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    Banco Mundial

    Estado, mercado y sujetosen las nuevas estrategias frente a la cuestin social

    EDICIONESDELCCCCENTROCULTURALDELACOOPERACINFLOREALGORINI

    BUENOSAIRES, JUNIODE2006

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    Centro Cultural de la Cooperacin Floreal GoriniDepartamento de Poltica y SociedadCoordinadora: Beatriz Rajland

    Ttulo: Banco Mundial. Estado, mercado y sujetos en las nuevas estrategias frente a lacuestin social.Autores: Susana Murillo (coordinadora); Dana Borzese; Roberta Ruiz; Paula Aguilar;Ana Grondona; Natalia Gianatelli; Sabina Dimarco; Ana Soledad Montero; MarianoAl

    Ediciones CCC, Centro Cultural de la Cooperacin Floreal Gorini Ediciones del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos C.L. Avda. Corrientes 1543 (C1042AAB) Tel: (54-11) 5077 8080 - Buenos Aires - Argentina www.centrocultural.coop

    Director: Juan Carlos Junio Consejo Editorial: Mario Jos Grabivker (coordinador) / Julio Gambina / Horacio Lpez / Daniel Campione / Ana Mara Ramb / Susana Cella / Jos Luis Bournasell / Jorge Testero.

    Editor: Jos Luis BournasellDiseo original: Claudio Medn

    De los autores

    Todos los derechos reservados.

    Esta publicacin puede ser reproducida grficamente hasta 1.000 palabras, citando lafuente. No puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, registrada en, o transmitidapor, un sistema de recuperacin de informacin, en ninguna forma ni por ningn medio,sea mecnico, fotoqumico, electrnico, por fotocopia o cualquier otro, sin permiso

    previo escrito de la editorial y/o autor, autores, derechohabientes, segn el caso.

    Hecho el depsito Ley 11.723ISSN: 1666-8405

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    Cuaderno de Trabajo n 70

    Departamento de Poltica y Sociedad

    Banco Mundial

    Estado, mercado y sujetosen las nuevas estrategias frente a la cuestin social

    Susana Murillo (coordinadora); Dana Borzese; Roberta Ruiz;Paula Aguilar; Ana Grondona; Natalia Gianatelli;

    Sabina Dimarco; Ana Soledad Montero; Mariano Al

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    ndice

    Introduccin. Susana Murillo .......................................................................... 7

    Captulo I. Del par normal-patolgico a la gestin del riesgo social. Viejosy nuevos significantes del sujeto y la cuestin social. Susana Murillo .. 11Captulo II. Los aprendizajes del Banco Mundial. La resignificacin del

    Estado en la estrategia de lucha contra la pobreza. Dana Borzese;Natalia Gianatelli; Roberta Ruiz ................................................................ 39

    Captulo III. Empoderamiento, lazo comunitario y construccindesubjetividades. Aproximacin a la estrategia de lucha contra la

    pobreza en documentos del Banco Mundial. Paula Aguilar;Mariano Al; Sabina Dimarco; Ana Grondona; Ana Soledad Montero ... 55

    Bibliografa ..................................................................................................... 79

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    Introduccin

    En los ltimos aos la bibliografa de las Ciencias Sociales, la Filosofa, el

    mundo de la industria cultural y el sentido comn, se han impregnado de con-ceptos tales como pobreza, exclusin social, riesgo, achicamiento delEstado, inseguridad, voz de la gente. Al mismo tiempo se percibe unacrtica incesante hacia conceptos considerados totalizadores, en paralelo auna revalorizacin de lo local, lo tnico, la comunidad.

    Estos acontecimientos discursivos careceran de importancia si no fueseporque al mismo tiempo la idea de que todo correlato entre lo dicho y losprocesos objetivos, las palabras y las cosas, parece haber perdido sen-tido. De modo anlogo a lo que ocurra en la Italia de los aos 20 cuando

    Gramsci adverta acerca de la poca importancia que para el fascismo tena loverdadero y que la resistencia al autoritarismo no poda reducirse a mostrarcul era la verdad, dado que el sentido comn resiste a toda demostracin,

    puesto que ste es formado ms all de ella en imgenes y evidencias termino-lgicas que se presentan como incuestionables. De modo semejante a ese yotros momentos histricos se advierte desde hace varios aos la centralidad einters que las construcciones discursivas adquieren. Ellas se presentan comoevidencias por s mismas que no slo el sentido comn no cuestiona, sino que-

    por ello mismo- se constituyen en la realidad. Cuando digo sentido comn

    no me refiero slo a los que los seres simples o comunes portamos, sinoque incluyo a muchas de las afirmaciones de cientficos sociales, historiadores,psicoanalistas, politlogos, pedagogos y filsofos. En muchos mbitos, parti-cularmente en el acadmico, la realidad parece haberse reducido al lenguaje, yel ciego agujero del dolor y de la muerte de cuerpos lacerados por el hambre ola desolacin, que constituyen la mayor tragedia vivida por la humanidad enmilenios, se ha convertido en un conjunto de significantes.

    No desarrollaremos en este trabajo esta emergencia de la reduccin de larealidad humana al lenguaje. Pero sealamos su importancia histrica y por eso

    nos preguntamos qu implican estas evidencias terminolgicas -que en mu-chos casos encubren subrepticiamente una nueva versin de la vieja metafsi-ca-, as como cules son los efectos que tienen estos conceptos naturalizadosde modo acrtico en la concepcin y en las prcticas de las polticas pblicas.

    No analizaremos aqu las condiciones de posibilidad de su emergencia ascomo la de la preeminencia dada al lenguaje-. Slo queremos plantear que elsurgimiento y la sobreabundancia de algunos significantes deben ser analiza-dos y su obviedad considerada crticamente. Es frecuente que el uso de trmi-nos impregne las representaciones y de ese modo tenga efectos en la construc-

    cin de la realidad sin que los sujetos tengamos conciencia de ello. Estossignificantes no carecen de relevancia puesto que estn presentes -de maneraparadjica- en documentos de organismos internacionales, en planes de polti-cas pblicas, en el ms elemental sentido comn, pero tambin en los dichos y

    prcticas de organizaciones contestatarias. Su carcter performativo se mani-fiesta cuando comunicadores y cientficos sociales, miembros de movimientossociales o cualquier sujeto en la vida cotidiana, emiten enunciados que los

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    incluyen en sus prcticas como evidencias naturales e incuestionables. La

    historia humana muestra, a travs de sus inverosmiles vericuetos, que los idea-

    les ms nobles suelen ser colonizados -aunque partan de las mejores intenciones-

    por las estrategias discursivas de aquello que se combate. Se trata -se ha dicho-

    de la polivalencia tctica de los discursos. No obstante, de modo ineluctable-y por eso mismo- tambin la Historia muestra que los discursos contrahege-

    mnicos recrean nuevas experiencias y abren nuevas brechas, espacios, fisu-

    ras, en los que las formas de ver y hablar dominantes en un momento histrico,

    se agrietan. En estos espacios suelen alumbrar modos nuevos de decir y hacer

    el mundo, esto es, de pensar.

    Este texto tiene como objetivo apuntalar alguna brecha que forme parte de la

    constitucin del pensar como trabajo de hacer un mundo a la medida de lohumano. Ello supone afirmar que no asumimos nuestra tarea con voluntad

    neutral, sino con plena conciencia de aquello que la pretendida neutralidadimplica. El escribir tiene una dimensin tica y poltica a la que no renunciamos

    como grupo. Grupo que trabaja y discute en sus similitudes y diferencias.

    Grupo al cual lo une fundamentalmente un profundo afecto y respeto mutuo.

    Algunos de los conceptos mencionados vinculados a lo que en documentos

    internacionales se nombra como desarrollo incluyente vienen a reemplazar

    en el mundo de lo post- social al lugar que el par conceptual normal- patolgi-co ocup en la sociedad industrial como lnea de demarcacin social. Pero los

    efectos materiales de esa estrategia discursiva y extradiscursiva son diversos a

    los que tuvo aquel par conceptual, ya que el diagrama de poder en el que se incluyees diferente. Estas tcticas discursivas diversas han formado parte -desde el siglo

    XIX hasta la actualidad- de estrategias en las que de modo elptico se elude la

    idea de dominacin de clase.

    El objeto de este trabajo es analizar algunos de dichos trminos y su trata-

    miento en documentos producidos por el Banco Mundial (BM), principalmenteentre los aos 1997 y 2004. La razn por la cual hemos centrado nuestro anlisis

    en las estrategias discursivas de este organismo radica en que, como veremos

    ms adelante, esta entidad internacional rige en la actualidad (junto a otras

    como el Fondo Monetario internacional (FMI) y la Organizacin Mundial delComercio (OMC) los destinos de la humanidad y particularmente las polticas

    de los pases pobres.

    Esto ltimo se hace visible en el diseo urbano. As, por ejemplo, el edificio

    principal del Grupo del BM est integrado por ocho edificios hermanados quejunto con el FMI y la OMC forman el llamado tringulo de hierro, en cuyo

    centro estn la Casa Blanca y el Capitolio.

    La eleccin del perodo radica en que 1997 marca un punto de inflexin en las

    propuestas elaboradas por el BMpara Amrica Latina, denomina-

    das Reformas de Segunda Generacin.1

    La hiptesis que nos gua sostiene que este nuevo andamiaje conceptual

    que impregna las polticas pblicas, la literatura de las Ciencias Sociales, las

    expresiones mediticas y por ende el sentido comn es parte de una estrategia

    1 Ver Captulo II.

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    discursiva que resuelve con nuevas tcticas el viejo sntoma de la desigualdad

    intrnseca a las relaciones sociales capitalistas, que suele ser mencionado como

    la cuestin social.

