blasco, grimaltos y sánchez. 1999. signo y pensamiento. barcelona. ariel. pp. 58-85.pdf

Upload: pocho1967

Post on 14-Oct-2015

416 views

Category:

Documents


19 download

TRANSCRIPT

  • 1

    BLASCO, J.L.; GRIMALTOS, T.; SNCHEZ, D. 1999. Signo y pensamiento. Barcelona. Ariel Filosofa. Cap. 2, pp. 59-85 CAPTULO 2. SEMITICA 1. Introduccin ste es un captulo atpico dentro de la estructura general de este libro, puesto que no es un captulo ms en pie de igualdad con los otros, sino que trata de aquello que es comn al resto. En el libro tratamos temas que tienen que ver con la naturaleza del lenguaje, con las distintas concepciones que ha habido de ste; hablaremos de la sintaxis, de la pragmtica y, sobre todo, de la semntica. Todos stos no son sino aspectos de algo ms general: son aspectos de la semitica. Entonces, si todo el libro versa, en ese sentido, sobre la semitica, por qu dedicar un captulo al todo del que los otros no son sino partes? Quizs la nica respuesta que se nos ocurre es que para poder ver bien los rboles no est de ms echar primero una mirada al bosque. El tratamiento de los aspectos semnticos, sintcticos y pragmticos del lenguaje puede dar la impresin de que todos ellos tienen entidad por s mismos y al margen del resto, en perfecta desconexin. Estos distintos aspectos pueden hacer que nos olvidemos de la unidad del lenguaje y de la pertenencia de ste a la estructura general de los sistemas de signos. Es, pues, conveniente ocuparnos de recordar la unidad de todas estas parcelas dentro de una teora general del signo: dentro de la semitica. Semitica es una palabra antigua que recuper Locke de los estoicos para la modernidad. En la Epstola al lector que abre su Ensayo sobre el entendimiento humano, dice el filsofo ingls:

    en una edad que produce luminarias como el gran Huygenius, el incomparable seor Newton, con otras de esa magnitud, ya es tambin bastante honroso trabajar como simple obrero en la tarea de desbrozar un poco el terreno y de limpiar el escombro que estorba la marcha del saber ...1

    Y a esa tarea es a la que dedicar su Ensayo. Ese desbrozamiento y limpieza del camino de la ciencia no ser sino el estudio de los instrumentos de los que la ciencia se sirve: el estudio de los signos. Cuando en el ltimo captulo de su libro, Locke (siguiendo tambin a los estoicos) divide el mbito del saber en tres ciencias, advertimos que de lo que se ha estado ocupando a lo largo de su obra es de una ciencia especial. Las otras dos ciencias de las que habla tienen su propio objeto; la Physica tiene por objeto de estudio la naturaleza de las cosas como son en s mismas, sus relaciones y sus maneras de operacin; la Practica se ocupa de aquello que el hombre mismo debe hacer, en cuanto agente racional y dotado de voluntad, para alcanzar una finalidad, y particularmente su dicha. Para alcanzar estos conocimientos y comunicarlos, la physica y la prctica tienen sus medios; pues bien, la (semeiotik) es la ciencia que tiene por objeto de su estudio los medios por los que las otras estudian sus objetos:

    La tercera puede llamarse o Doctrina de los signos y, como las palabras constituyen la parte ms til, tambin puede llamarse con suficiente propiedad [Logik, lgica]. El asunto de esta ciencia consiste en considerar la naturaleza de los

    1 John Locke, Ensayo sobre el entendimiento humano, Mxico, FCE, 1986, p. 10.

  • 2

    signos de que se vale la mente para entender las cosas, o para comunicar sus conocimientos a los otros.2

    Esta concepcin de la semitica en su relacin con las otras ciencias, como aliada y base, como rganon, sigue presente en nuestro siglo. Uno de los padres de la semitica moderna, Charles Morris (1901-1979), dice al respecto:

    Pero si la semitica es una ciencia de igual importancia que las restantes, que estudia cosas o propiedades de cosas en tanto en cuanto su funcin es servir como signos, tambin es el instrumento de la totalidad de las ciencias, puesto que cada ciencia utiliza y expresa sus resultados por medio de signos.3

    y tambin:

    El objetivo de la semitica consiste en construir una teora general del signo en todas sus formas y manifestaciones, sean stas animales o humanas, normales o patolgicas, lingsticas o alingsticas, individuales o sociales. Semitica es, pues, una empresa de carcter interdisciplinario.4

    Esta segunda cita de Morris muestra un nuevo aspecto de la semitica. Si ella es el instrumento de las otras ciencias y en ese sentido puede hacer aportaciones a las dems, tambin, dada la ubicuidad del signo y sus mltiples aspectos, las dems ciencias pueden y deben hacer sus aportaciones a la semitica. sta es, pues, una ciencia de muy amplio alcance, con relaciones con disciplinas muy variadas y diversas. En opinin de Umberto Eco, hay aspectos en cada una de las ciencias (formales, experimentales, sociales y humanas) que pertenecen al mbito de la semitica.5 El filsofo contemporneo que tom el reto de Locke y sent las bases de la semitica actual, fue el americano Charles Sanders Peirce (1839-1914), y lo hizo desde una perspectiva similar a la de Locke: la de vincular el estudio de los signos al desarrollo de la ciencia. Si la ciencia pretende conseguir una representacin verdadera de la realidad, es necesario elucidar cmo funcionan nuestras representaciones y cul es su naturaleza. En concreto, hay que responder a la cuestin de en qu consiste que algo represente a algo, o, lo que es lo mismo, qu es para algo tener un significado. Por tanto, hay que establecer una teora del signo. Y aunque la pretensin fundamental de Peirce era la de resolver esta cuestin en el mbito del uso de los signos por parte de las ciencias, su teora es ampliable -y as se ha hecho- a la representacin en general, sea sta de carcter cientfico, social, esttico, religioso o del tipo que sea. 2. Los elementos de la semiosis La primera tarea que debe afrontar la semitica, pues, es la de establecer en qu consiste ser un signo, o mejor an, en qu consiste la accin sgnica. Pues nada es un signo en

    2 Ensayo, IV, XXI, 4, p. 728. Citamos el Ensayo a la manera tradicional seguida de la paginacin de la edicin citada. As, IV, XXI, 4 quiere decir que se trata del libro IV, captulo XXI, pargrafo 4. 3 Fundamentos de la teora de los signos, Barcelona, Paids, 1994, p. 25. La edicin original en ingls es de 1938. 4 Charles Morris, La significacin y lo significativo, Madrid, Alberto Corazn, 1974, p. 13. La edicin original en ingls es de 1964. 5 Vid. Umberto Eco, Tratado de semitica general, Barcelona, Lumen, 1995.

  • 3

    s mismo, sino que lo es en tanto que acta como tal y, en consecuencia, cualquier cosa puede ser un signo en tanto que como tal acte. Lo que hace de algo un signo es su propsito de representar, o que se lo utilice con el propsito de sustituir o estar por otra cosa. Por otra parte, esta tarea (la tarea de establecer en qu consiste ser un signo), es concebida por Peirce no como la tarea emprica de investigacin y descripcin de los signos existentes, de los signos que de hecho hay, sino como una investigacin a priori y trascendental: se trata de la bsqueda de las condiciones de posibilidad del signo. As, los tipos de signo que Peirce fije sern, en su opinin, todos los tipos de signos posibles, con independencia de su uso real. Para Peirce, la relacin sgnica es una relacin tridica, una relacin que se establece entre un signo, un objeto y un pensamiento interpretante (que es un signo a su vez). El signo ejemplifica lo que Peirce llama terceridad, puesto que su funcin es la de mediar entre un objeto y su interpretante:

    Defino Signo como cualquier cosa que es as determinada por alguna otra cosa, llamada su objeto, y que as determina un efecto sobre una persona, a cuyo efecto llamo interpretante, siendo este ltimo de este modo determinado por el primero.6

    Fig. 2.1.

    Aunque sta es quiz la definicin de signo ms popular de Peirce, hay que hacer notar que, a continuacin, advierte: Esto es una concesin al Cancerbero porque desespero de hacer que mi concepcin ms amplia se entienda. La razn de esta advertencia es -como luego veremos- que no es necesario que el interpretante sea un estado mental de una persona. Pero antes debemos explicar de modo claro el carcter tridico o tercero del signo. La esencia del signo es la terceridad. sta es una de las categoras de Peirce. La categora determinante de la representacin es la terceridad porque involucra tres elementos y no es reducible a menos elementos. La accin sgnica no es reducible a una doble relacin didica: la que se da entre el signo y el objeto y la que se da entre el signo y el interpretante. En la semiosis un suceso, A, produce un segundo suceso, B, como medio para la produccin de un tercer suceso C [...]. B se producir si l a su vez produce o es probable que produzca C, pero no se producir si l no produce C a su vez o es probable que no lo haga (5.473). Aqu A es el objeto, B es el signo y C el interpretante. Que se produzca B, esto es, que algo sea un signo, depende de su capacidad de producir C. Si no es probable que B produzca C, entonces B no se produce

    6 Charles Sanders Peirce, Semiotics and Significs, edited by C. Hardwick, Bloomington, Indiana University Press, 1977, p. 81. Aunque esta cita de Peirce es una excepcin, generalmente se citar a Peirce por los Collected Papers of Charles Sanders Peirce, vols. 1-6 editados por C. Hartshome y P. Weiss, 1931-1935; vols. 7 y 8 editados por A. W Burks, 1958, Cambridge (Mass.), Belknap Press. Y se citarn segn el siguiente procedimiento: un nmero de una cifra seguido por un punto y seguido de un nmero de una o varias cifras. El primer nmero indica el volumen de los Collected Papers y el segundo el prrafo. As, por ejemplo, 3.332, refiere al pargrafo 332 del volumen 3. Muchos de los prrafos citados tienen traduccin castellana en C. S. Peirce, El hombre, un signo, Barcelona, Crtica, 1988.

