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Diario de un

zombie

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Cronicas de

un zombie

Abraham González Contreras

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Primera edición en rústica: Diciembre, 2014

Primera edición en tapa dura: Diciembre, 2014

D.R. 2014, Abraham Gonzalez Publicado por acuerdo con el autor, representado por

Baror International Inc.

Lagos de Moreno, Jalisco, México.

Ilustración de portada: Abraham Gonzalez

D.R. 2014, derechos de edición por Abraham Gonzalez

Super Cooper 2000 S.A. de C.V. Av. Cascada num. 32, col. El Valle.

Lagos de Moreno, 11570, México.

www.hgjy.com.mx

Queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita

de los titulares del libro, bajo las sanciones

establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento,

comprometidos la reprografía, el tratamiento informático,

así como la distribución de ejemplares de la misma

mediante préstamos.

HGYTU. 01547825

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Abraham González

Contreras

Colegio Teresa de Ávila

Expresiones Literarias del Pensamiento Mundial

Octavio Valencia Ruiz

3° Semestre A

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Este libro tiene contenido sangriento;

es recomendado tener un estado de

seriedad alta.

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Para toda mi familia y amigos.

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Prólogo

Uno simplemente espera tener una vida

normal, sin ninguna preocupación que tener,

pero cuando tienes que ver las cosas desde el

punto de vista de un zombie, aquellas cosas

parecen tan complejas y aburridas, algo tan

inalcanzable y tan vacío.

¿Que si me gusta ser un zombie? Depende del

punto de vista en que lo veas.

Pero a diferencia de los otros zombies, yo

puedo pensar, yo puedo hacer todo lo que

hacía como humano, sólo que con un poco de

menor velocidad.

Soy Esteban, y soy un zombie

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CAPITULO I

¿Nunca se han dado cuenta de lo rápido que

puede pasar el tiempo? En estos días

casualmente, más que en otros, el tiempo ha

ido más rápido de lo normal. Al menos así lo

veo yo. Siento que me vuelvo poco a poco

enemigo del tiempo. Y no soy el único. A

muchos otros tampoco les gusta como ha

transcurrido esto del tiempo. La mayor víctima

de éste han sido las ciudades, o al menos, es

el daño más notable. Muchos edificios rotos y

casas abandonadas, hospitales,

supermercados… son el vivo, o más bien

muerto, ejemplo de lo que puede causar el

tiempo. Éstas esructuras son custodiadas por

un sin número de calles desiertas. Vigilantes

silenciosas que pasan desapercibidas entre

enormes ciudades y que sólo sirven de guía

para aquellos que aún las transitan. Ya nada es

como antes. No hay gente caminando por ahí o

conduciendo en sus costosos autos sin mirar

atrás. Ya no hay tiendas ni empresas

funcionando. Ni siquiera hospitales con

numerosos enfermos en camillas o niños

llorando.

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No, esos tiempos ya pasaron hace mucho.

Tres años, para ser exactos. El mundo se tornó

gris y muy silencioso. Como si les hubiera dado

una lección a sus habitantes por haberlo

dañado tanto durante su estadía en él. Como

una madre que regaña a sus hijos, con la única

excepción de que ésta adre quizás no era tan

afectuosa como las demás. Mucha gente ha

muerto en el transcurso del tiempo, esperando

una solución, una cura, para todo el desastre

que algún alma infeliz causó por su egoísmo.

Pero no todos murieron. Algunos aún caminan

por las ciudades en busca de alimento. Carne

humana, para ser exactos. Criaturas frías, sin

sentimientos, ni emociones, sin pensamientos

ni remordimientos, criaturas estúpidas

incapaces de analizar su entorno o cualquier

situación. Devoradores de carne que pasean

sin rumbo, vagando en la oscuridad y en la

soledad. Muy parecidos a un paciente de lepra

físicamente. Aunque quizás debería detenerme

y dejar de insultarlos tanto; al fin de cuentas, yo

soy uno de ellos. Soy un zombie. Soy uno de

ellos, aunque no precisamente como ellos.

Yo no soy un asesino a sangre fría, no me

alimento de carne humana. Bueno, trato de no

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hacerlo, aún me queda un poco de moral. No

soy idiota, tengo mi razonamiento tal cual como

estaba antes de que el virus me infectara. Por

alguna extraña razón, el virus no afectó mi

cerebro del todo; aún puedo pensar y analizar

ciertas cosas.

El razonamiento me ayuda a combatir el

instinto, y créanme, en mi situación, el instinto

es mi peor enemigo. Me ha ganado un par de

veces… uno que otro cerebro por aquí y por

allá. Pero como dije: trato de no hacerlo. Por lo

general ando sólo, aislado de ellos. Aunque

hay veces que la soledad me vence, y tengo

que socializar con ellos. Claro está, que el

único que mantiene una conversación, soy yo.

Los otros no tienen idea de lo que estoy

hablando.

La vida aquí tiene sus ventajas y sus

desventajas. Una de las ventajas es que puedo

hacer lo que yo quiera. Puedo caminar por ahí

sin temerle a nada, ponerme la ropa que quiera

de tiendas abandonadas sin fijarme en el

precio, robar cosas inútiles como peluches o

juguetes que colecciono en mi apartamento. La

desventaja es simple y sencilla: no tengo con

quien compartir todo esto. Y no me refiero a

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que difrute de la compañía de alguien, pero es

impresionante lo que la soledad puede

causarte.

Todo comenzó un 27 de Octubre de 2005.

Estaba a punto de ser Halloween, por lo cual

muchas personas inventaban historias de

criaturas mágicas; lo usual para esas fechas.

Las calles estaban llenas de adornos:

calabazas, esqueletos ficticios, telas de araña,

ataúdes y brujas. Todas las casas del

vecindario adornadas iguales.

Nunca fui un fanático de este tipo de eventos:

Halloween, Pascua, San Valentín, todos eran la

misma basura inventada por el hombre para

gastar en estupideces de plástico, sólo para

aumentar el volumen de las carteras de los

dueños de estas empresas.

En fin, mi casa no era la excepción de este tipo

de adornos. Mi madre, víctima al fin del maldito

comercio, se tomaba las tardes para decorar la

casa. Mi hermana y yo, sin embargo, la

observábamos sentados en el sofá, comiendo

palomitas de maíz, como si se tratara de una

película. Hacíamos pequeñas bromas sobre

ella en silencio, pero mi madre siempre

encontró la forma para pillarnos y regañarnos,

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convirtiendo las risas en caras largas de

vergüenza.