    Intentaremos desplegar los argumentos que avalan nuestro presupuesto funda-

    mental a travs de tres captulos que son fruto de lecturas y arduas discusiones

    grupales. En el primero analizaremos algunos aspectos de la mutacin histrica que

    atravesamos. El ncleo del anlisis se centra all en la hiptesis del abandono del

    par normal-patolgico, la dupla conceptual que, sobre una matriz mdica sirvi

    como un instrumento de resolucin de la cuestin social en la modernidad. Al

    mismo tiempo el artculo desplegar la emergencia y caractersticas del concepto de

    gestin del riesgo social, trmino que sostenemos- reemplaza al par normal-

    patolgico en la resolucin de la vieja cuestin social. Ello supone transitar por lastransformaciones tecnoeconmicas, la resemantizacin de la Historia, el desblo-

    queo epistemolgico del pragmatismo jurdico y -relacionado con ello- el nuevo rolde los organismos internacionales, al tiempo que la prdida de las soberanas na-

    cionales. La gestin del riesgo social implica al menos dos dimensiones fundamen-

    tales que son abordadas en el segundo y tercer captulo: el rol del Estado y el lugar

    de los pobres. En el captulo segundo abordaremos crticamente la resignificacin

    del lugar del Estado en relacin a la nueva hegemona de los organismos internacio-

    nales. Enunciaremos las reformas de primera y segunda generacin sugeridas por

    esos organismos, haciendo particular nfasis en estas ltimas, pues ellas implica-

    ron un aprendizaje del Banco en relacin a las resistencias sociales a los fracasos

    de las polticas inspiradas en las reformas de primera generacin. Fracasos quedieron lugar a la reconsideracin del lugar de las instituciones estatales, as como ala profundizacin de las ideas de luchar contra la pobreza y empoderar a los

    pobres. El tercer captulo profundizar entonces este aspecto central de las trans-

    formaciones que atravesamos en la nueva resolucin de la vieja cuestin social. A

    travs del mismo, intentaremos abordar las nuevas formas de considerar a la vulne-

    rabilidad y a la pobreza -los dos blancos de la gestin del riesgo social-, conceptos

    multidimensionales que, desde esa perspectiva, se tornan trminos que clasifican y

    objetivan una polifactica variedad de conductas y actitudes de grupos respecto

    de los cuales se describen las estrategias bancomundialistas en pro de contener elriesgo que los pobres potencialmente representan respecto de las megaempresas y

    las necesidades impuestas por el nuevo paradigma sociotcnico. Para ello, el empo-

    deramiento y la participacin local, nacional e internacional forman parte de una

    estrategia flexible, en la que la fragmentacin social convive de modo aparentemen-te paradjico, con la recuperacin de la voz de los pobres. Precisamente el signifi-

    cativo y multifactico valor de la voz de los pobres, de los oprimidos, de los no

    reconocidos, ser uno de los ejes que recorrer este trabajo. Junto a ello, intentare-

    mos comenzar a pensar en la extraa, tautolgica y paradojal retrica bancomundia-

    lista que se apropia de sus voces -nunca acalladas y siempre revitalizadas-, paratratar -vanamente- de suturar el vaco encarnado en la cuestin social.

    Susana Murillo

    Marzo de 2005

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    Captulo I

    Del par normal-patolgico a la gestin del riesgo social.

    Viejos y nuevos significantes del sujeto y la cuestin social

    Susana Murillo

    La cuestin social alude al vaco, a la fractura entre el modelo contractualistadel Derecho tal como fue establecido a fines del siglo XVIII y la situacin dedesigualdad histrico-concreta. A travs de ella se revelan paradojas lgicas enel lenguaje del Derecho.1Pero esas paradojas que se presentan como falaciaslgicas, ocultan y muestran al mismo tiempo que la abstraccin del Derechomoderno representa una omisin de la Historia concreta. Si el Derecho fue consi-derado, luego de las revoluciones por la independencia en Latinoamrica, comoel corrector mgico de todos los problemas sociales es porque l reenviaba almodelo positivo de una sociedad armoniosa e igualitaria, implcito en el idealrousseauniano. El mismo estaba en el fondo condicionado por la creencia en la

    posibilidad de articular inmediatamente el orden poltico y el orden civil y regene-rar el uno por el otro.2Pero esta articulacin inmediata slo existe en la retrica;en la realidad efectiva lo que emerge es una brecha, un vaco que ha sido denomi-nado cuestin social.3sta designa el abismo entre la filosofa poltica y elorden civil efectivo. La primera se sustentaba en un igualitarismo abstracto, el

    segundo evidenciaba las desigualdades concretas. Igualdad y propiedadson conceptos que en la historia efectiva entran en contradiccin constante ygeneran ese vaco entre ideales y realidad efectiva que se denomina cuestinsocial. Bajo la advocacin de la articulacin inmediata entre el orden civil y el

    poltico, el derecho al trabajo y a la propiedad se perfilaban como derechos fun-damentales de los ciudadanos que se derivaban de sus derechos polticos. Deacuerdo a ellos, cada ciudadano deba vivir de su esfuerzo y no de la caridad.Pero tales derechos entran en contraste inmediato con su realizacin. Entre elcontrato edificado en base al modelo geometrizante de matriz galileano-newto-

    1 Murillo,2002.2 Donzelot , 1994.3 No nos interesa aqu confrontar o acordar con la posicin que sostiene que la pulsinde muerte, esta dimensin de radical negatividad, no puede ser reducida a una expresin delas condiciones sociales enajendas, sino que define a la condition humaineen cuanto tal.

    No hay solucin ni escape, lo que hay que hacer no es superarla, abolirla, sino llegara un acuerdo con ello, aprender a reconocerla en su dimensin aterradora y despus, con

    base a este reconocimiento fundamental, tratar de articular un modus vivendicon ello(Zizek, 2003: 27). Segn esta perspectiva la condicin humana supone un ncleo trau-mtico, un antagonismo fundamental o radical, que va ms all de toda formacin

    social. Siguiendo este razonamiento podra aducirse que el vaco del que hablamos, no hacesino evocar ese antagonismo radical constitutivo de la condicin humana. Sobre estoguardaremos silencio, ya que, como aconsejaba el viejo Kant, acerca de aquello que va msall de nuestra experiencia es sensato guardar silencio, a fin de no caer en antinomiasmetafsicas. O peor an, a fin de no correr el riesgo de quedar paralizados o en silenciofrente al hambre y el dolor producidos efectivamente por condiciones sociales concretas,empresas concretas, gobernantes concretos, organizaciones internacionales concretasque tienen nombre y apellido.

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    niana que sustentaba la idea de libertad e igualdad de todos y el nivel de lofctico, emergi en la Latinoamrica integrada a la divisin internacional del tra-

    bajo durante el perodo del capitalismo industrial un vaco, una fractura que debaser llenada. Por eso, all donde el Derecho no alcanzaba a resolver las diferencias

    se instalaron polticas que tendieron a corregir la cuestin social que, enrealidad es el sntoma de un irresoluble desequilibrio del sistema.

    Ahora bien, el trmino cuestin social alude tambin a los modos de reme-diar la brecha entre la Filosofa que sustenta el Derecho y la realidad efectiva. Laresolucin de la cuestin social supuso la construccin de un tejido llamado losocial contenedor y reparador de las diferencias. En esta articulacin la cons-truccin del lazo social basado en la estructuracin de lazos morales fue central.En esa lnea, la idea de Sujeto universal y de ley moral universal -expresada en elimperativo categrico kantiano- fueron estrategias discursivas y extradiscursi-

    vas constituidas y constituyentes de la articulacin entre el orden poltico y elcivil. La construccin de la moral ciudadana a nivel universal, pudo establecerrelaciones de poder asumidas como lazos sociales naturales.

    Para ello, las polticas pblicas al menos en el caso de Argentina a partir de1869 -fecha del primer plan precaucional cientfico destinado a prevenir lasalud fsica y moral de toda la poblacin- tejieron una trama contenedora yreparadora de las diferencias.4Esas polticas intentaban contener la cuestinsocial a travs de la integracin de todos, asumiendo las diferencias y loslugares sociales que cada uno deba ocupar. Se gesta desde entonces un diagra-

    ma de poder totalizante a la vez que individualizante, en el que el Estado si-guiendo un modelo pastoral de gobernabilidad y gubernamentalidad5teji unared, llamada lo social, de la mano de tres elementos fundamentales: la idea deun Sujeto Universal, la Ciencia higienistaencarnada en un funcionariado deEstado(particularmente la Ciencia mdica matriz de la criminologa, la pedago-ga, la sociologa y la ciencia poltica) y la gestin de los espacios pblicos y

    privados. La estratgica articulacin de estas tres tcticas, fue posible en tantoel Estado se ali a la familia, a la escuela universal y a organizaciones privadasde modos diversos durante el siglo XX. En la construccin de esa trama, el par

    normal- patolgico fue central para definir lo Mismo que deba ser normaliza-do y lo Otro que deba ser resocializado en una matriz de integracin- inclusinde todos. La ficcin de la reinsercin, jams lograda, sirvi como instrumentode defensa social contra los malditos de la tierra, las clases peligrosas atacadas

    por la as llamada -en documentos oficiales- enfermedad moral.

    Este modelo es en buena medida la matriz de las polticas que se llevan adelanteluego de la segunda guerra mundial,al menos en algunos pases de AmricaLatina, como es el caso de Argentina, donde la idea de ciudadana socialestuvocerca de ser una concrecin absoluta, aunque mantuvo siempre una masa exce-

    dentaria. A partir de 1946 y durante un lapso de 30 aos la mayora de la poblacintuvo acceso al trabajo, a la educacin, a la vivienda, al tiempo de ocio, a la salud.Ello implic la disciplina como tctica- tcnica de gobierno de los sujetos y las

    poblaciones; lo cual posibilit la construccin de una vida previsible en la que la

    4 Murillo, 2001.5 Foucault, 1981 y 1990.

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    introyeccin del imperativo categrico construy una interioridad subjetiva que,desde el sentimiento de culpa y el mandato del deber gener el autogobierno des mismo. En ese contexto, la familia fue un dispositivo fundamental de introyec-cin de lo normal y de gubernamentalidad6de los sujetos. El Estado, por su parte,

    encarn la Ley trascendente -al menos a nivel discursivo- a los intereses particu-lares, ley que, segn lo defini el antiguo contractualismo, estaba basada enderechos naturales del hombre y el ciudadano, ley que deba tener un ciertogrado de fijeza a fin de asegurar la previsibilidad de las relaciones sociales.

    LAREACTIVACINDELACUESTINSOCIAL

    A partir de los 60, las estrategias resolutivas de la cuestin social plasmadasluego de la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de corregir el desperfectosocial comenzaron a entrar en caducidad. El perodo indica uno de los momen-

    tos ms lgidos en los que la cuestin social se plante en el mundo. En los 70las tasas de ganancia descienden a nivel internacional indicando una de lascrisis cclicas del capitalismo, ello es reconocido en documentos oficiales deEEUU y el problema se plantea como objeto de preocupacin, as como lo sonlas resistencias sociales crecientes: EEUU es vencido en Vietnam, la revolucincubana es exitosa y apoya movimientos revolucionarios en el resto del conti-nente, el proceso de descolonizacin de frica contina, en 1962 luego delConcilio vaticano II, sacerdotes y obispos cristianos deciden compartir la vidade los pobres y se alan a movimientos sociales y polticos laicos que de diver-

    sas maneras luchan por un mundo mejor. La URSS parece hallarse en su apo-geo. En 1970 el Dr. Allende llega a la presidencia de Chile. Las consecuencias delos planes trazados luego de la segunda guerra y en el contexto de la guerra fracompletan el proceso de formacin de una clase obrera industrial y urbana; laalfabetizacin y educacin superior masivas generaron altos niveles de con-ciencia y organizacin entre las clases medias y bajas.

