catalogo la barraca

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La Barraca Teatro y Universidad: Ayer y hoy de una utopía La Barraca Teatro y Universidad: Ayer y hoy de una utopía

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Page 1: Catalogo La Barraca

La BarracaTeatro y Universidad:Ayer y hoy de una utopía

LaBarracaTeatro y Universidad: Ayeryhoy deunautopía

Page 2: Catalogo La Barraca

La BarracaTeatro y Universidad.Ayer y hoy de una utopía

Page 3: Catalogo La Barraca

presidenta

Charo Otegui Pascual

directora de proyectos y coordinación

Pilar Gómez Gutiérrez

gerente

Concha Toquero Plaza

director económico-financiero

Carmelo García Ollauri

directora de comunicación

Nieves Goicoechea González

director de relaciones

institucionales

Ignacio Ollero Borrero

directora de producción

Cecilia Pereira Marimón

Consejo de Administración

presidenta

Charo Otegui Pascual

consejeros

Carlos Alberdi AlonsoDirector de Relaciones Culturales y Científicasde la Agencia Española de CooperaciónInternacional para el Desarrollo. Ministerio deAsuntos Exteriores y de Cooperación

Ángeles Albert de LeónDirectora General de Bellas Artes y BienesCulturales. Ministerio de Cultura

Carmen Caffarel SerraDirectora del Instituto Cervantes

Santos Castro FernándezDirector General de Política e IndustriasCulturales. Ministerio de Cultura

Daniel Espín LópezDirector del Gabinete de la Ministra de Cultura

Eva Ana García MuntanerDirectora del Parque Móvil del Estado.Ministerio de Economía y Hacienda

Antonio López MartínezSubsecretario de Asuntos Exteriores y deCooperación. Ministerio de AsuntosExteriores y de Cooperación

Félix Palomero GonzálezDirector del Instituto Nacional de las ArtesEscénicas y de la Música. Ministerio deCultura

Glòria Pérez-SalmerónDirectora de la Biblioteca Nacional de España

Mª Belén Plaza CruzAbogado del Estado - Secretaria de la JuntaConsultiva de Contratación Administrativa.Subdirectora General. Dirección General delPatrimonio del Estado.

José Eugenio Salarich Fernández deValderramaDirector General de Relaciones EconómicasInternacionales y Asuntos Energéticos.Ministerio de Asuntos Exteriores y deCooperación

Roser Samplón SalvadorSubdirectora General de Tributación de NoResidentes. Dirección General de Tributos.Ministerio de Economía y Hacienda

Mª Fernanda Santiago BolañosDirectora del Dpto. de Educación y Culturade la Presidencia del Gobierno

Alberto Valdivielso Cañas Secretario General de la Dirección Generaldel Patrimonio del Estado. Ministerio deEconomía y Hacienda

secretaria del consejo

Mª del Carmen Tejera Gimeno

rector

José Carrillo Menéndez

vicerrectora de transferencia

Mercedes Molina Ibáñez

vicerrector de relaciones institucionales e internacionales

Juan Ferrera Cuesta

vicerrectora de atención a la comunidad universitaria

Cristina Velázquez Vidal

decano de la facultad de filología

Dámaso López García

director de los cursos de verano

Alfonso Pérez-Agote

coordinadora de humanidades

Isabel Durán Giménez

director del instituto del teatro de madrid

Javier Huerta Calvo

Acción Cultural EspañolaUniversidad Complutense de Madrid

Page 4: Catalogo La Barraca

Exposición

organizan

Acción Cultural EspañolaUniversidad Complutense de Madrid. Instituto del Teatro

comisario

Javier Huerta Calvo

equipo científico

Jana Álvarez PachecoSara Calvo MorónRosa García-Gasco VillarrubiaRafael Negrete PortilloMarta Olivas FuentesPaloma Rodera Martínez

dirección del proyecto «las huellas de la barraca»

César Oliva

coordinación del proyecto

Elena Díaz

coordinación de la exposición

Carmen Marín

diseño expositivo

Andrea Buchner

diseño grafico

This Side Up

producción

Mundo Prieto CromotexServac

montaje y transportes

Scnick

seguros

Aon y Carvajal

montaje escénico

César Barló (director)

Beatriz Llorente, Fernando Mercé,Victoria Peinado (intérpretes)

Catálogo

coordinación editorial

Alma Guerra

corrección de textos

Xosé Andrade

diseño

This Side Up

fotomecánica

Cromotex

impresión

Tf. Artes Gráficas

créditos fotográficos

Pablo LinésArchivo OronozLas imágenes cedidas por laBiblioteca de la Fundación JuanMarch son copias de las originalesexpuestas en la exposiciónantológica sobre La Barracaorganizada en la Galería Multitud(Madrid, 1975)

Los editores han hecho todo lo posible por identificar a los propietarios de losderechos intelectuales de las reproduccionesrecogidas en este catálogo y piden disculpaspor cualquier posible error u omisión, quequedará automáticamente subsanado ensiguientes reediciones.

© de la presente edición: Sociedad Estatalde Acción Cultural© de los textos: sus autores© de las piezas: sus propietarios© Benjamín Palencia, Alberto Sánchez,José Caballero. vegap, Madrid, 2011

d.l.: m-27560-2011isbn: 978-84-15272-09-0

Deseamos expresar nuestro agrade-cimiento a las siguientes institucionesy personas que, con sus préstamos,han contribuido a esta exposición:

Archivo Residencia de Estudiantes(Madrid), Biblioteca Nacional Espa-ñola, Biblioteca del Pabellón de laRepública-Universitat de Barcelona,Centro de Documentación Teatral,Filmoteca Española, Fundación Fe-derico García Lorca, Fundación JuanMarch y Fundación Pablo Iglesias.

Elena Castedo, Elena Gallego, RafaelGarcía Ormaechea, Carmen GarcíaOrmaechea, Javier Garrigues Flórez,Paz Garrigues Flórez, Javier de Gre-gorio, Cristina Higueras, Lola Hi-gueras Rodríguez, Ana Higueras Ro-dríguez, Jerónimo Junquera, AmancioLabandeira, César López Llera, San-tiago López-Ríos, Gonzalo Navarro,Ramón Palencia, María del CarmenPrados García-Lasgoity, Antonio Ró-denas Angulo, Concepción RódenasAngulo, Sofía Ródenas de la Rocha,Pedro Ruiz Nicoli, Margarita Sáenzde la Calzada, María Luisa Sáenz dela Calzada, familiares de JoaquínSánchez-Covisa, Vicente Serrano,José Antonio Torrijos, Margarita yTeresa Troyano y María de los ÁngelesZuloaga.

edita

Acción Cultural Española

cambios en catálogo Barraca.pdf 1 08/09/11 9:40

Page 5: Catalogo La Barraca

En la España del siglo xx hubo dos momentos en que se tuvo la sensa-ción de estar en un renacer cultural, político y económico a un mismotiempo. El primero coincidió con el final de la Restauración (1874-1931)y el segundo con el último cuarto de siglo. En ambos, los universitariosdesempeñaron un papel trascendental en la difusión de la cultura.

Acción Cultural Española (AC/E), producto reciente de la fusión de lastres Sociedades Estatales dedicadas a la difusión de las culturas en Es-paña, recoge el legado de estas tres instituciones, una de las cuales, la So-ciedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC), inició en 2006el programa Las rutas de La Barraca, que rendía homenaje a esta agru-pación española de los años treinta que cambió la escena dramática na-cional para siempre. Un programa que ha ido evolucionando hastaincorporar, en su sexta edición, la exposición que anima este libro, LaBarraca. Teatro y Universidad. Ayer y hoy de una utopía teatral.

En origen, La Barraca estuvo impulsada y dirigida por Federico GarcíaLorca y Eduardo Ugarte. Contó simultáneamente con dos hermanos: elTeatro del Pueblo de las Misiones Pedagógicas, dirigido por AlejandroCasona, y El Búho, Teatro Universitario de Valencia, a cuya cabeza estabaMax Aub. Los tres nacieron con un espíritu similar, el de llevar el teatroclásico español y las obras de los jóvenes dramaturgos a las zonas rurales,tan alejadas de los núcleos donde bullían los componentes que hicieronde este periodo uno de los momentos culturales y artísticos más ricos denuestra historia reciente, la Edad de Plata.

Los protagonistas fueron los universitarios, las plazas de la geografía es-pañola y los habitantes de los pueblos, quienes, terminada la labor en elcampo, regresaban en la tarde para ver a un grupo de chicos y chicas ve-nidos de la ciudad, que, con una alegría y un desenfado desconocidospara ellos, les divertían con historias que en esencia no se diferenciabanmucho de sus propias vivencias. Ugarte y Lorca consiguieron transmitira través de las obras representadas unos universales humanos con los quelos lugareños se vieron identificados.

Afortunadamente, las razones que pusieron en marcha tales proyectosya no son las mismas que nos han impulsado desde 2006 a retomar LaBarraca. Nuestra voluntad hoy busca completar, con esas mismas obrasy con otros montajes, la oferta cultural de una población que por sí mismaestá conectada al mundo a través de los medios de comunicación, internety las redes sociales. Se trata de un público que ha ganado un amplio es-

Page 6: Catalogo La Barraca

pacio en su derecho a la igualdad de oportunidades para elegir cómo ocu-par su ocio, cómo cubrir sus necesidades culturales.

Ahora, tanto el proyecto teatral como la exposición La Barraca. Teatro yUniversidad. Ayer y hoy de una utopía recuperan y difunden el recuerdo deuna iniciativa ilusionante y muy necesaria entonces, cuando la distanciaentre los españoles de las urbes y de las zonas rurales era casi insalvable.

Proyectos como La Barraca, las Misiones Pedagógicas o la compañía deteatro de la Universidad de Valencia tendieron puentes entre ambas orillasmientras, a un ritmo más lento y sólido, se fraguaba una política culturaly educativa que empezó creando toda una red nacional de escuelas ruralesde educación mixta y que tuvo como momento cumbre la puesta en mar-cha de la nueva sede, en Ciudad Universitaria, de la Universidad Central,hoy Complutense. Lástima que estos esfuerzos, como casi todo lo queentonces se puso en marcha, quedaran truncados por la Guerra Civil.

Desde AC/E queremos recordar aquel espíritu generoso, vital y colectivoque animó a todos los hombres y mujeres que los protagonizaron, al creerque la educación y la cultura eran el primer eslabón para mejorar la so-ciedad española.

Y lo hacemos con una muestra que asimismo pretende ser pedagógica,alegre y vital, en justo homenaje a sus impulsores. Agradecemos a la Uni-versidad Complutense que a través del Instituto del Teatro hayan im-pulsado y coorganizado este proyecto. Especial mención quiero hacer alos catedráticos de Literatura Española Javier Huerta y César Oliva porsu feliz dedicación a difundir entre los españoles la historia de esta aven-tura intelectual y creativa que muchos conocen pero pocos alcanzan acaptar en toda su trascendencia. Gracias por hacérnoslo ver con sencillezy sin concesiones simplistas.

Charo Oteguipresidenta ac/e

acción cultural española

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Entre los proyectos culturales que alentó la Segunda República, La Barracafue, sin duda, su buque insignia. Por primera vez los responsables políticosvieron en el teatro un medio valioso para elevar el nivel cultural del pueblo.De ahí que apoyaran incondicionalmente este proyecto que surgió en laentonces llamada Universidad Central de Madrid, hoy Complutense.

Fueron, en efecto, estudiantes de Derecho, Arquitectura y Filosofía y Le-tras sus principales artífices e impulsores, y los que propusieron como di-rector de La Barraca a Federico García Lorca, quien con la ayuda deEduardo Ugarte se encargó de darle forma y contenido mediante un re-novador sentido de la puesta en escena. De las aulas de nuestra universidadsalieron asimismo los actores encargados de dar vida a los personajes delas obras que formaron el repertorio de La Barraca: desde el auto caldero-niano de La vida es sueño, presentado solemnemente en el Paraninfo deSan Bernardo ante la presencia del entonces rector don Claudio SánchezAlbornoz, hasta los Entremeses de Cervantes y la Fuente Ovejuna de Lopede Vega. Pero La Barraca no se movió solo dentro de los ámbitos univer-sitarios, sino que buscó también al gran público de los pueblos y las ciuda-des de España, demostrando que la universidad no puede nuncadesvincularse de la sociedad en la que nace y para la cual se debe.

Lamentablemente, como ocurrió en otros sectores de la vida española,la Guerra Civil puso amargo punto final a aquella aventura ejemplar, queconstituye uno de los capítulos más gloriosos de nuestra historia con-temporánea y que, por ello mismo, merece nuestra gratitud y nuestro re-cuerdo. De ahí la conveniencia de este catálogo y esta exposición, que,de acuerdo con el espíritu originario de La Barraca, han sido realizadospor estudiantes complutenses, bajo la dirección de un profesor de nuestrauniversidad, Javier Huerta Calvo, con la coorganización de Acción Cul-tural Española, a cuya presidenta, Charo Otegui, quiero agradecer de co-razón el apoyo prestado.

Como rector de la Universidad Complutense de Madrid, no puedo sen-tirme sino orgulloso de que La Barraca vuelva a los caminos de Españapara mostrarnos todo el potencial humano y artístico que la hizo posiblehace ochenta años.

José Carrillo Menéndezrector de la universidad complutense de madrid

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La Barracavuelve a los caminos de España

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Las maravillasdel retablo o El retablillo deLa BarracaCésar OlivaJavier Huerta Calvo

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Bibliografía169————

El fin de un sueño

104————

Los nuevoscómicos de la legua

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——

——

Quiénesfueron losbarracos

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——

La Barraca enla Universidadde Madrid

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——

La Barracaecha aandar

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——

IntroducciónJavier Huerta Calvo

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Enrique Díez-Canedo, Arturo Ruiz Castillo, Luis Villalba, Emilio Garrigues, Miguel González Quijano. Sierra Nevada, 1933. Archivo Familia Garrigues

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Cabezas y cabezas; atezadas de sol, llenas de arrugas, suciasde grasa, o equilibradas cabezas de intelectuales, de gente dela clase media, de universitarios, recias cabezas de obreros,cabezas y cabezas, ojos y ojos, oídos y oídos, labios y labios,gargantas y gargantas, manos y manos. Allí estaban todos: elobrero que salía de su trabajo en la fábrica, el intelectual queabandonaba sobre la mesa la cuartilla a medio escribir, elpintor que había embadurnado su lienzo de turno, elarquitecto con su escuadra en la memoria, el filósofo que talvez pensara en Esquilo, el literato que gozaba con Calderón,pero, sobre todo, sobre todas las cosas, la mano callosa de lamancera, la cabeza analfabeta, el pelo corto, grasiento, la pielatezada y llena de arrugas, el estómago vacío pero las cuerdassensibles, tensas como el bordón de la guitarra, la miradaquizás ensombrecida, la cabeza eterna del labrador.

Difícil leer este fragmento –bien mirado, todo un poema enprosa– sin que a uno no se le erice el vello de la piel. Lo escri-bió hace ya años, en 1976 –la fecha no es casual–, Luis Sáenzde la Calzada, cronista mayor de una de las aventuras máshermosas de la cultura española contemporánea: La Barraca.

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Introducción Javier Huerta Calvo

13—

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Su libro sigue siendo todavía hoy la referencia imprescindiblepara cuantos se interesan por el Teatro Universitario quecomandaron a la par Federico García Lorca y EduardoUgarte. Aunque en él nunca falta el rigor, el ensayo está dic-tado desde el corazón, como escrito por quien sabía moverseen los terrenos de la ciencia y tenía, además, sensibilidad deartista. Sus páginas mejores son, sin duda, las que conviertenaquella historia ejemplar en una inmensa y bellísima elegía:elegía por unos tiempos que ya no volverán, pero, sobre todo,por los compañeros desaparecidos, a veces en muy terriblescircunstancias, en uno y otro bando de nuestra incivil guerra.Y una elegía también por los protagonistas últimos de

aquella aventura, sus destinatarios esenciales y anónimos: elpúblico, la sufrida gente de las tierras de España, los especta-dores atónitos que se congregaban en torno al tabladillo quelos muchachos de La Barraca iban montando de lugar enlugar para que desde él se oyera diáfana la palabra de nuestrosclásicos –Cervantes, Lope, Tirso, Calderón–, felices ellostambién de cambiar los avejentados y solemnes teatros de lasciudades por las plazas de los pueblos más humildes.A la distancia, en esta España del siglo xxi, que, de cuando

en cuando, gusta de enzarzarse en polémicas y enfrentamien-tos estériles, por fortuna hoy dirimidos en otros escenariosmenos cruentos, conmueve, sí, el testimonio de Sáenz de laCalzada, como también emociona el de otros miembros de LaBarraca e, incluso, el de los descendientes de los barracos–hijos, nietos, sobrinos–, orgullosos de la herencia que lesdejaron sus antepasados, simbolizada por el blasón de la más-cara y la rueda, suma y esencia del arte dramático en constantetrajín de un lado a otro de la geografía española.

Oye atento y del arte no disputes,que en la comedia se hallará modoque, oyéndola, se pueda saber todo.

La recomendación con que Lope rubrica su Arte nuevo dehacer comedias –ahí es nada: la comedia como una forma desaber total– adquiría en los años treinta del siglo pasado un

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valor renovado. Los rectores de la política cultural en los pri-meros gobiernos de la República –Marcelino Domingo yFernando de los Ríos– supieron ver en seguida las posibilida-des educativas que el teatro –deleitando y aprovechando a untiempo– podía ofrecer a las masas incultas. De ahí las energíasque derrocharon en impulsar los dos grandes proyectos dedivulgación teatral en aquel tiempo: el Teatro del Pueblo, enel marco de las Misiones Pedagógicas, y La Barraca.En verdad, ambas empresas tenían un mismo origen: los

ideales pedagógicos que había alentado Francisco Giner delos Ríos desde la Institución Libre de Enseñanza. De aquelrecio tronco saldrían luego ramas vigorosas: el Instituto-Escuela, la Residencia de Señoritas, la Residencia deEstudiantes, el Centro de Estudios Históricos, la propiaFacultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central deMadrid… En todos estos lugares germinó la semilla que hizoposible un reformismo ilustrado de nuevo cuño, pues, a dife-rencia del dieciochesco, quiso darle todo al pueblo perocontando con el pueblo. Así, el sueño del viejo maestro –el«nuevo florecer de España», que cantara don AntonioMachado– parecía más cercano que nunca.En el empeño eran importantes los pedagogos (hoy no tie-

nen tan buena reputación), pero más aún los artistas, lospoetas, los dramaturgos. Dos de los más jóvenes y promete-dores se ponen al frente de ambos proyectos: AlejandroCasona y Federico García Lorca. El primero está a punto deganar el Premio Lope de Vega con una comedia llena de fres-cura y vitalidad, La sirena varada. El segundo ha tenido ya ungran éxito con La zapatera prodigiosa, y en seguida le llegaránotros aún más sonados: Yerma, Bodas de sangre. Tal vez comoun signo de los nuevos tiempos, tanto en las obras de Casonacomo en las de Lorca, la mujer tiene un protagonismo espe-cial; un protagonismo que encarna en los escenarios la figurade una actriz extraordinaria: Margarita Xirgu. No es momento aquí de comparar alcance y resultados del

Teatro del Pueblo y de La Barraca, cuyos objetivos fuerondiversos aunque con el tiempo fueron complementándose.

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Más me importa ponerlos en relación con el concepto utópicoque del teatro tuvieron sus inspiradores. Alejandro Casonabuscó una y otra vez la sociedad perfecta a través de unos per-sonajes que muchos entendieron y todavía entiendendemasiado blandos e ingenuos. Su decepción debió ser muygrande cuando, a principios de la década de los 60, volvió aEspaña y se encontró rodeado de una incomprensión genera-lizada; tan grande debió ser que, al poco tiempo, el buendramaturgo asturiano prefirió hacer el mutis definitivo. Pocoscomo él habían hecho tanto, sin embargo, por el triunfo delos ideales republicanos en el campo de la cultura. En febrerode 1936 estrenó su obra más emblemática al respecto, NuestraNatacha, una alegoría de la nueva España en la que no faltabaun solo detalle: una acogedora residencia de estudiantes conel retrato de Ramón y Cajal presidiendo una de las salas, unviaje de estudios por el Mediterráneo, la vocación educadoraen pro de los adolescentes descarriados y, sobre todo, el teatrocomo gran arma misionera:

don santiago. Teatro trashumante; de pueblo en pueblo…lalo. Y para las cárceles, para los asilos. Llevaremos roman-ces y canciones, farsas poéticas, teatro de Lope y Calderón.don santiago. Y sobre todo, vuestra alegría, que será lomejor del repertorio.

¿Cómo no pensar, al leer este diálogo, en la alegría que irradiade las viejas fotos de esta exposición en las cuales vemos a losactores y a las actrices de La Barraca confraternizar durantelas horas de descanso que preceden a sus actuaciones? ¿Cómono recordar la abierta sonrisa de Lorca, arropado por sus cola-boradores, llenando el objetivo de la cámara de GonzaloMenéndez-Pidal? Unos años antes García Lorca había escrito su pieza más

utópica, por imposible: El público. Escrita en un momento crí-tico de su vida –el viaje a Nueva York–, es la obra dondeemerge su idea más atrevida del arte escénico, ese «teatro bajola arena» que se niegan a ver los espectadores más cerriles,habituales del «teatro al aire libre» y que estallan con gran vio-

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lencia cuando el Director se atreve a traspasar la barrerainfranqueable entre uno y otro. Es el público de las damasencopetadas –tan similares a las Señoritas azules de NuestraNatacha– que rechazan cualquier cambio que ponga en peli-gro su moral de andar por casa. Frente a ellas el autor hacesalir a escena a cinco estudiantes: pletóricos de entusiasmo,con muchas ganas de destruirlo todo para construir sobre lasruinas una nueva sociedad, «donde se hable de amor» y que-den abolidos los viejos prejuicios; para que resuene, en fin,«¡[la] alegría de los muchachos y de las muchachas y de lasranas y de los pequeños taruguitos de madera!», la alegría, sí,«lo mejor del repertorio», como decía el personaje de Casona.Los cinco estudiantes terminan siendo, en efecto, los héroes

del drama irrepresentable, porque son los precursores de unpúblico futuro, de un mundo por nacer, de un teatro por hacer.Tengo para mí que, cuando Lorca acepta el encargo de dirigirLa Barraca, tal vez lo hizo pensando en que aquellos estu-diantes de El público, allí innominados, solo identificados porun número –Estudiante 1, Estudiante 2, Estudiante 3…–,ahora podían encontrar un nombre y un cuerpo: Arturo,Modesto, Eduardo, Rafael, Jacinto, Conchita, Carmen,Laura, Julia... Estudiantes cultos, actores aficionados, sindominio del oficio, pero vírgenes de vicios y latiguillos, ino-centes para despejar el camino de los sueños y hacer posiblela utopía.Hoy soplan malos vientos para utópicos y soñadores, pero

–como escribiera María Zambrano, que tan cerca anduvo deuno de estos proyectos republicanos– «la historia de Europa haestado movida siempre por utopías, por grandes imposibles»,por esos «delirios» de los que ha ido surgiendo «la historia efec-tiva», «la esperanza europea», aunque luego solo hayan quedadolos rastros, las huellas, «las cenizas de sus sueños». Un día llegaron las bombas y La Barraca quedó hecha,

efectivamente, cenizas. Vinieron otros después que quisieronrenacer de ellas, pero las circunstancias eran ya muy otras,porque –entre otras cosas– faltaba la alegría de los chicos deCasona y Lorca. Pese a todo, el teatro siguió siendo un

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Page 17: Catalogo La Barraca

pequeño reducto de la libertad, y en este siglo xxi La Barracalleva ya varios años recorriendo los caminos de España, y porellos se han encontrado muchos jóvenes de España y de His-panoamérica con el veneno del teatro bien metido en susvenas, que siguen montando su sencillo tinglado para unpúblico que ya no es el mismo de aquella época dorada, peroque parece seguir necesitando el teatro, este arte primitivo yelemental, que, acaso por ello, se resiste mejor que ninguno aser engullido en la gran red.

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La Barraca es para mí toda mi obra, laobra que me interesa, que me ilusionamás todavía que mi obra literaria, comoque por ella muchas veces he dejadode escribir un verso o de concluir unapieza, entre ellas Yerma, que la tendríaya terminada si no me hubiera inte-rrumpido para lanzarme por tierras deEspaña en una de esas estupendas ex-cursiones de mi teatro.

federico garcía lorca

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La Barracaecha a andar

20——

——1931. Con la proclamación dela Segunda República se abreuna nueva etapa en la histo-ria de la España contemporá-nea. Tiempo de ilusiones,entre ellas la de mejorar lascondiciones de vida de los españoles pero también la deelevar su nivel educativo ycultural. El teatro es una delas herramientas más eficacespara conseguir ese objetivo:tiene el poder de llegar atodos mediante la palabra enacción. Dos son los proyectosescénicos que lanza el nuevogobierno: el Teatro del Pue-blo, vinculado a las MisionesPedagógicas, y La Barraca,protagonizado por jóvenesuniversitarios que tienen enFederico García Lorca a unlíder de excepción. Con escasos recursos, pero conadmirable entusiasmo, el remozado carro de Talía sepone en marcha.

Page 20: Catalogo La Barraca
Page 21: Catalogo La Barraca
Page 22: Catalogo La Barraca

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La inspiración de un maestro

El mayor en edad del grupo de 1927, Pedro Salinas,ejerció una gran influencia sobre los más jóvenes. A sucondición de poeta unía la de catedrático de Literaturaen la Universidad Central de Madrid. En una confe-rencia de 1930, pronunciada ante la Asociación deEstudiantes de Filosofía y Letras, animó a los jóvenesmadrileños a emular el ejemplo de las universidadesextranjeras, donde solía haber grupos de teatro.

En doble página anterior:Gonzalo Menéndez Pidalfilmando a los barracos. ACoruña, agosto de 1932

En página anterior:Cartel «La Barraca: teatrouniversitario». Biblioteca delPabellón de la República.Universitat de Barcelona

La Barraca, 1933. PedroSalinas, Isabel García Lorca yLaura de los Ríos. Col.Fundación Federico GarcíaLorca, Madrid

Page 23: Catalogo La Barraca

La Unión Federal deEstudiantes Hispanos

(ufeh)

Fundada en la etapa final de ladictadura del general Primo deRivera, la Unión Federal de Es-tudiantes Hispanos había adquiridoun gran prestigio en su defensade las libertades y de los derechosde los universitarios, contribuyendoa la instauración del nuevo régimenrepublicano. En noviembre de 1931tuvo lugar en Madrid el II Con-greso Ordinario de la Unión Fe-deral de Estudiantes Hispanos(ufeh). De él salió nombrada unaComisión de Teatro Universitario,ante la cual Federico García Lorcadefendió apasionadamente su pro-yecto. La Comisión, presidida porArturo Sáenz de la Calzada, estabaintegrada por Luis Felipe Vivanco,Emilio Garrigues, Enrique Díez-Canedo, Gonzalo Menéndez-Pi-dal, Luis Meana, Miguel GonzálezQuijano (secretario) y FernandoLacasa (tesorero).

Memoria del Teatro Universitario «La Barraca», donde se señalan losobjetivos del grupo y su sistemaorganizativo, así como los dosprimeros programas, formados porvarios entremeses cervantinos y elauto de La vida es sueño, de Calderónde la Barca. 1932. Centro deDocumentación Teatral

En página siguiente: Fernando de los Ríos Urruti.Fundación Pablo Iglesias

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Page 24: Catalogo La Barraca

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El impulso político: don Fernando el Erasmista

Desde su nombramiento como ministro de Instrucción Pública y BellasArtes, a fines de 1931, Fernando de los Ríos (Ronda, Málaga, 1879-NuevaYork, 1949) se impuso como tarea principal la de impulsar el teatro comoprincipal medio de difusión cultural. Ante las críticas de algún diputadode la oposición por la «excesiva» partida presupuestaria dedicada a sub-vencionar La Barraca, declaró: «sabe su señoría que están ya nuestrasorquestas y nuestros teatros solicitados? Ese de los chicos universitarios,que suscitó en su comienzo un poco de ironía, “La Barraca”, ese está lla-mado de Oxford y Cambridge, está llamado de Burdeos y de París» (1931).

García Lorca conoció a Fernando de los Ríos en 1915 en la tertulia delgranadino Café Alameda, a la que también acudían personalidades comoJosé F. Montesinos, Melchor Fernández Almagro, Andrés Segovia,Manuel Ángeles Ortiz y Hermenegildo Lanz. El catedrático de Filosofíadel Derecho fue a partir de ese momento para Lorca un verdadero padreespiritual. Con motivo del célebre discurso del político socialista en elCongreso de los Diputados acerca de las relaciones Estado-Iglesia (octu-bre de 1931), Federico le dedicó esta coplilla:

¡Viva Fernando, viva Fernando!Fernando de los Ríos,Barbas de santo.Besteiro es elegante,pero no tanto.¡Viva Fernando, viva Fernando!Fernando, el erasmista, barbas de santo.

Page 25: Catalogo La Barraca

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El porqué de unnombre

Según Federico García Lorca, elprimer grupo de estudiantes porél reclutado pensaba abrir enMadrid un local parecido a unabarraca de feria para ofrecer enél representaciones, muchas deellas de títeres, género tan delgusto del poeta granadino. Des-pués «Barraca» se siguió llamandohasta que todos se encariñaroncon el nombre.

