consideraciones cronolÓgicas sobre el bronce manchego

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 Complutun:  Extra  6(11),  1996:  111-137 CONSIDERACIONES CRONOLÓGICAS  SOBRE LA EDAD  DEL BRONCE  EN  LA MANCHA  M U  Do lore s Fernández-Posse t  Antonio O//maíz  * ~  Concepción Martin *  RESUVWN.-  Excavaciones en  ¡os yac imie ntos de El  Quintanar  y  El  Acequlón,  dos de los poblados   fo r iq ic a - dos de  la  Edad del  Bro nce más grandes entre los niuchos documentadas en  la  provincia  de Albac ete, han dado a luz largas  secuencias de depósitos fechadas por  numerosa s muestr as de rodiocarbono.  Una  recensión de los caníextos de estas muestras indica que la ocupación de El Quintanar  empezó antes del 2000 calBC  ydará h as - tael  1500  calBC, mientras que  la  de  ElAcequión se inició antes del 2200  calBC  y  llegó  hasta el 1800  calBC.  Estos  intervalos corresponden bien  a las fechas obten idas para otros  yacimie ntos  par ecid os en La Mancha. El  Bron ce manch ego corres pond e tanto en sus  fechas como e n  sus características generales con las otros dos v a - riantes  del  Bron ce  clásico peninsular,  el  Bronce valenciano  del 1 > 0 1 5  Valenciano yTeníel yel  i4rgárico de  Murcia  y Andalucía oriental, sin que pueda demostrarse  la  muchas  veces  sugerida  prioridad cronológica de este último.  De hecho el solapa mienr o que  ocurre entre las últimas  fecha s  del Cobre  y las primeras  del  Bron ce sugiere una transición relativamente abrupta cutre estos das sistemas culturales.  AB .s m 4c z’  - Ex cav ati ons at the siles  of  El  Quintanar  ant?  El Acequión.  twa  of  the largestfortified  Bronze Age settlentents o f the mcmv lcnown ¡u  eñ e  province  o f  Albacete, ha,’e  revealed long sequences of  deposirs dated by numeraus radiacarbon samples.  A review of  lije contexís o f diese  samples indicates  íhat the occupation  at El Quintanar  began before 2000 calBC  ant?  lasted unU!  1S00  calBC, while that of  El Acequión began befar e 2200 calBC ant?  encled  by  1800  caIBC. flese tinte spans correspanct  well  to <Jales  oblainecifor  olber,  similar sites in  La Man cha .  The  Mancha Bronze Age  corresponds boU;  it;  iís dates  and it ;  fis general characteriseics wiíh tite ather  tw a  variants  of  :he  classic  Bronze Age  of  the Iberia;, Peninsula,  tIte  Bro nce Valen ciano of  the Spanish  Leva   and  Tente! ant?  the Arg aric of  Murc ia  ant?  eastern Andalusia.  7here  is  no  evidence that  tIte Arga ric is earlier  than the other varian ts, as has ofien hect,  suggested.  Indeed,  tite  overlap which exisís between  tite lasí dates   fo r  tite  Capper  Age ant?  the earliest  dates  of  lite Bronze Age suggests  a  relatively abrupe  transicion  b et - vecen  titese two  cultural  systems. P.4LÁB.RAS CL4vr:  Edad del  Bronce,  Crono logía radiocarbó nica, Pabla dos de Lo Mancha, Compa ración con otros Bronces peninsulares. Ksr  Wop,os:  Bronze Age,  Chronolo~.’,  Setelemenís  of  La Mancha , Corre sponde nce with  tite  other  vauiants Spanish Bronze  Age. Durante la  Edad  de l  Bronce  algunas  zonas del interior de la  Meseta sur estuvieron densamente pobladas.  Así lo  indican  los  casi  3 00  asentamientos localizados en el curso  d e  un proyecto  sobre  el  pobla- miento  de  esa  época  en la zona  oriental  d e  La  M a n - cha, concretamente  en un  área  d e  10.000  K m 2  en  e l norte de la  provincia de  Albacete  (fsg.  1) .  Sin  embar - go  hemos  de  matizar  esa  aparente  densidad.  En la zona estudiada —un paisaje  d e  penillanura  mesome- diterránea— existen, en  efecto,  numerosos  poblados estables de larga  duración.  Lo  aseguran las  potentes  y complejas  fortificaciones  de  piedra, reco nstr uida s una  y  otra vez  sobre  sí mismas a lo largo  de  prolon- gados períodos  de  tiempo, que presentan  muchos  de ellos.  Pero  sus  dimensiones  casi  nunca sobrepasan la media hectárea.  Es  más,  la  mayor  parte  de  esos  n ú - cleos  fortificados  —morras  en  la  denominación  local y  también  en  la arqueológica—  miden  sólamente  en - tre  30 0  y  1.000  m 2.  Y  junto a  éstos  no  es inhabitual encontrar  algunos que  no  alcanzan  los  2 00  m t  sien- do  sintomático que su esquema constructivo,  d e  plan - U  central  y  recintos  circulares  y  concéntricos,  se *    Instituto de l  Patrimonio  Histórico Español  d el  M ixuisterio  de Educación  y  Cultura.  C/Greco,  s/n. 28040 Madrid. * *  California State Universitv, Northridge,  CA 91330-8244, EE.UU.

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Complutun: Extra 6(11), 1996: 111-137

CONSIDERACIONES CRONOLÓGICAS SOBRELA EDAD DEL BRONCE EN LA MANCHA

 M U  Dolores Fernández-Posset Antonio O//maíz * ~ Concepción Martin *

 RESUVWN.- Excavaciones en ¡os yacimientos de El Quintanar  y El Acequlón, dos de los poblados foriqica-

dos de la Edad del Bronce más grandes entre los niuchos documentadas en la provincia de Albacete, han dado

a luz largas secuencias de depósitos fechadas por numerosas muestras de rodiocarbono. Una recensión de loscaníextos de estas muestras indica que la ocupación de El Quintanar  empezóantes del 2000 calBC  ydará has-

tael 1 5 0 0 calBC, mientras que la de ElAcequión se inició antes del 2200 calBC  y llegó hasta el 1800 calBC.

 Estos intervalos corresponden bien a las fechas obtenidas para otros yacimientos parecidos en La Mancha. El Bronce manchego corresponde tanto en sus fechas como en sus características generales con las otros dos va-

riantes del Bronce clásico peninsular, el Bronce valenciano ‘del 1 > 0 1 5 Valenciano  yTeníel yel i4rgárico ‘de

 Murcia y Andalucía oriental, sin que pueda demostrarse la muchas veces sugerida prioridad cronológica de

este último. De hecho el solapamienro que ocurre entre las últimas fechas del Cobre y las primeras del Bronce

sugiere una transición relativamente abrupta cutre estos das sistemas culturales.

 AB .sm4c z’ - Excavations at the siles of  El Quintanar  ant? El Acequión. twa of the largestfortified  Bronze Age

settlentents of the mcmv lcnown ¡u eñ e province of  Albacete, ha,’e revealed long sequences of deposirs dated by

numeraus radiacarbon samples. A review of  lije contexís of diese samples indicates íhat the occupation at El

Quintanar  began before 2000 calBC ant? lasted unU! 1S00 calBC, while that of El Acequión began befare 2200calBC ant? encled by 1800 caIBC. flese tinte spans correspanct well to <Jales oblainecifor  olber, similar sites in

 La Mancha. The Mancha Bronze Age corresponds boU; it; iís dates and it; fis general characteriseics wiíh titeather  twa variants of  :he classic Bronze Age of the Iberia;, Peninsula, tIte Bronce Valenciano of  the Spanish

 Levaní  and Tente! ant? the Argaric of  Murcia ant? eastern Andalusia. 7here is no evidence that  tIte Argaric is

earlier than the other variants, as has ofien hect, suggested. Indeed, tite overlap which exisís between tite lasí dates for  tite Capper  Age ant? the earliest  dates of lite Bronze Age suggests a relatively abrupe transicion bet -vecen titese two cultural systems.

P.4LÁB.RAS CL4vr: Edad del Bronce, Cronología radiocarbónica, Pablados de Lo Mancha, Comparación con

otros Bronces peninsulares.

Ksr Wop,os: Bronze Age, Chronolo~.’, Setelemenís of  La Mancha, Correspondence with tite other  vauiantsSpanish Bronze Age.

Durante la Edad del Bronce algunas zonasdel interior de la Meseta sur estuvieron densamentepobladas. Así lo indican los casi 300 asentamientoslocalizados en el curso de un proyecto sobre el pobla-miento de esa época en la zona oriental de La Man-cha, concretamente en un área de 10.000 Km2 en elnorte de la provincia de Albacete (fsg. 1) . Sin embar-go hemos de matizar esa aparente densidad. En lazona estudiada —un paisaje de penillanura mesome-

diterránea— existen, en efecto, numerosos pobladosestables de larga duración. Lo aseguran las potentes y

complejas fortificaciones de piedra, reconstruidasuna y otra vez sobre sí mismas a lo largo de prolon-gados períodos de tiempo, que presentan muchos deellos. Pero sus dimensiones casi nunca sobrepasan lamedia hectárea. Es más, la mayor parte de esos nú-cleos fortificados —morras en la denominación localy también en la arqueológica— miden sólamente en-tre 300 y 1.000 m 2. Y junto a éstos no es inhabitualencontrar algunos que no alcanzan los 200 mt sien-

do sintomático que su esquema constructivo, de plan-U central y recintos circulares y concéntricos, se

*    Instituto de l Patrimonio Histórico Español de l Mixuisterio de Educación y Cul tura . C/Greco, s/n. 28040 Madrid.**  California State Universitv, Northridge, CA 91330-8244, EE.UU.

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11 2 Mt DOLORES FERNANDEZ-POSSE. ANTONIO GILMAN Y CONCEPCIÓN MARTÍN

mantenga sin sufnr modificaciones en relación consu tamaño. Es. pues, evidente que se trata de recintosreducidos que albergarían a grupos asimismo reduci-dos.

Junto a estas morras aparecen otros pob la-

dos que, pese a tener en ocasiones muros de cierre dc

trazado curvo o adaptado a la topografía del terreno,no poseen la singularidad del esquema concéntricode las anteriores. Además, algunos de ellos se insta-lan sobre platafonnas naturales del terreno sin la me-nor limitación ni transformación del espacio ocupadoy cuya única defensa es muchas veces su emplaza-miento. Pero esas diferencias en la estructura internaentre morras y poblados apenas se traduce en L o s ta-maños de estos últimos. Los poblados, en efecto, sue-len ser de dimensiones algo mayores que las morras.pero también muchos de ellos (casi un 30% del totalde los poblados) no son más que unos pequeñísimos

establecimientos —que hemos denominado instala-¿iones— y que rara vez sobrepasan los 100 m2.

De lo anterior se deduce que. en térnuinosestrictamente demográficos. hemos de admitir un mi-

mero mucho más discreto de habitantes que lo abiga-rrado de la ñgiura 1 puede llegar a dejar suponer. Porotro lado. hay que tener presente otras dos cuestionesque también matizan de forma neta esa primera vi-sión. En prinuer lugar, la amplia diacronia de esos300 asentamientos que se extienden en el tiempo almenos duranle 500 años. A la evaluación de esta

cuestión ayuda cl coíisiderar con detenimiento la pro-pia variabilidad del volumen de depósito arqueológi-co que presentan. Pues si bien es cieno que las mo-rras reflejan en sus propias estrtucturas pétreas unavoluntariedadde permanencia en la ocupación —sonyacimientos de vida larga—, los poblados muestranla nuayoría de las veces un relleno escaso; por no ha-blar de las pequeñas instalaciones y de esos abundan-tisiunos asentamientos, sean morras o poblados. cuyasdimensiones se nuueven en torno a los 300 m 2 y cuyosedinuento arqueológico no alcanza el metro de po-

tencia. Llega a ser obvio. pues. que no existierontodos a la vez ni dtíraíutc todo el tiempo. Y esta x’aria-bilidad cronológica la encontramos también en el es-

• MORRAS

POR LA O O O

MORRAS CONPaRLADO FOTEDOR

• •RsTALAC~ONEs

PSE R L O A C T U AL

CUARUNCRA C T[JA L .

