bear, greg - música en la sangre

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MSICA EN LA SANGRE

Greg Bear

Greg BearTitulo original: Blood Music Traduccin: Mara Dolores Garca-Borron 1985 by Greg Bear 1987 Ultramar Editores S. A. Mallorca 49 - Barcelona ISBN: 84-7386-439-5 Edicin digital: Luiwo Corrreccin: Arahamar R6 01/03

NOTAS Y AGRADECIMIENTOS Mi ms sincero agradecimiento a los doctores Andrew Edward Dizon, John Graves, Richard Dutton y Monte Wetzel, as como al doctor Percy Russell por facilitar el acceso a sus laboratorios y por su valioso tiempo y ayuda prestados. Agradezco tambin la colaboracin, en cuestiones especficas, de Marian McLean, del World Trade Center, y Herbert Quelle, del Consulado alemn en Los Angeles, al igual que a Ellen Datlow, Melissa Ann Singer y Andy Porter. John F. Carr y David Brin me sugirieron hace algunos aos que el cuento original se convirtiera en novela. Stanley Schmidt, en calidad de editor de Analog, me propuso que trabajara la idea original con mayor detalle, para comprobar si consista en algo ms que una simple fantasa. Beth Meacham expres su entusiasmo editorial ante la novela propuesta y me proporcion un apoyo y aliento cruciales. Para Astrid Lujo, necesidad, obsesin Con todo mi amor

INTERFASE Cada hora, una mirada de trillones de pequeos seres vivos microbios, bacterias ... los labradores de la naturaleza nacen y mueren, sin contar para mucho excepto por su cuanta y por la acumulacin de sus minsculas vidas. Apenas perciben, no sufren. Ni un centenar de trillones de ellos moribundos llegara a poseer la importancia de una sola muerte humana. Cualquiera que sea el nivel de magnitud de una criatura, pequeo como los microbios o grande como los humanos, el impulso vital es el mismo, as como, en un gran rbol, las ramas juntas igualan a los vstagos inferiores y todos los vstagos igualan al tronco. Creemos en ello tan firmemente como los reyes de Francia crean en su jerarqua. Cul de nuestras generaciones llegar a disentir?. ANAFASE JUNIO SEPTIEMBRE 1 La Jolla, California El letrero rectangular color pizarra se alzaba sobre un pequeo montculo verde brillante de hierba coreana, rodeado de lirios y flanqueado por un oscuro arroyo de lecho de cemento El nombre de GENETRON estaba grabado sobre el lado del letrero que daba a la calle, en rojas letras romanas estilo Times, y bajo el nombre el lema Donde las cosas pequeas logran grandes cambios. Los laboratorios y oficinas de Genetron se alojaban en una estructura estilo Bauhaus en forma de U, de desnudo cemento, que rodeaba un jardn interior rectangular. El complejo principal tena dos niveles, con pasos abiertos al aire libre. Ms all del patio y justo detrs de una loma artificial an sin adornar con plantas, se alzaba un cubo de cristal negro de cuatro pisos, rodeado de una valla electrificada de alambre espinoso. Esos eran los dos lados de Genetron; los abiertos laboratorios, donde se llevaba a cabo la investigacin en biochips, y el edificio de los contratos con Defensa, donde se investigaban las aplicaciones militares. Las medidas de seguridad eran estrictas incluso en los laboratorios abiertos. Todos los empleados llevaban placas impresas al lser, y el acceso de visitantes a los laboratorios era cuidadosamente controlado. La directiva de Genetron cinco graduados por Stanford que haban fundado la compaa slo tres aos despus de licenciarse se haba dado cuenta de que el espionaje industrial era incluso ms probable que un escape de informacin del cubo negro. Sin embargo, la atmsfera exterior era serena, y las medidas de seguridad haban sido suavizadas por todos los medios. Un hombre alto, cargado de espaldas, de pelo negro y revuelto, sali como pudo del interior de un Volvo deportivo rojo y estornud dos veces antes de

atravesar el rea del aparcamiento para empleados. Las plantas se estaban sintonizando para una orga de irritacin veraniega. Al pasar salud a Walter, el guardia, de mediana edad, recio y enjuto. Walter, en el mismo estilo indiferente, confirm su placa deslizndola por el lector de lser. No ha dormido mucho esta noche, eh, seor Ulam? pregunt Walter. Vergil frunci los labios y asinti. Fiestas, Walter. Tena los ojos enrojecidos y la nariz hinchada de restregarla constantemente con su pauelo, que ahora yaca, usado y sumiso, en su bolsillo. Cmo hombres que trabajan como usted pueden irse de juerga entre semanas; es algo que no entiendo. Lo piden las damas, Walter dijo Vergil, pasando de largo. Walter sonri bonachonamente y asinti, aunque en realidad dudaba de que Vergil estuviera ligando mucho, con fiestas o sin ellas. A menos que los niveles hubieran bajado drsticamente desde los tiempos de Walter, nadie con barba de una semana poda estar ligando demasiado. Ulam no tena la figura ms atractiva de Genetron. Sus casi dos metros de altura se alzaban sobre grandes pies planos. Pesaba unos doce kilos de ms, y a sus treinta y dos aos le dola la espalda, tena la presin alta y nunca poda apurarse lo bastante el afeitado como para no parecerse a Emmett Kelly. Su voz no pareca diseada para ganar amigos: dura, spera y ms bien alta de tono. Dos dcadas en California haban suavizado su acento tejano, pero cuando se excitaba el acento surga de un modo casi penoso. Su nica distincin consista en sus ojos, de un exquisito verde esmeralda, grandes y expresivos, defendidos por una hermosa hilera de pestaas. Los ojos eran ms decorativos que funcionales; sin embargo, los cubran unas grandes gafas de montura negra. Vergil era corto de vista. Subi las escaleras de dos en dos o de tres en tres, y sus largas y fuertes piernas hacan resonar los peldaos de cemento y acero. En el segundo piso camin a lo largo del abierto pasillo hacia la sala de equipos conjuntos de la Divisin Avanzada de Biochips, conocida como el laboratorio comn. Sus maanas empezaban normalmente con una comprobacin de los especmenes de una de las cinco ultracentrifugadoras. Su preparado ms reciente haba sido rotado durante sesenta horas a doscientas mil unidades de gravedad y estaba ahora listo para el anlisis. Para un hombre de su envergadura, las manos de Vergil eran sorprendentemente delicadas y sensibles. Extrajo un costoso rotor de titanio negro de la ultracentrifugadora y cerr el sello de acero que garantizaba el vaco. Tras colocar el rotor sobre una mesa de trabajo, fue sacando une por uno y mirando detenidamente los cinco gruesos tubos de cristal suspendidos en hilera de sus tapones. Varias capas bien definidas de color beige se haban formado en cada uno de los tubos. Las espesas cejas negras de Vergil se arquearon y juntaron tras la gruesa montura de sus gatas. Sonri, mostrando unos dientes manchados de marrn por haber bebido en la infancia, agua fluorada natural.

Estaba a punto de succionar las capas no deseadas d la parte superior de la solucin cuando son el telfono del laboratorio. Dej el tubo en un soporte y descolg el auricular. Laboratorio, habla Ulam. Vergil, soy Rita. Te he visto entrar, pero no estaba en tu laboratorio. Hogar fuera del hogar, Rita. Qu pasa? Me pediste, me dijiste que te avisara si cierto caballero apareca. Creo que est aqu, Vergil. Michael Bernard? pregunt Vergil, alzando la voz. Creo que es l. Pero, Vergil... Voy para abajo. Vergil... Colg, vacil un momento y finalmente dej los tubos donde estaban. El rea de recepcin de Genetron era una porcin circular del piso bajo del lado este, rodeada de ventanas panormicas y profusamente adornada con aspidistras y tiestos de cermica cromada. Al entrar Vergil desde el laboratorio, la luz de la maana caa, blanca y deslumbrante, sobre la alfombra azul celeste. Rita se puso en pie tras su escritorio al pasar l por delante. Vergil... Gracias dijo l. Tena puestos los ojos sobre el hombre de cabello gris y porte distinguido que haba en pie junto al nico sof del vestbulo. No caba duda: era Michael Bernard. Vergil le reconoci por las fotos y por el retrato en portada que la revista Time haba publicado tres aos antes. Vergil le tendi la mano mostrando un amplia sonrisa. Encantado de conocerle, seor Bernard. Bernard estrech la mano de Vergil aparentemente confuso. Gerald T. Harrison estaba de pie enmarcado en la ancha puerta doble de la lujosa oficina de recepcin, con el auricular del telfono atrapado entre la oreja y el hombro. Bernard mir a Harrison como pidiendo una explicacin. Me alegro de que recibiera mi mensaje... sigui Vergil antes de que Harrison terciara. Harrison se despidi inmediatamente y colg el auricular del telfono ruidosamente. El puesto tiene sus privilegios, Vergil dijo sonriendo ampliamente a su vez y colocndose al lado de Bernard. Perdn... Qu mensaje? pregunt Bernard. Este es Vergil Ulam, uno de nuestros mejores investigadores dijo Harrison obsequiosamente. Estamos todos muy contentos de su visita, seor Bernard. Vergil, le ver a usted luego para tratar de ese asunto del que quera que hablramos. El no haba solicitado hablar con Harrison para nada en absoluto. Muy bien dijo Vergil. Experiment con resentimiento una bien conocida sensacin: la de ser esquivado, arrinconado. Bernard no le conoca de nada. Ms tarde, Vergil dijo Harrison con intencin.

Claro, por supuesto retrocedi, ech una mirada suplicante a Bernard, luego se dio la vuelta y se fue tambalendose por la puerta de atrs. Quin era se? pregunt Bernard. Un tipo muy ambicioso dijo Harrison sombro. Pero le tenemos bajo control. Harrison tena su despacho de trabajo en el piso bajo, en el extremo oeste del edificio de laboratorios. La habitacin estaba rodeada de estantes de madera llenos de libros cuidadosamente ordenados. Detrs de su mesa, a la altura de la vista, varios cuadernos, forrados en plstico negro, de Cold Springs Harbor . Dispuestos debajo, una fila de listines telefnicos Harrison coleccionaba listines atrasados, y varios estantes de tratados sobre ciberntica. Sobre el negro tablero cuadriculado de su escritorio, un cuaderno de notas con tapas en cuero y un VDT . De los fundadores de Genetron, slo Harrison y William Yng haban permanecido all el tiempo suficiente como para ver los laboratorios empezar a funcionar. Ambos se orientaban ms hacia el negocio que hacia la investigacin aunque sus ttulos de doctorado brillaban sobre el panel de madera de la pared. Harrison se ech hacia atrs en su silla, con los brazos en alto y las manos entrecruzadas sostenindose la nuca Vergil perciba la mnima presencia de gotas de sudor en cada axila. Vergil, result muy embarazoso dijo. Llevaba su rubio cabello, casi albino, artsticamente arreglado para disimular una calvicie prematura. Lo siento dijo Vergil. No ms que yo. As que usted pidi al seor Bernard que visitara nuestros laboratorios. S. Por qu? Cre que poda estar interesado en el trabajo. Nosotros tambin lo cremos as. Por eso le invitamos. No creo que el seor Bernard ni siquiera haya sabido de su invitacin, Vergil. Al parecer, no. Nos ha pisado usted los talones. Vergil estaba en pie frente a la mesa, mirando sombramente la parte trasera del VDT. Usted ha hecho una gran cantidad de trabajo til para nosotros. Rothwild dice de usted que es brillante, quiz incluso inestimable. Rothwild era el supervisor del proyecto de biochips. Pero otros dicen que no se puede confiar en usted. Y ahora... esto. Bernard... No el seor Bernard, Vergil. Esto. Se acerc el VDT y apret un botn del teclado. El archivo secreto computerizado de Vergil empez a salir en pantalla. Sus ojos se abrieron desmesuradamente y sinti un nudo en la garganta, pero hay que decir en su honor que no se atragant. Su reaccin result muy controlada. No lo he ledo del todo, pero parece como si usted estuviera haciendo cosas muy sospechosas. Posiblemente, faltas de tica. Aqu, en Genetron, nos gusta

