de la doctrina a la opinión pública

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  • 7/21/2019 De La Doctrina a La Opinin Pblica

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    Anales de Literatura Hispanoamericana ISSN: 0210-45472014, vol. 43 39-62 http://dx.doi.org/10.5209/rev_ALHI.2014.v43.47111

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    De la doctrina a la opinin pblica: la literaturade folletn en la prensa catlica colombiana

    (1850-1880)1

    Diana Paola GUZMN MNDEZ2Universidad Jorge Tadeo Lozano

    RESUMENEl papel de los escritores y pensadores catlicos durante la segunda mitad del siglo XIX

    colombiano resulta ser un apartado importante en el desarrollo intelectual del pas; por unlado, deben defender el ideario cristiano de las medidas estatales de la poca y, por otro,legitimar la presencia de la Iglesia dentro de una sociedad que se volcaba a la idea de

    progreso y de una educacin laica. Las publicaciones peridicas catlicas se convirtieron enla tribuna perfecta para hacer visible este proceso y se propusieron la labor de formarindividuos que garantizaran la legitimidad y permanencia del poder eclesistico en lasociedad y el Estado. En consecuencia, generan un aparataje retrico permanente a travs delos textos que conforman dichas publicaciones; los mbitos del instructor y del instruido, laconstitucin de una pica de la iglesia que la relacionara con el devenir del mundo civilizadoy, finalmente, el giro hacia las prcticas domsticas y familiares orientadas por la doctrinacatlica. Esta propuesta pretende analizar el dispositivo discursivo y filosfico generado porlos editores y colaboradores permanentes de estas publicaciones, su influencia y pervivenciadentro de las prcticas pedaggicas e intelectuales posteriores.

    Palabras clave: publicaciones peridicas, literatura colombiana del siglo XIX, literatura y religin,doctrina, instruido, instructor, caridad.

    _____________

    1 Este artculo se deriva de la investigacin Formas histricas del intelectualcolombiano. Una reconstruccin a partir de la prensa literaria (1850-1900) ejecutado conrecursos de la Convocatoria de proyectos de investigacin de Ciencias Sociales,Humanidades y Artes 2012 financiada por el Comit para el Desarrollo de la Investigacin(CODI) de la Universidad de Antioquia; se inscribe en el marco de la Estrategia desostenibilidad para grupos de investigacin CODI 2013-2014.

    2 Doctora en literatura de la Universidad de Antioquia, profesora titular delDepartamento de Humanidades y de la Maestra en Semitica de la Universidad Jorge

    Tadeo Lozano.

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    From doctrine to public opinion: the literature of saga in the ColombianCatholic press (1850-1880)

    ABSTRACTThe role of Catholic writers and thinkers during the second half of the nineteenth-century inColombia proves to be an important part in the intellectual development of the country; onthe one hand, they were to defend the Christian ideology from state measures of the timeand, on the other, to legitimize the Churchs presence within a society advancing towardsthe idea of progress and a secular education. Catholic periodical publications became theideal stage to disclose this process, prompted to discipline individuals that would warrantthe legitimacy and permanence of the ecclesiastic power within society and the state.

    Consequently a permanent rhetorical apparatus developed through the texts that constitutethe above-mentioned publications; the scope of the instructor and the instructed, theestablishment of a churchs epic that could relate it to the unfolding civilized world and,finally, the turn towards domestic and family practices guided by the catholic doctrine. This

    proposal aims to analyze the discursive and philosophical device brought forth by publishersand permanent collaborators of these publications, its influence and endurance within

    pedagogic practices and later intellectuals.

    Key words: Periodic publication, 19th century Colombian literature, Literature and Religion,Catholic doctrine, Instructed, Instructor, Charity.

    SUMARIO: 1. Introduccin. 2. El orden discursivo de la literatura de folletn: el instructor y elinstruido. 3. Del ideal letrado catlico al panfletista comprometido. 4. De la razn pblica a lasprcticas privadas: religin y conocimiento. 5. La promesa del porvenir versus la nocin de futuro. 6.El giro domstico de los dogmas. 7. El discurso de la caridad y del progreso moral: continuidad dellegado.

    IntroduccinLas publicaciones peridicas que eligen como estandarte la defensa de la

    religin frente a cualquier afrenta estatal o social son numerosas en nuestro pas y

    presentan una constante que se convierte en el punto de inters de este trabajo: laliteratura de folletn que conserv un lugar principal en estas publicaciones y queserva como principio de adoctrinamiento y defensa de la fe. En el presente trabajonos centraremos en tres peridicos que se publican en un terreno minado para losseguidores de la Iglesia catlica, apostlica y romana: El centinela (1856-1857),La

    Matricaria: peridico de la juventud, coleccin de artculos de costumbres, revistas

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    i literatura (1855-1856 y aparecen 5 nmeros publicados de 1860 a 1862) y LaCaridad: Correo de las Aldeas. Libro de la familia cristiana (1864-1888).3

    En cada uno de los peridicos se publica una serie de novelas por entregas y de

    narraciones cortas que podramos clasificar de dos maneras de acuerdo con sufuncionalidad. Por un lado, se formula un corpus cuyo objetivo principal esaleccionar sobre la importancia de la religin en la vida de los hombres y de lo que

    puede sucederle a aquellos que no sigan los principios catlicos. Por otro, apareceun fenmeno muy interesante: se propone una suerte de pica del catolicismo pormedio de historias hagiogrficas noveladas o de recuentos histricos sobre larelacin entre catolicismo y civilizacin. En este sentido, podramos evidenciar unsistema expresivo que se complementa: se adoctrina, pero tambin se lleva a caboun proceso de legitimizacin del catolicismo como testigo y complemento delmundo civilizado. Esta relacin solo puede cifrarse a partir de la educacin quesupera el mbito institucional y que encuentra en la vida privada y familiar unescenario idneo de formacin. Era necesario formular un sistema estructuralnarrativo que dejara claras las prcticas guiadas por el pensamiento catlico yasegurara la pervivencia de los ideales religiosos que deban recuperar el territorio

    perdido.4 En el caso del presente artculo nos centraremos en evidenciar laestructura discursiva propuesta en la literatura publicada en la prensa catlica; eneste sentido, consideramos que existen una serie de lneas permanentes queestructuran el dispositivo narrativo y que podemos resumir en las relaciones entrereligin y conocimiento, espacio privado y espacio pblico, instructor-instruido y la

    oposicin entre futuro y porvenir.Una de las estrategias ms claras en aras de esta defensa es la exposicin de unaliteratura al servicio del ideario religioso; es as como la escritura se centra en la

    _____________

    3 Cuando aludimos a un terreno minado para estas publicaciones, nos referimos a lahegemona liberal que ocup el poder desde 1845 con el gobierno de Jos Hilario Lpez,hasta 1880 cuando Rafael Nez sube a la presidencia y da inicio a lo que se conoce comoRegeneracin. Durante el gobierno de Lpez se suprimieron los diezmos, el fueroeclesistico y, adems, los jesuitas fueron expulsados. Tambin se redact la Constitucinde 1853 en donde se declaraba la libertad de imprenta y de culto, lo que result en un golpemuy fuerte para las comunidades religiosas y sus seguidores. Este periodo conocido como elradicalismo, se caracteriz por la filiacin liberal de los mandatarios, sin embargo, entre1857 y 1861 gobern Mariano Ospina Rodrguez de tradicin conservadora y opositor deSimn Bolvar.

    4Al enunciar un sistema narrativo estructural comn en las novelas y relatos publicadosen estos peridicos concebimos un modelo diegtico organizado temporalmente, con tramasespecficas que reflejan intenciones ideolgicas y que facilita la inclusin de una serie dediscursos y gneros diversos. El modo cmo se acomodan los espacios y los tiempos, los

    personajes y las fbulas, obedece a un funcionamiento actancial (relaciones entre actores)

    comn a todo el corpus y que es materia de anlisis en el presente artculo.

