271 Acceleratus est, cujus celeritas continuo augetur, Retardatus, cujus celeritas continuo minuitur. Si temporibus aequalibus aequalia accedant velocitatis incrementa, motus dicitur aequabiliter acceleratus, quemadmodum si ea proportione decedant, aequabiliter retardatus nuncupatur. Atque haec sunt praecipuae motus divisiones. Sequitur nunc tertia

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cuerpo B, como es 10 (cuánto es 20 dividido entre 2); a 25 (cuánto es 100 dividido entre 4). Esto es: tanto 10 es inferior a 25, como la celeridad del cuerpo A es inferior a la celeridad del cuerpo B.

270 Lo que sólo se ha de comprender cuando los cuerpos se muevan igualmente; pues si el movimiento es desigual, cuando el cuerpo no se mueva con la misma celeridad durante todo el tiempo, esa velocidad variable no puede ser designada por la cantidad constante. Sin embargo, se dice que el cuerpo se mueve igualmente si se mueve continuamente con la misma celeridad, quizá si recorren partes iguales del espacio, en tiempos iguales. Pero se dice que se mueve desigualmente, si la celeridad de su movimiento no es siempre la misma; sin duda, si se lleva a través de espacios desiguales en tiempos iguales. Así, el movimiento del cuerpo A será igual, si mientras en el primer minuto [recorre] 5 pies, después en el segundo, 10 pies, luego en el tercero, 15 pies, y así corre sin interrupción. Pero contrariamente el movimiento de aquél será desigual, si en el primer minuto [recorre] por espacio un pie, pero en los demás no por espacio de un pie ni siempre con ley constante, sino se aleja siempre desigualmente con una magnitud variada de espacio.

271 El movimiento acelerado es aquel cuya celeridad aumenta continuamente; retardado, aquel cuya celeridad disminuye continuamente; si los incrementos iguales de la velocidad se aproximan en tiempos iguales, se dice que el movimiento es igualmente acelerado, de este modo se llama igualmente retardado, si se alejan en esta proporción. Y estas son las principales divisiones del movimiento. Ahora sigue la tercera

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motus proprietas quae quantitas dicitur, sed antequam illam explicemus de Viribus aliquid dicendum est.

272 Vis est facultas sive potentia, quae vel motum in corpus inducit, vel remoto obstculo induceret, eamque post doctissimum Leibnitzium dividunt Philosophi, in vivam & mortuam. Vivam adpellant illam, quae actu inducit motum in corpus, ut est gravitas in lapide descendente, mortuam vero illam esse dicunt, quae actu quidem caret effectu, sed quae remoto obstaculo adigeret corpus ad motum, ut est eadem gravitas in globo, filo sustentalo, qui quiescit usque donec sustinetur, at remoto sustentaculo statim descendere incipit deorsum. Eadem quoque, vis initialis, conatus seu nisus ad motum actualem compellatur.

273 Per quantitatem motus (quam etiam momentum adpellant Recentiores) intelligimus, vim sive impetum, quem corpora extra quietis statum facere possunt contra obstacula objecta, adeoque ad definiendam quantitatem motus adtendendum est, & ad velocitatem cum qua corpus movetur, & ad massam sive quantitatem materiae ipsius corporis. Sint enim duo corpora A B habentia aequales materiae quantitates, eademque ferantur contra obstaculum oppositum aequali velocitate: utrumque corpus eundem impetum faciet adversus obstaculum, neque enim quidquam causae est, cur unum altero majorem vim facere debeat, cum & massae, & velocitates aequales ponantur; quod si impetus aequales sunt,

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propiedad del movimiento que se llama cantidad, pero, antes de que la expliquemos, se ha de decir algo sobre las fuerzas.

272 La Fuerza es la Facultad o la potencia que o introduce el movimiento en el cuerpo o lo introduciría con un obstáculo alejado y los filósofos, después del muy docto Leibniz, la dividen en viva y muerta. Se llama viva aquella que por acto introduce el movimiento en el cuerpo, como la gravedad que existe en la piedra que desciende; muerta dicen que es aquella que ciertamente por el acto carece del efecto, pero que obligaría al cuerpo a moverse, después de remover un obstáculo; como es la misma gravedad en el globo sostenido por el hilo, que descansa mientras es sostenido, pero, removido lo que lo sostiene, al instante empieza a descender hacia abajo. También la misma fuerza inicial, el intento o el apoyo es impulsado hacia el movimiento actual.

273 Por cantidad del movimiento (que incluso los más recientes llaman momento) entendemos: la fuerza o el ímpetu que los cuerpos pueden ejercer fuera de cualquier estado de quietud contra los obstáculos opuestos, y por lo mismo se ha de atender para definir la cantidad de movimiento y la velocidad con la que el cuerpo y la masa o cantidad de materia de su cuerpo se mueve. Pues son dos cuerpos A B que tienen iguales cantidades de materia y estos mismos son llevados contra un obstáculo opuesto con igual velocidad: ambos cuerpos hacen el mismo ímpetu contra el obstáculo y, en efecto, no hay causa alguna para que uno deba hacer mayor fuerza que el otro, cuando las masas y las velocidades son colocadas iguales, porque si los ímpetus son

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aequales pariter erant motus, sive motuum quantitates. 274 At manente massarum aequalitate fac corpus A velocius

ferri, corpus vero B ferri segnius: tunc impetus corporum A & B facti contra obstaculum, minime aequales erunt, sed major erit ímpetus corporis A, quod velocius movetur, eoque major erit, quo major est velocitas cum qua ipsum fertur in obstaculum. Et quoniam impetus, & motus unum idemque sunt, sequitur, motus sive quantitatem motuum duorum corporum, A & B, quorum massae sunt aequales, esse inter se, ut sunt velocitates eorumdem corporum. Quod si manente aequalitate velocitatum ponantur massae corporum A & B inaequales, neque etiam ímpetus facti ab ipsis contra obstaculum erunt aequales, sed major erit impetus corporis, quod majorem continet materiae quantitatem, eoque major erit, quo major est quantitas materiae, unde tum impetus, tum motus corporum aeque velocium, erunt in ratione massarum.

275 Ex quibus Theorematis consequitur modo tertium, quod ita se habet: momenta sive quantitates motuum corporum, quorum tum velocitates, tum massae sunt inaequales, rationem habent compositam ex rationibus simplícibus velocitatum, & massarum. Ut itaque proposito duplici quorumeumque corporum motu, intelligi possit, quisnam ex illis motibus major, aut minor haberi debeat, prius adeurate deprehendi debet gravitas, seu massa utriusque corporis, deinde vero velocitas,

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iguales, al mismo tiempo serán iguales los movimientos o las cantidades de los movimientos.

274 Pero si la igualdad de masas permanece, haz que el cuerpo A sea llevado más velozmente, pero que el cuerpo B sea llevado más lentamente; entonces los ímpetus de los cuerpos A y B, hechos contra el obstáculo, de ninguna manera serán iguales, sino será mayor el ímpetu del cuerpo A, porque se mueve más velozmente y por esto será mayor porque es mayor la velocidad con la que el mismo es llevado al obstáculo. Y puesto que el ímpetu y el movimiento son uno mismo se sigue: el movimiento o la cantidad de los movimientos de los dos cuerpos A y B, cuyas masas son iguales, están entre sí, como son las velocidades de los mismos cuerpos. Porque, si la igualdad de las velocidades permanece, pues las masas de los cuerpos A y B son colocadas desiguales, incluso ni los ímpetus hechos por estos mismos contra el obstáculo serán iguales, sino será mayor el ímpetu del cuerpo que contiene mayor cantidad de materia y será tanto mayor, cuanto mayor es la cantidad de la materia, de donde tanto el ímpetu como el movimiento de los cuerpos igualmente veloces estará en razón de las masas.

275 A partir de estos teoremas sólo se explica el tercero que así se considera: Los momentos o las cantidades de los movimientos de los cuerpos cuyas velocidades y masas son desiguales, consideran la razón compuesta por las razones simples de las velocidades y de las masas. De manera que, propuesto el doble movimiento de cualquiera de los cuerpos, puede entenderse cuál de estos movimientos debe ser considerado mayor o menor; antes debe ser cuidadosamente conocida la gravedad o la masa de ambos cuerpos, pero después la velocidad

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seu celeritas, qua utrumque movetur, sive spatia, quae ab utroque corpore peraguntur, tum multiplicata in singulis corporibus per celeritatem corporis massa, productum ex illis exhibebit, motus quantitatem, quae singulis corporibus convenit: quod ipsum more Geometrico ita enunciatur. Quantitas motus, sive momentum corporis, recte exprimitur per factum ex ductu celeritatis in massam.

276 Quantitas ergo motus non ex sola mobilis celeritate aestimanda est. Cum enim motus, & toti corpori, & singulis ejusdem partibus competat, aliter, ut jam diximus aestimari non poterit, quam si massam corporis in velocitatem ducamus. Sit enim ex. gr. massa corporis A, 4, velocitas seu celeritas 6. In hoc casu quaelibet pars corporis A, habebit 6 gradus celeritatis, & consequenter 6 item gradus impetus seu motus: ímpetus ergo seu vis totalis corporis, aequalis erit 6 gradibus Ímpetus quater repetitis, seu quod idem est, si ducatur 4 in 6, quantitas motus in corpore A, erit 24. Similiter sit massa corporis B 3, velocitas 8, ducantur 3 in 8, erit quantitas in corpore B 24. Ex quo facile intelligi poterit quod in utroque mobili, eadem quantitas motus reperitur. Spectari igitur potest momentum dati corporis veluti rectangulum, cujus basis referat massam ipsius corporis, altitudo vero illius celeritatem. Oritur enim

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o la celeridad, con la que se mueven ambos cuerpos, o los espacios que recorren de un cuerpo a otro; entonces multiplicada la masa en cada uno de los cuerpos por la celeridad del cuerpo, el producto de ellos presentará la cantidad de movimiento que confluyen a cada uno de los cuerpos; esto mismo es enunciado así por el geómetra: La cantidad de movimiento o el momento del cuerpo es expuesto rectamente por el hecho de la conducción de la celeridad a la masa.

276 Por lo tanto, la cantidad del movimiento no ha de ser calculada por la sola celeridad del [cuerpo] móvil. Pues como el movimiento compete a todo cuerpo y a cada una de sus partes, como ya dijimos, no podría ser estimado, salvo si consideramos en la velocidad la masa del cuerpo. Sea pues, por ejemplo, la masa del cuerpo A igual a 4, la velocidad o celeridad igual a 6. En este caso, cualquier parte del cuerpo A, tendrá 6 grados de celeridad y también, consecuentemente, 6 grados del ímpetu o movimiento; por lo tanto el ímpetu o la fuerza total del cuerpo será igual a los seis grados del ímpetu, repetidos cuatro veces; o, lo que es lo mismo, si la cantidad de movimiento en el cuerpo A es considerada 4 en relación con 6, será 24. De modo semejante será 3 la masa del cuerpo B, 8 su velocidad, son considerados 3 en relación con 8, 24 será la cantidad en el cuerpo B. De lo cual fácilmente podrá ser entendido que en ambos cuerpos móviles, se halla la misma cantidad del movimiento; por consiguiente, el momento puede ser observado como un rectángulo del cuerpo dado, cuya base lleva la masa del mismo cuerpo, pero la altitud de aquél, la celeridad. Forma, pues, un

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rectangulum ex ductu baseos in altitudinem, ut dictum est in Geometría.

277 Quod si gravitas in corpore A sit 4, velocitas 5, massa autem in corpore B sit 3, velocitas 8, quantitas motus in corpore A, erit 20, in corpore B erit 24: unde quantitas motus major erit in B, quam in A. Inde vero facile deduci potest, quod ipsa quantitas motus virtuti motrici respondere debet, ideoque si certa quaedam vis requiritur, ut corpus I librae ad 100 pedum distantiam projiciatur, duplo major virtus requiretur, ut illud eodem tempore ad spatium 200 pedum projici possit. Sicuti eadem ratione manifestissime adparet, quod si corpus 10 librarum aliquo determinato tempore certa quadam vi ad 30 pedum distantiam projicitur, eadem prorsus vis, & ímpetus requiretur, ut corpus 20 librarum per spatium 15 pedum projiciatur.

