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DIARIO DE UNA VOLUNTARIA
30 DÍAS EN EL PLAN 3000
RUT ESCODA SANCHEZ
DIA 1 (SÁBADO) Hoy es el primer día que estoy en el Plan 3000. Me siento nerviosa, feliz de volver a Santa Cruz e impaciente para ver como serán los próximos meses. Adalid me lleva al barrio. Un barrio que ya había conocido de pasada. Calles sin asfaltar, gallinas, caballos y perros paseando a sus anchas y todo tipo de basura en el suelo. Llegamos al colegio y buscamos al Padre Vicente. Con una mirada llena de curiosidad los vecinos nos guían hasta la casa de una familia. Resulta que el Padre pasa la mayor parte del tiempo con ellos, les apoya en todo lo que puede. Esperamos 10 minutos y sale. Es un hombre con una expresión dulce, me saluda con alegría y me da las gracias por haber venido. Me acompaña a la casa, me enseña la habitación y me explica con preocupación que están arreglando la cadena del baño para que esté lista. Quiere que esté a gusto en “mi nueva casa”. Un chico llamado Javier acompaña al Padre Vicente y se encarga de conseguir un par de tazas de té, una ollita y platitos. Con su ayuda y la de Manuel (uno de los niños que viven en la casa donde hemos ido a buscar al padre) preparamos un poco de pan con mermelada y té. Después de conversar y de que el Padre me comente la situación de algunas de las familias me invita a descansar lo que queda de día. Estoy tan nerviosa y con ganas de hacer tantas cosas que me limito a deshacer mis maletas. He traído dos. En una llevo material vario que puede servirme para hacer actividades con los niños, este material lo he conseguido de aquí i de allá. Incluso llevo dos paquetes de caramelos enormes que me regalaron! También llevo ropa y zapatos para regalar a la gente que los necesite. En la otra maleta llevo mis cosas de aseo, ropa para el calor y ropa calentita para cuando venga el frío. Termino en un momento y salgo a la cancha para ver si encuentro a algún niño o niña. No hay nadie. Paseo un poco y me siento perdida, un poco fuera de lugar. Cojo mi libro y me pongo a leer en la mesa que hay delante de la casita. Quiero estar a la vista de la gente del barrio para que los niños y niñas sepan que estoy allí. Para que vengan a conocerme si les apetece. Mi táctica funciona. En 30 minutos ya tengo conmigo a cinco niñas y su interrogatorio particular “¿como te llamas?”, “¿cuantos años tienes?”, “¿de dónde eres?”, “¿cuanto tiempo te vas a quedar?”. Es hora de comer y el Padre me viene a buscar para presentarme a la familia de Doña Inés. Comemos todos juntos. La familia está formada por Doña Inés y Don Cesar, sus tres hijos, la mujer de uno de ellos y tres nietos. Son una familia muy agradable, hemos hablado de Andorra y de lo diferente que es del Plan. Ha sido una comida muy agradable y me han hecho sentir como en casa. Voy con el Padre Vicente a conocer a los hermanos Hernandez. Me cuenta que son 7 niños de dos padres diferentes que viven prácticamente solos. Su mamá solo aparece algunas tardes para pasar un tiempo con ellos, ya que ella vive en una habitación que tiene alquilada con su pareja. Las chicas parecen muy dulces y tienen una sonrisa tímida. Dylan, de 13 años también me saluda con timidez. El hermano mayor no está, es un chico que suele pasar el tiempo bebiendo alcohol por la calle. Los dos
pequeños se enganchan a las piernas del Padre y no se sueltan. Cuando nos vamos para la cancha lloran cuando el Padre se aleja de ellos, así que nos acompañan. Su manera de llorar me choca, lloran con desesperación, como si les estuvieran arrancando un brazo. Tal vez lloran así por el sentimiento de abandono por parte de sus padres. Y el Padre también es como su papá. Finalmente voy a la casa a descansar un ratito, en estos ratos me doy cuenta de lo sola que estoy en este nuevo entorno, me pongo nerviosa y no consigo relajarme. Así que vuelvo a salir a la cancha con mi libro y algunos cuentos para hacerme visible por los niños y niñas. Y como antes, tiene sus efectos. En un rato ya tengo a las cinco niñas de la mañana y la niña pequeña de la familia Hernandez. Sus nombres son: Ana, Tania, Paola, Fanny, Dolo y María. Mientras jugamos, viene un señor que se presenta como Don Ernesto, es el encargado del mantenimiento de la escuela y viene a mirar el baño de la casita. Mientras lo repara me quedo jugando con las niñas. Despues de cenar se nos unen Dylan Hernandez y Manuel, parecen muy traviesos pero tienen ganas de conocer nuevos juegos. Jugamos al 1,2,3 pica la pared, me interrogan sobre los aviones, andorra, mi familia, etc. y jugamos en las hamacas/columpios. Es hora de ir a dormir. Ha sido un día agradable, en algunos momentos me he sentido perdida, en los momentos en los que estaba sola. Pero he disfrutado de la compañía de la gente que he ido conociendo.
DIA 2 (DOMINGO) Me quedé dormida enseguida y no me han despertado los ruidos típicos a los que me familiaricé durante mis primeras visitas a Santa Cruz. Me sorprendo a mi misma, los perros, los gallos, los camiones, la música de los vecinos… no he oído nada de eso. El viaje desde Andorra es cansado, aquí está la prueba. Pero el cambio horario me tiene despierta a las 5 a.m., cuando sale el sol. Doy vueltas en la cama sin saber qué hacer. Y surgen las preguntas, la preocupación, los nervios, la soledad. Estoy sola, lejos de casa y tengo 3 meses por delante. ¿Cómo va a ser? ¿Me llevaré bien con la gente del barrio? ¿Los chicos y chicas se animarán a pasar el tiempo conmigo? Soy una persona muy tranquila, a la que le gusta leer y los juegos de lógica y estrategia. Jugar al fútbol o al básquet no es mi fuerte. ¿Y si los chicos a los que se supone que tengo que apoyar no sienten interés por lo que tengo que ofrecer? Ya son las 7 a.m. El tiempo pasa muy lentamente. Me levanto y vuelvo a organizar mi ropa y mis libros. Dejo en la maleta todo lo que voy a usar menos durante estos meses; la ropa de abrigo, los caramelos y bolígrafos (que quiero regalar en alguna gimcana), los zapatos y los medicamentos. Creo que no me va a faltar de nada. De todas formas siempre puedo ir a comprar cosas si me surge la necesidad. Las 8 a.m. estoy aburrida y nerviosa, no sé que hacer. Me pongo a limpiar la casa y a mirar si hay cucarachas/chulupis a la vista. Por suerte solo he encontrado un par de arañas que se comerán a los mosquitos que consigan entrar a pesar de las mosquiteras. Las 9:30 a.m. Es domingo así que me visto con ropa más o menos adecuada para ir a misa. Las únicas veces en las que he ido a misa ha sido cuando estuve en casa Maín. Me quedó claro que en Santa Cruz, Dios es una de las cosas que más une a la gente de los barrios. Gracias a Dios, la gente se encuentra en la iglesia, se siente acompañada y tiene un momento para relajar la mente, cantar, creer y meditar sobre su vida. He decidido que también yo iré a misa. Así me haré ver. Creo que es importante aprovechar mis primeros días de manera que la gente vea que he llegado a Plan. Así que salgo de casa y busco la iglesia, ayer me contaron más o menos por donde quedaba. Por el camino me encuentro a las cinco niñas que ayer estuvieron jugando conmigo. Les propongo que vengan conmigo a misa. Se apuntan en seguida, pero primero tienen que pedir permiso a su mamá. La mamá al principio no se cree que se vayan a misa así que tengo que ir a hablar con ella. Nos presentamos y charlamos un rato. Es una mujer muy agradable, me siento mejor y algunas de mis preocupaciones desaparecen. Seguro que estaré bien, la gente de Santa Cruz es genial y acogedora. Una vez en la iglesia, nos sentamos detrás a escuchar. La atención de las niñas hacia el padre Vicente dura 10 minutos. Enseguida empiezan a pasearse y a jugar fuera de la iglesia. Voy con ellas para vigilar que no se vayan solas por allá. En seguida veo que eso de ir a misa con los niños y niñas no será tarea fácil. Así que al cabo de un rato llevo a las niñas al parque. A la hora de almorzar voy a casa de Doña Inés y paso un rato muy agradable con la familia. Doña Inés se ofrece en acompañarme más tarde al Hipermaxi para comprar algunas cosas para el desayuno. Hasta que llegue la hora
me pongo otra vez a leer en la cancha, esta vez llevo conmigo un enorme pareo y tres cuentos infantiles que me encantan. En seguida aparecen las cinco niñas y les pongo el pareo para que se sientan a gusto sentadas en el suelo. De esta manera nos ponemos todas a leer, cada una un libro/cuento diferente. Doña Inés y yo vamos al Hipermaxi en micro. El Hipermaxi es un gran supermercado parecido a los que tenemos en Andorra y se encuentran productos de marcas que ya conozco. Así que me decanto por comprar avena, cereales, leche... Aprovecho y cojo champú, desodorante y gel, ya que para ahorrar espacio y peso en la maleta decidí no traerlos y comprarlos en el destino. Finalmente compro una targeta (un chip) para el movil y poder comunicarme con la familia. Una vez todo echo volvemos para la escuela. De camino nos encontramos con un chico (Nelson) con el cual había hablado alguna vez por internet, ya que las chicas que estuvieron en agosto pasado me habían pasado su contacto para que no me sintiera sola al llegar al Plan 3000. Nos saludamos y me dice que cuente con él si necesito cualquier cosa. Al alejarnos, Doña Inés me comenta que este chico bebe mucho y que vaya con cuidado. Tomo nota, lo tendré en cuenta. Voy a cenar. Después saco un juego de parchís que he traído y juego con los mismos niños que vinieron anoche conmigo. Hoy han venido 3 niños más. Les explico el juego y pasamos un rato muy agradable riendo y charlando. Es hora de ir a dormir. Ha sido un día largo y a la vez entretenido. Me siento feliz.
DIA 3 (LUNES) Hoy es el primer día de clase. El padre Vicente me ha explicado que tengo tres opciones: pasar el día en la guardería, en la escuela o partirme. Hemos decidido que pasaré la mañana en la guardería y la tarde dando apoyo escolar a los chicos y chicas que lo necesiten. Así que vamos a la guardería a conocer a María, la directora. Es una señora muy agradable y me cuenta que crearon la guardería ya hace unos cuantos años con el padre Vicente para poder ayudar a las familias que lo necesitan. La mayor parte de los niños que asisten a la guardería son hijos de madres solteras que no se pueden encargar de sus hijos porque tienen que ir a trabajar. Otros niños forman parte de familias tan pobres que se pasan el día tratando de conseguir algo de dinero para la casa. Me comenta que para muchos niños y niñas el desayuno y el almuerzo que se les da en la guardería son la única comida que reciben al día. Cuando comentamos el tema del horario, Doña Maria nos explica que necesitan más apoyo en la tarde que en la mañana. Finalmente vuelvo con Padre Vicente al colegio para hablar con el director sobre las necesidades del colegio. El director nos comenta que necesitan más ayuda en la mañana pero que hay algunos chicos que necesitan urgentemente que alguien les dé apoyo escolar durante las tardes. De manera que me llevan al aula de primer curso y me presentan a la profesora Jenny y a los alumnos de ella. Les contamos que seguramente a partir de hoy voy a estar con ellos en clase. Me quedo con ellos el resto de la mañana. Por primera vez, veo como se dan clases en Bolivia y aunque la profesora Jenny es súper dulce y paciente con los niños, me choca ver la manera que tienen de trabajar la lecto-‐escriptura. Durante lo que queda de mañana, hacemos un dictado de palabras. Muchos de los niños no tienen el nivel ni la capacidad de escribir las palabras dictadas y se frustran al ver que no saben ni por donde empezar. A la vez hay unos cuantos que escriben sin muchas complicaciones y se aburren mientras esperan a que los otros terminen. En el aula son 36 niños y niñas de 6 años, apretados y en pupitres de dos en dos. Soy estudiante de magisterio y me aterroriza ver el panorama. En la universidad se me ha hablado de aulas espaciosas, en las que el alumno se puede pasear y usar diferentes materiales que le permiten construir su aprendizaje dependiendo de su nivel, sin frustración ni aburrimiento. Me doy cuenta de que las aulas de la mayoría de escuelas de Bolivia son todo lo contrario a lo que se me ha enseñado en la universidad. Ya sabia como era el sistema educativo de aquí después de ver los deberes de las niñas de casa Maín, pero ver el funcionamiento de un aula en directo y participar en él me ha chocado más y me ha hecho sentir impotencia. Al terminar el horario escolar (a las 12 a.m.) vuelvo a casa de Doña Inés y luego descanso hasta las 2 p.m. A las 2 p.m. me encuentro con Sor Lorenza, su rol en la escuela es parecido al del director aunque no sé exactamente que papel tiene. Se nota que tiene mucha importancia en la organización de la escuela y me presenta a Maribel. De echo ya la
conozco, es la nieta de Doña Inés. Resulta que en el bimestre pasado suspendió la mayoría de asignaturas. Se nos une Isabel, la mamá delegada del colegio y ella y Sor Lorenza me piden que ayude a esta chica por las tardes para que empiece el nuevo bimestre con buen pie y no tenga que repetir de curso. Así pues, miramos todos los cuadernos que tiene para ver qué es lo que tiene atrasado y Sor Lorenza me cuenta que la chica tiene que recuperar todo lo que no hizo en el bimestre pasado y además hacer los deberes que le vayan dando en este. Por dentro me siento desesperada, los deberes y apuntes que tiene que recuperar Maribel me parecen terriblemente aburridos y poco educativos, además tiene una barbaridad de tareas. Por suerte Isabel (la mamá delegada), le propone a Sor Lorenza que la chica solo recupere y esté al día en lo que se refiere al bimestre actual, ya que las asignaturas pasadas ya están suspendidas. No aportaría nada a la chica recuperar todo lo perdido a base de copiar lo que tienen sus compañeros apuntado. Me siento aliviada por mi y por la chica. La miro y veo que se siente avergonzada al ver todo lo que no ha hecho a lo largo del pasado bimestre. Finalmente Sor Lorenza y Isabel se van y me quedo con la chica haciendo deberes. A las 6 p.m. cenamos. Por la noche vuelvo a sacar el juego del parchís y los cuentos que he traído. Cuando llegan más niños jugamos al 1,2,3 pica pared. Hoy han venido 5 chicos más. En total somos 15. Me voy a dormir. Ha sido un día largo. Me he sentido impotente al ver la forma de enseñar a los niños y niñas. Al ver la cantidad y el tipo de deberes que se les da.
DIA 4 (MARTES) Después de alistarme para empezar mi nuevo día voy a ver al Padre Vicente para comentarle que me han pedido que ayude a Maribel por las tardes, cosa que creo que es importante. Así que le propongo de ir por la mañana a la guardería y dedicar la tarde a dar apoyo escolar a los chicos y chicas que más lo necesitan. Él está de acuerdo en seguida y me comenta que Roberto y Pablito Hernandez también deberían venir por las tardes. Una vez nos hemos puesto de acuerdo nos dirigimos a la guardería para comentarles el nuevo planning. Paso la mañana (8 a.m. – 12 p.m.) en la guardería. Al llegar, los niños y niñas desayunan, de manera que ayudo a las educadoras a lavarles las manos, a ponerles los baberos y a darles de comer. Al terminar pasamos lo que queda de mañana en el patio, donde los pequeños se pasean, se balancean en los columpios o juegan con las pelotas. Me parece poco estimulante para los niños. Finalmente me invento un par de juegos con las pelotas que consisten en ir pasándolas, primero con las manos y luego con los pies. Al fin llega la hora de darles de comer y repetimos el ritual: lavar manos, poner baberos, dar de comer, lavar manos y quitar baberos. Finalmente les llevamos a dormir. Nada mas ver la habitación me sorprendo. ¡Los pequeños duermen en literas! En Andorra eso seria una temeridad. Pero mi sorpresa es enorme cuando veo a los pequeñajos de 2 añitos subiéndose a las literas con total normalidad. Duermen dos niños en cada colchón y yo y las educadoras les ponemos a dormir. Durante esta mañana me he fijado en algunos de los niños y niñas de los que están conmigo. Hay una niña que se ha pasado toda la mañana llorando y dándole la mano a una educadora. También hay dos niños que se pelean todo el tiempo (se muerden, se intentan meter los dedos en los ojos…) ¡nunca había visto a unos niños pelear de esta manera! Hay dos niñas y un niño que no se han despegado de mi y querían jugar todo el tiempo con las pelotas. Los demás van bastante a su aire y juegan a lo que les apetece sin fijarse mucho en los demás. A las 12 p.m. me he ido para la casa de Doña Inés a comer. Son las 2 p.m. y Maribel y yo nos ponemos a hacer tareas. Como tiene muchos deberes atrasados las tareas se basan en copiar los apuntes de diferentes materias que le han prestado las compañeras en el cuaderno correspondiente. Finalmente recogemos y vamos a cenar. A las 8 p.m. Saco los cuentos, el parchís y pongo un poco de música para animar a los chicos del barrio a acercarse. Hoy somos 17 niños. Los niños que vienen están entre los 3 y 13 años de edad. Hasta el momento no han venido más mayores, que son los que debería intentar atraer más para evitar que se metan en líos. Creo que me será difícil, ya que yo siempre he tenido más afinidad con los más pequeños. Espero que a medida que pasen los días vengan algunos chicos y chicas de entre 13 y 16 años.
A las 9 p.m. recogemos los juegos entre todos y nos vamos a dormir. Ha sido un día diferente, tranquilo. Me ha servido para familiarizarme con mi labor en el Plan 3000 a partir de hoy.
