buscando andar - costa rica

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El equipo de Buscando Andar les presenta la 2da Edición del boletín online acerca de nuestro recorrido por Latinoamerica. En esta edición exponemos parte de nuestra experiencia en la vecina de Nicaragua, Costa Rica. Esperamos disfrutan de esta 2da Edición y que sean capaces de viajar a través de Costa Rica con nosotros.

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Introducción

Respaldan esta iniciativa

Es una iniciativa que surge para llegar a escuelas y comunidades remotas para identificar problemáticas, iniciativas y propuestas de la población latinoamericana sobre su realidad en es, particularmente de la niñez y adolescencia de diferentes sectores urbanos y rurales, a través de un análisis investigativo enmarcado en tres aspectos; medio ambiente, educación e identidad cultural.

Nuestra metodología contempla una presentación de ciclotíteres, charlas, ponencias y una diversidad de intercambios con escuelas, instituciones, asociaciones locales, grupos focales, universidades a fin de generar los insumos y conocimientos para el proceso del análisis investigativo.

En el desarrollo del proyecto estaremos recorriendo alrededor de16 países latinoamericanos de Centro y Suramérica por más de 24,000 km en bicicleta, partiendo de Nicaragua hasta el extremo sur del continente americano y retornando hacia Nicaragua nuevamente.

¿Buscando Andar?El equipo de Buscando Andar les

presenta la 2da Edición del boletín online acerca de nuestro recorrido por Latinoamerica.

En esta edición exponemos parte de nuestra experiencia en la vecina de Nicaragua, Costa Rica.

Esperamos disfrutan de esta 2da Edición y que sean capaces de viajar a través de Costa Rica con nosotros.

Buscando Andar

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Agradecimientos

Como Buscando Andar queremos agradecer a todas las personas, amistades, escuelas e instituciones que nos dieron la mano en nuestro paso por Costa Rica, ya que sin ustedes no hubiera sido posible llegar hasta donde estamos hoy.

A partir del día que nos despedimos viajan con nosotros y están en nuestra mente y corazón. Son parte de este proyecto que es no solo nuestro sino de ustedes y de aquellas personas que se sientan identificadas.

Quizás se nos escapa más de alguna persona pero sepan que estamos completamente conectados por un vinculo que dura de por vida.

Gracias por todo! Buscando Andar

Wagner Calderón Laura Avila Familia Hernandez Barrantes Paola Solis

Rebeca Escobar Xinia Barrantes Luis Hernandez “Polivos“ Daysi Barrantes

Luis Hernandez Jr Norman Barrantes Randall Rodriguez Monica Barrantes y Adam

Roxana Barrantes Familia Herrera Montero Elbert Gonzalez Nubia Martinez

Profesoras Esc. Santiago del Monte Rolando Carcamo y Nicolás Centeno

Isle Lucke Bomberos La Cruz Bomberos Quepos Bomberos Cañas

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Datos de la PedaleadaKm Recorridos: 650km aprox

Altitud Max: 1198m.s.n.m

Altitud Min: 15 m.s.n.m

Temperatura Max: 50 grados cent

Temperatura Min: 12 grados cent

Días de Lluvia: 3

Días de Sol: 27

Acampadas: 10

Pinchazos: 1

Breakdowns: 4

Presentaciones 3

Ciclistas Amigos 5

Egresos Aprox: U$ 70

Hola Costa Rica!Hasta pronto Nicaragua, Hola Costa Rica!

Hace un par de meses conocí a una familia muy acogedora que vive a unos 20km de Rivas. Ahí pase la noche antes de pedalear hasta la frontera con Costa Rica. Esa noche fue bastante agradable me sentía como en casa. Prometí a Paola (la mamá) que enviaría una tienda de acampar que me quedo en la casa en Estelí para la pequeña niña que desde hace años quería una. En la mañana me despedí de ambas, madre e hija. Tome la bicicleta y comencé a pedalear hasta la frontera.

Estuve pedaleando sin detenerme hasta llegar a unos 5km luego del desvió hacia San Juan del Sur, en donde había una entrada para ver el lago de Nicaragua y así apreciar la majestuosidad del volcán Concepción y el Maderas. Esta fue la última vista de estos dos grandotes, me despedí de ellos y de Nicaragua en ese momento, deseando poder regresar bien hasta casa en un par de meses.

