delfina bunge. victoria ocampo hacedoras...

23
Revista De Literaturas Modernas. Los espacios de la literatura. Número 34 – Año 2004 – Pag. 183 a 204 – ISSN 0056 -6134 - Mendoza - AR DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS DE UN ESPACIO LITERARIO 1920-1940 María Cristina Viñuela Universidad Austral Resumen Los teóricos de la literatura han propuesto una serie de conceptos específicos para estudiar la problematización del hecho literario. Unido a esto la noción de "espacio literario" aparece como búsqueda de la esencia de la literatura y de un campo donde se asiente la intimidad del yo. A partir de esta categoría y su asociación con el concepto de “mentalidad”, entendida como forma de pensar que se sucede a lo largo de la historia donde se plasman códigos de vida, en el presente trabajo se analizan dos ensayos sobre la problemática femenina y su inserción en el espacio intelectual de su época. El estudio de los ensayos de Delfina Bunge “Las mujeres y su vocación” y “La mujer y su expresión” de Victoria Ocampo pretende destacar la búsqueda de un espacio literario femenino propio centrando el interés particularmente en la problemática de la emancipación de la mujer. Los dos textos se articulan sobre algunos ejes temáticos comunes que permiten establecer coincidencias en el pensamiento de estas escritoras argentinas respecto de la maternidad, la educación y la igualdad respecto del varón. Palabras claves: literatura argentina - ensayo - espacio femenino - Victoria Ocampo - Delfina Bunge. Abstract Literary theorists have suggested a series of specific concepts to study the “literary.” In connection to this, the notion of “literary space” appears as a search of the essence of literature and of a foundation for the intimacy of the “I.” Considering this category and its association with the concept of “mentality”, understood as a way of thinking which extends over history where life codes are shaped, this work analyzes two essays on the problem of femininity

Upload: ledang

Post on 14-Oct-2018

214 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

Revista De Literaturas Modernas. Los espacios de la literatura. Número 34 – Año 2004 – Pag. 183 a 204 – ISSN 0056 -6134 - Mendoza - AR

DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS DE UN ESPACIO LITERARIO 1920-1940

María Cristina Viñuela Universidad Austral

Resumen

Los teóricos de la literatura han propuesto una serie de conceptos específicos para estudiar la problematización del hecho literario. Unido a esto la noción de "espacio literario" aparece como búsqueda de la esencia de la literatura y de un campo donde se asiente la intimidad del yo. A partir de esta categoría y su asociación con el concepto de “mentalidad”, entendida como forma de pensar que se sucede a lo largo de la historia donde se plasman códigos de vida, en el presente trabajo se analizan dos ensayos sobre la problemática femenina y su inserción en el espacio intelectual de su época. El estudio de los ensayos de Delfina Bunge “Las mujeres y su vocación” y “La mujer y su expresión” de Victoria Ocampo pretende destacar la búsqueda de un espacio literario femenino propio centrando el interés particularmente en la problemática de la emancipación de la mujer. Los dos textos se articulan sobre algunos ejes temáticos comunes que permiten establecer coincidencias en el pensamiento de estas escritoras argentinas respecto de la maternidad, la educación y la igualdad respecto del varón.

Palabras claves: literatura argentina - ensayo - espacio femenino - Victoria Ocampo - Delfina Bunge.

Abstract

Literary theorists have suggested a series of specific concepts to study the “literary.” In connection to this, the notion of “literary space” appears as a search of the essence of literature and of a foundation for the intimacy of the “I.” Considering this category and its association with the concept of “mentality”, understood as a way of thinking which extends over history where life codes are shaped, this work analyzes two essays on the problem of femininity

Page 2: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

CRISTINA VIÑUELA 184

and its position in the intellectual field of its day. The study of Delfina Bunge’s essay “Women and their vocation” and Victoria Ocampo’s “Woman and her expression” aims at pointing out the search for a feminine literary space of one’s own, centering interest especially in the problem of the emancipation of women. Both texts articulate around common thematic lines which make it possible to mark coincidences between these two authors’ thoughts about maternity, education, and equality with men.

Key words: argentine literature - essay - feminine space - Victoria Ocampo - Delfina Bunge.

Hacia una definición del espacio literario

El Diccionario de la Real Academia ofrece trece acepciones del vocablo espacio.

Las primeras tres acepciones se refieren al espacio en sentido material, y así lo define como el “continente de todos los objetos sensibles que existen”, o la “parte de este continente que ocupa cada objeto sensible” o la “capacidad de sitio o lugar”. Una cuarta acepción, define al espacio como “transcurso de tiempo”. En una versión más figurada -pero igualmente real- destaca el sentido de espacio vital como “ámbito territorial que necesitan las colectividades y los pueblos para desarrollarse” y el “espacio imaginario como el mundo irreal, fingido por la fantasía”.

Aunque el citado Diccionario no lo considera, también cabría la posibilidad de hablar de un espacio “interior”, entendiendo por éste la intimidad donde el yo se asienta y desarrolla. La percepción y conciencia del propio yo requiere silencio, reflexión, actividad intelectual (afectiva y volitiva); en una palabra: requiere una vida hacia adentro. La intimidad, además de ser susceptible de comunicación, admite crecimiento en la medida en que se desarrolla la vida interior en el centro de la persona. Para que una persona pueda comunicarse y manifestarse en plenitud, es necesario que exista la libertad de poder hacerlo.

A partir de esta consideración, se puede apreciar cuán relacionado está el concepto de espacio con el de mentalidad.

El Diccionario define mentalidad como la “cultura y modo de pensar que caracteriza a una persona, a un pueblo, a una generación”. Las

Page 3: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

DELFINA BUNGE, VICTORIA OCAMPO Y EL ESPACIO LITERARIO 185

formas de pensar que se suceden a lo largo de la historia, se plasman en códigos de vida o costumbres preestablecidas. Las mismas son capaces de generar los espacios necesarios para que surjan en ellos nuevas realidades. La confianza en el poder de la técnica, por ejemplo, ha sabido crear el nuevo espacio cibernético, origen de profundas transformaciones en la vida de las personas y de las sociedades actuales.

Pero también las formas de pensar pueden negar el desarrollo de algo que con el tiempo resulta evidente. Durante siglos -por ejemplo- la idea de que existían hombres de condición inferior a otros (por razones de cultura, educación, raza o procedencia geográfica), mantuvo a muchos pueblos y civilizaciones de la humanidad en una forma de vida aberrante entre los hombres: tal el caso de la esclavitud.

