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    El contacto inicial quechua-castellano: La conquista del Per con dospalabras

    Rodolfo Cerrn-Palomino

    Y qu poco cuidado que habis tenido de darnos lectura y libros en nuestra lengua yde traducir algunas obras que nos pudiesen aprovechar y ensear. Vosotros no

    predicis, y no nos lo enseis, que las letras y libros son manjar del nima y que pormedio e instrumento de la lectura veen los ciegos y oyen los sordos?

    Pedro de Quiroga ([1569] 2009: III, 501)

    La conquista espaola supuso un nuevo ordenamiento poltico, econmico, socio-cultural, religioso ylingstico del antiguo Tahuantinsuyo. Los descendientes de la nobleza incaica resumiran esta situacin,desde su propia ptica, segn nos lo cuenta Garcilaso, exclamando trocsenos el reinar en vasallaje!. Enel terreno idiomtico las reglas de juego estaban dadas: desde entonces, seran los de abajo quienes

    tendran que aprender la nueva lengua oficial. Para los de arriba bastaba con el aprendizaje instrumental delidioma nativo tanto en el fuero pblico como en el privado. En ambos casos, el quechua se aprendi paramandar y ordenar al pueblo subyugado. Dentro de dicho contexto fue desarrollndose, pragmticamente, unavariedad de quechua empleada por los grupos intermedios de poder, denominada como el quechua de losapamuyes. En nuestra intervencin buscaremos caracterizar a grandes rasgos esta variedad tal comoaparece registrada en las fuentes coloniales, particularmente en la obra del cronista indio Guaman Poma deAyala.

    1. Situacin diglsicaEl rgimen colonial impuesto tras la conquista espaola del Tahuantinsuyo tuvo como corolario, en el terrenolingstico, un ordenamiento idiomtico de carcter diglsico. De este modo, el quechua, que habaalcanzado el estatuto de lengua oficial, constituyndose en el idioma del vasto imperio, pasaba a ocupar un

    segundo plano, tras la imposicin del castellano como vehculo de la administracin colonial. Ciertamente, elconocimiento de la lengua nativa resultaba imprescindible, al menos en los momentos iniciales de laconquista y del establecimiento del poder colonial, por razones de control y sojuzgamiento material yespiritual del pueblo sometido. Ello explica, en el terreno de la administracin pblica, la preocupacin porcontar con intrpretes oficiales, y en el fuero religioso, la obligacin de ensear la lengua indgena paraservirse de ella como medio de catequizacin. Como quiera que sea vos habis de hablar en lengua deToledo, y aun francessa si fuere menester, antes que os dexe de aotar, le dice Justino al indio Tito en losColoquios de Pedro de Quiroga ([1569] 2009: II, 381).

    Por lo dems, fuera de tales requerimientos, de carcter instrumental y pragmtico, y una vez asegurado elordenamiento colonial transcontinental, las condiciones estaban dadas de tal manera que, en materia deaprendizaje de lenguas, eran los grupos dominados quienes se vean en la necesidad de aprender el

    castellano y no al revs. Esta situacin es descrita de manera dramtica por el Inca Garcilaso, recordando losaos de sus mocedades en el Cuzco, al contarnos que

    en todos los dems indios hava tan poca curiosidad en aprender la lengua espaola, y en los espaolestanto descuido en ensearla, que nunca jams se pens ensearla ni aprenderla, sino que cada uno dellos,por la comunicacin y por el uso, aprendiesse del otro lo que le conviniesse saber. Y este descuido de ambaspartes era tan grande, que aun los muchachos indios que conmigo se criaron, aunque me entendan lascosas manuales que en castellano les deza, en los recaudos de alguna importancia me obligavan a que selos dixesse en indio, porque, por no entenderlos en el lenguaje espaol, no saban decirlos en el suyo (cf.Garcilaso [1617] 1944: I, XXIII, 67).

    2. Aprendizaje de la lengua

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    En dicho contexto de relaciones de poder asimtricas, y ms all de los intentos de las autoridades polticas yreligiosas de reglamentar la enseanza formal del castellano, en los colegios de curacas y en las parroquiasde indios, por un lado, y del quechua, en las ctedras y catedrillas de la lengua, por el otro, el aprendizaje deuna y otra lengua estaba librada al trato diario entre los miembros de ambas castas, dominante y dominada.Precisamente Guaman Poma, el cronista indio que segn su propia confesin haba aprendido a hablar yescribir el castellano, seruiendo a los dotores, nos describe esta situacin, de manera muy elocuente, sibien burlonamente, al contarnos en su castellano quebrado