La máscara y la rueda

El ya entonces reputado pintor Benjamín Palenciase encargó de sintetizar la que será imagen em-blemática de La Barraca: por un lado, la máscara,símbolo eterno del arte de Talía; por el otro, larueda, alusiva a los muchos caminos que abriráeste nuevo carro de Tespis. La famosa escarapelalucía sobre el mono azul de los miembros delgrupo: sin duda el proletario uniforme contribuíaa resaltar el carácter de trabajadores de la culturaque a sí mismos se daban los jóvenes artistas.

¿Un poeta andaluz vestido con el «mono» delos proletarios? Por algo dice la Constituciónque somos una República de trabajadores.Aquí hay un poeta que quiere obedecer los pre-ceptos de la Constitución. Parece un mecánico,un chófer, un obrero de taller, con su traje azuloscuro de tela ordinaria al que solo le falta elagregado de un martillo asomando por la fal-triquera. El cantor de los gitanos patéticos seha transformado en un maquinista o cosa así.

José María de Salaverría, 1932

Dos años después el color azul del mono provocaríauna curiosa anécdota en relación con las camisastambién azules que vestían los militantes de Fa-lange Española, según comenta Ian Gibson:

Parece ser que fue en Palencia, en cuyo TeatroPrincipal «La Barraca» representó el 25 deagosto [de 1934] el Burlador y Las almenas deToro, donde tuvo lugar una escena que gustaríade narrar años después Modesto Higueras.Mientras los estudiantes comían en un restau-rante, entró José Antonio Primo de Riveraacompañado de cuatro falangistas. Al verle,Lorca se puso algo inquieto y más aún cuando,durante la comida, Primo de Rivera le mandócon un camarero una nota que le acababa de es-cribir en una servilleta. No quería que sus com-pañeros vieran aquellas palabras, pero Higuerasse las ingenió para poder leerlas. Rezaban: «Fe-derico, ¿no crees que con tus monos azules y nuestrascamisas azules se podría hacer una España mejor?

Gibson, 1987: 324-325

En página siguiente: Bocetos a tintas de colorrealizados por BenjamínPalencia para el programa demano. Fundación Juan March

Boceto para diseño deescarapela realizado porBenjamín Palencia. FundaciónJuan March

Boceto para diseño de cartelrealizado por BenjamínPalencia. Fundación Juan March

Boceto para diseño deescarapela (con espada)realizado por BenjamínPalencia. Fundación Juan March

Page 26: Catalogo La Barraca

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Page 27: Catalogo La Barraca

Federico

En 1931 Federico García Lorca ya es un escritor con-sagrado. Como poeta se ha hecho un lugar de relieveen el exigente panorama lírico de la época con suRomancero gitano. Como dramaturgo, después de unsonadísimo fracaso –El maleficio de la mariposa– y dela discreta Mariana Pineda, ha tenido un éxito rotundocon La zapatera prodigiosa, que le estrena MargaritaXirgu. Además, su viaje a Nueva York, donde perma-neció desde agosto de 1929 a febrero de 1930, le haabierto un mundo de infinitas perspectivas. Allí haescrito un original poemario, Poeta en Nueva York, ydos obras que escapan a toda convención dramáticaconocida: Así que pasen cinco años y El público. Faltanaún sus dos grandes triunfos –Yerma y Bodas de sangre–,con la resonancia internacional que ambos conlleva-ron, pero puede decirse que el nombre de Lorca no eraya por entonces indiferente a nadie.

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Federico García Lorca dirigiendo un ensayo de La Barraca.

Col. Fundación Federico García Lorca, Madrid

En página siguiente: Federico García Lorca. Huerta de San Vicente,Granada, 1932. Detrás se ve el cartel para La

Barraca diseñado por Benjamín Palencia. Col.Fundación Federico García Lorca, Madrid

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Los éxitos de «La Barraca» sedeben a Ugarte tanto como amí. La modestia agresiva deeste hombre le impulsa a silen-ciar sistemáticamente su labor.

Federico García Lorca, 1932

Eduardo Ugarte Pagés (Fuente-rrabía, 1900-México, 1955) era li-cenciado en Derecho por la Uni-versidad de Madrid. Contrajo ma-trimonio en 1928 con Rosario Ar-niches, hija del popular comedió-grafo alicantino Carlos Arniches.En colaboración con José LópezRubio escribió y estrenó De lanoche a la mañana y La casa denaipes, esta última bajo la direcciónde Cipriano Rivas Cherif. ConLópez Rubio viajó a Estados Uni-dos en 1930, contratado por laMetro Goldwyn Mayer para adap-tar al castellano los guiones de

varias películas norteamericanas.En Hollywood entró en contactocon grandes figuras del cine cómicode entonces como Stan Laurel,Oliver Hardy y, sobre todo, CharlesChaplin, que le proporciona unpapel de figurante en Luces de laciudad junto a Edgar Neville yLópez Rubio. A su regreso a Es-paña, en 1931, y ya proclamada laRepública, se incorpora a algunosproyectos teatrales dentro de laInstitución Pedagógica de Exten-sión Universitaria en los MediosRurales y de la Escuela Dramáticapara Estudiantes de Teatro. Ugartealternó su dedicación desinteresadaa La Barraca con trabajos en elcine como director de diálogos enla empresa Filmófono, creada porLuis Buñuel. En ella realizó elguión de Don Quintín el amargaoy de La hija de Juan Simón, a las

órdenes de José Luis Sáenz deHeredia, y ¡Centinela, alerta! (1936),estas dos últimas protagonizadaspor el cantante Angelillo.

Nuestro teatro ofrece un pai-saje lamentable. La comercia-lización lo ha desbaratadotodo. Empresarios, actores yautores se debaten en mediode una pobreza espiritualdesconsoladora. El remedioestá en la creación de un tea-tro de ensayo o experimental,como el que hay en casi todoslos países de Europa.

Eduardo Ugarte, 1932

Ugarte era la sombra de Lorca.Cuando este faltaba, lo suplía alfrente del grupo. En uno de losviajes que realizó Lorca a Américale escribe:

Ugarte: un director en la sombra

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Querido Federico: ¡Vuelve ya,hombre! ¿Qué haces ahí?Estoy deseando que me locuentes todo. En la Barraca teechamos mucho de menos, tenecesitamos constantemente.Vuelve, vuelve y vuelve, queaquí también te queremos y teadmiramos y te homenajeare-mos mucho. Hemos celebradotu triunfo apoteósico con gran-des vivas y revolcatorio generaly hemos decidido darte unbanquete cuando vuelvas –quepagarás tú–. A los postresMaría del Carmen [GarcíaLasgoity] te obsequiará conuno de sus mejores desmayos y[Rafael Rodríguez] Rapún tedirá cosas atroces.

Eduardo Ugarte, 1933

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De izquierda a derecha:Ugarte y López Rubio en el Île deFrance, camino a Estados Unidos. 1930.Archivo José María Torrijos

Ugarte, Stan Laurel, Oliver Hardy,López Rubio y Enrique Jardiel Poncela.Hollywood, 1934. (Foto: Stax). ArchivoJosé María Torrijos

Eduardo Ugarte con Charles Chaplin,Edgar Neville y López Rubio. 1930.Archivo José María Torrijos

Eduardo Ugarte, Luis Buñuel, LópezRubio y el matrimonio Tono en lapiscina de Chaplin. 1930. Archivo JoséMaría Torrijos

Eduardo Ugarte y Julia Gutiérrez Mata.Fundación Juan March

En doble página siguiente:Eduardo Ugarte y Federico GarcíaLorca. Torrelaguna, 1934. Col.Fundación Federico García Lorca,Madrid

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Como sé que en estos momentos cierto sector dealegres e inteligentes universitarios españoles, alfrente del gran pipirigallesco Federico GarcíaLorca, construye su «barraca» para precipitarse alos caminos, quiero decirle que ya por los de Fran-cia otro grupo de compañeros, entusiastas del airey de las más puras formas del teatro, anda desdeun año divirtiendo, y educando a las buenas gentesde las barriadas parisienses, de las provincias y delos pueblos. Y como ya se sabe que el sino de loscómicos es siempre caminar, caminar hacia loscuatro vientos, puede ser que pronto, en la revueltamás inesperada, se encuentren todos algún día. Yentonces, el gruñón don Cristóbal de la Cachipo-rra, estoy seguro, pondrá un hermoso par de ban-derillas sobre el magro morrillo del astuto abogado«Maître Pierre Pathelin».

Y aquí quemo yo mi tracaen honor de «La Barraca».

rafael alberti, 1932

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El oro viejo de los clásicos

García Lorca levantó su obra sobre dos pilares esenciales: el respetoa los autores del pasado y el afán por incorporar los novísimos len-guajes artísticos. Entre tradición y vanguardia construye, en efecto,nuestro poeta el universo fascinante de su creación. No es extraño,por ello, que al establecer el repertorio de La Barraca eche mano delos grandes nombres del Siglo de Oro: Cervantes, Lope de Vega,Tirso de Molina, Calderón de la Barca… Lo hace con la devociónde quien los admira profundamente pero también con el descaro y lagracia de quien los quiere hacer próximos al público de su tiempo,sacándolos del fondo de las bibliotecas, arrancándoselos a los erudi-tos, para devolverlos «a la luz del sol y al aire libre de los pueblos».

Toda nuestra primera aventura –a esto no se le puede llamar tempo-rada– será eso: teatro clásico, que llevaremos al pueblo. Tenemos queser nosotros, los istas, los snobs, quienes desempolvemos el oro viejosepultado en las arcas.

Federico García Lorca, 1932

El Teatro Universitario se propone la renovación, con un criterio artís-tico de la escena española. Para ello se ha valido de los clásicos comoeducadores del gusto popular; nuestra acción, que tiende a desarrollarseen las Capitales, donde es más necesaria la acción renovadora, tiendetambién a la difusión del teatro en las masas campesinas que se hanvisto privadas desde tiempos lejanos del espectáculo teatral.

Extracto de la Memoria del Teatro Universitario, 1932

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Octavilla publicitaria de la representación de Fuente Ovejunaen Valencia, 1935. Centro de Documentación Teatral

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Quiénesfueron losbarracos

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——Reclutados mayoritaria-mente en las aulas de laUniversidad Central deMadrid, los actores deLa Barraca compagina-ron sus estudios con ladedicación al teatro, quelos llevaba de un lado aotro de la geografía es-pañola: arquitectos, di-plomáticos, historiado-res, filólogos, pintores,que aparcaron momen-táneamente sus ocupa-ciones para ofrecer sutiempo a lo que en se-guida entendieron comoun proyecto de grantrascendencia para la di-fusión de la cultura y elteatro en un país que noquería perder el tren dela modernidad. Sonellos los protagonistasindiscutibles de esta his-toria, merecedores denuestro recuerdo y denuestra admiración.

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Federico García Lorca. Presentación del Teatro Universitario. 1932-1933. Col. Fundación Federico García Lorca, Madrid

En doble página anterior:Componentes de La Barraca. 1933. De izquierdaa derecha, sentados: personaje desconocido,Federico García Lorca, Eduardo Ugarte, JoséObradors, Jacinto Higueras y Diego Tarancón. Depie: Eduardo Ródenas, María del Carmen GarcíaLasgoity, Carmen Galán, Edmundo RodríguezHuéscar, Julia Rodríguez Mata, Pilar Aguado,Rafael Rodríguez Rapún, persona sin identificar,persona sin identificar y Diego Marín. En la partesuperior: Modesto Higueras, Ambrosio FernándezLlamazares, Conchita Polo y José García García;más arriba: Aurelio Romeo. Col. FundaciónFederico García Lorca, Madrid

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Haciendo casting

Fueron numerosos los estudiantes de la Universidad Central deMadrid que se presentaron a la convocatoria para actores de LaBarraca. Aunque Ugarte y, sobre todo, Lorca tuvieron un papelesencial en la selección, quisieron valerse del criterio de dos auto-ridades indiscutidas, como eran los catedráticos Pedro Salinas yAmérico Castro.

Primero llamamos a todos los que sientan vocación por el arte ala primera prueba, en la que les hacemos leer un trozo de prosa oun trozo de versos. Producida la eliminación de los que evidente-mente no tienen condiciones, pasan, los que quedan, una segundaprueba, en la que les hacemos recitar, ya de memoria, la poesía ola prosa que ellos elijan. Después de esta segunda eliminación delos que no acusan dotes, los que parecen tenerlas pasan a una ter-cera prueba, en la que cada cual representa, en una obra, el perso-naje que prefiere. Luego los hacemos representar, a cada uno,todos los tipos de una pieza.

Federico García Lorca

Estos tipos resultantes eran, por ejemplo, «galán», «seductor»,«mujer peligrosa», «novia tierna», «hombre infeliz», «traidor»,«canalla», «monstruo»…

El pretendiente recitaba; a lo mejor Gabriel y Galán, tal vezCampoamor, quizás Espronceda; entonces Ugarte ponía en laficha correspondiente al candidato: recita como una máquina decoser. Recuerdo uno que, al ser probado, cuando se le rogó quecantase, arrancó con: «Oh cazador, cazador que vas en pos delamor…!,» etc., y como el muchacho no se sabía la canción en-tera, hubo que escucharle respetuosamente.

Luis Sáenz de la Calzada, 1976

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Los muchachos que vais a ver en escena vienena ofreceros las riquezas de nuestro teatro, ri-quezas desconocidas para la mayoría de los es-pañoles. Estos muchachos, sin cobrar un solocéntimo, abandonan sus cosas y sus casas parair por los pueblos a brindar cultura y arte a losque deseen arte y cultura.

Federico García Lorca

Componentes de La Barraca, febrero-marzo de 1933. De izquierdaa derecha, en primer plano: Edmundo Rodríguez Huéscar,Eduardo Ródenas, Jacinto Higueras, Aurelio Romeo y JoséObradors. En segundo plano: Pilar Aguado, Modesto Higueras,Conchita Polo, Ambrosio Fernández Llamazares, Federico GarcíaLorca, Julia Rodríguez Mata, José García García, Eduardo Ugarte,María del Carmen García Lasgoity, Carmen Galán, José MaríaNavaz, Diego Tarancón, Diego Marín y Rafael Rodríguez Rapún.Col. Fundación Federico García Lorca, Madrid

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Algo más que actores: amigos, compañeros

Federico tenía miedo al mar; en una playa muy brava,creo fue cerca de Coruña, fuimos a bañarnos. La re-saca era grande y los pies se hundían, trató de con-vencerme para que no me bañara, hablándome defurias del mar y no sé cuántas cosas más. La verdadque muy valiente no soy y, tomando mis precaucio-nes, me bañé. Lo gracioso fue cuando Julia Rodrí-guez Mata y yo descubrimos una espalda totalmentedesnuda asida a unas rocas, agachándose cuandovenía la ola, al igual que los niños pequeños: era Fe-derico, lo que nos reíamos con el inesperado númeroy, naturalmente, la consiguiente tomadura de pelo.

Carmen García Lasgoity, 1976

El compañerismo y la amistad derivaron también,en algunas ocasiones, en algo más: tres matrimoniossalieron de La Barraca: el de Enriqueta Aguadocon Arturo Sáenz de la Calzada, el de GloriaMorales con Luis Martínez Simarro, y el de CarmenGalán con José Obradors del Amo.

Barracos en la playa de El Sardinero, agosto de 1933.Archivo familia Ródenas

Barracos en la playa (Ugarte, Julia RodríguezMata). Archivo familia ArturoSáenz de la Calzada

Componentes de La Barraca.De izquierda a derecha:Eduardo Ugarte, persona sinidentificar, persona sinidentificar, Jacinto Higueras,

persona sin identificar,Modesto Higueras, JuliaRodríguez Mata, persona sinidentificar, persona sinidentificar. Col. FundaciónFederico García Lorca, Madrid

Miembros del grupo en elcésped. Abajo, sentados, deizquierda a derecha: CarmenRisoto, Carmen Galán yCarmen García Lasgoity.Detrás: Mari Carmen García

Antón, Nicolás Cimarra, JoséCaballero, José Obradors delAmo, María Gloria Morales,Carmen Torres Fraguas yFrancisco Boluda. FundaciónJuan March

Federico y dos barracosdescansando. Fundación JuanMarch

Barracos en Estella, agosto de1933. Archivo familia Ródenas

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Julia Rodríguez Mata y Arturo Ruiz Castillo. Alicante, enero de 1933. Col. Fundación Federico García Lorca, Madrid

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Uno está acabando su carrera,otro tiene que hacer el serviciomilitar, otro se prepara para unasoposiciones... lo que por el mo-mento les entusiasma es la gloriadel actor. Y lo cierto es que hanconseguido su deseo. Resultanunos actores formidables.

federico garcía lorca

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Enriqueta AguadoSan Sebastián, 1917 – México DF, 2003

Interpretó al Amor Divino en La vidaes sueño, y a la divertida doña Beatrizen el entremés Los dos habladores,atribuido a Cervantes. En ambasfunciones Ketty Aguado coincidiócon Arturo Sáenz de la Calzada, conquien se casaría en 1937 en el Con-sulado de España en Londres. Allícolaboró en unas colonias que elgobierno inglés había organizadopara atender a los niños vascos hastaque Arturo regresó a España en 1938para unirse al bando republicano.

Alberto SánchezToledo, 1895 – Moscú, 1962

De origen humilde (hubo de trabajardurante muchos años en la panaderíade su padre), Alberto —como eraconocido en los medios artísticos—estuvo desde muy joven compro-metido con la causa obrera. Co-menzó a publicar algunos dibujosen las revistas Alfar y Ronsel graciasa la mediación del pintor uruguayoRafael Barradas, pero en seguidase decantó por la escultura. Hacia1927 entró en contacto con BenjamínPalencia, con quien compartió unamisma concepción ecléctica delarte, en la que pesaba tanto el gustopor las vanguardias como la nece-sidad de expresar la España rural,que él prefirió siempre al mundourbano. En los años 30 se afilia alPartido Comunista, colabora confrecuencia en la revista Octubre yparticipa en la I Exposición de ArteRevolucionario, aunque algunos leconsideraron traidor a las consignasdel realismo social. En la Exposiciónde París de 1937 expuso en el pa-bellón de la República su obra Elpueblo español tiene un camino queconduce a una estrella. Para el tea-

tro, además de su colaboración enLa Barraca, realizó los decoradosde El triunfo de las Germanías, unapieza de José Bergamín y ManuelAltolaguirre estrenada en Valenciaen 1938. Ese mismo año marchó ala Unión Soviética como profesorde los niños españoles refugiados.

Julián BautistaMadrid, 1901 – Buenos Aires, 1961

Ya a los dieciséis años compuso undrama lírico, Interior, basado en laobra de Maurice Maeterlinck, y dosaños después obtuvo el Premio Na-cional por su Cuarteto de Cuerdasnº 1. Fue miembro del llamado Grupode Madrid, junto a Rodolfo Halffter,Gustavo Pittaluga, Fernando Rema-cha y Salvador Bacarisse, todos ellosdiscípulos de Conrado del Campo.Su primera gran obra escénica, elballet Juerga, sobre libro de TomásBorrás, tuvo como intérprete en laÓpera Cómica de París a Encarna-ción López la Argentina. Fue cate-drático de Armonía en el Conserva-torio Nacional de Música. Entre 1934y 1936 compuso Don Perlimplín, unaópera basada en Amor de don Per-limplín con Belisa en su jardín, deGarcía Lorca. En Tres ciudades mu-sicó también unos poemas del es-critor granadino. Es probable que lapartitura que compusiera para elauto de La vida es sueño se perdieratras la destrucción de su viviendamadrileña, después de un bombardeoen los primeros meses de la guerra.Durante el conflicto formó parte delConsejo Central de la Música. Seexilió en la Argentina, donde siguióde forma brillante su carrera. Com-puso la música de numerosas pelí-culas inspiradas en obras teatrales:Canción de cuna y Tú eres la paz,ambas de Gregorio Martínez Sierra,Casa de muñecas, de Ernesto Aran-cibia, La dama duende, de Luis Sas-

lavsky, Nuestra Natacha, de JulioSaraceni, La barca sin pescador, deMario Soffici y Los árboles muerende pie, de Carlos Schlieper.

Germán BleibergMadrid, 1915-1990

Madrileño de ascendencia germana,hizo la carrera de Filosofía y Letrasen la Universidad de Madrid, dondeobtendría el doctorado en FilosofíaModerna. Destacado poeta, editory crítico literario, comenzó en 1935a frecuentar la Tertulia Poética deManuel Altolaguirre y Concha Mén-dez. Suele adscribírsele a la gene-ración del 36, año en que publicósus Sonetos amorosos. En 1938 re-cibió, junto a Miguel Hernández, elPremio Nacional de Literatura porSombras de héroes, un poema dra-mático que se representó en elTeatro de Arte y Propaganda. Alterminar la guerra, fue encarcelado.Desde 1961 vivió en los Estados Uni-dos. No tuvo mucha suerte en lastablas, pues quedó bastante tocadodespués de que Lorca prefiriese aLuis Sáenz de la Calzada como in-térprete del Príncipe de las Tinieblasen La vida es sueño, al parecer porno tener un físico adecuado.

José CaballeroHuelva, 1916 – Alcalá de Henares, Madrid, 1991

Se formó en la Academia de Pinturade Huelva. En 1929 se trasladó aMadrid para estudiar Ingeniería In-dustrial, pero al poco tiempo laabandonó para ingresar en la Escuelade Bellas Artes de San Fernando ytrabajar en el taller de Daniel VázquezDíaz. Fue el musicólogo Adolfo Sa-lazar quien le presentó a Federico

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Componentes de La Barraca. De izquierda a derecha: María del Carmen García Lasgoity, Mercedes Ontañón y Julia Rodríguez Mata. Elche, 1933. Col. Fundación Federico García Lorca, Madrid

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García Lorca, con quien mantendríadesde entonces una estrecha relaciónque lo llevó a realizar las ilustracionesdel Llanto por Ignacio Sánchez Me-jías (1935), los magníficos decoradosy el cartel de Yerma (1934), en co-laboración con Juan Antonio Morales,y los de Bodas de sangre para suestreno en Barcelona en 1935. Alparecer, Lorca le había encargadotambién los de la que sería su últimaobra escrita, La casa de BernardaAlba. Fue ilustrador de numerosasrevistas de la época, como Cruz yRaya, Caballo verde para la poesía,Noreste y Nueva poesía. El alza-miento militar del 36 le sorprendeen Huelva, y desde entonces colaboraen diversas actividades propagan-dísticas del bando franquista: ilustrala revista falangista Vértice, novelascomo Eugenio o la proclamación dela primavera, de Rafael García Se-

rrano, y Madrid, de corte a checa,de Agustín de Foxá. Además, fueuno de los impulsores de La Tarum-ba, grupo de teatro que siguió laestela de La Barraca. La estéticasurrealista de su pintura debe muchoa Salvador Dalí.

José Caballero nació ungido por la gra-

cia (…) no se sabe qué combinación al

azar de genes, de elementos heredita-

rios, determina la gracia plástica, el arti-

cular en cuadros el mundo en torno, el

cortar las secuencias de cualquier ac-

ción en un único momento plásticamente

importante, en inventar y descubrir mun-

dos propios, en robar las esencias pictó-

ricas a la circunstancia, en idear, crear

una vida eternamente quieta, sometida a

unas leyes ineludibles y precias. Pues

bien, Pepe Caballero poseía y posee to-

das esas posibilidades que le posibilita-

ban para hacer posible lo imposible, lo

posibilitante y lo imposibilitante, los so-

nidos inaudibles y las voces inefables.

Luis Sáenz de la Calzada

José Caballero es el joven señor

[de los sueños,

el vencedor de las manzanas,

el gran disparo entre las hojas,

el catalejo de coral humeante,

y es aun más: es el jefe del fuego

[de siete manos.

Pablo Neruda

Álvaro CustodioÉcija, 1914 – Madrid, 1991

Abogado, diplomático, escritor, dra-maturgo, director teatral, actor, ar-gumentista y guionista. Personaje

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Enrique Díez-Canedo, Arturo Ruiz Castillo, Luis Villalba, Emilio Garrigues y Miguel González Quijano, entre otros. 1913. Archivo familia Garrigues

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poliédrico del mundo de las letras,Álvaro comenzó su andadura sobrelas tablas siendo todavía un niño.Se enfrentó por primera vez al pros-cenio en la sala que había fundadosu abuelo, el Teatro Custodio deÉcija, donde sustituyó a varios actoresa petición de su madre, la dueña ygerente del local. Estudió Letras enel Instituto-Escuela de Madrid y selicenció en Derecho en la UniversidadCentral, institución en la cual se in-volucró de nuevo en el teatro acu-diendo a la llamada de FedericoGarcía Lorca para formar parte deese nuevo proyecto de Teatro Uni-versitario. La huella que dejó enCustodio su paso por La Barracasería fundamental a lo largo de suvida, llegando, durante su largoexilio en Centroamérica, a formarla compañía Teatro Español en Mé-xico, con la que continuó aquellalabor de llevar a escena autoresclásicos españoles como Lope deVega o Calderón de la Barca.

María del CarmenGarcía AntónMadrid, 1916 – Buenos Aires, 2007

Procedía de las Misiones Pedagó-gicas y consiguió entrar como actrizen La Barraca tras una audición enla que recitó las Coplas de JorgeManrique. Parece que interpretó laJacinta de Fuente Ovejuna y la Isa-bela de El burlador de Sevilla.

Ramón García del DiestroMadrid, 1911 – Teruel, 1938

Muerto en 1938 como resultado deuna fiebre contraída en el frente deTeruel, había sido secretario de em-

bajada de segunda desde 1937. Fueactor de La Barraca desde los pri-meros tiempos, aunque no existe mu-cha información respecto a los papelesque desempeñó. Su hermana, CarmenGarcía del Diestro, fue, junto conÁngeles Gasset y Jimena MenéndezPidal, fundadora del colegio Estudio.

Carmen GarcíaLasgoityMadrid, 1911-2002

Estudió en la Facultad de Filosofía yLetras de la Universidad Central. Ac-triz de La Barraca desde su inaugu-ración, interpretó a la Tierra, vestidade blanco y siena tostado, en Lavida es sueño. Encarnó también a laChirinos en El retablo de las maravi-llas, y a Fabia en El caballero de Ol-

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Jaime González Uña, persona sin identificar, persona sin identificar, Juan Uña, Carmen García Lasgoity, Luis Villalba, Enrique Díez-Canedo, Laura de los Ríos, Emilio Garrigues y Arturo Ruiz Castillo. 1933. Archivo familia Garrigues

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medo. Su extraordinaria vitalidad lahizo imprescindible en la compañíauniversitaria, en la que se encargabatambién del vestuario y la utilería.Para Luis Sáenz de la Calzada, erauna «muchacha dotada de aguda in-teligencia y de una gran sensibilidadpara la interpretación de no importaqué papel […] Siempre la vi reírse,estar alegre en los momentos felices,pero jamás la vi quejarse si la adver-sidad se abatía sobre ella». La pro-digiosa memoria de María del Carmenha sido clave para que haya llegadoa nuestros días el legado espiritualde aquel grupo admirable.

Isabel García LorcaGranada, 1909 – Madrid, 2002

La hermana de Federico formó partede La Barraca durante la que LuisSáenz llama la primera época. Ensus Recuerdos concede amplias pá-ginas a describir su intensa partici-pación en la vida universitaria de una

Facultad de Filosofía y Letras que sugeneración estrenaba brillantemente.Había comenzado sus estudios en laUniversidad de Granada en 1929, ydesde 1932 hasta 1934 los continuaríaen Madrid. En el auto La vida es sue-ño, durante la gira por Levante, Murciay Alicante fue una de las integrantesdel coro. Cuenta que su hermano lehabía ofrecido hacer el papel de laTierra, pero que «una de las actricesdel grupo había puesto tales espe-ranzas en el dichoso papel que, cuan-do me vio a mí ensayándolo, sufrióun auténtico telele». Estuvo siempremuy unida a Laura de los Ríos, queaños después sería su cuñada.

Álvaro GarcíaOrmaecheaMadrid, 1913 – Madrid, 1994

Tras estudiar el bachillerato en el Ins-tituto Francés, se licenció en Derechoen la antigua facultad de la calle de

San Bernardo. Estuvo en La Barracadesde su fundación hasta 1934, enque empezó a disentir del tono segúnél demasiado politizado que estabaempezando a tomar el grupo.

Emilio GarriguesMadrid, 1911-2006

Pertenecía a una de las familias másilustres que ha dado la España con-temporánea: hermano de Joaquín,célebre por su manual de DerechoMercantil; de Mariano, arquitecto ra-cionalista, y de Antonio, jurista, em-bajador y ministro. Según su sobrinoAntonio Garrigues Walker, Emilio erade todos el que poseía un mayorsentido del humor. Estudió en el Ins-tituto-Escuela y luego en la Facultadde Filosofía y Letras, donde fue unode los máximos animadores del fa-moso Crucero por el Mediterráneo.Fue uno de los impulsores máximosde La Barraca y participó muy acti-vamente en sus primeros pasos. Deello ha dejado constancia en su librode memorias, Vuelta a las andadas.En él recoge divertidas anécdotasreferidas a Lorca y el grupo. Mantuvouna gran amistad con Pedro MiguelGonzález Quijano, primer secretariode La Barraca, y con Enrique Díez-Canedo (hijo). Terminada la guerra,ingresó en la carrera diplomática.Fue embajador en Guatemala, Turquíay la República Federal Alemana. Es-cribió varios ensayos –Un desliz di-plomático, Los tiempos en lucha, Se-gundo viaje a Turquía, Hispanoamé-rica, todavía...–, en los que hizo galade su finura de estilo, su gran forma-ción de espíritu muy orteguiano y, enfin, de su extraordinario perfil de hu-manista al cual nada de lo cultural ylo vital le eran ajenos.