    La presencia de Viernes huella

    (Objeto) (lnterpretante)

    Hay alguien ms en la isla

    (Signo)

    determina determina

  • 4

    (no es un signo). La naturaleza del signo es la de mediador entre el objeto y el interpretante; su funcin, que el objeto pueda determinar un interpretante a su travs. Un signo es algo que est por (stands for) alguna otra cosa con respecto a la idea que produce o modifica (1.399). Un ejemplo, que tomamos del propio Peirce, nos ayudar a aclarar esto (vase 4.531). Robinson Crusoe descubre una huella de pie humano en la arena de la playa de su isla. Esta huella significa que no es el nico humano que habita la isla, hay alguna otra persona all, aquel que luego se llamar Viernes. La huella es el signo, est por, o representa a, un ser humano o el hecho de que hay otro ser humano en la isla. ste es, pues, su objeto. El pensamiento de Robinson Crusoe de que hay alguien ms en la isla es el interpretante del signo. De este modo, Viernes ha conseguido producir en Robinson Crusoe el pensamiento de que no est solo, pero nicamente a travs de la mediacin de algo (la huella-signo). As, dice Peirce: la funcin esencial del signo es convertir en eficaces relaciones ineficaces; Viernes no poda por s mismo producir el pensamiento de su existencia en Robinson Crusoe (puesto que ste no lo ha visto), pero lo ha conseguido por medio de su huella (vase la figura 2.1). La presencia de Viernes (objeto) ha determinado, en este caso ha causado, la existencia de la huella en la arena (signo), lo cual ha determinado a su vez el pensamiento de Robinson Crusoe de que hay alguien ms en la isla. La vinculacin entre el signo y el interpretante no es contingente, sino esencial a su carcter de signo; su existencia en tanto que signo depende de su capacidad de producir un determinado tipo de interpretacin, es el medio del que se sirve el objeto para producir el interpretante y sa es su razn de ser como signo. As pues, algo es un signo en la medida en que puede producir una interpretacin, su propsito (en tanto que signo) es el de producir un interpretante. Eso es lo que caracteriza al signo en tanto que ejemplificacin de la terceridad. Para que haya semiosis se ha de dar un interpretante, el signo ha de determinar un interpretante, puesto que la semiosis es justamente la manera en que este ltimo se produce. Es por eso por lo que es una relacin tridica: es la relacin que se da entre el interpretante y el objeto a travs del signo. Tal relacin es posible en virtud del vnculo existente entre el objeto y el signo; ambos han de estar relacionados de un modo u otro (en nuestro ejemplo se trata de una relacin causal). Pero, obviamente, la significacin no se agota en ese hecho. La huella es un signo de la presencia de un ser humano porque existe esa conexin entre Viernes y la huella, pero no puede ser un signo si no es capaz de producir el pensamiento de que hay alguien ms en la isla, lo cual es posible a su vez gracias al conocimiento de Robinson Crusoe (o de cualquier otro que viera la huella) de que los pies humanos descalzos producen ese tipo de marcas en la arena. Objeto es aquello acerca de lo cual el signo presupone un conocimiento para que sea posible proveer alguna informacin adicional sobre l (2.231). Es la posibilidad de comprensin del signo como representacin de otra cosa lo que le convierte en signo. Para entender la huella en la arena como un signo de la presencia humana en la isla (para que sea tal signo) son necesarias una serie de creencias sobre la anatoma humana y su capacidad de producir este tipo de marcas en la arena. Si esas creencias desaparecen (por ejemplo, si la especie humana variara y ya no dejara ese tipo de marcas o supiramos que otras especies animales dejan huellas cualitativamente indistinguibles de las humanas), entonces las huellas dejaran de tener esa significacin. Pero otra idea se desprende tambin de la cita anterior: un signo puede ser malinterpretado. Recordemos que, segn lo dicho en 5.473, para que B se produzca no es necesario que ste produzca siempre C, slo que sea probable que lo haga; B puede

  • 5

    producir en ocasiones otras interpretaciones no apropiadas.7 El signo no determina completamente el interpretante. Una caracterstica del signo en la que insiste Peirce es lo que podramos llamar -utilizando una expresin de Antonio Tordera- su carcter aspectual.8 El signo representa al objeto en alguno de sus aspectos. El girasol puede ser un signo del sol en el aspecto de su posicin; es un buen indicador de la posicin del sol. La huella representa a Viernes en el aspecto de su presencia en la isla:

    [El signo] est por ese objeto, no en todos sus aspectos, sino en referencia a una clase de idea que algunas veces he llamado el fundamento [ground] de la representacin (2.228).

    As, el signo relaciona al interpretan te con el objeto slo mediante alguno de los aspectos de ste; ese aspecto es el fundamento del signo. Es aquello en virtud de lo cual representa a un objeto y, por lo tanto, aquello por lo que el interpretante se relaciona con el objeto por mediacin del signo. Si el fundamento recibe tal nombre es porque es lo que hace que un signo sea tal. Es porque P (la presencia de Viernes, por ejemplo) ha causado Q (la huella en la playa) que este ltimo puede producir el pensamiento de que P (o un pensamiento relacionado con l, "la presencia de alguien ms en la isla). P causa Q y Q es evidencia (para alguien) de que P, y, obviamente, que algo sea evidencia para alguien depende de los conocimientos relacionados con la cuestin que posea. Pensemos, por ejemplo, en cuntas cosas que son clara evidencia de algo para Sherlock Holmes, no lo son para el doctor Watson (al menos antes de que Holmes se lo explique). Los mdicos observan y analizan sntomas, para ellos son evidencias de la existencia de determinadas enfermedades; son signos de la enfermedad. Los legos, en cambio, no sabemos interpretados. El interpretante est relacionado con el objeto en el mismo aspecto en el que lo est el signo. Como indica Christopher Hookway en su libro Peirce:

    El fundamento del funcionamiento del signo [] es una relacin entre el signo y su objeto que es explotada en la interpretacin del signo: porque el objeto est en esta relacin con el signo, est determinado que se interpretar de una cierta manera.9

    Ahora bien, en 2.228 la idea (o el pensamiento) que P es capaz de producir ha de ser entendida a la manera fregeana (de Frege) o platnica: no es un suceso psicolgico particular, sino aquella entidad abstracta que puede ser comn a distintos sujetos. Se corresponde ms bien con el significado de la oracin Hay alguien ms en la isla, significado que puede ser captado tanto por Robinson Crusoe como por cualquier otro sujeto. Como dice Peirce:

    Idea ha de entenderse aqu en un sentido platnico [...], me refiero a ese sentido en el que decimos que un hombre capta la idea de otro, en el que decimos que un hombre, que

    7 Sera interesante comparar esta idea de signo de Peirce con el concepto de informacin de Dretske, con sus semejanzas y sus profundas diferencias. En opinin de Dretske, existe informacin aunque nadie est en disposicin de aprehenderla, pero tambin afirma que no hay informacin falsa: lo que es falso no es informacin. No disponemos del espacio necesario para abordar esta cuestin aqu, pero invitamos al lector a que acuda a Fred Dretske, Conocimiento e informacin, Barcelona, Salvat, 1987, pp. 47 y ss. 8 Antonio Tordera, Hacia una semitica pragmtica, Valencia, Fernando Torres, 1978. 9 Christopher Hookway, Peirce, Londres, Routledge & Kegan Pau!, 1985, p. 124.

  • 6

    recuerda lo que estaba pensando en un tiempo anterior, recuerda la misma idea y en el que decimos que un hombre contina pensando algo [...] en tanto que sigue estando de acuerdo consigo mismo durante ese tiempo... (ibd.).

    Entonces, si el pensamiento ha de ser as entendido, el interpretante puede existir incluso si no hay (o no hay ahora) alguien que interprete el signo y tenga el pensamiento. Puede existir el interpretante aunque no haya intrprete, en la medida en que el signo pueda producir un determinado tipo de interpretacin cuando haya un intrprete. Este ltimo no es para Peirce un elemento esencial en la semiosis, a diferencia de lo que ocurre -como veremos- con Morris y otros semiticos posteriores. Si pensamos que el interpretante puede recibir tambin el nombre de significacin, quiz podamos entender mejor esta idea. Para que algo tenga significacin no es necesario que alguien lo est interpretando de hecho; basta con que alguien lo pueda interpretar. Digamos que los intrpretes no crean interpretantes, los captan:

    si bien ningn representamen [otra denominacin de signo en Peirce] funciona realmente como tal hasta que determina de hecho un interpretante, con todo se convierte en un representamen tan pronto como es completamente capaz de hacerla; y su cualidad representativa no es necesariamente dependiente del hecho de estar siempre determinando de hecho un interpretante, y ni siquiera de tener realmente un objeto (2.275).