    Cmo los primeros espaoles fueron chapetones, acimismo los dichos yndios no se entendan el uno ni alotro, pediendo agua, traan lea, deziendo anda puto, traan cobre y calauasas. Porque anda es cobre,puto, calauasa. Y algunos yndios se hacan ladinos, los yanaconas dezan: Obeja chincando, pacat tutabuscando, mana tarinchos, uira cocha. Como los mestisos del Cuzco y de Xacxauana y de Cochacalla dica:Ya, seor, sara paruayando, capn asando, todo comiendo, mi madre pariua, yo agora mirando chapn de lamula. Y anc los unos como los otros pasaron grandes trauajos, los indios como los cristianos (cf. GuamanPoma, [1615] 1980: 367).

    Como puede apreciarse, no solamente el cronista nos ilustra de un solo trazo no solo la escabrosa situacin

    de incomunicacin surgida en los primeros aos de la conquista sino tambin el tipo de media lengua que seiba gestando en labios de los ladinos. Es ms, si bien ridiculiza el habla ladina de sus paisanos del comn,tambin satiriza y denuncia el quechua mal aprendido de los evangelizadores, declarados peritos en lenguacomo requisito indispensable para tener parroquias a su cargo, segn las disposiciones vigentes. Y as nosrefiere

    Cmo los dichos padres y curas no son muy bien desanimados la lengua del Cuzco, quichiua,chinchaysuyo, aymara para confesar y dezille dotrina y sermn cada semana, el euangelio y la uida de Dios yde su madre bendita Santa Mara y de sus sanctos y sanctas ngeles. Sauiendo quatro palabras: Apomuycauallo. Mana miconqui. Padreta ricunqui. Maymi soltera? Maymi muchachas? Apomuy dotrinaman, no sauems (cf. Guaman Poma, op. cit., 576).

    No es difcil imaginar, en el contexto de las relaciones de poder asimtricas, la valoracin diferenciada querecibiran ambas manifestaciones de media lengua: la de los ladinos, considerada como una jerigonza, y lade los espaoles indianos, como pintoresca y hasta contagiosa, segn se ver. Despus de todo, talesapreciaciones, medidas con desigual vara, siguen vigentes en el mundo andino de hoy, pues los fenmenosdescritos continan reeditndose en las comunidades apartadas de la regin, aun cuando los protagonistassean diferentes.

    4. El quechua de los apamuyesProducto natural de la situacin lingstica jerarquizada, en la que la lengua subalterna era empleada paraimponer y ejercer el mando, fue una suerte de media lengua cuya designacin resuma y concentraba por smisma todo el mensaje de abuso y poder que anunciaba: la variedad quechua de los apamuyes. Con estaexpresin castellanizada se aluda al empleo recurrente y abusivo, por parte de los espaoles, del verbo

    traer en su forma imperativa de segunda persona: apamu-y! trae!. Tanto era el recurso a dicha expresinapelativa en el trato diario con los indios que seguramente no es ninguna coincidencia que el cronista indio lapusiera en boca de los padres evangelizadores, segn se vio en los ejemplos del pasaje citadoanteriormente. Todo lo contrario, formaba parte del escaso repertorio lingstico desarrollado por quienesestaban acostumbrados a mandar y ser obedecidos: era, con seguridad, una de las dos o a lo sumo quatropalabras aprendidas por los espaoles, segn ironiza nuestro cronista1.

    En efecto, vemos all los mejores ejemplos que ilustran el quechua de los llamados apamuyes: Apomuycauallo. Mana miconqui. Padreta ricunqui. Maymi soltera? Maymi muchachas? Apomuy dotrinaman, no sauems. Las muestras del quechua incipiente que Guaman Poma caricaturiza, ponindolas en boca de lospredicadores, ms all de su velada crtica a la proverbial concupiscencia de los curas de parroquia, ilustran

    justamente no solo el empleo recurrente de la forma imperativa (con un trastrocamiento voclico

    esta vez inusitado) sino, sobre todo, las fracturas de orden gramatical y sintctico de la lengua, comenzandopor el orden oracional invertido (VO en lugar del normal OV) y terminando con la casi total omisin de las

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    marcas gramaticales, que hacen de ellas la mejor caracterizacin de un quechua pidginizado. Se trata, pues,del tipo de quechua que nada menos que el ilustre primer gramtico de la variedad cuzquea denomina delosapamuyes, y que define como el hablar delos q[ue] no sab [la lengua], y solo lo q[ue] sab hablar esso sab ent der no mas (cf. Gonlez Holgun [1607] 1975: II, 81).

