Conversaciones

Igor Iván Lazo Paredes

Conversaciones

P O E S Í A

Fotografía:

Igor I. Lazo Paredes

Edición:

Igor I. Lazo Paredes

Colaboración:

Gaby Y. Centurión

Vásquez

Conversaciones Enero 2010

Índice

Prólogo 5

Relato De Madrugada 9

Corto Relato 12

Larga Conversación 14

Camino A Chiclayo 16

Elegía A Celeste 18

Fotografía 20

Ya Es Mañana 22

Terminando un poema 24

De Mi Ausencia 26

Palabras A Decir 29

Mi Realidad 32

Ayer 35

Luna Llena 38

Pensamientos Enredados 40

Promesa Rota 43

De Domingo A Lunes 45

Monólogo De Azul 48

Cuatro 51

Para Ella 54

Julio 18 56

1468 59

Sonrisa Y Lágrima 62

Olvido 64

Palabras A Decir 66

Mirada 68

Para Igor De Azul 70

Día De Playa 72

Ella 74

Lágrimas 76

Soy 78

Del Poeta 80

Historia De Una Lágrima 82

Para Luciana 84

De Corazón 86

Declaración Al Cielo De Noviembre 88

Tras La Ventana 90

En Conclusión 92

A Mis Cinco Ángeles 94

Pierdo La Vida Pero No Tu Recuerdo 96

Lo Que Azul Nunca Dirá 98

A GgYu� 101

Por Culpa De Un Sueño 104

Agradecimiento Especial 106

Lección Nº 1 108

Ya Sin Fuerzas 110

Enero 16 112

Agradecimientos 115

PrólogoPrólogoPrólogoPrólogo

“Conversaciones” es un conjunto de situaciones mayormente vividas en el ámbito del sentimiento, el anhelo a ser amado a pesar de tener en colección muchos rechazos.

Las palabras aquí plasmadas no son más que la aglomeración de pensamientos en manera ordenada que describen un sentir, una situación o algún lugar; siendo la mayoría de estos reales sin haber cambiado detalle alguno.

Espero sea de su agrado este esbozo de literatura por parte mía, aquí está gran parte de mi vida descrita y lo que siento.

El autor

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“La vida no es más que la búsqueda de

la felicidad”

Igor Lazo

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Relato De MadrugadaRelato De MadrugadaRelato De MadrugadaRelato De Madrugada

La noche está avanzando lentamente mientras el sueño esquiva mi existencia creando insomnio en mí; es ya medianoche y la luna sobre mi ventana irradia su luz.

Es medianoche y el canto suave del silencio intenta arrullarme para hacerme dormir mas en vano trata de cansarme, en vano trata de adormecer a mis sentidos, en vano así como yo trato de no pensar en un pasado que es daño para mí.

Aún recuerdo, recuerdo una mano tomada de la mía, recuerdo una tarde de noviembre bajo la atenta mirada del atardecer cuando casi unos labios en los míos duermen, donde no tuve el valor suficiente para expresar lo que mi mente dictaba a estos cobardes labios que cierran cada que mi poeta quiere recitar.

Recuerdo como una mirada reflejaba a la mía, como unos labios pedían con silencio un beso para hablar, recuerdo como un cuerpo hacia el mío se aferraba con ganas de sentir calor y recuerdo como perdía su cariño al no expresar lo que sentía en realidad.

Han pasado ya muchos meses, creo un año, ¿o más?, no lo recuerdo pero lo que sí en mente perdura es la estupidez cometida por este Igor idiota que cuando a

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sentir comienza, se amilana y lanza hacia atrás todo lo que, siendo sincero, con poco esfuerzo logró.

Yo me enamoré de esa mirada, me enamoré de esas suaves manos que ahora busco en esta oscura madrugada para sentir su suavidad, me enamoré y todos lo notaban, me enamoré y engañé a mis sentimientos diciendo que todo era amistad, diciendo que todo no era más que una de mis incontables confusiones; me equivoqué.

Me equivoqué y hoy deseo estar de nuevo frente a esos labios, deseo besarlos y decirle a su dueña que la amo; ¿la amo?, la verdad no tengo idea de que es amar, pero si lo que en mi pecho y cuerpo entero sentí por aquellos días amor era: “La amo aún.”

La madrugada es ya amanecer; unas lágrimas he dejado sobre estas líneas caer, un nombre se ha dibujado con mi aliento al todo esto recordar; otra noche sin dormir, otra noche pensando en un ayer; que no daría para que el reloj de mi existencia retroceda hasta el día cuando casi sus labios besé, que no daría por hoy estar a su lado y no como el fiel amigo que hoy para ella soy; mi cobardía es por quién tengo todo lo que es mi patrimonio hoy.

No quiero ser más su amigo, no quiero ser un recuerdo en su manojo de pensamientos, no quiero más ser el idiota que en su corazón estuvo y que hoy lamenta

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perderla; pero… la realidad es que hoy… no dormí otra vez y que todo lo escrito verdad es.

Lamento ser tan cobarde…

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Corto RelatoCorto RelatoCorto RelatoCorto Relato

El palpitante frío de esta noche va dejando huellas en mis pensamientos con el incómodo sentimiento que instala en mí ser.

Va dejando huellas al igual que un recuerdo el cual, como cada noche, reposa entre las imágenes de un pasado que sin querer regresa, un pasado que se anhela, que camina sobre mi espalda con el punzante zapato del amor, que golpea a mi pecho con el desprecio de una mirada que ayer me quería y que hoy sólo sonríe porque sí.

Otra vez hablando del pasado en estas conversaciones que escribo, de nuevo con el ayer en palabras expresado, otra vez en desvelo observando la sombra de mi mano derecha mientras escribo estas grafías, observando en la luz de mi lámpara azul a un insecto dando vueltas hasta morir.

Quisiera ser ese insecto, morir bajo la desatenta mirada de un mundo que se mata por albergar la creación de un dios, por dar refugio a humanos tontos que se devoran entre ellos mientras se dicen ser el animal superior.

Este mundo está muriendo, al igual que yo, al recordar ese ayer que en un relato de madrugada redacté; yo soy el mundo, los habitantes mis recuerdos y ellos, al

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igual que el hombre, devoran lentamente mi existencia sin saber que ellos conmigo morirán.

Esta noche si dormiré.

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Larga ConversaciónLarga ConversaciónLarga ConversaciónLarga Conversación

La Niña De Mis Ojos dijo que estoy enamorado, cuando la verdad es que no; lo dijo al leer el relato de madrugada que en la web publiqué; amor, esa palabra ya quedó sin definición en el diccionario de mi vida, ha quedado junto a la felicidad y armonía como el triunvirato que no gobierna a mi soledad.

Elixita sólo atino a decir que le gustó el relato, se sintió identificada con aquellas difusas líneas que frente a sus ojos leyó; ¿acaso las historias de amor perdido son iguales?, puede que sí; estas según creo se repiten como los eclipses en el mundo, suceden pocas veces, pero cuando aparecen son acontecimientos imposibles de olvidar; y si lo que escribo es verdad entonces mi vida llena de eclipses está.

Amor, dulce palabra sin significado que en todos los corazones es igual, sentimiento capaz de hacer lo real imposible y lo imposible real, cuatro letras que pueden dibujar sonrisas o reemplazarlas por llanto en un instante tan fugaz como estrella en caída de un cielo otoñal.

¿Y por qué un cielo otoñal?, la verdad no lo sé; creo que sólo porque causa rima al terminar el párrafo anterior; otoño, primavera, verano o invierno, el cielo es el mismo, la fugaz estrella no, pero el cielo es igual.

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¿Enamorado?, de quién más sino de la presencia de estas líneas que son el fruto de los incontables golpes que la vida me da; golpes que han dejado huella en este pecho, mi pecho, sin corazón; golpes de momentos mal vividos al lado de un beso que nunca logré dar, al lado de una mirada que hoy deseo mirar, al lado de una presencia que hoy anhelo con ella estar.

¿Qué hoy anhelo con ella estar?, ¿tiene sentido esa frase? veo que no, pues al leerla dos veces no la entiendo ni de revés, pero como poco me interesa si sentido estas líneas poseen, me abstengo de criticar lo que escribe este Azul dueño de una lágrima que no quiere secar.

Amor, tentación para los corazones que ciegos y mudos, dejan que este maldito sentimiento los posea y haga con sus latidos lo que su antojo le incline a cumplir; maldigo al amor, lo maldigo, ¿despechado?; la verdad es que sí, pues duele que después de entregar todo y más de lo que creía tener, recibiera sólo un beso en la mejilla y un adiós tras una ventana, todo bajo la atenta mirada de una luna que cada mes, cuando está llena, causa lágrimas en mí.

Y ya no escribo más porque tengo sueño y porque ya todo lo que por el amor siento en estas líneas, y con desprecio, para su abstracta existencia plasmé.

Me voy a dormir… ¡maldición!, me duele la mano de tanto escribir.

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Camino A ChiclayoCamino A ChiclayoCamino A ChiclayoCamino A Chiclayo

Quiero llorar; siento un nudo en la garganta y no sé porqué… estoy observando las luces de las calles mientras me dirijo de aquí para allá.

A mi costado una presencia extraña, casi todo aquí es oscuridad, el motor es el único ruido en este lugar, su melodía es ensordecedora aunque la puedo ignorar.

…, 28, 29, 30; treinta personas aquí, y ninguno es conocido para mí; la velocidad es única, mis ganas de llorar las mismas que hace minutos, ¿por qué?

Recuerdo; recuerdo que ayer estuve acompañado, aquí no, pero fue similar; ¡oh! ya han pasado muchos meses desde que esa oriental mirada se perdía en mis ojos al hablar.

La extraño, ¡la extraño!; no puedo creerlo, pero es así;… ¡maldición!, el pasaje; ochenta céntimos para a casa regresar, ¿dónde está el medio pasaje?

¿En qué estaba?, ¡ah sí!: la extraño y aunque lo niego al hablar, lo afirmo al escribir;… pensar que ayer estaba aquí junto conmigo y ahora sabe sólo ella donde y con quién está.

Lo nuestro fue posible, en su tiempo lo fue; ella a mi lado, todos lo decían, todos lo afirmaban y sólo yo lo

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negaba, y con cada una de mis negaciones un puñal al corazón le clavaba.

¡Maldición!, el carro frenó fuerte, chofer maldito…; afuera hace frío o ¿es mi parecer?; las ganas de llorar se hacen más fuertes, ya no puedo más…

¿Estoy llorando?;…, es mi imaginación; me siento ya sin nada y tengo su nombre aquí en mi garganta, lo quiero gritar; ¿debo?

Su nombre es el nudo en mi garganta, debo sacarlo;…, no puedo; ¡maldición!, que cobarde soy.

Ahora entiendo porque la perdí.

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Elegía A CelesteElegía A CelesteElegía A CelesteElegía A Celeste

Debajo de este árbol nuestro primer beso fue, hace ya tres años y más, debajo de este árbol fue nuestra primera despedida y nuestro reencuentro; todo sucedió aquí: un beso, un abrazo, una lágrima y un adiós que eterno es.

Hoy estás lejos, demasiado y no puedo a tu lado estar; sólo el hilo corto de la vida me separa de la calidez de tu cuerpo que hace casi un mes tu terrenal presencia perdió; sólo un último suspiro nos separa, sólo el don que sólo Dios puede quitar.

Yo vi caer muchas tardes bajo este árbol, vi como el cielo cambiaba de colores, sea verano, sea otoño, sea diciembre o abril, vi como mis lágrimas el suelo inundaban al recordarte como hoy, como cada una de ellas reposaba en mi regazo que hoy está frío sin tu presencia cobijada en él.

Te extraño; no puedo creer que te vi hace poco y que nunca más volveré a observar tu mirada, a tu risa oír, a sentir tus labios en los míos, a escuchar de tu boca mi nombre salir; te fuiste de mi mundo y de este también; lo nuestro fue secreto, fue romance vigilado por la atenta mirada de un cielo con tu nombre de color, idilio de verano que nunca volveré a vivir; lo nuestro estuvo lejos de ser creíble, tú me querías, yo te quiero aún; necesito verte por vez última pero imposible ya es, hoy

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sólo me queda el recuerdo de tus ojitos reflejando mi rostro y el sabor a chocolate que tus labios dejaron en los míos al despedir.

Nunca leerás estas líneas, ya tus ojos apagados están, ya no existes, me es difícil creerlo; eras el complemento de este poeta que se aloca cada vez que unos ojos lo miran con piedad, la única que entendió los poemas de este Azul idiota que no aprende hasta ahora que nació para no amar, fuiste la esperanza de tener en el pecho corazón;…fuiste mi corazón.

Debajo de este árbol dejo esta carta, estas líneas para ti; espero que si el cielo existe estés ahí y en caso de ser así, cuando muera, desde el infierno te veré pues santo no soy y cada vez que pueda un beso te mandaré;… sólo me queda llorar.

Celeste…

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FotografíaFotografíaFotografíaFotografía

Me incomoda, ¿cómo puedes sonreír después de tanto tiempo?; ¿cómo puedes observarme así después de haberte ignorado tanto?; no lo sé, ¿acaso no notas que te ignora mi mundo, acaso no sabes que alrededor tuyo nada gira ya?; maldición!!! este silencio que entre los dos existe ya me asorda, me causa incomodidad.

Alrededor existe silencio, dentro de nosotros también; no puedo dirigirte palabra, tú tampoco a mí, simplemente es imposible; nuestro silencio es eterno, no se puede romper; me sigues observando, me incomoda; pensé que esa sonrisa ya había desaparecido, pensé que esa mirada estaba borrada ya; me incomoda que exista aún.

Entre mis manos estás, los años no han pasado sobre tu existencia; sobre mi rostro sí: ya tengo bigote, barba,… obsérvame!!! no soy ya aquel niño que ayer pedía besos cada tarde después de salir de estudiar, cada domingo después de misa, cada mañana al saludar.

Estoy llorando frente a tu mirada y no cambias tu expresión, sigues sonriendo mientras yo frente a ti derramo suspiros, inundo mis mejillas de llanto, ahogo a recuerdos con momentos que quise a tu lado vivir; me duele, me duele observar tu mirada, tu sonrisa; observar que a tu lado sonriendo estoy, esta fotografía

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que entre mis manos respira es la causa de todo el dolor.

