boccaccio-novella1.1

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1 Micer Ceppare/(f! con una fa/sa conjesirJn engafia a un santo fratle y se muere;y habielldo sldo un pesimo hombre en vIda, de muerto es reputado santo y lIamado San Ciappelletto 1. E s COo\Tiliente, queridisimas sefioras 2 , que todas las co- 2 sas que cl hombre hace las de principio en e1 admira- ble y S,ll1tO nombre de Aquel que fue hacedor de todo. E Por 10 que, tr.niendo que ser yo el primero que de inicio a vuestro relaL1l', entiendo comenzar por una de sus maravillo- sas cosas, panl que, oyendola, nuestra esperanza en El, que es in mutable, sc afirme y sea siempre por nosotros su nombre alabado. s manific:<to que, como las cos as temporales son todas 3 trans ito II as y mortales, en sf y fuera de sf estan Jlenas de tristeza, de y de dolor, y sujetas a infinitos peligros; nosotros, que vivimos mezclados con ellas y que formamos parte de ella:. sin duda alguna ni podriamos soportarlas ni defendernos rle elias si la especial gracia de Dios no nos pres- tase fuerza y cautela. Y no hay que creer que esta descienda a 4 1 Desde la :I! I t igiiedad (por e;emplo en Salustio, De cotliuratione Cati/i- nae, que el autc)[ conoda), el tema de la vida de algtin personaje canalla e hipocrita, com" parodia de la hagiografia, esti muy difundido por toda la cuentistica, cnrno 10 constatara tambien Juan de Mariana en su Hista- ria de Espatia. ;\ cote tcma se fueron afiadiendo. como estimulo, las noti- cias lIegadas de hancia sobre la mala vida que alii llevaban los presta- mistas italiano·" y que el autor atribuye aqui a un personaje historico y real. Ver V. BrotrlCa, y G. Padoan, «Sulla genesi e la publicazione del De- cameron», en Cill [I Boccaccio Ie Muse il Pamaso e I'A mo, Florencia, Olschki, 1978, paRS. 1I i·111, para la Fuente en Salustio. 2 Para la fUllcion de estos apelativos, vease mi Introduccion. Con esta presentacion c!,' Panfilo, que ocupa los parafragos 2-6, y con su conclu- sion (paragrafo;; 89-91) se enmarca adecuadamente el relato, ofreciendo a la vez c1aves ckcisivas de interpretacion del mismo, segtin la voluntad explicita del autor, que ira utilizando la voz de los diez narradores. [ 143]

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Primera novella de la primera jornada del Decameron.

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1

Micer Ceppare/(f! con una fa/sa conjesirJn engafia a un santo fratle y se muere;y habielldo sldo un pesimo hombre en vIda, de muerto es reputado

santo y lIamado San Ciappelletto 1.

Es COo\Tiliente, queridisimas sefioras 2, que todas las co- 2

sas que cl hombre hace las de principio en e1 admira­ble y S,ll1tO nombre de Aquel que fue hacedor de todo.

E

Por 10 que, tr.niendo que ser yo el primero que de inicio a vuestro relaL1l', entiendo comenzar por una de sus maravillo­sas cosas, panl que, oyendola, nuestra esperanza en El, que es inmutable, sc afirme y sea siempre por nosotros su nombre alabado.

s manific:<to que, como las cosas temporales son todas 3

trans ito II as y mortales, en sf y fuera de sf estan Jlenas de tristeza, de alli~ustia y de dolor, y sujetas a infinitos peligros; nosotros, que vivimos mezclados con ellas y que formamos parte de ella:. sin duda alguna ni podriamos soportarlas ni defendernos rle elias si la especial gracia de Dios no nos pres­tase fuerza y cautela. Y no hay que creer que esta descienda a 4

1 Desde la :I! I t igiiedad (por e;emplo en Salustio, De cotliuratione Cati/i­nae, que el autc)[ conoda), el tema de la vida de algtin personaje canalla e hipocrita, com" parodia de la hagiografia, esti muy difundido por toda la cuentistica, cnrno 10 constatara tambien Juan de Mariana en su Hista­ria de Espatia. ;\ cote tcma se fueron afiadiendo. como estimulo, las noti ­cias lIegadas de hancia sobre la mala vida que alii llevaban los presta­mistas italiano·" y que el autor atribuye aqui a un personaje historico y real. Ver V. BrotrlCa, y G. Padoan, «Sulla genesi e la publicazione del De­cameron», en Cill [I Boccaccio Ie Muse il Pamaso e I'A mo, Florencia, Olschki, 1978, paRS. 1I i·111, para la Fuente en Salustio.

2 Para la fUllcion de estos apelativos, vease mi Introduccion. Con esta presentacion c!,' Panfilo, que ocupa los parafragos 2-6, y con su conclu­sion (paragrafo;; 89-91) se enmarca adecuadamente el relato, ofreciendo a la vez c1aves ckcisivas de interpretacion del mismo, segtin la voluntad explicita del autor, que ira utilizando la voz de los diez narradores.

[143]

nosotros yen nosotros pOl' algtin merito nuestro, sino mo\ I­

da pOl' su propia benignidad e impetrada pOl' los ruegos ,Ie: quienes, al igual que nosotros, fueron mortales y siguiendo bien sus, designios mientras tuvieron vida ahora se han vu,l ­to can EI bienaventurados y etemos; a los que nosotros 111 i,­

mos, tal vez no osando formular nuestros ruegos en presell' cia de tan gran juez, como a proeuradores' infonnados P( >I'

experiencia de nuestra fragilidad, Ies solicitarno:, las COSJ, que consideramos oportunas". Y mucho m;ls en EI, !leno 11<.: ;

piadosa liberalidad hacia nosotros, discernimos que, no r" diendo en modo alguno la agudeza del ojo mortal traspa1lr en el secreto de la divina mente, puede ocurrir quc a vee", enganados pOI' una falsa opinion, hacemos procumdor all k

su majestad a quicn ha sido arrojado par ella al dcstierro etc:­no; pero no obstante AquCl, a quicn nada se oeulta, Men­diendo mas a la pureza dc quien ruega 'juc a su ignoranci'l II

al destierro de aque! a quien se ruega, como si esc gozase lie­su presencia, escucha a quienes Ie ruegan'. Lo que manific' - I,

tamente podni verse en el euento que pretendo relataI'; Ill!­

nifiestamente, digo, no segun el juicio de Dios, sinn cl de b; hombres!'.