En una de esas tardes, recuerdo que mi madre

ya había dejado la casa como un cementerio, y

decidimos reunirnos los tres en la sala a ver la

televisión después de cenar. Eran las seis de la

tarde, y en la televisión se presentaba la

película de Drácula, cuando interrumpieron la

programación para dar un aviso de última hora.

Al parecer, en el centro comercial de la ciudad,

había ocurrido un tiroteo, una masacre, en la

que murieron cinco personas: dos guardias de

seguridad, uno de la fuerza armada y dos

civiles.

“Dukeville ha sido testigo doy de la que puede

ser la masacre más espeluznante de la historia,

en la que han muerto a balazos cinco

personas. – decía la reportera – Testigos

cuentan que uno de los civiles atacó al otro a

mordiscos, arrancándole así la mitad de la

cara. Luego atacó a los dos guardias de

seguridad que rondaban la zona,

arrancándoles el cuello de igual forma, para

más adelante, alimentarse de sus entrañas. La

quinta víctima, un oficila de la fuerza armada,

fue atacada por la misma persona y por otra de

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las víctimas, que parecía estar muerta, hasta

que temblorosamente se levantó y atacó al

oficial. Más oficiales de la fuerza armada

llegaron más tarde a la escena para re-

asesinar a los cadáveres que parecían estar

volviendo a la vida. Aún se desconoce el

porqué del civil que atacó a dichas víctimas. Y

lo más preocupante aquí para las autoridades,

¿cómo lograron los cuerpos sin vida, volver a

moverse? Para más información manténgase

sintonisado a este canal. Con ustedes en

directo desde el centro comercial de Dukeville,

Raquel Valladarez para el canal cuatro.”

He de admitir que aquella historia había

sobrepasado mis expectativas. Aquella si

merecía ser llamada una historia de terror.

Pero al final del día, sólo eso fue para mí, una

historia de terror. No creí ni una sola palabra,

aunque no podía creer que los medios de

comunicación se hubieran prestado semejante

burla. Como era de esperarse, mi madre y

hermana no estaban de acuerdo conmigo; ellas

estaban aterradas ante la idea de que aquello

fuera cierto. Se les podía ver en el rostro de mi

madre la desesperación y el miedo que estaba

sintiendo en ese momento. Yo, como buen hijo

o hermano, trate de consolarlas.

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­ No es nada. – dije tratando de calmarlas de

una buena vez. – Es sólo otro cuento para dar

miedo en el día de brujas. Por favor, nadie se

creería eso. Los zombies no existen. ¿O qué?

¿Ahora me dirán que los vampiros y los

unicornios también existen y viven entre

nosotros?

­ ¡Estebán! – gritó mi hermana – los medio de

comunicación no se prestarían para una broma

de semejante magnitud. Así que déjate de tus

jueguitos y mantén tu boca cerrada.

Mi hermana Stephanie, tenía un carácter muy

fuerte. Era como la líder en la casa, después

de mi madre claro está. Muchas veces su

carácter nos llevaba a tener fuertes

discusiones, casi por cualquier estupidez,

discusiones que yo siempre terminaba

perdiendo, por supuesto. Al ser la niña de la

casa, mi madre le tenía un cariño especial. No

me mal interpreten, mi madre nos amaba por

igual. Éramos gemelos, fraternos, y no era fácil

elegir un favorito. Pero mi madre le tenía más

confianza a mi hermana por lo mismo de ser

mujer. Su cabello negro largo rizado, sus ojos

azul intenso como el mar, y su tez blanca la

hacían una de las niñas más hermosas de todo

Page 24: Crónicas de un zombie  =)

el barrio. Eso, me convertía a mí

automáticamente en el protector de la familia, y

principalmente, de mi hermana. ¿Se podrán

imaginar lo encantador que era tener que salir

al centro comercial y al cine con sus fastidiosas

amigas, sólo para echarle un ojo? Pues, así era

mi vida.

­ Esteban, tu hermana tiene razón. Debemos

de ser más cuidadosos al pasar por la ciudad.

No podría imaginarme qué haría si algo les

pasara a alguno de ustedes. – Concluyó mi

madre. – Creo que será mejor que no

salgamos de la casa hasta saber qué es lo que

ocurre.

Quién lo diría, tal vez si le hubiera hecho caso

a las palabras que me dijo mi madre aquel día,

no hubiera corrida la misma suerte que corrí.

Quizás, sólo quizás, estaría vivo.

­ De acuerdo, está bien. No saldré a la calle. –

dije en un tono sarcástico y burlón. – Pero

recuerda que el sábado es la fiesta de Sam y

no pienso perdérmela pos tus miedos.

­ Eso lo veremos luego.

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Esa noche, después de tener una pequeña

charla sacando conclusiones sobre aquella

noticia, nos fuimos a dormir. Entré a mi

habitación, busqué mi celular y me puse los

audífonos para escuchar un poco de música,

decidido a no dormir por lo menos unas tres

horas más. Por lo general terminaba

durmiéndome todas las noches a eso de las

tres de la mañana, por lo que ir a dormir a tan

solo las once y media de la noche era una idea

absurda.

Sumido en mis pensamientos y en la música

que escuchaba, me ponía a escribir. Una

pasión que desarrollé en el verano anterior:

escribir. Casi siempre historias ficticias sobre

héroes que lograban salvar al mundo, aun

cuando todo estaba en su contra. Los poster

que tenía en mi habitación de dragones,

bandas de rock, fotos de amistades, autos

deportivos, deportes y una que otra mujer

semi-desnuda, cubrían todas las paredes del

cuarto, y servían de gran inspiración. Recuerdo

haber escrito una historia sobre un rey, un

músico cuyas melodías podían sacar una

sonrisa al hombre más frío del planeta. Su

música era tan pura, que cuando tocaba era

como si el tiempo se detuviese y el mundo

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girara a su alrededor. Un día, su esposa, fue

mordida por serpientes venenosas hasta la

muerte, El rey, negando el hecho de que su

esposa hubiera muerto, se puso a tocar su

música a los dioses con la esperanza de que

éstos le devolviera a su esposa. Zeus, el dios

de los dioses, al escucharlo le dijo que sólo

Hades, el dios de las tinieblas, podría

devolverle a su amada esposa. El rey hizo una

gran travesía hasta llegar al inframundo y al

llegar comenzó a tocar. Hades, conmovido por

su música, le dijo que le devolvería a su

esposa con una condición. Que al salir por la

puerta, perdería todo talento que tuviese y que

por nada del mundo mirara atrás. De hacerlo,

su vidal le sería arrebatada, y sólo uno de los

dos podría salir de allí. Por supuesto, que

nunca llegué a terminar la historia. Creo que

me aburrí y me dije a mi mismo que no era tan

buena y que sería mejor dejarla así.