DIA 5 (MIÉRCOLES) A las 7.30 p.m. salgo de casa para ir a la guardería. Por el camino me cruzo a algunos niños que llegan tarde a la escuela, me fijo en la gente del barrio, las casas… Es un barrio tranquilo y humilde. Todo el mundo se conoce y saluda. Cuando llego a la guardería me encuentro con los padres que van a dejar a los niños y me saludan con miradas llenas de curiosidad. Veo que los niños y niñas tienen asignado un perchero y dejan sólitos la mochila en su sitio. Me parece una muy buena iniciativa para que los pequeños tengan más autonomía, aunque a decir verdad en Bolivia los pequeños son muy autónomos desde una edad temprana ya que se les deja mucho tiempo en compañía de sus hermanos mayores (o no tan mayores) y se espabilan por necesidad. Así pues paso la mañana (8 a.m. – 12 a.m.) en la guardería. Los niños y niñas desayunan y pasamos el resto de la mañana en el patio con las mismas actividades del día anterior (pasearse, columpios o jugando a pelota). Así pues vuelvo a jugar con las pelotas, añadiendo otro juego que consiste en tirar la pelota al aire y que la recojan levantando las manos al cielo. También descubro que a los pequeños les encanta ver las gallinas que hay al otro lado de una de las esquinas del patio y me paso un buen rato levantándoles de uno en uno para que las vean. Finalmente llega la hora de darles de comer y luego les llevamos a dormir. A las 12 p.m. voy casa de Doña Inés para almorzar. Después de comer voy a casa a descansar y a avanzar con un trabajo de la universidad. A las 2 p.m. salgo a la cancha para hacer deberes con Maribel. Hasta las 2.30 p.m. no llega. Y una vez instalada seguimos con la emocionante tarea de copiar todo lo que hay en los cuadernos de sus compañeros. Me doy cuenta de que le cuesta mucho leer lo que hay escrito, así que me pongo a dictar y así va más rápido. Hace muchas faltas y me propongo buscar algún momento cada día para trabajar en eso. Finalmente recogemos y vamos a cenar. A las 8 p.m. Saco los cuentos, el parchís y de la misma manera que ayer pongo un poco de música. Vienen los mismos niños que ayer y a las 8 p.m viene Nelson y charlo un rato con él. Mientras hablamos le comento que me gustaría ir un día a comprar algunas cosas para poder usarlas por la noche con los niños y niñas. Entonces me propone ir mañana al medio día en su coche a buscar lo que necesite. Me parece muy buen chico y aunque recuerdo el aviso de Doña Inés decido darle un voto de confianza. Tengo claro que no quiero que la opinión y prejuicios de la gente del barrio condicione mi relación con las personas que me vaya a encontrar. Soy consciente de que aunque la gente de Santa Cruz es muy agradable y acogedora también es muy chismosa. A las 9 p.m. el padre Vicente viene a saludarnos y a ver como estoy. Se le ilumina la cara al ver a tantos niños jugando, pero nos dice que es hora de cerrar la cancha. Me despido de los chicos y les deseo buenas noches. Estoy súper cansada y me meto en la cama en seguida. Parece que ya empiezo con una rutina y siento que he aprovechado el día. Sobretodo estoy contenta de que hayan venido los mismos chicos que ayer y que se lo hubieran pasado suficientemente bien como para repetirlo hoy. Me siento a gusto.
DIA 6 (JUEVES) Como los días anteriores paso la mañana (8 a.m. – 12 a.m.) en la guardería. Los niños y niñas desayunan y después (para variar con los días anteriores) vamos a un espacio cerrado en el que se les dan pelotas de distintos tamaños para jugar y estamos así hasta las 9.30. Entonces recogemos las pelotas y las educadoras traen tapones de botellas de plástico y los niños y niñas juegan con ellos. Me parece bien que les propongan esta actividad ya que así cambian de la rutina de estar en el patio, aun así creo que se les podrían dar tapones de diferentes colores y tamaños, u otros materiales para que puedan hacer combinaciones distintas. Me quedo un rato con la niña que siempre está llorando y me propongo intentar que juegue un rato y se distraiga un poco, así que me siento con ella y le enseño los tapones hasta que se pone a jugar. Cuando lleva un rato jugando me separo un poco de ella, hasta que finalmente me voy de su lado y se queda jugando un buen rato sola. ¡Objetivo logrado! …Hasta que se da cuenta de que esta sola y repito mi táctica. Finalmente a las 11 p.m. les damos la comida y enseguida los ponemos a dormir. A las 12.30 p.m ya estoy comiendo en casa de doña Inés. Después de comer le mando un mensaje a Nelson para que sepa que estoy lista para ir a comprar y me preparo la riñonera con todo lo que necesito. Hago una lista de lo que creo que puedo necesitar, cojo la fotocopia del pasaporte y un poco de dinero. Al cabo de 10 minutos llega Nelson y salgo por la puerta de atrás de la casita para no tener que dar toda la vuelta. Nos saludamos y me dice que iremos a un mercado bastante grande en el que se encuentra de todo. Como el no tiene ni idea de donde están las cosas que necesito vamos preguntando a la gente y a la 1.30 decidimos volver para la casa. Llego a casa con: un cubo de legos, un juego de ajedrez y unas damas, unos animales de plástico de la sabana, hojas blancas, colores y dos paletas de acuarelas con pinceles. Si lo cuidamos lo podremos aprovechar bien. A las 2.00 p.m. estoy lista esperando a Maribel. Vuelve a llegar tarde y como los anteriores días seguimos con la tarea de ponerse al día. Empiezo a pensar que tiene algún problema en la vista o disléxia (ya que cambia las letras de orden) pero como no soy ninguna experta en el tema tampoco puedo asegurarlo. Decido comentar el tema de la vista durante la cena, para descartar si necesita gafas. Recogemos y vamos a cenar. Durante la cena me comentan que los profesores también les han sugerido que hagan una revisión de la vista y deciden que durante la próxima semana vaya a ver al médico (uno que visita la escuela un día por semana). Son las 8 p.m. y estoy contenta de tener otras propuestas para los chicos que vengan. Así que hoy decido sacar los colores, los cuentos y las damas. Tienen mucho éxito. Sobre todo los colores, cada niño ha echo mínimo dos dibujos. Supongo que eso se debe a que no tienen muchos momentos para usar su creatividad de manera libre. A los chicos de 13 – 14 años las damas les han encantado, ya sabían jugar y no tardan en preguntarme si tengo ajedrez. Como las mesas en las que estamos tienen los tableros dibujados, se hace posible que unos jueguen a ajedrez mientras los otros están con las damas. Hoy han venido un par de chicos más, amigos de Manuel y Dylan y han estado
compitiendo. He encontrado muy positivo que les haya gustado el ajedrez, ya que mi objetivo era promover que los chicos desarrollaran la estrategia y la lógica. El ajedrez es perfecto para eso. A las 9 p.m. les pido que recojan los juegos y los colores, “ya que es importante cuidar el material para que podamos usarlo más veces”. Nos damos las buenas noches y voy a casa. Intento mandar un mensaje a mi familia. Estos días me he dado cuenta de que a pesar de tener internet no me funciona demasiado bien, va muuuuy lento. Ha sido un buen día y estoy contenta de que a los chicos y chicas les hayan gustado las nuevas propuestas.
DIA 7 (VIERNES) Hoy es Viernes. Voy a la guardería y la mañana transcurre igual que las anteriores. Volvemos a pasar toda la mañana en el patio. Jugamos a pelota, visitamos a las gallinas y los niños me preguntan el nombre de las cosas que hay dibujadas en el mural de la pared del patio. La actividad que más les ha entretenido hoy ha sido la de ir por todo el mural señalando los arboles y animales pintados en el mural. Una vez lo terminábamos volvíamos a empezar. Después les damos la comida y finalmente a dormir. La manera de hacer de la guardería no me gusta nada, aunque están muy bien organizados, hacen las cosas de manera muy mecánica y no se estimula lo suficiente a los niños A las 12p.m. he ido a comer y Maribel me ha recordado que por la tarde tiene clases y que por lo tanto no va a venir a hacer tareas. Mientras estoy en la casa avanzando el trabajo de la universidad vienen Ronald, Dakota y Gema, tres hermanos que han estado viniendo varias noches a jugar. Me piden que les saque algún juego así que nos ponemos a jugar con el lego y construyen torres. A las 2 p.m. empiezan a entrar en el colegio los alumnos de secundaria y veo que van a cerrar la escuela así que les digo a los hermanitos que vuelvan a casa para comer y que a la noche nos vemos. Como durante la tarde no tengo nada que hacer voy a la casita y me pongo a limpiar un poco y a leer. Me siento un poco sola y por un momento me cuestiono si no se me hará largo estar tanto tiempo aquí sola. Sin amigos ni nadie a quien conozca. Me pongo a leer un rato y al final decido escribirle a Nelson para ver si le apetece ir a hacer alguna cosa. Después de un rato me propone de ir a comer un helado y decido aceptar. Me lleva a un sitio no muy lejos y comemos un helado mientras hablamos de lo que he hecho estos días y él me cuenta un poco de su familia y de cómo el padre Vicente les ayudó cuando era pequeño. A las 5 volvemos a la casita y me preparo para ir a cenar. Durante la cena Maribel me dice que los profesores están contentos porque se ha puesto al día. Después de cenar voy a la casa y saco el ajedrez, las damas, los legos y los cuentos. También pongo música. Ahora cada noche vienen más o menos los mismos niños, de media unos 13-‐15 desde los 3 hasta los 15 años. Ha sido un buen día, aunque por momentos me he sentido sola y un poco fuera de lugar.
DIA 8 (SÁBADO) Es sábado. Me levanto tranquilamente y limpio la casa, ya que hasta las 9 – 10 a.m. no viene ningún niño. Finalmente saco los colores, las hojas y las acuarelas. No tardan en llegar Dakota, Gema, María, Roberto, Pablito y Elisa. Se ve que las chicas disfrutan mucho pintando y no paran de pedir hojas y más hojas. Como los niños son más pequeños y tienen otras necesidades a la hora de jugar, decido sacarles los animales de la sabana. ¡Les encantan! Pongo en el suelo el gran pareo que he traído y les dejo jugar encima. Este echo genera un clima más acogedor y hogareño. Veo que se sienten muy a gusto y me fijo en el tipo de juego que tienen. Se limitan a hacer que los animales se peleen. Se nota que no están acostumbrados a jugar mucho y que hasta ahora no se les ha estimulado lo suficiente. Al cabo de un rato llegan Camila y Gala, la sobrina y la hija de Doña Hortensia, la portera. Son muy dulces y me piden vergonzosas si pueden pintar un poco. Así se nos va la mañana, entre colores y hojas. Llegada la hora de almorzar recogemos y lavamos bien los pinceles entre todos. A los pequeños les pido que recojan los animales en el cubo y como no les veo muy convencidos les ayudo a hacerlo. A la hora de comer, hablando con Doña Inés veo que tiene ganas de charlar y de salir a pasear. Los voluntarios que estuvieron en octubre (Núria y Albert) me comentaron que era muy buena mujer pero que tenia bastantes preocupaciones y que alguna vez habían ido a pasear con ella. Así pues, le propongo ir por la tarde a pasear con sus nietos. Se le iluminan los ojos y decidimos que podemos ir a la Villa, un barrio que está de fiesta (me parece entender que es como la “festa major” del barrio). A las 4 p.m nos encontramos Maribel, Nico (su hermano), Gloria (su mamá) y Doña Inés. Vamos en micro hasta la villa y allí vemos que hay como pequeñas atracciones y puestecitos con premios y dulces. Paseamos por todas las ferias y al final Nico se sube a un castillo inchable mientras Maribel y yp vamos a la noria. Cuando ya empieza a oscurecer volvemos a casa a cenar. Después de cenar pongo música, saco los juegos de siempre y vienen los niños y niñas. Hoy no son tantos (unos 10 niños y niñas), ya que empieza a hacer frio y parece que algunos chicos prefieren quedarse en casa. Hoy tampoco hemos jugado tanto sino que hemos estado charlando de sus aficiones y aprovecho para preguntarles si tienen alguna propuesta para mañana hacer algo diferente. Finalmente tenemos la idea de cocinar algo. Les propongo de hacer galletas. Se muestran muy emocionados y les digo que se lo comenten a sus amigos para que vengan mañana. A las 9 p.m. nos damos las buenas noches y me voy a dormir. Hoy ha sido un día diferente, me siento contenta por el paseo que he hecho con la familia de Doña Inés, lo hemos disfrutado mucho, además yo ya tenia ganas de salir un poco del barrio. Estoy motivada con la idea de hacer actividades de cocina y he decidido que cada domingo haremos algo diferente.
DIA 9 (DOMINGO) Me levanto a las 7 a.m. y me pongo a lavar la ropa que he acumulado los últimos días. No estoy acostumbrada a lavar la ropa a mano, en mi casa de Andorra tengo una lavadora y secadora que me hacen todo el trabajo. Aquí es un poco más costoso, pongo un poco de jabón por aquí, un poco de jabón por allá y empiezo a frotar. Esta es la parte fácil. Lo difícil para mí es enjuagar todo el jabón. Recuerdo que el año anterior, en Casa Maín en alguna ocasión se me había quedado jabón en la ropa y se me quedó manchada, de manera que tube que lavarla dos veces. En esta ocasión me aseguro de enjuagar bien la ropa i de escurrirla bien antes de colgarla. Cuando ya estoy terminando de lavar la ropa, aparecen Camila y Gala y se quedan un rato viendo como lo hago. Parece que tanto a las niñas de Casa Maín como a las del Plan 3000 les encanta ver como los voluntarios se espabilan para lavarse la ropa. Supongo que se ve a simple vista que no estamos acostumbrados a hacerlo. Solo hace falta ver la gran redonda mojada que se me ha quedado en la camiseta. A las 9.30 a.m. decido que no iré a misa. Si voy con algunos niños, estos no atenderán y estarán jugando todo el rato, como me paso la semana anterior. Prefiero quedarme en la cancha y jugar con los chicos y chicas que no vayan a misa. Aun así no vienen demasiados niños. Dejo que Gala y Camila dibujen un ratito y a las 10.30 a.m. llega Elisa y me explica que se acaba de despertar. Entonces decido sacar unas cartas que he traído des de Andorra para ver como se juega y enseñarles a las chicas. Es un juego de estrategia. Las chicas tienen que conseguir construir un castillo de un solo color a partir de la compra de los trocitos de castillos y combatiendo con las brujas con la ayuda de las hadas. El juego les encanta y jugamos un buen rato. Más tarde viene un rato un niño llamado Toni (me explica que vive al lado del colegio) y jugamos al pilla pilla. En un momento Toni se ha caído y Elisa le ha dicho que su papà le pegaría, cosa que me ha sorprendido y aterrado. No entiendo como alguien puede pegar a su hijo por caerse. Jugamos un rato más hasta la hora del almuerzo. Les recuerdo que a las 16h haremos galletas. Hoy a la hora del almuerzo nos ha acompañado el Padre Vicente y hemos comido espaguetis, como buen italiano que es se ha emocionado al verlos, aunque creo que no le han parecido tan ricos como los de su país natal. Hemos charlado un rato y le he contado el taller que he preparado por la tarde, el cual le ha parecido muy buena idea. Doña Inés se ha ofrecido en dejarme recipientes y utensilios en el caso de que las necesite y le he pedido un bol y un rodillo para amasar. Después he hablado con el Padre sobre mi semana en la guardería y dando apoyo escolar. Le he comentado que en la guardería están muy bien organizados y que no aporto demasiado. Creo que puedo ayudar más en la escuela, en la cual está la profesora sola con muchos alumnos. Además en toda la semana no he mantenido ninguna conversación con las maestras de la guardería y me he aburrido un poco. Por otro lado, le comento que si quiere mandarme a Roberto y Pablito Hernandez como me comentó en un principio no tengo ningún problema. Con todo eso me dice que entonces mañana iremos al colegio (ya que él está de acuerdo con lo que le he comentado) y que hablará con la mamá de los pequeños para que vengan a hacer el apoyo escolar.
Después de almorzar, tenia ganas de charlar con alguien que no fuera un niño o niña y le he escrito un mensaje a Nelson para ver lo que estaba haciendo. La verdad es que hay momentos en que necesito charlar con alguien, eso me recuerda que Carla y Sergio no suelen poner a los voluntarios solos en un destino, la cual cosa ahora veo que es muy acertada. Los otros años siempre tenía a alguien con quien charlar y compartir impresiones. Al cabo de un rato Nelson me contesta y me pregunta si quiero ir a dar una vuelta. Acepto encantada y le comento que tengo que ir al Hipermaxi a comprar algunos ingredientes para las galletas. Y eso hacemos. Aprovecho que en el Hipermaxi hay wifi para buscar una receta fácil y enseguida estoy por el súper comprando harina, huevos, azúcar y mantequilla. Al ver unos moldes con formas de animales decido comprarlos. Finalmente volvemos a la escuela para guardar las cosas. Es en ese momento en que me doy cuenta de que no tengo ni idea de cómo funciona el horno y Nelson me enseña a usarlo. Es un poco extraño para mí. Va con gas y no se enciende automáticamente, de manera que tengo que sacar la placa inferior del horno y con un trozo largo de papel con fuego hay que abrir el gas. Una vez echo se vuelve a poner la placa del horno y se cierra la puerta para que se caliente. No sé si será porque he puesto cara de susto o porque le ha parecido que no he entendido nada pero enseguida Nelson se ofrece en quedarse a hacer las galletas con nosotros y ayudarme con el tema del horno. La verdad es que le estoy agradecida y le digo que si le apetece por supuesto que se puede unir al taller. Así pues nos ponemos a preparar todos los ingredientes y utensilios en la mesa de fuera para poder empezar enseguida que lleguen los niños y niñas. Mientras, me va contando un poco sobre su familia. Su padre murió cuando era pequeño, dejando a su mujer sola con 8 hijos. Entonces el Padre Vicente les ayudó muchisimo y tomó un rol esencial para ellos. Pasaron hambre y malos momentos pero con el tiempo la situación de la familia fue mejorando y ahora todos sus hermanos y hermanas ya están casados, con hijos y trabajando. Su historia es una más de todas las que hay en el Plan 3000 y me deja pensando en qué hubiera echo toda esa gente sin la ayuda del Padre Vicente. A las 16.00 p.m. empiezan a llegar algunos niños y les dejo jugar 30 minutos con el parchís y el lego a la espera de que estemos todos. Finalmente son unos 10 niños y niñas. Al principio todo es un poco caótico porque todos los niños empiezan a tocar todos los ingredientes y tienen prisa para hacerlo todo ellos mismos, sin pensar en los demás. Así pues les mando a lavarse las manos. Maribel también ha venido. Como es la mayor de todos, le gusta mucho la repostería y su abuela le ha enseñado bastantes cosas, le dejo tomar el rol de “profesora de cocina”. Así pues les digo la cantidad que se necesita de cada ingrediente y ella se encarga de que todo se mezcle en el gran bol. Una vez todo en el bol, les propongo que se turnen para mezclarlo todo y cuando la masa esta bastante compacta Maribel reparte pequeñas bolitas a cada uno para que todos puedan amasar.