.1 Procurador es el termino juridico que se aplica a los que sirvcn ,Ie

interrnediarios, a los que interceden en una gestion, trallSvasando el !cI­

mino de 10 juridico a 10 religioso. 4 Aunque sabemus que en la epoea las canonizaciones no las h,lC L\

aun la Curia pontlficia, y que para las santificaciones no eran neccsaru.' tantas gestiones, sabernos tamblen que par entonces se levalltaron pnL' micas sabre este habito generalizado de venerar a alguien sin que la lpJ sia 10 hubiese autarizaclo. EI auror, con su cuento, sc aiiadiria a la pol, mica, y entraria a la vcz, de llello, ell la m"s amplia polCmica antiecL sial, tan destacada ya en esta primera iornada, donde al menDs seis CUe'rI­

tos estan en e~a orbita. 5 EI n"rrador quiere decir que a "eces cl hombre dige mal en su~ I'll

garias al santa al que Ie reza, aunque no ohst,nte Dios h,ce n"is C'150 de quien rueb'1l que de la indole moral del que se ha elegido como intcrm diario.

(, Como podremos ir confirmanclo en la lectum cle este t'l)O de intrl' ­ducciones, eI narrador de turno reflexiona de forma gcneralizada ~oh, ,: una determinada faceta de la conducta 0 la condieion humana, yal s!'

brayarla orienta al lector sobre la interpretacion del cucnto.

[144]

SE cuenta pues que Musciatto Franzesi- de riquisimo y gran mercader habiendose hecho caballero cn Francia, COmo

debia venir a Toscana con micer Carlos :lin Tierm~, herma­no del rey de Francia, llamado y solicitac\o pOl' el papa Boni­facio, sabiendo que sus negocios, como ocurre 1'1 mayor par­te de las veces can los de los mercaderes, cstaball muv enre­dados aqui y alii y no se podian ni Eicil ni inmecliat;;mente desenredar, pens6 encomcndarlos a varias personas y 10 con­sigui6 con todose); pem solamentc Ie qt:edo Ia duda de a quien podria dejar encargado de cobrar 1m crediros que les habia hecho a varios borgonones. Y la r,lZ()lJ de 1'1 duda era H

porquc sabia que los borgonones cran hombres conrlictivos y de mala condici6n y deslealcs; yael no se Ie ocurria quien podia haber tan malvado para deposital' ell el su cunfianza y que pudiera oponerse a la maldad de CSlOS I". Y tras pcnsar <)

"largamente en este asunto Ie vino ala Il1l:111oria un tal micer Cepparello de Prato, que paraba mucho en su casa de Paris II;

el eual porque era pequeno de estatura y Inuy acicaladjto, '11

7 Del florentino t"!usciatto Franzesi hahla cI ""onista Villani C0l110 de un "ran eOl11erciante que acurnul6 riquezas con "US negoclos cn Fran­cia; otra cranista, C:ompagni, Ie tacha cle malvado y cle cornlpto. Mus­ciatto debi6 morir antes de 1310, y hay clocumel1l'os que 'llesrih'Uan 'us rclaciones eomerciales con Cepparello y la ilCtl\'idad de este ultimo como reeaudador en Horgona (V. Branca) .

B Carlos dc Valois, en decto, Ilego " Florenei" en 1301 para desgra­cia de la faccion de los Blancos, entre los que Se encontraba Dante, que recuercla eI episodio historico en Purgaton'o, XX, v\'. 7() y \'5. 1':1 ambiente historico, en el cuento, se halla bien precisado, alLnquc no ocurrc 10 I11IS­

mo con la mas difusa localizacion gcografica. <) Para las intcnsas rdaciones comercialcs entn: Italia y Francia For

entonces, V. Branca remite, entre otras, a R. Da\'id'ohn, .\Ioria di FI'renzt, Florencia, 1965, vol. VJ, pigs. 649 )' ss.

III Tambicn en eI amhiente mercantil frances 1m horp;oriones ten ian mala fama, calificados, en la literatum, de «felon'''''. De cste '''pecto, y del hahito generalizado de la usura (ver tambien [,1 \' notas). CSte cuento rcsulta un e10cuente documenta, que dchemos imaginar espccialmente grata en los amhientes mercantiles florentino' dOllde ellibro' tuvo tanti ­simo exito.

11 Documentos de finales del siglo XIII constatan la existencia de un Ceprerello 0 CiapperelJo Dictaiuti cia Prato, que atll\ \'ivia el\ 1304, y de quien se conserva su libro de cuentas considemdo como uno de los do­cumentos mas antiguos del romance itallano (\' Ilranca).

[145]

no saber los franceses que significase Cepparello, creycmJo que viniese a decir «capelo», 0 sea «guirnalda» en su lelq.;ua romance, como era pequeno como dijimos, no Ciappdlo sino Ciappelletto Ie llamaban; y por Ciappelletto se Ie conocia par doquier, mientras pocos Ie conodan por Cepperello 12.

Este Ciappelletto llevaba la siguiehte vida: como era nota- Iii

rio, semia una grandisima verglienza cuando uno de sm I11S­

trumcntos 13, aunque hiciese pocos, no resultase falso; ck es­tos habria hecho tadas los que Ie hubiesen solicitado, y mas gustoso si eran de regalo que si erall generosamcnte com pen­sados. Daba falsos testimonios can sumo placer, se lc pili iest II

o no; y como en Francia en aquellos tiempos se lc con("(lia grandisima fc a los juramentos, sin importarlc hacerlm cn falso, venci2 malvadameme tantos pleitos cuantas veces 'c Ie Ilamase a declarar y a decir la vcrdad bajo palabra H . Scntla 12

un especial placer, y ponia un gran empello, en provoca I en­tre amigos y parientes y cualquicr otra persona mal entc' Idi­clos y enemistades y escandalo" y cuanto mayor mal veia que se seguia de ellos tanto mas se alegraba. lnvitado a un lWlI1i- u cidio 0 a cualquier otro criminal asunto, sin ntgarsc nunca, iba de buen grado, y a menudo se encontr6 hi riendo y 'lla­tando hombres con sus propias manos gustosameme. L~ra grandisimo biasfemaclor comra Dios y los santos, y pnr la mas minima cosa, mas iracundo que nadie. A Ia iglesia no 14

iba jamas y escarnecia todos sus sacramentos como algu vii con palabras abominables; y en cambio las tabernas y 1m, cle­mas deshonestos lugares los visitaba gustoso y los frecuclita­ba. A las mujeres era tan aficionado como 10 son los perrus a los palos, de lo contraria se cleleitaba mas que cualquier otro

12 «Ghirnalda» es chapelel en frances; y observese como CSUI alterll;ln­cia de dos nombres, eI original y c1 erroneo, alude yo a los do, planu;·. al de 10 verdadera y al de 10 falso que se van a instalar en el cuento, entre alras posibles significados que se Ie dan a estos nombres. CJr. L. S".,so, «L' Uinterpretatio nonlillis" in 13occaccio», cit., p~1gs. 16; Y ss.

