carlos astrada 1942 el juego metafisico

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  • 8/3/2019 Carlos Astrada 1942 El Juego Metafisico

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    ISle

    CARLOS ASTRADA

    (PARA UNA FILOSOFIA DE LA FINITUD)

    LlB.RERIA EL ATIENEO. EDITORIAL

    1 942BUENOS AIRES

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    Heclw el dep6sitoque ' indica la ley .Pt'ohibida l at'ep?'od'llcci6n.

    EL JUEGO M E T AflSICO(Para Una Filosofia de la Finitud)

    L1BRER1A EL ATENEO. EDITORIALBUENOS AIRES (FLORIDA 340)

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    DEL AUTORlEllJl 'oblc'IIW ep'istemolog'ieo enl f i losoNa aei'!wl (1927). N OB Ob 'o s 1 10 j ug nm ns p Ol"lJ l1 C hay jue-gos, sino que hny jucgos porqne ju-gmnos. Heidegger.11oge[ '! J e t , w esen t c (1931),Progreso y des'IJ( / lo?"(wion en f ' i losoPfa. 11 l ' i t c1 'ahwa (1931), La. me tnf 'i si cn . e s In . plll'n. dinfimieadr-l pensnmiento. Navalis,lE l j u .c go cX ' is tc ' J IC ' i al (1933),Goethe y el l JUnteisnw sp-inoZi(L'ILO' (1933),Id caUsmo l eno ' l lwnoloU'i co '!) met c tf is iea eX ' I :s tenc ' ia l ' (19'36),

    L a etic a fm "lIw Z y l os o o lo r es (1938),

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    INTRODUCCIONLa matafisica no es algo ya heche, una discipl.ina escolar ob-

    jetivamente establecicla, fijacla de una vez para siempre en uneuerpo de doetl'ina que va agl'egando, con el tiempo, nuevos oono-eimientos sistem[,ticos, sino que ella es una activi:c1ael,un aconte-eel' eseneial Y, por 10 mismo, un riesgo del cognoscente que, entanto hombre concreto, esta, puesto en tal acont,ecer, La metatisl-ca es un juego, en .el que una interrogacion fundamental, ic1entifi-eada con el destine del que interroga, se haee, aguza y devieneeonstantemeute, Ytambien se hace, se deshace y torn a a haeersela respuesta.En el juego metaflsieo, la existenci:a human < 1 . , puesta ell elimpulse que la proyecta hacia Ia trascendeneia, se af'alla en Ialnisqueda del ser, pOl' el que ena ha sido a1canzac[-a,dilacerada,.desgarrada. Sel' que, porque se oeulta en sn tacita pCl'manen-te, ella ha perdido y debe de nuevo ganar. Pero solo hay ser parael ente existente adveriido al suyo propio. Dssde este su Iuuda-mento ontologico. la existeneia humana sc pone en e1juego meta-fisico, que se desal'l'olla en elambito de la tl'ascendencia.

    Siempl'e. e1ente humano se ha jugado en la interrogaci6n pal'

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    (JAItLOS ASTHADA

    el ser. En est.e scntido, las grandes eoncepciones metafisicas sonjlH'g'OS jugad os, cuya signif'icacion radica en la pnesta personaldel fil(lsol'o, en ('I riesg'o existencial que el ha eorrtdo. Para COO1 -premier Iu sus tancia y la pt-oyeocidn espeeulativa de esas eoncep-iuncs --toclos los gran,des sistemas metaffsicos=- no no s qnedamas que un eamino : esforzarnos por vol ver 11 jugal.' e80S juegos,aeel'e[ll1cionos, por una eomprension de la necesid ad que los en-gen(il'U propio {uubito, en-p,'ellc1l'H lin prcpio prnceso. Jaspers solo conoce el juego comomHoc1o por que, para el, In metafisiea se resuelve en historia deIii. metutisica, a Ia que actualizamos y hacernos nuestra desdenuesfro propio presente. Pcro. en reulidad, nosotros huscaruos elset' pOI' nuestra pro pia ueuta y necesidad, sin snpol1el'lo ya tra-dueido al leuguajo de In trnscendencia pOI' sistemas y filosoi'iaspreteritas : 10 buscamos desde nuestru propia posihilidad exis-tencial que ('s historica porque clIiombre ea temporal en el fun-damento de su 8e1'. Sin duda que la metafisica eorno historia dela metafisicn eo; tambien una posibilid ad del hombre exis t:ente ,Yesta ('s In posi('ion d esde In cunl Jaspers plan tea el prohlema y fi-

    (1) Kurl Juspera, Mc-ta.lJil! lsiir. p{lg. 32, Berlin, 1932,

    \',Jo .nrsoo M,E'!'AJ"lBICO !l

    losoi'a, pcro tal posicion, por ser una existencia1. es intransi'erihlcy no delata una unica posibiliclad ob.ietiva para intl'l'l'ogm' pOl'el ser, cuyo sentido estnviese ya inscripto, cl'istalizaclo, en el len-guaje milenario de lu tl'ascendencia .

    ] < : 1 [uegn metat'isieo no intel'preta un lenguaje muerto, cifrac10en cl pasaclo y por el pasado de las t.eogonias, l'eligiones Y siste-mas filos(ificos, sino que crea el lenguaje vivo Y dl'amlltico de latl'Hscendeneia aetual. 11>]1guaje de nuestro aho1'a. y aqw/' , que nolOl:isr ,:iili,len snstaneia objetivf l, sino que se aetnaliza y eompl'ende como juego total. (',OInO filoso:rar c1esc1e una :-; itnacioll existen-tial conel'eta, es c1ceir, d esde el 1110111cnto en que, para el hombre,In husqued a del SCI' se toi-na drama pOl'que le revelu su propiaexist ell c ia como t 'seneialmente pl 'ecaria, f ini ta , eomo] pura nih il ic1ac1 .El [ucgo metal'rfdeo 110 es, pU lOS , p ar a ll.osl;1'os, lengna;je ellllneia-do de In tr1lSeell(\('\J('::I (1) sino que In tl'aflcendeneiu aetnal, en-i-aizada en nuestro pl'opia existencia, es ya el proceso del ;jugal'sede nuestro jnego,La bllSquc(b del ser que acontece en este juego es ella mismajnego total pnru 'gaDar el SCI' Y no, como en .Jasper's, c l trascendcl'dol pensamiento en ] ' lOS de la "leetuI'n" del ser como "escrito ei-f ' rnd o en In 1:1 'as('.cnd l'JJtia, d e una tl'

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    .1 0 CAnLOS AS'rnADA

    cendencia 'actual, el que ciertamente puede ser traidc a una ex-presion tell1'iitica, pero no como cl 'istal izaci611 del ser en .una ei-fra, sino como posibil idwclintl 'all sferib1e de una existeneia. Estohan sido las concepeiones metafisicas preter-itas, es decir, juegosjug-ados que, para eOlIlpl'enc1erlos en su sentido y sustaneia, hayque volverlos a jugar.

    La metafisica es la dinamica existencial del pensamiento (eljuego metafisieo ), jugandose POl' yen torno al ser,cuya com-prensi6n aetiva compendia el drama de 11Uel':t1'Oropio ser, denuestra irrevocable nihilidad,

    \.

    EL AMBITO DELJUEGO METAFIS ICO

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    CAPJ'J'lJLO I

    !LA VIGILIA METAFISICAEI desvelo del ;jngadm' se ad entra en In neche. Va a tentar ~

    1'1ll't.Ul111, fo r tuna esenr -ial, pon ieudoss 10Cto en el jueg o, arriesgun-.do un capital irrestituihle. In vacilante certidumbre de su propioSCI'. 8u pensam ientn su emo eion desazouada quiercn ensayarg' l' i1l ldes puestas, Be dcsal' l'o11nl' ii su juego m{IS H116.de los ultimosastros, trascendidos en el volutin de Itt apuesta, ~lespreo('.npac1ode toda cosa y solo atcnto ul ambitOlloctul'no en ([liP su jueg o seva a jugal'. Ell el ncol lt eCel' dinamico del juego ai-riesga toc1opara ganui- el 1 :0 (1 0 , 1 0 a b 80 1 11 to .

    Quizii. el jugarl or delira 0 suefia, Pel'o aqui esHe todo SUiuceutivo, el resquiei de ]1]Z de 811 jueg o, pOl'qne, como 10 clijo(;1mistico, Ia esperanzn es el ensuefio del hombre deS1Yi c' l ' t o. 8urlesvel o esift obsedido per In n och e, que se alarg a y ad ensn en ojgil 'Hl' ell ' In rued a d e l 11;:111' , de l nzar primordial a Cjue su pasi t in 10hu eutrega d o. 'I'ambisu In vigil in, hecha de nusencius y desva-rios, de expectaeirin y asornbro, tiene sus ensuefios y su verdaderodespcrtar. Es ell In ealma. fl'eenentemente voruginosa, de la no-ch e que suelen nmanecer inespemdas elaridades, ardides eon que01 azar.atravenrl al :in gtld nr H I p lr -n o ,in og o, ]0 hace pOlletI'm' mashondo en el ambito de sombr a. Como cazador uoctumo mas de

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    CAB,LOS ASTRADA

    una vez 11acobrado piezas que repute excelentes, verdaderas pro-mesas de una 'ganancia eierta, pero que, a la postre, no resultaronmas que pequefias gananeias en la periferia del juego. Otras ve-ces ha explol'aclo en vano, ha dirigido su saeta a . blancos ilusorios.Atenaeeado por In angustia de un vacio en01'mc, de un cielo som-brio, ha Ilegado a In pr-imers elnridad del dia COUlO a un rc tugioen medio de Ia tormenta : ha llegado pel'didoSo Y decepcionac1opara dcrmir en la vigilia de todos. Cree que viene de un suefioy que recien ahre los ojos. El ambito que infirio su [uego, en unn-amonto

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    1 < 3 OARLOS ASl'RADA

    EI cosmos del desvelo metafisieo es la zona intermedin entreIn vigilia de todos -ill1si6n de todos los dU1'l11ientes- y el suefiode cada uno, su poco de muei-te. Nuestrn verdad .v la eoncienciade nuestro destine son oriunrlos de aquella zona, trasmunrlo delorbe cotidinno. de este cosmos iIusor io PCl'O cosmos porque, comonos' dijo Navalis. al fin el mun dn es suefio, al fin el suefio esmundo,

    En este unundo ,de la vigilia estelrn- hncen silencio Ins casasexterioi-or, y se apagun las estridencias de In luz dium 1'e una orbit" tensa sohre In n adn. Yeon csto el ;jnego se plenificn ell su propia dimimien. ell In que eljugador es y alienta,

    Un teorico de In eX lle l'ie lleia m istio n nos 11:1 dicho que el

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    CAPITULO IIEL, TELOS DE LA FILOSOFIA

    La disofia nos exige fidelidad hacia 10 esencial; fidelidadIracia nosotros mismos, Filosofar es tra:scender toda cosa, inelusola cosa psieofisien que es el hombre. En la trascendencia, laexisteneia humana se enfrenta con su propio ser; aun mfis, llegaa asirse a si misma. E~l el acto de este trascender, nuestra exis-tencia Ilega a ser para 81 misma esencial. ':Trascender es filosofar.Nosotros existimos en este peculiar tmscc1d lei;e.

    La pasi6n con que interrogamos es ya signo de Ia autentici-dad de nuestro f'ilosoi'ar. La filosofia es s610 10 que nos impulsaa saltar en los conceptos, en el concebir mismo. Pero saltamos enestes como sobre un tramp olin, para cobrar mas impulso, Ella csun viento que nosempuja hacia el futuro, haeia las posibilidadesen eierne, haeia el equilibrio inestable del existir. POl' eso 'Iaeseneia metaffsiea de Ia filosoffa radiea en la historieidad. Valedeeir que pertenece intrinsecamente a In filosofia Ia historicidadde su acucioso interrogar. Centrados 0, mejor, suspensos en latemporaIic1ad primaria y finita, interrogamos desde Ia situaci6nconcreta y total de nuestra existencia; situaeion siempre distinta,siempre cambiante, como que ella es Ia distension de una estruc-tura temporal. Filosofar, para nosotros, es hacemos al periplo de-la finitud; desplegai- la vela de nuestra interrogaei6n, consigna-

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    20 CAH.LOS ASTRADA

    des al tiempo existencial, rumbo movil y precario. Al verdaderotiempo, que no es, para el hom.bre existente, Ia imagen movil dela eternidad, como se dice en el 'I'imeo plntonico, sino el gra-vital' extatico e irreiterable de la finitud. Insertandose en Ia \temporalidad y emergieudo eleesta, Ia Iilosoj'ia pertenece de modo ,esencial a Ia existencia humana. En el hombre como ente prima-"riamente existenteem'~iza elp~'oblema fuudamentnl de la filo~soffa EJ esti-emeeimieuto de lit existeneia, S11 misterio consustan-cial, est-i al eornienzo y, a In vez, al fin de la tarea de la filo-sofia.

