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1. INTRODUCCIÓN La Fiebre Amarilla es una enfermedad infecciosa aguda de duración breve y gravedad variable causada por un flavivirus: el virus de la fiebre amarilla. Se transmite a través de la picadura de mosquitos hematófagos que, para poder transmitir la enfermedad, deben estar infectados previamente por el virus. Los cuadros clínicos típicos incluyen un comienzo brusco con fiebre, cefalalgia, dorsalgia, postración, náuseas y vómitos. A medida que avanza la enfermedad el pulso se vuelve más lento, aunque la temperatura sea elevada y se observan signos de complicaciones renales (albuminuria) y hepáticas (ictericia y hemorragias generalizadas). Las tasas de letalidad pueden llegar a ser muy altas (50% o más) en grupos de población expuestos que no sean de regiones endémicas o durante epidemias. Se describen clásicamente en América dos ciclos de transmisión de la fiebre amarilla, el selvático y el urbano. En el ciclo urbano, el virus se transmite de un hombre a otro por medio de la picadura del mosquito Aedes aegypti, siendo ambos el reservorio. En el ciclo selvático, otros vertebrados diferentes al hombre son los habituales reservorios (monos) y el hombre no interviene de forma esencial en la transmisión y mantenimiento del virus. La fiebre amarilla selvática es enzoótica en la parte septentrional de América del Sur y el ciclo selvático se caracteriza por la transmisión de un mono a otro por intermedio de mosquitos del género Haemagogus; en estas circunstancias, el hombre se infecta sólo tangencialmente al recibir la picadura de un mosquito infectado.

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1. INTRODUCCIÓN

La Fiebre Amarilla es una enfermedad infecciosa aguda de duración breve y gravedad variable causada por un flavivirus: el virus de la fiebre amarilla. Se transmite a través de la picadura de mosquitos hematófagos que, para poder transmitir la enfermedad, deben estar infectados previamente por el virus.

Los cuadros clínicos típicos incluyen un comienzo brusco con fiebre, cefalalgia, dorsalgia, postración, náuseas y vómitos. A medida que avanza la enfermedad el pulso se vuelve más lento, aunque la temperatura sea elevada y se observan signos de complicaciones renales (albuminuria) y hepáticas (ictericia y hemorragias generalizadas).

Las tasas de letalidad pueden llegar a ser muy altas (50% o más) en grupos de población expuestos que no sean de regiones endémicas o durante epidemias.

Se describen clásicamente en América dos ciclos de transmisión de la fiebre amarilla, el selvático y el urbano.

En el ciclo urbano, el virus se transmite de un hombre a otro por medio de la picadura del mosquito Aedes aegypti, siendo ambos el reservorio.

En el ciclo selvático, otros vertebrados diferentes al hombre son los habituales reservorios (monos) y el hombre no interviene de forma esencial en la transmisión y mantenimiento del virus. La fiebre amarilla selvática es enzoótica en la parte septentrional de América del Sur y el ciclo selvático se caracteriza por la transmisión de un mono a otro por intermedio de mosquitos del género Haemagogus; en estas circunstancias, el hombre se infecta sólo tangencialmente al recibir la picadura de un mosquito infectado.

El período de incubación es corto (3-6 días) y la sangre de los enfermos es infectante para los mosquitos muy poco antes de comenzar la fiebre y durante los primeros 3-5 días de la enfermedad.

La fiebre amarilla se ha convertido en una enfermedad remergente y un problema para la salud pública, por la coexistencia del virus, de personas no inmunizadas y de una alta densidad de vectores, unidos al mayor desplazamiento de los individuos. Sin embargo, hay medidas de prevención eficaces que permitirían controlar el problema: la vacunación, el control del vector y el diagnostico precoz.

La prevención de la fiebre amarilla selvática solamente es posible por medio de la vacunación, existe una vacuna eficaz que contiene la cepa 17D del virus viable atenuado de la fiebre amarilla. Para prevenir la fiebre amarilla urbana, son útiles además los programas de control del vector.