13 En lenguaie juridico, documento. 14 Resulta evidente que d habito de falsear es 10 primcro que se de,ta­

ea y 10 que maS se reitera en la indole del personaje; de aqui que su Ulll­rna acto, la confesi6o, sea, corno sc dice en la rubrica, una «(a]s:l cor~(e­sian»,

[146]

hombre ruin 15, Habria hurtado y robado con la misma con­ciencia can que un santo varon habria dado limosna. Gran gloton y bebedor, tanto que alguna vel, lc hacia dano de unl modo desmedido, Era perfecto jugador y trucador de dados, Pero, tpor que me alargo yo en tantas palabras? El era el pear 15

hombre que tal vez jamas naciese. £1 jluder y la posicion de micer Musciatto sostuvieron durante largo tiempo su rnal­dad, por 10 que muchas veces Ie salvo tanto de los particula­res, a los que muy a menudo injuriaba, como de la justicia, a la que 10 hada constantemente.

Acordandose pues micer Musciatto de cste micer Ceppa- 110

rello 1(', del que conoda perfectamente SII vida, pens6 el cli­cho micer Musciatto que este debia scr j\l~,to 10 que la rnaldad de los borgoiiones requeria; por 10 que haciendose llamar asi Ie diio:

-Micer Ciappelletto, como sabes voy a marcharme de 17

aqui definitivameme, y como deho entcnderme entre atras con los borgonones, hombres Ilenos cle cng;1I10s, 110 se de na­die mas adecuado que tu a quien pueda cilcargar que ies co­bre 10 mio. Y pOl' ello y por la raz6n dc quc Cll la actualidad no haces nada, si quieres ocuparte de esto, pretendo procu­rarte el favor de la corte 17 y entregarte Ia parte de 10 que co­bres que convenga.

15 Tambien al protagonista de V, 10 sC Ie acu,,' de sodomia, un vieio no muy frecuente en el libra y mal visto ror el <llHOr, que In 'Ode rda­cionar, sobre todo, con los hombres de la Iglesia (ver 1,2. 19).

1(, Esta descripci6n, como h. visto la critica, es llIas bien lin eatiilogo de culpas, «una lista completa de todo aquelJo que se puede hacer con cI fin explicito de ofender par sistema todos los rreceptos cristianos» (G. Barberi Squarotti, «Quattro confeSSIOn I», en II polere della parola, Na­poles, Federico & Ardia, 1983, pag. 98). Est. cadena de maldades, rela­tada con aparente objetividad, es ya buena mueslr<l del tono ironico tan contcnido que cl autor va a maneiar en ellibro. Asi .Ie logrn el primer re­trato que en el cuento se da del pcrsonaje, que nacc del rccuerdo que c1e el tiene micer Museiatto (vcr panigrafo 16) y que va dirigido aJ lector; este retrato es cI unico ficl al original, de los tres que se clan del personaje. Ver F Fido, «Vita morte e miraculi di san CIappeJletto: risareimentl di una semiosi imperfetta)), en 11 regime delle slmmel", ,ft/perfil/e, Florencia, Angeli, 1988, pags. 45 y ss.

17 Se refiere a la corre real, ya que Musciatto dcbia pagu impuestos por su actividad a la corona (V. Branca).

[1471

Micer Ciappelletto, que se vela desocupado l' mal prov btO 18

de bienes materiales, viendo que se marchaba quien hal,ja sido por largo ticmpo su defensor y sosten, sin ninglin t Ii L1­

beo l' casi obligado por la necesidad, se decidio l' dijo que aceptaba gustoso. Por 10 que, llegados a un aCLlerdo, recii ,io 19

mieer Ciappelletto el poder y las canas de reeomendal'l,)n del rey, l' al marchuse micer tvl usciatto se fue a J3org(!iia doneJe casi nadic Ie conocia; l' alIi, cle modo contrario ;! su naturaleza, comcnz<S benigna y mansamente a tmtar de '(J­

brar y a hacer aquello a 10 que habia ida, como si Ia ira sc' la , reservase para eI final.

Y actuando asi, mientras se hospedaha el1 Ja casa (Ie (Ius 2(1

hermanos tlorcntinos que prcstaban con usura alli y que! l:! Ie honraban mucho pur amor a mlcer 1\lusciatro, suce, lie) que enfermo. Los dos hermanos hicieron ir de inmedialu d

medicos para CI l' cnados que Ie slrviesen y todo 10 lleCeS;(rIO para recobrar la salud. Pero tOlh ayuda era illlitil, pue, ,121

buen hombre, que ya era vit.:Jo y habia vivido desore!t.:nae!.\­mente, segiIn dec ian los medicos iba de dia en dia de mal <.:11

peor porque estaba enfcrmo de muene, par 10 que los dos hermanos estahan muy atligidos.

Y un dia, muy cerca de ]a a1coba donde micer Ciappellcl to 2:' yacia enfermo, comenzaron a razonar entH:' si:

-2Que vamos a hacer con el~ -Ie decia el uno al otfU--. 2,1

Tenemos un mal aSUl1lO entre manos pOl' su causa; POrt jill' echarlo de nuestra casa tan enfermo seria un gn111 desprc ..,i 1­

gio para nosotros y signo evidente de poco juicio, al vcr 1<1 gente que primero 10 habiamos recibido y luego 10 habian iI)S atendido y cuidado de un modo tan solicito, y ahora sin que haya podido hacer nada que nos deba cbsgustar, verlo eelt:lr fuera de nuestra casa asi de repcnte y enfermo e1e muert, ,"­POl' otro lado eI ha sida un hombre tan malvado que nu ';c 24

I~ Tratare de mantencr los anacolutos del original cU'lIldu ella 11(, d(­ficulte la comprension de la traduccion, para rratar de r<,:,slx·tar un" de las caracteristicas c1estacadas de la sinlaxis boccacciana. Para orros "HI­chos aspectos lingilisticos y valorativo' del cuento, ver ell'0rll\enDI,,:a· do analisis de C, C;etto, "Strultura e linguaggio nella nuvella di ';,'r Ciappe!lctto», en su Vli'i di jill'f1if"", cit., pags. 34· 77.

