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1 Capítulo Libro en Revisión: Aprendizaje y Tecnología Julio Varela Barraza & Ambrocio Mojardín Heráldez Editorial Universidad de Guadalajara Recursos de la psicología cognitiva para interpretar el aprendizaje mediado por tecnología Ambrocio Mojardín-Heráldez 1 Universidad Autónoma de Sinaloa María Elena Urquídez Valdez Escuela Normal de Especialización de Estado de Sinaloa 1 Profesor e Investigador Titular “C” de la Facultad de Psicología y Director del Laboratorio de Investigación sobre Memoria y Aprendizaje. Email: [email protected] La explicación del aprendizaje tiene una trayectoria muy larga y llena de opciones muy significativas en psicología. Los cuerpos de conocimiento que representan esas opciones para explicar el aprendizaje incluyen aproximaciones muy diversas. Desde las que privilegian la condición psicofisiológica del individuo (e.g. Annette Karmiloff-Smith), hasta las que concentran sus esfuerzos en comprender los mecanismos ambientales que delinean el aprendizaje (e.g. B. F. Skinner), pasando por aquellas que se esfuerzan por comprender los mecanismos cognitivos que lo hacen posible (e.g. A. Paivio). En éste capítulo se rescatan algunas de las teorías más importantes que ha dado la investigación en psicología cognitiva, para comprender los procesos de aprendizaje en contextos mediados por tecnología. El rescate y descripción de estas teorías se hace reconociendo que sus contribuciones son apenas aproximaciones, que deben ser apropiadamente combinadas con las que ha dado la investigación en psicofisiología (e.g., Karmiloff-Smith), psicología conductual (e.g., J.R. Kantor) o psicología sociocultural (e.g. L. Moll). Se parte de la convicción de que el aprendizaje humano es un proceso complejo en el que se expresan de manera dinámica todos los rasgos que definen a la persona. Condición suficiente para sobrepasar lo que las teorías por separado intentan explicar de este proceso. La psicología cognitiva, nacida con el propósito de explicar los procesos mentales que sustentan el comportamiento humano, ha dado grandes saltos en la identificación de los mecanismos que hacen posible el aprendizaje y las estrategias que pueden aplicarse para producirlo en escenarios diversos. La ruta ha sido larga y las fuentes de conocimiento sobre el cómo se da el aprendizaje han provenido de la investigación básica, tanto como de la aplicada. En el campo del aprendizaje mediado por tecnología encontramos que al menos los últimos 20 años han sido de mucho dinamismo. El uso de recursos innovadores de la comunicación en el aula ha ido en franco crecimiento. Sin embargo, la decisión detrás de su

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Capítulo Libro en Revisión: Aprendizaje y Tecnología

Julio Varela Barraza & Ambrocio Mojardín Heráldez

Editorial Universidad de Guadalajara

Recursos de la psicología cognitiva para interpretar el aprendizaje mediado por tecnología

Ambrocio Mojardín-Heráldez1

Universidad Autónoma de Sinaloa

María Elena Urquídez Valdez

Escuela Normal de Especialización de Estado de Sinaloa

1 Profesor e Investigador Titular “C” de la Facultad de

Psicología y Director del Laboratorio de Investigación sobre

Memoria y Aprendizaje. Email: [email protected]

La explicación del aprendizaje tiene una trayectoria muy larga y llena de opciones muy

significativas en psicología. Los cuerpos de conocimiento que representan esas opciones

para explicar el aprendizaje incluyen aproximaciones muy diversas. Desde las que

privilegian la condición psicofisiológica del individuo (e.g. Annette Karmiloff-Smith),

hasta las que concentran sus esfuerzos en comprender los mecanismos ambientales que

delinean el aprendizaje (e.g. B. F. Skinner), pasando por aquellas que se esfuerzan por

comprender los mecanismos cognitivos que lo hacen posible (e.g. A. Paivio).

En éste capítulo se rescatan algunas de las teorías más importantes que ha dado la

investigación en psicología cognitiva, para comprender los procesos de aprendizaje en

contextos mediados por tecnología. El rescate y descripción de estas teorías se hace

reconociendo que sus contribuciones son apenas aproximaciones, que deben ser

apropiadamente combinadas con las que ha dado la investigación en psicofisiología (e.g.,

Karmiloff-Smith), psicología conductual (e.g., J.R. Kantor) o psicología sociocultural (e.g.

L. Moll). Se parte de la convicción de que el aprendizaje humano es un proceso complejo

en el que se expresan de manera dinámica todos los rasgos que definen a la persona.

Condición suficiente para sobrepasar lo que las teorías por separado intentan explicar de

este proceso.

La psicología cognitiva, nacida con el propósito de explicar los procesos mentales

que sustentan el comportamiento humano, ha dado grandes saltos en la identificación de los

mecanismos que hacen posible el aprendizaje y las estrategias que pueden aplicarse para

producirlo en escenarios diversos. La ruta ha sido larga y las fuentes de conocimiento sobre

el cómo se da el aprendizaje han provenido de la investigación básica, tanto como de la

aplicada.

En el campo del aprendizaje mediado por tecnología encontramos que al menos los

últimos 20 años han sido de mucho dinamismo. El uso de recursos innovadores de la

comunicación en el aula ha ido en franco crecimiento. Sin embargo, la decisión detrás de su

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incorporación ha obedecido más a propósitos pragmáticos, que a decisiones fundamentadas

científicamente. La investigación acerca del efecto de la incorporación de la tecnología en

el aprendizaje ha sido relativamente poca (e.g., Passerini, 2007). La mayoría de los

argumentos con que se revisan los resultados provienen de la investigación en la psicología

cognitiva.

Son muchos los factores que pueden afectar la eficacia del proceso enseñanza-

aprendizaje a través de tecnología y ello complica la tarea para los profesores. ¿Cómo

encontrar las directrices específicas que hagan que cada recurso usado en la docencia tenga

una justificación y un resultado aceptable? La psicología cognitiva ofrece diversas

hipótesis acerca de cómo se da el aprendizaje y el tipo de efectos que pueden tener los

medios a través de los cuales se ofrece la información objeto. La tarea, sin embargo, no

supone la aplicación de un criterio lineal en el que se expresen las conveniencias de asociar

recurso con propósito. Siempre el factor subjetivo que está indisolublemente ligado a la

mente humana es una invitación a revalorar los hallazgos e hipótesis más plausibles. Así,

saber que una información está compuesta por contenidos visuales y auditivos no garantiza

que produzca un aprendizaje sólido. El instructor tendrá que dar lugar a ese saber, siempre

tomando en cuenta las características de sus aprendices y las del contexto en que se

ofrecerá la información a aprender.

Las teorías cognitivas que se describen aquí han producido hipótesis y evidencia

empírica sólida desde la que se puede directa e indirectamente explicar los efectos del uso

de la tecnología en el aprendizaje. ¿Qué hace que la persona reciba y aprenda una

información con mayor eficiencia en una, comparado con otra circunstancia? ¿Por qué

algunos recursos de tecnología tienen mayor efecto en la adquisición de nueva

información? Las respuestas a estas preguntas pueden ser construidas a partir de las teorías

que se revisarán en este capítulo.