Nuestras manos tomadas, nuestros rostros sonriendo expresando la alegría de aquel marzo que no volverá, expresando con nuestra mirada la inocencia de aquellos años cuando pecado era a casa tarde llegar.

Te extraño, no puedo creer que aún, esta fotografía que entre mis manos expira demuestra que no puedo olvidarte; siempre me incomodó tu sonrisa, era demasiado esplendor para mis ojos, demasiado para mí y a pesar de tanto tiempo pasado, sigues sonriendo… aunque sea en papel.

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Ya Es MañanaYa Es MañanaYa Es MañanaYa Es Mañana

Quiero cerrar los ojos, olvidar lo que hoy pasó; quiero llenar de silencio mi mundo y simplemente descansar.

Me agobia pensar en mañana, todo es tan confuso, todo es tan igual; intento descansar un poco pero más fuerte es la preocupación mía en “si mañana” haré lo que hoy planeé.

¡Desperté!; oscuridad y silencio alrededor mío, qué bello es estar solo en una habitación, qué bello es oír el sonido de tus latidos y respiración, el sonido del reloj de pared, irritante tic-tac que monótonamente vive, ya es lunes, ya es mañana.

El silencio se rompe con el timbre del reloj, las cuatro ya son y afuera una luna en disminución alumbra con su albura a los callejeros deambulantes que observo al abrir la ventana, ¡qué vida la de ellos!

Hoy es lunes, es mañana; es ya el día que planeé, ¡mentira!, dije levantarme a las dos y son las cuatro; dije estudiar y estoy escribiendo esto; no puedo cumplir un plan ¡maldición! tengo hambre y no hay que comer, hace frío y mis ojos lloran de sueño, se cierran, se cierran;…

Cinco de la mañana, el frío aumentó; estudié algo para hoy, mi hambre es mayor; alrededor mío el silencio ya murió; ahora en su lugar existe una canción triste, una

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balada que habla de desamor; que gustarme sufrir; así soy.

Hoy es lunes, es mañana; es ya el futuro que ayer con tanto ahínco planeé y que como comienzo cumpliendo el plan no estoy: desperté dos horas después, escribí esto en vez de leer… sólo me queda llegar tarde a mi destino primero y arruinar el día con un olvido fatal.

Ya es lunes, ya es mañana, ya es hoy y… ¡maldición!, tengo que estudiar.

Me he dado cuenta que maldigo demasiado…

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Terminando Un PoemaTerminando Un PoemaTerminando Un PoemaTerminando Un Poema

Las gotas van golpeando la ventana, afuera lloviendo está; ¿aquí hace frío o es idea mía?, no lo sé, no existe quien diga lo mismo pues aquí solo estoy; frente a mí: un vaso con leche, un poema mal escrito y un lápiz sin punta, bah!, es casi noche, es casi abril y yo me empeño en seguir escribiendo, ¡que idiota!

La lluvia sigue afuera cayendo, es otoño y lloviendo está; muy raro. Mi poema no puedo acabarlo:

La imprudencia de mis palabras está cosechando sus frutos hoy; ignorancia e imprudencia, algunos de esos frutos son…

¿Qué más?, mis ideas van divagando en el viento, las puedo ver; oh! esto es inspiración, puedo tocarlas, aquí están; las frases se arman solas, aquí está el lápiz; sin punta, o no!! ¿tajador dónde estás?

Perdí las palabras, se escaparon de mis manos cuando buscaba el tajador; el papel sigue con las mismas dieciocho palabras, noventa y nueve letras, ¿las conté?, que tonto.

Sigue afuera lloviendo, los autos pasan a velocidad imprudente, ya casi es abril y aún mi poema sin terminar está; llegan otra vez, las veo, aquí están:

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Ignorancia hacia mi persona, imprudencia al hablar; maduros y carnosos frutos que sin querer coseché…

La leche está fría, mi lápiz con punta y afuera sigue el cielo llorando, mi ventana ya no es transparente, las imágenes que observo a través de ella son abstractas, son como una acuarela, como un dibujo que el psiquiatra muestra al comenzar una sesión, veo sólo luces amarillas distorsionadas; mis ojos ya se cierran, es abril y el poema no terminé.

Se acabó por hoy la inspiración, esas palabras se fueron de mi vista, este poema no lo escribiré, mi esperanza cuaderno no lo necesita, tampoco yo; oh! derramé la leche, el papel se mojó, maldición!!!; eso fue imprudencia.

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De MiDe MiDe MiDe Mi AusenciaAusenciaAusenciaAusencia

He maldecido la presencia de esta ausencia aquí en mis días sin amar, aquí en mis días sin recibir besos, sin sentir en la mejilla una caricia, sin sentir en el estómago el aleteo de las mariposas al ver una silueta llegar; cómo extraño las tardes cuando creí era feliz, cómo extraño las noches cuando una despedida duraba horas, cuando un beso no era el último a dar.

La presencia de esta ausencia me susurra al oído lo que mis labios nunca dirán, le susurra a mi poeta que escribir, le susurra estas palabras que aquí expreso sin sonido, sólo en papel; ¡maldita ausencia! agobias a mis sentidos con tu presencia: a mi vista con tu invisible sombra, a mi tacto con tu intangible cuerpo, a mis oídos con tu voz susurrando, a mi olfato con el perfume de un ayer, a mis labios con un beso que nunca das; atormentas a mi vida, ausencia de un amor que maté.

Otra vez estoy de noche escribiendo, ya son tres días en los que puedo dormir; deseo que te vayas de mi vida pero sin ti tendría verdadera soledad; ¿cómo puedo decir tantas tonterías en una hoja de papel?, eso me pregunto cada vez que leo las líneas que escribo, eso me pregunto cada vez que una vida le dice a mi ansioso poeta que sus líneas son lindas, que le gustan, que no entienden y muchas cosas más; ni yo entiendo lo que escribo, qué más da.

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Hace frío, es medianoche y esta ausencia me sopla al oído causando un sentimiento helado que recorre cada parte de mi espalda, se incrusta en mi poca inspiración y resulta en estas pobres grafías que se reúnen formando palabras, que se reúnen formando este relato para mí.

Ausencia de un beso, ausencia de cariño en esta vida mía que teme amar, ¿qué hacer debo para no hallarte en cada noche después de las ocho cuando recuerdo una canción?, ¿cómo puedo arrancarte de este pecho sin latidos, sin la necesidad de recurrir a enamorarme otra vez?;… veo que no hay respuesta y por eso te maldigo.

¿Enamorarme?, ya he olvidado lo que se siente querer a una persona con afán, ese sentimiento se borró de mi reminiscencia, está obsoleta su definición en mi diccionario; ¿amor?, acaso soy capaz de entregar todo de nuevo con el riesgo de perder por octava vez y de llorar por… ya perdí la cuenta después del mil.

Ya es hora de descansar, abrazaré de nuevo a esta ausencia para sentir un falso calor, para sentir que está presente, para creer que no es otra de mis fantasías tontas; Dios estoy hablando más tonterías que ayer, veo que si no acabo loco este día al menos cerca de ser loco estoy; mis ojos se cierran, ya no quiero escribir más, sé que si continúo acabaré con lágrimas en los ojos al sentir que mi soledad por hoy es eterna, que por

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hoy estoy solo y maldiciendo el día cuando aprendí a sentir; día de verano bajo la mirada de un santo que apacible ignoraba a dos labios de doce años en su primer beso, dos almas que hoy no saben de la otra; dos niños que jugaron a amar…

¡Maldición!, estoy llorando ya, esta línea es la final;…, mis lágrimas siempre son por el ayer.

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Palabras De AzulPalabras De AzulPalabras De AzulPalabras De Azul

He sentido el llanto de mi soledad en cada noche cuando amenazo con enamorarme otra vez, he sentido el golpe del pecho al mentir que de nuevo a otro pecho amaré, he sentido el frío en mi espalda al pronunciar un nombre en la oscuridad.

He derramado lágrimas al añorar un ayer, al recordar un beso que en mis labios duele aún, he suspirado tanto que el aire está saturado con sílabas y letras que siempre el mismo nombre formarán; he escrito tanta poesía que poeta me creo y más.

He sentido en el vientre el cosquilleo, el dulce recorrido de las mariposas al una silueta observar; he suplicado a mis labios que pronuncien un “te amo”, que pronuncien lo que siento y no lo que Igor quiere decir; que expresen las palabras que necesita el mundo saber y no esas frases idiotas que simplemente Igor fabrica para evadir un sentimiento que cree lo herirá.

Siento vergüenza, angustia, tristeza y temor al saber que el dueño de lo tangible de mi ser, es un cobarde que escapa del sentir, que se refugia en un lamento y se alimenta de recuerdos que no existen, de ayeres que sólo en nuestra mente sucedieron; ese dueño de mi ser tocable que dice llamarse Igor porque así lo dice el mundo, porque así sus padres lo nombraron, porque así quiere el mundo conocer a su ser; él es dueño de

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mis ideas, de mi existencia, de cada poema que escribo bajo la faceta de Azul, bajo la atenta mirada de un rostro que ambos imaginamos, que ambos queremos exista fuera de nuestra habitación.

Siento en el pecho el vacío que existe, el lugar sin vida donde se cree está el corazón; corazón que ya no poseo, que ya no existe en el cuerpo de mi anfitrión, ese corazón que se marchó por partes, que murió en manos de musas que nunca regresaron a su materia devolver.

Por partes se marchó: una mañana de febrero, una tarde de marzo, un mediodía de diciembre, una noche de agosto, un día de abril, se marchó hacia el norte, hacia el sur; hacia los cerros, hacia la selva, se marchó por vez última al cielo entre los labios de un hada, de un Celeste cielo de enero, se marchó y ha dejado un agujero que cada noche, hasta siempre, de lágrimas se llenará.

He sentido el miedo de enamorarme, la ambrosía de amar, la desazón de ser rechazado y la amargura de no amar; he sentido la lluvia golpear mis mejillas, he sentido la indiferencia de varias miradas, los gestos poco amables hacia mí; he sentido los golpes de corazones que latiendo maltratan mi pecho al abrazar; he sentido amor, tristeza, odio, soledad, amargura, angustia, dolor,…; tanto en mi eternidad de veintiún

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años, que ahora entiendo porque Igor no se quiere enamorar.

Hoy él llorará…

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Mi RealidadMi RealidadMi RealidadMi Realidad

Mis ojos se fijan en la imagen falsa de un rostro que sólo Igor y yo podemos ver, se fijan en una mirada que da por reflejo el rostro mustio que poseemos hoy; inspeccionan entre la bruma de nuestra mente la perfección de sus mejillas, el rosa de sus labios, cuentan una a una sus pestañas y pierden cordura al regresar a la realidad.

Una realidad que es única, que es la misma desde que recuerda Igor, una realidad donde ese rostro no es más que un delirio de nuestra mente, donde esa mirada es el espejo de la habitación, donde sus mejillas son las sábanas, sus labios el vacío y sus pestañas las sombras abstractas de nuestra lámpara azul.

Una realidad que es monótona, que es un vaivén de momentos, un paseo de circunstancias que quiera o no siempre se repetirá.

Mis ojos siguen frente al espejo, siguen frente a esa mirada que llora, que extraña, que quiere amar, que teme hacerlo; una mirada que se pierde en sí misma después de seguir pacientemente el recorrido de su tristeza por las mejillas caer.

El rostro nos sigue observando, parece que nunca desaparecerá; ella está presente siempre, en el espejo, en los poemas, en cada frase pronunciada antes de

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dormir, presente en los paseos por las calles de Chiclayo, en el asiento vacío cuando a Lambayeque voy a viajar;… ausente en cada momento que la necesito, momento como este en que observo su mirar.

He dibujado su rostro en los poemas de ayer, sus gestos en cada parpadeo mío frente a su imaginada presencia; he grabado su voz en el eco sombrío de mi habitación para así escucharlo cantar las baladas que repito sin parar; he llorado su ausencia al recordar que su presencia no es más que producto de mi delirio por amar.

¿Amar?, vamos de nuevo con su definición: amar es cuando sientes algo en el cuerpo, algo que no te hace más que llenar tu mente de imágenes con esa persona, algo que inunda de algarabías a un pecho que indeciso vive pensando en si latir o no.

Amar es cuando una sonrisa te aniquila con existir, es cuando unos ojos rasgados hacen jirones al cielo nublado sobre ti, es cuando un beso se convierte en el máximo premio, en ambrosía; amar es, una palabra que en mi diccionario obsoleta está.

Ella vive aquí y también allá; ella existe, yo la quiero; ¿amarla?, en verdad dudo eso sentir; pero como dije, si lo que por esos días de invierno en mí sentía era amor, la amo aún.

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Mis sentimientos son otra de las locuras que creo tener; algo así como esa mirada opuesta al occidente que digo hoy querer.

Suprimiendo teorías, fabricando hipótesis…

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AyerAyerAyerAyer

Ayer caminé por las cuadras de la universidad, caminé en completa soledad guiado por el instinto mío que es la causa de todos los sinsabores que creo tener.

Caminé bajo la mirada de los algarrobos, sobre el suelo infértil donde alguna vez en pasto verde reposé, ahí donde mis labios sintieron la dulzura de un instante que hoy, en mis pensamientos, busca aún palabras para ser descrito, para responder la interrogante de aquella vez.

Observé a los colibríes volar frente a mí, observé el vuelo ruidoso de las palomas y a un chico estudiando en las bancas, cerca a un ficus, lejos de mí.

Escuché el susurro de los estudiantes en el aula cincuenta, observé sus rostros aburridos y al verlos me aburrí; sentí el frío de este otoño raro y apreté la chalina más y más contra mi cuello casi al punto de llegarme a estrangular.

Lo hubiera hecho pero mis ganas de perder la vida las perdí cuando esta de mis manos se fue, aquella tarde de marzo, aquel jueves de lluvia, aquel diecinueve, cuatro de la tarde, cielo gris.

Recordé que almorzar debía, ¿debía?; la verdad ni lo sé, sólo logré pasar por obligación a alimentarme esos trozos de arroz blanco y sus acompañantes en el plato;

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comí bajo la atenta mirada de un reloj que maltrataba a mis oídos con su monótono tic-tac.

