cuentos sobre discapacidad

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Selección de cuentos y relatos cortos sobre situaciones cotidianas de personas con discapacidad que fueron enviados por la FAM (Federación Argentina de Municipios) a los/as Intendentes/as y Municipalidades de todo el país para concientizar sobre el modelo social de la discapacidad y la necesidad de realizar las adecuaciones en todos los sitios para que puedan ser utilizados por la mayoría de las personas con discapacidad (*) Autora: Silvia Mirta Valori 2010 (*) Los cuentos y relatos cortos aquí presentados están escritos en “modo positivo” lo cuál significa que se han cambiado algunas situaciones, para colocar en su lugar, cómo sería la realidad o qué ocurriría si el sitio estuviera construido aplicando el criterio de “Diseño para todos/as”, para que pueda ser utilizado por la mayoría de personas posible. Se los redactó de esta forma para que observen, quiénes tienen que adecuar los lugares, que se puede hacer, que no es caro, que la accesibilidad favorece a todas las personas, no sólo a las que tienen discapacidad. Y que una sociedad sin barreras, inclusiva y que permita a las personas con discapacidad disfrutar de una vida autónoma, es posible. La autora. Este Cuadernillo de Relatos cortos está inscripto en la Dirección Nacional de Derechos de Autor, con el No 297911, y registrada su propiedad intelectual como Obra Didáctica, por lo que no puede ser reproducido, almacenado o transmitido en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, mecánico, químico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo de la Autora.

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Selección de cuentos y relatos cortos sobre situaciones cotidianas de personas con discapacidad que fueron

enviados por la FAM (Federación Argentina de Municipios) a los/as Intendentes/as y Municipalidades de todo el país

para concientizar sobre el modelo social de la discapacidad y la necesidad de realizar las adecuaciones en todos los

sitios para que puedan ser utilizados por la mayoría de las personas con discapacidad (*)

Autora: Silvia Mirta Valori

2010 (*) Los cuentos y relatos cortos aquí presentados están escritos en “modo positivo” lo cuál significa que se han cambiado algunas situaciones, para colocar en su lugar, cómo sería la realidad o qué ocurriría si el sitio estuviera construido aplicando el criterio de “Diseño para todos/as”, para que pueda ser utilizado por la mayoría de personas posible. Se los redactó de esta forma para que observen, quiénes tienen que adecuar los lugares, que se puede hacer, que no es caro, que la accesibilidad favorece a todas las personas, no sólo a las que tienen discapacidad. Y que una sociedad sin barreras, inclusiva y que permita a las personas con discapacidad disfrutar de una vida autónoma, es posible. La autora. Este Cuadernillo de Relatos cortos está inscripto en la Dirección Nacional de Derechos de Autor, con el No 297911, y registrada su propiedad intelectual como Obra Didáctica, por lo que no puede ser reproducido, almacenado o transmitido en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, mecánico, químico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo de la Autora.

¿Por qué hace falta la accesibilidad y el diseño universal, para todos/as y en todos los sitios?. Reflexionemos leyendo esta historia de la vida real: Jonás está ansioso por llegar a la escuela hoy. Es un adolescente de catorce años y ha sido elegido por sus compañeros y por la maestra para escoltar la bandera en el acto que se realizará para celebrar el Día de la independencia. Está impecablemente vestido y peinado, usa un guardapolvo blanco que le da un aire de seriedad a su carita siempre sonriente. Su mamá y su papá lo acompañan, como lo vienen haciendo desde hace varios años, hasta el establecimiento educativo. Los tres salen de la casa y se dirigen hacia el edificio donde funciona el colegio. Jonás ha sido educado en escuelas de educación común desde siempre. Él usa silla de ruedas electrónica para movilizarse y tiene su capacidad intelectual intacta, es un niño muy inteligente que, generalmente, obtiene buenas calificaciones. Las veredas por las que debe transitar Jonás todos los días han sido reparadas por la Municipalidad y por los vecinos/as como respuesta a la solicitud que le hizo llegar la Directora del establecimiento y los compañeros, maestra y padres de Jonás al Intendente de la ciudad, y le han construido un sendero accesible para que transite las doce cuadras desde su casa hasta el lugar de estudio de la manera más segura y autónoma posible. Hace relativamente poco tiempo que Jonás puede ir a estudiar utilizando sólo las veredas, por que el año anterior se encontraban en muy mal estado y debía tomar la calle para transitar, con el consiguiente riesgo para su vida. Pero el Municipio entendió y respondió el pedido, al solicitar el sendero accesible, y así es que hoy Jonás se traslada y maneja su silla con seguridad y alegría. Esa mañana, cuando se disponen a cruzar la calle, y ya llegando a la escuela, en uno de los pocos lugares donde han quedado las antiguas rampas con declive hacia abajo, se dan cuenta que un automóvil ha estacionado sobre ella, tapándola por completo. Silvana, la mamá de Jonás y Ariel, su papá, miran hacia uno y otro lado, en busca de la persona que maneja el rodado, pero no la encuentran. Silvana recorre uno por uno los locales de los negocios, preguntando quién es el dueño o la dueña del automóvil, hasta que en la panadería un señor responde que es él. Silvana le dice, con respeto y amabilidad, que no debe estacionar de esa manera su auto, cubriendo las rampas, ya que hay muchas

personas que las necesitan, mientras Jonás le pide a su mamá que por favor no le diga nada al señor. Como a todo adolescente, le produce vergüenza el hecho que su mamá reprenda a un desconocido. Ella le explica a Jonás, mientras continúan el recorrido, que es algo que debe y tiene que hacer, ya que es una forma de hacerle conocer a las personas que no lo saben o que no lo entienden por qué no hay que estacionar en las rampas. Mientras tanto Ariel ha reparado en lo bueno que resulta esta nueva forma de construir ciudades accesibles. Durante unas quince cuadras, en lugar de hacer rampas han levantado en forma pareja las calles en cada esquina, proporcionando un sendero de unos tres metros de ancho y colaborando, de esa manera, para que los automóviles rebajen la marcha al llegar a la senda peatonal. Ariel enumera mentalmente las ventajas de esta nueva forma de construir un entorno urbano accesible y encuentra que:

1- El hecho de levantar las calles y ponerlas a la misma altura que las veredas hace que no importe cuánta fuerza tiene la persona para desplazar la silla por el lugar, ni si tiene alguien que la ayude. Como el camino continúa sobre la calle sin desniveles, cuando el semáforo habilita el paso, puede seguir con el mismo ritmo e impulso haciendo rodar la silla.

2- Es prácticamente imposible estacionar sobre el piso levantado y, por lo tanto, que los automóviles se conviertan en un obstáculo para el paso, como ocurre con las rampas.

3- No hay problemas de que se rompan ni que no estén correctamente hechos los bordes que tocan las calles, por que no los tienen.

4- No hay aguas estancadas, ni basura ni elementos que dificulten el paso cubriendo este sector.

5- Se pueden utilizar aunque esté lloviendo, y resultan útiles también para los peatones que pueden continuar su marcha sin mojarse los zapatos en las zonas que se inundan.

“Lo cierto es que son muchas ventajas y, además, es un cambio de mentalidad y de paradigmas en construcción” – le dice Ariel a Silvana y a Jonás. Llegan a la escuela donde han construido también un sendero perfectamente accesible. La maestra sale a recibirlos, contenta por que Jonás ha llegado y sus compañeritos/as entonan un canto de bienvenida, sabiendo que, para arribar a la escuela, han tenido que sortear algunos cuántos obstáculos en el trayecto.

Jonás disfruta por haber sido elegido como escolta de la bandera y sonríe a sus padres, cuando ellos lo miran durante el acto. Los niños, niñas y adolescentes como Jonás necesitan desarrollar una vida lo más “normalizada” posible, concurriendo a escuelas comunes, con entornos accesibles y dentro de una comunidad que los/as respete y sume a todas las actividades diarias. Una sociedad que respeta e incluye es una sociedad respetada y valorada. ¡Hagamos un País con lugar para todos/as! Si quiere comunicarse con Jonás y/o, con su papá y/o mamá, escriba a: [email protected]

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¿Por qué hace falta la accesibilidad y el diseño universal, para todos/as y en todos los sitios?.

Reflexionemos leyendo esta historia de la vida real:

Vacaciones.

Rosita, Horacio y el hijo de ambos, Ezequiel se están divirtiendo a la orilla del mar. Hace ya varios días que se encuentran de vacaciones en un hermoso y conocido lugar de la Costa Atlántica.

La playa es completamente accesible. Aunque Rosita usa bastón y su esposo silla de ruedas ambos pueden acceder a todos los lugares sin inconvenientes. Hay baños para personas con discapacidad en ese balneario y veredas de cemento de dos metros de ancho que llegan casi hasta tocar el agua y también hasta la cantina, para el caso de que quieran ir a tomar o a comprar algo y a los baños y duchas.

Además, la encargada de la administración ubica estratégicamente a las personas de acuerdo a su edad e intereses: las familias que tienen bebés y cochecitos en un lugar, las que tienen niños y niñas pequeñas cerca de las hamacas, los toboganes y los subibajas, los y las adolescentes en otro sitio, un poco más alejado para que puedan escuchar su música preferida y bailar sin incomodar a otras personas.

Mientras Ezequiel arma castillos en la arena, Horacio lo observa sonriendo agradecido desde su silla de ruedas. Ezequiel tiene tan sólo cuatro años y está entusiasmado ese día con sus construcciones y juegos. De vez en cuando levanta su cabecita y mira a su papá que lo alienta para que continúe.

De pronto, los nubarrones oscurecen el cielo, comienza a soplar un viento muy fuerte, las pertenencias y las sombrillas vuelan de un lado hacia otro. Las carpas son sacudidas y tiemblan como si se irían a salir de las estacas mientras caen grandes gotas de lluvia.

Un grupo de varones y mujeres, que estaban jugando unos minutos antes al vóley vienen corriendo y levantan a Horacio, con silla y todo y lo trasladan hacia el parador, lo colocan abajo del techo y se van, satisfechos, sin decir ni preguntar nada.

Al poco rato, cuando la tormenta amaina, llega Rosita con Ezequiel y encuentra a Horacio cubierto de toallas y a la señora encargada de la cantina sirviéndole un té caliente.