[148]

querra confesar ni recibir ninglin sacramento ele la Iglesia, y al morir sin confesion, ninguna igleiia quem! recibir su cuerpo, es mis, se Ie echara a los fosos como a un perro. Y aunque se confiese, sus pecaelos son tantos y tan horribles 25

que suceeleni 10 mismo, pues no h,lbn1 Ili fraile ni cura que quiera 0 pueda absolverle; por 10 que, sill absolucioll, serA tam bien arrojado a los fosos I'). Y si esto sucede, la gente de 26

esta ciudad tanto por nuestro oficio, que les parece muy in i­cuo y 10 maldicell todo eI dia, como pOl' cl deseo que tienen de robarnos, al vcr esto se suhlevaran y gl'luwin: ({!\ estos pe­rros lombardos, a los que no se les qUlcrc reeihir en la iglesia, no queremos tolerarlos l11,is aqui»!II. Y currer{ln a nuestras GlS,lS y es posible que no solo nos when Ll hacienda sino que nos quiten incluso la vida, par 10 que dl:' eualqlller modo si cstc mucrc estamos ell peligro.

1\1 icer Ciappelletto que, C0l110 dijirnos, yacia cen::! de don- c7

de estos asi razonaban, al tcner el aida lillO, como Lll11ayoria de las veces ocurre can los enfcrl11os, 01"" 10 que decian de el; y les hizo llamar l' les dijo:

-No quiero que teng,iis ningun ICl11m par l11i, Ili leng-lis micdo de recibir pOl' l11i culpa d,1l10 ~tlgll[IO, He oido 10 que habeis hablado de mi y estoy SCl:,''IHlsil1lo dc que oeurriria como dec is si las eosas fuesen como h'ILJcis prc"isto. Pero ir,in de otro modo. Y' a en mi vida Ie he heeho tan las ofensas .,~

a Dios Nuestro Senor que, pOl' hacerJc Ulla 111,1S ala hora de mi muerte, dani 10 l11ismo; Y pOl' clIo procurad que \'cnga un santo l' valioso fraile, cl mejor quc pOCLilS consegllir, si hay algullo c1 ; y deJ<ldl11e hacer a mi, que me ocupare firmcl11cntc 29

de vuestros asuntos y de los mios de forlll,l que resliitara bien y tendrcis que estar content05.

Los dos hermanos, aunque no confiaran ll1ucho en esto, 11J

no obstante se fueron a un can vento de fnliles y preguntarol1

IY Era coslut<1bre entonees cnterrar a los SUIClll"" a 1m herCJcs, a los excomulg~dos y a los usureros en los fosos de al rededor de la eiuJad. fucnl par \0 tanto del lugar sagrado (y, 13ranu),

20 Lombardo era denominac]on generalizacLt ,'(I franci" para todos los Ilalianos, y se utilizaba tambien para rclerirsc c,pecificamente a los usureros y a los prestamislas (Y. Branca).

21 Ver la contenicla ironi~ en este drastlco '",lllue a ]a Iglesia.

[149]

por algiln santo ysabio hombre que escuchase en confeSll)n a un lombardo que estaba enfermo en casa de elias; y les die­ron un fraile anciano de santa y buena vida, gran maestro en las Escrituras y hombre muy venerable, por quien todc\'; los ciudadanos tenian grandisima y especial devoci6n, y 10 j leva­ron con e\jos. EI cual, aillegar a la alcoba doncle yada nllcer .J!

Ciappelletto y sentanclose a su lado, primero comenzo b,:nig­namente a consolarlo, y luego Ie pregunto cuanto tiempu ha­cia que no se habia confesado. Y Ciapelletto, que nU/1(;l se J2

habia confesado, respondio: -Padre Olio, mi costumbre sude ser confesar al me/10S

una vez por semana, aunque hay muchas que me cOI1(ieso mas; la verdacl es que, clesde que enfermc, de \0 que L'lCC ocho dias, no me he confesado, tanto ha sido el l11alesta! que la enfermedad me ha dado.

Dijo entonces el fraile: .\3

-Hijo mio, bien has hecho y asi hay que hacerlo en 1" Sll­

cesivo; y yeo que, si tan a menuclo te confiesas, poco tr:t!lajo tendre en escuchar 0 prq,1lJntar.

Dijo micer Ciappelletto: )4

-Senor fraile, no digliis eso; a pesar de que jantas vcces y tan frecuentes me haya confesado, siempre he CJuerido h;lcer confesi6n general cle todos los pecados que pudiera recordar desde el dia en que nad hasta el que me he confcsado; ~ por ello os ruego, mi buen padre, que puntualmente me prqr,un­teis por todas las cosas como si nunca me hubiese contcsa­d0 22; y no mireis que este enfermo, pues prefiero con l1lucho 35

disgustar a estas carnes mias a que, haciendo su gusto, haga algo que pudiese ser la perdicion de mi alma, que mi Salva­dor rescat6 con su preciosa sangre 2.1.

22 Es interesante la precision de M. Cottino-Jones, art. cit., pai". I:'> 1 Y ss., que seiiala como posible referente para los lectores coetam'o' un difundido texto de devocion, el Jpecchio di vera peni1en'ZJ1 de J. PassaI.lIlli, cuyas normas sobre [a confesi6n se irian aqui sistematicamente liitrin­giendo, con el consiguiente disfrute del lector conocedor.

2.1 Otro rasgo es ellenguaje devoto que Ciappdletto usa «(que m, Sal­vador rescat6 con su preciosa sangre») acudiendo a una retorica freclIcn­te en ambitos religiosos, que aqui se parodia con su usa en boca (!<- este gran pecador, rozando fa blasfemia.

[ l)O]

Estas palabras Ie gustaron mucho al santo varon y Ie parecie- .16

ron prueba ele una mente bien dispuesta; y tras haberle alaba­do mucho a micer Ciappelletto esa costumbre suya, comenz6 a preguntarle si habia pecado alguna vez de lujuria con algu­na mujer. A 10 que Ciappelletto respondi6, suspirando: .17

-Padre mio, rne avergiienza deciros If\. verdad en ese as­pect0 24, no vaya a pecar de vanagloria.

A 10 que el santo fraile dijo: lH

-Di con confianza, porque diciendo 1a verdad ni en la confesion ni en otro acto se ha pecado FlmaS.

Dijo entonces micer Ciappelletto: 19

-Va que en esto me tranquilizliis, PUI:S os 10 dire: soy tan virgen como sali del cuerpo de mi mam,\ 2>.

-iOh, Dios te bendiga! -dijo el ha dc-. i(2ue bien has 40

hecho! Y, al hacerlo, pues si hubieras CJuerido, tenias mas li­benad de hacer 10 contrario, has tenldo ll1ucho mas merito del que tenemos nosotros 0 cuaICJuier,\ que este obligaclo por alguna regia 2".