Fig. 1.-Zona estudiada dentro d e u proyecto Pohla,oiento de lo Edad del Bronce en LczAtoncho Oriental,

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CONSIDERACIONES CRONOLÓGICAS SOBRE LA EDAD DEL BRONCE EN LA MANCHA 11 3

pacio. Está, por ejemplo, presente en lo que se refierea las características morfológicas de los emplaza-mientos elegidos y su relación con la topografía de suentorno más inmediato. Morras y poblados se asien-

tan de igual forma en cerros aislados o en puntos al-tos dc las laderas; pero también aparecen en empla-zamientos relativamente bajos, sobre cañadas aprove-chables o lagunas, o en puntos enormemente eleva-dos y dominantes del relieve. Este último caso es elde aquellos poblados situados sobre unas característi-cas alturas aisladas que destacan ftícrtemente en elpaisaje llano de tierras potencialmente cultivables delas que dependía su subsistencia, como en Mompi-chel (n .0 140-144).

Ese extenso repertorio de emplazamientosno parece, sin embargo, estar relacionado con la en-

vergadura de las fortificaciones que presentan losasentamientos. Es decir, no se fortifican nuás los deinferiores condiciones defensivas naturales. De estaforma, morras fuertemente encintadas compartenmuchas veces emplazamientos idénticos, en lo que serefiere a accesibilidad, visibilidad o intervisibilidad.control de punlos de agua o de terrenos susceptiblesde explotación agropecuaria, que poblados totalmen-te desguarnecidos.

También la distribución de los tipos deasentamiento por zonas muestra diferencias notables,aunque morras, poblados e instalaciones compartenfrecuentemente las mismas áreas geográficas. Sirvade ejemplo de esa variabilidad la zona de Munera-Barrax. donde la mayor parte de los asentamientosson monas (n.0 40-50), en contraste con el Campo deMontiel meridional, donde sólo existen poblados einstalaciones (n.0 169-182). Diferencias que quedanaun más de manifiesto en ese ejemplo cuando se haceentrar en juego el marcado vacío de asentamientosdel área central del propio Campo de Montiel. queparece separar a los dos grupos.

De esta forma alternan, en la zona estudia-

da, espacios y comarcas poco habitadas con notablesconcentraciones de yacimientos: y ello con bastanteindependencia de ~‘ariables geográficas primarias.como la altitud o la quebrada morfología del relieve.Sin embargo es claro que esas concentraciones deasentamientos se alinean y escalonan en puntos altosy bajos de las laderas o terrazas de los cursos deagua, cañadas y alturas cercanas a las lagunas. Algoque se refleja expresivamente en la figura 1 . porejemplo en el río Júcar, incluso en stts tramos másencajados (o allí precisamente). al igual que en algu-

nos tramos del río Jardín y en lagunas tipo Pétrola,aunque no sea éste el modelo general.Así pues, estamos ante grupos cuya variabi-

lidad en tamaños, estructura interna y morlologia de

los asentamientos, de un lado, y tipos de emplaza-mientos, distribución geográfica ‘.‘ dispersión irregu-

lar, de otro, es notable, pese a estar formados por lasmismas gentes, que comparten una misma culturamaterial.

No hay duda que quedan muchas cosas porexplicar sobre estas comunidades manchegas de laEdad del Bronce. De esas cuestiones pendientes, ydentro de l proyecto de investigación todavía en cur-so, ho y nos centraremos con cierto detalle en sus as-pectos cronológicos. Pero no hay duda que la ~‘isiónsomeramente esbozada en los párrafos anteriores. y

aún con sus itiherentes riesgos de simplificación, nosdeja ver claranuente hasta qué punto trabajos intensi-vos de este tipo pueden cambiar radicalmente unosplanteamientos mantenidos en la bibliografía. Y  no

sólo por la más antigua, sino también por la relativa-mente reciente.Tal es el caso de la consideración de zona

casi despoblada con que la Meseta sur se ha manteni-do durante años en la investigación arqueológica pe-nunsular. siempre presentada como un paisaje sinpersonalidad propia durante toda la Edad del Broncey que sólo, ocasionalmente, era objeto de avances deotras poblaciones o grupos culturales nuás adelanta-dos, como el Bronce Valenciano o El Argar. Áreacultural marginal donde era fácil hablar de “degene-

ración”. “empobrecimientoy

vacío Esta es la opi-nión que vemos reflejada en las primeras referenciasa yacimientos de La Mancha de Zuazo y Palacios(1915) y, sobre todo. dc Sánchez Jiménez (1947.1948). Y sin embargo, allí estaban esas potentes y

singulares construcciones de piedra, algunas de lascuales fueron, incluso, excavadas por los autores cita-dos. Pero es sabido el carácter de túmulos funerariosque en principio les fre atribuido, idea que ri ocuestionada (Sehílle y Pellicer 1965) hasta los traba-

 jos emprendidos por la Universidad de Granada en laprovincia de Ciudad Real, ya avanzados los años 70.

En efecto, fue Nájera quien aclaró —tras esos traba- jos— que estamos ante poblados que forman un com-plejo cultural propio de la Edad del Bronce: la “Cul-tura de las Motillas” (Nájera y otros 1977, 1979,1981; Nájera 1984) y quien presentó las primerascronologías.

Durante los años siguientes otros equiposhan tomado el relevo, ya sea en la misma zona, comoes el caso de la Universidad Autónoma de Madrid(Nieto Gallos’ Sánchez Meseguer 1988; Colmenarejoy otros 1987, 1988), ya sea en otras, como Cuenca

(Díaz-Aíudreu 1990, 1994). También se cuenta contoda una serie de actuaciones más puntuales y aisla-das como las de Blanco (1983), García Pérez (1987,1988) o Romero Salas (Romero y Sánchez Meseguer

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114 M i’ DOLORES FERNÁNDEZ-POSSE, ANTONIO GILMAN Y CONCEPCIÓN MARTÍN

1988), citadas sin ánimo de ser exhaustivos. En Al-bacete trabaja la Universidad de Alicante quien sehace cargo de la zona sudoriental de la provincia (Si-món 1987; Hernández y Simón 1994).

Todos esos trabajos dejan atrás la visióndespoblada y retardataria de la Meseta sur, así  comola idea que consideraba a la zona mera prolongacióncultural de otras vecinas, por más que autores actua-les se sientan tentados por sugerencias en ese mismosentido y toda esa área sea considerada todavía mu-chas veces como una periferia de la zona nuclear clá-sica en la prehistoria española, es decir, el sureste.Pero lo que, sobre todo. han permitido todas esasproductiyas investigaciones de las dos últimas déca-das es establecer las características generales de estaspoblaciones: la complicada estructtíra interna de sus

poblados, sus rituales de enterramiento, su nivel tec-nológico, sus relaciones dc intercambio, su cronolo-gía, etc. (Martin y otros 1993); pero estos conoci-mientos han generado nuevos interrogantes y proble-mas en torno a esa diversidad de tipos de asenta-miento que llevan a plantear pluralidades culturales—lo que los investigadores de la Universidad Autó-noma denominaron facies— (Martinez Navarrete1988) y a asumir la equivalencia entre asentamientosfortificados y jerarquización social, dentro de un sis-tema de control del territorio presentado como global

(Hernández y Simón 1995). De este panorama, indu-dablemente enriquecido tanto en datos como en ex-plicaciones sobre el grupo cultural manchego, nos tn-teresa. sobre todo, una de esas generalizactones;aquélla que da una visión de fuertes poblados nuclea-rizados que asume, quizás inconscientemente, unmodelo presentado para otras culturas jerarquizadasvecinas, como el círculo argárico. cuando —tal y co-mo se desprende de nuestros trabajos de prospec-ción— la variabilidad de asentamientos, su disconti-nua distribución espacial y su tamaño generalmentereducido, no sólo impiden distinguir claramente los

poblados centrales en una clara jerarquización deasentamientos, sino que viene a complicarse con ladetección de esas mínimas instalaciones y estableci-mientos menores que nos presentan un territono nomucho más ocupado pero sí  más intensamente y deforma más diversa que la visión que, como decimos,comienza a acufiarse’.

Queda claro, por tanto, que aún falta porprestar la debida atención a ese tipo de estableci-mientos pequeños y realizar excavaciones en algunosde ellos. Es evidente que, tanto nuestro equipo como

otros que trabajan en la zona, siempre hemos elegidoyacimientos de secuencia larga. miíy en la orienta-ción estratigráfica propia de la arqueología españolaen las últimas décadas. El Quintanar de Munera y El

Acequión de Albacete permitieron reconocer la es-tructura interna de dos de los tipos de poblados ma-~ores2.

Ambos yacimientos presentan episodiosconstmctivos de complejidad, abandonos y reocupa-

ciones acompañados de verdaderas reformas estmc-turales que desmienten una supuesta y con frecuenciaasumida homogeneidad de sus secuencias. De estaforma, El Quintanar abandona un poblado exteriorque funcionó durante parte de su fase más antigua,para concentrar su población tras una potente mura-lla sobre los restos de un recinto Inás antiguo. Por suparte, El Acequión presenta en el tramo intermediode su secuencia una fuerte recesión de su ocupación.coincidente, por otra parte, con un abandono de tie-rra cultivable lo suficientemente intenso para que el

bosque, talado en la fase anterior, llegue a regene-rarse’. Episodio seguido de un momento de intensasreconsínícciones y ampliaciones que llevan al pobla-do a su mayor extensión y a sus construcciones pé-treas a su máxima envergadura. Estos poblados, así mismo, son diferentes en otros aspectos menos mor-fológicos o estmcturales. como puedan ser su cabañaganadera o su dieta. Ejemplo de ello sería la impor-tante cabaña caballar de El Acequión. algo que lo se-para de otros yacimientos como el propio Quintanaro de las motillas de Los Romeros. El Azuer y Los Pa-lacios (Pino 1995). Y lo que hace más interesante la

cuestión es que estas diferencias se dan entre pobla-dos relativamente cercanos o con unas posibilidadesde explotación ganaderas parecidas. Así  mismo, esmuy diferente entre los poblados dcl grupo la presen-cia, o mejor la cantidad, de determinadas materiasproducto del intercambio a larga distancia, como esel ínarfil. Con ésto queremos significar que detrás deesa stípuesta homogeneidad, apoyada en su culturamaterial y , sobre todo, en esa cerámica lisa que seconsidera —probablemente con algo de razón— tu-mutable a lo largo del tiempo, el Bronce de La Man-

cha no es la cultura imperturbable que a x’eces seconsidera. Pero, además, no todos los yacimientosempiezan y tenninan a la vez. Y no todos presentanfases expansivas o recesivas simultáneas. Y, por otraparte, no todos tienen una secuencia larga. Ha de te-nerse presente el notable númcro de yacimientos deescaso depósito, de los que es obligado presumir sucorta duración, que indican, cuanto menos, ciertamovilidad sobre el territorio con frecuentes cambiosde emplazamiento.

Dc esta forma, y en nuestra consideraciónde una cultura cambiante, más que monolítica, a lo

largo de stís más de 500 años de existencia, es lógicoque su soporte cronológico nos parezca prioritario.Para su construcción contamos crí  primer lugar con

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CONSIDERACIONES CRONOLÓGICAS SOBRE LA EDAD DEL BRONCE EN LA MANCHA 11 5

las series radiocarbónicas de los dos yacimientos ex-cavados que. aunque publicadas en más de una oca-sión (Martín y otros 1993: 2Sss; Fernández-Miranday otros 1994: 270; Fernández-Miranda y otros 1995:312ss). queremos hoy examinar más pormenorizada-mente para colocarlas, luego, en el contexto cronoló-gico de otros ámbitos culturales vecinos.

1 . L AS SERIES RADIOCARBÓNICASDE EL QUINTANAR (Apéndice 1 )

L a morra d e E l Quintanar (n .0 49) se sitúa

en el límite de la llanura manchega con el Campo deMontiel. en un paisaje de suaves colinas, general-mente cubiertas de monte bajo, y escasas corrientesde agua. Ocupa uno de los pequeños espolones ame-setados del entorno de dos pequeños valles que fue-ron bastante densamente ocupados durante la Edaddel Bronce (fig. 1) . Durante el primer momento de lasecuencia o Fase 1 (Martín Morales 1983, 1984), se

levanta un reducido recinto fortificado en el espolón, justo sobre la confluencia de los dos arroyos, pero si-multáneamente se establece, a unos treinta metros deaquélla y al borde dcl escarpe calizo, un poblado de

cabañas levantadas con entramados vegetales y barroy protegidas. sólamente en la zona del escarpe. poruna serie de muros paralelos (fig. 2). Mientras queese poblado presenta un solo nivel de ocupación yuna deposición dc abandono repentino, la fortifica-ción sufre una lenta colmatación con sucesivas refor-mas y reconstrucciones. La Fase II comienza con unanotable ampliación de ese recinto: se construye unafuerte muralla con grandes bloques y dotada de un

 zócalo que cierra el promontorio por  el su r  y el este—alcanzando el recinto ocupado en torno los 2.400m >— aunque continúa en funcionamiento el antiguorecinto, ahora interior. Durante la Fase III abundanlas obras. de no muy buena factura en todos los ca-sos. y las reformas constructivas, como aquéllas querefuerzan el interior de la muralla externa o las quereconstruyen una y otra vez dependencias interiores,entre las que aparecen ocasionales cabañas y lugaresde trabajo.

