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c~~----------------L DOS FAMILIAS DE SANTA CRUZ EN LA GESTA DEL DOS DE MAYO \f uestro título evoca el recuer.do de dos familias que proceden- tes de Santa Cruz de la Zarza, vivieron en primera persona las terri- bles horas del levantamiento del pue- blo de Madrid en el día Dos de Mayo de 1808. Pero antes de narrar estos notables e inéditos sucesos, creemos necesa- rio referir, aunque sea brevemente, el origen de los protagonistas de nuestra historia. Estas dos familias eran des- cendientes directas de don Manuel de Torres y López de la Cabeza, cuyo linaje, de raigambre antigua en San- ta Cruz, se remontaba por lo menos hasta mediados del siglo XVP. Sabe- mos que alrededor del año 1756, tenia concertado el matrimonio de sus tres hijos mayores (Manuel Fabián, Teresa y Juan), con otras dos familias de tradición: los Martínez-Hidalgo y los López de la Cabeza, estirpe esta última, a la que él también pertenecía. Fruto del matrimonio de su pri- mogénito, Manuel Fabián, con doña María Antonia Martínez-Hidalgo, celebrado el 7 de Febrero de 1756 en la Parroquia de San Miguel, nacieron: Josefa, María y Manuel. Cuando tuvo Josefa' edad suficiente, fue enviada por sus padres a Madrid, donde resi- día un tío suyo, el Fiscal Ordóñez del Consejo de Estado. Y en la Villa y Corte estableció definitivamente su domicilio, contrayendo matrimonio el día 2 de Septiembre de 1781, en la Iglesia de San Andrés, con el insigne calígrafo don Torcuato Torio de la Riva y Herrero. De sus cuatro hijos: Marceliano (sic), Catalina, María Camila y Antonio, este último, llegaría a ser Oficial de la Secretaría de Estado y del Despacho de Gracia y Justicia. Logrando en el año 1829, el nombra- miento de Caballero Supernumerario de la Real y distinguida Orden de Car- los 111.Desde 1796 tenían su residen- cia en el número once de la calle de la Madera Baja, cerca de la Parroquia de San Martín. El segundo hijo varón de don Manuel, Juan de Torres y Martínez de Ocaña, que había contraído matrimo- nio con su prima Vicenta López de la Cabeza, también se instaló en Madrid, lugar donde ya residía desde antes del año 1770. Lo hizo en las cercanías de la popular Plaza de la Cebada, no muy lejos por entonces del domicilio de soltera de su sobrina, la ya menciona- da Josefa de Torres. Al enviudar, contrajo segundas nupcias el 24 de agosto de 1786, con María de Uceta y Martín de Eugenio, natural de Navahermosa (Toledo), con la que tuvo tres hijos varones, Vicente, Antonio y Jerónimo. Falleció Juan de Torres, el día 27 de marzo de 1795, siendo inhumado en el cemen- terio de San Millán. Su segundo hijo y activo protagonista de nuestro relato, Antonio de Torres y Uceta, nació en el domicilio paterno del número diez de la madrileña calle del Peñón, (actual- mente de Carlos Arniches) y fue bau- tizado en la Parroquia de los Santos Justo y Pastor el día 22 de septiembre de 1790. EL DOS DE MAYO Así transcurría la existencia coti- diana de estas dos familias, hasta que en el año 1808, los acontecimientos dieron un giro radical a sus vidas. A finales de marzo de dicho año, los sucesos parecían precipitarse, la ten- sión en Madrid crecía sin cesar, a diario se producían enfrentamientos entre vecinos de la capital y soldados franceses. Todo ello era consecuencia de una fatídica concurrencia de facto- res: El creciente recelo con el que la población veía la llegada constante de tropas francesas, los sucesos del Motín de Aranjuez; con la caída de Godoy, la abdicación de Carlos IV y la entroni- zación de Fernando VII, la partida del rey para reunirse con un ambicioso y astuto Napoleón, provocando con ello un vacío de poder, que la Junta Cen- tral Suprema no supo, ni pudo suplir. Uno de los incidentes más graves tuvo lugar el día veintisiete de marzo en la Plaza de la Cebada, a pocas manzanas del domicilio de los Torres y que en palabras del Conde de Toreno provo- caron "una gran conmoción en la que I Ya constaban antepasados suyos en un documento fechado en el día veintiocho de diciembre de 1574, (el cual, actualmente se encuentra en el Archivo Gral. de Simancas), en él y por mandato del juez de Su Majestad don Garci Páez de Sotomayor, se intentó reorganizar en Santa Cruz de la Zarza, el registro de las tierras de realengo anteriormente efectuado por el juez don Diego de Carvajal. 2 Santa Cruz de la Zarza, 7 de Enero de 1757 73 @Ayuntamiento de Santa Cruz de la Zarza (originales) @2013, Archivo Digital de ACAME "Joaquín Arias" página 1 2013 Archivo Digital ACAME "Joaquín Arias"