En este contexto se entiende perfectamente el desarrollo e interés creciente por estudiar las mentalidades, tanto de individuos concretos -descubrir en la obra de un autor las ideas eje que configuran su pensamiento-, o las que rigen determinada sociedad en sus ideas, esquemas de pensamiento, modos de comportarse etc., en una época precisa1.

Francisco Abad subraya que, en muchas ocasiones, las mentalidades constituyen hechos de larga duración. Y citando a Fernand Braudel, llega a afirmar que pueden convertirse en “prisiones de larga duración”2.

En efecto, la existencia o desarrollo de determinadas estructuras mentales pueden impedir, durante mucho tiempo, la legítima existencia y manifestación de otras realidades de diversa índole. Una determinada forma de pensar, individual o colectiva, puede estar muy extendida e incluso ser tenida por insuperable e indefectible, adquirir un carácter absoluto e indiscutible, y sin embargo contradecir la realidad. Esta posibilidad pone de manifiesto la relación que existe entre mentalidad y verdad, entre mentalidad y realidad; que ambas -la historia lo demuestra en numerosos hechos y ocasiones- no necesariamente coinciden.

Muchas veces los cambios profundos han tenido su origen en una minoría de pensadores o intelectuales que supieron ver la realidad de una manera distinta o bien desde otra perspectiva u óptica de análisis, aun a pesar de la mentalidad general o colectiva vigente. Las personas visionarias son las que, con su modo de ver, hacen posible otro mundo distinto forjando los nuevos cambios.

Page 4: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

CRISTINA VIÑUELA 186

Dos escritoras argentinas y su búsqueda de un espacio literario

Éste es el caso de dos grandes figuras literarias argentinas que emergen en las primeras décadas del siglo XX en nuestro país: Delfina Bunge y Victoria Ocampo.

Con su trabajo se convirtieron en auténticas hacedoras de un espacio literario femenino. Estas escritoras contribuyeron a crear las condiciones necesarias para que la mujer argentina pudiera escribir y publicar en otros géneros que no fueran únicamente el género epistolario o el diario íntimo, hasta ese el momento los únicos géneros aceptados y bien vistos en la época como forma de expresión propiamente femenina.

Para poder apreciar cabalmente el aporte que hicieron Delfina Bunge y Victoria Ocampo en el mundo de las letras, es necesario tener presente la mentalidad reinante a principios del siglo XX en nuestro país respecto del papel de la mujer.

Ante la idea extendida de que la mujer era intelectualmente inferior al hombre, muchos espacios de la vida y ámbitos de actividad le estaban negados3. Su rol se limitaba al hogar, excluyendo toda posibilidad de desempeño público. La mujer debía estar subordinada al hombre y todas las leyes del país regulaban las relaciones entre varones y mujeres a partir de esta mentalidad.

Al mismo tiempo, ser escritor era considerado un oficio de poca categoría y estaba mal visto por la aristocracia cultural de aquellos años. Este recelo aún debieron sufrirlo reconocidos escritores de la talla de Ricardo Güiraldes y Manuel Gálvez.

Gálvez se exigió a sí mismo un plan de obras que cubrió prácticamente todos los géneros literarios: poesía, ensayo, teatro, novela, biografía. Esta forma de trabajar contribuyó a cambiar la mentalidad de la sociedad respecto de esta profesión.

Si esto es lo que ocurría con el escritor varón, es fácil imaginar las dificultades que debía superar una escritora mujer, o lo que implicaría que una mujer quisiera dedicarse a esta profesión. Las mujeres que se animaban a desarrollar una actividad con proyección pública, como lo es

Page 5: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

DELFINA BUNGE, VICTORIA OCAMPO Y EL ESPACIO LITERARIO 187

la de ser escritoras, eran conscientes de que debían enfrentar este doble desafío que les planteaba la sociedad de aquel entonces: ser mujer (con todas sus exigencias y obligaciones) y además escritora (con todos los obstáculos señalados).

Manuel Gálvez cuenta un suceso acaecido en 1905, con ocasión del trabajo inicial de la entonces joven Delfina Bunge publicado bajo el seudónimo de Marguerite en la revista Ideas. La revista Caras y Caretas quiso reproducir el verdadero nombre de la autora, acompañando el artículo de una fotografía. “Para este fin –narra Gálvez- encargó a uno de sus redactores entrevistarse con Carlos Octavio Bunge. Carlos Octavio habló en su casa acerca de la proposición de la revista, y todos -padres y hermanos- a pesar de que entre ellos había dos escritores, consideraron impropio que una niña distinguida saliera fotografiada en esa forma. Una tía suya, al ver hablar del deshonroso pedido de Caras y Caretas le espetó estas palabras de reproche y de lástima: “Y ves hijita, a lo que te expones con escribir.... En esos años el oficio de escritor estaba casi tan mal mirado, en nuestra sociedad de características aristocráticas, como el de actriz o bailarina”4.

Nestor Auza señala con acierto que esta actitud, muy probablemente, se circunscribiera a la clase alta de la sociedad, y señala también que resultaría de sumo interés analizar documentos de la época y constatar cómo este juicio negativo respecto de las escritoras, sería tal vez inexistente en sectores y niveles medios y bajos de esa misma sociedad. Fundamenta Auza esta opinión en el hecho de que, en estos sectores sociales, para una mujer el ser escritora o periodista era una forma de lograr ascenso social, en tanto que para las clases adineradas y poseedoras de un mejor nivel de vida, ese quehacer, además de ser considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de su categoría5. Condición y estrato social, nivel de vida y pertenencia a sectores altos de la sociedad, eran, pues, determinantes valorativos respecto de la condición de escritora.

Victoria Ocampo -al igual que Delfina Bunge- conoció muy de cerca esta mentalidad que tantas dificultades le trajo en su juventud. En cierta ocasión, rememorando el año 1912 (cuando comenzó a publicar), decía: “Cuando yo publiqué mi primer articulo en La Nación, se miraba todavía, en nuestro medio social, con cierto recelo a las mujeres que

Page 6: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

CRISTINA VIÑUELA 188

escribían y escandalizaban en la calle, igualmente, las que manejaban su auto. Eso empañaba la alegría de sentir que trabajábamos en algo por vocación, sin tener que justificarnos a cada paso”6.

