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BIBLIOTECA CENTRAL

MINISTERIO DE AGRICULTURA

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DEVUELVA este libro antes de la última fecha'añotada

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BREZALES Y BREZOS

DIANA, Artes Gráficas. - Larra, 12. Madrid

BREZALES Y BR.EZOS

Síntesis geobotániéa de las formaciones de Erícoideasy

Resumen monográfico de las especies españolas

POR

NICOLAS DE BENITO CEBRIAN

Becario del Grupo de experiencias de Flora

dol INSTITUTO FORESTAL DE INVESTIGACIONES Y EXPERIENCIAS

SECCIOM DE ¡r.n"..FMA"·(l';" r. e \,~" 'Ti u~~ ,~ al l.. _ n H h 1 U ..... ,[. ."" >.: - v v.' - ~

s:g __. "'_'.==.j

A1Il'O XIX

MADRID 1948NÚM.

El indudable interés e importancia de los brezos en la vegeta­ción mundial y el que particularmente ofrecen en los montes es­pañoles, han sido las razones que me han movido a escoger estetema, al recibir L'1 encargo de redactar una Memoria sobre al­guna de las materias que- han sido objeto de mis trabajos yestudios, como becario de la Sección de Flora, de este InstitutoForestal.

Elegido el asunto, hube de fijarme como primera finalidad demi trabajo, la de dar a los forestales españoles un resumen mo­nográfico sobre los brezos que viven en nuestros montes, en elque se encontraran los datos precisos para la determinación delas especies, seguidos de una descripción botánica e informacióngráfica de cada una de ellas; complementando esto, con brevedadpero sin ligereza, con la documentación fitogeográfica y ecológi­ca, necesaria para permitir interpretar, en cada caso, la presenciade estas plantas o de los matorrales por ellas formados, atribu­yéndoles la significación debida.

Parecíame bastante este programa, pero apenas iniciada milabor, el Jefe de la Sección me sugirió la idea de ampliarle, ha­ciéndome patente la conveniencia de que toda esta informaciónsobre los brezos españoles quedara relacionada y encajada en unareseña general sobre los brezales del Globo, en la que podríanresumirse los datos conocidos sobre la representación que tieneny la significación que corresponde a los tipos de vegetación ca­racterizados por las Ericáceas ericoideas; resumen que de-beríapreceder al desarrollo del tema fitográfico que se fijó desde elprincipio como principal de este trabajo.

6 N. DE BENITO CEBRlÁN

Ajustándome, pues, al indicado plan, voy a tratar de desarro­llarle con arreglo al siguiente sumario:

l. ¿Qué son brezos?-Resumen sistemático de las Ericáce:as.­Características de los gens. Calluna y Erica.--Concepto debrezal.-Datos sobre ecología y temperamento de estas for­maciones vegetales y distribución geográfica de las mis­mas.-Reseña de los principales tipos de brezal del Mundo.

11. Los brezos españoles.--Clave para la determinación de lasespeciea-c-Descrípcíón botánica y datos fitogeográficos yecológicos de cada especie.

No se me oculta lo ambicioso de esta pretensión, sobre todoen mi caso de principiante en los estudios botánicos; pero todoha sido posible merced a la ayuda constante y sabia direcciónque para mi trabajo he tenido en el Jefe de la Sección de Florade este Instituto, D. Luis Oeballos, a quien, tanto por sus ense­ñanzas en la cátedra de nuestra Escuela, como por sus consejosy asesoramientos actuales, debo el haber podido dar cima a laredacción de esta Memoria, venciendo numerosas dificultades, quesin tal ayuda me hubieran sido insuperables.

Huelga advertir que no pretendo en esta publicación decir nadanuevo sobre un tema del que se han ocupado, en todos sus aspec­tos, botánicos de gran prestigio y experiencia. Estando en plenonoviciado de las lides botánicas, y no mereciendo casi la denomi­nación de incipientes mis trabajos de campo, sería ridículo y abosurdo si tratara de presumir presentando este trabajo como fru­to de la propia investigación. Se trata simplemente de una reco­pilación de datos sobre las cuestiones indicadas, que he procuradoreunir y glosar, en la forma en mi concepto más oportuna yacertada, para dar en breve espacio, a los forestales y personasque se interesen por la vegetación de nuestros montes, un resu­men sobre el contenido de las palabras "Brezales" y "Brezos".que he adoptado como título para la publicación.

Al final van indicadas, en la correspondiente nota bibliográfica,todas las obras que he utilizado para mi documentación y me hanservido de guía para la redacción de este estudio.

1

Con el nombre de brezos se designan en España las plantaspertenecientes a los géneros Erica y Culluna, de la Fam. Ericá­ceas, llamándose brezales a las formaciones que dichas plantascaracterizan.

Aunque excepcionalmente puedan algunas especies presentar­se con talla y porte árboreos, se trata, en general, de arbustos,matas o matíllas muy ramificados y densamente poblados de ho­jas pequeñas, escamiformes en CallU'Y!¡(J) casi lineares en Erica,especialmente acondicionadas para disminuir la transpiración;esta conformación de hoja estrecha, con los bordes enrolladoshacia abajo y ligero surco en su parte central, hace que los esto­mas situados en su envés, queden en el fondo de la acanaladuraformada por los bordes revueltos, y defendidos por éstos de laacción de los vientos; tales hojas, con apariencia de aeículas,constituyen el llamado tipo erioouie, característico del gen. EN­ea) aunque presentado también por otras muchas plantas, Eri­cáceas o de otras familias, que precisan adaptarse a situacionesanálogas a las que describiremos como propias del brezal.

La coincidencia de morfología externa que en los brezos pue­de ser apreciada, responde a cierta semejanza en las condicionesespeciales de la habitación botánica en que se instalan y difun­den las diversas especies, por lo que el brezal constituye un tipode vegetación perfectamente definido y caracterizado ecológica ygeográficamente.

Antes de efectuar el análisis temperamental de los brezos yde estudiar el medio estacional en que se desarrollan los brezales,

8 N. DE BENITO CEBRLÁN

creemos conveniente dejar bien precisada la situación sistemáti­ca de los gens. Oalluna y Erioa, Y señalados los caracteres botá­nicos que los definen. Para ello damos a continuación un cuadro,índice o resumen, de la Fam. Ericáceas (perteneciente a las An­giospermas dicotiledóneas, de la Subclase Metaclamídeas y OrdenEricales) en el que se hace relación de todos los géneros que com­prende, con las indicaciones oportunas para darse idea de la im­portancia y repartición geográfica de cada uno, habiéndose sub­rayado los nombres de aquellos que espontáneamente están repre­sentados en España.

Fam. ERICACEAS.

Flores gamopétalas, tetrámeras o pentámeras; estambres di­plostémonos, no adheridos a la corola; anteras extrorsas, frecuen­temente apendiculadas, con dehiscencia poricida; polen en tetra­das. Fruto capsular, bacciforme o drupáceo formado por 4 ó 5carpelos,

Plantas leñosas con hojas simples, generalmente perennes.Unas 1.700 especies ampliamente difundidas por ambos he­

misferios.

Subfam.

V ACCINIOIDEAS.

Ovario ínfero.Fruto en baya.

Géneros

GaylU8sucia (40 sp. Amer. tropo y del N.).- Veccí­nium (100 sp. Eur., Amer., India, Madag., s;m;r.;I;ili.).-Rigiolepis (1 sp, Borneo).-Catanthera(1 sp, Nuev. Guin.).-Gorallobotrys (1 sp, Rima­laya).-Disterigma (3 sp. Amer, N.).-Pentaptery·gium (5 sp, Himalaya).-Agapetes (30 sp, S. Hi­mal., N. Aus1:mlia).-Paphta (1 sp. ¡"idji).-SphJJ­rospermum. (5 sp. Amer. trop.).-Sophoclesia(10 sp. Amer. trop., Trinidad).-Oreamtes (1 sp.Andes).-Macleania (12 sp, Amer. trop.).-An­thopterus (10 sp. Andes).-Notopora (1 sp. Guay.brit.).-Findlaya (1 sp, Trinidad).-Cavendishia(2 sp, Perú, Méj.).-Psammisia (30 sp. Andes).­Hornemamia (2 sp, Antill.).-Thibaudia (50 sp,Amer. trop.).

BREZALES Y BREZOS 9

Subfam. Géneros

ARBUTOIDEAS.

Ovario súpero,

Fruto carnoso, bac­ciforme, rara vezcapsular.

Corola caduca.

EukyanthU8 (5 sp, Asia W.).-Cassiope (7 sp. nór­dicas y mont.).-Leucothoe (32 sp. Amer.).-An­dromeda (6 sp. Jap., Amer. N.).-Lyonia (17 sp.Asia, Amer. N.).-Agauria (5 sp, Afr. trop.).­Oxydendron (1 sp. Amer. N.).-Orphanidesia(~sp. oriental).-Epigaea (2 sp. Amer. N., Jap.),GaultherW, (100 sp. Amer., Asia, Australia).-Di­plyoetria (10 sp, malay.).-Pernettya (26 sp, An­des).-Chiogenes (2 sp. Amer, N.).-Wittsteinia(1 sp, Mts. Victoria) .-Arbutus (20 sp. Medit., Ca­narias, Amer. N., Méjico).-Aretostaphylos (18 sp.Europ., Asia, Canadá) .-Arctous (2 sp, círcum­pol, bor.),

iElliotia (1 sp. Amer. N.).-Tripetaleia (2 sp, Jap.).Oladothamnus (1 sp. Amer. N.).-Bejaria (16 sp.Amer. centro trop.).-Ledum (3 sp. Amer. N., Eu­ropa N.).- Rhododendron ('WÚ sp, Europ., Amer.,Asia).-Menziesia (7 sp, Asia W.).-Tsusiophy­llum (1 sp. Jap.).-LedothammlUS (1 sp. Guay.).-Leiophyllum (1 sp, N. Jersey-Florida).-Lo;s.e/eu­da (1 sp, circumpol. y monto Europ.).-Diplarche(2 sp. Himalay.).-Rhodothamnus (1 sp. Alpes).­Kalmia (6 sp, Amer. N.).-Phyllodoce (7 sp. boroy monto europ.).-Bryanthus (1 sp, Kamstchat­ka).-Dab~e~;CJ (1 sp. Europ. atlán.).

Ovario súpero.Fruto capsular, de

dehiscencia sep-tíeída, I

Ca r ola irregular,caduca.

Hojas alternas.

RHODODENDROIDEAS.

~a"u_'!...,! (1 sp, Europ., Asia W., America N. y Afri­ca N., islas atlán.).-·Erica (570 sp, Europ., Afri­ca, islas atlán., Asia SW.) .-Macnabia (1 sp,Cabo).-Bruckentalia (1 sp. Cárpatos).-Philippia(20 sp, Cabo, Madag., Camerun).-Ericinella (4 sp.Cabo, Madag., Afr. trap. Fernando Póo) .-Blae­ría (15 sp. Afr. S. y monto Afr. trop.).-Eremia(30 sp, Cabo) .-Simochilus (34 sp. Cabo) .-Sym­pieza (5 sp. Cabo).-Scyphogyne (4 sp. Cabo).­Codonostigma (1 sp. Cabo).-Salaxis (22 sp.(Cabo).

ERICOIDEAS.

Ovario súpero,Fruto capsular, de

dehiscencia gene­

ralmente IOCUli_¡cída,

C o rol a marces­cente.

Hojas opuestas overticiladas.

10 N. DE BENITO CEBRIÁN

Los géneros OaUuna y Brica, de los que especialmente vamosa ocuparnos en este trabajo, coinciden morfológicamente en laestructura tetrámera de sus flores, con corola marcescente, y ensu fruto capsular; pero se diferencian y quedan perfectamenteindividualizados por los siguientes caracteres:

Oalluna.-Cáliz coloreado de longitud mucho mayor que lacorola; hojas escamiformes densamente empizarradas, opuestasdecusadas, Cápsula septicida.

Erica.-Cáliz normal, verde o escarioso, de longitud muchomenor que la corola; hojas revueltas por los bordes, estrechas,casi lineares (tipo ericouie) verticiladas u opuestas. Cápsula 10­culicida.

No deja de ser curioso el contraste existente entre el gen. Oa...lluna, monoespecífico (C. vulgaris Salisb.), con enorme difusióngeográfica, y EriorD, con más de 500 especies, muy pocas de áreaextensa; más de 450 son endemismos con localización bastanterestrigida en la región sudafricana del Cabo.

Fijándonos en los datos fitogeográficos consignados en el cua­dro-índice de las Ericáceas, observamos que las tres primeras sub­familias tienen dispersión universal, mientras que las Ericouieoscasi pueden considerarse limitadas a Europa y Africa, puesto quela presencia de Oallwna en América del Norte es muy escasa yprobablemente debida ya a la acción del hombre.

Aunque en España se aplique el nombre de brezo (como enel resto de Europa los de HeiiJJ6, heain, bruyere, brughiera, urze,etcétera) únicamente a los géneros Oalluna y Erica, las analogíasecológicas y de conformación que con ellos tienen todos los de­más géneros de Bricouieas, justificarían se ampliasen a éstos y asus formaciones los conceptos de brezo y brezal.

Como complemento gráfico de los datos que se han dado so­bre la repartición geográfica de las Briooideas, incluímos un cro­quis, en el que se han señalado con números las situaciones co­rrespondi-entes a los principales tipos de brezal, que brevementehemos de analizar en las páginas que siguen.

Apreciamos, desde luego, en este croquis que el área de losbrezos está esencialmente formada por dos grandes manchones,uno boreal y el otro austral: el primero, de gran amplitud, seextiende desde las regiones nórdicas europeas hasta el Norte daAfrica y Archipiélago Canario, con marcada tendencia a no des-

AREA DE LAS ER/CACEAS

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ER/COIDEAS.

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30

60

Distribución del tipo brezal

ft nórdico

íl! Europeo de lransicrán

~ mediterráneo

4J. Islas allanhcas

~ Afrtca tropical

~ región del C~~'l

12 N. DE BENITO CEBRIÁN

viarse de las influencias atlánticas; como apéndice occidental delmismo, llega a tocar las costas de América del Norte, precisa­mente para dejar incluidas las localidades de Calluna vulgaris aque antes hicimos alusión. Lógicamente, dentro de la enorme ex­tensión abarcada por esta mancha, las diferencias de situación,especialmente las originadas por la latitud, deben dar lugar a ladistinción de los tipos de brezal que hemos designado con los nom­bres de nórdico, europeo de transición, mediterráneo y de las is­las atlánticas.

De bastante menor extensión es el otro manchón, localizadoen Africa, en cuyo extremo Sur, región del Cabo, se concentranla mayoría de las especies. Aunque le hemos calificado de austral,no lo es completamente, ya que por encima del ecuador se en­cuentran algunas de las estaciones del brezal de mayor interés eimportancia, como son las correspondientes a las altas montañasde Abisinia y a parte de las del Africa tropical.

