antonio machado y mariano quintanilla

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ANTONIO MACHAD O Y MARIANO QUINTANILL A PO R PABLO DE ANDRES COBO S Maestro Naciona l Decir, en mi lenguaje, «Antonio Machado y Marian o Quíntanilla » , es decir «Antonio Machado y Segovia» ; título qu e ha de pretender la inserción de Machado en la historia viva y todavía actual de nuestra ciudad . Y es que, sigo hablando mi propio lenguaje, Mariano Quintanilla es la más genuina repre- sentación de Segovia en este siglo xx, del que ya hemos vivid o las casi tres cuartas partes de su tiempo . Por sus antecedente s familiares, que funden en su persona las esencíalilades del pue - blo con las de la nobleza ; por sus saberes cabales de la historia y del arte segovíanos, que le saturan de segovianía, y por s u propísima volición ; que ha sido vocación, y dedicación . Y hasta por su localización, en el número 1 de la Plaza Mayor, su casa , con fachada lateral a la calle que nos lleva al Alcázar, y que tiene la Catedral en la otra acera ; con la fachada principa l en línea con la calle Real, que nos apea en el Acueducto . .. Y bien sabemos todos que el Acueducto, la Catedral y el Alcázar , son los tres sillares en que se asienta la continuidad segovian a que trasciende la temporalidad . Mariano Quintanilla puso a dormir sus sueños poéticos y marginó sus posibilidades jurídicas y filosóficas para detenerse , y recrearse, en la busca y rebusca de las esencíalídades segovia - nas que estuvieron otros días en el río del tiempo y que, po r esencias, se quedaron, vivas y quietas, en la sempiternídad . S e hizo así millonario de fichas sobre el interno, íntimo, vivir d e nuestra ciudad, la suya, que es la ciudad que mejor que ningun a otra se acuna en los celestes azules de cada día . Y con es e inmenso caudal de fichas, sustantivas, cálidas, las que conoce- mos y las que hormiguean en sus cajones, se nos ha metido , también para siempre, en el corazón de la ciudad, y se nos h a 61

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ANTONIO MACHADOY MARIANO QUINTANILL A

POR

PABLO DE ANDRES COBO SMaestro Naciona l

Decir, en mi lenguaje, «Antonio Machado y MarianoQuíntanilla » , es decir «Antonio Machado y Segovia» ; título queha de pretender la inserción de Machado en la historia viva ytodavía actual de nuestra ciudad . Y es que, sigo hablando mipropio lenguaje, Mariano Quintanilla es la más genuina repre-sentación de Segovia en este siglo xx, del que ya hemos vividolas casi tres cuartas partes de su tiempo . Por sus antecedentesfamiliares, que funden en su persona las esencíalilades del pue -blo con las de la nobleza; por sus saberes cabales de la historiay del arte segovíanos, que le saturan de segovianía, y por s upropísima volición; que ha sido vocación, y dedicación . Y hastapor su localización, en el número 1 de la Plaza Mayor, su casa ,con fachada lateral a la calle que nos lleva al Alcázar, yque tiene la Catedral en la otra acera ; con la fachada principalen línea con la calle Real, que nos apea en el Acueducto . . . Ybien sabemos todos que el Acueducto, la Catedral y el Alcázar ,son los tres sillares en que se asienta la continuidad segovian aque trasciende la temporalidad.

Mariano Quintanilla puso a dormir sus sueños poéticos ymarginó sus posibilidades jurídicas y filosóficas para detenerse ,y recrearse, en la busca y rebusca de las esencíalídades segovia -nas que estuvieron otros días en el río del tiempo y que, poresencias, se quedaron, vivas y quietas, en la sempiternídad . Sehizo así millonario de fichas sobre el interno, íntimo, vivir d enuestra ciudad, la suya, que es la ciudad que mejor que ningun aotra se acuna en los celestes azules de cada día . Y con eseinmenso caudal de fichas, sustantivas, cálidas, las que conoce-mos y las que hormiguean en sus cajones, se nos ha metido ,también para siempre, en el corazón de la ciudad, y se nos h a

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hecho espejo, para reflejarnos las figuras que a Segovia la hicie-ron y las figuras que por Segovia pasaron .

Estoy tratando a Mariano Quintanilla desde la adolescenci ay desde muy cerquita y le ví siempre como figura central ycimental, básica, del fluir de la cultura segoviana . Y pruebatenemos, buena y suficiente, en este mismo número de est arevista, con el que festejamos su condición de Socio de Mérito ,al mismo tiempo que número 1 de los socios fundadores, perso-nificando la continuidad, desde el año 19, en que nace la Uni-versidad Popular Segoviana, hasta ahora mismo, en que, supe-rado el tremendo drama de la guerra civil, es Centro de Estudio sSegovianos, comprensivo del Instituto Diego de Colmenares ,Academia de Historia y Arte de San Quírce y Casa-Muse ode Antonio Machado .

De manera que el «Machado de Segovia», ya que el mund ode la cultura nos está exíguíendo, no lo tendremos nunca, en s uintegridad histórica, sí no lo tomamos de Mariano Quintanilla ,o porque él nos lo entregue de su propia mano, o porque acer-temos a recogerlo de la manera en que siga reflejándonoslo e nsu palabra y en sus papeles (1).

Y no para otra cosa que para abrirles la puerta del buencamino a los futuros investigadores, estoy yo ahora redactand oestas notas .