El ambiente es muy agradable y cada uno se esfuerza al máximo con su bolita mientras charlamos de diferentes cosas. Cuando veo que están todas las bolitas bien amasadas, las juntamos y Maribel se encarga de amasarlas y aplanarlas para poder darle forma con los moldes. Entonces Nelson, que a estado ayudando y charlando con nosotros todo el tiempo me vuelve a enseñar a encender el horno. Llevo la bandeja a la mesa y empezamos a poner la masa. Enseguida queda claro que tendremos que poner más de dos bandejas en el horno, de manera que pongo una y empezamos a esperar. Entonces una chica (no me acuerdo de su nombre) ha propuesto echarle chocolate por encima a las galletas. En un grupo de 4 voluntarias han ido a comprar barritas de chocolate para fundirlo y cubrir las galletas. Cuando han llegado, mientras esperamos ha que se acabara de cocer la segunda bandeja de galletas Maribel, Gema y María (las más mayores) se han organizado para fundir el chocolate en la cocinita. Finalmente, con un buen trabajo en cadena empiezan a cubrir las galletas con chocolate y las ponen en bolsitas para que cada uno de ellos se las pueda llevar a casa. Mientras hacíamos todo esto se han acercado cinco niños más que también quieren hacer galletas y les he dejado el ajedrez un rato mientras terminábamos con las primeras. Ahora guardamos el juego y nos repartimos por la mesa. Los que ya han hecho las galletas quieren hacer más y como queda suficiente cantidad de ingredientes y han trabajado bien decido que volvamos a hacer más. Esta vez, les tienen que enseñar a los otros niños cómo se hace. Y sin mi ayuda, se han puesto manos a la obra. Me encanta verles así, ya que creo que esta actividad les aporta muchos aprendizajes y se coordinan muy bien, yo solo estoy de mediadora y les hago compañía. ¡Están tan emocionados y motivados! Definitivamente haremos esto cada domingo. Además, así tienen comida que llevar a casa y se van con la sensación de haber hecho algo útil, ya que algunos de los niños que están aquí parece que vienen de familias bastante pobres (la ropa que llevan está destrozada). Llega la hora de cenar y aún estamos horneando las galletas, así que mando a María Isabel a casa y le digo que me disculpe ante Doña Inés. Hoy ya me haré una tortilla yo misma. Hasta las 8 p.m. estamos haciendo galletas y las repartimos por igual, aunque a los niños que tienen muchos hermanos les damos algunas más. Les explico que a partir de ahora cada domingo haremos alguna receta. Limpiamos y les mando a casa a comer y/o a llevar las galletas. Aprovecho para hacerme una tortilla y también invito a Nelson. Al cabo de 10 minutos saco los juegos y vienen unos diez niños y niñas a jugar, algunos de los cuales también han estado toda la tarde conmigo. A las 9.30 p.m. cierran la cancha, nos despedimos y me voy a dormir. Ha sido un día divertido e intenso. Estoy muy cansada y a la vez satisfecha de cómo ha ido.
DIA 10 (LUNES) Buenos días! Primer día de clase! Suena el timbre y las niñas y niños de la escuela Renata Preto se disponen a formar en la cancha. Los profesores y los alumnos intercambian saludos para empezar el día y finalmente se ponen a cantar el himno de Bolivia mientras la bandera se va alzando. Es una imagen impactante. Todos los alumnos de la escuela uniformados y dispuestos en formación de los más pequeños (1º de primaria) a los mayores (bachillerato). Todos cantando al unisono el himno de su país. Una vez han acabado el director dice alguna cosa por el micrófono y ahora cantan el himno del departamento de Santa Cruz, mientras también se alza la bandera cruceña. Terminan de cantar el himno y nos dicen que podemos ir al aula. En filas ordenadas las niñas y niños se dirigen a su clase. Yo sigo a los alumnos de 1º de primaria. Se sientan en los pupitres y la profesora les da los buenos días. -‐ “ Buenos días niños!” -‐ “Buenos días profesora Jenny!” – contestan todos al unisono. -‐ Saquen el texto. Los alumnos sacan el cuederno de texto y la profesora les enseña la pagina que tienen que hacer. El trabajo que tienen consiste en copiar la letra “n” con letra ligada e impremta, en mayúscula y minúscula, acompañadas de las vocales varias veces…Estamos con esta tarea durante toda la primera hora de clase y en tocar el timbre los que han terminado pueden salira a jugar. Otros se han distraido o han estado jugando y hablando con los compañeros, de manera que no han terminado y se quedan hasta que la acaban. Suena el timbre y algunos de ellos no han podido salira jugar. Les digo que vayan al baño y desayunen antes de empezar a hacer otras tareas. -‐Niños, saquen el cuaderno de lenguaje. Vamos a hacer dictado. La maestra ha dictado la palabra “neto”. Algunos niños y niñas la escriben en seguida, sin dudar. En canvio hay algunons alumnos a los que les cuesta más, así que me agacho a su lado y les ayudo a escribir la palabra. Identificamos letra por letra de acuerdo con su sonido.
-‐ La “n” -‐ De “nube”? -‐ Si, muy bien. Ahora el sonido “uuu”. Que letra és? -‐ La “u”. De “uno”? -‐
Y eso hago con cuatro alumnos diferentes. El resultado de ésta gran diferència de niveles entre los niños y niñas de la classe és que hay algunos alumnos que van por la quinta palabra “mesa”, mientras que otros van per la segundo y la tercera “pato” y “mano”. Son 36 alumno con la maestra y conmigo. Me encuentro dictando dos
palabras diferentes a cinco niños al mismo tiempo. ¡Que frustración! Para ellos y para mi. Pobrecitos los que no saben hacer lo que se les pide…. Y pobrecitos los que han terminado y tienen que esperar a que sus compañeros durante tanto rato… Y que agobio para la profesora no poder atenderlos a todos como se merecen! Suena el timbre. Vuelven a salir al patio los niños y niñas que han terminado. Se quedan los mismos que antes no han podido salir. La profesora les dice que harán hasta la palabra número cinco y que luego saldrán. A medida que terminan van saliendo. Al final pueden salir todos y pueden jugar un rato con los compañeros. Suena el timbre y vuelven a entrar en clase. Durante esta hora terminamos el dictado hasta la palabra número 10. Cuando faltan cinco minutos para la salida, la maestra escribe en la pizarra los deberes que tienen que hacer en casa y se lo lee. Sacan la agenda lo copian. Tienen que hacer de la página 320 a la 324 del libro de texto. Suena el timbre y de la misma manera que antes, los niños y niñas que han terminado pueden salir en seguida. Mientras, los otros niños siguen copiando y no salen hasta 10 minutos más tarde. Nos despedimos y me voy a comer. Después de comer voy a la casita y leo un rato hasta que llegan Dakota y Ronald, dos de los hermanitos que suelen venir a jugar. Me piden si pueden jugar. Como hace calor saco los juegos en el jardincito que hay en la parte trasera de la casita, les pongo un pareo en el suelo y estamos un rato jugando con los animales y el lego. Llega un punto en el que me doy cuenta de que no han comido nada y les pregunto si quieren comer. Les hago huevi duro y pan (no tengo nada más) y se lo comen con ganas. Me cuentan que son ocho hermanos y que viven con su padre. Su madre está en Chile “pero volverá pronto”, dice Dakota. Me suena un poco extraño así que alomejor hablaré del tema con Gema, su hermana mayor que viene con nosotros. Dakota me cuenta que van a una escuela que està muy lejos, en el cambodromo, su padre trabaja allí en el campo con un tractor. Como han terminado de comer, nos ponemos a jugar un rato más. A la 1.50 p.m. recogemos los juguetes y saco colores y hojas a la taula de fuera de la casa para que puedan dibujar mientras hago los deberes con Maribel. Llega a las 2.10 p.m y revisamos que esté todo al día. Empezamos con las matemáticas. Ufff! Soy muy mala con las matemáticas y tenemos que hacer sumas de fracciones. No me acuerdo de cómo se hacían y Maribel no sabe hacerlas. En este momento agradezco tener internet y miro como se hacen mientras ella va copiando algunos adjetivos que les han enseñado en inglés. Una vez ya he entendido como funciona el tema de las fracciones se lo explico. No lo entiende. Entonces nos ponemos a dibujar pizzas en una hoja para que lo vaya entendiendo. Parece que funciona y en un rato ya las puede hacer sola. En este momento Dakota y Ronald se cansan de pintar y se ponen a jugar en el parque que hay en el Kinder (la zona del parvulario).
Despues de hacer fracciones se pone a dibujar la “caràtula” (la portada) de la asignatura de Sociales. Llegan Gala y Camila, no podrian haver sido más oportunas. Se ponen a hacer los deberes de lenguaje y las ayudo, sobretodo a Camila, ya que està conmigo en el aula de primero de primaria. Es una chica lista y tiene un nivel medio respecto al de los alumnos de su aula, así que abanzamos rápido y ppuedo hacer un juego con ella para recordar algunas letras. Le saco una letras que he traido de Andorra que van acompañadasd e tinta y que se pueden estampar. Lo que queda de tiempo se lo pasa escribiendo palabras. Gala es muy espabilada y no necesita ayuda en ningún momento. Finalmente trae su cuaderno para que se lo revise, cambia un par de errores y luego se pone a pintar. Ya son casi las 6 p.m. y aviso a Maribel de que tiene que acabar. La verdad es que le ha quedado muy bonita, le gusta mucho dibujar y se nota. A las 6 p.m. recogemos y vamos a cenar. Después de cenar, como cada noche saco algunos juegos. El ajedrez, el lego, los cuentos y los animales. Hoy vienen niños más pequeños de los que suelen venir. Viene Leo (el sobrino del “chofer” del padre) con su hermano pequeño de un año. Tambien vienen Roberto y Pablito (4 i 5 años), Xenia y Katia (4 años) , Ronald (3 años) y Dulce (3 años). Todos ellos se ponen a jugar juntos con los animales y se lo pasan bomba. Yo estoy encantada porque de esta manera hablan y se comunican entre ellos, cosa muy positiva para la mejorda del lenguaje. Todos ellos (sobretodo los hermanos Hernandez) tienen muchas dificultades a la hora de comunicar y necesitan más estímulos. A parte de ellos también han venido Anna, Tania, Paola, Fanny, Dolo, María, Elisa, Gema, Gala y Carmen, a las quales les doy las cartas de construir castillos e invito a las que ya conocen el juego a que se lo enseñen a las demás. Yo también voy a jugar, peró el echo que se enseñen entre ellas me parece positivo. Finalmente los chicos (que son un poco más mayores), Dylan Hernandez, Manuel, Leo y Juan se autoorganizan una mini liga de ajedrez. Cuando ya casi és hora de recoger llega el padre Vicente y nos saluda. Al ver todos los niños que somo hoy (unos 19) hace una cara de sorpresa y alegría digna de fotografiar. Se queda un rato jugando con los niños y niñas. Luego viene ha hablar conmigo. Entonces recuerdo que le tengo que dar la bolsita de galletas que le habiamos guardado así que les pido a María y Erika que la vayan a buscar para darsela. Han quedado muy ricas y le gustan mucho, cuando le contamos que las hicimos ayer ríe de felicidad. Se le ve contento y me transmite su felicidad. El padre és un gran hombre, bueno y amoroso, se lo transmite a todos los que se hacercan a él. Nos comunica que és hora de recoger y entre todos guardamos los juguetes. Les recuerdo que son los jueguetes de todos ellos y que hay que cuidarlos, si se rompen ya no podremos volver a jugar con ellos. A los pequeños les cuesta recoger peró les convenzco para hacerlo entre todos. Cuando les digo que me quedo con ellos y les ayudo vienen corriendo a recoger. Hoy he tenido una gran mezcla de emociones. Curiosidad en ver la formación de los alumnos antes de empezar las clases. Empatia i frustración al ayudar en el aula de primero. Desánimo al ver que Dakota y Ronald no habian comido. Alegría y frustración
al enseñarle las fracciones a Maribel y ver que lo entendía. Y alegría por la noche mientras jugaba con las niñas y niños. Y cuando ha venido el padre. Las palabras de hoy son FELICIDAD Y SATISFACCIÓN. Ha sido un buen día.
DIA 11 (MARTES) Hoy me levanto con frío y voy corriendo a la ducha, me cepillo los dientes, me visto y desayuno una taza de leche con cereales. Suena el timbre. Las niñas y niños forman en la cancha y mientras un profesor les habla a los alumnos sobre la importancia de llevar todo el material al colegio, los demás vigilan que los niños atiendan y estén en silencio. Como ayer cantan el himno de Bolivia. Hoy la voz de un niño destaca por encima de las demás, la voz viene de una de las filas de los pequeños y aunque no se funde con las demás porque está unas octavas más arriba que las demás voces. Sonrío. Yo no me aprendí el himno de mi país hasta que llegué a secundaria. Aquí des de pequeños les hablan del amor a la patria. Terminan el himno. Ahora sigue el de Santa Cruz. Observo a las niñas y niños de mi clase, algunos no atienden y juegan a empujarse. Basta una mirada de aviso para que se pongan rectos y dejen de jugar. El director nos da permiso para ir al aula. Los niños se sientan en los pupitres y la profesora les da los buenos días (puama = buenos días) en guaraní y los niños y niñas también le responden en guaraní. -‐ Vamos a cantar la canción del abecedario. Los niños y niñas se ponen a cantar la canción al unisono mientras la profesora señala las distintas letras. “Es la hora de cantar, de cantar el abecedario, a, a, a, avión, b, b, b, barco c, c, c, casa…” -‐Muy bien chicos, ahora voy a contarles una historia. La historia de la nubecita. El cuento que les explica la profesora me gusta. Está pensado para trabajar la letra N y las emociones. La profesora explica la historia de una nube y unos niños que se enfadan y que finalmente hablan y se resuelve el conflicto. Me gusta porque el cuento rompe con la dinámica de copiar todo lo que hacen y además los personajes se llaman como algunos niños de la clase! Los alumnos están en silencio, atentos e intrigados con la historia. Al acabarse la historia sacan el cuaderno y escriben la palabra “nubecita”, dibujan la parte de la historia que más les ha gustado y copian la letra “n”, junto con las vocales (na, ne, ni, no y nu) en letra ligada e imprenta 10 veces. Suena el timbre. La profesora y yo les repartimos el desayuno que nos ha traído la portera para las niñas y niños y salen corriendo al recreo. Después del recreo gracias a unos papelitos que forman la palabra “nubecita” las niñas y niños salen a la pizarra a formar otras palabras iguales. Esta actividad también me ha gustado porque ha hecho que los niños reflexionen y sean los protagonistas del aprendizaje por un momento. Una vez han encontrado 10 palabras las apuntan en la libreta en letra ligada e imprenta. No entiendo porque tienen que copiar tantas veces
tantas cosas y de la misma manera. Creo que han aprendido mucho más en el rato en que han salido a la pizarra y han estado pensando nuevas palabras que no en todas las horas que se pasan copiando letras de las cuales no recuerdan el significado ni sonido. Eso me frustra. Hay niños que también se frustran. A medida que van acabando sacan el libro de texto y copian varias veces la letra “n” con las vocales. Nos pasamos toda la hora haciendo esto y cuando suena el timbre hay niñas y niños que todavía no han acabado, de manera que como ayer, se pierden parte del rato de recreo. Cuando vuelven a entrar a clase después del descanso, sacan la libreta de guaraní y repasamos las palabras que han aprendido hasta ahora. “Buenos días”, “Buenas noches”… Hoy aprendemos a decir “hola” y “como estas”. Lo repetimos un par de veces y luego lo copian de la pizarra en su libreta y hacen un dibujo que representa estas dos palabras. Antes de que suene el timbre apuntan los deberes en la libreta. Para el próximo día tienen que escribir 10 palabras con “na, ne, ni, no y/o nu” en letra ligada e imprenta. Suena el timbre y se van a casa. Después de almorzar voy a casa y me pongo a mirar en mis apuntes de la universidad que recursos puedo aportar a las niñas que vienen al medio día para que practiquen la lectoescriptura de manera complementaria a la que hacen en clase. Buscando encuentro ideas de juegos que se pueden aprovechar a las noches y que estimulan diferentes habilidades. Puzzles, Sudoku, Sopas de letras, Dominó… Creo una carpeta con todo esto, lo puedo imprimir y usarlo con los chicos y chicas. También preparo unas letras similares a las “lletres de confegir” de Montessori que plastificaré y usaré con Camila al medio día. Son las 2 p.m. y oigo que me llaman des de fuera de la casa. Salgo y me encuentro con Roberto y Pablito con la que supongo que es su mamá. Ella me saluda tímidamente y me comenta que el padre Vicente le ha dicho que pueden venir a hacer las tareas conmigo. Le digo que sí, que ningún problema y que puede dejarlos conmigo hasta las 17 p.m. Cuando la mamá se va, Pablito se pone a llorar desesperado. Les saco los animales para que jueguen un ratito mientras se acostumbran a estar conmigo solos, ya que hasta ahora siempre habían estado con sus hermanos y tenían a alguien conocido a su lado. Les gusta mucho jugar con los animales, hasta el momento es el único juego que han usado. Mientras juegan miro los deberes que tienen. Pablito tiene que dibujar círculos en una hoja de su libreta y Roberto rayas en diagonal. Diez minutos después llega Maribel y nos ponemos manos a la obra mientras dejo que los pequeños jueguen, ya que están tranquilos, hablan y el juego les estimula. Así pues, con Maribel miramos como tiene los cuadernos y resumimos y le dicto un tema entero del libro de naturales sobre el sistema solar mientras lo apunta en su cuaderno. Veo que sigue teniendo un problema a la hora de escribir porque cambia las letras de orden y se acerca mucho a la hoja para ver lo que escribe. Cuando terminamos le pregunto qué ha entendido y me dice que nada. Lo cual me demuestra lo útil de estos deberes. Así que le leo el resumen
párrafo por párrafo y vamos intentando descifrar lo que nos explica el libro. Poco a poco va entendiéndolo y cuando le pregunto algunas cosas me contesta bien y con sus propias palabras lo que hemos repasado. Al acabar, avanza unos dibujos que le han pedido en inglés y yo aprovecho para hacer los deberes con Pablo y Roberto. Cuando llamo a Roberto para que venga a hacer la tarea primero se niega y quiere quedarse jugando. Le explico que después podrá volver a jugar y sigue negándose. Entonces le digo que le dejo jugar 5 minutos más y que luego tocará hacer la tarea, a la cual cosa accede. Durante este rato han llegado Gala y Camila que silenciosamente se han puesto con sus tareas. Voy a ver como van las tareas y les digo que si necesitan alguna cosa me avisen. Con Camila pensamos algunas palabras que puede escribir en la libreta y pasados los 5 minutos voy a buscar a Roberto. Aunque al principio no quiere venir, cuando le recuerdo el trato que habíamos echo y que después podrá volver a jugar viene en seguida. Entonces miramos su libreta y me pide que le haga los puntitos. Antes ya me había fijado en que en sus actividades le han hecho puntitos para que pueda repasar la figura que tiene que escribir. Así que mientras él mira, le hago los puntitos de las líneas que tiene que hacer. Cuando termino, se pone seriamente a repasarlas. En un momento lo tiene echo y vuelve a jugar. En ese momento aviso a Pablito que en 5 minutos vendrá a hacer los deberes. Mientras pasan estos minutos miro como va la tarea de Maribel, ya casi ha terminado. Gala hace tranquila sus tareas y Camila está pensando en como se escribe “neto” y la ayudo. Finalmente voy a buscar a Pablito, me cuesta convencerlo pero consigo sentarmelo a la falda y le doy el lápiz para que haga los círculos. Solo hace garabatos grandes que ocupan toda la hoja. Le enseño como tiene que hacer los círculos, pero ya me he dado cuanta que él aún no está listo para un trabajo como este, primero necesita estimular otras habilidades. Así que le cojo la mano y lo hacemos juntos. Vuelve a jugar. El rato que queda hasta las 6 p.m. ayudo a Camila a escribir las palabras, a ella no hace falta decirle sonido por sonido porque ya está lista para el aprendizaje de la lectoescriptura y me limito a recordarle en que orden van los sonidos de cada palabra cuando veo que se bloquea. Cuando todas han terminado recogemos y viene María a buscar a sus hermanos. Vamos todos a cenar. Después de cenar voy a casa y saco los colores, los cuentos, el lego y las damas. Hoy vuelven a venir casi los mismos niños y niñas que ayer. María me cuenta que Pablito no ha venido porque se ha ido a dormir al cuarto de su mamá. Leo me cuenta que su mamá está enferma y que la está ayudando con su hermanito. Cuando le pregunto, me dice que no hay papá. Después de un rato pintando, las chicas me piden las cartas de las brujas (las de los castillos) y me pongo a jugar con ellas. Cuando ya se acerca la hora de ir a dormir, Dakota me pide que les lea uno de los cuentos. Elijo el cuento de “Solo un puntito” (de Elisabetta Pica; Chiara Vignocchi; Silvia Borando, Ed. Bruño) que habla de un lobo que se va comiendo cosas hasta que al final a causa de un puntito de nada se enferma. Es muy divertido porque está lleno de onomatopeyas y es muy repetitivo, de manera que en seguida dejo que completen las frases y entre todos leemos el cuento. Luego les dejo mirar los distintos cuentos durante un rato y finalmente viene Don Ernesto a decirnos que va a cerrar la cancha y recogemos.