Se inicia con las teorías que, mediante investigación básica, han producido

conocimientos para comprender los mecanismos cognitivos del aprendizaje. Se sigue con

algunas teorías que, aplicando los principios emanados de las primeras, definen

procedimientos y escenarios en los que la tecnología puede mejorar la tarea de aprender.

Así, se presentan primero la Teoría de la Codificación Dual propuesta por Allan

Paivio (1965; 2006), la Teoría de la Memoria de Trabajo de Allan Baddeley (2000; 2003;

2007) y la Teoría Intuicionista de la Memoria de Brainerd & Reyna ( 2005; Reyna &

Brainerd, 1995). Luego se describen la Teoría de la Carga Cognitiva de John Sweller

(1988; 1994) y la Teoría del Aprendizaje Multimedia de Richard Mayer (2001; 2008) que

abordan la práctica de la aplicación de tecnología en la enseñanza y aprendizaje.

TEORÍA DE LA CODIFICACIÓN DUAL (DCT) DE ALLAN PAIVIO

Esta teoría tiene sus orígenes en los esfuerzos que desde siglos atrás se han hecho por

convertir a las imágenes en el principal aliado de la memoria (Paivio, 1965). De acuerdo

con esta teoría, la cognición humana implica el funcionamiento de dos subsistemas

distintos. Un subsistema Verbal especializado para operar directamente con el lenguaje y

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otro No-verbal (imágenes) especializado en la operación de imágenes y objetos no

lingüísticos.

Los sistemas Verbal y No-verbal operan a partir de unidades internas de

representación, llamados “logogens” e “imagens”, las cuales son activadas cuando la

persona reconoce, manipula o simplemente piensa acerca de palabras u objetos. Esas

representaciones son de modalidad específica, de tal forma que todos tenemos diferentes

“logogens” e “imagens” para las propiedades auditivas, visuales, motoras y táctiles de los

objetos y las palabras.

Los “logogens” e “imagens” están íntimamente ligadas a los sistemas de registro y

recuperación de memoria y pueden funcionar lo mismo de manera independiente, que de

forma combinada para mediar los comportamientos verbales y no-verbales. La actividad

mental que promueven esas representaciones puede no ser experimentada de manera

consciente como lenguaje interno o como imaginación. De acuerdo con la DCT, estos

sistemas están regularmente implicados hasta en los fenómenos del lenguaje y pueden

generar condiciones de adición que benefician el funcionamiento de la memoria.

El sistema verbal se auxilia de los conocimientos base y de la astucia asociada al

sistema no verbal. El sistema no verbal no puede operar sobre acciones de lenguaje por su

cuenta, pero puede operar actividades no verbales muy complejas por sí solo.

Aunque la investigación desde la DCT se enfocó de inicio en los procesos de

memoria, con el tiempo se expandió a otras áreas de la cognición. Desde su producción

teórica, la DCT ha discutido la importancia de explotar las diferencias de procesamiento

que suponen materiales de fácil y difícil representación mental (concreteness). De acuerdo

con sus preceptos, el contacto con palabras concretas, imágenes y objetos físicos dejan

resultados diferentes en la memoria. Siempre los logros mayores de la memoria se dan si la

tarea es aprender a partir de objetos, que a partir de imágenes, a partir de palabras

concretas, que a partir de palabras abstractas.

De acuerdo con la DCT, para el caso de aspectos lingüísticos, el efecto

“concreteness” ocurre de manera gradual para memorizar palabras, oraciones, o historias

largas. Todavía más, la ventaja que provee la memorización de información de fácil

representación mental se expresa en tareas que dependen de la memoria asociativa. Siempre

será más fácil recuperar información almacenada en memoria si se ofrecen recursos

concretos (imágenes, palabras concretas) como estímulos generadores.

Tales resultados son atendidos desde las siguientes hipótesis: a) Los códigos

verbales y no verbales son independientes, pero pueden tener efectos aditivos y generar

beneficios de aprendizaje. Los códigos no verbales (e.g. imágenes) son los que más

benefician el funcionamiento de la memoria porque tienen un efecto aditivo mucho mayor

que los códigos verbales (Paivio, 1965). b) El efecto que provoca la facilidad de

imaginación (concreteness) está asociado también al momento en que se utiliza. La

investigación indica que los beneficios de concreteness son mucho mayores al momento de

codificación, que al momento de recuperación. c) La asociación de información concreta y

abstracta puede beneficiar directamente la memoria para ambas. A pesar de que la

información abstracta presenta dificultades para recuperarse, cuando ésta se asocia a una

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información concreta su dificultad se reduce considerablemente (e.g., Begg, 1972). d) Las

variables de contexto pueden asociarse a imágenes y provocar efectos positivos para la

memoria. Una persona pudo haber visto un accidente, al momento en que sentía mucho frio

y tener en la asociación del frio con lo visto el mejor aliado para recordar el accidente y sus

detalles (Thompson y Paivio, 1994). e) Los componentes sensoriales de los objetos

multimodales (e.g., video) son funcionalmente independientes, pero gracias a su capacidad

aditiva, pueden combinarse para incrementar la eficiencia de la memoria. Caso especial

representa la asociación entre una imagen de un objeto y sonidos sobre este, que dan como

resultado la mejoría de la memoria para ambos (Thompson y Paivio, 1994).

TEORÍA DE LA MEMORIA DE TRABAJO DE ALAN BADDELEY

Desde el punto de vista cognitivo, la capacidad de las personas para procesar información y

convertirla en aprendizaje se da gracias a un sistema mental complejo que combina el

registro, selección, clasificación, uso, almacenamiento y recuperación de la información.

De acuerdo con Aschcraft (1994), lo que una persona puede aprender depende de la

eficiencia con que funciona el aparato cognitivo, representado en lo que se conoce como el

Modelo Modal (Atkinson y Shriffin, 1968).

De acuerdo con este modelo, el proceso de conocer contempla sistemas de memoria

limitados, cada uno de los cuales sirve para tareas específicas. El proceso inicia con un

sistema básico de registro de los estímulos que se perciben. Este sistema es conocido como

Memoria Sensorial o Memoria Primaria (MS). Una vez procesada la información en la MS

pasa a la Memoria de Corto Plazo (MCP), ahora también conocida como la Memoria de

Trabajo (MT), donde a la información registrada se le asigna significado y se le da destino.

El destino de esa información clasificada puede ser su uso inmediato a través de acciones

(emitir respuestas), o su envío a la Memoria de Largo Plazo (MLP).

