callejÓn tres, casa cinco

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Pieza de teatro breve. A través de las preguntas del Censo Nacional de Población y Vivienda, 1981, la obra nos introduce al mundo conflictivo de Periche, residente de un barrio capitaleño.

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Page 1: CALLEJÓN TRES, CASA CINCO
Page 2: CALLEJÓN TRES, CASA CINCO

C A L L E J Ó N T R E S , C A S A C I N C OReynaldo Disla

 

© Reynaldo Disla / 1983Correo electrónico: [email protected] 

Pieza estrenada el 20 de julio de 1984 por el Teatro Experimental Popular (Texpo). Casa de Teatro, Santo Domingo, República Dominicana.

Reparto: PERICHE: Frank Richardson.EMPA: Josefina Tiburcio.

Ficha técnica:Escenografía: Reynaldo DislaTécnico de Luces: Osvaldo TatisUtilería: Tony GómezMaquillaje: Eddy MartínezRegidor de Escena: Basilio Nova Quiroz

Dirección: Reynaldo Disla.

 

Gestora de difusión literaria: Editorial Galipote.Santo Domingo, República Dominicana. Octubre, 2012.

Page 3: CALLEJÓN TRES, CASA CINCO

CALLEJÓN TRES, CASA CINCO

© Reynaldo Disla

PERSONAJES:

LA EMPADRONADORAPERICHE

PERICHE duerme con la radio encendida.

VOZ DE LA EMPADRONADORA: (Pregunta a un vecino.) ¿Vive alguien en esta casa? ¿Sí? Pero está cerrada. (Fuerte.) Buenos días. (Más fuerte, al tiempo que toca.) ¡Eh! ¡Del censo!

PERICHE: (Despierta sobresaltado) ¡Qué! ¿Cristina? ¡No, aquí no vuelvas! ¡No te quiero ver! ¡Eh! (Despierta completamente.) ¡Ah, ¿quién?! ¿Dónde? (Mira la radio. La apaga.) ¿Qué fue?

EMPA: Del censo.

PERICHE: (Va rápido a la puerta, esquivo, suspicaz.) ¿Qué qué?

EMPA: Soy la empadronadora que vengo a censar esta vivienda.

PERICHE: (Abre la puerta. Mira indiscriminadamente a la empadronadora.) ¡Y para eso…! ¡Eh!, eh, señorita, un momento, me voy a lavar la cara. (Se vuelve.) Pero entre. (Ella entra a la casa, mientras él abre la llave del agua de la cual sólo sale un soplo de aire.) ¿Dónde está mi jarrito? ¿Viste mi jarrito? (La empadronadora lo mira extrañada y niega con la cabeza.) Miso, miso, miso. Tal vez el gato. Ah no, aquí está. Hombre precavido vale… ¡Pero está sucio! (Mira al techo, señala.) Le cayó mierda de ratones. Perdóneme. ¡Ese maldito gato! (Le alcanza una silla a la muchacha.) ¡Pero siéntese! (Se lava la cara enjabonándose, usa el jarro para sacar agua de una cubeta.)

EMPA: Mire usted, me tocan más de quince casas…

PERICHE: Sí, sí. ¿Qué tengo que hacer?

EMPA: Contestar las preguntas del censo.

PERICHE: ¿No hay que firmar nada?

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EMPA: No, sólo contestar las preguntas.

PERICHE: Entonces empiece.

EMPA: Las personas que viven en esta casa…

PERICHE: Yo solo. Vivo solo. Solo.

EMPA: ¡Ah! Ya sé.

PERICHE: No, usted no sabe. Hace catorce meses aquí vivía (Junta dos pedazos de una foto.) Cristina. Mire, este es su retrato.

EMPA: ¡Ah, sí!... ¿Vive alguien aquí que tenga tierra sembrada o que haya cosechado durante los últimos doce meses?

PERICHE: (Buscando café.) Nada. No hay café. Parece que me levanté con la pata que no era. (Recuerda.)

EMPA: ¿Me oyó usted?

PERICHE: Claro, claro, perdóneme usted, señorita. ¿Señorita, verdad?

EMPA: Sí.