DIA 12 (MIÉRCOLES) Parece que otra vez se acerca el frío. Aquí el clima es imprevisible, un día frío, otro calor... Me alisto para ir a clase. Suena el timbre. Hoy voy más tarde que los otros días y cuando llego a la cancha los niños ya están cantando el himno, así que decido esperarme a un lado discretamente para que no se entretengan. Al terminar el acto cívico (así la llaman al encuentro de todas las mañanas) nos dirigimos al aula. Los niños se sientan y la profesora les da los buenos días, hoy en español. Seguidamente cantamos la canción del abecedario. Durante la primera hora los chicos sacan los deberes que les dieron el día anterior y comparten las palabras han encontrado. Salen a la pizarra a apuntarlas y los que no han hecho la tarea o no la han terminado, copian esas palabras. Al acabar hacen un dibujo al lado que representa cada palabra. Antes de que suene el timbre la profesora y yo les repartimos el desayuno. Cuando suena el timbre salen todos los niños y niñas de la clase. La profesora Jenny me explica que el desayuno que recibimos cada día lo proporciona el gobierno, ya que aún hay muchos alumnos que no tienen dinero para comprarse el suyo propio. Como hoy han faltado un par de niños le pido a la profesora si me puedo llevar los desayunos de sobras para dárselas de merienda a los que vienen conmigo por la tarde. Cuando suena el timbre y los niños y niñas vuelven a entrar sacan el cuaderno de plástica y repasamos los colores primarios y secundarios. Pintando con los colores conseguimos crear el naranja, el verde y el morado. ¡Parece magia! Los pequeños están sorprendidos y emocionados y terminan pintando un par de dibujos según los colores que se les pide. Cuando suena el timbre los que no han terminado ya casi están, de manera que todos pueden salir al recreo un buen rato. De vuelta a clase reparto los archivadores de ciencias naturales, como tienen los nombres puestos me es bastante útil para repasar los nombres de los alumnos ya que son muchos y aun me cuesta recordarlos todos. La profesora explica cuales son los animales útiles para el hombre y cuales son los perjudiciales. Hablamos un poco de estos mientras los niños y niñas entienden los dos conceptos, de echo creo que la palabra “perjudicial” es muy difícil para algunos de ellos pero la mayoría entienden la idea. A continuación, la profesora y yo les repartimos dos dibujos con los dos grupos de animales y lo pintan. Finalmente lo pegamos en el archivador y escriben (copiando de la pizarra) el título “Animales útiles y perjudiciales” y encima de cada dibujo “Animales útiles” y “Animales perjudiciales” junto con sus respectivas definiciones. Esta hora me ha parecido muy entretenida y agradable ya que hemos hablado sobre los animales y los niños se mostraban motivados e interesados. Aun así cuando han empezado a copiar se han desinteresado y han empezado a distraerse entre ellos. A algunos de los niños y niñas les cuesta mucho copiar lo que hay en la pizarra, se distraen y/o no entienden lo que aparece, de manera que cuando suena el timbre una cuarta parte de la clase se tiene que quedar 10 minutos hasta terminar.
Después de almorzar me pongo manos a la obra con mi trabajo de la universidad, solo me queda retocar cuatro cosas, arreglar los títulos... Así lo tengo listo para entregarlo tan pronto como consiga buena conexión a internet. Un ratito antes de las 2 p.m. cierro el ordenador y saco los animales (para Roberto y Pablito) y las letras de imprenta para Camila. Aprovecho para escribirle a Nelson si mañana me acompaña a comprar un par de cosas. Cuando llegan los hermanitos, les explico que pueden jugar un rato y que luego tendrán que hacer las tareas, rápidamente aceptan el trato. Luego llegan Gala y Camila. Gala se pone a hacer tarea de lenguaje enseguida. Como Camila hoy no tiene tarea se pone a escribir palabras con las letras de estampar. 10 minutos después llega Maribel y hacemos la tarea de sociales, en la que tiene que describir los departamentos de Bolivia y dibujarlos en un mapa. Después leemos unos artículos que hablan sobre el alcoholismo y hablamos sobre el tema. Ella tiene muy claro que tomar es malo pero no tenia ni idea de lo que comporta para el cerebro y se sorprende cuando lo leemos. Su nivel de comprensión lectora es muy bajo y tenemos que detenernos cada párrafo para hablar sobre este y entenderlo, para que no se limite a memorizar cosas que no entiende. Entonces llega Sor Lorenza y viene a ver como trabajamos, parece molesta porque hay otros niños haciendo tareas al lado, pero cuando revisa las libretas de Maribel parece satisfecha de lo que ve. Nos pregunta como nos esta yendo y aprovecho para comentarle el problema de vista que puede que tenga la chica para ver si pueden vérselo pronto. Me dice que ella también lo había notado. Finalmente, le dice a Maribel que siga así y se va. Cuando me pongo con los hermanos, hoy me resulta más fácil que vengan a hacer las tareas, les vuelvo a explicar que han jugado un rato, que ahora vengan a hacer tareas y que luego podrán volver a jugar. Finalmente a las 6 p.m. recogemos y vamos a cenar. Son las 7 p.m. y saco el pareo, los cuentos, el lego, el ajedrez y las cartas. Parece que al grupito de Dylan y Manuel les ha gustado el ajedrez, así que vuelven a organizar su propio mini torneo. Las chicas (Elisa, Gema, María, Camila y Gala) se ponen a jugar con las cartas de los castillos, les encantan. Dakota y su hermano Roland miran cuentos. Hoy han venido menos niños, en total son 11. Hace frío y parece que no se animan a venir. Aun así Nelson viene a jugar un rato también y le ganamos unas cuantas veces con las cartas. Las niñas se han reído mucho. Jugamos tranquilamente y muy a gusto. A las 9 p.m. Don Ernesto nos avisa de que va a cerrar la cancha. Recogemos los juguetes y vamos a dormir. Hoy ha sido un día entretenido. En la escuela he disfrutado más que otros días. Me alegra ver que todos los niños y niñas pueden disfrutar del recreo por igual, que no se frustran y que disfrutan aprendiendo. Me siento a gusto y contenta con mi día.
DIA 13 (JUEVES) Esta noche me he despertado un par de veces mal de la barriga y sigo igual, me quedo toda la mañana entre la cama y las pastillas. Voy a comer a casa de Doña Inés y me alegro de ver que hay sopa de arroz. Por la tarde hacemos las tareas con Maribel, Gala y Camila. Los hermanos Hernandez no han venido. Después de cenar (otro plato de sopa), saco las cartas, los animales y el ajedrez. Hoy vienen aún menos niños, hace bastante frío. Vienen María con Roberto y Pablo, Dakota, Gema, Camila, Eduardo y Gala. Hoy saco maquillaje para “disfrazarnos” y jugamos tranquilos a las cartas y los animales. María me cuenta que hoy por la tarde su mamá no estaba y que tenia que traer ella misma a sus hermanos pero que se le había olvidado. A las 9 p.m. nos limpiamos las caras, recogemos y vamos a dormir.
DIA 14 (VIERNES) Hoy parece que estoy mejor. Me alisto para ir a clase, desayuno un poco de cereales y salgo para la cancha cuando suena el timbre. Como cada día las niñas y niños forman en la cancha y después de cantar los himnos vamos al aula. Una vez en el aula nos deseamos los buenos días y cantamos la canción del abecedario. Cada día hace más frío. Hoy ya hay algunos niños con jerséis gruesos y gorros. Es curioso como las construcciones de Bolivia mantienen el calor dentro, se nota una diferencia entre la temperatura exterior y la interior. Cerramos puertas y dejamos una ventana abierta para que ventile un poco. Cuando hemos terminado de cantar la canción sacamos la libreta de lenguaje y hacemos un dictado. La profesora me avisa que lo hará de dos palabras y me pide que ayude a los que presentan más dificultades. Vuelvo a frustrarme. Hay como 10 alumnos que no saben escribir “el” o “la” solos. Les voy diciendo las palabras y nos fijamos en los distintos sonidos de manera que van escribiendo sonido por sonido y con la ayuda de los carteles de la canción del abecedario. -‐Pelot. T-‐t-‐t. -‐La de tijeras? -‐Sí. -‐Voy a ver como se escribe. Y así vamos haciendo. Aunque llega un momento en que me veo dictando 4 palabras diferentes a estos 10 alumnos a la vez. Ellos se frustran porque ven a otros compañeros que lo hacen sin ayuda y se lo enseñan a la profe orgullosos, ellos no pueden hacer lo mismo. Yo me frustro al ver como se frustran ellos. Aprender no debería ser tan agobiante para los niños y niñas. Pero me alegra ver que poco a poco van asociando cada sonido con una letra, aunque no saben separar los sonidos entre ellos. Finalmente suena el timbre de la primera hora y sale casi toda la clase menos este grupito. Nos quedamos hasta que llegamos a la palabra número 7 y entonces salen al recreo 5 minutos. A la vuelta del recreo la profesora les explica otro cuento a los alumnos. Un cuento sobre un ratoncito que se pelea con sus amigos. Como el cuento del anterior día, trae consigo una moraleja y los niños están encantados. Al acabar el cuento hacemos los mismos ejercicios que hicimos la vez anterior despuès del cuento de la nubecita (escriben Ratoncito, dibujan al ratón y copian la letra “r” primero sola y luego junto a las vocales). Cuando suena el timbre a muchos de los niños aún les falta escribir la letra “r” junto a las vocales así que la profesora les dice que terminen allí y que el resto serán los deberes. A la vuelta del recreo vuelven a hacer el juego de crear nuevas palabras a partir de “ratoncito” y los alumnos salen a la pizarra contentos. Cuando ya han terminado de
copiar todas las palabras que han salido no da tiempo para mucho más así que la profesora les da unas laminas con cuentos escritos para que practiquen la lectura hasta que suene el timbre. Cuando todos los niños ya se han ido. La profesora me comenta que quiere cambiar la disposición de las mesas. En vez de tenerlas en hileras quiere hacer grupos. Después de moverlo todo y probar diferentes combinaciones decidimos que los grupos de 6 están bien y dan suficiente espacio para poder moverse por el centro del aula. Finalmente nos despedimos y voy a comer. Después de almorzar me pongo a leer en las mesas de afuera de la casita hasta que llegan Dakota y Roberto. De manera que les saco los cuentos y el lego. A las 2 p.m. suena el timbre y los alumnos de secundaria entran a clase, como cierran el colegio mando a los hermanitos a su casa. Entonces voy a la casa a descansar un poco. Vuelvo a estar con dolor de barriga y le mando un mensaje a Nelson que no puedo salir a comprar y que ya iremos otro día. A las 6 p.m voy a cenar a casa de Doña Inés y aprovecho para preguntarle a Maribel como ha ido en la escuela y charlamos todos sobre el tema del alcoholismo. Doña Inés me comenta que en el barrio hay un par de chicos que beben mucho y que el Padre ha intentado que vayan en centros de rehabilitación. Uno de ellos acabó yendo pero el remedio resultó peor, ya que había gente que metía droga en el centro y el chico acabó probándola. Después de cenar voy a la cancha y saco los juegos estrella (cartas, ajedrez y animales). Hoy vuelven a ser pocos niños y niñas, los mismos que ayer. Como hace frío y ya es de noche les dejo jugar en la zona de la cocina de la casa y les explico que no pueden entrar a las habitaciones. Jugamos tranquilamente y a la hora de recoger me ayudan a guardar-‐lo todo bien.
DIA 15 (SÁBADO) Me levanto temprano y cuando salgo para ir a la venta la puerta de la escuela todavía esta cerrada, así que aprovecho para limpiar la casa y poner un poco de orden con mi ropa. Ahora que hace frío guardo bien la ropa de verano y saco de la maleta las pocas mangas largas que me traje. A las 9.30 p.m salgo a comprar huevos y pan francés (igual a las típicas barras de pan, pero más cortas). Al llegar a la casita me preparo unos revueltos y tuesto el pan en la sartén. Justo cuando voy a dar el primer mordisco oigo a María llamándome. Salgo a darle los buenos días, viene con Roberto y Pablito, les invito a comer un poco. Cuando ya hemos terminado de desayunar saco las acuarelas y algunas hojas. Se están un buen rato entretenidos, aunque los dos pequeños en seguida se cansan y me piden los animales. Al rato llegan las otras chicas y también se ponen a pintar. No se cansan. Les encanta. Piden hoja tras hoja. Y yo les consiento, ya que considero que es normal que quieran desquitarse con esta actividad que no practican nunca. A las 11 p.m. llegan Camila, Gala y Eduardo y me cuentan que sus mamás se van unos días porque tienen que ir a ayudar a su hermano, que tiene problemas. Hablamos un rato sobre eso, me cuentan que están tristes y que las van a extrañar y me piden si pueden pintar. A las 12 p.m. me da pena decirles que recojan, ya que estamos todos muy a gusto. Incluso no tenemos frío porque ha salido el sol. Les digo que a las 2 p.m volveré a sacar los juegos y los colores. Como he prometido, a las 2 p.m saco los colores, las hojas y el lego y los pongo en la mesa de delante de la casita para cuando vengan los niños. Hasta las 3 p.m no viene ninguno y paso el rato leyendo hasta que llegan Anna, Tania, Paola y Dolo. Se ponen a dibujar tranquilamente y charlamos sobre el colegio, me cuentan que dentro de unos días Paola y Dolo se van a ir durante un tiempo. Un rato después llegan María, Dylan y Elisa y les propongo jugar al parchís, hace días que no jugamos. Cuando estamos todos jugando con el parchís (a las 4 p.m), viene Doña Inés y me propone de merendar un poco. Preparo un té y un poco de pan con mermelada. Nos sentamos a lado opuesto al de los niños jugando. Charlamos un rato y llega un punto en que me explica que está muy agobiada porque se tiene que encargar de sus nietos, está un poco mal de salud y le duele todo. Se ve que el marido de su hija tenía otra familia y cuando lo descubrieron su hija se fue a vivir con los niños a Santa Cruz, con ellos. Me cuenta que no tiene fuerzas y que esta cansada. Llega un punto en el que me explica que la mujer de su hijo es muy celosa y que un día vio en el móvil de él que hablaba con otras mujeres. Resulta que la chica le pidió explicaciones y su hijo “tuvo” que pegarla con el cinturón. Me cuenta todo esto con lágrimas en los ojos y justifica a su hijo diciendo que se vio obligado a hacerlo. Creo que intenta justificarlo para no sentirse mal, creo que le duele que su hijo haya pegado a su mujer. Yo no sé que cara poner. Me hierve la sangre. Me enfada tanto la situación… ¿Que se supone que le tengo que contestar a la mujer? Ahora mismo le diría cuatro cosas al chico. Yo ya sabía que esta era la situación de mucha gente de la zona, pero oírlo de la boca de una madre, saber que comparto mesa con ellos… Me indigna.