Para propósitos de aprendizaje resulta importante reconocer las características de

cada uno de los componentes de la memoria. La MS está determinada por el grado de salud

que cursen las capacidades sensoriales de la persona. Si en ellas no hay alteración alguna, la

persona será capaz de registrar y codificar los estímulos para ponerlos a disposición de la

MCP. Sin embargo, hay evidencias de que la selección de estímulos es sensible a los

efectos de la madurez cognitiva y la experiencia de las personas. Con el avance de estas el

registro es mucho más eficiente (Estes, 1960).

La MCP es un almacén de poca capacidad, donde la información se guarda por

periodos de tiempo muy cortos. Además, por su capacidad limitada, este almacén es muy

sensible a la interferencia que provocan aspectos propios de la información (e.g.

complejidad vs. familiaridad) y estados de la persona (e.g. emociones). No obstante estas

limitantes, el buen funcionamiento de la MCP determina el éxito en la tarea cognitiva, pues

en ella están contenidos los subprocesos que dan tratamiento activo a la información

(Baddeley & Andrade, 2000). Cuando la información ya ha sido perdida de la MCP no

podrá ser recuperada al menos que su codificación la haya enviado a la MLP. De la

eficiencia de la MCP dependen la clasificación, organización, uso y recreación de la

información, que dan sentido al aprendizaje.

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Las dos últimas funciones señaladas para la MCP son habilitadas por la MLP. Esta

última considerada el almacén ilimitado de la memoria, donde se contiene toda la

información que por sus características ha generado un significado para la persona. La MLP

está organizada por núcleos de información que comparten significados, lo que le da una

interminable combinación de relaciones, que ayudan a la persona a interpretar y

comprender la información nueva y vieja a que se enfrenta.

Memoria de Corto Plazo y Memoria de Trabajo

Aunque la MLP contiene el repertorio de información más rico y de mayor

resistencia al olvido, sus contribuciones para la cognición humana dependen de la

operación adecuada de los mecanismos propios de la MCP. De acuerdo con Baddeley

(2001), redefinir la MCP y llamarla MT más que una actualización de términos es el

reconocimiento de la naturaleza de este componente de la memoria a la función cognitiva.

El concepto de MCP hace referencia a una condición pasiva de almacenamiento de

la información. Aunque su capacidad de almacén es muy reducida (7 mas menos 2, según

Miller) y el tiempo de retención muy corto (18 a 30 segundos), en ella se operan los

mecanismos que hacen posible que la persona opere su capacidad de pensamiento.

Entonces, incorporar el concepto de MT es reconocer la trascendencia de su contribución

en los procesos de cognición humana. En la Figura 1 se describen los componentes de la

MT y los mecanismos de funcionamiento que le caracterizan. Como se puede ver, la MT

contiene un Ejecutivo Central (Central Executive), un Bucle Fonológico (Phonological

loop), una Plataforma Viso-espacial y un Regulador Episódico.

Como se puede ver en el diagrama de la Figura 1, la actividad de la MT es mucho

más compleja que la simple codificación y envío de la información a la MLP, o para la

emisión de una respuesta. De acuerdo con Baddeley (2001), la operación adecuada de la

MT es garantía para los procesos de aprendizaje porque se convierte en una interfaz entre la

percepción, la MLP y la acción.

Cada uno de sus componentes es clave para el éxito en el procesamiento de

información. El Ejecutivo Central es el componente más importante y versátil de todos; con

mucho parecido a lo que es un sistema de atención. De él dependen las operaciones de

distribución de la atención, clasificación y envío de la información a MLP, activación de la

MLP, recuperación y aplicación de la información contenida en ella.

Este componente no es unimodal. De acuerdo con Shah and Miyake (1996), el

Ejecutivo Central tiene por lo menos dos variaciones. Una que tiene como tarea principal

atender la demanda del procesamiento de la información espacial y el otro que procesa la

información verbal. Los principales obstáculos del Ejecutivo Central son aquellos que

reducen la atención y concentración de la persona. Entre ellos se pueden identificar las

emociones, la complejidad de la tarea, lo novedoso de ésta y la multiplicación de acciones

simultáneas. Si estas condiciones están presentes, el procesamiento de la información es

mucho menos eficiente y el producto es bajo o nulo aprendizaje.

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El Bucle Fonológico (Phonological Loop) comprende un almacén fonológico y un

sistema de repetición de lo percibido que intenta mantenerlo habilitado para su uso. El

almacén fonológico contiene las huellas memorísticas que deja la audición de los sonidos.

Su capacidad de retención es muy corta (3-18 segundos) y luego tiende a desaparecer.

Como recurso para evitar su rápida desaparición opera el sistema de repetición de los

sonidos (como un oído interno) análogo a un discurso subvocal.

El Bucle Fonológico enfrenta limitaciones y fallas de funcionamiento cuando se

cumplen las siguientes condiciones: a) La persona realiza otra actividad simultánea a la de

procesar la información que recibe en forma auditiva. b) La cantidad de información

auditiva que recibe es mucho mayor que la que naturalmente puede retener en MCP. d) Los

contenidos de la información auditiva son muy similares, difícilmente de distinguir entre

ellos (e.g. lista de palabras que riman).

Figura 1. Dinámica de la Memoria, de acuerdo con A. Baddeley (2001)

Rice, K.E. (2009). Linked Models of Memory. Tomada de

http://www.integratedsociopsychology.net/wpimages/wp68a965eb_05_1a.jpg

La Plataforma Viso-espacial es el componente mental que administra los efectos del

registro de información visual y espacial en memoria. Al igual que los otros componentes,

éste tiene muy limitada su capacidad de almacenamiento (3-4 objetos) (Baddeley, 2003).

De acuerdo con Logie (1995) la plataforma viso-espacial funciona a partir de dos

componentes. Uno, llamado Caché Visual (Visual Cache), encargado de almacenar la

información de formas y colores. Otro, llamado Trazo Interno (Inner Scribe), encargado de

registrar información espacial y movimientos y repetir y transferir información al Cache

Visual, para que éste lo envíe al Ejecutivo Central.

La misión cognitiva de la Plataforma Viso-espacial no depende únicamente del

registro de la estimulación directa de los objetos en la vista. En realidad, la capacidad de las

personas para imaginar y construir representaciones metales, similares a las de una

fotografía, deben incluirse como fuentes para la operación de éste componente de la MT.

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Una persona, mediante instrucciones verbales puede estar recibiendo la descripción de un

elefante y en su memoria construir la imagen de este animal, tal tarea puede ser

administrada por este componente, solo que requiere de la conexión dinámica con el Bucle

Fonológico.

De acuerdo con Levin, Warach & Farah (1985), la Plataforma Viso-espacial es el

componente de la MT que más contribuciones tiene en la tarea de aprender y la que menos

obstáculos enfrenta para ser eficiente. La codificación de imágenes visuales es rica en

contenidos y muy prolífica en la producción de asociaciones, que termina beneficiando a la

memoria. Las personas pueden enfrentar dificultades para que el procesamiento de

imágenes se dé eficientemente, solo cuando la atención está dividida y las imágenes que se

quieren codificar son muy abstractas. También, puede tener imprecisiones cuando se trata

de memorizar imágenes asociadas en significado y muy similares en forma (Hanley,

Young, & Person, 1991).