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La fiebre amarilla es una enfermedad sujeta al Reglamento Sanitario Internacional, exigiéndose la notificación de casos a nivel mundial.

2. MARCO TEÓRICO

Etiología

La fiebre amarilla es una enfermedad viral que se transmite a través de la picadura de mosquitos hematófagos que, para poder transmitir la enfermedad, deben estar infectados previamente por el virus, un arbovirus perteneciente a la familia Flaviviridae.

Se describen clásicamente en América dos ciclos de transmisión de la fiebre amarilla, el selvático y el urbano. En el ciclo selvático los vectores son algunas especies de mosquitos típicos de la selva, que en América son los mosquitos de los géneros Haemagogus y Sabethes. En el ciclo urbano el vector es el mosquito Aedes aegypti, que tiene características domésticas.

Esta enfermedad es altamente transmisible en presencia de personas susceptibles y vectores infectados pero no se transmite por contacto directo de una persona sana a una enferma, ni a través de secreciones, ni de vehículos comunes. La fiebre amarilla se ha convertido en una enfermedad reemergente y un problema para la salud pública, por la coexistencia del virus, de personas no inmunizadas y de una alta densidad de vectores, unidos al mayor desplazamiento de los individuos.

Sin embargo, hay medidas de prevención eficaces que permitirían controlar el problema: la vacunación, el control del vector, y el diagnóstico precoz. Para llevar esto a cabo, es importante la participación de todo el equipo de salud y la comunidad, para organizar acciones que, progresivamente, contribuyan a disminuir el riesgo de enfermar de la población expuesta en las zonas de riesgo.

Desde el punto de vista epidemiológico, existen dos ciclos de transmisión, uno urbano de tipo epidémico, y otro ciclo selvático.

En el ciclo selvático la aparición en humanos es precedida por la circulación viral entre monos (epizootias). La infección se transmite al ser humano por la picadura de hembras de mosquitos de los géneros Haemagogus y Sabethes infectadas a través de la picadura previa a monos virémicos. En este ciclo, la infección se produce en general en hombres jóvenes no vacunados que se ven expuestos a la picadura de mosquitos infectados cuando ingresan a las áreas selváticas, generalmente por trabajos forestales o agrícolas. En el ambiente selvático los huevos del vector se encuentran en los huecos llenos de agua de los árboles situados en zonas bajas y sombrías.

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El ciclo urbano se caracteriza por la circulación de virus entre personas virémicas y personas susceptibles, a través del vector. El virus debe primero desarrollar un ciclo denominado “extrínseco” en el vector antes de que este sea capaz de transmitir la infección a un ser humano susceptible. La capacidad del vector de infectarse y transmitir la infección se denomina competencia vectorial. El vector urbano descripto clásicamente en América es la hembra del Aedes aegypti.

El Aedes aegypti es un mosquito de hábitos domésticos que se desarrolla en envases caseros que puedan almacenar agua, como por ejemplo tachos, tanques, floreros, porta macetas y recipientes extradomiciliarios como piletas en desuso, residuos orgánicos, botellas, latas, envases plásticos y otros. Los huevos del mosquito pueden resistir períodos de sequía de más de un año.

Período de transmisibilidad

La sangre de los enfermos es infectante para los mosquitos desde 24 hasta 48 horas antes de aparecer la fiebre, y durante los primeros tres a cinco días del cuadro. El ciclo extrínseco en el vector dura 9 a 12 días. Los mosquitos pueden permanecer infectados por el resto de su vida adulta, que es de entre 4 días a más de 30 días según las condiciones ambientales.

La enfermedad confiere inmunidad por largo tiempo y no se conocen segundos ataques. La inmunidad pasiva por anticuerpos maternos, dura aproximadamente 6 meses.

Manifestaciones clínicas

Las manifestaciones clínicas de la fiebre amarilla son muy variables y van desde formas asintomáticas, pasando por formas leves con sintomatología inespecífica, hasta la fiebre hemorrágica clásica.