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    fundacin de una pica del catolicismo que lo relacione con el proceso decivilizacin. El primer apartado de este trabajo presenta uno de los propsitos msimportantes conferidos a la literatura publicada en la prensa catlica: convertir el

    sistema religioso en un ente histrico que se encuentra en relacin permanente conla civilizacin del mundo. Uno de los compromisos de estos escritores catlicos esla formacin de individuos, la educacin del espritu y la garanta de legitimidad y

    permanencia de la Iglesia como Magistra vitae. Por esta razn, la relacin entrereligin y conocimiento se convierte en otra tarea conferida a la literatura; no setrata de formar mentes en la ciencia que puedan cuestionar la existencia de Dios, setrata de evidenciar que el conocimiento verdadero es el de la fe. En la segunda partedel artculo analizamos el tono veritativo y didctico que adquieren las narracionesliterarias dentro del cuerpo de los peridicos mencionados.

    Precisamente, la funcin adoctrinante de la literatura se relaciona con la luchaque emprenden los catlicos en contra de las corrientes liberales, utilitaristas ysensualistas que prometen un progreso material. Muchas de las narraciones a lasque hacemos referencia, reflejan que estas promesas lo nico que hacen es alejar alos hombres de la fe y la moral. Si bien las promesas liberales ofrecen beneficioshumanos que se proyectan en la idea de futuro, la religin garantiza un progresomoral que asegura el porvenir como un tiempo eterno y transhumano.5

    A lo largo del trabajo se hace evidente que una de las pugnas ms importantesentre el pensamiento catlico y la tendencia liberal, la representa la idea de porvenir(promesa de la eternidad) versus futuro. Este enfrentamiento deviene en una

    prctica recurrente dentro del corpus de publicaciones: el cambio de los espacios;por un lado, aquellos escenarios pblicos de la plaza o las instituciones polticas sepresentan como insuficientes para la cumplir la labor de adoctrinamiento. Por otro,mostrar a una Iglesia que entra en la intimidad de los hogares para guiar yacompaar las prcticas cotidianas de la familia como la lectura o la higiene,garantizando la preservacin de su legado a travs de la idea de tradicin yherencia. En este sentido, el giro domstico que adquiere el espacio pblico para loscatlicos, es tal vez el punto neurlgico que traspasa las fronteras temporales y seasienta en el discurso educativo y moral en gran parte del siglo XX colombiano.

    _____________

    5 La rivalidad entre la fe y el progreso liberal lo encarna el Utilitarismo de JeremasBentham que se convirti en uno de los puntos de discusin ms crticos entre losintelectuales de la poca, y se presentaba como un fantasma que amenazaba la moral. Sialguien quiere ser feliz por s solo, dnde quedar Dios y, lo ms importante, cul ser ellugar que los sacerdotes ocuparn en la formacin de un pas. La adopcin de Bentham yTracy entre 1825 y 1826, sufri varias modificaciones y censuras que dependan delgobierno reinante. Por ejemplo, Santander los adopta en el 25 y Bolvar los suprime en1828; luego de ser restablecidos por Santander en 1833, son reemplazados, durante elgobierno de Mariano Ospina (1844), por las obras de Jovellanos y Jaime Balmes.

    Finalmente, son restablecidos en 1870 por el congreso nacional.

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    El orden discursivo de la literatura de folletn: el instructor y el instruidoSin lugar a dudas, la literatura que aparece en estos peridicos tiene una

    constante estructural y discursiva que busca legitimar el legado catlico, por eso

    resulta necesario visibilizar a aquellos individuos considerados adoctrinables, eneste caso, las mujeres y los nios.6La Caridad en su prospecto publicado en elnmero 1 (24 de septiembre) expresa que: Escribiremos para las clasesmenesterosas de la sociedad, privadas de instruccin i sin libros que leer (Ortiz,1864: 1). El Centinela,por su parte,se centra claramente en un pblico especficoconformado por los sacerdotes y escritores catlicos cuya misin es la de protegerel legado cristiano, as lo explica su prospecto publicado el 25 de octubre: Este

    peridico est dirigido a los eclesisticos y escritores catlicos cuya misin esensear a los ignorantes de esta suerte cumplirn con las obligaciones que incumbea los espertos i vijilanles CENTINELAS, puestos por Dios para velar sobre la casade Israel. (La redaccin, 1856: 1)

    El caso de La Matricaria es similar al de La Caridad, se dirige tambin almbito del instruido, pues desde su nacimiento en 1855 (Popayn), centra su misinen la defensa del catolicismo y enuncia como sus lectores cautivos a los jvenesletrados cristianos y piadosos. Vale la pena aclarar que si bien los jvenes yagozaban de un reconocimiento social, eran todava seres en formacin ynecesitados de una gua ms especializada que garantizara una adultez moral y

    piadosa. El 25 de marzo su prospecto reconoce el deber de la publicacin: ()debemos ser parte de la voz de aquellos jvenes que marchan hacia la civilizacin y

    la educacin. El progreso comienza por el espritu y la obediencia, estas pginasson huellas del camino que un joven de bien y educado debe seguir. (Madiedo,1855: 1)

    De hecho su fundador y director Manuel Mara Madiedo anunciara que superidico se cifra sobre el progreso, y que nada tiene que ver la idea de una Iglesiaretrograda. Por el contrario, para Madiedo la moral es marca de prosperidad. Elreclamo de aquello que considera un prejuicio lo dirige directamente a los liberales:

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    6Las narraciones que vamos a analizar en el presente artculo y que se publicaron en losperidicos mencionados anteriormente son: El infierno escrita por la redaccin delperidico y. El Misionero Neo del sacerdote Nepomuceno Jimnez Acevedo (publicadasenEl Centinela, 1856), Napolen no ha existido (1855) y El amor en el siglo XIX. Losamantes pintados por s mismos (1865), ambas firmadas por Marco, seudnimocorresponde a Manuel Mara Madiedo y de Ruperto Segundo Snchez, El sacrificio de lasvrgenes (1870) (La Matricaria), del espaol Fernn Caballero, Leyenda piadosa yEl vendedor de tagarninas (La Caridad. Lecturas para el hogar, 1865), en el mismo

    peridico una narracin corta de Jos Joaqun Ortiz el padre Fernndez (1870). Resultaimportante hacer notar que todas las narraciones, con excepcin de las escritas por FernnGonzlez, todas son obra de plumas nacionales. Incluimos las de Gonzlez porque su

    escritura es imitada y admirada por los escritores catlicos de lo que hoy es Colombia.

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    () no hai uno solo entre vosotros que levante su voz i os recuerde esa inmensaevolucin del cristianismo a travs de los siglos, para salvaros de un error tanabsurdo como grosero, tan grosero como funesto. (Madiedo, 1855:2)

    A pesar de las diferencias entre los pblicos lectores, las publicacionesperidicas comparten el propsito de crear y legitimar un grupo especializado, unaclase que administre el capital simblico a travs de la organizacin del universo designos y de la proteccin del poder divino y eclesistico, abarcando todas las

    posibilidades de prctica y circulacin del conocimiento: el mbito del instructor(El Centinela), del instruido (La Caridad) y un estado intermedio en donde seubican los jvenes como escenario de transicin entre la formacin inicial y lamadurez (La Matricaria).

    Al parecer, la educacin cvica, religiosa y lingstica es una de las rutas msseguras para plantear la relacin entre catolicismo, progreso y bien comn. Es ascomo este cuerpo narrativo se enfoca en luchar contra el enemigo liberal,debatiendo su idea de progreso material y demostrando que sus oponentes siemprehan estado ms cerca de la barbarie. No en vano, los tres peridicos mencionados

    publican relatos histricos o novelas por entregas en donde se cuenta la historiaoscura de las sociedades secretas con las que siempre relacionaron a los liberales.ElCentinela,por ejemplo, iniciar en el nmero 1 del 25 de octubre de 1856 una seriede lgidas cartas dirigidas a Manuel Anczar, reconocido liberal, masn y editor del

    peridico El Neogranadino. En estas comunicaciones se le acusa de ser unpersecutor de la fe, un inmoral y un cuestionador permanente de los dogmas de fe a

    travs de su peridico: () la religin es dogmtica i moral, no es enteramentesocial, sus escritos estn al alcance de todos son ms claros que el astro del da. Lacuestin no es dogmtica? No es dogma la existencia del diablo, de purgatorio, delcielo y el infierno? (La redaccin: 1856: 2)