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Page 1: Archivo Digital de ACAME 'Joaquín Arias'de realengo anteriormente efectuado por el juez don Diego de Carvajal. 2 Santa Cruz de la Zarza, 7 de Enero de 1757 73 @Ayuntamiento de Santa

c~~----------------LDOS FAMILIAS DE SANTA CRUZEN LA GESTA DEL DOS DE MAYO

\fuestro título evoca el recuer.dode dos familias que proceden-tes de Santa Cruz de la Zarza,

vivieron en primera persona las terri-bles horas del levantamiento del pue-blo de Madrid en el día Dos de Mayode 1808.

Pero antes de narrar estos notablese inéditos sucesos, creemos necesa-rio referir, aunque sea brevemente, elorigen de los protagonistas de nuestrahistoria. Estas dos familias eran des-cendientes directas de don Manuel deTorres y López de la Cabeza, cuyolinaje, de raigambre antigua en San-ta Cruz, se remontaba por lo menoshasta mediados del siglo XVP. Sabe-mos que alrededor del año 1756,tenia concertado el matrimonio de sustres hijos mayores (Manuel Fabián,Teresa y Juan), con otras dos familiasde tradición: los Martínez-Hidalgo ylos López de la Cabeza, estirpe estaúltima, a la que él también pertenecía.

Fruto del matrimonio de su pri-mogénito, Manuel Fabián, con doñaMaría Antonia Martínez-Hidalgo,celebrado el 7 de Febrero de 1756 enla Parroquia de San Miguel, nacieron:

Josefa, María y Manuel. Cuando tuvoJosefa' edad suficiente, fue enviadapor sus padres a Madrid, donde resi-día un tío suyo, el Fiscal Ordóñezdel Consejo de Estado. Y en la Villay Corte estableció definitivamente sudomicilio, contrayendo matrimonioel día 2 de Septiembre de 1781, en laIglesia de San Andrés, con el insignecalígrafo don Torcuato Torio de laRiva y Herrero. De sus cuatro hijos:Marceliano (sic), Catalina, MaríaCamila y Antonio, este último, llegaríaa ser Oficial de la Secretaría de Estadoy del Despacho de Gracia y Justicia.Logrando en el año 1829, el nombra-miento de Caballero Supernumerariode la Real y distinguida Orden de Car-los 111.Desde 1796 tenían su residen-cia en el número once de la calle de laMadera Baja, cerca de la Parroquia deSan Martín.

El segundo hijo varón de donManuel, Juan de Torres y Martínez deOcaña, que había contraído matrimo-nio con su prima Vicenta López de laCabeza, también se instaló en Madrid,lugar donde ya residía desde antes delaño 1770. Lo hizo en las cercanías de

la popular Plaza de la Cebada, no muylejos por entonces del domicilio desoltera de su sobrina, la ya menciona-da Josefa de Torres.

Al enviudar, contrajo segundasnupcias el 24 de agosto de 1786, conMaría de Uceta y Martín de Eugenio,natural de Navahermosa (Toledo),con la que tuvo tres hijos varones,Vicente, Antonio y Jerónimo. FallecióJuan de Torres, el día 27 de marzo de1795, siendo inhumado en el cemen-terio de San Millán. Su segundo hijo yactivo protagonista de nuestro relato,Antonio de Torres y Uceta, nació en eldomicilio paterno del número diez dela madrileña calle del Peñón, (actual-mente de Carlos Arniches) y fue bau-tizado en la Parroquia de los SantosJusto y Pastor el día 22 de septiembrede 1790.

EL DOS DE MAYO

Así transcurría la existencia coti-diana de estas dos familias, hasta queen el año 1808, los acontecimientosdieron un giro radical a sus vidas. Afinales de marzo de dicho año, lossucesos parecían precipitarse, la ten-sión en Madrid crecía sin cesar, adiario se producían enfrentamientosentre vecinos de la capital y soldadosfranceses. Todo ello era consecuenciade una fatídica concurrencia de facto-res: El creciente recelo con el que lapoblación veía la llegada constante detropas francesas, los sucesos del Motínde Aranjuez; con la caída de Godoy, laabdicación de Carlos IV y la entroni-zación de Fernando VII, la partida delrey para reunirse con un ambicioso yastuto Napoleón, provocando con elloun vacío de poder, que la Junta Cen-tral Suprema no supo, ni pudo suplir.Uno de los incidentes más graves tuvolugar el día veintisiete de marzo en laPlaza de la Cebada, a pocas manzanasdel domicilio de los Torres y que enpalabras del Conde de Toreno provo-caron "una gran conmoción en la que

I Ya constaban antepasados suyos en un documento fechado en el día veintiocho de diciembre de 1574, (el cual, actualmente se encuentra en el Archivo Gral.de Simancas), en él y por mandato del juez de Su Majestad don Garci Páez de Sotomayor, se intentó reorganizar en Santa Cruz de la Zarza, el registro de las tierrasde realengo anteriormente efectuado por el juez don Diego de Carvajal.