    La Moral Universal y la educacin masiva (como instrumentos de gobernabi-lidad y gubernamentalidad), junto al trabajo calificado haban logrado gestar(adems de formas de dominacin) cuerpos sociales solidarios. Sus ideales (a

    pesar de la constante presencia de una doble moral) haban generado aspira-ciones, conocimientos y destrezas capaces de cuestionar el orden establecido(aunque tambin ser complacientes a menudo). En ese contexto, la disciplinahaba dejado de ser un instrumento para reparar el desperfecto social. Lo mis-mo ocurra con la educacin, el derecho al trabajo y a la salud. Estudiantes ytrabajadores capacitados, organizados disciplinadamente y con cierto bienes-tar mnimo en lo referente a la salud y al ocio cuestionaban de diversas manerasy con distintos grados de intensidad las condiciones sociales y el diagrama de

    poder. Paulatinamente los viejos remedios a la cuestin socialse haban trans-formado en sus reactivadores. Las estrategias de poder haban sufrido un

    6 En este trabajo distinguimos dos conceptos. Gobernabilidad: trmino aplicado a lapoblacin en una dimensin totalizante, que tiende a asegurar el orden y tolerar los conflic-tos que no afecten, sino motoricen el sistema. Gubernamentalidad: trmino provenientedel arsenal foucaultiano, que pone el acento en el gobierno de s mismo a travs de ideales,aspiraciones, deseos, que aun cuando hayan sido plasmados en dispositivos estatales y

    privados, se hacen carne en la subjetividad y operan desde el ideal del yo.

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    relleno estratgico que las tornaba disfuncionales para los grupos ms podero-sos de la tierra. La categora sociolgica del desarrollo construida luego de lasegunda guerra mundial mostraba su cara ambivalente respecto de la domina-cin de clase: generaba sujetos previsibles, pero tambin cuerpos sociales

    resistentes. Era menester desestructurarlos y, con ello, sus memorias y hbitoscolectivos. Es aqu donde la subjetividad cobra un relieve inusitado.

    El diagrama de poder se mostraba ambivalente a los efectos de la dominacin,en este entramado de fuerzas se iba conformando paulatinamente un nuevodiagrama que, otra vez, mantendra en lo formal algunos principios del contrac-tualismo liberal, pero que deba reducir los efectos de la cuestin social. Noobstante como veremos, esos principios tambin debieron modificarse.

    A comienzos de los 70 se crea la Comisin Trilateral que, liderada por empresa-rios, intelectuales y polticos de EEUU, Japn y algunos pases de Europa, comen-zar a sostener que un exceso de democracia genera un dficit en la gobernabili-dad y que un cierto grado de marginalidad en la poblacin, por el contrario, lafavorece. Margaret Tatcher en los 80 puede enunciar tras el Consenso de Washing-ton: no hay nada como la sociedad, la sociedad no existe. Aquella tramacontenedora y reparadora de las desigualdades deba deshacerse. Este enunciadoes el emergente de un nuevo diagrama de poder que se iba constituyendo enrelacin a una mutacin histrica al interior de la forma social capitalista. Ese nuevodiagrama supuso transformaciones en el campo productivo, pero tambin en el dela Filosofa Poltica, en las prcticas concretas, en los valores y en la cultura en

    general. Una verdadera mutacin epistmica se institua paulatinamente.

    ELPARADIGMASOCIOTCNICOYLANUEVARESOLUCINDELAVIEJACUESTINSOCIAL

    La nueva forma de resolucin de la vieja cuestin social se vincul a laconstruccin paulatina de un nuevo diagrama de poder mundial que algunosllaman globalizacin, pero que preferimos denominar con Guattari (1995) Capi-talismo mundial integrado (CMI). El mismo hall sus condiciones de posibili-dad entre otros aspectos en el proceso que durante los 60 comenz a dar a luzun nuevo paradigma socio tcnico (PS).7Este ltimo gener paulatinamente la

    inclusin de nuevos medios de trabajo y nuevas formas de organizacin delproceso productivo a escala mundial. La transformacin en los patrones deacumulacin con los aos dio a luz la actual situacin mundial que no tiene

    precedentes en la historia (aun cuando haya algunas analogas con otros mo-mentos). No es posible inventariar aqu los avatares de la mutacin sociotcni-ca, slo enunciaremos que en ese proceso se constituyeron las llamadas nue-

    7 Un paradigma es un modelo de desarrollo que incluye un conjunto de procesos tecno-

    productivos y una organizacin del trabajo, pero adems un rgimen de acumulacin y unmodo de regulacin (Alburquerque Llorens, 1990: 14). El paradigma no es slo tcnico,sino que incluye a la totalidad de relaciones sociales, pero tambin determinadas relacionesterritoriales. El paradigma involucra no slo a la esfera productiva, comercial, financiera,de consumo, sino tambin a la institucional, en tanto la regulacin, no est determinada

    por los adelantos tecnolgicos, sino que es un proceso socio-poltico de raz nacional einternacional. Asimismo un paradigma implica formas de conocimiento y modos de circu-lacin del mismo, los cuales varan socialmente.

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    vas tecnologas.8Ellas permitieron que el nuevo paradigma profundizara una

    tendencia intrnseca al proceso de acumulacin de capitales cual es la de inde-

    pendizarse de toda restriccin determinada por la naturaleza, lmite que se pro-

    duce en un doble sentido: tanto desde la perspectiva de los recursos natura-

    les, como de lafuerza de trabajo.

    Las nuevas pautas de produccin y acumulacin acentan la posibilidad de

    prescindir cada vez ms de las limitaciones orgnicasde la fuerza de trabajo

    (por ejemplo a travs de la lisa y llana desaparicin de puestos de labor en los

    que la habilidad del cuerpo del trabajador era fundamental). Tambin permiten

    inhibir las limitaciones histricas, pues en la medida en que el proceso econ-

    mico depende cada vez menos de las capacidades humanas, lo hace tambin de

    sus habilidades, aspiraciones, resistencias y todo tipo de prcticas concretas,diversas en cada sociedad.

    El nuevo paradigma sociotcnico le permite al capitalismo profundizar su

    carcter organizacional en el sentido de que est menos determinado por

    los individuos y la competencia entre ellos, que por las grandes organizaciones

    transnacionales y por sus mecanismos de competencia. Ello origina un amplio

    sistema regulatorio, hegemonizado por las grandes organizaciones.9Al mis-

    mo tiempo, el nuevo PS permite sortear el otro gran obstculo a la acumulacin:

    los recursos naturales -y con ello materia prima y energa-ya que las nuevastecnologas posibilitan controlarlos, prescindir o apropiarse de ellos como nunca

    antes en la Historia. Es posible gestar artificialmente recursos a travs de la

    biotecnologa y los nuevos materiales, transformar el medio ambiente y ahorrarmaterias primas y energa.10

    INTEGRACIN

    El nuevo paradigma requiere en ese sentido la integracin.11Este trmino

    adquiere significados y referenciales diversos a los que tuvo en el paradigma

    fordista y en la sociologa clsica; no alude ya a un todo social como tejido

    contenedor, inclusor de todos y reparador en nombre de una ley universal y

    trascendente, tal como mencionbamos en el apartado anterior. La nueva inte-

    gracin implica varias condiciones fundamentales, entre ellas la cada de la leyuniversal, el desbloqueo del pragmatismo jurdico, la fragmentacin social y la

    esencializacin ontolgica de la misma a nivel social e internacional. Se trata de

    un nuevo concepto de integracin liderado por el mercado.

    La nueva integracin supone una flexible organizacin que implica redes

    que van desde el usuario hasta la empresa y que resita el rol del Estado, que se

    transforma en un facilitador de la integracin, tras abandonar su papel de

    8 Complejo electrnico (electrnica, informtica y telecomunicaciones), biotecnologa y

    nuevos materiales.9 Creemos que la palabra desregulacin en verdad oculta nuevas formas de regulacinemergentes de alianzas estratgicas entre grandes empresas que involucran al Estado comofacilitador.10 As por ejemplo es incuestionable que la sustitucin de un cable coaxil de 50 cm. dedimetro, de cobre y plstico, por uno de 1cm. de dimetro de fibra ptica, genera simul-tneamente ahorro de energa, de fuerza de trabajo y de materia prima.11 Coriat, 1992: 60 y ss.

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    rbitro neutral (ahora no slo de modo solapado, sino manifiesto). La integra-

    cin como prctica discursiva y extradiscursiva es uno de los motores esenciales

    del nuevo PS. En la nueva matriz productiva, de comercializacin y financiacin,

    nada ni nadie puede quedar por fuera. Todo se subsume a la mercanca, o mejor,

    todo se transforma en mercanca. En este sentido el discurso de los organismosInternacionales abandona toda hipocresa y sostiene con total certeza que:

    Los pobres -en cuanto pacientes en los dispensarios, alumnos en las escuelas,viajeros en los autobuses, consumidores de agua- son los clientes de los servicios.Tienen una relacin con los proveedores de primera lnea, con el personal docente,los mdicos, los conductores de autobs y las compaas de abastecimiento deagua. Mantienen una relacin semejante cuando compran algo en el mercado, porejemplo un sndwich (o una samosa, saltea o shoo- mai).12

    As el cinismo, como afirmacin de una autoevidencia, al tiempo que el des-

    entendimiento de sus consecuencias -respecto de las cuales se guarda unadistancia acrtica que exime de toda tica universal- se muestra como una de las

    marcas del nuevo diagrama de poder.

