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Autor: Michel, Marcos Año: 1993. Facultad de Ciencias Sociales Carrera de Arqueología Universidad Mayor de San Andrés Título: Prospección Arqueológica de San Ignacio de Moxos. Provincia Moxos, Departamento de Beni, Bolivia Libro: Publicación Digital Saberes Bolivianos 2011 www.saberesbolivianos.com

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  • Autor: Michel, Marcos

    Año: 1993. Facultad de Ciencias Sociales Carrera de Arqueología Universidad Mayor de San Andrés

    Título: Prospección Arqueológica de San Ignacio de Moxos. Provincia Moxos, Departamento de Beni, Bolivia

    Libro: Publicación Digital Saberes Bolivianos 2011

    www.saberesbolivianos.com

  • Prospección Arqueológica de San Ignacio de Moxos.

    Provincia Moxos, Departamento de Beni, Bolivia.

    Tesis para optar al grado de licenciatura en arqueología presentada por:

    Marcos Rodolfo Michel López.

    Tutor:

    Dr. Juan Albarracin Jordan.

    Facultad de Ciencias Sociales

    Carrera de Arqueología

    Universidad Mayor de San Andrés

    La Paz. Bolivia

    1993

  • Agradecimientos:

    Mis sinceros agradecimientos a todas las personas que directa o indirectamente colaboraron con

    esta investigación:

    Al Dr. Juan Albarracin Jordan por ser un tutor paciente y que mostró su continuo apoyo. Al Dr.

    Clark L. Erickson por sus valiosos consejos, envíos bibliográficos y seguimiento en la labor de

    campo. A los colegas y amigos de las carreras de Antropología – Arqueología de la Universidad

    Mayor de San Andrés, en especial al Lic. Jaime Fernández por la comprensión y la ayuda que

    brindó hacia los nuevos profesionales arqueólogos.

    Un particular reconocimiento a los Drs. William M. Denevan y Betty J. Meggers por sus

    sabios consejos y aliento. También a los Drs. Anna Roosevelt, Jeffrey Parsons, Gregory Knapp,

    Kent Mathewson y al Mst. Martín Guiesso por haberse interesado en mi trabajo y haberme

    mantenido al tanto sobre la arqueología amazónica y de camellones. A los antropólogos Lic.

    Guillermo Rioja de Conservación Internacional y Gonzalo Oviedo por su sincera amistad y

    colaboración.

    De igual manera al compañero René Vargas Fernández de la UMSA, con quien

    anduvimos durante las difíciles jornadas de prospección en septiembre de 1991, a la comunidad

    de Totaizal por su hospitalidad y comprensión durante la construcción de los primeros

    camellones experimentales del Beni, especialmente a Artemio Vásquez, Celso Parada y Marcial

    Nalema.

  • A los amigos Kenny Roberts y Cherry Wilson que aportaron para la continuidad del

    proyecto cuando este estaba naciendo.

    A la familia Justiniano; Fidel, Ronald y Raúl dueños de las estancias La Víbora y La

    Viborilla por su apoyo y amistad durante nuestra estadía en el Beni y a los estancieros Sres.

    Dorila Diez (Estancia La Estrella), Ángel Suarez (Estancia La Media Vuelta), Emilio Arias

    (Estancia La Lágrima), Hugo Ribero (Estancia Mausa) que autorizaron nuestro trabajo en sus

    estancias, y a todos los amigos de San Ignacio que gentilmente nos alentaron.

    A la CEPIB (Central de Pueblos Indígenas del Beni), que dio el visto bueno para la

    ejecución del trabajo de campo.

    A todos los miembros de la Parroquia de San Ignacio de Moxos, en particular al padre

    Enrique Jordá que nos prestó su tiempo y estuvo siempre dispuesto a escucharnos.

    A los amigos ecuatorianos de la ESPOL (Escuela Politécnica del Litoral) de la carrera de

    Arqueología, Guayaquil, por la camaradería y amistad demostradas, en particular a Irina

    Xomchuk docente, las arqueólogas Yashila Vera Guayasamín, Amelia Sánchez, Maritza Freire y

    a todos los estudiantes. En Cuenca al director del Museo Arqueológico de Ingapirca Raul Marca,

    Judith Pesantes de la sección cultural del Banco central y a la arqueóloga Rita Diaz de Quito por

    la valiosa información compartida.

    A Sabina Stab, Julio Arce, Calogero Santoro, Maria Helena Angulo, Wilma Winkler, los

    amigos del MUSEF y en fin a todos quienes confiaron en el éxito del proyecto.

  • INDICE

    I. Introducción 1

    II.

    Región de estudio

    7

    II.1. San Ignacio de Moxos – Morfología del Área de Estudio 12

    II.1.1. Bosques 14

    II.1.2. Pampa 15

    II.1.3. Zonas anegadizas

    II.1.4. Drenaje

    II.1.5. Lagunas

    II.1.6. Rasgos arqueológicos

    II.1.7. Agricultura y Obras Civiles

    III.

    Justificación

    IV.

    Objetivos Generales

    IV.1. Objetivos Específicos

    V.

    Antecedentes

    V.1. Etnohistoria

    V.1.1. Situación actual de los archivos en el Departamento de Beni

    V.1.2. Documentación etnohistórica del momento de la llegada de los españoles a Moxos

    V.1.3. Relación de las entradas de los españoles en los primeros cien años de contacto

    V.1.3.1. Antecedentes

    V.1.3.2. Primeros Intentos de Exploración

    V.1.3.3. Ingresos desde el Alto Perú

  • V.1.3.4. Ingresos por Santa Cruz

    V.1.4. Primera llegada de los españoles y sucesivas visitas

    V.1.4.1. Expedición de Conquista

    V.1.4.2. Conquista jesuítica y creación de la misiones

    V.1.5. Llegada a Moxos de Gonzalo Soliz de Holguin y sus hombres, primeras descripciones

    V.1.5.1. Introducción

    V.1.5.2. Ingreso a la región

    V.1.5.3. Arribo a los poblados y descripciones

    V.1.5.4. Terraplenes, canales y camellones

    V.1.5.5. Conclusiones

    V.2. Arqueología

    V.3. Campos elevados

    V.3.1. Introducción

    V.3.2. Estudios sobre campos elevados

    V.3.3. Antigüedad y desarrollo de América

    V.3.4. Antigüedad y desarrollo de Bolivia

    V.3.5. Camellones experimentales en Sudamérica

    V.3.6. Camellones experimentales en Perú y Bolivia

    V.3.7. Camellones y sociedad

    VI.

    Marco Teórico

    VII.

    Problemática

    VIII.

    Hipótesis

    IX.

    Metodología y Técnicas

    IX.1. Análisis de fotografías aéreas

  • IX.2. Prospección

    IX.3. Excavación

    IX.4. Análisis de Laboratorio

    X.

    Descripción de los sitios arqueológicos y las estructuras agrícolas de San Ignacio de Moxos

    X.1. Sistemas de camellones y terraplenes de la Estancia “La Víbora”

    X.1.1. Sitio La Víbora

    X.1.2. Conjunto de camellones “a”

    X.1.3. Conjunto de camellones “b” y “c”

    X.1.4. “Isla grande A”

    X.2. Diques de represamiento y otras estructuras de las Estancias “La Víbora” y “La Viborilla”

    X.2.1. Conjunto de camellones “d” y “e”

    X.2.2. Conjunto de camellones “f”

    X.3. Estructuras artificiales de la Estancia “La Viborilla”

    X.4. Estructuras artificiales de la Estancia “La Media Vuelta”

    X.5. Estructuras artificiales de la Estancia “La Estrella”

    X.6. Estructuras artificiales de la Estancia “La Lágrima”

    X.7. Estructuras artificiales de la Estancia “Mausa”

    X.7.1. Isla Mausa

    X.7.2. Terraplenes y canales de la Estancia “Mausa” y arroyo “Comoivaca”

    X.7.3. Otros terraplenes

    X.8. Estructuras artificiales de la “Estancia del Sr. Sabala”

    X.9. Sitio Laguna Isireri

    XI.

    Análisis de resultados

    XI.1. Cerámica

    XI.2. Asentamientos Humanos y Obras Artificiales de Tierra

    XI.2.1. Canales Perpendiculares a un lecho de arroyo que inundan sectores de camellones

  • XI.2.2. Sistemas de terraplenes, canales y camellones en relación a los cursos de arroyos y

    lagunas

    XI.2.2.1. Terraplenes y canales bordeando un arroyo

    XI.2.2.2. Sistema de represamiento intermeándrico simple

    XI.2.2.3. Terraplenes, canales y camellones asociados a meandros de arroyos

    XI.2.2.4. Sistemas de represamiento de agua mediante terraplenes a un lado del

    meandro

    XI.2.3. Sistemas de represamiento de agua permanente

    XI.2.3.1. Sistemas de canalización y retención de agua de los afluentes de la laguna

    Isireri

    XI.2.3.2 Sistemas de almacenamiento de agua en la Estancia “La Víbora”

    XI.2.4 Sistema de diques de represamiento de agua a gran escala

    XII.

    Conclusiones Generales

  • Segundo Cuerpo

    ANEXOS

    1. Descripción de Cerámica

    2. Descripción de pozo de sondeo

    3. Registro de terraplenes

    4. Registro de material arqueológico

    5. Registro fotográfico

    6. Mapas y Croquis

    7. Fotografías

    8. Bibliografía

  • I. Introducción.

    El proyecto de Prospección Arqueológica de San Ignacio de Moxos es una síntesis del

    trabajo realizado en el Departamento de Beni durante varias jornadas de campo y gabinete.

    Dicho proyecto estuvo orientado a llamar la atención sobre las impresionantes obras

    prehispánicas artificiales de tierra y su significado cultural en el tiempo, considerando los

    escasos trabajos hechos en la zona. Para lograr esta meta fue fundamental un análisis detallado

    de características clave, no tomadas en cuenta en anteriores estudios: la ecología del área

    mediante una revisión fotointerpretativa que describe los sectores de bosque, pampa, curichis o

    depresiones y todo lo que caracteriza una zona de inundación y sequía anuales extremas. Los

    mapas del trabajo permitieron comparar el patrón actual de habitat frente al arqueológico, con

    notables diferencias en el tipo de asentamiento y en la forma de acceso a los recursos naturales.