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De derecha a izquierda: Federico García Lorca, Arturo Sáenz de la Calzada y Ketty Aguado en Santiago de Compostela, agosto de 1932. Fundación Juan March

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Jacinto Higueras y Laura de los Ríos. Alicante, enero de 1933. Col. Fundación Federico García Lorca, Madrid

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Ramón GayaMurcia, 1910-2005

Según Juan Manuel Bonet, uno delos pintores «más solitarios y hondosque ha dado España» en el siglo XX.Realizó diversos trabajos gráficospara revistas de vanguardia, comoHéroe, Mediodía, Verso y Prosa y LaGaceta literaria. En 1932 Manuel Bar-tolomé Cossío, por sugerencia dePedro Salinas, lo invita a colaboraren las Misiones Pedagógicas. Juntoa Eduardo Vicente y Juan Bonafé,gana el concurso para copiar lasobras del Museo del Prado que cons-tituirían el Museo del Pueblo, que lasMisiones llevaron por toda España.Colaboró activamente con las em-presas culturales impulsadas por laSegunda República: el Museo y elTeatro de Títeres de las MisionesPedagógicas, y La Barraca, para laque realizó los figurines y el decoradode Los habladores. Durante la guerrafue el ilustrador de la revista Hora deEspaña. Perdió a su mujer en el bom-bardeo de Figueras, y se exilió enMéxico. Es autor de una muy notableobra literaria, tanto en verso comoen prosa. En 2002 recibió el PremioVelázquez de las Artes Plásticas.En 1937, con motivo del II CongresoInternacional de Escritores para laDefensa de la Cultura, se representóMariana Pineda en el Teatro Principalde Valencia, en función dirigida porel poeta Manuel Altolaguirre, y Gayaescribió lo siguiente sobre GarcíaLorca:

Una de las cosas que quiero señalar

más fuertemente, es que nunca se ha

manejado el nombre de Federico Gar-

cía Lorca con más derechos y con más

motivos que esta vez. Homenaje total al

riente poeta perdido, ya que no sólo era

exterior, sino que también andaba, vivía

el homenaje en lo más dentro, en lo

más oculto y diminuto.

Jacinto Higueras Santisteban del Puerto, Jaén, 1914 – Madrid, 2009

Estudiante de Filosofía y Letras,corrió parejas en el teatro con suhermano Modesto. Además de actuarcomo aficionado en la Sociedad Es-pañola de Arte, participó en algunascélebres películas de esos años,como Don Quintín el amargao, dirigidapor Luis Marquina y producida porLuis Buñuel, y La señorita de Trevélez,que dirigió Edgar Neville en 1935.Pasa la Guerra Civil en Madrid, y asu término es protegido por Luis Es-cobar, que lo incorpora al elenco delTeatro Nacional de Falange, con elque actúa esporádicamente. Participatambién en el TEU representandoobras de Cervantes, Lope, Calderón,Moreto y otros autores. En la tempo-rada 1958-59 dirige Gigantes y ca-bezudos y La tempranita en el Teatrode la Zarzuela. Junto al teatro, supasión fue la escultura, en la que si-guió el ejemplo de su padre, JacintoHigueras Fuentes. Colaboró con pri-meros arquitectos como Miguel Fisac,Antonio Espinosa y el ingeniero Eduar-do Torroja. Cuenta con una galeríade bronces de personajes ilustres,entre los que destacan los dedicadosa Manuel de Falla, Gregorio Marañóny el rey Juan Carlos I. Con La Barracahizo el Albedrío en La vida es sueño,el Zapatero y el Sacristán en Laguarda cuidadosa, y Catalinón en Elburlador de Sevilla. El 19 de enerode 1999 recibió en la Residencia deEstudiantes el premio especial de laUnión de Actores a los miembrossupervivientes de La Barraca.

Modesto HiguerasSantisteban del Puerto, Jaén, 1910-Madrid, 1985

Cuando ingresó en La Barraca, Mo-desto ya tenía metido en el cuerpoel veneno del teatro. Junto a su

hermano Jacinto, actuaba en la So-ciedad Española de Arte, cuyas re-presentaciones tenían siempre finesbenéficos. Entre 1929 y 1932 inter-pretó muchas comedias de JacintoBenavente, Gregorio Martínez Sie-rra, Pedro Muñoz Seca y los her-manos Álvarez Quintero, entre otrosautores. En La Barraca hizo su pri-mer papel, enfundado en un trajegris purpurina, interpretando al Aireen el auto sacramental de La vidaes sueño. Fue suyo también el papelde Sacristán en La guarda cuida-dosa. Por su rigor y conocimientodel teatro, se hizo cada vez máscon la confianza de García Lorca, yya después de la guerra tuvo unprotagonismo fundamental en laconstitución del Teatro Español Uni-versitario (TEU), que en tantos as-pectos puede considerarse un hijode La Barraca. Director del TEU

desde 1941, dirigió a grandes actoresen sus comienzos, como María JesúsValdés, José Luis López Vázquez(por entonces también decorador),Valeriano Andrés, José María Ro-dero, Jesús Puente. Montó para elMaría Guerrero La guarda cuidadosay el auto sacramental El hijo pródigo.Pasó a dirigir tres años después elcuadro de actores de Radio Nacionalde España, cargo que ocuparía hasta1966. Durante dos años (1951-1952)fue director del Teatro Nacional dela República Dominicana, y en 1953fue nombrado director del TeatroEspañol de Madrid, labor que dejóal año siguiente, al ser designadopara dirigir el Teatro Nacional deCámara y Ensayo (hasta 1959). Re-alizó una ingente labor montandoobras impensables en la España desu tiempo, como El sur y Caminoreal. Sus hermanos Augusto y MaríaDolores Higueras colaboraron enalgunos de sus montajes, entre loscuales sobresalen los siguientes: Laestrella de Sevilla (1951), El carterodel rey (1953), Santiago el Verde(1953), El grillo (1957), Los padresterribles (1958), No habrá otra guerrade Troya (1959). Entre 1961 y 1972

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Page 51: Catalogo La Barraca

dirigió el Aula de Teatro del Ateneode Madrid. A partir de 1967 colaboróde forma habitual con Radio Nacio-nal de España y realizó varios dra-máticos para televisión. Obtuvo nu-merosos premios, entre ellos el Na-cional de Teatro, Nacional de Radioy Televisión, Ondas, Víctor Individualde Plata y Medalla de Oro del Cír-culo de Bellas Artes. Fue tambiéncatedrático de Teoría y práctica dela interpretación en la Escuela Oficialde Cine. «Era conocido como “maes-tro” por sus amigos y discípulos,entre los que se encontraban LópezVázquez, Nati Mistral, Jesús Puente,Valladares, Juanjo Menéndez y mu-chos otros». (Gómez García, 1997)

Modesto Higueras, universitario de

gran cultura escénica, de ambiciosos y

nobles ideales, es uno de los mejores

directores teatrales con que contamos

hoy en España. Higueras, que conside-

ra el género dramático como esencial

en la formación cultural de los pueblos,

ya que, escuela de buenas costumbres

o de soberanos anhelos, puede realizar

una auténtica obra de formación social,

ha puesto a su servicio, con un entu-

siasmo inagotable, el conocimiento

exacto de las más modernas tendencias

escénicas y la expresión de una máxima

sensibilidad.

Federico Carlos Sainz de Robles, 1957

Agustín Leyva Andía

«Muchacho alto, desgarbado […]muy simpático y con mucha graciaen el hacer y en el decir». Así se re-fería Luis Sáenz a Agustín Leyva

Andía, estudiante de Derecho queparticipó como actor en la segundaetapa de La Barraca interpretando,entre otros, a don Pedro Tenorio enEl burlador de Sevilla.

Diego MarínCiudad Real, 1914-1997

Otro de los actores que estuvo enlas primeras funciones programadaspor La Barraca. En el auto de Lavida es sueño interpretó al SumoPoder caracterizado con unas enor-mes barbas blancas. Participó tam-bién en La guarda cuidadosa, dondeencarnó al Amo de Cristinica y fuesuyo igualmente el papel de JuanRojo en Fuente Ovejuna.

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Fotografía de los componentes del elenco que asistieron al almuerzo ofrecido a Federico García Lorcaa su regreso de Buenos Aires, octubre de 1935. Centro de Documentación Teatral

Page 52: Catalogo La Barraca

Gloria Morales

Entró como actriz en la segundaetapa. Interpretó a Plácida en laÉgloga de Juan del Encina. «Mu-chachita rubia y menuda», la des-cribe Luis Sáenz de la Calzada,quien añade que estaba más dotadapara los papeles trágicos. Contrajomatrimonio con su compañero LuisMartínez Simarro.

Carmelo MotaHuesca, 1916-?

Tras estudiar el bachillerato en elInstituto San Isidro de Madrid, sematriculó como estudiante de De-recho en la Universidad Central,período durante el cual participócomo actor en la segunda etapa deLa Barraca interpretando, entreotros, a uno de los pastorcicos dela Égloga, al duque Octavio en Elburlador de Sevilla o a don Fernandoen El caballero de Olmedo. Sáenzde la Calzada lo recuerda como«una persona encantadora [que] nose enfadaba jamás y trabajaba entodo lo que se le mandaba sin rehuirjamás los cometidos aunque éstosno tuvieran el suficiente lucimiento.Era un muchacho moreno, simpáticoy bondadoso».

José María Navaz y Sanz

Pese a haberse licenciado en Cien-cias Naturales a principios de losaños 30, José María Navaz, pintor,escritor y deportista, siguió estu-diando, sin abandonar la Residenciade Estudiantes, de cuyo equipo de

fútbol era miembro. Fue precisa-mente en la Residencia donde co-noció a uno de sus mejores amigos,Luis Sáenz de la Calzada, quien,además de poner de manifiesto esanaturaleza proteica, lo recuerdacomo «bondadoso a más no poder[…] buen compañero y amigo […]su personalidad era acusada y subondad para todos jamás dejó demanifestarse en ningún momento».Tras la guerra, Navaz ejerció comobiólogo y colaboró como articulistacon diversas publicaciones divul-gativas. Por su buen decir («con lavoz precisa y los matices necesa-rios») y su estupendo físico (al pa-recer, sus bíceps hacían las deliciasde las espectadoras durante lospartidos en Pinar, 21), Navaz per-teneció al grupo aglutinante de LaBarraca, llegando a ser uno de losprimeros actores. Benito Repolloen El retablo de las maravillas; Pa-narizo en La tierra de Jauja; el Re-gidor en Fuente Ovejuna; el Co-mendador en El burlador de Sevillao Alvargonzález en la dramatizacióndel romance de Machado fueronalgunos de sus trabajos más cele-brados.

José Obradors del Amo

Hizo las funciones de traspunte yapuntador. Marido de Carmen Ga-lán. Se dedicó a la abogacía. Escribió«A “La Barraca” de Federico», unlargo poema al que pertenecen estosversos:

Decirle a «La Barraca» es decírtelo a ti.

Porque ella es tu teatro, Federico.

El tuyo personal que allí alumbraras

y el universitario que en dos camionetas

y un autocar de guardias

rodando clásicos

por inéditos caminos llevabas.

Con su careta y rueda por insignia

el autocar con los artistas;

ellos con mono azul de obrero y cielo;

ellas con falda y blusa.

Y su aventura que a algunos resultó de-

finitiva.

Conchita Polo¿-1934

Conchita Polo de la piel transparente,

de la melena rubia bajo cualquier sol,

que te movías como Afrodita emergien-

do de la espuma y que cantabas con voz

clara, con la voz del primer manantial

de la tierra. […] Cristinica, Juana Cas-

trado, Jacinta, Duquesa Isabela, todo lo

hiciste bien, como la hermosa luz de la

Gracia, primera cosa que el Hombre

vio. Como compañera fuiste una herma-

na y no te vi ni oí quejarte nunca, aun-

que las cosas se torcieran, aunque la

sangre se llenara de cardos y los ojos

de pequeñas piedras arrancadas.

Así recordaba Luis Sáenz de la Cal-zada a Concepción Polo Díez, conla que había coincidido en el Insti-tuto-Escuela y la Residencia de Es-tudiantes. Como actriz fue La Graciaen el auto de La vida es sueño, ydespués hizo la duquesa Isabela enEl burlador de Sevilla y Jacinta enFuente Ovejuna, además de otrospapeles en los Entremeses de Cer-vantes. El 5 de abril de 1934 moríala simpática actriz después de habercontraído «una anemia perniciosaa consecuencia de un régimen im-puesto por ella misma para combatirsu tendencia a engordar» [Gibson,1987: 307-308]. En señal de duelo,La Barraca suspendió las represen-taciones que en ese momento hacíanen el Teatro María Guerrero.

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Santiago OntañónSantander, 1903 – Madrid, 1989

Hombre de extraordinaria vitalidad,conoció en París durante los añosveinte a Buñuel, Huidobro (ilustraríasu libro Mío Cid Campeador) y Cé-sar Vallejo. En la capital francesatrabajó como dibujante e ilustradorgráfico y, además, llevó a cabo suprimera escenografía en 1923 parael ballet ruso de Borís Kaniasef. Asu regreso a España hace las esce-nografías de Las golondrinas, deUsandizaga, y La revoltosa. Fue co-laborador gráfico de numerosas pu-blicaciones de vanguardia como LaGaceta literaria, Hélix, Mediodía,Ddooss. Desarrolló una intensa ac-tividad como pintor y decoradorpara obras de Lorca (Bodas desangre), Alberti y Jardiel Poncela(Usted tiene ojos de mujer fatal).Trabajó también en el cine: hizo losfigurines de La verbena de la Paloma(1935), de Benito Perojo. Actuótambién en el cine y en el teatro,donde hizo el papel de Perlimplín

en el estreno de esa famosa aleluyaerótica de Lorca el 5 de abril de1933. En colaboración con EusebioFernández Ardavín realizó Los cla-veles (1935). En La Barraca diseñólos decorados y figurines de Lacueva de Salamanca y los de Latierra de Alvargonzález. En el mo-mento de iniciarse la guerra pareceque preparaba la versión cinemato-gráfica de La feria de los discretos,de Pío Baroja. Ya en la guerra fuefundador de la Alianza de Intelec-tuales Antifascistas. Colaboró muyactivamente en las Guerrillas delTeatro, que dirigía María TeresaLeón, para las cuales llegó a escribirincluso algunas piezas de urgenciacomo El bulo y El saboteador. Rea-lizó, asimismo, la escenografía dela versión que de la Numancia cer-vantina estrenó Rafael Alberti endiciembre de 1937. Pocos meses des-pués de terminada la guerra, pidióasilo en la Embajada de Chile, adonde partiría después. En el exiliochileno coincidió con la gran Mar-garita Xirgu, y también después enUruguay. Para ella hizo la esceno-grafía de Bodas de sangre, Mariana

Pineda, Numancia, El adefesio, Ladama del alba y La casa de BernardaAlba. Regresó a España en 1955 ysiguió con su actividad polifacética.Forzado por las circunstancias eco-nómicas, hubo de trabajar comoactor en películas de José LuisSáenz de Heredia (Juego de niños,Faustina), Fernando Fernán Gómez(La vida por delante), Luis GarcíaBerlanga (El verdugo), Juan AntonioBardem (Varietés) y en las que, aprincipios de los años sesenta, pro-tagonizara la popular Marisol, comoHa llegado un ángel, Tómbola yBúsqueme a esa chica. Un año antesde su muerte publicó un divertidovolumen de memorias, Unos pocosamigos verdaderos (1988). Así re-trata al hombre polifacético y vitalistaque fuera Santiago Ontañón su ami-go Rafael Alberti:

Santiago: te digo en este día,

después de tantos años consumidos,

de tantos muertos, tantos perseguidos,

que tan solo persiste tu alegría.

Tú cantas, tú te ríes, yo diría

que los años no fueron tan perdidos,

que tu gracia, tu luz, tu amor, unidos

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Grupo de barracos en 1932. Archivo familia Garrigues

Page 54: Catalogo La Barraca

nos salvaron de la melancolía.

Tanto tiempo, mi amigo, que debiera

haberte dicho esto que aquí procuro

desde aquella lejana primavera.

Que te quiero por claro, por seguro,

por pintor de una escena que nos diera

palmas sin fin en este teatro oscuro.

(1980)

Manuel ÁngelesOrtizJaén, 1895 – París, 1984

Manuel Ángeles Ortiz diseñó los fi-gurines de El conde Alarcos. Aunquenacido en Jaén, pasó su adoles-cencia en Granada, donde se hizomuy amigo de García Lorca. Des-pués viajó a París, donde se empapódel arte de vanguardia. En 1922 re-alizó el cartel del Festival de CanteJondo de Granada. En colaboracióncon Hermenegildo Lanz hizo los de-corados de El retablo de MaesePedro, de Falla. Participó comoactor en La Edad de Oro (1930), deBuñuel. Fue miembro del Grupo deArte Constructivo. En la guerra tuvoun compromiso decidido con el go-bierno republicano. Se exilió enBuenos Aires, pero a principios delos 50 volvió a Europa, para insta-larse definitivamente en París.

Alfonso Ponce deLeónMálaga, 1906 – Madrid, 1936

En 1910 se trasladó junto con su fa-milia a Madrid, donde, tras pasarpor el Instituto Cardenal Cisneros,continuó sus estudios en el InstitutoCatólico de Artes e Industrias. En1926 ingresó en la Academia de Be-

llas Artes de San Fernando, dondeconoció a Salvador Dalí, Maruja Ma-llo y Margarita Manso, que sería sunovia y a la que Lorca dedicó unode sus poemas del Romancero gita-no. En 1930 marchó a París, dondeconoció a Picasso. Ese mismo añoparticipó en la Exposición de Arqui-tectura y de Pintura Moderna deSan Sebastián con el cuadro La ju-ventud de Greta Garbo. Un año des-pués decoró el foyer del Teatro Fí-garo. Intervino como actor en Falsonoticiario (1933), filme de Edgar Ne-ville. Fue militante de Falange Es-pañola, para la cual diseñó el escudodel Sindicato Español Universitario(SEU). Fue asesinado, junto con otrosmiembros de su familia, en los pri-meros días de la Guerra Civil.

Laura de los RíosGranada, 1913 – Madrid, 1981

Hija de Fernando de los Ríos, elgran valedor de La Barraca, y deGloria Giner, una de las cinco mu-jeres que integraron la primera pro-moción de la Escuela Superior deMagisterio, profesora de Geografíae Historia de la Escuela Normal deGranada. Laura descubrió el signi-ficado de la palabra amistad cuando,de niña, cruzó el umbral de supuerta un tal Federico, poeta y dra-maturgo, llevando de la mano a suhermana pequeña Isabel, quien seconvertiría no solo en su mejoramiga sino en su compañera de es-cenario en la época y, con el tiempo,incluso en su cuñada. Laura fue unade las primeras universitarias gra-nadinas que estuvo al frente de car-gos directivos de la Federación Uni-versitaria Escolar (FUE), nombradapor la Junta de Gobierno de laAPEFL. Federico García Lorca le de-dicaría unos versos de su libro Can-ciones (1927), en «A Laurita amigade mi hermana»:

La luna está muerta, muerta;

pero resucita en la primavera.

Cuando en la frente de los chopos

se rice el viento del Sur.

Cuando den nuestros corazones

su cosecha de suspiros.

Cuando se pongan los tejados

sus sombreritos de yerba.

La luna está muerta, muerta;

pero resucita en la primavera.

Carmen Risoto

Estudió la carrera de violín en elconservatorio, y entró, junto a sushermanos Teresa y Julián, en LaBarraca en la llamada segunda eta-pa. Gracias a sus conocimientosmusicales, se hizo imprescindibleen la mayoría de los montajes ydestacó como miembro del coro.Además de su prodigiosa voz, Car-men pudo también demostrar susgrandes dotes como actriz al inter-pretar a Aminta en El burlador deSevilla y a doña Leonor en El caba-llero de Olmedo.

Julián Risoto

Formado en el Instituto-Escuela, es-tudió en la Escuela Superior de Ma-gisterio. Pese a las dificultades quevivió tras la Guerra Civil, Julián con-siguió llevar una vida feliz en com-pañía de su esposa y sus hijos. Lagran afición que desde su juventudhabía demostrado por el boxeo lellevó a ser árbitro internacional deeste deporte. Se adhirió a La Barracadurante las primeras épocas de laformación junto con su hermanaCarmen. Cantaba y sabía tocar labandurria, lo que le llevó a interpretar,las más de las veces, papeles demúsico-actor. Interpretó al asesino

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Page 55: Catalogo La Barraca

Mendo de El caballero de Olmedoy actuó como Barrildo y campesinoen Fuente Ovejuna, papel que vol-vería a repetir (esta vez como paisanode Dos Hermanas) en El burladorde Sevilla.

Eduardo RódenasLlusiáMadrid, 1916 – Madrid, 1936

Hizo el bachillerato en el InstitutoEscuela, donde conoció a algunosde los que años después serían com-pañeros suyos en La Barraca. En laUniversidad de Madrid estudió His-toria Moderna y Contemporánea.Formó parte del primer elenco deactores de La Barraca, interviniendoen La vida es sueño, Fuente Ovejunay los Entremeses. En El retablo de

las maravillas interpretaba al Furrierque rompe el hechizo de las maravillasinvisibles que todos dicen ver. El 29de octubre de 1933, cuando solotenía diecisiete años, asiste al actofundacional de Falange Española enel Teatro de la Comedia y queda fas-cinado por las ideas de José AntonioPrimo de Rivera. Participó en la cre-ación del SEU, fue encarcelado en al-guna ocasión, y escribió las crónicasteatrales de Haz, órgano de Falange;en una de ellas hace un gran elogiode sus antiguos compañeros de LaBarraca. En agosto de 1936 fue ase-sinado en Madrid por un grupo demilicianos, entre los que, según RafaelGarcía Serrano, no faltaba «algúncompañero de Facultad».

Allí estaba Eduardo, pero no ya como

actor, sino como político, arengando a

unas masas indeterminadas y descono-

cidas para mí; a su lado, y como asin-

tiendo a lo que él decía, con los brazos

cruzados y con la camisa azul –gris en

la fotografía– se encontraba José Anto-

nio Primo de Rivera. Eduardo Ródenas

había echado su suerte a espadas.

Luis Sáenz de la Calzada

Julia Rodríguez MataSalamanca, 1910 – Madrid, 2003

Estudió Filosofía y Letras en la Uni-versidad de Madrid y participó enel crucero por el Mediterráneo enel verano de 1933. Interpretó el Aguaen La vida es sueño. Fue la inolvi-dable Cristina de La guarda cuida-dosa y La cueva de Salamanca. EnEl burlador de Sevilla interpretó ala duquesa Isabela, y en la funciónhomenaje a Lorca, la doña Rositadel Retablillo de don Cristóbal.Sáenz de la Calzada habla de ellacomo una mujer muy bella e inteli-gente, de graciosos movimientos,

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Eduardo Ródenas y José Antonio durante un mitin en Mota del Cuervo, 1935. Archivo familia Ródenas

Page 56: Catalogo La Barraca

con extraordinario talento para lainterpretación y para el canto, aun-que sus ausencias intermitentes leimpedían acudir siempre a las ac-tuaciones de La Barraca.

Rafael Rodríguez RapúnMadrid, 1912 – Santander, 1937

Llamado «las tres erres» por Fede-rico García Lorca, fue estudiantede Ingeniería. Actuó como secretarioadministrador de La Barraca en sus-titución de Miguel González Quijano.Gozó de la confianza y de la totalintimidad de Lorca, quien, cuandofue invitado por Pirandello a un fes-

tival de teatro en Italia, preguntó si,puesto que estaba soltero, podíallevar con él a su secretario. De1933 a 1936 se les veía patear juntosel Madrid nocturno y frecuentar loscafés. Pese a todo, solo se ha en-contrado una carta cruzada entreLorca y Rapún, cuando el poetapasó varios meses en Argentina:

Me acuerdo muchísimo de ti. Dejar de

ver a una persona con la que ha estado

uno pasando, durante meses, todas las

horas del día es muy fuerte para olvi-

darlo. Máxime si hacia esa persona se

siente uno atraído tan poderosamente

como yo hacia ti.

Al enterarse de la muerte de Federico,Rodríguez Rapún se enroló en elejército republicano, en el que prontoalcanzaría el grado de teniente. Murióen combate exactamente un año

después que su gran amigo –el 18de agosto de 1937–, en el hospitalde Santander, a consecuencia delas heridas recibidas en un bombar-deo aéreo. Parece que alguno delos sonetos del llamado amor oscuroiba dirigido a Rafael, como este, es-crito por Federico en Valencia:

Este pichón del Turia que te mando,

de dulces ojos y de blanca pluma,

sobre laurel de Grecia vierte y suma

llama lenta de amor do estoy parando.

Su cándida virtud, su cuello blando,

en lirio doble de caliente espuma,

con un temblor de escarcha, perla y bruma,

la ausencia de tu boca está marcando.

Pasa la mano sobre su blancura

y verás qué nevada melodía

esparce en copos sobre tu hermosura.

Así mi corazón de noche y día,

presa en la cárcel del amor oscura,

llora sin verte su melancolía.

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Miguel González Quijano, Emilio Garrigues y Arturo Ruiz-Castillo. 1933. Archivo familia Garrigues

Page 57: Catalogo La Barraca

Arturo Sáenz de la CalzadaLa Braza, Álava, 1907 – México, 2003

Fue el segundo de los siete hijosque tuvieron el veterinario y odon-tólogo logroñés Crisanto Sáenz dela Calzada y la vasca Pilar Goros-tiza. Realizó sus estudios primariosy de bachillerato en León, dondesu padre era profesor de la Escuelade Veterinaria. En 1923 se trasladóa Madrid para estudiar Arquitectura.Vivió en la Residencia de Estu-diantes entre 1923 y 1933. Allí co-noció a Luis Buñuel, a quien cons-truiría años después su casa enMéxico.

Si no hubiera vivido los años decisivos

de mi formación en la Residencia sería

distinto, seguramente, de lo que soy

hoy. La Residencia de Estudiantes fue

decisiva y guardo un recuerdo gratísi-

mo y muy próximo. Muchas cosas de

aquel entonces están más cercanas a

mí que acontecimientos de hace pocos

años y lo mismo creo que les sucede a

casi todos los que vivieron en la Resi-

dencia y supieron asimilar el ambiente

que había aquí.

Arturo Sáenz de la Calzada

Fue presidente de la Unión Federalde Estudiantes Hispanos (UFEH) de1931 a 1932, y vocal de la JuntaConstructora de la Ciudad Univer-sitaria. En 1935 ganó, en colabora-ción con Rafael Sarasola, JulioRuiz Olmos y Enrique Segarra, elprimer premio del VI Concurso Na-cional de Arquitectura. Con estemismo equipo, dirigido por ManuelSánchez Arcas y Eduardo Torroja,

obtuvo el encargo de construir lanueva Facultad de Ciencias en laUniversidad de Oviedo, proyectomalogrado por el estallido de laGuerra Civil. Años después, ya ensu exilio mexicano, Arturo reme-moraba así el gran momento quevivía la arquitectura española enaquellos años treinta:

La arquitectura también tuvo su parte

en aquel movimiento renovador y rege-

nerador de España. Como arte de crea-

ción utilitaria eminentemente social y

colectivo es, entre las artes mayores, la

más sensible y resonante a las intencio-

nes, inquietudes y mudanzas del alma

colectiva. […] El racionalismo español

se incorporó con un prestigioso bagaje

de realizaciones a la gran corriente de

la arquitectura internacional y fue, en su

breve pero fecunda existencia, una

arrebatada corriente de aires nuevos,

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Luis Sáenz de la Calzada (izq.) y Federico García Lorca (dcha.), en uno de los viajes de La Barraca. 1933. Col. Fundación Federico García Lorca, Madrid

Page 58: Catalogo La Barraca

un eufórico paréntesis de jovial creativi-

dad y una gran ocasión perdida.

Arturo Sáenz de la Calzada, 1978

Como presidente de la UFEH, Arturotuvo un gran protagonismo en lafundación de La Barraca, de cuyoConsejo de Administración formóparte. Pero, además, trabajó comoactor en el auto de La vida es sueño,interpretando el papel del Fuego.Fue en esa función donde conocióa la que años después sería sumujer, Enriqueta Ketty Aguado.

Luis Sáenz de la CalzadaLeón, 1912 – 1994

Médico estomatólogo, biólogo ytambién actor, pintor, académico,ensayista y poeta. Ese era LuisSáenz de la Calzada; un hombrepolifacético que terminaría siendoel fiel cronista de La Barraca consu libro publicado en 1976, sobre elcual Rafael Martínez Nadal escribiólo siguiente:

Leer estas páginas es viajar en «la casa

ambulante de la camaradería», montar

en plazas públicas «el tinglado de la an-

tigua farsa», entremezclarse con un pú-

blico absorto y agradecido, experimen-

tar las inevitables tensiones que produ-

ce el cansancio y que, a la mañana si-

guiente, se disuelven en risas. Es confir-

mar que la juventud, como los pueblos,

se une «para hacer algo en común», en

este caso, algo hermoso y noble.