El primer encuentro personal de Mariano Quintanilla co nMachado, fué en la Universidad, el año 17 ó 18, el 17, más pro-bablemente; acaso el año mismo del examen de Metafísica, qu etan malamente nos ha contado Dámaso Alonso . Es claro queQuintanilla conocía ya, y bien (nunca conoció Quintanilla ma llas cosas conocidas), al poeta, de manera que se sobre-saltó cuando oyó que llamaban a examen de Sicología Superio ra Antonio Machado Ruiz. Y asistió al examen. El examinado rera Bonilla San Martín, aunque no se/trataba de su asignatura .Machado declaró su condición de Catedrático de Francés de lInstituto de Baeza, Bonilla le hizo preguntas discretas en ton ode gran cortesía, y Machado contestó más o menos, acaso más

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menos que más, pues no había dispuesto de' los «Apuntes» qu emanejaron los alumnos oficiales .

El encuentro personal segundo, fué ya en nuestra ciudad, yen el camino, por presentación de José Tudela, que fué el pre-sentador de Antonio Machado en Segovia . Esta presentacióndebió tener lugar en enero de 1920, y acaso en la primera sema-na lectiva. El nombramiento de Machado se hizo en el mes d eoctubre, la toma de posesión sería en el mes de noviembre y e sde suponer que no se hiciera cargo de la Cátedra hasta despué sde Navidades .

También hay que suponer que José Tudela le fué presentad oa Machado en los otros Centros de recreo y de cultura qu eentonces había en la ciudad y que extendería las presentacione sa personas de algún relieve en la convivencia ciudadana . . .Segovia aparecía entonces tan delimitada y concreta, que s epuede asegurar que don Antonio quedó en ella bien integrad oen el plazo de la primera semana . Hay que entender que la inte-gración la hubo de hacer mucho más fácil el vivísimo interésque los segovianos de las Artes y las Letras hubieron de poneren el conocimiento personal del poeta mayor de la generació ndel 98 (2) .

Hemos de tener en cuenta que el sino, o destino, testifican -te de Mariano Quintanilla, se robustece y acrecienta por l omucho que se alarga su convivencia con Antonio Machado .Poco tiempo después que Machado, se incorpora Quíntanílla ,como Profesor-Ayudante, al Instituto segoviano. Machado tení ala titularidad de la Cátedra de Francés, tuvo a su cargo, po rvacante, la Cátedra de Literatura, y fué, desde pronto hasta e lcese, creo, Vice-director . Quintanilla fué, en el Instituto de Sego-via, además del compañero y amigo de Machado, su sustituto ,en ausencias obligadas, en la una o la otra asignatura .

Quintanilla fué Profesor del Instituto de Segovia hasta queobtuvo su Cátedra de Filosofía, el año 28, con destino a Osuna .Pero coincidieron de nuevo el año 32, en el Instituto Calderónde la Barca, de Madrid, hasta que don Antonio pasó al Institut oCervantes, ya en el año 36, acaso . Durante la guerra, Quintanill a

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ejerció en Valencia ; y también residió allí, en Rocafort, Machado ,pero sin ejercicio profesional .

Las relaciones en los Institutos se extendieron hasta l afunción administrativa; en Segovia, porque Machado fué Více-director, y en Calderón de la Barca, porque Quintanilla, fu éSecretario .

A Segovia le corresponde el período más largo de la fun-ción profesoral del poeta, que se extiende hasta trece cursos . Esrazón suficiente para que a Segovia le corresponda clarifica resa condición de Machado, que también se nos está yendo, po rel camino de la leyenda, hacia la falsedad .

Digamos resueltamente que no fué Profesor y digamos qu eeran dos razones poderosas las que se opusieron :

La No se puede ser buen Profesor sin método, sin un adisciplina que contenga, al mismo tiempo, al Profesor y a lo salumnos . Y Machado no hubiera sido el poeta, el pensador y l apersona que era, si hubiera sido capaz de someterse, y somete ra los demás, a una disciplina . En sus clases no había ní sistem aní disciplina .

2.' Suponiendo que hubiera podido y hubiera querido im-ponerse e imponer el sistema y la disciplina, no lo hubiera hech osin responderse antes a la inquietante pregunta del para qué . Nocreía en la eficacia de la función . También ahora era un escép-tico. Por eso aprobaba tan generosamente, aunque enseñaratan poco .

Machado conversaba, y probablemente con fruto, con lo scuatro o seis alumnos despiertos de la clase, o más vivament einteresados, y dejaba a los otros que se divirtieran a su modo.

Este tema de la ineficacia docente de Antonio Machado, s eplanteó en la «Sesión machadiana» que tuvo lugar en la prima -vera del año 68, en el Club de Campo de Torrelodones, en con -vocatoria del Dr . Vega Díaz. Es posible que en algunas mente squedara la idea de la ineptitud, sin paliativos. Es línea que nosconduce hacia el error. En su persona, en sus escritos y en lo smaestros que tuvo, hay pruebas de que hubiera sabido y hubier a

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podido enseñar, si hubiera encontrado un «ambiente» favorable .No lo encontró hecho y de ninguna manera le servía su volun-tariedad para intentar el heroico esfuerzo de crearlo . Eso estodo, creo . Aunque acaso debiéramos detenernos a re-ver que enla inmensa mayoría de las Cátedras, de Instituto o de Universi-dad, las lecciones se hacen para los selectos, con olvido casitotal de los medianos y los peores (3) .

Y es claro que no se puede cerrar el tema de su ineficaci adocente, sin declarar que su simple presencia era magisterio .Son maestros los que ejemplifican, y Antonio Machado ejempli-ficaba en los tres campos que le fueron propios : la poesía, elpensamiento y la conducta. Era así como su magisterio se salí adel aula para exteriorizarse en la tertulia y en la calle . Y los quellegamos a gozar de su trato, debemos dejar constancia de l agrandísima compañía que se encontraba en su persona, y hastaen sus silencios, largos y frecuentes .