Esa noche, Samantha, mi mejor amiga de toda

la vida, con la que probablemente he estado

enamorado desde hace tiempo, vino a

visitarme. Y por visitarme me refiero a que

lanzaba pequeñas piedritas a mi ventana. Al

escucharla, me levante de la cama, deje a un

Page 27: Crónicas de un zombie  =)

lado mi celular y la libreta de apuntes, abrí la

ventana y ahí estaba ella.

­ ¡Hey Sam! – le grité desde mi cuarto. - ¿Qué

demonios haces aquí?

­ Tengo que hablar contigo. – dijo seriamente

viéndome a los ojos, cosa que me dio flojera,

más que preocupación.

­ ¿No puedes gritarlo para no tener que bajar?

– pregunté con un tono de aburrimiento en mi

voz.

­ Deja de ser un maldito flojo y baja de una vez,

en verdad te necesito. – no me podía importar

menos.

Con mucha flojera, me dirigí a la puerta para

poder bajar las escaleras y encaminarme con

Sam.

Al llegar, lo primero que ella hace es

abrazarme, cosa que me sorprendió

completamente, puesto que nuestra relación se

basaba en pláticas cortas, chistes de humor

negro, reuniones para ver futbol americano, y

una que otra salida al cine. Ella jamás se

demostraba afectuosa, y mucho menos

conmigo.

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­ Supongo que has de estar muy mal. – dije

respondiendo al abrazo un poco incómodo.

­ Pues supones muy bien, idiota. – dijo

soltando lágrimas, haciéndome rodar los ojos

con desesperación. Digan que soy muy mal

amigo, pero no puedo ser algo que la verdad

no tengo interés en ser.

Pero a fin de cuentas, ella era Sam, la única

chica que se me había acercado en el mundo

para hablar de deportes, tenía que ser especial

para dejarla ir tan fácil.

Así que la deje pasar a mi casa, y ese fue el

primer gran error que pude haber cometido en

toda mi corta, pero muy dramática vida.

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Capítulo 2

No quiero sonar grosero, pero la actitud de

Sam era bastante rara. No dejaba de moverse,

inquieta, de un lado a otro, y me estaba

fastidiando demasiado.

­ ¡Sam! ¡Deja de moverte y dime que mierda te

pasa! – exclamé fastidiado.

Ella me volteó a ver incrédula, sin creerse lo

que yo le había dicho. ¿Qué era lo que le

pasaba? Siempre le había hablado así y nunca

había habido problemas.

­ Escucha, Esteban, sé que seguramente no te

importa un maldito comino mi vida, pero no

conozco a otra persona que me pueda ayudar.

Estoy asustada, bastante.

Comenzó a temblar mientras hablaba, y fue

cuando la preocupación se adueñó de mi

cuerpo y me acerqué con ella con intención de

que me dijera lo que estaba pasando.

Fue cuando noté sangre en su playera, y mis

preocupaciones aumentaron aún más. Ella

dirigió su mirada hacia donde yo estaba viendo,

y enseguida se tapó la herida.

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­ ¿Sam? – pregunté, esperando que me

contestara de una buena vez que mierda

estaba pasando y por qué tanto misterio.

Ella cerró sus ojos con fuerza y se dirigió a mi

lado, se dio vuelta y me dejo ver la herida en

plenitud. Era profunda, y parecía que alguien le

había cortado un gran pedazo de su piel.

­ ¡¿Qué es eso?! ¡Qué asco! ¿Qué te pasó? –

exclamé tapándome mi nariz, pues su herida

apestaba a mierda.

­ ¿¡Quieres cerrar la boca!? – dijo tapándose

de nuevo. – Escucha Esteban, tengo mucho

miedo, mi padre estaba sintiéndose mal y yo

simplemente quise ayudarlo. Lo intenté

levantar cuando se desmayó, pero en cambio

él se levantó y me mordió mi costado

fuertemente. No quiero ser una de ellos

Esteban, definitivamente no pienso ser como

ellos.

No perdió el tiempo y me abrazó de nuevo,

recibiendo enseguida una respuesta de mi

parte. Pero una alarma de desconfianza no se

separaba de mí. Sabía que alguien tenía que

cuidar de Sam, pero no quería que me pasase

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lo mismo que a ella. Yo no quería ser

contaminado.

Ella pareció sentir aquel miedo y se separó de

mí con el ceño fruncido.

­ ¿Crees que yo te vaya a convertir también? –

susurró, dolida fuertemente. Yo sólo la vi en

forma de respuesta. La verdad es que no podía

negarle algo que era obvio.

Ella comprendió mi silencio y volteó a ver a la

ventana, tratando de controlar las lágrimas que

caían desconsoladas por su mejilla.

Tomé valor y me acerqué a su lado, la tomé del

hombro para voltearla y abrazarla, para en

seguida susurrarle en su oído lentamente que

todo iba a salir bien, que el miedo estaba

jugando con sus pensamientos, pero que al

final del día todos estarían bien. Y ella y su

padre tal vez despertasen al día siguiente

riéndose de la aventura que acababan de

pasar juntos.

Comencé a decir bastantes cosas estúpidas,

solo para calmar sus miedos e inquietudes. El

hedor de su herida cada vez se hacía más

Page 32: Crónicas de un zombie  =)

presente en mis fosas nasales y no me dejaban

pensar con claridad.

Todo iba bien hasta que ella quedó

plácidamente dormida en mi hombro, cosa que

me tranquilizó por completo. Ahora podría

alejarme de ella lo más que pudiera.

Eso pensé, hasta que sentí como pequeñas

gotas comenzaron a recorrer todo mi cuello,

cosa que no fue bastante agradable. Me alejé

completamente de Sam, tratando de verme en

el espejo lo que tenía en el cuello. Y me llevé la

grata sorpresa de que tenía baba. ¡Qué asco!