Después de un rato charlando nos despedimos, nos veremos en un rato para la cena. Vuelvo con los niños y jugamos un ratito más, hasta que me piden las cartas. Recogemos todos los juguetes y saco las cartas para jugar un rato. Al frío que está llegando se le ha sumado el viento y nos resulta un poco difícil jugar con las cartas, ya que se vuelan todo el tiempo. Acabamos la partida y aprovechamos para pintar unas piedras que los niños han encontrado tiradas por la calle. Finalmente les digo que nos vemos más tarde, despuès de cenar. Cuando vuelvo después me encuentro con Roberto, Pablito, María, Gema, Dakota, Ronald, Ana, Tania, Dylan y José. Después de escuchar un poco de música y jugar a las cartas, los animales y el ajedrez les propongo de ir al parque que hay en la calle de atrás, para cambiar un poco la dinámica. Se muestran emocionados y recogemos. Ana y Tania me piden que se lo diga a su madre para que les deje ir, voy a hablar con ella y le explico que a las 9 p.m. ya estaremos de vuelta. Así nos pasamos un buen rato en el parque, con el tobogán, las ”amacas” (columpios), el sube-‐baja… Se lo pasan de lujo. Se les unen otros niños que estaban por allí jugando y paseando y se forma un grupito muy bonito, juegan juntos y lo pasan en grande. En un momento pasa Nelson con su coche y nos viene a saludar. Se queda un rato charlando y me propone de mañana por la mañana hacer alguna cosa. Acepto encantada, porque hasta ahora los domingos por la mañana me he aburrido un poco ya que los niños estaban en la iglesia, con la familia o durmiendo. Además empiezo a estar agobiada y tengo ganas de salir de la ciudad. Le pido que vayamos a algún sitio tranquilo, lejos de los coches. A las 9 p.m. les recuerdo que mañana por la tarde vamos a cocinar alguna cosa y volvemos todos para casa. Acompaño a los Hernandez y a Gema y sus hermanos a su casa. Les digo que vayan a descansar y que no anden por la calle, que es tarde. Dylan y su amigo se van con unos amigos al internet. Creo que cuando hace frío en vez de ir por la calle, los chicos de su edad se pasan el tiempo en el internet. Me da la impresión que están bastante enganchados a esos juegos. Voy a dormir. Ha sido un día relajado y agradable. Me ha indignado la historia de Doña Inés y me siento impotente al ver que haya mujeres que sufren este tipo de cosas. Mañana vamos a cocinar, que ganas!!!
DIA 16 (DOMINGO) A las 9 a.m. me recoge Nelson y decidimos ir a un sitio llamado laguna Capiguara. Dice que es un sitio fuera de la ciudad, a 1h de camino y que podremos estar de vuelta a la hora de almorzar. De camino al lugar cruzamos la ciudad y veo el caos que reina en las calles, gente vendiendo chicles, caramelos, fruta… Los coches pasan por donde quieren y cuando quieren, parece que los semáforos están de decoración. En uno de los semáforos compramos unos trozos de caña de azúcar, el año anterior lo probé una vez y no estaba mal. Me enseña a comerlo (hay que exprimir el jugo que sale mordiendo los trozos) y nos acabamos la bolsa en un momento. Cuando llegamos a la entrada de la laguna resulta que hay que pagar. Por ser domingo nos cuesta 20 bs cada uno, lo que serian unos 2,50€. Entramos y quedo encantada con el lugar. Debe de ser lo más parecido que hay en Santa Cruz a una playa. Hay una laguna rodeada de arena y dunas y al fondo se ve un paisaje verde como la selva. Paseamos por la laguna y nos subimos a las dunas, desde una de ellas se puede ver la ciudad de Santa Cruz rodeada de selva. El sitio es tranquilo, hay una familia con los niños y en un rincón apartado un grupito de jóvenes comiendo y escuchando música. Me siento liberada y disfruto del silencio. A las 11 a.m volvemos para el Plan 3000. Estoy súper contenta, creo que he encontrado un lugar perfecto para ir de excursión con los niños del barrio. En la entrada he visto un cartel en el que pone que los niños menores de 10 años no tienen que pagar tiket para entrar. Antes de llegar a la casa paramos a comprar un par de ingredientes para el taller de cocina de hoy. Hoy para comer esta toda la familia de Doña Inés reunida, algún día falta alguien porque está trabajando, hoy al ser domingo estamos todos. Comemos tranquilamente, charlando de cosas cotidianas pero me siento incomoda y no puedo evitar mirar a la mujer a la que sé que han pegado con un cinturón. Ella tiene mi edad. Me da rabia pensar en eso. Aquí lo tienen tan asumido y lo ven como algo tan normal… Antes de volver a la casita invito a Maribel y a Nico a venir al taller de cocina. Después de comer preparo todos los ingredientes necesarios. Pongo el hule en la mesa y divido los ingredientes en 3 partes iguales. Hoy haré grupos des de el inicio y cada grupo se dividirá el resultado de lo que cocine. A las 3 p.m. empiezan a llegar algunos niños y niñas y jugamos tranquilamente hasta las 4 p.m , así damos tiempo para que vengan los demás. Acaban viniendo 12 niños que quieren cocinar, algunos con sus hermanos pequeños, a los que les doy los animales y los legos. ¡Hoy prepararemos pizza! Están encantados. Nos lavamos las manos con jabón en el lavadero de la casa. En grupos de 4 nos ponemos paso por paso a hacer las pizzas. Cuando ya tienen las masas preparadas y solo les falta poner el tomate, la salchicha y el queso voy a poner el horno a calentar. Consigo hacerlo sola gracias a lo que me enseñó Nelson. Entonces una por una vamos cociendo las masas mientras los mayores de cada grupo cortan a trocitos el queso y las salchichas. Finalmente echamos los ingredientes en las masas y las gratinamos una a una. ¡Huelen muy bien y hacen muy buena pinta! Por grupos dejo que vengan a ver como se están cocinando las pizzas en el horno y están impacientes para probarlas.
Cuando ya están todas echas, las cortamos en 4 partes iguales y cada niño tiene un buen trozo de pizza para llevar a casa. Como solo son las 5 p.m. y me piden hacer más nos ponemos otra vez manos en la masa, con la condición de que inviten al padre Vicente y a sus amigos. Justo llega un grupito de niños (unos 5) que parecen hermanitos y se nos quedan mirando un buen rato, entonces preparo un espacio para ellos y también preparan su pizza. Esta vez, como hay más pizzas tardamos más y cuando veo que no llego a tiempo para cenar a casa de Doña Inés le digo a Maribel que vaya a casa a cenar y avise de que yo me quedo en la cancha. Quedan unas pizzas perfectas, la masa es un poco dura pero por lo demás están deliciosas, los niños están orgullosos de haberlas echo. Algunos van corriendo a llevarla a casa y otros me piden que guarde sus trozos hasta más tarde. De esta manera recogemos todo, nos volvemos a lavar las manos y jugamos lo que queda de día a los juegos de siempre. Con todo el alboroto que ha habido se han acercado más niños y ahora somos unos cuantos. Pongo un poco de música y algunas niñas se ponen a bailar. A las 8.30 p.m se acerca el padre Vicente y se ríe al ver la que tenemos montada. Nos ponemos a charlar sobre como me siento aquí y le digo que genial, además le cuento que estos días han venido Pablito y Roberto a hacer tareas y que ha ido muy bien. Le cuento que hoy he descubierto la laguna y que es un sito ideal para ir con los niños cuando mejore el tiempo. Le parece muy buena idea. Les pido a María y a Gema (me parece que son suficiente responsables) que vayan a la casita a buscar la pizza y que se le traigan al padre el trozo que hemos guardado para él. La prueba y parece que le gusta. También le gusta que cocinemos cada domingo. Ya son las 9 p.m. y nos pide que recojamos, mañana hay que ir al colegio. Ha sido un gran día, he roto con la rutina y he disfrutado mucho con el taller de cocina.
DIA 17 (LUNES) Riiing! Otro día más en la escuela. Hoy por la mañana los niños se sorprenden al entrar al aula y encontrar las mesas distribuidas por grupos. Parece que les gusta la idea. La profesora les ubica según su nivel y la relación entre ellos. Es muy observadora y sabe exactamente dónde sentar a cada niño y niña. A delante se sientan los alumnos a los que les cuesta más seguir el ritmo y atrás de todo los que van más avanzados. Espero que funcione el echo de que estén agrupados así, los grupos de 6 son bastante grandes y no sé si resultará caótico, ya que ellos no están acostumbrados a trabajar así. Después de cantar la canción del abecedario repasamos la letra “r” y recordamos el cuento que nos explicó la profesora. Aprovechamos para repasar si los ratones y los gatos son animales útiles o perjudiciales y seguidamente los alumnos abren el libro de texto y trabajan la letra “r” escribiéndola en carta e imprenta. Cuando suena el timbre los niños que no han terminado las actividades se quedan en el aula. Finalmente solo una niña se queda en clase. Me quedo con ella ya que se distrae mucho y de vez en cuando le hago un poco de cosquillas para que se despierte y se vuelva a centrar. Funciona. Cuando vuelven a entrar al aula hacemos un dictado. Y aunque empiezo con energía a ayudar a los niños, pronto me vuelvo a ver dictando distintas palabras a la vez. Igual que el viernes anterior, los niños a los que les cuesta más se quedan un rato del segundo recreo terminando algunas palabras del dictado. Durante la última hora de clase terminamos el dictado y juegan un rato con unas sílabas plastificadas que los alumnos traen cada día pero que aún no habían usado. Con estas forman distintas palabras y se entretienen un buen rato. Me gusta esta actividad, ya que rompe con la dinámica de estar todo el tiempo copiando de la pizarra. Luego apuntan en la agenda los deberes del libro de texto. Después de almorzar voy a la casa y leo un rato, hasta que oigo a Gema, Dakota y Ronald. Saco los juguetes a fuera, parece que vuelve a hacer calor. Con el material que he sacado crean un zoo muy original y juegan un buen rato. A las 2 p.m. llega Maribel con todos los cuadernos y nos ponemos a hacer tareas. Luego se suman Carmen y Giselle. Finalmente se sienta con nosotros un niño al cual no conozco y me pregunta si puede hacer tareas con nosotros. Así pasamos tranquilamente la tarde. A las 5 les preparo un poco de pan con mermelada que me quedó del sábado y se lo doy para merendar con los jugos que me llevé de clase la semana pasada. Parece que María se ha vuelto a olvidar de venir con Ricardo y Pedrito para que hagan las tareas. A las 6 p.m. recogemos y vamos a cenar. Por la noche volvemos a ser unos cuantos, parece que el problema era el frío. En total somos unos 15 y se forman grupitos que juegan a diferentes cosas. Estamos tranquilos con la música y disfrutamos con la compañía de todos. Cuando ya falta poco para
recoger vienen a jugar unos hermanos muy simpáticos, Yuli y Simón, me cuentan que están en el grupo de baile tradicional de la escuela, ensayan cada semana (a las 7 p.m.) en la cancha y hoy su madre está tardando en venir a buscarles. Cuando llega, viene con la hermana pequeña de ellos y se queda charlando conmigo hasta que llega Don Evaristo a avisarnos de que van a cerrar la escuela. Hoy ha sido un día más, entretenido y agradable. Ahora a descansar.
DIA 18 (MARTES) Empieza un nuevo día y como los anteriores observo aún con un punto de curiosidad como los alumnos de la escuela cantan los himnos de su pueblo. Una vez en clase cantamos la canción del abecedario y revisamos las tareas que había para hoy mientras terminan de hacer un par de actividades del libro de texto que les propone la profesora. Con la profesora decidimos dejar las mesas en grupos, ya que ayer el clima de la clase estuvo muy agradable. Cuando todos los alumnos terminan las actividades propuestas la profesora les enseña como es la letra “d” y les enseña una canción de los dedos de la mano. Entre todos reproducimos el sonido de la letra “d” y repasamos como se le llama a cada dedo de la mano, para que puedan entender la canción. Está el dedo anular, el índice, … A los niños les gusta mucho la canción y disfrutan imitando los gestos que la profesora hace con los dedos de las manos. Me he dado cuenta que por lo general las niñas y niños del plan tienen poco estimulada la motricidad fina. Después de cantar la canción sacan la libreta de lenguaje y escriben “deditos” en carta e imprenta. Finalmente los que tienen tiempo dibujan su mano con los deditos. Suena el timbre y salen todos al recreo. A la vuelta del recreo terminan los dibujos y escriben la palabra “deditos” varias veces en carta e imprenta. Finalmente, entre la profesora y yo les escribimos una pauta para que copien las silabas “da, de, di, do, du” en imprenta y carta. Pasamos la segunda hora con ese ejercicio y luego salen al recreo. Después del segundo recreo repetimos la actividad en la que forman palabras a partir de otra, en este caso “deditos”. Para acabar con la mañana apuntamos en la agenda las nuevas tareas. Después de almorzar voy a la casa a descansar y a las 2 p.m. salgo a la mesa de afuera. Hoy Maribel viene con una amiga y se ponen las dos a hacer tareas mientras yo me ocupo de Roberto y Pablito, que hoy sí que han venido junto a María. Les dejo jugar un rato y luego uno a uno vienen a hacer los deberes conmigo. Pablito necesita mucho apoyo en la motricidad fina y a focalizar la atención y decido que luego buscaré actividades para que pueda practicar estos aspectos (más que copiando redondas y números en la libreta). María me pregunta si se puede quedar a hacer las tareas con nosotras y se sienta en frente de María Isabel. A María también les cuesta concentrarse, al acabar el primer ejercicio de lenguaje ya está aburrida. Me pongo junto a ella y va avanzando. A las 4 p.m., como está aburrida y se distrae todo el tiempo la mando a comprar galletas y un jugo para todos. Después de merendar un poco veo a Camila jugando por el kinder, la llamo para que venga a hacer los deberes y le pido que avise a Eduardo y Gala, supongo que como no están sus madres nadie les está revisando que hagan las tareas. Finalmente recogemos y vamos a cenar. Hoy por la noche también somos un buen grupito y transcurre el rato como ayer, todo muy tranquilo y agradable. En un momento se acerca un chico al que no había visto hasta ahora que parece de mi edad, viene con unos auriculares y los chicos más
mayores le piden que ponga su música, que la mía ya les aburre (jajaja). Y así pone música y empezamos a charlar. Se llama Mikel y estuvo en el ejército, según me cuenta. Es un chico muy agradable y me propone jugar a las damas. Me machaca enseguida y los niños se lo pasan en grande viendo como me retan. Al hacer la revancha vuelvo a perder enseguida y luego los chicos se turnan para jugar con Mikel, para demostrar lo bien que juegan ellos. Ha sido muy divertido. Son las 9.30 p.m. y Don Evaristo nos da el aviso. Recogemos entre todos y nos deseamos las buenas noches. Hoy también ha sido un buen día, entretenido y agradable. Buenas noches!
DIA 20 (MIÉRCOLES) Como cada día, después del acto cívico vamos a clase, nos saludamos y cantamos la canción del abecedario. Hoy el día empieza con artes plásticas. Abrimos el cuaderno y hacemos un ejercicio en el que los alumnos tienen que dibujar cinco animales útiles y cinco animales perjudiciales. Pasamos la primer hora con esta actividad y los que terminan antes de que suene el timbre escriben el nombre de cada animal al lado. Hay niños que no saben por donde empezar y se agobian. Entonces empezamos a repasar las partes de cada animal y las dibujan poco a poco. El resultado está muy bien. Me fijo en que a los niños y niñas de esta clase les encanta dibujar y pintar ya que siempre que se les da una actividad en la que tienen que hacerlo se concentran mucho y dejan volar su creatividad. Después del primer recreo sacamos el álbum de ciencias naturales y la profesora explica que a parte de útiles y perjudiciales los animales también pueden ser domésticos o salvajes. Igual que en la anterior clase, los alumnos están muy interesados en el tema y todos quieren aportar en el diálogo que se establece. Finalmente la profesora les escribe en la pizarra el título “Animales domésticos y salvajes” y luego de que lo copien les entrega dos papelitos con los dos grupos de animales para que lo pinten. Cuando terminan de pintarlo suena el segundo timbre y los que no han terminado se quedan un rato en el aula. Durante el recreo la profe y yo pegamos los dibujos en cada uno de los archivadores y a la vuelta los alumnos escriben “animales domésticos” y “animales salvajes” encima de cada dibujo, junto con su definición. Cuando ya queda poco para la salida, los que terminan se ponen a formar palabras con las sílabas que traen en la mochila y finalmente toca el timbre y se van a casa. Después de comer Nelson me manda un mensaje para preguntarme si me apetece hacer algo y vamos a tomar un helado. Le comento que se me hace difícil entender que sea tan normal y esté tan aceptado que los hombres peguen a sus mujeres. Hablamos un rato sobre este tema, por suerte él tampoco está de acuerdo con eso y me pregunta como es en España. A las 2 p.m. estamos de vuelta y se queda un rato jugando con Pablito y Roberto mientras yo hago los deberes con Maribel, su amiga, Camila y María. A las 4 p.m. reparto las galletas que sobraron del día anterior y hacemos una pequeña pausa. Luego nos volvemos a poner manos a la obra. A las 6 p.m recogemos y Maribel y yo vamos a cenar. Hoy por la noche somos menos que los días anteriores y cuando el grupo de baile se pone a ensayar vamos a verles un rato. María, Gema, Dakota, Camila, Gala, Roberto y Ronald se ponen a imitar los pasos. Vuelve a hacer un poco de frío. Cuando el ensayo de baile se acaba volvemos a las mesas a jugar un rato con el lego, las cartas y los animales. Durante este rato se nos unen Yuli y Simón. Cuando viene Don Evaristo a cerrar la cancha me piden que les lea el cuento de “Solo un puntito” y lo leemos para terminar el día. Nos deseamos buenas noches y vamos a dormir.