 El sector  extra muros. Como ya hemos se-ñalado, al sureste del núcleo fortificado de la morra y

entre 30 y 50 m distante de él, hay una zona de habi-tación con un único nivel de ocupación (fig. 2). Lasmuestras UGRA-104 (3770±140).UGRA-l65 (3720±110),y UGRA-166 (3780±110)se recogieron en

Fig. 2.- El Quintanar (Munera). Ptano de los sectores excavados.

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116 Mi DOLORES FERNÁNDEZ-POSSE, ANTONIO GILMAN Y CONCEPCIÓN MARTIN

Ng. 3. - E l Qointanar (Munera). Perfi les de l corte 6 y de l corle lO .(Los puntos indican la proftindidad y sftuaei<Sw de las muestras d e

c-u 4) .

una misma cabaña que aparece en los cortes 14 y 18 .La primera de éstas corresponde a un poste junto aun bogar, mientras que las otras dos son de fragunen-tos madera carbonizada del nivel de destrucción. Enel corte 16 . inínediatamente al sur del corte 14 . seencontraron dos trozos de viga en un nivel dc de-rrumbe de adobe. UGRA-79 (3630±130)dc Quercus

y CSIC-663 (3630+50) de madera no identificada.En el corte 36, situado 5 m al este del anterior, se re-cogió la muestra CSIC-666 (3610±50)dc carbonesdispersos entre adobes derrrímbados. Todas estas fe-chas proceden de una misma ocupación breve, la úuii-ca en este sector extra muros, perteneciente a la Fase1 dcl Quintanar.

13 /  corte 6 (fig. 3. A-E). En esta zona se lo-caliza un acceso al interior de la fortificación, utiliza-do durante la Fase 1 de la ocupación. Esta pttertaabierta en un gran muro, está limitada. en ambos la-terales, por una oquedad vertical al parecer dejadapor un poste embulido en el muro a modo de jamba.En este hueco se encontró la muestra UGRA-784(3670±120)sobre carbón de Quercus, que por lo tan-to se depositó una vez que ya se colínataba el accesoa la puerta. Al parecer, entonces. UGRA-78 fecha losúltimos momentos de uso de ese acceso. UGRA-lOl

(3610±130)está tomada de un nivel de ceniza y car-bón que sella el depósito que colmató el acceso. Esteproceso de colmatación corresponde a la segunda fa-se de ocupación de la mona. CSIC-665 (3550±50)esuna muestra de madera de una viga o tín poste que

está en la base del depósito superpuesto a la colmata-ción. Por lo tanto, corresponde aproximadaínente alinicio de la Fase III, fechada en los cortes 3 y 4 por launuestra UGRA-102 (fig. 4. C-D).

 El corte 1O~lOA. En el corte lO unas octipa-ciones a ambos lados de un muro están fechadas porlas muestras CSIC-752 (3580+50), sobre carbón dcOuercusv CSIC-753 (3570±50)sobre hoyos de posteal lado oeste s ’ por la muestra CSIC-751 (3560+50)de un lentejón de tierra carbonizada adosada al ladoeste del muro. En este mismo lado, de un nivel de in-

cendio un metro por encima de la muestra CSIC-751.se recuperó la muestra CSIC-750 (3550±50)sobrecarbón de Quercus (ftg. 3, O-U). Estas dos zonas pa-recen pertenecer al mismo momento de ocupación,Fase II. tanto por sus parecidas profundidades comopor la similitud de sus fechas, pero no se It a podidoestablecer uíua relación estratigráfica directa entreellas al no haberse excavado el área intermedia. Dellado oeste. y correspondiente a la misma instalaciónfechada por CSIC-752 y -753. procede la ínueslraUGRA-3 15 (3770±90)de carbón y esparto; del ladoeste. correspondiente al nivel de incendio de lamuestra CSIC-750. procede la muestra UGRA-3 1 2(3830+100) sobre carbones. Estas dos InuestrasIJORA son patentemente más antigitas que las ínedi-das por el CSIC y no parecen concordar con el restode las fechas de la zona central de la morra. Tanupo-co parece aceptable la muestra UGRA-3 lO (3920+80) de madera carbonizada de un poste encotutradoe u u el sector sur (lOA) de este corte en un nivel queestá casi tres ínetros por encima de los anteriores y

que parece corresponder con la ocupación más mo-derrta del yacimiento documentada en los cortes 2 y 7

situados inmediatamente al sur. Los cortes ~ ~v4 (fig. 4, C-D). Las fechas

UGRA-I00. UGRA-102 y UGRA-103. CSIC-493 y

CSIC-664. perfil norte de los cortes 3 y 4, están rela-cionadas con la construcción y dermmbe de las pare-des de un recinto trapezoidal que se construye sobrela muralla del recituto más interior de la lulorra. Lamuralla, más ancha y unejor constmida. pertenece ala Fase II de la octupación, mientras que el recintoque se le superpone, más estrecho y dc peor factura.pertenece ya al inicio dc la Fase III. UGRA-102(3500±13<))nuarcaria el momento de construcción deese recinto: UGRA-10() (3490±150) y CSIC-664(3410±50)están realizadas sobre carbones dispersosque se depositaron al interior de la uturalla antes del

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CONSIDERACIONES CRONOLÓGICAS SOBRE LA EDAD DEL BRONCE EN LA MANCHA

derrumbe de la piedra y el adobe del recinto. UGRA-103 (3470±120)y CSIC-493 (3360+50) son trozos deviga asociados con el derrumbe del recinto. Al pare-cer, el recinto, endeble y mal hecho, se cayó casi in-mediatamente después de que se levantara. a juzgartanto por la similitud de las determinaciones entre si,como por la falta de consolidación del derrumbe y laausencia de suelos de ocupación en el interior del re-cinto.

 Los cortes 2y 7 (fig. 2). Fn estos cortes sólose excavó el momento más reciente de la ocupacióndel yacimiento. Este nivel corresponde al derrumbede unas instalaciones de tapial, dentro del cual se re-cuperaron las muestras CSIC-494 (3430+50) en elcorte 7 y CSIC-491 (3290+50), CSIC-492 (3330±50) y UGRA-167 (3350±150),estas tres en el corte 2.Estas constmcciones, aunque no tienen una conexiónestratigráfica directa con las estructuras de los otroscortes del sector central de la morra, parecen perte-necer a la misma fase de ocupación fechada por lasmuestras CSIC-493 y UGR.A-103. UGRA-47 (3610+140) es una fecha realizada sobre la misma muestraque CSIC-492; como no concuerda con ésta ni conlas otras del mismo nivel nos parece prudente desear-

Conclusión (fig. 5). En resumen, parece ra-zonable pensar que la ocupación dcl sector central dela morra se iniciaría un cierto tiempo antes del 2000calBC, ya que la muralla más antigut establecida so-bre tierra virgen en el corte 6, ya tenía depósitos cu-briendo su base en estas fechas (véase las muestrasUGRA-78 y -101). Este primer momento de la ocu-pación tambiéíu está representado en el poblado ex-

Fig. 5 .- El Quintanar (Munera). Dia&an2a de las fechas de C-14 de l

11 7

F i g . 4.-El Quintanar (Munera). Perfiles de los cortes 3 / 4 y lO .

Q30OR W. FIRRI 036630 4

0076 166

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tarla. yacimiento.

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11 8 M .’ DOLORES FERNÁNDEZ-POSSE,ANTONIO GILMAN Y CONCEPCIÓN MARTÍN

Fig. 6.- El Acequión (Albacete). Plano de los sectores excavados.

tramuros en las fechas recogidas en los cortes 14 , 16 ,18 y 36. Una segunda fase de ocupación en el sectorcentral del núcleo fortificado está fechada entre el1900 y 1700 calBC por las muestras UGRA-lOn y-102 y CSIC-664 y -665, y en el sector norte (corte10) por las muestras CSIC-750 a -753. La fase finalde la ocupación de la morra, entre cl 1700 y 1500 calBC, está fechada en los cortes 2, 4. y 7 por las mues-tras CSIC-491 a -494 y UGRA-103 y -167.

2. LAS SERIES RADIOCARBONICAS

DE EL ACEQUTÓN (Apéndice II)

E l Acequión es una d e la s lagunas . hoy de-

secadas, de naturaleza endorreica de la comarca deLos LLanos en torno a la capital de la provincia. Esun paisaje abierto con una altitud media algo menor—unos 700 m— que la zona donde se sitúa El Quin-tanar. El poblado de la Edad del Bronce (nY 61) ocu-

pa lo que fue un pequeño islote próximo a una de susorillas, de forma que hemos de imaginarlo siemprerodeado de agua. por más que ésta sufriera las consi-guientes oscilaciones estacionales. No era este pobla-

do el único dc sus características de la comarca: Ho-ya Vacas y Ojos de San Jorge ( nY 114 y 115) repe-tían su emplazamiento y también sus amplias dimen-siones ya que El Acequión llegó a ser uno de los nú-cleos mayores de la zona prospectada, en la que ocu-pa deliberadamente una posición central, con 3.800m2 (fig. 6).

Su secuencia (Fernández-Miranda, Fernán-dez-Posse y Martin 1988, 1990, 1993; Martínez San-

ta-Olalla 1951), establecida corno la del Quintanaren tres fases, comienza con un recinto bastante redu-cido, amurallado, de forma aproximadamente circu-lar de unos 25-30 m de diámetro, Ese espacio inte-rior, protegido, queda pronto escaso para una pobla-ción que crece bastante rápidamente de forma que lascabañas e instalaciones comienzan a situarse al exte-rior de ese recinto que, por su parte, sufre algunas re-construcciones y, sobre todo, ve reiteradamente refor-zados, mediante adosamiento de nuevos paramentos,algunos tramos de su muralla. La acumulación delsedimento indica una gran actividad constructiva,con superposición de varios niveles de instalaciones.La Fase II se caracteriza por una recesión del pobla-do. Parte de la fortificación se arruina y. aunque con-

20

lo

oy

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CONSIDERACIONES CRONOLÓGICAS SOBRE LA EDAD DEL BRONCE EN LA MANCHA 11 9

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FA SE

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r —16 /533

FA SE ¡ L I

Vg. 7. - El Acequiáis (Albacete). Perfiles de los cortes 2 y 1 .

tinúan levantándose, sólo en algunos sectores, caba-ñas, el depósito, en su mayor parte formado por nive-les de derrumbe, es de formación mucho más lentaque en la Fase 1 .

La Fase III, la mejor conocida, se inicia conuna fuerte reconstmcción de la muralla que se habíadeteriorado durante la fase intennedia y se construyeun a segunda, concéntrica y exterior al primer  recin-

to, que ordena y amplia el espacio a ocupar. De estaforma, en la zona oeste del poblado se refuerza me-diante sucesivos paramentos. a veces verdaderos con-trafuertes. la muralla interna, y la externa se cons-

truye con un fuerte talud en su exterior que funcionacomo un dique frente a las aguas de la laguna. En elnorte y en el este la muralla interna vuelve a ser le-vantada, con ciertas variaciones en el trazado y en la

factura, sobre el derrumbe de la anterior, mientrasque la externa se construye con una clara función deplataforma sobre el relleno anterior. Todos estos nue-vos espacios disponibles fueron ocupados por caba-ñas e instalaciones levantadas con madera y barro enuna superposición sin solución de continuidad, hastaque El Acequión es abandonado a excepción de unpequeño grupo de ocupantes que permanece todavíacorto tiempo en él.

 Los cortes 1 y 2. Estos dos cortes, practica-dos en la zona central del poblado, permiten seguir latotalidad de su secuencia estratigráfica por medio delos niveles que se formaron apoyándose sobre el pa-ramento interno del recinto más antiguo en un sectoren el que se da la feliz circunstancia dc que la mura-lla no sufrió, en su cara interna, ninguna modifica-ción (fig. 7, A-B). Del corte 2 procede la única fechade la Fase 1 , realizada sobre el carbón disperso delnivel más profundo que alcanzó la excavación en esesector central (concretamente entre -5.12 y 5.43 m).Se trata de BETA-90883 (3760±70)que fecharia elarranque de ese paramento. del que se conservan 26hiladas. sobre un nivel de piedra grande y tierra suel-

ta donde ya apenas aparece material arqueológico.De todas formas, somos conscientes de que, como eshabitual en los yacimientos de secuencia larga e in-tensa actividad constructiva, esta Fase más antigua esla peor conocida, al estar documentada en la exten-sión tan reducida que queda reflejada en la figura 7.

