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R E V I S T A DE ESTUDIOS I N T E R N A C I O N A L E S Argentina en su laberinto. La hora de la política Cristian Fuentes Vera La Argentina sufre la peor crisis de sn historia. ¿Pero cuántas veces se ha dicho lo mismo? Nuestro vecino ha vivido una crisis permanente que algunos sitúan en el primer golpe militar de 1930, otros en el nacimiento del peronismo, en 1945, otros en el llamado "Proceso de Reorganización Nacional", iniciado en 1976 y, por último, los de mirada más cortoplacista, la ubican en 1995, cuando la reelección de Carlos Menem impulsó el aumento desmedido del gas- to público. En verdad, la catástrofe tiene raíces muy profundas y es fundamen- talmente de naturaleza política. Tiene que ver con un Estado que nofunciona y su necesaria refundación, con una dase política que ya no representa a nadie y cómo reemplazarla, con un modelo económico fracasado y las alternativas posibles. La tarea es gigantesca y no se ve una salida cercana. Este ensayo pretende formular algunas preguntas e intentar respuestas posibles que nos orienten en la tarea no siempre fácil de entender lo que pasa al otro lado de la cordillera. LA NATURALEZA DEL PROBLEMA a complejidad de la crisis que vive Argentina ha estimulado la bús- queda de explicaciones sobre su origen y sobre el desarrollo que pueda tener en el futuro. La mayoría de los analistas se ha centrado en la economía, mencionando a la política sólo como una especie de telón de fondo sociológico que influiría en el fracaso del modelo aplica- do hasta la devaluación del peso, o como un factor determinante en la solución o agravamiento de la crisis1. Según esta perspectiva, el comienzo del desastre estaría en el aumento descon- 1 Amagada, Genaro. "El trasfondo político de la crisis argentina", en Asuntos Públicos, (31/7/ 2001). 19

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R E V I S T A D E E S T U D I O S I N T E R N A C I O N A L E S

Argentina en su laberinto.La hora de la política

Cristian Fuentes Vera

La Argentina sufre la peor crisis de sn historia. ¿Pero cuántas veces se hadicho lo mismo? Nuestro vecino ha vivido una crisis permanente que algunossitúan en el primer golpe militar de 1930, otros en el nacimiento del peronismo,en 1945, otros en el llamado "Proceso de Reorganización Nacional", iniciadoen 1976 y, por último, los de mirada más cortoplacista, la ubican en 1995,cuando la reelección de Carlos Menem impulsó el aumento desmedido del gas-to público. En verdad, la catástrofe tiene raíces muy profundas y es fundamen-talmente de naturaleza política. Tiene que ver con un Estado que no funciona ysu necesaria refundación, con una dase política que ya no representa a nadiey cómo reemplazarla, con un modelo económico fracasado y las alternativasposibles. La tarea es gigantesca y no se ve una salida cercana. Este ensayopretende formular algunas preguntas e intentar respuestas posibles que nosorienten en la tarea no siempre fácil de entender lo que pasa al otro lado de lacordillera.

LA NATURALEZA DEL PROBLEMA

a complejidad de la crisis que viveArgentina ha estimulado la bús-queda de explicaciones sobre su

origen y sobre el desarrollo que puedatener en el futuro. La mayoría de losanalistas se ha centrado en la economía,

mencionando a la política sólo como unaespecie de telón de fondo sociológico queinfluiría en el fracaso del modelo aplica-do hasta la devaluación del peso, o comoun factor determinante en la solución oagravamiento de la crisis1.

Según esta perspectiva, el comienzodel desastre estaría en el aumento descon-

1 Amagada, Genaro. "El trasfondo político de la crisis argentina", en Asuntos Públicos, (31/7/2001).

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trolado del gasto público que impulsó elpresidente Carlos Menem, con el fin deasegurar su reelección en 1995. Esta con-ducta habría alterado los equilibrios fun-damentales que sostenían la converti-bilidad desde 1991, ya que se requería dis-ciplina fiscal para mantener el esquemade conversión monetaria que establecía elrespaldo uno a uno del circulante, con losdólares de reserva del Banco Central2.

De esta manera, la tradición argenti-na, basada en el reparto de prebendas ybeneficios a los allegados al poder, ha-bría concluido con la hiperinflación delgobierno del presidente Raúl Alfonsín, alno contar el Estado con la abundancia deépocas anteriores que permitía cubrir eldéficit público.