seguir unas directrices especialmente a la luz de nuestra futura posicin en el mercado. Pero no nicamente en razn de ello. Me gusta creer que aqu dirigimos una compaa tica. No estoy haciendo nada falto de tica, Gerald. Ah? Harrison desconect el monitor. Est usted diseando nuevos complementos del ADN para varios microorganismos regulados por el Instituto Nacional de la Salud. Y est usted trabajando con clulas de mamferos. Aqu no trabajamos con clulas de mamferos. No tenemos equipo para los bioazares, al menos no en los laboratorios principales. Pero supongo que podr demostrarme la seguridad e inocuidad de su investigacin. No estar creando un nuevo tipo de plaga para venderlo a los revolucionarios del Tercer Mundo, verdad? No dijo Vergil en un tono neutro. Bien. Parte de este material est ms all de mi comprensin. Parece como si usted estuviera tratando de extender nuestro proyecto BAM. Podra haber algo de inters en ello. Hizo una pausa. Qu demonios est haciendo usted, Vergil? Vergil se quit las gafas y las limpi con el faldn de su bata de laboratorio. Estornud brusca y ruidosamente, lanzando un haz de mucosidades. Harrison se mostr ligeramente asqueado. No descubrimos el cdigo hasta ayer. Por accidente, casi. Por qu nos lo escondi usted? Se trata de algo que preferira que nosotros ignorramos? Sin sus gafas, Vergil tena aspecto de lechuza desvalida. Empez a balbucear una respuesta, luego se detuvo y ech la mandbula hacia delante. Sus gruesas y negras cejas se fruncieron en un doloroso encabalgamiento. Me da la impresin de que ha estado usted haciendo algn trabajo con nuestra mquina de genes. No autorizado, por supuesto, pero usted nunca ha acatado mucho la autoridad . La cara de Vergil estaba ahora roja como la grana. Est usted bien? pregunt Harrison. Estaba sintiendo ahora un perverso placer en atormentar a Vergil, y una sonrisa amenazaba con abrirse paso en su expresin inquisidora. Estoy bien dijo Vergil. Yo estaba... estoy... trabajando en biologa. Biologa? No estoy familiarizado con el trmino. Una rama lateral de la de biochips. Computador orgnico autnomo. La sola idea de aadir algo ms le produca un sentimiento de agona. Le haba escrito a Bernard sin resultado, aparentemente para conseguir que viniera a ver el trabajo. No quera mostrarlo nicamente a Genetron, de acuerdo con las previsiones de la clusula de trabajo eventual de su contrato. Se trataba de una simple idea, pese a que el trabajo le haba tomado dos aos de trabajo secreto y arduo. Estoy intrigado. Harrison dio la vuelta al VDT y sigui haciendo pasar la lista. No estamos hablando slo de protenas y aminocidos. Ha trabajado usted tambin con cromosomas. Recombinando genes de mamferos; incluso, veo, mezclando genes vricos y bacterianos. La luz se fue de sus ojos, que adquirieron un ptreo tono gris. Podra usted provocar el cierre de Genetron ahora mismo, en este momento, Vergil. No reunimos las condiciones para esta clase de trabajo. Ni siquiera est usted trabajando bajo control P-3.

No me estoy metiendo con los genes implicados en la reproduccin. Hay alguna otra clase? Harrison se ech bruscamente hacia adelante, encolerizado ante la idea de que Vergil intentara despistarle. Intrones. Cadenas que no codifican para la estructura de la protena. Qu pasa con ellos? Estoy trabajando solamente en esas reas. Y... aadiendo ms material gentico no reproductivo. Todo esto me suena a contradiccin conceptual. Vergil. No tenemos pruebas de que los intrones no intervengan para algo en el cdigo. S, pero... Pero... Harrison levant una mano. Todo esto es bastante irrelevante. Sea lo que sea lo que usted buscaba, el hecho es que estuvo dispuesto a renegar de su contrato, a ir a espaldas nuestras en busca de Bernard, y a intentar conseguir su apoyo para un asunto personal. Cierto? Vergil no deca nada. Presumo que no es usted un tipo muy sofisticado, Vergil. Al menos, no a la manera del mundo de los negocios. Quiz no se daba cuenta de las consecuencias. Vergil trag saliva. Tena todava la cara roja como un tomate. Senta la sangre golpear en sus odos, la enfermiza sensacin de vrtigo causada por la tensin. Estornud dos veces. Bien, le explicar las consecuencias: est usted muy prximo a la defenestracin por una patada en el culo Vergil levant las cejas con aire reflexivo. Usted es importante para el proyecto BAM. Si no fuera porque es usted, le echara de aqu inmediatamente, y me asegurara personalmente de que no volviera a trabajar en ningn laboratorio privado. Pero Thornton y Rothwild y los otros creen que todava podemos redimirle. S, Vergil, redimirle. Salvarle de usted mismo. No he consultado con Yng sobre esto. No ir ms all. Si se porta bien. Fij la vista en Vergil con los ojos entornados. No siga con sUS actividades extracurriculares. Vamos a dejar su archivo de datos as, pero quiero que termine con todos los experimentos no relativos al proyecto BAM, y que destruya todos los organismos con los que ha estado jugando. Ir personalmente a inspeccionar su laboratorio dentro de dos horas. Si para entonces no ha hecho cuanto le he dicho, se ir a la calle. Dos horas, Vergil. Sin excepciones y sin extrapolaciones. S, seor. Eso es todo. 2 Los compaeros de Vergil habran tenido motivos para no sentir excesivamente su despido. En sus tres aos en Genetron, haba cometido muchas faltas contra la normativa del laboratorio. Raras veces lavaba los tubos de ensayo y en dos ocasiones haba sido acusado de no limpiar las gotas de bromuro de etidio un fuerte mutgeno que caan sobre las mesas del laboratorio. Tampoco era excesivamente cuidadoso con los radionucleidos.

La mayora de las personas con las que trabajaba no solan dar muestra alguna de humildad. Despus de todo eran jvenes investigadores de primera fila en un campo muy prometedor; muchos esperaban hacerse ricos y estar a cargo de sus propias compaas en el lapso de unos poco aos. Vergil, sin embargo, no se ajustaba a ninguno de esos patrones. Trabajaba tranquila e intensamente durante el da, y haca horas extra por la noche. No era sociable aunque tampoco antiptico; simplemente, ignoraba a mayora de la gente. Comparta un espacio del laboratorio con Hazel Overton, una investigadora tan meticulosa y limpia como imaginarse pueda. Hazel habra sido quien menos le echara de menos. Quiz era ella quien haba violado su archivo. No era torpe con las computadoras, y poda haber estado buscando algo para ponerle en apuros. Pero no dispona de pruebas, y no tena sentido ponerse paranoico al respecto. Al entrar Vergil, el laboratorio estaba en penumbra. Hazel estaba haciendo exploracin fluorescente con una matriz electroforsica a la luz de una pequea lmpara UV. Vergil encendi la luz. Ella levant la vista y se quit las gafas, dispuesta a enfadarse. Llegas tarde dijo. Y tu laboratorio parece una cama sin hacer. Vergil, ests... Kaput Vergil acab la frase por ella, dejando caer su bata sobre un taburete. Dejaste un montn de tubos de ensayo sobre la mesa del laboratorio comn. Me temo que se han echado a perder. Que les den por el culo. Hazel puso cara de asombro. Caramba, no ests de muy buen humor, que digamos. Me han parado los pies. Tengo que liquidar todo mi trabajo extracurricular, dejarlo todo, o Harrison me pondr de patas en la calle. Eso es muy propio de ellos dijo Hazel, volviendo a su trabajo. Harrison le haba suprimido uno de sus propios proyectos extracurriculares el mes anterior. Qu hiciste? Si te da igual, preferira estar solo Vergil le lanz una mirada torva desde el otro lado de la mesa de trabajo. Puedes acabar eso en el laboratorio comn. Podra, pero... Si no lo haces dijo Vergil hostilmente, tirar tu trocito de agarosa por el suelo con mi esptula. Indignada, Hazel le mir un momento y comprendi que no estaba bromeando. Desconect los electrodos, recogi su equipo y se fue hacia la puerta. Te acompao en el sentimiento le dijo. Seguro. Tena que trazarse un plan. Mientras se rascaba la hirsuta barbilla, intent pensar en algo para tratar de atajar sus prdidas. Podra sacrificar ciertas partes del experiment de importancia menor; los cultivos E-coli, por ejemplo. Haba estado mucho tiempo tras ellos. Los haba conservado como testimonios de su progreso, y como una especie de reserva para el caso de que el trabajo no hubiera ido bien en las siguientes etapas. El trabajo haba ido bien, sin embargo. No estaba concluido, pero su fin estaba tan cercano que empezaba a percibir el sabor de triunfo como si se tratara de un trago de vino fresco puro.

La parte del laboratorio de Hazel estaba limpia y ordenada. El suyo era un caos de instrumental y recipientes de productos qumicos. Una de sus escasas concesiones a la seguridad del laboratorio, un trozo de estera absorbente para enjuagar los derrames, colgaba de la negra mesa, con uno de sus extremos debajo de una jarra de detergente. Vergil, en pie frente a la blanca pizarra, se rascaba su barba rala y miraba fijamente los crpticos mensajes que haba garabateado en ella el da anterior. Pequeos ingenieros. Son las mquinas ms pequeas del universo. Mejor que los BAM! Pequeos cirujanos. Guerra a los tumores. Computadores con hucapac. (Computadores spec tumor HA!) Tamao de volvox. Sin lugar a dudas, los delirios de un loco, y seguramente Hazel no les haba prestado atencin. O s? Era un; prctica comn el esbozar cualquier idea salvaje o inspiracin o broma en las pizarras, y esperar simplemente que el siguiente genio las borrara con prisas. Sin embargo... Las notas podan haber suscitado la curiosidad de alguien tan agudo como Hazel. Especialmente desde que su trabajo sobre los BAM haba sido retrasado. Obviamente, l no se haba conducido con la circunspeccin necesaria. Los BAM Biochips de Aplicacin Mdica iban a ser el primer producto prctico de la revolucin biotecnolgica, la incorporacin de circuitos moleculares protenicos a la electrnica de silicona. Los biochips haban constituido un tema de especulacin en la bibliografa durante aos, pero Genetron esperaba tener los primeros en funcionamiento, listos para los pruebas FDA y aprobados en tres meses. Se enfrentaban a una competencia intensa. Slo en lo que estaba empezando a llamarse Enzyme Valley el equivalente en biochips del Silicon Valley al menos seis compaas se haban establecido ya en o alrededor de La Jolla. Algunas haban empezado como fabricantes farmacuticos, en la esperanza de sacar provecho de los productos de la investigacin sobre el ADN recombinante. Apartadas de ese rea por empresas ms antiguas y experimentadas, se haban enganchado al tren de la investigacin de biochips. Genetron era la primera firma establecida especficamente para la produccin de stos. Vergil cogi un trapo y borr lentamente las notas. A lo largo de su vida, los hechos haban conspirado siempre para frustrarle. A menudo, l mismo haba atrado el desastre sobre s. Era lo bastante honesto como para admitirlo. Pero ni una vez haba podido llevar un proyecto a trmino. Ni en su trabajo, ni en su vida privada. Nunca haba sido su fuerte el calibrar las consecuencias de sus actos. Sac cuatro gruesos cuadernos del cajn cerrado con llave de su escritorio y los aadi al creciente montn de material que tena que sacar a hurtadillas del laboratorio. Nada. No tena a dnde ir. Genetron tena todo el equipo que l necesitaba, y llevara meses montar otro laboratorio. Durante ese tiempo, todo su trabajo se desintegrara literalmente. Vergil franque la puerta trasera del laboratorio en direccin al vestbulo y cruz un compartimento de lavado de emergencia. Las incubadoras estaban en una habitacin aparte, ms all del laboratorio comn. Haba siete cajas de madera gris esmaltada del tamao de una nevera junto a una de las paredes; en cada una,

