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en Boccaccio, Cervantes y otros escritores áureosEste trabajo se inscribe en el marco del Proyecto europeo «Italian Novellieri and TheirInfluence in Renaissance and Baroque European Culture: Editions, Translations, Adaptations»(oRto113acx), dirigido por Guillermo Carrascón (Università degli Studi di Torino).

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  • BOCCACCIO, CERVANTES Y OTROS ESCRITORES UREOS

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    DEL TRMINO AL GNERO: EL RASTRO DE LA NOVELA DESDE BOCCACCIO HASTA CERVANTES1

    DaviD Gonzlez RamRezUniversidad de Mlaga

    Desde hace tiempo vengo acariciando la idea de asediar el paso fronterizo que abarca desde las primeras manifestaciones de la narrativa breve en el siglo xvi (aquella que trata de desmarcarse del cuento medieval para acercarse a la propuesta esttica de Boccaccio y de los novellieri) hasta el nacimiento de la novela corta en Espaa (italianizante en sus inicios, s, pero ya en versin original, es decir, sin una dependencia tan notoria y de una constitucin di-ferente), que podramos situar con puntuales precedentes, como las novelas con las que Gracin Dantisco adob su Galateo espaol (1582? y 1593) ya en la encrucijada de los siglos xvi-xvii, con el Guzmn de Alfarache y el pri-mer Quijote como obras que abrieron el camino deinitivo a la autenticacin de este gnero en Espaa y a favorecer su autonoma. Mientras que en Italia durante la segunda mitad del xvi las obras de Straparola (1550-1553), Bandello (1554-1573) o Cinzio (1565) ya se estaban comercializando, reeditando y tradu-ciendo, en Espaa la literatura de iccin que principalmente se estaba consu-miendo por esos comedios eran libros de pastores, de caballeras, repertorios de facecias, colecciones de cuentos medievales (algunas reeditadas, otras por primera vez impresas), etc.2

    1 Este trabajo se inscribe en el marco del Proyecto europeo Italian Novellieri and Their Influence in Renaissance and Baroque European Culture: Editions, Translations, Adaptations (oRto113acx), dirigido por Guillermo Carrascn (Universit degli Studi di Torino).

    2 Como casi siempre, entre las aportaciones antiguas hay que acudir a los Orgenes de la novela de Menndez Pelayo ([1910] 1943: iii, 3-217) para valorar el panorama de la narrativa breve en Espaa durante el siglo xvi (el manual de Place [1926] me sigue pareciendo errtico y superficial); entre los estudios abarcadores que presentan un enfoque comparativo con otras

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    Como bien ha explicado Rufinatto (2011: 296), aunque en el otoo de la Edad Media la coleccin de novelas de Boccaccio sera conocida en los ambientes culturales de Castilla, la ausencia de un humus capaz de favore-cer su cultivo (es decir, la ausencia de productos literarios orientados hacia el mundo posible de la novella) le impidi germinar en el campo de la manifes-tacin literaria limitando su radio de accin al mundo subterrno del estado latente. Merced a la traduccin impresa del Decamern en vsperas del siglo xvi, la novella pas a ser determinantemente un gnero conocido. Sin em-bargo, el escenario sociocultural espaol no estaba capacitado para asimilar en un breve lapso la expresin artstica y conceptual del universo creador de Boccaccio. Hubo de pasar ms de medio siglo para que apareciesen algunos intentos aislados de aclimatar a nuestra cultura literaria la esttica de esa nue-va modalidad narrativa, que sin embargo no llegaron a fraguar por razones que hoy se nos ocultan.

    Pero lo nico constatable es que las tentativas que localizamos a lo largo de la segunda mitad del xvi de imitar el modelo boccacciano o no tuvieron con-secuencias editoriales, o su repercusin fue casi inocua, y solo los libros im-portados de Italia suplan la demanda de aquellos lectores que buscaban estas novedades. Desde que el Decamern fue incluido en el Index librorum prohi-bitorum irmado por Valds en 1559 (hasta ese momento la vieja traduccin de ines del xv se haba reeditado hasta en cuatro ocasiones), transcurrieron casi veinte aos hasta que se empezaron a publicar las colecciones de Straparola, Bandello, etc. Estamos en el ltimo cuarto del siglo, justo en el momento en el que se edit un nuevo ndice inquisitorial, en esta ocasin revisado por Quiroga y con un tomo dedicado a obras expurgadas (1584), donde entr el Decamern. Sin embargo, la capacidad del mercado del libro de asimilar no-vedades editoriales (y los novellieri lo eran en ese momento) impidi que el capolavoro de Boccaccio viese nuevamente la luz.

    Fue en este intermedio cuando aparecieron las iguras de Pedro de Salazar, cuyo programa de trabajo qued inacabado y manuscrito, y de Joan Timoneda, cuyas obras obtuvieron un clamoroso xito de ventas. La publicacin en la dcada de los setenta de la versin de Le piacevole notti de Straparola por parte de Francisco Truchado (que pas a lengua espaola una parte de las no-velas del italiano) abri un importante portillo para que otros se aventurasen a traducir al castellano algunas colecciones italianas, al tiempo que interrum-pi bruscamente la proyeccin de la obra de Timoneda. Exactamente el mis-mo proceso se atisba con la presencia de los novellieri en Espaa; su xito y difusin (las obras de Straparola y Bandello se reeditaron varias veces, Lore di ricreazione de Guicciardini, sin ser una coleccin de novelle, se tradujo dos

    literaturas romnicas, son muy sugerentes las monografas de Pabst (1972) y Krmer (1979). A lo largo de este trabajo citar otros estudios especficos de notable inters, aunque buena parte del corpus bibliogrfico lo reservo para dos estudios parciales que aparecern a partir del esqueje que ahora presento, en los que abordar con ms minuciosidad aquellos ejemplos que aqu relaciono y otros en los que no me he podido detener.

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    veces tambin en esos mismos aos) se vieron claramente perjudicados por la aparicin de las Novelas ejemplares; en el ao 1613 sintomticamente es cuando ve la luz por ltima vez la reedicin de la obra de Straparola, esta vez reuniendo las dos partes3.

    No ser en esta contribucin donde delimite los contornos del complejo y difuso panorama editorial que presenta Espaa en relacin a la narrativa breve que entronca con el cuento, la novella y la novela corta4. Por sus vastos domi-nios, y quiz para no caer en mayores temeridades, tratar de ceirme, con el in de llevar una gua de orientacin, a localizar el empleo del trmino novela desde sus orgenes hasta la coleccin cervantina: qu sentido empez a compor-tar en sus inicios y cmo fue acogida por los escritores espaoles desde que se adentr en nuestro patrimonio lxico hasta que lleg a ser emblema e insignia de un gnero literario. Es notorio que la inluencia del Decamern de Boccaccio y secundariamente de los novelistas italianos (aunque la mayora esquiv estra-tgicamente este trmino en sus textos originales) fue crucial para que en cierto momento, prcticamente desde que Cervantes lo eligiese para titular su clebre coleccin, la voz novela pasase a ser poco menos que un reclamo comercial y exclusivo en las portadas de las obras de los narradores espaoles.

