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Espacios Públicos ISSN: 1665-8140 [email protected] Universidad Autónoma del Estado de México México Flores Vega, Misael; Espejel Mena, Jaime; Hernández Díaz, Ana María Conciliar el pluralismo y el multiculturalismo mediante la tolerancia Espacios Públicos, vol. 11, núm. 22, agosto, 2008, pp. 367-379 Universidad Autónoma del Estado de México Toluca, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=67602221 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Page 1: David Figueroa Serrano - Redalyc367 David Figueroa Serrano Fecha de recepción: 29 de febrero de 2008 Fecha de aprobación: 11 de abril de 2008 Misael Flores Vega* Jaime Espejel Mena

Espacios Públicos

ISSN: 1665-8140

[email protected]

Universidad Autónoma del Estado de México

México

Flores Vega, Misael; Espejel Mena, Jaime; Hernández Díaz, Ana María

Conciliar el pluralismo y el multiculturalismo mediante la tolerancia

Espacios Públicos, vol. 11, núm. 22, agosto, 2008, pp. 367-379

Universidad Autónoma del Estado de México

Toluca, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=67602221

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David Figueroa Serrano

Fecha de recepción: 29 de febrero de 2008Fecha de aprobación: 11 de abril de 2008

Misael Flores Vega*Jaime Espejel Mena* *

Ana María Hernández Díaz* **

RESUMEN

El pluralismo está en conexión con el liberalismo. El liberalismo acep-ta al pluralismo como algo acertado y positivo en las sociedades demo-cráticas. El multiculturalismo busca el reconocimiento de derechos mi-noritarios, por lo cual rechaza el pluralismo. La tolerancia resulta unmediador correcto entre el multiculturalismo y el pluralismo para eldiseño de una sociedad bien ordenada.

PALABRAS CLAVE: pluralismo, liberalismo, multiculturalismo, diversi-dad, tolerancia.

ABSTRACT

The pluralism is in connection with the liberalism. The liberalism agreesto the pluralism as something guessed right and positive in the democraticsocieties. The multiculturalism looks for the recognition of minorityrights, for which it rejects the pluralism. The tolerance he turns out to

Conciliar el pluralismo y el multiculturalismomediante la tolerancia

* Profesor de Filosofía Política en el Centro Universitario UAEM Zumpango.** Profesor de Ciencias Políticas y Administración Pública en el Centro Universitario UAEM Zumpango.*** Profesora de asignatura en la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública del Centro

Universitario UAEM Zumpango.

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Conciliar el pluralismo y el multiculturalismomediante la tolerancia

be a correct mediator between themulticulturalism and the pluralism for thedesign of a tidy society.

KEY WORDS: pluralism, liberalism, mul-ticulturalism, diversity, tolerance.

INTRODUCCIÓN

Una de las consecuencias de la moderni-dad, pero particularmente de la Ilustración,es que la universalización se ha visto des-deñada por el particularismo; semejante fe-nómeno invita a analizar y replantear vie-jos problemas que habían sido dejados delado, o bien, que habían sido relegados. Unode estos hechos es la diversidad cultural.La nueva directriz está encaminada haciael cuestionamiento del Estado-nacional, antelos embates de la heterogeneidad cultural.La visión de antaño, la de concebir al Esta-do, los derechos y las libertades como algomonocromático, se está poniendo en tela dejuicio. Es imposible ignorar que la diversi-dad cultural y sus diferencias están a ladode la esquina, pues cada cultura tiene supropia identidad y matiz. Ahora el reto esplantear cómo podremos vivir juntos(Touraine, 1999); una respuesta que no esbanal, ni mucho menos verosímil, es quehay que aprender a vivir con la pluralidadcultural y sus diferencias y, si no, cuandomenos a tolerar lo diferente.

