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1 TERRITORIOS EN TRANSICIÓN CRÍTICA A LA PLANIFICACIÓN REGIONAL EN AMÉRICA LATINA 1 José Luis Coraggio 1 Primera edición, 1987, Segunda edición, 1988, Tercera edición,1994. Universidad Autónoma del Estado de México Instituto Literario No. 100 Ote. C.P. 50000 Toluca, México

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TERRITORIOSEN TRANSICIÓN

CRÍTICA A LA PLANIFICACIÓNREGIONAL EN AMÉRICA LATINA1

José Luis Coraggio

1 Primera edición, 1987,Segunda edición, 1988,Tercera edición,1994.

Universidad Autónoma del Estado de MéxicoInstituto Literario No. 100 Ote. C.P. 50000Toluca, México

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A Oriana y María Alejandra

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ÍNDICE

PRÓLOGO................................................... 13

CAPITULO I

SOBRE LA ESPACIALIDAD SOCIAL Y ELCONCEPTO DE REGIÓN

1. INTRODUCCIÓN 25

2. EL ANÁLISIS CATEGORIAL 26

3. LA CATEGORÍA ESPACIO 29

4. LA ESPACIALIDAD EN EL ORDEN

NATURAL 33

5. LA ESPACIALIDAD EN EL ORDEN

SOCIAL 36

5.1. Las Diferencias Específicas De La

Espacialidad Social 36

5.2. El Carácter Indirecto De La Espacialidad

Social 41

6. LA RELACIÓN ENTRE FORMAS

ESPACIALES Y ESTRUCTURAS

SOCIALES 45

6.1. Configuraciones Y Organización.

Espacio Y Territorio 51

6.2. Sobre La Relación Entre Formas

Espaciales Y Procesos Sociales 53

6.2.L. Los Órdenes Del Ser Y Su

Articulación Histórica 53

6.2.2.Los Distintos Tipos De

Determinismo 57

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7. ESPACIALIDAD, REGIÓN Y

REGIONALIZACIÓN 64

7.1. Recapitulación De Algunas

Cuestiones Básicas 64

7.2. El Concepto De Región 69

7.3. El Proceso Del Capital Y La

Regionalización 75

8. LA CUESTIÓN REGIONAL EN

AMÉRICA LATINA 83

CAPITULO II

LOS TÉRMINOS DE LA CUESTIÓN REGIONAL

EN AMÉRICA LATINA

1. LA PROBLEMATIZACIÓN DE LO

REGIONAL EN AMÉRICA LATINA 87

2. SOBRE LAS BASES METÓDICAS

PARA UN REPLANTEAMIENTO CRÍTICO

DE LA PROBLEMÁTICA 90

3. LA CARACTERIZACIÓN DE LA

CUESTIÓN REGIONAL 93

4. SOBRE LA TÓPICA TEÓRICA 116

4.1. La Apropiación De La Naturaleza 119

4.2. La Movilidad De La Fuerza De Trabajo 120

4.3. La Lucha De Clases 124

4.4. A Modo De Conclusión 134

5. LA CUESTIÓN REGIONAL EN LA

TRANSICIÓN 137

6. APÉNDICE: CONCLUSIONES DEL

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SEMINARIO SOBRE LA CUESTIÓNREGIONAL EN AMÉRICA LATINA

REALIZADO EN MÉXICO EN ABRIL DE 1978 142 6.1 Los Términos Básicos De La Cuestión

Regional En América Latina 142

6.2. Las Investigaciones Históricas Y La

Cuestión Regional En

América Latina 145

6.3 Las Determinaciones

Contemporáneas De La Cuestión

Regional En América Latina 151

6.4 La Ideología Dominante Acerca De Las

Desigualdades Interregionales Y La

Planificación Regional En América

Latina 160

6.5 La Política, El Papel Del Estado Y Los

Movimientos Sociales En

Relación A La Cuestión Regional En

América Latina 163

6.6. Principales Conclusiones Con

Referencia A Cuba 169

CAPITULO III

POSIBILIDADES DE UNA PLANIFICACIÓNTERRITORIAL PARA LA TRANSICIÓN EN

AMÉRICA LATINA1. ACERCA DE LA CUESTIÓN DE LA

PLANIFICACIÓN POSIBLE 179

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2. ACERCA DE LA PLANIFICACIÓN TERRITORIAL Y DE LA CUESTIÓN REGIONAL EN AMÉRICA LATINA 184

3. TRANSICIÓN ¿HACIA QUE? 190

4. LA PLANIFICACIÓN TERRITORIAL

EN LAS SOCIEDADES CAPITALISTAS

DE AMÉRICA LATINA 193

4. 1. El Campo Teórico 193 4.2. La Inscripción Social De La

Planificación Crítica 1955. LA PLANIFICACIÓN TERRITORIAL

EN LA FASE DE CONSOLIDACIÓN

DEL PODER Y DE CONSTRUCCIÓN

DEL NUEVO ESTADO 210

5. 1. El Campo Teórico 210 5.2. Reorganización Territorial Y

Regionalización 2146. LA PLANIFICACIÓN TERRITORIAL

EN LA FASE DE CONSTRUCCIÓN

DE LAS BASES PARA UNA NUEVA

SOCIEDAD 230

6.1. El Campo Teórico 257 6.2. Planificación Territorial Y

Socialización 234

CAPITULO IV

LAS BASES TEÓRICAS DE LA PLANIFICACIÓNREGIONAL EN AMÉRICA LATINA (UN ENFOQUE

CRITICO )

1. ACERCA DEL CONCEPTO DE ESTRATEGIA 245

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2. ESTRATEGIA Y TEORÍA: LAS

CONCEPCIONES DOMINANTES 248

2.1. La Concepción Del Espacio 251 2.2. La Concepción De Los Procesos Sociales 253 2.3. Las Proposiciones Teóricas Referidas A La Organización Territorial 260 2.4. La Capacidad Analítica Y Como Guía Para La Acción De Estas Teorías 266 3. LAS CONDICIONES DE UNA TEORÍA

CIENTÍFICA DE LOS PROCESOS

RELATIVOS A LA ORGANIZACIÓN

TERRITORIAL 279

3. 1. Dos Concepciones En Pugna 279 3.2. Algunos Ejemplos 329 4. ESTRATEGIA ¿DE QUIEN Y CONTRA

QUIEN 306

5. LAS ESTRATEGIAS ALTERNATIVAS

EN EL CONTEXTO SOCIAL

LATINOA MERICANO 310

CAPITULO V

DIAGNOSTICO Y POLÍTICA EN LAPLANIFICACIÓN REGIONAL PARA LA

TRANSICIÓN (ASPECTOS METODOLÓGICOS)

1. LOS DIAGNÓSTICOS Y EL FRACASO

DE LA PLANIFICACIÓN 319

2. LA CONCEPCIÓN FORMALISTA

SOBRE LA FORMULACIÓN

DE PLANES 319

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3. EL CONTENIDO SUSTANTIVO DE LAS

TAREAS DE ELABORACIÓN

DEL PLAN 324

3.1. La Descripción 325 3.2. El Planteamiento De Los Objetivos 341 3.3. Los Elementos Explicativos Del

Diagnóstico 389 3.4. La Elaboración E Implementación De Las Propuestas De Acción (Las Políticas) 359 4. EL CARÁCTER URBANO-

RURAL DE LOS PLANES DE DESARROLLO

REGIONAL 365

5. LA NECESIDAD DE MEDIACIONES

OPERATIVAS ENTRE LO SOCIAL Y

LO ESPACIAL 368

EPILOGO 373

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PRÓLOGO

El pensamiento social que trasciende, es aquelque a lo largo del tiempo se mantiene como referenciahistórica obligada para comprender fenómenos actuales,no obstante que ya no corresponda a la realidad presente;lo es también, y de forma más elocuente, aquel que a lolargo del tiempo mantiene su vigencia, por el nivel deprofundidad alcanzado y sobre todo por la capacidadvisionaria de sus autores.

Por encima del concepto fácilmente aceptado y digeridoque abona al pensamiento dominante, de moda yactualidad, se encuentra la posición profunda quecuestiona, reflexiona y propone; que rebasa la coyunturay se ubica en el horizonte de la historia y del porvenir;que crea escuela, orientación y corrientes de pensamientoque han sido y seguirán siendo el concepto de lasdominaciones y el paradigma por el que hay que lucharhoy para construir el mañana.

Estos pensadores sociales, congruentes con su quehacer -el pensar, el escribir, el actuar- que no se doblegan ante laseguridad apabullante del otro pensar, siempre avaladopor las estructuras dominantes, que los convierte enperseguidos y denostados, alcanzan el carácter declásicos, como intelectuales vivos y comprometidos a losque siempre habrá que releer, porque no dejan de ofrecernuevas ideas, conceptos y

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formas de acción que nutren a aquellos que buscan hacerdel conocimiento, un conocimiento para la acción.

América Latina o Indo-Hispano-Afro América, lanuestra, ha creado una pléyade de pensadores de losfenómenos sociales, que desde diferentes perspectivas yáreas de preocupación, nos han ofrecido y siguenofreciendo una visión de nuestra realidad. La que estállena de injusticias, democracias a medias,autoritarismos, centralismos y todo tipo de excesoseconómicos, sociales, políticos y culturales, infringidosdesde las estructuras dominantes autóctonas y externas.

Son ellos los que han despertado las mentes, los que hanexpuesto los porqués y los que han marcado caminos, nosólo para entender en su complejidad estos fenómenos,sino para abrir nuevas sendas para la acción social.

Es en este entorno que ubico el trabajo intelectual de JoséLuis Coraggio, a quien reconozco como maestro y comoamigo, de quien recibí enseñanzas no sólo escolares en elInstituto Latinoamericano de Planificación Económica ySocial de la CEPAL hace cerca de veinte años, sino lacomprensión de aquello que se ha denominado “prácticateórica” como la consecuencia en nuestro quehacercotidiano como hombres y profesionales, de aquello en loque creemos y para lo cual nos formamos comoplanificadores espaciales.

La congruencia entre el pensamiento y la acción social yasea en Argentina, en Chile, en México, en Cuba, enEcuador, en Nicaragua o en los Estados Unidos, entreotros muchos países del Continente Americano, ha sido

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la característica del trabajo académico y de militanciasocial del autor de este libro.

Siempre crítico y en la vanguardia de las posicionesprogresistas, nos ofrece una revisión de la planificaciónregional en América Latina fundamentada a nivel teóricoy metodológico, planteando a la vez alternativasconcretas de acción en este campo desde la perspectivade la transición social.

Si intentáramos sintetizar las aportaciones que José LuisCoraggio nos ha entregado desde los setentas, podríamosresumirlas en tres grandes cuestiones:

a.- La búsqueda de una conceptualización teórica eintegral de lo espacial en general y lo regional enparticular desde la problemática social. Sipudiéramos hablar de una teoría de lo socio-espacial y de la cuestión regional en AméricaLatina, sin duda que uno de sus aportadoresprincipales ha sido Coraggio.

b.- La caracterización de una práctica crítica de laplanificación dentro de una sociedad capitalista....“cuyo sentido está dado, no por la reproducción delsistema..., sino por esa sociedad futura cuyagestación necesariamente debe producirse desde elinterior de los sistemas predominantes en elcontinente” (Coraggio, 1987, 13).

c.- La formulación de una metodología rigurosa para elanálisis de los fenómenos socio-espaciales, para elejercicio de la planificación territorial y para laformación de los planificadores.

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En este libro se evidencian dichas aportaciones, porquesu contenido es en esencia un “reader” que integratrabajos realizados entre 1979 y 1982 y que fueranpublicados como libro en dos ediciones auspiciadas porel centro de investigaciones CIUDAD de Quito, Ecuador,hace cinco años.

En cada uno de sus capítulos y en el trabajo como unidad,se aprecian con claridad estas aportaciones, las que enconjunto podríamos resumir como una defensa de lapráctica crítica de la planificación regional en AméricaLatina y una propuesta de superación de suscontradicciones históricas, a partir de una rigurosaconceptualización de lo social y lo espacial y del métodode hacer planificación con la sociedad, a partir de unclaro compromiso político que permita la transición haciauna sociedad más justa.

Ciertamente, estos trabajos se ubican en el inicio de ladécada anterior, cuando América Latina “descubrió” de lanoche a la mañana que se encontraba en una profundacrisis de su economía, lo que para muchos analistaspermitió revaluar las posiciones progresistas mientras enel otro extremo detonó el surgimiento del neoliberalismoreaganiano.

A más de diez años de distancia, en un mundo muydistinto, sin Unión Soviética, sin el Sandinismo en elpoder, con Cuba en el límite de la presión internacional,casi sin regímenes militares y con gobiernos civiles enAmérica Latina volcados a la reestructuración de suseconomías bajo la óptica del neoliberalismo, con laintegración del bloque de libre comercio de América delNorte, con la desaparición del estado benefactor y

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paternal y sobre todo con la profunda crisis de laplanificación aseguramos que los conceptos yperspectivas que nos ofrece José Luis Coraggio,mantienen su validez y vigencia.La realidad pareciera contradecirnos. En efecto, el autorasume desde el título de su obra un proyecto progresistade transición hacia una sociedad mejor y menciona en elepílogo del libro...

“Sin embargo, advertir y concretar programáticamente estaposibilidad requiere elevarse del todo caótico de lasrepresentaciones mediante la investigación orientadateóricamente. Esto requiere, desde un punto de vista científico,plantear una tópica filosófico-analítica sobre lo espacial, a fin depermitir las abstracciones que lo territorial impide y fundar lasproblemáticas específicas en una teoría de la sociedad que dé lasclaves principales sobre su funcionamiento y desarrollo.Requiere también una toma de posición política sobre laconflictualidad social, que priorice y dé sentido a las cuestionesque la investigación y la práctica de transformación debenencarar. Requiere, asimismo, revitalizar la teoría a través de lainvestigación empírica, planteando y respondiendo a nuevaspreguntas, encontrando las mediaciones operativas que permitanponer a prueba los conceptos superando las tendenciasespeculativas.

Es necesario, también realizar la crítica de la planificaciónregional en América Latina, incluidos en ella. Cuba y Nicaragua.Esto implica comenzar por reubicar ideológica y prácticamente lapráctica de la planificación regional o territorial, no sóloresaltando su crisis, certificando su inefectividad histórica oseñalando su Distancia de determinados modelos ideales, sinodefendiendo sus posibilidades como práctica contradictoriadentro del mismo sistema cuya superación se propugna. Principallaboratorio de este campo, la planificación territorial debe servista como parte del complejo proceso de transición desde elinterior de la sociedad que, a la vez que la propone como

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alternativa de una racionalidad superior, la coopta para servir alos intereses dominantes” (ibid.)

La planificación que hoy vivimos, identificada con losvalores de la acumulación, el economicismo, eficientismoy privatización, no ha hecho más que evidenciar, hacerexplícito y aplicar, en algunos casos como el de México,de manera bastante congruente, muchos de los principiosque han estado vigentes en América Latina en los últimosveinte años, y que los gobiernos habían ocultado detrásdel gran discurso populista.

Las grandes novedades tienen poco que ver con nuevasconcepciones del desarrollo y de la injusticia social. Secentran en la aplicación de los postulados del desarrolloeconómico que se plantearon en los Estados Unidos y enGran Bretaña a principio de los ochentas, cuyacaracterística más evidente es la crudeza, primeromonetarista y después neoliberal.

Dejando atrás el discurso social-demócrata del estadobenefactor, del compromiso con la distribución de lariqueza y de la intervención del estado en la economía, seasume sin ambages al mercado y sus reglasmicroeconómicas de operación como el único capaz deordenar y sacar de sus crisis a las maltrechas economíasde Latinoamérica.

Antes de los ochentas, sin embargo, la situación no eramuy distinta de la de hoy, especialmente por susproductos en cuanto a distribución de los beneficios deldesarrollo y presencia de los grupos sociales en las

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determinaciones de las políticas nacionales, sólo quepresentada con formas y discursos distintos.

La crisis de la planificación por su ineficacia histórica, aque hace referencia Coraggio, es producto de estaprofunda contradicción entre el discurso populista, desocialización e incluso revolucionario, enfrentado a unarealidad netamente capitalista, en la que las leyes delmercado han marcado el camino de las economías y en laque las intervenciones del estado, claramenteprofundizaron las brechas entre poseedores ydesposeídos, entre modernización y tradición y entreprivatización y socialización, con productos finalessiempre favorables a los primeros.

No es entonces que hoy, con el neoliberalismo comobandera de las políticas nacionales, la planificaciónenfrente condiciones muy diferentes a las que haenfrentado en las últimas décadas.

La realidad es que abandonado el discurso de laplanificación para el cambio social y la justiciadistributiva, se esfuman los foros públicos, académicos ysociales en donde esta actividad tuvo sus mejores éxitos.

En la realidad cotidiana de las decisiones sobre políticaspúblicas y privadas, las grandes orientaciones siguensiendo las mismas y los grandes actores también. Losproblemas de pobreza extrema, deterioro de la economíapopular, sacrificio del salario en favor de las utilidadesempresariales, y todos aquellos fenómenos dehiperurbanización, deterioro del campo, explosión de laeconomía informal, entre otros, que han caracterizado anuestros países, tampoco han variado, en todo caso, se

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han agudizado, no obstante los éxitos de las políticaseconómicas.

Es por ello, que siguen vigentes los grandes postulados eideas presentadas en este libro.

La realidad es que probablemente no hayamos alcanzadoel nivel de comprensión de lo social y lo espacial desdeuna perspectiva crítica y progresista que, partiendo de lascondiciones reales de nuestros países, sea capaz deproponer una planificación con la sociedad, fundada enun proyecto social viable.

Diez años de realismo neoliberal, han mostrado susbondades en la ordenación de la economía pública yprivada, en el crecimiento de las perspectivas en elcomercio internacional y en el uso de discursos máscongruentes y acordes con las acciones de los gobiernos,como también han mostrado su crudeza y su incapacidadestructural por distribuir de manera más justa la riqueza ypor atender las necesidades de los pobres.

La visión de la economía sigue siendo esencialmente lamisma y sigue prescindiendo desde sus postuladosbásicos hasta sus recomendaciones y prácticas, de la granmasa de pobres que habitan en América Latina y que nocaben en sus estructuras de pensamiento.

Aquí radican el gran fracaso de esta economía y tambiénde la planificación espacial, al no lograr un proyectoincluyente de todos los estratos sociales, en el que porprimera ocasión no sean los que no caben y tengamos quecrear “al margen” paliativos que, finalmente, han

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demostrado ser adiciones heterodoxas y extrañas a lasgrandes concepciones de la economía dominante.

Las propuestas de José Luis Coraggio buscan desde lateoría, el método y la práctica socio-espacial yeconómica, abrir espacios conceptuales para un proyectoincluyente que reconoce la realidad de nuestros países ynos ofrece alternativas válidas para un desarrollo másjusto y equilibrado.

Por eso mantiene su validez este libro y por esto debemosconocerlo, estudiarlo y analizarlo.

Alfonso X. Iracheta Cenecorta enero de 1994.

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CAPÍTULO I

SOBRE LA ESPACIALIDAD SOCIAL Y ELCONCEPTO DE REGIÓN

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1.INTRODUCCIÓN

El planteamiento de la cuestión regional en AméricaLatina debe fundamentarse, indudablemente, en unconocimiento particularizado de la problemáticaespecífica de los diversos países latinoamericanos,ubicados histórica y geográficamente. Requiere,asimismo, de un sistema de conceptos ordenadores quepermitan organizar las investigaciones empíricas,interpretar sus resultados y reinscribirlos en una continuarevisión de las concepciones teóricas pertinentes. Anuestro juicio, tal sistema debe iniciarse con unadiscusión alrededor de la categoría espacio y su vigenciaen relación a los procesos sociales2.

2 Un primer intento en tal sentido fue presentado en: José L. Coraggio: “Posibilidades

y Dificultades de una Análisis Espacial Contestatario”. Demografía y Economía,Vol. XI, No. 2, 1977. Allí se intentó demostrar, entre otros puntos: a) la imposibilidadde una teoría del “espacio general”, y, por consiguiente, b) la necesidad de rechazar lahipótesis de que la geometría pueda constituirse en una “ciencia del espacio”; c) lanecesidad de rechazar la hipótesis de que la espacialidad física se aplica directamentea los fenómenos sociales de que la espacialidad física se aplica directamente a losfenómenos sociales (gravitación, etc.); d) la necesidad de partir de una teoría de losprocesos sociales para investigar la “espacialidad social”. En dicho trabajo seutilizaron contribuciones de Nicolai Hartmann al análisis categorial del espacio, asícomo algunas proposiciones más generales relativas a la naturaleza estratificada delmundo real y a la relación de sobreconformación y sobre construcción categorial. Enel mismo trabajo se aclaró que Hartmann no desarrolló el análisis de las categoríashistóricas, con lo cual su contribución se limita al método y análisis ontológico y no aal teoría social misma. Aun así, el escaso peso dado por Hartmann a las cuestiones dela génesis de las formas existentes y el análisis de las contradicciones realesdemuestran algo que él mismo afirma: que el análisis categorial debe darse en elconocimiento científico (que, en el caso de ser social, está ausente de su discurso).Podrían también discutirse aspectos centrales de su concepción del mundo, como porejemplo si existe un erstrato psíquico relativamente independiente del estrato social, osi es válido postular la relativa autonomía de la esfera de los objetos ideales (entreotros, de los objetos geométricos), etc., pero entendemos que esno es pertinentecuando solamente queremos tomar ciertos elementos (separables) relativos al métodocategorial de análisis y más específicamente lo relativo al espacio como categoríanatural-real por un lado, e ideal, por el otro. Para una evaluación no sectaria delpensamiento Hartmaniano, ver: Gyorgy Lukacs: Ontología del I’sociale I, Editorial

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2.EL ANÁLISIS CATEGORIAL

Reservamos el término categoría para aquellasdeterminaciones de existencia constitutiva de uncampo de fenómenos delimitado científica y noempíricamente3. El

Riuniti, 1976, en particular el capítulo II. Ver también Nicolai Hartmann, Ontología,Vol. 3 (1959), Vol. 4 (1960), México, Fondo de Cultura Económica.3 Por lo tanto estamos evitando la utilización (más usual) del término 'categoría' comoreferido a ciertos conceptos fundamentales de un campo del saber. Una cosa es lacategoría, en un sistema teórico. Esta cuestión puede parecer como arbitraria, sobretodo cuando, aún en el campo del marxismo parece haber predominado la segundainterpretación categoría = concepto fundamental). El mismo texto de Marx sobre elmétodo (Introducción general a la crítica de la Economía Política, acápite 3: 'ElMétodo de la economía política', Siglo XXI. Cuadernos de Pasado y Presente No. 1)puede parecer contradictorio. Mientras en algunas frases sugiere que las categoríasson determinaciones reales de existencia constitutivas de la sociedad (por ejemplo, enlas siguientes expresiones:' ... existencia histórica o natural autónoma ... 1; 'Estacategoría (el dinero) ... aparece históricamente ... pero de ninguna manera impregnatodas las relaciones económicas', ' ... aunque la categoría más simple haya podidoexistir históricamente antes que la más concreta ... ), en otros pasajes parece indicarexpresamente lo contrario (por ejemplo: 'El trabajo se ha convertido entonces, no sóloen cuanto categoría sino también en la realidad.. y, como determinación, ha dejado deadherirse al individuo como una particularidad suya'; '...al observar el desarrollo delas categorías económicas hay que tener siempre en cuenta que el sujeto -la modernasociedad burguesa en este caso- es algo dado tanto en la realidad como en la mente, yque las categorías expresan por lo tanto formas de ser determinaciones de existencia... y que... su existencia de ningún modo comienza en el momento en que se comienzaa hablar de ella como tal').Más allá de la corrección de las traducciones, más allá de la condición inconclusa deltexto citado, la cuestión no se resuelve optando por uno u otro concepto de categoríasino más bien advirtiendo que están operando dos conceptos bajo un mismo término.Es tan válido afirmar la existencia de ciertas determinaciones de lo real que, por suubicación en la trama de determinaciones constituyen y diferencian estratos de lo realmismo, como afirmar que en el discurso teórico ciertos conceptos son fundamentalesen tanto no pueden ser excluidos del proceso de reproducción de lo real en el ordendel pensamiento.

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análisis categorial de un complejo real existente implica:a) discriminar entre sus diversas modalidades de ser (porejemplo: una mercancía-cosa es objeto físico, corpóreoextenso-temporal, con diversas cualidades para el uso,pero también es objeto social, valor de cambio); b)identificar las categorías propias de cada modalidad y c)establecer cuál es la articulación entre las diversascategorías así como el lugar que ocupan en ladeterminación del existente analizado.

Pero estas categorías de orden natural, que estánpresentes en formaciones de orden superior, sufren unavariación entre estratos. Por ejemplo, el “trabajo” es unacategoría histórica, cuyo carácter teleológico (orientado aun fin consciente) la diferencia de las categoríasnaturales. Sin embargo, no puede existir trabajo sintransformación de la materia natural (respondiendo a lasleyes naturales, sobreconstruidas por las leyes queregulan socialmente la producción). 2...

El problema se resuelve si existe justamente una correspondencia entre lasdeterminaciones de existencia constitutivas de lo real y los conceptos fundamentalespara su reconstrucción teórica. Creemos que la aparente ambigüedad de los textoscitados se deriva de aplicar el término 'categoría' a ambos casos. Adoptamos aquí elcriterio de reservar el término para las determinaciones de existencia, en la intenciónde poner énfasis en los postulados básicos de una epistemología materialista, que déprimacía al orden de lo real sobre el orden del pensamiento. Por otra parte, estoimplica que, en la pugna entre 'ontologicistas' y 'gnoselogicistas' tampoco hay riesgoen reconocer que, aún partiendo del postulado materialista sobre la existenciaobjetiva, independiente de la conciencia, de lo real, el recurso del conocimiento y elcuestionamiento de la adecuación del conocimiento a lo real es vía para establecer siuna categoría es tal o si simplemente se trata de un aspecto secundario de la realidad.Así, apoyaríamos la hipótesis de que cierta determinación de existencia de la realidades efectivamente una categoría cuando la ausencia de su concepto en el discursoteórico impide acceder a su conocimiento eficaz y eventualmente a su transformación.Tal es el caso de, por ejemplo, las relaciones sociales de producción, ignoradas por lateoría neoclásica que pretende, sin embargo, dar cuenta de la dinámica social.

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Por lo tanto, la categoría “recambio orgánico” o“metabolismo”, que liga los procesos sociales con losnaturales, también es constitutiva del ser social.Igualmente ocurre con la categoría de reproducción(social) en tanto no puede concebirse la reproducción derelaciones sociales sin la condición de reproducción de lapoblación que las sustenta (determinación en últimainstancia de lo económico).

En tal sentido, desde una tópica teórica social, no puedeplantearse la relación naturaleza / sociedad como unainteracción entre dos entidades independientes, puestoque la sociedad misma tiene condiciones naturalespropias de su misma modalidad de ser, que operan en suinterior como determinaciones de existencia.

Pero esto no implica que todas las categorías de losestratos naturales pasan a ser categorías del ser social. Elcriterio aquí no puede ser empiricista, de modo que todolo que esté asociado a un cierto campo de fenómenos seaconsiderado categoría simplemente porque no hay casosdonde se da el fenómeno sin esa determinación. Así, nosería válido el siguiente razonamiento: si la producciónsocial es la articulación de trabajos privados; si el trabajoes realizado por hombres vivos; si para estar vivo unhombre debe respirar; entonces, la respiración es unacategoría de la reproducción social.

Debe establecerse la diferencia entre determinacionesconstitutivas de un campo y factores presentes en elmismo. Lo que es categoría en un campo puede serreducido a mero factor en otro. La manera deaproximarse a esta discriminación es por la vía

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gnoseológica: cuando una determinación es constitutiva,su exclusión nos impide aprehender por vía delconocimiento el fenómeno encarado en su naturalezaesencial. Así, excluir del análisis de una sociedad lasrelaciones sociales de producción impide comprender sudinámica. Sin embargo, para captar la misma dinámicapodemos perfectamente prescindir del hecho,empíricamente innegable, de que los agentes capitalistasson bípedos de nacimiento. Por supuesto que eldesarrollo de conocimientos científicos (no siempre linealy progresivo) implica la posibilidad de redefinir lossistemas categoriales, pero, en un dado estadio delconocimiento, es necesario discriminar entre categorías yotras determinaciones no centrales, a fin de no caer en unanalisticismo sin guía y sin fin.

3.LA CATEGORÍA ESPACIO

Pasamos ahora a considerar la posición de la categoría“espacio”. Su análisis ha estado fundamentalmentebasado en la problemática propia de la física y también delas matemáticas. En lo que hace a las ciencias sociales, eltérmino “espacio” es utilizado algo descuidadamente,cuando simplemente se le agrega el adjetivo: “social” o,más específicamente: “económico”, “político”, etc., enmuchos casos denotando meramente ciertos recortesterritoriales de significación económica, política, etc. conesto, prácticamente no se diferencia entre “espacio” y“región”. Por lo demás, la determinación social, queestablecería una diferencia con respecto a la natural, sueleaparecer como un simple criterio alternativo y paralelopara recortar segmentos del territorio (oponiéndose lasregiones naturales, las regiones económicas, etc.). Elprocedimiento correcto para un estudio riguroso sería:

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comenzar con un análisis de la categoría espacio enrelación a los procesos naturales; ver de qué forma estacategoría entra en los procesos sociales a través de larelación entre naturaleza y sociedad y, asimismo, ver cuáles su relación con el espacio ideal de las geometrías.

Sobre esta base, una vez esclarecida la relación entreformas espaciales y estructuras y procesos sociales y elcarácter instrumental de la geometría, la elaboración delconcepto de región sería tarea relativamente sencilla.Aquí nos limitaremos a delinear los rasgos principales deun análisis categorial como el indicado.

El espacio real de categoría (determinación constitutivade los objetos físicos -donde el término “objeto” no selimita a designar las “cosas” sino asimismo lasrelaciones, los procesos físicos-. Esto se expresagnoseológicamente en que no pueden elaborarse sistemasteóricos que den cuenta de los procesos físicos sin unaconceptualización acerca de la espacialidad de estosfenómenos. El espacio no es algo que esté “al lado deotros” objetos físicos, sino que es condición de existenciade éstos. Quedan así descartadas las concepciones quesubstancializan el espacio y aún aquellas que lospresentan como un continente homogéneo, en el cualestán las cosas ocupando (o dejando vacío) el espaciomismo. De ser así, las formas espaciales, o las relacionesde posición o de movimiento, podrían existir también“fuera del espacio” y eventualmente ser introducidas enél. Esta imposibilidad de existencia sin el sustratoespacial es lo que queremos señalar al decir que elespacio es una determinación constitutiva (e inseparable)de las cosas y los procesos físicos mismos, o cuando

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decimos que estos son “espaciales”. El espacio es, pues,la condición categorial de lo extenso, pero no es extensoen sí mismo. El espacio no existe por sí mismo. Comoocurre con el tiempo, su momento categorial fundamentales la dimensionalidad. Pero es imposible que lasdimensiones existan más allá de aquello de lo cual son lasdimensiones.

Mientras que el espacio no es una “propiedad” de loscuerpos, sí lo es la espacialidad (física). La espacialidades el momento categorial fundamental de todo locorpóreo real: es lo que abarca los momentos todos, de laextensión, la forma, la posición, la distancia, movimientoy la conexión espaciales”4. ¿Cómo incorporar estadimensionalidad, estas determinaciones cuantitativas delos objetos reales (físicos), al orden del pensamiento? Lageometría conforma un recurso forma abstractoaxiomatizado, que, en la medida que sea isomórfica conla espacialidad de los objetos reales, permitirá talincorporación. La adecuación de las elaboracionesgeométricas con respecto a los fenómenos físicos, seestablece mediante la corroboración por diversasprácticas de transformación material que utilizan taleselaboraciones -con lo cual asimismo queda establecidoque las geometrías eficaces no son un puro producto de laconciencia. Por otro lado, el hecho de que se hayanelaborado diversas geometrías con algún grado deaplicación, implica que la espacialidad misma varía entre-distintos fenómenos-.

4 Ver: Nicolai Hartmann: Ontología, Vol. 4 (1960), México, FCE. Es importante

observar el sentido restringido del movimiento espacial Cuando hablarnos de lacirculación social de una mercancía (M-D-M) el concepto de movimiento asíexpresado no necesariamente incluye un movimiento espacial (circulación material).

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Esta variación de la espacialidad (que no del espacio realmismo) entre fenómenos de diverso orden, debe seranalizada para llegar a la diferencia específica de laespacialidad de los procesos sociales. Así, cuando nospreguntamos por la espacialidad de formaciones realesconcretas, tales como:

a) Un sistema planetario;b) Un sistema orgánico, como el hombre;c) Un sistema de producción social de valores de

uso.nos estamos preguntando por las configuracionesespaciales que adoptan los diversos elementos físicos deestos sistemas, por las posiciones relativas de unosrespecto a otros, por sus movimientos, etc. Pero nospreguntamos no sólo por las configuraciones espacialesrelativamente estables existentes de estos sistemas, y porsus movimientos recurrentes, sino también por sugénesis, por las razones de su estabilidad y por susposibilidades de variación de transformación.

La respuesta a estas preguntas no está contenida en unaespeculación a partir de los momentos más abstractos dela espacialidad, sino que debe construirse a partir de lasleyes específicas de organización y reproducción de estossistemas. La lógica de la espacialidad de procesosespecíficos sólo puede descifrarse a partir de las leyesque regulan dichos procesos. Por otra parte, en tanto elmundo no está desgarrado en objetos de naturalezadiversa, unos puramente físicos, otros puramenteorgánicos, otros puramente sociales, etc., existe asimismouna posible articulación entre diversas espacialidades entanto una

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formación real compleja está tramada por determinismode diversos órdenes de lo real.

4.LA ESPACIALIDAD EN EL ORDENNATURAL

Tomemos el primer sistema concreto enunciado másarriba, de orden físico. En primer lugar, la concepción eidentificación de un sistema planetario no puede hacersedirectamente a partir de las- posiciones relativasobservadas para un conjunto arbitrario de cuerposcelestes en un momento dado, sino, en todo caso, apartir de las relaciones de movimiento relativo para un -conjunto sometido a interacciones recíprocas resultantesde las leyes de gravitación universal- (las cuales nopueden siquiera pensarse sin presuponer el espacio).Por lo demás, en este campo específico de fuerzas, cadafuerza es una relación de intensidad que supone elsustrato espacio-temporal, pero que no puede reducirsea él ni, a la inversa, puede confundirse el espacio con lafuerza misma.

El proceso de génesis de un sistema planetario concreto;la configuración espacial dinámica de sus componentes,vista como un sistema de órbitas que cristalizan elmovimiento relativo recurrente; las relaciones de estesistema con respecto a otros sistemas planetarios; lasposibilidades de estabilidad o las tendencias detransformación del sistema; e incluso las variacionesque las acciones humanas pueden producir en el mismo,son aspectos que sólo pueden ser aprendidos a partir delas leyes físicas generales a las cuales responden(aunque las configuraciones particulares observadas nopueden

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ser deducidas estrictamente de las leyes generales,haciendo abstracción de las condiciones particulares enque tales leyes han operado).

Así, la espacialidad de un elemento del sistema planetariobajo análisis, como espacialidad física generalconcretizada en determinaciones específicas (suextensión, masa, forma, posición relativa, movimientorelativo, etc.) resulta de una trama de relaciones físicasque constituyen el sistema como tal. La lógica interna dela configuración espacial dinámica del sistema es unalógica física. Si en un sistema tal identificamos, porejemplo, la existencia de ámbitos espacialesrelativamente estables de las relaciones de gravitación, laexplicación de tales ámbitos, de su extensión, de suarticulación (que las órbitas de un campo alrededor deotro están determinadas también por la presencia de otroscuerpos fuera de la misma), deberá estar basada en lasleyes físicas que regulan estos fenómenos. Laconceptualización científica acerca de tales leyes será asu vez inseparable de un análisis de las categorías delmundo físico.

Si algunas transformaciones en las condicionesparticulares de un sistema planetario se derivan deprocesos de la sociedad (como el cambio en latemperatura de la tierra derivado de los experimentosatómicos o de la contaminación atmosférica; o como lapuesta en órbita de satélites artificiales), esto aparececomo un cambio “exógeno al sistema físico, no en elsentido de que se hayan violado las leyes físicas, sino quela legalidad que regula el proceso que dio lugar alcambio no es ni única ni fundamentalmente física.

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Las sociedades humanas pueden cambiar la faz de latierra, e incluso acabar con la vida de ella. Sin embargo,a nadie se le ocurriría pensar que el mundo físico estáreglado por un conjunto de leyes que constituyen unaespecificación de leyes más generales de orden social, yen las que el elemento puramente social puede estarpresente o ausente según el caso. Lamentablemente síperduran concepciones en sentido inverso, para las cualeslo social no sería más que un caso particular de lo físico,como es el caso de la “física social”, que aplica modelosgravitatorios a fenómenos sociales (como la migración)en el afán de explicarlos. El hecho de que las categoríasfísicas son (hasta donde sabemos) universales, mientrasque las sociales son de naturaleza históricamentedeterminada, ha dado pie para tal concepción de inclusiónde unas leyes en otras.

Si pasamos ahora a examinar el segundo sistemaenunciado, de naturaleza biológica, vemos que, sin dejarde estar sujetos a las leyes físicas, los fenómenosbiológicos no se agotan en esa legalidad. En primerlugar, la determinación de un organismo como sistema, -relativamente autónomo de reproducción responde acriterios biológicos y no físicos. La espacialidadorgánica, es decir, la configuración espacial de unorganismo y de sus diversos elementos, la extensión,forma y posición relativa de sus partes, el desplazamientode fluidos entre los diversos órganos, sus posibilidades demovimiento como conjunto, etc., no están determinadosexclusivamente por leyes físicas ni pueden suscondiciones de existencia reducirse a las categorías de lofísico. Nuevas categorías como las de evolución,

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autoregulación, función, reproducción, homeostasis, etc.,constituyen este campo de fenómenosque, a su vez, está condicionado, debido a su naturalezaestratificada, por categorías físicas.

La espacialidad orgánica sólo puede descifrarse a partirde las leyes biológicas que operan, obviamente, sobre unsustrato físico, pues la vida no existe sin condicionesfísicas. Conocido el sentido de la circulación sanguíneapara el proceso de reproducción de la vida, puedeestablecerse la funcionalidad de la configuración espacialdel sistema de canales de circulación correspondiente.Sin duda que para explicar cómo fluye la sangre por esesistema de canales se requerirá incorporardeterminaciones físicas varias, pero de ninguna manerapodrá reducirse la legalidad biológica a la legalidad físicacomo sería el caso si se pretendiera que la circulacióninterna, o que la disposición relativa de los órganos de unser vivo, están determinados exclusivamente por la ley dela gravitación universal. En lo que hace a los aspectosespaciales propiamente dichos, mientras que losfenómenos de un sistema planetario podrían seraprehendidos mediante una geometría euclideana oalguna variante de ésta, la espacialidad biológicaseguramente requerirá de la topología como recursoformal más adecuado para su análisis.

5.LA ESPACIALIDAD EN EL ORDENSOCIAL

5.1. Las Diferencias Específicas de laEspacialidad Social

Pasando ahora al tercer tipo de sistema enunciado, denaturaleza social, resulta que las categorías físicas y

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biológicas no agotan las condiciones de existencia deestos fenómenos, y que aparecen categorías específicasde este orden del ser. Como en el caso anterior, en quelas categorías físicas no desaparecían en las formacionesorgánicas, aquí -las categorías -del orden natural__nodesaparecen para dejar lugar a las categorías-sociales,--sino que muchas de ellas pasan -sufriendo variacionesresultantes de su articulación con las categorías sociales-,al estrato de lo social.

Como dijéramos al comienzo de este trabajo, la categoríade metabolismo permanece (con variaciones) comocondición de existencia de la sociedad, aunque erróneopretender que hay una identidad entre el proceso deasimilación que el organismo humano hace de loselementos naturales, y el proceso de producción,intercambio y consumo socialmente organizados. Aquí elmetabolismo está mediado por relaciones sociales, y suorganización responde básicamente a una lógica social,mientras que en el primer caso, si bien los alimentos uotras formas de insumos naturales pueden llegar alorganismo mediados socialmente, el metabolismo es unproceso fisiológico y no social, y por lo tanto las leyessociales no lo regulan como tal.

Del mismo modo, la categoría de reproducción aparecebajo la forma de la reproducción social, pero su procesotiene ahora otras condiciones y categorías. Por ejemplo,la categoría de dominación política, o la de ideología,cuyo paralelo en los procesos biológicos es inútil buscar,son nuevas categorías de la reproducción -propias no sólode la sociedad en general, sino de determinadas formas desociedad. (Aquí surge una característica distintiva de lascategorías sociales: su carácter histórico, no universal).

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En lo que hace a la espacialidad de los objetos y procesossociales, toma un cariz distinto: el espacio como tal no esuna categoría del orden social. (En otros términos: en loque el análisis categorial hace, el espacio no esconstitutivo del orden social)5. Sin embargo, en tanto lasrelaciones y procesos sociales sólo se realizan por mediode entes que tienen un sustrato físico y biológico, cuandonos referimos a formaciones sociales concretas estamosrefiriéndonos a complejos estratificados, de naturalezasocial pero también natural. Desde este punto de vistapodemos hablar de la espacialidad de los objetos de losprocesos sociales. Espacialidad que es indirecta -en losocial propiamente- por vía de los soportes físicoscorrespondientes.

Pero, cabría preguntarse entonces: ¿no será que laespacialidad de lo social, se reduce a la espacialidadfísica de los soportes de que estábamos hablando?Puesto en esos términos, la respuesta es negativa. Sinembargo la espacialidad física está jugando como basede la espacialidad social. Veamos un ejemplo. Unamercancía-cosa es un objeto físico, en tanto tiene,corporeidad, con todas las determinaciones propias de talforma del ser. Está sujeta a las leyes de la gravitación. 5 Gnoseológicamente, esta aseveración implica que las leyes estructurales de una

sociedad pueden aprehenderse haciendo abstracción de la espacialidad social en susdiversas formas. Sin embargo, cuando se trata de investigar relaciones particularesen una sociedad concreta, la incorporación de la espacialidad puede a veces resultarindispensable, y sería un error negar esta necesidad simplemente porque el espacio nosea categoría social en el sentido antedicho. También sería un error pretender que lacategoría espacio es la 'dimensión olvidada' y ubicarla en una posición de pivote delsistema de categorías sociales. Ver por ejemplo, los trabajos de Ed. Soja, quienintenta fundar una suerte de materialismo geográfico: “Topian” Marxism and SpatialPraxis: a reconsideration of the political economy of space”, ponencia presentada enla reunión anual de la Asociación de Geógrafos Americanos. New Orleans, April1978 (mimeo).

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Si mediante una aplicación adecuada de energía lapusiéramos en órbita alrededor de la tierra y la dejáramoslibrada a sí misma, se “comportaría” como una masasujeta a las leyes físicas, independientemente de su valorde uso y, por supuesto, de su valor de cambio. Losmovimientos que describiría, la posible evolución de suórbita, etc., podrían predecirse exclusivamente en base ala especificación de leyes físicas. Si en cambio,quisiéramos transportarla como mercancía de un sitio aotro sobre la superficie terrestre, debido a su carácter deobjeto físico, se requeriría también un gasto de energíapara producir tal desplazamiento, gasto que dependeríade sus determinaciones específicas como objeto físico(peso, volumen, etc.) y de la distancia a recorrer, asícomo de las condiciones topográficas del sendero quevincula origen y destino, etc., etc. Sin embargo, losmovimientos posibles de la mercancía no podrían seranticipados a partir de leyes físicas. Podrían,posiblemente, establecerse límites a tales movimientos,derivados de la naturaleza física del objeto (perecibilidad,etc.) y de los medios disponibles para su movilización,pero estos límites poco nos dirían sobre la configuraciónespacial de los movimientos efectivos de la mercancía.Por el contrario, la naturaleza social del objeto será laque, sobre la base del sustrato natural, determinará suespacialidad. El gasto requerido de energía se traduciráen costos y éstos, en un sistema mercantil, plantearánlímites más o menos precisos al movimiento de lamercancía como tal. Asimismo, el sendero quefinalmente recorra podrá explicarse a partir de unaespecificación de las leyes de la circulación mercantil yno de las leyes de la gravitación universal.

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Sin duda que también habrá condicionantes físicos de esemovimiento, pero éstos serán justamente las condicionessobre las cuales operan las leyes económicas. Por otraparte, aún los condicionantes físicos específicos estaránsometidos a transformaciones resultantes de procesossociales, en tanto el sistema de canales y laslocalizaciones relativas de las diversas operaciones queconforman el metabolismo social son parte de lo quesuele denominarse el “marco construido”, cuyas formasespaciales a su vez estarán también sometidas a leyessociales.

Las relaciones sociales, -por ejemplo, las económicas- serealizan (se hacen efectivas) como relacionesparticulares, vinculando agentes concretos del sistemasocial. Tales agentes, en tanto tienen un sustrato físico,tienen una espacialidad fundada sobre momentos de laespacialidad física, como la posición relativa, la direccióndel movimiento, etc., pero cuya lógica es social y nofísica.

Por ejemplo, la relación de compra-venta, (en su formamás general) implica, para su realización, una circulaciónmaterial de la mercancía comercializada, desde el lugardonde la tenía estacionada su poseedor-vendedor, hasta ellugar indicado por su comprador. En un sistemamercantil competitivo, la configuración territorial de loslugares de producción-almacenamiento, en lo que hace asu posición relativa entre sí y con respecto a los lugaresde destino (mercado), así como la configuraciónterritorial de los senderos recorridos por las mercancíasen circulación material, y el hecho de que ciertosproductores se vinculen con unos consumidores y no conotros, se explican no en base a leyes físicas sino a las

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leyes de la circulación que operan en el sistemaeconómico mencionado. Sobre esa base, otrasdeterminaciones sociales pueden contribuir a conformarla espacialidad de la mercancía. Por ejemplo, si lasrelaciones jurídicas establecen que ciertas mercancías nopueden trasponer el ámbito territorial nacional, aunquelas leyes del mercado llevarían el ámbito territorialnacional, aunque las leyes del mercado llevarían elámbito de circulación más allá de las fronteras,tendremos una espacialidad determinada no sólo entérminos económicos sino también jurídico-políticos. 0pensemos en la configuración territorial de los mercadosde fuerza de trabajo, donde determinaciones no sóloeconómicas y jurídico políticas sino también culturalesestarán contribuyendo a definir una espacialidad propia -históricamente determinada- de la mercancía máspeculiar del sistema capitalista. (Estas determinacionesno se “suman” sino que se articulan con posiblesobreterminación económica).

5.2. El Carácter Indirecto de la EspacialidadSocial

La espacialidad no es espacio. Pero tampoco esconfiguración espacial, o forma espacial existente, sinoque hace referencia a las configuraciones espacialesposibles y muchas veces, a las más probables. Pero sihablamos de regulación, si hablamos de organización yno meramente de configuración, estamos pensando entérminos de recurrencia, de procesos, de estabilidadrelativa, de estructuras. Explicar una localizaciónrelativa o un movimiento no consiste en reconstruir unacadena de conexiones causales, de cualquier orden quesean, cuyo resultado sea dicha localización o

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movimiento. En primer lugar, porque al realizar esareconstrucción se trata ahora de determinar la necesidad oel sentido de las secuencias o de remitir la explicación alsistema dentro del cual se produjeron, bajo un régimenregulado estructuralmente en cierto grado.

Por otro lado, ontológicamente debemos diferenciar, enuna explicación, los órdenes de legalidad involucrados.Lo que para un orden puede ser completamenteexplicable, para otro puede ser casual. Muchosmovimientos o localizaciones relativas puedenperfectamente ser considerados casuales para unaexplicación social, aunque puedan rastrearse paso porpaso en términos de la secuencia específica de un procesoparticular de otro orden. Por otra parte, pretender forzarla explicación de fenómenos concretos en base a laconsideración exclusiva de cierto orden dedeterminaciones, implica (ontológicamente) suponer quepuede reducirse el fenómeno a un solo orden de lo real, y(prácticamente) que la gran mayoría de los fenómenosespecíficos nos quedará sin explicar.

De lo que se trata es de efectivamente concebir loconcreto como síntesis de múltiples determinaciones dediverso orden, entendiendo por síntesis no la merasumatoria sino la articulación estructurado de lasmismas. Por lo tanto, si bien no reducimos laespacialidad social a una espacialidad física, tampocopretendemos que es “puramente” social, sin vinculacióncon determinaciones naturales.

Como se ve, la cuestión de la espacialidad de losdiversos fenómenos no puede elucidarse sin considerarla cuestión de la legalidad que las compete en cada caso

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o, lo que es lo mismo, la cuestión de las órdenes del ser(físico, biológico, social..) involucrados, y de suarticulación en la formación concreta bajo análisis. Deallí la necesaria referencia a consideraciones ontológicasen el tratamiento de esta cuestión.

De allí también que deba esperarse que distintasconcepciones ontológico-teóricas, sobre un dado campode fenómenos, impliquen diversas concepciones de laespacialidad correspondiente. Para una visión fiscalistade los fenómenos sociales, la espacialidad de éstos seráidéntica a la de los fenómenos físicos, y se les aplicaránsin hesitar las categorías de gravitación, masa, campo defuerza, e incluso hasta las relaciones cuantitativas exactasderivadas de las teorías físicas. Otro tanto ocurrirá conuna visión organicista que, tarde o temprano,desembocará en una “patología de las formas espaciales”.(El denominado “determinismo geográfico” nocorresponde en sentido estricto a una visión fiscalista uorganicista, pues en realidad no se basa en leyesuniversales sino que más bien se queda entrampado en lacadena de relaciones “causales” específicas, asociadascon las condiciones particulares del territorio, cayendo enun particularismo a ultranza). Rechazar estasconcepciones es relativamente fácil (aunquelamentablemente sigan teniendo formas sutiles dereaparición en este campo). La cuestión es no caer, porreacción, en un reduccionismo a determinaciones socialessupuestamente universales, como lo hace, por ejemplo, lateoría económica espacial de vertiente neoclásica que,además, reduce lo social a lo económico (y lo económicoa las relaciones de circulación).

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Nuestra propuesta se basa en admitir que, si bien elespacio de lo real es único, (no hay un espacio físico, otroespacio biológico, otro social, etc.) la espacialidad de losdiversos fenómenos varía con la naturaleza diferencial delos mismos: que, en particular, la espacialidad de losfenómenos sociales es indirecta y está basada en laarticulación entre naturaleza y sociedad, pero con lasleyes sociales sobreconstruyendo a la legalidad natural.Implica, asimismo, ver la espacialidad social comohistóricamente determinada y no como de carácteruniversal6.

6 En este sentido son altamente sugestivas (aunque no siempre muy claras) algunas

proposiciones de Henri Lefevre. Por ejemplo cuando opone el 'espacio capitalista',que caracteriza como 'homogéneo', al 'espacio socialista', que sería “diferencial".Nuestra interpretación de esta proposición en la siguiente (a partir del concepto deentropía); el estado de máxima entropía, es decir, de más desorganización, es unestado indiferenciado y por tanto homogéneo. Por el contrario, la organización, queimplica diferenciación, reduce la entropía de un sistema. Así, 'espacio homogéneo' loentendemos como “espacialidad indiferenciado de una sociedad”. Por ejemplo, en unámbito urbano capitalista, la espacialidad propia del movimiento de los estudiantesprimarios de sus domicilios a sus centros de estudio, la propia del transporte de lafuerza de trabajo desde sus centros de reproducción a sus lugares de trabajo; la propiadel transporte de mercancías de los centros de producción a los de almacenamiento yde éstos a los de consumo, etc., están superpuestas, caóticamente coexistiendo en eltiempo y en el espacio. En una sociedad organizada con otra racionalidad, estasespacialidades específicas estarán orgánicamente articuladas en el espacio-tiempo y,así los escolares podrán desplazarse a sus centros de estudio a pie, sin recorrergrandes distancias y sin peligro de ser atropellados y, simultáneamente, lostrabajadores se desplazarán a sus lugares de trabajo sin congestionamiento, por unadistribución racional de los lugares de vivienda y de trabajo así como por un usoracional de los horarios, etc. En este último caso, la espacialidad de los diversosprocesos de reproducción de la sociedad estará diferenciada y organizada según suspropios requerimientos. Ver Henri Lefevre; 'Introduction a I'espace urbain", enMetrópolis, lle.annee, No. 22, octubre 1976.

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1. LA RELACIÓN ENTRE FORMASESPACIALES Y ESTRUCTURAS SOCIALES

6.1. Configuraciones y Organización. Espacio yTerritorio

Hace ya algún tiempo propusimos que se evitara el uso detérminos tales como los de “estructura espacial”, “sistemaespacial”, “procesos espaciales”, “relaciones espaciales”,“interacción espacial”, por entender que contribuían aocultar la naturaleza de la relación entre determinacionesespaciales y sistemas o estructuras sociales al mezclar enun sólo término lo propiamente espacial con lo social7 .Habiendo aclarado ahora que la espacialidad de losfenómenos sociales es indirecta, es decir, derivada delhecho de las relaciones sociales requieren, para surealización, de soportes físicos (sean éstos los agentesmismos de las relaciones o los medios materialesinvolucrados en las mismas) que son constitutivamenteespaciales, queda claro también que los conceptos deforma y de configuración es acial estarán referidos adichos soportes y que su sentido será descifrado a partirdel conocimiento de las leyes que regulan los fenómenossociales correspondientes.

Para referirnos a las formas espaciales partiremos delconcepto de CONFIGURACIÓN ESPACIAL.Entendemos por tal la particular distribución de unconjunto de objetos físicos, proyectada sobre una ciertasuperficie continua y homogénea (generalmente plana oesférica) o con respecto a una dada red de nodos y arcos.

7 Ver. José L. Coraggio: 'Notas sobre Problemas del Análisis Espacial' mimeo,ILPES. 1973

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En el caso de objetos no localizados de manera fijarespecto a la superficie o red de referencia, el concepto deconfiguración se hace extensivos o los senderos descritospor su movimiento.

Hacemos aquí referencia a los sistemas geométricos másutilizados, que implican a su vez un conjunto dedefiniciones axiomatizadas respecto a lasdeterminaciones espaciales del conjunto real bajo estudio,así como un dado método de proyección. Así, en unageometría Euclidiana, aplicaremos los conceptos usualesde distancia, extensión de superficie, densidad,concentración / dispersión, dirección de movimiento, etc.,etc., pudiendo incluso utilizar, como forma de referencia,las figuras regulares (círculo, cuadrado, hexágono, etc.) ociertas distribuciones regulares de puntos (lattice). Porotro lado, en caso de utilizar los recursos formales de latopología por considerarlos más adecuados para el tipo deproceso analizado, el concepto de distancia dará lugar alde geodésico y surgirán nuevos conceptos, tales como losde conectividad, sendero, árbol, circuito, contigüidad,arco dirigido, centralidad o perifericidad definidos entérminos de la accesibilidad al resto de la red, etc., y losprocedimientos de proyección se adecuarán a estesistema.

Si la proyección no se realiza respecto a un espacio idealsino con respecto a una representación del territorioconcreto, el concepto anterior da lugar al deCONFIGURACIÓN TERRITORIAL (donde entendemospor territorio la usual referencia geográfica a la superficie

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terrestre, con todas sus rugosidades y especificidadesincluidos sus elementos minerales, suelos, vida-vegetal yanimal, clima,- topografía, etc.8 Dado que tal superficieno está internamente -indiferenciada sino que estácompuesta de las determinaciones específicasmencionadas, la posición relativa de los elementos, delconjunto real cuya configuración se estudia podrán serreferidos ahora a los diversos puntos o áreasdiferenciados, así como a los demás componentes delconjunto. Al realizar la proyección, usualmente seconsiderará que la representación de la superficiegeográfica estará a su vez “en” un espacio ideal, y portanto se recurrirá a la geometría que le corresponda.Siempre es posible producir una proyección deconfiguraciones territoriales a superficies o redes dondese hace abstracción de las determinaciones diferencialesde la superficie terrestre, y viceversa.

Hasta aquí nos hemos preguntado por el origen o por elsentido de la configuración espacial o territorial,siéndonos indiferente que sea resultado, por ejemplo, deun plan orientado por la optimización de cierta variableobjetivo o que, a nuestro nivel de análisis, sea “resultadodel azar”. Cuando una configuración es sostenida por unproceso social que la refuerza y conserva o cuando esproducto de actos voluntarios en función de ciertosobjetivos conscientes, la denominaremosORGANIZACIÓN ESPACIAL

8 En trabajos anteriores no hacíamos esta distinción entre “espacial” y “'territorial”,

así como tampoco la distinción que se introduce más abajo entre “configuración” y“organización”.

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(o TERRITORIAL)9 Por lo tanto, detrás del concepto deorganización espacial (o territorial), que se aplica aciertas configuraciones espaciales (o territoriales) está laconcepción de que los fenómenos sociales, a los cualescorresponden, tienen la característica de ser procesos.

Por PROCESO no estamos denotando cualquiersecuencia de eventos, sino una secuencia que constituyeun ciclo recurrente, o en otras palabras, tal que la fasefinal de la misma reproduzca las condiciones-cualitativasde la primera fase y que haya una conexión necesariaentre las fases consecutivas de cada ciclo. Procesosimplica, entonces, repetición, autoregulación,permanencia de condiciones para un movimiento de cicloy, por lo tanto estructura y posibilidad de dichaestructura. Diremos que un proceso tiene sujetoconsciente cuando está regulado desde la perspectiva deun plan que anticipa resultados ya que implementemedios para reproducción (al menos mientras perdure elproceso) de la consecución de sus objetivos. Cuando encambio se da la condición de recurrencia expuestaanteriormente pero no existe un

9 Desde el punto de vista formal podríamos, asimismo, decir que una configuraciónterritorial (por ejemplo la correspondiente a un sistema ecológico no mediadosocialmente) puede ser resultado de un proceso natural y, por lo tanto, tratarsetambién de una organización (natural) territorial. A efectos de simplificar nuestraexposición estamos reservando el término “organización” para aquellasconfiguraciones mediadas socialmente. De todas maneras, como se aclararepetidamente en este trabajo, este carácter social no implica que no haya procesosnaturales involucrados.Por otra parte el uso del término “organización” no apela al sentido opuesto de“desorganización”, o al paralelo par de términos “racional / irracional”, una“organización” en nuestro texto, puede ser un resultado caótico o irracional enmuchos sentidos.

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sujeto consciente que dirige el proceso, como es el casodel proceso global de acumulación capitalista (lo que hasido a veces presentado figurativamente como si hubieraun sujeto denominado “la mano invisible”), decirnos quees un proceso sin sujeto consciente. En cualquiera deambos casos cabe la posibilidad de establecer conexioneslegales entre los procesos y las configuraciones espaciales(o territoriales) de sus soportes materiales.

Si no hay proceso en el sentido descrito, la explicación delas configuraciones territoriales no pueden remitirse aningún sistema con relativa estabilidad y por lo tanto sólopuede referirse a su “proceso”, de génesis o a lo quealgunos autores llaman su “genealogía”.10 Pero comodecíamos más arriba, una secuencia “histórica” deeventos (es decir, una secuencia real) no constituye unaexplicación científica en tanto no pueden descifrarse losdeterminismos que conectan legalmente tales eventos, loque a su vez remite, en el caso de los fenómenos sociales,a la existencia de totalidades o estructuras dentro de lascuales tales secuencias toman forma. Por lo tanto, porproceso histórico entendemos no toda secuencia real, quenecesariamente se da en el tiempo, sino un procesohistóricamente determinado (no universal-no eterno).

Así, la secuencia de eventos que van resultando en unacreciente aglomeración de población y actividades en unaciudad dada no puede entenderse sin referirla a procesosde diverso orden y a determinismos varios que se

10 Ver: Alain Lipietz: Le Capital et son Espace, Maspero, 1977 (hay traducción alespañol editada por Siglo XXI).

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dan dentro de un sistema históricamente determinado derelaciones sociales. Si nos quedamos al nivel aparencialpodremos simplemente afirmar que la aglomeración atraea la población dispersa como las masas mayores atraen alas menores, y nos contentaremos con una seudo-explicación fiscalista del fenómeno observado.Difícilmente se llegaría, por este camino, a la hipótesis deque en una dada fase del sistema capitalista, se registrauna tendencia a la concentración de la fuerza de trabajoen grandes ciudades como condición general para laacumulación capitalista individual, y tampoco seanticiparía que en otras fases del desarrollo capitalistapuede ocurrir que tal ley tendencias comience a revertirse(en lo que hace a la fuerza de trabajo, que no es lo mismoque la población)11.

Antes de proseguir propondremos un matiz en laterminología, diferenciando “configuración” y“organización”, de “forma”. El primer término alude acualquier distribución, sea esta casual o legal, regular oirregular, expresable en términos de recursos formalesabstractos o solamente en términos de sí misma (como enuna fotografía). El término organización” está másdeterminado en tanto requiere la existencia de un procesosocial al cual está asociada la configuración. Pero, unproceso puede generar una configuración (quellamaremos organización),

11 Esta hipótesis de revisión de las tendencias, que nos parece innegable para ciertosprocesos particulares de producción manufacturera en determinados países, laestamos proponiendo además como hipótesis más generalizada para la fuerza detrabajo industrial, en términos de la oposición área metropolitana al resto del país,intentando romper con la prognosis usual a partir del modelo de la causación circularacumulativa.

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y ésta no ser “forma”, en el sentido que sigue.Proponemos reservar el término FORMA ESPACIALpara aquellas distribuciones que tengan; a) una lógicadescifrable desde algún proceso real; b) regularidadidentificable y recurrencia en la distribución.

Evidentemente se puede avanzar en el estudio de estasformas de muchas maneras. Una sería partiendo deconfiguraciones territoriales que han sido empíricamentedetectadas como características, o repetitivas,procediendo, por un lado, a proyectarlas en un espaciogeométrico adecuado y, por otro (complementariamente),a rastrear su lógica en relación a procesos reales de cuyossoportes físicos nos aparece como forma. Esta puede seruna vía de investigación si postulamos que la casualidad(vista como tal desde el orden social) no puede producirconfiguraciones recurrentes.

Una limitación de esa aproximación es que muchasformas espaciales sólo aparecen (en lo que hace alrequisito b) como tales, recién cuando han sidoproyectadas sus correspondientes configuracionesespaciales a partir del todo caótico de geografía banal(como sucedería con los famosos hexágonos deChristaller y Lösch). Por lo demás, el que unaconfiguración espacial sea considerada “forma”, o no,dependerá entre otras cosas del tipo de geometría con quese le analice en sus aspectos puramente espaciales. Perola selección de la geometría no puede hacerseindependientemente de la conceptualización

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del proceso correspondiente,12 con lo que se evidencia elpapel de la teoría y los limites del empirismo.

Obviamente, otra aproximación posible es la de deducir,a partir de un cuerpo de teoría social general, ciertascaracterísticas e incluso formas espaciales dedeterminados fenómenos o procesos sociales. Unejemplo conocido es el de las áreas de mercadohexagonales que caracterizarían un sistema decompetencia espacial de actividades centrales, encondiciones de espacio-ideal.

Lamentablemente, estas teorías fueron leídascaprichosamente, y se multiplicaron los estudios“buscando los hexágonos” en el mundo real. Otrasdeducciones poco felices han implicado saltos en elrazonamiento, como cuando se “dedujo” que dado que elmodo capitalista tiende al monopolio y a la concentracióndel capital, entonces las formaciones sociales capitalistasdebían caracterizarse por la concentración territorial, loque nos deja sin explicación para la concentración bajo elsocialismo.