Horacio le dice a Rosita: “Estaba muy contento debajo de la lluvia, gozando de la frescura del agua después de tanto calor y de repente,

me encuentro acá, envuelto como una momia, sin que nadie me haya dicho ni preguntado nada. Es muy bueno que encontremos personas dispuestas a brindar su ayuda, pero es mejor todavía que dichas personas pregunten si uno quiere o necesita la ayuda”

Rosita sonríe y piensa durante un buen rato. Un poco más tarde y con Horacio ya más calmado añade su opinión: “es muy probable que las personas que te ayudaron nunca han tenido contacto con usuarios/as de sillas de ruedas, y por ese motivo, tienen un modelo incorporado al respecto que no se condice con la realidad. Ellas estaban dispuestas a ayudarte, y creyeron que de esa forma lo estaban haciendo, no obraron así para molestarte, sino que lo hicieron por solidaridad”

Horacio mueve la cabeza y hace un gesto de asentimiento. Sabe, con certeza casi total, que lo que manifiesta su esposa Rosita es verdad.

Las personas con discapacidad son iguales a todas las demás. Por eso, es preciso tratarlas con equidad, respetar su voluntad, y colaborar para que sean protagonistas de sus vidas y responsables de sus acciones, sabiendo que son usuarias, ciudadanas, clientes, electoras, votantes; deciden, eligen y conocen qué es lo mejor para ellas.

Es importante ayudar pero es más importante aún preguntar antes de brindar la ayuda.

Una sociedad que respeta e incluye es una sociedad respetada, inclusiva y valorada.

Hagamos de la Argentina un lugar para ser disfrutado por todos y todas.

Si quiere comunicarse con Rosita y/ o con Ezequiel, escriba a: [email protected]

Horacio falleció hace unos años.

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¿Por qué hace falta la accesibilidad y el diseño universal, para todos/as y en todos los sitios?. Leamos y reflexionemos sobre esta historia de la vida real: María del Carmen trabaja en la ciudad donde reside. Ella es comunicadora social en algunas revistas y está recientemente empleada en un organismo de gobierno.

Es persona sorda y está oralizada. Entiende sólo lo básico del lenguaje de señas. Esa mañana sale de su casa y, como todos los días, debe pasar por varias cocheras donde entran y salen automóviles a cada momento. “Si bien tienen instaladas allí las alarmas sonoras y con luces de colores, deberían ser más grandes, estar limpias y permanecer encendidas durante más tiempo” – piensa María del Carmen – “Todo lo que es sonoro, tiene que ser visual, con luz, que nos indique la situación para que podamos advertirla y obrar en consecuencia”. Se dirige hacia la estación Terminal de ómnibus a tomar el transporte que la llevará a disfrutar de sus anheladas vacaciones. Cuando llega al lugar, todavía falta más de media hora para el horario especificado como de salida. Toma asiento en uno de los sitios destinados a los pasajeros teniendo especial cuidado de colocarse de manera tal de ver el cartel luminoso que anuncia la llegada y salida de los rodados. Este es un gran cartel que está ubicado en el centro del establecimiento, pero hay uno solamente en la inmensa sala de espera de más de cuatrocientos metros, por lo que al no poder escuchar lo que informan por parlantes, ella se ve obligada a estar mirando casi permanentemente hacia él para ver y leer, con exactitud, de qué plataforma saldrá el ómnibus. “Sería bueno disponer, como en los aeropuertos – piensa María del Carmen – de pequeñas pantallas ubicadas cada cincuenta metros donde se pueda leer esta información tan importante, por que de ella depende que se tome o no se tome el bus indicado y, si dejo de mirar el cartel por cualquier circunstancia, corro el riesgo de perder el ómnibus”. Una vez en el ómnibus, María se acomoda en el asiento y mira una película que tiene un buen subtitulado, con letras claras y grandes, mientras saborea un exquisito café con leche. … Cuando llega a la ciudad de destino, llama un automóvil de alquiler y le indica al taxista la dirección. María le entiende perfectamente al chofer cuándo este le informa la suma de dinero que le cobrará y cuántos minutos de viaje tiene hasta el hospedaje, por que él gira la cabeza, la mira, está situado a la misma altura y puede leer sus labios sin dificultad. Ya en el Hotel la recibe una persona que tiene conocimientos del lenguaje de señas y cómo relacionarse con una persona sorda que está oralizada. Acompaña a María hasta la habitación y le informa que tiene a su disposición un aparato de televisión y de video con la opción de subtitulado para todo lo que desee mirar, y le indica el estante donde se encuentran los videos.

Le avisa que dispone de una persona que sabe como tratar y comunicarse con personas sordas oralizadas, que será su guía y la acompañará a aquellos sitios que le interese visitar o donde quiera hacer compras, y que sólo tiene que solicitarlo con unas horas de anticipación. Le informa que, si necesita utilizar el teléfono, este se encuentra en la habitación, sobre la mesa de noche y que es un aparato diseñado para ser utilizado por personas sordas, ya que tiene amplificador de sonido y visor de pantalla. Le señala el cartel luminoso que está en la habitación y que le indica dónde deberá dirigirse en caso de peligro. La asistente del Hotel se despide y deja a María a solas en la habitación. Ella se siente muy bien por que ha descubierto que en este lugar de su hermoso país, la accesibilidad está contemplada en todos los sectores y, sin sobre proteger a la persona, cubren los aspectos principales y que les interesa que tengan bienestar, confort y que disfruten de unas vacaciones soñadas, más allá de todo. “Es tan necesario que haya más lugares así” –piensa María del Carmen, mientras prepara el agua del baño para darse una ducha – “El turismo para todos/as es una ventaja para los/as ciudadanos/as y para las sociedades”. Si desea comunicarse con María del Carmen, escriba a: [email protected]

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¿Por qué hace falta la accesibilidad y el diseño universal, para todos/as y en todos los sitios?. Leamos y reflexionemos sobre esta historia de la vida real: Amalia sale de su trabajo dispuesta a pasarla bien esa noche. Ella tiene una familia con hijos adolescentes y prepara la cena para todos, pero ese día les ha avisado que no lo hará por que se tomará un descanso y se irá al restaurante y luego al cine con sus amigas. Trabaja actualmente para el gobierno provincial y está contenta y satisfecha con su empleo. Se desempeña como abogada y escribana, carreras que ha estudiado con mucho esfuerzo. Ella es una persona hipoacúsica, oralizada, usa audífonos y escucha bien si le hablan de frente y a la misma altura. Entiende el lenguaje de señas aunque no lo utiliza con frecuencia para comunicarse por que Amalia considera que la aísla y separa de

las otras personas, aunque sí lo ve como un buen recurso para que se comuniquen aquellas personas que no pueden ser oralizadas. Camina rumbo al cine pero detiene su marcha en el paso a nivel por que las señales luminosas de varios colores le indican que se acerca un tren. Ella pasa con frecuencia por ese lugar y piensa que es imprescindible que se utilicen estas señales en las sendas peatonales que cruzan las vías, en las estaciones de trenes, y en los paso a nivel para quiénes manejan automóviles también. Recuerda el día que estuvo de visita en una localidad de Buenos Aires donde se dio cuenta, después que pasó, que el cruce peatonal sobre las vías no contaba con esta imprescindible señalización. Eso la llevó a reflexionar sobre el peligro que representa el no escuchar al tren que se acerca y piensa: “En señales, todo lo que es sonoro, tiene que ser además visual, con luz, con movimiento, que anuncie lo que está pasando para que se pueda prever la situación y obrar en consecuencia”. Mientras espera a sus amigas en el restaurante, conversa con el mozo, que es una persona a quién conoce desde hace varios años. Él le informa que han colocado algunas señales luminosas con letras grandes en el local para que las personas sordas e hipoacúsicas puedan notar sin dificultades donde se encuentran los baños, así como también las salidas de emergencia. “En todos los sitios, es muy importante la señalética para que podamos entender y guiarnos, con luces, con colores, con letras, con dibujos, con movimientos”, le dice Amalia a su interlocutor. Ya en el cine, Amalia se da cuenta que han colocado recientemente un aro magnético en la moderna sala que le permitirá oír los sonidos y la música de la película. Las películas que emiten están todas subtituladas, aunque se reproduzcan en idioma español por que allí tienen en cuenta que pueden estar presentes personas que no escuchan y necesitan leer lo que ocurre en las diferentes escenas del film. Amalia se ha ubicado estratégicamente en las butacas de la segunda fila, donde puede distinguir y leer bien el subtitulado que aparece en la pantalla. Cuando termina la película, antes de retirarse del edificio en el que funciona el cine, se dirige a uno de los teléfonos especialmente diseñados para personas sordas que están ubicados a la salida, para comunicarle a su familia que llegará a la casa en media hora, aproximadamente. Amalia usa celular y se maneja bien con los mensajes de texto, prefiere comunicarse de esta manera por que el audífono, a veces, le impide oír las voces al emitir un sonido agudo y chillón.

Saluda a sus amigas y toma un taxi. Retorna a su casa, tiene que dejar preparado lo que desayunarán mañana sus dos hijos adolescentes y su esposo por que ellos entran a trabajar muy temprano y Amalia dormirá un rato más. Amalia es una mujer actual, moderna, con familia, trabajo, empleo digno y responsabilidades como las demás. La accesibilidad en todos los sitios facilita el aporte a la sociedad en la que viven de las personas que, como Amalia, estudian, trabajan y disfrutan, aporte que es tan valioso y necesario como el de todas las personas. La accesibilidad es un compromiso de todos/as y mejora la calidad de vida de las sociedades. Un entorno saludable es un entorno accesible. Para comunicarse con Amalia escriba a: [email protected]

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¿Por qué hace falta la accesibilidad y el diseño universal, para todos/as y en todos los sitios?. Reflexionemos leyendo esta historia de la vida real: Hugo sale como todos los días vistiendo de impecable traje gris. Con el bastón blanco en un mano y llevando su maletín en la otra, se dirige a tomar un remís que lo llevará hasta los tribunales de la ciudad vecina –“es el único medio de transporte que tengo desde mi localidad hasta allí – piensa – ya que si bien hay un transporte interurbano de pasajeros, casi siempre los pases están ocupados y, utilizar uno u otro me representa prácticamente lo mismo en dinero, pero no así en comodidad, porque el automóvil me deja en la puerta”. Hay días en los que debe trasladarse en remís, como cuando va hasta la ciudad vecina, y otros en los que puede ir caminando a revisar los expedientes. La casa de Hugo se encuentra a unas cinco cuadras de la calle principal y a seis de la Municipalidad y del Juzgado de Paz; dos cuadras más adelante está la comisaría. Aunque las calles se encuentran en buen estado por que están asfaltadas, las veredas presentan un gran deterioro. Además, los propietarios de los inmuebles estacionan sus automóviles en la entrada de los garajes y también las motos y bicicletas, por lo que en determinados lugares hay que salir de la vereda y tomar la calle para continuar el recorrido.