DIA 21 (JUEVES) Hoy es jueves y la profesora Jenny no viene a clase. Los jueves la clase de primero de primaria pasa educación física, música y religión. La profesora me comentó que los jueves los otros profesores se quejan de que los niños de primero hacen mucho ruido y los viernes cuando vuelve ella se encuentra que muchos de los alumnos se han dejado estuches, agendas, etc. Me pidió que intentara estar por ellos. Empezamos el día con los himnos. Mientras los niños forman, siempre están los profesores con ellos pero ahora no hay ningún profesor con los de primero. Están revoltosos y les pido que atiendan. Luego entramos en clase y les pido que se sienten mientras les doy los buenos días. Como no llega ningún profesor les pongo a cantar la canción del abecedario y cuando ya están terminando llega la profesora Judith, de educación física. Les da los buenos días, les pide que saquen el cuaderno de la asignatura y que pinten un dibujo de unos niños corriendo. Mientras tanto pasa lista, en vez de decir los nombres de los alumnos les llama por un número que tienen asignado. Algunos de los niños no se lo saben aún y la profesora les pide que estén atentos y que digan que están presentes cuando toque o que luego no podrán salir. Cuando termina de pasar lista revisa los dibujos que han pintado y les manda que guarden los cuadernos a medida que se los sella. Finalmente, les explica que el sábado, el colegio va a organizar una carrera con los padres y los niños y que durante esta hora vamos a ir a pasear pare ver cual es el recorrido. Los alumnos están encantados cuando hacen una fila delante de la puerta y están listos para salir. Tengo que comentar que me ha chocado mucho ver como la mayoría de los alumnos han pintado a los niños del dibujo de color “piel” (lo que sería el color carne que usamos nosotros). Lo más chocante es que la mayoría de los niños son morenos, lo que haría pensar que pintarían el dibujo de un color marrón clarito. El echo de que no sea así da mucho que pensar. Almenos el color del cabello, la mayoría lo ha pintado negro o marrón, aunque había alguno rubio. Así pues salimos del colegio. El recorrido es des de una de las esquinas del colegio, dando la vuelta al parque de la calle de atrás y luego volviendo al punto de salida. Los niños correrán con sus padres y la profe les explica que tienen que llevar un cartel con el número que tienen asignado de la asignatura y que se lo digan a sus padres. Cuando volvemos a la clase suena el timbre, la profesora se va y me da el tiempo justo de repartirles la merienda y ponerles el gel desinfectante a unos pocos. Cuando vuelve a tocar el timbre los niños tardan en entrar en clase y como no hay profesor les dejo un minuto de más para que se desahoguen. Luego les hago entrar. Como no ha llegado nadie aún, cantamos la canción “de la lechuza”, una canción para hacer silencio y que tiene la melodía del “Frère Jacques”. Como al terminar, el profesor sigue sin aparecer, hacemos un juego de imitación. -‐“Nos tocamos, nos tocamos… la cabeza” – y nos damos golpecitos en la cabeza.
-‐“Nos tocamos, nos tocamos… las rodillas” – y nos tocamos las rodillas. -‐ “Damos, damos… una vuelta!” – y damos una vuelta. Entonces veo que el profesor está a punto de entrar. -‐ “Y… nos sentamos!”-‐ se sientan todos. Ufff… Ahora que ya está aquí el profesor ya ha pasado el momento crítico. En el rato de música me siento un poco perdida. El profesor pide a los chicos que acaben de copiar un himno que tienen escrito en un pequeño cancionero y a medida que van acabando tienen que copiar lo que les ha escrito en la pizarra. En un momento viene a hablar conmigo y me pregunta a que me dedico, cuando le digo que estoy estudiando magisterio se le ilumina la cara y me dice que así podré enseñarle dinámicas y podemos hacerlas en clase. Lo que ocurre es que en el tipo de clase que ha dado no me ha parecido que quepan las dinámicas. A parte de mandarles copiar canciones lo único que hace en toda la hora es pasear por la clase. Mientras tanto ayudo a los chicos con más dificultades a terminar la tarea. Suena el timbre del recreo. Muchos niños no pueden salir a despejarse porque no han acabado. Los que salen, han copiado todo lo que se les ha pedido. ¿El inconveniente? No tienen ni idea de lo que han escrito en su libreta, ya que no saben leer lo suficiente y nadie se lo ha explicado. Esta clase me ha decepcionado, pensaba que al ser música cantarían y harían actividades más dinámicas, pero ha sido más de lo mismo: copiar, copiar y copiar. Ahora vamos a hacer religión y la profesora entra en el aula hablándoles a los chicos de manera cariñosa. Una vez todos bien sentados les explica que vamos a pasear por el colegio para observar todas las instalaciones que hay en él. Salen muy contentos, algunos alborotados y sin prestar atención a lo que dice la maestra. Otros concentrados y comentando lo que ven. Cuando volvemos al aula la profesora escribe unas cuantas líneas en la pizarra, se las lee y les pide que las copien en el archivador. Finalmente les pide que dibujen la escuela. Los chicos se ponen manos a la obra, concentrados y contentos. Suena el timbre y nos despedimos. Cuando salgo de clase me cruzo con una chica de la clase de Maribel, la chica que le prestó los cuadernos para recuperar los apuntes. Me comenta que des de finales de la semana pasada Maribel no trae las tareas echas. Le doy las gracias. No entiendo como no las trae echas si se pasa toda la tarde (de 2 p.m. a 6 p.m.) haciendo tareas. Durante el almuerzo le pido a Maribel que me traiga todos los cuadernos, que voy a revisar que esté todo al día. Después del almuerzo, cuando llega Maribel hablo con ella y le pregunto que ha pasado. Me dice que si que entrega las tareas y desvía el tema al echo de que sus compañeros de clase se meten con ella. Hablamos del tema y le pregunto si los profesores lo saben, me dice que sí pero que no hacen nada. Le digo que se tiene que esforzar con las tareas y llevarlas al día, que si me vuelven a decir que no las trae echas hablaré con su abuela y sor Lorenza para ver como lo solucionamos. Mientras Roberto y Pablito juegan y María hace tareas me pongo con Maribel a revisar todos sus cuadernos. Primero avanzará las asignaturas que tiene para mañana y cuando termine avanzará las del jueves. Se justifica diciendo que mientras que esté lo del día siguiente ya basta y le explico que tiene que ir por avanzado para no tener tanta tarea
acumulada, que si el fin de semana ya tiene echo lo de la siguiente semana tendrá más tiempo para jugar, cocinar, pintar… Para hacer lo que a ella le guste. Se pone en marcha. A las 4 llamo a Camila y Gala para que vengan a hacer las tareas y se sientan con nosotros. Les doy un vasito de leche con pan a todos. Eduardo no viene a hacer las tareas porque tiene ensayo de la banda. Finalmente recogemos. Por la noche volvemos a ser los mismos de ayer. Saco los colores para que pinten, los animales (Roberto sigue jugando casi exclusivamente con ellos) y el lego. A las 8 p.m. se juntan con nosotros dos niñas que otros días han venido a jugar algún rato, Katia y Xenia (4 años). Y también vienen Yuli y Simón con su madre y su hermanita. Cuando ya se acerca la hora de recoger les propongo de hacer un juego escuchando una canción que tengo. Les pongo una canción de unas chicas que hacen ioga para niños en el altavoz. La canción se llama “Salsa loca” y mientras vamos bailando por el espacio nos va dando instrucciones. Ahora somos jirafas y vamos de puntitas por todo el espacio. Ahora nos tenemos que poner muuuy juntitos, aún somos jirafas. De repente nos convertimos en sapos y saltamos por el espacio al ritmo de la música y… ¡pum! Ahora nos juntamos todas las ranitas saltando. Nos reímos y lo pasamos muy bien. Creo que repetiremos esta actividad varias veces. Para terminar les digo que nos vamos a dar un enorme abrazo todos juntos para desearnos buenas noches. Una vez todo recogido voy a la habitación. Ha sido un día diferente, he sentido nervios cuando me he quedado sola con los niños de mi aula pero al final ha ido todo bien. La canción del ioga ha sido muy divertida.
DIA 22 (VIERNES) Una vez en clase y después de haber cantado la canción del abecedario y la de los deditos sacamos el libro de texto. La profesora les da algunas actividades para que vayan practicando la letra “d”. Les da dos ejercicios, la letra “d” en carta y en imprenta. Mientras revisamos si las tareas están hechas la profesora me pregunta como fue el día de ayer y le explico que fue bastante bien, aunque en algunos momentos si no fuera porque estaba yo, los niños hubieran estado solos. Ella asiente. Supongo que ya se lo suponía. Los alumnos que terminan los ejercicios leen un rato los cuentos de las laminas que les entregó la profesora hace unos días. Y cuando quedan 10 minutos para salir al recreo, repartimos el desayuno y les ponemos el gel desinfectante a los alumnos. La profesora les explica que este gel es muy importante porque muchos niños se están resfriando y de esta manera matamos a las bacterias. Esto desencadena un diálogo muy interesante con los niños que a mi parecer termina demasiado pronto cuando suena el timbre. Durante la segunda hora hacemos matemáticas. Durante este rato la profesora explica lo que significa “unidad” y “decena” y pone por ejemplo 1 lápiz y un grupo de 10 lapices. A los niños les cuesta entenderlo, unos cuantos lo entienden enseguida, otros no lo entienden. Cuando la profesora pregunta cuantos lápices son 2 decenas, muchos contestan 20. Muchos otros se quedan con cara de no entender nada. Creo que hay algunos que ni siquiera conocen bien los números ni se saben la serie numérica. Realmente se nota quien ha estado más estimulado y quien menos. Una vez ya hemos hablado sobre las unidades y las decenas la profesora empieza a escribir en la pizarra y los niños a copiar. “La unidad y las decenas”. Y el resultado que les queda en la libreta es algo así. Un lápiz = una unidad
Diez lápices = una decena de lápices -‐Ya está profe! -‐¿Cuántos lapices hay aquí? -‐ 10! -‐¿Seguro? Vuelve a contarlo. -‐ Un, dos, tres, cuatro, cinco, siete, nueve y diez!
Entonces la profe vuelve a contarlos con ella. Y se da cuenta de que no hay diez. No sabe como hacerlo para llegar a diez. Esta niña aún no tiene los conocimientos matemáticos para entender qué es una decena y qué es una unidad. Así pasa la segunda hora. Durante la tercera hora los alumnos copian de la pizarra “ejercicios” como el interior pero con otros elementos (mariposas, naranjas) pero cambiando las cantidades “veinte mariposas = dos decenas de mariposas”, “dos naranjas = dos unidades de naranjas”. Cuando esta a punto de terminar la hora la profesora pide que saquen las agendas y me pide que pegue una notificación para los padres mientras los niños terminan de escribir en el cuaderno. La notificación es para recordar a los padres que mañana por la mañana tiene lugar la carrera de la escuela. También explica que como el sábado van a venir a la escuela el día lunes no habrá lecciones. Suena el timbre y nos despedimos. Después de comer voy a casa a preparar el material que quiero imprimir y Nelson me pasa a buscar a las 3 p.m. Como hoy por la tarde hay clases en el colegio y no pueden entrar niños para estar conmigo aprovecharé para hacer otras cosas. Antes de irnos voy a avisar al Padre Vicente de que salgo para preparar algunos materiales y para mandar un trabajo de la universidad desde algún lugar con internet. El Padre se disculpa por no poder facilitarme la conexión a internet y le digo que no pasa nada, ya sabía que era así aquí. El Padre es tan buen hombre, pero se preocupa demasiado por los demás y no se cuida a él mismo. Me explica que la noche anterior no durmió porque llegó borracho el hermano mayor de los Hernandez y le tuvo que mandar a dormir a su casa porque no dejaba descansar a los pequeños. Primero vamos a imprimir diferentes materiales. Las letras que he preparado para poder crear palabras, un dominó y fotos que se convertirán en rompe cabezas. Como resulta todo un poco caro al final decido dejar los rompe cabezas por otro día. Después vamos al Ventura Mall, el centro comercial de Santa Cruz. ¡Vaya choc! ¡Cuanto lujo! ¡Y como va vestida la gente! Parece que vaya a una boda… Es taaaaan diferente todo al Plan 3000… Aquí nadie diría que hay niños que venden en los semáforos para poder comer. Primero vamos a la parte de las cafeterías y nos sentamos en el Burguer King (tiene internet) y mientras nos comemos unas patatas fritas le mando el trabajo de la universidad a mi tutor. Cuando he terminado vamos al hipermaxi para comprar cuatro cosas para desayunar. Mientras estamos comprando veo una bolsa enorme de cereales y decido comprarla para algún día darles un poquito de merienda a los niños. También compro unos vasos de plástico para que puedan hacer castillos y un colador con espaguetis para preparar una actividad para que Pablito mejore su motricidad fina. Cuando nos dirigimos a la caja veo puzles, ¡esta es la mía! Aprovecho y me llevo dos de ellos, será más fácil para guardarlos así y encima me sale más económico que imprimir en color lo que tenía preparado. Ya son las 5.30 p.m y Nelson me dice que no nos da tiempo a llegar para cenar a casa de Doña Inés, así que la llamo y le digo que no me esperen.
De vuelta al plan paramos en una papelería y compramos unas pinzas para tender la ropa y una cuerda, me servirán para otra actividad de motricidad fina. Ya estoy servida, creo que ya tengo material de sobras. Son las 8 p.m y no me da tiempo a cenar. Así que con Nelson decidimos que ahora sacaré los juegos y que luego me trae unas empanadas que venden sus vecinos y que están riquísimas. Hoy vienen un poco más de niños porque no hace tanto frío, se nos añaden Leo con su hermanito, un niño que se llama Joan y Toni. Jugamos un rato y a las 8.30 aparece Nelson con las empanadas. Ha traído dos de más para repartir entre los niños y Gema las parte con cuidado para que todos tengan por igual. Nos las comemos mientras charlamos con Toni sobre la Revolución francesa. Le encanta la historia y me explica que cuando Núria (otra voluntaria) estaba allí se pasaban horas hablando de historia y que la extraña mucho. Cuando ya queda poco para las 9.30 p.m. (como mañana no hay clase no cierran tan pronto) pongo la canción de “Salsa loca” y bailamos como hicimos ayer. Nos despedimos y vamos a dormir.
DIA 23 (SÁBADO) Hoy me cuesta levantarme de la cama. Son las 8 de la mañana. Me visto y salgo a la cancha para ve las carreras de los padres. La escuela esta llena de padres con sus hijos. Los niños están felices al ver a sus padres en la escuela y compartiendo el tiempo con ellos. Los padres hacen fotos de clase y se hacen fotos con sus hijos y con las maestras. Se me acercan algunos padres y me piden si me puedo sacar una foto con sus hijos. A media mañana como veo que no hay nada que hacer y me siento un poco fuera de lugar, saco el lego y los colores. Algunos niños se me acercan y vienen un ratito a jugar con sus amigos. Algunos padres se me acercan para charlar. Una madre me pregunta cuanto tiene que pagar para que su hija pueda pintar y le digo que nada, que cada día estoy de 7 p.m. a 9 p.m. para jugar con los chicos del barrio. Charlamos y se nos pasa la mañana. Voy a almorzar. Por la tarde vienen bastantes niños. Está el grupo de los pequeños (Roberto, Ronald, Pablito, Katia, Xenia y Dolo)) y el de los más mayores (Dakota, Gema, Elisa, María, Dylan, José, Manuel, Simón, Yuli y Joan). Los pequeños dibujan un rato, les instalo una cuerda para que jueguen a tender ropa (para que trabajen la motricidad fina) y al lado el pareo con los animales. Con los mayores jugamos a la pelota quemada. Simón ha traído una pelota y han decidido que me quieren enseñar ese juego. Es una mezcla de varios juegos que conozco. Se trata de meter canasta diciendo el nombre de uno de los jugadores, este tiene que coger la pelota, si no queda eliminado. Jugamos un rato y se nos une Mikel. Cuando ya nos aburrimos del juego les propongo de volver a ir al parque de al lado y entre todos recogemos y vamos al parque. A las 6 p.m. voy a cenar. Antes de irme les recuerdo que mañana haremos el taller de cocina. Por la noche saco el ajedrez, las cartas, los animales y los vasos de plástico. Hoy me siento cansada. Vuelve a pasarse por aquí Mikel y hacemos una partida a las Damas, me vuelve a machacar. Mientras tanto hablamos sobre el ejercito. Me dice que él está dispuesto a luchar por su patria, a la vez me dice que no le gusta el presidente que tienen. Hablamos un rato sobre este tema y sobre el echo de que Chile les “robó” el mar. Realmente los Bolivianos están indignados con este tema, el año anterior (pude viajar un poco por el país) vi en muchos pueblos murales que reclamaban su mar, y hasta celebran el día del mar. También me pregunta si iré a la kermés de mañana. No tengo ni idea de qué es eso. Me explica que una kermés es un encuentro en el que una familia vende comida para conseguir dinero por una causa benéfica. Me cuenta que hay un chico al que han tenido que operar del pulmón 3 veces y que aún tienen que hacerle pruebas médicas. Me invita a ir con él a la kermés y quedamos sobre las 12 p.m. A las 9.30 p.m. viene el Padre Vicente a decirnos que ya van a cerrar, charlamos un ratito y nos deseamos las buenas noches. Ha sido un día diferente y divertido. Me ha alegrado poder charlar con alguien de mi edad. Disfruto mucho con los niños y las niñas pero se extraña el echo de tratar con iguales. Esta es la desventaja de venir sola, sin otros voluntarios.