12

Esto ha sido claramente planteado por David Harvey en Explanation In Geography,Edward Arnoid, 1976, especialmente en su capítulo 14 (aunque otros conceptos deeste libro deban ser criticados, como el mismo Harvey lo hace actualmente), no debearrojarse al bebé con el agua del baño y proceder a ignorar las cuestiones relativas alos recursos formales abstractos, cuyo papel en este campo es innegable

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6.2. Sobre la Relación entre Formas Espaciales yProcesos Sociales

6.2.1 Los órdenes del ser y su articulaciónhistórica

¿Qué relaciones determinísticas existen entre losprocesos sociales y las formas espaciales? No hay unarespuesta fácil para esta pregunta. En primer lugar, conrespecto a los diversos órdenes de determinación,propugnaremos que es imposible dar una respuesta únicay general, aplicable a todas las situaciones históricas.Partimos de la proposición, antes planteada, de quenaturaleza y sociedad no son dos entidades reales queinteractúan; sino que se articulan en un complejo socialconformado no solamente por categorías propiamentesociales, sino asimismo por categorías naturales, queconstituyen condiciones de existencia del todo social.

Por lo tanto, la historicidad de lo social no se limita aestablecer que las categorías sociales tienen una vigenciaque no es universal atemporal, que están sujetas atransformaciones e incluso a la posibilidad dedesaparecer, en tanto las sociedades mismas setransforman estructuralmente13. El carácter histórico delo social está también

13 Así, es absurdo pretender generalizar la categoría ganancia, que es propia de untipo específico de producción a cualquier forma social concreta de producción socialo incluso aislada (Robinson Crusoe) o, más específicamente, intentar aplicar los'principios' de la localización industrial como hace Hoover, que supone uncomportamiento individual teolológicamente orientado por la minimización de costos,en cualquier época de la producción, sin advertir que dicho comportamiento no esinnato al hombre sino que está determinado estructuralmente por un sistema socialcuya vigencia histórica tiene límites en el pasado (y en el futuro). Ver E.M. Hoover,Location Theory and the shoe and Leatber Industries. Cambridge, Mass, 1937.

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dado porque la articulación entre los determinismospropiamente sociales y los naturales o, si se quiere, larelación entre las categorías sociales y las naturales, noestá unívocamente establecida para toda forma desociedad.

Así, mientras podemos afirmar que para las sociedadesdesarrolladas contemporáneas los fenómenos sociales,resultado de complejas series de determinación natural ypropiamente social, implican una relación desobreconstrucción de las primeras por las segundas, 14

esto sería difícilmente sostenible para las formas másprimitivas de organización colectiva (recolectora) de lareproducción humana, donde la naturaleza prácticamenteno es transformada sino que es una mera colección demedios de vida.

Esto se manifiesta de muchas maneras: Mientras lareproducción de una colectividad humana está librada enalto porcentaje a la ocurrencia o no de una catástrofenatural en situaciones de casi nulo desarrollo social de lasfuerzas productivas, con el desarrollo del control de losprocesos naturales las catástrofes afectan marginalmente

las posibilidades de reproducción. También puedeobservarse cómo los ciclos económicos dependen cada

14 “Las leyes naturales no se pueden suprimir. Lo que se puede cambiar encondiciones históricamente diversas es sólo la forma en que aquellas leyes seimponen”, Karl Marx, en carta de Kugelnan, del 11/7/1968, en Briefe andKugelmann, p. 67, citado por Alfred Schmidt: El concepto de Naturaleza en Marx ,Siglo XXI, 1976. Esta obra puede ser provechosamente leída para un tratamientoriguroso de la relación naturaleza / sociedad. A este respecto, la fórmula de que “losocial está mediado por lo natural, y lo natural por lo social”, nos parece insuficiente.Este carácter histórico de la relación misma no fue suficientemente explicitado ennuestro trabajo anterior (ver; Posibilidades..op. cit).

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vez menos de los ciclos naturales y, cada vez más, de undeterminismo estrictamente social. Asimismo, que lanaturaleza se nos presente cada vez más como algo“reproducido” y no como algo “dado” es resultado deldesarrollo histórico objetivo de la relación entre sociedady naturaleza. Este mismo tipo de consideracióndiferencial puede hacerse en la comparación entreregiones de una misma sociedad.

Por otra parte, esta relación entre sociedad y naturaleza,no puede verse como lineal y universalmente orientadahacia una creciente disminución de la importancia de losdeterminismos originados en procesos naturales, pues lamisma sociedad puede cambiar las condicionesespecíficas en que se desenvuelven las leyes naturales,detonando reversiones importantes en estas tendencias.Tal parece ser el caso de la catástrofe que se pronosticaactualmente.

Vemos entonces que la posibilidad de establecerrelaciones legales entre estructuras, procesos o relacionessociales, por un lado, y formas espaciales, por el otro,está estrechamente ligada a la posibilidad de esclarecer latrama articulado de determinismo de diverso orden, queliga procesos sociales con organizaciones espacialesdeterminadas, diferenciales y recurrentes.

Se trata, efectivamente, de investigar las formasparticulares que su articulación asume en cada situación.Si abocados a la investigación de los cambios de laconfiguración territorial en Guatemala, después delterremoto reciente, concluimos que “el terremoto hacausado la

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aparición de barrios de vivienda popular en determinadaslocalizaciones”, estaremos prácticamente poniendo en unmismo plano los determinismos naturales y sociales yademás reduciendo a una estrecha relación causal lo queen la realidad es una completa trama de determinación.15

Si, en época reciente, encontramos que “una guerra deliberación trajo consigo la devastación imperialista de losbosques de la región y que, como consecuencia, estoprovocó la erosión del territorio, que terminóconvirtiéndose en desierto, es factible proponer que estaconfiguración territorial es resultado de un hecho social,pero difícilmente podríamos establecer una relación legalentre la “forma desierto” y el hecho social” “guerra deliberación”. En el primer caso podemos remitirnos a unhecho natural (terremoto) para rastrear la explicación deun fenómeno social (barrios populares nuevos), y en elsegundo a un hecho social (Guerra de liberación) paraexplicar un fenómenos natural (desertificación). Pero enninguno de los dos casos podremos hablar de un procesoque conecta ambos fenómenos como fases del mismo.Hay procesos involucrados que se articulan produciendouna serie particular de acontecimientos, pero eso es otracuestión. No hay proceso y, por lo tanto, así planteado,no hablaríamos de organización sino de configuración.

15 Tenemos aquí un caso en que un evento que tiene explicación (incluso de tipocausal, ver más abajo) en el orden natural, como es el caso del terremoto, es, sinembargo, casual desde el punto de vista social, aunque tenga ¡aplicaciones sociales y,más aún, produzca resultados de orden social directos e indirectos, al desencadenar unsubproceso social de reorganización territorial.

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Pero distinto sería el caso en que la erosión del sueloresultara de la forma de división territorial del trabajo,derivado de la fase actual del desarrollo capitalista enrelación al sector agropecuario, donde ciertos aspectos delos procesos ecológicos son despreciados en aras de laproductividad inmediata; puesto que su consideración noes funcional en los plazos y ritmos que requiere elproceso de acumulación del capital. Aquí hayrecurrencia, y hay posibilidad de pensar en términos deun proceso social que incorpora los procesos naturalescomo condición de existencia, resultando así un procesohistóricamente determinado. que no es ni puramentesocial ni puramente natural16.

6.2.2 Los distintos tipos de determinismo

Una vez planteado el carácter histórico de la cuestión, esnecesario, en segundo lugar, considerar que existendiversos tipos de determinismo, aún dentro de un mismoorden del ser. Partimos de que no existe una única formade determinación de los fenómenos y, en particular, quela causalidad es un caso especial de determinismo.¿Cuáles son los componentes comunes a todo tipo dedeterminismo?. ¿Habrá determinismo en un fenómenocuando éste dependa de ciertas condiciones y sólo

16 Dados los objetivos limitados de este trabajo, hemos estado haciendo referencia a“lo social” como a un orden internamente indiferenciado, pero esto es solamente a losefectos de simplificar nuestro análisis. En otro trabajo (ver J.L. Coraggio:

Posibilidades y Dificultades.. ya citado), hemos planteado la necesidad deconsiderar la sociedad como un complejo estructurado con determinacioneseconómicas, políticas, ideológicas, étnicas, etc., intentado subrayar la necesidad deincorporar estas cuestiones en la consideración investigativa y en la práctica detransformación asociada a la cuestión regional.

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ocurra cuando se cumplan las mismas (condicionalidad)?.Adicionalmente, partiendo del principio materialista deque “nada sale de la nada ni se convierte en nada”, serestringe el principio de legalidad con la condición de unaconexión genética o de productividad, para evitar caer enuna reducción de la determinación a la mera coexistenciaasociativo o a la sucesión en el tiempo, sin relacióngenética.

Esta definición no reduce el determinismo al causal, quees sólo un caso especial caracterizado porque ladeterminación se realiza en forma unívoca porcondiciones externas eficientes (el modelo causa-efecto).Por otra parte, compartimos el criterio de que no puedeestablecerse una relación de uno a uno entre órdenes delser y tipos de determinismo operantes, sino más bien quehay una relación articulado entre procesos con diversotipo de determinismo, incluso dentro de un mismo ordendel ser, siendo la tarea científica justamente la deestablecer qué tipo de legalidades regulan cada campo defenómenos concretos.

Para dar un ejemplo esquemático que ilustra la relevanciade esta cuestión para nuestro problema específico,tomemos el caso de la organización territorial de lapoblación bajo la forma de aglomeraciones urbanas en unsistema capitalista. La aglomeración relativa creciente esun cambio en la configuración territorial de la población,que responde a un proceso social de migración. Esteproceso tiene, en primera instancia y utilizando los

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términos de Bunge17, un determinismo estadístico, en elsentido de que su ley puede ser expresadaprobabilísticamente en sus rasgos generales y paraperiodos relativamente cortos, sin por eso pasar a serconsiderado como un fenómeno “indeterminado” o “sinlegalidad”, puesto que los parámetros y relaciones querigen cuantitativamente el fenómeno estarían bienestablecidos.

Sin embargo, si nos quedáramos a este nivel como úniconivel de la explicación (como por ejemplo cuando seplantean las cadenas de Markov como “teoría de lasmigraciones”) estaríamos lejos de haber aprehendido elfenómeno en su naturaleza real. Este determinismoestadístico es resultado de una serie de eventosindividuales de migración, cuyo determinismo inmediatono puede ser considerado como estadístico, sino que esfundamentalmente de orden teleológico, donde se da unadecisión orientada por fines-independientemente delgrado de formalización y explicitación de dichos fines yde la adecuación eficiente de la acción a los mismos.

Nuevamente, si nos quedáramos exclusivamente a estesegundo nivel (como por ejemplo, cuando se basa elanálisis de las migraciones en el método de encuesta y deidentificación de factores individuales independientes),no podríamos comprender las migraciones como parte deun proceso social, si bien este tipo de

17 En este planteamiento sobre la cuestión de los determinismos nos apoyamos en laobra de Mario Bunge: Causalidad, Eudeba, Buenos Aires, 1961. Esto no implicaque nos adscribamos al conjunto de sus proposiciones sobre estas cuestiones y sobreel método científico. Solamente estamos tomando un desarrollo analítico que nosparece correcto.

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determinismo efectivamente opera en el seno de unsistema social. Para comenzar, los comportamientos, lasactitudes individuales ante determinadas condiciones, nopueden verse como innatos o naturales del ser humano,sino que a su vez son resultado de una totalidad históricaen la cual están existiendo los individuos migrantes. Elsistema social como totalidad está entonces en el génesisde la determinación teleológico, como determinismoestructural. Así, los trabajadores que sólo cuentan parasu reproducción con los salarios recibidos a cambio de laventa de su fuerza de trabajo, tendrán un comportamientomigratorio que de ninguna manera puede pensarse que esinnato al ser humano, puesto que es descifrablebásicamente a partir de la determinación estructural quesu posición de clase les impone18.

Por otra parte, las configuraciones concretas que adoptanlos flujos migratorios no resultarán de estoscomportamientos realizándose en un vacío, sino queserán condicionados por otros procesos donde operandeterminismos funcionales o de causación recíprocacomo, por ejemplo, cuando el desarrollo de las fuerzasproductivas de la industria requiere de unatransformación y adecuación de las formas deproducción en ciertas regiones agrarias, o cuando porvía de los mecanismos de interacción competitiva en losmercados de fuerza de trabajo éstos se reorganizanterritorialmente.

18 Ver Jean-Paul de Gaudemar: Movilidad del trabajo y acumulación de capitalEdiciones Era, México, 1979.

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Finalmente, estos procesos, constitutivos del proceso dereproducción del capital social son, obviamente, propiosde una estructura social dominada por el modo deproducción capitalista que, si bien tiene procesos dereproducción que le dan permanencia y viabilidadhistórica, está interiormente conformada por undeterminismo dialéctico derivado de su naturalezacontradictoria, sin cuya comprensión -particularmente dela articulación de sus contradicciones antagónicas conotras secundarias- no podría aprehenderse la dinámicasocial y por lo tanto, histórica19.

Si intentáramos señalar una de estas formas dedeterminismo (el determinismo estructural, o eldialéctico, etc.) como la única relevante, incurriríamos enun vicio reduccionista que impediría efectivamenteconstruir una explicación científica del fenómeno objetode estudio.

19 Con este ejemplo hemos intentado meramente ilustrar la cuestión de los tiposde determinismo Este planteo difiere, por ejemplo, del de la pluricausalidadque, en el caso de las migraciones, llegaría en el mejor de los casos a preguntarsepor el peso relativo de las causas personales y las causas sociales de lasmigraciones. Creemos que este tema debe ser desarrollado In extenso pues no selimita obviamente a la problemática regional sino que hace a una concepción deldeterminismo en las Ciencias Sociales. Desde ya, los diversos tipos dedeterminismo no debe ser pensado como externo entre sí, o como articulados sóloa partir de relaciones entre procesos. Así, en el determinismo teológico,seguramente opera internamente un determinismo dialéctico, etc. etc.Por otra parte, esta no es una cuestión meramente académica, sino que tieneobvias consecuencias sobre la praxis. No puede negarse la importancia de tenerclaro, por ejemplo, cuál es la relación entre los determinismos teleológicos y losestructurales. El cambio estructural no es suficiente para modificar loscomportamientos, en tanto la conciencia tiene cierta autonomía en lareproducción de pautas y actitudes aún cuando se den cambios estructurales ydebe actuarse explícitamente a este nivel. Asimismo, una acción sobre laconciencia de los individuos, aún en el interior de estructuras que se deseatransformar, es un requisito insoslayable, para gestar un cambio estructural desdeel seno mismo de las estructuras cuyas contradicciones así lo permiten.

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Postulamos en cambio que, en general, la determinaciónde los fenómenos sociales es de naturaleza compleja yque no pueden darse saltos, evitando establecer lasnecesarias mediaciones. Por ejemplo, el determinismoestructural y el dialéctico operan efectivamente por vía demecanismos y comportamientos de instituciones yagentes sociales concretos. En tal sentido y en lo queatañe a nuestra problemática específica, intentarestablecer proposiciones sobre la relación entre modo deproducción y formas espaciales será un ejercicioespeculativo, si no se apoya en un trabajo analítico queestablezca una aproximación, fundada empíricamente, ala trama de determinismo que media entre ambostérminos de la supuesta relación.

Creemos que, en lo que a esta problemática de la relaciónentre procesos sociales y formas espaciales se refiere, nohay respuesta general que abarque todas las situacioneshistóricas y que, en cada caso, se trata de establecer lostipos y órdenes de determinismo pertinentes, lo que deningún modo implica recaer en un particularismo queimpida pensar en términos de legalidad.

Sin embargo, es importante un desarrollo que, fundado enlo posible empíricamente, permita plantear ciertos marcoscategoriales a esta relación, sobre todo para ejercer una“vigilancia epistemológica” sobre la investigación, alevitar caer en reduccionismos o en absurdasequiparaciones de determinaciones, que en la realidadestán estructuradas diferencialmente. Como toda buenavigilancia epistemológica, -no se trata de que seconstituya en una metaciencia, sino de que organice losaspectos más críticos de la problemática que nos ocupa yde que

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se realimente y rectifique en base a las contribucionesque la investigación científica vaya produciendo. Enalgunos casos las demarcaciones que produzca el análisiscategorial podrán resultar obvias, en otros permitirán unajuste más riguroso del discurso científico y aún en otrosevitarán encaminar el pensamiento (y la acción) porfalsas vías.

En resumen, en lo que hace a la relación entre formasespaciales y estructuras sociales, proponemos losiguiente: concebidas las estructuras sociales de maneraprocesal y no estática, las relaciones entre los procesossociales y las formas espaciales de sus soportes físicosque interesan a la ciencia (y a las prácticas), son lasrelaciones de conexión legal. Diremos que se haestablecido una conexión de tal tipo cuando unaconfiguración territorial proyectada a un espaciogeométrico -utilizando recursos formales isomórficos conel fenómeno social bajo estudio y en base a la teoríacorrespondiente a dicho fenómeno- resulta en formasespaciales (identificables, recurrentes al menos en unamisma estructura social), cuyo sentido puede serdescifrado a partir de la lógica del proceso socialcorrespondiente. Como condición para garantizarlacorrección del procedimiento investigativo explicitamosque deben tenerse en cuenta: a) la compleja trama dedeterminismos de diverso tipo y de distinto ordeninvolucrados; b) la articulación de las categoríassociales y las naturales; c) el carácter histórico (nouniversal) de tales articulaciones y consecuentemente delas conexiones establecidas.

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7.ESPACIALIDAD, REGIÓN YREGIONALIZACIÓN

7.1Recapitulación de Algunas CuestionesBásicas

En base a los elementos adelantados en los acápitesanteriores, podemos ahora aproximarnos a laconceptualización respecto a las denominadas “regiones”.Pero previamente es conveniente recapitular algunascuestiones.

Hemos propuesto que todo proceso social diferenciadotiene una espacialidad propia, sobreconstruida sobre labase de la espacialidad física de los soportes naturales detal proceso, a partir de las leyes sociales que le soninherentes. Tal espacialidad hace tanto a las posiblesconfiguraciones espaciales de localizaciones y flujosmateriales como a las configuraciones más probables,dada la naturaleza de los fenómenos estudiados.

Para que algunas de estas configuraciones seanconsideradas como formas espaciales, cuya lógica puedaser remitida a la legalidad social articulado con lalegalidad de lo natural, deberá haber recurrencia,regularidad y, obviamente, posibilidad de identificar laconfiguración como tal.

Por lo tanto, si bien a priori podríamos afirmar que todaconfiguración espacial de los soportes físicos de losfenómenos sociales podrá remitirse en su génesis a algúntipo y grado de determinismo propiamente social y que,de una u otra manera, estará condicionando resultados

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particulares de algunas relaciones sociales, no es denuestro interés (ni sería científicamente aceptable)encontrar proposiciones generales que den cuenta detodas las posibles relaciones específicas entre fenómenossociales y configuraciones territoriales.

En primer lugar, nos limitamos a aquellasconfiguraciones territoriales que, previa transformación aun espacio geométrico (o, incluso, “a simple vista”),presenten características de regularidad (en términos delsistema aromático geométrico correspondiente)20.

En segundo lugar, nos limitamos al análisis de tiposrecurrentes de configuraciones. Esto quiere decir: quetales configuraciones espaciales regulares identificablesaparezcan de manera repetida al menos en relación a unmismo tipo de formación social (la concentraciónmetropolitana en países capitalistas, por ejemplo). Estaes una condición obvia para que se pueda plantear laposibilidad de establecer relaciones legales entrefenómenos y estructuras sociales por un lado, yconfiguraciones territoriales y espaciales por el otro. Entercer lugar, nos limitamos

20 Como en otras instancias de la aplicación de recursos formales abstractos a lasciencias sociales, se podrán utilizar aquí recursos más o menos determinados. Porejemplo, si nuestro análisis va a tener en consideración la particular disposición depuntos de una superficie continua, o, lo que es lo mismo, de sus límites, podríamosapelar: a) al criterio de convexidad de un conjunto, lo qué no establecería diferenciasentre una variedad de figuras geométricas, o b) más en detalle, establecer si se trata defiguras rectangulares, hexagonales, etc. Si se trata de establecer la mayor o menorconcentración / dispersión de un conjunto de puntos discontinuos, un númerolimitado de parámetros (distancia promedio, distancia máxima, densidad, etc.) nospermitiría aproximarnos (en una geometría euclideana) sin recurrir a patrones dereferencia derivados de figuras “regulares”. Sin embargo, podrá haber regularidadesidentificabas, como por ejemplo al determinar que los radios de circulación dediversas mercancías pueden ser característicos y recurrentes, etc., etc.

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al análisis de configuraciones espaciales quecorrespondan a los soportes físicos de procesos sociales.Esto permite efectivamente la recurrencia, no sólo en elsentido de que configuraciones espaciales similares seproduzcan en diversos lugares de una misma formaciónsocial, sino que haya condiciones de reproducción detales configuraciones (no por sí mismas, sino por lanaturaleza procesal de los fenómenos sociales). (Otramanera de plantear esta limitación es diciendo querestringimos nuestro análisis a las organizacionesespaciales)21.

Otra cuestión que intentamos plantear en las páginasanteriores, es la relativa al tipo de conexión legal quebuscaríamos entre estructuras sociales y formasespaciales. Aquí se trata fundamentalmente de tenerpresente que existen diversos tipos de determinismo,cuya articulación es viable en situaciones concretas, sibien existe un principio de jerarquización (por ejemplo,el determinismo teleológico de los agentes de un sistemaestá sujeto a su vez a un determinismo estructural, perono a la inversa).

21 No estamos diciendo que ya está determinado de una vez y para siempre qué esposible de ser estudiado y qué no lo es. Esto no es así por la razón de queefectivamente podemos investigar aspectos de la realidad social sin hacerlo orientadospor el “modelo” científico de legalidad (o, en otros términos, sin el presupuesto deque hay leyes regulando los fenómenos), como por ejemplo, cuando se efectúantipologías y descripciones que no se organizan a partir de una teoría científica de losfenómenos bajo estudio. Por otra parte, lo que en el estado actual de¡ conocimientopuede no parecemos como ajustado al objeto de estudio enunciado más arriba, puedeeventualmente entrar en el campo de investigación científica con otra definiciónespecífica de¡ objeto, fundada en nuevas investigaciones empíricas o desarrollosteóricos.

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Por lo tanto, hay diversos tipos de leyes involucradas enla relación entre estructuras sociales y formasespaciales.

Vinculada a esto, la cuestión de “la dirección” de laconexión (generalmente pensada en abstracto, como undeterminismo indefinido o a veces pensadosimplísticamente como causal) entre ambos términos hasido bastante discutida en la literatura sobre el tema. ¿Sonlas configuraciones espaciales un producto (separablecomo resultado objetivado) de las relaciones sociales?¿Son una “expresión de tales relaciones”? ¿Son unaspecto (inseparable) de las mismas? A su vez: ¿Existenrelaciones genéticas entre formas espaciales y relacionessociales (como por ejemplo cuando se plantea que unatransformación en las configuraciones espacialesproduciría efectos sociales tales o cuáles)? ¿Constituyenlas configuraciones espaciales existentes uncondicionante de las relaciones sociales, pudiendofavorecer un desarrollo social en uno u otro sentido?22.En esta misma línea se ubica la cuestión de si existenrelaciones biunívocas entre estructuras sociales y formasespaciales, o al menos unívocas en el sentido de que -acada estructura social le corresponde una dada formaespacial, aunque la inversa puede no cumplirse.

A este respecto, no debe confundirse el que, por un lado,estamos afirmando (ontológicamente) que el espacio

22 Aquí estamos dejando de lado otra posibilidad, que parecería implícita en algunasproposiciones usuales en la literatura: la de que “lo espacial” tenga autonomía relativay leyes propias, pudiéndose así pensar en términos de autoreproducción de lasconfiguraciones espaciales (la concentración produce concentración, etc.).

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no es categoría de lo social, es decir, que no es unadeterminación constitutiva de los fenómenos sociales yque (gnoseológicamente) puede hacerse abstracción de laespacialidad para aprehender las relaciones esenciales delo social, y que, por el otro, analíticamente hagamosreferencia a las formas espaciales como determinacionessociales objetivadas. Esta doble proposición no equivaleun absoluto a una posición cosificadora que sustente laexistencia autónoma (respecto a lo social) de las formasespaciales, según la cual la relación (entre lo espacial y losocial) sería una de correspondencia o de causalidad entreobjetos externos.

Por el contrario, a partir de la posición expresada másarriba con respecto a la relación más general entrenaturaleza y sociedad, tendemos a rechazar todapostulación que cosifique o autonomice “el espacio” o lasformas espaciales. En tanto las formas espaciales sonformas de los soportes naturales de los procesos sociales,no pueden separarse realmente de éstos.

Por ejemplo, la proposición de que la aglomeracióncondiciona (o que permite, o incluso que “produce”) eldesarrollo industrial nacional, o la otra proposición aúnmás específica de que la concentración de la población“produce” la concentración de las actividadesindustriales, etc., etc., son vistas aquí como unaincorrecta expresión de la relación a la que apuntan. Enesta concepción lo plantearíamos así: no es laaglomeración (forma espacial abstracta) lo que produce ocondiciona el crecimiento industrial (proceso social), sinoque el crecimiento industrial nacional (relación entre dosdeterminaciones sociales). Lo que ocurre es que ladefinición misma de

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“mercado” para la industria implica, en las condicionestecnológicas existentes de producción y transporte, unaconcentración territorial de las demandas individuales.No hay “mercado disperso” o “mercado concentrado”strictu sensu, sino que hay o no hay mercado. Pasandocierto umbral podremos hablar de grados deconcentración territorial de los mercados, pero estomismo será una determinación del tamaño económico delmercado23. Por lo tanto, no se trata de que una formaespacial per se condicione o induzca un fenómeno social,sino que un fenómeno social condiciona o induce a otroy, en tal sentido, las formas espaciales no están “fuera de”lo social.

7.2 El Concepto de Región

Para construir el concepto de región introduciremospreviamente el concepto de “ámbito” de una relación.Entenderemos por ámbito territorial de una relaciónsocial particularizada el segmento (convexo mínimo) deterritorio que incluye la localización de los agentes ymedios directamente acoplados por la relación así comolos senderos de los flujos materiales que la realizan(cuando corresponda). Aplicando los conceptosdesarrollados más arriba, un ámbito territorial puede sertransformado en

23 Nuestra postulación de que el espacio no es categoría de lo social y que, porejemplo, el mercado sí lo es para un sistema mercantil, no implica que las formasespaciales sean separables y combinabas arbitrariamente con las estructuras sociales.Por el contrario, afirmamos que tienen con estas una relación legal sólo comprensiblecuando la espacialidad se descubre y analiza en el interior mismo de las relacionessociales, y no como algo exterior.

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su correspondiente ámbito espacial24. Por extensiónpodemos pasar a los conceptos; ámbito de la relación engeneral (incluyendo todas las situacionesparticularizadas), ámbito de un proceso social concreto,etc.

La delimitación de los ámbitos está operada en larealidad y nuestro análisis podrá identificarlos,combinarlos o separarlos conceptualmente en función deltipo de relaciones investigadas y del nivel al que lasestemos estudiando. Así, podremos discernir, para unafracción dada del capital, entre su ámbito de explotación,su ámbito de acumulación, el ámbito de reproducción dela fuerza de trabajo que comanda, el ámbito decirculación de las mercancías cuya producción comanda,etc., y considerar el ámbito de su reproduccióneconómica. Podremos diferenciar, para una dadafracción de la burguesía, entre su ámbito de explotación,su ámbito de acumulación y su ámbito de dominaciónpolítica y establecer tendencias de evolución diferencialesy, eventualmente, identificar contradicciones entre estosámbitos.

De igual manera, es posible determinar áreasterritoriales de homogeneidad relativa, ya sea de lasrelaciones entre agentes y medios o de ciertos atributosde los mismos. Al aceptar la denominación usual de“áreas homogéneas” no afirmamos que las áreas comotales sean homogéneas, sino que constituyen segmentos

24 Eventualmente, la aplicación del criterio de convexidad podría limitarse alámbito espacial, pudiendo no satisfacer la proyección directa sobre la esferaterrestre de su ámbito territorial correspondiente.

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continuos del territorio en los que se localizan, durante elperiodo analizado,agentes o medios involucrados en un mismo tipo derelaciones (áreas de producción campesina ) o un mismonivel o calidad de atributos (áreas ocupadas por ciertosgrupos étnicos, áreas que contienen familias de uningreso anual similar, áreas cuya producción dominantees la misma, etc.).

Denominaremos REGIONES a esos ámbitos definidos apartir del dominio territorial particular de una relaciónde acoplamiento o de una relación de semejanza. En elcontexto global de nuestra concepción de lo espacial, lacélebre controversia sobre si las regiones son “reales opensadas” no tiene respuesta porque simplementeresponde a una pregunta mal planteada. La disyuntiva esfalsa. El procedimiento para identificar regiones contieneelementos subjetivos (como por ejemplo la selección deuna u otra relación y su reconstrucción teórica comopunto de partida), pero se concretiza sobre la base de lasdeterminaciones objetivas que tiene tal relación en lasituación real específicamente investigada. Para poderefectivamente identificar regiones, el fenómeno analizadodeberá estar objetivamente regionalizado. En otraspalabras, la organización espacial que le correspondedeberá estar conformada en forma de ámbitosparticularizados de la relación o en áreas homogéneasdiferenciables.

De por sí, el análisis de la REGIONALIZACIÓN de unfenómeno social contribuye al análisis integral de dichofenómeno. Tal regionalización podrá ser visualizadacomo característica (y no meramente accidental) de la

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organización, espacial correspondiente al fenómeno, entanto pueda descifrarse su lógica a partir de las leyes que

regulan el citado fenómeno. La regionalización25 es,pues, una forma espacial.

Algunos autores han tenido -tal vez por reacción contracorrientes geográficas que enfatizan lo territorial per se- aaplicar el término “región” a subsistemas sociales, eincluso a hablar de “formaciones económico-socialesregionales” como término sustitutivo del término“región”. Pero de la misma manera que no debeconfundirse una sociedad nacional con “su territorio”. nodebe-asimilarse un subsistema social a “su territorio”(región), correspondiente. El concepto de región queutilizamos apela a segmentos del territorio como locus,sean estos subnacionales o supernacionales, y no a lasrelaciones de las cuales son ámbito, o a los agentes enellos localizados, o a los flujos cuyos senderos incluye, oa los elementos naturales que contiene. La región noexiste más allá e independientemente de las relaciones yelementos de los cuales es región, pero tampoco seconfunde con ellos26.

25 Cuando no aclaremos lo contrario, utilizamos el término “regionalización” paradenotar la regionalización objetiva” de los procesos estudiados, a diferencia de la“regionalización subjetiva”, es decir, el establecimiento de procedimientos para laidentificación de un conjunto de regiones a partir de ciertos criterios26 Para un punto de vista diferente, que a nuestro juicio confunde niveles dedeterminación, ver: Horacio A. Sormani: “Formación Social y formaciónespacial: hacia una dialéctica de los asentamientos humanos”, Estudios SocialesCentroamericanos. Mayo-agosto 1977, No. 17. Allí se afirma: “...la región esconsiderada una porción territorial de la sociedad y, por lo tanto, forma y contenido ala vez, mientras que la formación espacial sólo expresa una forma que debe, en todoslos casos, asociarse a su correspondiente sustancia social”.

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Si en lo que hace a la relación entre naturaleza y sociedadhubiéramos postulado que se trata de dos objetosseparables, externos entre sí, que entran en relación de talo cual tipo, podríamos ahora pasar a afirmar que, si bienen tanto locus la región no tiene en sí misma contenido,en una segunda instancia, vista como segmento delterritorio concreto, tiene un contenido propio dado por susuelo, su topografía, su clima, sus recursos minerales,etc., y que debemos establecer las relaciones que se danentre esta “región material” y los procesos de la sociedadque se ubican en ese locus. El hecho de queconceptualicemos la relación entre lo social y lo naturalcomo órdenes diversos del ser, por un lado, pero que alreferirnos a formaciones sociales concretas consideremosque lo natural no es algo que subyace “debajo” de losocial sino que está en el interior mismo de lasestructuras y procesos sociales, nos lleva a considerar a lacolectividad asentada en el ámbito definido como regióncomo un complejo social-natural, donde no sólo hayagentes sociales y sus relaciones sino también elementosnaturales, relacionados a través de procesos ecológicos y,asimismo, un sistema de relaciones sociales deapropiación de los elementos naturales por los elementosde la sociedad. Este complejo concreto tiene como locusuna determinada región, cuya configuración, extensión,posición relativa, etc. son determinaciones espacialescuya lógica debe descifrarse desde las leyes que regulanlos procesos sociales.

En consecuencia, estamos rechazando las concepcionesque consideran la región como a) forma espacial máscontenido natural; o b) forma espacial más contenidonatural más contenido social, y adoptamos el criterio de

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que la región es forma espacial de un subconjunto social(complejo social-natural) o, en forma más amplia, que laregionalización es forma espacial de una sociedad

En nuestra concepción, las configuraciones espaciales nose explican por la sumatoria de determinacionesderivadas de las estructuras sociales, por un lado, y deotras independientes derivadas de los complejos naturalesconcretos existentes, por el otro, según un esquemadonde la configuración territorial de un fenómeno social(efecto) sería vista como resultado combinado de lasestructuras sociales (causa uno) y de la configuración“natural” (causa dos) y donde en todo caso se trataría dedeterminar el peso relativo de una y otra27.

Por el contrario, el determinismo natural puede tenersentido desde la perspectiva de una estructura socialconcreta, con un dado grado y modalidad de desarrollo delas fuerzas productivas, de su sistema político, etc. Por lotanto, dicho determinismo está inseparablementearticulado con (y sobreconstruido por) el determinismosocial en sus varios tipos. La configuración naturalaparece como factor que, en el seno de un dado procesosocial, contribuye a especificar la configuración territorialconcreta de los fenómenos sociales, pero que de ningunamanera la produce. El determinismo natural ya estáincorporado (sin reduccionismo) en la regulación de losprocesos sociales, como por ejemplo en las condicionesmateriales para la reproducción social, y no se agregaexternamente

27 En un esquema así, una relativa uniformidad natural de¡ territorio reducirá el pesode la”causa dos”e incrementaría el de la”causa uno”, etc.

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al determinismo social. El hecho de que procesosnaturales relativamente autónomos (un terremoto, elenfriamiento de la corteza terrestre) provoquen cambiosen la configuración natural, que a su vez reorientan ocambian la funcionalidad -de las configuraciones de losfenómenos sociales- no contradice esta concepción,fundada en el análisis categorial esbozado más arriba.

7.3 El Proceso del Capital y la Regionalización

La división social del trabajo desarrollada por el sistemacapitalista se apoya, indudablemente, sobredeterminaciones diferenciales naturales del territorio(recursos naturales localizados, topografía, condicionesde accesibilidad, etc.) y de la misma población (etnia,sexo, edad). Sin embargo, no es producida por estadiferenciación de lo natural. Por lo pronto, aún cuandohubiera una gran uniformidad en estos elementos, ladivisión social del trabajo se daría de todas maneras. Encambio, podemos decir que las determinaciones naturalesespecíficas favorecen unas u otras formas concretas de ladivisión social del trabajo y, visto desde la perspectiva delos recursos mismos, condicionan una u otra manera deinserción en el sistema de producción28.

Así, la división territorial del trabajo, es decir, laconfiguración de subconjuntos productivos relativamente

28 El capitalismo ha demostrado una gran ingeniosidad para utilizar lasdiferencias naturales en la búsqueda de una máxima valorización. Esto no selimita a la especialización de los sistemas ecológicos, sino que incluye lasdiferencias ¿técnicas, de sexo, de edad, etc. de la población trabajadora.

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especializados en áreas compactas diferenciables, comoparte de un sistema orgánico de producción social, o, enotros términos, esta regionalización-especialización de laproducción, constituye una forma espacial propia de laproducción social. Que esta forma no espredominantemente natural sino social queda enevidencia cuando las modalidades concretas que adoptase modifican con los sistemas sociales o con el desarrollode un mismo sistema. Las formas de inserción de losrecursos naturales y de la población bajo un régimen derelaciones campesinas (aunque esté articulado a susistema capitalista), difieren substancialmente de las deun sistema inmediatamente capitalista. El segundoexacerba la especialización, con un objetivo productivistaderivado de los imperativos de la acumulación delcapital, lo que conduce en muchos casos a unadegradación de los ecosistemas incorporados. Encambio, la producción predominantemente comunitariacampesina (en particular la de grupos indígenas) tiende ala preservación de los mismos. Por su parte, en unsistema socialista se proseguiría con el desarrollo de lasfuerzas productivas sin dejar de considerar los procesosecológicos en toda la complejidad que admite la ciencia,en base a una planificación que supere la anarquía delmercado y considere otros plazos.

Si la determinación fuera básicamente natural, laregionalización de la producción agraria seguiría loslineamientos de los aptitudes potenciales de losecosistemas en términos energéticos. Sin embargo, almenos en lo que hace a la producción capitalista, estaregionalización está regulada desde los mecanismos de

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apropiación de la renta agraria, que inducen unasignación del suelo nonecesariamente acorde con las aptitudes potencialesmencionadas. No escapan a esta regla desobreconformación de lo natural las economíassocialistas, sea porque distribuyen las funciones agrícolassegún un plan orientado a satisfacer necesidades sociales,sea porque finalmente opera bajo otras formas el criteriode la renta.

Usualmente se considera como indicador de laregionalización del capital social, la localización del“capital fijo”. Bajo este título se suele incluir lo que en laproblemática neoclásica se denomina “capital socialbásico”, o, en otros términos, la “infraestructura”, y elaparato productivo directo. Aún cuando hiciéramos unacorrecta discriminación entre las condiciones inmediatasy las generales de la producción, que aparezcan bajo laforma de elementos o procesos localizados, estaríamoslejos de haber captado la regionalización del capitalsocial. De hecho, siendo el capital una relación social Yno meramente un objeto físico (maquinarias, edificios,etc.), su regionalización es, fundamentalmente, laregionalización de los agentes y elementos de producciónque se acoplan a través de esta relación, así como laregionalización de la circulación de los capitales bajo susdiversas formas materiales. En otros términos, larelación del capital se particulariza por grupos colectivosdiferenciados, lo que puede resultar en unacorrespondiente regionalización interna, en tanto elcapital social global existe como trama de ciclos decapitales particulares (fracciones).

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El proceso de acumulación de capital está objetivamenteregionalizado, en tanto se organiza como trama deprocesos particulares de acumulación que tiene ámbitosterritoriales más o menos definidos. Y el desarrollo delproceso de acumulación puede ir acompañado decambios en esta regionalización. A nivel de los capitalesindividuales, de una situación en que los ámbitos deexplotación, de reproducción de la fuerza de trabajo, decirculación de las mercancías y de acumulación, tienenun radio relativamente restringido a limites locales, sedan extensiones que acompañan la concentración delcapital. Aunque no hay una secuencia única, puedenidentificarse algunos patrones de cambio, como el deiniciar la extensión en primer lugar por el ámbito decirculación de mercancías, luego por el ámbito deacumulación y simultáneamente o a continuación seguircon la extensión del ámbito de explotación mismo.Obviamente que la historia de capitales particularespuede desenvolverse en sentido contrario (contracción deámbitos) o como una serie de extensiones ycontracciones, no siendo posible establecer una leytendencias para cada capital individual.

A nivel del capital social en su conjunto, opera en generaluna tendencia a que el ámbito de acumulación del mismose extienda mediante la incorporación de regiones dondeotros modos de producción predominaban, con laposibilidad de que se den ciertas secuenciascaracterísticas, como la de incorporar los productores ymedios localizados al ámbito de circulación mercantil enprimer lugar, para posteriormente incorporarlos comoparte del ámbito de reproducción de la fuerza de trabajo yfinalmente como parte del ámbito de explotación. Peroesta tendencia no opera efectivamente de manera directa

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y lineal, ni sus manifestaciones particulares son fáciles dediscernir, en tanto se trata de una ley de tendencia, sin

plazos definidos, resultante de una compleja trama dedeterminismos y posiblemente válida solamente para unaépoca del desarrollo del capital.

Las relaciones sociales capitalistas, que tienen en un poloa los capitalistas y en otro a los trabajadores asalariados,pueden también analizarse, en lo que a su regionalizaciónhace, a partir de la organización territorial de lareproducción de la fuerza de trabajo, condición deexistencia del capital mismo. Por otra parte, un análisistal nos permite establecer las conexiones fundamentalesentre dicha organización y la organización territorial dela población, que incluye otros sectores que no puedenpropiamente denominarse fuerza de trabajo, ya seaporque no realizan tareas productivas de valores de uso oporque lo hacen bajo otras relaciones de producción.Tanto a través del proceso de reproducción social de lafuerza del trabajo, como a través de las vías dearticulación -de los ciclos el capital en sus diversasformas con ciclos de producción no capitalista- el análisisde la regionalización de la reproducción del capitalsocial implica asimismo -en una sociedad dominada porel modo capitalista de producción- el análisis de laregionalización de otros procesos no estrictamentecapitalistas (producción campesina, producción por partedel estado capitalista, etc.) que se constituyen, sinembargo, en condiciones generales para tal reproducción.

Pero al considerar al capital como una relación social, sureproducción no se reduce a la reproducción económica

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de las condiciones para su renovada valorización, sinoque incluye procesos de índole política e ideológica,necesarios para la reproducción de las relaciones sociales.

Así, cabe preguntarse por la regionalización de losprocesos políticos e ideológicos de dominación en elentendimiento que no son “separables” y, por lo tanto,combinables exteriormente con los procesos deproducción, sino que ya en el seno de las relaciones deproducción están jugándose relaciones de dominación yprocesos ideológicos. Numerosas cuestiones se abren aeste respecto: ¿Existen ámbitos de dominaciónidentificables, asociados a distintos mecanismos deintegración / represión de las grandes mayorías por partede las clases dominantes? ¿Cómo se articulan losmecanismos (y ámbitos) de los sistemas de compadrazgoy cacicazgo, y la dominación ejercida mediante losaparatos del Estado nacional o provincial? ¿Cómo serelacionan estos mecanismos (y ámbitos) con losprocesos (y ámbitos) particulares de acumulación delcapital de determinadas fracciones de la burguesía?¿Puede reducirse el complejo reordenamiento territorialque acompaña el desarrollo capitalista, a una tendencialineal de ampliación de los mercados y extensión de lasrelaciones capitalistas, denominándolo “tendencia dehomogeneización monopolística del espacioeconómico”?29.

29 Ver. Francisco de Oliveira: Elegía para una Re(li)giao, Paz e Terra, 1977,p. 26. Sin embargo, el análisis que Oliveira hace en su primer capitulo brinda loselementos para organizar el análisis bajo una visión mucho más compleja,cuando propone “un concepto de región que se fundamenta en la especificidad dela reproducción del capital, en las formas que asume el proceso de acumulación,la estructura de clase peculiar a esas formas y, por lo tanto, también en las formasde lucha de clases y del conflicto social en una escala más general”. (p. 27).

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Como señalamos más arriba, este reordenamientodifícilmente será unidireccional y uniforme para todos los

procesos de la producción social. Por el contrario, debeesperarse que sea un proceso contradictorio, y que talescontradicciones se expresen incluso en términos de losámbitos de las diferentes relaciones. El ámbito dedominación de una fracción localizada de la burguesía,mantenido en base a mecanismos de integración /represión locales, puede comenzar a perder consistenciacuando su correspondiente ámbito de explotación /acumulación comience a desdibujarse por la acción decapitales nacionales o internacionales en su proceso deexpansión. O, a la inversa, su ámbito de explotación /acumulación, básicamente local, puede entrar encontradicción con la extensión de los mecanismos deintegración / represión de nivel nacional que procuranliquidar los cacicazgos y constituir una nación“moderna”, conveniente a las fracciones hegemónicas.¿Cómo se resolverán estas contradicciones, en quésentido se redefinirán los ámbitos regionales?Difícilmente puede predecirse a partir de una ley detendencia tan global hacia la homogenización como lacitada30.

30 Volvamos al texto citado de Oliveira: “La “clausura” de una región por susclases dominantes requiere, exige y solamente se da, por lo tanto, en cuanto estasclases dominantes consiguen reproducir la relación social de dominación, o másclaramente, las relaciones de producción. En esa reproducción, obstaculizan ybloquean la penetración de formas diferenciadas de generación de¡ valor y denuevas relaciones de producción. La “apertura” de la región y la consecuente“integración” nacional, en el largo camino hasta la disolución completa de lasregiones, ocurre cuando la relación social no puede ser más reproducida y, poresa imposibilidad, se da una pérdida de hegemonía de las clases dominanteslocales y su substitución por otras, de carácter nacional e internacional”. Detrás

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En resumen, la regionalización objetiva de los procesossociales, sujeta a una dinámica derivada de la propia dedichos procesos, debe ser analizada a partir de la tópicateórica de la reproducción social que, en una sociedaddominada por el modo de producción capitalista, esbásicamente la reproducción del capital social, tanto en loque hace a la reproducción de las condiciones controladasdirectamente por los capitales como a la de lascondiciones generales de la producción, lo que incorporael análisis de reproducción global de la fuerza de trabajo(y por tanto la organización familiar), otras modalidadesde producción mercantil (campesina, artesanal, etc.) y lagestión (no en tanto capital) del Estado en lo que hace ala poca visión de tales condiciones generales. Por otraparte, más allá de los procesos económicos dereproducción, las relaciones político-ideológicas deberánser expresamente consideradas y cabe también para ellasaplicar el concepto de regionalización. Por último, ensistemas nacionales de desarrollo incompleto, para loscuales las condiciones de la reproducción descansan enmuchos casos en procesos externos, el análisis de laregionalización no podría efectuarse sin considerar lasdiversas modalidades de inserción en el sistema mundial.

de este sugestivo y rico párrafo nos parece advertir un inintencionado “ajuste”, delos fenómenos reales previstos, a la ley tendencias enunciada más arriba, cuandotal vez los avances y retrocesos, las permanencias reacondicionadas de las clasesdominantes, las nuevas articulaciones y refuncionalizaciones sean algo más queexcepciones a la regla, y se deba (como el mismo Oliveira sugiere) un marcoconceptual más complejo para abordar la comprensión de la cuestión regional ennuestros países.

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8.LA CUESTIÓN REGIONAL EN AMÉRICALATINA

La cuestión regional en América Latina es, entonces, lacuestión de las formas espaciales contradictoriasresultantes de la organización y reorganización territorialde los procesos sociales dominados por las relacionescapitalistas. Procesos de reproducción social queimplican relaciones con otros sistemas de producción ydominación, cuyos ámbitos a su vez pueden entrar encontradicción con los requerimientos del desarrollocapitalista.

Es también la cuestión del desarrollo desigual de lasfuerzas productivas y de las condiciones de reproducciónde amplios sectores de la población, localizados enregiones periféricas al proceso de acumulacióncapitalista, pero posibles de violenta modificación por losrequerimientos que les pone el sistema capitalista en sudesarrollo, al integrarse a la reproducción ampliada de losmedios de producción a la reproducción de la fuerza detrabajo misma, en condiciones de creciente movibilidad.

Es, asimismo (y no como aspecto secundario), la cuestiónde la apropiación del territorio, en lo que hace a lainserción en el proceso de reproducción capitalista, de lascondiciones de la producción usualmente denominada“tierra” -con sus concomitantes procesos de“acumulación originaria”, mediante el despojo más omenos legalizado y la conversión de masas de producciónindependientes en asalariados o marginales”-, usualmentecon una clara regionalización en cuanto a qué tierras sepretende incorporar y qué ámbitos propios, si algunos,

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se les permite a los expropiados. En la misma línea, es lacuestión de la apropiación del territorio en tanto locus noreproducible, y por tanto vía de apropiación de rentas deposición.

Es, por otra parte, la cuestión de la constitución deámbitos de dominación político-ideológica y por tanto dela regionalización de las luchas sociales, donde el“regionalismo” deberá ser visto en su aspecto de historiacomún, tradición y cultura diferenciadas, pero tambiéncomo posible manipulación ideológica por parte de lasfracciones dominantes en su lucha por la hegemonía,buscando consensos locales en sus conflictos con otrasfracciones sociales, pero produciendo asimismo unafragmentación de las fuerzas populares.

Cuestión de formas espaciales “o” cuestión deapropiación del territorio, cuestión de acumulación “o”cuestión de dominación, la cuestión regional es, sinduda, una cuestión social, y, como tal, debemosabordarla en el futuro, dejando de lado los esquemas quecosifican “el espacio” y buscando el sentido de laorganización territorial en una teoría científica que décuenta del desarrollo histórico de nuestros países, sindar saltos en el vacío, es decir, recorriendoanalíticamente la compleja y nunca unívoca trama dedeterminismos que vinculan concretamente lasestructuras sociales con las formas espaciales.

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CAPITULO II

LOS TÉRMINOS DE LA CUESTIÓN REGIONALEN

AMÉRICA LATINA

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1. LA PROBLEMATIZACIÓN DE LOREGIONAL EN AMÉRICA LATINA

¿Cómo ha aparecido problematizado lo regional enAmérica Latina durante estas dos últimas décadas”@Los temas recurrentes en los diversos países, con todassus heterogeneidades, han sido los mismos, variaciónmas, variación menos: uno ha sido la “excesiva”concentración geográfica también denominadamacrocefalia, diagnosticada mediante una normaporcentual prestada aplicada a masas muy diferentes depoblación, localizadas en países sumamenteheterogéneos en cuanto a sus condiciones naturales, a suestructura productiva, a su historia, y a su extensiónterritorial. Las desigualdades “regionales”, tanto entérminos de indicadores de productividad como deconsumo, ha sido otro. El “centralismo” de la regióncapital, vis a vis las provincias, estados o departamentosy, por supuesto, los municipios, un tercero. El“dualismo geográfico”, como expresión de ladiferenciación tradicional / moderno o de su paralelorural / urbano, ha dejado también su huella en estecampo. Las modas del “colonialismo interno” (aplicadopor igual a Argentina o a Bolivia, a Brasil o a Chile), dela relación centro-periferia, de la dependencia o delintercambio desigual, por no mencionar a las economías(y las esperadas deseconomías) externas y la causacióncircular acumulativa, se han dejado sentir y su paso noqueda desapercibido en tanto la jerga de los“regionalistas” se ha ido enriqueciendo.

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Escapando del determinismo geográfico y del análisis delfederalismo político, fuimos cayendo en el sociologismoy en el economicismo (ambos con diversos signos ocorrientes ideológicas en su interior), confundiendoregiones con clases sociales, o procesos conflictivos conla economía del bienestar en abstracto. Así, no nosextrañábamos de encontrar al mismo contenidoconceptual revestido del ropaje terminológicopseudomarxista o del funcionalista. Si un tema seidentificaba como “neoclásico”, “funcionalista”,“estructuralista” o “dependentista”, era arrojado por laborda del barco como primer paso y, posiblemente,“rescatado” varias millas marinas (y años) después, nosin que, como decíamos más arriba, las jergas fueranentremezclándose y las citas mencionando (reconociendo/ negando) los “factores” mencionados por el enemigo. Que algunos se salvaran relativamente de esta evo (invo)lución, no afecta la caracterización global. Algunos porconcentrarse en la crítica continua y sistemática a una delas corrientes, otros por eludir toda consideración sobre elqué hacer hoy y aquí, otros por ambas razones, puede serque haya algunos que llegaron “sanos y salvos” (o almenos “recuperables”) ¿a ... dónde? La pregunta por el lugar es la pregunta por la “cuestión”Pregunta que debe ser contestada conceptual perotambién prácticamente. Hay ciertas situaciones socialesen las cuales el estado de la problemática escompulsivamente revisado por los que tienen que “hacer”más que decir. Y el campo (y sus “especialistas”) estensionado por la urgente necesidad de la transformaciónsocial desde aparatos del Estado. ¿Qué respondieron,colectivamente, los especialistas (los “regionalistas”) a la

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Unidad Popular en Chile, al Velasquismo en el Perú, alFrente Sandinista en la Nicaragua actual (salvando lasenormes diferencias entre estas situaciones)? Del mismo modo, cabe que nos preguntemos por qué lasorganizaciones políticas, los movimientos socialescontestatarios, rara vez se (nos) plantean esa preguntacuando están “en la Oposición” al orden capitalista. Investigación posible, pero también problema personalpara muchos de nosotros, la pregunta es crucial paraencauzar la autocrítica colectiva que debemos hacer, si desentar nuevas bases se trata. Por último, la decidibilidad,entre paradigmas en campos específicos, no puederesolverse apelando a la autoridad de paradigmas másabarcativos y/o a meros análisis de consistencia interna.Si nos limitamos a arañar la realidad manipulandodudosas series estadísticas, o si meramente combinamosambas actividades, estamos aún lejos de habercontrastado nuestras ideas con la dura realidad,aprehensible no sólo por la vía del conocimiento, sinotambién de la transformación. Hablamos, claro, del colectivo. No de individuos quepueden construir virtuosos trabajos sobre un concepto oun indicador, siempre recuperables por lostransformadores orgánicos de la realidad. Hablamos delconjunto de los especialistas sobre “lo regional”.Dejamos fuera (perdón) a los que confunden la obtenciónde fondos para su subsistencia como investigadores, conel objetivo mismo de la investigación y que asimilan sucoyuntura personal con la coyuntura del movimientopopular. Hablamos de los que, aún dentro de los límitesexistentes,

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están comprometidos al menos con el conocimientocientífico. Y esto todavía incluye representantes demuchas corrientes. Más aún, podemos dejar fuera denuestra pregunta a los que son, consciente oinconscientemente, representantes de las ideologíasdominantes. Nos quedamos con los investigadores seriosque ejercen la crítica como su manera de acceder a larealidad. Y extendemos la pregunta, para no hablar sólodel pasado o de un presente demasiado(o mal) localizadopara algunos: ¿Qué tenemos para proponer (hacer)respecto a la problemática regional en aras de unatransformación social al servicio de las masastrabajadoras de América Latina? ¿Qué guías para laacción de los movimientos contestatarios, pueden surgirde nuestros análisis? ¿Qué objetivos concretos podemosponer en su mira? 0, mucho más humildemente, ¿quépodemos proponer a los planificadores regionalescontestatarios dentro del régimen capitalista?

2. SOBRE LAS BASES METÓDICAS PARAUN REPLANTEO CRITICO DE LAPROBLEMÁTICA *(*ver final del capítulo)

Lo anteriormente expuesto no debe interpretarse comouna propuesta de intentar el eclecticismo, tomando conamplitud todas las contribuciones a cada “tema” ycomponiendo un mosaico de aproximaciones, en lugar deelaborar una teoría basada en un paradigma socialexplícito. Por el contrario. Se trata de ubicarse, en elinterior de un colectivo ideológico y teóricamenteheterogéneo, con una firme posición teórico-metodológica y, desde allí, descodificar las aportacioneshechas desde otras

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vertientes, criticar las supuestamente propias,recuperando su contenido de conocimiento objetivo si lotuvieren. Se trata de aceptar abiertamente el reto queproponen otras concepciones, otros énfasis, a la vez quede asumir la propia crisis, sin recurrir ya a los librossagrados como cobertura para el discurso teoricistaespeculativo. Tampoco puede interpretarse, entonces,como una propuesta de zambullirnos en el pragmatismo yde abandonar la teoría. Por el contrario, se trata derefundar la teoría crítica de lo regional. Esto requiere elaborar analíticamente las determinacionesmás simples y abstractas de la problemática que, anuestro juicio, nos remiten a la relación entre espacio ysociedad. Inmediatamente debemos pasar a estableceralgunas relaciones entre la espacialidad y los procesospropios de una sociedad históricamente determinada: lacapitalista. Sin embargo, al nivel de la relación entreespacios y Modo Capitalista de Producción, sólo sepueden planear algunas hipótesis de tan elevado nivel deabstracción que pueden resultar obvias oincomprensibles. Es necesario acercarse más a lo real:del espacio al territorio, y del Modo de ProducciónCapitalista a la Formación Económico Social Capitalista,como tópica teórica que nos permitirá acceder al nivel denuestro interés: territorios y sociedades capitalistaslatinoamericanas en la época actual. Sin embargo, mientras no completemos la formalizacióny comencemos a recorrer el camino inverso conasiduidad, probando la eficacia de estos conceptos paraproducir conocimiento empírico y desde allí realimentarla

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tópica más general, estaremos en los primeros pasos deuna vía sólo presumiblemente correcta. En todo caso, se trata de romper con una tradición queoscilaba entre el planteamiento de la problemáticaregional a su nivel más evidente(“mucha gente, muchotránsito, pocas calles; luego: congestión urbana”) y el quese remitía inmediatamente a determinacionesfundamentales pero sin mediación de ningún tipo (“elimperialismo produce concentración territorial”). Todoindica que una de las claves para avanzar es darle a laFormación Económico-Social su verdadero carácter de“procesador” de las causas “externas” sobre laorganización territorial nacional, para superar lo queFederico Sabaté caracteriza como el análisis de“repercusiones” (“Determinaciones contemporáneas yanálisis histórico de la Cuestión Regional en AméricaLatina”). Sin embargo, aun cuando incorporemos a la FormaciónEconómico Social como procesador de los efectos, elmodelo causalista flaquea como vía explicativa. Segúnseñala R. Moreira (“Una política regional deindustrialización. El Nordeste Brasileño”) la sequía enel Nordeste Brasileño “produjo” presiones sociales que asu vez provocaron como respuesta por parte del, Estado,la creación de SUDENE. Aquí, un hecho aparentementeexterno (la sequía, fenómeno natural) es procesado por laformación social capitalista brasileña y da como resultadocierta acción regional, cierta reorganización de aparatosdel Estado. Pero cabría preguntarse si esa sequía no eraen realidad un hecho social, no sólo por sus

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repercusiones, como diría Federico Sabaté, sino por serconstitutivamente resultante del subdesarrollo o ladegradación de las fuerzas productivas en esa sociedad.Lo que Sjenovich y Sánchez nos plantean (“Notas sobreNaturaleza-Sociedad y la cuestión regional enAmérica Latina”) impide ya pensar tan fácilmente quelos fenómenos climáticos u otros fenómenos naturalesson un puro acontecer de la naturaleza. Del mismomodo, podríamos vincular los movimientos étnicos y sudesplazamiento hacia tierras marginales, no comoconexión procesada por la “sociedad blanca” (Rodríguezy Soubie: “La problemática indígena contemporánea y lacuestión regional en América Latina”) sino comoresultado del procesamiento particular que el capitalismoles da en sociedades latinoamericanas. Con estos ejemplos queremos ilustrar que esa propuestade ubicarnos en una posición teórico-metodológica firmerequiere cuestionar la lógica misma de la explicacióncientífica, tarea obviamente no reservada exclusivamentepara nuestro campo, pero a cuyo desarrollo debemos estarmuy alertas. En el pasado, nuestra disciplina (?) estuvoalejada de tal tipo de discusiones, reservadas para las“ciencias básicas”. La refundación del campo, elreplanteo de la problemática específica exige, sin duda,realizar ese esfuerzo ahora, pues sin “rupturaepistemológica” difícilmente se daría un salto cualitativo.

3. LA CARACTERIZACIÓN DE LACUESTIÓN REGIONAL

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Partimos de la base que al llegar al Seminario, losdiversos ponentes tenían una concepción acerca de lo quepodía entenderse como “la Cuestión Regional” y que la misma presentación y discusión de los trabajos nos puedepermitir un avance en la conceptualización de la misma.De hecho, un primer intento realizado sobre la marchaestá contenido en las Conclusiones del seminario(“Conclusiones del Seminario sobre la cuestión Regionalen América Latina “ver Apéndice). Por lo pronto, si examinamos aquellas ponencias que máso menos explícitamente plantearon a qué se referíancomo “la cuestión regional”, encontramos posicionesmuy diversas. Para Balán (Una cuestión regional en laArgentina: Burguesías provinciales y el mercadonacional en el desarrollo agroexportador) que hahecho un esfuerzo importante de explicitación, lacuestión regional se da cuando, “en las relaciones deconflicto entre grupos y clases sociales en sociedadesnacionales ... los actores, sus intereses o lealtades estánespacial y estructuralmente diferenciados”. Estaproposición pone cómo contexto mínimo referencias unasociedad nacional, es decir, un estado nacional. Por lodemás, en el caso que analiza, plantea como “cuestiónregional” la derivada de la contradicción existente entrela base económica del Estado Nacional (concentrada en laregión centro) y las bases políticas de dicho Estado, queen buena parte estaban localizadas en las Provincias delInterior. Esta contradicción permitía que las oligarquíasdel interior, pudieran plantear reivindicaciones a partir desus intereses económicos particulares y forzaba unaalianza con las mismas para garantizar la estabilidadpolítica que el proceso requería. Esta visualización, que

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nos parece pertinente, se diluye sin embargo, cuandoBalán prácticamente identifica cuestión regional con“problema regional”, y entonces habrá tantas cuestionesregionales como situaciones de conflicto con expresiones regionaleshaya. Sin embargo, al anticipar las tendencias, Balán31 “ comparte la hipótesis de Francisco de Oliveira , según lacual el desarrollo del capitalismo produce unahomogeneización de las estructuras económicas(difundiendo precisamente las relaciones capitalistas deproducción) y una unificación del sistema político, locual conduciría -sobre( todo en ausencia de gruposétnicos importantes localizados- a reducir la importanciade las “cuestiones regionales”. Aunque el “uso delespacio “siempre podría dar lugar a conflictos de clases ygrupos, rara vez se convertir. a ya en la base de identidadde los mismos, como consecuencia de la gran movilidadde los factores. Esta anticipación de tendencia parece contradecirse conla que podríamos deducir del trabajo de Sejenovich ySánchez (op. cit.), quienes señalan que la característicafundamental del capitalismo, en lo referente al uso delterritorio, es que provoca una exacerbación de la divisiónterritorial del trabajo, especializando los ecosistemas, esdecir, diferenciándolos crecientemente. De aquípodríamos deducir que, aun cuando efectivamentehubiera una relativa homogeneización en términos derelaciones sociales, las bases de conflictos entre gruposregionales, alrededor de la política económica nacional o 31 “Francisco de Oliveira: Elegia para una re(li) giao, Ed. Paz e Terra, San Pablo,1979.

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por la obtención de recursos productivos, nonecesariamente disminuiría. Dada, entonces, ladefinición de “las cuestiones regionales” adoptada éstaspodrían coyunturalmente e incluso tendencialmente,crecer en importancia dentro de la problemática nacional. Tal vez esta paradojapodría resolverse si se establecieran bases analíticas másfirmes para jerarquizar los distintos tipos de conflictos (ysus contradicciones subyacentes) así como otrascondiciones contextuales que hacen (o no) de los mismosuna Cuestión Regional en la sociedad nacional. Sobreesto volveremos más adelante. Aunque Balán en su caracterización se centra en losconflictos de intereses y su expresión política, cabríarepreguntar si la Cuestión Regional es siempre unacuestión económica o si puede ser étnica, cultural, etc., esdecir basada en otras contradicciones propias de lasociedad civil. Bengoa, por ejemplo (“Agricultura, acumulacióncapitalista y la cuestión regional”), define a la regióncomo un subsistema de acumulación con sujetos socialesespecíficos capaces de encarnar un proyecto dedesarrollo. Un problema central de la “cuestión regional”es el carácter incompleto de dicho subsistema, lo queatentaría contra su autonomía relativa como subsistemade reproducción de la base material y por lo tanto de lasclases mismas. A nuestro juicio (ver: Sobre laespacialidad ... ), esta definición confunde el procesosocial (acumulación) con su ámbito territorial (región), yasimismo reduce el espectro de las regiones posibles aaquellas subsumidas realmente al capital (para esadefinición no podría haber una región campesina, por

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ejemplo). A tal punto es ese su planteo, que afirma quecuando se trata de “regiones de base agrícola de menordesarrollo relativo” y por lo tanto con escasa“capitalización” se sufre la tentación de “disolver elproblema regional en el rural”. En este enfoque, la formaen que el proceso nacional o mundial de acumulaciónvaya incorporando los procesos de trabajo de las diversasáreas será el determinante fundamental de la constitución(o disolución) de regiones (capitalistas) y de suscorrespondientes estructuras sociales. Aquí, en lareflexión sobre las tendencias, aparece una mención a laposibilidad de que este proceso desigual generedesequilibraos que se sugiere deben ser vinculados a laidentificación y caracterización de movimientos socialesregionales. Aunque la riqueza del trabajo de Bengoapuede sugerir muchas interpretaciones alternativas,creemos que en su resumen su visión de la cuestión optapor cargar el peso en las determinaciones económicas.

