convulsiones psicógenas (no epilépticas)

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Convulsiones psicógenas (no epilépticas) En qué consisten las convulsiones psicógenas Se trata de ataques similares a los ataques epilépticos, pero que no están provocados por descargas cerebrales anormales, sino que son una manifestación de malestar psicológico. Con frecuencia, estas personas parecen tener convulsiones generalizadas, con caída al suelo y temblores, similares a un ataque epiléptico tónico clónico. Con menor frecuencia, pueden ser similares a las crisis de ausencia o ataques parciales complejos, en los que se produce una pérdida de la atención, con la mirada perdida. Causas Las convulsiones psicógenas son de origen emocional y están relacionadas con el estrés. Muchas personas con este tipo de convulsiones utilizan peores estrategias de afrontamiento del estrés que el resto de las personas. Un gran número de pacientes con este tipo de ataques ha sufrido alguna experiencia traumática, como abuso físico o sexual, divorcio, muerte de un ser querido o alguna otra pérdida importante o cambio repentino. Algunas de estas experiencias pueden haber tenido lugar en un pasado lejano. Las convulsiones psicógenas son una manifestación física inconsciente de un problema psicológico y se consideran un trastorno de conversión , los cuales se encuentran clasificados dentro de los t rastornos somatomorfos . Concretamente,

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Page 1: Convulsiones psicógenas (no epilépticas)

Convulsiones psicógenas (no epilépticas)

En qué consisten las convulsiones psicógenas

Se trata de ataques similares a los ataques epilépticos, pero que no están provocados por descargas cerebrales anormales, sino que son una manifestación de malestar psicológico. Con frecuencia, estas personas parecen tener convulsiones generalizadas, con caída al suelo y temblores, similares a un ataque epiléptico tónico clónico. Con menor frecuencia, pueden ser similares a las crisis de ausencia o ataques parciales complejos, en los que se produce una pérdida de la atención, con la mirada perdida.

Causas

Las convulsiones psicógenas son de origen emocional y están relacionadas con el estrés. Muchas personas con este tipo de convulsiones utilizan peores estrategias de afrontamiento del estrés que el resto de las personas.

Un gran número de pacientes con este tipo de ataques ha sufrido alguna experiencia traumática, como abuso físico o sexual, divorcio, muerte de un ser querido o alguna otra pérdida importante o cambio repentino. Algunas de estas experiencias pueden haber tenido lugar en un pasado lejano. Las convulsiones psicógenas son una manifestación física inconsciente de un problema psicológico y se consideran un trastorno de conversión, los cuales se encuentran clasificados dentro de los t rastornos somatomorfos . Concretamente, el nombre correcto para el trastorno que padecen estas personas sería del de trastorno de conversión con convulsiones.

Los trastornos somatomorfos son trastornos cuyos síntomas sugieren la existencia de una enfermedad médica, pero en los que no puede encontrarse ninguna causa médica que los explique. En el trastorno de conversión, los síntomas son similares a los producidos por un trastorno neurológico, pero se producen como consecuencia de un conflicto psicológico. Son

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más comunes en la adolescencia y en los adultos jóvenes, aunque puede aparecer a cualquier edad.

"Para algunos pacientes con convulsiones psicógenas, los ataques son un manifestación de un trauma, también conocido como trastorno de estrés postraumático (TEPT). Para tratar pacientes con TEPT, el clínico ha de tomar el ataque aisladamente para ver qué representa en términos de emociones y recuerdos y dónde se encuentra almacenado en el cuerpo", dice Susan Kelley, psicóloga y profesora de la Universidad de South Florida. Ella explica que cuando una persona padece un trauma como abuso físico, abuso sexual o ser testigo de violencia, su cuerpo puede absorber este trauma. Por tanto, el ataque es el modo que tiene el cuerpo de expresar lo que la persona no puede expresar verbalmente.

Aunque en muchas ocasiones el paciente puede narrar los acontecimientos traumáticos vividos, a menudo han sido bloqueados de la conciencia. No es tampoco extraño que el mismo conflicto psicológico que esté produciendo los ataques, dé lugar otros problemas de tipo psicológico como depresión o ansiedad, las cuales pueden encontrarse en muchas personas con convulsiones psicógenas.