“¡Sería tan importante que se cumplieran con las normas básicas de convivencia para mejorar la accesibilidad. Tal vez el Municipio pueda sensibilizar al respecto enviándoles una nota a los vecinos!” – piensa Hugo, mientras camina con su bastón blanco sobre la vereda que ha sido lavada recientemente tratando de no tropezar con una baldosa floja y salpicarse el traje con agua. Ya en el Tribunal de Justicia – Hugo es abogado y ha estudiado utilizando cintas de audio por que sólo posee un conocimiento elemental del sistema Braille – necesita que una persona con buena voluntad le lea el expediente. “Las soluciones para este problema con el que me enfrento diariamente – piensa Hugo – podrían ser varias: que tenga acceso a un archivo digital y a una computadora en el lugar y con el Programa Ghost pueda escuchar y controlar el expediente y/o que éste se encuentre a mi disposición en formato digital en un CD y/o grabado en cintas de audio y/o disponer de un Asistente personal de máxima confianza que me lea el expediente” Pero mientras todas estas posibles soluciones sólo ocurran en los pensamientos de Hugo se seguirán presentando estas dificultades –que él sí debe resolver y enfrentar a diario – y continuará buscando la ayuda de una persona que, con buena voluntad disponga de su tiempo para leerle el expediente en el que está trabajando. Para comunicarse con Hugo, escribir a: [email protected] ------------------------------------------------------------------------------ ¿Por qué hace falta la accesibilidad y el diseño universal, para todos/as y en todos los sitios?. Reflexionemos leyendo esta historia de la vida real: “Moda H en Elche, ciudad de España. Disponible en: www.modah.es Un total de 125 profesionales de siete países: Francia, Portugal, Bélgica, Letonia, España, Lituania y Argentina, han confirmado su presencia en el “Foro Internacional Moda H” que se celebrará a partir del 1 de octubre en Elche. "Moda H" es una iniciativa con la que se pretende cambiar la visión que el conjunto de la sociedad tiene sobre las personas con discapacidad. La celebración del Foro Moda H 2009 España en Elche (hasta ahora sólo se había llevado a cabo este certamen en Francia) tendrá su colofón los días 1, 2 y 3 de octubre. Sin embargo, durante los meses

se han desarrollado en la ciudad toda una serie de actividades encaminadas a cambiar la visión que tiene la sociedad sobre las personas con discapacidad. Elche es un ejemplo de Ciudad Accesible como lo confirma el hecho de que fuera distinguida con el Premio Reina Sofía a la accesibilidad. Y precisamente la Reina Doña Sofía ha aceptado presidir el Comité de Honor de Moda H 2009. "Moda H" pretende ser un paso más para hacer de esta ciudad un referente de adaptación y accesibilidad tanto a nivel estatal como europeo. Esta apuesta podría posicionarla como lugar de destino de turismo accesible, algo de lo que se verían beneficiados los distintos sectores económicos y sociales de la ciudad. Han comenzado los ensayos para el espectáculo que supondrá el colofón a Moda H Elche. En dicho espectáculo participan diez bailarines, cinco de ellos tienen discapacidad. Este espectáculo será el plato fuerte de Moda H junto con el desfile de ropa adaptada (en el que estará presente exponiendo sus trajes, una diseñadora argentina que tiene discapacidad) y la proyección de cortos” Virginia termina de leer el periódico, lo hace a un lado y pide a Dora, su asistente personal, que la ayude a levantarse de la cama y a sentarse en su silla de ruedas para ir hasta la cocina. Ella participará como modelo en el desfile de modas que se realizará en la ciudad española y han convenido con la diseñadora argentina – que no podrá estar presente – que le escribirá y le contará sobre lo que opine la gente acerca de los trajes y diseños que ha enviado para ser exhibidos en el evento. Virginia es una de las modelos con discapacidad que presentará los trajes de la diseñadora de la ciudad de Toledo, España. Ella está exultante esa noche cuando se dirige a la Estación Terminal de Ómnibus desde donde sale hacia la ciudad en la que cumplirá su anhelado sueño: “desfilar en la pasarela junto a otras modelos con y sin discapacidad”. Se despide de su marido con un beso en la mejilla y le promete que lo llamará por teléfono en cuanto llegue al lugar. Desciende del ómnibus con la ayuda de un señor muy amable que la levanta y la coloca en su silla. Ella observa que varias personas vienen a su encuentro y se da cuenta que la estaban esperando, tal como le dijeron que lo harían. Se dirigen hacia donde están estacionados los taxis y eurotaxis, y suben a uno de estos, que está perfectamente adaptado para llevar a las personas que usan sillas de ruedas sin que tengan que pasarse a las butacas del automóvil. El hotel que los organizadores han contratado para hospedar a las modelos es maravilloso, con enormes jardines y salones colmados de

lámparas, espejos, sedas y brillos y está adecuado por completo para que lo disfruten todas las personas tengan o no diversidad funcional. Virginia recuerda haber leído en el periódico que: “En la actualidad, cerca del 90% de las calles de la ciudad son accesibles y se prevé que en 2010 las calles de Elche serán cien por ciento accesibles. La ciudad cuenta también con 50% de semáforos acústicos, un 95% de edificios públicos accesibles. También se han alcanzado logros en otras facetas, como el 100% de accesibilidad en el transporte público, el 5% de los taxis (9 Eurotaxis), el 2% de las plazas de aparcamiento reservado, un 2,5% de trabajadores municipales con discapacidad (accesibilidad laboral) e iniciativas como la empresa municipal Espais Verds, con un 80% de trabajadores que tienen discapacidad. Elche cuenta también con 14 instalaciones deportivas adaptadas”. Llega el día del desfile y en los camarines las modelos están ansiosas por mostrar la ropa que ha sido diseñada con las adaptaciones que corresponden para quiénes tienen discapacidad pero con las mismas telas elegantes y finísimas e iguales diseños. Algunas son para personas con baja talla, otras para personas que usan sillas de ruedas, otras para personas que tienen diferencias en sus extremidades inferiores o superiores, hay para casi todas las diversidades funcionales. En cuatro maniquíes se exhiben los trajes de la diseñadora argentina que no ha podido estar presente. Virginia piensa que tiene que enviarle un mensaje, contándole lo hermoso que es este lugar y lo bien que lo está pasando. También le dirá que sus diseños son muy elegantes y prácticos. Ella le ha pedido a Virginia en un mensaje de correo electrónico que le cuente sobre el evento. También puede hacerlo por Facebook, ya que ambas son “amigas” allí. Le entusiasma la idea de conocer algún día la Argentina y mejor aún si eso sucediera durante un evento similar al que hoy se está realizando en la ciudad de Elche, en un desfile de ropa adaptada para personas con discapacidad y no adaptada. Virginia entrega la cámara de fotos para que le tomen unas cuantas, quiere llevar a su esposo y a sus hijos el recuerdo de estos días de ensueño y alegría. Las personas como Virginia necesitan atuendos elegantes primorosos y cómodos. Necesitan ser tenidas en cuenta a la hora de diseñar y fabricar la indumentaria. La indumentaria tiene que ser accesible, práctica y distinguida, que podamos usarla y disfrutarla todos y todas.

Discapacidad puede ser sinónimo de distinción y belleza. No tiene por qué ser sinónimo de fealdad. El mensaje que se difundió en Moda H (h, de hándicap) Moda adaptada a personas con discapacidad es el siguiente: “Hay belleza en otros cuerpos y en otras formas. Pon tu imagen de moda”. Fotos de parte del Desfile de Moda H:

Si desea comunicarse con la diseñadora argentina y/ o con Virginia, escriba a: [email protected] ------------------------------------------------------------------------------ ¿Por qué hace falta la accesibilidad y el diseño universal, para todos/as y en todos los sitios?.

Reflexionemos leyendo esta historia de la vida real: Analía sale de su casa, con el bastón blanco como único acompañante. Actualmente se desempeña como escribana en el Poder Judicial de su ciudad, ha ganado ese cargo por concurso al haber obtenido 91 puntos. Se dirige al edificio donde funciona la emisora de radio local. La han invitado para hacerle una entrevista en un Programa que difunde el modelo social de la discapacidad y promueve la inclusión laboral que reclama desde hace tiempo el colectivo de personas con discapacidad y sus aliados/as. Está prolijamente vestida con un traje sastre de color verde agua, que acentúa su oscuro cabello lleno de rizos. Ella camina poniendo toda su atención en las calles y veredas por las que circula, y tiene especial cuidado en no tropezar con alguna rama o con basura que haya quedado circunstancialmente en la vereda. Atraviesa toda la peatonal hasta que llega al local donde funciona la radio y se da cuenta, con agrado, que hoy los comerciantes no han colocado las sillas ni las mesas en el exterior de sus negocios por lo que la señalización para las personas ciegas y con baja visión no se encuentra obstruida. Ella sabe que las señales están hechas con letra grande y clara y que tienen buenos dibujos por que así se lo han relatado sus amigos y amigas que pueden ver y que, en ocasiones, la acompañan. Los pisos de la moderna peatonal han sido pensados para que no resulten resbaladizos y tienen los cambios de color y de textura adecuados que le sirven de guía. Las rampas están convenientemente hechas, con pendientes suaves, y se pueden utilizar sin dificultades por que no hay automóviles estacionados que las tapan. Descubre sorprendida al salir de la peatonal, que hoy no se ha encontrado tampoco con motos estacionadas en las veredas impidiendo el paso ni con carteles publicitarios de alambres y chapas. Continúa su camino y entra en el edificio dónde la están esperando. Entra al ascensor que tiene un panel ubicado a una altura adecuada con los números en relieve y en sistema Braille, y una voz que indica el piso en el que está parado y si se encuentra bajando o subiendo. Las personas que le realizarán la entrevista saben cómo manejarse con ella, por lo que, en cuanto llega, la saludan amable y efusivamente, luego Analía extiende su mano para que se la coloquen sobre el respaldo de la silla y ella pueda, de esa forma,

