apunte gestion de bienestar

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APUNTE GESTION DE BIENESTAR 1.- CONCEPTOS BÁSICOS RELACIONADOS CON LOS SERVICIOS SOCIALES Acción Social El concepto Acción Social se utiliza frecuentemente como sinónimo de Bienestar Social o de Servicios Sociales restringiendo así todo su contenido a una de sus formas , que aún siendo hoy la más significativa, no es la única, ni lo ha sido a lo largo de la Historia. Ander-Egg (1984:2) define este concepto como " toda actividad consciente, organizada y dirigida de manera individual o colectiva, que de modo expreso tiene por finalidad actuar sobre el medio social, para mantener una situación, mejorarla o transformarla". Otras autoras como Montserrat Colomer (1983) entienden que la Acción Social tiene como finalidad “conseguir la mejora de las condiciones de vida de todos los ciudadanos y a la satisfacción de las necesidades básicas de los mismos, para terminar con la injusticia social”. Así, liga este concepto al Bienestar Social y afirma que en cierta forma entra en oposición con la mera acción benéfica. De las Heras y Cortajarena (1979) sitúan la Acción Social en el campo de la relación entre el binomio necesidades y recursos; para ellas esa relación se caracteriza por el conflicto por lo que es necesaria una intervención intencionada, que es precisamente, lo que denominan Acción Social. Tal intervención intencionada entre necesidades y recursos ha tenido diferentes expresiones a lo largo de la Historia en función de los múltiples condicionantes y características de cada sociedad. Las respuestas sociales se han ido diversificando, haciéndose más complejas y, a pesar de que coexisten en el tiempo, en cada momento histórico y en cada sociedad alguna de ellas se ha desarrollado de un modo más característico constituyéndose en paradigmática de esa época. En este sentido, se suele distinguir cuatro modelos de acción social: Caridad , Beneficencia, Asistencia Social, Bienestar Social , enarcándose los servicios sociales en la acción de la política social que pretende este último modelo. Bienestar Social El concepto de Bienestar Social es un concepto relativamente nuevo, puesto que como indica Moix (1986:35) “con un sentido científico sólo se ha desarrollado recientemente al compás de y en conexión con los problemas sociales de nuestra sociedad industrial”. Para este autor el término implica la idea de que los grupos políticos organizados tienen la obligación de proveer a las necesidades más apremiantes de los ciudadanos menos afortunados, con

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APUNTE GESTION DE BIENESTAR 1.- CONCEPTOS BÁSICOS RELACIONADOS CON LOS SERVICIO S SOCIALES Acción Social El concepto Acción Social se utiliza frecuentemente como sinónimo de Bienestar Social o de Servicios Sociales restringiendo así todo su contenido a una de sus formas , que aún siendo hoy la más significativa, no es la única, ni lo ha sido a lo largo de la Historia. Ander-Egg (1984:2) define este concepto como " toda actividad consciente, organizada y dirigida de manera individual o colectiva, que de modo expreso tiene por finalidad actuar sobre el medio social, para mantener una situación, mejorarla o transformarla". Otras autoras como Montserrat Colomer (1983) entienden que la Acción Social tiene como finalidad “conseguir la mejora de las condiciones de vida de todos los ciudadanos y a la satisfacción de las necesidades básicas de los mismos, para terminar con la injusticia social”. Así, liga este concepto al Bienestar Social y afirma que en cierta forma entra en oposición con la mera acción benéfica. De las Heras y Cortajarena (1979) sitúan la Acción Social en el campo de la relación entre el binomio necesidades y recursos; para ellas esa relación se caracteriza por el conflicto por lo que es necesaria una intervención intencionada, que es precisamente, lo que denominan Acción Social. Tal intervención intencionada entre necesidades y recursos ha tenido diferentes expresiones a lo largo de la Historia en función de los múltiples condicionantes y características de cada sociedad. Las respuestas sociales se han ido diversificando, haciéndose más complejas y, a pesar de que coexisten en el tiempo, en cada momento histórico y en cada sociedad alguna de ellas se ha desarrollado de un modo más característico constituyéndose en paradigmática de esa época. En este sentido, se suele distinguir cuatro modelos de acción social: Caridad , Beneficencia, Asistencia Social, Bienestar Social , enarcándose los servicios sociales en la acción de la política social que pretende este último modelo. Bienestar Social El concepto de Bienestar Social es un concepto relativamente nuevo, puesto que como indica Moix (1986:35) “con un sentido científico sólo se ha desarrollado recientemente al compás de y en conexión con los problemas sociales de nuestra sociedad industrial”. Para este autor el término implica la idea de que los grupos políticos organizados tienen la obligación de proveer a las necesidades más apremiantes de los ciudadanos menos afortunados, con

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cargo a fondos públicos y mediante los correspondientes sistemas de protección. Su popularización en castellano procede de la traducción del ingles del término ”Social Welfare” que a su vez procede de la voz alemana “ wohfart” cuyo significado etimológico es “ tener buen viaje”, implicando la idea de viajar cómodamente por el camino de la vida. A pesar de la popularidad que hoy en día tiene el concepto de Bienestar social, revisando los trabajos de diferentes autores encontramos que existe una notable vaguedad tanto en su definición como en su utilización. Algunos autores lo emplean “para designar el conjunto de leyes, por una parte, y los programas , beneficios y servicios que por otra parte se establecen para asegurar o robustecer la provisión de todo aquello que se consideran las necesidades básicas para el bienestar humano y el mejoramiento social” (Ander-Egg, 1984:33); otras instituciones lo utilizan para referirse sólo a una parte de tales leyes, programas y servicios. Siguiendo de nuevo a Moix (1986) el término Welfare tiene una dimensión individual y otra social. La primera hace referencia a los requisitos básicos , necesarios para el bienestar del ser humano en general, incluyendo los elementos relativos al mínimo de salud y prosperidad económica, indispensables para él. Así, welfare apunta a la idea de un determinado mínimo nivel de vida, de modo que cualquier fallo en alcanzar dicho nivel habrá de ser considerado como una clara deficiencia en la consecución de ese bienestar básico. En su dimensión social se refiere a las necesidades de las personas relativas al establecimiento de un orden social compartido que “impulse , fomente y potencie el logro por parte de los ciudadanos de su propio bienestar personal lo que constituye , en definitiva, lo característico y más definitorio del bienestar social” (Moix, 1986:27). Por su parte, Wilensky y Lebeaux (1958)2 definen el Bienestar Social “como aquellos programas, agencias, e instituciones organizados formalmente y patrocinados socialmente que funcionan para mantener o mejorar las condiciones económicas, la salud o la competencia interpersonal de algunas partes o de todas las de una población” El seminario taxonómico del Colegio de Licenciados en Ciencias Políticas y Sociología (1987) entiende el Bienestar Social como un valor social que expresa lo ideal, lo deseable, la forma en que las personas tienen de entender su naturaleza y las relaciones con los demás; también como un área de actividades, de aspectos prácticos y organizativos que tienen que ver con los agentes sociales, las instituciones u organizaciones formales y los programas, prestaciones y servicios que desarrollan. Así, Bienestar Social se configura como un valor socialmente compartido que establece como finalidad que todos los miembros de la sociedad deben disponer de los medios precisos para satisfacer aquellas demandas comúnmente aceptadas como necesidades.

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A nuestro entender el concepto Bienestar Social hace referencia a una de las formas de respuesta ante las necesidades o una forma de acción social característica de las sociedades capitalistas avanzadas, que se desarrolla en el marco político- organizativo del Estado de Bienestar mediante la puesta en marcha de políticas sociales interventoras que se concretan - entre otras formas- en una extensa red de sistemas de protección social, fundamentalmente de responsabilidad pública. Según esta aproximación , la relación entre Servicios Sociales y Bienestar Social es muy estrecha, podríamos decir de “ inclusión” o también” “instrumental”. En función de la acepción de Servicios Sociales que utilicemos, estos se entienden como una de las áreas del Bienestar Social, o como uno de sus instrumentos. Calidad de vida Actualmente, entra en escena, muy ligado al bienestar social, el concepto de Calidad de Vida que como afirma Setién (1993: 56) es, así mismo, “elusivo y abstracto”. Según la autora se suele utilizar como sinónimo de bienestar aunque para muchos va más allá, englobando aspectos no contemplados en el bienestar, siendo éste una condición pero insuficiente. En esa línea Solomon y otros (1980) definen Calidad de Vida como “ un concepto inclusivo, que cubre todos los aspectos de la vida, tal y como son experimentados por los individuos. Comprende tanto la satisfacción material de las necesidades como los aspectos de la vida relacionados con el desarrollo personal, la autorrealización y un ecosistema equilibrado. También Levy y Anderson (1980) entienden la calidad de Vida como un concepto complejo y multidimensional: compuesta de bienestar físico, mental y social, tal y como la percibe cada individuo y cada grupo, y de felicidad, satisfacción y recompensa (...) Incluye aspectos tales como salud, matrimonio, familia, trabajo, vivienda, situación financiera, oportunidades educativas, autoestima, creatividad, competencia, sentido de pertenencia a ciertas instituciones y confianza en otros. Autores como Alguacil (1999: 145) comparten esa idea de complejidad y multidimensionalidad, pero entienden que es fundamental subrayar el protagonismo que la percepción de los problemas medioambientales y la crisis ecológica ha tenido sobre la construcción de la idea de calidad de vida. Desde su punto de vista la dimensión ambiental es “una protagonista de primer orden en la construcción del concepto”. Como resultado la profundización en este concepto, surge la necesidad de la aproximación empírica y la medición, creándose lo que hoy se conoce como Sistemas de Indicadores Sociales y siendo actualmente instrumentos imprescindibles en la planificación y avaluación de los Servicios Sociales

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Política Social Las cuestiones que conciernen a la Política Social en una sociedad moderna son, como indica Montoro (1997: 33), tan importantes y afectan tanto a la vida de los ciudadanos y a la distribución de los recursos en nuestras sociedades que no es sorprendente que haya un enorme número de estudiosos dedicados a este tema. Así encontramos multitud de definiciones que no siempre son coincidentes puesto que, como es lógico, están fundamentadas en las diferentes perspectivas, concepciones del mundo, ideologías, de los respectivos autores. La expresión Política Social comenzó a utilizarse a mediados del siglo XIX; parece ser que fué Robert Mohl quien empleó por primera vez la expresión sozialpolitik en 1945 para referirse a una teoría de regulación de los fines sociales diferente de la política jurídica imperante por aquellos momentos en la Teoría del Estado. Desde un punto de vista histórico la Política Social ha estado ligada al estado de un modo muy estrecho. En palabras de Montoro (1997) : Podría entenderse la Política Social como el instrumento característico del estado moderno que ha permitido, por un lado, limar los conflictos sociales que venían arrastrándose desde el S.XIX, y por otro, conseguir alcanzar un grado de equiparación social (una especie de igualdad social no totalmente realizada) bajo la forma de ese bienestar colectivo que ha caracterizado especialmente a los países europeos desde el final de la II Guerra Mundial. La mayoría de los autores convienen en que la Política Social se caracteriza por el hecho de que los poderes públicos intervienen para modificar o corregir los efectos sociales del sistema económico de mercado, puesto que sus valores no aseguran la consecución del bienestar , entendida ya, como aspiración legítima de cualquier ciudadano. Como decíamos más arriba, las diferentes concepciones de la Política Social van a venir marcadas por las orientaciones ideológicas subyacentes. Así, trazando una única línea divisoria (caracterización muy amplia ) podríamos distinguir dos concepciones : . Liberal, según la cual el objetivo de la política social sería permitir a los ciudadanos satisfacer una serie de necesidades esenciales que por diferentes motivos no pueden conseguir a través del mercado; esta concepción, lejos de cuestionar el mercado, propugna una mejora en los mecanismos de acceso al mismo. . Crítica considera la política social como un instrumento de enmascaramiento de la verdadera naturaleza del sistema y un mecanismo de reproducción de las desigualdades.