Regresé a pasear por las cuadras, biblioteca, escalera, baño, aulas, escalera, laboratorio, biblioteca y escalera otra vez; un paseo sin rumbo en el cual encontré a muchos conocidos y de amigos sólo a tres.

¿Amigos?, considero amigos a pocas personas, podría contar a más de seis; los contaría pero mi pereza es mayor que las ganas de recordarlos, mil disculpas si ustedes leen estas líneas, pero si me conocen me dedico a decir y hacer lo que la gana me da.

Ayer hacía frío, hoy lo hizo también, ¿mañana?, la verdad poco me interesa, lo único que me alienta a despertarme cada día es el misterio que este me guarda, es el pensar que puede ser el último en el cual mis pies estarán sobre este suelo, en el cual mis ojos puedan observar el cielo azul, la luna blanca, un rostro bello, otros ojos, una nube, un atardecer, las estrellas, mis amigos, mi madre, mi familia, mi mascota, el cuaderno de mis poemas y muchas cosas más.

Ayer caminé por la universidad, ayer paseé entre la gente sin ser visto, sin ser siquiera tomado en cuenta por aquel mundo donde un número decide quién es mejor, donde sin grupo eres uno más del montón, donde las circunstancias personales casi no interesan, donde la amistad es base perfecta para vivir.

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Observé llegar una mirada, ojos rasgados que me hacen aún temblar, observé llegar a la noche entre caminos asfaltados y al llegar a casa, observé a Igor llorar.

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Luna LlenaLuna LlenaLuna LlenaLuna Llena

He visto a la luna llena detrás de los cerros, siete de la noche, carretera, sentado en la parte trasera de una camioneta, noventa y cinco kilómetros por hora, viento frío de domingo, estrellas como agujeros en el cielo y la mochila mía perdida entre el mar de cuerpos apretados que había a mi alrededor.

Luna llena, te recuerdo; aún eres la razón de una lágrima en estos marcados ojos, en esta mirada que teme mirar; eres aún el recuerdo de una despedida, la marca de un beso que en los labios quedó, eres aún el reflejo de unos ojitos marrones que bajo tu luz, en verano, diciembre, tres, da razones a Igor para llorar.

Llorar, es como respirar ya para mí, es costumbre empapar de agua la almohada en cada noche antes de dormir, en cada mañana al despertar; llenar de llanto mis mejillas en cada tarde al observar el cielo, en cada atardecer al observar el cambio de colores en el horizonte, en cada madrugada al despertar de un sueño que recuerdo parece ser; llorar, en eso experto soy.

Observé la luna llena, sentí el frío en mis mejillas pasear, tuve ganas de llorar, de un nombre pronunciar; atiné sólo a cerrar los ojos y a imaginar que un sueño eso fue.

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Siete, otoño, junio, domingo, noche, luna llena; circunstancias que coinciden en número, día, estación; acontecimientos similares a ese ayer del que tanto hablo, del que tantas veces en poemas y en esta líneas pronuncié.

Ayer, es un destino que no quiero repetir; despedidas, lluvia, café frío, música triste, helados derretidos, besos en el viento, lágrimas paseando desde la mirada hasta palabras que no llegué a pronunciar, poemas mal escritos, llamadas nocturnas, caricias a escondidas, miradas; en resumen amor.

Amor; ¿de nuevo a la definición?, está de más repetir, sólo leeré mi realidad y recordaré el concepto que tengo de él.

La luna llena, otra vez sobre mi cabeza alumbrando; repitiendo, con una voz que sólo nosotros escuchamos, las palabras exactas de una despedida, de un final, de un comienzo, palabras que se leen entre la blanca luz que esta emana, palabras que juntas forman un beso y vienen en busca de mis labios marchitos, en busca de esta boca cobarde que nunca pronuncia lo que quiero decir, en busca de este inerte cuerpo que dejó el corazón entre poemas y miradas indiferentes, inerte cuerpo que dice llamarse Igor.

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PensPensPensPensamientos Enredadosamientos Enredadosamientos Enredadosamientos Enredados

Otra vez apareces en mi existencia y me da miedo tenerte de nuevo aquí, creí dejarte en esa esquina solitaria y fría cuando una mano de la mía se soltó, creí abandonarte entre los poemas mal escritos del ayer, creí ahogarte con todas las lágrimas que por tu culpa derramé.

Te siento aquí en el pecho, das vida al trozo de carne que de latido en latido empuja hacia todo mi cuerpo el calor de tu existencia, tu presencia; me causas temor, alegría, paz y desazón, una confusión extraordinaria de sentimientos que creí nunca más volver a sentir.

¿Enamorado?, creo estoy confundido; pero esa mirada, esa voz, esa presencia que hoy estuvo a mi lado, ella; ella está ya en cada pensamiento y temo errar de nuevo y sumar a nueve los golpes bajos que por tu culpa recibiendo voy.

Un aleteo de ave desesperada siento en mi estómago golpear; una sonrisa aparece en mis labios cuando en ella comienzo a pensar, un poema nace de mis vagas palabras a su nombre, un poema que aún no escribo y que creo jamás escribiré.

Ayer abracé la almohada al enterarme que de ella puede que me enamore y le rogué a Dios que esconda a mis sentimientos lejos de mi alcance, y Dios no me

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escuchó; hoy la vi y fue sin querer, hoy le hablé y no fue porque sí, hoy estuvo aquí y fue porque conmigo caminó, ayer en ella pensé y hoy de nuevo otra vez.

Sentir en mis manos sudor, estar nervioso frente a su presencia, sentir en mi hombro su cabeza reposar; observar lo bello de su mirada que me refleja y saber que es una maravilla que el creador ha colocado en mi camino y en el de los demás es razón suficiente para que mis pensamientos se confundan y creen un debate en donde con dos votos en contra, la palabra enamorado casi ganó.

Aún no existe justificación para estar seguro en si estoy ya perdido y en guerra con las ganas mías de no sentir amor; aún no sale publicado en el pergamino de mis pensamientos e ideales el nombre de ella escrito; por hoy sólo es proyección de este cobarde que cuando unos ojos le brindan amistad en demasía llega a confundir el rojo con el verde y se mutila una parte del corazón, que por cierto creo no tengo más, para luego en llanto acabar.

Tengo un puñado de ideas en la palma de la mano y entre ellas el nombre de ella está; al leerlo otra sonrisa en mis labios aparece, el aleteo del ave es más rápido y mis ojos buscan entre la oscuridad perpetua de mi habitación a un sentimiento que dije abandonado dejar.

Lo busco, lo encuentro, lo abrazo y al suelo lo vuelvo a tirar; tengo miedo de entregar lo poco que me queda y

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perder, tengo miedo de quedar esta vez en el completo desamparo y resignarme a vivir de recuerdos fabricados y de besos que nunca salieron de mi frustrada imaginación.

Siento en mi garganta un nudo, cuando la veo aparece de nuevo el sentir, cuando le hablo no sé qué decir, cuando se va quiero con ella ir; ¡maldición! de nuevo maldije y estoy ya llegando a una conclusión.

Otra vez regresas, me da miedo tenerte aquí; ¿qué hacer debo para no regresar de la guerra con otra parte del corazón mutilado?

Creí dejarte en el abandono, bajo la lluvia eterna de mis ojos antes de dormir, sin ropaje al aire libre y a tu suerte en el frío de la indiferencia que por mi parte mucha no es; creí dejarte marchar al cielo con mi Celeste ideología en aquel día de marzo, creí darte muerte con la daga que tú mismo me enseñaste a usar, creí eso y mucho más…

…¡maldición!, no sé ya que creer…

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Promesa RotaPromesa RotaPromesa RotaPromesa Rota

No hay cómo, ya te perdí; hoy tomaste la decisión de volver a aquellos brazos que ayer dijiste no volverías a tocar, hoy volviste a besarlo y a entregarle lo tierno de tus sentimientos mientras yo andaba divagando entre mis pensamientos, volviste a entregarle la calidez de tu cuerpo mientras el mío deseaba frío no sentir.

Ayer dijiste que nunca a él volverías, hoy tus palabras se derrumbaron como castillo de naipes mal construido, como castillo de arena al la marea subir; tu decisión se volvió un recuerdo despechado que en su momento sentido tuvo para ti, se volvió hoy un recuerdo difuso luego de regalar a esos labios, émulos, un beso que era para mí.

No más confiaré en tus palabras, hoy me has dado el ejemplo para eso hacer; sé que lamentaré esta decisión más adelante cuando necesite de ti, cuando necesites de mí, sé que lamentaré haber escrito estas líneas después de hoy cada vez que yo las lea, cada vez que unos ojos sobre estas líneas reposen; sé que lamentaré el haber creído en las palabras de tus rosas labios, en la expresión de tu herido corazón.

Tarde o temprano lo lamentaré, pero ya no más en ti confiaré, voy a borrarte de mis poemas, voy a derretir tu recuerdo como hielo al sol, voy a desaparecer tu rostro de mis madrugadas y romperé el pasaporte que

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me permitía cruzar la frontera de tu corazón, voy a borrar de mis cuadernos tu nombre y con seis lágrimas las reemplazaré.

Seis, sí seis, una por cada letra de tu primer nombre, una por cada grafía que existe flotando en la atmósfera de mi habitación; voy a suprimir el archivo de tu presencia en el disco duro de mi pasado, formatearé cada momento cuando a tu lado caminé en las noches de lunes rumbo a tu casa; olvidaré el saludarte y con la mirada te esquivaré.

Hoy me has enseñado a no confiar en ti, a no más creer en las palabras de tus rosáceos labios, a no más dar por definitivo la palabra que de tu boca nacerá; has entregado la poca dignidad de mujer que te quedaba, has caído en las redes por tercera vez, has tropezado con la misma piedra el número de veces que Pedro a Jesús negó; has roto la promesa que ayer frente a mi mirada expresaste y has roto la esperanza mía de contigo estar; todo con un beso que sé le diste, que sé existió y aunque nunca comentarás esto con el que aquí para ti escribe, yo comento al que esto leerá:

“Ella no cumple su palabra, es mentirosa, es de aquí; es por la cual entregaba la vida y por la que hoy no doy ni un mendrugo, ni una lágrima más; ella, el opuesto al ocaso que se ha ocultado con un beso que por idiota entregó.”

Lamento decirte idiota, pero eso eres para mí hoy…

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De Domingo A LunesDe Domingo A LunesDe Domingo A LunesDe Domingo A Lunes

Hace frío y no es novedad, la noche es larga, más que ayer; la madrugada es eterna siempre que la paso pensando en un ayer, si en ese ayer; esos días los cuales repito y repito anhelo de nuevo vivir; esos días cuando para mí no existía más que una mirada tierna y un beso en los labios al saludar.

Pero sé que no volverán, sé que así será; como dice esa canción: “lo que pasó, pasó”, pasó y no volverá; cómo deseo borrar de mi mente cada recuerdo que causa tristeza y ser tabla rasa para de nuevo vivir, ser hoja en blanco y no el papel lleno de borrones que por vida tengo; arrancar de raíz al árbol de mis desazones y sembrar en su lugar una semilla de esperanza para tener algo por que vivir.

Sigue el frío, ayer domingo fue, hoy lunes, medianoche, otoño, quince,…; estoy como cada noche sentado frente a las veintiún pulgadas que posee el computador, tecleando letra a letra estas estúpidas líneas mientras escucho el disco “A las cinco en el

Astoria”®

, mientras repaso sus letras y me baso en

ellas para escribir, aunque siendo sincero, ninguna de estas líneas ni las antes escritas, han salido de ahí.

Ayer anduve en las gradas del estadio observando al santísimo en procesión; ayer encontré a un pasado en la esquina de Elías Aguirre con Luis Gonzales y bajo la

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mirada verde del semáforo con un beso la despedí y también así la saludé, observé de nuevo sus ojitos y entendí porque de ella me enamoré.

Ayer caminé entre el gentío feligrés de Chiclayo, junto a mi madre la misa escuché; olas en las gradas, cantos de alabanza, dos cernícalos sobre la tribuna norte y un gallinazo sobre el verde campo artificial, seis palomas al este volando y yo divagando en la homilía mientras alrededor mío algunos dormían y otros, yo que sé.

La tarde llegó, dormí; soñé, soñé que caminaba de la mano con alguien que conozco, soñé con la presencia de una mirada que casualmente me timbró al celular, soñé estaba sentado bajo el caucho de la facultad, en la esquina al costado del laboratorio de zoología, frente a la fotocopiadora, detrás de un ficus, al lado de ella, un beso y desperté; ¿ese sueño tiene algo que ver con la realidad?

Eso me pregunto aún, son ya las doce y veintitrés minutos, ya voy seis mil seiscientas treinta y ocho palabras, digo ese número en total: relato de madrugada, corto relato, larga conversación y todas las demás; sigo con frío y un zancudo está succionando la sangre de mis brazos y no lo puedo matar.

Tengo ya sueño. Son las doce y veintiséis, al zancudo ya maté; ese sueño sigue aún en mis pensamientos vagando, mientras observo el rostro de la protagonista

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que creo hoy en la mañana observaré;… es ya lunes, quince, otoño; otro día más.

Espero levantarme temprano y no quedar abrazando la almohada; siempre y cuando no sueñe con ella otra vez; “A las cinco en el Astoria” acabó.

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Monólogo De AzulMonólogo De AzulMonólogo De AzulMonólogo De Azul

El nudo en mi garganta es cada día más grande y doloroso, es más difícil de ocultar, quiero gritar al cielo el nombre que llevo aquí guardando e inundar de llanto el suelo que recibe a mis pasos; quiero de una vez final decir que quiero y que no, decir que extraño y que no, decir que olvido y que no, decir lo que nunca frente a esa mirada expresé.

Hoy anhelo enamorarme, ¿lo anhelo?; en verdad eso es sólo un deseo frustrado de esta monótona vida, de este camino que me da sufrimiento y motivos para llorar, para no seguir, para terminar con esta vida; pero de nada me sirve eso hacer.

He sentido cómo el calor se vuelve frío, la luz en oscuridad, el ruido en silencio, la alegría en tristeza y una palabra en mil lágrimas que hasta hoy no dejan de caer; he sentido el tener todo y luego nada, el creer ganar cuando se está perdiendo, el amar cuando no se debe hacer.