Rafael Martínez Nadal, 1975

Sus cuadros tienen ascendencia he-teróclita; la pintura metafísica deGiorgio de Chirico, la surrealistade José Caballero… Arlequines, fi-guras sin rostro, animales imposibles,paisajes oníricos, imágenes sobrela brutalidad de la condición humana,seres fragmentados, pueblan el pai-saje de su pintura. Escribió el poe-mario Pequeñas cosas para el agua.Durante toda su vida nunca se es-forzó demasiado en dar a conocersu obra debido a su temperamentoy convicciones. Toda su obra tieneuna gran coherencia y representael propio exilio interior de esteartista, que siempre estuvo abiertoa que el trato humano predominasesobre las ideologías. Su personalidadfue un ejemplo para los intelectualesde León, ciudad donde residía. Hizode la humildad un auténtico estilode vida, iluminando con su brillo in-terior a cuantos tenían la suerte detratar con él.

Mi padre tenía una especie de tríada ca-

pitolina que estaba formada por Ortega,

don Alberto y Federico, así dicho. Orte-

ga era Ortega y Gasset, claro, a quien

mi padre citaba con mucha frecuencia.

Alberto era Jiménez Fraud, el director

de la Residencia y una figura casi sagra-

da, […]. Y Federico era Lorca, al que mi

padre adoraba y del que habla mucho

mejor que todo lo que yo te pueda con-

tar en su libro sobre La Barraca. Los

principios y valores de la parte de nues-

tras vidas, nos fueron transmitidos des-

de niñas, se respiraban en casa.

Margarita Sáenz de la Calzada

Joaquín Sánchez-CovisaMadrid, 1915 – Caracas, 1974

Hijo de un renombrado dermatólogo,José Sánchez-Covisa, y de TeresaHernando, hermana del tambiéneminente médico Teófilo Hernando.Se formó en el Instituto-Escuela ycursó cuatro años de Derecho en laUniversidad Central de Madrid, ob-teniendo en todos ellos matrículade honor. Su carrera se vio inte-rrumpida por la Guerra Civil, durantela cual trabajó en el Departamentode Cifras de la Presidencia de laRepública al lado de Juan Negrín.Terminó exiliándose en Venezuela.Sánchez-Covisa participó como ac-tor en la formación inicial de LaBarraca, interpretando, entre otros,el Pancracio de La cueva de Sala-manca, un memorable alcalde Es-teban en Fuente Ovejuna o el per-sonaje de la Sabiduría en La vidaes sueño (imágenes de página 62).

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Page 59: Catalogo La Barraca

La Barracaen laUniversidadde Madrid

60——

——La Universidad Cen-tral de Madrid fue lacantera de la que salie-ron los actores de LaBarraca. Era casi obli-gado que su solemnepresentación en socie-dad tuviera lugar antesus profesores y estu-diantes. A fines deoctubre de 1932, el viejoParaninfo de San Ber-nardo sirvió demagnífico teatro paraque, trescientos añosdespués de su creación,las figuras alegóricasdel auto sacramental deLa vida es sueño, dePedro Calderón de laBarca, volvieran atomar vida escénica.

Postal antigua de la Universidad Centralde Madrid en la calle San Bernardo.Fototipia Castañeira Álvarez

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Page 61: Catalogo La Barraca

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Representación del auto sacramental de La vida es sueño, deCalderón de la Barca, en la Universidad Central de Madrid. De

izquierda a derecha, en primer plano: Julia Rodríguez Mata,Federico García Lorca y María del Carmen García Lasgoity. En

segundo plano, Joaquín Sánchez-Covisa, Alberto Quijano, CarlosCongosto, Arturo Sáenz de la Calzada, Diego Marín y Modesto

Higueras. Col. Fundación Federico García Lorca, Madrid

Page 62: Catalogo La Barraca

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En una entrevista concedida al diario La Voz (1-ii-1932) García Lorca manifestaba que el grupo iba aempezar la aventura –término que prefería al más con-vencional de temporada – representando por distintospueblos para después, en otoño, con la apertura delcurso universitario, ir a Madrid, siempre –claro está–que «estuvieran en condiciones que sean más quedecorosas» (Aguilera / Lizárraga, 1994: 59).

Y fue justo en el otoño, el día 30 de octubre, cuando,después de rodarlo en varias localidades, La Barracapresentó el auto sacramental de La vida es sueño en elParaninfo de San Bernardo y en presencia del rectordon Claudio Sánchez Albornoz. Carmen García Las-goity evocaba así el acto:

Mucho nos epató la solemnidad que don ClaudioSánchez Albornoz, entonces rector de la UniversidadCentral, dio a la presentación de «La Barraca» en laUniversidad. Desde la puerta central, por el claustroque lleva a la cabecera del Paraninfo, se habían col-gado tapices del Patrimonio y se adornó con plantasque llevó don Cecilio, Jardinero Mayor del Ayunta-miento de Madrid. Se invirtió la situación de las bu-tacas ya que el tablado se colocó a los pies delParaninfo y así quedó el estrado como un gran palco.

Page 63: Catalogo La Barraca

Un auto sacramental para abrir boca

El reto no era nada fácil: un auto sacramental deCalderón. Género y autor eran muy del gusto deLorca, quien probablemente había leído la obra enla edición que de algunos autos calderonianos habíapublicado el profesor Ángel Valbuena Prat en 1926.

Por indicación, naturalmente, de Federico se pensóque podríamos empezar con La vida es sueño, y rá-pidamente se desechó el drama así titulado quecuenta la peripecia de la vida inverosímil, pero noimposible, de un príncipe, para elegir el auto sacra-mental, que es el drama de la libertad humana.

Emilio Garrigues, 1978

La vida es sueño es, a mi juicio, el auto de más al-tura de este poeta. Es el poema de la creación delmundo y del hombre, pero tan elevado y pro-fundo que en realidad salta por encima de todaslas creencias positivas.

Federico García Lorca, 1932

El teatro era una fiesta

El 30 de octubre de 1932 tuvo lugar lasolemne función en el Paraninfo de laUniversidad. El acto estuvo presididopor el rector don Claudio Sánchez Al-bornoz. La puesta en escena del autosacramental fue ilustrada con la partiturade Julián Bautista, que interpretó la Or-questa universitaria bajo la direccióndel maestro Rafael Benedito Vives.

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Representación del auto sacramental La vida es sueño porla compañía La Barraca en la Universidad Central deMadrid, 25 de octubre de 1932. Decorados de BenjamínPalencia. De izquierda a derecha: Enrique Díez-Canedo,Miguel González Quijano, Modesto Higueras, Arturo Sáenzde la Calzada, María del Carmen García Lasgoity, PilarAguado, Benjamín Palencia, Federico García Lorca, KettyAguado, Claudio Sánchez Albornoz, Julia Rodríguez Mata,Eduardo Ugarte, Carlos Congosto, Emilio Garrigues,Álvaro García Ormaechea, Joaquín Sánchez-Covisa, DiegoMarín, Manuel Puga, Alberto Quijano, Arturo Ruiz-Castillo,Jacinto Higueras y personaje sin identificar. Col.Fundación Federico García Lorca, Madrid

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La lucha de los cuatro elementosde la naturaleza por dominar elmundo, el temor del hombre re-cién nacido, todavía temblorosode arcilla y luz planetaria, y laescena de la Sombra con el pálidoPríncipe de las Tinieblas sonmomentos dramáticos de difícilsuperación en ningún teatro.

federico garcía lorca

En Aire, Agua; Fuego y Tierraconcha, espiga, voz y afectotiene, goza, incluye y sellagracia, venia, amparo, asilo,piedad, refugio y clemencia.

calderón de la barcaLa vida es sueño

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Federico tan solo hizo una vezde actor; por cierto, bastantemal. Hizo de La Sombra en elauto de Calderón y salió en-vuelto en unos mantos de tul,negros, que resultaban catastró-ficos. Nosotros le decíamos queparecía una viuda tibetana y él sereía, como siempre, con aquellasonrisa que llenaba el mundo.

Santiago Ontañón, 1988

¡Ah, del profundo horror,cuna del susto y tumba del pavor,en quien es el vivir,morir eterno para no morir!

Calderón de la Barca, La vida es sueño

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Federico García Lorca en el papel de La Sombra, para larepresentación del auto sacramental de La vida es sueñorealizado por La Barraca. Decorados de Benjamín Palencia.1932. Col. Fundación Federico García Lorca, Madrid

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Vino viejo en odres nuevos: Benjamín Palencia,

escenógrafo de Calderón

Nacido en 1894, el pintor albacetense Benjamín Palencia sehabía hecho ya un hueco importante en la vida artísticamadrileña desde que en 1925 participara en la Exposición deArtistas Ibéricos. En 1926 se encarga de componer los deco-rados para la ópera La pájara pinta, libro de Rafael Alberti ymúsica de Óscar Esplá, que sin embargo nunca se estrenaría.Poco después promovió, junto al escultor Alberto Sánchez,que también colaboró en La Barraca, la llamada Escuela deVallecas, en la que confluían los estilos surrealista, construc-tivista y la poética del paisaje castellano.

La decoración tenía que ser forzosamente simple, dadas las esca-sas posibilidades del tablado, pero los trajes eran sumamente ela-borados. Los rostros aparecían densamente pintados, algunos endos colores. La vestimenta se inspiraba en un famoso códice dela Baja Edad Media con ilustraciones del Apocalipsis. Para ob-tener los efectos de las cabelleras se hicieron pelucas metálicas.

Francisco García Lorca, 1981

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Abajo:Figurines diseñados por Benjamín Palencia parala representación realizada por La Barraca delauto sacramental La vida es sueño. Col.Fundación Federico García Lorca, Madrid

Derecha:María del Carmen García Lasgoity en el papelde La Tierra, para la representación del autosacramental La vida es sueño realizado por LaBarraca. 1932. Col. Fundación Federico GarcíaLorca, Madrid

A continuación: Arturo Sáenz de la Calzada en el papel de ElFuego. Col. Fundación Federico García Lorca,Madrid

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No establece La Barraca una com-petencia vana entre aficionados yautores. El teatro es un medio, noun fin para ella. Un medio decrear espíritu, difundiendo, sin afánde lucro […], la obra de nuestrosgrandes dramáticos, en quien seencarna y vive el alma española.

enrique díez-canedo, 1932

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La Barraca y la nueva Facultad de Filosofía y Letras

El gran proyecto arquitectónico de la universidad fue el pabellón de laFacultad de Filosofía y Letras. En la todavía muy descampada CiudadUniversitaria, el nuevo edificio se convirtió en el templo laico de la cul-tura más avanzada, allí donde enseñaban Ortega y Gasset, Salinas oFernández Montesinos. El 15 de enero de 1933 se inauguraba el nuevoedificio. El acto contó con la presencia de las más altas autoridades dela República: el presidente Niceto Alcalá Zamora, el jefe de gobiernoManuel Azaña, y los ministros Luis de Zulueta, Indalecio Prieto, JoséGiral y Fernando de los Ríos. En la mesa presidencial se sentaban tam-bién el rector Claudio Sánchez Albornoz y el decano Manuel GarcíaMorente. Entre el público asistente había numerosos profesores e inte-lectuales, entre ellos Miguel de Unamuno. Es probable que Lorcahubiera querido actuar con su compañía en el paraninfo del nuevo edi-ficio, pero las obras aún no habían concluido, y la función hubo detrasladarse al Teatro María Guerrero. Si un auto sacramental había lle-nado con sus figuras alegóricas el impresionante Paraninfo de SanBernardo, eran ahora los entremeses de Cervantes los que ponían la notajovial y festiva a un día tan señalado. Los entremeses escogidos fueronLa cueva de Salamanca, La guarda cuidadosa y Los dos habladores: los tresse dieron como de Cervantes, aunque éste último solo es atribuido.

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Vista de la Facultad de Filosofía y Letras en la Ciudad Universitaria (1932). Archivo familia Ródenas.

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Estas tres obritas son tres joyas en las que se notala maestría del poeta, que trabaja con alegría y conaltura, es decir, dominando el tema. Esta sensaciónde dominio, de caliente frialdad, la tiene Cervantescomo la tiene Goethe. Es la facultad de ir guiandolos asuntos por un cauce previsto sin que jamásfalte el temblor misterioso de lo inspirado. Alamedaplantada con estilo personal donde el poeta permiteque entre un viento de no se sabe dónde. Cervantestrabaja con su plano hecho y por eso asombra lasensación de cosa improvisada, de dalia nacida quecorre por toda su obra fresquísima. Y desde luegono es arqueológico, no es viejo, no está pasado. Es-tos entremeses están vivos, como acabados de hacer,y yo he visto su efecto siempre despierto en los pú-blicos de aldeas y ciudades.Trama y lenguaje de farsa humana eterna.

federico garcía lorca, 1932

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Nuevoscómicos dela legua

74——

——La Barraca no podíalimitar sus actividades aun solo ámbito –eluniversitario– o a lasgrandes ciudades. Habíaque llegar también a lospueblos y las aldeas deEspaña para llevarles elmensaje siempreoptimista del teatromediante estos nuevoscómicos de la legua, a losque, de habérselosencontrado don Quijoteen el camino, hubierapodido saludarles como«instrumentos de hacerun gran bien a larepública, poniéndonosun espejo a cada pasodelante, donde se ven alvivo las acciones de lavida humana, y ningunacomparación hay quemás al vivo nosrepresente lo que somos ylo que habemos de sercomo la comedia y loscomediantes».

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[i] La vida es sueño (auto), de Pedro Calderón de la Barca

El Agua ....................... Julia Rodríguez MataLa Tierra ............... Carmen García LasgoityEl Aire ............................. Modesto HiguerasEl Fuego ............ Arturo Sáenz de la CalzadaEl Amor Divino .............. Enriqueta AguadoLa Sombra ................. Federico García LorcaLa Sabiduría ......................... Carmen GalánEl Príncipe de las tinieblas ....... ? / Luis Sáenz ................................................ de la CalzadaFigurines y decorados ........ Benjamín PalenciaMúsica .................................. Julián Bautista

[ii-iv] Entremeses, de Cervantes

La guarda cuidadosa

Soldado .............................. Eduardo Ródenas Álvaro García Ormaechea

Luis Sáenz de la CazadaCristina ....................... Julia Rodríguez Mata

Conchita PoloCarmen Galán

Sacristán .......................... Modesto HiguerasAmo .......................................... Diego MarínAma ....................... Carmen García LasgoityZapatero ............................. Jacinto HiguerasSotasacristán ....................... Jacinto HiguerasMozo .................. Alberto González QuijanoDecorados ................. Alfonso Ponce de León

Los dos habladores

Doña Beatriz ......... Carmen García LasgoityEnriqueta Aguado

Hablador .......................... Modesto HiguerasProcurador ........................... Jacinto HiguerasAlguacil ............................... Jacinto HiguerasMarido ..................................... Diego Marín

La cueva de Salamanca

[Sin datos.]

[v] El retablo de las maravillas

Chanfalla ................ Joaquín Sánchez-CovisaChirinos ................. Carmen García LasgoityAlcalde ............................... José María NavazEscribano ............ Alberto González QuijanoJuana Castrada ....................... Conchita PoloSobrino .................. Luis Sáenz de la Calzada

Enrique González de FranciscoFurrier .............................. Eduardo RódenasFigurines .................. Manuel Ángeles Ortiz

[vi] Fuente Ovejuna, de Lope de Vega

Esteban ................... Joaquín Sánchez-CovisaJuan Rojo .................................. Diego Marín

Mario González EtcheverriCimbranos ......................... Eduardo RódenasFrondoso ................................... Manolo PugaJacinta ....................... Carmen García AntónFigurines y decorados .......................... Alberto

[vii] El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina

Don Juan Tenorio .. Luis Sáenz de la CalzadaCatalinón ........................... Jacinto HiguerasDuquesa Isabela ...................... Conchita Polo

Julia Rodríguez MataGloria Morales

Duque Octavio .... Alberto González QuijanoManolo Puga

Carmelo MotaTisbea .................................... Carmen GalánMarqués de Mota ............. Modesto HiguerasDon Pedro Tenorio .................. Agustín LeyvaAminta .................................. Carmen RisotoGaseno .................... Joaquin Sánchez-CovisaBatricio .................................... Manolo PugaCoridón .................. Rafael Rodríguez RapúnFigurines ................. Alfonso Ponce de LeónDecorados ................................ José CaballeroDirección musical ....... Federico García Lorca

Los espectáculos de La Barraca

Page 78: Catalogo La Barraca

Músicos .. Carmen Risoto y Mario EtcheverriFotografía ............ Gonzalo Menéndez-Pidal

[viii] Égloga de Plácida y Victoriano, de Juan del Encina

Plácida .................................. Gloria Morales Victoriano ................................ Manolo PugaSuplicio .................. Luis Sáenz de la CalzadaUn pastor ......................... Modesto HiguerasGil Cestero ....................... Modesto Higueras Carmelo Mota .................. Modesto HiguerasMercurio ............................ Mario EtcheverriMúsicos ......... Carmen Risoto y Julián OrgazFigurines ................................. Norah BorgesTraspunte ............................... José ObradorsDirección musical .........Federico García Lorca(sobre temas populares)Iluminación ........................... Aurelio Romeo

Arturo Ruiz-Castillo Montaje de escenarios .... Arturo Ruiz-Castillo

Luis MeanaLuis Martínez Simarro

Fernández MontañaFotografía ............ Gonzalo Menéndez-Pidal

[ix-xii] La fiesta del romance

Romance del conde Alarcos

Conde Alarcos.............................Manuel PugaCondesa ..................................Gloria MoralesInfanta ....................................Carmen GalánRey..........................Luis Sáenz de la CalzadaCantantes ...............................Carmen Risoto

Mario EtcheverriConchita Polo

Julián OrgazFigurines .................... Manuel Ángeles Ortiz

La tierra de Alvargonzález, de Antonio Machado

Alvargonzález .................... José María NavazMujer (voz en off ) .. Carmen García Lasgoity

Hijos de Alvar ......... Joaquín Sánchez CovisaGonzález ............... Luis Sáenz de la CalzadaHijo menor ............................... Manuel PugaRecitador ................... Federico García LorcaDecorados ......................... Santiago Ontañón

Las almenas de Toro, de Lope de Vega

Recitador (voz en off ) .. Federico García LorcaConde Ansúrez ................. Modesto HiguerasEl Rey ................... Luis Sáenz de la CalzadaArquero .................................. Carmelo MotaFigurines ................................ José Caballero

La tierra de Jauja (El bobo de la olla), de Lope de Rueda

Panarizo ........................... José María NavazHonzigera ........................ Modesto HiguerasMendrugo ........................... Jacinto Higueras

[xiii] El caballero de Olmedo, de Lope de Vega

Inés ........................................ Carmen GalánLeonor ................................... Carmen RisotoFabia ...................... Carmen García LasgoityDon Alonso ............................... Manuel PugaDon Rodrigo .......... Luis Sáenz de la CalzadaTello .................................... Jacinto HiguerasDon Pedro ............... Joaquín Sánchez-CovisaMendo ....................................... Julián RisotoDon Fernando ........................ Carmelo MotaFigurines y decorados ............... José Caballero

Retablillo de don Cristóbal, de Federico García Lorca

Madre .................... Carmen García LasgoityDon Cristóbal ............. Modesto Higueras (?)Doña Rosita ................ Julia Rodríguez MataEl Poeta ................. Luis Sáenz de la CalzadaEl Enfermo ............ Luis Sáenz de la CalzadaDecorados ...... Miguel Prieto y José CaballeroMuñecos .................................. Ángel Ferrant

Page 79: Catalogo La Barraca

Tespis se motoriza: «La bella Aurelia»

Todo el aparato escénico del teatrillo universitario cabía enesta camioneta, a la que Lorca bautizó con el nombre de «Labella Aurelia», pues el chófer que la conducía se llamabaAurelio Romeo. Cuando La Barraca pasó por Almansa paradar una función, el secretario del ayuntamiento de aquellalocalidad manchega, escribió el siguiente cuarteto:

La Farándula pasa bulliciosa y triunfante.Es la misma de antaño, la de Lope burlóntrasplantada a este siglo de locura tonante.Es el carro de Tespis con motor de explosión.

Y esta otra copla que cantaban los barracos cuando la camio-neta se averiaba:

Al coche de «La Barraca»nunca le falta una pena,ya se le rompe un cristal,ya se le funde una biela.

Pero era un carro más peligroso, con los riesgos de la veloci-dad. El suceso ocurrió el 17 de julio de 1932. Los barracoshabían actuado en Soria y, de camino a Madrid, la camionetasufre un accidente. El pintor Hermenegildo Lanz, que acom-pañaba a la expedición, fue testigo del accidente:

Fue llegando a Medinaceli; marchaba la caravana bien con-tenta de la despedida que había tenido en Almazán. Un poco,no mucho, de velocidad, una curva repentina y muy cerrada,mala dirección y el consiguiente vuelco… Bastantes lesiones,alguno en estado comatoso durante muchas horas, inquietudy tristeza en todos los ilesos, entereza y disimulo del dolor enlos heridos, que soportaban sus curas como si tal cosa. Algúnbrazo roto, cristales clavados en caras y brazos, magullamien-tos, y en general heridas de gran escándalo, aunque, feliz-mente, de pocas consecuencias.

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Fotograma de la película realizada porGonzalo Menéndez Pidal 1932

Montaje del escenario para larepresentación La guarda cuidadosa. Col.Fundación Federico García Lorca, Madrid

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«He aquí el tinglado de la antigua farsa…»

Como en los tiempos de Lope de Rueda, cuando –como diceCervantes– «el escenario se componía de cuatro o seis tablas»y «todos los aparatos de un autor de comedias se encerrabanen un costal», La Barraca monta su teatrillo ambulante en lasplazas de ciudades y pueblos. Gonzalo Menéndez-Pidal, hijodel gran filólogo, era el encargado de la instalación eléctrica yde las luces escénicas. También de recoger con su cámara decine las imágenes de La Barraca en movimiento.

Arturo Ruiz Castillo manejando el cuadro de lucesen una representación. Fundación Juan March

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La Barraca. Montaje delescenario para larepresentación de Laguarda cuidadosa. Col.Fundación FedericoGarcía Lorca, Madrid

La Barraca, Tordesillas, abril 1933.Archivo familia Ródenas

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el pueblo responde

Recuerdo haber tenido en Almazán unade las emociones más intensas de mivida. Representábamos al aire libre elauto de La vida es sueño. Empezó a llover.Solo se oía el rumor de la lluvia cayendosobre el tablado, los versos de Calderón yla música que los acompañaba, en mediode la emoción de los campesinos.

Federico García Lorca

En la plaza de un pueblo, a poco de co-menzar la representación a cielo abierto,se pone a llover implacablemente, biencernido y menudo. Los actores se calansobre las tablas, las mujeres del pueblo seechan las sayas por la cabeza, los hom-bres se encogen y hacen compactos: elagua resbala, la representación sigue;nadie se ha movido.

Jorge Guillén

¿Obras demasiado complejas para un públicoque tal vez no había visto nunca a un clásicoen escena? ¿Exquisiteces vanguardistas parael disfrute de una minoría? De ningún modo.Lorca creía en el poder catártico que el teatropodía ejercer en las multitudes iletradas:

Hay millones de hombres que no hanvisto teatro. ¡Ah! ¡Y cómo saben verlocuando lo ven! Yo he presenciado en Ali-cante cómo todo un pueblo se ponía envilo al presenciar una representación de lacumbre del teatro católico español: ¡Lavida es sueño! No se diga que no lo sentían.Para entenderlo, las luces todas de la teo-logía son necesarias. Pero para sentirlo, elteatro es el mismo para la señora encope-tada como para la criada. No se equivo-caba Molière al leer sus cosas a la cocinera.

1932

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Fotografía de un grupo deespectadores durante unarepresentación. FundaciónJuan March

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enmendándole la plana a cervantes

Sucedió en un pueblo de Soria. Alpúblico que se congregaba en torno altablado no le gustó nada el desenlace deLa guarda cuidadosa, el ingenioso entremésde Cervantes en que el Sacristán y elSoldado pujan por llevarse el favor de lafregona Cristina, que decide al final darsu mano al primero. Disconformes, losingenuos espectadores protestaron, pi-diendo a gritos que fuera el Soldado elelegido por la muchacha. Lorca y losactores no tuvieron más remedio queenmendarle la plana a don Miguel, cam-biando el final del entremés.

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Julia Rodríguez Mata en larepresentación de La guardacuidadosa por la compañíaLa Barraca, Almazán, 1932.Col. Fundación FedericoGarcía Lorca, Madrid.

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Enrique Díez-Canedo, Emilio Garrigues, Arturo Ruiz-Castillo, Miguel González Quijano 1933. Archivo familia Garrigues

Componentes de La Barraca y posibles funcionarios del Ayuntamiento de Alicante. Alicante, enero 1933. De izqda. a drcha.en primera fila: Carmen García Lasgoity, Modesto Higueras, Joaquín Sánchez-Covisa, persona sin identificar, Juan José

Pérez, persona sin identificar, Manolo Puga, Luis Gamir, Federico Amérigo, persona sin identificar. En segunda fila:persona sin identificar, Conchita Polo, Alberto Quijano, Emilio Garrigues, Eduardo Ugarte, Arturo Ruiz Castillo. En tercera

fila: persona sin identificar, persona sin identificar, Diego Marín, Pepe Obradors, Federico García Lorca, Isabel GarcíaLorca, Laura de Los Ríos, persona sin identificar, Josefina Mayor, Mercedes Ontañón. En la cuarta fila: Antonio Blanca,persona sin identificar, persona sin identificar y Julia Rodríguez Mata. Col. Fundación Federico García Lorca, Madrid

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Del afán de Lorca por internacionalizar su proyectoda idea la gira que La Barraca emprendió por variasciudades del norte de África: Ceuta, Melilla, Tetuány Tánger. A esta última ciudad llegan en abril de1934 con el propósito de celebrar el aniversario dela República. En Tánger gráfico se recogía lasiguiente crónica del estreno de los Entremeses en elTeatro Cervantes:

Este grupo de estudiantes se impuso el deber deresucitar nuestro olvidado teatro clásico tan rico ytan bello y descubrir este tesoro oculto y casi ig-norado de las generaciones actuales. Su decorado,sus trajes, su interpretación, todo está estudiadocon arreglo al criterio moderno de la plasticidad ynada tiene que envidiar al actual teatro ruso o al

alemán. Alienta en él un nuevo espíritu más hu-mano, que deleita y recrea a las almas sencillas delpueblo. La escenografía, inspirada en estas mis-mas tendencias, ha sido realizada por artistas taninspirados como Ontañón, Gaya, y Ponce deLeón, que pusieron al servicio de esta causa todoel valer de su talento.

Desde la ciudad marroquí los barracos mandan unapostal a su director, que por entonces se encontrabaen Argentina:

Nuestro resonante éxito en Tánger nos hace pro-longar la excursión para representar esta noche enTetuán y mañana en Ceuta. Estamos encantados,encantados, pero te recordamos muy a menudo.

«la bella aurelia» cruza el estrecho

Embarcando el camión rumbo a Tánger, abril de 1934. Fundación Juan March

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El repertorio escogido por Lorcapara su grupo fue muy cuestio-nado desde un primer momento.Hay quienes pensaban que niestética ni sociológicamente res-pondía a las exigencias de unapolítica radical de izquierdas. Laelección de un auto sacramentalcomo primera función de La Ba-rraca fue no poco arriesgada. Nosolo por la dificultad de su con-tenido alegórico, que muchosconsideraron una antigualla, sinotambién por el carácter sagradodel género, cuyo fin último erala exaltación del sacramento dela Eucaristía. Según el testimoniode Emilio Garrigues, «algunosdirigentes de la República y delmovimiento estudiantil […] pen-saban que el repertorio era de-masiado reaccionario» (1978: 110).Y así parece que lo entendieronalgunos jóvenes anarquistas, aun-que las reacciones más violentasvinieron de parte de los sectorestradicionalistas, que entendieroncasi como una provocación queuna compañía teatral alentadapor el gobierno laicista de la Se-gunda República se hubiera atre-vido a poner en escena un autode Calderón. Y fue justamenteen el claustro románico de SanJuan de Duero, al representar Lavida es sueño, donde se produjeronlos primeros incidentes graves.

En aquel claustro topamoscon la Iglesia, pero la mili-tante y ultramontana. Resultaque los estudiantes tradicio-nalistas de Soria pensaronque había que anatematizaralgo tan escandaloso como larepresentación de un auto sa-cramental. Fueron, pues, a re-ventar la obra, y al reventarla,nos reventaron a nosotros.Debo decir que Benjamín Pa-lencia, con esa imaginaciónpictórica que le es propia, noshabía caracterizado de unamanera estrambótica, desti-nada a moverse con la pausade la dignidad escénica; nadaapta, en cambio, para salir co-rriendo, que es lo que huboque hacer.