    Ya en el estudio de las fotografías aéreas nos llamo la atención como las peculiaridades

    ambientales de las llanuras fueron aprovechadas, desde tiempos tempranos, para el desarrollo de

    una sofisticada y compleja agricultura de campos elevados y terraplenes de represamiento de

    agua. Extensas superficies se transformaron mediante el desvío de los arroyos y la

    implementación de canales; fueron también construidos sistemas canalizados de drenaje, diques

    de represamiento de agua mediante terraplenes, represas de almacenamiento de líquido

    excavadas en el terreno, campos elevados y otros a grandes escalas. Este avance tecnológico fue

    logrado a la vez que el desarrollo de grandes poblaciones se iba organizando mediante la

    implementación de la agricultura. Sistemas de organización social y subsistencia que recién

    están siendo inferidos y formaron parte de esta compleja formación socieconómica aun

    desconocida.

  • Debido a las carencias metodológicas de investigaciones pasadas, la prospección de San

    Ignacio de Moxos tuvo como objetivo el análisis contextual de los restos arqueológicos, tanto de

    habitat como agrícolas. Esta estrategia fue definida con la intención de lograr una interpretación

    cabal del patrón de asentamiento y la funcionalidad de las estructuras agrícolas en relación a los

    sitios de habitación registrados durante la prospección. Dicha relación permitió establecer una

    comparación general con las otras áreas similares conocidas en Sud América.

    La investigación realizada también consideró a nivel de antecedentes el estado actual de

    los archivos etnohistóricos del Beni y la importancia de conservar la escasa documentación

    bibliográfica existente. Un análisis etnohistórico de la documentación sobre los primeros cien

    años de la llegada de los españoles a Moxos permitió cuestionar profundamente una “visión

    oficial” del hombre de las tierras bajas llamado “salvaje”, creado por las crónicas jesuíticas, que

    influenció en las descripciones de viajeros y cronistas de los siglos pasados. Por el contrario las

    primeras referencias de los Toros o Moxeños, hechas por españoles, nos hablan de grandes

    poblados, terraplenes y abundante agricultura correspondientes a un alto grado de desarrollo. Los

    antecedentes arqueológicos del área en general son mínimos, ya que, en comparación con otro

    tipo de información, las investigaciones se concentraron en su mayoría en los alrededores de

    Trinidad. Esta falencia fue compensada en la tesis mediante una revisión comparativa de la

    arqueología de camellones o campos elevados en Sud América en relación al Beni, que permitió

    ubicar el desarrollo de la agricultura de camellones en un medio similar a otros del continente.

    El marco teórico planteado muestra en forma crítica las diferentes tendencias teóricas

    desarrolladas en la arqueología amazónica y su influencia en el pensamiento actual. Se menciona

    la teoría de las “Culturas de Floresta Tropical” desarrollada por Donald Lathrap para la

  • amazonia, considerada de suma importancia para el entendimiento de los procesos sociales que

    se habían dado en Moxos, y se plantea un esquema nuevo de interpretación. La problemática de

    estudio es amplia; los cuestionamientos sobre el pasado cultural de Moxos abarcan preguntas

    sobre el origen de los pobladores de Moxos, el desarrollo de su agricultura, el tipo de sociedades

    desarrolladas y otros. En este sentido las hipótesis plantean la posibilidad de un poblamiento

    temprano de la región por grupos cazadores recolectores (que todavía no ha sido detectado en el

    registro arqueológico en la región de Beni). Un largo y continuo desarrollo de la agricultura,

    ligado al crecimiento de aldeas en una fase formativa. En esta fase también se habría iniciado la

    agricultura de camellones con el consiguiente crecimiento poblacional – económico, y

    gradualmente el dominio de técnicas hidráulicas en la agricultura.

    El auge y el dominio de las técnicas agrícolas en Moxos fueron seguidos por una

    desarticulación cultural generalizada debido a la influencia de la llegada de los españoles.

    Dentro de la hipótesis se plantea también que la etnia Moxeña y los grupos Arawac de la

    región son el producto de una serie de migraciones del norte de Sud América.

    Para la contrastación de las hipótesis se han utilizado diferentes fuentes de información

    que incluyen datos etnohistóricos, estudios de fotointerpretación, e interpretaciones de trabajo de

    campo y laboratorio. La prospección intensiva del área de estudio (80 Km² entre las lagunas

    Isireri, Mausa y la población de San Ignacio), reporta datos de suma importancia, como ser

    varios sitios arqueológicos ubicados dentro de los espacios habitables de altura, 45 terraplenes

    artificiales con longitudes entre 10 m. y 4 Km. de largo y canales que varían desde zanjas de 1

    m. de ancho hasta arroyos canalizados de causes de más de 10 m. de ancho. Los datos

  • proporcionados por el trabajo de campo permitieron a la vez entender las características

    tecnológicas de los camellones como adaptaciones especializadas a microregiones, con una

    amplia variedad en sus formas y tipos, su reutilización en períodos de cientos de años y otras

    características.

    Por otra parte, el análisis de cerámica de la prospección logró reconocer influencias

    continuas de oleadas migracionales Arawac llegadas a las llanuras del Beni desde los actuales

    territorios de Venezuela y Colombia, las que jugaron un rol fundamental en el desarrollo de las

    culturas regionales de Moxos desde épocas tempranas, con la posible influencia en la agricultura

    y formación de aldeas.

    Las conclusiones finales brindan un panorama general sobre el desarrollo de las

    sociedades prehispánicas de Moxos desde sus tiempos más remotos hasta la llegada de los

    españoles, tomando e cuenta toda la información rescatada y la formulación de nuevas hipótesis

    alternas.

    En tal sentido, el proyecto efectuado se justifica en la medida en que nos permite

    investigar y reconocer un rico y complejo pasado beniano, el mismo que contrasta con las

    condiciones actuales en que viven los indígenas Moxeños. Las sociedades complejas de Moxos

    tuvieron poblados extensos y autosuficientes con características particulares que aun

    desconocemos. La documentación y reintroducción de la tecnología de camellones del oriente

    boliviano permitirá en el futuro un mejoramiento en la dieta del campesino, así como una mayor

    producción, considerando que los primeros resultados experimentales de campos elevados han

    tenido resultados positivos.

  • La tesis aquí presentada será asimismo, útil en la medida en que sirva a la comunidad

    beniana a identificarse con un largo proceso histórico, fundado en un pasado prehispánico

    considerado de los más ricos de América y el mundo, del cual podremos rescatar tecnologías y

    formas de aprovechamiento de la naturaleza para la vida actual.

    II. Región de Estudio.

    Los llanos de Moxos, una región situada en la porción central anualmente inundable del

    departamento de Beni, presenta características fisiográficas particulares que la diferencian de

    otras. Se encuentra formada por amplios pastizales (50%) (Lehm 1991:2). Está rodeada y

    presenta irrupciones de la “Hyalea Amazónica” en forma de un cordón que la envuelve por el

    norte a la altura de Guayanamerin, al este por el Brasil, y parcialmente al oeste y sur,

    confundiéndose con los Yungas de La Paz y Cochabamba (Dougherty y Calandra 1984 –

    1985:40), (Mapa II).

    Durante la época de lluvias, entre noviembre y marzo aproximadamente, se producen

    inundaciones por los desbordes de los ríos que acumulan las aguas de las precipitaciones

    pluviales de la Cordillera de los Andes. Las crecidas pueden durar de pocas semanas a varios

    meses, dependiendo de la cantidad de agua acumulada (Denevan 1980:29).

    Las llanuras tienen una altura promedio de 1,70 m.s.n.m.; su superficie está formada de

    suelos muy pobres, (ácidos a muy ácidos), de textura compacta y de drenaje imperfecto. En

    general, la región presenta la forma de una “bandeja sedimentaria” compuesta por una depresión

  • existente entre las estribaciones de los Andes y el Escudo Brasilero, la que declina de sur a norte.

    La profundidad de la sedimentación moderna varía de 5.500 m. hacia la base de los andes y 300

    m. hacia el oriente del río Mamoré (Plafker 1962; FAO 1979; Dougherty y Calandra 1984;

    Beck 1984).

    Varios ríos afluentes del Amazonas se canalizan en los llanos. Los principales de oeste a

    este son el Beni, el Maniqui, el Mamoré y el Itenez o Guaporé. Los ríos que nacen en la

    cordillera oriental presentan una serie de ondulaciones y recovecos en su recorrido por los

    llanos, formando meandros y “cuernos de buey”. Estos ríos son de “aguas claras o blancas” y de

    “aguas negras”, de acuerdo a la cantidad de oxígeno y de sedimentos que contienen (Miranda et

    al. 1989:80).

    Existen lagunas de forma rectangular y de diversos tamaños con un máximo de 520 Km²

    y una profundidad no mayor a 3 m, orientadas de noreste a sudeste. Su posible origen y forma

    fue descrito como “progresivas fallas en los bloques de cimiento o de la compactación

    diferenciada de depósitos no consolidados encima de los bloques de cimiento” (Plafker

    1964:503, tomado de Denevan 1980), aunque algunas pudieron ser acondicionadas para la

    inundación de campos elevados o el represamiento de agua mediante el uso de canales y

    terraplenes adyacentes (Denevan 1980:24).

    La temperatura media anual es de 25º C, y la media máxima rebasa los 35º C. Diciembre

    y febrero son los meses más calurosos del año. El ingreso de frentes fríos de dirección sureste

    (“surazos”), comúnmente entre mayo y agosto, producen el descenso de temperatura en forma

    violenta hasta los 10º C, y en casos extremos a 5º C (Plan de Manejo EBB 1991:285).

  • Las mayores concentraciones vegetales y animales en biodiversidad se encuentran en los

    bosques, que dependen de la profundidad fisiológica de los suelos. La fauna transita entre las

    islas y los bosques ribereños cruzando las pampas (Lehm 1991:6) y está compuesta

    principalmente por especies comunes en el Beni y otras que han logrado escapar de la caza

    humana o se mantienen alejadas de esta. Entre las más importantes podemos citar a las familias

    de primates como el manechi, (Alouatta), y variedades de Cebus, especies continuamente

    cazadas como pecarí (Tayasu, Pecari y Jacu) y tatus de distintas especies (Daysipus); otros como

    las capibaras (Hidrochaeris Hidrochaeris) se mantienen en grandes poblaciones debido a que no

    existe la costumbre de comer su carne. Las variedades de aves son inmensas y se encuentran en

    las principales fuentes de agua; entre estas son características el bato (Jabiru Mycteria), la garza

    (Ixobrichus Exilis Erithromelas), la pava (Penelope Jacquau), el búho, (Bubo Virginanus

    Nacuruta), y el Martín Pescador (Cereyle I. India). Algunas, como la paraba (Ara Araruna) y la

    cotorra (Ara Wedellii) se encuentran en peligro de extinción debido a su uso como mascotas.