En el área sur de los brezales deben quedar incluidas las mon­tañas de Madagascar y de las demás islas africanas del océanoIndico, quedando como islotes sueltos las manchas correspondien­tes al matorral de Ericoideas existente en las regiones de Angolay Golfo de Guinea.

Según la autorizada opinión de Chevalíer y de otros ñtogeó­grafos de prestigio, los brezales localizados en las grandes altu­ras del Africa tropical, representan los relictos de la verdaderapatria de las Ericoideas, del foco original, desde donde se realizóla dispersión de todos los brezos.

Antes del Cuaternario, el clima existente en la región cen­tral de Africa, que hoyes tropical, era muy apropiado a la floraxerotérmica, dentro de la cual el tipo brezal tuvo adecuada loca­lización en las mesetas rocosas y turberas temporales situadas alpie de las montañas, de clima más lluvioso. Las modificacionesque en el transcurso del tiempo ocurrieron en el clima provocaronen la vegetación los cambios consiguientes, y el brezal hubo dedispersarse: las especies que permanecieron en la región tuvieronque encaramarse hasta las alturas de 2.000 a 4.000 m. en que hoyse encuentran; la mayoría de los brezos se desplazaron hacia elSur, pero faltando ya el contacto con tierras de la Antártida, laemigración se detuvo en la región del Cabo, donde algunas espe­cies se extinguieron y las demás quedaron como embotelladas, sí-

BREZALES Y BREZOS 13~-----_.._---- ---

guíendo un proceso de extinción más lenta, que actualmente con­tinúa; las Ericoideas del Cabo no son, pues, neoendemísmos, sinoreliquias del brezal antiguo. Algunas especies que se desplazaronen sentido oriental u occidental dieron lugar a las manifestacio­nes que hoy tienen las Ericoideas en Madagascar, Mascarenas,Guinea, Camerún, etc. Otros brezos, los menos, huyeron hacia elNorte, y salvando la depresión mediterránea, invadieron Europa.Los cambios de clima que determinaron después la existencia delos grandes desiertos africanos, dejaron a estos brezos separadospara siempre del país de procedencia. Los trastornos y hundí­mientos ocurridos en aquellas épocas dieron lugar al aislamientode los manchones de las islas atlánticas y a la separación en dosbandas del grupo homogéneo de los brezales mediterráneos.

Estas especies que emigraron hacia Europa encontraron en ellaun medio tan apropiado para su difusión y tanto espacio parasus migraciones, que no tardaron en conquistar las regiones másseptentrionales, continuando después la evolución progresiva de suárea y la diversificación de sus formas, como lo prueban las varia­ciones habidas en algunas Erica, y, sobre todo, el polimorfismo de laCalluna vulgaris y sus conquistas relativamente recientes en elContinente americano.

• • •

Por dispares que, geográfica y ecológicamente, nos parezcanlas regiones comprendidas en el área de los brezales que acaba­mos de diseñar, no cabe duda que en todas ellas han de ofrecerselas semejanzas ecológicas que determinan y consienten la insta­lación y dominio de esta forma de vegetación. Procede, pues, queanalicemos brevemente el temperamento de los brezos y las con­diciones de medio requeridas para el desarrollo del brezal.

De un modo general, los brezos son especies muy frugales, si­licícolas y acidófilas, fácilmente ada ptables a los suelos pobresy sueltos, de climas no excesivamente castigados por la sequíani por las extremas temperaturas.

A pesar de su estructura xeromórfica, que les permite sopor­tar períodos de acusada sequía, los brezos requieren en sus esta­ciones un cierto grado de humedad, que si no es proporcionadopor las precipitaciones, suele compensarse por la abundancia de

14 K. DE BE:-iIT'J CEJlRIA:-i

brumas; confirmación de este hecho es la localización preferentedel brezo en comarcas no alejadas de las influencias oceánicas.

La adaptación de los brezos a los suelos de extremada pobre­za en sustancias nutritivas y su transigencia con la acidez, a ve­ces elevada, que a los mismos proporciona el humus crudo acu­mulado, son las características más notables de estas plantas,merced a las cuales, se adueñan y colonizan los terrenos de talcondición, sin tener que vencer la competencia de las demás es­pecies, en general, no preparadas para el caso.

Se ha tratado de explicar dicha adaptación por la compensa­ción que a la escasez de alimentos en el suelo supone en estasplantas la abundancia y persistencia de su follaje, de especialestructura, lo que unido a la benignidad del clima, con humedadno escasa, les permite prolongar grandemente el período vegeta­tivo y aprovechar hasta el límite esas pocas sustancias nutritivasque el suelo contiene; pero al mismo tiempo, esa misma escasezde alimentos impide la presencia de las bacterias encargadas dela descomposición de la materia orgánica, que abundantementeproporciona el propio brezal, la cual se acumula y origina la acidezdel suelo, sobre todo cuando se trata de suelos con exceso de hu­medad y mala ventilación, frecuentes en la parte septentrionaldel área de los brezales, de clima más frío que en el resto. Sinembargo, ni la acidez, ni la escasez de sales disueltas son obstáculopara la existencia de las míeorrízas, constantes en los brezos, cuyafácil subsistencia en tales medios se atribuye en gran parte a losefectos de esa simbiosis.

En medios de la mala condición citada puede constituir el bre­zal la forma climax de vegetación; pero con mucha más frecuen­cia, las formaciones de brezos son derivaciones regresivas delbosque, en cuyo suelo empobrecido por la desaparición de la cu­bierta arbórea encontraron habitación adecuada a su frugalidady acceso facilitado por su abundante diseminación; en suelos si­líceos y en clima apropiado, como el ofrecido por el occidenteeuropeo, es muy frecuente y característica la invasión rápida ycompleta del brezal después de la destrucción del bosque. Estemismo es, en general, el origen de los brezales mediterráneos.

Sea cualquiera su significación y origen, la uniformidad y mo­notonía suelen caracterizar la fisonomía de los verdaderos breza­les, en los que se llega, a veces, a la total exclusión de otras es-

lIR.EZALEB y BRf:ZU'; lS

pecies; la densidad de la formación y la oscura tonalidad verdosa,o pardo verdosa en invierno, son también rasgos constantes de' lamisma, mientras que la talla resulta variable, según las condicio­nes de la localidad y las especies que integren el brezal.

Aunque en su conjunto respondan los brezos a esas caracte­rísticas ecológicas que hemos esbozado, existen, entre las nume­rosísímas especies del gen. Erica, algunas de temperamento tandistinto, que aun siendo sitemática y morfológicamente tan bre­208 como las otras, no pueden, en sentido ecológico, ser conside­radas como tales, como no encajan en el concepto brezales, losmatorrales en que intervienen; tal es el caso de nuestra E. mul­ti/ZOTa, especie típica mediterránea, calcóñla y xeróñla, de marcadafidelidad con el bosque esclerófilo (Quercus ilex, Pinus 1uiLepen­BÍ8, etc.) , que matiza con frecuencia los matorrales definidos porLabiadas o Cistáceas, completamente ajenos al verdadero brezal.

Del mismo modo que apuntamos la existencia de especies deEric<J extrañas al brezal, debemos anotar la frecuente interven­ción en los brezales típicos de especies de otros géneros, Vacci·nium, Daooecia, e incluso de otras familias, como Empetrum ni­grum, Myrica gale, perfectamente adaptadas a las situaciones enque aquella formación se instala.

Una vez acusados los rasgos que caracterizan al conjunto delos brezales, vamos a dar una breve referencia sobre cada unode los tipos que, por razones geográficas, hemos distinguido ennuestro croquis.

BREZALES NÓRDICOS.

Callwna '/JUZgaría y Brica tetraii» son las especies fundamen­tales de este tipo de brezal, que podemos suponer plenamente ca­racterizado por la primera, e incidentalmente por la segunda, lacual llega en ocasiones a adquirir predominio. La intervención deotras especies de Brica suele indicarnos el tránsito hacia otrostipos de brezal, dando lugar a facies especiales, propias del límitemeridional de éste que nos ocupa.

Se extiende esta formación por Islandia, Península Escandina­va, Dinamarca, Estonia, N. de Alemania, Escocia y algo de losPaíses Bajos y NW. de Francia, con manifestaciones aisladas en

16 N. DE BENITO eEBulAN

las partes altas de algunas montañas del centro y sur de Europa.La presencia de Calluna 'lJIilgaris en Norteamérica (Ma.ssachu­

setts y Terranova) no implica la exísteneía allí del brezal nor­dieo; se trata de un hecho cierto y de interés geográfico; pero.existen fundamentadas dudas de que la especie sea autóctona enel Nuevo Continente. Por otra parte, la Callwna, además de serespecie fundamental del brezal nórdico, puede intervenir como ele­mento accesorio o principal en otros tipos de brezales.

Los brezales de este tipo son, en general, de talla mezquina(10 a 30 cm.) y suelen presentarse en formación densa, a vecestanto, que el suelo queda invisible por completo; no obstante, hayocasiones en que este matorral se muestra francamente abierto,en cúmulos irregularmente repartidos sobre un suelo desnudo enlo demás.

Guardan los brezales nórdicos estrecha relación con los suelosácidos del tipo turbera, siendo frecuente que el matorral de Callu­na colonice las turberas desecadas por los drenajes y que se ins­tale en los cerros, lomas u otras elevaciones que destaquen sobre .el trampal de la turbera. Del brezal a la turbera, o viceversa, pue­de pasarse sin bruscas transícíones.

La vegetación arbórea rara vez es compatible con los suelosácidos y pobres ocupados por tales brezales; pero además es fre­cuente que la mala condición de estos terrenos permeables, lava­dos y exentos de cal, se agrave por la presencia de capas endu­recidas de alíes, en niveles relativamente superficiales, constítu­yendo un obstáculo insuperable para la penetración de las raícesde los árboles. En estos casos en que la instalación del bosqueno es factible, el brezal constituye, sin competencia, la forma elri­max de vegetación.

La especial ecología diel brezal le consiente además rebasaren montaña los limites altitudínales del bosque, al igual que enllanura rebasa los impuestos por la latitud, siempre en relacióncon la vegetación de tipo turbera (líquenes, musgos, BetUla nana}etcétera).

Al llegar a los límites de su difusión, en sentido ártico o al­pino, el brezal pierde su peculiar aspecto; Callwna y Erica vancediendo su puesto a otras Ericáceas, Q a especies de otras fa­milias, mejor adaptadas para resistir la intensidad y persistenciade los fríos, acabando por ausentarse del todo, encontrándonos

BREZALES Y BREZOS---- -----------------_. - .

17

con un tipo de vegetación que pudiéramos llamar breeü sin bre­208, el cual se sale ya del concepto a que se refiere este trabajo.De aceptar la denominación brezal COn ese criterio amplio, fiján­donos exclusivamente en las condiciones del medio, con abstrac­ci6n de la composición floristica, tendríamos que hablar de losbrezales de Groenlandia, del NE. de Asia, del Canadá e inclusodel brezal antártico de las islas Falklind, Kerguelen y Georgiadel Sur, caracterizado por Acaena, Bmpetrum, Pernettua, etc.

En las manifestaciones más septentrionales de estos brezalesdel norte: de Europa, Calluna y E. tetrolix, además de ser los úni­cos verdaderos brezos, constituyen la principal representación delas especies oceánicas, pues en el conjunto es completo el predo­minio de los elementos boreales, Empetrum niqrum, Vacciniummyrtillus, V. uliginosum, V. oitis-uiae, Dryas octopetala, Oarex rí­gida, etc., que acaban por caracterizar plenamente esas facies queya hemos designado como brezal sin brezos. En general se insta­lan estas formas de vegetación en modestas altitudes, casi siempreen concomitancia con asociaciones higrófiIas de musgos, líquenes,Cíperáceas (Er'iophorum, Sphagnum, etc.).

Al separarnos de los límites nórdicos de la formación, la pro­porción de especies oceánicas aumenta, los musgos disminuyen;son frecuentes las interferencias del brezal con los herbazales deGramíneas (Nardus, Agrostis) , no tardando en aparecer, en lasorientaciones de solana, laderas más cálidas y secas, la Erica ci­tlicrea, iniciándose el cambio hacia los tipos que hemos llamadoeuropeos de transición.

BREZALES EUROPEOS DE TRANSICIÓN.

La Erica cinerea, supeditada a la Callutna o con manifiesto pre­dominio en el brezal, se hace ya presente en las latitudes del sur­oeste de Noruega; tiene algunas manifestaciones en el sur de Sue­cia y en Dinamarca, extendiéndose por las Islas Británicas, Fran­cia occidental y región noroeste de la Península Ibérica.

Desde los brezales nórdicos del tipo Oallurna-Empe:trum-Vacci­niu.m o del más húmedo, Callu'YILJ" E. tfltralix, Myrica gale se pasapor algunas facies intermedias al tipo de tendencia xerotérmica

2

18 N. DE BENITO CEBRlÁN---------------~---- --~---~----------

caracterizado por la Brica cíneroo, de presencia casi constante enlos brezales europeos de transición hacia los mediterráneos.

El límite septentrional de los brezales con E. citW'rea vienedeterminado por la isoterma 2" en enero, que fija el paso al nór­dico del tipo Empetrum; el limite meridional, lo fijan las tempe­raturas estivales, isoterma de 22" en julio, señalando el paso albrezal netamente mediterráneo. No suele llegar la citada especiea la costa mediterránea, pero es muy frecuente que intervenga enmatorrales o formaciones caracteristicas de la parte occidentalde esa región.

La disminución de los musgos, o su desaparición completa, sue­le ser simultánea con la aparición de la E. cinereo: Aún puedenestos brezales representar la climax de la vegetación natural; perosalvo casos de excepción son derivaciones del bosque: bien del defrondosas (abedules, fresnos, olmos, avellanos), caso frecuente enDinamarca y otros puntos del norte de su área, o del bosque deresinosas (principalmente del Pinus silOO8tris), cual ocurre en Es­cocia.

La facies de brezal con enebro, JuntiJperus communis, frecuen­te en los montes europeos, suele referirse casi siempre a estasderivaciones del pinar (P. 8'Üve8tris).

En Inglaterra, donde E. cineq-ea está difundida por todo el te­rritorio, el brezal es generalmente sucedáneo del Quercetum ro­buris, y su aspecto nos ofrece ya, como nota marcadamente at­lántica, la intervención de los tlojos o aulaqa« tUle» galli, U. na­nus); junto a ellos suelen intervenir Erica ciliaris y E. tetrralix.