Ante la nueva realidad mundial, Do-mingo Cavallo fue capaz de aplicar unférreo marco monetario para disciplinarla máquina de hacer billetes y privatizólas empresas estatales, logrando terminarcon el fenómeno inflacionario, estimularel crecimiento y situando a Argentinacomo segunda economía sudamericanacon más rápido aumento del PGB en ladécada de los noventa, con un 4.7 %3. Perolos políticos recuperaron la iniciativacuando se trataba de ganar elecciones,volviendo a sus viejas prácticas, las queterminaron por destruir el modelo.

Éste es, más o menos, el argumentocentral de aquellos que examinan la si-tuación desde el punto de vista económi-co. Aparte de lo justo del argumento, ana-lizado en su mérito, y del sesgo lógico de

los estudios realizados por economistas,hay otros que utilizan in extremis este tipode razonamiento, pues obedecen a un en-foque neoliberal donde el mercado pre-valece sobre la política, la cultura y lasociedad.

La magnitud de las dificultades porlas que atraviesa Argentina superaampliamente el ámbito económico.

Ahora bien, cualquier acercamientodesprejuiciado a la realidad argentina nosindica que la magnitud de las dificultadespor las que atraviesa el vecino país supe-ra ampliamente el ámbito económico, porlo que para entender su naturaleza se re-quiere un esquema mucho más amplio.

Precisamente, en estas pocas líneasintentaremos plantear algunas respuestasposibles, sólo de manera tentativa, pues-to que no pretendemos realizar un estu-dio acabado sino identificar y problema-tizar las variables más importantes queconforman la actual coyuntura.

Para comenzar, una afirmación tajan-te: la situación actual tiene sus raíces mu-cho antes de 1991 y sus causas son políti-cas. Nos atrevemos a plantear como hipó-tesis que las dificultades de la Argentinaprovienen de un Estado que siempre fuedébil, pero que en las últimas décadas haagonizado hasta desaparecer por completo.

Sólo quedan las instituciones comouna cascara vacía y los últimos aconteci-mientos han demostrado que las incapaci-

2 Amagada, Genaro, ob. cií.3 Amagada, Genaro, ob. cit.

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dades tienen larga data, puesto que nadieha podido reemplazar con éxito el mode-lo de desarrollo impuesto en 1945 por elgeneral Juan Domingo Perón, indepen-dientemente de la opinión que se tengade él o de la evaluación de su desempeño.

Esta debilidad se hizo manifiesta cuan-do a mediados de los setenta se intentóllevar a la práctica una estrategia distinta,sin un consenso social profundo y con losmismos vicios públicos de siempre.

La vuelta a la democracia, en 1983,significó el repudio de la sociedad alhorror de la guerra sucia, aunque nueva-mente el fracaso, esta vez económico,coronó el esfuerzo de un gobierno civil.

Es cierto que los tiempos habían cam-biado y que el partido justicialista ya noera el mismo. El gobernador de la pro-vincia de La Rioja, lejana y pobre, subíaal poder prometiendo primero la revolu-ción productiva y el salariazo, para luegounirse a la Bunge y Born, y a la "patriafinanciera". Había que insertar al país enla globalización. Vinieron las privatiza-ciones y el dólar como respaldo a un pesoque se creía moneda dura. Al final, unospocos se enriquecieron con la subasta delos bienes del Estado, aumentó la deudaexterna hasta niveles insostenibles y lapolítica continuó igual que siempre.

Lo que sucedió después es historiaconocida. La clase media, empobrecida ymaltratada por muchos años, reaccionógolpeando las cacerolas y los más pobrescomenzaron a saquear supermercados.Cayeron varios presidentes y la divisanorteamericana trepó hasta las nubes.

Hoy, entre el Fondo Monetario Interna-cional y el corralito, la Argentina trata deencontrar nuevamente el rumbo.

Argentina trata de encontrarnuevamente el rumbo entre

el FMI y el "corralito".

Sin embargo, la falta de alternativasviables agudiza el drama, por lo que cabeaquí aplicar la definición clásica de crisis,que la sitúa en un momento en que lo vie-jo se resiste a morir y lo nuevo aún no nace.