    Economa, poltica, educacin, salud, relaciones sociales y subjetividad, todo

    debe integrarse a nivel mundial bajo la coordinacin de las empresas transna-

    cionales, toda necesidad o deseo humano debe subsumirse a las exigencias de

    los mercados; en esta nueva red la funcin de los Estados nacin de los pases

    pobres es la de facilitar la coordinacin liderada por las empresas. Para todos

    son mejores las soluciones cooperativas.13Este concepto supone una forma

    particular de integracin regida por el derecho a la propiedad privada. Paracuidar este derecho es menester conformar:

    Un subconjunto especial de instituciones protectoras (de) los derechos de propie-dad privada () Tales instituciones conllevan un compromiso de la sociedad (fa-milia extensa, vecinos campesinos y gobiernos) de ayudar a proteger sus derechos.En un Estado moderno, este compromiso implica la obligacin activa del gobiernode imponer cumplimiento forzoso (polica, jueces y otras autoridades) y el gobier-no tiene que respetar los derechos. Por esta razn, la seguridad de los derechos de

    propiedad est estrechamente asociada con el Estado de Derecho.14

    Esto es fundamental pues a juicio del Banco Mundial:

    () donde los derechos de propiedad son respetados, el mercado funciona biencomo institucin coordinadora ().El mercado comunica las preferencias disper-sas de consumidores individuales y equilibra la oferta y demanda.15

    Las citas muestran una mutacin que es del orden de la Filosofa Poltica: adiferencia de lo que ocurra con la concepcin terica de Estado y Sociedad

    Civil en el pasado diagrama de poder, se asume de modo manifiesto que el

    mercado coordinay todas las instituciones, desde la familia hasta el Estado

    deben actuarcooperativamenteen relacin a esa coordinacin y a los efectos

    de proteger la propiedad privada de quienes coordinan. El Estado, por su parte

    (se refiere fundamentalmente al Estado en los pases pobres) tiene que impo-ner, pero tambin respetar. Esto implicaba necesariamente la reformulacin

    12 Banco Mundial, 2004[a]: 8.13 Banco Mundial, 2003: 7.14Ibdem, p: 8.15 Ibdem.

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    del viejo pacto social de unin de matriz rousseauniana. El concepto de inte-gracin que caracteriza al PS inaugurado en los 70 subsume la totalidad de lavida humana bajo la coordinacin del mercado. La palabra mercado es ens misma sugerente, pues en tiempos donde todo lo sagrado o trascendente

    parece haber sido abolido, una nueva instancia metafsica lo habita todo demodo omnipotente, omnipresente y omnisciente: el mercado. mulo laico delviejo Dios que parece haber muerto.16

    En qu sentido la integracines un requisito del nuevo paradigma?17Apartir de los 70 el paradigma productivo tendi a lograr la innovacin constan-tede productos permitiese sortear -a travs de la velocidad de introduccin denuevos productos en el mercado- los inconvenientes de una competencia mor-tfera entre empresas que llevaba al robo mutuo de matrices y otras trampas delDios Mercado. La necesidad de innovacin constante de productos, gest a

    su vez la perenne innovacin de procesos productivos, de distribucin y deinformacin; ello requiri unaproduccinaltamenteflexibleque demand asu vez flexibilidad en las normativas jurdico- polticasa fin de facilitar lacirculacin de mercancas y comunicacin (transformada ahora en una de lasmercancas ms valoradas) yflexibilidad en los sujetos y sus identidades, puesellos son quienes producen y consumen.

    LACENTRALIDADDELCONOCIMIENTO

    La integracin y la flexibilidad requieren de un nuevo insumo, clave en el

    nuevo paradigma. Todo paradigma sociotcnico tiene un insumo fundamental.Durante la primera revolucin industrial, tal insumo fue el carbn, en la segun-da la electricidad y el petrleo, en esta tercera revolucin que se inicia en los 70,el insumo bsico no es el silicio (base del Circuito Integrado, que es corazn dela computadora) tal como sostiene buena parte de la bibliografa. En esta nuevatransformacin sociotcnica, el insumo fundamental es un elemento intangi-

    ble: el conocimiento. La competencia interempresarial hace que la investiga-cin cientfica, base del desarrollo tecnolgico, se torne un insumo clave delnuevo paradigma. Para obtenerlo, las empresas trasnacionales tienden a la

    internacionalizacin de la produccin de conocimientos cientficos y a sucomplementariaprivatizacin cuando estos estn en condiciones de generardesarrollos tecnolgicos competitivos.

    El conocimiento cientfico no slo puede generar tecnologas duras, que setransformarn en mercancas fsicas deseadas en el mercado; tambin la gesta-cin de tecnologas blandas es crucial. Las tecnologas blandas indicancmo controlar grupos o poblaciones, cmo gestionar una empresa, un aula o

    16 Paralelamente, buena parte de la filosofa actual nos dice que estamos atravesados por una

    carencia esencial, constitutiva y que, en ese sentido toda utopa es slo la ilusin emergentede la falta fundamental. Esta carencia -pensamos- en tanto constitutiva y transfenomnicaes tambin -como el mercado- metafsica. Ambos: mercado y carencia constitutiva de lohumano se presentan como autoevidencias incuestionables, que -en la episteme que nosatraviesa- ocultan las condiciones concretas de la tragedia que vive la humanidad.17 Es sugerente notar que mientras las ms variadas direcciones filosficas reniegan decualquier idea de totalizacin, el funcionamiento efectivo del mercado tiende a lamisma.

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    un comercio, cmo incidir en diversos grupos poblacionales a fin de que ad-quieran un producto, asuman una idea o transfieran los conocimientos que

    portan en sus cuerpos. La Ciencias Sociales adquieren as a nivel internacionalel carcter de tecnicaturas del yo y de las poblaciones. Paralelamente a ello,

    y como su complemento, la adquisicin y transferencia de conocimientos quelos sujetos portan en sus cuerpos, sin que los mismos estn redactados eninformes, se torna fundamental. Adquirir y gestionar conocimientos de estu-diantes, trabajadores o lderes comunitarios es una tarea fundamental paralograr la gobernabilidad del sistema y la adquisicin y patentamiento de sabe-res referidos al medio ambiente o a sus habitantes.18,19El proceso de produc-cin Cientfica y el de innovacin tecnolgica son presentados como una tareacolectiva que implica tanto el aporte de empresas privadas como el de entida-des gubernamentales y de comunidades locales.20No obstante, la vieja divi-

    sin internacional del saber persiste, pues a la hora de establecer quinesproducen y quines consumen conocimientos, los organismos interna-cionales colocan en el primer rol a los pases industrializados y en el segun-do a los pases pobres.21Al mismo tiempo, el viejo esquema segn el cual elconocimiento cientfico era patrimonio de la humanidad e impulsaba los desa-rrollos tecnolgicos que a su vez estaran al servicio del desarrollo social, se vereemplazado en la nueva concepcin de Poltica Cientfica por un esquema en elcual es el mercado el que demanda desarrollos tecnolgicos, que requiereninvestigacin cientfica aplicada, la cual prioriza lneas de Ciencia Bsica. Este

    proceso, en su conjunto, tiene efectos en la transformacin de todos los nive-les de la educacin e investigacin.

    En esa lnea al participar en el proceso de innovacin/difusin, tanto la cien-cia como la tecnologa generan externalidades que no pueden surgir sin la

    participacin activa del gobierno a travs del diseo de polticas adecuadas, demodo que la sociedad toda, a travs de sus diversas modalidades de produc-cin de recursos participe en dicho proceso, que ocurre tanto en el campo de laCiencia Bsica como en el de la Ciencia Aplicada, el de la tecnologa y el de lossaberes sometidos y olvidados de los pueblos.

    La razn de ello estriba en que el proceso de innovacinde tecnologas no esindependiente del proceso de difusin(procesos que constituyen al hombrecomn en generador de conocimientos y consumidor de tecnologas), sus re-sultados se encuentran profundamente integrados al entorno social. Es porello que se ha puesto nfasis en el rol del gobierno y en el de las comunidades

    18 Banco Mundial, 1999[b].19 Tambin en esta direccin es notable la insistencia de muchos intelectuales y artistas en

    el carcter ilusorio de todo conocimiento. La reduccin de toda realidad al lenguaje y lainsistencia en la negacin de toda objetividad no son temas que podamos abordar niresolver, pero es sugerente constatar la complementariedad entre el valor dado porempresas y organismos internacionales al conocimiento aun al que en otros tiempos fueel ms despreciado- y la insistencia por parte de la intelectualidad contempornea en elcarcter ilusorio del mismo.20 Ver Captulo II de este trabajo.21 Banco Mundial, 1999[b]: 3.

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    locales y se habla de Sistemas Nacionales de Innovacin (SNI).22Pues porbuena que sea la tecnologa y por innovadores que sean los empresarios, eldinamismo tecnolgico no surge en la economa si no se dispone de la infraes-tructura que facilite la innovacin y la difusin. Esa infraestructura es una red

    que abarca desde el aparato institucional, hasta el individuo particular, que serel consumidor final. Esta red incluye la produccin de ciencia bsica y aplicada,as como el desarrollo tecnolgico. El ejemplo de Japn es el que mejor ilustraesta afirmacin. En dicho SNI, el rol del Estado es fundamental para identificarreas cruciales para futuros avances tecnolgicos, para movilizar adecuada-mente los recursos e incluso para facilitar las estrategias de las empresas en su

    bsqueda de mercados; tambin es fundamental el rol gubernamental en laeducacin y capacitacin, as como en el control de la fuerza laboral. Comple-mentariamente, en los pases pobres es un objetivo estratgico que los go-

    biernos puedan tomar medidas para facilitar la adquisicin, absorcin y co-municacin de conocimientos,23del mismo modo es central el rol del Estadoimpulsando la formacin de traductores culturales24que permitan a las em-

    presas apropiarse de saberes sujetados.25

    Este proceso de transformacin sociotcnica expresa a nuestro entender elmomento en que la idea de disciplina, de Sujeto Universal y el par normal-

    patolgico, comienzan a ser criticados. Es cierto que estos conceptos encie-rran ambigedades, es cierto que forman parte de dispositivos de poder, perotambin es cierto que haban generado tambin formas de resistencia que no

    resolvan la cuestin social, sino que la agravaban. Por otra parte estos con-ceptos y las prcticas ligadas a ellos suponen ciertas rigidecesque obstruyenla integracin flexible y la innovacin constantecaractersticas del nuevo PS.

    El nuevo paradigma gener instrumentos para resolver en otra estrategia lavieja cuestin social. Para hacerlo posibilit y requiri nuevas formas de orga-nizacin y relaciones a nivel internacional, una resemantizacin de la Historia ydel papel del Estado a nivel del sentido comn y de las prcticas concretas. Elloimplicaba que el Sujeto Universal deba ser demolido, al tiempo que las Cien-cias Sociales deban renovar su arsenal conceptual a fin de producir la resigni-

    ficacin de la Historia, la Poltica y el Sujeto. Por ello la deconstruccin de lasevidencias constituidas a nivel filosfico, poltico y sociolgico en las ltimasdcadas, es una tarea del pensamiento crtico.