    El signo existe aunque no est produciendo ahora ninguna representacin mental en un sujeto; basta con que pueda producirla, y la representacin que producir en distintos sujetos ser del mismo tipo: se es su interpretante. La huella de Viernes tiene la significacin que tiene no porque produzca un determinado pensamiento en Robinson Crusoe, sino porque lo puede producir, dadas las creencias sobre huellas, etc., que ya posee. Por otro lado, cuando Peirce afirma que decir que el interpretante es un efecto sobre una persona (un pensamiento o idea) es una concesin al Cancerbero, est apuntando tambin a que, en su concepcin de la semiosis, sta no se limita a un producto humano: los intrpretes no tienen por qu ser humanos, tambin los animales pueden ser intrpretes. As, hay dos razones por las que pensar que el interpretante es un pensamiento consciente en un ser humano es una restriccin de la concepcin de Peirce de la semiosis: 1) no hay por qu entender la definicin de Peirce en forma necesariamente antropocntrica (los etlogos, como Jacob von Uexkll y los que podramos llamar zoosemiticos como Thomas A. Sebeok,10 han insistido en la existencia de procesos semiticos no humanos y los han investigado); y 2) el interpretante ha de ser considerado ms bien, como dice Eco, como una interpretacin POSIBLE por parte de un intrprete POSIBLE.11 De hecho, las interpretaciones posibles son de tipos distintos. Peirce distingue tres clases de interpretantes: el interpretante inmediato, el dinmico y el final. Consideremos, para entender esta clasificacin, lo que Peirce llam decisignos, esto es, oraciones en indicativo que pueden ser verdaderas o falsas; es el tipo de signo que transmite informacin (2.309). El interpretante inmediato de un decisigno, como Juan toca el clarinete en la orquesta municipal, es el pensamiento que expresa y el

    10 Vase, por ejemplo: Thomas A. Sebeok, Signos: una introduccin a la semitica, Barcelona, Paids, 1996. 11 Op. cit., p. 34.

  • 7

    signo mismo pide, sin el cual no se habr entendido el enunciado, esto es, que Juan toca el clarinete en la orquesta municipal. Quien no vea que nuestra oracin significa eso, no la habr entendido. Es el interpretante tal como se revela en la correcta comprensin del signo mismo, y normalmente se le denomina significado [meaning] (4.536). El interpretante dinmico es realmente un estado mental, es el efecto actual que el signo, como signo, determina realmente (ibd.). Digamos que es el pensamiento que efectivamente produce un signo en un intrprete en una determinada ocasin. A diferencia del interpretante inmediato y del final, este interpretante no se refiere a un nico contenido de pensamiento; son todos aquellos pensamientos que puede tener un sujeto al interpretar un signo, ayudndose de sus conocimientos del objeto del signo, hasta alcanzar el interpretan te final. Por ejemplo, sabiendo que Juan es el hermano de Ana, el intrprete puede interpretar el enunciado anterior como un signo de que el hermano de Ana toca el clarinete en la orquesta municipal. El interpretan te final se refiere a la manera en que el signo tiende a representarse a s mismo como relacionado con el objeto (ibd.). Es un concepto poco claro y el propio Peirce lo advierte; pero, como dice Hookway, parece que se trata del interpretante que se alcanzara si el proceso de enriquecimiento del interpretante a travs de la investigacin cientfica continuara de un modo indefinido. Incorpora una concepcin completa y verdadera de los objetos del signo, es el interpretan te sobre el que todos estaramos de acuerdo a largo plazo si investigramos lo suficiente.12 Como vemos, pues, el interpretan te dinmico es el nico que para existir necesita producirse actualmente en un intrprete, pero el interpretante tout court existe sin intrprete. En correlacin con esto, Peirce distingue tambin entre dos tipos de objeto de un signo: el objeto inmediato y el objeto dinmico. Obviamente, estos dos objetos no son (en ningn caso) dos entidades existentes distintas, sino dos caracterizaciones de un mismo objeto (al menos, posible). As, dice Peirce:

    tenemos que distinguir el objeto inmediato, que es el objeto tal como el signo mismo lo representa y cuyo ser depende de ese modo de su representacin en el signo, del objeto dinmico, que es la realidad que por algn medio consigue determinar el signo hacia su representacin (4.536).

    El objeto inmediato parece ser, entonces, el objeto representado por el signo tal como es representado por el signo, en su aspecto parcial o aspectual que el signo determina. Se aproximara a lo que luego -y como en seguida veremos- Morris llam designatum, a un designatum parcial y provisional. El objeto dinmico es el objeto tal como es en s mismo y que determina el tipo de representacin que el signo ofrece, es el objeto que conoceremos (o que conocemos ya quiz en algunos casos) cuando la ciencia haya progresado lo suficiente y haya descubierto su realidad. Si Peirce no consideraba al intrprete como uno de los elementos esenciales de la funcin sgnica, su sucesor, Charles Morris, s lo considera necesario para la semiosis: sin intrprete no hay interpretante y sin ste no hay semiosis. Pues, a diferencia de Peirce, para Morris la semiosis no es una relacin, sino un proceso, en el cual un signo es -al menos en el Morris de Signos, lenguaje y conducta,13 donde explcitamente

    12 Hookway, op. cit., p. 139. 13 Charles Morris. Signos, lenguaje y conducta, Buenos Aires, Losada, 1962. La edicin original en ingls es de 1946.

  • 8

    adopta el conductismo- algo que produce una respuesta (o una serie de respuestas) en un organismo. Este semitico, norteamericano tambin, aport sistematicidad a la semitica de Peirce (aunque, por supuesto, no slo eso), que se hallaba dispersa a lo largo de su extenssima produccin. Se dice que si se publicaran todos los escritos de Peirce, stos ocuparan bastante ms de cien volmenes, y sobre cada uno de los conceptos el filsofo de Boston escribe una y otra vez, sin unidad terminolgica. Morris desarroll y modific las teoras de Peirce desde una perspectiva distinta, una perspectiva vinculada al positivismo lgico y al conductismo en psicologa. Morris afirma que la semiosis involucra tres (o cuatro) factores.14 Pero en seguida pasa a considerar ese cuarto elemento, que es el intrprete, como un elemento esencial de la semiosis, es decir, un elemento sin el cual sta no existe.15 As, especifica esos cuatro factores:

    lo que acta como signo, aquello a que el signo alude, y el efecto que produce en determinado intrprete en virtud del cual la cosa en cuestin es un signo para l. Estos tres componentes de la semiosis pueden denominarse, respectivamente, el vehculo sgnico, el designatum, y el interpretante; el intrprete podra considerarse un cuarto factor.16

    Pero, de nuevo, ese cuarto factor no es opcional, porque en seguida aade afirmaciones como: algo es un signo si, y slo si, algn intrprete lo considera como signo de algo (ibd., p. 28). Y, cuando adopta definitivamente el conductismo, en tanto que el interpretante es para Morris una respuesta por parte de un intrprete, este ltimo es claramente un elemento sine qua non de la semiosis. El interpretante se ha convertido en un componente psicolgico o conductual: es la disposicin de un intrprete para responder a causa del signo por medio de series de respuesta de cierta familia de conducta.17 Sin embargo, las diferencias terminolgicas entre Morris y Peirce -Morris habla de vehculo sgnico de designatum- pueden inducir a pensar que en sus concepciones de la semiosis hay ms diferencias de las que en realidad existen. Es indudable que hay diferencias; ya hemos visto que para Morris la semiosis consta de cuatro elementos, porque el interpretante necesita de un intrprete actual para existir. El interpretante es una interpretacin (o una respuesta) actual del signo por parte de un intrprete y sin el cual no existe signo. Para Peirce, el interpretan te era meramente una interpretacin posible, con lo cual el signo lo es aunque nadie lo est interpretando de hecho. Aunque, y por otro lado, para ninguno de los dos es necesario que el intrprete sea humano.18 Hay diferencias, pues, pero no conviene exageradas. Hasta qu punto existen stas? Hay una cuestin que merece especial mencin. El trmino designatum es en Morris una mera denominacin alternativa del objeto de Peirce? Para contestar a esta

    14 Charles Morris, Fundamentos de la teora de los signos, p. 27. 15 En La significacin y lo significativo, Morris ampla los elementos de la semiosis a cinco, incluyndose tambin el contexto. 16 Fundamentos de la teora de los signos, p. 27. 17 Signos, lenguaje y conducta, p. 25. 18 Aunque s, en el caso de Morris, animal; lo que quizs no es necesario para Peirce en todos los momentos de su produccin. En 4.551, dice Peirce: El pensamiento no est necesariamente relacionado con un cerebro. Surge en la labor de las abejas, de los cristales y en todo el mundo puramente fsico. Peirce mantiene una concepcin teleolgica del universo y un idealismo objetivo, segn el cual el universo entero sera una vasta mente que se desarrolla y perfecciona a s misma a lo largo del tiempo.