Estaba a punto de ir a despertar a Sam y

gritarle un par de cosas, cuando esta salta

sobre mi gruñendo y tratando de,

prácticamente, devorarme. Rayos, oh,

demonios.

Sam estaba actuando como una loca

desquiciada, tratando de arrancarme la cabeza

por la fuerza que estaba ejerciendo sobre mí.

Tenía bastantes heridas ella, lo que

provocaban un olor a podrido que me nublaban

los pensamientos. La tiré con fuerza lejos de

mí, olvidando el código de caballeros por un

Page 33: Crónicas de un zombie  =)

momento, y ésta cayó en la pequeña mesa que

había frente al sillón, destruyéndola.

Sam se levantó furiosa, se le veía

perfectamente en los ojos que me quería

asesinar y, más que eso, comerme. Sus ojos

habían tomado un color amarillo, lo que causó

un mayor susto sobre mí. Sus heridas parecían

ser escamosas y daban mucho asco. Su piel

tenía un color cada vez más pálido, cada

minuto que pasaba paresiese que se

blanqueaba un poco más. Y su boca, o por

Dios, su boca estaba llena de un pus extraño y

asqueroso.

Ella se paró del lugar en el que estaba y fue

corriendo hacia mí. Olvidando que era la chica

que llegó a gustarme y que fue una gran

compañía por muchos años, decidí que lo

mejor para sobrevivir era golpearla. Y eso fue

lo que hice, la golpeé, la pateé, e incluso traté

de romperle el hueso del brazo. Pero nada

parecía controlarla, ella simplemente no

parecía querer ceder ante su necesidad por

matarme.

En un movimiento en vano que hice, tratando

de romperle la nuca, ella tomó uno de mis

Page 34: Crónicas de un zombie  =)

brazos y lo mordió, con fuerza, metiendo sus

asquerosos dientes dentro de mi piel.

Y ahí fue cuando comenzó todo, el momento

en que comencé a odiar a los zombies de una

manera impresionante, pero de igual forma, el

momento en que comencé a ser uno de ellos.

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Capítulo 3

Mi cuerpo duró aproximadamente un día y

medio en pasar todo el proceso, y la verdad no

recuerdo mucho de este. Sólo tengo breves

imágenes de mi madre y mi hermana,

viéndome como si fuera un extraterrestre; mi

madre gritándome, como si eso fuera a ayudar

para que regresara a la humanidad, y mi

hermana despidiéndose. Obviamente huyeron

lejos de mí, ¿quién querría tener un hermano

menor que era un zombie, y que en cualquier

momento podría devorar tus sesos y los de

toda tu familia cerca? Definitivamente no mi

madre.

Sólo sé que no hay día que más aborrezca

como el que desperté siendo un zombie. Mis

movimientos eran, y son, completamente

lentos, es aburrido el tener que moverse de un

lugar a otro, o incluso escribir como lo estoy

haciendo, pues mis brazos y piernas parecen

no querer cooperar en ninguna acción que

quiera realizar, más que seguramente comer

los sesos de alguien más, eso si que abre el

apetito y tienes que hacerlo rápidamente si no

quieres que alguien más se lleve lo que tu te

estás comiendo.

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Y es una vida tan extraña. Yo estaba

caminando fuera de mi casa, con una

necesidad de comer ciertas cosas que jamás

me habría imaginado. Estaba caminando por la

calle de mi casa, viendo a los vecinos, ahora

también zombies, devorando a una señora que

aún gritaba de agonía.

La verdad es que ese grito sólo llamó mi

atención, antes que de preocuparme. Yo lo

único que pensaba era en comer. Lo que sea,

pero el platillo principal se pedía

preferentemente a un humano, fresco.

Lo sé, no me lo repitan, suena asqueroso,

repugnante, y un poco gracioso en el humor

zombie, pero era lo que yo pensaba en el

momento. Y a veces lo pienso estando normal.

Es algo que no puedo evitar, es mi nueva

naturaleza, y es como pedirle a un mono que

no coma bananas, simplemente imposible,

pues el mono ama las bananas.

Mi hambre tremenda se conectaba con mi

cerebro aun viviente, lo cual era asombroso,

pues podía pensar todas las estrategias que

podía hacer para atacar a mi próxima víctima y

no salir sin nada de que comer, o peor aún,

Page 37: Crónicas de un zombie  =)

que aquella persona a la que me comiera no

me matara.

También pude notar que una cualidad que

tiene esto de ser zombie, es que la capacidad

auditiva te aumenta de manera sorprendente al

cabo de poco tiempo. Podía escuchar hasta los

pasos de una hormiga que caminaba a unos

metros de mí. El fin de esta cualidad,

obviamente, es para poder escuchar a las

presas y poderlas seguir de manera auditiva, al

igual que con el olfato.

Podías oler a una persona desde afuera de su

casa, cosa que yo encontraba fascinante, pues

era de gran ayuda. Pero poco a poco, como

pasaba el tiempo, me estaba hartando de tanta

lentitud al caminar. Ya había escuchado lo que

sería mi próxima víctima, la cual estaba a unas

dos cuadras de mi casa, nada lejos.

Sin embargo, llevaba quince minutos

caminando como un maldito maniaco y lo único

que conseguía caminar era dos pasos cortos

por cinco segundos. Lo sé, demasiado lento

para el gusto de cualquiera.

Por fin, llegando a mi destino, me encuentro

con la casa de los Bryston, una familia la cual

Page 38: Crónicas de un zombie  =)

había odiado toda mi vida. Algo que sumaba

puntos a la facilidad para matarlos.

Ellos eran bastante presumidos, siempre

habían sido demasiado ególatras y muy

cínicos. El padre de ellos me dio química en

secundaria, y fue la persona más malvada en

la historia conmigo. Juro que jamás había

odiado a alguien con tantas fuerzas como lo

odie a él cuando me dio clases. Era muy

bueno, eso sí, de hecho, creo que era un

completo genio para la química, pero me ponía

reportes de cualquier estupidez, cosas que

aumentaban mi odio lentamente a su maldito

ser.

En fin, entré a su casa con mucha lentitud, y lo

primero que vi fue a Carl Bryston, mi

compañero. En vez de esperar un segundo

más, fue como si mi instinto tomara posesión

de lo que estaba pensando yo, y pronto olvidé

mi don para pensar y me lancé al ataque por la

carne fresca.