Este tipo de brezal con U1Jex es frecuentísimo en Francia, eincluso llega a tener manifestaciones importantes en el noroesteibérico: Ule» europeou«, GetnistelZa tridentata, Doooeeia polijoliJa,Halimium occidJmtale, son especies características de nuestros bre­zales gallegos, en los que intervienen con la Erica cinerea las E. ar­borea, E. cil~aris, E. umbellaVa y Calluna vuJ,garis, representandocasi siempre derivaciones regresivas del robledal (Q. pedunculata),

La transición hacia los brezales mediterráneos, apreciable yaEn el noroeste ibérico, queda plenamente de manifiesto en el surde Francia, donde junto con la E. arborea hace su aparición laE. sooporia, y el brezal se interfiere con el típico maquis, en elque intervienen Arbutus, Oieiu», Genista, Buaus, Viburnum, etc.,

BREZALES Y BREZOS 19

elementos del Qw::rcetum sessiliflloraeJ tozas, e incluso en algunoscasos del ilici8.

Si al desplazarnos desde los brezales nórdicos hacia el sur, lohacemos separándonos de las influencias atlánticas, e internán­donos en la Europa Central, bien pronto desaparece el ambientepropio del brezal, que, como tal tipo de vegetación, sólo se con­serva en determinadas situaciones de montaña: brezales del tiponórdico encontramos en algunas localidades de las cadenas exte­riores de los Alpes sobre alturas donde las precipitaciones sonabundantes, estando relacionados, como aquéllos, con las forma­ciones de turbera, correspondientes a suelos ácidos y húmedos enexceso; también la Calluna vulgaris figura como característicaprincipal de la vegetación leñosa en la zona de nieblas y parteinferior del piso subalpino, en diversos puntos del interior de laCordillera, quedando relegada a un papel subordinado en los va­lles de los Alpes centrales, de clima subcontinental, donde el ma­torral con Calluna no rebasa los límites del bosque de coníferas.

Sin constituir verdadero brezal, tiene el gen. Brica curiosa yabundante manifestación en las cordilleras de la Europa Central,por medio de la E. carnea) especie que, sin rehusar los suelos degranito y gneis, tiene marcada tendencia calcófila, representandoimportante papel en los Alpes calizos y dolomíticos, dentro de loslímites climáticos del Pinus montana) interviniendo también enlas facies degradadas de otros bosques de coníferas de montaña,en laderas soleadas, de suelo rocoso; por excepción aparece enaislados ejemplares sobrepasando los limites del bosque o en lasregiones inferiores, como en Toscana y Valencia, donde se aproxí­ma al mar.

Este pseudo-brezal, en E'l que interviene la Erica carnea conArct08taphykJ.s uva-ursi) Polygl1la ckamaebuxus) Daphne stricta,Heliatnthemum alpestre, etc., constituye tapiz rastrero, con predo­minio completo de las especies leñosas, muchas de ellas perenní­folias, lo que no es frecuente en las asociaciones alpinas.

Por su situación sistemática, en la Sec. Ectasis del gen. Erica,se aparta la E. earnJ/'la de las demás especies europeas, pertenecien­tes a la Seco Euerioa; sin embargo, parece indudable su parentes­co con la E. mooiterranoo) guardando ambas sus mayores afinida­des con algunos brezos endémicos de la región del Cabo. SegúnBraun Blanquet, la asociación E. carnea con Polygaltx, ohamoeou;

26 N. DE BENITO CEBRIÁN

:m8 puede servir como ejemplo de la existencia de un tronco flo­rístico africano primitivo en los Alpes.

Otro brezo del sur de Europa y región mediterránea, que ma­nifiesta también ciertas tendencias calcóñlas, es la E. vagan s, lacual interviene con frecuencia en el brezal típico de CaUuna y E.cineroo, sin que pueda consíderársela característica del mismo; te­niendo, en cambio, acusada significación, junto con Genista hispa­nica e Ile» aquifolium en algunas etapas regresivas de hayedos yrobledales, a veces coincidentes con la colonización por el Pinu»siloestru; Aunque los brezales con E. vagan.s tengan su principaldifusión en zonas de Francia y España influenciadas por el At­lántico, la variedad oertioillato: de la especie, de temperamento cal­cófilo, da lugar a esporádicas manifestaciones de pseudo-brezalen Dalmacia y en Turquía; probablemente coincidentes estas últi­mas con los matorrales caracterizados por la Bruckenthalia spi­culifolia, género monotipo de las Ericáceas que representa en elsureste de Europa y Asia Menor un papel análogo al de la Call~tfItJ

en el Occidente.

BREZAL MEDITERRÁNEO.

Contrastando con la uniformidad y monotonía de los brezalesnórdicos y europeos, una relativa riqueza. florístíca y cierto poli­morfismo en sus aspectos, resultan peculiares de este tipo, másmeridional, a que ahora nos referimos.

Además de las especies Calluna 'VU1garis, Erica erboreo, E. seo­paria, E. australis y E. umbellat(J¡, que fundamentalmente inter­vienen en los brezales mediterráneos, accidentalmente o en planaccesorio, otros muchos brezos y brecinas contribuyen a la repre­sentación espléndida que el gen. EITWa alcanza en estos territorios(E. lusitanm, E. cinerea, E. tcrm:imJa:Zis, E. rrvediterramea, E. carnea,E. ciliam) E. tetralix, E.1J,agans y E. multiflora) ; madroños (Arbu­tus) y gayuba'8 (Arotostaphylos) ,no suelen ser extraños al brezal, yjunto a las Ericáceas, es frecuente que otros muchos géneros, dediversas familias, intervengan en los matorrales que los brezoscaracterizan y dan nombre (Cytisu.s, Ulex,' Myrt'u8, Cistus, Thy­mus, La.vamduJa, etc.) , Las interferencias del brezal con las for-

BREZALES Y BREZOS 21

macíones frutescentes del tipo llamado maquis, son caso corrienteen los suelos silíceos del país mediterráneo.,

Se inician los brezales de este tipo con las formas de transi­ción, ya aludidas, de la región Cantábrica española y de la Gi­ronde francesa, difundiéndose después por la mitad occidental dela cuenca mediterránea, demostrando claramente su fidelidad a lasinfluencias atlánticas, al tener sus principales y más extensas ma­nifestaciones en el oeste ibérico y noroeste de Africa, mientrasque van siendo menos frecuentes y menos típicos, cuanto máshacia Oriente se hallan situados; es decir, cuanto más típicamentemediterráneo sea el conjunto de la flora: sur de Francia, Catalu­ña, Valencia, Baleares, Córcega, Cerdeña, Italia, Argelia, Túnez.Aunque los brezos tengan en el Asia Menor la representación queya hemos señalado (E. oerticillatc, E. orborea, Bruckenthalia spi­culifolia), no existen brezales en el oriente mediterráneo, ni aunen la parte central de la región merecen el nombre de tales lasformaciones de matorral con intervención del brezo, generalmenteOoüuna, E. arborea, E. scoparia, o especies más típicas medite­rráneas, como E. multifloraJ que llega a Dalmacia y Grecia, y E.sicula tPentopera sicula) de Sicilia, Chipre y Cirenaica.

De un modo general, el brezal mediterráneo debe ser conside­rado como derivación regresiva del Quercetum~ siendo quizá susmas genuinas representaciones las procedentes del alcornocal. Losbrezos colonizan los claros abiertos por el hacha en el bosque deQuercus sruberJ en análoga forma que los jarales se adueñan delos rasos en él producidos por el fuego: tanto en Portugal comoen las provincias andaluzas del suroeste yen el norte de Marrue­cos, corresponden al alcornocal amplios dominios sobre los suelossilíceos, principalmente de areniscas terciarias, y es precisamentedentro de esos dominios y como regresión del bosque como apa­recen los brezales de OallunaJ E. orborea, E. australisJ E. scopa­ria y E. umbellata. Muchas veces parecen estos brezales supedita­dos al pinar (P. pimaeter), pero hay que tener en cuenta que ta­lés pinares representan a su vez etapas o fases en la evoluciónregresiva del Quercelum.

Quizá la E. scoparia, de xerofilia bastante acusada, sea de loabrezos más fieles al pinar de P. pinaeter, oriundo de los eñcínaressobre sílice, tanto como del alcornocal. Las E. arborea y E. lusi­tcm.ica suelen acusar más claramente sus exigencias en humedad,

22 N. DE BE:-JI'I'O CEBRIÁN

localizándose en umbrías y barrancos, formando bosquetes densos,mientras que sólo aparecen salpicadas en el brezal con otras si­tuaciones. La E. australis suele ser la especie fundamental de losbrezales representativos de la degradación del alcornocal en suslímites altítudinales: en las modestas cotas, rara vez superanlos 1.000 metros, de la zona de cumbres de los dominios del al­cornoque en el suroeste ibérico, el brezal de E. australis, en for­mación densa y en frecuente interferencia con el matorral de Quer­cus humilis, es sumamente típico.

No obstante la significación regresiva que corresponde a estasformaciones, tanto los brezales de E. arborea y E. lusitamica, comolos de E. australis, no representan aún etapas avanzadas de la de­gradación, no debiendo olvidar la misión beneficiosa que les incum­be, de preparar en los suelos silíceos la evolución progresiva quepermita la reinstalación del estrato arbóreo.

Fuera de los dominios del Q. suber, la E. ausiralie, represen­tada generalmente por su val'. araqonensis, suele funcionar comoespecie netamente de montaña, caracterizando en grandes exten­siones el matorral que cubre las laderas de los montes cantábricosy de las sierras ibéricas.

Los brezales mediterráneos de significación más regresiva sonlos caracterizados por E. umbollata y Calluna oolgaris,. la prime­ra, que rara vez deja de estar acompañada por la otra, se hallaextendida únicamente por la mitad occidental de la Península Ibé­rica y noroeste de Marruecos, mostrando ya alguna transigenciacon la cal, aunque su abundancia corresponda siempre a los suelossilíceos y bastante averiados, siendo frecuente que la asociaciónde estos brezos sea sucedánea de las otras formas mejores de bre­zal. No es raro que en el brezal de E. umbellata intervengan pe­queñas matillas de Labiadas y Cistáceas, que, junto con algunasGramíneas xerófilas, suelen constituir la vegi.tación típica y mi­serable de los suelos agotados.

La Calluna 'IJ'Il1garis., además de intervenir en las degradacío­nes avanzadas del alcornocal, no suele hallarse ausente de ningúnbrezal mediterráneo, figurando como Especie principal en muchosde ellos; la plasticidad de temperamento de esta especie le con­siente llegar hasta los arenales del litoral en Africa y en Anda­lucía, para tomar parte en el matorral psammófilo de HalimiJumhalimi.fdliunn, mientras que, por otra parte, funciona como ele-

BREZAI.ES y BREZOS 23

mento fundamental del matorral de alta montaña de las sierrasdel interior, representando degradaciones altitudinales del pinarde P. silvestris, asociándose con el enebro rastrero, en facies aná­logas a las que ya citamos de los brezales europeos.

Los brezos de hojas pestañosas, E. cili4?"Í8 Y E. tetrali», pre­sentes ambos en la región mediterránea, mantienen constantemen­te la condición higrófila que dentro del género les corresponde;más meridional el primero, llega hasta los alcornocales africanos,apareciendo en pequeños grupos o en ejemplares sueltos, que se­ñalan, con la nota de color de sus vístosas inflorescencias, la si­tuación de manantiales, fuentes y regatíllos. La E. tetralix no llegaa Sierra Morena y se mantiene en ambientes más propios delmonte europeo, guardando cierta fidelidad a la E. cmerea, ocupan­do trampales y zonas húmedas, en dominios de pinares y roble­dales. Tanto estas Brioa como la E. cmere« y la E. oaqan», des­entonan del típico ambiente mediterráneo, y estas incursionesmeridionales nos parecen como un intento de prolongar hacia elsur las facies del brezal del occidente europeo.

A pesar de su nombre, la E. mediterraweJa no puede en modoalguno considerarse como especie típica de la región; su papel,siempre accesorio, se limita a matizar, con ejemplares sueltos, bre­zales de condición netamente atlántica, como puede apreciarse enel croquis de distribución, por la situación completamente occiden­tal de su área.

De modo análogo, tampoco puede considerarse típica la espo­rádica aparición, en Toscana y en nuestra región valenciana, dela E. carnea, característica de las montañas de Europa Central.

Tenemos, por último, dos especies de neto carácter mediterrá­neo: E. t'terminalis y E. multiflora; pero ninguna de las dos cons­tituye verdaderos brezales: la primera, localizada de preferenciaen arroyos y barrancos, tiene esporádicas representaciones entrematorrales de condición diversa; de la segunda, ya hemos seña­lado su condición calcófila y xerófila, completamente extraña altemperamento clásico del brezal, por lo que debemos considerarlacomo representante de los brezos en las manifestaciones más tí­picas de la región mediterránea, como son las garrígasJ derivadasde los bosques de Qwerrcus ÜBa: y PVnus haJ;epe'11.sis.

24 N. DE BENITO CEBRIÁN

BREZAL DE LAS ISLAS ATLÁNTICAS.

Un nuevo aspecto del brezal encontramos en las islas atlán­ticas que componen la región floral llamada Macaronesia. CallunavuZgaris y ErUJa a.zorka (variedad de la E. scoparia,) son los com­ponentes del brezal en las Azores. En las restantes islas, E. arbo­roo es la especie fundamental de la formación, ofreciendo, muylocalizadas, algunas variaciones, por la intervención de la E. seo­paria varo pwtycodon/ en Madera, hay que anotar también la pre­sencia de una curiosa forma de la E. cinerea, varo maderensis, quetrae a estas latitudes algo del carácter propio de la flora atlánticaeuropea.

Esas tendencias oceánicas, o atracción por las influencias at­lánticas, que hemos señalado en los brezales hasta ahora conside­rados, deben tener, lógicamente, amplia y total satisfacción eneste dominio de las islas, y, efectivamente, encontramos en ellasalgunos aspectos de la formación de brezo de tal esplendidez encuanto a su densidad, talla y desarrollo, que nos hacen pensaren una vegetación primitiva, climax del brezal arbóreo, tal vezsemejante a la que presentaron las formas ancestrales de la aso­ciación en las montañas del Africa tropical, que hoy se suponenfoco original de su difusión.

La general localización de estos brezales es en montaña, so­bre suelos silíceos, escasamente regados por las lluvias, pero am­pliamente bañados por las brumas, ya que se sitúan precisamenteen las orientaciones y niveles afectados por la acción beneficiosade los vientos alisios del nordeste, cargados de humedad.

La constante presencia de la Myrica "aya en el típico brezalmacaronésíco, de talla arbórea o arbustiva, permite establecer cier­to paralelismo con las facies, de talla más humilde, que E. cinereay E. tetraZix, acompañadas de la Myrioa gale, caracterizan en losdominios del brezal oceánico europeo.

Corresponde a estos brezales matizados por la M. faya re­presentar el óptimo natural de la vegetación, en las exposicionesmencionadas, a partir de las altitudes en que, por razones térmi­cas, tiene limitada su expansión ascendente el bosque de Laurá­ceas, lo que suele ocurrir hacia los 800 ó 1.000 metros, pudiendoextenderse los brezales hasta unos 1.800 metros. Sin embargo. es

BREZALES Y BREZOS 2S

frecuente que los brezos, con significación regresiva, derivada dela Laurisiloo, se hallen presentes desde niveles ínferícres, y que,en cambio, encuentren impedida su difusión en altura por otrasformaciones más xeróñlas, anejor adaptadas, por tanto, al cambiode ambiente que sucede al rebasar el borde superior de la fajade brumas traídas por el alisio.