los monitores electrnicos mantenan silenciosa y eficazmente la temperatura y la presin parcial de CO2. En la esquina opuesta, entre viejas incubadoras de todas las formas y tamaos (compradas en saldos provenientes de quiebras), se alzaba un modelo de Forma Scientific, de acero inoxidable y esmalte blanco, con su nombre y la inscripcin Uso nico sobre un trozo de cinta adhesiva de uso quirrgico, a la puerta. Abri sta y sac una hilera de tubos de cultivo. En cada uno de los recipientes, las bacterias se haban desarrollado en atpicas colonias burbujas naranja y verde que se asemejaban a mapas areos de Pars o de Washington D.C.. Unas lneas salan de los centros y dividan las colonias en secciones, de las cuales cada una tena su propia textura peculiar y segn supuso Vergil una funcin especfica. Como cada bacteria de los cultivos tena el potencial de capacidad intelectual de un ratn, era perfectamente posible que los cultivos se hubieran transformado en sociedades simples, y que esas sociedades hubieran desarrollado subdivisiones funcionales. ltimamente no haba estado muy al tanto de sus avances, ocupado como estaba con los linfocitos alterados de clulas B. Eran como sus hijos, todas ellas. Y haban resultado ser excepcionales. Sinti una repentina sensacin de culpabilidad y, a la vez, de nusea al abrir un quemador de gas y aplicarlo sobre cada recipiente de cultivo E-coli alterado con la ayuda de unas tenacillas. Volvi a su laboratorio y puso los recipientes de cultivo en un bao esterilizante. Haba llegado al lmite. No poda destruir nada ms. Sinti hacia Harrison un odio ms violento que cualquier sentimiento que hubiera abrigado nunca respecto a otro ser humano. Lgrimas de frustracin nublaban su vista. Vergil abri el laboratorio Kelvinator y sac un frasco giratorio y una paleta de plstico blanco que contena veintids tubos de ensayo. El frasco giratorio estaba lleno de un fluido de color pajizo, linfocitos en un medio seroso. Se haba construido un impulsor a medida para agitar el medio con ms efectividad, con menor perjuicio para las clulas una barra con varias velas de tefln semihelicoidales. Los tubos de ensayo contenan una solucin salina con nutrientes de un suero especial concentrado, para que sirviera de soporte a las clulas al ser observadas al microscopio. Extrajo fluido del frasco giratorio y aadi cuidadosamente varias gotas del mismo a cuatro de los tubos de la paleta. A continuacin volvi a poner el frasco sobre su base. El impulsor volvi a girar. Despus de templarlo hasta que alcanz la temperatura ambiente un proceso que l usualmente impulsaba con un pequeo abanico para echar aire templado sobre la paleta, los linfocitos de los tubos se reactivaron, reanudando su desarrollo tras haber sido congelados en el refrigerador. Seguiran aprendiendo, aadiendo nuevos segmentos a las porciones ya revisadas de su ADN. Y cuando, en el curso normal del crecimiento de una clula, el nuevo ADN se transcribiera en ARN , y el ARN sirviese de plantilla para la produccin de aminocidos, y los aminocidos se convirtiesen en protenas... Las protenas seran ms que simples unidades de la estructura celular; otras clulas podran decodificarlas. O el ARN sera catalizado para ser reabsorbido y decodificado por otras clulas. O y esta tercera opcin se present despus de

que Vergil insertara fragmentos de ADN bacteriano en cromosomas de mamferos segmentos del propio ADN seran expulsados y marginados. Su cabeza bulla cada vez que pensaba en los miles de maneras que tienen las clulas para comunicarse entre s y desarrollar sus intelectos. La idea de una clula intelectual le resultaba todava maravillosamente extraa. Le hizo detenerse, y se qued en pie, mirando la pared, hasta que dej de soar despierto y se puso a continuar su tarea. Cogi un microscopio e insert una pipeta en uno de los tubos. El calibrado instrumento verti la cantidad marcada de fluido por un fino anillo circular, directamente sobre una plaquilla de vidrio. Desde el principio, Vergil haba sabido que sus intuiciones no eran vagas ni intiles. Sus primeros tres meses en Genetron, cuando ayudaba a establecer la protena de silicona corno primer paso para el proyecto biochip, le haban convencido de que los diseadores de ste haban dejado de lado algo muy obvio y extremadamente interesante. Por qu autolimitarse a la silicona y a la protena y a biochips de una centsima de milmetro, cuando casi en cada clula viviente haba ya funcionando un computador con una enorme memoria? Una clula de mamfero tena un complemento de ADN de varios billones de pares de bases, cada uno de los cuales actuaba como una pieza de informacin. Qu era la reproduccin, despus de todo, sino un proceso biolgico computerizado de enorme complejidad y fiabilidad? En Genetron todava no se haban dado cuenta, y Vergil haba decidido haca tiempo que prefera que no lo hicieran. El cumplira con su trabajo creando billones de computadores celulares capaces, y luego dejara Genetron y establecera su propio laboratorio, su propia compaa. Tras un ao y medio de preparacin y estudio, haba empezado a trabajar por las noches en la mquina de genes. Utilizando un teclado de computador, construy cadenas de bases para formar codones, cada uno de los cuales se converta en fundamento de una tosca secuencia ADN-ARN-protena. Haba insertado las primeras cadenas biolgicas en los cultivos de bacterias Ecoli como plsmidos circulares. Las E-coli haban absorbido los plsmidos y los haban incorporado en su ADN original. Las bacterias se haban luego duplicado y liberado los plsmidos, contagiando el proceso a otras clulas. En la fase ms crucial de su trabajo, Vergil haba utilizado transcriptasa reversa vrica para fijar el circuito de retroalimentacin entre el ARN y el ADN. Hasta la bacteria ms primitiva y ms rudimentariamente equipada haba empleado ribosomas como codificadores y lectores, y ARN como impresor. Con la curva de unin en su lugar, las clulas desarrollaban su propia memoria y la capacidad de procesar y actuar sobre la informacin ambiental. La verdadera sorpresa vino cuando examin sus microbios alterados. La capacidad de registro de un simple fragmento del ADN bacteriano era enorme, comparada con la de la electrnica artificial. Lo nico que Vergil tena que hacer era aprovechar lo que ya estaba all, simplemente darle un empujoncito, como quien dice. Ms de una vez tuvo la desagradable sensacin de que su trabajo era demasiado fcil, de que l era ms un criado que un creador... Esto despus de

haber comprobado cmo las molculas encajaban en el sitio adecuado o de tal manera que l poda constatar claramente sus propios errores, y de ser as cmo corregirlos. El momento ms desagradable de todos lleg cuando se dio cuenta de que estaba haciendo algo ms que crear pequeos computadores. Una vez que dio comienzo al proceso y desencaden las secuencias genticas que podan componer y duplicar segmentos de ADN biolgico, las clulas empezaron a funcionar como unidades autnomas. Empezaron a pensar por s mismas y a desarrollar cerebros ms complejos. Sus primeras mutaciones de E-coli haban mostrado la capacidad de aprendizaje de gusanos planarios; los haba hecho pasar por sencillos laberintos en forma de T, dndoles tras ello recompensas de azcar. Pero pronto otros organismos haban adelantado a las planarias. Las bacterias procariotas inferiores estaban hacindolo mejor que las eucariotas multicelulares. Y, en el curso de unos meses, las tena recorriendo laberintos ms complejos a velocidades salvando las distancias de escala comparables a las de los ratones. Tras retirar las mejores secuencias biolgicas de las E-coli alteradas, las incorpor a los linfocitos B, glbulos blancos de su propia sangre. Volvi a colocar muchas cadenas intro cadenas autorreplicantes de pares de bases que aparentemente no codificaban para protenas y que comprendan un porcentaje sorprendente de diferente ADN de clulas eucariotas con sus propias cadenas especiales. Utilizando protenas artificiales y hormonas como mtodo de comunicacin, Vergil haba enseado a los linfocitos, durante los seis meses anteriores, a interactuar todo lo posible con cada uno de los otros y con su ambiente un laberinto de vidrio en miniatura mucho ms complejo. Los resultados haban superado ampliamente todas sus expectativas. Los linfocitos haban aprendido a recorrer el laberinto y a obtener sus recompensas alimenticias a increble velocidad. Esper a que la muestra se templara lo bastante como para estar activa, luego insert el visor en un lector magnetoscpico y encendi la primera de cuatro pantallas expositoras montadas sobre la mesa de trabajo. All, muy claramente, estaban los toscos linfocitos circulares en los que haba invertido dos aos de su vida. Se estaban transfiriendo afanosamente material gentico de unos a otros a travs de tubos largos en forma de paja parecidos a pili bacterianos. Algunas de las caractersticas constatadas durante los experimentos con E-coli se daban tambin en los linfocitos, pero l no estaba todava seguro del cmo. Los linfocitos maduros no se estaban reproduciendo por s mismos, pero estaban fanticamente ocupados en una orga de intercambio gentico. Cada linfocito de la muestra que estaba contemplando tena la capacidad intelectual potencial de un mono rhesus. Habida cuenta de la sencillez de su actividad, aquello ciertamente no era obvio; pero, a juzgar por las apariencias, no les resultara muy difcil orientarse mejor y prosperar a lo largo de sus vidas. Los haba instruido hasta el ms alto nivel de entrenamiento qumico, y haba llegado con ellos tan lejos como haba podido. Pero sus breves vidas haban llegado a su fin le haban ordenado que los destruyera. Eso resultara