Siguiendo de abajo a arriba la fecha siguien-te es CSIC-832 (3695±50)que, también en el corte 2,fecha la Fase II que acumula en este sector del yaci-tuiento 1 m de depósito. La muestra procede del inte-rior de un hoyo de poste que alojaba un pie derechode unos 20 cm de diámetro perteneciente a una insta-lación que se apoyaba contra el paramento interno dela muralla. Otra fracción de este mismo poste fueanalizado por la Universidad de Granada: UGRA-304 (3790±120).

Hay tres fechas para la Fase III. CSIC-83 1

(3610±65),CSIC-830 (3565±55)y UGRA-307 (3020+90) (fig. 7. A-B y C-D). que se tomaron de los tresniveles de cabañas superpuestas que componen dichafase. La primera de ellas corresponde al nivel cons-tructivo más antiguo y fue tomada de una viga o pos-te de un a de las características instalaciones realiza-

das con estructura de madera y barro. La segunda,que pertenece al nivel constructivo intermedio, co-rresponde a otro poste relacionado con un zócalo depiedra. Y  la tercera está medida sobre una muestra

J

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120 Mi DOLORES FERNÁNDEZ-POSSE. ANTONIO GILMAN Y CONCEPCIÓN MARTÍN

Eig. 5.- El Aceopñó¡i (Albacete). Perfi les de los cortes 7(1-] y 0-II) y  5 .

procedente de una mancha de carbón, a unos 30 cmde la superficie, en un nivel donde los materiales dela Edad del Bronce aparecen junto a otros pertene-cientes a una ocupación de época ibérica que se asen-

tó sobre el poblado prehistóricoen los siglos anterio-res al cambio de Era. Esta última datación fue consi-derada anómala en uno de nuestros últimos trabajos(Fernández-Miranda y otros 1995: 314-315) por pre-sentarse como relativamente muy moderna en com-paración a otras fechas para ese nivel, último de laocupación del poblado en el corte 7. Sobre todo cuan-do dos dataciones sobre dos fracciones de una mismamuestra, pertenecientes a la rase iií  y en el citadocorte, fueron analizadas por los dos laboratorios,Universidad dc Granada y CSIC, con resultados dis-

pares y excesiva modernidad en el caso del laborato-rio granadino.El mismo desfase entre la medida de una

misma muestra por esos dos laboratorios queda pa-tente en la que realizó la Universidad de Granada(UGRA-303 (5010±50))sobre el poste del nivel in-termedio de la Fase III ya comentada, la CSIC-830(3565±55).Pero en este caso ni el contexto donde serecogió la muestra presenta el mínimo riesgo de con-taminación ni la disparidad puede ser atribuida a quese trata de una muestra de vida larga, ya que la dife-rencia supera, en este caso. al milenio.

El último nivel constructivo de la Fase IIItiene otra fecha. CSIC-827 (3530±50),en el corte 1

contiguo al 2 (fig. 7. E-F). Está realizada sobre elcarbón disperso proveniente de una instalación muy

m al documentada debido a la existencia de una fosamoderna que afecta a todo el relleno superior del sec-tor nuás central del yacimiento.

 El corte 7  (ftg. 8. G-l-l y I-J). Situado tam-

bién en el interior del primer recinto pero en su sec-tor oriental y con una secuencia estratigráfuca simi-lar, proceden dos muestras: la CSIC-736 (3600±50)yla CSIC-828 (3590±95),ambas dc niveles correspon-dientes a la Fase III. La primera de ellas fecha el másantiguo de los niveles constructivos que caracteriza aesta fase, Se trata de una de las gruesas vigas utiliza-das en la construcción de una cabaña rodeada de va-rias instalaciones en un espacio al pie del paramentode la muralla intensamente ocupado. La segunda co-rresponde al nivel intermedio de los tres constructi-

vos que caracterizan a esta última Fase de El Ace-quión. La muestra proviene del carbón contenido enun hoyo de poste de un cobertizo muy arrasado poruna nivelación posterior. Sobre esta misma muestrala Universidad de Granada realizó la medición a laque nos referíamos más arriba: se trata de UGRA-309 (2990±90).

Estas diferencias entre los resultados de loslaboratorios en medidas realizadas sobre una mismamuestra se pone aún más de manifiesto en la primerade las muestras de este corte 7. la CSIC-736 (3600±50). Un gran fragmento de la viga en cuestión fue

entregada a etíatro laboratorios que la repartieron dela forma adecuada5. Los resultados, además del CSICson: ICEN-So (3850+35). USAR-SO (3640+50).UGRA-265-266-272 (3770+80 3680+80. 3730±100)

L-, * *   1 —lOo/12v

1 Oo/—Yy .......... 6¿/—733 K —2.00 6

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FASE 3 3

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CONSIDERACIONES CRONOLÓGICAS SOBRE LA EDAD DEL BRONCE EN LA MANCHA

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Fig. ¡ti- Diagran,a de las fechas de (>14 del Bronce de La Mancha.E l País valenciano y Teme!.Murcia y Andalucía Oriental,

Píg. 9.- El Acequlón (Albaeeie). Díagrania de las fechas deC-14 delyacimiento.

(fig. 8, I-J). El corte 5 (ftg. 8, K-L). Existe, por el mo-

mento, una sola fecha, CSIC-829 (3690±55).para lazona exterior al recinto interior y más antiguo. Perte-nece a la Fase II del poblado y fecha ese periodo. noexcesivamente largo. en el que se reduce su extensióny se dejan arruinar sus estructuras. Está realizada so-bre el carbón disperso en un o de los frecuentes nive-les limosos que caracterizan al sedimento de esta Fa-se y en los que es más patente el abandono. Fecharía,

por tanto, ese episodio recesivo.Conclusión (fig. 9). Se puede, pues, estable-cer que la construcción de la primera muralla y laocupación interior del recinto que delimita comienzaantes del 2200 calBC. Las Fases 1 y II cubren el pe-riodo entre la fundación y cl 2050 calBC. La cons-trucción de la muralla exterior y la ocupación de esosespacios, es decir, su primer nivel constructivo, ocu-rre entre el 2050 y el 1950 calBC. La ocupación finaltiene lugar entre el 1950 y el 1800 calBC.

3. LAS DATACIONES DE ELQUINTANAR Y EL ACEQUTÓN ENEL CONTEXTO DEL CUADRANTESURESTE DE LA PENÍNSULA(Apéndice III)

Cuando comparamos la distribución crono-lógica de las fechas de radiocarbono de El Quintanary El Acequión con las fechas publicadas de otros sa-cimientos de las provincias de Albacete. Ciudad Realy Cuenca (fig. 10) queda claro que estos dos yaei-

miemos son perfectamente representativos del patróngeneral de la región. También es evidente que elBronce de La Mancha es contemporáneo del BronceValenciano del Pais Valenciano y Teruel y de la Cuí-

tura de El Argar de Andalucía oriental y Murcia. En

La Mancha un 90% de las muestras de radiocarbonodel Bronce “antiguo” y “medio” se sitúan entre el3800 y el 3250 bp (o sea, entre el 2200 y el 1500calBC). En la zona del Bronce Valenciano un 75%de las muestras de esas épocas pertenecen a ese inter-s’alo y en la zona argárica casi el 95%.

A partir de la influyente discusión de Tarra-dell (1965), los prehistoriadores españoles han subra-yado las diferencias que individualizan a esas regio-nes, pero a la luz de los notables avances que se hanproducido en las últimas tres décadas que, como de-cíamos, no se reducen sólamente al propio “descubri-

miento” del Bronce manchego, quizás haya que ha-cer hincapié precisamente en lo que es común a estasmanifestaciones culturales paralelas (Almagro Gor -bea 1988). En las tres zonas hay una proliferación depequeños asentamientos (algo entre lo que serian ca-seríos y aldeas). En las tres se practicaba una agricul-tura mixta con cierto grado de intensificación. Y, fi-nalmente. las tres comparten materiales arqueológi-cos parecidos. La zona argárica se distingue de lasotras por la costumbre más frecuente de enterrar a losmuertos bajo las casas de los vivos, y por lo tanto son

más frecuentes en ella ciertos tipos de artefactos quese destinaban a los ajuares funerarios. Y esa mayor‘riqueza” de lo argárico parece estar acompañadatambién por un mayor grado de intensificación agrí -cola, al menos en las zonas de mayor aridez de Mur-cia y Almeria. Sin embargo, las similitudes sobrepe-san las diferencias.

Estos parecidos fundamentales cobran aúnmás relevancia cuando se tiene en consideración loque es contemporáneo en el resto de la Península conel Bronce clásico del cuadrante sureste. En Cataluñas ’ en el norte de Aragón los asentamientos fechadosen esta época o bien son en cuevas o bien pertenecenal tipo denominado “fondos de cabaña” (Maya Gon-zález 1992; Harrison 1994). En la Meseta, sobre todoen torno al Tajo y al norte del mismo, también pre-

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122 M .’ DOLORES FERNÁNDEZ-POSSE, ANTONIO GILMAN Y CONCEPCIÓN MARTÍN

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Quintanar

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Fig. 11.- Histogranau de la s fechas d e C-14 d e t Bronce d e La Mancha. El P aís Valenciano y Teruel, Murcia y Andalucía Oriental.

dominan los del último tipo. En el resto de la Penín-sula los asentamientos susceptibles de ser datadoscon seguridad entre el 2200 y el 1500 calBC son de-masiado escasos para permitir generalizaciones. Aúnasí, fuera del cuadrante sureste de la Peninsula nodejan de conocerse ejemplos aislados de poblados deltipo del Bronce clásico, como por ejemplo El Parpan-tique y Los Torojones (Jimeno Martínez y FernándezMoreno 1992) en Soria, o yarios asentamientos en al-tura en las Bardenas Reales de Navarra (Sesma yGarcía 1994), no dudando que no harán sino aumen-tar en el futuro, pero parece bastante claro que encomparación con los centenares existentes en cadaprovincia del cuadrante sureste, los del resto de laPenínsula seguirán siendo escasos. La acumulaciónde datos en las investigaciones arqueológicas de losúltimos treinta años confirma la unidad relativa delBronce clásico.

Desde los hermanos Siret hasta el presentelos investigadores españoles han considerado que elfoco del desarrollo prehistórico dentro del cuadrante

sureste de la Península era la zona costera de Alme-ria y Murcia y , explícita o implícitamente, que susrasgos característicos surgirían antes en ese centroque en su periferia. Dentro de la perspectiva difusio-

nista dominante hasta hace menos de veinte años, lazona donde los Siret desarrollaron su trabajo pionerohubiera sido el punto de llegada. desde el Oriente,del megalitismo y de la metalurgia. Desde esa cabezade playa se difundirían los avances lentamente entrelos indígenas del interior. La perspectiva procesualis-ta que ha surgido en las últimas dos décadas prescin-de de los pioneros del Egeo, pero tiende a mantenerla prioridad de Almeria y Murcia en la trayectoriaevolutiva del cuadrante sureste, bien porque la aridezde esa zona suscitaria la intensificación agrícola(Chapman 1990; Gilman 1976), bien porque sus re-cursos metalúrgicos facilitarían el desarrollo de la es-pecialización productiva (LuIl 1983), requiriéndoseen L o s dos casos un mayor grado de desigualdad ocomplejidad social. El trabajo reciente de Díaz-An-dreu (1993), por ejemplo, pone de manifiesto que elevolucionismo conlíeva las mismas implicacionescronológicas intra-perunsulares que el difusionismoantecedente. En las zonas áridas los jefes tendrían laposibilidad de “organizar  nuevasformas institucio-

noles de apropiación del excedente  yel reforzamien-to de su poder” (ibid.: 255). Para aumentar su capta-ción tributaria los jefes promovenan un aumento deltrabajo invertido en la producción y guerras contra

6520

65a ,

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CONSIDERACIONES CRONOLÓGICAS SOBRE LA EDAD DEL BRONCE EN LA MANCHA 12 3

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2 82 726252 42 32 22 12 1 3

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Fig. 12.- Histogrania de las fechas de El Aeequ¡ón y el Quintanar en coniparación con las del cuadrante SE de la Península Ibérica.

sus vecinos, algo que requeriría un aumento demo-gráfico. “La válvula de escape de la zona nuclear  del

Sureste seria por tanto su periferia” (ibid.: 257) don-de grupos menos desarrollados y numerosos no po-drían resistir el avance demográfico. Todo esto quie-re decir que el sistema social del Bronce clásico seimplantaría primero en la zona nuclear almeriense ydespués en las periferias valencianas, manchegas,granadinas, etcétera.