Después de pasar un puesto militar, varias tiendas en donde sacan fotocopias y que sirven desayunos al mismo tiempo, me detuve para preguntar por dónde exactamente tenía que irme, había una gran fila de camiones y en una parte estaban unos oficiales de migración así que me acerque a ellos. Estos vieron mi pasaporte y me dijeron que tenía que ir a sellar para salir del país.

Paola, Rivas Costa Rica, frontera. Un amiguito en el pavimento.

Isla Ometepe, Nicaragua

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Una vez en la fila para sellar solo tomó como 20 minutos hasta que sellaron. Continúe hasta donde estaban las oficinas de migración de Costa Rica, ahí conocí a otro muchacho que viajaba en bici. Platicamos un momento y el llevaba prisa, así que paso de primero. Luego fue mi turno, inicialmente pensé que sería un tanto difícil o que pondrían muchas trabas para cruzar ya que viajaba en bicicleta, pero no, luego de 5 minutos estaba ya en territorio costarricense con 30 días para mi paso por dicho territorio.

Antes de comenzar a pedalear me asegure de comprar un chip para el teléfono y así le notifique a mi familia y amistades en Costa Rica que estaba bien y que comenzaba a pedalear los primeros kilómetros en territorio costarricense. Luego de unos 5 minutos comencé a subir y a subir con la morena. El calor, la humedad y la falta de aire corriendo me hizo sudar los últimos gallo pintos que había comido en Nicaragua. En una curva muy inclinada unos amigos que trabajaban en obras viales me gritaron: “métale, métale que ya esta es la última!!!”; yo hice caso, pero iba muy agitado, con la lengua de fuera y sin agua.

Luego de unos metros la cuesta interminable decidió darme un respiro y se vino ante mí un buen rato de carretera tranquila y sin mucho esfuerzo. A mi izquierda disfrutaría de la vista de una cordillera y un par de volcanes. Llegue a un poblado nombrado “La Cruz”. Ya estaba bastante agotado, habría hecho aproximadamente unos 80km. Me acerque a un policía y me dijo amablemente que podía acampar en el parque del pueblo. Hice una llamada a Ernesto y me dijo que fuera donde los bomberos que él ya había pasado un par de noches ahí. Yo muy desobediente debido al cansancio y la pereza me fui a un hospedaje bastante sencillo en donde pase la noche.

En el pequeño hospedaje una señora me mostró su asombro diciéndome que yo no parecía nicaragüense, que era blanco y que hablaba “educadamente”. Para mí esto fue algo fuerte, pero no entre a profundizar con ella sobre el tema, aparte venía muy cansado. Decidí cocinarme algo adentro del cuarto, ducharme y luego dormir. Así fue el inicio de mí pedalear por Costa Rica. Aún me esperaba muchos kilómetros, mucha linda gente por conocer, muchos paisajes, colores, sabores y momentos inesperados y especiales. Carlos Ariel Herrera

De nuevo con el Guasausky! Salir de Nicaragua fue una de las cosas que esperamos con más ansias entre el equipo de Buscando Andar. Ernesto, quien salió primero de Nicaragua ya pedaleaba en Costa Rica mientras yo aún seguía en Nicaragua. Luego de que pase la frontera de Costa Rica hable por teléfono con el guasausky (Ernesto) para saber por dónde iba, él me comentó que estaba cerca de un poblado que se llama Cañas. Me recomendó donde pasar mi primera noche en La Cruz –el primer poblado en CR-.

Luego de pasar una noche en “La Cruz”, volví a contactar a Ernesto para decirle que si me hacía la espera para pedalear juntos. Yo venía con ganas de meterme para la parte montañosa de Costa Rica, conocer la zona de la Fortuna y sentir un poco el frio. Después de intercambiar un par de mensajes coincidimos que sería bien pedalear juntos por Costa Rica. Nos encontramos en el poblado de “Cañas”. Creo fue uno de los mejores momentos pedaleando, volvernos a encontrar con el enano.

Esa tarde yo llegue muerto, había pedaleado con lluvia, sol, viento en contra súper fuerte y bueno prácticamente estaba sin fuerzas. Decidimos acercarnos a preguntar en la estación de bomberos del pueblo y nos quedamos sorprendidos de la estación, no parecía para nosotros una estación de bomberos. Ernesto habló y nos dieron chance de pasar esa noche ahí. Fue excelente ya que las instalaciones de los bomberos de Costa Rica son muy buenas, los miembros de la estación fueron muy buena onda y nos explicaron sobre todo lo de la estación y las reglas.