En las Azores, por su situación más septentrional, no lleganlos brezales, ni por su composición ni por su talla, a ofrecernoslas facies, típicas y espléndidas, que se encuentran en Madera yen Canarias, debiendo considerarse como aspectos de transiciónentre el brezal del occidente ibérico y el macaronésíco. Por enci­ma de los dominios del Lausus canariensis, la Erica scoporia v,ooorio,a forma denso matorral, en el que intervienen Vaccinium,Daboecia, Dophne, Ilex y Juniperus; pero a partir de unos 1.800metros queda la Oallwna vulgMis dueña y señora del terreno;esta facies de brezal de cumbre, no representada en las otras is­las, tiene un marcado parentesco con el matorral de algunas mon­tañas del suroeste europeo, y viene, a confirmar el indicado carác­ter intermedio, que por su vegetación como por su situación geo­gráfica, corresponde a las Azores.

Aparte de la presencia, ya apuntada, de la E. cineroo v. made­rensie, los brezales de Madera son perfectamente comparables alos de Canarias. La E. arborea, como dominante, constituye for­mación densa, con talla arbustiva, que frecuentemente pasa a ar­bórea (10 a 15 metros de altura y 50 centímetros o más de diá­metro); no falta la Myrica laya, sobre todo en los niveles infe­riores del brezal, en los que también intervienen a menudo LouruscanarietnSis, Ile» ocnariensi«, Prunue lu.sitanica, Persea indica, et­cétera, clásicos elementos del Lauretum que se mantienen pre­sentes en sus degradados dominios después de la conquista porla formación de brezo y faya. La ausencia de sotobosque y detapiz herbáceo, dada la espesura del estrato superior, es una delas características del óptimo del brezal.

En el archipiélago de Madera, por sus cotas menos elevadas,llega el brezal hasta las cumbres, mientras que en Canarias suelequedar limitado superiormente por el pinar (P. canariensis), conel que no sólo llega al contacto, sino a la mezcla, caracterizandoel brezo algunas de sus facies menos xerófílas, En las mesetas ycumbres bajas, cuyas cotas no rebasan la de la acción de las bru-

26 N. DE BENITO CEBRIÁN

mas, es donde encontramos las mejores manifestaciones del brezalcanario (zona alta de Gomera y Península de Anaga, en Tenerife).

En las orientaciones de solana no existe verdadero brezal, sal­vo ligeras manchas, supeditadas a la existencia de humedad, porsu especial localización en barrancos, proximidad de manantialeso zona de cumbres con altura apropiada para que rebosen porellas las nieblas procedentes de las laderas de umbría.

Aunque todavía existan abundantes muestras de estos magní­ficos brezales, corrientemente la intervención del hombre ha dadolugar a la transformación del brezal arbóreo en matorral de bre­zo, que no suele pasar de los 2 ó 3 metros de talla, a causa de losaprovechamientos de que, por periódicas rozas, son objeto.

BREZALES DE ALTA MONTAÑA EN EL AFRICA TROPICAL.

En las altas montañas del Africa tropical, cordilleras de Abi­sinía, Kenia, Ruwenzori, Kilimandjaro, etc., aparecen formacionesde Ericoideas en las que se reconocen todos los caracteres delbrezal, aunque con facies y composición especifica muy peculiar,a las que se supone corresponde la importante significación. yaaludida, de reliquias o vestigios del foco original de la dispersiónde los brezos.

Bastante elocuente para el caso resulta la discontinuidad delárea de estos brezales: manchones dispersos, a veces separadospor millares de kilómetros, localizados en grandes alturas, gene­ralmente superiores a 2;000 metros, rebasando en ocasiones los4.000 metros y nunca por debajo de 1.200 metros, lo que corro­bora tratarse de un tipo de vegetación formado por especies re­fugiadas hoy en esas altitudes, que un día tuvieron gran difusióny concreta significación del clima:c en extensas zonas del país. delas que más tarde fueron desalojadas y rechazadas hacia las al­turas, donde hoy están arrinconadas por causa de las variacio­nes del clima, a las que se unió después la acción destructora delhombre.

Dada la posición central que todas estas manchas ocupan den­tro del área general que actualmente ofrecen los brezales, no esde extrañar se relacionen aquí los brezos de ambos hemisferios,apareciendo la europea E. arborea, en mezcla con especies típicas

BREZALES Y BREZOS--------------------

27

del Cabo, junto a otras Ericoideas exclusivas de la propia regióntropical de Africa.

También aquí la E. arborea hace honor a su nombre específi­co, constituyendo, en sus facies de óptimo, verdaderos bosques;con tallas hasta de 30 metros en algunas localidades de Abisinia,donde se mezcla con Jun.iperus procera y con otros árboles o ar­bustos de hoja persistente, que dan al conjunto cierto aspecto devegetación mediterránea. Otras diez especies de Erica están re­presentadas en el Africa tropical; algunas muy afines a los bre­zos europeos, especialmente a la citada E. arborea; las demás, re­lacionadas con diversas especies del Cabo; apareciendo todas,formando manchones, en alta montaña, principalmente en Nyasa­land, Gazaland y Ruwenzori, como eslabones sueltos de una ca­dena que relacionase el brezal mediterráneo con el paraíso de losbrezos, en el Cabo.

Además del gen. Erica, y con mayor profusión, intervienen enlos brezales de que tratamos los gens. Philippia, Ericinella y BloIJ­ría, más afines a Brica que la Calluna} por lo que no debemos dis­cutir su derecho a ser llamados brezos. Las formaciones caracte­rizadas por Philippia son las más extendidas e importantes: unasveinte especies de este género figuran en los matorrales de lasmontañas centro-africanas y de Madagascar, Santo Tomás, Mau­ricio y Reunión. Siguen en importancia los brezales de Bricuiella,género muy próximo al anterior, con muy pocas especies, aunquealguna, como la E. Mannii} de área sumamente extensa por todaslas montañas del Africa tropical, desde Abisinia al Camerun yFernando Póo. Al gen. Biaeria le corresponde un papel más secun­dario en el brezal, y, además, sus numerosas especies son casitodas endemismos locales; únicamente la B. spwarta tiene una di­fusión parecida a la E. Mannii.

En los más importantes macizos montañosos, Kilimandjaro yRuwenzori, representan estos brezales un tipo de transición entreel bosque espeso de la zona media de las -laderas (1.600-3.000 me­tros) y las praderas de la parte alta de la montaña, constituídaspor manchones de gramíneas xerófilas de gran talla (Eragrostis)Koeleria, AndropogO'n, etc.). Reína en el citado bosque un climahúmedo, precipitaciones abundantes (más de 2 metros anuales).cielo cubierto casi todo el año, temperaturas medias de 15° a 20° ynunca inferiores a 7°. En las praderas altas, sobre los 4.000 me-

28 N. DE BENITO CEBRIÁ1''¡--- --------_.------

tras, cielo despejado, aire muy seco, precipitaciones escasas enforma de nieve; temperaturas mínimas que pasan de _14°,

Entre esas dos zonas climatológicas se encaja la del brezal:las precipitaciones no llegan en general a 1.000 milímetros anua­les; no hay nieblas persistentes, pero sí brumas viajeras, que in­terrumpen la normal sequía e insolación del ambiente del -brezal;las temperaturas varían de 00 a 20°.

En la parte inferior, limítrofe con el bosque, la Erica arboreallega a adquirir tallas de 15 a 20 metros, presentándose, a veces,recubierta por la Usnea barbeta; algo deben recordar a estas fa­cies las formas óptimas del brezal en las islas atlánticas. Másarriba, hacia los 3.500 metros, la formación de brezo constituyeaún espléndidos bosquetes, de verdadera selva, en las hondonadasy gargantas que moldearon los glaciares; en lo demás, no suelepasar de la talla arbustiva, estableciéndose una transición paula­tina desde el bosque a la pradera de las grandes alturas,

Elementos fundamentales de la formación en estas localidadesson Erica arborea y Ericinella Maqmii; con ellas suelen mezclar­Stl algunas compuestas de tipo ericoide (Stoebe kilimandsclumca,Euryops~) y matas de otros tipos, como Myl'icaJ Myrsi­ne y HelychrisumJ género este último representado por numerosasy muy típicas especies.

Por encima de los 4.000 metros llega la Erica arborea, muyachaparrada, acompañada de Erioinella ManntiiJ Hypericum ki­boense, Adenocarpu..s ManniiJ Artemisia afr«, etc. La Ericinellasube hasta El límite de la vegetación y acompaña a los célebresSenecio arborescentes en las alturas del Kilimandjaro.

BREZALES DEL CABO.

La representación del gen. ErúJuJ y de los brezos en general,llega a su máximo en esta región del suroeste africano: más desetecientas especies de Ericoideas, repartidas en veinte géneros,intervienen en los brezales, que con carácter de vegetación cuma»,ocupan las mesetas, gargantas y laderas del Tafelberg, y se ex­tienden desde el río Olifant hasta la alineación montañosa deStadenberg, en una faja de unos 100 kilómetros de anchura. So-

BREZALES Y BRf...ZO¡; 29

lamente de Erica existen 469 brezos endémicos y cerca de uncentenar entre híbridos y especies mal conocidas.

Los matorrales definidos por estas plantas aparec-en Instaladosen suelos silíceos de pobre condición, graníticos o de arenisca, devariable profundidad y contenido de agua; en general, de reacciónácida; en la meseta (de unos 650 metros de cota), donde el brezaltiene gran difusión, abundan .las nieblas y los vientos violentos.

En su óptimo constituye el br~zal capense formación densa. deescasa talla (1 a 2 metros) y de composición muy compleja, puesintercalados en el matorral ericoide, aparecen diversos arbustosy subarbustos de hoja plana persistente, principalmente Rhus,Proiea, Leucadendron, formando un conjunto que, prescindiendode las diferencias florísticas, recuerda el aspecto de las formacio­nes frutescentes mediterráneas, con las que repetidas veces hasido comparado por los ñtogeógraf'os.

En las laderas abruptas y gargantas acantiladas, la formaciónse modifica con la aparición de ñsurícolas arbustivas y herbáceas,originándose tipos muy semejantes a los ofrecidos en los barran­cos de algunas montañas de Canarias. Tanto en ese plan como enlas zonas arenosas, donde el brezal se empequeñece y aclara, sur­gen las plantas crasas o suculentas, típicas del Cabo (Messf:m­bryanthemum, Orassula, Rochea, Aloe, etc.) , harto conocidas al­gunas de ellas, por ser objeto de cultivo en macetas, dentro delerróneo, pero vulgar y comercial, concepto de cactus.

Las formas de brezal clirnax son hoy poca frecuentes en elCabo; la formación ha sido, en el transcurso de los tiempos, pro­fundamente afectada por los agentes destructores. El área de losbrazales, alterada por incendios y cultivos, se ofrece hoy comoun mosaíco de parcelas de variable desarrollo, composición y fi­sonomía, según la etapa que les corresponda en el proceso evo­lutivo. En general, las facies de mayor regresión se caracterizanpor la presencia de geofitas de típica conformación xérica: Res­tíonáeeas, Ciperáceas, Gramineas (Domthonia, Andropoqon.• Oyrtú­don), figurando con constancia en estas situaciones Elytropappusrhsnocerotie, compuesta frutescente, de escasa talla y verde mateazulado, que cubre, por sí sola, enormes extensiones de terreno.

Del aspecto citado se pasa, en plan progresivo, al matorral detipo ericoide, caracterizado por Bloeria ericoidee y por la com­puesta Met1azasia muricata, en el que seguidamente empiezan a

30 N. DE BENITO CEBRlÁN-------------_._------------------ ----

aparecer y a tomar predominio los arbustos y subarbustos, notardando, si la progresión no se interrumpe, en quedar reconstruí­do el brezal, con sus Proteáceas, Leguminosas, Mirtáceas, etc., ycon el neto predominio de Brico, representada por numerosísimasespecies, la mayoría frutescentes, llegando a 1 6 2 metros de talla(E. ooccinea, E. physodes) E. lutoo) E. petiveri) etc.); algunas ar­bustivas, como E. mammostJ) y otras francamente arbóreas, comoE. Plukenetii y E. baoccn«:

En resumen, el brezal capense, mucho más complejo y polifa­cético que los anteriormente considerados, no afecta nunca la uni­formidad del europeo, aunque sí la tenga, en su conjunto, la fiso­nomía del paisaje.

11

LOS BREZOS ESPAÑOLES

CLAVE PARA LA DETERMINACIÓN DE LAS ESPECIES.

~. Cáliz petaloideo, de longitud mucho mayorque la corola; cápsula septícída: hojasescamifcrmes, densamente empizarradas,opuestas decusadas .

A Cáliz normal, verde o escarioso, purpures-eente, de longitud mucho menor que lacorola; cápsula loculicida; hojas revueltaspor los bordes, generalmente estrechas,vertícíladas .,. . .

B I~ An teras inclusas en la corola . .

~·Anteras exertas (siempre sin apéndices) .

e I~ Hojas pestañosas .

~ Hojas no pestañosas .

~ Flores de color pprpúreo, en racimos terminales, con tendencia unilateral; "'corolatubulosa; anteras sin apéndices; hojas

D ovales, vertícíladas por 3-4 .

Flores rosadas, en umbelas terminales; co­rola ovoidea; anteras apendículadas ; ho-jas casi lineares, vertícíladas por 4 .

Gen. Calluna (1 sp.)c. vulga.ris L. 1

G€n. Erica113 sp. españolas) B

eJDE

E. cJI1a.ris L.

E. tetralix L.

E

~ Flores muy pequeñas y poco vistosas, de co­lor verdoso, en racimos largos y estre­chos, mezcladas con hojas; anteras sinapéndices .

Flores blancas, rosas o violadas; anterascon apéndices .

E. soopa.rta L.

F

4

32

F

N. DE BENITO CEBRIAN______________··o··_._·.

.. . Flores blancas; ramillas jóvenes blanqueci-nas o blanoo-tomentosas .

Flores rosas o violadas ..

G

H

G

- Pedúnculos más largos que la flor, con brác­teas en la base; corola de 2-4 mm.; pelosde los ramillos jóvenes. ramificados .

Pedúnculos igualando apenas la flor, conbrácteas hacia su mitad; corola algo ma­yor; pelos de los ramillos jóvenes, simples.

E. arborea L. 5

E. lusitanlca Rud. 6

H

Hojas vertícíladas por 3, con fascículos dehojillas en sus axilas; flores de rosa in­tenso, que pasa a violeta; matillas de20-50 cm .

Hojas vertíciladas por 4, sin hacecillos dehojas axilares; flores rosadas o rojizas;matas de 0,50 a 1,50 m. .. ..