    La redaccin de El Centinela hace referencia a las posturas que expusoabiertamente Anczar frente a la actitud obsoleta del clero en un territorio queestaba apostando por cambios profundos y por un progreso mental de libertad.Desde su perspectiva, esta iglesia retardataria no estara en consonancia con ladinmica nacional: Que l [el clero] se amolde por su organizacin y por su vivir ala conformacin poltica del pas, que se haga civilizador y progresista. (Anczar,

    1849: 5) La crtica de Anczar al clero y la respuesta de El Centinela, decanta enuna narracin novelada llamada El infierno que se publica desde el nmero 3 (8de noviembre de 1856) al ejemplar nmero 7 (6 de diciembre del mismo ao). Lahistoria intenta demostrar que la religin es y seguir siendo defensora del dogmadivino y que reconoce los lmites del conocimiento humano. Paradjicamente, el

    personaje de las historias sobre el infierno es un incrdulo con aires de escritorque se parece mucho a Anczar. El incrdulo, perdido en sus preguntas, es guiado

    por un joven sacerdote quien le resuelve sus dilemas y lo gua hacia la divinidad, yaque los pastores catlicos son la luz del mundo que con los luminosos rayos de su

    ciencia, disipan las sombras del error, i hacen conocer a los pueblos, con toda

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    claridad, las brillantes verdades de la relijion de sus projenitores.7(El infierno,1856: 2)

    Lo ms interesante de El infierno, es que todo lo que el joven sacerdote le dice

    al incrdulo es comprobado en los catecismos o en la biblia. Una de las preguntasque hace el incrdulo al sacerdote es por la veracidad del infierno, en dnde seencuentra consignado, cul es la naturaleza del texto que lo define; el clrigo leresponde que es la Biblia en donde se halla la respuesta, y en el nmero 3 publicadoel 8 de noviembre determina la incuestionable veracidad del libro: Adems estecdigo tiene dogmas, pero tambin respuestas para los hombres ordinarios, losensea a vivir mejor y a ser morales en cada acto por mnimo y mundano que sea.(El infierno, 1856: 1)

    De un modo u otro, las publicaciones peridicas se convierten en el escenariodonde la religin deja de ser un elemento meramente metafsico o normativoacercndose a los hombres y posibilitando el conocimiento verdadero del mundo.Evidentemente los peridicos deben contar con una serie de armazones discursivosque afirmen la legitimidad de la religin como fuente de luz y conocimiento.8 Porejemplo otro elemento comn en estas publicaciones en la presentacin de la vidade santos y mrtires de la Iglesia siendo nios o teniendo una vida cotidiana quereafirmaba la presencia del catolicismo en la historia de la humanidad, su

    participacin vital en la formulacin de la conducta de los santos como agentesnarrativos y como personajes que crean una lnea genealgica constante, ratifica lanaturaleza atvica del conocimiento.

    Para comenzar a analizar las estrategias discursivas de los escritores catlicos,resulta necesario tener en cuenta que su misin principal es generar un legado quepropenda al progreso moral derrotando las promesas liberales y que perdure en lasconciencias de los instruidos. El conocimiento ofrecido no es el de la ciencia, es elde la eternidad, el del porvenir enfrentado al futuro mundano; por esta razn, estellamado progreso moral corresponde al ideal letrado catlico y a la presencia de laIglesia y sus pastores dentro del terreno ntimo de las familias.

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    7Esta narracin por entregas se publica desde el nmero 1 (25 de octubre de 1856) alnmero 5 (22 de noviembre de 1856).

    8De acuerdo con Pierre Bourdieu (2009), la relacin entre religin y conocimiento vareemplazando las preguntas metafsicas sobre la existencia de la divinidad porcuestionamientos ms propios del conocimiento humano y de la dinmica social de unenfrentamiento ideolgico y poltico. Una muestra de la vinculacin entre religin yconocimiento, se presenta en la idea que tienen estas publicaciones peridicas de construiruna historia del catolicismo casada con el comps de la civilizacin en el mundo a travs deun discurso veritativo en donde todo lo que se diga sea explicado a travs del corpus

    cristiano.

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    Del ideal letrado catlico al panfletista comprometidoEl proyecto del catolicismo en relacin con el devenir del pas se concentra en

    formular un orden integral en donde confluya la educacin y todos los procesos

    sociales; sin embargo, las medidas tomadas por el gobierno radical debilitaron alpoder clerical quitndole terreno a la Iglesia dentro de la sociedad, la estrategia fuemuy clara: subrayar su carcter retardatario y enfrentarlo a la promesa de desarrollosocial y econmico.9Fue as como los rganos de difusin catlicos tuvieron quetomar medidas para no quedarse fuera de la esfera pblica; por un lado, sededicaron a demandar los atropellos del Estado sobre la Iglesia; por otro,evidenciaban la importancia de los sacerdotes y fieles catlicos en la construccinde una educacin integral (prctica y moral). Las publicaciones peridicascomenzaron a asumir la explicacin de signos doctrinales que resultaban oscuros

    para el lego y cuya ilustracin podra acercar ms a los fieles hacia los caminospiadosos y alejarlos del espejismo liberal. El plan de acercar la religin a la vidaprctica y cotidiana de los catlicos se traduce ampliamente en el prospectopublicado en el nmero 1 deLa Caridad: Escribimos para las clases menesterosasde la sociedad, privadas de instruccin i sin libros; para los jvenes de ambos sexos,los cuales, a pesar de los adelantos en las ciencias, no oirn con disgusto nuestravoz, que es la de su antiguo y sincero amigo. (Ortiz, 1864: 2)

    El compromiso que asume La Caridad de ser un amigo y compaero en laformacin moral de nios y jvenes, se ajusta perfectamente al binomio deDidactismo medieval: docere-delectare (instruir y deleitar). Por esta razn, la

    literatura entrar a formar parte directa de la intencin de aleccionar pero a travs deun lenguaje asequible para todos. El Centinela cuenta con una seccin permanenteque tiene el mismo nombre de la publicacin y que se dedica a las laboreseducativas de los sacerdotes. Incluso en el nmero 3 publicado el 8 de noviembre de1856, se hace referencia al Catecismo Asteteque se reedita como un texto explicado

    para todos los catlicos en 1845 y cuya promocin en el peridico es un servicio ala instruccin pblica. Estos procesos de traduccin y acercamiento de los dogmasreligiosos al pueblo, forman parte de la labor que el sistema catlico tuvo queemprender para legitimarse. Siguiendo a Pierre Bourdieu (2009), la sistematizacindel conocimiento y la instruccin en el campo religioso tiene la misma estructura

    que la burocracia. Existe una gestin del capital religioso cuya estabilidad ysistematizacin beneficia la movilidad de los bienes simblicos. Los catecismos, las

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    9Varias fueron las medidas gubernamentales que se enfocaron en quitarle terreno a laIglesia. Las ms importantes: la expulsin de los jesuitas 1850, en este mismo ao bajo laLey del 15 de mayo se defiende la libertad de enseanza. El 15 de junio de 1853 se suprimeel patronato eclesistico. En 1861 el presidente Toms Cipriano de Mosquera decreta ladesamortizacin de manos muertas; en este mismo ao se falla el Decreto de Inspeccin o

    tuicin de cultos; es decir, libertad de creencia.

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    publicaciones peridicas, los textos de difusin, garantizan que los principioscatlicos sigan formando parte de la educacin de la sociedad, y que los sacerdotesse presenten como letrados capaces de adoctrinar y de salvar a los siervos del

    peligro liberal.Esta sistematizacin reconoce, como ya lo hemos mencionado, la presencia deorientadores letrados, algunos de ellos clrigos que escriben novelas, relatos y

    poemas como es el caso de la narracin publicada enEl Centinela nmero 5 del 22de noviembre de 1856 El Misionero Neo. Su autor es Nepomuceno JimnezAcevedo, cura rector y vicario de capilla de Guaduas. Esta narracin por entregasaparece hasta el nmero 7 que corresponde al 6 de diciembre del mismo ao.Jimnez Acevedo enuncia la categora de escritor catlico en los textos que

    publica enEl Centinela, La Caridad o La Relijion, y cuya misin central ser la deconvertirse en la voz que denuncia los actos cometidos por el gobierno liberalcontra la Iglesia, actos que son considerados brbaros y opuestos al espritucatlico.