278 Ideoque universaliter tanto major futura est virtus motrix, quanto major est quantitas motus in corpore, quod movetur; quantitas vero motus tanto major erit, quanto major est gravitas seu massa corporis, simulque celeritas qua moveatur. Itaque in priori exemplo, cum eadem sit quantitas motus in utroque corpore, manifeste adparet, quod utrumque ex illis aequali vi, sive potentia movebitur; quod si ut in altero casu contingit, major sit in alterutro corpore quantitas motus, sive ex gravitate, sive potius ex celeritate haec inaequalitas oriatur, major quoque vis, sive potentia motrix requiretur. Quae omnia adcuratissime observanda

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rectángulo a partir de la conducción de las bases hacia la altitud, como se dice en geometría.

277 Porque si la gravedad en el cuerpo A es de 4, la velocidad de 5, pero la masa en el cuerpo B es de 3, la velocidad de 8, la cantidad de movimiento en el cuerpo A será de 20, en el cuerpo B será de 24, de donde la cantidad de movimiento será mayor en B que en A. De ahí puede deducirse fácilmente que la misma cantidad de movimiento debe responder a la virtud motriz; por esto, si una cierta fuerza se requiere para que el cuerpo de un libra se extienda una distancia de 100 pies, para el doble se requiere una fuerza mayor, para que aquello pueda ser extendido a un espacio de 200 pies. Así como, por la misma razón muy manifiestamente aparece que, si un cuerpo de 10 libras es extendido a una distancia de 30 pies, en cierto tiempo determinado por alguna fuerza, sin duda la misma fuerza e ímpetu se requiere para que el cuerpo de 20 libras se extienda en un espacio de 15 pies.

278 Y por esto, la fuerza motriz generalmente habrá de ser tanto mayor cuanto mayor es la cantidad del movimiento en el cuerpo que es movido; pero la cantidad del movimiento será tanto mayor cuanto mayor es la gravedad o la masa del cuerpo y, al mismo tiempo, la celeridad por la que es movido. Y así, en el primer ejemplo, cuando la cantidad del movimiento es la misma en ambos cuerpos, manifiestamente aparece que ambos cuerpos a partir de ellos por fuerza o potencia igual se moverán, porque si, para que suceda en el segundo caso, es mayor la cantidad del movimiento en el otro cuerpo, esta desigualdad se origina o por la gravedad o más bien por la celeridad. También se requiere una fuerza mayor o fuerza motriz. Se han de observar cuidadosamente

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sunt, cum inde, velut ex uberrimo fonte tota fere Statica, & Mechanica derivetur, ut in sequentibus data opera ostendemus.

279 Ex dictis sit manifestum, vim sive impetum, sive motum, sive momentum (haec enim omnia unum, idemque sunt) alicujus corporis, tripliciter augeri posse. I. Ex aucta velocitate, cujus rei habemus exemplum in globis ferreis, quos tormenta bellica vi pulveris pyrii explodunt contra moenia oppidorum obsessorum, qui globi magno ímpetu ipsa moenia feriunt, ob magnam velocitatem, cum qua feruntur. 2: Ex aucta quantitate materiae; cujus rei habemus exemplum in arietibus, atque aliis machinamentis bellicis, quae apud Veteres obtinebant; ea enim quanquam tardissime incederent, tamen immensam molem habebant, adeoque ad opugnanda moenia, magnum usum praestabant. 3: Ex aucta tum velocitate, tum quantitate materiae, quo quidem casu impetus evadit immensus, cum incrementum duplici ex causa adveniat momento, ex velocitate scilicet, & ex massa.

280 Quoniam autem non nulla quae in hoc capite dicta sunt difficultatem adferre possunt Adolescentibus, iccirco quaedam exempla aequalitatis, & inaequalitatis impetuum, oculis subjicere, & iterum demonstrare juvat, nec non regulas velocitatum, & quantitatis motuum clarius proponere.

281 Ad primum quod adtinet sint duae lineae rectae A B, C D, (Fig. XX:) divisae in tot partes aequales, quot volueris, ex. gr.

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todas estas cosas, porque de ello, como de una ubérrima fuente se deriva casi toda la estática y la mecánica, así lo demostraremos en las siguientes partes de la obra.

279 De las cosas dichas se manifiesta que la fuerza o ímpetu o movimiento o momento (pues todas estas palabras son una y lo mismo) de algún cuerpo puede aumentar de tres formas. 1. Por la velocidad aumentada, de cuyo asunto tenemos un ejemplo en los globos de hierro que las máquinas (bélicas) por la fuerza del polvo ígneo arrojan contra las murallas de las ciudades asediadas, las que con gran ímpetu golpean las mismas murallas a causa de la gran velocidad con que son arrojados. 2. Por la cantidad aumentada de materia, de cuyo asunto tenemos un ejemplo en los arietes y en otras máquinas bélicas que tenían entre los antiguos; pues aunque éstas se trasladaban muy lentamente, sin embargo tenían una masa inmensa y por lo mismo ofrecían gran uso para atacar las fortificaciones. 3. Tanto por la velocidad aumentada como por la cantidad de materia, caso en el que ciertamente el ímpetu resulta inmenso cuando el incremento llega por doble causa en un momento, sin duda, de la velocidad y de la masa.

280 Pues ya que algunas cosas que fueron dichas en este capítulo pueden ocasionar dificultad a los adolescentes, por lo mismo ayuda presentar ante los ojos algunos ejemplos de igualdad y desigualdad de los ímpetus y demostrar nuevamente y proponer más claramente las reglas de la velocidad y de la cantidad de los movimientos.

281 Se atiende primero que sean dos líneas rectas AB, CD (fig. XX) divididas en tantas partes iguales, como quieras, por ejemplo

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in novem. In prima linea supponatur corpus pedale, in secunda vero corpus aliud pedale priori pefecte homogeneum: tum haec corpora supponantur intra tempus idem, totidem linearum suarum partes percurrere. In hac hypothesi dico, vires motrices, mobilibus illis adplicatas, esse inter se perfecte aequales. Effectus enim producti sunt omnino símiles, & consequenter eorum causae productivae judicari debent omnino similes.

282 Sint rursus alia duo corpora, per duas alias lineas aequales translata, ita ut corpus trium pedum, quale exhibetur per f g h moveatur per lineam A B, cum tribus gradibus velocitatis; alterum vero pedale, transferatur cum novem gradibus velocitatis per lineam C D.

283 Dico, impetus corporibus illis adplicatos, esse pariter inter se aequaeles: quod sic ostendo. Tunc impetus, seu vires, seu quantitates motuum sunt inter se aequales, quando eorum effectus sunt aequales; atqui in hoc exemplo effectus sunt aequales. Nam effectus primae virtutis, est transferre corpus trium pedum per tres partes aequales lineae A B, nimirum usque ad punctum 3. Effectus autem secundae virtutis motricis, est per tempus idem transferre corpus pedale per novem partes aequales lineae C D, seu usque ad punctum 9: atqui effectus ii sunt aequales:

284 Nam transferre corpus trium pedum per tres partes aequales lineae A B, est efficere, ut unumquodque corpus pedale componens corpus trium pedum, percurrat tres partes aequales; vel est efficere ut tria corpora pedalia percurrant singula, tres partes

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en nueve. En la primera línea se coloca un cuerpo de un pie, en la segundo otro cuerpo de un pie perfectamente homogéneo al anterior; entonces estos cuerpos son colocados durante el mismo tiempo, correspondiendo totalmente las partes de sus líneas. En esta hipótesis afirmo que las fuerzas motrices aplicadas a aquellos móviles son perfectamente iguales entre sí. Pues los efectos producidos son totalmente semejantes y consecuentemente deben ser considerados totalmente semejantes a la causa derivada de éstos.

282 AI contrario, sean otros dos cuerpos, trasladados a través de otras dos líneas iguales, de modo que un cuerpo de tres pies, como se muestra por f g h (fig. XX), se mueva a través de la línea A B, con tres grados de velocidad; pero otro de un pie sea llevado con nueve grados de velocidad a través de la línea C D.

283 Digo que los ímpetus aplicados a aquellos cuerpos son al mismo tiempo iguales entre sí; lo que así demuestro. Entonces los ímpetus o las fuerzas o las cantidades de los movimientos son iguales entre sí, cuando sus efectos son iguales, y en este ejemplo los efectos son iguales; pues el efecto de la primera virtud es transferir el cuerpo de tres pies a través de tres partes iguales de la línea A B, seguramente hasta el punto 3; pero el efecto de la segunda virtud motriz es transferir a través del mismo tiempo, el cuerpo de un pie en el mismo tiempo a través de nueve partes iguales de la línea C D o hasta el punto 9; y estos efectos son iguales.

284 Pues el transferir el cuerpo de tres pies a través de tres partes iguales de la línea A B hace que cualquier cuerpo de un pie que reúne un cuerpo de tres pies, recorra tres partes iguales, o hace que tres cuerpos de un pie recorran cada uno tres partes

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aequales illius lineae. Jam vero efficere, ut tria corpora pedalia percurrant singula, tres partes aequales spatii, idem est ac efficere, ut unicum corpus pedale percurrat novem partes aequales spatii; quandoquidem ex utraque parte, novem partes aequales spatii percurruntur a corpore pedali: ergo effectus sunt símiles: ergo vires eorum productivae sunt aequales.

285 Sint denique duo alia corpora homogenea, ita ut moles unius sit sextupla molis alterius, & ambo pari velocitate transferantur. In hac hypothesi, evidens est, ad transferendum corpus sextupedale, requiri virtutem sextuplo intensiorem, quam ad transferendum corpus sextuplo mole minus. Sed Leges velocitatum, & quantitatis motum supra a nobis propositae, clarius iterum proponantur.

Regulae velocitatum

286 I. uando spatia a corporibus homogeneis decursa, inter se sunt aequalia. & tempora intra quae fuerunt translata, pariter sunt

aequalia; tune velocitates inter se sunt aequales II. Quando spatia decursa, inaequalia sunt, tempora vero sunt aequalia, tunc velocitates inter se sunt; ut spatia decursa. III. Quando spatia decursa, aequalia sunt inter se, tempora vero sunt inaequalia; tunc velocitates sunt inter se reciproce, ut tempora, hoc

C

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iguales de la línea de éste; y verdaderamente hacer que tres cuerpos de un pie recorran cada uno tres partes iguales del espacio es lo mismo que hacer que un único cuerpo de un pie recorra nueve partes iguales del espacio, ya que en una y otra parte, nueve partes iguales del espacio son recorridas por el cuerpo de un pie; por lo tanto, los efectos son semejantes, por lo tanto, las fuerzas productivas de éstos son iguales.

285 Finalmente, otros dos cuerpos son homogéneos de modo que la masa de uno es séxtupla de la segunda masa y ambos son transferidos con igual velocidad. En esta hipótesis es evidente que para transferir el cuerpo de seis pies se requiere una virtud inferior al séxtuplo que para transferir el séxtuplo cuerpo menor en masa. Pero las leyes de las velocidades y de la cantidad del movimiento, expuestas por nosotros anteriormente, otra vez serán expuestas más claramente.

Reglas de las velocidades

286 I. uando los espacios recorridos por los cuerpos homogéneos son iguales entre sí y los tiempos durante los cuales fueron trasladados son al

mismo tiempo iguales, entonces las velocidades entre sí son iguales. II. Cuando los espacios recorridos son desiguales, pero los tiempos son iguales, entonces las velocidades entre sí son como los espacios recorridos. III. Cuando los espacios recorridos son iguales entre sí, pero los tiempos son desiguales, entonces las velocidades entre sí son recíprocamente como los tiempos, esto

C

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est, tempus brevius majorem indicat velocitatem; & majus indicat minorem. IV. Quando spatia decursa inter se sunt inaequalia, & tempora sunt pariter inaequalia; tunc velocitates sunt inter se, ut quoti spatiorum, per tempora divisorum.