En alrededor del 85% de los casos la enfermedad es autolimitada. En el 15% restante, que evolucionan a casos graves con manifestaciones hemorrágicas, la tasa de mortalidad puede llegar al 50% o 60%.

La forma maligna se manifiesta con fiebre, postración, compromiso hepatorrenal y cardíaco, manifestaciones hemorrágicas y shock.

La evolución de la enfermedad pasa por tres períodos característicos: infección, remisión e intoxicación: Período de infección que aparece 3 a 6 días después de la picadura del mosquito, corresponde al inicio de los síntomas. El comienzo es abrupto, y el paciente presenta fiebre mayor de 39 grados, escalofríos, cefalea, náuseas, mareos, malestar general y dolor muscular, congestión facial y bradicardia relativa (disociación entre pulso y temperatura que se conoce como Signo de Faget). En los exámenes de laboratorio se encuentran leucopenia con neutropenia relativa, aumento de las transaminasas y

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albuminuria. Este período es corto, con una duración de 3 a 6 días. Durante el período de infección, el paciente se encuentra virémico, por lo que puede servir de fuente de infección de mosquitos que potencialmente inicien un nuevo ciclo. De ahí que sea fundamental que los pacientes sean protegidos de las picaduras de mosquitos.

El segundo período es el de remisión, que puede durar de 2 a 48 hs, en el que los síntomas ceden y el estado general del paciente mejora. El virus, en esta etapa, desaparece. Gran parte de los pacientes se recuperarán en esta etapa, iniciándose la etapa de recuperación que dura entre 2 a 4 semanas, durante la cual el paciente se encuentra asténico. No obstante, en aproximadamente el 15 al 25% de los casos, los síntomas reaparecerán en forma más grave y sobreviene el tercer estadío, denominado período de intoxicación en el que predominan síntomas de insuficiencia hepática y renal con necrosis hepática, colestasis y presencia de albuminuria.

El paciente en período de intoxicación se presenta con ictericia, dolor epigástrico, manifestaciones hemorrágicas como epistaxis, gingivorragia, hematemesis y melena, alteración de las funciones hepática y renal (que se manifiesta como oliguria o anuria). En los casos fatales, además de la hepatitis, pueden ocurrir miocarditis (con disfunción miocárdica y arritmias) y encefalitis (con diferentes grados de alteración del estado de la conciencia; pueden observarse episodios convulsivos).

En los casos que llegan a este período la letalidad es del 50% en promedio, y el desenlace se produce habitualmente entre el séptimo y décimo día de aparecidos los síntomas.

Cuándo sospechar de fiebre amarilla

Es difícil diagnosticar la fiebre amarilla solamente desde la clínica, si el paciente no se encuentra en el estadío final de la enfermedad, cuando el cuadro incluye ictericia, manifestaciones hemorrágicas y anuria, por lo que siempre debe sospecharse ante la presencia de un Síndrome Febril Inespecífico (SFI).

Exámenes complementarios en pacientes con fiebre amarilla

A los pacientes con sospecha de fiebre amarilla, se le deben solicitar los siguientes exámenes de laboratorio que ayudarán al diagnóstico de causa y de gravedad:

• Hemograma (con Plaquetas),

• Hepatograma (GOT, GPT, bilirrubina),

• Función renal (creatinina, urea)

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Cómo confirmar la sospecha diagnóstica de fiebre amarilla

Se considera Caso Confirmado a todo paciente sospechoso que tenga un diagnóstico confirmatorio de fiebre amarilla por laboratorio. La confirmación del diagnóstico de fiebre amarilla se hace por alguna de las siguientes técnicas, dependiendo del momento del inicio de los síntomas y la toma de la muestra:

Si la muestra es tomada antes de los 5 días de iniciados los síntomas:

• Aislamiento del virus de la fiebre amarilla,

• Detección de secuencias genómicas virales.