El presente manuscrito tiene la modestapretensión de tratar de conciliar los presu-puestos del pluralismo (diversidad) y delmulticulturalismo (las diferencias), en vir-tud de aspirar a una sociedad ordenada y

plural, con diferencias y culturas diversasen un contexto de un Estado democráticode derecho. Y el eje que permitirá unir ladiversidad y la diferencia es la tolerancia.Esta actitud ética mínima es loable y facti-ble, principalmente, en aquellos Estados quecuentan con un gobierno democrático. Ungobierno de este tipo está inmerso en uncontexto de culturas diversas y con diferen-cias sui generis, mismas que las respeta entérminos formales. Las democracias libera-les están a favor del respeto de los valores,las tradiciones y costumbres de las culturasque habitan un país, e incluso, en las leyesmismas están reconocidas. Pero el problemade esta situación es que se universaliza lanorma y son eliminadas las particularidades.Ahora bien, en la esfera formal las liberta-des, los derechos y las obligaciones son igualpara todos, y por ello se presupone que ladiversidad cultural es respetada. Sin embar-go, en la esfera pública hay evidencias queno es así. Por ejemplo, la discriminaciónde un indígena en una agencia del ministe-rio público, muestra que la igualdad queotorga la ley se ve desvanecida porque esrelegado por no hablar castellano adecua-damente. Esta situación ya crea una fric-ción social y es aquí donde la toleranciaentrará en acción para coadyuvar al respe-to de la diversidad y la diferencia.

El pluralismo parte de la idea de que la di-versidad, en el aspecto ideológico, social ypolítico, es favorable para enriquecer la vidapública. La unanimidad no se da con fre-cuencia en las relaciones mundanas, ellosería más probable en una comunidad deángeles (Reyes-Heroles, 2004). Por ello elpluralismo le apuesta al consenso de las

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mayorías, sea en el aspecto que sea. Y lasdecisiones que son producto del consensoson acatadas y las partes minoritarias noson desdeñadas, pues posteriormente pue-den declinar a favor de la posición de unamayoría. La pluralidad tiene cupo y acep-tación en las democracia liberales, porqueésta se refleja claramente en el contexto delas libertades y de los derechos políticos ysociales. El pluralismo no desconoce la im-portancia de la tolerancia, sino la defiendecomo ese valor que auxilia a mantener yrespetar las diferencias en sociedades de-mocráticas. Y este patrocinio y respeto delas diferencias va más allá de una simplerelación intersubjetiva, pues también lo haceen el terreno de las culturas, etnias y gru-pos culturales. La diversidad está siemprepresente, eliminarla sería adoptar una posi-ción maquiavélica y poco democrática, lofactible es apostarle por mantener y tolerarla diversidad (en sentido estricto) para en-riquecer la vida pública.

El multiculturalismo pretende reivindicaruna deuda histórica con las culturas mino-ritarias, que a lo largo de la historia hansido borrados del mapa político y social.Esta corriente busca enmendar el desprecioo la falta de reconocimiento de las culturasmediante su acomodo. De hecho, esto esconocido como el reto del multiculturalismo,mismo que considera que el Estado nacio-nal no es tal, sino es un Estado multinacio-nal, dada la diversidad cultural que resideen un país. Por supuesto, el reconocimientoy acomodo de las culturas es imprescindi-ble, pero ¿sólo demandan ello?, no. Algu-nos teóricos de esta corriente de pensamientoalegan que es necesario, también, que se les

reconozca derechos diferenciados, es decir,derechos particulares. El acomodo y el re-conocimiento de las culturas que habitan enun país, no son suficientes para mantenerorden y coherencia social, pues cada cultu-ra, al ser reconocida, se enclaustrará en unmundo particular pero, no por ello, no seráun ser insociable, si no todo lo contrario. Ycuando la socialización llegue, el conflictopuede surgir. En este sentido, la toleranciaes una actitud artificial que es menester re-valorar para mantener el orden y la estabi-lidad entre las culturas que habitan un país.No hay alternativa más que vivir con nues-tras diferencias y tolerarlas entre sí.

Efectivamente, tanto el pluralismo y elmulticulturalismo son antitéticos y la lite-ratura existente otorga evidencias de ello,razón suficiente para que muchos estudio-sos sostengan semejante incompatibilidad.Ferran, Requejo Coll (1996: 44) muestraque “el multiculturalismo y el pluralismoson divergentes, porque el primero subsumefenómenos muy distintos entre sí, que su-giere un trato teórico y empírico diferen-ciado”. Ermanno Vitale (2004) plantea queel multiculturalismo está en estrecha, rela-ción, con el organicismo, por consecuenciadifiere por completo del pluralismo, ya queéste está en mayor contacto con el indivi-dualismo. Finalmente, José AlejandroSalcedo (2001: 20) nos dice que “resultaimprescindible evitar la identificación delmulticulturalismo con cualquier modalidadde pluralismo, sobre todo con el pluralismocultural. Pues si se quiere dar una respues-ta adecuada a las demandas que plantea lasociedad multicultural, habrá que evitar elprejuicio liberal…”

