de que se rien los santos (lia carini alimandi)

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Lia Cari ni Alimandi ¿Pe qué se ríen los sani Anécdotas Ciudad Nueva

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Anectodas pintorescas de santos

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  • Lia Cari ni Alimandi

    Pe qu se ren los saniAncdotas

    Ciudad Nueva

  • Lia Carini Alimandi

    De qu se ren los santos?

    Ancdotas

    E d ito r ia l C iu d a d N u ev aMadrid - Buenos Aires - Bogot

    Montevideo - Santiago

  • Ttulo original:Cos sorridotio i santi 1993, Citt Nuova Editrice Via degli Scipioni, 265 00192 Roma

    Traduccin: Jorge Len

    Dibujos de portada y del texto: Vittorio Sedini

    1998, Editorial Ciudad Nueva Andrs Tamayo, 4 28028 Madrid (Espaa)I.S.B.N.: 84-89651-47-7 Depsito Legal: M-207 17-1998

    Impreso en Espaa - Printed in SpainImprime: Artes Grficas Cuesta, S. A.

  • Elogio al buen humor

    Humor de 18 quilatesUna buena carcajada lo cura todo.Es lgico; una carcajada o una buena sonrisa son como la

    sal para nuestra vida. Por eso los hombres se han inventado muchos medios para poder rer y sonrer: el chiste, la broma, la caricatura, la comedia, la stira, la farsa, etc.

    Antes que nada, tenemos que aclarar que el humorismo, no es lo mismo que la comicidad. Una de las caractersticas de la comicidad es que puede ser algo inconsciente pero desde el momento en que sta provoca un poco de ridculo sobre nosotros, enseguida la detenemos, pues no nos gusta ser objeto de* sonrisitas a causa de nuestras meteduras de pata o nuestro comportamiento. El humorismo, en cambio, nos hace soportar estas cosas, pues hay una disposicin distinta que viene de dentro, de la capacidad de estar dispuestos y abiertos a las comparaciones, a la novedad. Para ser humorista hay que poseer tambin un cierto grado de sagacidad, de inteligencia, de bro, una imaginacin aguda y con clase, ser vivaces pero tranquilos, seguros de s. Pero son muy pocos los que poseen estas dotes.

    Durante las fiestas navideas de hace algunos aos, se le pregunt a un grupo de personajes famosos, qu regalo les gustara hacer a sus hijos; y me impresion mucho la original respuesta del director Folco Quilici: Yo le regalara a mi hijo eso que los ingleses llaman sentido del humor, que es esa disposicin particular que ayuda a tomarse las cosas con alegra, o al menos a no tomrselas demasiado en serio. Me parece importante tener esta carta en la manga cuando uno se est preparando para afrontar la vida. Gracias al sentido del humor, las cosas se presentan bajo una luz distinta que suaviza

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  • todo un poco, eliminando las sombras y relativizando las desgracias que nos cogen por sorpresa.

    Es mucho ms til una gota de humorismo que estar ignorando estas cosas o cerrando los ojos ante nuestras propias desgracias. El sentido del humor es tambin un hecho de comprensin, de tolerancia, de misericordia de uno mismo y de los dems. Sera una de las mejores medicinas: si se riera ms, la gente, no slo estara ms contenta y ms sana, sino que sera ms buena.

    Normalmente, el humorismo lo poseen aquellas personas que tienen el valor de prestar atencin a la sustancia y no a las apariencias y saben pensar, hablar y actuar con total libertad de espritu. La originalidad no est en dejarse impresionar por lo que los dems puedan suponer o decir de uno, sino en ser capaz de rerse de los propios defectos, antes de que lo hagan los dems. Sin embargo, la originalidad se ha convertido en un valor que poseen muy pocos en este mundo, en el que se razona en serie y se vive en serie: donde todos tienen que hacer las mismas cosas, vestirse igual, hablar con las mismas muletillas. Estamos en una sociedad y en una poca que aplasta y nivela todo y a todos, porque lo que cuenta es la imagen exterior.

    La alegraDeca Bougaud que el Buen Dios ha creado el mundo en

    un estallido de felicidad. Seremos ms buenos, cuanta ms alegra tengamos en el corazn. Y Dios, que es todo bondad y amor, posee tanta felicidad que quiere que todo lo que ha creado participe de ella. Pero antes que nada, tenemos que ver siempre lo bueno en cada hombre, aconsejaba el Papa Juan XXIII. Tenemos que ser o convertirnos en optimistas: el pesimismo no ha servido ni servir nunca para nada bueno.

    El hombre est sediento de felicidad y la busca, pero quien no conoce su fuente, no puede alcanzarla. Y la fuente de la felicidad es Dios.

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  • La felicidad tiene su raz en la sencillez. De hecho, normalmente es la gente humilde la que la posee; mucho ms que quien est dotado fsica, intelectual o econmicamente para ello, porque mientras ms lleno se est de uno mismo, menos se tiene la posibilidad de aligerar el lastre que nos impide ser libres y afrontar la existencia con optimismo. De hecho, todo depende del concepto que se tenga de la vida y del horizonte hacia el que se camina.

    La sonrisa es signo de alegra y la alegra revela un espritu sereno. Nadie est ms sereno, y por lo tanto ms gozoso y feliz, que quien est en paz con Dios, con su propia conciencia y con el prjimo. Por esto, todos los santos han sido y son autnticos humoristas, pues son hombres felices (entendemos por santos no slo los de los altares, sino todos los candidatos al Paraso, es decir, los justos, los buenos, los puros, los pacficos, los misericordiosos, etc.). De la misma forma que la esperanza es un deber para los cristianos, la alegra debera ser un nuevo mandamiento.

    A quin podramos considerar, entonces, como el humorista ms grande e insuperable?, precisamente, al buen Dios: ningn ser puede disfrutar de una felicidad tan grande, perfecta e inalterable. Michel Quoist, expresa de forma ejemplar el sentido del humor del Hombre-Dios en un fragmento de su libro Oraciones. Leedlo!, leedlo!

    La ms bella de mis invenciones, dice Dios, es MiMadre.Me faltaba una madre y la hice.Hice a Mi Madre antes de que ella me hiciera a M. Erams seguro.Ahora soy un Hombre de verdad, como todos los hombres.No tengo nada que envidiarles, ya que tengo una mam.Una de verdad.Me faltaba.Mi Madre se llama Mara, dice Dios.

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  • Su alma es absolutamente pura y llena de gracia.Su cuerpo es virgen e invadido por una luz tal que, sobre la tierra, no me cans nunca de mirarla, de escucharla, de admirarla.Es hermosa Mi Madre, tanto que, aun abandonando el esplendor del Cielo, no me sent perdido estando cerca de ella.S perfectamente lo que es ser transportado por los ngeles, dice Dios, pero... nada como los brazos de una madre, creedme.Seguramente, tambin Jess fue un humorista. Ya s que

    se piensa que Jess no ri nunca, porque en el Evangelio no se habla de que haya redo, pero yo no me lo creo. Si era un hombre entero y pudo llorar, por qu no podra haber redo?

    Saber sonrer, cuando es expresin de una sincera bondad y del verdadero gozo que llevamos en el alma, es una forma de demostrar el autntico amor cristiano y tambin un medio, al alcance de todos, para hacer apostolado, demostrando que, puesto que Dios es gozo y felicidad infinita, vivir en Dios y por Dios es el secreto para ser felices de verdad.

    El humor de los santosNo estamos hablando de causar impresin o de hacer

    rer a la fuerza con tonteras, como se hace normalmente con los chistes; es algo muy distinto: es la capacidad y el arte de jugar con las palabras, de saber captar la parte curiosa y simptica de la realidad que se va desarrollando en el tiempo y que deja una sonrisa en los labios y una pequea estela en el corazn. Estas palabras y estos episodios que recordaremos, puesto que han sido vividos en la vida real y son tan variopintos, hacen sonrer y, al mismo tiempo, reflexionar.

    Los santos son los verdaderos maestros de la sonrisa, los distribuidores de humor ms eficaces, los ilgicos de la

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  • La ms bella de mis invenciones...

  • lgica. Ellos se divierten dndole la vuelta al mundo, inventando tendencias y gustos, dictando modas que no pasan pero que el mundo no sabe adoptar. Se divierten mirando todo a travs de un cristal de color de rosa; coloreando lo insulso con el arco iris y tiendo lo gris con una inocencia desconcertante: es un juego de equilibrio, un mosaico con una riqueza y una armona que slo ellos pueden conseguir.

    Aqu no vamos a contar chistes sobre ellos, sino que recordaremos ancdotas curiosas y simpticas que nos los muestran vivarachos, polmicos, algunas veces ingenuos y otras... bastante pillos; eso s, ponindole siempre a todo un poco de sal y, por qu no, una pizca de pimienta.

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  • La fe

    La fuerza interior de ciertos santos se pone a prueba especialmente en las dificultades en la relacin con Dios y en los temas especficos de la gracia y del misticismo, de los vicios y las virtudes. stos han llegado a proporcionar autnticos latigazos, tanto a ellos mismos como a los dems cuando se encontraban delante de engaos o turbaciones, sirvindose, a menudo, de ocurrencias simpticas. Y esto se acenta an ms cuando se tocan las cimas ms altas del espritu. Toms de Aquino escribi: Los santos tienen el corazn lmpido, queriendo decir con ello, como escribe Francisco Molinari, que los campeones de la virtud asocian a la caridad heroica una gran flexibilidad y libertad de espritu y una fluidez en sus acciones y emociones, y por eso son humoristas natos.

    San Ignacio de Loyola -fundador de los Jesutas- a pesar de ser muy rgido, dijo un da a un novicio: Veo que res: estoy contento por tu vocacin. Consideraba que la sonrisa era un chivato seguro de la llamada de Dios. Y su paisana y contempornea Teresa de Jess, reformadora del Carmelo y famosa tambin ella por su rigor monstico, rezaba diciendo: Lbrame, Seor, de las devociones tontas y de los santos con expresin amarga. A pesar de su austeridad, era impetuosa, y son clebres sus ocurrencias, as como su costumbre de ponerle nombres simpticos a todos. Tanto es as, que sus monjas le pedan siempre que participara en sus veladas recreativas, aunque esto pudiera suponer algn grusco pero afectuoso rapapolvos.

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  • La homila no es para los murosCon una pincelada de humorismo, tambin se puede dar

    una gran leccin. El santo Patriarca de Alejandra de Egipto, Juan (560-616), antes de aceptar el bculo pastoral, haba sido un buen padre de familia. Despus de quedar viudo y colocar a los hijos, se dedic a trabajar por los pobres. Pas su vida practicando la caridad y estudiando la forma de dar sin humillar; pero extraamente, mientras ms daba, ms rico se haca, hasta el punto que surgi un proverbio en Alejandra que dice: Es inagotable como el saco de Juan. Este, por su generosidad, fue llamado Juan el limosnero. Despus de ser nombrado obispo, no disminuyeron ni su sencillez ni su originalidad. Una vez, viendo que algunos de los fieles salan de la iglesia nada ms terminar el Evangelio para no escuchar la homila, interrumpi la misa, baj del altar y se puso a predicar en el umbral de la puerta diciendo: La misa y la homila son para los cristianos, no para los muros. Entenderan la leccin? Vaya que s!

    Recogido en DiosTrasladmonos a Florencia viajando en el espacio y el tiem

    po. Nos encontramos en una pequea iglesia, nada menos que con el autor de La Divina Comedia. Se sabe que Dante, a pesar de su carcter orgulloso e iracundo, era un hombre po y con una fe enorme. Aquel da, le fue referido al obispo que durante la elevacin, el poeta no se haba arrodillado y ni siquiera se haba quitado la capucha, as que lo mand llamar para reprenderlo. Dante, por su parte, se defendi diciendo: Mi alma estaba tan recogida en Dios que no me daba cuenta de los movimientos de mi cuerpo. Pero aquellos que han venido a acusarme -puntualiz justamente- deban estar bastante poco recogidos en la oracin si tenan el tiempo de atender a mi persona.