Si la muestra es tomada más de 5 días después de iniciados los síntomas:

• Aumento de por lo menos 4 veces de los anticuerpos de IgG del virus de la fiebre amarilla (seroconversión) en muestras de suero obtenidas en fase aguda y de convalecencia, (con más de 14 días) en pacientes sin historia reciente de vacunación, y descartando reacciones cruzadas con otros flavivirus.

En pacientes post mortem:

• Detección del antígeno específico en tejidos por inmunohistoquímica.

Tratamiento de los pacientes con fiebre amarilla

No existe tratamiento antiviral específico para la fiebre amarilla y sólo se realizan medidas de sostén. En aquellos casos de manejo ambulatorio se debe indicar:

• Reposo

• Dar pautas de alarma para re-consulta inmediata (aparición de sangrados, ictericia, oliguria).

• Protección de la picadura de mosquitos durante los primeros 5 días de la enfermedad, para evitar la transmisión viral (aislamiento entomológico).

• Paracetamol si el paciente tiene dolor o fiebre, pero están contraindicados los otros antiinflamatorios no esteroides como el diclofenaco, ibuprofeno, naproxeno y aspirina.

• Evaluación diaria por algún integrante del equipo de salud.

• Brindar información acerca de la enfermedad, su modo de transmisión y la forma de prevención tanto al paciente como a su familia.

Aquellos pacientes con síntomas graves (leucopenia, plaquetopenia, oliguria, hemorragias, compromiso hemodinámico) deben ser hospitalizados para realizar terapia de

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apoyo. En esos casos su manejo debe realizarse en unidades de cuidados intensivos con monitoreo estricto y medidas de apoyo general que incluyen aporte de fluidos, drogas vasoactivas, oxígeno, prevención de hipoglucemia, corrección de acidosis metabólica, manejo de la coagulopatía y soporte renal.

Se debe evitar el contacto de mosquitos con el paciente por lo menos durante 5 días desde el comienzo de la enfermedad, por medio de mosquiteros, en lo posible rociados con insecticidas de acción residual, o usando repelentes, o con mallas metálicas.

Qué se debe hacer si se confirma un caso sospechoso de fiebre amarilla

Si la persona se encuentra en una zona de riesgo de fiebre amarilla: Vacunar con vacuna antiamarílica a los no inmunizados, sean contactos o vecinos. Informar al paciente, la familia y la comunidad sobre la enfermedad, el mosquito, el modo de transmisión y los métodos de prevención y la importancia de la vacunación. Vigilar la aparición de los casos de Síndrome Febril Inespecífico en áreas de riesgo potencial, y donde se hubiere detectado un caso sospechoso.

Si la persona no se encuentra en una zona de riesgo de fiebre amarilla: Investigar los sitios a los que concurrió el paciente 3 a 6 días previos a la aparición de la enfermedad, manteniendo en especial vigilancia a todas aquellas personas no inmunizadas que hayan visitado el mismo lugar. Informar al paciente, la familia y la comunidad sobre la enfermedad, el mosquito, el modo de transmisión y los métodos de prevención.

Cómo notificar el caso de fiebre amarilla

Los pacientes que cumplan con la definición de caso sospechoso de fiebre amarilla, se notificarán en el Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud, en forma diaria, en la modalidad individual. Además todos estos pacientes requieren diagnóstico de laboratorio, por lo que siempre se tomará muestra para enviar al laboratorio junto con la Ficha de Investigación de casos de Síndrome Febril Inespecífico.

Prevención de fiebre amarilla en la familia y la comunidad

La principal medida de prevención es la vacunación de los pacientes que viven en zona de riesgo y de los viajeros que ingresan o salen de zonas endémicas o epidémicas. Con relación a la vacuna, se debe aplicar a partir del año de vida y hasta los 60 años, en todos aquellos que viven o viajan a zonas de riesgo. (Resolución 857/2007). La vacuna es segura, tiene una eficacia mayor al 95% y protege a partir de los 10 días de su aplicación.

Precaución: Las personas mayores de 60 años de edad tienen riesgo aumentado de reacciones adversas graves (con la primovacunación), pero ante la exposición a áreas de transmisión de fiebre amarilla se les debe ofrecer la vacuna luego de explicar el riesgo-beneficio de la misma.