UNA LARGA MARCHA

HACIA LA BANCARROTA

Para situar el hecho en su exacta di-mensión, el fin de la convertibilidad signi-fica el fracaso del modelo económico y so-cial aplicado, con avances y retrocesos,desde 1975, basado en la especulación fi-nanciera, la exportación de materias primastradicionales y el endeudamiento externo.

Primero lo trató de hacer CelestinoRodrigo, efímero ministro de Economíade Isabel Perón y López Rega. Después,José Alfredo Martínez de Hoz, manumilitan, intentó llevar a la práctica un pro-yecto basado en la internacionalización dela economía, las exportaciones agrícolas,una drástica concentración de la riquezay el endeudamiento externo4.

Este esquema pretendió sustituir elpacto social y político impulsado por elgeneral Perón, caracterizado por una

4 Seoane, María y Muleiro, Vicente. El Dictador, (Buenos Aires, Sudamericana, 2001), pág. 24.

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alianza entre la clase obrera, los sindica-tos y un sector de las Fuerzas Armadas,el cual privilegiaba el mercado interno,la industrialización, el Estado de bienes-tar y un fuerte gasto fiscal redistributivo,aunque con un marcado acento clientelís-tico, que favorecía a los sectores socialesy a las administraciones provinciales afi-nes al Ejecutivo de turno.

Los errores del caudillismo peronista,basado en un populismo que repartía lasenormes ganancias originadas en la ven-ta de alimentos a la Europa hambrientade la posguerra, no fueron corregidossustancialmente por los regímenes civi-les y militares que le sucedieron. El paíssiguió viviendo en la burbuja de la abun-dancia, cuando el viejo continente arras-traba tras su recuperación a las importa-ciones argentinas.

El Estado prebendado continuó dis-tribuyendo privilegios, la democracia eraapenas una esperanza utópica que emergíatras elecciones donde la proscripción deljusticialismo daba origen a gobiernos dé-biles seguidos en corto tiempo del golpeclásico y la represión que no lograba evi-tar un nuevo desastre.

Nadie construyó instituciones fuertes,ni se preocupó de fundar consensos polí-ticos sólidos que le dieran sustento a larepública. El conflicto peronismo-antipe-rorásmo cruzó a la sociedad argentinadurante demasiados años y las contradic-ciones internas del Partido Justicialistadieron origen a un principio de guerra ci-vil que derivó en la dictadura más san-guinaria de la historia argentina.

El talón de Aquiles de laadministración radical fue

el deterioro económico.

La derrota en las Islas Malvinas des-truyó el poder político de las Fuerzas Ar-madas, que se habían convertido en el par-tido del orden ante la ausencia de una fuer-za parlamentaria importante que represen-tara a la gran burguesía5.

La democracia volvió en 1983. Estavez no fue la exclusión forzada la que dejófuera del gobierno al peronismo, sino quela ciudadanía prefirió al líder radical RaúlAlfonsín por sobre el agotamiento de lavieja guardia Justicialista.

La transición avanzó gracias al reno-vado espíritu democrático del pueblo, loslevantamientos militares fueron incapa-ces de alterar la Constitución y las terri-bles violaciones de los derechos huma-nos no quedaron sin castigo. Pero la ne-cesaria renovación y fortalecimiento delEstado quedó nuevamente pendiente.

El talón de Aquiles de la administra-ción radical fue el deterioro económico,que terminó con la hiperinflación de 1989.Los cambios producidos en el mundo apartir del proceso de globalización marca-ron el término definitivo de la opción decrecimiento hacia adentro y la aperturahacia el exterior de la economía argentina.

El peronismo volvió en gloria y ma-jestad al poder, transformando su antiguodiscurso populista en la ortodoxia neoli-beral de Domingo Cavallo. La nueva es-

5 Seoane, María y Muleiro, Vicente, ob.cit., pág. 25.

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trategia del ministro de Economía de Car-los Menem se apoyó en una política mo-netaria sustentada en la paridad 1 peso-1dólar y el respaldo estricto del circulantecon su equivalencia en la divisa norteame-ricana.

Tal diseño contempló la privatizaciónde todas las empresas públicas, sin que elsector privado tuviera la capacidad deabsorber la mano de obra desempleada,entre otras razones porque la regla cam-biaría hizo poco competitivas a las expor-taciones y el Estado se abstuvo de aplicarpolíticas de promoción y fomento, sacri-ficando el mercado interno sin una alter-nativa que lo reemplazara.