    S!, una respuesta digna de Dante.12

  • Si el emperador esparciera riquezas...Egidio, despus de abandonar las riquezas y los honores, se

    puso a seguir al Pobre de Ass, convirtindose en uno de los Hermanos Menores ms fieles: predic muchsimo recorriendo las calles de Italia, de Espaa... llegando incluso hasta Tierra Santa. Gracias a sus agudas respuestas se convirti en un gran apstol (a menudo, bastaba slo una frase para iluminar a un alma o darle la vuelta a una situacin). A dos cardenales que queran encomendarse a sus oraciones, les dijo: Seores, qu necesidad tenis de mis oraciones?; seguro que vosotros tenis ms fe y esperanza que yo, pues a pesar de las riquezas, los honores y la fortuna que poseis en este mundo, an tenis esperanza de salvaros; yo en cambio, con una vida dura y llena de fatigas como la ma, tengo miedo de poder condenarme.

    A una persona que tambin le peda oraciones, le respondi: Si el emperador esparciera riquezas por las calles, seguro que no mandaras a otro a recogerlas.

    No poda hablar de otra forma uno que se haba jugado la vida por otro que saba hablar de Dios incluso a los animales.

    E l sermn a los pjarosUn da, san Francisco se encontraba predicando en una

    plaza de Alviano; el auditorio estaba pendiente de sus labios. Era abril, y el cielo estaba lleno de golondrinas que revoloteaban y chillaban como locas, llegando a molestar al predicador. En un momento dado, volvi la mirada hacia los torreones que albergaban sus nidos y con mucha calma dijo: Hermanas golondrinas, ya habis hablado bastante. Ahora estaos calladas, que tengo que hablar yo.

    En otra ocasin, caminaba con fray Masseo y fray ngel. Llegando a un campo, Francisco ve en algunos rboles un gran batir de alas y gorjeos de pjaros: gorriones, pinzones,

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  • alondras, petirrojos... Se detiene, sonre y dice a sus compaeros: Esperadme aqu, que voy a decir un par de palabras a mis hermanas del aire. As que entr en el campo y empez a hablar a los pjaros ms cercanos. En un abrir y cerrar de ojos, se encontraba rodeado por una muchedumbre de aves que lo escuchaban como si comprendieran su prdica: Hermanas mas, vosotras tenis que agradecerle mucho al Seor, porque aunque no sabis hilar ni coser, os da plumas para vuestro vestido; y aunque no sembris, os da alimento abundante y fuentes de agua para vuestro sustento, y rboles para vuestros nidos, y una bella voz para el canto, y alas para el vuelo. Mucho os ama nuestro Seor y por eso os da tantos beneficios. Guardaos por tanto del pecado de la ingratitud y alabad siempre al Seor.

    Terminada la prdica, las aves hicieron entender al Santo, con movimientos de cabeza y de cola, que haban comprendido todo. Y no se movieron hasta que no les dio su bendicin. Y despus... aleteos y gorjeos animaron como nunca aquellos rboles y aquel cielo: eran verdaderas oraciones y cantos al Seor.

    E l arado guiado por el SeorIsidro naci en Madrid en 1110 y muri en 1170. Era un

    pobre campesino que trabajaba a las rdenes de su patrn. Cada maana, antes de encaminarse a los campos, entraba en la iglesia y rezaba como slo los santos saben hacerlo. Sus compaeros, aprovechndose de tal devocin, y puesto que eran perezosos y poco honestos, acusaron a Isidro diciendo: En vez de trabajar, pierde el tiempo en las iglesias. El patrn, indignado, llam a Isidro y le record que el tiempo es oro y que pertenece a quien lo paga, y que, despus de todo, el trabajo es la mejor oracin. Pero el Santo le respondi tranquilamente: Patrn, cuanto me decs es verdad, pero el tiempo de la oracin no es tiempo perdido: aquellos que

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  • rezan, piden la ayuda de Dios, y el trabajo sale mejor. El arado, guiado por el Seor, marca un surco ms derecho y ms fecundo.

    El patrn no supo rebatir las palabras del humilde campesino, pero le dijo que lo tendra vigilado. A la maana siguiente, al alba, se fue hasta el campo y vio a los otros aradores con el ceo fruncido; el campo de Isidro estaba lleno de surcos profundos, y sus ojos estaban llenos de serenidad: haba trabajado como los dems, ms que los dems, pero de sus labios flua una silenciosa oracin. Isidro se hizo santo; fue canonizado en 1622 por Gregorio XV junto a san Ignacio, san Francisco Javier y santa Teresa de Avila, grandes santos y paisanos suyos. Y l... el ms humilde; pero saba rezar como pocos.

    Nuestra mayor defensaEl pequeo Toms, de la noble familia de Aquino

    (naci en 1227 y muri en 1274), con slo nueve aos fue admitido en el Monasterio de Montecasino para ser educado e instruido. Nutra ya una gran devocin por la Virgen y por Jess Eucarista. Durante una noche de tormenta (con unos truenos y relmpagos que asustaban a cualquiera), el monje que se encargaba de l, busc en vano al joven Toms por todo el convento. Y lo encontr, finalmente, abrazado al tabernculo.

    Toms, qu has hecho? Por qu ests aqu?.Maestro, perdonadme; pero es que tena mucho miedo

    del temporal y como vos me habis dicho siempre que Jess es nuestra mayor defensa y que El con un simple gesto de su mano calma las tormentas....

    El monje sonri, pero Toms, siendo ya sacerdote y dominico, obtuvo siempre del tabernculo la inspiracin para sus inigualables Himnos sobre la Eucarista.

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  • Un padre nuestro muy especialDice un proverbio rabe: La salud es uno, la riqueza es

    cero, el xito es cero, la fama es cero; pero si delante de esos ceros, meto el uno de la salud, la cifra se multiplica.

    El primer enemigo de la alegra es la enfermedad. Sin embargo, el santo tambin est alegre durante el sufrimiento fsico, porque sabe que despus de la breve tribulacin terrena viene la alegra sin fin del cielo.

    El hombre de conciencia libre y lmpida tambin puede rezar... como Toms Moro. Este fue Gran Canciller de Inglaterra, pero por su firme rectitud y por su fuerte carcter, fue una de las vctimas de Enrique VIII.

    Habiendo experimentado muchos obstculos en la vida, fue capaz de escribir el Padre Nuestro del humorismo, que suena as:

    Seor, dame una buena digestin y, naturalmente, algo para digerir. Dame la salud del cuerpo y el buen humor necesario para mantenerla. Dame un alma que no conozca el aburrimiento, los lamentos, los suspiros, y haz que no me irrite con esa cosa tan molesta que es mi yo. Concdeme el sentido del ridculo y haz que entienda las bromas para que mi vida tenga un poco de alegra y as la pueda compartir con los dems. Amn.

    Las bromas de un santo exquisitoFelipe Neri, llamado Pippo el Bueno, (aun habiendo

    nacido en Florencia en 1515) fue considerado el apstol de Roma, pues vivi all. Fund la Congregacin de los sacerdotes del Oratorio (PP. Filipenses); fue un magnfico educador de los muchachos y benemrito de la msica sacra. Muri en Roma en 1595. Pippo el Bueno representa el lado gracioso de la Roma renovada. Cuando ciertos historiadores sentenciaban que la contrarreforma se basaba exclusivamente en las ho-

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  • geras de las brujas y de los herticos y que no tena ni un pedazo de humanidad, evidentemente, no conocan a Felipe Neri.

    Pippo el Bueno se las saba todas. Por ejemplo, no quera que se hablara de su santidad, por lo que intentaba desorientar a los fieles y confundirlos. Su humorismo tena tambin el fin de camuflar su piedad sin lmites, haciendo llamar la atencin sobre sus defectos externos y sus extravagancias. Pero su irresistible gusto por las bromas y las ganas de desbaratar algunos prejuicios y de confundir a los soberbios, los llevaba en la sangre desde pequeo.

    Una vez, viendo que varios de los fieles salan de la iglesia despus de recibir la comunin, sin dedicar un momento de accin de gracias al Seor, mand dos monaguillos con dos cirios encendidos a que siguieran a estos apresurados. Por qu?, pregunt uno de ellos. Contest el Santo:

    Simplemente para que acompaen al Santsimo que t has recibido hace un momento y lo alaben de tu parte.

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  • Fe y confianza

    El gozo ms grande -con la fe y la confianza- lo encontramos en el Magnficat. Pero para cantar con Mara, es necesario creer y fiarse. Esto le ocurre slo a los sencillos: Tengo slo seis aos, respondi un viejo indio al que se le pregunt la edad. Le replicaron: Cmo va a ser eso?: has hecho el servicio militar al menos tres veces y dices tener la edad de un muchacho?. Entonces el viejo indio, dirigindose al misionero, dijo: No me has enseado t, que empec a vivir slo cuando recib el bautismo'?.

    Una sola alma, es ya un gran auditorioEl padre Lacordaire, ha sido considerado como uno de

    los ms grandes oradores de nuestro tiempo. Un da, Bou- gaud, de joven, se le acerc, y despus de haberle expresado su enorme admiracin y maravilla por uno de sus discursos ms famosos, le pidi que le concediera unos minutos de coloquio. El orador francs le dijo: Una sola alma es ya un gran auditorio. Yo doy ms peso al corazn de un hombre que a los aplausos de una multitud.

    Dios es pap!El beato Luis Guanella era un gigante de la caridad. Im

    pulsado por una fe que mueve montaas y por el ideal que haba en l desde pequeo, provoc una verdadera explosin de asombrosas iniciativas en favor de los marginados, de los18

  • pequeos, de los impedidos. Empez de la nada y termin con un conjunto de obras que se extienden desde la ciudad de Como al mundo entero. Con su lema Pan y Paraso y con la certeza de que Dios es Pap (es decir: tierno, casi una madre) fue uno de los precursores de esa evangelizacin que es una verdadera promocin del hombre entero: del fsico y del espritu. Su secreto era fiarse totalmente de la Providencia. Su actividad era tal que un da, Po X, que era muy amigo suyo, le pregunt cmo consegua dormir tranquilamente como un beb a pesar de la cantidad de asuntos que tena en la cabeza y de todas sus deudas:

    Santidad, le respondi, hasta media noche pienso yo; pero despus, dejo que piense Dios.

    Mas Ave Maras que ladrillosLuis Guanella sola decir: No me gusta llevar las cuentas:

    me parece estar atndole las manos a la Providencia. De todas formas, hay que usar la economa para todo. Pero antes de hacer algo... hago como el sastre: mido cien veces y despus corto. No paraba de decir a sus sacerdotes y a sus monjas: Nuestras casas estn hechas con ms Ave Maras que con ladrillos. Y la Providencia no lo defraudaba. A menudo, llegaban los embutidos cuando slo haba pan y llegaba el pan cuando la sopa ya estaba en la mesa. No tenan un cntimo y las miles de liras llegaban siempre en el ltimo momento. Una vez, se present al obispo de Como y con gran desenvoltura le dice: Excelencia, la Casa de la Providencia quiere una iglesia.

    Ah!, bien, bien. Y cmo la queris?.Grande, muy grande!, se atrevi a decir medio en

    broma, medio en serio. Y Mons. Ferrari, casi divirtindose tambin l con el juego, exclam: De acuerdo, pero me pregunto de dnde sacaris el dinero.