    FILOSOFAPOLTICA. ELPRAGMATISMOJURDICO

    Uno de los aspectos centrales que motorizan esta mutacin histrica es unapor momentos imperceptible transformacin de algunos trminos tericos deFilosofa Poltica. El positivismo y pragmatismo jurdico se desbloquean luegode haber permanecido obturados -al menos a nivel formal- durante alrededor de

    un siglo.La Filosofa Poltica que sustent a nivel discursivo el orden social capitalis-ta desde el siglo XVII, estuvo basada en la idea de un pacto social. El mismo,

    22 Cassiolato, 1994: 279/284.23 Banco Mundial, 1999[b]: 8. La cursiva es ma.24 Ibdem.25 Ver Captulo III de este trabajo.

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    aun cuando tuvo caractersticas diferentes en las diversas versiones de Hob-bes, Bodino, Locke y Rousseau, se bas siempre en la idea de que el Hombre(de modo universal) tena ciertos derechos naturales. Estos derechos, si biencon diferencia de tratamiento, eran bsicamente la vida, la libertad y la propie-

    dad. Lo importante a subrayar aqu es que ms all de toda polmica, estosderechos fueron considerados naturales, al mismo tiempo que iguales

    para todos. Si el pacto es una convencin artificial, ella se realiza para garantizarla vigencia a nivel social de lo que todos los hombres tienenpor naturaleza.

    Ahora bien, la idea de derechos naturales fue fuertemente cuestionada porel positivismo jurdico del siglo XIX y XX. En nuestro pas uno de los msdistinguidos representantes del positivismo jurdico a nivel internacional, CarlosO. Bunge, sostena -en tiempos en que la primera guerra mundial deshaca todoideal iluminista- que en la lucha por la vida los individuos usan el fraude y la

    violencia.26Bunge explicaba los fenmenos ticos, as como la guerra y las riva-lidades internacionales en el nivel de la cultura o la economa, a partir de unmodelo biolgico. Sostena que desde la biologa es evidente la lucha entre espe-cies: este enfrentamiento en el nivel de la especie humana se manifiesta bajo unaregla general que es el Odio hacia los extraos y el Amor a los propios. Deese modo el odio al enemigo estimula el amor patrio y la antipata se transforma enuna fuerza positiva que empuja a la unidad social. Ello lleva a la conservacin delgrupo y su progreso.El odio como fuerza impulsora y unitaria, dice Bunge, hasido dejado de lado en los anlisis cientficos bajo la influencia religiosa del

    cristianismo y de la filosofa moderna.En disputa con esa posicin, el Derecho-sostiene Bunge- es visto desde la concepcin positiva como un hecho o fen-meno social; ese hechoha engendrado al Derecho como Ciencia que admite lasverdades positivas conquistadas por la escuela histrica y por la econmi-ca.27El Derecho tiene como objetivo deslindar los intereses humanos, a fin de,

    junto a la tica, posibilitar la cohesin social. Bunge reconoce que la sociedad secompone de grupos o clases sociales, y que stas tienen intereses contrapues-tos, de modo que el Derecho, en el orden interno, representa los intereses de losgrupos directores. Es as que cuando se produce en el seno de una sociedad

    una verdadera lucha poltica por el Derecho, sta es la expresin de un antagonis-mo de grupos o de clases.28Como consecuencia de ello:() el Derecho es una sistematizacin de la fuerza (...). Su esencia es la fuerza (...)Damos este nombre, no slo a la prepotencia fsica individual, sino tambin a lasocial (...) Una vez constituida la sociedad, la fuerza estar en manos del grupodirector, que impone el rgimen jurdico.29

    De esta manera, cuando hay un cambio de Derecho es necesario educar a lasociedad. El anlisis efectuado por Bunge es sumamente interesante. Tomando elejemplo de la cada de Rosas, sostiene que luego del derrocamiento del caudilloel gobierno central tuvo que intervenir con batallones, hasta que los pueblos

    26 Bunge, 1916: 66.27 Ibdem: 19.28 Ibdem: 37.29 Ibdem: 42.

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    provincianos acabaron por educarse, en los nuevos principios republica-nos.30Curioso uso del trmino educacin, para referirse al uso de batallones.

    La creencia en la existencia de un Derecho natural y en que el mismo proviene dela razn es -a juicio de Bunge- un legado escolstico que sostiene que la fuerza essinnimo de arbitrariedad y niega la gnesis del Derecho en la fuerza. Pero la fuerzano es sinnimo de arbitrariedad. As, por ejemplo -segn Bunge- en el delito, eldelincuente trata de imponer su fuerza y la fuerza que se le opone, es la del poder

    pblico que defiende al ciudadano; aqu la fuerza no es arbitrariedad, pues de nomediar la misma, desaparecera la nocin misma de latrocinio como delito y estara-mos ante un Cdigo diferente. Ante la pregunta acerca de si, por imperio de lafuerza, no podra sistematizarse el no-derecho o la injusticia, la respuesta de Bungees que ello no es as pues entonces si la opresin llega a constituir un estadodefinitivo, acabar por convertirse en un rgimen jurdico.31La ltima oracin es

    altamente significativa, para el positivismo jurdico no hay fundamento alguno deun rgimen jurdico, l es su propia base y sustento. Cmo se explica esto? Si bien

    parte de asumir que el Derecho es expresin de los intereses de las clases dominan-tes, por medio del argumento que niega la existencia de todo derecho natural, ascomo de toda razn universal y que afirma que todo derecho es una convencinestablecida por la fuerza, as como por la conviccin -de cuo darwinista- acerca dela necesaria e inevitable desigualdad evolutiva de grupos y naciones, terminaadmitiendo como conclusin la legitimidad de cualquier Derecho en tanto cumplacon la funcin de mantener la paz interna, a travs de la amenaza de la fuerza. Esta

    amenaza legitima el hecho de que un grupo que ha triunfado sobre el resto a travsde la fuerza se mantenga en el poder, ahora sin usar de la violencia de maneraexpresa. Fundamenta este argumento en bases cientficas. Es la biologa, la quemuestra que todos los organismos tienden a la adaptacin, proceso que consisteen integrar y desintegrar materia. De este modo, cuando una circunstancia externaataca las condiciones de vida del organismo, ste produce una serie de movi-mientos de lucha contra esas circunstancias. En tales movimientos est -se-gn el positivismo jurdico- el origen de toda sancin jurdica y de lo que seestipula como norma. La norma, a diferencia de la ley, remite a la regulacin

    de condiciones sociales concretas -no universales- y se sustenta en procesoshistrico-concretos, producto de luchas por la dominacin, al tiempo que encu-bre formas de sujecin bajo la cobertura de un fundamento en las ciencias, parti-cularmente en las denominadas ciencias de la vida.

    En una clave no darwinista -al menos a nivel expreso- pero s kantiana, HansKelsen, uno de los artfices de la ONU, abandona en pleno perodo de entre-guerras todo intento de sustentar el Derecho en un fundamento ajeno al mismo.Sostiene, en Teora Pura del Derecho (1960) algunos argumentos semejantesa los de Bunge. Desde la perspectiva de Kelsen la Ciencia pura del Derecho no

    pertenece al mbito de las ciencias naturales. Ella se basa en el principio deimputacin y slo describe normas creadas por un acto de voluntad en elespacio y en el tiempo. El derecho, sostiene Kelsen, regula la totalidad de lavida de las personas, pero l no se basa en ningn orden natural, ni en la

    30 Ibdem: 41.31 Ibdem: 44.

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    metafsica que subyace a la idea de naturaleza humana. Su base, por ende,no es la justicia ni la moral(basadas en principios Metafsicos y por lo tantosubjetivos): los juicios de la ciencia pura del derecho son juicios de hecho, node valor, verifican si un acto es o no conforme a una norma positiva.La justiciaabsoluta no puede ser definida racionalmente. El valor absoluto de la ciencia

    pura del derecho radica slo en el mandato: T debes lo que t debes. Elpositivismo jurdico, segn Kelsen, sustenta la validez del Derecho en la vali-dez de la norma fundamental. Esta consiste en garantizar la eficacia en larelacin entre derecho y fuerza. El Estado encuentra su funcin esencial en laregulacin eficaz de las conductas, de modo que las mismas se ajusten a unefectivo conocimiento de las normas.

    Finalmente, postula Kelsen, es menester la constitucin de unDerecho Inter-nacional superior a los Estados nacionalesque defina la funcin y tareas de los

    mismos. Este Derecho Internacional, basado en tratados deber garantizar elcumplimiento de normas, su validez radicar en avalar la eficaz relacin entrederecho y fuerza. Este Derecho tampoco tendr sus bases en ninguna ley natural,sino slo en el valor de su eficacia. Estas ideas estn presentes -y sostenidas porsu validez- en todos los documentos del Banco que nosotros examinamos.

    Las viejas ideas del positivismo jurdico, obturadas durante ms de un siglo,son desbloqueadas epistemolgicamente en las ltimas dcadas y sustenta-das de modo manifiesto por organismos internacionales como el BM. No slotoda idea de Derecho natural es abandonada y con ello recrudece el pragmatis-

    mo poltico y jurdico, sino que, de manera complementaria, se suprime de modomanifiesto la separacin entre economa y poltica. La integracinque se men-cionaba ms arriba, supone articular lo poltico, econmico, ecolgico, nacio-nal, local y financiero; esta integracin- que como vimos debe hacerse de modoflexible- requiere tambin de una flexibilidad legal, no ajustada a leyes universa-les, sino pragmticamente adaptada a circunstancias cambiantes plasmadas ennormas.32

    Ello supone un nuevo pacto socialque a travs del buen gobierno posibi-lite la complejidad e integracin de las polticas, basadas en un flexible pragmatis-

    mo.33Esto implica una resignificacin del lugar del Estado supervisado por orga-nismos internacionales.34Los ltimos documentos del Banco Mundial insistenen la sugerente idea del buen gobierno, concepto elaborado ya en el siglo XVII

    por funcionarios del Estado absoluto. Se alude con ello a tcnicas y tcticaspoliciales que tendran como objetivo hacer ms felices a quienes confor-man el pueblo, a fin de aumentar la potencia del Estado.35El arte del buengobierno tiende a la construccin de una ciudadana dcil, que como ovejas(subditi) de una multiplicidad de rebaos sean conducidas a travs del sacrificoy la abnegacin de todos por el pastor experto y comprensivo.36El objetivo del

    32 Banco Mundial, 2002[a]: 5.33 Banco Mundial, 1999[a]: 3.34 Ver Captulo II de este trabajo.35 Foucault, 1990.36 Es interesante evocar en este punto las televisivas lgrimas del ex Ministro Cavallollorando junto a un jubilado por sus magros ingresos y afirmando su comprensin dado quetambin tiene padres que sufren.