Carl Bryston estaba viendo la televisión,

justamente noticias sobre zombies. Qué

irónico, un zombie está apunto de asesinarlo y

él está viendo cosas sobre zombies.

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En fin, me lancé a lo que para empezar estaba

haciendo ahí, y ataqué a Carl como si mi vida

dependiera de ello.

Diría los detalles del ataque, pero seguramente

cuando encuentre la cura y lea este diario me

de tanto asco y no pueda volver a ver la vida

de la misma forma que la veía antes, y también

porque en mi estado es como hablar sobre una

bebida alcohólica con un alcohólico que lleva

tiempo sobrio, pero que extraña la bebida con

todo su ser. Me parezco un poco a ese tipo de

personas, y puede que si pienso mucho en eso

pueda salir a buscar víctimas.

Ese día me di cuenta de lo sencillo que era

matar a alguien, y como fue para alimentarme,

no sentí nunca el peso del arrepentimiento.

Bueno, no lo había sentido hasta que llegue a

mi habitación, donde me acosté dispuesto a

pensar en la razón por la cual podía seguir

pensando, y fue como si mi antigua conciencia

hiciera acto de presencia y comenzara a

regañarme por todas las estupideces que he

hecho, quitando el hecho de que ahora yo era

un zombie, y que digamos que era parte de mi

naturaleza el alimentarme de un ser humano, y

Page 40: Crónicas de un zombie  =)

más si ese ser humano era el gran bobo de

Carl Bryston.

Y me surgió la gran duda.

¿Por qué yo puedo pensar? ¿Por qué nadie

más en esta ciudad de zombies puede

conversar conmigo? ¿De verdad soy el único

zombie viviente que tiene la capacidad de

pensar?

Aquellas dudas sólo me atormentaban más mi

camino por la cura; sólo dejaban espacios

vacíos, dejándome con dudas sobre todo lo

que hacía o lo que podía realizar.

Tengo que admitir, que esto de ser zombie

tiene sus ventajas. Por ejemplo, ahora no

necesito disfrazarme para Halloween, cosa que

agradezco al cielo porque, para ser sincero,

odiaba el hecho de cada año tener que

ponerme un ridículo disfraz para simular que

eres otra persona, u objeto animado.

También está el hecho de poder hacer lo que

se te pegue la regalada gana, claro que

necesitas mucho tiempo para realizar esas

actividades, porque comúnmente llevan el triple

Page 41: Crónicas de un zombie  =)

del tiempo de lo que solías hacer cuando eras

normal, por la lentitud de ser zombie.

Y bueno, viéndolo de cierto modo si tiene sus

grandes desventajas, por lo cual de verdad

quiero esa maldita cura. Pero es muy

complicada encontrar dicha cura cuando tus

movimientos son muy lentos, medio país está

siendo contaminado, y no hay nadie con quien

pueda hablar.

Si estuviera como un humano normal, con mi

cerebro y mi conciencia estables, creo que

estaría completamente loco para este

momento. No soy alguien que le guste mucho

el hablar con las otras personas, pero para ser

sincero, lo poco que decía era bastante para no

hacerme perder la cordura, y vaya que me

hacía falta esa cosa.

Al igual que necesito cierto apoyo moral,

necesito un amigo o una familia a la cual no

asustar con mi aspecto, o por el simple hecho

de que tal vez pudiera comerme su cerebro y

sus sesos mientras se duermen. Pero quitando

esa posibilidad, soy un zombie completamente

diplomado, soy profesional en lo que a

relaciones amistosas se refiere, y me agradaría

Page 42: Crónicas de un zombie  =)

dejar de ser un zombie para simplemente ser

todo lo anterior sin el título de zombie.

Pero ya sabes lo que dicen, no puedes esperar

nada de nadie, y menos de mi mismo. No soy

tanto de fiar como para yo mismo creerme. El

día de ayer juré no devorar nada que no fuera

frutas o verduras, y al escuchar el grito de una

anciana estos pensamientos quedaron

olvidados en el momento que me imagine la

cena que sería aquella anciana, o cómo la

disfrutaría.

Como dije antes, ojala y alguien queme estas

partes del diario, no me agradaría nada volver

a verlas.

Page 43: Crónicas de un zombie  =)

Capítulo 4

Crean cuando les digo que las habilidades de

manejo cuando eres zombie son

increíblemente asombrosas. No sé si sea la

emoción que tengo por salir de esta maldita

ciudad condenada, o si sea simplemente un

defecto por algún gusano en mi cerebro

zombioso, pero pensando en la situación de

mis antiguos choques automovilísticos, creo

que ahora me puedo considerar como alguien

profesional en el trabajo.

Iba a una velocidad de cien kilómetros por

hora, nada rápido para ser una carretera vacía,

sin policías y sin peligro. Sólo esperaba

encontrarme a alguien en el camino y que este

me dijera que él también era un zombie

pensante y que quería la cura que yo estaba

buscando. Eso sería de gran ayuda, y tal vez

eso me ahorraría mucho trabajo y mucha

dedicación a lo que estaba haciendo, que era

manejar.

Rompí la ventana de un coche que estaba

cerca de mi casa, no sabría decir con claridad

cual era el modelo del coche, puesto que

ciertas personas, o más bien zombies,

Page 44: Crónicas de un zombie  =)

destruyeron por completo todo símbolo físico

que me ayudara a reconocer el coche.

Yo sólo trataba de llegar a otro lugar, de

encontrar a más personas, sobrevivientes o

zombies con razonamiento. Para mí era

indispensable que encontrara una cura, y el

estar en una ciudad donde prácticamente todos

son zombies, te da a entender que no hay

nadie con lo mismo que tú, y que tienes que

luchar por tu sueño de ser normal de nuevo.

Se podría decir que llevaba horas manejando,

pero para ser sincero, no tenía la menor idea,

sólo trataba de manejar lo más rápido que

podía, pero mi pie estaba a punto de romperse;

las desventajas de ser un zombie.

Tratando de mover mi pie un poco más,

percibo un olor que a cualquier zombie le

habría llamado la atención en cualquier parte

del mundo. No era un olor de un simple

humano, era el olor de dos. Creo que no hay

nada mejor que eso.