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Precisando bastante más en la fundamentación ideológica de la política social, Rodríguez Cabrero plantea cinco grandes enfoques teóricos en la actualidad: . Neoliberal (Friedman , Hayeck) . Liberal tecnocrático (Galbraith) . Reformista (Titmuss, Marshall) . Funcionalista ( Durkheim, Parsons) . Neomarxista ( Gough, O´Conor, Offe). Otros autores (Garcés, 1997) incluyen además, las interesantes aportaciones que corrientes de pensamiento como el feminismo, el ecologismo y el antirracismo hacen a la Política Social. Desde el punto de vista que podríamos llamar instrumental o institucional existen también distintas tipologías de modelos de Política Social en función del nivel de intervención que adopte el Estado. Estas clasificaciones distinguen modelos que recorren formas desde el estado mínimo al estado plenamente interventor, hegemónico, pasando por niveles intermedios . Actualmente, y como señala Rodríguez Cabrero (1991:13) el debate de la Política Social se centra en el papel y funciones del estado, sus límites y relación con el mercado y con la sociedad civil, sobre la relación entre lo comunitario y lo asociativo, sobre lo público y lo privado, sobre lo colectivo e individual. Y será en función del perfil de tales relaciones y de la redefinición del papel de cada uno de los actores y espacios sociales, cómo se construirán las bases de la Política Social del futuro y por tanto, el modelo de Servicios Sociales de mañana como uno de los instrumentos de la Política Social que es y como una de las estructuras en las que ésta se hace operativa. Trabajo Social En este apartado, más que acometer la tarea de definir qué es y qué caracteriza al Trabajo Social, abordaremos el concepto en la medida de su relación con los Servicios Sociales. La relación entre Trabajo Social y Servicios Sociales es un tema controvertido porque el hecho de que compartan objetivos y espacios ha supuesto, en muchas ocasiones, que se identifiquen y confundan, simplificándose así las especificidades de cada disciplina y obstruyendo la construcción del objeto y la identidad de ambas. Amaya Ituarte (1990) revisando esta cuestión en el contexto español, señala que es a mediados de los setenta, en un momento de crisis profesional del Trabajo Social, cuando se sientan las bases de tal confusión. Según esta autora, la ausencia de una reflexión profunda sobre el objeto del Trabajo Social (que hubiera permitido indicar los fines y límites de la disciplina en relación a otras y por tanto, superar la crisis reconstruyendo su identidad ), ocasionó que gran parte de los profesionales optasen por lo que denomina “una solución clarificante”. Con esta expresión se refiere a que, en lugar de profundizar sobre los problemas de la disciplina, se concluyó en que la causa de “todos los males” del Trabajo Social era la inexistencia de una adecuada red de servicios

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sociales; por lo tanto, la solución era volcarse en la construcción de ese sistema. Esta será durante bastante tiempo la principal tarea y preocupación del profesional. De ese modo, se pretende configurar un sistema de servicios sociales como campo exclusivo del trabajador social, simplificando y cerrando otros ámbitos propios del Trabajo Social y suprimiendo y empobreciendo también la perspectiva multiprofesional necesaria para los servicios sociales en sus distintos niveles. Así, no resultará extraña la identificación automática Trabajo Social=Servicios Sociales, ni tampoco encontrar definiciones que sitúan el Trabajo Social exclusivamente como la tarea desempeñada en los servicios sociales. Si a todo esto le sumamos las poco acertadas traducciones de términos básicos que se han hecho de otras lenguas, la confusión está servida. No obstante, debemos ir más allá de los efectos perversos que ha producido esta situación y subrayar que existen multitud de puntos de encuentro, una gran riqueza de aportaciones mutuas y una estrecha relación de interacción que alimenta las relaciones entre Servicios Sociales y Trabajo Social. Esta relación es de coparticipación y necesidad mutua, y así lo señala De la Red (1993:94) cuando afirma que los Servicios Sociales son los medios de los que se sirve la administración y la sociedad para concretar la Política Social; la relación del Trabajo social con esta disciplina se inserta en ese itinerario a nivel de concreción, pudiéndose considerar el trabajo Social como colaborador en la traducción de la Política Social de las instituciones de la administración, en servicios sociales a los usuarios. En este sentido, los servicios sociales son un sistema de actuación o campo operativo de diferentes actuaciones profesionales ( psicólogos, sociólogos, educadores, economistas, enfermeros, ...) entre las que -en muchos casos- los métodos de Trabajo Social y el trabajador social deben desempeñar un papel central, si bien, no excluyente7. No obstante, el Trabajo Social no opera solamente en este campo, sino que a su vez interviene en otros diferentes como salud, educación, vivienda... en los que su presencia y reconocimiento gozan de diferentes grado de consolidación según los países. Muchos autores afirman también, que el sistema de servicios sociales ha contribuido de diferentes maneras al campo profesional del Trabajo Social, a saber : a la difusión de la profesión; a su reconocimiento oficial; al incremento de puestos de trabajo tanto en las administraciones públicas como últimamente en entidades colaboradoras; y en cierto sentido (especialmente con la implantación del nivel comunitario del sistema público) a la consolidación de la intervención comunitaria y de desarrollo local.

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2.- DEFINICION Y DELIMITACIÓN CONCEPTUAL DE LOS SER VICIOS SOCIALES: SERVICIOS SOCIALES EN SENTIDO AMPLIO Y EN SENTIDO ESTRICTO A lo largo de la Historia la satisfacción de las necesidades sociales por diferentes instituciones ha sido una constante, pero será muy recientemente cuando empecemos a referirnos a esos modos organizados con el nombre de Servicios Sociales. Vinculamos este término al momento en que los estados intervienen decididamente en las cuestiones sociales y ponen a disposición de los ciudadanos una serie de recursos para mejorar sus condiciones de vida y conseguir una situación de bienestar. Cuando buscamos una definición precisa o un análisis acerca del objeto de los servicios sociales o de su sistema organizativo, es aún frecuente encontrarnos con cierta ambigüedad y vaguedad, cuando no confusión. Desde nuestro punto de vista, hay varias causas fundamentales que contribuyen a la dificultad de encontrar una definición precisa, consensuada, compartida por todos, o lo suficientemente generalizada: por un lado, los Servicios Sociales, como campo de conocimiento y como estructura operativa, están aún en una fase de construcción y de definición; por otro, se han concretado en formas, expresiones y a ritmos muy desiguales en cada país, de manera que tampoco hay una homogeneidad en el plano internacional. Además, la propia naturaleza de su objeto, las necesidades sociales, es cambiante, dinámica, debiendo ser también flexibles y con posibilidad de transformación las respuestas que se articulen para su satisfacción . Desde una perspectiva más crítica, Ituarte (1990) añade que, este inacabado proceso de creación de los Servicios Sociales ha estado caracterizado por una tremenda falta de profundización teórica y análisis crítico sobre lo que se estaba construyendo. Tras realizar una revisión de las definiciones de Servicios Sociales de distintos autores encontramos al menos, un punto que suele crear controversia y este es: ¿se refieren todos a una misma realidad concreta?. Ante este estado de cosas, cuando queremos definir los Servicios Sociales nos debemos plantear previamente varias preguntas en cuanto a su delimitación y objetivos: - En primer lugar ¿ nos referimos a un campo concreto y específico de actuación y de necesidades, o a todas las áreas del bienestar de los ciudadanos como son salud, educación, vivienda, garantía de rentas, empleo y servicios sociales personales?. En segundo lugar:¿estamos refiriéndonos sólo a las iniciativas públicas (al Sistema Público de Servicios Sociales) o al conjunto de actuaciones que

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ponen a disposición de la sociedad tanto las iniciativas públicas, como las privadas lucrativas y las de la iniciativa social?. En tercer lugar, ¿ cuales son los objetivos y funciones principales de los Servicios Sociales ? : ¿El mantenimiento y apoyo social de toda la población?; ¿la integración de las personas y colectivos en situación de exclusión? o ¿ambos objetivos ?. Intentaremos a continuación esclarecer algunos puntos sobre estas cuestiones que afectan directamente a la identidad de los Servicios Sociales. Hasta fechas muy recientes era frecuente encontrar en los textos relativos a Política Social y Servicios Sociales una utilización muy imprecisa de los conceptos en el sentido de las dos primeras preguntas que hemos formulado. Así , se utilizaba la voz Servicios Sociales tanto para designar el conjunto de sistemas de protección social como para referirse solamente a uno de ellos. En realidad, o bien se inflaba y confundía una parte con el todo, o bien esa parte concreta quedaba vacía de contenido y sin objeto. Sólo recientemente se está consiguiendo una relativa homogeneidad entre las formulaciones teóricas y conceptuales de los diferentes autores y actualmente y gracias -por lo menos en partea la amplia difusión que han tenido los trabajos de Kahn y Kamerman (1987) se ha conseguido que, al menos los profesionales y las personas que se dedican al estudio de los Servicios Sociales, distingan claramente entre dos acepciones del término; en este sentido hoy es frecuente encontrar en los textos referencias que aclaran cuándo se habla de servicios sociales en sentido amplio y cuándo en sentido estricto. Desde esta perspectiva , la acepción más amplia -que es la utilizada en Canadá, Estados Unidos y muchos países europeos- opta por denominar Servicios Sociales a un conjunto de sistemas de protección que comprende: educación, salud, vivienda, mantenimiento de ingresos, empleo y formación profesional y un sexto sistema8 denominado servicios sociales personales. Utilizamos según la acepción restringida, esto es, Servicios Sociales en sentido estricto, para referidnos únicamente al sexto sistema de protección ( a lo que en la anterior acepción llaman servicios sociales personales), empleando para el conjunto de sistemas los términos Servicios de Bienestar Social o sistemas de protección del bienestar.