Como posiblemente diría Juan Villareal (Clases,regiones y política, con especial referencia aArgentina y América Latina) el análisis de Bengoapermanece al nivel de la constitución regional de losconflictos de clase, sin penetrar en “las luchas entregobernantes y gobernados”, en “los conflictos entrepartidos políticos”, en “las disputas de tendenciasideológicas” ni en el desarrollo de movimientos deprotesta social regionales, todos los cuales seríanelementos necesarios para completar el planteo de lacuestión. Sin embargo, cuando a su vez Villarreal intentadefinir región, la presenta como el “escenario” donde sedesenvuelven las luchas, el “contexto cualitativamentediferenciado” que lejos de ser pasivo (como sugería el

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término “escenario”) influye, por su mismadiferenciación, en la formación y actuación de lospartidos y la constitución particular de clases socialesasociadas a las estructuras productivas. Obviamente,aquí “la región” ya no es un escenario, sino la sociedadcivil local misma, puesto que no puede pensarseseparadamente la constitución de las clases y laconstitución de la estructura económica, y por lo tantoqueda dentro del proceso social (Villarreal intentaresolver esta dificultad aclarando que las estructurasproductivas diferenciadas inciden, a su vez, en laconstitución de “las regiones” de una formación social).Incluso, por momentos, en el discurso de Villarreal lasregiones parecen convertirse prácticamente en sujetossociales. Un procedimiento similar al de Bengoa proponen BlasReal y Mario Lungo (La problemática regional enCentro América), aunque sin poner condiciones tanrestrictivas a la definición de una región. Básicamente,efectúan el análisis desde la perspectiva de la divisiónterritorial del trabajo, pero no limitándose a los aspectosdel proceso del trabajo, sino considerando las relacionessociales de producción y las modalidades de inserción enel interior de la Formación Económico Social comocriterios clasificatorios (y delimitadores). Así, lasregiones quedarían nuevamente determinadas a partir dediferenciaciones en la sociedad civil, más concretamente,en las estructuras económicas, proponiéndose como temaadicional de investigación (tal como plantea Bengoa) las“manifestaciones de poder regional”, y su relación con eldesarrollo de la estructura económica. Sin embargo, en eltrabajo se resaltan las determinaciones económicas comocomponente explicativo.

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Así, se plantea un modelo de evolución del desarrollodesigual de las regiones que es explícita o implícitamenteutilizado por otros autores v que sin duda hapredominado en este campo en América Latina: nuestrospaíses, insertos de manera dependiente en el sistemacapitalista, sufren los impactos exógenos resultantes delos cambios en el mercado mundial y las consecuentesredefiniciones de la división internacional del trabajo.Así, nuevas demandas externas generan, en aquellasregiones ecológicamente aptas y provistas de la suficienteinfraestructura por el Estado nacional, nuevas actividadesproductivas. Esto a su vez suele ir asociado contransformaciones en las relaciones sociales de produccióny por tanto en la estructura de clases local, lo que a suvez, va contribuyendo a transformar la composición delEstado mismo. Todos estos procesos, a su vez, generany/o posibilitan cambios en la configuración territorial delas actividades de exportación que inducen cambios en lorelativo a las actividades dirigidas al mercado interior.Se producen así los “ciclos” de la carne, del café, delalgodón, de los cereales, del banano, etc., acompañadosde reacomodamiento poblacional y de las grandes obrasde infraestructura (ferrocarriles, caminos, represas, etc.)que ponen en condiciones de producción los recursos queexige el proceso de acumulación de capital a escalamundial. Si a esto le agregamos los procesos deformación del capital nacional, las interrelaciones ytransformaciones de la formas del capital (comercial,bancario, agrario, financiero, etc) y la articulación delcapital extranjero y su tecnología con el nacional,tendríamos una buena base para visualizar lastransformaciones o refuncionalizaciones de las regiones ysus correspondientes estructuras de clase.

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Adicionalmente, el componente étnico puede agregar unadeterminación importante en ciertas sociedades y épocas.El proceso de urbanización y el desarrollo del mercadointerno que acompañan esta evolución van a su vezcomplejizando la problemática regional, en tanto, lacontradicción campo ciudad o la diferenciación rural-urbana van tomando formas nuevas (así, en los pequeñospaíses centroamericanos esta dicotomía tendería adiluirse rápidamente. Ver Real y Lungo, op. cit. yRichard Willig: La cuestión regional en El Salvador).La cuestión regional irla así autonomizándoserelativamente de la cuestión agraria. (Nuevas bases paraun enfoque superador al descrito son, a nuestro juicio,planteadas por Federico Sabaté en su trabajo citado). La propuesta que generalmente se hace es agregar osuperponer a este análisis, consideraciones sobre las“expresiones” políticas de estas transformaciones en laregionalización de la sociedad civil, e incluso sobre lapotencialidad política de los conflictos de interés que sevan generando sobre bases regionales diferentes. Cuandodichos conflictos son visualizados fundamentalmentecomo conflictos entre fracciones de la burguesía,prácticamente se nos propone hacer una historia de laconstitución de la burguesía como clase nacional y lastensiones que sufre en su interior por losfraccionamientos “especialmente diferenciados” y suevolución. A nuestro juicio este enfoque que da “personalidad” alplanteamiento de la problemática regional en AméricaLatina, y que no puede ocultar sus raíces Cepalinas, allimitarse a plantear lo político como “ex-presión” de la

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base económica cae en un economicismo”32, que debe sersuperado si de refundar el campo sobre bases científicasválidas se trata. Y aquí surge entonces el otro posible sesgo: el“politicismo”, donde se brinda una exagerada autonomíarelativa a las relaciones políticas. Adicionalmente, estenuevo tipo de enfoque encuentra dificultades mucho másserias para vincularse con la problemática regional (comocreemos puede visualizarse en el trabajo de Villarreal,citado). Retornando nuestro intento de revisar las formas en queen el seminario ha sido caracterizada la cuestión regional,ahora desde una perspectiva que da más peso a “lopolítico”, encontramos una fórmula recurrente en muchosautores: la vinculación de la problemática regional con eldenominado “proyecto social hegemónico”. Así como enlos enfoques que visualizan la cuestión regional comoconstituida al nivel de la sociedad civil, la misma podríapor último reducirse a (confundirse con) la CuestiónAgraria, en este enfoque no es difícil ver como situaciónlímite su confusión con la Cuestión Nacional, vista comocuestión de la constitución de una burguesía nacional yun Estado unificado.

Richard Willig (op. cit.) hace un planteo muy simple. Suhipótesis central es que el desarrollo regional responde ainiciativas directas de una fracción de la clase dominante,que para poder realizar su proyecto se enfrenta a otras

32 Una de las expresiones de dicho economicismo es la conocida afirmación deque el proceso de centralización de¡ capital conlleva un proceso de concentraciónterritorial, sin que las mediaciones necesarias entre ambos procesos seanexplicitadas. Para otra opinión en contrario, ver el trabajo de Wilson Cano: Lacuestión regional en el Brasil.

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fracciones o clases, movilizando apoyos para obtener elrespaldo de las políticas gubernamentales.

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Igualmente, Wilson Salinas (La dialéctica de la políticaregional nacional. El caso del gobierno militarperuano) presenta su caso como el de un modelohegemónico que priorizaba la industrialización conconsecuencias mínimas sobre la “cuestión regional”, aldarse en un determinado contexto nacional (dereformismo) e internacional (de capitalismodependiente). Como diría Villarreal, aquí prácticamentese confunden en lo económico con lo político. Barkintambién afirma (La cuestión regional en su contextonacional) con referencia al caso del NE en Brasil, que suno desarrollo se explicaría por no ser parte de un“proyecto nacional”. En la misma línea, Lavell, Pírez yUnikel (La política regional en México: 1970-1976),atribuyen la falta de una política regional coherente enMéxico a la ausencia de un sector realmente interesadoen una toma de posición frente a “la cuestión regional”,con peso suficiente para que el Estado le preste atención.Como se ve, aquí se exige una toma de posición directasobre la problemática regional, mientras que, porejemplo, Wilson Salinas lo plantearía más en términos delos efectos que una u otra política sectorial pueden tenersobre lo regional (sin duda que en México la política dela industrialización o la política agraria tienen¡aplicaciones casi inmediatas sobre la suerte a correr porunas u otras zonas del territorio, tal como los mismosautores implican en otras partes de su documento).

Geisse y Valdivia (La cuestión urbana-regional enChile) hacen asimismo referencia a que los sectoresmedios y obreros urbanos apoyaron el proyectoindustrialista

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posterior a los treintas en Chile, posibilitando lascondiciones políticas para la protección por parte delEstado, pasando el mercado interno a ser la base delcrecimiento económico, pero en detrimento de lossectores de pequeños y medianos productores agrícolasy del campesinado, y asocian esta situación política conel tipo de configuración territorial (y suscontradicciones) resultante.

En todos estos planteos aparece más o menos explícitoel operador teórico constituido por el concepto deproyecto social “hegemónico” o, en su versión másdescamada, simplemente “impuesto” por los grupos enel poder. Pero el tal proyecto se identifica casitotalmente con su determinado proyecto de crecimientoeconómico sectorial y su correspondiente políticaeconómica, con lo cual nuestro despegue de lascondicionantes de la cuestión regional ubicados en lasociedad civil sería incompleto, en tanto estaríamosefectivamente captando sólo las “expresiones” al nivelde las políticas del Estado, de los intereses de los gruposen el poder, siempre -por la misma naturaleza deloperador teórico- parte de las clases dominantes.

Si revisamos ahora la forma en que Rofman lo teoriza(Teoría y práctica de la planificación regional enAmérica Latina), evidencia más la casi simbiosis de lopolítico y lo económico teorizado además al nivel deModo de Producción, enfoque éste que ha ocupado unlugar importante en la evolución de las ideas sobre eltema en la última década. Para Rofman, “el proceso detoma de decisiones en cada coyuntura corresponde conlos objetivos globales del desarrollo capitalista en cadapaís”, que

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sería el verdadero punto de referencia para evaluar lasexperiencias de planificación, y no el discurso ideológicodel plan. Los sectores que controlan el aparato delEstado impulsan una determinada estrategia de desarrollonacional, que implica y enmarca a su vez a laplanificación regional, por lo que, teniendo en cuenta laafirmación anterior, las tendencias del capital en generalse estarían imponiendo en la organización territorial,directamente a través de sus representantes en laconducción del Estado capitalista. Esto supondría que elproyecto social hegemónico consistente en imponer lastendencias de desarrollo del capital en general, superandolas contradicciones entre sus fracciones, lo cual no parececoincidir con la apreciación que otros autores tienen alrespecto, privilegiando no tanto el análisis de lastendencias objetivas del capital en general como el de lascontradicciones coyunturales entre fracciones de laburguesía. A esta altura nos parece evidente que “lo político” comotal parece como subsidiario a lo económico y que, a pesarde que se utiliza el término “hegemonía”, uno de suscomponentes principales queda marginado relativamentedel análisis (el de la posibilidad de persuasión de lasclases antagónicas), tal vez por tener un pesorelativamente menor en los procesos de dominación quehan predominado en América Latina.

En el trabajo de Martín del Campo (La cuestión agrariay el desarrollo regional en México), luego de establecerun nexo entre la cuestión agraria y la cuestión regional, sedestaca un elemento directamente político con efectosposibles sobre la problemática regional en México,

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conformado por “las modificaciones del modelo políticoen el campo, así como de las formas de participación ydel control del campesinado por parte del Estado y lasclases dominantes”. Por su parte, Moreno (Lacoyuntura política argentina de 1966 a 1970 y losmovimientos populares reivindicativos de carácterregional), que se propone analizar la relación entre un“proyecto de desarrollo económico social hegemónico anivel nacional” y los conflictos regionales que el mismooriginó (refiriéndose al Cordobazo en Argentina) afirma,generalizando, que “las contradicciones territoriales sonsecundarias” y que, por lo tanto;” los conflictos políticosy sociales que en ellas se asientan tienen solución dentrode la propia lógica del sistema capitalista en suconjunto”, aunque, en determinadas situaciones derelación de fuerza, puede plantearse un “enfrentamientosignificativo” respecto al mencionado proyecto. Laproposición teórica básica de Moreno es que lasestructuras económicas tienen efectos sobre laconformación territorial por medio de un procesomediado por la actividad política del Estado y del sistemapolítico, planteando así elementos para una posiblevisualización alternativa a la que concibe lo políticocomo expresión de lo económico o a la que lo ve comoautónomo. Asimismo, nos abre otra línea de reflexión altomar en consideración no sólo el tipo sino la forma deresolución de los conflictos. En efecto, afirma que,debido a que la solución de los conflictos analizados fue“política en términos clasistas”, los mismos produjeronimportantes efectos políticos pero muy pocos o ningunosobre la estructura económica regional. Lo quecoincidiría con la anticipación de Villarreal de que “ ...hay una considerable distancia analítica entre el pesadomovimientos de las clases sociales y el fugaz

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desplazamiento de los partidos políticos en sumovimiento alrededor del poder”, tanto más en AméricaLatina, donde la sociedad política no se habríadesarrollado pari passu con un desarrollo complejo de lasociedad civil. Un caso que parece ser aproximable a partir de laproposición básica de Moreno es posiblemente el deVenezuela, para el cual Negrón (El desarrollo y laspolíticas regionales en Venezuela) nos entrega uno delos análisis más completos de caso nacional, aunque talvez las determinaciones específicamente políticas nocobran toda la relevancia que podrían (posiblementeporque efectivamente la hipótesis de Moreno esparticularmente válida en una sociedad marcada por lacaptación de la renta petrolera). En lo que hace a laconceptualización sobre la “cuestión regional”, Negrónafirma, refiriéndose a la época que se indica (en los años20) que “el problema regional existía (si existía) apenaspara círculos muy restringidos de las clases másacomodadas”. Estos nos trae a colación otro aspectorelativo a la necesaria diferenciación como situaciónobjetivamente determinada, por un lado, y la percepciónde la misma, por el otro. Haciendo un paralelo ¿valdríadecir que cuando la clase trabajadora no percibe (por sugrado de conciencia y organización) la cuestión deldesarrollo de las fuerzas productivas como “su”problema, o como problema nacional, por eso deja de serun aspecto constitutivo de su evolución? Volveremossobre este tema. Un intento de buscar en la práctica misma del análisis dela realidad una respuesta a la relación real -en laproblemática regional- entre lo político (y lo ideológico)

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y la sociedad civil (con sus determinantes de desarrollodesigual de las fuerzas productivas y de las clasessociales de articulación entre relaciones heterogéneas deproducción de contradicciones étnicas, etc.,), se encuentraen el trabajo de Federico (Notas sobre la cuestiónregional en Bolivia) con su desarrollo posterior decontenido más teórico-metodológico en su otro trabajoanteriormente citado. Intentando extraer el núcleo de las propuestas alternativascoexistentes en esta obra, podríamos decir que, para unos,la “cuestión” se localiza fundamentalmente a nivel de lasociedad civil, con “expresiones” correspondientes (bajociertas condiciones) en la sociedad política. Cuando,adicionalmente, la cuestión muestra una raíz común conla cuestión agraria como determinante fundamental,aparece como propuesta de resolución superadora lareforma agraria, es decir, una transformación en lasrelaciones sociales de producción. Para otros, la cuestióntiene raíces en la sociedad civil pero se localiza en lainterfase entre ésta y la sociedad política, bajo el título de“proyecto social hegemónico”. Cuando, adicionalmente,la cuestión tiene alcances que la confunden prácticamentecon la cuestión nacional -entendida como la relativa a ladefinición de la hegemonía de clase y la constitución delestado nacional- aparecería como propuesta de resoluciónsuperadora una transformación en las relaciones de poder. La primera vía de planteamiento corre el riesgo de caeren sesgos economicistas, como lo ilustra la diversidad deconceptos de reforma agraria que existen en esta misma

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obra33 , algunos de los cuales, al quedarse embarcadas enla sociedad civil, pueden incluso convertirse enmecanismos eficientes del desarrollo capitalista, sin sernecesariamente éste el objetivo propugnado. La segunda,a su vez, parece quedar entrampada en muchos casos enuna historia de la burguesía y su proceso de constituciónconjuntamente con el Estado, donde las clases dominadasy la lucha de clases como tal, aparece como “telón defondo” del proceso interno a la misma. A estas dosalternativas, que dominan el campo (como núcleos nosiempre expresos) podría agregarse una variante de laprimera, que propondría para algunas sociedades unaasimilación de la cuestión regional con la cuestión étnica,dando lugar a otra posible confusión con la cuestiónnacional -entendida ahora como el problema de laplurietnicidad y el Estado- (Rodríguez y Soubié, op. cit. ylos trabajos de Federico también citados). En todo caso, en ambas vertientes explicativas existelatente la concepción de que el “modelo regional” estádeterminado por el “modelo nacional” (y éste por elmodelo internacional”), donde, “lo regional” y suresolución estarían totalmente subordinados altratamiento que le dé la sociedad a la problemáticanacional (sea ésta agraria, étnica, o política) que en sí

33 En los trabajos de Federico Sabaté, Cano, Real y Lugo, Barkim, Willig, Bengoa,Archetti, Martín del Campo, se menciona, con sentidos no siempre idénticos, lareforma agraria. En cualquier caso, parece evidente que una política de reformaagraria es el instrumento de acción desde el Estado con mayor potencial de eficaciapara producir transformaciones drásticas de la organización territorial en la mayoríade las sociedades latinoamericanas.

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misma sería aregional, ¿Cabrá considerar la alternativade que, al menos en ciertas épocas de ciertas sociedades, la cuestiónregional sea algo más que una forma de aparición decuestiones sociales cruciales para la estructuraciónsociopolítica de dichas sociedades? 0, en otros términos¿Cuándo es constitutiva ella misma de la problemáticasocial global? La última pregunta que nos formulamos no nos parece,sin embargo, la crucial. Lo fundamental no es establecerla efectividad o la posibilidad de existencia de unaCuestión Regional como constitutiva de la problemáticasocial global, “al lado de” cuestiones reconocidas talescomo la cuestión agraria, la cuestión étnica, la cuestióndel estado nacional, etc., sino de encontrar la articulaciónmás eficaz entre la conflictualidad de base regional y lasluchas sociales. Ubicarla como “Cuestión” es sólo unaforma sintética de evaluar su potencialidad social. Comoaquí no se trata de decidir por una u otra alternativa, sinomás bien de plantear aperturas de la problemática parafuturos desarrollos en este campo, podemos limitarnos aplantear algunas inquietudes adicionales, esperando quela crítica colectiva determine su posible validez. Podemos partir, en primer lugar, de lo que casi constituyeuna constatación, pero que presentaremos como unpostulado: La cuestión regional (de existir como tal),tiene siempre bases materiales. Esto implica que nuncasería, por ejemplo, puramente ideológica, sustentada porregionalismos desarraigados de la sociedad civil. Sinembargo, puede producirse un desplazamiento que laubique a nivel económico como una cuestión

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centralmente política. En segundo lugar, podemospostular que en toda sociedad hay contradicciones que seexpresan territorialmente pero que no en todos los casosconstituyen una cuestión regional (del mismo modo queen toda sociedad hay actividad agraria, pero no en todasociedad hay una cuestión agraria). Para catalogaría como Cuestión Regional proponemosrequerir que se constituya como una cuestión de Estado,es decir, como una cuestión que exige una resoluciónpolítica34, porque su reproducción socava la hegemoníadel bloque en el poder. Este tipo de situación puede estarenraizado en una contradicción entre fracciones de lasclases dominantes35 (terratenientes vs. burguesíaproductora; burguesía nacional vs. burguesíaimperialista), o entre ciertas clases o etnias dominadas(campesinado, grupos étnicos indígenas) y dominantes36. 34 Usando los términos de Moreno, esta respuesta puede ser o no una respuestaclasista, es decir, la respuesta de una clase a otra.

35 Esto no debe entenderse en el sentido de “clase (o fracción) localizada en la regiónA “vs” clase (o fracción) localizada en la región B”. Dos clases o fracciones puedentener “proyectos” muy diversos para una misma situación regionalizada y no estarlocalizados allí sus miembros ni siquiera sus propiedades (por ejemplo, sería el casodel qué hacer con la frontera agrícola desde la perspectiva de la burguesía ganadera ydesde la propia de la burguesía industrial, o el qué hacer respecto al campesinadoparcelario concentrado en determinada región, desde la perspectiva del capitalagroindustrial y desde la perspectiva del proletariado industrial urbano).

36 Si bien admitimos, como la realidad lo exige, la posibilidad de determinacionesétnicas irreductibles a las propias de las clases sociales, será oportuno advertir que lasociedad capitalista tiende a procesar los componentes étnicos como una cuestión decontradicciones entre sectores ubicados en posiciones contrapuestas en el procesosocial de producción y reproducción, eventualmente portadores de proyectos socialestambién contrapuestos al hegemónico (vg. la concepción de una sociedadpturinacional opuesta a la integración -”homogeneización” nacional). Por esta razón,creemos que sólo la acción organizada de los movimientos étnicos articulada con lalucha de clases podría sentar bases para transformaciones significativas.

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En principio, la denominada contradicción principal delModo Capitalista de Producción (proletariado vs. burguesía)no tendería a adoptar directamente la forma de unaCuestión Regional. Sin embargo, toda clase que aspire ala hegemonía nacional, sea ésta la burguesía o elproletariado, debe incorporar a su estrategia política eltratamiento de la Cuestión Regional, cuando ésta existe,aunque no le ataña de manera directa, ya sea que suexistencia se basa en contradicciones que generanconflictos entre fracciones de otras clases o de la propia,o que se basa en contradicciones étnicas expresadas enproyectos nacionales diversos. La forma que adoptan y el potencial político de losproblemas regionales, dependen no sólo de cuáles son lasclases o fracciones involucradas y de la naturaleza de suscontradicciones; sino también de otros condicionantescontextuales que especifican su carácter como “cuestión”o no. Tales condicionantes contextuales, incluyen, entre otros:el carácter del Estado; el desarrollo alcanzado por lasociedad civil; la diferenciación étnica y cultural de lapoblación; el grado de desarrollo alcanzado por lasfuerzas productivas y su carácter desigual; la existencia ono de un desarrollo combinado de formas heterogéneasde producción; la forma de inserción en el mercado y enel sistema político mundial; la relación población /recursos naturales; las bases naturales de la sociedad etc.

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(sobre “ esto, ver el primer trabajo citado de FedericoSabaté37. En otras palabras, aún existiendo conflictos de baseregional puede no existir una Cuestión Regional en unadada sociedad nacional. Por otra parte, existiendo en dossociedades diversas en dos épocas de una mismasociedad, no será siempre de la misma naturaleza. Puedeser una cuestión centralmente económica (cuando, porejemplo, bloquea el desarrollo de las fuerzas productivasy por tanto el desarrollo del capital) o centralmentepolítica (cuando por ejemplo, se asocia a la lucharevolucionaria contra las clases dominantes). Otra característica fundamental para que un “problemaregional” conforme una Cuestión Regional sería sucarácter reproductivo. En otros términos, se trataría deuna contradicción que las estructuras de la sociedadprocesan, reproduciéndola, sin poder resolverla dentro desus propios límites estructurales. Resolver el tipo de“cuestiones regionales” que analiza Balán (op. cit.)implicó consolidar un nuevo Estado Nacional y, portanto, una nueva etapa en la constitución de la burguesíaargentina. Si bien dentro del mismo sistema socialcapitalista hubo un cambio estructural en su sistemapolítico y, por tanto, en la forma en que se dirimirían ese

37 Las condiciones contextuales pueden asimismo determinar la forma que adoptaun problema y eventualmente una Cuestión Regional. Así, en las primeras etapasde la constitución de los estados nacionales en América Latina, cuando reciéncomenzaba a organizarse la separación institucional entre lo económico y lopolítico, característica del capitalismo, la problemática regional tenía un carácterdiverso que cuando, en pleno desarrollo del Estado Nacional, se produce latransregionalización del capital, la articulación de las formas de producción, laconversión definitiva en “ciudadanos” y en trabajadores “libres” de los gruposétnicos (o, alternativamente, su eliminación). Los enfrentamientos donde losconflictos de intereses y las oposiciones políticas eran inseparables, dejan lugar alos conflictos de interés regulados dentro del sistema político unificado, etc.

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tipo de conflictos en el futuro. Esto no implica queposteriormente no hubiera

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momentos de enfrentamiento en la escena política porconflictos de intereses entre fracciones burguesas delinterior y la burguesía del litoral. Se trata más bien deque dejó de plantearse recurrentemente y con efectividadun cuestionamiento del Estado, a partir de tal tipo deconflictos, que pasaron a resolverse dentro de losmecanismos de regulación que la burguesía en suconjunto se daba. Distinto sería el caso de sociedadesdonde, por ejemplo, el capitalismo no ha podido aúndesarrollar una sociedad civil que genere las basesmateriales de fuerzas sociales capaces de resolver lacuestión nacional misma, como podría ser el caso de laBolivia actual, en los que la conflictualidad social toma laforma de una Cuestión Regional, sobredeterminada por laCuestión Étnica y la Cuestión Campesina y por elconflicto entre dos fracciones de las clases dominantes,donde lo político toma incluso un aspecto geopolítico,pues efectivamente la Cuestión Nacional no estaría enninguno de sus sentidos. Podría desprenderse de lo dicho que finalmentecoincidimos con la interpretación de Balán y de Oliveira(op. cit.) respecto a que el capitalismo tiende ahomogeneizar las relaciones sociales y generacondiciones contextuales tales (unificación nacional)38,que prácticamente diluye la regionalización de losconflictos, que ahora se expresarían abiertamente comoconflictos de clase o de fracciones de clase, sin lacobertura regional. Para esa

38 Por ejemplo, “liberando” al campesino de sus medios de producción y haciendo del“indio” un “ciudadano”, procesos éstos que incluso no requieren una resolucióninmediata sino que el Capital puede realizar muy gradualmente.

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concepción, la existencia de conflictos sociales ointerétnicos importantes de base regional, serían“resabios” del pasado, o una muestra de que elcapitalismo aún no se ha desarrollado suficientemente enesta formación social. A nuestro juicio, tal concepción esmuy lineal, en tanto el mismo desarrollo de una sociedaden presencia del imperialismo puede, por su carácterintrínsecamente contradictorio, generar nuevos conflictosa partir de contradicciones latentes o de otras nuevas que,en determinadas coyunturas nacionales, pueden hacersurgir una cuestión social caracterizable como laCuestión Regional39 -hipótesis. Habría, . Pero ésto essólo una contra por lo tanto, que intentar establecer -através de una re- visión de los antecedentes históricos yde las determinaciones actuales y sus tendencias- lassituaciones diferenciales de sociedades nacionales que: a)aún reproducen una cuestión regional no resuelta; b)actualmente no incluye en su problemática social algoque merezca el título de “la cuestión regional”, y c) quetendencialmente, y a partir de su situación estructuralactual, puede desarrollar una nueva serie de cuestionesregionales, propias de esa fase del imperialismo y de sus

39 Por ejemplo ¿no será éste el caso de la Costa Atlántica en Nicaragua? Bajo elSomocismo, el abandono de las comunidades de Sumos, Misquitos y Ramas en lazona atlántica permitía su reproducción prácticamente aislada sin que por ellosurgiera en la escena política una “cuestión regional”, sobre todo en tanto elSomocismo manejaba la corrupción y degradación como instrumento desometimiento. Al proponerse el proyecto revolucionario la integración de dichascomunidades a la sociedad nacional, incorporándolas a través de la campaña dealfabetización, de programas de salud, de proyectos de desarrollo de las fuerzasproductivas, de una organización social y política y al comenzar simultáneamente aplantear funciones para dichas comunidades desde la perspectiva nacional, afloran lascontradicciones latentes (que incluso habían tenido antecedentes reivindicativosdurante el somocismo), y la problemática de esa región asume el carácter de unaverdadera Cuestión Regional, a la que el Frente Sandinista debe dar una respuesta nosólo económica y social sino fundamentalmente política.

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condiciones específicas de inserción en el sistemamundial.

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Por el otro lado, en nuestra concepción, es inútil buscar la“cuestión regional” donde no la hay, fragmentando hastael infinito las clases sociales (y también la población enabstracto) en grupos cuya diferenciación tenga basesterritoriales, que podrían entrar actual o potencialmenteen relaciones de oposición o de conflicto de algún tipo,efectuando así una pseudo fenomenología de la “cuestiónregional”. Sólo cuando se de un conflicto social (actualo potencial) de base territorial, reproducible, cuyaresolución afecte la correlación de fuerzas en el ordennacional (directa o indirectamente), que tenga raícesprofundas en las estructuras de la sociedad civil o ennacionalidades o grupos étnicos relativamenteautónomos, estaríamos en presencia de una situaciónque, afectando a la sociedad en su conjunto (aunque conefectos diferenciales para sus diversas etnias, clases ofracciones) puede constituirse en una CuestiónRegional40.

40 Talvez podría encontrarse otra variante, a veces entremezclada con la que asocia la“cuestión” con “conflictos regionales” de todo tipo. Para esta variante la .cuestiónregional” podría tomar una forma diversa de la sugerida hasta ahora (enfrentamientossociales asociados al desarrollo de una o más regiones determinadas), asumiendo laforma más amplia del problema relativo al ordenamiento territorial de una sociedad.Si el capitalismo, al desarrollar las fuerzas productivas y las relaciones sociales demanera desigual y anárquica, genera en una Formación Social configuracionesterritoriales que en determinada fase bloquean el desarrollo de las fuerzas productivasy del capital, cabría visualizarla como una cuestión que, afectando a la sociedad en suconjunto, requiere una respuesta de las clases que aspiran a la hegemonía.Complementariamente, esta concepción vería como “cuestión regional” la existenciade “desigualdades interregionales” importantes. Sin duda que desigualdades socialesinterregionales muy agudas, que afectan a grandes masas de la población, sonpotencialmente una Cuestión Regional, pero nos parece que el ingrediente de lasociedad civil es insuficiente. La organización polftico ideológica, sobre la base deesa diferenciación, es lo que puede convertirla en una cuestión social, que requieracomo respuesta una readaptación del proyecto social hegemónico , o un recambio delbloque en el poder, si es que no una verdadera revolución social. Tambiénvolveremos sobre esto.

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4. SOBRE LA TÓPICA TEÓRICA En el esfuerzo colectivo del replanteamiento de unaproblemática que para muchos estaba llegando a loslímites de su fertilidad, se trata de abrir y no de cerrar ladiscusión sobre la Cuestión Regional en América Latina.De plantear nuevas y urticantes preguntas y no desimplemente rendir un estado de cuentas de lo realizadoen veinte o treinta años. Difícil es la tarea, porque losque hemos estado inmersos en la práctica teórica otécnica relativa a los problemas territoriales o regionaleshemos ido desarrollando una serie de lugares comunes,de “tics” que ni siquiera advertimos, que si bien dan latranquilidad de la jerga común, operan como filtros através de los cuales debe pasar cada nueva idea, cadanuevo dato, y ésto tiene un efecto anquilosante.Consideramos que la tarea en que debemos empeñarnoscolectivamente tiene posibilidades de éxito si se cumplenciertas condiciones: a) “provocar” una verdadera rupturafilosófica, mediante la explicitación y sistematización delas bases ontológicas y epistemológicas del campo; b)“provocar” una auténtica ruptura teórica, que inscriba laproblemática regional en una tópica (sistema de lugares)teórica social, lo que implica una crítica de nuestrossistemas conceptuales e ideológicos, sacando a laproblemática

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regional de la pobreza a la que la condujo lasobreespecialización propia de la defensa profesional deuna disciplina; c) evitar, mediante una autovigilanciacontinua, caer en dos de los más serios vicios que podríandarse en esta etapa: el especulativismo, que procuradeducir nuevas teorías completas a partir de marcosteóricos más amplios, sin contrastación eficaz con laempiria, y el revestir los viejos slogans con nuevosropajes terminológicos, adaptados o inventados; d) ligarlos esfuerzos investigativos -teóricos y empíricos- con lapráctica de crítica real a la realidad, es decir, detransformación, lo que implica romper con elacademicismo y, necesariamente tomar opción respecto aqué sentido quiere darse a dicha transformación, yrespecto a cuáles son las vías posibles de realizar en cadacoyuntura social concreta. Por eso, este replanteamientodel campo no puede ir desvinculado de la crítica a laplanificación y la política económica, no para demostrarlacomo funcional al sistema dominante -en el capitalismo-,ni para idealizarla como la superación del dominio de lasleyes económicas y el reinado de la autoconciencia delpueblo sobre su destino -en las sociedades en transición-,sino para romper con su ropaje tecnocrático y destacar sunaturaleza siempre política; e) simplemente, evitar eldogmatismo, no sólo referido a las doctrinas políticas y alos enfoques teóricos, sino también el propio delprofesionalismo disciplinario. La economía primero, y lasociología después, han tenido un rol destacado en laconstrucción de las bases de esta “disciplina”. Consideramos que las diversas rupturas que debemosrealizar serían prácticamente imposibles si encerramos alos “especialistas” en el campo de lo regional en cónclave

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para decidir los nuevos términos de la problemática.Necesitamos el aporte de antropólogos, historiadores,politicólogos, ecólogos y (ojalá consigamos algunos)“todólogos”, que nos ayuden a evitar recaer en ladisección de la multidisciplina y nos permitan reconstruirel objeto con toda su concretez, intercomunicando,mediando, sintetizando. En otras palabras, la tópica teórica, como tal, tambiénestá en continua construcción. Llegar a ella desde uncampo específico, planteando nuevas preguntasconcretas, producirá tantos silencios y respuestasincorrectas como orientaciones y claves decisivas para unavance firme en la tarea. En tal sentido es indispensableser crítico también de la tópica que adoptemos, viéndolacomo punto de partida y nunca de llegada. Después detodo, si la teoría tuviera ya contenidas todas lasrespuestas que buscamos ¿Cuál sería la eficacia denuestro trabajo? Un avance ha sido dado en este seminario, y unasprimeras hipótesis, presentadas como “conclusiones”, hansido apuradas en unas pocas horas d “ e trabajo colectivo.Ocioso sería repetir aquí lo que ya ha sido planteado allí.Aquí quisiéramos solamente hacer algunas propuestasadicionales, sugeridas por la relectura de los materialespresentados, pero de exclusiva responsabilidad nuestra.Intentaremos ilustrar vías de ligar una tópica teóricaadoptada -en nuestro caso la de la reproducción social-como “tema” de nuestro campo específico utilizando elconcepto propuesto de espacialidad (ver: Coraggio op.cit.) como articulador. Daremos tres ejemplos.

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4.1 La Apropiación de la Naturaleza Una variación esencial en la espacialidad social enAmérica Latina está dada por el cambio -saltando siglos,pero también coexistiendo lo “moderno” con los“resabios localizados”- en la apropiación social de lanaturaleza. En tanto la apropiación implica extracción,transformación, circulación material y consumo, suespacialidad está dada por las formas (configuracionesespaciales recurrentes actuales o posibles) asociadas a surealización. De la máxima autosuficiencia ydiversificación posible en cada ecosistema y, por tanto,de flujos de productos limitados a una división naturaldel trabajo, aunque con variaciones entre el ImperioAzteca y el Incanato (ver el interesante trabajo de J.E.Hardoy: La organización espacial durante el periodoprecolombino), pasamos a una exacerbación de laespecialización, de la división territorial del trabajo, quesimplifica los ecosistemas (por la concentración enciertos cultivos pero también por la desaparición de todosellos por la concentración urbana), disminuyendo suresiliencia (ver el trabajo citado de Sejenovich y Sánchez)posibilitando reacciones en cadena a nivel del globoterrestre, cuya complejidad e irreversibilidad y cuyas“repercusiones” sobre las estructuras sociales, estamosaún lejos de advertir y de incorporar eficazmente anuestra problemática social. Los desequilibriosprovocados por el intercambio desigual de energía,invisible para la visión cosificada o la monetarista de loterritorial, son parte, de esta nueva espacialidad delcomplejo socio-natural que llamamos sociedad.

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Este “tema, podría ahora verse como un desarrollo lógicodel análisis categorial ya contenido en la tópica adoptada:el proceso de trabajo, el metabolismo social, laapropiación de la naturaleza por el hombre organizadosocialmente, son los conceptos esenciales para descifrardesde la base misma de las estructuras sociales muchos“problemas” urbanos, regionales, territoriales...

4.2 La Movilidad de la Fuerza de Trabajo En general el Estado Azteca controlaba directamente alhombre, no a las tierras. El Capital controla los mediosde producción e indirectamente al hombre, convertido encapacidad abstracta de trabajo y, de manerapredominante, en fuerza de trabajo libre de dichosmedios. Simultáneamente, controla por otras vías(predominantemente por las relaciones de circulación) alos productores independientes no capitalistas, ya sean lasdel mercado o por la acción misma del EstadoCapitalista. En consecuencia, la espacialidad de la poblacióntrabajadora ha cambiado sustancialmente (salvo resabiosaislados de sujeción a la tierra). Los trabajadoresproletarios tienen una espacialidad derivada de laespacialidad del capital. Los productores independientes(campesinos, artesanos) tienen una espacialidaddeterminada por su comportamiento adaptativo a lastendencias de desplazamiento-absorción de los medios deproducción y de los mercados por el capital. Lapoblación “excedente” (sin medios de producción osubsistencia, sin posibilidad de un trabajo asalariado),tiene una espacialidad en parte derivada de las otras dos,en tanto

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se “arriman” por los mecanismos de la familia o de lareciprocidad o por la vía del denominado “sectorinformal” a los trabajadores integrados al capital o a lossubordinados a éste, y en parte determinada por su“estrategia” de supervivencia (con probabilidad al parecermayores en las grandes ciudades que en el campo). Lamovilización de los trabajadores no reconoce fronterasnacionales así como no las reconoce el Capital (como loatestiguan Colombia / Venezuela; México / EstadosUnidos; en el pasado cercano Bolivia y Paraguay /Argentina, etc.). Esta alta movilidad territorial (interregional einternacional) es, salvo casos excepcionales, condiciónpara la explotación capitalista y es permitida y hastaequívocamente favorecida por los estados capitalistas deuno y otro lado. Pero no todo son determinaciones económicas, a pesar dela mercantilización de la capacidad de trabajo. Enalgunos países centrales del sistema capitalista semenciona la posibilidad de una resistencia -por la vía dela inmovilidad territorial- de los trabajadores a losdesignios del capital41. En nuestros países ese tipo de resistencia tiene unantecedente diverso: lo que Sempat (La organizacióneconómica espacial del sistema colonial) señala como la“resistencia del forastero (migrante) a la explotación”,

41 Ver Gaudemar, J.P. Movilidad del trabajo y acumulación del capital, Ed. ERA,1979. Allí se analiza la resistencia de los obreros y sus familias a la relocalización degrandes plantas de la periferia nacional.

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justamente cuando la clase explotadora requería lafijación territorial del hombre para controlar la reproducción.Ahora, que el capital requiere la movilidad del hombre,son los descendientes de aquellos forasteros, los gruposétnicos indígenas, los que resisten defendiendo suterritorio “ o y negándose al continuo desplazamiento yatomización territorial a que quiere someterlos el capital. La migración -como fenómeno masivo- es unamanifestación territorial de la ductilidad de la capacidadde trabajo requerida por el capital. Sólo que éste,contradictoriamente, resuelve un problema y se crea otrosmuchos en las áreas urbanas. La migración rural-rural(asociada por ejemplo a la extensión de la fronteraagrícola), parecerá ser mucho más claramente funcionalal capital en general que la migración rural-urbana, entanto la primera, si excesiva (respecto a las posibilidadesde sobrevivencia) genera otra oleada de migración,ampliando adicionalmente la frontera (mientras hayamargen para ello)42 pero la migración rural-urbanaexcedente, en cambio, como demuestra la historiacontemporánea, se va acumulando en las grandesmetrópolis (o incluso en centros de otro orden)43,generando una Cuestión Urbana peculiar en estos países.

42 Desde este punto de vista, el momento de agotamiento (social) de la fronteraagrícola nacional es un hito importante en la serie de transformaciones de laespacialidad de la fuerza de trabajo. Por otro lado, aún habiendo margen, estafuncionalidad a corto plazo para el capital puede revertirse, bajo ciertas condiciones,como un desastre ecológico, al depreciarse la naturaleza y precipitar así procesosirreversibles de degradación de los ecosistemas.

43 Ver. M.C.D Incac, 0 Boia Fria, Ed. Vozes, Petrópolis, 1979

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Estos fenómenos, descritos y pobremente analizados porla sociología funcionalista, han estado lamentablementeausentes de la mayoría de los análisis presentados eincluso de las conclusiones del seminario44. Sin embargo,la tópica teórica (en construcción) que a partir delSeminario se plantea, lo ubica como un tema de máximarelevancia, no sólo por la magnitud del fenómeno, sinoprincipalmente por el carácter del operador categorial queestá en su base, que sería clave para desde allí comenzar adesentramar las determinaciones de la espacialidad socialbajo el capitalismo. Así, como en el caso anterior, este tema podría verseahora como un desarrollo lógico a partir de la tópicaadoptada: si la característica fundamental del sistemacapitalista es que “el trabajo también es una mercancía”,entonces en la espacialidad de la fuerza de trabajo debenencontrarse claves esenciales para aprehender la nueva articulación categorial del espacio en esta sociedad... 45

44 Sin embargo, habíamos programado que el tema estuviera cubierto. Lucio Gellerpresentó unas interesantes notas sobre el tema - “Leyes de Población, migracionescampo-ciudad y distribución espacial de la fuerza de trabajo en América Latina”, quelamentablemente no pudo desarrollar.45 Curiosamente éste era el punto de partida de Alfred Weber en su industrielleStanddortsiehre: Allgemeine und Kapitalistische Theorie des Standortes(Grundisse der Sozialokonomik; Parte IV, 1923). “ ausencia de una tópica teóricaadecuada le impidió romper efectivamente con el esquema de los “factores delocalización”, lo que comprueba una vez más la pobreza de recurrir a proposiciones

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sintéticas (por válidas que estas sean) como germen para generar cuerposconceptuales completos.

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4.3 La Lucha de Clases En el acápite anterior, al revisar los planteamientos sobrela Cuestión Regional respetamos la separación relativasiempre presente entre los autores (a veces por noconsiderar el otro aspecto, a veces explícitamente) entrepolítica y economía. Sin embargo, llegamos a laproposición de que, teniendo necesariamente basesmateriales, la Cuestión Regional se constituía como talsólo en tanto se ubicara en una coyuntura que exigierauna respuesta política a la misma. Por otro lado, hemosrevisado la recurrente utilización del concepto “ProyectoSocial Hegemónico” para plantear la ubicación de laCuestión Regional en la conflictualidad social. Si biendicha concepción supera ampliamente la que ve al Estadocomo el agente directo (a nivel operativo) de las clasesdominantes o a la que lo ve como representante necesariodel capital en general, nos parece que en muchos casosha sido utilizada tomando el término pero nonecesariamente el concepto. Si bien el concepto de hegemonía implica tanto unaspecto de dominación por represión e imposición, comoun aspecto de persuasión de las clases dominadas, haprimado el primer aspecto. De lo contrario, un análisisde los mecanismos del consenso y de las condiciones desu posibilidad, así como de los límites que le impone elgrado y forma de desarrollo de la lucha de clases, hubierasido integrado como “contexto” al análisis deltratamiento, en el Proyecto Social Hegemónico de laCuestión Regional. En algunos autores, incluso,parecería que la lucha de clases queda totalmenteeliminada del campo de los determinismos sociales de lacuestión

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regional, quedando en todo caso abiertos ciertosmecanismos (no explicitados) de alternanciainterburguesa de proyectos hegemónicos. En otros, encambio, se hace referencia a la lucha de clases, peroparece quedar como telón de fondo al drama quedesarrollan las fracciones de la burguesía, representadaspor sus respectivos proyectos para conquistar lahegemonía. Nos parece más feliz la pasajera expresiónde Slater imperialismo y desarrollo capitalista en laperiferia: tendencias en la época actual cuandoatribuye la determinación de la configuración territorial al“conjunto de fuerzas de clase”. En otros términos,consideramos que, aún cuando la dominación seaejercida, durante un largo periodo de la historia denuestra sociedades, por las mismas clases, con merasalternancias de fracciones en el poder, la respuesta a laCuestión Regional no es un resultado lineal del ProyectoSocial Hegemónico de turno. Dicho proyecto se asocia afuerzas que no operan en un vacío, sino que soncontrariadas por otras fuerzas sociales que a su vezpueden tener un proyecto social (dependiendo de sugrado de organización) que está continuamenteplanteando una alternativa, tanto más eficaz para incidiren el desarrollo social cuanto más respaldada esté porfuerzas sociales de peso, o cuanto más organizados esténsus militantes. Aún permaneciendo al nivel de análisisdel “proyecto hegemónico”, las “transacciones” quedeben realizar los sostenedores del mismo para mantenersu hegemonía, no pueden determinarse sin considerar latotalidad de las fuerzas operando en la escena política, elnivel y carácter de sus contradicciones básicas y lasformas de luchas adoptadas, así como el contenido de

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los proyectos planteados como alternativa por las clasesantagónicas. Consideramos, entonces, que la lucha de clases debe servista como un determinante directo del carácter de lacuestión regional en una formación social y de lasrespuestas que el Estado les da46. Por otro lado, cabepreguntarse qué clases (o fracciones) pueden incorporarla Cuestión Regional (cuando ésta existe efectivamente como tal) en su táctica y estrategia política47. Sin duda, “lo regional” es tema que los representantes delpensamiento burgués han tomado y desarrollado comopropio. La problemática del ordenamiento territorial enrelación al “desarrollo económico” (es decir, al desarrollodel capital) o la de las desigualdades interregionales enrelación a consideraciones de equidad, son clarosejemplos de ello. La planificación regional, por su parte,es presentada como la forma en que el Estado resolveríaestos problemas. Este no es el lugar para insistir en ladesmitificación de la planificación regional capitalista nide demostrar cómo, inadvertidamente, muchosprofesionales de la investigación o la planificación, en

46 De la misma manera consideramos absurdo el planteo de que como los capitalistastoman las decisiones de localización de sus plantas, la configuración territorial de laindustria estará determinada por la burguesía (y por tanto las investigaciones deberánconcentrarse en su comportamiento, tomando lo demás como meros “factores delocalización”), cuando un análisis objetivo de su comportamiento demuestra que lasdecisiones están efectivamente codeterminadas por las luchas obreras.

47 Sobre el concepto de estrategia que estamos utilizando, ver Las bases teóricas dela planificación regional en América Latina (incluido en este volumen).

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aras de una supuesta neutralidad, caen en la reproducciónde la problemática de las clases dominantes. Pero ¿Cuáles la alternativa? ¿Abandonar el campo? Tanto en arasdel desarrollo de un conocimiento científico objetivo de“lo regional” como de la búsqueda de la necesariarelación entre teoría y práctica, debemos preguntarnos enqué medida (y por qué) las organizaciones (y losintelectuales orgánicos) del proletariado urbano y delrural, del campesinado, de los movimientos étnicos,pueden sustraer la problemática regional del monopolioque ha ejercido virtualmente el pensamiento de las clasesdominantes. Cabe, por supuesto, plantear la hipótesis deque es una problemática (y eventualmente una cuestión)objetivamente “interna” a las clases dominantes. Lahistoria de nuestras formaciones sociales en algo más deun siglo muestra que, en ocasiones, los conflictos entrefracciones de la burguesía han tomado la forma aparentede “conflictos entre regiones”, y que ésto ha sidoprocesado por el Estado, tanto en lo que hace al sistemapolítico y los mecanismos de regulación de estas -contradicciones como en lo que hace al discursoideológico, que invariablemente presenta estos conflictoscomo enfrentando sociedades locales entre sí o conrespecto al Estado nacional. Las relacionesinterfracciones de las clases dominantes parecen así unabase apropiada para la generación de una CuestiónRegional. En cambio, como diría Villarreal, la explotación deltrabajo asalariado por el capital ocurre en el “escenario”de “la región”, por lo que, en un principio, los conflictosentre trabajadores y capitalistas o terratenientes rentistas(o sus representantes) están “localizados” en el ámbito de

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la misma. La generación de plusvalía aparece enprincipio como un fenómeno que toma formas concretas en losdiversos procesos de trabajo, y enfrenta en general atrabajadores y representantes del capital tambiénlocalizados. Por el contrario, las transferencias deplusvalía “entre regiones” -que suelen también serconsideradas como una relación de “explotación” (altomar sólo los aspectos formales de dicha relación)-entran principalmente en la problemática intraburguesa.En parte, tales transferencias se basan en los mecanismosde la renta capitalista y, por tanto, incorporan la cuestiónde la apropiación del territorio como núcleo categorial dela problemática regional. En parte, se derivan de lascondiciones diferenciales de explotación del trabajo entresectores y regiones, resultantes tanto del desarrollodesigual del capital y de sus fuerzas productivas como delos “contextos” sociales regionales diversos (grado ymodalidades de organización de los trabajadores,modalidades locales de las relaciones políticas, etc.). Por momentos, las organizaciones obreras incorporanesta problemática a su discurso, pero sin romper con lostérminos que a la misma le imprimen los ideólogos de laburguesía48. Sin embargo, parecería que la consolidaciónde la clase obrera como clase “nacional” es una condiciónnecesaria (pero no suficiente) para que pueda hacer suyala problemática regional, aunque sea en términoscompatibles con los de la ideología dominante, si bien,claro está, propondrá eventualmente objetivos diversos

48 Efectivamente, se reclaman sólo más “puestos de trabajo”, más servicios, mejoresabastecimientos, en determinadas zonas del país... son, por lo menos, los términos delos ideólogos “reformistas” de la burguesía.

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para la acción del Estado. Pero, en general, cuando lasorganizaciones locales de la clase obrera realizandemandas al Estado nacional, lo hacen en términosinicialmente compatibles con demandas que a su vezrealizan sectores de la burguesía local, lo que produce unefecto de “sociedad” regional vis a vis Estado Nacional,que facilita alianzas circunstanciales en momentosdeterminados, también generalmente, por los apremios delas burguesías locales49. Esta apreciación, que debe sertomada como hipótesis, debería ser investigada paracomprobar, mediante una revisión sistemática de unamplio periodo, si esta caracterización es correcta auncuando se limite al orden aparencial. Esta verdadera regionalización de una parte significativade las luchas obreras no puede ser vista como negativaen sí misma en tanto fuente adicional (o expresión) dealienación. Por el contrario, en oportunidades en que lasorganizaciones obreras locales son llevadas a percibir alenemigo como un sujeto difuso colocado “afuera” de suámbito inmediato de percepción cotidiana (como es elcaso del planteo contra la ciudad-Capital, recurrente ennuestros países), más bien se alejan que se acercan a unacorrecta apreciación de la verdadera estructura que lossujeta. En todo caso, una apreciación seria del sentido deuna u otra posición sólo puede hacerse en relación a unacoyuntura concreta, con una historia y unas posibilidadestambién concretas.

49 Desde esta perspectiva podemos leer las peculiaridades del “cordobazo” analizadopor Oscar Moreno (op. cit.).

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Otra manera de aproximarse a esta cuestión es advertirque prácticamente no existen regiones estrictamenteproletarias (en el capitalismo), en tanto la división socialdel trabajo y la necesidad de asegurar socialmente lareproducción de la fuerza de trabajo aseguran siempreuna estructura social cualitativa y cuantitativamentecompleja. La situación del campesinado (étnicamente diferenciadoo no) o al menos de ciertas capas mayoritarias de él, no essimilar a la del proletariado. Se dan así amplias zonasocupadas por campesinos parcelarlos, que predominancuantitativamente en la sociedad local, con escasodesarrollo de actividades mercantilizadas de reproducciónsocial, donde se da una expoliación por medio derelaciones de circulación o incluso mediante unasubsunción real parcial (cuando paquetes tecnológicos ynuevas líneas de producción son paulatinamenteimpuestas por el capital comercial o el bancario). Si a esto agregamos que el campesino en su lucha ledisputa al capital la propiedad de medios de producción -como es el caso de la tierra- y no se limita areivindicaciones de precios o salarios, lo cual conlleva laposibilidad de una represión violenta sistemática ycontinuada, podríamos plantear la hipótesis de queexisten bases objetivas para que el campesinado puedaincorporar la cuestión Regional a su técnica y estrategiapolíticas. Pero aquí el problema es otro, como puedeadvertirse en la discusión sobre la cuestión campesina:¿puede el campesinado constituirse como clase para sí,organizándose y planteando una lucha por la hegemonía

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(es decir, superando el nivel de las reivindicaciones) o enlas formaciones sociales latinoamericanas? ¿O su papelserá más bien el de ser la base social de una lucha armada“venida desde las ciudades” -donde el planteamiento dela Cuestión Regional, tal como la hemos definido, seconvierte en un mero antecedente- o bien el de ser unaliado -crucial, sin duda- en una alianza antioligárquica oincluso anticapitalista? La duda acerca de la posibilidad del campesinado, -quejustamente tendría bases objetivas favorables paraincorporar directamente como propia la CuestiónRegional de constituirse en clase hegemónico, se basa enla contradicción entre la conservación de las modalidadescampesinas de producción (y por tanto de la clase en sí) yel desarrollo de las fuerzas productivas; desarrollo que,hasta donde se advertía en la historia contemporánea -almenos la previa a la Revolución Sandinista- seríacondición necesaria, en presencia del imperialismo parallevar adelante cualquier proceso de consolidaciónrevolucionaria. En lo que hace a los movimientos basados en minoríasétnicas, por su misma ideología autonomista se excluyende toda posibilidad hegemónico. Si esto es así, debemos necesariamente retornar al puntode partida para encontrar respuesta a nuestra preguntainicial. El proletariado, es decir, la clase que siendoantagónica al capital tiene menos indicaciones inmediatasde que la Cuestión Regional puede ser su cuestión -aunque efectivamente lo sea como aspecto de suenfrentamiento al capital bajo determinadascircunstancias- es, sin embargo, la clase que necesitaría

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incorporar la cuestión Regional a su movimiento táctico ya su estrategia, en tanto su desarrollo como clase hayallegado al punto de plantearse la posibilidad de unahegemonía apoyada en alianzas con otras clases ymovimientos. Todo ésto suponiendo que nos referimos auna formación social donde la Cuestión Regionalefectivamente tiene vigencia o es potencialmente parterelevante de la conflictualidad social, como forma deaparición de la Cuestión Campesina o de la cuestiónNacional (tanto con referencia a grupos étnicos como afracciones subordinadas de la burguesía)50. Incorporar esta cuestión al movimiento obrero y a susorganizaciones implica no sólo realizar análisiscategoriales o fenomenológicos de la Cuestión Regionaly ponerlos al servicio de las mismas, sino buscar lasformas eficaces de articular la lucha de clases contensiones tales como el sentimiento anti ciudad-capital oanti región-centro, que existe indudablemente en elinterior de nuestros países, o la aversión del campesinadoen general, y la del campesinado indígena en particular, alEstado a secas; o las ideologías regionalistas. Tambiénimplica hallar las formas de actuar coherentes perodiferencialmente ante coyunturas locales estructuralmentediversas (en cuanto a la estructura de clases, la trama deintereses particulares, la correlación de fuerzas, etc.).Aquí y ahora, no tenemos las respuestas elaboradas perocreemos que debe darse a este tema el lugar privilegiado

50 Así, creemos que el proletariado difícilmente podría plantear un proyecto socialhegemónico con posibilidades, si no incorpora una comprensión -científicamentefundada- de la problemática del altiplano en Bolivia, de la Sierra en el Perú, delNordeste en el Brasil, para dar tres ejemplos.

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que merece en futuras investigaciones (y prácticaspolíticas). Posiblemente un análisis histórico de la lucha de clasesmuestre que su espacialidad ha sufrido cambios ennuestras formaciones, manifestados, por ejemplo, en elpaso de la fragmentación de las luchas obreraslocalizadas a nivel de fábrica, a la constitución de clasesantagónicas organizadas a nivel urbano, regional ynacional, donde finalmente la ubicación de un conflictono guarda relación necesaria con la localización de larespuesta de clase51. Asimismo, la extensión de lasluchas reivindicativas al entorno social inmediato,involucrando movimientos policlasistas, a nivel urbanosobre todo, va condicionando el tipo de respuestas que elEstado da a los conflictos sociales52. Otra variaciónimportante en los últimos años ha sido el renacimiento delos movimientos étnicos (generalmente localizados) loque exige una respuesta novedosa de las claseshegemónicas53. Otro tanto ocurre con la evidenteredefinición, por parte de la burguesía, del papel delcampesinado en la sociedad capitalista, lo que sin dudaafecta el tratamiento político de la cuestión agraria y, por

51 A esto ha contribuido, sin duda, la consolidación de la propia burguesía como clasenacional y la presencia del imperialismo bajo modalidades industriales que trastocanviolentamente coyunturas locales en la periferia.52 Ver, a tal respecto, la obra de Manuel Castells y la de sus seguidores eimpugnadores sobre la cuestión Urbana.53 Ver Alberto M. Federico Sabaté, “La etnicidad dominada, notas sobre suorganización regional”, Antropología Americana, No. 5 y 6,1982.

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esa vía, de la cuestión Regional, especialmente cuando secomplica con grupos etnoculturales.

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Una vez más, podríamos encontrar en la tópica teóricapropuesta los conceptos categoriales (la lucha de clasescomo motor de la historia), desde los cuales puedearmarse una cadena de mediaciones hasta reconstruir, almenos parcialmente, las relaciones entre lucha de clases,Cuestión Regional y respuesta del Estado...

4.4. A Modo de Conclusión Del esbozo de análisis con que quisimos ilustrar nuestraproposición inicial, surgen tres conclusiones. Sobre elmétodo, en primer lugar. En los tres casos parece que elmovimiento de ida y vuelta -de los marcos teórico-críticos a la investigación empírica y de regreso a latópica teórica será el camino correcto. Pero reencontrar el germen temático-categorial en latópica, lo que implica en principio corroborarla, es sóloun paso intermedio. Se trata de enriquecerla, decomplejizarla, de reordenarla, de desarrollarla alreconstruir analíticamente, con todo el apoyo de lainvestigación empírica, las categorías sobre las cualesteoriza. En este proceso, sin duda, la tópica teóricasufrirá cambios, algunos menores, otros más drásticos, yeventualmente verdaderas revoluciones (sobre siconfluyen cuestionamientos de diversos camposespecíficos), en tanto se le exilia correspondencia con la“dureza de los hechos” y eficacia como guía para lapráctica social. Por el contrario, partir de la tópica yadada y por deducción ir abriendo nuevos campos, paraconstruir “modelos de la realidad” es camino queconduce al infinito combina-

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torio para regresar tautológicamente al punto de partida.Reclamamos (y nos reclamamos) investigación empíricay práctica de transformación de la realidad comocondición para la ruptura buscada. Dichasinvestigaciones deben, eso sí, necesariamente apoyarse enla tópica general, aprovechando al mismo tiempo todoslos desarrollos metodológicos producidos en camposconexos. El problema del Estado, el de las migraciones,o el ecológico, no son realmente títulos temáticos nuevos.La posible novedad está en encontrar, dentro de unatópica de la sociedad, su correcta ubicación y proceder aarticularlos orgánicamente con la problemática de lareproducción (y la revolución) social. En tal sentido, desde vertientes diversas, pero con unamisma preocupación (construir una problemática,superando los lugares comunes de la ideologíadominante), los trabajos que están produciéndoserecientemente en América Latina, permiten abrir nuevasbrechas de la única forma teórica que tiene el hombre deavanzar en el conocimiento; planteando nuevaspreguntas, negando metódicamente la cristalización delconocimiento, sea éste paradigmáticamente reconocidopor algunas “comunidades científicas o no. En segundo lugar, sobre la relevancia. En los tres casosrevisados, la respuesta que el capital da a las condicionesde su propia reproducción ampliada generancontradicciones cuya resolución llega a convertirse enuna presionante demanda de “la humanidad”. Así, ladesocupación creciente en las grandes metrópolis delmundo o sea la “ocupación” de las mismas por las masasmarginadas del desarrollo capitalista y de medioselementales de sobrevivencia la lucha de clases, cada vez

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más planteada en términos de violencia o de lucha por lahegemonía con una continua desestabilización de lossistemas políticos burgueses como condición yaestructural de los mismos, y la explosión de los sistemasecológicos a nivel del globo terrestre, muestran que no setrata de tres temas marginales en la problemática socialcontemporánea. Por último, sobre los sujetos. Parecería que, en los trescasos, la redefinición de la espacialidad de la capacidadde trabajo, de la apropiación de la naturaleza y de la luchade clases y sus posibles alianzas (incluso en situacionesde transición) convergen para destacar la importancia -relativamente olvidada- del papel del campesinado, de losgrupos étnicos y de los “marginales” en los procesoscorrespondientes, lo cual implica que éstos deben serconsiderados en cualquier estrategia política que aspire alograr la hegemonía para una de las clases antagónicas deesta sociedad; y eso incluye al proletariado con susorganizaciones, que necesita incorporar estasconsideraciones en su pensamiento táctico y estratégico,cuando la Cuestión Regional tiene vigencia real. Sin embargo, no se trata solamente de que laincorporación de la Cuestión Regional a lasconsideraciones táctico-estratégicas de los trabajadoresles permitirá una mayor eficacia en la lucha contra laopresión del capital. Se trata también de que una prácticaque incorpore esta problemática conscientemente y sobrebases científicas, tenga mayores probabilidades de zanjarlos conflictos y tensiones derivados de contradiccionessecundarias “en

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el seno del pueblo”54. Asimismo, esta práctica permitiráadelantar los gérmenes del tratamiento quenecesariamente deberá darse en futuras etapas a unaCuestión Regional que no desaparece automáticamente yque incluso puede reavivarse en un proceso de transición.Finalmente, la cuestión Regional, si bien tiene basesmateriales, es una cuestión política que hace también alas formas organizativas democráticas y a la forma en quese resuelven las tendencias al centralismo burocrático,para algunos mal necesario, para otros obstáculoestructural que tiende a reproducirse y al cual debenoponerse fuerzas conscientemente organizadas. En talsentido, las luchas populares en torno a esta Cuestióndeberán prefigurar las respuestas a estos problemas,creando condiciones subjetivas favorables para una másrápida concreción de una democracia sustantivo, dondese rompa definitivamente con la división entregobernantes y gobernados.

5. LA CUESTIÓN REGIONAL EN LATRANSICIÓN

Teniendo en cuenta la realidad predominante en nuestrospaíses, nos hemos concentrado en la problemáticacorrespondiente a las formaciones sociales capitalistas deAmérica Latina. En su trabajo ya citado David Barkin hapresentado el caso cubano como “la alternativa”.(Teniendo en cuenta que el Seminario se realizó en 1978,se entiende de la ausencia de análisis sobre la situaciónnicaragüense).

54 Esta idea fue sugerida por Alberto M., Federico Sabaté, a quien agradecemos sulectura crítica del borrador de este trabajo, que nos permitió superar algunos errores,quedando los aún restantes de nuestra exclusiva responsabilidad.