E. clnerea L. 7

J

. Flores poco numerosas, en umbelillas aca­bezueladas en el extremo de las ramillas;corola rosa pálido, aovado urceolada, conlos lóbulos revueltos; apéndices de lasanteras, alesnados, casi enteros. Mataerecta, follaje verde ceniciento .

Flores muy abundantes, en hacecillos ter­minales umbeliformes, formando en suconjunto panoja densa alargada; corolarosa intenso, poco o nada estrechada ensu boca; anteras que llegan al borde dela corola, con apéndices inciso-pinatífidos.Mata arbustiva, muy ramificada, follajeverde intenso .. .

- Anteras poco salientes, insertas por su basesobre el filamento; flores en racimos detendencia unilateral; pedúnculos más corotos que las flores .

Anteras francamente salientes, unidas porsu dorso al filamento; flores en racimoscompletos o en umbelas; pedúnculos máslargos que las flores ..

E. tennlnaUs 8allsb. 8

E. austraIis L. 9

K

L

WS BREZOS ESPA1IlOLES 33

11E. carnea L.

-- Corola tubulosa, de 5 a 7 mm. de longitud,rosada; estilo muy saliente; hojas de lamisma longitud que la corola. Mata de1 metro o más............... . E. medíterranea L. 10

Corola de 4 a 5 mm. de longitud, rosa; es­tilo poco saliente; hojas bastante máslargas que la corola. Matilla de 30 a 60centímetros .

K

1- Flores en umbelas; corola aovada; pedúncu.I los iguales o casi iguales que la flor; ha-I jas muy cortas, 2-4 mm., ternadas. E. umbellata L. 12

L Flores en racimos; corola acampanada; pe-dúnculos dos o tres veces más largos quelas flores; hojas de 7 a 10 mm. verticila-das por 4-6 M

iMI

Anteras con lóculos separados hasta subase; corola casi tan larga como ancha;flores en racimos, terminados por un pe-nacho de hojas . E. VaglUUI L. 13

Anteras con lóculos solamente separados ensu ápice; corolas más largas que anchas;racimos florales sin penacho de hojas ... E. multiflora L. 14

Damos a continuación los datos ñtográñcos y ecológicos correspon­dientes a todas estas especies; cada descripción va acompañada de undibujo original, en el que se reproducen:

a)b)e)

d)e)

f)g)

Ramo florido (tamaño natural).Conjunto de la flor. \Estambres. ,Pistilo. \ Aumento:Fruto. X 4

Semilla.Hoja.

Entre las descripciones se intercalan los croquis relativos a la dis­tribución geográñca de las especies en cuestión.

3

of

1. (JaJIuna vulgaris Salisb. Trans. Soc. Lin., VI, pág. 317.

Sin.-Erica vulgaris L.-Calluna enea DC.-Calluna sagittaefolia Gray.

Wk. et Lge. Prodr., Il, pág. 348.-Laguna. Fl. forest., II, pág. 80

N. vulg.-BrezO-Brosa, Bruza, Xipell (Cataluña) .---Breeina, Breoinilla,

Quirola (Andalucía).-Brieeol, Biercol, Biercot merino (Aragón, Río­

ja, Soria).-Arga,ña, Ganeo, Gorbeza (Asturias).-·Carpaza (Galicia}.

Mata muy ramosa, achaparrada o erecta, de 40 cm. a 1 m. o más de

altura; ramillas tetrágonas en apariencia, por las hojas que las cubren,

densamente empizarradas en cuatro filas; hojas opuestas, muy cortas,

LOS BREZOS ESPAÑOLES 35

sentadas, lanceolado-lineares, obtusas, lampiñas o con pestañitas cortas,

convexas por su dorso y un poco cóncavas por la cara interna, prolon­

gadas por su base en dos apéndices aleznados. contiguos y a veces sol­

dados. Flores sonrosadas, malváceas o blanquecinas, muy numerosas,

cabizbajas, sostenidas por cortos pedúnculos y dispuestas en racimo

unilateral, situado en la extremidad de las ramas. Cáliz petaloideo, con

cuatro sépalos, opuestos por pares, más largos que la corola, persistentes

y coloreados con la citada tonalidad; corola marcescente, carnpanulada,

cuadrifida (b.) oculta por el cáliz; estambres, ocho, libres, de filamentos

planos; anteras oblongas, apendículadas ; estilo filiforme, poco o nada sa­

liente; estigma grueso; cápsula, globosa y velluda, de cuatro lóbulos y

valvas; dehiscencia seepticida. Florece casi todo el año.

TIene esta especie marcada preferencia por los suelos de reacción

ácida y una cierta exigencia de humedad, mostrando en lo demás una

gran amplitud ecológica, pues se encuentra tanto en las frias latitudes

del cabo del Norte como en las cálidas comarcas del Narte de Africa;

tan pronto en plan de matorral de cumbres, sobrepasando los límites

de la vegetación arbórea, como en los arenales del litoral.

Dada su frugalidad y la plasticidad de su temperamento, tiene esta

especie un área general extensísima, llegando desde la península de Rola

(7r 5' lato N.) hasta Marruecos, y desde las localidades ya aludidas de

Massachusetts y Terranova (Norteamérica) hasta las vertientes orien­

tales de los Urales : teniendo su límite SW. en las Azores y el SE. en las

costas del Mar Negro y Cordillera del Cáucaso.

En España se halla en casi todas laa provincias, tanto en la región

baja como en la montana o subalpina, siendo más abundante en las

del Norte que en las del Centro y mucho menos frecuente en las del Sur,

a pesar de su profusión en algunas sierras meridionales.

Corresponde a loa Calluna caracterizar, junto a E. teiralu», los breza­

les climax, principalmente en los suelos turbosos del N. de su área y

de alta montaña; pero en nuestras latitudes es corriente que SUR ma­

torrales representen derivaciones por degradación del bosque de pinos

(P. silvestris, P. pinaster) o de Cupulíferas (Quercu8) Fagu,s) , asocián

dose con otros brezo,s o con especies de distinta familia y condiciones,

en la forma que ya dejamos Indicada en la primera parte.

e

2. Erioo. cilia.ris L. Codo Richt., núm. 2.789.

Wk. et Lge. Prodr., rr, pág. 343.-Laguna. FL forest., n, pág. 67.

N. vulg.-Carroncha (Galicia).-Argaña (Asturias).-Moguerita (Tarifa).

Mata pequeña, de 20 a 80 cm., muy ramosa, con tallos tortuosos,

ascendentes o echados; ramas y ramillas híspido-pubescentes o pelosas

y aun, a veces, glandulosas, densamente pobladas de hojas; éstas son

vertícíladas, por 3-4, aovado agudas, de 2 a 3 mm. de longitud, pestaño­

sas y revueltas por loabordes, verdes y lampiñas por el haz y cano-

LOS BREZOS ESPAf'OLES 37

tomentosas por el envés. Flores purpúreas, en racimos generalmente

laxos, al extremo de los ramillos, con tendencia a la disposición unila­

teral; pedúnculos muy cortos, inclinados u horizontales, con bracteillas

pestañosas; cáliz más corto que la mitad de la corola, con lacinias

lanceoladas, largamente pestañosas; corola tubuloso-urceolada, de 8 o 10

milímetros, algo inflada en su base y encorvada en su parte superior,

boca estrecha, con lóbulos cortos y reflejos; anteras inclusas, sin apén­

dices; estilo saliente y algo engrosado bajo el estigma; caja lampiña.

Florece de mayo a octubre.

Esta matilla, francamente ailícicola- y de tendencia higrófila, no

suele constituir formación densa y continua, pero abunda en los mato­

rrales y sotobosques, sobre suelo arenoso y húmedo, incluso en los

tremedales y tierras cenagosas, an al titudes variables, del nivel del

mar a 1.800 m.

El área general de esta especie, netamente atlántica. se extiende,

en el Oocidente europeo, por Gran Bretaña, Irlanda, mitad W. de Fran­

cia y die la Península Ibérica. Es rara en el N. de Africa, donde está

citada de Tánger (Laguna), Ceuta (Font-Quer y Maire) , Djebel-Kebir

(Ball), Montes de Zem-Zem y El' Regel (Font-Quer).

En España es especie frecuente en los humedales y matorrales de

toda la región Oantábrica: abunda en Galicia, donde puedt hallarse des­

de la costa hasta alturas de 1.700 m., cumbres de San Mamed y Peña­

rrubia (Merino); mucho más escasa aparece por el Centro, en distintos

puntos de la Oordilltra Ibérica y Carpetana, volviendo a mostrarse con

alguna frecuencia en el SW., sobre los suelos de arenisca que definen

la zona del alcornocal, donde esta planta resulta característica en las

proximidades de fuentes, manantiales y bordes de regatíllos.

De mayores exigencias térmicas que la E. tetralix, coincide con su

congénere de hojas pestañosas en la predilección por las situaciones hú­

medas, eliminándose del matorral en los suelos desecados o rocosos;

no suele intervenir, por tanto, en las facies frutescentes de avanzada

regresión de nuestros bosques, generalmente robledales o alcornocales,

ni tampoco caracteriza por sí misma las etapas de primera degradación,

limitándose a aparecer en el subvuelo o en los claros del bosque, seña­

lando precisamente las zonas de mayor humedad del suelo.

f'oe'

3. Erica tetralix L. Cod.. Richt., núm. 2.779.

9

Wk. et Lge. Prodr., n, pág. 343.--Laguna. Fl. forest., TI pág. 68.

N. vulg.-Carroncha (Ga:licia).

Mata de 20 a 70 cm. de altura; tallos generalmente acostados ensu parte inferior y luego erectos, muy ramosos; ramillas erguidas, cano­tomentosas al principio y después peloso-glandulosas, anguloso estria­das; hojas verticiladas por cuatro, brevemente pecioladas, oblongo-li­neares, verdes y peloso-glandulosas por la cara superior, blanco tomen­tosas por la inferior,arrollarlas por el borde, largas, de 3-4 mm., den­samente dispuestas sobre las ramillas estériles y más laxas sobre lasfértiles. Inflorescencias en umbelillas terminales, de 5 a 12 flores, con pe-

LOS BREZOS ESPA~OL&~ 39

dúnculos cortos, tomentosos y glanduloso-pelosos, como los sépalos ylas brácteas; corola regular, rosácea o rojiza, urceolada, con los lóbuloscortos, patentes o recurvos: anteras inclusas, con apéndices denticula­dos; estilo casi incluso, con estigma globoso; caja vellosa.

De esta plantase han descrito las siguientes variedades:

v. glabrescens Wk.: ramillos rojizos, brácteas y sépalos pestañosos,pero lampiños, con viso purpúreo; hojas con leve tomento por su envés.

v. glandulosa. Lge.: toda la planta hirsuto-blanquecina, viscosa en suparte superior; corola pubescente al exterior.

Y. Martinezii DC.= E. Martinezii Lag. (ined.) : Cano-pubescente, hojasmás largas que en el tipo, apenas pestañosas.

Subsp. Mackayana (Bab.) C. Vico ,1= E. Mackayana. Bab.=E. MackayiHook.

Es una forma intermedia entre la E. ciliaris y la E. tetroñ»,quizá un híbrido de ambas; tiene el porte y aspecto general de la primera;pero las inflorescencias en umbelillas, como la E. tetralix y las ante­ras (e'), con largos apéndices denticulados; las corolas (b'), algo mástubulosas y con el estilo saliente; cápsula (e'), casi lampiña.

Especie sílícícola y de marcada tendencia higrófila; es, quiza, elbrezo mejor adaptado a los suelos ácidos y húmedos en exceso; exten­dido principalmente por regiones de clima frío, puede localizarse, segúnlas latitudes, desde el nivel del mar hasta alturas de más de 2.000 m.

Se halla este brezo muy difundido por Europa, principalmente porla parte septentrional de la misma, llegando hasta los 65° 5' de latitud;se encuentra en Islandia, Islas Británicas, Suecia, Noruega, Dinamarca,Rusia media, NE. de Polonia, Alemania, Paises Bajos, Francia, N. y Cen­tro de Portugal. En España existe con abundancia en toda la regióncantábrica y es frecuente en la Cordillera Ibérica (Urbión, San Lorenzo,Moncayo, etc.) : más escaso en el Pirineo y Cordillera Central; porel W. descienda hasta los Montes de Toledo (val'. Marinezii DC.).

La subesp. Macka,yana se encuentra en Asturias y Santander.Interviene la E. tetrali«, conforme quedó dicho, en el brezal clima»

de los suelos turbosoerpero en España y, en general, en la parte me­nidional de su área, los brezales que caracteriza, suelen representar re­gresiones del bosque (pinares, robledales, hayedos); localizándose siem­pre en las zonas más húmedas.

b ~c~U u

¡d">'

~.i:of

4. Enea scoparia L. Codo Richt., núm. 2.776.

Wk. et Lge. Prodr., n, pág. 346.-Laguna Fl. forest., 11, pág. 70.

N. vulg.-Brezo, Brezo de escobas, Brecina, Brezo blanquillo (Andalu­cia).-Berozo (Logroño).-Brueh d'escombrcs (Cataluña).--Brueh/amella (Baleares).

Mata arbustiva, muy ramosa, de 0,50 a 1,50 m. de talla; tronco decorteza pardo-rojiza; ramas y ramillas grisáceo-blanquecinas, erectas ylampiñas; hojas con peciolo muy corto, nudoso en su base, verticiladaspor 3 Ó 4, apríxímadas, lineares, lampiñas; de 4 a 7 mm. de longitudpor 1-1,5 de ancho, asurcadas y mareadas con dos rayitas blancas en el

LOS BREZOS ESPA~OLES 41

envés. Flores aisladas o en grupos poco numerosos, insertas en la axilade las hojas superiores de ramas y ramillas, formando racimos cilíndri­cos, largos y estrechos, hojosos; pedúnculos de longitud aproximada­

mente igual a la de las flores, con una braeteilla al pie de cada grupo ydos bracteíllas opuestas hacia la mitad de cada uno; cáliz de lóbulos 800­

vado-obtusos de 1 mm. de longitud; corola acampanada, verdosa o ama­rillento-verdosa, de doble longitud que el cáliz o poco más, con su parteinferior hemisférica y el limbo partido en cuatro lóbulos, ovalados yobtusos, como los del cáliz; anteras inclusas, sin apéndices; estilo muypoco saliente; estigma discoideo peltado ; cápsula lampiña. Florece deenero .a julio.

En Canarias está representada. esta especie por su varo platycodon

Webb., vulgarmente llamada Tejo; matas más robustas y de verde másintenso que en el tipo, con mayor tamaño en todos sus órganos; florescon corolas de tonos cámeos, mucho más abiertas y acampanadas,

Especie sílícíoola, como la generalidad de los brezos; se destaca delconjunto por su temperamento algo más xerófilo y termófilo; formando

matorrales, o en plan de stobosque, aparece en terrenos de areniscas oen arenales sueltos, principalmente en la región baja, del nivel del mara 1.500 m.