    La problemfiticn unitai-in c1etoda autentica filosofia se cifraen In trascendencia. Pilosof'ar es trascender. La existencia delhombre vibra, esencial y fragil,. ." ]a tra'Scell:le~lci~. 'J)'as_cen:')C:lencill'Yi)6sibili~liicrde c O, 7 n p ? "e n swn del S C I ' SOIl idcnticas. Sornos'los argonautas del sel', embarcados en un hilo de Iuz. La Iilo-sofia no conoce, pues, otro ielos que cl filosofar mismo, comotrascendervcomo existir en la comprension del ser. Pilosofar des-de la situaci6n ccncreta de In existennia humana, desde 8U ahorayaqui, desde BU ser y hacer.4 1 1 . filoso:l'itt , asi enteudida y praeticada, nos impele haeia~1manana de nuestro prcpio existir, la muerte, momenta que, le-jos c1edesintegrar la unidad conelusa de la existencia, Ia totaliza,y a Ia vez integra y plenifiea e1sentido de la vida. De este fu-turo implielto en nuestro existir -{mico futuro que conocemos-brota nuestro ayer que, a su vez, entregade si el presente, mo-meuto temporal en que se aetualiza 0 teurporaliza extatiea nues-1:1'11 f' initud- el siempre de nuestra finitud. De aqui que la filo-sofia este referida al futuro. ,8i, en este sentido, ella es futuridadexisteneial ' inmanente, entonces el mito no seria otra cosa queun empalidecido reeuerdo de Ia l'ilosof'Ia. Recuerdo del drama,del viento huracanado en que ella amauecio en el asombro en 1~,dilaceracion ,de otros hombres, enfrentados al mismo sino, ir-guieudose impotentes, pero fieles, frente a las cosas en su totali-dad, bajo el tormento c1elser cosmico. el gi-an muro, invisible ytacito, que embebe todas las saetas c1elos arqueros, toc1aslas co-

    }ia~.runoo M:J!]'rAJ"1:SICO 21

    rrientesde In vida, toda la luz de las estrellas, toda la omnis-cieneia de los dioses,

    Sopla en nosotros la filosoI'ia y nos desplaza hacia el futuro,nos neva hasta In certidumbre de un no S C 1 ' mas, insito ell el exis-til' mismo ; noaccloea ante el conjunto total de l'Hlseosas y, ha-ci{mdonos asomar a nuestra nihilidad, nos impone, desde el bordemismo de Ia somln-a la prcgunta : f,por que todo aquello es , y 110mas b icn Ia nada 1 (Heidcgger).

    As! trascendemos, asi nuestro existir va impulsado pOI' el vien-to historieo de 111.ilosofia. Esta no es, pues, mora conceptualiza-cion de resultados iuanimes, ya eristalizados, no es una mortajapara estos eadaveres que tras si deja la vida (Hegel), Si110unaactividad vuelta hacia el futuro, una prospeeeion sobre 'I1080t108mismos, scbre nuestra transida finitud. 'I'odavia mas, ella es unaincision de nuestra cer+idnmbre, de nuestra angustia, en el tiempoexisteneial, en 01futuro de nuestro Pl'

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    t

    CAPITULO IIIEL JUEGO DE LA FILOSOFIA

    La filosof'ia no es un ocio eoutemplativo a que el hombre, sile place y tiene aptitud, puede entregarse para recreo de su inte-lecto 0 para satisfacer una euriosidad meramente te6rica; no es,pues, una faena alada ni un Iujo que nos podemos permitir. Lafilosofia, por el contrario, es una actividad, una interrogaci6n quellega hasta la raiz misma del que interroga, de nosotros que inte-rrogamos en medic de las cosas, Filosofar es un interrogar dentrodel todo de las cosas,

    La filosofia no es ni una opol'tunidad teoretiea ni praetica delhombre, sino que ella e_s.un acont~ce!'..l1luchomas primario queteoria Y.p?"axis. . De aqui que ella no sea una reflexi6n ni tampocoun conjunto de conocimientos llamados a tranquilizar nuestra exis-tencia. Noes un ealmante, sino, por el contrario, el alerta quelanza la angustia de nuestro ser finito, alerta que sobre nosotrosrefluye, engendrando nueva inquietud, mas honda desaz6n. Todainterrogaci6n filosofica, una vez Iormulada, es el eco que se ahon-da euel c6ncavo de las cosas y devuelve, estremecida, su propiavoz al que interroga, al hombre existente involuerado en la inte-rrogaci6n.

    La filosofia no es, pues, la expresion de una eonducta te6rica

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    OAltLOS AS1~RADA

    CDmDpura contemplacion, sino que e11~tiene un earaeter de inter-venci6n. Si la filosofia, en su primera y ultima instaneia, tiene estecaraeter de intervenci6n para la .existeneia humana, entonces quie-re decir que, al interrogar en el seno de 1 0 ' ontieo, dentro de latotalidad de las cosas, estamos jugando integro nuestro existir,implieado en tal interrogar.

    En Ja interrogaeiou por las CDSs, se interrcga por el entehumano C D m D asimismo 8e interroga pOI' e1 animal, por la plantay hasta por el astro remote, que en su eterno arder suponemosanimado. 'PCI'Dciertamente menos se interroga por eStDSque porel hombre. Este privilegio se funda en ser este quien interroga,Preguntamos que son Ias CDSWSn cuanto tales (7tt talc - qua tale) .l.Que es la silla en tanto ella es silla 1, es decir , en relacion a su serailla ~ Vale deeir que interrogamos por las cosas en relacion a-,~u!!sencia. -p~~:o l'~"queaiascosas'1,as determina como cosas es e1se: .De aqui surge Ia interrogacion por el ser 0 ', mas exaetamente, pDrla esencia de las eosas, N_QQ_t1:.D13_C.~:lJ:~C.~,1llos.1as~sas,_.:pe~~._~s.(n',

    2 ~~1.9 .JD,._cD~prel0.~~~. Y comprendemos el ser no solamente en ,el discurso expreso sino ineluso euando eallamos. Asi sstamos invo- Jluerados, .incluidos en Ia interrogacion, i,que es el ser t .

    Nosotros comprendemos que es ser ;cDmprenc1emDs e1 SCI' delente que SDmDSnosotros mismos. En todo diseurso y enunciadocompreridemos el ser, el ser y el no-ser y el ser-asi. NO's mante-nemos eonstantemente en una eomprensionn del ser. Comenzamosnuestra existeneia con una comprension del ser, Pero hemos olvi-dadocompletamente esta extraceion 0lb1016gica de nDsDt1'DSmis-mos, de nuestro existir. Y no es un aceidente, un mero azar est aprofundo .olvido de la comprension del SCI' en la vida eotidiana.Se origina este oIvic1o,delator del extrafiamiento de la existenciahumana, en Ia eircunstancia habitual de que no atinamos a salirde los car-riles 6nticos, de que nos manteuemos eonf' inados en lascosas, pasando de una a otra, desperdigados en todas. Y bastacuanc1o,creyendo Iiberarnos de esta consignaci6n a 10 6ntico, a lascosas, lovantamos los ojos a 10 alto, nuestna mirada no hace ma'Sque rodar de astro en astro, mas enajenados que nunea en Ia Iuz

    I~L JUlDGO ME'f AFlSICO 25de cosas magnlficas y remoras.6ntico.

    ISomos, pues~ los pl'isionel'DS de 1 0 'Consideramos al plaueta. a la plautn, a Dios y a nosotrns mis-

    mos como cosas presentes, como cosas que estan simplemente ahi,Y euando, conforms y en correspondeneia a Ia pregunt.: I. que es01 ser.t, preguntamos, POl' ejemplo, /,que es In. si ll av , SOlD..tende-mos, en esta ultima pregunta, al objeto de usa, a la relacion prag-matica on que este est{t con uosotros, Pero si llevamos mas allaIu intcrl'o'gacioll y preguntamos / ,que es e'l ser quedetermina a esteente I, entonces surge en nosotros Ia mayor extrafieza, caemos enuna per.plcjidarl sintomatiea.. . . En Ia interrogaci6n fundamentalde la filosof'ia, I. que es el se1'1, cada uno de nosotroacomprenda eJser, pero no 10' c oncibe, carece de su concepto. El ser no puedeser inventado ni f'orjado por Ta filosofia. En la Iilosofia se ex.presa la comprensi6n del 8Cl'. Esta. alumbra en el hombre esluz que ilumina su existencin y se la revela como finita. La ;Dm-prensi6n del ser es 01 nacimiento de Ia Iilosofia de la entrafia tre-mula de la existencia. humana, De Ia comprensi6n del ser surge,como tarea, el .problerna de la filosofia.

    JJf1_interrog,u.ci6n i, que esel ser t tiene un caracter de inter,'\~Q.nl:li6n.j:llt-e;;venimos 110~otrDs~nJismosen esta fundaruentai_hl.~terrogacion ;..en ella vibra, transida, nuestra finitud de hombresexistentes . Com.preuder el ser es una aetitud, un comportamiento ';del -hombre, y no un eornportars., eualquiera, sino uno esencia1'porque cornprender el aer es Ia condici6n de todo condueirse con Irelaci6n a.Ias cosas y tambien a la cosa 0 ente que e1hombre mismoes. Li0J:!j:_

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    CATtLOS ASTHADA, ' Esto significa que, bi t 1 nuestra existellCIa,alumbra.. e.n el am 1'0 e e . 1 supuesta trascendellcia de unhemos eortado toda amarra con a. ", t t existimos. 'P , tros en tanto eXIS en es - .objeto metafisl~~, ar~ .I~OSO '1 ~~rs610_Jl_~_,_.~_:_}aco~pr~Il.-~~Qn..4(llen Ia oomprensiou del se,l " ----.----- .. , ," Aqui se yergue

    . " , -t' existrr en SU

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    m, .TUJTIGO Jv1ETA1"tSlCO8 OAl{.L08 ASTR.ADAJel'ible. Es la tragedia euya entrafiada vivencia apur6 hasta lamuerte el grande y desolado Kierkegaard. Este, en el estremeci-miento religioso de su existu-, se sabia solo, incapaz de toda cornu-nicacion ante lit nada, ante su propia y transida finituc1 axisten-eial -en presencia de la etc i -ni ( 1

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    30 GAl'tLOS ASTRADA

    para jugal', en la interrogaci6n filos6fic.a. fundamental , el propioser. La temporalidad existencial es el tramp olin desde el que nosproyectamos, en salta mortal, haeia el ser. Pero como el ser es,para nosotros, s610 c0l11prensi6n del ser, y esta es el testimonioirrecusable de nuestra f in it lld, jug amos, en ca;c1ainstante del 'de-curso de nuestro existir, el ser y s610 ganal110s la nada, Ia certi-dumbre c1enuestra esencial nihilidad. Somos los jugac10res per-didosos de nuestro propio SCI',

    Pilosofar es ponernos, sin reservas, enel [uego de nuestro {destine existencial . En Ia Iueha por llevar a plenitud este des-bino jugamos constaute e integl'almente nuestro exiatir. No es queel destino que, como existentes, nos toea realizar este entre'gadoal puro azar, a la eiega eontingencia de las circunstallcias,~ioque la libertad esencial de nuestra existencia consiste en quererjugarnos, en deeidirnos .por el juego a que nos llama nuestro des-tino y por Ia afirmaei6n del existir a costa y en medic del riesgodel jugal ' mismo. Y asi se da la paradoja de que un azar inma-nente -el irrei terable de nuestro existir intransferible- nos de-termine a: jugal', a ponernos en el juego ,del supremo destino paraplenificar ese .azar. La filosofia es lit libertad sseneial de nuesteaexistencia para jugarseen ese drama unico que es la ic1entidac1con el propio ser ; ser ya: hallado y al punto perdido en el existirmismo. La verdadera Iinalidad de la filosofia. -el signo de su ~antentic idad ex, is tencial- cOllsisteen ,permitirnos realizar la po-:sibilidad de jugal' plenamente, es decir, de totalizar nuestro ser,en cada insbanto 'elel juego mismo.