Ahora bien, como hemos visto, la lista de fe-

chas del Apéndice III y los histogramas consecuentes(figs. II y 12) indican que entre el 3800 bp (2200 calBC) y el 3250 bp (1500 calBC) el sistema del Bronceclásico está bien establecido en todo el cuadrante su-reste de la Península. Casi todos los yacimientos fe-chados, tanto en zonas “periféricas” como “nuclea-res” están ocupados durante ese intervalo, y estos ya-cimientos parecen, a todas luces, ser representativosde los muchos centenares más conocidos pero no da-tados en todas las zonas. Aún es más, cuando toma-mos en consideración el carácter estadístico de las fe-chas de radiocarbono, es evidente que algunas quecaen fuera del intervalo 3800-3250 en realidad perte-necen a él. Por lo tanto, en contra de la hipótesis dela prioridad nuclear, los datos sugieren dos hipótesisnulas: primero, que no existe una prioridad de nin-

guna zona del cuadrante sureste sobre otra; y segun-do, que el intervalo real del Bronce clásico corres-ponde a lo indicado por la gran preponderancia delas muestras fechadas hasta ahora. Estas propuestaspueden contrastarse mediante una consideración máspormenorizada de las muestras cuyas fechas caenfuera de ese intervalo (fig. 10).

Fechas más antiguas que 3800 bp: La  Man-

cha. La determinación ICEN-SO (3850+35) es la m ásantigua de las seis muestras fechadas, por los cuatro

laboratorios peninsulares, sobre una misma viga dela Fase II de la secuencia estratigráfica de El Ace-quión (la media de las seis determinaciones es 3711bp). Ya hemos señalado que parece haber diferenciassistemáticas entre los resultados de los cuatro labora-torios (las determinaciones calculadas por cada unono se intercalan entre si) y que la muestra es de vidalarga. Por lo tanto, no parece necesario aceptar estadeterminación como representativa de la fecha deconstrucción de la estructura de la cual la viga formóparte.

La determinación CSIC-929 (3890+25) del

estrato 1 (el nivel sobre la roca de base) del Cerro deLa Encantada fue “obtenida del nivel de tierras gri-

sáceas en el que estaba excavada la Josa pertene-

ciente a la Sepultura 28 ¡de época posterior]” (Sán-

2950 3 0 00 3 0 50 3 1 00 3 1 5 0 3 2 00 3 2 50 3 3 00 3 3 50 3 4 0 0 3 4 5 0 3 5 00 3 5 50 3 6 0 0 3 6 5 0 3 1 0 0 3 1 50 3 8 0 0 3 8 5 0 3900 3 9 5 0 4 0 0 0 ttos b p

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12 4 M . DOLORES FERNANDEZ-POSSE, ANTONIO GILMAN Y CONCEPCIÓN MARTIN

chez Meseguer 1994: 74). No sabemos si el materialde la muestra es de vida corta o larga. Tampoco sehan publicado detalladamente los materiales arqueo-lógicos de este estrato, pero lo que sabemos de ellos

parece estar dentro de lo esperado para un yacimien-to del Bronce clásico: el inventario incluye un braza-lete de arquero, cuencos hemiesféricos y ollas globu-lares con bordes rectos y exvasados. “la mayoría de

las cuales llevan una decoración en el mismo, im- presa o incisa” (Nieto Gallo y Sánchez Meseguer1980: 112 ; cf  Nieto Gallo et  al. 1983: 28).

La muestra B-5414 (3940+60) de carbón ve-getal disperso procede del estrato 1 de base de Hoyasdel Castillo, un nivel de escombros que puede conte-ner materiales anteriores a la fecha de su deposición(Ulreich, Negrete Martínez y Puch Ramirez 1994:131). La cerámica decorada encontrada en este nivel(y en los dos siguientes de la secuencia de 15 en to-tal) es de tipo Dornajos (ibPL: 118). Esta determina-ción cuadra con la teoría de que la cerámica Dorna-

 jos sería una variante regional de la cerámica campa-niforme, o sea que pertenecería a una fase anterior alBronce clásico (Poyato Holgado y Galán Saulnier1988: 305-306; Díaz-Andren García 1994: 14-l5)t

La motilla de El Azuer ha proporcionadocuatro muestras con fechas superiores al 3800 bp:UGRA-132 (4030±130). UGRA-140 (4000+140),

UGRA-144 (3840±120)y UGRA-145 (3930±130).No sabemos si el carbón vegetal de estas muestras esde vida larga o corta. Tampoco han sido publicadosni sus conteMos estratigráficos ni sus asociacionesarqueológicas. Es verdad que existe un coeficiente decorrelación positivo entre la edad de las muestras deradiocarbono del Azuer y la profundidad en que fue-ron encontradas (r =+0.566; p < .05). y es de supo-ner que los conteMos más profundos estén entre losmás antiguos, pero esta lógica pesa poco ante la au-sencia de datos de mayor fuerza, sobre todo, cuando

la forma en que se desarrolla el espacio construido enestos yacimientos no siempre es vertical.En definitiva, es posible, pero de ninguna

manera puede considerarse probado. que los asenta-mientos del Bronce de La Mancha hayan empezado aocuparse antes del 3800 bp (2200 calEC). en algunoscasos porque las asociaciones de las muestras perma-necen inéditas y en la mayoría porque no sabemos silas muestras son de vida corta o larga. Esta últimaincertidumbre es grave porque yacimientos como ElAzuer o La Encantada parecen haber sido los prime-ros poblados importantes de sus respectivos entornos,

con locual en el bosque inmediato habria muchos ár-boles lo suficientemente viejos para que su maderaproporcione fechas de radiocarbono unos centenaresde años más antiguas de lo esperado.

Fechas más antigucr~ que 3800 bg Pais 1 4 2 -

lencianov Teruel. La muestra GrN-15896 (39 15±20)de la Muela del Sabucar pertenece a un poste de ma-dera empotrado en la caliza que subyace al único y

tenue nivel arqueológico del yacimiento. Los mate-riales del yacimiento, recogidos en superficie, inclu-ven cuencos hemiesféricos. vasos globulares y care-nados, y algunos fragmentos de cerámica de tipo Ar-boíl (Picazo Millán 1993). Como comentan BurilloMozota y Picazo Millán (1992: 52), en principio laelevada antigdedad y la recogida casi supetfkial dela muestra no parecen argumentos suficientes para surechazo, si bien siempre existe la posibilidad de quese esté datando un elemento reutilizado, o de que lafracción de carbón corresponda a una porción inte-rior del tronco y no a sus anillos exteriores.

Del yacimiento de Serra Grossa procede lamuestra Bln-947 (3815+100) sobre semillas encon-tradas en una vasija excavada en los años 1930 por J.Belda y depositada en el Museo de Alicante (Llobre-gat Conesa 1971: 96). El poblado y sus materialesson típicos del Bronce Valenciano, pero no se puedepormenorizar sobre el contexto de la muestra7. Por suparte, la muestra 1-4525 (3800±115)de Terlinquesestá constituida dc carbón vegetal recogido de un es-trato quemado, a 40-50 cm de profundidad, en unsondeo efectuado por Soler y Fernández-Moscoso

(1970). El material recuperado incluye vasijas globu-lares y carenadas, cuencos hemiesféricos. etcétera, ytambién una buena industria de sílex en la que estánpresentes las puntas bifaciales. No hay razones sufi-cientes para rechazar ni esta fecha ni la de SerraGrossa. Sin embargo, las asociaciones de estas tresmuestras sugieren que en el Levante español y antesdel 2200 calBC está ya establecido un Bronce anti-guo con ciertos elementos de la Edad del Cobre pre-cedente.

Fechas más antiguas que 3800 bp: Andalu-

cía oriental. Las excavaciones del Cerro de la Virgen

dieron dos muestras de radiocarbono para la fase 3.argárica. de la ocupación: GrN-5594 (3735+55) so-bre madera y GrN-5595 (3865+55) sobre madera ybellotas (Vogel y Watcrbolk 1972: 75: SehUle 1976:420). La primera fíe reetíperada de una sepultura auna profundidad de 3,00 m, la segunda de un contex-to doméstico a una profundidad de menos de 1 m, locual no concuerda con sus edades relativas (cf  Al-magro Gorbea 1972: 239). De forma que no pareceprudente dar demasiada credibilidad a GrN-5595 co-mo prueba de la antiguedad del Bronce en esta re-

gión. La fecha OxA-4962 (3895±55)se efectuósobre hueso humano de la tumba 1 1 del yacimientode Gatas (Hedges et  al. 1995b: 425). El enterra-

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CONSIDERACIONES CRONOLÓGICAS SOBRE LA EDAD DE L BRONCE EN LA MANCHA 12 5

miento es en covacha con un ajuar que consiste enuna vasija del tipo 5 (carenada) y un punzón de cobre(Sehubart y Ulreich 1991: 271). OxA-4962 es unamuestra de vida relativamente corta; por otra parte,

es la única de las 24 muestras publicadas con asocia-ciones argáricas de Galas que sobrepasa el 3800.

Schubart y Arteaga (1986: 292) publicandos fechas de radiocarbono para la fase 1 de FuenteAlamo, 3970+90 y 3910+60. sin indicar niel númerodel laboratorio, ni el material, ni tampoco el contextoespecifico de las muestras. Aún no se ha publicadouna descripción del conjunto de materiales arqueoló-gicos de la fase 1 . aparte de que en ella predominanlos enterramientos en covacha (ibid.: 298). Esta aso-ciación parece estar de acuerdo con la fecha tempra-

na de la tumba II de Gatas, pero con la informaciónhasta ahora publicada no se puede llegar con con-fianza a ninguna conclusión. Es posible que estas fe-chas de Gatas y Fuente Alamo reflejen la existenciade una primera rase argárica con una fecha hacia el2400 calBC, pero los datos disponibles no permitenexcluir que la antiguedad de estas dataciones sean elresultado, entre otras circunstancias, de efectos esta-disticos o la vida larga de las muestras.

En todo caso, debe hacerse notar que, si lasfechas de la tumba II de Gatas y la de la fase 1 deFuente Alamo se aceptan como válidas, el “Argárico

A” sería prácticamente contemporáneo de los contex-tos más tardíos del Cobre en Andalucía oriental yMurcia. Hay bastantes muestras de yacimientos delCobre de esta región que han dado fechas de radio-carbono posteriores al 4000 bp (Apéndice 4). Eviden-temente, no es éste el lugar para una discusión deta-llada acerca de la fiabilidad de sus contextos ni de lasdeficiencias de la información disponible sobre estasfechas, pero no parece razonable que deban rechazar-se todas. Esto lleva a una de dos posibles conclusio-nes: o bien el Bronce argárico comienza después del

3800 en la región supuestamente nuclear —una posi-bilidad que no puede deseartarse con la informaciónpublicada hasta ahora—, o bien que la transición en-tre el Cobre final y el Bronce argárico tuvo lugar enun tiempo demasiado corto para que pueda quedarreflejado en un sistema de datación con el margen dcerror del radiocarbono.

Esta segunda posibilidad cobra credibilidadcuando se toma en consideración la existencia de unBronce paralelo a El Argar. probablemente ya pre-sente en fechas tan tempranas en el Levante, y posi-blemente también en La Mancha, de igual forma queen la zona clásica del Sureste. De hecho, el patróngeneral de los datos cronológicos existentes no sugie-re la dispersión de un nuevo modo de vida desde elnúcleo en el sureste árido hacia una periferia. sino

que indica una transición social y cultural abrupta entodo el cuadrante sureste de la Península. Al parecer,en toda esta zona tuvieron lugar, en un período de es-casas generaciones, cambios profundos tanto en los

patrones de asentamiento como en la s prácticas fune-radas. Esperamos que la definición del mareo crono-lógico de esta transición genere una consideraciónmás realista de los procesos que la impulsaron.

De las 230 fechas de radiocarbono en el lis-tado del Apéndice Di (cf flg. 12), doce son posterio-res al 3250 bp (1500 calBC), circunstancia que, enalgunas de ellas, debe ser el resultado de la estadísti-ca inherente a la medición de un número alto demuestras. Sin embargo, como puede verse en la figu-ra 10. existen diferencias regionales significativas

que merecen cierto comentario. Al parecer, el BronceValenciano perdura más que sus congéneres en LaMancha y en Andalucía oriental. Algo que. en granparte, es resultado de la definición formal de qué esel Bronce clásico: cuando aparecen cerámicas deco-radas de tipo Cogotas 1 en un conjunto arqueológico,ipso focto se clasifica como Bronce final. Por eso lasfechas de la fase 2 de Cuesta del Negro, la fase 5 deFuente Alamo, los niveles superiores de Hoyas delCastillo, etcétera, no aparecen en listado. En el Le-vante, algunos de los contextos fechados que son pos-teriores al 3250 bp no presentan ese tipo de cerámica—Mas de Abad 1 , Sima del Ruidor (donde debenaceptarse preferentemente las fechas más recientessobre muestras de vida corta [Burillo Mozota y Pica-zo Millán 1992: 65]). Orpesa la Vella— y represen-tan “continuaciones” de contextos anteriores. Por suparte, apenas se ha empezado a construir una lecturaprocesual de la transición del Bronce clásico al Bron-ce final en el cuadrante sureste de la Península Ibéri-ca5, por lo cual sería prematuro llegar a una interpre-tación de las diferencias que existen entre las distin-tas regiones de esa zona.

