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Rev. IVJed. Univ. Navarra X; 149, 1966 ['l'HVERSIDAD DE FRIBURGO DE BRll'oGOVV. INSTITUTO DE PARASICOLOGÍA Los fonómen\)S parapsicclógicos come 4.)bjefo de la investigación científica* H. Empecemos por explicar el término pa- rapsicología. Lo introdujo el filósofo ale- mán Max Dessoir pocos años después de la fundación de la Society for Psychi- cal Research en Londres, la primera so- ciedad científica que se ocupó de la in- vestigación científica de los fenómenos que se suelen calificar de "ocultos". El prefijo para, que significa junto a, al lado de, fue escogido para designar fe- nómenos que parecen existir al lado de los fenómenos psicológicos normales. Confieso que no se trata de un término demasiado feliz, pero un psiquiatra ale- mán bien conocido, el fallecido Prof. Bunke, se declaraba satisfecho de esa elección. Decía concretamente : "La palabra parapsicología está bien escogi- da porque la parapsicología siempre está al lado, al margen de algo : al lJÓrde de una posición razonable del probbma, 1 ) Conferencia pronunciada en la Facultad ci? : "c::licina de: la Universidad de Navarra. Bender ;;iJ 'borde de un método científico y, ante todo, al borde de la crítica". Se comprende que la labor no sea fácil en una materia tan discutida. Objeto de la parapsicología es el estu- dio de unos hechos extraños, sorpren- dentes, extraordinarios, poco frecuentes, cuyas manifestaciones todav¡a no han sido clasificadas por la ciencia clásica, para los cuales no se ha dado ninguna explicación, ni se ha intentado, y cuya existencia, en fin, es dudosa. Son hechos paranormales o supra-normales, como también se les ha llamado. Los espíritus sencillos se apresuran a calificarlos de sobrenaturales. La parapsicología se es- fuerza en demostrar su carácter natural evidenciando primeramente su realidad. o mejor dicho, planteando y resolviendo el problema de su realidad objetiva. investigando el determinismo y la naturaleza de esos fenómenos, y para ello los somete, de la forma más rigurosa, a las leyes universales de la observación, de la experimentación y de

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Rev. IVJed. Univ. Navarra X; 149, 1966

['l'HVERSIDAD DE FRIBURGO DE BRll'oGOVV. INSTITUTO DE PARASICOLOGÍA

Los fonómen\)S parapsicclógicos come 4.)bjefo

de la investigación científica*

H.

Empecemos por explicar el término pa-rapsicología. Lo introdujo el filósofo ale-mán Max Dessoir pocos años después de la fundación de la Society for Psychi-cal Research en Londres, la primera so-ciedad científica que se ocupó de la in-vestigación científica de los fenómenos que se suelen calificar de "ocultos". El prefijo para, que significa junto a, al lado de, fue escogido para designar fe-nómenos que parecen existir al lado de los fenómenos psicológicos normales. Confieso que no se trata de un término demasiado feliz, pero un psiquiatra ale-mán bien conocido, el fallecido Prof. Bunke, se declaraba satisfecho de esa elección. Decía concretamente : "La palabra parapsicología está bien escogi-da porque la parapsicología siempre está al lado, al margen de algo : al lJÓrde de una posición razonable del probbma,

1 ) Conferencia pronunciada en la Facultad ci? : "c::licina de: la Universidad de Navarra.

Bender

;;iJ 'borde de un método científico y, ante todo, al borde de la crítica". Se comprende que la labor no sea fácil en una materia tan discutida. Objeto de la parapsicología es el estu-dio de unos hechos extraños, sorpren-dentes, extraordinarios, poco frecuentes, cuyas manifestaciones todav¡a no han sido clasificadas por la ciencia clásica, para los cuales no se ha dado ninguna explicación, ni se ha intentado, y cuya existencia, en fin, es dudosa. Son hechos paranormales o supra-normales, como también se les ha llamado. Los espíritus sencillos se apresuran a calificarlos de sobrenaturales. La parapsicología se es-fuerza en demostrar su carácter natural evidenciando primeramente su realidad. o mejor dicho, planteando y resolviendo el problema de su realidad objetiva.

investigando el determinismo y la naturaleza de esos fenómenos, y para ello los somete, de la forma más rigurosa, a las leyes universales de la observación, de la experimentación y de

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la explicación científica. Los opt1m1stas confían que la parapsicología nos permi-ta llegar hasta las "nuevas fronteras del espíritu". Veamos, pues, cuáles son esos fenóme-nos extraordinarios que parecen ir más allá de la psicología normal. Desde los tiempos antiguos se viene hablando con notable uniformidad de experiencias ex-traordinarias e inexplicables, tales como la percepción de acontecimientos que acaecen fuera del alcance de los órganos sensitivos y que no pueden conocerse por medios normales. Se habla de pre-sentimientos, de visiones verídicas, de clarividencia, de sueños telepáticos y premonitorios, de apariciones y, en otro grupo del que no me ocuparé ahora se habla incluso de una acción de la psiquis sobre la materia : desplazamiento por medios no mecánicos de objetos, le-vitaciones -me refiero a la historia de los santos- o a las casas encantadas y de duendes- para no citar mas que al-gunos ejemplos. Estos fenómenos pre-tendidos han inquietado siempre a los hombres. La fascinación que han ejer-cido nos ha conservado un gran número de anécdotas a lo largo de los siglos. El filósofo griego Filóstrato cuenta que mientras Apolonio de Tiana hablaba al pueblo en Efeso cayó en trance y des-cribió detalladamente el asesinato del emperador Domiciano en Roma, tirano odioso, lo cual sucedía en aquel mismo momento. Si fuera exacto, cosa que, claro está, no se puede controlar, se tra-taría de una visión que daba prueba del conocimiento de un suceso, conocimien-to que no se adquirió mediante una in-formación normal. O sea, que la infor-mación no habría llegado a la conciencia del vidente por medio de los sentidos que conocemos. Se habla aquí de una percepción extra-sensitiva, de clarividen-cia o de telepatía. Ya hablaré más ade-lante de la diferencia que la parapsico-logía establece entre estos dos términos. Veamos otro ejemplo: después de la muerte de Dante se echó de menos el