2 Santa Cruz de la Zarza, 7 de Enero de 1757

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@Ayuntamiento de Santa Cruz de la Zarza (originales) @2013, Archivo Digital de ACAME "Joaquín Arias" página 1

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C~~----------------Lhubiera podido derramarse muchasangre".

En las primeras horas de la mañanadel día dos, se produjo el tan temidoy fatal desenlace. Al difundirse elrumor, entre el numeroso concurso dehombres y mujeres que allí estabancongregados, de que dos coches quehabía en la plazuela de Palacio esta-ban destinados al viaje de los infan-tes don Antonio y don Francisco dePaula, últimos representantes de lafamilia real, se exaltaron los ánimosy cuando al oír de boca de los criadosde palacio, que el niño don Francis-co de Paula lloraba y no se quería ir,al grito de: "¡Qué nos lo llevan!", sedesató la ira popular, siendo embesti-do el ayudante de Murat, el GeneralLagrange, que tuvo que buscar refu-gio en el interior de palacio. Las tro-pas francesas que acudieron en ayudadel edecán, sin previo aviso y en vezde contener el alboroto en su origen,hicieron una descarga sobre los inde-fensos corrillos, causando muertos yheridos y una general dispersión. Lanoticia de lo sucedido corrió corno lapólvora por todo Madrid, sublevan-do a la población entera. Alertadas

\también del levantamiento, las tro-pas francesas instaladas a las afueras,recibieron la orden de marchar contrala capital. A partir de ese momentoel curso de los acontecimientos fueimparable. Una gran muchedum-bre comenzó a dirigirse en busca dearmas hacia el Parque de Artilleríade Monteleón. Del mismo modo, seformaron más partidas de vecinos enotros cuarteles de Madrid. Se comba-tía prácticamente en toda la Villa. Asílo contaba Antonio de Torres a su nie-to Juan José, muchos años después deestos sucesos.

Rememoraba, que esa mañanade lunes, él y dos de sus hermanos(Vicente, tres años mayor que él, yuna hermanita del posterior enlace desu madre con D. Francisco de León)al pasar por una travesía de las querodean la Parroquia de los SantosJusto y Pastor, vieron a una frenéti-ca muchedumbre, que procedente dela Plaza de la Villa, casi les arrolló,empujándoles en dirección a la PlazaMayor. Hacía allí acudía esta multi-tud, para socorrer a los pocos vecinosque intentaban detener los avances delos granaderos franceses que subien-

• Combates

• • • • • • • •• Itinerario hermanos Torres

Plano de Madrid (Maqueta de León Gil de Palacio).

do por la calle de Toledo, pretendíanreunirse con el resto de tropas queconvergían hacia la Puerta del Sol.Tratando de soslayar estas acometidase ignorantes de lo que se preparabaen el centro de la capital, se apresu-raron como buenamente pudieron endirección a Sol. Pero cual no sería susorpresa, cuando llegando a la plaza,advirtieron que también allí se com-batía. Considerando que les seguíaacompañando su hermanita, una niñade corta edad, se detuvo Antonio unossegundos, recogiendo el sable de unfrancés que había caído en la refrie-ga y echaron a correr en dirección aledificio que más seguridad parecíaproporcionarles, la Iglesia del BuenSuceso, la cual, situada en uno de losextremos de la Plaza, en la confluenciade la Calle de Alcalá y la Carrera deSan Jerónimo, parecía un buen refu-gio. Una vez alcanzaron el interior delTemplo, Antonio, al que secundaba suhermano, sujetó a la niña con su fajaen el sitio más inaccesible que pudo

encontrar y sable en mano, se dispusoa defender, con coraje, el paso a estelugar (que según él señalaba, estabaen lo alto del acceso a una escalera).