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Ante la posición de la incompatibilidad en-tre pluralismo y multiculturalismo por partede muchos estudiosos, el presente manuscri-to pretende buscar un eje en el que converjael pluralismo con el multiculturalismo; yeste es la tolerancia, como aquella actitudimprescindible para coexistir con civilidady respeto con una multiplicidad de cultu-ras, grupos étnicos y grupos etnoculturalesen un mismo espacio. El pluralismo no per-mite la existencia de un solo agente (o cen-tro de poder) en la vida pública, al contra-rio, fomenta la multiplicidad como unrequisito sine qua non para la misma lógi-ca democrática y para enriquecer la vidapolítica o social. El multiculturalismo pre-tende mostrar que existen grupos que his-tóricamente han sido relegados de la esferagubernamental, razón suficiente para rei-vindicar las diferencias etnoculturales en unterritorio determinado. En primera instan-cia puede resultar infructífera unir elmulticulturalismo y el pluralismo, pero pre-tendiendo ser objetivos, hay elementos queambos ofrecen, y pueden ser de enorme ayu-da para explicar la coexistencia de los gru-pos etnoculturales, culturas y grupos étnicosen una macro y micro esfera.

LOS PRESUPUESTOS DEL PLURALISMO

Uno de los exponentes del pluralismo es elconocido italiano Giovanni Sartori, el cualconsidera toda sociedad abierta (toma pres-tado el término de Karl R. Popper) comopluralista. Y una sociedad pluralista o abier-ta por fuerza es democrática (Sartori, 2001).Y una sociedad pluralista es una sociedadlibre tal como la entiende el liberalismo.

Asimismo, el pluralismo no contempla quela diversidad sea la causa primordial de ladiscordia y del desorden en la sociedad de-mocrática, sino, es un elemento esencialpara mantener la permanencia y la buenasalud de la sociedad. El pluralismo desdesus orígenes le apostó por diversificar a lasociedad misma, tanto en la esfera social,la religiosa, la económica, la política, etc.Esta diversidad es producto de la moderni-dad, pues el antecedente primigenio para elloes la libertad. La libertad les otorga a losindividuos la facilidad de elección para in-miscuirse en las esferas que son convenien-tes. Y la pluralidad surge precisamente dela libertad existente de las partes, sea elcaso de individuos o de grupos y esa plu-ralidad se materializa en el valor de la di-versidad.

El pluralismo presupone que las diversasopiniones en la vida pública, no denotan unaspecto negativo, mucho menos si ese plu-ralismo está encaminado a otros aspectos,como la diversidad de idiomas de una cul-tura, de las tradiciones y costumbres de unpueblo, pues ello es una secuela de la igual-dad de derechos y de libertades que garan-tiza el Estado a los miembros de las cultu-ras que habitan un país. En principio, estáclaro que “el pluralismo está obligado arespetar una multiplicidad cultural con laque socializa, pero ello no implica que lapromueva; y esto es así porque el propiopluralismo postula un reconocimiento recí-proco” (Sartori, 2001: 32-33).

De acuerdo a Giovanni Sartori (2001: 31),“el pluralismo se encuentra dividido demanera tripartita, a saber: a) pluralismo

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como creencia; b) pluralismo social; y c)pluralismo político”.

El primero promueve la multiplicidad en laforma de pensar, siempre acompañada dela tolerancia. La forma distinta de pensarcoadyuva a enriquecer las sociedades de-mocráticas, pues la diversidad permite pen-sar los problemas de distintas aristas. Eneste tipo de pluralismo se privilegia la va-riedad y no la uniformidad, respalda el dis-crepar y no la unanimidad y el dinamismoy no el inmovilismo. Estos criterios colabo-ran a que las creencias de los individuossean respetadas en las sociedades hetero-géneas. Asimismo, el pluralismo respeta lamultiplicidad cultural en la que está inmer-so con el objeto único de estar en paz y enorden con los demás. “La diversidad en laforma de pensar, está respaldada por el re-conocimiento reciproco de las partes, estoes garantía de que no habrá conflictos”(Sartori, 2001: 32).

El segundo está enfocado básicamente alas múltiples diferencias existentes entrelas culturas, los grupos, los países y losindividuos.