Emilio Garrigues, 1989

el carro ambulante del socialismo

Luis Escobar, que sería poste-riormente uno de los grandesnombres de la escena española,escribe en 1933, en el Diario deAlbacete, una dura crítica contraLa Barraca, que no era –en suopinión– más que un órgano depropaganda socialista.

federico garcía «loca»

El semanario antirrepublicanoGracia y Justicia no desaprove-chaba ocasión para infamar elbuen nombre de García Lorca yel de su grupo. Escondido en laanonimia, el articulista no reparaen hacer un chiste de muy dudosogusto con el apellido del directorde La Barraca, cuyos miembrosno son para él sino unos vulgares«titiriteros».

competencia desleal

También desde el diario católicode mayor influencia, El Debate,se arremetía contra los actoresaficionados de La Barraca, conel peregrino motivo de que hur-taban el trabajo a los actores pro-fesionales.

Nos parece mal «La Barraca».Alguien dijo de ella que «erala juerga escolar de los domin-gos». «La Barraca» –su inten-ción– nos parece plausible;solo que el medio está equivo-cado. A los pueblos se debellevar el arte teatral. Confor-mes. Pero esa misión debe serencomendada a sus profesio-nales. En Madrid, actual-mente, hay cerca de tres mil

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Revientan la función

Page 90: Catalogo La Barraca

actores parados; entre ellos fi-guras ilustres y representativasde la escena. Su puesto lo ocu-pan unas decenas de estudian-tes que hacen muy mal lascomedias… y, además, no es-tudian. Y así va el teatro.

En la misma línea se pronunciabael emergente movimiento falan-gista. En la revista FE se publicabael 5 de julio de 1934 una llamada alos estudiantes de La Barraca paraque se incorporasen al SindicatoEspañol Universitario (seu):

Estudiante: tú eres joven. Tudeber es sacrificarte ante ellos;tu deber es no quedarte con loque se te da para que lo entre-gues al pueblo. Tu deber, antessería viajar ayunando, que la-vándote las manos en agua mi-neral. El seu te llama a susfilas; a ti y a «La Barraca». Ati, como joven; a «La Barraca»,como misión pedagógica queha de ser conducida tan solopor los que ansíen una Patrianueva; los que laboren por unporvenir de Imperio; no porlos que se mueven en las aguasturbias y cenagosas de un mar-xismo judío.

La prensa republicana debió, porello, emplearse a fondo para de-fender el buen nombre de la for-

mación. Más extraño es que esadefensa proviniese también deFalange Española, la organizaciónque acaudillaba José AntonioPrimo de Rivera. En su órganode expresión, Haz, aparecía en1935 un artículo elogioso de LaBarraca, firmado por un tal E.R. L., iniciales bajo las que seescondía un antiguo barraco,Eduardo Ródenas Llusiá, queescribía lo siguiente:

Mañana a otro pueblo, a unnuevo lugar: las mismas caras,los mismos tipos; un rincónde España más que recibeuna, dos, tres horas de alegría.¿Merece la pena? Nuestrascerriles derechas dicen queno. Nosotros decimos clara-mente que sí.

e. r. l., 1935: 3

El gobierno de la ceda (Confe-deración Española de DerechasAutónomas), presidido por JoséMaría Gil Robles, fue contrarioal proyecto de La Barraca, y res-tringió de forma muy significativala subvención de que hasta en-tonces había gozado el grupo. Pa-rece que, alarmado por las noticiasque le llegaban de Madrid, GarcíaLorca, que había pasado unosmeses en Buenos Aires, adelantóel viaje de vuelta. Según su her-

mano Francisco, «la subvenciónpudo ser salvada […] gracias (yes posible) a la intervención delfundador de Falange, José AntonioPrimo de Rivera, ferviente ad-mirador de Federico y con quientrató de ponerse varias veces encontacto, a través de amigos co-munes, sin que Federico accedie-se». Al año siguiente, sin embargo,las cosas no habían mejorado mu-cho, pese a lo cual el optimismode Lorca seguía incólume:

«La Barraca», pese a que lesupriman las subvenciones, nomorirá, porque yo me pro-pongo que no muera. Vivimoshoras, mejor dicho, vive ahorade los restos, porque, como essabido, yo hago esto, comoUgarte, con absoluto desinte-rés; pero, aunque le falte elmás simple recurso, seguiráviviendo. Cuando ya no ten-gamos trajes ni decorados, re-presentaremos con nuestrosmonos el teatro clásico. Y sino nos dejan levantar el tabla-dillo, representaremos enplena calle, en las plazuelas delos pueblos, donde sea… Y sitampoco nos dejasen así, re-presentaremos en cuevas y ha-remos teatro oculto.

Federico García Lorca, 1935

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¿Quién mató al Comendador?

El pueblo de Fuente Ovejuna se subió a «La bella Aurelia»para reencontrarse a sí mismo más de trescientos años despuésde que Lope de Vega lo inmortalizase mediante la historia deunos campesinos que se rebelan contra el yugo de un soberbiocomendador. El pueblo (y solo el pueblo) se procuraba así supropia justicia y permanecía unido ante la injusticia sin nece-sidad de encomendarse a ninguna misericordia regia. En suversión, Lorca y Ugarte –siguiendo el ejemplo de las adapta-ciones que de la tragedia se habían hecho en la UniónSoviética– suprimieron todas las escenas en las que aparecíanlos Reyes Católicos e introdujeron un ritmo trepidante, conbailes –como el de «Las agachadas»– y canciones popularesen la escena de las bodas de Laurencia y Frondoso. Los figu-rines y telones corrieron a cargo del escultor Alberto, unenamorado del paisaje castellano que consiguió darles el tonoatávico y revolucionario que la gran tragedia exigía. Gracias aesta función muchos pueblos de España fueron, al menosdurante un par de horas, Fuente Ovejuna.

De este modo quedaba al descubierto, con las espaldas al aire,con las carnes bajo la lluvia, el drama rural que ha sido con-sustancial con España, seguramente desde el Neolítico. Y lagente lo entendía así; aplaudía no sólo por la interpretación,la dirección, el juego escénico de decorados y figurines,…sino porque se le hacía patente, como una herida, algo que,oscuramente consabido, llevaba el campesino en sus mecanis-mos mentales, en cada gota de su sangre y en los mares ne-gros de su sudor cotidiano.

Luis Sáenz de la Calzada, 1976

Para que en la obra genial de Lope de Vega destaquen los va-lores populares con la grandiosidad debida, hemos incorpo-rado a Fuente Ovejuna ciertos efectos corales interesantísimos.El folklore español será nuestro colaborador principal.

Eduardo Ugarte, 1932

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Figurines para la representación de Fuenteovejuna y telón de fondo para LaRomería de los cornudos diseñados por Alberto para la compañía La Barraca.

Col. Fundación Federico García Lorca, Madrid

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Ocurrió en Vélez-Málaga. La Barraca represen-taba Fuente Ovejuna. En el momento del mayorclímax del drama, Laurencia, que ha sido forzadapor el Comendador, denuncia la cobardía de suspaisanos increpándolos de este modo: «Ovejas sois,bien lo dice / de Fuente Ovejuna el nombre. / […]¡Gallinas, vuestras mujeres / sufrís que otros hom-bres gocen! […] / ¡Y que os han de tirar piedras, /hilanderas, maricones, / amujerados, cobardes!».Leopoldo Castedo cuenta la reacción que tuvo unjoven espectador ante el alegato de la campesinaviolentada:

Desde detrás de las bambalinas advertí un tu-multo originado en el gallinero. Me asomé poruna rendija y vi a un mocetón de pie y gritando avoz en cuello: «Tiene razón la muchacha, somosun pueblo de maricones; hay que matar al Co-mendador, vamos corriendo…!». Al darse cuentade la situación, de que estaba en el teatro de su

pueblo y no en Fuente Ovejuna, se le encendió elrostro y tratando de ocultarse no se dio cuenta deque era para él un fogoso aplauso al héroe de lajornada. Aunque bien pensado los héroes habíansido Lope de Vega y Federico García Lorca.

Fuente Ovejuna, en el Barrio Chino de Barcelona:

En 1936, en Barcelona, una de nuestras represen-taciones fue en un teatro del Barrio Chino. ElCentro Republicano de dicho distrito nos dio unbanquete en el que me pillaron de sorpresa y mevi obligada por mis compañeros a dar las gracias.Por la noche nos llevaron al famosísimo localnocturno Wu-Li-Chang y fue donde los «estre-llas» del local nos pidieron interpretásemos algúntrozo de Fuente Ovejuna. No nos pareció muysanto representar en tal lugar, pero quién sabe si aLope no le habría disgustado.

Carmen García Lasgoity

rompiendo la cuarta pared: todos a una

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Representación de Fuente Ovejuna por la compañía La Barraca, Ciudad Real, febrero 1936. Col. Fundación Federico García Lorca, Madrid

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En busca del verdadero Don Juan

En el repertorio barraquil no podía faltar el personaje más célebre que el teatroespañol ha dado a la escena universal: Don Juan. Dos jóvenes pintores –AlfonsoPonce de León y José Caballero– se encargaron respectivamente de figurinesy escenografía, aunque la falta de recursos impidió que finalmente se llevarana efecto. El primero diseña los figurines, a los que da un cierto aire decadentey pocos elementos de modernidad si exceptuamos algunas concesiones con-temporáneas cercanas al nuevo realismo o incluso al «realismo mágico», cercanoa la gran corriente europea que retornaba al orden, después de unos años depredominio de la «vanguardia pura» (Plaza Chillón). Caballero, que ya habíahecho la escenografía de El caballero de Olmedo y de Las almenas de Toro, seencarga de los bocetos de un decorado que jamás llegó a realizarse dadas laspenurias económicas por las que entonces atravesaba La Barraca.

unamuno saluda a la barraca

Fue don Miguel de Unamuno gran admirador de García Lorca. Asistió,contra lo que era su costumbre, al estreno de Yerma, y se sintió también inte-resado por las actividades de La Barraca, hasta el punto de desplazarse aPalencia para verlos en el Teatro Principal interpretar El burlador de Sevillay Las almenas de Toro.

He asistido a las representaciones que los jóvenes estudiantes de La Barraca, di-rigidos por el de veras joven García Lorca, van dando por lugares chicos y gran-des, como había asistido a las de las Misiones Pedagógicas. Hondo movimiento,no solo pedagógico, sino en el derecho sentido de la palabra, demagógico, estoes: político. Y el modo de recibir el pueblo, el hondo pueblo, esas representacio-nes me ha corroborado en mis convicciones respecto al alma popular.

Miguel de Unamuno, 1934

más difícil todavía: una égloga, de juan del encina

La pasión de García Lorca por el teatro del Siglo de Oro no le hizo olvidara nuestros autores más primitivos, como Juan del Encina, figura que debióresultarle simpática por reunir en su personalidad la triple condición depoeta, actor y músico. Los figurines de la obra estuvieron a cargo de Norah(Leonor Fanny) Borges, que se había destacado como gran ilustradora de laliteratura vanguardista (Adriano del Valle, Isaac Vando del Villar, su maridoGuillermo de Torre, su propio hermano Jorge Luis…). Sin embargo, nohubo decorado: tan solo una cortina negra servía de telón de fondo.

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La fiesta del romance

Las estrecheces presupuestarias obligan a abaratar cos-tes, a suplir con la imaginación las carencias esceno-gráficas; apostar, en definitiva, por ese «teatro pobre»que otros dramaturgos reivindicarían mucho tiempodespués. A falta de tramoyas, la palabra se entronizacomo reina de la escena. Enamorado del romanceroviejo desde niño, Lorca sitúa el romance en el centrodel escenario: ¡los tres géneros de poesía –lírica, épicay dramática– unidos! Y, además, organiza la fiesta entres momentos históricos distintos: para la Edad Mediacontará con el bellísimo romance del Conde Alarcos;para el Siglo de Oro, con Las almenas de Toro, de Lopede Vega, y para el siglo xx, con La tierra de Alvargon-zález, el largo romance que Antonio Machado incluyóen Campos de Castilla.

Otro de los referentes de nuestro teatro primitivo,el sevillano Lope de Rueda, se sube a «La bella Aure-lia» con uno de sus pasos más célebres, el conocidocomo La tierra de Jauja, que en la versión de LaBarraca pasa a llamarse El bobo de la olla, sin duda untítulo más entendible para el público.

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Montaje del escenario de La Barraca. Almazán, julio 1932 Col. Fundación Federico García Lorca, Madrid

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¿Quién olvidará aquel trozo en Las almenas de Toro,en el que de tal modo supo hacer resaltar a unmismo tiempo la tradición nacional y la bellezapoética y plástica? ¿Qué hubieran sido estos mo-mentos teatrales encomendados a la ramploneríade nuestra tramoya profesional? Lorca destruyelos acartonados monstruos e ilumina de blanca,de parpadeante luz finísima de España el ámbitoprodigioso de la escena.

dámaso alonso, 1937

La novedad de la representación del romance deMachado consistía en subirlo al tablado y plasti-ficarlo, conservando sin cambios su identidad deromance. Ello es posible porque nuestros roman-ces tradicionales –y también el de Machado– sonpequeños dramas, sin contar con que la parte na-rrada decrece al punto de que algunos de ellos es-tán enteramente dialogados. La acción se repre-sentaba, la parte dialogada la decían los personaje,y la voz del narrador estaba a cargo, casi siempre,del propio Federico.

francisco garcía lorca, 1981

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Celebrando a Lope en su tercer centenario

lope en la refriega política

Comienzos de 1935, año del tercer centenario de Lope deVega. El acontecimiento genera una gran polémica entrelas derechas y las izquierdas, en una especie de anticipointelectual de la Guerra Civil. En noviembre y diciembrede ese año La Barraca presentó en el Teatro Coliseum deMadrid cinco representaciones de Fuente Ovejuna. Elcrítico de El Debate no perdió la ocasión para fustigar lacontrovertida versión lorquiana de la tragedia de Lope:

No es la primera vez. «La Barraca» ha vuelto a repre-sentar Fuente Ovejuna profanada. La gloriosa obra deLope, canto vigoroso a la unidad de España y a sus for-jadores, Fernando e Isabel, se transforma en una brevefiesta bolchevique, de la cual han desaparecido las figu-ras insignes de los Reyes Católicos.

10-xii-1935

En la revista falangista Haz también se cargaba contraesta Fuente Ovejuna «revolucionaria»:

Se le coge a Lope por aquí; se le despedaza por allá; sele adultera, añade, corta y pega en esta obra y se le robaen esta otra. […] Vamos a referirnos a un caso con-creto: Fuente Ovejuna. A uno de esos modeladores deocasión concreto: García Lorca. A una compañía: «LaBarraca». Y no nos referimos a este caso por ser de lospeores; los hay infinitamente peores en el triste sinoque a este drama tan auténticamente español le handeparado los intelectuales de pacotilla que se llamanrevolucionarios. Nos referimos a este caso por ser unacompañía universitaria la que lo ha representado. Gar-cía Lorca no añadió una letra a la obra de Lope.Menos mal que le faltaron arrestos para ello. Sin em-bargo no vaciló en empuñar las tijeras. Y cortar aquí yallá de tal modo, que convirtió en entremés lo que eradrama en tres actos. […] Pero su labor, movida porelementos indeseables del más repugnante tipo comu-nista, que operaban detrás de él, fue el transformar undrama tan auténticamente español, con las característi-cas tan españolas de odio a lo injusto y sometimientoincondicional ante lo justo –los reyes, en este caso–, enun mezquino drama rusófilo.

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Homenajeando al maestro:

el Retablillo de don Cristóbal

Al regreso de la exitosa gira quehizo Federico por Argentina, los ba-rracos quieren celebrar el reencuentrocon una comida-homenaje, que na-turalmente hubo de pagar el home-najeado, en un restaurante del barriode la Bombilla, cerca del Manzanares,el 12 de abril de 1934. Al día siguientehay otro acto de agasajo en el hotelFlorida, y los actores le sorprendencon el estreno español de su Retablillode don Cristóbal, junto con el entremésde Los dos habladores.

«El Aire». La vida essueño. Benjamín Palencia.Técnica mixta. 1932.Colección Ruiz-Nicolí

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un presagio fatal: «que de noche le mataron…»

Para la obra número 13 del repertorio, Federico elige El caballero deOlmedo, de Lope de Vega: «Que de noche le mataron / al caballero, /la gala de Medina, / la flor de Olmedo». Hay quien dice que por estaraún muy reciente la muerte de su gran amigo, el torero Ignacio Sán-chez Mejías, para quien escribiría el sobrecogedor Llanto. La obra,estrenada en Santander, llegó al Coliseum de Madrid el 15 de diciem-bre de 1935, y en Barcelona pudo verse el 14 de abril de 1936. La muertede don Alonso, el protagonista de esta tragedia, pareció unir todos lospresagios que, muy poco tiempo después, se cernirían sobre todos.

una dama por un caballero

Tras casi cuatro años de intensa actividad, Lorca va soltando amarrasde su tan querida Barraca. Una serie de causas diversas –su consagra-ción como dramaturgo, los cada vez más numerosos compromisos, laincomprensión de los políticos de turno– lo van distanciando del pro-yecto. En agosto de 1935 Margarita Xirgu le encarga el arreglo de Ladama boba, y Lorca va delegando responsabilidades en su fiel Ugartey en el cada vez más activo Luis Sáenz de la Calzada, que se ocupa delmontaje de El caballero de Olmedo para su estreno en la UniversidadInternacional de Santander. A pesar de todo, Lorca nunca se llegaríaa quitar del todo el mono azul de La Barraca. Todavía el 15 de octubrede 1935 lo viste para leer a Margarita Xirgu y a sus actores su últimacomedia: Doña Rosita la soltera, o el lenguaje de las flores.

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Figurines diseñados por José Caballero para la representación de El caballero de Olmedopor La Barraca. Col. Fundación Federico García Lorca, Madrid

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Federico estaba con nosotros, peroya no vestía el traje de mono, sinoque iba vestido con un traje de fresco,claro de color, y no parecía muy in-teresado en lo que a las representa-ciones se refiriera. Tenía que mar-charse a Madrid donde le reclamabaun asunto que para nosotros fue ca-pital (me refiero al tricentenario dela muerte de Lope de Vega).

luis sáenz de la calzada

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Un nuevo director para tiempos de crisis: Antonio Román

Entre el otoño de 1935 y la primavera de 1936 La Barraca se queda sinsu alma máter. El nuevo secretario de Extensión Universitaria de laufeh, Aniceto Fernández Armayor, propone a Antonio Románhacerse cargo de la dirección. Junto a Román entra también comosecretario el que sería, corriendo el tiempo, célebre crítico cinemato-gráfico, Alfonso Sánchez. A ambos se les acusa de querer reorientarLa Barraca hacia el cine abandonando su objetivo esencial, que era elteatro. Pero lo cierto es que Román no varió la política lorquiana encuanto al repertorio y más bien se inhibió de mayores responsabilida-des. Recuperó Fuente Ovejuna, que llevó a Ciudad Real. La obra lecausó tanta impresión que años después haría una película sobre ella,aunque con un sesgo ideológico muy diferente, pues de la versión seocupó José María Pemán. Con la victoria del Frente Popular enfebrero de 1936, la ufeh quiere darle una nueva orientación a LaBarraca, pero Román se niega a dejar el puesto sin el acuerdo previode la junta general. Es Marcelino Domingo, ministro de InstrucciónPública, quien le aconseja que dimita ante la falta de ayuda financiera.

Antonio Román dirigiendo a mediados de la década de 1940. Filmoteca Española

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Hasta tal punto llega la insensibili-dad de los claustros universitariosque, después de actuar La Barracadurante tres años, con la honradezartística que lo ha hecho, no hansido capaces de asegurar la vida deesta, librándola de la tutela directadel Estado y, por consiguiente, delos vaivenes políticos que la ponenen continuo trance de muerte.

rafael rodríguez rapún

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1936. Los vientos delodio fratricida recorrentoda España. Variosmiembros de LaBarraca, todavía unoscríos, son los primerosen caer, víctimas de laguerra; entre ellos,quien fue su director,Federico García Lorca.Otros han de abando-nar la patria paraencontrar refugio endiversos países, casitodos de América.Unos terceros se que-dan, afines al nuevorégimen o reconverti-dos en el exilio interior.La Barraca es un buensímbolo de las dosEspañas. Con su finalse deshizo un sueñomaravilloso que susmiembros supieron lle-var con orgullo hasta elfin de sus días.

El fin de un sueño

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En doble página anterior:Componentes de La Barraca. Madrid, 1936. De izquierda a derecha, sentados: ModestoHigueras, persona sin identificar, Colache Cimarra, Federico García Lorca, Eduardo RoblesPiquer y persona sin identificar. De pie: Pepe Obradors, persona sin identificar, persona sinidentificar, Carmen Diamante, persona sin identificar, Carmen García Lasgoity, EsperanzaOñate, Isabel García Lorca, persona sin identificar, Julia Rodríguez Mata, Carlos MartínezBarbeito, José Perullera y José Caballero. Col. Fundación Federico García Lorca, Madrid

Representación de El retablo de lasmaravillas de Cervantes por lacompañía La Barraca. Col. FundaciónFederico García Lorca, Madrid

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Nuevos directores para La Barraca

A fines de 1936 el poeta malagueño Manuel Altolaguirre, artíficede la Imprenta Sur, es nombrado nuevo director de La Barraca,que ofrece varias funciones para distraer a los soldados en elfrente. Con motivo de la batalla de Guadalajara, la compañíaactúa en Trijueque y en Gaganejos representando Fuente Ove-juna y El retablo de las maravillas. Después hicieron algunaactuación más en el Teatro Español de Madrid, pero la mayoríade los actores eran ya otros.

Parece que a principios de 1937 el Gobierno de la Repúblicaencomendó a Miguel Hernández la tarea de reorganizar La Ba-rraca. Difícil empeño del que hay pocos testimonios, entre ellosel del propio escritor en su declaración ante el Juez Militar dePrensa (Madrid, 6 de julio de 1939), haciendo constar «que desdeenero del 37 en que sale del Primer Batallón Móvil a marzo delmismo año estuvo en “La Barraca” tratando de reorganizarla».Manuel Tuñón de Lara se refiere en el número 1 de los Cuadernosde Teatro Universitario, editados por la ufeh, a la beneméritalabor que en ese momento seguía realizando el grupo, que pro-yectaba representar El labrador de más aire, del poeta de Orihuela:

Y al lado de todo esto hay que proclamar a pleno pulmón quiénestá haciendo hoy teatro. No es mi cariño acendrado hacia nuestroteatro, sino la convicción la que me hace decir que teatro lo estáhaciendo hoy nuestra «Barraca» en los campos de Brihuega, enGuadarrama, en Madrid. Nuestra «Barraca» que sabe continuar alteatro español de Lope, interpretándolo como nadie hasta ahoralo hizo. Nuestra «Barraca» que prepara obras de auténtico teatroespañol, como El labrador de más aire, de Miguel Hernández.

Manuel Tuñón de Lara, 1937

Todavía hay testimonios de que en agosto de 1937 tuvo lugaralguna representación de La Barraca con los entremeses de Cer-vantes –La cueva de Salamanca, El retablo de las maravillas, Losdos habladores– en Valencia. Hora de España testimoniaba el tra-bajo de la compañía:

Los estudiantes de «La Barraca» supieron unirse pronto a eseclamor que pedía para la guerra todos los refuerzos. Si hasta en-tonces, como en alegre gira, habían recorrido los caminos espa-ñoles, para despertar la imaginación de nuestros aldeanos ollevaron hasta las ciudades insensibles, levantando un reto juve-nil con su arte delicioso a las compañías de cartel con zafio re-pertorio, y público endomingado que las aplaudía, ahora sumisión adquiere, como todo aquello que hace referencia a nues-tra lucha, un carácter emocionado.

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Los primeros caídos

Primeros momentos de la Guerra Civil. En agosto del36 es asesinado Lorca. En Madrid un barraco falan-gista, Eduardo Ródenas Llusiá, sufre también elconsabido paseo; entre sus verdugos parece que habíaalgún compañero de facultad. Lo mismo le ocurrió alpintor Alfonso Ponce de León, también militante deFalange, que poco antes se había retratado muriendovíctima de un accidente de coche.

Os hemos visto tras de las rejas, magníficamente des-greñados, astrosos, como las gentes de los Tercios,pero cantando a España.

José Antonio Primo de Rivera, 1936

Una Barracafalangista:

La Tarumba

Desde el otro lado también sehacía teatro de combate. Al pocode comenzada la Guerra Civil,un grupo de intelectuales y artistasvinculados a Falange Españolaforma en Huelva una compañíateatral con el nombre de La Ta-rumba. Entre ellos estaba el pintorJosé Caballero, antiguo colabo-rador de La Barraca. Curiosa-mente, los clásicos elegidos paralas primeras funciones –El retablode las maravillas, Los dos habladores,La guarda cuidadosa– coincidíancon los que habían formado elrepertorio de La Barraca.

Decorado para la escena de Tisbea. Boceto engouache sobre papel realizado por JoséCaballero para la representación de El burladorde Sevilla. Fotografía de Justo M. de laEncarnación. Fundación Juan March

Decorado para claustro o nave de una iglesia enSevilla. Boceto en gouache sobre papel realizadopor José Caballero para la representación de Elburlador de Sevilla. Fotografía de Justo M. de laEncarnación. Fundación Juan March

Eduardo Ródenas en la cárcel.Archivo familia Ródenas

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Se le vio caminar…Labrad, amigos,

de piedra y sueño, en el Alhambra,un túmulo al poeta,sobre una fuente donde llore el agua,y eternamente diga:el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!

antonio machado«El crimen fue en Granada»

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Yace tu tierra más allá del agua.Nunca tus ojos volverán a verla.[…]Lo grave de morir en tierra extrañaes que mueres en otro, no en ti mismo.Te morirás prestado.Y nadie entenderá tu voz postrerapor más que cielo, muerte, amor y vidase digan cielo, muerte, amor y vidaen la tierra en que mueres.

josé moreno villa«Tu tierra»

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Don Quijote vuelve al camino: nostalgia de Fernando de los Ríos

A fines de 1938, don Fernando de los Ríos pronuncia un discurso enel Estadio de La Polar (La Habana) bajo el título de «Don Quijotevuelve al camino». En él evoca lo que fue aquel tiempo dorado en quese creó La Barraca y a quien consideró hijo de su espíritu, FedericoGarcía Lorca:

Oídlo bien, para decírselo a esos que dicen que representamos laanti-España: jamás desde el siglo xvii se había representado en lasaldeas y ciudades el teatro clásico español. Fue un hombre de la Insti-tución Libre de Enseñanza, de la Institución proterva el que denuevo saca los autos sacramentales para despertar y hacer revivir in-cluso, por qué no decirlo, la emoción religiosa de mi pueblo.

En 1945, el que había sido uno de los prohombres de la República y,sin duda, el intelectual de mayor peso dentro del socialismo, pronun-ció un discurso en el Centro Español de México, en el que evocabaemocionado aquel tiempo dorado:

La República mostró que tenía capacidad creadora bastante para des-pertar un movimiento de alegría y de esperanza en el alma españolacomo tal vez no haya existido antes. Todas las escuelas eran pocas parasatisfacer el hambre de saber, toda institución que creaba era insufi-ciente para llenar el cuenco vacío de las apetencias nobles de nuestropueblo. Cada vez que llegaba un grupo juvenil de los que integraban«La Barraca» –el teatro ambulante– o se entregaban las organizacio-nes a misiones pedagógicas que mandábamos por los campos, ¡se pro-ducían fenómenos tan bellos, tan íntimos, tan alentadores!

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Leopoldo Castedo(Madrid, 1915-1999)Al finalizar la guerra se exilia enFrancia. Con la ayuda de Pablo Ne-ruda consiguió embarcarse en elWinnipeg, barco con destino a Chile,donde viviría muchos años y obten-dría la nacionalidad chilena. De 1940a 1950 colaboró con Francisco Encinaen una monumental Historia de Chileen veinte tomos. De 1960 a 1965trabajó en el Banco Interamericanode Desarrollo. Catedrático y Jefedel Departamento de Historia Cul-tural de América e Historia del ArteIberoamericano en la SUNY de StonyBrook. Fue cónsul honorario de Chileen Long Island (Nueva York). En1997 publica sus Contramemoriasde un transterrado. Además de suactividad como historiador, realizóel documental Macchu Picchu, contextos y voz de Pablo Neruda. Dosaños después la Casa de Américaen Madrid le tributa un homenaje.De regreso a Chile muere en elavión de un infarto de miocardio.

Álvaro CustodioDesempeñó un amplio abanico deactividades y colaboraciones en dis-tintas publicaciones y revistas comoLa lumière, New Times o La Wallonie,antes de partir a su largo exilio enSanto Domingo (1940-1941), Cuba(1941-1944) y México (1944-1973).Álvaro Custodio continuó con el le-gado de aquel sueño barraquenseen el que hacer resurgir los clásicosespañoles era posible. Así, fundó lacompañía Teatro Español de México,con la que se dedicó, durante másde veinte años, a la difusión de LaCelestina (1953), Fuente Ovejuna(1956), Las mocedades del Cid(1953), Coplas a la muerte de su pa-dre (1954), El gran teatro del mundo(1957), El alcalde de Zalamea (1959),

El mágico prodigioso, La vida essueño (1960)… Y, como no podríaser de otra manera, tampoco faltóen su repertorio alguna obra de Lorca,como Bodas de sangre. Todo estocompaginado con la labor de dra-maturgo: De cómo un carnet de notasllevó a un hombre encantador a laguillotina, La borrachera nacional,Con la punta de los ojos, Corridos yromances o Mata-Hari, la espía quenunca espió, entre muchas otras, sonalgunos de sus títulos. En 1973, trasser galardonado por cuarta vez conel premio al mejor director (otorgadopor la Agrupación Mexicana de Crí-ticos Teatrales), regresó a Españatras más de treinta años en el exilio.Falleció a los 77 años con su últimotrabajo aún en cartel, la adaptacióndel texto homónimo con el que LaBarraca se puso en marcha, el drama(que no el auto) de Calderón Lavida es sueño.