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*SERVICIOS SOCIALES (en sentido amplio) = Incluye todos los llamados en la acepción restringida “ Sistemas de Protección del Estado de Bienestar” o “Sistemas de Bienestar Social” *SERVICIOS SOCIALES PERSONALES (acepción amplia) = SERVICIOS SOCIALES en la acepción restringida. Sobre el segundo interrogante es decir, si el término Servicios Sociales se refiere sólo a las iniciativas públicas o al conjunto de iniciativas públicas sociales y privadas, debemos señalar que el término Servicios Sociales se ha venido utilizando de un modo generalizado y prácticamente sin cuestionamiento, como sinónimo de Sistema Público de Servicios Sociales; esto es: limitándose a la intervención pública y reservando otras expresiones (como acción social) para referirse al resto de actuaciones, especialmente a las de carácter socio-voluntario. La actual diversificación de iniciativas y de agentes que intervienen en el bienestar (independientemente ahora de la valoración que mas adelante haremos de las ventajas e inconvenientes que este proceso supone) se está orientando hacia la ampliación de los límites del término Servicios Sociales, para incluir en ellos a la iniciativa social y a la privada. De este modo también es frecuente hoy la utilización de Servicios Sociales para designar los recursos que ponen a disposición de la sociedad las

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organizaciones y asociaciones formadas por profesionales y ciudadanos, con lo que se introduce un nuevo elemento de controversia respecto a la definición e identidad del concepto. Recogemos a continuación varias definiciones que aluden a las preguntas que planteábamos más arriba, esto es: a los agentes prestadores servicios sociales y a la finalidad de los de los mismos: - El Seminario Taxonómico sobre Conceptos Básicos de Bienestar Social (1987) define Servicios Sociales como aquellos “ servicios públicos para prevenir y atender las consecuencias de determinadas desigualdades sociales en los ciudadanos y facilitar la integración social por medio de centros, equipos técnicos y unidades administrativas de gestión pública y privada”. - Carmen Alemán (1991: 198) los define como “ aquellos instrumentos de política social, de los que disponen tanto la sociedad como los poderes públicos, para dar una respuesta válida a las necesidades de los individuos, grupos y comunidades, para la obtención de un mayor bienestar social y en definitiva para alcanzar una mejor calidad de vida”. - Para Garcés (1996: 55-56) “ los Servicios Sociales constituyen uno de los sistemas públicos de bienestar dentro de un Estado social, que a través de la administración y de la sociedad, tienen la finalidad de integrar y compensar a los ciudadanos y grupos desfavorecidos y de promocionar y universalizar el bienestar social”. Garcés, en ese mismo trabajo, hace algunas precisiones acerca de la responsabilidad pública con posibilidad de gestión mixta. En sus propias palabras : Muchas definiciones de servicios sociales también han cometido el error de presentarlo como un sistema público, que lo es, pero dando a entender que únicamente compete al Estado o al gobierno la promoción del Bienestar. Cierto es que es responsabilidad de un Estado el bienestar de todos, sin embargo también la sociedad misma puede organizarse y promocionar y gestionar el bienestar social. Eso no significa apostar por privatizar los servicios sociales. Significa, como se dice en la definición, que el bienestar puede ser vehiculizado por la administración o/y por organizaciones y asociaciones formadas por profesionales y ciudadanos. El sistema de servicios sociales es público, su gestión y promoción puede ser tanto pública como privada; en este último extremo la administración deberá tener a sus alcance los necesarios mecanismos para hacer efectivo el cumplimiento de los derechos de los usuarios.

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3.- LAS NECESIDADES SOCIALES 1.- Debate sobre la universalidad/relativismo de l as necesidades sociales Como ya hemos señalado, cuando hablamos de Servicios Sociales nos referimos a un conjunto de actividades organizadas que tienen como objeto satisfacer o aliviar determinadas necesidades . Así pues, aparece un primer concepto para analizar: las necesidades. Según esto, las personas están sujetas a una amplísima gama de necesidades; algunas son muy evidentes y fácilmente reconocibles (alimentación, descanso, respirar, beber), pero otras son mucho más difíciles de identificar (autoestima, realización personal...). La conceptualización de las necesidades tiene una importancia crucial para la actuación de los Servicios Sociales y de los demás sistemas de protección social pues dependiendo de las necesidades que sean consideradas como derechos, así se deberán garantizar y establecer posteriormente una serie de recursos para satisfacerlas. Dada la trascendencia del tema, muchos estudiosos desde diferentes disciplinas y perspectivas, han dedicado una parte importante de sus trabajos a definir el concepto de necesidades y a sistematizar una tipología de las mismas. Actualmente, gran parte del debate teórico sobre las necesidades se centra en el dilema del universalismo/relativismo y entre la subjetividad u objetividad de las necesidades . Esto es: ¿existen o no unas necesidades objetivas, “verdaderas” y básicas que son compartidas universalmente y que por tanto su cobertura es de responsabilidad colectiva? o por el contrario, ¿es la valoración de las necesidades un ejercicio individual y dependiente de cada cultura?.¿Donde está el límite de las necesidades que la sociedad debe esforzarse en cubrir? ¿Cómo y quien juzga tal límite si es que existe? 2.- TEORÍAS CLASIFICATORIAS DE LAS NECESIDADES *Teoría de la jerarquía de necesidades de MASLOW Quizás una de las aportaciones tradicionales más completas e influyentes haya sido la Teoría de las Necesidades de Maslow que a continuación revisamos. Este psicólogo humanista desarrolló en los años 70 una teoría sobre la motivación jerarquizando las necesidades según su orden de importancia para la vida. Con su teoría intenta explicar los elementos que motivan la conducta humana. Para él, las personas son conceptuadas como seres activos, en desarrollo constante y en búsqueda de elementos fuera de su alcance inmediato. Así, están motivadas a satisfacer sus necesidades de forma tal, que dichas aspiraciones dominan todas las actividades humanas. La manifestación de necesidades de un nivel alto lleva consigo el tener cubiertas las más

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básicas. Podemos resumir la caracterización de las necesidades de Maslow por los siguientes rasgos: - Las necesidades son elementos inherentes a la propia especie humana. En potencia todo tipo de necesidades están presentes en los humanos. Llegar a ser “más persona” depende de la posibilidad de satisfacer las necesidades de los niveles más elevados. -Según lo anterior, las necesidades humanas deben ser concebidas como derechos humanos. - Las necesidades representan valores últimos: constituyen un marco de metas y valores que explican y condicionan toda una serie de deseos y de conductas de las personas. - Las necesidades y su satisfacción se ven influidas por las condiciones exteriores: cultura y socialización, y también por los condicionantes internos: idiosincrasia del individuo. - Existen dos grandes tipos de necesidades: las básicas y las superiores o metanecesidades. - Las necesidades son universales aunque con manifestaciones culturales diversas y modos de satisfacción muy diferentes y específicos de cada cultura - Las necesidades son jerárquicas. - Las necesidades humanas nunca se agotan, no se satisfacen completamente. Los seres humanos siempre permanecen en un estado de carencia relativa. - Los niveles de quejas indican los niveles en que se han satisfecho las necesidades. El núcleo central de la teoría de Maslow gira en torno al desarrollo de una tipología de las necesidades que, como indicábamos mas arriba, es jerárquica. Distingue entre dos tipos de necesidades: las que se relacionan con el nivel de supervivencia o básicas y las que se sitúan en la cúspide de la pirámide relacionadas con el nivel del desarrollo. A este último grupo lo denomina necesidades superiores o metanecesidades . En la base de la pirámide de la jerarquía de necesidades Maslow sitúa las necesidades fisiológicas (hambre, sueño, sed, sexo...). Estas, son las más imperiosas y muy sensibles a su saciación, pero si no son satisfechas pueden dominar la conducta del individuo. Según el autor, rara vez dominan en nuestra sociedad, o al menos en el segmento mayor de la población. En un segundo nivel están las necesidades de seguridad para el “yo”y la familia, considerándolas como ausencia de amenazas y peligros en los contextos fisiológico, económico y psicosocial. La seguridad fisiológica guarda

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relación con aquello que amenaza a nuestro cuerpo o nuestra propia vida y puede se real o imaginario. En los contextos económico y social, se refiere a las diversas y necesarias interrelaciones de las personas y a sus afanes de conocer, comprender, deseos de estabilidad, etc. Gran parte de las actuaciones fundamentales de los Sistemas de Protección Social se encargan de atender la satisfacción de estas necesidades. Las necesidades de pertenencia a grupos, de integración social, de afecto, de amor se manifiestan según Maslow, cuando las fisiológicas y las de seguridad están al menos relativamente atenuadas. Hoy en día, los sistemas públicos de Servicios Sociales, fundamentalmente a través de la actuación de los Servicios Sociales Comunitarios, disponen intervenciones orientadas de un modo específico a la satisfacción de esta categoría de necesidades mediante los programas de convivencia, prevención e inserción social. En cuarto lugar Maslow señala las necesidades de estima. Para él “representan una necesidad o un deseo por una estable, firmemente fundamentada y generalmente alta evaluación de sí mismo, de autoestima, de autorrespeto y de la estima de otros “(Maslow, 1985). Distingue así mismo dos subseries de esta categoría: por un lado el deseo de fuerza, de logro, de competencia, de superación que desemboca en la independencia y libertad; por otro lado el deseo de fama o prestigio mediante el reconocimiento a través de otras personas. La gratificación de estas necesidades produce sentimientos de confianza en sí mismo y de dignidad. En quinto lugar y en la cúspide de la pirámide jerárquica de Maslow se encuentran las necesidades de autorrealización; estas son las necesidades superiores o metanecesidades Comprenden las tentativas de las personas hacia el desarrollo de sus capacidades y sus potencialidades. Se manifiestan en las aspiraciones de trascendencia, de vida espiritual, de desarrollo de valores y principios que sirvan de guía. Según el autor, esta última categoría requiere la satisfacción relativa de las básicas y define a quienes la alcanzan como libres, con posibilidad de autodirección, autonomía y capacidad resolutiva para enfrentarse a los problemas de la vida. Esta clasificación ha sido posteriormente fuente de críticas por diferentes motivos, entre otros, por estar fundamentada en una errónea jerarquía de preponderancia de cómo surgen las necesidades en las personas. Maslow presenta una secuencia temporal de cómo aparecen las motivaciones que para algunos autores ( Doyal y Gough, 1994: 64) es falsa puesto que algunas personas están más interesadas por ejemplo en su autonomía personal que en su seguridad, o presentan fuertes impulsos hacia consumir algo que no necesitan y al mismo tiempo tienen necesidad de otras cosas hacia las que no sienten impulso a hacer en absoluto.

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* Teoría del Desarrollo GALTUNG y WIRAK Estos autores plantean dos requisitos en la definición de las necesidades: a) deben referirse a una condición indispensable para la existencia del ser humano, y b) debe tratarse de condiciones necesarias para la existencia duradera de la sociedad. Al igual que Maslow realizan una clasificación que va de necesidades más a menos elementales, pero su formulación es mucho menos exhaustiva. Distinguen pues, cuatro categorías, a saber: - Necesidades de seguridad (individual y colectiva). - Necesidades de bienestar (fisiológico, ecológico y sociocultural). - Necesidades de libertad (de movilidad política, jurídica, de trabajo y de elección). - Necesidades de identidad (en relación con un mismo, con la naturaleza, con la sociedad). *Teoría de las necesidades de BRADSHAW Desde la perspectiva en que se fundamentan los criterios valorativos de las necesidades, es clásica la aportación de sobre las necesidades sociales de Bradshaw. Este autor hace una clasificación cuatripartita: - Necesidad normativa: los expertos o profesionales la percibe como necesidad en una situación determinada. El criterio de estos informantes puede ser imprescindible en muchos casos pero, a nuestro entender, no debe ser el exclusivo. - Necesidad experimentada o sentida: es la necesidad percibida tanto individualmente como por los grupos o comunidades en que se organizan las personas. Es, por tanto, subjetiva y fundamental si se trabaja desde un modelo de Servicios Sociales que potencie el papel de los ciudadanos como sujetos protagonistas de los procesos de cambio. - Necesidad expresada o demandada: es la necesidad sentida puesta en acción mediante una solicitud. A menudo este tipo de necesidad es la que condiciona la oferta de respuestas sociales pero desde nuestro punto de vista y en el ámbito que nos ocupa, los Servicios Sociales, la planificación no puede ir orientada sólo en función de la demanda. - Necesidad comparada : es la deducida por el observador exterior en función de una comparación entre una situación de la población objetivo y la de otro grupo con circunstancias similares. No obstante, esta clasificación es sólo eso: una categorización. El grado de necesidad dentro de cada nivel puede variar según multitud de factores : los

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criterios adoptados por el profesional, el método de encuesta que se utilice, la valoración subjetiva, las áreas consideradas, las características sociodemográficas, ambientales... Por tanto, para conseguir una evaluación compleja de las necesidades deberíamos intentar conjugar al máximo los cuatro criterios y analizar las zonas de consenso y conflicto.