Este proceso de transformaciones eco-nómicas y sociales profundas que logrólo que no pudo hacer la última dictadura,es decir, desplegar por completo el esque-ma monetarista, con el apoyo del justi-cialismo y con la legitimidad aportada porel éxito histórico de haber acabado con lainflación, tampoco solucionó los proble-mas de fondo que afectan al Estado ar-gentino desde sus orígenes y mantuvo laforma de hacer política, factores que tar-de o temprano destruirían las bases deldiseño que se pretendía aplicar.

Asi, lo increíble fue superado por loimpresentable. Antes de su privatización,la petrolera estatal (YPF) era la única delmundo que arrojaba pérdidas. Después,los precios de la gasolina y de los servi-cios públicos eran de los más altos delplaneta, se regían por la inflación de Es-tados Unidos cuando en Argentina eraprácticamente inexistente, y los contratosse renegociaban todos los años, subiendolas tarifas y postergando las inversiones.

Lo increíble fue superadopor lo impresentable.

Por otro lado, el aumento excesivo delgasto fiscal por motivos electorales y elalza desmedida de la deuda externa pro-vocaron una creciente tensión con los or-ganismos internacionales de crédito, yaque la fórmula para salir de la crisis con-templaba un recorte del déficit mediantela disminución del tamaño del Estado, locual chocaba con la manera tradicionalde administrar los asuntos públicos.

De esta manera, el menemismo ter-minó a manos de la alianza entre la UCRy el Frepaso, una nueva fuerza de centro-izquierda. La coalición que llevó al po-der a Fernando de la Rúa pronto demos-tró sus debilidades, ya que sólo se habíaunido para enfrentar la coyuntura electo-ral. Las diferencias al interior del gobier-no y un presidente carente de los atribu-tos del mando impidieron cumplir con laspromesas de campaña, propuestas en elcontexto de una reforma integral del sis-tema político y de la economía, conclu-yendo en otra frustración que precipitó loque parece ser el fin del ciclo abierto porel golpe militar de 1930.

La administración aliancista nuncapudo salir del círculo vicioso recesión-baja de la recaudación tributaria-mayordéficit público-mayor costo financiero. Lacombinación de la moratoria de la deudaexterna y el congelamiento de los depósi-tos provocó la furia de la clase media, quehabía sustentado hasta ese momento a laalianza de gobierno, dejando como únicasalida un acuerdo de unidad nacional, pro-

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puesta que no fue aceptada por el peronis-mo, por lo cual el presidente De la Rúatuvo que renunciar.

La combinación de la moratoria dela deuda externa y el congelamiento

de los depósitos provocó la furiade la clase media.

Luego de la caída del mandatario ra-dical, se hizo cargo del Ejecutivo el PJ.La principal fuerza política argentina de-mostró la profundidad de sus divisionesinternas al dejar caer a tres presidentesprovisionales, hasta que Eduardo Duhaldeaceptó la primera magistratura, con elsustento de la provincia de Buenos Aires,la más poderosa del país.

El sistema político argentino colapso,las instituciones no funcionan, los parti-dos ya casi no representan a nadie, el Es-tado es inoperante, el antiguo reparto deganancias entre distintos grupos de la so-ciedad no tiene sustento ante la quiebraeconómica y no existe un proyecto alter-nativo integral que dé respuesta a los in-mensos desafíos que debe enfrentar el país.

Ante la profundidad de la crisis, lagobernabilidad se mantiene sobre un pre-cario mecanismo de coordinación entre elgobierno nacional y las provincias, pare-cido a la antigua estructura de la Confede-ración, es decir antes de 1880, puesto queal faltarla cohesión que impone un núcleocentral fuerte, las entidades locales hanconstruido un dispositivo de poder alre-dedor de ellas para administrar el país.

El desplome de la estructura de autori-dad en la Argentina ha hecho cada vez másintolerable para la sociedad los altísimosniveles de corrupción que existen en lapolítica nacional. Más aún cuando la in-eficacia e ineficiencia de la clase dirigentele han restado casi por completo la con-fianza de la ciudadanía para representarla.