PERICHE: Claro, claro, señorita. Sí, oí. ¿Dijo usted tierra? No, no. Yo vine del campo por eso. Estaba jovencito cuando llegué a la capital. No se preocupe porque me mueva tanto. Aquí queda café. Hay que calentarlo.

EMPA: No, no. Ya me han brindado…

PERICHE: (Decepcionado.) ¿Usted no quiere café?

EMPA: No, muchas gracias.

PERICHE: (Se sienta.) Perdón, usted debe tener la misma edad de Cristina. Es así, como ella…

EMPA: ¿Yo? ¿Tiene usted animales?…

PERICHE: (Se levanta rápidamente. Busca, agachado, al gato.) Sí, mi gato. Miso, miso. ¡Anoche se bebió mi cuartillo de leche!

EMPA: No, me refiero a animales como vacas, ovejas, chivos…

PERICHE: No.

EMPA: Patos, pavos…

PERICHE: No, no.

EMPA: Gansos. ¿Conejos?...

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PERICHE: No, nada de animales.

EMPA: ¿Gallinas?, gallos, pollos, guineas.

PERICHE: (Furioso.) ¡No tengo animales!

EMPA: (Pausa. Le mira.) ¿Colmena de abejas?

PERICHE: (Respira. La mira profundamente.) ¡Noo! Excúseme.

EMPA: ¿Esta vivienda es independiente?

PERICHE: No, tiene su dueño, es alquilada, y fíjese nada de agua ni…

EMPA: No, lo que le digo es: si no la comparte con otra casa, o si es parte de otra casa.

PERICHE: No, la zanja pasa por allí, de este lado hay un callejoncito y por atrás una pared y por allá la cloaca que se explotó hace un mes.

EMPA: Sí. (Sigue leyendo.) ¿Esta vivienda es de veraneo o de uso ocasio…? Ah. Espérese, esto lo lleno sola. (Va llenando.)

PERICHE: Eso es bueno. Que se sepa cómo se vive por aquí…

EMPA: ¿Tiene esta vivienda cuarto de cocina?

PERICHE: No, esto es este cuarto, aquí está todo… sala, comedor, cocina, baño, sala de estar, galería, (Por la cloaca.) el jardín. (Busca afanosamente un cigarrillo, lo encuentra.)

EMPA: ¿Qué combustible utiliza para cocinar?

PERICHE: No.

EMPA: ¿No qué?

PERICHE: No cocino, como por ahí… ¿Usted fuma?

EMPA: No ahora.

PERICHE: ¡Fume!

EMPA: Está bien. (Enciende. Fuman. Siguen hablando.) ¿Servicio de alumbrado? (Tose.)

PERICHE: Perdóneme. No debí hacerlo. Se ve que usted es una señorita de familia que no sabe fumar… ¿Dónde vive?

EMPA: … Ensanche Naco.

PERICHE: (Le coloca la mano en la espalda. Ella se aparta.)

EMPA: ¿Tiene instalación de tubería para servicio de agua? (Piensa.) Ah, ya sé. ¿Tiene esta vivienda servicio sanitario?

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PERICHE: ¿Por qué lo hizo?

EMPA: ¿Cómo eliminan la basura en esta vivienda?

PERICHE: ¿No oyó? ¿Por qué lo hizo?

EMPA: Por favor, conteste…

PERICHE: Dígame.

EMPA: ¿El qué?

PERICHE: ¿Por qué cuando le dio la tos huyó de mí como si yo tuviera una enfermedad contagiosa?

EMPA: No lo hice a propósito.

PERICHE: Míreme, por favor. ¿Usted cree que yo no merezco una mujer que me quiera?

EMPA: ¿Por qué no? Sí.

PERICHE: Por ejemplo, ¿se atrevería usted a casarse con alguien como yo?

EMPA: Mire, vamos a llenar el formulario. ¿Cuánto paga mensualmente?