*Teoría de ANDER-EGG Fundamentándose en la teoría de Vasasky, Ander-Egg presenta en su Diccionario de Trabajo Social (1984) una clasificación de las necesidades en función del objeto de la necesidad o área de carencia a que se refieren, sin entrar en su jerarquización; así distingue entre: . Necesidades físicas u orgánicas : son aquellas cuya satisfacción permite gozar a los hombres de niveles propios de su condición biológica. . Necesidades económicas : hacen referencia a la presencia de seres humanos en los procesos de producción y consumo. Estas necesidades están ligadas al nivel productivo de la vida humana. . Necesidades sociales : se refieren a la manera como los seres humanos se relacionan entre sí, en el nivel familiar, con amigos u otras personas. . Necesidades culturales : se relacionan con los procesos de autorrealización y expresión creativa. Se nutren, principalmente, en las manifestaciones del conocimiento, de la creación artística y de actividades lúdicas. . Necesidades políticas : se refieren a la inserción de los seres humanos en las relaciones de poder y la vida ciudadana en general. . Necesidades espirituales y religiosas : son aquellas que buscan dar sentido, significación y profundización a la vida en relación con la trascendencia. * Teoría de Agnes HELLER Esta autora analiza desde el punto de vista ontológico, ético y político las posibilidades de diferenciación, reconocimiento y satisfacción de las necesidades. Descarta la diferenciación entre necesidades “verdaderas y falsas” como dicotomía entre “reales” e “irreales”. Para ella, todas las necesidades en cuanto que son sentidas por los seres humanos son reales. Propone entonces, como elemento de clasificación y criterio de legitimación y cobertura, el imperativo categórico kantiano “el hombre no ha de ser un mero medio para otro hombre”. Según esto, todas las necesidades han de ser reconocidas y satisfechas con la excepción de aquellas cuya satisfacción haga del hombre un mero medio para otro.

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Ahora bien, “donde quiera que las relaciones sociales estén basadas en la subordinación y en la jerarquía, donde quiera que haya detentadores y desposeídos con respecto al poder, donde quiera que la posesión de propiedad ( el derecho de disposición) esté garantizado a unos pero no a otros, existe la necesidad de usar a otro individuo como mero medio” (Heller, 1996 :Pág.75). Siguiendo la Teoría de las necesidades de Marx, Heller plantea como alternativa en ese sentido, las necesidades radicales . Las personas que tienen necesidades radicales , necesitan trascender ese modelo de sociedad basado en la opresión y la explotación. Las necesidades radicales están enraizadas en una imagen de sociedad alternativa; guían a la gente hacia ideas y prácticas que supriman la subordinación y la dependencia. También en esa línea, Herbert MARCUSE (1972) recalcaba la diferencia entre necesidades verdaderas y falsas siendo las primeras las que se explicitan socialmente sin ser inducidas por el aparato mercantil-publicitario frente a las segundas, que serían precisamente las impuestas al individuo por intereses sociales particulares para su dominación. *Teoría de las necesidades de DOYAL y GOUGH Probablemente sean estos autores británicos quienes han trabajado de un modo más ambicioso en la elaboración de una teoría universalista de las necesidades. Para ellos, las necesidades son concebidas como objetivos universalizables, no como motivaciones o impulsos. Estos autores rechazan las concepciones naturalistas, relativistas y culturalistas de las necesidades. Las necesidades no pueden ser reducidas a deseos y preferencias regulados por el mercado. Afirman que las necesidades son históricas y socialmente construidas, pero que también son universales. Frente a la idea de que cada sociedad tiene sus propias necesidades, cambiantes en función de su estructura y organización social , Doyal y Gough sostienen que es la forma de satisfacer tales necesidades lo que cambia, pero que hay ciertas necesidades básicas universalizables para el desarrollo de una existencia digna. Sin el reconocimiento de tal universalidad estaríamos ante la peligrosa situación de justificar como diferencias culturales lo que son situaciones de privación objetiva, o a justificar las diferencias económicas entre los pueblos en términos de diferencias culturales relativas (relativismo cultural ). Eso no implica un colonialismo cultural de los países desarrollados hacia los periféricos, sino la insoslayable tarea de encontrar una definición no etnocentrista de las necesidades, válida para todas las culturas. Como indica Rodríguez Cabrero , Doyal y Gough realizan una verdadera “propuesta de universalidad detrás de la que late un profundo sentido de redistribución de los recursos a nivel mundial y de organización de modos de satisfacción de necesidades que no supongan la explotación irracional de la naturaleza y de los recursos”.

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En este sentido, Doyal y Gough afirman la existencia de unas necesidades básicas que serían aquellas que cubren las condiciones previas universalizables para la participación social y la persecución de fines propios, a saber: salud física y autonomía personal. La salud física obviamente es condición previa para emprender cualquier acción humana. La autonomía la definen como capacidad de acción; “capacidad de elegir opciones informadas sobre lo que hay que hacer y cómo llevarlo a cabo. Ello entraña ser capaz de formular objetivos y también creencias sobre la forma de alcanzarlos, junto con la capacidad de valorar lo acertado de estas ideas a la luz de la evidencia empírica”. Este concepto encierra tres elementos fundamentales: el grado de comprensión que una persona tiene sobre sí misma, de su cultura y de lo que se espera de ella como individuo dentro de la misma (aprendizaje); la capacidad cognitiva y emocional del individuo (salud mental); y las oportunidades objetivas de acciones nuevas y significativas que se abren ante los agentes ( Doyal y Gough, 1994). Las necesidades intermedias son aquellas cuya superación mejora las condiciones básicas, por tanto se vertebrarán en torno a ellas. Aunque son más específicas, también son universales y transculturales y para satisfacerlas se utilizan medios o satisfactores concretos que ya sí están condicionados culturalmente y no son universales. Las necesidades intermedias de supervivencia son las que se cubren con una alimentación adecuada y agua potable; con alojamientos que proporcionen seguridad adecuada; con un entorno físico y ambiente de trabajo sin riesgos; con la atención sanitaria adecuada. Las necesidades intermedias que mejoran las condiciones básicas de autonomía se cubrirían con una seguridad en la infancia; procurando unas relaciones de primer grados significativas; con la seguridad física y con la seguridad económica, enseñanza adecuada y seguridad en el control de natalidad, embarazo y parto. Actualmente los planteamientos de Doyal y Gough están teniendo una influencia muy notoria que se refleja en toda la literatura que se publica sobre el tema, sirviendo también sus reflexiones como referencia a programas internacionales tales como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Esta Definición de unas necesidades objetivas, básicas, universales, es trascendental por lo que significa para la justificación de derechos sociales y para la extensión de la protección social. Si todos los seres humanos son semejantes en ciertos rasgos generales psico-somáticos, existen por tanto, ciertas necesidades básicas comunes a todos los humanos que dan lugar a estados de cosas valiosos para todos. Estos bienes universales dan lugar a exigencias morales universales o derechos humanos que deben positivarse en forma de derechos fundamentales (Riechmann, 1998:23).

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En la actualidad, no obstante, existen legislaciones y cartas de derechos muy diferentes y que, de hecho, no se han incorporado al Derecho positivo de cada país; por lo tanto, no se pueden exigir ni reclamar ante un tribunal de justicia. En este sentido, “la definición de esas necesidades objetivas, caracterizadas por su especificidad teórica y empírica, por su independencia de preferencias individuales y universales, y por su afección a todos los individuos, se muestra como el único camino para la exigencia de intervenciones concretas y políticas activas, allí donde aquellas se dan , y para la justificación de la positivación e internacionalización de los derechos sociales” (De la Red et.al., 1998). El reconocimiento de tales necesidades es el eje que justifica la existencia de sistemas de protección social y concretamente de servicios sociales que pretenden ser uno de los medios para garantizar la satisfacción de las necesidades sociales legitimadas. 3.- LA RESPUESTA A LAS NECESIDADES Y LOS RECURSOS S OCIALES Respuesta social a las necesidades La reacción de la sociedad civil o de los poderes públicos ante las necesidades sociales tiene muy diferentes modalidades. Según su orientación y siguiendo a Demetrio Casado (Casado, 1994) pueden agruparse en: . Intervencionismo negativo : Se caracteriza por la eliminación del sujeto de las necesidades. Ejemplos de ello van desde el infanticidio, hasta leyes restrictivas sobre entrada de inmigrantes, leyes que prohíben la mendicidad etc. . Abstencionismo : Es característico del primer liberalismo, de sociedades que se sienten muy seguras de su orden interno; consideran la pobreza como algo natural , contra lo que las personas no pueden luchar. . Intervencionismo positivo : Podemos encontrar dentro de este apartado el intervencionismo radical y el de alcance limitado . El primero se refiere a una transformación radical de las estructuras de la sociedad; no se trata de socorrer a las personas que no pueden ver satisfechas sus necesidades dentro de la sociedad capitalista sino de transformar revolucionaria y radicalmente los cimientos de la sociedad, para conseguir eliminar la desigualdad. El intervencionismo radical entiende que este sistema no es susceptible de mejoras, por tanto se proclama la necesidad de sustituirlo por otro. Cuando hablamos de intervencionismo de alcance limitado nos referimos a la estrategia de actuación más usual de las sociedades capitalistas occidentales, el Estado de Bienestar. Este modelo procura una serie de recursos para atender, tanto la cobertura de necesidades insatisfechas, como la reforma de estructuras sociales parciales. Los Servicios Sociales son una de las modalidades de reacción social ante la insatisfacción de las necesidades. Son recursos que operan precisamente en el marco del intervencionismo de alcance

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limitado, aunque en la medida que contribuyan a la toma de conciencia política sobre los problemas sociales se puedan situar en la línea de actuaciones de alcance más radical Recursos Sociales Desde una perspectiva histórica, el término Recursos Sociales aparece vinculado al concepto de necesidad. Generalmente aparece como sinónimo de servicios sociales, (aunque son medios compartidos por todos los sistemas del bienestar) planteándose ambos como respuestas a las necesidades reconocidas por la sociedad. Según la definición de De las Heras y Cortajarena ( 1978): Los recursos sociales son los medios humanos, materiales, técnicos, financieros, institucionales, etc., de que se dota así misma una sociedad, para dar respuesta a las necesidades de sus individuos, grupos, y comunidades, en cuanto integrantes de ella. Es el concepto correlativo a las necesidades. La condición de sociales, le viene dada porque su función cumple un objetivo social, no particular. Características de los recursos sociales: - Son escasos y limitados, por ello hay que gestionarlos eficazmente. Puesto que la sociedad es dinámica, no estática, las necesidades también lo serán. Los recursos deben ser flexibles y adaptables a las transformaciones sociales. - Los recursos no son un fin en sí mismos, sino un instrumento de trabajo. Así pues, la abundancia de los mismos no garantiza la resolución de todos los problemas. .Tipologías . : encontramos diferentes criterios de clasificación según: Procedencia: . No institucionalizados: son las formas tradicionales de auto-ayuda y ayuda mutua que en otros tiempos fueron recursos fundamentales, pero que hoy en día se han visto desplazados por los recursos institucionales. . Recursos institucionales: son recursos con formas jurídicas de poder, que se concretan en instituciones de carácter público o privado (ya sea de carácter social o mercantil). . Naturaleza: - material - técnica - financiera - humana (tanto usuarios como familiares, amigos, profesionales de intervención...)