    Entre los reptiles son comunes los lagartos y caimanes de diversas especies. Por el valor de sus

    cueros y el apreciado sabor de su carne también están desapareciendo. Entre las víboras

    venenosas se pueden reconocer variedades de coral (Coralina), cascabeles (Crotalus) pucara

    (Bothrops) y otras no venenosas como la sicurí (Boa Constrictor).

    Las poblaciones vegetales de bosque están conformadas por palmeras como el motacú

    (Sinagrus Botriyophora) y la chonta (Asthrocarium) que resaltan por su abundancia en la región

    e incluso parecen ser resabios de cultivos del pasado, dada su importancia como materia prima.

    Otras especies son palmeras como la Scheelea Princeps y las variedades de bibosi (Ficus),

    maderas preciosas en desaparición como la mara y el Palo Maria (Zeitum López 1991). En las

  • pampas se observa la predominancia de una gran variedad de gramíneas como el sujo y la

    llamada cola de siervo (Andropogon), pasto cañuela, (Hymenachne) arrocillo (Leercia),

    pequeños árboles como el perotó (Bombacaceae Pseudobombax), chaaco (Dillieniaceae

    Curatella Amer.) y arbustos espinosos como el cicine (Annonaceae Annona). Los sectores

    sujetos a continua inundación presentan vegetación acuática como el tarope (Ponteder

    Pontederia Subovata), patujú de curichi (Marantaceae Thalia Geniculata) y otras (Beck 1984;

    SI/MAB/BIOLAT 1990).

    En la actualidad la zona esta poblada principalmente por el grupo étnico Moxeño que

    pese a haber sufrido un proceso largo de aculturación, continúa viviendo en algunas de las zonas

    más inundadizas que ocupan gran parte de su territorio original (IMPRODES/MACA 1990).

    II.1 San Ignacio de Moxos – Morfología del área de estudio.

    La población de San Ignacio de Moxos se encuentra a 70km al oeste de la ciudad de

    Trinidad. Es la capital de la Provincia Moxos del departamento del Beni. El área de estudio se

    definió a partir de la población de San Ignacio dentro de los denominados “Llanos Centrales”

    (Dougherty y Calandra 1984 – 1985: 40 – 43).

    Los criterios utilizados para la elección del perímetro de acción fueron las características

    ecológicas, arqueológicas, vías de acceso y otros favorables para la prospección arqueológica

    (Michel 1991:34). Considerando las limitaciones de la escasez de mapas, cartas y otro material

    de referencia sobre el área de estudio, se elaboraron cartas arqueológicas y ecológicas en base a

  • fotografías aéreas de escala 1:10.000 que permitieron identificar los rasgos de nuestro interés y

    que se contrastaron mediante el trabajo de campo.

    Para la descripción morfológica del área de estudio se elaboró el mapa general de

    referencia en base a las fotos aéreas del “Proyecto JICA” (1978), mediante un análisis

    estereoscópico (Mapa II.1). El área fue delimitada en un perímetro de 88 Km² que fueron

    prospectados en su totalidad. Presentamos en esta tesis los rasgos arqueológicos más llamativos

    que se encuentran entre las lagunas Isireri y Mausa en una extensión de 55 Km².

    La descripción morfológica que viene a continuación fue realizada para configurar una

    representación a grandes rasgos de la ecología del lugar. El área de estudio comprende

    principalmente la cuenca de las lagunas Isireri y Mausa, espacios de bosque de galería e islas de

    bosque relacionados a los arroyos de la cuenca del Mamoré.

    II.1.1 Bosques (Mapa II.1).

    Los bosques de San Ignacio están formados por concentraciones de árboles altos y

    pueden presentar en su interior y en los alrededores vegetación arbustiva. Generalmente en

    época seca (septiembre – octubre) en la superficie se forma un colchón de hojarasca de hasta 20

    cm. Los bosques ribereños o de arroyos tienen una clara elevación de sus riberas en relación a

    las pampas y debido a que están cerca del agua poseen una rica fauna. Las densidades de bosque

    varían y también su tamaño, en cursos de agua de caudal amplio, como el arroyo Matiré o el

    Huírico, los bosques se alejan a más de un kilómetro del curso del agua. En otros con menor

    caudal como el arroyo Comoivaca, Maturavaca, Mausa y Matiquirire (Mapa II.1.4), aparecen

  • agrupaciones boscosas por sectores aledaños al cause que no llegan a más de 300 m del lecho.

    En estos la elevación de la ribera en relación a la pampa no es tan notable. La formación de los

    conglomerados boscosos tiene su origen en la acumulación de sedimentos ricos en nutrientes en

    las orillas de los ríos y arroyos.

    Una delgada faja boscosa rodea la laguna Isireri y se ensancha en su sector noreste a casi

    un kilómetro. Parece ser que esta delgada faja se formo a partir de una leve acumulación de

    tierra creada por el oleaje de la laguna, como parte de la geología sedimentaria del lugar. La faja

    soporta poblaciones de árboles medianos. No sucede lo mismo con la laguna Mausa que no tiene

    arboledas en su margen debido a una mayor fluctuación de subidas y bajadas de agua que

    impiden el crecimiento de los árboles.

    Las islas de bosque o manchas boscosas que aparecen en plena pampa son elevaciones de

    terreno con vegetación de árboles altos y arbustos. Algunas islas de bosque se encuentran en las

    márgenes de meandros de río abandonados. Estas poseen riqueza de fauna en mamíferos y aves.

    Por lo general la inundación no llega al bosque y las estancias se construyen en las alturas, tanto

    en ribera como en islas. La mayoría de los sitios arqueológicos de hábitat prehispánico también

    se encuentran en bosque. En total las zonas boscosas del área de estudio cubren un 40% del

    terreno.

    II.1.2 Pampa (Mapa II.1).

    Las pampas están sujetas a la inundación anual. A diferencia de los bosques, que se

    encuentran en sectores altos y de mayor permeabilidad, tienen vegetación de pastizales

  • compuestos por diferentes especies de gramíneas asentadas en suelos impermeables. Las

    planicies inundables del área se encuentran entre el arroyo Matiré y el arroyo Matiquirire,

    alrededor de las lagunas y en menor porcentaje al medio de los bosques (Mapa II.1).

    En algunos sectores los llanos de menos altura se encuentran inundados durante y

    después de la época de lluvias. Estos presentan depresiones llamadas localmente curichis, bajios,

    patujusal, los que retienen agua la mayor parte del año y poseen vegetación acuática. Los

    pastizales de menor altura se encuentran en las estancias, donde se ha afectado la vegetación por

    la quema o siembra de especies cultivadas para el ganado. Por lo común los pastizales son de

    tamaño mediano (30 cm) y altos cerca de las fuentes o cuerpos de agua (más de un metro).

    Las pampas tienen suelos arcillosos y pesados que impiden la penetración del agua en el

    suelo. Por esta razón predominan los pastos en la superficie, aunque existen algunas partes

    cubiertas de árboles dispersos llamados tajibales (Beck 1984: 332 – 341). En su mayoría los

    pastizales son usados para el pastoreo de ganado. Las pampas cubren un 15 % el área de estudio.

    II.1.3 Zonas anegadizas (Mapa II.1).

    Las zonas anegadizas se caracterizan por la presencia de especies vegetales adaptadas a

    condiciones fluctuantes de humedad a sequía y permanencia continua en el agua (acuáticas).

    Estas zonas son depresiones en las que se retiene el agua de las inundaciones y lluvias, variando

    la cantidad de retención de acuerdo a la depresión del terreno. Existen curichis, yomomos y

    bajíos que permanecen inundados la mayor parte del año.

  • Los terrenos que acumulan mayor cantidad de agua de los desbordes de la inundación

    después de la lluvia son los alrededores de lagunas y las pampas aledañas a los bosques de

    galería.

    II.1.4 Drenaje (Mapa II.1 – II.1.4 y II.1.6).

    El sistema de drenaje está conformado por varios arroyos que forman parte de la cuenca

    del Mamoré y otros que desembocan en las lagunas Isireri y Mausa. Los más importantes son el

    río Huírico, que pasa como a un Km. al sur de la población de San Ignacio. Su curso describe

    meandros poco pronunciados y tiene varios cauces abandonados en sus riberas; su dirección es

    de suroeste a noreste.

    El arroyo Matiquirire bordea el bosque al noreste de la carretera a Cochabamba, encima

    la división del camino de San Ignacio a La Paz y Cochabamba. Por sus características de

    alineamiento y por los terraplenes que lo bordean representa un cauce artificial antiguo; se trata

    de una serie de terraplenes y canales orientados de suroeste a noreste que fueron descritos por

    Erickson (1979), este sistema de canalización desemboca en la laguna Isireri.

    De forma curiosa, y a la vez interesante, un arroyo recibe tres nombres. Se trata del

    arroyo inicialmente llamado Comoivaca, el mismo que pasa más al este del arroyo Matiquirire y

    tiene meandros pronunciados. Está rodeado de pampas inundables, continuando hacia el noreste,

    al lado de la laguna Mausa, cruza la carretera para luego bifurcarse en otro arroyo llamado

    Mausa. En su recorrido presenta una serie de canales transversales relacionados con camellones

    que salen de sus meandros (Mapa II.1.4).

  • El arroyo Mausa se sitúa entre las lagunas Mausa e Isireri y cumple la función de canal

    de unión. Por su forma lineal en “v” invertida y algunos terraplenes que van paralelos a su curso,

    se trata de una construcción artificial.

    El arroyo Maturavaca nace en vértice de la “v” formada por el arroyo Mausa y tiene una

    orientación lineal de 200 m hacia el oeste, donde hace un codo hacia el norte. Los arroyos Mausa

    y Maturavaca están asociados a los mayores conjuntos de canales, terraplenes y camellones del

    área. Sus formas rectilíneas, angulares estás relacionadas con estos (Mapa X.2 y X.3).

    El arroyo Matiré pasa al este de la laguna Mausa con una orientación de sur a norte,

    delineando una serie de meandros pronunciados. Existen grandes terraplenes en sus riberas

    (Mapa II.1.4). El mayor cauce de agua es el del arroyo Matiré de más de 15 m de ancho. Los

    demás no llegan a 10 m y algunos son casi intermitentes, en parte. El arroyo Maturavaca solo

    tiene agua en la época de lluvias.

    II.1.5. Lagunas (Mapa II.1 y II.1.4).