    Ya pensar en eso el Seor, excelencia, respondi don Luis viendo ya ante sus ojos su iglesia. E invit al obispo a vi-

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  • sitar su Casa. Monseor fue a ver el lugar... y vio una inmensa multitud de pobres, viejos, enfermos de todo tipo: hombres y mujeres de todas las edades: algo parecido a la multitud que deba seguir a Cristo por los caminos de su pas. El obispo se dio cuenta de que don Luis, al decir grande, expresaba la medida de su amor a Dios y a los hermanos; y decidi concederle una iglesia... grandsima: mucho ms grande de lo que podra esperarse aquel cura sin un duro, acostumbrado al sufrimiento y a la espera.

    As que Mons. Andrs Ferrari orden al padre Guanella que caminara y que se parara slo cuando creyese que la cantidad de terreno para construir la iglesia era suficiente. Don Luis caminaba y, de vez en cuando, prudentemente, se paraba; pero el obispo le deca: Don Luis, siga todava!, camine an un poco! Y el fiel cura obedeca; le pareca mentira!. Se detuvo slo, cuando el obispo le orden: Alto!. Se dio cuenta, lleno de felicidad, que el terreno era muchsimo: sus pobres y sus colaboradores tendran una enorme iglesia. Y as fue.

    Un tira y aflojaLa aventura de Jos Cotolengo era un verdadero tira y

    afloja entre el Cielo y l. Un maravilloso intercambio de fe y de prodigios inagotables. La miseria es grande, sola decir, pero la Providencia lo es ms.

    Pero de vez en cuando, pareca que se divirtiese desafiando a la Providencia. Una maana, su ama de llaves le dijo: Padre, por qu no se lleva la llave cuando sale de casa?.

    Qu llave?, le respondi de una forma un poco brusca. Las llaves las tienen los dueos y aqu dentro, el dueo no soy yo sino la Divina Providencia.

    Los episodios como ste son innumerables. Un da, la encargada del comedor se le present diciendo: No queda en casa ni un grano de arroz, y no tenemos sino un marengo (antigua moneda de oro francesa).

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  • Un marengo? A ver! Dnde est?. Y cuando lo tuvo en sus manos, dice: Mira lo que hago con l, y tir la moneda por la ventana. La mujer qued atnita: Pero Padre, cmo puede usted tirar el dinero?.

    Estese tranquila; ver qu juego tan divertido... lo tiro por la ventana porque s que volver a entrar por la puerta.

    Y de hecho, poco antes de medio da, entr sigilosamente un seor que dej sobre la mesa de la cocina una bolsa llena de dinero.

    El ttulo te lo dar el Seor!El padre Po, sencillo y a la vez un poco brusco, tena un

    corazn de nio; y su nica seguridad era la Providencia. Cuando'le dijeron que la Casa del sufrimiento que se haba construido para los enfermos (un edificio verdaderamente gigantesco que se empez a construir en 1947) era... demasiado lujosa, respondi: Nunca es demasiado para quien sufre.

    El confiaba slo en el Seor: se puede, acaso, poner lmites a la fantasa y a la generosidad divina? El proyecto de la casa haba sido preparado por un empresario devoto del padre Po, que despus result no ser ni siquiera ingeniero. El Padre, tranquilo y sonriente, lo tranquiliz: No te preocupes, el ttulo te lo dar el Seor.

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  • Santa indiferencia

    Vivir en pazFiarse de la Providencia significa saber cual es la voluntad

    de Dios y conservar la calma y una santa indiferencia. Rufino, en su obra Vida de los Santos Padres, nos narra la historia de siete monjes que se haban retirado a vivir en un antiguo templo abandonado en el que haba an una estatua pagana. El abad, llamado Nubo, se propuso ensearles la primera regla de una comunidad religiosa, de una forma sin duda original: cada maana, le tiraba piedras al dolo y cada noche le peda perdn.

    Padre, por qu hace eso?, le pregunt uno de los hermanos; y el anciano monje respondi: Cuando le tiro piedras al dolo, acaso l se indigna? No! Y cuando por la noche le pido perdn, lo invade la vanagloria?. El hermano admiti que el abad tena razn; y ste concluy diciendo: Hermanos mos, nosotros somos siete. Si queremos estar unidos por mucho tiempo, tenemos que imitar a esta estatua. Ninguno de nosotros debe enfadarse cuando se sienta ofendido y ninguno debe vanagloriarse cuando se le pida perdn.

    Los monjes entendieron muy bien, y asintieron.Vivieron as toda la vida con mucha paz.

    O habis equivocado de sitioLa calma y la santa indiferencia de aquel ermitao que re

    cibi la desagradable visita de los ladrones, fueron premiadas.Os habis equivocado de sitio, hijos mos; vens preci

    samente aqu?, dijo sereno.Hemos venido a llevarnos lo poco que tienes.

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  • Cogedlo pues, si os place.... Los ladrones agarraron lo poco que haba y se dispusieron a dejar la pequea celda tan rpido, que olvidaron tomar lo nico que deberan haber robado: la pequea bolsa con el dinero necesario para vivir, que el anacoreta tena con el permiso del abad. El monje la descolg de donde se encontraba y, corriendo detrs de los ladrones, empez a gritar: Eh!, hijos mos, habis olvidado esto. No haba mejor forma para desarmar a aquellos ladrones: se quedaron tan asombrados que se dijeron: Este es de verdad un hombre de Dios. Y volviendo, devolvieron todo lo que haban cogido, dejando la pobre celda perfectamente ordenada.

    Qu bien sabemos hacer nuestra voluntad!La-mstica y fundadora, Teresa de Jess, sola decir:

    Nuestro Seor pide almas valientes, pero que sean humildes. El progreso espiritual no depende de gozar de Dios, sino de hacer su voluntad.

    Era ntegra, y algunas veces, muy severa. En cuestin de vocacin y de vida religiosa, con su astucia y con sus respuestas preparadas, saba poner siempre los puntos sobre las es. Deca: Temo ms a una religiosa descontenta que a una banda de demonios. Una vez, en Valladolid, se encontr con una monja que tena que trasladarse al convento de vila. Esta hizo de todo por explicarle los motivos por los que, a su parecer, tena que permanecer all donde se encontraba, pues era voluntad del Seor. Teresa le respondi: Qu bien sabemos convertir nuestra voluntad en voluntad de Dios!.

    El santo de la dulzuraTener paciencia era la penitencia ms dura y ms difcil

    para Francisco de Sales, fundador de la orden de la Visitacin, obispo de Ginebra, Doctor de la Iglesia y famossimo por su

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  • libro Introduccin a la vida devota. Uno de los huesos ms duros de roer, que le dio bastante trabajo antes de que se rindiera, fue una vieja dama. Esta haba ledo muchos libros eruditos y se senta un pozo de sabidura, capaz de competir con el santo obispo de Ginebra e incluso de engaarlo. Cada da se presentaba ante l para repetirle las mismas cosas y lanzar improperios contra la Iglesia y contra el Papa.

    Se quera salir siempre con la suya, pero como el obispo consiguiera rebatirle sus argumentos con una exposicin clara de las verdades de la fe, ella acababa diciendo: Aqu no hay vuelta de hoja: o te haces catlica o persistes en el error reconocido.

    Lo intent con un ltimo argumento: el obispo tena que admitir, al menos, que el celibato de los sacerdotes era una ley tirnica de la Iglesia catlica; pero el santo obispo encontr la manera de desmontar tranquilamente su discurso: Seora -le dijo- si los sacerdotes catlicos tuvieran familia, no podran atender a su ministerio. Yo mismo, si estuviera casado y con hijos, de dnde sacara el tiempo para escuchar durante tantos das vuestras objeciones?.

    Saltar los canalesSin duda, los campeones de la virtud unen a la caridad

    un espritu de grande flexibilidad y fluidez en sus acciones, y esto los hace ser pacientes e indulgentes. El Papa Juan XXIII tena adems, de forma espontnea, el hablar burln caracterstico de la sabidura y la sencillez de un campesino. Un da, sus colaboradores le comentaron que una de sus decisiones podra encontrar la oposicin del Cardenal Canales; l podra haber dicho claramente que no tena importancia, pues un Papa tiene ms autoridad que cualquiera de los cardenales; pero, en cambio, dijo como si se tratase de un chiste: De nio, me saltaba siempre los canales.

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  • Laboriosidad

    Es verdad que la Providencia tiende gustosa una mano a quien tiene fe y esperanza y a quien hace la voluntad de Dios; pero el resto tiene que hacerlo el hombre con su laboriosidad, virtud apreciada por todos, incluso por Dios.

    La llave del ParasoHubo una vez un monje que se haba dedicado toda la

    vida a coser los sayos y a remendar la humilde ropa del convento. Llegada la ora de su muerte, durante su serena agona, se dirigi a sus hermanos diciendo:

    Os lo ruego: traedme la llave del Paraso.Est delirando, pobrecito... qu querr decir? A lo

    mejor quiere la Regla, o tal vez el rosario. Traigmosle un crucifijo.

    Pero el fraile responda a todo que no con la cabeza. Finalmente, el Prior entendi: corri al taller, sac una aguja del estuche y se la llev al moribundo. Este tom el minsculo objeto y, dirigindose a l, como si de un ser animado se tratase, mrmur: Hemos trabajado mucho nosotros dos juntos, verdad? Y hemos intentado hacer siempre la voluntad de Dios. Ahora, t me abrirs la puerta del Cielo. Estoy seguro.

    Y el fraile muri tranquilo. Aquella aguja haba sido el instrumento que le haba ayudado, da tras da, a ganarse el Paraso.26

  • Azada y abono!En tiempos de san Carlos Borromeo, viva en los campos

    de Lombardia una viuda llamada Gela, la cual haba sembrado su pequeo campo a orillas del lago. Plant y sembr, pero despus no us ni la azada, ni estircol, por lo que las pequeas plantas del grano y del camo, a duras penas sobresalan de la tierra, plidas y frgiles. Cuando Gela supo que el cardenal Borromeo, que tena la buena costumbre de visitar a menudo su dicesis, iba a pasar por aquel lugar, se alegr: Es un gran santo y podr hacer incluso un milagro para m. Quiero que venga y bendiga mi pequeo campo, se dijo. Y as hizo: esper durante mucho tiempo sentada sobre una piedra y, cuando vio acercarse al santo, corri, se arrodill a sus pies y le suplic.

    El cardenal, hombre de gran bondad, fue a ver el campo, y dndose cuenta de que su miseria no dependa ni de brujas, ni de duendes, ni de la escasez de terreno, sino de las pocas ganas de trabajar, decidi dar al campo y a su duea una bendicin especial: dando vueltas por el borde del terreno y haciendo con la mano el sigo de la cruz, iba diciendo claramente y con fuerza: Azada y abono!, azada y abono!.

    Es injusto perder el tiempoUna maana, Luis Orione se llev una buena paliza de su

    madre. Por qu? Era an un muchacho, pero haba sido educado con un sentido riguroso del deber. Un da, viendo sentados al sol al mdico y a un abogado del pueblo y pensando que era injusto que se estuviera perdiendo el tiempo de aquella forma, perdi los estribos. As que se puso a arrastrar unas ramas sobre el suelo polvoriento justo delante de aquellas autoridades, levantando tal polvareda que se vieron obligados a levantarse de golpe. Estos comenzaron a alzarle la voz, pero

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  • Luis tambin grit: No sabis que es hora de trabajar y no de estar ociosos?.