    El Misionero Neo intenta restituir el concepto esencial de civilidad por mediode un escenario discursivo, su estructura narrativa fusiona el ideal letrado catlicode la formacin con el discurso del didactismo. El personajes, un sacerdote queorienta a un incrdulo, se propone abrir las puertas de la fe al pueblo sin orientaciny que podra preservar el legado de la Iglesia. El relato de Jimnez Acevedoconserva el tono comn de todas estas publicaciones: directo y reaccionario,similares a los panfletos polticos. Consideramos que los escritores catlicos

    publicados en los primeros nmeros de estos peridicos, tienen un vnculo objetivocon los panfletistas. Como lo explica Elias Palti, (2008) la funcin principal delpanfletista es crear con el pblico lector una complicidad que le sirva en suspropsitos. Aunque la relacin que hace Palti del panfletista como un personajepolmico y siempre conflictivo, situado entre el pueblo y la lite (228) con unacultura mediana y relacionado con los sectores populares, no pareciera relacionarsedel todo con la naturaleza de estos escritores enfrentados al Estado, existensimilitudes discursivas con el panfleto.

    El panfleto se centra en un rgimen veritativo y demostrativo que no soloinforma, sino que va configurando un sistema axiolgico ideal y regente. As por

    ejemplo,La Matricaria publica en sus nmeros 11, 12 y 13 del mes de agosto de1855 una novela de folletn llamada Napolen no ha existido, escrita el mismoMadiedo bajo el seudnimo de Marco, la descripcin de los personajes queaparecen en la narracin se ubican geogrfica e histricamente con filiacin ynombres propios. As lo relata en la primera entrega de la novela publicada en elnmero 11 del 5 de agosto: Esos hombres son los de la Comuna de Paris, losinvasores de Roma, los brbaros que han tiranizado i desvastado la Italia i laEspaa, los que hicieron causa comn con los enemigos de su patria en Francia.(Marco, 1855: 4) La historia cuenta los orgenes mundanos de Napolen y relaciona

    a sus seguidores en Amrica como los principales enemigos de la iglesia y de la

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    moral cristiana. Ms adelante, en la misma entrega, hace referencia a los principiosdel liberalismo francs como una muestra de barbarie: Estos personajes que hoyconocis a travs mo quieren conciencia la destruccin de la familia para

    entronizar la corrupcin; quieren que no haya esposas para que todas las mujeressean comunes.(5)La aparicin de nombres propios, el relato novelado de hechos histricos y la

    demostracin constante de que lo dicho se encuentra consignado en la palabrasagrada, se vincula con la necesidad de veracidad propia del panfleto. De estaforma, presentar el progreso liberal como una promesa vana que no tiene pisoalguno, lo relaciona con la barbarie y la ignorancia que se opone al catolicismo. Larelacin de la Iglesia con el mundo civilizado, emula la relacin del ideario catlicocon la genealoga propia del hombre (la Iglesia los acompaa desde nios y a lolargo de su vida); muestra de ellos es La hoja de los nios que comienza aaparecer en el nmero 3 deLa Caridad (7 de octubre de 1864). En la primera partede seccin aparecen pequeas novelas por entregas que retratan la biografa desantos, mrtires de la Iglesia y sacerdotes como es el caso de la biografa de Pio IX,

    papa en ese entonces (1846-1878) y quien es descrito como presa de persecucionespolticas por causa de la revolucin de 1848; en el nmero 3 del 7 de octubre de1864 el papa hace un llamado a las principales naciones catlicas que acudieron asu ayuda, y de acuerdo con la historia contada para los nios, () formaron unejrcito en defensa de Cristo, pero no dispararon armas, solo fueron buenos yvirtuosos, ese es una cualidad de los soldados de Dios (41).

    La misin del orientador, expresada por el panfletista, comienza desde unpresente proyectado al futuro que representan los nios y las mujeres. Como lo haexplicado Claudia Gilman (2003) una de las caractersticas del panfletista es la deenunciar sus ideas como sentencias que precisan ser cumplidas por aquellosllamados a la gesta, dejando claro cul ser el pblico que recibir los decretosexpresados. En consecuencia, los prospectos de las tres publicaciones se dirigendirectamente a los lectores de modo ntimo y cercano; La Caridad se referir a losnios en la seccin que les dedica como futuros soldados de la causa catlica y a lasmujeres como protectoras y formadoras de las familias. Lo propio har La

    Matricaria al dedicarse a los jvenes como el principio del futuro; El Centinela,

    por su parte, define a los sacerdotes como una luz permanente de conocimiento ygua para todas las almas

    El panfletista catlico elabora un dispositivo discursivo que a su vez crea unespacio pblico para sobrevivir, un escenario de discusin que pueda sustraerse del

    poder poltico regente y en donde pueda hacer uso de su armazn retrica. Eldispositivo construido por las publicaciones peridicas catlicas parece cubrir unagran gama de participacin; por un lado, estar el espacio pblico presidido por lafe y la moral representado por los pastores de la Iglesia (El Centinela), la

    posibilidad de una permanencia en el mundo cambiante y moderno sostenido por

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    los jvenes (La Matricaria) y la preservacin de los valores catlicos en los nios ylas mujeres (La Caridad).

    La seleccin de un pblico y de un tono cercano que corresponda con la misin

    conferida a ese pblico (mujeres, jvenes y nios) trae consigo la necesidad deorganizar y distribuir la informacin de acuerdo con los lectores y con las misionesque el mismo escritor les ha conferido. Para esto, resulta necesario que se conviertaen un traductor y un mediador entre el sistema erudito catlico y el lego, cumplecon lo que Roger Chartier (2007) ha llamado la organizacin de la razn pblica.10Como lo veremos en el siguiente apartado, uno de los mecanismos para organizaresta razn pblica es la de relacionarse ntimamente con los lectores y con sus

    prcticas privadas como la educacin en el hogar o el comportamiento familiar,temas centrales en estas publicaciones.

    De la razn pblica a las prcticas privadas: religin y conocimientoEn el caso de las publicaciones mencionadas, la ms interesada en generar un

    espacio de formacin que relacione el espacio ntimo del hogar y la familia con elescenario pblico de la sociedad, la fe y la poltica es La Caridad. La razn esevidente: est dirigida a las mujeres y a los nios, por eso asume la labor de dirigir

    prcticas propias del hogar como es el caso de la higiene o la lectura. As lo expresaen el nmero 3 publicado el 7 de octubre de 1864: La prctica de las buenaslecturas, por la noche, en la familia, es tan fcil como til y provechosa. Seconsigue reemplazar con ellas los pensamientos vanos i las palabras intiles, por

    mil pensamientos buenos (34). En este mismo nmero se publica un manualdividido en cuatro valores centrales (caridad, religin, moralidad, civilizacin);estos aspectos, a su vez, se distribuyen en una serie de prcticas ideales como lalectura, la educacin y la devocin; prcticas que conforman un modelo ideal devida privada.

    La Matricaria presenta tambin una estrategia para relacionar lo ntimo y loprivado. Como el pblico objetivo son jvenes catlicos y estudiantes, lapublicacin presenta tambin un manual referido a temas como el amor y laescritura. Ejemplo de ello es la historia escrita por su director Jos Mara Madiedo:El amor en el siglo XIX. Los amantes pintados por s mismos que aparece en el

    nmero 11 del 27 de mayo de 1865. La narracin tiene cuatro personajes: unsoltern egosta, un fashionable, un marisabidilla y un joven catlico. Los cuatro

    _____________

    10 Para Roger Chartier (2007), la razn pblica tiene que ver con el orden que puedeconferrsele a la distribucin de la informacin. Esa razn pblica funge como mediadoraentre los productores de informacin y los lectores que no tienen mucho conocimiento sobreaquello de lo que se les habla. La razn pblica, adems, tiene una caracterstica importantey es que no depende del control estatal, sino que es configurada por sectores privados y

    letrados de la sociedad como es el caso de los escritores catlicos (102).