DIA 24 (DOMINGO) Por la mañana me pongo a limpiar la casa y lavo la ropa sucia. Parece que hoy va a hacer más calor, de manera que se me secara mejor la ropa. La mañana va pasando tranquilamente, demasiado. No me gusta no tener nada que hacer. A las 10.30 aparece Nelson y nos quedamos hablando en las mesas de la cancha, le cuento que Mikel y yo iremos a la kermés y le pregunto si quiere venir también. Se queda pensativo y me pregunta si no molestará. ¡Claro que no! Entonces acepta. Se me hace rara la manera de socializar de la gente de aquí, no van nunca en grupitos a los sitios? O acaso es porque yo soy una chica y él un chico? Me cuesta un poco entender todo esto. Al cabo de un rato aparecen María, Roberto y Pablito. Jugamos un rato y decido preparar crepes, ya que aún no he desayunado y son muy fáciles de hacer. Un huevo, una taza de leche, una taza de harina y una cucharada de azúcar. Les echo mermelada y les doy de probar. ¡Les encantan! Resulta que es la primera vez que las comen. María me pide que le enseñe a preparar y decido que algún día las prepararé con las más mayores, para que puedan hacerlas en casa. El resto de la mañana los dos pequeños juegan con los animales y María, Nelson y yo jugamos a las cartas de los castillos. Cuando ya son casi las 12 p.m. viene el Padre Vicente a decirme que han venido a almorzar Don Javier y el Padre “Heings“. Así que recogemos (los pequeños ya lo hacen enseguida y sin protestar) y nos despedimos. La kermés tendrá que esperar. El Padre “Heings” es un hombre serio que intimida, le había visto en alguna ocasión en Barrio juvenil. Es un hombre práctico y al que le gusta que el trabajo esté bien echo. Charla un rato con el Padre Vicente mientras Don Javier me pregunta como estoy. Don Javier es un encanto. La imagen que me viene de él es la de un abuelo muy cariñoso y divertido. Tiene que ser un lujo trabajar con este hombre, porque aunque no parece tan serio como el Padre “Heings” también se nota que le gusta que las cosas estén bien echas y és muy agradable. Me pregunta como estoy, si me siento bien en el barrio y hablamos un rato sobre mi día a día. ¡Estoy encantada con todo! No tiene de que preocuparse. El almuerzo transcurre de manera muy agradable, hacemos los cafés y finalmente los invitados se van, ya que deben de tener mucho trabajo por hacer. Después de almorzar voy a la casa y pienso en lo que vamos a cocinar hoy. Al final decido que haremos donuts. Quiero hacer recetas que impliquen amasar para que los niños y niñas trabajen el movimiento de las manos. Ahora mismo el echo de que me vaya lento el internet en el móvil me va fatal, ya que tardo mucho rato en conseguir una receta y en ver las equivalencias de medidas de los ingredientes. Finalmente lo tengo todo listo y preparo todo lo que necesitaremos. Lo hago como la vez anterior. Repartiéndolo todo en 4 partes iguales, para 4 grupos. Igual que los domingos anteriores, el taller es un éxito y lo pasamos engrande. El inconveniente llega cuando hay que freír los donuts. Los niños quieren hacerlo pero
me da miedo que se quemen, de manera que por grupos les dejo pasar a la cocina y mientras yo frío los donuts les dejo ver como se cuecen. A medida que los saco de la olla, ellos son los encargados de quitarles el aceite con papel de cocina y en repartir los donuts en las bolsas de cada grupo. Lo pasamos genial. Y como los otros domingos hacemos varias tongadas, por lo cual ya aviso directamente a Doña Inés de que hoy tampoco cenaré en casa. Los domingos quiero aprovechar con estos talleres ya que creo que son geniales para los chicos. Cuando terminamos de cocinar, limpiamos y recogemos entre todos. Saco el ajedrez, las cartas y el lego. Jugamos tranquilamente un grupo de 13 niños y niñas. Cuando viene el Padre Vicente le comento si sería posible ir de excursión mañana, ya que parece que el tiempo no es muy frío y mañana no hay clases. Me dice que preguntará a Nando (el chico que tiene el camioncito) si nos puede llevar y mañana me dirá alguna cosa. Ha sido un día muy agradable. Me ha alegrado ver a Don Javier. El taller de cocina ha ido genial. Me siento feliz de estar aquí.
DIA 25 (LUNES) Hoy es lunes y no hay clase. Miro que día hace. Hace sol, un poco de viento, parece que hará calor. Pienso en que sería divertido ir a la laguna Capiguara. A las 8.30 a.m. voy a hablar con el Padre Vicente y me comenta que el camión no está disponible, ya que lo están reparando. ¡Que pena! Ya pensaré alguna actividad para variar un poco los juegos que les propongo a los niños. Mientras estoy ordenando los juegos aparece Nelson y me trae unas salteñas (un desayuno típico de Bolivia parecido a las empanadas) para desayunar, para que las pruebe. Nos sentamos en las mesas de delante del kinder, como de costumbre, y mientras las comemos le comento que había propuesto de hacer una salida pero que al final no hay camioncito. Me propone de ir con su coche con algunos niños y niñas. Así que buscamos al Padre Vicente y se lo proponemos. Se sorprende y alegra de la nueva propuesta, pero enseguida se preocupa por si es una molestia para Nelson. Le decimos que no pasa nada, que no se preocupe. Nos da las gracias y me pregunta con quien había pensado ir. Le contesto que los Hernandez, ya que siempre andan solos y que los otros niños que suelen venir a jugar seguramente pasarán el día con sus familias. Así pues, vamos los tres a buscar a María, Dylan, Pablito y Roberto. Les digo que se lleven un jersey y ropa para cambiarse si se bañan. Voy a casa a cambiarme y preparo un poco de arroz y huevos. Cuando estamos apunto para irnos nos encontramos con Elisa que nos pide si puede venir y como hay sitio en el coche le decimos que sí. Hablo con su madre por teléfono (está trabajando) y le da permiso para ir. Luego aparece Dylan con su amigo José y también nos preguntan si puede venir. Al final vamos todos a Capiguara. Los cuatro mayores, apretados en los asientos de atrás y Ricardo y Pedrito sentados encima de ellos. Cuando llegamos a la Laguna, solo pagamos 3 entradas y como es un día entre semana nos salen a mitad de precio. Hace un poco de viento pero sé esta muy bien. Cuando ven la laguna y las lomas se emocionan muchísimo y salen corriendo a revolcarse en la arena. Nos bañamos, hacemos la croqueta por las lomas y vamos a pasear por la zona. Luego les reparto un poco de arroz con huevo y después de comer jugamos tranquilamente. A las 2 p.m. volvemos al plan. Ha sido una mañana muy divertida. Hay que repetirlo. Además ha estado muy bien ir con pocos niños para empezar, así he podido ver si es viable ir con más niños y niñas a hacer una excursión de este tipo. De vuelta al Plan 3000 saco las acuarelas y vienen algunos niños a pintar. Antes de ir a cenar aparecen Paola y Dolo. Vienen a despedirse, como me habían comentado unos días antes, se van a otro departamento. Después de cenar jugamos a los mismos juegos de los otros días y también saco los vasos de plástico para que hagan castillos. Con el viento es difícil hacerlos ya que se deshacen a medio proceso, algunos niños se entozudecen en hacerlo sea como sea y se pasan un buen rato montando castillos. Finalmente llega el Padre Vicente para decirnos que es hora de volver a casa, le cuento que ha ido muy bien en la laguna y le
enseño algunas fotos. Parece que le gusta el sitio. Nos damos las buenas noches y cierran la escuela.
DIA 26 (MARTES) Empieza un nuevo día y como los anteriores cantamos los himnos. Ahora al escuchar el himno de Santa Cruz recuerdo que el otro día Nelson me explicaba que hay cruceños que quieren independizarse del resto de Bolivia y que están muy en contra de Evo Morales. Me explicó que, de echo, Evo quiso cambiar el himno de Santa Cruz porque ensalza a España, ya que los cruzeños consideran que con la colonización España les aportó cosas positivas. Esto es lo que me pareció entender. Una vez en clase nos deseamos los buenos días y cantamos la canción del abecedario. Pasamos la mañana con lenguaje. Hacemos un dictado, conocemos la letra “g” y la profesora explica la historia del “Gatito Guillermino”. Después de la historia hacemos las mismas actividades que hicimos con las letras “n”, “r” y “d”. Antes de terminar la mañana les pedimos a los alumnos que un miembro de cada mesa traiga una botella de plástico para el viernes. Cuando salgo para ir a almorzar, vienen dos compañeras de Maribel a decirme que ha vuelto a venir sin tener las tareas echas. A las 12 p.m. voy a almorzar y planteo el tema. Maribel se justifica diciendo que su abuela la ha tenido limpiando todo el fin de semana y que no ha tenido tiempo. Su abuela le recrimina que se ha pasado los tres días con el móvil. Le vuelvo a pedir a la chica que me traiga todos los cuadernos para volver a revisar que es lo que tiene atrasado. Después de almorzar leo un poco en las mesas de la cancha. Mientras revisamos los cuadernos de Maribel aparece Sor Lorenza y le echa la bronca porque los profesores le han dicho que no hace las tareas. Hablamos un rato y le explico que conmigo está todo el tiempo trabajando y que no entiendo como puede ser que no lo lleve echo. También reconozco que la chica va muy lenta en todo lo que hace y le recuerdo que la chica no ve bien pero que aún no la ha visto el médico. Sor Lorenza me dice que se encargará de que la visiten. Entonces Maribel se queja de que sus compañeros no la tratan bien y la Sor le dice que intentará buscar una solución con los profesores. Cuando se va, nos ponemos con las tareas de ciencias naturales. Ahora están dando el tema de la atmósfera y a medida que resumimos el temario intento que me explique lo que entiende cuando lo lee y juntas vamos aclarandolo. Luego llegan Roberto, Pablito y María. Los pequeños juegan un rato y María va a buscar a Gala y Camila para hacer tareas a nuestro lado. Ayudo a Roberto y Pablito a hacer sus tareas. Me doy cuenta que hay días que están más receptivos que otros, más sensibles o más cansados. ¿Será porque su hermano ha llegado borracho y no les ha dejado dormir? Le pregunto a María si han dormido bien. Si su hermano ha vuelto a tomar. Se pone seria. Asiente. Hoy, después de hacer las tareas Pablito se queda dormido en el pareo. A las 4 p.m., les reparto un poquito de cereales de chocolate con dos dedos de leche. Finalmente recogemos y vamos a cenar.
Hoy por la noche volvemos a ser bastantes. Jugamos a los juegos de siempre. Hoy también ha venido Mikel y juega a las damas con los chicos. Para terminar, pongo la canción de la “Salsa loca” y solo participan los pequeños, el grupo de chicos de 13 años se queda jugando al ajedrez y las damas. A las 9 p.m. Don Edwin nos viene a avisar de que va a cerrar la cancha. Recogemos entre todos y nos deseamos las buenas noches.
DIA 27 (MIÉRCOLES) Como cada día empezamos la mañana con la canción del abecedario. Durante la primera hora revisamos las tareas. Los alumnos tenían que buscar 10 palabras que tuvieran “ga”, “gue”, “gui”, “go” o “gu”. Escribimos las palabras en la pizarra y las ponemos en común. Los niños que no hicieron la tarea las copian en su libreta. Después del recreo la profesora les explica a los niños y niñas que para orientarnos y saber movernos por el mundo es importante conocer los puntos cardinales. Estos puntos nos indican en que dirección estamos andando. Les explica que el sol siempre sale por el Este y se esconde por el Oeste. Que el norte está hacía delante y que el sur lo apuntamos con la espalda. Entonces me hace salir por mesas a ver por donde está el sol, así descubriremos en que dirección está el este. Salgo con los niños haciendo un trenecito. Nos ponemos en fila mirando hacia el norte y les pregunto por donde está saliendo el sol. Enseguida lo encuentran. Entonces les hago saludar al sol y al este. Luego les pregunto que por donde se pone el sol y me dicen que nos pasa por encima de la cabeza y se pone por el otro lado. Algunos se acuerdan de que se pone por el oeste. Entonces hacemos como si nos despidiéramos del sol y del oeste. Finalmente, saludamos al norte con las manos hacia delante y el sur moviendo “las nalgas”. Así hacemos con todos los grupos. -‐Hola sol! Hola este! -‐Adiós sol! Adiós oeste! -‐Hola norte! -‐Hola sur! La actividad se hace entretenida y cuando volvemos a entrar al aula están bien despiertos y copian en el archivador de ciencias sociales la explicación que les ha escrito la profesora. Luego pintan el dibujo explicativo que les ha repartido y finalmente lo pegamos. Antes de salir, la profesora les recuerda que el viernes tienen que traer las botellas de plástico. Y que en casa tienen que hacer su farolillo amarillo para el desfile del sábado, en el que celebraremos el aniversario del colegio. Les explica que los colores del desfile serán el amarillo y el azul, los colores del proyecto Don Bosco y que cada clase irá de uno de esos colores. Después de almorzar me pongo en el ordenador y preparo una tabla en el word para intentar incentivar a Maribel y que haga sus tareas. Por un lado pongo el horario de lo que hay que trabajar cada día y por el otro, una tabla de recompensas y consecuencias. Cuando llega a las 2 p.m. la rellenamos juntas. El resultado es este:
Parece que está motivada y que este nuevo trato le gusta. Aun así le digo que su madre primero tiene que aprobar las condiciones. Pasamos la tarde haciendo las tareas junto con María, Gala, Camila, Pablito, Robertoy Katia y Xenia, que hoy se nos han unido. Son muy tranquilas y lo hacen en un momento, luego hojean sus cuadernos y finalmente se ponen a jugar con Pablo y Roberto. Por la noche hoy vuelve a hacer frío. El grupito de Dylan me viene a saludar y me dicen que se van al internet. Así que me quedo con los mismos que han venido por la tarde, Ronald, Dakota y Gema. Jugamos, leemos los cuentos y bailamos la “salsa loca” y un par de canciones más de ioga. Cuando viene el Padre Vicente para darnos las buenas noches, me comenta que se va una semana a Italia porque tiene una hermana muy enferma. Me dice que volverá pronto y me pregunta si estaré bien. “¡Claro que si! No se preocupe padre.” Finalmente nos despedimos.
Hoy ha sido un día entretenido. Estoy motivada y creo que con Maribel podremos mejorar su situación escolar. El ioga les encanta y rompe con la dinámica a las que estamos acostumbrados a jugar.
DIA 28 (JUEVES) Ya hace unos cuantos días que estoy en Plan 3000, y me empiezo a acostumbrar a los ruidos, al calor, los olores, los horarios… Nos reunimos para formar antes de entrar a clase. Recuerdo en como me sorprendí los primeros días al ver a todos esos niños formando, con posiciones y movimientos casi militares, cantando el himno, desde los más chiquitos, hasta los mayores. Es el único momento del día en el que se reúnen todos juntos haciendo y cantando lo mismo, con seguridad y entusiasmo para desear un buen día a sus compañeros y profesores. Aun así me parece un acto frío para empezar el día. ¡Si almenos en el aula se hiciera algo parecido! Un momento para hablar y compartir, para sentirse escuchados y queridos. Eso es lo que necesitan estos chicos. Hoy es jueves y como la semana anterior damos educación física, música y religión. La profesora de educación física ha salido del aula “un momentito” mientras los niños y niñas pintaban en su cuaderno de la asignatura a una niña jugando a basquet. Ha vuelto casi cuando ya había terminado la hora. Hemos salido a la cancha y ha repartido a los niños y niñas en filas, les ha dado una pelota y han ido de un lado a otro botandola. En música hemos vuelto a dedicar el rato a copiar el himno del mar del cancionero a la libreta. Han estado en ello toda la hora e incluso hay algunos niños y niñas que no lo han terminado. El profesor se ha ido sin revisarlo y los niños han salido al recreo tranquilamente. Durante la última hora la profesora Celia, que es un encanto con los niños, les ha explicado que el sábado haremos el desfile de la escuela y se ha creado un poco de diálogo. Finalmente han copiado en el archivador, una pequeña poesía sobre la escuela. Después de almorzar descanso hasta las 2 p.m. y luego me pongo a hacer las tareas con Maribel y su amiga, Pablito, Roberto, María, Katia y Xenia. A los pequeños les preparo el lego para que jueguen y los trapos y las pinzas para jugar a tender la ropa. Así cambiamos de juego, ya que hasta ahora Ricardo y Pedro solo querían los animales. Como he visto que su tipo de juego ya ha cambiado he pensado que funcionaria cambiar de material. Funciona. Pasan la tarde construyendo con el lego y charlando con Katia y Xenia. Su expresión también ha mejorado un poco en estos días. Después de cenar vuelvo al colegio para sacar los juegos. Por el camino me encuentro a Tania y Ana peleándose con Camila. Me he acercado para ver que les pasa, no quieren que Camila juegue con ellas. Les pregunto si no se lo han pasado bien estos días jugando todas juntas. Cuando me dicen que sí, les pregunto donde está el problema ahora. Entonces le piden perdón. Y propongo una actividad diferente, jugamos al STOP, un juego parecido al pilla-‐pilla. Jugando se nos unen otros niños. Me fijo que uno de ellos va con los zapatos rotos. Entonces me doy cuenta de que estas cosas que me chocaban cuando llegué, han
dejado de impresionarme. Los niños pequeños, solos todo el día por los alrededores de la escuela, sin zapatos, algunos sin ropa y sucios, me crean muchas emociones. En un inicio me hacían sentir muy triste y frustrada, aunque poco a poco, conociendo la realidad de aquí, empiezas a asimilar y a normalizar este tipo de cosas. Después de jugar al STOP nos sentamos delante de las hamacas y nos quedamos hablando y me cuentan cosas de su día a día. Me doy cuenta de cómo necesitan que se les escuche, que tengan tiempo para expresarse y contar lo que les apetece y ver que a alguien le interesa lo que pueden contar. Decido que hoy no voy a sacar ningún material. Vamos a estar charlando tranquilamente y contándonos lo que nos apetezca. Hoy voy a dormir con una sensación muy agradable. Me ha gustado el rato que hemos pasado esta noche.
DIA 29 (VIERNES) Hoy es viernes, mañana haremos el desfile para celebrar el aniversario de la escuela. El recreo está lleno de posters y exposiciones de los alumnos de 1ero de secundaria que explicando como ha evolucionado la escuela desde que el Padre Vicente la creó e inauguró con el nombre de su madre “Renata Preto”. Así pues, después de cantar los himnos vamos a las aulas y pasamos la primera hora creando unas pequeñas basuras para que los niños de cada mesa puedan tajar los lápices y colores sin tener que levantarse a cada rato. Con las botellas de plástico que han traído, papeles de colores y goma-‐eva crean unos basureros muy bonitos y en cada uno de ellos escriben el nombre de los niños y niñas del grupo. Me ha gustado mucho este rato, ya que es un rato en el que han hecho artes plásticas sin estar usando un cuaderno. Cuando toca el timbre salen a jugar y a desayunar y a la vuelta les explicamos que ahora se dará el acto cívico para celebrar el aniversario del colegio. El acto cívico de hoy consiste en una misa que da un padre enviado por el proyecto Don Bosco. Los alumnos, padres y profesores cantan y atienden durante toda la misa. Me encanta cuando durante la misa se canta. Es el único momento en que se capta completamente la atención de todos los asistentes y todos ellos ponen mucha emoción. Cuando la gente canta en estas misas, se crea un clima mágico y casi se pueden respirar los sentimientos de la gente al cantar. Así transcurre toda la mañana. Me sorprende que en ningún momento se nombra al Padre Vicente, este hecho me recuerda algunos comentarios que me han hecho sobre que la comunidad educativa del colegio no sé está portando demasiado bien con él. Después voy a almorzar y por la tarde voy a pasear por la plaza de la catedral. Esa plaza me encanta. Hay tanta variedad de gente paseando por ella. Los abuelos jugando al ajedrez, algún turista perdido (hay muy pocos, poquísimos turistas), algún grupo de niños paseándose, una familia que decide salir a tomar un helado… Me trae recuerdos de cuando el año pasado iba con las chicas de Casa Maín. Esta noche decido que tampoco voy a sacar los juegos. En cambio vamos a jugar al parque de la calle de atrás. Antes de acompañar a los niños a casa les digo que mañana por la mañana pueden venir para hacer los farolillos del desfile (he guardado bastantes botellas de plástico y he encontrado palos que se pueden usar). Me voy a dormir cansada pero emocionada pensando en el día que me espera mañana, seguro lleno de sorpresas y emociones nuevas.