    Se comprende por qu la madre le cant las cuarenta. Pero el muchacho, cuando lleg a ser hombre segua manteniendo su opinin: prohibido malgastar el tiempo: es oro. Era un tipo que no consegua dominar sus primeras reacciones, por lo que tuvo que luchar mucho contra su impulsividad. Un da lleg a quemar el sof donde dos de sus religiosos reposaban demasiado gustosamente despus del almuerzo; y para colmo, les hizo recitar el Miserere; slo ms tarde, les explic: He hecho esto para que os acordis de que no estamos llamados a una vida cmoda.

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  • Sencillez y humildad

    Nes ira pequenezUna vez le preguntaron a un ermitao: Qu piensa

    usted de aquellos hermanos suyos que tienen visiones celestiales y afirman que contemplan al Seor, a la Virgen y a los ngeles?; y ste respondi con calma y decisin: Dichoso aquel que tiene la clara visin de su pequeez.

    Por qu me llaman fundadora?Y aqu tenemos la figura genial de Teresa de Jess, una

    mujer que hay que conocerla, escribi un padre carmelita. Era de carcter firme, franco, abierto. Tena una personalidad polifactica pero sencilla: trasparente como el rostro de un nio. Rebosante de vida hasta por el ltimo poro. Era un carro de batalla, con un corazn enorme. Nunca se desanimaba, a pesar de encontrarse siempre entre apuros econmicos, calumnias, hostilidades de parte de los nobles, de las autoridades y de las beatas. Fue amenazada incluso con la crcel. La consideraban una monja inquieta y desobediente. En 1577, durante un arresto domiciliario, escribi su obra maestra: El castillo interior.

    Iba de convento en convento proponiendo su reforma, que no era slo externa. Comenz por humillarse ella misma junto con cuatro novicias descalzas. Se convirti en la madre de los Carmelitas Descalzos; pero las malas lenguas, la llamaban andariega, mujer animada por un espritu ambulante u

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  • otras cosas... Pero ella no haca caso y segua adelante. Sin embargo, cuando la llamaban Fundadora, responda secamente: No s por qu me llamis as. Es Dios el que funda, no yo.

    Hemos dicho que era austera, pero no con cara larga. Un da, camino de Burgos para su ltima fundacin, le confi al carmelita descalzo que la acompaaba: Se han dicho tres cosas sobre m: que de joven era hermosa, que era ingeniosa y que ahora soy santa. Durante algn tiempo, me cre las dos primeras, y me he arrepentido de ello, pero por lo que se refiere a la tercera, no soy tan ilusa como para crermelo.

    Quitadme los zapatos!San Felipe Neri consideraba que la primera virtud de un

    santo es la humildad. Haba en su poca una religiosa de la que todos hablaban, pues se deca que tena revelaciones. Un da, el Papa mand precisamente al padre Felipe a aquel convento para que valorara la santidad de la monja. El tiempo empeor y la lluvia caa como slo Dios la sabe mandar, as que Felipe Neri se puso de barro hasta las rodillas. Llegado al convento, pregunt enseguida por la monja y.... ah viene: seria, muy seria, afligida, totalmente perdida en Dios. El santo se sienta, extiende la pierna y dice a la monja: Quitadme los zapatos!.

    La monja se enfureci, alz el mentn y permaneci inmvil e indignada. San Felipe no hizo preguntas, ya haba visto bastante. Tom su capa, se puso el sombrero y volvi a ver al Papa para comunicarle que, segn l, una persona tan altiva no poda ser una santa.

    Un astrlogoEl santo cura de Ars era muy humilde. No quera hablar,

    de ninguna manera, del don sobrenatural de clarividencia que

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  • le haba permitido penetrar muchas veces en el secreto de las conciencias. El deca a los que se asombraban: Quin sabe!, es una idea que se me ha ocurrido: debo ser un astrlogo. El se comparaba con Bordn, el tonto del pueblo, del que deca riendo: Acta como un bobo con los dems, pero se las arregla bastante bien. Me da la impresin de que yo me comporto como l con los dems curas. En la familia, siempre hay uno de los hijos que es menos inteligente que los dems. Mis hermanos y mis hermanas eran bastante inteligentes; yo fui siempre el menos despierto.

    Una mano desgraciadaMuy a menudo la gente tocaba sobre la misma cuerda: el

    tema de su santidad; aunque para l, era una cuerda que estaba completamente desafinada. Un da, respondiendo a este tema, dijo: Soy prroco honorario por la grandsima bondad de Monseor; soy Caballero de la Legin de Honor por una equivocacin del gobierno y... soy pastor de un asno y tres ovejas por voluntad de mi padre.

    Fue nombrado cannigo por el obispo de Belley, Mons. Chalendon, pero Vianney no quiso ponerse nunca la capa. Un sacerdote se diverta provocndolo: Debera llevarla, al menos por respeto al obispo, seor prroco. Y l deca: Quieren burlarse de m vindome con ella, pero se quedarn con las ganas. Un da, rozando la adulacin, uno le hizo observar al santo Cura que era el nico cannigo que hasta entonces haba nombrado el obispo Mons. Chalendon; entonces, Vianney, dijo inteligentemente: Pues claro, el obispo tuvo tan mala suerte conmigo... que viendo que se haba equivocado pens que era mejor que no se volviera a repetir.

    Tal humildad, valiente y digna, fue premiada. Ars se convirti en un centro de peregrinacin, como sucede con los grandes santuarios. Y el Cura, prisionero de las almas, permaneca incluso durante 12 o 14 horas al da dentro del confe-

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  • sionario. Y eso que era ignorante en teologa. El testimonio ms bonito lo dio un viador de Mcon, cuando, volviendo de Ars, afirm: He visto a Dios en un hombre.

    Juan Vianney, aun siendo fiel y piadoso, careca de cultura. El obispo le haba confiado la parroquia pensando: Los lmites de la inteligencia los suplir la santidad de su vida, y as fue. Pero si el confesionario era el sitio ideal para el Cura, no suceda lo mismo con el pulpito. Empezaba a preparar la homila del domingo al principio de la semana anterior, limitndose a una pequea pgina para poder aprendrsela de memoria recitndola varias veces, eso s, equivocndose siempre. Ante este problema, peda ayuda al Espritu Santo con oraciones y ayuno. Fue atendido, y adems del don de la ciencia, obtuvo tambin el de hacer milagros. En poco tiempo, sus homilas fueron maravillosas, y su fama se difundi por toda Francia.

    Ahora s quin es el Espritu SantoDurante un curso de predicacin en Lin, el prncipe de

    los oradores franceses, el gran Lacordaire, quiso acudir a ver al Santo Cura de Ars. La visita fue un noticin. Sabis lo que ms me ha maravillado? -dijo entonces Vianney-, que la doctrina ms grande haya venido a postrarse ante la ms grande ignorancia. Los dos extremos se han tocado.

    Pero las cosas haban sido distintas. El tema tratado por el humilde Cura fue el Espritu Santo. Lacordaire quiso asistir a la homila, y despus de haber escuchado, exclam extasia- do: Hoy he entendido quin es el Espritu Santo!.

    E l lugar de una escobaDesde 1858 a 1860, Bernadette Soubirous, la vidente de

    Lourdes, fue a una escuela de monjas como alumna externa. Las alumnas estaban divididas en tres secciones; para las nias

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  • El lugar de una escoba

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  • pobres, la escuela era gratuita y se encontraba en el piso bajo: obviamente, ah se encontraba Bernadette. Los peregrinos llegaban, le besaban la mano, la abrazaban, intentaban arrancarle trozos de su vestido, le hacan perder horas. Un da, ella exclam: Qu tontos son!.

    Para terminar con estos encuentros e indiscreciones, el prroco de Lourdes, pagndolo de su bolsillo, pidi que la vidente fuera a la tercera planta: la de las muchachas pudientes. All, Bernadette aprendi a escribir y a vivir, pero para ella fue siempre un sacrificio y una mortificacin: la llamaban intil y decan que era orgullosa. Todo lo contrario: un da, mientras la muchacha estaba con las monjas de Nevers, una hermana le ense una foto de los hechos de Lourdes, demostrando su admiracin por la afortunada vidente; pero Bernadette explot: Para qu sirve una escoba?.

    ]Qu pregunta!... pues para barrer.Y, despus?.Despus se pone en su sitio: detrs de la puerta.Pues bien, esa es mi historia -dice Bernadette-. La Vir

    gen me ha usado y despus me ha vuelto a poner en mi sitio, y estoy contenta de ello. Yo estoy bien as.

    Le aseguro que no se pierde nada!Leonia Martn, una de las hermanas de Santa Teresa del

    Nio Jess, fue tambin carmelita. Era muy modesta y evitaba las visitas para no tener que presentarse, cuando venan a Caen para conocer a Leonia. En ocasin de la visita de un cardenal, s le orden que bajara al locutorio, y ella obedeci. Pero cuando el seor de prpura le pregunt con evidente inters: Entonces, usted es la hermana de santa Teresa?, ella le respondi bruscamente: S, Eminencia, pero esto no me hace santa en absoluto.

    Una vez, un prelado se present a la puerta mientras Leonia estaba de turno. Cuando ste le explic que la visita tena

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  • como objetivo conocer a la hermana de santa Teresa, Leonia dijo: Voy a llamar a la superiora, pero no creo que sor Francisca Martn venga al locutorio.

    Oh!, quedara desolado.Mire!, le puedo asegurar que no se perdera nada, de

    verdad que no merece la pena.El prelado qued tan escandalizado de que aquella

    monja hablase de esa forma de una de sus hermanas (nada menos que de sor Francisca, la hermana de la Santa) que se march inmediatamente. Ms tarde, supo quin era la monja que haba hablado de aquella forma...

    Somos dos...Don Orione era un cura tan extraordinario que Po XII

    lo llamaba gran alma. Pero el concepto que l tena de s mismo era diametralmente opuesto. Un da, escribi humorsticamente sobre una foto suya en la que se encontraba a lomos de un burro: El y yo somos dos..., queriendo decir burros, naturalmente. Y, de vez en cuando, lo era de verdad. Recuerdo un episodio muy simptico, importante tambin por su otro protagonista.

    Este ltimo era un joven hurfano, travieso y desorientado, al que haban expulsado del colegio despus de haberse fugado durante tres das. Don Orione se haba comprometido a hospedarlo en una de sus casas y fue a buscarlo personalmente. Lo trat con mucha bondad y le pregunt si deseaba algo. En aquel momento, no reconoci al muchacho, pero ste s lo reconoci a l. Don Orione lo haba encontrado en la calle durante el terremoto de la Marsica, mientras algunas almas generosas se entregaban sin descanso a socorrer a las vctimas y a recoger hurfanos. El muchacho era uno de aquellos. Con el paso de los aos se haba convertido en un traga- curas, as que se propuso humillar al cura que tena ante l. Com enz p id indole que le com prara un peridico: el

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  • Avanti!. Despus, con despecho, le hizo cargar con su equipaje. Sin ni siquiera pestaear, don Orione dijo: Me gustara ser solamente el pequeo asno de la Providencia, se carg las maletas a la espalda y... adelante! El joven lo miraba fijamente y lo estudiaba. Se qued tan impresionado que empez a confiarle sus penas, sus dificultades, sus dudas. Se hicieron amigos: una amistad que dur hasta la muerte de don Orione. Aquel muchacho era Ignacio Silone, que se convertira en un famoso escritor.

    Todava s servir en la misa!Un da, Mons. Sarto, siendo an Patriarca de Venecia, se

    encontraba en una misa celebrada por uno de los curas de su dicesis. Este ltimo se dio cuenta de que el cardenal se dispona a servirle la misa, pues no haba nadie que hiciera de monaguillo.

    Oh, no, Eminencia!, protest con gran embarazo. A su vez, protest tam bin el cardenal, pero ste riendo: Cmo!; ser slo un pobre cardenal de campo, pero la misa, la s servir todava, no os parece?.