    5. Defensa idiomticaTal como dijimos, la imposicin del rgimen colonial trajo como consecuencia la devaluacin cultural eidiomtica del mundo andino. De este modo, la otrora lengua general, celebrada y bendecida por losprimeros conquistadores por haberles facilitado la comunicacin en tan vasto territorio (cf. Cieza de Len[1551] 1985: XXIV, 73; Zrate [1555] 1995: I, VI, 39), devino luego menospreciada y hasta odiada en el tratodiario con sus hablantes, ms an entre los sectores que estaban obligados a aprenderla, por razonesadministrativas de orden espiritual. Lo resume as nada menos que el padre Acosta, gran propulsor delempleo del quechua como lengua de evangelizacin, al declarar que

    los hombres dan en no amar esto de la lengua de los naturales, en no cuidarse de ella y pasan adespreciarla, y a tener por deshonra tratar con los indios y hablar su idioma (cf. Acosta [1588] 1954: I, IX,519).

    As, pues, como consecuencia de su menosprecio por los hispanohablantes y la secuela inevitable de lavergenza idiomtica generada entre sus usuarios, resultaba natural que la lengua nativa, desprovista delpoder que antes disfrutaba, no tuviera defensores que salieran al paso sealando la importancia de suempleo, ms all del rol instrumental que la administracin le confera, como idioma mayoritario tanto entrminos demogrficos como espaciales. Con todo, sera injusto desconocer las voces aisladas que elevaronsu protesta frente a los atropellos cotidianos de la lengua por quienes, como los apamuyes, pero tambincomo los ladinos, hacan uso irreverente de la lengua.

    Al respecto, ya en un trabajo anterior (cf. Cerrn-Palomino 1991: 1) mencionbamos los casos del indioGuaman Poma y del mestizo Garcilaso Inca como los nicos que nos haban dejado en sus escritos unaclara denuncia de las tropelas lingsticas en que incurran habitualmente los espaoles cuando tenan

    necesidad de hacer uso del quechua. Sealbamos entonces que la conciencia idiomtica que ponan demanifiesto los dos cronistas difera en cuanto al grado de su naturaleza reflexiva: mientras que la del escritorlucaneo se mostraba de manera ms bien implcita e intuitiva, como producto espontneo de sucompetencia lingstica adquirida, la del historiador cuzqueo apareca como resultado de un conocimientoque trascenda el mero saber de su lengua para constituirse en un dominio metalingstico de la misma. Deesta manera, conforme vimos, la defensa idiomtica del quechua asumida por Guaman Poma apareceembozada y esbozada en los remedos de quechua incipiente quatro palabras que el autor pone enlabios de los espaoles, particularmente de los religiosos incompetentes, a quienes ridiculiza recurriendo alsarcasmo. La del Inca Garcilaso, a su turno, se muestra de manera ms bien militante a lo largo de su obra,en especial en sus Commentarios, escritos, segn su propio ideario, con el objeto de demostrar cunengaados estaban los escritores de su tiempo de haber comprendido a cabalidad la historia de susantepasados, por no haber tomado en cuenta la importancia de adentrarse a ella a travs de la lengua. Y as,

    a lo largo de sus pginas, no cesar de enrostrar a los historiadores de su tiempo el mal uso (= corruptela)que hacen de la lengua, corrompindola segn su expresin favorita, de tal manera que casi no dexanvocablo sin corrupcin (cf. Garcilaso [1609] 1943: VII, IV, 96).

    A tales voces quisiramos agregar ahora una ms, pero esta vez proveniente no ya del lado indiano, seaindgena o mestizo, sino del bando de los espaoles: nos referimos nada menos que al eximio quechuista, el

    jesuita cacereo Diego Gonlez Holgun. En efecto, al abordar la sintaxis de la lengua, concretamente elorden de las palabras dentro de la oracin, el ilustre gramtico insiste, una y otra vez, en observarestrictamente sus reglas, evitando dejarse guiar por los esquemas propios del hablante de castellano ytomando como modelo la performance del indio q[ue] habla galanam te, ya que de todos [estos] defectos y ignorcias [nos] librara el sintaxi (cf. op. cit., II, 81)2. En particular, ha de observarse cuidadosamente elorden (S)OV, ya que en el quechua

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    [t]odo verbo actiuo [] ha de tener lo primero persona q[ue] haze expressa o tacita, y despus de lapersona que haze se ha de seguir tras ella inmediatamente antes y junto al verbo otra persona que padeceque ha de estar en acusativo c la particula (cta) y al fin de la oraci se sigue el verbo, y trastocar este ordno es cforme al estilo de los indios sino tomado de los espaoles q[ue] lo haz al reues (nfasis agregado; cf. op. cit., II, 88-88v).