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Desde nuestro punto de vista, la problemática queestamos abriendo no debería concentrarse en laarticulación de la cuestión Regional con laconflictualidad social solamente bajo el sistemacapitalista, para luego saltar a considerar cómo se planteala planificación regional en la formación socialista conque contamos en América Latina. En primer lugar, tanto la otra presentación de Barkin(Cuba: evolución de la relación entre campo y ciudad)como la de Baroni presentan la problemática regionalcomo una construcción voluntaria, por parte del Estadohegemonizado por la clase trabajadora, de una nuevaorganización territorial acorde con los objetivos socialespropios de una sociedad en transición al comunismo.Baroni (Cuba: 20 años de experiencia de planificaciónfísica) enfatiza los cambios que esto implica respecto a lasituación imperante bajo Batista, y Barkin destacaadicionalmente “las repercusiones” de la nuevaorganización territorial sobre las mismas estructurassociales (contradicción campo / ciudad; oposición trabajomanual / trabajo intelectual). Sin embargo, en amboscasos parecería que la conflictualidad social hadesaparecido o que al menos no tiene relación con laproblemática regional. Hemos entrado en el reino de laplanificación consciente de la sociedad, y las leyes“naturales” del mercado han dado lugar al plan deasignación de medios escasos a fines sociales múltiplescomo sistema de regulación social. Si bien el contacto directo con compañeros cubanospermite advertir con qué honestidad reconocen déficitaún no cubiertos, problemas aún no resueltos, preocupa la

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posibilidad de que se conciba el proceso social comoidéntico a un proceso de planificación lo que,paradójicamente, lleva a mantener la separación entreeconomía y política propia del capitalismo. En talsentido, la contradicción ciudad / campo no se reduce a laexistencia de situaciones diversas de condiciones de vidao al desarrollo desigual de las fuerzas productivas, sinoque incorpora contradicciones sociales, culturales y hastapolíticas, que de ningún modo se resuelvenautomáticamente con el poder revolucionario y laplanificación. Por eso no coincidiríamos tampoco con unaaproximación que se limitara a realizar un estudiocomparativo, cotejando objetivos propuestos y logros,por un lado, y capacidad efectiva del Estado paraplanificar territorialmente, por el otro, so pena de caerimplícitamente en adoptar la “posibilidad de planificar”como criterio de valoración última entre sistemassociales. Seguimos pensando que la clave está, en todoslos casos, en tomar como tópica global la del proceso dereproducción (y revolución) social, con susdeterminaciones propias de la sociedad civil y los propiosde la sociedad política, y donde la conflictualidad social,si bien redefinida estructuralmente, no desaparece, sinoque sigue siendo un aspecto fundamental a tener encuenta en las estrategias políticas y para anticipartendencias de desarrollo de la formación social. Por otro lado, aún cuando se haya producido un cambioestructural drástico en una sociedad nacional, la presenciadel imperialismo en América Latina, codeterminandofuertemente las relaciones de dicha sociedad con otrasformaciones latinoamericanas y su posible inserción

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en el sistema mundial en general, así como imponiendocondiciones importantes al propio desarrollo interno,obliga a incorporar al análisis de la nueva sociedad el“viejo” tema del capitalismo en su etapa imperialista.Las categorías del capitalismo no desaparecenautomáticamente con la conquista del poder ni aún con laabolición de la propiedad privada de los medios dereproducción, y si hubieran sido desplazadas, puedenvolver a filtrarse en cualquier momento, en la aparentetranquilidad de que el sistema de planificación y lasorganizaciones de masas garantizan un recto senderohacia aquella, nueva sociedad. A lo que apuntamos es a que. con un concepto amplio delo que significa la “transición”55 y “la “transición a latransición”, debemos ir más allá de descifrar losverdaderos sentidos y las leyes profundas que actúan enlas formaciones capitalistas, concentrando una parteimportante de nuestro esfuerzo en investigar cómo elproyecto de una nueva sociedad se va gestando en elinterior mismo de las sociedades capitalista y que tieneque ver con ello el tratamiento de la cuestión regional.Con lo que la “reproducción” social es vista no comoproceso automático sino como complejo procesocontradictorio que incluye componentes deantirreproducción. Asimismo, consideramos quesituaciones como la de la Bolivia del 52, la del Chile dela Unidad Popular, la del Perú Velasquista, la primeretapa de la revolución cubana, la actual de Nicaragua, -salvando las grandes diferencias- son objeto

55 Sobre este tema ver. José L Coraggio: Posibilidades de una planificación territorialpara la transición, en América Latina (incluido en este volumen).

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privilegiado de estudio56. Si queremos superar unenfoque meramente crítico del sistema dominante ycontribuir a construir bases conceptuales para unplanteamiento de “la alternativa” a partir de nuestrocampo específico, se requiere asimismo aplicar unenfoque crítico a esas situaciones, no negando sinoanalizando en profundidad las nuevas formas que laproblemática regional adopta en sus procesos sociales. De lo contrario, las clases trabajadoras que aspiran a lahegemonía no podrán prefigurarse ni plantear a susaliados cuál será la respuesta que el nuevo estado dará alas viejas cuestiones, o a las que se abrirán en el futuro. Por lo demás, una clara conciencia de esta problemáticapodrá contribuir a conformar su carácter democrático y laauténtica participación de las organizaciones de base, superando el “vanguardismo” v creando bases sólidaspara la construcción del nuevo estado57, por un lado, yarticulando eficazmente tendencias normalmenteconsideradas como retrógradas, como es el caso de los“regionalismos” de origen étnico, campesino o culturalen sentido amplio.

56 Con el mismo espíritu deberíamos incorporar el análisis histórico de las rebelionescampesinas o de movimientos regionales que conformaron una auténtica CuestiónRegional en el orden nacional, exigiendo respuestas, generalmente violentas, delEstado Capitalista.57 En este sentido sería de interés recuperar la experiencia de organización territorialrealizada por el F.S.L.N. en las zonas liberadas durante la guerra revolucionaria contrael Somocismo. Algunos desarrollos posteriores al movimiento de la RevoluciónSandinista han sido reflejados en un trabajo más reciente ver: José L. Coraggio:Posibilidades de un ordenamiento territorial para la transición en Nicaragua,1982.

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6. APÉNDICE: CONCLUSIONES DELSEMINARIO SOBRE LA CUESTIÓNREGIONAL EN AMÉRICA LATINA,REALIZADO EN MÉXICO, EN ABRIL,1978

6.1. Los Términos Básicos de la CuestiónRegional en América Latina

La cuestión regional se refiere al desarrollo territorialdesigual de las fuerzas productivas, a las condicionesdiferenciales de vida y de participación social de sectoressociales y de grupos étnicos localizados. Es, por lo tanto,una cuestión social, referida a la situación de grandesmasas de los pueblos latinoamericanos, a lasposibilidades de desarrollo de nuestras sociedades y muyen especial a la cuestión nacional misma.

En tanto cuestión social, su análisis objetivo no puederealizarse sin partir de las características espaciales de lassociedades en las cuales se da, tanto en lo que hace a lastendencias estructurales como a las condiciones históricasparticulares de las mismas. Esto implica evitar lautilización de marcos conceptuales de tipo apologético,que siguen la naturaleza histórica y contradictoria de cadasociedad. Se entiende, por tanto, que una posición críticaes condición necesaria para un análisis científico de lacuestión regional en América Latina.

En lo que hace a su especificidad, dentro de la ampliagama de cuestiones sociales, está dada por su inserciónen la problemática de la organización espacial, es decir,de las determinaciones espaciales de las estructuras y

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procesos históricos de una sociedad, lo que incluye dosgrandes capítulos:

a) Las premisas históricas y los mecanismos jurídicopolíticos y económicos contemporáneos por loscuales se da la apropiación del territorio, comorecurso natural (constituyendo ecosistemas) ycomo “locus” de la producción, la circulación y elconsumo.

Las formas de esta apropiación, hacen no sólo alas posibilidades de desarrollo de las fuerzasproductivas y a las posibilidades de inserción delas masas populares en los procesos deproducción y consumo, sino que sienta bases -enalgunos casos fundamentales- de la estructurasocial misma.

b) La génesis y desarrollo de las formas espacialesde los sistemas de producción, circulación yconsumo, y de la población históricamentedeterminada y sus efectos condicionantesespecíficos sobre los procesos históricos.

Las teorías y métodos hasta ahora dominantes en estecampo han tendido, por sus propias limitaciones, aocultar aspectos fundamentales de la cuestión regional.Desarrollados en centros académicos de los paísescentrales, no explican ni siquiera sus propias realidades y,sin embargo, se pretende adaptarlas a la situaciónlatinoamericana.

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Es, por lo tanto, necesario efectuar una ruptura filosóficay teórica con la problemática tradicional.

En lo que hace a la ruptura filosófica, se requiere rompercon toda idea de autonomía de los fenómenos espaciales(vicio denominado “espacialismo”), estableciendo lanecesaria relación entre formas espaciales, apropiacióndel territorio y sociedad, e historizando el análisisespacial.

En lo referente a la ruptura teórica, implica partir de unsistema teórico sobre las sociedades latinoamericanas,donde se destaque como núcleo ineludible (pero noexclusivo) del análisis, el relativo a los procesos deacumulación y reproducción social. Sobre la base dedicho núcleo deberán incorporarse articuladamente lasdiversas determinaciones que hacen a una situación socialconcreta, manteniendo presente que tal articulación no essimilar en todos los casos.

Sobre la base de esta doble ruptura se abren posibilidadesde investigaciones empíricas significativas sobre lacuestión regional, que a su vez se constituyan en elelemento guardián frente a los peligros siempre presentesdel reduccionismo y la especulación.

En particular, para quienes realizan su práctica deinvestigación en una sociedad de clases, atravesada porconflictos sociales, donde a menudo se quiere haceraparecer como problemática regional de “interés social”lo que efectivamente es problema de conflictos entrefracciones de las clases dominantes, y dondesimultáneamente se advierte que la cuestión social que

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implica la cuestión regional es fundamentalmente una deexclusióny explotación de las grandes masas de trabajadoreslatinoamericanos, es válido preguntarse hasta dóndepodría llegar un análisis regional crítico, que no tomaraconciencia de esta realidad como contexto determinante yque no denuncia tales prácticas ideológicas.

El estudio de la cuestión regional en América Latinapresenta particularidades, como campo de investigacióncientífica, que permiten superar con creces el meroobjetivo de dar cuenta de la espacialidad de los procesossociales. Así, puede contribuir poderosamente a lageneración de un conocimiento adecuado sobre procesosconcretos y diferenciados, y en tal sentido contribuir ahistorizar efectivamente el análisis de la problemáticasocial en América Latina, así como el análisis decoyuntura de los procesos sociales.

La existencia en el continente de importantes conflictos yluchas sociales, ligadas a aspectos de la cuestión regional,dan urgencia a un esfuerzo por avanzar en este sentido.

6.2. Las Investigaciones Históricas y la CuestiónRegional en América Latina

La contribución de las futuras investigaciones históricasal campo de la problemática regional debe verse, nocomo una serie de “historias regionales” o como una“historia de la urbanización”, etc. per se, que podríanagotarse en sí mismas, sino como una forma de garantizarque la categorización que se utiliza para aprehender larealidad regional actual o para anticipar desarrollosfuturos, sea la apropiada para el tratamiento de estas

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cuestiones. En tal sentido, la selección de los casos,épocas o procesos

históricos a estudiar debería estar orientada por laproblemática regional planteada contemporáneamente.Sin despreciar otro tipo de trabajos, éste parece ser uncriterio básico para establecer prioridades.

La contribución al planteamiento de la problemáticaregional contemporánea que pueda ofrecer la historia, seencuentra en la especificidad de sus propios métodos deanálisis. Pero es necesario evitar dos vicios presentes enmuchos análisis históricos:

a) la concepción unilineal del pasado. Concebir elpasado como simple “antecedente” de lasituación presente, es un error común. Adoptaresta línea, sirve para justificar la situaciónpresente como situación a la que se ha Regadoen forma casi “natural”, borrando enconsecuencia las contradicciones yenfrentamientos que implicó su conformación.

b) Como toda creación intelectual, la historia estácargada de supuestos teóricos e ideológicos. Laperiodización, la relevancia de los datos, lasformas como los hechos se entrelazan, la.demostración de proposiciones, conllevanimplícita o explícitamente la construcción demarcos conceptuales que responden a laposición y papel social del investigador. Estorequiere una lectura crítica de investigacioneshistóricas existentes para su adaptación a estaproblemática.

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La conformación de las desigualdades regionales enAmérica Latina, muestra los efectos acumulativos odiscontinuos del proceso de asentamiento humano, en elterritorio desde la época precolombina. Sin embargo, seconsidera que para comprender la problemáticacontemporánea es decisivo profundizar en lainvestigación de los procesos económico-sociales quetuvieron lugar desde fines de la colonia hasta yaavanzado el siglo XX. Durante los años que corren entreaproximadamente 1770, con las reformas borbónicas enla América española, y, principios del siglo = en laAmérica portuguesa, por una parte, y la desarticulacióndel comercio internacional con la crisis de 1930, por laotra, el avance de la economía mercantil giró -conaltibajos nacionales alrededor del crecimiento de sectoresprimarios exportadores.

Estos procesos significaron una gran diversificación enlos bienes producidos, transformaciones en las áreas desu asentamiento, pero también transformaciones enregiones donde no se asentaban sectores exportadores deimportancia. Simultáneamente, se aceleró larecuperación demográfica de áreas de poblamientoantiguo y en forma mucho más marcada, se poblarongrandes áreas poco habitadas.

Tanto el proceso económico como el demográfico,experimentaron un ritmo aún más acelerado a partir de lasegunda mitad del siglo XIX. Fue entonces cuando loscambios en la economía y en los mercados de capitaleseuropeos y norteamericanos se tradujeron en inversionesde gran magnitud en América Latina.

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Hechos externos al continente permiten, entonces,considerar a éste en su conjunto para la demarcación delperiodo y de los dos principales sub-periodos. En losdistintos países y regiones, sin embargo, el desarrollo delos ciclos primario-exportadores tuvo características muydiversas durante el periodo mencionado, variando no sóloen su determinación espacio-temporal, sino también enotras características fundamentales. Entre otras, cabemencionar los orígenes del capital, la participación deburguesías locales, el grado de control nacional de laproducción, y fundamentalmente las relaciones deproducción en que se basó la organización de losdistintos sectores.

Un programa de investigaciones basado en estosfundamentos, podría concretarse en la realización de dostipos de estudios prioritarios:

1. Debería realizarse un mapeamiento, sobre la base deresultados de investigaciones realizadas y deinformación accesible, de los ciclos principales ysubordinados en toda América Latina, durante todoel periodo. Tal mapeamiento, además de lasdeterminaciones espacio-temporal de los ciclosprimario-explotadores, debería incluir dimensioneseconómico-sociales y políticas dentro de un esquemamínimo, válido para todas las regiones. Entre ellascabenmencionar:

a) El peso de la economía exportadora en la región,y en la economía nacional;

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b) La estructura del control económico yespecíficamente, el papel de las burguesíaslocales y del capital externo;

c) Las relaciones de producción dominantes;

d) Los límites a la expansión regional, por vía de lademanda y por vía de la oferta;

e) Las principales concatenaciones espaciales delsector explotador dentro y fuera de la región; y

f) La vinculación de las clases dominantes con laestructura del poder regional y nacional.

2. Debiera promoverse la realización en profundidad dehistorias regionales en áreas que se insertaron enforma diferenciada dentro de los procesos dominadospor los sectores primario-exportadores. En losúltimos años se han realizado muchas historiaseconómicas y un buen número de historias políticasregionales. Parece importante ampliar estos estudiosy realizar monografías, centradas en las relacionesentre las actividades económicas predominantes y laregión.

Resulta difícil indicar un paradigma único e n este caso,ya que cada región o sector puede imponer problemas oformas de análisis peculiares. Sin embargo, además delénfasis en las relaciones entre actividades económicas yregión, debería darse prioridad al análisis de otros dosprocesos: a) la vinculación entre sectores primario-exportadores y otros sectores económicos intra o extraregionales; y b) la vinculación entre clases dominantes anivel regional y el Estado, especialmente alrededor de las

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políticas económicas relevantes, con contenido sectorial oregional.

Además de estas dos formas de investigación históricaque se propugnan, podrían considerarse como prioritariosotros planteamientos. El pensamiento sobre lo regionalen América Latina tiene antecedentes importantes.Sorprende la precisión y lucidez de ese pensamiento aveces basado en una interpretación empírica, casi visualse diría, de las realidades nacionales y regionales.Muchos de los temas presentados en este Seminario estánenunciados en esos escritos: la destrucción de lo nacionalpor lo extranjero, en Encinas; la miseria urbana enMiguel Samper; la disyuntiva concentración-desconcentración, en Juan Álvarez; la entrega de losrecursos naturales, el desinterés por la industria y laexplotación de la población agraria, en Molina Enríquez.Esos y otros autores publicaron sus obras principalesentre 1880 y 1914. A una generación posteriorpertenecen Jorge Bassadre, Roberto Simonsen, GilbertoFreyre, Ezequiel Martínez Estrada, Juan CarlosMariátegui y muchos otros que rescataron viejas ideas eincorporaron ideas nuevas, en momentos en que laspredicciones y temores de los primeros eran ya evidentes.Agregándose el pensamiento de políticos, viajeros ynovelistas, se tendrá un cuadro más complejo delpensamiento sobre la organización nacional y suvinculación con la cuestión regional, durante las últimasdécadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX.

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Por lo tanto, un elemento importante en el proceso deruptura con la ideología dominante sobre las cuestionesregionales, resultará de rescatar las ideas y posiciones deestos pensadores latinoamericanos sobre ellas.

6.3. Las Determinaciones Contemporáneas de laCuestión Regional en América Latina

Como resultado de las discusiones realizadas en elSeminario, se considera que los trabajos presentadosacerca de las determinaciones de la cuestión regionalcubren buena parte del aspecto fundamental con que laproblemática se presenta. Sin embargo, aún es incipienteel esfuerzo, requiriéndose una mayor profundización yuna mayor integración de cada uno de estos análisis o uncuerpo orgánico.

Un primer nivel de articulación posible lo constituyen lasrelaciones entre la naturaleza y la sociedad, por lo quecabe examinar las determinaciones sobre la cuestiónregional, de la forma en que la naturaleza está medidasocialmente y del cómo las relaciones sociales tienen unsustrato material natural. De igual forma que lasrelaciones entre los hombres pueden ser explicadas através de diferentes sistemas, los fenómenos en lanaturaleza no se dan caóticamente, sino a través derelaciones que conforman los llamados ecosistemas.

Los sistemas económicos y sociales, y los ecosistemas,no son entidades separadas sino diferentes legalidadesque se condicionan recíprocamente.

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Los hombres son parte de una población del particularecosistema, que vive dentro de una comunidad, es decir,dentro de un determinado hábitat y como tal estáncondicionados por las leyes que rigen la materia inerte yla vida orgánica..

El hombre ha evolucionado como tal a través de suactuación dentro de las sociedades, y en su luchacontinua, dentro de la naturaleza, para subsistir. En elconstante intento de extraer primero -y adaptar después-el medio natural para sus necesidades, se fuerondesarrollando técnicas que revelaban el comportamientoactivo del hombre en ese medio. Así, a través de lahistoria, se pudieron desarrollar sociedades cambiantesque trataron de adaptar la naturaleza a las exigencias desus propias racionalidades. Esta capacidad de establecerproyectos sociales diferentes, a través de la readaptaciónparcial -cuando no total- de los elementos naturales, leotorga a la población humana una especificidad que ladiferencia de las restantes poblaciones de un ecosistema.

La creciente complejidad de las relaciones sociales hadado un campo de investigación específico, y laextraordinaria capacidad de las sociedades para adaptar lanaturaleza ha hecho obscurecer el nexo que estasrelaciones sociales tienen con la misma.

Así, lo social sobreconstruye lo físico y lo orgánico, que asu vez constituyen condiciones y constricciones delproceso social.

Por lo tanto, las ciencias históricas, para explicar losfenómenos que rigen las sociedades, deben articular la

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legalidad que constituye su campo específico con la quees propicia de la naturaleza.

Es frecuente que los análisis sociales no consideren lasrelaciones existentes en la naturaleza y, en tal sentido, noincorporen los distintos efectos (directos e indirectos),

que en cada momento del proceso histórico tienen lasrelaciones sociedad-naturaleza.

Por otro lado, algunos análisis regionales hanprivilegiado en demasía las determinaciones naturales,cayendo, en casos extremos, en el denominado“determinismo geográfico”.

De los distintos elementos que conforman la estructura deun ecosistema, parecería necesario destacar, dentro delestudio de la cuestión regional, la captación y transmisiónde energía mediante la cual la naturaleza transforma laenergía solar en una determinada “oferta ecológica”.

Asimismo, debe destacarse la capacidad que tiene elecosistema para permitir intervenciones humanas queaprovechen esa oferta ecológica, en una proporción queposibilite el mantenimiento de su potencial productivo alargo plazo. Esto requeriría una planificación queconsidere las restricciones y posibilidades que brindan losciclos naturales.

Sin embargo, las leyes de acumulación del capital, queexigen la búsqueda de una máxima tasa de ganancia acorto plazo, imponen una rotación del capital acelerado yun horizonte de planificación de las inversionestemporalmente reducido. Sobre esta base, se ha impuesto

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una tecnología que ha deteriorado la potencialidadreproductiva del recurso natural. De tal forma, se hamanifestado una contradicción entre las leyes que rigenlos procesos sociales en el capitalismo y la capacidad delos ecosistemas como soporte y recurso para la actividadproductiva.

Las opciones tecnológicas están acotadas por esteproceso. Las actividades productivas incorporan unatecnología que reduce costos maximizando la tasa deganancia en el corto plazo. Este tipo de tecnología hallevado a la simplificación de los ecosistemas paraadaptarlos a la especialización internacional del trabajo,reemplazando sistemas complejos característicos de lamayor parte del territorio de América Latina,volviéndolos extremadamente inestables y menosproductivos en el largo plazo. De tal forma no sólo selleva al deterioro de los recursos, sino que también sedesaprovechan múltiples posibilidades de los ecosistemaspara la elaboración de productos que satisfaceríannecesidades de nuestros pueblos.

Un campo de investigación fructífero puede entoncescubrir el estudio, en casos espacialmente definidos ydesde una perspectiva histórica, de cómo la forma socialde ocupación del territorio ha llevado a procesosirreversibles de erosión y deterioro de los recursos. Enmuchos casos, esto a su vez ha generado conflictos yluchas sociales derivados de traslados de actividadesproductivas y hasta el levantamiento de ciudadescompletas.

Esta problemática abre asimismo un importante campode investigación, que indague la forma en que el proceso

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tecnológico -y su determinación por la naturaleza de lainserción de las sociedades latinoamericanas en elsistema mundial- se articula con el desarrollo espacialdesigual y, asimismo, se investigue sobre tecnologíasalternativas, adecuadas a la utilización multifacética delos ecosistemas a largo plazo.

En la cuestión regional en América Latina juega un papelimportante la cuestión agraria, ya que existen numerosasregiones postergadas donde el principal y dominantesector productivo es el agropecuario. Es dable manifestartentativamente que se está frente a “regiones agrarias orurales”. En tales casos, los elementos fundamentales atomar en cuenta en futuras investigaciones (tanto a nivelnacional como regional) abarcan:

6.3.1. Las formas de expansión delcapitalismo en la agricultura, queasumen características específicas encada periodo histórico y en losdiversos modos que genera laacumulación de capitales a nivelglobal y sectorial.

6.3.2. Las actuales formas que asume dichaacumulación en los paíseslatinoamericanos y que tienden aexpandir el capitalismo en el campode acuerdo a los siguientes posibleslineamientos:

a) Modernización creciente y rápida de lossectores de grandes y medianaspropiedades;

b) Integración vertical de los sectoresmodernos y dinámicos de la agricultura,

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a la industria de transformación y/o acircuitos más complejos de distribucióny comercialización;

c) Mantención de formas campesinas deproducción a niveles tradicionales, quese funcionalizan con el sistemadominante de producción; y

d) Presencia creciente del gran capital productivoagroalimentario de característicastransnacionales y del gran capital financiero.

6.3.3. El hecho de que, en función de esta modalidadde expansión capitalista, se producen fuertesdesbalances en el sector y se tiende a producirmayores desequilibrios entre las regiones ruralesde los países que enfrentan esta situación.

6.3.4. Los importantes cambios en la estratificaciónagraria y por consiguiente en las formacionessociales provocadas por este proceso. Talescambios afectan a los más diversos sectores.Aparece como sustantivo el estudio de:

a) Las modificaciones que se producen en las clasesdominantes agrarias, como efecto de lamodernización y de los procesos de integraciónvertical;

b) Los procesos de cambio que afectan a lossubasalariados agrícolas, que pasan de unasituación tradicional de relaciones de producción auna más plenamente capitalista; y

c) Los cambios que afectan alcampesinado parcelario en el cual hayprocesos de integración creciente, porlo que pasan a cumplir un papel desemi-asalariados de las empresasindustriales; procesos de reproducción

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y manutención de las economíascampesinas, y procesos de destrucciónde ellas.

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Así como la cuestión agraria requiere una atenciónespecial en la investigación de la cuestión regional enAmérica Latina, la problemática indígenacontemporánea debe ser incorporada a los estudios de loregional, ya que en América Latina existen actualmentecerca de 400 etnias diferentes con alrededor de26,000,000 habitantes, que se localizan en distintasformaciones sociales nacionales.

En algunas de estas últimas, la predominancia de lapoblación indígena en ciertos ámbitos regionales esaltamente significativa y amerita consideracionesespecíficas, a fin de articular las peculiaridades quesurgen de la existencia de sociedades diferenteslocalizadas en un mismo territorio. Esta presencia, quese remonta al periodo precolombino, adopta formas deorganización socio-espacial particulares, que aún hoytratan de responder a la producción y reproducción desus propias condiciones sociales de existencia.

Si bien la dominancia del capitalismo ha introducidocoercitivamente relaciones de clase, con ello noeliminó, en cerca de 500 años de penetración, lasplataformas sociales previamente existentes y es asícomo han surgido y surgen movimientos de oposiciónétnica que tratan de establecer relaciones políticas conla sociedad dominante, desarrollando una dinámicasocial propia, basada en la autodeterminación y en laautogestión de sus propias sociedades, denunciando a lavez, en la mayoría de los

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casos, su pertenencia a las clases explotadas de lasociedad.

Entre otras líneas de investigación que pueden sugerirseen forma tentativa, pueden mencionarse las siguientesarticulaciones:

a) Entre las relaciones de clase y las relacionesétnicas en ámbitos regionales específicos decualquier formación nacional;

b) Entre las formas de producción indígenas y lasformas de producción introducidas por elcapitalismo, en ámbitos regionales específicosde cualquier formación social nacional;

c) Entre las vías de penetración del capitalismo enámbitos espaciales indígenas y el papel delEstado en el proceso;

d) Entre los movimientos de oposición étnica y losmovimientos sociales de origen regional.

La forma particular de inserción de los sistemascapitalistas latinoamericanos en el contexto mundialrequiere, asimismo, un énfasis particular en lainvestigación de la cuestión regional.

Con respecto a la localización de actividades económicasen el seno de la economía mundial, se imponen algunasconsideraciones. En primer lugar, cabe referirse a susdeterminantes generales, los que para la acumulación ypara la reproducción del capital pueden ser definidos, enprincipio, en términos de los efectos de las variaciones dela tasa de ganancia sobre la espacialización de los ciclosdel capital.

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El capital se desarrolla en aquellas áreas y actividadeseconómicas que le permiten extraer una tasa e ganancia,apropiada a sus exigencias de reproducción, jugando enello la tasa de explotación de la fuerza de trabajo y lacomposición del capital inmovilizado; las mismasnecesidades de reproducción le llevan a integrar yexplotar subordinadamente, formas o modos deproducción no capitalista.

Se debe señalar, en líneas generales, que todalocalización económica derivada de la lógica del capitalse corresponderá, no solamente con las posibilidades queabre la tasa media de ganancia y las tasas de gananciaoligopólicas o monopólicas, sino que también obedeceráa las condiciones de ingreso a la producción vigentes encada sección, rama, industria o sector productivo.

No es menos importante que las unidades de medida detrabajo son distorsionadas por las particularidades de losmecanismos de la transformación de valores en precios,agregándose a ello que a nivel internacional sondistorsionadas asimismo por las barreras institucionalesdesarrolladas por los Estados en sus respectivos espaciosnacionales (caso de las tasas de cambio, las barrerasarancelarias, la tribulación y la política financiera), querepercuten sobre las rentabilidades. De esta manera, lasreferidas barreras interfieren y modifican parcialmentelos efectos de la tasa de ganancia y de las condiciones deingreso a la producción, sobre la localización nacional.Lo mismo se puede decir sobre las localizacionesintranacionales.

Es dentro de este contexto que parece oportuno plantearla necesidad de investigar acerca de: (I) los fundamentos

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y las características del proceso de internacionalizacióndel capital en sus relaciones con la localización nacionalde las principales ramas, industrias, y sectoresproductivos, (II) las formas de intervención del Estado enla economía en relación con la localización nacional einternacional de actividades económicas, y (III) lasrepercusiones de la actual crisis del capital en lalocalización de actividades en América Latina,considerando aquellas ramas y actividades que por serafectadas de manera especial por aquella, parecerían serobjeto de fuertes presiones de relocalización. También esnecesario estudiar los cambios que se operarían en laestructura de la demanda internacional, y que podríanafectar a las producciones de los países latinoamericanos.

6.4 La Ideología Dominante Acerca de lasDesigualdades Interregionales y laPlanificación Regional en América Latina

La forma usual de plantear la problemática regional enAmérica Latina está influida directamente por las teoríasy métodos desarrollados en los países centrales,fundamentalmente los de vertiente neoclásica.

Partiendo de la práctica misma de la planificaciónregional en América Latina, se observa que no existeindependencia (como suele suponerse) entre los cuatroelementos de la misma: a) descripción; b) juicios devalor; c) explicación; d) diseño de políticas. Con lo cualla necesidad de revisar las bases conceptuales de laplanificación regional se hace evidente.

Se señala que las principales corrientes teóricas derivadasde la economía neoclásica, si bien pretenden superar

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corrientes particularistas que reducen la explicación decada localización a un recuento de factores específicos,terminan recayendo en el mismo vicio, comoconsecuencia de proponer una explicación quefundamentalmente se reduce a determinacionesespaciales de lo espacial (configuraciones espacialespreexistentes determinan nuevas localizaciones) y adeterminaciones tecnológicas. Por tanto, lo social, enprincipio reducido a lo económico (y particularmente aaspectos de la circulación) termina por esfumarse en elanálisis.

Se señala que la apariencia de exactitud que dan este tipode teorías contribuye a ideologizar el campo, en tanto dala ilusión de que se está frente a un método operativo deanálisis de la realidad y posible base para el diseño deintervenciones efectivas. Esto a su vez lleva a equivocarel diagnóstico sobre los obstáculos que enfrenta laplanificación regional misma (falta de datos, falta defondos, etc.)

Dada la estrecha relación entre las configuracionesespaciales y las formas de organización de la producción,se señala que un paso imprescindible para superar losproblemas apuntados es el de partir de las relacionessociales de producción, con lo cual el proceso deproducción pasa a ser un fenómeno social y no puramentetécnico. Esto a su vez lleva a modificar drásticamente eltipo de visión sobre las acciones posibles, pues el“especialismo” que acompaña a la anterior concepción(que induce a pensar en intervenciones consistentes enreubicación de elementos materiales en el territorio comoestrategia) es sustituido por una concepción de cambio apartir del análisis de las fuerzas operando en los procesos

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sociales, que requiere la movilización de fuerzas, lareorganización de relaciones e instituciones, comocondición de acciones que efectivamente modifiquen lasituación existente.

En base a lo anterior se propone, como elemento deprioridad a desarrollar en el futuro, la expresaconsideración de lo político en las investigaciones y enlas tareas de planificación regional. Esto implica dejar depensar en las regiones como sujetos sociales yexplícitamente incorporar el análisis de los grupossociales involucrados y su articulación estructural ycoyuntural.

Ante la falsa disyuntiva usualmente planteada entre lasprácticas técnicas (como las de planificación) y lapolítica, se propone reconocer que no hay prácticas purasy que por tanto, en toda tarea de planificación integralhay componentes políticos que deben ser explicitados.Se propone asimismo admitir que la naturalezacontradictoria de los sistemas capitalistas permite quedesde el interior mismo de sus instituciones se geste elcambio social, y que, en el campo de la planificación, sedan condiciones particularmente favorables para advertiresto, por su misma pretensión de representar interesessociales en una sociedad regulada fundamentalmente porlos conflictos entre intereses particulares.

Sin que esto implique de ningún modo suponer quepueden producirse cambios sociales significativos a partirde la mera práctica de planificación, se propone,coherentemente con lo anterior, revalorar y revisar elsignificado de los diagnósticos y sus posibilidades dentrode esta problemática, para contribuir a desmitificar

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aspectos relevantes de las sociedades capitalistas. Por lopronto sepropone superar el espacialismo, subyacente en granparte de los intentos de planificación regional conocidos.

Asimismo, se deja expresamente sentado que existenotras “clientelas” y otras tareas posibles para la labor delos científicos dedicados a la problemática regional, másallá de las instituciones gubernamentales oparagubernamentales, tales como contribucionesespecíficas a la elaboración de planes de acción socialpara movimientos populares, a programas dereivindicación para grupos sociales particulares, etc.

6.5La Política, el Papel del Estado y losMovimientos Sociales en Relación a laCuestión Regional en América Latina

Las conclusiones de esta esfera están orientadas aformular una serie de grandes preguntas, algunas sinrespuestas a la vista y otras que exigirían investigacionesadicionales para dar esa respuesta. Se cree que ésta esuna buena manera de formular la problemática que serefiere a la contradicción entre el funcionamiento social yla apropiación y el uso del territorio.

El objetivo central de estas formulaciones es el deavanzar en el campo del conocimiento en varias líneas,en búsqueda de explicaciones de situaciones concretas yespecíficas de la llamada cuestión regional. Este objetivocentral se orienta principalmente a:

6.5.1 Dar cuenta de los contenidos reales y lasideologías implícitas o explícitas, tanto

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en las políticas del Estado en materiaregional, como en las teoríasprevalecientes.

6.5.2 Desarrollar conocimientos (teóricos,metodológicos y técnicos) utilizables enuna práctica política de signo contrario ala dominante.

El análisis de las políticas regionales deben tener encuenta tres problemáticas específicas: a) las relacionessociales de poder en el interior del proceso político; b) elproceso e incorporación territorial en el desarrollocapitalista; c) los llamados problemas regionales.

a) La identificación de las relaciones sociales depoder en el interior del proceso político esindispensable para la comprensión de la maneracomo se originan y ponen en marcha las políticasdel Estado. Pero más particularmente, permitendeterminar cómo juegan los intereses de clase enla elaboración y aplicación de dichas políticas.Todo dentro de un cuerpo conceptual que permitacomprender el funcionamiento. del modelohegemónico que tiene expresión a través delEstado o, dicho de otra manera, la formalizaciónhegemónica a través de las maneras como selegitiman las decisiones gubernamentales comoexpresión, en última instancia, del enfrentamientodesigual de las fuerzas sociales que tienden a lareproducción social del sistema capitalista y deaquellas que funcionan como disruptoras delmismo;

b) El proceso de incorporación territorial en eldesarrollo capitalista no se realiza en formahomogénea,

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sino que en el mismo se aprecian evidentesdesigualdades que constituyen una manifestaciónespacial del desarrollo desigual y combinado quecaracteriza a las formaciones sociales capitalistaslatinoamericanas. Las acciones del Estado,acompañadas o no de declaraciones de políticas,se conjugan con la localización de actividadeseconómicas por parte de las burguesías nacional einternacional (en acelerado proceso detransnacionalización), las cuales -acciones ylocalizaciones- articulan nuevas áreas y modos deproducción o fortalecen articulacionespreexistentes, como respuesta a las necesidades deampliar los circuitos de acumulación de capital;

c) Los llamados problemas regionales pueden servistos desde esta perspectiva como producto de lacontradicción entre las formas de organizaciónterritorial (sobredeterminada por las formas quehistóricamente ha adquirido el proceso deacumulación de capital) y las reivindicaciones delconjunto de clases y sectores sociales que ocupanese territorio.

En consecuencia el análisis de las políticas regionalesabarca la comprensión de:

1) La acción específica del Estado y los sectoressociales hegemónicos.

2) la acción del conjunto de clases y sectores asentadosen la contradicción de la conformación territorialnacional.

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El análisis de que se viene hablando debe hacerse sinperder de vista esas dos perspectivas, ya que laespecificación del objeto de análisis (la conformaciónterritorial nacional) no aparece determinadaexclusivamente por la estructura productiva, sino que semediatiza principalmente por la actividad política (delEstado y de los sectores populares). En consecuencia, laproblemática territorial está determinada por laintervención del Estado y las prácticas políticasvinculados al conjunto de clases y sectores de clase, en elmarco de la legitimidad estatal relacionado directamentecon la forma de régimen adoptada.

Ubicado así el análisis en el campo de la actividad y lapráctica de las clases, fracciones y fuerzas sociales, esindispensable referirlo a la coyuntura política.

La actividad política del Estado y la práctica política delas clases, en el marco de una coyuntura determinada,actúan para transformar, modificar o mantener laconformación territorial nacional. El estudio de estarelación obliga a considerar el conjunto de conflictossociales y políticos que se asientan en las contradiccionespropias de dicha conformación territorial nacional. Laconsideración y tipificación de todo este conjunto decontradicciones y conflictos debe ser materia deinvestigación, tal como se desarrolla más adelante. Peroparece conveniente apuntar que dichas contradicciones,en general, son de carácter secundario. Además, que lassituaciones conflictivas que de ellas se derivan, deben seranalizadas en la coyuntura política en que cada una se da,ya que, en ella, los movimientos sociales pueden plantearun enfrentamiento significativo para un proyecto

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de desarrollo capitalista impulsado por determinadafuerza social.

Todo lo expresado conduce a plantear algunos temas deinvestigación en los dos planos señalados: el de laspolíticas del Estado y el de los movimientos sociales debase regional.

6.5.l. La práctica de la planificación y laspolíticas del Estado

Este problema podría formularse a través de una temáticamuy general, cuál es la situación de la planificaciónregional en la estructura de las formaciones socialeslatinoamericanas. El intento de encararla se enfrenta auna serie de subtemas, tales como los siguientes:

a) La relación entre las dinámicas regionales y ladinámica nacional;

b) La relación entre la planificación regional y laspolíticas nacionales de efecto territorial;

c) La transformación de los ámbitos espaciales,regionales, por los planes de desarrollolocalizados de gran envergadura;

d) El papel que cumple la planificación regionalsegún la estructura de la sociedad, el modelo delegitimación política”y la correlación de fuerzasen diferentes coyunturas nacionales;

e) Las razones ideológico-políticas de la existenciade la planificación regional;

f) Las diversas formas de definir los “problemas”regionales;

g) El desarrollo de la ideología de los planificadores;y

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h) Las posibilidades de la práctica de laplanificación regional conforme su naturalezacontradictoria.

6.5.2 Los movimientos sociales de baseregional

La temática más general que cabría formular es la de siexisten movimientos sociales de base regional, y en casoafirmativo, cuáles son los efectos políticos y territorialesde su existencia.

La respuesta llevaría a considerar una serie de subtemastales como:

a) Identificación de las contradiccionesespecíficamente territoriales o regionales;

b) Análisis de las fuerzas sociales que están ligadasa las contradicciones territoriales;

c) Identificación de aquellas contradicciones y delas condiciones bajo las cuales pueden originarconflictos regionales, que den impulso a losmovimientos sociales;

d) Determinación de las principales característicasde esos movimientos sociales;

e) Detección de la influencia de ideologíasparticulares (“localistas”) con base regional en laconstitución y desarrollo de esos movimientossociales;

f) Identificación de las formas posibles dearticulación de los movimientos y fuerzassociales de base regional en la escena políticanacional, y determinación de sus efectos sobrelas políticas regionales.

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6.6 Principales Conclusiones con Referenciaa Cuba

En comparación con el resto de los países analizados enel seminario, es notable el acelerado ritmo que se haobservado en la transformación territorial de Cuba. Conlas limitaciones impuestas por la configuración espacialheredada, conformada por decenios de subyugacióncolonial y neo-colonial, con su peso de inversiónextranjera y el uso irracional de los recursos naturales yhumanos, el gobierno revolucionario se ha empeñado entransformar la estructura productiva a la vez que forja unnuevo sistema socio-político que facilita la participaciónpopular y garantiza el pleno empleo.

Las principales líneas de desarrollo han contribuido afrenar el crecimiento desmesurado del área metropolitanade la Habana; no han podido lograr desplazar toda laindustria dada su importancia como puerto y la redexistente de infraestructura. El énfasis se ha volcadohacia el sector agropecuario-pesquero en primerainstancia, donde los esfuerzos para la mecanización y ladiversificación han elevado la productividad y laproducción; los problemas de organización, sin embargo,presentan obstáculos a la plena realización de las metas.Ahora el país está en mejores condiciones de alimentarsecon su propia producción, mientras que ha aumentado ydiversificado sus exportaciones. Con ésto ha comenzadoun proceso de “urbanizar el campo”, ofreciendo a lapoblación rural servicios públicos y mejoras sustancialesen sus viviendas. Para reforzar este proceso e integrara lajuventud al

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trabajo productivo a la vez que estudia, se estáconstruyendo una red extensiva de “escuelas en elcampo” que permite la integración del trabajo manual eintelectual, y que disminuye la tendencia urbanizadora dela educación media y superior característica de muchosotros países. No se ha logrado extender estas escuelas alritmo deseado, a pesar de que se cree que seránautosostenibles, por sus altos costos iniciales. Estosprogramas, conjuntamente con otros como laconstrucción de cinturones verdes alrededor de lasprincipales ciudades, donde se cultivan verduras y otrosproductos agropecuarios, y la provisión de serviciosbásicos de asistencia médica y educación a toda lapoblación, han contribuido a la transformación espacialen Cuba. Los centenares de nuevas ciudades y lacreciente red de infraestructura de comunicaciones,permiten romper con las tendencias aislacionistas delenfoque de desarrollo con polos de crecimiento. Másbien, Cuba está concibiendo su territorio como un soloespacio integral, con lo cual la planificación cuidadosaconduce hacia tendencias de una distribución másigualitario de los recursos y del producto entre lasdistintas regiones del país y entre todos los miembros dela sociedad.

Para reforzar estas tendencias se implementó una reformaadministrativo-política. En primer instancia, se rompiócon las divisiones anteriores de provincias y municipios,creando una nueva estructura regional que facilite lastareas de planeación y desarrollo. La reforma política esde mayor envergadura. Plantea la descentralización delpoder y la participación masiva en las institucionespolíticas, a través de los Órganos de Poder Popular parala administración del país, y un reforzamiento

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de los organismos de masas para asegurar la ingerenciade la población en la implementación de las políticasnacionales. En las elecciones de 1975 se eligieron losprimeros representantes a las Asambleas de PoderPopular, y desde aquel entonces el sistema ha tomadomayor iniciativa en la dirección administrativa del país.La descentralización requiere de la concientización y lapreparación de la población para asumir laresponsabilidad e iniciativa requerida, elementos quetodavía están en proceso de formación.

La experiencia cubana demuestra claramente que latransformación espacial no sólo es producto de políticasde desarrollo regional. También parece requerir unareestructuración del aparato productivo, un nuevoplanteamiento social para promover la igualdad y unatransformación política.

Finalmente, se hace evidente la necesidad de desarrollarun marco conceptual acerca de estas cuestiones, basadoen la autoreflexión de los cubanos sobre susrealizaciones, así como en la investigación de losprocesos que fueron configurando las nuevas formasespaciales, pues el análisis del caso cubano permitiría unacontribución decisiva a la categorización históricarelativa a la relación entre sociedad y espacio, y a laformulación de programas de acción referidos a lacuestión regional en futuros procesos de transición enLatinoamérica.

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NOTASLas ponencias que fueron incluidas en los tres volúmenesde La Cuestión Regional en América Latina y a las cualesse hace referencia en este trabajo de edición eran lassiguientes:

I ASPECTOS METODOLÓGICOS

- Espacio, naturaleza y sociedad en la problemáticaregional latinoamericana (algunos aspectos teórico -metodológicos), por Oscar Colman.

- Sobre la espacialidad social y el concepto de región,por José Luis Coraggio.

- Notas sobre naturaleza-sociedad y la cuestiónregional en América Latina, por Héctor Sejenovich yVicente Sánchez.

- Análisis regional y estructura agraria en AméricaLatina, por Eduardo P. Archetti.

II. DETERMINACIONES CONTEMPORÁNEAS YANTECEDENTES HISTÓRICOS

- Determinaciones contemporáneas y análisis históricode la cuestión regional en América Latina, por AlbertoM. Federico Sabaté.

- Imperialismo y desarrollo capitalista en la periferia:tendencias espaciales en la época actual, por DavidSleter.

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La problemática indígena contemporánea y lacuestión regional en América Latina, por Nemesio J.Rodríguez y Edith A. Soubié.

- Agricultura, acumulación capitalista y la cuestiónregional, por José Bengoa Cabello.

- La temática del medio ambiente en América Latina,por Rubén N. Gazzolli y César A. Vapnarsky.

- Clases, regiones y política, con especial referencia aArgentina y América Latina, por Juan Villareal.

- Teoría y práctica de la planificación regional enAmérica Latina, por Alejandro B. Rofman.

- Las teorías de, la organización espacial, laproblemática de las desigualdades interregionales ylos métodos de la planificación regional, por JoséLuis Coraggio.

- La organización espacial durante el períodoprecolombino, por Jorge E. Hardoy.

- La organización económica espacial del sistemacolonial, por Carlos Sempat Assadourian.

- Una cuestión regional en la Argentina; burguesíasprovinciales y el mercado nacional en el desarrolloagroexportador, por Jorge Belan.

- Análisis histórico del inicio de las desigualdadesregionales en América Latina. Estudios nacionales,por Jorge E. Hardoy y María R. Lagdon.

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III. CASOS NACIONALES

- La cuestión regional en su contexto nacional, por Da-vid Barkin.

A. La visión global- Notas sobre la cuestión regional en Bolivia, por

Alberto M. Federico Sabaté.

- El desarrollo y las políticas regionales enVenezuela, por Marco Negrón.

- La cuestión urbano-regional en Chile, porGuillermo Geisse G. y M. Valdivia V.

- La cuestión regional en Brasil (1860-1970), porGuillermo Wilson Cano.

- La problemática regional en Centroamérica, porBlas Real y Mario Lungo.

B. El enfoque político- La coyuntura política Argentina de 1966 a 1970 y

los movimientos reivindicativos de carácterregional, por Oscar Moreno.

- La política regional en México: 1970-1976, porAllan Lavell, Pedro Pírez y Luis Unikel.

- La dialéctica de la política regional nacional Elcaso del gobierno militar peruano, por PatriciaWilson Salinas.

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C. Estudios parciales

- La problemática del desarrollo regional en el casodel proyecto industrial-urbano Lázaro Cárdenas-Las Truchas (México), por Francisco Zapata.

- Una política regional de industrialización. Elnordeste Brasileño, por Raimundo Moreira.

- La cuestión regional en el Salvador, por RichardWillig.

- La cuestión agraria y el desarrollo regional enMéxico, por Antonio Martín del Campo.

D. La alternativa

- Cuba: evolución de la relación entre campo yciudad, por David Barkin.

- Cuba: 20 años de experiencia de planificaciónfísica, por Sergio Baroni.

- Posibilidades y dificultades de una planificaciónterritorial para la transición en Nicaragua 1981,por José L. Coraggio.

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CAPITULO III

POSIBILIDADES DE UNA PLANIFICACIÓNTERRITORIAL PARA LA TRANSICIÓN EN

AMÉRICA LATINA

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1. ACERCA DE LA CUESTIÓN DE LAPLANIFICACIÓN POSIBLE 58

Es significativo que este congreso se convoque para

encarar la cuestión de “la planificación posible” y no lade la posibilidad de “la planificación”. Implica que nohay una definición apriorístico de lo que es “laplanificación”. Admite diversidad. Y nos pregunta porlas relaciones entre esa diversidad de posibilidades y lasocio -política en el futuro.

Queda por aclarar cuáles son los criterios paradeterminar esa diversidad de planificaciones posibles.No son, a nuestro juicio, reducibles a la aplicabilidad, enmayor o menor medida, de determinados algoritmos“racionales” (optimalidad, etc.). Puede haberplanificación de las decisiones (anticipación deresultados, exploración y selección de vías, etc. sin quehaya búsqueda de óptimos. Esto es importante, porque sise redujera el concepto de la planificación a la aplicaciónde determinados algoritmos, el criterio de posibilidadestaría muy influido por la situación de información, lacapacidad de computación, el manejo idóneo de modelosmatemáticos, etc., lo que sólo indirectamente estádeterminado por la situación social.

58 Algunas de las cuestiones aquí tratadas han sido desarrolladas en J. L. Coraggio: “Sobre la problemática de la planificación regional en América Latina”,diciembre,1979.

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Si en particular nos preocupa la planificación social, esdecir, la organización colectiva de conjuntos dedecisiones que involucran a múltiples agentes, ladiversidad estará dada, básicamente, por el tipo derelaciones sociales que implica una u otra modalidad deplanificación, y la cuestión de su posibilidad /imposibilidad será directamente una cuestión de lanaturaleza de la sociedad que se prospecta y de lasrelaciones entre sociedad civil y Estado. Además, si por planificación entendemos no sólo elprocedimiento (formal de cálculo, real de gestión) deadecuación de acciones y medios materiales a finespredeterminados exógenamente, cualesquiera sean éstos,sino que incluimos los procedimientos sociales dedeterminación de los objetivos y el tipo de objetivosposibles como parte constitutiva de ella, la diversidaddebe también ser atribuida a estos momentosdirectamente sociales. No son asimilables, aún cuando utilizaran idénticosrecursos formales de cálculo, una situación (A) en que seplantean objetivos de desarrollo social, con las masaspopulares como sujeto y destinatario principal del plan, loque implica un proceso de planificación que involucroinstancias de discusión amplia, de convencimiento, derectificación, hasta lograr la asunción de objetivos yacciones por las grandes mayorías, con una situación (B)en que se plantea (abierta o encubiertamente) el objetivode lograr la concentración del poder político y económicosobre la base de la coerción y la explotación de las masastrabajadoras, lo que implica un proceso de planificaciónde cúpula, sin participación de los agentes que realizaránalienadamente el plan, impuesto por la vía de

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la manipulación más o menos directa de las voluntades; 0una situación c) en que se intenta conjugar laconcentración del poder y el mantenimiento deestructuras burocráticas con la obtención de una basepolítica consensual, lo que implica una combinacióninestable de procesos de planificación de cúpula con un“participacionismo” alienado por parte de las mayorías. La cuestión de la planificación posible no se reduce,entonces, al tipo de técnicas de racionalización yadecuación entre objetivos abstractos y procedimientostambién abstractos que serán aplicables en unas u otrassituaciones sociales, donde la planificación aparece comoun proceso relativamente autónomo pero condicionadoexteriormente por la sociedad. Por el contrario, estacuestión es la cuestión sustantivo del modo desocialización económica y política que se dará en lasociedad. Las luchas relativas del grado y forma de estasocialización por parte del Estado necesariamentepolitizan la práctica de la planificación, la cual no sedesarrolla en un campo vacío, tanto por una clase social(y sus técnicos) como por otra, sino en el contexto de unaestructura de poder determinada, en sus aspectosfundamentales, por una situación de dictadura de clase. La planificación efectiva no es el arte formal de produciranticipaciones de acciones y resultados relacionados (y devolcarlos a un documento), ni el planificador es uncalculista de lujo, relacionado solamente con una masa dedatos que represente la realidad. No puede haberneutralidad social de parte del planificador ni de losprocedimientos de la planificación.

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Pero esta proposición puede ser aceptada con el aparentecorolario de que, entonces, el planificador en sí y para sí,como asalariado del Estado, no puede ser contestatario ycrítico. Este corolario supondría que la planificación es,aunque variable, siempre congruente con el sistemasocial concreto al que estamos haciendo referencia, y quetal congruencia no admite contradicciones. Por nuestra parte, afirmamos que esta relación decongruencia no puede establecerse en general paracualquier coyuntura ni para cualquier forma deplanificación. Más concretamente que, estructuralmente,la planificación integral con miras a obtener objetivos dedesarrollo social en beneficio de las mayorías, es unapráctica intrínsecamente contradictoria en el capitalismo.Que, por lo tanto, cuando se declara emprender tal tipo deplanificación, se presentan contradicciones que sondesarrolladas por una práctica idónea de la planificación,la cual, consciente o inconscientemente, se vuelveentonces contestataria (tal es el caso de las situacionestipo c). Sin embargo, y aun cuando en ciertas coyunturas deformaciones sociales-capitalistas se lograra unacongruencia casi perfecta entre planificación estatal yproyecto social hegemónico, surge la cuestión de laexistencia, en una misma sociedad, de proyectos socialescontrapuestos, a cada uno de los cuales corresponde unagama posible de prácticas de planificación. Por todo lo dicho, la discusión acerca de la planificaciónposible no puede reducirse a un ejercicio de anticipaciónde la coyuntura social más probable y, por consiguiente,

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del tipo de planificación que exigirá / permitirá elsistema. Al ser la planificación una modalidad de socialización, yno un procedimiento abstracto de racionalidad humana,la discusión sobre la misma estará contextuada por laPugna fundamental entre diversas fuerzas sociales y susproyectos respectivos, así como por la relación existenteentre Estado y sociedad. Al entrar en este terreno, podría tachársenos devoluntaristas. No es esa nuestra postura, al menos no ensu sentido peyorativo. Pero evitar el voluntarismo noimplica negar el hecho -históricamente comprobado- deque los márgenes y limites de la práctica de planificaciónno se definen por sí mismos ni exclusivamente entérminos estructurales, sino que se amplían o reducencomo parte del desarrollo de las luchas sociales dentro deun mismo sistema social. Estas luchas se deben llevar acabo en todas las instancias (política, económica,ideológica) de la sociedad y en el seno de todas lasinstituciones, so pena de aceptar el encasillamiento que elmismo sistema propone como vía para regular losconflictos y asegurar su reproducción. Por supuesto quetales luchas deben tener en cuenta la especificidad decada práctica y/o institución, también históricamentedeterminada (es decir, cambiante con la coyuntura). De ninguna manera debe entenderse que afirmamos queel cambio social comienza o se genera con el desarrollode la planificación o de cierta línea en su interior, perotampoco negamos a la práctica de planificación, todaposibilidad de inscripción en los procesos de lucha social.Si han habido fracasos en el pasado no ha sido por no

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respetar los limites de la planificación, sino porque losresultados de la lucha en las instancias decisivas fueron adversos al campo popular y eso, lógicamente,repercutió en la planificación. En conclusión, la discusión acerca de la planificaciónposible en la prospectiva sociopolítica de AméricaLatina, sea en el campo de lo territorial o en cualquierotro- no puede realizarse meramente desde unaperspectiva futurológica sino mediante la contraposiciónde proyectos sociales cuya viabilidad no está siempre yadada, sino que es, en sí misma, objeto de lucha social.Por tanto, intentaremos encarar la cuestión desde laperspectiva de la evolución necesaria de la práctica de laplanificación, orientada por una posición crítica alrégimen capitalista y a sus secuelas, teniendo comoobjetivo la construcción de una nueva sociedad En otras palabras, la cuestión de la planificación posibleno se reduce a establecer teóricamente cuál es lamodalidad de planificación congruente con cadacoyuntura social, para luego -anticipada la coyuntura decada formación social- predecir qué planificación seráposible. Desde una perspectiva contestataria al régimencapitalista, la cuestión debe también plantearse como lade las modalidades de acción político-ideológica ytécnica, en el campo de la planificación, políticamentemás eficaces para cada coyuntura histórica.

2. ACERCA DE LA PLANIFICACIÓNTERRITORIAL Y DE LA CUESTIÓNREGIONAL EN AMÉRICA LATINA

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Muy resumidamente podríamos presentar el “estado de las artes”, en este campo, de la siguiente manera: tanto en el terreno teórico metodológico como en el de laorganización de las prácticas técnicas, domina el enfoquecaracterizado como “neoclasista”. El planteamiento de laproblemática dominante implica una cosificación de lacuestión territorial en varios sentidos: las denominadasregiones se convierten en sujetos sociales, vinculados porrelaciones de dominación, expoliación, etc.; la particularconfiguración territorial que adopta el sistemademográfico-económico es vista como un problema en símismo (macrocefalia, ausencia de ciudades intermedias,etc.:), la imagen objetivo que regula las proposiciones enmateria territorial se fundamenta en el fin primordial dedesconcentrar territorialmente objetos y personas;eventualmente aparece la cuestión del poder peroplanteada como la disyuntiva centralización (en la regióncentral)descentralización (en las provincias, municipios)de decisiones del sector público; las políticas y objetivosse plantean fundamentalmente en términos de larelocalización -inducida o directamente producida- deobjetos materiales (medios de producción o de consumo)y personas; teóricamente, se tiende a otorgar a lo espacialuna autonomía relativa, en tanto que proceso sujeto aleyes específicas. En lo que hace a las metodologías de análisis y deelaboración de planes, domina el tipo de instrumentosque podríamos suscintamente representar por el manualde métodos de análisis regional de Walter Isard y susvariaciones, y se desarrollan propuestas de modelos deinformación y cálculo extremadamente abarcativos,aunque limitados a las variables económicas.

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Consecuencia de esta situación es la relativahomogeneización de la práctica de planificaciónterritorial / regional entre países, con un movimiento pendular entre un conjunto decoeficientes sueltos, de dudosa utilidad para unaplanificación eficaz, y la propuesta, nunca implementada,de gigantescos aparatos de información y decisión, cuyasofisticación las hace invariables y los que, de todasmaneras, no corresponden a la realidad de laplanificación en los países capitalistas latinoamericanos.Como corolario de estas propuestas resultaría que laplanificación territorial / regional no puede realizarse porfalta de información, de capacidad de computación, decoordinación entre la planificación sectorial y la globalcon la regional, etc. Por supuesto que esta falta decondiciones puede a su vez remitirse a la renuncia de losresponsables de la política, pero esta determinaciónsocio-política resulta solamente indirecta. A pesar de que, de manera misteriosa, los planificadoresregionales han tendido a autoadjudicarse una bondadparticular en comparación con los planificadores globaleso sectoriales, como abanderados de la igualdad (entreregiones) y la redistribución más justa de los bienes yoportunidades (entre habitantes regionales promedio,antes inexistentes), el carácter tecnocrático de su gestiónha dominado y aún domina el campo. Por ejemplo, lacuestión de la antinomia centralismo-autonomía(provincial, municipal) ha sido presentada,fundamentalmente, como un problema técnico.Sencillamente, se pone como objetivo lograr un sistemaóptimo de asignación de capacidad decisorio a distintosniveles, que evite la miopía de la excesiva autonomíalocal y el desconocimiento -por alejamiento- de la

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excesiva centralización. Todo apunta a mejorar elfuncionamiento del sistema económico capitalista,mediante una mejor organización

de la gestión estatal, lo político como tal no aparece,salvo menciones marginales.

El continuo girar en el vacío de la elaboración de planesque no se implementan y la ausencia de una tarea seriade investigación empírica para la planificación, haceque la trama conceptual que orienta las proposiciones sereproduzca, casi invariada, de manera academicista, coninnovaciones de tipo especulativo que poco tiene quever en el contrastamiento con la realidad. Por lo tanto,no es extraño que se orienten por la búsqueda de unamayor sofisticación y no por la eficacia operativo.

Con este trasfondo de desorientación-frustración,ingresan a escena los enfoques contestatarios, quecomienzan a someter a crítica la práctica de laplanificación. Para ello avanzan simultáneamente en laelaboración de nuevas interpretaciones de laproblemática regional. Por lo pronto, se la visualizacomo una cuestión social, referida al desarrollo desigual-producto del capitalismo- de las fuerzas productivas yde las condiciones de vida de las mayorías sociales, ycomo cuestión de la apropiación privada del territorio,pero también como una cuestión de constitución deámbitos de dominación político-ideológica y, por tanto,de regionalización de las luchas sociales59. Esto no sólopermite una revitalización del campo, sino además unatoma de conciencia, por parte de los sectores

59 Ver. Los retos de la Cuestión Regional en América Latina, (incluido en estevolumen).

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contestatarios, de la relevancia de contradiccionessecundarias de expresión territorial, ligadas a las

contradicciones ciudad / campo pero también a lacuestión de las nacionalidades y del problema étnico, yabre nuevas incógnitas respecto a las alianzas de claseposibles. Se entabla, así, una pugna ideológica en el interior de laproblemática territorial, que inmediatamente repercutesobre la cuestión de la planificación territorial / regional ysus posibilidades, tanto como instrumento de gestión delcapitalismo como de la lucha social. Dado que esadiscusión no es meramente académica, pues quienesparticipan en ella están inscritos de una u otra manera enprácticas directa o indirectamente ligadas a laplanificación, y eventualmente ligadas a las luchassociales, la cuestión convierte adicionalmente, a lacuestión político-ideológica del “qué hacer”, donde nosólo se producen diferencias derivadas de una diversapostura (pro-status-quo o contestataria) frente al régimencapitalista, sino de las diversas apreciaciones -dentro dela respectiva contestataria- acerca de lo que es realizable. La convicción común, dentro de los enfoquescontestatarios, es que la resolución de los problemasregionales, que aún el mismo capitalismo identifica comotales, no es posible en los países dependientes enAmérica Latina sin una previa transformación social.Esta apreciación puede conducir a la convicción de que laplanificación territorial es una mera práctica técnica quese desenvuelve dentro de límites estrechos y que, portanto -y hasta tanto se produzca el mentado cambio-, nosreduce al profesionalismo apolítico, al menos en nuestra

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calidad de asalariados del Estado capitalista. Estaseparación drástica entre economía (o planificación) ypolítica es justamente el paradigma que propugna elsistema liberal, para facilitar su reproducción. Cuando la lucha social se canaliza por los carrilesinstitucionalizados la lucha es controlada, con mayor omenor éxito, por el régimen dominante. Cuando, encambio, toma todas y cada una de las prácticas einstituciones sociales como campo de acción,identificando sus contradicciones específicas y las formasmás eficaces de inscripción, entonces el sistema se sienteamenazado y, tarde o temprano, reacciona, intentandoreacomodar los comportamientos. El hecho de queanticipemos este resultado no implica, de ningunamanera, que debamos renunciar a la acción y reducirnos ala neutralidad profesional. Por ello, enfrentados a la cuestión de la planificaciónterritorial para la transición, no creemos que debamoslimitarnos a considerar la situación que sucede a latransformación de las estructuras de poder, tanto porqueno existe una ruptura simultánea y completa de todas lasprácticas y comportamientos, como porque lascondiciones para dicha ruptura se gestan indudablementeen el interior mismo del sistema demoliberal o aún delsistema dictatorial que la precede. Por otra parte, la nueva situación de poder (víarevolución o eventualmente vía elecciones) puede iracompañada de una inercia en los esquemas mentales yen los comportamientos de algunos planificadores, queven ahora la posibilidad de implementar sus viejaspropuestas, frustradas antes por la incapacidad delsistema de racionalizarse. Esto implica que no se está

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preparado para la nueva situación y que dichapreparación tiene un costo en tiempo y en errores que no siempre se puede pagar.Por ello sostenemos que la transición en la planificaciónterritorial comienza antes de que se llegue a la situaciónde transformación sociopolítica, y que dicha preparacióndebe realizarse en la práctica misma de la planificacióncapitalista con todas las contradicciones que conlleva.

