Michel y sus primos Robert, Fanny y Denisse Quesquén, pertenecen a una tradicional familia lambayecana de artesanos. Expertos en la elaboración de mates con motivos de esta tradicional

cultura pre inca, han ganado reconocimiento en su región.

Realmente la actividad principal de las familias de los primos Quesquén es la agricultura, sin embargo han preservado su arte, de generación en generación, convirtiéndose en una importante fuente de

ingreso alternativa, de la que normalmente se encargaban las hijas y los hijos menores.

Fanny, que está llevando estudios superiores en su universidad local, conoció a un grupo de estudiantes españolas el año pasado, durante un viaje de intercambio. Fanny y sus primos

en un gesto de hospitalidad, le regalaron un par de mates.

Los padres de estas chicas, Magnolia y Soledad, quedaron encantados con el arte de la familia Quesquén,

por lo que pensaron en abrir una colección en su tienda de adornos para el hogar que tienen en Madrid.

Las chicas se contactaron por chat con Fanny y tras los saludos y las mil y un anécdotas de sus días en el norte peruano, comenzaron a hablar de negocios.

y si salían bien las cosas y se vendían rápidamente, el próximo mes duplicaban el pedido.

Finalmente, Fanny quedó en enviar una cotización en euros, ellos pagarían por los mates mediante una transferencia bancaria

y los Quesquén tenían que encontrar la manera de que lleguen los mates en óptimas condiciones a la tienda de Madrid en no más de un mes.

Cerrado el chat con Magnolia y Soledad, Fanny llamó inmediatamente a Michel para planear el envío.

Nunca habían exportado, menos aún cobrado en euros, pero contaban con RUC por las ventas que realizaban en las cercanías al Museo de Lambayeque.

Cada mate lo vendían a S/.35 en promedio.

Horas más tarde convocaron al resto de primos, lo primero que tenían que definir era el tipo de mate que enviarían, para asegurarse nuevos pedidos.