bastante sencillo. Poda aadir detergente a los recipientes y sus membranas celulares se disolveran. Iban a ser sacrificados a la cautela y cortedad de miras de un grupo de directivos con cerebro de platelmintos. Su aliento se entrecortaba mientras miraba a los linfocitos hacer su vida. Eran preciosos. Eran sus hijos, de su propia sangre, los haba criado con todo cuidado y haba dirigido todos sus pasos; haba inyectado personalmente el material biolgico en al menos un millar de ellos. Y ahora ellos a su vez estaban transformando afanosamente a todos sus compaeros, y as sucesivamente, sucesivamente... Era como Washoe, el chimpanc, enseando a su hijo a hablar usando el alfabeto de sordomudos. Ellos estaban pasndose una antorcha de inteligencia en potencia. Cmo podra saber ya nunca si llegaran a realizar todas sus posibilidades? Pasteur. Pasteur dijo en voz alta. Janner. Vergil prepar con cuidado una jeringuilla. Fruncido el entrecejo, hinc la cnula en el tapn de algodn del primer tubo y la hundi en la solucin. Luego hizo retroceder el mbolo. El fluido color pastel llen el cilindro; cinco, diez, quince centmetros cbicos. Sostuvo la jeringuilla frente a sus ojos durante varios minutos, sabiendo que iba a emprender algo temerario. Hasta ahora se diriga a sus creaciones mentalmente lo habis tenido muy fcil. Vida de seores. Estis en vuestro suero, y circulis y absorbis todas las hormonas que necesitis. No tenis ni que trabajar para ganaros la vida. Sin exmenes severos, sin tensiones. Sin necesidad de emplear lo que os di. Entonces, qu iba a hacer ahora? Ponerlos a trabajar en su medio natural? Inyectndolos en su propio cuerpo, podra sacarlos de Genetron y recobrar ms tarde los suficientes como para empezar de nuevo el experimento. Eh, Vergil! Ernesto Villar golpe en el marco de la puerta y asom la cabeza. Tenemos la pelcula de la arteria de rata. Estamos reunidos en el 233. Tamborile con los dedos en el dintel mientras esbozaba una amplia sonrisa. Ests invitado. Te necesitamos. Vergil baj la jeringuilla y mir sin ver a nadie. Vergil? Estar all dijo sin apenas entonacin. No te pongas nervioso dijo Villar displicente Pero no vamos a esperar mucho rato para el estreno. Sali. Vergil oy sus pasos alejarse por el vestbulo. Temerario, de veras. Reinsert la cnula a travs de algodn, hizo caer de nuevo el suero en el tubo y tir la jeringuilla en una jarra de alcohol. Volvi a poner el tubo en su soporte y lo coloc en el Kelvinator. Antes, el frase giratorio y la paleta de tubos no haban llevado en la etiqueta otra identificacin que su nombre. Lo arranc de la paleta y lo reemplaz por: Muestras de protenas bu chips; ensayos fallidos de laboratorio 21-23. En el frase giratorio puso una etiqueta que deca Rata anti-cabra. Ensayos fallidos de laboratorio 13-14. A nadie iba a ocurrsele manosear un grupo de errores de laboratorio annimo y sin analizar. Los errores eran sagrados.

Necesitaba tiempo para pensar. Rothwild y diez de los cientficos clave del proyecto BAM se haban reunido frente a una gran pantalla de TV en el 233, un laboratorio comnmente usado como sala de reuniones. Rothwild era un tipo apuesto, pelirrojo, que haca de controlador y mediador entre la direccin y le investigadores. Estaba en pie junto a la pantalla, deslumbrante con su chaqueta de color crema y sus pantaln marrn chocolate. Villar ofreci a Vergil una silla de plstico color verde aguacate y luego se sent al fondo de la habitacin, con las piernas cruzadas y las manos detrs de cabeza. Rothwild empez a soltar el prlogo. Este es el anlisis del producto de equipo E-64. Todos ustedes colaboraron en l. Mir vagamente hacia Vergil. Y ahora todos ustedes pueden compartir el... triunfo. Creo que podemos sin miedo llamarlo as. El E-( es un prototipo de biochip de investigacin, de trescientos micrmetros de dimetro, protena en substrato de silicon sensible a cuarenta y siete variables distintas de fracck de sangre. Se aclar la voz. Todos ellos estaban al corriente, pero no poda dejar pasar la ocasin de explayarse a gusto. El 10 de mayo insertamos E-64 en una arteria de rata, cerramos la pequea incisin y lo hicimos pasar por la arteria lo ms adentro posible. El viaje dur cinco segundos. La rata fue luego sacrificada y el biochip recuperado. Desde entonces, el grupo de Trence ha estado analizando el biochip y ha interpretado los resultados. Poniendo stos a travs de un programa de imgenes de vector especial, hemos podido producir una pequea pelcula. Hizo una sea hacia Ernesto, quien puso en marcha un proyector de vdeo. Aparecieron en pantalla unos dibujos computerizados el logotipo animado de Genetron, firmas estilizadas del equipo de imgenes, y luego un fundido. Ernesto apag las luces de la sala. Apareci un crculo en pantalla que se agrand y distorsion hasta formar un valo irregular. Dentro de ste se formaron nuevos crculos. Hemos reducido seis veces la velocidad real del viaje explic Rothwild. Y, para simplificar, hemos eliminado las desviaciones de concentraciones de productos qumicos por la sangre de la rata. Vergil se inclin hacia adelante en su silla, olvidando momentneamente sus problemas. A lo largo del fluctuante tnel de crculos concntricos, surgan unas corrientes que de vez en cuando se aceleraban. La sangre fluye a travs de la arteria terci Ernesto. El viaje por la arteria de la rata dur treinta segundos. A Vergil se le erizaban los pelos de los brazos. Si sus linfocitos tuvieran ojos, esto sera lo que vieran al viajar en el fluido sanguneo. Un largo tnel irregular por donde la sangre discurra suavemente, quedando a veces atrapados en pequeos remolinos al contraerse la arteria, crculos ms y ms pequeos, empujones y sacudidas cuando el biochip chocaba con las paredes, y finalmente, el trmino del viaje, al atracar el biochip en un capilar. La secuencia terminaba con un fundido en blanco. Las ovaciones atronaron la sala.

Ahora dijo Rothwild, sonriendo y levantando la mano para restablecer el orden. Algn comentario antes de que se lo enseemos a Harrison y a Yng? Vergil se escap de la celebracin despus de tomar un vaso de champaa y volvi a su laboratorio, sintindose ms deprimido que nunca. Dnde estaba su espritu de cooperacin? Crea de verdad que poda llevar un asunte tan ambicioso como el de los linfocitos l slo? Hasta ahora, lo haba logrado pero a costa de que le interrumpieran el experimento, quiz incluso de que se lo echaran a perder. Meti los cuadernos en una caja de cartn y la sello con cinta adhesiva. En el lugar que Hazel ocupaba en el laboratorio, encontr una etiqueta pegada a un frasco de cermica Overton, no mover y la arranc. Aplic la etiqueta a su caja y puso sta en territorio neutral junto a fregadero. Luego se puso a lavar los frascos de vidrio y , asear su parte del laboratorio. Cuando llegara la hora de la inspeccin, se comportara de un modo dcil y suplicante; le dara a Harrison la satisfaccin de la victoria. Y luego, subrepticiamente, a lo largo de las dos prximas semanas, ira sacando de all los materiales que necesitaba. Los linfocitos saldran en ltimo lugar; podra tenerlos durante algn tiempo en la nevera de su apartamento. Podra robar materiales para tenerlos en condicione pero no podra seguir trabajando con ellos. Ms adelante, decidira la mejor manera de contine su experimento. Harrison apareci a la puerta del laboratorio. Todo fuera dijo Vergil con un aire convenientemente arrepentido. 3 Estuvieron vigilndole de cerca durante la siguiente semana; luego, preocupados por las etapas finales de las pruebas del prototipo BAM, licenciaron a sus sabuesos. Su comportamiento haba sido intachable. Vergil estaba ahora dando los ltimos pasos para preparar su partida voluntaria de Genetron. No haba sido el nico en ir ms all de los lmites de la permisividad ideolgica de la compaa. El equipo directivo, de nuevo en la persona de Gerald T. Harrison, se haba cebado en Hazel el mes anterior, sin ir ms lejos. Hazel se haba desviado de la ortodoxia con sus cultivos E-coli, al intentar probar que el sexo se origina como resultado de la invasin de una secuencia autnoma de ADN un parsito qumico llamado factor F en formas tempranas de vida procaritica. Ella haba postulado que el sexo no era til en trminos de evolucin al menos no para las mujeres, que podan, en teora, reproducirse por partenognesis y que, en ltima instancia, los hombres eran superfluos. Haba conseguido reunir suficientes pruebas como para que Vergil, que haba husmeado entre sus cuadernos, estuviera de acuerdo con sus conclusiones. Pero el trabajo de Hazel no encajaba en los esquemas de Genetron. Era revolucionario, y socialmente polmico. Harrison habl; y ella tuvo que abandonar aquel rea de investigacin.

Genetron no quera publicidad, ni siquiera un matiz de controversia. Todava no. Necesitaban una reputacin sin tacha para cuando hicieran pblico su hallazgo, y anunciaran que estaban fabricando BAM funcionales. No se haban preocupado de los papeles de Hazel, sin embargo. Le haban permitido conservarlos. El que Harrison hubiera retenido su archivo era algo que molestaba grandemente a Vergil. Cuando se asegur de que haban bajado la guardia pas a la accin. Solicit acceso a los computadores de la compaa (haba sido puesto en restriccin por un tiempo indefinido); con mucha naturalidad, les dijo que necesitaba consultar sus datos sobre las estructuras de la protenas desnaturalizadas y desplegadas. De esa manen tena el permiso asegurado, y as se meti en el sistema del laboratorio comn una tarde despus de las ocho. Vergil haba crecido un poco demasiado pronto con para ser clasificado como un pirata de los computador de los ochenta, pero en los ltimos siete aos haba revisado sus archivos curriculares en tres firmas de prime fila y retocado tambin los registros de una famosa universidad. Esa entrada haba sido definitiva para garantizar un puesto en una compaa como Genetron. Vergil nunca se haba sentido culpable por esas intrusiones y manipulaciones. Su intencin era no volver a ser nunca tan malo con haba sido antes, y no tena sentido el ser castigado por pasadas indiscreciones. Saba que estaba totalmente capacitado para trabajar en Genetron. Sus falsos crditos universitarios eran simplemente un show montado para los directores de personal, que necesitaban luces y musiquita. Adems, Vergil haba credo hasta justo antes de las dos ltimas semanas que el mundo era como su rompecabezas personal, y que cualquier enredo y desenredo por parte, incluyendo el pirateo de computadoras, era simplemente una parte de s mismo. Encontr ridculamente fcil el romper el cdigo Rin di utilizado para esconder las listas confidenciales de Genetron. No haba misterios para l en los nmeros Goc ni en las secuencias de dgitos aparentemente fortuitos que aparecan en pantalla. Se meta por entre los nmeros y informacin como una foca en el agua. Encontr su archivo y conect una ecuacin clave p el cdigo de esa seccin en particular. Luego decidi : ms precavido siempre caba la posibilidad, aunque remota, de que alguien fuera tan ingenioso como l. Borro el archivo por completo. El punto siguiente en su agenda era la localizacin los registros mdicos de los empleados de Genetron. Cambi la cuanta de su cuota de seguros y borr toda huella de la alteracin. Los eventuales investigadores de fuentes exteriores le encontraran as totalmente a cubierto incluso despus de su cese, y nunca le preguntaran la razn de por qu no pagaba sus cuotas. Se preocupaba por cosas as. Su salud no haba sido nunca satisfactoria del todo. Por un momento, pens en otra posible fechora, pero decidi abstenerse. No era vengativo. Apag la terminal y la desconect. Pas un tiempo sorprendentemente corto dos das antes de que sus manejos fueran advertidos. Rothwild se le enfrent en el vestbulo una maana temprano, y le dijo que su trabajo en el laboratorio haba terminado. Vergil protest