La actual ausencia de cohesión socialha hecho que los componentes de la so-ciedad argentina reclamen para sí el de-recho a definir las reglas de convivencia.Según el economista radical RodolfoTerragno6, estaríamos en medio de unarevolución donde la gente utiliza la mo-vilización y la protesta como instrumen-tos de lucha, para reformar en la prácticalos organismos y procedimientos que es-tima agotados o erróneos.

Entre los sectores sociales que más sedestacan está la golpeada clase media ar-gentina, la cual ha perdido mucho de supoder pero mantiene su capacidad de ha-cerse oír y la Iglesia Católica, que es qui-zás la única institución a la cual se le reco-noce alguna capacidad de convocatoria.

El pueblo delibera en asambleas, to-mando decisiones de manera directa, y ocu-pando los espacios públicos por encima deun Estado de Derecho que ya no tiene lalegitimidad suficiente para imponerse.

Sin embargo, la democracia continúasiendo la ideología dominante y la inmen-sa mayoría invoca sus principios comojustificación para sus acciones. Ya que losmilitares perdieron su antiguo rol de "úl-timo recurso" para definir el conflictopolítico, las Fuerzas Armadas han demos-

' Terragno, Rodolfo. Diario Clarín, (marzo de 2002).

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trado su apego al orden constitucional, apesar de pequeños grupos que insisten enla posibilidad de imponer una fórmulaautoritaria si la amenaza de anarquía sehace realidad.

La democracia continúa siendola ideología dominante y la

mayoría invoca sus principiospara justificar sus acciones.

Aunque los institutos armados no di-simulan su malestar por los recortes queha sufrido su presupuesto, están conscien-tes de los costos que pagarían por repetirexperiencias del pasado y de la ausenciade una fuerza civil que les preste apoyosocial y un proyecto político viable.

En este escenario, el gobierno deEduardo Duhalde trata de mantenerse enel poder hasta el 2003 y de implementarun plan que ordene y reactive la econo-mía posdevaluación. A pesar de la persis-tencia de la lucha entre dolarizadores ypesificadores, representantes del modeloanterior y del actual intento de imponeruna estrategia de desarrollo que privile-gie el mercado interno, el Ejecutivo in-tenta iniciar conversaciones con el FondoMonetario Internacional para conseguir laayuda financiera que tanto necesita.

El punto vuelve a ser la disminucióndel gasto fiscal, pero esta vez centrado enlas provincias. Como el Ejecutivo nacio-nal es débil, el acuerdo alcanzando con losgobernadores es insuficiente, ya que se

mantiene un esquema de reparto de losimpuestos demasiado generoso para losentes provinciales, en virtud del cual se lespermite emitir bonos para pagarles a losempleados públicos y se les da un tratopreferencial para el pago de sus deudas.

Por otro lado, aunque se logró la apro-bación de un presupuesto 2002 de inéditaausteridad7, el Fondo sigue renuente a re-anudar los préstamos a la Argentina porrazones prácticas e ideológicas.

Haciéndose eco de una antigua críti-ca republicana, el gobierno del presiden-te Bush concluyó que el rescate de laseconomías en crisis no debía ser casi au-tomático, como había sucedido con Méxi-co, Rusia y Turquía, ya que los países de-bían pagar las consecuencias de sus erro-res y corregirlos antes de recibir ayuda.

Por esta razón, en su condición demayor contribuyente, el Tesoro norteame-ricano ha puesto una serie de condicio-nes para que el Fondo Monetario libererecursos. Entre las demandas prácticas seencuentra la necesidad de terminar con elllamado "corralito financiero", ya queavalar este esquema sería convalidar unaverdadera expropiación de los fondos delos ahorrantes.

Por otro lado, las estimaciones de cre-cimiento, déficit e inflación para este añoson poco creíbles, ya que se estima unacaída del PBI de 5%, un alza del costo devida del 15% y un déficit de 3 mil millo-nes de pesos8, lo cual a la luz del compor-tamiento de la economía resulta por com-pleto imposible. Además, la resistencia delos gobernadores ha impedido realizarlas

7 Honorable Senado de la Nación Argentina. Presupuesto 2002, (www.senado.gov.ar).8 Honorable Senado de la Nación Argentina, ob. cit.

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enmiendas que el Fondo estima impres-cindibles.