Y tras ello Ie pregunto si en el pecado de la gula habia dis- 41

gustado a Dios. A 10 que, suspirando mucho, micer Ciappel­letto respondio que sf y que muchas vcccs; pues C01110 fuese que ademas de los ayunos de la cuaresrna que haccl1 al ano las personas devotas 27 , el cada semana solia ayunar al menos tres elias a pan y agua, se habia bebido eI agu<\ con tal deleite y con tal c1eseo, y especial mente tras habersc til tigado 0 rezando 0

2" En 1a tecnica para construir la confcsi<in deslaca este scmbrar falsas expectativas desorbitando asi la distancia entre 10 que se espcra oil' y 10 que en realidad se oye, con un magistral dominu del funcionamiento se­miol6gico del relato.

25 Este es el primero de una serie de dlminUllvos que contribuycn can eficacia a la hilaridad ya la comicidad del relato; con cllos sc buscan connotaciones afectivas, de inocencia, de pureea, de bomlad, segun el caso.

26 Como ya la critica ha seiialado, en realidacl CiappellelJo no se con­fiesa, sino que finge y miente en el acto que se supone de mayor sinceri­dad del hombre consigo mismo, y miente tan bien que obliga al fraile a confesarse el y a confesar los peeados de los hombres dc la [glesia.

27 Ademas del ayuno en cuaresma, el autor sc refiere a otras de la epo­ca de Adviento, etc., por 10 que el usa de «cuaresrna" tienc un valor ge­nerico. Dc estos ayunos se habla tamblen en lUll (V. Branca).

[1)1 ]

yendo de peregrinacion, como hacen los grandes bebedores con el vino; y muchas veces habia querido tomar esas cnsala­ditas de hierbecitas que hacen las mujeres cuando v,ln al campo, y alguna vez Ie habia parecido mejor el comer ,Ie 10 que Ie parecia que tuviese que parecerle 2M a quien ayun,\ por devocion, como ayunaba el. A 10 que el fraile ciijo: 42

-Hijo mio, estos pecaclos son naturales y wn mu)' !eves, y por ello no quiero que aHijas tu concieneia 11l,is de 10 llcee­sario. A cualquier hombre, por muy santo que sea, Ie ()l.'lHre que despues de un largo ayuno Je parece bueno el COlller y tras eJ cansancio el beber.

i -jOh! -dijo micer Ciappelletto- padre mio, no r'le cli- 41 !

gais eso para eonsolarme. Bien sabcis que yo sc que las losas que se haeen para servir aDios deben haeerse tocbs lill:pia­mente y sin ninguna mancha en el animo, y quien 10 h:ICC de otro modo, peca.

EI fraile contentisimo dijo: 44

- Y yo me aJegro de que asi te quepa en el ,inimo, \' mu­cho me place tu pura y buena concieneia en clIo. Pero ,lime: 2has pecado cle avarieia deseando mas de 10 con venient (' 0 te­niendo 10 que no debias tener?

A Jo que micer CiapelJetto dijo: 4S

-Padre mio, no quisiera que sospeehaseis porque esrc en easa de estos usureros; yo no tengo nada que ver can el I"s, es mas, habia venido aqui con la intencion de arnonest;J.l'los y reprenderlos y apanarlos de esta abominable ganan,ia; y creo que 10 habria logrado si Dios no me hubiese visit:11 to de esta manera 2". Pero debcis saber que mi padre me dejej ('leo y 46

cuando el murio de sus biencs di la mayor parte de li11lo"naj y luego para sustentarme y poder ayudar a los pobres de (.risto, he hecho mis pequenos negocios, y en estos he desead,) ga­nar. Y siempre 10 que he ganado 10 he partido por medii) con

2M Ver el usa pleona,tico de «parecer», que constituye lin rasgo propio del estilo del autor en pasajes e,pecialmenre ironicos (V, BranC:I),

29 Como ya he dicho, hay en la confe,i6n un empleo puntuHI \ siste­matico de la ret6rica religiosa; e,te termino, «visitao>, es "propio ckl len­guaje uevoto para indicar que las tribulaciones son una gracia de Dios y medio de perfeceionamienro moral» (V. Branca).

[IFJ

los pobres de Dios, gastando mi rnitad ell mis necesidades, y dandoles a ellos la otra mitad; y a ello me ha ayudado tan bien n: i Creador que siempre he resuclto mis asuntos de bien

en meJOr. -Bien hiciste -dijo cl fraile-; pew 2con que frecuen- 47

cia te has dejado lIevar por la ira? -jOhl -dijo micer Ciappelletto-- eso os aseguro que 10 48

he hecho muy a menudo; (y quien poclri~l contellerse viendo continuamente a los hombres hacer CDS<lS illdecorosas, sin observar los mandamientos de Dim, sill [emer sus juicios? /-Ian sido muchas veces al dia las que habria preCerido estar ,Il)

mejor muerto que vivo, al vcr a los Jovt"lles ir tras LIS van ida­des y oyencloles jurar y perjurar, ir a LIS tabernas, no visitar las iglesias, y scguir mas bien los CamillOS c1elmunclo que los de Dios.

soDijo entonces eI fraile: -Hijo mio, esa ira es buena, y yo pOl' mi pane no sahria

imponerte par ello penitencia; pew 2en ',I1l:,rUn caso la ira Ie habria podido inducir a cometer alglill homicicliu 0 a insul­tar it alquien 0 a decir algulHl otra injuria?

1\ 10 que micer Ciapellctto responclil'): SI

-jAy de mil Vos, senor, que me pareceisul1 hombre de Dios, 2como decis semejantes palabras~ ill Si yo huhiesc teni­clo siquiera un ligero pensamiento de haeer algulla de esas cosas que decis~ 2creeis que crea 11 que Dios me hubiese con­sentido tanto? Esas son cosas que las h;lccn los nl'c\landrines y los criminales, y siempre que he visto ,liguno de e1los, siel1l­pre he dicho: «Vetc, y que Dios te ~lI11pare».

Dijo entonces el fraile: 52

-Ahora dime, hijo mio, y que Dim te bendiga: (alguna vez has dicho algiln falso testimonio colltra alguien 0 clieho

.1\1 Aqui se llegd a un punta doncle Ciappelletto inclLlso reprcnde "il conlesor; estamos pues a mitad de camino en cl proceso de engailar al lraile, donde se comienza a insinuar la aparenle sLlperioridad moral del

confesado. .11 ]\[antengo siempre que es po,ible eSle tipu de repetlciones y juegos

verbaJes que en eI original tienen un claro valor estili,t1eo. Vcr tarnbien 11,9,17; 111,6,20; VI,S, 14-15; VI1I,7, 97-101

[153 ]

mal del pr6jimo 0 quitado cosas ajenas sin consentimiel1tu de su duefio?

