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C O “Que en el Oriente se encienda lo que en Occidente cobra forma” 1 Editorial Itaca La clave del fracaso Ars Lineandi El proceso artístco Galeria Arte uadernos de ccidente Arte Ciencia Pensamiento Vida Espiritual Libre Abril 2012

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Page 1: Cuadernos de Occidente

C O“Que en el Oriente se encienda lo que en Occidente cobra forma”

1Editorial

Itaca

La clave del fracaso

Ars Lineandi

El proceso artístco

Galeria Arte

uadernos de ccidenteArte CienciaPensamientoVida Espiritual Libre

Abril 2012

Page 2: Cuadernos de Occidente

Apreciado lector,

Gracias por acercarte a esta revista. Es para mí un motivo de alegría que latengas ante ti, pues significará entonces la materialización de una aspiracióncompartida largo tiempo por los integrantes de este proyecto.

Junto con la editorial IAO, Cuadernos de Occidente quiere aportar un puntode vista que consideramos necesario en nuestro contexto cultural y social. Nose trata de una revista que siga una tendencia ni una ideología, ni siquieraestá acotada a una temática específica. Se trata de una revista que quiereaportar un momento concreto de la conciencia, el que ahora corresponde pormás que muchas veces nos mantengamos firmes en posiciones caducas peroseguras. La actualidad nos ha dejado múltiples ejemplos que han marcadohitos muy significativos para la comprensión de nuestro entorno social; sonmuchos y variados los ejemplos de estructuras que ya no facilitan la vida delindividuo, sino que más bien lo separan de toda posibilidad de vivir deacuerdo a su conciencia, de expresarse y de ser; de ser individual, en definitiva.Ha emergido una queja contra un modelo de pensar antiguo, pero ¿quéconciencia puede hacerse cargo de esta situación?

Este momento de la conciencia puede llamarse conciencia del retorno,aunque puede tomar otros nombres pues no surge de una exposición teóricasino de una experiencia. Podemos llamarlo, si se quiere, un “momento devista”, por enfrentarlo al familiar punto de vista, causante de cuantosenfrentamientos queramos recordar. Esta conciencia es la del viaje a Ítaca enel poema de Kavafis que -no por casualidad- podréis leer a continuación, queno quiere conquistar el destino, sino que éste sea la guía por la que laexperiencia se ilumina. Evocando el Occidente en su sentido más verdadero-la fuerza concedida por el elemento de destino, frente a las formas depensamiento heredadas que llegan a nosotros desde el pasado- queremosofreceros a través de este soporte la experiencia de esta conciencia, expresadaen artículos y obras artísticas, pero además queremos salir al encuentro detus aportaciones, lector. Pues todos estamos llamados a construir las formasculturales del futuro.

Queremos, pues, ofrecer el soporte para esta nueva cultura, para la expresióndel límite, para el testimonio de la forma renovada, para el encuentro entreaquellos que estamos en el camino. Esperamos que encuentres lo que buscasy estamos a tu disposición.

Carlos BlancoAbril de 2012

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ÍTACA

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca

pide que el camino sea largo,

lleno de aventuras, lleno de experiencias.

No temas a los lestrigones ni a los cíclopes,

ni al colérico Poseidón,

seres tales jamás hallarás en tu camino,

si tu pensar es elevado, si selecta

es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.

Ni a los lestrigones ni a los cíclopes

ni al salvaje Poseidón encontrarás,

si no lo llevas dentro de tu alma,

si no los yergue tu alma ante tí.

Pide que el camino sea largo.

Que sean muchas las mañanas de verano

en que llegues -¡con qué placer y alegría!-

a puertos antes nunca vistos.

Detente en los emporios de Fenicia

y hazte con hermosas mercancías,

nácar y coral, ámbar y ébano

y toda suerte de perfumes voluptuosos,

cuantos más abundantes perfumes voluptuosos puedas.

Ve a muchas ciudades egipcias

a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Ítaca en tu pensamiento.

Tu llegada allí es tu destino.

Mas no apresures nunca el viaje.

Mejor que dure muchos años

y atracar, viejo ya, en la isla,

enriquecido de cuanto ganaste en el camino

sin aguardar a que Ítaca te enriquezca.

Ítaca te brindó tan hermoso viaje.

Sin ella no habrías emprendido el camino.

Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.

Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,

entenderás ya qué significan las Ítacas.