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    exponen e intercambian sus ideas e historias sobre el amor; para el soltern escuento olvidado, para el fashionable una moda pasajera que puede cambiarse comoun par de guantes, para el marisabidilla un conocimiento erudito y razonado; es el

    joven catlico el que define el ideal del amor como una entrega noble y pura, elreflejo del amor cristiano (Madiedo, 1865:4). Ms adelante, cada uno de lospersonajes estar de acuerdo con el joven catlico y con las instrucciones que da asus amigos: amar a una mujer virtuosa con la misma pureza con la que se ama aDios.

    En el caso de El Centinela, la estrategia tiene un vnculo ms directo con larelacin entre religin y conocimiento; si bien el mbito del instruido apoyado en

    La Matricaria yLa Caridad tiene que ver con orientaciones precisas para prcticascotidianas y mundanas como la vida familiar o el amor de pareja, El Centinela noofrece estas instrucciones, sino que marca un camino seguro para los sacerdotes. Enel nmero 5 publicado el 22 de noviembre de 1856, se exponen, a manera denarracin, una serie de premisas que se encuentran consignadas en el Syllabus

    propuesto por Po IX en 1849 en el concilio de Espoleto. Dicha lista es presentadapor Nepomuceno Jimnez Acevedo a travs de un discurso didctico y organizadopara los sacerdotes. De esta manera, los errores principales de las tendenciasfilosficas que se oponen al catolicismo (el Pantesmo, el Naturalismo y elRacionalismo absoluto), son expuestos en relacin con el oficio de ser pastor de laIglesia y no como premisas sueltas y abstractas, tal y como se muestran en elSyllabus. El objetivo no es otro que acercar los dogmas cristianos o el acervo

    exclusivo de la Iglesia a aquellos lectores que pretenden defender los idealesreligiosos. El Centinela parte de la relacin entre religin y conocimiento y laconvierte en un mecanismo de legitimacin no solo de la fe por s misma, sino de laintervencin de los clrigos en la educacin de los ciudadanos y en la apertura a unaidea de progreso que ofreca una prosperidad ilustrada y civilizada.

    Otro ejemplo del binomio entre conocimiento e Iglesia, es el Misionero Neode Jimnez Acevedo y al cual ya hemos hecho referencia. Este personaje queaparece en las pginas de El Centinelaasume la vocera de la Iglesia y cuenta lavida de los santos como historias que pretenden ser accesibles para iniciados ynefitos. Cada una de las unidades tienen un personaje mrtir con una condicin

    adicional: es un hombre letrado, instruido en literatura, filosofa y teologa y capazde cuestionar los designios de aquellos que se oponen al cristianismo. Al final,como una suerte de eplogo, el misionero Neo comparara la situacin vivida por elsanto con las circunstancias de la expulsin de los jesuitas, de las monjas clarisas o

    por l mismo como pastor, ya no solo de la Iglesia sino del conocimiento queaquieta conciencia y civiliza a ignorantes. (Jimnez 5, 1856: 19)

    Dicha misin debera proyectarse ms all del tiempo y tendra que permaneceren la historia de la nacin; la religin deber ser defendida no solo desde la idea demoral y doctrina, sino desde una phrnesis didctica que formara ciudadanos al

    servicio del ideal cristiano, pero que adems representaran la ilusio de un progreso

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    que est ms all del tiempo humano y que se vincula con la nocin de porvenircomo un progreso real que dibuja la letra eterna, que forma espritus; que tiene el

    porvenir en su pluma (20).

    La promesa del porvenir versus la nocin de futuroLa idea de la prensa catlica como baluarte en la formacin de una sociedad

    casada con el principio de moral y fe, tambin evidencia que debe garantizar supermanencia en la esfera social. El primer paso lo da, como lo hemos mencionado,a travs de la vinculacin del mbito privado (educacin familiar) con el pblico; esdecir, la vida privada y sus prcticas son asunto de la Iglesia como madre devota yamiga incondicional. El ideal letrado catlico se fundamenta sobre la idea de unescritor cuyo discurso sea comprometido, claro y directo, con tono veritativo; un

    panfletista que pueda orientar de modo prstino a los lectores seleccionados.Si bien la relacin entre religin y conocimiento est ms cercana a la puesta en

    marcha de esos valores en la vida cotidiana, la fe sigue siendo el nico vehculopara conocer aquello que un alma piadosa debe conocer; es decir, la fe traducida enla obediencia de conducta y de corazn sumada a la devocin en lo privado y en lo

    pblico. Es a travs del gobierno de la fe como las prcticas privadas y familiaresorientadas por los sacerdotes y escritores catlicos se convierten en acciones queconfiguran el destino de la salvacin eterna y la nocin de un porvenir colectivo queno puede ser modificado pero si alcanzado. Siguiendo a Gustavo Bueno (2004), laidea de porvenir se relaciona con una suerte de futuro en el presente que define la

    conducta de los individuos, pero la presencia del porvenir en la vida de los catlicosno acaba en la acciones, tambin se convierte en la base para diferenciar a lossujetos y crear una jerarqua que no pueda modificarse (instruidos y instructores) endonde la Iglesia siguiera gobernando (105).

    De hecho, el porvenir de un buen catlico solo puede construirse a travs de lainstruccin sacerdotal, por eso muchas de las narraciones tienen un personaje queencarna un joven catlico como el Misionero Neo o El Infierno que se acercade forma fraternal a sus instruidos, que se convierte en una suerte de padre ycompaero incondicional un ciudadano de la eternidad y ciudadano de la tierra,eres Hombre de Dios y Hombre del pueblo () Tu pueblo, tus desgraciados, tus

    hambrientos, he ah a tu familia. (Rohrbacher, 1864: 79). El instructor debeconocer a su discpulo y tratar de dirigirse a l con un discurso que pueda sercomprendido; las narraciones por entregas cumplen con esa funcin.

    La iglesia ofrece a los catlicos la posibilidad de un porvenir seguro en un pas,que de acuerdo con el Misionero Neo no ofreca un () estandarte seguro para lafe, un proyecto moral para las alma piadosas (Jimnez 1856: 21), sino un romezclado, lleno de piraas que devoran la felicidad y la presencia de Dios en lavida de los hombres, un ro que intenta vender felicidad y un futuro que solo puededepender de los hombres (21). Es evidente que en los tres peridicos existe una

    estructura narrativa y actancial comn y permanentemente definida por personajes

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    que aparecen en la mayora de las fbulas; por un lado estn los sacerdotes jvenesque siempre se muestran como seres amables, paternales y sabios, dispuestos aorientar al rebao (espritus caritativos); por otro, las mujeres piadosas que calman

    el alma inquieta de algunos maridos desobedientes, como es el caso de la esposa dela historia escrita por Fernn Caballero y publicada en el nmero 7 de La Caridad(4 de noviembre de 1864). La leyenda piadosa cuenta la vida de un hombre avaroy sin corazn, cuya devota compaera salva del infierno con sus rezos y sudevocin: () piadosa y bella criatura que pasaba los das i las noches llorando lasmaldades de su marido, i pidiendo a Dios se las perdonara. (106)

    Los otros personajes constantes son los nios que se presentan como almaspuras, desprovistos de pecado y de razn y que se muestran como libros en blanco,rebaos dispuestos a ser educados. Tanto las mujeres y los nios atienden a laagenda del subalterno, deben permanecer pasivos, ser obedientes y piadosos, pueslas mujeres son el germen vivo de la fe, las que mantienen el orden moral, y losnios son los futuros soldados de Dios, aquellos que mantendrn el camino del

    porvenir divino (Caballero, 1864: 108). Esta estructura estable y comn obedecetotalmente al proyecto de formacin de sujetos, plan esencial del catolicismointegrista que hace su arribo a finales del siglo XIX y que cobija una gran parte delsiglo XX.11Frente a la amenaza de perder el monopolio de la educacin, resultadode las diferentes reformas que comenzaron a llevarse a cabo desde 1850 y cuyoobjetivo principal era proponer una educacin pblica, laica y gratuita; la Iglesiaredobl fuerzas y acudi a la ayuda de los escritores catlicos y editores de

    peridicos que fungieron como fundadores de pequeos colegios religiosos12

    . Todos_____________

    11 La idea de un catolicismo integrista comienza a gestarse como principio defortalecimiento de la doctrina durante el papado de Pio IX (1846-1878). El punto principales la unin permanente entre Iglesia y Estado; la religin debe ser garante moral de las leyesciviles. Adems, la teora exclusivista que solo concibe la salvacin a travs de la religincatlica y niega el ecumenismo, pone a los sacerdotes como nicos pastores verdaderos enla formacin de sujetos y en la vida familiar de los feligreses. Uno de los principios msvisibles de esta doctrina es la defensa de la familia como clula de la sociedad y comoescenario de permanencia privilegiada para los valores morales; es necesario que lareferencia a los dogmas de fe sea permanente y que estos puedan ser traducidos a las

    prcticas cotidianas. Por esta razn, se generan nuevos catecismos como el del Syllabusy elCatecismo Astete que se renueva en 1836 con la idea de estar al alcance de todos loscreyentes. Otro aspecto importante es el fortalecimiento de la presencia que tiene la Iglesiaen el circuito educativo con la fundacin y refundacin de universidades y colegios. En elcaso de Colombia resulta muy interesante que esta labor tambin se deja en manos deeducadores catlicos que no son sacerdotes y que multiplican el legado a travs deinstituciones e internados pequeos, con una fuerte enseanza de valores y doctrinareligiosa.