canto trece de la Divina Comedia. El gran poeta lo había terminado, pero no podían encontrarlo. Ocho meses des-pués de la muerte de Dante, se dice que su hijo tuvo un sueño en el que vio a su padre con el rostro iluminado. Le pidió que le dijera dónde se hallaba el manuscrito que tanto buscaban. Enton-ces su padre, en el sueño, le condujo a la habitación donde durmiera mientras vivió y le mostró un lugar donde, efec-tivamente, se halló el manuscrito. Esa historia se cuenta en el prólogo de la edición original, impresa en Venecia en 1477. Aceptemos una vez más que la anécdota sea cierta. En ese caso ha sido un sueño el que ha proporcionado la información inexplicable. Los espiri-tistas dirán que fue el difunto Dante el que transmitió ese mensaje a su hijo. Pero los análisis de los parapsicólogos en los casos modernos que se parecen a este suceso muestran que la conclusión espiritista no es consistente: el estado afectivo en que se hallaba el hijo a cau-sa de la búsqueda vana del manuscrito habría podido provocar un acto de cla-rividencia, es decir, una percepción ex-trasensitiva con referencia al lugar donde se hallaba el manuscrito. Claro está que en casos parecidos siempre cabe consi-derar la posibilidad de una coincidencia meramente fortuita. Otra hipótesis que se nos ofrece dentro del cuadro de la parapsicología es la telepatía: el hijo pudo adquirir, mientras su padre vivía, la información mediante transmisión di-recta del pensamiento -información que en el momento en que tuvo lugar toda-vía no alcanzó el nivel de la consciencia. Se podría considerar que esa informa-ción permanecía en estado latente y que se manifestaba más tarde durante un sueño, presentado simbólicamente por la imagen de la aparición del padre. La telepatía y la carividencia son -ya lo hemos dicho- dos modos de la su-puesta percepción extra-sensitiva. Se de-finen así : la telepatía es la percepción

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extra-sensitiva de la actividad mental de otra persona y la clarividencia -en el sentido estricto que le da la parapsi-cología- es la percepción extra-sensitiva de un suceso objetivo. Apresurémonos a añadir que la parapsicología se ocupa de un tercer modo de percepción extra-sensitiva, la más discutida y causante de mayor indignación : la profe cía o precognición, es decir, el conocimiento de un hecho futuro que no se puede conocer por discurso racional y que tampoco puede lograrse por la experien-cia considerada precognitiva. Esto nece-sita una explicación. Si un adivino irres-ponsable -bien numerosos, por cierto-le predice a un cliente que tendrá un accidente de automóvil en tal y tal fe-cha y el accidente tiene lugar efectiva-mente, no habrá de considerarse tal coin-cidencia como un hecho precognítivo ya que es mucho más probable que la fe del cliente en la profecía, su inquie-tud expectante ante el accidente, hayan determinado una reacción equivocada en el día fatal. Pero si una mujer sueña --como es el caso bien documentado de cierta holandesa-- que un pequeño vehículo conducido por el príncipe Ber-nardo tiene un choque con un camión bajo un viaducto del ferrocarril, y pro-porciona detalles exactos en una carta al Prof. Tenhaeff, mi colega holandés, y dos días más tarde el accidente se produce exactamente tal como ella lo había descrito antes, se puede conside-rar efectivamente la hipótesis de una precognición. Estos ejemplos quizás sean suficientes para trazar con ayuda de anécdotas his-tóricas y contemporáneas uno de los temas de la investigación parapsic::Jló-gica: el problema de saber si una sen-sación extra-sensorial de los tres tipos citados -telepatía, clarividencia y pre-cognición- existe o si tales fenómenos, al parecer aberrantes en relación con la ciencia actual, no son más que ilu-siones. Otro problema todavía más dis-cutido que la percepción extra-sensitiva

es el problema de la psicocinética, de la acción directa de la psiquis sobre la materia, y del que no me ocuparé aquí.

A MODO DE HISTORIA

La ciencia oficial fue inaccesible duran-te largo tiempo para ese nuevo dominio de la investigación científica. No se prestaba atención alguna a los trabajos de la Society far Psychical Research pu-blicados a partir de l 888, ni tampoco a los resultados de Pierre J anet, famoso psiquiatra francés, que logró hipnotizar por sugestión mental a un sujeto -Léo-nie- a una distancia de un kilómetro. El mismo autor parece haber sentido una cierta inquietud con respecto a ese éxito extraordinario ya que no volvió a ha-blar jamás de esas experiencias que pu-blicó en 1886 en la Revue philosophique. La telepatía se consideraba una afirma-ción gratuita, indigna de discusión cien-tífica. Se cuenta del físico alemán Helm-holtz que dijo que ni el testimonio de todos los miembros de la Academia Real de Ciencias, ni de sus propios sen-tidos podría persuadirle de la existencia de la transmisión del pensamiento. Este prejuicio aparecía todavía más radical en relación con la profecía, tipo precogniti-vo de una supuesta percepción extra-sen-sitiva, que se consideró absolutamente imposible. Ni se toleraba el simple plan-teo del problema. Pero a medida que un número cada vez mayor de hombres de ciencia de reputación y prestigio reco-nocidos fue interesándose por esos te-mas nuevos se iniciaron lentamente den-tro del marco universitario las investi-gaciones. John Coover, profesor de psi-cología en la Universidad de Stanford, en California, se encargó en 1912 de una investigación experimental sobre la telepatía y la clarividencia que no lo-gró resultados concluyentes. Siguió en 1916 la Universidad de Harvard. Los primeros resultados estadísticos consi-derados de importancia a favor de Ja telepatía fueron logrados por los psicó-

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lagos holandeses Heymans y Brugmans con experiencias telepáticas en el Insti-tuto de Psicología de la Universidad de Groninga, en 1920. El sujeto era un estudiante particularmente dotado para el desarrollo de las facultades parapsí-quicas. Diez años más tarde, o sea, por los mismos años aproximadamente en que yo comenzaba a realizar experien-cias sobre la clarividencia en el Insti!u-to de Psicología de Bonn, se estableció en la Duke University, de Carolina del Norte, en Estados Unidos, un laborato-rio de parapsicología gracias a la inicia-tiva del famoso psicólogo anglo-ameri-cano William Mac Dougall. Desde su fundación lo dirige el Prof. Rhine. Se aceptaron tesis doctorales sobre te-mas de parapsicología en diversas uni-versidades y se estableció una cátedra para esa disciplina en la Universidad de Utrecht, en los Países Bajos. Tiene afiliado un instituto universitario dirigi-do por el profesor Tenhaeff. En 1954 me fue confiada en la Universidad de Friburgo, en Alemania Occidental, una cátedra para las zonas límite de la psi-cología, de las cuales se considera parte integrante la parapsicología. En 1950 se estableció un instituto para las zonas límite de la psicología y de la higiene mental que se afiliará a la universidad. En su discurso con motivo del quinien-to aniversario de la Universidad de Fri-burgo dijo el rector Tellenbach, eminen-te historiador : "Abierta a las corrientes espirituales y a las fuerzas vitales de nuestro tiempo, la Universidad no tiene a menos el ocuparse de los fenómenos ocultos". El proceso que podríamos ca-lificar de integración académica de la parapsicología -proceso por demás len-to y vacilante- ha sido marcado recien-temente por un hecho sorprendente: el psicológico soviético Wassiliew, discípulo del famoso científico ruso Bechterew, ha establecido en 1960 un laboratorio para la investigación de la telepatía en la Universidad de Leningrado. Los pa-rapsicólogos del otro lado del telón de