Este trabajar como escritora, roturando caminos, fue objeto de largas reflexiones tanto para Delfina Bunge como para Victoria Ocampo. Buena parte de estas ideas se contienen en dos ensayos: Las mujeres y su vocación, y La mujer y su expresión, respectivamente. Ambos contribuyeron a abrir las puertas de la celda en la que se hallaba la mujer escritora de la alta sociedad argentina de los primeros años del siglo XX.

Entre estas escritoras existió un mundo lleno de coincidencias. Las dos pertenecían a la clase alta de la sociedad. Las dos se inician culturalmente en la literatura francesa, y fueron amantes de la música clásica. Ambas fueron mujeres de excepcionales dotes que no podían desarrollar plenamente a causa de las pautas culturales limitantes propias de la época. También ambas debieron vencer grandes dificultades y resistencias para poder publicar. Finalmente, a pesar de que Delfina llevaba nueve años a Victoria, llegaron a ser muy amigas (especialmente en la época de la adolescencia de Victoria), como atestigua el rico epistolario existente entre las dos escritoras7.

Los textos escogidos para nuestro análisis también reúnen precisamente esas características comunes, y buscan resaltarlas. Los dos ensayos se originan en conferencias pronunciadas por ambas. Ambos ensayos, dentro de una estructura libre que le es propia del ensayo, se articulan en torno a los siguientes ejes temáticos:

• la vocación en la mujer, • la necesidad de que ésta se eduque, • su maternidad, • y la supuesta inferioridad de la mujer respecto del al

varón.

Victoria Ocampo, publica el texto tal como fue leído en 1936, mientras que Delfina Bunge lo revisa y corrige antes de enviarlo a la imprenta, en el año 1922. Esto puede apreciarse fácilmente aún desde la misma presentación formal.

Page 7: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

DELFINA BUNGE, VICTORIA OCAMPO Y EL ESPACIO LITERARIO 189

A continuación haremos una presentación y comentario de cada escrito para cerrar conclusivamente nuestras reflexiones, señalando el corpus de ideas comunes entre estos ensayos, centrando nuestro interés particularmente en lo que respecta a al tema de la emancipación de la mujer en aquellos años.

Delfina Bunge. Las mujeres y su vocación

Parte de este estudio8 fue leído el 12 de junio de 1922, en forma de conferencia en el local de la Biblioteca Argentina, de la ciudad de Rosario, bajo los auspicios de la Sociedad cultural “El círculo.” Y parte también, el 2 de setiembre del mismo año, en la Biblioteca del Consejo Nacional de Mujeres, Buenos Aires. Para ese entonces Delfina Bunge era conocida por sus libros de poesías Simplement y La Novelle Moisson. Además, había publicado varios libros de lectura para niños: en colaboración con su hermana Julia Valentina, El alma de los niños, y El arca de Noé, para segundo y tercer grado.

El texto aborda, como su nombre indica, el tema de la mujer y su vocación. En él se observan las cualidades de crítica de la autora, la capacidad de análisis, de buen humor y de sentido común, como así también ideas de vanguardia y un agudo conocimiento de la psicología del varón y de la mujer. Todas estas características están presentadas desde una perspectiva cristiana: una mujer profundamente creyente que se esfuerza por armonizar las exigencias de la fe con sus inquietudes intelectuales.

En este punto interesa conocer el público al que Delfina Bunge se dirige, lo que podemos deducir a partir del texto. Es muy probable que a la mencionada conferencia asistieran mujeres de la alta sociedad para escuchar qué era lo que proponía esta escritora sobre la vocación de la mujer. Por su parte Delfina Bunge se sitúa frente a una mujer cuya única expectativa de vida radicaba en llegar al matrimonio, porque estaba muy mal visto quedarse soltera. La mayoría de las mujeres que tenían esta aspiración no se detenían a considerar la posibilidad de desarrollar otras aptitudes distintas de las que resultaban propias del trabajo del hogar. Delfina Bunge sale al paso de esta extendida mentalidad (propia de su nivel social), proponiendo otras alternativas.

Page 8: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

CRISTINA VIÑUELA 190

Inicia la conferencia con un tono decidido y categórico: “las mujeres de nuestro país tenemos quizá mucho que decir, puesto que fuera de algunas profesionales o ardientes luchadoras de un partido, no hemos todavía despegado nuestros labios”. A continuación, se vale de un recuerdo de la niñez para abordar con más profundidad el tema que se propone. En torno al mismo irá desarrollando el hilo de su conferencia, causando no pocas veces la hilaridad de los asistentes.

De niña leyó en el álbum de una amiga, algo que siempre recordó y le sirvió de advertencia. El texto recordado decía más o menos así: “La mujer es, a los dieciséis años, una lágrima, a los veinte una sonrisa, a los veinticinco una carcajada, a los treinta una mueca, y a los cuarenta un bostezo”. Esta afirmación, en la que Delfina encuentra mucho de verdad, le sirve para hablar de la mujer en sus distintas edades y llegar al núcleo temático de lo que quiere exponer.

Lágrimas, muecas y bostezos de mujer

La mujer es para Delfina, lágrima a los dieciséis, más que un cascabel; porque cuando deja de ser niña, hay en ella “un algo de enamorado y trémulo en su transparencia, que asemeja su ser íntimo a una lágrima”. Cuando en ese ensueño empieza a entrever la felicidad, “natural es que sonría”, dice. Pero es sólo después de los veinte, cuando la risa es “entera, sonora franca”. Al tomar conciencia de la “fuerza de su juventud” de su “personalidad naciente” y de “la naciente independencia de su espíritu, ríe, ríe plenamente”. Es entonces cuando se siente capaz de “desafiar a todas las circunstancias, y por esto mira a todas las cosas con altura, con desprendimiento”. En su vida sobresale la carcajada y por eso “ríe de todo”, también "de sí misma, lo cual no es pequeña diversión”.

Sin embargo, al pasar el tiempo, la risa se convierte en mueca, que no es otra cosa que la “acritud del desencanto” por causas “harto conocidas”: la “consabida desilusión que traen los años”, “el peso de las responsabilidades”, “el mayor conocimiento de los hombres”, y luego “la pícara experiencia” que, una vez que muestra el mal o el defecto, “predispone a verlo luego en todas partes”; la “perversa experiencia que antes que abordemos las cosas, ha preparado ya en nuestro labios la mueca displicente”. A esto se añaden “los posibles fracasos en amistad o en amor”, y “el infaltable desencanto de uno mismo”.