    Sobre su eleccin o descarte mucho se ha avanzado hasta ahora; pese a todo, y entendiendo esta contribucin como un boceto experimental sujeto a ampliaciones y matizaciones, que cruza varios campos de trabajo (desde la lexicologa hasta asuntos propiamente genolgicos), anticipar en este ensayo interpretativo un anlisis sobre la asimilacin de esta voz y los matices semn-ticos que fue adquiriendo en Espaa desde el primer testimonio que encon-tramos en el Marqus de Santillana, equiparndolo a la voz cuento (y en un momento en el que la difusin cultural era muchsimo menos rpida que a me-diados del siglo siguiente, con la imprenta ya trabajando a pleno rendimiento), hasta la entrada del xvii, con lo que evito deliberadamente adentrarme en la eclosin de un gnero como la novela corta cuyo complejo proceso de gesta-cin da cuenta de un proceso de traslacin de los gneros de la tradicin al mundo de la cultura (Lozano Renieblas, 2008: 444)5.

    3 Estos cortes epistemolgicos en el nacimiento y evolucin de la novela corta en Espaa ya los expliqu sucintamente en mi trabajo sobre los novellieri en Espaa (2011).

    4 Nez Rivera (2013) acaba de presentar un preciso y sugerente mapa de la narrativa en Espaa desde las colecciones medievales hasta las Novelas ejemplares de Cervantes; aunque su inters estriba en las tcnicas narrativas de composicin y engarce, este trabajo (en el que se analizan ttulos desde la Disciplina clericalis, siglo xii, hasta los inicios del xvii) es un compendio fundamental que habr que tener muy en cuenta para indagar en los orgenes de la novela corta en Espaa y analizar su evolucin.

    5 De entre los estudios que se han propuesto valorar la llegada del trmino novela en Espaa y sus fortunas y adversidades, remito a las pginas de Ameza (1982 [1956]: i, 350-353), de Chevalier (1983), de Paredes Nez (1986) y especialmente de Laspras (1987: 113-204). En los ltimos aos Abad Nebot ha presentado un trabajo (reeditado con escasas modificaciones en dos volmenes, 20002: 385; y 2001: 11-22) en el que se limita prcticamente a rescatar los testi-monios ya conocidos, sin aportar nada nuevo. Adems de tener en cuentas estas aportaciones,

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    Las primeras traducciones del Decamern en la pennsula ibrica y la aparicin de la novela

    Aunque Boccaccio, en la apertura de su Decamern, con habilidosa ret-rica mostr una presunta inseguridad a la hora de deinir su propia creacin (aseguraba que tena la intencin de raccontare cento novelle, o favole o parabole o istorie che dire le vogliamo, 1992: i, 9), a lo largo de su obra el trmino prevalente es el de novella, que fue tambin el elegido por la mayo-ra de los amanuenses que trasladaron el libro. Fueron estas copias primitivas (que se difundieron por media Europa y sirvieron de modelos de las primeras traducciones) las que de alguna forma registraron el ttulo con el que muchos lectores accedieron a la obra de Boccaccio en sus primeros siglos de vida. Dos traducciones, una ntegra al cataln de 1429 (en cuyo colofn se lee el triplete: Decameron, Lo Princep Galeot y Lo Cento novella) y otra fragmentaria al castellano que se realiz unos aos ms tarde (cuyo ttulo vulgarizado fue el de Libro de las ciento novelas que compuso Juan Bocacio de Certaldo), son los primeros testimonios de los que tenemos noticia (Bourland, 1905). No fue hasta inales de siglo cuando lleg a imprenta esta coleccin de novelas, que se imprimi con el ttulo de Las cient novellas de Juan Bocacio, lorentino poeta eloquente. En las quales se hallarn notables exemplos y muy elegantes (1496)6.

    Fuera de su acepcin etimolgica de nueva o novedad, el trmino no-vela sufri una resemantizacin durante los siglos xv y xvi hasta ser relacio-nado con el gnero literario apadrinado por Boccaccio. El primer testimonio documentado aparece en la Comedieta de Ponza del Marqus de Santillana, compuesta aproximadamente sobre 1436. En este poema aparece un dilogo (1986: 90-91) en el que la seora reyna madre de los reyes recuenta a Johan Boacio algunas seales que hovo del su infortunio, y le manifestaba cmo

    fatigada, turbada e cuydosa, [...] me fue por deporte, con grand atavo de muchas seoras e dueas notables; e commo entre aqullas hoviese de affables, por dar qualque venia al nimo mo,

    xlvfablavan novelas e plazientes cuentos,e non olvidavan las antiguas gestasdo son contenidos los avenimientosde Mares e Venus, de triunfos e iestas;

    me he ayudado del banco textual de la Real Academia Espaola (coRDe) para reconstruir con mayores garantas la historia de esta voz en textos castellanos de los siglos xv y xvi, que naturalmente ha de quedar abierta ante la posibilidad de descubrir en el futuro nuevas documentaciones.

    6 Los principales estudiosos han sugerido que, por sus afinidades, tanto la traduccin parcial al castellano, conservada en El Escorial, como esta versin impresa partieron de un arquetipo comn, hoy perdido.

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    all las batallas eran maniiestasde Troya e de Tebas, segund las cantaronaquellos que Apolo se recomendarone dieron sus plumas a fablas honestas.

    Que un hombre de letras como el Marqus de Santillana, muy interesado por la literatura italiana, hubiese podido acceder a alguna copia en lengua original del Decamern, de donde podra haber tomado el italianismo, no es desde luego improbable. En cualquier caso, la vinculacin que sugiere con el cuento evidencia que el Marqus de Santillana quiso escoger un trmino empa-rentado que facilitase la comprensin del neologismo que estaba empleando, mientras que su relacin con la oralidad (fablavan) es un sntoma de que en el siglo xv la palabra novela comportaba valores ligados a la tradicin de aquellos relatos que se narraban en corro.

    Ligeramente posterior es el Triunfo de las donas de Juan Rodrguez del Padrn, compuesto hacia 1438-1441. En el prrafo en el que se registra el tr-mino, el escritor gallego censuraba una obra de Boccaccio por su misoginia:

    Et dignamente se intitula Covarchon, como el su componedor, que por aver parlado ms del convenible, e aver en l fengido novelas torpes e desonestas, aya perdido su fama loable, segund el cuervo, a quien es en nombre e parlar semejable, que por aver la torpe e desonesta novela recontado (h)a Febo, su blanca vestidura, segund dize Nasn, en negra fue convertida7.

