aplicaciones e implicaciones del conductismo en el campo educativo final
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Aplicaciones e implicaciones del conductismo en el campo educativo.
Para muchos, el conductismo se postula como una ciencia, para otros como una
escuela, un modelo pedagógico y para Skinner, realmente como la filosofía de la
ciencia del comportamiento humano. Teniendo en cuenta el poco conocimiento que
algunas personas tienen del conductismo, se expone lo que el análisis experimental
del comportamiento ha logrado. Desafortunadamente, se conoce muy poco sobre
este análisis fuera del ámbito donde se efectúa. El resultado es que pocas personas
están familiarizadas con los detalles científicos de lo que es la exposición más
convincente de la posición conductista (Skinner, 1974, p. 16).
El paradigma conductista ha concentrado sus propuestas de aplicación en el llamado
«análisis conductual aplicado a la educación», el cual sostiene que los escenarios
sociales (educativos, clínicos, etc.) son un campo de aplicación de los principios
obtenidos por la investigación fundamental en escenarios artificiales. Dichos
principios se consideran válidos para todas las situaciones y escenarios y,
simplemente, se seleccionan y utilizan en las distintas situaciones y problemáticas
educativas.
Noriega y Gutiérrez, 1995 (citado en Hernández Rojas, G. 1998) afirman que el
sujeto activo y el objeto pasivo nos da una producción de Estímulo-Respuesta (E-R),
que se le conoce como ‘’condicionamiento operante’’. Los fines del conductismo
operante son la investigación y la relación de análisis y principios que rigen los
sucesos ambientales y las conductas de los organismos, para que una vez
identificados se logre objetivamente la descripción, predicción y control de los
comportamientos.
Tenemos el ejemplo de un corredor, se dice que el corazón del que corre palpita
aceleradamente antes de que empiece la contienda porque él «asocia» la situación
con el ejercicio que sigue. Entonces, la palpitación del corazón se identifica como
una respuesta automática, sin embargo, ésta al ser asociada por el individuo a una
contienda (estímulo que condiciona), generará que el corazón palpite
aceleradamente.
La definición entonces de este proceso del condicionamiento es que cuando una
unidad de comportamiento tiene la clase de consecuencias denominada reforzante,
tiene mayor probabilidad de ocurrir de nuevo.
Dentro del artículo revisado, Hernández Rojas describe los principios más
significativos, que se han generado a partir del estudio detallado de las relaciones
funcionales entre los sucesos ambientales y conductuales. Estos principios son:
a) el principio de reforzamiento, según el cual una conducta incrementa su frecuencia
de ocurrencia si está influida por las consecuencias positivas que la produce
b) el principio de control de estímulos, donde cada reforzamiento además de
incrementar la ocurrencia de una operante a la cual sigue, también contribuye a que
esa operante esté bajo el control de estímulos que están presentes cuando la
operante es reforzada
c) el principio de los programas de reforzamiento, en el cuál se define a dicho
programa como un patrón de arreglo determinado en el cuál se proporcionan los
estímulos reforzadores a las conductas de los organismos
d) el principio de complejidad acumulativa, según el cual todas las conductas
complejas son producto del encadenamiento de respuestas.
Además de los principios ya citados, el análisis experimental del comportamiento en
su aplicación en contextos sociales ha derivado una serie algunos procedimientos y
técnicas conductuales, los cuáles pueden ser clasificados en dos grupos:
·Para enseñar conductas: Moldeamiento, encadenamiento, modelamiento,
principio de Premack, Economía de fichas
·Para decrementar conductas: costo de respuestas, tiempo fuera,
desvanecimiento, saciedad, reforzamiento de conductas alternativa, sobrecorreción.
Dentro de las proyecciones de aplicación que se identifican en el ámbito educativo, el
conductismo como paradigma que predominó un tiempo considerable tanto en
psicología como en la disciplina aplicada a la educación (psicología educacional) se
encuentran dos categorías principales. La primera de ellas se refiere a las bases
para los procesos de programación educativa y específicamente a la enseñanza
programada y la segunda es acerca de las técnicas de modificación conductual.
En cuanto a la enseñanza programada, Hernández Rojas hace una exposición sobre
sus características y la define como una técnica instruccional que permite
sistematizar los contenidos, a través de un nivel progresivo, lo que a su vez permitirá
alcanzar mayores objetivos en función de los ya logrados.
En este sentido, la enseñanza se concibe como el arreglo adecuado de las
contingencias de reforzamiento aunque más adelante se agrega que la postura
conductista se enfoca en –depositar información- en los alumnos, punto en el cuál
discordamos a partir de la complejidad que se mencionaba acerca del
comportamiento y de la visión errónea que se tiene el sujeto como mero receptor.
Precisamente el papel del alumno en el conductismo según Hernández Rojas sugiere
a un sujeto pasivo, receptor y “bien portado”, dicho argumento se extrae de la
“excesiva programación” que se realiza en la intervención educativa, sin embargo
podemos argumentar que actualmente aún en las aulas, siguen ocupando éstas
técnicas y procedimientos conductuales, los castigos siguen siendo parte del actuar
docente y las calificaciones además de otros instrumentos usados a diario (como la
lista de asistencia, el registro metódico de tareas, las pruebas objetivas) son parte del
repertorio de estrategias que utilizan los profesores.