    Como la mayoría de las lagunas del departamento de Beni, tanto la laguna Mausa como

    la laguna Isireri tienen forma rectangular y orientación de noreste a sureste, su formación

    geológica responde a fallas en los bloques de cimiento que se reflejan en la compactación

    diferenciada de depósitos no consolidados (Plafker 1963). Las lagunas retienen las aguas de

    varios arroyos y por lo general tienen una salida de rebalse o desagüe, en el caso de la laguna

    Mausa es el arroyo del mismo nombre y en la Isireri un arroyo grande que sale al este de esta.

  • Durante la época de lluvias y por efectos de la acumulación del agua en las lagunas, estas se

    desbordan. Laguna Isireri presenta un amplio sector de rebalse en su parte suroeste y laguna

    Mausa en sus alrededores, más que todo al sureste.

    II.1.6 Rasgos Arqueológicos (Mapas II.1.6 y II.1).

    Los sitios arqueológicos se encuentran en las estancias, sectores altos de ribera o islas de

    bosque, donde el hombre actual se asienta para evitar los problemas de la inundación y donde la

    cerámica prehispánica aparece por la erosión del terreno descubierto en los patios, chacos, zonas

    de pastoreo de dichos lugares o en los cortes de camino que atraviesan las islas de bosque.

    La mayoría de los terraplenes artificiales fueron identificados mediante el estudio

    estereoscópico de fotos aéreas, aunque otros solamente se reconocieron en terreno, debido a su

    erosión y la densa cobertura vegetal que tenían. La mayoría se ubica preferentemente en los

    sectores de pampa, lugar donde resaltan por la cobertura de árboles en relación al pastizal. Por lo

    general unen islas de bosque o estas con sectores de bosque ribereño.

    Algunos conjuntos de camellones, siempre asociados a terraplenes, se verificaron

    también mediante las fotografías aéreas por su buen estado de conservación. Otros se

    reconocieron en la prospección entre los pastizales, ya muy erosionados o cubiertos de pastos

    altos e incluso debajo de bosque.

  • II.1.7 Agricultura y Obras Civiles (Mapas II.1 y II.1.6).

    A manera de contrastación de la descripción ecológica y arqueológica podemos apreciar

    las actuales formas de agricultura y obras civiles, centralizadas en relación a la población de San

    Ignacio de Moxos (Mapa II.1.6) en contraste al patrón disperso de los sectores de hábitat

    agrícolas del pasado.

    Como se puede ver en el mapa citado los campos de cultivo, actualmente usados en su

    mayoría, son producto del chaqueo (tala, roza y quema) y se encuentran en la parte boscosa de

    las estancias. Se concentran en las orillas de los arroyos, cerca de los principales caminos y

    rodeando la población de San Ignacio. La diferencia de ubicación entre los cultivos modernos y

    prehispánicos es clara, los terraplenes y camellones se encuentran en su mayoría en las pampas

    inundables, aprovechadas en el pasado para la agricultura (Mapa II.1.6).

    Entre las obras civiles (Mapa II.1), en primer lugar se observa la población de San

    Ignacio que cubre aproximadamente 3 Km², luego las carreteras que integran la población. Los

    caminos en general están construidos como terraplenes altos y anchos que resisten la inundación.

    El camino Trinidad - San Borja pasa por San Ignacio y continua con dirección sureste hacia el

    cruce de caminos, a unos 4,5 Km. del pueblo, lugar en que se bifurca; una vía se dirige en línea

    recta hacia Cochabamba y la otra al noreste hacia el arroyo Matiré. Este ramal, al pasar entre las

    lagunas Mausa e Isireri, dividió un amplio sector de terraplenes y camellones.

  • III. Justificación.

    La investigación llevada a cabo pretende ser un aporte al conocimiento arqueológico y

    ecológico del área de estudio. Por este motivo el trabajo descriptivo del medio ambiente de San

    Ignacio como dato primario puede ser la base para un estudio más detallado y especializado

    sobre los recursos naturales e hídricos de la región. Ello unido a una detallada revisión

    etnohistórica permitirá pensar de una nueva forma el fenómeno hombre – naturaleza y las

    transformaciones que trajo consigo en el tiempo, revalorizando tecnologías que en el pasado

    fueron productivas, sanas y no produjeron la destrucción de la naturaleza.

    El registro de dichas tecnologías prehispánicas, dentro de su contexto arqueológico y

    tratando de indagar las posibles formas de explotación y aprovechamiento del espacio en el

    tiempo pasado, es importante en el presente como una posibilidad para el desarrollo de políticas

    sobre planificación y uso adecuado de las pampas inundables. Estos programas deben

    contemplar la reactivación de camellones y sistemas de control de agua antiguos, o la

    construcción de nuevos con fines comunitarios. El nuevo esquema aquí planteado contempla la

    investigación tanto de los sectores arqueológicos habitacionales como de los sectores

    agriculturales, ampliando las posibilidades de indagación del fenómeno de poblamiento y

    vivencia del pasado en los Llanos de Moxos.

    A partir de esta investigación se pretende cambiar el enfoque clásico sobre las sociedades

    prehispánicas de las regiones orientales amazónicas vistas como “tribus salvajes”, dándole

    mayor importancia a la forma en que el hombre supo utilizar y aprovechar en forma ventajosa lo

    que aparentemente se consideraban como condiciones desfavorables para la vida, la inundación

  • y sequía extremas que anualmente se viven en los llanos. Mediante esta síntesis es posible tener

    una idea básica sobre la historia cultural prehispánica del área en base a nuevos datos y también

    se puede ubicar en el tiempo – espacio el desarrollo prehispánico de la región, comparándolo con

    otras zonas similares en el continente.

    IV. Objetivos Generales.

    1. Realizar un estudio contextual de los restos arqueológicos del área de San Ignacio de

    Moxos.

    2. Proponer una cronología relativa para el área de estudio mediante el análisis

    comparativo de artefactos y construcciones de tierra.

    3. Efectuar un análisis detallado de la etnohistoria de los Llanos de Moxos,

    considerando las notables diferencias entre el patrón de asentamiento arqueológico

    mostrado por el registro arqueológico y las descripciones de las poblaciones

    jesuíticas.

    4. Indagar sobre el proceso de desarrollo de las técnicas para el aprovechamiento de los

    recursos naturales en un medio ambiente peculiar.

    IV.1 Objetivos Específicos.

    1. Determinar el patrón de asentamiento prehispánico.

    2. Estudio general de artefactos arqueológicos y comparación con regiones aledañas

    3. Análisis comparativo de sociedades ligadas a la agricultura de camellones con la

    cultura de los Llanos de Moxos.

  • V. Antecedentes.

    En forma global la documentación muestra la poca información existente en los archivos

    nacionales sobre los territorios del oriente del país, existiendo, por otro lado, diferencias

    etnohistóricas entre los poblados Moxeños descritos por las primeras incursiones de los

    españoles y las poblaciones reducidas por los jesuitas. Los antecedentes arqueológicos para los

    llanos centrales de Moxos todavía son escasos, la comparación con estudios hechos sobre

    sociedades que utilizaron camellones en el pasado, permiten tener una visión comparativa en

    regiones similares como los llanos aluviales de Sinú en Colombia, las llanuras aluviales de la

    cuenca de Guayas y otras. Dichas sociedades poco conocidas y recientemente investigadas son

    analizadas en relación a las ultimas investigaciones que se efectúan en Bolivia.

    V.1 Etnohistoria.

    El interés principal en este resumen es efectuar un repaso de las fuentes documentales

    tempranas de la región de los Llanos de Moxos desde los primeros años de conquista, con la

    finalidad de enfrentar los datos etnohistóricos con la información arqueológica. Para lograr este

    cometido, primeramente se presenta un panorama general sobre la situación de la documentación

    etnohistórica y colonial del departamento del Beni y un análisis crítico sobre la documentación

    etnohistórica disponible en archivos nacionales y extranjeros. Posteriormente se presenta una

    relación cronológica de los hechos más importantes en la conquista de las tierras orientales del

    país a manera de referencia, en la que se incluye pequeños resúmenes críticos.

  • El documento central de este análisis es la relación del ingreso del español Gonzalo Soliz

    de Holguin a la tierra de los Llanos de Moxos. Dicho documento se considera de suma

    importancia y es tratado en detalle, tomando en cuenta que puede ser la única descripción que

    habla en forma casi precisa de lo que actualmente conocemos como estructuras arqueológicas:

    lomas, terraplenes, canales, campos de cultivo y otros que fueron prácticamente olvidados en las

    crónicas jesuíticas.

    Las conclusiones apuntan a reflexionar sobre la validez de la imagen que construyeron

    los jesuitas de los “indios salvajes” (Altamirano 1979), de las tierras bajas y también a mostrar la

    relación de los datos obtenidos en la revisión etnohistórica con los datos arqueológicos.

    V.1.1 Situación actual de los archivos en el departamento de Beni.

    Con base en la experiencia y el análisis de los trabajos de archivistas que estudiaron las

    fuentes escritas en este departamento, se conoce que la documentación colonial en su mayoría se

    ha perdido. El material a estado desapareciendo debido a una falta de conciencia archivística, las

    condiciones climáticas y plagas que afectan a los papeles, razones por las que hoy en día la

    información rescatable de la época colonial en diferentes regiones de tierras bajas del continente

    es mínima, en relación a la rica documentación obtenida para la zona de altiplanos y valles del

    país (Erickson com. personal, agosto de 1992). De acuerdo al Censo Nacional de Archivos

    (1984), efectuado por encargo de la OEA (Organización de Estados Americanos), el CIDA

    (Centro Interamericano de Desarrollo de Archivos) y el IBC (Instituto Boliviano de Cultura) en

    distintos departamentos del país, con la finalidad de efectuar un registro detallado de la cantidad

    y estado de conservación de los documentos de los archivos, el Beni presenta características

  • particulares para el mantenimiento de sus archivos respecto a otras ciudades, debido a las cuales

    el material existente es escaso. Las principales falencias se resumen en tres puntos:

    1.- La pérdida casi absoluta de documentación colonial.

    2.- La permanente desaparición de las fuentes documentales correspondientes a la

    administración republicana del siglo XIX.

    3.- El peligro potencial de efectos similares que amenazan a la documentación que se ha ido

    produciendo a lo largo del presente siglo (sintetizado en Oporto 1990: 39).