distinguir dónde está y tomar asiento, mientras piensa en lo que desea transmitir esa tarde a las personas que la escucharán… … Y, cuando el locutor, ya al finalizar la entrevista, le pregunta sobre la accesibilidad del lugar en el que residen, ella responde con alegría: “Hoy comprobé con agrado y personalmente que la campaña que está haciendo el Municipio para favorecer la accesibilidad, está dando muy buenos resultados”. “He transitado por las veredas y luego por la peatonal desde mi casa hasta aquí, sin dificultades y noté que los comerciantes no han sacado las sillas y mesas, y que dónde las habían sacado, dejaron un espacio vacío de gran amplitud para que pasemos sin problemas quiénes usamos bastones blancos y también quiénes utilizan sillas de ruedas. Me di cuenta que la senda peatonal no se encontraba obstruida por ramas ni por motos mal estacionadas y que dispongo ahora de un área despejada para utilizar convenientemente el bastón blanco. También observé que los automóviles estaban perfectamente estacionados, ni uno sólo de ellos tapaba las rampas. Y si bien algunos de los acondicionadores de aire se encuentran ubicados muy bajos todavía, hay cada vez más construcciones que los colocan a alturas convenientes teniendo en cuenta el código de edificación para que no les hagan daño a las personas. Las obras que están en construcción tienen carteles y señalización adecuada, con letras grandes y claras, no como ocurría antes de esta campaña, que se realizaban obras y no se colocaban señales lo que constituía un peligro para las personas ciegas y con baja visión y también para quiénes transitaban desprevenidos. Comprobé con mucho agrado que se respetan los semáforos, y que las personas, al verme con el bastón blanco, dejan un espacio suficiente para que pueda pasar sin que choque contra ellas, y aquellas personas que utilizan muletas y sillas de ruedas también me facilitan el paso. En definitiva, los ejemplos podrían seguir y seguramente continuarán en la medida en que este cambio de actitud, profundo y serio basado en el respeto a la dignidad de las personas con discapacidad como seres humanos, siga promoviéndose hasta que se instale definitivamente en nuestra sociedad, y que se reconozcan los derechos fundamentales de todas las personas con discapacidad, ya sea motriz, auditiva, mental, visual, etc., a desarrollar su vida en condiciones de equidad con las demás, en una comunidad diversa y sin excluidos/as”. “Si todos y todas logramos tener presente que existen personas con ciertas dificultades o limitaciones visuales y que tienen el derecho de transitar libremente por las veredas y las calles, sin arriesgar su salud ni su integridad física, nuestra sociedad será aún más solidaria e inclusiva” Para lograrlo, es imprescindible que todas y todos asumamos el rol de constructores/as de un país accesible y libre de discriminación.

Gracias a los avances tecnológicos, a la eliminación de prejuicios y estereotipos y a los cambios de actitud, otros recorridos son posibles. Transitemos juntos/as el camino de la inclusión de las personas con discapacidad” Analía calla y el locutor retira el micrófono. Supone que ha dicho ya todo lo que debía decir en ese lugar, y espera unos minutos más a que termine el Programa. Luego, cuando escucha la música anunciando que éste llega a su fin, se pone de pie y contenta, emocionadísima por haber colaborado con la campaña de sensibilización que promueve la Municipalidad y la emisora de radio local, se retira del lugar, saludando y agradeciendo a todos y a todas. Para comunicarse con Analía, escribir a: [email protected] ------------------------------------------------------------------------------ ¿Por qué hace falta la accesibilidad y el diseño universal, para todos/as y en todos los sitios?. Reflexionemos leyendo esta historia de la vida real: Son las ocho de la mañana. Ami espera, mientras mira cómo cae la lluvia, que pase Fran a buscarla para ir a la práctica de básquetbol. Tiene veinte años y hace relativamente poco tiempo que usa la silla de ruedas, no obstante, se empeña y trata de valerse por sí misma en casi todas las circunstancias. No le gusta pedir que la ayuden por que siente que molesta o perturba a otras personas. Ha realizado un curso de vida independiente que ha estimulado y potenciado su capacidad de autonomía. Ella es una de las integrantes de la selección argentina de básquet femenino y le gusta mucho ese deporte. La práctica se realiza en el Centro de Recreación y Deportes y junto a ella juegan algunas otras mujeres de su edad y también mayores. Están entrenando por que en unos meses más irán a competir a Brasil junto a los seleccionados de otros países. Ami escucha que suena el timbre en el departamento y haciendo rodar su silla de ruedas se dirige hasta el aparato del portero automático. Levanta el auricular, saluda a Fran, el entrenador, y le dice que ya baja. Para salir del edificio en el que ella está viviendo con su hermana y su sobrina, tiene que solicitar ayuda por que no puede hacerlo sola, aunque a veces se arriesga y baja el desnivel de siete centímetros que tiene en la entrada. Se ha caído varias veces ya, aunque sin mayores consecuencias.

Nunca han solicitado al consorcio, ni ella ni su hermana, que le hagan una pequeña rampa en la entrada. Como ellas no son las dueñas del departamento, sino que lo alquilan, creen que no tienen el derecho a pedirlo y como Ami se arregla siempre de alguna manera, ha quedado así. Fran le ayuda a descender y ambos se dirigen a la parada del ómnibus. Es un día lluvioso y gris y las personas caminan casi sin levantar la mirada, por lo que Ami debe poner toda su atención para no colisionar contra ellas. Cuando llega el colectivo, el chofer le dice a Fran que la rampa no funciona, que esperen la otra unidad que viene en pocos minutos más. Fran hace un gesto de impaciencia, pero respeta lo que pide el chofer y se quedan esperando bajo la llovizna. “Hace un tiempo que desarmaron la casilla que estaba en esta parada – le dice Ami a Fran – Al menos teníamos un techo que nos cubría para no mojarnos, creíamos que iban a construir otra, pero aún no lo han hecho y ya llevamos casi ocho meses con este problema, cuando no llueve no pasa nada, pero fíjate lo que pasa cuando sí llueve, nos empapamos” le dice Ami a Fran, quién asiente disgustado por que la rampa del ómnibus que pasó no funcionaba, el chofer decidió no llevarlos y los dejó bajo la lluvia. Y por que siente la impotencia al pensar en que no todas las unidades tienen rampas y, si la tienen, hay veces que no funcionan y es como si no la tuvieran. Suben en el colectivo que estaciona y al que tampoco le funciona la rampa, pero Fran le dice al chofer que él va a levantar a Ami y la llevará hasta un asiento y luego entrará la silla. El chofer asiente y lo deja hacer. No le ofrece su ayuda en ningún momento, aunque espera pacientemente a que Fran suba con Ami en brazos, la deje en un asiento, baje y luego vuelva a subir con la silla plegada. Para el descenso, vuelve Fran a realizar el peregrinaje pero a la inversa: baja con la silla, la coloca en el suelo, la despliega, sube y toma a Ami en sus brazos, como si fuera una niña y desciende con ella del ómnibus. Saludan ambos al chofer que devuelve el saludo y sale rápidamente. Ha dejado de llover. Van por la vereda hacia la cancha de básquet cubierta que está en el inmenso edificio, y Fran, como siempre, le brinda asistencia a Ami para pasar en el cruce de calles por que las rampas no están en buenas condiciones. “Es sorprendente que en este lugar y en estas calles por las que transitan muchas personas con sillas de ruedas, que van y vienen a entrenar en diferentes disciplinas, todavía las rampas se encuentren tan deterioradas. Es probable que la gente de la Municipalidad a cuyo

cargo está arreglarlas y mantenerlas no tenga conocimiento del mal estado en que se encuentran” – piensa Fran mientras ayuda a Ami. Al fin han llegado al Centro de Deportes, otras mujeres los están esperando. Ami se dirige al baño, donde se seca con una toalla que ha llevado y se cambia de ropa para comenzar el entrenamiento mientras Fran va a buscar las pelotas y las sillas deportivas. El transporte accesible es una asignatura pendiente desde hace varios años. Hay muchas personas que necesitan urgente accesibilidad arquitectónica, urbanística y en el transporte. No las sigamos confinando. No permitamos que vivan sin salir por no contar con accesibilidad, por no tener espacios adecuados, ni transporte automotor ni trenes apropiados. Un país que incluye habla bien de sus habitantes. Hagamos un país con lugar para todos/as. Si desea comunicarse con Ami y/o con Fran, escriba a: [email protected] ------------------------------------------------------------------------------ ¿Por qué hace falta la accesibilidad y el diseño universal, para todos/as y en todos los sitios?. Leamos y reflexionemos sobre esta historia de la vida real: Paula ingresa en la renovada sala de conferencias dispuesta a escuchar lo que la disertante tiene para decir esa tarde. Lleva en la mano su bastón verde, lo que indica que es una persona con baja visión y un pequeño grabador. Su asistente personal está a su lado. Ambos se ubican en la primera fila para poder leer lo que se exhibirá en la pantalla. Mientras la gente llega y se ubica, Paula tiene tiempo para observar la flamante y sofisticada construcción de la sala. Aún con su escasa visión, puede ver y leer el cartel que indica la salida para emergencias. “Es casi seguro que ese luminoso cartel, en este lugar tan moderno, dispone de algún timbre o sonido que indique peligro y advierta a las personas ciegas sobre él – piensa Paula – Todo lo que es visual, tiene que ser sonoro y con voz que anuncie lo que ocurre y que nos ubique en el espacio, por ejemplo, la voz en el ascensor comunicando el piso en el que estamos y el que viene, si está bajando o subiendo, esos datos son importantes en ese lugar específico”