    Todo [ugador antenticoesta hecho a Ia c1ecepci6n; es decir,juega euando es, en su ruiz, un perdedor~ Perder, para el, es 10primero y ult.imo de su estar en el juego. Sin emoci6n ~emoci611de Ia trag-edia cle estarse juganc1o- no hay juego, 0 sea, verda-dero :NIosofar'; pero Ia emoci6n es hija del riesgo. 8i la derrotano fuese el te16n de fonda clel juego, este no serfa expresi6n del

    ElL JUElGO MElTAF1:Srco 31azar imnanente de laexi:stencia hu 'miguero, S610 el homb mana, sino del instinto del hor-1 re, en tanto ha dvenida faeuItad de jugal' exist 'I ae vern 0 a su ser, tiene, . encia mente EI t l'ruego existencial es la nads E " ' e on de fondo de su. ' a, sn el Jueo'o 1~ondlcionado, jugamos el ser s61. '.' ~ c e nuestro clestino, ilsljugamos, El ser esel nuest . Y .0 existimos en Ia med.idn en que1 d' 10 cuando sabemos rna na a, Sin este juego pri I' 1 '1ie es un ser parab more ia que 1 .' ,re "tendrian algtin sent' 1 1 .. ,es a existencin del hom-Ie0 as expreslOnes " ,esto se eSDajugando 0 . ' ,. se Jugo Ia VIda, por, se va a Jugal' integr J .1-Clones extremas. que frecu tem: " 0, a..Ut iendo a.situa-en Clllente defin 1 '-voluntad y decis-i6n her' . d en e aturdimient., 0 la( OIcas ' el hombre? E . . 'banal no implica aqui . n este Jugarse banal, , 11l l1lnguna apreci ., ,loglCamente, el extrafiamienj' 1 I ' , laCl~n moral, SIllO, onto-viveneia social eotidi ) ,0 e e a existencia humann en lacon-lana , el. hombre 0 .I, -. ,te, POl ' una intuici6n tr,

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    losofia (I), No jugamos porque la filosofia es un juego que se nosbrinda desde afuera ya heeho, con sus reglas, sino que Ia filosofiaes juego porque jugamos existencialmente 'Y del proceso mismo deeste jugal ', e identieo con el, ella surge y se hace constalltemente;se hace y se deshace, renovando su interrogacion fundamental yenriqueeiendo con nuevas relaciones y a-rticulaciones su respuesta,nunca acabac1a, La linea de su dinjimica es Ia ll1isll1~ de Ia existen-cia humana. Existir es filoscfar. Nosotros, como [ugadores delser, solo existimos en la dramaticn nventuradel i'iloeof'ar ; golpe deremos que, pare. el periplo de la firiitud, nO B aleja de todo 10 onti-co, de laeosta apal'entemente f inne 'C1e1~~ cosas.

    (1) P. Huizinga, n su interesunte ohm Homo Liuiens, Vm'slwh oino?'Besii-m1 l w ? l . g de l'ipiolelC1nontos (lm' Klllt'll?', Amsterdan, 1939, al ensayar una cluei-rlaci6u c1elpapel elemental del juego 'on 01origon c10los diforentcs dominiesde la eult.uru, consngm un capitulo a Ins t'ormus de jucgo (lc la filosofin(

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    traslaticios 0 por extension quacomenzo a ac1quirir una vez que eIvocable logro carta de eiudadania en el lenguaje de los filosofos.

    Surge por primer a vez la expresion en I l l , Criiica del Juicio.Kant la emplea en el ' senti do de eonsiderncion del mund o sensible,del conjunto de Ia natnralezn. Con este significado, la concepciondel mundo es, para Kant, mero fen0111e110que requiere como sus-trato la idea de un nomneno (1). En un seutido casi identico ,Goethe y Humboldt hablan tambien de cosmovisidn. En Ia es-peculacion romant ica yen el ideali smo aleman e1 vocable experi-menta una transformacidn, adoptando nuevos signif'icados. Asi,Schell ing habla de un esquemat. ismo de la concepcion del mundo.Y , en el,cosmovision adquiere el earaeter de concepcion produe-tiva del conjunto de las cosas. Hegel, a su vez, se rcfiero a la ideade una eosmovisidn moral ; .'Gorres a In de una eosmovision polit ica ;L, von Ranke a la de una de indole religiose.Hasta el presente ha imperado cierta. obsenridac1 sobre el ca-raeter peculiar de Ia eosmovisidn y su relaci6n eon Ia filosofia. Setiene un conoeimiento vago y diluido de 10que es eosmovision, Enla f'ilosofia contemporrinea, Dilthey, principalmente, se ha esforzadoPOl' comprender yolucidar el fen6meno de I l l , eosmovision.. Su en-sayo se aplica a interpretar, al hilo de una orientacion historic a, lasconcepciones del mundo que se han dado hasta el momento en queel las enf'oca. A su vez, Karl Jaspers, en su gran obra Psicoloqiade las concepeiones del mnindo, trata de establccer Ia diversidadde posibilidades de lascosmovisiones. Max Scheler, pOl' ultimo,ha encarado y estudiado can extraordlnaria lucidez e1p roblema delas concepciones del mundo desdc e1 punto de vista sociol6gico.Ademas, en una de sus iiltimus reflexiones, al tratar de formular BUpropia concepci6n metafisica del mundo, se preocupo por establecerlas caracterist icas generales y necesarias de toda eosmovision filo-

    (1) Venae Kritik de?' U,teiI87tmft,92, ed. original (2").

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    sofiea (1). Nos dejo un esquema de las condiciones Iormales, delfundamento 'gnoseologico y de I l l , finalidad ultima que, segun el,debe suponer e implicar toda eosmovision estrueturada filosofiea-mente y cuyos elementos 0 partes constitutivas proceden de I l l , fi-10s01':1a.

    Dentro del concepto de la supuesta relaci6n de Ia cosmovisioncon la filosofia, se trata de Ilegar a la determinacion de la esenciadel fen6meno de la eosmovision, vale decir, calar en la raiz exist en-cial de su caracter primai-io, En la labor filos6iea del presentees y sera merito indiscutible de Martin Heidegger haber acometi-do esta empresa, de tan prorundo y capital significado.

    Hasta nuest ros dias, junto {Jon I l l , obscuridad dominante sobrela naturaleza del fen6meno concepcion del mundo, se .acuso fuer-temente la tendencia a comprender y aconsiclerar validas todaslas ya dadas y posibles concepciones del mundo, Pero hoy cabepercibir que esta pretension, que importa una pusilanimidad y unrenunciamiento incompatibles concl autentico fi10sofar , es erroneae insostenible. F'ilosofar es siempre, para el hombre, arriesgnr lasconvicciones vitales clesu personalidad en la conquista y determina-ci6n de la verdad, de una verdad que se relaciona esencialmentecon su existeneia. La filosofia eS' una oportunidad viva. e inquie-tante del pensamiento. F'ilosofar -'llOS ha dicho Noval is, en un')de sus F'1"Ctgmentos- es deflegmat'iza.r, vivificar. Hasta aqui, en elexam en de la filosof'ia, primeramente se ha matado a esta, despuesse la ha disecado y analizac1o. Secreia que las partes consti tu ti-vas del c a pu t. ? Jt O l f1 m 7 1' l.eran las de la filosofa.

    Ya en el plano de una sistematizacidn te6rica de las cosmovi-siones, tal tendencia a considerarl.as a todas como val idas encuen-tra en Dilthey f'ormulacion aeabada e intergiversable. Pero losor'igenes de esta verdadera procl ividad filos6fica arranean de masatrtis. La patcrnidad de esta actitud relativista, para la que a untiempo son igualmente val idas tcdas las coneepciones del mundo,

    (1) Vcasc Philos01Jische Weltanschauung, Bonn, 1929.

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    , ,'. Nietzsche, Para. este, todas lascorresponde, en cierto sentido, a d ist, de laf cadas desde el punto . e VIS aImagenes del mundo, ,en 0 c .1 Iesde cada lingulo de visionvida, son s610 perspectIvas; el munc 0 ad unto es tambien esen-, t distinto : su ser en ea a, p , ,tiene un aspec 0 E' 'If instancia las eonseeuencras decialmente diferente. In u I~la, < . ' , imputables no ya" ' .:1 n teorra 'mconcusa, son 1111aqtl~1 eriterio, el'l~ll 0 ,eseguidores y pane'giristas sin talento, q:lea Nietzsche, smo " sus " 1 . Cl rue personal y afir-interpretaron m.al y desflgUl'arOn 0 queen 'mativa postura vital. ,,-, partirDilthey ante todo inquiere por las relacloncs que, a ,de las disti l~t:S estl'Uct~ll 'as de Ia conc:pci6n de,1 m~nc~o, ,se ~ 1 ; ' ~ 1 l ~decosl11ovis16n que el chscrnnma, 1 0fiestan en las tres forn:a~ 't: Y atento a esta tarea,t f' ' reliziosa y poe rca. ,

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    Into en un objeto determinado, entonces se obt iene una caracteri-zaci6n precisa de algunos tipos de concepci6n del mundo. Enel analisis y estudio de esta posibilidad, la especifiea labor de Jas-pers, ha logrado 6ptimos resultados.

    Acomodaci6n e imagen del mundo, como elementos de Iacosmovision, son involucrados dinamicamsnte por el tercer mo-mento, 0 sea por Ia vida del espfritu vale decir, POI' las fuerzas, 'euyo centro de irradiaci6n es el sujeto concreto, duefio de unadeterminada cosmovisi6n, en funci6n de la cual vive. Acomo-daciones e imagenes del mundo no son mas que ahstraceiones queaislan 10 que de hecho s610 existe como totalidad. Podemos tini-camente saber 10 que es una cosmovisi6n euando percibimos ysentimos aquellas I'uerzas que en la vida del alma son y obran co-mo totalidades y de cuya unitaria manifestaeion los moment os dela concepcion del mundo han sido desprendidos art ificiosamentePOI' una labor abstraetiva,

    Max Scheler, en la reflexion a que nos hemos referido, afirmala posibilidad de una concepcion filos6fica del mundo, y c1ist inguetres etapas neeesarias para su estructuraci6n. Para el, la cosmo-vision no puede ser universalments verdadera y valida. Desde elpunta de vista de su contenido, es un producto de elaboracionindividual e histoi -icamente condieionado. Siendo una ltVel"tans-cha1mng expresion c1e"na necesidad del individuo, es solo verda-dera y valida para este. Pero Scheler admite la existencia de unmetodo estrictamente valido, euyo empleo permite al hombre es-tructurar su concepcion filos6fica del mundo. Segtin Scheler, elfin supremo de toda eosmovision metarisica espensar e intuir elens 1)81se. Para alcanzar esta meta, ultima, el hombre ha de re-correr las etapas de tres elases de saber . saber de rendimientoutil, 0 sea el de las ciencias positivas ; saber esencial 0 culto, ysaber metaffsico de salvacidn, Solo mediante esta ultima formade saber se puede lograr el fin supremo -intuir adecuadameute

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    el ser absoluto- de toda concepcion filos6:Pica del mundo. Demodo que la metaflsiclu.de 10 absolute es la que otorga a Ia cos-movision filos6fica ei caraeter traseendental que le seria peculiar.

    Hemos ya sefialado Ia situacion que crea esa especie de rela-tivismo en la doctrina de las concepciones del mundo, tal comoesta llega a formularss en Dilthey y, en menor medida, en .Jaspers ,y que ha quedado claramente ejemplificado en la posicion delprimero de los Iilosof'os nornbrados. Scheler ha visto antes quenadie que tal doctrina equivale a aplicar el criterio democratico-parlamentario en la elueidacion del problema de la cosmovisicn.Disertar sobre el senticlo de todas las .posibles cosmovisiones sinafirmar, deliberar sin decidirse, renunciar conscientemente, enfin, a las conviceiones reeiproeas, aduciendo para ello razones,tal como el parlamentarismo en su apogee estilaba y exigia (1).Frente iU. este tratamiento demoeratico parlamentario de las cos-movisiones,diremos, haciendo parafrasis de una opinion de Des-cartes, que el mimero de pareceres no es unacontribucion quevalga para la solueion del problema de la Weltanschau1tng (cparalas verdndos diflciles de descubrir porque mas verosimi l es que unhombre solo ele con ellas que no todo un pueblo, dice Descar-tes).