CONSTANTIN KAVAFIS

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El fracaso no goza de estima, no gusta a nadie, no vale en esta época. Y no podría ser menos, pues ¿a quién le gusta perder, a quién le gusta fracasar, notriunfar?... Esta actitud es coherente con los valores corrientes de nuestrotiempo, pues hoy todo viene a ser medido por su eficiencia, por su resultado"positivo".

Pero por muy poco que se profundice en la concepción que se esconde detrásde estos valores comunes, saltan a nuestro encuentro determinadas

polaridades conceptuales: aumento-crecimiento, progreso-evolución,repetición-transformación, vida-muerte..., logro-fracaso. Y curiosamentenuestra preferencia "habitual", nuestra simpatía se manifiestaconscientemente a favor, o más bien inconscientemente, del primer términode las polaridades. En pocas palabras, valoramos más el aumento, encontraposición con el crecimiento, donde habríamos de tener en cuenta eldevenir; valoramos el progreso e ignoramos la evolución; nos interesan máslos resultados que los procesos, y preferimos la exasperante repetición frentea la imprevisibilidad de la transformación o metamorfosis, y, desde luego, ycasi sin discusión, escogemos la vida ignorando la muerte.

Ahora bien, por ejemplo, ¿es posible adquirir un verdadero significado de lavida ignorando el encuentro con la muerte ?

Y, sin embargo, y de forma inevitable, todo lo que vive desemboca endeterminada crisis que manifiesta el fin de lo que alimentaba su progresión ysu imparable crecimiento en un auténtico estrellarse contra sí mismo.Procesos de crecimiento y decadencia, de nacer y perecer, se encuentran trasla fenomenología de lo viviente ocultándose a la mirada del tiempo discursivo.Y el progreso, al que se le atribuye el sentido de la ascensión continua y visible(progresiva), se interrumpe para dar lugar a la evolución, con su vocacióntransformadora, discontinua e invisible (metamórfica).

Este devenir siempre está detrás de todo aspecto aparente de la vida, que senos muestra en instantes y fragmentos de un proceso que se oculta... Igual elbosque se oculta detrás de los árboles que lo forman, las plantas ocultan sufigura en la innumerable serie de estados distintos entre sí: germinal,crecimiento de hojas y raíces, nudos, metamorfosis, flores, semillas. ¿Y cuál deestas figuras representa la planta? Si bien en estos fragmentos se nosmuestran las cosas ya formadas, en los distintos estados los procesos son purodespliegue y lucha de fuerzas pujantes, de dinamismo incesante que impidela permanencia como tal de los aspectos alcanzados. Todo se transformasegún su vocación evolutiva, su plan creador, en devenir. Vida y muerte

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LA CLAVE DEL FRACASO

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impregnan de forma cíclica la vida natural, que de esta manera renace de suspropios "fracasos".

Ahora bien, si respecto a la naturaleza estas imágenes maravillosas nospueden resultar bastante obvias - y esto a pesar de que el pensamientometamórfico todavía no ha llegado a ser parte innegable de la metodologíade la ciencia natural -, en lo que respecta a la vida humana las dificultadespara reconocer y caracterizar estos elementos parecen insuperables.

La Naturaleza que se extiende por doquier en nuestro entorno es, sin duda,el prodigioso escaparate de los fenómenos que nos remiten a estos conceptosy representa genuinamente el libro abierto de su aprendizaje. ¿Perodisponemos de una concepción suficiente sobre la vida humana que nospermita distinguirla y no verla completamente confundida con la vidanatural?

El propio ser humano está inmerso en todo ello, ya que su vida se encuentradentro de esta Vida. Sin embargo, y así entramos en lo que nos ocupa, la vidade los hombres y la vida natural se encuentran en franca contraposición. Así,resulta que podemos aceptar la muerte como seres naturales - ¡qué remedio!-, pero se nos antoja del todo inaceptable desde nuestra condición de seresconscientes, es decir, como sujetos que adquieren experiencia, dan sentido asu vida, evolucionan y se perfeccionan.La extrapolación fenomenológica de la vida natural a la vida humana espropia de una época heredera de la concepción evolucionista proveniente delas ciencias naturales. La vida humana se sitúa como cumbre en el devenir dela naturaleza, y los atributos propiamente humanos son vistos como unacontinuación de ésta. Por ejemplo, el hecho de que los animales superiores ylos humanos compartan sentidos de percepción nos oculta otro hechoenormemente diferenciado: los primeros hacen uso de éstos para su vidainstintiva, a diferencia del hombre, que los usa para su vida cognitiva. Y dichaextrapolación fenomenológica se debe a nuestra incapacidad para captartanto lo espiritual-subjetivo y actuante en la vida humana como el conciertode seres y fuerzas que actúan en los procesos de la vida natural.