    Rodrguez del Padrn no volvi a usar ms la voz novela, que en este breve contexto narrativo aparece en dos ocasiones ligada a Boccaccio. Para Rodrguez del Padrn los relatos de Il Corbaccio (donde tambin aparecan los trminos novelle y novellare) adolecan de un tono indecente por su ata-que a las mujeres. Nos encontramos con el primer testimonio en el que el sen-tido de la palabra novela aparece acompaada de adjetivos claramente nega-tivos. Rodrguez del Padrn us sintomticamente el trmino de marras para referirse a algunos relatos con ines indecorosos y de carcter misgino. Sin embargo, aunque escogi esta palabra para signiicar estos relatos del nove-lista italiano, es probable que Rodrguez del Padrn no asociase directamente esta novedad lxica con las narraciones de naturaleza deshonesta, sino que al relacionarla con un nombre propio (Boccaccio) quiz pudiese haberla utili-zado en correspondencia con la misma voz que haba encontrado en la versin original manejada y que le haba llamado poderosamente la atencin.

    En otro de sus libros, Siervo libre de amor (ca. 1439) tambin encontra-mos este vocablo, aunque usado en sentido diferente, pues en esta ocasin se emplea como deinidor de un relato integrado que puede leerse de forma independiente y cuyo inicio presenta el encuentro apasionado de dos jvenes.

    7 El texto se puede leer en versin digital en la Biblioteca Virtual Cervantes.

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    Se trata de la Estoria de dos amadores (1976: 84-106), en cuyo colofn se lee lo siguiente: Aqu acaba la novella. Rodrguez del Padrn estableci una clara sinonimia entre historia y novela, que, unida a la del Marqus de Santillana con cuento, evidencia que por estas fechas el trmino an no haba arraigado y los escritores lo usaban con un sentido amplio para aludir a narraciones bre-ves. Quiz Rodrguez del Padrn escogi este trmino por la asociacin entre la pasin amorosa que se despierta entre Ardanlier y Liessa en el inicio de la Estoria y los relatos ms picantes del novelista italiano, pese a que en el fondo se trate de dos composiciones con muchas disimilitudes.

    En el mismo arco temporal aparece un ttulo en el que la voz sobre la que ven-go tratando cobra protagonismo en su ttulo: Novella que Diego de Caizares de latn en romane declar y translad de un libro llamado Scala eli (Caizares Ferriz, 1999 y 1999a). Esta obra, traduccin de la Historia de septem sapienti-bus Rome, apareci originalmente formando parte de la coleccin de ejemplos Scala Celi, a la que se reiere el traductor en el ttulo. El texto que compone la novela no es una narracin breve, sino que es la aglutinacin de varios cuentos moralizantes que son relatados a modo de ejemplos con el in de re-trasar la accin principal del relato. Aunque como obra literaria la Historia de septem sapientibus Rome se aleja del carcter de la narracin de Rodrguez del Padrn, en este caso se detecta una nueva equivalencia entre historia y novela que releja la indeterminacin en el uso de estas voces para aludir a relatos breves de condiciones distintas.

    No es fortuito que todos los ejemplos sacados a colacin hasta ahora se localicen en un estrechsimo marco cronolgico situado simblicamente en la antesala del equinoccio del siglo xv (en una fecha muy prxima a la tra-duccin catalana). La historia del trmino novela en Espaa aparece nti-mamente ligada a la difusin del Decamern, y por ende resulta reveladora para datar (junto a los testimonios de las primeras traducciones) la circulacin de las copias de esta obra en la pennsula (y probablemente tambin de otros libros de Boccaccio que estaban siendo ledos y en los que apareca aislada-mente este trmino). Para rastrear un nuevo testimonio en el que se localice esta voz habr que esperar hasta inales de siglo. La hallamos en estas lindes cronolgicas en la versin castellana del Calila e Dimna, que circul impresa con el ttulo de Exemplario contra los engaos y peligros del mundo (1493). En el interior del volumen son numerosos los ejemplos en los que el traductor ech mano de esta voz, que aparece relejada casi tantas veces como la de enxemplo, llegando incluso en ocasiones a aparecer juntas: Trxete aquesta novela y exemplo (2007: 199). Sin embargo, y aunque el traductor entendi como sinnimas ambas palabras, para su ttulo escogi aquella que remita etimolgicamente al didactismo que representaba la obra.

    La aparicin de este neologismo en el Vocabulario espaol-latino (1495) de Antonio de Nebrija sugiere un momento seero en esta historia textual que vengo reconstruyendo; el que un lexicgrafo considerase el trmino novela como

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    lema supone, en primer lugar, la codiicacin del mismo a partir de testimonios manuscritos o impresos, adems de su reconocimiento por parte de personas ilustradas. En este repertorio Nebrija registr las voces novela (conseja para contar) y novelero (contador de novelas). Es patente que el lexicgrafo andaluz se atuvo al uso que sus contemporneos le haban conferido a esta voz y como sinnimo escogi conseja, sin descuidar en su deinicin el propsito enunciativo (contar, contador) que llevaba aparejado este italianismo.

    Novela, cuento y ejemplo: el siglo xvi y la formacin del gneroYa en el siglo xvi nos encontramos con el caso de un traductor y poeta que

    se enfrenta a una obra italiana en la que aparece la voz novella. En 1528 se publica en Italia Il Cortegiano de Castiglione; fue Juan Boscn quien trabaj en su traduccin, que acab editndose en 1534. Castiglione emple este tr-mino en el siguiente contexto: Quelle prime [sorti delle facetie] adunque che consistono nel parlar continuato son di maniera tale, quasi, che lhuomo rac-conti una nouella (1551: 144). Sin embargo, Boscn, pese a que novela fuese una palabra reconocida por algunos literatos y Nebrija la consignase en su Vocabulario, decidi no utilizar ningn prstamo, sino que opt por escoger una voz ms acorde para deinir el tipo de narracin al que el escritor italiano estaba aludiendo: cuento. En este sentido, Boscn mostr muy temprana-mente tener una clara concienciacin de la equivalencia entre ese extranjeris-mo y el trmino que en Espaa corrientemente se usaba para deinir los relatos de esa misma naturaleza oral.

    Relejo de la asociacin entre novela y cuento que se vena dando desde el siglo xv y que Boscn quiso evitar es el ejemplo que se encuentra en la obra que compuso Juan de Valds por esas fechas. En su Dilogo de la lengua (ca. 1535), que no lleg a la imprenta, Valds (a travs de su alter ego en la conformacin dialogal) explicaba la diloga que se originaba con el trmino cuento, pues es equvoco, ya que se daban las expresiones cuento de lana y cuento de maraveds, y cuento por novela (2003: 217-218). En otro momento posterior del dilogo, el mismo personaje mostraba inters por in-troducir algunos extranjerismos, y de la lengua italiana aseguraba que de-seaba aprovecharse para la lengua castellana destos vocablos: [...] novela y novelar (2003: 222). Esta reclamacin de Valds por incorporar tales trminos llama poderosamente la atencin en un contexto en el que adems de haber sido empleados por varios escritores, tambin haban sido registrados como lemas en un corpus lexicogrico. Este testimonio es un indicio de que los contemporneos de Valds utilizaban con demasiada vacilacin estas voces, no apreciando an con suiciente conianza las distinciones con otra de similar designacin como cuento.