Page 9: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

DELFINA BUNGE, VICTORIA OCAMPO Y EL ESPACIO LITERARIO 191

Finalmente, de la mueca al bostezo, “el aburrimiento”, no hay más que un paso. El bostezo de quien experimenta, aunque sea de manera poco consciente, cómo a pesar de tantas cosas que han parecido llenar su vida, quedó “siempre un vacío”. Es entonces cuando se experimenta la necesidad de “llenar el fondo insaciable del alma”. Y precisamente le interesa considerar de qué manera se puede desterrar la mueca y el bostezo de la propia vida.

La mueca y el bostezo, en su opinión, nacen de una falta de equilibrio en la vida: de poner todo en un platillo, dejando el otro vacío, por volcarse del lado de lo actual, sin poner nada en lo permanente. Sostiene que cuando los hijos son chicos, las obligaciones que trae consigo la maternidad requieren prácticamente todo el tiempo de la vida de una madre. Pero a medida que van creciendo, las obligaciones se transforman y consumen menos energías, encontrándose la mujer con una sensación de vacío, si es que no ha sabido cultivar alguna otra ocupación. De esta forma surge el bostezo, nacido de la excesiva abnegación. “Vengo a predicar contra el mal humor -la mueca- que el exagerado interés por las cosas materiales trae consigo y contra la excesiva abnegación: el aburrimiento”.

El equilibrio que defiende lo fundamenta diciendo que si es bueno darse a los otros, también lo es el “deber primordial de cultivar el propio y exclusivo jardín”, sin lo cual nunca se puede “ofrecer frutos saludables a los demás”. Aboga por este sabio egoísmo: el de reservarse una parte para encontrarla luego plenificada. Considera que las mujeres que aprenden a desarrollar algún interés o ideal en alguna obra definida llevan ventaja. Recomienda que lo que se elija sea un trabajo que tenga “un interés constante a través de los años: algo susceptible de progreso indefinido, como lo son todo arte y todo trabajo humanos”. De esta forma se evita el tedio ocasionado por la “ausencia de ocupación fija y de un trabajo que continuar” que con el paso del tiempo trae consigo aquel sentimiento “de la propia inutilidad, el de la vaciedad de las horas”.

Mujer y vocación de escritora

Insiste en la necesidad que tiene la mujer de encontrar, desde joven, una vocación de espíritu y de obra, independientemente de su estado de soltera o casada. Esta vocación, esta ocupación elegida, ayudará a

Page 10: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

CRISTINA VIÑUELA 192

“construir la unidad de la propia vida, a darle su sello de personal realidad”.

Cómo descubrir esta vocación es la pregunta clave. Responde que para dar con ella hacen falta dos actitudes del espíritu que considera imprescindibles: humildad y libertad de espíritu. Humildad para no mirar con desprecio ninguna ocupación y libertad de espíritu para mirar sin prejuicio hacia todos los caminos. Una vez descubierta la vocación, es preciso cultivarla con “firme voluntad”.

De esta forma, la vocación de la mujer se presenta siempre múltiple, ya que debe hacer compatible “el cultivo de su espíritu”, con sus “complejos deberes de familia”. Considera esta circunstancia, en apariencia desfavorable, como una ventaja para la mujer, porque saber “alternar unas tareas con otras es lo que mantiene el equilibrio y la flexibilidad” del espíritu femenino. Flexibilidad que le permite pasar sin transición de una situación a otra, de una tarea a otra, la más opuesta sin dejar de ser ella misma. Los hombres, en este sentido, reaccionan de muy distinta forma. Cuando un hombre estudia o escribe, afirma, se encierra bajo llave: “nadie moleste al hombre que trabaja. Nadie lo interrumpa. De lo contrario abandona con impaciencia su tarea”. La mujer, en cambio, procede de modo diferente. Ejemplifica diciendo que una mujer cuando trabaja o escribe y la interrumpen los niños u otras ocupaciones, deja su trabajo y vuelve a tomarlo: pasa de una cosa a otra con facilidad, sin impaciencia, y, en su opinión, aquí radica el espíritu conciliador característico de la mujer.

Esta sobrecarga de trabajo hace a la mujer más meritoria, sobre todo si dispone de pocos recursos económicos y tiene a su cargo el cuidado y la crianza de varios hijos. Como forma de ayuda a la mujer que se encuentra en estas circunstancias sugiere que se cobre una especie de impuesto de trabajo a las solteras, en favor de las madres de familia. Algo así como un servicio militar, por el cual toda mujer sin hijos debería, durante un año, ayudar con dos horas de trabajo diario a las más necesitadas de esta ayuda.

Es bueno que la mujer “se desprenda, que corte, que se escape”, afirma. Tiene que aprender a reservarse para sí, “siquiera media hora por día”, considerando este acto como un “deber consigo misma”, tan imperioso como los deberes para con los demás. Debe ser capaz de

Page 11: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

DELFINA BUNGE, VICTORIA OCAMPO Y EL ESPACIO LITERARIO 193

refugiarse en “una obra exclusivamente suya”. Porque por obra suya que sea la educación de los hijos, por ejemplo, es siempre algo que “ella da”. y es necesario “que la mujer reciba alimento para el espíritu”; debe procurar ese “algo para su alma, egoístamente, tenazmente”. La educación de los hijos es algo en lo que siempre da y es menester que para dar también reciba. Sostiene, con acierto, que muchas veces las mujeres caen en complicaciones tontas por exagerar alguna virtud, y caen sin pretenderlo en el vicio contrario. Alude a quienes por amor al orden caen en el desorden, al sacrificar el espíritu a un exceso de orden material.

Para hacer que el auditorio comprenda mejor hacia dónde apuntan sus reflexiones, retoma el tema de la vocación primera de la mujer saliendo al paso de viejos prejuicios acerca del matrimonio como “la mujer ha nacido para el matrimonio” o que “la mujer no puede vivir sola” y que por tanto para ella, más que para el hombre “el matrimonio es una institución de beneficencia”. Esta forma de pensar radica, para Delfina Bunge, en la vieja costumbre de mirar el trabajo de las mujeres de la alta sociedad, como cosa anormal e inadmisible. En efecto, si a la mujer le estaba negado un oficio o trabajo público, lógicamente la única vía de desarrollo era el matrimonio. Por eso exhorta a educar a las hijas mujeres de modo que miren el matrimonio como algo que puede llegar o no llegar. Y argumenta de esta forma “¿Qué no es natural el permanecer solteras? Tampoco es natural lo que artificialmente se busca. Si el matrimonio es natural cuando ha llegado el amor, no lo es, en cambio, mientras no se ama”. Para Delfina Bunge, el permanecer soltera responde más a “cierta selección o distinción de espíritu que casarse”. Y esto amén de las innegables vocaciones religiosas, tantas veces admirables. La inmensa mayoría de las mujeres se casan, y razona de esta manera: “Luego lo difícil no es casarse, sino, por el contrario, el resistir a la corriente que arrastra a casi todas las mujeres al matrimonio”. Su pensamiento llega a las últimas consecuencias al considerar a la mujer soltera como elemento de gran utilidad e irremplazable en medio de la sociedad. Incluso llega a afirmar que es un don para la familia que cuenta con una persona con esta disponibilidad. No adhiere desde luego al viejo prejuicio despectivo respecto a la mujer soltera.