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    buen gobierno es estimular por la persuasin, la responsabilidad personal, elamor y el sacrificio como virtudes ciudadanas, al tiempo que el gobernante apa-rece como alguien que conduce a travs del carisma y el saber experto. El sujetodel buen gobierno es un conjunto de expertos y hombres clave que distri-

    buyen en diversos niveles la conduccin pastoral del buen gobierno de cadagrupo especfico. As los diversos pastores que hacen al buen gobierno semultiplican y diversifican en relacin a sus diversos objetos: los grupos espec-ficos que les toca gobernar. Ello deber hacerse en base a un conocimientoefectivo y amoroso del grupo, lo cual conlleva la flexible adaptacin a sus condi-ciones cambiantes y a la comprensin de sus traumas sociales y psqui-cos,37a sus sufrimientos y frustraciones.38En este contexto el buen go-

    bierno implica entonces el conocimiento y respeto de la norma -expresin deconstrucciones sociales diversas y cambiantes- que reemplaza a la ley -que tiene

    rasgos de trascendencia y universalidad. Los miembros del buen gobierno,mantienen, a su vez, frreos lazos directos o mediados con el establishmentinternacional, verdadero artfice de las polticas sobre las que aplica algunascorrecciones a partir de los aprendizajes posibilitados por la informacin desus hombres clave39que operan un doble movimiento: bajan los lineamientosde polticas internacionales a niveles nacionales y locales y en tanto traducto-res culturales posibilitan los aprendizajes del Banco.40

    En el siglo XXI el buen gobierno se resignifica en un nuevo pacto social, en

    el cual se ha producido el estallido de las soberanas nacionales de los pases

    pobres a travs del lineamiento de polticas cada vez ms focalizadas, por unlado, y de la intervencin de organismos internacionales por otro.41Este nuevopacto recodifica el viejo pacto de unin y se basa en un consenso por apata.

    No podemos aqu desarrollar el concepto de consenso por apata, solamente

    apuntaremos que las dcadas que van desde mediados de los 70 hasta fines de

    los 90 implica varios momentos o procesos que tuvieron un fuerte impacto sub-

    jetivo: el horror ante la muerte y la desaparicin forzada, la inseguridad provoca-

    da por shocks econmicos y laborales, desengao ante actitudes y procesos

    polticos llevados adelante en las jvenes democracias de los 80. Todo ello se

    construye en paralelo con una denegacin de todas estas carencias complemen-tada por la promesa de ingreso a un mundo de completud imaginaria llevada

    adelante en los 90, promesas e ilusiones que estallan casi sin palabras a fines del

    2001 en Buenos Aires. Todos esos procesos han coadyuvado a la constitucin

    de una actitud de apata hacia la participacin poltica que se traduce en unconsenso ciudadano hacia las decisiones tcticas y estratgicas de la llamada

    clase poltica; este consenso acta slo por omisin o delegacin de todo

    saber y toda decisin en los que saben o en los polticos.42

    37 Banco Mundial, 1999[a]: 1.38 Banco Mundial, 1999[a]: 2 y ss.39 Ver el Captulo II de este trabajo.40 Banco Mundial, 1999[a]: 3. Ver captulos II y III de este trabajo.41 Banco Mundial, 1999[a]: 3 y ss.42 Ver Murillo,2004.

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    ELPAPELDELOSORGANISMOSINTERNACIONALES. ELBANCOMUNDIAL

    Los organismos internacionales que juegan un papel cada vez ms relevanteen este nuevo diagrama de poder son el BM, el FMI y la OMC. Ellos constitu-yen, junto con los bancos regionales de desarrollo, las denominadas Institu-ciones Financieras Multilaterales. El BM y el FMI surgen al mismo tiempo, en

    julio de 1944, en una Conferencia Internacional sobre Asuntos Monetarios yFinancieros convocada por el presidente norteamericano Roosevelt en el com-

    plejo turstico de Bretton Woods. El objetivo de dicho encuentro era crear unnuevo orden econmico internacional, integrado por tres ejes principales: unnuevo sistema monetario y financiero, un marco regulador del comercio y unascondiciones para el crecimiento econmico y el pleno empleo. A Bretton Wo-ods llegaron dos propuestas principales, defendidas respectivamente por GranBretaa (desarrollada por el conocido economista J. M. Keynes) y los Estados

    Unidos. Este pas, como la mayor potencia aliada, logr hacer prevalecer suposicin de fuerza, imponiendo adems el dlar americano como la moneda dereferencia del nuevo sistema monetario. Se cre entonces el Banco Internacio-nal de Reconstruccin y Fomento o BIRF (origen del BM), para apoyar la re-construccin en Europa; y un Fondo, el FMI, para regular y supervisar elsistema monetario internacional.43

    El Banco Mundial se estableci en primera instancia con el objetivo de crearlas condiciones necesarias para respaldar la reconstruccin en Europa. Dicho

    propsito no fue cumplido por EEUU ya que opt (en una actitud que vuelve aestar muy presente en la actualidad) por la ayuda unilateral a travs del PlanMarshall. Este hecho, unido a la creciente financiacin de polticas en los pa-ses ms pobres, fue forjando la creciente inclinacin del BM hacia su configu-racin presente como agencia de desarrollo, tal y como se reconoce actualmen-te en su mandato de ayudar a los pases a que reduzcan la pobreza, particular-mente atendiendo a las dimensiones institucionales, estructurales y sociales.44

    No obstante, el concepto de ayuda ya no puede ocultar los lazos de depen-dencia concreta a travs del fenomenal crecimiento de la deuda y la consecuen-te imposicin de polticas.45

    En los aos 50 y 60 la mirada de los organismos internacionales se centr enlas grandes inversiones en infraestructura para impulsar el desarrollo. El peli-gro que los pases pobres representaban para el orden hegemonizado por EEUUintent ser neutralizado, aunque esas acciones no fueron consideradas sufi-cientes en un mundo en el que se tema por las alianzas entre pases poseedoresde recursos estratgicos y la presencia de la URSS. En los 70 -paralelamente ala nueva emergencia de la cuestin social, el nuevo paradigma sociotcnico y la

    43 Arias y Vera, 2004.

    44 Ibdem.45 En el BM, el voto per cpita de los ciudadanos norteamericanos equivale a 38 veces elvoto de los ciudadanos chinos, y en su conjunto el G7 alcanza hasta el 45% de los votos.Por otra parte, el sistema de funcionamiento en sillas (la Asamblea General de ambasinstituciones se celebra tan slo una vez al ao, mientras que las decisiones cotidianas secelebran en la denominada Junta de Gobernadores, en la que los pases se tienen queagrupar para estar representados) diluye an ms la presencia de los pases pobres, puestoque slo los ms poderosos cuentan con una silla propia. (Arias y Vera, 2004).

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    subsecuente instauracin de las dictaduras en Amrica latina- la problemticade la educacin adquiri relevancia y -junto a ella- la de la salud que paulatina-mente comenz a ser transferida a manos privadas. Por otra parte, a partir de1973, en plena emergencia del nuevo paradigma sociotcnico, el BM (y el FMI)

    lanzaron sus programas de ajuste estructural, en los que se integraban diversasreas de reforma poltica, agrupadas en lo que ms tarde se conoci como elConsenso de Washington. En los 80 -ya en tiempos de democracias formalesen Amrica latina, en relacin a la crisis de la deuda y tras el Consenso deWashington- la direccin del Banco se orient fuertemente a condicionar las

    polticas econmicas de los pases pobres. Sin embargo, la pobreza se torn unriego creciente. As en el decenio de 1990 pasaron a ocupar el primer plano elbuen gobiernoy el sector institucional y tambin las cuestiones relativas a lavulnerabilidad a nivel local y nacional.46,47

    Durante los ms de 50 aos que han transcurrido desde Bretton Woods, elparadigma sociotcnico transform radicalmente las relaciones internacionales.Sin embargo, la influencia que se ejerce desde Washington DC se ha afianzado,fundamentalmente en los pases en desarrollo. Como prestador de recursos fi-nancieros, el BM es el origen de aproximadamente el 60% de la financiacinoficial multilateral a pases en desarrollo. Los programas de ajuste condicionaronla concesin de fondos a la implantacin de severas medidas de disciplina fiscal,reorientacin del gasto pblico, liberalizacin financiera y comercial, privatiza-ciones, promocin de la inversin extranjera directa, diseo de polticas sociales,

    reformas educativas y transformaciones poltico-institucionales entre otras. Atravs de esta estrategia el Banco ha logrado una influencia sobre las polticas yestrategias de los pases del Sur que supera ampliamente a su financiacin. sta,

    por otra parte, ms que una ayuda para el desarrollo, puede ser leda como unaestrategia deliberada de endeudamiento que genera no slo dependencia econ-mica, sino poltica y cultural. En ese punto Venezuela es uno de los pocos pasesde la regin que no es deudor del FMI, lo cual la transforma (entre otras razones)en blanco de los ataques de organismos internacionales.

    LARESEMANTIZACINDELAHISTORIAYLAPOLTICA

    La construccin de su papel como financiador y artfice de las polticas na-cionales de los pases pobres, requiere de parte del BM su constitucin comoreferencia indispensable en la teora econmica, social y los estudios sobre eldesarrollo. Este hecho es particularmente significativo en el caso del BM, quedesde 1996 se autodenomina Banco del Conocimiento, en un esfuerzo decla-rado por incorporar una nueva visin que estimule la revolucin del conoci-miento en los pases en desarrollo y acte como un catalizador global paracrear, compartir y aplicar la informacin necesaria para la reduccin de la pobre-za y el desarrollo econmico.48Para ello, el Banco ha reforzado su actividad,tanto interna (creando grupos temticos, bases de datos y otras herramientasde anlisis) como de puertas hacia afuera (incrementando la produccin deinformes de uso externo, participando en todo tipo de conferencias y sesiones

    46 Banco Mundial, 2000[b]: 7.47 Ver Captulo II y III.48 Banco Mundial, 1999[b].

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    de formacin y reforzando su presencia en internet). No se trata sin embargo deun esfuerzo nuevo, sino de un papel que se remonta al ao 1978, cuando elBanco comenz a elaborar el Informe de Desarrollo Mundial, de publicacinanual, que ejerce una enorme influencia sobre los debates y polticas de gobier-

    nos e instituciones de todo el mundo.49Es sobre la base de estos informes queest escrito este texto.50

    Un verdadero proceso de supervisin editorial sobre los documentos pro-ducidos por los Estados, pone de manifiesto una de las formas a travs de lascuales el Banco Mundial logra constituir el llamado pensamiento nico. Estoafecta a la publicacin de artculos por parte sus propios funcionarios. Ejemplode esta presin poltica lo constituye la dimisin Joseph Stiglitz (ex economista

    jefe del BM, Nobel de Economa 2001).