Regulae pro quantitate motuum

287 I. i massae aut moles homogeneae inter se sint aequales, & earum velocitates sint pariter aequales, tunc quantitates impetuum mobilibus illis

adplicatorum, inter se sunt aequales: quia hoc in casu effectus sunt perfecte similes, sicut probatum fuit. II. Si moles, aut massae homogeneae, inter se sint aequales, & earum velocitates sint inaequales: tunc quantitates motuum, sive impetuum sunt inter se, ut velocitates. III. Si moles homogeneae, inter se sint inaequales, & earum velocitates sint aequales, tunc quantitates impetuum inter se sunt, ut massae, seu moles. IV. si moles homogeneae, inter se sunt inaequales, & earum velocitates sint pariter inaequales; tunc quantitates impetuum sunt inter se, ut producta nata, ex multiplicatione cujusque molis per suam velocitatem.

S

288 Regulae dudum praescriptae, tum circa velocitates mobilium, tum circa quantitates impetuum, spectari debent tanquam fundamenta totius scientiae machinalis, seu illius Philosophiae partís, quae mutuato a Geometria subsidio,

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es, el tiempo más breve indica una mayor velocidad y el tiempo mayor indica una menor. IV. Cuando los espacios recorridos entre sí son desiguales y los tiempos son, a la vez, desiguales, entonces las velocidades son entre sí como las cantidades de los espacios divididos entre los tiempos.

Reglas en cuanto a la cantidad de los movimientos

287 I. i las masas o la moles homogéneas entre sí son iguales y sus velocidades son, al mismo tiempo, iguales, entonces las cantidades de los ímpetus

aplicadas a los móviles, son iguales entre sí, porque en este caso los efectos son perfectamente iguales, como fue probado. II. Si las moles o las masas homogéneas entre sí son iguales y sus velocidades son desiguales, entonces las cantidades de los movimientos o de los ímpetus son entre sí como las velocidades. III. Si las moles homogéneas entre sí son desiguales y sus velocidades son iguales, entonces las cantidades de los ímpetus entre sí son como las masas o moles. IV. Si las moles homogéneas entre sí son desiguales y sus velocidades son, al mismo tiempo, desiguales, entonces las cantidades de los ímpetus son entre sí como los productos originados de la multiplicación de cada masa por su velocidad.

S

288 Las reglas ya prescritas, tanto acerca de las velocidades de los móviles, como acerca de las cantidades de los ímpetus, deben ser observadas como los fundamentos de toda ciencia mecánica o de aquella parte de la filosofía que, tomando el apoyo de la

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variarum machinarum adparatum nobis suppeditat. Quamvero utilis sit haec Physicae pars, quamque multum inserviat ad complura naturae phaenomena cognoscenda, & explananda, tantum negare poterit, qui plane hospes in Geometría, & Physica sit, ut ea propter necessarium omnino existimarum utilissimam ac jocundissimam hanc Physices partem vobis tradere postquam de Statica sermomem instituam. Nec vos harum rerum difficultates terreant; difficultas enim utilitate compensabitur. Praeterquam quod in id nervos omnes intendo, ut perexpeditam vobis commonstrem viam, nec scopolum offendetis, si adtenta, & seria mcditatione ad veritates contemplandas animum adplicueritis.

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geometría, nos proporcionen la preparación de varias máquinas. Pero es tan útil esta parte de la física cuanto en gran manera sirve para conocer y explicar muchos fenómenos de la naturaleza. Y sólo podrá negarlo totalmente quien sea extranjero en la geometría y en la física de modo que, a causa de ésta, he pensado totalmente necesario dar a ustedes esta parte más útil y más agradable de la física después de que instituya un discurso acerca de la estática. No les infundan miedo las dificultades de estos asuntos, pues la dificultad será compensada con la utilidad. Además porque me extiendo a todos los nervios, a fin de enseñarles el camino más fácil, no fracasarán en el fin, si con atenta y sería meditación aplican el ánimo a contemplar las verdades.

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PHYSICES

PARS IV

DE QUALITATIBUS CORPORUM

DISSERTATIO

I De Physica natura qualitatis sensibilis

CAPUT I

Notiones necessariae praemittuntur

549 uas corpus quodcumque habere qualitates, quibus formaliter, ut Scholae verbo utar, sensibile redditur, nescius nemo est: at quae sit

physica illarum natura, inter Philosophos acriter disputatur. Scholastici namque, sive Peripatetici, quos vocant rigidiores ratum fixumque habent, eas esse, entitates talis naturae, quae a corporea substantia cui insunt, quamque nobis sensibilem reddunt, separan divinitus possint, & sine illa existere, illas iccirco accidentia absoluta adpellant, contra vero Recentioribus persuasum est, nullam sensibilem qualitatem esse accidens absolutum prout illud sumunt Scholastici, sed ex magnitudine, figura, motu, quiete, atque textura corpusculorum, quibus sensibilia quaeque corpora componuntur eas omnes immediate provenire.

S

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PARTE IV DE LA FISICA Acerca de las cualidades de los cuerpos

DISERTACION I

Acerca de la física natural de cualidad

sensible

CAPITULO I

Se presentan las nociones necesarias

549 adie ignora que cualquier cuerpo tiene sus cualidades con las que formalmente se vuelve sensible, usaré la palabra como en la

escolástica; sin embargo, es ampliamente discutido entre los filósofos cuál es la naturaleza física de ellas, pues los escolásticos o los peripatéticos, llamados los más severos, tienen pensado y decidido que las entidades de tal naturaleza son aquellas que producen para nosotros algo sensible de la sustancia corpórea en la que están contenidas; pueden separarse por inspiración divina y existir por este fin, por esta razón las llaman accidentes absolutos, pero, por el contrario, se ha persuadido a los más recientes de que ninguna cualidad sensible es accidente absoluto, según lo asumen los escolásticos, sino que a partir de la magnitud, figura, movimiento, reposo y textura de los corpúsculos, de los que se componen algunos cuerpos sensibles, provienen

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Ut vero ordine quo possit magis adcuratiori procedamus, definitiones aliquot praemittendae sunt.

550 Sensibile dicitur, quod qua tale formaliter, ita potest sensoria nostra adficere, ut sensum in nobis excitet. Sic lignum quia durum est, vel coloratum, dicitur sensibile, quia si sensoriis nostris adplicetur, ita ea adfícit, quatenus tale, ut hinc animus sentiat. Ex quo infertur, quod corpus per id formaliter est sensibile, per quod formaliter ejusmodi est, ut adplicatum extemis sensoriis, ita ipsa adficiat, ut hinc animus ad sentiendum determinetur. Nomine sensibilis qualitatis ea corporis adfectio intelligitur, per quam formaliter corpus est sensibile, sic color, sapor &c. dicuntur qualitates sensibiles corporum, quatenus per illas formaliter habet corpus, ut extemorum sensuum ministerio a nobis percipiatur. Ex quo infertur, quod qualitas sensibilis in eo physice posita est, per quod formaliter habet corpus, ut eam in órgano sensorio, cui adplicatur immutationem faciat, ad quam in anima sensatio quaedam determinata, consequitur, quae in cogitatione coasistit.

551 Existentia sensibilium qualitatum in corporibus certissima est. Qui negant accidentia absoluta in sensu Scholastico, qualitatum sensibilium existentiam non iccirco inficiantur: & ipsi namque fatentur, id vere esse in corporibus per quod habent formaliter, ut extemorum sensuum organa pro sensationis negotio immutent, certorque modo adficiant. Nervi sunt: albicantes

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inmediatamente todas las cualidades. Pero, para que procedamos en orden con el mayor cuidado posible, deben presentarse algunas definiciones.

550 Se dice sensible lo que es de tal forma y puede influir en nuestros órganos sensorios que despierta el sentido en nosotros. Se dice así que el leño es sensible porque es duro y matizado, porque si se aplica a nuestros órganos sensorios, los influye hasta tal punto que desde ahí el ánimo se percibe. Por lo cual se infiere que el cuerpo es formalmente sensible por esto, porque formalmente es de tal modo que aplicado a los órganos sensorios externos, los influye en la misma medida que el ánimo está determinado para sentirlo. Esta afección del cuerpo se entiende con el nombre de cualidad sensible, a través de la que formalmente el cuerpo es sensible; así, el color, el sabor, etc. son llamadas cualidades sensibles de los cuerpos, en la medida que formalmente por éstas el cuerpo es percibido por nosotros con ayuda de los sentidos externos. Por lo cual se infiere que la cualidad sensible está colocada físicamente en eso por lo que formalmente tiene el cuerpo, para hacer, en el órgano sensorio al que se aplica, este cambio al que sigue una cierta sensación determinada en el alma que consiste en el pensamiento.

551 La existencia de las cualidades sensibles en los cuerpos es la más cierta. Quienes niegan los accidentes absolutos en el sentido escolástico no mezclan por esto la existencia de las cualidades sensibles; pues también ellos mismos declaran que en los cuerpos está verdaderamente eso por lo cual pueden formalmente cambiar los órganos dejos sentidos externos en favor del quehacer de la sensación, e influyen en cierto modo. Los nervios son blancos,

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quidam veluti funiculi, qui ex intima cerebri substantia, txtm etiam ex membranis cerebrum circumvoiventibus, tanquam ex radice prodeuntes, per totam animalis machinam stupendo prorsus artificio disseminantur. Filamenta ex quibus nervi componuntur non omnino solida sunt sed (ut demonstrat Cl. Heister) intus cava, ut proinde tanquam vera vascula haberi possint.

552 Spirituum animalium nomine intelügitur substantia summe fluida, & maxime mobilis in cerebro elaborata. Ex his quae in Logica, & in Metaphysica dicta sunt persuasum nobis est: ex immutatione, quae ex rei sensibilis adpulsu in organo sensorio efficitur, nullam in nobis sensationem contingere, nisi immutatio ipsa cerebro communicetur. Certum itidem est, organum extemi cujusque sensus positum esse in subtilissimis quibusdam nervorum fibris, dissimili artificio pro specifico sensuum discrimine simul intextis, eisque nostri corporis parti respective insertis, quae dum ab re sensibili adficitur, sensatio in animo contingit. Positum est itaque ex. gr. organum visus in ea oculi membrana, quae opticorum nervorum expansio est, & vulgo retina nuncupatur. His positis, veluti principium fundamentale sequens adsertio haberi debet.

553 Immutatio externi sensorii ex sensibilis rei adpulsu proveniens, quam sensatio ipsius rei in anima consequitur, non est physice loquendo, nisi certa quaedam motio in iis nervorum fibris, quae externum sensorium constituunt

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como algunas cuerdas que desde la íntima sustancia del cerebro, incluso desde las membranas que envuelven el cerebro como procedentes desde la raíz, se diseminan por completo a través de toda la máquina del animal con estupendo artificio. Los filamentos, a partir de los cuales los nervios se componen, no son del todo sólidos sino, como demuestra el ilustre Heister, huecos en el interior para que puedan ser contenidos como verdaderos vasillos.

552 Con el nombre de espíritus animales se entiende la sustancia sumamente fluida y muy móvil elaborada en el cerebro. A partir de estas cosas que se dicen en lógica y en metafísica, se nos persuadió de que, por el cambio que se realiza debido al contacto de la cosa sensible con el órgano sensorio, ninguna sensación sucede en nosotros, a menos que el mismo cambio sea comunicado al cerebro. De la misma manera es cierto que el órgano de cualquier sentido externo ha sido colocado en ciertas fibras muy sensibles de los nervios, entretejidas al mismo tiempo con diferente artificio en pro de un específico discernimiento de los sentidos e introducidas éstas respectivamente en la parte de nuestro cuerpo que, mientras es afectada por la cosa sensible, produce una sensación en el ánimo. Así es colocado, por ejemplo, el órgano de la vista en esta membrana del ojo que es la expansión de los nervios ópticos y es llamada generalmente retina. Expuestas estas cosas como principio fundamental, debe considerarse la siguiente afirmación.