PERICHE: Las mujeres no piensan con la cabeza. Sólo les interesa el dinero, la comodidad, el maquillaje. ¿Qué hizo Cristina? Trabajaba como un burro, en un triciclo, aquí y allá. Descargando camiones, desabollando. Le traía regalos, dejé por un tiempo el ron. Todo. ¿Y qué cree usted que hizo? ¡Se fue! Cuando yo no tenía dinero se fue. (Se quita la camisa, la empadronadora se pone de pie.) ¡Qué calor del demonio! (Busca una camisilla, la encuentra.)

EMPA: ¿Cuánto paga de alquiler?

PERICHE: Pagaba. No estoy trabajando. Estoy enfermo: No es contagioso. La semana que viene ya no viviré aquí. Me sacarán.

EMPA: ¿Cuánto pagaba?

PERICHE: 32 pesos.

EMPA: ¿Cuáles de los siguientes artefactos tienen en este hogar?

PERICHE: Y si viera usted cómo se fue Cristina; había un viejo allí esperándola; en un Chevrolet Impala, parecía militar… No sé si era un taxi o el tipo ese... Pero claro, ¡iba tan maquillada! ¡Y su mamá ni rogándole me dice dónde está Cristina! ¡Ay, yo quisiera…!

EMPA: Nevera…

PERICHE: Las esperanzas que se crea uno y se les van así como humo.

EMPA: Estufa…

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PERICHE: Yo creí que trabajando se podrían tener muchas cosas, pero los trabajos más duros son los que dejan menos dinero. Uno se cansa. ¡Y bebe! De verdad que bebe. ¡Hay que beber! Pero por más que te muevas te pisan, se te cierran todas las puertas…

EMPA: ¿No tiene? Plancha, licuadora, lavadora, calentador…

PERICHE: ¿Ha imaginado usted que se suicida?... Claro que sí. Creo que todo el mundo alguna vez ha pensado en eso… A veces se le despiertan a uno las ilusiones…, pero qué va... (Se detiene.) Ya me di cuenta. ¡Usted lo que desea es llenar pronto ese formulario e irse! ¡¿No es así?!

EMPA: ¿Yo? Pero… Sólo tiene que responder si posee: televisión, abanico, aire acondicionado, estéreo, vehículo… Conteste, por favor.

PERICHE: Sí, eso es lo que quiere. ¿Y si a mí no me diera la gana de decirle nada? ¡Que estoy harto de tanta pregunta de si tengo o no tengo! ¿Qué haría? ¡Eh!

EMPA: Señor, fíjese, mi deber es llenar correctamente este formulario.

PERICHE: (Afanado.) ¿Usted cree que ahora sí harán algo por los que estamos así como yo? Dígame.

EMPA: Bueno, usted sabe que el gobierno necesita identificar la cantidad de cosas que hacen falta, y todo eso… para planificar mejor y así… ¿Comprende?

PERICHE: ¡Ay, si usted me hubiera visto en el 78! Yo y Cristina con banderitas blancas metidos en caravanas… Mire a uno se les caen las alas del corazón, cuando ve que todo sigue igual o peor. ¡Pregunte! Le dirán por ahí que yo estoy loco. Pero yo sé que no lo estoy.

EMPA: ¿Se produce o fabrica algún artículo en este hogar?

PERICHE: Y deben admitir que uno tiene derecho a tener esperanzas. Está bien que roben, que inclusive se mate como cuando Balaguer. Lo que digo es: yo merezco una respuesta. No estoy pintado en la pared. Usted es bonita y se da cuenta de que yo soy un hombre como los demás. ¿No es así?

EMPA: No entiendo lo que usted dice. No se me acerque.

PERICHE: (La agarra por los dos brazos. Furioso.) ¡Yo no me arrepiento de lo que hice, voté blanco! Ahí al frente vive un joven del PLD. (A ella se le cae el formulario. Y, luego, todos los papeles de la caja.) ¡Un peledeísta! Desde el 73 cuando Juan Bosch salió del PRD, viene aquí a decirme que el PRD ya cumplió su misión histórica, que ya no sirve. Y yo, ¡no, que no! Pues usted se fija que Guzmán no es el verdadero gobierno del PRD. Pero vendrá una nueva oportunidad. Así que yo no me arrepiento. Él sabe que conmigo pierde su tiempo; que yo aprecio tanto al PRD que a mi gato le puse Peña. Y si tengo un hijo le pongo José Francisco… Dígame usted, ¿hay que confiar en el futuro del PRD? ¡Sí, claro que sí!