Una de las cosas que más nos llamó la atención fue el orden y la limpieza del lugar. Cuando nos tocaba ducharnos teníamos que dejar súper seco la ducha, era cuestión de tomar una tela absorbente y cada pared de la ducha y piso debería estar completamente seca. En realidad fue muy interesante pasar la noche en esta estación.

Al final del día estábamos muy tranquilos, estábamos empezando a pedalear entre ambos, estábamos en un lugar seguro con condiciones muy buenas y ahora comenzaba una nueva etapa para ambos. Carlos Ariel Herrera

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Costa Rica - Ernesto Gonzalez Cuando crucé la frontera entre Nicaragua y Costa Rica, tenía tres nociones concretas de nuestro vecino del sur: La primera, su gran potencial económico capaz de atraer a 320 mil Nicaragüenses (según el último censo del Institutio de Estadistica y Censos INEC en 2011), la cuál parece ser una cifra subestimada en comparación a los 650mil que se maneja por otras instituciones. La segunda, a raíz de la anterior, son las situaciones de conflicto entre nicaragüenses y costarricenses, que dan lugar a uno de los temas más importantes entre estos dos países, la xenofobia. Y la tercera, su famosa política de protección y manejo de recursos naturales. Nunca imaginé que a nuestro paso por Costa Rica, el país nos daría lugar para conocer nociones más importantes o mejor dicho más significativas.

Entrar a Costa Rica en bicicleta por la frontera de Peñas blancas es como empezar con el pie derecho en cuanto a riqueza cultural y natural, pues uno se encuentra con la provincia de Guanacaste, nombre por cierto del árbol nacional de ese país. Al ser una provincia fronteriza con Nicaragua, se evidencian una serie de características que relacionan estrechamente a estos dos países, surgen y comparten una misma historia. En tiempos precolombinos, desde la Península de Nicoya a la cuenca del Lago de Nicaragua, eran dominios de los Chorotegas, indios que habitaban estas tierras. Hasta el día de hoy, los nicaragüenses y costarricenses comemos los mismos platillos, cosechamos los mismos granos y tocamos los mismos instrumentos, tenemos una identidad compartida.

Después de pedalear 15kms desde la frontera, se llega al primer municipio (cantón), La Cruz. Aparentemente el nombre de este lugar se remonta a un incidente ocurrido cuando se trasladaba ganado de Nicaragua hacia Costa Rica, las mulas servían para jalar el ganado. En uno de los traslados, una de ellas cayó muerta, fue enterrada y se colocó una cruz en el lugar. Luego ésta cruz serviría como referencia de los ganaderos para detenerse, dar lugar a un descanso y contar el ganado. Con el tiempo, se dió lugar al asentamiento de una población creciente, hoy conocido como, La Cruz. (foto de atardecer en la cruz)

Juan José Brenes Espinoza, habitante de La Cruz, es un educador que tiene 29 años de trabajar en educación, es costarricense, de padres nicaragüenses. Juan José es una persona mayor de edad, al hablar, al compartir sus pensamientos sobre las cosas, con un tono de voz grave, uno solamente puede percibir su apasionamiento al hablar de temas culturales, económicos y políticos. Es interesante su opinión acerca de los conflictos territoriales entre Nicaragua y Costa Rica, en sus palabras: «En ambas partes son intereses de los gobiernos por mantener distraído al pueblo, para que no vean los propios problemas nacionales, aquí muchos costarricenses van a Nicaragua, a San Juan del Sur, Granada, Masaya, ahí a las isletas y la gente va y te pregunta y comienzan a hablar y no hay ningún conflicto, qué es eso, (los conflictos), simplemente nada más una cortina de humo para crear esos rencores ficticios y los gobiernos puedan estar tranquilos y decirse defensores de la soberanía...»

Es en La Cruz, donde tuvimos la primera impresión de las diferencias entre los precios de Nicaragua y Costa Rica, sencillamente íbamos a cruzar uno de los países más caros de Latinoamérica. Quizás para cicloviajeros o extranjeros los precios no tienen un fuerte impacto pero para dos personas que vienen de una economía, la segunda más pobre del hemisferio occidental tiene un gran efecto.

A falta de dinero para hospedajes, los hogares de las personas son satisfactoriamente necesarios. Y es así, porque Ariel y yo pensamos que el ser alojado en la casa de una persona, en otro país, es una gran oportunidad para conocer más sobre la identidad de los lugares y su gente, y no simplemente para ahorrarse un hotel.