Había bachilleres segovianos que le llamaban Don Mancha ,y Charlo', o Charlote, y era cierto su descuido en el vestir y suvacilante andar, con sus pies delicados, por el duro granito delas calles de Segovia, hechas para «cascos de caballo» . Perotambién sabemos que había otros que le miraban con el mayo rrespeto, y hasta con veneración máxima, y de algunos—lorecuerda Quintanilla—que le exteriorizaban con este escandí-lante juego de pensamiento y palabra : —Este si que es bue npoeta ; no suspende a nadie— . . . Y lo seguro, ciertísimo, es qu eante los alumnos y ante los compañeros, se hacía en todo mo-mento evidentísima la dignidad de su persona, de tal manera,que en nadie pudo dejar su trato un amargo recuerdo ; todos sesentían de veras muy honrados con su saludo (4) .

De la misma manera en la ciudad . He contado los días lec-tivos de don Antonio, los segovianos, por tanto, de lunes a vier-nes; pero se inclina Quintanilla a creer que era los sábados, yno los viernes, cuando tomaba por las tardes su 'vagón 'de ter -cera». Hice con él alguno de estos viajes a Madrid, sentado suno a cada lado de la ventanilla del Suroeste, fumando y cru-zando, de tarde en tarde, pocas palabras ; pero mi memoria noes capaz de diferenciar entre viernes y sábado. Lo también se-guro es que en este deber de asistencia, que está en la esfera d e

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la conducta, don Antonio no acusaba otras faltas que las plena -mente justificadas por deberes asimismo profesionales o po rrazones de fuerza mayor (5) .

Lo cuotídiano matinal de don Antonio en Segovia era, pues ,levantarse hacía las ocho de la mañana, entregarse aI aseo per-sonal, que haría con lentitud y en el que se incluía el afeitad odiario . Se trata también ahora de recuerdo personal de Quinta-nilla, que está segurísimo de que don Antonio se afeitaba todo slos días, y es cosa esta no demasiado usual en la década terceradel siglo y de la que se ha de tomar nota para atemperar l aleyenda que ha brotado del »torpe aliño indumentaria» (6) .Desayunaría con el mismo sosiego, que no estuvo en el templ ede Machado la celeridad . Para emprender el largo camino delInstituto: de la calle Desamparados a la calle Escuderos, mu ypina, desembocando en la Plaza Mayor, ancha, que cruzaba ,para ascender, por la rampa, en escalinata, de la calle Ferná nGarcía, que le llevaba hasta la plaza del Instituto, para que l acruzara y ascendiera al jardín, por las gradas, para subir, toda-vía, la escalera del interior del edificio y encontrarse, por fin ,ante los todavía escalones de la «puñetera tarima», como solí adecir su humorismo, o puerta al campo que le fué propísima (7).

La estancia en el Instituto sería de dos o tres horas, incluí -das las leves tareas que pudieran corresponderle en su calida dde Vice-director, que fué durante la casi totalidad de su destinoen Segovia, a partir, creo, y siempre por recuerdos conversacio-nales de Mariano Quintanílla, de la Dirección de don JuliánSantos Blanc. Vice-director era y en funciones de Director esta-ba el año 23, al proclamarse la Dictadura del general Primo deRivera, y él fué quien redacto el telegrama respuesta al de l afuria justiciera con que Primo de Rivera accedió al Poder :»Todos y cada uno en su puesto» (8) .

El descuido de don Antonio en el vestir, era cierto, y s eextendía el descuido a la limpieza . Recuerden ustedes eI Capí-tulo XLV de «Juan de Mairena», que trata de «El gabán de Mal -rana», al que Mairena mismo, que era quien lo sufría, llamab ala venganza catalana, y que tenía la condicion de que, «cuand oalguna vez se le cepilla, para quitarle el polvo, le sale más polvodel que se le quita» . ¿Para qué cepillar?

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Pero bromas aparte de don Antonio y nuestras, la verda des que Machado cruzaba por las calles de Segovia inspirand oauténtico respeto a todos, admiración a muchos y burla a nadie .Ha dicho falsedad quien ha hablado hace muy poco tiempo, yen Radio Nacional, de su figura grotesca, pues no lo fué nunc aen ningún lugar. No era garboso su andar, por delicadeza desus pies, y porque las calles de Segovia estaban hechas—decíaMachado—apara cascos de caballos» ; pero era arrogante s ufigura, con su hermosa cabeza, su gran cuello de pajarita, conel nudo grueso de la corbata sobre la pechera almidonada . Creeecordar asimismo Quintanilla que en los primeros tiempos usó rsombrero hongo y que también tuvo en uso un auténtico jipi-japa, que le envió directamente desde Hispanoamérica uno d esus admiradores . Fué luego habitual el airoso sombrero flexibleque le conocemos en retratos. De manera que también es fals oeso de su sombrero más pequeño que la cabeza .

Y ciertamente no hace falta recordar para entender queMachado hubo de ser recibido en Segovia con todos los hono-res, por una muy amplía minoría, la curiosa de las Letras y la sArtes, y que, siendo tan chiquita la ciudad como entonces era ,el respetuoso reconocimiento se hubo de generalizar mu yrápidamente.

Si las mañanas de don Antonio eran del Instituto, con l aobligación, las tardes eran de la tertulia, con el ejercicio de l alibertad, y es claro que no es en el trabajo, sino en el ocio, endonde hemos de buscar la segovianía de don Antonio ; el ocio,sus ocios, en los que se alargaban, y se esponjaban, sus ensue-ños y sus meditabundeos, o, lo que es lo mismo, su poética y sumetafísica .