3. TRANSICIÓN ¿HACIA QUE? Debemos puntualizar, dado el título de este trabajo, quenos estamos refiriendo a las situaciones de transiciónhacia una nueva sociedad. La concepción de esta nuevasociedad -en cualquier caso una formulación ideal- puedegenerarse a partir de visiones utopistas, ahistóricas,especulativas, o a partir de una práctica o crítica real, dela sociedad históricamente determinada existente. De esanueva sociedad nos limitamos a señalar característicasresultantes de la negación de dos contradicciones de lasociedad capitalista: la socialización de los medios deproducción (superadora de la contradicción entre capital ytrabajo asalariado y la socialización del poder o laextinción del Estado), y la superación de la contradicciónentre soberanía delegada a una élite política e igualdadpolítica formalmente reconocida para todos loshombres60.

60 Ver. Umberto Cerroni: Teoría política y socialismo, Ediciones Era, México,1976.

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La segunda característica es fundamental en tanto nosimpide caer en el economicismo contestatario, que reducesus reivindicaciones a la socialización económica,admitiendo como definitiva la conservación de laseparación entre Estado y Sociedad, con sus eventualestendencias a la burocratización y al abandono de la luchapor una democracia directa. Cuando hablamos de unplanificador crítico de la sociedad existente, nosuponemos que tal posición crítica se agota una vezsuperados ciertos rasgos característicos de la economíacapitalista, sino que debe proseguir, a través de prácticasreales de transformación, durante las fases denominadasde transición, justamente porque la nueva sociedad no hasido aún alcanzada. La liberación del pueblo no secompleta con la extinción de las relaciones preexistentesde clase (es decir, por su efectiva constitución comopueblo”) si no se supera también su separación de lagestión política. De cualquier modo, el tránsito a una nueva sociedad asíconcebida no puede regularse desde un modelo ideal,sino que debe constituirse como proceso concreto detransformación a partir de una sociedad nacionalhistóricamente determinada, con características propias,lo que impide acudir a una secuencia ineluctable de faseso a un destino común a plazo fijo. Por esta razón, se haceteóricamente imposible hablar de la relación entreplanificación territorial y “transición en general”, y almismo tiempo hacer proposiciones realmente concretas. Por tanto, las páginas que siguen sólo deben tomarsecomo una indicación de las posibilidades de unaplanificación territorial críticamente practicada endiversas situaciones, desde la perspectiva de la

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transición, admitiendo que el nivel de abstracción al quedeben plantearse dificulta una discusión política de laspropuestas. Las tres situaciones analizadas pueden caracterizarse, muy suscintamente,como: a) la de una sociedad capitalista, tanto en suversión liberal como en la dictadura militar; b) unasituación de consolidación del poder popular y deconstrucción de un nuevo estado; c) una situación deconstrucción de las bases para una nueva sociedad. Nodeben ser tomadas como cortes tajantes ni como unatipología, sino como meras notas indicativas paraexaminar las variaciones en el ejercicio práctico de unaplanificación crítica. Por último, una aclaración: partimos de la premisa de quedebe afirmarse la unidad entre teoría y práctica, y portanto negamos la reducción del planificador a un enteunidimensional que sólo aplica técnicas -que le vienendadas por el trabajo teórico metodológico de otros- ainformaciones sobre la realidad que le son provistasexógenamente por investigadores especializados. Lapráctica efectiva de la planificación debe implicar, a nivelindividual o a nivel colectivo, los momentos deelaboración teórica, de investigación empírica y deaplicación práctica de conocimientos y técnicas a losprocesos de decisión que son su objetivo. Consecuentemente, los aparatos del estado dentro de loscuales se desarrolla este complejo de actividades no selimita -sobre todo bajo el régimen capitalistacaracterizado por las exacerbaciones de la división deltrabajo a los aparatos denominados de planificación, sino

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que incluye los centros de investigación y de docencia aella vinculados.

4. LA PLANIFICACIÓN TERRITORIAL ENLAS SOCIEDADES CAPITALISTAS DEAMÉRICA LATINA

4.1. El Campo Teórico

En esta situación, el campo teórico aparece confusamenterecortado por dos corrientes principales que pugnan porocuparlo: la corriente neoclasicista, economicista,fisicalista por momentos, que se basa en una concepciónde la sociedad como todo armónico y se aboca adeterminar patologías y a proponer la (re) instauración demecanismos de mercado competitivo o supletorios, quegaranticen lo que denominan la consecución del óptimosocial por vía de la búsqueda anárquica de los óptimosprivados61. Siendo la caracterización y explicación de losfenómenos territoriales paso previo obligado para laintervención por vías planificadas, esta escuela sedescalifica en tanto oculta la verdadera naturaleza de lacuestión territorial en esos países, cuya explicación debenecesariamente apoyarse en un conocimiento real delsistema social imperante, cuyas leyes deben serdescifradas a partir de una tópica teórica, crítica que noniegue las contradicciones sociales del sistemacapitalista.

61 Para un análisis más detallado de esta corriente, ver: José L. Coraggio, Las basesteóricas de la planificación regional en América L-atina (incluido en estevolumen).

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La búsqueda planificada del óptimo social, quesupuestamente hubiera producido el mercado capitalistasi funcionara en condiciones ideales, induce a esta corriente a proponercomplicados sistemas de información y gestión de laorganización territorial, que suplan total o parcialmentelos mecanismos del mercado libre. Ante la imposibilidadde implementar tales sistemas, la metodología sedegenera en una serie de aproximaciones parciales apartir de las cuales es imposible reconstruir elmovimiento real, tanto por la incapacidad teórica de suanálisis categorial como por la mencionada falta deinformación. En parte como reacción a la corriente mencionada y enparte como necesidad de clarificación para la lucharevolucionaria, surge la alternativa crítica, fundamentalpero no exclusivamente apoyada en el pensamientomarxista, que intenta redefinir la problemática territorialcomo una cuestión social, integrando las diversasinstancias y evitando el fisicalismo y la cosificacióncaracterísticas de las concepciones dominantes.Adicionalmente, y en tanto se refiere a la sociedadcapitalista, ese carácter social se especifica como elpropio de una sociedad de clases, donde lascontradicciones y los conflictos sociales resultantes noson visualizados como situaciones patológicas sino comoconstitutivas del sistema mismo. El adscribirsenominalmente a esta corriente no garantiza el caráctercientífico ni el ejercicio crítico que le es inherente, en

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tanto pueden y suelen producirse sesgos economicistasque centran su atención en el determinismo de la baseeconómica de la sociedad (incluso pueden darse sesgoscomo el sociologismo o el politicismo). Del mismomodo pueden reaparecer, bajo diversas formas, elfisicalismo y el determinismo geográfico, mal tomadoscomo expresiones del materialismo. Por lo tanto elejercicio crítico no se reduce a exponer los vicios del enfoquedominante, sino que implica ejercer una autocrítica de laspropias ideas solamente garantizada por la superación deldogmatismo, por la superación de la especulación comomedio único de producción de conocimientos y por lacontrastación práctica con la realidad.

4.2. La Inscripción Social de la PlanificaciónCrítica

En esta situación, la inscripción social de los planificado- res críticos tiene al menos cuatro facetas fundamentales:

4.2.1 La participación activa en la pugnateórico-ideológica acerca de lasposibilidades y alcance de laplanificación territorial y sobre lasformas de su realización.

Esto implicará fundamentalmente sostener la necesidad,desde el punto de vista de la sociedad en su conjunto, deuna racionalidad territorial distinta a la que impone eljuego libre del mercado, de las hegemonías, del interésdel capital privado, nacional o extranjero. En otrostérminos, se trata de elaborar una propuesta diversa de

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socialización territorial económica y política, no comoutopía inalcanzable, sino como perspectiva inmediata apartir de las estructuras existentes que, para noconvertirse en una pieza más del vanguardismotecnocrático, debería estar inserto en una estrategiapolítica orgánica62. Esta tarea logra cierta legitimación cuando puederealizarse a partir de los mismos objetivos generales queel Estado propone para la planificación. Hacer quedichos objetivos declarados -generalmente pero nosiempre como cortina ideológica- se hagan congruentescon proyectos concretos de acción y de inversiónorganizados racionalmente, es una tarea técnica cuyoresultado puede tener consecuencias político-ideológicas,que entran en contradicción con los requerimientos realesque el sistema hegemónico le plantea a la planificación. En otros niveles, esta pugna adopta la forma de discusiónteórica e incluso filosófica acerca de la problemáticaterritorial. En general se tratará de imponer un análisiscientífico de dicha problemática, contra versionesmistificadoras, en última instancia apologéticas. Laafirmación de la correcta relación ontológica entresociedad y espacio, la negación de la autonomía de losdenominados procesos y estructuras espaciales, es unmomento relativamente abstracto pero crucial en estapugna. La afirmación del carácter sociopolítico de laproblemática regional, se contrapondrá tanto a lasmúltiples formas de cosificación que tienden a

62 Este tipo de propuestas suelen ser implantadas como una suerte devanguardismo tecnócrata. Objetivamente eso es difícil en tanto no exista unpueblo organizado, que tomará o no las iniciativas del planificador. Por otrolado, si éste es un intelectual orgánico, el problema desaparece,

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reproducirse en los planteamientos dominantes (eltratamiento de las regiones como sujetos sociales, lareducción de las acciones a la localización de lapoblación o medios materiales de producción o consumo,la consideración de la población y sus comportamientoscomo una masa física amorfa, el planteamiento deobjetivos en términos directamente espaciales, etc.),como a los brotes románticos-idealistas que pretendendeducir una estrategia a partir de consideraciones acercadel “hombre” y su relación con el “espacio”.

Es asimismo fundamental evitar que planificadoresprogresistas y sectores sociales se enrolen bajo falsasbanderas. Esto requiere desmitificar planteamientostales como que la planificación regional es, en sí, unaavanzada en la defensa de la igualdad social contra losenfoques sectoriales y globales. Esto es falso porque nohay una relación unívoca entre eficientismo /desigualdad / sectorialismo, por un lado y entre equidad/ igualdad (entre regiones)/regionalismo, por el otro.Además, requiere diferenciar (articulando) laproblemática de la “justa distribución de los bienes”(relación individuos / cosas) entre regiones y laproblemática más profunda de las relaciones deproducción y de las relaciones políticas de dominación(relaciones sociales). Así podrá impedirse que laplanificación se reduzca a proponer un reordenamientoterritorial de cosas, cuando su objeto central, en tantoforma de socialización, son las relacionesinterpersonales.

Asimismo, los planteamientos referidos a la antinomia:centralización / descentralización (de las decisiones)usualmente confundida con la antinomia: concentración

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territorial / desconcentración- o, a nivel institucional,“la batalla por la municipalización o laprovincialización, deben ser sometidos a críticas entanto suponen que la concentración geográfica y lacentralización administrativa del Estado soncaracterísticas universales del capitalismo. Ni laeconomía ni el estado capitalista se desarrollan

en abstracto, sino a partir de condiciones históricasconcretas. Podemos encontrar sistemas capitalistasdonde dichas condiciones favorecieron unadesconcentración y/o una descentralización-federalización diversa de las que predominan en muchosde nuestros países. Si las contradicciones históricas dedesarrollo del capitalismo lo exigen, su Estado no tendráproblemas estructurales en proponer unadesconcentración territorial ni en descentralizarseadministrativamente. Bien podemos encontrar quenuestras banderas “revolucionarias” son asumidas por lasfracciones hegemónicas de la burguesía y susrepresentantes en la burocracia estatal63. Como dice Cerroni64: “no tanto el centralismo, sino laseparación del organismo político de la participaciónsocial es lo que parece caracterizar el Estado políticomoderno y en ocasiones es precisamente ladescentralización lo que favorece esa separación...”,siendo condición de dichas formas descentralizadas suestar” “ ... siempre aisladas respecto a la participación y

63 Véase la discusión acerca de la propuesta del Gobierno Demócrata CristianoVenezolano de crear una nueva capital.

64 U. Cerroni. Op. cit. pp. 68

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al control directo del pueblo y de sus propiasrepresentaciones”. Finalmente, es tarea fundamental la integración de lamultiplicidad de pequeños y grandes problemas aislados,rompiendo con la alienación del profesionalismo asícomo del localismo, superando los largos listados decontradicciones o conflictos desarticulados que impidenremitir esta problemática a su determinación última: la naturaleza del sistema social capitalista y de su Estado.Esto, a su vez, requiere de una estrategia política queintegre orgánicamente las prácticas técnicas al proceso detransformación social.

4.2.2 La producción de conocimientos,fundados científicamente, sobre laproblemática territorial específica decada sociedad.

Si el planificador crítico se reduce especulativamente acontraponer un concepto a otro concepto, una concepcióna otra concepción teórica, puede quedar descolocado enla lucha, por la doble razón de que, enfrentado aproblemas concretos, sólo tendría respuestas teóricas (oninguna) y, que por otro lado, sus propias concepcionesteóricas no habrían sido sometidas a prueba como marcometodológico para aprehender la realidad y orientar lapráctica de transformación. Para evitarlo, es necesarioredefinir la problemática territorial con todas susespecificidades nacionales, lo que sólo puede hacerse

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sólidamente sobre la base de investigaciones empíricasorientadas teóricamente. Suele decirse que la etapa de los diagnósticos está yacubierta y sobrepasada en la práctica de planificaciónterritorial65. A nuestro juicio, tal apreciación esincorrecta. Contamos, sí, con una excesiva cantidad dellamados “diagnósticos”que repiten una metodología dictada porla doble pinza de los “métodos de análisis regional”dominantes y del precario sistema oficial de información.Salvo algunos inventarios de recursos naturales y enalgunos casos de capacidad de infraestructura física, asícomo la información demográfica general y delocalización de las actividades tal como las definen loscensos económicos, la base de conocimientos sobre laorganización territorial de la sociedad, su dinámica, susproblemas, sus tendencias, es muy endeble. Un sistema que no asume efectivamente la organizaciónterritorial de sus fuerzas productivas, de las condicionesde reproducción de su población y de los medios deproducción, que no busca organizar el trabajo social demanera eficiente, no produce tampoco la informaciónrelevante de tal gestión. Eso en la esfera económica.Tanto peor en la esfera política. Para comenzar, lopolítico ni siquiera es mencionado en la gran mayoría delos diagnósticos territoriales o regionales. Encarar un

65 Para un análisis más completo de estas cuestiones, ver: J.L. Coraggio, Diagnósticoy política en la planificación regional para la transición (aspectos metodológicos),(incluido en este volumen).

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tema seriamente relacionado con la estructura de poderpolítico, rompe con todas las tradiciones en materia deplanificación estatal territorial. Por otra parte, losaspectos denominados “sociales” de los diagnósticossuelen contener información demográfica standard,algunos indicadores de situación de salud y educación dela población, y sobre todo inventarios de equipamientocolectivo con referencia al número de cápitas en cadaregión. Sería ocioso reiterar que con este tipo de “diagnóstico”difícilmente se captan los problemas regionales cruciales,aún para el desarrollo capitalista, en tanto dimensionesfundamentales son ignoradas y, por otra parte, es imposible captar así la dinámica y las tendenciasestructurales diferenciadas territorialmente. Muchomenos pueden obtenerse de esta forma las bases paradelinear estrategias de acción. A lo sumo se producenlistados de “proyectos-ideas”, que vendrían a rellenar loshuecos que muestran los indicadores. Diagnósticos quepresentan una visión orgánica y dinámica de los procesossociales y sus determinaciones territoriales estángeneralmente ausentes de la escena de la planificación. Algunos de los tópicos cuya investigación podría arrojarluz sobre la dinámica de la organización territorialcapitalista y sus posibilidades de transformación, serían:

- Análisis de las condiciones y mecanismos degeneración, apropiación y acumulación deexcedentes, diferenciados territorialmente;

- Análisis de las condiciones diferenciales dereproducción de la fuerza de trabajo, examinandolos diversos modos de sobrevivencia

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(autoconsumo, relaciones mercantiles, etc.) yparticularmente de su movilización territorialforzada por la dinámica del capital;

- Análisis de las condiciones diferenciales de vidade la población, superando indicadores promedioy profundizando en la composición de lascanastas básicas de consumo para distinguirsectores determinados social y regionalmente;

- Análisis de las variaciones territoriales en lasrelaciones sociales de producción y lasmodalidades de articulación con el mercadocapitalista, con particular atención a los procesosde reproducción-

y en las posibles tendencias de transformaciónoperantes;

- Determinación de los ámbitos y modalidades de

dominación política locales o regionales(identificando agentes) y su articulación con elsistema global de dominación;

- Determinación de los ámbitos de dominacióneconómica por las diferentes fracciones de laburguesía (identificando agentes) y sus posiblescontradicciones con los ámbitos de dominaciónpolítica;

- Identificación de contradicciones de expresiónregional entre fracciones de la burguesía y entrecapas de los sectores dominados de la sociedad;

- Determinación de diferenciaciones territoriales deraíz étnico-cultural y su articulación posible conotras contradicciones sociales;

- Determinación de expresiones ideológicasregionalistas, pluriclasistas o no, y evaluación de suposible articulación con las luchas sociales;

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- Análisis de las formas de participación yorganización colectiva de tipo local (barriales,comunales, etc.) y experiencias de gestión popularcolectiva existentes;

- Inventario de la capacidad productiva agraria,industrial y de servicios y su regionalización,particularmente de aquellas actividades quesatisfacen necesidades básicas de la poblaciónasalariada, identificando los cuellos de botellaprincipales en caso de una expansión futura;

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- Análisis de los sistemas de circulación material deproductos (transporte, almacenamiento) y de lossistemas de distribución de consumo, tanto en lo quehace a las capacidades físicas como a la red derelaciones mercantiles que los regulan, identificandolos cuellos de botella principales y lasirracionalidades más evidentes en la circulaciónmisma;

- Identificación de subsistemas sectorial -territoriales,

de producción, circulación y regulación económica ypolítica, cuyo tratamiento debería hacerse en bloquepor su estrecha interrelación.

Con este listado sólo se pretende sugerir el tipo decuestiones que raramente son encaradas, de maneraintegral, en el análisis territorial de los planificadores.Sin duda existen experiencias de análisis de este tipo,pero generalmente muy puntuales. Tales experienciasdeberían ser rescatadas, y, hasta donde fuera posible,formalizadas, para producir pautas metodológicasalternativas a las dominantes, que se limitan a disectar larealidad sin captar su movimiento. Paradójico resulta porejemplo que, mientras se denuncia la falta deinformación66, se proceda

66 Como dice Herinansen: “A fin de controlar un sistema de¡ mundo real para elcual existe un cuerpo establecido de teoría y modelos, se necesita solamente unacantidad limitada de información sobre este mundo real, mientras que se necesitamucho más para un sistema que está pobremente comprendido teóricamente...”.Tonnod Hermansen, Sistemas de información para el control del desarrolloregional, Biblioteca de Capacitación y Documentación No. 23, Santiago, 1971.

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a utilizar instrumentos sofisticados, como el análisisfactorial, que intentan sintetizar información redundante,produciendo directamente regionalizaciones que noresultan de la síntesis -posterior a un trabajo analítico quedetecte las diversas regionalizaciones que subyacendetrás del todo caótico de la geografía- sino dediferenciaciones superficiales desde las cuales no esposible reconstruir la lógica de la organización territorial,y mucho menos sus contradicciones. Este tipo de estudios son necesarios no sólo porque sonrequisito para sentar bases científicas para la intervenciónplanificada -si ésta tuviera lugar- dentro del capitalismo,o para contrastarlas con una visión mistificadora de losproblemas regionales, sino porque -desde la perspectivadel proyecto social de transición a una nueva sociedad-sientan bases de conocimiento que, en posteriores etapas,facilitarían enormemente las decisiones que de todas lasformas deberían producirse sin bases adecuadas.

4.2.3 Formación de cuadros técnicosidóneos.

Es idea generalizada que los sistemas formales deeducación no producen en general planificadores idóneos,ni mucho menos con un enfoque crítico. Por otra parte,la práctica alineada de la planificación capitalistatampoco es una buena escuela de formación de cuadros.Es

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pues necesario avanzar en la autoformación deplanificador colectivo, tanto dentro de los aparatos deeducación formal como de los sistemas de planificación.Esto implica, entre otras cosas, negar lahiperespecialización a la que nos condena el positivismodominante y adentrarnos en lo concreto, como síntesis demúltiples determinaciones y no como aspecto parcial dela realidad. El economicismo, el sociologismo, elfisicalismo, el tecnologismo, y otros vicios queimpregnan la práctica profesionalista de la planificación,sólo podrían superarse a partir de las necesidades queimpone una contrastación efectiva con la realidad, lo quea su vez requiere negar la división técnica del trabajoentre diseñadores de planes y agentes que losimplementan (eventualmente). Adquirir idoneidad en el manejo de la realidad y en sutransformación en un largo proceso, que bien puedeadelantarse a las situaciones históricas de ruptura con elsistema dominante, aprovechando las oportunidades quelos sistemas de planificación, por limitadas que sean,dejan al planificador. Los compañeros nicaragüenses y todavía los cubanos,advierten actualmente la fuerte limitación que significa laausencia de cuadros técnicos idóneos al servicio delproceso revolucionario. La formación de dichos cuadrosen las cantidades y calidades que exige una sociedad quese vuelca sobre sí misma, para reorganizarse y parasuperar la anarquía, requiere un tiempo que las urgentesdecisiones no pueden esperar. Desde la perspectiva de latransición, si de algo puede servir el periodo previo consu laxitud derivada de la contradicción de haberdesarrollado los aparatos de planificación más allá de lo

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que el sistema puede absorber- es como semillero ylaboratorio de los planificadores del futuro. Pero estorequiere conciencia de la posibilidad y orientación haciaese futuro, lo que es difícil sin una inscripción políticamás o menos orgánica por parte de los planificadorescríticos. Por lo demás, avanzar en esa formación en estaetapa puede tener otras ventajas. En efecto, la urgenciade los problemas de la transición tiende a desarrollar unaactitud muy pragmática, demasiado alejada de laactividad teórica, la situación ambivalente delplanificador crítico dentro del sistema capitalista, tal vezpermita una mezcla básica más adecuada del desarrollode la capacidad teórica y del manejo técnico. Insistimos en este tema, pues la planificación no esaparato físico ni un organigrama, sino un proceso socialque requiere de agentes idóneos cuyo tiempo demaduración es relativamente largo. Desde este punto devista nos parece equivocado -histórica yconceptualmente- adoptar precipitadamente los aparatosnacionales e internacionales de formación deplanificadores a la coyuntura política predominanteactualmente (1981) en países que han retrocedido en elproceso de democratización. Los márgenes que existenpara formar un planificador no alineado, noparcializado, con espíritu crítico, deben ser defendidos YSI” es posible ampliados donde la cobertura institucionallo permita, en lugar de proceder a una demasiadaapresurada adaptación “realista” cuyo costo puede sermuy alto en términos de los requerimientos futuros. Porlo demás, el internacionalismo, que acompaña la idea dela construcción de una nueva sociedad en los paíseslatinoamericanos, permite pensar en todo caso en unavariedad de modalidades de formación posibilitadas en

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los diversos países, pero integradas en un sistema dondela circulación sea no sólo permitida; sino incentivadamediante programas de intercambio, que posibiliten unaformación más amplia. Asimismo, urge la recuperaciónde las experiencias de planificación en situaciones detransición que América Latina ha tenido y tieneactualmente. Esto también requiere de un proyectoconsciente y colectivo por parte de los planificadorescríticos y de sus organizaciones corporativas. De no encarar conscientemente esta cuestión, lo más quese producirá serán planificadores esquizofrénicos, quepor un lado tienen una práctica técnica alineada e ineficaz(incluso para el propio sistema capitalista) y por otra caenen el ideologismo, la utopía, o a lo sumo la especulaciónteórica. La unidad entre teoría y práctica es básicamenterevolucionaria, el menos de las mentalidades.

4.2.4 Participación en el diseño de estrategias ytácticas para sectores y organizacionespopulares.

Si la planificación, como práctica de transformaciónsocial, aún a partir de los objetivos declarados muchasveces por el Estado capitalista, fuera tomada seriamente yno como un juego de simulación, esta propuesta sería enmuchos casos gratuita. Por ejemplo, un diagnóstico eficaz no se limita a destacarla existencia de estructuras y procesos sociales queexisten más allá de la conciencia de los sujetosinvolucrados en tales relaciones, sino que investigaasimismo a

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los agentes sociales, individuales u organizados, susgrados de conciencia y sus comportamientos. Pero, másallá de hacerlo objeto de estudio, en tanto todaintervención social del estado suele implicardiscriminaciones en favor de unos y en contra de otrossectores sociales, una vez establecidos quiénes son losbeneficiarios del programa o proyecto de cuyaplanificación nos ocupamos, la cuestión de la relacióncon dichos sujetos sociales se vuelve crucial. Si lapolítica a implementar implica contradicciones, tambiéndesatará apoyos y oposiciones político-sociales más omenos orgánicas. En tanto los programas no sonconcebidos como intervenciones externas a los procesossociales, sino como inserciones en el interior de talesprocesos sociales, se requiere la mediación de lasacciones de los agentes comprendidos. Por lo tanto, laconciencia y organización que ellos tengan no sonelementos del escenario, sino que deben serexplícitamente considerados en la tarea de planificación. En tanto el proyecto generará oposiciones, el análisis delas fuerzas sociales operantes -condición para evaluar laviabilidad del proyecto- introduce la dimensión políticade manera natural. La consideración de las relaciones depoder no es una imposición ideológica sino unanecesidad obvia de una planificación eficaz. Cuando setrata de programas que declaran como objetivo favorecera sectores populares, en contraposición con intereses degrupos minoritarios generalmente poderosos, elplanificador consciente no debería soslayar la necesidadde organización de los primeros como fuerza social, parasustentar el programa y resistir los embates a que serásometido. La viabilidad política de un proyecto nodebería

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ser un dato sino objeto de construcción, de la mismamanera que lo es la obra física del proyecto.

Cuanto se pueda avanzar en esta línea desde los mismosaparatos del Estado, dependerá el tipo de conflictos quedesate el proyecto, fundamentalmente de lascontradicciones entre sectores de las clases dominantes.En cualquier caso, esta práctica puede ser realizadafuera de los aparatos del Estado poniéndose al serviciode organizaciones populares, de sindicatos, deorganizaciones políticas67. Si el tipo de propuestas hecho aquí, para la práctica dela planificación en los sistemas capitalistas, no esaceptado por alguno de los lectores por no participarorgánicamente en un proyecto de transición hacia unanueva sociedad, queda sin embargo un argumento moraly de honestidad intelectual. Aún en nuestrassociedades, cuando un médico certifica una muerte yestablece sus causas, o cuando interviene para salvaruna vida, es formalmente responsable en cierto gradoante la sociedad e incluso ante las leyes penales por susactos. Cuando un arquitecto aprueba el diseño y loscálculos de un edificio, es así mismo responsable poreventuales deficiencias que causen desastres. ¿De quées responsable un planificador cuando elabora un plande desarrollo regional o de regionalización territorial ode lo que sea? ¿Es responsable como lo es el contadorpúblico que certifica que las cuentas cuadran y

67 Un ejemplo reciente lo provee en México el grupo de planificadores que sepusieron al servicio de los habitantes del Anfiteatro en Acapulco, que el”? Estado seproponía desalojar con el justificativo de que contaminaba la Bahía. La discusióntécnica acerca de las causas que se aducían, así como la evaluación de las ventajas ydesventajas para los habitantes del traslado propuesto y el planteamiento dealternativas fue un ejercicio de naturaleza técnico-política.

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responden al movimiento real de las empresas delEstado?.

Pues si no lo es, debería serlo. Si presenta un plan dedesarrollo que se fija como meta la accesibilidad de lossectores más necesitados a los servicios de salud y que setraduce en un programa de inversiones que no conduce aello, no está asumiendo su responsabilidad comointelectual ni como sujeto social. Por razones morales opor razones políticas, la planificación territorial puedetener un mejor destino que el lugar que hasta ahora haocupado, y ello, en cierto grado, por mínimo que fuera,depende de los mismos planificadores y su conciencia.

5. LA PLANIFICACIÓN TERRITORIAL ENLA FASE DE CONSOLIDACIÓN DELPODER Y DE CONSTRUCCIÓN DELNUEVO ESTADO

5.1 El Campo Teórico

En un momento en que la planificación se defineefectivamente como proceso social de cuya eficaciadepende en parte la consolidación del movimientorevolucionario, las posibles necesidades preanunciadas enla fase anterior se hacen acuciantes. Es necesario tomaruna gran cantidad de decisiones de todo nivel encondiciones de desinformación -por la pobreza de losdatos: por la falta de estudios críticos preparatorios, porla rápida obsolescencia del conocimiento adquirido,debido a las rápidas transformaciones resultantes delmismo proceso revolucionario- y con pobres guíasteóricas. Si en la fase anterior los planificadores críticosse limitaron a diagnosticar la imposibilidad de la

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planificación capitalista y la inoperancia de toda acciónconstructiva, sin crear bases para esta nueva etapa, lacuestión del método y la idoneidad se volverá ahoracrucial. En una etapa signada necesariamente por tendencias alpragmatismo, no parece haber demasiado tiempo paracrear metodologías o investigar (del mismo modo quepuede resultar más importante aumentar la producciónagraria a como dé lugar, que entrar en consideracionesecológicas de largo plazo). Se crean así condiciones favorables para que las teorías ymétodos de análisis de vertiente neoclásica reentrentriunfalmente en escena. Vilipendiados en la sociedadcapitalista por los críticos del sistema, podrían ahora serrevalorados rápidamente como el único arsenal detécnicas que permitiría orientar los trabajos deplanificación. Su apariencia científica, brindada por lasofisticación y matematización, concurrirían a lograr estailusión. No creemos que ésta sea una decisión correctapara esta fase de la planificación territorial. De lo que se trata ahora es de hacer los diagnósticos queantes no se hicieron. De aprehender los mecanismos aúnocultos que regulan el funcionamiento de la economía engeneral y, en particular, en lo territorial. De ubicar lospuntos estratégicos de acción, para no malgastaresfuerzos y recursos sociales en una dispersión deobjetivos inarticulados. Se trata de encontrar losdelicados puntos de unión de la economía y la política, deregionalizar la movilización y organización de masas almismo tiempo que se comienza a dar respuesta a lasocialización

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economice... y ésta, sencillamente, es demasiada tareapara esos viejos métodos de análisis regional, que podránrecuperarse particularmente y de manera creciente, en lamedida que se inserten en una metodología orgánica,orientada teóricamente, de la planificación territorial enestas condiciones. No hay una metodología sistematizado alternativa.Lamentablemente es así. Por eso le dedicamos tantaatención a lo que puede hacerse en la etapa capitalista, enla cual están la casi totalidad de los países de nuestraAmérica. Sin embargo, hay elementos. Se trata derecuperar experiencias parciales de estos veinte años deplanificación territorial latinoamericana y, sobre todo, devolver (y no abandonarla por el pragmatismo) a la teoríacrítica que nos permita orientar nuestros desarrollos en unproceso que necesariamente deberá ir apoyándose enerrores y experiencias, ahora sí, de choque contra larealidad. Para avanzar en este sentido es necesario crearcondiciones subjetivas favorables. Esto implica rompercon el profesionalismo, con las viejas banderas. Porqueahora podría darse la situación de que los planificadoresterritoriales (o los que sean) sienten que (ahora sí) hallegado el momento de implementar sus viejaspropuestas, las que el estado capitalista no asumía.Ahora sería el momento de desconcentrar la Capital,ahora sería el momento de descentralizar regional ylocalmente, ahora sería el momento de hacer valer larelevancia de la planificación regional ante lossectorialistas y globalistas... En términos de la mentalidad profesional de losplanificadores aislados resulta muy difícil frenar esta

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inercia. Sobre todo si en la fase anterior se jugó el rolambivalente de levantar la bandera regionalista por encima de lasbanderas político-sociales, si no se investigó enprofundidad sino que más bien se denunciósuperficialmente al complejo proceso de organizaciónterritorial capitalista y, finalmente, si no se pensó entérminos de la transición posible. Si este era el caso,ahora será necesario redefinir la problemática territorial,los objetivos, las prioridades, los medios. Esto no ocurresólo por aquello de la pobreza intelectual que incentivabael régimen capitalista en los profesionales planificadores,sino porque recién ahora tenemos una coyuntura definidaprecisamente, históricamente, donde podemos orientarpolíticamente y de manera orgánica nuestrasproposiciones. ¿Cómo proceder? Fundamentalmente, en el marco deuna teoría crítica, y subordinando nuestro proceso derevisión de la problemática a la decisiva cuestión política.Más concretamente, subordinando las propuestaseconómicas territoriales a la línea política delmovimiento revolucionario, y aportando a laespecificación de dicha línea desde la esfera específicaque nos atañe. Sin duda tendremos una gran ayuda en laahora casi vertiginosa realimentación entre teoría ypráctica, entre propuesta y acción, tan lejana de ladicotomía formalismo-empirismo que caracteriza laplanificación en el capitalismo. Por otro lado, laseparación entre “los agentes de la política” y losagentes de la planificación irá desapareciendo, no sólopor la creciente organicidad entre las instancias delEstado sino por el propio cambio de mentalidadasociado al proceso revolucionario.

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Obviamente no podemos aquí avanzar más en este nivelde abstracción. Deberíamos abocarnos a una situación concreta de transición y allí forjar los nuevos conceptos ymétodos, las nuevas actitudes, en una práctica que supereel nivel discursivo.

5.2 Reorganización Territorial y Regionalización Se suele aceptar que las configuraciones territoriales (aveces denominadas “estructuras” espaciales) tienen unagran inercia, derivada de su bajo grado de maleabilidad.Se piensa en términos de ferrocarriles, de puertos, deciudades, y la proposición prende intuitivamente ennuestras conciencias. Si esto es así, ¿qué cambiospueden esperarse en una etapa (posiblemente breve)como la que estamos prefigurando? Cuando, además, lasprioridades que impone la consolidación de las basessociales del poder político de las clases mayoritariascontra los enemigos -la contra revolución interna y elimperialismo- no parece dejar lugar para emprendertareas ciclópeas de transformación de la configuraciónterritorial heredada. Tal vez no sea este el momento de laplanificación territorial... Lo que sin duda se hereda son conceptos insuficientespara captar la verdadera naturaleza de la organizaciónterritorial de una sociedad, y por lo tanto para orientar lasprácticas de su transformación. Replanteemos algunos conceptos básicos68: 68 Ver, para un desarrollo más detallado: J.L. Coraggio: Sobre la espacialidad socialy el concepto de región (incluido en este volumen).

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5.2.1 La organización territorial de laeconomía

Por tal entendemos básicamente la configuraciónterritorial del aparato productivo, de los sistemas decomunicación y transporte, de los medios dereproducción de la población, de la población misma y desu fuerza de trabajo así como de los flujos recurrentesasociados al funcionamiento regular del sistema deproducción y reproducción y, en general, laregionalización de las relaciones económicas. Talconfiguración territorial es visualizada como resultantede procesos pretéritos y de los procesos socialescontradictorios que operan en el presente. Laorganización territorial tiene entonces que ver concuestiones tales como la DIVISIÓN TERRITORIALDEL TRABAJO, la organización del SUBSISTEMA DEPRODUCCIÓN REPRODUCCIÓN (circuitos deproducción-circulación material-consumo), laSITUACIÓN DIFERENCIAL DE LAS CONDICIONESDE VIDA DE SECTORES SOCIALESLOCALIZADOS, el DESARROLLO DESIGUAL YCOMBINADO DE LAS FUERZAS Y DE LASRELACIONES SOCIALES DE PRODUCCIÓN, LADIFERENCIACIÓN CULTURAL DE LA POBLACIÓNy, relacionado con todo lo anterior, LAS CONDICIONESDIFERENCIALES DE GENERACIÓN YAPROPIACIÓN DEL EXCEDENTE ECONÓMICO.Por lo demás, la organización territorial no es algo fijo,estático, que pueda ser totalmente captado en uno o másmapas, sino que contiene importantes determinaciones

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dinámicas. El análisis de la organización territorial pasa,entre otros aspectos, por la determinación de laregionalización de los procesos sociales que lacaracteriza.

5.2.2. La Regionalización Objetiva. Por tal entendemos la regionalización efectivamenteexistente de los procesos sociales, como forma espacialpropia de los mismos, y que es independiente de nuestrapercepción de la misma. En otros términos, ciertosprocesos y relaciones sociales se efectivizan de maneraregionalizada, como es por ejemplo, el caso de lasrelaciones de compra-venta de ciertos artículos, que seestablecen mediante la conformación de áreas demercado más o menos estables. Otro tanto ocurre con losflujos recurrentes de fuerzas de trabajo a los centros oáreas de producción, o con los sistemas de participaciónen la gestión social, que se organizan en ámbitosdiferenciados, etc. Por otro lado, la diferenciación socialse presenta, en muchos casos, como una segregaciónterritorial de los sectores sociales diferenciados, tanto porel tipo de relaciones sociales en que están insertos (áreascampesinas vs. áreas de producción capitalistas), comopor sus condiciones de vida (asentamientos marginales,etc.). Por lo tanto, las regiones sociales se constituyen comoámbitos territoriales, dentro de los cuales se ubican losagentes y los elementos materiales involucrados endeterminadas relaciones, o como zonas de homogeneidadrelativa respecto a determinadas condiciones sociales dela población.

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Sin perder de vista la predominancia de lo social, cabeasimismo destacar la existencia de regiones naturales,diferenciadas como ámbitos de procesos ecológicos ocomo áreas de diferenciación de las condiciones de ciertoselementos naturales (suelos, agua, minerales, etc.).Asimismo, la articulación de los aspectos naturales conlas formas sociales de apropiación de la naturalezadetermina ecosistemas socio-naturales. Las configuraciones territoriales existentes, comoproducto histórico cristalizado, ponen condiciones a lasorganizaciones territoriales posibles, pero debe tenerse encuenta que:

a. La organización territorial de una sociedad no sereduce a lo económico ni tampoco es solamente laconfiguración territorial de aparatos deproducción, circulación y consumo y de lapoblación, así como de los aparatos de gestiónadministrativa, etc;

b. Los mismos aparatos pueden, dentro de ciertos

límites, ser reorganizados en lo que hace a sufunción social específica;

c. los flujos materiales de productos y fuerza de

trabajo pueden ser reorientados con mayorflexibilidad que los aparatos mismos;

d. Las relaciones sociales pueden transformarse

drásticamente aún sobre la base de los mismosaparatos existentes, modificando la apropiación-yel sentido social y por tanto la organización

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territorial de los aparatos y de sus productos,aunque aspectos importantes y tal vez los más“visibles” no cambien;

e. Los ámbitos de comunicación, las instancias de

organización social, etc., no dependen linealmentede la configuración territorial de población yaparatos. Aunque la transformación de losprimeros puede llevar a una reorganizaciónterritorial más eficiente de los segundos, latransición no lo requiere como condición;

f. Aun los mismos flujos materiales de productos

pueden estar asociados con flujos de excedentestotalmente diversos, si bien la reorganización delmodelo de acumulación llevará también a unatransformación de los primeros;

g. Puede haber una reorganización territorial de

flujos sin transformar en primera instancia laorganización territorial de la producción, aunquesí puede requerirse una transformación de lasrelaciones sociales de producción y dedistribución del excedente.

Por lo tanto, en un proceso de transformación socialcomo el que consideramos, debe esperarse (yproponerse), en sus primeras etapas, cambios:

- Menores, en la configuración territorial deaparatos de producción y circulación material.;

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- Mayores, en la configuración territorial dealgunos sectores de la población (poblacionesmarginales urbanas, etc.);

- Mayores, en la configuración territorial de los

flujos de servicios y parcialmente de productos; - Drásticos, en los ámbitos de organización social

de la participación política, de la comunicaciónsocial, de la gestión social en general, sobre todoen sectores manejados directamente por aparatosdel nuevo Estado.

En otros términos, el proceso de consolidación del podery de transformación social estará acompañado, aún ensus primeras etapas, de cambios importantes en laorganización territorial, pero éstos se concentrarán en laconfiguración de los ámbitos de realización de nuevasrelaciones sociales y en los ámbitos de circulación de losproductos para el consumo (fundamentalmente por unatransformación territorial de las demandas socialesefectivas). Recién en etapas posteriores se podránmanifestar transformaciones importantes en laconfiguración territorial de la producción, de los mediosde circulación, de los medios de consumo localizados yde la población misma, pero esto no implica que laorganización territorial no se modifique en la primeraetapa, puesto que dicha organización no se reduce a laconfiguración de estos elementos. Esto no siempre es advertido, justamente por partir de unconcepto demasiado estrecho de lo que constituye la

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organización territorial69. Por ejemplo, Boisier ve en laplanificación territorial del periodo de gobierno de laUnidad Popular en Chile, una mera reiteración de “temas,enfoques y proposiciones esencialmente similares a

los observados en la fase previa”. Esto pareceríaconfirmarse si consideramos las mismas declaracionesacerca de la “especificidad” de la nueva “estrategia deldesarrollo espacial de largo plazo”, que se estabadiscutiendo al momento del golpe militar de 197370.Aunque lo que se decía no parece salir de los marcosusuales de las “reivindicaciones espaciales” de losplanificadores regionales, cabe preguntarse si no sedebería más a la continuidad de los cuadros técnicosantes y durante el periodo de Unidad Popular, y alarrastre de concepciones no suficientemente criticadas.¿Cabría la posibilidad de que sin decirlo- se hubieranoperado transformaciones importantes en la organizaciónterritorial de la sociedad chilena? La sola mención dehechos tales como que “el área de propiedad social teníasituadas a más de 150 empresas industriales ... queaportaban el 30% de la producción del sectormanufacturero...”, que “la banca estaba prácticamente enmanos del Estado...... que un gran porcentaje delcomercio interior mayorista también estaba bajo elcontrol fiscal...”, que “@a en 1972 se había eliminado ellatifundio, y no quedaban en manos fincas de extensión

69 Sergio Boisier. Continuidad y cambio: un caso de estudio de la política dedesarrollo regional en Chile, ILPES, doc, CPRD E/21, marzo, 1978.

70 Ver Moisés Bedrack, La estrategia de desarrollo espacial en Chile (1970-1973), Ediciones SIAP, Planteos, Buenos Aires, 1974, particularmente páginas43/44.

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superior a 80 hectáreas”, que “más de medio millón decampesinos habían sido beneficiados por la reformaagraria”, que “por primera vez y conjuntamente, (se)desarrolla un modelo de participación municipal en lastareas de planificación urbana y programación”, que secontrapone “la tesis de “las áreas integradas de desarrollo” a la de “Polos y focos de desarrollo”,vigente hasta 1970”71 etc., sin mencionar las nuevasformas de organización política de las masas y lasrecordadas políticas de distribución barrial de artículos deprimera necesidad, nos hacen pensar que importantesorganizaciones territoriales debían estar produciéndose ogestándose, aun cuando se siguiera proponiendo, bajo eltítulo de “estrategia de desarrollo espacial”, el mismo tipode imagen-objetivo, de corte fisicalista que imperabaanteriormente. Pero no debemos confundir los vicios profesionales conlos procesos sociales. Tal vez los compañeros chilenosdeberían revisar con otro bagaje conceptual ese periodode planificación territorial.

5.2.3 La Regionalización Subjetiva La organización territorial de una nueva sociedad enconstrucción parte, necesariamente, de una configuraciónterritorial preexistente, de una regionalización deprocesos económico-demográficos que tienen unarelativa permanencia. En tal sentido, las tareas de

71 Bedrack, Op. cit pp. 15-16

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reorganización social tienen un correlato dereorganización territorial que, para realizarse sobre basescientíficas, requiere el conocimiento de la existente. La regionalización subjetiva es la aproximación que sehace a partir de diversos criterios de regionalización, a laregionalización objetiva. Tales criterios deregionalización deben ajustarse a la naturaleza de losprocesos cuya regionalización objetiva se estudia, y a losobjetivos para la acción de reordenamientos planteados.Por lo tanto, no puede “regionalizarse en general”. La diferenciación entre regionalización subjetiva yobjetiva es fundamental para evitar la ilusión deconfundir nuestros intentos de determinar cómo estáregionalizada la realidad -volcados en mapas, gráficos,cuadros, etc., con la realidad misma. En general, eltrabajo intelectual sólo podrá aproximarse a obtenerimágenes parciales de la regionalización objetiva, sobretodo cuando ésta es el resultado de procesos anárquicos,como los procesos de mercado, que no están sujetos a lalógica de la planificación social y que justamente secaracterizan por el encubrimiento y la opacidad para lossujetos sociales. A esto se suma la situación heredada deun sistema inadecuado y poco confiable de informaciónestadística, que difícilmente se adapte al tipo depreguntas básicas para fundamentar una política dereordenamiento territorial asociada a las políticas detransformación social. Finalmente, es necesario vencer la inercia de los sistemasde pensamiento técnico-científico que acompañaban lasprácticas de las estructuras que intenta transformar. Talessistemas de pensamiento tienen “en muchos casos un

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carácter más ideológico que científico. Por lo tanto, lostérminos de la problemática que debe orientar lainvestigación básica en un proceso revolucionario debenestablecerse a partir de los objetivos específicos detransformación social Demos un ejemplo: durante la etapa de planificacióndentro del sistema capitalista se acostumbra pensar -por razones de ausencia de otra información, pero tambiénpor pobreza teórica- que la única aproximación posible ala cuestión de la división territorial del trabajo es laprovista por los denominados cocientes de localización,que indicarían las especializaciones relativas de diversossegmentos del territorio. Es en general sabido que estemétodo tiene serias deficiencias, una de las cuales es elhecho de que clasifica a las actividades siguiendo laspautas de los sistemas internacionales de información, yque las trata como entidades relativamente autónomas,que eventualmente se vincularán por el mercado. Estalimitación puede ser ocultada cuando realizamos“análisis” dentro de aparatos de planificación que noplanifican, o en el interior de la “academia” que no suelepreguntarse por la eficacia operativo de susproposiciones. Pero si ahora ha cambiado el contexto social y laplanificación es parte de una nueva forma desocialización, con una nueva eficacia, entonces lalimitación no puede ser relegada como nota de pie depágina. Si se trata de lograr una reorganización social delo existente, las determinaciones fundamentales deben serincorporadas al análisis. Así, no podremos satisfacernoscon el método mencionado, que abstrae dedeterminaciones concretas claves de las actividades

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económicas. Por un lado, el tipo de relaciones socialesde producción imperante, el tipo de cooperacióndesarrollado, serán características tan relevantes como elvalor de uso en la clasificación de las actividades. Por otro lado, no tendremos como unidades de análisisciertas regiones predeterminadas y luego veremos qué“función” supuestamente cumplirían en la división social del trabajo, sino que intentamos recortar complejos deproducción-circulación (intersectoriales para laclasificación usual) y reproducción, no para visualizarloscomo internamente homogéneos, sino para determinar suestructura interna, sus condiciones de reproducción, sudinámica, para luego reconstruir -por articulación deestos complejos- subsistemas mayores de la producción.Aunque sus aparatos de producción estén localizadosdentro de un mismo segmento territorial, los ámbitosterritoriales de reproducción pueden diferirsustancialmente, y ninguna regionalización apriorísticopodrá en ese caso encamisarlos. Posiblemente nolleguemos por esta vía a una regionalización nacionalcoherente y completa, pero la eficacia del análisisterritorial está en captar la regionalización de procesosefectivamente existentes como unidades de gestión socialy no como meros agregados arbitrarios. Esta redefinición de lo que es “actividad” y de lo que es¡?región”, tiene muchas consecuencias sobre la manerade visualizar los problemas. Por ejemplo, el mismoanálisis de cocientes de localización se ha utilizadoligeramente para establecer la desigualdad deoportunidades entre habitantes promedio de diversas“regiones”, en lo que hace a su probabilidad de acceder a

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empleos de diversos tipos. Consecuentemente, ladiversificación se ha visto como factor positivo y comometa necesariamente buena. Esta manera de enmascararla cuestión de las condiciones diferenciales de inserciónde las masas trabajadoras en el trabajo social, no podríasubsistir en esta fase. Suponer que el trabajo en un complejo agroindustrial es"peor” que el propio de los servicios comerciales, o que el alejamiento de la naturaleza es siempre señal desuperación humana, no es sostenible así en abstracto. Lacuestión social de la división entre trabajo manual eintelectual no se resuelve “cambiando de sector”; lascondiciones que degradan la fuerza de trabajo endeterminadas actividades se resuelven encarando lareorganización de dichos procesos de trabajo y nomeramente aumentando las posibilidades de otrasoportunidades; la parcialización y alienación deltrabajador se encara directamente organizando larotación, la participación en la gestión económica, laeducación y la democratización política, y nosimplemente diversificando las formas concretas dealienación. Como puede verse, teoría, método de análisis,requerimientos de información, definición de laproblemática, son cuestiones íntimamente relacionadascuya adecuación a los nuevos requerimientos de laplanificación territorial es indispensable para contribuir alproceso. Si, al menos a nivel de la conciencia, estascuestiones hubieran sido resueltas en la etapa anterior,mucho se habría ganado.

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5.2.4 La regionalización planificada Se trata ahora de pasar de una situación en que procesosciegos (como los del mercado, o los de ladesorganización social de las masas) determinaban laorganización territorial, a una situación en que el puebloorganizado vaya gestando de manera consciente lasformas más adecuadas de dicha organización. Unacaracterística destacada de este proceso es que lasrelaciones inter-personales previamente reguladas porleyes que sujetaban las acciones individuales y grupales aestructuras sociales impuestas a espaldas de los mismosagentes sociales- pasan de manera creciente a afirmarsecomo relaciones directamente sociales, como es evidenteen los procesos de democratización de la gestión políticay de la producción y distribución. Esta transformación enla naturaleza social de los procesos, crecientementedirigidos por el pueblo organizado, tiene diversasinstancias de participación, control y gestión, nopudiendo reducirse ni a las acciones de lasorganizaciones de base ni a las de los organismoscentrales de planificación. En todo caso, y en lo que hace a la regionalización,aparece ahora de manera efectiva una nueva forma, quetiende a resolver la contradicción existente entre laregionalización objetiva (real, existente) y la subjetiva(intento difícil de aproximación intelectual a la primera).Es la regionalización planificada. En ésta se conjugan unconocimiento científico (que irá perfeccionándose entanto los procesos mismos vayan ajustándose a las leyesde la nueva gestión social y los sistemas, de informaciónadaptándose a las mismas) de las configuracionesexistentes y de los principios que las regulan, y un

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proyecto de construcción consciente de un nuevoordenamiento territorial, de una regionalización, ahoraplanificada. La cuestión será, entonces, la de la paulatinaconstrucción de una nueva organización territorial; esdecir, la determinación de nuevas localizaciones de laproducción y la población, de nuevas formas de divisiónterritorial del trabajo, de nuevos ámbitos de circulacióndel excedente económico, de nuevos ritmos diferencialesde desarrollo de las fuerzas productivas, de nuevaspautas de diferenciación territorial de las condiciones devida, de nuevos ámbitos de organización político-social;en suma, de la determinación de un nuevo sistema deámbitos territoriales y de áreas diferenciadas así comode un diverso ordenamiento de la apropiación de lanaturaleza, estableciendo ecosistemas que responden aotra racionalidad social. Esta construcción y suanticipación, la regionalización planificada, enfrentaránalgunos problemas que deben preverse. En primer lugar, está la cuestión ya planteada de lostiempos y posibilidades de transformación de laorganización territorial. Mientras que algunos ámbitos yconfiguraciones pueden ser modificados con el mismoritmo con que van mortificándose sus correspondientesrelaciones sociales, otros aspectos de la configuraciónterritorial (aparatos de producción, sistemas detransporte, etc.) tendrán un ritmo muy diverso. En talsentido la organización territorial se irá transformandode manera desigual, antes de llegar a una nuevaorganización acorde con las nuevas estructuras socialesconsolidadas.

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En segundo lugar, la eficacia de las regionalizaciones porconstruirse varía con el tipo de relación o procesoconsiderado. La producción, la participación política, ladefensa militar, etc., pueden tener lógicas de organizaciónterritorial diversas, si bien deben tender a articularseadecuadamente. Cabe, entonces, tener en cuenta que nose debería intentar encasillar desde el inicio los diversosprocesos sociales dentro de una única regionalizacióndel territorio. En tercer lugar, y a pesar de lo dicho anteriormente, lasdiversas prácticas sociales no son independientes entre síy, adicionalmente los mismos agentes sociales están involucrados en múltiples prácticas, por lo cual nopueden visualizarse sus respectivas regionalizacionescomo autónomas. Deben entonces determinarsesubsistemas de relaciones que pueden, por su articulaciónen la práctica, corresponder al mismo sistema de ámbitos,a la misma regionalización. Por otro lado, las prácticasno se articulan de la misma manera en los diversossectores del territorio, por la misma diversidad socialregistrada territorialmente, lo que también indica que nosería siempre conveniente tener un criterio único deregionalización para todo el territorio. En cuarto lugar, la transformación social se irá dandobajo la forma de un desarrollo desigual de las nuevasrelaciones sociales y de la transformación o articulaciónde las pre-existentes. En tal sentido, es posible que lasprimeras relaciones en organizarse tiendan aregionalizarse según su propia lógica, creando latendencia a que nuevas relaciones articuladas con lasanteriores tiendan a adoptar los ámbitos de las primeras.En tal sentido, y visto lo anterior, la eficiencia de laorganización territorial resultante tendería a disminuir.

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Ante estas y otras dificultades que pueden preverse,caben dos alternativas: a) la planificación anticipada delsistema de regionalizaciones, es decir, la elaboración deuna imagen-objetivo a diversos plazos que configure unaorganización territorial óptima. Esto es evidentementeimposible dada la dificultad para anticipar en esta etapaqué estructura social y económica específica tendrá elpaís en el futuro; b) evitar cristalizar una regionalizacióncompleta -ya sea ésta única o múltiple- que cubra elterritorio nacional, procediendo de manera más flexiblea establecer las regiones planificadas en la medida quelos mismos procesos sociales planificados vayan dandola pauta de las formas más eficaces de hacerlo. Si poralgún criterio parcial es indispensable unaregionalización -como podría ser el caso de laorganización territorial de la representación yparticipación popular o la cuestión asociada de la gestióndel Estado- ésta debería plantearse como revisable en elfuturo y además sin la pretensión de ser laregionalización del país para todas las actividades72. Lo dicho no implica que los procesos sociales denaturaleza diversa se piensen como autónomos. Bienpuede decidirse organizar la producción de alimentos y suregionalización, subordinando objetivos exclusivamenteeconómicos a objetivos políticos o sociales. En cualquier 72 Así, tal vez en el proceso nicaragüense actual sería preferible no precipitarse aestablecer una regionalización completa político-administrativa o meramente deplanificación, hasta tanto se cuente con las líneas estratégicas fundamentalesorganizadas con una sistematicidad similar a la de un plan nacional, así corno conuna base informativa más confiable (censo 1982, estudios en marcha) y que existauna razón social de peso para requerir una regionalización de todo el país (laconstitución de los poderes populares por elección en 1985). Sin embargo,situaciones especiales como la de la Costa Atlántica pueden exigir unaregionalización anticipada

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caso, las consideraciones realizadas acerca de laregionalización planificada tienen vigencia. En todo caso, la conclusión que queremos resaltar es quela cuestión de la regionalización planificada debeexplicitarse como un problema importante que debe serencarado de manera integral, y no dejarse en lo posiblelibrado al devenir de las decisiones y procesossectoriales. Asimismo, que la problemática de laorganización territorial está ligada a la problemática dela transformación social, como lo están el problema delas formas de gestión social de la producción agraria depropiedad del pueblo o de los asentamientos

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espontáneos, que son otros aspectos particulares de laproblemática más amplia en que se inserta la de laregionalización. Atendiendo a los objetivos globales y sectoriales delsistema social y -apoyándose en los planes y proyectosrespectivos, el papel de la planificación territorial esestablecer las pautas de organización territorial básicasque den coherencia a los planes parciales. Pero tambiéntiene un delicado papel político que cumplir, en tanto laprogresiva socialización de- la economía y del podertendrá necesariamente bases regionales, y ladelimitación de dichos ámbitos no es neutral a la eficaciade dicha socialización.

6. LA PLANIFICACIÓN TERRITORIALEN LA FASE DE CONSTRUCCIÓN DELAS BASES PARA UNA NUEVASOCIEDAD

6.1 El Campo Teórico

Consolidado el nuevo estado, avanzado el proceso deconstrucción del pueblo mediante la superación de lasbarreras de la división en clases, elaborada unaconciencia popular del proceso revolucionario, yestablecidas las bases materiales mínimas para lareproducción igualitaria de la población, el puebloorganizado y su vanguardia revolucionaria se abocan a lacreación de las bases objetivas y subjetivas para unanueva sociedad, avanzando en la socialización económicay política. Este proceso, que no es independiente de lapresencia del imperialismo y de la posición del país en elsistema mundial, tiene una dinámica particular en cada

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formación social, donde la discusión acerca de las formasy los ritmos requiere de una vigilancia crítica continua.

La teoría crítica, una vez afianzada la nueva etapa, nopierde vigencia. En primer lugar porque la lucha contrael imperialismo continúa; en segundo lugar, porque las“secuelas” del capitalismo no desaparecenautomáticamente con el cambio en las estructuras depoder. El hecho mismo de que la transición hacia lanueva sociedad no esté sujeta a leyes ciegas sino que seacrecientemente regulada de manera consciente, subraya laimportancia de las condiciones subjetivas para esteproceso. Los cambios en las estructuras económicas ydel Estado no producen automáticamente adaptaciones enla conciencia. La defensa de la revolución, el trabajovoluntario, la formación continua, la solidaridadinternacional, van forjando al hombre nuevo, pero esto noes suficiente.

La. economía ha dejado de estar sujeta a los avatares delmercado competitivo y está ahora regulada por un planconsciente único, asumido socialmente y posibilitado porla propiedad social de los medios de producción.Subsiste, en diversos grados, un sector privado,generalmente ligado a la producción campesina, y lasrelaciones con este sector son también objeto deplanificación. La planificación territorial, sectorial yglobal, ha alcanzado un estatuto central en la economía,en tanto determinación fundamental de la nueva forma desocialización.

Si esto es así, ¿no será que aquella teoría crítica, que nosproveía los conceptos claves para descifrar las leyes de laeconomía capitalista y nos señalaba la necesidad /

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posibilidad de su superación ha perdido vigencia?. Siahora la economía se maneja planificadamente, ¿serámeramente cuestión de establecer objetivos, realizar loscálculos necesarios y establecer las posibilidades deldesarrollo del sistema?. ¿Habrá suplantado la praxeologíaa la crítica de la economía política como cuerpoconceptual orientador de las acciones?. ¿Se produciráahora la rentabilidad triunfal de las teorías neoclásicas,dedicadas desde siempre a la cuestión del óptimo social,a la cuestión de los sistemas descentralizados de decisióny a las diversas alternativas de centralización /descentralización, a los sistemas de información queposibilitarían la congruencia de los planes individualescon los sociales, etc.?.

Nuestra opinión es la siguiente: sí, en esta fase, losmodelos de optimización ocupan la escena teórica demanera abrumadora, si la gestión social se ha convertidoen un enorme problema de cálculo económico, si,arrastradas por la entrada de los modelos matemáticos,se van filtrando las categorías del mercado sincualificaciones y sin advertencia, entonces estádemostrada la necesidad de mantener y desarrollar lavigilancia teórica de la teoría crítica del capitalismo,pues éste no habrá desaparecido bajo sus múltiplesformas como sistema objetivo / subjetivo. La continuanegación de las características estructurales delcapitalismo es la garantía subjetiva de que seguimos encamino a la nueva sociedad.

En primer lugar, la socialización económica no secompleta con la propiedad estatal de los medios deproducción. La alienación puede subsistir bajo diversasformas,

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el fetichismo del mercado puede ser reemplazado por elfetichismo del plan central de la economía. Lareintroducción de los mecanismos de mercado, de lasrelaciones mercantiles, puede ser un recurso positivopara facilitar la gestión social de la economía, perotambién puede ser el caballo de Troya de las categoríascapitalistas y de sus correspondientes efectos sobre laconciencia.

Consideramos que, efectivamente, los algoritmosideales producidos por la escuela neoclásica, en tantomatemática aplicada, en tanto recursos formales,pueden y deben ser recuperados y desarrollados poruna sociedad que enfrenta el gran problema del cálculoeconómico para un sistema social en su conjunto. Peroque esto no reivindica a las teorías económicasneoclásicas en tanto teoría explicativas, puesto quejustamente su ya escaso contenido explicativodesaparece y lo rescataste es lo normativo. Si seadaptan los algoritmos de la optimización, los modelosneoclásicos serán la imagen abstracta de un proceso realautoconsciente. No habrá nada que explicar al menos aese nivel. Por el otro lado, los peligros de restitución delas categorías capitalistas, el anquilosamiento del nuevoestado, las tendencias a la burocratización, eleconomicismo, requieren de una continua tarea críticapor parte de una teoría sustantivo de la sociedad y de suevolución posible y necesaria73.

73 Si no ha habido una práctica previa de estudio crítico de las teorías neoclásicas enel contexto de la lucha ideológica en la etapa capitalista, posiblemente no esténdesarrolladas las defensas suficientes para no confundir la importación de recursosformales con la reintroducción de las categorías (y por tanto los comportamientos)capitalistas.

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6.2 Planificación Territorial y SocializaciónEfectiva

Una vez establecidas las bases materiales para comenzaruna reproducción ampliada de las fuerzas productivasbajo las leyes de gestión planificada, una parte crecientede los procesos económicos van haciéndose recurrentes y,por tanto, tratables como sistemas autoregulados. Lastareas de la planificación van desarrollando una imagendel sistema cibernética, de gigantesco algoritmoretroalimentado donde lo global, lo sectorial, loterritorial, no entran en conflicto sino que se armonizancon la planificación territorial, jugando además un papelfundamental de coordinación en lo concreto. Pronósticosde muy largo plazo que plantean las grandes líneasestratégicas y abarcan desde las tendencias tecnológicashasta la modificación de las estructuras sociopolíticas ylas relaciones de producción74; planes perspectivas a 10 y15 años; planes quinquenales con carácter de ley yfinalmente, planes anuales, ocupan el lugar que algunavez monopolizaban los planes anuales, incapaces decaptar movimientos de largo plazo porque objetivamentela economía no era predecible, por estar en un proceso decontinuo trastocamiento y de alta vulnerabilidad externa einterna.

74 Ver Alfredo González: Los esquemas de desarrollo y distribución de las fuerzasproductivas en países socialistas de menor desarrollo, IX Conferencia deCientíficos Regionalistas. La Habana, octubre 1979, y Cecilia Menéndez y SergioBaroni: “Base metodológica para la elaboración de los esquemas de desarrollo ydistribución de las fuerzas productivas de la República de Cuba”, Ídem.

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Bajo estas condiciones, la planificación de laorganización territorial de la sociedad puede, ahora sí,incluir los aspectos menos maleables, los que requierendecenas de años para transformarse, y se da la posibilidadde una efectiva y completa planificación territorial. Perosi antes afirmábamos, para el capitalismo, que lasociedad es predominante y que lo espacial sólo puedeser pensado y manipulado desde los procesos sociales,esto se hace ahora más evidente. La planificaciónterritorial depende de la construcción de la nuevasociedad, en su esfera económica y crecientemente en suesfera política. Las relaciones con la naturaleza y lasrelaciones interpersonales que la sociedad vareorganizando, tienen una necesaria dimensión territorialque debe ajustarse consecuentemente. No sólo se trata delograr un desarrollo armónico con los recursos naturales,de lograr condiciones de vida similares en todo elterritorio, de incrementar la productividad social deltrabajo, sino de crear las bases territoriales para lacreciente socialización económica y política. El trabajose organiza crecientemente como directamente social,aunque aún los mecanismos de mercado operanarticulados y subordinados al plan social de producción yreproducción.