553 El cambio del órgano sensor externo, proveniente del contacto de la cosa sensible al que sigue la sensación de la misma cosa en el ánimo, no es, físicamente hablando, más que un cierto movimiento verdadero en las fibras de los nervios que constituyen

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ex rei ipsius adpulsu excitata. Agens namque corporeum non agit, nisi per motum localem, videlicet nonnisi quatenus localiter movet id, in quod agit. Nulla certe corporea actio est, quae partium motu, (ut patebit consideranti) non absolvatur. Ergo nullum quoque corpus patitur aliquid ab agente corporeo, nisi quatenus ab illo movetur. Partiuntur autem sensoria a rebus sensibilibus, dum illa ab hisce pro sensationis negotio excitantur: ergo in sola motione fibrarum nervearum, ex quibus ipsa sensoria composita sunt, illorum passio consistit.

CAPUT II

Stabilitur physica natura qualitatis sensibilis

567 is suppositis quae a nobis dicta sunt in Logica: adfero: Qualitates sensibiles corporis naturalis, ex mechanicis adfectionibus

particularum materiae, ex quibus ülud compositum est, uniceprovenire. Prob. In eo posita est sensibilis corporis qualitas,

H

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el órgano sensor externo, excitadas por el contacto de la cosa misma; pues el agente no actúa sobre lo corpóreo, salvo a través del movimiento local, sin duda solamente hasta donde mueve de manera local eso sobre lo que actúa. Ciertamente, ninguna acción corpórea hay que no se disuelva por movimiento de las partes (como constará al que lo considere). Por lo tanto, tampoco ningún cuerpo sufre algo a partir del agente corpóreo, sino hasta el punto que sea movido por éste. Pues los órganos sensores se dividen por las cosas sensibles, en tanto que aquellos son excitados por estas mismas para provocar la sensación. Así pues, la perturbación de aquéllos consiste en el solo movimiento de las fibras de los nervios, de los cuales se componen los mismos órganos sensorios.

CAPITULO II

Se establece la naturaleza física de la cualidad sensible

567 upuestas las cosas que fueron dichas por nosotros en la Lógica, afirmo que las cualidades sensibles del cuerpo natural

provienen únicamente de las afecciones mecánicas de las partículas de materia de las que está compuesto aquel cuerpo. Se prueba. Se coloca la cualidad sensible del cuerpo en aquello,

S

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per quod formaliter habet corpus ipsum, ut sit sensibile [§. 550], sed a mechanicis adfectionibus particularum materiae, quibus compositum est, habet corpus ut specifice, (quemadmodum ab illarum soliditate, ut generice) sit sensibile: ergo. Prob. min.: Naturale quodcumque corpus per id formaliter est sensibile, per quod habet formaliter, ut externis sensoriis adplicatum nerveas illorum fibras movere certa ratione vileat [§. 550] sed hoc praestare potest quodcumque corpus, hoc ipso, quod ex solidis corpusculis certa magnitudine, & figura praeditis, certo artificio simul intextis intrinsecus componatur.

568 Et certe hoc ipsum adfirmare debent Peripatetici, nisi dicere velint eodem eos adfici modo eandem prorsus qualitatem sensibilem haberi in lapide ex altitudine pedis unius, & ex apice turris praealtae in caput delapso, ubi lapis idem est, mechanica solum adfectio, motus, nempe, diversus est. In fine adverte, quod an Grada, lumen gloriae atque id genus aliae Spirituales animae qualitates sint accidentia absoluta in sensu Peripatetico, viderint Theologi. Moneo tantum, etsi qualitates istae pro hujusmodi accidentibus habcantur, id ipsum non propterea de qualitatibus sensibilibus (de quibus tota quaestio est) dici oportere. Sunt enim genere diversae. Falli iccirco eos puto, qui ut evincant qualitates sensibiles corporum esse entitates absolutas, ad spirituales animae qualitates confugiunt, easque hujus esse naturae demonstrare nituntur, ut optime advertit Clarissim. a Brixia.

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por lo que se considera formalmente un mismo cuerpo, siempre que sea sensible [§ 550]; pero, a partir de las afecciones mecánicas de las partículas de materia de las que está compuesto, se considera específicamente un cuerpo (por la solidez de ellas, como de manera genérica), siempre que sea sensible. Se prueba, por lo tanto, la menor: cualquier cuerpo natural es formalmente sensible por aquello, por lo que se considera formalmente un cuerpo, a fin de que aplicado a los órganos externos pueda mover las fibras nerviosas de éstos con certero juicio [§ 550]; pero esto puede manifestarse en cualquier cuerpo por esto mismo, porque está compuesto de pequeños cuerpos sólidos provistos de cierta magnitud y figura, al mismo tiempo entretejidos internamente con cierto artificio.

568 Y los peripatéticos ciertamente deben afirmar lo mismo, a menos que quieran decir que ellos son afectados del mismo modo, considerándose absolutamente la misma cualidad sensible en una piedra arrojada a la cabeza desde la altura de un pie y otra desde una torre muy alta, cuando es la misma piedra y sólo la afección mecánica, es decir, el movimiento es distinto. En fin, observa que los teólogos han estudiado si la gracia, la luz de la gloria y otras cualidades espirituales del alma de este género son accidentes absolutos en el sentido peripatético. Y, sólo advierto, aunque estas cualidades se consideren de este modo como accidentes, que no es oportuno que se diga esto mismo a causa de las cualidades sensibles (acerca de las que trata toda la cuestión), pues son diversas en género. Por esto, considero que son engañados aquellos que, convencidos de que las cualidades sensibles de los cuerpos son entidades absolutas, recurren a las cualidades espirituales del alma y se empeñan en demostrar que ellas son de esta naturaleza, como mejor advierte el ilustre Fortunato de Brixia.

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PHYSICES

PARS V, ET POSTREMA

DE MUNDI COMPOSITIONE, DE MUNDI ELEMENTARI,

ET CORPORIBUS TERRESTRIBUS,

DE METEORIS, ET PLANTIS

DISSERTATIO I

De Mundi compositione

CAPUT III

Mundi systemata strictim exponuntur

732 ystematis nomine intelligunt hic Philosophi ordinem, sive dispositionem hujus universi, praecipuarumque illius partium, explicandis

motibus, ac phaenomenis caelestibus adcommodatam. Tria hactenus in Scholis, tum astronomicis, tum physícis celebrantur systemata, atque etiamnum vigent. Juvat proinde singula strictim persequi.

S 733 I. Ptolemaicum sic dictum a Claudio Ptolemaeo. Ejus

sistema terrae in universi medio collocatae aerem primum, tum ignem circumdare facit, septem deinde Caelos pro singulis Planetis solidos construit, & mundi circulo concentricos,

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PARTE V Y ULTIMA DE LA FISICA DE LA COMPOSICION DEL MUNDO

ELEMENTARIO Y LOS CUERPOS

TERRESTRES, DE LOS METEOROS Y

DE LAS PLANTAS

DISERTACION I

Sobre la composición del mundo

CAPITULO III

Se exponen concisamente los sistemas del mundo

732 on el nombre de sistemas los filósofos entienden aquí la clasificación o, por mejor decir, la disposición de este universo y de sus partes

principales, su disposición apropiada para explicar los movimientos y fenómenos celestes. Hasta ahora se ilustran (e incluso todavía tienen vigencia en las escuelas) tres sistemas, ya astronómicos, ya físicos. Así que es útil explicar someramente cada uno.

C733 El primero se dice "Ptolemaico" debido a Claudio

Ptolomeo. El sistema de éste primeramente hace que el aire, en otro tiempo fuego, esté alrededor de la Tierra colocada enmedio del universo; en segundo lugar, ordena siete cielos compactos delante de cada planeta, y concéntricos alrededor del mundo, en

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hoc ordine, ut in I. hoc est in supremo omnium Saturnus, in 2. Jupiter, in 3. Mars, in 4. Sol, in 5. Venus, in 6. Mercurius, in 7. Luna decurrat: super his demum Caelis, firmamentum cum stellis fixis locat, quod primuni mobile nuncupavit, quoniam ipsius motu inferiorum Planetarum orbes abripi ab ortu in occasum putavit spatío 23 horarum, 56 minutorum, 4 secundorum.

734 II. Systema Tichonicum a Tichone Brahe constructum. Hic relicta terra pro universi centro, una cum atmosphaera immobili supra, & circum ipsam primo loco, statuit Lunam, deinde Solem, circa hunc vero tanquam reliquorum Planetarum centrum reposuit Mercurium, Venerem, Martem, tum Jovem cum quatuor Satellitibus a Galilaeo detectis, ac tandem Satumum cum binis lateronibus, denique, his omnibus firmamentum, terrae concentricum superaddidit.

735 III. Systema Copernicanum a Nicolao Copernico, post 30 annorum studium, quod illustrandae huic hypothesi impendit, nomen sumpsit. Juxta eum Sol in mundi centro immobilis constituitur: circa quem proxime movetur Mercurius, tum Venus, deinde Tellurem cum Luna sibi circumgyrante postea Martem, tum Jovem, denique Satumum revolvi arbitratur: ultra omnes Planetas vero, & quidem ad immensam paene distantiam ponit Spheram Stellarum fixarum omni penitus motu destitutam. Planetis singulis, unico Sole excepto, quem propterea e Planetarum numero expungit.

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este orden: en el primer cielo está Saturno, primero que todos, en el segundo Júpiter, en el tercero Marte, en el cuarto el Sol, en el quinto Venus, en el sexto Mercurio, y en el séptimo la Luna hace su recorrido. Sobre estos cielos, por último, con estrellas fijas dispone el firmamento, al cual nombró "primer móvil", porque pensó que, con el movimiento de este último, las órbitas de los planetas inferiores se tomaban el espacio de veintitrés horas, cincuenta y seis minutos y cuatro segundos desde el amanecer hasta el ocaso.

734 El sistema "Ticónico" es el segundo, construido por Ticon Brahe. Aquí, la Tierra es puesta en el centro del universo, con una atmósfera inmóvil por" encima, y alrededor de ésta colocó en primer lugar a la Luna, luego al Sol; por cierto, alrededor de éste como el centro de los restantes planetas establecería a Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, en aquel entonces con cuatro satélites detectados por Galileo, y, finalmente, Saturno con dos vigías. Y por último, añadió a todos éstos un firmamento concéntrico a la Tierra.

735 III. El sistema "Copernicano", por Nicolás Copérnico. Después del estudio de treinta años, al que se consagró para ilustrar esta hipótesis, recibió su nombre. Según él, el Sol se sitúa inmóvil en el centro del universo, cerca del cual se mueven muy próximos Mercurio, luego Venus, posteriormente la Tierra con la Luna circungirante a ella. Considera que luego Marte, Júpiter y al último Saturno lo rodean. Más allá de todos los planetas, y ciertamente casi a una inmensa distancia, pone una esfera de estrellas fijas, totalmente desprovista de todo movimiento. A cada planeta, exceptuando sólo al Sol, al cual además elimina del

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motum periodicum tribuit, nempe sub Zodiaco secundum signorum seriem.

736 Telluri triplicem adsignat motum, videlicet: primum vertiginis circa propium axem ab Occasu in ortum, quo declarare volunt Copernicani vicissitudinem noctis & diei siquidem posito hoc motu Sol nobis ab ortu in Occasum gyrari videtur, ac tellus aliam semper faciem illumninandam Soli objectat: motum hunc diurnum vocat, quod intervallo unius diei perficiatur. Alterum periodicum dicit in orbe magno circa Solem sub ecliptica, quo motu tellus per signa ita progreditur, ut Sol nobis, in eo signo, quod tegit, esse videatur, adeoque dum terra est in signis borealibus, ipse nobis in australibus, & contra, versari adpareat: motum hunc annuum adpellat, qui anni unius spatio absolvitur.

737 Postremum parallelismi motum adstruit, quo axis ipse telluris, in sua circa Solem revolutione, tum axi ipsius mundi, tum sibimetipsi parallelus semper existit: hoc motu phaenomena vicissitudinis in anni tempestatibus evolvunt Copernicani. Adtamen axis terrestris inclinationem talem ad planum eclipticae, ut cum eo conficiat angulum 66 graduum, 30 minutorum, in rei hujus explanationem quoque adsciscunt. Hac ipsa aetate nostra (ait Cl. Theologus Hyacinthus Serry)e "Viri plerique pietate, ac

e Praelect. Theolog. Tom. I. Praelect. I. de Opificio mundi pag. 130 edit. Venet. Ann. 1742.