Es así como conocí a Rebecca Escobar y su familia. Ella es una mujer fuerte, migrante, pues ella y su familia se trasladaron de El Salvador. Se ve en ella una mujer muy libre de pensamiento y de actitud. Juan Pablo, su esposo es un chef que dejó las leyes para dedicarse a lo que más lo apasionaba, la gastronomía. Y Amelia su bebé, tiene a su corta edad una gran personalidad. Es en Liberia donde recibí las primeras muestras de afecto.

Una tarde, mientras comíamos el papá de Juan Pablo me pregunto si yo no estaba muy joven para un viaje como el que hacía. Es una de las mejores preguntas a hacerse: ¿A qué edad podría uno sacarle el mayor provecho a un viaje así?. Yo respondí que precisamente por eso lo hacía, porque estaba joven, quería y sobre todo podía hacerlo. Quizás para hacer algo en la vida, no está en función de la edad, incluso ni en base a las experiencias. Podría decir que se trata de elegir, entre las circunstancias del presente, lo que realmente se desea. Porque uno no debe analizar cuando puede sacarle el mejor provecho a las cosas, sino valorar la oportunidad de haber elegido. Ernesto Gonzalez

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Tilarán y la familia que nos adoptó. Tilarán es un cantón de Guanacaste, para llegar ahí hay que

prepararse mentalmente, porque sus pendientes son muy famosas en el norte de Costa Rica, y con toda certeza es algo que nos hizo sacar la lengua en un par de ocaciones. Además eran los primeros ascensos fuertes con los que nos encontrabamos. Ascender en una bicicleta con maletas o con peso para ser mas específico, es pensar en todas aquellas «cosas» que nos rodean como individuo, pensar en el por qué se necesitan o en el por qué somos tan dependientes de ellas. Y el camino, simplemente enseña a utilizar lo básico.

La ciudad es muy amigable, si algo la caracteriza a primera vista, es que tiene calles muy anchas, realmente anchas, podrían caber hasta 4 carriles. Creo que preguntamos el por qué de esas calles, no recuerdo si hubo respuesta, o al menos una de la que ahora pudiera recordar. Además la ciudad es muy fresca a pesar que no tiene una altitud muy alta, es muy fresca y el viento pega fuerte. Dicen que de ahí su nombre, “lugar de lluvia y vientos”

Llegamos a casa de la familia Hernández, la hospitalidad y el apoyo que aquella familia nos brindó, es quizás una de las mayores conexiones con este país. Siempre tuvimos el agrado de tener conversaciones que nos hacían reír, aprender con las historias que

nos contaban y sobre todo porque aquél recibimiento se convirtió en relaciones fuertes de amistad.

Don Norman Barrantes, es uno de los abuelos de la familia Hernández, él vive en Tierras Morenas, una comunidad pequeña muy cerca del Lago Arenal, hablar con don Norman es transportarse a Tilarán, cuando no había carreteras, cuando no había llegado el primer vehículo o cuando el se dedicaba a sembrar ajos para ir a venderlos a la ciudad.

Además parece raro pensar que la naturaleza de la zona, contenía más recursos dice don Norman:, «...Todo esto aquí, era muy diferente, los árboles eran más grandes y más tupidos. Todo esto aquí, era selva de verdad, yo recuerdo que los animales venían hasta acá y ahora no se mira nada como antes. Antes nos costaba mucho tabajo producir alimentos, no había máquinas que facilitaran tanto el trabajo, pero comíamos. Ahora hay escaces de alimentos, se trabaja mucho y no alcanza para comprar lo necesario...»

Ernesto Gonzalez

Tilarlán, Guanacaste

San José representó la plataforma para idealizar las travesías del viaje, tanto físicas como mentales. Esto, gracias a Wagner Calderon y Laura Avilá, quiénes desde antes de emprender el viaje desde Nicaragua estuvieron apoyándonos con información y más pendientes, cuándo estábamos en territorio costarricense. El haber llegado a su casa, nos hizo adentrarnos al viaje con realidades más palpables.

Laura y Wagner es una pareja que realizó el viaje a Suramérica, ellos son los de «Suramérica en cleta». Ellos nos brindaron una de las frases que más nos prepararon antes de salir, “El viaje se puede decir, es un 20 por ciento esfuerzo físico y un 80 por ciento esfuerzo mental”.