acero quedaron muy sorprendidos ante este hecho, ya que hasta entonces la actitud de los representantes del mate-rialismo dialéctico frente a los proble-mas de la parapsicología consistía en declarar que la creencia en fenómenos psíquicos, tales como la telepatía y la clarividencia, era un mera superstición burguesa, una especie de opio para el pueblo, cuya fuente había que buscar en la superstición religiosa. Luego ve-remos qué experiencias son las que han motivado ese cambio de actitud.

FUENTES Y MÉTODOS

La parapsicología utiliza tres fuentes principales: la materia prima, por así decir, son los fenómenos llamados es-pontáneos, es decir, los informes acerca de experiencias extraordinarias, tales co-mo los sueños que parecen contener una información inexplicable, las alucinacio-nes y las visiones que parecen correspon -der a un hecho real, los presentimientos, etc. Se recogen intentando documentar-los cuanto mejor se pueda. La segunda fuente es el acceso experimental en el laboratorio con métodos puramente cuantitativos, tales como la investiga-ción estadística de la escuela de Rhine, que utiliza cualquier clase de sujeto -colegiales, estudiantes u otros- y que aplica procedimientos standard. La ter-cera fuente son las llamadas experiencias cualitativas con sensitivos, es decir, con personas que parecen estar dotadas de una capacidad especial para la percep-ción extra-sensitiva. Los métodos, en ese caso, se adaptan a los rasgos carac-terísticos de sus producciones. En cuan-to a la evaluación, se intenta socneter los resultados a un tratamiento estadísti-co sin limitarse a la aplicación de la teo-ría del cálculo de probabilidades. Ade-más hay que interpretar las produccio-nes de esos sensitivos para poner en evidencia su contenido paranormal. Empezaré por la segunda fuente de in-formación: los tests cuantitativos. Gra-

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cías principalmente al profesor ame-ricano Rhine se ha desarrollado la técnica de la investigación estadística para saber si una percepción extra-sen-sitiva existe verdaderamente o si nos hallamos frente a una ilusión. Más de treinta años de investigación con méto-dos estadísticos han llevado a una res-puesta afirmativa. El material principal de los experimentos de Rhine está cons-tituido por unos juegos de veinticinco naipes, cada uno de los cuales tiene cin-co veces cinco naipes diferentes con los símbolos cruz, estrella, rectángulo, on-das, círculo. Tomemos como ejemplo del procedimiento de Rhine una expe-riencia de clarividencia. El experimen-tador no ha de ver las cartas para así excluir la posibilidad de una transmi-sión telepática. Se barajan las veinticin-co cartas de una baraja a mano o me-diante un aparato y se corta el montón de manera que cada carta pueda ocupar un lugar cualquiera. Inmediatamente se colocan las cartas detrás de una panta-lla y se pide al sujeto que enumere el orden en el cual se hallan superpuestas las cartas en la baraja. El sujeto que no posee ningún método normal para adi-vinar las cartas que están en la baraja intenta adivinar los símbolos. Si sus manifest-aciones son debidas simplemente al azar, los sujetos adivinarán las car-tas en series lo suficientemente largas en una proporción definida por la pro-babilidad de 1/5. Es decir, que en cada baraja tendrá una media de cinco resul-tados exactos. Claro está que esta es-peranza matemática no se realiza abso-lutamente en cada partida; cuanto menor el número de partidas, menor será su realización. Si, por el contrario, en series lo bastante largas el sujeto ob-tiene una media de ::esultados superiores a la esperanza matemática de cinco por cada veinticinco cartas se concluye que se hallaba en juego una facultad de per-cibir las cartas fuera de las vías sensiti-vas normales. Aplicando las fórmulas del cálculo de probabilidades se obtienen

valores que indican hasta qué punto es improbable que los resultados positivos sean debidos al azar. La experimentación estadística es, pues, un duelo con el azar y con las armas del cálculo de probabili-dades. Una experiencia de clarividencia a dis-tancia con resultados bien significativos ha sido realizada con el estudiante Pear-ce por el doctor Pratt, en aquella época, 1934, adjunto del profesor Rhine. El operador con las cartas estaba situado en los edificios de la Duke University, y el sujeto se hallaba al principio a una distancia de noventa metros, y des-pués en el punto A, a una distancia de doscientos metros. En experiencias pre-liminares, durante las cuales el operador y el sujeto se hallaban en la misma ha-bitación, Pearce había efectuado una media de ocho resultados en treinta y seis partidas, con novecientas enuncia-ciones. En el punto B realizó una me-dia de 8,7 resultados de setencientas cincuenta enunciaciones, y en el punto C 6,7 de l.100 enunciaciones. En esta última serie los resultados fueron du-rante un tiempo comparables con las series precedentes, pero de repente des-cendían por debajo de la esperanza ma-temática, un efecto que hoy en día se considera como una indicación de una supresión de informaciones paranorma-les cuando adquieren un valor signifi-cativo. Los resultados de esas experien-cias de clarividencia con el estudiante Pearce son significativos a un nivel de IO•í lo cual supone que la probabilidad de que sean producto del azar es de 10-'º Esta es otra técnica : se trata de que el sujeto distribuya un juego de cartas so-bre cinco cartas clave colocadas ante él. El experimentador coge las cartas una por una sin que las vea el sujeto, que sólo observa las cinco cartas clave que tiene delante. Cuando el operador saca una carta de Ja baraja --sin con-templarla por delante en las experiencias de c1arividencia--- el sujeto indica con