4. SUBDIVISIÓN DEL BRONCE DELA MANCHA

Ya apuntamos al principio del trabajo quehay mucho de apariencia en las notables aportacionesde los últimos años al conocimiento del Bronce man-chego. Algo que se atestigua en el momento de inten-tar una subdivisión en etapas de su larga vida comocultura. Tal empresa choca, en principio, con una se-rie de dificultades de las que no son precisamente las

menores las que enunciamos a continuación:Lo más conocido del registro arqueológico

del Bronce de La Mancha es la cerámica. Se trata deuna cerámica de factura no demasiada buena y pre-

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126 Mi DOLORES FERNÁNDEZ-POSSE, ANTONIO GILMAN Y CONCEPCIÓN MARTíN

dominantemente lisa. Su decoración se restringe asus bordes digitados y algunos cordones en relieve.Es decir, carece de todas las características que per-tinten a las producciones artesanales constinir seria-

ciones ajustadas o refinadas: decoraciones elabora-das, cambios de moda dirigidos, etc., propios de laproducciones comercializadas. Aún así, esta supuestahomogeneidad se ha convertido en un lugar común.Probablemente un análisis estadístico puede llegar adescubrir el desarrollo de tendencias poco evidentesen los materiales cerámicos a lo largo de las largassecuencias que presentan algunos de los asentamien-tos, pese a que algunos intentos en ese sentido no hantenido éxito (García Pérez 1987). El carácter eviden-temente doméstico de la industria cerámica no dabuenas perspectivas para la elaboración de un esque-ma general de su desarrollo, ya que las tendenciasobsen’adas en el curso de la secuencia de un pobladoautónomo no tendrian por qué repetirse en otro. Entodo caso, es evidente que las tendencias estadísticasque, en el mejor de los casos, se podrian definir a ba-se de un estudio comparativo de las varias secuenciasestratigráficas del Bronce de La Mancha, se aplica-rian con dificultad a materiales cerámicos como losque recogimos en nuestras prospecciones: pocas ve-ces pudimos recuperar de la superficie muestras sufi-cientes para la elaboración de un perfil cuantitativo.

• Burillo y Picazo (1992: 72) sugieren quedurante el “Bronce medio” de Teruel se ve “una pro-gresiva suavización de los perfiles y la generaliza-

ción de los bordes con orientaciones abiertas”, ten-dencia que parecen incorporar las vasijas carenadas ala vez que tienden a igualar los diámetros de la bocay la carena. Algo que como tendencia es asimismocomún a la secuencia de El Acequión, pero que tam-bién lo es a la mayoria de los yacimientos de la épo-ca. También observan los citados autores una reduc-ción en la frecuencia de los bordes decorados con in-cisiones o impresiones y. según las zonas, o una con-tinuidad de tas decoraciones plásticas simples, o unagran relevancia de los sistemas con cordones y apli-ques múltiples. Decoraciones, ambas, casi ausentesen El Acequión y en El Quintanar.

• Algunas decoraciones especiales como lasdenominadas Dornajos, aparecen en mínima propor-ción en El Quintanar (17 pequeños fragmentos en sumayor parte sin contexto) y sobreun cuenco de la Fa-se III de El Acequión. Es decir, en una cantidad a to-das luces insuficiente para que ambos yacimientospuedan entrar siquiera en la discusión sobre este tipo

cerámico.

• Por su parte las industrias líticas, tanto ensu materia prima como en su factura, pobre y casi re-ducida a elementos de hoz, y la ósea, escasa y pocoelaborada (si se exceptúan los botones de perforación

en yy algunas piezas de adorno sobre marfil) tam-poco poseen los requisitos para una seriación detalla-da. Al igual que los artefactos de metal, demasiadoescasos para poder servir como base útil de una cro-nologia.

• S i dedicamos unas líneas a una sana auto-critica, diremos que nosotros mismos, pecando, qui-zás, de ingenuidad, hemos propuesto una subdivisióndel Bronce de La Mancha (Fernández-Miranda et ¿1 .

1995: 314). Esta periodización carece, sin embargo,de un contenido arqueológico definido. En otras pa-labras, a base de fechas de radiocarbono se puedenapreciar diferencias cronólogicas entre yacimientosdeterminados y establecer fases para sus respectivasocupaciones dentro del bloque cronológico de laEdad del Bronce, pero esas fases no tienen contenidodiferenciado, de ningún tipo, que permita encuadraren ellas aquellos yacimientos que no tienen fechasabsolutas. Nuestra periodización no sirve para desen-redar el palimpsesto cronológico de nuestro estudiodel poblamiento, por ejemplo.

• Es evidente, pues, que el Bronce de LaMancha necesita plantearse unas perspectivas de fu-

turo. En nuestra opinión una tarea esencial todavíapendiente para poder comprender mejor su desarrolloprocesual (y de las otras variantes regionales delBronce clásico) es el establecimiento de una periodí -zación arqueológica fiable del contenido de los con-textos domésticos. Una secuencia de ese tipo debe de-finirse con la transparencia científica y el control es-tadístico adecuados. Las no escasas excavaciones enyacimientos con largas estratigrafías en los últimosveinte años han proporcionado los datos necesariospara efectuar tales análisis. Ellos permitirán estable-cer una subdivisión temporal más detallada y, de noser así, la estructura cronológica del Bronce tendráque seguir basándose en el radiocarbono. Esto exigi-rá un avance en la aplicación de esta técnica que lle-gue a mejorar en buena medida la práctica actual: setendrá, por ejemplo, que generalizar el control depo-sicional de los contextos en los que las muestras sonrecogidas, su identificación deberá ser detallada y ge-neralizar el uso de fechas de alta precisión. Los gran-des bloques de la secuencia prehistórica peninsularpuede decirse que están bien establecidos. El recogermuestras que no sirven más que para asignar un ya-

cimiento a estos bloques comienza a no ser útil,

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CONSIDERACIONES CRONOLÓGICAS SOBRE LA EDAD DEL BRONCE EN LA MANCHA

APENDICE1

LISTA DE FECHAS DE EL QUINTANAR

Fose y contexto  Numero  Fecha bp  Material  Alcance calibrado 2s ’ 

Fase 1 corte 14/18 (-0.60) UGRA 104 37701140 Madera 2573 (2190. 2160, 2145)1771(.0,50) UGRA 166 3780±110 Carbón 2489(2193, 2155. 2148) 1887

(.050) HORA 16 5 3720±110 Carbón 2460 (2132. 2076. 2048) 1776

corte 16 (‘0.87) CStC 663 3630±50 Madera 2136 (1973) 1788

(.0,66) UGRA 79 3630±130 Madera 2397 (1973) 1674

corte 36 (.0.54) CSIC 666 3610±50 Carbón diapereo 2130(1944) 1780

corte 6 (.2.35) HORA. 78 3670±120 Carbón 2453 (2031,1991. 1 98 9> 1698

Fase2eorte6(.2.00) UGRA 101 3610±130 Carb¿a,yceníza 2329(1944)1625

corre lO/lOA (•7.72) CStC 753 3570150 Madera 2032(1892)1747

(-7.44) CSIC 75! 3560+50 Carbón 2028 (1887) 1745

(‘723) *IJORA3ISS 3770190 Carbónyesparto 2462(2190,2160.2145) 1923

(‘7.05) CSIC 752 3580±50 Madera 2036(1911)1752

(-6.60) *T,JGp.A 312 38301100 Carbón 2563 (2281) 1972

(.644) CSIC 750 3550±50 Carbón 2021 (1884)1742

Fase3 corte 6(4.47) OSlO 665 3550±50 Madera 2021 (1884) 1742

corte 3 (.1.95) tIGRA 102 3500±130 Madera 2179 (1868. 1843 . 1776) 1513

corte4 (.3,90/4,00) UGRA lO O 3490±150 Carbón disperso 2197 (1859, 1847. 1772) 1435

CSIC664 3410±50 Carbón disperso 1873 (1731. 1728,1686)1529

(.2,36) UGRA 203 3470±120 Madera 2129(1748) 151]

(-1.86) CSIC 493 3360150 Madera 1746(1671,1664.1636)1517

corte 10/lOA (-4.75) *TJQp,p, 310 3920180 Madera 2587(2455. 2412. 2409) 2142

corte 7(.0,60) 0510494 3430150 Carbón 1879 (1737, 1714.1701)1549

corte2 (.0.70) *IJQp,4, 47 36101140 Madera 2397(1944) 1612OSlO492 3330±50 Madera 1737 (1613) 1510

(.0.55) tIGRA 167 3350±150 Madera 2019 (1625) 1270

(.047) 05tO 49 1 3290150 Madera 1681 (1525) 1434

Las calibraciones fueron realizadas mediante el Radiocarbon Calibration Program 1993 , 11ev 303 (Stuívery Reimer 1993).2 p~ asteríaco índica que la fecha ea ‘usaceptable por razones díseasl ídas en el texto

APENDICE II

LISTA DE FECHAS DE EL ACEQUIÓN

Fase y contexto Nñ,nero Fecha bp Material Alcance calibrado 2o

Fasc 1 corle 2 (‘5,12) Beta 90883 3760±70 Carbón dieperao 2400 (2245) 2955

Paae 2 corte2 (‘2.58) HORA304 37901120 Madera 2563 (2197) 1884

OSlO 832 3695±50 Madera 2199(2116. 2087, 2040) 1929

corteS (.5,25) 0510 829 3690±55 Carbón 2270(2112,2089,2038)1905

Fase3Aoorle2(.l,97> 0510832 3620±65 Madera 2138(1944)2754

corte 7 (‘1.75/1.90) ICEN 50 3850±35 Madera 2456(2289) 2147

UGRA 265 3770180 Madera 2457(2190.2160.2145) 8942

HORA 27 1 37301100 Madera 2457 (2135, 2071. 2063) 1789

 HORA 266  3680±80 Madera 2286(2035)2754

UBAR.50 3640±50 Madera 2138 (2011,2009. 1977) 1829

05tO 736 3600±50 Madera 2123 (1936) 1775

Fase Ib corte 7 (.1.50) OSlO 828 3590±95 Carbén 2194(1926) 1683

~UGRA309 2990±90 CarIbes 2425 (1254. 2243, 1223) 926 

corte 2 (.1,50) OSlO 830 3565±55 Madera 2034 (1889) 1743

UGRA 302 5010±150 Madera 4218 (3787) 3385

(430) *UGRA 307 3020*90 Carbón 1414(1262)993

corte? (.2.00) eStO 827 3530150 JMadera 2974 (¡878. 2833, 1825 . 2791. 2790) 1696

127

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12 8 M A DOLORES FERNÁNDEZ-POSSE, ANTONIO GILMAN Y CONCEPCIÓN MARTÍN

APENDICE IU

FECHAS DEL BRONCE PARA EL CUADRANTE SURESTE DE LA PENINSIJLA IBÉRIC A

Yacimiento Numerode Aluestra Fecha bp (5S68~) Material BibliograjYa

MURCIA’

ALMENI)RICOS (1.orea) tIGRA 146 36501100 C arb ón G on zá le zG ó me z, SánchszSánchezyvillafrascaSánchez1 9 8 6 : 1201; Ayala J uan e ídáóez Sánchez 1 9 8 7 : 350 .

CUEVA DEI. CALOR(Ochegin). nivel 3 SUA 2832 3660±50 CaRreta

Martines Sánchez e San Nicolás de l [‘oro 993: 78 .

hERR (Mazsn’ón), tumba 1 OxA 5049 3610±80 Hueac Hedgea st al. 1 9951 , : 425.

CAIJEZO NEGRO (Mazarróra).estrato 2 3530±100

Lot? . González Marcésav Risch 1992 : 261; t.ull 1983: 301.302.

ZAPATA (Lorca), tumba 1 OxA 5048 3455±55 Hueso Hedgea eral 1995b: 425.