  • 9

    pregunta es necesario examinar con un poco ms de detenimiento la concepcin de la semiosis y sus elementos por parte de este autor. Para Morris, un signo puede designar (tener un designatum) aunque no exista un objeto al que refiera, que sea su denotatum. Lo esencial a la semiosis es el designatum (lo que Saussure llamara significado), no el denotatum. As, la definicin de signo de Morris es la siguiente:

    S es un signo de D [el designatum] para I [el interpretante del intrprete] en la medida en que I tome en consideracin D en virtud de la presencia de S.19

    Estos tres elementos (recurdese que el interpretante lo es de un intrprete) se implican mutuamente, es decir, son lo que son en virtud de estar en una determinada relacin en la semiosis y slo existe esta ltima si estn presentes los tres elementos. Nada es un signo, un designatum o un interpretante, per se; sas son propiedades relacionales que se adquieren en virtud de un determinado proceso semisico. Es porque hay un signo que hay un interpretante y un designatum, y, a su vez, porque hay un interpretan te es por lo que algo es un signo y tiene un designatum. El designatum y no el denotatum es, pues, el elemento necesario para que algo sea un signo y conviene que clarifiquemos su naturaleza. El designatum, que luego Morris20 llama significatum (o significado), son aquellas condiciones por las que el signo puede denotar su objeto (aunque no es necesario que denote nada para que tenga significado); es el conjunto de propiedades que ha de satisfacer un objeto para ser el denotatum del signo. Morris explota lo que llambamos carcter aspectual de la relacin sgnica en Peirce. Diversos signos pueden denotar el mismo objeto y no por ello tener los mismos designata, puesto que a travs de ellos los diferentes intrpretes pueden considerar diferentes aspectos del objeto (tener interpretantes diferentes). Por otro lado, todo signo tiene un designatum, pero no por ello todo signo tiene un denotatum. Un designatum no es una cosa, sino un tipo de objeto o conjunto de objetos, y como es sabido un conjunto puede contar con muchos miembros, con uno slo o con ninguno.21 Como se podr observar tras la lectura de otros captulos de este libro, lo que Morris llama designatum del signo no est muy alejado de lo que Frege denomin sentido (Sinn) y que otros llaman intensin:

    existe un continuo sgnico potencial en el que pueden expresarse todos los grados de semiosis en relacin a cada objeto o situacin, de forma que la cuestin de cul es el designatum de un signo en una situacin cualquiera se convierte en la cuestin de cules son las caractersticas del objeto o situacin que realmente se toman en consideracin en virtud de la presencia de, solamente, el vehculo sgnico.22

    En resumen, el designatum no es un objeto real, sino aquel tipo de objeto o situacin al que convendra el signo en virtud de las propiedades que el intrprete toma en consideracin. Ese tomar en consideracin es independiente de la existencia del objeto; incluso, piensa Morris, en el caso de los ndices -un tipo de signo del que luego

    19 Fundamentos de la teora de los signos, p. 28. 20 En La significacin y lo significativo. 21 Fundamentos de la teora de los signos, p. 30. 22 Ibid., p. 29.

  • 10

    hablaremos-, alguien puede sealar, con determinado propsito, sin que seale en realidad nada concreto.23 Es entonces sta otra diferencia esencial entre Peirce y Morris? Ha eliminado Morris al objeto como elemento esencial de la semiosis y lo ha sustituido por el designatum? En la cita de 2.275 que hemos reproducido ms arriba, Peirce acababa diciendo que la cualidad representativa del signo no es necesariamente dependiente [...] de tener realmente un objeto. Peirce tampoco exige que el objeto de un signo sea un existente real; esto slo es necesario en el caso de los ndices. Pero tampoco es algo de lo que se deba prescindir completamente en la consideracin de los signos, como harn otros semiticos y como en seguida veremos. Una interpretacin posible de esta distincin entre Morris y Peirce es que el primero ha sido ms preciso a la hora de considerar ese elemento de la semiosis que Peirce simplemente llamaba objeto. En su lugar, ha establecido una distincin sumamente pertinente -utilizando, por lo dems, una terminologa tradicional- entre el designatum y el denotatum. Si salvramos ciertas distancias y no tuviramos en cuenta las connotaciones realistas que existen en Peirce a la hora de caracterizar el objeto dinmico, podramos decir que Morris est dando nombre y enfatizando una diferencia que poda aparecer confusa en Peirce: la diferencia entre el objeto inmediato (designatum) y el objeto dinmico (denotatum). Slo que claro est, Morris ha remarcado que ese objeto inmediato no tiene por qu estar determinado por un objeto real existente. Quiz todas estas diferencias respondan al distinto hincapi que ambos autores hacen en las distintas partes de la semiosis. Mientras que Peirce parece poner el nfasis en el objeto como determinante del signo y del interpretante, Morris parece colocar el foco de su atencin en los usuarios de los signos y en concreto en los intrpretes. Mientras que Peirce contempla la funcin sgnica desde una perspectiva que parte de la consideracin de la accin de un objeto que produce -o puede producir- cierto efecto en un intrprete por la mediacin de un signo, Morris parece mirar en el sentido contrario y tener en cuenta ese efecto como determinante de la existencia del signo. De hecho, las clasificaciones de los signos ms conocidas de ambos autores se efectan de acuerdo con estas perspectivas distintas. Pero si Peirce piensa que no es necesario en todos los casos la existencia del objeto (al menos como entidad fsica) para que haya signo, para que algo signifique, y Morris enfatiza este hecho e insiste en que lo nico que se necesita es el designatum (aunque ste tiene en mltiples ocasiones un denotatum), son los semiticos (o semilogos) de inspiracin saussureana los que han enfatizado ms el aspecto no referencialista del signo, eliminando completamente el objeto de la consideracin semitica. Recordemos, en primer lugar, algunos de los elementos de la semiologa de Ferdinand de Saussure. Este lingista francs se centr en el lenguaje (no en cualquier sistema de signos), y sus ejemplos de sistemas de signos lo son de signos artificiales y muy convencionalizados. En el Curso de lingstica general, dice Saussure:

    La lengua es un sistema de signos que expresan ideas y, por eso, comparable a la escritura, al alfabeto de los sordomudos, a los ritos simblicos, a las formas de cortesa, a las seales militares, etc., etc. Slo que es el ms importante de esos sistemas.

    23 Ibid.

  • 11

    Se puede, pues, concebir una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social. Tal ciencia sera parte de la psicologa social, y por consiguiente de la psicologa general. Nosotros la llamaremos semiologa...24

    La semiologa de Saussure nace, pues, con un mbito de estudio ms restringido que la semitica de Peirce: estudia los signos en tanto que artificios sociales convencionales. Para Saussure, los signos son entidades con dos caras o planos: el significante y el significado. El significante es el elemento material del signo, la expresin en que consiste el signo. El significado es su contenido, algo as como el interpretante inmediato de Peirce. La relacin entre significante y significado est regulada por leyes, que son lo que Saussure llama lengua. Para los saussureanos, pues, slo son signos en sentido propio los signos no naturales. Todo signo es convencional. Como decimos, una de las peculiaridades de los semiticos de inspiracin saussureana (a los que a partir de ahora, y siguiendo la tradicin, llamaremos semilogos), es que no incluyen el objeto material dentro de la funcin semitica: el significado de un signo no es un objeto, sino un concepto. Quienes s lo hacen, quienes incluyen el objeto en la semiosis, son acusados por ellos, por los semilogos, de cometer la falacia referencial.25 Umberto Eco, sin embargo, ha querido hacer a Peirce y Saussure ms semejantes en esto de lo que -en nuestra opinin- son en realidad:

    Fig. 2.2.

    Saussure no tiene en cuenta los objetos y en el cuadro terico de Peirce sos entran slo cuando se discuten tipos particulares de signos como los indicios y los iconos (op. cit., p. 102).

    Cuando hablemos de los tipos de signos, volveremos sobre esta cuestin. Pero, adems, Eco aade:

    desde el punto de vista del funcionamiento de un cdigo, hay que excluir el referente como una presencia embarazosa que compromete la pureza terica de la teora (ibd.).

    24 Curso de lingstica general, Buenos Aires, Losada, 1967, p. 60. La edicin original en francs es de 1916 y en la actualidad es editado en castellano por Alianza. 25 Vase U. Eco, Tratado de semitica general, pp. 99 y ss.

    Significado

    Significante Referente

  • 12

    Dentro de la semiologa, lo que Peirce -al menos en ocasiones- llamaba objeto, desaparece para ser sustituido por una unidad cultural. Lo nico que los signos denotan es su propio significado. As, Roland Barthes, uno de los semilogos saussureanos destacados, dice:

    todos estn de acuerdo en insistir sobre el hecho de que el significado no es una cosa sino una representacin psquica de la cosa [...]. El propio Saussure seal ciertamente la naturaleza psquica del significado al llamarlo concepto: el significado de la palabra buey no es el animal buey sino su imagen psquica [...]. Pero estas discusiones siguen impregnadas de psicologismo, y sera preferible tal vez seguir el anlisis de los estoicos [...]. Ni acto de conciencia ni realidad, el significado no puede ser definido ms que en el inte-

    Fig. 2.3.

    rior del proceso de significacin, de una manera casi tautolgica: es ese algo que el que emplea el signo entiende por l.26

    La relacin semitica, que nosotros reproducamos ms arriba como una lnea de determinaciones, ha sido representada tradicionalmente, a partir de la obra de Ogden y Richards,27 como un tringulo (vase la figura 2.2). As, se pueden sintetizar las distintas clasificaciones de los elementos de la semiosis, utilizando este tringulo, a la manera en que lo ha hecho Eco y que nosotros reproducimos en la figura 2.3.28 Pues bien, los semiticos de inspiracin saussureana han eliminado de la consideracin semitica el vrtice derecho del tringulo en cualquiera de sus denominaciones y concepciones.29

    26 Roland Barthes, La aventura semiolgica, Barcelona, Paids, 1993, p. 42. 27 C. K. Ogden e 1. A. Richards, El significado del significado, Buenos Aires, Paids, 1964. Edicin original en ingls de 1923. 28 Umberto Eco, Signo, Barcelona, Labor, 1976, p. 26. 29 Puesto que hemos tomado esta representacin de Eco como si de una cita se tratase, lo hemos hecho en su literalidad; por esa razn aparece en el vrtice derecho la denominacin significado en Frege.