Se nos hace transparente el hecho de que la auto-percepción del sujeto y larepresentación que éste se forma de sí mismo son el fondo del problema: queel sujeto experimentador de la vida humana ha de resolverse en su propiodevenir. Y para éste los fracasos son los puntos clave, los peldaños que lepermiten empujar su biografía hacia la corrección de los errores de acción yrepresentación y canalizarla hacia las nuevas experiencias que le permitan supropia actualización en base al conocimiento de sí mismo. De ello dependentodas las consideraciones sobre el sentido y la dignidad de la vida de un serhumano.

"El hombre no tiene naturaleza...tiene biografía". La genial síntesis de Ortega

y Gasset de la contradicción enunciada más arriba nos sirve de guía paraobservar el peregrinar del sujeto consciente implícito en sus vivencias y larenovación contínua del conocimiento de sí mismo, siempre provisional, a lolargo de la biografía. Esto pone de manifiesto que no se pueden medir entérminos naturales los acontecimientos de la biografía, la cual está sujetacompletamente a la evolución de la propia individualidad y no a losresultados de los procesos biológicos, fisiológicos, instintivos o naturales,propios, más bien, de la vida animal.

Llegados a este punto nos deberíamos preguntar sobre la imagen y el alcancede nuestra visión respecto a lo que consideramos íntimamente comopropiamente humano. ¿Podemos considerar los instintos biológicos un logrohumano? ¿Y los fisiológicos? ¿Tal vez la percepción o la actividad sensorial?¿O más bien nos sentimos representados humanamente en nuestra cultura -científica, artística y religiosa - y en la realización de los sempiternos idealesde lo verdadero, lo bello y lo bueno?

Las grandes culturas de la humanidad nos recuerdan sin equívoco estadiferenciación de lo humano respecto a lo que venimos llamando Naturaleza.No es menos cierto que la relación del hombre con la naturaleza se manifiestade una forma muy diferente de una cultura a otra, estando mucho máscercana a la vida espiritual de los hombres y a sus designios cuanto más nosremontamos a los tiempos antiguos, cuando podíamos hablar de auténticasreligiones de la naturaleza.

Las culturas antiguas eran gobernadas por los dioses, y la actividad humanase insertaba escrupulosamente en sus designios. Los principios eranperfectos; sólo cabía la decadencia. Las metas de realización de las culturasantiguas se centraban en el recuerdo de los orígenes y en la preparación delretorno a los principios primordiales. Todas las concepciones antiguas delmundo se basaban en la restauración de los principios creadores, en larestauración del origen.

Evolución y progreso no podían, sencillamente, concebirse. Cabe preguntarsequé imagen se podía tener entonces sobre la perfección. Obviamente, éstaera la de los principios, y su alcance era posible en tanto se recreaban éstos,es decir, en tanto se volvía a la perfección del origen.

Pero los hombres se separan cada vez más de sus padres en los cielos, y conello pierden a la vez la relación con los seres espirituales tutelares y loselementales de la naturaleza. Pierden su realidad de criatura natural, y seconvierten, eso sí, en una singular criatura dotada de auto-concienciapensante.

Son precisamente los griegos quienes fundan la "polis", la ciudad, y el "ágora",el lugar de encuentro y plaza de uso exclusivo para los hombres, dando la

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espalda al campo y al mundo natural y creando así el recinto propio de lohumano. Creación de un lugar adecuado para el cultivo de una vida humana,que finalmente se verá librada a sus propias fuerzas autoconscientes y a undestino personal y biográfico. Ésta es la época en que la actividad pensantesale de los templos, abandona los misterios y es entregada a los hombres, através de los profetas, en los liceos de Pitágoras, en los diálogos de Sócratesy Platón, y, finalmente, en la lógica de Aristóteles.

¿Pero cuándo podemos realmente considerar el principio de la historia?

Emparentados, los conceptos de progreso y de evolución alimentan ennuestro tiempo el afán de los hombres, pero no ha sido una representacióncompartida a lo largo de las distintas culturas y por tanto no podemosconsiderarla como la esencia del devenir de dichas culturas, de su crecimiento,desarrollo, florecimiento y decadencia. Esto es lo que se comparte hoy, por logeneral, a raíz de la moderna concepción del materialismo histórico comofruto de la teoría de la evolución.

¿Entonces, cuándo aparecen estos conceptos tan familiares hoy en día?

No pasaremos por alto el hecho de que el genio de la historia haya señaladoel comienzo del calendario de ésta en el preciso año del nacimiento de Jesús,luego Jesu-Cristo, y la posterior incorporación del Ser de Cristo al Ser de laTierra.