Compartimos juntos largas horas sobre las experiencias que nos han tocado vivir, mientras comíamos y aún después de comer, se nos hacía demasiado tarde para seguir con tantas cosas por hablar. Sentimos que el haberlos encontrado en San José, será clave para nuestro desarrollo durante el recorrido. A Laura y Wagner, les estamos muy agradecidos.

Ernesto Gonzalez

San José

Tuvimos el gusto de conocer uSan José gracias a esta pareja, que nos llevo desde donde se reunen la mayoria de nicaragüenses hasta conocer a don Elbert Gonzalez, un ultramaratonista que usa la bicicleta y que nos cargo con muchas buenas vibras.

En esta casa encontramos más que dos viajeros, para nosotros son y serán parte de la motivación. Nos llenaron de buenas vibras y lo siguen haciendo hasta el día de hoy. Hoy son parte de nuestra familia, ustedes, el Pedalinho, el Pavas, el Macho ye Isis. Las palabras se hacen escasas al intentar mostrar nuestro agradecimiento, creo una vez más Laura y Wagner se van de viaje con nosotros, quizas no de forma física, pero están ahí.

Carlos Ariel Herrera

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La yuca en Valle Azul

Salimos un poco tarde de la Fortuna, un lugar que es atractivo para visitantes nacionales e internacionales por su alta oferta de actividades para hacer. Ahí no quisimos pasar mucho tiempo por los altos precios y nuestro presupuesto se nos quedaba corto. De ahí tomamos la ruta hacia San Ramón (Carretera 702), sugerida por la familia en Tilarán.

Eran casi las 9 am, comenzamos con buen ritmo pero el sol estaba bastante picante, el aire era casi nulo y pedalear bajo estas condiciones es algo frustrante. La carretera era bastante angosta, cosa que ya nos habían mencionado, pero era tranquila no había mucho tráfico y uno podía pedalear sin estar pendiente que te atropellaran. La vía se tornó ya un poco más complicada al aparecer las primeras cuestas. Nos habían dicho que era un camino “más o menos plano”. Esa es una afirmación que hasta no verla no creerla, en este caso no se cumplió y teníamos que subir y subir con un sol increíble, con el calor y la sensación térmica por el cielo y bueno con ganas de estar en San Ramón (lugar al que no llegaríamos ese día).

En una parte del camino mientras subíamos vimos pasar a un muchacho con una bolsa grande llena de ropa. Este caminaba cuesta arriba, a paso lento pero avanzaba. Al inicio no le presté mucha atención. Cuando llegamos a la parte más alta de la cuesta hicimos un stop y decidimos comer algo para recuperar fuerza. Mientras comíamos, apareció el joven. Agotado bajo la bolsa de ropa –se miraba pesadísima- y nos preguntó cuánto hacía falta para llegar hasta San Ramón y que si teníamos saldo para realizar una llamada.

Ernesto prestó su celular, el muchacho habló con su madre, este le decía que no tenía dinero para regresar y que estaba intentando pedir “ride” (aventón, ir al dedo). Luego nos dimos cuenta de que él venía de regreso de algún tipo de retiro. Nos comentó que había conocido de Jesús y que estaba intentando cambiar su vida porque había hecho mal varias cosas. Compartimos un poco de lo que teníamos con él y luego cogió la bolsa nuevamente al hombro y continúo su camino.

“Quedarse en un lugar y compartir con la familia es encontrar el el sentido de conexión.”

Nosotros luego de descansar continuamos, al rato lo vimos una vez más y como 30 mins más tarde nos pasó en una camioneta, finalmente había encontrado alguien que lo llevara hasta San Ramón.

Luego de este pequeño encuentro pedaleamos hasta llegar a un lugar llamado Valle Azul, nos acercamos a un establecimiento en donde compramos un par de batidos ya que teníamos días sin probar frutas. En el lugar comentamos a un señor lo que andábamos haciendo. Al final resulto que el señor era el dueño del establecimiento (un restaurante) y nos invitó a que pasáramos la noche en dicho lugar. Nos instalamos y conocimos a la familia Herrera Montero. Compartimos más a fondo lo que hacíamos mientras ellos compartían la cena con nosotros.

Inicialmente queríamos pasar una noche únicamente, pero al conocer un poco más a fondo la familia decidimos quedarnos dos noches.

Mientras lavábamos platos y nos reíamos en la cocina fuimos invitados a conocer algunos de los cultivos de la familia. Una de las mejores cosas creo fue compartir con ellos la cosecha de yuca para la venta. Esto fue algo inesperado, llegamos hasta la plantación y lo primero que hice fue quitarme las sandalias –el sentimiento de la tierra en los pies es algo único- Comenzamos a seguir las instrucciones y arrancamos yuca mientras el comprador llenaba las cajillas en su camioneta.