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número de planetas, atribuye un movimiento periódico, esto es, conforme a la serie de signos bajo el Zodiaco.

736 Atribuye un triple movimiento a la Tierra, esto es: primeramente de rotación en torno a su propio eje desde el occidente al oriente, con lo cual los Copernicanos quieren demostrar el cambio de la noche y del día, ya que con este movimiento establecido nos parece que el Sol gira de oriente a occidente, y la Tierra siempre muestra otra faz para ser iluminada por el Sol; llama a éste "movimiento diurno", porque se completa en el intervalo de un día. Al otro lo nombra "periódico" en un gran giro alrededor del Sol bajo la elíptica; movimiento con el cual la Tierra avanza por los signos de manera tal que nos parece que el Sol está en el signo que rige; de tal suerte que, mientras la Tierra está en los signos septentrionales, aquél nos parece que se encuentra en los meridionales, y viceversa. Llama a este movimiento "anual", el cual se lleva a cabo en el espacio de un año.

737 Por último, atribuye un movimiento de paralelismo, en el cual el eje mismo de la Tierra en su vuelta alrededor del Sol permanece siempre paralelo tanto al eje del universo mismo, como a sí mismo. Con este movimiento los copernicanos explican los fenómenos del cambio en las épocas del año. Sin embargo, también admiten, para la explicación de este asunto, tal inclinación del eje terrestre hacia el plano de la elíptica, que realiza con éste un ángulo de 66 grados, 30 minutos. En esta época nuestra (dice el ilustrísimo teólogo Jacinto Serry)72: "La mayor parte de los hombres, que sobresalen por su piedad y por

72 Praelect. Theolog. Tom. I. Praelect. I. de Opificio mundi pág. 130 edit. Venet. Ann. 1742.

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religione praestantes, nonnulli etiam. Purpura eminentes cum Gallilaeo, cum Copernico sentire libere permittuntur, modo certum, indubitatumque Systema non dicant; sed commodum Astronomiae usibus hypothesim faciant, ut ex Decreto S. Congreg. S. Ofñcci anno 1620 perspectum est„ Hactenus ille. Fig. LXX. oculis subjicit Systema Copernicanum).

CAPUT IV

Censura, systematum mundi

738 ico: Systema Copernicanum, ut mera hypothesis ad explicandos Astrorum motus ac phaenomena multo adcommodatius videtur, quam Ptolemaicum

& Tychonicum. Universe primum id commoltramus. Etenim Copernici hypothesis non adversatur Physicae & Astronomiae quemadmodum systema Ptolemaicum. ¿Quis enim intelligat in hoc, quo pacto primum mobile sphaeras omnes inferiores ab ortu in occasum abripiat, una tamen eo motu hae gaudeant, ut contraria ratione ab occasu, in ortum simul quotidie secundum seriem signorum sub Zodiaco progrediantur. Nam superficies, quibus hae sphaerae semet contigunt, convexa nempe inferioris, & concava superioris, si laevigatae sunt, feit, ut superior nihil motus impertiatur, sphaerae inferiori, atque adeo illa revolví possit, quin hanc secum, raptet; si vero

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su religiosidad, algunos incluso eminentes en la Púrpura, se permiten, con Galileo y con Copérnico, juzgar libremente. No sólo dicen que el sistema es cierto e indudable, sino que apropiadamente hacen uso de esta hipótesis para la astronomía, tal como fue hecho por Decreto de la Santa Congregación del Santo Oficio en el año 1620". Hasta aquí se expone el sistema copernicano a la vista en la fig. LXX.

CAPITULO IV

Examen de los sistemas del mundo

738 igo que el sistema copernicano, como mera hipótesis para explicar los movimientos y los fenómenos de los astros, parece mucho más

conveniente, más que el ptolemaico y el ticónico. Mostramos esto primeramente en forma general. En efecto, la hipótesis de Copérnico no se opone a la Física ni a la Astronomía como el sistema ptolemaico. ¿Quién, por cierto, comprende en esto, cómo el primer móvil quita a todas las esferas inferiores desde la alborada hasta la tarde, y sin embargo, al mismo tiempo, por este movimiento aparentan que avanzan asimismo en sentido contrario desde el occidente hacia el oriente día con día, según la sucesión de signos que están bajo el Zodiaco? Pues las superficies, con las que estas esferas tienen contacto, esto es, la bóveda celeste inferior y la bóveda superior, si estuvieran pulidas, sucedería que no se transmite el movimiento superior a la esfera inferior, y que aquélla además puede regresar y no se lleva consigo a ésta; pero,

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asperae statuantur, in quibus partes prominentes se se mutuo excipiant, patet liquido, unum eundemque tam superiorum, quam inferiorum motum perfectum iri, ut recte arguit Gassendus.f

739 Cum Astronomicis observationibus multo minime congruere Ptolemaei systema commostrant luculente phaenomena. Compertum namque est, Mercurium & Venerem. Hunc ad latera Solis, nunc supra eundem a nobis ex tellure conspici. Atqui hac in hypothesi infra. Solem, & ipso propriores jugiter (adparere deberent. Ut nihil dicam de stellarum fixarum inconcinno situ, dum omnes in una adfixae superficie constituuntur; cum in propatulo sit apud Astronomos alias aliis remotiores diversis in planis locan.

740 Secundo: Copernicana hypothesis est ordinata magis, & concinna serie caelestium corporum situm ac dispositionem nectit; siquidem in ea nullus ex Planetis primariis orbitamg alterius secat, ut in Tychonis systemate; deinde Planetarum omnium revolutiones circa idem centrum exiguntur, Solem nempe, contra atque in Tychonico. Adhaec Copemici hypothesis motum telluri tribuendo, dum interea Sol stellaeque fixae suis locis consistunt, multo simplicius, & paucioribus ex principiis phaenomena Caeli explicat,

f Phys. Sect. 2. Lib. I. Cap. I. g Orbita planetae dicitur e curva linea in se ipsam rediens, quam in motu suo periodico describit.

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si fueran colocadas ciertamente con asperezas, en las cuales las partes prominentes se eliminen mutuamente, es muy evidente que un solo movimiento tanto de las superficies superiores como de las inferiores sería perfecto, como bien dice Gasendi73.

739 Los fenómenos muestran muy bien que el sistema ptolemaico en lo más mínimo concuerda con las observaciones astronómicas. De hecho, se sabe que Mercurio y Venus se ven por nosotros desde la Tierra, allí, a los lados del Sol y luego sobre él. Sin embargo, en esta hipótesis los planetas más cercanos deberían ser vistos de por sí perennemente bajo el Sol. [Suponiendo] que no diga nada acerca de un lugar desordenado de estrellas fijas, mientras que todas las fijas se sitúan en una superficie fija, cuando a la vista de todos está, según los astrónomos, que otras más alejadas se localizan en otros diversos planos.

740 En segundo lugar: la hipótesis copernicana está más ordenada, y con un encadenamiento armonioso conecta la situación y disposición de los cuerpos celestes; puesto que en ella ninguno de los planetas primarios corta la órbita de otro74 , como en el sistema de Tico; luego, son arrojadas las revoluciones de todos los planetas cerca del centro mismo, es decir, del Sol, y lo contrario se dice en el sistema ticónico. Hasta aquí la hipó tesis de Copémico que atribuye movimiento a la Tierra, en tanto que el Sol y las estrellas se mantienen fijas en sus lugares. Mucho más simplemente y con base en menos principios explica los fenómenos del cielo, que la hipótesis ticónica en la que sin duda todos los globos comprehendidos en espacios celestes, substraído

73 Phys. Sec. 2. L. I, c. I. 74 Orbita Planetae dicitur ea curva linea in se ipsam rediens, quam in motu suo periodico describit.

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atque Tychonicum, in hoc quippe globi omnes caelestibus spatiis comprehensi, dempto terraqueo, motu cientur, & quidem, quo 24 horarum intervallo suum quique ambitum conficiant, ut ea propter celeritate paene incredibili moveri debeant: ergo praeferenda est hypothesis Copernicana (Axiom. II. §. 32).

741 Ea de causa multo est facilius, multoque aptius ad observationes Astronomicas, & demonstrationes condendas: ut proinde Tychoniani Astronomi quoque ad suas observationes perficiendas, tabularumque constructiones expediendas Copernicana hypothesi utuntur. Quinimo, ut observat Clariss. Serryh ab Ecclesia ipsa ad emendationem Calendarii Romani quondam posita fuit.

742 Diurnus quidem motus, quo terra ipsa ab occasu in ortum convertitur, efficit, ut Sol, Planatae ipsi, ac Stellae fixae nobis ab ortu in occasum videantur revolvi: proinde diei noctisque vicissitudo consequitur, nam, ut omnes, qui motus rationem notunt, fateri coguntur, cum omnia, quae moveri loco nobis adparent, conspiciantur hoc pacto propterea, quod vel reapse suum ipsa locum mutent, vel quod spectator in adversam partem progrediatur, corporibus illis immotis, juxta illud Virgiliii.

743 Provehimur portu, terraeque urbesque recedunt, iccirco necessum est, perinde omnia motus diumi phaenomena nobis adparcant, sive Astris ipsis revolutio

h Loco supra cit. ¡ Aeneid. Lib. III. V. 72.

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el terráqueo, se ponen en movimiento, y ciertamente, en un intervalo de 24 horas cada uno de los globos realiza su giro, a fin de que a causa de estas cosas casi con increíble celeridad deben ser movidos; por lo tanto, la hipótesis copernicana debe ser preferida (Axioma II, 32).

741 Por este motivo es mucho más fácil y más apropiada para describir observaciones astronómicas y demostraciones: por lo que los astrónomos ticonianos también usan la hipótesis copernicana para realizar sus observaciones y explicar las construcciones de las tablas. Es más, como observa el ilustrisimo Serry75, fue puesta en cierto momento por la iglesia misma para la corrección del calendario romano.

742 Precisamente el movimiento diurno, por el cual la Tierra misma es llevada de occidente a oriente, provoca que nos parezca que el Sol, los planetas mismos y las estrellas fijas se regresan desde oriente a occidente; por lo cual el cambio del día y de la noche se da; pues, como se ven impelidos a manifestar todos los que explican la razón del movimiento: cuando todas las cosas, que nos parece que son movidas en un lugar, se perciben de este modo, o en efecto estas cosas mudan su lugar, o el espectador avanza hacia la parte contraria, aunque los cuerpos aquellos permanezcan inmóviles, como aquello dicho por Virgilio76:

743 "Somos alejados del puerto y retroceden tierras y ciudades", por esto forzosamente de la misma forma todos los fenómenos nos parecen movimientos diurnos, ya sea que el giro

75 Loco supra cit. 76 Eneida, Lib. III. V.

72.

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tribuatur diurna in Occidentem, sive telluri atque oculo nostro motus in partem oppositam, videlicet Orientem versus, Sole atque stellis loco suo haud dimotis, competere dicatur. Sed haec innuisse satis fuerit.

744 Princeps adversus Copernicanam hypothesim momentum ex Sacris Literis Tychonici conformant. Nempe, contendunt doctrinam Copemici verbis illarum adversari, utpote quae manifesté Solem moveri, terram autem stare docent. Genesis scilicet 19. Sol egressus est super terram. Psalm. 92. Firmavit Orbem terrae qui non commovebitur. Ecclesiastes cap. I. Terra autem in aeternum stat: oritur Sol, & occidit, & ad iocum suum revertitur, & Josue cap. 10. (jubente Judaeorum Duce ne Sol contra Gabaon moveretur) stetit Sol in medio Caeli, & non festinavit occumbere spatio unius diei. Isai. cap. 38. Et reversus est Sol decem lineis per gradus, quos descenderat. Atque ex his plurimi deducunt, systema Copernicanum telluris motum, & quietem Solis adstruens, Scripturarum Sanctarum auctoritati oppositum videri.

745 At enim doctrina perinde, atque in verbum Divinum reverenti pietate insignes Copemicani opinionem suam cum his testimoniis neutiquam pugnare reponunt. Ajunt namque, haec & id genus alia verba, intelligi haud oportere in sensu literali, physico, proprio, & absoluto, verum in sensu populan duntaxat, optico, improprio, & quoad adparentiam.