¿Un beso?; si, un beso; unos labios en los míos son el único recuerdo que queda de aquel celeste deseo que hoy ya no está; sabor a chocolate es el rastro del pasado en mi sentido del gusto, chocolate que hoy saboreo cada que quiero llorar.

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El nudo en mi garganta es ya insoportable, sube y baja; quiero llorar, lágrimas van brotando de mi cansada mirada y reposan en labios que desean un nombre pronunciar.

Maldigo el día cuando aprendí a sentir, maldigo el día cuando en labios un beso recibí; pero bendigo al sentimiento y quien el beso me dio, de no ser por ella este poeta no existiera, este Azul no sería más que otra de las personalidades abstractas de un Igor que a pesar de estar loco, no parece eso ser.

Es ya julio, es ya diez, viernes, madrugada, hoy; es ya otro día en la colección de mi existencia, es ya otro momento de mi absurda presencia que pasará sin más que …, bueno la verdad no lo sé.

Hoy quise hablarle a una mirada, decir que quiero y que sí, pero este cobarde que por creador tengo atinó a decir que otro día será, que no quiere sufrir de nuevo por quererse enamorar, que no anhela tener más lágrimas bajo nuestra almohada y es que el mar que ahí existe hasta ahora no lo podemos cruzar, es tan inmenso, tan azul y tan triste como nuestra desdichada existencia, aunque claro, no soy más que un personaje de la mente abstrusa de Igor, no soy más que aquel humano que él no puede ser.

Soy el que dirá ese nombre, el que no llorará al oír una canción, soy el que escribe lo que siente; soy el poeta

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de los sinsabores, el reflejo de un alma rota, de un corazón sin vida; soy el reflejo de Igor.

“Simplemente la imagen que él observa en el manantial que sus lágrimas crean, cada diecinueve de cada mes.”

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CuatroCuatroCuatroCuatro

Me gustaría llorar en el mar para sentir que mis lágrimas son pequeñas al ahogarse en su inmensidad; me gustaría convertir en presente todo lo que ayer me hizo feliz; me gustaría no más ver caer agua de mis cansados ojos, de mí.

Recorrer la vida sin penurias, sin prisa, sin ayer, existir sólo porque eso debo hacer, sólo porque ese es mi deber, caminar lentamente hacia una muerte que, de mis anhelos, el mayor es, avanzar sin apuros hacia el descanso eterno, dormir y no despertar.

Hoy quise morir, hoy más que nunca lo deseé; hoy al ver una mirada que, como todos dicen, me aboba y causa en mi persona una reacción distinta a la que tengo para con los demás, una sonrisa, sosiego, ansiedad, un brillo en la mirada mía que delata lo que siento hacia esos ojos castaños que quiero siempre ver.

¿Quién lloraría por mí?, preguntó ella; en respuesta dije “yo”, ¿quién por mí lloraría? pregunté, ella en respuesta dijo “yo”, y sonreí al punto de casi llorar; sonreí al punto de quererla besar, tan al extremo de abrazarla y dejar caer mi llanto en sus hombros, dejar caer en sus oídos mis quejas hacia el mundo y decirle que mi mundo ella es; jajaja, suena raro pero así es la realidad.

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Quise decirle que la quiero, más que amistad; regalar un beso a sus labios y a su vida un verso de amor; entregarle todo lo que para ella he guardado, besos, caricias, una mirada tierna como saludo y una con tristeza al despedir, una palabra de aliento y otra de despecho cuando se deba expresar.

Me siento indefenso, inerme en esta guerra contra mi corazón, contra Igor; esta guerra en la que un sentimiento es malo, donde la única forma de ganar es esquivarlo, no verlo, dejarlo pasar y todos los estúpidos sinónimos que se me ocurra escribir; me siento recluso tras la careta que mi dueño expresa, esa sonrisa hipócrita que dice: “soy feliz”.

¡Maldición!, la felicidad no existe; y si alguna vez la sentí fue antes de declararme ignorante a cualquier sentimiento que pueda daño causar.

¿Amor?, ¡sí!, amor; esa palabra de cuatro letras que es la causa de ya cuatro meses de dolor, cuatro lunas sin un beso antes de noche ser; cuatro meses que se multiplican como panes en milagro y se vuelven años para mí; cuatro lunas que no aparecen ya en el cielo que hasta hace poco, era hermoso para mí.

Me gustaría llorar y quedar sin lágrimas, olvidar que cada diecinueve de cada mes hacerlo debo; declarar sin cobardía a esa mirada lo que siento, que a pesar de no ser amor en teoría, es un “feeling” que puede, si ella y Dios lo desean, amor ser.

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Un corazón palpita lejos de mi pecho y una sonrisa expresa su ambrosía, hoy sin mí…

…reinA cada Luna

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Para EllaPara EllaPara EllaPara Ella

Mientras yo estaba confundido, ella se enamoró; mientras mis ojos evitaban observarla como más que amiga, ella a otro con esos ojos no miró; todo fue confuso, fue un puñal que lentamente se hundía hasta tocar con su filoso presente a mi corazón, un puñal que hoy día, por fin me mató.

Hoy la vi, él la besó, ella tomó su cintura al caminar y mis ojos abrazaron a su ausencia mientras yo quería llorar; el azul cielo de las alturas fue testigo que todo observó, el viento frío de los cerros fue el canto que en mis oídos reposó, mis ojos fueron fuego y hielo en dos segundos y mis lágrimas un rocío sobre los verdes helechos que hoy mi compañía son.

Aún la quiero; sé que ella lo ama y a mí no, sé que ella hacia mí no siente el latido acelerado del pecho cada vez que nuestros ojos se cruzan por casualidad, sé que ella lo ama y aún siento que es para mí; sé que sé que de ella nada sé, sé que mis sentimientos hacia ella son lo que ayer fue.

Me empeño en no quererla, quiero olvidar que la quiero, que me pierdo en su perdida mirada, en esa inocencia hoy ya diferente; creo ya sabe qué es besar.

Me empeño en olvidarla, pero ella regresa como lluvia de primavera, como luna en cada mes; ella regresa y

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sin querer devuelve ganas de latir a este corazón que perdió las ganas de hacerlo un diecinueve de cierto marzo, un jueves de ese mes.

Ella se enamoró y hoy me oculto tras la fachada de una sonrisa al observarla con él, al ver como sus labios son bautizados con otros, al ver como una sonrisa nace de sus labios mientras de mis ojos una lágrima quiere caer; me duele respirar el mismo aire que ella cada miércoles de este mes.

Nada puedo hacer, de llorar ya me cansé, sólo queda resignarme a vivir con la idea que cuando a enamorarme voy, perderé y perderé dos veces más; queda sólo resignarme a observar a lo lejos una mirada que temo enfrentar, a esconder tras la hipócrita sonrisa de Igor los encontrados sentimientos que son la causa de una cascada en la almohada antes de dormir.

Ella fue mi iluso sueño, mi deseo a realizar; fue y es parte del corazón muerto que en el pecho sepultado está, es un beso que en el cielo viajando siempre estará.

Mi corazón sufrir no quiere, pero no sabe otra cosa hacer…

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Julio 18Julio 18Julio 18Julio 18

(Para: Ey.Pa.)

Había olvidado lo bello de ese norte, de esos labios rosas que un febrero quise besar; había olvidado el color castaño de ese lacio cabello que ayer, igual que hace tres años, sobre sus hombros reposó.

La misma voz, la misma mirada alegre que me enamoró; todo bajo la presencia de un cielo casi noche en el centro de la ciudad.

La vi, me acerqué; un beso a su tersa mejilla y su nombre pronuncié, cómo olvidar las cinco letras de aquella hermosa poesía que fue para mí inspiración, cómo no recordar los momentos que ayer volvieron a existir en las frase de nuestros labios mientras me perdía, igual que antes, en esos hermosos ojos que me hacen temblar.

Mi treinta y uno de marzo, la mejor de mis poesías apócrifas que en un cuaderno verde escritas están; es el momento más feliz de esta semana, de este mes, de este Igor; es un pasado que sólo en sueños creía volver a ver.

Fue causal observarla, al principio desvaríe, creí estar viendo fantasmas cerca de la catedral, creí imaginar su rostro, su cuerpo, su mirada, y ella también creyó lo

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mismo al verme pasar, tan cerca de su lado, tan lejos de su voz; acerqué mi cobarde presencia hacia su fantasma y de pronto un beso surgió.

Y mentí al decir que no recordaba la última vez que la vi: fue un marzo, último día, en ese lugar donde nos conocimos, aquel lugar donde bajo la luna un poema le escribí; aquellas aulas donde, como siempre, estuve a punto de declarar lo que sentía y al final todo quedó como nudo en garganta que cada noche de aquel verano, en llanto se convirtió.

Aquel lugar donde conocí su pequeña presencia, donde tanto viví, donde mis poemas tomaron forma y gracias a todo nació Azul; aquellas aulas que una vez fueron testigos de un beso que nunca se dio, de unas miradas perdidas cada mañana al saludar, cada mediodía al despedir, cada noche al extrañar.

Ella siguió su norte, fue en búsqueda de un sueño que no realizó y regresó a esta tierra de amistad donde nos conocimos, donde nuestras presencias notaban que los cuerpos juntos querían estar; regresó hace dos años para verla dos años después.

Ayer tomé su mano y caminamos, ayer besé su mejilla y muchos abrazos le entregué, ayer sonreí hasta llegar a casa y sonriendo fui a dormir, ayer mis suspiros cobraron vida y por un momento olvidé que esos ojos castaños no me miran como a ella yo, olvidé que el

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cielo Celeste es, olvidé que en la noche llorar debía y recordé que creo en Dios.

Es la primera vez que mi corazón late después de…

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No me arrepiento de todo mi pasado él es el motivo por el cual existo, por el cual mi pecho está blindado, protegido de todo sentimiento malo que quiéralo invadir: mis viernes en la mañana, mis lunes en la noche, mis domingos al mediodía, mis sábados en la catedral, mis martes en la facultad, mis jueves en el parque, mis miércoles antes de a Chiclayo llegar; todo es parte de mi calendario, del diario de penurias que en mi mirada escrito está.

Mis viernes en la mañana allá bajo la mirada de una blanca pizarra que aritmética enseñaba, allá bajo el sol de un verano que para mí frío fue; allá hace tres años cuando el único pecado era no estudiar.

Mis lunes en la noche después de una práctica realizar, después de huir de los amigos para con ella estar; después de las siete de la noche en la avenida Luis Gonzales hasta a Bolognesi llegar, después de un beso que en mejillas aún habita pues nunca a labios llegó.

Mis domingos al mediodía antes de a misa ingresar, antes de homilía ser, antes de saber que era un beso, que era sentir; antes de escribir poemas como loco para un noviembre que en diciembre se fue.

Mis sábados en la catedral al ser de la tarde las cuatro, al ser hora para besar; al ser octubre, al ser noviembre,

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al ser primavera; al ser protagonista de un idilio prohibido, de una mirada que pedía más, de unos labios que preguntaban tonterías, de un cuaderno que creo, era un slam.

Mis martes en la facultad, siempre a las diez de la mañana, siempre en el auditorio hoy donde computadoras hay, siempre en la carpeta celeste, siempre esperando a ella llegar; siempre intentando un beso ganar, siempre y en vano diciendo “te quiero” para ser, como es siempre, un amigo más.

Mis jueves en el parque bajo la mirada de extraños, de un árbol, de un ocaso que para mí nunca va a terminar; bajo la lluvia de mis ojos, bajo la sombra de una promesa que en diciembre se cumplió, bajo la abstracta sonrisa de un fantasma que hoy fantasma se volvió.

Mis miércoles antes de a Chiclayo llegar en este presente que me agobia, en este mes que alegrías ha querido a mi poeta brindar; mis miércoles en la noche sentado junto a esa mirada castaña que es el filo de un puñal, que es hoy mi agonía más grande, sólo por de ella enamorado estar, sólo porque para ella, amigo seré y no más.

No me arrepiento de mi pasado a pesar de ser la causa del mar bajo mi almohada, a pesar de ser quién me enseñó a llorar, a pesar de en él tener más tristezas que alegrías, más cicatrices que caricias, más mentiras que verdad…, no me arrepiento de haber querido sin

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ser correspondido, hoy musas mías son; no me arrepiento de besos mal entregados a pesar de bofetadas ser hoy, no me arrepiento de cada tropiezo pasado pues gracias a cada caída Azul un poema escribió…

Hoy van 1468 caídas en papel…

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Sonrisa Y LágrimaSonrisa Y LágrimaSonrisa Y LágrimaSonrisa Y Lágrima

Sonrisa, una fachada que mis labios presentan ante el mundo; lágrima, el verdadero sentir mío y de Igor, monótono rocío que cada noche se agrega a la colección eterna de llanto que bajo nuestra almohada vive en forma de mar.

Sonrisa, esbozo de nuestra faz cada que llorar queremos; lágrima, real expresión que sólo es observada por nuestros ojos y la blanca nube donde reposamos nuestras ideas, cada noche, cada ayer, cada hoy.

Hoy no he sonreído, el día pasó entre agua y un rocío frágil que hasta ahora cae, rocío que ha bañado de azul a cada poema, a cada letra, a cada suspiro de estos marchitos labios que temen hablar; hoy sólo he llorado, he pasado el día entre frío, tristeza, recuerdos, nostalgia, con el corazón casi latiendo; desayuné llanto, lágrimas almorcé, de cena una mezcla de ambas y como postre un beso que nunca fue.

Hoy he llorado, sigo en eso, ja! sé fingir muy bien mis sentimientos; sé cómo llorar y sonreír al mismo tiempo, mas sólo lo hago en casa; allá afuera donde todos utilizan caretas, la mía debo usar, no quiero sentirme excluido de una jungla donde sin técnicas de camuflaje podría sucumbir.

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Fingir, fingir, fingir; hoy lo hice frente a unas palabras, frente al mundo de internet; fue con letras pero procuré llorar para mí, eran cabinas públicas – aunque si lloraba daba igual– y a pesar de estar solo, para mí lloré.

Fingí no sentir nada frente a sus palabras, “abajo el amor” le dije, ella reclamó; claro, estando enamorada lo hace, aún recuerdo ayer hace poco cuando díjome en el no creer.

Mi realidad es un manto de nostalgias, un algoritmo de lágrimas que almaceno en mi ofuscada mente; mi hoy es un mar azul desolado, el cual aún no cruzo, un mar donde el horizonte si es infinito – lo sé.