    Interpretante (Peirce) Referencia (Ogden-Richards) Sentido (Frege) Intensin (Carnap) Designatum (Morris, 1938) Significatum (Morris, 1946)

    Signo (Peirce) Smbolo (Ogden-Richards) Vehculo sgnico (Morris) Expresin (Hjemslev) Representamen (Peirce) Sema (Buyssens)

    Objeto (FregePeirce) Denotalum (Morris) Signnicado (Frege) Denotacin (Russell) Extensin (Carnap)

    Concepto (Saussure) Connotacin, connotalum (Stuart Mill) Imagen mental (Saussure, Peirce) Contenido (Hjelmslev) Estado de conciencia (Buyssens)

  • 13

    Como se ve, pues, la semitica contempornea surgi a la vez de modo separado con denominaciones que no son gratuitamente distintas (semitica/semiologa). La perspectiva de Peirce es ms abierta y, tal vez por ello, ms digna de atencin desde un punto de vista filosfico. La semiologa de Saussure, ms centrada en el lenguaje, ha recibido mayor atencin por parte de los lingistas. En la actualidad an coexisten como corrientes distintas que se lucha por unificar, producindose prstamos entre ellas. Tambin, como acabamos de ver, los desarrollos posteriores de la semitica de Peirce y de Saussure amplan, como en el caso de Morris, los elementos de la semiosis, o los reducen, como es el caso de los saussureanos: el objeto desaparece como elemento semitico y quedan solamente el signo (puesto que los semilogos llaman significante a lo que Peirce llamaba signo)30 y el interpretante, puesto que el significado es al menos uno de los interpretantes posibles en la concepcin de Peirce. En cualquier caso, las aportaciones de Peirce siguen vigentes, al menos como punto de referencia sobre el que contrastar otros desarrollos. 3. ndices, iconos y smbolos Y si esto es as respecto de los elementos de la semiosis, no es menos cierto respecto de los tipos de signo. Peirce introdujo la clasificacin de los signos que se ha convertido en universal y sobre la que posteriormente se ha polemizado. Vamos a ocuparnos ahora de esta cuestin. Si recordamos, Peirce llamaba fundamento a la relacin que el signo mantena con el objeto y en virtud de la cual determinaba un interpretante que explotaba esa relacin, determinaba un tipo de interpretacin. Es esa relacin la que hace que el signo sea tal, es el fundamento de su ser signo. Pues bien, en virtud del tipo de fundamento que los signos pueden tener, Peirce los clasifica en ndices, iconos y smbolos:

    cada signo est determinado por su objeto o bien, primero, por compartir caracteres del objeto, en este caso llamo Icono al signo, segundo por estar conectado realmente y en su existencia individual con el objeto individual, entonces lo llamo ndice, tercero por una certeza ms o menos aproximada de que debe ser interpretado como denotando el objeto, que es consecuencia de un hbito (trmino que utilizo como incluyendo una disposicin natural), entonces llamo Smbolo al signo (4.531).

    Antes de explicar estos conceptos, conviene que hagamos una advertencia importante. ndice, cono y smbolo no son tipos exclusivos de signos; responden ms bien a diferentes rasgos del signo mediante los cuales ste representa al objeto: el fundamento. El fundamento de un signo puede ser plural (suele serlo, lo es siempre en la prctica) o, mejor, un signo puede tener distintos fundamentos, y es en atencin a alguno de esos fundamentos que lo clasificamos de un modo u otro. En seguida se ver mejor este asunto. Pensemos una vez ms en la huella de Viernes. En tanto que da testimonio de la existencia de una criatura en la isla es un ndice. Un signo es un ndice en tanto que

    Hemos de advertir; no obstante, que ha de entenderse que se trata de lo que Frege llamaba Bedeutung. trmino que es ms frecuentemente traducido por referencia. 30 Pero tngase en cuenta la siguiente distincin de Peirce en 2.273: Cuando se desee distinguir entre aquello que representa y el acto o relacin de representar; lo primero puede denominarse "representamen" y lo ltimo "representacin".

  • 14

    explota una relacin didica con el objeto, da testimonio de su existencia, pero no de sus cualidades. El fundamento del ndice es la categora que Peirce llama secundidad, la existencia. Es un signo singular, representa un solo objeto y lo representa en su existencia, sin describirlo (Peirce llama tambin sinsignos a los ndices, por su carcter singular):

    El ndice no enuncia nada; slo dice "All!. Se coge de nuestros ojos, como si dijramos, y los obliga a dirigirse a un objeto particular, y all se detiene. Los pronombres relativos y demostrativos son casi ndices puros, porque denotan cosas sin describirlas... (3.362).

    Los ndices pueden distinguirse de otros signos, o representaciones, por tres rasgos caractersticos: primero, por no tener ningn parecido significante con sus objetos; segundo por referirse a individuos, a unidades singulares, a colecciones singulares de unidades, o a continuos singulares; tercero, por dirigir la atencin hacia sus objetos por compulsin ciega (2.306).

    Pero, como tambin sostiene Peirce, puesto que el ndice es un signo en la medida en que es afectado realmente por un objeto, tiene necesariamente alguna cualidad en comn con el objeto (2.248). La huella de Viernes no slo es un indicio de la existencia de ste, tiene caractersticas comunes con su pie: su tamao, su forma. En este aspecto es tambin un icono. Los conos son signos que comparten caractersticas con el objeto (un plano, un mapa o una fotografa son iconos). En el icono existe isomorfismo entre el signo y el objeto. El icono es un signo del objeto porque existe una correspondencia entre sus propiedades y las del objeto. El signo, en tanto que icono, est capacitado para representar cualquier cosa con la que exista una correspondencia de caracteres. Un plano de una habitacin puede representar a mltiples habitaciones construidas de acuerdo con l (as como a otras posibles habitaciones que se puedan construir). Cualquier cosa puede actuar como signo icnico en la medida en que posea una serie de propiedades que puedan explotarse para representar otras cosas. Un libro con el lomo rojo y de un cierto grosor puede utilizarse como icono del color rojo (servir como muestra de color) o como icono que representa a los libros, o incluso como representacin de un determinado grosor (podemos utilizado para decide al carpintero que queremos listones de ese grosor). Podemos ensear con l a un nio qu es el rojo o qu es un libro. Los iconos son signos especialmente interesantes porque nos permiten obtener conocimiento sobre el objeto por su mediacin. La huella de Viernes nos puede dar informacin sobre su pie y consiguientemente -si tenemos suficientes conocimientos como rastreadores- sobre la talla y el peso de Viernes, por ejemplo. El estudio del plano de una casa nos proporciona informacin sobre las caractersticas de la casa: nos dice cuntas habitaciones tiene (o tendr, o tendra), cules son sus medidas, etc. El fundamento de los conos es la primeridad: la cualidad (Peirce los llama tambin cualisignos). Los ndices y los iconos suelen ser smbolos a su vez. La huella de Viernes en la playa se convierte en smbolo en la medida en que es capaz de producir como interpretante la idea de un hombre.

  • 15

    Un Smbolo es un signo que se refiere al objeto que denota en virtud de una ley, usualmente una asociacin de ideas generales, que opera para causar que el Smbolo sea interpretado como refirindose a ese objeto (2.249).

    El smbolo es en realidad una abstraccin, es el tipo del que distintos signos no son sino ejemplares. Utilizaremos un ejemplo de Hookway para ilustrar esta idea y seguir caracterizando al smbolo. Una bandera verde en la playa indica que es seguro baarse. Pero esa bandera individual es un icono de muchas otras banderas verdes que estn en la relacin tridica significativa con la seguridad de la playa: es un "ejemplar" de un "tipo" o una "rplica" de un smbolo.31 El fundamento del smbolo es la ley o el hbito (Peirce lo denomina tambin legisigno). A su vez, la bandera de la playa tiene un elemento indicial, gracias a lo cual tiene utilidad. La bandera no slo dice es seguro baarse, sino es seguro baarse aqu (en la playa donde ondea la bandera) y ahora (durante el tiempo que la bandera ondee). La bandera puede entenderse como un tipo de predicado que se afirma que es satisfecho por el lugar indicado por la localizacin del mstil.32 Dos ideas cabe subrayar aqu. En primer lugar, que ndices e iconos suelen tener tambin carcter simblico, puesto que, ayudados por la experiencia previa que tiene el intrprete del (tipo de) objeto que ellos representan, producen interpretantes, y porque involucran prcticas establecidas para su interpretacin (hbitos o leyes que es lo que caracterizaba a los smbolos). Por otro lado, como hemos visto en el ejemplo de la bandera, los smbolos incluyen a menudo elementos indiciales (o decticos). Sera difcil, si no imposible, citar un ndice absolutamente puro, o encontrar un signo desprovisto absolutamente de cualidad indicial, dice Peirce (2.306). Por ello, y en segundo lugar, cualquier lenguaje que pretenda hacer asertos sobre la realidad necesita signos de esos tres tipos. Los smbolos son necesarios porque son los nicos signos generales y sin ellos no habra generalidad en los enunciados [...] y la generalidad es esencial al razonamiento (3.363). Pensemos que los ndices representan objetos particulares (singulares) y los iconos cualidades, esto es, predicados. Pero los iconos son -o suelen ser- ejemplares o rplicas de smbolos, que son abstractos. Cuando decimos que un libro es rojo y que una carpeta es roja, ambos predicados particulares pueden ser instancias de aquello que es lo verdaderamente general y puede ser predicado de diversos objetos, es decir, el smbolo rojo (o lo que el representa; vase la ltima cita de la nota 33). Es ello lo que nos permite el razonamiento. Slo porque las dos ocurrencias de hombre son, en la dos premisas del razonamiento que sigue, replicas del mismo smbolo, podemos extraer la conclusin:

    Todos los hombres son mortales. Scrates es hombre. Luego Scrates es mortal.33

    31 Op. cit., p. 126. 32 Ibd. p. 127. 33 Todas las palabras, frases, libros u otros signos convencionales, son smbolos. Hablamos de escribir o pronunciar la palabra "hombre", pero slo es una rplica, o encarnacin de la palabra que se pronuncia o se escribe. La palabra misma no tiene existencia alguna, aun cuando tiene un ser real, consistente en el hecho de que los existentes se conformarn a ella. Es un modo general de sucesin de tres sonidos [man]. o representamens de sonidos, que se trasformarn en signo slo por el hecho de que un hbito o ley adquirida, dar lugar a que rplicas de ello se interpreten como significando un hombre u hombres (2.292). Cualquier palabra ordinaria como "dar", "pjaro", "matrimonio", es un ejemplo de smbolo. Es aplicable a todo aquello que puede encontrarse que realiza la idea conexionada con la palabra; en s

  • 16

    Por otro lado, recurdese que los iconos permitan aprender de los objetos a travs de la observacin atenta de los primeros. Podemos utilizados para aprender cosas nuevas sobre los objetos; su inspeccin nos revelar aspectos an no advertidos de aquello que representan. La deduccin consiste en parte en esto. Consiste en construir un diagrama o icono cuyas partes representen las partes del objeto del razonamiento y que permita, a travs de la observacin del resultado, descubrir relaciones no observadas previamente entre las partes. La deduccin anterior es un diagrama (o icono) de las relaciones entre un sujeto, un trmino medio y un predicado, de modo que puede servir de icono de una estructura de razonamiento (todo M es P; S es M; por lo tanto S es P), mostrando a la vez la relacin entre Scrates y la mortalidad mediante la aparicin en las dos premisas de la expresin hombre, lo que facilita el razonamiento y el descubrimiento de la mortalidad de Scrates. Pero tampoco se puede hacer ningn aserto sobre los hechos sin la ayuda de algn signo que sirva como ndice (2.305), puesto que sin su ayuda el mundo real no podra distinguirse de un mundo imaginario mediante ninguna descripcin (3.363). He aqu un ejemplo:

    Si A dice a B, Hay fuego, B preguntar Dnde?. Con lo cual A est forzado a recurrir a un ndice, incluso si slo quiere decir que est en algn sitio del mundo real. De otro modo slo habr dicho que hay una idea tal como fuego, lo cual no dar informacin, puesto que, a menos que se conociera previamente, la palabra fuego sera ininteligible. Si A seala con su dedo hacia el fuego, su dedo est conectado dinmicamente con el fuego (2.305).

    Si los iconos actan como predicados en los enunciados, son necesarios trminos que acten como sujetos o como los relata de un predicado relacional. Los iconos slo pueden decir cosas como ( ) es alto, o ( ) ensea a ( )>>, pero para que se den enunciados hacen falta los sujetos lgicos. Ninguna descripcin es adecuada para determinar esos objetos de los trminos singulares que se necesitan, pues nada garantizara su existencia. El nico tipo de signo que est determinado por la existencia del objeto y que, por lo tanto, identifica la existencia de ste, son los ndices (esto, eso, l, ella, all, Juan, Ana). Entendidas as las cosas, la divisin entre ndices, iconos y smbolos es en realidad una subdivisin de los smbolos. Habra smbolos-ndices, smbolos-iconos y smbolos-smbolos. Quiz estos ltimos sean los nicos que sean puramente convencionales. Pues en los smbolos sin apellido, el significado se establece por medio de una ley o hbito, pero ste no necesita ser convencional; de hecho, una de las definiciones de smbolo dada por Peirce dice que ste es un signo constituido como signo meramente, o bsicamente, por el hecho de que se le usa y se le entiende como tal, con independencia

    mismo no identifica estas cosas (2.298). Un smbolo [...] no puede indicar ninguna cosa particular; denota un tipo de cosas. No slo esto, sino que l mismo es un tipo y no una cosa singular [...]. Por tanto podemos admitir, si hay razn para hacerla, que los generales son meras palabras, sin afirmar en absoluto, como Ockham supona, que son realmente individuos (2.301).

  • 17

    de que el hbito sea natural o convencional, y sin atender a los motivos que originalmente rigieron su eleccin.34 Peirce pretendi establecer una clasificacin de los signos que fuera mximamente englobante y que incluyera todas las perspectivas desde las que pueden considerarse. Adems de la divisin que acabamos de exponer, que es la que ms repercusiones ha tenido en la semitica posterior y sobre la que luego volveremos, los signos son divisibles, en opinin de Peirce, segn tres criterios diferentes, dando lugar cada uno de estos criterios a una tricotoma. As, la clasificacin de los signos dara lugar a tres tricotomas ternarias que al combinarse darn lugar a diez clases de signos: (1) (V) (VIII) (X) Cualisigno Legisigno Smbolo Argumento remtico icnico remtico simblico icnico remtico legisigno legisgnico

    (11) (VI) (IX) Sinsigno Legisigno Simbolo icnico indexical Decisignico remtico remtico legisgnico

    (III) (VII) Sinsigno Legisigno indexical indexical remtico legisigno (IV) Sinsigno indexical decisigno

    Fig. 2.4.

    Los signos son divisibles mediante tres tricotomas; primero segn si el signo en s mismo es una cualidad, es un existente actual, o es una ley general; en segundo lugar, segn si la relacin con su objeto consiste en que el signo tenga algn carcter en s mismo, o en alguna relacin existencial con ese objeto, o en su relacin con un interpretan te; en tercer lugar segn si el interpretante lo representa como signo de una posibilidad o como signo de un hecho o como signo de razn (2.243).

    Segn la primera divisin, los signos pueden ser cualisignos, sinsignos o legisignos; segn la segunda divisin pueden denominarse conos, ndices o smbolos; y de acuerdo con la tercera, pueden ser remas (que representan objetos posibles), decisignos o argumentos. La combinacin de estas tres clasificaciones da lugar a las diez clases de signos que representa la figura 2.4 que tomamos de Peirce (2.264).

    34 El hombre, un signo, p. 161. No es extrao que Saussure eligiera como nombre de la teora de los signos el de semiologa en lugar de semitica, pues los signos que ofrece como ejemplos son signos artificiales con gran carga convencional.

  • 18

    En cualquier caso, se ve aqu que todos los tipos de signos son o ndices o icono s o smbolos, aunque a su vez cada uno de ellos puede catalogarse en distintas subespecies de acuerdo con los otros dos criterios.35 Y es justamente la clasificacin peirceana de los signos en esas tres categoras la que se ha universalizado y, a pesar de algunas discrepancias importantes, es de aceptacin general. En todo caso, se han introducido nuevos elementos: Thomas Sebeok habla de seis tipos de signos como identificados con ms asiduidad y empleados con ms frecuencia por los semiticos;36 pero esta clasificacin no responde a un criterio homogneo: aparecen en ella los tipos de Peirce junto a otros que pueden ser considerados como especies de los gneros peirceanos y de los que el propio Peirce trat efectivamente. Es Eco quien ha combatido con fuerza esta clasificacin de los signos como ndices, icono s o smbolos. Sostiene que se trata de una tricotoma insostenible.37 Su afirmacin se basa en que, en su opinin, tanto ndice como cono son conceptos comodn que se utilizan sin univocidad. En concreto, su crtica se centra en los conos. En su opinin, bajo esa denominacin se agrupan fenmenos muy diferentes entre s, incluso fenmenos que no son semiticos. Eco contina firmando que

    Si profundizamos ms, descubrimos que no slo el concepto de signo icnico es el que entra en crisis. Es el propio concepto de signo el que resulta inservible [...]. El concepto de signo no sirve, cuando se lo identifica con el de unidad de signo y de correlacin fija: y si deseamos seguir hablando de signos, encontraremos signos que resultan de la correlacin entre una TEXTURA EXPRESIVA bastante imprecisa y una PORCIN DE CONTENIDO vasta e imposible de analizar; y encontraremos artificios expresivos que transmiten diferentes contenidos segn los contextos.38

    En realidad, sin embargo, esta crtica est dirigida contra aquellos que conciben los tipos de signos de manera exclusiva, de modo tal que lo que es un icono no puede tambin ser un smbolo o tener una funcin indicial. La crtica se dirige contra quienes consideran que un signo es una entidad fija con un significado y una funcin tambin fijos. Quiz ste sea el caso de algunos semiticos, pero no era el caso en Peirce, como vimos. As, cuando Eco defiende que lo que existe no son signos, sino modos de produccin de funciones semiticas, est siguiendo, en nuestra opinin, el espritu peirceano. En realidad, no se est oponiendo tanto a la distincin peirceana como a la utilizacin imprecisa por parte de muchos autores:

    Esta distincin ha sido utilizada muy libremente por muchos autores y en mltiples contextos, hasta el punto de que ha perdido el sentido que tena en el pensamiento de Peirce.39

    35 Como ejemplos de cada una de estas clases de signos, Peirce ofrece los siguientes (cfr. 2.25442.263): (1): una sensacin de rojo; (II): un diagrama individual; (III): un grito espontneo; (IV): una veleta; (V): un diagrama. dejando a un lado su individualidad de hecho. esto es, un diagrama general en tanto que funciona como ley abstracta; (VI): un pronombre demostrativo; (VII): un grito callejero, por ejemplo, de un vendedor ambulante; (VIII): un nombre comn; (IX): una proposicin ordinaria; (X): un argumento. Los argumentos se pueden dividir a su vez en una tricotoma compuesta por: deducciones, inducciones y abducciones. 36 Op. cit., p. 33. 37 Tratado de semitica general, p. 268. 38 Ibd., 317. 39 Signo, p. 57.