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diurno hacia el occidente se atribuya a los astros mismos, ya sea a la Tierra, y el movimiento hacia la parte opuesta, es decir, hacia el oriente, nuestro ojo dice que coincide con el sol y las estrellas no remotas en su lugar. Sin embargo, espero que esto haya sido suficiente para señalarlo.

744 Principalmente contra la hipótesis copernicana, los ticonianos fundamentan la razón determinante a partir de los Textos Sagrados. Esto es, afirman oponerse a la doctrina de Copérnico con las palabras de aquéllos, visto que dichos textos hacen ver manifiestamente que el Sol se mueve y que la Tierra permanece firme. Es evidente en el Génesis, 19: "el sol salió por sobre la Tierra"; Salmo, 92 "afirmó que el disco de la Tierra no será movido"; Eclesiastés, cap. I: "sin embargo, la Tierra permanece fija eternamente; el Sol nace y muere, y regresa a su lugar"; y Josué, cap. 10: (ordenando el jefe de los judíos que el sol no se moviera contra Gabaón) "el Sol permaneció en medio del cielo, y no se apresuró a sucumbir en el espacio de un día"; Isaías, cap. 38: "y el Sol regresó diez líneas por los grados que había descendido". Y por estos pasajes la mayoría deduce que el sistema copernicano, al atribuir el movimiento a la Tierra y la quietud al Sol, parece estar en contra de la autoridad de las Sagradas Escrituras.

745 Pero con educación, lo mismo que con reverente respeto a la Palabra Divina, los insignes copernicanos responden que su opinión de ninguna manera está reñida con estos testimonios. Ya que afirman que estas otras palabras y esta forma de interpretación de ninguna manera conviene que se entiendan "en sentido literal, físico, propio y absoluto", sino tan sólo "en sentido popular, óptico, impropio y en relación a la apariencia".

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Respondent Scripturam Divinam adtemperare sese ad captum vulgi. Rationem isthaec adferendi reddunt quod "Deo, (ut Cl. Muratorius aik per suas Scripturas, loquenti non is fuerit scopus, ut inanem erga res scitu non necessarias, erga mundi elementa, & corpora, hominum curiositatem pasceret, sed ut vere utilia ad aetemam beatitudinem consequendam traderet. Neque enim in doctis humanae sapientiae verbis ipse loquitur, sed sese demittit ad earum locutionum usum, quae quanquam minus accuratae, & ad humanae sapientiae trutinam impropriae dignoscuntur, rudi tamen populo veritatem quampiam utilem ac salutarem commodius exponunt". Profitentur in reliquo, se a communibus loquendi modis nolle recedere, adcommodate ad id, quod sensuum testimonio adparet, a se dictum iri: Sol oritur; ad meridiei punctum adtolliur; ad Occasum vergit &c.

746 Cl. etiam Theologus Hyacinthus Serry postquam supra laudata Sacrarum Literarum testimonia adducit, in adversarium Coperaicanae hypotheseos ita insurgitl "¿Ob ea paucula Scripturae verba censoriam virgam exerces? ¿Quidni potius, si Theologus es, donec ingeniosum Systema damnet Ecclesia, laudata Scripturae verba ad commodum sensum inflectis? Ut quae pro immobili terrae stabilitate jactantur,

k De moderamine Ingenior. cap. 22. 1 Loco supra citat.

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Aseguran que la Divina Escritura está realizada para ganarse al pueblo. Con esta forma de argumentar explican que: "Dios, al hablar a través de sus Escrituras, no tuvo la intención (como dice el ilustrísimo Muratori77), de alimentar lo inútil con respecto a las cosas no necesarias por decreto; que, respecto a los elementos del mundo y a los cuerpos, no alimentaría la curiosidad de los hombres; sino que tuvo la intención ciertamente de traer cosas útiles para que el hombre alcanzara la eterna beatitud. Y en efecto, él mismo no habla con palabras doctas de sabiduría humana, sino que hace uso de esas locuciones que, aunque menos pulidas, también se distinguen como impropias a juicio de la sabiduría humana; sin embargo, al pueblo inculto le exponen más convenientemente alguna verdad útil y salvadora". Reconocen, por lo demás, que ellos no quieren apartarse de las maneras comunes de hablar, de una forma adecuada a lo que, evidentemente al testimonio de los sentidos, se manifiesta por sí mismo. "El Sol sale, se alza hacia el punto del mediodía, se dirige al occidente, etc."

746 También el ilustrísimo teólogo Jacinto Serry después cita muchas veces los alabados testimonios de las Santas Escrituras; de tal forma la erige contra el adversario de la hipótesis coperni-cana78. "¿Agitas la severa vara debido a esas pocas palabras de las Escrituras? ¿Por qué no mejor, si eres teólogo, en tanto que la Iglesia condene al ingenioso sistema, vuelves las elogiadas palabras de las Escrituras hacia una conveniente percepción. Como las que se profieren en favor de la estabilidad inmóvil de

77 De moderamine Ingenior. cap. 22 (1) Loco supra citat.. 78 Loco supra citat.

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ea de firmitate duntaxat, consistentia, perduratione, localem motum nequaquam excludente, intelligantur: namque & Caelos, seu Aethera firmas se sursum Divina Sapientia dicitur Proverb. 8. cum tamen ab ea caelorum firmitate motus juxta Ptolomaei Systema nequaquam abhorreat: Quae vero pro Solis mobiiitate ex Sacris Literis proferuntur, haec non ex rei veritate, sed ex vulgi opinione, communique more loquendi sint dicta; ut ad rudis populi sensum sese accommodarent Scriptores Sacri: quod aliis tam multis exemplis dedimus manifestum: atque in hoc ipso, quod de Josue praesertim objicitur, certissimum est; ex vulgi scilicet opinione id esse dictum, si tota rei gestae narratio diligentius adtendatur. Sol, inquit Josue, contra Gabaon ne movearis: & tamen cum tellus Solis comparatione exigua moles sit, & Gabaon in eodem terrae globo veluti minutissimum punctum; quid quaeso Soli praecipitur, ne moveatur contra Gabaon? ¿Ita ne huic puncto respondere potuit ingens Solis globus, ut contra illtud aut moveretur aut staret? Ad vulgare igitur oculorum judicium allusit Josue: nostris enim oculis Sol apparet veluti discus duobus ad summum palmis dimetiendus, ac super exiguum caeli spatium decurrens".

747 "Additur in historica narratione: Stetit itaque Sol in medio caeli: at caelestes orbes, utpote sphaeríci (si exacte loqui velimus) ut extremis, ita quoque medio carent; nullumque in semita, aut linea circulan excogitari medium potest.

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la tierra, sólo se entienden aquéllas acerca de la firmeza, de la consistencia, de la resistencia, de ningún modo excluyente de un movimiento propio. Y efectivamente, se dice que los cielos o "el firmamento se sostienen arriba" gracias a la Sabiduría Divina: Proverbios, 8. Aún con todo esto, el movimiento de ningún modo se aparta de la firmeza de los cielos, según el sistema de Ptolomeo. Sin duda, las cosas que se divulgan, de acuerdo a las Sagradas Escrituras, en favor de la movilidad del sol, éstas no se dicen por la verdad del hecho, sino por la opinión del vulgo, y por una costumbre común de hablar, a fin de que los escritores sagrados se ajusten al sentimiento del pueblo inculto; lo cual hicimos patente con muchos otros ejemplos; y en esto mismo que se expone sobre todo acerca de Josué, es muy cierto. Es evidente que se dice según la opinión del pueblo, si se atiende más atentamente toda la narración del hecho. "Sol", dice Josué, "no te muevas contra Gabaón"; y, sin embargo, puesto que la Tierra es una masa exigua en comparación con el Sol, y puesto que Gabaón asimismo es un diminutísimo punto en el globo mismo de la Tierra, pregunto ¿qué se recomienda al Sol, para que no se mueva contra Gabaón? ¿De tal forma no pudo responder a este punto el ingente globo del Sol, que es movido contra aquél o se mantiene inmóvil? Así pues, Josué aludió al juicio de los ojos del vulgo: el Sol se muestra ante nuestros ojos como si su disco midiera dos palmos a lo sumo, y como si se desplazara en un pequeño espacio del cielo.

747 "Se añade en la narración histórica: "de tal suerte el Sol permaneció enmedio del cielo"; y los mundos celestes, dado que las esferas (si queremos hablar con exactitud) así como carecen de extremidades, de igual forma carecen de centro; y ningún centro

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Illud itaque ad vulgi sensum interpretan necesse est; quod illi medius videatur caelorum locus, qui ab Oriente, & Occidente aequaliter distat. Clauditur tandem narratio his verbis: non Juit antea, nec posteo tam longa dies. Ita ne vero nulla unquam in toto terrarum orbe longior dies illuxit? At regiones sub utroque Polo, sitas peragrantibus exploratum est, Solem itlic lucere diutius, longioresque contingere dies: imo hoc ipsum demonstrativa, & evidentissima ratione ab Astronomicae Scientiae peritis probari, certissimum est. Judaici itaque populi, cui Solis effectus in polaribus regionibus erant ignoti, accommodata narratio fuit.

748 "Id ni dicamus, Sacrosque Scriptores in his de Solis motu, Terraeque stabilitate loquendi formulis non ex vulgi more locutos fateamur, periculum est, ne & pari licentia, parique Divinarum Scripturarum abusu hoc ipsum Copernici, & Galilaei de Terrae mobilitate systema, quod suis inconsiderate censuris inurunt plerique Theologi Recentiores, demonstrare aggrediatur morosus quídam Sacrorum Verborum exactor. Cum enim tam saepe Sacris in Literis orbis terrae cardinibus dicatur impositus, Regum. I. cap. 2. Domini sunt cardines terrae; Proverb. 8. Adbuc terram non fecerat, & flumina, & cardines orbis terrae, cardines vero,

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puede pensarse que esté a mitad de camino o en una línea circular. Así pues, es necesario que esto se explique a nivel popular; ya que allí se ve un lugar enmedio de los cielos, que dista igualmente de oriente que de occidente. Por último, se concluye la narración con estas palabras: "ni antes, ni después fue tan largo el día". Así, ¿acaso nunca antes el día brilló más prolongadamente en toda la órbita de las tierras? Empero, es cierto para los que viajan que en las regiones situadas en cada uno de los polos, el Sol brilla allí mucho más tiempo y que los días llegan a ser más largos. Incluso, es muy cierto que esto mismo es probado por los expertos de la ciencia astronómica con un razonamiento demostrativo y evidentísimo. Por lo tanto, para el pueblo judío, para quien los efectos del sol en las regiones polares eran desconocidos, fue una narración apropiada.

748 Reconozcamos, y no digamos, que los escritores sagrados en sus escritos acerca del movimiento del Sol y de la estabilidad de la Tierra no hablaron con fórmulas tomadas de la costumbre del vulgo; que el peligro no está en una licencia igual; ni en un abuso igual de las Sagradas Escrituras, sino está en que este mismo sistema de Copérnico y de Galileo acerca de la movilidad de la Tierra, que la mayor parte de los teólogos más recientes lo queman sin reflexión con sus censuras, se encamine a demostrar que es en cierta forma un minucioso crítico de las palabras sagradas. Como, en efecto, se dice tan a menudo en las Sagradas Escrituras que el orbe de la Tierra está colocado en los puntos cardinales Reyes, cap. 2. Del Señor son los polos de la Tierra, Proverbio, 8: Aún no había formado la tierra, los ríos y los puntos cardinales del orbe de la Tierra; los puntos cardinales, sin

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si presse loqui velimus, rem versatilem, mobilemque impositam sonent, quae super iis volvatur, vertaturque; quid inde, rogo vos, consequetur, nisi mobilem esse telturem, atque versatilem, quae suis imposita cardinibus certa lege volvitur agiturque? Eo vel maxime, quod & feb. Cap. 9. V. 6. Deus terram de loco suo commovere dicatur; quod citra figuram & Katalexim (certum morem loquendi vulgo adcommodatum) dictum volet morosus verborum exactor". Hactenus Cl. Serry.