Page 12: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

CRISTINA VIÑUELA 194

Sin embargo, para Delfina Bunge, permanecer soltera no es ser una solterona ni es estar condenada a tener el corazón vacío. Aquí, como en otras partes del ensayo, destaca su fuerte espíritu cristiano, al señalar que es preciso ocupar el corazón desde la juventud en un amor que no perjudica y que no es exclusivo de ninguna edad, estado o condición: el amor de Dios y del prójimo. Un corazón lleno de Dios no sentirá ningún vacío, afirma. Se queja de que no se predique bastante este amor a Dios capaz de satisfacer las más grandes aspiraciones de un joven corazón. Creer que el amor a Dios es sólo “cosa de monjas”, o que “excluye todo otro amor”, es un grave error. Sostiene, por el contrario, que un “corazón ampliado y purificado por el amor divino” es como “un inmenso y claro espacio, es el cielo preparado donde mejor puede gravitar la estrella del amor humano”. Si se ha comenzado por amar a Dios y al prójimo, el corazón se hace libre y cuando toque a las puertas el verdadero amor, “encontrará un corazón sano fuerte fresco, no malgastado en inútiles ensayos”.

Advierte también que el hecho de que la mujer haya comprendido el alcance de sus múltiples vocaciones y se empeñe en desarrollarlas, deberá enfrentarse con muchas oposiciones de la sociedad, del entorno, de las costumbres, etc... El “moderno espíritu de independencia femenina”, era objeto entonces de fuertes críticas. Sin embargo, argumenta Delfina, este espíritu de independencia no es nunca deplorable en sí. Lo que ha de lamentarse es el mal empleo que a menudo se le da. Pero este espíritu es positivo ya que “sin él nada bueno se haría”. No es el espíritu de independencia lo que cambia el bien en mal, o el mal en bien. Lo único que hace es poner de manifiesto, el bien y el mal que hay dentro de cada mujer Y se pregunta:

¿Que esto es un peligro en cuanto facilita la exteriorización, y

por tanto, el contagio del mal? Es cierto; pero iguales efectos se producirán respecto al bien. ¡Bien venido sea, pues, aquel peligro...! Qué mérito tendría el permanecer buenas, si sólo lo fuéramos por falta de libertad para ser malas? También es peligroso el libre albedrío, mas no por esto hemos de desear carecer de él como las bestias. El espíritu de independencia es solo una intensificación y un refuerzo de nuestro libre albedrío.

Page 13: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

DELFINA BUNGE, VICTORIA OCAMPO Y EL ESPACIO LITERARIO 195

Por este motivo en la educación, continua, no se ha de intentar “reducir la independencia del espíritu” sino simplemente “hacer amar el Bien”, de manera que “esa independencia sólo al Bien se aplique”.

Ante la discusión de “qué es o no es propio” de las mujeres, considera que tal planteamiento es falaz. En su opinión, la cuestión se debería plantear averiguando de qué es capaz la mujer y de qué no lo es. Al mismo tiempo la consideración de la idoneidad para determinada profesión u oficio debe hacerse a la luz de la persona individual y no caer en discusiones abstractas. Así, sostiene, nadie duda de que existen hombres capaces de gobernar, pero no todos son capaces de ello. “¿Por que, para saber si una mujer es capaz de algo, ha de someterse a prueba a la generalidad de las mujeres?”. Hay muchas capacidades que, lo mismo para los hombres como para las mujeres, son de carácter excepcional. Para Delfina Bunge lo importante es seguir la voz imperiosa de la vocación y, en este contexto, no tiene sentido comparar si la obra del hombre es superior o inferior a la de la mujer. Del hecho de que haya águilas, aclara, no ha de deducirse la inutilidad de los jilgueros.

Por último, considera los móviles que debería tener la mujer al buscar el desarrollo de otras vocaciones. La mujer no debe pretender cambios en su condición de mujer “con el solo fin de mostrarse superior”. Ha de moverse por fines mucho más nobles que el “igualar al hombre”, como es el “deseo del bien común”, o el “mandato de una vocación determinada”, que exige el desarrollo de las aptitudes personales para lo cual requiere educación. Aumentando la instrucción, el trabajo, la independencia el prestigio moral de las mujeres, su influjo será mayor en todas las cosas. Anima a la mujer a prepararse para futuros desafíos “con la fuerza del estudio, del trabajo”. De esta forma, su actividad contribuirá a “la paz futura”.

Detrás de las consideraciones reseñadas hasta aquí, se descubre la trayectoria de la propia Delfina Bunge. Desde joven experimentó el amor de Dios y en algún tiempo consideró la posibilidad de seguir el estado religioso. Es en el trato de oración confiada y sencilla con Dios, donde descubre su vocación matrimonial. Al casarse con Manuel Gálvez encuentra en su marido el apoyo necesario para desarrollar, al mismo tiempo, su vocación literaria. No es el momento de detenerse aquí en la vida personal de Delfina Bunge ni de señalar las serias limitaciones que

Page 14: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

CRISTINA VIÑUELA 196

le impuso su larga enfermedad. Pero sí interesa destacar que en su ensayo vuelca experiencias de vida y que defiende la independencia de la mujer sin negar la riqueza originaria de que es portadora. Todas las reflexiones giran en torno a descubrir otras posibles vocaciones, a cultivarlas y acrecentarlas mientras se intentan hacer compatibles con la vocación a la maternidad. En su visión la independencia a conquistar queda ennoblecida en la mujer por el fin que propone: contribuir a crear un mundo mejor donde reine la paz.