    Al mismo tiempo que se establece como polica del discurso poltico- eco-nmico y social, el BM coloniza los discursos y las prcticas de quienes leoponen resistencia. Su tctica es inteligente: no reprime, resemantiza. Deese modo desenvuelve una tctica discursiva que genera confusin en quie-nes resisten a sus embates, pues la apropiacin del discurso de los oprimidosinvisibiliza al opresor, lo presenta como colaborador y hace imposible vislum-

    brar un ms all o un afuera. As, las resistencias de movimientos socialesen todas partes del mundo por la condonacin de la deuda, hicieron que ladeuda comenzara a ser considerada por los organismos internacionales y pasa-ra a estar situada en el centro de la problemtica de los pases ricos. El Banco

    retom el reclamo y a partir de 1999 lanz una Estrategia de Reduccin de laPobreza51que incluye objetivos retricos que abarcan la reduccin de la po-

    breza extrema a la mitad en 2015, y pone especial nfasis en la escolarizacinprimaria universal y la reduccin de la mortalidad infantil entre otros temas. Lacolonizacin de los reclamos de organizaciones sociales le permite presentarcomo iniciativa filantrpica propia lo que no es sino una tctica para seguirendeudando a los pases pobres, someter las polticas de estos pases y produ-cir transformaciones culturales acordes a los intereses del mercado, mantener ala mayora de la poblacin mundial en situacin de forzada heteronoma (ms

    all de la retrica de la autonoma), establecer calendarios a nivel mundial,colonizar saberes generando la sensacin de que no hay un afuera y llevaradelante la denominada gestin del riesgo, que no es sino una nueva formade controlar y gestionar los peligros a nivel mundial para las empresas transna-cionales, al tiempo que administrar nuevas oportunidades para que las mimasobtengan nuevos clientes para sus servicios.

    49 Arias y Vera, 2004.50 Resultan en este sentido muy esclarecedores los resultados de una encuesta que el propio

    Banco encarg en 1999, en la que participaron 271 responsables polticos de 36 pases endesarrollo y transicin. El 84% de los entrevistados afirm utilizar informes de anlisis delBanco Mundial, institucin que todos consideraban como su principal fuente de informa-cin (entre un total de 17 organizaciones nacionales e internacionales). El potencial deesta posicin privilegiada salta a la vista, y ha levantado diversas suspicacias, referidas noslo al monopolio informativo del Banco, sino sobre todo a la objetividad e independenciade sus anlisis y propuestas.51 Banco Mundial, 1999[a].

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    Este proceso de colonizacin de los discursos supone al mismo tiempo unaresemantizacinde laHistoria, a travs de la cual se posibilita la construccinde un imaginario a nivel colectivo e individual, a la vez que se muestran comonaturales las transformaciones institucionales necesarias para el buen fun-

    cionamiento del nuevo paradigma productivo, y se promueve la abolicin delas memorias colectivas y la construccin de crticas al pasado histrico basa-das en axiomas no demostrables.52

    De modo complementario a la resemantizacin d la Historia, se produce unaimperceptible transformacin en los cdigos polticos. En este punto, es cen-tral asumir -plantea el Banco- que una cierta franja de desigualdad es inevita-

    ble. Ello resemantiza la Filosofa Poltica, de modo que la igualdad que en elpacto social de unin era una carcter insoslayable de la humanidad, se trastro-ca aqu, sin demostracin alguna, en desigualdad. sta es ontologizada como

    inevitable parte de la condicin humana, pues la mayora de la gente estara deacuerdo en que una sociedad necesita cierto nivel de desigualdad para propor-cionar incentivos al trabajo y la inversin.53,54Este discurso reemplaza el viejotrmino de igualdad por el de equidad, el cual admite una cierta desigual-dad como proceso inevitable. No obstante, el crecimiento de esta ltima demodo desmedido generara finalmente la inequidad que es la fuente de losriesgos que debe ser combatida.55Frente a ello el Banco Mundial propone laconstruccin de instituciones de carcter inclusivo, ya que la desigualdad

    proviene tambin de la influencia institucional y las falencias institucionales

    impiden que se escuche la voz de los pobres.En esta perspectiva, el Banco busca los orgenes de tal exceso de desigualdad

    en un factor histrico: el hecho de haber sido colonizados por Espaa y Portugalhabra constituido instituciones de carcter excluyente. Al mismo tiempo, los po-

    bladores naturales de esta zona del planeta no habran tenido la capacidad derevertir el carcter expulsivo de las mismas. Volviendo a la epistemologa del positi-vismo histrico decimonnico, el BM apela entonces a una Historia lineal y evolu-tiva, que tendra en un punto originario (la colonia) el germen que luego se habradesenvuelto de manera inexorable a travs de los siglos, facilitado por las caracte-

    rsticas raciales de los sujetos y poblaciones protagonistas de la Historia. Hacien-do gala de un solapado racismo -que recluta adherentes en el mundo acadmico,comunicacional y popular, a pesar de la insistencia en el respeto a las razas yetnias- articulado con una epistemologa de cuo tambin racista, se permiteconcluir que la solucin para estos males radicara en la adopcin de las soluciones

    promovidas por el Consenso de Washington. As, propone romper con la Histo-ria56y profundizar el funcionamiento de las instituciones de mercado, aumentarla carga tributaria, mejorar la recaudacin de impuestos, flexibilizar la situacin

    52 En este sentido es sugerente leer buena parte de la bibliografa filosfica y del campo delas Ciencias Sociales, incluyendo a la historia de la Educacin, la Historia y la Psicologa enlos ltimos aos.53 Banco Mundial, 2004[a]: 6.54 Slo volvemos a constatar la correlacin epistmica con los discursos filosficos actua-les que sostienen, como axioma la falta constitutiva de la condicin humana.55 Banco Mundial, 2004[a]: 2.56 Banco Mundial, 2004[a].

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    laboral de los trabajadores y, a partir de ello, facilitar el acceso al consumo por

    parte de las mayoras.

    Precisamente, propone como remedio aquello que ha sumergido a millones de

    seres en la miseria. De modo que, haciendo gala de la mejor retrica escolstica,

    (en conjuncin con una burda versin del positivismo) sienta como axioma la

    ineluctable inferioridad de nuestros orgenes latinos y en especial ibricos y

    luego -como si el devenir de la historia de nuestro continente hubiese estado

    aislado de la expansin neocolonial anglosajona, o ms an, como si pases como

    Argentina no hubiesen tenido lazos feroces de dependencia con Inglaterra y ms

    tarde EEUU- propicia -en una pirueta deductiva digna del mejor escolstico- las

    recetas establecidas por Washington. En ese sentido, el Banco no duda en com-

    parar los pases de la regin colonizados por Espaa y Portugal, con la superio-ridad de los de Amrica del Norte, donde, a su juicio, los pequeos propietarios

    e inmigrantes () lograron resistir con xito a los intentos por imponer formasautoritarias de gobierno.57 Aqu no slo se ocultan los procesos histricos

    efectivos, sino que se apela a un desembozado racismo y, de modo claro, se

    sugiere la necesidad de una mutacin cultural que tiene varias consecuencias.

    Por un lado construye argumentos falaces para adaptar el funcionamiento del

    Estado a las nuevas directivas del mercado, por otro se propone una transforma-

    cin de hbitos, costumbres y valores que conducen a una profunda norteame-

    ricanizacin de la cultura que no slo fortalece la importacin de productos de los

    pases industrializados y la desindustrializacin de la regin, sino que, al impul-

    sar la ruptura con la Historia y con ello la resignificacin cultural, propicia laabolicin de la memoria colectiva -y con ello los lazos colectivos- al tiempo quehomogeneiza hbitos y valores a nivel regional, favoreciendo la gobernabilidad y

    gubernamentalidad desde los grandes centros de poder.

    Ahora bien, la desigualdad es objeto de preocupacin, pues segn el dis-

    curso bancomundialista, ella impide la reduccin de la pobreza y esta ltima

    implica un riesgo social, que como veremos, debe ser gestionado. En este senti-

    do, el legado Histrico que ha construido en Amrica Latina las capacidades del

    Estado, debe ser resemantizado a fin de que esas capacidades sean transforma-

    das para promover reformas en las polticas pblicas que produzcan transforma-ciones polticas y sociales necesarias para garantizar la seguridad del mercado.

    GESTINDELRIESGOSOCIAL. POBREZAYVULNERABILIDAD

    La categora de gestin de riesgo social es, en este sentido, un objetivo funda-

    mental de las reformas institucionales de los ltimos aos. El mismo se vincula con

    el control de la pobreza, o mejor, de los riesgos que los pobres encarnan para el

    orden internacional. Trminos como ilegalidad, vulnerabilidad, marginacin

    o desheredados, aparecen ligados a otros como sndrome de ilegalidad. La

    relacin entre desheredados y vulnerabilidad de la ley es constante.En relacin a ello, los objetivos del Banco Mundial son diversos y comple-

    mentarios en algunos puntos:

    57 Banco Mundial, 2004[a]: 7.

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    a) por un lado se insiste en la necesidad de centrar la accin en factoressociales fundamentales a fin de controlar y gestionar los riesgos que encarnala pobreza;58

    b) como complemento de estas precauciones se entreteje la posibilidad deincorporar a los pobres al mundo del mercado a ttulo de consumidores. As, en eldocumento producido en el ao 2000 acerca de Argentina, el Banco sostena queel problema central es qu clase de servicios sociales necesitan los pobres;59

    c) articuladamente con los puntos anteriores, tambin los pobres interesanen tanto portadores de saberes sujetados que deben ser expropiados y apro-

    piados por las megaempresas;60

    d) no obstante una pregunta asoma, una duda corroe al lector. El Informesobre el desarrollo mundial del ao 2003 plantea la necesidad de una transi-

    cin demogrfica, y sostiene que es posible que en este siglo se estabilicela poblacin mundial entre 9.000 y 10.000 millones de personas, lo cual com-portar un oportunidad histrica. La desaceleracin del crecimiento demogr-fico y el crecimiento proporcional de la poblacin en edad productiva.61A ellose le agrega la prediccin establecida por el Banco segn la cual para el ao2050, por primera vez en la historia, la mayora de la gente de los pases endesarrollo estar viviendo en pueblos y ciudades.62Todo ello permitir efec-tuar transformaciones en el campo de la agricultura. No podemos desarrollaresta problemtica aqu. Slo nos deja una pregunta: cmo se lograr esteobjetivo?, cules sern las tcticas y tcnicas para conseguirlo? A quin

    beneficiar este xodo de campesinos?, cmo se estabilizar la poblacinmundial? Sobre esto ahora slo guardaremos silencio.

    Ahora bien, quines son los grupos a gestionar? Se trata de los pobres ylos vulnerables.

    Cul es el concepto de pobre y el de vulnerable, tal como aparecenutilizados en los documentos?