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Dialéctica entre necesidades, demandas y recursos Puede suceder en la práctica que por diferentes motivos (falta de planificación, excesiva centralización, desconexión de la información ...), los resultados de la intervención social no respondan a las necesidades. Si observamos la dialéctica entre necesidades, recursos y demandas , comprobamos que pueden darse diferentes situaciones 1.- Demandas que corresponden a necesidades. No existe respuesta. 2.- Necesidades y recursos. No existe demanda. 3.- Demandas y recursos. No existe necesidad. . 4.- Convergencia. Situación adecuada Los Servicios Sociales como respuesta a necesidades específicas Basándonos en la tipología de necesidades de Maslow podemos ver cómo los objetivos de los Servicios Sociales son transversales a la pirámide que plantea dicho autor; esto es, la atraviesan desde la base hasta la cúspide. Tradicionalmente las necesidades más básicas han sido el único objeto de las instituciones de Caridad, Beneficencia y de los modelos convencionales de Servicios Sociales. Actualmente, al menos en sus principios inspiradores, la legislación existente en materia de Servicios Sociales marca unos objetivos mucho más ambiciosos en cuanto al tipo de necesidades de debe contribuir a satisfacer. En otras palabras, vemos cómo las respuestas que debe plantear este sistema tienen que ir encaminadas a satisfacer -cuando menos parcialmente- una parte significativa de las necesidades básicas, pero sin perder de vista que su objetivo último sobrepasa con mucho este ámbito y tiene que perseguir, junto con la acción de los diferentes sistemas de protección social, la consecución de la autorrealización de las personas. En este sentido diversos autores (García, 1992 y Bueno Abad, 1992 entre otros) han señalado la existencia de un ámbito necesidades específicas de los Servicios Sociales que contribuyen a configurar su identidad como sistema (no como un espacio residual de otros sistemas de protección) y que revisamos a continuación: - Necesidades de subsistencia - Necesidad de información - Necesidad de accesibilidad - Necesidad de convivencia personal - Necesidad de cooperación y solidaridad - Necesidad de participación social. Necesidades de subsistencia .- Hay personas que precisan ayuda considerada como básica, puesto que al no poder satisfacer por distintos motivos sus necesidades elementales de comida, alojamiento, de vestido, etc. peligra su

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supervivencia. Independientemente del nivel en que se fijen los umbrales de la pobreza, en las sociedades occidentales hay sectores que precisan de apoyo y algunos colectivos que poseen una gran vulnerabilidad debido a la acumulación de factores de riesgo. Estos sectores revisten hoy distintas modalidades. En unos casos la demanda de subsistencia viene de la situación de paro de larga duración; otras veces de la pobreza urbana que ha generado el modelo actual de desarrollo; en otras proviene de la miseria con sus rasgos más tradicionales, cuando no del propio deterioro de la edad o de los procesos propios del envejecimiento. La aparición de este tipo de necesidades queda en algunas ocasiones ampliada por la presencia de los fenómenos de inmigración y de movilidad de transeúntes. Determinadas zonas geográficas condicionadas por las características del clima o de las expectativas de generación de empleo atraen la atención de diversos colectivos que acuden a esas zonas y ven frustradas sus posibilidades de acceso a un trabajo y a una situación de normalización. Necesidad de Información . - La información es hoy un medio para promover la igualdad de oportunidades. Disponer de información es disponer de poder social y allí donde están rotos los canales de información nos encontramos con procesos marginadores. Las posibilidades de información están directamente relacionadas con la posibilidad de acceder al ejercicio de los derechos sociales, del reconocimiento normativo de una serie de derechos Hay personas y grupos que necesitan simplemente una buena oferta informativa ya que ellos mismos son capaces de proveerse del acceso a los recursos y prestaciones, otros por el contrario precisan estrategias de acercamiento y de popularización de esta información en razón de sus dificultades de acceso y utilización de la misma. Los Servicios Sociales responden a estas necesidades de información, ofertando a toda la población el conocimiento de los recursos sociales que cada uno precisa, estableciendo y procurando ofrecer una información cualificada, estoes, un asesoramiento técnico. Por otra parte, los Servicios Sociales deben ofrecer a quienes tienen rotos los canales de información la posibilidad de que ésta se encuentre próxima y accesible a los ciudadanos. Necesidad de accesibilidad .- Distintos colectivos de la sociedad tienen dificultades de acceso a los sistemas de protección social: sanitario, educativo, vivienda. En estos supuesto se produce claramente una función de segregación que se trata de justificar desde la descripción de factores físicos psíquicos o sociales. Sea cual sea la índole del handicap, es cierto que se genera una situación de desventaja que merece ser superada mediante una discriminación positiva que mejore las posibilidades de acceso a los sistemas ordinarios. Los Servicios Sociales responden a esta necesidad de accesibilidad mediante estrategias que fomenten la normalización en el uso de los recursos ordinarios

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y mediante técnicas que faciliten el desbloqueo de las dificultades, tanto si éstas son de índole psicológica (minusválidos psíquicos), de índole social ( ancianos), de índole cultural ( minorías étnicas). Necesidades de convivencia .- El desarrollo de la vida en sociedad plantea la necesidad de lograr una situación que, desde la propia libertad personal permita una comunicación y relación compartida con las personas que comparten un mismo núcleo convivencial. Estas posibilidades pueden quedar en ocasiones mermadas, condicionadas de forma negativa por causas económicas, de deterioro físico o de implicaciones psicológicas negativas para el desarrollo de estas posibilidades convivenciales. Los procesos de abandono y soledad son frecuentes en el contexto de las sociedades modernas, como factores de riesgo que impiden el desarrollo de un ámbito convivencial. Desde esta situación, los Servicios Sociales responden a esta necesidad de convivencia desde dos orientaciones diferentes: por una parte promoviendo aquellas medidas de intervención social que están dirigidas a apoyar el núcleo de convivencia existente (en esta orientación prevalecen medidas relacionadas con el apoyo familiar, ayuda docmiciliaria, intervención psicosocial de carácter familiar, etc). Por otra, los Servicios Sociales también desarrollan su actuación poniendo en marcha alternativas convivenciales, cuando estas no existen en el medio natural y familiar de los ciudadanos mediante la puesta en funcionamiento de residencias, pisos tutelados, familias de acogida, etc. Necesidades de cooperación .- En las relaciones sociales tradicionales se han mantenido funciones de cooperación y solidaridad entre los miembros de un mismo grupo social. Desde la comunicación y la relación interpersonal en las estructuras sociales se han generado procesos de ayuda mutua o de colaboración entre sus miembros que ha permitido responder a las necesidades individuales desde la solidaridad del grupo más cercano. Relaciones de vecindad, de amistad, han sido consustanciales a la provisión de necesidades y al mantenimiento de relaciones de apoyo, compañía, colaboración asistencial, etc. Las sociedades modernas se rigen por otros patrones, las relaciones interpersonales generalmente se establecen partiendo de otras motivaciones, las posibilidades de comunicación interpersonal, de conocimiento y relación con las personas que conviven a nuestro alrededor resultan cada vez más difíciles de conseguir y más inusuales en la práctica cotidiana. En nuestro contexto, cuando aparecen las relaciones de solidaridad, de cooperación mutua, surgen de la convicción y experiencia de grupos organizados, de movimientos sociales que por razones ideológicas, religiosas o de otro tipo, organizan esta actividad para cumplir con unas finalidades y propuestas previamente. Para tratar de responder a esas necesidades de cooperación los Servicios Sociales tratan de fomentar los programas de autoayuda buscando la colaboración de las personas próximas; también mediante la organización de la

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acción voluntaria creando las propuestas de sistematización y funcionamiento de las labores de voluntariado y solidaridad. Necesidades de participación .- El desarrollo de la convivencia debe orientarse hacia la implicación en tareas comunes, en objetivos compartidos que deben ser asumidos y reconocidos como propios dentro de la colectividad. Esta tarea de implicación sólo se puede realizar si se produce la participación de los ciudadanos en la vida social en general, y en el desarrollo de los sistemas de protección social en particular. Tipos de recursos que utilizan los Servicios Social es Así los Servicios Sociales disponen de tres categorías genéricas de recursos en los dos niveles citados: - recursos personales : la comunicación interpersonal entre profesionales y ciudadanos es un recurso básico y fundamental; por ello, gran parte del esfuerzo económico de los Servicios Sociales se debe centrar en la contratación y formación de profesionales que interactúen en distintos campos conociendo la realidad concreta de cada uno , realizando funciones de información, mediación, dinamización social, como facilitadores de otros recursos... - la propia comunidad como recurso: las necesidades sociales se manifiestan dentro del entorno de una comunidad y con ella tienen que organizarse las respuestas, siempre mediante el conocimiento sus propias señas de identidad, referencias culturales y socio-económicas - recursos instrumentales : otros recursos concretos como materiales, prestaciones, equipamientos, programas... 4.- MODOS DE SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES SOCIAL ES a lo largo de la Historia las sociedades han ido articulando diferentes modos de respuesta a las necesidades sociales basados en distintos valores, intereses y motivaciones que se han concretado en mecanismos institucionales liderados por unos u otros agentes sociales según el momento. Efectivamente, estado, mercado, iniciativa social y modos informales de provisión han ido entretejiendo las redes de la protección y sin llegar a excluir por completo a los otros, cada uno de ellos ha desarrollado en un momento determinado un papel protagonista en este campo. En ese sentido, la discusión sobre a quién corresponde responsabilizarse de la satisfacción de unas u otras necesidades, en qué medida y qué papel y relaciones deben mantenerse entre las distintas esferas de lo social, no es desde luego nueva. Estas cuestiones han aparecido de un modo recurrente a lo largo de la Historia. y han ocupado un lugar central en el debate político de cada momento.

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Siguiendo a Casado (1994), los Servicios Sociales son un tipo de respuestas a las situaciones de necesidades insatisfechas, pero no todos los modos de respuesta son propios de los Servicios Sociales. Por ejemplo, la familia es una institución fundamental de respuesta a necesidades, pero no es un Servicio Social, mientras que sí lo es un centro de protección infantil. Según el citado autor, puede darse un amplio abanico de posibilidades de cobertura de necesidades; una agrupación o categorización puede ser la siguiente: - Ayuda elemental y redes informales - Mercado. - Organizaciones socio-voluntarias /Tercer Sector - Intervención pública. - Ayuda elemental /Redes Informales En las sociedades complejas, debido a la división social del trabajo y la súper especialización nos queda un margen bastante reducido de autonomía personal y de posibilidades de autoprovisión de necesidades; así, nos vemos obligados a recurrir permanentemente a los demás. Podemos distinguir diferentes formas de ayuda elemental, todas ellas de carácter informal cuya motivación para la acción es el vínculo afectivo y personal ya sea o no por consanguinidad: . La familia: puede cubrir una amplísima y muy importante serie de necesidades; desde las fisiológicas, de afecto, de socialización,.... hasta las de autorrealización. No obstante el papel que juega esta institución es muy cambiante, y hay que tener en cuenta además la variedad de modelos familiares existente según cada cultura y cada momento histórico. . Grupos o colectivos étnicos o locales: tienen cierta afinidad con el modo anterior, pero tiene un sentido más amplio. Estas relaciones no se circunscriben a las personas unidas por vínculos familiares sino también a las unidas por proximidad cultural o circunstancial (Ejemplo: colectivos inmigrantes, minorías étnicas...). . Grupos de amistad y compañerismo: en el seno de estos grupos se satisfacen una gran cantidad de necesidades, sobre todo si tenemos en cuenta que no sólo nos referimos a prestaciones materiales, sino de intercambio afectivo, interacción personal... Destacan dentro de esta categoría las relaciones vecinales, las pandillas, grupos de iguales... . Donación individualizada a extraños: las formas más características son el protectorado, la limosna, etc. Aunque puede ser imprescindible en algunos casos, suele ser dependizante y estigmatizadora. - El Mercado En un sentido amplio, el mercado es un medio de carácter general para la adquisición de bienes y servicios. Está claro que presenta una oferta bastante