Germán BleibergBleiberg combatió en el bando repu-blicano y estuvo encarcelado de 1939a 1943. Compartió celda con quienhabía compartido premio: MiguelHernández. Una vez liberado se exilióa Estados Unidos, y desde 1961 ejercióla docencia en varias universidadesde ese país. Desde 1967 ocupó lacátedra de Humanidades Andrew W.Mellon en Vassar College, donde ha-bía entrado como profesor de Estu-dios Hispánicos, hasta su muerte en1990. Su actividad literaria comienzacerca del clasicismo, aunque a partirde 1947 se aparta de esta tendenciay llena de una voz propia su poesía,embebida de las experiencias de laguerra y la cárcel. Las siguientesobras evolucionan hasta rozar el exis-tencialismo y, en ocasiones, el su-rrealismo. Además de autor, fue tam-bién estudioso de la literatura, y

dirigió el Diccionario de Historia deEspaña y, con Julián Marías, el Dic-cionario de Literatura Española.

Carmen García Lasgoity Durante 1937 formó parte del Con-greso de Escritores Antifascistas quetuvo lugar en Valencia, continuandoasí su labor cultural más allá de LaBarraca, en el llamado Teatro delEstado. Protagonizó la Mariana Pi-neda que dirigió Manuel Altolaguirreese mismo año, en cuyo montajecoincidió con Luis Cernuda, MargaritaXirgu y José Fernández Montesinos.Fue enviada por el Gobierno de laRepública para encargarse del puestode libros del pabellón de Españadurante la Exposición Internacionalde París. En este viaje conoció aPablo Picasso, Max Aub, WifredoLam y al que terminaría siendo sumarido, el pintor y escenógrafo va-lenciano Gori Muñoz, quien asistióprecisamente a la exposición comodecorador. Tanto ella como Gorimarcharían al exilio de manera inde-pendiente, reuniéndose en París, ciu-dad desde la que pensaron en emi-grar a Chile gracias a Pablo Neruday la firma consular chilena. El barcoen el que viajaban atracó en BuenosAires, donde por problemas diplo-máticos tuvieron que quedarse traspedir asilo, y en la que residiría consu familia (eran padres de dos hijas)desde 1939.

Isabel García LorcaDurante los primeros meses de laGuerra Civil vivió en la Residenciade Señoritas de Madrid. Despuésse exilió: en septiembre de 1936marchó a Bruselas. Más tarde setrasladaría a los Estados Unidoscon la familia de Fernando de losRíos. Allí fue profesora en el New

La diáspora de los barracos

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Jersey College for Women, el HunterCollege de Nueva York y, después,en el Sarah Lawrence College. Logróregresar del exilio en 1951, y en 1955participó en la creación de la Aso-ciación Española de Mujeres Uni-versitarias, que aspiraba a renovarel espíritu de la Residencia de Se-ñoritas y la Juventud UniversitariaFemenina de 1920. Tras la muertede Franco se le restituyó su plazade catedrática de Literatura en elInstituto Pardo Bazán de Madrid, ydesde 1986 presidió la FundaciónGarcía Lorca.

Diego MarínAl finalizar la Guerra Civil, hubo deexiliarse a Canadá, donde desarrollósu labor como profesor de literaturaespañola en la Universidad de To-ronto, hasta regresar a su natal Ciu-dad Real, donde moriría. Fue unnotable editor de Larra (1948), autorde La vida española, edición revisada(Nueva York, 1955), de La civilizaciónespañola (Nueva York, 1955) y dedos importantes contribuciones ala historia literaria: Poesía española.Estudios y textos (siglo XV-XX), Mé-xico, 1958. Tradujo al inglés las Me-ditaciones del Quijote de Ortega yGasset, prologadas por Julián Marías(Nueva York, 1963). Es autor deuna abundante obra académica: sededicó en especial al estudio deLope de Vega, de algunas de cuyasobras realizó ediciones críticas, asícomo a algunos estudios sobre in-triga y versificación en el teatro deLope. Destacan igualmente sus pu-blicaciones sobre historia de la lite-ratura española y sus antologías deliteratura, alguna de ellas bilingüe:Literatura hispano-canadiense: cuen-tos, poesía, teatro / Hispano-Cana-dian literature (1984).

Eduardo UgarteDurante los primeros meses de laguerra, Eduardo, miembro de laAlianza de Intelectuales Antifascistas,participó en los servicios de prensadel 5º Regimiento y fue redactorjefe (junto con Miguel González)del periódico Milicia Popular. Enmarzo de 1937 y, seguramente gra-cias a la influencia de su cuñado,José Bergamín, fue trasladado aParís como Agregado en la Emba-jada de España, donde desempeñólabores de difusión y promocióncultural. Participó en el X CongresoInternacional de Teatro celebradodel 5 al 10 de junio de 1937 y en laExposición Internacional del mismoaño, ambas celebradas en la capitalfrancesa. En la primera planta delpabellón español se consagró unapartado dedicado a testimoniar eltrabajo de La Barraca y las MisionesPedagógicas. Incluso se barajó unaserie de actuaciones de lo que que-daba del grupo dentro del marcode la exposición, pero finalmenteesta no llegó a realizarse.En mayo de 1939, Ugarte, comomuchos otros compatriotas, marchóal exilio mexicano. Él, junto conJosé Bergamín, coordinó el trasladode los republicanos que permanecíanen Francia hacia el país azteca. Po-cos meses después, ambos partici-paron en la fundación de la EditorialSéneca, de la que el dramaturgofue secretario. Al tiempo que reali-zaba diversas colaboraciones conRomance. Revista popular hispano-americana (1940-41) junto a nombrescomo Juan Ramón Jiménez o LuisCernuda, reanudó su carrera cine-matográfica. Su primer trabajo fuecomo dialoguista en El secreto dela monja, de Raphael J. Sevilla.Tras este, llegarían varios largome-trajes como guionista o coguionistadirigidos en su mayoría por el prolí-

fico cineasta Gilberto Martínez So-lares, entre los que se cuentan Lacasa del rencor (1941), Las cinconoches de Adán (1942), Yo bailécon Porfirio (1942), Resurrección(1943), El globo de Cantolla (1943),Así son ellas (1943), Calabacitastiernas (1948) o El sultán descalzo(1954). En 1944, Eduardo colaborócon Max Aub en el guión de Lamonja alférez, uno de los filmesque consagraron a la carismáticaMaría Félix. En ese mismo año, dioel salto a la dirección con Bésamemucho, una adaptación de la co-media de Antonio Paso Díaz y Joa-quín Dicenta (hijo), La casa de Sa-lud. Se trataba de un producto confines meramente pecuniarios quefue desdeñado por crítica y público.Después Ugarte dirigió Por culpade una mujer (1945), Doña Clarines(1950), Yo quiero ser tonta (1950),sufragada por Producciones Isla,propiedad de Manuel Altolaguirre,El puerto de los siete vicios (1951)y Cautiva del pasado (1952). En al-gunas de ellas también colaborócomo guionista o coguionista; sinembargo, ninguno de estos proyectostuvo éxito alguno, debido, segura-mente, a su baja calidad (derivadasobre todo, de la búsqueda del be-neplácito del público para alcanzarciertos objetivos comerciales). Suúltimo trabajo cinematográfico será,sin duda, el más reseñable: se tratadel guión de Ensayo de un crimen(1955), adaptación de la novela ho-mónima de Rodolfo Usigli que dirigióLuis Buñuel. El que podría habersido el pistoletazo de salida de unalarga y fructífera colaboración entredos magníficos amigos se vio trun-cado por la frágil salud de Eduardo,que lo acabaría llevando a la muertemeses más tarde. Además de su legado escénico ycinematográfico, el artista vasco

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legó a las generaciones futuras Porlas rutas del teatro (1954), un ensayoen el que analizaba diacrónicamenteel desarrollo de este arte con unafán divulgativo y pedagógico.

Arturo Sáenz de la Calzada El golpe militar del 18 de julio losorprendió en León. Fue encarceladojunto con su hermano Carlos, peroambos consiguieron escapar, pri-mero a Tánger y más tarde a Ingla-terra. Después se incorporó al ejér-cito de la República, con el queparticipó en la retirada de Cataluña.Ya en Francia, estuvo internado enel campo de Saint Cyprien y, luegode vivir un tiempo en Biarritz, seembarcó en el Sinaia rumbo a Mé-xico. En la Nueva España trabajóintensamente como arquitecto tantoen México, DF, como en otras ciu-dades: Acapulco, Veracruz, Cuer-navaca… Entre sus obras más cele-bradas destacan la adaptación comolibrería y galería de arte de una delas pérgolas monumentales del Pa-lacio de Bellas Artes, el Hospitalde San Vicente, la Iglesia de la Vir-gen de la Medalla Milagrosa, la Em-bajada de Noruega, y la viviendade Luis Buñuel.Además, desarrolló una intensa ac-tividad cultural, como presidente dela Asociación de Universitarios Es-pañoles, miembro del comité de re-dacción de la revista Ultramar (1947),

socio fundador del Ateneo Españolde México (1949), miembro delFrente Universitario Español (1956)y consejero de Relaciones con losNúcleos de Centroamérica del Con-sejo de Defensa de la RepúblicaEspañola en el exilio (1961). Fue,asimismo, colaborador en la revistaLas Españas. En 1978 colaboró enla magna obra, dirigida por JoséLuis Abellán, El exilio español de1939, con un largo artículo dedicadoa «La arquitectura en el exilio».

Joaquín Sánchez-CovisaTras la Guerra Civil marchó rumboa Venezuela, donde a su padre lehabían ofrecido un contrato en elMinisterio de Sanidad. A su llegadaa Caracas en mayo de 1939, Sán-chez-Covisa comenzó a trabajar enel Instituto Nacional de Inmigración,donde permaneció dos años, al cabode los cuales concluyó su carrera,obteniendo en 1943 el título dedoctor en Ciencias Políticas por laUniversidad Central de Venezuela,en cuya Facultad de Derecho seríacatedrático poco tiempo después.No obstante, su trabajo en el campode las ciencias sociales no se limitóal ámbito académico, puesto quetrabajó como asesor en numerosasempresas venezolanas tanto públicascomo privadas (Instituto Venezolanode Análisis Económico y Social,Sandoz de Venezuela, Cámara Ve-

nezolana de la Construcción). Dirigiótambién la Biblioteca de los Tribu-nales del Distrito Federal FundaciónRojas Astudillo, la más importantede Venezuela en materia jurídica,así como la revista Orientación Eco-nómica, una de las publicacionesde referencia en lengua castellanasobre análisis económico contem-poráneo. Como reconocimiento asu trayectoria profesional y su apor-tación y amor a su patria de acogida,fue condecorado con la Orden delLibertador.Según Margarita y Teresina Troyano,hijas de su hermana Teresa, su tíoera «un hombre sabio y generoso,de gustos refinados, buen humoristay amante de la música, alguien quecreía en la tolerancia y la practicaba.No la complicidad que pasa falsa-mente por tolerancia sino aquellaque nace del respeto a la dignidadhumana, la que proviene, no de laignorancia, sino del conocimientoprofundo, que le hacía ver las muydiversas facetas de todo problemay de toda solución. Esta caracterís-tica humana explica, aparte de losméritos intrínsecos de tal doctrinay postura, su liberalismo en políticay economía. Creía en la dignidadfundamental del individuo y, portanto, que solo el libre juego de lasactividades humanas individualespodía producir una mayor suma defelicidad tanto a la sociedad comoal individuo».

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Álvaro García OrmaecheaAl estallar la guerra vivía en Madridy hubo de refugiarse en la embajadade Noruega. En 1942 se casó conPilar Romero, falangista y jefa dela asesoría jurídica de la SecciónFemenina. Tuvieron tres hijos: Rafael(1944), Pilar (1946) e Inés (1950),a quien Álvaro puso este nombreen homenaje al personaje de Zorrilla.Álvaro García Ormaechea tuvo supropio gabinete de abogados y vivióen Madrid hasta su muerte.

Luis Sáenz de la CalzadaMilitante republicano en la GuerraCivil, Luis Sáenz de la Calzada pudotener más de un problema con lasautoridades franquistas tras haberquedado en zona nacional. Es en-tonces cuando Luis Escobar, quehabía sido nombrado por DionisioRidruejo director del Teatro Nacionalde Falange, lo incorpora a su com-pañía. Con ella, este antiguo barracoparticipó en montajes como El hos-pital de los locos, de Valdivielso, Lavida es sueño y La cena del rey Bal-tasar, de Calderón. Escobar le en-cargó también el montaje de El ca-samiento engañoso, auto sacramentalde Gonzalo Torrente Ballester.

Si estoy donde me encuentro, Federico,

es porque me enseñaste, me dijiste,

me hablaste, me escuchaste, me entre-

[abriste.

Luis Sáenz de la Calzada

Fue Luis [Sáenz de la] Calzada, sin

duda alguna, un hombre del Renaci-

miento. No solamente doctor, ni única-

mente pintor, ni exclusivamente escri-

tor, ni siquiera actor de «La Barraca»

que fuera cuando la aventura de la anti-

gua farsa suponía riesgo y presencia de

ánimo, sino, además, por añadidura, o

como respuesta a una formación huma-

nística de primera clase […] un intelec-

tual voluntariamente comprometido.

Victoriano Crémer, 1996

Modesto HiguerasFue tal vez Modesto Higueras elmiembro de La Barraca que tuvouna mayor vocación teatral. Era, sinduda, uno de los más preparados yel que se hizo con la confianza deEduardo Ugarte y Federico GarcíaLorca. De ahí que, terminada laguerra, pusiera esa experiencia yesos conocimientos al servicio deuna empresa que, aun teniendo unaorientación política muy distinta,desempeñó un papel de enorme in-terés en la posguerra: el Teatro Es-pañol Universitario, el célebre TEU,del que es nombrado director en1941 y en cuyo repertorio se repitie-ron algunos de los títulos que élhabía interpretado en La Barraca:los Entremeses, de Cervantes, Lavida es sueño, de Calderón, FuenteOvejuna, de Lope, El burlador deSevilla, de Tirso de Molina, ademásde otros muchos, como La mujerpor fuerza, de Tirso, y La estrella

de Sevilla, de Lope. Higueras, quese valió de la ayuda de antiguos co-laboradores de La Barraca comoPepe Caballero y Juan Antonio Mo-rales, puso las bases de este TeatroUniversitario, que se extendería portoda España en distintas universi-dades y en el que se iniciarían gran-des actores, directores y dramatur-gos como José Sanchis Sinisterra,Juan Antonio Hormigón, José MaríaLoperena, Juan Antonio Quintana,Alberto Castilla, César Oliva… En1951 su hermano Jacinto toma el re-levo en la dirección del TEU, puesModesto es llamado por el gobiernode la República Dominicana paradirigir el Teatro Nacional. A su re-greso dirige el Teatro Español deMadrid y el Teatro Nacional de Cá-mara y Ensayo, además del Aula deTeatro del Ateneo de Madrid (1961-1972). Modesto Higueras es consi-derado un maestro por varias ge-neraciones de actores, como JoséLuis López Vázquez, José MaríaRodero, Nati Mistral, Juanjo Me-néndez y Carmen Maura.

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Los que se quedaron

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Mi recuerdo de La Barraca era y sigue siendo comoun remanso de paz en el revuelto cúmulo de situa-ciones y peripecias que en tantos años me hadeparado mi vivir de cada día, del que no me quejo,porque salí con bien de todo. Y me apena recordar amis buenos amigos, que formaron conmigo en lasfilas de la Barraca, muchos de los cuales cayeron enla vorágine de aquella guerra que nunca debió pro-ducirse. Precisamente la tarea de la Barraca llevabala misión del entendimiento y la tolerancia entre lasgentes de las distintas regiones de España, y si estamisión se hubiese hecho tradición, perdurando en supráctica, estoy seguro que nuestra Guerra Civil nose habría producido porque la guerra es hija de laintolerancia y el desconocimiento de unos con otros.

jacinto higueras

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Fotografías del homenaje a La Barraca en la galeríaMultitud (noviembre de 1975).Representación única conmotivo de la exposición «LaBarraca y su entorno teatral».En varias escenas, AlbertoAlonso, Eusebio Lázaro yCovadonga Cadenas.Fundación Juan March

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La Barrracavuelve a loscaminos deEspaña

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Pero mientras se recuerde, Federico,porque el recuerdo es inexpugnablela llama azul. Y la semilla.Y entonces tu Barraca existe.Y otras manos vendrán a relanzarla,en turno de Hados propicios;a tu Barraca, que a ella me refiero.Porque tu obra otra, contra todo,ganó mármol al tiempo.Y ella y tú sí que nos sois mero recuerdo.

josé obradors, traspunte de La Barraca

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La Barraca: crónica de un proyecto

César Oliva

En 2006 se cumplían 75 años de la proclamación de la IIRepública Española. Por tal motivo, la Sociedad Estatal deConmemoraciones Culturales (SECC) quiso rendir home-naje a la labor llevada a cabo en el campo de la cultura duranteaquella década de los treinta. Para eso organizó una granexposición sobre Misiones Pedagógicas, en la que el mundode la escena tuvo lugar preferente, e inició un proyecto querememorara la labor que Federico García Lorca había des-arrollado con su teatro universitario La Barraca. Esta segundainiciativa se organizó con el nombre de Las Rutas de LaBarraca. El proyecto trataba de imitar la labor iniciada en1932, después de que el ministro Fernando de los Ríos facili-tara la creación del mítico grupo escénico. Para hacer posibleese renacer de La Barraca había que contar con estudiantesuniversitarios que quisieran ir por los mismos caminos quefueron los fundadores del grupo, que los pueblos y ciudadesentonces visitados desearan volver a recibir a la joven farán-dula, y que hubiera público capaz de reaccionar en similarmedida a la de nuestros antepasados.

En pleno siglo XXI no había que inventarse un grupoteatral universitario, pues la semilla de La Barraca germinópronto en las aulas, aunque tardara en consolidarse en los lla-mados TEUS, instituciones estudiantiles que fueroncreándose en casi todas las universidades españolas. Despuésde la guerra civil no era difícil encontrar uno de ellos en cual-quiera de los distritos docentes. Pero sería a partir de los añoscincuenta cuando estos grupos proliferaron con enorme rapi-dez. Superado aquel tiempo, y superada la transición políticahacia la democracia, aquellas compañías evolucionaron enAulas de Teatro, con una actividad que iba más allá de lashabituales escenificaciones.

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las rutas de la barraca

En el 2006 resultó sencillo elegir cuatro de esas Aulas, con tra-yectorias de probada eficacia, que llevaran a cabo otras tantasgiras o rutas. Rutas que coincidirían con los pueblos y ciudadesa los que había acudido La Barraca de 1932 a 1935. Más difícilfue encontrarles acomodo en dichos lugares. Aunque en lamayoría de ellos se aceptó con entusiasmo la presencia de las«nuevas Barracas», hubo algunos a los que no les pareció tanbien recibirlas. A veces, los pueblos eran tan pequeños queapenas podían dar albergue a los estudiantes. Ni siquiera decomer. Pero siempre se intentó llegar a acuerdos entre ayunta-mientos y la SECC. Esta, que había pagado los gastos demontaje, ponía las producciones en la localidad con sus corres-pondientes transportes, solicitaba a los pueblos la comida delos participantes y, de ser posible, el alojamiento. Unas veces loera, pero otras tenían que ir después de la función a hostalesalejados bastantes kilómetros del lugar de actuación.

Dichos lugares correspondían, como queda dicho, a los quehabían sido visitados por La Barraca lorquiana, principalmenteen la parte norte de la península, menos calurosa y turística quela parte sur. Las dos Castillas fueron las zonas preferidas, aun-que también se acudió a Asturias, Cantabria, Galicia y LaRioja. En fechas alejadas de períodos vacacionales, actuaronasí mismo en lugares tan variopintos como Madrid, Murcia,Elche, Alicante, Granada, Barcelona o Sabadell.

Las Aulas de Teatro seleccionadas fueron las de las univer-sidades de Santiago, Valencia, Murcia y la madrileña CarlosIII. Todos sus componentes, casi sesenta en total, disfrutaronde una especie de beca que cubría los gastos de bolsillo, y seles entregaron monos de trabajo semejantes a los que vestíanen la primitiva Barraca. Esta iba a ser una seña de identidadde la gira, pues todos llevaban el símbolo que BenjamínPalencia pintó para aquel grupo.

Era evidente que el repertorio debía ser coincidente con elque el propio García Lorca propuso para La Barraca. Las cua-tro Aulas de Teatro se repartieron entre ellas los títulos,

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correspondiendo los Entremeses de Cervantes a la Carlos III(entremeses que fueron El retablo de las maravillas, La guardacuidadosa, Los habladores y La cueva de Salamanca); FuenteOvejuna, a la Universidad de Murcia; El caballero de Olmedo,a la de Santiago; y El burlador de Sevilla, a la de Valencia.Hubo una inolvidable inauguración de Las Rutas, en la quetodos los grupos se reunieron en una especie de presentaciónconjunta. El acto tuvo lugar en la Residencia de Estudiantes,lugar especialmente ligado a la memoria de muchos de loscomponentes de La Barraca, pues cerca de allí se llevaron acabo la mayoría de los ensayos. Cada grupo seleccionó unfragmento de su obra, que fue interpretado ante un numerosopúblico, en el cual se contaba con la asistencia de algunos delos viejos componentes de la Barraca original, como fueronPili Aguado y Gonzalo Menéndez-Pidal. Resultó una fiestainolvidable, conducida por Laura García-Lorca, presidenta dela Fundación Federico García Lorca. No faltaron fotos con-juntas de los jóvenes actores de hoy con los veteranos de ayer,ni lágrimas de recuerdo en muchos de los asistentes, parientesde los que constituyeron la Barraca evocada.

A partir de entonces, primeros días de julio de 2006, LasRutas de La Barraca iniciaron su actividad por caminos pre-viamente andados por los estudiantes de los años de laRepública. Se visitaron un buen número de pueblos, 55 entotal, todos ellos con su pequeña anécdota en el recuerdo deLa Barraca de García Lorca. Habían pasado más de setentaaños. La experiencia fue tan apasionante que se prolongó másallá de aquel verano. En la primavera de 2007, el Aula de Tea-tro de la Universidad de Murcia llevó Fuente Ovejuna a Ceuta,Tánger y Tetuán, tal y como había hecho la primigenia Barracaen abril de 1934, y con la misma obra de Lope de Vega. El Aulade la Carlos III aumentó el número de actuaciones fuera de suámbito habitual con los Entremeses cervantinos.

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de las rutas a las huellas

La experiencia estaba iniciada. Los resultados habían sido tannotables que decidimos continuar las giras. Habíamos descu-bierto, sin querer, una actividad que iba más allá de la simpleconmemoración. Reparamos en que la cultura en Españaseguía necesitada de carros faranduleros, de jóvenes cuyo entu-siasmo traspasara los límites de las candilejas, de públicosdeseosos de ver comedias sin apenas tramoya, al aire libre,como pedía el propio García Lorca. Por eso la SECC pensóque el siguiente verano debía haber Barraca, aunque fuera paracelebrar otras efemérides. Por ejemplo, aquel 2007 se cumplíancuatro siglos del nacimiento de Francisco de Rojas Zorrilla,poeta toledano, y 75 años de la puesta en marcha de las Misio-nes Pedagógicas. De ahí que el repertorio de ese año estuvieracompuesto por dos comedias del poeta toledano, y otras dosde Alejandro Casona y García Lorca, impulsor, el primero, delas citadas Misiones, y creador, el segundo, de La Barraca. Yano sería La Ruta de La Barraca el título de las giras, sino LasHuellas de La Barraca, en clara alusión a que se continuaba laactividad del famoso grupo, aunque no necesariamente ni conel mismo repertorio ni en los mismos lugares. Ese verano repi-tieron dos Aulas del año anterior, la Carlos III, con Títeres decachiporra, de García Lorca, y Murcia, con Donde hay agraviosno hay celos, de Rojas Zorrilla. Dos nuevos grupos se unieronal proyecto: uno de la Universidad de Jaén, con Entre bobosanda el juego, de Rojas Zorrilla, y el de la Universidad dePuerto Rico, con Retablo jovial, de Casona. Era la primera vezque abríamos nuestra Barraca a un grupo hispanoamericano,y no de manera casual. Supimos que un director de teatro deaquel país había visto las Misiones Pedagógicas y, cuandopudo, creó en el recinto de Río Piedras un equivalente llamadoel Teatro Rodante. De manera que no fue difícil conectar conel Departamento de Drama de aquella universidad para incor-porarlo a nuestro proyecto.

De nuevo fue la Residencia de Estudiantes el lugar elegidopara reunir a los grupos antes de salir de gira, e interpretar

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algún fragmento de lo que días después se vería en plazas ycalles de pueblos. La novedad de ese año fue sustituir los calu-rosos monos azules por camisetas más frescas presididas porla insignia de La Barraca. En total se hicieron cincuenta y tresrepresentaciones en aquellos lugares en los que la recepcióndel año anterior había sido más notable, aunque se incorpo-raron otros pueblos que, enterados de la campaña, noquisieron perderse la fiesta del teatro popular. El éxito de estasgiras estivales motivó que los grupos ampliaran sus actuacio-nes en el invierno representando en institucionespenitenciarias, merced a un acuerdo firmado entre el minis-terio correspondiente y la SECC. Cada grupo fue a unas diezcárceles, como término medio, en las que ofrecieron a losreclusos las mismas obras que el verano anterior había llevadoa los pueblos.

En 2008 se celebró el II Centenario de la Guerra de laIndependencia. La Sociedad Estatal andaba metida en la pro-ducción de varias exposiciones y congresos sobre dichoacontecimiento, y Las Huellas de La Barraca procuró entraren la misma temática. No era fácil salir de los textos clásicosa los que estábamos acostumbrados, pero los grupos hicieronel esfuerzo de buscar entre el repertorio menos tradicionalobras que conectaran con aquel 1808. Se dio entrada a unnuevo elenco, el de la Universidad de Ourense, que montóuna adaptación de El equipaje del rey José, de Pérez Galdós,que llevaba por título El equipaje. La Universidad Carlos IIIhizo lo propio con un texto de Azorín, La guerrilla; la de Jaénrepresentó un espectáculo titulado 1808. Josep Botella enLogroño, con textos de Félix Enciso y José Ignacio González;y la de Murcia, la obra de Rafael Alberti Noche de guerra en elMuseo del Prado. En total se hicieron cincuenta y cuatro fun-ciones, cifra media que se venía manejando en nuestra giras.A dicho número hay que añadir el de las funciones en insti-tuciones penitenciarias, que desde entonces formaban partede las plazas a las que acudir con Las Huellas de La Barraca.

El año 2009 significaba el IV Centenario de la primera edi-ción del Arte nuevo de hacer comedias, de Lope de Vega. De

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manera que el poeta madrileño se convirtió en objetivo centralde la filología española y, también, de nuestro proyecto teatral.Con esa decisión recuperábamos el estilo más cercano a LaBarraca primigenia: los clásicos españoles, con Lope de prin-cipal protagonista. Pero es que, además, ese año decidimosampliar el número de grupos concurrentes, con el consi-guiente aumento de lugares en donde actuar. De cuatrogrupos se pasó a seis, siendo uno de ellos una coproducciónentre la Universidad de Puerto Rico, que ya había participadodos años antes, y la de Murcia, una de las más asiduas cola-boradoras de este proyecto, dada su amplia tradición teatral.Una adaptación de José Luis Ramos Escobar de La gatoma-quia fue el montaje que realizaron ambas compañías enconjunto. Del resto continuó el Aula de Teatro de la CarlosIII, con La villana de Getafe, siendo nuevos en Las Huellas losdemás grupos: Alicante, con Quien todo lo quiere; Granada,con una versión de la novela a Marcia Leonarda El desdichadopor la honra; la Real Escuela Superior de Arte Dramático deMadrid, con La hermosa fea; y Alcalá, con La niña de Plata.Todas, como vemos, de Lope de Vega. Precisamente fue laúltima universidad citada, la célebre y antigua Universidad deAlcalá, la que acogió el acto de inauguración de estas Huellasde La Barraca, ya que conmemoraba también el quinto cen-tenario de su fundación. Ese verano de 2009 el saltocuantitativo en número de representaciones fue espectacular,ya que casi se dobló la cifra habitual, llegándose a las noventay cinco. Como venía siendo habitual, los itinerarios volvían aser los tradicionales, a los que se unieron comunidades comoExtremadura, Aragón o Castilla-La Mancha. También porprimera vez una de esas rutas llegó hasta las islas Canarias,lugar a donde nunca había ido La Barraca, ni la de antes ni lade ahora. Fue La villana de Getafe, de la Carlos III, la obra quese vio en Las Palmas y en siete ciudades canarias más.