La disertante comienza el relato, mientras por la pantalla se puede ver y leer una presentación en Power Point en la que ha utilizado un buen contraste de colores que se distinguen perfectamente a la distancia. Las fuentes son claras, las letras grandes y las ilustraciones son buenas, lo que contribuye a una fácil lectura y comprensión. “Es importante no incluir movimientos en los Power Point o en las presentaciones y tratar que, si la o el expositor no tienen un Power Point de lo que van a decir, haya una persona transcribiendo y/o relatando lo que se ve” – piensa Paula – y, aunque todavía hoy no hay criterios absolutamente definidos, más allá de las pautas de accesibilidad para las Páginas Web – http://www.atedis.gov.ar/acceso_guia.php – es imprescindible escribir con letras grandes, elegir fuentes claras y distribuir la información en bloques de párrafos pequeños”. En las paredes, aunque ella no logra ver el color con claridad hay líneas contrastantes que están pintadas a nivel de los ojos, lo que le permite ubicarse y le impide que tropiece. Piensa Paula: “Es muy necesario que el entorno sea previsible y fácil de memorizar” Paula es psicóloga y profesora en la Universidad. Tiene dificultad para movilizarse, por lo que actualmente utiliza un andador que le facilita el desplazamiento. Generalmente, donde ella se desempeña laboralmente, hay gente entrenada sobre cómo tratar y cómo ayudar a personas que tienen limitaciones físicas y sensoriales, pero esto no ocurre en todos los sitios. Además, no siempre las personas ciegas o con baja visión necesitan o quieren ayuda de otras, es necesario preguntarles si es que la requieren, y si responden que no, dejarlas hacer, respetando su decisión, independencia y sentido de valía. Para desplazarse por la ciudad y manejarse entre la gente y el tránsito, Paula tiene un asistente personal que la acompaña y la asiste sólo en aquellas situaciones que realmente lo necesita, no la sobreprotege, al contrario, deja que ella resuelva y, sólo cuando se lo solicita, le proporciona su ayuda. Las personas como Paula necesitan urgentemente que les brindemos espacios accesibles tanto virtuales como tangibles. Si quiere comunicarse con Paula escriba a [email protected] ------------------------------------------------------------------------------

¿Por qué hace falta la accesibilidad y el diseño universal, para todos/as y en todos los sitios?. Reflexionemos leyendo esta historia de la vida real: El timbre del reloj despertador suena con estridencia, Gabriela se despierta y piensa que debe levantarse rápidamente aunque recién son las cinco y treinta – “es casi de madrugada, me quedaré unos minutos más” – piensa mientras trata de abrir los ojos. Tiene una cita en la ciudad a las 11 de la mañana de ese día, y si bien es muy temprano aún, Gabriela deberá disponer de tres horas para desayunar, bañarse, vestirse y arreglarse el cabello y casi una hora y media más para llegar hasta el lugar. Ella es una de las más de tres millones de personas que día a día se dirigen a la Capital Federal desde el conurbano bonaerense. Gabriela usa silla de ruedas desde hace más de veinte años y ya está acostumbrada a disponer de mucho tiempo para su aseo y arreglo personal. Durante los primeros años, al comenzar a usar la silla, le costaba mucho aceptar demorar tantas horas para bañarse y arreglarse, pero luego se habituó, aunque a veces la rebela esta tardanza y ha averiguado, incluso, a otras personas que dan un curso sobre vida independiente, si saben o conocen alguna manera de tardar menos horas para la higiene diaria, aunque ellas no le han podido brindar una respuesta satisfactoria. Como todos los días, su colaboradora Nidia llega a las ocho y treinta, ambas se saludan e intercambian algunas palabras. Nidia prepara y ceba algunos mates, mientras Gabriela termina de arreglar los libros y papeles que necesita para esa jornada y los acomoda dentro de su mochila – maletín. Las dos salen al jardín y Gabriela sube al automóvil al que maneja con controles manuales. Nidia acomoda la silla de ruedas en el asiento del conductor y abre el portón de la casa mientras Gabriela le da arranque al motor. Se coloca el cinturón de seguridad, saluda a Nidia y sale rumbo a la ciudad. Son las nueve de la mañana. Todavía tiene que cargar combustible en la estación de servicio y cambiar el dinero para pagar el peaje. Gabriela canta una canción aprendida en su infancia mientras maneja por la autopista. Llega al edificio, ya son más de las diez de la mañana. Entra a la cochera, las personas que trabajan allí la saludan amablemente y le ofrecen ayuda, que ella rehúsa aceptar. Estaciona el automóvil y desciende, sacando la silla y armándola sola, no quiere mal

acostumbrarse aceptando el servicio de otras personas, ella estima que lo puede hacer, aunque tarde un poco más. Cuando va a salir del lugar, descubre con agrado que han construido una rampa con un declive suave que le permite salir del edificio sin pedir asistencia. Gabriela trabaja actualmente en una oficina del inmueble contiguo. “Gracias al cielo, después de casi dos años de haberlo solicitado, han construido la rampa para salir de este lugar y la han hecho muy bien, con una leve inclinación” – piensa. Sube al ascensor y cuando llega al piso donde trabaja, desciende y saluda amablemente a la gente que encuentra en el lugar. Las personas con las que debe reunirse aún no han llegado. Gabriela aprovecha esa media hora para realizar algunas llamadas telefónicas a los hoteles de la ciudad a la que debe viajar a dar una conferencia. Recorre la lista que le ha proporcionado una de sus compañeras y subraya uno de los teléfonos. “Si, buenos días, señor. Necesito que me diga si tienen habitaciones disponibles para los días 20 y 21 de Noviembre. Y si son accesibles, es decir, si puedo entrar con la silla de ruedas al dormitorio y al baño” – dice Gabriela al Conserje del hotel que ha llamado. …“Si no conoce la medida de las puertas, puede usted tomarla para mañana que lo volveré a llamar? Es indispensable que tenga más de 70 centímetros para poder pasar con la silla, yo me tengo que bañar y utilizar los accesorios del baño, por si no lo sabe… Y uso la silla para bañarme… – explica Gabriela a su interlocutor. Ha llamado ya a cinco hoteles en esa media hora y todavía no ha conseguido ni uno solo que tenga habitaciones en las que pueda utilizar el baño. Deja el teléfono y se dirige a la sala, recibe allí a las personas que estaba esperando, se saludan y dan comienzo a la reunión. Son integrantes de organismos defensores de derechos humanos y de organizaciones que trabajan por la inclusión de las personas con discapacidad. La reunión continúa durante dos horas, cuando Gabriela despide al último de los asistentes, toma nuevamente el teléfono para seguir llamando a los hoteles y tratar de conseguir una habitación accesible. Después de realizar más de quince llamadas a diferentes alojamientos, hace la reserva en un apart hotel que tiene una habitación a la que se llega luego de descender por tres escalones, pero como es una suite, es amplia y puede entrar al baño con la silla de ruedas.

“Al fin lo he conseguido, aunque me hará falta ayuda para descender los escalones, pero es seguro que la conseguiré” – piensa Gabriela. ¡Puedo viajar hasta ese lugar y dar la conferencia, qué bueno! Ya creí que no iba a encontrar alojamiento allí… Y eso que se lo promociona como lugar turístico… Si no tiene accesibilidad, está perdiendo clientela, y no sólo de acá, sino del exterior también. Hay muchas personas con discapacidad que quieren visitar y conocer nuestro país”. Un lugar para vivir es un lugar para todos y todas. La accesibilidad es un valor agregado al turismo. Las diferencias no separan, las diferencias enriquecen. Tener un país dispuesto a recibir personas con diversidad funcional habla bien de quiénes vivimos en él. Si desea comunicarse con Gabriela, escriba a: [email protected] ------------------------------------------------------------------------------ ¿Por qué hace falta la accesibilidad y el diseño universal, para todos/as y en todos los sitios?. Reflexionemos leyendo esta historia de la vida real: Amalia tiene hoy 27 años. Se maneja con soltura en la silla de ruedas a la que está casi acostumbrada desde hace tiempo. Sale sola, toma colectivos y subtes en los lugares que puede hacerlo, trabaja dignamente, practica deportes, forma parte de la selección femenina de básquet, cada tanto viaja a España con su novio que ha sido contratado por un club de ese país y del que está muy enamorada. Así como él lo está de Amalia y le ha dicho, en reiteradas ocasiones, casi como en broma pero muy en serio: “que ama hasta la rueda más chiquita de su silla”. Pero no siempre fue así para Amalia. Cuando le ocurrió el accidente por el que le quedó una lesión medular, y durante aproximadamente seis meses, pensó que su vida cambiaría drásticamente y creyó que, de ahora en adelante, no podría salir fuera de su casa sola, ni tener un trabajo decente, ni novios y menos que menos, formar una familia. Le costaba mucho salir y transitar por las calles, no había reparado en lo difícil que era tratar de pasar cuando hay un pequeño bache ni tampoco cuando hay grandes desniveles, bajadas y subidas. Es que cuando estaba caminando, ella se impulsaba, daba un paso más

grande, o saltaba y todo quedaba ahí. Ahora, con la silla de ruedas, no podía “saltar”, el terreno tenía que estar completamente parejo para poder andar o de lo contrario, debía pedir asistencia. Recuerda hoy los días de lluvia, cuando esperaba a que pasara alguien, mientras el agua mojaba su cuerpo, sus cabellos y su silla, o esos otros días, de sol fuerte e intenso calor en los que tenía que detenerse y esperar que alguna persona de buena voluntad la ayudara a cruzar la calle o, también, las muchas veces que estaba en la parada del ómnibus y el conductor no quería llevarla argumentando que “la rampa no funcionaba”. Y Amalia se quedaba entonces esperando el próximo, el ómnibus al que sí le funcionara la rampa y al chofer que accediera a conducirla hasta su destino, generalmente el Centro Nacional de Recreación y Deportes, lugar al que asistía con regularidad a practicar básquet lo que le sirvió para reforzar su autoestima y poder salir de su casa sin miedo a las barreras arquitectónicas. El tiempo fue pasando y hoy Amalia, luego de haber visitado y andado por otros países donde hay muchos sitios a los que se puede acceder sin dificultad en silla de ruedas, sabe que es posible tener un país accesible y veredas sanas, con calles que suben en cada esquina y que se pueden transitar sin dificultad, locales de negocios que tienen rampas con pendientes suaves y también baños amplios que se pueden utilizar. Y, aunque al principio le parecía que sólo sería un sueño, ella y su novio están pensando seriamente en formar una familia y tener un bebé. La recomendación que ella hace a las personas que se encuentran en su situación es ''que se animen, salgan y hagan lo que les aporte más bienestar, aquello con lo que se sientan bien y que trabajen y luchen por los derechos de las personas con discapacidad de todo el país porque, hoy cree firmemente y por propia experiencia que, poco a poco, todo se puede lograr”. La accesibilidad arquitectónica es una responsabilidad de todos y todas. Un país accesible es un país digno, formado por ciudadanas y ciudadanos comprometidos que promueven y trabajan por sus derechos y cumplen con sus obligaciones. Un país en serio es también, un lugar donde todas las personas puedan transitar y andar sin inconvenientes, más allá de la diversidad que tengan. Construyamos un país en serio. Construyamos un país con lugar para todos y todas.