Es uno de los brezos característicos de la región mediterránea, di­

fundido especialmente por su mitad occidental: W. y S. de Francia, Pen­ínsula Ibérica, Baleares, Córcega, Cerdeña, Italia y Yugoeslavía, Túnez,

Argelia y Marruecos, donde abunda en los terrenos silíceos del litoral.Occidentalmente, se extiende hasta las islas Azores (var, azorica) , Ma­

dera y Canarias (Tenerife y Gomera).

En España es frecuente por casi toda ella; pero abundando más en

su mitad meridional, donde interviene en el aotobosqua la alcornocalesy encinares, formando densas agrupaciones, puras de la especie, en al­

gunos claros producidos en la masa arbórea; compitiendo con las jarasen los matorrales que caracterizan las primeras etapas regresivas del

Qwercetum. Vive también en los pinares (P. pinaster y P. pinea); perocon mayor frecuencia se presenta caracterizando matorrales originadospor la degeneración de las citadas formas de bosque; comportándosesiempre como sílícícola, heliófila y xerófila.

La varo platycodcm, de Canarias, desdice un tanto del temperamen­

to del tipo, al localizarse en las zonas de brumas más intensas, dentrode los dominios del brezal de E. arborea.

[rica ciliaris.. _lelralix. _

(, cinérea .

---~~Q

_."','_-:f-.-+-_---I-ujl

I L/ O

"

[rica arborealusitanrca

scopana_ .

5. Erica arborea L. Codo Richt., núm. 2.780.

Wk. et Lge. Prodr., n, pág. 346.-Laguna.. Fl. forest., n, pág. 71.

N. vulg.-Brezo, Brezo blanca, Brezo castellano (Montes de Toledo).­

Brezo albarizo (Huelva).-Breza cucharero (Serranía de Ronda).­

Bricio (Sierra de Albarracín).-Berozo macho, Berozo blanco (Lo

groño).-Turel (Soria).-Uroo, Urce branca (Galicia).-A'-íarra. [rUl­

rra (Vascongadas).-Dinada, Bruch (Cataluña y Baleares).

Mata arbustiva, que puede llegar a adquirir talla y porte arbóreo,

aunque en Españ'a no es frecuente pase de 3-4 m.; muy ramosa, con

las ramas erectas y 198 ramillas velloso-lanuginosas, mediante pelos muy

LOS BREZOS ESP~OLES 45

cortos y abundantes que forman borra densa, entre la que salen pelos

largos, ganchudos, ramosos o plumiformes. Hojas verticiladas por 3-4,

lineares muy angostas, de 3 a 4 mm. de longitud, lampiñas y asurcadas

por su dorso. Flores blancas o con ligero viso sonrosado, en hacecillos

de 2 ó 3 al extremo de los ramillos, formando en su conjunto una pano­

ja piramidal; pedúnculos más largos que las corolas, con bracteíllas •en su base; lacinias del cáliz, oblongo o aovado-lanceoladas, obtusas,

dos veces más cortas que la corola; ésta es acampanada, de 2-3 mm.,

con su limbo hendido en cuatro lóbulos anchitos y obtusos; anteras in­

clusas, con apéndices oblongos y denticulados; estilo saliente; caja lam­

piña. Florece de febrero a agosto.

Netamente aíllcícola esta especie, tiene, a pesar de su xeromorfismo,

ciertas exigencias de humedad y tendencias umbrófilas, que se mani­

fiestan por su localización preferente en arroyos, umbrías y hondona­

das, dentro de las rigiones baja y montañosa de los países mediterrá­

neos, por los que se halla ampliamente difundida, tanto en el S. de

Europa como en el Asia Menor y N. de Africa. Se encuentra además con

porte arbóreo o arbustivo, constituyendo densas formaciones, dentro

de la región de las nieblas, de las montañas de Canarias y Madera, en

altitudes de 800 a 1.800 m. otras importantes manifestaciones de esta

especie se hallan en las cordilleras del Africa tropical, donde además

de ofrecer en plan arbóreo, sus más gigantescas formas, llega con porte

achaparrado a superar los 4.000 m. de cota.

En España tiene este brezo gran difusión en los montes de suelo sí­

líceo; el matorral puro de la especie no suele afectar a grandes exten­

siones, mostrándose en cúmulos o agrupaciones densas en las citadas

localizaciones de umbría y barrancos, en los que el recuerdo del bos­

que (Quercetum o Pinetum) aún flota en el ambiente. Con mayor fre­

cuencia, la E. arborea aparece salpicada entre la masa de otros brezos,

matizando el conjunto, en el que su presencia señala los puntos de me­

jor condición y suelo menos seca. Por su tamaño y mayor utilidad, la

labor edificadora de esta especie se ve frecuentemente interrumpida

por el hacha, que descuaja sus cepas, muy buscadas para carbón y fa­

bricación de pipas, dando con ello paso a otras matas más pobres, ge­

neralmente brezos de condición más sufrida, como Caltuma vulgaris.

b

6. Erica lusitanica Rud. In Schrad. Journ., II, pág. 286.

Sin.-E. erborea Brot. (ex part.).-E. polytrichijolia Salisb.-E. codo­

tlOdes Lind.-E. arborea Thore (non L.).

Wk. et Lge. Prodr., n, pág. 345.-Laguna. Fl. forest., H, pág. 72.

N. vulg.-Brezo, Breea albar. Brezo blanco.

Mata arbustiva, de 1 a 3 m. de talla, muy ramificada; ramas erectas,

blanco agrisadas, pelierízadas y tomentosas en su primera edad. con los

pelos no ramificados; lampiñas y con la corteza parda, cuando adultas.

Foliación densa; hojas verticiladas por 3-4, lineares, obtusas, lampiñas

LOS BREZOS ESPAÑOLES 47

y con surco poco pronunciado por su envés, de 4 a 5 mm. de largas. Flo­

res blancas con viso rosado, reunidas de 1·3 en los extremos de las ra­

millas, formando en su conjunto panoja piramidal muy alargada; pe­

dúnculos de la longitud de la corola o algo más cortos, con dos bracteí­

llas hacia su mitad; lacinias del cáliz aovadas, tres o cuatro veces más

cortas que la corola; esta es acampanado-oblonga, un poco estrechada

en la garganta y de 3 a 4 mm. de longitud, dividida hasta su cuarta

parte en cuatro lóbulos obtusos; anteras inclusas, con apéndices ancho­

lineares, franjeados. Caja lampiña. Florece de diciembre a marzo.

Tanto por su organización como por su temperamento, queda mani­

fiesta la afinidad de este brezo con la especie anterior, de la cual puede,

no obstante, distinguirse fácilmente, no sólo por las pequeñas diferen­

cias señaladas en el párrafo anterior, sino por su floración más abun­

dante, densa y nítida, y, sobre todo, más temprana; distinguiéndose

también por' el exiguo desarrollo de su cepa, no apta para los usos de

que es objeto la E. a",borea.. Por otra parte, no es frecuente este brezo

en plan de sotobosque; interviniendo en los matorralesvsobre 'suelo si­

líceo, de la región montana, sin llegar nunca a grandes altitudes, se­

señalando la situación de las hondonadas o dibujando el curso de los

cauces, de acuerdo con sus preferencias por las localidades de ciertafrescura y humedad.

Es uno de los brezos menos extendidos geográficamente, pues su

área e,stá restringida al SW. europeo, sin apartarse nunca de las influen­

cias atlánticas. Existe en algunas comarcas del Occidente de Francia

(Bretaña, Finisterre, Gironde, Landas); haciendo honor a su nombre es­

pecífico, se halla abundante en Portugal, del Miño al Algarve, En Es­

paña, conocemos citas sueltas de la región Cantábrica (Monte Irisasi,

proximidades de Bilbao, y de los Montes de Toledo (San Martín de la

Montiña); pero su mayor difusión y abundancia se observa en el extre­

mo 'Occidental de Sierra Morena, provincias de Huelva, Badajoz y Sevilla.

Las manifestaciones de este brezo en su área portuguesa están fre­

cuentemente relacionadas con el pinar (P. pinaster); pero, en general,

los matorrales con intervención de E. lusitanica, representan derivacio­

nes, por degradación, del alcornocal; siempre en localidades con cierto

grado de humedad; siendo, quizá, de significación algo más regresiva

que la E. «rborea, con la que se asocia.

b

9

7. Erica cinérea L. Codo Richt., núm. 2.775.

Sin.-E. humilis Neck.-E. mutabilis Salisb.-E. tenuiJolia Bub.

Wk. et Lge. Prodr., ll, pág. 344.-Laguna. Fl. forest., lI, pág. 73.

N. vulg.-c-Breec, Breoma (ClUltina).-Carra..~cina)Qllciroa, Carpaz« (Ga­licia).-Argaña (Asturias).

Mata de 20 a 60 cm. de altura, bastante ramosa, tallos erguidos oencorvado-ascendentes, con pubescencia o tomento que les dan ciertatonalidad grisácea, a la que alude el nombre específico; hojas ternadas,angostas, lineares obtusas, de 4-7 mm. de largo, con un hacecillo de ho­juelas en sus axilas. Flores de color rosa Intenso, que pasa a violeta,color que conservan al secarse, en los bebaríos : no son raros los ejem-

LOS BREZOS ESPA.NOLES 49

plares albinos; se disponen sobre pedúnculos de longitud casi igual a lacorola, en umbelillas o corimbos terminales, que en conjunto formanuna panoja espiciforme ; los pedúnculos, de tonalidad rojiza, llevan ensu ápice bracteillas lanceoladas, arrimadas al cáliz; sépalos lanceolados,lampiños, algo escariosos en su margen, sobrepasando algo el terciode la corola; ésta es de 5-7 mm. ureeolada, con lóbulos cortos y reflejos;anteras inclusas, con apéndices dentados, en forma de cresta; estilopoco saliente, terminado en un. estigma peltado, obscuramente tetra­lobado; caja globosa, lampiña, marcada con cinco surcos. Florece demayo a octubre.

Especie silicicola, propia del Occidente europeo, lo que denota SU

tendencia a no apartarse de las influencias atlánticas; se comportacomo netamente xerófila en la parte N. de su área, localizándose enladeras soleadas y secas, mientras que en la parte meridional de lamisma es frecuente en plan de sotobosque, no rechazando las orienta­eíones de umbría, e interviniendo en matorrales de la zona montañosa,en cotas que superan, a veces, los 1.500 m.

Se extiende por la Europa atlántica, desde el SW. de Noruega, porlas Islas Británicas, NW. de Alemania, Países Bajos, Francia, E~paña

y Portugal; estando también representada en la isla de Madera, poruna forma especial (var. m.aderensis). Aunque va siendo cada vez másrara a medida que nos internamos en la Europa Central, su área ofrece,en sentido oriental, dos importantes manchones: uno en Liguria y Cór­eega, y el otro en Transilvania.

En España se presenta con abundancia en los matorrales de la re­gión Cantábrica (Galicia, Asturias y Santander) y en algunos montesde la Cordillera Ibérica (Burgos, Soria, Logroño); mucho más escasaen el Pirineo y montes de Aragón y Cataluña, siendo rara en la Cordi­llera Central y Montes de Toledo.

No es esta especie de las que constituyen por si solas verdaderosbrezales; pero interviene incluso en la climax nórdica del brezal deCalluna y E. tetrali», como indicadora de las situaciones más cálidas ysecas. En la generalidad de su área, algo atenuado el carácter xerófilo,como hemos indicado, corresponde a este brezo formar parte del sub­vuelo en las partes aclaradas del bosque de Coníferas, principalmenteP. siioestrie ° de los robledales, persistiendo y aumentando su difusión,en las facies subsiguientes a la desaparición del arbolado, supeditadacasi siempre a otros elementos del matorral, en el que no suele faltarla Calluna. Tal es el plan en que corrientemente se encuentra en nues­tros montes.

4

d

8. Erica terrninaJis Salisb. (1.796).-Prodr., pág. 369.

Sin.-E. striJcta D. Don. 1.796 (nomen nudum).--E. multiflora Salisb.

(non L.).-E. multicaulis Salisb.-E. corsica De.-E. pendsüo. Wendl.

E. ramuZosa Vivo

Wk. et Lge. Prodr., n, pág. 344.-Laguna Fl. forest., 1I, pág. 76.

N. vulg.-Brezo) Breoina.

Mata erecta, de medio a un. metro de talla; ramillas blanquecinas,

muy poblad-as de hojas, lampiñas y lineares, verticiladas por cuatro,

de 5 a 8 mm. de longitud, pecioladas, muy patentes y de color verde

LOS BREZOS ESPAt';OloES 51

ceniciento. Flores rosadas, agrupadas de 5 a 8 en umbelillas, al extremo

de los ramos, erectas o péndulas sobre pedúnculos más cortos que la

corola; lacinias del cáliz aovado-lanceoladas, escariosas y algo pestaño­

sitas por los bordes, de longitud igual a un tercio de la corola, aproxi­

madamente; corola de 5 a 7 mm. de longitud, aovado-urceolada, con

16bulos cortos, curvados o reflejos; anteras con apéndices enteros o

algo denticulados; estilo saliente; caja velloso sedosa. Florece de junio

a septiembre.

Esta especie no forma nunca agrupaciones densas, apareciendo ge­

neralmente en ejemplares sueltos, salpicada entre otros matorrales, a

veces completamente ajenos al brezal, de preferencia en umbrías, már­

genes de arroyos y sitios frescos, sobre suelos silíceos, en altitudes va­

riables entre 300 y 1.500 m.

Es uno de los brezos más raros y escasos, encontrándose bastante

disperso dentro de un área relativamente reducida, que se desarrolla

por la mitad occidental de la región mediterránea, con citas concretas

en el S. de Italia (Campania, Capri, Salerno); Córeega y Cerdeña; N. de

Marruecos (Ametrás, Bei-Zedjel) y en S. y E. de España. No conoce­

mos ninguna cita referente a Portugal. Las plantas de las proximidades

de Nápoles, según indica Willkomm, por la anchura de sus hojas y el

indumento cinero-pubérulo que las recubre, difieren bastante de la es­

tirpe española y corsícana,

Las citas de nuestro país se refieren casi todas a las provincias de

Málaga y Granada: Sierra de Estepona, Sierra Yunquera, Sierra Ne­

vada, Sierra Tejeda (Boissier); Sierra de Marbella, Cómpeta, Canillas

de Albaida (Pau) ; márgenes del Guadalevín y Puerto de Montejaque,

Ronda, Sierra Parda de Tolox, Río Chillar de Frigiliana (Ceballos y

Vicioso). Está citada también de San Felipe de Játiva, Valencia (Duf-o four).

No demuestra esta especie marcada fidelidad hacia formaciones ar­

bóreas determinadas, aunqu¿ la mayoría de las localidades consignadas

para España correspondan a los dominios del Pinüs pinaster. Tampoco

es fácil, dada la escasez de su representación, conceder a esta planta

significación especial, no siendo la derivada de sus preferencias por las

situaciones frescas sobre suelo silíceo.

de

,('

9. Eriea australis L. Codo Richt., núm. 2.741.

Wk. et Lge. Prodr., Il, pág. 345.-Laguna. Fl. forest., n, pág. 74.