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Las contraindicaciones de la vacuna antiamarílica son: Niños menores de 6 meses de vida, antecedentes de reacción anafiláctica a la ingesta de huevos y sus derivados, los pacientes timectomizados (por cualquier causa), los pacientes con miastenia gravis, y pacientes inmunocomprometidos que recibieran corticosteroides por al menos dos semanas, en dosis mayores a 20 mg por día, los pacientes con linfomas, leucemias o neoplasias diseminadas.

El embarazo constituye también una contraindicación formal para la vacuna. De todas formas, de ser estrictamente necesario, podría empleársela, aunque no antes del sexto mes de embarazo.

Por otro lado, no hay evidencias de que la vacunación cause anomalías en el feto. En los pacientes VIH positivos está contraindicada en quienes presenten signos de síndrome de inmunodeficiencia adquirida, es decir, un recuento de linfocitos T CD4 menor a 200/ microlitro.

La vacuna de la fiebre amarilla se puede administrar simultáneamente con cualquier vacuna, incluso con otras vacunas inyectables de virus vivos atenuados (sarampión, rubéola, paperas, varicela), siempre y cuando sean aplicadas en sitios diferentes. Si la vacuna antiamarílica no se administra simultáneamente con las vacunas inyectables de virus vivos, se deberán aplicar respetando un intervalo mínimo de 4 semanas.

Aunque la vacuna de la fiebre amarilla es de las más seguras, como en todo producto biológico, puede ocasionar reacciones adversas, sobre todo en mayores de 60 años, conocidas como: Eventos Supuestamente Atribuidos a la Vacunación o Inmunización.

Se recomienda la vacunación cada 10 años, como existen pruebas suficientes que los anticuerpos permanecen de por vida, ante situaciones de coyuntura especial, las indicaciones de la vacunación pueden ser modificadas, priorizando la primovacunación antes que el refuerzo.

Otras medidas que contribuyen a la prevención son:

• El control del vector: Se debe informar y estimular a la población a realizar actividades que controlen el desarrollo de los mosquitos.

• La vigilancia de los síndromes febriles inespecíficos: Por la dificultad del diagnóstico de la fiebre amarilla en los estadios iniciales, en zonas de riesgo es de suma importancia hacer vigilancia de los Síndromes Febriles Inespecíficos. Esta vigilancia permitiría identificar los casos de fiebre amarilla que han desarrollado las formas menos graves o no hemorrágicas de la enfermedad.

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• El aislamiento entomológico de los pacientes: Informar a la población acerca de la importancia de evitar que aquellos pacientes enfermos de fiebre amarilla sean picados por los mosquitos mientras se encuentren febriles, para evitar la propagación de la enfermedad utilizando barreras como telas mosquiteras.

3. NIVELES DE PREVENCIÓN

Hay tres modalidades de prevención, que son funciones y están estrechamente relacionadas con los niveles de atención del sistema sanitario: Primaria: para inhibir el desarrollo de la enfermedad antes de que se presente.Secundaria: para la detección temprana y tratamiento adecuado de la enfermedad.Terciaria: para la rehabilitación o recuperación del máximo de funciones.

A continuación se resumen algunas de las características correspondientes a cada uno de los niveles.

PREVENCIÓN PRIMARIA: dirigido a mantener en estado de salud y evitar la enfermedad. Puede darse a partir de 2 tipos de acciones o actividades:

Directas o específicas: son aquellas dirigidas al individuo, la familia y la comunidad sanos.

Indirectas o inespecíficas: dirigidas al medio físico, ecológico y social donde vive el hombre. Encaminadas al mejoramiento y eliminación de factores que pueden repercutir y afectar desfavorablemente sobre éste. En ambos casos el objetivo será evitar la enfermedad.

El objetivo de la prevención primaria es limitar la incidencia de enfermedad mediante el control de sus causas y de los factores de riesgo.