Se van creando las bases materiales para la socializacióneconómica, en tanto se regionalizan de maneraplanificada subsistemas de reproducción cuya gestiónconjunta podrá estar a cargo de los productores directos,con un autocontrol importante de las condiciones dereproducción de sus medios de producción y de lapoblación. No ocurre otra cosa, por ejemplo, en Cuba,con los nuevos subsistemas diseñados como complejos

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agroindustriales, donde la diferenciación rural / urbano vaperdiendo vigenciay donde las condiciones de reproducción de la Poblaciónestán en buena medida cubiertas localmente75. En lamedida que se avanza en este proceso, se hace más y másevidente que lo que debe caracterizar la nueva sociedadno es en sí el proceso de planificación sino lasocialización efectiva en la gestión. En tal sentido, si lascomunidades locales controlan las condicionesprincipales de su reproducción, entonces el mercado y laorganización empresarial quedan efectivamentesubordinadas a la gestión directamente social, y plan ymercado no son polos opuestos, puesto que ni el plan esexclusivamente centralizado ni el mercado es la única víade descentralización. La planificación y gestión enfunción de las necesidades y no del valor en sí, permiteque la ley del valor pueda operar en esta etapa sinnecesariamente regenerar las estructuras capitalistas.

Pero la socialización no puede ser meramente económica.Como afirma Cerroni: “Para la tradición oficial, en suma,el Estado es el alfa y omega del proceso de socialización,que funciona principalmente como un proceso deabsorción consensual; para Marx, por el contrario, lasocialización se completa precisamente cuando lasociedad misma, a medida que se homogeiniza en lasestructuras económicas, reabsorbe las mismas funcionespolíticas. No se trata de hacer “más eficiente” lacomunidad ilusoria del Estado, sino de hacer realcomunidad la disgregada sociedad atomizada de losindividuos aislados, 75 Ver Concepción Álvarez, “Relaciones metodológicas entre el sistema deasentamientos y el esquema de distribución de las fuerzas productivas”, IXConferencias de científicos Regionalistas, La Habana, octubre 1979.

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que deben liberarse simultáneamente de la explotaciónclasista y de la gestión política separada”76. Se trataentonces de avanzar en la reducción de la separaciónentre la esfera política y la esfera social

En este sentido, es muy claro el gran paso adelante dadopor la revolución cubana a partir del proceso deautocrítica que culmina con el primer congreso de 1975.Se crea la nueva división político-administrativa, queparte, entre otras premisas, de las siguientes: “Laorganización territorial de la dirección estatal sobre losprocesos económicos, sociales y políticos debengarantizar las óptimas condiciones de dirección y gestiónde la sociedad, para lo cual debe estar en correspondenciacon la estructura territorial de las actividades económicas,con las perspectivas de su desarrollo y con la distribuciónde la población en el territorio nacional”; “El número deinstancias de dirección, las unidades en cada eslabón ysus límites deben tomar como base la organización másracional del sistema de dirección de la sociedad, laparticipación de las masas en esta dirección, la necesariacorrelación entre la centralización en las decisiones y lamás eficiente organización de la gestión económica”; sediseña así una regionalización que permita “obtener unamás directa vinculación de la dirección con base...” y...”se adecua a los objetivos de los Órganos del PoderPopular y del nuevo Sistema de Dirección de laEconomía......

76 U. Cerroni, Op. cit., p. 83

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La formación de los Órganos de Poder Popular puedenser un paso fundamental en la unidad entre gestiónpolíticay económica, y en la superación de tendenciasburocratizantes. Según lo expresan los documentos, fueorientada por la búsqueda de “ ... La combinación másadecuada de la centralización y la descentralizaciónadministrativas y las reglas básicas que deben normar lasrelaciones de las instancias inferiores de Poder Popularcon los ministerios y demás organismos centrales; losmecanismos que posibilitan institucionalmente laparticipación de las masas en el gobierno de los asuntossociales y en la solución de los múltiples problemas queafectan a la localidad; los mecanismos de participaciónde la comunidad en la planificación y control de susrecursos...... en la convicción de que la experienciademostrará “... que la participación de las amplias masasen el gobierno de los asuntos de la comunidad permitemejorar la gestión y el control real de las actividadesestatales, posibilita la eliminación del exceso de personal,y constituye la vía más eficaz en la lucha contra todas lasformas de burocratismo”.

La elección por las masas de “ delegados para laconstitución de las Asambleas Municipales, Provincialesy Nacional del Poder Popular, con la aclaración de que“El delegado es el representante de los electores, no es eldirigente de éstos, ni de las unidades de producción oservicios existentes en su circunscripción” y que “ lasmasas pueden “...ejercer a plenitud, cada vez que loconsideren necesario, el derecho a revocar a losrepresentantes que han elegido para unos u otros cargos”y por otro lado el proceso de traslado de actividades a lasubordinación de los poderes municipales y provinciales

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(salud pública, educación, unidades gastronómicas,transporte municipal y provincial, servicios comerciales,

red de comercio minorista, vivienda, comunicaciones,acopio y distribución mayorista de viandas, frutas yvegetales, algunos tipos de industrias de carácter local,así como actividades de planificación, justicia, etc.) dansustento a la declaración de que “...los Órganos de PoderPopular son la máxima autoridad estatal en los territoriosen que ejercen su jurisdicción y los encargados de laadministración-pública”. Y de que “...el Partido... nuncadeberá suplantar a éste (el Estado) en sus facultades yfunciones...”77.

Este cambio fundamental planeado en la organización dela sociedad en transición, resultado de la autocrítica y dela perspectiva de una nueva sociedad, tiene evidentesconsecuencias sobre la organización territorial, en tantola socialización económica y política y su no separacióndeben necesariamente realizarse regionalizadas, enescalas que permitan su efectivización y con la basematerial suficiente para que sean redefinidassustantivamente tales relaciones. De ahí la nuevadivisión político administrativa.

El nuevo y complejo algoritmo decisional cuyaconstrucción lleva ya varios años en Cuba, no es más quela imagen ideal de un nuevo proceso real desocialización, donde la disyuntiva centralización -descentralización debe dar lugar a la constitución como“real comunidad (de) la disgregada sociedad atomizada

77 Ver Tesis y Resoluciones, Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba,““Habana, 1976.

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de los individuos...” avanzando en lo que Cerronidenomina “el modelo

alternativo del Estado socialista de transición -que puedeobtenerse de la crítica marxiana- (y que) resultacaracterizable...” por una combinación de formaspolíticas representativas controladas y de formas departicipación directas y, además, también por unaconstrucción de la dirección central que surja de abajounificando a los diversos niveles intereses particulares(locales) e intereses generales (nacionales). Para elprimer aspecto se enfrentala separación de política y economía, para el segundo laantítesis localismo-centralismo78.

El proceso está lejos de ser concluido, y seguramentenuevas contradicciones exigirán transformacionesadicionales a las que podrían proveerse en este procesode creación de las bases materiales, y de capacidad delpueblo para autogobernarse que constituyen requisitopara la nueva sociedad.

El planificador crítico, cada vez menos un serunidimensional, no sólo tiene que participar idóneamenteen este proceso, sino que debe estar alerta a las formasespecíficas de reentrada de las categorías capitalistasque puedan presentarse en su campo específico. Entérminos generales, se trata de controlar que laimportación de modelos de cálculo no disfrace lareentrada de relaciones sociales capitalistas. Porejemplo, la nueva modalidad de gestión, basada en el

78 U. Cerroni, Op. cit, p. 86

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cálculo económico y en la rentabilidad, que da al sistemade precios una función reguladora importante, puedeconducir, en lo que hace a la planificación territorial, a laapreciación de que es necesario incorporar un

precio al uso de la tierra, que refleje el equivalente de surenta de posición, a fin de evitar asignaciones irracionalesa los diversos usos. Si bien es cierto que este mecanismono implica que sujetos particulares se apropien de larenta, cabe preguntarse si este tipo de mecanismos notienen efectos secundarios sobre los comportamientos yposteriormente sobre la distribución de los excedentes, enla medida que se desarrollen los incentivos materiales.

Hay dos respuestas a esta cuestión, de diverso orden, peroambas componentes de la nueva problemática que debeafrontar el planificador en esta etapa: en primer lugar, esnecesario contraponer a esta alternativa -de imputaciónde rentas diferenciales- la alternativa del plan territorialglobal, que considera internamente las interdependenciasy vela por la racionalidad de conjuntos territorialessuficientemente amplios de decisiones, como para que nosea necesario reintroducir la categoría de la rentadiferencial. Por otro lado, es necesario advertir que ya nooperan de la misma manera los mecanismos y relacioneseconómicas. En el capitalismo, dada la separación entreeconomía y política, la inserción en determinadasrelaciones económicas tiene consecuencias ciertas sobrela conciencia. En esta sociedad en transición, nunca losmecanismo económicos son librados a su propia esfera,con autonomía, sino que las relaciones político-ideológicas y sus correspondientes mecanismos operanactivamente como parte incluso de la tarea deplanificación. No debe haber lugar para el economicismo

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o el fisicalismo en esta sociedad. La planificación seráefectivamente integral, y las determinaciones políticas eideológicas partes constitutivas de su quehacer, mientras

la socialización avance -con ritmos tal vez dispares enlas diversas fases- tanto en la gestión económica comoen la política.

Tal vez si por planificación hubiéramos entendido “laplanificación”, actualmente efectiva en un país comoCuba, la cuestión de su posibilidad hubiera quedadototalmente ligada a la posibilidad de llegar a una fasecomo la que atraviesa la sociedad cubana en losdiversos países de América Latina. Tal como lo hemosplanteado, la cuestión es otra: advertir que en todas ycada una de las situaciones por las que atraviesaAmérica Latina en sus diversas formaciones, hay lugarsiempre para una práctica crítica de la planificación,que no sólo es posible en las difíciles condiciones de lassociedades capitalistas más represivas, sino quetambién es necesaria en las etapas más avanzadas deldesarrollo social, siempre bajo la perspectiva de laconstrucción de una nueva sociedad, del hombre nuevolatinoamericano.

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CAPITULO IV

LAS BASES TEÓRICAS DE LA PLANIFICACIÓNREGIONAL EN AMÉRICA LATINA

(ENFOQUE CRITICO)

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(Un enfoque crítico)79

1. ACERCA DEL CONCEPTO DE ESTRATEGIA El seminario en el cual se presentó este trabajo fue

organizado bajo el título de “Estrategias nacionales dedesarrollo regional”. En uno de los documentos dereferencia (La planificación del desarrollo regional enAmérica Latina, Sergio Boisier, ILPES), se define comoprocedimiento estratégico: “un procedimiento deplanificación estocástico en el cual la evaluación dealternativas y las relaciones de “medio”juegan un papeldeterminante”. Si éste va a ser un concepto básico en laorganización de las discusiones, puede ser de interésdiscutido brevemente antes de aplicarlo a la problemáticaregional.

En términos específicos, la dupla, estrategia-táctica,está referida a la guerra, y su aplicación a nuestraproblemática tiene sentido si incorporamos no sólo eltérmino sino su contenido, referido a formas de acciónorganizada en situaciones conflictivas. Así, el términoestrategia hace referencia a la anticipación de una serie deencuentros con fuerzas antagónicas en relación alobjetivo que motiva una guerra. Como la estrategia serefiere a una situación de conjunto de la guerra (y no a uncombate en particular), y el enemigo no puede servisualizado como materia inerte, sino que tambiéndesarrolla acciones y

79 Versión revisada y parcialmente ampliada de la ponencia presentada al SeminarioInternacional sobre Estrategia Nacional de Desarrollo Regional en América Latina(Bogotá, 17-22 de septiembre de 1979) organizado por el ILPES, EL ISS Aa Haya(, elILDIS y UNIANDES, publicado en Demo y Economía, YJV, 2(42),1980.

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anticipaciones en condiciones cambiantes, la estrategiadebe plantearse con base en suposiciones sobre unaserie de situaciones futuras y atenerse a los grandesrasgos de la situación de guerra, pues es imposibleanticipar en detalle eventos cuyo control escapa alestratega. El elemento de incertidumbre que así surgepermite planear cierto isomorfismo entre la guerra y unjuego.

Para apreciar las múltiples determinaciones de unaestrategia, podemos considerar, entre otros. lossiguientes aspectos de la situación de conflicto80:

a) Como condición previa, deben existir

contradicciones de intereses entre dos partes enconflicto;

b) Tales contradicciones deben ser antagónicas; c) Existe, pues, un enemigo, contra el cual se plantea la

estrategia; d) Existe una situación de lucha, para la cual se

aplican fuerzas de diverso tipo. Cómo se aglutinan,así como dónde y cuándo se aplican las fuerzas, escuestión primordial;

e) El resultado final del conflicto estará determinado no

sólo por- las condiciones materiales en que seencuentran ambos contenedores, sino también por sucapacidad subjetiva para organizar sus acciones, laque a su vez se basa en un conocimiento adecuado dedichas condiciones materiales y

80 Véase por ejemplo: Kari von Clausewitz: De la Guerra, México, Ed. Diógenes,1973.

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de las leyes que regulan el conflicto. Por tanto,existe una estrecha relación entre teoría y estrategia.(En cualquier caso, las leyes generales que procedandeben especificarse en relación a las condicionesconcretas en que se desenvuelven las acciones);

f) Aunque la guerra tiene ciertas reglas específicas,

está, en última instancia, subordinada a la política;

g) Aunque sus contenidos sean diversos, las distintassituaciones de la lucha y las correspondientesexperiencias acumuladas permiten establecer ciertasformas generales de la situación de guerra, quepueden inducir a caracterizaría formalmente comoun juego, en donde se dan secuencias varias deanticipación acción-reacción-resultado nuevaanticipación, etc., con una continua acumulación yrectificación del conocimiento en el procesosimultáneo de aprendizaje.

Resulta evidente que si reducimos el concepto deestrategia a la determinación (g), nos quedamos con unrecurso formal abstracto, sin ninguno de los demoscontenidos enumerados. Así, hasta se podría hablar deuna estrategia “contra la naturaleza”, se hace posible elisomorfismo (una situación de juego) con la guerra. Puesen cuanto no tenemos certidumbre respecto de losresultados, que dependen no sólo de nuestras accionessino también de los “estados de la naturaleza”, se haceposible el isomorfismo (una situación de juego con laguerra). Pero, en esta abstracción, lamentablemente,habrá desaparecido “el enemigo” y por tanto la política...

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En lo que sigue, se intenta un análisis de las teorías sobresituaciones que se busca afrontar en la problemática deldesarrollo regional, pero recalcando la necesidad deexplicar el concepto de estrategia, en tanto implica unaconcepción del proceso social y de las acciones detransformación posibles.

2. ESTRATEGIA Y TEORÍA: LASCONCEPCIONES DOMINANTES

Aproximadamente veinte años de intentos deexplicitación y sistematización de teorías y planes para eldesarrollo de las regiones atrasadas, periféricas osubdesarrolladas, de América Latina, han estadodominados por un cuerpo teórico conformado por treselementos principales:

a) La denominada teoría económica espacial, devertiente neoclásica, resultante de la aplicaciónde la microeconomía y la teoría del equilibriogeneral al problema de la localización de lasactividades mercantiles, clasificadas en tresgrupos: las actividades “industriales”, lasactividades de prestación de servicios centrales ylas actividades agrícolas. En la faz de laspropuestas suele también incursionarse en elterreno de la “economía del bienestar”, pero nopor ello se cambia de problemática.

b) La denominada macroeconomía regional, de

vertiente Keynesiana, organizada con base en laaplicación de las ecuaciones keynesianas alanálisis de los flujos económicos, ya sean de unaregión

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vis a vis al resto del mundo, o de un sistema deregiones. En su versión sectorial izada (modelode insumo-producto interregional, etc.) apareceuna clasificación de actividades que usualmenteresponde a sistemas clasificatorios que no seadecuan a la problemática de la localizaciónantes mencionada. En realidad, las actividadesse consideran ya localizadas y el análisis selimita a describir cuantitativamente la estructurade flujos generados por dichas actividades y susinteracciones.

c) La denominada teoría de los polos de

desarrollo, resultado híbrido de una aplicaciónde instrumental, derivado tanto de la teoríaeconómica espacial como de la macroeconomíaregional, organizada a partir de una lecturaparcial y “especializada” de las contribucionesde Francois Perroux al análisis del sistemaeconómico mundial, por lo que el concepto dedominación termina reduciéndose a una nociónde gravitación-polarización, fundada más enmodelos físicos que en las teorías de losprocesos sociales.

Cuando se somete a crítica una teoría que pretende darcuenta de los fenómenos de organización territorial81, se

81 En este texto se utilizan los términos referidos a las formas espaciales, de lasiguiente manera: a) Configuración espacial: distribución de objetos físicoslocalizados o de sus movimientos sobre una superficie geométrico, estando losparámetros de tal distribución determinados en términos de la geometríaadoptada (superficie plana euclideana, superficie esférica, red, etc.); b)Configuración territorial; distribución de objetos físicos localizados o de susmovimientos sobre una superficie territorial concreta (definida en el sentido

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pueden distinguir cuatro tipos de cuestiones: a) suconcepción de espacio; b) su concepción de los procesossociales y de la relación entre éstos y las formasespaciales; c) sus proposiciones teóricas específicamentereferidas a las leyes que regulan la organizaciónterritorial; y d) su capacidad-analítica efectiva y suutilidad para una acción eficaz. Veamos, punto por punto, cómo responden las teoríasdominantes a estas cuestiones.

geográfico del término). Al desaparecer aquí los supuestos propios de un sistemageométrico axiomático, surge el problema de la transformación de los parámetrosdefinidos en términos de un espacio ideal a las condiciones reales de la superficiede referencia, donde la geometría pierde sus posibilidades de constituirse en unapseudoteoría del espacio concreto para ocupar su lugar de recurso formalabstracto, indispensable para incorporar las determinaciones cuantitativas aldiscurso teórico; c) Organización espacio configuración espacial resultante de un“proceso”, sea éste “con sujeto” (como es el caso de la localización de medios deproducción y del sistema de flujos resultante de acuerdo a un plan diseñado porun agente del proceso económico) o “sin sujeto” (haciendo con esta expresiónreferencia a los procesos no planificados como tales, resultado de redes derelaciones en cuyo interior pueden estar operando planes parciales pero que enconjunto no pueden ser visualizados como planificados, como por ejemplo elcaótico proceso de urbanización capitalista; a pesar de lo cual puedenestablecerse leyes que regulan el desarrollo de estos procesos y su vinculacióncon las formas espaciales); d) Organización territorial: similar al conceptoanterior, pero referido al territorio.

Mientras que los conceptos a) y e) son pertinentes para un discurso teórico quehace abstracción de las determinaciones territoriales, los conceptos á) y d) serefieren a situaciones reales concretas que, aunque puedan ser encaradasteóricamente no se someten a la abstracción de sus determinaciones geográficaslas que, aunque reestructuradas por procesos sociales, no pueden ser reducidas a“lo social”. Para una fundamentación de estos conceptos ver “sobre laespacialidad social y el concepto de región (incluido en este volumen).

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2.1 La Concepción del Espacio Por razones perfectamente comprensibles, la granmayoría de los autores neoclásicos desarrollan sus teoríassobre el supuesto de que los fenómenos económicos,cuyas formas espaciales están estudiando, sedesenvuelven en un contexto que puede ser identificadocomo un espacio ideal, geométrico, más específicamenteeuclidiano82. De esta manera puede comprenderse que, en algunoscasos, sus proposiciones sobre la espacialidad de losprocesos económicos adopten la forma de figurasgeométricas regulares (el hexágono o el círculo, porejemplo). Más allá de la miopía de quienes -noadvirtiendo el problema de la transformación de unespacio ideal a las condiciones reales- se dedicaron acontrastar directamente tales proposiciones con lasconfiguraciones identificables en las situaciones reales, esevidente que el recurso geométrico es indispensable parala elaboración de abstracciones sobre la relación entre lasleyes económicas y las formas espaciales resultantes. El problema no reside, (como erróneamente sueleplantearse) en que se asuman supuestos que abstraen delas condiciones concretas, porque en tal caso ningunateoría sería posible. La cuestión está -en lo que a estepunto se refiere- en cómo se concibe categorialmente elespacio (o mejor, la espacialidad). Cuando alguna vezWilliam Bunge

82 Para más detalles sobre las características de este espacio, véase J. L. Coraggio:“Posibilidades y dificultades de un análisis espacial contestarlo”. Demografía yEconomía, Vol. XI. No. 2. México, 1977.

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propuso que la geometría, como lógica del espacio, fuerala base para la constitución de una teoría del espacio engeneral, se llegó al límite de lo posible en cuanto al“vicio especialista”. Hoy parece ya innecesario volver ainsistir en lo erróneo de esa propuesta83. Simplementedebemos no confundir un recurso formal abstracto conuna teoría de los fenómenos a los cuales se aplica. Pero la cuestión no para allí. En muchos desarrollosteóricos (Lösch, Christaller, etc.) pensados en términosde los procesos materiales de localización de elementosfísicos como la población, los aparatos productivos, loscanales de transporte, etc., etc., el espacio es concebidocomo espacio físico newtoniano, tridimensional,continente infinito, o neutro y vacío, en el cual ocurrenprocesos que van decantando configuraciones espacialesde los diversos objetos o agentes involucrados en lasrelaciones de intercambio. En la teoría weberiana,aparentemente el espacio está “ocupado” y por lo tantodiferenciado con anterioridad al momento del análisis, sinembargo, sólo existen diferencias derivadas de que losprimeros autores trabajan con la resolución simultánea detodo el sistema de localizaciones y flujos, mientras queAlfred Weber encara el problema parcial de localizaciónindividual. Detrás del análisis weberiano subyace, enrealidad, la misma concepción del espacio. El carácter físico y no meramente geométrico de esteespacio se destaca con mayor claridad en la concepciónde los “procesos espaciales”, basada en los conceptos de

83 Véase William Bunge, Theoretical Geography, Lund Studies, 1966.

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gravitación o de polarización. El carácter físicosupuesto de la espacialidad se hace aparente cuando losobjetos materiales involucrados en las relaciones sonpresentados por estas teorías (en el mismo escenario decontinente vacío) como regulados por leyes físicas. Así,se visualiza la migración de habitantes o de capitalescomo resultado de un desplazamiento entre masas,directamente proporcional a las mismas e inversamenteproporcional a la distancia que les separa. 0 se proponeuna “estrategia” de desarrollo para una regiónperiférico, basada en la localización de una masa depoblación, capital, actividad, etc., lo suficientementegrande como para constituir su propio campogravitatorio, relativamente equilibrado, dentro delsistema urbano.

Aunque analíticamente puede separarse la concepcióncategorial del espacio de la concepción de los procesossociales, ambas están íntimamente relacionadas. Porúltimo ¿qué significa tener una concepción física de laespacialidad social, sino suponer que las leyes físicas seaplican a los fenómenos sociales como caso especial?

2.2 La Concepción de los Procesos Sociales La especificidad de las teorías que se analizan indica que“lo espacial” caracteriza su objeto de estudio. Pero entanto se refieren a la espacialidad de procesos sociales,no pueden menos que basarse en una teoría o concepciónde lo social, so pena de caer en una autonomización de loespacial, imposible de sostener científicamente. ¿Cómo incorporan estas teorías lo social a su discurso?

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Sería inapropiado criticar una teoría por basarse en su- puestos o por estar constituida por abstracciones... Peroes pertinente indagar qué tipo de abstracciones realizan -ypor lo tanto qué visión de la realidad proponen- y,secundariamente, qué criterio de cientificidad transmitena quien las adopta para fundar un método de análisisempírico. La visión de la totalidad que subyace en lasteorías que nos ocupan, podría considerarse comosistémica84, donde el todo está constituido por unconjunto de entidades discretas y separables (átomosirreductibles, con autonomía relativa en sucomportamiento) y por una red de relaciones entre losmismos. Los elementos de estos sistemas estánconstituidos por unidades de producción y de consumo,reguladas según ciertas pautas de comportamiento queadicionalmente se suponen uniformes para todas lasunidades de cada tipo (ejemplo; la tendencia a laoptimización de beneficios, renta, satisfacción, etc.). Por otra parte, las únicas relaciones consideradas soneconómicas, más específicamente, las que se dan en laesfera de la circulación de un sistema de mercado. Seaísla, mediante la abstracción, el “factor económico” deltodo social, y no sólo eso sino que “el factor económico”es reducido a la esfera de la circulación. La producción,por su parte, se presenta como un proceso puramentemetabólico, donde se combinan y transforman elementosnaturales según el principio de la optimización y ciertasreglas que bajo el título de “tecnología” se relegan

84 Véase, Ervin Lazlo, The Systems Vlew of the World, Braziller, 1972.

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a otros campos de estudio. Las relaciones sociales deproducción son totalmente ajenas a estas teorías. El comportamiento de los elementos de este sistema sesupone que ha sido determinado previamente a laconstitución del sistema mismo (es claro el esfuerzo demuchos de los autores clásicos en esta materia porpresentar sus teorías de comportamiento comouniversales). El comportamiento optimizador de losagentes del proceso económico no es visto comoresultado de un sistema social particular, sino comoesencia universal del individuo. Así, el sistema socialresulta determinado por las características psicológicas delos miembros de la sociedad y no a la inversa85. Estas categorías teóricas implican un método de análisisde la realidad social y de producción de conocimientosparticularizados. Al realizar una investigación empíricase organizan las preguntas y las elaboraciones de datos enfunción de estas categorías, ignorando lo que se lesescape (por supuesto que siempre existe la posibilidad demencionar otros “factores”, como el político, etc.). La sociedad, para estas teorías,. está dividida enconsumidores y “productores”, por momentos pensadoscomo roles, pero finalmente corporizados en losempresarios y la masa de la población. De las pugnasentre productores competitivos y entre consumidores yproductores resultará, sobre la base de determinantesgeográficos y

85 Sobre esta cuestión véase Karel Kosik, Dialéctica de lo Concreto, Grijalbo, 1976.

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tecnológicos, la organización espacial de localizaciones yflujos. Estas teorías cumplen, sin duda, un rol ideológico a partirde algunos de los teoremas que de ellas resulten. Así,bajo todos los supuestos usuales, la libre competencia, laeconomía libre de mercado, llevaría al óptimo socialsobre la base de la incansable y hedonista búsqueda demáximos beneficios o satisfacciones individuales. Quedaentonces planteada -que no demostrada- la idea de que talresultado es no sólo posible sino necesario, si se adoptanlos recaudos adecuados para permitir al mecanismo demercado y operar libremente. Cuando la realidad vanegando cotidianamente estas aseveraciones surgencapítulos adicionales a esta doctrina, tales como los de“las economías y deseconomías externas”, la “teoría delmonopolio”, la “teoría de la competencia imperfecta”, lacuestión de los “precios de futuro”, o el desarrollo másintegral de la “economía de bienestar”. Todos ellos sonconsiderados apéndices “realistas” de una teoría delequilibrio general y del óptimo social (a la cual nopueden efectivamente integrarse sin destruir sus bases ysus conclusiones). Por último, ante la imposibilidad desostener la teoría del comportamiento maximizador encondiciones de incertidumbre, ¿por qué no dedicar unosveinte o treinta años a recorrer la vía muerta de la teoríade los juegos, lo que hasta pudo llevar a serentretenido?86

86 Véase Sylos Labini, Oligopolio y Progreso Técnico, Ed. Oikos.

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Claro está que, cuando se trata de enfrentar los problemasde la crisis económica del sistema y surge la pregunta, notan académica, del ¿qué hacer?, aparece una nueva carade las teorías dominantes: la macroeconomía keynesianao neokeynesiana que, para todas las apariencias, no es elmero complemento práctico de la teoría neoclásica, sinoque se le opone, discutiendo sus supuestos y disputándoleel campo de la política económica. Si en la microeconomía y la teoría del equilibrio generalneoclásicas se ignoraban las relaciones sociales deproducción (al negar la existencia de clases y de pugnasen el seno del proceso de producción), aquí las relacionessociales se disfrazan hasta ahora de relaciones variablesagregadas, sin un sistema articulado de mediaciones paraligar estos análisis con los comportamientos de losagentes. Así, en versiones cepalinas, la “lucha por elvalor agregado” substituye a un análisis de las complejasluchas sociales. Las propensiones medias, marginales,etc., son expresiones de un comportamiento anónimo,resultado de la agregación de múltiples pequeñas causas ypor lo tanto posible del análisis estadístico. Laregulación exógena de la economía dé mercado surgeaquí como necesaria y aparece en escena el sujetoolvidado: “el Estado”. Sobra decir que estas teorías, al igual que las neoclásicas,toman al sistema capitalista como forma eterna cuyosfundamentos nunca son objeto de análisis sino datosahistóricos. Substituyen una teoría macroeconómica derelación entre variables agregadas, haciendo abstracciónde buena parte de los procesos sociales de los cuales éstasconstituyen una manifestación. Su objetivo principal

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es el restablecimiento de la armonía económica delsistema capitalista, y la teoría se diseña para fundar unaintervención estatal en tal sentido. Pero al estar basadasobre relaciones tautológicas entre variables y no sobre elanálisis de los procesos sociales, sus recomendaciones sequedan al mismo nivel (por ejemplo limitándose aestablecer el nivel de gasto público que, dados ciertosparámetros, induciría un cierto nivel de ingreso nacional,etc.), sin establecer las mediaciones con los procesosconcretos y con los sujetos sociales involucrados. No es extraño que orientados por una visión armonicistadel sistema, negando las verdaderas contradicciones yconflictos existentes, estas recomendaciones no permitanresolver “los problemas”. Si se evita el análisis de losdeterminantes sociales de la estructura y nivel del gastopúblico ¿cómo puede implementarse un nivel deseado dedicho gasto?. La concepción del Estado y su lugar en lasociedad dista mucho de ser una teoría aceptable: se nospresenta un Estado “benefactor”, por encima de losintereses particulares, que vigila por la estabilidad globaldel sistema y por evitar desequilibraos muy gravesmediante políticas de estabilización económica, dedistribución del “ingreso” o de mejoramiento de laasignación de los recursos. ¿Podría aceptarse esto comoteoría del Estado capitalista?, ¿dónde está el elementopolítico?, ¿dónde está la trama de contradicciones queconstituyen la sociedad de la cual es el “Estado”?87

87 Véase James O'Connor, “Scientific and Ideological Elements in the Economic.Theory of Governmant Policy”, en Science and Society, Vol. XX No. 4,1969.

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Aún con todas estas limitaciones, la teoría keynesianaconstituye un avance sobre su contrapartida neoclásica.Sin embargo, llama la atención que en el campo de lasteorías relativas a la organización territorial -y a lascorrespondientes políticas de intervención estatal paracorregir los efectos del libre funcionamiento del mercadopredominan las concepciones neoclásicas, con excepciónde algunos pobres intentos de aplicar la macroeconomía ala problemática regional. Podría argüírse que estos autores no pretenden abarcartoda la realidad con sus teorías, pues parten de la basepositivista de que deben recortarse los objetos sociales ensus determinaciones específicamente económicas,sociológicas, políticas, etc., y que a su disciplina sólo letoca el reino de las relaciones económicas entre los“hombres”, o mejor, de las relaciones entre las variableseconómicas. En primer lugar, como doctrina económica,la neoclásica debería ser ubicada en el lugar que lecorresponde en la historia de las ideas económicas, y,como teoría, ser incorporada (destruyéndola y noadicionándola tal como está) al conocimiento científicode ciertos aspectos de la economía capitalista (que es loque nos preocupa ahora), o de la praxeología, (que no estema aquí). En segundo lugar, los representantes de estasteorías no se quedan siempre en la mera especulaciónacadémica, sino que eventualmente pretenden salir de esemundo de los supuestos y dar explicaciones e inclusohacer recomendaciones de acción, relativas al mundoreal. Así las “estrategias” basadas en estas teoríaspretenden fundar políticas del Estado concreto-real. Porlo tanto, el “yo soy “economista”“ no es disculpaaceptable.

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De todas maneras, si bien podríamos descalificar lasteorías y estrategias económicas espaciales y susaditamentos (no substanciases) keynesianos en base a lasfalencias de sus teorías generales (de las cualesconstituyen una aplicación a los problemas espaciales oregionales), vale la pena incursionar brevemente en lascontribuciones específicas en nuestro campo.

2.3.Las Proposiciones Teóricas Referidas a laOrganización Territorial 88.

La microeconomía neoclásica aplicada a los problemasespaciales se presenta bajo la denominación de TeoríaEconómica-Espacial, dividida en tres capítulosprincipales: la Teoría de la Localización industrial, laTeoría de la Localización Agrícola o Teoría de los Usosdel Suelo, y la Teoría de la Localización de los Servicioso Teoría de los Lugares Centrales. La primeracaracterística que salta a la vista es que para estascorrientes es necesario diferenciar entre actividades, paraproveer explicaciones específicas de sus tendencias delocalización. Si vamos más allá de estasdenominaciones, no exactamente ajustadas a loscontenidos de los tres capítulos (la teoría de lalocalización industrial bien podría intentar dar cuenta dela localización de ciertos servicios y viceversa, etc.)

88 Los puntos 3) y 4) se basan en parte en acápites de dos trabajos anteriores: J.L.Coraggio, “Las teorías de la organización espacial, la problemática de lasdesigualdades interregionales y los métodos de planificación regional”, ponenciapresentada en el Seminario sobre la Cuestión Regional en América Latina, México.,abril de 1978 (inédito); y J. L Coraggio: “Sobre la problemática de la planificaciónregional en América Latina”, ponencia presentada en la Reunión de Expertos sobrelos Problemas urbanos y la formación de urbanistas en América “tina; organizada porla UNESCO en Cuzco, octubre de 1978; publicada en la Revista de la SociedadInteramericana de Planificación, Vol. 23, No. 52, diciembre 1979.

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Los criterios de discriminación tienen que ver con; a) laubicuidad o localización relativa de los insumos para laactividad; b) la ubicuidad o localización relativa de losmercados; c) la intensidad de uso del suelo por unidad detrabajo. En otros términos, los determinantes fundamentales delas tendencias diferenciales de localización de lasactividades se derivan, ya sea de la configuraciónespacial existente de fuentes de insumos y mercados, o delas características técnicas de la actividad (tipos deinsumos, y relación cuantitativa entre los mismos,relación con el suelo, etc.). En lo que hace al trasfondo“social”, la posición relativa de actividades del mismo odiverso tipo estaría fundamentalmente determinada porlas relaciones de competencia y por las de compraventa.La interdependencia entre localizaciones que de allíresulta es tratada de diversa forma por uno y otro capítulode la teoría. Mientras la teoría de la localización industrial efectúaanálisis de localizaciones particulares óptimas ceterisparibus, el resto de las localizaciones se declaraimpotente para resolver el problema de la localizaciónóptima simultánea de un sistema de actividadesrelacionadas vía compra-venta de insumos. Por su parte,las teorías de la localización agrícola y de los lugarescentrales recurren a la determinación simultánea deactividades -que compiten por el uso del suelo o por losmercados- a través de modelos de equilibrio general.Cuando otras relaciones entre las actividades sonintroducidas (relaciones intersectoriales de compra-venta,economías externas, etc.),

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estos últimos modelos encuentran rápidos límites a supretendida eficacia teórica (o praxeológica), diluyéndosela aparente exactitud de sus proposiciones. En sus orígenes las teorías económicas espacialesintentaban redefinir la problemática en términoscontrarios a los de corrientes tales como el determinismogeográfico o el historicismo, partiendo de la idea de quehay leyes sociales que regulan la organización espacialque se da en una sociedad. Pero al efectuar unareducción de estas leyes sociales a las económicas y, másparticularmente, a una cierta concepción de tales leyescentrándose en las propias de la circulación (pensadaspara una economía de mercado en condiciones deatomización de los agentes), terminan regresando a lasformas más elementales de “explicación” de losfenómenos territoriales. Así, al suponer un “medioambiente” social homogéneo y sus correspondientespautas de comportamiento, como una condición naturalde los “procesos de organización espacial”, losdeterminantes principales de esta última son:

a) Las características ingenieriles de los procesosde producción, y

b) La misma configuración territorial preexistente. Lo cual lleva a pensar en términos de “procesosestructuras, y leyes espaciales” e incluso de la“autoreproducción de las formas espaciales”. Cuandose piensa que las formas espaciales que así vanconfigurándose tienen efectos no deseados sobre ciertosindicadores sociales, el paso natural es que hay queponerse al nivel de los procesos que se desea interferir.

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Así, “lo que hay que hacer” se presenta las más de lasveces como una manipulación espacial de objetos físicos. En otras palabras, para transformar laconfiguración territorial, para resolver los problemasllamados regionales, lo que hay que hacer es localizarciertos objetos ( plantas industriales, escuelas, caminos,diques, etc.) en lugares donde no tenderían“naturalmente” a ubicarse. Esto a su vez, al modificar eljuego de fuerzas que ejercen las masas espacialmenteconfiguradas, desatará reajustes que -si las decisiones deinterferencia han sido correctas”- amplificarán el efectoreorientando, ya “estructuralmente”, las tendencias delocalización. Las llamadas “estrategia” de los polos de desarrollo, almenos en su versión más difundida en América latina, esun claro ejemplo de este tipo de concepción fisicalista89.La tarea del planificador será casi reducida a encontraraquellos lugares y actividades que corporizarían lainyección de nueva masa. Cuán banal suele ser lajustificación de las decisiones y lo efímero de laspropuestas -por más mapas, modelos de potencial,coeficientes de localización, reglas de rango, tamaño ydemás utensilios de la cocina regionalista que se utilicen-,está bien a la vista en la experiencia de planificaciónregional latinoamericana. En lo que hace a su capacidad productiva, estas teorías noson menos discutibles. Aparecen claramente doscorrientes de pensamiento en cuanto a las tendencias que

89 Sobre este tema véase, J.L. Coraggio: “Hacia una revisión de la teoría de los polosde desarrollo”, EURE, Vol. I, No. 4, agosto 1972; y “Polarización, desarrollo eintegración”. Revista de la Integración. No. 13. 1973.

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deberían esperar si se deja el mecanismo de mercadocapitalista liberado a su propio accionar interno. Laprimera corriente apoya directamente sus predicciones enlas conclusiones de la teoría neoclásica (y en sussupuestos). Tal como lo plantea Williamson: ... la movilidad interna de los factores debería tender aeliminar los diferenciales interregionales de ingreso percápita, el dualismo geográfico o la polarización espacial,la desigualdad espacial puede persistir sólo a través deretrasos en el ajuste dinámico. Y agrega: de hecho, sepodría apelar razonablemente al alto grado desegmentación, fragmentación y desintegración nacionalgeneral en la etapa juvenil del desarrollo nacional parapredecir una creciente desigualdad durante esos primerosdecenios90. Se fundamenta así la conocida “U” de la evolución de ladesigualdad interregional, según la cual todo país pasaprimero por una etapa de creciente desigualdad, luegouna de estabilización y finalmente una de disminución dela misma. Como consecuencia, si se quiere acelerar elproceso, lo que hay que hacer es facilitar en lo posible lalibre movilidad de los factores. Esto tiene dimensionesfísicas (desarrollar la malla de medios de transporte, etc.),e institucionales (desarrollar el sistema financiero,organización de las empresas y el sistema de informaciónen general, etc.)91. Ésta problemática está abiertamente

90 Véase J. G. Williamson, “Regional Ineguality and the Process of NationalDevelopment: A. description of the Patterns”, Economic Development andCultural Change, Vol. 13.1965.91 Véase por ejemplo, Sergio Boisier, “Industrialización, urbanización,

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marcada por las concepciones neoclásicas de los procesossociales. Sin salir de la misma problemática, puede en cambiopostularse un tipo de propuestas relativamente diferentes.Bastará con apoyarse ahora en la versión menos optimistasobre la eficacia de los mecanismos de ajuste automáticodel sistema de mercado que sostienen autores comoMyrdal: la causación circular acumulativa que dejó detender al equilibrio, alejaría cada vez más de él. Cuandode manera específica estamos centrados en lasdesigualdades interregionales como manifestaciones dedesequilibrio, el núcleo del análisis sigue siendo el de lamovilidad espacial de los recursos, sólo que, ante lanueva hipótesis de tendencia, las propuestas son diversas:deben canalizarse exógenamente al mecanismo delmercado ciertos flujos de recursos hasta que se logre elequilibrio buscado y entonces el mecanismo puedafuncionar sin problemas. Es decir, deben crearseobstáculos artificiales temporarios que sin embargorespetarían las leyes de funcionamiento del mercado (dela misma manera que, en el proceso de trabajo, el hombrerespeta y utiliza las leyes de la naturaleza). La primeracausa de que un mecanismo “tan perfecto” haya dadolugar a estos problemas, se encontraría en los accidenteshistóricos y geográficos por los cuales todo comenzó yafuera de la posición de equilibrio (y como éste esinestable.,,),

polarización: Hacia un enfoque unificado”, EURE, Vol. 11, No. 5, 1972, y R.Lausen, “On Growth Poles”, Urban Studies, Vol. 6, No. 2, junio de 1969.

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En lo que hace a las contribuciones específicas devertiente keynesiana o neokeynesiana, su pobrezareconocida nos exime de exponerlas aquí por su escasarelevancia. En todo caso, su aplicación más feliz es lalograda al combinarse con elementos neoclásicos en eldiseño de la “teoría de los polos de desarrollo”. En cualquier caso, aun si una crítica formal o una basadaen consideraciones empíricas tiende a descalificar estemarco teórico como base eficaz para la acción del Estadoen el”ámbito regional en América Latina, no cabe dudade que persiste el efecto “organizador de las ideas “ delsistema conceptual que contiene. Así, aun sin saberlo, sepuede estar pensando a la neoclásica o a la keynesiana, entanto se organicen investigaciones o se diseñen políticasimplícitamente orientadas por ese modo de visualizar elobjeto de estudio. ¿Qué efectos tienen estas concepcionessobre la manera de encarar la problemática regional enlos procesos e investigación empírica y de planificaciónen América Latina? Veamos:

2.4 La Capacidad Analítica y como Guía parala Acción de estas Teorías

Esta manera de encarar el trabajo teórico suele iracompañada de una concepción acerca de “lometodológico”, como algo separado, más allá de la teoríamisma, en lo que hace a la vigilancia del procedercientífico, y como algo más acá, instrumental, en lo quehace a las técnicas o a los llamados “métodos” deanálisis. Si se revisa críticamente la postulación de unametodología que funcione como metaciencia general, y laidea de que los instrumentos son independientes de lasteorías y que pueden

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ser aplicados por una u otra concepción, advertimos queteoría y método son inseparables. El método está implicado en la concepción teórica de losfenómenos que se busca investigar, y, por lo tanto, eladoptar una dada postura teórica da lugar inmediatamentea un correspondiente método de análisis. La cuestión notermina allí, pues la concepción teórica no sólocondiciona el método de aproximación a los fenómenospor la vía del conocimiento, sino que también determinalas vías de acción que pueden entrar en el campo de “loviable”, la identificación de los “problemas” que debenresolverse y, en buena medida, los juicios de valor que serealizan sobre las situaciones consideradas92. Un claro ejemplo de las consecuencias de organizar unainvestigación empírica sobre la base de estas teorías, es elque se da cuando un investigador honesto advierte quelos supuestos de la teoría, que pretende ser exacta, no secumplen. Así, al encontrar que la teoría no le sirve paraexplicar una configuración espacial concreta, apela alrecurso de “especificar las condiciones”. Con estousualmente cae en el particularismo, que niega todaposibilidad de abstracción y, por tanto, de determinaciónde leyes generales, volviendo así al estado de las ideasprevio incluso a las contribuciones de Alfred Weber, de

92 Sobre este tema, véase Diagnóstico y política en la planificación regional para latransición (incluido en este volumen).

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Lösch y de Christaller, que justamente intentabanrebelarse contra esas concepciones93. Otro ejemplo es el que se da cuando un investigador,provisto de valores de equidad social y que desea“atenerse a los hechos” investiga, como mecanismoprincipal de la subordinación de “unas regiones a otras”,la estructura de precios que va desde los productosregionales, pasando por una cadena de intermediarios,hasta el consumidor, y encuentra que hay una “injusta”distribución del valor entre quienes están insertos en lasdiversas posiciones de la circulación y los “productores”.Según ese enfoque, la injusticia social expresadaregionalmente se resolvería mediante la manipulación deprecios de los productos regionales por el gobierno, orompiendo con ciertas estructuras de comercialización.Sin dejar estos factores de ser reales, el error consiste enel reduccionismo ya mencionado a la esfera de lacirculación, sin penetrar en el análisis de las distintasformas sociales de producción, de su funcionalidad parael modo de producción imperante, de las condiciones desu reproducción, de la renta capitalista v de losmecanismos de la apropiación de la misma94.

93 ¡Cuántos listados de “factores de localización” obtenidos por vías de encuestas alos tomadores de decisión reflejan esta tendencia que intenta, por el caminoincorrecto, superar las falencias de las teorías dominantes!94 Aún así, este tipo de estudios supera en parte la cosificación que suele hacerse delproblema regional, a la que haremos referencia más adelante, pues al menos intentamodificar la organización específica de ciertas relaciones, aunque sean meramente lasde mercado.

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Un efecto subjetivo que produce este tipo de teorías porsu modalidad metodológica es que, al modelizarse eincluso computarse las variables y relacionesconsideradas, al construirse complejos sistemas deecuaciones o gráficos que postulan relaciones dedeterminado tipo entre las variables, se da una imagen deexactitud y de cuantificabilidad que les brinda un mantode cientificidad. Como, además, estas estructurasformales, por el propio desarrollo relativamenteautónomo de los trabajos académicos, se van haciendomás y más complejas, el efecto y el respeto del público,se magnifican. Como no se dispone de datos paraimplementar estos modelos, se recurre a los juegos desimulación para reforzar la idea de que, después de todo,es viable aprehender la realidad con estas formas. Estosienta claramente las bases para que un planificadorformado en esta escuela cuando se enfrenta a la situaciónde elaborar un plan, pueda terminar concluyendo que noes posible modificar la realidad por falta de datos. Así, lalucha por la equidad social o por el desarrollo de lasfuerzas productivas de una sociedad puede trastocarse en la lucha por obtener fondos pararecolectar o elaborar datos95.

95 Para un ejemplo del apabullante ejercicio de organizar la información .necesaria”para el “control del desarrollo regional”, véase Tormod, Biblioteca de Capacitación yDocumentación No. 23, Santiago, 1971. Sin embargo el mismo Herinansen da unaclave para entender esta proliferación de “sistemas de información” (la cual 61contribuye en buena medida) cuando dice: “A fin de controlar un sistema del mundoreal para el cual existe un cuerpo establecido de teorías y modelos, se necesitasolamente una cantidad limitada de información sobre ese mundo real, mientras quese necesita mucha más para un sistema que está pobremente comprendidoteóricamente..”

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Veamos por ejemplo, cómo una mente habituada a pensaren estos términos plantearía la cuestión de lograr elcrecimiento de regiones postergadas: las actividades selocalizan de acuerdo a los comportamientos de losagentes de producción (empresarios privados), éstosregulan sus decisiones según ciertas funciones objetivasque tienen parámetros manipulables por el sector público.Entonces, si las localizaciones están dirigiéndose a zonasno deseadas según los objetivos que se impone el plan, ydejan postergadas zonas que se quiere desarrollar, habráque cambiar los parámetros de los algoritmos privados.Mediante una adecuada política de precios, deconstrucción de obras públicas, etc., se deberá inducir alos empresarios a localizarse donde el plan se propone. Esto implica, en principio, respetar la estructuraeconómica vigente, al mantenerse intocado el sistemainstitucional. El principal problema que se presenta a laimplementación de estas concepciones es que, paradiseñar una política que a su vez sea óptima (lograr losobjetivos con el mínimo uso de recursos o instrumentospúblicos), se requiere una masa de información de la queno se dispone. No sólo no se conocen con exactitud losalgoritmos con los cuales los empresarios toman susdecisiones (plazos, tipos de determinaciones, etc.)96, sinoque ni siquiera se conocen los precios o los costos de losproductos

96 No está de más hacer observar que, aún en condiciones de información perfecta, siésta fuera recabada al estilo Manual de Samuelson, de cualquier forma sería difícilanticipar el movimiento real de¡ capital, pues se ignoran, en la misma teoría,determinaciones esenciales de tal movimiento.

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y ni qué decir las técnicas utilizadas o a utilizar en laproducción futura. Esta falta de información, resultado de la naturaleza delmismo sistema social, se convierte en una restricción que-al partir de la idea de que los modelos permitiríanmodificar la realidad al fundamentar las políticasadecuadas puede pasar a ocupar, en la mente de losplanificadores, el lugar de principal obstáculo a laresolución de los problemas. Para salir del paso serecurre entonces al método de la planificación a ciegas.Si no se sabe qué incentivos o acciones conducirían,entonces bien vale usar todo el arsenal de instrumentosdisponibles para cualquier tipo de actividad, pues en elpeor de los casos se estará incurriendo en algunos costosadicionales de la política. Cuando, aún adoptada estaactitud, se logran magros o nulos resultados, o se terminapor advertir que sólo se ha logrado incrementar losmárgenes del beneficio de empresas, que de todasmaneras hubieran localizado su aparato productivo entales regiones, la excusa de la falta de datos, como causade la inefectividad de la planificación, pierde todo supeso. Si el énfasis se pone no tanto en la manipulaciónparamétrica como en la acción directa de agencias delEstado, supliendo a los agentes privados -sin por estotransformar la naturaleza del sistema (cuando, porejemplo, se organizan empresas públicas en sectores oregiones no atractivos para el capital privado)-, larestricción principal aparecerá como una incapacidad delEstado para financiar tales aventuras con autonomíaefectiva, respecto a los requerimientos del proceso de

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acumulación del capital en general y, en particular, deciertas fracciones del capital nacional o internacional. Parecedifícil que el Estado de un país capitalista dependiente,pueda desarrollar regiones atrasadas más allá de losdictados de la coyuntura del proceso de acumulación aescala mundial. De hecho, es importante recalcar que las teorías de lalocalización no incluyen un capítulo dedicado acaracterizar el comportamiento del sector público. Estopuede interpretarse como coherente con una visiónbasada en el capitalismo competitivo, o simplementecomo derivado de la concepción en que -de una u otramanera- las acciones del sector público están dictadas porlas mismas leyes que las del sector privado (a pesar de lacortina de humo que produce la continua discusión entrequienes son genéricamente partidarios de la intervencióndel Estado y quienes la consideran perniciosa, ¡nesciente,etc.). Aunque las teorías mencionadas -tanto en sus versionesgenerales como en sus aplicaciones a los problemas delocalización del desarrollo regional- no hacen de laestrategia un objeto de estudio, implica un conceptoposible de estrategia. En otros términos, no-se trata detener, por un lado, una teoría de ciertos procesossociales y a ésta combinarla con una u otra concepciónde lo que una estrategia significa. Por el contrario, dadauna teoría o una visión de la sociedad y del mundo, yplanteada la posibilidad de objetar ciertos resultadosdeseados a partir de acciones orientadas, lasconcepciones estratégicas estarán, en la forma y en elcontenido esencial, determinadas por dichas teorías o

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visiones. Así, si se tiene una concepción del mundo comotodo armónico, acapararán a la visualización las contradicciones estructurales y los conflictos yantagonismos que de ellos se derivan. La cuestión delpoder será tangencial en las referencias al mundo real y,por lo tanto, la política y lo político quedarán fuera delanálisis. Tanto más evidente es este resultado cuando se parte deuna teoría economicista de los fenómenos sobre loscuales se intenta intervenir. Las teorías a las que venimoshaciendo referencia son teorías sobre los mecanismos demercado y sobre la determinación de algunas variableseconómicas. Digamos que estas variables adoptan enalgunos casos valores que no coinciden con ciertosestándares deseados, y que se establece como objetivolograr tales niveles o al menos aproximarse a ellos.Cuando en el momento de diseñar un plan de acción seconsidera la posibilidad de pensar en términos“estratégicos”, ¿en qué consistirá la concepción deestrategia?. El problema es visualizado como deenfrentamiento un mecanismo ya dado, cuyas leyes sonnaturales e independientes de las acciones del estratega. Tal mecanismo puede ser visto como un todo armónicoque guarda balances cuantitativos internos, sin negar poresto la posibilidad de movimiento y cambio (siempredentro del dado mecanismo y sus principios deregulación). Si las posibilidades de acción se consideranlimitadas a estimular exteriormente (provocar shocksparamétricos) al sistema, entonces se estará en laconcepción de la estrategia como un juego donde elelemento de incertidumbre resulta de que no se controlantodos los parámetros. Por lo tanto, aunque se conozca al

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dedillo el funcionamiento interno del mecanismo, no sepuede prever con certeza sus reacciones a cada uno de losestímulos (salvo en el caso ilusorio del ceteris paribus). Desconocidas las leyes que regulan las variaciones de losdemás parámetros, no queda más alternativa que plantearsu influencia como estocástica y confiar en que, en unarduo proceso de aprendizaje, se irán estimadoprobabilidades y rectificando la estrategia hasta llegar aaproximar las variables de interés a los objetivosdeseados. Se trata, entonces, de una estrategia contra “lanaturaleza”, “el medio” o “el mecanismo” que podríanllegar a ser denominados eufemísticamente “el enemigo”,y el único conflicto es el derivado de la diferencia entrelos valores adoptados y los deseados para las variablesrelevantes. Si se considera que el mecanismo mismo está sujeto amodificaciones en tanto está aún “en formación”, y seconsidera posible no sólo intervenir paramétricamente,sino incluso agregar una pieza por aquí, reubicar otra porallá, etc. (pero siempre dentro de las reglas del juego queimplica las leyes generales de la mecánica pertinente),simplemente el juego se hará más variado y las variantesestratégicas, por consiguiente, más complejas y menospredecibles, aunque con más posibilidades abiertas paralograr los objetivos. Se podrá, así, pensar en colocaralguna pieza en zonas periférico “ s del mecanismo, que,conectadas con el motor central, impartan algúnmovimiento a dichas zonas (¿los polos de crecimiento?). Si en la observación de los fenómenos se advierte que elmecanismo se modifica estructuralmente en su propio

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proceso de funcionamiento, esto resultará “antinatural”,pues la idea de evolución en este sentido escapa a la concepción mecanicista. Para esta concepción nuncapuede resultar comprensible la proposición de que,contradictoriamente, el proceso competitivo crea eloligopolio y el monopolio. En todo caso, admitiendo laexistencia de estas formas degeneradas, harán tipologías,quedarán fuera del análisis por los mismos supuestos departida97. En cualquier caso, la estrategia no estará orientada aromper con la supuesta armonía del todo, sino a moversedentro de esta misma armonía para producir resultadosdiversos. La “destrucción del enemigo” jamás entraría enel campo de posibilidades de esta “guerra-juego”, con locual la guerra se convierte en un juego en el doble sentidode que se reduce la estrategia a sus determinacionesformales (de juego, en el sentido expresado al comienzode este trabajo), y de que todo el procedimiento es un“Juego”, puesto que efectivamente no hay guerra, dadoque el enemigo lo es sólo en sentido figurado (enrealidad, reducido al elemento de incertidumbre). En lo que hace al sujeto de la estrategia (y de la guerra),coherentemente con todas las falencias anteriores,aparece mistificado, como fuera del mundo o naturalezasobre la cual pretende intervenir. El planificar esrepresentante de nadie y de todos. El bienestar general (o la función de bienestar agregada) determinará su

97 Si se piensa que se exagera en nuestra caracterización del modo de pensamientopropio de las teorías dominantes, se sugiere la lectura de un clarísimo y novergonzante exponente de estas concepciones; Robert Kuenne, MicroeconomicTheory of the Market Mecanisn; Macmillan 1968.

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objetivo. Su fuerza será de la razón, ya que poderpolítico no tiene Es, a lo sumo, un racionalizador o mediador (ver losprimeros trabajos de Walter Isard cuando incursionó en lateoría de los juegos). Ni el planificador, ni el Estado parael cual se supone que trabaja, son objeto de estudio deestas teorías. Se estudian las leyes de mecanismo sobreel cual opera autónomamente (exógenamente) el“Estado”, pero no se estudian las leyes de conformación yfuncionamiento efectivo del Estado mismo. Es interesante ver que lo político es muchas veces dejadofuera del análisis bajo el pretexto de que “para eso hayespecialidades” y, después de todo, “somoseconomistas”, “planificadores”, o lo que fuera. Pero,¿dónde se pone el elemento político?. Ni siquiera enmanos de los cientistas políticos, con lo cual se estaríaaceptando una dudosa fragmentación analítica de losfenómenos sociales, pero cabría la posibilidad de laposterior integración en la interdisciplina. Se les otorgadirectamente a “los políticos”, con lo cual se renunciaevidentemente a poner las cuestiones del poder, delconflicto, del antagonismo, de la guerra y por tanto de laestrategia en sentido sustantivo, en la mesa de examencientífico. Eso es tan absurdo como dejar el análisis delas determinaciones económicas de los fenómenossociales en manos de los capitalistas, o de los productoresy consumidores. Si, como se concluyó en un seminario internacionalrealizado recientemente: “La cuestión regional se refiereal desarrollo territorial desigual de las fuerzas

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productivas, a las condiciones diferenciales de vida y departicipación social de sectores sociales y de gruposétnicos localizados”, y “es, por lo tanto, una cuestiónsocial, referida a la situación de grandes masas de lospueblos latinoamericanos, a las posibilidades de desarrollo de nuestra sociedad ymuy en especial a la cuestión nacional misma”98,entonces, como cuestión social y como cuestión deconformación del Estado Nacional, implica múltiplesdeterminaciones, de las cuales las económicas son sólouna parte (por otra parte muy mal representadas por elanálisis neoclásico o keynesiano). En tanto nos referimosa un fenómeno real sobre el cual queremos intervenir, nopodemos quedarnos en el momento analítico de estudiode algunas de sus determinaciones y sobre esa basefundar una estrategia eficaz. Los problemas del desarrollo regional desigual soncontradicciones reales, que resultan de procesos objetivosen los cuales intervienen elementos subjetivos, agentes,grupos, clases, cuya subjetividad es también parte de lasituación de conjunto. Los objetivos del desarrolloregional deben ser especificados y asumidos por algúnsujeto social Suponer que el enemigo es “la naturaleza”es suponer que no existen sujetos o agentes como otrosplanes e intereses contrapuestos, con estrategias ytácticas propias, y con fuerzas propias acumuladas. Aún cuando deban determinarse científicamente las leyesobjetivas de funcionamiento del sistema social, de lo quese trata no es sólo de conocer, sino de transformar la

98 Seminario sobre la Cuestión Regional en América Latina, Conclusiones Generales,SIAP-CLACSO, México, D.F., abril de 1978 (incluido en este volumen).

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situación actual y sus tendencias, y esto implica siempreacciones de resultados conflictivos para distintossectores. Los objetivos no pueden asumirse como de la sociedad engeneral, aunque supuestamente se tenga en mente a lasgrandes masas de la población, pues estamosrefiriéndonos a una sociedad tramada con relacionesantagónicas abiertas o en desarrollo. Por tanto, debemos explicar en nombre de qué sector osectores y en contra de qué intereses se encara la cuestiónregional y, sobre la base de un conocimiento científico delos principios que rigen esta cuestión, diseñar unaestrategia de guerra para imponer nuestros objetivos. Sila lucha se plantea en nombre de una dada fracción de laburguesía, o del interés genérico del desarrollo capitalista(como cuando se plantea una estrategia de“modernización”) o, en cambio, en nombre de las masaso de una capa del campesinado o del proletariado, nopuede esperarse que la estrategia sea la misma, pues nilos objetivos, ni los medios materiales, ni las formas deorganización de fuerzas y de luchas, lo serán. La planificación en general y la regional en particular,están plagadas, en nuestros países, de intentos de definiridealmente sus objetivos, en nombre de una sociedad yunos valores humanos o abstractos. Las estrategiasdiseñadas sobre esta base están destinadas al fracaso encuanto el propio discurso implica el desconocimiento delos procesos reales y su carácter antagónico, eldesconocimiento de los verdaderos sujetos del proceso

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social, que es un proceso de lucha y de alianzas y no dearmonía natural. Salvo, claro está, que tras el título de “estrategiasnacionales de desarrollo regional” esté otro contenido:“estrategias destinadas a la fracción hegemónico de lasclases dominantes para el adecuado tratamiento de lascontradicciones interburguesas y con los sectorespopulares, con expresión regional”. Este, debemosaclarar, no creemos que sea el sentido quevoluntariamente quieran darle quienes se dedican a estarama de la planificación. Sin embargo, el adoptar lasteorías dominantes en el campo como “las” teoríascientíficas de los procesos de organización territorial, conlleva la posibilidad de caer enesa posición sin proponérselo99.

3. LAS CONDICIONES DE UNA TEORÍACIENTÍFICA DE LOS PROCESOSRELATIVOS A LA ORGANIZACIÓNTERRITORIAL

3.1.Dos Concepciones en Pugna

Creemos que en el momento actual el sistema neoclásico-keynesiano de pensamiento está siendo cuestionado porlos mismos planificadores, como paradigma teóricoválido para encarar la problemática regional. Estecuestionamiento puede resultar directamente de laconstatación de su inutilidad, cada vez que se lo aplicapara intentar enfrentar cuestiones regionales y fundar,

99 Un avance de propuestas alternativas puede hallarse en Diagnóstico y política en laplanificación regional para la transición (incluido en este volumen).

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sobre esa base, diagnósticos, políticas, estrategias. Elpeligro que esta manera pragmática de rechazar elmencionado sistema conlleva, es que se rechace, juntocon él, el rol de la teoría en general, sobre todo cuandodurante muchos años tal sistema ha sido presentado como “la” respuestateórica a los problemas regionales. Por otra parte, si bienla práctica técnica puede permitir apreciardescaradamente la ineficacia de tales esquemas, es difícilconstruir sobre la misma un sistema teórico alternativo. Es preciso, pues, realizar la crítica del sistema dominantedesde un sistema teórico alternativo. De hecho, alintentar destacar algunos de los principales problemas deestas teorías, está implícito un punto de vista alternativo,que queremos ahora comenzar a explicitar. En lo quehace a la cuestión de la concepción del espacio, problemade dimensiones ontológicas pero que tiene repercusionessobre la manera de elaborar las teorías, creemos que unateoría que no caiga ni en el formalismo geométrico ni enla cosificación del espacio (prácticamente igualándolo ala materia), debería apoyarse en la siguiente concepción.El espacio no es cosa, ni forma, sino categoría (condiciónde existencia) de lo físico. No existe fuera de las cosas yprocesos naturales de los cuales es dimensión. Esconstitutivo de las cosas, pero no receptáculo (continentevacío) de las mismas. La espacialidad de los objetos ylos procesos físicos y biológicos, en tanto tales, sólopuede aprehenderse a partir del conocimiento de las leyesque los regulan. A su vez, estas leyes no puedenexpresarse (esto es sobre todo claro en el campo de lafísica) sin hacer explícita referencia a los momentos de la

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espacialidad, por el carácter constitutivo del espaciorespecto a los mencionados objetos. En cambio, en lo que hace a los procesos y objetossociales, el espacio no es categoría en el mismo sentido, ysu relación con lo social se plantea como indirecta, entanto los procesos y relaciones sociales sólo seefectivizan sobre la base de soportes materiales deexistencia física (los individuos o los elementos naturalesinvolucrados). El hecho de que puedan aprehenderse lasleyes fundamentales que rigen una muestra de estacaracterización100. Sin embargo, en tanto nos interesanno sólo los aspectos esenciales de las relaciones y lasleyes más generales, sino también (y principalmente) lasrelaciones particulares establecidas entre sujetos y objetosconcretos, de existencia no sólo social sino tambiénfísica, la cuestión de la espacialidad (indirecta) de losocial cobra vigencia. El tratamiento de la espacialidad de los procesos socialesno se resuelve creando múltiples términos, como“espacio económico”, “espacio político”, “distanciasocial”, “espacio simbólico”, etc. La cuestión se nosantoja mucho más simple. Se trata de establecer,partiendo de una teoría adecuada de los procesos socialesy de su legalidad específica, cuál es la relación que se daentre dichos procesos y las formas espaciales discernibles

100 Existen opiniones distintas, con las cuales no coincidimos, en el sentido de que,sin la incorporación del espacio como categoría, lo social no puede ser efectivamentecomprendido teóricamente. En esta concepción se alinean corrientes tan disparescomo la representada por Walter Isard, y la que expresan Henry Lefevre (Laproduction de l'espace, Anthropos, 1974) y Ed. Soja (Topian Marxism and SpatialPraxis: A Reconsideration of the Political Economy of Space”, ponencia presentadaen la reunión de la AAG, Nueva Orleans, abril de 1976). Para este tema ver “Sobre laespacialidad social y el concepto de región” (incluido en este volumen).