Curiosamente es en este preciso momento cuando el hombre empieza arescatar su ser individual del conjunto sacrosanto de sus antepasados (antessu voz es siempre idéntica a la de todos ellos juntos), de los grupos étnicos,sanguíneos, tribus, clanes y familias. Es en el derecho romano donde reciénse establece la posibilidad de testar libremente los propios bienes a otrosindividuos; anteriormente, este derecho siempre recaía a favor de lacomunidad humana a la cual el hombre pertenecía.

En la concepción del cristianismo pasan a formar parte de la vida humanaposibilidades que sólo pertenecían a los Dioses creadores, como el hecho deque el ser humano pueda redimir su vida libremente y tener una biografía yun devenir que a través del auto-conocimiento incluye la posibilidad deperfeccionarse, hasta alcanzar la inmortalidad gracias a la llegada, laincorporación y el sacrificio del divino "Yo soy" a la Tierra.

La historia viene así a representar gráficamente la contraposición entre la vidanatural y la propiamente humana, es decir, de aquello que vive, se mueve,crece y perece como especie, contrapuesto a aquella vida queindividualmente tiene experiencias conscientes, las recuerda, las representa,las conoce y libremente puede corregir los errores, amar, transformarse yperfeccionarse, renaciendo de sus fracasos, de su muerte.

Y, como ironía del destino, la teoría de la evolución de las especies y el mismoconcepto de evolución deben su origen y significado al Cristo, sin el cualambos contenidos serían inconcebibles.

¿No tendría sentido, entonces, preguntarnos con toda la sinceridad qué clasede maravilla, si no milagro, hace posible remontar los errores y los fracasos,perfeccionarnos luego, y, por ende, aprender? ¿Es quizá aquello que hace quela verdad sea una superación del error, que la realidad sea un despejar lailusión, que la pureza sea eliminar lo sucio y que el bien sea un maltransformado?

Quien da sentido a sus vivencias transformándolas en experiencia es elauténtico sujeto de la peregrinación biográfica, quien reformula su identidadpartiendo del fracaso de su provisionalidad, de su situación siempre implícitaen sus actos, situación de fracaso y de muerte de la cual tiene que renacer. Yesto sí, finalmente, puede recordarlo, y para siempre, pasando ya a formarparte sustancial de su propio ser.

El renacer, la memoria personal, el reconocimiento..., la inmortalidad. Graciasa un auténtico estrellarse contra sí mismo.

Vlad ApetreiFebrero 2012

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CAPITULO I

. Huella de un movimiento...

. Del movimiento a la forma...

. Aprender lo nuevo...

. Camino de desarrollo espiritual...

. Sentidos de las formas...

. El mejor trazador...

. Evitar las hojas satinadas...

. Campo de líneas rectas...

. Actividad calmada y apacible...

. Con intervalos regulares...

. Estar totalmente presente...

. Dejarlo partir...

. Toda línea evolucionada...

. Yo se hace creativo...

. Las fases de expansión alternan con las de contracción...

. ¡No perder el valor...!

. Equilibrio, movimiento, orden, tacto...

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ARS LINEANDI...

El orden y la medida deben siempre ser creados, auxiliados; el desorden y la falta de medida se instalan solos. (Michel Seuphor)

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Huella de un movimiento...

¿Se trata del sentido de la línea... o del significado de miesfuerzo? ¿Se trata de algún paso suelto, solo, ocasional, brillante y capri-choso... o de una danza entera y verdadera sobre la superficie del papel? ¿Setrata del estilo de mi trazo y las revelaciones de mi pulso, del movimiento ysu dirección, de conquistas y aplausos... o se trata de una celebración bienmatizada por el calor de una meditación que comienza en las yemas de misdedos? ¿Se trata del compás de mi impaciencia o se trata del ritmo con quenace lentamente el dibujo como olas hacia la orilla de la realidad? ¿Se tratade los rumbos de un antojo, de una veleidad, de una humorada y de simula-ción, de imitación y ese frío de Rilke (el que se siente con el dibujo de la sole-dad)... o de atención, firmeza y decisión para exponerse y permanecer en lagran compañía de un enigma?

Se trata de elegir cómo, hacia dónde, para qué y de qué forma ir dandoforma a este capacitarse, a este Ars Lineandi, huella de un movimiento ex-traordinario despierto entre las líneas de mi vida, acompañado por mi pen-samiento, acompasado con mi corazón.

Del movimiento a la forma...