    12El peridicoLa Caridad. Lecturas para el hogar, est lleno de avisos publicitarios de

    estos colegios. Desde el primer nmero, por ejemplo, aparecen las instituciones de Santo

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    estos colegios tenan caractersticas similares, eran internados o semi internados,hacan gran hincapi en la educacin religiosa y no privilegiaban la educacin enciencias naturales como si lo hara la propuesta liberal. Estas materias eran

    reemplazadas por gramtica, canto, bordado, tenedura de libros, cienciasintelectuales y ortografa.Sin embargo los peridicos catlicos no negaron del todo la presencia de una

    idea de ciencia como impulso principal del conocimiento, su estrategia es directa yclara: la ciencia no es conocimiento esencial, puede ser reducida a datos muy

    precisos como el paso de un cometa o la forma de hacer jabn de tierra, pero nuncacomo vocacin completa. De hecho, una caracterstica importante de los personajesque protagonizan las novelas por entregas es que son gente sencilla, mujeres o nioscampesinos sin mayor educacin, y que representan el terreno propicio parademostrar que todo, hasta en la ciencia, est la mano de Dios. En el nmero 16 de

    La Caridad publicado el 5 de enero de 1864, aparece una relato llamado Elvendedor de Tangarninas escrita tambin por Fernn Caballero, el personaje es unhumilde labriego que es asesinado por causa de la envidia de algunos hombres, sumuerte es el motivo para que el mdico () un hombre de ciencia que no vea aDios en su labor (Caballero, 1864:248), comprendiera el valor de la fe al ver comoel pueblo divido en dos se une por el cario al muerto y la lstima que despierta laviuda: () el facultativo alz la mirada al cielo y le dijo al sacerdote, con el queno diriga palabra desde su llegada a aquel pueblo: nada escapa del conocimientodel corazn, de la fe y de la palabra hermandad que Jess sembr en nuestros

    espritus (249). El hijo mayor del humilde labriego toma las riendas de la familia yvend las Tagarninas, una noche oscura y fra su vida sucumbe y muere. El propiomdico tiene que atestiguar el deceso y en medio del dolor es testigo de un milagro:el rbol donde el nio falleci florece en pleno invierno. Sorprendido convoca al

    pueblo a creer: Dios i seor mio, hombres hai, tus hijos que suprema soberbia yllamndose cientficos. A ellos les digo que conservemos la fe en los relijiosos quenos dejan confiar en aquella promesa del porvenir: los que lloran en la tierra, sernconsolados en el cielo. (250)

    Resulta definitivo que un hombre de ciencia como el mdico sea capaz de negarsu naturaleza para ceder frente a los milagros de la fe y al poder de los religiosos.

    Adems, el futuro construido por los hombres no puede garantizar de ningn modo_____________

    Toms de Aquino fundada por Jos Joaqun Ortiz (quien adems es director de estapublicacin) y el Colejio de las Hijas de Mara orientado por la seorita Dolores Amaya.Ambos colegios encabezan su anuncio con la presencia de la doctrina cristiana e historiareligiosa. Esta publicidad aparece en todos los nmeros de la publicacin. La Matricariaaparece la fundacin del Colegio catlico de Popayn junto con la lista de cursos ofrecidos(nm. 3, 1 de abril de 1855), en El Centinela se publica una extensa referencia al Colejio deSan Bartolom fundado por don Venancio Restrepo y que ofrece las mismas materias (nm.

    7, 6 de diciembre de 1856).

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    el porvenir de felicidad perpetua que ofrece la vida en el cielo, ni el Estado resultaser el amigo fiel y cercano, una fuerza fraternal que oriente la vida familiar y moralde los hombres. La Iglesia, en cambio, se presenta como la compaera devota que

    confiere a los sacerdotes la misin de cuidar y educar de cerca a las familiaspiadosas.

    El giro domstico de los dogmasComo lo hemos visto, las publicaciones peridicas catlicas divulgadas durante

    un tiempo de profundas reformas liberales, cumplen con la funcin de sistematizarprcticas y documentos que la Iglesia, frente a la prdida de sus beneficios, debedefender. La literatura de folletn o las narraciones cortas son la principalherramienta para generar una serie de principiosque, con la llegada de una idea de

    progreso en relacin con la educacin como estandarte del desarrollo, dejaba porfuera de las lides polticas a la comunidad religiosa. Lo primero, sera fundar unconjunto de dispositivos discursivos que cambiara la imagen de una iglesiaretardataria y alejada de las necesidades primarias de sus feligreses; en segundolugar, generar un lazo directo y fraterno entre iglesia y sociedad desde la relacin de

    Magistra Vitae y amiga incondicional. Finalmente, el estatuto de escritor catlicoque surge en estas publicaciones, va de la mano con la labor del panfletista en laconsolidacin y el uso de un discurso veritativo que formula la relacin entrereligin y conocimiento.

    De hecho, la defensa de la presencia de la Iglesia como compaera fiel y

    formadora de espritus tuvo que enfrentar la aparicin de otra figura que semostraba como la realizacin del desarrollo, otra madre cuya misin principal eragestar hijos tiles para la patria, hijos protegidos por el conocimiento. Esa nuevamaternidad estaba en manos de la re-fundada Universidad Nacional en 1870. Laadopcin de los textos de Jeremas Bentham y Desttut de Tracy, a la que ya hemoshecho referencia, se convierte en un punto muy debatido por intelectuales catlicose intelectuales liberales. La adopcin de estos modelos es vista, de parte de losescritores catlicos, como una desobediencia moral, un peligro al buen juicio yequiparable con la hereja y el paganismo. En este sentido, la postura de la Iglesiaredobla sus fuerzas a la vida domstica desprovista de estos nuevos modelos de

    conocimiento y presta a la gua prctica y discursiva de los sacerdotes.Como lo explica el mismo Jos Joaqun Ortiz en el nmero 42 de La caridad

    publicado el 6 de febrero de 1870, una narracin corta de una sola entrega llamadaEl padre Fernndez, la historia tiene todos los elementos que hemos mencionado:un joven en formacin, una mujer humilde y un sacerdote que obra como maestro.El principio de la narracin se centra en describir al mentor ideal: () el padreFernndez era sabio, piedra de conocimiento en ciencias, en gramtica y en lasletras, pero ms all de poseer conocimientos para medir cuadras, posea elconocimiento del espritu (Ortiz, 1870: 598). Cuando Ortiz hace referencia a

    medir cuadras se refiere al conocimiento promulgado por el Utilitarismo como

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    teora tica; el conocimiento debe superar la comprensin del mundo, y centrarse enla transformacin material de ste. Para Bentham (1883) este conocimiento

    positivo nace de un hombre que es capaz de definir su humanidad como

    formulacin independiente a cualquier idea diferente a su lugar en el mundo, unhombre que se presenta emancipado de la divinidad. En este sentido, el padreFernndez contradice la idea de un maestro cuya funcin es la de transmitir elconocimiento del mundo a sus estudiantes, por el contrario, ha de centrarse en lareafirmacin de sus valores morales, antes que en enciclopedias tiles para el

    progreso liberal: () no es mi funcin como maestro, que t hijo mo aprendas aacumular oro. Debo ensearte que ese odioso metal que algunos manchan con susvilezas puede servir a los actos piadosos, a quitar el hambre a algn miserable o alrescatar a un relijioso cautivo de la Merced. (599)