El Regulador Episódico (Episodic Buffer) es un almacén de capacidad limitada cuya

función principal es unir información para formar episodios integrados que dirigen la toma

de decisiones. Este componente es controlado por el manejo atencional del Ejecutivo

Central, pero tiene acceso al nivel consciente. Su codificación multi-dimensional permite

que diferentes sistemas se integren y avalado por el nivel de conciencia que está detrás de

sus operaciones facilita la recuperación de la información. Así, el Regulador Episódico es

considerado el representante más fiel de la capacidad de operación de la MT, pues está

conectado con el procesamiento de la información y con el uso final que se le da a la misma

para tomar acciones. Originalmente este componente se proponía como un mecanismo

independiente de la MT y ligado a la activación de la MLP. Sin embargo, la investigación

ha redefinido tal presunción y se ha encontrado que el funcionamiento del Regulador

Episódico no solo está dirigido a activar a la MLP, sino que también crea nuevas

representaciones que terminan siendo el objeto de la operación cognitiva.

Según Baddeley (2003), el principal y quizá único obstáculo para el funcionamiento

del Regulador Episódico proviene de los daños cerebrales. Pero el aumento en la eficiencia

de su funcionamiento está íntimamente ligado a la experiencia. El uso de los esquemas y la

mecanización de respuestas a demandas del medio hacen que el Regulador Episódico tenga

mayores contribuciones en la tarea de procesar información e integrarla al repertorio

cognitivo.

TEORÍA INTUICIONISTA DE LA MEMORIA DE CHARLES J. BRAINERD Y

VALERIE F. REYNA

La Teoría Intuicionista de la Memoria (TIM) conocida en inglés como Fuzzy-trace Theory,

es una de las teorías más recientes de la psicología cognitiva, que aborda la complejidad de

los procesos cognitivos con un esquema que supera varias de las imprecisiones y carencias

de las teorías tradicionales (Bjorklund, 2005; Seamon et al., 2002; Phye, 1999). Como

primer identificador de esta propuesta teórica es la de concebir a la memoria como un

proceso dinámico, flexible y complejo, con niveles de independencia estocástica de los

procesos de razonamiento.

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De acuerdo con Brainerd y Reyna (2002), TIM es un modelo explicativo de la

interface entre memoria y los procesos superiores del razonamiento. En su origen, TIM fue

una respuesta a los hallazgos sobre cómo la validez de soluciones a los problemas de

razonamiento (e.g. toma de decisiones, la inferencia deductiva, juicio cuantitativo) está

relacionada con la memoria de antecedentes y su influencia en determinar cuáles soluciones

son realmente válidas (e.g. las premisas en problemas de inferencia y deducción).

De acuerdo con Reyna y Brainerd (1995), en sentido contrario a las teorías

contemporáneas del procesamiento de información, la evidencia empírica demuestra que el

soporte real de la memoria a los procesos de razonamiento recae en tomar la decisión más

atinada a partir de los antecedentes. Es decir, las decisiones más complejas no se toman a

partir del conocimiento preciso (verbatim processing), sino basadas en consideraciones más

bien cualitativas de los hechos (gist processing). Una especie de tendencia “natural” de la

mente a procesar preferentemente sobre aspectos imprecisos de la información (tendencia

intuicionista).

TIM expone su propuesta para explicar los procesos de memoria a partir de los

siguientes cinco principios básicos: 1) Almacenamiento paralelo de contenidos literales y

de significado de la información. 2) Recuperación disociada de los trazos literales y de

significado de la información aprendida. 3) Proceso dual que da resultados opuestos. 4)

Variabilidad evolutiva, y 5) Mecanismos diferenciados de recuperación de la información.

En cada uno de estos principios se expresa un posicionamiento que confirma la necesidad

de reiterar la condición compleja de los procesos de aprendizaje.

1. Almacenamiento paralelo de contenidos literales y de significado.

Toda información, independientemente de su complejidad, familiaridad, tamaño o alcance

está compuesta por contenidos literales (verbatim) y de significado (gist). La tarea de

aprender supone la codificación simultánea e independiente de estos. Los primeros, están

compuestos por los rasgos de forma y características superficiales que hacen distintiva la

información (e.g., colores, sonidos, tamaños, formas) y le dan identidad perceptual. Los

segundos, están compuestos por los rasgos de significado que dan sentido a su identidad

(e.g., jerarquía, relación, pertenencia, intención) y permiten la categorización.

Cuando se opera la tarea de aprender, el medio y las circunstancias en que se dan los

aprendizajes pueden provocar una codificación más eficiente para los contenidos literales,

que para los de significado, o viceversa. Dependiendo de cuales finalmente fueron los más

beneficiados por la experiencia de aprendizaje, será la calidad de lo aprendido. La

investigación psicolinguistica ha demostrado (e.g. Paivio, 1969) que los contenidos literales

son mucho menos resistentes al olvido que los contenidos de significado. Así, si la

experiencia de aprender se funda en la memorización de contenidos literales, el aprendizaje

será más preciso, pero menos resistente al olvido. Si los aprendizajes se dan a partir de la

memorización de los significados, los aprendizajes tenderán a ser más amplios, más

perdurables, pero menos precisos.

2. Recuperación disociada de los trazos literales y de significado de la información

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Los procesos de recuerdo están fundados en la recuperación tanto de contenidos

literales como de contenidos de significado. La codificación de los contenidos literales se

hace a través del registro directo, mientras que la de los contenidos de significado se hace a

través de derivaciones indirectas. Por esa razón, la representación mental de los contenidos

literales es más rápida y vívida, que la codificación de contenidos de significado.

La información que fue presentada durante el aprendizaje siempre resulta ser la

mejor detonadora de la recuperación de los contenidos literales de lo aprendido. Por otro

lado, la información que no fue presentada durante la experiencia de aprendizaje, pero que

preserva el significado de ella, tiende a ser mejor detonadora de la recuperación de los

rasgos de significado que de los rasgos literales de lo aprendido. No obstante ello, las

instrucciones para el recuerdo (e.g. examen de opción múltiple) pueden inclinar la dirección

de la recuperación a uno o a otro. Siempre será más difícil recuperar información literal si

el tiempo de retención se incrementa y la demanda de ella no ofrece referentes claros (e.g.

pregunta genérica).

3. Proceso dual que da resultados opuestos

La codificación independiente de los contenidos literales y de significado de la información

da resultados similares y opuestos. Ambos pueden respaldar los recuerdos verdaderos, pero

mientras la recuperación de contenidos de significado incrementa el reporte de falsos

recuerdos, la recuperación de contenidos literales lo reduce.

La recuperación de los contenidos literales, tanto como la de los de significado,

pueden soportar recuerdos precisos de lo aprendido (memorias verdaderas). La razón más

común tiene dos vías: a) Se recuerda específicamente los rasgos literales de la información

codificada (recuperación literal), o b) No se recuerdan estos, pero se mantiene memoria de

los significados de la misma y mediante ellos se reconstruye la información experimentada

(recuperación semántica).