EMPA: ¡Suélteme, me hace daño...!

PERICHE: ¿Usted tiene novio?

EMPA: ¡Eso a usted qué le importa! ¡Voy a gritar!

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PERICHE: ¡Usted no sabe lo que es un hombre solo!

EMPA: ¡Y qué tengo que ver!

PERICHE: (Repentinamente adolorido.) Es la úlcera. ¿Se da cuenta? ¿Dónde dejaría ese maldito calmante? (Ve un papel vacío.) No, no se vaya, por favor. (La empadronadora, con la intensión de marcharse, ha empezado a recoger los papeles desparramados por el suelo.)

EMPA: ¿Se siente muy mal? ¿Llamo a alguien?

PERICHE: No, ya estoy acostumbrado. Hágame un favor, vea si queda leche en esa tacita.

EMPA: Sí, pero está cortada.

PERICHE: Déjeme ver. Bueno. (Se la bebe.) Siga, señorita. Siga.

EMPA: Podría venir con el supervisor más tarde.

PERICHE: No se preocupe, pregunte.

EMPA: Falta poco. (Se acomoda. Sigue llenando el formulario.) Sus datos personales… ¿No ha consultado a un médico?

PERICHE: ¿Eso está en el censo?

EMPA: No.

PERICHE: (Sonríe.) Se necesita dinero.

EMPA: ¿Cuál es su nombre completo?

PERICHE: Pedro Esteban Mejía Gómez. Me dicen Periche.

EMPA: ¿Hay alguna persona que reside en otra vivienda y durmió aquí anoche?

PERICHE: (Ríe.) ¿De verdad le interesa?

EMPA: Está en el censo.

PERICHE: No.

EMPA: ¿Cuál es su fecha de nacimiento?

PERICHE: ¿Hay que decirlo?

EMPA: Sí.

PERICHE: El 3 de noviembre del 1945 o el 47, mi mamá y mi papá nunca se pusieron de acuerdo sobre eso.

EMPA: ¿Dónde nació?

PERICHE: En La Gina de Villa Tapia.

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EMPA: ¿Qué provincia?

PERICHE: Villa Tapia, de Salcedo.

EMPA: ¿Sabe leer y escribir?

PERICHE: Ponga que sé leer más que escribir.

EMPA: ¿Sí o no?

PERICHE: Sí.

EMPA: ¿Asiste o asistió a algún centro de enseñanza regular?

PERICHE: Cuando era pequeño. Me enamoré de la maestra de tercer curso. Usted se parece a ella.

EMPA: Por lo que veo me parezco a todo el mundo.

PERICHE: (Contradice enfático.) Sí, mire sus piernas y su cinturita. ¡Así mismo!

EMPA: (Embarazada.) ¿Cuál fue el último nivel que cursó?

PERICHE: El séptimo.

EMPA: ¿Finalizó ese nivel?

PERICHE: No recuerdo... Póngale que sí.

EMPA: ¿Asistió a algún centro de enseñanza técnica, vocacional, comercial?

PERICHE: Estuve un tiempo ayudándole a un mecánico.

EMPA: Pero estudiando.

PERICHE: Ayudándole. (Se queja. Entusiasmado.) Oiga, ese es un trabajo que yo hago muy bien: desabollar carros chocados, sí que sí, si viera usted como puse yo un Toyota que llevaron todo a…

EMPA: ¿Hizo algún trabajo o tuvo un empleo la semana pasada?

PERICHE: Todo doblado, hundido, cuarteado, y lo enderecé en una tarde…

EMPA: ¿No escuchó la pregunta?

PERICHE: Deje que le cuente lo del Toyota.

EMPA: No viene al caso.

PERICHE: Me pregunta qué sé y cuando se lo quiero explicar me responde que no viene al caso.

EMPA: Limítese al formulario.

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PERICHE: ¡No, a mí nadie me impone nada! ¡Ni siquiera Cristina! Sepa que no fue Cristina quien se fue, sino ¡yo que la eché a la calle! ¡No soporto las mujeres así...!