-Desde luego que si, senor -respondi6 micer Ciappel- 5.1

letto~ he hablado mal de los demas; porque tuve un vecino mio que, con la mayor injusticia del mundo, no hacia mas que pe~r a su mujer, par 10 que una vez habJe mal de el ;l los parientes de esta, tanta pena me produjo aque!la poblt'ci ­!la, a la que, cada vez que habia bebido demasiado, la dCI'lba como s610 Dios sabe\2.

Dijo entonces el Eraile: 54

~Ahora bien, me dices que has sido mercadcr; ~Has '.'11­

ganado alguna vez a alguien Como suclen haccr los mnca­deres?

-iQue caray! ~dijo micer Ciappclletto~si, senor, pero 5\

no se a quien. Porque al Ilevarme uno dinero llue tenia 'llie pagarme par un pano que Ie habia vCl1dido, como 10 pUSl CI1

un cofre sin contarlo, de ahi a un mes encontrc quc hahia cuatro reales n de mas de 10 que debia haber; por 10 que, como no volvl a verle y tras haberlos guardado durante 1111

ano para devolvcrselos, los cli de limosna. Oijo el fraile:

- Eso fue insignificante, e hiciste bien en hacer 10 que 11- 56

ciste.

\' aclemas de esto, cl santo frade Ie pregunt6 por muci::ls \7 otras cosas, y a todo respondia de este modo, y al q uerer i ':1­sar a la absoluci6n, dijo micer Ciappclletto:

-Senor, aun tengo all-,J1in pecado que no Os he dichl). EI fraile Ie pregunt6 cual, y el clijo: 58

--Reeuerdo que un s~lbado despues de mediodia ie hlCe

12 La tactica conslste en sembrar prirnero 1a expecrativG de un gr:'11 peeada, y coniesar despucs alga que es, en realidad, una virtud, una 01 ,ra piadosa; gracias a esre mecanismo scmiologico se activa Ia comun it' 1­

cion con el receptar. ).1 La lIra se dividia en veinre sueJdas, y el sue Ida en pkriQ!i (que 1"1­

duzeo par «reales») de muy escaso valor rras la desvalarizacion que ,c hizQ, en 1252, en FJorencia de la maneda pequefia at aCUlluse el florin de aro (V. Branca).

[154]

barrer la casa a mi criado, y no tuve al santo domingo en la debida reverencia '4. -iOh1 -dijo el fraile -hijo mia, esta es cosa leve. 59

-No -clijo micer Ciappclletto- no dig-ais cosa leve,60 porque el domingo hay que honrarlo rnl.lcho pues en el resu­cit6 de la muerte a la vida Nuestro Sei'lor·15 .

Dijo entonces el fraile: 61

-~y has hecho algo mas? -St, senor -respondia micer CiappcJletto- que yo, sin 62

darme cuenta, escupi una vez en ta iglesia de Dios, El fraile comenz6 a sonreir y dija: 63

-Hija mia, por eso no hay que prcocuparse; 110sotros, que somos religiosos, eseupimos en ella constantemente.

Oijo entonces micer Ciappelletto: 64 -Pues haccis gran ofensa, porquc n,lda hay que tener

mas limpio que el santo templo, domlc se ofrece sacrificio a Oios.1(,.

En poco tiempo de hechos asi Ie dip muchos; y por u lti- 6\ mo comenz6 a suspirar y luego a lion r mucha, pues sabia hacerlo demasiado bien cuando qucria.

Dijo el santo fraile: ()(,

-Hijo mio, ~que tienes? Respondi6 micer Ciappdletto: 67 -jAy de mi, senorl, quc mc ha qucdado un pceado del

que jamas me confese, tanto me averg(knza tener que decir­10; y cada vez que 10 recuerdo lIoro como veis, y estoy abso­

.14 Como la hora nana quc sc prccisa cn "I origlllal seeLl hacl;] las sLis de la tarde, el supucsta pecado de Ciappelletto habria consistido en ha­cer trabajar al criado unas haras antes del final del sabado, dla en que la Iglesia obligaba a descansar a partir del melhodla para predisponer me­jar a las fidcs a hanrar el domingo. Vcr S, L. Thmpp, «La industria mc­dieva!», en A. M. Cipolla, Histaria ecan6"'ica de 1::lIropa (\) I.a Edad Media, Barcelona, Ariel, 1979, pablS, 272-273.

15 Este empleo de la rerorica cclesial senalac\o en las notas 23 y 29 es en realidad una aprapiacion dcllenguaje del ir"ik, al que incluso supera, Cfr. G, Barberi Squarotti, cit., pag. 107,

.16 Por 10 ya vista en la nota 26, tal vez cI mayor resorte de la Ironia est" en la eanfesi6n casi paralela que I.iappclletro Ie ohliga a hacer al santa de sus propias culpas y dc las de los hombres de Ia Iglesia, que re­sultan ser paco castas, paca pulcras, poco rcspetuasos, etc,

[t 55J

lutamente segura de que Dios no temhi nunca compasion de mi por este pecado.

Dijo entonccs el santo fmile: I,S

- Vamos, hijo, (que es 10 que dices? Si todos los p<cados que todos [as hombres han cometido, 0 han de cumeter mientras el !nundo dure, estuviesen todos en un solu hom­bre, y este estuviese arrcpentido y contrito como a ti Ie veo, tanta es la benignidad y la misericordia de Dios que,' (~I 10 confesase, se los perdonaria de bucn grado; \' por ello dilo con tocJa confianza.

Dijo cntonces micer Ciappelletto sin dejar cit ilorar mucho:

-jAy dc mi!, padre Olio, elmiu es un pecldo dcnu,iado i,'J

grande, y apenas puedo creer, si vucstros rucgos no se J., pro­ponen, que Dios me 10 pucda perdonar nunc;].

A 10 que el fraile dijo:

-Dilo con confianza, que te prometo rogar p'" ti a ~(I Dios.

l'vlicer Ciappelletto seguia llorallllo y no lo c\ecia, y cl I"raile 71

se/:,'Uia anirm\ndok a que 10 dijera; pew despues de que II1lcer Ciappelletto estuvo lIorando UlJ granclisimo rato tenic;,r1o al fmile asi en suspenso, pues lanzci un gran SUSplfll y d110:

-Padre mio, puesro que me prometeis rogiH a Di, ':' por mi, pues os 10 dire: sabed que, cuando yo era pequei'iito. mal­dije una vez a mi mam,i.