suavemente, y dijo que tena una caja de efectos personales que quera llevarse con l. Bueno, pero eso es todo. Nada de material biolgico. Quiero revisarlo todo. Vergil asinti con calma. Qu pasa ahora? Francamente, no lo s dijo Rothwild. Y no me interesa saberlo. Abogu por ti. Thornton tambin. Nos has dado un gran disgusto a todos. La mente de Vergil se puso a funcionar a toda prisa. No haba movido los linfocitos; parecan suficientemente a salvo, disfrazados en el refrigerador del laboratorio, y no se esperaba tan pronto una sorpresa como la del despido. Estoy despedido? Lo ests. Y me temo que te va a ser difcil el encontrar trabajo en otro laboratorio privado. Harrison est furioso. Hazel estaba ya trabajando cuando entraron en el laboratorio. Vergil recogi la caja que haba dejado en la zona neutral bajo el fregadero, cubriendo la etiqueta con la mano. La levant y, solapadamente, arranc la etiqueta, arrugndola y tirndola al cubo de basura. Otra cosa dijo. Tengo unos cuantos errores de laboratorio marcados que tendran que ser liquidados. Con cuidado. Radionucleidos. Ay, mierda dijo Hazel. Dnde? En la nevera. No es para preocuparse, slo carbono 14. Puedo? Mir a Rothwild. Este hizo un ademn para que la caja fuera puesta sobre un mostrador con el fin de poder inspeccionarla. Puedo? repiti Vergil. No quiero dejar nada por aqu que pueda resultar peligroso. Rothwild asinti a disgusto. Vergil fue hacia la Kelvinator dejando caer su bata sobre el mostrador. Al rozar una caja de jeringas hipodrmicas, se llev una escondida en la palma. La paleta de linfocitos estaba en el estante inferior Vergil se arrodill y cogi un tubo. Rpidamente, inserte la jeringuilla y sac veinte centmetros cbicos de suero La jeringuilla no haba sido todava utilizada, y la cnula tendra que estar pues razonablemente estril; no tena tiempo para un frote con alcohol, y haba que arriesgarse. Antes de clavarse la aguja bajo la piel, se pregunt por un momento qu estaba haciendo, y qu pensaba que poda sacar con ello. Haba pocas posibilidades de que los linfocitos sobrevivieran. Entraba en lo posible que sus manejos los hubieran alterado lo bastante como para que murieran en su corriente sangunea, incapaces de adaptarse, o bien de que hicieran algo atpico y fueran destruidos por si propio sistema inmunolgico. De cualquier modo, el desarrollo vital de un linfocito activo en el cuerpo humano era cuestin de semanas. La vida era dura para los polizones del cuerpo. La aguja entr. Sinti un leve pinchazo, un breve dolor y el fresco fluido mezclndose con su sangre. Retir la aguja y dej la jeringuilla en el suelo del refrigerador. Con la paleta de tubos y el frasco giratorio en la mano, se puso en pie y cerr la puerta. Rothwild le miraba nerviosamente mientras l se pona los guantes de goma y, uno por uno verta el contenido de los tubos en un tarro casi lleno de etanol. Luego aadi el fluido del frasco giratorio. Con una ligera mueca,

Vergil tap el tarro y lo puso en una caja de desechos a prueba de radiactividad. Con el pie, empujo la caja por el suelo. Toda tuya dijo. Rothwild haba acabado de hojear los cuadernos. No estoy seguro de que estos no deban quedarse aqu dijo. Empleaste mucho de nuestro tiempo trabajando en ellos. La estpida mueca de Vergil no se alter. Demandar a Genetron y esparcir mierda por todo peridico que se me ocurra. Eso no sera muy bueno de cara a vuestra prxima posicin en el mercado, verdad? Rothwild le mir con los ojos entornados, al par que su cuello y mejillas enrojecan ligeramente. Vete de aqu dijo. Te mandaremos el resto de tus cosas ms tarde. Vergil recogi la caja. Se le haba pasado ya la fra sensacin en el antebrazo. Rothwild le escolt escaleras abajo, y a travs del pasillo exterior hasta la puerta. Walter acept la placa con semblante rgido, y Rothwild sigui a Vergil hasta el aparcamiento. Acurdate de tu contrato dijo Rothwild. T acurdate de lo que puedes y de lo que no puedes decir. Puedo decir una cosa, creo dijo Vergil, luchando por mantener claras sus palabras a pesar de la clera. El qu? Idos a tomar por el culo. Todos. Vergil pas con el coche por delante del letrero de Genetron y pens en todo lo que haba ocurrido entre aquellas austeras paredes. Mir hacia el cubo negro, que se alzaba ms all, escasamente visible a travs de unos eucaliptus. Sin duda, era ms que probable que el experimento hubiera terminado. Por un momento se sinti enfermo por la tensin y el disgusto. Luego pens en los billones de linfocitos que acababa de destruir. Su nusea aument y tuvo que tragar mucha saliva para expulsar el regusto cido que le haba subido a la garganta. Que os den por el culo murmur, porque todo lo que toco se va a tomar por el culo. 4 Los humanos eran unos bichos muy raros, decidi Vergil sentado en un taburete alto para observar mejor las tcticas del ganado. Una dulzona msica ambiental envolva los lentos y graciosos giros que se ejecutaban en la pista de baile, mientras que intermitentes luces ambarinas enfatizaban el latido de los cuerpos de hombres y mujeres Sobre la barra, un deslumbrante despliegue de tubos de cobre escanciaba las bebidas la mayora vinos de via y cuarenta y siete clases de caf distintas sin parar. Las ventas de caf estaban en alza; la noche haba dado pase a la madrugada, y pronto Weary apagara y cerrara. Los ltimos esfuerzos del ganado por ligar se estaban haciendo cada vez ms obvios. Los movimientos empezaban a hacerse ms desesperados, menos sutiles;

al lado de Vergil, un tipo de baja estatura con un traje arrugado de color azul calentaba la oreja a una esbelta chica morena de rasgos asiticos. Vergil pasaba de todo eso. No haba hecho un slo movimiento en toda la noche, y estaba en el antro de Weary desde las siete. Nadie se le haba acercado tampoco. El no era de los ms guapos. Oscil un poco al ponerse en pie no es que hubiera dejado el taburete por nada en especial, slo para ir a la abarrotada sala de descanso Haba pasado tanto tiempo en laboratorios durante los ltimos aos que su piel tena el poco apreciado tono de Blancanieves. No pareca muy entusiasmado, y adems no le apeteca hacer la menor gilipollez para atraerse atencin. Por suerte, el aire acondicionado de Weary era bastante bueno, y su fiebre haba remitido. Ms bien haba empleado la noche en observar la increble variedad y subyacente uniformidad de las tcticas del animal macho para atraerse a la hembra. Se sinti a margen de todo eso, suspendido en una esfera objetiva y ligeramente solitaria de la que no se senta inclinado a salir. De modo que por qu, se pregunt, se le haba ocurrido venir a Weary antes de cualquier otra cosa? Por qu vena por aqu alguna vez? Nunca haba ligado en Weary ni en cualquier otro bar de solitarios en toda su vida. Hola. Vergil dio un respingo y se volvi, asombrado. Perdona. No quera asustarte. Sacudi la cabeza. Ella tena unos veintiocho aos, rubia clara, muy delgada, con una cara mona pero no despampanante. Sus ojos, grandes, oscuros y limpios, eran su mejor atractivo exceptuando quiz sus piernas, se corrigi l tras una mirada instintiva hacia abajo. T no vienes por aqu a menudo dijo ella. Ech una mirada hacia atrs por encima de su hombro. O s? Quiero decir, yo tampoco vengo mucho por aqu. As que no puedo saberlo. El neg con la cabeza. No he conseguido un nivel de xito muy espectacular. No vengo mucho. Ni falta que hace. Ella se volvi con una sonrisa. S ms de ti de lo que t te crees dijo ella. No necesito ni leer en tu mano. Lo primero, eres listo. S? dijo Vergil, sintindose torpe. Eres hbil con las manos le toc la rodilla, dejando sobre ella la mano. Tienes unas manos muy bonitas. Podras hacer cantidad de cosas con unas manos as. Pero no hay seales de grasa, as que no eres mecnico. Y tratas de vestir bien, pero... Lanz una pequea carcajada de las que se dan despus de haber tomado varias copas, y se tap la boca con la mano. Lo siento. Por lo menos lo intentas. El se mir su escogida camisa verde y negra de algodn y sus pantalones negros. Qu tena que criticar? Quiz no le gustaran los mocasines Topsiders que llevaba. Estaban un poco desgastados. Trabajas en... Djame ver. Hizo una pausa acaricindose la mejilla. Sus uas eran maravillas del arte de la manicura, fuertes, largas y brillantes. Eres un tcnico. Perdn?

Trabajas en uno de los laboratorios de por aqu. Llevas el pelo demasiado largo para estar en la Marina, adems de que los marinos no vienen mucho por aqu. Por lo menos que yo sepa. Trabajas en un laboratorio y ests... No ests contento. Por qu? Porque... Se contuvo. Confesar que no tena trabajo poda no ser estratgico. Le esperaban seis meses de desempleo; eso y sus ahorros podan ayudar a disimular su falta de trabajo remunerado durante un tiempo. Cmo sabes que soy tcnico? Se ve. El bolsillo de tu camisa... Meti un dedo en l y tir suavemente. Parece como si acostumbraras a llevar un montn de lpices. Del tipo de los que se tuercen y sale toda la mina. Sonri deliciosamente y chasc un poco su rosada lengua para ilustrar lo que deca. S? S. Y llevas calcetines a rombos escoceses. Slo los tcnicos los llevan ahora. Me gustan se defendi Vergil. A m tambin. Lo que quiero decir es que nunca he conocido a un tcnico. Es decir... ntimamente. Oh, Dios mo, pens Vergil. A qu te dedicas? pregunt arrepintindose inmediatamente de haberlo hecho. Y me gustara, si no te parece que es ser demasiado lanzada dijo ella, ignorando la pregunta. Mira, van a cerrar en unos minutos. No me apetece beber nada ms, y h msica no me gusta mucho. Y a ti? Se llamaba Candice Rhine. A lo que se dedicaba era : inscribir anuncios para La Jolla Light. Le parecieron bien su deportivo Volvo y su casa, un condominio de dos habtaciones en un segundo piso a cuatro manzanas de la playa de La Jolla. Lo haba comprado a un precio de ganga haca seis aos nada ms salir de la escuela de medicina, i un profesor de universidad que se haba ido a Ecuador poco despus de acabar un estudio sobre los indios de Sudamrica. Candice entr en el apartamento como si hiciera aos que viviese all. Dej su chaqueta de ante en el sof, y su blusa sobre la mesa de comedor. Con una risita, colg su sostn de la lmpara cromada que haba sobre la mesa. Sus pechos eran pequeos, pero resaltaban por la estrechez de su caja torcica. Vergil observaba todo esto con una especie de temor reverencial. Vamos, tcnico dijo Candice desnuda desde la puerta del dormitorio. Me encantan las pieles. El tena una pequea alfombra de alpaca sobre su gran cama californiana. Ella hizo una pose con los dedos delicadamente apoyados junto a la parte superior de la jamba de la puerta, con una rodilla doblada, luego se dio la vuelta sobre un solo taln y se adentr en la oscuridad. Vergil sigui en pie hasta que ella volvi a encender la luz de la habitacin. Lo saba! grit. Mira cuntos libros! En la oscuridad, Vergil era plenamente consciente de los peligros del sexo. Candice dorma profundamente junto a l, el sueo de tres copas y de hacer el amor cuatro veces.