    Y despus dicen... vive como un Papa!Po X conserv siempre una sencillez sorprendente.

    Tena una enorme carga de humorismo que demostraba con la sonrisa pero a veces, tambin con bromas espontneas. Una seora impertinente, que se empeaba en subrayar el evidente contraste entre la humilde procedencia del nuevo Papa y su alto cargo actual, le pregunt que cmo se senta en Roma, y ste, con un toque de irona, le contest: Como un Papa. Un da en el que haca un bochorno increble, encontrndose en su estudio privado con un monseor pariente suyo, el Papa dijo: Tengo una sed increble.

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  • Voy enseguida a traeros un vaso de agua, Santo Padre.Un prelado que va a buscar un vaso de agua!, no te lo

    perdonaran.Entonces toquemos la campanilla para que venga el ca

    marero.Djalo!, se convertira en toda una empresa: el camare

    ro se lo pedira al ayuda de cmara, ste querra saber qu bebida prefiere el Papa, si fra o caliente... Demasiadas complicaciones por un vaso de agua! Pensndolo bien, es mejor que nos aguantemos la sed y que no molestemos a nadie hasta la hora de la cena.

    Y despus dicen... vive como un Papa! Y pensar que el cardenal Sarto no pensaba, ni siquiera remotamente, que poda ser elegido Papa. El hubiera querido volver a su amadsima Venecia despus del Cnclave. Una prueba de ello es que cuando uno de sus arciprestes le haba presagiado la subida al trono de Pedro, le contest: No diga tonteras, querido arcipreste; cualquiera dira que tiene usted una psima opinin sobre el Espritu Santo.

    Son las encinas las que caenOlinto Marella, naci en Pelestrina, cerca de Venecia.

    Era hijo de una maestra y del mdico titular de la aldea de los pescadores. Fue compaero de seminario de un humilde campesino de Brgamo que ms tarde sera Papa. Olindo comentaba sobre ste: ngel Roncalli era un buen estudiante... muy bueno. No envidiaba a nadie y nadie lo envidiaba a l. No quera sobresalir por encima de los dems, y mira t hasta dnde ha subido! Despus de que lo nombraran Papa, quera que lo siguiera tratando de t; a veces lo consegua y a veces no, pero l segua insistiendo....

    El padre Marella tampoco se quedaba corto en cuanto a humildad, bondad y caridad. Cuando se encontraba ya en las ltimas a causa del cansancio y de las penitencias, y pareca

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  • que morira de un momento a otro, l segua resistiendo y diciendo: Normalmente son las encinas las que caen en la tormenta, mientras que la hierba sobrevive.

    Usted ser Papa!El padre ngel Roncalli, que era sacerdote desde haca

    poco, lleg a casa un da de 1905. Honorato Mingozzi, el mdico de la familia, lo abraz y -quin sabe por qu clase de intuicin o deseo!- le dijo: Usted ser Papa!. Don ngel solt una de sus ruidosas carcajadas. De vez en cuando, recordando aquella profeca, sonrea. Era el menos adecuado para estas cosas; y sin embargo, el obispo de Brgamo, Juan Radini Tedeschi, lo quiso como secretario a pesar de ser tan joven y de acabar de salir del seminario. Y a su muerte, le dej su hbito violceo (el mismo que llevara en el momento en el que sera elegido sucesor de Pedro). Tal vez, en ese momento, ngel Roncalli comenzaba a temer por su humilde tranquilidad.

    Cuando entr en el seminario, en Roma, no haca ms que preguntarse: Quin soy? Cmo me llamo? Cules son mis ttulos?: nada, nada!, slo soy un siervo y nada ms. No poseo nada, ni siquiera mi vida. Dios es mi dueo, mi dueo absoluto en la vida y en la muerte. S!, ngel Roncalli tena motivos para temer... En 1921 volvi a su pueblo (Sotto il Monte) con una capa roja: se haba convertido en prelado de confianza del Papa.

    Por qu lleva su hijo una capa de obispo?, le preguntaban las vecinas a mam Julia Mazzola de Roncalli. Y la po- brecita, alterada, contestaba: No s! Sern cosas de curas!.

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  • Seguro que se han vuelto locosDespus de ser nombrado obispo, Mons. Roncalli fue a

    Sofa como visitador apostlico. En 1933 se traslad a Estambul. Estando all, en 1944 recibi un telegrama en clave desde el Vaticano cuyo contenido lo dej atnito: la Secretara de Estado le ordenaba que se dirigiera inmediatamente a Pars para encargarse de la Nunciatura. Roncalli exclam preocupado: Creo que en Roma se han vuelto locos. Parti para Italia creyendo que se trataba de una broma, pero Po XII lo haba elegido de verdad para ese alto cargo. Cuando el cardenal Tardini le entregaba las credenciales, le dijo: Parece usted perplejo, pero qudese tranquilo: le aseguro que nosotros tampoco nos lo esperbamos.

    Con el corazn en un puoLa sencillez de ngel Roncalli era, de verdad, fuera de

    serie. El da antes de que empezara el Cnclave, coment en un instituto de monjas misioneras: Me siento con el corazn en un puo por la responsabilidad tan grande de este momento. Rezad al Seor para que todo se tranquilice y yo pueda volver a mi sede. Me gustara tanto poder ser el prroco de mi pueblo...!.

    Le hubiera gustado quedarse, al menos, en Venecia, pero a la muerte de Po XII lo llamaron a Roma. Tena razones para tener el corazn en un puo, ya que nunca volvi a la ciudad de los canales. Se convirti en Juan XXIII. El primer sorprendido por mi eleccin fui yo -deca-. Y pensar que me pareca tan natural cmo se desarrollaban las cosas...!. En 1939 escribi: Desde que el Seor, a pesar de mis miserias, me quiso para este gran servicio... el mundo entero es mi familia. Este sentimiento de pertenencia al universo, tiene que elevar y animar mi mente, mi corazn y mis acciones.

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  • Ese proverbio est equivocadoA la maana siguiente de la eleccin de Juan XXIII, el

    director de LOsservatore Romano fue recibido por el nuevo Papa. Como tena mucha confianza con el Cardenal Roncalli, se atrevi a preguntarle: Santidad, cmo ha pasado la noche?.

    Anoche -respondi el Papa- me puse en las manos de Dios y la noche fue serena. Pero no he dormido. He tenido incluso el tiempo para pensar en ese proverbio: Dormir como un Papa, y me he dado cuenta de que est equivocado. Como no poda dormir por los pasos del soldado que estaba de guardia delante de su puerta, el Papa se levant y le dijo: Vaya, vaya usted a descansar; y as podremos dormir los dos....

    No es l el que asiste...La maana del 9 de enero de 1959, el padre Rossi se en

    contraba en audiencia con Juan XXIII y ste le confi un secreto: Esta noche he tenido una gran idea: convocar un Concilio. Sabes?, -aadi- eso de que el Espritu Santo es el que asiste al Papa, no es verdad....

    Cmo dice, Santo Padre?, exclam su amigo con gran estupor.

    Que no es el Espritu Santo el que asiste al Papa -replic sonriendo Juan XXIII-. Soy yo su asistente: es El quien lo hace todo,: el Concilio ha sido idea suya.

    Aun as, despus de anunciar el Concilio, le cost conciliar el sueo. Se deca a s mismo por la noche: Juan, por qu no duermes?, ni que fueras t el que gobierna la Iglesia. Es el Espritu Santo, no?, y entonces? Duerme, duerme, Juan!.

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  • No soy un papagayoNingn Concilio ha tenido una preparacin tan cuida

    dosa y tan consultada como el Vaticano II -afirmaba Monseor Felici- Recuerdo un episodio. Fui a ver al Papa y lo encontr escribiendo un discurso. Me permit sugerirle: Pero, Santo Padre, con todo lo que tiene que hacer y se pone a escribir usted, mismo ese discurso. Podra limitarse a indicar las lneas generales. Y el Papa me respondi: No, Monseor, lo quiero hacer yo. Soy el Papa, no un papagayo.

    Pareca que tomaba del brazo a todosSe dice que cuando Po XII levantaba los brazos para

    bendecir, pareca que se alzase hacia el cielo. Juan XXIII, en el momento de la bendicin, pareca que tomaba del brazo a todos, como si dijera: Acerqumonos juntos al Seor y recibamos su bendicin. Y pensar que... nosotros no queramos que estudiase -decan sus hermanos cuando recibieron la noticia-, y los dems lo han hecho Papa. Su hermana Asuncin, como tena la radio rota, se enter de la noticia por una amiga suya, en la calle, mientras iba a comprar la leche.

    El Papa Roncalli tena 18 sobrinos; su predilecta era Enrica; fue precisamente a ella a quien haba escrito antes de partir para el cnclave: Estoy muy tranquilo. No pensaba, ni por asomo, que lo habran elegido precisamente a l.

    Hace falta paciencia!Los hermanos Roncalli llegaron a Roma un poco cohibi

    dos y desorientados, tanto que los monseores los tuvieron que llevar de la mano como a nios pequeos. Cuando les preguntaron lo que pensaban, no supieron decir nada. Al

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  • final, uno de ellos dijo: Creo que lloraremos todos cuando veamos a Angel (perdonad, Su Santidad) bendicindonos desde lo alto de la silla gestatoria.

    Cuando volvieron a casa, y les preguntaron si el Papa vendra a visitarlos, Javier respondi: Ni creo, ni quiero. Quin sabe lo que pasara aqu en Sotto il Monte, sera el acabse!.

    De hecho, la sobrina Enrica, cansada de recibir y escuchar a una infinidad de peregrinos y periodistas que acudan continuamente despus de la eleccin de su to, se quej a ste por las molestias que le ocasionaba su celebridad. Pero el Papa le contest (en dialecto): Hay que tener paciencia!, hija ma. El tuvo que tener mucha; pero lleg al corazn de todos, incluso de los ateos. Se le recuerda como el Papa Bueno. Se le recuerda como el Papa que durante un discurso bajo la luna llena encarg a las mams que dieran, de su parte, un beso a sus nios; tambin como el Papa que durante una audiencia, con 5.000 personas, interrumpi su discurso al escuchar el llanto de un nio: pidi a su maestro de cmara que fuera a consolarlo y calmarlo; y cuando el nio dej de llorar, el Papa continu hablando.

    Pero... si el Papa soy yoJuan XXIII no se acostumbr nunca a ser Papa; nos po

    demos imaginar cmo podra ser al principio de su pontificado... Por la noche, se despertaba de golpe por alguno de los problemas que lo atormentaban. Para intentar quitarse el peso de encima, al menos momentneamente, se deca a s mismo: Se lo dir al Papa. Pero despus, acordndose de que el Papa era l, sonrea y rectificaba: Bueno, entonces se lo dir al buen Dios.

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  • Un amigo PapaUno de los grandes amigos de Mons. Montini era el es

    critor y poltico Igino Giordani. En 1929, ste haba escrito una novela titulada La ciudad amurallada. El hroe de este libro se llama Hildebrando, y pretenda personificar precisamente a Mons. Montini, del que se esperaba un renacer de la Iglesia. Y Montini lo saba.

    Despus de haber hecho a Hildebrando de papel -deca Giordani- lo hice de carne, ya que di ese nombre a mi primer hijo. El da de su bautismo, vi aparecer a Mons. Montini por la puerta de la iglesia de Cristo Rey. Siempre que me vea me preguntaba: Cmo est Hildebrando?. Y siempre lo quiso mucho.