Victoria Ocampo, La mujer y su expresión

La mujer y su expresión9 constituye una conferencia radiotelefónica de media hora de duración, pronunciada en agosto de 1936 y por la que percibió remuneración económica. Dicha conferencia se escuchó de forma simultánea en Madrid y Buenos Aires. Hacía apenas un mes que había estallado la guerra civil en España, circunstancia a la que no hace referencia en su disertación. Al igual que el de Delfina Bunge, el texto es rico en afirmaciones de avanzada para la época.

Resulta difícil precisar quiénes serían los radioescuchas de la conferencia. Victoria Ocampo ya era suficientemente conocida en Argentina y España, como para despertar interés y convocar a un público selecto. Con anterioridad y bajo el impulso de José Ortega y Gasset, se había publicado en Revista de Occidente, De Francesca a Beatrice10 La Laguna de los nenúfares11 y Testimonios. Primera serie12. Hacía pocos años que había comenzado el proyecto de la revista Sur y posteriormente la editorial del mismo nombre. Si bien el público nos resulta desconocido, es fácil deducir aquel que Victoria Ocampo tiene en mente y al cual se dirige. Se trata de aquella mujer que es consciente de sus potencialidades y que se ve impedida de desarrollarlas por prejuicios del momento. Su alocución pretende ser un llamado no sólo a resistir esta situación sino a actuar para modificarla.

Comienza comentando una circunstancia que, a primera vista, parece un simple recurso para introducir el tema. Sin embargo, a medida que se avanza en la lectura del texto se descubre el ingenio y buen humor característico de su estilo.

Page 15: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

DELFINA BUNGE, VICTORIA OCAMPO Y EL ESPACIO LITERARIO 197

Al inicio de la disertación Victoria Ocampo alude al Atlántico como símbolo de la distancia, y cómo, a través de esta conferencia radiofónica, la conferenciante puede vencer: “Vencer distancias es lo que va transformando el mundo”. A continuación señala: “Pasemos directamente a aquello de que quería hablaros hoy: la necesidad de expresión de la mujer”. Inmediatamente trae a colación la anécdota de una conversación telefónica que escuchó entre un hombre de negocios y su mujer, él en Berlín y ella en Buenos Aires. Al comenzar a hablar, el marido dice “no me interrumpas”. Y así transcurre todo el tiempo previsto para la comunicación. Este suceso le sirve para reflexionar acerca de la forma de expresión que la autora caracteriza como masculina: el monólogo. El “no me interrumpas” es la “forma predilecta de expresión del hombre”, concluye. Hasta tal punto que “la conversación entre hombres no es sino una forma dialógica de este monólogo”.

He aquí, señala, la primera distancia que separa al hombre de la mujer: sus formas de expresión. La expresión masculina “no siente o siente muy débilmente, la necesidad de intercambio que es la conversación con ese otro ser semejante y, sin embargo, distinto a él: la mujer”. Al hombre “no le gusta que se lo interrumpa” y, en muchas ocasiones “hasta lo prohíbe”. El hombre se “contenta con hablarse a sí mismo”, y le importa poco “que lo oigan y apenas le preocupa oír a él”.

Frente a esta actitud, señala que la mujer, teniendo una forma diversa de expresión, “ha aceptado durante siglos la razón del más fuerte”, es decir, no se ha “atrevido a hablar”. En general, sostiene, se ha resignado a “repetir, migajas del monólogo masculino” disimulando en ese discurso “algo de su cosecha”. Subraya que esta forma de actuar ha contribuido a confundir al hombre ya que lo ha llevado a pensar que cuando está ante la mujer se encuentra frente a una “naturaleza inferior a la suya”. Por esto ahora, cuando la mujer se ha atrevido a hablar de sí misma “con una fuerza desconocida hasta el momento”, no encuentra en la forma de expresión masculina el cauce adecuado que refleje lo que necesita decir. El discurso masculino no es apto para manifestar lo que la mujer necesita expresar. De manera figurada pone en boca de tantas mujeres anónimas este grito desesperado: “el monólogo del hombre no me alivia ni de mis sufrimientos ni de mis pensamientos. ¿Por qué resignarme a repetirlo? Tengo otra cosa que expresar. Otros sentimientos,

Page 16: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

CRISTINA VIÑUELA 198

otros dolores han destrozado mi vida, otras alegrías la han iluminado desde hace siglos”. De esta forma, la mujer debe buscar incansablemente su propia expresión. Y será este esfuerzo y estos tanteos por lograr nuevas formas, los que generen un nuevo espacio hasta entonces no transitado por la mujer.

Considera, lo mismo que Delfina Bunge, que la mujer tiene muchas formas de manifestarse. Pero encuentra que la más perfecta expresión de la mujer ha sido siempre la maternidad, a través de la cual se ha expresado “maravillosamente” fuera del terreno de la ciencia y de las artes. Esta “forma de expresión”, la maternidad, ha enriquecido a la humanidad de todos los tiempos, y ha sido tan importante como la del hombre. Además, la cualifica como una expresión “muy sutil” y “nada llamativa” dotada de “secreta calidad”, y la forma más exigente de todas, porque el objeto de esta expresión, el hijo, “exige infinitas más precauciones”, “atenciones sostenidas”, “delicadezas”, “respeto inteligente”, “puro amor”, que “un poema inmortal”.

Fundamenta esta aseveración aduciendo que esta exigencia es tal porque no se trata sólo de la maternidad física, sino de la del espíritu que supone vivir junto a los hijos, con ellos, pero sobre todo “ante ellos”. Y es que el hijo, afirma con gran lucidez, “no tolera que le impongan perfecciones que no ve en el modelo”. Aparece aquí el valor y la fuerza del ejemplo. De este modo, la maternidad exige la más difícil de las expresiones: la ejemplaridad, “vivir ante los hijos”.

Hace notar cómo a lo largo de la historia a la mujer se le han confiado los hombres cuando éstos son niños. Y es bien sabida la importancia que tiene la infancia para la configuración de la personalidad, etapa en la vida de las personas que se ha puesto en manos de la mujer exclusivamente. Ha sido la mujer la que ha dejado más profundamente su marca indeleble al modelar al hijo, consciente o inconscientemente.

A propósito de esto encuentra una contradicción en la actitud de los hombres. Así, mientras exigen que no se les interrumpa, “confían el hombre a la mujer en su etapa más vulnerable”, la niñez. El hombre: “ha dejado pesar sobre un ser irresponsable [la mujer] la mayor responsabilidad de todas: la de moldear a la humanidad entera en el momento en que es maleable y la de dejar su sello impreso en ella”.