    En el caso de la documentación colonial, de acuerdo a los resultados del censo, se afirma

    que después de indagar en la búsqueda de información en las instituciones creadas, paralelas a la

    fundación del departamento, los resultados obtenidos fueron “escalofriantes”; solamente se

    encontraron 12 cm lineales de documentación correspondiente a escrituras publicas de 1712 y un

    expediente de 1700 (Oporto de 1990: 40 – 44).

    De momento la situación general debido a la perdida de documentación es alarmante. Los

    problemas más significativos pueden resumirse de la siguiente manera:

    1. Excesiva temperatura ambiente.

    2. Excesiva humedad ambiente.

    3. Carencia de equipos adecuados.

    4. Inexistencia de recursos humanos adecuados.

    Con las siguientes consecuencias:

  • a) Polución incontrolada.

    b) Destrucción a causa de los insectos.

    c) Destrucción por fuego.

    d) Ratas y murciélagos.

    e) Hongos.

    f) Destrucción a causa del agente humano.

    g) Aparición de los “depósitos” (depósitos carentes de ventilación, temperatura ambiente

    pésima y otros).

    h) Falta de incentivos (sintetizado en Oporto 1990:39 – 50).

    La falta de condiciones para la sobrevivencia del material etnohistórico del Beni hace difícil

    el estudio retrospectivo de los asentamientos moxeños del tiempo de la conquista española;

    afortunadamente algunas instituciones benianas como CIDDEBENI (Centro de Investigación y

    Documentación para el Desarrollo del Beni) están trabajando para el rescate y la conservación de

    todo tipo de documentación. En otros repositorios del continente y Europa existen las relaciones

    de los españoles y jesuitas sobre los primeros momentos del ingreso y colonización de la región

    oriental del país. La orden jesuita destruyó sus archivos locales tras ser expulsados en 1767

    (Barnadas 1985; D'Orbigny 1992).

    V.1.2 Documentación etnohistórica del momento de la llegada de los españoles a Moxos.

    Para el análisis de la documentación etnohistórica de la región de Moxos notamos dos

    momentos significativos: El primero presenta a la sociedad moxeña anterior a la llegada de los

    españoles con una forma de vida particular, reflejada en el tipo de asentamiento humano,

  • conformado por aldeas dispersas pero comunicadas mediante terraplenes y canales. Estos

    conglomerados humanos estaban habitando los sectores no inundables en las márgenes de los

    ríos y en las islas de bosque, con un gran dominio de dichos espacios circundantes de pampa

    para la extracción de recursos y la explotación, mediante el uso de las tecnologías de cultivo en

    las planicies. La tecnología de camellones sustentaba densas poblaciones (Denevan 1980). El

    sistema se desarrolló en base a una compleja organización social, la misma que fue debilitada

    por una baja poblacional debida a diferentes causas anteriores a la llegada de los españoles, en

    particular epidemias como podemos ver en la siguiente relación.

    “Los pueblos aunque no los habemos andado todos por relación cierta; así de los Padres que

    los años pasados estuvieron en esta misión, como de los mismos indios de la Provincia, nos

    parece que son muchos más de 70; y aunque los años pasados pasaban de 80; dos pestes que

    padecieron estos indios les obligó a muchos a que se uniesen unos con otros, por la poca

    gente que quedaba en algunos pueblos (Marban 1676: 132)”.

    Orellana relata la misma problemática en forma más detallada para tiempos posteriores en

    los que los misioneros trataron de colaborar a los indígenas enfermos.

    “En la peste de viruelas que padecieron ahora siete años, no fueron muchos los que

    murieron, por el continuo, cuidado y caridad de los Padres, siendo así que en otras ocasiones

    que les ha dado este achaque, desoló, como ellos dicen y confiesan, muchos pueblos, tantos

    que de alguno sólo ha quedado el nombre; otros tan cortos, que preguntándoles cómo eran

    tan pocos, en comparación a otros pueblos, rresponden que mayores eran los suyos, pero los

    consumieron las viruelas. Y a fé hemos allado muy diminuto el número de las almas,

  • rrespecto de las que numeró el padre Julián de Aller en esta provincia, porque á su salida, ó

    á la determinación de echarle los yndios, siguieron inmediatamente las viruelas y pocos

    meses antes de salir el padre Julián dice que habían ya muerto mil almas y no sabemos las

    que hubo demás después de su salida, en que prosiguió la peste (Orellana 1687: 23)”.

    El segundo episodio esta descrito por las crónicas y se inicia con la llegada de los españoles

    a la región, quienes inicialmente describen grandes poblados distanciados unos de otros y

    comunicados mediante “calzadas” que concuerdan con el patrón de asentamiento identificado

    por la arqueología. En este momento las agrupaciones humanas sufrirían un cambio brusco

    debido a la intervención de los hispanos en las comunidades moxeñas, y más que todo por el

    trabajo intensivo de los jesuitas que centralizarían los poblados. Es muy curioso que a partir de

    la época jesuítica los misioneros no mencionaran más la cuestión de los terraplenes y los campos

    de cultivo de los Moxos, aunque es posible que ello se deba a la obligación de estos de destruir

    los restos que quedaban de la cultura indígena después de las pestes para instaurar un nuevo

    orden. Este trabajo estuvo basado en un proceso de imposición ideológica de la religión, y

    algunos de sus fundamentos tienen trascendencia hasta nuestros días. El hecho es de

    considerable importancia tomando en cuenta que los jesuitas solamente estuvieron en la región

    un lapso corto de cien años.

    Acudimos a la opinión de Roosevelt (1992: 58) quien mediante un estudio general de las

    sociedades amazónicas prehispánicas del continente Sud Americano, anteriores y posteriores a la

    conquista, visualiza que las culturas posteriores a la conquista difieren mucho de las

    prehispánicas, y plantea que para su conocimiento se deben crear los “lazos teórico – empíricos”

    entre la arqueología, etnohistoria y etnografía. En uno o dos siglos, variando por regiones la

  • intensidad de los contactos indígenas y españoles, los grandes cacicazgos desaparecieron de las

    regiones de várzea y llanuras inundables donde se habían desarrollado en la cuenca amazónica,

    siendo los indígenas desplazados por los conquistadores que ocuparon las mejores tierras. Las

    poblaciones etnográficas representan en este sentido a agrupaciones humanas transformadas para

    la subsistencia en regiones interfluviales, a las que debían adaptarse (Larthrap 1970; Rosevelt

    1992).

    En territorio boliviano de las llanuras inundables este proceso tuvo características

    peculiares, creando condiciones especiales en las transformaciones sociales que produjeron las

    reducciones. Para tener una imagen clara del fenómeno de cambio drástico del patrón de

    asentamiento y la forma de vida en Moxos desde el auge de esta cultura hasta la llegada de los

    españoles, en comparación con el trabajo de los jesuitas en la creación de las primeras

    reducciones, recurrimos al análisis de la diferencia del patrón de asentamiento encontrado por

    los españoles en los primeros años de su llegada y la diferencia con la forma de hábitat impuesta

    por los jesuitas durante el proceso reduccional. Este cambio es de suma importancia en el

    entendimiento y la lectura de las crónicas y descripciones coloniales.

    Los españoles vieron difícil la tarea de doblegar a los pueblos de las tierras de llanura y

    encargaron este trabajo a los jesuitas, el proceso reduccional fue llevado a cabo mediante una

    tarea dura y agobiadora de los religiosos que eran resistidos por los indígenas en su intento,

    como podemos ver en esta cita:

  • “Pensaban que juntarlos á la doctrina era disponerlos para entregarlos en siendo tiempo al

    español, que el tratar de reducirlos á mayores pueblos era juntar la presa para que con la

    esparción no se les desperdiciase (Orellana 1687: 3)”.

    Más adelante y en forma detallada Orellana explica como algunas comunidades estaban tan

    aferradas a su terruño, como que este era considerado un lugar sagrado:

    “Con que, si se trataba de juntarlos á mayores pueblos, se había de hacer la guerra con cada

    uno de porsí; y así había que pelear con una hidra de tantas cabezas, cuantos eran los indios,

    y no en punto de poca dificultad, porque cada uno vive tan enamorado de su querencia como

    pudieran estarlo las musas de su ameno Parnaso. A esto anidaba una falsa creencia acerca de

    la creación del primer hombre, que endian que el origen de sus antepasados y suyo era en la

    cercanía de su habitación, hora en una laguna de donde sacó Dios antiguamente los primeros

    hombres de donde descendían los de aquel pueblo, ó ya en tal monte o pampa donde crió los

    de otros... Con esta persuasión miraban aquellos puestos, como sagrados con un nativo amor

    que dificultaba mucho el asunto de arrancarlos de ellos (Orellana 1687: 7)”.

    Las descripciones de los jesuitas están influenciadas por la fuerte ideología de su tiempo que

    propugna la extirpación de idolatrías y la imposición de un nuevo régimen en el proceso de

    evangelización de los “bárbaros”, en el que los indígenas son siervos de Dios o, en caso

    contrario, siervos del demonio (Altamirano 1979).

    Se debe repensar las sociedades amazónicas anteriores a la conquista como mundos

    diferentes a los que nos describen las relaciones clásicas de los religiosos que trataron de

    imponer un mundo normado y ordenado desde el punto de vista de la política expansionista de la

  • iglesia y el estado español. Existe la obligación de revisar las síntesis etnológicas que han

    descrito a estos pueblos, basadas en las crónicas de los jesuitas. Varios asentamientos autónomos

    con amplio conocimiento y manejo de técnicas agrícolas sofisticadas difieren mucho de una

    reducción homogeneizada dentro de un patrón de vida impuesto. Pero aún así la antropología ha

    interpretado a las culturas derivadas de las reducciones como “grupos étnicos”, lo cual se puede

    apreciar en las distintas síntesis etnográficas elaboradas para la región noreste de Bolivia

    (Dorbigny 1835; Metraux 1942; Nordeskiold 1924; Steward 1959).

    Las reducciones nuclearon a varias poblaciones de diferentes lenguas, e incluso costumbres

    en una sola población y en una lengua común, la Moxa (Altamirano 1979 b: 214). En dichas

    misiones se habría de impartir una economía artesanal y comunitaria, centralizada por el poder

    de la iglesia, donde se prohibió en forma estricta el culto a los dioses y las costumbres indígenas

    en general. Esto produjo grandes transformaciones en las agrupaciones sociales originarias. En la

    siguiente cita se refleja parte de este proceso:

    “Hízose general visita, en que se les pidieron á los hechiseros algunas alahas consagradas al

    demonio, de que se hicieron publicas hogueras; quitaronsé en los más pueblos los bebederos

    públicos, y de ellos muchas calaveras humanas de los que habían muerto en sus guerras y

    allí se consagraba al dios, presidente de ellos (Orellana 1687: 14)”.