    Un macarrn y un repolloDon Santiago Alberione, fundador de la Pa Sociedad de

    San Pablo, que ha creado una obra colosal a nivel mundial en el campo periodstico e informativo, deca que l era un repollo, ya que haba nacido en Bra, donde los repollos son el nico cultivo que crece bien. En cambio, el padre Po, hablando de su infancia deca: Yo era un macarrn sin sal. La fama que le rodeaba era su mayor sufrimiento. Deca a los periodistas: Actuis muy mal, pues hacis demasiado ruido alrededor de un cura que reza.

    Inocente!Las grandes almas son tambin las ms sencillas. La Sier-

    va de Dios Conchita Cabrera de Armida (mejicana), de joven cabalgaba muy bien y era una brillante mujer de sociedad. Era tambin una esposa ejemplar y madre de nueve hijos. Despus

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  • de quedar viuda con 40 aos, tuvo revelaciones de Dios. Escribi sobre mstica y teologa y fund congregaciones religiosas; pero todo con mucha naturalidad; tanta que, a su muerte, sus hijos se asombraron de haber tenido una madre santa.

    Un momento de conversacin con doa Conchita -deca la sociedad de Potos- era como hacer ejercicios espirituales. Sin embargo, no haba nada de beato en su aspecto o en su conducta. Era muy juvenil y siempre deseosa de hacer felices a los dems. Nunca se haca de rogar a la hora de tocar el piano o cantar una cancin tpica mejicana. Saba contar chistes como nadie, y los iba recogiendo en un cuaderno.

    Le encantaba gastar buenas bromas. Siendo ya anciana y a pesar de todos los problemas fsicos y las penas morales que la atormentaban (como sucede a todos los fundadores que son incomprendidos al principio), an tena ganas de gastar inocentadas.

    El 28 de diciembre de 1936, pocos aos antes de su muerte, Conchita lleg a Morelia, alojndose como invitada en una Casa de monjas que ella misma haba fundado y que se encontraba bastante cerca de la de Mons. Ruiz, su director espiritual. Ya era de noche, pero consigui que la recibieran a pesar de la vigilancia de don Pedrito (un verdadero guardin).

    Monseor!, empez a gritar Doa Conchita desde el otro lado del portn. No me quieren dejar pasar, pero es absolutamente necesario que hable con usted; necesito urgentemente 50 pesos.

    Con premura y generosidad, como era normal en l, Mons. Ruiz la recibi gustoso para darle aquella suma. Pero todo era mentira, Conchita le haba gastado una inocentada as que citando lleg a casa, la seora Cabrera se apresur a devolverle el dinero, escribindole a Mons. Ruiz la acostumbrada estrofa: Inocente palomita/ que te dejaste engaar/ sabiendo que en este da.../ nada se puede prestar. Era como una nia.

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  • La apariencia y la sustancia

    Y, como es lgico, hablaremos de los defectos, tanto fsicos como morales. Rochefoucauld deca: Quien tenga el valor de rerse de sus propios defectos, tendr la suerte de poder rer durante toda la vida. De hecho, nuestros defectos son nuestros ms ntimos compaeros: nacieron con nosotros!

    Tan grande y tan pequeo!Alberto, de la noble familia de los Bollstand, naci en

    Laningen en 1193. Con 16 aos se hizo dominico. Fue muy culto; ense en Pars y en Colonia, contando entre sus discpulos a Toms de Aquino. Fue obispo de Ratisbona. La primera vez que el Papa Alejandro IV lo recibi en privado, ste lo exhort a alzarse despus de haberse inclinado para el acostumbrado beso.

    Pero, Santidad, ya estoy de pi!, le aclar.Cmo? -dijo el Papa- un hombre tan grande y, a la

    vez, tan pequeo!.

    E l buey mudoSuceda todo lo contrario con nuestro nuevo personaje:

    el discpulo ms famoso de Alberto Magno, pues era macizo y alto como una torre. Naci en 1227 de los condes de Aquino, seores de Roccasecca (una de las familias ms nobles y ricas del lugar). Toms abandon el lujo y se visti con el hbito de santo Domingo: una orden muy pobre. Desde aquel momento

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  • hasta su muerte, se dedic exclusivamente a la teologa: la ciencia de Dios. De noche, estudiaba a la luz de una vela, sostenindola con la mano para iluminar mejor aquellas pginas. Se encontraba tan absorto en la lectura, que a veces se quemaba cuando la vela llegaba a consumirse del todo.

    De estudiante era obstinado y cerrado, por lo que sus compaeros se burlaban de l llamndolo buey mudo. Ms tarde, l explicara: Yo callaba porque me senta indigno de hablar en presencia de tanto maestro. Su maestro en Colonia era precisamente Alberto Magno. Este, intuyendo el valor del joven dominico, lleg a decir: S!, ser un buey mudo, pero llegar un da en el que los mugidos de su doctrina se escucharn en todo el mundo.Y fue un buen profeta.

    Pero la santidad de Toms de Aquino no fue menor que su sabidura. Fue llamado enseguida a ocupar altos cargos para la gloria de Dios y honor de la Iglesia. Son maravillosos sus escritos sobre los Divinos Misterios. Por su pureza de vida y por su agudo ingenio, Toms fue llamado Doctor Anglico.

    Un da, el crucifijo ante el que sola arrodillarse le habl: Oh, Toms!, has escrito muy bien sobre m; dime qu quieres como recompensa. Solo a Ti, Seor, respondi humildemente aquel que es considerado como una de las lumbreras de la Iglesia. Muri en 1274. Y fue proclamado patrn de las escuelas catlicas.

    Por tan poco?Caminando por las calles de Valencia, san Vicente Ferrer

    oy salir de una casa maldiciones y blasfemias; despus se escuch el llanto desconsolado de una mujer, que asomndose al balcn, grit a voz en cuello: Ya no puedo ms. Mi marido me pega todos los das. Mi vida es un infierno.

    Calmaos buena seora, calmaos! Decidme, por qu os maltrata de ese modo vuestro marido?, le pregunt el santo

    46

  • acercndose. La mujer, avergonzada y adolorada, le confa: Porque soy fea.

    Por eso?, por tan poco?.Al decir esto, Vicente Ferrer convirti a aquella espaola

    en la mujer ms hermosa de Valencia. Quin sabe si su marido la reconocera!

    Qu fea me has sacado!A sus cincuenta aos, Teresa de Jess tuvo que posar

    ante el pintor fray Juan de la Miseria, pues su orden deseaba una imagen de la Fundadora. Despus de largas horas inmvil, la Santa pudo ver el propio retrato (el nico verdadero que se conoce de ella) y con su acostumbrado bro exclam divirtindose: Dios te perdone, fray Juan! Despus de haberme hecho penar tanto, me has sacado fea y legaosa.

    Las descabelladas bromas de Pippo el BuenoSi san Francisco mantena que la tristeza la haba introdu

    cido el diablo en el mundo, y si hay quien mantiene que esto sucedi porque Adn y Eva empezaron a pelearse nada ms cometer el pecado original, echndose la culpa el uno al otro, Felipe Neri tena mil motivos para decir: Fuera de mi casa, escrpulos y manas!. Y si es verdad eso que dicen, que a las puertas del Cielo, san Pedro, escrupuloso revisor de pasaportes, no deja pasar a nadie que no tenga escrito entre sus seas caractersticas: temperamento alegre, seguro que en abril de 1595, cuando muri Felipe, ste no tuvo ningn problema y le dieron enseguida el pase: el Paraso estaba hecho para l, el ms campechano de los santos, y el ms extravagante.

    A simple vista, nadie hubiera dado un duro por l. Pero todo era un montaje para desorientar a los soberbios y reducir a los poderosos. Quin sabe por qu a Pippo el Bueno le gus-

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  • taba tanto jugar malas pasadas (a veces un poco crueles), incluso a los cardenales y a la gente de alcurnia! Cuando stos acudan a l para demostrarle su admiracin, l haca de todo para intentar desilusionarlos: se presentaba con una mejilla afeitada y la otra no o con una vieja toga puesta al revs encima de la sotana o con un gato acurrucado sobre sus rodillas, prestando ms atencin al felino que a aquellos personajes presuntuosos y terriblemente importantes. No se poda quejar de que lo llamaran loco, verdad?

    Sus sabios consejos, los daba tambin bajo forma de pldoras chistosas. Pero lo simptico es que no esconda sus extravagancias ni siquiera a las personas ms allegadas. Una vez, a un fraile, que le pareca demasiado vanidoso y satisfecho de su propia elocuencia (uno de esos a los que les gusta escucharse a s mismo), lo oblig a predicar sin la tnica, luciendo sus calzones hasta la rodilla (como se usaban entonces).

    Felipe Neri era demasiado travieso, pero no poda vivir sin ello. Es por eso que entenda tan bien a los muchachos, y les deca: Sed buenos... si podis. Y cuando de verdad no se puede...

    .. .y encima, una sobrepellizCuando Gregorio XIII emiti la orden de que todos los

    confesores llevaran sobrepelliz, Felipe Neri se present tranquilamente con su acostumbrada chaquetilla y con la sotana desabrochada. El Papa no pudo esconder su sorpresa, as que el padre Felipe explic: No puedo ni siquiera abrocharme la chaquetilla y su Santidad quiere que lleve encima una sobrepelliz?. Gregorio, que lo conoca bien y que lo consideraba un santo, respondi: No quiero que esta orden sea para usted: id como queris. Pippo el Bueno no poda, porque despus de Pentecosts de 1544, mientras rezaba, fue incendiado para siempre, por el amor de Dios; y aquella llama, que se transmita del alma al cuerpo, no se apag nunca.

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  • Una cosa son los cabellos y otra la barbaUn tal Maretto de Siena, modesto funcionario, saba ser

    como pocos, una compaa alegre, tanto que incluso Pablo III de la familia Farnese (el Papa que haba convocado el concilio de Trento y aprobado la Compaa de Jess y que haba contribuido como mecenas a embellecer Roma y San Pedro) se entretena hablando gustoso con l. Un da, el Papa le pregunt a Maretto que cuantos aos tena, y como ste respondi que tena 61, Pablo III hizo ademn de no creerle. Entonces Maretto se quit su inseparable sombrero para mostrarle sus blancos cabellos.

    Asombroso!, exclam el Papa: A juzgar por vuestra oscura barba, os habra echado 40.

    No os extrae, Santidad -respondi Maretto - pues los cabellos tienen veinte aos ms que la barba....

    Nolite timere!Un cierto pintor de brocha gorda, insisti en retratar a

    Len XIII. De mala gana, el Papa consinti. Terminada la obra de arte, el gran artista llev el lienzo al Vaticano para mostrarlo al Papa y obtener su aprobacin. Quiso, adems, que ste le sugiriera una especie de lema para ponerlo bajo la imagen, as que le pidi: Santidad, tenga la bondad de sugerrmelo usted mismo; qu escribo?.

    El Papa Len examin el retrato y, como le pareci horrible, sonri malicioso y le dict: Mateo XIV, 27; Len XIII. El pintor apunt la cita y corri a casa para ojear el Evangelio y encontrar el famoso paso. La cita en cuestin se refiere al susto que se pegaron los apstoles cuando vieron a Jess caminando sobre las aguas, y dice en latn: Ego sum. Nolite timere (...Soy yo. No temis!).

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  • Un da... lo escoltarn a ustedPlaza del Quirinal, 1816. El joven conde Mastai Ferretti

    se encuentra con el sacerdote Vicente Pallotti. Este se da cuenta de que el joven conde tiene cara de desilusin, y como haba confianza entre ambos, le confa su pena. Est triste porque no ha sido aceptado entre la Guardia Noble del Papa por motivos de salud. Pallotti sonre diciendo: La Guardia Noble? Ese es el motivo de su cara triste, querido conde? Olvdese!, un da esa gente lo escoltar a usted.