La prevención primaria indica dos estrategias a menudo complementarias y que reflejan dos puntos de vista sobre la etiología. Puede enfocarse a toda la población (estrategia poblacional) o sobre las personas cuyo riesgo de enfermedad es alto por exposiciones particulares (estrategias de grupo de riesgo).

PREVENCION SECUNDARIA: Tiene que ver con la detección precoz y el tratamiento oportuno. Dichos procesos son factibles a través de la utilización de métodos diagnósticos que permiten tratar en el momento adecuado las distintas patologías, disminuyendo de ese modo afectaciones mayores. Tiene como destinatarios al hombre sano o aparentemente sano.

La prevención secundaria suele aplicarse a enfermedades cuya historia natural comprende un período precoz en el que son fáciles de diagnosticar y tratar y puede detenerse su progresión hacia un estadio más grave. Los dos requisitos principales para que un programa de prevención secundaria resulte útil es que se disponga de un método seguro y exacto de detección de la enfermedad, preferiblemente en estadio preclínico y que existan métodos terapéuticos eficaces.

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PREVENCION TERCIARIA: Comprende la atención de quienes han perdido su estado de salud y requieren tratamiento curativo, asimismo contempla la instancia de rehabilitación desde el punto de vista biológico, psicológico, nutricional, kinésico etc.

La prevención terciaria tiene como meta reducir el progreso o las complicaciones de una enfermedad ya establecida y es un aspecto importante de la terapéutica y de la medicina rehabilitadora. Consiste en medidas encaminadas a reducir las secuelas y discapacidades, minimizar los sufrimientos causados por la pérdida de la salud y facilitar la adaptación de los pacientes a cuadros incurables, para participar en las actividades de la vida social cotidiana.

4. NIVELES DE PREVENCIÓN Y LA FIEBRE AMARILLA

Prevención primaria en la fiebre amarilla

La prevención primaria en las zonas de riesgo se basa en:

Promoción de la salud, Promoción de Ambientes Saludables, Educación contínua.

Realizar actividades educativas con la comunidad, informando sobre la fiebre amarilla, el mosquito, el modo de transmisión y los métodos de prevención, estimulando a la población para que adopte hábitos y prácticas que reduzcan el riesgo de convivir con los mosquitos. 

Uso de ropas que cubran la mayor parte del cuerpo y de colores que no atraigan los mosquitos (rojo, verde o azul)

Uso de sustancias repelentes y mosquiteros, para protegerse de la picadura de mosquitos utilice espirales, pastillas o líquidos fumigantes. Aplicar repelentes en aerosol, crema o líquidos en las partes del cuerpo expuestas. Colocar mosquiteros o telas metálicas en las aberturas de las viviendas. 

Medidas tendientes a eliminar los criaderos de las larvas (floreros, llantas, latas, tiestos) y combatir los insectos adultos. Evitar tener recipientes que contengan agua estancada, tanto dentro como fuera de su casa. Remover el agua de canaletas y recodos, y renovar la de floreros, peceras y bebederos de animales al menos cada tres días.

Desechar todos los objetos inservibles que estén al aire libre y en los que se pueda acumular agua de lluvia: como latas, botellas, neumáticos, juguetes, etc. Mantener boca abajo los recipientes que no estén en uso: baldes, frascos, tachos, tinajas, cacharros y macetas, entre otros. Tapar los recipientes utilizados para almacenar agua (tanques, barriles o toneles). 

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Inmunización Con formación de anticuerpos en 95% de vacunados. Protección durante 5 a 10

años. Las vacunas antiamarílicas actuales se derivan de la cepa 17D del virus, a su vez generada a partir de la cepa Asibi y compuesta por virus vivos atenuados mediante pasajes sucesivos en células de monos y luego en huevos de gallina embrionados y se aplica por vía subcutánea, en dosis de 0,5 mL. Los anticuerpos generados por la vacuna aparecen al cabo de una a dos semanas, primero como IgM y luego como IgG; estos últimos persisten durante 35 años (y para algunos expertos permanecen de por vida), pero por razones de precaución epidemiológica se aconseja aplicar refuerzos vacunales cada diez años si la persona permanece en riesgo de contraer la enfermedad. La vacunación contra la fiebre amarilla está indicada para las personas inmunocompetentes mayores de nueve meses de edad, residentes en o viajeras a las zonas de riesgo. También se aconseja, como estrategia masiva temprana, para el control de epidemias y es exigida por varios países en los viajeros internacionales y en el personal militar.