Mi hoy es un poema más para Igor, es una diadema en la cabeza de una musa, una areola sobre el santo que inventé, un hacedor de milagros que no cumple con ellos, una fantasía que he creado para en algo creer.

Soy el único ser del cosmos que tiene horarios para llorar…

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OOOOlvidolvidolvidolvido

Beberé agua del Leteo, será antes de morir y si el río aquel logro encontrar; ¿de qué me serviría olvidar en vida?, donde quedarían mis amigos, mi familia y el motivo exacto para escribir.

Diría a Mnemosine que se aleje de mi presente, que llévese consigo todo ayer mío, mas que haría sin nombres, sin rostros, sin melódicas frecuencias de garganta revoloteando en mis oídos, sin nada más que un vacío en la frágil mente que se eclipsa con un mirar.

¿Fabricaría recuerdos?, alojaría en cada rincón de mi enmarañada cabeza un nuevo ayer, una nueva mirada, una nueva voz, otra vida, otros lugares, otros amigos, otro poeta que no se empeñe en escupirme a la cara con frases cada recuerdo que me causa daño y por consecuencia, lágrimas lleva al mar.

¿Donde quedarían mis amistades, mis fracasos, mis pocos – muy pocos – triunfos, cada poema que Azul y yo hemos escrito?, ¿de qué serviría borrar de mi cuaderno los ayeres si al final sufriré?

Olvidar, olvidar; dijo un colega: “…es tan largo el olvido”; una vida no es suficiente, acaso alguien ha olvidado que amó, que lloró, que sonrió, que odió; ¡basta!, en resumen que sintió, que por un momento sintióse bien y luego no.

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El tiempo es tiempo, es Cronos, es un artilugio para dar sentido a las vidas de los materiales seres que somos, es sólo un motivo para llegar a las citas, para ver la película en el cine, para ir a clases en la universidad, para dar un examen – que por cierto el martes tengo uno y no he estudiado – para saber cuándo naciste, para entender cuando sucedió qué, para medir la inmedible vida nuestra, para ver el partido de fútbol, para ir al trabajo, para una pastilla tomar; el tiempo es para muchas cosas, mas no para olvidar.

La muerte sería opción última, aunque si hemos de resucitar está de más; y aún así quién asegura que estando muertos recuerdos no habrán, ¿Dios?, hace tanto que no me habla – veintiún años – que ya creo no está.

Olvido: cesación de la memoria que se tenía; vaga definición si se habla del corazón; el corazón no es memoria, no es palpable – hablando desde un punto de vista que se puede entender – no es algo que se pueda reemplazar; y no hablo de cirugías ni de nada que humanamente posible sea.

Corazón es el que se da al amor – que por cierto no recuerdo que es.

¿En que estaba?...

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Palabras A DecirPalabras A DecirPalabras A DecirPalabras A Decir

Aquí expreso las palabras que a nadie puedo decirle, expreso esas frases que mis labios callan cada que frente a esa mirada estoy, cada vez cuando esos ojitos castaños invaden mi mirada y logran que una sonrisa se esboce en los tristes labios de este Azul que piensa en sí…

En sí debo darle un beso, en sí decirle debo que la quiero, que la extraño cada tarde cuando entre mis sueños no la observo; en sí abrazar su frágil cuerpo y robar de su hermosa sonrisa el icor sagrado que anhelo saborear, en sí debo dejar de llorar la ausencia de sus latidos en el pecho mío, en sí debo resignarme a vivir aferrado siempre a mi blanca almohada flotando en el azul mar frío que bajo ella está.

Quiero tener sus ojos, fragmentar su cuerpo en letras y dibujarla en palabras, en forma de pobre literatura con la firma de Azul; quiero saborear sus palabras en las mías, deslizar con cariño mis dedos entre su castaño cabello, robar de su tiempo un poco de tiempo para mí.

Hoy los días pasan entre preocupaciones, pasan lentamente mientras dibujo con suspiros en mi atmósfera un arcoíris, una señal para sentir que la tormenta que poseo ya pasó.

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Aquí relato sin cuidado cada melodía de garganta que Igor quiere decir, cada “te quiero”, cada “te extraño”, cada frase que por cobardía arrima en lo más recóndito de nuestra habitación, cada frase que se convierte en poema después de noche ser.

Expreso sin dudar que la quiero, para mí, para siempre, para besar; que a pesar de ser ella propiedad de otro sueño, parte de mi sueño ella es.

Quiero realizarla, dejar que escape de mis difusos pensamientos y que sea material, sentir su cuerpo, sus labios saborear, pronunciar su nombre, oír su voz, aspirar el etéreo aroma de su presencia…, con ella estar.

Mis palabras son para esa mirada que no mira, para esos labios que no besan a Igor; para esa sonrisa que es inspiración, para cada miércoles en la tarde, para cada día que la veo pasar; para cada sueño en el que ella está.

Aquí expreso sin miedo lo que quiere Igor expresar, desdibujo la fachada que muestra al exterior mundo y esbozo con palabras lo que en realidad es:

“Sólo una pobre alma que cree ha nacido para llorar;…, un cuerpo que poeta cree ser”

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MiradaMiradaMiradaMirada

Delirando caí sobre el colchón, observando en la penumbra de mi habitación a una mirada que brilla como estrella cuando luna no hay; la observé, invadió cada espacio de mi mente y dentro de ella hasta hoy día está.

Pasea cual comensal por mis pensamientos, rodea a cada idea como ave rapaz, cree que mis delirios son su presa y en picada cae sobre ellos provocando un shock en mis pensamientos haciendo creer que lo que pienso es lo que siento en realidad.

Pensé que ella existía y sentí su presencia al caminar; pensé que ayer la encontraría y sentí su cuerpo a mi lado antes de irme a acostar; pensé en escribirle una poesía y ese poema sentimiento se volvió.

¡Oh!, ella ha convertido a mi literatura en un nuevo sentimiento, en algo parecido al orgullo, al amor, la tristeza, la ansiedad; una mezcla de ellas, un remix de todas, un piqueo de sentimientos servido en un plato que poesía es.

Orgulloso de mis poemas y mis relatos estoy, de cada letra que dibuja mi mano bajo la atención de esa mirada; amo cada grafía que nace de mi ofuscada mente, a cada frase que toma sentido luego de a esa mirada mirar.

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Triste vivo después de leerlos al entender que en ellos esa mirada imaginada existe, al entender que no será más que otra de las estrellas en mi infinito cielo y que por cobardía temo ver, al saber que ella es propiedad de otro sueño, propiedad de un rival.

Ansioso después de escribirlos observando cada rincón de su existencia, cada párrafo para mí incompleto, cada título que poseen y que, según mi parecer, no es para ellos, ni siquiera para mí.

Delirando estoy: hoy, miércoles, doce, mediodía, agosto, delirando al saber que en dos horas a esa mirada observaré, al saber que en poco tiempo la razón de su existencia expresará palabras para mis oídos, al saber que encontraré su terrenal cuerpo, al saber que fijará en mis cansados ojos la radiante ráfaga castaña que posee al mirar; ¡oh!, estoy ya repitiendo palabras y llenando de desvaríos este papel.

Ella es el filo del puñal, la palabra que falta en el pobre esbozo que poesía digo es; ella, el sol en invierno que derrite al glaciar que poseo como corazón, ella, el beso que anhelo sentir, ella, la mirada que habita sin pagar pensión en la morada de mi mente.

“Ella, la poesía, el sentimiento, la mirada;…la razón de estas líneas y muchas más”

Una mirada que indiferencia muestra cuando Igor la quiere mirar.

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Para Igor De AzulPara Igor De AzulPara Igor De AzulPara Igor De Azul

Me refugié tras una cascada de llanto, ayer, noche, sentí la opresión del pecho, las ganas de inundar con agua mi alrededor y lo hice, regué el suelo bajo mis pies, llené de azul el delta de mi río y alimente así de tristeza a mi mar.

Todo por entender, por observar el presente, por saber que mi pobre Igor aún muere por esa castaña mirada, por esa sonrisa que le irradia inspiración y que es, sin quererlo, pábulo de su sufrimiento; caí a llorar frente a la ignorancia de Chiclayo, acariciado por el viento frío en la calle Pedro Ruiz, iluminado por amarillos faroles de una esquina, observado por un perro callejero que creo entendía mi pesar.

Caminando a paso cansado ayer viernes, deambulando por las Musas creyendo a una encontrar, creyendo que así podría olvidar la existencia de esa pequeña presencia que cada miércoles en la tarde, hipnotiza a este poeta y da razones a su Igor para llorar.

Noctívago por Chiclayo, sintiendo en el cuerpo al frío recorrer sin piedad, sintiendo en el pecho un puñal con nombre que con “L” inicia, sintiendo que mi vida no es más que un conjunto de absurdas y tristes coincidencias, un manojo de malos ratos que costumbre ya son.

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Igor se enamora, vive en una burbuja de ilusiones donde no puedo dominar; él se enamora sabiendo que sufrirá, cómo odio cuando eso hace; fija su atención a propiedad ajena, a imposibles metas, a labios que nunca dirán más que amigo, a miradas que jamás fijarán su pupila en la pobre materia que es; …desperdicia tiempo queriendo a una sonrisa que sonríe para otro ser.

Y por eso lloré, por ver que Igor sigue enamorado; sigue adorando a esa sonrisa que no sonríe para él, pasa las noches pronunciando su nombre antes de dormir, gasta lágrimas cada día cuando observa a esa “L” acompañada por quien quiere, por quien corresponde el sentimiento que Igor cree sentir.

Me refugié ayer noche tras una cascada de llanto, sentí en el pecho un latido desesperado por latir; mas no dejé que este existiera…

…de haberlo hecho, yo también enamorado de ella estuviera…

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DDDDíííía De Playaa De Playaa De Playaa De Playa

Las olas rompiendo en el litoral rocoso, mi corazón anhelando ese litoral ser; anhelando sentir el golpe de Neptuno en su estúpida existencia, y yo, sosteniendo en la mirada una lagrima que hasta este momento no puede nacer.

Sosteniendo en la garganta un nombre con la mirada fija en un horizonte que eterno no es; la eternidad no es más que para el alma, que por cierto, hace mucho perdí.

Paseando las pupilas entre verdes y rojos, entre algas y moluscos, entre amigos y yo; saltando de roca en roca persiguiendo a una especie que jamás llegaré a encontrar.

Sintiendo el frío de la brisa mañanera, sintiendo el frescor del agua de mar; sonriendo ante la desatenta mirada de ella, ante su presencia y la de su acompañante, ante dos almas que gemelas parecen ser; sonriendo sin esbozar en los labios alegría, sonriendo con la mirada al su presencia observar; de pie frente al litoral rocoso, con un balde, diez algas, un amigo y sin mí.

Envidiando a la naturaleza cada que a ella el viento acaricia, envidiando a su acompañante por tener de su cuerpo el calor; envidiando a la tarde por ser parte de

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su tiempo, envidiando a cada ser que me rodea por tener sentimientos y en ellos creer.

Ahora entiendo a mi corazón: anhela ser el litoral rocoso, anhela sentir el golpe de las olas sobre sí, los anhela por ser suaves, por ser ínfimos en comparación con lo que tiene, en comparación con esta melancolía que consume, con esta envidia que domina, con este amor que no puede ser.

Regreso la mirada hacia un pasado y regresa a mi garganta el nombre a pronunciar; sentir es un castigo que dulcemente saboreo, es un martirio querer a esa “L” sabiendo que no soy más que un objeto animado para su presencia, que no soy más que un fiel compañero, un adulador de sus actos, un feligrés que por despecho hacia Dios una religión aparte para sí creó.

Las olas rompiendo en el litoral rocoso, mi pecho suspirando y mis ojos a punto de llorar; la tarde matizando de naranja el cielo, y yo, escribiendo estas incoherencias mientras ella pasea de la mano con el acompañante que eligió.

…yo también anhelo ese litoral ser…

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EllaEllaEllaElla

Cada vez que la observo, cada vez que ella se acerca hacia mí; ¡oh!, mi cuerpo desvaría, el corazón mío parece latir, siento que el cuerpo queda inerte, que mis labios no pueden palabra formar; inmortalizo en mi memoria su llegada y suspiro, sonrío al verla, aparece en mis ojos su silueta y por un momento creo en la felicidad.

Mas recuerdo que tiene dueño, que para su bella mirada no soy más que el buen amigo, que el fiel acompañante de aventuras en grupo y bromas, el casi hermano para su existir; aquel que nunca será tomado en cuenta como latido para su pecho, como beso suave para sus labios, como caricia y suspiro para sí.

Quiero llorar; siento en el pecho el ahogo del latido, mi sonrisa es desdibujada y se invierte, mi felicidad es derrumbada como castillo de naipes por un soplo casual y vuelvo a vivir la cruda realidad.

Ella tiene dueño, es querida y quiere también; ella recibe y brinda besos a otros labios, mientras los míos reposan cada noche en el vacío imaginando que ella ahí está; ella abraza a un cuerpo que su calor recibe, mientras mi materia tirita anhelando a ella sentir; ella sonríe frente a una mirada que le corresponde con amor, mientras mi mirada llora sabiendo que nunca esa sonrisa en sus pupilas estará.

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Me duele respirar su aire, me duele observarla tan cerca y sentirla tan lejos; me duele disimular con la mirada que no la quiero, me duele esconder en el agujero del pecho a este sentimiento que cada noche crece al ser regado por mis lágrimas, al ser alimentado con ideas idiotas que mi pobre mente fabrica para no enloquecer.

Cada vez que la observo, cada miércoles de este y el siguiente mes; cada siempre ella vivirá en mi existencia y parte de mi tiempo será, cada vez que ella acerque su pequeña presencia hacia mi cuerpo sonreiré, trataré de no llorar y apretaré contra el pecho al fragmento de corazón que intenta por ella salir; inmortalizaré su llegada y agregaré esa imagen al álbum de “fotomentagrafías” que en mi memoria está.

Ella, la dueña de mis lágrimas, el sabor amargo de amar; la realidad triste de este idiota que no anhela buscar inspiración diferente; ella, la flecha que Cupido erróneamente lanzó hacia mí; ella, filo de un puñal, mi “L”, la razón para olvidar que cada diecinueve debo llorar; ella, un beso que nunca a mis labios llegará.