    Esta. tendencia a comprencler y tener por igualmente validastodas las cosmovisiones implica una tolerancia pusilanime y, casidiriamcs, una eobardia. Denuneia una I'alta de valor para la ve-raeidad, una negativa del individuo existente a jugarse porIaadquiaicidn rd e un contenido personal, a enderezar su querer hu-mano -necesariamente unilateral- sobre una determinada diree-cion en la apasionada busqueda de la verdad. Empresa est a que

    (1) Veaae Max Scheler, Prob lema oinor Soziolog ie des Wiss ens, pug. 89,in die Wissens/o1'1nen ~t'ltd clio Gcsscllsoltaft, Leipzlg, 1926.

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    solo tiene un valor en la medida en que el hombre que busea, entanto existente, tiene ya una pre-viveneia de la verdad, de Iacosmo vision que h.a. de afirmar con su pro pia personalidad y conla conviccion que a. esta anima e impulsa. Concepci6n del mun-do es, partiendo de una conviccion, declararse por 0 contra algo,tomar posicion ante el mundo y en relacion al mundo. El hom-bre tiene que formarse, eonquistar la conviecion desd e La, cual hade existir y oi-ientarse en el mundo, 0 partieipar, a costa del ries-go, en una couvleeion que otro posee 0 asentir a Ia misma,

    De modo que Ia convicci6n no es algo baladi : no la posee elindividuo indif'erentemente. La uonviccion tiene elc,aracter deun impulse ontologico de la existencia humana , es una fuerza, unimpetu que aetl11l eonsciente 0 ineonscientemente en el ente hu-mano. De donde, eosmovisi6n es tomar iposicion, segun una e011-viecion, respecto al conjunto de las cosas. toner una vision perso-nal, existencial, del cos mos . Concepcion del mundo es la actitudque la existencia humana c1esclesu fundamento mismo trae y mer-ced a la cual ella se sabe colocada ante las eosas en su totalidad.S610 mediante una exigible y adeelwda interpretacion onto16gicade la existencia human a cabe proyectar cluridad sobre el proble-ma de la eosmovision. Haber peticionado y snsayado esta nece-saria interpretacion onto16gica es uno de los aportes mas fecun-dos y originales de Heidegger. En realidad, su problematiea estafundamentalmente centrada en esta labor, y todo su filosofar tiendea plenificarlu.

    Entonces, es necesario indagar CU!,] es Ia cstructura primariade la existencia humana, estructura en la que encuentra su fun-damento la Intern a posibilidad de la concepci6n del mundo. Enesta indagacion podemos partir de los tres momentos 0 ingredien-tes que discrimina Dilthey en Ia cosmovision : experiencia de Iavida, imagen del mundo e ideal de la vida. Como ya vimos,Dilthey supoue que estos elementos son primarios; que son de dis-tinto orig en 0 procedencia , que la diferencia fundamental entreellos retorna a la peculiar diferenciacion de la' vida animica : y,

    EL JUEGO METAF1SICO 43por ultimo, que Ia vida animiea constituys la estructura primariade diehos tres elementos. Lo primero, dentro de la doctrina deDilthey se verifica sin objecion. Experiencia de la vida, en elpensamiento y lenguaje diltheyano, equivale a apreciaeion de lavida (LebensW'ilniigung), vale decir, de la totalidad vivencial delsentido y significaeion de Ia existencia human a ; imagen delmundo es Ia conexion causal de 10 real; ideal de In vida traducelos principios del obrar, del actual" 'I'engamos presente que Dil-they permanece aferrado a la tradieional division de las faculta-des del alma, division que se remonta a Kant, quien la Iormulo,modificando a su modo Ia establecida POl' 'I'etens y Mendelssohn.Asi, conrorme a la misma, Ia relaeion causal de Ia realidad esf'uneion del conocer , Ia apreeiacion de Ia vida, funcion del senti-mien to; los prineipios de la accion, 0 sea las normas, de Ia volun-tad. Respecto a In segunda suposicion de Dilthey, cabs afirmarque los tres elementos, en su significaci6n objetivn,' son cfectiva-mentecIe distinta proeedencia. Mas, en Ia medida en que la cos-movision es una unidad de actitud 0 de eonducta que est a eonsti-tuida por conocer, sentimiento yvoluntad, dichos ingredientcs 0elementos retornan a la dif'erenciacidn de la vida animica.

    En 10 tocante al tercer supuesto, Dilthey no Ilega a. plantearel problema de la posibilic1acl de relacion entreestos elementosfuudamentalmonn, diferenciarlos, Deteuiendoss en la division delas facultacles del alma, ni siquiera ha enunciado la posibilidad derelaci6n entre las tres facultades. POI' ultimo, en 10 que se re-fiere al euarto postulado, a In .procedenciade la unidad de loselementos, Dilthey afirmacomo heche primario la estructura de Iarelacion psiquica, de Ia conciencia. Moasalla 0 por debajo de estaestructura, que 61 supone enteramente primaria, no se puede yainterrogar. Esto nos dice que Dilthey plantea eJ. problema. delcnte llUma.no en el terreno de la psicologia. El no Ilega a distin-guir entre una experiencia. real de la eonciencia 0 de la subjetivi-dad y una determinacion ontologica de la existencia humana.

    Dilthey niega In posibilidad de una concepci6n filosofiea del

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    mundo, Nos dice que para Ia filosofia queda como punto firme larelacion del sujeto con el mundo, segun la eual to d o modo de con-ducta, de aetitud, del sujeto solo trae a expresion un lado, unaspecto del mundo. La I'iloaofia -afirma- no puede, medianteun sistema metafisico, asir el mundo en su eseneia y demostrareste conoeimiento como universalmente valido (1). Dilthey reochaza Ia posibilidad de una cosmovision universalmente valida.No obstante, al concebir la filosof'ia, de aeuerdo con el conceptoimperante entonces, como eiencia de validez universal, en el fen-do opina que la tarea que eorresponde a la filosoi'ia no es otraque la oornpleta formacion de una cosmo vision cientifiea, de va-lic1ez universal.

    La eosmovision no es, de ningun modo, un sentimiento, unestado psiquico, como un hecho de concieneia, compuesto de in-gredientes heterogeneos, Ella es un i'endmcno basico trascenden-tal. En vYelt[t'nscha~L1tng, .t1nscha1mng (intuieion) signifies teneralgo en posesion; en este easo, tener posesion del mundo, Yael concepto tradicicnal del eonocimiento como intuitu -desdeluego insui'iciente como definicion del conocimiento- tiene en suraiz un sentido existeneial :el de t ener , de i ener en posesi6n.

    Ahora bien, lUI rasgo fundamental de la existeneia humanees la relucion que ella instaura con el mundo. Existir ea ester enel musulo, La sstructura del ester en el mumdoes la trascendencia.El hombre existe en tanto traseiende las eosas e incluso la Cvi3ao ente psiquico-fisico que eI mismo es; trasciende todas las cosasen buses del ser de las eosus. POl' eso Ia estructura fundamentalde Ia trusceudencia es la comp' / 'cs i6n del ser. A esta ultima estruc-tura Di lthey ni -siquiera Ia ha sospechado. El ester c n ei m uau locomo trascendencia es, pues, la estructura prtmaria a Ia que tieneque ser l'etrotl'aida la cosmovision, si se la ha de comprender demodo esencial. Pilosof'ar es traseender, en el sentido npuntado.De donde el filosofar como expreso trascender seria expresa for-

    (1) Op, cit. pfig, 405.

    8IJ ;ruEGO METAFiSICO

    maei6n de una cosmovision, 111 as no como habitaculo en el que seencalma y aduerme Ia inquietud ontolcgiea, el estremecimiento delexistir, sino como conviccion que af'ronta la gran intemperie del sery se af'irma, y vacila y torn.a a afirmarse, vibrante y angustiada,en la .trascendencia.

    Perc acontece que al Ienomeno unitario del ester en el niusulo,como trascendeneia, pertenece un sostenerse, un mantenerso en unasidero. EI expreso trasceuder es una libre posib ilid arl de 1 1 1 exis-ten cia humana, E'I hombre f'ilosofa en tanto existe. Existir es,para el , filosofar. El caracter esencial de la existencia humanaes su abandorio, La existencill est-a abandonada a las cosas , ellaes impotcnte en medio de los inmimeros ('111:es d e la creacitin.De aqui que ella sea esencialmente nula , nih ilidarl que nos dicede 8U f'al ta de asidero, de su carencia de apoyo, de sosten, Lafalta de sosten es peculiar de Ia trascendencia (como hecho iriasi-ble, ' como pura proyeccion dinamiea de nuestro ser allen de lascosas iy, por tanto, pertenece tambien a Ia esencia de Ia existeneiamisma.

    POI; estar abaudonada a su propia nihilidnrl, en medic de lascosas,'ln existencia busca un asidero un sosten. Eutoneos se man-tiene en la trascendencia. EI modo eseucial de n;~lI'ltenel'se en Intrascendeneia, 0 sea en el juego dinamico y sutil en que e1 entehumane esta puesto, es precisamente In ( ;oncepc' i l5n del rnumdo.

    La revelacion de In falta de asidem de que adolece Ia exis-tencia human a no es ahsolutamente un saber tcorutico un meroconocimiento, sino que es nn liecho mas radical; tl'ac1uc~ un modode lu. existencia, el modo como est a existencia, eseneialmentc aban-donada, es. Pero niugtin ente humano es 0 permancce en Ia abso-luta falta de asidero, de apoyo. El hombre, en tanto prrictica-mente existe, busca y 10gl'H. siempre 11n s osten, Al poncrse de 111a-nifiesto la falta de asidero, nace, para el ente existente, Ia sospe-eha de que hay un posible sosten, pero como posicion, como acti-tud. En' este sentido, Ia eoneepcion v d a] mundo, como posicion,es el supuesto de Ia filosofia. Esto signifies que cnando acontece

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    la coamovision, como postura, surge, junto con este acontecer, elfilosofar. De donde, la Eilosofia es eoncepcion del mundo comoposicion, como actituc1 en que se centra y recoge la existencia 1111-mana al sentirse suspensa y fluetuante en la tl'ascendencia, Elfilosofar solo puededespertar, actua1izarse, cuaudo acontece el des-arrollo de la cosmovision comoactitud, .eomo postm'a, Ya por estarazon no puede ser tarea ni lfi:na.Iic1ac1e la filosofia. desarrollaruna. cosl11ovision, y menos e8tructura1 ' una en forma expresa y co-municable.En la seguridad YPl'otcccion que encuentra la existencia 1 1 1 1 -mana al aferrarse a . un asidero, ella se transporta a las cosaa en S1 1su totalidad, El .sosten, el asidero no es1Jaen esta 0 en aquellacosa sino en el ente en 8U totalidac1; en cambio, en Ia actitud,en la posicion, e1 80Sten 0 asidero yace enel ente humano. Peroen todo expreso eornportamiento con relaci6n a las eosas hay unquerer reellcontrarse y reconocerse en estas , un querer revelarlasen conjunto Y eon relaci6n a 10 que ellas son ycomo ell as son,Asi se impone Ia interrogaeidn por las cosas en S1 1 totalidad, Ycon esta Interrogacidn iurumpe el problema del ser. Es de estemodo como, a partir de la eseneia :de Ia concepcion del mundo,tal como en est a acorrteee el filosofar, despunta e1problema del ser.En la aetitud, por Ia que se expresa. la o concepcion del mundo, yacela posibilidad de la interrogacion por el ser, de la ac1:ualizaci6n delproblema ontol6gico, problema central de toc1a f 'i losofia .

    EI asidero que estaba en el conjull1:o del cute. en Ia totalidartde las cosas, transformado en act.itud se ha desplazac10 a Ia exis-tencia humana. Merced a este desplazamiento, el hombre puec1einterrogar pOI' el eute en su totalidad. ,Jun1:amente con esta inte-n-ogaeion alumbra el problema c1el ser, el que solo se deaarrolladel todo dentro del iimbito 11 horizonte del problema del mun-do, A S1 1 vez. este ult imo se plantea cuando el problema onto16-gico ha sido formulado y olaborado. En ambos problemas, Iah_'.ascenc1encia.alcanza expresion conceptual. La problemfitica uni-taria de la filosofia seci:l'ra enel problemn de la trascendencia.Pilosofar es trnseender.