Inmediatamente frené el automóvil, ganándome

un gran golpe en mi nariz. Tengo suerte de que

soy un zombie y no me duele nada, de otro

Page 45: Crónicas de un zombie  =)

modo, estaría muriendo por una nariz rota, creo

que no habría nada peor.

Salgo del coche e intento buscar la dirección

exacta en la que se encuentran mis próximas

presas. El olor me vuelve loco, de tan solo

imaginarme la comida del día se me olvida por

completo las ganas de dejar de ser zombie, las

ganas que tengo por comer son tan grandes

que podría simplemente correr como si no

existiera ningún mañana.

Cuando por fin identifico de dónde viene el olor,

sé que ya es tiempo de volver a subir al coche

y perseguir aquel olor hasta llegar a donde

pertenece el mismo. Si fuera corriendo, no creo

que podría llegar a tiempo, y tal vez los

infelices logren escapar de mis manos.

No lo voy a permitir.

Acelero a sobremanera, olvidándome de la

manera en que manejo y concentrándome en

llegar a donde están los humanos que me

harán el favor de ser mi cena.

Después de unos cuantos minutos, por fin

localizo al par de personas, uno de ellos era un

Page 46: Crónicas de un zombie  =)

niño que parecía tener unos ocho años, su

cabello era rizado, y era como un enano.

El otro, muy para mi tristeza, era

evidentemente un enano, pues tenía cuerpo de

un niño de cinco años, pero su cara parecía de

un señor de cuarenta. Era algo escalofriante si

tengo que ser sincero.

Tal vez no era lo que estaba esperando. En

realidad, lo que yo esperaba era un buffet de

dos personas completas, pero creo que podre

conformarme con tan sólo unas migajas como

unos niños, pues de eso a nada es mejor todo

eso.

Al bajarme del coche, comienzo a correr,

bueno, a correr a un modo de zombie, tratando

de llegar hacia donde las dos pequeñas

personas estaban cómodamente. El enano, al

escuchar mis odiosos huesos rotos chocar

entre ellos, se levantó del lugar en el que

estaba sentado y se encaminó hacia el otro

pequeño, diciéndole algo en el oído, causando

que este inmediatamente se parara y me

mirara asustado.

Page 47: Crónicas de un zombie  =)

Ellos sabían que, aunque eran dos contra uno,

ellos estaban más que perdidos, era imposible

que uno de ellos podría ganarme.

Estaba a punto de llegar, ya no había vuelta

atrás. Miraba como sus expresiones de miedo

me suplicaban por parar, sin embargo, no

podía hacerlo, una punzada dentro de mí me

hizo sentir algo mal, como si fuera una

pequeña señal para dejar mis instintos de lado

y seguir adelante con el plan, pero mis instintos

me ganaron, e ignoré cualquier pensamiento

que podría estar teniendo yo en este momento,

atacando con todo mi ser.

En cuanto llegué, la expresión asustada del

enano cambió a una más astuta, como si

estuviera esperando mi llegada. El pequeño

niño salió corriendo al momento en el que el

enano le gritó algo que no alcancé a procesar y

lo primero que pensé fue en ir detrás del niño,

ya que el enano me asustaba un poco con su

extraña mirada, era un poco intimidante y la

verdad me quería ir por lo fácil y seguro.

Para mi gran sorpresa, el niño, al llegar casi a

su lado, sacó un gran bate de béisbol, listo

para atacarme, o no lo sé, pero el niño de

Page 48: Crónicas de un zombie  =)

pronto también cambio su expresión terrorífica

por una igual de seria que la del enano.

Oh, rayos.

No puedo creer que esto me esté pasando a

mí. Caí en una estúpida trampa, y ahora no sé

lo que voy a hacer.

Trato de correr lejos de donde está el niño,

pero al intentar voltear, me encuentro con el

enano con una metralleta que cubre su cuerpo

por completo, pero el enano se las maneja para

poder sostenerlo perfectamente, cosa que me

sorprende, pues se veía indefenso hace unos

minutos, y ahora se ve como todo un matón

con gran experiencia.

Ambos me comenzaron a presionar,

acercándose a mí poco a poco, sin decir nada,

aumentando mi miedo aún más.

Pensando en que esta sería mi única salvación

y lo único que podría salvarme en este

momento, comencé a hablar, balbuceando por

el miedo, pero a fin de cuentas por fin

hablando, sabiendo que me iban a escuchar y

tal vez, solo tal vez, se detendrían a pensar en

Page 49: Crónicas de un zombie  =)

lo extraño que sería escuchar a un zombie

hablar, y me perdonarían la vida.

­ Al…alto – dije lentamente, aunque podía

pensar perfectamente, mi sistema no ayudaba

mucho con lo que quería hacer, con mis

acciones – po…r favor… espe..ren.

Para mi sorpresa, y también para mi gran

milagro, lo que había pensado fue justo lo que

sucedió. Ambos pararon sus pasos

abruptamente y me miraban asombrados,

como si fuera una especie de fenómeno

anormal. Claro está, que ya lo era, pero ellos

aun así me miraron como si fuese un

fenómeno aun peor.

­ ¿Puedes hablar? – preguntó el niño pequeño,

viéndome con curiosidad y con una especie de

alegría escondida.

­ S…í – dije tratando de asentir lentamente sin

romperme el cuello. No quiero mirar al enano,

sé que no me va a gustar su expresión y la

verdad es que me da un tremendo miedo que a

él no le asombre mi gran “poder”.

Page 50: Crónicas de un zombie  =)

­ Eso no quita el maldito hecho que intentaste

comernos, basura. – dijo el enano

escupiéndome.

No me sorprendió tanto, ya sabía que el enano

me iba a aborrecer. No lo culpo, yo mismo

odiaría a alguien que me atacara y luego

hablara, creo que ni siquiera me habría

molestado en parar, y lo habría matado

inmediatamente.

­ Espera, deja que el pobre hable un poco.

Quiero escuchar lo que quiere decir. Creo que

es la primera vez que escucho a un zombie

hacer un ruido entendible. No me lo pienso

perder – dijo el niño viéndome ahora con una

expresión de fascinación.

Y para ser sincero, no podía haber estado más

agradecido. No creo poder haber encontrado

una mejor persona que éste niño. Si el enano

no lo hace cambiar de opinión, éste escuincle

me salvó tan siquiera por unos minutos.