…mientras estas palabras para ella escribo, ella pensando en su dueño está…

“Quien nace para lágrima, en llanto siempre vivirá;…

…soy una lágrima…”

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LáLáLáLágrimasgrimasgrimasgrimas

Recorrieron por mis mejillas lágrimas, recorrieron hasta en mis labios reposar; llenaron de salado sabor a mis palabras e inundaron de azul las costas de mi litoral.

Bajaron lentamente dibujando en su recorrido unas palabras, un nombre; unas grafías que son la causa de su nacer, cayeron sobre mis suspiros y finalmente, al secar, dejaron huella en mi rostro: un cauce por el que siempre en cada noche caen.

Nacieron al observar una mirada, al oír en el silencio de nuestra mente una voz, salieron gracias a un recuerdo y se volvieron cascada luego de dolor de pecho antes ser.

Y murieron al no recibir atención de esa mirada, al entender que esa voz no era más que un producto inexistente de la imaginación de Igor; murieron al entender que la razón de su existencia era, de nuevo, un no correspondido amor; renuente corazón.

Lágrimas: fruto de la cosecha del huerto de mi tristeza, de las semillas de mi desazón; producto de miles de momentos en los cuales nunca di a entender lo que sentía, lo que en realidad anhelaba demostrar, un beso, una caricia, un abrazo, una sonrisa, una mirada cómplice bajo la atenta luz de una noche en plenilunio

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que aún pregunta por qué nunca di a entender en palabras el latir del corazón.

Noche que diariamente me tortura con el silencio en mi habitación, con el frío bajo mis pies, con la caricia pasajera de una idea que procura existir para que no llore más el dueño de mi existir.

Igor ya tanto ha llorado, ya tanto ha sufrido, ha inundado de melancolía a nuestra almohada haciendo cada vez más infinito nuestro mar, haciendo interminable el horizonte que algún día espero cruzar.

Lágrimas, caída interminable de rocío sobre el vergel marchito de mi inspiración; agua de sentimiento no correspondido, lluvia que empobrece mi suelo volviéndolo así más infértil de lo que es; lágrimas, producto de una mirada, un latido, una voz.

Una mirada que ignora, un latido que con miedo sale a existir; una voz, una voz que cada noche pasea sin permiso por mis oídos dictando letra por letra lo que debo escribir; mirada castaña, latido cobarde; voz que daña a mis oídos cuando pronuncia después de mi nombre amigo y no amor.

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SoySoySoySoy

Soy una palabra, un verso, un suspiro que viaja sin rumbo, beso que nunca en labios reposará.

Soy adorador de ilusiones, pobre ente que poeta cree ser; no más que un poema mal escrito por el creador; soy aquel que llora cada ochenta segundos al recordar un nombre o un mirar.

Mis ojos viven tristes, opacos, sin color, llenos de agonía, de atardeceres, de miradas indiferentes que cada tarde de marzo reposaban sobre sus pupilas causando deshielo y aportando gota a gota, azul sentimiento para el mar que bajo mi almohada está.

Soy un corazón bueno, una mente llena de ideas idiotas, un idiota con ideas, soy la sombra de un cuerpo que no existe, la creación de un Dios que no cree en mí; soy el eterno amigo para la presencia que me enamora, el casi hermano para los labios que anhelo besar.

Una pobre alma en un cuerpo más pobre aún; flaco, feo, cansado, moreno, despeinado, loco, poeta, amigo, Igor; soy una sombra en medio de la oscuridad, un café frío en invierno, un helado derretido en febrero, un poema sin versos que vive escrito en la pared posterior de un baño público, una servilleta usada después de

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almuerzo, una mañana que con lluvia empieza y así va a terminar.

Soy noche lúgubre, examen sorpresa que nadie quiere rendir, presencia incómoda entre dos enamorados, observador sigiloso de la nada, oyente atento del silencio, catador de desilusiones; soy canción de amor mal escrita, un camino lleno de espinas y frío que anima a nunca recorrer.

Gota de lluvia en tormenta, grano de arena en el litoral; insignificante criatura de la creación de un Dios o producto de selección natural, minúscula presencia ante los ojos de ella, ante la mirada del amor; soy juguete del pecho, títere de un sentimiento, fantoche de una mirada, idiota Igor que anhela volverse a enamorar.

Soy una palabra, un poema; un Azul cielo ignorado, ánima que poeta cree ser; soy el dueño de lágrimas, tristezas y desamores; soy cuerpo que en vida muriendo por ser amado va.

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Del PoeDel PoeDel PoeDel Poetatatata

En palabras expreso el sentimiento, digo lo que nunca mis labios en forma de frase clamarán; recopilo información de mi pecho y con burdas letras le doy forma de conversación.

Miedo, a perder lo que no tengo, a observar otra mirada y por ella algo sentir; miedo a llenar de ilusión, de nuevo, mi pecho; miedo a entregar todo y nada recibir, a llorar por perder cariño, por guardar en un cofre el sentir verdadero, el amor.

Amor, forma abstracta, intocable materia, oscura luz; conglomerado de sentimientos, reunión de taquicardia y sudor, baño de lagrimas y suspiros, dulce amargo, placentero dolor; amor, causa de la muerte de un hijo, de una crucifixión, causa de la caída de un imperio, del sufrimiento de un escritor; amor, pábulo de mi dolor.

Dolor, al observar una mirada fija en otra y no sobre mí, al recibir un beso que de la mejilla no pasará; dolor al recordar un nombre, al saber que sólo amistad para ella soy, al entender que nuestros paralelos caminos jamás se cruzarán en un futuro; dolor al escuchar de sus labios mi nombre y luego no más, al saber que por ella voy a llorar.

Llorar, rutina de Igor cada noche, molestia para Azul pues no sabe nadar; llorar es como respirar para este

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flaco, para esta materia insignificante que alimenta a su tristeza con recuerdos que jamás fueron verdad; llorar, escape de agua que desemboca bajo la almohada, haciendo más infinito a mi mar, más eterna a mi soledad.

Soledad, fiel compañera de batallas, escudo inservible en guerras, ausencia de todo, presencia de nada; soledad es la noche mía antes de dormir, silencio en mi habitación, frío en mi cuerpo, agua en mi faz; soledad, sentimiento para el poeta, sufrimiento para Igor; conjunción de verdades amargas y de ilusiones que jamás serán.

En palabras expreso todo, mis labios no pueden esto decir; soy cobarde ante una mirada, tengo miedo al amor por el dolor que causa al llorar en soledad; tengo miedo a existir, a sentir otra vez.

“Soy el poeta, Igor esto no escribió;…, el jamás lo habría hecho…”

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Historia De Una Lágrima Historia De Una Lágrima Historia De Una Lágrima Historia De Una Lágrima

Las aves cantan al atardecer, el cielo cambia de color; aparece la primera estrella y una lágrima de mis ojos quiere salir a observarla, utiliza como llave a un recuerdo, conspira con mi mente y pronuncian un nombre, evocan recuerdos, hacen que mis oídos escuchen la melodía de una voz en el viento, que mi piel extrañe su cuerpo, que mis labios pidan un beso, que mis ojos observen su rostro en cada estrella.

El anaranjado ya es negro, esa estrella acompañada por amigas está, mi lágrima aún salir quiere, anhela observar al cielo mientras sigue su curso por mis mejillas hasta mis palabras, sueña con nacer y morir casi inmediatamente, con mojar mis labios, con ser parte del inmenso azul mar que bajo mi almohada existe.

Las aves están en su nido, la caprichosa luna emana su albura en el cenit opacando así a la primera estrella y a sus amigas, mi lágrima asoma su existencia, está a punto de caer; obliga a mi mente a llenarse de remembranzas para abatir con estos al corazón, para seguir observando su rostro, para anhelar con más deseo su piel, sus labios, ella.

El silencio me rodea, la noche es fría, triste y llena de ella; mi lágrima naciente desea salir, empuja su existencia hacia el cauce de mi melancolía y

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lentamente llena con su humedad a este, cae y observa a la estrella, al cielo y a ella también, observa el rostro que causa su nacimiento, observa la sonrisa y los labios que quiero besar.

Mi lágrima está muriendo, deja su sabor salado en labios y observa al cielo por última vez, el rastro de su paso se seca con el viento de la madrugada, todo mientras el sol asoma su cabellera dorada detrás de mí.

Murió la noche, la estrella primera no está; las aves cantan al rey del cielo y el cielo cambia de color, de negro a amarillo, de amarillo a azul; el silencio se volvió latidos, suspiros y voz, voz que mientras la luna se va despidiendo canta suavemente el nombre de ella, esas siete letras que riman con luz y llama, esas siete letras que juntas dicen…

…otra lágrima quiere salir.

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Para LucianaPara LucianaPara LucianaPara Luciana

Por ti dejé las letras, abandoné la poesía, dejé sin ganas al poeta, sin vida al corazón y todo para no recordarte, para no pronunciar tu nombre, para no dibujar en el vacío tu silueta, en un papel tu mirada, en un suspiro tu voz.

Renuncié a la idea de ser poeta para no recordarte, pero el camino se cruza y vuelve a juntar las miradas nuestras, vuelve a dejarme frente a tus palabras, cerca a tus labios, lejos de un beso darte; ya no soy más el Azul que por ti dibujó poesías, ya no soy más el que sueña con tenerte cerca; soy ahora el que muere por sentir tu cuerpo, el deseo extremo de robarte un beso, de acariciar tu faz; soy el que llora cuando te marchas, el que suspira tu nombre en la oscuridad.

Dejé de ser poeta para ser tu amigo, mas como ambos soy lo mismo para ti, una estrella diminuta en tu firmamento, un soplo suave de primavera sobre tu faz; soy dueño de tu afecto, mas no del perfecto fruto de tu amor.

No sabes cómo envidio a aquel que te besa, a ese que te abriga, que causa latidos a tu motor; no sabes cuánto lo envidio al verlo contigo, sonriéndote, abrazándote; no sabes el dolor que se acumula en mi pecho cada vez que con él marchas hacia el lugar que sabe de su felicidad, de su amor, de cada beso que

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anhelo de tus labios recibir; no sabes cuánto sufro, cuanto lloro y todo, por ti.

Soy idiota al haberme enamorado, al fijar en ti toda mi atención, mi pecho y mi inspiración; soy un iluso poeta que vive alimentado de sueños contigo, de palabras que nunca dirás.

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De CorazónDe CorazónDe CorazónDe Corazón

Resignado al fin, mis fuerzas desaparecieron, la esperanza se perdió entre mi tristeza y todo por entender la realidad, por abrir los ojos ante la verdad; todo por entender que él es dueño de tu todo y yo de tu amistad, sólo de eso y nada más.

En esta historia tú mereces felicidad; ¿qué ganaría al decir lo que siento?, sólo llenaría tu mente de confusión y arruinaría lo bello de nuestra amistad, sólo lograría que el sufrimiento mío habite en tus días y perdería tu confianza; a ti.

Tú mereces felicidad, yo sufriré aquí; viviré bajo la sombra del amor imposible que entre nosotros existe, viviré con migajas de cariño que brindas a este Igor, viviré bebiendo mi tristeza cada noche antes de dormir, viviré esquivando tu mirada, expresando falso desdén hacia ti, ignorando lo que haces y escribiendo para ti.

De corazón deseo dure su relación; tu corazón merece ser feliz y sin complicación latir, no sé si con el que hoy te acompaña pero eso mereces y más; yo aquí desperdiciaré horas en pronunciar tu nombre hasta olvidar que de ti enamorado estoy, gastaré tinta escribiendo estas conversaciones que sé nunca leerás y en caso tu pupila fije su atención en mis grafías, no quedará más que confesar todo y alejarme para siempre de ti.

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Estas no son las últimas líneas que para ti escribo, esto es el comienzo de un libro que como inspiración a ti tendrá; poemas, cartas, canciones y más, cualquier esbozo de literario que mis manos realicen llevará consigo un trozo de ti.

No puedo odiar a quien tiene tus besos, sólo puedo envidiar; el odio en mi corazón no cabe, pues este es pequeño, tan pequeño que ni amor entra en él; deseo felicidad para ustedes, aunque el cumplirlo sea, para mí, causa de desazón y soledad; estoy a punto de llorar.

Tengo un nudo en la garganta, mi respiración es corta y la canción que estoy escuchando alimenta más a este llanto que luz quiere observar; sólo quiero decirte que lo ames, que entregues a su presencia lo que soñé tener…

… esta lágrima que de mis ojos nace, es para ti.

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Declaración Al Cielo De Declaración Al Cielo De Declaración Al Cielo De Declaración Al Cielo De

NoviembreNoviembreNoviembreNoviembre

Mis ojos fingen no observarte mientras mi pecho desespera por salir y caer en ti, golpea su jaula de huesos y causa dolor; causa ganas de llorar, de abrazarte, de susurrar a tu oído que te amo, que el fuego que me invade sólo tú lo puedes sofocar, sólo tú tienes lo que deseo, mas sólo tengo nada para ti.

Para ti soy amigo; “amigo”, ¡acaso no sabes que duele esa palabra!, es un insulto de tus labios para mí, prefiero una bofetada, un golpe en la faz, mas no sentir en el viento a esa palabra pasear; amigo, cinco letras que apuñalan lentamente e infieren dolor en mi pecho, en el despojo que poseo como corazón; despojo que desea latir para ti.

Soy tu amigo, ¡maldición!, cada vez que lo dices me hieres y ya hoy moribundo estoy, aferrándome a la falsa esperanza de tenerte, aún sabiendo que tienes dueño, que tu pecho late para él, que felicidad inunda tu cuerpo junto a él; ¡él!, fue quien ganó, quien no fue cobarde, quien te enseñó a besar; él, es a quien odiar debo, pero odio es un sentimiento que no conozco, es la figura que falta en mi álbum y que la reemplazo con celos y resignación.

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He dicho rendirme, he proclamado en internet que ya perdí; y a pesar de eso, ¡mira!, sigo para ti escribiendo, por ti llorando, sin ti viviendo, conmigo peleando, a él envidiando y llenándome de llanto hasta ahogar y saber si muriendo puedo olvidar pero, de no ser por amigos mi existencia hubiera caducado por mea culpa.