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reconocimiento, evolución y futuro del proyecto

Para entonces, Las Huellas de La Barraca era un proyectoampliamente consolidado en el panorama de la cultura popu-lar española. Por este motivo, en 2010 el Centro Unesco de laComunidad de Madrid le otorgó su anual Premio Dionisos,reconociendo así una labor tan ardua como gratificante. Enotro lugar de este libro se reproducen las palabras de agrade-cimiento pronunciadas en el acto de entrega de este galardón,en las que se recoge buena parte de la filosofía que conlleva elproyecto, filosofía coincidente con la que García Lorcainculcó a su grupo en aquella proverbial Barraca.

En ese 2010, encarando la quinta de nuestras giras estivales,la experiencia acumulada aconsejó algunos cambios con el finde agilizar el desarrollo de la campaña. Estábamos en añojacobeo, con lo cual la temática se dirigiría a obras relaciona-das con peregrinos, romerías y personajes afines. Lositinerarios a visitar estarían en consonancia con las vías que latradición había abierto desde distintos puntos de España,Francia y Portugal hasta llegar a Santiago. La evolución prin-cipal en la organización de estas Huellas fue convocar unconcurso para aquellos grupos que desearan participar en lasgiras. Hasta entonces se habían designado las compañías enfunción de su historial y reconocimiento nacional e interna-cional. Pero el eco que iba teniendo La Barraca, el deseo departicipar que llegaba más allá de nuestras fronteras, hizoestudiar una serie de cambios. Un jurado designaría a los gru-pos que ofrecieran más garantías para la realización demontajes y giras, abriéndose la posibilidad a la participaciónde grupos hispanoamericanos. Salvo la RESAD, que habíaintervenido el año anterior, todos los grupos seleccionados en2010 eran nuevos en Las Huellas de La Barraca.

Curiosamente se repitió la cifra de actuaciones del año ante-rior, noventa y cinco, en los seis distintos itinerarios quellevaron las obras hasta Santiago. Los grupos seleccionados ylos textos programados fueron: La Calderona, de la Universi-dad Católica de Chile, con Mujeres coloniales, de Inés Stranger

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Rodríguez; Masca Teatro, de la Universidad Autónoma deMéxico, con el espectáculo de calle Romería a Santiago, deEdith Checa y Gabriel Silva; el Aula de Teatro de Barcelona,con Historias peregrinas, de Miguel-Anxo Murado; la RESADde Madrid, con El peregrino, de José de Valdivielso; la ESAD deCastilla y León, con Retablo de peregrinos, de varios autores; yEscena Erasmus, de la Universidad de Valencia, con Europa ola nave de los locos, creación colectiva. Este último montaje teníade original que los actores procedían de varios países gracias alprograma Erasmus, por lo que tuvo amplia resonancia endiversos centros docentes europeos.

Para el presente 2011, la Universidad Complutense deMadrid, a través de su Instituto del Teatro, ofreció la idea derealizar una edición conmemorativa de Las Huellas de LaBarraca que rememorara la relación que dicha institución, conel nombre de Universidad Central, mantuvo con el grupo deGarcía Lorca en los años treinta del pasado siglo. En el viejoParaninfo de San Bernardo, el grupo representó La vida essueño (auto), de Calderón de la Barca, ya que la mayoría desus componentes procedían de dicha Universidad. De ahí queeste año, la nueva sociedad estatal, Acción Cultural Española,haya prestado todo el apoyo posible a esta iniciativa merced atres actividades: una exposición conmemorativa, junto a estapublicación, un curso de verano en la sede de El Escorial, ylas ya clásicas Huellas de La Barraca, que insistirán en elrepertorio que García Lorca utilizó para su grupo, tal y comose hizo en 2006 con Las Rutas de La Barraca, aunque másampliado. El número de grupos, por ejemplo, ha vuelto a serseis, siendo elegidos de nuevo por una comisión de profesio-nales del teatro: La Calderona, de la Universidad Católica deChile, que repite del año pasado, con El joven burlador,basada en la comedia de Tirso de Molina; el LaboratorioEscénico Univalle, de la Universidad del Valle de Colombia,con la Égloga de Plácida y Victoriano, de Juan del Enzina; doselencos veteranos en este proyecto, Murcia y la Carlos III, conEl caballero de Olmedo y Las almenas de Toro, ambas de Lopede Vega; la RESAD de Madrid, con La vida es sueño (auto), de

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Calderón de la Barca, y Escena Erasmus, de la Universidadde Valencia, que también vuelve del año pasado, con El mara-villoso retablo de las maravillas europeas, sobre el entreméscervantino. A pesar de que en el momento de redactar estetexto aún no estaban confirmados los lugares a donde iránnuestras Huellas de La Barraca en verano de 2011, se calculaque sobrepasará con mucho el número del pasado año, supe-rando las ciento cincuenta.

cifras y primeras conclusiones

Con todos estos datos sobre la mesa, se pueden adelantar lassiguientes cifras que aporta el programa Las Huellas de LaBarraca. En seis años de vida han participado en el proyectodieciséis grupos en un total de treinta y una giras, ya que algu-nos de ellos lo han hecho en más de una ocasión. La relaciónde grupos y presencias en estas campañas es la siguiente:

— Con cinco, Universidad Carlos III y Universidad de Murcia;— Con tres, Universidad de Valencia y RESAD;— Con dos, las universidades de Jaén, Puerto Rico y Católicade Chile;— Y con uno, las universidades de Santiago, Alcalá, Ourense,Granada, Alicante, Barcelona, Unam de México y Del Vallede Colombia, más la ESAD de Valladolid.

El total de estudiantes, actores y técnicos participantessobrepasa las trescientas. Y el de lugares visitados para actuar,si hasta 2010 eran exactamente 352, con las cifras de 2011 serebasará con creces los quinientos.

Se trata de una valoración cuantitativa; para la cualitativase necesitaría el espacio que requieren las numerosas críticasy artículos de prensa y revista que han dado cuenta de esteproyecto. Pero todas esas cifras dan muestra, al menos, delgran esfuerzo colectivo que premia una actividad tan altruistay vocacional como es Las Huellas de La Barraca.

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1. Aula de Teatro Carlos III

dirección: Domingo Ortega obra: Entremeses(El retablo de las maravillas, La guarda cuidadosa,Los habladores y La cueva de Salamanca) autor: Miguel de Cervantes número de localidades: 15 ruta: Madrid, Villablino, Caboalles de Abajo,Villager de Laciana, León, El Burgo de Osma,Frómista, Valladolid, Salamanca, Béjar, Segovia,Riaza, Sepúlveda, Palencia, Valdemoro.

2. Aula de Teatro de la Universidad de Murcia

dirección: Concha Lavella, César Oliva yManolo Ortín obra: Fuenteovejunaautor: Lope de Veganúmero de localidades: 14ruta: Madrid, Almagro, Ciudad Real, SanLeonardo de Yagüe, Burgos, Medina de Pomar,Logroño, Villarcayo de la Merindad, Ayerbe,Tudela, Ágreda, Vinuesa, Soria, Almazán.

3. Aula de Teatro de la Universidad de Santiago

dirección: Roberto Salgueiroobra: El caballero de Olmedoautor: Lope de Veganúmero de localidades: 11ruta: Almagro, Valdepeñas, Villanueva delos Infantes, Alcaraz, Albacete, Alicante, Elche,Murcia, Almansa, Madrilejos, Valencia.

4. ASSAIG –Grup de Teatre de laUniversitat de València

dirección: Pep Sanchís Ventoobra: El burlador de Sevillaautor: Tirso de Molinanúmero de localidades: 14ruta: Almagro, Canfranc, Ampuero, Santander,Cangas de Onís, Oviedo, Grado, Ribadeo, ACoruña, Avilés, Santiago, Vilagarcía de Arousa,Vigo, Baiona

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Año 2006. Las rutas de La Barraca

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1. Aula de Teatro de la Universidad de Murcia

dirección: Concha Lavella, César Oliva,Manolo Ortínautor: Francisco de Rojas Zorrillaobra: Donde hay agravios no hay celosnúmero de localidades: 14ruta: Almagro, Segovia, Haro, Villarcayo,Medina de Pomar, Comillas, San Vicente dela Barquera, Santoña, Colombres, Cangas deOnís, Langreo, Ciñera de Gordón, CiudadRodrigo, La Alberca.

2. Departamento de Teatro de la Universidad de Puerto Rico

dirección: Dean Zayasobra: Retablo jovialautor: Alejandro Casonanúmero de localidades: 12ruta: Madrid, Astorga, La Pola de Gordón,Sequeros, Benavente, Béjar, Baños de Monte-mayor, Plasencia, Montánchez, Casar de Cá-ceres, Zafra, Carmona.

3. Grupo de Teatro de la UniversidadCarlos III de Madrid

dirección: Domingo Ortegaobra: Títeres de la Cachiporraautor: Federico García Lorcanúmero de localidades: 12ruta: Madrid, Covaleda, San Leonardo deYagüe, San Esteban de Gormaz, El Burgo deOsma, Ólvega, Almazán, Célla, Teruel, Monrealdel Campo, Utrillas, Calamocha.

4. Aula de Teatro de la Universidad de Jaén

dirección: José Luis Fernández obra: Entre bobos anda el juegoautor: Francisco de Rojas Zorrillanúmero de localidades: 15ruta: Almagro, Ribadeo, Sada, Ourense, Vi-lalba, Muros, Carballo, Ortigueira, Ferrol, Vi-lagarcía de Arousa, Tui, Baiona, Lugo, O Car-ballino, O Barco de Valdeorras.

Año 2007. Las huellas de La Barraca. Francisco de Rojas y Misiones Pedagógicas

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1. Grupo de Teatro de la Universidad deVigo. Campus de Ourense

dirección: Fernando Dacostaobra: El equipajeautor: Benito Pérez Galdós (basada en laobra: El equipaje del rey José)número de localidades: 15ruta: Madrid, Uclés, Tarancón, Talavera dela Reina, Almonacid, Ocaña, Valdepeñas, LaAlbuera, Medellín, Badajoz, Bailén, Chiclana,Cádiz, San Fernando, Baeza.

2. Aula de Teatro de la Universidad deMurcia

dirección: Manolo Ortín, Concha Lavella,César Olivaobra: Noche de guerra en el Museo del Pradoautor: Rafael Albertinúmero de localidades: 14ruta: Madrid, Tamames, Ciudad Rodrigo,Arapiles, Medina de Ríoseco, Burgos, Villarcayo,Espinosa de los Monteros, Alba de Tormes,El Carpio, Astorga, Irún, Tolosa, Hospital deÓrbigo.

3. In Vitro Teatro. Grupo de Teatro dela Universidad de Jaén

dirección: José Luis Fernándezobra: 1808. Josef Botella en Logroñoautor: Félix Enciso y José Ignacio Gonzáleznúmero de localidades: 16ruta: Madrid, Zaragoza, Alcañíz, Alagón, Vi-llafeliche, Ejea de los Caballeros, Calatayud,Cariñena, Daroca, Plenas, Beceite, Mallén,Monzón, Jaca, Santander, Logroño.

4. Grupo de Teatro de la UniversidadCarlos III de Madrid

dirección: Domingo Ortegaobra: La guerrillaautor: José Martínez Ruiz Azorínnúmero de localidades: 9ruta: Madrid, Aranjuez, La Granja de SanIdelfonso, Parla, Yecla, Ibi, Morella, Tortosa,El Bruc.

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Año 2008. Las huellas de La BarracaEscenarios de la Guerra de la Independencia 1808-2008

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1. Aula de Teatro de la Universidad deAlcalá

dirección: Ernesto Filardiobra: La niña de la Plataautor: Lope de Veganúmero de localidades: 20ruta: Malpartida de Cáceres, Torrejón elRubio, Gata, Almagro, Almendralejo, Gua-dalupe, Gibraleón, San Silvestre de Guzmán,Aljaraque, Almonaster la Real, Cumbres Ma-yores, Cortelazor la Real, Castaño del Robledo,Linares de la Sierra, Carmona, Baeza, Añora,Bonete, Nerpio, Tarazona.

2. Fundación José Estruch, Real EscuelaSuperior de Arte Dramático (RESAD)

dirección: Beatriz Coboobra: La hermosa feaautor: Lope de Veganúmero de localidades: 14ruta: Alcalá de Henares, Almagro, Burgos,Sequeros, Ciudad Rodrigo, Tamames, Soria,San Esteban de Gormaz, La Granja de SanIldefonso, Segovia, Astorga, Santa Lucía deGordón, Espinosa de los Monteros, Olite.

3. Grupo de Teatro de la Universidad deGranada

dirección: Rafael Ruiz Álvarezobra: El desdichado por la honra. Cuento trágicoautor: Lope de Veganúmero de localidades: 14ruta: Alcalá de Henares, Barrax, El Bonillo,Fuentealbilla, La Gineta, Alborea, Madrigueras,Casas Ibáñez, Almagro, Montealegre del Cas-tillo, Caudete, Pozo Hondo, Hoya Gonzalo,Baeza.

4. Asociación Cultural TeatroUniversitario de Alicante encolaboración con el Aula de Teatro de laUniversidad de Alicante

dirección: Juan Luis Miraobra: Quien todo lo quiereautor: Lope de Veganúmero de localidades: 15ruta: Alcalá de Henares, Colombres, Dueso,Villabona, Bones, Cangas de Narcea, Villavi-ciosa, Almagro, San Vicente de la Barquera,Colunga, Tui, Ortigueira, Lugo, Baiona, Car-ballo.

5. Aula de Teatro de la UniversidadCarlos III de Madrid

dirección: Domingo Ortegaobra: La villana de Getafeautor: Lope de Veganúmero de localidades: 14ruta: Alcalá de Henares, Leganés, Brieva,Segovia, Ocaña, Almagro, San Bartolomé, LasPalmas de Gran Canaria, Ingenio, Agüimes,San Bartolomé de Tirajana, Los Realejos,Santiago del Teide, Guía de Isora.

6. Universidad de Murcia-Universidadde Puerto Rico

dirección: José Félix Gómezobra: La gatomaquiaautor: Lope de Veganúmero de localidades: 18ruta: Alcalá de Henares, Chinchilla, Segovia,Pola de Gordón, Ribadeo, Carballo, Quintanardel Rey, Villanueva de la Jara, Almagro, Baeza,Torrecampo, Belalcázar, Torrejón el Rubio, Gua-reña, Gata, Villanueva del Duque, Soria, Olite.

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Año 2009. Las huellas de la Barraca. Lope de Vega

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1. Fundación José Estruch-Real EscuelaSuperior de Arte Dramático (RESAD)

dirección: Pedro Martínezobra: El peregrinoautor: José de Valdiviesonúmero de localidades: 14ruta: Deba, Guadalupe, Torrejón el Rubio,Padrón, Astorga, Irún, Zarautz, Pobeña, San-toña, Santander, San Vicente de la Barquera,Olite, Gradefes, Labastida.

2. Escuela Superior de Arte Dramáticode Castilla y León

dirección: Ruth Riveraobra: Retablo de peregrino autor: Ramón María Valle-Inclán, FedericoGarcía Lorca, Lope de Vega, Jacinto AlonsoMaluendanúmero de localidades: 19ruta: Burgos, Briviesca, Castrillón, Guitiriz,Mondoñedo, A Mezquita, Santa Lucía deGordón, Meaño, Santo Domingo de la Calzada,Olmedo, Villamía, Calahorra, Alfaro, Uncastillo,Biota, Olite, Óbanos, Carreño, Silleda.

3. La Calderona, Universidad Católicade Chile

dirección: Macarena Baeza de la Fuenteobra: Mujeres colonialesautor: Inés Stranger Rodrígueznúmero de localidades: 12ruta: Lerma, Zamora, Segovia, Miranda deEbro, Vitoria, Carrión de los Condes, Carra-cedo, Santo Domingo de la Calzada, Olmedo,Olite, Daroca, Pedroches.

4. Masca Teatro, Universidad Autónomade México

dirección: Gabriel Silvaobra: Romería a Santiagoautor: Edith Checa y Gabriel Silvanúmero de localidades: 20ruta: Benavente, Alegría, Viana, Colombres,Castroverde, Carballo, Tolosa, Astorga, Uronesde Castroponce, Santo Domingo de la Calzada,Colunga, Cangas de Narcea, Pola de Gordón,Olite, Olmedo, Alcaracejos, Carmona, El Gijo,Villanueva del Duque, Santa Eufemia.

5. Escena Erasmus, Universidad deValencia

dirección: Josep Vicent Valeroobra: Europa o La nave de los locosautor: Literatura tradicional europea de laBaja Edad Medianúmero de localidades: 17ruta: Motilla de Palancar, Villanueva de laJara, Betanzos, Melide, A Guarda, Vilaboa,Saldaña, Portugalete, Astorga, Bilbao, Logroño,Guernika, Catoira, Baiona, Portomarín, Pam-plona, San Sebastián.

6. Aula de Teatro de la Facultad deGeografía e Historia de la Universidadde Barcelona

dirección: Toni Galmésobra: Historias peregrinasautor: Miguel-Anxo Muradonúmero de localidades: 13ruta: Cervera, Barreiros, Lugo, Navia, León,Tineo, Palencia, Tordesillas, Sequeros, SantaElena de Jamúz, Grado, Villablino, CiudadRodrigo.

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Año 2010. Las huellas de la Barraca. Xacobeo 2010

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1. La Calderona, Univ. Católica de Chile

dirección: Toni Galmésobra: El (joven) burladorautor: Basada en El burlador de Sevilla deTirso de Molina, versión de Daniel Gallo número de localidades: 29ruta: Burgos, El Escorial, Astorga, Sequeros,Mojados, A Mezquita, Almagro, El Carpio,Ciudad Rodrigo, Arenas de San Pedro, Teruel,Segovia, Palencia, Olite, Saldaña, Bembibre,Gradefes, Carracedo, Fabero, Cigales, Aldea-davila de la Ribera, La Granja de San Ildefonso,Briviesca, Urueña, Torralba de Calatrava, Tor-desillas, Meaño, Santander.

2. Aula de Teatro de la Univ. de Murcia

dirección: César Oliva obra: El caballero de Olmedoautor: Lope de Vega número de localidades: 28ruta: Villaviciosa, El Escorial, Almagro, Vi-laboa, Ribadeo, Betanzos, A Guarda, O Barco,Carballo, Grado, Cangas de Narcea, Palencia,Santoña, Olite, Teruel, Olmedo, Lugo, Colunga,Santander, A Arnoia, Muros, Navia, Llanes,Colombres, San Vicente de la Barquera, To-rralba, Castropol.

3. Laboratorio Escénico Univalle-Colombia

dirección: Alejandro González Pucheobra: Égloga de Plácida y Victorianoautor: Juan de Encina número de localidades: 24ruta: El Escorial, Alegría, Guardo, Ribadavia,Baeza, Olite, Miranda de Ebro, Lerma, Al-magro, Palencia, Urueña, Arenas de San Pedro,Almazán, Teruel, Salas de los Infantes, Pe-droches, San Esteban de Gormaz, Soria, To-rralba de Calatrava, Orgaz, Briviesca, Medina

de Pomar, Villadiego, Villarcayo, Santander,Pola de Gordón.

4. Aula de Teatro de la Univ. Carlos III

dirección: Abel González Melo obra: Las almenas de Toroautor: Lope de Veganúmero de localidades: 19ruta: El Escorial, Calahorra, Obanos, Arnedo,Palencia, Olmedo, Beceite, Peralta, Monzón,Teruel, Binéfar, Daroca, Uncastillo, Pedroches,Crivillén, Haro, Rubielos de Mora, Gargallo,Tamarite, Tarazona.

5. Real Escuela Superior de ArteDramático

dirección: Mariano Graciaobra: La vida es sueño autoautor: Lope de Vega número de localidades: 16ruta: El Escorial, Valdepeñas, Montroy, Al-puente, Bonete, Casas de Ves, El Ballestero,Titaguas, Casas Ibáñez, Segorbe, Utiel, Torralbade Calatrava, Jávea, Rubielos de Mora, Villa-nueva de la Serena.

6. Aula Escena Erasmus-Univ. de Valencia

dirección: Pep Sanchís obra: El maravilloso retablo de la maravillaseuropeasDramaturgia: Anna Marí y Daniel Tormonúmero de localidades: 23ruta: Valencia, Campanario, Torrejón el Rubio,Guadalupe, Gandía, Camporrobles, Teruel,Buñol, Villar del Arzobispo, Carmona, Tri-gueros, Aracena, Pedroches, Cardeña, Higue-ruela, Fuentealbilla, Alcalá del Júcar, Torralbade Calatrava, Villarrobledo, Montealegre delCastillo, Medellín, Comillas, Vallada, Alpera,Cardeña, Belalcázar.

Las huellas de La Barraca 2011. La Barraca y la Universidad

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La Barraca, un proyecto en busca del público1

César Oliva

Ninguno de los que participamos en 2006 en Las Rutas deLa Barraca podíamos imaginar el volumen que alcanzaríadicho proyecto. Por aquel entonces, la Sociedad Estatal deConmemoraciones Culturales andaba preocupada por orga-nizar actividades en torno a la II República. Se cumplían 75años de aquella experiencia política, y parecía de obligadocumplimiento rendirle homenaje, principalmente a su ver-tiente cultural, la cual se mantiene bastante por encima de lapolítica, juzgada y sojuzgada desde los diferentes puntos devista que la literatura permite. Dentro de ese ámbito, nospareció que La Barraca era buen ejemplo de un programa for-mativo que, si bien se organizó de manera circunstancial y untanto anárquica, dejó una serie de logros dignos de un futuroque no tuvo. Entre ellos, las Misiones Pedagógicas y LaBarraca son los de mayor relieve para el mundo de la culturaespañola en general, y del teatro en particular.

La Barraca revivió pasadas giras en nuestro primitivo pro-grama, denominado Las Rutas de La Barraca, y tuvo la suertede pervivir en sucesivas ediciones, en las que ya no eran las rutasen sí el motivo principal de la conmemoración, sino la naturalezade unos objetivos tan elementales como atractivos, coincidentes,sin más, con los que el poeta y dramaturgo Federico GarcíaLorca llevó a cabo con su tinglado de la antigua farsa. La seccentendió que aún quedaban caminos por recorrer, pueblos porvisitar y públicos por conquistar. De ahí que prolongara la pun-tual efeméride del año 2006 en nuevos programas, con nuevosgrupos teatrales, nuevos títulos y nuevos receptores.

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1. Palabras pronunciadas en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá, en sep-tiembre de 2009, cuando la Sociedad Estatal de ConmemoracionesCulturales recibió el iv Premio Dionisos, concedido por el Centro Unescode la Comunidad de Madrid.

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No solo por los beneficios en sí que la continuidad de LaBarraca ha permitido, sino por la dimensión política que elproyecto entraña, quisiéramos proponer una hipótesis sobrela práctica escénica lorquiana, acorde con lo que venimos lla-mando «el espíritu de La Barraca». Una práctica quedesembocó un día en la fundación del Teatro UniversitarioLa Barraca, que llevó comedias a los pueblos que menor con-tacto tenían con la cultura en España, y que, en sucontemporáneo recuerdo, nos permite incidir en los objetivosaltruistas y desinteresados que supone un concepto del artecomo el que guió al autor granadino. Esa hipótesis no es otraque comprender, después de la lectura atenta de sus textos,de la reflexión a que mueven sus palabras sobre la actividadde aquel grupo universitario, incluso del análisis que diferen-tes estudiosos han realizado y siguen realizando sobre la obralorquiana, comprender, decimos, que toda su vida la dedicóa la búsqueda del público, de un público distinto, ideal, utó-pico, que representara de la manera más precisa el mejorteatro español.

Hay dos razones básicas que explican ese afán por modelaral público: la insistencia en dirigirse a él desde prólogos ointroducciones de sus obras es una de ellas; la otra, su expe-riencia en La Barraca. En esta, en ese ir y venir diario, en esemontar y desmontar decorados, en ese solventar cualquierproblema procedente del carácter itinerante de su empresa, enese conocimiento cotidiano del espectador con el que habla,con el que se comunica, vive la necesidad de tener un interlo-cutor real, preciso y concreto. Federico no es un autor ajeno alos modos de producción. Desde que de niño organizara sussesiones de guiñol en La Huerta de San Vicente sabe que elteatro es escritura pero también es praxis. Por eso cuandotiene la oportunidad le pide a don Fernando de los Ríos ungrupo, una compañía que fabricar a su imagen y semejanza.No quiere grandes festivales, teatros públicos en los que mon-tar sus dramas, compañías profesionales en las que hacersefamoso; quiere un grupo universitario en el que, desde laselección de actores, todo dependa de él.

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Con La Barraca determinó enseguida que sus representa-ciones iban a ir dedicadas o al público llano, virgen, aquel queno estaba corrompido por un teatro comercial que despreciaba,o a unos cuantos intelectuales que entendieran la pretensiónde ir más lejos, más allá de lo que entonces se hacía.

Yo arrancaría de los teatros las plateas y los palcos y traeríaabajo el gallinero. En el teatro hay que dar entrada al públicode alpargatas. «¿Trae usted, señora, un bonito traje de seda?Pues ¡afuera!». El público con camisa de esparto, frente aHamlet, frente a las obras de Esquilo, frente a todo lo grande.2

Hay un solo público que hemos podido comprobar que no noses adicto: el intermedio, la burguesía, frívola y materializada.Nuestro público, los verdaderos captadores del arte teatral, estánen los dos extremos: las clases cultas, universitarias o de forma-ción intelectual o artística espontánea, y el pueblo, el pueblo máspobre y más rudo, incontaminado, virgen, terreno fértil a todoslos estremecimientos del dolor y a todos los giros de la gracia.3

En 1934 mostraba su desprecio por ese público de aparien-cia, que cree que lo sabe todo y no sabe nada:

En cuanto los de arriba bajen al patio de butacas, todo estaráresuelto. Lo de la decadencia del teatro a mí me parece unaestupidez. Los de arriba son los que no han visto Otelo niHamlet, ni nada, los pobres. Hay millones de hombres que nohan visto teatro. ¡Ah! ¡Y cómo saben verlo cuando lo ven!4

Tampoco es difícil encontrar manifestaciones al respecto ensus propios prólogos que, como antes decíamos, se constituyenen auténticas teorías del teatro, como indica Gómez Torres5,

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2. Maurer, C. «Buenos Aires, 1933. Dos entrevistas olvidadas con FedericoGarcía Lorca», Trece de Nieve, 2ª época, núm. 3, mayo 1977, pp. 69-73.

3. García Lorca, F. Obras Completas, Aguilar, Madrid, 1965, pp. 1748-1749.4. García Lorca, F. «Los artistas en el ambiente de nuestro tiempo», entrevista

de Alardo Prats. Obras Completas, cit. pp. 1767.5. Gómez Torres, A.M. Experimentación y teoría en el teatro de Federico García

Lorca, Ed. Arguval, Málaga, 1995, p. 32.

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además de confirmar su pasión por dirigirse al público de cual-quier forma, al público que a él le gustaría tener. En ElRetablillo de don Cristóbal, el Poeta, voz indudable del propioautor, aprovecha el primer intermedio de la farsa para volver adirigirse al público, continuar su prólogo, y recordarles que

El dueño del teatro tiene a los personajes metidos en una ca-jita de hierro para que los vean solamente las señoras conpecho de seda y nariz tonta y los caballeros con barba quevan al club y dicen: Ca-ram-ba.

Enseguida el Director, que representa la vieja y gastadaproducción comercial, lo interrumpirá para que no «meta lapata» y pueda seguir la función.

No debe extrañar que una de las obras más emblemáticasdel poeta granadino se titule precisamente El público, en la queintegra la poesía con la música, la pintura con el ritmo, el colorcon la escenografía, elementos todos que exige para esa espe-cie de teatro total que imagina él que debería ser el dramaespañol. Por eso, y casi contemporáneo al lento crecer de aqueltexto, imaginaba un repertorio que contuviera todos aquelloselementos para su teatro universitario La Barraca. De ahí quese empeñara en comenzar su programación por un auto sacra-mental absolutamente alejado de lo que cualquier mortalentendería que estuviera en la sensibilidad de Burgo de Osmao de Almazán. Es esta la segunda de las razones que explicansu afán por educar al público español: llevarles las obras denuestro teatro clásico, que conformaban el repertorio de LaBarraca. Unas obras que retocaba, remodelaba, adaptaba,siempre con el más profundo respeto, todo menos refundirlas,término que odiaba especialmente.

Él entendió como pocos la diferencia entre poesía lírica ypoesía dramática. Y para ello, para poder demostrar que siem-pre es posible intervenir en los gustos del público desde lasensibilidad y el cariño por el teatro, inventó La Barraca, esegrupo universitario que recorrió la España profunda de losaños treinta, que se quedó en mero intento debido a la dicta-dura, a pesar de que curiosamente pudiera sobrevivir en las

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prácticas escénicas que el nuevo régimen organizó durante laGuerra Civil, como reconociera años después el director teatralLuis Escobar. Su Teatro Nacional María Guerrero, incluso suTeatro Nacional de Falange, se inspiraron directamente en laexperiencia de La Barraca, a pesar de que no hubiera partici-pado en la misma. Qué importancia tendría en aquel tiempopara, al margen de ideologías, servir a proyectos fundamentalespara la vida cultural española. El problema de tales imitacionesno estuvo en la forma de los montajes o en la organizaciónempresarial, sino en el fondo del público. La dictadura adulóal público de siempre, mientras que La Barraca lo buscó de-sesperadamente en los pueblos y aldeas de España.