    Solo unos aos ms tarde apareci en Italia la traduccin de La Zucca (1551) de Miser Francesco Doni, curiosamente (y esta curiosidad encierra muchas sos-pechas) en el mismo ao en el que vio la luz su versin original italiana. Al comentar en sus pginas preliminares la eleccin del ttulo que haba escogido,

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    acuda a la obra de Boccaccio para explicar que, pese a tratar de exelen-tes, y altas cosas, la titul modestamente novelas o cuentos (1551: 11). Reconocido lector de las traducciones de Boccaccio (aunque las desaprobaba por sus inidelidades con el texto original), ninguno de los frontispicios de las ediciones espaolas del Decamern contena el trmino cuento, y este parangn establecido por el annimo traductor de La Zucca conirma el juicio de Valds sobre una de las valencias semnticas de la voz novela, cuyo uso en boca de sus contemporneos equivala a cuento.

    De una forma equvoca y que bien podra llamar a engao, Antonio de Torquemada tambin utiliz esta voz en sus Coloquios satricos (1553). Uno de sus dialogantes, Luis, para reforzar una argumentacin, explicaba lo que aqu copio: mas prosiguiendo en alguna manera la vulgar opinin, para que mejor lo entendis quiero deciros en breves palabras una novela que cuando nio me acuerdo que me contaron (2011: 98). En realidad lo que narra es un relato de enorme brevedad, y que pondra de relieve la indeterminacin de Torquemada en el uso de la voz novela si no advertimos que el cuentecillo narrado est inspirado en una de las piezas de la coleccin de Boccaccio (Decamern, x, 1), y que, por su difusin en otras obras de cuentos y facecias (como el Sobremesa de Timoneda o la Floresta espaola de Santa Cruz), perteneca ya a la tradi-cin folclrica. Es evidente que en este caso Torquemada eligi, por asocia-cin, ese trmino en detrimento de la voz cuento, ms acorde con el relato que transmiti en las pginas de este dilogo8.

    Tampoco llegaron a ver la letra de molde los Coloquios de Palatino y Pinciano de Juan de Arce de Otlora (ca. 1550-1561). A lo largo de este dilogo se intercalan algunas narraciones breves para las que Otlora emple el tr-mino cuento (1995: i, 45, 46, 49, 51, etc.). Precisamente en el ltimo de ellos es donde su narrador cuenta la historia que les acontesci a dos amigos mos con unas dos moriscas, y en varios lugares se compara de modo indeini-do con una novela de Juan Bocacio (ii, 1394; 1398; 1411). Pero tambin sobre este mismo relato se usa el trmino cuento para advertir, con cierta sorna, los excesos que se est tomando el narrador en su relato (va larguillo el cuento, 1995: ii, 1403). Otlora parece que le concedi a la voz novela una cualidad ligada a la extensin, y siempre que lo emple lo hizo en com-paracin con las novelle de Boccaccio, nombre que salta a relucir en varias ocasiones. Pero ms all de la terminologa designativa que utiliz, es suma-mente interesante que Otlora, con estos parangones, entendiese que estaba practicando un modo de ensayo narrativo similar al del italiano, alejndose de este modo del didactismo medieval y acercndose a un sentido ms propio de la recreacin y del entretenimiento.

    8 Que Torquemada estaba familiarizado con las novelas de Boccaccio lo pone de relieve un prrafo de su Manual de escribientes (1970: 193) en el que citaba al italiano como modelo de estilo gracioso.

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    Probablemente en la dcada de los sesenta fue compuesta una obra que ha permanecido indita hasta hoy, y que supone un hito fundacional en la historia de la narrativa breve en Espaa. De las treinta novelas que tena proyectado escribir, Pedro de Salazar lleg a ultimar y disponer para la imprenta diez de ellas9. En la dedicatoria admita que su obra era de cuentos, que los italianos llaman novellas, y antiguamente en Castilla llamaron consejas, por los buenos consejos y ejemplos que de ellos colegirse pueden (2010: 59). Salazar ech mano de las equivalencias que venimos viendo desde el Marqus de Santillana hasta Nebrija para relacionar su obra con tradiciones narrativas aines. En este mismo lugar Salazar abra el camino de la ejemplaridad y se distanciaba del Decamern, que seguramente ya por esas fechas habra entrado a formar parte del ndice de libros prohibidos. No puede pasarse por alto, en este sentido, la sancin que el autor de estas Diez novelas le impona al Decamern, obra de la que sostena que en muchas cosas escedi los lmites de la honestidad; esas mismas fronteras eran las que con cuidado haba procurado no traspa-sar, porque si las obras semejantes a esta ma, antiguamente, como he dicho, se llamaban consejas, por los buenos consejos y ejemplos que de ellas ema-naban, no se podran llamar tales las mas, si de ellas se pudiese tomar cosa contra honestidad y buen ejemplo (2010: 84)10. Se advertir que estos trminos vinculados a la honestidad y ejemplaridad sern en lo sucesivo indesliga-bles al de novela, muy discriminado por la accin punitiva que recay sobre el Decamern en el ndice de 1559.

    En esta biografa del trmino novela no puede faltar un nombre propio dentro de la historia de la narrativa breve en Espaa como Joan de Timoneda, que refundi relatos breves de diferentes fuentes y orden varias colecciones de cuentos y facecias. En las pginas preliminares de una de ellas, El patra-uelo, Timoneda (19862: 97) explic que el trmino que eligi

    [...] deriva de patraa, y patraa no es otra cosa sino una fengida traza, tan lindamente ampliicada y compuesta, que parece que trae alguna apariencia de verdad. Y as, semejantes maraas las intitula mi lengua natural valenciana Rondalles, y la toscana, Novelas, que quiere decir: T, trabajador, pues no velas, yo te desvelar con algunos graciosos y asesados cuentos, con tal que los sepas contar como aqu van relata-dos, para que no pierdan aquel asiento ilustre y gracia [con] que fueron compuestos.

    9 En estos momentos se espera con entusiasmo la publicacin (en curso de edicin) de estas Diez novelas, preparada por Valentn Nez Rivera. En un imprescindible adelanto (2010), aport fundamentos para datar esta obra nonata (inclinndose a pensar que su com-posicin se enmarca entre los aos 1563 y 1566, es decir, con anterioridad a la publicacin de El Patrauelo) y apoyos para relacionar los cuatro cuentos sueltos que G. Valln y G. Avenoza localizaron y describieron casi dos dcadas antes (1992) con el proyecto de Salazar.

    10 Resulta patente que el retoricismo de Boccaccio en el prlogo de su Decamern al resaltar la utilidad de su obra ni fue admitida por los censores, ni cuaj an menos en los lectores (vase la nota 18).

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    De nuevo encontramos la equivalencia entre novella (respetando la forma toscana) y cuento, aunque para marcar una nota diferenciadora, Timoneda preiri escoger para resaltar el carcter iccional de sus narraciones una pa-labra como patraa, de un uso ms extendido en el tiempo y cuya carga semntica, ijndonos en la deinicin de Covarrubias (cuento fabuloso para entretener, 1611: 581b), estaba muy prxima a la de novela.