¡Luciana!, ya grito tu nombre; ¡maldición! es la vez primera que no me interesa si esto lees, si esto llega a ti; deseo que lo sepas, que te amo, que anhelo un beso tuyo, que cada noche pronuncio tu nombre antes de dormir por si al día siguiente no despertara; ¡Luciana! eres la daga que me hiere, eres mi sueño de primavera, mi playa en verano, mi flor de otoño, mi café frío en invierno, mi lágrima primera, este poema, mi suspiro casual; eres imposible a realizar.

Dirán algunos que es estúpido quererte, y lo admito ¡estúpido es!; es estúpido llorar a quien te ignora, amar a quien no te ama, llenar el cielo con su nombre antes de dormir cuando ella sólo lo pronuncia al saludar y despedir; es estúpido creer que algún día verás más allá de mi fealdad y cobardía, que algún día sientas más que amistad…

…todo es estúpido porque estúpido soy; ¿y?...

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Tras La VentanaTras La VentanaTras La VentanaTras La Ventana

A puertas cerradas vivo y viviré, encerrado lejos de sentimientos, lejos de un beso, una caricia, una mirada, de ella; limitado a observarla tras la ventana de mi habitación, resignado a seguir sintiendo vacío en el pecho, a seguir viviendo sin latidos en el corazón, a seguir escribiendo estas cartas para mis ayeres, a seguir muriendo sin saber si alguna vez un amor quizás por mí vivió.

Hace poco creí enamorarme, mas sólo fue gusto y no más; a su lado caminando nada siento, al observarla sólo la veo, al oírla sólo su voz, al abrazar su cuerpo sólo siento su hombro y su espalda, más no; ¿dónde está el latido acelerado al observarla, la involuntaria sonrisa en mi faz al oír el canto de sus labios, el estremecimiento en el cuerpo al tener su presencia junto a mí?

El latido acelerado no existe porque perdí el corazón, la sonrisa no aparece pues al cielo celeste fue, el estremecer de mi cuerpo no existe porque no siento más; cerré las puertas al amor, es definitivo, es un pacto entre el mundo e Igor, entre lágrimas y corazón, entre poemas y yo.

“Ninguna estrella del cielo es para mí…”, es mi sentencia a pagar, el ultimátum que plateé a mi pecho una noche de febrero, un día antes de marzo, sábado,

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veintiocho, noche, diez, caminando bajo la luz amarilla de los postes en la avenida Leoncio Prado antes de a casa llegar, antes de inaugurar el mar de mis lamentos bajo la almohada, antes de declararme ignorante ante el amor.

Y cerré las puertas de mi casa y desde aquel día por la ventana observo al sol, la luna, la gente, amigos y con el oído pegado al vidrio intento oír sus voces, el canto de las aves, el vaivén de las olas, el susurro del viento y todo lo demás.

Tras la ventana observo al mundo, a ella; la dueña de mi corazón, la roba suspiros, la princesa de mi reino, los labios que besar quiero, mi casa está cerrada y la llave la perdí, cayó al fondo del mar de mis lamentos, quiero recogerla pero, no sé nadar.

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En ConclusiónEn ConclusiónEn ConclusiónEn Conclusión

Declaré al cielo de noviembre lo que sentía y así logré que mi rumbo siga sin la dependencia de su mirar, mas al avanzar sin ella en mis ideas observé sobre mi hombro y recordé. Recordé que tuve corazón en el pecho, sí tenía uno, y fue hace tanto que casi lo olvidé.

Corazón, órgano muscular hueco en forma de cono invertido con cuatro cavidades compuesto por musculatura autónoma, uf!, corazón, símbolo del amor y de cualquier sentimiento que ennoblezca al ser que lo posee; amor,… no tengo su definición.

Tuve corazón, hace cuatro años, mi Luna Silvestre, mi primer y único sentimiento parecido al amor; compartí con ella besos, tiempo y corazón mas perdí su presencia gracias a mi orgullo y desdén, perdí su cariño al caer ante labios que, a pesar de ser prohibidos, besé sin pensar.

Y perdí el corazón un diciembre, tres, mediodía, Luis Gonzales y Elías Aguirre, un beso en la mejilla y una lluvia nocturna que de mis ojos no seca aún; mi Luna Silvestre, mi milagro de setiembre, el principio de mis fracasos en el amor, el último que creo viví.

Desde entonces soy el amigo, el buen Igor, soy el casi hermano mas no el amor, soy el consuelo de llanto, el abrazo de invierno, mas nunca el beso al hablar, la

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caricia en la faz, simplemente el buen muchacho que “algún día” encontrará lo que busca, al complemento para sí, al beso perfecto, a la poesía hecha real.

Soy desde entonces el poeta de los desamores, el que tiene horarios para llorar, el único ser de la tierra que es uno de verdad, por ser solo, solo, solo y no más; el único que morir desea que reza por no despertar, por desaparecer de esta tierra; soy el que desea no más ser querido, no más ser llamado amigo por labios que anhelo besar, soy el Azul del cielo por ser infinito, el Azul del mar por ser profundo, el Azul de unos ojos por ser extraño, el Azul poeta de desdenes, desamores y soledad; soy Igor, Azul soledad.

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A Mis Cinco ÁngelesA Mis Cinco ÁngelesA Mis Cinco ÁngelesA Mis Cinco Ángeles

Me es difícil comenzar esto pues acostumbrada a poemas tristes mi lira está, creo que con decir gracias comienzo bien; gracias por el tiempo invertido hacia mi persona, gracias por dejar que mis palabras formen parte del sonido acostumbrado a oír, gracias por guardar algún sentimiento hacia mi terrenal presencia, gracias por existir.

Ustedes mis cinco pétalos, en conjunto una flor, el pentateuco de la biblia de mi vida, cada una el extremo de la estrella que guía mi andar por este juego llamado vida, cada una son poesía perfecta con vida y personalidad, son los cinco elementos del fantástico mundo creado por Azul, son mi felicidad, razón por la cual ayer derramé lágrimas que por vez primera no fueron por soledad.

Inocencia en la mirada que rima con luz y llama, ojos claros en el cruce del mar y el sol, traviesa sonrisa en quien vuela por imaginación, besos y abrazos de la ciudad jardín, entusiasmo de hada como la reina Mab; ustedes en conjunto el numen de Azul, la sonrisa de Igor, la cordura de Iván, ustedes la constelación de mi cielo cuando luna no hay.

Para mí este insulto a la literatura es poco para describir lo que por ustedes siento, cariño a su lado, nostalgia si no están, entusiasmo al evocar sus rostros,

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calma al saber que con ustedes puedo contar, miedo si pierdo su rastro, pero nunca he sentido soledad; sé que he dicho no conocer felicidad, mas ayer entre recuerdos andando encontré que ustedes felicidad para mí son, con saber que existen y que son parte de mi tiempo, feliz estoy.

No queda decir más que las quiero, que son mi tierra, mi luna, mi sol, mi poesía nunca escrita, mis lágrimas de felicidad, las flores más bellas de mi vergel, la luz en mi oscuridad, el corazón que digo no poseer; son ustedes la consecuencia de mis caídas mas heridas no son, son el premio obtenido por ser quien soy: loco, tonto, terco, idiota, en resumen Igor; son los cinco continentes de mi planeta y yo, el mar que rodea sus costas simulando así que siempre con ustedes estaré y que a pesar de distancias terrenales, en espíritu siempre a su lado viviré.

Estas palabras son simples, pero son lo que siento por ti, por ti, por ti, por ti y por ti, son la forma única que tengo de agradecer su existencia en mi pobre vivir; mi corazón son ustedes, mi estrella, mi flor, ustedes en conjunto amistad y amor.

…gracias, de parte de Azul Iván Igor…

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Pierdo La Vida Pero No Tu Pierdo La Vida Pero No Tu Pierdo La Vida Pero No Tu Pierdo La Vida Pero No Tu

RecuerdoRecuerdoRecuerdoRecuerdo

(Gaby�)

Y es que me siento tan sola y vacía, la alegría en este día se esfumó, la ilusión de un nuevo amor se acabo y no sé el por qué. No quiero quedarme sola otra vez, es tan fría la oscuridad. Siento húmedos mis párpados y cierro los ojos para vivir un sueño donde la soledad no tenga existencia. ¿Es que no ves como me siento?, ¿es tan difícil ver mi alma en el lamento de aquella pérdida que nunca deseé?

¿O acaso aún no despiertas?, es eso verdad, por eso no te das cuenta que estoy agonizando a tu lado pero no quiero apartarme de ti, déjame soportar hasta mi muerte, es lenta y eso me alegra. Van pasando los días y yo aquí voy perdiendo el aliento, cierro mi pecho impidiendo que el amor escape y que el rencor se apodere de mi corazón. Por favor llega pronto no se cuanto más soportare.

Por fin despertaste, no sabes cuánto me anima esto, pero por qué te alejas ¿aún no puedes verme? ; mi corazón esperaba paciente por ti, ¿acaso fue en vano? Fui víctima de tus mentiras, de tus besos falsos, me fuiste enredando en tu ser y ahora encadenada a ti no quiero dejar de ser tu prisionera. Estoy muriendo sin tus

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besos, sin tu aliento, eres el único capaz de detener mi sufrimiento, tus promesas son el sedante para mi dolor.

Dime cual fue mi error, ¿el amarte demasiado?, si es así disimulare la alegría de mi corazón al verte y la nostalgia de perderte. No me niegues un segundo más de vida a tu lado y a pesar de todo te estás alejando y yo voy muriendo lento, muy lento. Ya no me ves, ya no me oyes o es que ya no me amas.

Voy cayendo lentamente en la oscuridad, agonizando, perdiendo la vida más no tu recuerdo… y eso me alegra.

Ya en el cielo, vigilo tus pasos guiando mis cenizas en la tierra que pisas no quiero que sigas llorando mi ausencia…

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Lo Que Azul Nunca DiráLo Que Azul Nunca DiráLo Que Azul Nunca DiráLo Que Azul Nunca Dirá

Hoy no hay motivo para escribir, hoy las palabras faltan, no pasean como antes en la atmósfera de mi habitación; hoy la soledad no me acompaña, mi tristeza con ella se fue, hoy mis lágrimas declararon huelga y mi sonrisa también; hoy el poeta salió de fiesta y me encargó su lápiz, hoy soy Igor.

Hoy soy el que habla con simpleza, el nombrado por Azul: el idiota, el cobarde, el amigo, el que gasta su tiempo en suspirar por quien nunca su mirada en mí fijará, el que transforma el paisaje de su almohada en un mar, el que fabrica recuerdos para no llorar, el que come ilusiones, el que erra en el camino del amor, el flaco, el feo, despeinado, loco, Igor; hoy soy el creador del poeta quien habla, Azul aquí no está.

Soy el enamorado, el que se queja por querer y ser rechazado, soy el que ruega al cielo que un ángel inunde mi vida con la felicidad que anhelo poseer; felicidad en el amor, pues sólo ahí no cuento con sonrisa, con calma, con una presencia que llene el vacío a mi costado, con una mano que junto a la mía pasee por las calles de Chiclayo sin importar el tiempo, sin importar que la gente observe a nuestros labios regocijarse en un beso al despedir.

Felicidad, ¡soy feliz!, tengo vida, familia, amigos, pero, mi eternidad está incompleta sin ambrosía en el amor,

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sin una voz que estremezca a mi cuerpo, sin un cuerpo que estremezca a mi voz, sin una presencia que brinde latidos al músculo que llaman corazón; mi corta eternidad está incompleta sin ese beso que mis labios buscan como colibrí a flor, como río a mar, como poeta a musa, como Igor a…

Y gracias a la carencia de un beso soy incansable al momento de llorar, soy el bobo que en vano proclama un nombre a pesar de ese nombre estar escrito junto a otro dentro de un corazón; corazón, motor de vida que en caso mío sólo late para mantener a mis cincuenta kilos existentes, para oxigenar a mi cerebro y así crear estas conversaciones que están llegando a su fin; corazón, parte faltante en el cuerpo abstracto de Azul.

Hoy soy Igor, el que piensa olvidar y empezar de nuevo, en volver a nacer; soy el que mantiene un pacto con la soledad y la nostalgia, el que dice olvidar a esos nombres que nunca junto al mío escritos estarán, soy hoy el que por fin desafía a los miedos y quiere volver a sentirse amartelado, volver a observar una mirada y sentir gozo, sentir que el vacío del pecho se llena con su presencia, con ella, y no importa si vuelvo a ser rechazado, ¿uno más en mi curriculum vitae?, ¿dolerá? creo que no y si duele, será menos que antes pues el sentimiento conocido es, el rechazo es pan en mi religión y el llanto mi vino de comunión.

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Hoy no había motivo para escribir, así que decidí llenar este papel con verdad, con palabras que Azul nunca dirá, hoy, diciembre, madrugada, dieciséis, observando el baile de mi lápiz sobre el papel confieso que quiero querer otra vez, que anhelo un beso al atardecer, una voz que me brinde alegría, un amor, una presencia, un abrazo, un suspiro; hoy con mi celular como testigo decido volverme a enamorar y si pierdo de nuevo, y si vuelvo a tropezar, no dejaré a mi cuerpo en el suelo, levantaré la mirada y nunca hacia atrás miraré, a menos que sea para escribir; decidido estoy…voy en busca de…

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A GgYuA GgYuA GgYuA GgYu����

Aquí nacen mis palabras para ti, aquí en las alturas de Lambayeque, aquí lejos de tu presencia, aquí cerca de mí, aquí nace el esbozo literario para tu alma poetiza, para tu sufrido corazón, para la bella realidad que eres, para ti: mi inspiración.

Fuiste el pilar de mi poesía, la que perfeccionó y dio vida a la inspiración para mi poeta, para el Azul creador de palabras que aquí bajo la blanca luz de una linterna revela a tu presencia y mirada, que fuiste y serás musa que dará vida a frases incoherentes creadas cada noche al pensar en ti.

Pensar en ti, se volvió por un tiempo parte de mi tiempo, costumbre, un pan para la religión mía donde la diosa eres tú, donde la comunión es recordarte y confirmación es llorar; pensar en ti, se volvió martirio y soledad, se volvió trampa y ahogo para el poeta, una lágrima y falta de sonrisa para Igor; pensar en ti, es una de las razones por la cual existo, un don que “dios” me dio.