Para nosotros, en los momentos en los que un jurado nosreconoce la actividad escénica que llevamos a cabo para honrarla memoria de La Barraca, lo que nos interesa es recordar quea García Lorca y Eduardo Ugarte, y a tantos otros que forma-ron parte de La Barraca, les interesaba, sí, hacer un teatro decalidad. Pero les interesaba más formar un público nuevo, ale-jado de los hábitos y usos del éxito fácil, aunque para ellotuvieran que volver los ojos hacia la comedia española del Siglode Oro, metáfora perfecta de un arte incomparable y único,capaz de unir las sensibilidades de ayer y de hoy en una únicaactual, liberada del tópico y de la convención.

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idea y texto de

César Oliva y Javier Huerta

para la exposiciónLa Barraca, teatro y universidad:ayer y hoy de una utopía

Los dos actores-montadores están sacados de El retablo de lasmaravillas. Son, en efecto, Chanfalla y Chirinos. Al pocoaparecerá Rabelín. Como de por sí son actores, asumirán a lolargo de la representación diversos papeles: a veces serán ellos mis-mos; otras, representarán a Federico y los miembros de La Barraca;otras, incluso, serán los espectadores que acudían a aquellas funcio-nes. La balumba del retablo estará dispersa por la sala. Quizás amedio montar. Entra el público, que debe sorprenderse al recibir laimpresión de algo sin terminar. Solo en el momento de preguntarsequé va a pasar allí, entra el barullo de la farándula.

Los tres actores van cargados con las maletas. Miran con ojos deestupor al público que los rodea. Van colocando los bártulos. Luegose suben al tablado. Siguen mirando y gesticulando sorprendidos.

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Las maravillasdel retablo o el retablillo deLa Barraca

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prólogo

Chanfalla. No se te pasen de la memoria, Chirinos, mis adver-timientos, principalmente los que te he dado para este nuevoembuste, que ha de salir tan a luz como el pasado del llovista.Chirinos. Chanfalla ilustre, lo que en mí fuere, tenlo como demolde, que tanta memoria tengo como entendimiento, a quien sejunta una voluntad de acertar a satisfacerte, que excede a las demáspotencias. Pero dime: ¿de qué sirve este Rabelín que hemostomado? Nosotros dos solos, ¿no pudiéramos salir con esta empresa?Chanfalla. Habíamosle menester como el pan de la boca, paratocar en los espacios que tardaren en salir las figuras del retablo delas maravillas.Chirinos. Maravilla será si no nos apedrean por solo el Rabelín,porque tan desventurada criaturilla no la he visto en todos los díasde mi vida.

Entra el Rabelín.

Rabelín. ¿Se ha de hacer algo en este pueblo, señor autor? Queya me muero porque vuesa merced vea que no me tomó a cargacerrada.Chirinos. Cuatro cuerpos de los vuestros no harán un tercio,cuanto más una carga. Si no sois más gran músico que grande,medrados estamos.Rabelín. Ello dirá; que en verdad que me han escrito para entraren una compañía de partes, por chico que soy.Chanfalla. Si os han de dar la parte a medida del cuerpo, casiserá invisible. Chirinos, poco a poco estamos ya en el pueblo, y estosque aquí vienen deben de ser, como lo son sin duda, el gobernadory los alcaldes y el ilustre acompañamiento.

(Se ha producido una inflexión en la voz del actor, que abandonael registro cervantino para acercarse al actual.)

Sean vuesas mercedes, quiero decir, sean ustedes bien venidos.Chirinos. Eso, sean todos ustedes bien venidos, que no esta-mos en el Siglo de Oro. O mejor, sean ustedes bien hallados,porque los que venimos somos nosotros: mi compañeroChanfalla, y este Rabelín, y yo, su segura servidora, la Chiri-nos, que venimos a mostrarles, una vez más, el retablo de lasmaravillas.

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Chanfalla. Que siempre fue un maravilloso retablo, aunqueno se inquieten: ahora para poder ver las cosas que en él semuestran, no es necesario ya estar libre de la terrible sospechade ser judío o masón o de ser habido y procreado de suspadres de legítimo matrimonio.Chirinos. Para ver las maravillas del retablo basta con que austedes les guste el teatro.Rabelín. Eso es: los únicos que no podrán admirar las mara-villas de nuestro retablo o retablillo son aquellos a los que noles gusta el teatro y solo ven los programas basura de la tele-visión basura.Chirinos. (Dándole una colleja.) Niño, tú te callas, y a lo tuyo,que es dar la murga.Chanfalla. Reportaos, reportaos… Qué van a decir estosseñores…Chirinos. Pues verán: las maravillas vienen aquí encerradasen estos viejos baúles que hemos encontrado en…Chanfalla. … En cualquier sitio, no hace falta especificar.Al grano. Tú, muchacho, ve abriendo esa maleta.

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Chirinos. Hace ya muchos años…Chanfalla. Casi cien…, cómo pasa el tiempo…Chirinos. Unos estudiantes, como nosotros, que en realidadnos llamamos Fulana, Mengano y Zutano, formaron unacompañía teatral.Chanfalla. Se llamaba La Barraca.Rabelín. Como una novela valenciana que yo leí hacetiempo… Chirinos. (Le da otra colleja.) Este niño… La Barraca…, unabarraca de feria, para divertir a la gente. El nombre se le ocu-rrió a Federico García Lorca.Chanfalla. A Federico le gustaba mucho el teatro popular,las farsas, los títeres y todo eso… Como al mismísimo donMiguel de Cervantes.Rabelín. O sea, el teatro que nosotros hacemos.Chanfalla. También parece que le gustó la idea a don Fer-nando de los Ríos, que era el ministro de Instrucción Públicade entonces.Rabelín. Y quien ponía los cuartos.Chirinos. El maestro de Federico.Chanfalla. Entre andaluces andaba el juego.Rabelín. (Entonando, mientras asoma la efigie del político repu-blicano.)

¡Viva Fernando, viva Fernando!Fernando de los Ríos,Barbas de santo.Besteiro es elegante,pero no tanto.¡Viva Fernando, viva Fernando!Fernando, el erasmista, barbas de santo.

Chanfalla. Mira este papel. Lleva la firma de Federico.¡Osú, qué letra!Chirinos. Trae, inútil. (Lee.)Querido maestro: Toda nuestra primera aventura –a esto no se lepuede llamar temporada– será eso: teatro clásico, que llevaremosal pueblo. Tenemos que ser nosotros, los istas, los snobs, quienesdesempolvemos el oro viejo sepultado en las arcas.

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Rabelín. ¡Qué tío! «El oro viejo sepultado en las arcas», no sepuede decir ni mejor ni más fino. Pero ¿qué querría decir con eso?Chirinos. Está claro, hombre, aquí lo explica mejor.

El Teatro Universitario se propone la renovación, con un criterioartístico de la escena española. Para ello se ha valido de los clásicos comoeducadores del gusto popular; nuestra acción, que tiende a desarrollarseen las capitales, donde es más necesaria la acción renovadora, tiendetambién a la difusión del teatro en las masas campesinas que se hanvisto privadas desde tiempos lejanos del espectáculo teatral.

Rabelín. ¡Hurra, viva la gente del campo!

(Cantan los tres un villano cervantino.)

Al villano se la danla ventura con el pan.Se la dan, se la dan,la ventura con el pancon el pan, con el pan,al ventura con el pan.

Al villano tieso, tieso, la cebolla con el queso. Al villano testarudo danle pan y azote crudo. Al villano, si es villano, danle el pie, toma la mano. Al villano tieso, tieso, la cebolla con el queso.

Al villano se la danla cebolla con el pan.

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Chanfalla-Lorca. (Hace de Federico. Convendría darle algúnacento andaluz, sin exagerar. Sentado, en actitud examinadora.)¿Se llama usted…?Chirinos-lasgoity. (Muy seriecita ella.) María del Carmen,María del Carmen García Lasgoity.Chanfalla-Lorca. Encantado, María del Carmen; con eseapellido tan chorpatélico seguro que va usted a triunfar en laescena. (La aspirante a actriz le mira perpleja, mientras él leacerca un papel.) Tenga la bondad de leernos estos versos.Chirinos. (Empieza a leer pero se detiene en seguida, algo ner-viosa.) Es que soy un poquito tímida.Chanfalla-Lorca. Pues tranquila, chiquilla, que no nos lavamos a comer. (Dirigiéndose a Rabelín-Ugarte.) Eduar-dito, tráele un poquito de tila a la niña.Chirinos-Lasgoity. No, no es necesario, de verdad. (Carras-pea un poquito, endereza el cuerpo y se pone a la faena, muy segurade sí. Recita el pasaje de Tisbea en El burlador de Sevilla.)

¡Fuego, fuego, que me quemo,que mi cabaña se abrasa!Repicad a fuego, amigos,que ya dan mis ojos agua.Mi pobre edificio quedahecho otra Troya en las llamas,que después que faltan Troyas,quiere amor quemar cabañas;mas si amor abrasa peñas,con gran ira, fuerza extraña,mal podrán de su rigorreservarse humildes pajas.¡Fuego, zagales, fuego, agua, agua!Amor, clemencia, que se abrasa el alma.Ay choza, vil instrumentode mi deshonra, y mi infamia,cueva de ladrones fiera,que mis agravios amparas.Rayos de ardientes estrellasen tus cabelleras caigan,

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porque abrasadas estén,si del viento mal peinadas.¡Ah falso huésped, que dejasuna mujer deshonrada!Nube que del mar salió,para anegar mis entrañas.¡Fuego, zagales, fuego, agua, agua!Amor, clemencia, que se abrasa el alma.Yo soy la que hacía siemprede los hombres burla tanta.¡Que siempre las que hacen burla,vienen a quedar burladas!Engañome el caballerodebajo de fe y palabrade marido, y profanómi honestidad y mi cama.Gozome al fin, y yo propiale di a su rigor las alas,en dos yeguas que crié,con que me burló y se escapa.Seguidle todos, seguidle,mas no importa que se vaya,que en la presencia del reytengo de pedir venganza.¡Fuego, zagales, fuego, agua, agua!Amor, clemencia, que se abrasa el alma.

(Un poquito desfondada, como si hubiera hecho el mayor esfuerzode su vida, mira a sus examinadores.) ¿Qué les ha parecido austedes?Rabelín-Ugarte. (Gesto de complacencia.) Dígame, ¿sabe dequé obra son esos versos que ha leído?Chirinos-Lasgoity. Pues mire, sí, de El burlador, de El bur-lador de Sevilla… La semana pasada nos lo explicó el profesorMontesinos en la Facultad, fíjense qué casualidad, vaya suerteque he tenido.Chanfalla-Lorca. Muy bien, muy bien, Carmencita. Retí-rese un momento y ahora le avisamos.

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(Pausa. CHIRINOS-LASGOITY hace mutis.)

Chanfalla-Lorca. ¿Qué te parece la niña, Ugarte?Rabelín-Ugarte. Muy entonada.Chanfalla-Lorca. Pues no se hable más. Vamos teniendoreparto. Saca la lista y ve nombrando.Rabelín-Ugarte. (Se aproxima a una puerta imaginaria, trasla cual esperan la decisión, impacientes, los candidatos a actores deLa Barraca.) ¡Atención! Estos son los seleccionados que pasana la segunda prueba: (Mientras dice los nombres, se oye algazaradentro, aplausos.) Silencio, por favor: Jacinto Higueras, Enri-queta Aguado, Modesto Higueras, Diego Marín, ManuelPuga, Julia Rodríguez Mata, Arturo Sáenz de la Calzada, Joa-quín Sánchez-Covisa, María del Carmen García Lasgoity… (Más aplausos, más jaleo.)

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Chanfalla-Federico. (En su camerino, vistiéndose los tulesnegros del personaje de La Sombra del auto de La vida es sueño.)¡Qué reconcolía tengo aquí dentro, hermanita! (Lo dice tocán-dose la garganta.)Chirinos-Isabel García Lorca. Ha venido el rector.Chanfalla-Federico. Pues a ver si le gusta… Me handicho que don Claudio tiene su geniecillo.Chirinos-Isabel. Y ha venido don Fernando, y dicen que alo mejor vienen don Niceto, y don Manuel…Chanfalla-Federico. No pensaba yo que esto iba a tenertanto pompilundio. (Con divertida afectación, mientras se vistey se compone el vestido.) ¡Huy, chica, parezco una viuda tibetanacon estos tules negros!

(Entra el Rabelín-Traspunte.)

Rabelín-Traspunte. Don Federico: a escena.Chanfalla-Federico. ¡Hale, que sea lo que los tres arcán-geles y las siete mil vírgenes quieran! (Dándole un beso aChirinos-Isabel García Lorca.)

(Pausa. Chanfalla-Federico sale al escenario con un papel enlas manos y se dirige al público del Paraninfo de San Bernardo, osea, al público de la Exposición.)

Señoras y señores: Hoy el teatro universitario presenta el auto deLa vida es sueño, de don Pedro Calderón de la Barca. El pénduloteatral español oscila de modo violento entre estos dos mundosantagónicos, Calderón y Cervantes, pasando por el drama de Lopede Vega, donde el mal llamado realismo ibérico adquiere tonos mis-teriosos e insospechados de fresca poesía. Es el mismo péndulo dearte de España que va de Murillo a Goya pasando por Zurbarány llegando a Picasso cumbre del arte andaluz. […] Pero donde seacusa con rasgos más definidos la curva de ese péndulo, verdaderoracimo barroco de uvas y sirenas, es en el teatro. De los colores cos-tumbristas de Cervantes, donde recoge ironizada y asimilada todala picante sexualidad de la época, hasta el auto de Calderón, estátodo el ámbito de la escena y todas las posibilidades teatrales habi-das y por haber. Por el teatro de Cervantes se llega a la farsa másesquemática; él mismo tiene rasgos que hoy se pueden encontrar

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realizados en Pirandello. Por el teatro de Calderón se llega alFausto, y yo creo que él mismo ya llegó con El mágico prodigioso,y se llega al gran drama, al mejor drama que se representa miles deveces todos los días, a la mejor tragedia teatral que existe en elmundo: me refiero al Santo Sacrificio de la Misa. […] Por eso elteatro universitario, al comenzar sus tareas, todavía modestas yreducidas y, desde luego, imperfectas, porque en ocho meses no sepuede hacer otra cosa con muchachos que no son profesionales, haelegido a estos dos autores, Norte y Sur del teatro. […] Hemostenido en cuenta para la dicción de los actores huir de la enfáticadeclamación romántica, sin olvidar el acento barroco del poema.[…] Naturalmente, toda esta modesta obra la hacemos con absolutodesinterés y por la alegría de poder colaborar en la medida de nues-tras fuerzas con esta hermosa hora de la nueva España. Salud atodos.

(Aplausos.)

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(En la camionetilla de La Barraca, a punto de llegar a una nuevaplaza.)

Chanfalla-barraco. ¡Cuidado con la curva, Aurelillo!Chirinos-barraca. ¡Tengo los huesos moliditos del traquetraque de la carretera!Rabelín-conductor. (Inicia la clásica canción de las excursiones.) Para ser conductor de primera,acelera, acelera.Para ser conductor de segunda,ten cuidado con las curvas…Chanfalla-barraco. Calla, muchacho, y cantemos nuestrohimno.Chirinos-barraca. ¿Qué himno?Chanfalla-barraco. (Enseñándole un papel.) ¿Os acordáisdel secretario del Ayuntamiento de Albacete, aquel señor tansimpático? Mirad qué versillos nos ha hecho:

(Cantan los tres barracos.)

La Farándula pasa bulliciosa y triunfante.Es la misma de antaño, la de Lope burlóntrasplantada a este siglo de locura tonante,es el carro de Tespis con motor de explosión.

(Bis. Pausa.)

Chirinos-barraca. A ver cómo nos reciben en esta villa.Chanfalla-barraco. Nunca se sabe.Chirinos-barraca. Depende de las fuerzas vivas.Chanfalla-barraco. De las fuerzas muertas, querrás decir.Aún tengo el mal sabor en la boca de lo que nos pasó enSoria.Chirinos-barraca. Cuatro carcundias.Chanfalla-barraco. Sí, cuatro carcundias, pero bien quenos reventaron la función.Chirinos-barraca. Y eso que se trataba de un auto sacra-mental.Chanfalla-barraco. Esos no entienden ni de autos ni desacramental ni de nada. Tan solo saben de fastidiar al prójimo.

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Chirinos-Barraca. Pues a ver, a ver cómo nos tratan aquí.Chanfalla-barraco. Fenómeno, ya lo verás.

(Pausa. La actriz se acerca mucho al público como si les quisieracontar algo en plan confidencial.)

Chirinos-barraca. Verán ustedes, ese día actuábamos enVélez-Málaga. Dábamos Fuente Ovejuna, que era una obraque ponía a muchos espectadores los vellos de punta, peronunca hasta entonces había pasado nada. Hacía yo el papel deLaurencia, y la verdad es que en esa función puse toda el almaen esos versos que todos ustedes conocen y que dicen así:

Ovejas sois, bien lo dice de Fuente Ovejuna el nombre.Dadme unas armas a mí,pues sois piedras, pues sois bronces,pues sois jaspes, pues sois tigres…Tigres no, porque ferocessiguen quien roba sus hijos,matando los cazadoresantes que entren por el mary por sus ondas se arrojen.Liebres cobardes nacisteis;bárbaros sois, no españoles.Gallinas, ¡vuestras mujeressufrís que otros hombres gocen!Poneos ruecas en la cinta.¿Para qué os ceñís estoques?¡Vive Dios, que he de trazarque solas mujeres cobrenla honra destos tiranos,la sangre destos traidores,y que os han de tirar piedras,hilanderas, maricones,amujerados, cobardes,y que mañana os adornennuestras tocas y basquiñassolimanes y colores!

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Y fue en ese momento cuando un mozo del lugar empezó agritar a todo el auditorio que se congregaba en torno al esce-nario: «Tiene razón la muchacha, somos un pueblo de maricones;hay que matar al Comendador, vamos corriendo…!». La gente sequedó ojiplática, asombrada. Y, pasados unos segundos, pro-rrumpió en un enorme aplauso. No me aplaudían a mí, no,sino al muchacho, que no sabía dónde meterse… Bueno, des-pués me aplaudieron también a mí.Chanfalla-barraco. La verdad es que, si contáramos todaslas anécdotas de nuestras rutas, sería el cuento de nunca aca-bar. ¿Recuerdas tú, Julita, lo que nos pasó en aquel pueblo deSoria, San Leonardo creo que se llamaba?Chirinos-Julita. ¿Cómo no voy a acordarme si hacía yo laCristinica? Mira, ya que somos tres, yo haré el Soldado y tú,Rabelín, harás el Sacristán. Estamos en la escena final y yotengo que elegir a quién quiero como esposo de los dos. ¿Vale?

(Se suben al tablado para representar la escena final de La guardacuidadosa. Esta escena pudiera interpretarse con muñecos.)

Chanfalla-Soldado. Niña, échame el ojo. Mira mi garbo; sol-dado soy, castellano pienso ser, brío tengo de corazón, soy el másgalán hombre del mundo, y por el hilo deste vestidillo podrás sacarel ovillo de mi gentileza.Rabelín-Sacristán. Cristina, yo soy músico, aunque de cam-panas; para adornar una tumba y colgar una iglesia para fiestassolemnes, ningún sacristán me puede llevar ventaja, y estos oficiosbien los puedo ejercitar casado, y ganar de comer como un príncipe.Chanfalla-Soldado. ¿A quién escoges?Rabelín-Sacristán. ¿A quién escoges?Chanfalla-Soldado. Yo me allano.Rabelín-Sacristán. Y yo me rindo.Chirinos-Cristina. Pues escojo al sacristán.

(Pausa.)

Chirinos-Julita. Bueno, decir aquello y explotar el públicofue todo uno.Rabelín-espectador. ¡Ni hablar, eso no puede ser!

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Chirinos-espectadora. ¡Qué va a escoger a ese sacristán demala muerte!Rabelín-espectador. ¡Estaría bueno!Chirinos-espectadora. ¡Como si no conociéramos lo queson los sacristanes!Rabelín-espectador. ¡Más falsos que unos fariseos colo-raos!Chirinos-espectadora. ¡Que se repita!Rabelín-Espectador. ¡Eso, que se repita!

(Pausa.)

Chirinos-Julita. Y ahí me tienen ustedes a mí, mirando atodos lados, sin saber qué hacer, hasta que vi cómo asomabala cabeza de Federico por la cortinilla del vestuario y me hacíaun gesto de resignación, como diciéndome «hazles caso, quéle vamos a hacer».Y así tuve que terminar con estas palabras:«Pues escojo al Soldado». Y la trifulca paró y todo fueronaplausos y vivas. Lo que no podíamos cambiar era la canciónfinal, pero ya el público estaba contento y se puso a bailarmientras nosotros lo hacíamos en el escenario.

Los tres. (Bailando y cantando.)

Siempre escogen las mujeresaquello que vale menos,porque excede su mal gustoa cualquier merecimiento.Ya no se estima el valor,porque se estima el dinero,pues un sacristán prefierena un roto soldado lego.Mas no es mucho, que ¿quién vioque fue su voto tan necio,que a sagrado se acogiese,que es de delincuentes puerto?

Que, donde hay fuerza de hecho,se pierde cualquier derecho.Que adonde hay fuerza, etc.

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Como es proprio de un soldado,que es sólo en los años viejo,y se halla sin un cuarto,porque ha dejado su tercio,imaginar que ser puedepretendiente de Gaiferos,conquistando por lo bravolo que yo por manso adquiero,no me afrentan tus razones,pues has perdido en el juego,que siempre un picado tienelicencia para hacer fieros.Que adonde, etc.

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(Ráfaga de ametralladora o ruido de un bombardeo. Carreras deallá para acá. La Exposición está prácticamente montada, aunquelos gestos de los actores anuncian cierto aire de confusión. El músicoentona «Yo me subí a un pino verde...». Poco a poco, el «anda, jaleo,jaleo» será coral.)

Chirinos. ¡Silencio! ¡Silencio!Chanfalla.Se le vio, caminando entre fusiles,por una calle larga,salir al campo frío,aún con estrellas, de la madrugada.Mataron a Federicocuando la luz asomaba.[…]

Labrad, amigos,de piedra y sueño, en el Alhambra,un túmulo al poeta,sobre una fuente donde llore el agua,y eternamente diga:el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!

Chirinos-barraca. Yo siempre pensé que aquello acabaríabien, como un entremés. Y, sin embargo, acabó como una tra-gedia, como una tragedia de Federico.Chanfalla-barraco. Veréis… Necesito decir los nombresde los compañeros que se fueron.Rabelín-barraco. Yo también.Chanfalla-barraco. Emilio Loma, desaparecido en losprimeros días de agosto de 1936 en el Alto del León.Rabelín-barraco. Nazario Cuartero, caído en el frenterepublicano el 11 de noviembre de 1936.Chirinos-barraca. Eduardo Ródenas, falangista, asesinadoen Madrid, en julio de 1936.Chanfalla-barraco. Luis Manresa, muerto por una gra-nada de mano en el frente republicano.Chirinos-barraca. David Tarancón, muerto en el frenterepublicano.

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Rabelín-barraco. Luis Simarro, fallecido al pasar la fron-tera hispano-francesa en 1939.Chanfalla-barraco. José Alcalá-Zamora, caído en elfrente republicano.Chirinos-barraca. Ambrosio Fernández-Llamazares, caídoen el frente de Somiedo, entre León y Asturias.Rabelín-barraco. Alfonso Ponce de León, asesinado enMadrid, en agosto de 1936; era militante de Falange Espa-ñola.Chanfalla-barraco. Francisco Boluda Ferrero, muerto enel campo de exterminio de Mathausen, Alemania, el 10 deoctubre de 1941.Chirinos-barraca. Rafael Rodríguez Rapún, caído enMatamorosa, cerca de Castro Urdiales, Santander, el 18 deagosto de 1937.Rabelín-barraco. Rafael Rodríguez Rapún, el de las treserres, moría justo un año después del asesinato de FedericoGarcía Lorca en Víznar, Granada.Chirinos-barraca. Fue nuestro secretario, el amigo deFederico…Rabelín-barraco. Sí, el gran amigo de Federico…Chanfalla-barraco. Este soneto, que lleva dentro muchoamor oscuro, lo escribió Federico para él.Chirinos-barraca. Léelo, anda.Chanfalla-barraco.

Noche arriba los dos con luna llena,yo me puse a llorar y tú reías.Tu desdén era un dios, las quejas míasmomentos y palomas en cadena.

Noche abajo los dos. Cristal de pena,llorabas tú por hondas lejanías.Mi dolor era un grupo de agoníassobre tu débil corazón de arena.

La aurora nos unió sobre la cama,las bocas puestas sobre el chorro heladode una sangre sin fin que se derrama.

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Y el sol entró por el balcón cerradoy el coral de la vida abrió su ramasobre mi corazón amortajado.

Chirinos-barraca. El corazón amortajado de todos los quecayeron en aquella terrible hora.Rabelín-barraco. Otros compañeros se fueron muy lejos.Chirinos-barraca. Joaquín, Leopoldo, Arturo, Álvaro,Santiago, Ramón…Chanfalla-barraco. Ketty, Julita, Carmen, Isabel, Laura,Gloria, Carmen Antón…Chirinos-barraca. Y otros se quedaron: Luis, Modesto,Jacinto, Emilio, Pepe…Chanfalla-barraco. Unos y otros conservaron la memoriade La Barraca hasta el último suspiro.

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Chirinos. Pero nos hemos puesto muy tristes, y esto tieneque acabar bien.Chanfalla. Como un entremés.Chirinos. Para festejar la resurrección de La Barraca muchosaños después. Chanfalla. Para llevar la antigua farsa a todos los rinconesde nuestros pueblos.Chanfalla. Y de nuestros hermanos de América: Chile,Colombia, México, Argentina, Cuba…Chirinos. Porque el teatro es la poesía que se levanta del libro yse hace humana. Y al hacerse, habla y grita, llora y se desespera. Elteatro necesita que los personajes que aparezcan en escena llevenun traje de poesía y al mismo tiempo que se les vean los huesos, lasangre.Chanfalla. Porque el teatro es un instrumento de hacer ungran bien a la república, poniéndonos un espejo a cada pasodelante, donde se ven al vivo las acciones de la vida humana, yninguna comparación hay que más al vivo nos represente lo quesomos y lo que habemos de ser como la comedia y los comediantes.Rabelín. (Inicia la última canción, y se le unen sus dos compa-ñeros. Puede ser una de las que cantaba «La Argentinita» conFederico acompañándola al piano: «¡Viva Sevilla!», o «Los cuatromuleros», o cualquier otra siempre que sea alegre y animada.)

Chanfalla. El suceso ha sido extraordinario; la virtud del reta-blo se queda en su punto, y mañana lo podemos mostrar al pueblo,y nosotros mismos podemos cantar el triunfo desta batalla,diciendo: ¡vivan Chirinos y Chanfalla!Rabelín. ¡Y viva también Rabelín!

fin

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fernando urdiales in memoriam

Que con su teatro Corsario siguió el ejemplo de La Barraca en el amor por nuestros clásicos

No recuerdo exactamente dónde y cuándo lo conocí.Pero sí que su conversación con él te remitía a unamigo de toda la vida. Daba igual el tiempo quepasara: retomábamos los temas eternos: la bellezadel teatro siempre tenía más cancha que la crisis. Lacrisis la ninguneaba con talento y energía. Unaenergía que nunca lo desanimó, a pesar de los pesares.De ella nació el Teatro Corsario, su obra máxima.Antes de conocerlo me parecía un personaje cer-vantino. Y después. Urdiales es patronímico empa-rentado con Urdemalas, uno de los grandes personajesde la historia del teatro. Como él sabía «todos los re-quisitos / que un farsante ha de tener / para serlo, quehan de ser / tan raros como infinitos». Pero tambiénFernando puede relacionarse con otros no menos cé-lebres, aunque no haya parentesco entre apellidos.Fue un auténtico Chanfalla, capaz de crear verdaderosretablos de las maravillas que, en contra de la clásicaficción, eran tan auténticos como la vida. No podíaser de otra manera. También era «de complexiónrecia, seco de carnes, enjuto de rostro», como aquelQuijada o Quesada, aunque más que caballero de latriste figura era caballero de las ideas fijas, ésas quellevaba a la escena con precisión, cariño y esmero.Con Fernando Urdiales se ha ido algo más queFernando Urdiales. Se ha ido un referente, unsímbolo de la escena española contemporánea. Fer-nando participaba de la tradición y de la modernidad.De la tradición, por ser un director de raza, de losde mando en plaza, de los que con su sola palabraconvencía. De la modernidad, por estar al tanto detodo cuanto sucedía. Fue un hombre culto. Médicode profesión, dejó su carrera por la carátula. No sonmuchos quienes, a pesar de su afición, lo hacen.Desde el maestro Brecht a los colegas Salom uHormigón. Urdiales lo hizo, y bien contento. ComoUrdemalas logrando sus propósitos; como donQuijote, cuando, antes de descansar para siempre,recupera el bien más preciado: la razón.

césar oliva