    El trmino pobre alude a una categora diferencial que niega la ciudadanauniversal. No obstante, el Banco, en su estrategia discursiva, afirma tambin

    que es necesario plantear polticas y programas que los ayuden a dejar deserlo.63La frase es enigmtica, con ello el organismo alude a una accininstitucional, pero tambin a un esfuerzo voluntariopor parte de cada indivi-duo. De esta manera compromete a dos tipos de actores: al Estado y las Orga-nizaciones No Gubernamentales por un lado, y a los individuos por otra. Gober-nabilidad y gubernamentalidad se complementan en una estrategia diversa a lade la modernidad. Desde la perspectiva institucional ello comporta la obliga-cin de efectuar reformas que veremos ms adelante; desde la perspectivaindividual la pobreza es en ese sentido vista como voluntaria. Con ello la pobre-

    za y el pobre vuelven a ser, como en los comienzos de la modernidad, categoras58 Banco Mundial, 1997: 4.59 Banco Mundial, 2000[a]: i60 Ver al respecto pargrafos anteriores de este Captulo y el Captulo III.61 Banco Mundial, 2003: 4.62 Ibdem.63 Banco Mundial, 2000[a]: i.

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    ligadas a la moral. Sin embargo estas afirmaciones contradicen otras, sosteni-das por el mismo Banco, cuando afirma como sealbamos ms arriba- queuna franja pobre de la poblacin es necesaria para estimular el trabajo.

    Lo anterior implica un curioso razonamiento: la necesariedad de la pobreza anivel social implica la voluntariedad individual de caer en esa zona social. Porun lado lo social se presenta esencializando la desigualdad y la existencia defranjas con caractersticas fijas e inamovibles. Por otra parte, la cada en cadauna de esas franjas es voluntaria, de donde se infiere que la estrategia discur-siva implica la idea de que el trasfondo de lo social es un conjunto de indivi-duos en lucha permanente los unos con los otros, lo cual implica la vuelta a unaversin darwinista decimonnica del poder esbozada en pargrafos anteriores,

    pero ahora el pacto emergente es legitimado retricamente ya no en la fuerza,sino en la conviccin individual. La pregunta es cmo se logra esta conviccin

    de que voluntariamente se ha elegido la zona ontolgicamente establecidacomo la desfavorecida y por ende se est de acuerdo con ese lugar que es elmenos apreciado.

    Al pobre se agrega otra categora: la de los grupos vulnerables El concep-to de vulnerabilidad posee dos elementos: a) la resistencia de una persona aun impacto determinado y b) la intensidad del impacto en cuestin.64De acuer-do a ello los muy pobres son muy vulnerables ya que tienen pocas oportunida-des de manejar el riesgo. En este grupo se agregan personas que viven porencima de la pobreza, pero que estn expuestas potencialmentea impactos

    muy severos y tienen pocas posibilidades de gestionar el riesgo, o sea aqullasque luego del impacto caern en la pobreza. As, se incorporan en esta franja,adems de los pobres, los toxicmanos, las familias monoparentales, los ado-lescentes violentos. Segn el BM, en los hechos las variaciones en los ingre-sos inducidas por la globalizacin, combinadas con la marginalizacin y laexclusin, pueden incrementar la vulnerabilidad de grandes grupos de la pobla-cin65de modo que en Argentina, en las condiciones actuales, la mayora de la

    poblacin estara en riesgo y debera ser objeto de asistencia.66

    De esta manera, se hace evidente que uno de los ncleos esenciales del

    inters por la pobreza est en el riesgo social, concepto que reemplaza al depeligrosidad construido en la modernidad. Esta transformacin en los sig-nificantes da una idea de cmo se abandona la mirada a la vez individualizantey totalizante propia de la modernidad, para construir una mirada focalizante ytotalizante, que vincula riesgo con grupos vulnerables.67Ellos son liga-dos fundamentalmente a focos de pobreza,68aunque, como vimos anterior-mente, no reducidos a ella. Vase que desde esta perspectiva ya no se habla del

    pobre y el vulnerable slo a nivel individual, sino a nivel grupal, y se lo adjetivacomo foco, utilizando el viejo concepto de enfermedad o cuerpo social

    enfermo caro a la polica mdica del siglo XIX.64 Banco Mundial, 2000[a].65 Banco Mundial, 2000[a]: 566 Sobre vulnerabilidad y pobreza ver el Captulo III de este trabajo.67 Al momento de escribir este texto vuelve a surgir el concepto de polticas universales,no podemos hacer an un balance de estas afirmaciones.68 Banco Mundial, 2000[a]: i.

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    Los pobres y los vulnerables seran los habitantes de los lugares sociales queconstituyen el riesgo social en tanto ellos, como grupos, son vulnerables aimpactos inesperados los que amenazan su subsistencia,69o viven en estado deempobrecimiento crnico lo que pone su subsistencia en constante riesgo. Ahora

    bien, aqu hay otro interesante giro lgico. Por un lado la cada en la pobreza es unadecisin individual, el pobre lo es voluntariamente, no obstante su constitucinen riesgo socialla adquiere en tanto formaparte de un grupocon ciertas caracte-rsticas, de modo que ms all de su supuesta decisin de ser pobre, su pertenenciaal grupo de riesgo le es ajena como eleccin individual, ya que esta caracterizacinest impuesta por organismos internacionales.70Lo que s dependera de la deci-sin individual del pobre es su personal salida de esa franja.

    El circuito perverso se cierra: las condiciones macrosociales impulsadas poral BM hacen caer a grandes franjas de la poblacin en la pobreza y la desespe-

    racin, el discurso oficial ontologiza la situacin y hace responsable a cadaindividuo de esa cada. La culpa opera aqu como vector central en la construc-cin de la subjetividad. Ella, unida a la desnutricin, a la falta de trabajo y deesperanzas, desestructuran hbitos productivos, lo que conlleva a una profun-da desestructuracin subjetiva. No obstante, como corolario de todo esto, losmismos pobres son interpelados como agentes autnomos de su salida de esafranja. Hace muchos aos que la escuela de Palo Alto en California mostr enqu medida el doble discurso que deja sin salida, que no ofrece opciones, esfuente de psicosis. Si las enfermedades de todo tipo y la violencia contra s y

    contra otros han aumentado en los ltimos aos, la difusin de este tipo delgica paradojal no parece del todo ajena a ello.

    GESTIN: ELREEMPLAZODELASCIENCIASPORLASTECNOLOGAS

    Ahora bien, si la pobreza y la vulnerabilidad encarnan un riesgo para lasociedad, y si las propuestas para su salida son slo una vana y perversaretrica, ellas deben ser gestionadas.

    La palabra gestin proviene del mundo econmico, ella alude a un gerencia-miento de las poblaciones y ya no a un biopoder que acta sobre una matriz

    mdico- cientfica en base a los conceptos de normal y patolgico en las dimen-siones del poder pastoral a nivel totalizante e individualizante; en el nuevo diagramade poder las estrategias se miden por la maximizacin de la eficiencia en la rela-cin costo- beneficio,71as como en relacin a la eficacia para efectivizar esegerenciamiento a nivel social. La matriz de la ciencia mdica ha sido reemplazada

    por otra de cuo tecno- econmico. La gestin del riesgo social consiste enelaborar las estrategias adecuadas para laprevencin, mitigacin y manejodelriesgo social a fin de que su impacto sea mnimo.72El concepto de prevencin,as como el de tratamiento vienen del viejo modelo higienista y del alienismo

    correccional, pero ahora son aplicados fundamentalmente a grupos y no a indivi-duos, lo cual generar otras tcticas y otras estrategias, en un marco de abando-

    69 Ibdem.70 Banco Mundial, 2000[a]: i.71 Banco Mundial, 2000[a]: iii.72 Banco Mundial, 2000[a]: i y ii.

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    no de conocimientos con pretensin de universalidad. No importa la reinsercin

    o resocializacin de sujetos individuales, sino el conocimiento y la evitacin del

    peligro que ciertos grupos comportan para los intereses y acciones de empresas

    transnacionales. Las polticas estn orientadas a la reduccin del riesgo, inte-

    rrumpiendo el ciclo intergeneracional de pobreza y vulnerabilidad.73Pues laglobalizacin y la localizacin, si bien brindan excepcionales oportunidades, tam-

    bin pueden tener efectos desestablizadores.74El concepto de

    Gestin de riesgo social, entonces, consiste en una seleccin adecuada deestrategias, instrumentos e instituciones, incluyendo personas individuales, fami-lias, comunidades, el mercado y/o gobierno (bien a travs de acciones, normativaso programas directos) a fin de minimizar el impacto del riesgo social.75

    De manera que esta gestin articula a la familia y al individuo pobre, indigente

    o vulnerable, comunidades, Estado y mercado. El concepto es acorde a la clave

    de integracindel nuevo PS, tal como indicbamos ms arriba y a la exigencia deun actuar cooperativo, liderado por el mercado.76Esta integracin y co-

    operacin, supone, como decamos ms arriba, el carcter voluntario y racional

    de las conductas individuales y por ende de la pobreza, al tiempo que lo inevita-

    bilidad de su existencia y la de la vulnerabilidad. Por esa razn desde los mismos

    pobres deben surgir las actitudes y conductas que les permitan protegerse a s

    mismos en lugar de recurrir al gobierno.77Si la pobreza es voluntaria, la salida deella y la proteccin deben hacerse a nivel individual. Pero esta salida -as como la

    permanencia- debe ser gestionada institucionalmente. Se trata de un modo de

    gestin del riesgo que impulsa la creacin de instituciones que motoricen ocoordinen la innovacin interrelacionando familia, comunidad y economa. Se-

    gn este paradigma, el pobre y el vulnerable deben equilibrar su derecho a la

    asistencia social con el ejercicio de obligaciones morales. De modo subrepticio y

    a menudo manifiesto el documento refina la vieja idea que distingue entre el

    beneficiario de proteccin social inmerecida y el pobre laborioso. As surge junto

    a una poltica focalizada, una culpabilizacin moral individual del pobre, el cual es

    responsabilizado por su situacin. Con ello se elude al menos parcialmente el

    anlisis macroestructural que condiciona la existencia de la pobreza como fen-

    meno evitable polticamente.

    Hay una retrica de la autonoma individual que desconoce la fragmentacin

    subjetiva de grandes masas de la poblacin y que vuelve en sus tcticas, aunque

    no en su estrategia, a los modos liberales de la filantropa decimonnica, slo que

    ahora organizados polticamente por una entidad supranacional como el BM, que

    delega algunas funciones en el Estado, el cual a su vez -a travs de polticas

    descentralizadas y focalizadas- lo hace en Organizaciones No Gubernamentales

    y gubernamentales, pero locales. El ejercicio de las tcticas concretas y diferen-

    ciadas recae en grupos o lderes concretos, sujetos que toman como objetoblanco de poder y saber a grupos especficos, con necesidades y caractersticas

    propias. Sobre ellos se ejerce el arte del buen gobierno.

    73 Banco Mundial, 2000[a]: 5.74 Banco Mun