Del devenir, de las metamorfosis, de la transfor-mación, de la aventura del conocimiento; de la biografía de las líneas quelaten en mis manos, que parten del carbón y que van yendo hacia la geome-tría del diamante; de la veracidad de mi memoria y la cordial razón de los re-cuerdos; del dibujo de formas de la vida, del radiante diseño del fervor.

Aprender lo nuevo...

El primer sentimiento es el asombro, es este asombrotan conmovedor; es esta admiración, y una inocencia casi en cruz, virginal, decriatura; el segundo que llega es el respeto: ¡tanta distancia siento entre Elbien, La Verdad y La Belleza y mi bien, mi verdad y mi belleza! Y entonces, en-seguida se presenta el velo azul de la melancolía (¿dónde estoy y qué ha sidode mí y porqué y cuándo...?) que ondea en la calima del recuerdo, acaricia mispárpados y quiere quedarse ante mis ojos, impidiéndome... Pero, al poco, enmi alma y en mis manos entra el amanecer y voy sintiendo el latido señero dela imaginación y el anhelo, el anhelo, el vivo anhelo, este regalo que es la as-piración: puedo emprender viaje hacia lo nuevo para aprender lo nuevo(Tomo I, Capítulo Primero, del Dibujo de Formas, de Kutzli,) junto a lo perma-nente de mi historia. ¡Y qué agradecimiento el que me habita con este im-pulso-rúbrica, con esta decisión cainita: intervenir; colaborar y transformar!¡Obrar!

Camino de desarrollo ...

A ras del horizonte, despacito, sin asaltar el cielo, pocoa poco, sin usar como pértiga la mina, dándole a cada trazo su silencio y susonoridad, y escuchando lo recién acabado y lo emprendido; cuidando espe-cialmente los enlaces, la fluidez de la mañana, el cruce entre el pasado y el fu-turo; a ras del horizonte, sin fatiga ni precipitación, sin desplegar las alas deldeseo, y confiando siempre en la germinación de las promesas que aman mipropia luz y que valoran las cálidas medidas de esta técnica, las cualidades, lacapacidad.

Sentidos de las formas...

Pesos y resistencias: los amigos que encuentra a cadapaso el gran viaje de mi voluntad; pesos y resistencias... y el anhelo vuelto re-solución práctica, viva, de entender los sentidos de las formas; pesos y resis-tencias: los obstáculos que favorecen siempre el equilibrio, el movimientoclaro del avance; pesos y resistencias... y orden, orden, orden vital, sentido dela vida en su respiración, en su alternancia; pesos y resistencias: luz del tactoque me estremece con su libertad.

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El mejor trazador...

El mejor trazador de líneas es... un lápiz graso, blando,grueso, amigo; un lápiz... indio, persa, egipcio, griego, hebreo, occidental; mez-cla del mineral duro y la arcilla y el agua y el calor, el fuego, el éter; que re-cuerde que es alma de un sauce o alma de un enebro, que no olvide; una minamuy dulce, calibrada, sin altivez, sin rigidez, sin miedo, que quiera discurrircon huella alegre, sin enfrentarse al viento huracanado de la jactancia ni dela avidez, mas con autoridad: que favorezca el encuentro de nuevas faculta-des; un lápiz con un roce generoso, guardián de la elocuencia de las épocastodavía invisibles, por venir; un lápiz muy paciente con el pulso vivo de mi en-tusiasmo, este entusiasmo tentado por la llama del exceso; lápiz que colabore,que ejercite conmigo cada ritmo, cada dificultad, cada experiencia, cada ma-ñana de descubrimiento, como estas distancias planetarias que muestran lasmedidas del papel.

Evitar las hojas satinadas...

No, esta hoja tersa, no: su lustre impide que laluz sea acogida por igual; me engaña su elegancia, y su caricia quiere llevarmea donde no he de ir. No es del gusto sobrio de la línea de mano alzada sobreel plano, no: aprueba lo inconcreto, me conmueve con mi tan conocida leve-dad. Esta hoja educadísima no puede ser la idónea, la adecuada para que serevelen mis carencias ni para que mi trazo reflexione sobre la sombra justa dela luz... No puede ser esta hoja satinada Residencia en la tierra para el pesoque ahora quiero aprender a valorar. No han de rielar de esta manera, no, laslíneas que es preciso que se encarnen una vez y otra vez pues ya es la hora, yeste toque de pétalo, esta nana no ha de encantarme más con su cadencia,ni esta brisa que ahora está pasando sobre la superficie de la hoja y le dice ami mano que persista en todos sus errores, en sus tan sorprendentes ligerezas,en su capacidad satinadísima para desentenderse del proceso de las dificul-tades, ay, por siempre... dificultad de ser y devenir...