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amplia de servicios para satisfacer necesidades humanas, concretamente las que se refieren al plano material de los Servicios Sociales (guarderías, niñeros, psicoterapeutas, residencias...). Haciendo una breve revisión histórica, en los países occidentales, el papel representado por el mercado en el orden medieval puede ser considerado como marginal. Será en lo que entendemos como Edad Moderna el período en que el mercado emerja y se consolide como institución de poder (Anisi, 1997). Pero los resultados de un mercado capitalista sin freno sobre las condiciones de vida de la población, comenzaron a hacer tambalear su posición privilegiada y se volvería a admitir que los problemas de la pobreza y la miseria no debían dejarse sólo para que los solucionase la caridad privada sino que era necesaria una asistencia para los ciudadanos por parte del estado. Si revisamos la Historia más reciente de los países capitalistas avanzados comprobamos que incluso durante el período de apogeo del Estado de Bienestar, momento álgido de la provisión pública, el papel de la iniciativa mercantil en la provisión de servicios ha tenido considerable importancia. Centrándonos en los servicios sociales en sentido estricto, efectivamente la provisión mercantil -a pesar de los dilemas éticos que pudiese plantear la mercantilización de determinadas carencias de las personas- ha coexistido con la pública, teniendo un papel especialmente destacado en lo que se refiere a servicios especializados de carácter residencial. En la actualidad, se puede confirmar que en muchos países es cada vez más consistente la tendencia hacia la privatización de servicios. Los cambios en la estructura social y en los medios satisfactores de necesidades, la ampliación de los estándares de consumo y la institucionalización de ayudas anteriormente desempeñadas por sectores familiares o informales, han propiciado -entre otros motivos- que el mercado perciba como rentable (desde el punto de vista de su negocio) un sector cuya rentabilidad antes era casi únicamente entendida como social. De hecho, el campo de los servicios sociales y otros servicios comunitarios relacionados son considerados hoy por los expertos importantes yacimientos de empleo. Los defensores de la introducción de la lógica del mercado en la gestión de servicios sociales argumentan como principales ventajas comparativas respecto de la intervención pública: - La eficiencia - La elección y libertad - La igualdad. Norman Johnson (1990) analiza estos argumentos y plantea serias dudas al respecto. En primer lugar, si la eficiencia funciona como minimización de costes y maximización de beneficios esto conducirá a la reducción de la calidad de los servicios y a la precarización de las condiciones laborales de los trabajadores. Además, frente al supuesto de que la competencia estimularía a los

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proveedores a reducir los costes hasta el mínimo y a proporcionar un mejor servicio que sus competidores, Johnson señala que el mercado del bienestar no funciona por criterios de “competencia perfecta o por algo que se le aproxime”. No se puede presuponer que los consumidores estén suficientemente informados como para discriminar sobre las ofertas ni desde luego que puedan tener un acceso sin restricciones a los servicios. La libertad de elección en un mercado que responde más a la demanda solvente que a la necesidad, puede ampliarse, desde luego, para quienes tienen capacidad de pagar pero limitarse, en la misma medida, para la gente con menos recursos. “La libertad es más que ausencia de intervención estatal. En realidad la intervención estatal es esencial para la libertad de los pobres, los desempleados, los enfermos crónicos, la infancia desasistida y los sin techo”dirá Johnson. Paralelamente, el citado autor señala que éste sistema de mercado agrava las desigualdades puesto que al responder a la demanda solvente y al tener la gente situaciones desiguales, los recursos escasos se distribuirían desproporcionadamente hacia quienes fuesen capaces de pagar, mientras que quedarían desasistidos los más pobres. Se plantea pues la polémica de si es compatible al ánimo de lucro que presiden las relaciones mercantiles con la prestación de servicios en el campo de los Servicos Sociales. Por todo lo anterior, el sistema de mercado no puede ser único ni predominante en la satisfacción de necesidades puesto que no procura asistencia y cobertura a todos, propicia la desigualdad y no es apropiado para determinadas necesidades humanas, y especialmente a las que se relacionan con los Servicos Sociales. Desde el punto de vista organizativo, la actividad mercantil en el ámbito de los servicios sociales puede adoptar distintas formas: sociedades anónimas, limitadas, laborales, cooperativas o incluso el ejercicio libre de la profesión. Estas pueden actuar a iniciativa propia en las parcelas no reservadas a la prestación directa de las administraciones públicas o en concierto o contrato con ellas. El último supuesto ha sido hasta ahora el más extendido, pero cada vez cobra mayor importancia la intervención por su propia cuenta, sometida, no obstante, a un régimen de autorización e inspección que, como hemos indicado en el epígrafe anterior, es responsabilidad de la administración pública. En el caso de la colaboración con los sistemas públicos, ésta se regula explícitamente en la legislación, planteando una serie de requisitos si bien, en muchos casos, tienen importantes excepciones . Entre esas exigencias se pueden destacar - Inscripción en un registro administrativo. -Adecuación de sus programas a los de la administración. - Sometimiento a la autorización, inspección y control de la administración

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- Ausencia de ánimo de lucro. En opinión de García y Ramírez (1992) los contratos con la administración pública son especialmente útiles en las siguientes circunstancias: - Cuando se trata de llevar acabo actuaciones muy especializadas y no habituales , a las que la administración pública no puede responder con sus propios efectivos de forma eficaz. - Para la prestación de servicios difícilmente funcionarizables como: los que requieren una gran dosis de agilidad y versatilidad en las respuestas, que implican innovaciones profundas en períodos de tiempo limitados o para el desarrollo de programas de duración limitada - no estables. - Cuando se trata de administrar servicios muy localizados en los que es fundamental una constante readaptación del uso de las instalaciones, bienes materiales y plantillas, para adaptarse a las demandas muy específicas y cambiantes. Este tipo de contratos está sometido a una serie de condiciones específicas para cada caso (pliego de condiciones) además de las generales que hemos señalado más arriba, debiendo establecerse rigurosos sistemas de seguimiento y evaluación para que esta fórmula no suponga una dejación de funciones y responsabilidades por parte de la administración que contrata. - Organizaciones socio-voluntarias/Tercer Sector Este apartado se refiere a las organizaciones no lucrativas, de cooperación, de ayuda mutua o donación, organizadas formamente. A diferencia de otros modos de satisfacción, no operan por vinculación personal, ni por espíritu mercantil, ni por mandato oficial, sino que lo hacen por voluntarismo. Bajo este epígrafe nos referimos a un conjunto multiforme de organizaciones cuyas características son frecuentemente definidas por negación o exclusión respecto del estado y del mercado. Por eso, se suelen encuadrar estas instituciones bajo denominaciones como: Organizaciones sociovoluntarias, No Gubernamentales (ONGs) o no lucrativas ( non-profit ), entidades de la iniciativa social... y últimamente, organizaciones del Tercer Sector. Este último concepto se está imponiendo entre los expertos, entre otras razones, por su carácter más “positivo”. Autores como Salamon y Anheier (1992) realizan una caracterización del Tercer Sector dentro de la que las organizaciones socio-voluntarias encajan (al menos en teoría ) perfectamente y ocupan un lugar cuantitativa y cualitativamente muy destacado. A nuestro juicio, esta caracterización es bastante clarificadora, acertada y completa y puede resultarnos muy útil especialmente a efectos de profundizar en las organizaciones sociovoluntarias en los servicios sociales y a la hora de realizar investigaciones empíricas

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sobre este tema. Mediante su definición , que denominan estructural-operativa, plantean una serie de condiciones que deben reunir este tipo de organizaciones, a saber: ser organizaciones formales; tener carácter privado; estar autogobernadas; carecer de ánimo de lucro y tener un componente significativo de voluntarios. Pasamos a continuación a explicar a que se refieren con cada uno de estos requisitos: - ser organizaciones formales : deben tener cierto grado de institucionalización; aunque se refiere a un nivel de organización que podríamos decir mínimo , muy flexible y a un cierto ánimo de continuidad, pero ya se excluirían las formas más básicas de ayuda, como las de familiares, vecindad, grupos de iguales... o las meras reuniones puntuales. - de carácter privado : institucionalmente separadas del gobierno, jurídicamente separadas de la administración pública y por tanto no regidas por el Derecho Administrativo sino por el Derecho Privado. - autogobernadas : los autores de esta caracterización se refieren con este punto a que sean capaces de tomar sus decisiones y controlar sus propias actividades; que tengan órganos de gobierno propios y no estén controladas por organizaciones externas. - sin ánimo de lucro : Salamon y Anheier entienden que sus miembros no deben distribuirse beneficios procedentes de la venta de bienes y servicios del mercado, aunque esto no implica que la organización no pueda obtener beneficios, sino que en el caso de que los haya, sean empleados con la máxima utilidad social. - con un componente importante de voluntarios . Este punto se refiere a que deben tener un input voluntario ya sea en términos de trabajo, ya de donaciones monetarias. Sobre este tema, Rodríguez Cabrero entiende que también podrían incluirse las organizaciones cuyo fin es el interés general. Otros autores son aún más restrictivos y añaden requisitos, o más bien valores, que en su opinión deben caracterizar a las organizaciones sociovoluntarias, como por ejemplo: no sólo estar autogobernadas, sino ejercer tal gobierno de una forma participada y democrática, y tener entre sus motivaciones para la acción la transformación social. Así lo entienden entre otros, Rodríguez Villasante y Tomás Alberich ( 1996) cuando afirman que estas organizaciones deberían apostar por una democracia participativa, tanto como organización social como en su propia organización interna y asumir explícitamente una intencionalidad transformadora; ser sujetos de transformación social defendiendo unos valores éticos, solidarios, de igualdad y justicia social .

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* Clasificación Autores como Casado (1995 y 97) Rodríguez Cabrero y Julia Montserrat (1996) o Carmen Alemán (1997) suelen distinguir dentro de las organizaciones sociovoluntarias en el campo de los servicios sociales entre dos grandes apartados: entidades de carácter general y entidades singulares: a) Entidades de carácter general: a pesar de la gran diversidad de situaciones que se engloban bajo este apartado, desde el punto de vista legal se pueden acoger a las dos formas que la legislación contempla para este tipo de organizaciones: asociaciones o fundaciones . Asociaciones: son agrupaciones voluntarias de personas para desarrollar un fin determinado, en nuestro caso, un fin social. Para distinguirlas del resto de organizaciones sociales o entidades sin ánimo de lucro, seguiremos la definición de Alberich (1994): “En sentido estricto consideramos como asociaciones las agrupaciones de personas constituidas para realizar una actividad colectiva de una forma estable, organizadas democráticamente, sin ánimo de lucro e independientes, al menos formalmente, del estado, los partidos políticos y las empresas”. b) Entidades singulares: suelen incluirse en España varias organizaciones que por sus dimensiones, tradición, y peculiaridades tienen un peso específico dentro del panorama general de las entidades voluntarias de acción social. No obstante, no todos los estudiosos del tema incluyen en este apartado a las mismas entidades, puesto que de nuevo, si aplicamos con rigor la combinación de criterios de la clasificación de Salamon y Anheier o de Villasante et. al, la inclusión de algunas de ellas en lo que hemos definido como Tercer Sector, entraría seriamente en cuestión. 5.- LA ACCIÓN SOCIAL EN LA HISTORIA La Acción Social Medieval Referirnos a la Acción Social en los primeros siglos del medioevo puede parecer prematuro pero de hecho, existían formas de hacer frente a las adversidades que, como veremos más adelante, rebasaban el ámbito de lo estrictamente familiar o del vecindario y que eran además medios relativamente estructurados que se van consolidando e institucionalizando a lo largo de la Edad Media. Si hablar de Acción Social a lo largo de la Historia puede identificarse casi hasta nuestros días con hablar de la Historia de la pobreza , no cabe duda de que en la Edad Media son conceptos correlativos. Por tanto, las formas de ayuda que se desarrollaron en este período estuvieron condicionadas y fueron la expresión de la percepción social que se tenía de la pobreza. La estructura social y económica medieval coloca a grandes capas de población en una situación de precariedad que podía hacerles traspasar muy fácilmente el umbral de la pobreza.