    Los problemas generales de interpretación que aquí se señalan se ven reflejados también en

    cálculos poblacionales tempranos efectuados para la Amazonia, ya que se tomaron como

    correctos los estimados generales de los jesuitas, quienes nunca llegaron a tener datos cercanos a

    la realidad. Las razones de ello fueron que los indígenas tenían ya sus poblaciones mermadas en

  • el momento de la visita jesuítica, y los indígenas de las nuevas misiones continuamente

    escapaban o no se adaptaban a vivir en ellas permanentemente. Los estimados demográficos se

    hicieron en base a las agrupaciones reducidas o vistas en las aldeas; de esta manera podemos

    hacer referencia a alguna de estas apreciaciones inexactas, como la del padre Marban, quien

    indica:

    “No son todos iguales en el número de gente, unos tienen más y otros menos, unos tienen

    20, y otros 30, otros 50 y 60, otros 100, algunos aunque pocos pasan de 200 almas que

    tienen con que nos parece que habrá en toda la Provincia hasta 6.000 almas (Marban 1676:

    132)”.

    El mismo padre nos muestra su confusión en un párrafo posterior al anterior en el mismo

    documento:

    “De muchas de estas naciones dicen estos indios que son muy grandes y que tienen muchas

    gente; pero es de advertir que estos indios no saben contar más que los dedos de las manos y

    en pasando de ahí dicen que son muchísimos y que no se pueden contar, con que no se

    puede saber qué número de gente puede haber en esas naciones (Marban 1676: 140)”.

    Varios cronistas dudan claramente en el conteo de gente de las misiones, siendo así que los

    censos se verificaron posteriormente. Algunas de las incoherencias en las que incurrieron los

    jesuitas, están claramente anotadas en la obra de Orellana, constando que el estimado que se

    presenta en la siguiente cita fue hecho once años después del cálculo de Marban:

  • “...siendo el de los indios de sola esta nación bien corto: llegaba apenas á cuatromil almas el

    que tenia esta provincia de los Mojos; y estos estaban divididos en más de cincuenta

    pueblos, independientes unos de otros, por no haber una cabeza universal á quien se

    sugetasen, ni particular la tenía cada pueblo, porque cada año rreconocen un Cacique

    (Orellana 1687: 7)”.

    Otra cita posterior que solamente contabiliza a la gente de las reducciones, nueve años

    después de la anterior, aumenta a doce mil el número de “fieles convertidos a la Santa Fé”.

    “...como los rreligiosos de la Compañía de Jesús de esta provincia tienen á su cargo la

    missión de los yndios Mojos infieles, que tocan á la jurisdicción de Santa Cruz de la Sierra,

    en que tienen conbertidos á nuestra Santa Fee Cathólica mucho número de yndios y

    agregados á ocho pueblos numerosos, en que han erigido ya ocho iglesias, y oí se cuentan

    más de doze mil yndios que se están instruyendo para rrecibir el santo baptismo (Carta de la

    Audiencia de La Plata 1969:29)”.

    Por lo indicado, al igual que Denevan (1976), discrepo con los postulados clásicos para los

    cálculos poblacionales de la Amazonia delineados por Steward y Farom, (1959) y aunque

    coincido con una población de aproximadamente 100.000 habitantes en las llanuras, en el año de

    1690, tratando de redondear las cifras de los religiosos y con un promedio de despoblamiento de

    3.5 a 1 en los primeros cien años del primer contacto con los españoles, (lo que daría una

    población aproximada de 350.000 habitantes en 1590) considero que estas cifras pueden

    ampliarse de acuerdo a nuevos descubrimientos arqueológicos, de los que falta rescatar datos

    demográficos. Las disminuciones poblacionales por viruelas y otras enfermedades fueron

  • registradas en los años 1667, 1670 y 1690, con graves consecuencias en cuanto a la pérdida de

    vidas (Denevan 1976: 10 – 12).

    V.1.3 Relación de las entradas de los españoles en los primeros cien años de contacto.

    V.1.3.1 Antecedentes.

    De acuerdo a las relaciones etnohistóricas fueron varios los contactos de los Moxos tanto

    con las poblaciones que les rodeaban así también con los Incas. En el primer caso los contactos

    eran continuos y tenían diferentes características, podían ser amistosos, de intercambio o de

    enemistad como con los Cañacure. Han sido descritas las relaciones entre Moxeños y

    Chiriguanos para el intercambio de productos y la obtención de recursos que no se encontraban

    en su territorio (Orellana 1867: 2).

    Por otro lado existen informaciones etnohistóricas acerca de las relaciones que

    mantuvieron los Incas con los Moxos; en estas, el imperio andino trató de conquistar las tierras

    bajas tropezando con problemas como las altas temperaturas, la humedad, los insectos, las

    fiebres, entre otros, que impedían dominar tierras distintas y desconocidas por los Incas. Más

    tarde los españoles chocarían con los mismos problemas. Después de descartar la posibilidad de

    una conquista guerrera, los Incas utilizaron otras estrategias, como describen los quipucamayos

    del Virrey Vaca de Castro (1544) al hablar de la forma en que Pachacutec atrajo con dádivas y

    halagos las provincias de los Chunchus, Mojos y Andes. Sarmiento de Gamboa (1572) basado

    también en información de quipocamayos atribuye con mayor seguridad a Tupac Inca Yupanqui

  • la primera incursión de relacionamiento con los Moxos y la fundación de dos fortalezas en el

    Beni y al sur del Guaporé (Levillier 1976: 90).

    Posteriormente, Manco Inca, sobrino de Huayna Capac, llegaría a obtener la llamada

    “simbiosis Incas – Moxos” según testimonio del padre Diego Felipe de Alcaya:

    “...el Inga del Cuzco envió á su sobrino Mango Ynga, segundo de este nombre, á la

    conquista de los Chunchos, gente caribe que tiene ocupadas todas las faldas del Cuzco,

    Chuquiago y Cochabamba. El qual entro con ocho mil yndios de armas, llevando consigo

    á vn hijo suyo; y con prospero sucesso llegó á los llanos de essa cordillera, que viene á

    ser toda vna con la Sancta Cruz de la Sierra, aunque hay mucha tierra y grandes rrios que

    vaxan de estas cordilleras, y muchos pantanos y anegadicos. El qual también lleva título

    de Rey de las provincias que conquistasse; y no quisso quedar ni hacer hasiento tan cerca

    del Ynca del Cuzco, porque no le quitase lo que ganasse, como hico a los Reyes de

    Vmaguaca, Chile y al del Quitto, después que tenían quieta y sugeta la gente, antes con

    esfuerco varonil determinó con su gente pasar todas las dificultades que podían haver de

    en alejarse de su tío, y pasando muy grandes azperecas y peligros por la gran corriente de

    los rríos yntratables que ay de arrebatada corriente y hondura añadiéndose á ésto la gente

    de naturales que cada dia le salían puesta en arma a defender su tierra; facilitava estos

    inconvenientes con dádivas de medias lunas de plata para que se pusiesen en la cabeca, y

    otras cosas de estima, con que los naturales de estos llanos les yban sirviendo, dándole

    canoas para navegar por los rríos caudalosos, que son muchos y grandes, y le trayan sus

    hijas para que le sirviesen, y les daban todo el vastimiento necesario de mayz, yucas y

    maní á éste Capitán”.

  • Mas adelante añade:

    “Y subió, después de haber pasado toda su gente, la cordillera, que tiene poco menos de

    legua pensando que como tenía la subida tenía la vaxada. Y puesto en lo alto se sabe que

    es de toda en igual alteca, de estremado temple, la más es rrasa; ay muchas yslas en estos

    llanos, de árboles frutales; ay morales y rrobredales, arboleda de España; muchos arroyos

    de alegres aguas. Donde alló ynnumerables probincias de diferentes naciones, gente

    limpia, que tienen sus ciudades cercadas de unos iguerones que dan igos blancos, y los

    caminos anchos de á quince pies de ancho, gente bestida de algodón y labradora; sin

    ninguna dificultad ni tomar armas, rrecibieron á este dichoso Rey y lo rreconocieron por

    Señor hasta oy (Alcaya 1622: 133 – 134)”.

    Esta relación y otras noticias anteriores fueron las fuentes en las que los españoles se

    informaron a fin de realizar sus primeros ingresos a la tierra llamada “Paititi”, “El Imperio de

    Enin”, “Candiré”, “El Dorado”, etc., de la que existía una serie de leyendas de abundancia y oro

    por parte de los Incas, “La tierra del paraíso” de los Guaraníes, que movieron a varios

    expedicionarios a ingresar hacia el este del Cuzco y norte del Paraguay, objetivo primario

    después de la conquista del Perú.

  • V.1.3.2 Primeros intentos de exploración.

    A continuación se efectúa una revisión de las primeras entradas de exploración hacia los

    llanos en búsqueda del Paitití, realizadas desde dos puntos de importancia para el

    aprovisionamiento y preparación de las expediciones.

    V.1.3.3 Ingresos desde el Alto Perú.

    Una de las primeras entradas desde el Alto Perú a Moxos fue la Expedición de Candia,

    (1539) ordenada por Pizarro, llegó a Opatari (treinta leguas al este de Cuzco). Posteriormente

    ocurrió la entrada de Pedro de Anzures por Camata, el mismo que llegó a Moxos, aunque su

    gente pereció por la falta de alimentos. En 1561 se proyectó la entrada de Gomez de Tordoya por

    el río Tono, la que no se llegó a realizar. A fines del mismo año Juan Nieto fracasa en su

    tentativa de ingreso al enfrentarse con los Chunchos, llegó hasta Apolobamba. Para 1561 se

    efectúa la entrada de Juan Nieto por Camata, llega hasta Apolobamba y regresa después de que

    es atacado por los Chunchos. Según Antón de Gasca, este ingresa a Moxos en 1562 con poca

    gente y sin ningún fruto a su regreso, lo sigue 1563 Diego de Alemán (1563) por Cochabamba,

    quien llega hasta Pauma pueblo de los Pomay.

    En el año de 1565 continua la expedición de Lujan ingresando por Cochabamba, donde

    muere asesinado en el intento por los indígenas junto a sus compañeros. El siguiente año

    continua la labor conquistadora Juan Álvarez Maldonado penetrando hasta los pueblos de

    Opatari y Toromonas, pero no logra sostener la expedición hasta el final.