De cualquier forma, los avances lo-grados por el gobierno de transición de-ben ser entendidos como aproximacionesdentro de un diseño armado con muchoesfuerzo, sin tener muy claro el futuro ycon una gran nostalgia del pasado.

Los avances del gobierno detransición deben entenderse

como aproximaciones.

Duhalde pretende que Argentina ma-neje todas sus variables macroeconómicassin un pie forzado como era la converti-bilidad, en el contexto de una especie deindustrialismo al estilo brasilero, cuyasprincipales variables aún no están claras,como tampoco lo está la voluntad de trans-formar la política.

Se supone que en la medida en queeste experimento resulte o sea reempla-zado por otro, podrá consolidarse un nue-vo pacto social que sustente la refunda-ción del Estado, redefiniendo el rol de losactores sociales. En todo caso, por ahorano existe un proyecto de país y las fuer-zas políticas tradicionales han demostra-do su incapacidad para impulsar alterna-tivas viables.

LAS TAREAS PENDIENTES

Y LOS FUTUROS POSIBLES

Los desafíos de la hora presente soninmensos. Antes que todo se requiere acu-mular la fuerza política y social suficiente

para refundar el Estado. ¿Pero qué tipo deEstado? Si eso no está claro es imposibleacometer una tarea gigantesca como ésa.Porque no se trata sólo de modernizar elaparato público, es definir las reglas deljuego a partir de un proyecto de conviven-cia futura, es construir ciertos consensosmínimos que hagan posible el desarrollo.

Una sociedad no puede vivir inmersaen un proceso de disolución permanente.Si desde dentro no se puede, si fracasaincluso la variante autoritaria, desde fue-ra se impondrá algún modelo. Es lo queha pasado ya, en parte, en algunas etapasde la historia reciente de la Argentina.Aunque eso tampoco basta.

No se puede hacer ningún cambio sinuna renovación profunda de la clase polí-tica. Recobrar la capacidad de represen-tación es fundamental para conformar unnuevo sistema de partidos, ya que tantoel radicalismo como el peronismo estáninmersos en una crisis terminal. La UCRya no representa a más del 2% del electo-rado y el PJ se ha convertido en una fede-ración de grupos antagónicos que se man-tienen unidos por el ansia de poder quetienen sus dirigentes.

Las prácticas políticas del pasado es-tán obsoletas y han sido repudiadas porla gente. Esto requiere de una transfor-mación cultural de por sí compleja, porlo que su puesta en práctica será lenta,aunque los acontecimientos vividos en elúltimo tiempo indican que ya comenzó.

Desde el punto de vista estructural,uno de los temas más importantes es laconstitución de un nuevo federalismo. Enprimer lugar, las provincias han sido go-bernadas como verdaderos feudos, más

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personales que políticos, consiguiendo delgobierno central aquello que necesitabanmediante alianzas. De esta forma, los ca-ciques locales establecieron una relaciónclientelística con los líderes nacionales,en un cuadro de mucha movilidad socialque caracterizó a la política argentina dela segunda mitad del siglo XX.

No de otra manera se explica que hayallegado a la primera magistratura de laNación un hijo de inmigrante sirio comoCarlos Menem, gobernador de una peque-ña provincia del norte del país. Su familiaes la dueña del peronismo de la zona, mez-clando poder político y económico al igualque la gran mayoría de la dirigencia localdel resto de la Argentina. Los ejemplos semultiplican: los Saadi, los Rodríguez Saa,los Romero Feris, los Sapag y tantos otrosque administran sus provincias como ver-daderos señores y que repartían granjerias,sobre todo en el aparato público, cuandolas condiciones lo permitían.

Efectivamente, cuando las gananciasabundaban a nadie le faltaba, por último,un puesto en el Estado. Pero la crisis cor-tó violentamente la riqueza que manabade los negocios públicos y la triste reali-dad quedó al descubierto. Muchas provin-cias son económicamente inviables, sal-vo las más favorecidas de la pampa hú-meda y las petroleras de la Patagonia. Serequiere una drástica reingeniería que di-señe nuevas unidades territoriales susten-tables, oriente su producción, permita elacceso a mercados y distribuya costos ybeneficios.