La tertulia no nació en torno a Antonio Machado, sino qu eel poeta la encontró ya hecha, abierta y esperándole, fundada ,años antes, por otro poeta, y bueno, Juan José Llovet, que se nosperdió en las tierras hispanoamericas . Y hay aquí otra verdadque tiende a leyendarizarse y que debemos contener . Están sur-giendo comentaristas de Machado que tienden a entender, y apropagar, que todo lo cultural de Segovia en esta tercera âéca-

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da del siglo, debió estar alentado por Antonio Machado, hastasuponer que sin su presencia no hubiera tenido existencia . Asíse percibe, por ejemplo, en las referencias a la Universida dPopular, por una parte, a la Revista literaria «Manantial», po rotra, cuando la verdad verdadera es que, con adhesión sincer ay entusiasta, la colaboración inmediata y directa de don Antoni opasó muy pocas veces de ser pasiva, muy de acuerdo con s unatural y con su radicación efectiva en Madrid . La UniversidadPopular, como la tertulia, la encontró don Antonio fundada ,aunque tan recientemente, que pudo incorporarse al grupo d efundadores, y la Revista «Manantial», financiada y dirigida po rAlvarez Cerón, con la íntima asistencia de Julián María Otero ,la hizo el grupo entero, respondiendo el movimiento literario,principalmente poético, de la década .

Aunque mis recuerdos han situado la tertulia en el Caféasotabancado de La Unión, en la calle Real, un poquito antesde llegar a la plaza del Corpus, acaso no tuviera domicilio cuan -do don Antonio llegó y tampoco lo tuvo nunca exclusivo, co nasientos circunstanciales en otros Cafés, con otro muy signifi-cativo en el taller de Fernando Arranz, el ceramista, que se no sfué a la Argentina, compartido con Emiliano Barral, el escultor ,a quien la muerte nos arrebató en el huracán de la guerra civil .Constancia tenemos, y por escrito, del propio Quintanilla, de l aderivación hasta de su propia casa, en donde las lecturas d eCroce y el peregrino encuentro de Antonio Machado con e lobispo Gandásegui . Es decir, que de la misma manera en l ogeográfico material que en la espiritualidad de la cultura, la ter-tulia se abría en abanico, o en círculo, mejor, saliéndose por lo sportillos de las murallas, hasta las carreteras y los ventorros .

Y es aquí, precisamente, en donde encontramos a Marian oQuintanilla como piedra angular del «Machado en Segovia» ,que algún día ha de figurar, con significación histórica, en capí-tulo de la biografía del poeta . Mucho hemos de perder todos, siMariano Quintanilla mismo no nos lo deja dispuesto y nunca s epodrá hacer bien sin mirar a sus personales recuerdos, o vivo sen su memoria o veracísimos en los ficheros de su despacho ,que yo me atrevo a sospechar que es mucho lo que ya guarda,anotado, en los cajones .

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Miremos como abanico o como círculo, la tertulia segovía-na, en el eje, o centro, Mariano Quintanilla, y por estas razones ,cuando menos :

a) Mariano Quintanilla fué fundador de la tertulia, co nJuan José Llovet y con Julián María Otero . En el grupo funda-cional estarían asimismo Marceliano Alvarez Cerón, Juanit oCáceres e Ignacio Carral, amigos todos de don Blas J . Zambra -no, con destino en Segovia desde el año 10 . Es seguro que elpoeta Llovet ejercería una poderosa tensión catalizadora en elcentro de aquel grupo inicial, pues él fué, al parecer, el inspira-dor; pero es asimismo seguro que muy pronto se situarían en elcentro, Otero y Quintanilla, por su madurez. El uno y el otrofueron juventudes sazonadas, y no ligeras, nunca .

b) También en esta línea de la tertulia, que es la línea dela amistad, y de la comunión en los universales del sentimiento ,los de la volición íncluídos, se prolonga la relación de MarianoQuintanilla con Antonio Machado, durante la residencia e nMadrid, del año 32 al 36; tertulia de segovianos en Madrid, co nla misma presidencia compartida de don Blas y don Antonio, e nel Café Recoletos, primero, y en el Café Líón, después .

c) Mariano Quíntanilla era el único de los permanente sque acompañaba a don Antonio en la función profesoral de lbachillerato .

d) La presencia activa de Mariano Quíntanílla en la tertu-lia de Segovia, fué constante, pues hasta en los períodos d eausencia forzosa, la garantizaba su rádicación en Segovia ,número 1 de la Plaza Mayor, entre la Catedral y el Ayuntamiento .

e) Mariano Quintanilla, con los mismos o muy pocos año smás, aparecía siempre ante nosotros, los demás de la tertulia ,como respetable y respetado, por la gravedad de su conductay por su mucho y bien articulado saber . Todos le mirábamo ssiempre como fuente de seguros conocimientos y todos hemosparasitado más o menos en torno a sus saberes garantizados .

f) Al menos en mi recuerdo, junto a don Blas y don Anta-

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nio, en la cabecera de la tertulia, aparecen ya como maestros ,Julián María Otero, por su sensibilidad, y Mariano Quintanilla ,por su sapiencia .

De manera que centrado el acontecer segoviano en la figu-ra de Antonio Machado desde el año 20 al 32, para bien histo-riar, hemos de mirar y verle en la reflexión que Mariano Quin-tanilla nos ofrezca .

Hacia la una de la tarde, y haciendo el mismo camino a lrevés, don Antonio regresaría del Instituto, y es muy posibl eque le quedaran minutos para lecturas pendientes, o, acaso ,para anotar versos nuevos de los nimios del largo camino ,absorto, antes de sentarse a la mesa . En la mesa, departiría conlos otros comensales sobre temas cualesquiera, los que espon-táneamente brotaran en la conversación, con más curiosida dque palabra, y excluidos, naturalmente, sus temas propios . Re-cogería su abrigo, su sombrero y su bastón, y saldría para l atertulia del Café . Es muy posible que llevara en la mano dos otres periódicos del día .