DIA 30 (SÁBADO) Por la mañana aprovecho para limpiar la casa. Una vez he terminado voy a comprar cola blanca, velas largas y papel de seda (amarilla y azul) para hacer los farolillos. A las 10.30 p.m. empiezan a llegar algunos niños y hacemos los farolillos pegando los trocitos del color que pertoca con la cola blanca. Luego lo dejamos secar. Han venido menos niños de los que esperaba, unos cinco. Y también se nos ha unido Nelson. ¡Menos mal! No se me había ocurrido pensar que los palos no pasarían por el agujero de las botellas y él lo soluciona en un momento haciendo fina la punta del palo con la ayuda de un cuchillo. Luego con cera derretida, pegamos la vela en la punta de la madera. La primera vez que vi hacer estos farolillos (en Casa Maín) me asombré por como de la nada consiguen hacer un farolillo. También me aterroricé pensando en que parecía un poco peligroso. Luego vi que como mucho se quemaba un poco el plástico y se apagaba la vela. ¡Nos han quedado unos farolillos muy bonitos! Ahora es hora de ir a almorzar. Aviso a los chicos de que hasta las 7 p.m. no voy a estar en el colegio porque voy a ir a ver unas niñas de un hogar. Cuando Nelson me oye decir eso me pregunta que como pienso ir y cuando le digo que voy a ir en taxi me echa un poco la bronca diciéndome que es peligroso que coja sola un taxi en el plan. Así que decide que me acompañará él. He decidido ir hoy por la tarde porque sé que a las 3 p.m. las niñas van a la nueva escuela que están construyendo las hermanas a jugar y a hacer como una especie de catequesis. Sé que en este rato no va a molestar que yo vaya, ya que suelen jugar casi toda la tarde menos en un momento en el que cantan unas canciones religiosas acompañadas de una coreografía (animacantos se llaman). En estos ratos también se les une gente del barrio. Cuando llego a Casa Maín la primera que me ve es una de las niñas. Helena. Me mira de pasada y luego me vuelve a mirar para ver si es verdad que soy yo. Entonces le aparece una enorme sonrisa, supongo que la misma que debo de tener yo. Y sale corriendo a avisar a las demás. Sale Gina a abrirme y nos saludamos con un fuerte abrazo. Luego saludo a Sor Rosita, ella y Sor Jacobita son las más mayores de las hermanas y son geniales, buenas, cariñosas, divertidas y tienen mucha energía. A estas dos mujeres les tengo un grandísimo cariño. Así que me quedo un rato hablando con Sor Rosita y luego voy a ver a las niñas y Sor Anaí. Me cuentan que van a ir al oratorio y me invitan a ir. Así pues, recogemos todos los juguetes y vamos al colegio en construcción. Una vez allí me pongo a charlar con las niñas. Nelson se ha quedado y ya le han liado para jugar a fútbol. Aquí solo están las niñas de la primera etapa, las más pequeñas. Me cuentan que las demás están en catequesis y que van a llegar a las 4 p.m. decido que me voy a quedar esperando a que vengan para darles un abrazo y saludar a mi
ahijada Mara. Pasamos la tarde jugando a la peluquería, a fútbol, a muñecas… Me siento muy feliz de volver a verlas. ¡Sus sonrisas son tan grandes! Cuando llegan las chicas de la segunda etapa se me abalanzan encima. Cuando pasa por mi lado Mara, ni me ve. Entonces me acerco a ella y le hago cosquillas. Y cuando me ve pone una cara de sorpresa digna de fotografiar. Nos abrazamos y hablamos un rato. A las 5 p.m. ha llegado el momento de irme. Me despido de todas y les digo que intentaré volver a verlas pronto. Llego al plan justo a tiempo para ir a cenar. Y al terminar voy al colegio para repartir los farolillos a los niños y finalmente unirme a la fila con los alumnos de primero. Empieza el desfile. Conmigo vienen Dakota y Roberto, no hay nadie en su casa y me preguntan si pueden venir. Como la mayoría de los niños van acompañados de sus padres no tengo nada que aportar con los niños de mi clase. Me dedico a buscar a los niños y niñas que vienen más conmigo para sacarles foto y que tengan un recuerdo. Finalmente voy a ayudar con los niños del kinder y me alegra ver que la mamá de los Hernandez está con los pequeños. Les saco una foto. Al llegar al colegio se monta como una pequeña fiesta, se premia a las mamás más mayores y todo termina sobre las 10 p.m. Me voy a dormir. Me siento llena de energía y feliz. ¡El día a día es tan intenso! ¡Está tan lleno de emociones! ¡Me alegro tanto de haber tomado la decisión de venir!
DIA 31 (DOMINGO) Hoy es domingo. El día empieza bastante tranquilo. Lavo mi ropa. Me pongo a leer. Miro la hora. Las 11 p.m. Hace frío. Camila y Gala vienen a jugar un rato. Les dejo jugar dentro de casa. Estan tranquilamente jugando con las cartas cuando viene el padre de Gala y le invito a un té. Me agradece que esté tanto tiempo con las niñas. Me explica que extrañan mucho a sus madres. Él también extraña a su mujer. Me explica que no están casados y que no son una familia tradicional. Según él no son una familia ejemplar aunque trabajen en el colegio. Me cuenta que él y su mujer fueron alcohólicos (almenos eso es lo que me da a entender) y que lo pasaron muy mal. Cuando se conocieron se dieron mucho apoyo y aún sin estar enamorados decidieron irse a vivir juntos. Eran compañeros de vida y se animaban el uno al otro a seguir adelante. Con el tiempo tuvieron su primer hijo. Y luego a Gala. Ahora viven bien y están contentos de poder decir que salieron adelante pese a todo. Me cuenta que ahora extraña mucho a su mujer, que nunca se habían separado tanto tiempo. Me agradece que esté con las niñas, ya que ahora están teniendo problemas porque a su cuñado le han metido en prisión y él no tiene tiempo de ocuparse de sus hijos y sobrinos tanto como le gustaría. Oír todo esto me emociona. Y me sorprende que me de las gracias de esta manera. De que tenga la confianza de contarme todo esto. Charlamos lo que queda de mañana mientras las niñas juegan. A las 12 p.m. voy a almorzar. Por la tarde hacemos taller de cocina. Esta vez volvemos a hacer pizza. No vienen muchos niños. Ahora parece que definitivamente ha llegado el frío y que se va a quedar un par de días. Si esto se alarga buscaré la manera de ponerles alguna película en la casita, así estarán calentitos. Por la noche somos unos pocos y nos encerramos en la casita. Como tampoco me ha dado tiempo de ir a cenar a casa de Doña Inés, mientras los niños juegan, preparo espaguetis con salsa de tomate y comemos todos juntos. Antes de despedirnos les cuento el cuento de “Solo un puntito”. Es hora de ir a dormir. Otro día sorprendente. Aunque ha sido un día muy tranquilo ha estado lleno de emociones.
OTROS MOMENTOS Y SENSACIONES
EL EFECTO DE LOS “INTERNETS” EN LOS ADOLESCENTES Des que estic a Santa Cruz, la meva ment, les meves emocions i les meves sensacions estan a tota marxa, les podríem comparar amb una baldufa que gira i gira sense parar. Avui he acompanyat a la Helen a buscar el seu fill al centre. Fa un dia va marxar de casa i no ha tornat. Fa una setmana ja ho va fer. Dissabte va marxar de casa per anar a vendre xiclets al centre i va reaparèixer diumenge, quan la seva mare el va anar a buscar a la plaça 24 de setembre i el va trobar amb una bici nova que havia comprat amb els seus propis diners. Quan va tornar a casa me l'ensenyava ple d'orgull. Sense adonar-‐se de com havia fet patir la seva mare durant el dia i la nit que havia passat fora de casa. Com si no fos res greu marxar de casa sol i tant de temps, sense informar a la mare i amb només 9 anys. Potser aquí això no és tant greu. On havia dormit? A casa d'un amic. D'on treia els articles que venia? Vés a saber! La qüestió és que anava mostrant la seva nova bicicleta tot orgullós! Ahir va tornar a marxar i no ha passat la nit a casa. Així doncs hem anat a buscar-‐lo a la 24 de septiembre i no l’hem trobat per enlloc. Fa fred i ens hem pres un cafè. Hem decidit anar a la Mutualista, diuen que és un mercat on en el pis de dalt hi ha locals amb ordinadors, jocs i aparells de play station. Mare meva! Mai havia vist tanta gent connectada a ordinadors, quasi sense parpellejar, sense parlar amb ningú, tots absorts per les pantalles. La imatge és desoladora. De veritat, em fa qüestionar fins on hem arribat. La majoria de la gent que hi ha allà són nois joves, d'entre 10 i 20 anys, tots passen hores i hores davant de la pantalla, sense menjar, sense aixecar el cul de la cadira i a vegades sense dormir. Em recorda a algun dels capítols de black mirror, o a alguna d'aquelles pel·∙lícules futuristes (no tan llunyanes a la realitat) que parlen i critiquen la manera en que la tecnologia ens anul·∙la com a humans. Realment és desolador veure que tants joves acaben deixant de fer una vida normal (escola, família amics...) per culpa dels jocs d'ordinadors. Aquest tema em preocupa. Al barri hi ha força nois que també es deixen endur per aquests videojocs. Finalment, trobem al José. Tornem a casa.
UN SALT DECISIU Avui al matí ha vingut el Botijas a veurem. Debia tenir ganes de parlar amb algú. Mentre preparava l’esmorzar l’he sentit que em cridaba. El deixaré passar, però primer obro la porta que dona al kinder, no vull tenir problemes per deixar entrar nois a la caseta. L’he deixat passar i l’he fet seure al tancat de la casa que hi ha pel cantó del kinder. El convido a esmorzar, una mica d’ou remenat i pa. Està borratxo. Mentres parlem em demana ajuda, diu que no pot més. Necessita sortir d’aquí. Em demana perquè no l’he convidat cap de les excursions a Capiguara. Li recordo que el vaig convidar però que a l’hora de marxar anava borratxo i es quedava dormint a casa. -‐Si quieres hoy podemos ir a pasear con tus hermanos. ¿Qué te parece? Ahora vas a casa a dormir y despues de almorzar nos vamos de paseo. Posa cara de satisfet i s’adorm a la cadira mateix. L’escola encara no està oberta i el deixo descansar. Al final hem anat al jardí botánic. El Nelson ens hi ha portat. Pablito, Roberto, María, Botijas, Nelson y jo. Ens ho passem molt bé. Veiem peixos a l’estany i als rierols. Fins i tot veig micos en llibertat per primer cop! Quan veig que hi ha un mirador els animo a anar-‐hi. És molt alt. Anem pujant. El Nelson es queda a mig camí, li fan por les alçades. Els petits m’avancen i el Botijas (que és molt àgil) està a dalt des de fa una estona. Arribo a dalt. La bellesa del paisatge m’enlluerna. Quan veig al Botijas enfilat admirant el paisatge faig una foto de manera impulsiva. El crido. “Botijas mirame!”, “Es precioso!”. El sol es comença a pondre. La María se m’acosta. “Mi hermano antes ha dicho que se quería morir.” M’ho diu molt seriosa, es gira i mira el seu germà. De cop la realitat em dona una bofetada. “Botijas bajate, a ver si te haces daño!” li faig broma i l’animo a baixar amb nosaltres. No reacciona. Llavors veig clarament la seva intenció. Em fico a sota seu, l’agafo per la camiseta. És l’únic que puc agafar d’ell. Apreto la samarreta com si fos un salvavides. Li estiro. “Baja Botijas por favor. Te vas a caer. ”
Miro al meu voltant no sé que fer. Hi ha dos homes que ens estan mirant. “Ayudenme” els dic amb un fil de veu. Quan s’acosten, el Botijas es posa a cridar. “No os acerqueis, dejadme”. Els homes se’n van. “Botijas baja conmigo i tus hermanos, por favor.” “Por favor, baja”. Nomès puc mirar la gran distància que hi ha del terra. Tinc la sensació que la seva vida se m’escapa de les mans. Em sento com si se m’escapés l’aigua de les mans. Com si la sorra de la platja desfilés pels meus dits. Pero no. Una vida humana se m’escapa d’entre els dits. Només en puc agafar la camiseta. Una camiseta blanca. Una camiseta que li vaig regalar un dia que s’havia tacat de sang. “Botijas por favor… baja!” Estic cridant y les llagrimes em rellisquen per les galtes. Crec que fa estona que ploro. Es gira cap a mi. Em veu, pero no em mira. Té la mirada absent. Torno a cridar. “Ven, por favor!” Em mira als ulls. Em veu. Ara si que em mira! Assenteix amb el cap i baixa d’una revoltada. Em recolzo a la barana. Esclato a plorar. Les cames em tremolen. No m’aguanto de peu. La María i els dos petits ho han vist tot. Em recomposo. Baixem cap a terra, és segur. Em trobo el Nelson. Ha començat a pujar en adonar-‐se de la situació. No ha calgut. Quan baixem está a mig camí. Tornem cap al cotxe. No puc pensar. No puc sentir. El temps ha parat. El Nelson s’allunya amb el Botijas. Estan parlant. Com poden parlar com si res? El Pablito em crida “Rut! Una totuga!” El temps torna a correr. Tot torna a ser com abans, com si no haguès passat res. Passejem pel parc. Ens mirem tot el que ens trobem i fins i tot ens estem una estona donant de menjar a la tortuga. Arribem al cotxe. Arribem al plan. Al cotxe tots s’han adormit menys el Nelson i jo. Silènci. Portem al Roberto i al Pablito a casa. Dormen. Ara son al llit. Segueixen dormint. Diem bona nit al Botijas, demà ens veiem. És una promesa. Dono un petó de bona nit a la María. Giro la cantonada. Torno a plorar. El Nelson m’acompanya a casa. M’intenta parlar. Ara no. Demà. Em fico al llit. Demà serà un altre dia. PD: El pitjor de tot? La meva innocència. Li he fet una foto. Deu meu! Una foto li he fet! Allà dalt.
VISITA AL CENTRE DE REHABILITACIÓ Avui hem anat a visitar al Botijas amb la seva mare i el seu germà petit. Quan hem arribat a l'hogar no el veiem per enlloc. De sobte se'ns ha acostat algú que ens era familiar. Era ell. S'ha tallat el cabell i la seva cara ja no està tant xuclada/demacrada. Se'ns queixa del menjar però ens explica que està fent un canvi interior molt profund. Ha de vigilar amb els amics que fa, uns realment volen millorar, d'altres només entren a l'hogar per tenir un lloc calent durant els mesos de fred, inclús n'hi ha que són narcotraficants i entren per fugir de la justícia. Quina por... Diu que els pitjors són aquell grupet, aquella mini-‐banda que hi és per passar l'estona, fan el que volen i ningú els diu res per por a les represalies. Tot i això, hi ha un grup de nois que tenen ganes de millorar les seves vides i es recolzen entre ells. El menjar és pèssim, són les sobres dels restaurants propers, totes barrejades i escalfades en una espècie de xemeneia. El dia a dia és més exigent que fora de l'hogar. A les 5h s'aixequen per donar culte, després esmorzen i netegen cada racó de la llar. Seguidament fan activitats esportives, dinen i fan la migdiada. Finalment fan més esport, culte, sopar i a dormir. Així funciona a la majoria de llars. A Casa Maín és similar. Almenys la base. Es lleven molt aviat, netegen la casa, esmorzen, van a l'escola, dinen, fan deures, berenen, resen el rosari, sopen, temps lliure i a dormir. Toca la campana. Anem a la petita capella que tenen al centre. És hora de missa. O alguna cosa similar, encara no domino gaire el vocabulari tècnic dels creients. Comencen a cantar. La sala s'omple d'una energia, d'una emoció que em colpegen. Sembla que al germà petit del Botijas també. Es posa a plorar de cop. Me l'emporto a fora. No para de plorar. Anem a veure els animals. Es calma. Tornem a seure al cantó de l'església (el pastor ens ha demanat que hi anem). Torna a plorar. Els cants que sentim són molt profunds i transmeten una sensació molt estranya, difícil de definir. Ens allunyem de l'església. Segueix plorant. Aquest cop, no deixa de plorar. Crida a la seva mare. El seu plor em fa sentir la solitud que ell sent. El sentiment d'abandó. Les pors de les seves nits, quan la seva mare se'n va a dormir fora i arriba el seu germà borratxo cridant a mitjanit. El seu plor em fa sentir la tristesa que ell sent. I pensar que en el mateix moment, en diferents parts del món hi ha milers de nens i nenes plorant amb aquest sentiment. Se'm posen els pèls de punta. Ve el pastor, el director de la llar i em demana què li passa al nen. Abans que pugui contestar em diu que farà una oració. En aquesta, demana a Déu que tregui els dimonis de la solitud, de la tristesa, del sentiment d'abandó d'aquell nen, que el tranquil·∙litzi. Ell també ho sent. Així doncs no sóc l'única que ho sent. Per fi, s'acaba el culte i el nen torna als braços de la seva mare, que en les últimes setmanes està més present. Dinem. Després deixo que la família estigui junta una estona i aprofito per parlar amb la meva. Els trobo tant a faltar! Després parlo una estona sola amb el Botijas, parlem de coses sense importància. Parlem del que va passar aquell dia al mirador. Em demana si estic enfadada. No ho estic. Crec que tot passa per alguna raó. La raó d'allò és que la vida dels membres d'aquella família havia de millorar. I això és el que està passant. Tant de bo segueixi així. Ens acomiadem. Tornem al Plan 3000.
Em prenc una estona per a mi, per escriure aquestes línies i sopar. Ara trauré al pati alguns jocs. L'Uno i els escacs, segur, als nois els agraden molt. Posarem música i tots junts intentarem divertir-‐nos i oblidar dels mals que hi ha en aquest món. Almenys durant una estona.
“No basta amar a los niños, es preciso que ellos se den cuenta que son amados.”
–Don Bosco