El tercero está orientado sobre la diversifi-cación del poder, en una pluralidad de gru-pos independientes y no exclusivos. En estadiversidad, las diferencias son arregladaspor consenso y por mayoría, pero no porello se subsume a la minoría. Sartori escri-be: “…Consenso es un proceso de compro-miso y convergencias en continúo cambioentre convicciones divergentes” (Sartori,2001: 37). En un asunto político, los gru-pos etnoculturales que habitan un Estado

podrán participar y diferir de los plantea-mientos de una mayoría, pero no por ello sedesatará el conflicto, pues la tolerancia cum-ple una función mediadora o de alejamien-to de la intensidad conflictiva.

El pluralismo pugna por un mundo variadoy múltiple y no un mundo monocromático.Se puede decir que el pluralismo le da cupoa todos: minorías, grupos étnicos y cultu-ras. Reconoce a todos como agentes diná-micos para beneficiar la vida pública y lavida política, a pesar de las diferencias so-ciales o políticas y de la diversidad cultu-ral. Por supuesto que el disenso, entre losgrupos etnoculturales, está permitido, o estolerado. “...El pluralismo es hijo de la to-lerancia y, por tanto, está llamado a desco-nocer una intolerancia que es, en resumi-das cuentas, un odio cultural que reivindicauna superioridad cultural alternativa”(Sartori, 2001: 38).

Parece, en primera instancia, que el plura-lismo respeta la diversidad en la esfera re-ligiosa, política y económica, pero no sóloeso, también la tolera. Pero es menesterreconocer que el pluralismo presupone laseparación de esferas para evitar la injus-ticia y el conflicto (Walzer, 2001). Y encada esfera, el propio pluralismo rechazatajantemente la tiranía de la mayoría, esdecir, repudia el principio como eje regu-lador, pero no como el criterio de toma dedecisiones.

El pluralismo no presupone una visiónrelativista, pues la tensión siempre está pre-sente. Al respecto Alejandro Salcedo (2001:77) nos dice:

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El pluralismo significa la aceptación de ladiversidad en asuntos factuales y en asun-tos cognitivos, éticos y estéticos y rechazala idea de que existen criterios y normasuniversales. Rechaza que todas las decisio-nes y acciones deban juzgarse usando crite-rios internos de la cultura de quien actúa.Si bien el pluralismo aboga por el respeto aotros puntos de vista, no supone la acepta-ción de que todos los puntos de vista sonigualmente correctos.

Ahora bien, el pluralismo no da por deter-minado algo (no es determinista), está abier-to a lo contingente. Por ello, cuando hay uncontacto entre culturas, el pluralismo no re-chaza a ninguna, sino busca la mediaciónde la tolerancia.

El pluralismo no determina que cultura valey cuál no; ésta doctrina busca que todascoexistan con sus peculiaridades, pues to-das aportan algo para dinamizar la vidapública o política.

El pluralismo reconoce la necesidad del res-peto a otras culturas, aunque desde los pa-trones de alguna de ellas en particular, otrasculturas sean igualmente valiosas. Este pun-to de vista contempla la posibilidad deinteracción, incluso interacción dialógicaentre miembros de diferentes culturas, me-diante esfuerzos de interpretación y contem-pla la posibilidad de acuerdos, aunque nonecesariamente serán acuerdos completosen todos los asuntos de orden cognitivo omoral (Salcedo, 2001: 77).

El pluralismo no acepta la imposición dealguna cultura, o no arguye que tal culturaes mejor que la otra, todas son importantespara la convivencia social y todas están res-

paldadas legalmente por el poder adminis-trativo. En términos formales, todas las cul-turas tienen los mismos derechos y las mis-mas obligaciones. En el caso del individuo,él puede decidir qué costumbre valora ycuáles no, pues este proceder es respetadoo tolerado por los demás; esta es la dinámi-ca del pluralismo.

LOS PRESUPUESTOS DELMULTICULTURALISMO

El multiculturalismo difiere de la visiónliberal y también del pluralismo, pues éstapretende revalorar las culturas excluidasde los proyectos nacionales y de políticaspúblicas. Hay dos vertientes por los queel multiculturalismo camina: una es larevaloración de las culturas poliétnicas ylas multinacionales y la otra son los gruposminoritarios como los indígenas, las femi-nistas, los pobres, los gays, etc. La primeraes representada por Will Kymlicka y la se-gunda la representa Charles Taylor. Más seacomo fuere, estos grupos etnoculturalesy minoritarios lucha por el reconocimien-to y, simultáneamente por derechos que noposeen. Pero los grupos minoritarios pre-tender ser sujetos de derechos diferencia-dos y los grupos etnoculturales desean seracomodados.