Por tanto, lo que sucede es que el dolor emocional que es vivido como intolerable por la persona es sacado de la conciencia y trasladado al cuerpo físico, de manea que el malestar emocional deja de sentirse. Es decir, el hecho de que las convulsiones sean de origen psicológico no significa que sean intencionales, sino que son creadas de manea inconsciente como un mecanismo de defensa para mantener el estresor fuera de la conciencia.

Las convulsiones psicógenas pueden formar parte de un trastorno psicológico, pero también pueden ser una respuesta a un estrés agudo en pacientes sin evidencia de psicopatología.

Cómo se diagnostican las convulsiones psicógenas

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Mientras que los EEGs suelen resultar útiles en el diagnóstico de la epilepsia, a menudo son normales en personas con epilepsia y no debería utilizarse de manera aislada para su diagnóstico. La prueba más fiable para el diagnóstico de convulsiones psicógenas es el video-EEG. Consiste en monitorizar a una persona mediante una videocámara y mediante un EEG durante varias horas o días hasta que se produzca un ataque. Mediante el análisis del video y el EEG puede realizarse un diagnóstico bastante acertado.

Existen algunas pistas que pueden indicarnos que se trata de convulsiones psicógenas:

Los fármacos antiepilépticos no producen ninguna mejoría del paciente.

Existencia de desencadenantes específicos que no suelen darse en los ataques epilépticos. Por ejemplo, desencadenantes emocionales, como estar estresado o sentirse emocionalmente mal. Otros desencadenantes que sugieren la existencia de convulsiones psicógenas son el dolor, ciertos movimientos, sonidos, luces, sobre todo si suelen causar ataques de manera consistente.

Convulsiones  que ocurren sólo en presencia de otras personas o únicamente cuando el paciente está solo.

Las convulsiones psicógenas no ocurren durante el sueño, aunque a veces lo parezca y aunque a menudo el paciente informe de que estaba durmiendo.

Ciertos detalles de los episodios incluyen características que no son consistentes con la existencia de ataques epilépticos, como movimiento de la cabeza de un lado a otro, movimiento bilaterales no sincrónicos (como pedalear), gemidos, tartamudeo y arquear la espalda.

La existencia de una historia de otros problemas de origen psicológico como fibromialgia, dolor crónico y fatiga crónica suelen ser un indicativo de que se trata de convulsiones psicógenas.

Antecedentes de trauma sexual o abuso.

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Existencia de síntomas psíquicos como  ansiedad, depresión, un afecto inapropiado o ausencia total de preocupación, quejas somáticas múltiples y vagas e interacciones anormales con los miembros de la familia.

Mantener los ojos cerrados durante los ataques (en la epilepsia los ojos permanecen abiertos).

Inicio y cese gradual de los ataques.

Movimientos pélvicos (sobre todo empujar hacia delante).

Duración prolongada (2 a 3 minutos)

Tratamiento

Dado que es un trastorno psicológico, el tratamiento más indicado es la psicoterapia. Con una terapia adecuada los ataques desaparecen en el 60-70% de los adultos, y estas cifras son aún más elevadas en el caso de niños y adolescentes.

Un error común consiste en rechazar el diagnóstico y no seguir un tratamiento, debido a que algunas personas se niegan a aceptar que padecen un trastorno de tipo psicológico. Por tanto, las personas que aceptan el diagnóstico tienen más probabilidades de superar tanto los ataques como el problema subyacente que los está causando y que tal vez está también provocando otros síntomas, los cuales serán también tratados a lo largo de la psicoterapia.

Ataques no epilépticos de origen fisiológico

Otro tipo de convulsiones no epilépticas pueden tener un origen fisiológico. Pueden tener múltiples causas. Por ejemplo, pueden estar asociadas a episodios sincopales, migrañas complicadas, ataques de pánico, ataques isquémicos transitorios. Y pueden deberse a disfunción del sistema nervioso autónomo, arritmias cardiacas,

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hipoglucemia, intoxicación por drogas o síndrome de abstinencia.