Yo te quiero, lo sabes; y aquí en estas líneas lo confirmo, lo digo y sin temor; expreso que te quiero, que estuviste, estás y estarás en cada suspiro de mis labios secos, en cada letra de mis poemas, en cada sueño que sueña con verte en él, en cada lágrima de la cascada eterna que de mis ojos brota al recordar que

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soy sólo amigo y no más, que tengo albergue en tu corazón pero no como residente eterno, sólo como viajero errante que deja firma en el libro de visitas; ojos que anhelaban observarte llegar tarde a clase y admirar tu sonrisa al saludar.

De ti me enamoré, estoy y estaré enamorado de tu presencia, desilusionado por tu ausencia; de ti me enamoré pero entendí que no soy más de lo que debo ser, nací para sonreír por amistad, para llorar por amor, para envidiar a los labios que besas, para guardar lágrimas al verte y soltarlas antes de dormir, para escribirte esta carta, para que leas mis líneas, para que luego de esta declaración pierda el encanto de tu sonrisa, para perderte, para anhelar contigo estar.

Esta declaración no quiere respuesta, esa ya la sé; la única petición que a tu sublime existencia realizo es que luego de leer este conjunto de palabras no se desmorone nuestro castillo de naipes llamado amistad, que luego de entender este ultimátum no pierda tus saludos en el chat aunque demores en responder…

Esta declaración no desea un sí o un no, no desea ser repetida en el futuro a menos no en forma oral, sólo desea ser sepultada en el cementerio que tengo como pecho y ser olvidado como yo, sólo desea existir aquí en papel y si tú lo quieres, dejar que mis labios repitan que te quiero y un abrazo de tu cuerpo recibir, observar

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tus ojos, besar tu mejilla y caminar juntos sin volver la mirada; no quiero perder tu amistad…

…te quiero…

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Por Culpa De Un SueñoPor Culpa De Un SueñoPor Culpa De Un SueñoPor Culpa De Un Sueño

He sentido el sabor de un beso en sueños, la suavidad de una piel entre mis sábanas al solo dormir; solo, cuatro letras que describen la situación actual de este poeta y su dueño; solo, cuatro letras al igual que Igor y Azul, al igual que el nombre de una musa poetiza que llenó, sin querer, cada espacio de mi minúsculo mundo poético con su lejana presencia, con esa cercana ausencia que se hace más corta cuando hablamos por chat.

Solo, sentirse abandonado, despreciado, rechazado, ignorado y bla bla bla, podría llenar estas líneas con similares palabras pero de nada sirve; nada, lo que creo tener en demasía y para regalar; nada, compañera fiel al igual que mi soledad.

Soledad, plural de tristeza, melancolía y mil cosas más; soledad, refugio de mis lágrimas, consuelo de mis desdenes en el amor, testigo de mis reproches hacia Cupido, oyente de mis lamentos hacia el cielo, de mis reclamos a Igor por enamorarse de quien no debe, de aquellos ojos que se volvieron estrellas en el inmenso cielo de mis poemas, ojos que vigilan el sigiloso escribir de este Azul, el llanto amargo de Igor; soledad, camino lleno de poemas y estas conversaciones, camino frío que acostumbro recorrer bajo la sombra eterna de un beso que nunca a mis labios llegará.

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Yo no me enamoro, Igor lo hace; por él es quien existo, por él soy poeta, por el soy Azul; simplemente soy la parte que no siente, que no llora, soy la persona que él desea ser: el que ignora, el que no siente, el que no llora, el que no se enamora y nunca lo hará, pues ya rendido estoy, abandoné la esperanza de ser amado, de ser la contraparte de otro corazón, además el mío lo dejé con Igor.

He sentido el sabor de un beso entre sueños, el beso de unos labios que sé nunca besaré; labios que siempre dirán amigo, que nunca me dirán amor; labios rosáceos que endulzaron a los mío en un sueño, el penúltimo de este mes, el casi último del año; sueño que ha llenado de dudas a Igor, de inspiración a este Azul, de palabras a estas líneas que pueden ser las últimas del año, líneas que son ya monotonía cada que me siento frente a la computadora, frente al monitor que me acerca hacia mi musa por chat.

Pero aquella musa no es a quien besé en el sueño, fueron otros labios; labios de una mirada color ámbar, de una mirada que ayer miré.

Algún día labios besaré…

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Agradecimiento EspecialAgradecimiento EspecialAgradecimiento EspecialAgradecimiento Especial

Hoy me embriago de recuerdos, dejaré que invadan todo mi cuerpo al igual que el alcohol; hoy he brindado con ayeres y no sonrisas, hoy he dejado a la copa llena sobre la mesa del comedor, hoy uno, enero, nuevo año; hoy beberé recuerdos hasta quedar inconsciente, hasta que mi mar desborde, hasta que el humo de los fuegos artificiales se disipe de mi alrededor.

¡Feliz año!, ¿feliz?; lo mismo ha sido dicho por mis labios casi veinte veces y aún no creo que sea lo que viene feliz; ¿cómo creer en el porvenir de la felicidad si cada docena de meses me trae desdenes y llanto?, ¿cómo creer que esta docena nueva no será peor que la anterior?, la respuesta la tendré cuando el calendario marque diciembre treinta y uno y el reloj once y diez.

Sigo libando recuerdos, todos del año que ayer murió; todos ellos servidos en una copa ficticia que fondo no tiene, que tiene forma de corazón; copa que espero llegar a dejar vacía.

Hoy deseo beber todo mi ayer para que mañana no tenga más que una fuerte resaca y dolor de cabeza por tanto recordar.

Desde aquí, mi habitación, mi cama, mi hoja blanca, mi inspiración; desde aquí pregunto: ¿qué estará haciendo mi poetiza?, ¿habrá brindado por mí?; no lo sé, sólo me

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queda desde este solitario lugar desear que su corazón halle a quien busca, cómo deseo ser aquel quien llene su vacío pero sé que no soy más que amigo; sólo me queda llorarle como cada noche cuando en ella pienso, al fin y al cabo llorar es lo que hago mejor.

Hoy comienza un nuevo camino de sufrimiento; hoy termina, eso espero, un sendero de oscura realidad; hoy lleno de recuerdos a mi cabeza hasta el punto de llegarme a embriagar con ellos, hoy dejaré que la copa con espumante siga llena, sólo hoy.

Ya el sueño invadió a mi cuerpo, a Igor; y para finalizar esta conversación primera del año diré:

“Este poeta nació gracias al desdén de una mirada, al rechazo de una voz; creció al observar que nunca es correspondido, vive de lágrimas que emana Igor; escribe gracias a nombres que ignoraron el amor del corazón que perdí ya hace mucho, gracias a tropiezos por tener un dueño que se enamora mal; morirá si Igor encuentra a quien busca para amar…”

…¿feliz año nuevo?

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LLLLeccióeccióeccióección nn nn nn noooo1111

El mundo seguirá girando a pesar de yo sentir que paralizado está; envejecerán los amigos, nuestros padres morirán, el tiempo caminará y al abrir los ojos observaré de blanco a mi cabello, arrugas en mi piel, rodeado de niños sean míos, de mi hermano o de algún buen amigo que acompañará a este cuerpo hasta que las fuerzas mías declinen, más que hoy.

Futuro, algo que no planeo, que no cabe en mis pensamientos; futuro, esa misma palabra es ayer, pues hoy es lunes y domingo fue futuro de sábado; futuro, a largo plazo todos tienen proyección: trabajo, familia, casa, bla bla bla; yo en cambio sólo anhelo morir, sí morir, dejar el camino agreste que llamo vida, cerrar los ojos y no abrirlos más; ese es mi futuro real.

Sueños, conjunto de situaciones que cada persona desea cumplir; sueños, imposibles, posibles y algunos entre sí y no, depende todo de la persona, del tiempo, sacrificio y claro, si se llega a vivir lo suficiente para cumplirlo; sueños, sueño, el mío es sólo sentir el sabor de esos labios poetas que bailan cada noche frente a mí cada vez que duermo; ¿estúpido sueño?, sí lo es, pero es mi sueño en fin.

Ese beso es el sueño de Igor y mío, pues a la dueña de esos labios ambos la queremos lo suficiente como para por ella todo entregar: la vida, mis versos, nuestro

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tiempo y más, todo lo que pida lo realizaré; uf!, pienso que al leer esto pensarás que es idiota lo plasmado anteriormente pero es mi idiotez, y estoy seguro que mi sueño es ese beso, no más.

Y te preguntarás; ¿dónde queda el futuro?, ¿acaso no piensas en trabajar, tener familia, bla bla bla?; pues respondo gritando, ¡no! lo que llegue lo acepto, mi dios algo para mi “futuro” tendrá, y no es que esperaré sentado a que todo sea servido como en buffet, ¡no!, dependiendo del camino, del sufrido paso que seguiré; ¿sufrido?, ¡sí!, sufrido; pues ya veintidós eternidades he vivido así y no deseo cambiar de ritmo al caminar.

Dicen que el rechazo es una demostración del amor de dios, ¡dios! deja de quererme tanto pues ya cansado estoy de rechazos, de golpes al corazón; uf!, otra vez el tema “amor”, ese sentimiento que ya perdió presencia en el diccionario de mi vida, en el curriculum de Igor; amor, algo que no veo en mi futuro: uno, porque el futuro mío terminando en estas líneas está y dos, porque no pienso en si mañana, sólo digo, hoy…

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Ya Sin FuerzasYa Sin FuerzasYa Sin FuerzasYa Sin Fuerzas

Intento cerrar los ojos, dejar que me invada el sueño y descansar; mas mi cuerpo no desea eso hacer a pesar de tener ya las fuerzas todas gastadas, necesita buscar a esa mirada en la inmensa oscuridad del mundo externo que ya varias veces lo ha golpeado, que ya varias veces ha repetido no; mundo el cual la gente llama realidad.

Estos cincuenta kilos de existencia mía, de Igor; estas veintidós eternidades necesitan terminar de ser eternas, necesitan dejar de caminar de la mano con la soledad; estos cansados ojos necesitan observarse al espejo no rojos aunque sea una vez; estas manos necesitan no escribirle por vez una a ese sentimiento y a esa persona que no existen; no existen, eso lo sé.

Esa persona está en las letras de mi poetiza nueva y aquel sentimiento ha muerto al decidir callar lo que por ella siento; esa persona es poesía que no escribiré por ser perfecta y aquel sentimiento no es más que uno de los tantos sueños que posee mi Igor, que posee en la gran lista de deseos que pide a una estrella que en nuestro cielo no existe, deseo que sabe nunca cumplirá.

Y por eso he dejado ya las fuerzas para seguir buscando, pero este insignificante cuerpo sigue en la batalla contra el mundo a pesar de ya no tener corazón;

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a pesar de haber ya declarado a su vida en eterna soledad, a pesar de saber que esa poetiza sólo escribe para sí y no para él; ridículo Igor.

Mis ojos ya cierran, el cuerpo de mi anfitrión ya declina y desea descansar para mañana salir de nuevo en la búsqueda interminable de un corazón, corazón que perdió la batalla con mi razón al darme cuenta que la amistad entre poetas no pasará de eso, no será más que amistad.

Estoy a punto de caer, no tengo ya fuerzas para escribir; hoy dormiré pensando en porqué Igor desea sentir ilusión a pesar de saber que con lágrimas pagará por su intromisión, por enamorarse de la persona errada, por llegar a conquistar las tierras de su amistad y no pasar de ahí; idiota Igor.

Ya con ojos cerrados escribo lo último de hoy, ya con las fuerzas perdidas levantaré a esta pobre materia hacia la cama e intentaré que no llore antes de dormir…

…intentaré pensar en el porqué Igor desea sentir…

…estúpido Igor….

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Enero 16Enero 16Enero 16Enero 16

En silencio viviré guardando un nombre que en la garganta siempre nudo será, un nombre que dolerá en los oídos siempre al oírlo pronunciar, un nombre que duele profundamente en el pecho, que causa una cascada de llanto en mis ciegas ventanas que no desean más ver a otro horizonte; mis atardeceres serán eternos en la vana espera de un corazón.

La razón de mis poemas es ese nombre, la razón de mis lágrimas pronunciarlo es, la razón de mi tristeza es su existencia; nombre, cuatro letras, poetiza de ayeres que no escribe para mí.

Tu nombre es poesía, poesía eres tú, ¿suena familiar no?; te conocí una mañana, te despedí por internet; te adoro desde ya tres años, nunca te olvidaré; tú, la razón del millar de poemas que hace un año culminé, ágape de inspiración para este poeta, invitación al paraíso para la pobre alma del cuerpo de Igor.

Sé que debo olvidarte, no soy más que amigo para ti, no soy más que un nombre en la agenda de tu celular, un impertinente que timbra pasada la medianoche al recordarte, un falso poeta que sólo puede expresar que te quiere por letras y no al hablar, un enamoradizo humano que por querer olvidarte inundó de Celeste a su lira y bajo el cielo de noviembre se declaró, mas no logré formatear del disco duro de mi vida la presencia

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de tu mirada que es una de las principales razones por las que de ti, enamorado estoy.

En silencio viviré siempre, toda la eternidad; ¿eternidad?, para mí es relativo pues ya veintidós tengo y espero de treinta no pasar;… de toda mi eternidad tres tuyas son, tres, ¡sí! tres, más de mil días para ti he dedicado, más de mil poemas también; pero sé que a pesar de todo, no cruzaré nunca la frontera que existe entre amor y amistad, todo por no poseer el pasaporte necesario para eso hacer.

Y por eso guardaré silencio, por eso mis labios a pesar de otro nombre pronunciar siempre en mi vocabulario tu nombre estará; a pesar de querer a alguien más, siempre mi corazón en ti estará, pues yo viviré de los latidos de quien acompañe mis días, de quien remoje mis labios con su cariño, de quien camine de mi mano por Chiclayo, de quien entregue tiempo de su tiempo para mí…

Sólo me queda decir que de ti enamorado vivo, y que allá después de la muerte, si el paraíso existe, seguiré pecando al quererte…

Desde el infierno te amaré…

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AgradecimientosAgradecimientosAgradecimientosAgradecimientos

En especial a mis tres fuentes de inspiración y también a mis amigos por apoyarme cuando lo necesité.

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