Y clicho esto comenzci ;1 Ilorar amargamente. EI fraile diJO:

-iOh, hijo mio! 2Consicleras cstc un pecado tan gr.cnde? '2

Los hombres maldicen aDios constantemcntc '", y El pcrdo­na de buen grado a quien se arrepiente cle haber blasfclllado contra eI; c:Y nj no crees que te perdone (sto a Ii? No II'lres, consuelate, porque con toela seguridacl, aunquc ttl hll! 'lcses sido uno de los que Ie crucificaron, con la contriccion con que te yeo, El te perdonarla.

Dijo entonces micer Ciappelletto: 71

17 AI hacerse mas estrecha la eomparacion enrrc Clappdlertl' .\ los demas hombres, evidcnclandosc la falsa supcrioridad de cste, se va 1\ sen. tando las bases de su santificacion.

[156]

JH-jAy de mi, padre mio!, 2quc dec is? c:Mi dulce mamaque me lIevo en su cuerpo nueve mcses de dia y de noche y me lIevo en brazos mas de cien vecesl Hice muv mal al mal­decirla y es un pecado demasiado grande, y si no rogais a Dios por mi, no me sera perdonaclo.

Viendo el fraile que no Ie quedaba m~ls que c!ecir a mi- ].\ ccr Ciappcllctto, Ie clio b absolucion y su hendiciim, tenicn­dolo por santisimo hombre, aJ creer que era absolutamente cierro 10 que micer CI<lppeiletto Ie halJia dicho i"

. c:Y quien no 10 creeria, viendo a un hombre hahlar asi en trance de

muerte? Y luego, despues de todo esto Ie di)u: -;)

-Micer Ciappelletto, pronto con 1<1 ayuda de Dios esta­rcis bueno"'; pero si ocurriese que Dios Ilatnase a sf a vuestra bendita y bien dispuesta al111a, c:querria is que yueslro cuerpo fuese sepultado en nuestro convento:­

A 10 que mieer Ciappclletto respondl(): ·i" -Si, senor, es mas, no quisiera e.star ('11 otro o5itio, c!espues

cle que me habeis prometldo rogar a Dim par mi, aclem,is de que yo siell1pre he tcnido una especial dcvoci6n por vucstra orden. Y por eHo os ruego que, allleg<lI' " vuestro convento, h~lg;lis que venga a ml cse veracisimo C'llcrpo de Cristo que por la mal1ana consagni.is sobre el alLn: porque, aunquc no soy digno, prctendo recibirlo con vue,tra licencia, y luq!;o la <

santa extremaunci6n para que, si he vivido C0l110 un pcca­dor, muera al menos como un cristiano·'l .

El santo hombre dijo que mucho Ie complacia \' que clecia

1H Estos diminutivos, peoplOS elellenguaJe iIlL,ntil, tratan ele transmi· tir la prctendida inoccllcia v pureza elel persoIlajL, pero rcsultall enorme­mente grotescos en boca de quien et lector salie quc cs tan malvado.

19 I-lasta ~qui cl sehl1Jndo retrato de CiappelicI 10, que CSLl VCl es un au­torretrato fingido y dirigido al fraile. Este relraro, «que [mierte como cI neglltivo de una fotografia al prlmero, provoca In Inversil)" de roks en­tre el confesor y el penitentc». err. F. helo, "Y ita morte c miracoli ... l>, cit., pags. 47 Y60.

40 Adviertase el paso del tratamiento del «tll» al «VOS,) tras 1'1 confc-Sian, que tanto ha impresionado al fraile; a pal'lt r de aqui sc inicia cl pro­ceso ascenden te hacia la santificacion.

4t Despues del de la confesion, Ciappclletlu sc burla aqu! tambien de atras sacramentos, comO \a comunion y la c>;,l,n."n1aunclc)ll.

[1571

bien, y que haria que se 10 lIevaran en seguida; y ilsi fue. Los dos hermanos, que temian muchisimo qu<' micer 78

Ciappelletto les enganase, se habian pucsto junto ',( un ta­bique que dividia la alcoba de otra donde micer Ciappelletto yacfa, y escuchando podian oir y entender facilmenlc 10 que micer Ciappelletto Ie decia al fraile; y alguna vcz Ie, daban tantas ganas de reir oyendo las cosas que confesaba haber he­cho, que casi estallaban 42; y a veces comentabar entre ellos:

-~Quc hombre es este, al que ni vejez ni enfernlnlad ni 79

rniedo a la rnuerte, de la que se ve cercano, ni siqlllcra de Di05, ante cuyo juicio espera tener que encontrarse ck aqui a poco tiernpo, han podido apartarle de su maldad n I hacer que no quiera morir como ha vivido?

Pero viendo que habia hahlado de tal modo que sc k habria 811

podido sepultar en la iglesia, no se ocuparon del rC'~.to. Miccr Ciappelletto poco despues comulg6; y al empeorar 81

sin remedio recibi61a cxtremaunci6n y al atardecer, (";e 111is­rno dia que !labia hecho su buena confesi6n, mUf1(), Por 10 82

que los dos hermanos, gastanclo de 10 de el'\ dis[1\ "ieron todo 10 necesario para que fuese se[1ultado honros,llncnte, mandandolo a decir <11 convento de los frailes para q!le fue­ran de noche a vclarle, segun la Llsanza, y por la 111;1 (lana a por el cuerpo.

EI santo fraile que Ie habia confesado, al saber qu(' habia 8.1

muerto, se fue al prior del con vento; y haciendo lIan1.lr a ca­pitulo les mostr6 a los frailes reunidos que micer Ciappellet­to habia sido un santo, segLin habia podido saber par '.II con­fesi6n; y esperando que Dios Nuestro Senor hicicse Il1lJchos milagros por el, les convenci6 para que con granclisim:1 reve­rencia y devocion se recibiese su cLlerpo, En 10 que el prior y ~4 los demas frailes, credulos, estuvieron de acuerdo, 'I par la

42 El autor maneja el espacio con toda destreza, acudiendo a ,'''cursos propios de 1a representacion que permiten apEcar can soltura \.( oposi. cion saber/no saber entre los personajes; asi los dos hermanos, desde su escondite, oyen y saben tanto como eJ lector, y part;c'!,an, Con\!) eI lec­tor, de la comicidad.

4.1 Este detalle no parccc superfluo tratandose de UWreros, J\ I~o .na­logo entre gentes del comercio se prccisa en VII,8, 22.