Si bien, el multiculturalismo es un modelonormativo que busca reivindicar a gruposetnoculturales y minoritarios en el seno deun Estado, busca, a toda costa, la heteroge-neidad social, un lugar donde todos puedanvivir y ser sujetos de derechos. Estos dere-chos que buscan no son por ocurrencia, sino

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son derechos negados por parte del poderadministrativo.

El multiculturalismo, en cambio, en senti-do amplio, sería una reacción frente alasimilacionismo por parte de una culturamayoritaria, reivindicando el derecho a ladiferencia. Es una reacción de resistenciade culturas minoritarias o de gruposinmigrantes con una cultura de origen antela amenaza de perder la identidad” (Salcedo,2001: 48).

Por otra parte, el multiculturalismo apartede ser un concepto normativo, también esun hecho social, porque en una sociedad hayuna presencia de grupos con diferentes có-digos culturales (que son identidades cultu-rales propias) como consecuencia de dife-rencias étnicas, lingüísticas, religiosas onacionales.

Los que pretenden revalorar los gruposetnoculturales, opinan que es el mayor retode las democracias, pues estos grupos ca-recen de derechos, en todo caso los que seles reconocen son los derechos universales.Pues reconocer los derechos de las mino-rías es de suma envergadura, pues en launiversalización de los derechos humanossólo están difusos, o han sido subsumidos.Este hecho promueve la injusticia ante lasminorías y el agravamiento del conflictoetnocultural. Es menester pues, complemen-tar los derechos humanos con los derechostradicionales de las minorías, es decir, de-rechos diferenciados, esto permitirá la es-tabilidad en un Estado multicultural.

Las sociedades de hoy son heterogéneas porrazones de diversidad cultural. Esta diver-

sidad elimina, de facto, la idea tradicionalde nación. Ahora, en un país que se encuen-tran diversas naciones desaparece el Esta-do-nación, para transformarse en un Esta-do multinacional con minorías nacionales.Este tipo de Estado, se forma de maneravoluntaria o involuntaria y para sobrevivirlos diversos grupos nacionales mantienensu lealtad a la comunidad política, o bien,comparten un patriotismo compartido. Otroaspecto del pluralismo cultural es la inmi-gración. En palabras de Will Kymlicka(1996: 29): “Un país manifestará pluralis-mo cultural si acepta como inmigrantes aun gran número de individuos y familias deotras culturas y les permite mantener algu-nas de sus particularidades étnicas”, peroen el marco de las instituciones; esto es, loque se le denomina polietnicidad. No obs-tante, cabe la posibilidad de que un país seasimultáneamente poliétnico y multinacional,véase el caso de Canadá. Por lo tanto, lopoliétnico y multinacional son dos formasde pluralismo cultural.

El Estado multinacional del que hablaKymlicka es una de las mayores aportacio-nes del multiculturalismo, pues esta hipó-tesis resulta verdadera, dado que muestrael proceder perverso del Estado-nacional alexcluir de los proyectos a los grupos cultu-rales (sean extranjeros, inmigrantes, gruposétnicos, etc.). Estos grupos con la marchadel tiempo perdieron la categoría de mino-ría para transformarse en grupos con pesopolítico. Ahora, la factibilidad de la políti-ca y la economía depende en buena medidaque tengan cupo estos grupos en toda la co-munidad política.

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El propio Kymlicka planteó, en su momen-to, que una forma institucional de acomo-dar las diferencias étnicas y nacionales delos grupos etnoculturales (extranjeros, in-dígenas, etc.), era reconocerlos en el siste-ma administrativo que tiene lugar en elfederalismo. Este filósofo, al aludir alfederalismo escribe:

Hace referencia a un sistema político queincluye una división constitucional de po-deres entre el gobierno central y dos o mássubunidades (provincias/lander/estados/cantones) definidos sobre una base territo-rial, de manera que cada nivel de gobiernotiene poder soberano sobre ciertos asuntos(Kymlicka, 1996: 26).