749 Sed sint haec obiter dicta, non ut Copernici, & Galilaei systema velut ratum fixumque habeamus, cum jam inde a principio dixerimus, velut meram hypothesin ad explicanda phaenomena illum tantum nos adoptare.

ADPENDIX

Quid de Astrorum influxu sentiendum sit?

750 ervulgata est quaestio: an sidera ad productionem effectuum in tellure observatorum concurrant, sive, ut vulgo proponitur, in sublunaria influant. Sol

praecipue, & Luna effluviorum cum tellure nostra communionem sortiri videntur quibusdam: quod argumentum a duobus his Astris

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si presse loqui velimus, rem versatilem, mobilemque impositam sonent, quae super iis volvatur, vertaturque; quid inde, rogo vos, consequetur, nisi mobilem esse tellurem, atque versatilem, quae suis imposita cardinibus certa lege volvitur agiturque? Eo vel maxime, quod & feb. Cap. 9. V. 6. Deus terram de loco suo commovere dicatur; quod citra figuram & Katalexim (certum morem loquendi vulgo adcommodatum) dictum volet morosus verborum exactor". Hactenus Cl. Serry.

749 Sed sint haec obiter dicta, non ut Copernici, & Galilaei systema velut ratum fixumque habeamus, cum jam inde a principio dixerimus, velut meram hypothesin ad explicanda phaenomena illum tantum nos adoptare.

ADPENDIX

Quid de Astrorum influxu sentiendum sit?

750 ervulgata est quaestio: an sidera ad productionem effectuum in tellure observatorum concurrant, sive, ut vulgo proponitur, in sublunaria influant. Sol

praecipue, & Luna effluviorum cum tellure nostra communionem sortiri videntur quibusdam: quod argumentum a duobus his Astris

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embargo, si queremos hablar con precisión, denuncian un lugar variado, movible y sobrepuesto que da vueltas sobre ellos y gira; ¿Qué sigue, entonces, les pregunto, a no ser que la Tierra es movible y girable, la cual da vueltas sobrepuesta en sus puntos cardinales por cierta ley y está en movimiento? Aquello sobre todo, que también se dice en Job, cap. 9, v. 6. Dios hará que la Tierra se mueva de su lugar, lo cual, independientemente de la forma y la catalexis (una cierta manera de hablar apropiada al pueblo), quiere decir el crítico minucioso de las palabras". Hasta aquí el ilustrísimo Serry.

749 Pero sean estas cosas dichas de pasada, no para que tengamos al sistema de Copérnico y de Galileo como invariable y fijo, pues ya hemos dicho desde el principio, que nosotros lo adoptamos sólo como una mera hipótesis para explicar los fenómenos.

APENDICE

¿Qué debe entenderse acerca de la influencia de los astros?

750 a pregunta es trivial: ¿Acaso los astros contribuyen a la producción de efectos observados en la Tierra o, como se propone al pueblo,

influyen en las cosas sublunares? El Sol principalmente y la Luna, les parece a algunos que proporcionan a la par efluvios sobre nuestra Tierra; dicho argumento lo extienden de estos dos astros

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ad reliquia proferunt; neque contenti sunt dicere; sidera per calorem, & lucem agere in sublunaria, sed diversos alios influxus in teliurem praestari putant, dum Astris diversas proprietates specificas tribunt: Lunam adprime humidam, humores in tellure excitare; Saturnum frigidum; Martem ficcum, & calidum, &c. ut proinde quorumdam ortus pluviam concitet, aliorum siccitatem inducat &c. Haec & plura id genus persequi porro non libet: compendio nostrum de influxu Astrorum sensum proferemus. Quo circa sequitur conclusio.

751 Praeter actionem lucis nullum alium influxum astrorum in teliurem agnoscimus: excipe tamen Solem qui calore suo satis sensibili terram nostram fovet, tum etiam Lunam quae sinminus calore, frigoreve, at certe pondere suo in subjectam atmosphaeram pro vario situ, varie nostrum globum premere potest. In primis enim effluvia quaedam substantialia humida, sicca &c. in terram ab astris transmitti nequeunt; ¿quae enim causa proferri potest, a qua ejusmodi effluvia ultra sui astri atmosphaeram ad aliquod solum milliaria porrectam per longissima spatia propellatur? Certe de effluviis terrestribus inter omnes convenit, ea minime ultra atmosphaeram in Lunae regionem excurrere; deinde tametsi effluvia extruderentur, ¿quid tamen fingi potest, quod ea ad nostram potius teliurem, quam ad aliud spatium & corpus caeleste determinet? Denique si Luna in qua adversarii vim maximam reponunt, effluvia sua sphaerice spargeret, quum haec,

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hacia el resto; y no están contentos al decir que los astros avanzan a través del calor y la luz hacia las cosas sublunares, sino que piensan también que influencias de diversos astros recaen en la tierra, en tanto que atribuyen a los astros diversas propiedades específicas: Que la muy húmeda Luna excita los humores en la Tierra; que Saturno es frío; que Marte es seco y cálido, etc.; que, por consiguiente, la salida de unos provoca la lluvia, la de otros induce la sequía, etc. Estas y muchas cosas parecidas no me place seguir exponiendo. Presentaremos brevemente nuestra idea acerca de la influencia de los astros.

751 Exceptuando la acción de la luz, no conocemos ninguna otra influencia de los astros sobre la tierra; sin embargo, exceptúa tú al sol, que calienta nuestra tierra con su calor bastante sensible, y exceptúa también a la luna, la cual, si no con calor o con frío, ciertamente por su masa sobre la atmósfera vecina en diversas partes puede cubrir nuestro globo diversamente. En primer lugar, sin duda ciertos efluvios sustanciales que son húmedos, secos, etc., no son capaces de ser transmitidos por los astros hacia la tierra; ¿qué razón, entonces, puede presentarse por la cual de algún modo se lancen efluvios más allá de la atmósfera, extendida en millares [de varas], hacia cierto lugar a través de espacios extensísimos? Ciertamente, en relación a los efluvios terrestres, todos concuerdan en que éstos no salen más allá de la atmósfera hacia la región de la luna. En segundo lugar; aunque los efluvios fueran arrojados, empero ¿qué puede hacerse para que éstos afecten a nuestra tierra más que a otro espacio y cuerpo celeste? Finalmente, sí la luna, a la cual los adversarios atribuyen una gran fuerza, esparciera sus efluvios circularmente, como éstos,

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quo amplius recedunt a corpore lunari, eo magis divergant ab invicem, & in tanta distantia, quantam Luna a tellure habet, divaricari possint, ac debeant plurimum, minime possunt hoc tam avaro & exiguo effluviorum rore effectus ii produci, qui lunae influxui tribuuntur.

752 Ostenditur secundo. Luminis actio causa esse potest omnium effectuum; lumen enim consistit in presione rectilinea aethereae substantiae ad nos usque propagata. Ergo alius potest excitan motus particularum minimarum, vehemens nempe, varius, ac perturbatus, hoc autem motu posito, alius sequi effectus, hoc cessante, rursus alius, absque eo, ut ad noctium humiditatem, explicandam, ad Lunae, nescio, quae profluvia recurratur. Quapropter dum totam naturam foveri, ac propagari, plantas adolescere, frumentum flavescere, fructus maturescere, verbo promoveri, generationes, alterationes, argumentationes, cernimus, dum tempestates anni certo moderamine recurrere, magis peculiares aeris mutationes saepe multum diversas pro aliarum causarum concursu fieri experimur, Solis actioni tribuamus haec necesse est, sed non alia ratione agentis, quam luce sua, atque hinc consequente calore.

753 Unde licet sideribus ceteris vis infít, exigua nervorum opticorum capillamenta concutiendi, & agitandi, atque adeo, cum his capillamentis tenuiores & ad motum aptiores in aere, aqua, & terra particulae contineantur,

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cuanto más ampliamente se apartan del cuerpo lunar, tanto más se diversifican alternativamente, y en tanta distancia, cuanta la luna tiene respecto a la tierra, pueden ser extendidos y deben serlo la mayor parte del tiempo, pero de ninguna manera pueden ser producidos por tan avara y exigua lluvia de efluvios estos efectos que son atribuidos al influjo de la luna.

752 Se muestra en segundo lugar: la acción de la luz puede ser la causa de todos los efectos. Pues la luz consiste en una presión rectilínea de una sustancia etérea y se propaga sin interrupción hacia nosotros. En efecto, un movimiento distinto de partículas minúsculas puede ser provocado; es decir, intenso, variado y desordenado; pero, una vez que se ha establecido este movimiento, otro efecto puede seguir, e interrumpiéndose éste, de nuevo otro, sin que esto sirva para explicar la humedad de las noches y de la luna, no sé qué fluido aparezca de nuevo. Por lo cual, comprendemos que, mientras toda la naturaleza se calienta y se propaga, las plantas se desarrollan, el trigo se pone amarillo, los frutos maduran, en una palabra, se promueven generaciones, alteraciones, aumentos; sabemos por la experiencia que mientras las tempestades son recurrentes en cierta época del año, se producen unas más que peculiares mutaciones del aire, a menudo muy diversas debido a la concurrencia de otras causas; esto es necesario que lo atribuyamos a la acción del sol, pero no por ninguna otra razón se realiza más que por su luz, y, por lo tanto, por su consecuente calor.

753 De donde, aunque se consienta que una fuerza se encuentra en otros astros, las cabelleras de los nervios ópticos son de exigua agitación y excitación, y más aún, como en estas cabelleras se contienen unas partículas más sutiles y propicias al movimiento

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vis agitandi movendique has partículas, ac proinde effectus aliquos (quantum vero sub sensum casuros, quisque arbitrabitur ex distantia fere immensa fixarum, ex lumine languido Planetarum) edendi, iis tamen nullus omnino adscribendus est, nisi pro luminis ratione, cujus actio pro demonstrata haberi debet. Et quoniam siderum universorum lumine fortius est, lumen Solis unius, ideo ei horum effectuum omnium, causa praecipue est tribuenda. Quod si forte observatum fuerit, non eandem esse temperationem aéris quotiescumque Sol eodem modo radios in tellurem vibrat; id non in reliquo Astra, sed peculiarem tum aeris aut terrae habitudinem refundendum est. Ex his manat.

Corollarium I

754 strologiam judiciariam tanquam imposturam vanissimam, & Philosopho indignam repudiandam esse, tum quod a Sacris Litteris reprobetur,

damnetur a Conciliis Bracarensi, & Toletano, reprehendatur a Patribus, Summorum Pontificum auctoritate, legibus Canonicis, & Civilibus interdicatur; tum quod a sapientibus ómnibus risu explodatur: Certe divisio illa Caeli in 12 domos, in qua fundatur horoscopus, sive figura constitutionis caelestis, quae in momento nativitatis existit,

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en el aire, en el agua y en la tierra, hay una fuerza para agitar y mover estas partículas y, por consiguiente, para engendrar algunos efectos (sin duda cada uno juzgará cuantos habrán de acaecer considerando la distancia casi inmensa y la luz lánguida de los planetas fijos); sin embargo, nadie debe adherirse completamente a estas cosas a no ser que sea por la explicación de la luz, cuya acción debe ser tenida en virtud de una demostración. Y ya que la luz del sol es más fuerte que la luz de todos los astros, por ello a éste debe atribuirse sobre todo la causa de todos estos efectos. Lo cual, si por casualidad fuera observado que la mezcla del aire no es la misma todas las veces que el sol de la misma forma lanza sus rayos hacia la tierra, ello no debe achacarse a los astros restantes, sino a la peculiaridad del aire o la constitución de la tierra. De estas cosas surge.