EMPA: Trate de entender…

PERICHE: ¡Quiere imponerme su opinión! ¡Y yo tengo mi propia opinión y nadie me impone nada! Pregunte. Me conocen muy bien. El peledeista de al frente le dirá que no quiso venderme su periódico, no porque no soy una persona seria como él dice, sino porque tengo mi opinión. ¿Me pregunta del trabajo? Pues qué, soy mecánico, aunque hago muchas cosas. Pero no hay dónde trabajar. Y él por todo quiere culpar al PRD. ¡Y yo soy perredeísta y me doy cuenta que hay que darle la oportunidad a los compañeros del gobierno para arreglar las cosas! ¡Y por eso usted está aquí y tiene que oírme! Yo sé bien que no estudié. Pero conozco muchos que han estudiado mucho menos que yo y ya le han dado un puesto en el gobierno. Y a mí me han dejado esperando. Por eso no asisto a las reuniones de los comités del PRD, porque tengo mi propio criterio. ¡Y no me imponga el suyo!

La empadronadora va llenando las últimas preguntas.

EMPA: ¿Tiene hijos? ¿Es casado, separado, divorciado, viudo o soltero?

PERICHE: Usted se va, sí. ¡Pero no se llevará esa hoja! ¿Sabe por qué? Porque yo tengo que verla. ¡Averiguaré cómo me puso usted ahí!

EMPA: Es sólo un formulario.

PERICHE: Pero ahí estoy yo, está mi vida, mi nacimiento, mi trabajo, mi enfermedad, Cristina y mi gato.

EMPA: No, mire usted, no se ponga así. (Él le arrebata la hoja del formulario.)

PERICHE: ¡Un momento! Llénela otra vez. Le he mentido.

EMPA: ¿Cómo? ¿Me ha dado usted datos falsos?

PERICHE: Sí. Empecemos de nuevo. Esta hoja no sirve… (La rompe.)

EMPA: ¡Qué hizo! ¡Está loco!

PERICHE: ¡Yo sé que no! ¡Y usted!

EMPA: ¡Pero cómo me hace perder el tiempo!

PERICHE: Ahora le diré la verdad. (Se sienta.) Pregunte.

EMPA: (Saca otro formulario y empieza a llenarlo.) ¿Tierras?

PERICHE: (Se ríe.) Una finca en La Vega, más de mil tareas. Vamos: ¡No se quede mirándome! Escríbalo. Y tengo ganado. Y esta casa es de diez habitaciones. ¿Lo puso?

EMPA: (Asustada.) Sí.

PERICHE: (Más furioso. Se le coloca detrás.) ¡Siga preguntando!

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EMPA: ¿Casa independiente?

PERICHE: Sí, ¡Como puede ver! Toda de bloques y granito, alumbrado eléctrico y planta de emergencia, agua propia, y ahora (Empieza a ponerse depresivo.) llamaré a la sirvienta para que le dé los datos sobre la cocina… (Llora. Llama.) Miso, miso, ¡Peña! (Ella se acerca temerosa. Lo toca por la espalda.)

EMPA: ¿Qué le pasa?

PERICHE: (Se vuelve rápidamente.) ¡Cristina, has vuelto! (La abraza y la besa.)

EMPA: (Tratando de zafarse.) ¡Usted está loco!

PERICHE: (Mirándola.) Pero, no he perdonado a Cristina. Ella me traicionó. ¡Sal de aquí! ¡Que salgas! (La empadronadora recoge los formularios y la cajita y sale de espaldas, lentamente .) ¡Vamos, no te quiero ver nunca, no se te ocurra volver porque te mato!

Se va, muy nerviosa, la empadronadora. Él va a la cama y se sienta. Mete una casete en el radio. Saca de abajo de la cama una chatita de ron y un vasito. Se sirve. Bebe. Oye “Lágrimas negras” del Trío Matamoros. Mientras canta las dos primeras estrofas, bebe afligido. Se recuesta en el camastro. Bebe. Llora. Bebe.

Apagón lento.

--------------------------------© Reynaldo Disla, 1983.

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