Cuatro veces. Nunca lo haba hecho tan bien. Candice haba murmurado, antes de dormirse, que los qumicos lo hacan con sus tubos, y los mdicos lo hacan con paciencia, pero que slo un tcnico poda hacerlo en progresin geomtrica. Y en cuanto a los peligros... El haba visto muchas veces la mayora de las veces, en los libros los resultados de la promiscuidad en un mundo de permanente ir y venir. Si ella era promiscua (y Vergil no poda dejar de creer que slo una chica promiscua poda haberse mostrado tan lanzada con l) entonces para qu hablar de la clase de microorganismos que deban estarle ahora pululando por la sangre. As y todo, no pudo evitar una sonrisa. Cuatro veces. Candice gru en su sueo y Vergil dio un respingo, sobresaltado. No iba a dormir bien, lo saba. No estaba acostumbrado a tener a alguien en su cama. Cuatro. Sus manchados dientes brillaron en la oscuridad. Por la maana, Candice estaba mucho menos lanzada. Insisti solemnemente en hacer el desayuno. Haba huevos y filetes de buey en su vieja nevera de bordes redondeados, y ella hizo con todo ello un experto trabajo, como si hubiera sido cocinera al minuto o era simplemente que las mujeres hacan as las cosas?. El nunca haba cogido el truco de frer bien los huevos. Siempre le salan con las yemas rotas y con los bordes defectuosos. Desde el otro lado de la mesa, ella le contemplaba con sus grandes ojos oscuros. El tena hambre, y coma deprisa. Con escasa delicadeza y maneras, pensaba. Y qu? Qu ms poda esperar ella de l? O l de ella? No me suelo quedar toda la noche, sabes le dijo. Llamo a montones de taxis a las cuatro de la madrugada cuando el to est dormido. Pero t me tuviste ocupada hasta las cinco, y simplemente... No me apeteca irme. Me dejaste molida. El asinti con la cabeza y se trag la ltima preciosidad de yema semislida con el ltimo trozo de tostada. No estaba especialmente interesado en saber con cuntos hombres se haba ido a la cama. Bastantes, segn todos los indicios. Vergil haba hecho tres conquistas en toda su vida, y slo una moderadamente satisfactoria. La primera a los diecisiete un increble golpe de suerte y la tercera haca un ao. La tercera haba sido la satisfactoria, y le haba hecho dao. Esa fue la ocasin en que se vio obligado a reconocer su estatus de gran cerebro pero con fsico pobre. Suena fatal, verdad? pregunt. Me refiero a lo de los taxis y todo eso. Segua mirndole fijamente. Hiciste que me corriera seis veces le dijo. Estupendo. Cuntos aos tienes? Treinta y dos dijo l. Te comportas como un adolescente. En la cama, quiero decir. Vergil nunca lo haba hecho tan bien de adolescente. Te lo has pasado bien?

El dej su tenedor y mir hacia arriba, reflexionando. Se lo haba pasado muy bien. Cundo iba a ser la prxima? S, muy bien. Sabes por qu te escog? Candice casi no haba tocado su huevo, y ahora masticaba la punta de su nico filete de buey. Sus uas haban emergido salvajes en la noche. Al menos no le haba araado. Le habra gustado a l eso? No dijo l. Porque yo saba que eras tcnico. Nunca haba follado, quiero decir, hecho el amor con un tcnico. Vergil. Es as, verdad? Vergil lan Ullarn. Ulam corrigi l. Hubiera empezado antes, de haberlo sabido dijo ella. Sonri. Tena los dientes blancos y regulares, quiz un poco demasiado anchos. Sus imperfecciones la hicieron ms atractiva a sus ojos. Gracias. No puedo hablar... Oh lo que sea, por todos nosotros. Por ellos. Los tcnicos, vaya. Bueno, creo que eres muy dulce dijo. La sonrisa se desvaneci, reemplazada por un gesto de seria especulacin. Ms que dulce. Te lo juro, Vergil. Ha sido el mejor polvo que me he echado. Tienes que ir hoy a trabajar? No dijo l. Tengo horario flexible. Bien. Ya has desayunado? Tres ms antes del medioda. Vergil no lo poda creer. Candice, al irse, estaba toda dolorida. Me siento como si acabara de entrenarme un ao seguido para el pentatln dijo desde la puerta, con la chaqueta en la mano. Quieres que vuelva esta noche? Quiero decir, de visita. Pareca nerviosa. No podra hacer ms el amor. Creo que me has hecho venir la regla antes de tiempo. Por favor dijo l, cogindole la mano. Me gustara mucho. Se dieron la mano con formalidad y Candice sali al sol de primavera. Vergil se qued un momento a la puerta Sonrea y mova la cabeza con incredulidad, alternativa mente. 5 Los gustos de Vergil en las comidas empezaron a cambiar en la primera semana de su relacin con Candice. Hasta entonces, haba perseguido con terquedad los azcares y almidones, las comidas grasas y el pan con mantequilla Su planto favorito era una pizza de bazofia; haba un loe por all donde cargaban alegremente trozos de pia y jamn italiano por encima de las anchoas y olivas. Candice sugiri que redujera su ingestin de grasa aceites ella lo llamaba esa mierda sebosa, y que en cambio tomase ms verduras y cereales. Su cuerpo pareca darle la razn. La cantidad de comida que ingera tambin decreca. Llegaba antes a la saciedad. Su cintura se redujo a vistas. Se mova intranquilo por el apartamento. Junto con sus cambios de gusto experiment un cambio de actitud hacia el amor En eso no haba nada inesperado; Vergil saba lo bastante de psicologa

como para dar cuenta de que para corregir su misoginia nerviosa, todo lo que necesitaba era una relacin satisfactoria. Con Candice la tena. Algunas noches haca ejercicios. Ya no le dolan tanto los pies. Todo estaba cambiando. El mundo era un si mejor. Gradualmente, se le fueron los dolores de espalda, incluso de la memoria. No los ech de menos. Vergil atribua la mayor parte de estos cambios a Candice, como un rumor adolescente atribuye la mejora de imperfecciones cutneas a la prdida de la virginidad. Ocasionalmente, la relacin se volva tormentosa. Candice le encontraba insufrible cuando l intentaba explicarle su trabajo. El se refera al tema con pasin, y pocas veces se molestaba en simplificar tecnicismos. Casi lleg a confesarle que se haba inyectado l mismo los linfocitos, pero se detuvo al darse cuenta de que ella estaba ya completamente aburrida. Avsame cuando encuentres una cura barata contra el herpes le dijo. Podemos sacarle una pasta a la Liga de Accin Cristiana slo por no comercializarla. Aunque l ya no se preocupaba por las enfermedades venreas el tema haba sido planteado por la propia Candice, y le haba convencido de que estaba limpia, una noche le sali una extraa erupcin, una molesta y peculiar serie de vejigas blancas por el vientre. Por la maana se le fueron y no regresaron. Vergil estaba tumbado en la cama junto al suave bulto cubierto por la sbana, blanco como una colina nevada, y con la espalda al aire como si llevara un seductor y atrevido traje de noche. Haca tres horas que haban acabado de hacer el amor, y l estaba todava despierto pensando que en las dos ltimas semanas lo haba hecho ms veces con Candice que con todas las otras mujeres juntas. Esto excit su imaginacin. Siempre le haban interesado las estadsticas. En un experimento, los nmeros indican xito o fracaso, como en los negocios. Estaba ahora empezando a sentir que su ligue (qu rara le sonaba esa palabra) con Candice se estaba desarrollando en una lnea d xito completo. La repetitividad era el sello distintivo de todo buen experimento, y este experimento haba... Y as sucesivamente, el nocturno rumiar sin fin, algo menos productivo que el dormir sin soar. Candice le tena asombrado. Las mujeres siempre asombraban a Vergil, que haba tenido tan pocas oportunidades de conocerlas; pero sospechaba que Candice era ms asombrosa que la media. No poda entender su actitud. Raras veces iniciaba ella ahora el juego amoroso, pero una vez comenzado, participaba en l con suficiente entusiasmo. La vea como una gata que busca una nueva casa, y una ve que la ha encontrado, se acomoda para ronronear sin preocuparse mucho ni poco por el da siguiente. Ni el espritu apasionado de Vergil ni su plan de vida admitan esa clase de tranquila indiferencia. Se negaba a pensar en Candice como en alguien intelectualmente inferior a l. Era razonablemente ingeniosa a veces, y observadora, y amena. Pero no le importaban las mismas cosas que a l. Candice crea en los valores superficiales de la vida apariencias, rituales, lo que los dems pensaban y hacan. A Vergil

le importaba poco lo que le otros pensaran, mientras no interfirieran activamente e sus planes. Candice aceptaba y experimentaba. Vergil actuaba observaba. Era muy envidioso. Le habra gustado tener un respiro en su constante rumiar pensamientos y planes y preocupaciones, el tiempo necesario para procesar la informacin y poder urdir algo nuevo. Ser como Candice sera como tener vacaciones. Candice, por otro lado, pensaba indudablemente que era un culo inquieto y un agitador. Ella viva sin preocuparse de planificar, no pensaba demasiado y no tena muchos escrpulos tampoco... Ni remordimientos de conciencia ni segundos pensamientos. Cuando result evidente que aquel culo inquieto y agitador estaba sin empleo, y que no era probable que lo encontrara pronto, su desconfianza sin embargo no disminuy. Quiz, como las gatas, ella e tenda poco de esas cosas. As que ella dorma y l rumiaba, dndole vueltas una y otra vez a lo que haba pasado en Genetron; obsesindo con las implicaciones, admita que haba obrado a la ligera al inyectarse los linfocitos, y culpaba de ello a su incapacidad para concentrarse en lo que tena que hacer a continuacin. Vergil miraba el techo oscuro, luego entorn los ojos para observar los fosfenos. Se incorpor apoyndose en ambas manos, roz el trasero de Candice y apret sus ndice contra los globos oculares, para intensificar el efecto. En la noche, sin embargo, no se pudo entretener con pelculas psicodlicas de prpado. No le vino nada ms que clida oscuridad, punteada con resplandores tan distantes y vagos como si fueran informaciones de otro continente. Ms all de su rumiacin, dejndose de juegos infantiles y todava bien despierto, Vergil se puso contemplativo sin tener en realidad nada que contemplar, y pens sin objeto alguno, intentando realmente evitar esperando hasta la maana, intentando evitar los pensamientos acerca de todas las cosas perdidas y todas las cosas ganadas recientemente que podan perderse no est preparado y todava se mueve y se agita perdiendo La maana del domingo de la tercera semana: Por un momento, se qued mirando fijamente la taza de caf caliente que Candice le ofreca. Haba algo raro en la taza, y en la mano. Busc las gafas por los bolsillos para ponrselas, pero le hicieron dao a la vista. Gracias murmur. Cogi la taza y se incorpor en la cama contra la almohada, derramando un poco del oscuro lquido caliente sobre las sbanas. Qu vas a hacer hoy? le pregunt. (Buscar trabajo?, implicaba el gesto, pero Candice nunca se pona pesada con las responsabilidades, ni le haca preguntas sobre el dinero.) Buscar trabajo, supongo dijo l. Mir otra vez a travs de sus gafas, sujetndolas por una de las patillas. Yo voy a llevar anuncios al Light, y a comprar en el puesto de verduras de la calle. Luego voy a hacerme la comida y voy a comer sola.