OERROOELACAMPANA(Yecla)

CStC450OStO 445OSlO 446OSlO 448

3320±5033t01503310±503300±50

CerQvladCer/MadCer/MadCer/Mad

N¡etoOallovstasain 1983: 283.

PUENTE ÁLAMO (Cuevaa),Ose 1 (Asgar A)

ALMERIAIe

3970±903910±60

Schubart y Arlraga 1986: 292.

fase 2 (Asgar A) 36901703680±703610±403 600±70

fase 3 (Asgar B > 3570±603430140

faae4(ArgarB) 3510±803500±903500±603490±903470±60

3420±903400+6033 80±60335 0±503290±80

Siret tumba 75 OxA4973OxA 4972

3635±503545±65

HuesoHueso

Hedges esa?. 1995b: 425.

Sises tunaba 52 OxA 4971 3610150 Hueao

Siret tumba 90 OxA 5047 3435±55 Hueso

GATAS (Turre). Siret tumba II OxA 4962 3895±55 Hueso Hedgea ci al 1 995b: 425.

Siret tumba 1 3 OxA 4963 3755±55 Hueso

Siret tumba 1 OxA 4961 3690±65 Hueso

Sirel tumba 1 8 Ox.A 4964 3535±60 Hueso

UAIS tusoba 37 OxA 4473OxA 4472

3665±653520+ 80

HuesoHueso

1 ledgea st al. 1 995s: 207.

CAE tumba 28 OsP 4475 3570±65 Hueso

UAB tumba 24 OxA 4476 35201120 Hueso

UPE tumba 36 OxA 4474 3460±110 Hueso

tIAR tumba 33 C 3xA 3970OsP. 3969

3630±603530±60

HuesoHueso

Hedges el al. 1993:319.320.

UAB tumba 26 OxA 3965 3560±60 Hueso

CAP tumba 32 OxA 3968 3490160 Hueso

UAB tumba 31 OxA 3967 3380+60 Hueso

UPE tumba 19 OsP 396] 3355±60 Hueso

CAE tumba 2 1 O s cA 3963 3310±60 Hueso

UAI3 tumba 29 OscA 3966 3300160 Hueso

IJAR tumba 230 OscA 3964 3285±60 Hueso

UPE tumba 20 OxA 3962 3260±60 Hueso

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CONSIDERACIONES CRONOLÓGICAS SOBRE LA EDAD DEL BRONCE EN LA MANCHA

contextos domésticos lIBAR 152KW49

3450±450 Carbón3370150 Carbón

Lulí, GonzálezMarcény Riach 1992: 266.

1(1K 55/tItO 14371(1K 51/tItO 1433KtR 54/flO 1436

3530±60 Carbón3480160 Carbón3280160 Carbón

Buiksu’a st a l . 1995:158.

ELAROAR(Antas),turnba89 OxA4965 3655±65 Hueso Hedgea eral. 1995b: 425.

tumba 554 OscA 4966 3400160 H ueso

tumba 768 OscA 4967 3375±60 Hueso

EL OFICIO (Cuevas) tumba 62 0xA4970 3635±60 Hueso

3530±50 Hueso

Hed6ea es al. 19951,: 425.

tumba9 OxA4968

tumba 37 OscA 4969 3405±70 Hueso

EL PICACHO (Oria), nivel3 OSlO 15 6CSIC 15 7

34501120 Carbón3390±120 Cereal

ldernándezllernándezyDugoodoy 1977 : 114.

tumba U3 OscA 5051 3475±65 Hueso Hedges el aL 1995b: 425.

tun,ba F2 OxA 5050 3390*65 Hueso

CERRO DE LA VIRGEN(Orce), fase 3 (z = 3 nO

GRANADA’

OríN 5594 3735±55 Madera Voge l y Waterbolk 1972: 75 .

fase 3 (z = l m) OrN 5595 3865±50 Mad/BeIl

LOS CASTELLONES(Laborcillas)

3720±40 Aguayo dc lloyos 1986: 263.

UGRAIO 3665+130 Carbón GonzálezGónsezyDomángocarcia 1978: 362.

LA ENCINA <M onac?arl). fase lb

Ly 2563 3500±130 Cereal Evin, Ivlaréchal yMas’ien 1985: 426.

OrN6634 3625±40 Anibas 1976: 155 ; Molina González >983:36.

fase le 3575±35348 5+35

Aguayo de Hoyos 1986: 263; Molina González 1983: 36 .

tIGRA 16 3550±l40 Carbón GonzálezGómez, López GonzálezyDomingo Garcia1982 : 218; Molina González 1983 : 36 .

tIGRA 116 33601150 C arb ón G on zále z Gómez Sánchez Sánchez y Domingo Garcia1 9 8 5 : 6ll; Molina González 1 9 8 3 : 36.

otras fechas

CUESTADEL NEGRO(I’aarullenall. f a s e 1

CORA 14 3290±140 Carbón fionzález Gómez, López González y Domingo García

¡982 : 218.219.tIGRA 15 3620±130 Carbón

Ly2657Ly26S6

35201>10 Carbón33501100 Carbón

Ev.Mar¿chalyMarien 1985:426.

OrN 7286 3620±35 Anibas 1976: 1 5 5 .

EL CASTELLÓN ALTO(Galera)

DM254! 3560±90 Carbón Ambers,MattbewsyBow~anI99l:6.4-65.

TERRERA DEL RELOJ(Dehesas de Guadix)

BM 2543 3490150 Carbón Ambers, Matthews y Bowsa,an 1991: 65 .BM 2354 3440±50 Carbón Aia,bers, Matthrwa y Bownsan 1987: 192.

JAENPEÑALOSA (DaMa deis SitJ.na), fase 2

1160631 163521 160641 15184

3680±100 Madera3640+100 Madera3420±100 Madera3390±80 Madera

Contreras eral. 1991:235.

RINCÓNDE OLVERA (Úbeda)fase 1

faae3

UORAS4 3380±110 CarbónGonzález Gómez, Sánchez Sánchez y Domingo Garcia1985:612;Can’ascoRusyPaehónpomero 1 9 8 6 : 369 .

tIGRA 74 33101150 Carbón

ALBACETE

EL CUCHILLO (Almansa) 117 449117447117448117445117446

3590*90 Carbón35101903500±90 Carbón3410±90 Madera3390±90 Carbón

Hensásadez Pérez Simón Garcia yLópezMira 1994:21.

EL AZUIER (Daimiel),fase 2/ 3 (z.3.20)faae5(z~’l.25)

CIUDAD REAL

tIGRA 21UORAI9

3500±140 Carbón3260+140 joarbón

Molina, Nájera y . 4 ~ s s a yo 1979: 273.275; González 06.mez,LópezGonzálezyDosaiogoOareia 1 9 8 2 : 219.

12 9

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1 3 0 Mi DOLORES FERNÁNDEZ-POSSE, ANTONIO GILMAN Y CONCEPCiÓN MARTIN

otrasfechas(z.3.40)(s~ .1.05)(z .1.80)(z ‘1.90)(z -2.15)(z =-1.25)

(z .1.10)

(s c = .5.20)(z.2.40)(z = .570)

(z =.1.10)(e = .0.85)

(z .4.05)(z = .085)

CORA 132UGRA 1 tSHORA 11 8UGRA 129tIGRA 127IJORA 114

tIGRA 109

4030±1303770±1603730±1503680±100362011003440+130

3400±130

CarbónCarbónCarbónCerealCerealCereal

Carbón

GonzálezGómez, SásachezSásachezyDomingoGarcia1985 : 613.

HORcA ¡40tIGRA 14 5

tIGRA 144

4000±1403930±1303840±120

CarbónCarbónCarbón

González Gómez. Sánchez Sánclaezy Víllat’ranca Sánchez1986:1201.

Uy 2655Ly 2654

3540±1303530±130

CerealCereal

Evin, Maréchal y Manen 1985: 426.

HORA 97tIGRA 20

3490±1803480±140

CsThónCarbón

González Gómez López GonzálezyDomíngo García 1982:219.

LA ENCANTADA (Granitulade Calatrava),nivel 1

0510 929 3890±25 Carbón Sánchez Meseguer 1994: 74-79.

nivel 2 0510 92 6OSlO 928

3550±25500±20

CarbónCarbón

nivel 3 OSlO 931

OSlO 93005tO 925CSIC 426

3480+30

3470±253390±253250±50

Carbón

CarbónCarbóncarbón

OSlO 427OSlO 425

3330±503260±50

CarbónCarbón

Nielo Gallo y Sánchez R4rseguer 1980:136.

otras fechas CSIC 927OSlO 9240510 4010510 402

3660±203330±253290±503280150

CarbónCarbónCarbónCarbón

Martin st al . 1993: 25.26.

LOS RONif RO S (Alcázar deSan Juan).inicio fase 1 05tO 78 3600±120 Cereal Almagro Gorbea 1977: 529: Garria Pérez 1987 : 150.

inicio fase 2 0510 76 3580±120 Carbón

final fase 2 051077 3290+120 Madera

SANTtXMARlADELRETA-

MAR (Asgamasilla de Alba)

OSlO 796

0510 797

3585±55

3520±55

Mac’.ínetal. 1993:27.

LOSPALACIOS (Almagro) HORA lO 3580±150 Carbón GonzálezGómezyDomíngoOarcia 1978: 363.

CORA líO 3320±130 Carbón González Gómez. Sánchez SánchezyDomírsgo Garcia 1 9 8 5 :

61 3 .

VIRGEN DEL ESPINO(Membrilla)

OrN 8fl3 34201120 Carbón Molina y Nájera 1978: 74 .

CUENCA’2

3940±60HOYAS DE L CASTILLO(Pajaroncillo), nivel 1 B 5414

U í r e i c h , N e g r e r e y P u c h 1 9 9 4 : 1 3 1 .¡ C a r b ó n

3 4 6 0 ± 5 0 C a r b ó n3 5 0 0 ± 5 0 C a r b ó n

nivel 4 E 5415

nivels 115416

EL RECIJENCO (Cervera de lLlano)

t 1 1 8 90111892

111891

3780±953640±95

3240±95

Martínez Navarrete 1985: 2304.

OrN 17439 3410±100 Dia’¿.Andreu Garcia 1994: 192 .

EL CASTILLEJO (La Parra delas Vegas), nivel 4 111118 3740±170 IIue(p)

Huc(p)

Martiriez Navarrete y Valiente Cánovas 1983: 149.

nivel2b t 11119 3590±110

nivel2 t 11120 3230±110 Hue(p)

LO S DORNAJOS (LaHinojosa)

OSlO 54 >05tO 540

3550±503520150

CarbónCarbón

Galias SaulnieryFemández Vega 1983: 42.

ALICANTE’3

SERPA GROSSA (Alicante) DIn 947 13815±100 Cereal Llobregat Conesa 197196.

TERLINQUES (Villena) 14525 3800±115 Carbón Tanadelí 1970’ 22.

H2277.1694CABE7,OREDONDO

OrN 5109

3550+55

3320±55

Carbón Schubart 1965: 1415.

Madera Vogel y Waterbolk 1972: 78 .

CASTELLÓN’~

ORPESA LA VELLA(Oropesa)

1 9869CSIC 345

3450195 Carbón3210±70 Carbón

Olaria de Gusi 1977 : 278.

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CONSIDERACIONES CRONOLÓGICAS SOBRE LA EDAD DE L BRONCE EN LA MANCHA

MAS DE ABAD (Cuevas de Vis,.mmi), nivel 2

18936 ]3410±90 Carbón Gusi Jener 1975: 75 .

nivel 1 t 8935 2960+85 Carbón

TOARELLÓ (Onda), nivel 3 17250 3309±190 Carbón Guai Jener 1974: 30, 4?.

nivel Q/3a 16937 3265±90 Carbón

V A L E N C IAPíO DELS 001135 (Sagunto) [Q 3531±l00 Cereal Vega Riset 1964:11,

TERUEL”MUELA DEL SABLICAR(Affambra)

GrN 15896 3915±20 Madera lPicazoMállán 1993: 22.¡

LAS COSTERAS (Formiche Bajo).nivel

OrN 14969 3735±25 Madera Picazo Millán 1991b 99

nivel 5 OrN 14970 3605+25 Bellolas

PEÑA DORADA (Alfambra),nivel ls >

OrN 14711OrN 14712

3715±403630±40

MaderaMadera

Picazo Millán l9§lc: 96 .

EL CASTILLO (Frías deAlbana.ciai). fase IB

OrN 17550OrN 17551

3685±353660130

HuesoHueso Harrison y Wainwright 1991:263.

faae2A OrN 17574 3455*20 Cereal

fase 28 OrN 1 7 5 7 5 3 59 5+ 2 0 C e re a l

fase 20 OrN 17576GrN 17577

3615±203560±25

CerealCereal

otro 0510 lIS 3470±100 Cereal Almagro Gorbea 1975:169.