    EL ,TUEGO l\1:E'l'APiSICO 47La exist encia huma 'que ella mism na no ~~ene una concepcion del mundo, sinoa es ya eonceporon del mundo EI I 'hase de comprensirin d 1 ' E _. , ' iornbre exists ae ser. < X1StU'es I I 'comprension -conceb' 1 . -en a c aridad de estan- e mundo,

    Una posibiI ic1ad fundamental de l' 'expresion en el mito . L "1 ,a ~I,ascendencla encontr6 su1 " a eXIS.encia 111lhca est b 'a preponderancia d 1 ' , '." .a a conslg'nada a, e as cosas, se encontra.b t.bida POl' esta C t a en elomente absor-, ,uan 0 men os satnrada d iaber .era, tanto mas ella esta e' 1" , , e sa ei esta una existan,, c " 11 ,regacla al ente L.. tist ' , ,expenmenta Ia falta de sostd 1 ' ,a, exis encia mit.ica, , en, C e asidei-o com ' 1 f ' ,al poderio de la Q ' 0 InC e .ension frente. ' ,s cosas, ueda el t 'poderfo. '\; 1 er amente transida por este, EI mito es el a.manecer de la filosofia s , ' , . . , ' ,Ia nnpotensin y nihiIid 1 d 1 ' ' el primer testimonio deac e a eXJstencia I fcosasen su totalidad Est "1' '", 'lUmana-rellte a las,. "',, a ex IS enCIarefugio, u,n,a defensa ell 1 " : '1 ' " para protegerse , se crea un.-___' . "a mao'w os r1t08 10' It' ,tencia mi tica nnm- t:> "" s cu os, AS1 Ia exis -c apar ece como un pre estadio dr I, 'el ser y dela concepcion del mundo - E' e L : mterrogaei6n POI'

    II ' , sn este ono'en en '0, esta en escorzo Ia ,'1 f" "" su uesur r -o-1 oso ia y el acontece' . . 1cendencia, " I eseneia de Ia trus-EI mito es una fOl'lln y u f ' ,cion delmundo por ei I 'b' Ilel: -~ll:clOnnecesm-ia en Ia concep-, . 10m re prnnitivo No 'CIa mitica en un mundo i '0" ,1 .-, se mueve Ia exrsten-sino que, en ella el mito tr l lld. t:>l11ac 0 mventado por Ta fantasia,Si el mito' aduce un modo peculiar de realidarl (1), ,es un momento necesario en el ' c -,

    vimientn de la o totalida I I 1 , proceso de auto desenvol., 'C 0( e as cosas (1 I b 1del hombre primitivo e t " ceo a so uto) en la mente, n onces el posee su verdad ,Ia tarea de eoncebir el n 1 1 ,,' ere au eseucial. Enrune 0, e mito, en cuanto al Ingar mismo

    . (1) Venae Oassiror Philowphi d'S 'Denkon, Introducci6n Y 'Cap,' II, ~. ;~r.t~1nbOllschen For-men; II Das mythisclw

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    4 8 CARLOS ASTRADA

    que Ie corresponde, surge como una funci6n bien determinada ynecesaria. Es el primer testimonio del abandono del ente humanea las eosas y a su terrible poderio , es tambien Ia primera-reaeeionde la existencia ante su nihilidad, al sentirsc captada tota1mentepor las cosas y su predominio cosmieo.

    LA METAFISICA ONTOLOGICAy

    LA DIMENSION EXISTENCIAL

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    CAPITULO I

    E TA P A S ONTOLOIG IC AS

    Cabe sefialar, con un sentido discriminative e interpretative,algunos de aquellos momentos en que el conato de la visi6n filos6-fica ha logrado traer el ser a su zona mas hicida. Nos referimos aetapas, no en el sentido de una marcha progresiva en la develaci6nde un objeto traseendente susceptible de una aprehensi6n cada vezmas eompleta, sino en el de Ia. persisteneia y siempre renovada te-matizacion de un interrogar basico, es decir, de la inquietud que,en todas las epocas que han quedado jalonadas per una plenituddel esfuerzo espeeulativo, ha suseitado el problema central de todafilosofia.

    Plat6Il, en El Sofisto; nos dice que el fil6sofo se mantiene enlaclaridad de la comprensi6n del ser , y Arist6teles, en su M e-taf{sica, que el ser es 10 que se ha buscado y se buscara siempre.La relaci6n que el pensamiento instaura COnel ser constituye In .piedra angular de toda concepeion filos6fica, de todo sistema per-durable. Hay pensadores cuya tarea ha eonsistido oasi exclusiva-mente en dilucidar este problema fundamental, en puliresta granfaeeta en euyos reflejos se quiere vel'.insinuada la clave de toc1oslos enigmas. Tal es el easo de Parrnenides (cuya respuesta e011S-tituye la regla en los sistemas clasicos de Ia filosofia griega), y

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    tambien, en cierta medida, el de Spinoza (cuya postura es Ia ex-oepeion en el pensamiento de la modernidad europea), s610 que,en este Ultimo, el problema ontoldgieo esta potonciado en su raizPOl' un impulso mistieo sui aeneris.

    UNIDAD CONCEPTUAL Y DIVERSIDAD REAL

    El resultado elaro.vindubitable y natural a que puede 1lcgar elespiritu respecto al mundo que 10 rcdea es poder enuneiar vquealgo es, Este enuneiado ha surgido tarde, es Ia consecnencia deun largo proceso de relativa madurez intelectiva. As!, el hombreprimitive no se 10ha propuesto , deja Sll reso lver el problema de Iarealidad, 0 mejor atin, esta no se ha impuesto a &1como problema.La primera conquista de l pensamiento filosdfieo es haber llegado apensar eI ser como algo absoluto y finico : como algo que todo 10ab:arca. E ' s t a : idea es ':Va eI resultado de un largo y sostenido es-f:uerzo del intelecto; de una Iueha con las cosas abigarradns ydispares que dinamisan el acontecer C6S111icoluclla con una mu-ehedumbre 'de diferencias reacias a lapauta de Ia unidad, Haberconseguido designarcon una palabra la totalidad de las cosas ( ser )signifiea e l advenimiento de un concepto fundamenta l para el ulte -rior desarrollo de toda indagaci6n :l'ilos6fica. NaBa queda fuerade este eoncepto , es un concepto integra lmente eomprenaivo.

    Pei-o el concepto de ser, asi formulado, asume una dohle sig-nificaci6n (1). Yin el designa el conjunto de las cosas todas con-siderado como una diversidad infinita 0 10 infinite, es .deeir, detodo 10 que puede afirmarse quees, 0 sea, del mundo del ser entoda su infinita diversidad 0 pluralidad. Ya tal concepto designael ser del mundo, de las cosas todas, eS decir, que las eosas (elente en su total idad) son, 'I'omado en) esta ultima acepc i6n e l SIJres 10 universal, 10 que es comun a todos los contenidos del mundo,

    (1) Veuse Simmel, Hauptproblcme der Phi losophic, Cap. II, Vom Seinund vorn Werdens (ed. .Gdsehen, pag, 44 y stgutontoa).

    m . JU:mGO METAFiSIOO 5 3es una determinacion (fundamentadora) de las cosas todas. Demodo que en e l primer significado, ser apunta al total contenidodel cosmos, a las cosas en su totalidad, abareando Ia pluralidadde 10 dado; en el segundo, designs Ill. forma general de tal con-tenido 0 pluralidad, la unidad que nos hace comprenaible y condi-ciona la reunion 0 eonjunto que resulta de esa pluralidad, Y estoes asi porque inquirir por las eosas y diseriminarlas en su indi-vidualidad es ya Iocalizarlas en un todo,' que es decir impliearlasen una unidad tota litaria, en el concepto un iversa l y dete rminantede eada una de ell as y de todas en su conjunto : el concepto de ser.

    Entendido el ser de acuerdo al pnimero de los dos signif'icadosadscriptos a el por el pensar antiguo, es decir como el conjuntoinfinito de Iascosas todas, se nos presenta como Ia idea mas rica,mas plena de contenidos, mas eomprensiva de cosas multiples ydispares : pero tornado en e1 otro senticlo, como forma universal,como unidad que condiciona toda plurulidad, es e1 eoncepto maspobre, mas vacio, en 10 que a con'tenido y diversidad respecta. Deaqui que Arist6teles nos c1igaque el ser es elconcepto mas univer-sal. Pero, es de 11:,wo1'otal' que esto no quiere deeir que su uni-versalidad sea generica, que, en tanto las cosas se estratifiean con-ceptualmente confurme a especie y genero, e1concepto de ser vengaa acotar, a {lircunscribir Ia region suprema de las cosas, No, e1 s eren su uuiversalidad va mas alla de toda universalidad msramenteespecifiea y generica. Como ya 10 reconoci6 Ia espeeulaeion onto-logic a medieval, es algo trascendenie.

    En esta acepc ion, como unidad condic ionante y c1e te l'minan tede lapluralidad, el SM' es, sin duda, el mas fi1os6fico de toclos losconceptos y asumc en 81 In tarea fundamental del espiritu de 10-grar una unidad frente a la totalldad multiple del mundo ; merceda el,el pensamiento h a , dado el primer paso en la artieulaeion delcao s en cosmos. Observa Simmel (1) que el ser concebido en est a

    (1) Veaae Op. iit., p{lg. 45.

    I

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    form:aabsoluta y exenta dacontradiccion, propia de sucouceptopuro, no ha tenido dentro de la filosofia una Iuneion inmediata.Ciertamente, pero agreguemos que a excepcion del planteamientojel problema por Aristoteles y Platen, y a Ia -gigantomaquia' entorno al ser que es todo el proceso especulativo del idealismo ale-man -Kant, F'iehte, Hegel, .Schelling-; es deeir, exceptuando,casi, toda gran filosoffa l Aqui, por dehajo de las cualiricacio-nes y determina.ciones derivadas que recibe su concepto puro,est a latente y a veces se insinua perentoria la gran interrcgaeion.Ya el haberse bifureado esta, en el pensar antiguo, en los des sen-tid os discriminados, implica un apaciguamiento, un olvido delinterrogar primario, del esfuerzo titanico del pensamiento portraera Ia vision el ser y mantenerse en la claridad de su eomprension.Espor ello que nos dice Heidegger que el destino de todas lasgrandes intorrogaeiones es quedarse en su comienzo. Quedar ensuspenso despues del memento magni fico y dramat ico de su alum-bramiento, de la irrupcion en ellas de la existencia humana, queseyergue en luz ortal frente a las cosas en su totalidad. Asi, lainterrogaeion por el. ser quedo en el comienzo, perc, como ningungran comienzo se pierde, para ser. ratomada per el pensamiento yeneaminarse una vez mas haeia su plenitud.

    Lo cierto es que al ser se le ha asiguado siempre una cualidad,seha c1erivac1ode e r un determinaelo contenic1o, al que, pOI'haberloconsiderado esencial se 10 ha identifieado con el ser universal,.A si, a traves de la e:peculaeion filosofica, el seren general h~ sidoidentif'ieado COll el eapiritu 0 con la vida 0 con la voluntado con el alma cosmica 0 con el eros universal 0 con 10 incons-ciente,etc . A veces, al ser no se le da con earacter exclusive undeterminado atributo, sino que toma su esencia de algo que no esel, pudiendo ser este algo el no ser mismo (el puro ser es la puranada, segun Hegel) 0 el pensamierrto, 0 sea, 10 que se opone al ser(Ia Idea de los sitemas del ideal ismo racionali sta). 'I'ambien elser puede obtener su asencia del eontenido de Ia cosa singular, con-tenidoque difiere del mero ser (el agua, el fuego, ete., en las concep-

    ELJUEGO METAF1SICO 55ciones cosmologicas griegas) . Asimismo puede obtenerla del deve-nil' , que como formac1e la totalidad de las cosas, del conjunto cos-mice, no puede ser abarcada POl' el ser cuyo eoncepto traduce suuniversalidad estatica, Aqui el devenir, el flujo constante de laseosas es el ser (e1 todo deoiene, de Heraclito , la realidad integral ydinamica del panteismo renacentista).