Si desea comunicarse con Amalia, escriba a: [email protected] ¿Por qué hace falta la accesibilidad y el diseño universal, para todos/as y en todos los sitios?. Reflexionemos leyendo esta historia de la vida real: La noche de la fiesta de casamiento de Mari y Jorge no pudo ser más hermosa. Como toda pareja, habían soñado muchas veces con ese momento. Ambos eran adultos, ya grandes y habían esperado un tiempo largo antes de concretar la boda. Mari estaba radiante con su vestido blanco y su cabello castaño recogido en un hermoso peinado y, cuando la fiesta llegó a su término salió del salón haciendo girar las ruedas de su silla para cambiarse antes de subir al automóvil que los llevaría a la terminal de ómnibus. Jorge la miraba deslumbrado vestido con un impecable traje azul mientras se apoyaba en su bastón canadiense pensando en lo bien que lo pasarían juntos durante esos quince días. Se dirigieron en remis a la terminal de ómnibus para viajar hasta la ciudad turística a gozar de una linda y merecida luna de miel. Aunque no habían reservado habitación en ningún hotel, confiaban en que encontrarían uno que reuniera las condiciones de accesibilidad que tanto Mari como Jorge necesitaban. Cuando quedaron solos en la terminal de ómnibus y mientras esperaban la partida del ómnibus, conversaron un rato acerca de lo acontecido en la fiesta, sobre los invitados e invitadas y lo feliz que se sentían por compartir tantas cosas lindas, por conocerse y quererse. Mari preguntaba a Jorge, un poco preocupada, cómo haría ella para subir al ómnibus, a lo que su flamante esposo le respondió que no se adelantara haciéndose problemas, y que casi con seguridad encontrarían algunas personas dispuestas a ayudarla. Cuando el ómnibus estacionó en la plataforma, Jorge habló con el conductor y le dijo que Mari necesitaba asistencia porque no podía dar ni un solo paso sola. El chofer llamó a dos hombres bien fornidos, que estaban acomodando los bolsos y valijas y entre ambos, tomando a Mari uno por debajo de los brazos y el otro por debajo de las rodillas, la subieron, escalinata por escalinata, con sumo cuidado y esfuerzo, y la depositaron suavemente en la primera butaca del vehículo.

“Sería muy importante que en los ómnibus de larga distancia se transportara una silla de ruedas bien pequeña pero muy segura para que podamos subir con ella, similar a la que se utiliza en los aeropuertos. Creo que es necesario que pensemos y pongamos en práctica alguna medida para que, quiénes usamos sillas de ruedas, podamos acceder a los ómnibus sin poner nuestra integridad en peligro ni la de otras personas” – le dijo Mari a Jorge cuando recobró la compostura y se sintió más cómoda. Al llegar a la ciudad de destino, el chofer y Jorge buscaron nuevamente a dos hombres de buena voluntad y con fuerzas suficientes para que asistieran a Mari y la ayudaran a bajar. Tomaron un remis y le solicitaron al conductor que pasara y bajara en los hoteles hasta encontrar un alojamiento accesible en el que Mari pudiera entrar con la silla de ruedas a todos los recintos, pero más que nada, a la habitación y al baño. Al entrar al noveno hotel y ya cansados de recorrer, Jorge solicitó hablar con el dueño, porque si bien allí tenían una habitación bastante accesible, era la suite principal y su precio, era el doble de las demás. El dueño, muy amistosamente, le responde a Jorge que podrán utilizarla sin inconvenientes porque es amplia y muy cómoda, podrán alojarse en ella todos los días que quieran y les cobrará lo mismo que si ocuparan una habitación común. La suite era la única habitación del hotel que estaba ubicada en planta baja, tenía puertas anchas, un baño muy grande y dos hermosos ventanales con cortinas anaranjadas y blancas desde los que podían observar el parque y la pileta del hotel con las montañas como fondo. Jorge y Mari se sintieron muy a gusto todos los días que pasaron en el lugar, y al retirarse agradecieron al dueño y a los/as empleados/as, valorando especialmente el haberse encontrado con personas dispuestas a facilitar la vida a las demás. Los sitios accesibles mejoran la calidad de vida de las personas. Un país accesible es, también, un país que tiene ciudadanos y ciudadanas dispuestas a facilitar la vida a las demás. Las mejoras que se hacen para el turismo quedan para ser disfrutadas por las personas que residen en el lugar. La Accesibilidad es un valor agregado al turismo. Hagamos un país accesible. Hagamos un país con lugar para todos/as.

Si desea comunicarse con Mari y/o con Jorge, escriba a: [email protected] ------------------------------------------------------------------------------ ¿Por qué hace falta la accesibilidad y el diseño universal, para todos/as y en todos los sitios?. Reflexionemos leyendo esta historia de la vida real: Verónica se mira en el espejo, peina sus cabellos, retoca el maquillaje y sale de su casa para dirigirse hasta la universidad donde cursa economía política. Camina lentamente las tres cuadras que la separan del lugar donde esperará al primero de los ómnibus que la trasladará esa mañana. Como ha salido con unos minutos de retraso, llega justo cuando se está marchando el vehículo –ella no puede correr, usa prótesis en una de sus piernas por que ha sido amputada sobre la rodilla – por lo que se sienta en un banco de cemento de color verde a esperar el próximo. Sabe que habitualmente el ómnibus adaptado tarda bastante, quizás media hora o más. Mientras espera pacientemente Verónica reflexiona: “en el Gran Buenos Aires de cada cincuenta unidades sólo dos están adaptadas. Este es un problema que puede solucionarse adecuando las líneas de colectivos para el beneficio de todas las personas, no sólo de quiénes tenemos discapacidad, sino también de las personas mayores que muchas veces tienen dificultad para ascender y/o descender de los vehículos” Para subir al rodado se toma con fuerza de las barras laterales y asciende por los escalones mientras una anciana no logra ingresar por que no puede levantar su pierna hasta la altura del primer escalón. Esto sucede con frecuencia, algunas personas ancianas no pueden viajar en ómnibus debido a la escasa accesibilidad que tienen. Al llegar al lugar de destino, luego de haber viajado en tres vehículos y sorteado diversos obstáculos, Verónica comienza a andar hacia la universidad. Cuando se encuentra casi al final de la vereda nota que hay un automóvil estacionado donde está la rampa. Busca al propietario, que está conversando con la señora que atiende el kiosco de revistas y diarios y le dice, con amabilidad pero con firmeza, que su auto está tapando la rampa y le pide que lo retire de allí. Le explica que, si viene una persona con silla de ruedas, esto le impedirá pasar con autonomía aún teniendo una rampa en buen estado y que a ella también le entorpece el camino.

Sigue su marcha sobre las veredas que han sido arregladas recientemente por los/as vecinos/as, pensando que, hasta hace un tiempo atrás estas se encontraban muy deterioradas pero que, gracias a la unión y al trabajo mancomunado ahora están en buenas condiciones – “por que tener accesibilidad es un compromiso que debe asumir toda la sociedad y no sólo algunos sectores. La inclusión tiene que ser una realidad para todas las personas y no sólo para algunas. Las veredas son de uso común y, por lo tanto, es necesario que se mantengan limpias y en buen estado. Esto habla bien de quiénes viven en el lugar” – concluye con sus pensamientos Verónica. Una sociedad que incluye es una sociedad inclusiva, valorada y respetada. Hagamos un país accesible. Hagamos un país con lugar para todos y todas. Para comunicarse con Verónica, escriba a: [email protected] ------------------------------------------------------------------------------ ¿Por qué hace falta la accesibilidad y el diseño universal, para todos/as y en todos los sitios? Este relato fue realizado con la Lic. Liliana Plandolit. Soy co- autora del mismo. Leamos y reflexionemos sobre esta historia de la vida real: Maru nació con un problema genético por el cual tiene “tiene tres unidades en el cromosoma 21 en lugar de las dos habituales”, lo que se manifiesta externamente por algunas facciones características, habla con cierta dificultad, sabe leer, escribir y hacer cuentas. En relación con otras personas de su edad le cuesta más aprender. Fue al colegio como todos los chicos, no al curso que le correspondía por la edad sino a uno inferior y dos horas al día concurría a la clase una asistente que la ayudaba con las cosas que más le costaban. Desde muy pequeña participó – y lo sigue haciendo – en las actividades recreativas, culturales y deportivas integradas en el club del barrio donde vive. Maru es una joven alegre, creativa e imaginativa. Ha recibido una esmerada atención familiar y socioeducativa lo cual le permitió

desarrollar muchas capacidades en distintas áreas de la actividad humana generalmente subestimadas por el entorno social. Actualmente tiene 23 años. Va a una institución que le enseñan a ser autónoma en algunas actividades cotidianas. Tiene mucho interés en aprender para poder salir a trabajar y ganar un sueldo así no tendrá que pedirle dinero a su papá ni a su mamá y, también, para no depender de ellos. Está muy acostumbrada a interactuar con niños y jóvenes sin limitación intelectual, y tiene actualmente, como gran desafío viajar sola por la compleja ciudad de Buenos Aires. Con asistente personal aprendió a utilizar los medios de transporte necesarios para los trayectos de rutina. En ese proceso de aprendizaje – y para evaluar el resultado de lo aprendido – durante un tiempo, el viaje fue monitoreado por una persona que ella no conocía, que observaba su proceder para luego realizar los ajustes necesarios y a la vez le daba la tranquilidad a toda la familia que, ante cualquier inconveniente, estaba cuidada. Un día de pleno invierno a la salida del colegio se distrajo conversando con sus compañeros/as, tomó el colectivo y realizó el recorrido opuesto al acostumbrado para ir hasta su casa. Se asustó bastante cuando reconoció su error pero ya había llegado a un sitio alejado de su hogar. Le consultó al chofer, y una señora que escuchó y que bajaba en el lugar le indicó el procedimiento para regresar. Dado que la línea de ómnibus tiene diversos recorridos, era muy importante estar atenta al cartel indicador que no siempre tiene letras grandes, sin abreviaturas, fuentes claras y diversidad de colores que contribuyen a una fácil lectura a la distancia. Muy asustada, llamó por el celular a su papá para avisarle que se había perdido; ante la confirmación de que estaba monitoreada solo quedaba la esperanza de que esa experiencia le facilitara un nuevo aprendizaje, imprescindible para poder llegar a tener con un grado de apoyo razonable, una vida independiente. El transporte accesible, las señales y los carteles de fácil entendimiento son una asignatura pendiente desde hace varios años. Hay muchas personas que necesitan urgente accesibilidad arquitectónica, urbanística y en el transporte. Así como también accesibilidad en la información y en la comunicación en las paradas y terminales de ómnibus, en estaciones de trenes y subtes, en aeropuertos, en puertos y en muelles. Fuentes claras, diversidad de colores con buen contraste, letras grandes y no utilizar abreviaturas ni signos, en señales