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el dedo la carta clave a la cual él cree que corresponde el símbolo. El opera-dor coloca la carta en la posición desig-nada. Se controlan después las veinti-cinco cartas y se fijan los resultados. Un experimento efectuado en 1939 con ese método, que se hizo clásico por las precauciones que se tuvieron para evitar cualquier clase de posibles errores -el llamado experimento Pratt-Woddruff-comprend:-a sesenta mil pruebas con trescientos sujetos y dio un resultado al-tamente significativo que excluía la contra-hipótesis de una coincidencia for-tuita. Una contra-prueba que consistía en distribuir las respuestas de una serie con las cartas de otm serie dio un nú-mero de resultados igual al que supone el cálculo de probabilidades: 5,2 resul-tados por cada veinticinco veces, valor que se halla muy cerca de la esperanza matemática. Después de la publicación del primer libro de Rhine, en 1934, Soal, matemá-tico en la Universidad de Londres, exa-minó hasta 1939 a 160 sujetos con el método de Rhine sin hallar signo algu-no de la percepción extra-sensitiva. Fue entonces cuando Wahteley Carington, un parapsicólogo inglés que había ob-servado en sus propios experimentos cu-riosos efectos de preconocimiento, sugi-rió a Soal que buscase un efecto even-tual de desvío. Dicho de otra mane-ra, Carington había observado que sus sujetos parecían a veces conocer no el objetivo que se les proponía, sino el siguiente, o el anterior. ¿No se tra-taría de lo mismo en el caso de Soal? Este último volvió a verificar sus cálculos y halló que ciento cincuen-ta y ocho sujetos no habían obteni:io, según el nuevo punto de vista, mas que resultados que se podían explicar por el azar, pero había dos sujetos que efecti-vamente habían adivinado de una ma-nera altamente significativa las cartas que seguían o precedían la carta consi-derada. En su caso se había evidenciado

un desvio. Soal fue a v1s1tar a esos dos sujetos : la señora Stewart y Basil Shackleton, un fotógrafo. Reanudó con ellos sus experimentos y logró resulta-dos muy importantes: en una situación experimental durante la cual el agente, el doctor Soal, miraba las cartas que inmediatamente antes habían sido ele-gidas por un procedimiento aleatorio, los sujetos, y sobre todo Shackleton, eran capaces de determinar con una sig-nificación que adquiría valores astronó-micos, la carta que seguía a aquella so-bre la cual se concentraba. La telepatía podía, claro está, entrar en juego, puesto que el operador contemplaba los símbo-los contrariamente a las experiencias de clarividencia. Soal pudo también poner en evidencia el factor tiempo: los re-sultados fueron diferentes según la ve-locidad con que se realizaban las llama-das. Si la velocidad normal era de dos segundos setenta entre dos llamadas la carta adivinada se hallaba una fila des-pués de la carta considerada. Si se aumentaba la velocidad a un segundo treinta, la carta adivinada se hallaba dos filas después.

Esta correlación inductiva permanecía estable durante los largos meses de ex-perimentaciones repetidas. A pesar de que la razón se oponga a ello hay que admitir que nos hallábamos en presen-cia de un procedimiento o, mejor, de un comportamiento precognitivo frente al cual cabría discutir el problema de saber si se trata de pretelepatía o de clarivi-dencia.

Rhine y otros autores que trabajaban con los mismos métodos estadísticos lograron probar un comportamiento pre-cognitivo: cierto número de sujetos han logrado obtener valores precognitivos -aunque ciertamente menos que en las experiencias de telepatía y de clarividen-cia- al intentar predecir de qué mane-ra se hallab:m distribuidas las cartas en una baraja, mezcladas mediante un apa-rato, y cortadas según una clave libre

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de toda influencia humana, y ésto uno o más días después de la enumeración a la que asistió el Añadamos también que la escuela de Rhine ha iniciado investigaciones acer-ca del de la acción directa so-bre la materia, la psicocinética. Los su-jetos debían intentar ejercer influencia sobre unos dados que se lanzan para que salga una cifra elegida de antemano. Los resultados, hay que confesarlo, son to-davía muy pobres. Es, sobre todo, un fenómeno llamado declive -observado casi regularmente en estas experiencias, como también en la investigación acer-ca de la percepción extrasensitiva- el que ha provocado que Rhine se decida a considerar la psicocinética como un hecho dado. El declive es la baja progresiva de Jos resultados durante el curso de una serie de experimentos.

DISCUSIÓN

Rhine resume los frutos de treinta años de investigaciones experimentales en el dominio de la parapsicología con las constataciones siguientes: existe una comunicación entre el individuo y el mundo que es distinta de la comunica-ción mediante los sentidos y la motori-cidad. En el fondo de esa comunicación extraordinaria parece hallarse una fun-ción psíquica que él denomina Psi. La función Psi tiene un aspecto cognitivo, la percepcióa extra-sensitiva según los tres tipos de la telepatía, Ja clari viden-cia y la precognición, y un aspecto mo-tor, la psicocinética. Se considera que Ja acción de esa función Psi es indepen-diente del tiempo y del espacio. Es una acción no-física. No es preciso que les diga que los re-sultados de las investigaciones parapsi-cológicas están muy lejos de gozar de una aceptación general. Cabe pregun-tarse por qué la existencia de una per-cepción extra-sensitiva es tan discutida

si se puede probar mediante técnicas tan sencillas como las que les acabo de exponer. Pero no es tan fácil como pa-rece. Los sujetos dotados son muy ra-ros e incluso cuando se tiene a uno y se obtienen resultados positivos, nunca se sabe si esos resultados se repetirán. Desconocemos todavía las condiciones que son necesarias para el desarrollo de esas facultades secretas. Sólo sabemos que para empezar es preciso tener una atmósfera emocional, una tensión afec-tiva que parece propicia para evidenciar la función Psi, es decir, una función ins-consciente. Al despliegue de esas capa-cidades puede contribuirse mediante una baja del nivel mental -desconcentra-ción, fatiga, sueños, estado hipnótico. La cuestión que se plantea es la siguien-te: ¿cómo se puede explicar esa per-cepción extra-sensitiva? Existe en un principio -y eso sólo vale para la tele-patía- la hipótesis energética. La tele-grafía sin hilos pareció a muchos autores de finales del siglo pasado como el mar-co dentro del que se integrarían los fenómenos de telepatía. Alfred Fouillet, un teórico de las ideas fuerza, fue el primero que destacó la analogía entre la telegrafía sin hilos y la telepatía. Un estado fisiológico del cerebro de una persona A provocaría la emisión de on-das de radiación, las cuales pro:iucirían idéntico estado fisiológico en el cerebro B. Más modernamente una hipótesis análoga ha sido propuesta por c.:l psi-quiatra alemán Berger, que descubrió las corrientes eléctricas del cerebro y las utilizó en ':'.l método diagnóstico del electroencefalograma. Berger supone una energía psíquica que corresponde a Ja energía fisiológica que es el agente trans-misor de las informaciones telepáticas. Hay serias objeciones que se oponen a la teoría de la radiomental. P·ara em -pezar está el argumento de la distancia. Se conocen casos espontáneos de trans-misión telepática bien documenta:ios en los cuales se atravesaron espacios trans-