[158J

noehe, yendo todos a donde yacia el cuerpo de micer Ciappel­letto, Ie hicieron una gran y solemne vigilia; y por la mana­na, todos vestidos con las albas y las capas pluviales, con los libros en la mano y las cruces delante, cantando, fueron por el cuerpo y con grandisima alegria y solemnidadlo lIevaron a su iglesia, seguidos por casi todas las gentes de la ciuclad, hombres y mujeres. Y depositandolo ~n la iglesia, el santo 8, fraile que 10 habia confesado, subiendo al pulpito comenz6 a predicar cosas maravillosas de d, de su vida, de sus ayunos, de su virginidad, de su sencil\ez, de su inocencia y santidacl, narrando, entre otras, 10 que micer Ci',lppelletto, llorando, Ie habia confesado como su mayor pecaclo, y como el apenas habia podido meterle en la cabeza que Dios se 10 iba a perdo­nar, volviendose despucs a reprender al pueblo que escucha­ba, dicienclo 44 ;

_ Y vosotros, malditos de Dios, por cada brizna de paja con que as tropezais, blasfemals de Dius y de su madre y de toda la corte celestial".

Y ademas de esto diio otras muchas cosas de su lealtacl y de ~(, su pureza; y en seguida con sus palabras, a las que las gentes de la comarca les daban fe absoluta, !C, Ineti6 tales cosas en la cabeza y en la devoci6n de todos los que alii estaban, que al acabar el oficio en enorme multitud Cueron todos a bcsarle los pies y las manos y Ie arrancaron LOcI:!s las ropas que lleva­ba encima, sintiendose feliz quien lograba :t\gUl1 trozo; y hubo que tenerle as] todo cl dia, p;U<I (.jue pudiese ser visto y visitado por todos 4(,. Luego, a la noche siguiente, fue sepulta- H7

do honrosamente en una uma de m;\ rmol en \l na capilla; y

44 Este sermon del fraile es el tercer r('lt';lto que So hace de micer Ciappelletto, como recapitulacion de todo 10 confesado por el; con ello se confJrma que el engafio ha dado result'lela, y 10 falso,c presenta como verdadero, en un juego real mente excepcional.

4) La ira del fraile confirma su sincero cOl1vcncimiento de la santidad del muerto; can esta airada exclamacion culmina el proceso de compa­racion entre Ciappelletto y la humanidad que lleva a \a santificacion de

cote, 4(; Este ciego fanatismo de las masas, manlpuladas y enfervorecidas

por cl sermon, es una circunstancia que cl ,lUtor ataca con violencia, como tambicn veremos en Vl,lO, 54-55,

[1591

---

I

de inmediato al dia ~iguiente comenzaron a acudil'la" gentesI'Li y a encender velas y a venerarlo, y a concinuacion II b:lecr vo­

tos y colgar imagenes de cera scgun la promesa !lecha. Y tanto crecio la fama de su santidad y de la devocion Il:lcia el, HH

que casi no habi<l nadie que estuvicra en alguna ,\ch c:rsidad que hiciese votos a otro santo que no fuese d, y 10 llalilaron y llaman San Ciappel!ccto; y dicen que Oios ha hccllLl Inuchos milagros par eI y los haee todos [as dias a quien dl:vOl.Lll1ente a d se encomienda.

As! pues vivie. y ll1urie. micer Cepparellu de PLllO I \ Ilego H~

a ser santo como habeis oido. Y no quicro ncg,H que ',l:,l po­sible cjue eSle elllre los Lm:\1<l venturadus en prest IIC'la de

i! Oios, pues aunque su vida fLll: descnfrenada y malv'lci,l, en eI Ii ultimo extrema pudo Mrepenlirse de fonml quc <lCd:,,) Dios

tuvo misl:ricordi<l dc d y It: acogio en su reiLlO; perl' como csto nos es oeullo, deduzeo pur 10 cluC sc ve y digtl que d debe cstar mas bicn comlcnado, ell !llanos del diablo, '!ue en el 1'araiso. Y si cs llsi hay que reCO!loeer que la belligt:illad de "" Dios hacia nosotros cs grandisima, pues no minlncl" nues­

,i tro error sino la pureza de la fe, aJ hacer ITH:diador lilies, 10 a un enemigo suyo, creycndolo amigo, nos cscucba c, >Ilil, "i hu­bicsemos aeudido a alguien verdaderal11enle sanlO ce)! liO me­(hadar de su gracia. Y par ello, para que a nOSOlt'O,'"e nos preserve en las presentes adversicLtdes y t:n esta CI!!llpll1lia tan agradable sanas y salvos, alabando Sli nombre ellli que la hemas iniciado, revcrenciando al Sellor, nos encCJIll'l1Llarc­mas a cl en nuestras necesidades con Lt certeza lit- ;",[ escu­chados"".

Y aq ui callO·IY •

4- Formula solcmnc cOn la que habHUJlmenle se clJllcluiill\ I.,., Icyen­das y vidas de santos (V. Branca).

"~ En estQs dos paragmfos g'J y 'J(), Plinfilu ruuna soble I" 11""ildu y seiiala su utilidad paLl los Jovenes del marco; es un momerllO ,L: fuene control sabre 10 nanado, ilL!clmis de sugerir posiblcs Vi,IS de illlnpreta­cion del cuelllo. Esra panicipaci6n expliclta del aute)[ a Ira I<.'S tl r narr,l­dar, a 10 largo clcllibro, se cia IllUy pOCOIS veces, cle IdS que hdbri,\ 'ille tles­tamr esta y c I Hna I de X, 'I U, que son momel1tos de mareilcL! I'e: II , IUKia y cuentos especialmentc cont1ictivos y polkdricos, y contraplll:sll,"; Inclu­so en la simbologia que aportilll sus resl'ectivos protilgoniSlils,

41) En el capitulo de posibles rdacioncs cun nuestro ..lrnbitu illc:ranu

lI60]

hay que remitir al pasa)c anaJogo de GIiZ/lIall d. AI}mJc!;e, doncle eI picaro lIega a ser consitlCf<ldo santo par c\ fraile confesor. Vel' C. Getto, Vila di

)01''''' e j01'!71f dJ vii" lIel J)NtJIliUOJJ, Turin, Petrini, 'I97.J, p,igs. 67-6ll, para un cOlejo gencrico entre los dos relata> y para el valor de la palabra como anna dc defensa.

l161]

Carmen Rabell
Typewritten Text
Los datos de la ficha se encuentran en la primera lectura de Boccaccio discutida en clase.