conexiones urbanas intangibles 3: el laberinto de lo peatonal
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El laberinto de lo peatonalTRANSCRIPT
Conexiones urbanas intangibles 3:
el laberinto de lo peatonal
Los siguientes apuntes, definitivamente no descubren nada nuevo, solo buscan
recordar que ciertas condiciones de vida de la mayoría de los ciudadanos son indignas y
escandalosas, aunque ya estén normalizadas en la vida cotidiana e institucionalizadas
para los estratos del poder.
Vivimos en una ciudad que conjuga ciertas situaciones que precarizan a pasos
veloces la calidad de vida de sus habitantes; por un lado, su vocación histórica ha sido la
del comercio. Dicen por ahí, que Guadalajara se ofrece al mejor postor y esto se nota en la
cantidad de patrimonio natural y edificado conservado: muy poco. Pero también en la
prioridad que se le ha dado en los últimos años al trasporte motorizado y a las vías
regionales. Según datos del Informador, existen 1.8 millones de autos registrados en la
ZMG, mientras que la población es de 4.4 millones de habitantes (INEGI, 2011). Ni el
Distrito Federal, ni Monterrey cuentan con una cifra tan desproporcionada de habitantes
por automóvil en circulación. La estadística fría nos dice que hay 2.4 habitantes por
automóvil, pero no es una cifra justamente repartida, es decir, muchas de las familias
tapatías no tienen un solo automóvil, mientras que otras familias cuentan con un auto por
integrante (entre tres y cinco). La cantidad de autos no tiende a reducir, al contrario, no
tenemos transporte público que soporte la des incentivación del automóvil, no tenemos
una red de transporte masivo: una y media líneas de tren ligero y una línea de BRT (le
llamo a esto “catálogo de la parálisis”), no tenemos redes de carriles bici y nuestra
infraestructura peatonal se encuentra dentro de un hueco legal que la mantiene en estado
deplorable: cada dueño de predio hace de su tramo de banqueta lo que le viene en gana.
Las autoridades no parecen entender de fondo el problema, ellos ven
embotellamientos y mandan hacer pasos a desnivel, ensanches de avenidas, cancelan
cruces (los pseudo viaductos). Más calles para más autos: conexiones imposibles para los
peatones.
Lo anterior nos sugiere que las condiciones de vida para la mayoría de los
habitantes de la ZMG es sumamente injusta, se anulan sus derechos de maneras
http://www.informador.com.mx/jalisco/2012/421717/6/en-guadalajara-menos-poblacion-y-mas-autos.htm
inimaginables, se pone en riesgo su vida casi en cada metro lineal de banqueta (cuando las
hay). Y no se diga para las personas con discapacidad motriz o visual, ellos
definitivamente no existen para nuestras autoridades. Sencillamente es ridículo ver
rampas para discapacitados en las esquinas, porque entre una y otra hay tantos
obstáculos que es imposible que una persona en silla de ruedas pueda llegar a la siguiente
rampa en la siguiente esquina; los poquitos metros lineales de guías táctiles para ciegos
no conectan con nada, además se permiten instalaciones que obstruyen casi toda la
sección de las banquetas en casi todas las banquetas de la ciudad. Hay, por ejemplo, ciegos
que ofrecen cursos para otros ciegos, y enseñan a percibir de varias maneras objetos
volando (un bastón por el piso no lo toca, por lo tanto puede golpear la cabeza o el
cuerpo), o técnicas auditivas para reconocer los cruceros, etcétera. Pero que estas
personas se vean en la necesidad de aprender a no morir solo por salir a la calle en la
ciudad en la que viven es indigno, escandaloso. Que las autoridades no gasten un solo
peso en infraestructura peatonal (con guías táctiles y rampas adecuadas) es indigno,
escandaloso.
No se si ocho, doscientas o más de mil palabras valga una foto, pero termino esta
narración con las siguientes imágenes, ellas corroboran lo dicho aquí, pero cuidado,
lector: después de la risa viene el llanto.
Margarita de Silva Peña
Mayo de 2013