  • 19

    Es cierto que los signos son clasificables segn mltiples criterios y as se han establecido clasificaciones muy distintas. Se pueden dividir los signos, en primer lugar, en naturales y artificiales. Son signos artificiales los que reposan en la intencin del emisor y/o la existencia de ciertas convenciones como elementos necesarios para su poder comunicativo. Su calidad de signos depende de la intencin de comunicar de quien los emite y por lo tanto necesitan de su participacin. Los signos naturales son signos no intencionales que nosotros consideramos como indicativos de la presencia de otra cosa. El humo es un signo natural del fuego; ciertas manchas en el cuerpo son un indicio (en este caso un sntoma) del sarampin. Algunos autores excluyen a los signos naturales de la categora de signos, limitando esta denominacin a los signos artificiales dependientes de ciertas convenciones sociales. Segn estos autores, slo los signos humanos intencionales son signos, lo dems, aunque pueda ser considerado como hechos semisicos, debe denominarse de otro modo: sern seales o indicios. Cassirer, que llama smbolos a los signos en sentido restringido, califica al hombre como animal simblico y establece en el uso de los smbolos la frontera entre lo natural y lo cultural. Una distincin similar a sta es la que se establece entre signos verbales y signos no verbales. Los signos verbales son, en palabras de Hierro S.-Pescador, aquellos que constituyen siempre un sistema de posibilidades de combinacin por lo menos en dos dimensiones, segn el medio material [...] y segn la significacin.40 Son signos no verbales los que no tienen estas caractersticas. As, son signos verbales todos aquellos que estn inmersos en un sistema que permite esta doble articulacin, sean orales, escritos o gestuales. Uno de los autores que ofrecieron una clasificacin ms extensa de los signos fue Morris, quien, condicionado por el conductismo, elabor su clasificacin de acuerdo con la respuesta (o la disposicin para reaccionar) que el signo estaba destinado a producir en el intrprete. Daremos ahora una breve cuenta de esta clasificacin, porque lo merece en s misma y porque nos ser de utilidad para propsitos posteriores. Ser como una especie de avanzadilla para el captulo en que tratemos de la pragmtica, por ser sta una distincin que atiende fundamentalmente a un criterio pragmtico y porque muestra que los signos no slo designan o enuncian, sino que aprecian, prescriben, etc.; cuestin que ser de sumo inters para el captulo 7. Morris clasific los signos (en realidad, modos de significar) en: identificadores, designadores, apreciadores, prescriptores y formadores.41 Los signos identificadores son los que sirven para localizar lo que se designa, se aprecia, o aquello sobre lo que se prescribe; por lo tanto, funcionan en unin con los otros tipos de signos, esto es, en unin con los designadores, los apreciaadores y los prescriptores; quedan excluidos los formadores, pues son un tipo de signo especial (ms adelante se ver por qu). El significado de los signos identificadores es un locatum: un lugar en el espacio y el tiempo. Segn Moorris, estos signos son los encargados de responder a la pregunta hallado dnde?. Los signos identificadores son, pues, similares a los ndices de Peirrce. Los signos designadores significan las propiedades caractersticas del objeto identificado. Su significado es un discriminatum, una caracterstica de cierto objeto o situacin que lo distingue de entre otras cosas.42 Los designadores responden a la

    40 Principios de filosofa del lenguaje, 2. vols., Madrid. Alianza, 1980 y 1982, p. 36. 41 Vase Signos, lenguaje y conducta, caps. 3 y 6. 42 Ibd., p. 91

  • 20

    pregunta qu caractersticas?. Los apreciadores significan para su intrprete una categora preferencial de una u otra cosa, o sea que dispone a su intrprete para reaccionar en favor o en contra de dicha cosa.43 Su significado es un valuatum. Responden a la pregunta conveniente por qu?. Los prescriptores responden a la pregunta cmo responder?. Significan la necesidad de un proceso de conducta ante ciertos objetos; su significacin se determina hallando la conducta que provocan como sustitutos y que el organismo est dispuesto a realizar.44 Su significado es un obligatum. As pues, estos distintos tipos de signos responden a las preguntas acerca de dnde, qu, por qu y cmo respectivamente. Para clarificar en qu consisten los formadores, necesitamos primero hablar de otro tipo de signos que ni siquiera hemos mencionado. Todos estos tipos de signos son signos simples, pero, como hemos dicho, los identificadores se unen frecuentemente con otros signos designadores, apreciadores o prescriptores para formar un signo complejo, o combinacin de signos complejos, que recibe en Morris el nombre de adscriptor. Los adscriptores sern de uno u otro tipo segn cul sea el signo dominante. As, habr adscriptores designativos (Aquello es un ciervo), adscriptores apreciativos (Qu lindo ejemplar!), adscriptores prescriptivos (No lo moleste!). Finalmente, habr tambin adscriptores formativos, en el que el signo dominante ser un formador. Un formador es un tipo de signo peculiar; su funcin es la de modificar la estructura de los signos complejos, aunque los formadores mismos no tienen significado. Son

    los llamados con frecuencia signos lgicos o signos formales o signos sincategoremticos, trminos que ciertos autores aplican a rasgos del lenguaje tales como o, no, algn, es, +, cinco, partes variables, orden de las palabras, sufijos, partes de la oracin, estructura gramatical, signos de puntuacin, etc.45

    En opinin de Eco, la especificacin de los signos formadores es de gran importancia porque permite agrupar bajo una nica denominacin algunas de las que los antiguos denominaban partes del discurso [...], las flexiones [...], todos los operativos lgicos o algebraicos [...], artificios que a simple vista no se clasifican como signos como, por ejemplo, la entonacin interrogativa [...] el orden de las palabras y la estructura gramatical.46 Morris tuvo en cuenta, sin embargo, los distintos criterios de clasificacin de los signos que haba manejado Peirce: era posible analizar los aspectos semiticos en esos distintos planos de relacin. As, clasific distintos niveles o subdisciplinas de la semitica que estudian cada una de estas relaciones del signo con el objeto, con el interpretante y el signo en s mismo considerado o, mejor -en tanto que generalmente los signos se hallan inmersos en un sistema-, las relaciones de los signos entre s. De este modo, haciendo abstraccin de las otras relaciones, se pueden establecer una serie de relaciones didicas de los signos con: 1) el objeto, 2) el interpretante, y 3) otros signos.

    43 Ibd., p. 93. 44 P.98. 45 Ibd., p. 100. 46 Signo, p. 68.

  • 21

    Estas distintas relaciones dan lugar a los planos semntica, pragmtico y sintctico de la semiosis respectivamente, y constituyen el objeto de la semntica, la pragmtica y la sintaxis. 4. Sintaxis, semntica y pragmtica Lo primero que hay que advertir es que stas son disciplinas especficas de la semitica, que es el gnero, y que ninguna agota, por tanto, el mbito de estudio de la ltima. Cada una, pues, estudia un aspecto del signo en la relacin semitica y necesita de una terminologa propia para hablar de la relacin del signo con el elemento del que ella se ocupe. As, desde el punto de vista semntica, casa designa un cierto tipo de objeto, un edificio destinado a vivienda, y denota una serie de objetos, todos aquellos objetos que se ajustan a esas caractersticas. Desde el punto de vista sin tctico, casa implica edificio destinado a vivienda (obsrvese que aqu la relacin es entre meros signos). El aspecto pragmtico tiene que ver con las intenciones del emisor del signo y las reacciones del receptor, connotaciones, etc., as como con los factores con textuales de la emisin de los signos. Pero el signo no es reducible a ninguno de esos aspectos, ni ninguna de las tres disciplinas puede por separado dar cuenta de l, puesto que slo se ocupan de uno de sus aspectos. Por lo tanto, las relaciones entre estos niveles de la semitica, son, claro est, muy estrechas, y no es en absoluto fcil fijar las fronteras entre ellas, entre otras razones porque stas son permeables y no completamente definidas. Dicho esto, ofreceremos ahora una breve caracterizacin de cada una de estas disciplinas, empezando por la sintaxis. La sintaxis es, de las tres, la disciplina ms desarrollada. Lgicos y lingistas han concentrado muchos esfuerzos en ella. Estudia los sistemas de signos en su estructura formal, regulando qu combinaciones son correctas y cules no lo son. La sintaxis estudia las combinaciones de signos estableciendo (o describiendo) las llamadas reglas sintcticas, que son las reglas de formacin de signos complejos que, como dice Morris, determinan las combinaciones independientes y permisibles de los elementos del conjunto (esas combinaciones reciben el nombre de oraciones),47 y las reglas de transformacin, que determinan las oraciones que pueden obtenerse a partir de otras oraciones.48 As, por ejemplo, la sintaxis lgica nos ensea que el enunciado Si hace sol iremos al campo es equivalente a No es el caso que haga sol y no vayamos al campo. Si llamamos p a Hace sol y q a vamos al campo, entonces observaremos que si p entonces q es equivalente a no (p y no-q), y esto es verdadero para cualquier enunciado p y cualquier enunciado q, siendo estas variables enunciativas. La lgica estudia la mera forma abstracta de los enunciados y sus combinaciones y establece reglas que han de ser vlidas para cualesquiera enunciados as relacionados, con independencia de sus contenidos. Cierto es que lgicos y lingistas se han centrado en los sistemas de signos que son los lenguajes (hacindolo los lgicos en un mayor grado de abstraccin), desatendiendo los aspectos sintcticos de otros sistemas sgnicos.49 Pero es que, adems, los lgicos han centrado sus estudios en un tipo de oraciones: los enunciados, esto es, aquellas oraciones que son susceptibles de ser verdadero/falsas. La sintaxis lgica es, pues, slo una parte de la sintaxis.