  • Una última expedición en 1569, de Cuellar y Ortega, fue suspendida por la Real

    Audiencia de Charcas por no haber pedido autorización (Datos consignados en Finot 1978: Capt.

    X).

    V.1.3.4 Ingresos por Santa Cruz.

    En 1543 Alvar Núñez Cabeza de Vaca intenta penetrar a Moxos y fracasa. El mismo año

    Hernando de Rivera ingresa a la región pantanosa de Xarayos y regresa de esta contando la que

    seria la leyenda de las Amazonas, además escucha noticias de grandes reinos que poseen oro

    plata e indios blancos. Para 1548 se produce la expedición del gobernador Domingo Martínez de

    Irala hasta la tierra de los indios Tomacocies (Noreste de Santa Cruz). Una segunda expedición

    de Irala (1553) logró pasar hacia el norte de Chiquitos pero no llega a la tierra de los Moxos.

    En 1558 se envía una expedición encargada de fundar la población de los Jarayes, de la

    que Ñuflo de Chávez se desviaría para la búsqueda de Moxos, en esta también se funda Santa

    Cruz de la Sierra. El año de 1561 nuevamente se interna Chávez y fracasa.

    Por Real Cédula la conquista de la región de Moxos queda reservada a los Gobernadores

    de Santa Cruz el año de 1573 (Datos consignados en Finot 1978: Capt. VII).

    Como se aprecia en las diferentes relaciones de ingreso a las regiones Llanas, tanto por

    Santa Cruz como desde el Alto Perú, pese al interés desenfrenado de los conquistadores de

    vencer las adversidades climáticas, de desconocimiento de la región, ataques de los indígenas y

    otros, los problemas son grandes y en el intento varias vidas son sacrificadas. Pero es más fuerte

  • el espíritu de la ambición que lleva a los hispanos a realizar una serie de expediciones de

    avanzada en las que se logra entablar amistad con algunas etnias y se llega a la guerra con otras,

    algunas poblaciones son fundadas como puntos de avanzada y cada vez se está más cerca de los

    Moxo.

    V.1.4 Primera llegada de los españoles y sucesivas visitas.

    Entre 1580 y 1583 Lorenzo Suarez de Figueroa gobernador de Santa Cruz conduce una

    expedición que pasa por la región de Chiquitos y llega hasta los poblados de los indios

    Tapacuras Timbú (Esta en duda su paso por Moxos).

    En el año 1595 Suarez de Figueroa manda una expedición a mando de Juan Torrez

    Palomino, en la que está incluido el padre Jerónimo Andión, perece ser que esta fue la primera

    que llegó a Moxos según documento escrito del padre Pedro Samaniego en una relación

    acompañada de dos cartas del padre Andión. En 1597 la corona española emite una Real Cédula

    que reserva a los jesuitas el derecho la fundación y evangelización de Moxos y Chiquitos, pese a

    ello entre 1597 y 1629 algunos españoles se aventuran ingresando a la región Miguel de Urrea y

    Bernardo Reus, muriendo en el intento. Como describen las crónicas en 1601, una expedición

    baja el río Grande desde Santa Cruz, a mando de Juan de Mendoza Mate de Luna Gobernador de

    Santa Cruz y fracasan debido al cansancio de la gente.

    “El año de seiscientos uno El Gobernador Don Juan de Mendoza Mate de Luna, trayendo

    desde españa esta noticia, entró a ella con ciento veinte hombres, con gasto de más de

  • cuareinta mil pesos de las Cajas Reales, y tampoco acertaron, porque, estando de cerca el

    fin de su deseo se le reveló la gente y se lo desbarató todo (Caballero 1622: 171)”.

    A partir de las expediciones de Lorenzo Suarez de Figueroa, las incursiones a Moxos

    adquieren mayor responsabilidad. Se logra un contacto amistoso con los Tapacura, quienes

    darían luego su pueblo como base de la expansión hispana hacia las tierras bajas. También en

    este periodo la expedición dirigida por Torrez Palomino, en la que viaja el padre Gerónimo

    Andión, llega supuestamente a Moxos, aunque las relaciones de ello son pocas. Una Real Cédula

    dicta la orden de la fundación por parte de los jesuitas de Moxos y Chiquitos, determinando su

    ingreso a la zona.

    Aunque ya se conocía la región, la expedición del Gobernador Juan de Mendoza Mate de

    Luna fracasa en el intento de llegar a Moxos mediante el curso del río Grande, ya que sus

    hombres se revelan.

    V.1.4.1 Expediciones de conquista.

    En el año 1617 Gonzalo de Solís Holguín gobernador cruceño llega desde la región de

    Chiquitos hasta las poblaciones Tapacuras y Toros.

    “El año de 1617 salió el Gobernador Goncalo de Solís Holguín de la ciudad de San

    Francisco, provincia de los Chiquitos, con muy poca gente, que tengo por cierto que no

    pasaron de sesenta y cinco soldados; y yo fui con ellos hasta los primeros yndios que

    llaman Tapacuras... (Villarnao 1622: 152)”.

  • Para el año de 1624 Gonzalo Solis de Holguín emprende una segunda expedición que

    exploró la región sureste de Moxos y el Alto Mamoré, a su llegada muere.

    El padre Bolívar desaparece en una región montañosa cercana a Moxos en 1631 y entre

    este año y 1667 los vecinos de Santa Cruz de la Sierra realizan una serie de incursiones a tierras

    de los Moxos en busca de esclavos de esa etnia, a la vez que comerciantes Moxeños viajan hasta

    Santa Cruz para traficar algodón e indios a cambio de utensilios metálicos. La primera relación

    directa, base de las relaciones posteriores entre españoles e indígenas, se da en 1667 cuando los

    Moxeños piden ayuda a los hispanos en su guerra contra los Cañacure. Como dijo Orellana, los

    Moxeños se valieron de la amistad que tenían con los españoles para atacar a los Cañacures

    (Orellana 1687: 2). Existe una relación de lo sucedido en la jornada de este viaje escrita por el

    padre H. Julián de Soto.

    Las expediciones de conquista se inician con la llegada de Gonzalo Solis de Holguín a

    Moxos, quien con pocos hombres hace un recorrido inicial de las tierras orientales, conoce a los

    Torococis o Toros que eran de la etnia Moxa y efectúa las primeras descripciones de los

    asentamientos humanos, campos de cultivo, terraplenes y otros de la región junto a sus

    acompañantes. Por otra parte la entrada del padre Bolívar es uno de los últimos fracasos

    registrados después de la llegada del grupo de Solis de Holguín.

    Entre los años 1631 y 1667 serán comunes las expediciones de comerciantes cruceños en

    búsqueda de esclavos Moxos y textiles, las mismas que perjudicaron a los conquistadores en su

    afán de lograr la amistad con los indígenas. La guerra que los Moxeños tenían con los Cañacures

  • fue el medio de lograr la amistad de los hispanos cuando los indígenas les pidieron ayuda para

    vencerlos. En esta oportunidad los jesuitas comienzan su trabajo con la entrada del padre Soto.

    V.1.4.2 Conquista jesuítica y creación de las misiones.

    Entre 1668 y 1669 el padre Soto prepara una expedición de dos años en la que participan

    el padre José Bermudo y Julian Aller, los mismos que tratan de infundir confianza en los

    indígenas fracasando en el intento; existe una relación de estos hechos del padre Julian de Aller

    (Lima 1668).

    En 1674 se produce un ingreso corto del padre Joseph del Castillo, quien regresa a

    mediados de 1675, su objetivo era el de estudiar las costumbres y lenguas (Orellana 1687: 5). El

    siguiente año ingresa Joseph del Castillo acompañado de los padres Pedro Marban y Cipriano

    Barace; se quedan muchos años y fundan las primeras misiones.

    En 1678 se produjo la entrada del padre Juan de Soto, hecha a petición del padre Rector

    de Santa Cruz, fue realizada junto a los hermanos José Bermudo y Julian de Aller, el último

    intentó estudiar la lengua de los moxeños.

    En el transcurso de los años 1679 – 1681, los visitadores Sotelo y Lituria elaboran un

    informe positivo sobre las misiones a crearse, de esta manera se llega al momento de continuas

    fundaciones de las misiones en el orden correlativo presentado a continuación.

  • 1682 Fundación de la primera reducción de Loreto.

    1687 Fundación de Trinidad.

    1689 Fundación de San Ignacio.

    1691 San Francisco Xavier.

    ---- San José.

    ---- San Francisco de Borja.

    1694 Desposorios de Na. Sra.

    1696 San Miguel.

    1697 San Pedro.

    1698 San Luis.

    1703 San Pablo.

    1705 Santa Rosa.

    1708 Concepción.

    1709 Exaltación

    ---- San Joaquín.

    1710 Tres Santos Reyes.

    S. Juan Bautista.

    1717 San Martín.

    1719 Santa Ana.

    1720 Santa Maria Magdalena.

    1723 Desposorio de Na. Sra.

    1725 San Miguel.

    1730 Patrocinio de Nuestra Señora.

  • 1737 Informe del Gobernador Argomosa declarando el bienestar de las misiones que

    alcanzaban una población de 35.000 indios.

    ---- San Lorenzo.

    1740 San Nicolás.

    1743 Santa Rosa.

    1744 San Simón.

    - 1767 Decreto de expulsión de los Jesuitas.

    - 1701 Vocabulario de la lengua Moja del Padre Marban.

    En síntesis, comienza la labor paciente y ardua de los jesuitas. Esta se caracteriza en su

    fase inicial por una serie de intentos destinados a lograr la descripción general de la región, la

    ejecución de varias técnicas especiales para con los indígenas como otorgación de regalos, el

    aprendizaje de la lengua y las costumbres, destinadas a lograr la confianza de estos para poder

    ganar un espacio de evangelización.

    A partir de 1682 comienza la continua creación de reducciones misionales en trabajo

    infatigable. Una primera etapa se inicia sobre el eje del Mamoré y las pampas de Occidente

    (1682 – 1700). En una segunda etapa ocurre una expansión hacia las pampas y la región de

    Baures (1700 – 1720) y en una última se consolida la penetración en Baures y se pone un hito de

    contacto con Santa Cruz (1720 – 1750) (Barnadas 1985: XLIV). La transformación inicial del

    tipo de asentamiento humano en los llanos fue efectuada por los religiosos de la Compañía de

    Jesús hasta un poco antes de su expulsión, por el poco número de hombres con que contaban y

    las condiciones adversas en las que vivían esta labor puede considerarse colosal.