Si se observan el aparato público ylas instituciones de la democracia, se en-cuentra una hiperinflación de organismos

e instancias, con sus respectivas multitu-des de funcionarios, muchos de los cua-les no trabajan, con el consiguiente gastoque debilita el erario nacional.

En el aparato público y lasinstituciones de la democracia

hay hiperinflación deorganismos e instancias.

Asimismo, la reorganización del Es-tado incluye fortalecer sustantivamente lacapacidad de recaudar impuestos, peroeso implica también un cambio culturaly, sobre todo, un aparato público queofrezca servicios de buena calidad paraque las personas sepan que su dinero seinvierte de manera adecuada.

El Fondo Monetario Internacionalexige la corrección de estos vicios. Y tie-ne razón, pero ello no se puede hacer dela noche a la mañana y con un gobiernode transición débil como el actual. Se tra-ta de un proceso y, por ahora, debería bas-tar con algunas señales claras y decididas.

Por su parte, retomar el crecimientoes una obligación vital. El Ejecutivo tratade salir del pozo, aunque aún no puedesuperar la emergencia y todavía está enjuego el modelo. Es básico el papel de losactores internacionales para definir si elfuturo tiene más que ver con un nuevo ajus-te liberal-conservador, del que ya se co-noce muy bien cuáles son sus resultados,o se consolida una especie de industrialis-mo globalizado, que consiga poner de piea la producción y el trabajo en Argentina,en el contexto del mundo del siglo XXI.

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¿Cuál será el futuro de la Argentina?Tratando de hacer un poco de prospectiva,proponemos los siguientes escenariosposibles:

a) Si el gobierno de transición tieneéxito, a lo menos en iniciar un proceso deestabilización y una tímida reactivación,podrá cumplir con su período completo oadelantar, sin traumas, en algunos meseslas elecciones.

Esto depende de la salida más o me-nos rápida de la parte más aguda de lacrisis, es decir: equilibrio en los índiceseconómicos más importantes, ayuda fi-nanciera y flexibilización sustantiva delcorralito. Condiciones nada de fácilescuando no existen tasas de referencia queofrezcan una alternativa al dólar, ni unsistema bancario que dé confianza a losahorrantes. Tampoco puede esperarse unaayuda pronta del Fondo Monetario y to-das las opciones que se manejan proyec-tan una recesión aún más dura.

b) Si la administración duhaldista fra-casa en sostener el precio de la divisanorteamericana, se desata una hiperinfla-ción, se mantiene inalterable la retenciónde los depósitos, aumentan considerable-mente el desempleo y la protesta social, yla ayuda internacional no llega, el Ejecu-tivo se vería obligado a cambiar de plan,ajustando de manera radical el gasto opasando a depender sólo de sus propiosingresos.

Tal situación obligaría a un adelantode las elecciones, las cuales podrían en-frentar un cuadro de deslegitimación ge-neralizada de las distintas candidaturas,si la abstención, los votos nulos y los blan-cos llegan a cifras superiores al 50%.

La alternativa al programaduhaldista es la dolarización o unarefundación completa del Estado.

La alternativa al programa duhaldistaes la dolarización o una refundación com-pleta del Estado, para lo cual no existefuerza organizada suficiente. La dolari-zación profundizaría la recesión, choca-ría con los intereses provinciales y cau-saría una agudización de la protesta so-cial, sin que existan condiciones para unarepresión generalizada.

c) Golpe cívico-militar. Una opcióncomo ésta requeriría de la voluntad ma-yoritaria de las Fuerzas Armadas y de unsector poderoso de la civilidad, dispues-tos a aplicar a fondo la fuerza y a sopor-tar el aislamiento internacional. El ajusteextremo del gasto fiscal y la dolarizaciónno cuentan con el apoyo mayoritario y lademocracia sigue siendo el régimen pre-ferido por los argentinos, por lo que talsituación podría derivar en un enfrenta-miento civil en el que los militares no es-tán dispuestos a participar.

Finalmente, las preguntas que surgende la crisis argentina tienen que ver conla refundación del Estado, la formaciónde un nuevo sistema político y la puestaen práctica de un modelo económico queestimule el crecimiento y la equidad so-cial. A juicio del analista, las respuestasparecen obvias, pero la dinámica social,la cultura política y la correlación de fuer-zas indican que la realidad se caracterizamás por la ausencia que por la diversidadde opiniones.

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