Cuando la recuperación de la información da como producto recuerdos que difieren

de lo experimentado (falsas memorias), el mecanismo más seguramente responsable es el

de la recuperación semántica. Si el esfuerzo de recuperación fue demandado a través de la

presentación de reactivos que no fueron experimentados, pero tienen conexión semántica

con ellos y la persona tiene memoria literal de los mismos, lo más probable es que los

rechace y reduzca la probabilidad de reportar falsas memorias.

4. Variabilidad evolutiva

La adquisición, retención y recuperación de los contenidos literales y de significado se

desarrollan con la edad. La memoria de significados se desarrolla por que tanto la habilidad

para procesar los significados de reactivos individuales, como para detectar los significados

compartidos por diferentes reactivos mejoran. Estas habilidades declinan durante la vejez,

pero ese efecto es mucho más marcado para la memoria literal.

La investigación experimental en psicología ha permitido reconocer que la

tendencia a aprender en los niños menores de cuatro años es preferentemente literal. A

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partir de esa edad se empieza a equilibrar la tendencia de codificación literal con la

semántica (Brainerd & Gordon, 1994). Ya a partir de los 10-12 años se percibe que los

niños manejan técnicas que les permite memorizar al mismo nivel lo literal y lo semántico.

El aprendizaje para ellos ya ha incorporado la inquietud por el rescate de “razones”, no solo

hechos (Howe, 1991).

El conocimiento de estas condiciones ha permitido el ajuste de estrategias de

intervención educativa y se han reportado resultados muy positivos. Los niños son

instruidos manteniendo medios que benefician la codificación de los contenidos literales y

facilitan la extensión de estos a contenidos de significado (Rodríguez & Olmo, 2010).

5. Mecanismos diferenciados de recuperación de la información

Los contenidos de memoria son reconocidos a partir de las respuestas que las personas dan

a las demandas del medio. Una persona sabe si maneja apropiadamente la información que

acaba de experimentar cuando la recupera de su memoria y la emite verbalmente o por

escrito.

Los mecanismos de recuperación de la información de memoria están muy

asociados con el comportamiento que tienen los tipos de contenidos, pero varían

dependiendo de la tarea en que se operen. Como lo establecen los principios 1 y 2, arriba

descritos, la independencia de codificación y recuperación de los contenidos literales y de

significado habilitan diferentes rutas de recuperación.

Brainerd, Reyna, & Mojardín (1999) exponen los mecanismos y condiciones que se

siguen cuando la recuperación de la información contenida en memoria se hace aplicando

la Prueba de Reconocimiento. En esta prueba, las personas son presentadas con

información que combina reactivos de lo que se aprendió previamente y reactivos nuevos

(e.g. Brainerd, Reyna, Wright, & Mojardin, 2003). Su tarea es reconocer los que si se

habían presentado y discriminarlos de los que son nuevos.

El éxito en esta tarea reclama poco esfuerzo cognitivo por que la persona solo tiene

que comparar la información que se le entrega para reconocer y compararla con la que tiene

en su memoria. Entonces, teóricamente, la tarea exige de emitir juicios en los que la

respuesta indica el nivel de correspondencia que tienen la información evaluada y la

contenida en memoria.

Los juicios posibles a los que puede llegar la persona al emitir su respuesta son;

Juicio de Identidad, Juicio de Similitud y Juicio Contaminado. El contenido memorístico

que soporta cada uno de esos juicios es completamente diferente (Brainerd, Wright, Reyna,

& Mojardín, 2001).

El Juicio de Identidad se emite cuando la persona encuentra que la información que

se le está pidiendo reconocer coincide plenamente con la que tiene en su memoria. Tal

respuesta solo se puede dar cuando la persona tiene en su memoria los rasgos literales de la

información, puede acceder a ellos y compararlos.

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El Juicio de Similitud se emite cuando la persona encuentra que la información que

se le está presentando tiene coincidencias con la que tiene en memoria, pero no está del

todo segura. Esta respuesta se da cuando la persona no cuenta con memoria de los rasgos

literales de la información, pero si con memoria de los rasgos de significado de ésta. Los

contenidos semánticos son abstractos y difusos, no generan sensación de certidumbre, pero

alcanzan niveles suficientes como para que la persona decida aceptar y no rechazar la

información evaluada.

El Juicio Contaminado se emite cuando la persona no encuentra en su memoria ni

rasgos literales ni de significado de la información que se le pide reconocer, y da una

respuesta influenciado por aspectos no memorísticos (e.g., la forma en que se le pregunta)

que le hacen suponer la dirección de su respuesta. Son ejemplo de esas influencias las

condiciones del espacio de prueba, las instrucciones iniciales, la percepción generada por el

investigador, u otros no predecibles.

El comportamiento de la memoria y la naturaleza de las respuestas en Pruebas de

Recuerdo Libre son diferentes, pero están igualmente soportadas por la existencia y

recuperación independiente de los rasgos literales y semánticos de la información contenida

en memoria. La atención a esta prueba y el éxito en ella dependen de mecanismos

diferentes de la memoria. Teóricamente, esta prueba reclama más esfuerzo y consume más

recursos cognitivos (Murdock, 1962).

Brainerd, Payne, Wright, & Reyna (2003) ofrecen una explicación y evidencias

sobre cómo opera la memoria cuando las personas tienen que responder a una prueba de

recuerdo libre. De acuerdo con ellos, tres son los mecanismos que permiten a la persona

abordar la tarea con éxito: a) Acceso Directo, b) Reconstrucción semántica y c) Elaboración

Metacognitiva.

Las respuestas que se emiten basadas en el mecanismo de Acceso Directo tienen

como base el hecho de que la persona cuenta con memoria de los rasgos literales de la

información y los accede de manera directa e inmediata. Este mecanismo evidentemente

depende de que la persona tenga en memoria la información literal de lo aprendido y pueda

acceder a ella (Brainerd, Reyna, & Howe 2009). Los obstáculos más comunes para que la

persona acceda a esta información son los que le impiden concentración y tranquilidad. Una

persona en estados emocionales alterados tiende a pasar por dificultades para lograrlo.

Las respuestas que se emiten siguiendo el mecanismo de Reconstrucción Semántica

son motivadas por la inexistencia de, o la falta de acceso a, los rasgos literales de la

información evaluada. Esta carencia tiene como contraparte la existencia de contenidos de

de significado de la información, que permite a la persona definir una ruta de

reconstrucción de contenidos que lleva a definir la respuesta que se acerca más a la

certidumbre. Es importante mencionar que, las respuestas fundadas en la recuperación de

contenidos de significado, al igual que la recuperación de los contenidos literales, pueden

producir una respuesta correcta, aunque en comúnmente estas se acompañaran de ciertos

grados de incertidumbre.