  • En 1767 los jesuitas son expulsados de Moxos y un nuevo régimen administrativo en este

    territorio será impuesto.

    V.1.5 Llegada a Moxos de Gonzalo Soliz de Holguín y sus hombres, primeras

    descripciones.

    V.1.5.1 Introducción.

    Para analizar el momento de la llegada de los españoles a los llanos de Moxos pasamos a

    revisar los informes que dieran los expedicionarios del Gobernador Gonzalo Solís de Holguín

    sobre su ingreso a la región, en 1617, y que se encuentran sintetizados en una serie de relaciones

    de estos viajeros. Los informes fueron presentados por Don Juan de Lizarazu, Presidente de la

    Real Audiencia de Charcas en 1622 al Virrey Fernando Ruiz de Contrera, por motivo de pedir

    autorización para nuevos viajes de conquista. Este documento es de suma importancia al tratarse

    de la única crónica temprana que habla sobre los asentamientos humanos y el tipo de agricultura

    que se habría dado en Moxos, de terraplenes y canales, de los que posteriormente en forma

    misteriosa no dicen prácticamente nada los jesuitas.

    La veracidad de este documento fue cuestionada por el Gobernador de Santa Cruz, Nuño

    de la Cueva, quien desconfió de las descripciones de los expedicionarios de Holguín. Finot en su

    obra sobre la “Historia de la Conquista del Oriente Boliviano” también menciona haber

    encontrado una relación en la que el Capitán Diego Hernández Bejarano desmiente las versiones

    de la entrada de 1617, que habrían sido formuladas para obtener la gobernación de Santa Cruz.

  • Aunque existen criticas a este texto en el sentido de que se agrandaron las cifras de los

    descubrimientos en las descripciones con la finalidad de buscar los beneficios de la conquista,

    muchos de los datos sobre tipo de habitat, terraplenes y canales, que contiene son similares a las

    características de los sitios prehispánicos de la llanura, registrados por la arqueología moderna.

    Queda por indagar porqué, si este documento era falso, Holguín fue nombrado Gobernador de

    Santa Cruz un año después de la denuncia de Nuño de la Cueva (Para más detalles ver Finot

    1979: 275 – 277).

    El documento al que hacemos referencia consta de varios informes destinados a contar la

    entrada de los españoles a la región de los Torococis o Toros, en la que varios españoles

    describen por vez primera las poblaciones de las tierras llanas en forma amplia. Las relaciones

    de la entrada fueron redactadas por soldados españoles y un padre jesuita, quienes rindieron un

    informe detallado de lo sucedido en la jornada por considerar el descubrimiento de los Toros

    como la puerta del gran reino de Moxos y el más grande realizado en esa región hasta ese

    momento.

    La relación, en forma general, muestra la entrada del Gobernador Gonzalo Soliz de

    Holguín y cuarenta hombres a la tierra de los Moxos en los primeros días de Junio de 1617.

    Estos viajaron desde Santa Cruz de la Sierra por tierra y navegaron más de treinta leguas hasta la

    población de los indígenas Tapacuras que eran amigos de los españoles. Desde este lugar y

    después de algunos enfrentamientos los españoles llegaron a la tierra de los Torococis, Toros o

    Moxos, logrando una hazaña en la que muchos hombres habrían perdido la vida. Aunque existen

    otras relaciones de anteriores entradas se considera esta la más completa.

  • V.1.5.2 Ingreso a la región.

    Comenzando con el análisis del documento revisamos los datos a partir de la llegada de

    los españoles a la tierra de los Tapacuras y sus incursiones a las tierras llanas para apreciar la

    forma como se llevaba a cabo la conquista y las reacciones de los indígenas. Varias fuentes

    muestran como las poblaciones indígenas rechazaban a los españoles violentamente o huían, a

    excepción de los Tapacuras que eran amigos de estos, ya desde la entrada de Palomino hacia

    1595.

    De acuerdo a la descripción de la entrada por parte del padre Jerónimo de Villarnao,

    aunque este no acompañó la expedición, una vez que se quedó con los indígenas Tapacuras los

    españoles continuaron su entrada en las “montañas”, donde sufrieron un enfrentamiento:

    “...y los alló que estavan en vna gran fiesta, veviendo, y comiendo vn indio que habian

    muertto de sus enemigos. Llamólos de paz por medio de vn yndio dellos mesmos, que

    fué presso, y le emviaron que llamasse á su Cacique, pero ellos tomaron las armas, y así

    los españoles los comencaron a arcabusear... (Villarnao 1622: 152)”.

    Otras relaciones de los enviados a la zona son más completas y aclaran mejor la figura.

    De acuerdo a la relación de Lorenzo de Caballero, a los ocho días de llegados al pueblo de los

    Tapacuras, un cacique trajo un manojo de siete estólicas diciendo que los indígenas que las

    usaban dieron con ellos y les atacaron matando a cinco. Por esta razón pidieron ayuda a los

    españoles, quienes reunidos en Consejo de Capitanes por el padre Villarnao determinaron ir a la

    región. Esta es la versión de Caballero:

  • “Otro día despachó cinquenta yndios que abriesen el camino. Al segundo día marchó el

    Campo, y al tercero después de haver salido dieron de madrugada el asalto quarenta

    soldados sobre vn pueblo de los yndios Serranos, que así los llamamos por estar poblados

    al pie de vnos cerros, y por estar borrachos tan valientes no se quisieron dar, y así se

    perdieron muchos (Caballero 1622: 175)”.

    Una vez llegados a las tierras llamadas por los españoles “de los Serranos”, pasado el

    enfrentamiento con los indígenas, los españoles confirmaron la existencia de zonas pobladas en

    la región serrana y de tierras bajas. Los enfrentamientos habían sido producidos como una

    venganza del pueblo Tapacura contra los Serranos hecha junto a los españoles. Según Caballero,

    en el enfrentamiento con los Serranos, solamente se capturó una mujer y también después de

    unos días se recogió un indio herido del enfrentamiento:

    “...no se pudo coxer más que una yndia, que el Governador la volvió á emviar para que

    llamase y truxese a los yndios de paz. Y estando esperando la rrespuesta, a los tres ó

    quatro días allaron los soldados a vn yndio herido, y le truxeron a questas donde el

    Gobernador; y ablándole en diferentes lenguas, respondió en la general que se abla en

    esta Governación. Y le preguntaron si en aquella montaña havia muchos yndios; dijo que

    sí havía y los nombres de todas las provincias y que todos eran amigos, sino hera vna

    provincia yndios llamados Torococíes, que estavan en la pampa y rraso..., porque él no

    podía guiar, que tenia la pierna quebrada de vn valaco (Caballero 1622: 175)”.

  • En este relato aparece la primera referencia a los Torococis o un pueblo de las llanuras

    que llamó de inmediato la atención de los españoles.

    En su informe el Capitán Francisco Sánchez Gregorio afirma que los indios Serranos

    apresados después del enfrentamiento fueron llevados a una casa en la que murieron quemados,

    razón por la que los españoles no pudieron tomar en ese momento un rehén como guía, de esta

    forma recogieron un indígena herido que quedó de la batalla y lo usaron en la empresa de

    conocer nuevos territorios:

    “en pocos días de camino dieron en los yndios, que se defendieron valientemente,

    hiriendo siete soldados y matando dos yndios amigos; los enemigos se habían recoxido á

    vna casa, de donde hazían todo el daño sin podello rremediar, y ansí les pegaron fuego, y

    ellos se dexaron quemar sin querer salir de della. Quedaron con esto sin enemigos y sin

    guia para saver lo de adelante; corriendo la tierra, y allaron vn yndio con un arcabucaco

    en vna pierna, que le havia hecho pedacos la rodilla. Este dio noticias de los Toros y de la

    provincia de Mapana... (Sánchez Gregorio 1622: 194)”.

    Esta relación muestra la forma avasalladora de la conquista española volviéndose a

    mencionar el nombre de los Toros (Torococis) y los Mapana.

    El Sargento Mayor Bartolomé de Heredia en forma astuta describe solamente la parte

    buena del encuentro y nos habla de todo el episodio en forma sintética:

  • “..., dimos en vna provincia, llamados Serranos; los quales, rresistiéndosenos, quedó vn

    yndio herido en la rodilla, de vn valaco; llevámosle á nuestro Real para curarle, y

    enseñarle las cosas de nuestra Santa Fee para bauticalle, y yo, el dicho Bartolomé de

    Heredia, cuydé siempre de su cura y rregalo, duró once ó doce días, en los quales se le

    enseñó muy bien las cossas de nuestra Santa Fee, y le bauticé por no haver sacerdote. Y

    deste yndio tomamos rracón de la tierra adenttro, y esto con buenos indios que

    llevavamos que savían su lengua y nos dijo que estava muy ceca de ay vna provincia,

    llamada Torocosis, enemigos suyos, y que antes havían sido amigos... (Heredia 1622:

    164)”.

    Aunque la relación del Sargento Heredia peca de mentir al indicar que este había obrado

    de sacerdote para bautizar al prisionero herido, ya que como es sabido en la base del

    campamento en la tierra de los Tapacuras los españoles tenían al padre Villarnao, la relación en

    general trata de justificar y legalizar los hechos ocurridos. Por otro lado, se confirman otros

    datos repetidos en todas las descripciones. Las relaciones nos hablan de la forma en que el

    Sargento Bartolomé Heredia y 30 hombres fueron enviados por Solis de Holguín, encargado de

    la expedición, para verificar la existencia de poblaciones en las tierras bajas:

    “Y yendo siguiendo mi camino, subimos á vn cerro alto, de donde divisamos la dicha

    provincia de los Toros, que casi estava al pie de la sierra donde suvimos y desde lo alto

    descubrimos grandíssimos rrasos y llanadas y humaredas; y bolviéndome al Real, a

    donde avía dejado al dicho Gobernador, le hice esta rrelación. Y luego marchamos en

    orden azta los dichos rrasos de los Toros (Heredia 1622: 165)”.

  • Según el Capitán Francisco Sánchez Gregorio se tomo una indígena de guía para llegar a

    tierra de los Torococies, que tuvo perdido al grupo durante cinco o seis días en que regresaron al

    campamento. Posteriormente el gobernador dio la orden de divisar el terreno desde una montaña,

    a la que subió el Capitán Antonio de Sanabria, verificando la cercanía de las tierras llanas

    (Sánchez 1622: 167). Lorenzo de Caballero nos da más detalles del hecho:

    “Al momento subieron cinco ó seys, y el vno de ellos fui yo; y estando ya en lo alto,