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que resultan de la localización, o del movimiento relativode sus soportes físicos. El análisis permitirá establecer siexisten

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principios generales que vinculan ciertas relacionessociales con ciertas formas espaciales, a partir de criteriosde efectividad, de necesidad, o de posibilidad. La racionalidad, funcionalidad o necesidad dedeterminadas configuraciones espaciales, será establecidaa partir de una teoría de los procesos sociales de cuyossoportes son forma. Por supuesto que, si partimos de unaconcepción no armonicista de los sistemas sociales,podremos también encontrar contradicciones entredeterminadas configuraciones territoriales, producto deprocesos históricos, y las estructuras sociales vigentes, oinclusive entre las formas espaciales que una estructuraactual está generando y sus mismos requerimientosobjetivos, pero esto mismo será materia de explicación. Las configuraciones territoriales concretas de objetos designificación social serán analizadas a partir de lasdiversas espacialidades involucradas. La organizaciónterritorial de la producción, circulación material yconsumo de una determinada cosa-mercancía, porejemplo, no deja de estar sujeta a su espacialidad física,en el sentido de que, como objeto físico, su localización ysus desplazamientos están sujetos a leyes físicas -porejemplo, su desplazamiento territorial exige un gasto deenergía, está limitado por la configuración territorial deotros objetos físicos, que actúan obstaculizando(topografía), o facilitando (canales de transporte) sudesplazamiento. Sin embargo, no le atañe la espacialidad física en elsentido de que su posición relativa y sus desplazamientos,respecto de otras mercancías u objetos físicos en general,esté regulada por los principios de la gravitación

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universal, como algunos modelistas han llegado asuponer absurdamente. Dentro de los limites a la localización, ala posición relativa, al desplazamiento, todo elloimpuesto por su naturaleza física, actúa otro tipo deespacialidad, en tanto la mercancía es objeto social,regulado por leyes de la producción capitalista. Aunquefísicamente podría desplazarse en un radio prácticamente¡limitado sobre la superficie terrestre (salvo limitacionesnaturales como su perecibilidad, etc.), en cuanto objetoeconómico sus posibilidades de desplazamiento estánlimitadas adicionalmente por otro tipo de leyes. Así, podemos comenzar a encontrar una relación entre lasleyes que regulan la producción y circulación demercancías, y las configuraciones espaciales de loslugares de producción, de los ámbitos de circulaciónmaterial (relación entre los lugares de producción y los deconsumo), etc. De la misma manera, como objeto depropiedad jurídica, la mercancía puede estar limitada ensu desplazamiento y localización por las leyes de tipojurídico que limitan el radio de acción de sus poseedores.Por ejemplo, la prohibición de exportar o de importardeterminadas mercancías, establecidas por el poderestatal, puede limitar adicionalmente la espacialidadglobal de la mercancía. ¿Será necesario seguir ilustrando con otros ejemplos paraincorporar otras dimensiones, como la política o lacultura, u otros objetos, como los mismos individuosinsertos en las relaciones sociales- para demostrar que laespacialidad de las relaciones sociales es indirecta, através de la espacialidad de los sujetos y objetos-soporte

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de dichas relaciones, y que esta espacialidad sólo puededescifrarse a partir de un conocimiento científico de las leyes sociales mismas? (Decimos “a partir de”, paraexpresar que el análisis de las formas espaciales no sehalla siempre-ya-contenido en las teorías sociales, sinoque debe incorporarse como objeto específico de análisisa la problemática social). Esta concepción implica asimismo que la concretizaciónde las estructuras sociales, la particularización de lasrelaciones entre agentes y entre éstos y los elementosnaturales (mediados socialmente), está en partecondicionada por las configuraciones espacialespreexistentes de tales elementos, así como provocamodificaciones en las mismas. Si bien se puedencomprender las leyes del intercambio en un sistemacapitalista sin ningún análisis espacial, para comprendercómo se estructuran los sistemas concretos de relacionesde. intercambio, puede ser indispensable incorporar alanálisis las determinaciones territoriales. En cualquier caso, la espacialidad aparece comoresultante de las formas sociales más que como algosocial, ahistórico, natural, neutral y previo a lo social. Laexpresión, crecientemente utilizada, “producción delespacio”, apela a este sentido (aunque desde el punto devista terminológico tal vez no sea el término másadecuado, en cuanto una lectura superficial permitiríarecaer en una substancialización del espacio). En lo que hace a la posibilidad de considerar a lageometría como “ciencia del espacio”, obviamente quedadescartada en esta concepción y, sin embargo, la

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geometría pasa a ocupar un lugar, como recurso formal-abstracto instrumental, para incorporar lasdeterminaciones cuantitativas específicas de laespacialidad al discurso teórico o a las prácticasvinculadas a la problemática territorial. Pero si existen efectivamente diferencias en cuanto a laconcepción del espacio respecto a las teorías dominantes,éstas resultan cuestiones derivadas de las diferencias másfundamentales respecto a la concepción de los procesossociales, de la totalidad social. Algunas de estas diferencias son también de tipoontológico. Así, pensamos que no puede ya aceptarseuna equiparación del estatuto de las categorías propiasdel ser social con el de las categorías de lo natural.Mientras que éstas son concebidas como universales,ahistóricas, las primeras deben ser consideradas comohistóricamente determinadas. No se puede ya pensar (oimplícitamente suponer) que las categorías de ganancia,precio, salario, o el comportamiento maximizador, soncaracterísticas inminentes a lo humano y por tantoadecuadas para cualquier forma social. Las teoríasneoclásicas eternizan las categorías propias de un sistemamercantil capitalista, a nuestro viejo amigo RobinsonCrusoe, sino también al no considerar como objeto deestudio los fundamentos mismos del capitalismo, sugénesis, y sus perspectivas históricamente acotadas en lahistoria de la humanidad. Por otra parte, no es que efectivamente realicen unaelaborada teoría del régimen capitalista y simplementeignoren otras formas de organización social, no sólo delpasado sino actualmente existentes, sino que, al realizar

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una abstracción de los “elementos institucionales” yconcentrarse en generalidades pretendidamente comunesa cualquier sistema (la asignación óptima de recursoslimitados a fines múltiples, etc.,) no pueden determinarlas leyes del propio sistema capitalista, ni siquiera captar lasdeterminaciones esenciales del comportamiento de susagentes. En el mismo orden de cosas, tales teorías estánimpregnadas de una hipótesis también ontológica: laarmonía, el equilibrio, es la norma. La pugna, eldesequilibrio, son situaciones patológicas, externamentedeterminadas y siempre transitorias. Por tanto, nopueden apreciar a esta sociedad como una sociedad dondelas contradicciones no sólo existen, sino que además sucontinua resolución produce el movimiento mismo delsistema, en un proceso que efectivamente puedevisualizarse como de desarrollo en dichascontradicciones. Aceptar la contradicción como característica estructural,ya sería un punto de partida importante. Pero,adicionalmente, el análisis de las contradicciones delsistema capitalista implica admitir que hay distintos tiposde contradicciones, algunas de las cuales son antagónicas,y que no pueden resolverse dentro del mismo sistema delcual son constitutivas. El análisis objetivo de laexpresión de estas contradicciones: conflictos, pugnasentre sectores sociales -definidos justamente a partir desu posición en la trama de contradicciones- es requisitoindispensable para no recaer en una visión apologéticodel sistema imperante.

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El proceso de producción deja de aparecer como unintercambio natural, y adquiere su verdadera condiciónsocial al centrarse el análisis en las formas desocialización del trabajo humano y, en particular, en laforma capitalista. Las relaciones sociales establecidas enel proceso de producción ocupan un lugar central.Asimismo su naturaleza expoliadora, la relación deexplotación (no en sentido moralista, sino como términocientífico que hace referencia a la apropiación capitalistacon el trabajo asalariado), deja de estar oculta en laaparente igualación del estatuto de los “n-factores” de laproducción. La naturaleza antagónica de esta relación seconvierte en una de las bases de la explicación de lasleyes específicas que regulan el sistema capitalista, sudesarrollo y sus posibilidades de perduración. Otrascontradicciones, entre fracciones del capital, ocupantambién un lugar importante en el nuevo discurso teórico,y son componente relevante de cualquier intento decomprender la problemática regional en una sociedaddominada por el modo capitalista de producción. En lo que precede nos concentramos sobre relaciones dedeterminación predominantemente económica, parafacilitar la comparación con las teorías dominantes, pero,sin duda, una teoría social que pretenda ser base para laexplicación y para guiar la acción respecto a situacionesconcretas y, por lo tanto, complejas, no puede reducirse alo económico. Así, las relaciones de poder, los procesospolíticos, las instituciones y organizaciones cuyaespecificidad es predominantemente política, no puedenquedar fuera del análisis. Pero tampoco se trata de desarrollar una teoríaindependiente de lo político y luego adosarla a la

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correspondiente teoría económica. Lo político debe versecomo presente en las prácticas concretas de los agentessociales, en el seno de las instituciones aparentementediversas. Así, en la fábrica, el despotismo delcapitalismo y sus representantes, al imponer lascondiciones del proceso de trabajo, implica una relaciónde poder, una fuerza a la cual sólo puede oponerse otrafuerza de sentido contrario para frenar o moderar elimpulso a la valorización del capital. Entonces, lasformas que adopte el proceso de producción capitalista,sus articulaciones, no serán vistos meramente como elresultado de los procesos de decisión de los agentes delcapital, sino que deberán entenderse como resultadotambién de una lucha social, donde los trabajadores sevan dando organizaciones y formas de contestación quetambién forman parte constitutiva pero contradictoria delcapitalismo y de sus leyes de desarrollo. Por supuesto que, además de este tipo deconsideraciones, el análisis de los aparatos del Estadocapitalista, su conformación sobre la trama de interesescontradictorios de las diversas fracciones de las clasesdominantes y de la necesidad de lograr consensos yalianzas -cuya dinámica no puede deducirse de la meracoyuntura económica y menos de la estructuracorrespondiente-, son objeto obligado de estudio paraesta concepción que no reduce lo social a lo económico.Los sistemas ideológicos, las diversas maneras en que seda una ideología reactiva que contribuye a mantener elstatus quo así como las ideologías activas que impulsanel desarrollo social, deben asimismo ser incluidas en elanálisis y en la consideración de las alternativasestratégicas.

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En resumen, dada la imposibilidad de agotar aquí, o demeramente enunciar, todos los componentes de una teoríacientífica de la sociedad, en cuyo marco estamosintentando discutir la viabilidad de una estrategia para eldesarrollo regional, cabe señalar lo siguiente: no puede plantearse una estrategia eficaz para transformaraspectos regionales de una sociedad, sin desprenderse delos sistemas ideológicos reactivos -ocultadores delmovimiento real de estas estructuras sociales y de susverdaderas posibilidades, que no aparecen por detrás delas teorías específicas dedicadas a lo territorial oregional (neoclásicas, keynesianas, funcionalistas, etc.).Por lo tanto, quede esto claro, no estamos haciendo unadenuncia ideológica o moralista de un sistema social queconsideramos injusto, sino afirmando que estascaracterísticas expresadas y muchas otras, no puedenignorarse en aras de un pretendido apoliticismo o de unaneutralidad de la “asesoría racional” a los agentesinvolucrados en las relaciones sociales. Si nuestra postura puede interpretarse como “ideológica”o “política”, será porque se la visualiza así desde otraposición ideológica o política. “ estamos proponiendosimplemente como posición científica. En nada ayudaocultar la existencia de piezas de la máquina que estamosestudiando; porque están pintadas de amarillo y rojoindicando “peligro”. Si sobre esa concepción negadorade la realidad pretendemos manejar efectivamente lamáquina, las probabilidades de que nos trituremos lamano son muy altas.

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Las “bases teóricas de la planificación regional enAmérica latina” han sido inadecuadas para captar laverdadera naturaleza de los procesos sobre los cuales sepretende intervenir. Y esto debe ser revisado, nocambiando este o aquel supuesto en el modelo delocalización, sofisticando aún más la misma línea depensamiento, o agregándole un capítulo político forjadoen la misma filosofía, sino partiendo de su crítica, no paraconservarla a ultranza; sino para refundar teóricamenteeste campo, aunque en el proceso quede poco delinstrumental analítico y de las proposiciones concretasque han producido y, sin duda, nada del espíritumistificador que infunden. ¿Qué decir ahora de la capacidad analítica del sistemaalternativo y de sus posibilidades como guía para laacción Nuestras sociedades, donde se dan los “problemasregionales”, no son “economías de mercado”. Sonsociedades complejas dominadas por el modo capitalistade producción, donde se dan otras formas articuladas deorganización social, donde se estructuran procesoscapitalistas de dominación que recurren a la figura de lademocracia de tanto en tanto, pero que simultáneamentese apoyan en mecanismos que se basan en las relacionespersonales, en el cacicazgo, en el compadrazgo, en lasdiferencias étnicas, en cuanta condición pueda serfavorable a tal estructura de dominación. Son sociedadesdoblemente contradictorias por esta naturalezacombinada de relaciones sociales diversas. Por otraparte, su posición en el sistema capitalista mundial no escuestión marginal. Una teoría que se concentre en elanálisis de las leyes del capital en general, mal podría

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avanzar algún conocimiento eficaz sobre las situacionesparticulares de nuestros diversos países, sin incorporar lasdeterminaciones derivadas de las relacionesinternacionales o intercapitalistas a escala mundial. Una teoría no es un cúmulo de conocimiento quecontiene en sí mismo todas las explicaciones, todas lasrespuestas, a las más diversas cuestiones prácticas. Sifuera así, sólo nos restaría desarrollarla deductivamente,exprimiéndole sus contenidos siempre-ya-dados. Unateoría -(como el mismísimo Milton Friedman admite ensu Teoría de los Precios) es un sistema de categorías yconceptos que nos organizan el pensamiento respecto alos procesos reales, a las situaciones que debemos encararen nuestras prácticas. Por lo tanto, lo que estamosproponiendo no es adoptar de una vez un conjunto dadode respuestas olvidadas o negadas por la ideologíadominante, sino un procedimiento de ruptura y derecomienzo. Hay mucho por hacer. No se trata decambiar de sistema teórico y por mera deducción irproduciendo proposiciones específicas relativas a nuestracuestión regional. Por lo pronto, el cambio de sistema teórico implicareformular la problemática misma. Pero no de maneraestática, definitiva, normativa, sino abriendo un nuevojuego de preguntas que el sistema dominante nos negabael derecho a plantear o pensar siquiera. Comenzar asíun proceso continuo que debe, apoyándose en las nuevashipótesis, dedicarse fundamentalmente a la realizaciónde investigaciones sobre situaciones particulares delpasado o del presente, sometiendo continuamente a

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contrastación aquellas hipótesis y las que de ellas puedenderivarse. No es cierto, como suele afirmarse, que el pensamientoneoclásico-keynesiano-funcionalista tenga “por lomenos” la virtud de tener sus manuales de técnicas deanálisis, de métodos, y que la alternativa se limita a ladenuncia, a la especulación y a la relectura de los grandeslibros. Ser crítico implica serlo de la realidad, de lasteorías dominantes, pero también de la propia teoría. El método no es algo desgajado y separable de la teoría. Unsistema categorial y conceptual es también un método. Lamanera en que se interpretan incluso los mismos datoscambia con el enfoque teórico, y eso es método. El tipode datos que se requieren para producir conocimientosobre situaciones concretas y, eventualmente, ascender aproposiciones más generales, depende del mismo sistemade conceptos que organiza la investigación. Nos han querido hacer creer que los métodos puedentener un desarrollo independiente y neutral, y quesimplemente los sistemas de pensamiento dominanteshan ido acumulando un arsenal que es hoy el únicodisponible, y el único apropiado para leer los datostambién disponibles. Así, si nos plantean que hagamosun diagnóstico de la estructura industrial de un país, nosparece que inevitablemente tendremos que implementarla técnica del análisis de insumo-producto, ya seamediante la ingente aplicación de recursos a calcular los“verdaderos” coeficientes o mediante la cansadaelaboración de supuesto tras supuesto, para inventarlos. Sin duda que tal análisis puede dar luz sobre algunosaspectos de la estructura industrial, pero, desde el tipo de

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sectorización que se utiliza (basado en valores de uso oen tipos de procesos técnicos) hasta el tipo de relacionesque se consideran (compra-venta entre sectores), esterecurso es insuficiente para aprehender los aspectosfundamentales del proceso de desarrollo (o no desarrollo)industrial de un país. No vale la pena entrar a discutircomo cuestión central lo supuesto de linealidad etc., puesello implica haber aceptado la problemática. Se trata de establecer las contradicciones de interesesentre diversas fracciones del capital y con respecto a otrasformas de producción; de analizar los conflictos entre laclase obrera y quienes controlan los medios deproducción. De analizar la conformación interna de esaclase obrera y asociar los procesos de reorganización dela industria con los de reorganización de la fuerza detrabajo. ¿Será que no tenemos instrumental técnico paraencarar este tipo de cuestiones? Si estamos dispuestos a admitir la aplicación de losburdos coeficientes de localización o de los más burdoscoeficientes de abastecimiento, sobre bases informativasque además no son confiables ¿por qué no podemosadmitir la posibilidad de determinar grupos financieros, apartir del análisis de los entrecruzamientos de losdirectorios de las principales sociedades anónimas?. Siestamos dispuestos a trabajar con los datos censases,resultado de declaraciones que sabemos engañosas de losempresarios ¿por qué no realizar un análisis de losdocumentos y declaraciones de las diversas corporacionesempresariales y sindicales, para intentar estableceralgunas de las contradicciones que los mismos agentesperciben como tales?. La lista sería inagotable. Los

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instrumentos existen: se trata de plantearse las preguntasrelevantes. Y ése es el rol de la teoría. Se trata, básicamente, de no negar la naturalezacapitalista de estas sociedades. Pero esto no se reduce aespecular sobre las especificaciones espaciales de lasleyes de la acumulación en el modo capitalista deproducción, de la misma manera que la teoría económicaespacial nos propone poner subíndices y superíndices alas variables neoclásicas puntuales, denotando ahora la posiciónespacial o el origen y destino de un flujo. La cuestión noes mecánica. Se trata de replantear la problemáticaregional - a partir de una nueva tópica filosófica yteórica general101. Por lo pronto, partiendo del núcleo teórico conformadopor una teoría de la reproducción del capital social -entendiendo como capital no una cosa sino una relaciónsocial y por tanto, entendiendo por reproducción nosolamente la de las condiciones materiales de laproducción capitalista en el sentido usual sino también lade las relaciones sociales capitalistas-, se nos organiza unmarco teórico-metodológico en el interior del cual nuevascuestiones se incorporan como “temas pertinentes” y noson ya vistas como “cuestiones políticas ajenas al trabajocientífico”. Entre otras: el desarrollo regional desigual; ladivisión territorial del trabajo; las transferenciasintersectoriales-interregionales de excedentes; lastendencias de movilidad territorial-sectorial de la fuerzade trabajo y de la población en general; las 101 Ver el intento en este sentido (posterior a este trabajo). ““ s términos de la cuestiónregional en América Latina” (incluido en este volumen).

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contradicciones de intereses entre fracciones con baseregional de las clases dominantes; las contradiccionesentre oligarquías regionales y el desarrollo-integracióndel mercado y del sistema político nacional promovidopor el gran capital; las contradicciones y formas dearticulación entre las comunidades de produccióncampesina y la producción capitalista; los procesos demercantilización del campesinado y de su incorporaciónal mercado de trabajo asalariado; las formas deintervención del Estado para asegurar las condiciones de producción capitalista que el mismocapital no puede resolver, tanto en lo que a medios deproducción y circulación material se refiere, como en loatinente a la reproducción de la fuerza de trabajo urbana yrural; la cuestión de alianzas de clases alrededor dereivindicaciones de consumo colectivo; la cuestión delregionalismo como ideología para el consenso; larelación entre las formas que adoptan las luchas socialesy las tendencias de localización del capital fijo; el rol dela represión como “factor de localización”; la cuestiónmisma de por qué en determinadas coyunturas el EstadoNacional asume la problemática regional como unacuestión prioritaria; la percepción de que la cuestiónregional no es meramente reducible a los términos de laconfiguración territorial de la producción, la circulación yel consumo, sino que incluye la cuestión de laapropiación del territorio como condición noreproducible de la producción y a la generación de larenta como categoría (fundamental en algunos países)para comprender la evolución del proceso capitalista deacumulación nacional; las tendencias reales delocalización por las necesidades de una lucha oligopólicaen el seno de una crisis generalizada, y otras muchas.

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3.2 Algunos Ejemplos

Ante la misma situación real, dos teorías pueden producirinterpretaciones muy distintas y sugerir vías de accióntambién diferentes. En el documento presentado por Sergio Boisier a esteseminario se transcriben algunos análisis efectuados porel ILPES (en: Desarrollo regional y Desarrolloeconómico

en América Latina, Documento CPRD-B/19, 1977).Tomemos un caso: el de Ciudad Guayana. Allí seexpresa enfáticamente que su desarrollo fue“determinado esencialmente, no por problemas de laregión misma, sino por las necesidades de la economíavenezolana como un todo”. Sería, pues, un proyectonacional, cuando en realidad se lo suele presentar como,un proyecto regional. Esto no es así. Ha podidodemostrarse fehacientemente102 que, si bien en su primeraversión e intento de implementación fue un proyectonacional destinado a sustituir las importaciones de tubosde acero para los ductos que requería el sector petrolero,posteriormente, y a partir de un cambio de coyunturapolítica, se convirtió en un proyecto de ciertas fraccionesdel capital mundial (grupo Morgan, entre otros) y así fueimplementado con la aquiescencia del Estado Nacional.

102 Véase Lizbeth Thismon Mañé, La teoría de los polos de desarrollo y su relacióncon las políticas de desarrollo regional en Venezuela. El caso de Ciudad Guayana,CEUR, Programa de Formación de Investigadores, Informe de Tesis, Buenos Aires,1975.

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Cuando por excepción, se produce un caso en que laaparente decisión de un Estado Nacional de desarrollarzonas periféricas se cristaliza en impresionantes saltos entodos los indicadores, como es el caso de CiudadGuayana en Venezuela, un análisis objetivo muestra, sinlugar a dudas, que una cosa es la apariencia y el discursoideológico, y otra los procesos de organización territorialde las fuerzas productivas comandados por el capital aescala mundial. No es sólo cuestión de ver que muchosindicadores sociales muestran que Ciudad Guayana es una de las ciudades peor colocadas en lo que a lascondiciones de vida de la población trabajadora serefiere; que no se ha generado la ocupación esperada; quela integración de la región está más orientada al mercadomundial que al nacional, etc., sino de destacar cómopuede interpretarse falsamente el fenómeno delcrecimiento de ciudad Guayana sino lo ve desde laperspectiva del proceso de acumulación a escala mundial. Ciudad Guayana surge de los requerimientos de materiasprimas allí localizadas por parte de ciertas fracciones delcapital más concentrado a nivel mundial. El proyecto escomandado desde tales necesidades, incluso abiertamentea través de su diseño, por organismos de créditointernacional. La necesidad mencionada es tan grande yla preponderancia de los intereses de las multinacionalessobre el interés nacional tan clara, que se establecenmecanismos ad hoc por las cuales el proyecto puede sermanejado sin pasar por el control parlamentario (ésto poralgunos planificadores, “ilustrados” por la inacción de los

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políticos, como una virtud, pretendiendo extender estesistema de corporaciones regionales autónomas a otrasregiones y países). De paso sea dicho, este caso ilustra sobre el error deextrapolar tendencias (a veces ni siquiera bienestudiadas), y afirmar, por ejemplo, que el capitalinternacional propenderá crecientemente a laconcentración de actividades en las principales ciudadesde América Latina mientras que, supuestamente, lasburguesías nacionales tendrían intereses contrapuestos,dado que el desarrollo del mercado nacional es de suinterés. Es tan falso asociar desarrollo del mercadonacional con desarrollo de las regiones periféricas, como suponer que el proceso deacumulación de capitales internacionales no puedeinteresarse en regiones agrícolas o en depósitos deminerales localizados excéntricamente. En unacoyuntura mundial en que los mercados de materiasprimas están revolucionándose, seguir trabajando sobreesos supuestos es inaceptable. Como bien dice MarcoNegrón:

No debe sorprender el que la organización delespacio venezolano siga insistiendo, en las vísperasdel siglo XXI, en el patrón conformado ya a fines delsiglo XVIII con, el mejor de los casos,modificaciones de carácter más bien marginal,motivadas por la eventual conveniencia de explotarrecursos de localización periférico como es,justamente, el caso de Guayana. Y prosigue:Nuestro planteamiento, sin embargo, es que ello noes de ninguna manera suficiente para conformar un

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modelo de desarrollo substancialmente diferente alactual; por el contrario, si las transformaciones selimitan a los simples cambios en la ocupación delterritorio en función de las necesidades de laacumulación capitalista, difícilmente ocurrirá otracosa que la extensión hacia nuevas áreas de losmismos fenómenos de marginación social yeconómica, caos urbano, deterioro ambiental ydepredación de los recursos naturales que hasta hoyhan venido caracterizando a la sociedad venezolanaen su actual conformación espacial103.

Volviendo al documento de Boisier citado más arriba, enel análisis del caso de Bolivia, se avanza respecto a loque suele ser el “diagnóstico regional o espacial tipo”,pues se hace referencia a condiciones sociales, de tipoétnico, etc. También hay referencias al proyectoeconómico global, cuando se dice:

La estrategia de desarrollo espacial y regionalplanteada en 1971 para el largo plazo, estabaenmarcada en la decisión global de superarrápidamente la fase de desarrollo hacia afuera yentrar en un proceso de desarrollo hacia adentroaprovechando el mercado potencial interno, quealcanza el 85% de la población... desarrolloindustrial.. capaz... de posibilitar una más ampliadistribución del ingreso.

Pero finalmente se queda en proposiciones acerca de:

103 Marco Negrón, “El desarrollo y las políticas regionales en Venezuela”. Ponenciapresentada en el seminario sobre La cuestión regional en América Latina, México,1978

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La necesidad estratégica de lograr la integración delos subsistemas regionales en un todo nacional,eliminando las barreras sociales o culturales que lasdificultan.

¿Qué entenderá el analista de los planes regionalescomentados, bajo “eliminación de las barreras sociales oculturales”? ¿Qué estrategia político-social tendrá enmente?. Nada se dice. Por último, se termina refiriendoa los objetivos en términos espaciales prioritarios, esdecir, ya no en términos de polos, sino de “ejes”; seplantean imágenes-objetivos espaciales, concluyéndosede manera optimista que “en el largo plazo (las) zonasperiféricas terminarán integrándose también al STF(Subsistema Territorial Fundamental)”. Veamos por otrolado, qué nos dice Alberto Federico sobre el casoboliviano, al referirse al “enfoque espacial comoideología”104.

Para las clases dominantes que apostaron aldesarrollo capitalista del oriente, desde 1969 se abrióotra oportunidad. Se trata del Acuerdo de Cartagenaque les permitiría “completar” los objetivos nuncaplenamente alcanzados de promover una relativaindustrialización, sin enfrentar grandesmodificaciones estructurales en la economía interna.No se afirma su realidad y que sea viable concretarla,pero sí que a nivel ideológico ejerzan efectos comopara cimentar el bloque de poder para el actual

104 Alberto M. Federico, “Notas sobre la cuestión regional en Bolivia”, Ponenciapresentada en el seminario sobre La cuestión regional en América ][,atina, México,1978.

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periodo histórico, y ayudar a subsumir los“conflictos” de intereses regionales-locales.

La forma ideológica que adquiere, en las etapasactuales, combina el desarrollismo con la viejaestrategia de la “marcha hacia el oriente” y una ciertaconcepción superficial de adopción del “modelobrasileño”. Consiste en asociarse para el “despegue”con el capital monopólico extranjero, que ahoratendrá interés industrial en Bolivia, es decir,inducirlo a localizar algún aparato productivo en elterritorio, ofreciéndole a cambio una puerta deentrada a mercados de los países andinos signatariosdel acuerdo.

Como era de prever, la noción desarrollista secomplementa con la del desarrollo polarizado omejor, de los polos de desarrollo. Esto ofrece laimagen de un “regionalismo desarrollista” del cual,salvo excepciones, son simples variantes lasestrategias de desarrollo regional producto de laadministración iniciada en 1971.

El carácter tardío de este desarrollismo implica laproducción de bienes sofisticados, la introducción detecnologías muy avanzadas y la localización denuevos enclaves (que son los denominados polos) engran parte de los centros urbanos importantes queestán dotados para ello, cuando no crear ciudadesnuevas para alojar los enclaves que pueden apetecerlos recursos no ubicuos. El resultado de un procesode este corte con orientación hacia las exportacionesy empresas mixtas, no puede ser otra cosa que unamayor concentración del ingreso (y no sólo

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“regional” como dicen algunos documentosoficiales), incremento de la deuda externa hastaniveles asfixiantes (pues sólo siete de los proyectos yprogramas previstos superan en conjunto los 2,100millones de dólares de inversión en pocos años, sincontar con los apoyos de infraestructura económica ysocial requeridos) y de los saldos negativos de labalanza comercial como consecuencia de lasimportaciones de maquinarias y equipos, insumos ymaterias complementarias así como de otros bienesinducido por la estructura de la demanda de consumopersonal actual y sus proyecciones. El “regionalismo desarrollista” es una fantasíacompleta en los sectores dominantes, pues parecenestar creyendo en la extensión de los quemágicamente

empujarán transformaciones en el sector rural de laeconomía tradicional. Entiendan que las relacionessociales modernas de los enclaves, homogenizarán enel resto del espacio más o menos rápidamente. Estanueva experiencia puede ser viable, según la mismaimagen, en las condiciones externas del mercadoandino y el control que actualmente se ejerce sobre lossectores populares, esto es, ilusión ideológica sobrelos campesinos y represión directa sobre los mineros yfabriles.

La eficacia de esta ideología es que se presenta comobeneficiosa para todos. Los miembros de las fuerzasarmadas, por su fuerte vocación industrialista, y losgrupos y fracciones regionales de la burguesía y capasmedias, pues esperan lograr dividendos del impacto

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localizado de nuevas inversiones. Respecto de losproductores agrarios y campesinos, por el carácter no“disfuncional” que todavía registran sus relaciones enlas formas precapitalistas con el resto de la sociedad.Ello implica la hipótesis, ya enunciada, de que elcampesino se comporta en forma política nodiferenciada, y culturalmente ello es posible por lapersistencia de formas ideológicas del pasado entre losquechuas, aymaras y cholos, que ahora son reinscritasa través de instituciones más modernas. Sin embargo,se han limitado pero no superado los conflictos. Deello son testimonio las movilizaciones ylevantamientos campesinos, como el de Cochabambaen 1974.

Se abusa del lector con esta larga transcripción parailustrar la riqueza de un análisis basado en un sistema de pensamiento no apologético, y posibilitar unacomparación con lo expuesto sobre Bolivia en eldocumento citado. Dentro de la misma concepción, de que la tópica correctapara interpretar los términos objetivos de la cuestiónregional en América Latina es la del proceso deacumulación de capital. Wilson Cano concluye, conreferencia al fenómeno observado en Brasil en quemientras efectivamente Sao Paulo ha incrementado suparticipación en el total de la industria nacional de un41% en 1939 a un 58% en 1970, por su parte la periferiaha ido incrementando su tasa de crecimiento industrial,de un 5.1% (1991-1939), pasando por un 6.2% (1939-1949) hasta un 7.2% (1949-1970)-:

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A partir de la institución de una política deincentivos fiscales para una gran parte de la periferianacional, se pasa a una etapa más avanzada de laintegración nacional, o sea del capital: se regionalizala articulación del capital al polo. Visto desde otroángulo, se concilian los intereses del gran capital delpolo con los intereses capitalistas regionales. Lacuestión crucial, por lo tanto, es explicar las distintasintensidades y ritmos de desenvolvimiento capitalistaregional, o sea: la desigualdad espacial deldesenvolvimiento capitalista en el Brasil. Esto, ensíntesis, significa demostrar que el liderazgo deldesarrollo capitalista, una vez obtenido (antes de1930) tendió a acentuarse por razones referidas,antes que nada, a la dinámica del propio polo. Enotros términos: ese liderazgo puede ser entendido porla creciente capacidad de acumulación del capital delpolo, con una marcada introducción de progresotécnico y diversificación de su estructura productiva.Aún más: ese proceso de concentración industrialobedeció -según la buena doctrina- a la fría lógicacapitalista de la localización industrial. Con lacreciente expansión industrial del polo -que pasa adirigir la acumulación a escala nacional- se fijan, enúltima instancia, los límites de la expansión deldesarrollo periférico. Es decir: se bloquea laexpansión industrial de otras regiones, en el sentidode que “veda caminos ya recorridos”. 0 sea: laperiferia no puede “repetir” el proceso histórico dedesarrollo de San Pablo. Al mismo tiempo,entretanto, no suprime la expansión industrialperiférico, por el contrario, la estimula fuertemente, através de la complementariedad polo-periferia, antes

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apenas en el ámbito de la agricultura periférico, hoyen la agricultura y también en el de la industria de lasdemás regiones.

Y prosigue:

No se puede decir, por lo tanto, que no haya habidodesarrollo capitalista en la periferia. Este se ha dado ycontinúa expandiéndose... tanto así que subsiste hastahoy, en la periferia, la doble subordinación del capitalindustrial y del comercial, éste concurriendo,acentuadamente para la perpetuación de la estructurapolítica, social y económica, destacándoseperversamente la estructura fundiaria. Por otro lado,este desarrollo capitalista periférico acentúa aún másel carácter “salvaje” del desarrollo del capitalismobrasileño: la desigualdad social aparece aún máscruda, justamente en la periferia. Conducir la luchapolítica

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contra su supuesto “imperialismo paulista chupasangre” es, como mínimo, obscurecer el carácter de lasdesigualdades regionales y principalmente sociales,determinadas por el desarrollo del capitalismobrasileño. Crea, por otra parte, la falsa y equivocadaimpresión de que el problema consiste en un“conflicto entre estados de la federación”, posible desolucionarse sin que sea necesario cambiar el carácterde la política económica y social global. Significa,más precisamente, no tener en cuenta el problema dela pobreza y de la miseria. Repito, no hay por québlandir el arma contra la supuesta “explotación” deSan Pablo sobre la periferia; por el contrario, hacerlocontribuye solamente a la defensa de los intereses delas burguesías nacionales. Es necesario que se estudielo obvio: los intereses de los asalariados de todo elBrasil deben ser solidarios, juntamente con los de lostrabajadores rurales. En caso contrario, estaríamosaplicando, regionalmente, equivocadas tesis sobre elimperialismo mundial y acabaríamos diciendo elabsurdo de que los obreros paulistas explotan a sushermanos de la periferia ... 105

Los ejemplos podrían multiplicarse. Sólo se quiere dejarclaro: primero, que se está proponiendo refundarteóricamente la problemática regional en América latinacon base en lineamientos como los indicados en esteartículo;

105 Véase Wilson Cano, Questao regional e concentracao Industria no Brasil1930-1970, Campinas (mimeo), 1978. Véase también “La cuestión regional en elBrasil (1860/1970)”, Ponencia presentada al seminario sobre La cuestión regionalen América Latina, México, 1978.

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segundo, que seguir este camino no sólo no nos dejahuérfanos de sistemas analíticos y metodológicos, sinoque nos proporciona una sólida alternativa sobre la cualya se está avanzando con la ayuda -o a pesar- de losplanificadores. Lo apuntado hasta aquí se refiere demanera fundamental a las condiciones de unconocimiento adecuado, de base científica, y a sunecesidad para posibilitar cualquier intervención socialeficaz en las cuestiones regionales. Pero esta redefiniciónno puede efectuarse sin modificar de manera sustancial elconcepto de estrategia. A esto queremos referirnos ahora.

4. ESTRATEGIA ¿DE QUIEN Y CONTRAQUIEN?

Partamos simplemente, para tener términos de referenciacomunes en la discusión, de que el objeto global es eldesarrollo social de las regiones periféricas, o el deromper con el progresivo desarrollo social desigual,expresado también territorialmente, en nuestrassociedades. Nuestro enfoque indica que tal objetivo nopuede lograrse con cambios marginales en las situacionesactuales, manteniendo las estructuras vigentes intocadas,y sin afectar los intereses de nadie. También indica que“desarrollo” puede significar varios modelos alternativosde cambio, que afectan de manera diferencial a lasdiversas clases, fracciones y capas sociales del sistema.Que, por lo tanto, la elaboración e implementación de unproyecto de desarrollo regional efectivo debe ser, pornaturaleza, de carácter contradictorios y que cualquiervariante provocará conflictos, algunos de tiposecundario, otros antagónicos. En cualquier caso,ciertas fuerzas sociales deberán

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apoyar el proyecto, otras se le opondrán. El desarrolloregional es, pues, una cuestión política. Se propone que el objetivo global asumido contribuya undesarrollo globalmente racional de las fuerzasproductivas de un país, en un intento de reducir sudependencia, minimizando los efectos de marginación deamplios sectores de la población respecto de los procesosde producción, distribución y consumo, evitando laalienación y superexplotación de los sectores popularesintegrados a dichos procesos, y desarrollando laparticipación organizada y autónoma de tales sectores enla gestión social del sistema. ¿Cómo diseñar unaestrategia para lograr este objetivo desde la posición deplanificadores?. Salvo que se siga pensando en intervencionesparamétricas externas a los procesos sociales, se advierteque, dada la naturaleza conflictiva de tal objetivo, laestrategia deberá ser una anticipación de vías de acciónfundamentalmente política dentro del sistema social.Así, el objetivo asumido implica que se intentaráproducir cambios sustanciales en las condiciones de vidasocial de amplias masas postergadas de la población, encontraposición con los intereses de diversos grupos de lasclases dominantes que detentan un gran poder político yeconómico y el control de los principales aparatos delEstado. Por lo tanto, para el diseño de cualquierestrategia será necesario hacer un diagnóstico de lascontradicciones en la estructura económica y en elsistema del poder político, de las fuerzas socialesexistentes y posibles de ser organizadas, de lasinstituciones y formas de organización sociales

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existentes, de las formas de lucha social actuales oposibles, históricamente determinadas. Todo esto es indispensable pues, a menos que se trate deotro plan más de biblioteca, sin fuerzas socialesorganizadas apoyando el proyecto sería impensable suimplementación, pues la vía de la razón pura no parecehaber funcionado como “estrategia” en el pasado. Seránecesario crear condiciones favorables para la puesta enmarcha o aceleración de procesos sociales conducentes alos objetivos mencionados, estimulando y apoyando laorganización de fuerzas sociales adversas, todos connombre y apellido. desmitificar, romper velosideológicos que bloquean la acción social, será parterelevante de las consideraciones estratégicas. Pensar políticamente no equivale a “cambiar dedisciplina”, o de profesión. Implica actuarcientíficamente, en primer lugar porque no se puedepensar políticamente en el vacío, so pena de generar undiscurso puramente ideológico. Será a partir del análisiscientífico de las bases materiales y de la coyunturapolítica alrededor de la problemática regional como sepodrá reconstruir la trama de contradicciones específicassobre cuya base puede diseñarse una estrategia como tal.Pero, ¿podrá pensarse políticamente desde la posición delplanificador neutral? ¿será que lo que estamospropugnando es válido para una planificación decualquier signo?. Las políticas más reaccionarias puedentambién quedar en los papeles si se diseñan estrategiasficticias contra la naturaleza, en lugar de hacerlo, comocorresponde, contra los sectores populares que se oponena las mismas. Esto es cierto, y no podemos evitar este

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subproducto de nuestros razonamientos pues está allí, loexplicitemos o no. Pero el producto principal es otro. Existen hoy, enAmérica Latina, en diversas instituciones, sujetossociales que se plantean esta cuestión del desarrolloregional a partir de una definición implícita o explícita deobjetivos “progresistas”. Su accionar está obstaculizado,entre otras cosas, por la mistificación teórica que hapredominando en el campo y por la concepción delplanificador como “marginal” de los procesos políticos,como técnico asesor o como simple instrumento de lasclases dominantes. Una conclusión obvia de estadiscusión es que no se trata de resolver estacontradicción existencias, elaborando seudo estrategiasprogresistas y esperando que alguien “con poder” lashaga suyas. El academicista, nacional o importado, podrá discordaro concordar con nuestras proposiciones respecto a lanecesidad de revolucionar las bases teóricas de laplanificación regional en América latina, pero ladiscusión pierde sentido si no concordamos en el puntocrucial de definir lo estratégico como referido a un modode organizar la lucha social y, por lo tanto, comodeterminado políticamente. Y esto implica la necesidadde insertarse efectivamente en los procesos políticos, nocomo mentor o estratega, sino como parte de una fuerzasocial, para la cual, la resolución de lo que en tantosseminarios hemos visualizado como “problemasregionales”, no es cuestión de coeficientes sino desobrevivencia cotidiana o desaparición. Hay muchas maneras de hacerlo. Y ése no es nuestrotema aquí, pero no es despreciable un primer pasoconsistente en tomar conciencia de las dimensionesolvidadas de

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la cuestión regional Creemos que, hacia esa conciencia,por diversas caminos -partiendo de marcos abiertamentecontestatarios del sistema social vigente, o llevando allímite la problemática dominante a partir de un esfuerzopor enfrentar la realidad y no mistificarla- estánconvergiendo los intelectuales críticos en este campo.

5. LAS ESTRATEGIAS ALTERNATIVAS EN ELCONTEXTO SOCIAL LATINOAMERICANO

¿Cuáles son las condiciones más simples y abstractas deuna estrategia efectiva?

Toda estrategia de desarrollo regional que se propongacomo objetivo la transformación de situaciones socialesestará sujeta, en lo que hace a su eficacia, al grado decumplimiento de dos condiciones. En primer lugar, quesu diseño responda a una concepción adecuada a laverdadera naturaleza de los fenómenos territoriales sobrelos cuales pretende intervenir. En este sentido esinvaluable la contribución de un análisis objetivo ycientífico de la realidad social en la cual se producen losproblemas regionales que se pretende afrontar. Ensegundo lugar, que su implementación sea apoyada porfuerzas sociales organizadas que la hagan viablepolíticamente.

Una estrategia de desarrollo regional demarca unconjunto de vías de acción alternativas para un largoplazo, con lo cual deberá estar basada en consideracionessobre las condiciones actuales y las tendenciasestructurales de la sociedad. Sin embargo, durante eselargo plazo de coyuntura podrá cambiar en términos dealgunas condiciones materiales básicas o de la

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composición y del balance de las fuerzas sociales, de susformas de organización y de su expresión política. Por lotanto, una estrategia de desarrollo regional debe serinternamente flexible, distinguiendo entre los objetivosde largo plazo y los objetivos de formas de acciónposibles en cada coyuntura particular.

Desde este punto de vista, condiciones materiales yestructurales objetivamente distintas o caracterizacionessubjetivas diversas de una misma realidad, puedensugerir líneas estratégicas también distintas, y aún unamisma línea estratégica puede implicar formas de acciónsocial muy diversas en distintas situaciones nacionales oen distintos momentos del desarrollo social de un mismopaís. Esta es una primera fuente de diferenciación entreestrategias alternativas.

¿Son las estrategias de desarrollo regional atribuciónexclusiva de los Estados?. Si es así, ¿bajo quécondiciones se desarrollarán?

Los “problemas regionales” aparecen bajo muy diversasformas, pero básicamente hay cuatro tipos de situacionesen las que por lo general esta problemática toma cuerpoen un sistema capitalista:

1. Cuando la organización territorial resultante de losprocesos históricos genera dificultades crecientes alproceso de acumulación nacional o internacional.

2. Cuando dicha organización territorial produce situacionesgraves de privación de las condiciones mínimas desubsistencia de importantes sectores sociales, localizadosen regiones periféricas o en el interior de las grandesmetrópolis, ya sea por su

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marginación de los medios para una producciónindependiente, o del mercado de trabajo, o por estarafectados por una distribución del ingreso que les impideobtener un nivel considerado socialmente como mínimo.

3. Cuando por razones geopolíticas, la cuestión de laintegración del Estado se manifiesta como una cuestiónde más firme integración de poblaciones periféricas alsistema nacional de control político.

4. Cuando el proceso de acumulación requiere elaprovechamiento de recursos naturales ubicados enregiones periféricas o la integración de un mercadonacional ampliado, o ambas cosas.

Salvo en situaciones excepcionales de anticipación deestas condiciones, la problemática regional se asumecomo una cuestión de Estado cuando las mismas ya sehan producido y desarrollado hasta el punto demanifestarse como situaciones conflictivas y comoposible base de confrontaciones políticas, o cuandoprovocan crisis sectoriales o generales al proceso deacumulación.

Tales situaciones conflictivas surgen de que losdenominados problemas regionales, en general, noafectan de manera uniforme a los diversos sectoressociales y de que generalmente lo que es problema paraciertos sectores constituye una ventaja para otros.Sobre esta trama social contradictoria, se hace imposiblehablar de estrategias nacionales para el desarrolloregional sin especificar quién es el sujeto de talesestrategias. Surge entonces una segunda fuente dediferenciación de las estrategias alternativas para eldesarrollo regional.

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Con distintos objetivos de largo plazo, con distintosmedios de acción, con distintas fuerzas socialesrespaldándolos, diversos grupos económicos o diversossectores sociales plantearán cursos de acción tambiéndiversos en grado variable. Así, por ejemplo, el curso deacción propugnado por las compañías transnacionales dela agroindustria difícilmente coincidirá con el quecorresponde al campesinado, a cuya modernización yarticulación especializada al mercado aspiran lasprimeras. Así también, la “cuestión regional” serávisualizada de muy distinta manera por las empresasindustriales orientadas al mercado interno que por elcapital comercializador de productos agrarios para laexportación. Y así siguiendo.

Por lo tanto, no existe una única estrategia óptima dedesarrollo regional planteada para una sociedadabstracta si . no que habrá predominancia de unas uotras estrategias en los planes del Estado en función delas condiciones estructurales y coyunturalessociopolíticas. Sin embargo, dentro de esta diversidad sepueden caracterizar las estrategias de desarrolloregional adoptadas en los regímenes capitalistas deAmérica Latina por ser, en su gran mayoría, estrategiasque responden a los intereses directos de los gruposeconómicos dominantes o a las necesidades delegitimación de su posición en la estructura del poderpolítico o ambas cosas.

Pero dado que es característica de todo Estado la depresentarse como representante de toda la sociedad, nodebe extrañar que en las declaraciones de objetivos de laspolíticas regionales aparezcan expresadas también lasreivindicaciones de intereses de los sectores populares,

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como ingrediente ara el mantenimiento de un cierto nivelde consenso. Estos mecanismos ideológicos son tambiénparte funcional de las estrategias para la dominación.

Por otra parte, las políticas del Estado no pueden versecomo un sistema monolítico y predeterminado queresponde punto por punto a un curso de acciónpreestablecido por un sector social. Más bien son elresultado de la confrontación de fuerzas sociales condiversas estrategias más o menos formalizadas, donde laspolíticas formuladas van respondiendo al juego defuerzas coyunturalmente definido. En tal sentido, esposible encontrar situaciones en las cuales seimplementan políticas parciales que responden a losobjetivos de sectores sociales no dominantes. Así, laevolución de las políticas territoriales debe verse comoresultante no sólo de un avance en el conocimiento de loscambios en las condiciones materiales internas oexternas, sino también como resultado de la cambiantecorrelación de fuerzas de las clases sociales, de losdiversos grupos económicos nacionales entre sí y deéstos con los intereses del capital internacional y deotros estados nacionales.

Tanto para fines interpretativos como de la prácticamisma de la planificación, se requiere una concepciónteórica que integre estas relaciones. Un sistema teórico-metodológico que deje fuera del análisis estas relacionesentre “lo político” y “las políticas”, no sólo no podráidentificar y caracterizar las estrategias de desarrolloregional sino que impedirá una acción social eficazmenteorientada. Por ello, se hace necesario; superar losparadigmas que han dominado este campo durante lasúltimas décadas.

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En cuanto a las posibilidades para la acción dentro delEstado, que se derivan de esta visión de la problemáticade la planificación regional en América Latina, puederesumiese como sigue: si los objetivos declarados por losorganismos encargados de la planificación regionalapuntan en general a mejorar las condiciones de vida delas grandes mayorías sociales, una estrategia eficaz parasu implementación sólo será viable sobre la base delapoyo de tales mayorías, organizadas como fuerzapolítica autónoma (el paternalismo no es sustituto),habida cuenta de que ésta es una condición necesaria perono suficiente. A partir de la base de que tales objetivospueden ser contradictorios con las estrategias del capitalinternacional o de otros Estados, una adecuadacorrelación de fuerzas alrededor de un proyecto nacionales otra condición necesaria en las actuales condiciones dedependencias de nuestros países. Esta condición no escontradictoria con la anterior sino que la implica.

Por lo tanto, las condiciones de viabilidad de estrategias,con tal tipo de objetivos, requieren hoy de cambiossustantivos en las condiciones político-sociales de lamayoría de los países latinoamericanos para unacompleta implementación. Sin embargo, entre cambioscoyunturales significativos pueden esperarse avancesparciales dentro de una línea estratégica orientada alograr un verdadero desarrollo social; línea que, encualquier caso, requiere de una organización popularconsciente que la impulse, aprovechando lascontradicciones del sistema imperante, en la certeza deque tal impulso sólo puede contribuir al desarrollo de lasmismas contradicciones pero nunca a su superacióndentro del mismo sistema.

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CAPÍTULO V

DIAGNOSTICO Y POLÍTICA EN LAPLANIFICACIÓN REGIONAL PARA LA

TRANSICIÓN (ASPECTOS METODOLÓGICOS)

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1. LOS DIAGNÓSTICOS Y EL FRACASO DE LAPLANIFICACIÓN

Suele afirmarse que el fracaso generalmente reconocido de la planificación en América Latina, se debe a que losplanificadores no han superado el nivel de diagnóstico.Esta proposición es falsa. En primer lugar, porque sialguna contribución al estancamiento en la planificacióntiene el modelo mismo en que se producen los planes, noes precisamente que “sólo se hagan diagnósticos”, sinomás bien que los diagnósticos realizados son inadecuadospara orientar las propuestas de intervención social. En undiagnóstico correctamente elaborado deben estarpresentes todos los elementos para proveer talorientación, incluyendo tanto la determinación de losobstáculos estructurales o coyunturales a la intervenciónmisma como las bases para la construcción de suviabilidad política. Con lo cual un “fracaso” -en el sentido de que losobjetivos y metas propuestos y los programas diseñadosno se realizan-, debería ser la excepción y no la regla.

2. LA CONCEPCIÓN FORMALISTA SOBRE LAFORMULACIÓN DE PLANES

Usualmente se acepta que un proceso de formulación deplanes supone cubrir cuatro tareas o etapas sucesivas, asaber:

a) Análisis histórico;

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b) Diagnóstico;

c) Prognosis;

d) Diseño de Políticas. Esta configuración de etapas sigue una analogía con lamedicina, donde la historia clínica provee losantecedentes que ayudarán a interpretar los indicadoresde funcionamiento actual del sujeto; donde precisamenteel diagnóstico consiste en aplicar una serie de tesis alsujeto e interpretarlo en conjunto, indicando si hayproblemas (enfermedad) o no, en lo posible remitiéndosea las causas pero muchas veces basándose en lossíntomas; donde la prognosis consista en anticipar laevolución futura de la situación si no se interviene(ceteris paribus) y, finalmente, donde se plantean vías deacción para paliar o remediar definitivamente losproblemas encontrados. Hay dos tipos de objeciones quepueden hacerse a este tipo de enfoque. En primer lugar, la analogía es válida en tanto nos sirvano para asimilar sino para diferenciar un procesobiológico de un proceso social. Así, el diagnósticomédico se apoya más -para la caracterización de quésituación es problemática y qué situación no lo es-, enuna delimitación de “lo normal”, basada en elconocimiento acumulado sobre el funcionamientoobjetivo del sistema biológico bajo análisis106. Encambio, en el análisis de procesos

106 Por ejemplo, ciertos rangos de variación de la temperatura o de la presión encondiciones de reposo son definidas como normales y por tanto no indican de, por síque el sujeto tenga problemas en su funcionamiento biológico. Estos rangos se

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y situaciones sociales, las “normas” o pautas dereferencia, que permiten identificar como “problemas”situaciones sobre las cuales se propondrá intervenir,tienen un componente objetivo pero también uningrediente subjetivo en el análisis de procesos ysituaciones sociales, las "normas” o pautas de referencia,que permiten identificar como “problemas” situacionessobre las cuales se propondrá intervenir, tienen uncomponente objetivo pero también un ingredientesubjetivo en tanto el planteamiento de objetivos socialeses resultado de procesos en los que la conciencia humana(individual o social) juega un rol fundamental107. Por lo tanto, en el diagnóstico social, la determinación desituaciones que deben ser modificadas no se realiza tantocon base en una norma neutral, objetiva, sino que implicasobre todo tomas de posición, juicios de valor. Que losvalores mismos tengan una cierta objetividad social, entanto están determinados por estructuras sociales, es otracuestión que no resuelve el hecho de que existen valorescontradictorios en el seno de una misma sociedad. Nohay, por lo tanto, ni puede esperarse que haya, una“patología social” definida objetivamente respecto

constituyen en norma para todos los sujetos concretos y es objetivo de la intervenciónmédica lograr que se cumplan107 ¿Cómo establecer, en nuestro campo, qué porcentaje de la población nacional debehabitar la primera ciudad del país?. ¿Cómo fijar el objetivo de dispersión en ladistribución personal del ingreso?. Ni la “regla” de rango-tamaño, ni laequidistribución tienen bases científicas ni tecnológicas en una sociedad concreta, ysin embargo suelen presentarse como la norma”. (La medicina no está exenta desubjetividad ni de condicionantes histórico-sociales. Un claro ejemplo es el deldiagnóstico y el tratamiento de la locura).

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a un funcionamiento normal, armónico, de una sociedadabstracta. Lo que para unos sujetos sociales puede ser un graveproblema, para otros puede ser la condición misma de sudesarrollo. Lo “normal” en una sociedad de clases es lacontradicción de intereses y el conflicto y no la armonía,y propugnar como objetivo lo contrario es un ejercicio dedemagogia y negación de la realidad. Lo anterior no implica que no haya leyes socialesindependientes de la conciencia de los sujetos sociales,cuyo conocimiento debe jugar un rol fundamental en lasconsideraciones teóricas dedicadas a aprehender losprocesos sociales sobre los cuales se pretende intervenir.Sin comprender la naturaleza de los conflictos sociales noes posible construir alianzas y fomentar la unidad de lodiverso. Reconocer y no negar el conflicto es condiciónde eficacia política; si bien su ocultamiento es recursoideológico temporal, usualmente para reproducir unasituación y no para transformarla. En segundo lugar, aún en el caso de la medicina, lascuatro tareas citadas pueden ser presentadas comosucesivas y relativamente independientes, sólo comoconsecuencia de una necesidad analítica momentánea.En realidad, constituyen un todo que se despliega encuatro momentos cuya articulación explícita es necesaria

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para su correcta realización108. Aquí, el rol delconocimiento teórico y del conocimiento empírico ya adquirido asumeun papel fundamental en la regulación del proceso deanálisis e intervención. En otros términos, cada una delas cuatro tareas se realiza organizada por un conjunto deconceptos, de hipótesis, de preguntas, que en la situaciónideal constituyen una problemática formalizadateóricamente y fundada en conocimiento empíricopreviamente adquirido. Esto les da una unidad que las torna inseparables en surealización. El análisis histórico se efectúa teniendo inmente una concepción de la situación actual y futura,privilegiando ciertos aspectos y no otros. El diagnósticorecaba de la realidad ciertas determinaciones que seconsideran relevantes para el campo de acción previsto.La prognosis se realiza obviamente sobre la base de undeterminado diagnóstico y la predicción de ciertosparámetros exteriores. Finalmente, las políticas debenfundamentarse en el diagnóstico y prognosis y recuperarla experiencia acumulada en el pasado. Por lo tanto, si bien analíticamente podríamos insistir enla delimitación del diagnóstico como un elementodiferenciado de los otros tres, en una práctica fundadacientíficamente el mismo implica los otros tresmomentos, cada uno de los cuales lo implica a su vez.Aún cuando formalmente podría “pararse el proceso” al

108 Estamos suponiendo que se trata de planes estatales dotados de coherencia interna,cualquiera que sea su signo ideológico o su intencionalidad.

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cubrir la etapa b), las c) y d) ya están implicadas en surealización. En consecuencia, para la realización de un diagnósticoeficaz, debe explicitarse la matriz conceptual que daunidad a la elaboración del plan así como su articulacióncon los otros momentos, a fin de evitar los vicios queusualmente aquejan los documentos de planificación. Por otra parte, esta misma consideración supone de por síuna propuesta metodológica que excluye formasinorgánicas y superficiales de encarar la cuestión de laintervención planificada.

3. EL CONTENIDO SUSTANTIVO DE LASTAREAS DE ELABORACIÓN DEL PLAN

A fin de examinar la interrelación entre estos elementoses necesario proceder de la siguiente manera:

a) agrupar las tareas de análisis histórico,diagnóstico y prognosis bajo un mismomomento: el de la descripción de los fenómenospertinentes;

b) por otra parte, explicitar el momento del

planteamiento de objetivos, que implica juiciosde valor sobre la situación y sus perspectivas;

c) adicionalmente, explicitar el momento de la

explicación de los fenómenos tal como se dan,de sus causas y de sus interrelaciones mutuas;

d) finalmente, mantener el momento de

elaboración de las propuestas de acción(políticas) que eventualmente modificarían la

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situación actual y sus perspectivas de acuerdo alos objetivos planteados.

Procederemos a desarrollar cada uno de estos momentos,en el entendimiento de que constituyen una unidad dentrode la cual se diferencia en función de los énfasis puestossobre uno u otro aspecto de un mismo procedimiento.

3.1 La Descripción

3.1.1 Sobre el concepto de descripcióncientífica

Usualmente el término “descriptivo” es utilizado ensentido peyorativo, como sinónimo de inoperante o deacientífico. El hecho de que buena parte de losdiagnósticos elaborados en relación a la planeación nohaya pasado a una fase explícitamente explicativa noquiere decir que esa sea la razón de su ineficacia. Lomalo no es describir sino describir mal o describir cosasirrelevantes. Toda descripción implica el ordenamiento de un campode datos a fin de aprehender ciertos fenómenos. Talordenamiento implica a su vez la aplicación de recursosordenadores, de criterios de selección y clasificación.Cuando una descripción se realiza con base en el sistemade conceptos empíricos que forman parte de una teoríacientífica, se dan condiciones para su eventualcientificidad. Mientras que la teoría nos brinda unacaracterización de los aspectos más generales de un ciertotipo de fenómenos, la descripción de fenómenosconcretos da lugar a un conocimiento particularizado,donde los “datos” son interpretados desde el marco

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conceptual y, a su vez, las comprobaciones empíricaspueden poner en tela de juicio aspectos parciales ofundamentales de la teoría, cuando la “dureza de loshechos” descalifica los conceptos que pretendenaprehenderlos. Por otro lado, los “datos” no constituyen la simple ydirecta representación de los hechos, puesto que sunaturaleza instrumental los caracteriza como“construidos” por el analista (o por los sistemas deinformación) tal construcción implica la posibilidad deintroducir elementos subjetivos, cuyo control se facilitacuando se explicitan los criterios de construcción y sucongruencia con los marcos conceptuales utilizados parasu interpretación. Las teorías pueden, en ocasiones, exigir de investigadoresy planificadores una masa de información no siempredisponible. En tales casos cabe la posibilidad de utilizarindicadores más o menos correlacionados con losfenómenos que se quieren determinar, sin perder de vistaque se trata siempre de aproximaciones. Sin embargo, engeneral se produce un fenómeno inverso al esperado:cuando menos sea el conocimiento teórico-científico delos fenómenos sobre los cuales se pretende intervenir,tanto mayor será la masa de datos esgrimida o solicitada. Una descripción empirista (ateórica) tenderá a acumulartodos y cada uno de los datos disponibles presuntamentevinculados al fenómeno de interés. La falta de un marcoconceptual implica la ausencia de criterios dediscriminación entre lo que es relevante y lo que no lo es.

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Usualmente, un diagnóstico regional realizado sobre estasendebles bases se conformará como la recopilación decuanta información secundaria sobre “la región” esté adisposición del planificador. Si además se cuenta conmedios para realizar encuestas, esta falta de marcosconceptuales llevará a unos cuestionarios de granvolumen que, una vez recopilados, serán inmanejables ycon graves problemas de interpretación y de síntesis. Cuanto mayor el conocimiento teórico, adquirido sobre labase de generalizaciones fundadas en investigacionesempíricas anteriores y un continuo proceso decorroboración práctica, tanto menor la masa deinformación que se requerirá, puesto que podránseñalarse los puntos cruciales sobre los cuales se haceindispensable un conocimiento particularizado, y lavisión de conjunto será una elaboración teórico-empírica,en la que las proposiciones generales de la teoría seránespecificadas o acotadas por la referencia empírica. Una buena manera de testar la relevancia de los datosincorporados en una descripción, consiste en rastrear elefecto que su consideración ha tenido en el procesoposterior de explicación y de planteamiento de vías deacción. Si pudiéramos ignorar ciertos datos sin que esoafecte las conclusiones, será una primera señal de suinutilidad en el proceso global de planeamiento tal comoha sido encarado. Pero el problema más grave está dado por la parte de larealidad que ha sido ignorada en la descripción y que, sinembargo, constituye un aspecto fundamental de losprocesos en los que se pretende introducir cambios.

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Por lo demás, es posible encontrar documentos deplanificación en los que la información utilizada pareceguardar alguna relación con el fenómeno en cuestión, ydonde, asimismo, las medidas propuestas parecen teneralgo que ver con uno u otro aspecto del mismo y, sinembargo, no se cumplen las condiciones mínimas de unaplanificación efectiva, por la ignorancia de los procesosque constituyen la clave de la reproducción de losproblemas que se quieren solucionar.