    Los prolegmenos de las Novelas ejemplares: los novellieriEn el ltimo cuarto del siglo xvi nos situamos ante la llegada de la no-

    vella en Espaa. En estas fechas algunos novelistas italianos imitadores de Boccaccio fueron traducidos al espaol; si bien, advertidos por la vigilancia de la Inquisicin y la insercin en el catlogo de libros prohibidos del capolavoro de Boccaccio, los traductores espaoles salpimentaron sus textos preliminares con trminos que giraban en torno a la ejemplaridad y a la honestidad para maquillar la imagen de un gnero que vena ya mancillado y connotado con matices inmorales11. Se puede decir que el gremio de los libreros (Timoneda, la sociedad de los hermanos Millis, uno traductor y otro mercader de libros) y traductores (el propio Juan de Millis, Truchado o Gaitn de Vozmediano) aventajaron al genio de los literatos, que no se lanzaron a componer nove-las hasta pasadas varias dcadas (Gonzlez Ramrez, 2011). Le piacevoli notti de Straparola se difundieron en Espaa con un ttulo bastante signiicativo: Honesto y agradable entretenimiento de damas y galanes (1578)12. El traductor, para evitar conlictos con la censura, evit en sus preliminares cualquier refe-rencia al gnero de moda que estaba importando de Italia, y en la dedicatoria de su obra no perdi de vista la idea de la ejemplaridad: Y as el intento del escribir ha siempre de ser procurar que los que leyeren lo que se escribe sigan lo bueno y huyan lo malo (en Gonzlez Ramrez, 2012: 819)13.

    11 Sobre las palabras de honestidad y ejemplaridad de los traductores de los italianos se extienden Rubio rquez (2013) y Carrascn (2013) en un nmero monogrfico de la revista Artifara sobre las Novelas ejemplares con aportaciones muy valiosas. En torno a las censuras de estas obras italianas, acaba de publicarse un sugerente trabajo de Vega Ramos (2013) en el que aporta datos muy reveladores sobre las prohibiciones y el expurgo que sufrieron en Italia estos novelistas posboccaccianos.

    12 La edicin ms antigua que conocemos del Honesto y agradable entretenimiento de damas y galanes data de 1578 (Gonzlez Ramrez, 2011a), aunque ciertas noticias apuntan a que muy probablemente existi una edicin anterior. Truchado se ocup de traducir y mandar a imprenta una segunda parte (1581). Federici, en su Tesis Doctoral, ha preparado la edicin de esta traduccin de Straparola al espaol (2011), adems de anunciar su inminente publicacin. Desde esa fecha viene aportando valiosas contribuciones al estudio de la versin espaola de Straparola, a las que tambin hay que sumar las que Coppola est difundiendo en diferentes revistas y actas de congresos, que habr que tener muy en cuenta para conocer mejor el trabajo de Truchado y la repercusin de esta traduccin (a la espera de ver publicados otros trabajos en prensa, vase por ahora su artculo en Dicenda, 2012).

    13 Sin embargo, tampoco se libr de la censura (Gonzlez Ramrez, 2011: 1229-1230).

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    El siguiente novelista traducido y editado en la pennsula fue Mateo Bandello14; Vicente de Millis se ocup de seleccionar algunas de sus Novelle a partir de la traduccin francesa que realizaron Boaistuau y Belleforest, de la que parti su versin espaola (Arredondo, 1989). El ttulo con el que apareci esta obra del novelista italiano, Historias trgicas ejemplares (1589), es un cal-co del que contena la versin francesa que se utiliz como modelo: Histoires tragiques (1566-1583), pero con un aadido (ejemplares) que supone una imitacin del adjetivo que emple Pescioni en la edicin de la obra obra que coleccionaron Boaistuau et alii (Historias prodigiosas y ejemplares [1586]). Los trminos elegidos por Vicente de Millis para el prlogo de su traduccin sern historia y suceso, y aunque esquivase el de novela, el traductor no olvid en sus palabras preliminares vincular el gnero de la obra que verta al espaol a la tradicin ejemplar:

    Poniendo pues los ojos en el provecho que se podra seguir a nuestra nacin de la lectin destas historias, y que no hay lengua vulgar en que no anden escriptas, quise saliesen a luz en la nuestra, para que en ella no faltase cosa de que podra resultar tanto provecho y utilidad. [...]

    El Bandello verons escribi muchas historias trgicas sucedidas en su tiempo o poco antes para con ellas apartar a los que las leyesen de vi-cios y peligros a que est sujeta la vida humana (en Gonzlez Ramrez, 2012: 821-822).

    Mientras que la novela estaba ligada a la invencin, Bandello (y esto fue respetado por sus traductores franceses, cosa que Millis aprovech hbilmente) quiso revestir sus relatos en un escenario histrico que le diese veracidad.

    Una referencia de indiscutible valor e inters para la historia sobre la no-vela en Espaa (desde el punto de vista terminolgico y genolgico) lo mar-ca Gaitn de Vozmediano; se encarg de traducir De gli hecatommithi (1565) de Giraldi Cinzio, al que le coloc como ttulo Primera parte de las cien novelas (1590). Alejndose del celo que haban guardado Truchado y Millis, Vozmediano es el primero en utilizar con absoluta propiedad la voz novela (No quise poner en esta Primera parte ms de veinte novelas y la introducin con sus diez ejemplos), sobre cuyo gnero hizo una reivindicacin, alentando

    14 Le precedi cronolgicamente la traduccin de Ludovico Guicciardini de Lore di ri-creatione, traducida y editada por los hermanos Millis (1586). Sin embargo, por no ser es-trictamente un novellieri, lo dejo fuera de esta relacin. En ese mismo ao, 1586, el impresor sevillano Andrea Pescioni public la traduccin de las Histoires prodigieuses que el traductor francs Boaistuau prepar en 1560 y que fue continuada hasta completar una coleccin de seis tomos por Tesserant, Belleforest y otros. Pescioni le dio por ttulo Historias prodigiosas y ejemplares (1586), y tal como ocurrir con el caso de Bandello, se abusa en los textos preli-minares del trmino historia: las historias y casos que en ellos se contenan; los auctores originarios de aquestas historias; con la variedad y maravilla de las historias (en Gonzlez Ramrez, 2012: 826-827). Llama poderosamente la atencin que Pescioni colocase en el ttulo de su obra el trmino ejemplares (que no apareca en el original francs). Esta coleccin de novelas se puede leer ahora en la edicin que acaba de cuidar Surez Figaredo (2013).

  • DaviD Gonzlez RamRez134

    a los escritores espaoles a que hagan lo que nunca han hecho, que es com-poner novelas (en Gonzlez Ramrez, 2012: 824). Con ms decisin que sus antecesores, Vozmediano no dud es escoger el escamoteado trmino en su portada (cuyo ttulo, separndose de su original italiano, homenajeaba a Las cient novellas de Juan Bocacio) y revalorizar as un gnero que en lengua original haba vivido agazapado hasta ese momento y del que no se conocan ms que tmidas tentativas con escasa trascendencia.