­ Haz lo que quiera, a fin de cuentas siempre

habrá tiempo para cortarle la cabeza a la

basura – dijo viéndome con odio.

Page 51: Crónicas de un zombie  =)

Al ver su cara, no pude evitar expresar una

cara de miedo.

Su cara tenía varias cortadas, seguramente

causadas por algunos zombies que

simplemente querían hacer lo mismo que yo,

tal vez cosas peores. Tenía sus cejas algo

brotadas, como si fuera un gorila, y sus ojos

eran de un color verde, pero verde oscuro,

como si todo su odio estuviera acomulado por

ahí.

Su boca tenía una gran cicatriz, causando un

aspecto más rudo, pero a la vez te daba

lástima. El pobre enano estaba espantoso,

pero a la vez se veía tan temible que eso

recompensaba su dignidad perdida por su

horrenda cara.

Y no pude estar más contento con la decisión

que había tomado el niño, pues

inmediatamente se puso frente a mí. Claro,

quitando el hecho de que estaba frente a mí

con un arma que acababa de sacar de su

pantalón, que no se veía tan intimidante como

la del enano, pero que estoy seguro de que me

podría hacer volar todos los sesos que están

dentro de mí.

Page 52: Crónicas de un zombie  =)

­ Dime, zombie, ¿cómo es que has logrado

hablar así como así? – preguntó el niño,

intrigado completamente.

­ No lo sé – dije más calmado, aún hablando

lento, pero ya sin trabarme, Era muy

complicado hablar o hacer cualquier acción

bajo presión, pues la que me estaba poniendo

el enano era suficiente para dejarme mudo –.

Simplemente pasó esto. Pensé que había más

como yo, pero hasta éste día no he encontrado

a ninguno.

El pequeño me miró sorprendido como si aún

no pudiera aceptar el hecho de que estuviera

hablando con un zombie, y también por la

respuesta que le había dado, creo que no se la

esperaba.

­ Me llamo Ryan, por cierto – dijo dándome una

gran sonrisa, a la cual no pude responder, pues

habría sido demasiado incómodo el que él

viera mis dientes podridos y llenos de carne

humana.

­ Soy Esteban – respondí mirándolo con

curiosidad.

Page 53: Crónicas de un zombie  =)

Se me hacía extraño que un niño que parecía

de ocho años, tuviera tanta curiosidad por un

zombie sin tener miedo alguno del mismo.

Pareciera que hubiera visto a los de mi tipo

durante toda su vida, y sin embargo, le parecía

fascinante el hecho de que yo fuese distinto a

los demás.

­ Si ya terminaron de charlar en la hora del té,

es hora de deshacerse de la basura – dijo el

enano llegando a mi lado, apuntándome

directamente con su arma.

Las ganas que tenía de comérmelos se

esfumaron al darme cuenta de que ésta era mi

hora final, era mi tiempo de morir y sabía que

jamás volvería a ser un humano de nuevo, y

vaya que lo intenté.

­ No, no lo mates, Parker – dijo Ryan

empujándolo suavemente.

­ ¿Hablas en serio? Ésta basura intentó

matarnos hace tan sólo diez minutos, y ¿ahora

te crees santa Teresa de Calcuta para venir y

rescatarlo con un par de palabras bonitas, sólo

porque la basura al parecer sabe hablar y

comprende lo que hace?

Page 54: Crónicas de un zombie  =)

­ No quiero que sea mi mejor amigo, Parker. Te

estoy diciendo que puede ser de gran ayuda

para encontrar tu dichosa cura, y tu estás

desperdiciando una grandiosa oportunidad

para al fin encontrarla. ¿Qué no entiendes?

Gracias a él tal vez encuentres el modo de

salvar a Laura – dijo el pequeño como si fuera

ya una persona grande, con vocabulario de una

persona adulta, que inclusive algunas veces las

mismas no lo tienen.

El enano, que he decidido llamarlo así para

siempre, se le quedo viendo al pequeño con

una expresión que dejaba en evidencia su

desacuerdo con lo que decía el pequeño. Sin

embargo, a la mención de la tal Laura, su ceño

cambió completamente y me dirigió una mirada

de repugnancia, pero con algo de esperanza

en sus ojos.

­ Tal vez tengas razón, pero si esta escoria

solo es un desperdicio de tiempo, tú te iras al

infierno con él, y yo mismo los mandaré – dijo

el enano amenazándolo con la mirada.

­ Ya veremos, a ver si yo no te mando a ti

primero – dijo el pequeño, causando que me

asombrara y que lo mirara con una expresión

de completo shock.

Page 55: Crónicas de un zombie  =)

El pequeño tiene carácter.

Para mi sorpresa, el enano lanzó una

carcajada y se fue de donde estábamos,

diciendo un par de groserías sobre mi ser,

maldiciendo mi existencia.

­ Lo siento, a veces puede ser un

malhumorado, pero es el mejor tío adoptivo

que pude haber tenido – dijo después de que

estuviera seguro de que el enano lo oiría.

­ ¿Cuántos años tienes? – pregunté con

curiosidad.

Esa pregunta me había surgido desde que el

pequeño comenzó a hacer bromas con su tío, y

la forma en que hablaba simplemente era tan

irreal para alguien con su físico. No podía ser

un enano, pues su cara no era la de un enano,

pero definitivamente no podía tener ocho años.

­ La edad suficiente como para matarte si

intentas devorarme el cuello de nuevo – dijo

sentándose frente a mí, no sin antes

apuntarme el arma sin pestañear.

El chico comenzaba a intimidarme al igual que

el enano, y la verdad es que ya no sabía que

Page 56: Crónicas de un zombie  =)

era lo peor de ellos dos, ni siquiera sabía quien

era el que más asustaba.

­ Estoy jugando, tengo nueve años – dijo riendo

seguramente por mi expresión de horror.

­ Tienes un extraño comportamiento para tener

esa edad – dije, pausando a cada palabra, era

muy complicado decirlas todas a un ritmo

constante.

­ Nunca fui un niño muy normal. Mi vida se ha

basado en el uso de los libros y la clase de

matemáticas. Nunca he tenido un amigo, y no

lo he necesitado, además, si quiero sobrevivir

en este mundo, no puedo simplemente

quedarme sin hacer nada por mi edad, sino

que tengo que esforzarme para más – dijo

viendo hacia loss árboles que estaban frente a

nosotros –, aunque es difícil. El ignorar el

hecho de que mis padres están muertos, y que

sólo me queda una persona la cual me interesa

en este mundo, es algo inquietante. No te voy a

negar que he dejado algunas veces ésta

fachada para echarme a llorar. Pero creo que si

no fuera por la voluntad que tengo de vivir, ya

estaría caminando por las calles en busca de

humanos, como tú.