o carteles, son algunas de las necesidades de las personas con diversidad intelectual. No las sigamos confinando. No permitamos que vivan sin salir de sus casas por no contar con accesibilidad, por no tener espacios adecuados, ni señalética, ni acceso a la información, ni transporte automotor ni trenes apropiados. Un país que incluye habla bien de sus habitantes. Hagamos un país con lugar para todos/as. Si desea comunicarse con Maru, escriba a: [email protected] ------------------------------------------------------------------------------ El autor del siguiente relato (que también fue enviado a los Municipios que integran la FAM) es el Dr. Luis Bulit Goñi y ha sido publicado en el Boletín de ASDRA, Asociación de la cuál el Dr Bulit Goñi es Presidente del Consejo Asesor. Yo, renuncio…!! Domingo a la noche… tarde… llegamos con Vicky de viaje… Nos recibe Pancho y nos ayuda a bajar las cosas del auto… ¡Pancho! le digo… ¡es muy tarde y mañana lunes tenés tu pasantía laboral! ¡Tenés que irte a dormir! No papá, me contesta… No voy a ir a Pasantía… ¡Yo renuncio…! Mi poco pedagógica respuesta… ¡Vaya a la cama! Hay que ser responsable… ¡Hay que cumplir con sus obligaciones…! Lunes a la mañana, temprano… bajo a desayunar… Pancho me espera… y me dice “Papá, ahora que estás tranquilo… SENTATE Y ESCUCHAME….” Y me cuenta que no quiere seguir con la pasantía… que allí le enseñan trabajo “de oficina” que a él no le gusta… que ya sabe sacar fotocopias y archivar registros… pero que eso NO LE GUSTA… que él quiere ser Educador Ambiental, lo que está estudiando en Cascos Verdes, quiere trabajar con chicos, ser ayudante docente… les gusta esto de ser “profesor”… Y allá fue Pancho a renunciar… y yo a meditar sobre la lección recibida… Desde hace más de 20 años que venimos predicando la autonomía de nuestros/as hijos/as, la igualdad de oportunidades, la inclusión… ¿Y

por casa cómo andamos…? A veces… ¿muchas veces…? “en casa de herrero, cuchillo de palo…” Hoy la Convención Internacional, en varios puntos pero principalmente en su artículo 12, nos habla del ejercicio de la capacidad jurídica de las personas con discapacidad, de ese ejercicio “con apoyos” pero en forma efectiva… Claro que parece un sueño para muchos/as de nosotros/as, pero es un camino que hay que transitar, sin improvisación pero sin demoras. Y como en tantas otras cosas que hemos señalado la cosa empieza en casa, de pequeños/as… con las cosas cotidianas. Muchas veces cuestionamos algunas alternativas laborales para nuestros/as hijos/as con discapacidad intelectual, porque tienen “una actividad” y sólo una, y no les dan variedad de opciones que se ajusten a su vocación, a sus gustos, que les permita realizarse como trabajadores, ser verdaderamente felices… ¿Hacemos en casa las “adaptaciones curriculares” que les exigimos con tanta vehemencia a los/as docentes?... ¿no será que a veces pretendemos “formatear el disco rígido” de nuestros/as hijos/as según nuestra propia matriz? Claro, siempre es más “lindo” que nuestros/as hijos/as nos hagan caso en todo… pero saben una cosa… eso no ocurre casi nunca… son nuestros/as hijos/as, todos, que se van perfilando según sus propias preferencias, sus propias percepciones sobre el entorno y la vida… ¿Por qué entonces pregonamos la autonomía y nos resistimos a verla, a aceptarla, cuando se manifiesta en nuestra propia casa…? Como padres y madres, entonces, debemos ir preparándonos, desde que nuestros/as hijos/as son pequeños/as, a que va a llegar el momento en que todo el esfuerzo que hemos puesto para que se integren a la escuela, al barrio, al club… todo ese trajín para que se vayan haciendo hombres y mujeres “para la vida” se puede manifestar aún en contra de nuestras preferencias, nuestros tiempos, nuestras expectativas. Lo mismo sucede con nuestras asociaciones, nuestra segunda familia, nuestra segunda casa… ¿Les damos a las personas con síndrome de Down el espacio que pretendemos que otros/as les den…? Si. Ya sé que es difícil pensar que nuestros hijos e hijas se puedan “hacer cargo” en un todo, de lo que significa la conducción de una organización social, administrarla, tener un presupuesto, conducir personal, organizar servicios, y mil etcéteras… Pero la cosa pasa por otro lado…

¿Nos hemos puesto a pensar qué espacios podemos darles para que sean ellos/as los que tomen decisiones?... y no me refiero a generarles actividades lúdicas o recreativas sino a tomar decisiones…. “No están preparados/as”… podrán contestarme… Entonces, retruco… ¿los/as estamos preparando?... ¿qué esperamos para hacerlo…? Y si… es un “palito” para nuestra propia organización… para ASDRA… para las asociaciones de nuestro país… Espero que para nuestro próximo Boletín podamos anunciarles, con orgullo, que estamos organizando un curso, pero no para papás, no para docentes, sino para personas con síndrome de Down, para ayudarlos a que ejerzan su capacidad jurídica, su capacidad de participación, su auto-defensa, aún… en “contra” nuestra… Todo un desafío, ¿no? Para comunicarse con Pancho y/o con Luis, escriba a: contacto@políticasociales.gov.ar ---------------------------------------------------------------------------- El siguiente relato fue revisado y corregido por las arquitectas Silvia Coriat y Cecilia Gonzalez Campos y la memoria de la labor desarrollada por Fundación Rumbos me fue enviada por ellas a efectos de darla a conocer a los/as Intendentes/as del país, conjuntamente con el Relato. ¿Cómo hacer para incorporar la accesibilidad en quiénes construyen y diseñan, en todos los ámbitos, en lo cotidiano, en el día a día? Hace un tiempo atrás se reunieron en la Fundación Rumbos Silvia Coriat, arquitecta y directora del área accesibilidad, Cecilia Gonzalez Campos, arquitecta y coordinadora de programas del área accesibilidad y Silvia Mirta Valori, escritora reconocida por su trabajo por el modelo social de la discapacidad, para realizar un diagnóstico de la situación acerca de la accesibilidad en la ciudad de Buenos Aires y en el resto del país y considerar qué es lo que está fallando o por qué la gente que tiene posibilidades de efectuar mejoras al urbanizar no “incorpora” la accesibilidad ni la tiene en cuenta al momento de diseñar y construir. La arquitecta Silvia Coriat que tiene una reconocida experiencia en la temática, relata algunos aspectos que se deberían observar, manifestándole a Silvia Valori:

“Hay que trabajar desde y con el Área de Planificación en los Municipios, con la gente que está relacionada o desempeñándose en las áreas de arquitectura, urbanismo, planeamiento, saneamiento urbano, con la de obras particulares y obras públicas, es a ellos/as a quiénes tenemos que hablar, con quiénes debemos reunirnos, sensibilizarlos y concientizarlos para que “incorporen” la accesibilidad y el diseño universal en todas las obras que se realizan en el lugar” “Son ellas y ellos, es decir, son estas personas trabajadoras y hacedoras del entorno urbano quiénes tienen que incorporar el conocimiento de que los lugares accesibles permiten que trabajen y realicen una vida igual a la de todas las demás personas quiénes tienen restricciones para deambular, comunicarse, oír, ver, entender, etc. sin excluir a ninguna persona por sus características físicas o su condición de salud”. “Conociendo y analizando, por ejemplo, entre tantos casos emblemáticos, que los edificios modernos, sin escaleras en las entradas, que están ubicados completamente al ras de la vereda, son muy bonitos y estilizados, es decir, aceptar la idea que la accesibilidad embellece los edificios, ese es un paradigma verdadero y que hay que instalar, sobre todo entre los arquitectos/as que hemos estudiado para realizar obras prácticas, bellas y geniales pero con escaleras y desniveles”. “Hace un tiempo atrás fuimos consultadas para un caso que puede tomarse como paradigmático – interviene Cecilia, arquitecta reconocida por su trabajo en accesibilidad. El edificio al que teníamos que examinar para reformarlo tiene un desnivel hacia abajo, por lo tanto, para entrar hay que utilizar sí o sí escaleras, y en otros sitios tiene también desniveles, como si fueran entrepisos. Estudiamos el lugar y llegamos a la conclusión que debíamos construir varias rampas, con pendientes suaves, pero las medidas no daban para hacerlas y era difícil encontrar una solución, es decir, no se podían construir rampas que no descendieran abruptamente, y hacerlas muy alargadas allí era imposible. Hasta que pasamos por una habitación donde había una puerta que tenía un banco largo delante, como si la estuviera tapando. Y una de nosotras preguntó: ¿qué hay detrás de esa puerta? Nos respondieron que era un ascensor que no funcionaba desde hacía bastante tiempo… Les preguntamos si ese ascensor podía llegar hasta la vereda y nos respondieron que sí, entonces, lo que hacía falta allí era poner de nuevo en funcionamiento el ascensor, no hacer rampas ni construir nada. La solución era sencilla, estaba ahí, pero nadie la veía por que siempre había estado ese banco tapando la entrada al ascensor y no habían pensado en él como posible recurso. A veces, las soluciones están en los lugares que menos lo pensamos o las tenemos ahí y no las vemos” – reflexiona Cecilia.