 Identificación oportuna de brotes de fiebre amarilla

Bloqueo efectivo de áreas de brotes y municipios de alto riesgo para la fiebre amarilla.

Prevención secundaria en la fiebre amarilla

 Diagnostico precoz por clínico y pruebas de laboratorio Disponer de un consultorio de admisión de síndromes febriles inespecíficos. Sospechar de fiebre amarilla frente a la aparición de un paciente con fiebre con una

duración de hasta 7 días, acompañada de mialgias o cefalea, sin afección de las vías aéreas superiores y sin etiología definida procedente de áreas de riesgo para fiebre amarilla y/o de ocurrencia de casos de fiebre amarilla y sin vacuna antiamarílica previa.

Disponer al menos de un laboratorio nacional en el que se puedan realizar análisis de sangre básicos para detectar la fiebre amarilla.

Notificar la situación a las autoridades sanitarias.

Tratamiento de acuerdo a las fases Tratamiento oportuno: Se pueden instaurar medidas de sostén para combatir la

fiebre y la deshidratación. Las infecciones bacterianas asociadas pueden tratarse con antibióticos. Se deben controlar los síntomas y mantener las funciones de los órganos vitales cuando comiencen a fallar, así como los volúmenes de líquidos y la concentración de electrolitos corporales. Está contraindicado el uso de ácido acetil

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salicílico. La fiebre debe ser tratada con paracetamol y la deshidratación leve con sales de rehidratación oral, bajo la supervisión de un médico.

Prevención terciaria en la fiebre amarilla 

Recuperación de la salud Hospitalización, reposo absoluto, hidratación con SRO abundantes, dieta líquida o

blanda a tolerancia. Reevaluación diaria. Vigilar aparición de signos de alarma.

5. CADENA DE TRANSMISIÓN DE LA FIEBRE AMARILLA

La cadena epidemiológica, también conocida como cadena de infección es un esquema donde se busca ordenar los llamados eslabones que identifican los puntos principales de la secuencia continua de interacción entre el agente, el huésped y el medio. Ella sirve para entender las relaciones entre los diferentes elementos que conducen a la aparición de una enfermedad transmisible.

A seguir se presenta la cadena de transmisión de la Fiebre Amarilla:

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6. DONDE ACTUAR EN LA CADENA PARA INTERFERIR EN EL PROBLEMA

Existen varios puntos en la cadena de transmisión donde se puede actuar para intervenir en el curso de la enfermedad, o antes mismo de ella se presentarse.

En el caso de la Fiebre Amarilla, se puede actuar en los siguientes eslabones y con las siguientes acciones:

Reservorio

El hombre infectado es el reservorio de la fiebre amarilla urbana. En el ciclo selvático son los primates (monos) y, posiblemente, algunos marsupiales arborícolas.

Acciones

El aislamiento entomológico de los pacientes: Evitar que aquellos pacientes enfermos de fiebre amarilla sean picados por los mosquitos mientras se encuentren febriles, para evitar la propagación de la enfermedad, utilizando barreras como telas mosquiteras, por lo menos durante 5 días desde el comienzo de la enfermedad.

Puerta de salidaCuando el patógeno habita en un reservorio, ya sea animal o humano, este escapa

generalmente por la puerta más cercana al lugar donde habita.

Esto incluye: vía genitourinaria, vía digestiva, vía respiratoria, vía cutánea, vía placentaria.

En el caso de la fiebre amarilla la puerta de salida es la vía cutánea, la piel.

Acciones

Uso de ropas que cubran la mayor parte del cuerpo y de colores que no atraigan los mosquitos (rojo, verde o azul).