12

Por último, las respuestas que se emiten a partir del mecanismo de Elaboración

Metacognitiva tienen como condición la inexistencia de contenidos literales o de

significado. En esas condiciones, la persona se ve precisada a echar mano de sus recursos

metacognitivos para construir una respuesta. En sentido estricto, esa respuesta no es un

referente de la memoria, pero denota el uso de los recursos cognitivos y la evaluación de

sus frecuencias da al evaluador un indicador de confiabilidad en los resultados de la prueba.

TEORIA DE LA CARGA COGNITIVA DE JOHN SWELLER

La Teoría de la Carga Cognitiva (TCC), nacida en la década de los 1980´s, es una de las

teorías más jóvenes de la intervención educativa que busca atender los procesos de

aprendizaje mediados por tecnología. Su cuerpo teórico puede ser considerado dentro de las

teorías aplicadas de la cognición y sus fundamentos provienen de dos teorías consolidadas:

1) La teoría de la Codificación Dual de Allan Paivio y 2) La teoría de la Memoria de

Trabajo de Alan Baddeley.

Según la TCC, el aprendizaje es un proceso que depende de la actividad mental y

comprender los mecanismos que lo hacen posible se vuelve una tarea indispensable. La

intervención educativa debe ser una estrategia que incorpore conocimientos precisos sobre

la interacción de los recursos tecnológicos con la actividad mental de los aprendices, para

asegurar el aprendizaje (Artino, 2008).

Al igual que lo establece la Teoría de la Memoria de Trabajo, la TCC asume que la

capacidad de la memoria es muy limitada y que toda acción de aprendizaje debe evitar su

saturación. Para lograr esto, esta teoría propone presentar la información en modalidades

combinadas (por ejemplo, auditiva texto más visuales) que no compitan entre sí.

Los dos mecanismos de aprendizaje más eficientes para esta teoría son los que se

derivan de la adquisición de esquemas y la automatización del procesamiento de

información. En la tarea de hacer eficiente el aprendizaje, estos dos mecanismos comparten

una responsabilidad; reducir sustancialmente la carga de trabajo de la memoria y permitir

que siempre exista espacio para el procesamiento fluido de la información objeto.

La adquisición y configuración de esquemas viene como producto de la madurez del

individuo. Sin embargo, la consolidación de los mismos es resultado de la experiencia.

Al usar esquemas para operar las estrategias de la instrucción, se asegura que las personas

no tengan que procesar grandes cantidades de información parcial, que pueden consumir

sus recursos cognitivos. Además, la inclusión o promoción del uso de esquemas facilita que

la memoria de largo plazo nutra de contenidos la experiencia de aprendizaje.

La automatización en los procesos de tratamiento de la información también tiene

un efecto significativo en la liberación de recursos de la memoria de trabajo. Cuando los

procesos de codificación, organización o aplicación de la información son automatizados,

la persona no necesita invertir recursos adicionales para su concentración y así su atención

estaría completamente dirigida a la tarea de aprendizaje.

13

Tanto la adquisición de esquemas, como la automatización de procesos, están

ligados a al funcionamiento combinado de la memoria a largo plazo y la memoria de

trabajo. Una excelente memoria de largo plazo, una memoria de trabajo relativamente

eficaz, la adquisición de esquemas y la automatización de procesos son la combinación

perfecta para la adquisición del aprendizaje.

Una de las principales consecuencias de las limitaciones de la memoria de trabajo es

que cuando las personas se enfrentan a nuevos materiales, con altos niveles de complejidad,

no pueden comprenderlos adecuadamente. Para lograrlo, otras estructuras y otros

mecanismos tienen que ser utilizados. Uno de ellos es reducir la carga que los contenidos

traen implícita y que dificulta su procesamiento. De acuerdo a la TCC hay tres tipos de

carga cognitiva que tienen que ser diferenciadas: a) La Carga Intrínseca, b) La Carga

Extraña y c) La Carga de Efectividad o Germana.

La Carga Intrínseca se refiere a la complejidad propia de los materiales que el

alumno quiere aprender. Esta carga depende de la naturaleza intrínseca (nivel de dificultad)

de los materiales de aprendizaje y de la cantidad de conocimientos previos que el alumno

tiene relacionados con ella. El conocimiento previo es un elemento básico para considerar

la carga intrínseca de los materiales de aprendizaje. Entre más familiar es la información

que se va a aprender, menor será el costo para su limitada capacidad de memoria de trabajo.

Una tarea de aprendizaje que puede ser compleja para un principiante puede no serlo para

un experto.

Los materiales de aprendizaje difieren en el nivel de interactividad de sus elementos

y por tanto en su Carga Intrínseca. Una carga que no puede ser alterada por manipulaciones

instruccionales, al menos que se implementen tareas simples, en las que se omita la

interactividad de sus elementos. . La Carga Extraña se refiere a las actividades mentales durante el aprendizaje que

no contribuyen directamente a éste. Similar a la Carga de Efectividad o Germana, lo que

constituye la Carga Extraña depende del objetivo de la tarea de aprendizaje. Por ejemplo,

cuando se quieren adquirir esquemas de resolución de problemas, la Carga Extraña se

aplica si los materiales de instrucción contienen textos y gráficos que son difíciles de

integrar entre sí y con el propósito (Sweller, 1994). Los estudiantes pueden utilizar gran

parte de su memoria de trabajo para tratar de establecer la coherencia entre las dos fuentes

de información. Como resultado, poca o ninguna capacidad cognitiva queda para atender la

Carga Germana. Particularmente si también hay una Carga Intrínseca considerable en el

material de aprendizaje.

La Carga Extraña es de primera importancia cuando la Carga Intrínseca es alta,

porque estas dos formas de carga son aditivas. Si la Carga Intrínseca es baja, los niveles de

la Carga Extraña pueden ser de menor importancia porque la carga total quizá no exceda la

capacidad de la memoria (Sweller, 1994).

La Carga de Efectividad o Carga Germana se refiere a las exigencias propias de la

memoria de trabajo, que se imponen como problemas mentales para atender las actividades

de aprendizaje. En el caso de ejemplos prácticos, las actividades de aprendizaje que se

14

explican por sí mismas, serían consideradas una Carga Germana. De acuerdo con Sweller,

al igual que la Carga Extraña, y a diferencia de la Carga Intrínseca, la Carga Germana está

influenciada por el diseñador de la instrucción. La forma en que se presente la información

a los aprendices y las actividades de aprendizaje que estos requieran son aspectos

relevantes de los niveles de la Carga de Efectividad o Germana (Sweller, 1988).

Las relaciones entre los tres tipos de carga cognitiva son asimétricas (Pass, Renkl, &

Sweller, 2003). La Carga Intrínseca provee carga base, que solo puede reducirse mediante

la construcción de esquemas adicionales y automatizando los ya existentes. Todos los

recursos que quedan disponibles, después de atender la demanda de la Carga Intrínseca,

deben ser dispuestos para atender las demandas de la Carga Extraña y la Carga Germana.