    LO PEUSIS' l'ENTE EN EL CAMiI3IOEsta tendeneia a interpretar el ser mediante un atributo 0 es-

    pecificacion suya, con el que es identificado, eneuentra uno de susmotives fundamentales, un ejemplo, en la doctrina ontologica deParmenides, Begun Aristdteles, Parmenides s610 aceptaba unarealidad, lo q1U3 es , Lo que es, aparece en elpoema parmenidianocomo un toto pleno, aeabado, simbolizado en la esfera, No surge,en ningtin memento, en forma expresa, el problema del ser de estetodo, aunque las reflexiones del poema 10 preparan. Con razon nosdice Nietzsche (en La filosof 'Ia en la epoca tragicade los griegos)que en la filosoi'ia de Parmenides preludia e1 tema de la ontologia.Para Parmenides, el pensamiento existe en vista de 10 que es, solo10 que puede ser pensado puede SCI', y solo es verdadero el conocer(razon, l ogos) que en el todo nos muestra este ser unico e inmuta-ble. 'I'odo es tmo; 10 uno permanece en repose en S 1 mismo. Elpensamiento no es diferente del ser porque aquel solo es pensa-miento de 10 que es. En cambio, los sentidos, para los queexisteuna multiplicidad de cos as, un surgir y una constante mutacion,son fuente de todos los errores. Todo devenir y perecer son soloapariencia engaiiosa.

    En sintesis, Parmenides reconoce verdadera realidad solo alser rigido e invariable. De su doctrina ontolcgica partie el impulsodeeisivo para las elaboraciones sistematicas de la filosofia griega.Ya~n la metafisica del nun;'ero de Pit-agoras se manifiesta la ten-dencia a. 10 estat ico geometrico. Esta orientacion dio desde el eo-mienzo lapauta para el ul terior desarrollo del pensamiento griego.Heraelito, con su radical fi losofla del devenir, es una excepcion en

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    )ijL .rtJEGO lIIETAF.tSIOO 5'16 CARLOS AS'rIUDAIe especulaci6n filos6ica de Ioagriegos, y su doetrina unieamenteencontr6 eco en algunas direcciones

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    I 58 CARLOS ASTRAD.A.gen, como hemos visto, de rigidezestatiea-e- sufre ~na prof'un~ay radical transformaci6n, operandose,enconsecuenc1a, un cambiototal en la tematica legada por Ta filosofia antigua, Asi, el serde la naturaleza se t ransforma en interioridad animiea : 10 c6smicoen 10e tico. Establecido el principio de la interioridad, la vida apa-rece como 10 supremo y 10 primero. Desde 'I'ertuliano y Clementede Alejandria el pensamiento cristiano se decide pOI' el Dios vi-viente. Para Origenes la omnipotencia misma de Dios no permiteque este permanezca inactivo, sin obrar. La conservaci6n del mun-do es el resultado de una creaci6n siempre recomenzada en cadamomento de In duraci6n temporal. En esta concepci6n, el sery la persistencia aparecen s610 como consecuencia de la vida y sueterno devenir y cambio, como produeto de una aceion constante-mente venovada.

    El misticismo especulativo 'del siglo XIV habia de acentuarmas aiin la primacia de 10 viviente, del devenir frente a 10 abso-luto e inmutable, Meister Eckhart representa dentro del pensa-miento cristiano un memento decisivo para el ulterior destino de laconcepcion del devenir. Para Eckhart 10 absolute es un fluir quefluye en S1mismo ; el mundo de lias ereaturas es un memento nece-sario de la vida de 10 a bsolute. Dios es activo ;, su obrar es su sermsmo. Este Dios viviente, segun Eckhart, deuiene y desaev'iene.La vida eterna de Dios, que a todo da vida, la sintetiza Eckhartac1mirablemente asi : Dios no muere , en el todas las cosas Ilegana ser vivientes, Los misticos posteriores, como Jacobo Bohme,siguieronacentuanc1oesta tendencia a dar primacia a 10 vivientefren.te a 10 rigldo e inmutable, Conciben el SCI' como un procesoeterno del auto-alumbramiento de Dios,

    LA SU,STANCIA INTEMPORAL Y EL DEVENIRDurante la epoca del Renaeimiento, la filosofia de la natura-

    Ieaa y Ia nueva fundamentaci6n de Ia cieneia subrayan todavia masel movimiento y eldevenir. La vida y el movimiento de toda~ lascosas del universe, c1ela naturaleza externa, avanzan a un primer

    EL J'UEGO META1fSICO

    plano en Ia consideraci6n doctrinaria. Ciencia y espeeulaeionmistica estsin acorcles en afi rmar Ia superioridacl de 10 viviente jtodoes.fluir y mutacion. EI movimiento universal es Ia explicaiiodel reposo de Dios, repose que es concebido como 10 viviente mis-1110que subsiste . Lo que permanece no es el ser r ig ido e inmutable,sino laovida que siempre f'Iuys, el movimiento que se ef'ectua eninmimeras oposiciones. El devenir es infinite, 10 mismo que Iaesencia del ser di vino.

    Con Descartes comienza la I'ilosofia moderns a subordinar alser,concebido por el como invariable yestatico, el devenir y elcarnbio de las cosas creadas, Descartes, POl' mas que en su fisieaasigne cierto papel In . las diferentes clases de movimientos, otorgaevidente pr-imaeia a la sustuncia inmutable y rigida. En esta elencuentra Ia explicaci6n final delcambio y de todos los fen6me-nos. Considera como una perfecci6n de Dios que el no s610 es enS1mismo invariable sino que obra de una manera constante e in-variable. El movirniento tiene una doble causa. Dios, como crea-dol ', es la causa universal primariamente comun de todo movimien-to; las leyes naturales que se derivan de la invariabilidad de Diosson las causas partieulares per las euales las partes singulares dela materia pueden conservar un movimiento que antes no poseian.

    Dios, en el sistema de Leibniz, es la unidad primitiva, la sus-tancia simple primaria, 0 sea, Ia monas '(monas=unidad) primi-tiva,c1e la que todas las morra.dns creac1as 0 derivativas SOl1pro-clucciones suyas, y nacen por Iulguraciones continuas de la clivi-nidad de memento en momento, limitadas (esas fulguraciones)POl' la receptividad de la criatura, a l:a.cual pertenece esencial-mente el SCI' limitada. (JJlonadologia, parag. 47). El mundo esuna creaci6n continua de Dios, cuya eternidad es independiente deltiempo, el que s610 existe para las eriaturas, sujetas al deveni r y alcambio , que pueden ser ereadas 0 aniquiladas, y esto, pOI' con-siguientr, tam bien vale para las monadas 0 sustancias individuales.La raz6n llitima de todas Iascosaa debe hallarse en Ia sustaneianecesaria, en Dies, en el que el detalle de los eambios y mutaeiones

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    60 CARLOS ASTRADAesta solo eminentemente, es decir (por ser Dios Ia perfeeeion suma)en su origen. En sintesis, para Leibniz, toda sustaneia es enultima instaneia, aecion. Superando el mecanisme .cartesiano' in-troduce elconeepto de fuerza. Pero los prineipios esenciales' del~er externo tienen que SCI' concebidos iumaterialmente, porque lafuerzu no es hallabls en e1mundo materio-espacial. Lo estaticoen el orden espaeial es solo un resultado de 10 dinamico vivientedel despliegue de la fuerza de las monadas, De donde el dev~nj;es el ser sustaneial.

    DEL DEVENIR DIALECTICOA LA 'J.'EMPORALIDAD EXISTENCIAL

    1.10 que let filosof'ia de Heraelito es para el pensamiento grie-go, 10representa Spiuoza, con signa contrario, para la modernidadf~~osofica. Pa.ra la gran filosofia ~'l'iega. Herficlit, COnsu eoncep-CIO~l auduz YSInpendant , es una disonancia radical, algo desusado ,Spinoza, con su panteismo acosmieo y estatieo es una excepeion,un monumental esfuerzo impar tan el pensamiento moderno. Am-bas filosoffas en Ill,historia del pensamiento occidental son menu-llle~taics y Iapidarias. Tras la huella de Parmenides, saltandn por'eneima 'de mas de dos milenios, apareee Spinoza, solitario y sinposteridad, reaeio a la tradieion f'ilosofica europsa. Entroncandoa su vez con Heraclito, apareee Hegel como representants de la masamplia y profunda filosoffa del devenir , pero su ruta llega hasta elpresento y signe, multiple deesfuerzos y de pensadores,

    EI proeeso dialectieo, en el que se resuelva el idealismo abso-Into, arranca de] puro SCI',como el concepto mas universal y en-teramente vacio de eontenido. EI puro ser y Ill,pura nada son iden-tieos, nos dice Hegel. Con la nada el SCI' instaura una doblerelacion . de identidad y de inefable diferencia, a la vez. Y aquisurge el uierden (el devenir), engendrado precisamente porIa iden-t~.dad en la difereneia de SCI'y nada, como coneepto que uni-flea la . estos. Resultado de esta unificaeion es que e1 devenir dis-para Ia Idea, en el plano del espiritu absolute, a un proceso infini-

    EL .mEGO METAFrSICO 6 1

    to. Conforme al prineipio fundamental 'de Ia Iogica hegeliana, elverdadero ser se desarrollo (deviene) sobre los distintos grades dela unidad .pa.rtielldo 'de des detel'minaciones opuest.as. La tenden-cia intrinseea de la razdn, en tanto esta es 10 absoluto. que nnifica,es superar los opuestos : pero snperaJ"',; conserv,a,nc1olos. Para H~-gel, el eonocimiento absoluto de 10 absolute es fuucion de Ia logi-ca. La logica es lla.ciencia del logos , 0 sea, de Ill,razon absoluta.En Ia 16gica se manifiesta el ser absolut;o y Ia realidad 'de la raz6nmisma, Lo absolute es la vida y Ia movilidad de la razon. EIpensamiellto hegeliano apunta en la, misma direccion que Ia pro-blemfitica de la ontologia clasica, solo que Hegel haec de esta on-tologfa una Iogiea. EI ser que concibe Hegel es ser en sentidoanti guo, concepto que el capta en las categorias de su ldgica, im-plieandolo y disolviendolo en In. peculiar estrllctura dialecticsde esta.

    La iinica I'orma en la eual 10 ahsoluto es concebible es relacio-nandolo eon In sustancia. En-esta se mani'Iiesta la unicidad .delespiritu absoluto. Perc, para Hegel, la verdad de Ia sustaneiareside en el sujeto. Efns tanC ' ia l i dad es aqui stLb:iet ivi i lad. El con-eepto Iogico de sujeto, en el ic1ealismo hegeIiano,c1etermina demodo primario Ill,l)osicion del problema ontologico. Sujeto abso-Iuto es el sujeto pensaute de la razon absoluta. Ser y pensar sonla misma cosa, Tal primacia logiea c1eIa uocion de snjeto no dejaen ningun memento aflorar Ill, interrogacion por el ser del hom-bre. En el proceso dialeetico de Ia razcn nhsoluta, las cosas (elente) son eompletamente captadas en el sujeto : el ser deviene sersujeto -sujeto Iogico. El idealismo absolute tl'ansforma Ia tesisde Ill,ontologia antigua, que reza : e1ente es sustancia, en estaotna.: el ente es el sujeto. La trieotomia dia16ctiea hegeliana,t es is , a n ti te si s y sintesis, no es otra cosa que Ia exposicion cle Iaauto-eoneieneia. Merced a la estruetnraci6n del proceso dialec-tico la finitud en el hombre -suconcl'eta existencia finita- es,esuperada y queda recogidas en 10 absoluto. SegunHegel, entanto a:dquirimos coneieneia 0 sabemos de nuestra Iinitud, nos co-