Page 17: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

DELFINA BUNGE, VICTORIA OCAMPO Y EL ESPACIO LITERARIO 199

Llegada a este punto y para reclamar el derecho a otras formas de expresión fuera de la maternidad, Victoria Ocampo recurre nuevamente a una comparación. Relaciona dos categorías en las que encuentra aspectos en común y también diferencias: los artistas y los santos. Lo común viene dado por la aspiración que ambos sienten hacia la excelencia, mientras que lo distinto está dado por el objeto en el que recae esta aspiración. Los artistas se esfuerzan por poner la perfección en una obra que les es exterior a ellos, que está fuera de sus vidas. En cambio, los santos se esfuerzan en ponerla en algo interior, en el centro de sus vidas. “El santo crea la perfección en sí mismo”, y “el artista fuera de sí mismo”.

Explica que el hombre, injustamente, se ha “complacido u obstinado en negar” a la mujer esta realización a través de la obra externa, reservándose este derecho como algo propio. Sin embargo, sostiene, hay mujeres que, al igual que los hombres, no tienen otra alegría que la de sufrir por su obra.

Una de estas mujeres -se refiere a Virginia Woolf sin nombrarla- en cierta ocasión le confiaba que ser mujer en la época victoriana era tener un handicap terrible en una carrera de letras, pues todo conspiraba para aumentar en ella lo que había heredado de sus predecesoras: un gran complejo de inferioridad. “Contra ese complejo debemos luchar”, estimula. El modo de hacerlo es brindar a la mujer “una instrucción tan sólida, tan cuidada como a los hombres y respetar la libertad de la mujer exactamente como la del hombre”. Y esto no sólo en la teoría, sino fundamentalmente en la práctica.

A Victoria Ocampo la experiencia le había enseñado que este reclamo de libertad era interpretado por el hombre o por muchos de ellos de un modo despectivo: libertinaje. Sale en defensa aclarando qué es lo que entiende la mujer cuando pretende su emancipación:

Por libertad, nosotras, las mujeres entendemos responsabilidad

absoluta de nuestros actos y autorrealización sin trabas, lo que es muy distinto. El libertinaje no tiene ninguna necesitada de reivindicar la libertad. Puede uno entregarse a él siendo esclavo. En cuanto a la autorrealización, está, en suma, íntimamente ligada a la expresión, cualquiera sea su modo. No se llega a la expresión sino por el conocimiento perfecto de lo que se quiere expresar; o mejor dicho, la necesidad de expresión deriva siempre de ese

Page 18: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

CRISTINA VIÑUELA 200

conocimiento. Pues bien: el conocimiento que más importa a cada ser es el que atañe al problema de su autorrealización.

Para Ocampo la autorrealización esta íntimamente ligada a la

necesidad y posibilidad de expresarse, cualquiera sea su modo. Es decir no sólo a través de la maternidad, sino a través de otras formas de expresión. Y así existen distintas formas de autorrealización, desde las más modestas hasta las más encumbradas: todas tienen su sentido y su valor.

Inclinada como estaba por vocación al mundo de las letras, le interesa hablar más especialmente de la forma de expresión literaria que avizora como “un dominio por conquistar” y que presiente como “una cosecha en cierne”. Para Victoria Ocampo había llegado el tiempo en que la mujer hablara de sí misma, directamente. Porque los hombres habían hablado enormemente de ella pero “fatalmente a través de sí mismos”. Por lo mismo no han podido ser imparciales, sino todo lo contrario, tendenciosos. Exhorta a la mujer a que hable de sí misma y se esfuerce por expresar “ese continente inexplorado que ella representa”. Desde luego debe hablar también del hombre “desde sí misma”. Cuando lo haga, subraya, “la literatura universal se enriquecerá incalculablemente”.

Sin embargo, apunta que la mujer para alcanzar esta victoria se encuentra mal preparada, especialmente la sudamericana. Carece de las condiciones necesarias -entre las que señala la falta de instrucción, de libertad y de tradición- para generar obras de arte. Por eso, afirma que su generación y la siguiente están destinadas a “no realizar este milagro”, puesto que no están dadas las condiciones imprescindibles, sino a “prepararlo y volverlo inminente”. Aquí radica, en su opinión, la importancia de la misión de la mujer que se encuentra en los inicios de una nueva tradición literaria, que se muestra oscura.

En coherencia con su pensamiento, considera que esto lo logrará si fomenta en ella el sentimiento de maternidad hacia un futuro distinto. Empeñarse en ese cambio con espíritu maternal significa que se ha de llevar a cabo con sacrificio y abnegación. El esfuerzo unido de muchas mujeres, hará inclinar la balanza del lado bueno, concluye. “Del lado que hará de la mujer un ser enriquecido, al que le sea posible la expresión total de su personalidad”.

Page 19: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

DELFINA BUNGE, VICTORIA OCAMPO Y EL ESPACIO LITERARIO 201

Victoria Ocampo también reflexiona acerca del lugar que a la mujer le corresponde en relación con el hombre. Estas ideas no se encuentran en el presente ensayo, sino en un breve testimonio escrito apenas dos meses antes de la conferencia radiotelefónica13 La emancipación o liberación de la mujer es una de las revoluciones más grandes de la historia que no pretende ocupar en absoluto, tal como Ocampo la proclama, el puesto del hombre, sino “de ocupar enteramente por entero” el de la mujer. Desde luego, en su concepción el planteo no se formula en términos de superioridad o inferioridad, sino de complementariedad para el fin que pretende: “la paz entre las naciones y dentro de las naciones”. Tanto el hombre como la mujer deben cooperar el uno con el otro en la tarea común de crear un mundo más pacífico. Sólo a partir de esta actitud será posible una unión llena de respeto: “la unión magnífica de dos seres iguales, que se enriquecen mutuamente, puesto que poseen riquezas distintas. La unión que sólo puede existir entre los que aceptan, con conocimiento de causa, su interdependencia”.

Insiste en la idea de que la emancipación de la mujer, “no está hecha para alejarla del hombre, sino muy al contrario, para acercarla a él de manera más completa, más pura y más consciente”. La unión del hombre y de la mujer “es una proeza humana con algo de milagro” que requiere para que tenga lugar tenacidad, paciencia, “heroísmo de personas habitadas por un gran amor”. Con expresión distinta a Delfina Bunge pero coincidente en el fondo, Victoria Ocampo concibe la causa de la mujer orientada a un fin muy alto, como es alcanzar la armonía de la convivencia fundada en el amor.