    Cierro este apartado sobre los novellieri en Espaa con la versin libre del Galateo de Giovanni della Casa que compuso Lucas Gracin Dantisco. En su Galateo espaol (1582?) el censor de obras utiliz los trminos cuento, fbula y novela de forma equivalente en diferentes lugares del texto, conir-mando la tradicional sinonimia que desde prcticamente principios de siglo se vena realizando y que Salazar (aunque este us patraa en lugar de fbula) testimoni en el prembulo de su obra15. Valgan estos ejemplos como botn de muestra:

    Allende de las cosas dichas procure el gentil hombre que se pone a contar algn cuento o fbula, que sea tal, que no tenga palabras desho-nestas, ni suzias, ni tan puercas que puedan causar asco a quien le oye, pues se puede decir por rodeos y trminos limpios y honestos, sin nom-brar claramente cosas semejantes [...]. Y tales pueden ser las novelas y cuentos, que allende del entretenimiento y gusto, saquen dellas buenos exemplos y moralidades, como hazan los antiguos fabuladores [...], y a su imitacin deve procurar el que cuenta las fbulas y consejas o otro cualquier razonamiento, de ir hablando sin repetir muchas vezes una misma palabra sin necessidad [...] (1968: 155).

    Adems de estas cuestiones lexicolgicas, resulta sumamente sugerente advertir que pese a ser un tratado de cortesana, la obra est trufada de narra-ciones breves. El ejemplo ms notorio lo representa la intercalacin de una novela corta del propio autor, a la que se refera en estos trminos:

    Y pues en todas las cosas deste tratado procuramos traer compara-ciones y exemplos al propsito, en ste que se nos ofrece, pondremos un cuento [...]. Y porque en este libro procuramos dar pasto a los ms gustos, el que desto no le tuviere, passe la novela, si le pareciere larga, y prosiga las dems cosas deste tratado (1968: 155-156).

    15 Algunos catlogos de libros y ciertas noticias indirectas nos dan indicios de que quiz este caso merezca ser anticipado y colocado justo despus de la difusin de la obra de Straparola, pues aunque la edicin de la que tenemos constancia est datada en 1593, Gracin Dantisco (fallecido en 1587) firm la dedicatoria mucho antes, en 1582, y si no en este ao probablemente en una fecha cercana existiese alguna edicin de la que no se han conservado ejemplares.

  • Del tRmino al GneRo: el RastRo De la novela 135

    La luctuacin entre cuento y novela es patente, aunque a Gracin Dantisco no le tembl el pulso cuando decidi titular esta pieza Novela del gran Soldn con los amores de la linda Aja y el prncipe de Npoles16. En estas ltimas dcadas del xvi, cuando ya Straparola se est difundiendo en Espaa, Gracin Dantisco (censor de obras, que no se olvide) insista en la necesidad de utilizar los relatos breves como ejemplos, dando por vlido el famoso aforismo horaciano que celebraba a cuantos mezclaban utilidad y deleite.

    De la novella a la novela cortaEn la segunda mitad del siglo xvi, el trmino novela aparece estrecha-

    mente relacionado con la tradicin didctico-moralizante. El deleite (la nota predominante en la obra de Boccaccio) se tuvo que unir con fundamento o sin l al provecho (Spieker, 1975). Cuando ocasionalmente por estas fechas en-contramos esta voz en algunas obras, su sentido aparece vinculado a los usos habituales, y todava no se advierte una diferenciacin terminolgica entre los conceptos de cuento, novela y sus voces asociadas. Es paradigmtico, en este sentido, el caso de Las seiscientas apotegmas (1596) de Juan Rufo, donde se emplea novela en lugar de lo que hoy denominaramos facecia o chas-carrillo, en un sentido bastante prximo a como lo us Timoneda: Sirvi de fruta de postre en una buena conversacin el decir cada uno de los presentes alguna novela que, pareciendo gran mentira, fuese verdad o tuviese aparencia dello (1972: 194).

    Desde estos comedios el trmino comienza a aparecer con ms frecuen-cia, y en estas fechas de entresiglos se localizan algunos testimonios ms, en los que siempre se detecta la utilizacin de novela en maniiesta alusin a mentira y en ocasiones en contextos sinonmicos con patraa o cuento. El Tesoro de la lengua castellana o espaola (1611) de Covarrubias es un buen dechado de cmo el uso a inicios del siglo xvii todava es vacilante y los escri-tores no tienen demasiado claras las fronteras semnticas entre unos trminos y otros. Para el lexicgrafo la novela era deinida como un cuento bien compuesto, o patraa para entretener los oyentes y como ejemplo pona las novelas de Bocacio (1611: 565b). Se vuelve a recurrir a la palabra cuento para deinir patraa: es cuento fabuloso para entretener (1611: 581b). Y de nuevo lo encontramos (junto a novela y patraa) en la deinicin de face-cia: es lo mesmo que novela o patraa, o cuento gracioso, que se remata con un dicho agudo y donoso que nos hace rer (1611: 394v). De idntica forma se echa mano de esta voz para deinir fbula: Llamamos fbulas ciertos cuen-tos, cuya corteza es un entretenimiento de cosas ridculas, introduciendo a los

    16 Resulta cuando menos significativo que en una reedicin de la obra de ese mismo ao (Zaragoza, 1593) que apareci aadida y enmendada, Gracin Dantisco recogi dos nuevos relatos cortos, a los que dio por ttulo Novela primera, de Geroncia, reina de Inglaterra y Novela segunda, de Cosme Alejandrino y Marco Csar (ambas derivadas del Patrauelo de Timoneda). Estos dos casos ejemplifican el compromiso de Gracin Dantisco por diferenciar sus piezas breves de otro tipo de relatos y seguir, de paso, el consejo de Gaitn de Vozmediano.

  • DaviD Gonzlez RamRez136

    animales, [...] y debajo della hay una dotrina moral (1611: 393v). Resulta noto-rio que de esta familia lxica el trmino cuento es el usado como deinidor de los dems; sin embargo, lo extrao y llamativo es que esta voz a la que recurre constantemente no aparezca en su acepcin relativa al gnero literario (como tampoco se consigna ejemplo, que es quiz el trmino de mayor trascenden-cia histrica).

    Al margen del uso, si nos acercamos a la realidad literaria, en estas fechas el gnero va cobrando protagonismo, y 1599 surge como una fecha determinan-te, pues Mateo Alemn intercal en su Guzmn de Alfarache dos narraciones que pueden considerarse en pleno sentido como prototipos de novelas cortas, segn las concebimos actualmente. Sin embargo, Alemn nombra una como historia de los dos enamorados Ozmn y Daraja (20004: 214-259), mientras que la que tiene por protagonistas a Dorido y Clorinia la denomina caso a secas (20004: 469-482). En el enunciado que acoge a la primera historia parece evidente la inluencia del ttulo de Piccolomini (Historia de duobus aman-tibus), pero el novelista sevillano se bas en la tradicin de la narrativa mo-risca (la Historia del Abencerraje y la hermosa Jarifa, las Guerras civiles de Granada de Prez de Hita, etc.); para la segunda, cuyos hechos narrados aca-ban de suceder justo antes de que se inicie el relato, la crtica ha sealado va-rias fuentes, entre ellas la italiana (con Bandello a la cabeza). Ms all de las procedencias de los materiales manejados por Alemn para componer estas dos obras, lo ms sugerente es sin duda que la morfologa y el planteamiento narrativo de cada una de ellas hace que se conviertan en piezas inaugura-les de una nueva modalidad que se aleja del cuento didctico-moralizante y se aproxima a la frmula que emplearn los autores de las colecciones de novelas cortas publicadas a destajo a partir de las primeras dcadas del siglo xvii.