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    \locam.os fuera de esta. 8i, fuera porque hemos permutado nues-tro ser humano concreto por su mera transcripei6n conceptual enel plano abstracto e irreal de la raz6n dialectic a, Hemos cambia-do nuestro exist ir por su sombra, proyectada por el pensar, porla imto-conciencia, al t rasmundo del espiritu absoluto,En este punto, ahora, despues del agudo y apasionado alertskierkegardiano, se biful 'can los caminos d e la especulacion Y delhombre _del hombre que, en Ia forja del audaz ensuefio de IaIdea absoluta se olvido de S1mismo Y de S11fragilidad irreitera-ble, y hoy de nuevo se busea, estremecido por Ta angustia y tras-pasado de finitud, Aqu! surge Heidegger Ynos dice, primero, queel ser del hombre, Ia exist en cia en el, no puede permutarse por unmomento abst racto en el proceso de la dialectica, y, segundo, queen 10 absoluto no cabe buscar el ser .porque to do ser solo es, y solose vislull1bra, en el {11l1bitode l1uestra, existencia rinita. Al inte-rrogar por elser estamos noSot1'os mismoe implicados en la interro-gacion, Porqne a Ia idea del ser pertenece Ia comprension de lanada, solo podemos ha11a1'1oen 10 rinito cal}az de comprension: Iaexistenci1a. humana, Si para Hegel el espiritu, de acuerdo a suesencia, cae en el tiempo, en cambro para Heic1egger el espiritu nosolo eae en el t iempo, sino que {inicamenteexiste como una actneli-zaeion primaria de Ia temporalidad.Para dar una idea de Ia reversion que opera esta problema-tica, podemos .c1ecirque Heidegger hace de Ia 10gica hegeliana unaontologia, l'escata el ser de las categor1asen que 10 habia aprisio-.11!a:doHegel, perc, apuntando en otra dil 'ecci6n que Ia de la onto-Iog'ia c}fisica, retrotrae Ia interrogacion pOl' el ser a Ia raiz dedonde ella brota: Ia tempoI'alidael existencial. En 861 Y t'iem'po, elacento problematico recae en Ia 1/, 0 sea, en la relacionc1el ser conha temporalidad :Einita de Ia existencia hmnana. Vale decir (yaque no se ve aun Ia posibilic1ac1de una ontologia universal de t ipoexistencial ) que la comprension del ser tiene por {mico horizonteel t iempo, nuestro tiempo extfl .t ico, Todo el problema (el alnmbra-miento cIel ser en Ia temporalidad primaria) late con hondo dra-matismo, ohor 1/ aqui, ell este pal'p:acIeo de 10 r in ito ell 10 finito.

    CAPITULO IILA METAFISICA DE LA RES COGITANS Y LA VERDAD EN

    DESCARTESEl problema de la verdad en D'N.i~t~~ch.eIlam6 problemas con' cuer .as,eartes" es. lU!();cle esos que

    bifurcaeidn del eoncepto tesi nos, un problema incisivo, Lar t car esiauo de la v a dema e del presupuesto met f' , er a . es conseeuentevertebra el sistema fil 'f' a ISICOque esta en su base y que, 1OSO'ICOde De t' 'Y unidad admirables. SCIaJ.'es, dandole coherencia

    , V,er, elaro en este problemad central de I fil fiscriminando eon li ' a 1oso ia cartesiana,b nnpieza los concept "rarse de la supercher t os en el implicados I'd d

    na, an freeuente e 1 ' es I-e oetrinas, de querer sefi 1 n os meros expositores, .. na ar contr d' ,SIstemas filos6fieos en d a icciones en los grandes, vez e hablarcultades, eomputando ~ t " como corresponde, de difi-f'I' . es as no solo al Ienguaj bi. 1osofos para expresarse 1 ' uaje ar Itrado POl' losminologiea del mismo, si~~ t:m~' ! .IuetuaelOnes y ambigfiedad ter-logrado esfuerzo de nuestra co~el~, e~ ,gran p:al'~e, al no siernpredular de tales sistemas vale a ,prenslOu por asrr el micleo me-o '. I ,eeIr pOI' central' 1rrgina que ha presidid " nos en a intencicnpensamiento. 0 en sus ereadoresel despliegue de un

    Aludimos a la hipotesis metafisics. que informa el concepto

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    CARLOS ASTRADAde verdad en Descartes. Sobre este presupuesto basico habia degravitar -Ia intenci6n primaria del fil6sofo y 8U peculiar tareaespeculativa. La prohlematica eartesiaua viene, en cierto senti-dodeterminada por Ta filosofia anterior. Descartes represents,re~pecto a esta, a la: vez, una continuidad y una reaceiou. Bn elelima ereado porIa filosofia medieval germina el pensamientodel autor del DisC1WSO del metoda. Las ultimas manifestaeionesde la mistica especulativa medieval y los postulados cientificosdel Renacimiento habian icoincidido en afirmar Ia primacia deldevenir en identifiear el sereon 10 viviente en eterna mutaci6n.8e expliea, entonees, que Ia filosofia modernacomience aspirandoa eneontrar en el mundo, redueido a fluencia, algo enteramentef'irme, algo en s'i mismo necesario e indubitable. Aspiraci6nfortificada aun mas POl' el heeho de que L a . imagenc6smica me-dieval, 'de gran estabilidad pOI' el unitario pensamiento religioseque Ie servia ide fondo, se habia disuelto, surgiendo en su Iu-gar, con el advenimiento de la nueva. eieneia, la mera relaeionentre los fendmenos, Ia movilidad y exteriorizaciones de fuerzaen que se condensa Ia imagen del mundo del naturalismo rena-centista. De aqui que la modernidad filos6fica apunte, con Des-cartes, a la inquisici6n de la susiomeia.

    La verdad, en Descartes, se define POl'lacongrueneia (cdae-qua,tio) de la voluntad con 10 concebido. 'E'n este sentido, ver-dadero es 10 concebido clara y distintamente. 8i, para Desear- .tes el error surge de Ia. a.cci6n desacordada de las dos faeulta-de~ fundamentales -del hombre, voluntad y entendimiento, en-tonces Ia verc1ad es el resultado del acuerdo y justa eclaboracicnde ambas facnlbades. (Mis errores dependea del concurso dedos eausas, a saber: la facultacl de conocerque esta en mi y IaIaeultad de elegir, 0 sea mi libre albedrio : es deeir, mi entendi-miento y mi voluntad eonjuntamente) (1). Asi tenemos que,

    (1 ) Meditations 1n6taphysiquos., IV, pli,g. 45, 0011111'09 de. Deecar t es , ed.Adam et Tannery, IX.

    EL .JUEGO METAFfSICO 0 5conforme a esto, la verdad es una verdad del comp0l'tamiento 0de nuestro procedercon relaci6n al objeto 0 'colltenido de nues-tra coneepeion. En este caso 10 concebido es presupuesto comoverdadero, Como vemos, aqui el cOllceptocartesiano de verdadse traducirla pOI' justeza, es decir, .pl'imal'iamente POI' justezadel comportamiento; en c 1ef'initiva, justeza. del juicio. :De donde,Descartes da a la palabra juicio un senti do diferentr, del que Ieasigna la escolastiea. Mientras para esta el juicio implica com-posiei6n y division, para Descartes es fundamentalmeilte asenii:mienio, Si la verdad es primariamente justeza 'C1elcomporta_miento, eutonoes, ell consecnencia, la abstenci6n de juieio (Ill.epoje 0 absiinere cartesiano) podrfa ser justa y, POI'10 tanto, ver-dadera. Ahora bien, si presuponemne verdla,dero Jo que conce-bimos, el error serfa un comportamiento falso, un no acertar 0fallar del juieio. Pero lacil'cunstancia de que POl' un azar deleomportamiento podemos tambian caer en la verclad nos demues-tra claramenta que Ill.verdad no se id~ntif.ica con Ia justeza delcomportamiento.

    8i Ill. verdad es definida por Descartes primariamente comoasentirniento, resulta que el asentimienj., seria una especie sin-g'uJardel comportal11iento. Pero antes hernos de tener con-cieneia de aquello a que, en tanto es valido, asentimos. De estemodo somos nuevamente remitidos a . 10 que cOllcebimos, valedeeir, a una uerdad 1Jl'evlamenle dada. Y en efecto, .iunto con Iaverdad como verdad del compol'tamiento, hay immbien en Des-cartes una verdad de 111.osa. Este ultimo concepto de verdad eseI presupnesto necesario del prirnero. Para cornprendor en SU'sentido integral la problemfl.tica ca.rtesiana tenemos que deseritra.,fiar y acotar el concepto fundamental de vel 'Has rei . Ambas ver-dades, Ia verdad del COmPOl'tilmiento0 del juicio, 0 ueriias in-tellectus, y Ia ve1itas rei se nostulan recfprocamente. y de .aquf quese mezclen e interfiel'an cOl1stal1temellteen el pensIll1liento carte-siano, Esta .particnIariclad esencial 110Saboca ill problema de esta-bIecer c6mo se comporta:n reefprocamerits ambas verda des ; tarea

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    iti 1 recer el caracter de laque una vez absuelta, nos permi Ira esc averdad primaria, 0 sea, la oeriiae rei. Vimos ya que algo conce-bido es verdadero euando nosot1'08 asentimos a ello , p~ro,conror-me al t l' flmite met6dico C1artesiano,es sabido que asentimos a; algod este alzo es ind1~dnble y s610 es includable 10que es eierto .cuan 0 ~'. (b" .. , De donde, necesariamente, la verdad del comportam:ento reposa1. certeza POl' es o la : l'6rmulacartesiana del cog~to ergo sumen a ' L, 1'''' .,, y se impone como rem ate 'Y n.decuada eJemp mcaeronsurge ,aqm . .del precedente eslabonamiento demostratlvo.Lo ya dieho nos lleva a concluir que Ia verdad, para Descar-

    tes reside en la concepcion clara y distinta. Llegado a este p.untoter~inJal de un proceso diseursivo casi expllc ito en el pensa~llentode Descartes, este apela aDios y a su ve1'aciclad. Es sabido ya

    las Rngulae la regla ceneral es el principio mas alto sobreque, en . -vv , . b , del que Descartes Iunda todo; .pero, como a aquelhL ~010,po ,emosemplearla cuando 110 hay un Dios que quie1'eenganarnos" indu-eirnos a errar, resulta que la justeza de la regl~ general esta refe-rida directamente a. Dios. I.1a e xistencia de D!Os nos es dada ya

    1 ' s luego SO" Dios nos 11a dado las luees naturales,con e plen 0 L .1 . .y estas, euando hacemos de elIas un empleo Ju~t.o, no pueden en-- Aqui tocamos pues Ia base metafisica del problemaganarnos. (. , . ,cartesiano de la verdad. Es1Ja. tiene por presupuesto fundamen-tal e1 coneepto del hombre como ens crenhmt. Tanto, el hom~reen cuanto criatura como asimismo todo se:' es re:l'el'ldo a DlOScomo a Ia verdad misma. Es 10 que nos dice Descartes,con es-tas palabras: tocla concepci6n clara y clistinta es sin duda algoreal. y positive s, por 10 tanto, no puede ~riginal'se de 1a n~da,sino que elebe necesariamente tener a DlOS por autor, quien,siendo soberanamente perfecto, no puede ser cal1s~ de error,~'por . consiguiente, hay que ooncluir que tal .concepCl6n 0 un, JUl-cio 18si es vsrdadero (1). La oxplicif.acidn de este, ~ensamle~tobasico de Descartes seria 1a siguiente: todo ser f1111tOha sido

    ('1) MlicZitations m6taphysiqllos, IV, pug. 19,IX,ed. cit .

    EL JUEGO METAF.tSICO 67creado po~' Dios, vale decir, que es un ens creahbm; todo 10 ereadoha sido antes pensado POI' Dios, perocomo este s6lo puede pen-sar Io verdadero, entonces Ia concepcion como ?'CScogitans, finitay creada, es verdadera. Y eonseeuentemente uambien como todo10 que es algo es una cosa, y toda cosa es algo verdadero, enton-ees lao coneepcion clara 'Y distinta es verdadera porque es algoreal y positive.

    Sin duda, la explicitaclon del problema de la verdad en Des-cartes ofrece muy serias dif icultades, pues su concepto es ambiguo.Pero, por las reflexiones anteriores, cabe pereibir ya el significadometafisico decisivo que asume In res cogitans en la problematic acartesiana. Solo a partir de Ia misma es dabla desentrafiar losconceptos de conciencia, verdad y certeza, y precisar en que rela-ci6n estan entre si,

    Vimo s ya, en Ia discriminaeion de los diferentes conceptoscartesianos de. verdad, que para Descartes, en virtud de BU. proce-dencia ode l a escolastica, la verdad primariamente es una deter-minaci6n del juicio. Pero Ia esencia del juicio reside, para el, noen Ia copula de sujeto y predieado, sino en el asentimiento de lavoluntad a 10 concebido. Es aqui donde Descartes se aparta demodo fundamental de la escolftstica, Precisamente porque la ver-dad consiste en tal asent imiento, podemos considerar verdaderoun comportamiento.