A lo largo de las reflexiones que hemos comentado sobre La mujer y su expresión, se descubre también la experiencia personal y de vida de su autora. Victoria Ocampo se había divorciado ya de Monaco Estrada, el marido que no supo entenderla ni conocerla acabadamente. Había desoído de las personas que la querían bien, entre ellas su querida amiga Delfina Bunge, el consejo de no casarse, pagándolo a un costo muy alto. Victoria Ocampo dedicó su vida a abrir los caminos literarios en su país para que la mujer pudiera transitarlos. En una reiterada y dolorosa confesión decía de sí misma: soy una mujer en busca de expresión.

Page 20: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

CRISTINA VIÑUELA 202

Llegados a este punto estamos en condiciones de establecer las coincidencias en el pensamiento de estas escritoras argentinas de comienzos del siglo XX. En primer lugar la concepción de la maternidad, en el marco de la familia, como vocación natural en la mujer. Esta vocación es vista como necesaria para el desarrollo de la humanidad y de una importancia tal que exige la mejor de las preparaciones. De modo especial la mujer necesita estar finamente educada, para llevar a cabo esta misión.

Pero al mismo tiempo, las cualidades de la mujer no sólo han de manifestarse a través de esta forma de expresión, sino que, en aquellos años, resultaba impostergable dar lugar a otras maneras de manifestarse lo femenino, como verdadera vocación de la mujer. Desde esta perspectiva, la mujer para poder para brindar su aporte específico e insustituible, también tiene necesidad de educarse e instruirse. Solamente a partir de esta cualificación todo lo que vuelque a la sociedad será valioso y apreciable.

Esta independencia o emancipación de la mujer, está concebida a la luz de una misión muy alta, como es pacificar y llenar de amor el mundo. A simple vista puede parecer que esta función que se le atribuye a la mujer, se determina a priori como consecuencia de intentar lo mejor y más noble para su misión. Sin embargo, en nuestra opinión, si ambas escritoras supieron orientar la liberación de la mujer a fines tan eximios fue precisamente porque partieron de la afirmación de la maternidad como vocación natural de la mujer, y sin negar ésta, aprender a desarrollar otras posibles vocaciones. La condición maternal de la persona coloca a la mujer en una cercanía tal a la vida que no puede menos que dimanar de ella el deseo de paz y de amor en las relaciones entre los hombres. De allí que naturalmente fluya el pensamiento de que la relación entre el hombre y la mujer no sea de confrontación, planteando el tema en términos de superioridad o inferioridad, sino de unión, cercanía y ayuda.

Por último interesa resaltar la conciencia que tanto Delfina como Victoria tenían de que este proceso de liberación de la mujer estaba en marcha y que ambas desarrollaban un papel protagónico junto a otras mujeres. Las dos se veían a sí mismas sumando esfuerzos al lado de otras mujeres que buscaban lo mismo por semejantes o diferentes derroteros.

Page 21: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

DELFINA BUNGE, VICTORIA OCAMPO Y EL ESPACIO LITERARIO 203

Pero es justo resaltar que si estas ideas se abrieron camino, fue sobre todo porque fueron vividas por las autoras. La fuerza de sus discursos radica en que no teorizaron sobre unas ideas, sino que lucharon por encarnarlas en las propias vidas, viviendo al pie de la letra la sabia experiencia de Antonio Machado cuando dice: “caminante no hay camino, se hace camino al andar”.

En los albores del siglo XXI, la mentalidad actual respecto del papel de la mujer en la sociedad, particularmente en el mundo de las letras, ha sido superada respecto a las ideas vigentes en el momento en que estas escritoras empezaron a escribir. Hoy la mujer con vocación literaria puede asistir a la universidad, escribir, publicar. En definitiva, transitar un espacio que hasta hace pocas décadas no le estaba permitido, e influir en el mundo cultural aportando no sólo sus ideas sino su forma de ver la realidad y de vivirla.

Page 22: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

CRISTINA VIÑUELA 204

NOTAS

1 Cf. Francisco Abad. Literatura e historia de las mentalidades. Madrid, Cátedra, 1987. 2 Cf. Ibid. p. 20. 3 A título de ejemplo, en la sesión del Senado que aprobaría por unanimidad el derecho al voto de la mujer, sesión a la que asistió desde el palco superior la señora Eva Perón, se oyeron argumentos que hoy producen hilaridad. Unos de los senadores afirmó que no se le debía dar este derecho a la mujer porque estaba comprobado que, por la disposición de su cerebro, la mujer no estaba dotada de la suficiente inteligencia para decidir los destinos de un país. Corría el año 1951. La versión fílmica de esta sesión, recogida por Noticias Argentinas de aquella época, fue presentada en la exposición en homenaje a Eva Perón, que tuvo lugar en el Palais de Glace, en 1998. 4 Manuel Galvez. Amigos y maestros de mi juventud. Buenos Aires, Hachette, 1961, p. 68. 5 Néstor Auza. Periodismo y feminismo en la Argentina. 1830-1930. Buenos Aires, Emecé, 1988, pp. 94-116. 6 Victoria Ocampo. Testimonios. Novena serie. (1971-1974). Buenos Aires, Sur, 1979, pp. 169-170. 7 Cf. Victoria Ocampo. Autobiografía II. El jardín de la infanta. Buenos Aires, Sur, 1980. 8 Delfina Bunge de Gálvez. Las mujeres y su vocación. Buenos Aires, Agencia de librería y publicaciones, 1922. 9 Victoria Ocampo. La mujer y su expresión. Buenos Aires, Sur, 1936. 10 Victoria Ocampo. De Francesca a Beatrice Madrid, Revista de Occidente, 1921. 11 Victoria Ocampo. La laguna de los nenúfares. Madrid, Revista de Occidente, 1926. 12 Victoria Ocampo. Testimonios. Primera serie. Madrid, Revista de Occidente, 1935.

Page 23: DELFINA BUNGE. VICTORIA OCAMPO HACEDORAS …bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/147/VinuelasRML34.pdf · considerado como el ejercicio de un oficio, se lo estimaba impropio de

DELFINA BUNGE, VICTORIA OCAMPO Y EL ESPACIO LITERARIO 205

13 Victoria Ocampo. “La mujer: derechos y responsabilidades”. En: Testimonios. Segunda serie. Segunda edición. Buenos Aires, Sur, 1970.