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atlánticos. No cabe imaginar que la fuer-za mínima de las ondas cerebrales fuese capaz de franquear tales distancias. El fisiólogo inglés Grey Walter discute el problema en su obra The Living Brain, donde se opone a una explicación fisio-lógica de la telepatía. Otro contraargu-mento tiene relación con los problemas del código. El conocimiento que posee-mos de la actividad eléctrica del cere-bro no confirma la vieja teoría de un paralelismo psicofisiológico, es decir, de una correspondencia exacta entre la ac-tividad mental en sus múltiples aspectos y la actividad fisiológica del cerebro. En el estado actual de la electrofisiología del cerebro no se puede imaginar de qué manera un mensaje telepático -sea por medio de sensaciones, imágenes o pala-bras- puede codificarse y descodifi-carse.

Es más, la teoría de la radio mental ha sido anulada por los experimentos del profesor soviético Wassiliew y sus cola-boradores. De la misma manera que Pierre Janet en 1886, Wassiliew ha con-seguido hipnotizar sujetos por sugestión mental a distancia. Los experimentado-res soviéticos creían en principio haber hallado la pista de la radio mental y esperaban un resultado negativo en cuanto variasen las condiciones de la experiencia al poner a los sujetos en una jaula de Faraday. Con gran sorpresa por parte de los operadores, el fenó-meno del estado hipnótico por suges-tión telepática seguía manifestándose.

W assiliew sacó la conclusión de que la telepatía era un hecho y que sólo podría hallarse en juego una energía descono-cida. La frase con que el profesor Wassi-liew termina su libro La acción psíquica a distancia merece citarse. Escribe : "En la historia de la ciencia ha ocurrido mu-chas veces que el descubrimiento de nuevos hechos que no podían explicarse según el estado actual de los conoci-mientos ha abierto los ojos a aspectos imprevistos del mundo".

Los parapsicólogos rusos no citan la pre-cognición, la cual no cabría colocar en la ideología materialista, incluso supo-niendo la existencia de una energía des-conocida. Ya que, en efecto, la precog-nición sería por definición un suceso en cuya realización no puede haber con-tribuido una causa energética en el sen-tido de la física, puesto que el efecto -la percepción- se produce antes de que la causa -el estímulo- exista. Su-peran el marco de la física de hoy, lo cual ha provocado el prejuicio acerca de su imposibilidad. Si se somete el problema a los físicos, se observará que un número cada vez mayor de eminen-tes teoricistas admiten que la imposi-bilidad de explicar los fenómenos para-normales en términos de la física no es argumento que niegue su existencia. La física de nuestros días no pretende abarcar en sus conceptos la totalidad del universo. Por ese motivo el fallecido Prof. Pauli, premio Nobel, se pronunció en favor de la percepción extra-sensitiva inexplicable en términos físicos. Tam-bién participa de esa opinión el físico hamburgués Pascual Jordan -para no citar más de dos nombres-. Un esfuer-zo para logrnr una teoría no-física de los fenómenos paranormales ha sido reali-zado por el eminente psicólogo Carl Gustav Jung, que en colaboración con Pauli ha desarrollado la tesis del sincro-nismo. En el orden del sincronismo, dice Jung, dos hechos se unen, no de manera causal, sino significativa. Nos hallamos en parapsicología en presencia de la coincidencia lógica o de la iden-tidad entre un estado psíquico y un estado físico -u otro psíquico- los cuales no tienen entre sí ninguna rela-ción de causa a efecto. Se hallan unidos de idéntica forma en un plano que tras-ciende las dimensiones de espacio y tiempo. Añadiremos que Jung ve en un estado afectivo -arquetípico según su terminología- la condición principal para que la psiquis pueda trascender el espacio y el tiempo.

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UNA SJNCRGIA MEDICAMENTOSA EFICAZ

ESTREPTOMICINA fl AlllSULF A TIAZOL PECTIN•

EftCTO TU.IPEUTICO UPIOO

AllOICION NUU

AMPLIO EIPECTIO MIClOBIANO

PRESENTACION fuuche con 1 comprun1doi rutndido1 paro frocc1onor el'I ocho do1a

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Guayacolsulfonato de Tetrac1cl1na

Primer tetraciclínico·balsámico por vía oral

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Efectivamente, se puede descubrir siem-pre un estado afectivo en los casos . es-pontáneos de percepción extra-sensitiva, de la que pueden presentarse algunos ejemplos. Como se decía más arriba, esos casos espontáneos son la primera fuen-te de información para la parapsicolo-gía, su materia prima cabría decir, que ha provocado la investigación científica de los fenómenos llamados ocultos. La tendencia puramente estadística de la psicología moderna ha conducido a cier-to olvido del estudio de esos individuos. Este rasgo aparece también psicología : la escuela se limita prácticamente a ción estadística, lo que rrera para la comprensión de hechos paranormales. Es preciso realizar un es-tudio de esos casos individuales para comprender cómo se integran en la ac-titud humana esas funciones paranorma-les, en qué situaciones se manifiestan y qué motivos los provocan. Los informes sobre experiencias vividas de ese tipo son frecuentes y st obtienen en todas las clases de la población. El valor de esos informes es naturalmente variable : depende de la documentación. Los casos mejores -son raros- son aquéllos en los que la experiencia vivida de que se trata -un presentimiento, una vi-sión, un sueño- ha sido escrita inme-diatamente o comunicada a testigos dig-nos de crédito, y también cuando la realización, el suceso con el cual el presentimiento o el sueño parece corres-ponder, se halla bien documentado. No es preciso decir que las ilusiones en ese campo rn:r. legión : se tiene un sue-ño y más tarde sucede algo que tiene un ligero parecido con el contenido del sueño. En el informe se interpolan los dos sucesos recíprocamente, lo cual sue-len hacer personas aficionadas a buscar coincidencias mágicas. Un análisis de las formas de una colec-ción de mil casos espontáneos de mi Instituto indica una distribución apro-ximadamente igual de casos simultáneos