    Vicente Pallotti se hizo santo y Mastai Ferretti fue ms tarde Po IX.

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  • Sinceridad

    Os habis equivocado

    Una pobre viuda pidi al cardenal Alejandro Farnesio la suma de cinco escudos para pagar el alquiler. El cardenal prepar un bono y dijo a la mujer que se lo hiciera pagar por el tesorero. Despus de leer el bono, el tesorero entrega a la pobre viuda cincuenta escudos.

    Pero, si yo slo haba pedido cinco, por qu me dais cincuenta?, replic la beneficiarla. Pero el tesorero le respondi: Aqu est escrito cincuenta.

    As que la mujer volvi a ver al cardenal: Eminencia, -le dice honestamente-, os habis equivocado por un cero.

    Es cierto, me he equivocado de verdad, admiti el cardenal. Y pidindole el bono, como premio, aadi un cero ms, escribiendo as quinientos.

    Sin pelos en la lenguaSan Bernardino de Siena contaba que haba un posadero

    que sola llenar los vasos hasta el borde y despus empujaba la mesa para que se derramara, gritando: Aqu no hay miseria!, aqu no hay miseria!.

    Pero una vez un cliente, furioso, le atraves uno de los toneles de vino con el sable, gritando tambin ste: Aqu no hay miseria!, aqu no hay miseria!. El posadero lo denunci, pero el juez le dijo: Aqu tampoco hay miseria, y no slo cuando se trata del bolsillo de los dems.

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  • Sincero, pero astutoAtanasio (296-373), ilustre doctor de la Iglesia y Patriar

    ca de Alejandra, llamado Martillo del arrianismo, era perseguido por la polica en todas las localidades de Egipto. Un da, mientras el Santo remontaba el curso del Nilo en una barca, fue alcanzado por un bote de la polica. Los gendarmes le gritaron:

    Has visto a Atanasio?.S, lo he visto.Est lejos de aqu?.No, no; est muy cerca. Pero remad deprisa y con fuerza.Los soldados no se habran imaginado nunca que quien

    hablaba de aquella forma fuese la persona buscada. As que se alejaron presurosamente en sentido contrario.

    Justicia y verdad s, pero...Padre -confiesa un da santa Juana de Chantal a san

    Francisco de Sales, su director espiritual- he hablado duramente de una persona, pero lo hice para mantener los derechos de la justicia y por amor a la verdad.

    El santo sonri: Entonces, hija ma, has sido ms justa que buena. En cambio, hay que ser ms buenos que justos.

    Mentir por mentir...Margarita Mara Alacoque naci el 22 de julio de 1647 en

    la vieja Borgoa. Se hizo monja de la Visitacin de Parayle-Mo- nial y fue famosa por su devocin al Sagrado Corazn. Invadida por este amor, das antes de morir (el 17 de octubre de 1690) ya haba anunciado su final, a pesar de que el mdico que la cuidaba le aseguraba que sanara. Pero ella, bromeando, deca: Bueno!, es mejor que mienta un seglar que una religiosa.

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  • Sincero, pero astuto53

  • Sinceridad a toda costaBernadette Soubirous, definida como pueblerina igno

    rante, mantuvo bastante ocupado al comisario de polica Jaco- met, el cual, tachndola de embustera, quera impedirle que se acercara nuevamente a la gruta. Pero la muchacha no se daba por aludida; ella no era una mentirosa, la Seora se le apareca de verdad, as que la esperaba el da indicado.

    No puedo faltar. Le promet que volvera.Te mandar derechita a la crcel, la amenazaba el fun

    cionario, aparentemente indignado. Pero Bernadette no daba el brazo a torcer. Un da, delante de las autoridades, respondi guiando el ojo maliciosamente: Mejor!, as le saldr ms barata a mi padre... y usted vendr a ensearme el catecismo 5 aadi dirigindose al prroco.

    Le mostrar mi bondad la prxima vezJos Toniolo, el gran socilogo que hizo famoso el grito:

    Trabajadores de todo el mundo, unios en Cristo, realizaba ciclos anuales de conferencias y lecciones en las que iba abordando varios argumentos sobre los problemas del mundo del trabajo, de la escuela, de la familia, de la cultura, de la emigracin, de la solidaridad de los pueblos, etc. Estas se han convertido en un til instrumento de estudio y de investigacin. Se destacaba por su catolicismo social, encaminado a poner de manifiesto la primaca del hombre.

    El profesor Toniolo ense durante 40 aos en la Universidad de Pisa sin disminuir nunca su bondad, su sencillez, su austeridad, su confianza en la Providencia.

    Pero era justo y cumplidor en su deber, como es lgico que sea un personaje como l.

    Un da, se dio cuenta de la escasa preparacin de uno de los alumnos que se haba presentado a un examen, y le dijo:

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  • Sea sincero, usted no ha estudiado.Pero... usted es tan bueno...!, respondi el alumno.

    Toniolo nunca permiti que su magisterio fuera demaggico o poco educativo, as que, sin malicia, lo despidi diciendo: Prefiero mostrarle mi bondad en la prxima sesin.

    Sin embargo, cuando el profesor Toniolo poda ayudar a alguien, lo haca de buena gana. Un estudiante que haba sido ayudado por l de todas las maneras posibles, se present al examen con superficialidad y falta de reflexin. Sabiendo que el profesor era un hombre piadoso, empez diciendo: La Divina Providencia....

    La Divina Providencia le ayudar en el examen de octubre, complet Toniolo; y aadi: Si es que se da usted prisa en estudiar como debe.

    Cosas de la vidaCuando el Papa Juan XXIII fue a visitar a los detenidos

    de la crcel Regina Coeli, comenz diciendo: Un pariente mo tambin estuvo en prisin: iba de caza sin permiso....

    Y el hielo se rompi enseguida: tanta cordialidad y, aquella comprensin tan grande, caus la simpata de aquellos reclusos.

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  • Atentos a la lengua!

    Cuidado con las burlas!Tefilo se rea de los mrtires mientras estos se dirigan al

    suplicio. Para burlarse de la joven Dorotea, conducida a la decapitacin, le dijo cuando la vio pasar:

    Esposa de Cristo!, envame unas rosas cuando llegues, no te olvides!.

    Y Dorotea se lo prometi.En el momento de la decapitacin, comenzaron a caer

    rosas como si de lluvia se tratase. Tefilo, que haba querido hacerse el gracioso, se qued de piedra ante aquel prodigio: crey y se declar cristiano. Y fue un santo mrtir: el Seor lo haba llamado por medio de una burla. Todo es gracia, dira el escritor George Bernanos.

    Plumas de gallina y agua en la bocaAqu tenemos ms episodios de Felipe Neri. Una mujer

    mal hablada, arrepentida de haber difundido noticias poco caritativas, se dirigi al padre Felipe para preguntarle cmo poda remediar la cosa; y ste fue su consejo: Toma una gallina, desplmala y esparce las plumas por las calles de Roma; despus ven a verme y te dir cmo podrs reparar el dao.

    La mujer fue, esparci las plumas y despus volvi a ver al Padre; el cual le dice: Ahora ve y recoge las plumas.

    Era imposible...!, as que la mujer aprendi la leccin. Desde entonces, se lo pensaba dos veces antes de abrir la boca para cotillear.

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  • Otra mujer, tambin de lengua suelta, fue a ver a Pippo el Bueno para pedirle consejo.

    Mi marido y yo no conseguimos ponernos de acuerdo. Nos peleamos por todo. Y lo peor es que l me pega, yo grito, los vecinos acuden... Crame, Padre!, es un verdadero infierno. Qu me aconseja?.

    Buena seora, tengo justo lo que vos necesitis, una medicina infalible, un curalotodo milagroso. Tenga este frasco; cuando vuestro marido comience a reir, bebed un sorbo y mantenedlo un momento en la boca. Haced siempre lo mismo cuando est iniciando la discusin. Veris que el resultado ser seguro.

    Algunos das despus, la mujer volvi con la botella vaca.

    Ha sucedido exactamente como usted dijo, padre Felipe. Ha funcionado! Mi marido sigue peleando, pero yo estoy curada. Dadme otra de esas botellas.

    Con mucho gusto, sonri el astuto Pippo el Bueno entregndole otra botella de agua pura recogida de la fuente.

    Malagero* de santosFelipe Neri estaba hecho para entenderse con persona

    jes alegres, burlones y extravagantes como l. Con Felice, por ejemplo, se llevaba que daba gusto. ste era un fraile capuchino, rstico y angelical; tanto que se convirti en el primer santo de la Orden. Era pequeo, fuerte, un poco bruto; haba sido cuidador de vacas y ahora se encargaba de la colecta. Se paseaba siempre rebosante de alegra por la Roma del Cinquecento distribuyendo lo que haba recogido. Y cuando se encontraba con padre Felipe, se deseaban recprocamente mala suerte en broma. Deca el uno: Cundo te ver en la hoguera?. Y se oa la respuesta en dialecto: Mal rayo te parta!. Un da, siempre bromeando, se desafiaron delante de un pequeo grupo de gente que pasaba

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  • por all: Ahora ver si sabes vivir bien la mortificacin, dice Felice ofreciendo a Pippo el Bueno una jarra de vino. Pippo tom la jarra y bebi entre las risas de la gente. Pero despus dijo: Ahora veremos si t ests mortificado; y encasquet en la cabeza del fraile un enorme sombrero de cura, obligndolo a continuar la colecta de aquella forma: uno con la jarra en la mano, y el otro con el sombrero en la cabeza. Qu espectculo! Pero la estima que se tenan el uno al otro era enorme: una vez, Felice se arrodill para que el padre Felipe le diera su bendicin, pero ste no quiso hacerlo, as que se arrodill a su lado y permanecieron all, rezando durante un buen rato.

    Un pacto con la lenguaSan Francisco de Sales, obispo de Ginebra, deca: Para

    creerme que una persona haya hecho una mala accin, no son suficientes para m, ni cien testigos; mientras que para creer que ha hecho una buena, me basta una sola palabra.

    El quera ver siempre el lado bueno de las cosas. Aun as, era un tipo fogoso, y cuando suceda algo que no le agradaba, estallaba incluso desde el pulpito. Una vez, un buen hombre se sinti ofendido durante una de esas prdicas, as que yendo despus ante la casa del obispo, empez a armar tal escndalo que se agolp all un pequeo grupo de personas. A todo esto, el obispo permaneca callado.

    Est exagerando!, le decan al obispo. Ser bueno est bien, pero esto ya es demasiado. No debera permitirlo.

    El obispo sonri y les explic: Doy gracias a Dios por haber podido m antener la boca cerrada. Mi lengua y yo hemos hecho un pacto: cuando mi corazn est agitado, ella debe callar. Podr hablar slo cuando est absolutamente tranquilo. Y os aseguro que en ese momento, no estaba precisamente tranquilo.

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  • Fue as, luchando toda la vida contra la lengua y contra la impulsividad, como Francisco de Sales se convirti en el Santo de la dulzura.

    Hay uno que nunca se cansaAlgunas veces dudo de la justicia de Dios, deca un

    da Adenauer: Todos los miembros del cuerpo humano se cansan, pero la lengua no. Y me parece injusto. Y tuvo de verdad motivos para lamentarse, pero no de la lengua, sino de las plumas de los periodistas. Durante una conferencia de prensa con periodistas de todo el mundo, dijo: Escribid sobre m slo lo que sea cierto; as slo tendris que escribir cosas buenas.

    Despus de una grave enfermedad en 1959, un periodista insista demasiado en saber sobre su salud; as que Adenauer dijo a sus secretarios: Decid a ese buen hombre que me enterraron ayer. Esa exclusiva an no la sabe nadie.