    La frmula que practic Alemn al intercalar varias novelas en el cuerpo de una obra mayor fue seguida por Cervantes en la primera parte del Quijote (1605), y desde luego ser esta personalidad literaria la que le d carta de natu-raleza al gnero cuando publique su coleccin en 1613. En uno de los captulos del Quijote, Cervantes (1998) utiliz el recurso del relato intercalado a partir de la lectura en voz alta que realiza el cura de unas cuartillas (que contenan la Novela del curioso impertinente) halladas en una maleta que alguien haba dejado en la venta de Palomeque. En un captulo posterior, reaparece la maleta (que el ventero decide entregar al cura) con otros

    [...] papeles [...] donde se hall la Novela del curioso impertinente [...]. El cura se lo agradeci y, abrindolos luego, vio que al principio de lo escrito deca: Novela de Rinconete y Cortadillo, por donde entendi ser alguna novela y coligi que, pues la del Curioso impertinente haba sido buena, que tambin lo sera aquella, pues podra ser fuesen todas de un mesmo autor.

  • Del tRmino al GneRo: el RastRo De la novela 137

    Como unos aos antes Gracin Dantisco, Cervantes no dud en titular todas estas narraciones breves novelas. La cita extractada indica que el autor del Persiles desde tiempo atrs vena componiendo novelas, y ante la posibilidad de que se quedasen en el telar, interpol algunas de ellas en la primera parte del Quijote. Pero no deja de ser sugestivo que en esta primera parte del Quijote la voz novela aparezca en numerosas ocasiones utilizada de forma inequvoca y referida siempre a obras enmarcadas en la tradicin escrita, mientras que cuando Cervantes utiliz la palabra cuento, la dot de un cariz oral17.

    Ser deinitivamente en 1613 cuando el trmino novela, apadrinado por Cervantes para colocarlo en el frontispicio del volumen que iba a dar a la imprenta, alcance su nacionalizacin. El ttulo de la obra, Novelas ejempla-res, ha sido entendido hbilmente como una maliciosa contradiccin que se activa en el momento que ejemplar se une a novela (Lpez Garca, en Cervantes, 2001: xc). Si el apellido que le coloc a su coleccin remita a pri-mera vista al valor doctrinal y moral que supuestamente contenan las piezas de su volumen (Heles dado nombre de ejemplares, y si bien lo miras, no hay ninguna de quien no se pueda sacar algn ejemplo provechoso18), varios cr-ticos han reparado en otro tipo de ejemplaridad, la esttica, donde cada novela por s misma representaba un modelo (un ejemplo) de un tipo determinado de tradicin literaria. Pero en ese mismo prlogo tambin se refera a la idea del placer inherente a esa voz que abra el ttulo (novela), pero Cervantes (2001: 18), conocedor de la doctrina eutraplica (Wardropper, 1982: 157), la valoraba desde el punto de vista intelectual y espiritual (Mi intento ha sido poner en la plaza de nuestra repblica una mesa de trucos, donde cada uno pueda llegar a entretenerse, sin dao de barras; sigo, sin dao del alma ni del cuerpo, porque los ejercicios honestos y agradables antes aprovechan que daan [...]. Horas hay de recreacin, donde el aligido espritu descanse)19.

    Aunque no puede rechazarse el efecto dilgico que cre Cervantes al ape-llidar su obra ejemplares, ligando sutilmente tica y esttica, Blasco (en Cervantes, 2001: xxi-xxii) ha apuntado que Cervantes quiso distinguirse de la tradicin italiana de las novelle y haciendo justicia a las protestas de origi-nalidad que desgrana en el Prlogo al lector de [...], lo que persigue, y lo

    17 Recientemente Muoz Snchez (2013: 194-195, notas 32 y 33) se ha referido a este sinto-mtico hecho y ha recordado el uso de Cervantes en otras obras suyas.

    18 Ni siquiera el propio Boccaccio se sustrajo a la formulacin prodesse-delectare en el pr-logo de su Decamern; antes de cerrarlo, declaraba que las seoras que lean sus cuentos podrn tener tanto deleite de las cosas placenteras mostradas en ellos como til consejo para poder distinguir lo que hay que rehuir y lo que igualmente hay que seguir (20024: 112). Es evidente que se trata de un tpico de los exordios en los libros de entretenimiento, donde se acude a una ficticia moralizacin para otorgarle a la obra literaria un valor instructivo que pueda igualarse al recreativo (quiz el ejemplo de la introduccin del Arcipreste de Hita a su Libro de buen amor sea paradigmtico).

    19 Sobre la ejemplaridad de las Novelas de Cervantes, tambin ha vertido sugerentes apre-ciaciones Bonilla (2010: 11-18) en la introduccin a su edicin de Novelas cortas del siglo xvii, donde tambin aborda los problemas definitorios de este gnero literario.

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    que al inal consigue, es crear una novela autctona; llenar en castellano el vaco que en la literatura italiana de entretenimiento ocupaba la novella, pero hacerlo con un producto propio y diferente. El ttulo primitivo de la obra que aparece en el paratexto, Novelas ejemplares de honestsimo entreteni-miento, creo que no conirma la sugerencia de Blasco de que Cervantes qui-so despegarse de los novellieri, cuando claramente estn resonando los ttulos de las traducciones de Cinzio (novelas), Bandello (ejemplares) y Straparola (honestsimo entretenimiento). S coincido con Blasco en que Cervantes con su coleccin logr paliar esa carencia (denunciada por Vozmediano) que Espaa te-na con la novela al estilo italiano, y logr hacerlo distinguindose de sus mode-los, conirindole un estilo distinto que la converta en algo novedoso, personal y original (no en vano exemplar tena el valor, segn lo atestigua el Diccionario de Autoridades (1732), de original, prototipo, primer modelo para otras cosas).

    Si acaso podra discutirse si Cervantes fue o no el primero en novelar en lengua castellana (bsicamente se trata de una cuestin de matices e in-terpretaciones), desde luego con este contundente posicionamiento y esto no admite rplicas se adelant a todos los autores de su poca, incluido sobre todos Lope, o al menos airmar que lo ha hecho, al convertirse en Espaa en pionero de una nueva boga literaria, al ponerse en cabeza de la moda editorial del momento escribiendo un nuevo libro de novelle al gusto espaol (Carrascn, 2013: 291-292). Los casos de la Novela del curioso im-pertinente editada en el Quijote, obra en la que tambin anunci Rinconete y Cortadillo (preludios de las Novelas ejemplares), prueban que Cervantes no titube cuando escogi el trmino que identiica su coleccin, reveln-dose incluso contra casi toda la tradicin italiana (que simpatizaba ms con ttulos de otra calidad esttica) y la mayora de los traductores espaoles de los novellieri, donde el trmino, como se ha visto, fue rehuido (Vozmediano representa, en este sentido, una notable excepcin, por su eleccin y por su vindicacin del gnero)20.