    Y es que, como no escapaba a la atencin del propio Guaman Poma, segn tuvimos ocasin de ver, una delas interferencias ms reacias que asomaban en el habla de los aprendices de la lengua, en este casoconcreto de los aspirantes a curas de parroquia, era precisamente el trastrocamiento del orden de loscomponentes bsicos de la oracin. Para el ilustre cacereo, una de las galanuras de la lengua ndica eraprecisamente el orden mencionado; violentarlo equivala a hacer de ella no solamente un idioma brbaro ycorrupto sino, peor an, un medio ininteligible o confuso en el mejor de los casos.

    6. El quechua de los ladinosOtro de los resultados, siempre en el mbito del contexto diglsico descrito, fue el surgimiento de unavariedad sociolectal del quechua, esta vez entre el creciente nmero de los ladinos. Ya el cronista indio,segn vimos, se mofa de ellos, particularmente de los yanaconas (criados de los espaoles), que dezan

    obeja chincando, pacat tuta buscando, mana tarinchos, uira cocha3. Ejemplo que ilustra, aparte del cambiode cdigos manifiesto, el uso y abuso del gerundio castellano en un intento por describir acontecimientos quereclamaban el recurso a la subordinacin sintctica, fenmeno persistente por lo dems en el habla delbilinge incipiente. Se trata, sin duda alguna, de los efectos de la interferencia quechua en el castellanobalbuciente del aprendiz informal de la lengua. Pero hay otro aspecto de la performance del ladino quecoincidentemente, segn Gonlez Holgun y el Inca Garcilaso, tiene efectos perniciosos sobre el quechua.Nos lo refiere el jesuita cacereo, siempre a propsito de la buena observancia que debiera tenerse del ordende las palabras de la lengua4, al recomendar al aprendiz del quechua y esta es su segunda ley, quehay que

    huyr del modo de hablar de los ladinos, y no hablar mucho en la lengua con ellos, porque ya los indiosladinos por mostrar que lo son dexan el estilo galano de su lengua, y espaolizan lo que hablan, y precianse

    de atraer su lenguaje al castellano, y yerranlo tanto que ni bien hablan su lengua, ni bien ymitan la nuestra, yassi haz a su lengua mezclada y barbara, siendo ella galanissima (nfasis provisto; cf. op. cit., III, 119-119v).

    El pasaje, como puede apreciarse, apunta a un fenmeno sociolingstico novedoso e interesante en elcontexto andino de entonces, pero nada excepcional en situaciones de contacto idiomtico de carcterasimtrico: el surgimiento de un ideal de correccin idiomtica de carcter exo-normativo, segn el cual elprototipo del buen decir no hay que buscarlo ya entre los hablantes nativos de la lengua, socialmentedeprimidos, sino, por paradjico que parezca, en el habla del amo, y ello se consigue aproximando,consciente o inconscientemente, la estructura del vernculo a la del idioma de prestigio. Esto esprecisamente lo que por la misma poca, aunque distante en el espacio, nos dice el ilustre mestizo,refirindose dolidamente al habla quechua de sus paisanos, sealando que

    [d]este passo y de otros muchos que apuntaremos, se puede sacar lo mal que entienden los espaolesaquel lenguaje; y aun los mestizos, mis compatriotas, se van ya tras ellos en la pronunciacin y en el escrivir,que casi todas las dicciones que me escriven desta mi lengua y suya vienen espaolizadas, como lasescriven y hablan los espaoles, y yo les he reido sobre ello, y no me aprovecha, por el comn uso decorromperse las lenguas con el imperio y comunicacin de diversas naciones (nfasis agregado; cf. op. cit.,VI, XXIX, 65).

    Y nos lo dice, como lo sealamos en su momento (cf. Cerrn-Palomino 1991: 3), nada menos que el propioInca, que sin vislumbrar an la magna obra de su senectud, haba sido vctima de aquello que ms tarde,erigindose en autoridad de la lengua que haba mamado en la leche materna, censurar a propios yajenos.

