COMO DEBÉIS ESTUDIAR.

El aprovechamiento del tiempo disponible para el estudio constituye uno de los problemas más difíciles para el atareado estudiante de nuestros días. Es bien sabido que los programas escolares absorben en la actualidad el mayor número de horas de la jornada diaria, y que por lo tanto hay que aprovechar al máximo el poco tiempo de que se dispone para estudiar en casa y preparar las clases de la jornada siguiente, en una lucha contra el reloj que a menudo se convierte en angustiosa y aun, por desgracia en estéril.

La eficacia del estudio depende en gran parte, por no decir en su totalidad, de la disposición psíquica del estudiante. Si éste no se halla en una situación propicia para rendir su máximo esfuerzo y no se concentra en su actividad, poniendo el mejor ánimo en su tarea, difícilmente podrá exigirse a sí mismo buenos resultados. Pero para crearse un favorable ambiente psíquico hay que sentar previamente ciertos factores materiales que lo hagan posible. Así, no es difícil deducir que no será factible estudiar con eficacia en un lugar que no se encuentre aislado y en silencio, como tampoco cuando se acaba de comer o se haya dormido insuficientemente. Un cuerpo y un cerebro descansados son esenciales para el estudiante, y si esto no es siempre posible, ya que en muchas ocasiones las horas dedicadas al estudio no pueden ser determinadas a voluntad ni de una manera racional, sí que habrá de procurarse estar rodeado del ambiente más propicio para que el esfuerzo se produzca del modo más natural posible.

Existen numerosos estudiante que, aun dedicando mucho tiempo a estudiar y poniendo en ello su mejor ánimo, observan con desaliento que no obtienen provecho de su esfuerzo y dejan que este desaliento les venza y acaba echando por tierra sus buenos propósitos. ¿Cómo luchar, pues, contra tales dificultades?

En primer lugar deberá determinarse previamente el trabajo, ajustándolo a las posibilidades reales. Es fundamental trazarse un plan de acción y llevarlo a cabo con regularidad y sistema. Una vez iniciado el plan, deberán concentrarse en él todos los esfuerzos, procurando evitar la menor distracción. Es cosa corriente que el tiempo fijado para estudiar se nos escape en divagaciones y ensueños. Sujetar la imaginación al campo

estricto de actividad del estudio debe ser el empeño principal del estudiante. Cuando se estudia no es posible pensar en otra cosa que no sea la propia materia que se está estudiando.

Algunos especialistas en metodología del estudio han concretado sus observaciones en una serie de reglas prácticas, algunas de las cuales destacamos a continuación:

a) Aislad vuestro lugar de estudio.b) Fijaos por anticipado un plan de trabajo ajustado a vuestras

posibilidades.c) Concentraos en el trabajo evitando la menor distracción.d) No eludáis las dificultades cuando las haya; procurad afrontarlas y

resolverlas

A tales normas generales pueden añadirse también algunas otras de índole más concreta debidas al especialista en la materia Kornhauser, que estamos seguros habrán de resultar sumamente eficaces si procuráis seguirlas y adaptarlas a vuestro caso particular. Se trata de las siguientes:

1. Léase el tema por primera vez, fijando más la atención en su conjunto que en los detalles.

2. Léase de nuevo otra vez, prestando mayor interés que antes a los detalles y concentrando la atención en los pasajes más difíciles.

3. Antes de seguir adelante, repasad la parte ya leída, cerciorándoos de que la comprendéis.

4. Anotad aquellos extremos que no comprendáis bien para consultarlos luego con vuestros compañeros de estudio, vuestros profesores o cualquier otra persona idónea.

5. Comentad lo estudiado con algunas personas interesadas en la materia. Un buen procedimiento para aprender cualquier tema es tratar de enseñárselo a otro. “Enseñar es aprender dos veces…”

Existe una ciencia para ejercitar la memoria, y aun para crearse una memoria “artificial”, que se conoce por el nombre de mnemotecnia. Los sistemas mnemotécnicos se basan en la asociación de ideas, imágenes o sonidos. Uno de ellos es el llamado ciceroniano –por haberlo empleado el famoso orador romano Cicerón— o topográfico, que se basa en la asociación de una serie de vocablos o ideas a una serie de lugares fijados de

antemano en nuestra memoria para toda la vida.Esto puede conseguirse con facilidad seleccionando diez ciudades que

os sean familiares o que por lo menos conozcáis lo bastante como para poder escoger en cada una de ellas diez lugares distintos. De este modo dispondréis de cien referencias a las que recurrir asociándoles lo que pretendáis aprender. Si escogéis Madrid, por ejemplo, determinaréis en ella diez lugares, que pueden ser los que siguen: museo del Prado, la Cibeles, Puerta de Alcalá, Retiro, Castellana, calle de Alcalá, Gran Vía, plaza de España, plaza de Oriente y el Palacio Real. Si otra de las ciudades escogidas fuese México, los sitios elegidos en ella podrían ser: Basílica de Guadalupe, hipódromo, paseo de la Reforma, catedral, Zoológico de Chapultepec, autódromo, Centro Médico Nacional, glorieta de Colón, estadio Azteca y ciudad Universitaria. Ya poseída de memoria la topografía de las diez ciudades, habrá llegado el momento de usarla. Si se trata, por ejemplo, de aprenderse una lista de animales, iréis situando a cada uno de ellos en uno de los lugares anteriormente aprendidos y siempre por el mismo orden, de manera que acabaréis evocando sin dificultad la correspondiente asociación.

Como tal vez la práctica de este sistema de localidades, fiado a la memoria exclusivamente, sería susceptible de fallar, convendrá relacionar de un modo gráfico la idea, hecho o monumento que se desee recordar, y entonces el recuerdo será infalible. Si se trata de animales, por ejemplo, podéis dibujar su croquis en papel transparente, colocándolo luego sobre la fotografía del lugar de la localidad. De este modo, el recuerdo os asociará fácilmente las dos representaciones.

Otro sistema mnemotécnico es el herigoniano o de números, en el cual éstos tienen su equivalente en palabras.

Con un poco de paciencia y de ingenio os podréis preparar, de acuerdo con estas instrucciones, un excelente auxiliar de gran valía para vuestra memoria.

Un plan muy efectivo de estudio mnemotecnográfico abarcará las operaciones siguientes:

a) Examen cuidadoso de la realidad o de su reproducción más aproximada.

b) Tomar unos apuntes simplificados del tema a estudiar.c) Reducir estos apuntes a su mínima expresión, procurando la

asimilación completa del conocimiento del tema en vuestra memoria.d) En los casos que ello sea posible, completad estos apuntes de una

manera gráfica. De este modo os resultará más difícil olvidaros de los personajes una vez conocidos gráficamente.

Nunca deberéis dar como perdido el tiempo empleado en organizar de un modo racional vuestros estudios, como cualquier otra de vuestras actividades. La mayor efectividad de los resultados obtenidos, que no se hará esperar, os compensará con creces de un esfuerzo mínimo que os ahorrará, sin duda alguna, muchos sinsabores.

BIBLIOGRAFIA:

Enciclopedia EL NUEVO TESORO DE LA JUVENTUD.Editorial Cumbre (1980).Tomo No. 16, Páginas: 204, 205 y 206.