Esto es diferenciado de: a) la descentraliza-ción administrativa, en la que un gobiernocentral determina las políticas en todos losaspectos y después devuelve la facultadpara adminístralas en las bajas esferas delgobierno (las provincias o los municipios);y b) de la confederación, mediante la quedos o más estados soberanos determinancoordinar la política económica o social,en la que cada estado entrega el poder paraadministrar esas políticas a un cuerposupranacional compuesto por delegados decada país.

En otra vertiente manejada por el multi-culturalismo, representada sobre todo porCharles Taylor, se aboca por el reconoci-miento de la identidad de los grupos mino-ritarios, además del derecho a la diferen-cia de cada grupo. Taylor está concientede la importancia de la universalidad delos derechos y de la igualdad, pero es me-nester, en opinión de él, atender las dife-

rencias para que ciertos grupos no seancooptados por los grupos mayoritarios.Esta demanda se traduce en que se legisleen lenguas especiales y modos de vida. Estemismo filósofo señala que las leyes no sonneutrales, razón por la cual, cada grupodebe de elegir sus metas prioritarias y valo-res, pero obviamente esto deberá estaravalada por la legislación del poder admi-nistrativo.

Ahora bien, Taylor en su ensayo Mul-ticulturalismo y la política del reconoci-miento (1993), están implícitos dos aspec-tos que los multiculturalistas retoman (elcaso de Walzer) y es conocido como el pri-mer liberalismo y el segundo liberalismo.El primero representa la política de la dig-nidad. Consiste básicamente en que los hom-bres libres e iguales, tienen los mismos de-rechos y, por ende, la función del Estadoversa en proteger y asegurar tales derechos.El segundo es la política de la diferencia, seaboca a que cada individuo y cada grupoposeen una identidad y una particularidadque les debe ser respetada.

En la política de la dignidad, el Estado,como fundamentación moral de los dere-chos básicos, tiene que garantizar un es-pacio de acción para que los individuospuedan realizar sus planes particulares devida. En contraparte, en la política de ladiferencia se exige del Estado la protec-ción de un conjunto de prácticas, tradicio-nes y valores que harían posible que losindividuos de la comunidad política seidentificarán con determinado ideal del biencomún. “...Desde la perspectiva de la po-lítica de la dignidad, el principio del bien

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igualitario exige que tratemos a las perso-nas en una forma ciega a la diferencia; parala política de la diferencia hay que reco-nocer y fomentar la particularidad” (Cor-tés, 1999: 119).

Como colofón, de acuerdo a León Olivé(Citado en Salcedo, 2006: 51), hay tresmodelos de países multiculturales, estos sona saber:

a) Las comunidades que cuentan con terri-torio propio y viven en zonas geográficasseparadas; este es el caso de Québec enCanadá y Escocia en la Gran Bretaña.

b) Las comunidades que comparten espa-cios públicos y servicios con el resto dela sociedad y no hay separación geo-gráfica, tal es el caso de los hispanos ylos negros en Estados Unidos de Nor-teamérica.

c) Las sociedades de países donde los indí-genas no viven en un territorio propio,sino que conviven en amplias zonas conotros grupos indígenas y de mestizos.Este es el claro ejemplo de Latino-américa.

LA TOLERANCIA COMO MEDIACIÓNENTRE EL MULTICULTURALISMO Y ELPLURALISMO

La tolerancia hacia lo diferente y diverso esuna actitud mínima de cada sujeto paraapostarle al orden y la civilidad entre lasculturas, grupos y etnias. La tolerancia noes una actitud innata de los hombres, surgecomo resultado de la voluntad de aquellossujetos que aspiran a vivir con orden y es-

tabilidad con sus semejantes. Esta actitudes producto de la reflexión, o bien, es esaactitud que emerge por artificio.

Los defensores del multiculturalismo de-mandan el acomodamiento de diversas cul-turas, que han sido desconocidas ante el sur-gimiento del Estado nacional. La diversidadde culturas, que existen en un Estado, semanifiestan como grupos poliétnicos ymultinacionales, para citar a Will Kym-licka. Estos grupos rompen con los esque-mas del Estado nacional; adquiere el ca-rácter de un Estado multinacional. Esasminorías nacionales pretenden que sus de-rechos sean reconocidos, o bien, deman-dan que se les reconozcan derechos dife-renciados. Bajo el criterio de justicia, estasminorías nacionales merecen que se lesreconozca, pero ¿si son reconocidos susderechos ello será lo único que se requierapara mantener una sociedad con ausenciade conflictos? Pues parece que en términosformales esa es la solución, pero para man-tener una sociedad heterogénea en un mis-mo Estado no es suficiente. Se necesita deesa actitud ética que se llama tolerancia,para que puedan coexistir las diversas cul-turas, sean éstos grupos mayoritarios o gru-pos minoritarios.