Vergil la mir, confundido. Qu pasa? pregunt ella. Se quit las gafas. Por qu sola? Porque creo que ests empezando a darme por segu No me gusta eso. Noto que me aceptas. Qu hay de malo en eso? Nada dijo ella con paciencia. Se haba vestido y peinado, y su largo cabello brillaba ahora sobre sus hombros. Lo que pasa es que no quiero que esto pierda sal. Salsa? Mira, toda relacin necesita un poco de marcha vez en cuando. Te estoy empezando a tomar por un perrito faldero disponible, y eso no es bueno. No dijo Vergil. Pareca distrado. No has dormido esta noche? pregunt. No dijo Vergil con aire confuso. No mucho. As que, qu ms? Te veo muy bien dijo l. Ves? Me das por segura. No, quiero decir... Sin mis gafas. Te estoy viendo perfectamente sin las gafas. Bueno, me alegro por ti dijo Candice con despreocupacin felina. Te llamar maana. No te impacientes. Oh, no dijo Vergil apretndose las sienes con los dedos. Cerr la puerta suavemente tras de s. Vergil pase la mirada por la habitacin. Todo estaba perfectamente enfocado. No haba visto tan bien desde que el sarampin le haba hecho perder la vista a la edad de siete aos. Sin duda, aquella era la primera mejora que no poda atribuir a Candice. Salsa dijo, mirando por entre las cortinas. 6 Vergil se haba pasado semanas, al parecer, en despachos as: paredes color tierra, escritorios de metal gris sobre los que haba pulcros montones de papeles y archivadores, en los que un hombre o una mujer te pregunta educadamente por cuestiones psicolgicas. Esta vez se trataba de una mujer, exuberante y bien vestida, con semblante amistoso y paciente. Ante ella, sobre la mesa, estaban su curriculum y los resultados de un test psicolgico proyectivo. Haca tiempo que haba aprendido a rellenar esos tests: cuando te piden un dibujo, evitar pintar ojos u objetos de contorno ntido; dibujar cosas de comer o mujeres guapas; decir siempre tus objetivos en trminos claros y prcticos, pero con un toque de exageracin, de ambicin; mostrar imaginacin, pero no demasiada. La mujer movi la cabeza con aire de aprobacin tras la lectura de los papeles, y le mir. Su curriculum es notable, seor Ulam. Vergil, por favor.

Sus resultados acadmicos dejan un poco que desear, pero su experiencia profesional puede compensarlo con creces. Supongo que sabe qu preguntas vienen ahora. Vergil abri ms los ojos, todo inocencia. Es usted un poco vago respecto a lo que puede hacer por nosotros, Vergil. Me gustara or ms respecto a cmo se insertara en Codon Research. Se mir el reloj subrepticiamente, no para ver la hora, sino la fecha. Dentro de una semana quedaran pocas o ninguna esperanza de recobrar sus linfocitos ampliados. Realmente, esta era su ltima oportunidad. Estoy cualificado para hacer cualquier clase de trabajo de laboratorio, investigacin o fabricacin. Codon Research lo ha hecho muy bien en productos farmacuticos, y yo estoy interesado en eso, pero verdaderamente creo que puedo colaborar en cualquier programa de biochips que estn ustedes desarrollando. La directora de personal le mir todava ms fijamente He dado en el blanco, pens Vergil. Codon Research se va de dedicar a los biochips. No estamos trabajando en biochips, Vergil. Sin embargo, su curriculum en el campo farmacutico es impresionante; me parece que usted sera tan valioso en una fabrica de cerveza como con nosotros eso era una versin aguada de un viejo chiste de borrachos. Vergil sonri. Hay un problema, sin embargo continu. Su fidelidad es muy alta segn una fuente, pero segn Genetron su ltima empresa, est por los suelos. Ya le he explicado que hubo un choque de personalidades. S, y nosotros normalmente no le damos importancia a esos asuntos. Nuestra compaa es distinta a otras compaas, despus de todo, y si el trabajo potencial un empleado es por lo dems bueno, y el de usted parece ser que lo es, pasamos por alto esos choques. Pero a veces yo tengo que trabajar por instinto, Vergil. Y a hay algo que no me suena bien del todo. Usted trabaj el programa de biochips de Genetron. Haciendo investigacin adjunta. S. Est usted ofrecindonos la experiencia que adquiri en Genetron? Eso era una manera de decir V contarnos usted los secretos de su anterior empresa? S y no dijo l. Primero, yo no estaba en el centro del programa biochip. Yo no estaba al tanto de secretos clave. Puedo, sin embargo, ofrecerles a ustedes los resultados de mi propia investigacin. De modo tcnicamente, s, porque como Genetron tena una clusula de trabajo en alquiler, s que voy a decirles algunos de secretos si me contratan. Pero slo sern una parte del trabajo que hice all. Esperaba que ese tiro aterrizase en una zona intermedia. Haba una mentira flagrante en eso, y es que l s conoca virtualmente todo lo que haba que saber sobre los biochips de Genetron. Pero haba tambin una verdad, y es que crea que el concepto de biochips en su totalidad era obsoleto, sin perspectiva. Mm hmm dej de concentrarse en los papeles. Voy a ser sincera con usted, Vergil. Quiz ms sincera de lo que usted ha sido conmigo. Usted nos resultara un poco azaroso, y quiz un pie quebrado, pero nos arriesgaramos a darle el empleo... Si no fuera por una cosa. Soy amiga del seor Rothwild, de Genetron. Muy buena amiga. Y me ha pasado una informacin que habra sido, de

otro modo, confidencial. No dijo nombres, y l no poda probablemente saber que yo le iba a tener a usted frente a m, en esta mesa. Pero me dijo que alguien de Genetron se haba saltado un montn de directrices del Instituto Nacional de la Salud y que haba recombinado ADN de mamferos. Tengo serias sospechas de que sea usted esa persona sonri agradablemente. Lo es usted? Nadie ms haba sido despedido o licenciado en Genetron desde haca un ao. Vergil asinti. Estaba muy disgustado. Dijo que era usted brillante, pero que resultara problemtico en cualquier compaa que le diera empleo. Y me dijo que le haba amenazado con ponerle en la lista negra. Ahora, l y yo sabemos que esa amenaza no significa en realidad gran cosa, con las actuales leyes de trabajo y con las posibilidades para entablar litigios. Pero esta vez, por simple accidente, Codon Research sabe ms sobre usted de lo que debera. Estoy siendo totalmente franca con usted, porque aqu no debe haber el menor malentendido. Me negar a decir cualquiera de estas cosas aunque me presionen. Mis autnticas razones para no contratarle me las da su perfil psicolgico. Sus dibujos estn demasiado espaciados, e indican una poco saludable predileccin por el aislamiento personal le devolvi sus informes. De acuerdo? Vergil asinti. Cogi los informes y se levant. Usted ni siquiera conoce a Rothwild dijo. Esto ya Tie ha pasado otras seis veces. S, bueno, seor Ulam, la nuestra es una industria novata, que apenas cuenta quince aos. Las compaas todava se apoyan unas a otras para ciertas cosas. Competencia por fuera, y colaboracin entre bastidores. Ha sido interesante hablar con usted, seor Ulam. Buenos das. La luz del sol, fuera de los muros de cemento de Codon Research, le hizo parpadear. Ya est bien de reivindicaciones, pens. Todo el experimento se ira pronto a pique. Quiz daba lo mismo. 7 Conduca hacia el norte a travs de blancas colinas salpicadas de retorcidos robles, dejando atrs lagos profundos y claros por las lluvias del invierno anterior. El verano haba sido suave hasta entonces, e incluso en el interior, las temperaturas no haban subido de los veintinueve grados. El Volvo corra sobre la cinta sin fin de la autopista por campos de algodn, luego entre verdes arboledas de nogales. Vergil ataj por la 580, a lo largo de las afueras de Tracy, con la mente casi en blanco; conducir era una panacea para sus preocupaciones. Bosques de hlices montadas sobre torres de estructura metlica giraban armoniosamente a ambos lados de la autopista; cada uno de sus grandes brazos tena dos tercios de la anchura de un campo ftbol. Nunca en su vida se haba sentido mejor, y eso le preocupaba. Llevaba dos semanas sin estornudar, aun en plena estacin de las alergias. La ltima vez que haba viste Candice, para decirle que se iba a Livermore a ver a su madre, ella le haba hecho comentarios sobre el color su piel, que haba pasado de la palidez a un saludable tez de melocotn.

Cada vez que te veo tienes mejor aspecto, Vergil haba dicho Candice, sonriente, al darle un beso. Vuelve pronto. Te voy a echar de menos. Mejor aspecto, mejor salud, y sin razn aparente. No era lo bastante sentimental como para creer que el amor lo cura todo, aun llamando a lo que l senta por Candice amor. Y lo era, en realidad? Algo as. No le gustaba pensar en esas cosas, de modo que conduca. Despus de diez horas, se sinti vagamente disgustado al tomar la carretera de South Vasco para dirigirse hacia el sur. Dobl por East Avenue hacia el centro de Livermore, un pueblecito de California de viejos edificios de piedra y ladrillo, antiguas granjas de madera rodeadas ahora de suburbios, y centros comerciales parecidos a los de cualquier otra ciudad californiana... Y a la salida del pueblo, el Lawrence Livermore National Laboratory, donde, entre otras muchas investigaciones, se ocupaban del diseo de armas nucleares. Se par en el Guineveres Pizza y se oblig a pedirse la pizza de bazofia mediana, una ensalada y una Coca-Cola. Al sentarse a esperar en la parte de imitacin medieval del comedor, se hizo la ociosa pregunta de si los laboratorios de Livermore tendran alguna instalacin que pudiera utilizar. Quin era ms strangeloviano, los fulanos de las armas o Vergil I. Ulam? Al llegar la pizza, observ el queso, los condimentos y grasienta salchicha. Antes te gustaba esto, se dijo. Pic un poco de la pizza y se termin la ensalada. Eso parecia ser suficiente. Dejndose la mayor parte de la soda en la mesa, se limpi la boca, sonri a la chica de caja registradora y se volvi al coche. Vergil no esperaba con agrado las visitas a su madre. Las necesitaba, de algn modo incierto e irritante, pero no disfrutaba. April Ulam viva en una antigua casa de dos pisos bien conservada, justo en la esquina de First Street. La casa estaba pintada de color verde oscuro, y el tejado era de madera. Haba dos jardincillos rodeados de una verja de hierro forjado que flanqueaban los escalones de la fachada, uno de los jardines para plantas y flores, y el otro para hortalizas. El porche era cerrado, con una puerta de dintel de madera montada sobre chirriantes goznes y gobernada por un quejumbroso muelle de acero. La entrada a la casa se efectuaba a travs de una pesada puerta de roble oscuro, con ventana de cristal biselado y un picaporte que representaba una cabeza de len. Ninguna de estas comodidades era de extraar en una antigua casa de un pueblecito de California. Su madre, vestida de flotantes sedas color lavanda y altos tacones dorados, con su pelo como ala de cuervo con toques de gris en las sienes, apareci por la puerta de roble y por la puerta del porche y se detuvo a la luz del sol. Salud efusivamente a Vergil dndole un abrazo, y le condujo a travs del porche de la mano, que agarraba suavemente con sus delgados dedos fros. Ya en la sala de estar, se sent en una butaca de terciopelo gris, con su bata flotando, ligera, a los lados. La sala de estar haca juego con la casa; estaba amueblada con piezas que una mujer mayor (no su madre) deba de haber reunido a lo largo de una extensa y moderadamente interesante vida. Al lado de la butaca haba un sof azul estampado a flores, una mesa redonda de bronce con proverbios rabes grabados en crculos concntricos que rodeaban unos dibujos geomtricos, lmparas de estilo Tiffany en tres de los rincones, y, en el cuarto, una