    Cuntas ocas!Los chismorreos pueden parecer una cosa sin importan

    cia, pero a menudo producen daos incalculables. El padre Cafaso deca: Os gustara que los dems hablaran de vuestras cosas como vosotros hablis de las del prjimo? Los chismes se contagian como el grito de una oca: las dems, cuando la escuchan, hacen lo mismo.

    Y estas observaciones valen tambin hoy. Una joven confi a su director espiritual: Padre, tengo un carcter cerrado; no soy elocuente, no soy simptica. Sugirame algn remedio para no equivocarme.

    Slo ste, hija ma: estte callada!.

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  • Querer y amar

    La misma medidaUn rico mercader de Alejandra de Egipto cumpla es

    crupulosamente sus deberes como cristiano, pero le era imposible perdonar. Una vez, su odio implacable hacia uno que lo haba engaado en un contrato, lleg a convertirse en un escndalo, as que el obispo en persona, Juan el Limosnero, quiso solucionar el asunto. Habl con el rico mercader, pero ste s mantena firme, se senta demasiado ofendido; sobre todo, porque aquel que le haba provocado la afrenta, no slo no se arrepenta, sino que se enorgulleca de ello.

    Entonces el obispo invit al rico mercader a que fuera a su misa a la maana siguiente. Este segua el rito con su acostumbrada devocin, pero llegados al Padre Nuestro, y despus de haber dicho Perdona nuestras ofensas, el pueblo, previamente advertido por el obispo, se call de golpe, as que el mercader se vio solo diciendo: ... como tambin nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Ante tal situacin, el obispo se dio la vuelta y dijo alto y claro: Ests arreglado... si Dios te perdona como lo haces t!. El rico mercader entendi y decidi perdonar para estar seguro de que obtendra, a su vez, el perdn divino.

    Los guitarreos de 'BernardinoBernardino Albizzeschi, hurfano de padre y madre

    desde los seis aos, haba encontrado dos madres en sus tas Pa y Bartolomea y una hermana mayor en su prima Tobia.60

  • Los guitarreos de Bernardino61

  • Las tres lo queran con locura y lo educaban con buena mano. Los primeros problemas llegaron cuando Bernardino cumpli 18 aos: como todos los adolescentes, dio un giro de 180 grados. Y las tas teman por su futuro. Y si toma -Dios nos libre- un mal camino? Y si se enamora de una mala mujer? Y es que el muchacho, desde haca algn tiempo, estaba un poco acelerado, como si hubiera perdido el juicio.

    Que sea gallardo, fresco, alegre, est bien -balbuceaba la ta Bartolomea- pues est en la flor de la vida y en el corazn de los sueos, pero....

    Estar alegre no es pecado, replic sin demasiado ahnco la ta Pa. Pero su hermana insista: Est bien, eso ya lo s, pero l parece que ha perdido el juicio. Exagera: est todo el da cantando y aporreando la guitarra. Y ayer... sali con que est enmorado.

    Ha dicho que dara gustoso la vida por aquella a quien ama: una criatura nica en el mundo. Pero bueno!, aada la prima Tobia.

    Como Bernardino, guitarra en mano, desapareca todas las tardes sin decir ni po, las tas teman que de verdad el muchacho se hubiera ido por mal camino, as que -deseando slo el bien del muchacho- encargaron a la prima Tobia que lo siguiera hasta la periferia de Siena.

    Intrigada, la muchacha lo sigui a escondidas, hasta que Bernardino se detuvo delante de un hermoso cuadro levantado en una esquina del camino, ante el cual comenz a susurrar en forma de msica su serenata de amor a la criatura ms bella y buena de la que siempre hablaba: Mara!

    Qu bonito es perdonar!La vida de san Andrs de Avelino resplandece especial

    mente por la caridad. Si me fuera igual de fcil ayunar que perdonar...!, deca riendo. A uno que haba lanzado injurias

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  • contra l le dijo sinceramente: Yo siempre he rezado por ti, pero desde hoy, me obligas a tenerte presente durante toda la vida.

    Ver el lado buenoAna Mara Taigi era una madre de familia. Naci en

    Siena en 1806; vivi en Roma y all muri en 1837. Fue beatificada por Benedicto XV el 30 de mayo de 1920. Se hizo santa simplemente cumpliendo las penitencias que las cosas cotidianas de la vida le ofrecan y amando y cuidando a su familia. Cuando reciba gracias o tena visiones, consegua que la dispensaran de las cosas de Lo Alto rezando de esta forma: Seor, djame tranquila. Tengo mucho que hacer. Ya sabes que soy madre de familia con muchos hijos.

    Su especialidad era saber ver el lado positivo de las personas y de las circunstancias. Por su enfermedad tuvo que pedir ayuda a una muchacha para las cosas de la casa, pero tuvo mala suerte con ella. Armaba un desastre tras otro. Un da, poniendo la mesa con la falta de garbo acostumbrada, la muchacha le hizo aicos una jarra de loza que era un recuerdo de familia. Ana Mara, aunque ya no aguantaba ms todos los desastres de aquella mujer, le dijo: Paciencia! Si lo supieran los vendedores de loza, estaran muy contentos. Ellos tambin tienen que vivir, no?.

    Los santos saben mucho de amorTambin de amor humano, quiero decir. Un ayudante de

    Francisco de Sales se haba enamorado de una joven honesta, agradable y pudiente. Esta era viuda, pero aun as, quera casarse con ella. Como no encontraba las palabras apropiadas para hacerle una declaracin de amor como Dios manda, decidi escribirle.

    63

  • Mientras Francisco Fabre -as se llamaba- se encontraba absorto en tal empresa, entr en su habitacin el obispo, as que el joven se apresur a esconder la carta.

    Francisco!, cuando entr estabas escribiendo. De qu se trataba?.

    Despus de titubear un poco, el joven confes que estaba escribiendo una carta de amor a la seora Clavel con la intencin de pedir su mano. Y se la mostr. El obispo le dio una ojeada y mene la cabeza diciendo: T, de esto, no tienes ni idea. Y sentndose, redact l mismo una carta adapta para este fin. Despus, entregndosela, dice al joven: Cpiala, frmala y mndasela. Vers que todo ir bien. Francisco Fabre obedeci.

    La viuda, conmovida por la forma en que le haba sido pedida su mano, fue a solicitar consejo nada menos que al santo obispo. No hace falta decir que las referencias fueron impecables, as que se casaron con la bendicin de Dios... y del obispo. Fueron un matrimonio feliz.

    Siempre las mismas palabrasMonseor Fulton Sheen, el popular apstol americano,

    lleg a hablar a un pblico enorme incluso por televisin. Despus de haber hecho una im pactante conferencia en Nueva York, se le acerca una simptica seorita que le dice: Perdone, reverendo, pero a m me parece que su religin es un puro formalismo: todo se reduce a murmurar siempre las mismas oraciones (especialmente el rosario), de forma que con la monotona, pierden su significado.

    Mientras tanto se haba acercado un joven, as que el obispo pregunt a la seorita:

    Quin es este seor?.Es mi novio. Por qu lo pregunta?.Le ha dicho usted alguna vez que lo quiere?.Naturalmente que s!.

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  • Se lo dijo la semana pasada, tal vez hace dos da, ayer por la noche?.

    Por supuesto; y eso que tiene que ver?.No cree usted que si usa siempre esas mismas pala

    bras, hoy, ayer, maana... terminarn siendo una cosa montona sin significado?.

    La respuesta de la joven fue un silencio elocuente.

    La agenda de los besos atrasadosMam Nina, una sierva de Dios de nuestros das, cuyo

    proceso de canonizacin inici hace algunos aos, era una singular seora de Carpi (Mdena). A pesar de ser madre de seis hijos -tres de los cuales son sacerdotes de la Pa Sociedad de San Pablo- fund una obra para las muchachas desamparadas. Acogi a cientos de ellas; y despus de formarlas las acompaaba al altar. Como una madre.

    Poco a poco, iban encontrando novio, y entre los consejos que les daba, haba uno verdaderamente original: Cmprate una agenda -deca a la muchacha- y cada vez que l te pida insistentemente un beso, apntalo. Cuando te hayas casado, abre la agenda y salda la deuda... Vers qu alegra! Y Jess bendecir tu sacrificio.

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  • Moda y modestia

    Tacones y resbalonesHoy, el pudor ya casi no existe: por desgracia. Muchos se

    avergenzan de tener vergenza. Y en cuanto a la moda, no hablemos: todo est permitido.

    En tiempos de Felipe Neri, el cual se piensa que tena la gracia de no caer en las tentaciones carnales a pesar de las continuas y violentas tentaciones, las mujeres romanas se dirigan a l para pedirle consejo.

    Padre Felipe, le pregunt una vez una mujer vanidosa, es pecado ir con tacones demasiado altos?.

    Tened cuidado con los resbalones!, le respondi astutamente el santo.

    Cuidado con las manzanas!Hablando de la propiedad en el vestir, es famoso el epi

    sodio en el que un Nuncio apostlico, durante un almuerzo diplomtico, se encontr sentado a la mesa junto a la mujer de un embajador, la cual luca un atuendo del todo indecente. Para el Nuncio era una situacin muy embarazosa: no poda fingir que no se haba dado cuenta, pero tampoco montar un numerito, as que decidi ofrecerle a la seora una hermosa manzana.

    Gracias! -le dijo la noble seora-, pero por qu debera comrmela precisamente ahora?.

    Es muy sencillo -le respondi el prelado- Porque slo despus de morder la manzana Eva se dio cuenta del estado66

  • en que se encontraba sinti vergenza y se cubri. Parece ser que aquel Nuncio sera ms tarde Juan XXIII.

    Padre Po... un ngel de la guardaUnos jovenzuelos que viajaba en tren desde Npoles a

    Pompeya estaban molestando con sus vulgaridades a una muchacha, que se senta bastante incmoda. Por suerte, entr el revisor y se sent cerca de la joven pasajera, permaneciendo all hasta que sta descendi del tren.

    Algunos das despus, la muchacha fue a San Juan Rotando y, encontrndose ante el Capuchino de los Estigmas, le confi entre otras cosas:

    Padre, la juventud de hoy est degenerando.Padre Po, con una pequea sonrisa y pensando en la

    parte que le tocaba para salvar las almas, le respondi: Dgamelo a m, que tuve que hacer de revisor durante ms de dos horas en aquel tren....

    67

  • El mal y el Maligno

    Son muchas las definiciones que se le han dado al encarnizado enemigo de Dios y de las almas. El ms astuto es precisamente l, Satans, que intenta firmar sus obras con algn seudnimo y sabe adoptar las ms sorprendentes apariencias, a menudo ingenuas o fascinantes: nada le es ms rentable que convencer a los hombres de que el Maligno no existe en absoluto.

    La mejor astucia del diablo -dijo Charles Baudelaire- es persuadirnos de que no existe.

    Cuidado con el ocioUn joven ermitao se dirigi al Abad, confindole sus

    penas: a pesar de la oracin, la meditacin, el trabajo y la penitencia, se encontraba amenazado por pensamientos impuros. El Abad le aconsej: Cambia de trabajo, encuentra nuevas inquietudes. Inventa una nueva estera para reposar, distinta de la que tienes.

    Qu consejo ms extrao!, pens el monje. Pero se puso manos a la obra; se mantuvo ocupado todo el da y con gran alegra mostr la nueva estera al Abad. Pero... al da siguiente, volvieron los malos pensamientos y el joven volvi a ver al Abad: Padre, el demonio sigue atormentndome. Qu puedo hacer?.

    Ah, s!, eh? Pues t invntate otra estera.La cosa continu as durante algn tiempo: las esteras

    que salan de las manos de aquel joven e