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Quienes no tenían otro medio de vida que sus propia mano de obra en una economía agrario-señorial de subsistencia, quedaban a merced de las buenas o malas condiciones de las cosechas, de la enfermedad, la muerte o del aumento de los impuestos. Situándonos en el contexto de España y de Europa Occidental es fundamental profundizar en el papel dominante de la religión y concretamente, ya en esta época, del cristianismo. La religión cristiana pasó de ser minoritaria y perseguida a hegemónica; se trasladó de los ambientes marginales a los aristocráticos. Así se impondrán toda una serie de nuevos valores, modos de vida, representaciones del futuro y actitudes sociales basadas fundamentalmente en las Sagradas Escrituras. Estas resaltarán la pobreza de Cristo que será considerada como un valor espiritual y por tanto la misericordia hacia los pobres como un deber que se materializará en la limosna. La limosna se convierte en un instrumento para la redención de los pecados y la salvación. ”Detrás de cada pobre está el rostro de Jesucristo”. Los pobres y necesitados -sobre todo entre los siglos IX a XI durante los que no se hace aún una discriminación sobre el tipo de pobreza- se convierten en mediadores “privilegiados” entre quien hace limosna y Dios. El cristianismo se presenta como la religión de los pobres y la función de la Iglesia es la de socorrerles. La división social medieval entre “los que rezan, los que combaten, los que trabajan” será totalmente funcional a este cometido. Así pues, se van creando las instituciones precisas para canalizar la salvación. De aquí arranca el importantísimo papel que la Iglesia, aunque con fluctuaciones, representará hasta la actualidad en el campo de la Acción Social Siguiendo a López Alonso (1988b) podemos distinguir tres momentos en lo referente a la institucionalización de la acción social medieval: 1) Predominio eclesiástico-institucional . Hasta el S. XI, la asistencia se caracteriza por la indeterminación, en el sentido de que no se ponen trabas a los receptores de la limosna. Se atiende al pobre, al enfermo, al peregrino, a la viuda, al huérfano, al cautivo. Se cumple con un deber moral más que por consideración de unas necesidades individuales. No hay aún una reglamentación sobre la pobreza ni se deben establecer distinciones entre ellos, pero no se atenderá a los falsos pobres cuando se tenga conocimiento de ello. Los prelados han de ser hospedadores de pobres y desempeñan junto con los monasterios visigodos un papel fundamental entorno a la caridad. Algunas órdenes obligaban al profeso a la renuncia de sus bienes en favor de los pobres; así mismo, estos eran atendidos con lo que sobraba de la mesa monástica y con una tercera parte de las rentas eclesiásticas. 2) Ampliación y concreción de la asistencia.- Desde principios del S. XI hasta la segunda mitad del S. XIII podemos empezar a hablar de un proceso mas

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claro de institucionalización de la caridad. Es una etapa de cambios sociales y de recuperación en el occidente europeo. Todo ello, perfilará lo que llamamos asistencia caritativa y se irán tomando una serie de medidas que tienden a hacer frente al tema de la pobreza como hecho material y no como principio u obligación meramente moral. La asistencia comienza a salir del marco estrictamente eclesiástico, aunque seguirá siendo el fundamental. Se amplía el círculo de los donantes a las élites urbanas y comienzan a aparecer iniciativas laicas y privadas como leproserías y albergues. Aún así, las formas de asistencia cristalizarán en dos instituciones fundamentales: los hospitales y las cofradías religioso-benéficas. Los hospitales serán una pieza clave durante muchos siglos y su desarrollo irá paralelo al proceso de laicización de la asistencia social. Generalmente están situados anexos a los monasterios pero se da también en bastantes poblaciones medievales una lenta y creciente aparición de fundaciones hospitalarias de iniciativa particular. El rey tendrá una función cada vez más destacada en su fundación (Hospitales reales). Como fruto del desarrollo de las ciudades y de las actividades que a ellas van ligadas, van apareciendo otras formas de asistencia: cofradías religioso-benéficas . Son unas agrupaciones de carácter general que reúnen a miembros sin distinguir clases ni profesiones. Primaba el auxilio mutuo entre sus cofrades, pero también tenían obligación de atender a los pobres ajenos. Los cofrades pagaban cuotas y tenían derecho a socorro en caso de pobreza, enfermedad o muerte. La limosna es así mismo, un elemento importantísimo dentro del sistema caritativo medieval. Ya hemos explicado más arriba cuál era su valoración social y hay que destacar que su organización se va consolidando durante toda la Edad Media hasta configurarse casi como una profesión o al menos, como veremos en la etapa siguiente, como un medio de vida relativamente estable. 3) La etapa comprendida entre la segunda mitad de S. XIII y el final del S. XV se caracteriza según López Alonso por la diversificación de la acción social en dos facetas complementarias : asistencia y represión. Este período marca el final de la Edad Media y el tránsito al Mundo Moderno ( colonización de América, desarrollo y crecimiento de las ciudades y del comercio, etc.). El ejercicio de la caridad se verá transformado, laicizando y programándose corporativamente. Serán ahora los notables de las ciudades, eclesiásticos o laicos; a título individual o mediante cofradías, gremios , parroquias, sedes catedralicias y órdenes mendicantes quienes la ejerzan primordialmente. Se entenderá cada vez más como un intercambio, como un contrato. Unos expiarán el pecado de su poder o riquezas manteniendo una serie de prebendas con cierto número de personas que se convertían en “fijos” y que disfrutaban de bienes materiales a cambio de oración por parte de los otros. En muchos casos, en las grandes ciudades, se establecieron días fijos de reparto masivo de

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limosnas de modo que según nos indica Geremek (1998) se llegaron a dibujar auténticos itinerarios de peregrinación en trono a la limosna. Así, además de un medio para ganar la salvación también se convirtió la limosna en verdadera ostentación de riqueza y exteriorización del prestigio social. En el caso de la Iglesia también servía como refuerzo de los lazos con los fieles. El grado de institucionalización de este fenómeno se constata en la importancia de las órdenes mendicantes y en aparición de corporaciones que sancionan la integración de la mendicidad como fueron las hermandades de ciegos. Es la expresión de la organización de los mendigos y de la pobreza y también de su estigmatización y control. Sucesivamente irán apareciendo normas para pedir limosna, placas de identificación, etc. Otra característica de este período es la diversificación de los contenidos de la asistencia que cada vez más tendrá un carácter disuasorio y represor : sistencia material : ropa , comida y pequeños préstamos ( Arcas de la Limosna); asistencia económico-moral y jurídica : dotes a doncellas para que pudieran casarse ( asistencia como defensa de las virtudes sociales establecidas ) Padres de los Huérfanos , Procurador de los Miserables, Abogado de pobres. La Acción Social en el siglo XVI: el debate renacen tista sobre la caridad y la asistencia a los pobres. Efectivamente la pobreza y los medios para abordarla cada vez son considerados más clara y unánimemente como un problema social y se convierten en el tema central de los debates filosófico-políticos. Lo que interesa ya no es la etiología de la pobreza sino sus repercusiones. Europa, a lo largo del S. XVI, vivió una época de mutaciones económicas y sociales de lo más diversas. Se dieron cambios trascendentales: avances científicos, apertura hacia “nuevos mundos”, desarrollo de la vida urbana, del comercio y manufacturas, de la navegación; en el plano filosófico y religioso es el momento del Humanismo, la Reforma... No obstante, estas expresiones del progreso no se dieron de un modo generalizado ni en sincronía (Geremek, 1998:87), de manera que resulta muy difícil hacer una descripción global. En la incipiente Modernidad coexistirán formas de vida muy contradictorias: las economías agrarias feudales y el modo de vida localista y medieval, con el cosmopolitismo y las transacciones económicas de ciudades como Amberes, Venecia o Brujas. Grandes períodos de fortísimas crisis en forma de hambrunas y pauperización generalizada , frente a la existencia de ricos mercaderes y -en el caso de España- rentistas . En Castilla, el espejismo de riqueza y la inflación creada por el paso de los metales preciosos contribuyó a agravar la penosa y miserable situación de muchos pueblos que intentaban sobrevivir de sus cosechas con una bajísima productividad y ninguna diversificación de cultivos. La acumulación de malas cosechas se cruzaba con con una mortalidad catastrófica, característica de los regímenes demográficos antiguos, que

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diezmaba a poblaciones con una salud muy deficiente, mal y escasamente alimentada y por tanto, con una capacidad de respuesta muy baja ante las virulentas enfermedades. Además, el empobrecimiento del campo y el incipiente desarrollo de algunas ciudades hizo que en estas se concentrasen grandes masas de población vagabunda, enferma, verdaderos y falsos mendigos, pordioseros e inmigrantes que acudían atraídos en muchos casos, por unas condiciones de caridad que, como hemos señalado en el epígrafe anterior, ofrecían cierta solución de continuidad. Como consecuencia de estas concentraciones, también se prefigura ya otro motivo de coincidencia en la preocupación teórica y práctica por la alternativa mendicante a la pobreza: se concebirán pobreza y vagabundeo como sinónimo y causante de revueltas, disturbios, amenaza al orden público.... en definitiva, de peligrosidad social. Estas realidades con repercusiones sociales de nuevas dimensiones llevarán a los pensadores humanistas y a los teólogos católicos y protestantes, a interesarse por la evolución de los acontecimientos sociales. Todos convergen en tomar como centro de atención la miseria. En lo que las divergencias serán insoslayables será en la concepción que tienen sobre este problema y en los medios que plantean para su solución. La polémica pues, se centró en torno a dos polos: la tradición medieval de libertad del mendigo y continuidad de la limosna como elemento de salvación; y la prohibición de la mendicidad, el encierro, la reglamentación y secularización de la atención. La Acción Social en el Mundo Moderno y la Sociedad Industrial En el S. XVII el pensamiento filosófico y político inicia un proceso de gradual liberación de la teología. La controversia religiosa pasa a un segundo plano de las preocupaciones humanas y se da un proceso de gradual secularización de los problemas sociales y de los intereses intelectuales que culminará con el pensamiento de la Ilustración del S. XVIII . Las ciencias físicas y matemáticas consiguen enormes progresos y se comienza a concebir los fenómenos sociales y las relaciones políticas como hechos naturales abiertos al estudio por medio de la observación, el análisis lógico y la deducción, donde la revelación o cualquier otro proceso sobrenatural perderán toda relevancia. El debate sobre las formas de asistencia social desde luego no está cerrado, pero quizás lo que si quedará ya agotada a principios del XVII es la controversia sobre la misericordia. Si en la Edad Media las donaciones y limosnas a los pobres eran concebidas como una obligación moral y en el Renacimiento la pobreza pierde casi totalmente su la aureola mística dejando de ser la conciencia de los creyentes, en los siglos XVII y XVIII va a ser entendida como una amenaza.