Silvia C. continúa diciendo: “Creo que en cada ámbito y en cada ciudad, pueblo o paraje, hay que preguntarse: ¿cuáles son los planteos paradigmáticos? ¿Cómo podemos facilitar el trabajo en las localidades, cómo podemos colaborar para que se haga o se manifieste en la arquitectura, en las calles, en las veredas, en las viviendas, en los paseos públicos, la accesibilidad?” “En Buenos Aires tenemos lugares accesibles, hay buenos ejemplos, la Avenida de Mayo y algunos otros lugares, están bien diseñados, bien implementados. Es preciso que nos preguntemos: ¿Cómo se logró todo esto? ¿Qué áreas intervinieron? Para replicarlo en otros sitios, teniendo en cuenta las diferencias y particularidades de cada lugar, pero haciéndolo…” “Es importante convocar a los colegios de Arquitectos, a otros colegios de profesionales, a las cámaras de comercio, a la gente de la Municipalidad que trabaja en las áreas de planeamiento y edificación, al área de turismo y recreación, a las escuelas. Es imprescindible que los/as usuarios/as estén involucrados en el diseño de los entornos y sean consultados como expertos/as que son. Se puede lograr una gran movilización que provoque la acción en pos del objetivo común de lograr espacios y sitios completamente accesibles”. Dan por finalizada la reunión. Silvia Coriat y Cecilia acompañan a Silvia Valori hasta su automóvil, no sin antes manifestarle su deseo de aportar cada día más para hacer de la Argentina un país accesible. Por que estiman que se puede lograr con voluntad, determinación, compromiso y el trabajo responsable de cada uno/a en todos los sitios. Por que saben que es una asignatura pendiente que lleva varios años de incumplimiento. Por que más del cuarenta por ciento de los/as habitantes (si tenemos en cuenta a personas con discapacidad, ancianos/as, padres y madres de niños/as pequeños/as y personas con discapacidad temporal) la necesitan imperiosamente. Por que una sociedad que incluye es una sociedad que acompaña, comprende y mueve a sus referentes para que se manifieste en obras lo que los ciudadanos y ciudadanas necesitan. Una sociedad que incluye es una sociedad inclusiva e incluyente, respetada y valorada por esas mismas excelentes cualidades.

Para comunicarse con Silvia Coriat, con Cecilia y/ o con Silvia Valori escriba a: [email protected] MEMORIA DE LA LABOR DESARROLLADA

RUMBOS HACIA LA INCLUSIÓN

Fundación Rumbos (Rumbos) inicia sus actividades en el año 1992, brindando orientación y apoyo a familias en las cuales se hubiera producido un shock post traumático debido a la repentina aparición de la discapacidad en alguno de sus integrantes.

En 1993 se conforma el Área de Accesibilidad, y se pone en funcionamiento el micro-emprendimiento Rumbos Translations, cuyo objetivo es brindar trabajo a personas con discapacidad, a la vez que generar ingresos para sustentar el conjunto de las actividades de la Fundación.

El Área de Accesibilidad, impulsa en ciudades y pueblos de Argentina la implementación de diseño accesible, en un hábitat inclusivo. Desde sus inicios esta área asumió que dicho objetivo sería alcanzable en tanto se gestara un movimiento conformado por las propias personas con discapacidad (PCD) y su red más cercana.

Articulando lo académico con lo reivindicativo, Rumbos hizo presente la problemática de la accesibilidad en ámbitos legislativos, ejecutivos y -cuando fue necesario- judiciales, de la Ciudad de Buenos Aires, focalizando situaciones discapacitantes generadas en el entorno físico; una de ellas, la de acceder con silla de ruedas a ascensores.

Promovió entonces la inclusión de pautas de accesibilidad en el Capítulo referido a ascensores del Código de Edificación de la Ciudad.

Por la misma época, junto a otros referentes en materia de derechos humanos (ddhh) de personas con discapacidad, Rumbos impulsó la gestación de la REDI –Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad-, organización no gubernamental (ONG) conformada por personas con y sin discapacidad, centrada en los derechos humanos y ciudadanos de las Pcd. Surge así por primera vez en Argentina una ONG en la que personas portadoras de diferentes discapacidades comparten su accionar, en contraste con las ONG tradicionales, de tipo asistencial, agrupadas según patologías de origen.

La iniciativa de Rumbos sobre ascensores culminó con un importante logro. La Ley 161 de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, en cuya redacción participó activamente, obligó a tornar accesibles los ascensores de la ciudad. Así se abrió camino a la modificación del cuerpo completo del Código de Edificación, vigente a partir del año 2002 con pautas de accesibilidad incorporadas capítulo a capítulo.

El focalizar profesionalmente desde el campo de la arquitectura, sumado al intercambio permanente con activistas con discapacidad, brindó el marco conceptual y propositivo a iniciativas de modificación de lo existente (tanto en el campo de lo físico como de lo social), contribuyendo a consolidar cambios paradigmáticos en materia de concepción de los espacios habitados y de DDHH de Pcd.

En este proceso de desarrollo y transmisión de conocimientos, Fundación Rumbos produce el libro “Lo urbano y lo humano. Hábitat y Discapacidad”, reconocido con Mención de Honor en la Bienal de Arquitectura de Quito, 2002.

Los logros en materia de accesibilidad en la Ciudad de Buenos Aires se reflejaron en la creciente presencia de instalaciones urbanas y edilicias accesibles y un notable

incremento de personas con movilidad reducida – Pcd y adultos mayores entre otros- transitando por sus calles.

Las lecciones de la experiencia de Buenos Aires, aún en pleno desarrollo, y la demanda de asesoramiento en múltiples municipios para encarar la accesibilidad, evidenciaron la necesidad de profundizar en herramientas conceptuales y organizativas para la implementación de accesibilidad. Así, Rumbos sintetiza su visión de las estrategias a seguir, en el concepto y a la vez consigna organizativa de “grupos de gestión en accesibilidad”, sugiriendo su conformación en cada localidad, con 3 actores fundantes: profesionales del diseño, Pcd y funcionarios de gobierno.

La profundización y enriquecimiento del diálogo de Rumbos con dichos actores, a través de jornadas intensivas y seminarios, fue paralela a la difusión de estos conceptos impulsando iniciativas comunitarias a favor de la accesibilidad en todo el país.

El surgimiento de equipos a favor de la accesibilidad en las localidades más distantes, dio lugar a nuevas iniciativas en red que potenciaran experiencias e intercambios. Rumbos gesta en el año 2004, junto a la REDI y otras entidades de accesibilidad y defensa de DDHH de Pcd, el Programa Nacional Ciudades Accesibles. Este programa llevó a cabo entre los años 2004 y 2008, diez y seis jornadas en localidades de diferentes provincias, tres jornadas nacionales y un encuentro federal de formación de líderes.

En la 3er Jornada Nacional participaron referentes de más de 20 municipios, numerosas reparticiones de la Provincia de Buenos Aires, y de la Ciudad de Buenos Aires, funcionarios de jurisdicción nacional, universidades, colegiaciones profesionales y ONG.

Esta Jornada, desarrollada en agosto de 2008, culminó con la conformación de un Foro Virtual de Gestión en Accesibilidad, con 159 miembros, que constituye una herramienta de comunicación, intercambio y debate en la materia.

No hay en el país otra organización con el perfil de Rumbos. Si Rumbos dejara de existir, su rol quedaría vacante. Otras organizaciones que hacen eje en la accesibilidad al medio físico resultan complementarias mediante su demanda de cumplimiento de las normativas vigentes o mediante su foco en la investigación puramente académica, o mediante su pregón de “buen diseño” asumiendo como obvio que la accesibilidad forma parte de él. Se trata de. Pero ninguna de estas entidades - ong, centros de investigación, estudios privados de arquitectura - aborda programas para la incidencia directa en políticas públicas, ni para la generación de metodologías y contenidos que optimicen estrategias de implementación.

Desde la especificidad arquitectónica, estudios y consultoras privadas que trabajan en arquitectura accesible y diseño universal, no provocan el impacto estructural que la complejidad de esta temática conlleva. Estos actores encuentran su razón de ser en un nicho de mercado y persiguen fines que comercialmente se contraponen a menudo con intereses y necesidades sociales. Desde Rumbos trabajamos en alianza con actuantes gubernamentales transfiriendo herramientas a profesionales y técnicos de municipios, organismos provinciales y nacionales.

Nuestras acciones alientan el mejor aprovechamiento de los recursos locales en pos de la sustentabilidad y de un mayor impacto social.

A 16 años de labor ininterrumpida, las concepciones de Rumbos han incidido decisivamente en una nueva generación de líderes en discapacidad y en accesibilidad.

La explicitación por parte de Rumbos de las maneras en que el hábitat físico refleja a las estructuras sociales, e inciden en su perpetuación o cuestionamiento; y la intervención permanente de Rumbos en la definición de principios, estrategias y

metodologías atinentes a la efectiva puesta en vigencia de ddhh de pcd, han alimentado desde sus inicios a la REDI, entidad que hoy ocupa un lugar referencial protagónico en materia de ddhh y discapacidad en Argentina y Latinoamérica. Lugar que ha merecido recientemente la nominación de uno de sus miembros como Vicepresidente de RIADIS (Red Latinoamericana de Organizaciones No Gubernamentales de Personas con Discapacidad y sus Familias).

ONG de Pcd de todo el país mantienen estrecho contacto con Rumbos, REDI y otras organizaciones aliadas, definiendo sus estrategias en materia de ddhh y accesibilidad.

Colegios de Arquitectos de Argentina, van haciendo propios los conceptos de diseño accesible, convocando a Rumbos para su formación y orientación, incorporando esta temática en sus estrategias de incidencia institucional.

Profesionales del diseño –arquitectos/as, ingenieros/as, constructores/as, entre otros – de diferentes provincias (Misiones, San Juan, Tierra del Fuego, Entre Ríos, Neuquén), profundamente involucrados con la gestación de un hábitat inclusivo conducen y/o orientan en sus localidades planes de accesibilidad en un trabajo a escala urbana, de alto nivel participativo por parte de la comunidad.

Conceptos introducidos por Rumbos pertenecen hoy al léxico generalizado en materia de accesibilidad. Entre ellos, el concepto de territorialidad – que impulsa la gestión en accesibilidad mediante iniciativas centradas en las localidades- ha sido tomado por organismos como la CONADIS (Comisión Nacional para la Integración de Personas Discapacitadas), al elaborar el Plan Nacional de Accesibilidad.