Corolario I

754 ienso que la Astrología judiciaria debe ser repudiada como impostura demasiado vana, indigna de un filósofo, tanto porque es reprobada

por las Sagradas Escrituras; es atacada por el Concilio Bracarensi y el Toledano, es censurada por los Padres, está en entredicho por la autoridad de los Sumos Pontífices, por las leyes canónicas y civiles; porque es rechazada como con una risa por todos los sabios. Ciertamente esa división del cielo en doce casas, en la cual se basa el horóscopo, o por mejor decirlo, la estructura de la constitución celeste que existe en el momento de un nacimiento,

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commentitia est. Praeterea nec eadem fata eveniunt omnibus, qui eodem sidere nati sunt, ut patet exemplo geminorum Esau, & Jacob, qui & propensionem, & fortunam habuerunt diversissimam nec eodem gaudent horoscopo, qui similia fata experiuntur, pro ut manifestum est; quia multi simul pereunt naufragio, incendio, peste, pugna, cum tamen diversissimis temporibus in lucem editi sint. Ut nihil dicam suppositum totum artis hujus, adsumptum a numero septenario Planetarum, & a situ domorum caelestium, falsum esse. Primum ostenditur a Satellitibus Jovis, & Satumi imo, & Veneris uno; alterum, quia Constellationes quae tribuerunt nomen 12 Signis Zodiaci, juxta quorum ordinem 12 domos suas reperiri in Caelo ponunt, dudum a prístino loco jam 30 gradibus recesserunt. Sed nugis immorari non vacat.

Corollarium II

755 strologiam Aeroscopicam, seu quae tempestates, & aeris mutationes ex Astris vaticinatur, Philosopho respuendam esse; neque enim ars

haec vel ratione ulla, aut experientia firmatur, etenim quasdam ponunt Planetis inesse proprietates, hujusmodi vaticinatores; Saturnum frigidum, & siccum, Venerem Planetam calidum, & humidum, &c, quae suppositiones, non conjecturae sunt philosophicae, sed fabulosae; ¿cur enim unus calidus sit, humidus alter, quando omnes sunt

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está ya comentada. Además, no llegan las mismas predicciones a todos los que han nacido en un mismo signo como es patente con el ejemplo de los gemelos Esaú y Jacob, quienes por haber tenido un destino y una fortuna muy diversa no gozaron de un mismo horóscopo; los que experimentan similares desgracias, como ya se ha manifestado, porque muchos al mismo tiempo perecen en un naufragio, en un incendio, en una peste, en una lucha, cuando sin embargo, han nacido a la luz en tiempos muy variados. Que no diga que es falso todo supuesto de este arte, tomado del número de los siete planetas y del sitio de las cosas celestes. Primeramente se demuestra por los satélites de Júpiter y, por mejor decirlo, de Saturno, y por el único de Venus; en segundo, porque las constelaciones, que dieron su nombre a los doce signos del Zodiaco, los cuales, a su vez, sirven para encontrar sus doce casas, ya hace tiempo que se alejaron treinta grados del lugar primitivo. Pero no hay tiempo para detenerse en tonterías.

Corolario II

755 a "astrología aeroscópica", o, la que pronostica tempestades y variaciones del aire a través de los astros, debe ser rechazada por el filósofo; y en

efecto, tal teoría no se consolida por alguna razón o experiencia, pues los vaticinadores de esta manera consideran que ciertas propiedades se encuentran en los planetas: que Saturno es frío y seco; que Venus es un planeta cálido y húmedo, etc. Estas suposiciones no son conjeturas filosóficas, sino fantasiosas. ¿Por qué, en efecto, uno es cálido, el otro húmedo, cuando todos son

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massa opaca, a tellure nostra non multum abludentes? Experientia suam artem stabilire nequeunt; haec enim nititur repetita saepius observatione, Astrologi vero nec habent, nec habere possunt observationem, ubi ex simili stellarum positu similis fiíerit secutus eventus in rebus sublunaribus; quando per Astronomos certum est; eorundem siderum aspectum in compluribus annorum millionibus non redire; esti positio etiam ejusmodi rediisset, ea quoad omnia sidera ignota fuisset imperitis illis, cum ii ante praeteritum saeculum Planetas secundarios ignoraverint.

756 Neque faciunt pro veritatis praesumptione quidpiam praedictiones quandoque verae; quis est enim, inquit Cicero, qui totum diem jaculans non aliquando collimet, praeterquam quod longe plures falsae ad derogandam Astrologis fidem plurimum momenti habeant, innumera ejus rei sunt exempla. Sic anno 1524 ob magnas Planetarum Conjunciones in Aquario praedicebantur integra, ac certa diluvia, annus tamen erat serenissimus, anno 1586 venti & procellae propter Conjunctiones omnium Planetarum, cum tamen annus totus pacate exactus sit. Ipsi certe Astrologi non conveniunt inter se suis in praedictionibus: hinc Gallus quidam sibi coemit tot Calendaría, ut singulis diebus potuerit unum seligere conforme Caelo, quo fictum, ut diceret, suum Calendarium toto anno esse conforme Caelo, ac licet

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una masa opaca que no difieren mucho de nuestra Tierra? Por experiencia, no pueden afianzar su teoría; ésta, en efecto, se apoya en una más que frecuente observación continua, pero los astrólogos no tienen ni pueden tener la observación, cuando, por la posición similar de las estrellas, un acontecimiento se hiciera semejante en las cosas sublunares. Cuando es cierto entre los astrónomos que el aspecto de los astros mismos no vuelve en muchos millones de años; por más que la posición incluso haya regresado de alguna manera, ella, en relación a todos los astros ha pasado desapercibida para esos ignorantes, pues éstos, antes del siglo pasado desconocían los planetas secundarios.

756 Y no hacen, en honor a la verdad, que algo como sus predicciones alguna vez sean verdaderas. Pues quién hay, dice Cicerón, que diciendo disparates todo el día, no diga algo certero alguna vez, sólo que una enorme cantidad de falsedades los acompaña la mayoría de las veces, para que se pierda la fe en los astrólogos incontables son los ejemplos de este tipo. Así, en el año de 1524, debido a las grandes conjunciones de los planetas en Acuario, se pronosticaban completos y verdaderos diluvios; sin embargo, el año fue muy tranquilo. En el año de 1586 predijeron vientos y tormentas debido a las conjunciones de todos los planetas, cuando, sin embargo, todo el año transcurrió tranquilamente. En verdad los astrólogos mismos no concuerdan entre sí en sus predicciones. A partir de esto, un tal Galo se compró tal cantidad de calendarios, a fin de poder elegir uno para cada día en particular conforme al cielo, engaño con el que, como diría, su calendario estaba conforme al cielo en todo el año; y a pesar de

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vaticinia haec nonnumquam Calendarus inferantur, minime tamen evincitur sapientum consilio ista fieri, aut ab iis fidem his ineptiis tribuí, quando nullum facile quis in toto Orbe doctum Astronomum reperiet, qui non simplicitatem hanc indignanter respuat indignam docto, ut ait Amort.m

757 Fiunt nempe haec, ut consuetudini serviatur non aliter, ac dum medici ipsi tabulae phlebotomicae se accommodant, cujus fundamentum non alliud est, quam ordo numericus dierum a novilunio computatorum, qui nuUam vim habet. Certe Amort ait: tabula pro sectione venae, quae solet esse in Calendarus est tantum pro pueris, rusticis, & simplici plebe. Ob eandem inefficacem numerorum relationem de diebus criticis, annis climactericis opiniones fabulis accensendae sunt.

Corollarium III

758 ffectus Lunae falso, nimiaque credulitate adtribui. Ita creditur Luna lapides vi quadam peculiari corrodere, animalium ossa crescente Luna

medullae plena, senescente autem medulla vacua, & sanguine fere repleta esse putantur. Astaci, ostrea, multique alii pisces

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m Phys. Partic. P. I.9. 10.

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que estos vaticinios a veces se infieren de los calendarios, no obstante, en lo más mínimo se consigue que esto se produzca por el consejo de los sabios o que por éstos se conceda credibilidad a estos necios, ya que no es nada fácil que alguien encuentre a un astrónomo docto en todo el orbe, que no rechace con indignación esta simplicidad impropia de un sabio, como dice Amort79.

757 Naturalmente, hacen esto a fin de que se acomode no de otra forma a la costumbre; y, a la vez, los médicos mismos se adaptan a las tablas flebotómicas, cuyo fundamento no es ningún otro más que el orden numérico de los días contados a partir del novilunio, el cual no tiene influencia alguna. Rectamente dice Amort: la tabla en relación al corte de la vena, que suele estar en los calendarios, sólo es para niños, para incultos y para la plebe ingenua. A causa de la misma relación ineficaz de los números, las opiniones sobre los días críticos y los años climatéricos deben añadirse a las fábulas.

Corolario III

758 eñalé los efectos de la Luna sin razonarlo y con I excesiva credulidad. De esta forma, se cree que por la Lunan las piedras se corroen por una cierta

fuerza peculiar. Se piensa que los huesos de los animales están llenos de médula gracias a la Luna creciente, pero están con la médula vacía gracias a la menguante y casi están repletos de sangre. Se cree que los cangrejos, las ostras y muchos otros peces

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79 Phys. Partic. p. 1, q. 10.

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pleniores esse nova aut plena Luna, quam dimidiata existimantur. Verum haec inter temere vulgata merito reponantur; veri enim simillimum est, ait Cl. Rohaultius n solis calorem plurium annorum spatio haec, & saxa torrere, & conficere posse, quae igne paucis horis conficiuntur, quod cum contingit, minime mirum videri debet, si aéris humor tam saxa haec quam calcem in pulverem redigit. Similiter, prosequitur ille, falso existimatur, animal uim ossa crescente Luna medullae plena esse, vacua senescente, hanc enim rem cum amplius 25 annos observaverit ille, alia ossa medullae plena, alia vacua crescente Luna atque senescente semper comperuit.

759 Quamobrem alia adsignanda causa: illud verisimillimum quorundam animalium ossa medulla vacua esse, vel quia alimento defecerint, vel quia labore defessa fuerint: Falso quoque, & omnino adversante experientia creditum est, astacos, ostrea, &c. se pro varia Lunae acie implere, aut extenuare. Quod si piscium corpora aliquando minui videantur, hoc evenit vel ob alimenti defectum, vel undis tempestate commotis, aut etiam propria contentione nimium agitati, id quod iis verosimillimum videbitur, qui norint pisces in freto Caletensi, ubi aqua maxime agitatur, captos, plerumque minus plenos esse, quam eos, qui prope Bononiam, n Phys. Part. II. c. 27.

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gracias a la luna nueva o llena, son más abundantes que cuando está a la mitad. Sin embargo, estas cosas con razón se colocan entre las divulgadas por casualidad; en efecto, es muy similar a la verdad, dice el clérigo Rohaulcio, que el calor del sol en el espacio de muchos años puede secar y consumir estas cosas, incluso las rocas que se consumen en pocas horas con fuego; por lo cual, cuando acontece esto, no debe parecer admirable si el humor del aire convierte en polvo tanto las rocas como un guijarro80. Del mismo modo, continúa éste, se piensa sin razón que los huesos de los animales están llenos de médula por la acción de la luna creciente, vacíos por la menguante puesto que observó tal asunto por más de veinticinco años, y descubrió que unos huesos siempre están llenos de médula, otros vacíos, con la luna creciente y menguante.

759 Por esta razón otra causa debe asignarse: lo más verosímil es que los huesos de algunos animales estén vacíos de médula o porque carecieron de alimento o porque se extenuaron por el trabajo. Sin razón también, y completamente contrario a la experiencia se cree que los cangrejos, las ostras y demás, se robustecen o se debilitan debido a la faz distinta de la luna. Porque si los cuerpos de los peces a veces parecen disminuir, esto acontece, o bien por falta de alimento, o bien por las agitadas olas en una tempestad, o incluso porque son sacudidos en demasía por la tensión misma, lo que parecerá más verosímil a los que han estudiado a los peces en el mar caletense, donde el agua se agita muchísimo, se admite que son capturados la mayor parte del tiempo menos llenos que aquéllos que están cerca de Bononia,

80 Phis. Part. H, c. 27.

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ubi mare paulo magis tranquillum conquiescit, capiuntur. Ceteri demum effectus non humido Lunae influxui, sed praesenti tune atmospherae constitutioni, nempe, vel nimio humore vel noxiis aliis efluviis refertae, tribuendi sunt.

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donde el mar reposa un poco más tranquilamente. Los demás efectos, finalmente, no deben atribuirse al húmedo influjo de la luna, sino a la constitución de la atmósfera que esté presente entonces, es decir, por la excesiva humedad, o por otros fluidos nocivos.

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