N. vulg.-Uroe bermella (Galicia).-Brezo mbio (Sierra Morena).-Bre­cína, Perrita, Mermejuela, Bennejuelo, Brezo colorado (Andalucía).

Mata arbustiva, de 0,50 a 1,50 m., muy ramosa; ramas y ramillaserguidas, cano-pubescentes; hojas en verticilos de a 4, muy patentes,brevemente pecioladas y como articuladas en la base engrosada delpeciolo; lineares, obtusas y lampiñas, arrolladas por el margen y asur­cadas por el envés; de 5 a 8 mm. de longitud. Flores erguidas o nutan­tes, subsentadas y agrupadas en hacecillos umbeliformes, en la extremi­dad de los ramillos, formando en conjunto una gran panoja; pedúnculos

LOS BREZOS ESP~OLES S3

muy cortos, bracteados en el ápice, junto a los cálices; brácteas plano­convexas, lanceoladas, rodeadas de pestañas rígidas; sépalos aovados,obtusos, aquillados y mucronados, escariosos en su margen pestañosa ygeneralmente algo rojizos, como las brácteas; corola. de 6 a 9 mm., ro­sada; aovado-tubulosa, con 'limbo de cuatro lóbulos obtusos, apenas en­sanchado; anteras enrasando con la corola, sin llegar a ser salientes, conapéndices pinnado-partidos; estilo saliente; caja globosa sedoso-pubes­cente. Florece de febrero a mayo.

varo aragonen8is (E. aragonensis Wk.=E. australís Dur.=E. um­bellata Asso (non L.».

Difiere del tipo por su menor talla y foliación más densa; hojas máscortas y delgadas y profundamente' asurcadas, viscoso-papilosas cuandojóvenes; brácteas y sépalos aguzados y apenas pestañosos; corola algoestrechada en la garganta (b'); apéndices de las anteras laciniados so­lamente en el borde exterior (e'); estilo más saliente.

varo occidentaZis (E. occ1.tltmtaJis Merino. Fl. Gal., n, pág. 256).

Difiere del tipo por su menor talla. y porte desparramado; hojas máslargas y algo encorvadas; brácteas y lacinias del cáliz muy pestañosas;corola encarnada, tubulosa, con las anteras casi exertas por completo yel estilo muy saliente.

Tanto en el tipo, como en la varo aragonensis, son frecuentes los ejem­plares albifloros.

Este brezo, de área muy restringida en el Occidente mediterráneo,es especie sociable, que, en suelos de naturaleza silícea y en altitudesde 400-1.500 m., suele formar y caracterizar plenamente matorrales den­sos, en Ios que es frecuente intervengan E. orborea, E. scopario y Ca­lluna; en ejemplares aislados, entre otros matorrales, rebasa con am­plitud las citadas cotas en ambos sentidos.

Limitada la expansión de esta especie a la Península Ibérica y N. deMarruecos, encontramos con abundancia la forma tipo en Sierra Mo­rena y la Penibética, principalmente en. la zona de alcornocalesdel SW., representando casi siempre la degradación altítudínal de dichaforma de bosque. La. varo arag~'n8is es más frecuente en la regiónCantábrica y Cordillera Ibérica, relacionándose con el robledal, rebollaro pinares de las series regresivas die éstos. La varo oocid~ntalis se citade Pontevedra, proximidades de Tuy.

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10. Erica mediterranea L. cea Richt., núm. 2.771.

Sin.-ErÍDa carnea varo occidentalis De.

Wk. et Lge., n Prodr., n, pág. 348.-Laguna. Fl. forest., Il, pág. 76.

Mata erecta de la 2 m. de talla, lampiña, excepto en el extremo de

los ramillos, que son algo cano-pulverulentos: hojas vertlcíladas por 4,

lineares obtusas y asurcadas por el envés, de 5 a 8 mm. de longitud, lus­

trosas y lampiñas. Flores de color rosa, generalmente gemínadas en las

axilas de las hojas superiores, sobre pedúnculos bracteolados hacia su

LOS BREZOS ESPA1ilOLE.';¡ ss

mitad, arqueados y más cortos que la flor, formando en su conjunto ra­

cimos casi unilaterales o ladeados; cáliz rojizo, con lacinias lancealado­

agudas, de la mitad de longitud que la corola; ésta es aovado-tubulosa,

de 5 a 7 mm. de larga, con lóbulos remellados y extendidos, anteras sa­

lientes, sin rebasar por completo la corola, bífidas, de color rojo oscuro,

situadas en prolongación del filamento, desprovistas de apéndices; estilo

recto, muy saliente; caja trasovada, lampiña. Florece en invierno oprin­

cipio de primavera.

A pesar de su nombre específico, esta especie no es nada típica en

la región mediterránea, hallándose dispersa en un área, relativamente

reducida y netamente atlántica, que se extiende por la parte occidental

de Irlanda, por contadas localidades de la región de la Gironde, en

Francia, y por el W. de la Península Ibérica, siendo en Portugal donde

parece mostrarse con mayor frecuencia.

En España existe, en ejemplares aislados, en algunas localidades de

Galícía, donde la citó Colmeiro y ha sido herborizada últimamente por

los alumnos de nuestra Escuela, siendo curioso que no se incluya en la

Flora del P. Merino. También se cita en el Norte, de Castro-Urdi:ales

(Mortz) yen las proximidades de Lumbreras, en la Rioja (Boutelouj ; ha­

cia el Sur se cita en Sierra de Estepona, en Málaga (Laguna, Oeballos y

Bolaños) Sierra Almijara (Laza) y de los montes de Tarifa, Los Barrios y

La A:lmoraima (Ceballos y Vicioso). La presencia de esta especie en Ba­

leares no ha sido confirmada, pareciendo que las citas de Mallorca, he­

chas por Mairé y Pigineix, deben ser rectificadas y referidas a alguna

forma de la E. multiflora.

A juzgar por el tipo de habitación que, para este brezo, se cita en

las Floras portuguesas y por las localizaciones en que se encuentra

en España, parecen manifiestas sus tendencias umbrófilas y su predilec­

ción por los terrenos sueltos, en las proximidades de las corrientes de

agua o sitios con humedad abundante.

Aunque su mayor frecuencia sea en los dominios del Quercus suber

y del Pimus pinooter, no procede, dada su exigua difusión, adjudicar a

este brezo ninguna significación especial en el proceso evolutivo del

bosque, limitándonos a señalar el interés florlstico y fitogeográfico ofre­

cido por esta especie.

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11. Erleacarnea L. Codo Richt., núm. 2.801.

Sin.-E. herbacea L.-E. saxatilis Salisb.

(No se .describe ni cita en Wk. et Lge. Prodr. ni en Laguna. FL forest.,

por ser posterior a dichas obras su descubrimiento en España.)

Matilla de 30 a 60 cm., con tallos tortuosos, acostados y difusos y

ramillas erectas; hojas vertícíladas por 4, lineares, agudas, de 6 a 9 mm.

de longitud, lampiñas y con surco bien acusado en su dorso; verticilos

de hojas, bastante separados en las ramas fértiles y algo más densos

en los ramillos estériles. Flores de color rosa cárneo, péndulas, insertas

casi siempre por pares en las axilas de las hojas superiores, sobre pe-

LOS BREZOS ESl'A:!'lOLES 57

dúnculos cortos, con bracteíllaa verticiladas, formando en su conjunto

racimos de escasa longitud, en los que todas las flores se orientan del

mismo lado; cálices coloreados, lampiños, con los sépalos lanceolado­

agudos de longitud algo mayor que la mitad de la corola, ésta es ovoí­

deo-tubulosa, de 4 a 5 mm. de longitud, estrechada en la garganta, con

lóbulos obtusos y rectos; anteras rojizo-amoratadas, oscuras, exertas y

sin apéndices basales, insertas por su base sobre el filamento; estilo

filiforme muy saliente; caja aovado-apuntada, ligeramente pubescente,

con surcos bien marcados.

Las flores se expansionan al principio de la primavera; pero los

capullos están diferenciados desde el verano, y algunos se abren en pleno

invierno, las flores tienen entonces una tonalidad verdosa.

La región en que habita y el tipo de estaciones en que suele ha­

llarse este brezo no responden a la ecología general de las Ericoideas,

resultando, por ello, excepcional en el género. Se trata de una especie

netamente ealcicola y de montaña, difundida en los Alpes Centrales,

en los pastizales de suelo rocoso y en los claros del bosque de Conífe­

ras (Abies, Picea, Pinus montana), pudiendo subir, en las exposiciones

de solana, por encima de 2.500 m. Cuando el bosque se regenera yad­

quiere buena. espesura, la Erica carnea desaparece y es sustítuída por

Vaocinium.

Abunda en Suiza, Tirol, Alta Saboya y Alpes marítimos franceses;

Alpes y Apeninos, de Italia; Serbia y Cárpatos. Al SE. del Apeníno, en

la Toscana, puede encontrarse este brezo en la región baja, fuera de su

clásica habitación de montaña.

En España no era conocida la existencia de esta especie hasta 1918,

en que fué herborizada por Pau en Tous (Valencia), estribaciones de

la Sierra Marres, donde dijo hallarse frecuente. El hecho es de induda­

ble interés fitogeográfico, por la separación y condición distinta de esta

localidad respecto al conjunto del área de la especie, aunque también

aquí se trata de suelo calizo. Aumenta el interés del caso, de esta es­tación meridional, el hecho de tratarse de una especie extraña, con sus

mayores afinidades en el S. de Arrica.

Por lo temprano de SU floración y belleza de sus ramos floridos,

suele ser este brezo objeto de cultivo en los jardines y hallarse con

frecuencia en los mercados de flores.

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[rica Iermrnahsauslralis _

mediterránea .

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Erica U mbellata .. ---vagans

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12. Erica umbellata L. Cod. Richt., núm. 2.774.

Wk. t Lge, Prodr., TI, pág. 347.-Laguna. Fl. forest., TI, pág. 79.

N. vulg.-Quirola (Montes de Toledo).-Mogarizu, Quiruela (Sierra Mo­rena).-Brecim (Cádiz, Málaga).

Mata. de 30 a 80 cm. de altura, con las ramas erguidas o tortuoso­ascendentes, de corteza parduzca que pasa a blanquecina en las más vie­jas, mientras que son rojíso-pubérulas en su primera edad; hojas muycortas, 2-4 mm., verticiladas por tres, lineares, obtusas, lampiñas y lus­trosas, de sección trigona; a veces, pequeñísímas y empizarradas, re­

cordando a la Calluna. Flores rosadas o de color carne, reunidas de 4-7en umbelas sencillas, terminales, sostenidas por pedúnculos tan largos omás que la corola, derechos, provistos de brácteas arrimadas al cáliz,

LOS BREZOS ESPARoLF~<; 61

verdes y oblongo-lineares, como las lacinias de éste, que no llegan a al­

canzar la mitad de la corola; ésta es ovoidea, contraída en su garganta,

de 4 a 6 mm. de Iongítud, con los cuatro lóbulos de su limbo truncados y

extendidos; anteras salientes, partidas casi hasta su mitad, sin apén­

dices; estilo recto y saliente; estigma acabezuelado sub-bífido; caja. aova­

da, lampiña. Florece de abril a julio.

Presenta esta especie cierto polimorfismo en sus flores, lo que ha

dado lugar a la distinción de las siguientes variedades:

varo subcampanulata DC.: Corola con la garganta más abierta y los

estambres más oortos que en el tipo.

varo major Coss.: Anteras mayores, pero menos exertas que en el

tipo; hojas muy cortas.

varo anandra Lge.: Corola algo> mayor, cílindríco-urceolada ; estam­

bres sin anteras.

var. filiformis Merino.: Flores como en el tipo; ramas y ramillas muy

delgadas y divergentes, hojas muy cortas y estrechas, casi se­táeeas,

Es una especie rústica y frugal, con preferencia por los suelos silí­

ceos y las situaciones frescas, como la generalidad de los brezos; pero

transigiendo en ocasiones con los suelos calizos y aviniéndose con fre­

cuencia a los rocosos, secos y soleados, demostrando fácil adaptación

al ambiente xero-térmico, propio de las facies degradadas del bosque en

el occidente mediterráneo.

Su área general es muy restringida, pues fuera de la Península Ibé­

rica sólo se cita en los matorrales de montaña del N. de Marruecos,

Zona de Tánger. En Portugal es muy abundante por todo el país. En

España no sale de su mitad occidental, teniendo su mayor difusión en

los dominios averiados del Quercetum sobre sílice: Galícía, Extrema­

dura, Montes de Toledo, Sierra Morena, Sierra del Aljibe, etc.

Suele funcionar este brezo como indicador de una regresión avanza­

da, predominando en las facies desarboladas; asociado a la Oalluru:t} sus­

tituye con frecuencia a los brezales de mejor condición CE. orborea,

E.australis), no siendo rara su intervención en plan de matilla rastrera,

en las formaciones de Cistáceas o Labiadas.

18. Eriea vagans L. Cod. Richt., núm. 2.768.

Sin.-E. multiflora Huds. (non L.).-E. didyma Stok.-E. vaga Salisb.-·E. viridi-PUTPurea Lap. (non L.).-E. decipiens Sto Amas.

Wk. et Lge. Prodr., n, pág. 346.-Laguna. Fl. forest., n, pág. 77.

N. vulg.-Brezo, Biercol (Logroño).-Bruco (Moncayo).-Ruyón (Bur­gos, Soria).-Lizarra, Borozo (Alava),

Mata de altura variable de 0,30 a 1 m. cuando más, con tallos tor­

tuosos, más o menos levantados, sobre el suelo y ramas alargadas, poco

ramificadas, erguidas; hojas en verticilos de 4-5 algo distanciados, li­

neares y casi planas por 'su haz, cóncavas y ligeramente asurcadas en

el envés, de 6 a 8 mm. de largo. Flores rosadas o blanquecinas, casi

LOS BREZOS ESPA~OLJ~ 63

verticíladas O en grupitos axilares de dos ° tres, formando, en el ex­

tremo de los ramillos, racimo alargado y compacto, donde las flores se

mezclan con las hojas; las flores se expansionan progresivamente de

abajo a arriba, abortando con mucha frecuencia las situadas en el vér­

tice, por lo que el ramillo queda terminado por un penacho de hojas. Pe­

dúnculos 3-4 veces más largos que la corola, con bracteillas escariosas

purpurescentes en su parte inferior; lacinias del cáliz aovado-redondea­

das; corola ovoidea de unos 3 mm. de longitud e igual anchura; estam­

bres muy salientes, anteras sin apéndices, con los lóbulos separados has­

ta su base; estilo muy saliente, fino y flexuoso; caja aovada, lampiña.