Creo compartir con esta familia de esta manera nos hizo conectarnos más con el viaje y ver más allá de quedarse y compartir el lavar los platos, o cocinar. Quedarse en un lugar y estar con una familia es encontrar el sentido de conexión, similar a como se logró en Tilarán. No se trata de algo forzado, sino más bien, regresar las buenas vibras que nos dan cada vez que sea posible. Una vez más gracias familia Herrera Montero, gracias por la confianza, por compartir su comida y sus quehaceres. Carlos Ariel Herrera

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Ilse Lucke Castro, Colectivo Ciclismo San joséActualmente el uso de la bicicleta como medio de transporte en las ciudades grandes, es un tema que poco a poco a venido teniendo más importancia en el ámbito de políticas públicas, pero tratar de acoplar el uso de la bicicleta a una sociedad que gira alrededor de los automotores, representan muchos retos por alcanzar. En San José, existen movimientos que promueven el uso de la bicicleta y van más allá, en la intención de facilitar de forma segura y libre, el desplazamiento en bicicleta dentro de la ciudad. Tuvimos la oportunidad de conversar con Ilse Lucke, quién actualmente está llevando a cabo una investigación para una ONG ambientalista que promueve el uso de la bicicleta como transporte alternativo.

«Me gusta la bicicleta porque ha sido parte importante en mi recreación desde que era una niña. Actualmente me gusta mucho utilizarla para desplazarme en la ciudad. Puedo hacer tramos cortos en muy poco tiempo, que normalmente en bus

tomaría el doble o hasta el triple de tiempo.

La bicicleta me brinda libertad de movimiento y a la vez hago deporte. Me gusta que, aún cuando me levamte de

mal humor o con mucho estrés, apenas subo mis pies en los pedales y empiezo a rodar, los sentimiento malos se van»

Además, Ilse forma parte de un grupo de ciclismo urbano recreativo, en donde la acción principal aparte del intercambio de ideas, es visibilizar las bicicletas. Para ella, visibilizar diariamente la bicicleta es una herramienta que de alguna manera cala en las actitudes y comportamientos que existen en los conductores de automotores. En este sentido, es interesante también el papel que ella ejerce, no solamente como factor de cambio simplemente, sino como mujer en el empoderamiento de una acción que ha sido reprimida por el machismo. «Como mujer la experiencia de movilizarme en bicicleta por la ciudad ha sido muy interesante. Me he percatado que por un lado se reproducen los patrones y actitudes machistas a

la hora de interactuar con los conductores y peatones. »

«La bicicleta para mí, es libertad de movimiento»

«Por otro lado el hecho de ser mujer y andar en bicicleta, considero que ayuda a “suavizar” las conductas agresivas que se dan en la calle. Lo primero el machismo, porque de alguna manera andar en bici es expresarme con el cuerpo, y en América Latina la tradición ha sido que se espera que la mujer pertenezca al ámbito privado(casa) y no tenga esta libertad de expresión corporal, menos, si lo hace sola. Encuentro actitudes de cuido que también son muestras de esemachismo activo y latente. Por ejemplo, peatones y conductores hombres que me dicen: “”tenga cuidado” “ cuidado la atropellan” “va a llover, se va a mojar” “mejor guarde la bici mamita” “que muchacha mas valiente” entre otras. Estas expresiones puedo decir que nunca las he escuchado de un hombre a otro hombre, lo anterior plasma esa visión que todavía persiste de la mujer como débil y sin capacidad de valerse por si misma. Muy pocas veces, pero hay que reconocerlas, me e ncontrado con actitudes corteses de parte depeatones y conductores: dan campo, avisan de carros o huecos en la calle y sonríen.»

Encaminarse con actitudes de lucha en la promoción de la bicicleta como medio de transporte en la mayoría de ciudades en latinoamérica, son aún terrenos inexplorados para la mayor parte de la población. Pero sin duda, cada vez hay más movimientos que se suman a compartir y dar información sobre este tipo de movilidad poco común. Agradecemos a Ilse, por haber tenido la voluntad de haber compartido su experiencia. Carlos Ernesto Gonzalez

La Bicicleta en San José

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Escuela Santiago del Monte

La Escuela Santiago del Monte está ubicada en el límite entre Cartago y San José. Nosotros llegamos a la escuela gracias al contacto con Nubia Martínez. La escuela imparte primaria –de 1ro a 6to grado-. Tuvimos el agrado de platicar con la sub-directora quien nos orientó los grados a trabajar.