Campo de líneas rectas...

Campo de líneas rectas, pero rectas no obedien-tes al eco de la ley. Rítmicamente vivas, sin cadáver, geométricamente muer-tas, no: viviendo, viviendo entre los reinos del impulso. Líneas que vienen delpasado, vienen desde el aire a la arena y a la piedra, emprenden el viaje delpresente y van creando formas del futuro. Líneas que van abandonando elmármol como su único amor... y que se acercan al labio de la acequia y delaceite, a la miel, al cereal y al cabeceo de este mar interior, el del delfín, el lau-rel y el calor de los hibiscos. Sin regla, sin mandato, sin escudo, sin filos, sintemor, con el alma alentando por la tierra cerca siempre del cielo; con el alma,con mi alma las líneas ahora, aquí: las líneas melodía de doble flauta y lira ru-morosa, o de allegro y timbal, muy arriesgadas, valerosas, bizarras, fatigosas,

o asténicas y abúlicas, difíciles para dejar atrás la ensoñación...; líneas puraañoranza o puro orgullo y pura sangre en su discurrir: reveladoras siempre dela índole de cada cual a mano alzada; líneas que transparentan, tan veracescomo la intimidad, líneas honradas para las formas autobiográficas. ¡Campode líneas rectas pero vivas son las valijas del temperamento, son mi peligro,son mis desventuras, mis aventuras plenas, mi esperanza, con el coraje de otralibertad!

Actividad calmada y apacible...

Erguido el corazón, derecho el tronco, la mu-ñeca flexible y las distancias y el papel y hasta el aire que respiro; sin prescindirde facultad alguna para tender las líneas que se acercan, que pongo ahora anacer, que toman cuerpo, adquieren sombra, gravedad, empuje, extensión yexpresión (un mundo raro...) Y yo quiero vivir la actividad con ánimo apacible,sí, mas sé... también que necesito la tensión de un toque de iracundia justa,un poco de sobreactuación en cada instante de cita con la Musa, y no perderde vista el ejercicio de la benevolencia verdadera: la que no aprueba formasimprecisas, inhábiles, mediocres, infundadas, para que no se ablanden vana-mente lo serios huesos del rigor en mí.

Con intervalos regulares...

Con regularidad, pautando en punto, comocuando se entona una canción; con simetría temporal, cumpliendo como sidependiera de mí siempre que encontrase su luz cada mañana; dando su pro-porción y su distancia a cada tramo, a cada discurrir, sin permitir que pierdalo adquirido el estilo y el paso, gobernando; con regularidad, guardando elritmo, yendo de un hito a otro, alegremente; de una hora de un día hasta lahora del día siguiente, como si estrenara cada vez el valor del intervalo. Peroalejándome de la adicción..., de la manía, de la rigidez, de la persecución cris-talizada. Con el anhelo y la oportunidad de recrear las líneas cuando sientoeste pulso feliz del compromiso, equilibradamente, sin arder.

Estar totalmente presente...

Ni antes ni luego, ahora, en el instante en quetraza mi lápiz cada tramo; aquí y ahora: aparición, estreno, como un golpe deala sobre el aire. Ni antes ni luego, aquí, ahora, ahora... y así, sin que me ocultenlos recuerdos ni ejerzan su poder tramos y líneas que van quedando atrás, oque no están, que no están todavía, que aún no están...

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Dejarlo partir...

Ese instante que llega hasta mis dedos con la línea queviene del oriente, esa aproximación del infinito con el alma en la mano, hastaesta sombra..., es un baile, es un baile, un vals armónico entre mi corazón y labelleza. Mas debo ya dejarlo ir, dejar que parta suavemente el movimiento,para que continúe su andadura este impulso que llega con la luz...

Toda línea evolucionada...

Ruido del tacto, sentimiento pobre, sombra quearrastra el barro de un artista... Cosas así no pueden trazar líneas bien evolu-cionadas, realzadas como los versos bien acentuados. Será el dibujo un pan-tanal de dudas, reacción y no acción, temor al cambio, temor al desarrollo demi pulso, imagen falsa de mi fantasía, eco de un eco de otro eco, bromas, bro-mas pesadas de la mansedumbre, bromas pesadas de la insuficiencia, bromaspesadas de mi libertad.

Yo se hace creativo...