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La situación de los miserables es condenada porque pasa a percibirse en términos de peligrosidad social, para la salud, para el orden público... además de una pesada carga para el Estado. En palabras de Foucault (1991:95) la miseria de ser “una experiencia religiosa que la santifica, pasa a una concepción moral que la condena. Las grandes causas del internamiento se encuentran al término de esta evolución : laicización de la caridad, sin duda; pero oscuramente también castigo moral de la miseria”. A partir de ahora las reformas de la caridad (aún siguiendo en algunos casos la gestión institucional en manos de la Iglesia) se asocian a la razón de Estado; ya no serán consideradas como herejías, entrandose así en la lógica del Estado Moderno. La pobreza es analizada dentro del contexto económico que en el S. XVII era de profunda crisis; por tanto, se considera un elemento más de la crisis y estará supeditada a la prosperidad general y ésta, a su vez, al trabajo de todos los miembros de la comunidad. Asistimos en este sentido, a una profunda transformación de la valoración social del trabajo. Para los economistas del momento un Estado rico es aquel que tenga abundante población, pero compuesto de elementos útiles y laboriosos; la economía contempla a la población como un nuevo valor, un valor productivo. El mundo de la pobreza deja de ser un mundo indiferenciado para ser clasificado en función del criterio de utilidad y capacidad: poder trabajar o no. Sólo serán dignos de ayuda quienes tengan alguna discapacidad que les impida trabajar, o también las viudas y huérfanos. De ahí, que la política social ilustrada esté encaminada a incluir a todos los elementos que pueda dentro del sistema productivo. De hecho, las instituciones de asistencia social de los S. XVII y XVIII consideraron el trabajo como el principal instrumento de adaptación de los pobres a las exigencias de la vida social. En hospitales, cárceles, hospicios u otras instituciones de encierro tan tristemente famosas en la época, el trabajo formaba parte de la disciplina cotidiana . Para los verdaderos pobres desempeñar un trabajo se suponía el instrumento para facilitar su posterior integración puesto que aprendían un oficio que les convertiría en hombres útiles al abandonar la institución. Para el resto -vagos y falsos pobres que no quisiesen trabajar- obligarles a desempeñar trabajos forzados se tornaría además, en herramienta disuasoria con funciones de modificación de hábitos y castigo ejemplarizante. En ambos casos, la obligatoriedad de trabajar dentro de las instituciones de encierro, jugaba un importante papel económico: proveer al Estado de abundante mano de obra barata. Así debería construirse la prosperidad de la nación, con la contribución de todos. El ethos del trabajo se difunde así entre las abultadísimas masas de pobres a través del miedo, la violencia y la amenaza del encierro, cumpliendo la asistencia social y los establecimientos dedicados a ella, una función ideológica.

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La cuestión social y el nacimiento de la sociedad industrial Los últimos años del S. XVIII y los primeros del XIX marcan lo que la historiografía tradicional llama el tránsito la Edad Moderna a la Contemporánea . En definitiva, desde el punto de vista de la organización económica y social nos referimos al abandono, en los países europeos occidentales y Estados Unidos, del orden de la sociedad preindustrial y el advenimiento de la sociedad industrial, aunque con amplias diferencias geográficas en su implantación. El último tercio del s. XVIII se distinguió por grandes transformaciones técnicas y políticas que propiciaron que las revoluciones burguesas rompieran definitivamente con el orden feudal; la industrialización supuso un cambio radical en el modo de producción económica. La agricultura deja de ser la base fundamental de la economía; la producción artesanal y la organización gremial dan paso a la producción industrial . Se consolidan el libre mercado , la organización racional del trabajo y el capitalismo industrial como modo de producción. Los privilegios del clero y la aristocracia tocaron fondo con la Revolución Francesa irrumpiendo en la teoría política los ideales democráticos ( vease Tocqueville) La burguesía queda elevada a la posición hegemónica al asumir el protagonismo de la dirección económica. Es el nacimiento de la sociedad industrial y de la clase obrera. También es la época del pauperismo como fenómeno de masas. La filosofía francesa del S. XVIII había prometido felicidad para todos los ciudadanos cuando se alcanzase un nuevo orden social, pero tras la Revolución Francesa, el capitalismo industrial estaba convirtiendo a los trabajadores en pobres. La ausencia de toda regulación de las relaciones laborales , los salarios de miseria para aumentar las plusvalías del capital y la falta de adecuación de las ciudades para absorber los movimientos migratorios hacia los grandes centros industriales , convertirán en presas de la miseria no ya, como en momentos anteriores, a quienes no pudieran o no quisieran trabajar, sino a los obreros. El proletariado vivirá en unas condiciones tales que, como indica Geremek (1998:252) hasta muy entrado el S. XIX perdura el uso lingüístico de definir a los obreros con la denominación de pobres. La vida cotidiana de la clase obrera se caracterizaba por unas condiciones de vivienda deleznables, una situación sanitaria insalubre y unas condiciones laborales peligrosas y de explotación. Además el mercado laboral les mantenía en una constante incertidumbre, sujetos a la amenaza del desempleo. El “ejercito industrial de reserva” se convertía en una herramienta para mantener a raya a trabajadores y salarios. Pobreza y paro son considerados como condiciones indispensables de la producción capitalista; en palabras de Marx “ la acumulación de riqueza en uno de los polos es (...) al mismo tiempo acumulación de miseria, tormento de trabajo, esclavitud, ignorancia, embrutecimiento y degradación moral en el polo opuesto” (Marx, El Capital I, Vol VII, 4.).

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Así , la pobreza de la clase obrera será funcional al sistema y por tanto, no debe ser objeto de una acción social específica. El estado, con el telón de fondo del liberalismo, justificaba su falta de intervención con la afirmación de que “son las consecuencias naturales” de la economía de mercado; las leyes económicas tenían que seguir su curso. Es el sometimiento de la asistencia social a los intereses del mercado de trabajo. A diferencia de este tipo de pobreza, la de enfermos o discapacitados sí será objeto de atención de la asistencia pública, aunque las ayudas deberían ser modestas para no fomentar vivir sin trabajar. Se promulgarán una serie de leyes ( Leyes de pobres ) y se mantendrán instituciones como asilos y orfanatos. El trabajo continúa siendo un elemento disuasorio para los vagabundos o indigentes y el rigor de los medios represivos hacia la holgazanería debería acrecentar la atracción hacia el trabajo (por ejemplo Workhouses inglesas). Reacciones frente a la sociedad industrial Como señalábamos más arriba, el pauperismo se convirtió en un fenómeno de masas que se concentraba principalmente en los suburbios de las ciudades industriales. Frente a esta realidad poco o nada interviene el estado y sólo algo el humanitarismo, filantropismo y paternalismo de las clases acomodadas, soluciones que, según va desarrollándose la conciencia de clase y tomando solidez el movimiento sindical, serán puestas cada vez más en entredicho y tratadas con mayor hostilidad. Este es el contexto social ante el que se produjeron múltiples reacciones, intentos de solución y también, el nacimiento de una nueva ciencia. La preocupación por las grandes transformaciones sociales y los problemas que estos acarrearon seguirá siendo objeto de observación de los pensadores más destacados y nace así la Sociología como intento de plantear una nueva forma de entender el mundo y los cambios sociales producidos por la industrialización y el urbanismo. Tanto Saint-Simon, como Marx , Weber, Durkheim o Simmel reflexionaron sobre las sociedad de su tiempo y se manifestaron en contra de los excesos del capitalismo, pero desde luego, no todos estuvieron de acuerdo en las propuestas de solución. La reacción más crítica al sistema capitalista vendrá de la mano del pensamiento socialista. Primero serían los socialistas utópicos : Saint-Simon, Fourier, Owen, Cabet. Todos ellos intentaron soluciones radicales a los problemas del desarrollo del capitalismo buscando, generalmente, órdenes ideales de sociedad: la sociedad perfecta. Incluso llegaron a ensayar nuevas formas de organización social comunitarias que fuesen los modelos de la futura sociedad socialista. Un ejemplo paradigmático de este pensamiento es el falansterio de Charles Fourier (Francia, 1772-1832) planteado como una sociedad cooperativa donde cada uno aporta su trabajo o su talento y recibe una proporción de los beneficios fruto del esfuerzo común. En esa misma línea, Robert Owen (Inglaterra, 1771-1858) llegó a poner en

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práctica en un complejo fabril de New Lanark una colonia industrial ejemplar en la que introdujo medidas vanguardistas como: reducción de la jornada laboral sin disminución de la producción ni de los salarios, vigilancia al trabajo de niños y mujeres , construcción de viviendas, economatos y toda una serie de servicios sociales. No obstante, aun en los casos que gozaron de cierto éxito, estos intentos se realizaron en un nivel microsocial y un momento en el que el movimiento obrero no estaba todavía lo suficientemente maduro y vertebrado como para conseguir las conquistas sociales que lograría posteriormente. Más rotundo será el análisis crítico de la sociedad capitalista que realiza el socialismo científico . Surge con el aporte teórico de Marx y Engels y aunque luchará también por reivindicaciones concretas , no pierde de vista su horizonte de cambio radical No se trata sólo de modificar las condiciones que crea el estado capitalista, sino de sustituirlo por una sociedad socialista. El proletariado tiene encomendada la misión histórica revolucionaria consistente en derrocar al estado burgués para poner el aparato del estado al servicio de la clase trabajadora, socializar los medios de producción y posteriormente entrar en un proceso de extinción del estado. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ANDER-EGG, E. (1984). Diccionario del Trabajo Social . El Ateneo. México. DOYAL, L. Y GOUGH, I. (1994). Teoría de las Necesidades humanas . Icaria-FUHEM. Madrid. HELLER, A. (1996): Una revisión de la Teoría de las Necesidades . Paidós. Barcelona MASLOW, A.H. (1985): Motivación y Personalidad . Sagitario. Barcelona. SETIEN, M.L. (1993): Indicadores Sociales de Calidad de Vida . CIS. Madrid. RIECHMANN, J.(Coord). Necesitar, desear, vivir. Sobre necesidades, desarrollo humano, crecimiento económico y sustentabilidad . Los libros de la Catarata. Madrid.1998 AGUILAR, M. Et al. (1990). “Una docena de mitos, síndromes, límites y istificaciones acerca de los Servicios Sociales y el Trabajo Social” en Documentación Social. Nº79. Madrid. ALEMÁN, C. y PÉREZ, M. (1996) “Los Servicios Sociales y su relación con otras disciplinas” en ALEMÁN, C y GARCÉS, J. Administración social: los servicios de bienestar social. S.XXI. Madrid. ALGUACIL, J. (1999)” La calidad de vida como marco relacional para el desarrollo de los derechos humanos y constitucionales” en Documentación Social nº114. Madrid ARIÑO ALTUNA, M. (1996). “ El Trabajo Social y los Servicios Sociales” en ALEMÁN, C y GARCÉS, J. Administración social: los servicios de bienestar social. S.XXI. Madrid. DE LA RED, N. (1997) “Política Social y Trabajo Social “ en ALEMÁN, C. y GARCÉS,

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