Acaso la tertulia no era de la primera hora de la tarde, sin ode luego, y acaso tampoco del Café, sino de otro lugar. En estecaso, don Antonio dejaba caer su corpulencia sobre el diván ytomaba café, leía los periódicos y fumaba . Acaso estaban o lle-gaban algunos contertulios, le saludaban y se sentaban, en l amisma o distinta mesa, respetando su soledad. «Así como en l aetiqueta cortesana estaba prohibida la interrogación a los reye s—ha escrito Quintanilla—, nosotros, ignorantes de este proto-colo, le imitábamos y apenas preguntábamos a nuestro admira -do amigo» . La verdad es que en las relaciones interindividuales ,al mismo tiempo que ponía amistad, y fraterna, ponía tambié nAntonio Machado distancia . Y la razón, me parece, está en qu ese vertía hacía dentro y no se derramaba nunca . Don Antoniono hacía confidencias y, sí era cordial, no era efusivo . Convivíatan intensamente consigo mismo . . .

Esto de la distancia es tema de vivo interés y no eludibl een esta ocasión, pues le estamos viendo en la intimidad de l a

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convivencia segoviana. Y lo que yo puedo decir, son estastres cosas :

La Esa distancia consistía en reservarse para sí un amplí omundo interior. Que la mantuvo en la permanente intimidad d eAntonio Zayas, Ricardo Calvo y su hermano Manolo; lo ha tes-tificado ante nosotros don Ricardo Calvo,

2. ' Creo haber puesto de manifiesto esa distancia en la=lectura» de tres «muestras» de la muerte personal : Soledad IVy artículos necrológicos de Julián Otero y don Blas Zambrano .Tengan los lectores en cuenta que don Antonio no prodigab aestos homenajes ; que en casos como los de la muerte de Ginery de García Lorca, la de Leonor, no se trata de muerte personal ,sino de muerte en la que cuentan valores más altos que los d ela amistad; que la muerte que se trastea en el Cancionero Apó-crifo, es ya metafísica .

y Que la distancia que don Antonio puso en la amista dcon don Blas y con Otero, fué menor que la común, y que fué l amínima en dos casos, el de Seva y el de Quintanilla . El de Seva ,por lo mucho que le agradecía la casi sacra forma de admirarle .El de Quintanílla, por las razones que ya quedan anotadas . AQuintanilla se le descubre la ternura de la gratitud, siempre qu erecuerda la deferente cordialidad con que Machado le recibi ócuando, a veces, se hizo presente en la tertulia que le era máspropia, la del Café Varela, por ejemplo .

Don Antonio y Mariano Quintanílla, se han parecido mu-cho, además, en una cosa, y es la cosa del poco hablar . Le hepreguntado alguna vez a Quintanílla de donde le viene esa fam ade hombre callado, y me ha dado la explicación: —Es que hablomucho con usted, o con cualquiera otro u otros amigos ; pero noen los grupos—. Machado nos habría explicado de la mism amanera sus largos silencios, en el seno de la tertulia numerosa .Y, también, de la misma manera le hubiéramos visto abierto ala conversación, y hasta locuaz, en el grupo mínimo .

Quintanílla recuerda que hizo dos excursiones con don An-tonio; una a Pedraza y otra a Arévalo . A Arévalo los llevó

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Alvarez Cerón, en el zapato de la moto ; a Pedraza, los llevó elMarqués de Quintanar, en su coche . Y recuerda muy bien qu een el viaje a Arévalo, habló mucho don Antonio, y muy docta -mente, de Lope de Vega, cuya obra conocía como nadie, o com opocos. Esta condición de tan buen lector como mal estudiante ,es posible que la olviden algunos de sus comentaristas .

Machado se ha parecido poco, en cambio, a Quíntanilla e nla fidelidad del recuerdo, al hecho justo, cierto, exactísimo .Machado se atenía a lo sustantivo, con descuido del detalle, yhasta del dato . Tan escasa esperanza tenía de verdad, que hast ala histórica le parecía dubitable ; por eso, a veces, contaba mal,con errores de detalle, ciertos aconteceres y parecía no quedars emuy convencido cuando le corregían . . . acaso inclinándose acreer que la verdad subjetiva, aunque sea menos verdad que l aobjetiva, tiene ya consigo eI valiosísimo caldeo del corazón . . .acaso dudando, como buen poeta, entre la historia y la leyenda .

Hay una tercera cosa en que Machado y Quintanilla s eparecen y se desaparecen al mismo tiempo, y es la oportunida dde la palabra que suele acompañar a los silenciosos . En el casode Machado, se trata de humorismo, al menos preferentemente ;en el caso de Quintanilla, se trata de benevolente, pero ya pun-zante ironía . De la convergencia, o fusión de la una en la otra,la ironía de Quintanilla en el humorismo de Machado, he goza-do yo más que nadie en las tardes de los viernes de estos últi-mos años, oyendo a Quintanilla recordar felices ocurrencias d edon Antonio en circunstancias propicias (10) .

Y lo curioso, en este caso, es que siga habiendo autorida-des en la crítica que nieguen el «humorismo de Antonio Macha-do» en sus apócrifos, cuando bastaría, para verlo, la noticia d esu zumba nativa, que testifican cuantos le trataron, o adverti rsu presencia en algunos de sus poemas y en muchos proverbios ,o nada más que abrir el 'Juan de Mairenan, en cualquiera decuyas páginas se exterioriza . O recordar, los muy resistentes ,las tres invenciones sustantivas: la lógica temporal, lírica o má-gica; el aristón poético o máquina de trovar, y la Escuela Popu-lar de Sabiduría Superior. O la intervención previa de los apó-crifos, que con eso basta .