(es decir, probablemente telepáticos o clarividentes) y de casos precognitivos. La mitad aproximadamente se presenta· ba en forma de sueño. Dos tercios de los sujetos se dieron cuenta antes de la realización del carácter paranormal de sus ; 85 por 100 de los ca-sos tienen relación con sucesos relacio-nados con un estado de ansiedad : muer-te por

Hemos

y otros. Los resultados se compa-raron con grupo de control que co-

grupo, pero cuyos miembros no nunca

El grupo ·en la mayoría

de casos una actitud extrovertida, cierta falta de de asimilación y de

un aumento de la actividad imaginativa unidos a una debilidad del

y de la confianza en sí mismos. Como experiencia del mundo exterior pro-

voca angustia, las defensas del yo se edifican mediante procesos mágicos o mediante construcciones del intelecto que sirvan para explicar las causas de la angustia. La actitud adoptada es, por lo general, una máscara exterior que esconde un mundo interior alejado de la realidad y que se considera por los su-jetos como más espiritual y elegante que el mundo ordinario de los hombres. Veamos el caso de un sueño, probable-mente telepático, y cuya autenticidad puedo garantizarles. Una estudiante, con la cual realizaba yo experiencias parapsi-cológicas, vino una mañana a mi Insti-tuto para contarme un sueño que había tenido la noche anterior y que la in-quietaba. En el sueño se hallaba con un joven --un amigo que había perdido de vista- que subía con una caja por una

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colina. De repente oyó que gritaba: "¡.Ojalá pudiese transportar esa caja por encima de la colina!" Después cambia-ba la escena del sueño y ella se hallaba en un vallecito con árboles. Al desper-tarse recordó que él llevaba lentes y que ella tuvo miedo de que le pasara algo a sus ojos. La prisa con que me conta-ba el sueño me hizo suponer un proba-ble origen telepático. Logré entrar en relación con el joven y supe que el día antes de que ocurriera la experiencia de la estudiante él había intentado volar por encima de una colina en un pla-neador. La corriente de aire ascendente no era suficiente, corría el riesgo de estrellarse contra la colina. Y en ese instante de angustia dijo gritando en voz alta las palabras que la soñadora había oído. Hay aquí un juego de pa-labras para cuya comprensión es preciso saber que el avión, o planeador, se de-nomina en el argot de los aviadores ale-manes Kiste, o sea, caja. El joven tuvo que realizar un aterrizaje forzoso en un vallecito con unos árboles. Temía que le ocurriese algo a sus ojos y efectiva-mente se rompió los lentes. Nos hallamos frente a una fuerte coin-cidencia un suceso y un sueño que parece haber transformado una in-formación en el lenguaje simbólico del sueño. El término caja -que en argot significa planeador- aparece aquí repre-sentado por la imagen de una caja con-creta, imagen que es incomprensible pa-ra la consciencia de la soñadora. La in-formación parece haber provocado ese sueño no puede haber llegado a la estudiante por vías normales. Por lo tanto es probable que se trate de una transmisión telepática. En casos pareci-dos el problema consiste en saber cual es la forma de información original que el percipiente ha recibido y que parece hallarse enmascarada por "la labor del sueño" -para emplear ese término freu-diano que, por otra parte, me parece discutible.

En el caso siguiente se trata de un sueño realista: una de mis colaborado-ras que ha tenido en muchas ocasiones experiencias parapsíquicas escribía en su diario : "Sueño impresionante en la noche de ayer : veo el cuadro de Mona Lisa de Leonardo de Vinci sobre una pared blanca. Ante el cuadro se halla un hombre grande, de cabellos grises. De repente se vuelve hacia mí y dice con sorpresa : ¿Es usted Mona Lisa?". Dos días después : ecibí una carta de un colega ya entrado en años, que había tenido una relación insignificante con la soñadora con motivo d,e una visi-ta a mi Instituto. Me escribía que había visitado el museo del Louvre y que le había sorprendido el parecido extraor-dinario de mi colaboradora con Mona Li-sa. Antes no se había hablado nunca de tal parecido ni de una visita al Louvre. Otro ejemplo más complejo en el cual unos dibujos parecen contener informa-ciones relacionadas con sucesos futuros. Es un caso que plantea el problema de la precognición : El 11 de julio de 1947, Norbert Sche-llenberg, hijo de un catedrático de ins-tituto -sus padres me han proporcio-nado los documentos- se ahogó en un estanque mientras se hallaba cogiendo nenúfares. Sabía nadar perfectamente. Un ataque a! corazón puso fin a su vida. El cadáver fue hallado dos días más tarde, de pie en el agua, los cabe-llos colgaban como un capuchón inverti-do sobre la frente. Un agricultor que halló el cadáver me indicó el estado es-pecial de los cabellos del ahogado. Sin que su familia lo supiese Norbert había vuelto de un campo de prisioneros en Inglaterra el 9 de mayo de 1947. Su hermano, aficionado a la pintura, vivía solo y muy lejos de la casa paterna. Ese mismo día sintió un deseo irresistible de pintar. Pintó una ondina en el acto de coger un nenúfar. Seguía una serie de cuadros : un animal como un monstruo marino, un joven con los cabellos caídos

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en forma de capuchón delante de un ataúd, otro en un remolino, el esbozo de un coche fúnebre detrás del cual es-cribió: "¿Para quién?", y un joven con un capuchón invertido atormentado por unas garras. Este dibujo está fechado el 4 de julio, el mismo día en que Nor-bert iba a visitar a sus padres que vi-vían cerca del estanque fatal. Antes de esta visita el padre tuvo un sueño an-gustioso: el padre se hallaba en un de-sierto pantanoso y veía de pronto a su hija que se acercaba a una ciénaga .. tía un temor intenso ante la pos1b1h-dad de que la muchacha se ahogase. ¿Era la imagen de la hija, acaso una for-ma escondida de la imagen de Norbert? Cabe suponerlo, porque unos días tarde, el l l de julio, Norbert no volvió del estanque adonde había ido a nenúfares. El cadáver fue hallado el d1a 13. Este mismo día su hermano, que vivía a una distancia de quinientos kiló-metros del lugar donde se hallaba N or-bert pintaba el último dibujo: un hom-bre con un capuchón invertido entre dos ruinas : símbolo de la vida y de la muerte y le daba el título de "resurrec-ción". Unos días más tarde recibió el telegrama de la muerte de su hermano y comprendió el sentido de la serie de dibujos y cuadros. Una tía de Norbert, que habitaba en Alemania Oriental soñó pocos días antes de la muerte de Nor-bert que se hallaba con su sobrino, niño todavía, en el andén de la estación del pueblecito checo de donde la familia era oriunda. Un tren llegaba a la es-tación. Uno de los viajeros, el abue-lo de Norbert, hacía una señal con la mano, y se llevaba al chiquillo en el tren que partía. Se tiene la impresión que los dibujos y los sueños de los miembros de la familia tienen relación con el suceso futuro de la muerte de Norbert. Se trata, pues, de un caso probable de precognición. Como ya he dicho antes, el valor de esos casos espontáneos depende de la