    Pero la definicion de Ia verdad como justeza del comporta-miento no agota el concepto cartesiano de verdad, Descartestambien acepta, con la eseolastiea, una verdad deIa idea eonce-bida misma con respecto a su contenido de realidad, es decir, unaverdad material, desde el momento que la idea reproduce 10porte-neciente a una eosa, existiendo en este caso una concordancia entre10 pensado y In cosa. Presupone simplemente, como alno natural ,sobreentendido, tanto a esta ultima verdad como bambien a In ver-dad trascendental. en virtud de Ia cual cada eosa, en tanto enscreatum, es verdadera, La relaeion entreambas verdades es evi-dente. Cuando otorgamos nuest ro asentimiento a una idea, porque

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    6 8 CARLOS ASTRADAla concebimos clara y distintamente, estamos seguros de que hayuna vel'dad material. Y en la medida en que esta vel'dad repre-senta una eosa, reposa metaffsicamente en la verdad trascenden-tal. Esta ultima no es una mera determinacion metaffsiea de lacosa aprehendida en el conocimiento, sino que es 10 que hace po-sible elconcebir y el asentir. Porconsiguiente, la verdad tras-cendental impliea Ia posible fundumentacidn de la certeza del co-nocimiento. Y ya sabemos que el conocimiento, asi para Ia eseo-liisticacomo para Descartes, es un ente, una cosa y, por 10 tanto,nnaverdad. trascendental. De aqui que esta tenga, para la cosapensante, un valor eonstitutivo esencial, POI' 10 demas, verdady certeza, en Descartes, hemos de tomarlas en un sentido ontera-mente amplio, y no redueirlas a cuestiones del conocer y menosestreeharlas dentro del marco exclusivo del conocimiento teorico Y,en particular, matematico. Asimismo su relacidn con Ia res coqi-tans queda firme en todocaso, ya sea que para la suposieidn dela verdad se necesite y exija un sujeto, 0 que se de una conexionmas honda entre la verdad y la existencia del hombre. Ersindu-dnble que Ia problematiea cartesiana salta POl' eneima de esta ul-tima estructura. Pero no es menos cierto que la verdad y la cer-teza, conforme intentamos fijarlas en sus rasg os esenciales, nosremiten a una dimension que las hace posibles y que no aflora enel pensamiento de Descartes; dimension que no es otra que laexistencia humans, que esel ente que puede estar en la verdady lograr la certeza, y para el que estas tienen sentido.

    En sintesis, en el cogito, M'go .mm. esta:imnlicada la referendaa un ser que no esel pensar y tampoco id~ntico con este. Elcogito es solo el testimonio del ser del yo pensante, cuyo funda-mento est a en otro ser (en el ser); vale decir que aquel es en vir.tud de este 0, 10 que es 10 mismo, es una manifestacion (ereaeitin)o forma suya. EI .ntm del e(1O como ego pensante es ya como unaeonseeueneia de la explicitaci6n del concepto de Ia lumen natural,invocado por Descartes.' Es decir, el sttm es la concieneia de que

    EL JUEGO METAJP1SICO 6 9somes una cosa pensante , y somos en e1pensamiento por ilumi-naeion de la luz natural. Esta me ha heche vel' que, porque yodudaha, podia Ilegar a la conclusion de que yo existia (1). Laluz natural 110S viene de Dios. La existencia de Dios ya estadada C011 el COg1:tO,M'go 8tL?n, La metaflsiea de la 188 cogitans esdecisiva, en Descartes, poi-que nos consigna a la verdad tras-cendental, 0 sea, a la verdad ontologica, en virtud de la eual todacosacomo cosa creada es verdadera,

    (1) Meditations metaphysiques, III, ptig. 30. IX, ed. cit.

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    CAPITULO III

    SPINOZA Y SU APORTE, A LA lVIETAFISICA.De la Iectura de los mas serios y autorizados estudios y ex.

    pQ,~eionesde. la filosofjn de Spinosa, hemossalido siempre conunsentimiento de descontento y casi dirfamos 'de decepeion.! Es que, por ests camino, no Ilegamos a encontrarnoa con elpeisador que buscamos, ni con el problema fundamental que sin-gukrizara su personal tarea espeeulativa. De aqui que nos em.ba~ue Ia presuncion que Spinoza, en la intencion eseneial de suprO?lematiea, es inconmensurable para Ia exposicion historieo-filq6fica, movilizada siempre por un criterio de eontinuidad y doclaificacicn sistematica. Para este eriterio, 10 diferencial entreun filosofo y otro, solo es tenido en cuenta como intervalo detrm,sicion -hiatus a superar- que quecla diluido en aras de la in-fldble contilluiclad de las teorias.

    Se nos ocurre que el Spinoza historico, trnquelado porIa his-torit de la filosofia y sus metodos expositivos, es solo una palidaimlgen del autentico Spinosa, del Spinosa absorbido pOI'un pro-bleaa primario, distinto e independiente del ropaje con que sevist, estilo intelectual deIa epoca en que al fil6sofo, Ie toco vivir.

    'Ell Spinoza que nos presenta Ia historia de la filosofia, no esel aetaffsico panteista que significa un momentodeterminado,

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    que no cabe homologar ni compensar dentro de seriada continui-dad, en e1destine de la metafis ica occidental .

    En el metai'isico pauteista los historiadores de 1a filosofiaaeentuan y explican al pomieistti, pero se despreocupan del meta-fisico. Sobre este ultimo ha recaido el acento de nuestra euriosi-dad e interrogaci6n cada vez que nos hemos planteado el problemsSpinoza y nos hemos preguntado por el aporte impermutabhde su pensamrento a la elueidacion del problema de la metafisici.

    Que Ia representaeion fundamental que Spinoza se forjo Ieuna naturaleza perr'eeta e infinita, identic a con Dios, estaba fabosquejada en la concepcion panteista del mundo y de Ia vilapropia de las orientaciones mistieas de la escolfist ica judaiea y ciis-tiana, antecedente filosofieo conocido por Spinoza ; que el auo rde la El']CA, inspirandose euel ideal del nuevo couocimiento ia-tural, y con el auxilio da los eonceptos cartesianos y de un ne -todo estr ictamnte geometrico, articulo a.quella imagen pantestaen un sistema de maxima cohereneia, todo esto no traduce mas [ueel soporte conceptual externode una problematiea peculiar que iueel n1Lmen de la vocaeion especulativa de Spinoza, y que est a nu yIejos de ser el resultado de la conjuneion 0 trabaz6n sistemaieade aquellos elementos.

    La inteneion metafisiea esencia1 del fil6sofo trata de exjre-sarse y sedimentarse en la unifieaeion conceptual de aquellusdi-receiones. El cuerpo perfeetamente estructurado del sistema 610vive y tiene un sentido .por la fuerza de aquella intenci6n, qui Ieprecede y 10 sohrepasa, Esta es el ave que se peso en I ra~jaeomunicandole el estremecimiento del vuelo, pero cuyo impetl ydireceion no son Ia vibracion de las ramas, inanimes y adustai

    Nada eseneial, respecto a Ia filosofia spinoziana, se dice ~oncomprobar que Spinoza aporto una solueidn propia e independen-te en el terrene de los problemas que ee planted la generaioncartesiana. Conocer y discriminar Ia procedencia de los elenen.tos de la sintesis arquitectonica del sistema, no es determinar en

    [!;L JUEGO METAF1SIOO 73su unidad vivae il'l' ecluctible la peculiar ecuaeion metafisica queejereito Spinoza.

    Considerando ya en su interna estruetura Ia obra spinoziana.,con razon observa Bergson que detras de Ia pesada masa de con-ceptos emparentados con el car-teaiamsmo y el aristotel.smo semueve, sutil y aerea, la intuicion de Spinoza, es. decir, 10 quenosotros Ilumamos su intencion metafisiea esencial 0 problema ori-ginario._ Atentos al desenvolvimientos del problema metafisieo, hay que

    sen~lar un heche de smgulai. relieve implicado per e1 aports spi.nozrano : La metafis ica occidental s610 con Spinoza logua estructu-rarse en un conocimiento raeional estrictamento metodico, A esteconocimiento Spinoza 10 llama Etica. "POI ' que 7 Aqui surgee~p roblema de la metafisica en el peculiar planteamiento spino-ziano. El eonocimiento metai'isico racionales Etica porque Bpi.noza hace eaerel peso delproblema metafisieo en la psicologja enlos problemaa de la Iibertad del hombre. b ,

    Dentro ya de la pautn de un modo de filosofar totalmente dis-tinto, el estilo mental de Spinoza y la manera de Ia Etica cons-tituyeron para el idealismo aleman el ideal sistematico del filo-sofar.

    Lo que liay de etico, 10 que posee un significado normativede eonducta moral, en Ia ETICA de Spinoza, no tiene para e.stevalor por si mismo, sino que vale como preparacion para el finontologieo ultimo, para la contemplaci6n y conocimiento de Dios.De aqui que Spinosa conciba la virtuc1 solo en vista. de esta fina-lidad. ~etafisica, La sabldurfa, vuelta a este fin ontologico ycondieionada por el mismo, culmina, para. Spinoza, en el am01' in.tellect~Lalis Dei. El hombre, como ser imperfeeto, f 'ini to solo puedeamar a 10 mas perfecto, aDios, pero la sustaneia pedecta e infi-ni~a .s610 puec1e amarse a ai misma, Yaqui resalta el aspecto nocrist iano de la filosofia de Spinoza.

    El postulado metafisieo central se expresa POl' el omnis deter-minatio est negatio, formula que, en nuestro coneepto, nos. delata

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    CAIUJOS AS'rRADA

    la posicion ontologiea del autor de la ETIOA, orientandonos en Iadireccion de su problematica. La afirmaeion absoluta de la axis-tencia de una naturaleza solo radica en 10 infinite. Toda forma,toda limitacion es una negacion. La determinacion de una cosa-como ii;,l)inoZfLos dice en una de sus cartas (1)- no pertenecea esta en"~.'elaciona su ser, sino que tal limitacion es, POl'el con-trario, su no ser, vale decir, la negacion de Ia cosa misma,

    Scheler en 8U ensayo sobre Spinoza -10 mejor y mas sin-tetico que se haya dicho en nuestros dias sobre este filosofo- sostiene que la Etica no es una mera teoria metafisica conceptual,sino un libro para la salvacion del hombre. Oonformes, desdeluego, que no es una m01'a metafisica eon.eeptual. Pero, disintiendode la opinion de Scheler, pensamos, por el contrario, que 10 pri-mario en la E.TICA es la sseneial ntencion ontologica, siendo elproposito de edificacion moral algo dado por afiadidurae implicitoen Ia problematica metafisica, y no a la inversa.

    Spinoza nos dice, en la proposicion 47, II parte de la ETICA,que la mente humana tiene un conocimiento congruente de Ia esen-cia eterna e infinita de Dios. En la filosofia spinoziana, el cono-eimiento de 10singular solo es posible sobre Ia base de una estruc-tura conceptual que previamente define y determina la sustaneiainfinita, y luego, partiendo de este conocillliento, se enfrenta eognos-citivamente con la cosa singular.

    La afirmacicn de Spinoza : Ia sabiduria es meditacion sobreIa vida y no sobre Ia muerte no entraiia una mera apreciacionetica de la vida, impuesta per una norma depurada racionalmente,yicon vistas a la conducta practiea, como frecuentemcnte se la in-torpreta, sino que posee un sentido mueho mas fundamental. Ob-servese queel sujeto de esa sabiduria, para Spinoza, no es el hom-bre sometic1oa la servidumbre de las pasiones, sino unicamente elh om bre Z ib 1'(3 . Este hombre Iiberado de los afectos es, a su vez, pue-

    (1) B1'ifweo1;soli, Carta N9 50, a Jarigh Jolles (ed, Rec1am).

    EL ..JUE.GO METAl!'lSICO 75de deeirse, tambienel objeto inmediato de Ia sabiduria, en tantoell .eriatura imperfeeta y finita, puede obtener un eonoeimientoadecuado de 1a sustaneia eterna e inrinita,

    El hombre Hega a la sabiduria, y, a traves de la serena diafani-dad de esta, a la theoria, a la vision del ser infinite en la medida en~ue s~ ha liberado de los afectos. Esta es la etapa decisiva queen Spmoza reC011eel pensami