estatua chim Kwan-Yin algo estropeada, esculpida en un tronco de teca de unos dos metros de altura. Su padre, conocido familiarmente como Frank, se haba trado la estatua de Taiwan al concluir un viaje en la marina mercante; Vergil, que tena entonces tres aos, se haba dado un susto de muerte al verla. Frank los haba abandonado a los dos en Texas cuando Vergil tena diez aos. Entonces se fueron a California. Si madre no se haba vuelto a casar, sola decir que eso slo hubiera servido para reducir sus posibilidades. Vergil no estaba ni siquiera seguro de si sus padres se haban divorciado. Se acordaba de su padre como de un hombre moreno, con la cara afilada, la voz aguda, poco tolerante y poco inteligente, con una risa atronadora que utilizaba para darse importancia en momentos de perversa ansiedad. Ni poda imaginarse, ni siquiera ahora, a su padre y su madre juntos en la cama, y mucho menos su vida en comn durante once aos. No haba echado de menos a Frank salvo de un modo terico haba echado de menos a un padre, el estado imaginado de tener un padre que hablara con l, que le ayudara con los deberes, alguien que supiera un poco ms de la vida cuando a l se le presentaron problemas siendo nio. Siempre haba echado en falta ese tipo de padre. As que no tienes trabajo dijo April a su hijo con un tono que pasaba por ser de una amable preocupacin. Vergil no le haba hablado a su madre de su despido, y ni siquiera pregunt cmo lo saba. Haba sido mucho ms aguda que su marido, y todava poda igualarse en ingenio con su hijo, al que normalmente aventajaba en asuntos prcticos y mundanos. Hace cinco semanas reconoci Vergil. Algo en perspectiva? Ni lo busco. Te han echado con prejuicio dijo ella. Casi con extremo prejuicio. Ella sonri; ahora poda empezar la esgrima verbal, su hijo era muy listo, muy ameno, a pesar de sus otros defectos. No lamentaba que l estuviera sin trabajo; simplemente, las cosas estaban as, y l poda o bien hundirse o bien nadar. Antes, a pesar de las dificultades, su hijo se haba mantenido en la superficie, con mucho chapoteo un pobre estilo, pero, al menos, a flote. A ella no le haba pedido dinero desde que se fue de casa haca diez aos. As que vienes a ver qu hay de tu vieja madre. Qu hay de mi vieja madre? Su cuello, como de costumbre le contest. Seis pretendientes el mes pasado. Es un fastidio ser vieja y no aparentarlo, Verge. Vergil se ri y sacudi la cabeza, tal como saba que ella esperaba. Algo en perspectiva? Sigo sin nada. Ningn hombre podra reemplazar a Frank, gracias a Dios brome ella. Me echaron porque estaba haciendo experimentos por mi cuenta dijo Vergil. Ella asinti y le pregunt si quera t, vino o una cerveza. Una cerveza dijo l. Le indic la cocina. La nevera no tiene candado.

Sac una Dos Equis y limpi la condensacin con su manga mientras volva hacia el cuarto de estar. Se sent en un silln ancho y tom un largo trago. No apreciaron tu brillantez? Vergil mene la cabeza. Nadie me entiende, madre. Ella desvi la mirada sobre el hombro de l y suspir. Yo nunca te entend. Esperas que te vuelvan a emplear pronto? Ya has preguntado eso antes. Pens que quiz al reformular la frase obtendra una respuesta mejor. La respuesta es la misma que si preguntas en chino. Estoy harto de trabajar para otros. Mi desgraciado hijo inadaptado. Madre dijo Vergil, levemente irritado. Qu hacas? Le hizo un breve resumen, del cual ella no entendi ms que los puntos ms sobresalientes. Estabas organizando una buena a sus espaldas, vamos. El asinti. Si hubiera podido disponer de un mes ms, y si Bernard lo hubiera visto, todo habra salido bien. Pocas veces se mostraba evasivo con su madre. Ella era virtualmente imperturbable; difcil de tratar, y todava ms difcil de pelar. Y no estaras aqu ahora, visitando a tu anciana y dbil mater. Probablemente no dijo Vergil, encogindose de hombros. Adems, hay una chica. Es decir, una mujer. Si te deja llamarla chica, no es una mujer. Es muy independiente. Habl un rato sobre Candice, de sus exabruptos al principio y de su domesticacin gradual. Me estoy acostumbrando a tenerla cerca. Quiero decir, no vamos a vivir juntos. Estamos en una especie de perodo sabtico por ahora, para ver como nos van las cosas. Soy impagable en los asuntos domsticos. April asinti y le pidi que le trajera una cerveza. El le sac una Anchor Steam sin abrir. Mis uas no son tan fuertes dijo ella. Ah. Volvi a la cocina y la destap. Ahora, dme. Qu esperabas que un cirujano de enjundia como Bernard hiciera por t? No es slo un cirujano de enjundia. Ha estado interesado en la IA desde hace aos. IA? Inteligencia artificial. Oh exhibi una radiante sonrisa de comprensin. Ests sin empleo, quiz enamorado, sin nada a la vista. Alegra el corazn de tu madre un poco ms. Qu ms hay? Estoy experimentando conmigo mismo, creo. April le mir asombrada. Cmo?

Bueno, esas clulas que alter Tuve que sacarlas de all inyectndomelas yo mismo. Y no he tenido acceso a un laboratorio o a una clnica desde entonces. Ahora ya nunca podr recobrarlas. Recobrarlas ? Separarlas de las dems. Hay billones de ellas, madre. Si son tus propias clulas, de qu tienes que preocuparte? No me notas nada nuevo? Le mir intensamente. No ests tan plido, y te has pasado a las lentillas. No llevo lentillas. Entonces quiz has cambiado de costumbres y ya no lees a oscuras movi la cabeza. Nunca he comprendido tu inters por esas tonteras. Vergil la mir, pasmado. Es fascinante dijo. Y si no entiendes lo importante que es, entonces... No te pongas arrogante con mis cegueras particulares. Las admito, pero no me salgo de mi sitio para cambiarlas. No, cuando veo cmo est el mundo hoy en da por culpa de gente con tus inclinaciones intelectuales. Caramba, cada da, en los laboratorios, estn fraguando ms y ms perdiciones... No juzgues a la mayora de los cientficos por m, madre. No soy tpico precisamente. Soy un poco ms... No pudo encontrar la palabra e hizo una mueca. Ella se la devolvi con una leve sonrisa que l nunca hubiera podido descifrar. Loco dijo ella. Heterodoxo corrigi Vergil. No entiendo a qu pretendes llegar, Vergil. Qu clase de clulas son esas? Slo parte de tu sangre, con la que has estado trabajando? Pueden pensar, madre. Otra vez imperturbable, ella no reacion de ningune manera que l pudiera percibir. Juntas, quiero decir, todas ellas o cada una? Cada una. Aunque tendan a agruparse en los ltimos experimentos. Son amistosas? Vergil mir al techo con exasperacin. Son linfocitos, madre. Ni siquiera viven en el mismp mundo que nosotros. No pueden ser simpticas o antipticas del modo en que nosotros lo entendemos. Para ellas todo es qumica. Si pueden pensar, entonces pueden sentir algo; al menos en mi experiencia es as. A menos que sean com Frank. Por supuesto, l no pensaba mucho, as que la conparacin no es exacta. No tuve tiempo para descubrir cmo eran, o si pueden razonar tanto como... indica su potencial. Cunto es su potencial? Ests segura de que entiendes esto? Es que parece que lo entiendo? S. Por eso estoy dudoso. No s cul es su potencia. Pero es muy grande. Verge, siempre ha habido algn mtodo en tu locura. Qu esperabas ganar con todo esto?

Esa pregunta le detuvo. Desesper de siquiera comunicar en ese nivel el nivel del logro y las metas con su madre. Ella nunca haba entendido su necesidad de realizacin. Para ella, las metas se alcanzaban no tratando con el prjimo demasiado a menudo. No lo s. Quiz nada. Olvdalo. Ya est olvidado. Dnde comemos hoy? Vamos a comer a un marroqu dijo Vergil. Eso es la danza del vientre. De todas las cosas que l no entenda sobre April, la mxima concerna a su habitacin de nio. Los juguetes, la cama y los muebles, los posters de la pared, su habitacin, haban sido conservadas no como estaban cuando l los abandon, sino como cuando tena doce aos. Los libros que l lea haban sido llevados en cajas al tico, y ordenados en la estantera que en otro tiempo bast para contener su biblioteca. Relatos y libros de ciencia-ficcin convivan con cmics y con un pequeo pero interesante grupo de libros de ciencia y electrnica. Los carteles de cine sin duda muy valiosos ahora mostraban al robot Robbie llevando a la fuerza a una muy ampliada Anne Francs por un agreste planeta, a Christher Lee con los ojos rojos, y a Keir Dullea mirando asombrado desde el casco de su traje espacial. Haba quitado esos posters a los diecinueve aos, los haba doblado y guardado en un cajn. April haba vuelto a ponerlos cuando l se fue a la universidad. Incluso haba resucitado su edredn favorito de cazadores y perros. La cama misma estaba vestida y resultaba familiar, retrotrayndole hacia una infancia que no estaba seguro de haber tenido, y mucho menos dejado atrs. Se acord de su preadolescencia como de un tiempo de considerable miedo y preocupacin. Miedo de ser una especie de manaco sexual, de que haba sido el culpable de que su padre se fuera, preocupacin por dar la talla en la escuela. Y, juntamente con la preocupacin, exaltacin. La extraa alegra que haba sentido ai retorcer una tira de papel, pegar los dos extremos y obtener as su primera cinta de Moebius; su granja de hormigas y sus Heathkits ; cuando encontr diez aos de Scientific American en un cubo de basura en la avenida de detrs de la casa. En la oscuridad, cuando estaba a punto de dormirse, la espalda le empez a molestar. Se rasc, luego se sent en la cama e hizo un rodillo con el extremo de la camisa del pijama, deslizndolo arriba y abajo, una y otra vez, con las dos manos, para aliviar la comezn. Se toc la cara. Se la notaba totalmente extraa, como si fuera la cara de otro protuberancias y chichones, la nariz ms grande, los labios salientes. Pero al tocarse con la otra mano, se la notaba normal. Junt los dedos de las dos manos. Las sensaciones no eran las apropiadas. Una de las manos estaba mucho ms sensible que de costumbre, la otra casi dormida. Respirando pesadamente, Vergil baj vacilante las escaleras del cuarto de bao y encendi la luz. El pecho le picaba horriblemente. Senta como un hormiguear de insectos invisibles entre los dedos de los pies. No se haba sentido tan mal desde que tuvo el sarampin a la edad de once aos, un mes antes de que su padre los dejara. Con la no especulativa concentracin del malestar, Vergil se

quit el pijama y se meti bajo la ducha, con la esperanza de encontrar mejora en el agua fresca. De la vieja caera sali un dbil chorro de agua que se desliz por su cabeza y cuello, por sus hombros y espalda, al par que le bajaban unos riachuelos por el pecho y las piernas. Ambas manos estaban ahora exquisita y dolorosente sensibles, y el agua pareca caer en agujas, templndose y enfrindose, ardiendo y helando. Sac los brazos de la ducha y el aire mismo pareca latir. Se qued all durante quince minutos, suspirando con alivio a medida que la irritacin cesaba, frotndose las reas afectadas con las muecas y el dorso de las manos hasta que enrojecieron. Senta una fuerte comezn en los dedos y palmas, comezn que disminuy a medida que el bombeo de su corazn recuperaba la normalidad. Sali de la ducha y se sec, luego se asom desnudo a la ventana del bao para sentir la fresca brisa mientras escuchaba los grillos. Maldita sea dijo de manera lenta y expresiva. Se dio la vuelta y se mir en el espejo. Tena el pecho irritado y rojo, de rascarse y frotarse. Se gir y se mir la espalda por encima del hombro. De hombro a hombro, y zigzagueando a lo largo de su espina dorsal, unas plidas lneas que se dibujaban justo bajo su piel trazaban un loco e inesperado mapa de carreteras. Mientras miraba, las lneas se desvanecieron lentamente, hasta que se pregunt si de verdad haban estado all alguna vez. Con el corazn latindole fuertemente en el pecho. Vergil se sent sobre la tapa d