¡Impulso nuevo al movimiento, al fin! ¡Para no adorme-cerme con las normas! ¡Desplazo ya la dirección del lápiz! ¡Líneas curvas quequieren respirar!

Las fases de expansión alternan con las de contracción...

Otro yo en mí,el de antes, el hostil al paseo sereno y minucioso, ya habría trazado un cúmulode curvas... insensatas, de gran volatinero, antes de tiempo, antes, siempreantes... ; o habría trazado una curva-fábula que alcanzara esa nube-paraíso,ingenua y turbulenta por igual; y estaría admirando el resultado de toda suceguera confundiéndola con visión iniciada, de la mano de dioses que creíaque aprobaban tal forma de crear. Mas otro yo, otro yo, el que sin prisa ha de-cidido componer su vida caminando con calma por la tierra, el que ya ha com-prendido suavemente que la expansión de toda línea curva ha de tener untiempo de caída, de lágrima, de vuelta, de regreso a la paciente casa del ocaso,agradece y valora esta experiencia, este morar entre los dos confines delsueño y la vigilia, y enaltece su sobrio sentimiento, su calmo despertar, sin al-haracas, sin tumba abierta, sin voracidad. Otro yo es el que traza curvas-niñas,pequeñas curvas, curvas animadas que comprenden el doble movimiento dela respiración, que han aprendido a dibujar el orbe del cansancio, las etapasoscuras del aliento, las curvas-cuevas, cuando falta el sol...

¡No perder el valor...!

¡Coraggio ante el error! ¡Arrojo, arrojo ante lasformas de mi libertad y ante las apariencias destempladas de esta coreografía!¡Nueva calma, calma e intrepidez, audacia y tino! ¡Válgate el corazón, válgateel pulso que te alzará del barro y del fragor de esta línea enturbiada! ¡Fe y co-raje! ¡Comienza y recomienza, vuelve y vive! ¡Entra de nuevo en el dibujo,avanza con tu alma consciente hacia el espíritu! ¡Y considera tu diseño ahoramuy valerosamente, como sabes cuando dejas de lado esa panoplia que ex-hibe armas melladas, que te tienta con el gran oropel de la inconstancia, conel brebaje de la laxitud!

Equilibrio, movimiento, orden, tacto...

Si es música del tacto, si es una melodíavisible, si es caricia del orden y si es sonoridad del equilibrio, si estos son misdenarios cultivados, si es el fragor de todos los obstáculos y toda disonancia,si es integritas, consonantia y claritas, tres aspectos altos de la Belleza (el aqui-nate), si esta articulación es beso gráfico de las pautas y frutos del estudio, sies la prueba de tanta cercanía y tanto ofrecimiento del destino... (perfección,proporción o armonía, claridad)..., que sean mis sentidos interiores los quemodulen tal conocimiento, la aspiración, la teoría y la práctica hasta que seanla casa del grafito y sean verdad las formas de este amor.

(Continuará...)Carmen Pallarés

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En su Comunicación sobre el muro, Tápies y Valente mantienen un diálogo queparte inicialmente de la observación de la obra matérica del pintor, pero queenseguida se bifurca por los inextricables caminos que llevan a los mundoscomunicantes del proceso creativo.

En esta conversación entre el pintor y el poeta, celebrada en el estudio delprimero, en Barcelona, en el otoño de 1995, pronto en el tiempo surgen desus labios, junto a la palabra pintura, otras como poesía, música, filosofía.

Oigámosles un momento:

A. T. – (...) ese cuadro del que me hablas también me sorprendió a mí. Eso megusta, que pasen cosas de las que yo mismo me sorprenda.

J. A. V. -¿No te parece que justamente esa sorpresa es la señal de que el artistaha encontrado algo? Algo que no ha buscado y le sale al paso.

A. T. –Quizá eso explica aquel “yo no busco, yo encuentro”, que en una ocasióndijo Picasso. Los poetas y los pintores estamos en un estado de ánimo especialque nos provoca como visiones.

J. A. V. –Quería que justamente me hablaras de la relación entre poesía y pin-tura. La verdad es que yo mismo he aprendido mucho de la pintura. Comopoeta debo muchísimo a los pintores.

A.T. –Y los pintores debemos mucho a la poesía, a la poesía y a la música...

J. A. V. –Ocurre que la materia original sobre la que trabajamos todos es lamisma. Es esa materia en la que uno no sabe muy bien qué va a encontrar,esa materia oscura. De ella cada uno saca algo con los instrumentos de cadaarte particular.