Page 57: Crónicas de un zombie  =)

Lo miré sorprendido. Era una persona muy

abierta, y no se cerraba al hablar de temas

fuertes conmigo, aunque se tratara de un

zombie con el cual estaba conversando.

­ ¿Los extrañas? – pregunté curioso. Yo sí que

extrañaba a mi familia, pero en parte no quería

volver a verlos por haberme abandonado, por

haber perdido la esperanza en mí, sin haber

luchado lo suficiente como para encontrar una

cura, así que ahora todo dependía de mí.

­ A veces – dijo mirando al suelo, con

expresión pensativa – simplemente es el

recuerdo que tengo por ellos. Me entristece el

hecho de que ya no estén, y que jamás los

volveré a ver. Pero también sé lo mucho que mi

madre quiso verme así, como ahora. Ella jamás

habría querido escucharme hablar como ahora

lo hago, ni verme en esta terrible situación de

asesinar para vivir, pero sé en el fondo, que

ella está orgullosa, bastante – dijo sonriendo

Ambos nos quedamos en silencio, admirando

la nada por unos cuantos minutos. No me

cabía en la mente que aquel mocoso

simplemente hablaba como todo un anciano

sabio, y sólo tenía la edad de nueve años. Creo

Page 58: Crónicas de un zombie  =)

que eso es algo bastante admirable, pero soy

un zombie, cualquier humano es así para mí.

­ ¿Sabes? Estoy contento de que haya pasado

éste apocalipsis zombie, así pude pasar más

tiempo con mi tío, el cual siempre se la pasaba

en viajes improvisados con su esposa Laura.

Ellos dos simplemente eran como uña y mugre,

por eso es que mi tío está gruñón, porque el

contador de Laura le pasó la infección y la tiene

encerrada a ella en un lugar, no preguntes cual

porque no sé dónde, no me quiso decir.

Así que por eso el enano era un maldito dolor

en el trasero. Por más que me da lástima que

el pequeño no pudo tener una vida normal y

feliz, no puedo evitar sentir algo de empatía por

el enano. A pesar de que el desgraciado me

intentó matar, aunque yo también a él, no

puedo evitar imaginarme lo que yo haría si algo

así me pasara. No soy muy romántico, ni nada

cercano al tema de amor, pero definitivamente,

el simple hecho de que te quiten de tus manos

a alguien que quieres, o que tan siquiera te

importa un poco, puede ser algo terriblemente

doloroso.

Page 59: Crónicas de un zombie  =)

Y aunque el enano finja ser el mismo diablo en

persona, yo sé mejor que lo hace para tapar el

dolor que en realidad está sintiendo.

Y en estos momentos son cuando digo que soy

un maldito psicólogo zombie.

Pero, ¿qué pasaría si en realidad me gusta ser

así? ¿Un zombie que puede hablar, pensar, y

escribir? Creo que si antes había pasado

desapercibido por la sociedad, ahora seré

adulado por todos, si es que aún quedan

humanos claro.

­ Te diré algo, niño – dije llamando su atención,

él viéndome con curiosidad.

­ Dime, zombie – dijo sonriendo por lo que

había dicho.

­ Ayudaré a tu tío para encontrar aquella cura

que tanto han buscado, sólo con algunas

condiciones – dije negociando, pues si los iba a

ayudar yo requería ciertos puntos que saldar.

­ Mejor por qué no se los dices a él, viene para

acá – dijo mirando por encima de mi hombro.

Page 60: Crónicas de un zombie  =)

No tuve ni que voltear a ver para saber que él

ya estaba detrás de mí, pues escuchaba su

respiración fuerte.

Su olor a sudor se podía percibir desde cien

metros a la redonda.

­ ¿Qué vas a decir, basura? – ladró el enano,

con su muy apreciada voz.

­ Voy a ayudarte a obtener la cura, con ciertas

condiciones – dije nuevamente, aunque con

lentitud, causando un estrés en el enano, cosa

que me importo poco.

Él se limitó a soltar una carcajada profunda,

como si se estuviera burlando del chiste más

gracioso que alguna vez le hubieran contado

en su existencia.

­ ¿Y qué te hace pensar que no te íbamos a

obligar desde un principio? No eres nada para

pedirme cosas, basura – dijo lleno de odio y

repugnancia, mirándome con superioridad.

Siendo zombie, me seguía doliendo ser

rechazado, y más por un enano desgraciado

lleno de malhumor.

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­ Simplemente puedo dejar de pensar, o dejar

de cooperar, así jamás tendrás lo que quieres.

­ Dime qué quieres – contestó algo frustrado

pero sin dejar de intentar recuperar la calma

que, evidentemente, había perdido.

­ Quiero que cuando encuentres la cura, me

protejas ante todos los que quieran matarme,

así podré acabar un libro sobre todo esto.

Cuando lo acabe y sea famoso, me darás la

cura. Pero tienes que ser tú quien me defienda,

sino, no hay trato.

Los tres nos quedamos en silencio, retándonos

con las miradas. La verdad es que no había

mucho de que hablar, ni tampoco qué decir,

pero definitivamente no permitiría que sólo me

utilizara para su famosa Laura y me tirara al

maldito basurero.

Jamás lo permitiría.

­ ¿Por qué demonios quieres ser alguien

famoso, algo tan…repugnante como tu? Un

zombie sin chiste – dijo tratando de hacerme

cambiar de opinión. Qué lástima que no pueda

entender que nada de lo que haga o diga me

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hará cambiar de opinión, simplemente no hay

nada que quiera más.

­ Para poder demostrarles a todos que yo

sobreviví, para marcar en la historia mi

presencia, pero principalmente, para

enseñarles a mi madre y a mi hermana que

aunque se hayan ido, yo no me deje vencer.

Que aunque ellas se rindieron, pude encontrar

la forma de llegar a ser quien soy, sin su

maldita ayuda.

Él me observó y asintió.

­ Pero cualquier intento de morderme y te

partiré aquella cabeza parlanchina que tienes

en tu cuello.

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Continuara…

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