Dejemos constancia aquí de que es Mariano Quintanilla e l

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más viejo gozador del humorismo de Antonio Machado que y ohe conocido . Y dejemos, asimismo, constancia de que por suhumorismo en sus apócrifos, es Machado el mejor de los pro-sistas de las letras españolas de nuestros días . Opinión que yacomparte con nosostros algún catedrático de estética, ademá sde crítico eminente y buen poeta (11) .

Y hay todavía una cuarta coincidencia de Quintanílla co nMachado, y es la modestia extremada, aunque natural, que a lo sdos los lleva hasta la timidez . Si don Antonio llegara de nuev oa este mundo nuestro, al verse en la cumbre de la fama, se asom -braría, primero, como ante todo lo imposible ; se asustaría, des-pués, para declarar, cuando reaccionara, que se trataba de u nfenómeno pasajero. Y yo estoy redactando estas consideracio-nes con el temor de que pueda Quintanílla encontrar molesti aen su lectura, seguro de que, sincerísimas y ascéticas, si la sviera, me las vetaría .

Cuando la tertulia se disolviera, Machado se iría a su casa ,a leer, a soñar poemas o a divertirse, con sus apócrifos, en lalúdica actividad de buscarle la puerta al campo desde el calle-jón sin salida :

De la mar al percepto ,del percepto al concepto ,del concepto a la idea—loh, la linda tarea'— ,de la idea a la mar.lY otra vez a empezar'

Sí quedaba tarde larga y bonancible, don Antonio camina -ría hasta alguno de los ventorros de las afueras de la ciudad yen la compañía de muy pocos, uno o dos ; nunca o casi nunc aen el grupo de tertulianos . Fué Seva, funcionario de Hacienda ,su devotísimo, el que más veces le acompañara ; también Grau,en otras ocasiones ; muy pocas otras, los demás .

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Creo que es Quintanílla, de entre los vivos, quien conoc ede manera más completa, cabalita, la persona y la obra de donAntonio Machado . Las está conociendo, la una y la otra, desdeel año 20, y, también la una y la otra, en circunstancias mu yfavorables, pues no les dió nunca vacaciones largas en su aten .cíón. Conoce bien la obra en sus tres dimensiones: poética ,pensamiento y humor . Pero nada más que dos veces, y en com-promiso de conferencia, se ha puesto a redactar .

El primero de estos trabajos es conferencia dada en lo sCursos de Verano de Segovia, el día 27 de julio de 1951, sobre«El pensamiento de Antonio Machado» . Y es, más que confe-rencia, lección, como para alumnos de un Curso para extranje-ros. Tiende, pues, a la síntesis clarificada del pensamiento d eMachado en «Juan de Mairena» .

El trabajo segundo fué asimismo una intervención en sesió nde «Machado en Segovia», que tuvo lugar en el Ateneo de Ma-drid, un jueves de junio de 1968 . Este trabajo lo recogió la Re-vista «Insula» en su número 262, de septiembre del mismo año ,de donde lo transcribe ESTUDIOS SEGOVIANOS en número s59-60, páginas 348 a 356. A esta conferencia venimos haciendoreferencia en diversos momentos de nuestra exposición y es u nanticipo prometedor del « Machado en Segovia», que MarianoQuintanilla nos debe a todos sus amigos y a los amigos todo sde Antonio Machado .

Sobre la conferencia que Quintanilla da en los Cursos d eVerano, me interesa hacer constar dos cosas :

1 . a Es la primera vez que se trae al primer plano de l aatención el «pensamiento» de Antonio Machado . Antes, nadie ,que yo sepa, se había detenido ante el pensador profundo qu eMachado fué, más sereno y más hondo que Ortega y que el mism oUnamuno, y yo sigo haciendo constar mi asombro de que n iUnamuno ni Ortega llegaron a darse cuenta de que en el «Can-cionero Apócrifo», había una metafísica importante, y de que e n«Juan de Mairena» se abría hacia la universalidad del pensa-miento, el gran pensador que Machado era .

La detención de Antonio Sánchez Barbudo, es ya de eneroy abril de 1954, volumen XXII, números 1 y 2, «Hispani c

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keviev, de la Universidad de Wisconsin, en los Estados Unidos ,recogido luego en libro por E. Guadarrama, con el título d e«Estudios sobre Unamuno y Machado» . Mi «Humor y pensa-miento de Antonio Machado en la metafísica poética», es deenero de 1964. «La invitación a filosofar según espíritu y letr ade Antonio Machado», de Juan David García Bacca, publicad opor la Universidad de los Andes, en Mérida (Venezuela), es d e1967. No conozco ninguna otra detención entre Machado ,el pensador .

2 .a La segunda cosa que quiero hacer constar, es qu eQuintanilla se atiene al «Juan de Mairena», creo que por razo-nes pedagógicas, sin penetrar en la muy densa niebla del humo-rismo que sedimenta la metafísica poética . También Garcí aBacca la elude, ateniéndose a la poética y a ciertas penetracio-nes en el decir de «Mairena» .

Tuñón de Lara, que ha hecho uno de los más completos ymás ecuánimes libros sobre Antonio Machado, nos hablabahace poco tiempo, y en carta, de la proximidad en que ya vamo sestando del centenario del nacimiento del poeta y de lo útil qu esería que nos pusiéramos a colaborar quienes tenemos parte d ela atención en su persona y su obra . La idea de Tuñón de Laraeta preparar una buena, excelente, edición de las obras, co ntambién excelente bibliografía . La idea que yo le oponía, tam-bién en carta, era la de una buena, excelente, biografía. Lasediciones de «Obras completas», y aún la bibliografía, las iránhaciendo los editores, por razones de mercado, que son las queprivan ante la «empresa» . No harán, en cambio, las Editoriale sla buena biografía, porque de calidades biográficas no ha yauténtica demanda en el mercado del libro .