Florece en verano, de junio a octubre,En la parte oriental de su área presenta esta especie una variación

con ramillos blanquecinos y hojas vertícíladas por tres, varo oeriicillata

(Forsk).=E. cretica Tausch.

Especie propia de los terrenos silíceos, aunque no del todo incom­

patible con los calizos, en climas de cierta humedad; vive en la región

montana, aproximadamente entre 400 y 1.500 m., relacionada casi siem­

pre con las formaciones arbóreas: hayedos, robledales, pinares (P. sil­

trestris); figurando como característica de algunas facies regresivas

de los mismos, sin que su presencia sea sufícíente para dejar individua­

lizada la vegetación de tales etapas.

Su tendencia a no prescindir de la influencia atlántica queda mani­

fiesta por la situación occidental de la parte principal de su área: S. de

Irlanda, SW. de Inglaterra, W. de Francia (desde Bretaña a los Pirineos

occidentales) y mitad septentrional de España. Con independencia de

este gran manchón, aparece representada hacia Oriente por la var, verti­cillat,a) en Dalmacía, Istría y Turquía (Gallípoli).

En España es abundante en Asturias, Santander, Vascongadas y

Navarra; pero escasa en Galicia; supeditada en toda la región Cantá­

brica a 10'3 dominios averiados de Fagus silvatioa o de Quercus robar. Se

halla también con frecuencia en los montes ibérico-sorianos, de Burgos

a! Moncayo, resultando muy típica su presencia en los restos de los ha­

yedos y en los claros del pinar de P. silvestris) asociada con Ge1nista.

hispa¡nica) Erica cinerca y VMdnium myrNllus. No existe en Cataluña

ni Levante. El limite meridiana! lo marcan algunas localidades de la

Cordillera Oentral (San Martín de Valdeiglesías).

de

, g

b

14. Erica multiflora L. Cod. Richt., núm. 2.804.

Sin.-E. vagans DC. (non L.).-E. 'fJ'Urpurascens Cavo (non L.).-E. um­

bellifera Lois.-E. umbellijlora C. Koch.-E. dianthera Moellch.­

E. peduncularis PresJ.

Wk. et Lge. Prodr., II, pág. 347.-Laguna. Fl. forest., n, pág. 78.

N. vulg.-Bruch, Bruguera, Xipell (Cataluña).-Sapell (Aragónjv--Pe­

torra, Petorrera (Valencia).-Sepell (Sierra Mariola).- -Cipell, Si­

pell (Baleares).

Mata de unos 40 cm. a 1 m., erecta en su conjunto, aunque de ta­

llos tortuosos, lampiños, de corteza pardusca moteada de gris. que se des­

prende en placas en 11)s ramos viejos. Hojas vertícíladas por 4-6, an-

LOS BREZOS ESPA~OLES 65

chas de 1 a 2 mm. y largas de 8 a 10 mm., carnosítas, obtusas en el

vértice y con surco blanquecino bien acusado en su envés. Flores rosas,

subvertíciladas, formando en conjunto racimos compactos en el extremo

de los ramillos, que rara vez se prolongan en penacho de hojas, como en

la E. vagans; pedúnculos filiformes, de 2 a 3 veces la longitud de la

corola, con bracteíllas enau tercio inferior; lacinias del cáliz oval­

agudas, coloreadas, casi tan largas como la mitad de la corola; ésta, de

unos 5 mm. de longitud y la mitad de ancho, acampanada y con los ló­

bulos cortos; anteras muy salientes y sin apéndices, con sus lóculos

separados solamente en su tercio o mitad superior; estilo muy sa­

liente; caja lampiña. Florece de agosto a diciembre.

Tiene esta especie marcada predilección por los suelos calizos, lo

que unido a su temperamento más xerófilo y heliófilo, son circunstan­

cias que deben destacarse, por lo inusitado en el género. Acorde con ta­

les caracteres, resulta ser éste el brezo más típicamente mediterráneo,

en cuya región, dentro de las zonas inferior y montana, suele encontrar­

se, no constituyendo, ni caracterizando por sí solo, densos matorrales,

sino interviniendo, con más o menos abundancia, en los constituidos por

por otras especies propias de la región (Cistáceas, Labiadas).

Su área general se extiende por los países costeros e islas del Me­

diterráneo, en su parte central y occidental: España, S. de Francia,

Baleares, Córcega, Oerdeña, Italia, Dalmacia, Sicilía, Malta, Túnez, Ar­

gelia y Marruecos. En nuestra Península, solamente se halla en su mi­

tad oriental, siendo abundante en Cataluña, Valencia y Bajo Aragón,

debiendo anotarse, como localidad destacada, la cita de Lacoízqueta, re­

ferente al Valle de Vertizarana (Navarra).

Con independencia completa del brezal clásico, se relaciona esta es­

pecie con las facies calizas del bosque esclerófilo mediterráneo, bien

figurando en el subvuelo del encinar o de los pinares, de P. halepensi3

o P. laricW, o más frecuentemente matizando matorrales de regresión

de los mismos; es frecuente hallarla en suelos empobrecidos o rocosos,

totalmente desarbolados, entre romeros, espliegos y tomillos, correspon­

dientes a etapas de avanzada degradación.

5

ZUSAMMENFASSUNG

Im ersten Teil der Arbeit bringt der Autor Ausführungen ge­nereller Natur über das Thema, wáhrend er den zweiten Teilausschliesslich denspanischen Heidepflanzen widmet.

Der Name Heidepflanze bezíeht sich auf die Arten der Gattun­gen Erica und Callum und im weíteren Sinne auf alle Pflanzender Unte:r-Familie Ericoideen.

Nach Anführung ihrer systematíschen Eingliederung undhaupsáchlíehsten botanischen Eigenschaften analysiert der Autordie geographísche Verteilung der Heiden und erwahnt den Urs­prung díeser Vegetations-Forme:n, der aller Wahrscheinlichkeitnach in Ze:ntral Afrika su suchen ist. Anschliessend gibt er eínekurze Beschreibung der Physionomie, spezifischen Kompositionund Bedeutung der verschiedenen Heide-Typen entsprechend íhrergeographíschen Verteilung.

Der zweíte Teil bringt eínen dikotomíschen Schlüssel zurFeststellung der spanischen Arten. Im Anschluss folgt eine genauebotanische Beschreibung, begleitet von eíner Oríginal-Zeichnungfür jede Art. Ferners werden die wichtigsten Angaben. okologis­cher und phytososíologíscher Natur aufgeführt, die durch Datenund Diagramme über geographische Verteilung ergaanzt werden.

SUMMARY

In the first part oí the work the author gíves a general in­formation of the subject, whilst the second deals exclusively ofthe Spanish heath-plants..

The name heath-plants applíes to the specíes of the generaErica and Callwna and in a larger sense to all plants oí the sub­family Ericoidea¡l3.

•BREZALES Y BREZOS 67

After indícatíng the systematíc order and stating the princi­pal botanical characterístícs of the heath-plants the author ana­lyses the geographic dístribution of the heath-lands referring tothe origin of these vegetative foms which has to be situated in allprobability in the Central Africa. He gives then a brief informa­tion as to physionomy, specific composition and significance ofthe heath-land types such as they are geographically established.

The second part begins with a dicotomic key for the determi­nation of the Spanish specíes and contínues with a detailed bota­nical description, accompanied by an original design for each andfollowed up by the most ínterestíngecological and phytosociologi­cal statements in support of which are included notes and gra­phics referring to the geographic distribution.

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2 Trabajos de las Secciones dl6 Hidrálulw.a. TorrtJll1Cial, Flora yMapa Forestal y Resinas. 1928. 164 págin8.'l............ ..... Agotado.

3 Trabajos de las Secciones de HidrÚlUZioa Torrencial, Combus-tibles Vegetales, Fkn"a y Ma.pCll Fare8tal. Re8'iwts. 1929.143 páginas '" Agotado.

4 Trabajos de las Secciones de suelos, Hidráulica' TorreflCliaZ,Madl:l7"a8, Oeluloeas, Re8'itl'..iIS, QuMnica y Repoblacione~.

1929. 296 páginas Agotado.

5 L(J) SeY/WllUJ, Forestal de Barcelona; t!wbajos de las Seccio~

de Oeluloeae, ReS'im.as y Combustibles Vegetales. 1929.126 páginas .. . .. . .. Agotado.

6 Trabajos de lia<s Secciones de FZora, Mapa y Su,elos Fores-tales, Resinas y otros jugos e HidráuZica Torrencial. 1930200 páginas , ,....... Agotado.

7 J. ITURRALDE y M. SEVILLA: EsfJablecimiento de sitios de en­sayo de resinas y re.sultados obtewidos.--M. TOMEO y J.GARCtA VIANA: Las mie'1"ffiS amarillas. Estudio físiCo-quí-mico de tae ooZoforvi.aJs e(',pañolas. 1931. 122 páginas...... 10,-

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26 l. EcHEVERR1A: Tratam~nto Idel Pínus ínsignís: espesuras,claras y poda8. 1943. 153 páginas .

27 M. MARTfN BOLAlilos: COtnsideraciones sobre los erlcinUl es deEspaña. 1943. 106 páginas ..

28 J. UGARTE: EstuiLio analítico de los carbones venetolr«, 1943.46 páginas ..

29 F. GALLEGO: Compendio de qq¡icrobiologia del 811elo. Prime l 'lli

par.te: Procesos biológicos del suelo. 1943. 129 páginas...

30 L. VÉLAZ DEMEDRANO: Contribución a la fauna ictio16g'ca, es-pañola. 1944. 66 páginas y 15 láminas . .

31 l. EcHEVERRfA y S. DE PEDRO: El PinUS insignia en el Nortede España. 2.. edición. 1944. 54 páginas ..

32 M,. MARTtN BOLAlilos: Impresiones oomenuoia« sobre los eu-caliptos de Bierm Cabello. 1946. 92 páginas ..

33 L. CEBALLOS y F. oaruso: Notas sobre flora cana'riense.1947. 31 páginas y 10 láminas ..

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Agotado.

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Agotalo.

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25,-

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Núm.

34 M. MARTIN BOLAf'los: En8Wyo de inve.stigacXrn indirecta, bobroorigen, desarr,ollo y producciones del mO'nte alto. 1947.143 páginas ..

35 J. AGUADO SMOLlNSKI: Un. C'l18O de aplic':ación de la e.~tadis­

tlcamatlemá.JÚ;¡!lJ a la' protJ..ucción !arestal. 1947. 56 páginas.

36 L. V'tLAZ DE MEDRANO 8ANZ: Dos notas sobre ictiología es­Jllaiíola. Locali.t:llluW8 de B. barbus bocageí Steitnd., y B. co­miza BteWut. F6rmtila dentario !arinqert de los barbo".1947. 46 páginas y 4 lAminas .

37 JESÚS UGARTE LAISECA: Ff¡toquimica forestal. Primera parte.1947. 88 páginas ..

38 l. EcHEVERBtA y S. DE PEDRO: El Pinus pinaster en POt!·tevedrra. Bu productí~ilüadnormal y aplicación a lai cela­tosa intJ.,u.strial. 1948. 148 páginas y numerosos gráficosen color " ..

39 N. DE BENITO CEBRI,ÁN: BrezaJe.s y Brezos. 1948. 72 páginas,14 dibujos y 5 mapas ..

OTRAS PUBLICACIONES

l. ECHEVERRIA: celuJo.sa leñosa. 1928. 110 pág'ínaa ..F. NUERA: La Guitnlm españoila Y su r~ toreeuü. 1930. 63 pá-

ginas y 52 láminas 00 ..

L. CEBALLOS y M. MARTIN BOLAf'los: M,apa fo-restal de la pTO'l:'Íincíaae Cád.iz, en escala 1 : 100.000. 1930 .. .

L. CEBALLOS y M.. MARTtN BOLA~OS: E8t'Udio 8'Obre la 'l;egetaci6n fo-restal de Z!t provincia de Cád.iz. 1930. 353 páginas' ..

L. CEBALLOS y C. VICIOSO: Mapa fOrestal].e¡ la provine,la de Málaga,en escala. 1 : 100.000. 1930 .

L. CEBALLOSY C. VICIOSO: E8tudio sobre W. vegetaci6n, y la flora[oreenü de la~!1Jde Málaga. 1933. 285 págínas .

G. MARINA: Aves anilladas. 1935. 10 páginas .

J. GARelA NÁJERA: Pri.neipWs de hidráulica t01Tr¡enciail. Su aplicacióna la corrección de t07'l'Bn<OO8. 1943. 294 págünas .

M. PRATS ZAPIRAIN: Orientaciones modernas en el ensayo de se-millas [orestaie», 1944. 84 páginas ..

F. NÁJERA: Lro evoluciónJ de la técnica en el etmploo y aplicacionesde la madtrra de COn8trueeí6-n. 1944. 132 páginas. ... . .. . .

E. GUINEA: A8pEi'Cto far'68tail del desiento. La vegetación leñosa ylo..~ pasto8 dl~l SalwJria, esp<fUJl. 1945. 150 páginas '" . " "

L. PARDO: Dícoionario de ictiología, piscicultura y pescal lluvial.1945. 340 páginas ..

W. SCHMIDT: Influencia de la rodioacti'!Jidad en el tropismo y cre-cimiento de la.s platnt;v:l8. (Conferencia.) 1943 .

W. SCHMIDT: A8~t08 actuales de la genética fore.s:tail en Buropa,(Oonrerencía.) 1944 '" ..

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20,­

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L. VtLAz DE MEDRANO: 14 hidrobiologtal en Galic1a. (Conferencia.)1944 .

M. PRATS ZAPIRAIN: Pnoduociótl 11 con8Wl7loO le aemillas en el afiojCh"681lt1l 1943-·H. 68 pág1n.a.9 .

M. PRATS ZAPIRAIN: Produooión 11 COfl8UomO tbJ. semillas en el afioj01'68tal 194·H6. 64 páginas ' .

M. PRATS ZAl'IRAIN: P1'Oduocíón 11 consunuJ de semillas e?l el altO<jore.atal 1945-46. 78 pá.ginaB oo.oo oo oo .

PUBLICACIONES DEL INSTITUTO FORESTAL, EN PREPARACION:

Modemos antisépHc08 11 pq'ool'dimientos para conservar la madera.Elltrudio especial del aceite de alquitrán pl'imm'io de los lig­mtos ElS'plIJñole8, por JOS!!: BENITO MARTINEZ.

Producción 11 Consumo de Semillas en el año forestal 1946-47, porM. PRATS ZAPIRAIN, Ingeniero Encargado del Servicio de Se­millas.

Estudio SOOre el gérlero ROSA en Espatña, por CARLOS VICIOSO.

Todas estas obras se pueden adquirir en el INSTITUTO FORESTAL DE IN­VESTIGACIONES Y EXPERIENCIAS, Núftez de Balboa, 51. Maórid (ApIll'­

tado 1.265), y en las príncípales llbrerias de Ellpafia.

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