Siempre refirió, que se sabía quela iglesia había sido valerosamen-te defendida, entre otros, por "losTorres" y que en compañía de lospaisanos allí refugiados, combatieronduramente con los franceses. Cuandolos soldados dejaron el lugar, Anto-nio y su hermano, que estaban entrelos supervivientes, regresaron a porla pequeña y escaparon de allí. Mastarde, apagados los ecos de la suble-vación, y buscado por los franceses,pues se le había sido visto en pose-sión de un sable, lo que le hacía reode sedición según el bando que hizopúblico Murat. No tuvo más alterna-tiva que aquella triste noche, aban-donar clandestinamente Madrid y elhogar de sus padres.

Ante el cariz que habían tomandolos acontecimientos y temiendo porla seguridad de su familia, su pri-

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Crucifijo «El Dos de Mayo».

ma Da. Josefa de Torres y su esposodon Torcuato Torio de la Riva, tam-bién decidieron abandonar la Villa yCorte hasta que la situación políticase estabilizara. Pero eso quizás, erapedir demasiado, pues de regreso a lacapital después de la victoria de lasarmas españolas en Bailén, tuvieronque volverla a abandonar cuando losfranceses retornaron conducidos porNapoleón. Sabemos por un testamen-to otorgado en Madrid en 1811, quesu hijo mayor Marceliano, estaba des-de hacía al menos dos años en parade-ro desconocido, al igual que su jovenpariente Antonio.

Antonio de Torres, ya solo, ter-minó arraigándose a partir de 1812en Villena (Alicante), como quedaatestiguado en el "Padrón Generalpara Vecinos Forasteros" recogidoen el año 1825. En este documento,manifestaba su residencia en estapoblación, desde al menos trece años,que era natural de Madrid, y teníasu domicilio permanente en el n011de la Plaza de Sta. Maria. Alrededorde 1815, contrajo matrimonio con la

villenense Isabel Gadea Rubio, y albautizar a cada uno de sus siete hijosen la Parroquial de Santa Maria dedicha Villa, siempre dejo constanciade su nacimiento en la Villa y Corte,así como, el origen santacrucero de sulinaje, lo que transmitió a sus descen-dientes junto con las vivencias de estacelebre jornada del Dos de Mayo.

Ha contribuido a mantener vivosaquellos acontecimientos, la reliquiafamiliar conocida como «El dos deMayo» que es una cruz de plata delsiglo XVIII de 47 x 23 cm., con unpie redondo, en él se puede leer ungrabado que dice: «En la mañana deldía 2 de mayo de 1808 tres hermanosTorres, dos varones y una niña, par-ticiparon en los luctuosos y heroicossucesos que tuvieron lugar en la Villade Madrid, defendieron una iglesia yuno de ellos quitándose la faja colgóa la pequeña de una de las bóvedaspara preservarla de la refriega - INMEMORIAM».

Juan J. de Torres NavarroConsuelo Montalvá Pellicer

A ESPAÑAA ti, madre España, nuestra voz alzamos,tú nos das la vida, la voz y el aliento.Bendición recibe, pues así nos nutreabundoso en dones tu fecundo seno.

Razón nos das para ensalzar tu nombrey sentir orgullo de heredar el geniode la raza, que al circundar el mundoa su arrojo y brío pareció pequeño:

Doquier perduran de su amor las obrasde mente y corazón frutos excelsos,templos donde la fe ora y meditay aulas que el meditar transforma en templos.

Fuiste grande y fuerte, pero no dichosa.Del lidiar constante con triunfal esfuerzoel glorioso fruto te robó la insidia.[Forjemos tus hijos un futuro nuevo!

Con unánime clamorexige tu pueblo, España,que quien delinque o engañasea juzgado con rigor.

Madre augusta, grita ¡Basta!y repudia al ser mezquinoque traiciona tu destinocon política nefasta.

Un pueblo es un destinoy único se hace fuerte:¡Hagamos a la suertesumisa a nuestra unión!

Tus hijos asumimosel reto del futuroque próspero y segurole hará nuestro tesón.

y ejemplo a nuestros hijosles den nuestros aciertosganando desde muertossu amor y emulación.

Jerónimo Navarro Cámara

MENSAJEROSQUE VOLARONCuando lleguéis al cielo escribir pronto.

No me digáis que no tenéis tiempopues ahora estáis con Dios

y tenéis todo el tiempo del mundo.

Me acuerdo mucho de vosotrosdesde que os fuisteis

somos un poco mas pobresy estamos mucho mas tristes.

Cuando lleguéis al cielocontarnos si siempre es primavera

si descansáis en paz hacérnoslo llegar.

Estoy segura que os acordáisahora mas que nunca de nosotros

enviarnos besos de ternurapues los necesitamos.

Con todo mi cariñoque puedo expresar

estoy seguraque este mensaje os llegará.

Anónimo77

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