CABEZO SELLADO(Alcañiz) GaR 13878OrN 1 8322OrN 18323OrN 18321OrN 14710

3650±1103550±353465±353154±173105±35

CarbónCarbónCarbónCarbónCarbón

AndréaRupérezyBenaventeSerrano1992:62.

HOYA QUEMADA(Mora de Rubielos),nivele

GrN 19347OrN 19346OrN 15894

tIGRA 212HORA 213

3580±403580±303550±25

3450±903420±100

MaderaMaderaMadera

MaderaMadera

BurilloMozola y Picazo Millán >992:61.62; GonzálezGómez, Sánchez Sánchezy Villafranca Sánchez 1987:384.

nivel b’~ OrN 1589$HGRA21>

3370±203260±100

CarbónCarbón

SIMA DE L RUIDOR (Aldehuela) CSIC 769OSlO 6190510 620OSlO 618OSlO 7460510 7470510 72 10510 650

3460±503450±503440±503430+503180±503170+503060±503040±50

MaderaMaderaMaderaMaderaCarbónCrb/Cer/BelICerealCereal

Picazo Millin 1991a: 124

CABEZO DE L CUERVO(Alcaáiz), nivel f 

HORA 216 3450±90 Madera González Gómez y Sánchez Sánchez 1991: 368.369;Burillo Mozota y Picazo Millán 1992: 74 .

nivel e tIGRA 229

tIGRA 240

3420190

3340±130

Madera

Maderanivel d HORA 215 3410±90 Madera

nivel e UGRA 228 3320+90 Madera

nivel b

nivel a

tIGRA 230tIGRA 269

3220±903230±90

MaderaMadera

tIGRA 239 ]3340±90 Madera

1 3 1

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132 Mi DOLORES FERNÁNDEtPOSSE, ANTONIO CILMAN Y CONCEPCIÓN MARTÍN

APENDICE IV

FECHAS DEL COBRE POSTERIORES AL 4000 bp EN ALMERÍA, GRANADA Y MuRCIA

Yacimiento  Número d e  Muestra  Fecha  h p  ( 5 5 68 , ) Material  l3ihliografia 

CUEVA SAGRADA 1 (l.orca, Mmcia) 115139 35701100 Esparto Eiroa 1987 : 75 .ALMIZARAQCI i (C ueva a de l Almanzora,A lene r i a ) . fa s e 3 CORA 164 3950±100 Carbón

l)clíboa eS ai. 1 9 8 6 : 1 7 2 ; G on zA l o z G óme z , Sinch e z S á n c he z y Villafranca Sá n c he z 1986 : 1 2 0 2 .

ELMAI.AGÉN(CállarBaza. Granada),fase2

OrN 10418DM2540BM 2348

3930±703900±503870160

CarbónCarbón

An’ibaayhaolina ¡984: 72:Ainbera, MalthewayBownaan 1987:192.1991: 64:MorenoOnnrato1993 : 80 .

LOSMILLARES(Saa,uPedeMondájar,Almeria). fortín 1

BM 2536DM 2537BM 2345

3920+503880±503820±40

CarbónCarbónCarbón

ArribasPalauyMol~na 1987: 138;Ambcrs,Mat.thesva y Bowmsn 1987: 192, 1991 : 6 4.

CERRO DE LA VIRGEN (Orce, Granada)fase 1

OrN 559 3 3890±40 C arbón Vogel y Va/2lerboIk 1972: 74-75: SchOIe 1976:420.

faae 2 OrN’ 5764

OrN 5597OrN 559 6

GrN5S9S

3500t353 9 2 0 + 6 03920±35

3835*35

C arbón

C arbónC arbón

Carbón;.E spa r t o

LOS CAST8LLEJOS (Montefrmo. Grasa.da). nivel 2 OrN 7287 3840±35 A r r i b a s 1976 : 1 5 5 .

NOTAS

Los trabajos de prospeccióta q u e b a t í permitido la sucinla explica-ción dcl poblamienlo de La Mancha oriental qu e ha ocupado los pá-rrat’os anteriores c x producto de l apoyo financiero recibido de la Na-lional Geographie Societv. la Excma. Dipulación de Albacele. la Ca’

lifornia Síate Unáversity-Notthridge. el Ministerio de Educación yCiencia, e l Pro~’a,a, for Cultural Coopcration Betwee,í Spain s Mi’nistrv of Culture an d United S Ene s Univeraities, Comisión Folbrighíy la Fundación Oslega y Gasset.

2 E l Quisítanar E se excavado, por C , Martísa. entre los aM a 1980 y

1986 y  el Acequión entre 1985 y  1989. bao la direccióta de la citada jíavestigadora. Manuel Feraaá,adez-Miranda y Nl] Dolores Fernátadez.-P o s se . con el patrocinio de l Nlinisterio d e Cultura, el Avuialamientode Albacete, la Diputación de Albacete y la Junta de Comunidades deCastilla-La Mancha.

Lo s análisis polínicos fueron real izados por Blanca Mariscal. Mitacode Ciencias Naturales. CSIC. tina referencia a los mismos s e puedeve r cí a Fertaández-Miranday otros 1995 : 3 < 18 .

González Gómez, Sánchez Sánchez y Domingo Garcia (1986: 9)publican fechas corregidas para la s mílestras tIGRA.78 y .104. Lasfechas citadas en es t e trabajo (véase el Cuadro ) son las qu e el ahora’todo dc Granada publicó en Radiocarbon  (González Góníez. LópezGonzález y Domingo Garcia 1982: 219-222 [UGRA-47.-78, -79.-100. -1011; González Gómez. Sánchez S á n c he z y Donaingo García1985: 612 ¡HGRA-102 a ‘1041; González Gómez, Sánchez Sánchezy Villafranca Sánchez 1986: ¡203 [tJGRA’>65a ‘167J) ; GonzálezGómez 1992 IHGRA-310 y  - 3 121 y coniusaicó a Concepción Martinel 29 de naa r ’ z o de 1990 al acabar e l análisis de todas las muestras de lyacíti i íento.

A lo largo de 1987 tuvieron lugar en la Subdireceión de Arqucolo-gia de la Dirección Genera l de Bellas Artes de l Ministerio de Cultura.

tina sede de reuniones sobre dalae iones radiocarbónicas, El punto devisía bajo el qu e s e realizaron e s o s encuentros ta te eslrietaníente técni-co y s u objetivo establecer un debate sobre equipos y métodos entrelos laboratorios qu e venían colaborando con e > Ministerio por atediode convenios. Dentro de e s e programa s e realizó una muestra denon,i-

nada “intcrlaboratodos’ sobre el citado elemento co , í s t raac t i ~ ’o d e ElAcequión.

Debe observarse. sin embargo. qu e los otros yacimientos fechados

por el radiocarbono donde aparecen cerámicas d e e s te estilo no pre’sentas, testimonios claros sobre s u crotiologia. En el Ceno de la Vir-g e n a p a r e c e a i varios ftagaííeolos apa ren t e z o e s n e de es t e estilo ct a los es’tratos II y III entre otros materiales campanifonííes (SehOle 1980),pero la posición estratigrsilica d e las muestras de radiocarbo,ao e s enalgunos casos problerasótica (“ide  ¡nfra) y la s asoeis’cioncs d e esas

muestras con materiales cotíeretos ‘s o han sido explicadas en detalle.E tí Lo s Dornajos. el s’sícimiento epónisno. la s fechas publ icadas c a e nplenamente ct a el Brotace clásico.

Como no s e s a b e nada sobre e l contexto de la muestra, no parece jttsti ftcado pensar qu e “represenlan perfectamente el  osamenta  fanal 

de/a ocupación’ (Durillo Mozota y Picazo Milláis 1992: 53).

La idea propuesta por Molina González (1978) dc qu e s t aparición

de ecrásnicas Cogotas 1 cí a e l sureste representa la invasióíí d e un P oe ’blo parece depetíder de p r e l í a l s a s nonnattvastas sobre s í idetítidad en-tre estilos decorativos y  grupos ¿ e s a ic o s . Por otra parte. la catástrofemedioamhietatal (producida por la sobre-explotacióta minera) qu e pro-duciría el demímbanaiesato argárico según Lulí. González Níarcén s ’Risch (1992: 183) carece d c realisnio ( v é a s e , por ejemplo. MonteroRuiz 1994:303-304).

Excluimos de nuestra consideración los siguientes yacimienlos:

(‘erro de las Vihorus (Moratalla): la fecha 1 - (3600) para cl nivel A1 argárico (Eiroa García 1995: 30) no es t á publicada con s u corres-pondiente error d e niediciótí .LaCeñaaela(Mazarrón): el contexto de la muestra CSIC-141 (3590±70 [AlonsoeraL 1978: l7t~) tío es t á publicado.Cueva de íos Tiestos (istmílla): la s muestras HAR-l 60 (3790111$

[(lisIeSy Síade 1974: 1 8 7 1 ) y HAR-358 (3600±80;Otíel 1977: 418)proceden de un contexto sepulcral qu e al parecer co t asb i n s í e l e , aaen t o s

del Cobre y del Brotace.Cabecico dc las Cruces: s í muestra SUA-1477 (3530±70¡Watker>986: 7]) parece corresponder al Bronce, pero no s e ha pulalicado na’

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CONSIDERACIONES CRONOLÓGICAS SOBRE LA EDAD DEL BRONCE EN LA MANCHA 13 3

da sobre el yac iaaa ie ta t o y no aparece en e l inventario de yacimientosargarteos muretanos publicado por Garcia López, Buendia Noguera yLImares Beneyto (1989: 16-17).

~aExeluitasos la muestra tJGIZA-136 (3280±140)del Cerro del Te-

soro (Albox) (González Gómez. Sánchez Sánchez y Villafranca Sán’chez 1986: 1202) porque e l yacimiento es t á inédito. L a procedenciade la niuestra CSIC-248 (3670±70)(El sirgar [Alonsost al . 1978:1 7 3 1 o llerrerias [Lulí 1983: 2451 ) pennanece ambigua (cf  Lt’ll.González Marcén y Risch 1992: 264 y 266).

Excluimos de consideración los siguientes yacimientos:Cueva de Coquiaso (Laja): la muestra UGRA-t42 (3370+120 [Ono’zález Góniez, Sánchez S á n c he z y Villafranca Sánchez 1986: 1200])procede d e un contexto renselto (Navarrete Enciso, Carrasco Rtts yGómez J im énez . 1992: 256).Cerro de la Mora (Moraleda de Zal’ayona): el poblado tiene un aocupación argárica (Carrasco. Pastor y Pachón 1981) y do s de las on-c e muestras publicadas (UGRA-217 y -262, 3690±90y 3710±90,

respectivamente; González Gómez, Sánchez Sánchez y Villatiasaca

Sánchez 1987: 384-285) correspotaden a e s a época, pero s u s eontex-tos ‘s o h a n sido publicados.

Excluimos las tres muestras (1-10725 a -10727) d e El Colatenar

(Landete) (Alvarez etal. 1984: 33) porque las fechas (3550,1915v

2840. respeetivanaetate) no corresponden coherentemente a s u s con-textos y porque no están publicadas con s u s errores de medición.

‘~ Excltiimos la determinación 1 3 inía-199 (3502±150)(Shotton y Wi-l l i a taas 1971: 155) de Cati Forada (Petrel) porque no tenemos nott-

e t a s suficientes sobre la naturaleza de l yacimiento (cf Fernández Ve-ga 1987: 234).

Excluimos la muestra CSIC-346/347 (3830±70)del Foral dcCnsatallops (Ares del N f aeslre) porque los materiales encontrados e s ala galería de la cueva incluyen e le r í se n to s tanto del Cobre conso delBronce (Olaria de Gusi y Gttsi 1976) y  porque la osuestra conabinacarbones recogidos en do s d e las catas q t te s e excavarota.

“Excluimos la muestra llORA23 3 de 3760±100(González Gómez,Sánchez Sánchez y \rillafranca Sánchez >987: 386 ) de la Cueva de lCoscojar (Mora de Rubielos) pore¡ue procede de un depósito con u n amezcla de materiales de l Neolitico al llierro (Burillo Mozota y Pica-zoMillán 1992: 53-54).

‘ a La tísuestra UGRA 207 de es t e taivel r inde un resul tado (4070±

190) ‘que  entra  en  abierta contradicción con  las  restantesfechas y tít contevto  arqueológico”  (Durillo Mozota y Picazo Millán

1992: 62). por lo cual queda excluido de es t e inventario y de los lais-togramas derivados de é l.

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