En los salones nos esperaban las y los chavalos. Inicialmente estaban muy callados pero en los ojos se les podía ver la curiosidad. Solo con ver que llegan dos chavalos quemados por el sol, con un paquete de cartas y que aparte de eso eran de otro país, hacía que todas y todos se llenaran de emoción y ganas de saber lo que era.

Nos presentamos, compartimos con todas y todos que era lo que andábamos haciendo y porque. Cuando comenzamos a decirles que llevamos cartas desde una escuela en una pequeña ciudad llamada Estelí en Nicaragua hasta su escuela se emocionaron y sonrieron. Algunas estudiantes comentaron que eran mitad nicaragüenses, mientras que otros comentaban que ya habían estado y que les gustaba muchísimo.

Pedimos que alguien leyera la carta de la Escuela de Cristal para todas y todos. Callados escucharon muy atentos y luego que termino de leer el estudiante comenzaron las preguntas: ¿Cómo era Estelí? ¿Qué si se podía conocer en persona a los otras personas de la escuela? ¿Cómo era la escuela?. Quisimos que todas esas preguntas y comentarios los plasmarán en cartas para la escuela en Nicaragua y para las otras escuelas por donde fuéramos a pasar.

A parte de las cartas y la escuela, las y los estudiantes estaban interesados en saber en como dormíamos, que comíamos y cosas generales del viaje. Compartimos como era vivir en el camino, como era bañarse, como era comer y todo.

Muchos nos dijeron que querían hacer algo igual, nosotros les hicimos saber a través de una pequeña reflexión que uno debe seguir sus sueños y no dejar que nadie te diga “no se puede, estás loco, eso no es para vos”. La motivación y las ganas de seguir adelante con sus sueños, se fortaleció y el entusiasmo era muy notable tanto en estudiantes como en las docentes.

La escuela Santiago del Monte nos dio un espacio para recuperar energía, para reír, para que las voces de niñas y niños se pudiera expandir entre ellos mismos, para que se abriera una ventana y esperamos estos lazos se mantengan y que niñas y niños tengan una visión más amplia de este planeta, de esta Latinoamérica. Carlos Ariel Herrera

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Hasta pronto Nicaragua, Hola Costa Rica! El pasado jueves 11 de septiembre salimos de una pequeña comunidad llamada Villa Bonita. Por la mañana comenzamos como cada día, pedaleando con una buena sonrisa y con una buena razón para hacerlo, ya que esa mañana terminábamos Costa Rica y comenzábamos con Panamá. Esa era la idea en nuestra cabeza y no sabíamos lo que se nos venía encima: una gran pared en Panamá.

Un montón de camiones en fila nos hacía saber que ya habíamos recorrido 80 km y que estábamos en la frontera entre Costa Rica y Panamá. Era casi medio día y las miradas de las personas siempre se volcaron hacia nosotros y las bicis. Descansamos un rato, hicimos los trámites de salida y de paso conocimos a una pareja de costarricenses que viajaban en una moto BMW y que estaban admirados de vernos en las bicicletas y que veníamos de Nicaragua. Hasta ese momento todo marchaba bien.

Luego de la agradable charla con la pareja y de despedirnos de ellos, pasamos a las ventanillas de entrada a Panamá. Una vez ahí, Ernesto comenzó a hacer sus trámites mientras yo (Ariel) cuidaba las dos bicicletas. Ernesto se encontró con algunas dificultades, nos pedían los papeles de la bicicleta, y que hiciéramos una declaración sobre las mismas. Sin embargo en otra oficina le dijeron que no teníamos que hacer eso, que para las bicicletas no era requerimiento. Después de ponerle un poco más de trabas y mostrar la solvencia económica, Ernesto tenía el sello de entrada a Panamá en su pasaporte.

Una vez que tocaba mi turno, me acerqué a la ventanilla y me atendió un señor, quien vio mis papeles (pasaporte, boleto aéreo de Copa airlines para Ecuador desde Panamá, solvencia económica), luego de terminar de verlos y confirmar que todo estaba bien, dijo: “Espéreme un minuto”, se levantó y caminó hacia otra oficina, regresó y me dijo: “espere que regrese mi superior”. Yo le pregunté que si había algún problema, él me dijo que esperara.