    Ms adelante la historia hace un giro narrativo que tambin resulta constantes enestas narraciones: acontece una escena en donde el estudiante tendr que cumplircon las enseanzas del maestro y salvar a una pobre viuda del hambre y laenfermedad. Luego, este estudiante de leyes que ha estado ciego por las palabrasajenas que vienen de afuera a ofrecernos parasos viles (600), comprende cul serel resultado final de hacerle caso al padre Fernndez. Sus acciones cristianas lollevan a comprender que cuando un suceso que exige caridad aleja al hombre delas trivialidades de su existencia, lo acerca a un lejano porvenir, que aunfrecuentemente haba desesperado de alcanzar, se verifica en l una especie derevolucin. (602)

    El estudiante consigue la felicidad eterna, situada en aquel futuro transhumano ydivino llamado porvenir. Esta historia es el reflejo del gran problema al que seenfrentaron las publicaciones peridicas catlicas en tiempos de cambio: elafianzamiento de una idea de progreso que no riera con los preceptos moralestradicionales. En este sentido, las narraciones difundidas en estos espacios cumplencon la funcin de generar una idea de prosperidad que solo puede garantizarse conla presencia parmente de la Iglesia en la vida social. Lo primero ser darle un girodomstico a principios y conceptos que haban sido de uso exclusivo de lossacerdotes; es as como las novelas por entregas o los cuentos cortos se conviertenen mecanismos que traducen al lego presupuestos como la obediencia de conducta o

    el carcter divino de la norma a travs de situaciones predominantementefamiliares. De un modo u otro, este giro domstico trae consigo una toma de

    posicin que resiste al control del Estado, no es necesario que el poder pblicoforme parte de la cotidianidad de los hombres cuando la Iglesia ofrece un espacio

    privado que protege los valores y las cualidades cristianas; adems, podr vigilarcon mayor control a sus feligreses representados en los sujetos ms desvalidos yolvidados de la sociedad: las mujeres y los nios.

    En consecuencia, dicha traduccin debe acoger una estructura narrativaconstante evidenciada en la divisin del espacio actancial en dos mbitos

    especficos: el del instructor (sacerdotes) y el instruido (mujeres, nios y jvenes);

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    estos personajes se sitan en espacios domsticos y rurales en la mayora de loscasos (la casa, la huerta, el costurero), nunca en las plazas pblicas o en escenarios

    polticos y estatales. Otro elemento fundamental dentro de estas narraciones es la

    aparicin del hombre de ciencia o de leyes (el estudiante del padre Fernndez)como personaje de las fbulas; aquel que en el mundo liberal acta como maestrodescredo, en el mundo diegtico pasa a formar parte del terreno del instruido yacepta plenamente que el conocimiento otorgado por las ciencias naturales noresulta suficiente para alcanzar la salvacin eterna que habita en el porvenir. Perotodo instruido requiere un instructor que reafirme esta ilusio: este solo puede ser elsacerdote que ha dejado el encierro de sus despachos y se ha convertido en maestroque conoce de cerca las necesidades de sus feligreses.

    El escritor catlico debe velar porque esta permanencia discursiva se legitime ypreserve, sea comunicable y comprensible para los instruidos; la formulacinencuentra en el discurso veritativo y en la naturaleza del panfleto el mtodo perfecto

    para que esto pueda llevarse a cabo. Su misin principal es la de ser traductor, perotambin la de sistematizar las prcticas necesarias para garantizar la presencia de laiglesia an en tiempos de renovacin. Una de sus estrategias ms importantes serla de generar a travs de sus escritos la necesidad de un porvenir eterno y situadodentro del orbe divino; un porvenir que se opone al futuro liberal generado solo porla mano humana y, por tano, susceptible de ser errneo. Esta idea de porvenir comotiempo ulterior ya construido, que no puede cambiarse solo alcanzarse a travs de lacorreccin moral, sigue manteniendo firmes las jerarquas sociales: el pobre deber

    seguir siendo pobre, el abandonado deber seguir abandonado; estos rolesestablecidos mantienen la idea del porvenir como un progreso moral que beneficie aaquellos que tienen el poder de calmar en algo el hambre o de educar a aquellos queno han sido favorecidos por la civilizacin del progreso liberal.

    El orden jerrquico de la nacin eterna situada en el porvenir aureolar, nocambia, no acepta intromisiones; pero si domestica aquellos dogmas en objetos deuso: la eternidad es la paz del hogar; la salvacin, se ve representada por laobediencia en la escuela y por la negacin del racionalismo absoluto. Mientrastanto el acceso a la nacin del porvenir solo es posible si el instruido conserva su

    papel y obedece al instructor; sin embargo, para que este orden se mantenga, resulta

    necesario que exista una sistematizacin ordenada de la normatividad eclesistica ymoral, un corpus con entradas vigiladas por el escritor catlico.

    Otro vnculo importante es el de la religin y civilidad. De un modo u otro elinstructor catlico no solo ensea los principios del progreso moral, camino seguroal porvenir, sino que representa al apaciguador, la contracara de una poltica liberalque se ha caracterizado por los excesos y por las acciones brbaras. En el nmero12 de La Matricaria publicado el 12 de junio de 1862, aparece una suerte decrnica firmada por Mulier; el texto cuenta con detalles dramticos la expulsin delas monjas carmelitas de parte de Toms Cipriano de Mosquera acaecida en 1861.

    La insistencia de Ruperto Segundo Snchez en El sacrificio de las vrgenes (la

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    pluma detrs del seudnimo Mulier) en demostrar que la accin no tena que vercon decisiones polticas sino brbaras inexplicables, atraviesa toda la narracin:() pero hemos visto por sus resultados, que esta guerra tuvo ms bien un carcter

    de conquista que de civilidad (). Contra la brutalidad del segundoROBESPIERRE, solo quedar la verdad que el porvenir deje a las nuevasjeneraciones. (8) En consecuencia, la religin tiene el manejo de un tiemposuperior al presente humano, la historia que solo puede construirse con la voz delespritu difano del progreso moral (9), depende de la relacin que el catolicismoconsigne con el devenir humano. Solo la construccin de una pica del catolicismo

    presentada a los nios o de la vida de los santos y del clero podr legitimarse lacondena que har el tiempo a estas acciones contra la Iglesia, podr garantiza unanacin que se merezca el porvenir.

    El discurso de la caridad y del progreso moral: continuidad del legadoHay un elemento esencial que construyen las publicaciones peridicas catlicas

    en el periodo que hemos determinado: proponen mecanismos de comunicacinentre s. De esta manera, muchos colaboradores como Manuel Mara Madiedo,

    Nepomuceno Jimnez Acevedo o Jos Joaqun Ortiz, por ejemplo, colaboran en losperidicos analizados en el presente trabajo, pero tambin en otros ttulos comoLaRelijin: peridico destinado a manifestar la persecucin hecha a la iglesia por losimpos en el Siglo XIX (1865-1866), La F: peridico religioso(1878-1884).Adems de los circuitos que se estructuraron a partir de las colaboraciones mutuas,

    las asociaciones catlicas como la de San Vicente de Paul a la que subsidiaba elperidico La Caridad. La Matricaria en su nmero 7 del 25 de marzo de 1855publica una serie de avisos, entre ellos del peridico El Tiempo que saluda conbeneplcito esta publicacin.

    En este sentido, el circuito de peridicos catlicos va conformando una red deopinin y defensa del ideario cristiano que unifica el discurso ms all del mbitoretrico y lo instala en una dinmica performativa y de accin. Consideramos que lacorreccin de las prcticas cotidianas como la educacin y la lectura, est dirigida areafirmar una ciudadana, un habitar activo en el mundo que no trasgreda los ideales

    promulgados por la iglesia. En este sentido, el gobierno ya no puede ser estatal y

    laico, se debe dar inicio a un nuevo orden, que como lo menciona Michaela deGiorgio (1993: 185), intenta convertir el modelo catlico en la idea de moral yconducta. En este sentido, la familia que funciona como ncleo de la sociedad no

    podr ser otra que la familia catlica, la mujer catlica es sealada por la iglesiacomo la viga de los valores y de que el camino hacia el porvenir sea directo; elescritor catlico, por su parte, estar encargado de organizar el corpus, desistematizar las normas que el instructor ha de multiplicar en el pueblo.