3.1.2 El papel de la teoría en relación a la .descripción

La única manera de asegurar una coherencia mínimaentre los diversos aspectos de un plan es la explicitaciónde un sistema conceptual que oficie de controlmetodológico y que permita recuperar orgánicamente lasexperiencias de situaciones similares, evitando volver apartir cada vez del “sentido común” de los planificadores. Una teoría no solamente brinda un listado de variables yrelaciones pertinentes y sus correspondientes definicionesempíricas, sino que es un sistema de pensamiento, queorganiza la problemática y que contiene una visión más omenos fundada de los fenómenos a los que se apunta conla planificación. Generalmente existen teoríasalternativas para un mismo tipo de fenómenos (entreotras cosas, definiendo de manera diversa los fenómenosmismos), y no todos los problemas conceptuales seresuelven adoptando “alguna teoría”. Justamente la práctica de la planificación es una de lasvías de someter a crítica continua los marcos teóricosexistentes sobre la globalidad social, contribuyendo a su

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superación y revisión, al constituirse en un verdadero“laboratorio” para las ciencias sociales y humanas. A pesar de esta falta de una definición absoluta sobrecuál es la teoría verdadera, cabe acotar que ciertascaracterísticas básicas deben ser cumplidas en cualquiercaso por una teoría que pretenda dar cuenta de fenómenossociales, como es el caso del desarrollo-subdesarrolloregional. Dos condiciones centrales pueden serresumidas como: el ser orgánicas y dinámicas.

3.1.2.1 Su necesario carácter orgánico: La organicidad implica que se tiene, de los fenómenosbajo análisis, una concepción de totalidad parcial,internamente articulado y a su vez en relación con unatotalidad de orden superior. “ articulación internasignifica que el énfasis es supuesto en el sistema derelaciones y en las múltiples formas de determinaciónmás que en un conjunto desarticulado de elementos oaspectos (o variables) “de la región”. Por otra parte, setiende siempre a ver los fenómenos estudiados comoparte de un sistema más complejo, que tambiéncontribuye a determinar estructuralmente lo que ocurre enel subsistema particular. Articular implica determinar los nodos y relacionescruciales de un sistema y sus posiciones relativas, noponiendo en un pie de igualdad “todo lo que allí está”.Relacionar con una totalidad de otro orden, implica tenerpresente la sobredeterminación de los procesosendógenos por situaciones y procesos “externos” alsubsistema.

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3.1.2.2 Su necesario carácter dinámico: Si hablamos de procesos sociales109 estamos hablando deestructuras que tienden a reproducirse en la evoluciónhistórica, de sistemas de relaciones que creanrepetitivamente las condiciones para su propiomantenimiento. Para una intervención eficaz esnecesario captar los procesos (a veces mecanísticos) dereproducción de aquellas estructuras que producen losefectos que nuestros objetivos (juicios de valor)plantearán como deseables de superar. Muchas políticasque aparentemente apuntan a variables-objetivo biendelineadas, concluyen produciendo efectos inesperados,muchas veces opuestos a lo propugnado, por ignoranciade la naturaleza procesal de la realidad social. Esta determinación de estructuras y procesos se facilitaenormemente cuando la descripción incursiona en unanálisis histórico, pues el análisis de los cambios yrecurrencias de la evolución histórica, permite captarefectivamente las estructuras concretas y discriminaríasrespecto a lo que (en un análisis estático) podríaasimismo aparecer como estructural y característico sinserlo efectivamente. Por otra parte, el análisis histórico

109 Ver: José L. Coraggio, “Sobre la espacialidad social y el concepto de región”,incluido en este volumen.

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permite visualizar cómo unas mismas estructuras puedenaparecer bajo formas fenoménicamente diferentes, sinque efectivamente se hayan producido cambiossubstanciases en la situación social de fondo. Lasposibilidades de un prognóstico adecuado tambiéndependen de que se hayan detectado las estructurasfundamentales y sus tendencias históricas. En una primera aproximación (necesariamentesimplificadora), podríamos decir que un buen diagnósticodetecta las estructuras esenciales de los fenómenos quepreocupan al planificador, determinando asimismo lascondiciones dinámicas de su reproducción así como lascondiciones adversas para dicha producción, resultantesdel mismo desarrollo contradictorio de tales estructuras ode la presencia de estructuras que entran en unacontradicción externa con las primeras. Esta penetraciónen la lógica interna de los fenómenos, permite interpretarcon otra luz los comportamientos y relaciones entre losactores sociales del complejo diagnosticado. En tal sentido es necesario destacar que (salvorequerimientos analíticos momentáneos) una teoríaverdaderamente dinámica problematiza una visión de lasestructuras como totalidad armónicamente articulado,para la cual una situación de tensión interna seríaexcepcional y el conflicto, patológico. Por el contrario, lavisión que guía la investigación es la de una totalidadconstituida estructuralmente por contradicciones dediverso tipo y orden. Cómo se resuelven tales contradicciones, cómo searticulan y bajo qué condiciones se producen situacionesque sólo podrían resolverse mediante un cambio

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estructural, son cuestiones básicas para explicar las raícesmismas del movimiento social. Un principio básico deeste método de aproximación a la realidad es, enprincipio y mientras no se demuestre lo contrario, partirde la hipotesis de que los “obstáculos” al desarrollosocial no son externos al sistema de relaciones socialesbajo análisis, sino que son reproducidos por el mismoproceso infraestructural. Por supuesto que una definición inadecuada del complejoreal (¿la región?) a ser analizado coloca “fuera” delmismo relaciones determinantes de la problemáticainterna del mismo, pero, como veremos más adelante,ésta es justamente una consideración clave para ladelimitación del propio objeto de planificación eintervención social.

3.1.3 Procesos y agentes Si bien es necesario destacar la existencia de estructuras yprocesos sociales que existen más allá de la concienciaque de ellos tengan los sujetos involucrados en lasrelaciones, esto no significa que el análisis deba limitarsea determinar tales procesos y hacer caso omiso de lospersonajes y organizaciones y de la conciencia individualo colectiva que tengan de su situación. Por el contrario, una descripción orientada hacia laacción debe establecer detalladamente quiénes son losagentes de tales procesos, poniendo cuidado en noconfundir niveles de determinación. Por un lado, puederealizarse una tipología de las posiciones, que puedenocuparse en el sistema conceptualizado de relaciones(ejemplo: jornalero agrícola, campesino ejidatario,

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intermediario comercial, financista, proveedor deinsumos, arrendatario, pequeño propietario, urbanizador,etc).

Por otro lado deben identificarse las formas concretasbajo las cuales se realizan estas relaciones (ejemplo: elcampesino ejidatario que temporalmente opera comojornalero; el proveedor de insumos que es a su vezacopiador de los productos y que a través del créditootorgado a sus clientes controla la producción; elurbanizador que es a la vez financista y concejal delmunicipio, etc.), y asimismo determinar lafuncionalidad y los intereses complejos que se asocian aestas formas no puras así como su peso cuantitativo enla situación analizada.

Esta discriminación entre agentes concretos yposiciones en las estructuras es fundamental, en tanto laacción social a proponer deberá actuar sobre y con losprimeros y confundir las formas puras con los agentesreales lleva a políticas ineficaces, en tanto se basan enmodelos de comportamiento supuestos y no en losefectivos.

En cualquier caso, un diagnóstico eficaz debe encararambos niveles de análisis: el estructural y el de losagentes sociales y, sobre esa base, reconstruir ladinámica del proceso social en el cual se pretendeintervenir. Esta dinámica deberá ser analizada a, partirde la hipótesis, adecuada para todo proceso social, deque existen contradicciones -oposiciones y diferencias-en el interior de las estructuras sociales, que se

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manifiestan como conflictos latentes o abiertos entresectores. Negar la existencia de tales conflictos deinterés -económicos las más de las veces, pero enmuchos casos de orden cultural o directamente político-, equivaldría a sostener una imagen falsa

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de la realidad social y por tanto debilitar las basesempíricas de una planificación para el cambio110. En tanto toda intervención social será discriminadora afavor de unos u otros agentes o sectores de la población,es imprescindible que el diagnóstico considere estasoposiciones de intereses, así como las bases objetivas quelas producen, tanto para permitir una toma de posiciónexplícita sobre qué sectores se desea beneficiar, comopara anticipar los apoyos y las posiciones que recibirá lapolítica propuesta.

3.1.4 La delimitación del objeto de análisis ydel objeto de intervención.

Un problema metodológico que se presenta al realizar undiagnóstico, es determinar qué segmento concreto de larealidad social y bajo qué criterios será el objeto deanálisis. Asimismo, el diagnóstico mismo deberácontribuir a delimitar qué sector de la realidad social seráobjeto de la posterior intervención, siempre másrestringido que el objeto de análisis. En el caso de losprogramas de desarrollo regional suele predominar unrecorte territorial (muchas veces administrativo) delsubsistema social sobre el cual se programa laintervención. Aunque sobre este tema volveremos másadelante, nos interesa aquí, señalar algunos criterios quedeben ser tomados en cuenta en tal delimitación.

110 Sobre este tema ver: J.L. Coraggio, “Las bases teóricas de la planificación regionalen América Latina (un enfoque crítico), (incluido en este volumen).

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En primer lugar se trata de determinar el tipo derelaciones o de fenómenos sociales que dan especificidadal programa (ejemplo: la producción campesina; lapobreza rural; el sistema de circulación; el desarrolloagroindustrial; el equipamiento colectivo; etc.). Ensegundo lugar, se trata de determinar un conjunto deactores sociales insertos en tales relaciones o situaciones,en relación a los cuales se produciría la intervenciónconcreta. Ahora bien, esta doble determinación no esapriorístico sino que está condicionada por una cantidadde consideraciones que deben ser explicitadas. Así, por ejemplo, el campo de acción de las agenciasinvolucradas en el programa (desarrollo rural,equipamiento urbano, etc.), la anticipación que se tienede los problemas fundamentales que se desea encarar(productividad, pobreza, falta de inversión pública, etc.),los objetivos deseados, en términos generales (mejorarcondiciones de vida, aumentar la autosuficiencia,satisfacer la demanda actual, impulsar la autogestión;etc.) y en relación a sectores y agentes concretos(jornaleros agrícolas, productores campesinos, pequeñospropietarios, industriales, movimientos habitacionales,etc.), y asimismo el tipo de intervenciones que seconsideren posibles (política de precios, inversiones eninfraestructura, organización social, educación para laproducción, etc.), contribuyen, en un planteo correcto dela delimitación del objeto de intervención, a establecerquiénes son los principales sujetos sociales involucradoso a involucrar en el programa, tanto por ser sus presuntosbeneficiarios como por ser agentes activos en losprocesos considerados.

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Desde esta perspectiva estamos desechando la posibilidadde establecer simplemente un ámbito geográfico poralgún criterio parcial y luego proceder a analizar decualquier manera todo lo que está dentro de dichoámbito, como muchas veces suele hacerse. La condición puesta más arriba, de que el diagnósticodebe captar los procesos de reproducción social centralespara la problemática que nos preocupa, implica que paraun programa que no se limite a plantear paliativos parasituaciones visualizadas estáticamente- el conjunto desujetos sociales deberá ser definido como un subsistema,con cierta autonomía relativa en lo que hace a losprocesos en los que se intentará introducir cambiosestructurales. Esto está referido al diagnóstico y nonecesariamente a la intervención misma. Por ejemplo, la capacidad de satisfacción de lasnecesidades de un sector campesino puede estar afectadano tanto por su productividad como por estar entrampadoen el circuito de capitales comerciales que extraen buenaparte de sus excedentes (vía manipulación de los precios,mecanismos de financiamiento, etc.). En este casodeberán incluirse en el análisis los procesos más ampliosde circulación de esos capitales comerciales y enparticular la manera en que los sectores campesinosentran en su circuito, de modo de aprehender la lógica ylos límites de las relaciones sobre las cuales se pretendeintervenir. Y muy bien puede llevarnos este análisis a lainvestigación de relaciones, procesos y agentes nolocalizados dentro del ámbito geográfico definido por loslugares de residencia y trabajo del sector al que apunta elprograma.

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En general, no puede “ubicarse” el subsistema social (derelaciones, de circulación de productos, de capitales, dereproducción de la fuerza de trabajo, etc.) en undeterminado ámbito geográfico que supuestamentecontendría todo lo que es pertinente para el programa.Por ejemplo, puede ser necesario incursionar en unanálisis del comportamiento de ciertas agencias delgobierno central en relación a éstos y otros grupos deproductores, sin que ésto tenga una contrapartida espacialde contigüidad regional, etc. En el diagnóstico deben incluirse entonces todas lasrelaciones y agentes fundamentales para dar cuenta de losprocesos relevantes, independientemente de que,posteriormente, pueda determinarse que el campo deacción directa del programa sólo cubre una parte dedichos agentes o relaciones. Esta parcialidad de losprogramas será, sin embargo, objeto explícito de análisisy permitirá establecer la efectividad de los mismos. En conclusión, la descripción debe ser aplicada a unobjeto de intervención social ampliado, cuya definiciónimplica determinar como subsistema los procesossociales y los agentes concretos fundamentales,considerando la articulación interna y “externa” de losdirectamente afectados por el plan con otros elementos dela sociedad. En esta determinación jugará un papel fundamental laexistencia de un marco conceptual que permita orientar ladelimitación, discriminando entre lo que es esencial y loque es accesorio, evitando así el empirismo en el queinfluyen la definición arbitraria del objeto de intervención(y del objeto de diagnóstico) y la proliferación de

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variables y aspectos considerados, debido a laincapacidad de discriminar.

3.1.5 Intervención social y conciencia de losagentes

Anteriormente mencionamos que, además de determinarlas relaciones estructurales y de identificar los agentesconcretos que permiten la efectivización de talesrelaciones, y aún cuando dichas relaciones tengan unaexistencia objetiva más allá de la conciencia plena quelos agentes involucrados tengan de ellas, no podemosdesconocer -como parte importante de la realidad socialmisma- la existencia de algún grado de conciencia o decierta visualización de su situación por parte de losmismos agentes sociales. Dado que los programas nopueden ser concebidos como intervenciones “externas” alos procesos sociales, sino que deben insertarse en talesprocesos y por ello ser mediados por las acciones de losagentes incluidos, la conciencia que éstos tienen es unfactor fundamental que debe ser aprehendido por eldiagnóstico. Cómo los diversos agentes sociales ven su propiaproblemática, cómo visualizan a los demás agentes conlos cuales se relaciona, qué cuestiones consideran“problema”, a qué causas atribuyen sus problemas, cuálesson sus prioridades, cuáles han sido sus modalidades deacción individual u organizada, etc., son elementosnecesarios para completar un diagnóstico. Sin embargo,el paternalismo programático -que implicaría que losplanificadores determinen “desde afuera” cuáles son losproblemas, cuáles las metas, cuáles las vías de acción y

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luego pretendan imponerlas en nombre de los afectados-no se supera automáticamente con “consultar” a ciertosagentes sociales, acerca de cuáles son los problemasexistentes y cuáles las metas a las que aspiran, con laintención de basar en estas consideraciones al programamismo. En primer lugar, un procedimiento de tal tipo implicaríael supuesto (generalmente falso) de que siempre losagentes involucrados en un dado proceso son los másidóneos para determinar la naturaleza del mismo, suscausalidades, identificar los elementos cruciales, etc. Siesto fuera así, la ciencia no sería necesaria y en todo casose limitaría a la tarea de recopilación de las opiniones delos sujetos sociales sobre la realidad. No habría procesosobjetivos que descubrir ni leyes que determinar. En segundo lugar, tanto por la relativa facilidad de accesocomo por su peso político-social, este procedimientotiende a aplicarse a ciertos agentes sociales considerados"claves” por la posición que ocupan en las jerarquíassociales, o por su supuesta o efectiva representatividadsocial, con lo cual muy probablemente se obtiene unaimagen burocratizado y sesgada de la problemática de lasgrandes mayorías, a las cuales suele decirse que vandirigidos estos programas. En consecuencia, de lo que se trata en la descripción esde jugar simultáneamente con la determinación de losprocesos y mecanismos objetivos que producen lassituaciones consideradas problemáticas por losplanificadores, por un lado, y con la determinación de lapercepción de su situación y de la problemática así comopor el tipo de respuestas que le dan los mismos agentes.

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Todo esto es un proceso de intervención social que partedel postulado de que las transformaciones estructuralesrequieren cambios en la conciencia y en las actitudes asícomo de las formas de organización social de loselementos involucrados, lo que puede implicar laconstitución de nuevos sujetos sociales y políticos.

3.1.6 Conclusión En resumen: la descripción de las relacionesestructurales, objetivas; así como la identificación de losagentes sociales principales y sus formas de conciencia ycomportamiento, debe realizarse con base en unaconcepción de la totalidad social en la cual se insertan.Por otra parte, tal totalidad, en tanto social, debe serconcebida como procesal, poniendo énfasis en losprocesos que tienden a reproducir las situacionesconsideradas problemáticas. La capacidad de reproducción de estas estructuras noimplica que su naturaleza sea armónica sino que, por elcontrario, tal reproducción se realiza sobre la base de unacontinua redefinición de contradicciones internas yexternas, las cuales se expresan básicamente bajo laforma de conflictos sociales que el diagnóstico debeexplícitamente registrar y caracterizar. Las operaciones metodológicas de una tal descripcióndeben estar organizadas a partir de un sistema conceptualexplícito, adecuado al tipo de procesos que son relevantespara el tipo de intervención prevista. La definición delobjeto concreto de intervención social -hecha a partir dela especificidad de los agentes de intervención y sus víasde acción posibles, de la anticipación de los problemas

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relevantes a atacar y de las condiciones que la propiarealidad le ponen al programa- deben extenderse, en loque al diagnóstico hace, hasta cubrir las relaciones dereproducción de las situaciones consideradasproblemáticas, de modo que, aun cuando el programa nopuede intervenir sobre todos los elementos de talsubsistema, al menos se puedan determinar laslimitaciones objetivas que tendrá para lograr los efectosdeseados. Finalmente, un diagnóstico será capaz de captar lasrelaciones estructurales y fundamentales en la medidaque supera los tradicionales análisis estáticos y puedabasarse en un análisis histórico en el que las recurrenciassean plenamente advertidas y lo accidental pueda serclaramente separado de lo estructural. La cuestión de la determinación de los “problemas” y,por tanto, de los objetivos que guiarán el curso de acciónpropuesto nos lleva al siguiente punto.

3.2 El Planteamiento de los Objetivos

3.2.1 Concepción teórica y visualización delos problemas

Si contamos con una descripción científica de losprincipales procesos que conforman el campo defenómenos que nos interesa; si tenemos asimismo unavisión concreta de la dinámica social y una identificaciónde los principales agentes y grupos sociales y de suposición en dichos procesos ¿cómo determinamos cuálescondiciones o efectos de tales estructuras sociales son un“problema” que debe ser atacado, y cuáles en cambio son

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un elemento positivo y que por tanto debe serconsolidado por su contribución al desarrollo que sepropugna? Aquí intervienen los objetivos que orientan elprograma. Por ejemplo: la descomposición de formas comunitariasde organización que acompaña al proceso derecomposición bajo formas más eficientes de producciónagraria ¿es un proceso en sí mismo positivo o negativo?(o tal vez el juicio debe emitirse respecto a la forma queadopta, admitiendo que el proceso en sí mismo esinevitable). Así, si la “modernización” se toma como objetivogeneral, o si en cambio éste está dado por laautodeterminación y por la consolidación y reproducciónde grupos étnicos y-o formas campesinas de producción,la caracterización de los “problemas” resultará muydistinta. (Otro tanto ocurre respecto al fenómeno deresistencia de los campesinos a abandonar la producciónde productos destinados al autoconsumo y a concentrarseen cultivos especializados para el mercado, etc. ). Por otra parte, el planteamiento de los objetivos no puedeser independiente de la concepción teórica de losfenómenos a intervenir. El que los objetivos se expresenen términos de las condiciones de vida de determinadossectores o en términos de su producción, no tendríamayores consecuencias si se partiera de una concepciónintegrada de los procesos sociales, donde la interrelaciónentre unos y otros aspectos fuera tomada en cuenta. Sinembargo, en muchos casos, el énfasis puesto en unaspecto parcial al plantear los objetivos refleja unaconcepción no integral de la problemática y suele

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conducir a políticas ineficaces, que no logranefectivamente los objetivos propuestos. Tal es el caso de los programas “asistencialistas”, queoperan fundamentalmente sobre los “efectos”,concentrando sus acciones sobre el cambio deindicadores de equipamiento social o similares, sinafectar los mecanismos de reproducción de lascondiciones que se quiere modificar, con lo que losefectos duran lo que dura la inyección de fondos aplicada.En el otro extremo encontramos concepciones“economicistas”, que consideran que la clave deresolución de los problemas sociales está en el proceso deproducción, definido básicamente como una prácticaingenieril, en la confianza de que la incorporación denuevas actividades (industrialización, por ejemplo), o laadopción de mejores técnicas o el aumento de laproductividad por cualquier vía tenderá de por sí atransformaciones globales. Esta concepción lineal de larelación entre la producción (definida estrechamente) ylas relaciones sociales en su conjunto aparece enocasiones bajo la forma del denominado “desarrollismo”. Vemos desde ya la estrecha relación que existe entre losmarcos conceptuales, que nos brindan una visualizaciónde la naturaleza de los fenómenos, y el planteamiento delos objetivos generales (y de las políticas). Unaconcepción adecuada de los procesos sobre los cuales sequiere intervenir para lograr un desarrollo en función delas condiciones de vida de las grandes mayorías deberáconducir al planteamiento de objetivos y políticasintegrales, en el sentido de que consideren no solamentelos aspectos más directamente vinculados a talescondiciones sino que penetren en la compleja malla de

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relaciones con una visualización de su naturalezaprocesal y reproductiva.

3.2.2 Objetivos, conflictualidad social yorganización

Pero además, dada la existencia de conflictos entresectores sociales, que concretizan de manera compleja lascontradicciones de las estructuras en las cuales se quiereintervenir, la determinación de los “problemas” cuyaresolución parcial o total puede plantearse como meta delas políticas-implicará asimismo identificar no sólocuáles son los sectores que se constituyen en sujetos delprograma en tanto beneficiarios, sino también cuáles sonlo sectores que, contrariamente, serán perjudicados por laimplementación del nuevo programa. Esto no implica que en cualquier conjunto recortado de lasociedad habrá necesariamente grupos contrapuestos,pero deja sentado que, para un recorte que incorpore losprocesos completos fundamentales de reproducción delos problemas, ese es el caso más probable. Salvo encasos muy particulares, la característica contradictoria delos procesos sociales implicará que no es posibleplanificar en beneficio de todos y cada uno de lossectores sociales, sino que la determinación de losobjetivos implicará “tomar partido”. Por ejemplo, en el caso de programas de desarrollo rural,el sector beneficiario aparece como el de las grandesmayorías rurales, pero esta misma caracterización esgeneralmente insuficiente, pues dentro de la misma cabendiferenciaciones relevantes entre diversas capas rurales,determinadas por su posición en la producción ycirculación

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agraria, por el monto de sus recursos productivos, etc. Esta concepción de la determinación de los objetivos estáimpregnada por dos premisas que están a su vez fundadasen una apreciación científica de los procesos sociales. Enprimer lugar, si estos programas apuntan a resolverdefinitivamente las situaciones más graves de laproblemática social, un programa eficaz será uno queapunte más a modificar estructuras y mecanismos -y portanto a trastocar posiciones adquiridas por diversosagentes- que a paliar ciertos resultados negativos. Ensegundo lugar, y anticipando su posteriorimplementación, el establecimiento de los grandesobjetivos debe ir acompañado de un análisis de lasfuerzas sociales operando y, por lo tanto, entra en elcampo de lo político, en el sentido de que se complicacon las relaciones de poder y de dominación. Las metas específicas que se proponga alcanzar elprograma, los tiempos y ritmos de cambios propuestos,deberán ser cuidadosamente analizados a la luz de lascondiciones político-sociales, en el entendimiento de queéstas no operan meramente como restricción o como“medio ambiente” de los programas, sino que son unadeterminación que debe ser expresamente incluida en lasacciones propuestas. Un programa que aspire a mejorar las condiciones degrandes grupos, en contraposición a estructuras dedominación comandadas por ciertos agentes sociales, nopuede soslayar la necesidad de organizar a los primeroscomo fuerza social, a fin de apoyar el programa y resistirlos eventuales embates a los que puede ser sometido. Ladificultad de llevar a cabo estas acciones, no es excusa

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para ocultar el problema o para reducir los programas aun conjunto de medidas que de antemano se sabe queserán inoperantes. La legitimidad de los objetivos planteados aparece, enestas condiciones, como un elemento fundamental quedebe ser corroborado por quienes diseñan el programa, enbase a un contacto directo y organizado con los sujetosbeneficiados (e incluso son los ¡inmediatamenteperjudicados) por el mismo. Sería impropio concebir unprograma en función de objetivos idealistas, planteados apartir de criterios no sustentados en la vivencia que losmismos destinatarios tienen de su problemática cotidiana,así como sería inadecuado partir exclusivamente de suexpresión directa de tales aspiraciones, sin tener encuenta su dificultad para advertir cabalmente dónderadican los procesos centrales que los colocan en talsituación. Por otra parte, y hasta donde fuera posible, esnecesario analizar las posibles reacciones y el perjuicioque el programa provocará a sectores no beneficiarios,sea para prevenir que bloqueen efectivamente elprograma, sea para ganar su consenso mediantetransacciones adecuadas (como puede ser el caso de unareforma agraria que ofrezca compensaciones a losterratenientes expropiados, o un reordenamiento urbanoque plantee alternativas a los desplazados). Más allá de los requisitos materiales que implique suimplementación, la efectividad de los programasorientados por objetivos de cambio estructural no estaríaasegurada sin garantizar la organización necesaria defuerzas sociales que les den sustento político. Desde estepunto de vista, la determinación de los objetivos y metasde los programas no podrá hacerse vía aplicación

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directa de normas ideales sino en relación a lascondiciones políticas coyunturales y a las posibilidadesorganizativas presentes y futuras. Y este contexto socio político difícilmente pueda seraprehendido por un análisis reducido al marco territorialdel programa, puesto que las fuerzas sociales y políticasno admiten en general una regionalización de tal tipo. Deallí la necesidad de enmarcar la preparación del programaen un análisis de la coyuntura y las tendenciaseconómico-sociales y políticas, en el orden nacional y enámbitos regionales intermedios. También en este sentido, resulta necesario efectuar unanálisis de la congruencia de los objetivos propuestos, nosólo con referencia a las tendencias objetivas de losdiversos sectores sociales -definidos en base a suposición estructural- sino también con respecto a losplanteos programáticos de las organizaciones políticas ysociales relacionadas al subsistema social considerado.De hecho, sólo la participación de los sectoresinvolucrados en el proceso de planificación podría crearbases sólidas para tal congruencia. Por último, en lo que hace específicamente a losprogramas de desarrollo regional, cabe plantear que elprograma mismo debe ser evaluado en función de losefectos de mediano y largo plazo que puede tener comoreferencia a los procesos más globales de la sociedad enlos cuales se inserta, a fin de discernir si se trata de unprograma efectivamente inspirado en objetivos asumidospor las comunidades locales a las cuales se dirige, o si

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(explícitamente o implícitamente), se trata de unprograma funcional para una estrategia de integración ode transformación manipulada de tales comunidades bajocondiciones impuestas por un proyecto de otras clases ogrupos sociales. Esta “exterioridad” de las intenciones nopuede ser calificada a priori como ilegítima, sino quedependerá de la naturaleza del proyecto social al queresponde el programa. En todo caso, su explicitación enel proceso de planificación evitará ambigüedades,permitirá internalizar una estrategia más global,orientando las decisiones de la planificación, y enalgunos casos aumentará la eficacia de los programas111.

3.2.3 Conclusión El establecimiento de los objetivos generales que orientanel programa equivale a delimitar las áreas-problema sobrelas cuales se pretenderá intervenir. La forma en que seplantean los objetivos puede estar reflejandoconcepciones teóricas diversas de la naturaleza de losprocesos involucrados, tal como lo demuestra laexistencia de programas “asistenciales” y de otros“desarrollistas”, supuestamente inspirados en los mismosvalores.

111 La necesidad de mantener estas propuestas a un nivel útil de generalidad no puedeconducirnos a ocultar una característica destacada de la práctica de la planificaciónregional en nuestros países. Mientras se apela al “bien común”, al “desarrollo” y aotras entelequias indefinidas política y socialmente, se puede perfectamente estarhaciendo el juego a los intereses minoritarios que representa el gobierno sinadvertirlo el técnico-planificador ingenuo. Por otra parte, todo lo planteado aquí esválido para una coyuntura de gobierno popular y programas que afectan precisamentea intereses minoritarios.

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Por otra parte, la determinación de los objetivos conllevala de los sujetos beneficiarios así como la de sectores oagentes eventualmente perjudicados por el programa. Ental sentido, optar por ciertos objetivos implica una tomade posición, una no naturalidad respecto a los conflictossociales. Por consiguiente, la cuestión del poder y de laorganización de fuerzas sociales no puede ser ajena alanálisis que culminará con el establecimiento no sólo delos objetivos generales sino asimismo de las metasconcretas a proponer. De otra manera, la efectividad de objetivos y metas nopodría ser generalizada, pues las condiciones económicaspara su realización no constituyen bases suficientes.Asimismo, la legitimidad de los objetivos y metas deberápor un lado ser puesta a prueba en base al contactodirecto con sujetos individuales y organizacionesinvolucradas, no sólo para captar sus aspiracionesexpresas sino para corroborar las tendencias objetivaslocales. Por otro lado, tal legitimidad y/o viabilidaddeberá corroborarse en el marco de la coyuntura ytendencias en el orden nacional.

3.3.Los Elementos Explicativos del Diagnóstico

3.3.1 Explicación y descripción Dada la estrecha interrelación que existe entre los cuatromomentos que estamos analizando, ha sido inevitableadelantar en los acápites anteriores consideraciones quehacen más específicamente a la explicación de losfenómenos que se pretenden modificar. Resulta de loexpuesto que: (I) es relativamente artificial unaseparación

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entre la etapa de descripción y la de explicación, en tantono es posible describir la realidad sin un sistema deconceptos que organicen tal descripción, so pena de caeren un “datismo” empirista, que sólo puede producir unresultado confuso por la falta de discriminación y laarticulación; (II) las explicaciones válidas no sonapriorísticas sino que, partiendo de una concepcióngeneral de los fenómenos concretos que se intentaexplicar, consideran las condiciones específicas en queéstos se producen, siendo su resultado un conocimientoparticularizado y no meramente una corroboración orechazo de leyes generales. Por lo tanto, en las condiciones para una correctadescripción esbozada más arriba, estaba ya Fugándoseuna conceptualización acerca de la naturaleza de losfenómenos atinentes al desarrollo social. En lo que sigue nos limitaremos a ampliar ciertasconsideraciones referidas básicamente al análisis de losfenómenos sociales, sin pretender desarrollar una teoríaexplicativa de los fenómenos regionales en particular.

3.3.2 La necesidad de una explicacióncientífica

Cabría preguntarse por qué un diagnóstico destinado aorientar la acción en un ámbito territorial limitado debeincursionar en intentos explicativos, en la búsqueda decausas últimas, de leyes objetivas, y si no será esto máspropio de la labor académica. El hecho es que unaorientación por la acción que no se funda en

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conocimiento producido críticamente, según las normasdel trabajo científico, corre el riesgo de tomar lasapreciaciones comunes, superficiales, comoconocimiento válido, cuando en realidad talesproposiciones contribuyen a ocultar el movimiento real,confundiéndolo con las apariencias. Las ciencias sociales han mostrado justamente que estaestructura dual -donde los fenómenos no aparecenmostrando prístinamente sus causas profundas, donde lasconcepciones que se van gestando a través de lasprácticas cotidianas de los agentes sociales tienen ladoble determinación de ser aparentemente ajustadas adichas prácticas pero, sin embargo, impedir la percepcióndirecta de los procesos que las configuran tal como son-es característica de las sociedades en las cuales se estánpropugnando los programas de cuyo diagnóstico nosestamos ocupando. Esta condición contradictoria del conocimiento común,de que orienta efectivamente las prácticas cotidianas delos agentes inmersos en las estructuras sociales, pero queno permite visualizar dichas estructuras, es un obstáculoempirista para la aceptación inmediata de la necesidad deproducir conocimientos según procedimientos científicos. Así, el productor campesino puede visualizar, sin ayudade investigadores, que si el intermediario comercial lepagara un precio mayor su situación económicamejoraría, o que si los bancos le brindaran crédito a bajastasas de interés podría resistir mejor los períodos de malacosecha sin caer en manos de los prestamistas usurarios.

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Sin embargo, no puede advertir que la problemática de ladeterminación de los precios agrícolas no se resuelveoperando sobre ese subsistema de comercialización, si talcuestión está ligada a la coyuntura del proceso nacionalde acumulación, en el que juegan otras contradiccionesque nunca se le aparecen directamente corporizadas comoagentes con las cuales tiene trato directo. Tampocoadvierte, de manera directa, que si se actúa únicamentesobre la determinación de los precios de compra de suproducción hay numerosos mecanismos por los cuales ladiferencia a su favor puede ser absorbida por otrosagentes de la circulación. 0, con referencia al crédito,puede no anticipar que el resultado final de una mayordisponibilidad de crédito, puede ser que él pague losintereses pero que el mejor financiamiento lo recibaefectivamente el intermediario a través de un cambio enlos plazos de pago de sus cosechas. En algunos casos, un conocimiento más a cabo se lograsimplemente teniendo en cuenta la interrelación entrefenómenos aparentemente desligados. Otras veces, talconocimiento se logra accediendo a una comprensión delas leyes profundas que regulan el funcionamiento de lasociedad y en particular de los procesos atinentes alprograma que se está diseñando. Un conocimiento delsegundo tipo puede demostrar que determinadas políticasconstituyen meros paliativos para las situaciones que sepretende resolver, y que sin cambios en ciertas relacionesestructurales no será posible obtener resultadosduraderos.

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No se está diciendo aquí que todo se resuelve cambiandoestructuras genéricamente, sino que justamente se trata de determinar qué mecanismos, qué situacionesorganizativas, qué relaciones estructurales son crucialesen la reproducción de los problemas. Por otra parte, estemismo conocimiento permitirá apreciar la viabilidad y lasmodalidades del cambio requerido. Por lo tanto, una explicación de los fenómenos queocupan al planificador debe incluir, no solamente lascausas inmediatas a las cuales los mismos puedenremitirse, sino también los procesos de reproducciónsocial que los hacen estructurales y no meramenteaccidentales y pasajeros. La cuestión de la reproducciónde las estructuras sociales y de todos sus aspectospermanentes a través de procesos económicos, políticos eideológicos, es básica en toda explicación.

3.3.3 La reproducción social como tópicateórica básica

El proceso central (pero no único) desde el cual sedeterminan fundamentalmente las estructuras sociales, esel complejo proceso de producción y reproducciónmaterial. Las posiciones que los diversos agentessociales ocupan en las diversas esferas de dicho procesoconstituyen la matriz misma de las estructuras sociales. Dichas posiciones se definen centralmente por lasrelaciones recurrentes entre los miembros de la sociedaden la producción propiamente dicha, relaciones quedependen estrechamente de la relación de dichos agentescon los medios de producción de las formas de

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cooperación que adoptan en el seno del mismo procesode trabajo. Así, diferenciamos entre: productoresindependientes, propietarios de sus medios de producción y por tanto desu producto; productores asalariados, que no poseenmedios de producción ni tienen derecho sobre el productode su trabajo más que por la vía indirecta del salario;propietarios de medios de producción que no trabajandirectamente pero que contratan trabajadores y controlanel proceso de producción en función de sus objetivos deacumulación; formas comunitarias, familiares o no, detrabajo colectivo, donde existe una propiedad a nivelgrupal de medios y resultados de la producción; y asíotros tipos y toda una variedad de situacionesintermedias. Pero existen asimismo otras determinaciones económicasde las posiciones sociales que no son estrictamenterelaciones de producción, que se derivan de las relacionesde circulación. Esto nos lleva a diferencias entre laproducción para el mercado y la producción para elpropio consumo, así como entre el capital productivo; elcomercial y el financiero, etc. De estas relaciones combinadas y de aspectos adiciona-”les, tales como el grado de monopolio o competitividad,etc., resultan diversos modelos de regulación de laproducción y de generación y apropiación de excedentes,aspecto éste central para explicar la dinámica de laproducción social y para apreciar las perspectivas dedesarrollo de comunidades específicas, así como paracaptar algunas de la principales fuentes de contraposiciónde intereses.

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La teoría nos alerta así de su existencia genérica,indicando metodológicamente que un análisis detalladode los mecanismos concretos de dicha regulación y dedicha apropiación, es condición necesaria para explicar buenaparte de las situaciones concretas que se desea modificar. Pero no se trata de limitarse a efectuar una tipología derelaciones, sino que es necesario proceder a vincularlascon las condiciones materiales que las posibilitan, dadasfundamentalmente por el desarrollo alcanzado por laproductividad, pero depende tanto de las condicionesmismas de los elementos naturales involucrados en laproducción (suelo, clima, etc.) como de la tecnologíaadoptada por los productores, que no se limita al tipo deinstrumentos utilizados sino que incluye las formas deorganización del trabajo mismo. Por lo tanto, la teoría no orienta el análisis de laestructura de la producción exclusivamente en función dela cuestión de qué se produce, sino de cómo se lo producetécnica y socialmente. Asimismo, plantea la cuestiónsobre las formas de inserción que los productos tendránen las relaciones de reproducción de la sociedad global(materias primas para la agroindustria, alimentosdirectamente consumibles, etc.), y las que tendrán losexcedentes volcados a la forma dinero (reproducciónampliada de los mismos procesos que los generan,transferencia a otros sectores rurales, a actividadesurbanas, etc.). Esto es así puesto que, para poder explicar la existenciade formas sociales de producción diferentes, suarticulación, el desarrollo desigual de fuerzas productivas

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particulares y, sobre todo, para poder comprender lasrazones de la permanencia y coexistencia de formascontradictorias, es necesario ubicar el análisis dentro dela problemática más general de la reproducción social ensu conjunto. Ello implica ver a la producción y lacirculación como momentos de la reproducción del todosocial y, en particular, del subsistema o subsistemasseleccionados como objeto de la intervención social. Pero la tópica de la reproducción social nos lleva asuperar un análisis estrictamente económico, puesto quelos mecanismos de reproducción tienen asimismodeterminaciones culturales o directamente políticas, cuyasignificación deberá ser elucidada en cada caso. Paracomprender la dinámica y posible evolución de losprocesos analizados, la teoría indica metodológicamentecomo indispensable el análisis de las principalescontradicciones internas a las estructuras -sean éstaseconómicas, culturales o políticas- o entre estructuras, asícomo aprehender la articulación entre las contradiccionesinternas a las estructuras analizadas y aquellas resultantesde su inserción en un sistema global más amplio. La necesidad de realizar estas investigaciones en funciónde una futura intervención social requiere, asimismo, quelas expresiones de tales contradicciones bajo la forma deconflictos más o menos abiertos, presentes o potenciales,y las formas de organización de los interesescontrapuestos, así como el marco institucional y losmecanismos de regulación-resolución de los mismosdurante el periodo reciente sean asimismo investigados.El sistema de organizaciones políticas y socialesexistentes y su funcionalidad o su carácter contradictorio

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con la reproducción social de los problemas, deberá serespecificado en cada caso. Por otra parte, en la medida en que en el subsistemaestudiado se encuentran elementos estructuralesdominantes cuya dinámica marca o ha marcado en el paso ladinámica global del conjunto, como podría, por ejemplo,ser el caso del capital comercial o el capital bancario, lateoría indica que el diagnóstico debe incluir un análisis delas tendencias de tales elementos dentro del sistemaglobal, así como de las condiciones favorables a sureproducción y de aquellas que la contradicen. A su vez, en tanto los programas estén orientados haciaamplios sectores subordinados, el análisis de lascondiciones de su reproducción, de sus “estrategias desobrevivencia” (la venta parcial de la fuerza de trabajocampesina en otras explotaciones rurales o en el sectorurbano; la migración temporal o definitiva a las ciudades;la mezcla de actividades, a nivel familiar, la organizacióncolectiva para reivindicar intereses, etc.) es asimismo uncapítulo obligado del diagnóstico. La contraposición de las estrategias explícitas oimplícitas de los diversos sectores sociales, las formas deregulación de las oposiciones de intereses, las tendenciasadvertidas, constituyen, junto con un análisis estructural,la base de una explicación de aquellos fenómenos másaparentes que motivaron la intervención y el planteo de lanecesidad de un programa, con el posible resultado deque -sobre la base de un diagnóstico científicamenteorientado, y contando ahora con una nuevacaracterización de los fenómenos y de sus causas- la

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naturaleza y los alcances del programa tiendan a tomaruna forma diversa de la anticipada originalmente. Por lo pronto, la teoría indica que el principal obstáculoal desarrollo regional no puede ser visualizadosimplemente como la falta de recursos financieros o lafalta de proyectos concretos de inversión, siendo las estructurasmismas que lo impiden el nuevo foco de atención. Estaaseveración no se deriva de una actitud absolutista- quesólo ve en el”cambio total de estructuras el medio para eldesarrollo- sino de las experiencias acumuladas enAmérica Latina, que la teoría condensa y sistematiza. Por último, es evidente que un diagnóstico realizadosobre bases teóricas tenderá a reflejar las hipótesismismas que la teoría brinda. Pero no se trata deencasillar la realidad en las proposiciones generales, sinode organizar una investigación donde todas lasespecificidades relevantes del caso encarado seandebidamente registradas, aún cuando contradigan parcialo totalmente las previsiones teóricas, procurando, en lareconstrucción del proceso real estudiado, hacerreferencia explícita a los agentes, instituciones ymecanismos concretos existentes.

3.3.4 Conclusión En resumen, el papel del marco teórico en la elaboracióndel diagnóstico es proveer una concepción general de losprocesos sociales y el consiguiente sistema de preguntasque orientan la investigación. En primer lugar, seestablece la imposibilidad de acceder a una comprensiónde los fenómenos “tal como se dan”, sin recurrir a un

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análisis de las estructuras profundas que los producen.En segundo lugar, se establece que tales estructuras soninternamente contradictorias, lo que se manifiesta ensistemas sociales polarizados entre elementos dominantesy sectores dominados, lo que requiere una investigaciónde la lógica y las tendencias de desarrollo de ambos polos en su unidad, y consecuentemente, de lasestrategias de los agentes correspondientes y de lafenomenología de conflictos emergentes de suscontradicciones. Finalmente, se establece que el marco más amplio deanálisis debe ser el de los procesos de reproducción socialde las estructuras y de las situaciones consideradas comoproblemas. A ellos se accede a partir del núcleo centralconstituido por el proceso de producción material debienes y de los procesos de generación, apropiación yutilización de excedente económico, sin descuidar que lareproducción social incluye procesos culturales ypolíticos y que un análisis operativo no debe quedarse alnivel de las relaciones estructurales sino que debe ligardicho nivel con el de los agentes y organizacionesconcretas existentes.

3.4 La Elaboración e Implementación de lasPropuestas de Acción (las Políticas)

3.4.1 Las políticas como intervención

externa a los procesos en la región La situación social regional, diagnosticada yproblematizada por los planificadores, debe dar lugar a

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propuestas de acción para la transformación de lasestructuras que reproducen los problemas identificados.Pero si el diagnóstico y la identificación de los problemasdebían hacerse en base a un contacto directo con losagentes involucrados en los procesos analizados, laexplicación bien pudo ser resultado de una elaboracióndel equipo planificador en base a esa materia primaacumulada. Efectivamente, la explicación científica implica elevarsepor encima de la práctica repetitivo de los agentes asícomo de las percepciones suturadas a la realidad quedicha práctica va generando. Esto no excluye recoger yanalizar críticamente las explicaciones que los mismosagentes tienen para sus problemas, como hipótesis, porun lado, pero sobre todo como elementos de la ideologíaque deben ser incluidos explícitamente en el diagnóstico,en tanto dimensión subjetiva de la situación social. Pero si la explicación da claves para establecer losdeterminismos de diverso orden y tipo que operan en larealidad, permite también vislumbrar el tipo de cambiosrequeridos para facilitar, inducir o producir directamenteotros cambios deseados en la situación. Por ello esgrande la tentación de los planificadores de quedarse enel escritorio donde surgió la explicación para redactar laspropuestas de acción, ponerlas en el papel y elevarlas alos responsables estatales del caso. La mayoría de las veces, los habitantes de una región“planificada” no llegan a enterarse de los planes hechos"para ellos”, incluso si el diagnóstico se realizó “a partirde ellos” y su percepción de los problemas que aquejan lasociedad a la que pertenecen. Posiblemente, en un actoformal para élites locales, o a través de los medios de

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comunicación social, se enteran de los grandes objetivosplanteados o de las obras que diversas agencias del estadose han comprometido a realizar en la región.

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Si el campo de acción visualizado por los planificadoresfue desde un comienzo la realización de inversiones enobras públicas, esto habrá incidido en el diagnóstico; enel tipo de relaciones y problemas que “se podrían” ver, y,por supuesto, el plan culminará reduciendo las políticas aotros tantos proyectos de obras, de cuya construccióndependería el cambio social en la región. Si todo marchabien, llegarán las empresas contratistas, eventualmentecontratarán mano de obra local, y finalmenteconstruirán... Es indudable el impacto posible de un nuevo dique, de uncamino de conexión con la red nacional, de un hospital ouna escuela. Sin embargo, la historia de los planesregionales que han llegado al nivel de proyectos deinversión pública muestran que, cuando se comparan losobjetivos declarados con los resultados, muchas veces eseimpacto no parece haber sido planificado sino que tieneun fuerte componente accidental. Algo similar puede ocurrir con otros instrumentosusuales de intervención, concebidos como cambioslegales, regulaciones y prohibiciones de todo tipo. Lazonificación urbana o la agraria difícilmente surgen de unanálisis a fondo de los comportamientos y mecanismosque orientan la configuración territorial de la región y esfácil que sus efectos difieran substancialmente de lasimágenes ideales que los planificadores vuelcan al plano. Y es que para este tipo de planes, la conexión real entre la“obra” o las disposiciones legales y las relacionessociales es virtualmente desconocida y, en todo caso,supuesta como siempre favorable a los grandes objetivosproclamados.

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En una sociedad que se atiene a las formas de lademocracia representativa, la planificación pública raravez enuncia objetivos abiertamente contrarios a losintereses de las mayorías. El “progresismo” que cubrelos documentos de planificación -aunque sea con unatónica asistencialista, modernizadora o desarrollista- es lanorma general. Pero las acciones y sus efectos tienden amostrar la verdadera naturaleza- incluso no evidente paramuchos planificadores, de la actividad planificadora ensociedades capitalistas dependientes. De este modo, cuando es todavía un documento y unconjunto de propuestas descontextuadas, el plan puedeganar consenso si es manejado hábilmente en supresentación. Pero ese consenso es superficial. No debeextrañar, entonces, que el plan sea ajeno y alienante parala gran mayoría de la población local a la cual vadirigido. No debe extrañar, tampoco, la eventualresistencia -pasiva y eventualmente activa- sobre lamarcha de su implementación.

3.4.2. Las políticas como programa detransformación de las relacionessociales en la región

Si la concepción que guió el proceso de planificacióntuvo en cuenta las verdaderas condiciones dereproducción de los problemas sociales que se pretenderesolver, sus propuestas no pueden limitarse a laconstrucción de obras o la imposición de leyes, sino quedeben incluir un complejo de acciones no sólo por partede las agencias

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del estado sino por parte de los agentes privadosdirectamente involucrados en la situación regional. Cambios en los comportamientos, en la organización, enla vinculación entre los intereses inmediatos y losmediatos, en la percepción del conjunto de intereses de lasociedad local y de su “interés común”, nuevas formas departicipación y acción social y política son requisitos paraintentar una transformación efectiva de las estructurasque reproducen los problemas. Se requiere un esfuerzoconjunto y coherente de estado y sociedad civil paracambiar lo que para muchos es visto como natural eineluctable. Esto no puede lograrse a partir de un documento gestadoen un escritorio y anunciado en diarios y radios. Unprograma efectivo de transformación social requiere serasumido por los miembros de la sociedad, al menos porlos que resultarán supuestamente beneficiados directa oindirectamente por él. Hacerlo propio, tomarlo comoguía para la propia acción y como criterio para juzgar laacción de los demás, es prácticamente imposible si no sele entiende, si no se puede ubicar la problemáticaparticular en la global, si no se siente sujeto activo delproceso que desencadenará la implementación del plan.El plan requiere, sí, de una dirección estratégica. Perorequiere, sobre todo, de una participación masiva de losagentes que afecta. Esa participación se hace más difícil cuando comienzauna vez terminado el plan. Es difícil convocarmasivamente a una población, comunicarles que estánahora regidos por un plan de gobierno, asignarles a cada

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uno su papel, y automáticamente obtener un consensoactivo y sólido para su implementación. La mejor garantía paraobtener ese consenso es construirlo desde un comienzo,desde el momento de la recuperación de la memoriacolectiva de esa población, de la percepción de suidentidad, de sus problemas y de sus causas. Construirloa través del autodiagnóstico, de la búsqueda conjunta deposibles alternativas de acción, generando un diálogo (nonecesariamente armónico) y si es necesario unaconfrontación abierta entre diversos sectores organizadosde la sociedad local, para que el “interés común”, siprevalece, resulte del juego real de las fuerzas sociales yno de la imaginación planificadora. Una planificaciónparticipativa, donde -al estilo de la educación dialógica-se formen a la vez planificadores y planificandos.Participación en el diseño que anticipa la indispensableincursión en la implementación pero también en elcontrol y rectificación continua del plan y sus políticas. Puede legítimamente plantearse la pregunta: ¿Cuáles son,entonces, los límites entre la práctica de planificación y lapráctica política? 0 bien: ¿Es factible esta modalidad deplanificación en nuestros países? Este no es el temacentral de este trabajo, pero adelantamos nuestra propiarespuesta. “ separación entre economía (y por tantoplanificación) y política es la bandera de las minoríasdominantes, empeñadas en mantener su privilegioeconómico en un mar de pobreza y hacerlo con lalegitimación política del voto popular. Unir en elpensamiento lo que ya está unido en la realidad es un actode honestidad intelectual. Efectivamente, aunque enalgunos casos no lo sepan, quienes hacentecnocráticamente planificación están haciendo política.

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En cuanto a la factibilidad, no hay más que dosalternativas: o se acepta la realidad como es (con pequeñas variaciones en todo caso)y se elude hablar de cambio y desarrollo, o se trabajaefectivamente para ese cambio y ese desarrollo que, enestas sociedades al menos, no es posible sinautodeterminación nacional y soberanía popular. Yempeñarse con esos grandes objetivos nacionales noadmite la posibilidad de la imposibilidad. Laplanificación social con objetivos progresistas es,intrínsecamente, progresista y contestataria dentro de unsistema que pretende reproducir la dependencia externa yel privilegio de las minorías en su interior.

4. EL CARÁCTER URBANO-RURAL DELOS PLANES DE DESARROLLOREGIONAL

Un programa de desarrollo regional está dirigido aintervenir en un complejo urbano-rural de población,actividad y relaciones. Desde el punto de vista social,esto implica que estará compuesto por elementos que seinsertan en procesos diversos de producción, circulacióny consumo. Actividades agrarias, de transporte yalmacenamiento, de servicios urbanos, de tipo artesanal ofabril urbano, redes nacionales o internacionales decomercio y crédito, etc. Los patrones culturales puedenasimismo diferir substancialmente entre poblacionesrelativamente cercanas en el espacio. Ecológicamentehabrá amplios sectores de población dispersa y núcleosaglomerados, con las consiguientes situaciones de accesodiferencial respecto a los servicios centrales de todo tipo.El grado de monetización de las condiciones dereproducción será asimismo diferente, como lo son

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también las posibilidades de sobrevivencia sin insertarseen el mercado de trabajo. Esta heterogeneidad implica que las políticas mismasdeberán ser diferenciales para atender a necesidades ysituaciones diversas, tanto más que el tipo de relacionessociales a las cuales se enfrenta el programa pueden serdiferentes y tener mecanismos relativamenteindependientes de reproducción, dentro del mismocomplejo social encarado, o en articulación con sistemasmás amplios. La cuestión de la articulación de los procesos “urbanos” ylos “rurales” debe ser encarada expresamente en el marcoconceptual y metodológico del programa. En primerlugar, es claro que ciertos procesos son más claramenteclasificables como urbanos o rurales que otros. En elcaso de la producción, esta posibilidad es usualmentepuesta en práctica, pero es menos clara en el caso de losprocesos de circulación material de los productos agrariosy aún menos en los procesos de reproducción económicay social de las estructuras agrarias. La apropiación de losexcedentes generados en el sector agrario suele seguircanales institucionales más propiamente urbanos, y enmuchos casos la utilización misma de tales excedentes nose revierte al sector que los generó. Los mercados detrabajo en los que circula la fuerza de trabajo de origenrural suelen asimismo ser una articulación de actividadesurbanas y rurales. Algunos medios de consumocolectivo, si bien centralizados en las ciudades, sonparcialmente accesibles por las poblaciones ruralescircundantes. Las redes de transporte y energía cumplenasimismo funciones para ambos ámbitos ecológicos, etc.

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Pero lo central no es destacar esta “interrelación” oinseparabilidad en la realidad, de los sistemasdenominados urbanos o rurales; sino en aprehender,desde la perspectiva del desarrollo y sus alternativas,cómo se articulan dinámicamente procesos socialesrurales, urbanos y otros que no pueden atribuirse a uno uotro subsistema. En tal sentido, suele predominar unmodelo que ve en el desarrollo urbano el núcleo motrizque pondrá en marcha procesos de modernización (porarrastre) del sector rural a él acoplado. Se piensaentonces en el desarrollo rural desde la ciudad y a travésde la red de canales e instituciones centralizados en lamisma. Este mismo modelo puede ser controvertido porla existencia de situaciones inversas, donde es ladinámica del sector rural la que marca los ritmos yposibilidades del sector urbano, que aparece como centrode servicios y de acoplamiento de la actividad rural alsistema nacional, sin autonomía con respecto a laevolución de las actividades rurales. Ninguno de ambos modelos pueden generalizarse. Por elcontrario, en tanto modelos que se centran en ciertasrelaciones expresadas como flujos económicos, ambosdeben ser caracterizados como parciales e insuficientespara urbanizar una estrategia de desarrollo rural. Locentral es apreciar que si bien existe una estructura socialagraria y una estructura social urbana relativamentediferenciada a partir de, precisamente, las diferentesestructuras de producción, ambas están articuladas en larealidad de las sociedades agrario-industriales y más enparticular de los subsistemas regionales, en que un sector

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rural y un sector urbano concretos se acoplan, al puntoque posiciones distintas ubicadas en ambas estructuraspueden llegar a coincidir en un mismo personaje social(el propietario absentista de la tierra que desarrollaactividades profesionales urbanas, el campesino que partedel año se desempeña como trabajador de la construcciónurbana, etc.). En todo caso lo que estas consideraciones indican es que,tanto en programas de desarrollo urbano como enprogramas de desarrollo rural, debe estar presente ladimensión regional del análisis. Salvo en el caso deprogramas sectoriales o de cobertura nacional, éstosestarán dirigidos a un objeto de intervención social cuyoámbito de reproducción inmediato será el de un segmentoterritorial limitado, ligado fundamentalmente a losprocesos y relaciones de producción y de reproducción dela fuerza de trabajo.

5. LA NECESIDAD DE MEDIACIONESOPERATIVAS ENTRE LO SOCIAL Y LOESPACIAL

Si de vincular economía y política, desde la perspectivade un proyecto social orientado por los intereses de lasmayorías populares, se trata, creemos que la propuestaque aquí esbozamos para organizar al menos una parte denuestros trabajos en el campo territorial será eficaz, en lamedida en que el análisis de las relaciones económicas ysus determinaciones espaciales se constituya en unasólida base para el análisis socio-político de ese “todocaótico” que denominamos territorio.

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En primer lugar, todo intento de vincular sociedad yespacio debe resolver la relación entre la lógica de laproducción material y las formas espaciales. Estoimplica encontrar una manera de establecer mediacionesconcretas entre la totalidad del sistema económico y elconjunto de formas espaciales, superando lasconclusiones “directas”, generalizantes y esencialmenteabstractas. Para tal fin debe proponerse no sólo unconjunto de conceptos que permitan aprehender losaspectos espaciales de la producción (ver nuestro intentoen el primer trabajo e este volumen), sino que tambiéndeben proponerse conceptos analíticos para reconstruir elmovimiento económico de manera que pueda ser ligadocon las determinaciones espaciales.

Una condición indispensable en tal sentido, es que elanálisis que se haga de la totalidad económica no ladisecte en elementos de tal manera que estos pierden suorganicidad.

Un ejemplo de tal tipo de disección es el que provee lateoría neoclásica de la localización. En efecto, allí seseparan y reagrupan las actividades económicas segúnisomorfismos en sus “factores” de localización,privilegiando las formas espaciales por sobre loscontenidos de las operaciones mismas. Quedan asímezcladas actividades tan diversas como el desmote dealgodón, los servicios hospitalarios y la administración degobierno en un mismo capítulo: las “actividadescentrales”. Por otro lado, se agrupan bajo el acápite“modelos de usos alternativos del suelo” la producciónagraria de medios de consumo, la de bienes exportables yla vivienda urbana. Finalmente, se agrupan en otrocapítulo actividades “localizadas” tales como el turismo,

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la industria automotriz, la minería o la producción dealuminio.

Por otra parte, la “ciencia espacial” parte de la premisaque la localización de las actividades que se realizandesde lugares fijos y la circulación de sus insumos yproductos no son más que dos caras de la misma moneda,y que, por lo tanto, las “relaciones entre producción yespacio” y “entre circulación y espacio” son equivalentes,sin embargo, esta aseveración no esta bien lleva a buscarla unidad entre producción y circulación sino más bien ajustificar su énfasis en la segunda. Destacan sí, lainterdependencia “entre localizaciones” y entre ámbitosde circulación material, pero allí el sujeto de laorganización territorial no existe, salvo “la manoinvisible” o el libre juego de las fuerzas de mercado.

Pero en el proceso de su construcción, las teoríasneoclásicas de las formas espaciales han sometido a lasociedad a otra disección más seria. Han separado “loeconómico”, como factor tratado de maneraindependiente de la totalidad social. Advertidos de esto,han realizado intentos posteriores de incorporar los otros“factores”, pero lo han hecho de una manera formal, querefleja su profundo economicismo.

Tal vez por reacción a este tipo de enfoques, centrados enla circulación, es que se produjo una reacción de vertientemarxista que, por el contrario, tiende a privilegiar la“producción”, entendiéndola en un sentido detransformación material (físico-técnico) e incorporar losocial como relaciones de producción, es decir, comorelaciones

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determinadas en el proceso de trabajo. Sin embargo,resta conceptualizar la unidad entre las relaciones deproducción y las de circulación (social y material) paraavanzar en la construcción de un marco teórico eficaz.Dicha unidad sólo se rescata cabalmente cuando seasume la problemática de la reproducción de lasrelaciones sociales. (Para los neoclásicos, esta cuestiónnunca surge, porque visualizan la economía, como unmecanismo cuya génesis y cuyo futuro no son problema,dada la naturaleza ahistórica de su concepción delmundo).

Para avanzar en el análisis de las mediaciones entre latotalidad del sistema económico y las formas espaciales(en particular la regionalización) de los procesos sociales,consideramos necesario desarrollar un concepto quetenga mejores posibilidades para tal fin que la tradicionaldivisión de la economía en sectores productivos(primario, secundario, terciario, y sus ramas). En talsentido propondremos en un trabajo futuro introducir elconcepto de subsistemas de producción y circulación y sucomponente territorial, los complejos territoriales deproducción y reproducción112.

112 Para una primera aproximación, ver José L. Coraggio, Los complejos territorialesdentro del contexto de los subsistemas de producción y circulación. Texto deCIUDAD No. 2, Quito, 1987.

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EPILOGO

Habiendo releído los cinco trabajos que componen estevolumen, pensamos que tal vez sea oportuno explicitarlas líneas directrices que los entraman y que justifican eltítulo que le hemos puesto al conjunto.

“Territorios en transición” apela como punto de partidaa ese “todo caótico” de datos que usualmentedenominamos “territorio”, representado por unacombinación variable de series informacionaleslocalizadas -sobre recursos naturales, infraestructura,población, actividad económica, etc.- y de cuadrosdramáticos de situaciones humanas de desigualdad social,explotación diferencial y centralismo a lo largo denuestros países. Aspecto éste de nuestras sociedades quesuele considerarse de baja maleabilidad estructural,posiblemente uno de los últimos aspectos que podríantransformarse en un proceso revolucionario. Apela, a lavez, a su efectiva naturaleza procesal, a su devenirmaterial como parte de los procesos de transformaciónque sufren nuestras vulnerables sociedadeslatinoamericanas, así como a la necesidad y posibilidadde su efectiva incorporación en un proyecto progresistade transición hacia una sociedad mejor.

Sin embargo, advertir y concretar programáticamente estaposibilidad requiere elevarse del todo caótico de lasrepresentaciones mediante la investigación orientadateóricamente. Esto requiere, desde un punto de vistacientífico, plantear una tópica filosófico-analítica sobre loespacial, a fin de permitir las abstracciones que loterritorial impide y fundar la problemática específica en

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una teoría de la sociedad que dé las claves principalessobre su funcionamiento y desarrollo. Requiere tambiénuna toma de posición política sobre la conflictualidadsocial, que priorice y dé sentido a las cuestiones que lainvestigación y la práctica de transformación debenencarar. Requiere, asimismo, revitalizar la teoría a travésde la investigación empírica, planteando y respondiendo anuevas preguntas, encontrando las mediacionesoperativas que permitan poner a prueba los conceptos,superando las tendencias especulativistas.

Es necesario, también, realizar la “crítica de laplanificación regional en América Latina”, incluidos enella Cuba y Nicaragua. Esto implica comenzar porreubicar ideológica y prácticamente la práctica de laplanificación regional o territorial, no sólo resaltando sucrisis, certificando su inefectividad histórica o señalandosu distancia de determinados modelos ideales, sinodefendiendo su posibilidad como práctica contradictoriadentro del mismo sistema cuya superación se propugna.Principal laboratorio de este campo, la planificaciónterritorial debe ser vista como parte del complejo procesode transición desde el interior de la sociedad que, a la vezque la propone como alternativa de una racionalidadsuperior, lo coopta para servir a los intereses dominantes.

Para afirmar estos propósitos se requiere hacer unainvestigación y una planificación menos de escritorio ymás vinculadas a los agentes concretos del procesosocial, en una relación dialógica que permita superar lasformas usuales de separación entre investigadores-planificadores e investigados-planificados. Unainvestigación - planificación menos atada al oportunismode la

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coyuntura política -en Ecuador o en Nicaragua, en Brasilo en Chile- y más orientada desde la perspectiva de ladifícil pero posible transición.

La legalidad de tal perspectiva no puede ser garantizadapor nadie, y poner como requisito esas garantías seríabuscar un certificado de imposibilidad y un renovadointento de desplazar la propia responsabilidad. “viabilidad -por vulnerable que sea- de una investigación yplanificación para la transición debe ser penosamenteconstruida por sus propios agentes intelectuales, y esto esprácticamente imposible sin la acción de fuerzas socialesy políticas progresistas que vean en esta esfera de lapráctica un recurso necesario para la definición de unproyecto popular.

La consecuencia es obvia: una investigación-planificación regional o territorial eficaz y puesta alservicio de las mayorías de nuestros pueblos debe serpolítica. Ello, a nuestro juicio, se concretiza haciéndolaparte de un proyecto de hegemonía popular y, por tanto,dispuesta a enfrentar fuerzas políticas que se le opondrán,desde dentro y desde fuera del Estado, con el descaro dela reacción o incluso con el ropaje del dogmatismo deizquierda.

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TERRITORIOS EN TRANSICIÓN (CRITICA A LA PLANIFICACIÓN

REGIONAL EN AMÉRICA LATINA) de José Luis Coraggio se terminó de

imprimir en el mes de agosto de 1994, en los talleres de Chimal Editores, S.A. de

C.V., Lago de Texcoco No. 105, Col. Vicente Guerrero, Toluca, Méx. Con un tiraje

de 1000 ejemplares. Edición a cargo del Programa Editorial de la UAEM.