    7. Lengua y prestigio social

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    semejantes, son los grupos desprovistos de poder quienes se ven en la necesidad imperiosa de aprender lalengua de la elite gobernante, por razones de sobrevivencia cuando no de movilidad social, instalndose deeste modo una situacin asimtrica, por cuanto los grupos dominantes, al imponer su idioma como lengua dela nueva administracin, pueden prescindir del aprendizaje de la lengua subordinada, valindose deintrpretes y traductores para emplearla, a lo sumo, como un instrumento de control y sojuzgamiento. Lasrelaciones asimtricas establecidas dentro del rgimen colonial dieron lugar, en el terreno lingstico, y enespecial en las esferas intermedias de poder, al surgimiento de formas de habla de carcter instrumental ypragmtico tanto en el sector hispanohablante en relacin con el aprendizaje del quechua, como en el estratoindgena respecto de la adquisicin del castellano. Particularmente interesante fue el surgimiento de unavariedad de quechua incipiente entre los hablantes de castellano, especialmente entre las autoridades civilesy religiosas, empleada en un contexto exclusivo de mando y coercin: nos referimos a un gnero dequechua llamado precisamente de los apamuyes. Una de las caractersticas de esta variedad de contactofue, como era de esperarse, su propensin al calco de moldes y esquemas estructurales propios delcastellano. Las voces aisladas que se levantaron en contra de dicha prctica, entre las cuales figuran las delos escritores Garcilaso Inca y Guaman Poma, mestizo e indio respectivamente, pero tambin la del eximiogramtico espaol Gonlez Holgun, no lograron ciertamente detenerla, y, como resultado de ello, elquechua moderno registra precisamente algunos de tales rasgos atribuibles al influjo de la lengua social y

    culturalmente dominante.ReferenciasACOSTA, Jos de [1588] 1954 De procuranda indorum salute o predicacin del Evangelio en las Indias. EnObras. Madrid: BAE, Ediciones Atlas, pp. 389-608.CERRON-PALOMINO, Rodolfo 1991 El Inca Garcilaso o la lealtad idiomtica. Lexis, XV: 2, pp. 137-178.CIEZA DE LEON, Pedro de [1551] 1985 Crnica del Per, Segunda Parte. Lima: Fondo Editorial de laPUCP.GARCILASO DE LA VEGA, Inca [1609] 1943 Comentarios reales de los Incas. Buenos Aires: EmecEditores S.A.GARCILASO DE LA VEGA, Inca [1617] 1944 Historia general del Per. Buenos Aires: Emec Editores S.A.GONLEZ HOLGUIN, Diego [1607] 1975 Gramatica y arte de la nueva lengva general de todo el Peru,

    llamada lengua qquichua, o lengua del Inca. Cabildo Vaduz-Georgetown: Franz Wolf, Heppenheim a.d. B.GUAMAN POMA DE AYALA, Felipe [1615] 1980 Nueva cornica y buen gobierno. Mxico: Siglo Veintiuno.QUIROGA, Pedro de [1569] 2009 Coloquios de la verdad. Madrid: Iberoamericana-Vervuert. Edicin crticay estudio de Ana Vian Herrero.ZARATE, Agustn de [1555] 1995 Historia del descubrimiento y conquista del Per. Lima: Fondo Editorial dela P.U.C.P.Notas1.El tpico de las dos o quatro palabras con el que el cronista busca describir el quechua rudimentarioaprendido por los espaoles en el trato con los indios es algo que se repite en su obra, y que, naturalmente,no puede interpretarse de manera literal, pues, por ejemplo, en la expresin nose asusten, yo soy el inca!, tendramos por lo menos cuatro y no dos palabras (cf. Guaman Poma, op. cit.,367, 578). Volver al texto

    2.Oigamos lo que nos dice el gramtico al respecto: Sin conocimi to del sintaxi no puede auer copia de todos romances para predicar o hablar ni a se puede entender lo q[ue] los indios hablan ni vsar de los verbos c propiedad dando su caso y cstruccion a cada vno y por esso no se atreuen muchos a predicar nia hablar vn razonamiento q[ue] pida variedad de razones, o de afectos q[ue] por varias conjugaciones seexplic y otros entiend al reues lo q[ue] oyen, porque no saben distinctam te las especies delos verbos y su construccin, ni sab si han de vsar de verbo actiuo o neutro, o comun & (nfasis agregado; cf. op. cit., II, 80v). Volver al texto3.Que traducido al castellano, aproximadamente, vendra a significar: se perdi la oveja, y aunque se estuvotoda la noche buscndola, dicen que no la encontraron, seor. Volver al texto4.Y lo hace formulando lo que l denomina la primera ley, consistente en que para acertar a componersea huyr del modo de hablar castellano, porque dispone la oracion y sus partes al reues que esta lengua. []y este orden es aca [en el quechua] elegante, y no el nuestro (cf. op. cit., III, 119). Volver al texto

    5.Que traducido al castellano dice aproximadamente: [indios] emborrachados, putillas, ladrones, brujos,hechiceros, no le ofrecen ni el oro ni la plata al padre. Volver al texto

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