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Fueron varias las princesas que permanecieron junto a Atahualpa durante los ocho meses que duró el cautiverio hasta su ejecución en Cajamarca. Entre ellas su media hermana Quispe Sisa, que quizá no tuviera más de doce años de edad cuando fue entragada por el emperador a Pizarro. Otra de las princesas era su sobrina Curixamay, con anterioridad una de sus esposas favoritas y que luego fue violada por el intérprete Felipillo. Solo recientemente ha sido posible conocer la identidad de las otras princesas que permanecieron en Cajamarca, gracias a las pruebas que debieron presentar en sus peticiones a la corona española. La mayor parte de ellas se vieron forzadas a convertirse en amantes de los principales capitanes de Pizarro y les dieron numerosos hijos mestizos. (P. 36 - 37) (El trágico destino de las princesas incas, Stuart Stirling) El 26 de febrero de 1547 se congrego una gran multitud en la plaza principal de la ciudad de los reyes, lima, para presenciar la ejecución de una hechicera india conocida como la bruja Yanque. Entre los funcionarios que ocupaban el estrado esperando para la ejecución, estaba el concejal Francisco de Ampuero, víctima de los hechizos de la brúja. De pie junto a él, vestida con su indumentaria nativa, se ubicaba su esposa, una princesa inca, ella era la investigadora de las hechiceras, pero, a solicitud de su esposo, había sido perdonada por el magistrado de la ciudad. La mayor parte de los colonos reunidos en la plaza también habían presenciado el largo juicio, en cuyo transcurso la hechicera y su cómplice Simón, el esclavo negro de la princesa, fueron interrogados por el fiscal, admitiendo su culpabilidad luego de ser torturados. Las descripciones que ambos hicieron sorprendieron y enfurecieron a los espectadores. Relataban como habían convocado a la sombra del concejal Ampuero por medios mágicos, echándole un conjuro para evitar que continuara maltratando y golpeando a su esposa. Pero la esposa del concejal se había vuelto a quejar ante la hechicera de que su marido continuaba con sus malos tratos, y por este motivo, dijo la bruja Yanque, se había visto obligada a invocar al diablo

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Fueron varias las princesas que permanecieron junto a Atahualpa durante los ocho meses que dur el cautiverio hasta su ejecucin en Cajamarca. Entre ellas su media hermana Quispe Sisa, que quiz no tuviera ms de doce aos de edad cuando fue entragada por el emperador a Pizarro. Otra de las princesas era su sobrina Curixamay, con anterioridad una de sus esposas favoritas y que luego fue violada por el intrprete Felipillo. Solo recientemente ha sido posible conocer la identidad de las otras princesas que permanecieron en Cajamarca, gracias a las pruebas que debieron presentar en sus peticiones a la corona espaola. La mayor parte de ellas se vieron forzadas a convertirse en amantes de los principales capitanes de Pizarro y les dieron numerosos hijos mestizos. (P. 36 - 37) (El trgico destino de las princesas incas, Stuart Stirling)

El 26 de febrero de 1547 se congrego una gran multitud en la plaza principal de la ciudad de los reyes, lima, para presenciar la ejecucin de una hechicera india conocida como la bruja Yanque. Entre los funcionarios que ocupaban el estrado esperando para la ejecucin, estaba el concejal Francisco de Ampuero, vctima de los hechizos de la brja. De pie junto a l, vestida con su indumentaria nativa, se ubicaba su esposa, una princesa inca, ella era la investigadora de las hechiceras, pero, a solicitud de su esposo, haba sido perdonada por el magistrado de la ciudad. La mayor parte de los colonos reunidos en la plaza tambin haban presenciado el largo juicio, en cuyo transcurso la hechicera y su cmplice Simn, el esclavo negro de la princesa, fueron interrogados por el fiscal, admitiendo su culpabilidad luego de ser torturados.Las descripciones que ambos hicieron sorprendieron y enfurecieron a los espectadores. Relataban como haban convocado a la sombra del concejal Ampuero por medios mgicos, echndole un conjuro para evitar que continuara maltratando y golpeando a su esposa. Pero la esposa del concejal se haba vuelto a quejar ante la hechicera de que su marido continuaba con sus malos tratos, y por este motivo, dijo la bruja Yanque, se haba visto obligada a invocar al diablo en persona, que se present bajo la forma de un animal cuadrpedo. Ambos prisioneros recibieron la ms severa de las sentencias, mientras que su cliente fue dejada a merced de su marido. (P. 61) (El trgico destino de las princesas incas, Stuart Stirling)