autenticidad de la documentación. En un caso de sueños parapsíquicos repe-tidos hemos obtenido una documenta-ción ideal : desde 1954 una actriz dota-da probablemente de una facultad pa-ranormal envía con regularidad el con-tenido de sueños a mi Instituto. Guardados en el archivo, esos informes constituyen un material de estudio para la observación expectante de posibles fenómenos paranormales. Comprende, por ahora, más de mil doscientos sue-ños. La actriz añade con regularidad al informe su opinión acerca del sentido psicológico del sueño y lleva un diario donde anota los detalles de los sucesos e impresiones del día. Comunica los sucesos que le parecen mantener rela-ción con sus sueños y procura hallar declaraciones de testigos y personas que participaron en los sucesos en cuestión. Nosotros controlamos los casos qu," nos parecen notables. Por este medio hemos he,cho una investigación especial de doce sueños obtenidos de ese material : el ca-so Gotenhaf en. Los informes proporcio-nados por la actriz permiten aceptar la existencia de relaciones entre los sue-ños y los sucesos que tuvieron lugar durante la producción de la película "La noche se cierne sobre Gotenhafen", película en la que ella desempeñó un papel en 1959. Ciertos temas de los sueños parecían coincidir con episodios que habían tenido lugar durante el ro-daje y con escenas de la película men-cionada y de otra película que se rodó al mismo tiempo, pero en la cual la actriz no desempeñaba papel alguno. He-mos fijado con detalle los hechos. La primera película se refería al naufragio de un gran barco alemán que transpor-taba refugiados embarcados en el puer-to de Gotenhafen -Gdingen- cerca de Dantzíg, y que fue torpedeado por los rusos en el mar Báltico en de l 945. La segunda película, una come-dia, fue rodada en los mismos estudios, era un viaje de placer por el Mediterrá-

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neo y comprendía una excursión a un garito tangerino. Las escenas del naufra-gio fueron rodadas en alta mar frente a la isla de Heligoland. Los actores, los comparsas y el equipo de producción fuewn transportados en un viejo barco alquilado a última hora. El barco estaba muy sucio y la tripulación se emborra-chó durante el viaje, hasta tal punto que el capitán mandó retirar del timón a uno de los pilotos. Los testigos nos contaron unánimemente que el barco tardó dos horas en salir del puerto de Brema. La acctriz -seis meses antes de este suceso, cuando ni tan solo se había ha-blado de la producción de la película-había soñado : "Iba en un barco sucio y viejo, difícil de maniobrar y que había tardado dos horas para salir del puer-to. La tripulación parecía desorganizada y bajo el efecto del alcohol". En las escenas del naufragio, los acto-res, entre los cuales se encontraba la soñadora, debían permanecer en el agua durante unas horas. Llevaban unos equi-pos de protección fabricados para buzos. Un grupo hamburgués de buzos parti-cipaba en el rodaje. Entre ellos una muchacha destacaba por su belleza y abundante cabellera. En la primera es-cena de la película aparece flotando en el mar. También como los otros acto-res la actriz llevaba el traje protector. Año y medio antes de estos sucesos la actriz nos había enviado un sueño que como todos los demás fue guardado en nuestro archivo : "Propongo que va-yamos a una tienda de trajes deporti-vos para comprar unos trajes de asbes-to... Eva Hagemann, la pintora, está también con nosotros. Lleva un cuadro o retrato de una mujer ... ". El cuadro, que fue descubierto en el estudio de esa pintora en Hamburgo, tiene un parecido sorprendente con la muchacha Evelyn -parecido que nos fue corroborado por todos los testigos a los cuales mostra-mos el retrato.

Para ilustrar las coincidencias entre los sueños y los sucesos futuros escogeré un último sueño que hemos llamado "pa-radoja climática". El sueño tuvo lugar en junio de 1958 y puede tener relación con dos escenas de las dos películas -trágica y cómica- que se rodaron si-multáneamente en los estudios, poco más de un año más tarde.

La primera parte del sueño es como si-gue: "El sueño estaba lleno de impre-siones, había mucha gente, y s,e me hace difícil expresarlo con palabras. Era probablemente con motivo de una ex-pedición a Africa. Pero no sé por qué, porque no veo ningún negro. Hacía mu-cho calor, pero sin embargo nos hallá-bamos bajo una espesa nevada. Igual po-día tratarse de un paisaje nevado o de un desierto."

Conviene saber que en los estudios se había construido para el rodaje de "La noche se cierne sobre Gotenhafen" el decorado de un barco para rodar las escenas del embarque de los refugiados y para lo cual se producía una nevada ar-tificial. A una distancia de cincuenta metros de este decorado se hallaba otro con un oasis, para la película cómica, con arena y palmeras: la paradoja cli-mática. Continuaba el sueño: "Veo un decorado como de catacumbas, un club nocturno y unos inmensos salones, uno tras otro, muy cercanos, en los estudios cinematográficos."

Efectivamente, había en los estudios el decorado de unas catacumbas para la película de Gotenhafen y unos clubs noc-turnos para las dos películas, y en las cuáles se rodaron escenas con bailari-nas : en la película trágica con dos em-pleadas femeninas del ejército, llamadas las mellizas, y en el film cómico el baile de una criolla en el garito de Tánger.

El sueño terminaba: "Dos bailarinas muy delgadas y atractivas, con idéntica ropa, ligera, ejecutan algo así como un baile indígena. Parecen mellizas".