Uso de sustancias repelentes para protegerse de la picadura de mosquitos. Aplicar repelentes en aerosol, crema o líquidos en las partes del cuerpo expuestas.

Modo de transmisión

La transmisión puede ser directa o indirecta. Directa: es cuando existe un contacto directo entre fuente y la víctima. Indirecta: a través de objetos. Ese foco puede ser:

Animado: puede ser un vector, insecto, individuo infectado o sus desechos.

Mecánico: es por contaminación de patas, trompa o pasaje a través de un tracto intestinal de un insecto reptante o volador.

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Biológico: es cuando el microorganismo está dentro de artrópodo.

Inanimado: son vehículos, objetos o materiales contaminados.

En la fiebre amarilla el modo de transmisión es indirecto a través de un vector.

Acciones

El riesgo de transmisión de la fiebre amarilla en zonas urbanas puede reducirse eliminando los potenciales criaderos de mosquitos y aplicando insecticidas al agua donde se desarrollan en sus estadios más tempranos. La fumigación con insecticidas para matar los mosquitos adultos puede reducir o detener la transmisión de la fiebre amarilla.

Medidas tendientes a eliminar los criaderos de las larvas (floreros, llantas, latas, tiestos) y combatir los insectos adultos. Evitar tener recipientes que contengan agua estancada, tanto dentro como fuera de su casa. Remover el agua de canaletas y recodos, y renovar la de floreros, peceras y bebederos de animales al menos cada tres días.

Desechar todos los objetos inservibles que estén al aire libre y en los que se pueda acumular agua de lluvia: como latas, botellas, neumáticos, juguetes, etc. Mantener boca abajo los recipientes que no estén en uso: baldes, frascos, tachos, tinajas, cacharros y macetas, entre otros. Tapar los recipientes utilizados para almacenar agua (tanques, barriles o toneles). 

Puerta de entrada

Las puertas de entrada de un germen en el nuevo huésped son básicamente las mismas empleadas para su salida del huésped previo. Puede producirse mediante una inhalación, ingestión o inyección a través de la piel, mucosas o la placenta.

En el caso de la fiebre amarilla la puerta de entrada es la piel.

Acciones

Son las mismas utilizadas en la puerta de salida.Uso de ropas que cubran la mayor parte del cuerpo y de colores que no atraigan los

mosquitos (rojo, verde o azul). Uso de sustancias repelentes para protegerse de la picadura de mosquitos. Aplicar

repelentes en aerosol, crema o líquidos en las partes del cuerpo expuestas.

Huésped Susceptible

Es cualquier persona o animal que no posee resistencia contra un agente patógeno determinado, que lo proteja contra la enfermedad si llega a estar en contacto con ese agente.

En el caso de la fiebre amarilla el huésped susceptible es el hombre sano, no imunizado.

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Acciones

La principal medida en este caso es la vacunación de los pacientes que viven en zona de riesgo y de los viajeros que ingresan o salen de zonas endémicas o epidémicas o campañas de vacunación preventiva contra la fiebre amarilla. Con relación a la vacuna, se debe aplicar a partir del año de vida y hasta los 60 años, en todos aquellos que viven o viajan a zonas de riesgo.

7. CONCLUSIÓN

Delante de lo expuesto en este trabajo, queda clara la importancia en conocer los eslabones de la cadena de transmisión de la fiebre amarilla, para que se desarrolle estrategias para intervención en el curso de la enfermedad, o antes mismo de ella se presentarse. Lo más importante en la fiebre amarilla es la vacunación preventiva centrada especialmente en los países más endémicos, donde la enfermedad es especialmente importante. Se recomienda que se incluya la fiebre amarilla en los programas de vacunación infantil sistemática (a partir de los 9 meses), que en las zonas de alto riesgo se lleven a cabo campañas de vacunación en masa de todos los grupos de edad superior a 9 meses, y que se mantenga la capacidad de vigilancia y de respuesta a los brotes.

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