El destino de doa Angelina, amante de Pizarro durante muchos aos y madre de sus hijos, don Francisco y don Diego, fue menos afortunado. A poco tiempo de que Pizarro la abandonara, dejo lima y regreso a su Cusco natal. Existe alguna evidencia que indica que el adelantado Diego de Almagro la tom prisionera luego de revelarse contra los Pizarro y aduearse de la ciudad, ocasin en que sus hombres violaron a varias mujeres de aquellos. Muchos aos despus, se cas con el emigrante espaol Juan Diez de Betanzos, que se ganaba la vida como traductor del quechua Betanzos le ayudo a obtener una pequea encomienda cerca de Cusco que, tras la muerte de ella, pas a ser de su propiedad y de su nueva mujer espaola. (P. 65) (El trgico destino de las princesas incas, Stuart Stirling)

Cuando cay la noche, los muertos y heridos se contaban de a cientos. Entre ellos estaba Juan Balsa, padre del hijo que ella llevaba en brazos, muerto a manos de su propia escolta indgena cuando trataba de dejar el campo de batalla. Esa noche fue llevada, junto a las dems prisioneras indias, ante el gobernador Vaca de Castro, que de inmediato la entrego en casamiento al conquistador Francisco de Villacastn, un anciano que durante aos se haba ganado la vida como intrprete de lenguas indgenas. Sus compatriotas se burlaban abiertamente de l porque haba perdido sus incisivos a causa de una pedrada arrojada por un mono. Cuando la bautizaron en Cusco, le dieron nombre de doa Juana. (P. 69) (El trgico destino de las princesas incas, Stuart Stirling)

Francisco de Illescas, uno de los prisioneros de Almagro, afirmo que en julio de 1537 presenci el nacimiento del hijo de la princesa, Juan, aunque lo ms probable es que por entonces algunos de los capitanes de Almagro ya la hubieran tomado como botn. La posterior derrota de Almagro a manos de Diego Pizarro en la batalla de Salinas, culmino con la liberacin de Serra de Leguizamn tras estar casi un ao cautivo en una de las torres incas de la ciudad, junto con los Pizarristas ms destacados. Pero su liberacin no fue un gran consuelo para ella, dado que la abandono, humillado quizs porque los almagristas la haban tomado como concubina.La princesa de diecisiete aos se vio obligada a buscar un hogar para ella y su hijo en una ciudad tomada completamente por los conquistadores. Sus grandes palacios y templos haban sido transformados con absoluta irreverencia en establos y viviendas, donde Vivian las amantes indias, muchas de ellas hijas de los caciques de las encomiendas de los invasores. Las princesas ni siquiera podan refugiarse en los templos de la ciudad, convertidos ahora en almacenes o capillas privadas.El triste estado de las mujeres incas, desvalidas y maltratadas, enfermas de sfilis y desnutricin ()

Otra carta en tono similar le fue escrita al emperador espaol por el sacerdote Luis de Morales: (P. 138 - 139) (El trgico destino de las princesas incas, Stuart Stirling)

El hecho de que se haya casado a la princesa con un conscripto casi desconocido del ejercito de Gasca indicaba el rechazo que por lo general sentan los conquistadores ms prominentes, y los espaoles con rango de Hidalgo, por casarse con las madres indias de sus hijos. Este racismo estaba incorporado a la psicologa de los espaoles, a pesar de los humildes orgenes de muchos de ellos; su sentido de pureza racial o limpieza de sangre dominaba sus actitudes hacia los linajes que fundiran un nuevo orden social. (P. 144) (El trgico destino de las princesas incas, Stuart Stirling)

El triste estado de las mujeres incas, desvalidas y maltratadas, enfermas de sfilis y desnutricin ()

Otra carta en tono similar le fue escrita al emperador espaol por el sacerdote Luis de Morales: (P. 138 - 139) (El trgico destino de las princesas incas, Stuart Stirling)

(Alberti, 1986: 169). alberti manzanares, pilar. mujer y religin: vestales y acllacuna dos instituciones religiosas de mujeres. revista espaola de antropologa americana.1987, nm. 17, p., 155-196.garcilaso, 2003: 238-239 garcilaso de la vega, el inca. comentarios reales. 1edicin. madrid: espasa calpe, 2003.huaman, 1987: 248 huaman poma de ayala, felipe. nueva crnica y buen gobierno. 1 edicin. madrid: historia 16, 1987.cieza, 1985: 204 cieza de len, pedro. el seoro de los incas. 1 edicin. madrid: historia 16, 1985.p. 163, osvaldo silvastuart stirling