    47 Fundamentos de la teora de los signos, p. 45. 48 Ibd. 49 Segn Eco, un dedo apuntando tiene cuatro marcas sintcticas pertinentes.

  • 22

    En su estudio de los signos, la sintaxis adopta la perspectiva de la funcin de aqullos dentro de las oraciones y cules son sus combinaciones posibles, cules son los signos necesarios para la formacin de una oracin. En opinin de Morris, que recoge la teora de Andrade, toda oracin contiene un signo dominante y ciertos signos especificadores. Esta clasificacin de los signos ha de entenderse de manera relativa, no en trminos absolutos: ningn trmino es dominante o especificador en s mismo, sino en su funcin con relacin a otro en el seno de una oracin. Un signo dominante con relacin a ciertos especificadores puede ser especificador respecto de otros. As, por ejemplo, alto es un especificador respecto de atleta, pero atleta puede ser un especificador respecto de hombre. En El hombre alto salt mucho el signo dominante ser salt, y mucho un especificador. Hombre tambin es un especificador de salt mucho y alto an especifica ms. Segn Morris, como ya vimos en Peirce, si adems queremos que una oracin hable de la realidad se necesitan signos indxicos que localicen el objeto del que queremos hablar. As (segn Morris):

    una oracin susceptible de ser verdadera y falsa implica signos indxicos, un signo caracterizador dominante con posibles especificadores de caracterizacin, y algunos signos que muestren la relacin de los signos caracterizadores e indxicos entre s y con respecto a los elementos de su propia clase. La frmula general de una oracin de ese tipo sera la siguiente:

    Signo dominante caracterizador [especificadores de caracterizacin (signos indxicos)] (los corchetes son de Morris).50

    Lo que esta cita muestra es que los elementos de la oracin no se agotan, para Morris, en los signos que la componen: las conexiones entre ellos, su posicin, as como otros signos (como los de puntuacin), son un elemento ms de la oracin. En esto coincide con L. Tesniere, quien defendi que la oracin es un conjunto organizado compuesto no slo de signos (palabras), sino por la conexin existente entre ellos, que es la que posibilita la existencia de la oracin.51 Estas conexiones entre las palabras establecen relaciones de dependencia, mediante las cuales un trmino regente se une a un trmino subordinado. Del mismo modo que suceda en Morris con los signos dominantes y especificadores, estas denominaciones, por apelar a las relaciones entre los signos, son relativas, y as un signo que es regente respecto de otro puede ser subordinado de un tercero. Por ejemplo, en El hombre alto salt mucho el trmino regente es salt y el hombre est subordinado a l, pero hombre rige a alto, que le est subordinado. Un regente puede tener varios subordinados, entonces se llamar nudo. Generalmente, el nudo es un verbo, y, as, en las oraciones verbales los subordinados son actantes y circunstantes. Los actantes son las cosas (personas, objetos, animales...) que participan en el proceso especificado por el verbo, y los circunstantes son los elementos que expresan las circunstancias de lugar, tiempo, modo, etc., en que tiene lugar el proceso. Los verbos pueden regir diversos actantes y tienen distintas valencias segn los actantes que rigen. Correr es un verbo monovalente, pues rige un solo actante, como en Juan corre. Verbos bivalentes son, por ejemplo, amar o pegar, puesto que rigen dos actantes: Juan ama a Mara o Juan peg a Jos. Finalmente, puede haber verbos trivalentes, como dar: Juan da un caramelo a Pablo. En la terminologa de la lgica formal, estos verbos monovalentes, bivalentes y trivalentes de 50 Fundamentos de la teora de los signos. p. 51. 51 L. Tesniere. lments de syntaxe structurale. Pars. Klicsieck. 1966. La primera edicin es de 1959.

  • 23

    Tesniere equivaldran prcticamente a los llamados predicados mondicos, didicos y tridicos, respectivamente. En opinin de Morris, desde el punto de vista formal los signos pueden dividirse sintcticamente en constantes y variables individuales y constantes y variables predicativas que son los correlatos formales de los ndices y los caracterizadores; los operadores corresponden a especificadores de clase.52 Por su parte, los puntos, parntesis y corchetes son recursos existentes en el lenguaje para indicar ciertas relaciones entre signos.53 Se trata de los signos (parte de los signos) que posteriormente -y como hemos visto-llamar formadores, y entre los que habra que incluir las constantes lgicas, esto es, el conjuntar, el disyuntor, etc. Si la sintaxis trata de cmo se relacionan los signos entre s, la semntica, deca Morris, se ocupa de la relacin de los signos con sus objetos. Es sin embargo sintomtico que este autor hablara de dos trminos clave para la semntica: la designacin y la denotacin. La semntica debe tratar de ambos aspectos de la relacin sgnica, aunque diferentes tradiciones se han ocupado con preferencia de uno slo de estos aspectos, e incluso -como hemos visto en pginas anteriores- han eliminado uno de ellos como objeto de su consideracin. El problema radica en que significado es en la tradicin un concepto ambiguo compuesto por dos nociones diferentes: la intensin, tambin llamada sentido (Frege), que es lo que Morris llama designatum y los saussureanos significado sin ms, y la referencia o extensin: lo que Morris llamaba denotatum. Pero, adems, como dentro del campo de los lenguajes naturales, podemos distinguir entre el significado de los trminos y el de las oraciones, en algunas acepciones filosficas de la semntica sta es equiparada, como sostienen Acero, Bustos y Quesada, al estudio de las condiciones veritativas de expresiones, o al anlisis de la contribucin de la realidad o la falsedad de las expresiones.54 A veces, segn algunas teoras, se equipara el significado de una expresin (de cierto tipo de expresiones al menos) a sus condiciones de verdad o al estado de cosas que la hara verdadera. Por otro lado, puesto que el significado de los signos -en tanto que intensin o sentido, el interpretante inmediato de Peirce- parece ser su interpretacin habitual, y puesto que en la tradicin que arranca de Morris el interpretarte supone un intrprete, la distincin entre semntica y pragmtica se hace especialmente problemtica y la acotacin del terreno muy difcil, reivindicando unos y otros para s la competencia en este mbito. Segn con quin se consulte, determinados aspectos de la significacin han de ser objeto de estudio de la semntica o de la pragmtica. Si hubiera que establecer algn tipo de criterio de demarcacin entre ambas, parece que hay cierto acuerdo en que la semntica trata del significado de los signos en abstracto, es decir, al margen de su utilizacin ocasional por parte de un usuario determinado en un determinado contexto, mientras que la pragmtica se ocupara de las contribuciones del contexto al significado ocasional de un signo (simple, o normalmente, complejo) y los aspectos relacionados con la psicologa del emisor y del receptor: las intenciones particulares del hablante y las respuestas buscadas en el oyente (cuando se trata de signos lingsticos). Tambin se ocupara de ciertos condicionamientos e influencias sociales presentes en la comunicacin. En general, pues, se suele entender, al menos en las concepciones ms

    52 Fundamentos de la teora de los signos, p. 53. 53 Ibd. 54 J. J. Acero, M. Bustos y D. Quesada, Introduccin a la filosofa del lenguaje, Madrid, Ctedra, 1982, p. 42.

  • 24

    amplias, que la pragmtica se ocupa de las contribuciones extralingsticas al significado e interpretacin particulares de las emisiones. Pero, insistimos, estos lmites son completamente difusos y no hay en absoluto acuerdo sobre si ciertas contribuciones al significado de determinadas emisiones particulares corresponden al mbito de la pragmtica o al de la semntica. En nuestro tratamiento (al menos el de la pragmtica) adoptaremos la perspectiva ms amplia, e incluiremos en cada campo elementos que tambin sern incluidos en el tratamiento de los problemas desde otro campo distinto. Tambin hay que hacer notar que, aunque lingistas, lgicos y filsofos parecen estar de acuerdo en que la semntica es el estudio del significado, lo que hacen en la prctica unos y otros son cosas muy distintas. No es el momento de entrar en detalle, pero es claro que el inters semntica de los lingistas es menos abstracto que el de sus colegas filsofos y que, claro est, sus estudios se limitan a los lenguajes naturales. As, las preocupaciones de los lingistas tienen ms que ver con el estudio de los lexemas de los lenguajes particulares, su formacin y comparacin, la evolucin de los campos semnticos, etc. Las de los filsofos se dirigen ms bien a cuestiones como la clarificacin conceptual del significado en abstracto, al margen de cualquier lenguaje particular; cul es la contribucin de los distintos tipos de trminos al significado de una oracin; en qu consiste el sentido y la referencia de los enunciados, y de los distintos tipos de trminos en el nivel ms general, es decir, no cul es el significado de una oracin o de un trmino, sino qu tipo de cosa es eso que llamamos significado de las oraciones y de los distintos tipos de trminos; discernir si hay trminos que aporten slo su referencia a la proposicin expresada por la oracin en la que intervienen, puesto que su significado se agota en su referencia, etc. Como en los captulos que siguen nos ocuparemos extensamente de problemas de semntica y dedicaremos un captulo especfico a la pragmtica, no entraremos ahora en ms consideraciones sobre estas disciplinas, ni siquiera al nivel de generalidad con que lo hemos hecho en el caso de la sintaxis, a la que hemos dedicado algunas lneas ms porque es la que menos atencin recibir -por razones casi obvias- en el resto del libro.