La Pared de Panamá

Después de un par de minutos apareció un hombre como de 35 años, con una placa con la inicial de su nombre seguido de su apellido “R.MENDOZA”. Revisó mis papeles y en un tonó fuerte me dijo: “Usted no puede entrar a Panamá”, para mí fue una gran sorpresa y de momento un poco de shock. Yo de manera educada le pregunté cuál era la razón, entonces se dirigió a mí con estas palabras: “vos sos nica, ustedes necesitan presentarme un boleto de ida y vuelta vía terrestre hasta Managua, y aparte de eso vos no tenés doble visa para Costa Rica”; me quedé un tanto perplejo por cómo me había hablado, yo le respondí educadamente que tenía mi boleto de salida de Panamá -él lo tenía en sus manos impreso- y que en el Consulado de Costa Rica me había hecho saber que yo no necesitaba doble visa, ya que yo volaba de Panamá a Ecuador y como mi vuelo de regreso no era por Panamá no era necesario. Luego de platicar con él y de explicarle como era nuestro viaje, él me interrumpió y me dijo siempre en un tono fuerte y despectivo: “mira,… tu boleto aéreo aquí no sirve, tenés que ir a buscarte un boleto de ida y vuelta hasta Nicaragua por Ticabus, y aquí no te dejo entrar sin la doble visa de Costa Rica, rechazado….”

Después de que me dijo rechazado, se puso a escribir unas cosas y puso un sello en mi pasaporte de rechazado y me envió con un oficial de migración de regreso a las oficinas costarricenses para que me anularan el sello de salida de Costa Rica. En ese momento yo me partí en mil pedazos.

Luego de pensar un poco comenzamos a hacer llamadas a la línea aérea Copa, a amigos en San José para que nos ayudaran a investigar y con la misma oficina de Protección al Migrante pero no funcionó nada, todo esto paso como en hora y media. Luego tenía que decidir qué hacer, así que tomé un bus desde la frontera de Panamá, de regreso a Nicaragua en un viaje que duró más de 24 horas. Mi bicicleta quedó en la frontera con Ernesto y comencé a hacer nuevos trámites. En Estelí pagué la nueva visa (doble ingreso) y cuando fui a ticabus, no había ningún boleto de ida y regreso para las fechas que necesitaba. Nuevamente estaba en otra situación para explotar. No era posible que no hubiera -me decía a mí mismo-. En ese momento los costos de todos los trámites y la situación estaban en su clímax y poco a poco me quedaba prácticamente sin dinero, yo sentía que me desmoronaba por dentro.

Para resumir un poco y de alguna manera más tranquilo, si Dios quiere, tengo un vuelo nuevo desde Costa Rica, nueva visa, boleto de bus ida y vuelta hasta Costa Rica, la bicicleta está en San José gracias a Ernesto que se fue en un tráiler con ella, mis fondos para el viaje prácticamente desaparecieron con esta situación, y ahora vamos por el 4to ó 5to round, para salir de Centro América.

En conclusión creo que ciertas autoridades migratorias y gobiernos centroamericanos no tienen los pies sobre la tierra, existe mucho racismo, discriminación, injusticia y muchas veces hay personas que se quieren aprovechar de vos para sacarte dinero. Oficiales de migración aliados con transportistas, requisitos ilógicos, la formas de comunicación por el suelo, etc.

Este ejemplo de situación no es algo nuevo, lo viven muchos nicaragüenses, muchos hondureños, salvadoreños cada día. Esta es nuestra experiencia escrita y a la vez me pregunto cuantas más de éstas pueden haber y los sentimientos que afloran de las personas que lo vive, pero que no están escritos.Es claro que necesitamos cambiar, que las fronteras y diferencias o estereotipos están en un grupo pequeño de personas que se hacen llamar autoridades y/o gobiernos, pero que esta situación o forma de pensar no representa la voz de la mayoría del pueblo.

Solo quiero agradecer a las personas que me dieron ánimos y palabras de aliento, agradecer a mis padres que están ahí siempre, a mi novia, a mi amigo Ernesto, a Fernando, a mis otros amigos, a mi familia, vecinos y hasta a las personas que fueron compañeros de bus cuando venía para Nicaragua. Ahora solo es tener fe y la confianza en Dios, de que todo saldrá bien con el resto de cosas que faltan para alcanzar este sueño y cumplir las metas de este proyecto. Carlos Ariel Herrera

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