Añadía yo, y sigo añadiendo, que la biografía de Antoni oMachado se ha de hacer por ciudades: Andalucía, con Sevilla yUbeda; Madrid, como centro vital de irradaciones ; París ; Casti-lla, con Soria y Segovia. A nosotros nos tocaría redactar elcapítulo de Segovia, y ya ven ustedes a lo largo de este artículola necesidad que tenemos de que Quintanilla aparezca a l acabecera del grupo .

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Y es claro que, al hacerlo, estaríamos obligados a ciertascosas que podrían entenderse corno complementarías, sin late-ralísmo, y menos marginalizarse, por afectar a la complementa-rídad de la obra o de la persona. Las que siguen, cuando menos :

La La vida activa y pasiva de Antonio Machado entr enosotros, que se alarga hasta el año 32, desde finales del año 1 9la más larga residencia del poeta .

En este capítulo :

a) Su actividad docente : catedrático titular de la asignatu-ra de Francés, encargado de la Cátedra de Literatura, funciónde Vice-director, que debió ser casi tan duradera como su fun-ción docente .

b) Su presencia, activa y pasiva, en la «tertulia» de inte-lectuales zurdos; representativa, cuando menos, de la juveni lprotesta .

c) Su relación inmediata y directa con la Universida dPopular Segovíana .

d) Su relación inmediata y directa con publicacione speriódicas, con la Revista «Manantial» en cabecera .

e) La propuesta de su nombre a la Real Academia de laLengua Española, que de Segovia surgió y de la que ya Quinta-nilla nos ha anticipado las líneas generales ,

f) Las relaciones inmediatas y directas de Antonio Macha -do con otros Centros y otros Organos de cultura .

2.' Los trabajos, en prosa y verso, que firma en Segovia ylos que se relacionan con Segovia, se fechen o no en nuestr aciudad, no tan escasos como hemos venido entendiendo .

y Los trabajos que suponemos con segoviana germina-ción, y entre los que se encuentra nada menos que la metafísicapoética entera, con Abel Martín, y el proto-Mairena o Mairenadel Cancionero Apócrifo . Creo, en cambio, que tendríamos que

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cederle a Madrid la localización germinal del teatro de estamisma época .

4? El tema de Guiomar, cuyo origen se supone en Sego-via, y de manera unánime, creo, que no sería eludible .

la La historia cabal de la fundación y conservación de l aCasa-museo. En este subcapítulo se habría de recoger, en l amedida en que sea posible, la vida de patrona de don Antonio ,calle de los Desamparados, 13 .

Tengan los lectores en cuenta que si quedara pobrado, oadmitido, siquiera, que en Segovia estuvo el proceso germinati-vo de Ios apócrifos, con la integral metafísica poética, se no sasentarían en nuestra ciudad, de manera preferente, dos de la stres dimensiones literarias de Antonio Machado : el pensador yel humorista, que son, por otra parte, las que con mayor segu-ridad nos Ie sitúan en el clasicismo de las letras hispanas .

La condición de clásico está en la incorregibilidad de laspáginas, y Machado es mucho más incorregible en prosa que e nverso, y, de manera particularísima, en las prosas de los apó-crifos . Yo invito, otra vez, a los que duden, a los resistentes, adetenerse en las páginas en que describe los tres grandes inven-tos de sus apócrifos : la lógico temporal, lírica o mágica, lógic adel cambio, aquélla en que A no es nunca A en dos momento ssucesivos ; el aristón poético o máquina de trovar, que a Maire-na le inventa Jorge Meneses, el juglar; la Escuela Popular deSabiduría Superior. Dénme ustedes licencia, se lo ruego, paradecir que espero mayor futuro para Antonio Machado, el pro-sista, que para Antonio Machado, el poeta. Estén ustedes aten-tos para verle crecer en las esferas del pensamiento y de lhumorismo.

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NOTAS

(1) Con, zco, de viva voz, el riquísimo caudal de recuerdos que Marian oQuintanilla conserva en su memoria, precisos, exactos, redondos, vivos. Des -conozco, en cambio, la constancia que en esta hora tengan en sus ficheros ;pero quiero dejar dicho que estuvo entregado algún tiempo a la tarea de orde-narlos, y no para sí, sino para que los pudiera usar Romero Flores en la bio-grafía de Antonio Machado que proyectó .

(2) Muerto Rubén Darío en el año 1916, quedaban Machado y Jua nRamón en la cima, y es posible que con mayores devociones Juan Ramó nJiménez por aquellos días . Pero a Juan Ramón no se le incluía en la genera-ción del 98 y a L1namuno no se le tenía entonces por un gran poeta .

(3) Es curioso, y significativo, el fenómeno español de la Pedagogía, qu eno se cursó más que para fines de la enseñanza primaria, como si «la cienciade la educación» no tuviera aplicación alguna ni a la adolescencia ni a la ju-ventud . Es curioso que hayamos tenido y tengamos Pedagogía, en cambio, enlos estudios peninteciarios, y que la hayamos tenido y la hayamos suprimid oen el Doctorado de Filosofía .

(4) Me place y me complace recoger aquí el testimonio de Gonzal oVera Lainez, que me detiene cuantes veces me ve, para expresarme el res -peto tierno y admirativo que siente por Antonio Machado, desde que fué sualumno en el Instituto de Segovia .

(5) Creo que podemos afirmar que las estancias de Machado en Sego-via iban de lunes a sábados, como las de todos o casi todos los funcionario scon destino en Segovia y residencia en Madrid . González Bueno y Quintanillame recordaban hace pocos días, que fué la época de la Dictadura de Prim ode Rivera la que más efectivamente exigió el cumplimiento del deber de resi-dencia . González Bueno nos citaba el caso límite de un fiscal que devolvía ala ciudad a los magistrados, sacándoles del tren vespertino de los sábados .