Con un diseño instruccional que incremente el aprendizaje y reduzca la Carga Extraña, se

lograría liberar capacidad de la Memoria de Trabajo para atender la Carga Germana.

De acuerdo con Pass, Renkl & Sweller (2003), la carga cognitiva se reduce como

consecuencia del aprendizaje a través de la adquisición y automatización de esquemas. Una

reducción en la Carga Intrínseca reduce la carga cognitiva total y libera capacidad en la

memoria de trabajo. La liberación de capacidad en la memoria de trabajo permite al

aprendiz usar el material nuevo para adquirir nuevos y más sofisticados esquemas. Así, un

nuevo ciclo empieza y con ello se incrementa la posibilidad de adquisición de conocimiento

y habilidades más avanzados.

Desde la TCC se han propuesto diferentes estrategias de instrucción para producir

efectos que benefician o facilitan el aprendizaje. Estas estrategias incorporan decisiones

cuyos productos permiten a los aprendices enfrentar paulatinamente la tarea de aprender,

aprovechando sus experiencias y conocimientos y buscando no sobrepasar la capacidad de

su aparato cognitivo.

Así, algunos de los efectos provocados mediante estrategias de instrucción pueden

ser: a) El efecto de estudiar un problema solucionado; b) El efecto de completar la solución

a un problema; d) El efecto de no provocar la división de la atención; e) El efecto de la

modalidad de presentación de la información; f) El efecto de redundancia (Sweller, 2004).

Desde la TCC se proponen los siguientes 10 principios para asegurar el éxito en el

aprendizaje:

1) Incluir ejemplos prácticos previamente ejecutados por el sujeto. Las limitantes

propias de la capacidad de la memoria de trabajo, pueden ser minimizadas si la tarea de

aprendizaje se asocia con ejemplos prácticos que la persona ha realizado previamente. Así

la demanda del material, aunque sea mayor por su complejidad se verá disminuida y dará

lugar al aprendizaje.

2) Efecto de terminación de la tarea. En lugar de presentar ejemplos terminados

como recurso para el aprendizaje, es preferible presentar ejemplos que dejan pendiente su

conclusión. Esa conclusión será de mayor enseñanza si la persona tiene que hacer el

esfuerzo en dirección de los contenidos que se quieren resaltar.

15

3) Efecto de atención dividida. Como ya se sabe, los efectos de la asociación entre

imágenes y texto son benéficos para el aprendizaje, pero son perjudiciales si la asociación

demanda dividir la atención para aprovecharla. Si ninguno de los recursos (texto o imagen)

provee la información suficiente por sí solo, lo que se debe hacer es combinarlos de tal

forma que puedan complementarse entre sí.

4) Efecto de modalidad. El aprendizaje siempre es mejor cuando se cuida la

modalidad en que se presenta el material. Si la intención es crear aprendizajes a través de

palabras y se decide combinarlas con gráficos o animaciones, las palabras deben

presentarse auditivamente porque en texto pueden crear competencia de procesamiento con

los otros recursos. El fundamento de esta recomendación es que si se presentan las palabras

en texto y audio, junto a las imágenes, los estudiantes pueden experimentar una sobrecarga

de las palabras y no aprenderlas como se quiere. Si la tarea demanda atención visual a las

palabras impresas, el estudiante no podrá atender por completo a la animación o los

gráficos.

5) Efecto de redundancia. Este efecto consiste en dar plena expresión a cada fuente

de información y no provocar competencia entre recursos coincidentes porque agotan el

potencial de la memoria de trabajo. Por ejemplo, si un diagrama por sí mismo es suficiente,

no se debe combinar con texto que repite el contenido, o un texto visual no debe ser

combinado con formato auditivo, porque el último puede ser mejor solo (Mayer, Heiser, y

Lonn, 2001).

6) Efecto de la imaginación. Este efecto se refiere a la ventaja que provee dirigir a

los estudiantes a imaginarse lo que indica la información revisada. La investigación

cognitiva ha demostrado que el esfuerzo de imaginar lo que se escucha, o se lee, impulsa la

comprensión. Esto es aún más útil si el estudiante cuenta con esquemas previos de

interpretación de la información que se provee. Incluso, el recurso de imaginación puede

dar mejores resultados que el de usar un ejemplo, excepto con los estudiantes novatos, cuya

experiencia en el contenido es muy limitada. En esos casos, el ejemplo resultaría un mejor

recurso de aprendizaje. Todo esto obedece al principio de eficientar los limitados recursos

de la memoria de trabajo, mediante la conjugación de fuentes en la imaginación y mediante

la automatización en el uso de ejemplos.

7) Efecto de aislamiento de los componentes de la información. Cuando la

información que se quiere enseñar comprende muchos elementos simultáneos, o estos son

de tan complejo contenido que pudieran exceder la capacidad de la memoria de trabajo, lo

más recomendable es dirigir la instrucción al procesamiento de cada uno de ellos de forma

aislada en la memoria de trabajo; luego a combinarlos y asociarlos con elementos de la

memoria de largo plazo. Reiterar este procedimiento hasta lograr su dominio.

8) Efecto reversivo de la experiencia. Este efecto se refiere a la dificultad que

provoca la experiencia previa para aprender contenidos nuevos, pero asociados a

contenidos familiares. Se da el caso en que los estudiantes tienen conocimiento previo

sobre el contenido que se quiere enseñar, pero su experiencia se vuelve un obstáculo para

incorporar el nuevo (e.g. Kalyuga et al., 2003).

16

9) Efecto de orientación para la atenuación. Este efecto consiste en dar lugar a la

instrucción que permite superar la dificultad de la experiencia previa. En estos casos, lo

recomendable es acudir a la instrucción específica y guiada teniendo como foco de atención

a los estudiantes menos expertos y utilizando ejemplos muy explícitos que también ayuden

a los expertos a ubicar su conocimiento, superarlo y dirigirlo a ampliar su comprensión de

lo nuevo.

10) Efecto de la tarea sin objetivos predeterminados. La investigación en psicología

cognitiva ha demostrado que cuando la tarea tiene propósitos predeterminados facilita el

logro, pero limita los alcances del aprendizaje. La tarea de instrucción cuando provee

espacio para la definición de logros y metas con libertad durante el proceso de aprendizaje,

el crecimiento cognitivo puede ser superior y la demanda de recursos es mucho menor.

Se trata de dejar libertad para que el estudiante se centre en la información proporcionada

(los datos dados) y use de ella lo posible en la dirección de mayor atracción.

LA TEORÍA COGNITIVA DEL APRENDIZAJE MULTIMEDIA DE RICHARD

MAYER

Esta teoría es quizá la más reciente de las que abordan la manera práctica de alcanzar el

aprendizaje mediante el uso de tecnología. Richard Mayer le llamó Teoría Cognitiva del

Aprendizaje Multimedia, en función de que su propósito es explicar las formas operativas

para usar eficientemente los recursos multimedia en la enseñanza (Mayer, 2003; Moreno y

Mayer, 1999). Las bases teóricas de ésta teoría se desprenden de la Teoría de la Carga

Cognitiva de Sweller (Chandler y Sweller, 1991; Sweller, 1999), de la Teoría de la

Codificación Dual de Allan Pavio (Clark y Paivio, 1991; Paivio, 1986), y de la teoría de la

Memoria de Trabajo de Allan Baddeley (2002, 2000) y sus colegas.