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He enseñado ese material a ex-pertos en la interpretación de sueños su-giriéndoles que habían sido soñados des-pués de los sucesos en cuestión con los cuales mantener relación. Les pedía que me dijesen si parecía existir una relación entre las situaciones vivi-das y los sueños. Se mostraban muy sorprendidos por la ingenuidad de mis preguntas, ya que las relaciones eran evidentes: los sueños eran una repro-ducción de las vividas unos dias antes y en paradoja climática veían el fenómeno bien conocido de la amalgama de dos impresiones diferentes en una sola escena del sueño. La reac-ción de mis colegas, cuando les confesé que los sueños precedían a los hechos vi vi dos, es comprensible. Aproximadamente el 8 por 100 de los sueños que nos proporciona esa actriz muestran coincidencias más o menos in-tensas con situaciones futuras. Hemos intentado analizar los motivos de esa conducta precognitiva y hemos hallado que hay lazos afectivos entre la situación actual de la soñadora en el instante del sueño y la situación futura a la cual el sueño parece aludir. Se trata siempre de situaciones que tienen relación con Jos conflictos de la soñadora. La angus-tia que esos conflictos inspiran parece ser el fondo dinámico de esas coinciden-cias, sincrónicas según la terminología de fung. Sólo trataré brevemente de la tercera fuente de información de la investigación parapsicológica: la experimentación cua-litativa con los sensitivos, los mediums. Me limitaré a mostrarles algunos aspec-tos de la telepatía gue proceden de las experiencias cualitativas y escapan a la investigación puramente estadística. To-memos como ejemplo la transmisión dibujos efectuada por el escritor ame-ricano Upton Sinclair con su esposa y las experiencias de René Warcollier, el antiguo director del Instituto Metafísi-co de París.

transmitir dibujos por a su esposa hasta

doscientos kilómetros. Pu-en el libro Men-

tal Radio en 930. Es interesante el de-talle que para una traducción al alemán,

pero que no llegó a pu-el e:mincnte físico, es-

muy favorable. No destacaré de esas experiencias más que un rasgo que se encuentra a menu-do en las transmisiones telepáticas : sólo se percibe una imagen cuya significación es desconocida para el sujeto. Sinclair escribe sobre este punto: "A veces mi esposa hace un buen dibujo del objeto pero lo define mal. Yo dibujaba un aza-dón, ella percibía la forma pero decía "quizás tijeras o lentes con abrazaderas largas para los oídos". Cuando Sinclair -el agente- dibujaba un reno con su típica cornamenta, su esposa reproducía una forma que recordaba la cornamenta pero calificaba a su dibujo de "rama de acebo". Sinclair añadfa por comenta-rio que desde el punto de vista psico-lógico era interesante fijarse en el hecho de que los renos y las ramas de acebo estaban relacionados para su esposa, des-de la infancia, con la Navidad. Observamos bien a menudo que la in-formación telepática no es comprendi-da por el percipiente qeu interpreta su impresión según sus propias asocia-ciones de ideas. La percepción extra-sen-sitiva presenta raras veces los rasgos de una verdadera cognición, es más co-mo una emergencia de imágenes cuyo significado permanece dudoso. Así, los mediums no tienen criterio alguno para un juicio de la realidad: no pued::n discernir entre unas imágenes produci-das por su fantasía y otras inducidas por una información paranormal. Ade-más, las impresiones paranormales son muchas veces fragmentarias y no sumi-nistran más que un aspecto de lo que tiene relación con el contenido de la transmisión. Ya lo hemos visto en el

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caso de la cornamenta del reno. Otro ejemplo nos lo mostrará con más deta-lle: Warcollier intentaba transmitir la fotografía de un grupo de soldados a cin-co percipientes que se hallaban a cier-ta distancia de él, en otras habitacicmes.

fuerza, de cosas puntiagudas, que causan heridas y hacen llorar, de batalla. Un montón de latas mohosas detrás de unas alambradas". Luisa escribía: "Un solda-do, parece un granadero, con un som-brero de piel de oso" y una tercera: "El sol de Waterloo, un campo de batalla, espadas y fusiles, caballos muertos, idea de muerte". Otra vio: "Montañas en la nieve, paisaje blanco sobre el cual aparecen unos puntos negros, hombres quizá". Warcollier dice que la última impresión es exactamente lo que él había pensado de la campiña polvorien-ta y es indudable que los percipientes tuvieron por blanco su pensamiento.

El se hallaba en el grupo fotografiado y al empezar a concentrarse en los solda-dos con sus bayonetas caladas, pensaba en las trincheras, en las alambradas y en el paisaje desnudo y cretáceo de la cam-piña polvorienta donde se había hecho la fotografía. Doris, una de las percipientes, remarca-ba : "Brazos yertos, una impresión de

EPÍLOGO

Hemos pas·ado revista a los métodos y a algunos resultados de la investigación científica de la parapsicología. Es característico del estado actual de esta nueva rama de la ciencia el que discutamos todavía la existencia del puro hecho paranormal y el que dudemos todavía del alcance filosófico de estos hechos. Sin embargo, es exactamente esta perspectiva la que nos anima a iniciar estas investigaciones, investigaciones difíciles, que exigen mucho tiempo y que las más de las veces no se ven coronadas por el éxito. Pero ahora los primeros frutos de esas investigaciones parecen abrir horizontes nuevos para nuestro conocimiento del hombre y de su posición en el universo. Las relaciones de los psiquismos indivi-duales entre sí parecen menos monádicas de lo que fueron. La idea de una unidad mental cerrada, que ya se veía muy atacada por la psicología moderna y la psicología de las profundidades, se esfuma todavía más. Un campo afectivo psíquico parece superar las barreras que en su comportamiento ordinario diríase se sepa-raban a los individuos. Lo que ocurre en estos campos, se mueve, al parecer, en el espacio-tiempo de manera muy diferente de los otros fenómenos estudiados por otras disciplinas. "Los echos paranormales", escribe el eminente psicólogo americano Gardner Murphy, "son transespaciales, transtemporales y transpersonales (supraespaciales, supratemporales y suprapersonales)". Si eso es cierto habrá que formar un nuevo cuadro conceptual donde se mo-difique la noción de causalidad. Las consecuencias serían muy importantes y afectarían a muchos dominios de la ciencia. La biología, por ejemplo, debería tener en cuenta la presencia de un factor, hasta entonces desconocido, en la actividad de los seres vivos. Ya un gran biólogo, el Prof. A. C. Hardy, no duda en de-clarar que el mecanismo de la evolución contiene un elemento

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paranormal cuya existencia sólo empezamos a sospechar. La con-cepción mecanicista del mundo, ya puesta en duda, sufre un golpe decisivo.

Pero todavía es demasiado pronto para a conclusiones de-finitivas. Lo que conviene, hoy por hoy, es continuar la investiga-ción científica, lograr que los sabios se dediquen a ella, procurar medios para trabajar sobre este tema fascinante y, ante todo, animar a una joven generación de futuros hombres de ciencia para que se ocupen de los problemas psicológicos.

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