(6) También confirma este dato González Bueno, que compartió co ndon Antonio el hospedaje durante los años 26 y 27. Y coinciden los dos e ncreer que se trataba de afeitado de barbería, y no personal, que la desmaña d eMachado haría muy incómodo .

(7) La subida del Azoguejo a la plaza del Instituto, tiene dos calles, un aa cada lado de la teoría de arcos del Acueducto. 1 a de la derecha, ascendien-do, se llamó Cuesta del Angelete, primero, luego calle del mismo nombre ,para ser, ya en tiempos de Machado, calle de Ruiz de Alda.

La de la izquierda se llamó calle Nueva, primero, y de Fernán García ,después . Esta snbída estaba entonces, y supongo que está ahora, en escalina -ta de muy anchos tramos, y es casi seguro que por ella, de más fácil ascenso ,subiría don Antonio cada mañana .

(8) Estos datos no coinciden con los que nos da don Rafael Hernánde zRuiz de Villa, en su «Historia del Instituto de Segovia», en el número 58 d e

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ESTUDIOS SEGOVI.ANOS. En este trabajo se habla del nombramiento d eVice-director a favor de Machado, el año 1927 ; pero debe tratarse de una con-firmación, pues en el mismo trabajo se hace constar que don Julio Juan Blan-quer, que era el Vice-director, se trasladó a Guadalajara en el Curso 19-20, yno se dice nada del nombramiento del nuevo Více-director .

La incorporación de Quintanilla, como Ayudante de Letras, es, según est emismo trabajo, por nombramiento de 1 .° de octubre de 1920, al mismo tiemp oque se nombra Ayudante de Ciencias, a don Juan de Vera y de la Torre .

(9) Sus amigos verdaderos, y no sólo por respeto a la persona, sin otambién por servicio a la verdad, hemos de aprovechar todas las oportunida-des para contener esa línea de la falsedad que va engrosando la leyenda, enla que asimismo aparece la del abandono en la limpieza personal .

El origen ha de estar en la mala lectura de sus propias declaraciones, do scuando menos : la del «torpe aliño indumentario» y la del «gabán de Maire-na» . Y en su auténtico descuido, que es la constante desatención en los deta-lles, lo accidental, propio de todos los hombres esenciales. A este punto d epartida se han de añadir, cuando menos, los hechos siguientes :

1 .° Que este descuido de la persona lo hemos recogido todos y cas isiempre recargando las tintas . Con mucha frecuencia, para reafirmar la esen-cialidad de la persona, aunque no se haya entendido así luego .

2.° Que apareció pronto la leyenda del poema en cuartilla manchada degrasa, que caía, por contraste, en las manos de Juan Ramón Jiménez, elpulquérrimo .

° .° Que también los hermanas Alfaya hablaron del poema que Machad oles remitiera en «papel puerco», que les influjo a copiar el poema inédito, con-denando al fuego el autógrafo .

Seguro estoy de que la verdad se queda, en los dos casos, en la cuartill abarata, y arrugada, acaso, capaz de encentarle la piel a Juan Ramón, el hiper-sensible, y repugnante, por plebeya, al gusto de las Alfaya .

4 .° Un artículo en la Revista «Indice» de un muchacho segoviano, dispa-ratando en recuerdo personal .

5 .° Una versión de Juan Guerrero, el devotfsimo de Juan Ramón, así -mismo disparatando el descuido índumentario en que dice encontrara a do nAntonio, en su domicilio de Madrid .

6 .° Otra versión parecida de otra visita, en relación ahora con el pro-yecto azoriniano de una Antología ; ahora de Maravall .

7'° Una reciente entrevista para Radio Nacional, en la que un segovía-no, amigo y admirador de Machado, pero a quien el periodismo ha acostum-brado a la ligereza, deja noticia de estas tres asombrosas falsedades :

a) Que Antonio Machado era figura grotesca en Segovia .b) Que alguna vez se le víó con un macarrón pegado en la solapa .

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c) Que perdió un premio gordo de la lotería por haber utilizado e ldécimo en una «necesidad fisiológica» . Quintanilla nos ña acla-rado ya que fué un segundo premio, jugado, creo, con Leonard oMartín Echeverría, y no con Seva, y cobrado . Hasta nos ha trans -crito el sabroso comentario de Machado .

Recordemos, en cambio, las severas palabras de don Manuel B . Cossío ,ante los que acusaban de sucio a Machado :

—Sí ; pero muy limpio de espíritu.Y también de cuerpo, si el habitual descuido lo retenemos en sus propios

límites del pantalón desplanchado, las manchas de ceniza, la camisa de variosdías y cualquier otro detalle más o menos disculpable, en quien pasa en pa-trona seis días de cada semana .

Contra toda leyenda, y junto a las severas palabras del señor Cossío, te-nemos pruebas decisivas de la elegancia de su figura en las fotografías y, má selocuentes, en los dibujos y retratos de los pintores . Retengan ustedes la aten -ción, por ejemplo, en el retrato que le hizo Cristóbal Ruiz .

(10) Siento gusto en hacer constar que esta tertulia de las tardes de lo sviernes, que mantenemos Quintanilla y yo desde que el destino nos volvió areunir en Madrid, aunque residual, es supervivencia de la que mantuvimo scon Machado, desde el año 32 al 36, los intelectuales procedentes de Segovia .En ella, Quintanllla y yo, que no incurrimos en ausencias, sentimos l apresentía de don Antonio, con su ancha sonrisa socarrona y benevolente ,aunque no tratemos ni de su persona ni de su obra .

(11) Estoy aludiendo a José María Valverde, ex Catedrático de Estéticade la Universidad de Barcelona .

Es noticia que me llega por vía conversacional .