    Su arma principal fue activar el discurso en una intervencin directa en lasociedad; como lo explica Gloria Arango (2004) la inoperancia del Estado en

    relacin con la asistencia a los ms necesitados, cedi el espacio para que los

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    activistas catlicos y las rdenes religiosas fundaran asociaciones como loslazaretos y los auspicios para hurfanos y viudas. Estos lugares que atendan a losenfermos y desprotegidos son el terreno ideal para generar, como lo hemos referido

    anteriormente, una razn pblica a favor de la presencia de la iglesia en la vida delos hombres. Es as como en el peridico La Caridad se sita la misin de loscatlicos en los orfanatos, hospitales, crceles y lazaretos como un principio derenovacin moral y, adems, una garanta de proteccin para el resto de la sociedad.La iglesia clasifica, resguarda y aparta aquellos indeseables, asume el reto de ser laconciencia colectiva y de dejar tranquilo el espritu de aquellos que dan dinero parala caridad. En el nmero 25 de La Caridadpublicado el 10 de marzo de 1865, sedescribe una visita a la crcel para darle la comunin a los presos: () nohablemos del sentimiento que deba producir en ellos la vista del que perdona tanfcilmente cuando oye una voz, cuando escucha un jemido, comparado con el pesode la justicia humana que no se satisface sino con largos aos de padecimiento. (Laredaccin: 1865: 1). Es evidente que la justicia humana, tradzcase, justicia estatal,apenas si puede compararse con la restitucin ntegra de las prcticas religiosas; esla iglesia la nica capaz de rehabilitar el alma y de fundamentar la idea del progresomoral como caracterstica exclusiva de su labor.

    De esta manera, la caridad como cualidad tpica de la buena conducta y laobediencia, es la base de lo que ser la pervivencia del orden catlico en lasociedad, adems de jerarquizar la educacin impartida. Por un lado, estabaestipulada la educacin que recibiran los escolares de lite en aquellos colegios

    catlicos privados y, por otro, las frmulas que impartiran los rdenes religiosas enlos orfanatos, en donde, como lo refiere El Centinela en su nmero 19 del 29 demarzo de 1857, expresara que la educacin de estos desfavorecidos debercentrarse en la obediencia de conducta y en el aprendizaje de los deberesdomsticos y de oficios que puedan dar servicio a la sociedad (74). No olvidemos,adems, que en la mayora de las narraciones publicadas en estos peridicos, losnios pobres o las mujeres, desempean labores prcticas como la costura, elsembrado de la tierra o la zapatera. La comparacin con las cursos impartidos enlos colegios catlicos privados y que mencionamos anteriormente (gramtica,tenencia de libros, latn), solo poda estar enfocada a la formacin de una elite

    caritativa, que no se olvide de los pobres y que puedan guiar al pas con losmismos principios morales con los que manejan su casa (76).

    Llevar las riendas del pas como se llevan las del hogar, reafirma la idea losespacios privados que no puede manejar el Estado; es decir, la iglesia propone unasuerte de trasposicin de poder: ser el mbito privado aquel que domine elcolectivo, el espacio en donde su presencia resultara definitiva: la sociedad civil esel reflejo de la sociedad domstica (Stuven, 2004: 253). En este sentido, el discursode la caridad se convierte en una doxaque debe cumplirse en el hogar y fuera de l(las crceles, los auspicios, los lazaretos), adems de proponer una jerarqua que

    sigue reafirmando los lugares de orientado e instructor. La prctica caritativa es an

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    ms valiosa que cualquier prctica civil porque ser la ruta directa para el porvenirdivino.

    Las novelas y cuentos divulgados en estas publicaciones, son en realidad un

    manual de conducta para las mujeres que aseguraban su influencia sobre la sociedadpor medio de las prcticas vinculadas con la vida privada, y cuya misin principalsera establecer y preservar el orden determinado por los ideales catlicos. El casode los jvenes es algo diferente, el hecho de que se les comience a configurar unespacio de participacin en las dinmicas colectivas los hace visibles y parteimportante de los planes de legitimidad de las diferentes apuestas polticas.13 Losnios, por su parte, seguirn siendo instrumento de la caridad y personajesrecurrentes del relato catlico, de hecho, la prensa dirigida a esta poblacin y quenace con la pajina para nios publicada en el peridico La Caridad ser elescenario donde se legitime y se memorice el acervo catlico.

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    humano. Bogot: Imprenta de Vapor de Zalamea Hermanos.

    _____________

    13Como lo explica Sergio Balardini (2000), los jvenes siempre han existido, pero lacategora de juventud es una construccin histrica que ha resultado de las revoluciones

    burguesas propias del siglo XIX. La idea de juventud va casada con el paradigma deprogreso y de esperanza que mantenan los recientes Estados nacionales. La presencia de unsector joven al interior de un pensamiento que se concibe como viejo y retardatario, legarantiza no solo la supervivencia sino la participacin activa en otros campos como el de la

    produccin econmica. La categora de juventud cubrira tanto el mbito del instructor comodel instruido. Son los jvenes aquellos llamados a encauzar el presente y la ruta moral,sumado a esto, los jvenes sern el devenir de la accin caritativa, el resultado de la

    domesticacin de la sociedad

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    p. 1.1870 El padre Fernndez, La Caridad. Lecturas del hogar, n 42, 6 defebrero, pp. 598-603.

    MADIEDO, Manuel Mara.1855 "Prospecto, en La Matricaria: peridico para la juventud.

    Coleccin de artculos de costumbres, revistas i literatura, n1, 25 deMarzo 25, p 1.

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    1855 Napolen no ha existido, en La Matricaria: peridico de lajuventud. Coleccin de artculos de costumbres, revistas i literatura,n 11, 5 de agosto, p. 3

    1865 El amor en el siglo XIX. Los amantes pintados por s mismos, enLa Matricaria: peridico de la juventud. Coleccin de artculos decostumbres, revistas i literatura, n 11, 27 de mayo, pp. 4-5.

    ANCZAR, Manuel.1849 Los partidos polticos, El Neogranadino, Bogot,n 37, 14 de

    abril, p. 5

    JIMNEZ ACEVEDO, Nepomuceno.1856 Colaboradores. Breve esposicin de las leyes de la Iglesia, enElCentinela: peridico moral, filosfico, cientfico y religioso, n 8,22 de noviembre, p. 18

    1856 El Misionero Neo, en El Centinela: peridico moral, filosfico,cientfico y religioso n5, 22 de noviembre, p. 19 al n 7, 6 dediciembre p. 12.

    1864 CABALLERO, Fernn, Leyenda piadosa, en La Caridad.Lecturas para el hogar, n. 7, p. 105-107.

    1865 El vendedor de tagarninas, EnLa Caridad. Lecturas para el hogar,

    n 16, 5 de enero, pp. 248-250.SEGUNDO SNCHEZ, Ruperto.

    1862 El sacrificio de las vrgenes, enLa Matricaria: peridico para lajuventud. Coleccin de artculos de costumbres, revistas iliteratura, n 12, 12 de junio, pp 6-8.

    Prospectos y textos sin autorEL CENTINELA:PERIDICOMORAL,FILOSFICO,CIENTFICO YRELIGIOSO.

    1856 El Centinela, n. 1, 25 de octubre, p. 1.

    1856

    El redactor del Neo-granadino, n 1, 25 de octubre, p. 2

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    1856 El Infierno, n 1, 25 de octubre, p. 1 al n 5, 22 de noviembre, p 1.1857 Principios de educacin, n 19, 29 de marzo, pp 74-76

    LA CARIDAD.LECTURAS PARAELHOGAR.

    1864

    S.S. Pio IX, n3, 7 de octubre, p. 401864 La Relijion, n3, 7 de octubre, p. 341864 Pjina para los nios,La Caridad. Lecturas para el hogar, Bogot,

    nm. 4, 14 de octubre de 1864, p. 64, al n 36, 2 de junio