El pluralismo está en estrecha relación conel liberalismo, de ahí que demande la exis-tencia de diversos grupos, sean estos ma-yoritarios o minoritarios para que puedanenriquecer el juego democrático en la vidapública. Múltiples grupos hacen acto depresencia en la vida pública y esto es unfenómeno bien visto por los pluralistas. Ladiversidad enriquece la vida pública y los

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conflictos que surjan son resueltos por me-canismos formales, pero en las cuestionesde tradiciones, cultura, idioma y otras, noson factibles o no son suficientes los arre-glos formales porque el individuo no va anegociar su identidad, su derecho a auto-determinarse y, mucho menos, sus tradicio-nes. El pluralismo presupone que un Esta-do ofrece libertades a cada individuo ogrupo y éstos tienen la facultad de elegir loque mejor les convenga. Pero el formalis-mo del pluralismo es débil para resolver pro-blemas de carácter subjetivo, esto tradicio-nes, cultura, identidad, etcétera.

Ahora, el reto estriba en cómo mantenerordenada una sociedad heterogénea, en lacual la multiplicidad de grupos étnicos,sean mayoritarios o minoritarios, están pre-sentes. No basta reconocer el derecho di-ferenciado de los grupos etnoculturales, nidarles un acomodo y ni mucho menos em-prender acciones de política pública y tam-poco de hacerse ciego a las diferencias comolo plantea el pluralismo. Pretendemos creer,que la tolerancia será la actitud que com-plementará urja coexistencia de gruposetnoculturales y una sociedad con orden.Las líneas siguientes le apuestan a eso, es-perando no sea difuso o erróneo.

En el liberalismo político de Rawls estáplanteado, en términos normativos, cómollegar a una sociedad bien ordenada y pare-ce que la solución que ofrece es la de latolerancia. Y efectivamente tiene razón, puesuna forma de mantener ordenada, alejadade la barbarie y estable a una sociedad espor ese medio:

La cultura política de una sociedad demo-crática siempre está marcada por una di-versidad de doctrinas religiosas, filosóficasy morales opuestas entre sí e irreconcilia-bles. Algunas de estas doctrinas son perfec-tamente razonables y el liberalismo políti-co ve en esta diversidad de doctrinasrazonables el inevitable resultado, a largoplazo, de las capacidades de la razón hu-mana y su actividad dentro del trasfondo deinstituciones libres y duraderas (Rawls,1996: 29).

Ante ese pluralismo razonable, lo inmedia-to es recurrir a la tolerancia para ordenar ladiversidad y evitar cualquier disfunción oconflicto intersubjetivo.

Los multiculturalistas buscan solucionesformales (reconocimiento dé la identidad yde derechos y acomodo de culturas) paramantener estable a una sociedad, hacerlesjusticia simultáneamente y sus argumentosno son erróneos, ni fallidos, pero enfatizanmucho en las soluciones que provienen de laley y del Estado. No le apuestan a la toleran-cia como ese aspecto ético para que coexis-tan las culturas de toda índole en un mismoespacio. Lo que quiero expresar es que lasmedidas institucionales serían más sólidassi estuviesen acompañadas de la labor de lacomunidad política con el patrocinio y laaplicación fáctica de la tolerancia.

La tolerancia es una actitud que adopta elindividuo para con su contexto. Una de suscaracterísticas principales es que no esrelativista. Sartori arguye al respecto: “Quientolera tiene creencias y principios propios,los considera verdaderos y, sin embargo,concede que los otros tengan el derecho a

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cultivar creencias equivocadas” (Sartori,2001: 41). En una primera impresión, latolerancia seria la responsabilidad del indi-viduo consigo mismo y con su semejanteporque ante el peso que implica ser respon-sable dejo al otro que obre como desee por-que sabe lo que hace.

La tolerancia es una pequeña virtud por-que no depende de sí, requiere el apoyo deotras virtudes y de apoyos institucionales.

La tolerancia no significa indiferencia ha-cia los demás, sino el reconocimiento de susdiferencias y su derecho a ser diferentes.Ambas cosas están –o deberían estar– rela-cionadas con la simpatía y el interés. Latolerancia es una actitud que debería prac-ticar tanto el individuo como el grupo so-cial, tanto el gobierno, el Parlamento, comola opinión pública (Fetscher, 1996: 143).