Tres son sus principales asunciones acerca del aprendizaje: a) El procesamiento de

información se da a partir de dos canales independientes (auditivo y visual); b) Los canales

funcionan a partir de recursos cognitivos limitados; y c) El proceso de aprendizaje depende

de que se lleven a cabo, sin alteración, las funciones de codificación, selección,

organización e integración de la información.

El principio básico de esta teoría, conocido como “principio multimedia” establece

que se aprende con mayor efectividad y mayor profundidad cuando se combinan palabras e

imágenes, que cuando se presentan por separado. Sin embargo, se previene que la simple

combinación de ellas puede no producir el aprendizaje deseado y que puede llegar hasta

impedirlo.

La adquisición de conocimientos es una tarea mediada por la creación mental de

representaciones de la información. De acuerdo con Mayer (2008), la actividad mental que

termina en aprendizajes, depende de tres niveles de la memoria: a) Memoria sensorial, que

se encarga de recibir la información y clasificarla, b) Memoria de Trabajo, donde se

procesa de manera activa la información recibida para construir esquemas mentales que

permiten interpretar la realidad y tomar decisiones, y c) Memoria de Largo Plazo, donde se

almacenan los contenidos de significado de la información, un componente de mayor

17

resistencia al olvido, donde se contienen los significados y relaciones de toda información

codificada.

Desde esta teoría, el cerebro no interpreta por separado la información que recibe en

forma de palabras, imágenes o sonidos. En su lugar, el procesamiento es integral y

dinámico, en dirección de esquemas mentales lógicos. Es más, para Mayer el aprendizaje

no tiene mayor significado como proceso cuando su determinación depende de las

conexiones de la información nueva con el conocimiento previo que tiene la persona.

El modelo sobre el que se configura esta teoría, se activa a través de cinco pasos que

resumen los procesos de selección, organización e integración de la información recibida:

1. Selección de las palabras relevantes para su procesamiento en la memoria de

trabajo verbal.

2. Selección de imágenes relevantes para su procesamiento en la memoria de trabajo

visual.

3. Organización de las palabras seleccionadas en un modelo mental verbal.

4. Organización de las imágenes seleccionadas en un modelo mental visual.

5. La integración de las representaciones verbales y visuales con el conocimiento

previo (Mayer, 2001, p. 54).

1. En los casos en que la exposición necesita ser respaldada con recursos de audio,

el aprendizaje será más efectivo si solo se usan pequeñas e informales narraciones de los

principales y más importantes gráficos del material.

2. En situaciones que tienen elementos visuales como recurso básico (e.g., texto y

gráficos simples), el aprendizaje más efectivo se podrá obtener con una breve explicación

informal de los gráficos más importantes en los que el texto y los gráficos están integrados

en la pantalla.

Clark y Mayer (2003) propusieron una serie de pautas útiles, provenientes de la

investigación de indicadores derivados de la TCC:

a) Aplicar los principios que la investigación en psicología cognitiva ha dado:

Controlar los efectos de los tipos de carga cognitiva intrínseca, efectiva o germana y

extraña.

b) Eliminar fuentes comunes de la carga cognitiva extraña, a través del mejor uso de

los gráficos, el texto y el audio.

c) Guiar hacia cargas cognitivas de manera gradual que permitan desvanecerlas

poco a poco con ejemplos prácticos.

d) Administrar la carga cognitiva intrínseca a través de la agrupación semántica y de

categorías.

Los resultados de la investigación en psicología cognitiva han dejado un gran

legado que la TCC y la TCAM han ido incorporando muy eficientemente para proponer

estrategias de éxito en la enseñanza mediada por tecnología. A continuación las

recomendaciones que se hacen desde la TCAM para provocar aprendizajes sólidos,

congruentes con la condición de la instrucción aplicada.

18

Si la instrucción a aplicar va a ser eminentemente visual (imágenes y texto), se

recomienda seguir los siguientes principios:

1. Usar combinadamente texto e imágenes para exponer los contenidos. Este

principio se deriva de los estudios de Paivio (1965) y su teoría de la codificación dual, así

como del aprendizaje multimedia de Mayer (2008).

2. Integrar el texto en el cuerpo de las imágenes, tal y como se infiere del principio

de contigüidad propuesto por Howard & Kahana (2002) y que coincide con la propuesta de

Paivio (1965) sobre la combinación de códigos verbales y no verbales.

3. Evitar el encubrimiento, o separación de la información, que debe estar integrada

para el aprendizaje, tal y como se propone el principio de contigüidad espacial (Howard &

Kahana, 2002).

4. Evite incluir gráficos e imágenes irrelevantes, así como textos muy largos. Como

se infiere del principio de coherencia (Mayer, 2008). El material que poco tiene que ver con

los contenidos y es muy llamativo tiende a interferir negativamente en el aprendizaje.

5. Escriba en estilo de conversación usando primera y segunda persona, tal como se

recomienda en el principio de personalización (Moreno & Mayer, 2002).

6. Incorpore agentes pedagógicos virtuales (e.g. personajes ficticios) para presentar

o analizar el contenido de aprendizaje.

Si la instrucción se realizará combinando material auditivo y visual, lo que la

TCAM recomienda es:

1. Usar gráficos relevantes explicados mediante una narración sencilla para

comunicar el contenido, como se recomienda en las teorías de codificación dual y

multimedia.

2. Mantener en pantalla la información de texto que requiere de tiempo para que el

alumno la procese, por ejemplo instrucciones para ejecutar tareas, o conocer nueva

tecnología, que se deriva del principio de modalidad de la fuente.

3. Evitar encubrir o separar información que debe ser integrada al aprendizaje, como

lo dicta el principio de continuidad (e.g., Moreno & Mayer, 2002) y cuidar que la

asociación entre contenidos se de en tiempo, espacio y calidad.

4. No se presenten contenidos en formatos combinados de texto en pantalla y

narración, si también se muestran gráficos, porque se puede causar el efecto de redundancia

e impedir éxito en el aprendizaje (Mayer, et.al., 2001).

5. No incluya videos, narraciones, gráficas, música que sean irrelevantes porque se

puede violar el principio de coherencia y dificultar el aprendizaje.

6. Guie el audio con estilo conversacional que use la primera y segunda persona

para respetar el principio de la personalización (Clark & Mayer, 2011).

7. Incorpore agentes pedagógicos virtuales (e.g. personajes ficticios) para presentar

o analizar ejemplos o sugerencias vía materiales audiovisuales siguiendo el principio de

personalización del proceso (Clark & Mayer, 2011).

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