    * * *

    A travs de este recorrido diacrnico se podr entender cmo la relacin sino-nmica que se desarrolla en el xvi entre el cuento y la novela tiene un claro an-tecedente en el Marqus de Santillana; y pese a que a lo largo de ese siglo la voz novela comienza a tener ms presencia entre nuestros narradores, an se man-tienen las indeterminaciones lexicolgicas, derivadas en buena medida de la falta de preceptiva de un gnero naciente21. Como acert a explicar Pedrosa (2004: 49),

    20 En ciertas ocasiones se ha referido que en la dedicatoria, Cervantes llam a sus novelas, cuentos: Slo suplico que advierta vuestra Excelencia que le envo, como quien no dice nada, doce cuentos [...] (2001: 22). Pero como muchos han recordado, esta vacilacin solo la encon-tramos en el prlogo, pues en el resto de la obra Cervantes emple el vocablo novela. Sobre las palabras preliminares de Cervantes en sus Novelas ejemplares y la nocin de novela se extiende Blasco (2005: 142-194) en unas sintetizadoras y brillantes pginas.

    21 Resulta, en este sentido, muy iluminador el trabajo de Vega Ramos (1993).

  • Del tRmino al GneRo: el RastRo De la novela 139

    la aclimatacin de las formas del relato breve procedentes de Italia en los siglos xvi y xvii trajo consigo una apresurada y confusa reestructuracin del campo conceptual y del campo lxico de tales relatos, ya de por s muy com-plejos y difciles de acotar. En este impresciso panorama, Salazar es desde luego el nombre que simboliza un momento fundacional en la historia de la novela breve en Espaa; aunque su proyecto, terminado parcialmente, no goz de difusin, se atrevi a proclamar al frente de su coleccin su adscripcin al gnero inaugurado por Boccaccio y entendi que no deba sortear la vieja fr-mula que articulaba el deleite y el aprovechamiento, y que vena funcionando desde Boccaccio hasta los novellieri. Salazar ocupa en nuestra historia literaria (mucho mejor que Timoneda) el ejemplo de lo que Chevalier (1983) denomin cuento novelado, un punto equidistante entre el cuento tradicional y la novela corta (o lo que es igual, entre la tradicin oral y la escrita).

    Tras l era maniiesto que los traductores de los novellieri, con el ndice de Valds todava muy presente, tenan que echar mano del mismo recurso, pues estaban bregando con un material que suscitaba recelo por parte de los inqui-sidores y se deban cuidar mucho en las formas22. A esta formulacin retri-ca prcticamente ninguno de los novelistas posteriores a Cervantes renunci, pero tampoco se prescindi de destacar en sus portadas el trmino novela, empleado en la mayora de los ttulos, aunque curiosamente esta voz se sosla-ya en el hilo narrativo de las narraciones y se sustituye por caso, ejemplo, suceso, cuento, historia, etc.23 Tales formulaciones tenan mucho de pro-teccionismo, pues con este cerco retrico sus autores pretendan soslayar la encendida polmica que los sectores ms apegados a los poderes eclesisticos estaban levantando y que acab con la propuesta de la Junta de Reformacin en 1625 (aceptada por el Consejo de Castilla) de no conceder licencias para editar libros de comedias y novelas, justo en un momento en el que el gnero estaba en plena ebullicin.

    El hecho de que a inales del xvi Gaitn de Vozmediano, el traductor de Cinzio, redacte y publique al frente de su traduccin una apologa sobre la no-vela apenas variar el estado de cosas; a partir de ese momento cambia, eso s, la realidad literaria, en la que se percibe un viraje en la concepcin novelstica de algunos escritores, que aprovechan el espacio iccional de obras mayores para insertar novelas cortas: estamos a un paso de las Novelas ejemplares.

    22 Barella (1985: 23) ya repar en el desequilibro que se produce entre prlogo y texto a la hora de defender una ficticia moralidad doctrinal que despus no se sostena en la lectura de las novelle. Como es natural, el celo de los censores haca que se eliminarse todo aquello que no se sujetaba a la ortodoxia catlica; vase para estas cuestiones relacionadas con Trento y la Contrarreforma la notable contribucin de Rabell (2003).

    23 Junto a novela, los ttulos aparecan generalmente adornados con otro trmino vin-culado a la ejemplaridad y honestidad para difuminar el sentido peyorativo que vena arras-trando, como en las Novelas morales de greda y Vargas (1620) o el Teatro popular. Novelas morales de Lugo y Dvila (1622). Si bien, a nadie se le oculta que a la mayora de estas colec-ciones, embutidas en una literatura escapista y recreativa, les vena largo el intento de fusin con una tradicin didctico-moral.

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    Posteriormente, de forma muy espordica, se localizan ejemplos de autores que distinguen explcitamente entre cuento y novela (como Rodrguez Lobo en su Corte na aldeia e noites de inverno [1619], traducida al espaol por Juan Bautista de Morales en 1622), pues la mayor parte de ellos incurren en continuos deslizamientos semnticos. Lo nico constatable a partir de los ejemplos que se puedan extractar es que sobre el momento creador, con los gneros en gestacin (y en particular el de la novela, no ordenado en las prin-cipales poticas), no es fcil avistar la realidad literaria.

    La construccin crtica se funda con mayor garanta a medida que el tiempo transcurre, por lo que es razonable que en una poca de gloria para la novela el signiicado que esta voz tiene para los contemporneos de Cervantes an no est del todo despejado y perdure an el vaco terminolgico que deriva desde la clebre frase de Boccaccio resaltada al inicio de este trabajo, que en lti-mo trmino redunda en la heterognea formacin del gnero y su evolucin (el escritor italiano design como novelle del latn novus: novedad, nuevo, novedoso a un conjunto de narraciones de todo gnero en donde incluy desde la reelaboracin de cuentos folclricos, hasta la inclusin de facecias o ancdotas propiamente [Paredes Nez: 2006]). Ante esta falta de uniicacin de criterios (donde fcilmente se localizan ejemplos en los que no existe cohe-rencia entre lo que se dice y lo que se practica), tendr que llegar otro periodo histrico para que se delimiten los modelos y los gneros. Pero al margen de la teora crtica, en el xvii se ha levantado ya el acta de nacimiento de un nuevo gnero, la novela corta. Los autores tienen plena conciencia de este cambio en el universo narrativo, y cultivan la nueva novela a partir de una potica in pro-gress (Bonilla, 2010: 32-37), pero an no se le otorga a esta voz una autonoma lingstica para legitimar el gnero, que se diluye en un campo terminolgico de horizontes ms amplios en el que el cuento aparece en el epicentro.

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