La efectividad de la tolerancia implica des-deñar el ego del individuo para que actúecon rectitud, con lo que le rodea, incluyen-do a sus semejantes. La puesta en marchade la tolerancia, en un Estado con gruposetnoculturales, permitirá una sana conviven-cia, porque las partes se reconocen comodiferentes. El acomodamiento de las cultu-ras en un Estado estará fortalecido en lamedida que la tolerancia de los individuosy grupos para con los otros se haga pre-sente. La tolerancia coadyuvará a la pazsocial entre las culturas, porque las dife-rencias estarán presentes, pero los indivi-duos responsables reconocerán al otro consus diferencias precisamente porque el quereconoce también es diferente. En pocas pa-labras, la tolerancia es un proceso de reci-procidad entre los sujetos. Ello permitirá que

los grupos etnoculturales, las culturaspoliétnicas, las minorías vivan en una sanacohabitación, independientemente de los de-rechos reconocidos o no por parte del Esta-do. Es imposible que las culturas eliminensus diferencias, de hecho la ley misma nolo hace, porque todos los hombres son igua-les y son libres en términos de legislacio-nes, pero en los hechos fácticos ese artifi-cio legal se diluye.

Ahora bien, la pugna de que una cultura esmejor que la otra, resulta improductiva, loúnico que produce es el etnocentrismo. To-das las culturas con sus diferencias tienenalgo que aportar a las otras y si prevalecela tolerancia habrá una reciprocidad y re-conocimiento entre ellas. Además, la tole-rancia permitirá que todas las culturas es-tén en una misma proporción en la vidapública, que es en lo que el pluralismo hainsistido.

La tolerancia para mostrar sus bondades,tiene que estar en un plano macro para quelos grupos minoritarios, los grupos etno-culturales y los grupos poliétnicos tenganuna sana cohabitación, y ello permita sen-tar las bases de una sociedad ordenada yestable. Es menester señalar que el recono-cimiento de los derechos y la identidad dealgunos grupos étnicos, son esenciales parauna sociedad ordenada y estable, pero latolerancia como esa actitud mínima de res-ponsabilidad, colaborará con tal objetivo.No todo es lo formal.

En el plano micro, la tolerancia no borrarálas diferencias, pero permitirá que los indi-viduos puedan vivir de manera ordenada y

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Conciliar el pluralismo y el multiculturalismomediante la tolerancia

estable. Desde el punto de vista de la tolerancia, la diversidad y la plura-lidad no será un valladar para que los sujetos sean objetos de discrimina-ción. Si el Estado determina las leyes para reconocer derechos particula-res, la actitud tolerante de los individuos para con los otros permitirá unasociedad estable, plural y ordenada. Los modelos de vida buena soninexistentes, cada individuo determina qué le conviene y qué no. Pero sialguien elige un modelo de vida, no será discriminado por la actitud tole-rante de los individuos.

NOTA FINAL

La tolerancia mediará entre las posturas multiculturalistas (diferencias)y las pluralistas (diversidad) para moldear una sociedad con gruposetnoculturales y grupos minoritarios que se reconozcan entre si.Fácticamente, es imposible eliminar las diferencias entre los individuos yla diversidad no será eliminada, lo único que se puede hacer es tolerarsemutuamente. Con los derechos de minorías; el reconocimiento de la iden-tidad; la diversidad y pluralidad en la vida pública y; la tolerancia, habráun diálogo entre los individuos en un nivel micro, en un nivel macro sepermitirá la coexistencia, y esto, simultáneamente puede devenir una so-ciedad ordenada y estable.

De hecho, en muchos países de la actualidad, el desorden social existe,dado que no se respetan las diferencias y hay grupos que no son objetosde derechos. Y si se le suma que los individuos en la vida pública norespetan la diversidad y la pluralidad, la consecuencia es una sociedad endesorden. La nueva lógica es aprender a vivir en una sociedad heterogénea,donde las diferencias siempre estarán y cada uno tendrá su modelo devida buena. La tolerancia es un reto que deviene en el reino de la hetero-geneidad. Las demandas del pluralismo y del multiculturalismo no seunirán de ninguna manera, pero si es posible un punto de intersección deamabas por medio de la tolerancia, pero en un contexto democrático.

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