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EL PROCESO ARTÍSTICO: el arte de la naturaleza y la naturaleza del arte

Page 12: Cuadernos de Occidente

Dejémosles ahí, por ahora, enfrascados en su charla, mirando esa “materia os-cura”. Y percibamos en la resonancia silenciosa de sus palabras la relación queel artista y el literato establecen, tácitamente, entre dicha materia oscura y elcomienzo mismo del proceso creativo.

El artista plástico, el poeta, el músico, el creador en general, sumidos al bordede un mundo desconocido, momentáneamente indescifrable... El alma sobrela línea invisible que separa lo tangible de lo intangible, sobre la misteriosafrontera entre la potencia y el acto: posibilidad misma del encuentro de la ma-teria consigo misma en una forma renovada y nueva, entre el ser y su arque-tipo.

Línea o modulación, apenastrazo, tentativa del cuerpo, enviteoscurodel ángel que aún no puedeafirmarse en el bordesumido de la luz

Palabras de Valente –el poema- para poner ahora música a la contemplaciónde sus palabras, cuyo recorrido continuamos:

J.A.V. –(...) La modernidad empieza con una hoguera, que es en la que arde elcuerpo de Giordano Bruno, exactamente en el año 1600 (...) Bruno dijo que laverdadera filosofía es tanto poesía como pintura. La verdadera pintura estanto música como poesía. La verdadera poesía o música es tanto pinturacomo cierta sabiduría divina. Esto me parece que plantea de forma muy radi-cal el principio de que toda creación parte de una misma materia.

A.T. –Este cuarto elemento, la divina sabiduría, es muy importante. A veces seinterpreta mal, porque en una época tan materialista como la nuestra puedeparecer un retorno a viejas creencias religiosas institucionales. Pero segúncómo lo interpretemos el nombre divino puede ser algo muy actual.

J.A.V. –Te diría que ese elemento, por llamarle algo, sería el elemento sacro,que es absolutamente necesario en la creación de cualquier orden. Vuelvootra vez a la imagen utilizada antes: el creador se mueve en mundos oscurospor donde va tanteando...

A.T. –Por un telón de fondo que no sabes si es sacro o profano, porque en elfondo no importa...

J.A.V. -...sí, lo que es sacro es la actitud, porque no estás operando con un pro-cedimiento racional. Estás afrontando una realidad que desconoces con ins-

trumentos que no se fundan en la razón...

A.T. -...que no se pueden explicar, que son mundosinefables...

J.A.V. –Creo que lo que los explica es la obra de arte.

Ante la puerta misma que abre el mundo de la ma-teria oscura, casi con un pie en los mundos inefa-bles, la percepción de un espacio que es divino yque acaso no se puede hollar si no es con una acti-tud sacra, reverencial. El proceso creativo, pues, re-quiere de una actitud precisa del alma comocondición imprescindible para entrar en el recintodel arte.

¿Pero cuál es esta actitud? ¿De qué precisa condi-ción nos hablan? Valente señala que el artista noopera “con un procedimiento racional”, porqueafronta una realidad desconocida “con instrumen-tos que no se fundan en la razón”; y más adelantenos aportará una nueva clave que, por familiar y re-currente en su experiencia poética, queda meridia-namente expresada en otro momento de susmeditaciones sobre el arte.

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En Cinco fragmentos para Antoni Tápies, dice:

“Quizá el supremo, el solo ejercicio radical del arte sea un ejercicio de retrac-ción. Crear no es un acto de poder (poder y creación se niegan); es un actode aceptación y reconocimiento. Crear lleva el signo de la feminidad. No esun acto de penetración en la materia, sino pasión de ser penetrado por ella.Crear es generar un estado de disponibilidad, en el que la primera cosa creadaes el vacío, un espacio vacío. Y en el espacio de la creación no hay nada (paraque algo pueda ser en él creado).”

Aceptación y reconocimiento. Reconocimiento: volver a conocer. El artista re-conoce lo que, desde la actitud de vaciamiento del alma, se le muestra comonuevo. El artista, espacio receptivo –cuenco- de la “respiración de la materia”,primer espectador (reconocedor) de la aparición de la forma “no como algoimpuesto a la materia, sino como epifanía natural de ésta”.El acto verdadero del arte, por tanto, no es un proceso en el que el artistapone técnica y esfuerzo al servicio de su voluntad representativa, sino todolo contrario: es desprendimiento, ara de sacrificio de todo deseo personal deforma, liturgia de la transmutación de la materia donde el artista oficia en laatenta entrega al modo particular de manifestación de ésta .

Para que algo se manifieste, algo ha de velarse.

José-Ramón Blanco. Madrid

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